lejos del mar - guillermo fadanelli

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Lejos del mar1 ABRIL, 2015 Guillermo Fadanelli

Describiendo de la manera ms breve posible el

impulso filosfico que acometi a David Hume (el

nexos hoyVIERNES, 3 DE ABRIL DE


impulso filosfico que acometi a David Hume (el

hombre nacido en Edimburgo), puedo expresar

aqu lo siguiente: las razones estn de adorno, lo

mismo que los hechos y la experiencia. Lo nico

que poseemos los humanos para conocer es una

tremenda fe animal, una necesidad bestial de

creer en lo que decimos. Aun as la vida sigue

(quizs la frase ms triste que haya expresado el

ser humano a lo largo de su historia: la vida

sigue). Sais-tu si nous sommes encore loin de la

mer? (Sabes si nos encontramos an lejos del

mar?) es el ttulo de un poemario de Claude Roy;

pero tambin es la pregunta que nace de esa fe

animal que nos empuja a continuar y a inventar

razones con las cuales empedrar nuestro camino.

Esperamos a Godot y nos preguntamos si an

nos hallamos lejos del mar, lejos de la justicia, la

verdad o del regazo de nuestra madre: la muerte.

2015

LA SEMANA SANTA

La pasinreligiosaJean Meyer

Nuevocatecismo paraindios remisosCarlos Monsivis

Anniedesapareci enSemana Santa

Sabina Berman

guila, nopal ycruz

Solange Alberro

EDICIN IMPRESA


Y con respecto a la maravillosa mente humana

que se estudia a s misma para escupir

respuestas, pues ni siquiera sabemos dnde est.

No en el cerebro, por cierto. Estamos an lejos

de saber dnde vive y duerme la mente? Gilbert

Ryle en El concepto de mente dice que la

susodicha no tiene propiamente un lugar nico y

que se encuentra lo mismo en el tablero de

ajedrez, en el escritorio del estudioso o en una

cancha de futbol. A m tal cosa me parece

evidente y sealar la cabeza con el dedo ndice

cuando se refiere uno a la mente es seal de

locura o al menos de anacronismo filosfico. Pero

yo soy escritor, no filsofo, y estoy metido en el

negocio de las palabras. La realidad puede fallar,

pero no las palabras. No es esto tambin

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evidente? De la realidad tenemos noticias

relativas y ambiguas, por ms ciencia y

estadstica que pongamos en ella. Unos ven un

Mxico acabado y otros opinan lo contrario, por

ejemplo. En cambio, las palabras estn ah y

construyen mundos y llanuras por las que caminar

o hundirse. Esto ltimo, hundirse, es ms

exacto, segn mi recurrente punto de vista. Hace

unos cuantos das he vuelto a ver el filme de Billy

Wilder, Sunset Boulevard, la historia de una vieja

estrella del cine mudo que no se acostumbra al

aciago pasar de los aos, ni a la llegada del cine

sonoro a escena. En el momento cumbre de la

exaltacin de sus frustraciones, Gloria Swanson

(que interpreta a Norma Desmond) dice que las

palabras han formado una soga para arruinar el

cine. Y arruinarla a ella. Entonces me he

Actualidad delpasado

LaexperienciareligiosaJean Meyer

Lo ms ledo

Mi querellacon Paz

Las razonesde latmbola

AMLO yChigurh


imaginado a Gloria Swanson ahorcada en su

lujosa mansin de Sunset Boulevard: mas

ahorcada por una soga de palabras.

Las palabras estn ah para anudarlas al cuello y

colgarse; lo que se anida detrs de ellas es la fe

animal con que uno se conduce. Tanta seguridad

en los argumentos, en el buen juicio, en nuestras

descripciones de la realidad o de los

acontecimientos presentes. Tras toda esa retahla

de divagantes razones se oculta una absoluta

necesidad de que esas razones sean verdaderas

y nos digan algo de las cosas. Oramos para creer

en lo que decimos. Algunos escritores tenemos

conciencia de que esa fe existe y por ello

podemos fabricar sogas con las palabras. F. Scott

Fitzgerald desconfiaba del cine aunque se

La ciudadque nosinventa

La identidadde gneronos viene dela naturaleza

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aprovech de l porque sospechaba que

acabara con los escritores. La misma

desconfianza que dcadas ms adelante asalt a

George Orwell. El totalitarismo que procuraba la

censura y el agravio a la libertad de expresin en

la poca posterior a la Segunda Guerra Mundial

fue blanco de los ataques de Orwell, pero tambin

era notoria su intuicin de que a los escritores nos

quedaba ya muy poco tiempo de vida.

En 1946 Orwell escribi: Cualquier escritor o

periodista que quiera conservar su integridad se

ve frustrado por la deriva general de la sociedad.

Tiene en contra la concentracin de la prensa en

las manos de unos pocos magnates; la tenaza del

monopolio de la radio y las pelculas; la reticencia

del pblico a gastar dinero en libros lo cual obliga

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Blog de la redaccin

Las noticias jurdicas

ms relevantes en el

mundo. Primer


a casi todos los escritores a ganarse la vida con

trabajos periodsticos. Todo en nuestra poca

conspira para convertir al escritor en un

funcionario de bajo rango. Las primeras

emisiones en televisin tuvieron lugar en

Inglaterra durante los aos treinta, pero los

temores de Orwell tomaron forma y han llegado

fortalecidos a nuestro tiempo. Y, sin embargo, yo

no me quejara: ser un escritor, aun de bajo rango,

tiene un privilegio extraordinario: las palabras no

necesitan a lo real. Pueden andar y labrar sin l.

Nacen de la experiencia, pero de inmediato se

marchan y extravan. De la misma manera que la

mente no est en el cerebro, la escritura

construye mundo y no tiene su domicilio en lo real

(Mundo, segn H.G. Gadamer en Verdad y

mtodo, se entiende como el suelo comn, un

mundo. Primer

Reporte 2015

El juego de la

Suprema Corte

Los franeleros

La brjula

Cmo le va al

mercado del arte en

estos tiempos?

La rotativa


suelo no hollado por nadie y sin embargo

reconocido por todos). As que esa sociedad a la

deriva que atormentaba a Orwell a m me da lo

mismo; no obstante mis constantes crticas a la

incapacidad poltica y al desmedido lucro

financiero. La fe animal en nuestras palabras es

en lo nico en que podemos confiar regla de oro

del escepticismo. Yo estoy seguro de que

nuestro pas est destruido, pero habr alguien

que, acaso, me desear convencer de que no es

as y expondr argumentos y datos duros (como

llaman de manera algo cmica al conteo de

manzanas). Yo no respondera: me quedara

callado y le dara la razn tal como se asiente con

paciencia y cierta piedad a las palabras del

misionero que predica. Pero si, a mis ojos, se trata

de un hombre honrado, asceta, sin ambiciones de


poder, sabio y mesurado creer verdaderamente

en sus palabras y me atrever a preguntarle:

Sabe usted si an nos encontramos lejos del

mar?.

Guillermo Fadanelli

Escritor. Entre sus libros: Mis mujeres muertas,

Mariana Constrictor y Hotel DF.


2015 Abril, Entrega inmediata.

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