revista plataforma

78
NOVIEMBRE 2011 FUNDACIÓN COLOSIO 03 03 revista de debate político HUMBERTO MOREIRA VALDéS ENRIQUE PEñA NIETO MANLIO FABIO BELTRONES ANTONIA MARTíNEZ RODRíGUEZ CARLOS ARRIOLA JORGE MEDINA VIEDAS RODOLFO BECERRIL STRAFFON HUMBERTO ROQUE VILLANUEVA ROMEO FLORES CABALLERO ROBERTA LAJOUS VARGAS

Upload: andres-lopez

Post on 07-Mar-2016

214 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Tercera edicion de la revista plataforma

TRANSCRIPT

NO

VIE

MB

RE

20

11

FUNDACIÓN COLOSIO

0303

r e v i s t a d e d e b a t e p o l í t i c o

Humberto moreira Valdés

enrique Peña nieto

manlio Fabio beltrones

antonia martínez rodríguez

Carlos arriola

Jorge medina Viedas

rodolFo beCerril straFFon

Humberto roque VillanueVa

romeo Flores Caballero

roberta laJous Vargas

rev ista de debate pol í t ico

www.fundac ionco los io .o rg

HUMBERTO MOREIRA VALDÉSPresidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI

CRISTINA DÍAZ SALAZARSecretaria General del Comité Ejecutivo Nacional del PRI

FUNDACIÓN COLOSIO A.C.MARCO ANTONIO BERNAL GUTIÉRREZ

Presidente

GUILLERMO DELOYA COBIÁNSecretario General

CARLOS ALBERTO ROMÁN MARÍNTesorero

OSCAR PIMENTEL GONZÁLEZVicepresidente

SAMUEL AGUILAR SOLÍSVicepresidente

VICENTE GUTIERREZ CAMPOSECOVicepresidente de Asuntos Empresariales

EDITORIAL

OSCAR PIMENTEL GONZÁLEZEditor

ELBA DEBERNARDIEditora de Arte

VERÓNICA ORTIZBEATRÍZ RAMÍREZ FUENTES

MARGARITA SOLANO ABADÍASTEPHANY CISNEROS VILLARÁN

Corrección

r e v i s t a d e d e b a t e p o l í t i c o

Nos en can ta ría re ci bir tus co men ta rios. Es cri be a: [email protected]/fundacion.colosioPuedes consultar la versión digital en:www.fundacioncolosio.org

Plataforma revista trimestral, noviembre de 2011Fundación Colosio A.C.

Julio Verne núm. 51, Col. Polanco Deleg. Miguel Hidalgo, México D.F., C.P. 11560

Teléfonos: 01(55) 5282-1085 y 5282-3303e-mail: [email protected]

Número de Certificado de Reserva: en trámiteNúmero de certificado de licitud de título: en trámite

Número de certificado de licitud de contenido: en trámiteISSN: En trámite

Imprenta: PROMODEL Diseño S.A de C.V. Juárez núm. 18-A, Col. Tlacopac San Ángel, Deleg. Álvaro Obregón, C.P. 01040, México. D.F.

Distribución: Fundación Colosio A.C., Julio Verne núm. 51, Col. Polanco Deleg. Miguel Hidalgo, México D.F., C.P. 11560

Teléfonos: 01(55) 5282-1085 y 5282-3303El tiraje de este número de Plataforma es de 5,000 ejemplares

Marzo de 2011. México, D.F.

El material de este número puede reproducirse siempre y cuando se cite fuente y autor.Los artículos firmados son de la exclusiva

responsabilidad de los autores y no representan necesariamente la opinión de la Fundación Colosio A.C.

Autorización como correspondencia de Segunda Clase, publicación periódica, registro núm. en trámite, características en trámite,

del Servicio Postal Mexicano

2 : PLATAFORMA I 2011

COSME ÁLVAREZApoyo Editorial

2011 I PLATAFORMA : 3

Contenido

36 ¿Lección aprendida? Jorge Medina Viedas

40 El PRI y su responsabilidad hacia el futuro Rodolfo Becerril Straffon

50 Agenda para el crecimiento Humberto Roque Villanueva

56 El PRI en busca del modelo perdido Romeo Flores Caballero

67 Una agenda internacional de consenso Roberta Lajous Vargas

04 Carta editorial El PRI de cara al futuro Marco Antonio Bernal

10 Construyamos el triunfo del PRI Humberto Moreira Valdés

14 PRI: Comprometidos con la democracia y el futuro Enrique Peña Nieto

17 Un partido competitivo, responsable y representativo Manlio Fabio Beltrones Rivera

22 El Retorno del Ave Fénix: ocaso y renovación de partidos de gobierno Antonia Martínez Rodríguez

29 Sentido del Poder: idea y acción Carlos Arriola

INTERNACIONAL

4 : PLATAFORMA I 2011

CARTA EDITORIAL

Después de gobernar durante siete décadas en el si-glo XX como la organización política que impulsó la construcción del Estado mexicano surgido de las

luchas revolucionarias, y de ser un activo promotor de la democracia, el PRI se encontró ante una situación inédita con los resultados electorales que le fueron desfavorables en el año 2000 y que abrieron paso a la alternancia políti-ca. Muchos mexicanos, incluso los propios priistas, pen-samos que podía ser el inicio de una verdadera transición democrática y de una nueva etapa de transformaciones en el desarrollo del país.

Muy pronto, la ausencia de una política de largo alcance para imprimir un nuevo rumbo a la nación se impuso como una realidad que no han logrado superar los gobiernos pa-nistas en los últimos diez años. Su propósito de mantenerse en el poder no les ha permitido establecer los acuerdos in-dispensables con las demás fuerzas políticas para impulsar las reformas que son necesarias en México desde finales del siglo pasado, tanto en la arquitectura del Estado y sus instituciones, como en la economía y el propio tejido social.

En las condiciones de una mayor pluralidad política, una sociedad más participativa y demandante, partidos fortalecidos y un gobierno dividido, sin mayoría del PAN en el Congreso, se ha pretendido gobernar de la misma manera y con las mismas instituciones e instrumentos que fueron característicos del régimen de partido único. Ello explica en gran medida que hoy nos encontremos en la crisis más profunda y compleja que hayamos conocido en más de setenta años.

El PRI ha tenido que procesar situaciones adversas, atribuibles a su desgaste en el gobierno, y asumir las con-secuencias de sus derrotas electorales. Recorrió una “lar-ga travesía en el desierto”, en la que afloraron contradic-ciones, errores, desviaciones y confrontaciones internas, momentos de debilidad y hasta impulsos para retornar al

2011 I PLATAFORMA : 5

pasado. Finalmente, el partido ha logrado avanzar en la configuración de una nueva vida interna, más participa-tiva y de decisiones consensuadas, así como en redefinir los términos de su inserción en la sociedad, para afianzar su identidad con base en los intereses de los ciudadanos, principal referente de su quehacer político.

Hoy, el PRI es el partido con el mayor número de mi-litantes, simpatizantes y de organizaciones afiliadas, con la más amplia estructura territorial y sectorial en todo el país, con la mayor cantidad de regidores, presidentes mu-nicipales, diputados locales, gobernadores, diputados fe-derales y una determinante presencia en el Senado. Hoy, el PRI es la organización política con la cual se identifica la mayoría de los mexicanos. Gracias a lo anterior, durante los últimos años, y a la par de una desastrosa administra-ción de los gobiernos del PAN, se han generado condicio-nes favorables para que el Partido recupere la Presidencia de la República en 2012.

El PRI tiene ante sí una doble responsabilidad, cuyo cum-plimiento será determinante de su futuro. Por una parte, acreditar su compromiso con la democracia mediante un activo respaldo a las iniciativas que permitan mejorar el ré-gimen de partidos y una mayor preeminencia de la ciuda-danía en el sistema político; y por otra parte, ser capaz de presentar una plataforma electoral que responda a los graves problemas que vivimos, y, además, que ofrezca certeza en el rumbo a seguir para el desarrollo del país.

Históricamente, el Partido está obligado a utilizar el gran capital político acumulado durante el periodo de la alternancia a favor de las transformaciones que son nece-sarias. Hoy menos que nunca puede dejar que la nostalgia por el régimen de partido único o la demanda generali-zada de eficacia en el gobierno, sean motivos para dete-ner los procesos políticos de cambio que, por lo demás, ya cuentan con un amplio consenso de la sociedad.

La ciudadanía demanda una nueva visión política, pro-puestas de gobierno diferentes, austeridad, ideas alenta-doras, y cercanía de los políticos con la gente; sobre todo,

6 : PLATAFORMA I 2011

compromisos claros y medibles con una mayor respon-sabilidad en el desempeño del gobierno, con la transpa-rencia y con la rendición de cuentas. La incertidumbre y la irritación social que provoca la falta de resultados de quienes gobiernan deben ser un llamado de atención y un estímulo para impulsar la transformación del PRI.

El PRI debe mirar hacia adelante. El PRI debe retomar el papel que desempeñó en el siglo XX como la organi-zación que fue capaz de impulsar la modernización de México, de sentar las bases de la democracia y de un sis-tema político que hoy toca renovar hacia la consolidación de un andamiaje funcional que sirva para edificar un nue-vo desarrollo de la nación.

Además de un compromiso explícito con la democracia, el PRI deberá presentar una propuesta electoral que avale su experiencia y su capacidad para conducir el poder públi-co, sujeto a los fines del progreso y el bienestar de los mexi-canos y que justifique cabalmente su vocación de gobierno. La jornada electoral de 2012 debe ser una contienda de ideas y de proyectos sobre el futuro del país; una confron-tación política que trascienda el ámbito personal y anecdó-tico de las campañas de proselitismo electoral y aborde los temas sustantivos de nuestra nueva realidad nacional.

Por lo anterior, la dirigencia del Partido promovió lo que se aprecia ya como el primer consenso significativo rumbo al 2012: elaborar y consensuar la plataforma elec-toral antes de elegir al candidato del PRI a la Presidencia de la República. En esta magna tarea ha estado compro-metido el trabajo de la Fundación Colosio durante los últi-mos meses. Se ha realizado un amplio proceso de consulta al interior del Partido y con la sociedad mexicana en todo el territorio nacional, con un criterio plural y mediante foros de debate, convocatorias a través de la Internet y las redes sociales, y reuniones de consulta con expertos, or-ganizaciones sociales, cámaras empresariales, institucio-nes académicas, sindicatos y ciudadanos en general.

Después de una serie de foros regionales, centrados en los temas fundamentales de la agenda del país, el PRI

2011 I PLATAFORMA : 7

contará con un Programa para México. Plataforma Elec-toral 2012-2018.

Esta Plataforma incluirá nuestras propuestas para darle un rumbo moderno y con certeza al desarrollo de México; contendrá las ideas de cómo transformar las instituciones del Estado, garantizar seguridad y justicia, y mejorar la gobernabilidad democrática; también propondrá estrate-gias realistas para impulsar el crecimiento de la econo-mía, lograr una mayor equidad y mejorar la calidad de vida; enfrentar el reto ambiental, y cómo replantear nues-tra presencia en el mundo global y, en consecuencia, la política exterior del gobierno.

No obstante nuestra fortaleza política, el trabajo para formular las propuestas de un Programa para México y la calidad indudable de los militantes que pueden llegar a ser candidatos, el trayecto hacia 2012 no está exento de obstáculos y dificultades. Pensar lo contrario sería sim-plemente ingenuidad o franca ignorancia de la comple-ja trama de fuerzas políticas e intereses que estarán en juego en la próxima contienda electoral. No habrá más factores que sean determinantes en el triunfo del Partido que nuestro propio esfuerzo: el compromiso con las cau-sas fundamentales de los mexicanos, la unidad interna, la estrategia política, la organización y la tarea de nuestros candidatos.

Por experiencia tenemos claro que uno de los desafíos más importantes y determinantes en los resultados elec-torales es preservar la unidad de los priistas. La unidad ya no puede derivarse de una disciplina impuesta vertical-mente o de una actitud dócil de falsa institucionalidad. La unidad, en un partido comprometido con la democracia, debe ser resultado de un acto de continua reflexión polí-tica, del debate de las ideas, de la autocrítica sensata, de la negociación y de la construcción de consensos, que per-mitan alinear los proyectos de la militancia y de los sec-tores y organizaciones con los objetivos estratégicos del Partido. No puede haber contradicción entre las partes y el todo sin el riesgo inminente de fracaso. La unidad en la participación y en la democracia nos compromete. Por

8 : PLATAFORMA I 2011

ello la importancia de que se conciba la vida interna del PRI como el ámbito primordial en el cual se procesen los consensos que reafirmen nuestra identidad con las cau-sas ciudadanas y que nos permitan avanzar en el terreno electoral.

Además de garantizar la unidad, los priistas tenemos que contar con una estrategia política acertada, que res-palde los consensos, para hacer frente a nuestros adver-sarios y posicionarnos como la mejor alternativa para el 2012. Una estrategia que identifique con claridad las di-ficultades con las cuales nos vamos a enfrentar, que re-conozca la realidad política, económica y social en que se encuentran las entidades del país, así como nuestras ventajas y fortalezas para lograr el triunfo. La lógica del gobierno panista de conservar el poder a toda costa, y su obstinada postura de evitar que el PRI recupere la presi-dencia, serán sin duda los obstáculos de mayor magnitud con los que nos enfrentaremos.

Por eso es crucial que el Partido fortalezca su organiza-ción, consolide su base social y opere bajo las directrices de un plan electoral. Es hora de conjuntar nuestra fuerza, de reunir y organizar a nuestra militancia, y de compro-meter a quienes simpatizan con nosotros en los objetivos políticos y electorales de 2012.

Quienes serán nuestros candidatos, deberán cumplir no solamente con los requisitos formales que señala nues-tro marco estatutario, sino acreditar también su compro-miso político con el país, con las aspiraciones de cambio de los mexicanos y con las propuestas electorales del pro-pio Partido.

El triunfo electoral en 2012 debe ser una construcción. La edificación colectiva de una propuesta electoral, de una estrategia política, de una organización, de una visión y una nueva práctica política de nuestros candidatos.

El tercer número de Plataforma lleva el título general de El PRI de cara al futuro debido a la preocupación de nuestra militancia y por una expectativa natural de la ciu-

2011 I PLATAFORMA : 9

dadanía respecto del futuro: de la vida interna del Partido, sus estrategias, sus procedimientos para elegir a los can-didatos y, sobre todo, su visión de la realidad nacional y sus propuestas para México.

En este número se incluye un discurso del Presidente del Comité Ejecutivo Nacional ante el Consejo Político del Partido, colaboraciones de distinguidos militantes que han manifestado su interés por ser candidatos el próximo año, así como de reconocidos políticos e intelectuales que aceptaron participar en este valioso ejercicio de debate político. A todos ellos les extendemos nuestro agradeci-miento por su participación.

De cara al futuro, el PRI enfrenta el reto de afianzar su presencia como un partido moderno y competitivo, con nuevas ideas y propuestas claras para gobernar, capaz de sacar al país de la crisis en que se encuentra y de cons-truir un rumbo de certezas para el desarrollo de México. Es la hora de acreditar su vocación de cambio, de afianzar su identidad con las preocupaciones y aspiraciones de los mexicanos, y de reafirmar su compromiso con una prácti-ca renovada de la política a favor de la nación.

Marco A. Bernal Gutiérrez

10 : PLATAFORMA I 2011

Construyamos el triunfo del PRI

Hace apenas unos días, el 3 de julio pasado, obtuvimos los priistas grandes victorias para

nuestro partido. En Hidalgo logra-mos, además del triunfo en la capital, ser el partido que ganó en la mayor cantidad de municipios. En Nayarit, nuestro candidato, Roberto Sandoval, será el próximo gobernador del esta-do con un resultado significativamen-te mayor que en la última elección de gobernador y logrando la mayor vota-ción histórica.

En Coahuila, el compañero Rubén Moreira es ya el gobernador electo, la votación que alcanzó supera las metas que establecimos y rebasa por mucho los resultados que logró el anterior gobernador. 61.45% de los electores sufragaron por nuestro candidato, por Rubén, hoy por hoy, la opción con la mayor votación en la historia de Coahuila.

En el Estado de México, Eruviel Ávila ganó la mayor votación histó-rica, más de 3 millones de votos. 62

por ciento de los electores del Estado de México votaron por el PRI, vota-ron por nuestro amigo Eruviel, quien piensa en grande y quien le ha dado un grande, un muy grande resultado electoral a nuestro partido.

Quiero agradecer y reconocer a todo el priismo. A todas las compa-ñeras y compañeros que fueron so-lidarios con las elecciones del 3 de julio. Reconocer el gran respaldo de la CTM, a don Joaquín Gamboa, muchas gracias, don Joaquín, por su apoyo y su solidaridad.

La dedicación de la CNC, su no-table entrega a esas campañas con la que se hizo presente. Muchas gracias a Gerardo Sánchez, líder nacional de la CNC. La gestión y organización de la CNOP, a nuestro amigo Emilio Gamboa, muchas gracias.

Agradecer a nuestro compañero, a nuestro amigo Isaías González y a todos los compañeros de la CROC por su gran contribución. De manera especial, quiero agradecer a nuestro

Discurso del Presidente del CEN del PRI ante el Consejo Político del Partido Revolucionario Institucional.

Humberto Moreira Valdés

2011 I PLATAFORMA : 11

compañero y amigo Joel Ayala, la firmeza de su convicción priista, su apoyo fue parte de estos triunfos.

Todos los compañeros del Movi-miento Territorial, muchas gracias, de manera especial a Carlos Flores Rico. A todas las mujeres priistas; a todas nuestras compañeras, al ONMPRI. Muchas gracias, de manera particular a Lourdes Quiñones.

En estas elecciones hubo una gran participación de los jóvenes. Quiero agradecerles porque fueron un fac-tor fundamental para los extraordi-narios resultados. Muchas gracias a Canek Vázquez por su gran apoyo.

Los senadores y senadoras, enca-bezados por nuestro amigo Manlio Fabio Beltrones, gracias por todo el apoyo a esas campañas. De igual for-ma, agradezco a nuestras diputadas y diputados federales que dedicaron su tiempo y esfuerzo al logro de estos resultados. Gracias a Paco Rojas por su apoyo y a todas las compañeras y compañeros diputados federales.

Quiero agradecer de manera espe-cial a todas las organizaciones adhe-rentes, agradecerle a los sindicatos, de manera particular a Víctor Flores, y a las agrupaciones, que se sumaron a diversas tareas para lograr los re-sultados que hoy en día nos llenan de orgullo.

Quiero aprovechar, compañeras y compañeros consejeros, para agra-decer a todos los ciudadanos que nos dieron su confianza, que nos dieron su voto el 3 de julio, y para reconocer aquí, en este Consejo Político, aquí en el Comité Ejecutivo Nacional a todas y a todos los activistas; a los promoto-

res y promotoras del voto; a los pre-sidentes de seccional; a los represen-tantes de casilla; a los representantes generales; en suma, a todos quienes lograron estos admirables resultados.

El día de hoy entregamos y pre-sentamos buenas cuentas en la parte financiera.

Quiero reconocer que logramos estos resultados gracias a una polí-tica de austeridad y a una política de saneamiento financiero que inició el anterior Comité Ejecutivo Nacional.

Felicito de igual forma a Beatriz Paredes por este esfuerzo y conti-nuamos con este trabajo.

Llegaron estos triunfosDebemos tener claro que estos triun-fos son, en parte, porque nuestros adversarios hacen campaña pensan-do en vencer al PRI, mientras que el PRI hace campaña mirando por la grandeza de México.

Nuestros adversarios hacen cuanto está a su alcance, hacen todo lo que esté a su alcance para que le vaya mal al PRI. Los priistas trabajamos y hacemos todo lo que está a nuestro alcance para que le vaya bien a México. Ganamos porque los electores ven en el PRI no el pretérito que obsesio-na a algunos, sino el partido competi-tivo que edifica en el presente y para el futuro.

Ante las descalificaciones y la ca-lumnia, la ciudadanía votó por las propuestas de nuestro partido, los electores nos dieron su confianza por los hechos y realizaciones del PRI.

Se votó por un reencuentro con el PRI sobre bases buenas, esto surge

12 : PLATAFORMA I 2011

del aprendizaje de nuestro partido, que entendió a lo largo de estos 11 años el precio de habernos alejado de la gente, al mismo tiempo que con trabajo y resultados la ciudadanía ha podido constatar la experiencia y la nueva actitud del PRI y de los priistas.

El PRI ha sabido ganar con la fuerza de los resultados del gobierno, del gobierno de nuestra compañera y nuestros compañeros gobernado-res, del espíritu de servicio, del diálo-go, de la inclusión y el establecimien-to de condiciones que la ciudadanía, que no se equivoca, ha sabido valorar; ahora desde los estados y los muni-cipios, desde los Congresos tenemos que construir una senda de supera-ción de retos que acredite la legitimi-dad de la aspiración priista de ganar la elección presidencial en 2012.

Lo estamos haciendo y lo vamos a lograr.

Entra el PRI hoy a una etapa de-cisiva de su historia, no cabe la auto-complacencia y no basta prever y an-ticipar que la elección presidencial se va a ganar en julio de 2012.

La Presidencia de la República la alcanzaremos no por la inercia de los acontecimientos, sino con el trabajo, la conducta responsable y el desarrollo de múltiples tareas que hay que reali-zar y que no admiten demora, mucho menos podemos prestarnos a la pues-

ta adversaria y falaz de nuestras dife-rencias, cuando ellos no han enten-dido que el PRI no solamente es una sólida organización política, sino una coalición social plural y esperanzada que encarna un proyecto de nación para ésta y las generaciones que sigan.

La articulación de este pro-yecto deberá ser reflejo fiel de las exigencias y los genuinos intereses de todos los mexica-nos, de todos sin excepción. Es un objetivo que debemos aco-meter con rigor y orden en las

semanas y meses por venir. La dirigencia nacional del Parti-

do que me honro, junto con nuestra querida compañera Cristina Díaz, en encabezar, llega a este tramo rin-diendo –debo decirlo con toda clari-dad– buenas cuentas electorales.

Con autocrítica, receptividad y sen-tido de responsabilidad del mandato que el priismo nos ha conferido, en-causaremos el proceso de formulación de nuestra oferta al electorado mexi-cano en 2012, y los procesos internos de selección y postulación de candida-turas, cuidando en todo momento que esa plataforma y esas candidaturas in-cluyan las respuestas concretas.

Las respuestas concretas para la superación del rezago social, para que la discriminación de género la erradiquemos de nuestro diccionario y se alcance la equidad efectiva, para que el abandono no sea sinónimo de los años para las generaciones de la tercera edad, para la adecuada y eficaz inserción de México en el mundo, para que los jóvenes no sólo sepan, sino vivan a diario un pre-

La democracia mexicana es obra nuestra, factura y hechura de los gobiernos emanados de nuestro partido, una democracia construida codo a codo con la ciudadanía.

