resumen - moreyra beatriz - remedi fernando (2000)

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  • 8/9/2019 Resumen - Moreyra Beatriz - Remedi Fernando (2000)

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    Beatriz Moreyra - Fernando Remedi (2000)

    INTRODUCCIN

    Los procesos contemporneos -econmicos, sociales, ideolgicos, polticos, mentales- orientan fuertemente las tendencias actuales dinvestigacin histrica. Las mltiples dimensiones de la reciente crisis, con sus secuelas ms impactantes -transformaciones traumt

    del aparato productivo, incremento de la pobreza, creciente precariedad de las condiciones de trabajo, entre otras- han nutrido creciente inquietud de los investigadores de las ciencias sociales y las humanidades por la indagacin de esas temticas y muchas oconexas en las realidades pretritas. Las preocupaciones de los historiadores en particular estn acicateadas por dos demanadicionales, de naturaleza diversa. La primera, exgena, est representada por las expectativas que la disciplina histrica suscita e

    poblacin en general en torno a la inteligibilidad de la crisis social global que estremece a la sociedad contempornea. Esta demasocialfuerte est acompaada por otra de naturaleza diferente, endgena, que emerge dentro de la comunidad histrica. Enfrentado presente, los historiadores se ven acicateados para reinquirir el pasado con orientaciones novedosas, en trminos de nueinterrogantes, enfoques, problemas. Segn Jacques Boutier y Dominique Juli la renovacin de las temticas y las problemticalos historiadores jams nace in abstracto, sino que responde a una alquimia compleja que asocia la agudeza de las cuestiocontemporneas, la constelacin intelectual en que se inserta la historia y los apremios especficos del campo disciplinar, condesarrollo interno, sus formas propias de trabajo y los poderes que en l se ejercen.Compilacin que encuentra su coherencia en la adopcin de ciertas perspectivas comunes en el abordaje de las distintas temtianalizadas, sin pretender apelar a ningn principio reduccionista. La primera perspectiva compartida alude a la necesidad de enfatiza

    historicidad de todas las relacione, procesos, desarrollos, acontecimientos y sujetos sociales. . Las ciencias sociales experimentanverdadero giro histrico, exteriorizado en el surgimiento del nuevo historicismo en la teora literaria, en el renovado inters pohistoria en la filosofa, en la difusin de un nuevo institucionalismo orientado histricamente y en el desarrollo de enfoques claramehistricos en la ciencia poltica, la economa y la sociologa. El desafo en la historiografa contempornea es que la conceptualizaciderive del anlisis histrico y no cmo en la dcada del 60 donde la teora determinaba la historia. La especificidad disciplinaria reen la comprensin del sentido de las acciones humanas, lo que impide hacer abstraccin del contexto espacio-temporal y desubjetividad de los actores. Este nfasis en el proceso de historizacin es fcil de reconocer hoy da en el campo de la historia econmy en el de la historia social. Ambas han cuestionado el alcance explicativo de los vastos paradigmas macrotericos vigentes desdSegunda Guerra Mundial hasta los 70. En el campo concreto de la historia econmica, los modelos basados en la temporalineoclsica mostraron su ineptitud para analizar las discontinuidades mayores de la economa. La modelizacin neoclsica supona qusistema econmico se reduca a un conjunto de mercados regulados por un mecanismo de precios y abstracciones y no a institucioconcretas regidas por reglas y situadas en espacios reales. Contra ese paradigma dominante, nuevas proposiciones fueron elaboraentre ellas las que afirmaban que los agentes actan en funcin de la percepcin -a menudo insuficiente- que tienen del entorno y de

