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INFORME TÉCNICO
PRESENCIA DE PLOMO Y OTROS CONTAMINANTES EN PRODUCTOS Y
SUBPRODUCTOS DE ANÁTIDOS CAZADOS EN ARGENTINA
PRESENCE OF LEAD AND OTHER POLLUTANTS IN PRODUCTS AND
BYPRODUCTS OF HUNTED WATERFOWL IN ARGENTINA
CASELLI ANDREA1, 2,3
; ALZUAGARAY MARÍA SILVIA1,3*
; BOCCA SILVINA1; MARINELLI
CLAUDIA BEATRIZ 3,4
; FERREYRA HEBE2; ROMANO MARCELO
5 & UHART MARCELA
1,2**
1.Facultad de Ciencias Veterinarias, Universidad Nacional del Centro de la Provincia
de Buenos Aires (UNCPBA). 2. Global Health Program, Wildlife Conservation
Society, Argentina. 3. ECOSISTEMAS. Universidad Nacional del Centro de la
Provincia de Buenos Aires (UNCPBA). 4. Facultad de Ciencias Exactas. Universidad
Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNCPBA). 5. Centro de
Investigaciones en Biodiversidad y Ambiente (ECOSUR), Rosario, Santa Fe. **
Afiliación actual. One Health Institute, University of California, Davis, USA.
TÍTULO BREVE: Plomo y otros contaminantes en carnes de caza
*Correspondencia: [email protected]
2
RESUMEN
La caza y consumo de anátidos silvestres es importante en algunas zonas de Argentina. La
ingesta de carnes contaminadas con plomo (Pb) y otros metales provenientes de las
municiones podría constituir un riesgo para los consumidores frecuentes. Nuestro objetivo fue
investigar la concentración de plomo (Pb), antimonio (Sb) y arsénico (As) en productos (23
músculos pectorales) y subproductos (27 escabeches) de anátidos donados por cazadores
habilitados. En los músculos pectorales se analizaron tres zonas adyacentes en el recorrido de
la munición. Los escabeches se elaboraron con pechugas controles sin impacto (n=9) e
impactadas (n=18), a las que se adicionaron 2 municiones, muestreándose 24 horas y 30 días
post elaboración. El 39.13 % de las muestras analizadas de pechugas (n=27/69), superó el
nivel de 0.1 ppm de Pb permitido para las carnes por el Código Alimentario Argentino. En
pechugas, las mayores concentraciones de Pb (mediana: 0.8 ppm), se registraron en el área
conteniendo la munición, disminuyendo al alejarse de la misma. Por otra parte, se encontró Pb
en escabeches con perdigones y en controles a las 24 hs post elaboración (mediana: 0.24
ppm), sin diferencias significativas entre ambos. Los niveles de Pb fueron más altos a los 30
días de envasado especialmente en escabeches con perdigones (todos excedieron los valores
de Pb permitidos; rango 0.36–49.1 ppm). Sólo se hallaron trazas de Sb y As. Los elevados
valores de Pb hallados sugieren que el consumo habitual de productos y subproductos de
caza, particularmente de escabeches estacionados, podría representar un riesgo para la salud
pública en Argentina.
[Palabras Clave: Caza, perdigones tóxicos, contaminación, carnes silvestres, escabeches,
plomo, salud pública, anátidos]
3
ABSTRACT
Wetland hunting areas present severe problems of lead contamination. Accidentally ingested
spent lead gunshot poses a serious risk to the health of waterfowl and their predators. Similar
danger has been reported for humans consuming game meat. This study investigated heavy
metal concentrations – lead (Pb), antimony (Sb) and arsenic (As) – from spent shot in hunting
products (meat) and by-products (pickled meat). Pectoral muscles from three hunter-killed
duck species were sampled (at shot placement and two contiguous areas). Additionally,
pickled breasts were prepared with (n=18) and without Pb shot (n=9), and were sampled 24
hours and 30 days post manufacture. Duck breasts (n=69) had higher Pb concentrations at
shot placement (mediana 0.8 ppm), diminishing with distance. 39.13 % of breast muscles
surpassed Argentine Alimentary Code limits for Pb (0.1 ppm). Pb was found in pickles with
and without lead shot 24 hours post cooking (mediana 0.24 ppm), though levels not differed
significantly in both. Pb was higher in pickles with shot, 30 days later, indicating an increase
in soluble and bio-available lead salts over time. In addition, Pb in pickled meat surpassed the
permitted levels in 100 % of the samples. Only traces of Sb and As were found in raw or
pickled duck breasts. Our results confirm a risk for public health from consumption of
hunting products and by products, especially stored pickled meat in which acid media
increases the formation of Pb salts.
