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Santa Catalina de Siena (5 de Marzo del 134729 de Abril del 1380) ¿Quién era ella y por qué su vida es tan importante? 1.- Cuando Catalina tenía 16 años, movada por una visión de Santo Domingo, ingresó a la Tercera Orden de los Dominicos. Mientras vivía en casa, confirmó su voto de virginidad hecho en privado cuando todavía era una adolescente y se dedicó a la oración, la penitencia y las obras de caridad, especialmente en beneficio de los enfermos. 2.- Catalina conoció un gran sufrimiento y oposición por parte de las autoridades, pero se conviró en la protago- nista de una intensa acvidad de orientación espiritual para personas de todos los ámbitos de la vida: nobles y polícos, arstas y gente común, hombres y mujeres consagrados y religiosos, incluido el Papa Gregory XI, que vivía en Aviñón (Francia), escribió con frecuencia y lo instó a regresar a Roma hasta que el Papa lo hizo. 3.- Para ella Cristo era como el cónyuge con quien existe una relación de inmidad, comunión y fidelidad; Dios es el mejor amado a quien amaba por encima de cualquier otro bien. Esta profunda unión con el Señor se ilustra como una escalera en la que el alma atraviesa las tres etapas de cada camino hacia la sanficación: desapego del pecado, prácca de las virtudes y del amor, unión dulce y amorosa con Dios. Conclusión.- Su enseñanza está dotada de tal excelencia que en 1970 la Sierva de Dios Pablo VI la declaró Doctora de la Iglesia. ¿Por qué? Fue nombrada doctora de la Iglesia porque escribió muchos libros míscos y sus oraciones y cartas han tenido especial autoridad en el catolicismo romano. Fue una importante defensora del papado y es una santa patrona de Europa y de Italia. Es una de las cuatro únicas mujeres nombradas doctoras de la Iglesia: Santa Hildegard de Bingen (siglo XIII), Santa Catalina de Siena (siglo XIV), Santa Teresa de Ávila (siglo XVI) y Santa Teresa de Lisieux (siglo XIX). ) St. Catherine of Siena (March 5, 1347–April 29, 1380) Who was she, and why is her life so significant? 1.- When Catherine was 16 years old, movated by a vision of St. Dominic, she entered the Third Order of the Dominicans. While living at home, she confirmed her vow of virginity made privately when she was sll an adolescent and dedicated herself to prayer, penance and works of charity, especially for the benefit of the sick. 2.- Catherine knew great suffering and opposion from the authories, but became the protagonist of an intense acvity of spiritual guidance for people from every walk of life: nobles and policians, arsts and ordinary people, consecrated men and women and religious, including Pope Gregory XI who was living at Avignon (France) and she wrote frequently and urged him to return to Rome ll the Pope did it. 3.- For her Christ was like the spouse with whom a relaonship of inmacy, communion and faithfulness exists; God is the best beloved whom she loved above any other good. This profound union with the Lord is illustrated like a stairways in which the soul passes through the three stages of every path to sancficaon: detachment from sin, the pracce of the virtues, and of love, sweet and loving union with God. Conclusion.- Her teaching is endowed with such excellence that in 1970 the Servant of God Paul VI declared her a Doctor of the Church. Why? She was named Doctor of the Church because she wrote many myscal books and her prayers and leers have had special authority in Roman Catholicism. She was an important defender of the papacy and is a patron saint of Europe and of Italy. She is one of the only four women who were named Doctor of the Church: Saint Hildegard of Bingen (XIII century) Saint Catherine of Siena ( XIV century), Saint Teresa of Avila (XVI century), and Saint Thérèse of Lisieux (XIX century). April 26, 2020– Third Sunday of Easter 26 de Abril del 2020-Tercer Domingo de Pascua Parish Administrator: Fr. Robert P. Badillo, M.Id Parochial Vicar: Fr. Francisco Sánchez Ramos, M.Id Parochial Vicar: Fr. Dickson Saviour Faith Formation Coordinator: Deacon Vincent Verlezza Chairperson of Parish Council: Mr. Francis Neubauer 2352 SAINT RAYMOND AVE, BRONX, N.Y. 10462 (parking at zerega and glebe) (718 828 2380) / [email protected] /www.santamariaparish.us/ Estamos profundamente agradecidos por su connuo apoyo en este momento de crisis . Usted puede enviar sus sobres o donacio- nes por correo o llevarlos a la Rectoría o puede visitar el sio web de nuestra parroquia: www.santamariaparish.us/ y registrarse en WESHARE, que le permite connuar haciendo sus donaciones. Saint of the week Santa de la semana We are deeply grateful for your connued support in this me of crisis. You may mail your envelopes/donaons or bring it to the Rectory or visit our parish website: www.santamariaparish.us/ and sign up on WESHARE, which allows you to connue making your donaons. The Mass in English celebrated in Santa Maria Church will be live through: www.facebook.com/santamariachurchbronx Sunday April 26 Third Sunday of Easter 12 noon Las Misas en Español celebradas en Saint Dominic serán transmidas en directo en: www.facebook.com/identesusa Domingo, 26 abril Tercer Domingo de Pascua 11:30am Confession is allowed and opened if someone want to confess one by one, with a mask and praccing social distance. You may first call the Rectory and set a me that convenient. Thank you very much. Las Confesiones están permido y abierto si alguien quiere confesarse uno por uno, con mascarilla y guardando la distancia social adecuada, puede venir llamando antes a la Rectoría para saber el empo conveniente. Muchas gracias. Masses/Misas Sacrament of Confession/ Sacramento de la Confesión We Need Your Financial Support Necesitamos Su Apoyo Financiero

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Santa Catalina de Siena (5 de Marzo del 1347–29 de Abril del 1380) ¿Quién era ella y por qué su vida es tan importante? 1.- Cuando Catalina tenía 16 años, motivada por una visión de Santo Domingo, ingresó a la Tercera Orden de los Dominicos. Mientras vivía en casa, confirmó su voto de virginidad hecho en privado cuando todavía era una adolescente y se dedicó a la oración, la penitencia y las obras de caridad, especialmente en beneficio de los enfermos.

