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    Rescate de

    ros urbanosPropuestas conceptuales y

    metodolgicas para la

    restauracin y rehabilitacin de ros

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    u r ba

    Rescate de ros urbanosPropuestas conceptuales y metodolgicas

    para la restauracin y rehabilitacin de ros

    Autores:

    Arsenio Ernesto Gonzlez ReynosoLorena Hernndez MuozManuel Perl CohenItzkuahutli Zamora Saenz

    Universidad Nacional Autnoma de MxicoCoordinacin de HumanidadesPrograma Universitario de Estudios sobre la Ciudad

    D.R. Universidad Nacional Autnoma de MxicoCoordinacin de HumanidadesCircuito Mtro. Mario de la Cueva s/n, Ciudad de la Investigacin

    en Humanidades, Zona Cultural, Ciudad Universitaria,04510, Coyoacn, Mxico, DF.www.humanidades.unam.mx

    Programa Universitario de Estudios sobre la CiudadMoneda 2, Centro Histrico de la Ciudad de Mxico,06060, Mxico, DF.Tel. (0052-55) 5522-2361 ext. 230Fax (0052-55) 5522-5445www.puec.unam.mx

    Primera edicin: Mxico, 2010

    ISBN: 978-607-02-0721-1

    Queda prohibida la reproduccin parcial o total de estaobra por cualquier medio incluidos los electrnicossin la autorizacin escrita del titular de los derechos patrimoniales.

    Impreso y hecho en Mxico / Printed and made in Mexico

    Universidad Nacional Autnoma de Mxico

    Jos Narro RoblesRECTOR

    Sergio M. Alcocer Martnez de CastroSECRETARIO GENERAL

    Juan Jos Prez CastaedaSECRETARIO ADMINISTRATIVO

    Rosaura Ruz GutirrezSECRETARIA DE DESARROLLO INSTITUCIONAL

    Ramiro Jess SandovalSECRETARIO DE SERVICIOS A LA COMUNIDAD

    Luis Ral Gonzlez PrezABOGADO GENERAL

    Enrique del Val BlancoCOORDINADOR DE PLANEACIN

    Jaime Martuscelli Quintana

    COORDINADOR DE INNOVACIN Y VINCULACINEnrique Balp DazDIRECTOR GENERAL DE COMUNICACIN SOCIAL

    Estela Morales CamposCOORDINADORA DE HUMANIDADES

    Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad

    Alicia ZiccardiDIRECTORA

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    En nuestro pas es reciente la conciencia de

    que los ros que atraviesan las ciudades no

    pueden seguir siendo drenajes a cielo abierto

    o focos de contaminacin cuya nica solu-

    cin sea su entubamiento. En los ltimos aos

    se han emprendido interesantes proyectosque restauran las condiciones naturales deestos escurrimientos y al mismo tiempo los

    convierten en ejes azules asociados con

    espacios pblicos y recreativos dentro de las

    ciudades. Una de estas iniciativas fue el PlanMaestro de Manejo Integral y Aprovecha-

    miento Sustentable de la Cuenca del ro Mag-

    dalena, cuya elaboracin coordinaron los

    autores de este libro. Ante la escasez de

    experiencias sistematizadas, el equipo delPrograma Universitario de Estudios sobre la

    Ciudad se enfrent a la tarea creativa de

    construir una estrategia para diagnosticar,elaborar una imagen compartida de futuro

    deseable y disear las lneas de accin estra-tgicas de manera consensuada. Para ello,

    plante un modelo de planeacin participati-

    Rescate de

    ros urbanosPropuestas conceptuales y

    metodolgicas para la

    restauracin y rehabilitacin de ros

    os

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    Introduccin

    Parte I.

    Los ros en la historia de la ciudad de Mxico 10 De las avenidas de agua a los ros de asfalto.

    Situacin actual y perspectivas futuras de los rosPor Arsenio Ernesto Gonzlez Reynoso,

    Manuel Perl Cohen e Itzkuauhtli

    Parte II.

    Hacia un cambio de paradigma internacional

    Algunos principios rectores en el rescatePor Itzkuauhtli Benedicto Zamora Saenz

    La apuesta para el desarrollo inmobiliario:

    Por Manuel Perl Cohen

    Parte III.

    Metodologa para integrar un Plan Maestro. (Por qu la Teoras y mtodos para la restauracin de ros

    Por Arsenio Ernesto Gonzlez Reynoso

    Modelo de integracin del Plan Maestro del Ro

    Por Arsenio Ernesto Gonzlez Reynoso

    Parte IV.Un estudio de caso: el Plan Maestro de Manejo integral

    Aprovechamiento Sustentable de la cuenca del

    contenido

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    Introduccin. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .10

    Parte 1

    Los ros en la historia de la Ciudad de Mxico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .15

    De las avenidas de agua a los ros de asfalto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .16

    PorArsenio Ernesto Gonzlez Reynoso, Lorena Hernndez Muoz,

    Manuel Perl Cohen e Itzkuauhtli Zamora Saenz

    Parte 2

    Hacia un cambio en el rescate de ro urbanos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .35

    Algunos principios rectores en el rescate de ros urbanos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36Por Itzkuauhtli Zamora Saenz

    La apuesta para el desarrollo inmobiliario: recuperacin de ros urbanos . . . . . . .50

    Por Manuel Perl Cohen

    Parte 3

    Metodologa para integrar un Plan Maestro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .55

    Teoras y mtodos para la restauracin de ros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .56

    PorArsenio Ernesto Gonzlez Reynoso

    Modelo de integracin del Plan Maestro del Ro Magdalena . . . . . . . . . . . . . . . . 68

    PorArsenio Ernesto Gonzlez Reynoso

    Parte 4

    Plan Maestro del Ro Magdalena. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81

    Plan Maestro de Manejo Integral y Aprovechamiento Sustentable . . . . . . . . . . . .82

    de la Cuenca del Ro Magdalena

    PorArsenio Ernesto Gonzlez Reynoso, Lorena Hernndez Muoz,

    Manuel Perl Cohen e Itzkuauhtli Zamora Saenz

    E t i t l i i d l

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    En nuestro pas es reciente la conciencia de que los

    ros que atraviesan las ciudades no pueden seguir

    siendo drenajes a cielo abierto o focos de contami-

    nacin cuya nica solucin sea su entubamiento. En

    los ltimos aos se han emprendido interesantes

    proyectos que restauran las condiciones naturalesde estos escurrimientos y al mismo tiempo los con-

    vierten en ejes azules asociados con espacios pbli-

    cos y recreativos dentro de las ciudades. Una de

    estas iniciativas fue el Plan Maestro de Manejo Inte-

    gral y Aprovechamiento Sustentable de la Cuencadel ro Magdalena, cuya elaboracin coordinaron los

    autores de este libro.

    Ante la escasez de experiencias sistematizadas, el

    equipo del Programa Universitario de Estudios sobre

    la Ciudad se enfrent a la tarea creativa de construiruna estrategia para diagnosticar, elaborar una ima-

    gen compartida de futuro deseable y disear las

    lneas de accin estratgicas de manera consen-

    suada. Para ello, plante un modelo de planeacin

    participativa y comunicativa cuya finalidad era inte-grar el conocimiento, las aspiraciones, demandas y

    propuestas de: a) cientficos de diversas disciplinas;b la luralidad de actores sociales c funcionarios

    presentacin

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    En nuestro pas es reciente la conciencia de que los ros que atraviesan las ciudadesno pueden seguir siendo drenajes a cielo abierto o focos de contaminacin cuyanica solucin sea su entubamiento. En los ltimos aos se han emprendido inte-resantes proyectos que restauran las condiciones naturales de esos escurrimientosy al mismo tiempo los convierten en ejes azules asociados con espacios pblicos yrecreativos dentro de las ciudades. Una de estas iniciativas fue el Plan Maestro de

    Manejo Integral y Aprovechamiento Sustentable de la Cuenca del Ro Magdalena,cuya elaboracin coordinaron los autores de este libro.

    Ante la escasez de experiencias sistematizadas, el equipo del Programa Univer-sitario de Estudios sobre la Ciudad se enfrent a la tarea creativa de construir unaestrategia para diagnosticar, elaborar una imagen compartida de futuro deseable ydisear las lneas de accin estratgicas de manera consensuada. Para ello, planteun modelo de planeacin participativa y comunicativa cuya finalidad era integrar elconocimiento, las aspiraciones, demandas y propuestas de: a) cientficos de diver-sas disciplinas; b) la pluralidad de actores sociales; y c) funcionarios pblicos de dis-tintas dependencias que deben coordinarse para tomar decisiones conjuntas.

    La experiencia de estudiar el ro Magdalena, cuyos primeros kilmetros trans-curren en suelo de conservacin y los ltimos avanzan dentro de la ciudad, involu-cr a destacados investigadores de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico.En los recorridos de campo y en los talleres de integracin, surgieron preguntas,sugerencias, reflexiones, que los coordinadores recuperaron y continuaron desarro-llando. se es el origen de los artculos reunidos en este libro.

    La intencin de esta publicacin es compartir el aprendizaje metodolgicogenerado en el proyecto del Plan Maestro del ro Magdalena y aportar ideas parala recuperacin de otros ros que se resisten a desaparecer del paisaje y de la

    memoria histrica de sus habitantes.

    C l d b i i l t i l

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    Con el proceso de urbanizacin planetaria, la

    mayora de los ros del mundo se urbaniz, es

    decir que parte su trayecto qued integrado a la

    mancha urbana de las ciudades. Por lo general,

    las ciudades mexicanas no han valorado los

    mrgenes de sus ros ni los han integrado demanera armnica a las dinmicas urbanas; sino

    que les han dado la espalda, convirtindolos en

    ros ocultos, en los que se descargan aguas

    residuales y desechos slidos. Debido a esto,

    los ros se transformaron en focos de contamina-cin y fuente de enfermedades; adems de ser,

    algunos de ellos, causa de severas inundacio-

    nes. Para combatir estos problemas, el paradig-

    ma higienista y de proteccin contra inundacio-

    nes de finales del siglo XIX estableci comosolucin el entubamiento de los ros urbanos.

