polifacetica luis a calvo
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LA
POLIFACTICAPERSONALIDADMUSICAL DELUIS ANTONIO
CALVOMario Gmez - VignesProfesor titular de la Universidad del Valle y visitante en las Universidades del Cauca
y EAFIT. Doctor honoris causa del Instituto Departamental de Artes del Valle, institu-
cin universitaria. Compositor, musiclogo de la Historia de la Msica y de la Teora
musical. Autor de una profunda investigacin biogrica y compositiva y de un tratado
en dos tomos que ha sido profusamente difundido y respetado en Colombia, sobre el
compositor colombiano Antonio Mara Valencia.
DOI: 10.17230/ricercare.2014.1.4
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RESUMEN. El presente trabajo fue originalmente una con-
ferencia que el autor ley en una de las salas del Auditorio
Luis A. Calvo de la Universidad Industrial de Santander,durante la celebracin de uno de los primeros Festivales
de Piano que se celebran desde 1984, en la ciudad de Bu-
caramanga. En aquella ocasin el autor fue secundado en
los ejemplos musicales con la ayuda de un pianista. Lo
que sigue a continuacin es una versin remozada, revi-
sada y expurgada del contenido original. Con la ayuda de
ejemplos de compositores romnticos, postromnticos y
nacionalistas de Europa y Amrica, especialmente de las
llamadas piezas de saln, el autor logra demostrar las
verdaderas inluencias y capacidades compositivas ope-
rantes en las piezas piansticas de Luis A. Calvo y cmo esbastante errado llamarlo el Chopin colombiano.
PALABRAS CLAVES. Luis A. Calvo, Romanticismo, piezas
de saln, cambio de siglo (del XIX al XX), piano, danzas ca-
ractersticas.
THE MULTIIFACETED MUSICAL PERSONALITY OF LUIS
ANTONIO CALVO
ABSTRACT. This article is a reelaboration of a lecture
by the author in one of the halls surrounding the Luis
A. Calvo Auditorium of the Industrial University of
Santander in the city of Bucaramanga, Colombia, in the
occasion of one of the irst Piano Festivals celebrated
there since 1984. The piano examples were then
played by an assistent pianist. Those fragmentary
examples of romantic, postromantic and nationalist
characteristic pieces from Europe and both Americas
were used by the author to demonstrate the true
inluences on the piano works of Calvo, his compositivecapacities and the mistaken reppresentation of him
as the Colombian Chopin.
KEY WORDS: Luis A. Calvo, Romanticism, piano
Characteristic pieces (Albumblter, pieces de salon),
turn of the century (from XIX to XX).
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Advierto al lector que este texto estar irremediablemente
matizado de muchas expansiones subjetivas, de frecuen-
tes digresiones, de parntesis aclaratorios, dado que la
msica de Luis Antonio Calvo (1882 - 1945) ha removido
recuerdos y ambientes sonoros que estn asociados a vi-
vencias de mi extrema infancia, sin que esto signiique en
absoluto, primero, que voy a distraerme del tema central,
y segundo, que en mi niez conociera yo la msica de este
compositor. Se trata ms bien de relaciones de atmsfera,
de clima emocional que su msica ha suscitado en m, vin-
culados muy de cerca con los repertorios que tocaban, por
ejemplo, mi abuela paterna, mi madre y mis tas.
Permtaseme, entonces, explicar que el desarrollo de mi
tema ir estrechamente de la mano de reminiscencias que
harn las veces de agentes esclarecedores y corroborati-vos de que el contexto socio-cultural en el que se han des-
envuelto nuestras naciones latinoamericanas en su evolu-
cin musical se ha producido de manera unvoca.
Cuando Luis A. Calvo muri, yo era un pequeo estudiante
de primaria en cuyo hogar an se haca msica en vivo.
La radio constitua otra alternativa de esparcimiento,
la televisin no haba irrumpido an en nuestros pases
y el disco era todava artculo de lujo. Yo me cri en un
medio musical, pero tradicionalista en extremo, en el
que las vanguardias, constituidas en ese momento porStravinsky, Schnberg, Bartok, Hindemith, eran miradas
como cosa de autores proscritos y modernistas. Slo a
mi ingreso en el Conservatorio, y bajo la inluencia de mis
maestros y condiscpulos vine a conocerlos y a valorarlos.
As, pues, mis primeras experiencias fueron dentro de la
msica tonal, que en mi hogar se la escuchaba sin mucha
discriminacin: los clsicos, entre los cuales podan caber
con deliberada frecuencia autores como Mozart y Cho-
pin, Beethoven y Brahms; y junto a estos, en desordena-
da mezcolanza Agustn Lara, Carlos Gardel, Pedro Vargas,
Jos Mojica, Ortz Tirado o Jorge Negrete. Todo esto era lo
que se escuchaba por la radio. La msica en vivo, por otra
parte, la que hacan mis mayores en las veladas familia-
res estaba representada por una legin inmensa de piezas
que, seguramente, hoy pasaran por dulzarronas y rim-
bombantes, de autores oscuros que ya estn olvidados,
pero que consideradas en retrospectiva, y al margen de su
mucho o escaso valor musical, tienen hoy la virtud de evo-
car con sentida nostalgia esos tiempos idos, irrepetibles,
asociados a situaciones irrecuperables que, precisamente
la msica de Calvo ha provocado tambin en m.