2.- Catalina conoció un gran sufrimiento y oposición por parte de las autoridades, pero se convirtió en la protago-nista de una intensa actividad de orientación espiritual para personas de todos los ámbitos de la vida: nobles y políticos, artistas y gente común, hombres y mujeres consagrados y religiosos, incluido el Papa Gregory XI, que vivía en Aviñón (Francia), escribió con frecuencia y lo instó a regresar a Roma hasta que el Papa lo hizo.

3.- Para ella Cristo era como el cónyuge con quien existe una relación de intimidad, comunión y fidelidad; Dios es el mejor amado a quien amaba por encima de cualquier otro bien. Esta profunda unión con el Señor se ilustra como una escalera en la que el alma atraviesa las tres etapas de cada camino hacia la santificación: desapego del pecado, práctica de las virtudes y del amor, unión dulce y amorosa con Dios.

Conclusión.- Su enseñanza está dotada de tal excelencia que en 1970 la Sierva de Dios Pablo VI la declaró Doctora de la Iglesia. ¿Por qué? Fue nombrada doctora de la Iglesia porque escribió muchos libros místicos y sus oraciones y cartas han tenido especial autoridad en el catolicismo romano. Fue una importante defensora del papado y es una santa patrona de Europa y de Italia. Es una de las cuatro únicas mujeres nombradas doctoras de la Iglesia: Santa Hildegard de Bingen (siglo XIII), Santa Catalina de Siena (siglo XIV), Santa Teresa de Ávila (siglo XVI) y Santa Teresa de Lisieux (siglo XIX). )

St. Catherine of Siena (March 5, 1347–April 29, 1380) Who was she, and why is her life so significant? 1.- When Catherine was 16 years old, motivated by a vision of St. Dominic, she entered the Third Order of the Dominicans. While living at home, she confirmed her vow of virginity made privately when she was still an adolescent and dedicated herself to prayer, penance and works of charity, especially for the benefit of the sick.

2.- Catherine knew great suffering and opposition from the authorities, but became the protagonist of an intense activity of spiritual guidance for people from every walk of life: nobles and politicians, artists and ordinary people, consecrated men and women and religious, including Pope Gregory XI who was living at Avignon (France) and she wrote frequently and urged him to return to Rome till the Pope did it.

3.- For her Christ was like the spouse with whom a relationship of intimacy, communion and faithfulness exists; God is the best beloved whom she loved above any other good. This profound union with the Lord is illustrated like a stairways in which the soul passes through the three stages of every path to sanctification: detachment from sin, the practice of the virtues, and of love, sweet and loving union with God.

Conclusion.- Her teaching is endowed with such excellence that in 1970 the Servant of God Paul VI declared her a Doctor of the Church. Why? She was named Doctor of the Church because she wrote many mystical books and her prayers and letters have had special authority in Roman Catholicism. She was an important defender of the papacy and is a patron saint of Europe and of Italy. She is one of the only four women who were named Doctor of the Church: Saint Hildegard of Bingen (XIII century) Saint Catherine of Siena ( XIV century), Saint Teresa of Avila (XVI century), and Saint Thérèse of Lisieux (XIX century).

April 26, 2020– Third Sunday of Easter 26 de Abril del 2020-Tercer Domingo de Pascua

Parish Administrator: Fr. Robert P. Badillo, M.Id Parochial Vicar: Fr. Francisco Sánchez Ramos, M.Id

Parochial Vicar: Fr. Dickson Saviour Faith Formation Coordinator: Deacon Vincent Verlezza Chairperson of Parish Council: Mr. Francis Neubauer

2352 SAINT RAYMOND AVE, BRONX, N.Y. 10462 (parking at zerega and glebe)

(718 828 2380) / [email protected] /www.santamariaparish.us/

Estamos profundamente agradecidos por su continuo apoyo en este momento de crisis. Usted puede enviar sus sobres o donacio-nes por correo o llevarlos a la Rectoría o puede visitar el sitio web de nuestra parroquia: www.santamariaparish.us/ y registrarse en WESHARE, que le permite continuar haciendo sus donaciones.

S a i n t o f t h e w e e k S a n t a d e l a s e m a n a

We are deeply grateful for your continued support in this time of crisis. You may mail your envelopes/donations or bring it to the Rectory or visit our parish website: www.santamariaparish.us/ and sign up on WESHARE, which allows you to continue making your donations.

