resumen - e. p. thompson (1981) "miseria de la teoría" (capítulos i-v)

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7/27/2019 Resumen - E. P. Thompson (1981) "Miseria de la teoría" (Capítulos I-V) http://slidepdf.com/reader/full/resumen-e-p-thompson-1981-miseria-de-la-teoria-capitulos-i-v 1/3 1 E. P. Thompson (1981) MISERIA DE LA TEORÍA I. PLANTEAMIENTO DE LA CUESTIÓN Durante una época, a lo largo de muchas décadas, la concepción materialista de la historia ha venido creciendo segura de misma. Como práctica intelectual llegada a la madurez es tal vez la disciplina más robusta procedente de la tradición marxis Esto no equivale a decir que este conocimiento sea finito, o que esté sujeto a “prueba” alguna de cientificismo positivista, ni equivale a suponer que el avance ha sido lineal y sin problemas. Todo es posible, e incluso probable. Pero, aún así, las cosas n deben desorbitarse. Pues lo que un filosofo con un trato sólo ocasional con el ejercicio de la historia puede contemplar y, ac seguido, menospreciar con ferocidad de gesto, motejá ndolo de “empirismo”, puede que sea, en realidad, el resultado de arduas confrontaciones efectuadas tanto en el marco de forcejeos conceptuales como en los intersticios del propio método históric Desde los cuarteles generales de Louis Althusser y de sus numerosos seguidores se lanzó un asalto desmedido contra el “historicismo”. Los avances del materialismo histórico han descansado sobre un pilar epistemológico endeble y podrido (el “empirismo”), en cuanto Althusser sometió este pilar a un severo análisis, se tambaleó y cayó por los suelos; y el entero edificio del materialismo histórico se deshizo en ruinas a su alrededor. Sin embargo, los materialistas históricos han sido remisos reconocer su abyecta orientación. Siguen trabajando con sus viejos y reprobables métodos. Algunos están demasiado ocupad para haber podido leer las denuncias formuladas contra ellos, pero los que lo han hecho han reaccionado de dos maneras distint Muchos han contemplado al adversario con indiferencia, viendo en él una aparición como de otro mundo, una extravagan propia de una moda intelectual, que con el tiempo desaparecerá si ellos cierran los ojos. La otra reacción común entre l materialistas históricos es más censurable: es la de la complicidad. De esta manera se negocia una especie de compromiso táci aunque la mayor parte de la negociación consiste en callar, y el conjunto de la negociación consiste en ceder terreno a Althusser. Esto es censurable porque revela una falta de principios en el campo de la teoría. Althusser y sus acólitos desafían, en su meol el propio materialismo histórico. No ofrecen su modificación sino su desplazamiento. A cambio proponen un teoricismo ahistór que, en un primer examen, se revela ya a sí mismo como idealismo. II. UN NUEVO IDEALISMO MARXISTA La atención central está puesta en Althusser y a los textos críticos formativos Pour Marx y Lire le Capital – , sin consumir tiempo en torno a su numerosa progenie. Se argumentan las siguientes proposiciones y se examinan una tras otra.1) La epistemolog althusseriana deriva de un tipo limitado de proceso académico de adquisición de conocimientos, y carece de validez general. 2) consecuencia, carece de la categoría de la “experiencia” (o huella que deja el ser social en la conciencia social); de ahí que falsee el “diálogo” con la evidencia empírica que es inherente a la producción de conocimiento y que caiga continuamente en modos de pensamiento calificados como “idealistas” en la tradición marxista. 3) En particular, confunde con el empirismo lo que es el necesario diálogo empírico, y en coherencia con ello tergiversa la práctica del materialismo histórico. 4) La crítica resultante “historicismo” es en ciertos puntos idéntica a la crítica antimarxista del historicismo (como la que viene representada por Popper ). 5) El estructuralismo de Althusser es un estructuralismo estático, que difiere del método histórico de Marx. 6) De a que el universo conceptual de Althusser no tenga categorías adecuadas para explicar la contradicción, el cambio o la lucha clases. 7) Estad debilidades explican por qué Althusser es llevado a mantenerse silencioso respecto a otras categorías important como las de “economía” y “necesidades”. 8 ) De ello se sigue que Althusser (y su progenie) se ven incapaces de tratar, salvo de la forma más abstracta y teórica, cuestiones referentes a los valores, a la cultura y también a la teoría política. III. LAS MATERIAS PRIMAS DEL CONOCIMIENTO A lo largo de las páginas de Pour Marx , la cuestión de cómo estas “materias primas” del mundo real llegan al laboratorio de la práctica teórica pide a gritos alguna respuesta. Pero la oportunidad de la revelación resulta obviada. Para Althusser, los efectos conocimiento llegan, bajo la forma de “materias primas ”, que son ya artefactos de cultura, con más o menos impureza ideológica, o bedientemente, tal como lo pide “el discurso científico de la demostración”. No se objeta que Althusser no dé “garantías” en cuento a una identidad entre el objeto “real” y su representación conceptual. Tampoco se objeta que haya abandonado el tedios o terreno de tratar de dilucidar una correspondencia biunívoca entre este hecho u objeto material “real” y la percepción/intuición/sensación/concepto. La objeción parte de que Althusser interroga demasiado brevemente esta palabra (o e “materia prima” o este “efecto de conocimiento”). Su materia prima (el objeto de conocimiento) es un tipo de material sin vida y manejable, carente tanto de inercia como de energía propia, que espera pasivamente ser manipulado hasta su conversión conocimiento. En segundo lugar, esta materia prima se presenta a sí misma para ser procesada como un conjunto d acontecimientos mentales discretos; también se presenta con discreción. Estas remociones, estos acontecimientos, si bien form parte del “ser social”, parecen a menudo aco meter a la conciencia social existente, asaltarla, chocar contra ella. Plantean nuevos