    Sin embargo, desde finales del siglo xx ha cam-

    biado la manera de percibir los ros. Se ha visto

    que el entubamiento no resuelve en su totalidad

    las amenazas de inundacin, ni ha frenado lasprcticas sociales de contaminacin; pero s haocasionado la degradacin de las funciones

    Introduccin

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    Las ciudades de nuestro pas no han valorado los ros que las atraviesan ni los han

    integrado de manera armnica a sus dinmicas; sino que les han dado la espalda,

    convirtindolos en ros ocultos, en los que se descargan aguas residuales y des-echos slidos. Debido a esto, los ros se transformaron en focos de contaminacin

    y fuente de enfermedades; adems de ser, algunos de ellos, causa de severas inun-

    daciones. Para combatir estos problemas, el paradigma higienista y de proteccin

    contra inundaciones de finales del siglo XIX estableci como solucin el entuba-

    miento de los ros urbanos. Sin embargo, desde finales del siglo XX ha cambiado la

    manera de percibirlos. Se ha visto que el entubamiento no resuelve en su totalidad

    las amenazas de inundacin ni ha frenado las prcticas sociales de contaminacin;

    pero s ha ocasionado la degradacin de las funciones ecosistmicas que los ros

    proporcionaban a las ciudades, adems de la prdida paisajstica. Incluso, hoy en

    da, hay una revaloracin ms profunda sobre el papel que pueden cumplir los ros

    para unificar una ciudad (en trminos espaciales y sociales), as como para comba-

    tir las variaciones drsticas del clima. Tambin se les percibe actualmente como

    ejes de desarrollo urbanstico y de inversin inmobiliaria.

    Como seala Paul Stanton (2007), los frentes de los ros estn cambiando. La

    declinacin de la industria en sus riberas ha hecho que los terrenos en sus mrge-

    nes, donde imperaban las bodegas, fbricas y muelles, se transformen en espacios

    pblicos: parques y desarrollos inmobiliarios, con usos predominantemente comer-

    ciales y recreativos. Pero no solamente el sector terciario se est instalando en las

    orillas, sino que adems, los ros han comenzado a conceptualizarse como presta-

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    dores de servicios: ecosistmicos, fuentes de abasteci-

    miento de agua potable, objetos de recuperacin pai-

    sajstica y del patrimonio histrico, as como elemen-

    tos de la memoria colectiva. Incluso, el rescate de los

    ros postula un replanteamiento del enfoque tradicio-

    nal que concibe como opuestos al campo y a la ciudad

    (Postel y Richter, 2004:9-10).

    Rescatar un ro urbano no es tarea sencilla.

    Muchos autores han sealado las dificultades econ-

    micas y polticas originadas en la diversidad de intere-

    ses, aguas arriba y aguas abajo, as como el conflicto

    entre ellos. Sin embargo, estos problemas no son sola-

    mente de orden social, sino tambin metodolgicas.

    Las intervenciones pblicas sobre los ros urbanos desa-

    fan los lmites de los instrumentos de planeacin exis-tentes. La planeacin urbana centra su inters en el

    funcionamiento de la ciudad desvinculada del funcio-

    namiento de los ecosistemas y regiones rurales que le

    dan soporte. Por el contrario, la planeacin para inter-

    venir un ro urbano pone en el centro de atencin la

    relacin entre la ciudad y el medio ambiente. El ro vin-

    cula la mancha urbana con bosques, con cuerpos de

    agua, con flora y fauna. Una parte de las condiciones

    del funcionamiento de los ros urbanos, as como los

    problemas que hay que resolver para rescatarlos estn

    fuera de las ciudades. Esto nos obliga a plantear una

    visin mucho ms compleja, es decir, multidimensio-

    nal, y conceptualizar a los ros como sistemas

    socioambientales, como veremos ms adelante.

    En la elaboracin de un plan maestro para resca-

    tar un ro urbano, la interaccin entre especialistas de

    las ciencias fsico-qumicas, biolgicas y sociales es

    indispensable. La planeacin de ros urbanos no dis-

    pone de las premisas de entendimiento que pueden

    darse, por ejemplo, entre un economista de la vivien-

    da y un ingeniero experto en transporte urbano. En

    este caso, ambos disponen de un lenguaje comn,

    con problemticas ya definidas desde la planeacin

    urbana. En cambio, al planificar acciones sobre los

    ros urbanos, se presentan interacciones en las que

    los puentes de entendimiento estn an por cons-

    truirse. Los lenguajes para definir la biodiversidad y la

    condicin de la cobertura vegetal todava se encuen-

    tran a gran distancia conceptual de los lenguajes

    sobre participacin social, coordinacin interguberna-

    mental o parmetros qumicos del agua potable. De

    esta manera, el dilogo interdisciplinario es un verda-

    dero desafo, sobre todo en la medida en que ste es

    construido no en el mbito cientfico, sino en el de laspolticas pblicas.

    A diferencia de los planes maestros tradicionales,

    que consistan en un conjunto de propuestas de obras

    hidrulicas, actualmente los planes maestros de res-

    cate de ros son planes con visin interdisciplinaria y

    con una orientacin multiobjetivo. Estos nuevos ins-

    trumentos de planeacin hibridan la cartera de pro-

    yectos constructivos con un mapa de usos del suelo,

    con estrategias de manejo ecosistmico y de ordena-

    miento territorial, as como con proyectos econmicos

    de desarrollo local y diseos de revaloracin paisajsti-

    ca. Es decir, son planes complejos que integran accio-

    nes simultneas en varias dimensiones. Adems, no

    se restringen a los periodos de gobierno, sino que

    enmarcan sus acciones inmediatas en un horizonte

    necesariamente a largo plazo.

    La controversia suele ser una caracterstica funda-

    mental del arranque de todo proyecto de rescate, y su

    avance no suele ser simple y unidireccional, sino itera-

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    tivo, a partir de constantes retroalimentaciones entre

    los involucrados. En el caso del rescate del ro Magda-

    lena, en el Distrito Federal, las perspectivas sociales

    divergentes estn en el corazn mismo del proceso. El

    reto ha consistido y consistir en respetar esta condicin

    y construir un lenguaje comn, concertado desde una

    dinmica incluyente y orientada por el bien comn de

    la ciudad. Tal es el desafo que asumi la Universidad

    Nacional Autnoma de Mxico al participar en este

    proyecto elaborando el Plan Maestro de Manejo Inte-

    gral y Aprovechamiento Sustentable de la Cuenca del

    Ro Magdalena. Es en el marco de este proceso en el que

    se inscriben las reflexiones presentadas en este libro.

    El libro est organizado en cuatro partes. En la pri-

    mera se presenta una visin panormica e histricasobre el proceso de entubamiento de los ros urbanos

    en la Ciudad de Mxico. Es un intento por compren-

    der significativamente esta poltica pblica erigida

    sobre la relacin conflictiva que hubo entre el modelo

    de ciudad espaola y las caractersticas naturales de la

    cuenca de Mxico. Resultara muy fcil enjuiciar tales

    polticas a partir de la valoracin actual del deterioro

    ecolgico y la escasez de agua en la ciudad. No obs-

    tante, en vez de calificar la historia a travs de nues-

    tros parmetros, resulta de mayor utilidad un anlisis

    que trate de reconstruir la racionalidad imperante de

    la poca, la cual culmin con la desecacin de los

    lagos, el entubamiento de los ros, la importacin de

    agua de cuencas vecinas y la expulsin de aguas ser-

    vidas. Este ejercicio histrico es de utilidad para todo

    proyecto de recuperacin o rehabilitacin de ros urba-

    nos en la Ciudad de Mxico, ya que implica superar la

    inercia tecnolgica y cultural imperante durante los

    ltimos cuatro siglos.

    La segunda parte est compuesta por dos captu-

    los; el primero de ellos es resultado de la revisin de

    planes y programas nacionales e internacionales rela-

    cionados al rescate de ros. Es posible afirmar que

    tales ejercicios de planeacin se han colocado como

    un componente esencial de las agendas ambientales

    y para el desarrollo urbano. Mediante el anlisis de su

    discurso y de la organizacin de la informacin, se

    recupera un esquema bsico del marco axiolgico y

    elementos indispensables que forman la estructura

    de sus documentos rectores. El objetivo de este cap-

    tulo consiste en sistematizar estos principios bajo un

    modelo orientador prctico y una visin de conjunto

    que sirva de referencia para todo aqul interesado en

    el tema del rescate de ros.El segundo captulo de este apartado plantea un

    aspecto muy prctico: la posible participacin del sector

    inmobiliario en la recuperacin de ros urbanos. Median-

    te un esquema de responsabilidad social y ambiental,

    el desarrollo urbano puede aprovechar este tipo de pro-

    yectos para demostrar que las inversiones en el ramo

    pueden ser compatibles con el desarrollo sustentable.

    Se describen casos especficos en el continente ameri-

    cano y se hace una particular mencin a la ciudad de

    Monterrey con la creacin del canal Santa Luca.

    La tercera parte est integrada tambin por dos

    captulos estrechamente relacionados. Ambos consti-

    tuyen la propuesta metodolgica por excelencia del

    presente libro. En el primero de ellos se hace nfasis

    en dos de las apuestas terico-metodolgicas de

    todo el equipo de trabajo: la conformacin de equi-

    pos interdisciplinarios y la planeacin participativa

    que involucre a la ciudadana desde el mismo diseo

    del proyecto de rescate. En este mismo captulo, tam-

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    bin se desarrolla la aproximacin terica de los siste-mas socioambientales para modelizar y organizar laintervencin en una cuenca hidrolgica, as como a lasperspectivas socio-antropolgicas en la planeacinurbana y ambiental que incluyen varias de las tcnicastradicionalmente utilizadas para la construccin de cono-cimiento de fuentes primarias. La hibridacin de estastcnicas (descripcin etnogrfica, entrevistas cualitati-vas, grupos focales, etc.) con la teora de sistemas resul-ta una aproximacin novedosa que apunta el rumbode las investigaciones en la materia.

    Por su parte, en el segundo captulo de este apar-tado se expone un modelo de integracin sobre elconocimiento generado en la ciencia, la ciudadana y

    las dependencias de gobierno. No se trata nicamen-te de integrar estos tres planos, si no de tratar a cadauno de acuerdo a sus caractersticas propias. En otraspalabras, el dilogo interdisciplinario, el establecidoentre distintos grupos de inters de las comunidadeslocales y el de las autoridades burocrtico-polticastienen sus propias reglas sociales y prcticas discursi-vas, por lo que la integracin de un plan maestro con-lleva un doble desafo: la integracin al interior decada plano y la transversal. En este captulo tambinse revisan las fases del proceso de integracin refe-rentes al diagnstico, la imagen-objetivo y la dirigidaal establecimiento de propuestas y prescripciones.Estos son los tres tiempos paradigmtico en la inte-gracin, los cuales devienen en un proceso no linealsino cclico e iterativo.

