narracion-empatia y enseñanza de la historia
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Narración,empatíayenseñanzadelaHistoria:unaestrategiadidáctica.
CONFERENCEPAPER·JANUARY2009
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VictorHugoJiménez
InstitutodeIntegraciónCulturalA.C.,México
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NARRACIÓN, EMPATÍA Y ENSEÑANZA DE LA HISTORIA:
UNA ESTRATEGIA DIDÁCTICA
Victor Hugo Jiménez Bastián
Instituto de Integración Cultural, A.C.
México
Resumen
Se presentan los resultados cualitativos de la aplicación de una
estrategia didáctica en la enseñanza de la Historia en Educación Media
Superior (denominada “En Primera Plana”) como medio para la enseñanza de
la Historia.
La importancia de esta experiencia radica en que mediante la narración
escrita -en forma de un artículo informativo que ocupa la primera plana de un
periódico- facilita a los estudiantes, a decir de Cristòfol Trepat, la construcción
progresiva de los sistemas de identificación de las causalidades y las
consecuencias de los hechos sociales en el tiempo1; también se contribuye a
significar el pasado, pues al ubicar a los estudiantes, imaginariamente, en un
lugar y momento determinados, es posible aproximarlos a la perspectiva de
quienes vivieron y actuaron en el pasado, y en consecuencia, hacerlos
conscientes acerca de la importancia de un evento sucedido en el pasado para
la configuración y la comprensión de las sociedades del presente.
Además, al organizar a los estudiantes para redactar la primera plana de
un periódico (ficticio) en equipos, se promueve el trabajo en equipos
colaborativos, pues para la confección de dicho producto se establecen
criterios que conducen a la asignación de roles al interior del equipo en un
ambiente que, sin dejar de lado el reto de comprender diversos datos y
conceptos históricos, se caracteriza por ser lúdico y de colaboración.
1 TREPAT, Cristòfol. Procedimientos en historia. Un punto de vista didáctico, Barcelona,
Instituto de Ciencias de la Educación (Universidad de Barcelona)- Graó Editorial, 1999, p 278.
Introducción
En la mayoría de los países del mundo, la necesidad de atender y
realizar los objetivos educativos planteados por la UNESCO desde la segunda
mitad del siglo XX así como los retos que implica el actual contexto cultural,
político, económico y social, han conducido a la necesidad de revisar y
reformar los sistemas educativos vigentes a finales de la misma centuria.
La enseñanza de la Historia también ha merecido especial atención -y
ha sido tema de continuos debates- en México desde el siglo XIX, cuando se le
identificó como una disciplina cuya enseñanza contribuiría en la formación
moral y ciudadana. Sin embargo, fue partir del último tercio del siglo XX que las
discusiones acerca de la enseñanza de esta disciplina cobraron mayor
frecuencia, en el contexto de las reformas realizadas en el Sistema Educativo
Mexicano, y, en el caso de esta experiencia, en Educación Media Superior.
Las actuales demandas de que, mediante la educación, los estudiantes
desarrollen los conocimientos y habilidades necesarias para aprender a
aprender, vivir en sociedad así como de prepararse para enfrentar las actuales
exigencias del contexto laboral, llevan a la necesidad de revisar y, en su caso,
desarrollar nuevos fines, contenidos y estrategias para la enseñanza de la
Historia en bachillerato.
En este documento se toma como punto de partida el concepto de
estrategia didáctica propuesto por Frida Díaz Barriga y Gerardo Hernández,
quienes –a su vez- dividen éstas en estrategias de aprendizaje y de
enseñanza. Las primeras sirven, de acuerdo con los autores, para aprender,
recordar y usar la información y consisten en conjunto de pasos o habilidades
que un estudiante adquiere y emplea de forma intencional como instrumento
flexible para aprender significativamente y solucionar problemas y demandas
académicas, por lo cual la responsabilidad del aprendizaje recae sobre el
estudiante y, para lograrlo, pasan por procesos como reconocer el nuevo
conocimiento, revisar sus conceptos previos sobre el mismo, organizar y
restaurar ese conocimiento previo, ensamblarlo con el nuevo y asimilarlo e
interpretar todo lo que ha ocurrido con su saber sobre el tema.
