las religion es artics

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Vivimos en la aldea global. El pluralismo religioso resulta cada vez más interactivo. Hay quien pronostica el choque de las civilizaciones, es decir, de las grandes religiones. Por otro lado, la credibilidad de las grandes tradiciones religiosas se mide de forma creciente por su capacidad para contribuir a la justicia y la paz de nuestro planeta tierra. A la inversa, la vinculación entre la religión y la violencia, la injusticia y la guerra, hace que pierda toda s u plausibilidad para el hombre moderno. El paso del anatema al diálogo con respecto a las religiones es todo un desafío pastoral. Constituye un nuevo horizonte de toda la pastoral de las Iglesias cristianas. Exige cambios decisivos en las actitudes, en la teología, en la comprensión de la misión evangelizadora. Se abre un camino nuevo e insospechado. El futuro del cristianismo dependerá de la lucidez y generosidad con que seamos capaces de dialogar con las otras religiones en el servicio al reino Las religiones 2 Diálogo con la religión indígena del pueblo kuna Por Félix de Lama 4 Diálogo con comunidades musulmanas Por Ángel Calvo 7 Encuentro entre distintas creencias Por José L. Albistur 9 Evangelización y diálogo interreligioso Por Josep Mª Abella 21 Un tríptico de personajes para la paz Por José Mª Martínez Manero

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  • 5/22/2018 Las Religion Es Artics

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    Vivimos en la aldea global. El pluralismo religioso

    resulta cada vez ms interactivo. Hay quien

    pronostica el choque de las civilizaciones, es decir, de

    las grandes religiones.

    Por otro lado, la credibilidad de las grandes

    tradiciones religiosas se mide de forma creciente por

    su capacidad para contribuir a la justicia y la paz de

    nuestro planeta tierra. A la inversa, la vinculacin

    entre la religin y la violencia, la injusticia y la guerra,hace que pierda toda su plausibilidad para el hombre

    moderno.

    El paso del anatema al dilogo con respecto a las

    religiones es todo un desafo pastoral. Constituye un

    nuevo horizonte de toda la pastoral de las Iglesias

    cristianas. Exige cambios decisivos en las actitudes,en la teologa, en la comprensin de la misin

    evangelizadora. Se abre un camino nuevo e

    insospechado. El futuro del cristianismo depender de

    la lucidez y generosidad con que seamos capaces de

    dialogar con las otras religiones en el servicio al reino

    Las religiones

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    Dilogo con la religinindgena del pueblo kuna

    Por Flix de Lama

    4Dilogo concomunidades musulmanas

    Por ngel Calvo

    7

    Encuentro entredistintas creencias

    Por Jos L. Albistur

    9Evangelizacin ydilogo interreligioso

    Por Josep M Abella

    21Un trptico de personajespara la paz

    Por Jos M Martnez Manero

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    Tengo que reconocer que

    cuando llegu a Kuna Yala no ibapreparado para el encuentro con unpueblo indgena. Haba hecho elao anterior un curso especial depreparacin para Amrica Latina,en Bruselas. Pero en este curso elmundo indgena estaba prctica-mente ausente. Iba preparado parael encuentro con el pobre, con elempobrecido, pero no con el otro,con el distinto cultural y religiosa-

    mente.Y este es un primer factor de de-sasosiego para un europeo ilustra-do que necesita aprehender racio-nalmente las situaciones: las clavesde anlisis y de interpretacin de larealidad que traa no eran capacesde captar y explicar toda la realidad,ni de ordenar y articular todos loselementos de la realidad kuna. Erantantas cosas que se escapaban delos esquemas.

    Es el comienzo de ir rompiendoy despojndose del bagaje que unotrae, de ir buscando nuevas clavesde interpretacin, que no existen enninguna parte, porque el vaco delInstituto de Pastoral de Bruselas noes solo de l. El mundo indgena, elmundo del otro est ausente de lasociedad latinoamericana, sea deizquierda o de derecha. Se le des-conoce o se le condena a integrarsea las sociedades nacionales, per-

    diendo su identidad. Al mismo tiem-po, para la Iglesia se trata de uncontinente totalmente cristiano ymayoritariamente catlico, donde no

    hay presencia de otras religiones.En todo caso, s mucha supersticincomo en todo el campo popular.