The Mass in English celebrated in Santa Maria Church will be live through: www.facebook.com/santamariachurchbronx

Sunday April 26 Third Sunday of Easter 12 noon

Las Misas en Español celebradas en Saint Dominic serán transmitidas en directo en: www.facebook.com/identesusa

Domingo, 26 abril Tercer Domingo de Pascua 11:30am

Confession is allowed and opened if someone want to confess one by one, with a mask and practicing social distance. You may first call the Rectory and set a time that convenient. Thank you very much.

Las Confesiones están permitido y abierto si alguien quiere confesarse uno por uno, con mascarilla y guardando la distancia social adecuada, puede venir llamando antes a la Rectoría para saber el tiempo conveniente. Muchas gracias.

M a s s e s / M i s a s Sacrament of Confession/ Sacramento de la Confesión

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Sacraments of ANOINTING OF THE SICK during the Coronavirus. By Father Alejandro Vazquez-Dodero, Priest, Doctor in Canon Law and Chaplain of the Tajamar School of Madrid. “Laudable is the generosity, genuine charity of so many priests — hospital chaplains — who are spending themselves body and soul to attend to the many sick in hospitals and other institutions. In particular, they are dispensing the Sacrament of the Anointing of the Sick, with the greatest possible health precautions and care, to give thanks to God”... “Sickness can lead to anguish, withdrawal in oneself, sometimes even to despair and rebellion against God. However, it can also make a person mature, help him to discern what is not essential in his life, to turn to what in fact is essential”… “The reception of the Anointing of the Sick is not an imperative for salvation, but one should not willingly do without it if it’s possible to receive it.” “To deprive a patient of this aid could be unjust. Therefore, in a note published last March 20 by the Apostolic Penitentiary, the Catholic Church, as good Mother that loves Her children until the end of their days, granted a Plenary Indulgence to those at the point of death, “who cannot receive the Sacrament of the Anointing of the Sick and the Viaticum,” as long as they are duly disposed to receive it.” Sickness, An Encounter with God: Very often, sickness pushes one to seek God, to return to Him. In sickness, we, God’s children, can count on Christ the Doctor, who “took our infirmities and bore our diseases” (Matthew 8:17; Cf. Isaiah 53:4).” Anointing of the Sick during the Pandemic: As with all the Sacraments, the Anointing of the Sick is celebrated in a liturgical and community way, which takes place in the family, in a hospital or in a church, for only one sick person or for a group of sick people. The Lord’s assistance through this Sacrament is geared to leading the patient to the healing of his soul and of his body if such is the Will of God. It’s the last of the Sacred Anointings that mark the whole Christian life: Baptism sealed the new life in us; Confirmation strengthened us for the battle of this life. The last Anointing offers a bridge, at the end of our earthy life, to enter Heaven. Plenary Indulgence: To deprive a patient of this aid could be unjust. Therefore the Church prays for those patients and entrusts them to Divine Mercy in virtue of the Communion of Saints, Herself supplying the three conditions usually required for granting the Indulgence: Sacramental Confession, Eucharistic Communion, and Prayer for the Intentions of the Supreme Pontiff. She also recommends the use of a crucifix or a cross. Sacrament of Penance: To receive the fruits of this Sacrament, the person must first be reconciled with God and with the Church, at least have the desire to do so, inseparably united to repentance for his sins and the intention to confess them, when it’s possible, in the Sacrament of Penance. Therefore, before the Anointing, the Church provides for the administration of the Sacrament of Joy to the patient. The patient must have the intention, at least habitual and implicit, to receive this Sacrament. Said in other words: the patient must have the will, not retracted, to die as Christians die and with the supernatural aids destined to the latter.

El sacramento de la UNCION DE LOS ENFERMOS durante el coronavirus. -Padre Alejandro Vázquez-Dodero, Sacerdote, doctor en Derecho Canónico y capellán del Colegio Tajamar de Madrid “Es encomiable la generosidad, auténtica caridad, de tantos sacerdotes –capellanes hospitalarios– que durante la pandemia están entregándose en cuerpo y alma a atender a tantos enfermos en hospitales y otros emplazamientos. En particular están dispensando el sacramento de la Unción de los enfermos; eso sí, con las máximas prevenciones y cuidados sanitarios posibles, para dar muchas gracias a Dios” ...“La enfermedad puede conducir a la angustia, al repliegue sobre sí mismo, a veces incluso a la desesperación y a la rebelión contra Dios. Puede también hacer madurar a la persona, ayudarla a discernir en su vida lo que no es esencial para volverse hacia lo que lo es” ...“La recepción de la Unción de enfermos no es necesaria con necesidad de medio para la salvación, pero no se debe

prescindir voluntariamente de este sacramento, si es posible recibirlo.” “Privar a un enfermo de esta ayuda podría ser injusto. Por eso la Iglesia Católica, como buena Madre que ama a sus hijos hasta el final de sus días, mediante la nota que publicó el 20 de marzo pasado la Penitenciaría Apostólica ha concedido la indulgencia plenaria a quienes se encuentren en punto de muerte y “no