Yo soy oriundo de Santiago, ciudad capital de un pas como
Chile, con una arraigada inluencia anglo-franco-germana
La juventud de esos familiares que animaban las tertulias
de mi casa, haba transcurrido sin radio, sin disco, sin te-
levisin, obviamente, e incluso para varios de ellos, por su
edad, sin cine. Y en vez del equipo de sonido en sus casas
hubo al menos un piano. Un piano que no era, desde luego
un mueble de adorno, sino un instrumento de uso comn
y corriente. A m, que soy de la segunda o tercera genera-
cin posterior a la de esas personas, me toc todava en
suerte vivir esa poca en que el piano era parte del menaje
de una casa, el cual al menos un miembro de familia lo
tocaba con cierta destreza y no poca donosura. Supongoque mi infancia coincidi con el ocaso de esa situacin que
antes de m era perfectamente habitual. El repertorio que
esas personas tocaban eran las msicas que estuvieron de
moda en los salones iniseculares: valses, polkas, cuadri-
llas, romanzas, fantasas y variaciones sobre arias de pe-
ras, con muchos arpegios y trinos. Posiblemente repito
msica de dudoso valor artstico en su mayora, pero
de factura cuidada y pulcra. Probablemente msica muy
cursilona, pero que observada en su contexto y desde mi
perspectiva de vivencia infantil la aprecio con toda la emo-
cin subjetiva que puede revestir un recuerdo remoto.
El Romanticismo, que entr tarde a travs de las costas de
nuestra Amrica, vena un poco trasnochado y se asent
vigorosamente en los medios musicales criollos y al acli-
matarse, produjo una avasallante andanada de creadores
locales que reprodujeron a su manera lo que vena de ul-
tramar en forma de partituras impresas, rollos de piano-
la y en los repertorios de uno que otro artista itinerante,
como Louis Moreau Gottschalk, Rosina Storchio, Luis Dun-
ker Lavalle, Teresa Carreo o Mara Barrientos.
Ese producto que nos lleg de Europa en las ltimas tres
dcadas del siglo XIX era la consecuencia ltima de una
evolucin signiicativa que haba sufrido la msica desde
los das de Chopin, Henselt, Liszt, Thalberg o ese excntri-
co pianista que conocemos bajo el seudnimo de Alkan.2
2 Charles-Valentin Morhange (1813-1888), pianista y composi-
tor francs.
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Varias son las lneas derivadas y subderivadas que arran-
can de estos compositores, como quiero explicarlo a
continuacin con el objeto de que, inalmente, podamos
comprender de manera ms ntida el contexto en el que se
ubica el personaje central de esta disertacin.
En primer lugar, el pianismo brillante, inaugurado en la
primera mitad del siglo XIX, con John Field, Mendelssohn,
Weber, Hummel e Ignaz Moscheles, entre otros, goz de
una alta estima entre los pblicos metropolitanos; al abri-
go de los compositores de la primera generacin que
constituira la vanguardia: Chopin y Liszt fue creciendo
una legin enorme de creadores que a lo largo del siglo
cada cual segn su propio estro sigui cultivando el
gnero del llamado morceau caractristique3oAlbumblatt4
, la tpica pieza de saln, con ms o menos inluencias deaquellos a quienes he llamado primera generacin. Esta
segunda generacin, en la cual podemos inscribir a com-
positores como Saint-Sans, Csar Franck, Chaikovsky,
Grieg o Dvorak, pese a nutrirse de las audaces conquistas
de sus predecesores, llevaron el gnero a un cierto estan-
camiento y a un estado de fatiga, que al ser transladado a
sus colegas de segunda y tercera ila, adopt lo puramente
formal y ms epidrmico, en especial el pianismo deslum-
brante, entre muchsimas otras lamentablesgaffes.
El derivar hacia esta situacin no poca responsabilidad ledeberemos atribuir a Liszt. Feren Liszt, cuyo progresismo
ha sido confundido con dilettantismo5, cre a travs de su
produccin temprana una moda de largo alcance, sobre
todo en su repertorio de bravura, representado a travs
de sus rapsodias hngaras y sus fantasas sobre temas de
peras, ornamentadas con muchos oropeles virtuossticos.
Este aspecto enfocado y entendido por sus sucesores e
imitadores en su dimensin ms frvola ser el que va a
generar ms abundante herencia en las corrientes menores
de in de siglo. Pero Liszt, como creador genial y singular,
pudo superar en sus ltimos aos ese lenguaje relumbrante
para acceder a un estilo en apariencia muy sencillo, simple
si se quiere, pero en el que se detectan con asombro las vi-
sionarias premoniciones del atonalismo y an del impre-
sionismo a veinte o treinta aos de distancia.