Humberto Moreira Valdés

2011 I PLATAFORMA : 13

sente y un futuro de prosperidad en cuya construcción ellos sean parte.

Para que el equilibrio entre regio-nes y estados sea fuente del sentir de la unidad nacional y no un factor de desigualdad social.

Para que defendamos la edifica-ción democrática que hizo laboriosa y progresivamente el PRI a lo largo de la segunda mitad del siglo XX.

No nos equivoquemos, la demo-cracia mexicana es obra nuestra, factura y hechura de los gobiernos emanados de nuestro partido, una democracia construida codo a codo con la ciudadanía.

En los procesos electorales, otros partidos sólo buscan posiciones en el aparato institucional, en el PRI bus-camos ganar elecciones para ofrecer soluciones a los grandes problemas de México.

Tenemos por delante meses de reflexión y deliberación de concilia-ción de puntos de vista en la com-petencia interna y de perspectivas diferentes pero no enfrentadas.

Cuidaremos con firmeza y apertu-ra la marcha de nuestros trabajos y garantizaremos que todas las voces que tengan algo que decir sean escu-chadas y que todos los balances ne-cesarios para la estabilidad del par-tido se preserven y sean respetados.

En el PRI de esta hora, que que-de muy claro, ya no caben las ruptu- ras, es el momento de un nuevo en-tendimiento entre nosotros. Un entendimiento cordial, animoso, par-ticipativo e incluyente, sólo así vamos a probarle a la ciudadanía la confia-bilidad, la fuerza, la legitimidad y la

limpieza de una organización en la que no hay y no habrá lugar para la deslealtad.

Sólo México, todo dicho en ma-yúsculas, es nuestra agenda.

No tengo duda de que la mayor parte del país tiene depositada su esperanza en nosotros.

Es así porque aspiran a que sean profesionales del servicio público quienes los gobiernen. Quienes los gobiernen y quienes los orienten, quienes diseñen y apliquen las políti-cas públicas, quienes entiendan qué es aquello, qué es lo que busca, qué es lo que anhela la gente.

Oficio y cercanía, compromiso social y respeto a la política como valores democráticos y civilizatorios.

Vamos, compañeras y compañeros consejeros, vamos a emprender esta parte nueva del camino.

Vamos juntos a construir la uni-dad del triunfo del PRI.

Vamos unidos y juntos a construir el nuevo rumbo que anhelamos to-dos los mexicanos.

Construyamos el triunfo del PRI

Humberto Moreira Valdés

Presidente del Partido Revolucionario

Institucional.

PRI: comprometidos con la democracia y el futuro

El México contemporáneo, con sus transformaciones políticas, económicas y sociales, no puede

explicarse sin el Partido Revolucio-nario Institucional. Hoy, como ayer, el compromiso de nuestro partido es con la democracia, con el futuro y con las mejores causas de la sociedad.

El Partido ha sido un eje funda-mental de la política en cada etapa del México moderno. El PRI es un motor para las instituciones y procesos fun-damentales del Estado. Mientras es-tuvo en el poder presidencial, el PRI dio estabilidad al régimen político. Así fue porque permitió la cohesión entre actores políticos distintos. La relación histórica entre el Partido y la Presi-dencia es –sin duda– compleja y con-troversial. Sin embargo, junto con el tejido de organizaciones sociales que se agruparon en el PRI, esta relación explica el largo periodo de tranquili-

dad que gozó el México del siglo XX.Este sistema de legitimación per-

mitió la paz social y, consecuente-mente, el desarrollo nacional. Asimis-mo, impulsó un régimen económico que dio respuestas eficaces a las de-mandas sociales. En efecto, el Estado logró avanzar en los objetivos sociales del régimen posrevolucionario gra-cias a la prosperidad económica que fomentaba.

Sin embargo, ese régimen econó-mico estatista se debilitó durante los años 80. La inestabilidad financiera y el desplome de precios de las ma-terias primas, lo hicieron finalmen-te insostenible. Como resultado, se impulsaron reformas estructurales, cuyo plazo de maduración impidió responder –de manera inmediata– a las nuevas demandas sociales.

Este proceso, combinado con una efectiva estrategia de comunicación

El Partido auspició y promovió con responsabilidad, la apertura y democratización del sistema político y sus instituciones.

Enrique Peña Nieto

14 : PLATAFORMA I 2011

2011 I PLATAFORMA : 15

que promocionaba “el cambio”, fi-nalmente culminó en la derrota del PRI. La razón es que nuevas refor-mas electorales –impulsadas por el propio Partido– habían permitido la consolidación de otras fuerzas po-líticas, mismas que capitalizaron el desgaste de décadas de gobierno, en procesos electorales más competi-tivos. Fue así como organizaciones distintas al PRI comenzaron su as-censo al poder en el ámbito local y más tarde en el nacional.

El Partido no se opuso a las nuevas circunstancias. Lejos de tentaciones autoritarias, el PRI auspició y promo-vió –con absoluta responsabilidad– la apertura y democratización del siste-ma político y sus instituciones.

Ese tránsito culminó en la alternancia electoral y la derrota de nuestro Partido en el 2000. A pesar de ser un momento difícil para los priistas, siempre acatamos la voluntad ciudadana expresada en las urnas. En efecto, en México –como en muy pocos países–, la democracia llegó antes que la propia alternancia, sin so-bresaltos, de manera pacífica.

Sin embargo, tras los resultados adversos en las urnas, el Partido pasó por una progresiva etapa de reflexión. El PRI aprendió lecciones muy valio-sas. Consiguió identificar las razones de la derrota electoral y definió con mejor perspectiva el tipo de acciones que se debían emprender.

Quiero insistir: el PRI siempre apo-yó a la democracia; concibió, acordó y aprobó las reformas constitucionales que fundamentan el sistema electoral actual, así como el moderno régimen de partidos.

Al parejo del sistema político, el PRI devino en una organización más democrática y cercana a la ciudada-nía. El PRI cambió y evolucionó para bien. Transitó de ser un partido hege-mónico, a ser un partido predominan-te en un sistema abierto, y finalmente, a ser la mejor opción en el sistema de pluralismo que hoy tenemos.

Estoy convencido que en la demo-cracia se pierde y se gana. Pero nadie pierde y gana de una vez y para siem-pre. Ese principio fundamental lo ha asimilado a toda cabalidad el Partido.

Por ello, habiendo asumido sus derrotas electorales de 2000 y 2006, hoy el PRI promueve que todas las fuerzas políticas reafirmen su lealtad hacia las instituciones del sistema democrático que hemos construido entre todos los mexicanos. Es así, gracias a la autoridad moral derivada de su compromiso con México, con el Estado de Derecho; con nuestra Constitución y con nuestro régimen democrático.

Que no haya duda: el Partido abrió brecha a la alternancia. Más tarde –en 2006–, al poner a las instituciones por encima de cualquier interés, el PRI preservó las bases de la gobernabilidad y la legitimidad. Así lo hemos hecho, porque antes que políticos, los priistas somos mexicanos comprometidos con México, con su paz y democracia.

Hoy, el Partido es una institución

En México, como en muy pocos países, la democracia llegó antes que la propia alternancia, sin sobresaltos, de manera pacífica.

16 : PLATAFORMA I 2011

viva que condensa una gran expe-riencia política, que privilegia la go-bernabilidad y la eficacia para resol-ver problemas. Desafortunadamente, estas características parecen ausentes en quienes ejercen el poder público a nivel federal. De seguir así, será difícil retomar una senda de desarrollo que sirva a la sociedad.

El PRI tiene una visión plural del futuro. Así lo demuestra la diversi-dad de su militancia que –más allá de cualquier diferencia– permane-ce unida por el bien del partido y de México. Esta capacidad de cohesión es hoy muy necesaria en el país. Por eso, los priistas sabemos que nuestro partido tiene una gran responsabili-dad para que México cuente con un mejor futuro.

El PRI sigue vigente, porque sin negar su pasado, ni los claroscuros de la etapa en la que dirigió al país, asume de manera abierta su compro-miso con la democracia y la obtención de resultados para sus representados.

El PRI no busca reeditar el pasado; esto sería ingenuo y poco realista. No es así como se obtiene el apoyo de los ciudadanos. Por el contrario, para ga-nar la confianza pública, se necesita escuchar a los mexicanos para con-formar un proyecto de futuro viable y electoralmente competitivo.

El PRI entiende los vientos de cam-bio. Sabe que no se puede atender las exigencias de los mexicanos con las instituciones o prácticas del pasado. Si bien el PRI valora y se enorgullece de su legado institucional, a su interior se respiran nuevos aires renovadores, alejados de los dogmas ideológicos.

Los priistas reconocen la impor-tancia de escuchar a los ciudadanos, de estar siempre abiertos a las voces críticas de la sociedad, de respetar a los opositores porque es con ellos con quienes hay que buscar acuerdos en beneficio de todos.

El PRI tiene claro que el país debe y puede recuperar el rumbo. Las elec-ciones de 2012 son una oportunidad extraordinaria para demostrar que con el PRI sí es posible construir jun-tos un mejor futuro para México.

Enrique Peña Nieto

Enrique Peña Nieto Ex Gobernador del Estado de México.

2011 I PLATAFORMA : 17

Un partido competitivo, responsable y representativo

Frente a la expectativa de la mayo-ría de la población de un triunfo electoral de nuestro partido en

la próxima elección presidencial de 2012, estamos obligados a decir a la sociedad a dónde queremos conducir el país, demostrar que hemos apren-dido la lección que nos deja más de un decenio de ser oposición nacional y consolidarnos como una organiza-ción política competitiva y represen-tativa de dicha mayoría social.

La experiencia nos demuestra que no hay triunfos anticipados ni inevitables, a pesar de lo que pue-dan señalar las encuestas, y por ello tenemos que comunicar –escuchar y explicar- para qué queremos ganar la elección presidencial y cómo vamos a lograr que las cosas cambien en el país. Esta debe ser la base para ga-nar la confianza y el voto de la gen-te, porque de otra manera estaríamos enviando el mensaje a la ciudadanía

de que el PRI no ha entendido la lec-ción y regresa a las viejas fórmulas y prácticas políticas, tal como otros partidos han querido presentarnos.

Se equivocan quienes piensan que en el PRI no existe vocación de cambio. Durante los últimos 34 años México experimentó un prolonga-do proceso de democratización en sus instituciones políticas. El esta-blecimiento de elecciones libres y justas permitió que en el año 2000 un partido diferente al PRI llega-ra a la Presidencia de la República. La alternancia en gobiernos esta-tales, municipales y partidos que ganan y pierden es una realidad. Se puede afirmar que hoy tenemos certidumbre en los procedimientos electorales e incertidumbre en los resultados de las elecciones. El PRI fue impulsor y partícipe de una serie de reformas electorales que fueron dando paso a un régimen más plural

Debemos asegurarnos de que los mediocres se va-yan y no regresen; así como discutir un programa que ponga orden y dé rumbo al país.

Manlio Fabio Beltrones

18 : PLATAFORMA I 2011

y competitivo. Es difícil entender la historia político-electoral sin el PRI.

Como tampoco es explicable la al-ternancia sin la actitud democrática del PRI. Sin embargo, la alternancia en México ha ocasionado que el PRI experimente dificultades en antepo-ner la cohesión colectiva a las ambi-ciones individuales o de grupo y, por lo general, cuando se habla de unidad ésta se entiende como punto de par-tida y no como punto de llegada. Se habla de unidad como una precondi-ción sin entender que la unidad, como fuerza elemental de nuestro partido, debe ser construida e impulsada por medio de la inclusión, el debate de-mocrático, el acuerdo y, sobre todo, el diseño de un proyecto común que sea capaz de unir voluntades.

Entendamos que la sociedad está harta de expectativas de cambio in-cumplidas y de nuevos nombres con imágenes y colores que han traído inseguridad, pobreza y desempleo. El país ha perdido el rumbo, así lo ratifican las encuestas de opinión. Hay un desencanto de la mayoría con la alternancia política del año 2000 y con la democracia como ré-gimen de gobierno; debemos tener esto muy presente si queremos ga-nar y mantener la confianza de la ciudadanía.

Si bien puede sostenerse que la credibilidad de la democracia está a la baja a nivel global y que, igual-mente, esto se expresa en un descen-so en la participación política de la ciudadanía y en lo que algunos deno-minan una crisis de representación de los partidos, en nuestro país estas

tendencias podrían exacerbarse en el contexto de un desempleo masi-vo, temor ante la inseguridad, la po-breza de la mayoría y una profunda desigualdad en el ingreso.

Al ser el país con la peor distribu-ción en el ingreso entre los países de la OCDE, con el mayor número de secuestros en América Latina y una franja de siete millones de jóvenes que ni estudian ni trabajan, no se puede sostener que somos inmunes a las movilizaciones ciudadanas que han sacudido recientemente a algu-nos países y, menos aún, que retomar los métodos del pasado pueda garan-tizarnos la salida del atolladero en que nos encontramos.

Debemos empezar por asegurar-nos de que los mediocres se vayan y de que no regresen; discutir en for-ma interna y de cara a la sociedad el programa que ponga orden y dé rumbo al país, y acordar después el método de elección interna que nos permita elegir al mejor candidato para instrumentar desde el gobier-no nuestro programa y conducir la recuperación del país.

El primer paso implica fortalecer a nuestro partido como una organiza-ción moderna, competitiva y repre-sentativa de la pluralidad y de una mayoría social. Debemos consolidar la estructura territorial y sectorial del partido a lo largo del país y asegurar su capacidad para formar cuadros

Manlio Fabio Beltrones

El primer paso implica fortalecer al par-tido como una organización moderna, compeitiva y representativa.

2011 I PLATAFORMA : 19

Un partido competitivo, responsable y representativo

que expresen las demandas sociales; afianzar el liderazgo nacional del par-tido y sus vínculos con las estructuras de dirección en las entidades federa-tivas y los gobiernos estatales y muni-cipales de la mayoría del país, donde el PRI ejerce el poder, y con mayor razón en el resto de las entidades; asimismo, vigorizar la representación parlamentaria del partido a nivel fe-deral y estatal, en sus funciones legis-lativas y de escrutinio de las políticas públicas, y reforzar el trabajo de aná-lisis, discusión y proposición que lleva a cabo la red nacional que integra la Fundación Colosio.

Conjuntar los elementos anteriores (la estructura, el liderazgo, la repre-sentación parlamentaria y el brazo ideológico) nos ha permitido lograr la recuperación del partido en las elec-ciones intermedias de 2009 y en los procesos locales recientes, lo que ha sido la base para consolidar la organi-zación partidista, definir programas electorales y de gobierno y elegir a los mejores candidatos. Con esta tría-da de recursos estratégicos, en 2009 conseguimos que se fuera la mayoría mediocre de la Cámara de Diputados y recuperamos o consolidamos el do-minio priista a nivel local.

Cabe recordar que cuando el PRI perdió la presidencia de la República en el año 2000, se pensaba que era un partido que se iba a desintegrar. Fue un duro golpe que sirvió para re-conocer que teníamos que cambiar nuestras formas y métodos, primero para subsistir como partido, y luego para fortalecernos y volver a ser una opción de gobierno.

A diferencia del PRI que perdió en el año 2000, ahora somos un partido sin liderazgo vertical y poder centra-lizado, con corrientes internas que debaten y en donde la democracia interna se ha consolidado. Tenemos un partido más complejo y plural, con equilibrios y contrapesos y en el cual las decisiones se toman con el diálogo y el acuerdo de las fuerzas del partido que se expresan a través de las diferentes instancias: el Comi-té Ejecutivo Nacional, los goberna-dores, los sectores, los diputados y senadores, los presidentes municipa-les y las organizaciones adherentes.

El segundo paso que debemos emprender es concretar en un pro-grama la discusión que actualmente tenemos al interior del partido sobre el rumbo que proponemos a la socie-dad para salir de la mediocridad y construir un horizonte de crecimien-to con justicia, seguridad y empleo.

Debemos mirar hacia el futuro y analizar cuáles son los grandes cam-bios que se observan a nivel inter-nacional y nacional, porque hemos vivido un conjunto de mutaciones que exigen nuevos instrumentos, métodos y políticas de gobierno. Te-nemos un sistema político que fue exitoso en su momento, pero quedó rezagado y hoy impide la construc-ción de acuerdos y la toma de deci-siones. Fue un régimen de gobierno

En 2009 conseguimos que se fuera la mayoría mediocre de la Cámara de Diputados y recuperamos el dominio priista a nivel local.

20 : PLATAFORMA I 2011

Manlio Fabio Beltrones

diseñado para un país homogéneo, en donde un solo partido obtenía ni-veles muy altos de votación y el Pre-sidente de la República contaba con una mayoría absoluta en el Congreso y amplios poderes meta-constitucio-nales. Eso se acabó.

La tarea pendiente es moderni-zar y restaurar la funcionalidad del sistema presidencial, para concluir la transición política y consolidar el régimen democrático. No se trata de experimentar con un régimen distin-to, como pudiera ser el parlamentario, sino de proveer a la presidencia de los instrumentos necesarios para dialo-gar con el Congreso, resolver proble-mas y colaborar en forma institucio-nal como establece la Constitución.

Se ha avanzado en la aprobación de importantes reformas electora-les en la presente legislatura, pero consideramos que falta mucho por cambiar si queremos un gobierno eficiente y transparente. La partici-pación ciudadana es fundamental en este planteamiento y por eso las can-didaturas ciudadanas, el referéndum y la iniciativa ciudadana son parte de los cambios que impulsamos con la reforma política aprobada por el Se-nado y que está por ser dictaminada en la colegisladora.

El objetivo es construir un régi-men más democrático y plural, en donde sería posible establecer go-biernos compartidos, con dos o más fuerzas que aseguren el respaldo legislativo a las prioridades del go-bierno federal. Así funciona la de-mocracia en el mundo democrático contemporáneo, así se tejen las coa-

liciones de gobierno y así se gobierna por consenso y en la pluralidad.

Por eso presentaremos una inicia-tiva de ley que permitirá construir go-biernos de coalición que faciliten los acuerdos y aseguren mayorías, respe-tando la representación plural y con el objeto de impulsar las reformas y su concreción en políticas públicas.

Debemos consolidar una nueva gobernabilidad basada en las capa-cidades de la pluralidad política y social del país, en el que la calidad de las decisiones públicas esté fun-dada en las responsabilidades com-partidas y un gobierno interactivo basado en procesos de comunica-ción abiertos a la colaboración y la cooperación entre el sector público, privado y social; sin un actor central que imponga su voluntad en forma unilateral y vertical, pero con man-datos de autoridad claramente esta-blecidos y sujetos a la transparencia y la rendición de cuentas.

En el PRI sabemos que sin refor-mas nadie podrá gobernar. Porque estaríamos dirigiendo un país del siglo XXI con un régimen de inicios del siglo XX. No se trata nada más de ganar, con una actitud pragmáti-ca pero sin contenido, sino de tener posibilidades de gobernar para hacer que las cosas cambien y dejar atrás la mediocridad.

Una vez acordado el programa que defina cómo modificar y mejorar las cosas y cómo adaptarnos a los gran-des cambios de nuestro tiempo, ten-dremos la capacidad de generar un sólido sentido de unidad y dirección al interior de nuestro partido, unidos

2011 I PLATAFORMA : 21

Un partido competitivo, responsable y representativo

en torno al mandato de la sociedad, que estamos consultando para ela-borar nuestro programa electoral y ganar su confianza y su voto.

Lo anterior dará paso a que, en seguida, acordemos un método de elección interna equitativo y trans-parente que permita establecer con-diciones de competencia entre los aspirantes a la candidatura presi-dencial. De estos será seleccionado el idóneo para vencer con base en nuestro programa electoral, la es-tructura del partido y las cualidades éticas y profesionales para instru-mentar el proyecto de gobierno que corrija el rumbo del país.

Propongo avanzar por esta ruta que tiene la virtud de generar con-fianza a la sociedad, dar sentido po-lítico y programático a la unidad de nuestro partido y hacerlo más repre-sentativo y competitivo en las elec-ciones generales de 2012.

Manlio Fabio Beltrones

Coordinador Parlamentario del PRI en el

Senado de la República.

No siempre es fácil para los partidos que han ejercido el gobierno durante largos peri-

odos de tiempo, cuando han sido desalojados del poder, promover los cambios políticos y organizativos que puedan devolverles la confianza de los ciudadanos.

Actualmente, en América Latina organizaciones que han sido domi-nantes o hegemónicas en sus respec-tivos sistemas políticos como el PRI en México, la Concertación chilena, el Partido Colorado en Paraguay o en Uruguay, han de diseñar estrategias para recobrar el rol perdido y rees-tructurar nuevamente la competencia política alentando una dinámica más favorable para sus intereses.

Otros partidos que fueron asimis-mo dominantes, después de impor-tantes procesos de cambio interno, tanto de discurso como de liderazgo, experimentados en su etapa de opo-sición, han logrado recuperar el favor popular, como el Partido Republicano

en Estados Unidos en 2000, el Partido Justicialista en Argentina en 2003, el APRA en Perú en 2006, el PSOE en España en 2004 o el Partido Conser-vador Británico en 2010.

En este breve ensayo intentaremos analizar estas transformaciones y las estrategias tanto exitosas como falli-das de estos partidos por volver a re-cuperar la hegemonía perdida.

Indudablemente, el desgaste del partido en el gobierno puede ser un factor que acelere la recuperación del poder por parte de anteriores partidos dominantes, como en el caso del Par-tido Justicialista en Argentina tras la crisis de 2001 y la debacle del gobier-no radical, o por la pérdida de prestigio del Presidente en ejercicio por el au-mento del desempleo y las acusacio-nes de corrupción como en el caso de Taiwan en 2008, un ejemplo distante que presenta sorprendentes analogías con la evolución política en México.

Es evidente que la combinación de la pérdida de eficacia y la pérdida de

El retorno del Ave Fénix: ocaso y renovación de partidos de gobierno

Los partidos hegemónicos o dominantes, deberán diseñar estrategias para recobrar el rol perdido

Antonia Martínez Rodríguez

22 : PLATAFORMA I 2011

2011 I PLATAFORMA : 23

legitimidad de los gobernantes siem-pre acelera el regreso al poder de los grupos en la oposición.

Sin embargo, en muchas ocasiones, los partidos dominantes de antaño experimentan una larga “travesía por el desierto”, ya que como solía decir el incombustible político democristia-no Giulio Andreotti, el poder desgasta especialmente al que no lo tiene.

En estos casos una audaz política de reforma interna, de transición or-denada en el liderazgo del partido, de renovación del discurso y del mensaje partidista es lo más aconsejable.