    CLAVES INTERNAS DE LECTU-RA

    Poco a poco uno va viendo quelas claves de lectura e interpreta-cin de la realidad las tiene el mis-mo pueblo Kuna, y que esas clavesvienen expresadas en un lenguajedistinto, simblico y mtico. Descu-brir esto, irlo aceptando y acogiendo

    es una experiencia purificadora, deknosis. Una experiencia que no sereduce solo al anlisis de la reali-dad, sino a todo el campo pastoral yteolgico. Uno descubre (todos losabemos, pero no lo tenemos tanasumido) que no tenemos la res-puesta para todo, que hay pregun-tas y problemas que exigen res-puestas distintas y ms amplias quelas que traemos o de las que dispo-nemos, que, en muchas ocasiones,

    P O R F L I X D E L A M A

    Dilogo conla religin indgenadel pueblo kuna

    Kuna Yala es el

    territorio del puebloKuna en la

    repblica de

    Panam. Tiene una

    poblacin de

    48.000 personas

    distribuidas en 48

    comunidades, 37

    de ellas ubicadas

    en pequeas islas

    coralceas. Cmo

    respetar su

    T E S T I M O N I O

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    el pueblo tiene mejores respuestasy soluciones. Todo esto va exigien-do un desplazamiento y descoloca-miento espiritual, teolgico y pasto-ral. Ms all de una itinerancia fsi-co-geogrfica se vive una continuaitinerancia espiritual.

    Llegaba a Kuna Yala por una op-

    cin por los pobres y oprimidos,desde la conciencia de que el Evan-gelio es la Buena Noticia de la libe-racin para los oprimidos. Pero lafuerte conciencia de identidad cultu-ral que tiene el pueblo Kuna, te en-frenta enseguida con el distinto, teobliga a afrontar el tema de la cultu-ra, a ir descubriendo su importan-cia, a valorarla y a amarla. En unprimer momento, se piensa la cultu-ra despojada de su dimensin reli-giosa. Se da por supuesto que elkuna se salva siendo fiel a sus valo-res y creencias, pero, por ignoran-cia se le desconoce toda fuerza li-beradora. Ms bien, se pensabaque era un factor retardatorio y queera algo que el Evangelio podaaportar: su espritu liberador.

    Pero en la medida en que unova conociendo ms el mundo kuna,y se va involucrando en l, va des-cubriendo que cultura y religin soninseparables, que es la fe religiosa

    la que impregna y sostiene a toda lacultura. Que es la fe en Paba y Na-na la que ha dado la fuerza y elsentido en tantos momentos demuerte y dolor en su historia, quees la que sigue alentando todavahoy, de manera terca y contra todaesperanza, un proyecto de vida,que vamos viendo no slo como al-ternativa vlida y actual a la socie-dad dominante, sino como una me-diacin y concrecin del Reino de

    Dios.PRESENCIA ACTIVA Y UNIVER-

    SALDEL ESPRITUEsto nos va abriendo a un Dios

    siempre mayor, cuya accin y Esp-ritu estn presentes en la vida e his-toria del pueblo Kuna. Vamos des-cubriendo que su dimensin religio-sa no es solo bsqueda ciega y pro-

    meteica del Misterio, sino respuestaal acercamiento de Dios, Padre yMadre que:

    - habla: Palabra de Dios a escu-char.

    - salva: religin kuna, camino desalvacin.

    - libera: fuerza liberadora de la

    religin kuna.Este proceso es, primero y antetodo, vida y experiencia. Despus,es necesario pensarla, reflexionarlay asumirla conscientemente.

    En este terreno el pueblo Kunatambin nos ha ido dando luces:

    Paba ha creado esta tierra, Na-na ha creado esta tierra, estas mon-taas. Paba es muy grande, es in-menso; Nana es muy grande, es in-mensa. No se deja atrapar por unsolo pueblo, un solo pueblo. Nopuede conocer todos sus caminos,no puede entenderlo todo. Por eso,Paba cre sobre esta tierra muchospueblos. Paba no cre un solo pue-blo, Nana no cre un solo pueblosobre esta tierra. Por eso mismo,cuando un pueblo dice lo que yo sede Paba es mejor y ms exacto,ese pueblo no conoce a Paba; estlejos de conocer su mensaje; estcreyendo que Paba es poca cosa,que Nana es poca cosa. Los kunas

    decimos que Paba est en lo alto,que Nana est en lo alto. Y es ver-dad, es una verdad. Y no s quedirn nuestros amigos negros, perodicen la verdad. Y as los otros pue-blos que Paba dej sobre esta tie-rra. No podemos decir exactamentelo que es Paba, lo que es Nana,nunca lo vamos a entender todo(sailas Iguanabiginia y ManuelSmith).