    La quinta parte se refiere a la elaboracin del PlanMaestro de Manejo Integral y Aprovechamiento Sus-tentable de la Cuenca del ro Magdalena. Este caso

    prctico es realmente el detonador de todas las refle-

    xiones y propuestas anteriores, ya que en l participa-ron todos los autores como parte de la coordinacingeneral del proyecto al interior de la unam. En esteapartado se describe el origen y la importancia delproyecto. Tambin se abre un espacio para sealar laorganizacin de todos los investigadores participan-tes en el Grupo de Trabajo Multidisciplinario. Se pre-sentan los resultados generales y la manera de orga-nizar la plataforma estratgica del plan para que ellector conozca la forma en que se dio respuesta a losproblemas socioambientales identificados en el reade planeacin. Las cinco estrategias generales delplan abordan los elementos territoriales y de gestinms importantes del ro: el rea natural, el rea urba-

    na, el ro como elemento rector y la sinergia entre auto-ridades gubernamentales y la participacin social comocondicin para sostener la iniciativa a largo plazo.

    Finalmente, los autores reconocemos el enrique-cedor espacio de debate, rigor cientfico y creatividaddesplegado por los responsables de las distintas disci-plinas del concimiento: Marcos Mazari, MichelleMeza, Luca Almeida, Javier lvarez, Enrique Canto-ral, Silvia Castillo, Marisa Mazari Hiriart, Alya Ramos,Adrin Guillermo Aguilar, Joel Carrillo, Jorge LpezBlanco, Clemencia Santos, Sergio Flores Pea, TeresaOrta, Vctor Franco, Juan Ansberto Cruz y Concep-cin Contreras. Asimismo, hacemos un reconoci-miento especial a los responsables de la Secretara delMedio Ambiente para convertir en realidad este pro-yecto: Martha Delgado, Adolfo Meja y HumbertoParra. En especial agradecemos la confianza y elapoyo de la Comunidad La Magdalena Atlitic, ascomo de los ciudadanos comprometidos con la vida

    del ro Magdalena.

    Actualmente en la cuenca de Mxico no hay

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    Actualmente, en la cuenca de Mxico no haydisponibilidad natural de agua. De ser natural-

    mente una cuenca cerrada, en cuyo valle se

    formaba un vasto sistema de lagos, se ha con-

    vertido en una cuenca artificialmente abierta y

    semidesrtica. La cuenca de Mxico ha sidomodificada drsticamente en su funciona-

    miento hidrolgico durante ms de cuatrosiglos por sucesivas generaciones.

    La lucha contra las inundaciones ha sido una

    constante que aparece desde Tenochtitlanhasta la constitucin de la zona metropolitana

    de la Ciudad de Mxico, pasando por la capi-

    tal virreinal de la Nueva Espaa, y la capital

    del Mxico independiente. Como veremos a

    continuacin, el incesante combate de la Ciu-dad de Mxico contra las inundaciones fue la

    razn de ser de los proyectos de drenaje que

    abrieron cuatro salidas artificiales a la cuenca,

    a fin de expulsar los lagos y ros ms caudalo-

    sos.Esta lucha constante a travs de los siglos

    contra el exceso de agua deriv en el siglo xx

    en una ran arado a: mientras ue la Ciudad

    Los ros en

    la historia de laCiudad de Mxico

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    DE LAS AVENIDASDE AGUA

    A LOS ROS DE ASFALTO

    Arsenio Ernesto Gonzlez Reynoso

    Lorena Hernndez MuozManuel Perl Cohen

    Itzkuauhtli Zamora Saenz

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    Introduccin.

    La Ciudad de Mxico y el agua:una gran paradoja*

    Actualmente, en la cuenca de Mxico no hay disponibilidad natu-

    ral de agua. De ser naturalmente una cuenca cerrada, en cuyo valle

    se formaba un vasto sistema de lagos, se ha convertido en una

    cuenca artificialmente abierta y semidesrtica. La cuenca de Mxi-

    co ha sido modificada drsticamente en su funcionamiento hidro-

    lgico durante ms de cuatro siglos por sucesivas generaciones.

    La lucha contra las inundaciones ha sido una constante queaparece desde Tenochtitlan hasta la constitucin de la zona metro-

    politana de la Ciudad de Mxico, pasando por la capital virreinal de

    * Artculo publicado en B. Gumiero, M. Rinaldi y B. Fokkens (editores), IVth ECRR

    International Conference on River Restoration 2008. Proceedings, Venecia, Ed.

    ECRR-CIRF, 2008, originalmente en ingls, y al cual se le agreg nueva informacin

    que, por cuestiones de espacio, no se incluy en la versin original.

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    la Nueva Espaa, y la capital del Mxico independiente.

    Como veremos a continuacin, el incesante combatede la Ciudad de Mxico contra las inundaciones fue la

    razn de ser de los proyectos de drenaje que abrieron

    cuatro salidas artificiales a la cuenca, a fin de expulsar

    los lagos y ros ms caudalosos.

    Esta lucha constante a travs de los siglos contra

    el exceso de agua deriv en el siglo xx en una gran

    paradoja: mientras que la Ciudad de Mxico logr

    liberarse de la pesadilla de las inundaciones y de los

    desages llenos, la cuenca careci de suficiente agua

    para cubrir la creciente demanda producto de suurbanizacin explosiva. Hay que recordar que en seis

    dcadas, la Ciudad de Mxico pas de tener 2 a 20

    millones de habitantes. En un principio, la eficaz

    expulsin de las aguas superficiales y pluviales del

    valle de Mxico oblig a sostener el crecimiento urba-

    no e industrial de la metrpoli mediante la captacin

    de aguas subterrneas. Sin embargo, al ser insuficien-

    tes las fuentes subterrneas, en la dcada de 1940 se

    edific un acueducto para importar agua de una cuen-

    ca vecina. Posteriormente, en la dcada de 1980 se

    construy un segundo acueducto que efecta un

    trasvase desde otra cuenca vecina. Esos dos acueduc-

    tos (los sistemas Lerma y Cutzamala) aportan aproxi-

    madamente 30% del agua potable que requiere la

    Ciudad de Mxico.

    A lo largo del siglo XX, los ros no representaron

    una posible solucin para el abastecimiento de agua

    para la ciudad. Por el contrario, su condicin de ros

    de temporada, contaminados por la ciudad que los

    haba incorporado a su crecimiento, haca que fueran

    vistos como un peligro sanitario para la poblacin. La

    solucin que se impuso fue entubarlos, expulsar sus

    aguas contaminadas, y aprovechar sus antiguos cau-

    ces como avenidas para el transporte automovilstico.As, con las diversas obras de drenaje, los ros entra-

    ron en la misma categora que las aguas negras. La

    explosin demogrfica y la urbanizacin que sufri

    la otrora Ciudad de los Palacios conden a los ros a

    una muerte oculta: sus moderadas corrientes de agua

    cedieron ante el concreto y el asfalto.

    El sur-poniente de la capital fue la zona donde

    ms se modific el ecosistema: de ser un territorio ba-

    ado por una gran diversidad de ros por el escurri-

    miento de las zonas altas, se convirti en una zonapujante de la urbanizacin del moderno Distrito Fede-

    ral. En el norte, la industria tena ritmos distintos, de

    modo que la urbanizacin se logr a costa de aprove-

    char el terreno ganado al lago de Texcoco. Al oriente

    de la cuenca, los ros que desembocaban en el lago de

    Texcoco no sufrieron el mismo proceso de entuba-

    miento; all los ros siguieron cumpliendo las mismas

    funciones tradicionales: ser una posible fuente de abas-

    to de agua y servir de riego a la agricultura.

    MAPA 1.

    Pgina anterior. Los ros que descendan

    de las sierras alimentaban cinco lagos que,

    durante los meses de lluvia se volvan

    uno solo: Zumpango y Xaltocan al norte;

    Texcoco al centro, y Xochimilco y Chalco al sur,

    como se ve en el mapa de Carlos Sigenza

    que presenta la cuenca de Mxico a finales

    del siglo XVII.

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    El presente est cargado de historia. Los escasos

    ros que an circulan a cielo abierto por el valle de

    Mxico son supervivientes de esta violenta historia de

    expulsin de lagos, de entubamiento de ros, de

    expansin de una ciudad que los niega, los contami-

    na y los oculta. Cualquier proyecto de rescate de ros

    urbanos en este contexto exige la comprensin de los

    procesos de larga duracin de la historia hidrulica del

    valle de Mxico, la historia cultural del tipo de urbani-

    zacin y de su relacin con el ambiente. Rescatar un ro

    urbano en la Ciudad de Mxico representa serios des-

    afos no nicamente tecnolgicos o metodolgicos,

    sino ante todo histricos, sociales y culturales.

    De la Veneciaamericana

    a la megalpolis sedienta

    En el horizonte geolgico del Terciario, la cuenca de

    Mxico se consolid como una formacin endorreica,

    es decir, hidrolgicamente cerrada, de casi 9600 km2,con una planicie lacustre a 2250 msnm. Aprisionados

    entre montaas y cerros, se formaron cinco lagos, que

    en poca de lluvias se convertan en uno solo: al norte,

    Zumpango y Xaltocan; al sur, Xochimilco y Chalco;

    cada uno con diversa altitud pero intercomunicados

    al confluir en el de Texcoco, que se localizaba en el

    centro del valle. Los lagos eran alimentados por los

    escurrimientos de las zonas altas a travs de los ros

    de carcter torrencial y por la precipitacin pluvial de

    verano, que oscila entre 1500 mm y 600 mm. Tenan

    de 1 a 5 m de profundidad y cubran una superficie de

    1500 a 2000 km2, aproximadamente una quinta par-

    te de la superficie total de la cuenca.

    La civilizacin mexica se enfrent cclicamente a

    inundaciones que diezmaban su poblacin. Sin em-

    bargo, las soluciones planteadas a esas catstrofes

    nunca pusieron en cuestin la estrategia cultural de

    aprovechamiento de los lagos. Se atribuye a Neza-

    hualcyotl, rey de Texcoco, la construccin de un

    enorme dique de piedra de 16 km de longitud para

    proteger a la gran Tenochtitlan del azote de las inun-

    daciones. Ese dique, levantado en 1449, tena como

    objetivo evitar que las crecidas de los lagos de Zum-

    pango y Texcoco afluyeran al lago central. Como esteejemplo, hubo muchos otros en los cuales la tecnolo-

    ga desarrollada en esa poca tena como principio la

    coexistencia con el agua, fuente de vida y muerte.

    Con la conquista europea el imaginario y las prc-

    ticas sobre el ecosistema se modificaron. La compleja

    vida lacustre se convirti en un problema para la con-

    cepcin espaola de ciudad. La capital del virreinato

    se fund sobre las ruinas de Tenochtitlan y desde el

    comienzo enfrent el poder destructor del agua. Las

    crnicas registran inundaciones de gran magnitud enlos aos 1555, 1580, 1604 y 1607. La poltica novo-

    hispana con respecto al agua del valle no fue de con-

    tencin y aprovechamiento, sino de modificacin

    radical del ecosistema. En 1608 se concluy el ambi-

    cioso proyecto del primer desage artificial del valle

    mediante el cual se expulsaban las aguas del ro

    Cuautitln a travs de un tnel perforado en la parte

    norte de la cuenca. Esta primera salida artificial es

    conocida como el Tajo de Nochistongo.