1. RENOVACIÓN DE ESTRUCTURAS Y LIDERAZGOEn primer lugar, parece incuestio-nable que la renovación de estruc-turas y de liderazgos partidistas es una condición inexcusable para la recuperación del gobierno. Varias derrotas electorales consecutivas suelen tener el efecto inevitable de propiciar un cambio organizativo e ideológico, y también en el nivel del liderazgo, impulsado por los propios partidarios, tanto en el nivel de la éli-te como de las bases de apoyo y los grupos de interés que respaldan a la formación política.

Este proceso se suele desarrollar a pesar de la reticencia o renuencia de ciertas élites que forman parte del núcleo político del partido a cam-biar; una “vieja guardia” o grupo que, como señala Dick Morris, suele pre-ferir la “pureza” al triunfo, prefieren mantener las esencias ideológicas antes que “traicionar” el ideario del partido y conciben toda crítica o au-

tocrítica interna como una amenaza a la unidad del grupo.1

Cuando la etapa en la oposición se prolonga demasiado, la aparición de movimientos renovadores en cual-quier organización política es inelu-dible: el Partido Demócrata había perdido sucesivamente en 1980, 1984 y 1988 y tras 12 años fuera del gobier-no recuperó el poder gracias a la can-didatura de los “nuevos demócratas”, representados por Bill Clinton; el Par-tido Laborista había sido derrotado reiteradamente en 1979, 1983, 1987 y 1992, y solo retornó a Downing Street 18 años después gracias al “nuevo laborismo” liderado por Tony Blair; el Partido Conservador Español, Alian-za Popular, después de ser derrota-do en las elecciones de 1982, 1986 y 1989, comenzó un proceso de cam-bio de liderazgo generacional, con la emergencia de José María Aznar, y de refundación de la propia iden-tidad e ideario de la organización, que condujo incluso a un cambio de marca (de Alianza Popular a Partido Popular) para finalmente acceder al gobierno en 1996, después de haber estado próximo a conseguirlo en las elecciones previas de 1993.

De estos procesos de reforma par-tidaria podemos concluir que, cuan-do los reformistas profundizaron en plataformas de pureza y esencialismo ideológico, fue más lenta y prolongada la recuperación de sus apoyos electo-rales: bajo la fuerte influencia de los sectores más radicales y de los sindi-

1. Dick Morris (2003), Power Plays: Win or Lose. How History’s Great Political Leaders Play the Game, Nueva York, Harper Collins, pp. 197-248.

24 : PLATAFORMA I 2011

Antonia Martínez Rodríguez

catos de trabajadores, los laboristas británicos en los años 80 optaron por líderes izquierdistas como Michael Foot, lo que les llevó a perder por más de 15% de los votos y a la propia rup-tura del partido, cuando algunos des-tacados dirigentes moderados, como Roy Jenkins o David Owen, formaron el Partido Social Demócrata.

Tras una larga etapa en la oposi-ción, los modernizadores del laboris-mo consiguieron modificar paulati-namente tanto el sistema de elección de dirigentes como los estatutos del partido y recuperar el gobierno bajo el nuevo liderazgo de Tony Blair. No obstante, es necesario precisar que estos procesos de reforma partida-ria en algunos casos fueron duros y difíciles, e incluso en el caso del par-tido laborista la reforma interna, que debilitó el poder sindical, fagocitó a dos tibios líderes reformistas, como Neil Kinnock y John Smith, porque no fueron capaces de impulsar una nueva identidad basada en valores y principios renovados, sino que se limitaron a realizar los cambios a tra-vés de leves ajustes tras cada derrota electoral.

Blair, más hábil que sus predece-sores reformistas, utilizó una notable estrategia de apaciguamiento del ala izquierdista de su partido, ofrecién-doles algunas concesiones tácticas a sus adversarios internos y dejándoles un cierto espacio en el contexto de

una nueva, y desfavorable para ellos, distribución del poder.2

Es importante reseñar que la uni-dad del partido ha de prevalecer ante los votantes, pese a estos procesos de reestructuración interna, ya que una plataforma electoral contestada por sectores y grupos importantes es un hándicap insalvable, como en el ejemplo de la candidatura de Madra-zo en las elecciones presidenciales de 2006.3

Una renovación del liderazgo del partido con dirigentes pertenecien-tes a una generación diferente es la estrategia complementaria a la refor-ma interna del partido.

Un buen ejemplo es el liderazgo de Rodríguez Zapatero o de David Cameron para recuperar el rol predo-minante de sus partidos en España y Gran Bretaña. Tras perder el gobierno en 1996, en España el PSOE procedió a un cambio en su liderazgo pero re-novando su confianza en un dirigente de la vieja guardia, Joaquín Almunia, quien las siguientes elecciones giró a la izquierda estableciendo una alian-za electoral con Izquierda Unida, lo que le hizo sufrir la más severa de-rrota en las urnas de los socialistas desde la transición a la democracia y permitió al Partido Popular obtener

Los partidos dominantes de antaño ex-perimentan una larga “travesía por el desierto”, ya que el poder desgasta.

2. Un relate intern sober los parallelisms y semejanzas de lass Campinas de Clinton y Blair pureed encontrarse en Greenberg, S. B. (2009), Dispatches from the War Room: In the Trenches with Five Extraordinary Leaders, Nueva York, St. Martin’s Press. 3. Para una discusión más exhaustiva de las elecciones presidenciales mexicanas de 2000 y 2006, véase Garrido, A.; A. Martinez y F. Parra (2011), Accountability, Democra-cia y Reforma Política en México, México, Siglo XXI, pp. 89-108. Véase también los estudios compilados por Do-mínguez, J.; Ch. Lawson y A. Moreno, eds. (2009), Conso-lidating Mexico’s Democracy: The 2006 Presidential Cam-paign in Comparative Perspective, Baltimore, The Johns Hopkins University Press.

2011 I PLATAFORMA : 25

El retorno del Ave Fénix: ocaso y renovación de partidos de gobierno

una mayoría absoluta por vez primera en su historia.

Lo mismo sucedió en el Partido Conservador Británico con dirigen-tes procedentes de los anteriores go-biernos conservadores, como William Hague o Michael Howard, que no tu-vieron opción frente al nuevo lideraz-go de Blair.

Este tipo de líderes experimenta-dos de la vieja guardia deben mante-ner su espacio pero en una segunda línea (como el caso de los ministros socialistas Solbes o Rubalcaba que acompañaron a Zapatero en sus dis-tintos gobiernos pero diluidos entre un grupo de líderes renovadores), y cuando no se trate de dirigentes que hayan sido demasiado prominentes en el pasado o que sean identificados por la opinión pública con anteriores sucesos perjudiciales para la imagen del partido (como los dirigentes po-pulares Acebes y Zaplana, que aca-baron dejando sus funciones como portavoces para renovar la imagen del Partido Popular en la oposición).

2. BRANDING Y POSICIONAMIENTO: NUEVO DISCURSO Y MENSAJELa modernización y reforma de los partidos en la oposición también su-pone, inevitablemente, modificar su posicionamiento si quieren recuperar la hegemonía perdida.

El objetivo del “posicionamiento” (positioning), un término proceden-te de la literatura sobre marketing y los estudios empresariales, es ocu-par un espacio preferente en la men-te de los clientes o electores actuales y potenciales.

Posicionamiento es “diferen-ciación” e implica representar una idea diferenciadora como partido o como candidato en la mente del vo-tante y supone básicamente: (a) dis-poner de una idea simple o concepto que nos diferencie de la competencia; (b) tener el producto que haga real y creíble esa idea o concepto; y (c) dise-ñar el programa para hacer conscien-tes a los votantes actuales y potencia-les de esta diferencia.

Obviamente, esa diferenciación puede llamarse “nuevos demócratas”, “nuevos laboristas”, “tercera vía”, “conservadurismo compasivo”, etc. Karl Rove, el arquitecto de los triun-fos electorales de George Bush, ha señalado que una campaña ganadora debe articularse alrededor de grandes ideas que definan la idiosincrasia y la filosofía del candidato: “una campaña necesita estar centrada sobre un gran tema que esté a su vez compuesto de grandes ideas que capturen el apoyo y la imaginación de los votantes”.4

Obama se posicionó gracias al tema del cambio, Bush desarrolló la idea de conservadurismo compasivo. Por tanto, seleccionar cuidadosamente el mensaje de un partido o candidato es el elemento primordial de su campaña.

Para desarrollar esta idea dife-renciadora o una cierta “ventaja competitiva”, los partidos o candi-datos deben escoger, además de un mensaje central para sus campañas, qué temas desean enfatizar como ejes prioritarios de su propuesta política,

4. Para la planificación de la estrategia de campaña de Bush, véase Rove, K. (2010), Courage and Consequence: My Life as a Conservative in the Fight, Nueva York, Thres-hold.

26 : PLATAFORMA I 2011

Antonia Martínez Rodríguez

ya sean temas generales (diffuse is-sues) o más precisos (clear-cut issues).

Los candidatos deben darse a co-nocer a sus votantes por medio de te-mas, ya que únicamente la imagen de un candidato atractivo no es suficiente.

Esencialmente, los candidatos han de escoger entre los temas transver-sales (valence issues), que no generan división en el electorado, ya que los ciudadanos comparten sus prefe-rencias en torno a ellos, o elegir los temas posicionales o distributivos (position issues), que se sitúan en el ámbito de las disputas ideológicas y, por tanto, dividen y, a veces, polarizan la propia opinión de los votantes.�

Ejemplos típicos de temas trans-versales son el énfasis en la compe-tencia y capacidad de los candidatos partidistas para promover objetivos compartidos por todos los ciuda-danos como el desarrollo o el cre-cimiento económico o controlar la seguridad ciudadana en la región, su capacidad de liderazgo, su defensa de la región, etcétera.

Ejemplos de temas posicionales e ideológicos son las políticas de reforma fiscal y de progresividad de los impues-tos, el empleo y la cobertura del desem-pleo, las pensiones, la despenalización del aborto, la cobertura universal o no de la sanidad pública y la mayor o menor intervención de los poderes públicos en este ámbito, la educación compensatoria y el carácter público o privado de la enseñanza, entre otros.

En la política moderna se ha pro-ducido un paulatino aumento de la importancia de los temas posiciona-les en las campañas y en algunos paí-

ses como Colombia o México, temas transversales como la lucha contra la delincuencia y la seguridad nacional se han transformado en esenciales en detrimento de las tradicionales divi-siones ideológicas.

En Estados Unidos, la ventaja de los republicanos en los temas de segu-ridad nacional y el atractivo de Geor-ge Bush en cuanto a su capacidad de liderazgo firme contra la amenaza terrorista, son un buen ejemplo de la importancia de estas cuestiones en las campañas electorales actuales.

Pero por todas partes, en la medi-da que los partidos han ido conver-giendo hacia posiciones ideológicas relativamente similares, los temas transversales como disponer o no de un liderazgo fuerte, de líderes com-petentes y capaces, la honestidad de los políticos frente a la corrupción o la unidad del partido frente a las di-visiones y fracturas internas, se han transformado en ejes centrales de la nueva política democrática.

La relevancia de estos asuntos puede incluso emerger ya avanzada la campaña electoral. Por ejemplo, en España, el nuevo dirigente socialista Rodríguez Zapatero se benefició en las elecciones de 2004 con un tema transversal que surgió en los últimos días de la campaña, como consecuen-cia del atentado terrorista que tuvo lugar el 11 de marzo de 2004 en Ma-drid y la deficiente gestión de dicha crisis por el partido en el gobierno, que atribuyó inicialmente a ETA la autoría del mismo.

Como señalaron entonces los por-tavoces socialistas, los votantes exi-

2011 I PLATAFORMA : 27

El retorno del Ave Fénix: ocaso y renovación de partidos de gobierno

gen gobiernos “que no les mientan”. En esta tesitura y ante las confusas declaraciones de los ministros del partido gubernamental, este tema transversal propició la movilización de un importante grupo de votantes a favor del PSOE, lo que decantó unos comicios que las encuestas pronos-ticaban de nuevo adversos para los socialistas.

Asimismo, los partidos en la opo-sición han de tener en cuenta que el desgaste electoral del gobierno es consecuencia de una cierta debilidad en temas transversales, por lo que re-sulta previsible que se inclinen por enfatizar temas posicionales o dis-tributivos: en España en 1993, y más aún en 1996, Felipe González estaba muy erosionado en su liderazgo por los casos de corrupción, por lo que orientó su campaña hacia los temas ideológicos clásicos de la izquierda como la educación, la sanidad, y las pensiones; Tony Blair, luego de enfati-zar temas transversales en las eleccio-nes de 2001, con su credibilidad muy debilitada en la campaña de 2005 de-bido a la guerra de Irak, giró hacia te-mas posicionales como la educación y la sanidad, característicos de los laboristas; igualmente, Lula en 2006, asediado por los escándalos, tuvo que orientarse hacia temas posicionales e ideológicos de sus políticas de protec-ción social contra la pobreza y a favor de la educación.

Ante esta previsible estrategia de los partidos y dirigentes en el gobier-no, los partidos que desean recupe-rar el poder, además de afianzar el dominio en los temas transversales,

pueden desarrollar una estrategia complementaria: apoderarse de los temas posicionales de los adversarios, una estrategia que Bill Clinton y Dick Morris llamaron “triangulación”.

Se trata de adoptar o incorporar temas de los partidos o candidatos rivales, moviéndose hacia el centro del espectro y ensayando una síntesis de posiciones, soluciones y propues-tas, sin dejar de atender los temas o problemas políticos que son más tradicionales o característicos de su propia agenda.

Con este movimiento lateral, se consigue desplazar de su eje a los adversarios debilitando su identi-ficación con ciertas cuestiones, lo que posibilita la expansión de la base electoral y la ampliación del alcance del partido.

Tony Blair utilizó una retórica de los valores y de defensa de la familia, característica de los conservadores, y reconstruyó la agenda laborista, apro-piándose de gran parte de los temas clásicos conservadores desde su pro-pia perspectiva: la lucha contra el cri-men y el delito, la reforma del estado de bienestar, los impuestos, el equili-brio entre regulación y desregulación para la gestión de la economía de libre mercado, la regulación sindical, etc.

David Cameron, más de una dé-cada después, reconstruyó la agenda conservadora: era reacio a enfatizar los clásicos temas de la seguridad, los impuestos y la inmigración, y se inclinó a abordar temas estratégicos de los laboristas como la sanidad pú-blica, el ecologismo y la lucha contra la pobreza, logrando revertir la dete-

28 : PLATAFORMA I 2011

Antonia Martínez Rodríguez

riorada imagen de Nasty Party de los conservadores británicos.

George W. Bush reconstruyó la agen-da republicana y recuperó la posición de predominio que su partido había mantenido desde la postguerra: puso hincapié sobre el desarrollo de una política inclusiva desde lo que llamó “conservadurismo compasivo”, apeló al voto hispano y usó como idea diferen-ciadora su prioridad sobre la educación y la incorporación a los programas de lucha contra la pobreza a la sociedad civil y a las iglesias, dos tradicionales te-mas “demócratas”; para equilibrar este movimiento, mantuvo la posición re-publicana en temas como la reducción de impuestos, el aumento del gasto en defensa o el aborto.

Por último, un partido que desea recuperar el gobierno debe mantener la iniciativa en todo momento, enfa-tizando los temas de campaña y sus propuestas más destacadas, pero tam-bién prestando atención al lenguaje para no utilizar marcos de significado que favorezcan a sus adversarios.

Según explica George Lakoff, no se debe pensar desde la perspectiva del adversario: no hay que argumentar usando las expresiones de los opo-nentes, que suelen estar cargadas de sesgo y significado.

En segundo lugar, debe ofrecer un relato coherente, storytelling, no una letanía de propuestas. A este respec-to, James Carville, el consultor de-mócrata, explicaba el contraste entre la campaña de reelección de Bush y la campaña demócrata del aspirante John Kerry, señalando que mientras “ellos [los republicanos] cuentan

una historia, nosotros recitamos una letanía”: “¿Por qué les cuesta tanto a los demócratas ganar las elecciones? porque recitan una letanía previsible: “creo en el derecho de la mujer a ele-gir su vida. Creo que un buen sistema escolar es esencial para lo que somos. Estoy a favor de un salario mínimo.” bla, bla, bla� John Kerry recitó su le-tanía durante la campaña mientras Bush decía: “era un alcohólico y me salvó el poder de Jesús y me salvé el 11 de septiembre y los voy a proteger de los terroristas de Teherán y de los homosexuales de Hollywood”.

“Los demócratas tienen tendencia a recitar una letanía, antes que de-sarrollar un relato coherente. Estoy de acuerdo con muchos elementos de esta letanía. Pero recitándola no vamos a ganar.”5 ¿Y cómo se convir-tió la marca Obama en el ejemplo de branding político más exitoso de la historia? detrás de la marca “Obama”, de la marca “Lula”, de la marca “K” (Kirchner) o de la marca “Uribe” siempre hubo un relato coherente: el relato que debe ofrecer todo partido que aspire a ser un partido dominan-te, un partido de gobierno.

5. “James Carville dissecting the Dems,” Newsweek, 30 de octubre de 2006. El énfasis de Carville en el storytelling y la construcción de un relato para desarrollar campañas electorales exitosas puede verse en Carville, J. y P. Begala (2003), Buck Up, Suck Up... and Come Back When You Foul Up: 12 Winning Secrets from the War Room, Nueva York, Simon & Schuster, pp. 108-109.

Antonia Martínez Rodríguez Profesora de Ciencia Política y de la Admi-

nistración, investigadora de la Universidad

de Murcia.

2011 I PLATAFORMA : 29

Sentido del poder: idea y acción

Un gran teólogo católico, Ro-mano Guardini, escribió que “en la capacidad de hacer uso

del poder, en la soberanía que de él resulta, reside la semejanza natural del hombre con Dios”.1 El poder sólo adquiere sentido, añade el autor, por la decisión de quien lo utiliza, ya que está regido por la libertad de quien asume la responsabilidad. Cuando el hombre no ejerce su voluntad, cuan-do actúa irresponsablemente por ig-norancia o cobardía, “se produce una mezcla de rutinas, de impulsiones incoherentes, de agitación irreflexiva que desembocan en el caos”.2

Para que el poder adquiera un sentido positivo, creador, se requiere del conocimiento, de la idea que se transforma en acto para influir en el curso de la historia.

En otro contexto cultural, ajeno por completo al de Guardini, el de la

Grecia clásica, Pericles expresaba “es-tudiamos con exactitud los negocios públicos, no considerando las pala-bras daño para la acción, sino mayor daño el no enterarse previamente (de los negocios públicos) antes de poner en obra lo que es preciso, pues tene-mos (los atenienses) en alto grado ser los más audaces y reflexionar además sobre lo que emprendemos, a diferen-cia de otros a quienes la ignorancia les da osadía y la reflexión demora”.3

Con 25 siglos de diferencia, el in-telectual y el político coinciden en la necesidad de reflexionar para actuar y actuar reflexionando, como diría Reyes Heroles.

Esta exigencia perenne para el hombre de Estado se torna más im-periosa en épocas como la actual, en la que se privilegia la imagen sobre la idea, la forma sobre el contenido y la promesa fácil (e irrealizable) sobre el análisis de la dura realidad.

Hoy, se desconoce el rumbo y prevalece la insegu-ridad e inestabilidad económica.

Carlos Arriola

1. Romano Guardini, El poder, p. 27, Buenos Aires, Edicio-nes Troquel, 1959. Existen ediciones contemporáneas en España.2. Idem, p. 18.

3. Tucídides, Historia de la Guerra del Peloponeso, Libro II, párrafo 41. Subrayados añadidos.

30 : PLATAFORMA I 2011

Se dirá, y no pasa de ser un lugar co-mún, que los tiempos cambian, que los medios de comunicación han revolu-cionado la naturaleza de los mensajes y que los votantes sólo se interesan por sus beneficios más inmediatos.

Todo ello siempre ha ocurrido y los medios para transmitir mensajes se transformaron continuamente a lo largo del siglo XX. Lo que no ha cambiado es la naturaleza humana y mientras ello no ocurra, “las cosas pasarán de la misma manera o en forma semejante”. (Tucídides)

Por supuesto que deben aprove-charse al máximo las posibilidades que brinda la revolución mediática y que debe ofrecerse al elector solu-cionar sus problemas más inmedia-tos, pero todo ello debe responder a una visión de conjunto que vaya más allá de un sexenio.

Hay que hablar de la circunstancia histórica, de la coyuntura económica y de la relación entre las fuerzas polí-ticas y los diversos (y a menudo con-tradictorios) intereses de la sociedad. Sólo esta visión de conjunto permiti-rá, por una parte, la transmisión de un mensaje, en cualquiera de sus múlti-ples formas, que proporcione al elec-tor una idea clara, en forma sintética, de un sólido proyecto de gobierno.

Por otra, en caso de ganar las elec-ciones, el equipo en el poder compar-tirá una percepción política funda-mental que le facilitará abocarse, de inmediato, a enfrentar los problemas y no, como ha sido el caso en la últi-ma década, dar lugar a ocurrencias e improvisaciones costosas que sólo agravan los problemas.

Más de alguno recordará que Re-yes Heroles en 1975, en ese entonces presidente del CEN del PRI propu-so, sin éxito, la fórmula “Primero el programa, después el hombre”. Ya en aquel entonces, la propuesta desper-tó suspicacias acerca de la intención de favorecer a un aspirante, a lo que Reyes Heroles respondió “es preciso ocuparnos simultáneamente de las cosas y de los hombres, de los pro-blemas y de las ideas”.

Asimismo descartó que el plan bá-sico del partido buscara “aprisionar” al futuro presidente de la República, ya que el partido debía limitarse a exponer “los criterios esenciales” y el plan de gobierno sólo podría ela-borarlo la futura administración. (Discurso del 12 de junio de 1975)

Al margen de estas consideracio-nes, que siguen siendo válidas, exis-ten otras razones de mayor peso que es necesario considerar. Se mencio-narán cinco que parecen básicas.

En 1975, la existencia de dos po-los ideológicos (Estados Unidos y la Unión Soviética) favorecía “la Ter-cera vía” que en México el propio Reyes Heroles definió como “no ex-clusivamente capitalista”.

En más de un sentido puede sos-tenerse que la Revolución mexicana inauguró este camino en 1917, sin que aún se diera la confrontación y mucho menos la llamada guerra fría. A pesar de que el modelo de susti-tución de importaciones daba sig-nos de agotamiento, mencionados por varios sociólogos y economistas latinoamericanos (Celso Furtado, Fernando Henrique Cardoso y Helio

Carlos Arriola

2011 I PLATAFORMA : 31

Sentido del poder: idea y acción

Jaguaribe, entre otros), a nivel popu-lar no había dudas ni incertidumbres acerca del camino a seguir.