3 Pieza caracterstica.
4 Hoja de lbum.
5 Consltese al respecto Wolfgang Dbling Liszt y su tiempo.
Alianza Editorial.
Ahora bien, y en segundo trmino, de manera contempo-
rnea y aun posterior a aquella segunda generacin inise-
cular, se ubica una legin numerossima de otros creadores
de menor cuanta los colegas de segunda y tercera ila
que convirti el gnero de saln en estereotipos deca-
dentistas, con productos musicales, si se quiere, rutinarios,
para uso de la igualmente numerosa legin de aicionados y
dilettantes, gracias a los cuales el mercado editorial musical
se convirti en algo realmente lucrativo y rentable.
En efecto, nombres como Franz Bendel, Johann Leybach,
Franz Braungart, Benjamn Godard, Anton Rubinstein,
Tito Mattei, Louis-Moreau Gottschalk, entre muchsimos
ms, pertenecen a los autores de centenares de piezas de
efecto, algo ampulosas y de corte sentimental, pero eso s,
con dos virtudes incontestables: 1) su factura es perfec-tamente cuidada y pulcra, desde el punto de vista de la
forma, la armona y los diversos detalles de articulacin,
matices y dinmica, y 2) es msica que est pensada hbil
y milimtricamente para las limitadas posibilidades tc-
nicas de su amplia clientela de aicionados. Aicionados
entre los cuales estaban, desde luego, mi abuela paterna,
mi madre y mis tas.
Por in, y en tercer lugar, la msica bailable, el vaudevi-
lley la opereta francesa y vienesa del ochocientos lo
que hoy llamaramos msica de la farndula, pero bienhecha la que produjeron artistas tan sealados como
Johann Strauss (hijo), Jacques Offenbach o Franz von Su-
pp, que permaneci inclume, al margen de los hallazgos
armnicos de la vanguardia wagneriana y sus hbitos de
orquestacin, tambin aport su desenvuelto donaire al
repertorio del saln burgus de entre siglos.
Este repertorio, cuyo cultivo aderez las veladas de ahora
ha cien aos e hizo las delicias de nuestros antepasados,
inspir versos ardientes y lnguidos, amores platnicos y
no pocas uniones matrimoniales, se acogi a la denomina-
cin genrica de msica de saln, institucin que hunde
sus races en el viejo mundo.
En efecto, la cmara palaciega de las cortes regias y prin-
cipescas de los siglos XVII y XVIII va a transformarse, al
sobrevenir la Revolucin Francesa y el triunfo de la bur-
guesa, en los salones de la monarqua liberal de los aos
30 y 40 del siglo XIX: la velada ntima o tertulia, como la
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llamaron los espaoles. Institucin de profundo arraigo
en las casas de la burguesa acomodada donde intelectua-
les, poetas y msicos mostraban sus ltimas creaciones o
se libraban a un arte hoy prcticamente desaparecido: el
arte de improvisar al piano a partir de un motivo musical
sugerido por alguno de los contertulios. Beethoven, Schu-
bert, Chopin, Liszt fueron algunos de los grandes asiduos
de esas veladas de saln. En el terreno de la msica vocal,
tambin hubo un permanente ejercicio de ese tipo de ma-
nifestacin artstica fuera de la sala de conciertos.
Al irrumpir en las capitales de Amrica esas corrientes
venidas de ultramar, sobrevendr un ajuste y una acli-
matacin de sus periles, dando nacimiento a las veladas
musicales y poticas criollas, con pomposas melopeas,
lnguidos valses, mazurkas y cotillones, sazonados conexquisitas mistelas y primores de repostera, preparados
por la duea de casa, sus hijas y ofrecidos a los circunstan-
tes por obsequiosas fmulas que hacan resonar el fru-fr
de sus impecables enaguas almidonadas, a su paso raudo
y silencioso. Hasta aqu el panorama, el paisaje socio-cul-
tural que contextualizar la msica de Luis Antonio Calvo.
Mi primer contacto con la msica de Luis A. Calvo fue en
un pueblo del Valle del Cauca, Cartago, cuando yo era di-
rector del Conservatorio que funcionaba gloriosamente
en la llamada Casa del Virrey, un ediicio colonial cons -truido en el siglo XVIII. Estoy hablando del ao 1961.
All trabajaba yo junto a una pianista, paisana ma, Anita
Macchiavelli, excelente msica, pianista de muchos quila-
tes. Entre los estudiantes de piano haba uno que era una
personalidad muy especial, su nombre aun lo recuerdo, se
llamaba Flovet Rivas; era mensajero, aseador, portero, fac-
totum y proveedor de tintos y gaseosas; alumno de Anita,
jovenzuelo de una candorosa ingenuidad, disciplinado y
con aires de gran seor, que en sus ratos libres se apos-
taba ante el piano a repasar su breve repertorio. A l le
oa tocar irremediablemente el Intermezzo N 1, de Calvo,
siempre de manera trepidante y a empellones.