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E. P. Thompson (1981)

MISERIA DE LA TEORÍA

I. PLANTEAMIENTO DE LA CUESTIÓN

Durante una época, a lo largo de muchas décadas, la concepción materialista de la historia ha venido creciendo segura de misma. Como práctica intelectual llegada a la madurez es tal vez la disciplina más robusta procedente de la tradición marxis

Esto no equivale a decir que este conocimiento sea finito,o que esté sujeto a “prueba” alguna de cientificismo positivista, niequivale a suponer que el avance ha sido lineal y sin problemas. Todo es posible, e incluso probable. Pero, aún así, las cosas ndeben desorbitarse. Pues lo que un filosofo con un trato sólo ocasional con el ejercicio de la historia puede contemplar y, acseguido, menospreciar con ferocidad de gesto, motejándolo de “empirismo”, puede que sea, en realidad, el resultado de arduasconfrontaciones efectuadas tanto en el marco de forcejeos conceptuales como en los intersticios del propio método históricDesde los cuarteles generales deLouis Althusser y de sus numerosos seguidores se lanzó un asalto desmedido contra el“historicismo”. Los avances del materialismo histórico han descansado sobre un pilar epistemológico endeble y podrido (el“empirismo”), en cuanto Althusser sometió este pilar a un severo análisis, se tambaleó y cayó por los suelos; y el entero edificiodel materialismo histórico se deshizo en ruinas a su alrededor. Sin embargo, los materialistas históricos han sido remisosreconocer su abyecta orientación. Siguen trabajando con sus viejos y reprobables métodos. Algunos están demasiado ocupad para haber podido leer las denuncias formuladas contra ellos, pero los que lo han hecho han reaccionado de dos maneras distintMuchos han contemplado al adversario con indiferencia, viendo en él una aparición como de otro mundo, una extravagan propia de una moda intelectual, que con el tiempo desaparecerá si ellos cierran los ojos. La otra reacción común entre lmaterialistas históricos es más censurable: es la de la complicidad. De esta manera se negocia una especie de compromiso táciaunque la mayor parte de la negociación consiste en callar, y elconjunto de la negociación consiste en ceder terreno a Althusser.Esto es censurable porque revela una falta de principios en el campo de la teoría. Althusser y sus acólitos desafían, en su meolel propio materialismo histórico. No ofrecen su modificación sino su desplazamiento. A cambio proponen un teoricismo ahistórque, en un primer examen, se revela ya a sí mismo como idealismo.