puedan recibir el sacramento de la Unción de los enfermos y el Viático.” La enfermedad, encuentro con Dios: Con mucha frecuencia, la enfermedad empuja a una búsqueda de Dios, un retorno a él. Los hijos de Dios, en la enfermedad, podemos contar con Cristo médico, que “tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades” (Mt 8, 17; cf Is 53, 4). Unción de Enfermos durante la pandemia: Como en todos los sacramentos, la Unción de los enfermos se celebra de forma litúrgica y comunitaria, que tiene lugar en familia, en el hospital o en la iglesia, para un solo enfermo o para un grupo de enfermos. La asistencia del Señor a través de este sacramento quiere conducir al enfermo a la curación del alma, pero también a la del cuerpo, si tal es la voluntad de Dios. Es la última de las sagradas unciones que jalonan toda la vida cristiana; la del Bautismo había sellado en nosotros la vida nueva; la de la Confirmación nos había fortalecido para el combate de esta vida. Esta última unción ofrece al término de nuestra vida terrena un sólido puente levadizo para entrar en el Cielo. Indulgencia plenaria: Privar a un enfermo de esta ayuda podría ser injusto. La Iglesia reza por esos enfermos y los encomienda a la Divina Misericordia en virtud de la comunión de los santos, supliendo Ella misma las tres condiciones requeridas habitualmente para la concesión de la indulgencia –la confesión sacramental, la comunión eucarística y la oración por las intenciones del Sumo Pontífice–. Asimismo, les recomienda el uso del crucifijo o de la cruz. Sacramento de la Penitencia: Para recibir los frutos de este sacramento se requiere en el sujeto la previa reconciliación con Dios y con la Iglesia, al menos con el deseo, ello inseparablemente unido al arrepentimiento de los propios pecados y a la intención de confesarlos, cuando sea posible, en el sacramento de la Penitencia. Por esto la Iglesia prevé que, antes de la Unción, se administre al enfermo el sacramento de la Alegría. El sujeto debe tener la intención, al menos habitual e implícita, de recibir este sacramento. Dicho con otras palabras: el enfermo debe tener la voluntad no retractada de morir como mueren los cristianos y con los auxilios sobrenaturales que a éstos se destinan.

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Translation of the book of Fernando Rielo “En el Corazón del Padre”

(“In the Heart of the Father”)

II.- The Word FATHER Fills Everything. 4.- To Love and Know the Father with All Our Strength

(We )… must have the consciousness of coming from Him and returning to Him. From Him (we)… receive all (our)

… happiness and all (our)… strength:

--You will love Me, your Father, with all your strength and, since your human strength is limited, behold I, your

Father, give you a superhuman, supernatural strength, that is grace.

What is superhuman no longer has limitations; it is above all limitations.

--Never speak to me about your character, saying that your character places limitations upon you. Do not speak to

me about any passions, about ignorance or human wisdom that impose limitations.

There is no longer any limit. We have to love the word Father with all our strength, with the totality of our strength,

(…)There it lies latent like volcanic magma. We walk across valleys, and travel along roads, but behold in the

center of the earth there is a fire burning (…) Comparatively, the same is true of the force of that supernatural fire

that sleeps in our interior.

The word Father is that latent energy,(…)

Love the Father! (…)

Ah, if you only knew the Father, and if I only knew Him as I want to know Him! “You shall love the Father with all

your sentiments, with the totality of your sentiments.” I cannot love anything else. Only one and unique, supreme,

supernatural, final thing:

--Father!

It is to feel Him in all the moments of your life. He is my travel companion. And I tell Him:

--Thank You, Father, for these past years and those ahead of me, that come from You. Make everyone truly know

You, at least as I have wanted to know You.

XII SPIRITUAL WRITINGS

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XII ESCRITOS ESPIRITUALES

Traducción del libro de Fernando Rielo "En el Corazón del Padre"

II.- La palabra PADRE lo llena todo.

4.- Amar y conocer al Padre con todas nuestras fuerzas

(Nosotros) ... debemos tener conciencia de venir de Él y volver a Él. De Él... recibimos toda (nuestra) ... ilusión y

toda (nuestra) ... fuerza:

--Me amarás a Mí, que soy tu Padre, con todas tus fuerzas y, por cuanto que tus fuerzas humanas son limitadas,

he aquí que yo, Padre tuyo, te doy un poder sobrehumano , sobrenatural, que es gracia.

Lo sobrehumano ya no tiene limites; está por encima de todo límite.

-- No me hables nunca de tu carácter, diciendo que tu carácter te imponga un límite. No me hables de pasión, de

ignorancia o sabiduría humana que impongan límites.

Ya no hay límite. La palabra Padre tenemos que quererla con todas nuestras fuerzas, con la totalidad de ellas, (...)

Ahi yace latente como el magma volcánico. Pisamos los valles, recorremos los caminos, pero he aquí que en el

centro de la tierra está ardiendo un fuego (...) Tal es comparativamente, la fuerza de ese sobrenatural fuego que

duerme en nuestro interior.

La palabra Padre es esa energía latente, (...)

¡Amad al padre! (...)

¡Ah, si conocierais al Padre, y si yo lo conociera como lo quiero conocer! "Amarás al Padre con todos tus senti-

mientos, con la totalidad de ellos". No puedo amar otra cosa. Solamente una y única cosa, suprema, sobrenatural,

final:

--¡Padre!

Es sentirlo en todos los momentos de la vida. El es mi compañero de viaje. Y yo le digo:

--Gracias, Padre, por estos años pasados y los que tengo delante de mí, que vienen de Ti. Haz que, verdadera-

mente, todos te conozcan, al menos como yo te he querido conocer.

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REFLECTION: Acts of the Apostles 2: 14.22-33; First Letter of Peter 1: 17-21; Saint Luke 24: 13-35. Is your heart burning?