Ms tarde, muchos aos despus, vine a conocer otras
composiciones de Calvo, como su segundo Intermezzo
Lejano Azul, y la danza Malvaloca.
Preparando este escrito he tenido la oportunidad de co-
nocer ms de su vida, de su caracter, de su modo de ver
y pensar el mundo; he podido tener acceso a una gran
cantidad de msica suya diferente a la media docena de
obras que pasan por ser las ms conocidas; y, ante todo,
he estado ms de cerca de su vasta produccin tocndola
analizndola, buscando los orgenes de su lenguaje y de
su estilo, cotejando los paralelismos y concordancias con
msicas antecedentes y contemporneas suyas del mismo
gnero.
La cronologa de su obra es harto dicil de establecer. Lo
que he visto es en su mayora msica ya editada, lamen-
tablemente sin fecha, hecho bastante irregular, toda vez
que lo normal es que el impresor consigne algn dato
como el copyright, por lo menos. Calvo, segn cuentas,
libr sus obras a representantes, supongo, autorizados
por l, como un tal Helio Cavanzo Pinzn y un Humber -to Correal, que se hicieron cargo de hacerla imprimir en
Bogot, a travs de Humberto Conti, la Tipograa Vels-
quez, Ediciones Aguilln y Vega y la Escuela Tipogrica
Salesiana. Corri con suerte nuestro personaje. No todos
los creadores musicales colombianos pueden ostentar a
su haber un nmero tan crecido de msica impresa. Pero
es muy probable que tanto sus representantes como las
casas editoriales lo han de haber esquilmado, puesto
que Calvo muri tan pobre como naci. Y adelanto esta
conjetura basndome en el hecho signiicativo de que
en su tiempo la msica de Calvo fue muy bien acogida ysu paso por las diferentes ciudades colombianas en las
cuales hizo presencia, tenan el carcter de verdaderos
acontecimientos artsticos. Esto lo sabemos a travs de
informes de prensa, en los relatos de quienes le conocie-
ron y entre lneas en su autobiograa. En otras palabras,
no se compagina su popularidad con la deprimida situa-
cin inanciera que lo acompa toda su vida.
Para establecer una cronologa de la obra calviana habra
que hacer un detenido y minucioso estudio estilstico
grafolgico, un seguimiento puntualizado de las tcnicas
empleadas (armona, contrapunto, formas, estructuras de
construccin rtmica, meldica y fraseolgica) y, obviamen-
te, a travs de las partituras autgrafas originales, ya que
an el tipo de papel utilizado es indicio para el investigador
De todos modos, al acercarme a la msica de Luis A. Calvo
me he dado cuenta de que hasta ahora la valoracin cuali
tativa de su estilo ha sido supericial y evaluada bajo una
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ptica generalizadora y algo desenfocada, al compararlo
con Chopin, considerndolo como una especie de Chopin
criollo. No atino a descubrir en qu se basan quienes air-
man tan peregrina opinin: en su estilo, en su manera de
abordar la tcnica compositiva, en el concepto, en el modo
de encarar el piano?
Calvo est muy lejos de Chopin, tanto en el tiempo como en
el concepto y la entidad esttica de su lenguaje. El creerlos
vinculados proviene de un error de interpretacin de
lectura, se dira hoy que quiere ver en Chopin a un com-
positor de languideces enfermizas, un poco hermafrodita,
seorero y dulzarrn. Chopin no es nada de eso. Lo que
aparenta languidez es producto de la inluencia del bel
cantoopertico de Rossini, y ms concretamente de Vin-
cenzo Bellini, que fue su contemporneo y amigo. Es unavirtud generada por una poderosa introspeccin que lo
hace volcar en el piano las atmsferas de sus vivencias,
de sus paisajes interiores. Todo absolutamente premedi-
tado, con un manejo exquisito del color, de los recursos
acsticos del piano y de un asombroso conocimiento de la
armona cuyas conquistas darn alimento a todo un siglo,
an hasta las ms avanzadas audacias de Wagner que en
su momento pudieron ser consideradas hallazgos, pero
que a la postre eran tan slo reminiscencias. Reminiscen-
cias de Chopin, por supuesto.
No. Calvo es ms modesto, ms crepuscular. Si estamos
hablando de sus intermezzos, de sus caprichos y fanta-
sas, Calvo carece del vuelo de Chopin que va ms all de lo
simplemente lrico y de lo frondoso. No tiene ni su audacia
ni su elocuencia ni sus recursos. La formacin tcnica de
Calvo, segn l mismo lo reconoca, fue incompleta, limi-
tada. Cuando le sobrevino la terrible enfermedad6, estaba
comenzando a estudiar contrapunto. Pero como msico
de talento, Calvo es curioso, inquieto e intuitivo. Lo que
no sabe lo supone, lo inventa. En este sentido, y si quisi-
ramos compararlo con algn maestro del pasado, Calvo se
asemeja ms a Schubert guardando las proporciones,
obviamente , cuya obra suele estar impregnada de hon-
da aliccin, de una suerte de nostalgia inefable, como es
el caso de Calvo y que tuvo tambin, como ste, una prepa-
racin musical accidentada e incompleta.