[Keywords: Hunting, toxic ammunition, pollution, wild meats, pickles, public health]
4
INTRODUCCIÓN
La actividad cinegética o de cacería es importante en algunas zonas de Argentina
concentrándose, en el caso de la caza menor, en anátidos y palomas e incluso en algunos
casos regulando la sustitución de plomo por sustancias no tóxicas (Decreto Ley Nº 4218/58
ratificado por la Ley Nº 4830; Res. 070/15, Prov. de Santa Fe y Resolución 1115/11, Prov. de
Córdoba). Para estas especies, los perdigones comúnmente usados contienen una aleación de
plomo (Pb) (90.0 – 98.9%), arsénico (As) (1.0 – 8.0 %) y antimonio (Sb) (0.1 – 2.0 %).
Diversos estudios han demostrado que partículas y pequeños fragmentos de Pb y otros
metales permanecen en músculos y otros tejidos como rastros del impacto y paso de las
municiones en los animales cazados (1, 2, 3, 4, 5).
En la actualidad, la ingesta de carnes de caza contaminadas es una importante fuente de
exposición al Pb en humanos (6, 7, 8). Dicha exposición dietaria crónica puede derivar en
cuadros de intoxicación o “plumbismo” con significativos impactos en la salud de los
consumidores (3, 9, 10). Green & Pain (11) mencionan que el consumo de carne de caza
menos de una vez por semana disminuye 1 punto el Coeficiente Intelectual en niños; entre 1 y
2 comidas por semana incrementan en 10% la incidencia de enfermedad renal crónica; de 2 a
4 veces por semana acrecientan en un 15% la posibilidad de abortos espontáneos; y entre 3 y
5 comidas por semana aumentan en 1% la presión arterial sistólica en adultos. El riesgo es
mayor en los niños ya que absorben hasta el 50% del Pb ingerido, mientras que los adultos
absorben el 10%. Por otra parte, los niños tienden a retener mayor concentración del Pb
absorbido que los adultos (30% y 5% respectivamente) (12, 13, 14).Numerosos estudios
vinculan directamente al consumo de animales cazados con municiones de Pb con elevados
niveles de este metal en sangre de recién nacidos (15, 16, 17, 18, 19, 20), niños (21, 22) y
adultos (e.g. 3, 9, 17, 23). Los dos primeros grupos etarios resultan de particular preocupación
5
por potenciales daños en el sistema nervioso central, dado el reconocido efecto neurotóxico o
“robador intelectual” del Pb (11, 24, 25, 26, 27, 28, 29, 30). Se reporta incluso una relación
directa entre exposición al plomo y conductas antisociales como predictoras de violencia (11,
31, 32, 33, 34, 35).
En este contexto, los niveles de Pb en sangre considerados “seguros” han ido descendiendo
conforme se identificaban los efectos a mediano y largo plazo de la exposición crónica a bajas
dosis. En la década del ‘60 eran de hasta 60 µg/dl, 10 ug/dl en 1991, y actualmente no se
toleran valores mayores a 3 - 5 µg/dl (36, 37, 38). El consenso general entre los
investigadores es que no existiría un nivel de Pb en sangre que pueda ser considerado inocuo
para los niños, por lo que se asume que cualquier valor por encima de 0 ppm es
potencialmente riesgoso (6, 38, 39, 40).
Por otro lado, la ingesta accidental de otros metales pesados presentes en las municiones de
caza menor, como el As y Sb, también representaría un riesgo para la salud. El As produce
enfermedad crónica que se manifiesta por alteraciones dermatológicas como melanodermia,
leucodermia y/o queratosis palmoplantar, evolucionando hacia patologías más graves como
distintos tipos de cáncer (42, 43, 44, 45, 46). La exposición dietaria al Sb por su parte,
presentaría efectos como cefaleas, trastornos del carácter, eczema, inapetencia, trastornos
gastrointestinales, hepáticos y cardíacos, y hasta posibles efectos carcinógenos (47, 48).