    La reflexin teolgica de Asia

    nos ha ido sealando caminos y lu-ces. Despus, la acogida vaticanade esta realidad asitica, a travsdel Consejo Pontificio para el Dilo-go Interreligioso, nos ha ido dandoseguridad y firmeza en una Iglesialatinoamericana a la que, en unmundo mayoritariamente cristiano,le cuesta pensar espacios no cris-tianos en el continente, y muchoms pensarse y verse como minora

    en esos espacios.Al mismo tiempo, la experiencia

    de la Articulacin Latinoamericanade Pastoral Indgena, en la que to-mamos parte, y donde se com-parta, intercambiaba y profundiza-ba experiencias semejantes fueabriendo caminos que se vieron

    cristalizar en la Conferencia de San-to Domingo, en 1992. Por fin, un do-cumento del magisterio latinoameri-cano reconoca la existencia de lasreligiones indgenas y afroamerica-nas y, adems, lo haca con respetoy reconociendo los errores cometi-dos hacia ellas:

    Antes de la llegada de los misio-neros la presencia creadora, provi-dente y salvadora de Dios acom-paaba ya la vida de estos pue-blos (Santo Domingo, l7).

    Dios en un dilogo que dura alo largo de los siglos, ha ofrecido ysigue ofreciendo la salvacin a lahumanidad. Para ser fiel a la iniciati-va divina, la Iglesia debe entrar endilogo de salvacin con todos(Dilogo y Anuncio, 38). Al promo-ver este dilogo sabe muy bien queeste tiene un carcter testimonialdentro del respeto a la persona eidentidad del interlocutor (cf. Puebla1114).

    En nuestro caminar con el pue-blo Kuna hemos ido entendiendoque Paba y Nana han estado dialo-gando con l a lo largo de los si-glos. Que en su historia, cultura yreligin se nos manifiesta este di-logo mantenido y que sigue vivo, yen el que el Espritu de Paba y Na-na impulsa al pueblo a un proyectode vida particular. Hemos ido com-prendiendo que esa es la primerapalabra de Dios, la primera revela-

    cin, la primera biblia. Que, por eso,debemos introducirnos en esa histo-ria de salvacin, acercarnos a esedilogo de salvacin entre Paba yNana y el pueblo Kuna. Nuestra Bi-blia no puede sustituir esa primeraPalabra, sino ayudarla, iluminarla ydejarse iluminar a su vez.

    Flix de Lama es misionero en Pa-nam

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    4 Nuestra trayectoria no ha

    sido un descubrimiento desde elacercamiento terico o de concep-tos teolgicos, sino un camino vi-vencial. Llegamos a la misin connuestra mejor voluntad de poner alservicio de la comunidad cristiana lomejor de nuestras energas y ayu-darles a crecer cristianamente. Laexperiencia de conflicto y violenciaentre dos grupos que se dicen reli-giosos, que intentan vivir sincera-mente su fe, fue un golpe duro quedeshaca nuestros esquemas teol-gicos y pastorales, y nos forz abuscar razones de encuentro y en-tendimiento entre las comunidades.Ciertamente, el dilogo interreligio-so no es primariamente una rela-cin entre dos religiones o institu-ciones sociales sino ante todo la re-lacin entre personas y comunida-des marcadas por todas las vicisitu-

    des de esa historia y cultura en queestn envueltas.Una vez metidos dentro de la

    problemtica, se impona un anli-sis sereno y objetivo de las razonesde fondo. No se puede decir que elconflicto sea un conflicto religio-so. Pero por otra parte, no se pue-de excluir la cuestin religiosa comoparte del conflicto. La cuestin reli-giosa apareca como muy fuerte entodo ese complejo mundo de rela-

    ciones y conflictos. Fue para noso-tros el comienzo de una bsqueda,de reflexin y estudio para descubrirel mundo del otro e intentar descu-

    brir la diferencia, la razn de la fedel otro. Conceptos aceptados co-mo bsicos e incuestionables co-menzaban a ser cuestionados:Qu quiere decir Salvacin, Re-dencin, Revelacin...? Culesson los caminos de Dios? Son ca-minos uniformes para todos?Quin puede reclamar la exclusivade Dios? Dios es Dios y se revela ymanifiesta como quiere... Fue unpoco la crisis teolgica que nos

    forz a repensar nuestra teologa ynuestra prctica pastoral misionera.Ciertamente un proceso de conver-sin.