6 Es sabido que contrajo la llamada enfermedad de Hansen.
Con todo, esto no quiere decir que Luis A. Calvo ignora-
ra la gran produccin precedente. En su esbozo autobio-
grico dice haber conocido las tres mejores escuelas: la
Alemana, Rusa y Francesa, amn de que se senta llamado
a realizar empresas musicales de mayor envergadura. En
un reportaje lo expresa as: Yo quisiera escribir msica,
verdadera msica, pero el pblico no deja (), porque
slo gusta de los valses sonsonetudos, de los bambucos
trinados, de las marchitas triunfales. Lo que no sea bai-
lable no se vende y lo que no se vende no vale nada. Esto
nos demuestra que Calvo era vctima del gusto simplista y
rampln de la masa y su estro creador estaba supeditado
a cuestiones de orden comercial.
Para mayor gloria suya, es de verdad una hazaa que haya
podido lograr una obra de tanto contenido expresivo, tangenerosa y sincera; una msica que retrata, mejor que
ninguna otra, el alma y el sentir musical de su pueblo; no
el que, como un rebao, est hipotecado a las modas e-
meras ni el que vive alienado por los dictmenes de los
mercaderes ordenadores del gusto colectivo. Su msica
trasuda, ms bien, ese sentir inconsciente que yace in-
merso al interior de todo conglomerado humano, que est
presentido pero no expresado. Lo que, hablando en trmi-
nos ms sencillos, llamarase identidad.
Queda claro, entonces, que Calvo no tiene nada que vercon Chopin. Ni su esttica ni su estilo arrancan de tan
atrs. Calvo es testigo de su poca, correspondiente a los
primeros treinta y cinco aos del siglo XX. Es un msico
que est muy al da con respecto a la produccin de sus
contemporneos, tanto de Amrica como de Europa. Sus
hbitos armnicos provienen de las decantaciones que se
dieron al inal del siglo XIX en autores como Grieg, Dvorak,
Chaikovsky, Franck, por una parte y toda esa legin nume-
rosa de autores de menor cuanta a la cual me he referido
antes, que se dirigan en especial a la multitud de aiciona-
dos y dilettanti.
Luis A. Calvo conoce todo ese repertorio y lo conoce bien,
adems. Esto es comprobable mediante un cotejo paralelo de
sus obras con las de esos autores, como se ver ms adelante.
Calvo provee de msica a una sociedad que est en tran-
ce de cambio; una sociedad heterognea que se sacuda
la vida apacible decimonnica y se incorporaba al trepi-
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dante modernismo llegado desde Pars y Nueva York. Es coincidente con la decadencia del
romanticismo lacrimoso que se extingua en las dcadas iniciales del siglo XX. Es una socie-
dad ascendente que quiere estar al da como los igurines que llegan de Pars y las danzas
gimnsticas y gesticulantes que vienen de Norteamrica; pero al mismo tiempo no se aviene
a abandonar la contemplacin extasiada de su pasado buclico y contina avanzando de es-
paldas, rindiendo culto a smbolos marchitos.
La polifactica personalidad musical de Calvo queda demostrada y puesta en evidencia a tra-
vs del variado abanico de gneros que cultiv a lo largo de su existencia. Sin embargo, todos
esos gneros por l abordados tienen su antecedente, su contraparte, su referente, por as
decir, en el caudal de msica que irrumpa desde la metrpoli. Al someter a cotejo sus obras
con sus equivalentes venidos de fuera, no quiero insinuar que l carezca de originalidad. Por
el contrario, y ya lo expres, su talento innegable tiene la virtud y la capacidad de aclimatar
los aires forneos y entregarlos a travs de creaciones originales que tocan y hacen vibrar las
ibras ms profundas del conglomerado al cual se dirige, en este caso, el alma, el sentir de su
pueblo, en especial el del interior, la sierra, los Andes colombianos. Lo que deseo demostrar,en buenas cuentas, es que Chopin no se encuentra presente para nada en su obra. Y quien vea
ecos del compositor polaco en el msico colombiano, es porque conoce a medias o conoce
mal tanto a Calvo como a Chopin.
Observemos como primer ejemplo este fragmento musical:
Ejemplo 1.-
y este otro: el sujeto de una Fuga:
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Ejemplo 2.-
Una podra tomarse por una danza colombiana y la segunda por un pasillo. Adems, como es
notorio, Calvo est ms conectado con este ambiente sonoro y expresivo que no es en modo
alguno el de Chopin.