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    Esta obra hidrulica del siglo XVII inaugur una

    estrategia de expulsin de los lagos y ros de la cuen-

    ca de Mxico, que se sostiene hasta nuestros das. El

    Tajo de Nochistongo protegi a la capital virreinal de

    las inundaciones provenientes de los ros y lagos del

    norte del valle; sin embargo no pudo protegerla de

    las inundaciones originadas en el oriente, sur y centro

    del valle. Las inundaciones ms mortferas se registra-

    ron en los aos 1629, 1634, 1674, 1732, 1747,

    1819, 1851 y 1865. Ya en el siglo XIX los lagos fueron

    vistos, adems de una amenaza de inundacin, como

    un peligro para la salud de los habitantes de la ciu-

    dad. Para toda una generacin de mdicos de la poca

    porfiriana, el lago de Texcoco representaba un pro-

    blema de salud pblica. Hacia fines del siglo XIX, lapoblacin no rebasaba los doscientos mil habitantes

    y, a decir de los cronistas de la poca, la Ciudad de

    Mxico se caracterizaba por tener calles sucias y un

    defectuoso desage por lo que sola inundarse en

    tiempo de lluvias.

    De ese modo, Porfirio Daz inaugur en 1900 una

    segunda perforacin al parteaguas de la cuenca, en la

    sierra de Tequixquiac. Sin embargo, durante la prime-

    ra mitad del siglo xx continuaron las inundaciones,

    sumergiendo al centro de la moderna capital durantesemanas. Una tercera salida artificial, efectuada a

    escasos 200 m de la anterior, fue concluida por el

    gobierno revolucionario en 1947. Y, por ltimo, el dre-

    naje profundo, inaugurado en 1975, abri la cuarta

    salida: un tnel que alcanza los 200 m de profundidad

    y que desemboca en el ro El Salto. Gracias a estas

    cuatro salidas artificiales, el valle de Mxico ha dejado

    de ser una cuenca cerrada y desde 1607 hasta la

    fecha expulsa sus aguas superficiales hacia la vecina

    cuenca del ro Tula, que las conduce hasta el Golfo de

    Mxico.

    Despus de tres siglos y medio de drenar los cinco

    lagos de la cuenca de Mxico, el paisaje se modific

    drsticamente y las aguas superficiales comenzaron a

    escasear. Los acuferos subterrneos del propio valle

    fueron una solucin para abastecer la demanda que

    generaba el crecimiento urbano a principios del siglo

    XX, pero esta alternativa lleg a su lmite cuando se

    provocaron hundimientos diferenciales del subsuelo

    en el centro de la Ciudad de Mxico.

    Con la excesiva extraccin de agua subterrnea,

    las arcillas del subsuelo se compactaron dando origen

    a dichos hundimientos. Fue entonces cuando los

    ingenieros del Estado revolucionario proyectaron yejecutaron la primera infraestructura para traer agua

    de una cuenca vecina: el sistema Lerma, que inicial-

    mente capt los manantiales de Almoloya del Ro y

    posteriormente extrajo agua del subsuelo de los

    valles de Toluca e Ixtlahuaca. As, en 1951 fue inau-

    gurado el acueducto y el primer tnel que abra la

    cuenca a la importacin de agua. Se trat del tnel

    Atarasquillo-Dos Ros, mediante el cual el caudal cap-

    tado en el Alto Lerma logr atravesar la sierra de las

    Cruces e ingresar al valle de Mxico. Sin embargo, entres dcadas de explosivo crecimiento demogrfico,

    el agua importada desde la cuenca vecina volvi a ser

    insuficiente. As, en 1982 fue inaugurado un segun-

    do tnel con el mismo objetivo: el tnel Analco-San

    Jos, que permiti la importacin de aguas superfi-

    ciales captadas mediante presas en la cuenca del ro

    Cutzamala, a ms de 100 km de distancia de la capi-

    tal del pas y venciendo un desnivel de poco ms de

    mil metros.

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    En sntesis, el explosivo crecimiento urbano de la

    Ciudad de Mxico durante el siglo XX tiene lugar en

    una cuenca cuya disponibilidad natural de agua ha

    sido modificada por cuatro siglos de obras hidrulicas

    (Perl y Gonzlez, 2005). El valle se ha desecado debi-

    do a la infraestructura de expulsin de aguas pluviales

    y residuales; no existe estrategia de tratamiento y reu-

    so de aguas al interior del valle; el suelo presenta hun-

    dimientos diferenciales ocasionados por la extraccin

    excesiva de aguas subterrneas; ante la demanda de

    agua potable se importan caudales de cuencas veci-

    nas; la mayora de los ros son utilizados como drena-

    jes a los cuales se descargan las aguas residuales, as

    como tiraderos de basura. De esta manera, durante el

    siglo XX los ros comenzaron a ser vistos como un pro-blema para la acelerada y extensa urbanizacin del

    valle de Mxico.

    La modernidadurbana y el entubamiento

    de los ros

    Para la moderna Ciudad de Mxico, el aprovecha-

    miento de los ros nunca fue una opcin. La opinin

    que se tena sobre ellos durante la dcada de 1930

    era de corrientes de agua discontinuas y difcilmente

    controlables:

    Las corrientes de agua con que cuenta el Distrito

    Federal provienen de las montaas que la rodean;

    siendo la mayora de llas [sic] de clasificacin

    torrencial y casi ninguna de carcter permanente.

    Ninguna de ellas es corriente de importancia;

    pudindose contar entre las principales, el Consu-

    lado, Los Remedios, Tlalnepantla, Churubusco y la

    Piedad. De estos ros, algunos en ciertas pocas del

    ao desbordan e inundan porciones de terrenos de

    las zonas que atraviesan (Departamento del Distri-

    to Federal, 1930:18).

    En la dcada de 1920, la ciudad iba creciendo

    hacia los alrededores, conurbndose con los pueblos

    colindantes de la antigua traza. Los ros que corran

    en tiempos ancestrales por los mrgenes de la civiliza-

    cin y que pertenecan al escenario de los recorridosdominicales comenzaron a ser tragados por el cons-

    tante crecimiento de la mancha urbana. Para 1930

    haba 1.3 millones de personas en la ciudad y la colo-

    nizacin hacia el poniente y el sur se aceler: zonas

    de reciente poblamiento que formaban parte del iti-

    nerario de viaje hacia los mrgenes y que eran atrave-

    sadas por un buen nmero de ros. En el norte de la

    ciudad se asienta la industria y en sus alrededores se

    crean colonias de emigrantes pobres. Hacia el nor-

    oriente se coloniza sobre las tierras desecadas y gana-das al lago de Texcoco.

    Como los ros inundaban los nuevos fracciona-

    mientos, las polticas pblicas consistieron en conte-

    nerlos mediante un sistema de presas al poniente de

    la ciudad. Se captaron en pequeas presas y se crea-

    ron tneles subterrneos para llevarlos hacia el norte

    por el drenaje para sacarlos de la ciudad y finalmente

    expulsarlos de la cuenca. Entre 1937 y 1941 se realiza

    la presa de Mixcoac, y entre 1937 y 1940 se constru-

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    ye el tnel Mixcoac-Becerra. De 1936 a 1938 fue

    construida la presa Tacubaya, y de 1935 a 1937, el

    tnel Tacubaya-Tecamachalco. De 1935 a 1936 fue

    construida la presa San Joaqun; y de 1936 a 1938, el

    tnel San Joaqun-Tornillo. En suma, en los aos

    treinta se consolid la transformacin de la represen-

    tacin social de los ros, la cual pas de visualizarlos

    como una fuente de agua local y de irrigacin perif-

    rica, a verlos como responsables de inundaciones y

    focos de infeccin.

    Pese a todas las obras hidrulicas protectoras,

    durante la dcada de 1940 la Ciudad de Mxico con-

    tinu sufriendo de severas inundaciones. Se empren-

    di una segunda oleada de entubamiento de ros, la

    cual comenz con el cierre del canal de la Viga en1941. Entre 1944 y 1960 fueron entubados 10.4 km

    del ro Consulado. El ro era poco caudaloso y de

    temporal; sus mrgenes haban sido invadidas por

    asentamientos humanos que constantemente se sen-

    tan amenazados por su desbordamiento y por el

    hecho de que transportaba una gran cantidad de

    aguas residuales de la pujante industria de la capital.

    La percepcin que pesaba sobre l, al igual que de la

    mayora de los ros, era negativa:

    Estos canales, que con frecuencia se desbordaban

    en la poca de lluvias, ocasionando peligrosas inun-

    daciones en vastas zonas, son adems focos insa-

    lubres, puesto que no siendo de corriente conti-

    nua permanecen secos la mayor parte del ao, lo

    que da origen a que se acumulen en los mismos

    basuras y toda clase de inmundicias. El que ms

    perjudica a la Ciudad es el llamado Ro Consulado,

    que atraviesa por colonias tan pobladas como las

    de Cuauhtmoc, San Rafael, Santa Julia, Santa

    Mara, Nonoalco, Peralvillo, Vallejo y las numero-

    sas al Oriente (DDF, 1942:113).

    Con su entubamiento mejor la comunicacin

    entre las colonias Santa Mara, San Jacinto y Tacuba

    (DDF, 1975), al crearse por su cauce un nuevo entra-

    mado de asfalto: paradigmtica solucin en la nueva

    estrategia de urbanizacin de los ros.

    El ro La Piedad fue entubado entre 1945 y 1960

    en una extensin de 11.3 km. Las obras pblicas sobre

    los ros se realizaron paralelamente a la construccin

    de la red de colectores y del mejoramiento del drenaje.

    En ese sentido fue un largo proceso que se entrecruz

    con varias obras pblicas. El ro Churubusco se entubentre 1950 y 1975 en una longitud de 21 km.

    El desarrollo urbano aprovech los cauces de los

    ros como lmites de barrios y colonias, as como para

    construir arterias viales y de este modo resolver las

    necesidades de desplazamiento automovilstico. El

    modelo de ciudad moderna implicaba la traza de

    grandes avenidas que interconectaran las distintas

    partes de la capital. As de 1947 a 1952 se entubaron

    otros 1.9 km, del ro La Piedad para formar, junto con

    el ro Becerra, el Viaducto Miguel Alemn, cuya fina-lidad fue ser una va rpida que contectara el oriente

    y el poniente de la ciudad. En el mismo periodo se

    entubaron 542 m del ro San Joaqun. Los ros se con-

    vertan paulatinamente en las sordas avenidas de

    asfalto de la ciudad.