The disciples of Emmaus were more than discouraged, more than depressed, more than disconsolate. They had lost the purpose of their life, the dream for which they risked everything had disappeared. At that moment,

their lives seemed to be meaningless.

In his inspiring book Man’s Search for Meaning, the psychiatrist and neurologist Viktor Frankl wrote about his

ordeal as a concentration camp inmate during the Second World War.

Frankl found that those who survived longest in concentration camps were not those who were physically strong, but those who retained a sense of control over their environment. Those who, even in the most absurd, painful,

and dispiriting of circumstances, discovered that life can still be given a meaning, and so too can suffering.

Life in the concentration camp taught him that our main drive or motivation in life is neither pleasure, as Freud had believed, nor power, as Adler

thought, but meaning. According to Frankl, meaning can be found through:

- Experiencing reality by interacting authentically with the environment and with others.

- Giving something back to the world through creativity and self-expression, and,

- Changing our attitude when faced with a situation that we cannot change.

Of course, the disciples of Emmaus could not carry out these three "measures" by themselves, with their own strength. First of all, they left the community whose members continued to search for an answer to what had happened. In fact, they preferred to go on their own, convinced that no one can make sense out of certain tragedies. For instance, they did not verify the women’s experience and this could have been enlightening for

them.

When we are disappointed, the first thing that comes to mind is to seek an escape. We want to get out of whatever situation it may be: a relationship, a job... or our life. Disappointment is often accompanied by anger, and anger blinds. That is why, as we make our escape from a

frustrating situation, we are not even exactly sure where we are going.

This is what happens in today’s Gospel. Two disciples distance themselves from the place where they had experienced the most powerful of love

stories, as if to erase everything that had happened.

We are just like them. We too try to flee when our relationships become difficult. We try to avoid the suffering they imply. We escape, like these two disciples, without knowing where we’re going. We just need to get away. Returning to Emmaus then is like going back to one’s past, pretending

nothing had happened.

But it is true that our heart can be set on fire, as it was for the disciples in today's Gospel. By feeling love, like St. Peter when he received Christ's

forgiveness or like any of us when we feel welcomed by a community and by God in person.

What does it mean when the heart begins to burn?

It is a very powerful expression, because it means that old ghosts are thrown into the fire and, at the same time, that a new light shines in what was

darkness.

Let us not think it is an unusual phenomenon or one reserved for certain people. I give a vulgar example of an ordinary person. Myself.

When I was a teenager and listened to the (for me) terribly boring Friday afternoon Latin class, in an instant my heart would drag me to the next day, Saturday, to the moment we would play a basketball game. And so, my imagination flew, the smile would return to my face (with the teacher's

amazement) and the tedium was transformed into joy.

Of course, that is just a caricature of what happens when the heart burns. In the spiritual life, when the heart is on fire, there are unexpected consequences. For example, the Gospel text says that the disciples set out at once and returned to Jerusalem....Is not that totally contradictory to the plan the disciples had to rest? In fact, they had told Christ: Stay with us, for it is nearly evening and the day is almost over. They had planned to stay at Emmaus and sleep for the night, but they got up at that same hour and walked back a winding uphill journey…so they must have been up walking all through the night, something that was significantly more dangerous back then than it is even today. They put their lives at risk because

their hearts were on fire.

It is a perfect example of what our father Founder calls Aspiration in our mystical life. The fire of the Holy Spirit is not always a discreet flame; at times it comes as a strong and fiery breath that we call Expiration and provokes in us energetic responses, awakening dormant virtues and, above all, creating in us what the world calls a renewed Project of Life and in our spiritual experience we know as Aspiration. Instead of

going back to our securities, to our Emmaus, we return to Jerusalem with a greater clarity about how to offer our life.

Bible scholars don’t really know where Emmaus is located. In not localizing Emmaus, we can open to the possibility that Emmaus is…everywhere.

Wherever we are on the road and at every mealtime, Jesus comes to us, filled with energy and possibility, and the joy of resurrection.

Whenever we spend time listening to the Holy Spirit and follow wherever God leads us…and sometimes God leads us to some pretty strange places and to encounter some pretty strange people… then our heart burns. A burning heart is a heart with a new hope and a new sense of faith

born. Now the disciples could do anything. A rekindled heart is able to join a group of burning hearts.

As St. John Paul II pointed out in Dolentium Hominum (1985), the Holy Spirit pours into our hearts that compassion which Christ the physician reveals to us is the burning heart of the vocation of the physician (Rom 5:5). What Jesus expresses before our eyes, as a model to follow, the Spirit

impresses in us as an effective force.

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Our road to Emmaus is not a one-off journey, but a constant life-long process of discovering the divine persons who walk beside us. Certainly, the disciples of Emmaus had a hard time realizing that it was Christ who was accompanying them. We also have this experience, for example when we

are with unkind or overbearing people, or on other occasions when someone shows a lack of sensitivity that hurts us.

The disciples of Emmaus also believed that the wayfarer who accompanied them was ignorant... Our task is to see how Christ fights in the soul of our neighbor (just as in ours!) to be heard. He wants to explain to us the meaning of pain and death and, even if we cannot fully understand it, He allows us to see how the pain of one person changes the sensitivity of others and, if they are accompanied by a disciple of Jesus, their heart will

begin to burn.

