resumen - william h. mcneill (1984)

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  • 8/6/2019 Resumen - William H. McNeill (1984)

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    William H. McNeill (1984)

    5. INTERCAMBIO TRANSOCENICO, 1500-1700

    En vista de lo ocurrido despus de que los espaoles inauguraran el libre intercambio de infecciones entre el Viejo y el Nuevo Mundo,parece seguro que los encuentros amerindios con la enfermedad antes de la llegada de Coln no haban sido importantes desde unpunto de vista epidemiolgico. La brusca confrontacin con la larga nmina de infecciones que europeos y africanos haban ido

    recogiendo a lo largo de cuatro mil aos de historia civilizada provoc un desastre masivo entre los amerindios. Las razones de esedesequilibrio no hay que buscarlas muy lejos. Las formas de vida, en general, haban evolucionado ms en Eurasia y frica comorespuesta a un mayor abanico de variables surgidas en una masa de tierra ms extensa. En consecuencia, las plantas y animales delViejo Mundo que los europeos llevaron a las Amricas desplazaron a menudo a las especies americanas nativas y perturbaron elanterior equilibrio ecolgico en formas explosivas. El nivel escasamente desarrollado de las enfermedades entre los amerindios fue,pues, slo un aspecto de una vulnerabilidad biolgica ms general, pero ese aspecto tuvo consecuencias particularmente drsticas parala vida humana. Es difcil obtener informacin precisa sobre las enfermedades en Amrica antes de la llegada de Coln. Parece que lascomunidades amerindias sufrieron poco de enfermedad, an cuando tanto en Mxico como en Per el tamao y la densidad de suspoblaciones haban sobrepasado con mucho el umbral crtico a partir del cual los organismos de la enfermedad contagiosa puedenmantener indefinidamente una cadena de infeccin entre personas. Probablemente, la razn fue que los animales domsticos de quedisponan los amerindios no eran portadores de infecciones similares a las que hacen posible la transmisin de su parasitismo a laspoblaciones humanas cuando stas son lo bastante grandes. As pues, con la posible excepcin del conejillo de Indias, las especiesamerindias domesticadas, al igual que las bandas de cazadores humanos que penetraron inicialmente en las Amricas, eran incapaces

    de sustentar cadenas de infeccin como las caractersticas de las enfermedades civilizadas. No es de extraar por tanto que, una vezque el contacto qued establecido, las poblaciones amerindias de Mxico y de Per fueran victimas, a escala masiva, de enfermedadesinfantiles comunes en Europa y para frica. El alcance del desastre resultante fue reflejo del hecho de que tanto el centro de Mxicocomo los ncleos del imperio inca estaban densamente poblados en el momento del descubrimiento de Amrica. La magnitud deldesastre resultante slo ha quedado clara hace muy poco tiempo. La opinin de los expertos antes de la segunda guerra mundial,subestimaba sistemticamente el volumen de las poblaciones amerindias, calculando que haba ente ocho y catorce millones dehabitantes cuando Coln desembarc. Sin embargo, estimaciones recientes han multiplicado las cifras anteriores por diez o por ms.Partiendo de tales niveles, la decadencia de la poblacin fue catastrfica. En una poca de crecimiento demogrfico para casi todo elmundo, nos es difcil imaginar tales catstrofes. Esto lleva consigo una serie de drsticas consecuencias psicolgicas y culturales. Lafe en las instituciones y en las creencias establecidas no puede resistir fcilmente tal desastre, y desaparecen las tcnicas y losconocimientos. La escasez de mano de obra y el retroceso econmico fueron otros resultados concomitantes. El desarrollo de formasde trabajo obligatorio y el abandono de las ciudades por las zonas rurales son respuestas necesarias para que sobrevivan las jerarquassociales. La desmoralizacin general y la renuncia a la voluntad de vivir ciertamente desempearon un importante papel en ladestruccin de las comunidades amerindias. Pero la violencia y la desconsideracin humanas, por brutales que fueran, noconstituyeron el factor principal para que las poblaciones amerindias se desintegraran como lo hicieron. Despus de todo, ni a losespaoles ni a otros europeos les interesaba que disminuyeran los potenciales contribuyentes y la mano de obra india. El principalpapel destructivo fue ciertamente el desempeado por la enfermedad epidmica. El primer encuentro se produjo en 1518 cuando laviruela lleg a la isla de La Espaola, desde ah viaj a Mxico, llegando con la expedicin de socorro que se uni a Corts en 1520.Claramente, si la viruela no hubiera estallado en el momento en que lo hizo, no se habra producido la victoria espaola en Mxico. Lomismo ocurri con la expedicin filibustera de Pizarro a Per. Dos puntos parecen aqu de particular importancia. Primero, espaolese indios estaban de acuerdo en que la enfermedad epidmica era una forma especialmente terrible e inequvoca de castigo divino. Ensegundo lugar, los espaoles eran casi inmunes a la terrible enfermedad que abrumaba tan cruelmente a los indios. Dada lainterpretacin de la causa de la pestilencia aceptada por ambos bandos, esta manifestacin de la parcialidad divina a favor de losinvasores fue decisiva. Desde el punto de vista amerindio, la asombrada aceptacin de la superioridad espaola era la nica respuestaposible. Las estructuras de autoridad nativas se resquebrajaron; los antiguos dioses parecan haber abdicado. La situacin estaba