    La modernizacin de la capital no slo era obra

    del Estado, sino que tambin la iniciativa privada par-

    ticipaba en las obras de entubamiento. Segn las

    memorias de obra:

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    Ro Consulado

    El primer ro en ser

    entubado fue el

    Consulado (1944-

    1960). La obra tena

    como objetivo mejo-

    rar las condiciones

    de salubridad de las

    colonias aledaas,

    ya que el ro (poco

    caudaloso y de

    temporal) reciba

    una gran cantidad de

    aguas residuales

    de carcter industrial.

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    Ro La Piedad

    En 1945 comenz

    el entubamiento del

    ro de la Piedad.

    Desde ese ao

    hasta 1952 se entu-

    baron cerca de dos

    kilmetros de cauce

    (as como tramos

    del ro Becerra) para

    formar el Viaducto

    Miguel Alemn,

    avenida paradigm-

    tica en el proceso

    de conversin deros en vialidades.

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    Ro Churubusco

    Hasta 1975 continua-

    ron las obras de entu-

    bamiento de este ro,

    que represent la

    columna vertebral del

    drenaje del suroriente

    de la ciudad.

    Siguiente pgina.

    La desecacin de loslagos y el crecimiento

    urbano fueron

    determinantes para

    que los ros fueran

    considerados una

    amenaza natural debi-

    do a las constantes

    inundaciones y a la

    contaminacin de sus

    cauces con aguaresidual y basura. En el

    mapa se puede

    apreciar la manera en

    que el agua de los ros,

    adems de ser entuba-

    da, se expulsa de la

    cuenca mediante el

    sistema de drenaje.

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    MAPA 2.

    Entubamiento de ros y

    crecimiento urbano de la

    Ciudad de Mxico a lo

    largo del siglo xx.

    El Interceptor Poniente

    tuvo como principal

    finalidad cortar el cauce de

    los ros de esta zona de

    la ciudad para arrojarlos

    por el norte hacia el Vaso

    de Cristo.

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    Otros cauces como los del Ro San Joaqun y el de

    los Morales tambin han sido entubados, ancuando estos por cuenta de las empresas fraccio-

    nadoras de terrenos, en los tramos comprendidos

    dentro de los dichos fraccionamientos (Memoria,

    1950:144).

    Los ros ya no tenan lugar en las nuevas trazas. Aligual que el Estado, los particulares tenan que higie-nizar el entorno y modernizar los espacios para ade-cuarlos a los desarrollos inmobiliarios.

    En la dcada de 1950 el gobierno capitalino se-gua peleando contra sus ros: en 1951 se desviaronlas aguas del ro Churubusco al Canal Nacional para

    mantener el nivel de los mermados lagos de Xochi-milco, Tlhuac y Mixquic. En 1953 el ro de los Reme-dios se desbord e inund a varias colonias aledaas.Con las inundaciones de principios de los cincuentaquedaba claro que los remiendos al drenaje no eransuficientes, entre otras cosas por el hundimiento dela Ciudad. La solucin deba ser general. As, en 1953 laDireccin General de Obras Hidrulicas del Departa-mento del Distrito Federal present el Plan General

    para resolver los problemas de hundimiento, las inun-

    daciones y el abastecimiento de agua potable en laciudad de Mxico. El plan modificaba definitivamenteel cauce de los ros que atravesaban la capital y apun-taba la conclusin del entubamiento del ro Consula-do y el entubamiento total de alrededor de 80 km delos ros Churubusco, Magdalena, San ngel, Mixcoac,La Piedad, Becerra, Tacubaya, Dolores, Barrilaco, Teca-machalco, Consulado y San Joaqun. Las obras deentubamiento se remataban con la construccin del

    llamado Interceptor Poniente, que tenan por objeti-

    vo recoger las aguas negras y pluviales, con una lon-gitud de 17 km, partiendo del ro Magdalena, pasan-do por las lomas de Chapultepec, hasta llegar al rode los Remedios (Casasola, 1967:2908).

    En 1960 dio inicio la obra que ayudara al Gran

    Canal a sacar las aguas de los ros, ahora combinada eindivisa con los desperdicios de las colonias, por elcauce del ro Hondo para desembocar en el Vaso deCristo. Entre 1963 y 1964 se prolong el InterceptorPoniente hasta el ro Cuautitln, a la laguna de Zum-pango y al Tajo de Nochistongo. El Interceptor Ponien-te daba salida a todos los ros del poniente y surpo-niente de la ciudad, los cuales representaban unproblema higinico y esttico para los fraccionamien-

    tos y colonias, al igual que permita evacuar sus aguasy la de los drenajes hacia el norte. El gran paradigmahidrulico continuaba: dominar por la fuerza a lanaturaleza, gobernar los ros dndoles buen cauce entubos para sacarlos definitivamente de la ciudad.

    Entre 1968 y 1975 continuaron las obras de entu-bamiento del ro Churubusco, cauce que representa-ba la columna vertebral del drenaje del sur y buenaparte del oriente del Distrito Federal (DF), ya que cap-taba los escurrimientos propios de su cuenca, as

    como los gastos que por polticas operativas no erancaptados por el Interceptor Poniente, procedente delos colectores ro Mixcoac y Barranca del Muerto, ascomo de los ros San ngel, Tequilasco, y Magdalena(Perl, 1989:34).

    Entre 1960 y 1970 se industrializ buena partedel norte y noreste de la Ciudad de Mxico. Debido aesto ocurri un exponencial aumento poblacionalque lleg en 1970 a 9 millones de capitalinos y en los

    ochenta a 14 millones, lo que provoc un rpido cre-

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    cimiento de la metrpoli. Las necesidades y los servi-cios deban corresponder a las dimensiones modernasde la urbe y al tamao de su poblacin, de modo quese opt por crear el Drenaje Profundo. El presidenteEcheverra lo presentaba como la obra que acabara

    con los viejos fantasmas capitalinos:

    evita la dramtica pero cierta posibilidad de unaextensa y gravsima inundacin de la Capital de la

    Repblica, provocada por el derrame del Gran

    Canal del Desage, cuyo nivel es superior en varios

    metros al de la Ciudad (DDF, 1975:3).

    El Drenaje est constituido por el Interceptor Cen-

    tral de 8 km y el Oriente de 10 km, desaguando en unEmisor de 50 km, el cual se realiz de 1967 a 1975.Su recorrido era de sur a noreste hasta llegar al valledel Mezquital. En su construccin se fue modernizan-

    do el sistema de alcantarillas y tambin se resolvi porfin el problema de los ros con que a su paso se topara,en aras de mejorar el aspecto vial, sanitario y esttico.

    Fueron entubados: 620 m del ro San Juan deDios, 1.7 km del canal de Miramontes, 200 m del ro

    San Buena Ventura, 1 km del ro Tacubaya, 1.3 km delro Hondo, 1.6 km del ro San ngel, y 300 m del roBarranca del Muerto. Asimismo, se drag parte delinterminable ro Churubusco, entubndose hasta laactual avenida Zaragoza (DDF, 1975:231). La complejarelacin ros-metrpoli dejaba atrs las luchas intesti-nas que desde los aos treinta se haban emprendidocontra los ros. Al crear un complejo y moderno siste-ma de drenaje general que evacuara el agua de la ciu-

    dad, se solucion el problema de los ros: se iran porel desage y seran expulsados de la cuenca de Mxi-co. El paradigma hidrulico y su estrategia generalhaban prevalecido.

    Durante el siglo XX los funcionarios degobierno y los ingenieros consideraron

    que el problema de la ciudad deMxico era estrictamente hidrulico y,

    como tal, tena que solucionarse conobras de drenaje que expulsaran elexceso de agua fuera de la cuenca.

    En la imagen el presidenteAdolfo Lpez Mateos y el regente

    Ernesto Uruchurtu realizan unainspeccin del Interceptor Poniente,

    Ciudad de Mxico, 1964.

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    El rescate delro Magdalena:

    contra la inercia histricade la cuenca de Mxico

    El paradigma hidrulico sanitarista fue contundente en sus resul-

    tados y actualmente es posible afirmar que todos los ros de la

    cuenca de Mxico estn fragmentados por presas, derivaciones

    artificiales y otro tipo de obras hidrulicas. Es importante desta-

    car que algunos ros del oriente de la cuenca an corren natural-

    mente, son aprovechados para la agricultura local y desembocan

    en el remanente del lago de Texcoco.

    En ese contexto han surgido voces por cambiar el manejo y la

    gestin de los ros de la cuenca a partir de la construccin de unmodelo alternativo que muestre los beneficios de incorporar un ro

    al entorno urbano. Este tipo de propuestas se han concentrado

    en el rescate del ro Magdalena, ubicado en el surponiente de la

    ciudad y considerado actualmente como el nico ro vivo del Dis-

    trito Federal.

    Hay varias razones para elegir al ro Magdalena como la posi-

    bilidad de crear un nuevo paradigma: la excelente calidad del

    agua en su parte alta, el bosque eminentemente joven y conser-

    vado del rea natural, su entrada con cauce abierto al rea urba-

    na, su aporte al abasto de agua (200 l/s), su estrecha relacin conel patrimonio histrico y cultural de la ciudad. Gracias a este gran

    potencial natural y sociocultural, el ro Magdalena persiste en el

    imaginario social como una posibilidad de cambiar el curso de la

    historia hdrica de nuestra ciudad.

    El Plan Maestro de Manejo Integral y Aprovechamiento Sus-

    tentable de la Cuenca del Ro Magdalena se elabor de noviem-

    bre de 2007 a diciembre de 2008. Tiene un enfoque multiobjeti-

    vo que potenciar los servicios ecosistmicos que este ro presta

    actualmente a la ciudad y crear una oferta cultural, social y de

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    desarrollo urbano de manera que el ro sea el eje rector de uno de los parques line-

    ales ms grandes de Amrica Latina.

    Las dificultades con las que se ha encontrado este proyecto no son menores, ya

    que el ro est fragmentado por presas, plantas potabilizadoras, obras hidrulicas

    como el Interceptor Poniente y un tramo del ro est entubado desde 1960, interco-

    nectando a vialidades de gran importancia para la ciudad como son Perifrico, Revo-

    lucin e Insurgentes. Asimismo, en el rea urbana, el ro Magdalena recibe una con-siderable cantidad de agua residual y basura, convirtindolo en un autntico drenaje.

    Finalmente, con la desecacin de los lagos y el entubamiento de los ros centrales de

    la ciudad, el ro Magdalena no tiene una salida natural a un cuerpo de agua mayor.