Esas piezas, que sin duda podran haber sido irmadas por Calvo nos dan la dimensin hacia
la cual se orienta su estro creador. Trozos de pequea factura, miniaturas musicales de voz
ntima, confesiones de corto alcance en el tiempo, pero llenas de contenidos y signiicados,
que iban muy directamente a tocar la sensibilidad de una gran masa de pblico.
En este sentido son muy ilustrativas tambin las breves composiciones de Edvard Grieg,
recopiladas bajo el ttulo de Piezas Lricas. Transcribo un fragmento de una de ellas. Grieg,
fue un autor que, al igual que Dvorak y Franck, estaba activo publicando sus obras, cuando
Calvo, recin llegado a Tunja, era todava un jovencito aspirante a msico, como platillero en
la Banda Departamental de Boyac.
Ejemplo 3.-
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Del mismo clima sonoro son algunas de los trozos que halla-
mos en Las estaciones, de Chaikovsky. He aqu uno de los
ms representativos.
Ejemplo 4-
Y un decir semejante sucede en esa compositora francesa ele-
gante y discreta que se llam Cecile Chaminade, tambin con-
tempornea de Calvo, como se aprecia en el ejemplo 5.
A manera de ejercicio comparativo, cotejemos ahora algunos pa-
sajes de obras de Calvo con sus respectivos modelos. Ejerciciomuy ilustrativo ste, que a mi modo de ver, cumplir dos ina-
lidades: conocer al Luis A. Calvo desconocido y, a la vez, cono-
cer, aunque sea fragmentariamente, el repertorio que le sirve
de referencia, hoy prcticamente olvidado. Calvo no copia esos
modelos l tena inventiva suiciente para no incurrir en tal
cosa sino que es el lenguaje meldico-armnico de una poca
que no se avena a despedirse del romanticismo nonacentista.
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Ejemplo 5.-
En la obra de Calvo est presente el saln pequeo-bur-
gus de los valses y las danzas, las canciones y las roman-
zas vocales y aun las gavottas y mazurkas, de las que slo
conocemos la N 4, que, aunque atractiva en su factura
armnica y audaz en muchos sentidos, no se acerca ni en
estilo ni en lenguaje a Chopin quien, como es sabido, cul-
tiv la mazurka y sus derivados aines de manera profusa.
Esta obra merece una mirada ms detenida. Demuestra en
primer lugar, un manejo expedito de la armona y sus re-
cursos: la secuencia semi-cromtica del bajo movindoseen ascenso a travs de un intervalo de sexta y la desenvuel-
ta manera de transitar por los grados aines al tono axial,
evitando adems las cadencias conclusivas mediante giros
elusivos y ampliicaciones del discurso que van delineando
una estructura asaz asimtrica pero del todo coherente.
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Ejemplo 6.-
El siguiente fragmento (Ejemplo 7), en La Mayor, tomado de la
segunda parte de la misma mazurka, tambin ofrece interesan-
tes detalles de construccin; obsrvense, por ejemplo, las frases
recortadas a tres compases y los segmentos de dos compases
a manera de enlaces, formando un total de los reglamentarios
16 compases (se trata de una danza), pero que en cuyo interior
hubo un accidentado trnsito de estructuras diversas: 3 + 3 + 2 +
3 + 3 ms una ampliicacin por reiteracin cadencial.
Este tipo de construccin denota que su autor pese a no te-ner una formacin completa en la composicin manejaba
los recursos compositivos con pleno conocimiento, aprendido
con seguridad mediante un estudio detenido de los modelos
habidos en el gran repertorio.
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Ejemplo 7.-
Ejemplo 8.-
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Lo antes dicho no est muy lejano del fragmento de Grieg
que se muestra en el ejemplo 8, que podra haber sido su
punto de partida.
Tenemos en seguida dos fragmentos de sus gavottas.
Ejemplo 9.
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Esta gavotta parece ser uno de sus primeros trabajos; lo
denuncian algunos rasgos tales como cierta tiesura en el
decir y escaso conocimiento del gnero. La gavotta de he-
cho es una danza anacrsica, usualmente en comps alla
breve. Aqu no hallamos tal cosa sino hasta el momento
en que se vuelve a repetir el encabezamiento a la mitad
del comps 9. No obstante, si desplazamos medio comps
hacia atrs la barra del comps 1, para comenzar en ana-crusa, la frase iniciada en el comps 9 nos queda ttica y
no rsica. En uno y otro caso el error persiste.
Muy probablemente Calvo conoci la Petite Suite de
Samuel Coleridge-Taylor, autor britnico muy famoso en
los salones pequeo-burgueses de Europa y Amrica a
principios del siglo XX, cuyo primer movimiento tiene mu-
cha semejanza con la anterior gavotta pese a la diferencia
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de mtrica. La identidad se maniiesta ms bien en el tono
festivo y discursivo, acentuado por el uso de acordes ple-
nos, en octavas de ambas manos muy distanciadas.