Hoy, en cambio, se desconoce el rumbo y prevalece la inseguridad e inestabilidad económica, así como la impotencia de muchos gobiernos, incluyendo a las grandes potencias, para imponer reglas a los mercados o simplemente para establecer regula-ciones prudenciales. El deterioro del medio ambiente o la concentración del ingreso son otros tantos temas que los gobiernos ni siquiera abor-dan con decisión.

La caída de los regímenes que se reclamaban del marxismo constituyó para los países socialistas una oportu-nidad y para los capitalistas un drama que no siempre ha sido percibido y mucho menos aceptado; sin la ame-naza del comunismo, las fuerzas del mercado se han desbocado arrasando con todos aquellos eslóganes de “eco-nomía social de mercado”, “capitalis-mo con rostro humano” y tantos otros de moda en los años de la guerra fría.

La reflexión del aristócrata So-lón (siglo VII antes de nuestra era) después de haber sido el mediador del conflicto entre el pueblo y la oli-garquía sigue siendo válida: “El pro-blema de la riqueza es que no tiene medida ni límite.” Los pretextos siem-pre han sobrado y hoy se justifica la concentración del ingreso en países, regiones e individuos con base en la globalización, la competencia inter-nacional o la productividad.

Para los países que habían seguido la Tercera vía, la caída del socialis-mo fue una tragedia. La relación de

fuerzas internaciones como locales se modificó profundamente y los equilibrios alcanzados entre los in-tereses de los diferentes grupos so-ciales se alteraron radicalmente. Aún no concluyen los efectos de la crisis y tampoco ha surgido un Keynes que trace un camino claro. Estas consi-deraciones, apenas esbozadas, exi-gen del partido una amplia reflexión que deberá constituir el eje del pro-grama básico. Si algo demandarán los electores el próximo año será la definición de un rumbo claro, no las promesas generales, ni el “cómo” hacerlo en que tanto insisten los co-mentaristas y los comunicadores.

Además, en caso de triunfar en las elecciones, ni el partido ni el gobier-no pueden decepcionar a la sociedad y comportarse erráticamente como ha ocurrido en los últimos años.

En segundo lugar, conviene pre-guntarse acerca del papel que de-berá asumir el Estado. Y aquí se en-cuentra una razón más en favor del Programa. La caída del socialismo también afectó el papel asignado al Estado y como es sabido, en la se-gunda mitad de la década de 1990, desde el gobierno se privilegió al mercado y, sistemáticamente, se de-bilitó el papel que el presidente Cár-denas había asignado al Estado en sus 14 puntos: “Árbitro y regulador de la vida social”; ya no se diga algo del mandato constitucional sobre la rectoría económica.

Las frivolidades foxistas erosio-naron aún más la autoridad estatal, y la duda acerca de la legitimidad de origen del actual gobierno y el haber

32 : PLATAFORMA I 2011

hecho de la lucha contra el crimen organizado su eje, ha desdibujado la naturaleza y el papel del Estado, así como su fortaleza.

Aquellos que desconocen a una autoridad no la obedecen y los que la desafían abiertamente exhiben su debilidad, ya que una batalla no ga-nada es una derrota para cualquier gobierno. La debilidad del Estado tampoco es ajena a la ignorancia o incapacidad de sus funcionarios. Basta con ver la sucesión de secreta-rios de Estado, la dificultad de mu-chos de ellos para, al menos, decir algo coherente y congruente.

En tercer lugar, la elaboración de un Programa básico contribuirá a mejorar la imagen del partido ante los electores. Aunque el despres-tigio de los políticos es tan antiguo como la democracia (basta leer las comedias de Aristófanes), el capita-lismo triunfante de los años 90 vio un molesto estorbo en los políticos, en los partidos, el Congreso y otras instituciones en las que se expresaba el pluralismo de juicios y opiniones.

En México, el tema de la revoca-ción del mandato fue planteado, por vez primera, en un documento pre-parado y publicado por la Coparmex y la Concanaco, al igual que la reelec-ción inmediata de los legisladores y otras medidas que facilitarían la su-misión de la política a la economía.4

Con el triunfo de Fox en el 2000, la Coparmex arreció sus embates con-tra el Congreso, ya que “no dejaba

gobernar” al Presidente. También alrededor del cambio de siglo se im-pulsaron las campañas de exaltación de la sociedad civil que fue invitada por Fox a elaborar el Plan de Gobier-no, a luchar contra la delincuencia y otras múltiples tareas.

Más aún, Fox creó una “Coordina-ción para la Alianza Ciudadana” que encomendó a uno de sus más cerca-nos colaboradores, Rodolfo Elizondo, quien había sido mencionado como posible secretario de Gobernación. Elizondo expresamente dijo que el presidente quería que México tran-sitara de una democracia representa-tiva a otra “participativa y deliberati-va”. Sobra comentar el fracaso de la idea y de la coordinación ciudadana.

El “espontaneísmo” de las mani-festaciones de la sociedad civil es más admirable que productivo, si estos movimientos no se transforman en organizaciones políticas permanen-tes. En 1929 Gómez Morín advirtió a Vasconcelos del carácter efímero de los entusiasmos espontáneos. En las sociedades de masa, la democracia no puede existir sin la representación y ésta sólo puede organizarse mediante instituciones políticas representativas, o sea, los partidos. Sin embargo, no es fácil que los liderazgos surgidos en cir-cunstancias particulares acepten fácil-mente dedicarse a la actividad política que, en numerosos casos, les resulta

El ciudadano se hace, no nace, y sus valores, juicios y comportamientos se forjan en el hogar y en la escuela, en la calle y en el trabajo.

Carlos Arriola

4. Véase Coparmex-Concanaco Servytur, Propuestas del Sector Privado, México, mayo de 1988, s.p.i. Un resumen de este texto lo publiqué con el título de “El proyecto ‘mo-dernizador’ de la nueva derecha” en Examen.

2011 I PLATAFORMA : 33

Sentido del poder: idea y acción

ajena, cuando no repulsiva a su tem-peramento o intereses, ya que hay de todo: unos son o han sido empresarios, otros poetas, y hay respetables amas de casa que han realizado labores valien-tes y admirables. No obstante, el res-peto que merecen estos movimientos no borra el hecho de que fomentan una actitud anti política, por lo que es indispensable demostrar que no se lu-cha para ganar “el poder por el poder mismo”, sino en función de construir un proyecto de país.

Una cuarta razón para abocarse de inmediato a la elaboración de un Programa, es el análisis de la relación de fuerzas entre los actores sociales. Por una parte hay que estudiar el de-bilitamiento del movimiento obrero, otrora poderoso, debido a circunstan-cias tanto endógenas como exógenas.

Entre las primeras habrá que con-siderar la debilidad de algunos lide-razgos que dejan sin interlocutor vá-lido a numerosos sindicatos, así como los factores exógenos: la innovación tecnológica; la globalización e incor-poración de millones de trabajadores al mercado laboral, lo que ha deprimi-do los salarios y somete, en muchos casos, a los sindicatos a un chantaje de las empresas que amenazan con abandonar las instalaciones y abrir una nueva factoría en otro país que ha “flexibilizado” las condiciones labora-les. Ello ocurre en países avanzados en los que, además, se han modificado las condiciones de jubilación, el mon-to de las pensiones, etcétera.

De igual importancia resulta es-tudiar la situación de los movimien-tos campesinos, la distribución de

los fondos destinados a promover la competitividad de los productores a fin de que se destine una mayor proporción a los más necesitados. El estudio sobre la formación de coo-perativas y otras formas asociativas de producción, comercialización o exportación merece una definición clara en la plataforma electoral.

Y qué decir acerca de los mal lla-mados “poderes fácticos” (todo poder es un hecho, sería más preciso hablar de poderes informales) cuyo peso se hace sentir todos los días, ya que han llenado el vacío de poder en los espa-cios abandonados por el Estado.

Finalmente, hay otra buena razón que obliga a definiciones claras: a di-ferencia de hace 35 años, el PRI se encuentra en la oposición y enfren-ta una mayor competencia electoral (aunque las últimas elecciones ha-yan mostrado la fuerza del partido), ya que la cultura política del país ha cambiado y hay una ciudadanía más atenta.

Hace tres décadas y media la opo-sición más significativa se encontraba a la derecha del partido, una derecha que aún se identificaba, en el imagi-nario popular, con el hacendado, con los patrones de Cananea y Río Blanco, con los cristeros y la Iglesia.

Ahora la oposición más significa-tiva tendrá lugar desde el flanco iz-quierdo, dado el desgaste del partido en el poder, y los temas sociales se plantearán con mayor vigor que los relacionados con la democracia y los derechos humanos que prevalecieron en las últimas décadas del siglo XX.

Otro cambio significativo que abo-

34 : PLATAFORMA I 2011

na en favor de un programa que una es el de las lealtades políticas. El he-cho de haber sido partido hegemó-nico y de haber contado con el arbi-traje del presidente de la República mantuvo la unidad y la disciplina. Hoy asistimos a lo que los españo-les, con un neologismo, califican de “transfuguismo”.

La deslealtad, en muchos casos, muestra ausencia de convicciones y esta falta de principios y programas. Hay que reconocer que en la segun-da mitad del siglo pasado la inercia “revolucionaria” y el pragmatismo desdibujaron las fronteras ideológi-cas, sin olvidar las corrientes inter-nacionales que hablaban del fin de las ideologías. Después de la caída del socialismo, algunos lo pensaron como la puntilla a la ideología. Ésta, sin embargo, ha renacido con otros nombres, el fundamentalismo, por ejemplo, ya que el ser humano re-quiere tanto de un conjunto de ideas, de principios y de juicios para orien-tarse, como de motivaciones para ac-tuar. El “espontaneísmo” de los “In-dignados” y de otros movimientos similares son un claro síntoma de un sordo descontento que se manifiesta un tanto anárquicamente. Al malestar social hay que darle cauce, con razo-nes y acciones. Esto implica “volver a la política” que permite “dar una expresión a las diferencias entre los humanos a través de la representa-ción y con ayuda de ésta generar una legalidad y una legitimidad”, como lo ha señalado Rafael Segovia.

Nunca estará por demás insistir en la necesidad de la educación cívica

permanente de niños, jóvenes y adul-tos, a fin de alcanzar niveles superiores de cultura política, ya que esta deter-mina la calidad de una democracia.

El ciudadano se hace, no nace, y sus valores, juicios y comportamien-tos se forjan en el hogar y en la escue-la, en la calle y en el trabajo, en la igle-sia y en las organizaciones sociales y políticas, y más aún, por los medios masivos de comunicación y las nue-vas tecnologías.

Esta multiplicación de actores, algunos educadores y preceptores, otros censores y críticos, debería, en principio, favorecer un mayor aprecio por el pluralismo y la demo-cracia, así como permitir un mayor discernimiento.

Sin embargo, no siempre ocurre y, por el contrario, se cae en la confu-sión que se traduce en la indiferencia, el rechazo o la condena generalizada, sin matices ni distingos, de la activi-dad política.

En ocasiones pareciera que se ol-vida la condición humana y se exigie-ran pautas angelicales. Ciertamente, los responsables de la conducción del país deben guardar una conducta de-corosa y no pueden asumir actitudes ni comportamientos que se permiten o toleran al común de los mortales, ya que el poder les confiere otra condi-ción, al igual que a los ministros de los cultos religiosos, o a los maestros.

La educación o la deseducación cívica es responsabilidad tanto del gobierno como de los actores socia-les que deben tener en cuenta, como lo ha reiterado Rafael Segovia, que en una sociedad democrática la política

Carlos Arriola

2011 I PLATAFORMA : 35

Sentido del poder: idea y acción

no tiene sustituto, y cuando se pres-cinde de ella se cae en el autoritaris-mo o el totalitarismo.

Igualmente gobierno y sociedad no deben olvidar que la idea demo-crática trajo aparejada la idea de igualdad jurídica, de derechos y, so-bre todo, la igualdad social, misma si ésta es una exigencia ideal. Aunque la igualdad total es irrealizable, no lo es la disminución de las desigualda-des, ya que en condiciones de con-centración monstruosa del ingreso en países, regiones e individuos y de pauperización creciente es difícil creer en la democracia y confiar en la política.

Nota. El número de autores que se ha ocupado del poder es enorme y la elección de Guardini se debió a que pone énfasis en su sometimiento a una idea, a un proyecto para trans-formar la realidad, mientras que otros autores lo ven como delegación divina y muchos sólo consideran la sujeción al derecho.

Carlos Arriola Escritor.

36 : PLATAFORMA I 2011

Demostrado que no era un parti-do invencible, 12 años después de haber entregado el poder al

Partido de Acción Nacional, el PRI parece estar en condiciones objeti-vas de regresar a la presidencia de la República.

Ante esta hipótesis de probable concreción en el cercano 2012, una cuestión que importa a muchos ciudadanos de México es no saber exactamente con quiénes y para qué volvería el PRI a gobernar México, cuando en el imaginario social aún perviven algunas repulsivas acciones de sus gobiernos y de políticos priis-tas que no dejaron buenos recuerdos entre los ciudadanos que gobernaron.

Así es. En especial el periodo de 1964 a 2000 ha sido juzgado con se-veridad por los hechos sangrientos de 1968 y 1971, por las crisis que las-timaron los bolsillos de las familias mexicanas y por corrupción de los gobiernos de Echeverría, José López Portillo y Carlos Salinas.

Fue la etapa del agotamiento del PRI y del sistema presidencialista, del

debilitamiento del modelo económico nacionalista de sustitución de impor-taciones, y la emergencia del modelo neoliberal que, con sus matices mo-dernizadores, dio lugar a nuevas de-mandas políticas de una sociedad civil emergente; surgió un votante más pro-clive a las reglas de una política de Es-tado que privilegiaba la apertura eco-nómica y el mercado, al mismo tiempo que expresaba su hartazgo contra el PRI y el gobierno que la impulsaba.

Fue la etapa de los asesinatos de Luis Donaldo Colosio y de Mario Ruíz Massieu, de la euforia demo-cratizadora en el mundo, de las acu-saciones de fraude electoral contra el sistema, de la caída del socialismo en los países del este de Europa y de la emergencia de una nueva sociedad civil educada ya en el anti priismo.

Durante 1986-87 se produjo el pro-ceso de ruptura interna más grave de la historia del PRI, expresión evidente de una crisis política, ideológica y de conducción, que concluyó con su de-rrota electoral en el año 2000.

Los medios y las instancias acadé-

¿Lección aprendida?

En el PRI han dominado la arrogancia y las formas con las que gobernó en el pasado: un partido vertical, inmovilista y autoritario; sin capacidad para la autocrítica.

Jorge Medina Viedas

2011 I PLATAFORMA : 37

No se demuestra la “lección apren-dida”. No se resta ni se suma correc-tamente. El lenguaje oficial del PRI es confuso, difuso y regresivo. El priista de hoy puede ser que esté hecho en el rencor y en el olvido; me preocupa que en la ignorancia y en la ansiedad de querer volver al poder a toda costa. 11 años son muchos.

Su pragmatismo es oportunismo. Lo demuestra cuando se alía con la iglesia para promover leyes contra el aborto, y lo hicieron en los estados del país al estilo del Tea Party republicano. Hoy el laicismo en sus filas es sólo de los herejes priistas del pasado, a quienes se les moteja con propósitos ofensivos de echeverristas.

Hay priistas que tomaron el poder del PRI y en sus estados, y es una fran-ja grande de dirigentes que se asumen como la “nueva generación”. Tiene cabida decir que “la más despreciable forma de solidaridad es la generacio-nal” (Christopher Hitchens). No tie-nen memoria ni respeto por la historia. Ni por la del país ni por la de su parti-do. Pero hay diferencias, no obstante: el pudor de las generaciones prece-dentes los hace distintos.

Los priistas de nuevo cuño, para decirlo de otra manera, muchos de ellos son los que tomaron puestos de mando en los momentos de la perple-jidad y el pasmo de la derrota en 2000. Ocuparon los cargos de dirección en los estados, cuando todo era confu-sión y desbandada. Como los comer-cios a punto de quiebra, al calor de la retirada, recibieron un partido históri-co en barata. En los lugares donde se asentaron no floreció un nuevo PRI.

micas han dado las más diversas expli-caciones sobre las causas que provoca-ron el rechazo de la sociedad al Partido y sobre la consecuente derrota en el año 2000, pero no se saben (al menos no se han hecho públicas) las reflexio-nes oficiales que el propio PRI hizo acerca de los sucesos de aquel año.

Una lacónica y atrevida explica-ción, que hasta ahora se conoce de los cuadros medios priistas, acom-paña al optimista y triunfalista argu-mento de que el PRI que recuperará el poder presidencial “aprendió la lección”. Como si nada hubiera pa-sado, se recurre al lenguaje críptico, por lo que resulta difícil saber cuál es la materia de aprendizaje y cuáles fueron los métodos pedagógicos em-pleados en la lección, más aún quié-nes la impartieron.

ASIGNATURAS PENDIENTESDe cualquier modo, hay un grado mí-nimo de tácita culpabilidad reconoci-da en tal aseveración, lo cual significa que, por infranqueables que sean a la autocrítica, reconocen la mella pro-ducida en sus estructuras y en el áni-mo y la decisión de sus votantes; sus errores y sus deficiencias.

Aunque es verdad que, desde el go-bierno de Felipe Calderón, desde los partidos opositores y algunos medios de comunicación se alienta y promue-ve con fines electorales la recupera-ción al presente de la leyenda negra del PRI como sinónimo de corrup-ción y crimen. En el propio Partido hay una evidente resistencia a dejar en claro que esos tiempos, hechos y personajes no volverán.

38 : PLATAFORMA I 2011

Sin pasos previos por el piso democrá-tico, los gobernantes priistas volvieron al camino del pasado antidemocráti-co. Sin presidente de la República priista, imaginaron un mundo mejor. No es del todo mentira que en un es-tado del norte del país, cuando Fran-cisco Labastida perdió las elecciones presidenciales, el gobernador priista� festejó la derrota priista.

Era el síntoma de una actitud que derivaría en cinismo y en el oportu-nismo disfrazado de pragmatismo. El pensamiento priista de la década fue-ra del poder dejó atrás todo contacto con el pasado progresista del PRI. Este era un disfraz, tal vez, pero servía para que el neoliberalismo no acabara de destrozar el Estado de la Revolución mexicana, nuestro precario Etat provi-dence, que dio lugar al establecimiento de reglas y prestaciones a favor de los trabajadores y políticas compensato-rias disminuidas, por cierto, por la cri-sis fiscal del Estado.

El PRI de los modernos, cómoda-mente instalado en una actitud de oposición mansa y ladina, dejó pa-sar la secuela de deconstrucción de la educación pública (iniciada con Miguel de la Madrid) y la reiteración sin matices de la política económica, asfixiadora de las reivindicaciones de los sectores populares.

El PRI no ha hecho lo suficiente, desde su condición de mayoría opo-sitora, por la recuperación del Estado; pese a lo que se diga y se haga en su contra, sigue siendo el único ente po-lítico capaz de reivindicar y sostener los derechos a la salud, al transporte barato, a la educación gratuita. No deja

de ser absurdo que haya sido el gobier-no panista quien extendió el seguro popular a los mexicanos y no el PRI ni sus legisladores, como tampoco se conocen gobiernos locales priistas res-tituyendo políticas de bienestar serias a favor de las clases populares.

ALIANZAS ESPURIAS El objetivo exclusivo de la obtención de resultados electorales favorables y la oquedad ideológica permiten que el PRI celebre alianzas que no son sino malabarismos tácticos sin escrúpulos, las cuales en otros partidos se califican de espurias. No hay lección aprendida ni hablamos de un partido moderno cuando se establecen alianzas con el partido de Elba Esther Gordillo, quien como nadie encarna el corporativismo y las formas más impúdicas de hacer política en México, y todo lo contrario a la idea de cambio y de ética política.

Jesús Reyes Heroles, siendo presi-dente del partido, invitaba a confiar en la fuerza de la política, en aquella “que exige ver la acción política como misión, como empresa en el verdadero sentido de la palabra que es más, mu-cho más, que operación o negocio”. No es esta la clase de política que se practica en las alianzas del PRI.

En nombre de un supuesto prag-matismo se traicionan los principios y se comete un fraude moral con los ciudadanos. Es evidencia, además, que el PRI no ha sufrido ninguna transfor-mación y reviven las condiciones que lo llevaron a la derrota en 2000.

La razón del hartazgo en su contra no es fruto de la retórica opositora ni de algunos medios sin escrúpulos. Les

Jorge Medina Viedas

2011 I PLATAFORMA : 39

¿Lección aprendida?

vocarle más riesgos en una elección donde la democracia es incipiente.

El Partido caería en un error muy grave si cree que su regreso está asegu-rado. Demasiado rápido las preferen-cias electorales pasan de un partido a otro, de un candidato a otro. Expuestos a la operación del poder o del dinero, a la manipulación de los programas fe-derales en los estados, como ha ocurri-do en varios procesos, a las campañas negras, el PRI no debería de aportar más elementos de su propia cosecha a las estrategias en su contra.

Hasta hoy, en el PRI han dominado la arrogancia y las formas con las que gobernó en el pasado: un partido ver-tical, inmovilista (de quietistas, decía Reyes Heroles) y autoritario; sin capa-cidad para la autocrítica, como alguna vez lo demandó sin respuesta Beatriz Paredes Rangel.

El PRI, si quiere ganar la elección, debe darse tiempo para construir una fuerza de identidad diferente a la del pasado, portadora de un proyecto de nación alterno al que, en las últimas décadas, ha dado a los mexicanos in-seguridad, desempleo, corrupción y desigualdad, sin olvidar que cada uno de estos fenómenos formaron parte del catálogo de motivos por los cuales salieron de Los Pinos.

dieron contenido y forma políticos priistas que abusaron del poder, que se enriquecieron ilegalmente con los recursos públicos, que reprimieron a la disidencia, que toleraron a los par-ticulares corruptos y dejaron crecer la desigualdad, la pobreza, la impunidad y la corrupción.

El PRI de ahora no ha cerrado del todo las puertas a estos políticos cuyo desprestigio público delata la vigencia del viejo PRI, del partido autoritario, cerrado y derechista que perdió las elecciones frente a Fox. Varios gober-nadores y legisladores lo delataron: en su ejercicio reprodujeron las viejas formas de control político del viejo partido y recurrieron al dedazo y a la imposición, y en no pocos casos al frau-de electoral. El amiguismo y el dinero determinaron candidaturas en estos años recientes. ¿Esta es la fuerza de la política, reclamada por Reyes Heroles? No, la fuerza de los negocios, la conver-sión de los PRIs locales como franqui-cias adquiridas por grupos de interés.