    madura para las conversiones en masa consignadas por los misioneros cristianos. Cuando tanto el orden natural como el divino sepronunciaban de forma inequvoca en contra de la tradicin y las creencias nativas, qu fundamento quedaba para una resistencia?La extraordinaria facilidad de las conquistas espaolas y el xito con que unos pocos centenares de hombres se aseguraron el controlde enormes territorios y millones de personas no sera inteligible sobre ninguna otra base. Incluso una vez pasados los estragosiniciales de la viruela, que mat aproximadamente a un tercio de la poblacin total, no prevaleci nada que se pareciera a unaestabilidad epidemiolgica. Si la pestilencia de 1546 en las Amricas fue realmente tifus, los amerindios estaban comenzando aparticipar de enfermedades epidmicas que tambin afectaban a las poblaciones del Viejo Mundo. Esto resulta inequvoco en el cursodel siguiente desastre americano: una epidemia de gripe que caus estragos en 1558-1559. Esta epidemia, que se inici en Europa en1556 y dur intermitentemente hasta 1560 tuvo graves consecuencias demogrficas a ambos lados del Atlntico. La incorporacin delas poblaciones amerindias al crculo de las enfermedades epidmicas habituales en Eurasia en el siglo XVI no les libr de otrasnuevas infecciones que llegaron a travs del ocano. As, la difteria, las paperas y brotes recurrentes de las dos grandes enfermedadesmortales, la viruela y el sarampin, aparecieron a intervalos durante los siglos XVI y XVII. Obviamente, donde se carece dedocumentos europeos es difcil seguir el curso de la enfermedad y la despoblacin. No hay duda de que la epidemia iba por delante

    del contacto directo con los europeos, incluso en las tierras escasamente ocupadas del norte y del sur. Las poblaciones ms pequeas yms aisladas de Amrica del Norte y del Sur eran tan vulnerables a las infecciones europeas como las poblaciones ms densas dMxico y Per, aunque su nmero no bastara para mantener una cadena de infeccin durante mucho tiempo. No fue slo a esta serie