Por su parte, y de acuerdo con los mismos autores, las estrategias de
enseñanza son todas aquellas ayudas planteadas por el docente y se
proporcionan al estudiante para facilitar un procesamiento más profundo de la
información y lograr aprendizajes significativos, por lo cual se hace importante
un mayor énfasis en el diseño, programación, elaboración y realización de los
contenidos, además que las clases deben ser organizadas como ambientes
para estimular a los estudiantes a observar, analizar, opinar, formular hipótesis,
buscar soluciones y descubrir el conocimiento por sí mismos2; además, en
tanto que también consiste en una serie de pasos para alcanzar un objetivo
determinado, proporciona a los estudiantes “… herramientas mentales
duraderas, potencialmente generadoras de nuevos conocimientos”3.
“En primera plana”
Esta estrategia consiste en ubicar imaginariamente a los estudiantes en
un momento y lugar4 en el cual está ocurriendo un evento histórico
determinado (el fin de la primera guerra mundial, el retorno de Cristóbal Colón
en su primer viaje, etc.), mediante lo cual es posible conducir a los estudiantes
al aprendizaje por reestructuración, pues implica actividades tales como la
clasificación y jerarquización de datos5, tales como los antecedentes, causas y
consecuencias del evento bajo estudio.
Al poner a los estudiantes de bachillerato en esta situación-problema, los
jóvenes deben entablar una labor de diálogo en busca de un consenso sobre el
formato y contenidos de la nota que se presentará en la primera plana, lo que
hace necesaria una actitud de tolerancia, empatía y crítica ante su propia labor
en el equipo así como en relación con el trabajo de sus compañeros, por lo cual
esta actividad puede ser empleada para desarrollar conocimientos de tipo
declarativo, procedimental o determinadas actitudes y/o valores, en todo caso,
2 DÍAZ-BARRIGA, Frida y G. Hernández R. Estrategias docentes para un aprendizaje
significativo, México, McGraw Hill, 1998, p 214. 3 TREPAT, Cristòfol. Op. Cit., pp 23-24.
4 Curso Taller de Métodos y Técnicas Participativas, México, Universidad Hispanoamericana,
febrero de 2003. 5 BECERRIL T., Ma. Josefina et al. “Estados de agregación, juegos, mapas conceptuales,
trabajos prácticos y demostraciones de clase”, en sitio web del Curso de estrategias didácticas para la enseñanza de la Química del Centro de Formación Docente, antes Centro Nacional de Educación Química, UNAM, http://www.cneq.unam.mx/cursos_diplomados/cursos/medio/estra_dida_10_2005/Resum_programas/03_C_estados_agregacion.htm (sitio web visitado el 15-nov-2008).
“… será la intención del enseñante lo que pondrá el énfasis en uno u otro tipo
de contenido”6, a decir de Cristòfol Trepat.
La importancia de acudir a la redacción de una primera plana como
estrategia de aprendizaje en Historia radica en que, como señala Sebastián
Plá, “… permite al estudiante ubicarse como autor del propio proceso de
interpretación del pasado, así como desarrollar diferentes niveles de
complejidad en la interpretación (la universal o simple o la particular o
compleja)7. Así, el reto de redactar una nota informativa -con base en un
evento histórico- que aparecerá en la primera plana de un periódico, hace
necesario que los estudiantes, al ser los autores del texto, conozcan las
circunstancias, las diferentes perspectivas, las decisiones y, principalmente, las
motivaciones y consecuencias de las decisiones tomadas por los principales
sujetos involucrados en el mismo, lo cual conduce a un esfuerzo de empatía
histórica, entendida como la capacidad de ubicarse en el horizonte de
enunciación desde el cual un sujeto observó y narró un evento histórico8.