    En primera instancia, el agua se va parcialmente a travs del Interceptor Poniente y la

    que sigue su curso desemboca en el ro Churubusco, el cual se encuentra completa-

    mente entubado y lleva nicamente aguas residuales.

    El panorama arroja varias interrogantes, entre las cuales nos interesa reflexio-

    nar aqu sobre una de ellas: el ro Magdalena tiene las caractersticas para ser res-

    taurado o nicamente rehabilitado? La propuesta implcita del instrumento de

    planeacin nos permite contar con elementos suficientes para responder las ante-riores cuestiones. Probablemente ningn ro de la ciudad tiene caractersticas para

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    ser restaurado, considerando el concepto de restauracin como el retorno de un

    sistema a sus condiciones naturales originales (Society for Ecological Restoration,

    1994). La avanzada contaminacin e intervencin hidrulica en los ros de la cuen-

    ca de Mxico no permitiran su restauracin, al menos no en una primera fase. Por

    otro lado, el plan s puede perseguir el objetivo de recuperar algunos elementos

    biofsicos del ecosistema, especialmente en el rea urbana como el bosque de

    galera y el suelo en las mrgenes del ro, lo que se adecua a la nocin clsica derehabilitacin de un ro urbano (Findlay y Taylor, 2006).

    Si este plan logra armonizar la obtencin de resultados en el corto plazo con

    una visin integral de largo plazo, estaremos en un punto de inflexin en la rela-

    cin que hemos mantenido con nuestros ros. En vez de considerarlos como una

    amenaza y una debilidad de nuestro entorno, podremos convertirlos en espacios

    de mltiples oportunidades ambientales, sociales, culturales y econmicas. El ro

    Magdalena podra ser el comienzo de este cambio por reproducir en los dems ros

    de la cuenca.

    De lo contrario, habr ganado el paradigma hidrulico imperante de nuestra

    ciudad en los siglos pasados, y seguiremos entubando los ros y expulsando suagua de la cuenca, mientras importamos agua de cuencas cada vez ms lejanas.

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    Conclusiones

    El desafo de lasustentabilidad hdrica:

    por un cambio de

    paradigma hidrulico

    Es posible considerar a la Ciudad de Mxico como una metrpoli que de manera

    contundente convirti sus ros urbanos en vialidades bajo un sueo modernizador

    y progresista. En un periodo de 40 aos la ciudad borr de su geografa cerca de

    83 km de ros, lo equivalente a tres veces la avenida ms grande del mundo (Insur-

    gentes, en la Ciudad de Mxico).

    En la cuenca de Mxico el desafo actual consiste en reorientar la relacin entre

    nuestra sociedad y el medio ambiente. La sustentabilidad hdrica implica un cam-bio en la manera de formular el problema mismo: ya no es cuestin de actuar

    sobre la naturaleza y dominarla a nuestro beneficio; en otras palabras, ya no se tra-

    ta de traer agua de regiones ms lejanas o de mezclar agua de lluvia con aguas

    negras y expulsarla a sitios ms remotos; tampoco es cuestin de entubar los ros

    que an circulan a cielo abierto. De ahora en adelante, la formulacin del proble-

    ma no se basa exclusivamente en la construccin de diques, presas, acueductos y

    canales, es decir, no es un asunto exclusivo de la ingeniera civil e hidrulica. El

    siglo XXI nos plantea el desafo de actuar sobre nosotros mismos, de que la socie-

    dad se autoregule en beneficio propio ya que al proteger y administrar de manera

    eficiente los recursos hdricos y ambientales en general estar garantizando suviabilidad futura.

    Este desafo es enorme y la visin desde la cual hemos empezado a abordarlo

    es nueva. Esperamos cambiar la forma en la que nos hemos relacionado con nues-

    tros ros por la sustentabilidad de la ciudad, as como por el futuro de los aproxima-

    damente 50 ros que persisten en la cuenca y que se niegan a desaparecer.

    El manejo de ros urbanos es resultado de una

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    jserie de condiciones sociohistricas que pro-

    vienen de la construccin de las ciudades. El

    proceso de industrializacin acelerado que

    caracteriz el crecimiento urbano desde el

    siglo xviii hasta la primera mitad del siglo pasa-do fue visto como un triunfo de la tecnologa

    frente a la naturaleza. En ese espritu, el ambien-

    te era una barrera a superar para lograr la

    comodidad urbana. Los grandes ros se con-

    virtieron en una fuente de abastecimiento pri-vilegiada para las industrias, y, en contraparte,

    a su cauce fueron devueltas aguas residuales

    altamente contaminantes que acabaron con la

    vida acutica y con la posibilidad de utilizarla

    para el consumo humano.Los pequeos ros, particularmente los de

    temporada, sufrieron una agresiva ofensivaurbana que prefiri incorporarlos al sistema

    de drenaje. Con su entubamiento se evitaba

    que sus aguas contaminadas fueran un foco

    de infeccin para la poblacin que viva a sus

    orillas. En sntesis, este modelo sanitarista con-

    sista en el confinamiento de los ros urbanos

    Hacia un cambio

    en el rescate deros urbanos

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    ALGUNOSPRINCIPIOS EN EL

    RESCATEDE ROS URBANOS

    Itzkuauhtli Zamora Saenz

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    Introduccin

    El manejo de ros urbanos es resultado de una serie de condicio-

    nes sociohistricas que provienen de la construccin de las ciu-

    dades. El proceso de industrializacin acelerado que caracteriz

    el crecimiento urbano desde el siglo XVIII hasta la primera mitad

    del siglo pasado fue visto como un triunfo de la tecnologa fren-

    te a la naturaleza. En ese espritu, el ambiente era una barrera por

    superar para lograr la comodidad urbana. Los grandes ros se

    convirtieron en una fuente de abastecimiento privilegiada paralas industrias, y, en contraparte, a su cauce fueron devueltas

    aguas residuales altamente contaminantes que acabaron con la

    vida acutica y con la posibilidad de utilizarla para el consumo

    humano.

    Los pequeos ros, particularmente los de temporada, sufrie-

    ron una agresiva ofensiva urbana que prefiri incorporarlos al sis-

    tema de drenaje. Con el entubamiento se evitaba que sus aguas

    contaminadas fueran un foco de infeccin para la poblacin que

    viva a sus orillas. En sntesis, este modelo sanitarista consista en

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    el confinamiento de los ros urbanos y la expulsin de

    su agua contaminada fuera de las ciudades.

    En la segunda mitad del siglo XX comenz lo que

    los economistas han denominado una terciarizacin

    de la vida urbana, es decir, la reduccin de la activi-

    dad industrial y el aumento de las actividades econ-micas ligadas a los servicios. Paralelamente inici una

    mayor toma de conciencia mundial sobre los riesgos

    que la contaminacin ambiental representaba para

    nuestra propia supervivencia.

    Ambas tendencias moldearon un paradigma que

    planteaba una relacin diferente entre la ciudad y la

    naturaleza. Ahora la naturaleza no se consideraba

    como un obstculo sino como un servicio que puede

    prestar a las ciudades para mejorar la calidad de vidade los habitantes. En este modelo, los ros urbanos se

    convirtieron en una gran oportunidad para realizar

    proyectos de desarrollo con un enfoque sustentable:

    un ro urbano limpio puede ser un excelente conector

    entre diferentes puntos de inters de la ciudad, el ele-

    mento central de extensos parques lineales, puntos

    de atraccin turstica, artfices para proyectos concre-

    tos de mejoramiento barrial, por mencionar algunos.

    No es que a partir de este modelo comenzara una

    cruzada internacional a favor de los ros urbanos. Ini-ciativas como el saneamiento del ro Tmesis, el Sena,

    el Missisisipi, entre otros, se remontan a esfuerzos de

    principios del siglo pasado. No obstante, una constan-

    te de estos proyectos fue la de incluir slo ros de gran

    caudal y extensin, as como el objetivo prioritario (por

    no decir exclusivo) de mejorar la calidad del agua.

    Actualmente el rescate de ros urbanos se ha mul-

    tiplicado de una manera exponencial incluyendo ros

    de temporada y el desentubamiento de otros ms

    cuya memoria y presencia histrica en las ciudades se

    encontraba al borde del olvido. En todo este movi-

    miento internacional hay una filosofa compartida,

    una percepcin similar sobre lo que representan los

    ros urbanos y sobre lo que pueden llegar a ser en las

    ciudades.El objetivo de este captulo es identificar princi-

    pios que se encuentran en el trasfondo del rescate de

    ros y ciertos consejos prcticos que se pudieron iden-

    tificar claramente en la planeacin de los proyectos.

    Para su redaccin fue relevante la participacin en la

    IV Conferencia Internacional de Restauracin de Ros

    que se llev a cabo en Venecia, Italia, en 2008; este

    encuentro fue organizado por el Centro Europeo de

    Restauracin de Ros (ECRR por sus siglas en ingls).Las experiencias europea y estadounidense en la

    materia se remontan a ms de tres dcadas. En ese

    tiempo se han venido modificando las prcticas de

    intervencin sobre los ros, de manera que la van-

    guardia en la materia se encuentra en esas latitudes.

    Conocer sus avances permiti tener una visin gene-

    ral de conjunto en aspectos tericos, metodolgicos y

    filosficos que estn detrs de todo programa de restau-

    racin fluvial. Lo importante para pases como el nues-

    tro es aprender estas lecciones y adecuarlas a nuestrarealidad social, poltica y cultural.

    Las ideas que se desarrollan a continuacin fueron

    puestas a consideracin del Grupo de Trabajo Multi-

    disciplinario de la Universidad Nacional Autnoma de

    Mxico (GTM-UNAM) en los talleres de trabajo que tuvie-

    ron lugar en el marco de las labores para la elabora-

    cin del Plan Maestro de Manejo Integral y Aprovecha-

    miento Sustentable de la Cuenca del Ro Magdalena.

    Las observaciones realizadas por los participantes en

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    dichos talleres fueron de enorme utilidad por lo que

    estamos muy agradecidos por todos sus comentarios

    crticos a lo que en ese entonces era un primer borra-

    dor de la propuesta.

    Rescatar, sanear,rehabilitar o restaurar?

    Una de las primeras preguntas a las que se enfrenta un

    proyecto de intervencin sobre ros urbanos es el con-

    cepto ms adecuado que engloba la serie de accionesy resultados esperados. No todos los trminos utiliza-

    dos en el campo tienen los mismos alcances, as que

    la seleccin de alguno de ellos significa lograr mayor

    precisin. Hasta el momento en el mbito hispanopar-

    lante los conceptos ms recurrentes son: rescate,

    saneamiento, rehabilitacin y restauracin.