Ejemplo 10.-
Ejemplo 11.-
Sus valses no derivan de la atmsfera chopiniana. Sus mo-
delos son el inmenso repertorio de valses de saln (una
de cuyas variantes fue el llamado Vals-Boston), de autores
hoy olvidados que se llamaron Tito Mattei, Sydney Baynes,
Theodor Lack, Xavier Scharwenka, que ya ellos mismos
eran estereotipos muy lejanos de los valses de Chopin, de
Liszt, de Anton Rubinstein y otros, en cuya estructura ms
bien ija hallamos al comienzo un vals cadencioso y de
cierto abandono, que desemboca ms tarde en otro ms
rtmico y turbulento. Un ejemplo y un modelo para mu-
chos autores de valses de saln, es el muy clebre Des-
tiny, de Sydney Baynes, que se muestra en el ejemplo 11.
Comenzando con un aire de nonchalance, desemboca en
un tempo que invita a la danza entusistica.
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Ejemplo 12.-
Esta secuencia lento-rpido ser adoptada, macha-
cada, rutinizada y convertida en tpico por una legin
numerossima de compositores de variada pelambre, en
un extenso lapso de casi cien aos a horcajadas entre los
siglos XIX y XX.
Ejemplo 13.-
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Ejemplo 14.-
Ejemplo 15.-
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Mario GmezVignes
El vals Anhelos, de Calvo, que se muestra en el ejemplo
13, no es la excepcin, con el agravante del desliz chopi-
nesco que furtivamente se entrometi en los compases
iniciales. Por otra parte, en el ejemplo 14 se presenta un
interesante fragmento de su vals Encanto, que muestra
a las claras su origen en el otrora archiclebre Vals en Mi
Bemol, de Auguste Durand.
Frente a estos valses de Luis A. Calvo, tenemos otros que les
son contemporneos y le guardan un cercano parentesco:
Ejemplo 16.-
Ejemplo 17-
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Ejemplo 18.-
En todos ellos advertimos un rasgo comn que era en su
momento lo acostumbrado, de buen tono y lo exigido por
los consumidores: bajo y meloda estn rodeando, arro-
pando, envolviendo el pulso del vals.
Captulo aparte, pero no menos importante en cuanto a
la evolucin que se opera en el vals de saln latinoameri-
cano, lo constituyen los valses venezolanos del siglo XIX,
en los que es fcil detectar no tanto la fusin entre vals y
pasillo, sino el punto en que el vals, importacin europea,
al criollizarse, se transforma en pasillo.
He aqu dos muestras de dos muy notables compositores
venezolanos:
Ejemplo 19.
Ejemplo 20.-
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Mario GmezVignes
Por otro lado est la msica que se haca en la tertulia re-
pulida y ms intelectual. La tertulia que se releja en los
Intermezzi (cuatro en total), especies de barcarolas cuyos
modelos estn en autores alemanes de segunda ila como
Franz Bendel y Gustav Pressel.
Ejemplo 21.-
Ejemplo 22.-
He all los antecedentes de varios de los Intermezzos de
Calvo, comenzando por el muy popular N 1.
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Ejemplo 23.-
Y el menos trajinado N 3.
Ejemplo 24.-
Por el contrario, hay un fragmento del Intermezzo N 4,
que muestra un cercano parecido con un pasaje de Leo-
nilde, un pasillo de Pedro Morales Pino. La evocacin del
toque de bandola es notoria en ambos casos.
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Ejemplo 25.-
Ejemplo 26.-
Junto a esta msica, podemos citar otras fantasas de Calvo; obras no danzables, tanto o ms
logradas que los intermezzos y hoy injustamente poco frecuentadas por los intrpretes,
como Cartagena o Spes Ave.
Ejemplo 27.-
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Ejemplo 28.-
En ambas obras hay ecos indiscutibles de las Piezas Lricas de Grieg. En Cartagena, obra
injustamente olvidada slo la introduccin ya nos est evocando las miniaturas musicalesde Grieg. Por otro lado el uso fugaz del acorde de subdominante con sptima mayor que se
encuentra en Spes Ave7, que podra interpretarse tambin como una supertnica con sp-
tima y apoyatura, est denunciando frecuentes lecturas de Grieg y aun de esa obra de Gustav
Pressel, titulada An der Weser, ya reproducida en el Ejemplo 23.
Dentro de esta misma hechura y formato debemos ubicar su Arabesco.
Ejemplo 29.-
7 Comenzando el comps 13, sealado con un asterisco.
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La polifactica personalidad musical de Luis Antonio
Mario GmezVignes
Ejemplo 30.-
Aqu es del todo evidente y sin lugar a dudas que el modelo seguido por Calvo es el Arabesque
N 1, de Debussy:
Ejemplo 31.-
Este es el Debussy an no impresionista, el de las ensoaciones juveniles, que iguraba en las
antologas de piezas de saln publicadas hacia 1900, que Calvo tuvo que conocer.