II. UN NUEVO IDEALISMO MARXISTA

La atención central está puesta en Althusser – y a los textos críticos formativos Pour Marx y Lire le Capital – , sin consumir tiempoen torno a su numerosa progenie. Se argumentan las siguientes proposiciones y se examinan una tras otra.1) La epistemolog

althusseriana deriva de un tipo limitado de proceso académico de adquisición de conocimientos, y carece de validez general. 2)consecuencia, carece de la categoríade la “experiencia” (o huella que deja el ser social en la conciencia social); de ahí que falseeel “diálogo” con la evidencia empírica que es inherente a la producción de conocimiento y que caiga continuamente en modos de

pensamiento calificados como “idealistas” en la tradición marxista. 3) En particular, confunde con el empirismo lo que es elnecesario diálogo empírico, y en coherencia con ello tergiversa la práctica del materialismo histórico. 4) La crítica resultante “historicismo” es en ciertos puntos idéntica a la crítica antimarxista del historicismo (como la que viene representada por Popper ). 5) El estructuralismo de Althusser es un estructuralismo estático, que difiere del método histórico de Marx. 6) De aque el universo conceptual de Althusser no tenga categorías adecuadas para explicar la contradicción, el cambio o la lucha clases. 7) Estad debilidades explican por qué Althusser es llevado a mantenerse silencioso respecto a otras categorías importantcomo lasde “economía” y “necesidades”. 8 ) De ello se sigue que Althusser (y su progenie) se ven incapaces de tratar, salvo de laforma más abstracta y teórica, cuestiones referentes a los valores, a la cultura y también a la teoría política.

III. LAS MATERIAS PRIMAS DEL CONOCIMIENTO

A lo largo de las páginas de Pour Marx , la cuestión de cómo estas “materias primas” del mundo real llegan al laboratorio de la práctica teórica pide a gritos alguna respuesta. Pero la oportunidad de la revelación resulta obviada. Para Althusser, los efectosconocimiento llegan, bajo la forma de“materias primas”, que son ya artefactos de cultura, con más o menos impureza ideológica,o bedientemente, tal como lo pide “el discurso científico de la demostración”. No se objeta que Althusser no dé “garantías” encuento a una identidad entre el objeto “real” y su representación conceptual. Tampoco se objeta que haya abandonado el tedios oterreno de tratar de dilucidar una correspondencia biunívoca entre este hecho u objetomaterial “real” y la percepción/intuición/sensación/concepto. La objeción parte de que Althusser interroga demasiado brevemente esta palabra (o e“materia prima” o este “efecto de conocimiento”). Su materia prima (el objeto de conocimiento) es un tipo de material sin vida ymanejable, carente tanto de inercia como de energía propia, que espera pasivamente ser manipulado hasta su conversión

conocimiento. En segundo lugar, esta materia prima se presenta a sí misma para ser procesada como un conjunto dacontecimientos mentales discretos; también se presenta con discreción. Estas remociones, estos acontecimientos, si bien form parte del “ser social”, parecen a menudo aco meter a la conciencia social existente, asaltarla, chocar contra ella. Plantean nuevos

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cuestión de laexperiencia (cómo las G I son presentadas a la teoría) y la cuestión de los procedimientos especiales de lainvestigación (experimental u otra) que constituye el “diálogo” empírico. Althusser admite que “sin duda existe una relación entreel pensa r-sobre-lo-real y estoreal , pero se trata de una relación deconocimiento , una relación de adecuación o inadecuación delconocimiento, no una relación real”. No puede haber medios para decidir si unconocimiento es “adecuado o inadecuado” amenos que se suponga la existencia de procedimientos ideados para establecer la correspondencia de este conocimiento co

propiedades “inscritas en” lo real. El objeto real es epistemológicamente inerte; es decir, no puede imponerse ni desvelarse élmismo al conocimiento: esto tiene lugar dentro del pensamiento y de sus procedimientos. Pero no quiere decir que sea inerte otros aspectos: no necesitar ser sociológicamenteo ideológicamente inerte. Lo real no está “ahí fuera”, mientras que el