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    prolongada y letal de enfermedades europeas a lo que debieron hacer frente los amerindios. En las regiones tropicales del NuevoMundo, las condiciones del clima eran adecuadas para que all se instalaran algunas de las infecciones africanas. Las dos msimportantes que se establecieron en el Nuevo Mundo fueron la malaria y la fiebre amarilla. Fiebres conducentes a una fuertemortalidad afligieron a menudo a los primeros asentamientos europeos en el Nuevo Mundo. Esto ha sido aducido como prueba de quela malaria y/o la fiebre amarilla existan ya en el Nuevo Mundo antes de que los barcos europeos comenzaran a cruzar el ocano. Perolos extremos de desnutricin resultantes del insuficiente aprovisionamiento de las expediciones explican la mayor parte de tales casosy hay una serie de pruebas contrarias que demuestran que ni la malaria ni la fiebre amarilla existan en Amrica antes de la llegada deColn. En lo que se refiere a la malaria, el argumento ms elocuente se apoya en los estudios sobre la distribucin de rasgos genticoshumanos vinculados a la tolerancia ante la infeccin de malaria. Esos rasgos parecen haber estado totalmente ausentes de laspoblaciones amerindias. Las pruebas escritas, que datan de los primeros aos de la invasin espaola, apoyan esa idea. La malariaparece haber completado la destruccin de los amerindios en las tierras bajas tropicales, hasta vaciar casi por completo regiones queantes estuvieron bien pobladas.La fiebre amarilla anunci por primera vez en 1648 su paso del frica occidental al Caribe, con epidemias que estallaron en Yucatn yLa Habana. Lo que demor su establecimiento fue el hecho de que antes de que pudiera convertirse en epidmica en el Nuevo Mundo,una especie de mosquito, conocida como Aedes aegypti debi encontrar y ocupar un nicho en este medio. Los europeos fueron tanvulnerables como los amerindios a la infeccin, y el rpido comienzo de sta y su resultado a menudo fatal la hicieron ms terrible quela malaria entre los blancos. En aquellas regiones del Nuevo Mundo donde las infecciones tropicales procedentes de frica pudieronestablecerse con libertad el resultado fue la destruccin casi total de la poblacin amerindia preexistente. En cambio, en aquellasregiones donde las infecciones tropicales no pudieron penetrar, como la meseta interior de Mxico y el altiplano del Per, ladestruccin de las poblaciones precolombinas fue menos completa. Los esclavos africanos ocuparon el lugar de los amerindiosdesaparecidos en las costas del Caribe y en casi todas las islas donde las plantaciones requeran un aporte masivo de mano de obra.Aunque los amerindios fueron las principales victimas del nuevo rgimen de enfermedades, otras poblaciones debieron reaccionartambin a los nuevos modelos de difusin de las enfermedades, resultantes de la navegacin transatlntica, y a las nuevas rutas delcomercio interior que derivaban de esta navegacin. Entre las poblaciones civilizadas el efecto fue el opuesto. Los contactos msfrecuentes a travs de las distancias ocenicas tendieron a homogeneizar la enfermedad infecciosa. Al ocurrir esto, las epidemiasespordicas y potencialmente letales dieron paso a otras formas endmicas de infeccin. Este contraste entre la decadencia radical delas comunidades previamente aisladas, por un lado, y un potencial mundialmente mayor de crecimiento demogrfico entre unospueblos familiarizados con la enfermedad, por otro, inclin el equilibrio mundial a favor de las comunidades civilizadas de Eurasia.Cualesquiera que fueran los efectos demogrficos que la circulacin ms activa de infecciones pueda haber tenido en el fricasubsahariana el posible aumento de la mortalidad por enfermedad qued disimulado y en la mayora de los casos ms que compensadopor la mejor nutricin resultante de la rpida difusin del maz y la mandioca entre los agricultores africanos. Existe mejorinformacin sobre las enfermedades europeas. Tres nuevas infecciones asumieron formas espectaculares durante la poca de lasexploraciones ocenicas, de 1450 a 1550, y cada una de ellas fue conocida en Europa como una consecuencia de las guerras. Una de

    ellas, la llamada english sweats (sudores ingleses) desapareci tras una breve carrera; las otras dos, la sfilis y el tifus han durado hastahoy. Tanto la sfilis como el tifus aparecieron en Europa durante la larga serie de guerras italianas, de 1494 a 1559. Los datoscontemporneos certifican ampliamente que la sfilis era una enfermedad nueva en el Viejo Mundo, por lo menos en el sentido de queera nuevo el modo de transmisin venrea y los sntomas resultantes. Por notoria y perturbadora que pudiera ser la sfilis para quienesla contraan, su impacto demogrfico no parece haber sido muy grande. A finales de siglo, la sfilis comenz a retroceder. Las formasms fulminantes de la infeccin desaparecieron a medida que se afirmaban las formas normales de adaptacin entre husped y parsitoy a medida que aumentaba la resistencia de las poblaciones europeas al agente de la enfermedad. Lo mismo puede decirse del tifus.Como enfermedad reconocible y distinta, el tifus hizo su presentacin en suelo europeo en 1490, ao en que fue llevado a Espaa porsoldados que haban combatido en Chipre. Adquiri notoriedad en 1526, cuando un ejrcito francs que sitiaba Npoles se vioobligado a retirarse en desorden ante los estragos de la enfermedad. A partir de all, los brotes de tifus continuaron siendoespordicamente importantes a la hora de deshacer ejrcitos y despoblar crceles, asilos para pobres y otras instituciones piojosas.Pero la ocasional importancia militar y poltica del tifus no fue acompaada de una significacin demogrfica notable para los pueblosde Europa ni de ningn otro lado. La tercera infeccin nueva, la llamada english sweats, tiene inters por dos motivos. Tuvo un