¿EL VIEJO PRI ESTÁ DE VUELTA?La pregunta es obligada: ¿éste es el PRI que regresará a Los Pinos y estos sus representantes políticos? No es deseable pero tampoco es improbable.

La atmósfera política, que en la dé-cada de los 90 revelaba el deseo social de que se fuera el PRI, es hoy casi la misma para su regreso. Pero fundar buena parte de las expectativas de re-gresar a la presidencia en los errores de sus adversarios, principalmente, y no en sus propuestas o en figuras sol-ventes ética y políticamente, no ofre-ce seguridad de victoria. Puede pro-

Jorge Medina Viedas

Periodista. Doctor en Ciencias Políticas

por la Universidad Complutense de

Madrid, ex rector de la Universidad Autó-

noma de Sinaloa .

40 : PLATAFORMA I 2011

El PRI y su responsabilidad hacia el futuro

LOS PARTIDOS EN EL BANQUILLO

No de ahora sino desde hace muchos años, los partidos po-líticos tienen una mala imagen

en la opinión pública. Sin embargo, en los tiempos que corren, esta nun-ca había sido tan negativa. El forta-lecimiento de los llamados poderes fácticos, la ineficacia de los gobier-nos para atender las demandas ciu-dadanas y la complejidad que experi-menta la democracia representativa para alcanzar consensos en la toma de decisiones legislativas, hoy mar-cada por la pluralidad de opciones, están en la raíz de los cuestiona-mientos de los cuales son objeto po-líticos y sus organizaciones partida-rias. Se pone en duda su actuación como engranes indispensables de la democracia y su trabajo despier-ta muy pocos elogios. Ya no pasan inadvertidas sus limitaciones ni las nuevas dificultades que el juego de-mocrático entraña para los partidos en una democracia muy competitiva.

La crítica más importante que se ha formulado a los partidos políticos es su tendencia a la exclusión: son fi-nalmente organizaciones diseñadas con el propósito explícito de obtener el poder. Y para cumplir ese propó-sito, en consecuencia, esas organi-zaciones, se dice, están dispuestas a sacrificar los ideales más caros de la participación democrática. La im-portancia que los partidos le otorgan a sus propios intereses, a su propio deseo de conservar el mando político por encima de los intereses más am-plios de los ciudadanos constituye, de hecho, el argumento más fuerte que se ha empleado por los críticos: la distancia que tiende a separar a los líderes de los partidos políticos del resto de los ciudadanos.

Empecemos pues por reconocer que hay una crisis de la representa-ción política; que los partidos tienen formas organizativas añejas; que no pocas veces hay una disociación entre la teoría que se profesa en los

En la etapa siguiente, en vez de debilitar nuestras instituciones hay que fortalecerlas y crear las nuevas que el momento exige.

Rodolfo Becerril Straffon

2011 I PLATAFORMA : 41

estatutos y documentos de los par-tidos y la práctica; que se está pul-verizando la energía social; que los ciudadanos están buscando otras alternativas para encauzar su parti-cipación política; que en todos los ór-ganos intermedios de representación e interlocución con la autoridad se están produciendo divisiones y que muchas organizaciones paralelas es-tán surgiendo al calor de esta crisis de representación dificultando y ero-sionando la interlocución.

No obstante, los partidos políticos siguen siendo la mejor forma para conducir los múltiples intereses, as-piraciones y expectativas de la socie-dad hacia el gobierno. Para conservar ese rol, los partidos deben adecuarse a las circunstancias que ha generado una sociedad plural, la cual, por esa misma razón, no se siente representa-da por los ejecutivos o los legisladores que emanan de las filas partidarias.

El PRI no está exento de esas críti-cas. Y así como en otros momentos de la historia de México ha sabido trans-formarse y adecuarse a nuevas cir-cunstancias, en esta etapa de la vida nacional y sobre todo pensando en el futuro, debe igualmente emprender nuevos vuelos1. Durante muchos años constituimos un partido hegemónico; hemos dejado de serlo2. La lucha por el poder la compartimos con otras organizaciones. En esa lucha, en los últimos años, hemos logrado triunfos inobjetables pero también hemos te-nido tropiezos y yerros. Los cambios que hemos experimentado en nuestra vida orgánica y el haber recuperado señas de identidad al definirnos como

una organización social-demócrata no han sido suficientes para lograr la modernización que los nuevos tiem-pos requieren.

EL PRI COMO OPOSICIÓN Y COMO GOBIERNODe cara al futuro, el PRI tiene que to-mar en cuenta los cambios que están ocurriendo en el contexto mundial, en el país que las administraciones panistas heredarán, y el hecho de que, como todo parece indicarlo, habremos de recuperar el poder presidencial y muy probablemente también una mayoría en las cámaras del Congreso que incluso puede ser absoluta. Este último hecho entraña una mayor responsabilidad. Está-bamos aprendiendo a ser oposición y en muy poco tiempo ya estamos nuevamente en la antesala del poder. Hicimos mucho para lograrlo; en lo esencial, salvo casos que confirman la regla, después de haber perdido dos elecciones presidenciales, hemos contendido unidos en comicios es-tatales y lo hicimos en la renovación de la Cámara de Diputados en 2009 haciendo, además, gala de un com-portamiento solidario de los priistas de todo el país.

Mal haríamos en creer que ese solo factor ha sido la razón de nues-tros triunfos. La actuación del go-bierno y el comportamiento de los partidos de la otra acera también han contribuido al momento en que nos encontramos. Como quiera que sea, las tendencias apuntan a que en breve gobernemos al país desde el Ejecutivo federal. No podríamos, y

42 : PLATAFORMA I 2011

no debemos repetir la misma con-ducta partidista de cuando éramos gobierno. No se trata de reeditar el pasado sino valorar adecuadamente el presente y definir los nuevos retos que nos esperan.

Como gobierno, durante más de 70 años fuimos capaces de expresar y de poner en operación una voluntad co-lectiva y acciones comunes a la mayo-ría de los mexicanos. El recuento de todos esos años se consigna en múl-tiples publicaciones y análisis3. Ese tiempo no estuvo ajeno a contradic-ciones. Al haber dejado de expresar las demandas de los grupos mayori-tarios, al habernos desligado de una visión nacional del desarrollo, fuimos perdiendo simpatizantes y base so-cial. Nuestra fuerza disminuyó.

Ya entrada la década de los 80, el desarrollo del país genera una so-ciedad más informada, se amplía la importancia del sector servicios, aumenta el papel protagónico de los medios de comunicación, se expan-de el sector empresarial y el creci-miento de la inversión extranjera, y poco a poco, al internacionalizarse la economía, se va abandonando la in-tervención del Estado e imponiendo la lógica de mercado. A ese proceso le acompañan la privatización del sector paraestatal y la reducción de la inversión pública en varias áreas. Y, como partido, no fueron pocas

las contradicciones que debilitaron nuestra identidad.

En los documentos del partido, por ejemplo, se consignaba la defensa del agrarismo, del ejido, del sindicalismo, se criticaba la inversión extranjera, se profesaba la educación laica. Muchas de las reformas que todavía con el PRI en la Presidencia se efectuaron, quizás necesarias e inevitables, no empataban con el catálogo de iden-tidades. Se decía una cosa y se hacía otra. La falta de una identidad sólida y una ideología borrosa provocó la fuga de algunos políticos. Otras organiza-ciones políticas empezarían a tener presencia y triunfos. El pluralismo hizo su aparición.

La reforma de 1977 marcó un par-te aguas con el nacimiento de un sis-

tema de partidos que aceleró la pluralidad política, la cual tomó más velocidad en 1988 con el acicate de la crisis y el cambio estructural, logrando una expresión diferente en la

conformación de la Cámara de Dipu-tados. En los siguientes años, en lo económico, el proceso globalizador se acentuó. México fue abandonan-do poco las medidas proteccionistas y abrió su economía a la compe-tencia externa; fluyó más inversión extranjera y se acentuó el proceso privatizador, al tiempo que se res-tringía o casi anulaba el papel del Estado en la vida económica.

Como correlato a esa tendencia no hubo suficientes reformas sociales que amortiguaran la modernización del país. La baja tasa de crecimien-to de la economía mexicana entre

Combatimos inicitivas ajenas al interés nacional, en gran medida fijamos la agenda nacional, recu-peramos nuestra capacidad de iniciativa, nos opu-simos a la privatización de Pemex.

Rodolfo Becerril Straffon

2011 I PLATAFORMA : 43

1982 y 2000 (2.4%) fue muy inferior a la observada en décadas previas. El vínculo entre economía y políti-ca se hizo evidente. El descontento popular, entre otros factores, tuvo su reflejo en los resultados electorales.

Como oposición, aprendimos pau-latinamente a cuestionar al Ejecuti-vo; argumentamos con inteligencia las incongruencias y las falacias del primer gobierno de la alternancia. Descubrimos el desconocimiento del nuevo gobierno del entramado institucional acumulado histórica-mente por la sociedad mexicana y detectamos el cinismo con el que recibía sueldos estratosféricos. Le dimos estabilidad al país al permitir la toma de protesta del Presidente del segundo turno de la alternan-cia, combatimos iniciativas ajenas al interés nacional, en gran medida fi-jamos la agenda nacional, recupera-mos nuestra capacidad de iniciativa, nos opusimos a la privatización de Pemex, propusimos proyectos acor-des con nuestra plataforma electoral como una reforma fiscal con sentido diferente a la del Ejecutivo o una re-forma de la Banca de Desarrollo.

EL TIEMPO QUE VIENELa transición política continúa. El régimen plural se sigue consolidan-do. Se fortalecen y tienen una mayor autonomía los poderes Legislativo y Judicial y hay cambios en la dis-tribución del poder político. Las fa-cultades meta constitucionales del Ejecutivo se mermaron y la disputa entre poderes aumentó. También la disputa entre partidos. Algunos

la presentan como un obstáculo a la democratización del país, cuando en realidad es parte de ella.

Los últimos presidentes han pre-tendido desprestigiar al PRI y han acosado al Congreso, especialmente a nuestras bancadas, acusándolas de obstruccionistas y de que no permi-ten que el gobierno gobierne. Esa actitud debilita las funciones repre-sentativas del Congreso. Sin duda un aspecto que aligeraría los conflictos y los permanentes enfrentamientos entre los gobiernos y los congresos sería la mecánica que permita for-mar mayorías y darle mayor gober-nabilidad al Legislativo. Los analistas políticos consideran que tal circuns-tancia se puede superar, pero existen diversas opiniones de cómo lograrlo. Trátese de la segunda vuelta, la cláu-sula de gobernabilidad o la búsqueda de coaliciones de gobierno, lo cier-to es que no hay por el momento el consenso requerido.

Nuestra actuación en los años que vienen tendrá que ser diferente. Si como creemos tendremos el gobierno federal, nuestro comportamiento no puede ser igual a cuando fuimos go-bierno. Ni siquiera en los estados que llegáramos a perder o que continúen en manos de los adversarios, nuestro comportamiento puede ser igual.

Como opositores nos correspon-derá ser una oposición leal, es decir, una oposición racional a todo aque-llo que dañe el desarrollo del país o lesione el interés común.

Como partido en el gobierno nos corresponderá dar soporte y apoyo a las políticas gubernamentales, y aglu-

El PRI y su responsabilidad hacia el futuro

44 : PLATAFORMA I 2011

que les proponen los partidos políticos. Son ellos los que cumplen el papel de intermediarios entre la voluntad de los electores y la formación del gobierno.

Sin embargo, la democracia no se agota en las elecciones: continúa después a través de otras formas concretas de participación ciudada-na, que sólo atañen tangencialmente a los partidos políticos. Después de las elecciones, los partidos han de convertirse en gobierno, en asunto de todos y, en consecuencia, han de someterse a los otros controles ciu-dadanos que también exige la demo-cracia. A partir de esas consideracio-nes es que tenemos que visualizar al PRI de cara al futuro y los cambios que debe hacer tanto al exterior como en su interior.

EL CAMBIO HACIA EL EXTERIOREs indudable que necesitamos un gobierno eficaz, con políticas claras que atiendan las prioridades nacio-nales adecuadamente, acompañado por un partido que le respalde con inteligencia. Como partido histórico hemos tenido enormes responsa-bilidades: la más importante evitar el desmoronamiento de la vida pú-blica e institucional del país. Ahora nos corresponde evitar el desmoro-namiento moral y la recuperación de una ética pública. Al interior de nuestras filas debemos preservar todo aquello que integre lazos, histo-ria y el saber que tenemos un destino común a pesar de nuestras diferen-cias en las que en un pasado reciente nos perdimos, en vez de sumar nues-tras coincidencias.

Rodolfo Becerril Straffon

tinar a diversos segmentos sociales, representando genuinamente sus as-piraciones ante el diseño de las polí-ticas públicas y el ejercicio del poder.

Todo eso se puede hacer sin ab-yecciones, con dignidad, utilizando medios diversos y sobre todo con una clara conformación ideológica. Para ello necesitamos tener una car-ta de navegación segura con el obje-tivo de detectar desviaciones y co-rregirlas para no perder legitimidad.

Como en la física, el producto de la masa por la aceleración, es una fuerza. La ambición de un partido moderno es la de convertirse en un acelerador de una masa disponi-ble.4 Hay partidos sin masa o masas disponibles a la espera de quien las transforme en fuerza.

Un partido de cualquier signo no tiene existencia real sino está liga-do al mismo tiempo a la sociedad en su conjunto para expresar sus demandas y el apoyo de diferentes categorías y clases sociales, y ligado al aparato político, gobierno y Con-greso, para asumirlo, controlarlo o eventualmente cambiarlo

Ciertamente, el primer puente que une a la representación política con la participación de los ciudadanos en los asuntos comunes es el voto. Sin elec-ciones, simplemente no habría demo-cracia. Podría haber representación pero ésta no respondería a la voluntad libre e igual de los ciudadanos. No se-ría una representación soberana, en el sentido moderno que esta palabra ha adoptado. Y ciertamente, también, en las democracias modernas los ciuda-danos suelen votar por los candidatos

2011 I PLATAFORMA : 45

Se dice que hemos sobre diagnos-ticado nuestro país. A lo mejor sí. Lo que hace falta es un bloque de poder que haga realidad las propuestas que derivan de esos diagnósticos. Por la brevedad de esta contribución no habré de referirme a las políticas públicas en materia económica o so-cial que en mi opinión hacen falta. Pienso más bien en la perspectiva de partido político.

Como parte de una sociedad polí-tica muy compleja, influida cada vez más por acontecimientos externos tenemos que ser capaces de magne-tizar el campo social, para lo cual es necesario consolidar nuestra fuerza política y mantener nuestra base so-cial. De ahí que el partido tenga que resolver tres problemas: en primer lugar, identificar la base social o las bases a la cuales se habrá de dirigir prioritariamente para expresar sus demandas y así obtener su apoyo; en segundo lugar, tiene que encontrar el punto de aplicación de esa fuerza para evitar su dispersión y cumplirle con un trabajo exigible; finalmente, definir el catálogo de acciones que efectuará junto con la fuerza que él movilice. Para todo lo anterior hay que re-elaborar el discurso social-de-mócrata en una visión mexicana que afortunadamente reconcilia nuestra tradición liberal con nuestra tradicio-nal consigna de justicia social.

Antes de lograr el poder tene-mos que saber para qué queremos el triunfo y qué políticas tenemos la intención de adoptar. Esa certidum-bre es indispensable para generar confianza entre los gobernados.

Es necesario estructurar al Estado con profesionistas cuyo acceso al go-bierno no tenga que ver con la inútil disputa entre técnicos y operadores que siempre se presenta. Ambos son indispensables. Hay que saber con claridad lo que tiene que hacerse, con quiénes hacerse, en qué tiempo y para quiénes. El Programa para México que la Fundación Colosio impulsa y que servirá de base para la integración de la plataforma electoral es fundamental para saber qué que-remos al ganar. Los planes deben ser pensados y articulados desde el inicio de manera clara y comprometida.

Sin embargo, es indispensable sa-ber que no se puede o más bien no se debe llegar con un discurso y gober-nar con otro. Tenemos que erradicar esa práctica de decirle al votante lo que quiere oír. Tampoco es aceptable, en una nueva ética pública, prometer más de lo que se pueda cumplir. Un discurso mentiroso, de mero marke-ting, al final es de descrédito; el dis-curso es la antesala de la acción y si no es creíble deja flancos como descon-fianzas en su cumplimiento. La cons-trucción de un discurso es en realidad la construcción de un gobierno.

El PRI en el gobierno debe saber con quiénes gobernar. La fidelidad debe darse en función de ideas, pro-yectos o visiones que favorezcan el fortalecimiento del Estado y no en función de compromisos con secto-res o familias.

Es también indispensable que el PRI de cara al futuro sea consciente de la historia, que no pierda su noción pero no la utilice para manipular. No

El PRI y su responsabilidad hacia el futuro

46 : PLATAFORMA I 2011

la decisión de los directivos del par-tido. Con ese desempeño no parece haber diferencias con los candidatos de otras agrupaciones. Se desdibuja nuestra identidad.

La encuesta y los medios moder-nos deben ser sólo un instrumento de valoración pero no deben de sus-tituir otros mecanismos de partido para elegir dirigentes o candidatos. La capacidad, el reconocimiento profe-sional, la militancia y la sujeción a los principios del partido, el expediente de vida, y el compromiso, deben ser parte de los criterios a utilizar.

Así como en la sociedad, al inte-rior de nuestro partido existe una enorme pluralidad de opiniones y perspectivas. No pocas veces existen diferendos entre militancia y dirigen-tes sobre temas nodales. Por su his-toria, el PRI no actuó debidamente en el campo del debate político, fun-ción esencial en un partido. Nuestros cuadros y legisladores ya se han in-volucrado en esa función desde que pasamos a la oposición, no obstante es necesario habilitarnos aún más. Un mal desempeño en ese campo no sólo tiene saldos desfavorables en lo electoral sino que incluso vulnera nuestra credibilidad. La recupera-ción del debate como una de las vías de la política exige que se recupere la función ideológica: hay que reelabo-rar y reformular el acervo doctrina-rio, desechar lo que ya no es operante y acoger los nuevos aportes.

El reivindicar nuestro legado doc-trinario no supone impulsar proyectos dogmáticos, simplistas o excluyentes. Eso que lo hagan otros, quienes se en-

Rodolfo Becerril Straffon

hace falta justificarnos en el pasado. Si es necesario superar limitaciones culturales, históricas, sociales o ata-vismos que dañan, es necesario de-cirlo para tener éxito.

A veces al gobernar hay que tomar medidas impopulares con ciertos sec-tores. Tomemos riesgos para no con-temporizar con los intereses existen-tes. El PRI debe tener la capacidad de distanciarse de la seducción de la po-pularidad y más bien hacer lo que deba hacerse. Eso redituará más a la larga.

Finalmente, y a partir de los objeti-vos que se adopten, debemos revisar el andamiaje institucional del país, so-bre la base de que este es el cimiento de lo que podamos construir. En la etapa siguiente, en vez de debilitar nuestras instituciones hay que forta-lecerlas y crear las nuevas que el mo-mento exige.

LOS CAMBIOS HACIA EL INTERIORNo podemos contentarnos con ser solo una maquinaria electoral. En los tiempos que corren se ha desarrolla-do una industria electoral y aparecen empresas de todo tipo que manejan elecciones e incluso dejando de lado a los mismos partidos y candidatos. Sin dejar de reconocer su efectividad, no podemos dejarnos subyugar o coop-tar por esa tendencia que a la larga se paga caro. Vemos con frecuencia en las entidades federativas que quie-nes aspiran a encabezar gobiernos o cargos de representación despliegan acciones mediáticas muchas veces contratadas, o realizan movilizacio-nes artificiales para aparecer posi-cionados en las encuestas y obtener

2011 I PLATAFORMA : 47

cierran en sistemas de pensamiento o visiones totales cuya dinámica empuja hacia la simplificación extrema de la realidad y promueven polarizaciones extremas. Nuestra definición ideológi-ca no debe ser fachada ni una coartada sin significado concreto.

Las estructuras organizativas no dan cabida a muchas de las fuerzas que militan en nuestra organización. La proliferación de organizaciones adherentes es un ejemplo de ello. Sin descuidar los sectores hay quien ha sugerido que debemos ser cada vez más un partido de causas para tener mayor sentido de pertenencia y atraer a nuevos simpatizantes. La identidad emerge de las banderas y no sólo de los abanderados. Tenemos que poner el reloj ideológico a la altura de las no-vedades sociales que están presionan-do nuestra actuación.

Debemos erradicar la práctica de impulsar a candidatos sin militancia y carrera partidista. También es necesa-rio dejar de lado los procesos internos cuando nuestro padrón es deficiente o inexistente. En su defecto, debemos terminar y después actualizar perma-nentemente nuestro padrón.

En las entidades se ha abusado de las encuestas que muchas veces favorecen a quien tiene dinero para “posicionarse”. El PRI debe promo-ver una Ley de Partidos que ayude a regular mejor nuestra vida interna y los términos de las contiendas. Las condiciones de operación del par-tido han cambiado. Ciertos hábitos se enraizaron demasiado en nuestro partido. Los integrantes de las orga-nizaciones gremiales que antes nos

apoyaban corporativamente tienen la libertad de elegir a qué agrupación política se integran.

En la llamada era cibernética y di-gital de hoy, el discurso político ha cambiado y en él la mercadotecnia desempeña un papel preponderante. Debemos tener presente la existencia de una sociedad cada vez más aparti-dista; investigar qué nuevos derechos no están plenamente reconocidos o garantizados, qué nuevos espacios participativos pueden abrirse y fo-mentarlos porque la participación aparece ya no como una alternativa, sino como una necesidad, como una exigencia de la ciudadanía.

El vínculo intergeneracional tiene que profundizarse. No debe haber conflicto entre jóvenes y mayores. A veces al aludirlo o suponerlo se dis-trae la atención sobre temas de mayor importancia. El partido son todas sus partes y toda su gente y no debemos enfrascarnos en discusiones distrac-toras. Lo que requerimos no son caras nuevas o viejas sino caras limpias.

En fin, el PRI de cara al futuro no debe aislarse de la sociedad pero de ella tiene que elegir prioridades de atención. De las muchas maneras de definir la democracia, digamos que es “el estado de derecho”, entonces la corrupción y la impunidad que carac-teriza a la vida pública mexicana nos hace anti democráticos. De ahí que tengamos a ambas que minimizarlas. Igualmente la desigualdad que en varios frentes experimentamos debe reducirse.