    A partir de la revisin de planes, proyectos y ante-

    proyectos, la nocin de rescate es la ms ambigua de

    todas, pues su uso implica la intencin de recuperar

    un patrimonio ambiental y cultural en riesgo. Persigueel objetivo de exhortar a diferentes grupos interesados

    en organizar una accin colectiva para frenar el dete-

    rioro ambiental del ro y recuperar su valor en el espacio

    urbano. Ahora bien, el rescate enuncia la intencin y

    la urgencia de actuar por algo que est en riesgo, en

    peligro; sin embargo, su uso no precisa en qu grado

    se efectuar la accin de rescate. Sus alcances son

    muy similares a otras expresiones menos utilizadas

    como la de salvar.

    Otro trmino usado en la materia es el de sanea-

    miento. Como lo manifiesta el concepto, se trata de

    limpiar el agua contaminada. Es una voz muy recu-

    rrente para delimitar el campo de intervencin del

    proyecto, ya que se reduce a frenar los efectos nega-

    tivos que acontecen en el cauce: contaminacin poragua residual y desechos slidos.

    El saneamiento de un ro sigue siendo un proyec-

    to con un objetivo preponderante de carcter inge-

    nieril. En ese sentido, su uso se apega mucho al senti-

    do clsico de intervenir un ro, ya que el saneamiento

    tambin puede conllevar su entubamiento o canaliza-

    cin en aras de mejorar su calidad, para aprovechar el

    agua de otra manera o para proteger a la poblacin

    de posibles enfermedades por la contaminacin. Dealguna manera la visin de un saneamiento se reduce

    a lo que pasa en el cauce y a la calidad del agua. La

    intervencin correspondiente se restringe a esa escala.

    Restauracin es el concepto ms radical en la

    intervencin de un ro: significa realizar las acciones

    adecuadas para que el ecosistema regrese lo ms posi-

    ble a sus condiciones naturales, a la situacin original

    del ro antes de que el hombre actuara sobre l y su

    entorno ambiental (Society for Ecological Restoration,

    1994). Si bien muchos especialistas consideran que larestauracin es ms bien un ideal, su aplicacin en sis-

    temas ambientales poco intervenidos lo convierten en

    un proyecto no slo posible sino tambin plausible.

    Caso contrario ocurre con los ros urbanos, pues su

    contaminacin y las numerosas intervenciones hidru-

    licas en su tramo urbanizado hacen muy difcil consi-

    derar viable un programa de restauracin. Para este

    tipo de ros suele utilizarse el trmino rehabilitacin ,

    que denota la intencin de recuperar ciertos elemen-

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    A finales del siglo pasado se con-

    solid un nuevo enfoque parasolucionar el problema de la con-

    taminacin de cuerpos

    de agua superficiales como

    los ros urbanos. La solucin

    comprende aspectos hidrulicos,

    ambientales y sociales.

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    tos biofsicos de gran importancia para el ecosistema,

    tanto en el rea urbana como en la natural, as como

    incorporar armnicamente el ro al paisaje de la ciu-

    dad (Findlay y Taylor, 2006).

    En la prctica estos conceptos se llegan a super-

    poner y su uso no necesariamente implica falta derigor tcnico. Por ejemplo, se puede nombrar a una

    iniciativa de rescate para convocar a la poblacin a

    sumarse a favor de un ro. Los objetivos tcnicos pue-

    den ser una intervencin mixta de restauracin y

    rehabilitacin, dependiendo de cada uno de los tra-

    mos que comprenda el vector; por ejemplo, en la zona

    natural se restaura y en el rea urbana se rehabilita.

    La distincin es til al momento de plantear los

    fines ltimos del proyecto, aunque es importantetener una visin flexible para su uso e instrumenta-

    cin. En el caso del saneamiento, como se ver ms

    adelante, s se puede considerar una aproximacin muy

    rebasada por las actuales orientaciones terico-meto-

    dolgicas sobre los ros urbanos que plantean inter-

    venciones multiobjetivo y de largo plazo.

    El surgimiento deun nuevo paradigma en el

    manejo de ros urbanos

    Las intervenciones en ros urbanos con la finalidad de

    restaurarlos o rehabilitarlos proponen una nueva rela-

    cin urbana con este recurso natural. En los proyec-

    tos siguen teniendo un papel muy importante las

    ramas de la ingeniera (hidrulica y ambiental, entre

    las ms importantes), pero ya no son las nicas disci-

    plinas cientficas o tcnicas que participan. Detrs de

    estos proyectos se encuentra el surgimiento de un

    nuevo paradigma en el manejo de ros urbanos, el

    cual descansa en una serie de principios rectores queorientan todos los trabajos involucrados. Dicho en

    otras palabras, los principios rectores son el conjunto

    de ideas prescriptivas que orientan las tareas de res-

    cate del ro. Tales principios orientan y armonizan la

    bsqueda de soluciones para cada una de las presio-

    nes que afectan el adecuado funcionamiento de la

    cuenca hidrogrfica.

    Es muy importante distinguir los objetivos gene-

    rales de un proyecto y los principios rectores de unparadigma. Mientras que los primeros establecen las

    aspiraciones sociales y tcnicas concretas que se bus-

    ca lograr con el instrumento de planeacin, los princi-

    pios rectores son los acuerdos de orden filosfico y

    axiolgico establecidos por una comunidad local preo-

    cupada por rescatar un ro.

    Los principios rectores del nuevo paradigma pre-

    tenden transformar la percepcin y el manejo que

    histricamente han recibido los ros urbanos. El viejo

    paradigma consideraba los ros como un peligro, tan-to por las inundaciones que provocaba en temporada

    de lluvias, como los riesgos que representaba para la

    salud pblica por la confinacin de residuos slidos y

    la saturacin de aguas residuales. Esta percepcin de

    los ros de la ciudad favoreci intervenciones radicales

    como su entubamiento y su reconversin en vialida-

    des. Otras soluciones hidrulicas menos agresivas

    fueron la canalizacin o el mejoramiento gradual de

    la calidad del agua del ro.

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    Principio de intervencinmultiobjetivo

    El nuevo paradigma establece que los ros no son slo

    espacios de oportunidad ambiental, sino tambin de

    orden social, recreativa, cultural y econmica. Un pro-yecto de intervencin busca equilibrar estos objetivos

    aparentemente excluyentes y que tienen relacin con

    el concepto de sustentabilidad que ha venido insta-

    lndose en el discurso y prctica de la planeacin

    ambiental y urbana. Ante todo, el objetivo primario es

    preservar la vida del ro en el futuro mediante la pro-

    teccin de su entorno natural que lo produce y lo

    reproduce.

    Intervenir un ro tambin permite considerarlo unespacio de desarrollo econmico mediante la instala-

    cin de comercios y servicios en la ribera urbana. Sin

    embargo, estos no deben contaminar el cauce ni sus

    orillas. En las partes altas pueden proyectarse servicios

    ecotursticos de tipo recreativo que no pongan en

    riesgo el equilibrio del bosque.

    La rehabilitacin puede convertirse en un proyecto

    detonador para recuperar el patrimonio cultural aso-

    ciado a la historia del ro y de la ciudad. No menos

    importante es la posibilidad de construir una red socialde colaboracin entre los actores que se encuentran

    identificados en las tareas de rescate, ya que la partici-

    pacin social es la que garantiza el mantenimiento de

    los trabajos de intervencin en el largo plazo.

    En sntesis, actualmente el proyecto de rescatar un

    ro intenta cubrir todos estos objetivos y muchos ms,

    de manera que la inversin no se reduzca a los aspec-

    tos hidrulicos; por el contrario, los beneficios pueden

    multiplicarse con el mismo presupuesto asignado.

    Principio de manejo ecosistmico

    Como se coment en el principio anterior, la base de

    todos los proyectos de actuacin en un ro es garanti-

    zar su existencia para el goce de las generaciones pre-

    sentes y futuras. Este principio establece la necesidadde considerar la interrelacin de los elementos biti-

    cos, abiticos y humanos de la cuenca para la preser-

    vacin de los bienes y servicios ambientales, as como

    para el aprovechamiento sustentable de los mismos

    en beneficio de toda la ciudad.

    Este principio que parecera lgico, en realidad

    constituye el golpe de timn ms importante en el

    manejo de los ros urbanos: ya no se pretende entu-

    barlos y canalizarlos, sino recuperar ros vivos quepresten servicios ambientales a la ciudad. Muestra de

    ello es que algunos proyectos han consistido en desen-

    tubar ros para volver a contar con el cauce a cielo

    abierto en zonas centrales de la ciudad. En ese aspec-

    to, Corea del Sur ha sido el pas con un programa

    ms agresivo en la restauracin de sus ros.

    Principio de visin y

    gestin integral

    El rescate de un ro puede comenzar con la rehabilita-

    cin de un tramo urbano para contar con un efectodemostradorque permita emular las acciones en el res-to del cauce. No obstante, desde un principio la planea-

    cin pretende sistematizar las diferentes tareas de res-

    cate del ro en todo el ao y a lo largo de todo su cauce.

    No es posible proponer medidas aguas arriba que

    no consideren sus impactos aguas abajo ni comenzar

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    tareas de recuperacin aguas abajo sin haber realiza-

    do el trabajo adecuado en las partes altas.

    Igualmente el funcionamiento hdrico de un ro es

    muy diferente durante la temporada de lluvias y en

    estiaje, ya que se modifica la cantidad de agua disponi-

    ble tanto en la cuenca como en el cauce, por lo que lasmedidas de manejo no pueden ser las mismas. Esta

    situacin implica un conocimiento pormenorizado de

    las crecidas mximas para prevenir cualquier desborda-

    miento que ponga en peligro a la poblacin aledaa.

    Principio de inclusin yparticipacin social

    Este principio no es exclusivo en la recuperacin de

    ros urbanos, es propio de toda la planeacin urbano-

    ambiental. La idea principal descansa en que los dis-

    positivos de planeacin deben ser muy sensibles a las

    necesidades y demandas de la sociedad para favore-

    cer esquemas de corresponsabilidad ciudadana con la

    implementacin del proyecto.

    Actualmente se comparte la idea de que la recu-

    peracin del ro es prcticamente imposible sin el

    apoyo de los actores sociales locales. Para ello, las ini-ciativas buscan armonizar los diferentes intereses

    sociales que existen sobre el ro y su entorno para

    anteponerlo como un bien pblico de toda la ciudad.

    Algunas iniciativas de rescate se han originado a

    partir de la movilizacin ciudadana. El caso latinoa-

    mericano ms conocido es el rescate del ro Tite, en

    So Paulo, Brasil. En esa ciudad una organizacin de

    la sociedad civil comenz a recabar firmas ciudadanas

    hasta llegar a la cifra de un milln. Acto seguido rea-

    lizaron una movilizacin en los puentes que cruzan el

    ro para desplegar mantas llamando a la intervencin

    de las autoridades. Actualmente ste es el segundo

    proyecto ambiental ms importante de Brasil despus

    de la preservacin y restauracin de la selva amazni-

    ca. Este caso muestra cmo la recuperacin de rosurbanos no slo debe incluir a la ciudadana en su

    diseo e implementacin, sino que pueden ser el

    foco de origen.