    impacto social opuesto al del tifus, prefiriendo atacar a las clases sociales superiores. En segundo lugar, desapareci en 1551, tanmisteriosamente como haba aparecido en 1485. An con mas claridad que en el caso de la sfilis y el tifus, estos sudores ingleses noafectaron a un nmero de personas suficiente para tener un efecto demogrfico general.Por una paradoja que es slo aparente, cuando ms enferma est una comunidad, menos destructivas son sus epidemias. Incluso toleracon relativa facilidad tasas de mortalidad infantil muy altas. En consecuencia, cuanto ms densa era la red de comunicacin que una aEuropa con el resto del mundo, menor era la probabilidad de un encuentro realmente devastador con la enfermedad. Epidemiasdevastadoras como las que haban asolado las ciudades europeas entre 1346 y mediados del siglo XVII quedaron reducidas al nivel deenfermedades infantiles o, como en el caso de la peste y la malaria, circunscribieron notablemente su alcance geogrfico. El resultadode esta sistemtica disminucin de la presin microparasitaria sobre las poblaciones europeas fue, por supuesto, la reapertura de laposibilidad de un crecimiento sistemtico. En cualquier caso, el nuevo tipo de infeccin epidmica fue y contina siendo un jalnfundamental de la ecologa humana que merece ms atencin de la que se le ha dispensado comnmente. Las formas civilizadas delcontagio personal entraron en escena con el crecimiento de las ciudades y con el desarrollo de contingentes humanos comunicadosentre s de medio milln de personas o ms. Especialmente cuando se entablaron relaciones de enfermedad a travs de fronteras entre

    civilizaciones, tal posibilidad conserv su importancia demogrfica para la humanidad. As surgi una nueva relacin entre lahumanidad y los microorganismos parasitarios. Era un sistema de parasitismo ms estable, menos destructivo para los huspedeshumanos y en consecuencia ms seguro para los parsitos. El crecimiento masivo de las poblaciones civilizadas, y la destruccin

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    consecuentemente acelerada de los restantes grupos humanos aislados, fueron la primera y ms obvia consecuencia del nuevo rgimende enfermedad, al que se puede calificar de moderno.El carcter fundamental de la cambiante incidencia de la enfermedad epidmica qued oscurecido, a comienzos de la Edad Moderna,por la presencia de unas condiciones climticas particularmente rigurosas que dieron lugar a reiteradas malas cosechas y hambrunas enel norte de Europa. Simultneamente, las tierras del Mediterrneo atravesaron una crisis general, debido a la creciente escasez dealimentos y combustibles. Algunas partes de Europa fueron asimismo devastadas por la guerra. Por otra parte, el crecimiento urbanoen el norte de Europa a menudo someti a un gran esfuerzo las instalaciones sanitarias preexistentes, con lo que la tasa de mortalidaden ciudades que progresaban, como Londres o msterdam, tal vez se incrementara. Pero en conjunto se puede decir que la mayorpreocupacin por la sanidad pblica impidi un desastre de gran envergadura. El hecho fundamental es ste: la poblacin europeaexperiment un ligero incremento, a pesar de los reveses y las crisis pasajeras a nivel local, y eso ocurri pese a las adversidades delclima y de la guerra. Europa se encontraba en condiciones de capitalizar debidamente la nueva capacidad de crecimiento demogrficoque el nuevo modelo de enfermedad confera a todos los pueblos civilizados del Viejo Mundo. A las tierras que se vaciaban deamerindios se sumaron las que se vaciaron de isleos del Pacfico y australianos, miembros de las tribus de Siberia y hotentotes. Ladisminucin del nmero de nativos y la posibilidad de que poblaciones europeas ocuparan esos vastos espacios fueron ambasresultado del moderno tipo de epidemiologa.La nica enfermedad nueva que se sepa lleg a la India, China, Japn y el Oriente Medio fue la sfilis, y su impacto demogrfico enesas tierras no parece haber sido diferente al de Europa. Es decir, la consternacin inicial y los amplios comentarios se redujeroncuando la infeccin se hizo menos ostentosa en sus sntomas y cayo en una condicin endmica y crnica. Las infecciones conocidassiguieron manifestndose como epidemias en Asia tanto como en Europa, y hay motivos para creer que la frecuencia de la epidemiatal vez aumentara. La demografa moderna y la experiencia de las enfermedades en China parecen corresponderse con las de Europa.La curva de Japn ofrece un marcado contraste. Tras un crecimiento bastante rpido durante los cuatro siglos anteriores a 1726, lapoblacin japonesa se mantuvo casi constante hasta mediados del siglo XIX. No se pueden hacer estimaciones dignas de confianza dela historia demogrfica de la India o de Oriente Medio sobre la base de los estudios existentes. No se puede saber el curso exacto quesigui la enfermedad infecciosa en la India y en el interior de Asia, pero en la medida en que los puertos indios participaron en la redcomercial que los barcos europeos extendieron por los ocanos de todo el mundo, debi haber tambin en la India una mayorcirculacin de la enfermedad.Sin embargo, las enfermedades no fueron los nicos elementos biolgicamente importantes que se difundieron uniformemente por elmundo civilizado como consecuencia de la intensificacin de los viajes transocenicos. Tambin lo hicieron las plantas alimenticias, ydondequiera que una nueva y extraa planta ofreciera algn valor era apreciada e introducida en jardines y campos. Las msimportantes de las nuevas plantas alimenticias vinieron de las Amricas. El maz, las patatas, los tomates, los pimientos, loscacahuates y la mandioca no fueron asequibles en Eurasia y frica hasta despus del descubrimiento de Amrica. Las plantasalimenticias americanas no fueron importantes slo por su mayor produccin de caloras por superficie cultivada. Los pimientos y lostomates, por ejemplo, aportaron tambin una rica fuente de vitaminas. No est clara la rapidez con que estas novedades americanas