God doesn't play with human beings, he doesn't hide. But he needs the collaboration of the workers in his vineyard to reach out the people. That is his will, that is his trust in us... and our responsibility. It is a real miracle because, actually, we have a very short spiritual vision and we cannot easily

imagine at which point our neighbor's life is. Perhaps a little story, not without humor, will remind us of that.

Not long ago, in a conflictive neighborhood, an elderly woman went to the grocery store to do some shopping. When she returned to her car, she noticed four men getting into it. The woman dropped her shopping bags, reached into her purse, and pulled out a small handgun that she carried for protection. She ran to the front of her car, aimed the pistol at the men, and began screaming at them at the top of her lungs. She ordered them out of the car and warned that if they didn’t, she would blow their brains out: I know how to use this gun, and don’t think I won’t! she screamed. The four

men didn’t hesitate. The threw open the car doors, scrambled out, and started running as fast as they could.

The woman was trembling, but kept her composure. When she was certain the men were gone, she put the gun back in her purse, picked up her bags, and loaded them into the back seat of the car. She then climbed into the driver’s seat and decided to go immediately to the police station to report the incident. But there was a small problem. Her key wouldn’t fit in the ignition. A quick glance around the interior confirmed that she was in the wrong car! Her vehicle was parked four spaces away in the same aisle of the parking lot. She loaded her bags into her own car and drove to the police station to confess what she had done. When she told the story to the sergeant, he couldn’t control his laughter. He just pointed to the other

end of the counter where four very shaken men were reporting… a carjacking by a mad, elderly woman.

Neither what the old lady imagined about the young people nor what they thought about the woman resembled reality. Many of us have a tendency

to think the worst of people and look only at their shortcomings.

How do we expect to be more sensitive than the disciples of Emmaus to the presence of Christ in their lives or in ours?

As in the Gospel text, the First and Second Readings remind us of the unique power of the Cross and the Resurrection of Christ to change our vision and our lives. The first apostles were aware of the ignorance of the first communities and this is why Saint Peter excused the people for their ignorance. He was not angry with them or sought to take revenge on them. Now I know, brothers, that neither you nor your leaders had any idea what you were really doing; this was the way God carried out what he had foretold, when he said through all his prophets that his Christ would

suffer (Acts 3:17-18).

In the story of the disciples of Emmaus, the elements of the celebration of the Eucharist are present: Those walking together on the Road gather together and meet Jesus, then the Liturgy of the Word with the homily and, finally, the breaking of bread. Only at the time of the Eucharistic communion the eyes open and the disciples realize that the Risen One is in their midst, but note that, without the Word, they would not have come to discover the Lord in the Eucharistic bread. This central experience draws us to participate in the work of proclaiming the message of Christ and

sharing our experience of it with others that they may also share it.

Suffering and death makes no sense in our life if we see them as isolated events. When we see the events of our life as unrelated events, they do not make sense. Without faith in the resurrection, defeats are defeats, life ends with death, and is a senseless tragedy. The way of the cross is inconceivable and absurd for the world. It is necessary that somebody explains it, not as one who transmits an arid theological culture but as one

burning up the hearts.

Probably, it is opportune to end up remembering the necessary condition to inflame the heart of our neighbor:

We can be sure that we know God only by keeping his commandments. Anyone who says, ‘I know him’, and does not keep his commandments,

is a liar, refusing to admit the truth. But when anyone does obey what he has said, God’s love comes to perfection in him (1Jn 2: 4-5).

Fr. Luis Casasús General Superior of The Idente Missionaries

Page 7: Masse s/ Misas Sacrament of Confession/ Sacramento de la ......Señor se ilustra como una escalera en la que el alma atraviesa las tres etapas de cada camino hacia la santificación:

REFLEXIÓN: Hechos de los Apóstoles 2: 14.22-33; 1 Pedro 1: 17-21; San Lucas 24: 13-35.

¿Arde tu Corazón?

Los discípulos de Emaús estaban más que desanimados, más que deprimidos, más que desconsolados. Habían perdido el propósito de su vida, el sueño por el que arriesgaron todo, había desaparecido. En ese

momento, sus vidas parecían no tener sentido.

En su inspirador libro El hombre en busca de sentido, el psiquiatra y neurólogo Viktor Frankl escribió sobre su

terrible experiencia como prisionero de un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial.

Frankl descubrió que los que sobrevivían más tiempo en los campos de concentración no eran los físicamente más fuertes, sino los que conservaban un sentido de control sobre su entorno. Aquellos que, incluso en las

circunstancias más absurdas, dolorosas y desalentadoras, descubren que a la vida y al sufrimiento se les puede encontrar un sentido.

La vida en el campo de concentración le enseñó que nuestro principal impulso o motivación en la vida no es ni el placer, como Freud había creído,

ni el poder, como Adler pensó, sino el sentido. De acuerdo con Frankl, el sentido se puede encontrar a través de:

- Experimentar la realidad interactuando auténticamente con el entorno y con los demás.

- Entregar algo al mundo a través de la creatividad y la auto-expresión, y,

- Cambiar nuestra actitud frente a una situación que no podemos cambiar.