El lenguaje (escrito o verbal) posee por los menos dos elementos
comunes: es flexible en su estructuración -dentro de ciertos lineamientos- y, lo
más importante, evoca emotividades y nos acerca a la imaginación; además
permite trascender a nuestras propias necesidades, deseos y pragmatismos
cuando nos proponemos utilizarla como mapa y guía de nuestras memorias
para construir mundos internos que, al externarse por escrito, se convierten en
medio para la construcción de vías de comunicación, entendida no sólo como
transmisión de información sino como el desarrollo o estructuración conjunta –
entre lector y escritor- de ideas comunes.
Así, el reto de la redacción en equipos sirve como estrategia para el
desarrollo de competencias relacionadas con la recopilación de información, la
valoración de fuentes históricas, la empatía histórica, la redacción de textos
escritos y el trabajo colaborativo. No obstante, a pesar de la flexibilidad y
variedad de posibilidades de aplicación así como en el nivel de profundidad de
la estrategia que aquí se presenta, ésta presenta algunas limitaciones en su
6 TREPAT, Cristòfol. Op. Cit., p 26.
7 PLÁ, Sebastián. Aprender a pensar históricamente. La escritura de la historia en el
bachillerato, México, Plaza y Valdés Editores-Colegio Madrid, 2005, p 18. 8 Hans-Georg Gadamer citado por VELÁZQUEZ, Rosalía. México en la mirada de John Keneth
Turner, México, UAM-Conaculta-INAH, 2004, pp 14-15.
aplicación que –en mi experiencia- no dependen tanto de la misma como del
grado y amplitud de conocimientos con que cuente el docente acerca del
evento a abordar así como de la planeación necesaria para su aplicación
efectiva y plena, además de los conocimientos y habilidades previas con que
es necesario que cuenten los estudiantes.
Por ejemplo, se requiere que el docente abandone su papel de “experto,
depositario místico y transmisor de datos” para asumirse como guía, orientador,
supervisor y, en caso necesario, asesor en el proceso o en la toma de
decisiones de los equipos, por lo cual debe respetar y estimular su imaginación,
creatividad y perspectiva, aunque sin dejar de lado el tema de estudio y los
objetivos a alcanzar.
Al respecto, es igualmente importante que el docente haga saber tanto
los objetivos a alcanzar como los contenidos sobre los cuales deben trabajar
los estudiantes, ya sean de tipo declarativo, procedimental o actitudinal, pues
ello será fundamental como elemento de cohesión y como estrategia de
interdependencia para el trabajo colaborativo9; asumir que los estudiantes
“saben lo que tienen que hacer” (si ya se ha realizado previamente esta
actividad) puede resultar caro.
También es necesario que los estudiantes conozcan las partes que
componen la primera plana de un periódico, pues en caso contrario resultará
muy difícil que elaboren ésta en forma exitosa; una alternativa consiste en
recordar a los jóvenes, en forma breve pero clara, los elementos que integran
dicho documento, la forma en que se redacta una nota informativa y las
principales preguntas que debe responder el escrito en cuestión, a saber:
¿Qué sucedió?
¿Cuándo inició y cuándo concluyó?
¿Dónde?
¿Quiénes participaron?
¿Existen antecedentes al respecto, cuáles?
¿Cuáles fueron las principales causas -sociales, políticas o económicas-
de dicho evento?
9 GÓMEZ P., Juan, J.G. Romero P., A. Rodríguez C. y N. Jiménez M. Aprendizaje
Colaborativo. Manual, México, UNAM, Colegio de Ciencias y Humanidades, 2007, pp 10-12.
¿Cómo se desarrolló?
¿Cuáles fueron las principales consecuencias -sociales, políticas o
económicas- de dicho evento?