    Principio de legalidad yconcurrencia

    intergubernamental

    Los marcos normativos que regulan el aprovecha-

    miento y el manejo del agua varan de acuerdo con el

    campo jurdico de cada pas. A pesar de esta variante,

    suele encontrarse una constante que es la pluralidad

    de instituciones de orden federal y local que intervie-

    nen en la gestin de cuerpos de agua superficial.

    La intervencin debe ser acorde con tales marcos

    normativos y buscar la coordinacin de los programas

    de poltica pblica que ya se instrumentan en la zona.

    La bsqueda de esta sinergia de instituciones pblicases necesaria para un manejo ms adecuado del presu-

    puesto ejercido en sus programas, y adems puede

    favorecer la armonizacin de las distintas percepcio-

    nes de los funcionarios sobre lo que significa el ro

    para la ciudad y la manera en que debera enfocarse

    su intervencin.

    En sntesis, este principio promueve la factibilidad

    de implementar el plan de rescate y el manejo eficien-

    te de los recursos humanos y financieros.

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    La restauracin de un ro

    consiste en disear e

    implementar intervenciones

    hidrulicas y ambientales que

    permitan recuperar

    en la medida de lo posible

    las condiciones naturales

    del sistema. Sitio experimental

    Nicolas, distrito de

    Mogliono Veneto, Italia, 2008.

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    La rehabilitacin es un enfoque

    que pretende disminuir la

    contaminacin del cauce e

    incorporarlo amigablemente al

    entorno urbano y a sus

    funciones. Es menos ambicioso

    que la restauracin, pero

    tampoco puede dejar de lado

    los objetivos de carcter ambiental.

    Canal Santa Luca, Monterrey,

    Nuevo Len, Mxico, 2007.

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    Principio de innovacinmetodolgica y tecnolgica

    Como parte de una nueva cultura y del manejo inte-

    gral del agua, la recuperacin de ros urbanos es un

    campo frtil para la creatividad y la vanguardia tecnol-gicas. En principio, la participacin de varias disciplinas

    cientficas requiere el uso de metodologas de integra-

    cin inter y transdisciplinarias. La manera de encontrar

    formas de colaboracin entre distintas ciencias no es

    tarea fcil. En ocasiones la interdisciplinar puede con-

    siderarse nicamente un buen deseo que termina en

    la recopilacin de los resultados de los diferentes

    especialistas sin que stos debatan o generen autn-

    tico conocimiento transversal.

    Por otro lado, los proyectos de recuperacin per-

    miten la integracin de lo mejor de las tecnologas

    convencionales disponibles con temas tericos y tec-

    nolgicos emergentes y de frontera como son el cam-

    bio climtico global, el uso de energas alternativas,

    nuevos mtodos de tratamiento del agua, entre otros.

    Instrumentos de planeacinpara la intervencin

    en ros urbanos

    Existe gran variedad de instrumentos de planeacin

    para el rescate de ros urbanos que van desde un

    documento de carcter general que describe sintti-

    camente los proyectos que deberan implementarse a

    lo largo de todo el ro durante los prximos aos

    (plan maestro), hasta los proyectos ejecutivos que

    definen exactamente qu, cunto cuesta y en cunto

    tiempo se har una accin en un punto concreto.

    En los ltimos tres aos se revisaron planes maes-

    tros destinados a la rehabilitacin y restauracin deros urbanos. Cada uno de esos documentos repre-

    senta la problemtica particular del ro y ordena la

    informacin de acuerdo con su propia identificacin

    de prioridades.

    Ahora bien, dentro de estas diferencias de enor-

    me importancia hay puntos tericos y prcticos afi-

    nes, lo que puede servir como un referente a toda

    aquella persona e institucin que est trabajando en

    el tema.

    a) Su rea de actuacin no se limita al cauce

    Hay una perspectiva flexible en la elaboracin de esos

    documentos: la poligonal de estudio no se limita al

    cauce, si bien es el elemento clave (sobre todo en el

    rea urbana) las tareas de recuperacin tienen una

    escala mayor. En el rea natural es frecuente utilizar el

    parteaguas natural de la cuenca, de manera que lastareas de restauracin abarcan toda esa poligonal

    con la intencin de asegurar el ciclo hidrolgico

    superficial y subterrneo que dan origen al cuerpo de

    agua superficial.

    Por otro lado, en el rea urbana el criterio de deli-

    mitacin vara de acuerdo con el grado de perturba-

    cin sobre las condiciones naturales del ro. En los

    planes maestros revisados se identificaron zonas bf-

    fer que oscilan entre 150 y 500 metros a cada uno de

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    los costados del ro, la delimitacin a partir de la red

    de drenaje o una poligonal mixta que incorpora sitios de

    inters por el valor patrimonial o comercial cercanos

    al ro.

    b) Presenta una evolucin histrica del ro en su

    contexto urbano

    Los planes maestros esbozan la urbanizacin del ro o,

    en otras palabras, la relacin que ha tenido el ro con

    la ciudad. Este ejercicio permite conocer las causas

    histricas que lo han llevado al estado de degrada-

    cin actual.

    La revisin histrica del ro permite reconstruir las

    condiciones sociales de produccin y construccin de

    la ciudad con el objetivo de saber tanto las funciones

    principales que se le han dado al ro, as como las

    intervenciones hidrulicas ms importantes que res-

    pondan a la visin y uso que se le quera otorgar.

    c) Establece reas estratgicas para el manejo del ro

    Hay componentes de investigacin bsicos para plan-tear cualquier tipo de intervencin sobre el ro; sin

    ellos puede resultar hasta peligroso para la poblacin

    aledaa sugerir cualquier tipo de infraestructura de

    contencin y/o aprovechamiento.

    Los planes maestros consideran una serie de com-

    ponentes clave para la toma de decisiones, especial-

    mente si stos pretenden cumplir ms de un objetivo.

    Entre esos componentes destacan: consideraciones

    sobre el flujo hdrico, control de inundaciones, cali-

    dad del agua, caractersticas del entorno urbano, crea-

    cin de espacios pblicos abiertos, gestin de recur-

    sos hdricos y desarrollo econmico local.

    Eso no quiere decir que sean los nicos compo-

    nentes, pero es posible afirmar que s resultan impres-

    cindibles para conocer bien el funcionamiento socio-ambiental del ro antes de plantear cualquier proyecto

    especfico que pueda modificarlo.

    d) Considera oportunidades futuras sobrela gestin del ro

    El umbral de planeacin ms frecuente en ese tipo de

    documentos es de cinco aos, margen en el que se

    establecen las estrategias y proyectos prioritarios para

    buscar el cumplimiento de la imagen objetivo. Hay

    muchos proyectos que quedan fuera de las lneas

    prioritarias del plan, especialmente porque se recono-

    ce la falta de recursos para cumplir con una cartera

    de proyectos muy extensa.

    En esos casos, se presentan en un apartado espe-

    cial los proyectos de mediano y largo plazos que

    sern evaluados en las subsecuentes evaluaciones del

    plan maestro. El componente de investigacin no esalgo de menor importancia; si bien la planeacin se

    realiza con el grado de conocimiento alcanzado sobre

    las caractersticas y el funcionamiento del ro, ste no

    ser el ms completo ni se concibe como un sistema

    cerrado. De esa manera, se identifica una agenda de

    investigacin que menciona qu tipo de estudios se

    deben realizar para tener un grado de certeza y datos

    empricos ms amplios que faciliten la implementa-

    cin de proyectos especficos.

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    e) Describe el proceso de planeacin

    y elaboracin

    A partir del principio de inclusin y participacin

    social, es importante que en la redaccin de los planes

    se incluya un reporte detallado del proceso de planea-cin participativa: los asistentes, la manera en que se

    realiz la convocatoria, el nmero de sesiones, la meto-

    dologa y los materiales utilizados.

    Esa memoria sirve para que otros proyectos pue-

    dan utilizar tcnicas y mtodos de planeacin partici-

    pativa similares para ajustarlo a un caso particular. Este

    apartado tambin permite que los ciudadanos conoz-

    can la manera en que fue incorporado al plan toda la

    informacin generada en sus reuniones de trabajo.

    f) Tiene un lenguaje amigable para su consulta

    pblica sin perder rigor tcnico

    Los cientficos que intervienen en la elaboracin del

    plan maestro deben considerar que su trabajo no es

    stricto sensu un protocolo de investigacin cientfica;si bien no pierde el rigor cientfico propio de la disci-

    plina, orienta sus objetivos y refleja en su lenguaje la

    propuesta a un desafo de poltica pblica.

    Bajo esta premisa la propuesta general de lo que

    se quiere del ro (imagen objetivo) y la manera de

    lograrlo (plataforma estratgica) es de fcil entendi-

    miento a todo aquel ciudadano interesado en el pro-

    yecto. Eso transparenta el proyecto y permite la difu-

    sin de su contenido a un pblico ms amplio.

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    A manera de conclusin

    Para el anlisis de polticas pblicas urbanas es crucial

    reconocer la importancia de la filosofa o de la ideolo-

    ga que est detrs de su puesta en marcha y lograr unequilibrio con el aspecto tcnico, cuantitativo y de

    implementacin que normalmente captura la mayor

    parte de la atencin. Sin restarle valor a estos ltimos

    elementos, el campo ideolgico tiene una fuerza vital

    que orienta las acciones y les da sentido en una retro-

    alimentacin constante con las condiciones sociohis-

    tricas. Ayer los ros eran una amenaza, hoy son una

    oportunidad; ayer eran parte del drenaje, hoy son ele-

    mentos clave para la sustentabilidad de las ciudades.

    Las reflexiones precedentes se concentraron en

    develar algunos de estos principios ideolgicos (teri-

    cos y prcticos) que forman el ncleo central de todo

    programa de investigacin y de poltica pblica dirigi-

    da al rescate de ros urbanos. Como cualquier mode-

    lo de pensamiento, este paradigma sigue en desarro-

    llo: acumulando evidencia emprica para definir

    mtodos y tcnicas ms adecuadas, intercambiando

    ideas entre diferentes especialistas sobre el rumbo

    que deber seguir el programa de investigacin en la

    materia y evaluando los resultados obtenidos de los

    proyectos ejecutivos.

    Los foros nacionales e internacionales son espa-

    cios importantes para seguir configurando este nuevo

    manejo de ros urbanos. En e