    La reflexin de la misma Iglesiade Asia en su empeo de traducirlos retos del Vaticano II a la situa-cin asitica ha sido muy iluminado-ra. Sin renunciar a la misin de laproclamacin del Evangelio, la Igle-sia en Asia se pronunciaba por unaMisin en Dilogo. Edificar la

    P O R N G E L C A L V O

    Dilogo concomunidadesmusulmanas

    El trabajo

    misionero en la islade Basilan, al sur

    de Filipinas, e

    indirectamente en

    la ciudad de

    Zamboanga, se

    concentra en el

    dilogo islamo-

    cristiano. Es una

    vida al filo de la

    violencia y los

    conflictos y

    E X P E R I E N C I A

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    Iglesia local quiere decir entrar endilogo con las tradiciones cultura-les y religiosas de Asia y as esta-blecer un dilogo con las grandesmasas de los pobres y oprimidos (IFABC. Taipei, 1974). Desde esteenfoque la misin cobra una pers-pectiva nueva y unos planteamien-

    tos diversos que afectan muy direc-tamente a toda praxis pastoral.Pienso que se trata fundamental-mente de despertar y desarrollaresa sensibilidad pastoral de acep-tar al otro como diferente en su vi-vencia religiosa de la fe, respetan-do los caminos que Dios ha traza-do a cada uno de sus hijos.

    Desde esta perspectiva, y basa-dos en nuestra misma experiencia,nuestra visin misionera quedabaexpresada as:

    Nuestra misin debe ser el darun testimonio, de un modo sencilloy directo, de Dios revelado por Je-sucristo en el Espritu. Un testimo-nio activo del amor que Dios hamanifestado al mundo por mediode su Hijo.

    Un testimonio activo:- de la creacin, que por medio

    de su palabra encarnada ha dadoser a todas las cosas;

    - de que nos ha llamado a todos

    los hombres y mujeres a participaren su plenitud de vida. Y por esodebemos hacer y vivir juntos la fra-ternidad universal.

    - un testimonio que sea profti-co y liberador hacia la transforma-cin de la sociedad segn el plande Dios.

    - un testimonio que, interpreta-do desde la perspectiva asitica demisin, ha de significar:

    - un dilogo de vida y de fe con

    las comunidades que viven su reli-gin y cultura islmicas;- un dilogo con los pobres,

    desheredados y oprimidos denuestra tierra;

    - un dilogo generador de uni-dad y reconciliacin entre los diver-sos grupos, especialmente cristia-nos y musulmanes;

    - un dilogo que lleve a la libe-racin personal y estructural.

    Los Obispos de Asia en su ltimaAsamblea declaraban el significado deldiscipulado cristiano en Asia hoy comoun servicio a la vida. Proclamar el

    Reino hoy a las masas de empobreci-dos de Asia, enraizados en sus hondastradiciones religioso-culturales, es com-prometerse en la promocin de la vidaen todas sus formas, desde la vida de lanaturaleza hasta las formas ms compli-cadas de la vida humana. Por eso laproclamacin proftica en estos ambien-tes exige palabras, gestos y accionesque proclamen el Reino de Dios en sutotalidad, aceptando las otras religionesno como meros elementos folclricos,sino como caminos misteriosos y autn-

    ticos del proyecto de Dios que ha pues-to a Cristo en el centro del universo. Exi-ge, sobre todo, el testimonio sincero denuestra vida al servicio de la vida inte-gral segn el plan de Dios.

    Por eso, exige tambin proclamar elmensaje de Jess, que es su misteriopascual, el misterio de Jess en ntimarelacin con el Dios-Padre y en ntimarelacin con los pobres y desheredadosde la tierra, proclamar el Cristo sufrientey vencedor de la muerte, signo de espe-ranza de todas nuestras luchas. Losproblemas vitales donde se desenvuel-

    ve nuestra existencia, del nacimiento ala muerte y despus de la muerte, sonbsicamente los mismos para cristianosy musulmanes. Lo que cambia es la for-ma, el lugar y el significado del aconte-cer humano.