El consumo de animales cazados es común en las comunidades vecinas a las áreas cinegéticas
en Argentina, y en general los consumidores invierten poco tiempo en remover los perdigones
presentes o la carne que rodea el área del impacto previo a la cocción de las piezas (49). El
consumo de carne silvestre ocurre también en forma de subproductos o conservas (e.g.,
escabeches y pickles). Estos, al ser elaborados en base ácida favorecen la disolución de los
metales presentes en las municiones y su consecuente mayor biodisponibilidad (2, 50, 51,52).
6
La cocción en agua a elevadas temperaturas también facilita este proceso (5, 53, 54). Uno de
los graves problemas ante esta realidad es la falta de información de los consumidores
frecuentes de carne de caza, particularmente en ámbitos rurales, y el riesgo consecuente para
su salud. En encuestas recientemente realizadas en el Departamento de San Javier, Provincia
de Santa Fe, se registró un alto porcentaje de personas que no buscan ni quitan las municiones
de la carne –aunque sí las zonas visiblemente dañadas-, sin tener nociones en ningún caso
sobre la peligrosidad del consumo de plomo (55).
Si bien en Argentina el Ministerio de Salud de la Nación y las dependencias de salud pública
de algunas provincias dan recomendaciones para la correcta elaboración de conservas caseras
en relación, por ejemplo, al botulismo, el plomo y otros metales de origen cinegético no se
reconocen como fuente de contaminación, prohibiéndose la venta de conservas de carne de
caza deportiva (56). Asimismo, la Dirección Nacional de Inocuidad y Calidad Alimentaria
dependiente del SENASA permite un límite máximo de metales y metaloides en las conservas
(20 ppm de Pb en sólidos, 20 ppm Sb y 1 ppm As), lo cual en el caso del Pb excede los límites
aceptables por la propia legislación (57). Asimismo, el Comité Mixto FAO/OMS establece
que las ingestas dietéticas de Pb de las poblaciones deben cumplir con la PTWI (Provisional
Tolerable Weekly Intake) de 25 µg Pb/Kg/semana (38). El informe de FAO-Codex advierte
sobre la contaminación de los alimentos con Pb (no da valores mínimos aceptables), aunque
tampoco menciona carnes de caza. Existe asimismo información en el “Proyecto de código de
prácticas para la prevención y reducción de la presencia de plomo en los alimentos (58). En
relación a las carnes, el Código Alimentario Argentino (Anexo Mercosur) (59) no discrimina
entre carnes de animales de producción y animales cazados, y establece máximos de 0.5 y 0.1
ppm en carnes para el As y el Pb, respectivamente, y 2 ppm para el Sb en alimentos en
general. Comparativamente, los valores de Pb máximos para carnes sugeridos por la
Comisión Europea son de 0.1 ppm peso fresco (60).
7
En este contexto, los objetivos de este trabajo exploratorio fueron (1) determinar las
concentraciones de Pb, As y Sb en el rastro dejado por el impacto del perdigón en muestras de
músculos pectorales (pechugas) de anátidos cazados previo a la cocción y (2) determinar las
concentraciones de estos elementos en escabeches elaborados experimentalmente a partir de
piezas de cacería.
MATERIALES Y MÉTODOS
Este estudio se realizó con muestras provenientes de la zona centro-norte de la provincia de
Santa Fe, al sur del Departamento San Javier. La actividad cinegética es importante en esta
zona; datos provenientes de la Secretaría de Medio Ambiente de la Provincia de Santa Fe
informan que en el año 2011 se registraron 10 complejos de alojamiento y recepción de
cazadores, que albergaron 316 personas, y 7 complejos en el 2012, receptores de 245
personas. A estos registros oficiales se suma la actividad anual de los cazadores locales para
consumo directo, algunos de los cuáles reciben asimismo piezas donadas por los cazadores
deportivos en el período de caza.