La vida orgánica del partido con sus reglamentos y documentos debe

El PRI y su responsabilidad hacia el futuro

48 : PLATAFORMA I 2011

respetarse a pie juntillas y el partido debe contribuir primero a la formu-lación de programas de gobierno que estimulen la economía, generen em-pleo y prohíjen justicia social. Al mis-mo tiempo debe encontrar mecanis-mos que impidan el incumplimiento y el desvío de los objetivos para evitar el desconcierto, la confusión y final-mente el desencanto.

Rodolfo Becerril Straffon

Rodolfo Becerril Straffon

Economista de la UNAM. Presidente de la

Liga de Economistas Revolucionarios de

Morelos y consultor sobre temas cultura-

les de la OEA y la UNESCO.

NOTAS1. El PRI también tuvo un perfil relacionado con el contexto económico y con una circunstancia histórica específica. La fundación en 1929 del Partido Nacional Revolu-cionario, PNR, obedeció a la necesidad de contrarrestar la pulverización política con un marcado ingrediente regional mediante la integración nacional de las fuerzas políticas. Igualmente buscaba encauzar la lucha por el poder y permitir los relevos ordenados. La creación del Partido de la Revolución Mexicana, PRM, en 1938 tuvo como propósito articular los estratos sociales organizados. Se convirtió en el brazo del presidencialismo. La sujeción del partido al presidente se acompañó de políticas intervencionistas de estado y reformas sociales que proporcionaron cohesión a las nuevas organizaciones. Con la creación del PRI en 1946 se inicia la etapa industrial del país. Se abandona la lucha de clases y se pone el acento en las instituciones.

2. Se nos acusó de ser un partido de Estado y autoritario. Aunque no lo fuimos en sen-tido estricto, se tuvo un comportamiento que así podía interpretarse. Ya esa discusión no tiene mucho sentido. En la etapa de la democracia en que estamos, el PRI ya no es hegemónico y cae perfectamente dentro de la clasificación de partidos competitivos. De cualquier forma recordemos lo que la ciencia política establece en torno a las tipo-logías de los partidos asociadas al sistema de gobierno. En una de las clasificaciones más conocidas se habla de sistemas de partido único, bipartidistas y multipartidistas. Aunque hay excepciones, en general, los tipos de sistemas de partidos determinan el sistema político; un sistema de partido único, por ejemplo, corresponde a un estado totalitario o autoritario. Otras clasificaciones dividen a los partidos en competitivos y no competitivos con varias subdivisiones. Sartori, el famoso politólogo italiano, nos habla de sistemas de partido único (Albania y la Unión Soviética hasta 1989); partido hegemónico (México hasta 1988); partido predominante (Japón y Suecia hasta antes de la crisis del Partido Liberal Democrático Japonés y del Partido Socialdemócrata Sueco); bipartidismo (los Estados Unidos y el Reino Unido); pluralismo moderado (Alemania y los Países Bajos); pluralismo polarizado (Italia, hasta antes de su más reciente reforma electoral), y atomización (Malasia). Para no enredarnos con una disquisición académi-ca, baste decir que el sistema de partidos está en íntima relación con la naturaleza y las características del sistema político. Los partidos forman parte de un gran conjunto de instituciones y elementos que conforman un régimen político, en el que las distintas partes se influyen recíprocamente. Las leyes electorales tienen relación directa con el sistema de partidos, y el tipo de régimen político por ejemplo, si es presidencial o parlamentario.

3. Véase entre otros. Luis Ángeles “El desarrollo de México 1930-2000: el PRI en el go-bierno” editado por la Fundación Colosio, AC. Abril 2003

4. François Borella. Les partis Politiques. Editions du Seuil. France, 1973

2011 I PLATAFORMA : 49

El PRI y su responsabilidad hacia el futuro

50 : PLATAFORMA I 2011

Para un partido como el PRI crear instituciones y fortalecer la acción del Estado es prio-

ridad de gobernabilidad, por eso, cuando se piensa en favorecer las pautas del crecimiento económico, se busca, consecuentemente, un en-foque institucional.

La experiencia histórica de Méxi-co nos confirma la necesidad de dis-poner de un Estado fuerte. El mismo Francis Fukuyama a pesar de ser más famoso por su referencia al fin de las ideologías, que supondría la superio-ridad de un modelo económico donde los mercados tendrían un papel casi hegemónico, en realidad es partida-rio de que el conjunto de medidas que caracterizan a una sociedad en evolu-ción deben partir de la existencia de un Estado fuerte.

Debe quedar claro que a su pre-sencia, hay que sumar la fortaleza del régimen de derecho. Si la condición para que el Estado sea fuerte estriba en tener un sistema político estable

y funcional, la garantía del cumpli-miento de las normas jurídicas en una sociedad definirá el ritmo y la calidad del desarrollo.

A nivel internacional, tanto como nacional, se expresa con mayor én-fasis la preocupación por este último tema. Así, se señala que: “un sistema de derecho confiable y objetivo es aquél en donde además de claridad en las reglas hay un pleno acatamien-to de sus normas, un pleno respeto a la propiedad y a la independencia, im-parcialidad y eficiencia de sus Cortes. Un país con un sistema de derecho que carezca de estos elementos gene-ra costos de transacción más elevados tanto para los individuos como para las empresas que lleven o deseen lle-var a cabo una actividad económica”. Esta afirmación del Instituto Mexica-no de Competitividad encuentra un correlato internacional interesante en declaraciones que hiciera Milton Friedman, con motivo de la transi-ción de los países socialistas a una

Agenda para

el crecimiento

Dentro de las políticas públicas económicas, una de las más importantes, sin duda, es la fiscal.

Humberto Roque Villanueva

2011 I PLATAFORMA : 51

economía de mercado y que fueran comentadas por Fukuyama: “Milton apuntaba que, 10 años antes, él habría aconsejado tres cosas a los países que vivían una transición del socialismo: privatizar, privatizar y privatizar. Pero me equivoqué –añadió–. Seguramente el estado de derecho sea más importan-te que la privatización.”

Por lo que se refiere a un sistema político estable y funcional, pocos advirtieron que con la pérdida de la mayoría absoluta en la Cámara de Di-putados en 1997 por parte del Partido Revolucionario Institucional, habría que empezar a diseñar un nuevo es-quema político que normara de mejor manera las relaciones entre los pode-res Ejecutivo y Legislativo. Siendo la pluralidad política una cualidad democrática a la que no debemos renunciar, ha quedado pendiente el mecanismo institucional mediante el cual la pluralidad se traduzca en acuerdos y disposiciones de carácter general que beneficien a la sociedad.

La exploración de ideas y concep-tos que pudieran estabilizar el régi-men político en las nuevas condicio-nes ha girado en torno a la manera de construir mayorías estables en el poder legislativo. De esta manera, di-versas corrientes se han pronunciado sobre temas como la segunda vuelta electoral, la reelección sucesiva de legisladores, la iniciativa preferente y otras más. Por su parte, están los que sostienen que la forma de garantizar mayorías estables, está en modificar la cláusula de gobernabilidad para fa-cilitar la creación de esa mayoría. Fi-nalmente, hay quienes piensan que la

solución es evolucionar a un régimen parlamentario o semiparlamentario.

El proceso político mexicano en su fase electoral ha resultado ser muy dinámico. Por tanto, resulta difícil evaluar las opciones escuetamente se-ñaladas. Sin embargo, valdría la pena considerar que en lo que se refiere a introducir elementos de un régimen parlamentario o semiparlamentario, habría que proceder con mucha cau-tela y de manera gradual. Por ejem-plo, no cabe duda que un área como la Secretaría de Gobernación podría ser muy útil para conciliar una agenda le-gislativa moderna, siempre y cuando la persona que estuviera a cargo de dicha Secretaría, tuviera el aval de una mayoría absoluta en la Cámara de Diputados. Otra dependencia del Eje-cutivo Federal que ha provocado con-flictos entre el gobierno y las fuerzas políticas es la Procuraduría General de la República, amén de los pobres resultados obtenidos en la satisfac-ción de una garantía fundamental como debe ser la seguridad pública. En este caso, se puede advertir que la participación del Senado en su rati-ficación debe evolucionar a un me-canismo que comprometa de mejor manera la necesaria autonomía del órgano procurador de justicia.

Dentro de las políticas públicas propiamente económicas, una de las más importantes, sin duda, es la fis-cal. En el aspecto recaudatorio ésta ha tenido una historia muy compleja y nunca satisfactoriamente concluida. A nuestro juicio, el problema no estri-ba en encontrar las fórmulas técnicas más idóneas para la captación tribu-

52 : PLATAFORMA I 2011

taria, sino la aceptación de dichas fór-mulas a partir de un consenso virtual en lo que se refiere a la sociedad y una mayoría calificada en lo que se refiere a su aprobación legislativa.

En lo que se refiere al ejercicio del presupuesto y al diseño de la política de deuda pública, evidentemente tam-bién tendrán que prevalecer criterios cercanos al consenso. De hecho, es más importante para la sociedad sa-ber en qué se va a gastar o invertir su dinero, que la forma en que ha de ser recaudada, sin menospreciar en ello que hay que evitar injusticias y despro-porciones en su captación. En síntesis, la política fiscal debe partir de una so-ciedad bien informada que tenga la ga-rantía de que la parte de sus ingresos -la cual va a las arcas públicas- va a ser empleada de manera honesta y eficaz. Del mismo modo, está claramente es-tablecido que el origen de la tributa-ción debe estar lo más cercano al lugar en donde se ha de sentir el beneficio. Probablemente, esta sea una de las fór-mulas idóneas para garantizar un me-jor equilibrio fiscal entre federación, estados y municipios.

Existe un punto donde se cruzan los intereses políticos y los económi-cos que pueden abrir un área de con-vergencia entre la estabilización del modelo político y, por ejemplo, la ne-cesidad de una política fiscal de Esta-do. Cada vez más los intereses fiscales de la Federación y la hacienda pública de los estados encuentran puntos de coincidencia al grado que esto ha faci-litado la aprobación del paquete fiscal anual por parte del Poder Legislativo. No sería difícil que en un renovado

federalismo en coordinación con un Ejecutivo, consciente de la pluralidad política y con un Poder Legislativo solidario, encontremos los espacios adecuados para las políticas públicas que convengan a la nación.

A propósito de las finanzas públi-cas, es oportuno recordar la grave distorsión que se ha presentado en-tre el gasto corriente y el de inversión en materia presupuestal. Al respecto, es fundamental el dato que nos da la Auditoría Superior de la Federación en relación con los 719 mil 53 millo-nes de pesos de ingresos adicionales que se obtuvieron entre 2001 y 2006: la mitad de estos recursos se dedicó al gasto corriente. No puede haber nin-guna justificación a semejante des-propósito, a partir del hecho de que ya estaban calculados con suficiencia los gastos presupuestales correspon-dientes que –en relación con el 2006– implican una diferencia de un billón de pesos con respecto al presupuesto ejercido en el 2000. A mayor abunda-miento el gasto corriente entre 2000 y 2007 ha pasado de 13% a 15.1% del PIB y el presupuesto de 2011 es tres veces el de2000. Revertir esta ten-dencia no será fácil, pero no hacerlo implicará la cancelación de los niveles de inversión que requiere el país para su desarrollo, al menos por parte del sector público, porque la inversión, tanto en los modelos de fundamen-to keynesiano como en la práctica, constituyen una de las principales variables explicativas del crecimiento económico.

Desde la creación del dinero fidu-ciario, no ha habido tema más relevan-

Humberto Roque Villanueva

2011 I PLATAFORMA : 53

Agenda para el crecimiento

te en las sociedades económicamente organizadas que el del crédito. De he-cho, moneda y crédito son materias que se analizan juntas y que deben desembocar en una misma política que garantice el financiamiento a las actividades productivas, sin provocar peligrosas presiones inflacionarias. De las experiencias en esta materia, des-taca la extraordinaria coordinación entre la Secretaría de Hacienda y el Banco de México en la etapa del desa-rrollo estabilizador.

A partir de esta experiencia habrá que revisar, particularmente en esta circunstancia, el papel de la banca de desarrollo, buscando aquellas medidas de fomento que favorezcan el crédito a la pequeña y mediana empresa. Es no-torio que el financiamiento otorgado por los bancos de desarrollo ha venido a la baja, de tal manera que si en 2003 era de 86 mil 10 millones de pesos, para 2006 era de tan solo 51 mil 888 millones, esto sin descontar el efecto inflacionario. Si a esto agregamos que el financiamiento al sector privado no financiero se concentra en el crédito a las familias, ya sea para consumo o para vivienda, apreciaremos de mejor manera el hueco que se presenta en el impulso a la inversión productiva. Al respecto, hay que señalar que en el pe-riodo 2001-2008, el crédito doméstico al sector privado representa tan solo 18% del PIB.

El proceso de industrialización en México ha sido el principal fac-tor explicativo del crecimiento en el país. La historia y las estadísticas económicas confirman, por ejemplo, el valor de haber apoyado la creación de la industria automotriz y de la in-dustria maquiladora de exportación. Sin ellas, el déficit de la balanza co-mercial sería inmanejable y nuestro papel exportador resultaría menos que mediocre. Este tema nos conduce a revisar sin apasionamientos lo que se conoce como política industrial en México y en países desarrollados como Estados Unidos.

Para el caso de Estados Unidos, es pertinente destacar que la mayoría de los integrantes de su Congreso es-tán vinculados a distintos grupos de interés económico. Esta realidad nos conduce a la evidente circunstancia de que en este país parte de la política in-dustrial la hace el Congreso. Los ejem-plos históricos son consistentes, basta recordar que en el programa de la De-fensa están contenidos elementos fun-damentales de una política industrial para impulsar sectores específicos.

Conviene precisar, por ejemplo, que el gran desarrollo de la industria aeronáutica estadounidense está vin-culado, sin duda alguna, al fenómeno del crecimiento de la aviación durante la Segunda Guerra Mundial; de igual manera, los grandes ejercicios en ma-teria de computación, donde Estados Unidos es país líder, se relacionan mucho con las aplicaciones durante la conquista del espacio.

Cualquier lectura que se haga sobre la realidad política y el peso del Con-

Es más importante para la sociedad saber en qué se va a gastar o invetir su dinero, que la forma en que ha de ser recaudada, evitando desproporciones.

54 : PLATAFORMA I 2011

greso en Estados Unidos, llevará a la misma conclusión: es ahí donde se hace la política industrial en el senti-do amplio que describe Klein. No sola-mente entendiendo por esta, aquellos temas relacionados con el desarrollo de una empresa o de un conjunto de empresas o de un renglón industrial, sino con todas las actividades econó-micas, incluyendo las de carácter in-fraestructural.

La política industrial mexicana, particularmente de los años 40 a los 80, se apoyó en la estrategia de sus-titución de importaciones que, a su vez, se basaba fundamentalmente en medidas arancelarias y de control de importaciones; nadie estaría pensan-do en regresar a esas características ya inviables en una economía abierta. Sin embargo, sería un error desperdiciar el resto de los instrumentos de una sana política industrial que incluye temas como el financiamiento, la tecnología, la capacitación y si no una planeación formal, sí el diálogo entre los sectores público y privado, para encontrar las mejores fórmulas que favorezcan la productividad del sector manufactu-rero y, desde luego, la productividad general de la economía mexicana.

Estamos conscientes de que en México, y en otras partes del mundo, la política industrial se puede prestar a excesos y a corrupción. Por eso es oportuno destacar el punto de vista de Fukuyama, quien señala: “en manos de una burocracia tecnocrática, compe-tente y no corrupta, la política indus-trial puede aplicarse con eficacia para contrarrestar las insuficiencias de la información en los mercados de capi-

tal subdesarrollados”. No sólo son las fallas de la información asimétrica lo que debe motivar una política indus-trial; en esencia, las diferencias en la productividad nacional con respecto al mundo desarrollado son un poderoso aliciente para insistir en este tipo de políticas.

Todos los elementos que hemos venido citando deben conducir a mejorar el desempeño económico en México. Hacer estimaciones sobre la tasa de crecimiento de la econo-mía mexicana siempre será riesgo-so. Sin embargo, podríamos intentar algunas estimaciones a partir de la configuración clara de un modelo de crecimiento que no está basado ya en la sustitución de importaciones. Cri-sis del 95 de por medio, la economía creció de 1989 al año 2000 a una tasa promedio de 3.7%; de 2001 a 2010 esta tasa descendió 2 puntos, quedando en un promedio de 1.7%.

Por supuesto que ninguno de los dos promedios es satisfactorio para las necesidades de México. Sin em-bargo, no pueden dejar de notarse las diferencias entre ambos periodos, a pesar de estar insertos ambos en una misma política de economía abierta. En consecuencia, procede establecer como una hipótesis cuantitativa, que el crecimiento inercial de la econo-mía mexicana no debe ser menor a 3.5%. Cuando no se alcanza esta cifra es preciso reconocer la existencia de factores limitantes ligados a políticas económicas específicas como las su-geridas por Klein, puesto que las de orden meramente macroeconómico parecen permanecer bajo control.

Humberto Roque Villanueva

2011 I PLATAFORMA : 55

Agenda para el crecimiento

Siendo el propósito de una sana política económica obtener mejores tasas de crecimiento que las mera-mente inerciales, y que el desarrollo industrial, particularmente el ma-nufacturero, el cual se encuentra en la raíz del proceso de crecimiento, debemos revisar cuáles son los ele-mentos más favorables al fomento industrial, buscando la sinergia con el resto de los sectores de la econo-mía. De los elementos considerados, seguramente el crédito al sector pro-ductivo podría tener en el corto y mediano plazos, un papel suficiente como para estimar un crecimiento adicional en el PIB de entre 1 y 2%. Desde luego, no se trata de incremen-tar los volúmenes crediticios de ma-nera indiscriminada. Debemos tener presentes los resultados de un incre-mento al consumo de las familias que no ha repercutido saludablemente en la economía nacional. Por ello, junto con la política crediticia de apoyo a la producción nacional, deben de ac-tuar conjuntamente otros elementos fundamentales como la inversión pú-blica y privada.

Reiteramos que la inversión públi-ca debe recibir un nuevo aliento que restablezca el equilibrio presupuestal entre el gasto corriente y el de inver-sión. El efecto en este cambio sería, a no dudar, favorable en una propor-ción importante para el crecimien-to económico. Otro tanto podemos señalar con las medidas necesarias para favorecer a la inversión privada. En síntesis, el PRI tiene una agenda prioritaria en torno al crecimiento económico que habrá de poner a con-

sideración de electores y actores eco-nómicos, con la mirada puesta en los objetivos sociales que históricamente ha defendido.

Humberto Roque

Villanueva

Político mexicano del PRI, originario de

Coahuila. Fue presidente del Partido y pre-

candidato a la Presidencia de la República

en 1999.

56 : PLATAFORMA I 2011

Romeo Flores Caballero

El PRI perdió el rumbo a partir de la década 1980-1990. No estaba preparado para asimilar la receta

neoliberal que se le imponía desde el gobierno. El cambio significaba des-plazar la intervención del Estado en la economía por la economía de merca-do. La rápida transición, simbolizada por la privatización del patrimonio nacional y la aceptación de las bases del llamado Consenso de Washington, dejó al país desconcertado, sin rumbo y huérfano de ideología. El cambio para adelgazar al Estado lo dejó an-oréxico; desde entonces, el gobierno y el PRI buscan el modelo perdido.

¿Cómo se llegó a esta situación? Clío suele ser buena consejera y puede dar-nos luz. Este escrito pretende analizar esa evolución. Está dividido en cinco partes: la primera comprende la for-mación del sistema y los gobiernos de izquierda que surgieron de la Cons-titución de 1917: Carranza, Obregón, Calles y Cárdenas. La segunda cubre las primeras inclinaciones del modelo

hacia la derecha con Ávila Camacho, Alemán y la corrección ubicada en el centro de Ruiz Cortínez. La tercera cubre los gobiernos de izquierda: Ló-pez Mateos, Díaz Ordaz, Echeverría y López Portillo. La cuarta, los gobier-nos neoliberales: tres de los cinco pre-sidentes del PRI y dos del PAN con el PRI en la oposición y, por último, algu-nas reflexiones finales.

De acuerdo con Erick Hobsbawm, el siglo XX comenzó en 1914, con el es-tallido de la Primera Guerra Mundial y terminó con la derrota de la Unión Soviética, con la caída del Muro de Berlín, en 1989. Esto es: el triunfo del capitalismo, encabezado por Estados Unidos, y la derrota del socialismo, con sede en la URSS. El capitalismo y el socialismo como opuestos binarios, desdibujados por el tiempo, que toda-vía nos acompañan.

El siglo XX mexicano comenzó con la caída de Porfirio Díaz, o el co-mienzo de la Revolución, en 1910, y terminó en 1982, con la derrota del

El PRI en busca

del modelo perdido

Análisis de la evolución del Partido que triunfó y perdió el rumbo.

Romeo Flores Caballero

2011 I PLATAFORMA : 57

El PRI en busca del modelo perdido

último gobierno de la Revolución y el surgimiento de regímenes neoli-berales subordinados al Consenso de Washington. El PRI, por su parte, nació el 5 de enero de 1929 y terminó en 1982: comenzó en la izquierda, ter-minó en la derecha.

La experiencia de estos 72 años definió las características del sistema político sobre el que se estructuró, se consolidó y se institucionalizó el régi-men y los gobiernos que tenían como referencia a la Revolución Mexicana. Un modelo que, con movimientos pendulares, transitaría por la amplia y diversa geometría política mexicana, cuyos gobiernos pasarían, sin razonar-lo, de la justicia social al bien común.

En este proceso se fue desarrollan-do una simbiosis patológica entre el PRI y el gobierno, que terminó por su-bordinarlo al gobierno en turno. En el camino, el sistema y el PRI sufrieron inexplicables mutaciones y desdibuja-ron su ideología, perdieron el rumbo, el respeto de sus militantes y la fuerza necesaria para exigir el cumplimiento de los fundamentos de la Constitución de 1917 y de la Revolución, con mayús-cula, que definían la responsabilidad del Estado y los derechos sociales de los mexicanos, contenidos, entre otros, en los artículos 3, 27, 123 y 130. En este proceso, el PRI perdió el rum-bo. Y, desde entonces, anda en busca del modelo perdido.

La Revolución Mexicana propició que el nuevo Estado se convirtiera en el principal agente de las transfor-maciones económicas y sociales del México contemporáneo. El Partido Revolucionario Institucional, a su vez, se consolidaría como el agente de modernización y cambio del siste-ma político. El PRI ha estado presen-te en todas las transformaciones de la vida nacional y ha encabezado los movimientos de cambio y renovación política. Ha sido, y es desde 1929, pie-za fundamental del sistema político mexicano.