    Una proclamacin que cuestionanuestro estilo de vida personal y colecti-vo -tambin como institucin de Iglesia.Una proclamacin que ha de traducirseen acciones concretas de solidaridad,de compasin evanglica que acom-pae a los pobres en su caminar hacia

    una autntica liberacin. Concretamen-te, en nuestra situacin conflictiva,nuestra presencia misionera, nuestraproclamacin ha de ser en si misma ycrear signos de unidad y de reconcilia-cin. Solo as ser creble nuestra pro-clamacin del Evangelio.

    La espiritualidad del dilogo

    El dilogo tiene una lgica, unadinmica, una espiritualidad. El dilogo

    interreligioso es una de esas realidadesque han comenzado a florecer en la co-munidad eclesial recientemente, unautntico signo de los tiempos. En

    trminos teolgicos quiere decir que esun don, una inspiracin del Espritu a suIglesia para este momento histrico alque tiene que responder. Solamentedesde esta aceptacin del Espritu sepuede entender y se debe construir unaautntica espiritualidad del dilogo e in-ternalizar las implicaciones del mismoen el proceso de nuestra misin.

    Para los Obispos de Asia la espiri-tualidad cristiana es fundamentalmenteuna espiritualidad de dilogo. Es elEspritu como lazo de relaciones entre

    Dios y la humanidad, una relacin nti-ma realizada a travs de la Palabra deDios. La espiritualidad cristiana es larespuesta en el Espritu a la llamada deDios que llega hasta nosotros por me-dio de la Palabra. (BIRA IV, 36).

    Aceptar el dilogo como la accindel Espritu, como parte integrante de lamisin es en si mismo un itinerario espi-ritual que implica en primer lugar unaactitud bsica de apertura, de escuchaatenta a la Palabra de Dios que nos ma-nifiesta sus caminos misteriosos, y des-de la Palabra dejarse cuestionar hacia

    dnde nos gua el Espritu. Dios es di-logo que se revela y manifiesta en su in-timidad, en su amor. Este amor deDios y el deseo de comunicar a los otroseste amor con el fin de guiarlos a dargloria y alabanza a Dios es el coraznde toda espiritualidad misionera y lafuerza dominante en la orientacin de lavida interior de todo misionero hacia losno-creyentes... ( Congreso Inter. sobrela Misin. Manila dic.7,1979).

    Nuestra respuesta a la Palabra enel Espritu debe estar abierta a la pre-

    sencia del Verbo en toda la creacin yde un modo particular en las diferentestradiciones culturales y religiosas. La es-piritualidad de las primeras comunida-des cristianas se desarroll a travs deldilogo con otras tradiciones culturalesy religiosas.

    La espiritualidad del dilogo es unaespiritualidad transformadora. Transfor-mando nuestra vida, hacindola msconforme a la Imagen de Jess el Cris-to, vamos transformando gradualmente

    Qu proclamacin?

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    Esta situacin histrica de pre-ju ic ios se ha visto reforzada anms recientemente por la ola del re-surgir islmico a nivel global, deno-minado con los nombres de funda-mentalismo o integrismo islmico.Sin recurrir al alarmismo de los me-dios de comunicacin sobre ciertas

    etiquetas de consumo, lo cierto esque el resurgir de ciertas sectascristianas fundamentalistas y laagresividad que demuestran ciertasactitudes islmicas presentan unimpedimento serio que dificulta elproceso del dilogo. Los recientesacontecimientos en nuestra zona deZamboanga-Basilan de secuestrosy matanzas de misioneros y misio-neras cristianos, as como otras for-mas de violencia y ataques a la po-blacin cristiana han echado por tie-rra los pequeos logros de los lti-mos aos por crear un acercamien-to y una aceptacin mutuas.

    Atrados por la euforia del mo-mento, quiz hemos cado todos enla tentacin simplista -casi nav- deintentar una integracin sin diferen-cias. La misma praxis nos ha idoenseando que precisamente sloes posible dialogar desde la diver-sidad, en el respeto mutuo, pero re-

    conociendo y aceptando las dife-rencias de perspectiva y los cami-nos diversos de caminar hacia elnico Dios.