Se recogieron muestras de tres especies de anátidos, pato picazo (Netta peposaca), pato sirirí
pampa (Dendrocygna viduata) y pato sirirí colorado (D. bicolor) provistos por cazadores
habilitados durante los meses de mayo y junio de 2011. Por ser las piezas más comúnmente
consumidas, a cada pato se le extrajeron los músculos pectorales (pechugas) que fueron
fraccionados –uno destinado a medición fresco y la otra para escabeche- y posteriormente
congelados a -20 ºC de dos a cuatro horas luego de la recolección. Además, se efectuaron
radiografías de tracto digestivo para verificar la ingestión de perdigones de Pb, y se realizaron
8
análisis de Pb en hueso (húmero) como indicador de contaminación crónica (61, 62, 63, 64,
65, 66, 67), y en hígado, como indicador de contaminación reciente (66, 67).
Para evaluar la presencia de metales pesados en productos comestibles de anátidos cazados se
seleccionaron 23 músculos pectorales impactados con perdigones de Pb. De cada uno se
tomaron tres muestras adyacentes de 1cm3 en la zona congestionada, desde la ubicación del
perdigón hacia la periferia, identificadas como zona Centro, Media y Exterior. Las muestras
fueron conservadas congeladas hasta su remisión al laboratorio para las determinaciones de
Pb, Sb y As.
Para la determinación de metales pesados en subproductos de anátidos cazados se elaboraron
escabeches con 27 mitades de pechugas correspondientes a distintos individuos, que fueron
diferenciadas en dos grupos según tratamiento. En el grupo “con perdigón”, se seleccionaron
aquellas pechugas en las que se encontró un orificio correspondiente a la entrada del perdigón
en la masa muscular (n=18). Imitando lo que sucedería al cocinar pechugas sin una minuciosa
limpieza, se agregaron a las mismas dos perdigones comerciales por unidad, de tamaño Nº 5
(los más frecuentemente usados en caza de anátidos), de marca Orbea (1ª Orbea. Calibre 12,
Carga 32 g datos comerciales). Para el grupo “control” se utilizaron pechugas visualmente
sanas a las que no se les detectó orificio de entrada de perdigones (n=9). Cada grupo de
escabeches fue elaborado en recipientes separados para evitar contaminación entre
tratamientos. Los escabeches se prepararon según recetas frecuentemente usadas por las
comunidades donde se desarrolla la actividad cinegética. Las pechugas (aproximadamente
100 g cada una) se colocaron en 300 cc de aceite, 300 cc de agua, 400 cc de vinagre, con el
agregado de cebolla, zanahoria, morrón rojo y ajo, y se cocinaron durante 2 horas a fuego
directo en ollas de acero inoxidable. Luego de 24 horas desde la cocción y previo a su
envasado, se extrajo una muestra de pechuga (2:1:1 cm) de cada conserva elaborada (n=27).
9
Posteriormente, los escabeches de cada grupo fueron envasados en frascos individuales y
seguidamente auto-clavados, replicando el proceso de esterilización indicado por la Secretaría
de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación de la Nación (68). Las conservas se
mantuvieron en depósito a temperatura ambiente durante 30 días, tras lo cual se procedió a
radiografiarlas para comprobar la cantidad total de perdigones (conteniendo entre 3 y 7 por
conserva), resultante de la suma de aquellos introducidos experimentalmente y los
perdigones remanentes.
Luego se extrajo una segunda muestra de cada conserva, controles y con perdigón, siguiendo
el mismo procedimiento que el anterior. Las muestras de escabeches recolectadas en ambos
momentos del análisis fueron remitidas al laboratorio para la determinación de Pb, en tanto
que para la determinación de Sb y As sólo se utilizaron muestras de escabeches recolectadas a
las 24 horas posteriores a su elaboración, dado que los valores iniciales fueron tan bajos que
se asumió que no se justificaba la inversión.