Además se requiere que los estudiantes comprendan claramente la
diferencia entre los conceptos de antecedente, causa, finalidad y consecuencia,
pues de lo contrario, podrían confundirlos y, por lo mismo, cometer errores en
la secuencia de estos elementos, su relación y, peor aún, en la comprensión
del evento bajo estudio, por lo cual se hace indispensable una serie de
ejercicios previos de identificación de dichos conceptos o, al menos, que el
docente supervise constantemente el proceso de análisis y redacción de los
estudiantes, para proporcionar orientación y retroalimentación en caso
necesario, de lo que se deriva la necesidad de que dicha actividad se realice
durante el horario de clase.
Otro problema tiene que ver con el uso de las fuentes a través de las
cuales los estudiantes se acercarán al evento de estudio, pues en el caso
específico del bachillerato en el cual ha transcurrido esta experiencia didáctica,
la escasez de materiales bibliográficos ha llevado, en diversas ocasiones, a
que sean los mismos estudiantes recopilen información relacionada con el
tema o, en algunas ocasiones, a la selección y suministro de los textos por
quien escribe estas líneas. En ambos casos, los riesgos para un trabajo de
análisis crítico tienen que ver con la confiabilidad derivada de los sesgos así
como del tipo de fuente consultada, de lo cual se desprende otro reto: que los
estudiantes aprendan, guiados por el docente, a seleccionar y criticar las
fuentes.
En conclusión, pese a las posibles dificultades, este ejercicio puede
contribuir a lograr que el estudiante, al re-conocer la historia, esté en
posibilidad de reconocerse con plena humanidad en los otros10, y al hacerlo, se
contribuiría mediante la enseñanza de la Historia, al desarrollo gradual de la
empatía como base para la comprensión y la tolerancia y, en consecuencia,
para el desarrollo de una actitud crítica así como para la vida en sociedad.
10
SÁNCHEZ Q., Andrea. “Reflexiones sobre la historia que se enseña”, en GALVÁN L., Luz E. (Coordinadora). La formación de una conciencia histórica. Enseñanza de la Historia en México, México, Academia Mexicana de la Historia, 2006, p 28.
Referencias:
“Curso Taller de Métodos y Técnicas Participativas”, presentación en power
point, México, Universidad Hispanoamericana, febrero de 2003.
BECERRIL T., Ma. Josefina et al. “Estados de agregación, juegos, mapas
conceptuales, trabajos prácticos y demostraciones de clase”, en sitio
web del Curso de estrategias didácticas para la enseñanza de la
Química del Centro de Formación Docente, antes Centro Nacional de
Educación Química, UNAM,
http://www.cneq.unam.mx/cursos_diplomados/cursos/medio/estra_dida_
10_2005/Resum_programas/03_C_estados_agregacion.htm (sitio web
visitado el 15-nov-2008).
DÍAZ-BARRIGA, Frida y G. Hernández R. Estrategias docentes para un
aprendizaje significativo, México, McGraw Hill, 1998, p 214.
GÓMEZ P., Juan, J.G. Romero P., A. Rodríguez C. y N. Jiménez M.
Aprendizaje Colaborativo. Manual, México, UNAM, Colegio de Ciencias y
Humanidades, 2007, pp 10-12.
PLÁ, Sebastián. Aprender a pensar históricamente. La escritura de la historia
en el bachillerato, México, Plaza y Valdés Editores-Colegio Madrid,
2005, p 18.
SÁNCHEZ Q., Andrea. “Reflexiones sobre la historia que se enseña”, en
GALVÁN L., Luz E. (Coordinadora). La formación de una conciencia
histórica. Enseñanza de la Historia en México, México, Academia
Mexicana de la Historia, 2006, p 28.
TREPAT, Cristòfol. Procedimientos en historia. Un punto de vista didáctico,
Barcelona, Instituto de Ciencias de la Educación (Universidad de
Barcelona)- Graó Editorial, 1999, pp 23-24, 278.
VELÁZQUEZ, Rosalía. México en la mirada de John Keneth Turner, México,
UAM-Conaculta-INAH, 2004, pp 14-15.