pensamiento estará en la tranquila sala de conferencias de nuestras cabezas, “aquí dentro”. El pensar y el ser habitan un sol o ymismo espacio, y este espacio somos nosotros mismos. Demodo que los problemas que las “materias primas” presentan al pensamiento consisten a menudo precisamente en sus mismas cualidades activas, indicativas e intrusivas. Pues el diálogo enconciencia y ser va adquiriendo más y más complejidad cuando la conciencia crítica actúa sobre una materia prima hecha dmismo material que ella misma: los artefactos intelectuales, las relaciones sociales, el acontecimiento histórico. Un historiaddebería estar muy al corriente de esto. Este o aquel texto muerto, inerte, de un determinado documento no es en absolu“inaudible”; tiene por sí mismo una ensordecedora vitalidad; se trata de voces que irrumpen clamorosas desde el pasado,afirmando sus propios mensajes, exponiendo a la luz su propia autoconocimiento como conocimiento. La relación entre pensamiento y su objeto adquiere un elevadísimo nivel complejidad y mediación; y además el conocimiento histórico resultaestablece entre los fenómenos relaciones que jamás podían ser percibidas, sentidas o experimentadas por los actores en smomento y organiza los hallazgos según conceptos y en el marco de categorías desconocidas para los hombres y mujeres cuy

acciones constituyen el objeto de la investigación; pues bien, todas esa dificultades son tan inmensas que resulta visible que historia “real” y el conocimiento histórico son cosas enteramente distintas. Pero, ¿acaso se sigue de ahí que debamos cortar los puentes que los unen? ¿Acaso no puede todavía mantenerse el objeto (la historia real) en una relación “objetiva” (empíricamenteverificable) con su conocimiento, relación que, dentro de ciertos límites es determinante? Frente a las complejidades de una conclusión, ciertas mentes racionales retroceden. Este retroceso puede tomar varias formas. Es de interés observar cómo, enfase inicial del retroceso, tanto el empirismo como el estructuralismo althusseriano llegan a un idéntico rechazo de“historicismo”. Las razones particulares avanzadas para justificar la falta de credibilidad epistemológica atribu ida a la historia hansido, en cada caso, diferentes, cómo también las soluciones propuestas.Tal vez “la historia” haya atraído sobre su cabeza estedesquite. No se puede negar que los siglos XIX y XX han dado lugar a auténticos “historicismos” (esto es, nocionesevolucionistas, teleológicas o esencialistas de una “historia” que se despliega en virtud de motivaciones propias), ni se pue denegar que este mismo historicismo impregnó una parte de la tradición marxista, en la idea de una sucesión programada “estadios” históricos, impulsada hacia un fin predeterminado por la lucha de clases. Todo esto merecía una severa corrección. Pero la corrección administrada al materialismo histórico a menudo ha dado por supuesta su culpabilidad sin proceder a examen escrupuloso de su plasmación práctica; o, en caso de identificarse unos u otros ejemplos de culpabilidad, se ha supueentonces que éstos invalidaban toda la actividad intelectual, más que poner en tela de juicio a quienes la desarrollan, o la madudel conocimiento histórico.Para Popper no podemos conocer “la historia”, o a lo sumo podemos conocer sólo hechos discretos (y únicamente los que result anhaber sobrevivido gracias a su propia autoselección o a la selección de la historia). La interpretación consiste en la introd ucciónun punto de vista: esto puede ser legítimo, pero no constituye ningún conocimiento histórico verdadero. Althusser arranca de u premisa muy semejante, aún cuando la sugerencia de que podemos conocer hechos discretos le mueve a desprecio, ya que ninghecho puede alcanzar identidad epistemológica hasta ser colocado dentro de un campo teorético (o ideológico), siendo el acteorético previo a cualquier cosa que pretenda ser investigación “empírica”, y aquello que lo configura como tal. Para Popper, “nohay historia de la humanidad, sino sólo un número indefinido de historias de todo tipo de aspectos de la vida humana”. Estashistorias son creadas por los historiadores a partir de un “campo infinito de temas” en función de las preocupaciones de la é poca.Pero allí donde Popper vislumbra un peligro, Althusser ve una esplendida oportunidad, un espacio conceptual, un vacío que inva su imperial ocupación. El proceso histórico es incognoscible como objeto real: el conocimiento histórico es producto de teoría, la teoríainventa la historia, ya sea como ideología o como Teoría (“ciencia”). Lo único que falla es que “la teorí a de lahistoria en sentido fuerte, no existe”. Pero Althusser puede proporcionar esta teoría a los historiadores. Lo que hace Althus ser noes tanto confundir el pensamiento con lo real como privar a la realidad de sus propiedades determinantes afirmando incognoscibilidad de lo real, reduciendo así lo real a la Teoría.

[Edward P. Thompson, M i seri a de la Teoría , Crítica, Barcelona, 1981, pp. 9-46 (capítulos I-V).]