Las muestras fueron procesadas en el Laboratorio Lanaqui (CERZOS-CONICET-Universidad
Nacional del Sur). Las pechugas fueron digeridas mediante un digestor de microondas
MARS-5, CEM Corporation, USA, empleando ácido nítrico pro-análisis Merck, según norma
US EPA SW-3052 (potencia: 400 W; Presión (máx.): 800 psi; Temperatura (máx.): 200 °C;
tiempo: 15 min.). Los análisis fueron efectuados en peso seco utilizando un Espectrómetro de
Emisión Atómica por Plasma de Acoplamiento Inductivo (ICP-AES), Shimadzu 9000
Simultáneo de Alta Resolución, Shimadzu Corporation, Kyoto, Japón, según norma EPA
200.7, con un límite de cuantificación de 0.25 mg/kg (ppm) peso seco.
Para detectar diferencias en la concentración de Pb, Sb y As en las distintas zonas analizadas
de las pechugas crudas (Centro, Medio, Exterior), se utilizó la Prueba de Kruskal Wallis para
cada variable. Cuando las diferencias fueron significativas se aplicó una prueba de
10
comparaciones múltiples compatible basada en rangos. Para detectar diferencias en las
concentraciones de Pb, As y Sb entre los escabeches (con perdigones y control), se utilizaron
pruebas no paramétricas no dependientes de supuestos básicos de normalidad y
homocedasticidad de los errores (Kolmogorov-Smirnov y Prueba de la Mediana) (69). Para
realizar los análisis estadísticos se utilizó el programa INFOSTAT (70). La significancia
estadística se estableció en P<0.05.
Como parámetro de los límites máximos permitidos en alimentos se consideraron las normas
del CAA (59), que determinan 0.5 y 0.1 ppm para el As y el Pb en carnes, respectivamente y
2 ppm para el Sb en alimentos en general, sin especificar si se trata de peso seco o húmedo o
carnes de animales domésticos o silvestres.
RESULTADOS
Productos de carne de caza: músculos pectorales (pechugas)
Se analizaron los niveles de Pb, Sb y As en tres zonas, Centro, Media y Exterior, por cada
pechuga con impacto de disparo (total de muestras n=69). El valor extremo de Pb fue hallado
en la zona Centro con 37.7 ppm, siendo menor en la zona Media (valor máximo 16.5 ppm) y
Exterior (valor máximo 5.7 ppm) (Tabla 1). Además, se encontraron diferencias significativas
en los niveles medios de Pb entre las zonas analizadas (P=0.0053), siendo la zona Centro
(MeCentro=0.80 ppm) mayor que las zonas Media y Exterior (Me Media =0.24 ppm; MeExterior=
0.24 ppm), no registrándose diferencias entre éstas dos últimas (Tabla 1). El 39.13 % de las
muestras de músculos analizados para las tres zonas (n=27/69), superaron el nivel de 0.1 ppm
de Pb permitido para las carnes por el CAA. Los valores medios de As para las tres zonas
agrupadas superaron en un 5.79% los niveles de 0.5 ppm permitidos para carnes. Los valores
medios de Sb por su parte, fueron menores a los niveles de referencia. No se encontraron
diferencias entre los valores de estos metales entre zonas.
11
Subproductos de carne de caza: escabeches
En los escabeches “con perdigón”, cualquiera sea el número de perdigones encontrados (entre
3 y 7, ver tabla 1), el mínimo nivel de Pb detectado fue de 0.3 ppm. Las medianas de los
niveles de Pb no difirieron entre escabeches del grupo “control” (Me=0.24 ppm) y “con
perdigón” (Me= 0.24 ppm) a las 24 horas de elaboración (Tabla 1). Los escabeches “con
perdigón” a las 24 horas presentaron un valor de Pb máximo de 6.69 ppm, siendo el 89 % de
los restantes inferiores al límite de detección (0.25 ppm). Con respecto a los otros elementos,
el As no manifestó diferencias significativas entre escabeches con y sin perdigones a las 24
hs. (p< 0.20), superando sólo en un caso (2.33 ppm) los niveles de 0.5 ppm permitidos. Para
el Sb en cambio, las diferencias entre tratamientos fueron significativas (p<0.01) (Tabla 1).
Los escabeches muestreados a los 30 días post elaboración presentaron diferencias
significativas (p<0.0001) con los escabeches a las 24 hs en sus valores medios, aunque no se
detectaron diferencias (P=>0.05) entre grupos control (Me 1.20 ppm) y grupos con perdigón
(Me 1.40 ppm) (Tabla 1). El 100 % de los escabeches estacionados excedieron los valores de
Pb permitidos (rango 0.3-9.4 ppm controles y 0.36–49.1 ppm con perdigón), con valores
extremos llamativamente altos.