    fueron normalmente asequibles para complementar las dietas anteriores, a veces deficientes en vitaminas, aunque la introduccin delas nuevas plantas data del siglo XVI. Obviamente, sin la posibilidad de producir cantidades adicionales de alimentos, no habra idomuy lejos el crecimiento demogrfico que se inici a fines del siglo XVII en tantas partes del mundo civilizado. Los cambios en eltipo de enfermedad y el aumento de la productividad que permiti la difusin de las plantas alimenticias americanas fueronprobablemente los dos factores ms activos en la aceleracin del crecimiento de la poblacin civilizada a comienzos de la EdadModerna. Existi, sin embargo, otro cambio significativo, esta vez en el campo macroparasitario. El nmero de gobiernos se redujo altiempo que aumentaba su capacidad de mantener la paz interna en regiones ms amplias del mundo, gracias a la difusin de una nuevaarma: el can. ste se difundi como los grmenes de la enfermedad y las plantas: por las rutas martimas del mundo. Este podersoberano de penetrar en bastiones por lo dems inexpugnables disminuy radicalmente el poder militar de los potentados locales.Quien poseyera algunas de las nuevas armas o tuviera los conocimientos necesarios para fabricarlas in situ, estaba en condiciones deimponer su voluntad con ms eficacia y vigor que antes. El resultado fue la consolidacin de un nmero relativamente pequeo deimperios de la plvora. La expansin territorial de esos Estados y la seguridad de que los caones imperiales podan abatir lasmurallas defensivas de sus rivales hicieron que casi toda Asia y buena parte de Europa comenzaran a disfrutar de un nivel superior de

    paz pblica desde finales del siglo XVIII, cuando todos estos imperios consiguieron consolidarse. La simbiosis entre el can y unnmero limitado de burocracias imperiales debe as ser considerada como un tercer factor general que favoreci el crecimientomundial de las poblaciones civilizadas desde finales del siglo XVII hasta el presente. Estos tres factores continan afectando a lascondiciones vida del hombre en el siglo XX. Casi tan pronto como se llevaron a cabo los reajustes iniciales y ms drsticos del nuevomodelo de movimiento transatlntico, otros factores en su mayor parte cientficos y tecnolgicos- inauguraron otros cambios, casiigualmente drsticos, en el equilibrio biolgico y humano del mundo.

    [William H. McNeill, 5. Intercambio transocanico, 1500-1700, en Plagas y pueblos, Editorial Siglo XXI, Madrid, 1984, pp.

    199-236.]

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