La construcción del sistema tuvo como marco de referencia a la Cons-titución de 1917. Desde entonces, el gobierno y el partido transitarían la amplia y diversa geometría política mexicana de derecha, centro o iz-quierda. Pasarían de la unidad revo-lucionaria a la unidad nacional, y de la organización de masas a la institu-cionalización de la política. Del go-bierno de militares, personalidades y caudillos al de civiles; y de abogados a políticos, economistas y tecnócratas. Del nacionalismo al internacionalis-mo, de la substitución de importacio-nes al “desarrollo estabilizador” y al “milagro mexicano”; del proteccio-nismo al libre comercio del Estado. La primera etapa de la construcción del sistema político mexicano cubre los años de 1917 a 1940. Correspon-de a los gobiernos de Venustiano Carranza, Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles y Lázaro Cárdenas. En esta etapa se cumplió la hazaña de desarrollar principios y crear insti-tuciones adecuadas para responder a

El PRI ha estado presente en todas las transformaciones de la vida nacional y ha encabezado los movimientos del cambio y renovación política.

58 : PLATAFORMA I 2011

Romeo Flores Caballero

las demandas de obreros, campesinos y empresarios. Era necesario organi-zar al gobierno para organizar a la sociedad. Con ellos, se integraron los tres Poderes, se conciliaron las frac-ciones y grupos revolucionarios con sus ideales en la Constitución de 1917; se definió la ideología del sistema po-lítico; la independencia de México; y, frente a Estados Unidos, el derecho de la Nación sobre el subsuelo.

Obregón y Calles lograron imponer y consolidar el gobierno frente a sus contrarios. En el gobierno de Obregón se crearon, entre otros organismos, la Secretaría de Educación Pública y con ello la educación pública, laica y gra-tuita; el Banco de México, El Banco Nacional y de la Reforma Agraria; se reorganizó y reformó la administra-ción pública y la financiera; se inició la reforma agraria y el reparto de tierras; se fortaleció el sindicalismo; se reor-ganizó al ejército; se mejoró el siste-ma de recaudación de impuestos y se cumplieron, en síntesis, los principios de la lucha armada y los principios de la Constitución de 1917.

Estos gobiernos consolidarían al Estado Mexicano y sus gobiernos; derrotarían a los generales contra-rios a la imposición-elección de Ca-lles para la Presidencia; avasallarían a Vasconcelos y eliminarían a los anti reeleccionistas, así como a grupos re-accionarios, incluyendo a miembros de la jerarquía católica y los criste-ros. Obregón fue asesinado cuando Calles, desde la presidencia, apoyaba su reelección. En esas circunstancias mantendría el control del gobierno y organizaría el sistema político junto

con los obreros, campesinos, clases medias, los políticos y los revolu-cionarios para terminar el desorden causado por más de 200 partidos po-líticos locales, regionales y nacionales agrupándolos en uno solo: el Partido Nacional Revolucionario (PNR). El presidente Calles, junto con Emilio Portes Gil, concedería la autonomía universitaria convirtiéndose en es-tadista al decidir que había llegado el momento para que México transitara de un régimen de personalidades y de caudillos a otro de instituciones.

El PNR coordinó la elección de Lázaro Cárdenas con base en su pla-taforma política y el cumplimiento del Plan Sexenal. Su objetivo: el me-joramiento económico y social de la población. El Presidente electo estaba obligado a cumplirla y el PNR a recla-mar sus desviaciones. La reforma del Artículo Tercero creaba la educación socialista y “científica” para diferen-ciarla del socialismo utópico y del socialismo cristiano y creó dentro de la SEP el Instituto de Orientación So-cialista, la Confederación Nacional de Cámaras de Comercio. Inició la orga-nización institucional de la sociedad con los sectores público y privado. En este proceso cubrió tanto los aspectos políticos como los económicos y ad-ministrativos.

Trató de despersonalizar la políti-ca y eliminar la influencia del gene-ral Calles, obligándolo a salir del país, aunque de él tomara las bases del fortalecimiento de las instituciones. Encabezó un gobierno de izquierda. Consolidó el Poder Ejecutivo. Trans-formó el PNR en el Partido de la Re-

2011 I PLATAFORMA : 59

El PRI en busca del modelo perdido

volución Mexicana (PRM) con sus sectores obrero, campesino y popular, basado en la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Esta-do (FSTSE) y agregó el sector militar. Completó la organización de masas. Avanzó notablemente en el reparto de tierra. Creó la Confederación Na-cional de Cámaras de Comercio, el Banco Nacional de Crédito Ejidal, el Banco Nacional de Comercio Exte-rior y la Nacional Financiera. Fundó el Politécnico Nacional, las Universi-dad Obrera y la CTM. Consolidó la in-dependencia económica al consumar la expropiación petrolera en 1938.

Defendió la intervención del Es-tado como rector de la economía. Encontró serias resistencias internas de parte de los grandes empresarios, grupos conservadores y prelados de la iglesia; y externas de los gobiernos de Estados Unidos e Inglaterra. Re-conoció al gobierno republicano de España y abrió las puertas del país a los refugiados.

La sucesión de Cárdenas no fue fá-cil; se daba en el momento en que Es-tados Unidos intensificaba su partici-pación en la Segunda Guerra Mundial y necesitaba la solidaridad de México. Políticos, revolucionarios, grupos de presión y de poder se enfrenaron al dilema de intensificar las reformas cardenistas o atenuarlas. La decisión fue girar a la derecha. El general Ma-nuel Ávila Camacho no inquietaría a nuestros vecinos y calmaría a los con-servadores. Pero dividiría al ejército. El nombramiento de Cárdenas como secretario de la Defensa calmaría los ánimos de los generales inconformes.

La segunda etapa se iniciaba en 1940 y terminaría en 1958. Los dos primeros, Ávila Camacho y Miguel Alemán, señalan el viraje a la derecha aunque no abandonaron la interven-ción del Estado y el sistema de econo-mía mixta que se estaba conforman-do. El primero inició su gobierno con un llamado a la unidad. Logró que todos los ex presidentes asistieran a su toma de posesión. Por primera vez se vieron juntos a Calles y a Cárdenas después de su distanciamiento y del exilio. Diseñó un gobierno que cali-ficó como “economía de transición.” Consistía en armonizar a los factores de producción otorgando un papel protagónico a las Cámaras empre-sariales. La Canacintra, Concanaco, Concamin y el Centro Patronal se convertirían en órganos de consul-ta sobre política y diseño de política económica del gobierno. Estados Uni-dos necesitaba el apoyo de México y los industriales respondieron crean-do miles de empresas en apoyo a las demandas de la economía de guerra que enfrentaban nuestros vecinos. La creación del Centro Patronal y el Pac-to de Unidad Obrera para la defensa del país sellaban el compromiso que exigía el momento histórico.

En ese sexenio, a partir de 1943, la economía mexicana entraba a la bo-nanza del ritmo de crecimiento de la economía mundial. Se iniciaban los tiempos del “milagro mexicano” o el “desarrollo estabilizador” que dura-ría, más o menos hasta 1973, con cre-cimientos anuales de 7% o más. Para fortalecer los planes de gobierno se crearon los Bancos del Pequeño Co-

60 : PLATAFORMA I 2011

Romeo Flores Caballero

mercio y de Crédito Urbano así como el Fondo de Fomento a la Industria. La Nacional Financiera se transfor-mó en Banco Oficial de Desarrollo y se integró la Confederación Nacional de la Industria de Transformación y el Banco de Fomento Cooperativo.

Esto propició el regreso de capita-les y el aumento de la inversión ex-tranjera. Se creó el Seguro Social y la CNOP. Se reformó el Artículo Tercero y se facultó al Presidente para cam-biar o anular la propiedad de la tie-rra, con lo que se relajaba el Artículo 27. Además, alteró la observancia del Artículo 130 y el laicismo oficial al declararse “creyente.” Sin embargo, mejoró las relaciones con la jerarquía religiosa, al tiempo que permitía el nepotismo, la corrupción y la impuni-dad. Para terminar su sexenio y trans-formar, en plena campaña alemanista, al PRM en el PRI actual.

Miguel Alemán inicio la etapa de los regímenes de civiles del país. México presentaba características de una sociedad moderna y urbana. El Presidente mantuvo la intervención del Estado. Aumentó a más de 100 el número de empresas hasta convertir-las en un elemento fundamental para la economía del país. Su diversidad y proyección abarcaba las áreas de fi-nanzas, energéticos, comunicaciones y transportes, fomento industrial, ci-nematografía e infraestructura social. El desarrollo industrial y la economía de México dependían de la demanda consecuente con la participación de Estados Unidos en la Segunda Gue-rra Mundial y la Guerra de Corea. Sin embargo, al terminar las guerras

y entrar en la etapa de la Guerra Fría, el país padecería una seria desesta-bilidad económica y un grave des-equilibrio del poder adquisitivo de la población. Disminuyó la demanda internacional de materias primas y de productos manufacturados. Disminu-yó el consumo interno y se avecina-ba una grave crisis económica que obligó a devaluar el peso de $4.85 a $8.65 por dólar, utilizar las reservas del Banco de México y disminuir el circulante.

En 1946 se otorgó el voto a las mu-jeres en las elecciones municipales. Antecedente del voto femenino que se concedería en 1953. La corrupción y la impunidad crecieron notable-mente. Los excesos llevaron a la des-confianza de la administración y el desprestigio de la política y de los po-líticos así como la institucionalización del dedazo como método de elección de los candidatos. A esta época co-rresponde el ensayo del maestro Co-sío Villegas sobre la idea de la muerte de la Revolución Mexicana. El Ges-ticulador de Rodolfo Usigli sería un buen ejemplo del desorden y relaja-miento social y político que se vivía en México.

Don Adolfo Ruiz Cortinez, hom-bre probo, respetado y eficaz admi-nistrador se colocó al centro de la geometría política e intentaría co-rregir las desviaciones, los excesos y la corrupción. Fortaleció la unidad nacional, neutralizó la disidencia de Miguel Henríquez Guzmán, decidió sanear la administración pública, pro-movió la Ley de Responsabilidades y la Ley de Estímulos a funcionarios

2011 I PLATAFORMA : 61

El PRI en busca del modelo perdido

y empleados federales, restringió el gasto público e intentó recuperar la confianza en el sistema político. Enfo-có la economía con la marcha al mar y la promoción el desarrollo agríco-la e industrial, fomentó la inversión pública y privada, creó el Fondo de Garantía para La Pequeña y Media-na Industria, integró el Complejo Industrial de Ciudad Sahagún, creó el Instituto Nacional de la Vivienda, el Centro Médico Nacional y la Co-misión Nacional de Energía Nuclear. Trató de mantener la estabilidad de precios, equilibrar la balanza comer-cial, apoyar la producción, aumentar los incentivos fiscales y otorgar crédi-tos a la industria.

Sin embargo, no pudo evitar la con-centración de la riqueza en pocas ma-nos. El costo de la vida se elevó y dis-minuyó el poder adquisitivo. La fuga de capitales ocasionó la devaluación del peso de $8.65 a $12.50 por dólar y creció la inestabilidad social y política con los conflictos de los sindicatos de electricistas, cinematografistas, ferro-carrileros y el magisterio. Logró co-rregir una buena parte de los conflic-tos que heredó y entregó el gobierno a los regímenes de centro izquierda.

Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez y José López Portillo inician la cuarta etapa. Los cuatro abogados, cada uno con su estilo personal de gobernar, fortalecieron la rectoría del Estado; modernizaron la administración pú-blica, integraron gobiernos progresis-tas; crearon empresas para favorecer a obreros, campesinos y empresarios; consolidaron el nacionalismo revolu-

cionario, promovieron la distribución del ingreso; trataron de evitar la con-centración de la riqueza; defendie-ron la justicia social; incrementaron la creación de empresas del Estado, superando a más de mil las depen-dencias federales, organismos des-centralizados y empresas de partici-pación estatal, con sus reformas a la Secretaría de Hacienda y creación de la Secretarías de la Presidencia, Patri-monio, Programación y Presupuesto con respectiva Ley para el Control.

Las empresas del Estado se convir-tieron en factores eficaces del desa-rrollo nacional y de la independencia económica; continuaron la reforma laboral y agraria. Fortalecieron Pe-mex y CFE; la Nacional Financiera y el Banco Nacional de Comercio Ex-terior; Somex, Fovisste, Fideurbe, e Infonavit y consolidaron el ISSSTE y el IMSS. Los gobiernos continuaron con las reformas agraria y obrera in-crementando el reparto de tierras y creando instituciones para la protec-ción de los trabajadores como la Pro-curaduría del Trabajador en materia de salario y consumo y la Procuradu-ría Federal en Defensa del Trabajo. La reforma educativa intensificó la edu-cación pública, laica y gratuita; el Plan de Once Años y los Libros de Texto Gratuito. Continuó con la Univer-sidad Autónoma Metropolitana, los Tecnológicos Regionales y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, así como con los Conalep.

La explosión demográfica obligó al gobierno a promover políticas so-ciales, se atendió la movilidad social, económica y política. Las nuevas ge-

62 : PLATAFORMA I 2011

Romeo Flores Caballero

neraciones se incorporaron al servicio público, se superaron los conflictos obreros y campesinos, especialmente de ferrocarrileros, electricistas, cine-matografistas, médicos y residentes, del magisterio y los movimientos estudiantiles. Se sometieron las gue-rrillas urbanas y campesinas. El Es-tado no dudó en reprimirlos cuando sintió amenazada su autoridad y las instituciones, la estabilidad política, la paz social y la “magnificencia de la Presidencia”. Todos se intentaron ne-gociar. No todos tuvieron el esperado resultado feliz. Hubo encarcelados, acusados del delito de disolución so-cial y algunos exiliados. También se promovieron la reforma política con los diputados de partido, la edad para votar a los jóvenes de 18 años, la refor-ma electoral con el Cofipe. Aumentó el número de diputados a 500 y el de senadores a 128.

Los partidos e ideologías tuvieron voz y voto y estuvieron representados en el Congreso de la Unión.

Los presidentes defendieron los principios constitucionales de po-lítica exterior: la independencia, la soberanía, los principios de no inter-vención, la autodeterminación de los pueblos y la solución pacífica de los conflictos. Reconocieron a la Revo-lución Cubana y a Fidel Castro y se opusieron a la expulsión de Cuba de la OEA. Rompieron relaciones con Pinochet y defendieron a Chile y a Salvador Allende, la organización de los países No Alineados, la Carta de los Derechos y Deberes Económicos de los Estados y el Sistema Económi-co Latinoamericano (SELA). Mantu-

vieron las relaciones con el régimen cubano y abrieron las puertas a los países del mundo.

Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz mantuvieron los niveles de la deuda externa bajo control, no superaron los cuatro mil millones de dólares y aprovecharon las ventajas del desarrollo estabilizador que ter-minaría en los inicios del gobierno del Presidente Echeverría. Éste y López Portillo padecieron las con-secuencias de la Guerra Fría y el en-frentamiento y la competencia entre Estados Unidos y la Unión Soviética. La disminución de la actividad eco-nómica en el mundo y la desigualdad entre los países desarrollados del Norte y subdesarrollados del Sur (el Diálogo Norte Sur). La ausencia de inversiones del sector privado nacional y extranjero, el exceso de liquidez, el mundo en busca de in-versiones fáciles o en préstamos a bajas tasas de interés y los descubri-mientos de nuevas zonas petrolífe-ras facilitaron los accesos a la deuda externa, el primero ascendió a 19 mil millones de dólares y el segundo a 80 mil millones de dólares.

El gobierno del presidente López Portillo, el último de los regímenes de la Revolución mexicana, entendió la lealtad de los banqueros y la rea-lidad de sus sueños de administrar la bonanza petrolera. Terminó con serios desajustes ocasionados por el incremento de las tasas de interés de la deuda externa y la baja de los pre-cios a los productos de exportación. El país se quedó sin los ingresos ne-cesarios y aumentó el gasto público.

2011 I PLATAFORMA : 63

El PRI en busca del modelo perdido

Había un déficit en cuenta corriente por 12 mil millones de dólares. Para resolver la crisis modificó la política cambiaria, convirtió los depósitos en moneda extranjera, nacionalizó la banca, creó un fondo nacional de so-lidaridad y modificó la estructura del Banco de México. Por el momento se logró frenar la fuga de capitales pero no la crisis estructural. Al disminuir las reservas internacionales del Banco de México, el gobierno se retiró del mercado cambiario en 1981. El pro-blema no se resolvió: bajó el ritmo de la producción, aumentó el déficit de la balanza de pagos, creció la fuga de capitales, disminuyeron los ingresos y aumentó el desempleo.

Hasta ahora, el PRI, el gobierno y el Estado respondían, bien o mal, a los ideales de los revolucionarios y los principios de la Constitución de 1917. En este tiempo se cumplió la hazaña de ofrecer educación, alimen-tación, salud y vivienda a una pobla-ción que creció de 15 a 100 millones de habitantes, se mantuvo la paz y se modernizó la política. Defendió la soberanía y la independencia. Era el Partido, el gobierno y el Estado de la justicia social, intervenía en la eco-nomía para crear instituciones socia-les a favor de obreros, campesinos y empresarios desde su organización sindical, y el reparto agrario hasta el Seguro Social, desarrolló las institu-ciones y las estructuras económicas, administrativas y políticas por las que transitaría nuestro país en su historia. Era el partido y el gobierno del pleno empleo, de la justicia social y John M. Keynes era su ideólogo.

La quinta etapa se inicia a partir de 1982 con la incorporación de los gobiernos neoliberales: tres del PRI, Miguel de la Madrid Hurtado, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo Ponce de León, hasta el 2000; y dos abanderados como candidatos a la presidencia en la oposición de los go-biernos panistas; Francisco Labastida Ochoa y Roberto Madrazo Pintado.

En esta etapa comienzan a tener sentido las predicciones de Richard Lansing, ex secretario de Estado de Estados Unidos, dirigidas al perio-dista J.C. Hearst: “México es un país extraordinariamente fácil de domi-nar, porque basta con controlar a un solo hombre, el Presidente�”. Y agre-gaba: “debemos abrirle a los jóvenes mexicanos ambiciosos las puertas de nuestras universidades y hacer el esfuerzo de educarlos en el modo de vida americano, en nuestros valores y en el respeto del liderazgo de Esta-dos Unidos”. Además, pronosticaba, “esos jóvenes se adueñarán de la Pre-sidencia, sin necesidad de que Esta-dos Unidos gaste un centavo o dispare un tiro, harán lo que queramos y lo harán mejor y más radicalmente que nosotros.”

Miguel de la Madrid, Carlos Salinas y Ernesto Zedillo encabezaron la eta-pa neoliberal y el viraje a la derecha. El primero realizó un gran esfuerzo por superar una de las crisis más dra-máticas de la historia. Se convirtió en un Presidente de transición. Aunque asegurara a los mexicanos que nacio-nalismo y revolución eran conceptos inseparables. Anunció el Programa de Reordenación Económica, la reestruc-

64 : PLATAFORMA I 2011

Romeo Flores Caballero

turación de la banca y la elaboración e instrumentación del Plan Nacional de Desarrollo. Inició el viraje hacia el neoliberalismo al iniciar una repriva-tización parcial de la banca y abrió las áreas prioritarias a la participación de los sectores privado y público. Re-formó y adicionó la Constitución y el Plan Nacional de Desarrollo. Devaluó la moneda y deslizó el peso, algunos bancos se convirtieron en sociedades nacionales de crédito y otros se fusio-naron. Para 1985 se intensificó la ven-ta, liquidación, fusión o transferencia de 236 empresas del Estado. Y se en-frentaron las graves consecuencias humanas, económicas y sociales del sismo de 1985.

Se otorgaron mayores facultades a los municipios y “La Legislación de la Crisis” aprobó conformar la Cámara de Diputados con 500 representantes: 300 de mayoría relativa y 200 de re-presentación proporcional y un nuevo Código Federal Electoral. Sin embar-go, el Presidente insistía que “debían moderarse los excesos liberales que se habían dado en el pasado sin llegar a modelos intervencionistas”.

El PRI entraría en crisis. Pagaba la culpa social económica y política de gobiernos ineficientes. Había voces que pedían el cambio de ideología, siglas y colores. El prestigio inter-nacional de México era seriamente cuestionado. Una nueva generación llegaba al gobierno que parecía cum-plir las premisas del ex secretario Lansing. De tal manera que no resultó extraño que adoptara el Consenso de Washington para cambiar el rumbo del sistema político mexicano.

Los presidentes Salinas y Zedillo definieron el cambio a la derecha. Ambos economistas y tecnócra-tas. Uno del Politécnico y otro de la UNAM. Ambos neoliberales se for-maron en universidades prestigiadas de Estados Unidos: Harvard y Yale. La elección del primero fue seriamente cuestionada, la del segundo inespe-rada, paso inadvertida y no llegó a convencer. Aceptaron terminar la in-tervención del Estado en la economía, abrir el país a la economía de merca-do, eliminar los requisitos para la in-versión extranjera y relajar los deli-tos de cuello blanco. Adelgazaron al Estado hasta la bulimia, privatizaron el patrimonio nacional y con ellas las empresas del Estado. Las exigencias del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial se cumplían. Para ellos, modernizar significaba olvidar el pasado y globalizar la economía que sólo beneficiaría a los países más desarrollados.

Para principios de la década de 1990 se borró la reforma agraria y se reformaron las relaciones del Estado con las iglesias. Se privatizaron la ma-yoría de las empresas más importan-tes encabezadas por Telmex. Sobre-vivieron Pemex y CFE. La corrupción se convirtió en estructural y creció a niveles jamás vistos. Se intensifi-caron las negociaciones del Tratado de Libre Comercio que termina- ron de prisa y con problemas. Con todo, la crisis económica aumentaba con la inflación y la fuga de capitales, se eliminaron los tres ceros y los des-equilibrios financieros aumentaban. La deuda superó los 140 mil millones

2011 I PLATAFORMA : 65

El PRI en busca del modelo perdido

de dólares. La privatización benefició a un grupo de inversionistas y empre-sarios favoritos del gobierno y algunos extranjeros asociados con mexicanos. La gran mayoría terminó en fracaso para la mayoría con el beneficio para una minoría nacional y extranjera.

El PRI también entró en un pro-ceso de modernización neoliberal. Se intentó cambiar a la CNOP por UNE y se crearon comités de soli-daridad junto con los seccionales creando confusión y desorden. Se intentó fincar el liberalismo social. Y la confusión crecía entre los mili-tantes y los ciudadanos, más con el reconocimiento de triunfos electora-les inexistentes de la oposición pro-liferando las “concertacesiones” en todos los niveles de gobierno. Junto a ello la imposición de candidatos sin militancia partidista, tecnócratas, em-presarios, cimarrones, conservadores y activistas de izquierda. La inestabi-lidad política y social se incrementó con el surgimiento del Ejército Zapa-tista de Liberación Nacional y la fuga de capitales terminó por agudizar la crisis financiera. El desconcierto y la frustración social se agudizó aún más con el asesinato de Luis Donal-do Colosio, candidato a la Presiden-cia y, posteriormente, con el de José Francisco Ruiz Massieu y el Cardenal Posadas Ocampo.