DISCUSIÓN
Nuestro estudio proporciona evidencia de que tanto los productos como subproductos de
anátidos silvestres cazados en Argentina presentan residuos de metales pesados en
concentraciones que podrían implicar un riesgo para quienes los consumen en forma
frecuente. El 39.13% de las muestras de pechugas crudas analizadas superaron el nivel
permitido de Pb por el CAA para carnes (0.1 ppm). Estos datos concuerdan con los
publicados en España, donde se registraron valores promedio de 2.5±0.75 ppm de Pb en
12
músculos de aves cazadas, superando ampliamente los niveles regulados por la Comunidad
Europea (0.1 ppm de Pb para carnes en peso fresco, equivalente a 0.3 ppm en peso seco; 60)
(5, 8). Del mismo modo, el 100 % de los escabeches estacionados presentó valores por
encima de lo permitido, contrastando con otros estudios que hallaron 54.7% de muestras
totales (escabeches y carnes crudas) por encima de los niveles máximos permitidos (5).
Si bien es predecible encontrar altos valores de Pb en la zona de alojamiento del proyectil luego del
impacto, en nuestro estudio encontramos también niveles importantes de Pb a lo largo de su recorrido
dentro del músculo. (Tabla 1). Esto concuerda con lo hallado por Pain et al. (4) y podría deberse a la
fragmentación que se produce en el perdigón al impactar sobre la carne y a la marca de su trayectoria
al atravesar el músculo, algo también reportado para balas de mayor calibre utilizadas en caza mayor
(71, 72). De todos modos, la contaminación de los músculos con Pb por vía sistémica también es
posible. Franson & Pain (62) documentaron niveles traza en músculos no impactados de individuos
con niveles altos de Pb en hueso (indicador de contaminación crónica) e hígado (indicador de
exposición reciente al Pb). Esto podría explicar también por qué en nuestro estudio no encontramos
diferencias entre los escabeches tratamiento y control. Los patos de nuestro estudio fueron una
submuestra de un grupo mayor con prevalencia de ingestión de perdigones del 5 al 12% y valores
elevados de Pb en hueso e hígado (máximos de 48.8 y 4.97 ppm, respectivamente) (67).
Contrariamente a lo esperado, no encontramos diferencias entre los niveles medianos de Pb de
escabeches con perdigones y “control”, tal como sucede en otros trabajos (5).
Por otra parte, el incremento de niveles de Pb en escabeches durante su almacenamiento fue
notable y se contrapone con estudios similares en los que el tiempo de estacionado no
modificó la concentración de Pb en los productos (54, 73). Dichos autores atribuyen la falta
de cambios al aumento del pH consecuente. Por otro lado, estas diferencias halladas en
nuestro estudio podrían deberse al proceso de esterilización al que fueron sometidos las
13
escabeches luego del envasado, considerando que la mayor parte del pb se disuelve en la
primer hora de cocción (5).
Por otra parte, los niveles de As y Sb hallados tanto en las pechugas crudas como los
escabeches apenas superaron los valores máximos permitidos por el CAA. Esto es esperable
dada la proporción original que guardan estos elementos en la composición de la aleación con
la que se elaboran los perdigones de Pb, ya que se trata de compuestos secundarios, presentes
en bajas cantidades. En un estudio reciente hallaron valores de 0.37 ± 0.27 mg/kg for As en
carnes de jabalí (Sus scrofa), aunque sus autores no lo relacionan a la composición de las
municiones (79).