    modificaciones y la conducta de los agentes econmicos es influida, al lado de las variables econmicas por motivaciones de orcultural, social y poltico. En el estudio de las realidades econmicas, como una parte de la explicacin de la realidad social enconjunto, cobr prevalencia la idea de que no hay modelos econmicos universales ni deterministas, sino que la racionalidad econmest socialmente condicionada. Un nuevo paradigma se elabor poco a poco, paradigma que propicia una economa histrica, a medque el estudio de la gnesis y evolucin de las instituciones, como el de sus efectos, se vuelve crucial.En la misma faceta humanista, la historia social no ambiciona construir una teora general de una ficticia sociedad total, sino intecomprender la relacin entre las actividades personales -las prcticas y las representaciones como guas de accin- y la organizacsocial como algo que se construye continuamente en el tiempo. La nueva historia social dota a los actores de una cualidad principalcompetencia, entendiendo por tal la capacidad para reconocer la pluralidad de los campos normativos y para identificar sus contenirespectivos, la aptitud para percibir las caractersticas de una situacin y las cualidades de sus protagonistas, la facultad para deslizaen los espacios que los universos normativos mantienen con ellos y para construir las interpretaciones que organizarn el mundomanera diferente. De all que la historia social contempornea otorga prioridad -como tema central- a las conexiones entretransformaciones mayores -polticas, econmicas, sociales, culturales e ideolgicas- y la forma y carcter de vidas condicionadas diferentes entornos. Por tanto, el desafo lanzado por una nueva historia de las sociedades consiste en la necesaria articulacin entreun lado, la descripcin de las percepciones, de las representaciones y de las racionalidades de los actores y, de otro, la identificacinlas interdependencias desconocidas que, a un tiempo, limitan e informan sus estrategias. Pero si es relevante que lo social sea liberadolas determinaciones econmicas y sociales, tambin se debe evitar caer en el reduccionismo cultural y lingstico, en boga en bogaalgunas producciones histrico-culturales. Los actores sociales no experimentan directamente la realidad; sta, comenzando por la proidentidad de los actores, aparece configurada por el rgimen discursivo compartido. No obstante, que la experiencia se construdiscursivamente no significa que slo se genere mediante el discurso. La aproximacin consistira en desentraar las relaciones mantienen los discursos y las prcticas sociales y rechazar las formulaciones radicales del linguistic turn americano sobre la peligrreduccin del mundo social a una pura construccin discursiva, a puros juegos del lenguaje.

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    Dentro de este clima de revisin de las fuertes determinaciones en la produccin de los procesos y desarrollos histricos coimportancia la consideracin de que las variables significativas son muchas veces exgenas, como las decisiones polticas. Desde fde la dcada del 70 se postula la necesidad del retorno de lo poltico a la historia. El objeto ha sido replanteado y la poltica ha sredefinida, teniendo un significado mucho ms amplio que el que se le adjudicaba tradicionalmente: es identificada directamente co

    poder y los hechos y circunstancias afines a l. Ms que hablar de la poltica corresponde aludir a lo poltico. Lo poltico es visualizcomo un proceso ms que como una serie de eventos, prestando atencin a las permanencias y no slo a los cambios, en perodostiempo ms bien largos; temticas tales como la conciencia pblica, la accin poltica popular, las funciones del Estado pueden y deformularse en trminos de patrones y procesos, convergiendo as con otros temas histricos. As, la historia social y la histoeconmica no son el estudio de una larga duracin despolitizada sino que, por el contrario, reconocen la necesidad de analizar el rolEstado y de las distintas instituciones como actores cruciales en la conformacin y evolucin de las estructuras y coyunturas econmy sociales. Estas preocupaciones dieron por resultado una revalorizacin del papel del Estado. El estudio de la estructura instituciode un Estado resulta esencial para conocer las reglas de juego de una sociedad, en el marco de las cuales debe ocurrir la interacchumana. Los mrgenes de lo poltico se han ampliado notablemente, incorporando las relaciones informales de poder. Esta numirada que los historiadores sociales tienen de lo poltico, los llev a abandonar su tradicional posicin anti-institucional y a preocupacrecientemente por los procesos institucionalizadotes en sus complejas interacciones con el mundo social. En particular, el intercentr en los procesos de institucionalizacin estatales. Con esta perspectiva de abordaje se intenta analizar algunas relaciones, y respectivas configuraciones histricas, que subyacen a las temticas especficas de cada colaboracin.La historia del Estado se concibe hoy como una historia sinttica, impensable sin la inclusin de sus imbricaciones con los fenmeeconmicos, sociales, culturales que toman forma dentro de la misma totalidad histrica. El Estado es indisociable de la sociedad eque ha emergido y se ha configurado y prestarle atencin a l implica dirigir la mirada hacia todo el universo de seres humanos