Por supuesto, los discípulos de Emaús no podían llevar a cabo estas tres "medidas" por sí mismos, con su propia fuerza. En primer lugar, abandonaron la comunidad cuyos miembros continuaron buscando una respuesta a lo sucedido. De hecho, prefirieron ir por su cuenta, convencidos de que nadie puede dar sentido a ciertas tragedias. Por ejemplo, no verificaron la experiencia relatada por las mujeres, lo que podría

haber sido esclarecedor para ellos.

Cuando estamos decepcionados, lo primero que nos viene a la mente es buscar un escape. Queremos salir de la situación que sea: una relación, un trabajo... o nuestra vida. La decepción suele ir acompañada de ira, y la ira nos ciega. Por eso, al escapar de una situación frustrante,

ni siquiera estamos seguros de adónde vamos.

Esto es lo que sucede en el Evangelio de hoy. Dos discípulos se distancian del lugar donde habían experimentado la más profunda historia de

amor, como para borrar todo lo que había sucedido.

Nosotros somos como ellos. También intentamos huir cuando nuestras relaciones se hacen difíciles. Intentamos evitar el sufrimiento que implican. Escapamos, como estos dos discípulos, sin saber a dónde vamos. Sólo queremos huir. Volver a Emaús entonces es como volver al pasado,

pretendiendo que no ha pasado nada.

Pero es cierto que nuestro corazón puede arder, como lo hizo el de los discípulos en el Evangelio de hoy. Sintiendo el amor, como San Pedro

cuando recibió el perdón de Cristo o como cualquiera de nosotros cuando nos sentimos acogidos por una comunidad y por Dios en persona.

¿Qué significa que el corazón comienza a arder?

Es una expresión muy convincente, porque significa que los viejos fantasmas son arrojados al fuego y, al mismo tiempo, que una nueva luz brilla

en lo que fue la oscuridad.

No pensemos que es un fenómeno inusual o reservado a ciertas personas. Doy un ejemplo vulgar de una persona ordinaria. Yo mismo.

Cuando era adolescente y escuchaba la (para mí) terriblemente aburrida clase de latín del viernes por la tarde, en un instante mi corazón me arrastraba al día siguiente, sábado, al momento en que jugábamos un partido de baloncesto. Y así, mi imaginación volaba, la sonrisa volvía a mi

rostro (con el asombro del profesor) y el tedio se transformaba en alegría.

Por supuesto, eso es sólo una caricatura de lo que sucede cuando arde el corazón. En la vida espiritual, cuando el corazón está en llamas, hay consecuencias inesperadas. Por ejemplo, el texto del Evangelio dice que los discípulos partieron de inmediato y regresaron a Jerusalén... ¿No es eso totalmente contradictorio con el plan que los discípulos tenían para descansar? De hecho, le habían dicho a Cristo: Quédate con nosotros, porque va cayendo la noche y el día casi ha terminado. Habían planeado quedarse en Emaús y dormir por la noche, pero se levantaron en ese mismo instante y regresaron caminando por un camino sinuoso y cuesta arriba... así que debieron haber estado caminando toda la noche, algo que era significativamente más peligroso en ese entonces que lo que es aún hoy. Pusieron sus vidas en riesgo porque sus corazones

estaban en llamas.

Esto es un ejemplo perfecto de lo que nuestro padre Fundador llama Aspiración en nuestra vida mística. El fuego del Espíritu Santo no siempre es una llama discreta; a veces viene como un aliento fuerte y ardiente que llamamos Espiración y provoca en nosotros respuestas enérgicas, despertando virtudes dormidas y, sobre todo, creando en nosotros lo que el mundo llama un renovado Proyecto de Vida y en nuestra experiencia espiritual lo conocemos como Aspiración. En lugar de volver a nuestras seguridades, a nuestro Emaús, volvemos a Jerusalén con

una mayor claridad sobre cómo ofrecer nuestra vida.

Los estudiosos de la Biblia no saben realmente dónde se encuentra Emaús. Al no poder localizarlo, podemos abrirnos a la posibilidad de que Emaús esté…en todas partes. Dondequiera que estemos en el camino y en cada comida, Cristo viene a nosotros, lleno de energía y nuevas

posibilidades, y con la alegría de la resurrección.

Siempre que dedicamos un tiempo a escuchar al Espíritu Santo y seguimos a donde Dios nos lleva (y a veces Dios nos lleva a lugares bastante extraños y a encontrarnos con gente bastante extraña) entonces arde nuestro corazón. Un corazón ardiente es un corazón con una nueva esperanza y un nuevo sentido de fe que vuelve a nacer. Ahora, los discípulos podrían hacer cualquier cosa. Un corazón re-encendido es capaz

de unirse a un grupo de otros corazones ardientes.

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Como señaló San Juan Pablo II en Dolentium Hominum (1985), el Espíritu Santo derrama en nuestros corazones esa compasión que el Cristo médico nos presenta como el corazón ardiente de la vocación del médico (Rom 5:5). Lo que Jesús expresa ante nuestros ojos, como modelo a

seguir, el Espíritu lo imprime en nosotros como una fuerza eficaz.

Nuestro camino a Emaús no es un viaje único, sino un constante proceso, de toda la vida, para poder descubrir las personas divinas que están

caminando a nuestro lado.

Ciertamente, a los discípulos de Emaús les costó mucho trabajo darse cuenta de que era Cristo quien les acompañaba. Nosotros también tenemos esta experiencia, por ejemplo, cuando estamos con personas poco amables o prepotentes, o en otras ocasiones cuando alguien

muestra una falta de sensibilidad que nos hiere.