CONCLUSIONES
Se han reportado efectos adversos para la salud en personas adultas con niveles de
plumbemia entre 0.25-0.40 ppm e impactos en el crecimiento físico y desarrollo
neurocognitivo en niños con niveles de Pb sanguíneo menores a 0.1 ppm (29, 74, 75, 76). Si
bien no se dispone de datos cuantitativos sobre el consumo aves silvestres en Argentina, una
encuesta realizada por nuestro equipo (n=100) en el área de estudio da cuenta de que al
menos el 69% de las personas entrevistadas consumen carne de patos con relativa
frecuencia, y al menos un 14% lo hacen diariamente durante los meses de la temporada de
caza (77). Aunque en general los valores no fueron elevados, la presencia de Pb en
productos y subproductos de anátidos silvestres cazados hallados en el presente estudio
sugieren que el consumo habitual de carnes provenientes de la caza, y en particular de
escabeches estacionados, podría representar un riesgo para la salud pública en algunas
zonas de Argentina. Esto podría ser más o menos grave dependiendo de la frecuencia de
consumo, tal como sugiere el Comité Mixto FAO/OMS (38), que establece que las ingestas
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dietéticas de Pb de las poblaciones deben cumplir con la PTWI (Provisional Tolerable Weekly
Intake) de 25 µg Pb/Kg/semana.
Aunque los productos y subproductos que evaluamos son de consumo casero y no industrial,
un primer paso necesario es la difusión de información adecuada tanto a los consumidores
como a los centros de salud. Paralelamente, es importante el análisis de las regulaciones sobre
consumo de productos y subproductos de caza en el país, dado que el CAA establece niveles
permitidos en carnes de 0.1 ppm Pb, mientras que las disposiciones de SENASA para
alimentos sólidos, incluyendo conservas elaboradas con carne, es de 20 ppm Pb (57).
Se ha demostrado que la exposición al Pb de origen cinegético a través del consumo de piezas
de caza ha disminuido considerablemente al implementarse legislación de sustitución del Pb
por materiales no tóxicos (8). Nuestros resultados sugieren que dicha sustitución sería
oportuna y válida en Argentina, a los fines de resguardar a las poblaciones expuestas.
Igualmente la medida más adecuada pasaría por hacer recomendaciones concretas de
consumo y preparación de los alimentos dirigidas a los grupos de población que consumen
este tipo de carne. Esto es asimismo sugerido por el Comité de AESAN (78).
AGRADECIMIENTOS
Este trabajo fue realizado con el apoyo de la Secretaría de Medio Ambiente de la Provincia de
Santa Fe y del Consejo Federal de Inversiones. Los autores agradecen a Wildlife
Conservation Society, Morris Animal Foundation, Aves Argentinas y a las Facultades de Cs.
Veterinarias y Cs. Exactas y al Instituto Multidisciplinario sobre Ecosistemas y Desarrollo
Sustentable, de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires. A Peter
Feinsinger, y Marcela Nabte por sus valiosos aportes al manuscrito y a Judy Uhart, quien
amablemente asistió en la traducción del resumen.
15
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Tabla 1. Medidas de resumen para productos y subproductos
Productos Subproductos
Ubicación Con perdigón (n=18) Control (n=9)
Centro (n=23) Medio (n=23) Exterior (n=23)
24 hs 30
días
24 hs 30
días
Pb
(ppm)
As
(ppm)
Sb
(ppm)
Pb
(ppm)
As
(ppm)
Sb
(ppm)
Pb
(ppm)
As
(ppm)
Sb
(ppm)
Pb
(ppm)
As
(ppm)
Sb
(ppm)
Pb
(ppm)
Pb
(ppm)
As
(ppm)
Sb
(ppm)
Pb
(ppm)
Media 2.96 0.25 0.19 1.91 0.3 0.21 0.52 0.23 0.19 0.66 0.23 0.24 4.49 0.25 0.22 0.2 1.96
EE ±1.61 ±0.02 ±3.5 E-03
±0.86 ±0.03 ±0.01 ±0.24 ±0.01 ±2.7 E-03
±0.35 ±0.01 ±0.05 ±2.66 ±0.01 ±0.01 ±0.01 ±0.94
Mín-
Máx
0.25-
37.7
0.19-
0.58
0.19-
0.27
0.25-
16.5
0.19-
0.61
0.19-
0.49
0.25-
5.7
0.19-
0.39
0.19-
0.24
0.25-
6.69
0.19-
0.37
0.19-
1.08
0.36-
49.1
0.25-
0.32
0.19-
0.29
0.19-
0.25
0.3-
9.4 Mediana 0.8 0.19 0.19 0.24 0.25 0.19 0.24 0.19 0.19 0.24 0.23 0.19 1.4 0.24 0.19 0.19 1.2