    conforman el tejido social, ya que todos ellos encuentran condicionados sus comportamientos cotidianos, en diversas maneras y gradpor las reglas de juego definidas por el Estado.Hoy se reconoce que el mercado no se autoinstituye, sino que es un producto histrico socialmente construido a lo largo de un procen el que convergieron e interactuaron variables econmicas y otras de distinta naturaleza. El mercado no es slo una categora analtsino que tiene inters en tanto concreto histrico, es decir, como un dispositivo institucional, un sistema de reglas de juego constituye una de las modalidades de coordinacin de las actividades econmicas, emplazado en un tiempo y espacio reales, o senraizado en un contexto histrico especfico. Por otra parte, el mercado es incapaz de autorregulacin y no es eficiente por s mismsino que su dinmica es posible merced a la existencia y accin de un conjunto interconectado de instituciones. Estas son creadoraorden, porque definiendo una estructura de incentivos y restricciones pretenden encuadrar y orientar el comportamiento interactivolos agentes econmicos. La existencia de estas instituciones que reducen la incertidumbre y as viabilizan el intercambio, nos conducenuevo al Estado; pues queda claro que Estado y mercado no constituyen entidades antagnicas de la totalidad social y que es imperano aislarlos, prestando atencin a las modalidades especficas de relacin que se tejen y destejen continuamente entre ambos en cconfiguracin histrica que se examine. A su vez entre el Estado y el mercado se intercalan numerosas y variadas modalidades

    organizacin que contribuyen tambin a la construccin de las reglas de juego vigentes en un conjunto social y, por lo tanto, aregulacin de los comportamientos de los actores sociales, otorgndole una estructura a la interaccin humana. Sin embargo, no sinteresan las reglas de juego en s mismas, sino mucho ms an, los usos reales que de ellas ha hecho los actores sociales, individuogrupos, atentos a los mrgenes de libertad que ellos preservan, debido sobre todo a los desajustes entre los diversos subconjuntosreglas de juego vigentes en una configuracin histrica.Otro aspecto presente en algunas contribuciones es la relacin entre crecimiento econmico y desarrollo social. El primero notransforma automticamente en el segundo y sus articulaciones son ms complejas que los supuestos del derrame, es decir, la ideaque obteniendo el crecimiento econmico, sus beneficios se derramaran automticamente y solucionaran los problemas sociaFinalmente, una ltima relacin presente en algunos trabajos es la establecida entre discurso, prctica y representacin, tres nociones han concitado la reflexin de las ciencias humanas y sociales en los ltimos aos. Esta vinculacin analizada histricamente permcuestionar una apreciacin demasiado simple de los mecanismos de dominacin y revalorizar la diversidad de las estrategias, explcitimplcitas, de resistencia.De esta forma, la historia social y la econmica, en tanto facetas de la Historia con mayscula, se interrelacionan en un objetivo comcolocar al hombre en el centro de sus preocupaciones. Este criterio, este desafo hacia un humanismo revitalizado, se vincula condeslizamiento generalizado en las ciencias humanas y en la historia en particular hacia modelos de comprensin y explicacin histrque revalorizan la accin, las prcticas y las representaciones de los diversos sujetos histricos, animando los viejos escenarios enque el anlisis estaba dominado exclusivamente por la lectura de las macro-estructuras.

    [Beatriz Moreyra - Fernando Remedi, Introduccin, en Moreyra Beatriz [et al], Estado, mercado y sociedad. Crd1820.1950, tomo I, Centro de Estudios Histricos, Crdoba, 2000, pp. 9-28.]

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