Los discípulos de Emaús también creían que el caminante que los acompañaba era ignorante... Nuestra tarea es ver cómo Cristo lucha en el alma de nuestro prójimo (¡como en la nuestra!) para ser escuchado. Él quiere explicarnos el significado del dolor y de la muerte y, aunque no podamos comprenderlo plenamente, nos permite ver cómo el sufrimiento de una persona cambia la sensibilidad de los demás y, si están

acompañados por un discípulo de Jesús, su corazón comenzará a arder.

Dios no juega con los seres humanos, no se esconde. Pero necesita la colaboración de los obreros de su viña para llegar a la gente. Esa es su voluntad, esa es su confianza en nosotros... y nuestra responsabilidad. Es un verdadero milagro porque, en realidad, tenemos una visión espiritual muy corta y no podemos imaginar fácilmente en qué punto se encuentra la vida de nuestro prójimo. Tal vez una pequeña historia, no sin

humor, nos ayude a recordar esto.

No hace mucho, en un barrio conflictivo, una anciana fue al supermercado a hacer unas compras. Cuando regresó a su auto, notó que cuatro hombres se introducían en él. La mujer dejó caer sus bolsas de compras, metió la mano en su bolso y sacó una pequeña pistola que llevaba para protegerse. Corrió al frente de su auto, apuntó la pistola a los hombres y comenzó a gritarles a todo pulmón. Les ordenó que salieran del coche y les advirtió que, si no lo hacían, les volaría los sesos: ¡Sé cómo usar esta pistola, y no crean que no lo haré! gritó. Los cuatro hombres no dudaron.

Abrieron las puertas del auto, salieron corriendo y empezaron a correr tan rápido como pudieron.

La mujer temblaba, pero mantuvo la compostura. Cuando estuvo segura de que los hombres se habían ido, volvió a poner el arma en su bolso, recogió sus bolsas y las cargó en el asiento trasero del carro. Luego se subió al asiento del conductor y decidió ir inmediatamente a la comisaría de policía para denunciar el incidente. Pero había un pequeño problema. Su llave no cabía en el encendido. ¡Un rápido vistazo al interior confirmó que estaba en el coche equivocado! Su vehículo estaba estacionado a cuatro espacios de distancia en el mismo pasillo del estacionamiento. Cargó sus maletas en su verdadero auto y se dirigió a la comisaría para confesar lo que había hecho. Cuando le contó la historia al sargento, quien no pudo controlar la risa. Sólo señaló el otro extremo del mostrador donde cuatro hombres muy agitados estaban reportando... el robo de

un auto por una anciana loca.

Ni lo que la anciana imaginaba de los jóvenes ni lo que éstos pensaban de la mujer se parecía a la realidad. Muchos tenemos la tendencia a

pensar lo peor de la gente y a mirar sólo sus defectos.

¿Cómo esperamos ser más sensibles que los discípulos de Emaús a la presencia de Cristo en sus vidas o en las nuestras?

Como el texto del Evangelio, la Primera y Segunda Lecturas nos recuerdan el poder único de la Cruz y la Resurrección de Cristo para cambiar nuestra visión y nuestras vidas. Los primeros apóstoles eran conscientes de la ignorancia de las primeras comunidades y por eso San Pedro excusó a la gente por su ignorancia. No estaba enfadado con ellos ni buscaba vengarse de ellos. Ahora sé, hermanos, que ni ustedes ni sus líderes tenían idea de lo que realmente hacían cuando mataron a Jesús; así fue como Dios llevó a cabo lo que había anunciado a través de todos

sus profetas que su Cristo tenía que padecer y morir (Hechos 3:17-18).

En la historia de los discípulos de Emaús, los elementos de la celebración de la Eucaristía están presentes: Los que caminan juntos por el camino se reúnen y se encuentran con Jesús, luego viene la Liturgia de la Palabra con la homilía y, finalmente, la fracción del pan. Sólo en el momento de la comunión eucarística los ojos se abren y los discípulos se dan cuenta de que el Resucitado está en medio de ellos, pero notan que, sin la Palabra, no habrían llegado a descubrir al Señor en el pan eucarístico. Esta experiencia central nos lleva a participar en el trabajo de proclamar el

mensaje de Cristo y a compartir nuestra experiencia con otros para que ellos también la vivan.

El sufrimiento y la muerte no tienen sentido en nuestra vida si los vemos como eventos aislados. Cuando vemos los sucesos de nuestra vida como acontecimientos sin relación, entonces no encontramos sentido. Sin fe en la resurrección, las derrotas son derrotas, la vida termina con la muerte, y es una tragedia inútil. El camino de la cruz es inconcebible y absurdo para el mundo. Es necesario que alguien lo explique, no como

quien transmite una cultura teológica árida, sino como alguien que abrasa los corazones.

Probablemente, es oportuno terminar recordando la condición necesaria para inflamar el corazón de nuestro prójimo:

Podemos estar seguros de que sólo conocemos a Dios si guardamos sus mandamientos. Cualquiera que diga, "Lo conozco", y no guarde sus mandamientos, es un mentiroso, que se niega a admitir la verdad. Pero cuando alguien obedece lo que Él ha dicho, el amor de Dios llega a la

perfección en él (1Jn 2: 4-5).

Luis Casasús Superior General de los Misioneros Identes

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