Una lnea ms popular est en los tangos. Recordemos que el tango en sus inicios fue musica
proibita, un gnero que se cultivaba como danza instrumental y danza cantada en los bajos
fondos del arrabal proletario bonaerense, en lo que Borges llama las casas malas, el burdel,
y como mucha msica de hoy, tenan letras impropias para las seoritas decentes de aquel
entonces (Maldito tango, de Osman Perez Freire, por ejemplo, en el que se menciona la co-
cana como refugio para los males de amor). De Calvo no conocemos sino dos tangos.
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Lo mismo sucede con los fox-trots (nombre bastante grico y si se quiere peyorativo: trote
de zorro, por los brinquitos que daban los bailarines). El fox-trot fue un ritmo bailable que se
puso de moda a inales de la Primera Guerra Mundial, derivado del rag-time, del one-step y
del shimmy, cuyos autores ms conocidos fueron Scott Joplin, King Oliver e Irving Berlin. De
Calvo conocemos su fox-trot Princesita del Avila, tres rag-times y un one-step.
La tertulia ms democrtica del caf santafereo del barrio La Candelaria, se ve retratado en
los pasillos y bambucos, en los cuales podemos adivinar ms fcilmente la evolucin no tanto
de su estilo sino de su oicio, su tcnica. Los ejemplos ms tempranos son La chata y Marte
hasta desembocar en piezas de pulcra escritura de las que El trbol agorero es la ms lograda.
Un rasgo atractivo de sus pasillos es la rtmica tan suya, tan particular, tan apropiada para la
danza. Calvo imprime al pasillo un pulso nervioso, alerta, algo que no encontramos en otros
famosos autores de pasillos. Hay cierta picarda perversa en su ritmo. El pasillo en Morales
Pino, por ejemplo, es ms lrico, aunque igual de recursivo e ingenioso en el aspecto armni-
co. Pero Calvo le agrega pimienta y picante a sus pasillos.
Ejemplo 32.-
Ejemplo 33.-
Calvo se sale del patrn rutinario de acompaamiento del pasillo y propone algo nuevo un
poco emparentado con el acompaamiento del joropo. Tal cosa ocurre en el pasillo Marte.
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Ejemplo 34.-
Luis A Calvo es, en efecto, polifactico. Pero este rasgo es, si se quiere, circunstancial, coyun-
tural. Las modas de su tiempo lo obligaron a moverse en diferentes gneros, pero sin lugar a
dudas su personalidad otoal y contemplativa orientaba su brjula esttica ms hacia las fanta-
sas como son los intermezzos y hacia un ritmo en el que no tiene rivales, por la calidad re-
inada de su ideas, y este ritmo es la danza, de la que Carmia, Madeja de luna Malvaloca
y Aoranza constituyen cuatro preciosas gemas delpetit repertoirede la msica colombiana.
El siguiente fragmento de Aoranza demuestra un estro potico muy poco comn.
Ejemplo 35.-
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Y Carmia, con su garboso decir constituye otro acierto
notable en la numerosa produccin de Luis Antonio Calvo.
El as llamado Cancionero Binario, propuesto por Carlos
Vega, se hace presente aqu tambin, emparentando estas
danzas con el son cubano y las vidalas argentinas.8
Ejemplo 36.-
Al inal de su vida, en los aos posteriores a su reclusin
en Agua de Dios, Calvo deriva hacia la msica religiosa, g-
nero cuyas producciones an estn esperando una mano
que las rescate del olvido.
Para dar in a este discurso, quiero dejar constancia que el
legado musical de Luis Antonio Calvo, al menos en el cam-
po de la msica profana, es de un positivo valor musical y
sociolgico. Calvo se encuentra apostado en el vrtice cru-
cial conigurado por el modernismo pujante y el roman-
ticismo criollo; all estuvo cuando vivi, en la colisin de
dos actitudes estticas, en las que caban entes y iguras
tan opuestos como Julio Flrez, La Gruta Simblica, Bar-
ba Jacob, el caricaturista Rendn y los Panidas de Len de
8 Para mayor informacin sobre Carlos Vega y el Cancionero
Binario Oriental, consltese Amrica Latina en su Msica, relatora Isa-
bel Aretz. Pgina 45. Siglo Veintiuno Editores.
Greiff. La melena y el chambergo del arrogante bohemio,
conviviendo frente al artista de pelo corto y cuello limpio.
En otro medio y con ms instruccin musical, Calvo hubiera
alcanzado una notoriedad continental, porque as, con todas
sus limitaciones, l representa mejor que muchos de sus co-
legas contemporneos el sentir de una poca, en la que hacer
msica todava se consideraba una especie de apostolado
inspirado por las Musas del Empreo. La obra de Calvo es
uno de los ms ricos patrimonios con que cuenta esta nacin
colombiana; no permitamos que se extinga en el olvido.
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