Zedillo se inauguró con el “Error de Diciembre.” Era un inexperto en asuntos políticos. Desconocía el sistema político en que se formó y sólo conocía en teoría el neoliberal que deseaba administrar. Los inver-sionistas perdieron confianza en un

peso sobrevalorado que pronto per-dería 40% frente al dólar y, con ello, la quiebra de empresas y el aumento del desempleo. La inflación se salió de control. Los costos políticos los pagaría el PRI; la apertura económi-ca y las privatizaciones las pagaría la sociedad en general. El Presidente logró convencer a su homólogo Bill Clinton de apoyar la crisis con un préstamo de 50 mil millones de dó-lares. Comprometiéndose, a espaldas del Congreso, el cumplimiento de los principios del Consenso de Washing-ton, especialmente la aprobación del IVA, incluyendo medicinas y alimen-tos, continuar la privatización de las empresas del Estado incluidas Pemex y CFE, asegurar la alternancia, que significaba derrotar al PRI, y dejar en garantía los ingresos de Pemex por 10 años. En la crisis, el Estado in-tervino en la economía para proteger a empresarios y banqueros. Después de haber administrado el Ficorca, para favorecer a industriales, crearía el IPAB y el Fobaproa para proteger a los banqueros y protegiendo a los ahorradores. También creó el Procap-te para facilitar el acceso y aumentar el volumen de capital extranjero en nuestro sistema bancario.

Padeció la masacre de Acteal en Chiapas y la de Aguas Blancas en Guerrero y, en política, estableció la “sana distancia” con el PRI, cu-yos presidentes no duraban un año. Los nombraba y los cambiaba al más puro estilo autoritario. Demasiados cambios para ser un instituto políti-co respetado. Aunque la división del PRI comenzara desde la creación de

66 : PLATAFORMA I 2011

Romeo Flores Caballero

la Corriente Renovadora, Zedillo la intensificó. Preparó la alternancia el último año de su gobierno. Además del menosprecio al priismo, se rea-lizaron acciones concretas que no cumplió deliberadamente y que irri-taban a la sociedad como: no resol-ver la huelga de la UNAM, no regu-larizar los autos identificados como “chocolates”, no conceder los fondos de Procampo, desviar los fondos de las Cajas de Ahorro y crear el IPAB y el Fobaproa para favorecer a la clase dominante, suspender la inversión de fondos para desarrollo social y obstaculizar los trabajos de gestión social del PRI. La apertura políti-ca de Zedillo permitió el triunfo de Cuauhtémoc Cárdenas en el D.F. y que el PRI perdiera la mayoría en la Cámara de Diputados.

Cambió la ideología del Estado, del gobierno y del PRI, para interve-nir en favor de obreros, campesinos y empresarios creando desde las ins-tituciones financieras, industriales y sociales como el Banco de México, Pemex y el IMSS. Un Estado que bus-caba la justicia social y el pleno em-pleo cuyo ideólogo era John M. Ke-ynes por otra en el que el Estado, el gobierno y el PRI promovían la inter-vención del Estado pero no en favor de obreros y campesinos sino creando instituciones en favor de empresarios y banqueros, como el IPAB y el Foba-proa, y privatizando el patrimonio nacional donde su objetivo es el bien común y su ideólogo Milton Freed-man. En estas circunstancias no debe extrañar que el PRI haya perdido el rumbo y las elecciones de sus dos úl-

timos candidatos a la Presidencia de la República: Francisco Labastida y Roberto Madrazo.

Romeo Flores Caballero

Catedrático e historiador.

2011 I PLATAFORMA : 67

Una agenda internacional de consenso

Los tiempos electorales anuncian el inicio del análisis y reflexión, entre otros temas, de la agenda

internacional de México en los años por venir.

El objetivo será buscar un consen-so, lo más amplio posible, para propo-ner una política exterior que satisfaga las aspiraciones del mayor número de mexicanos a raíz de los enormes cam-bios internacionales del siglo XXI.

En un mundo globalizado, los tér-minos de la inserción de México en la economía mundial determinarán, en gran medida, el bienestar de los mexi-canos. Para que esa inserción sea exi-tosa, requiere de una política interna que haga de México un país más com-petitivo y de una política exterior que responda de manera acorde.

Bajo cualquier contabilidad, Méxi-co se encuentra entre las 15 econo-mías más grandes del mundo, aunque no hace muchos años la Organización de las Naciones Unidas (ONU) nos

calificó como la décima y, en conse-cuencia, fijó la cuota anual de mem-brecía a pagar. Si aspiramos a crecer a un ritmo más acelerado, para abatir los márgenes de pobreza y desigual-dad, debemos de aspirar a cumplir con la responsabilidades que se de-rivan de estar en el grupo de países con mayor peso económico en lo que resta del siglo XXI.

Por ello, la primera gran pregunta que nos debemos hacer es si México quiere una presencia y una influencia mundial. Y en torno a esa pregunta, surgen otras: ¿quiere México tener un peso político que apoye la diversifica-ción de su comercio y las fuentes de inversión?, ¿existe el consenso para asumir las decisiones que fortalez-can su personalidad internacional?, ¿existe la disposición para ampliar su representación diplomática en todos los continentes?, ¿queremos tener propuestas constructivas en los fo-ros mundiales y regionales?, ¿vamos

¿Quiere México una presencia y una influencia mundial?

Roberta Lajous Vargas

internacional

68 : PLATAFORMA I 2011

a asumir todos los compromisos que tenemos con la Organización de las Naciones Unidas? y ¿vamos a buscar ocupar más posiciones de liderazgo en los distintos órganos que gobier-nan los foros multilaterales?

Bernardo Sepúlveda, José Án-gel Gurría y Alicia Bárcena ocupan importantes posiciones en la Corte Internacional de Justicia, la Organi-zación para la Cooperación y el Desa-rrollo Económico (OCDE) y la Comi-sión Económica para América Latina (CEPAL) de la ONU, pero tenemos recursos humanos de primer nivel para ampliar la lista a los más altos niveles, y en los intermedios también, de las organizaciones mundiales y re-gionales.

México tiene una tradición de par-ticipación en la construcción de las principales instituciones internacio-nales vigentes en nuestros días y en el desarrollo del derecho internacional contemporáneo.

Los principios que orientan nues-tra política exterior están consagra-dos en el artículo 89 de la Constitu-ción Política de los Estados Unidos Mexicanos, incluyendo la más re-ciente modificación que incorporó el respeto a los derechos humanos en su más amplia consideración.1

La expresión de estos principios es aceptada de manera unánime por las fuerzas políticas representadas en el Senado de la República, lo cual supo-ne el consenso de la orientación bási-

ca de nuestro quehacer internacional. Los principios son los mismos pero

el contexto internacional cambia, por lo tanto se requiere de una estrategia decidida para darle a México un lide-razgo mundial. Tal vez ha llegado el momento de definir una política ex-terior de Estado con continuidad a la proyección internacional de nuestros intereses, pero ello será resultado de un ejercicio democrático de amplia participación.

LA COYUNTURA ACTUAL Los ataques terroristas a las ciudades de Nueva York y Washington D.C. en 2001 y posteriormente a las de Madrid en 2004 y Londres en 2005 han cen-trado, en gran medida, la agenda inter-nacional en el tema de seguridad y lu-cha contra el terrorismo internacional.

Estados Unidos ha incrementado su gasto militar de manera notable en los últimos años y ha extendido su presencia de combate militar, con el apoyo de sus aliados de la Organiza-ción del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), a Irak, Afganistán y, de ma-nera reciente, a Libia y otros países del Medio Oriente.

Mientras Estados Unidos, la pri-mera potencia mundial incuestiona-ble, concentra su atención en regio-nes lejanas, de manera inesperada México y Canadá hemos sufrido las repercusiones de una mayor vigilan-cia a lo largo de las amplias fronteras que ambos países compartimos con nuestro principal socio comercial.

Para México, la situación se ha complicado por la difícil lucha contra el tráfico de drogas que genera el con-

1. En junio de 2011 fue promulgada una amplia reforma constitucional para incluir como norma los pactos inter-nacionales sobre derechos humanos que incluyó una mo-dificación al Art. 89 que define los objetivos de la política exterior.

Roberta Lajous Vargas

2011 I PLATAFORMA : 69

ton el pasado mes de junio, indicó el amplio consenso entre las principales fuerzas políticas de ambos países para cooperar en la lucha contra el narco-tráfico y sus ramificaciones. Existe la voluntad política para hacerlo, pero habrán de precisarse las directrices y tácticas a seguir por los respecti-vos poderes ejecutivos dentro de su propio territorio y en la cooperación bilateral.

La importancia de la relación bi-lateral y la inminencia de atender los problemas de seguridad y lucha con-tra el narcotráfico no son razón para dejar que la agenda internacional de México se limite por ello.

Debemos atender la seguridad y el comercio para obtener el máximo provecho del Tratado de Libre Co-mercio de América del Norte (TL-CAN), pero la acción de México no se debe acotar por ello. Por el contra-rio, entre más decidida y eficaz sea la estrategia en el ámbito bilateral y trilateral, para incluir a Canadá, más posibilidades de acción se tendrá en el regional y en el mundial.

Si México es visto en el mundo como un país abrumado por la lucha contra el narcotráfico es difícil que tenga influencia en otras regiones o en otros temas de la agenda global.

UNA AGENDA PARA LA DISCUSIÓN1. El combate al tráfico de drogas debe estar respaldado por la comunidad in-ternacional en su conjunto y debe be-neficiarse de las experiencias en otras partes del mundo. Es el momento de revisar los compromisos adquiridos por los miembros de la ONU durante

sumo de sustancias ilícitas en Esta-dos Unidos. A la ya de por sí cargada agenda bilateral se ha venido a sumar el tema de la violencia en la frontera y diversas zonas del país, consecuen-cia del redituable negocio que resulta de introducir sustancias prohibidas producidas en México y en otras re-giones y del trasiego de armas de alto poder procedentes de Estados Unidos para coadyuvar en el tráfico ilícito de drogas, personas y dinero.

Ante esta nueva coyuntura cobra especial relevancia el futuro de la es-trategia a seguir en la cooperación bi-lateral de lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado.

Si bien Estados Unidos acepta una responsabilidad compartida para en-frentar el problema del tráfico de dro-gas, resulta urgente obtener mejores resultados no sólo en la lucha contra el crimen organizado que controla el tráfico de todo tipo de ilícitos, sino para brindar una mayor seguridad a la población de ambos lados de la frontera, en particular a la mexicana que sufre de manera más aguda las consecuencias de las actividades del crimen organizado que incursiona en delitos paralelos como extorsiones y secuestros.

La elección de nuevos gobiernos en México y Estados Unidos, durante 2012 permitirá la revisión de estrate-gias vigentes para diseñar la coordi-nación futura, en busca de resultados que hasta ahora dejan mucho que de-sear para ambos países.

La reciente reunión interparla-mentaria entre México y Estados Unidos, que tuvo lugar en Washing-

Una agenda internacional de consenso

70 : PLATAFORMA I 2011

Roberta Lajous Vargas

la Cumbre Mundial de las Drogas que tuvo lugar en Nueva York en 1998 a iniciativa de México.

Es momento de revisar las estra-tegias que han tenido éxito y las que han fracasado; de evaluar el resultado de los compromisos adquiridos en-tonces para reducir la producción, el tránsito y el consumo de drogas, pero ahora de manera paralela a los esfuer-zos en la lucha internacional contra el crimen trasnacional organizado.

2. El enfoque de lucha contra las drogas debe tener una estrategia re-gional. La producción, tráfico y con-sumo de drogas en México están ín-timamente ligados también a los de Centroamérica y el Caribe, por lo cual la estrategia de combate debe tener un énfasis regional.

Las medidas tomadas por México tienen repercusión en los países con los que tenemos una frontera terres-tre o marítima. El éxito en un país puede causar más que un dolor de cabeza para el vecino y a la larga traer consecuencias aun peores para las instituciones políticas y de seguridad pública de la nación que las originó.

Los ciudadanos de cada país son los que padecen el flagelo del crimen organizado y son los jóvenes cuyas oportunidades de vida están siendo limitadas por la falta de crecimiento económico, resultado en gran medida por la inseguridad.

3. Al igual que el combate al tráfico de drogas y al crimen trasnacional or-ganizado, la migración debe verse con un enfoque regional. Para México, lo que ocurre en la frontera sur está liga-do con la frontera norte.

No podemos ignorar el drama que viven miles de migrantes centroame-ricanos que atraviesan el territorio de México y que sufren la agresión del crimen organizado. Se trata de la vio-lación a los derechos humanos de los migrantes mexicanos y de América Central dentro del propio territorio de México y del de Estados Unidos.

Habrá que analizar las fuerzas del mercado laboral y sus consecuencias a través de las fronteras regionales. Para ello habrá que fortalecer el diá-logo con los países de América Cen-tral y los mecanismos para impulsar el desarrollo regional. A 20 años del establecimiento del Mecanismo de Diálogo y Concertación de Tuxtla, urge buscar propuestas innovadoras para impulsar el desarrollo regional.

4. Alrededor de 10 millones de mexicanos viven en el exterior. Cerca de una décima parte de la población de México reside en Estados Unidos. Es posible que cinco millones carez-can de documentos migratorios. Pero la cifra puede ser mayor.

El gobierno de México tiene una larga tradición de protección consular para dar atención y documentación a estos millones de connacionales, pero los servicios tienen que ampliarse, modernizarse y ser más eficaces para responder a sus necesidades.

Necesitamos idear nuevas formas administrativas para atender sus de-mandas. Pero también, dentro del más amplio respeto a la legislación interna de Estados Unidos, buscar acuerdos que faciliten el tránsito de los trabajadores para satisfacer las de-mandas del mercado laboral. México

2011 I PLATAFORMA : 71

Una agenda internacional de consenso

emergentes más dinámicas junto con China, India, Rusia y Sudáfrica en el grupo de los BRIC, en el cual llama la atención la ausencia de México.

6. México ha logrado un significa-tivo encuentro con la Unión Europea (UE) desde la firma de un acuerdo de libre comercio con esa región en 1988, que constituye hoy el mercado más grande del mundo.

Conforme se amplía la membresía de la Unión, crece el número de paí-ses con los cuales México desarrolla una relación a través de los mecanis-mos de diálogo político y cooperación económica que dicho acuerdo insti-tuyó. También hemos establecido una presencia en el grupo de países miembros del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC) que tiene gran potencial hacia el futuro.

Apenas cubrimos la representación diplomática en los países miembros de la UE y la APEC, muchas veces con embajadas concurrentes, pero no tenemos una representación sa-tisfactoria en el continente africano y Asia Central, donde existen amplias oportunidades para diversificar nues-tras relaciones económicas y afirmar nuestra presencia política y cultural.

Los recortes presupuestales han sa-crificado embajadas y representacio-nes que había costado mucho trabajo abrir, con la consecuente impresión negativa, para los países que recibie-ron con beneplácito nuestra presencia, de que realmente no estaba en el inte-rés de México profundizar la relación.

El fortalecimiento de la presencia internacional de México requiere importantes decisiones presupues-

ha empezado a hacerlo en la frontera sur, al otorgar un mayor número de visas temporales y facilitar la expe-dición de documentación para evitar abusos laborales.

5. La diversificación de nuestras re-laciones exteriores ha sido una pre-ocupación de los sucesivos gobiernos de México desde el siglo XIX. Pese a todos los esfuerzos, el comercio y la inversión se sigue concentrando en nuestro principal socio comercial: Estados Unidos.

Razón de más para seguir insistien-do en la necesidad de fortalecer nues-tra representación diplomática en otras partes del mundo con el objeti-vo de buscar socios estratégicos que nos abran nuevos mercados, fuentes de inversión y tecnologías. En Amé-rica Latina y el Caribe hay grandes oportunidades para el crecimiento de las empresas mexicanas en mer-cados que le son más familiares y que han dado buena acogida a productos mexicanos.

México es parte de América Latina y el Caribe y por esa razón debe ase-gurar su participación en todos los fo-ros regionales. Sin embargo, avanza la consolidación de instituciones exclu-sivamente sudamericanas que todavía no incluyen la participación de Méxi-co. Debemos insistir en que las alian-zas estratégicas con nuestros principa-les socios en la región apoyen nuestra incorporación a todos los esquemas de la región a la que pertenecemos.

Resulta apremiante considerar un acercamiento con Brasil, país que es visto en el resto del mundo como lí-der en la región y entre las economías

72 : PLATAFORMA I 2011

Roberta Lajous Vargas

tales para ampliar y sostener la red de embajadas y oficinas promotoras del comercio y la inversión en todo el mundo. Por ello, la ampliación de la representación internacional de nuestro país requiere de un lideraz-go a largo plazo del poder ejecutivo y, también, del legislativo.

7. México tiene una larga tradición de participación en los foros multila-terales. Conforme crece la necesidad de una mayor cooperación interna-cional en temas tan urgentes como el cambio climático o el desarme mun-dial, la nación tiene que refrendar su compromiso con el seguimiento de toda la agenda global que cada día será más amplia para asegurar la su-pervivencia del planeta.

Una presencia activa en los foros mundiales y regionales requiere for-mar más y mejores especialistas y negociadores para cubrir la cada día más compleja negociación interna-cional.

Desde hace años existen esfuerzos para llevar a cabo una reforma de Or-ganización de las Naciones Unidas que refleje la nueva estructura de po-der mundial.

Existen foros paralelos informa-les que han venido a suplir las defi-ciencias de la propia organización mundial, especialmente en el campo económico. México ha estado pre-sente en todos ellos. Sin embargo, su ausencia en las Operaciones para el Mantenimiento de la Paz de la ONU ha restado legitimidad a nuestro re-clamo para tener mayor presencia e influencia mundial. Si hemos de par-ticipar en el Consejo de Seguridad de

la ONU con mayor frecuencia, para estar involucrados en las grandes de-cisiones que afectan al mundo, tene-mos que romper con viejos esquemas que han limitado nuestro papel inter-nacional.

8. México es un país con una gran cultura que proyectar al mundo. En Estados Unidos y Canadá la emigra-ción se ha encargado de llevar nues-tro idioma y nuestra cultura hacia re-giones cada vez más distantes.

En América Latina y el Caribe te-nemos, sin lugar a duda, una presen-cia privilegiada desde hace décadas gracias a la identidad que une y a nuestra significativa industria cultu-ral. Pero hay mucho más que hacer para proyectar la cultura mexicana al mundo entero y con ello, entre otras consecuencias, favorecer las corrien-tes de turismo hacia el país.

9. La posibilidad de fortalecer la cooperación internacional de México se ha enriquecido por la aprobación de legislación reciente. Sin embargo, no se han montado los mecanismos institucionales ni se han asignado los recursos presupuestales para dar for-ma a la posibilidad de recibir y otor-gar mayor cooperación, con lo cual se podría fortalecer de manera mucho más eficaz la proyección internacio-nal de nuestro país. La integración de una institución para cumplir ese pro-pósito resulta prioritaria y requiere de una discusión para determinar sus alcances.

10. Ningún país del mundo pue-de tener una política exterior ni una presencia internacional significativa sin un servicio exterior competente y

2011 I PLATAFORMA : 73

Una agenda internacional de consenso

comprometido. El número de plazas que tiene el servicio exterior no se ha ampliado de acuerdo con las necesi-dades que requiere una vigorosa pre-sencia internacional de México.

A pesar de que a través de los años ha mejorado mucho la selección, for-mación y condiciones de trabajo de sus miembros, falta mucho por hacer para poder ofrecer una carrera bien remunerada, con estímulos y certi-dumbre para quienes deciden optar por formar parte de un servicio civil cuyo ascenso se determine por méri-to. El servicio exterior mexicano es hoy en día motivo de orgullo nacional por los logros que ha alcanzado, pero requiere ampliarse y fortalecerse si ha de alcanzar grandes retos.

Roberta Lajous Vargas

Embajadora de México e investigadora de

El Colegio de México.

74 : PLATAFORMA I 2011

2011 I PLATAFORMA : 75

F I L I A L E S

F U N D A C I Ó N C O L O S I O A . C .

Aguascalientes AlfredoFematFlores

Baja California HugoAbelCastro

Baja California Sur HéctorLamasNoyola

Campeche AlejandrinaMorenoBarona

Chiapas ArmandoCortésRueda

Chihuahua MarceloGonzálezTachiquín

Coahuila EnriqueMartínezyMorales

Colima ErnestoPasarínTapia

Distrito Federal MauricioLópezVelázquez

Durango JorgeIvánDomínguez

Guanajuato GuillermoRuízdeTeresa

Guerrero MarioMontalvoZaldivar

Hidalgo BenjamínRicoMoreno

Jalisco HéctorPadillaGutiérrez

Estado de México HebertoBarreraVelázquez

Michoacán AlfonsoRescalaCárdenas

Morelos RodolfoBecerrilStraffon

Nayarit FranciscoAlbertoRiveraDomínguez

Nuevo León HéctorGutiérrezdelaGarzaOaxaca AndrésAvelinoSorianoMontes

Puebla HéctorSulaimanSafi

Querétaro AntonioMejíaLira

Quintana Roo SaraEstherMuzaSimón

San Luis Potosí LuzElenaCastilloGovez

Sinaloa JoséGuadalupeRoblesHernández

Sonora MiguelErnestoPompaCorella

Tabasco EstherAliciaDagtugLutzow

Tamaulipas HomarZamoranoAyala

Tlaxcala SalvadorDomínguezSánchez

Veracruz FernandoSánchezGarcía

Yucatán LeticiaMendozaAlcocer

Zacatecas RaúlFloresMuro

Esta edición consta de 5,000 ejemplares y

se terminó de imprimir en octubre de 2011 en

los talleres de Promodel Diseño S.A. de C.V. Juárez núm. 18-A, Col. Tlacopac

San Ángel, Álvaro Obregón, cp. 01040, México. D.F.

México.

DEFU

ELALCA

DE

FUTURO

EL PRI

ALCARA

EL P

ACADE

FUTURO

EL PRI

RI

ALCARA

CARA

DE

FUTU

EL

ALCA

Humberto Moreira Valdés

Enrique Peña Nieto

Manlio Fabio Beltrones

Antonia Martínez Rodríguez

Carlos Arriola

Jorge Medina Viedas

Rodolfo Becerril Straffon

Humberto Roque Villanueva

Romeo Flores Caballero

Roberta Lajous Vargas

03