    PRINCIPALES DESAFOSLos desafos fundamentales a

    todo dilogo interreligioso son la ig-norancia, la rigidez mental y losprejuicios culturales que se vanacumulando a lo largo de la histo-ria. No se puede olvidar que todareligin monotesta lleva consigo,por su misma esencia, la propaga-cin de su Dios nico y el recha-zo del otro Dios.

    En nuestra situacin concreta,el gran desafo han sido los prejui-cios ancestrales en que se ven en-vueltas ambas comunidades. Si lahistoria de las relaciones islamo-cristianas est fuertemente marca-da por una historia de conflictosacentuada por el resentimiento y laignorancia descarada, la historia de

    la comunidad musulmana en Filipi-nas est especialmente marcadapor el rechazo total de todo lo queha supuesto una imposicin desdelas instancias de un gobierno quese define como cristiano desdelos primeros aos de la coloniza-cin. La comunidad musulmana harechazado desde siempre todo in-tento de integracin por parte delgobierno, y de hecho, no se ha so-metido nunca al gobierno cristia-

    no de la capital. La distincin en-tre Bangsa (nacin) Filipina yBangsa Moro persiste an hoyda y forma an parte de la mentali-dad de los musulmanes de Minda-nao. Los prejuicios mutuos han to-mado cuerpo en lo ms profundode la psicologa de ambas comuni-dades.

    El objetivo originario de nuestralabor misionera en Basilan fue ayu-dar en la construccin de comunida-des, ya sean comunidades musulma-nas -con sus peculiares caractersti-cas culturales- o comunidades mixtas-cristianas y musulmanes donde coe-xisten- intentando una coexistenciaen armona que posibilite un desarro-

    llo integral de las mismas. Los desti-natarios eran comunidades margina-das culturalmente -como los Samals-Badjaos en Maluso- o comunidadesde musulmanes-sobre todo Yakans-y cristianos desposedos de sus tie-rras, luchando con las grandes com-paas y vctimas de los efectos de laguerra civil que destruy gran partede la isla y ha minado la fibra socialdel pueblo. La isla de Basilan ha sidodesde los aos 70, y sigue siendoaun ms estos ltimos aos, uno delos principales focos de la revolucinmora del sur de Filipinas, un proble-ma de siglos y que ha cobrado mayorrelevancia durante las ultimas dca-das.

    El proceso de trabajo incluye pro-gramas de organizacin comunitaria,educacin a todos los niveles -nios,jvenes y adultos-, salud, cooperati-vas agrcolas, etc. basados funda-mentalmente en el problema de latierra y lograr superar la conflictividad

    y violencia dominantes en estos luga-res debido al conflicto armado porparte de grupos musulmanes inde-pendentistas y las fuerzas del gobier-no.

    La metodologa seguida en todoeste proceso ha sido acompaar alas comunidades en un proceso deeducacin-concientizacin comunita-ria, inspirados por la metodologa dePaulo Freire, intentando descubrir las

    causas de su situacin de abandono yempobrecimiento y buscar conjunta-mente soluciones a sus problemas.

    Despus de un largo camino reco-rrido, un camino lento y penoso, debsqueda y clarificaciones, de malen-tendidos y persecuciones por parte delos militares y fuerzas del gobierno, in-tentamos llegar a una visin comn

    de nuestro quehacer misionero en es-tas comunidades: Mantener una pre-sencia proftica activa, dando testimo-nio de nuestra fe cristiana a travs delservicio a los pobres como signo dereconciliacin en la reconstruccin desus comunidades rurales.

    La comunidad cristiana ha llegadoa aceptar en teora la necesidad dehacer comunidad y crecer en dilo-go con la comunidad musulmana. Anivel terico, en reflexin cristiana, seacepta y as queda expresado en loscompromisos pastorales cada vez quela Prelatura se rene en asamblea pa-ra discernir sobre la misin de la Igle-sia en Basilan. Se siente el imperativoevanglico y se intenta proyectar lamisin de la iglesia en esta direccin,aunque a la hora de la praxis, de con-cretizar las acciones y llevar a caboesta pastoral se encuentran mil barre-ras que hacen muy difcil la conviven-cia y el dialogo a niveles profundos,sobre todo cuando la comunidad cris-

    tiana se ve afectada por la violencia ylas injusticias reinantes que generaesta situacin conflictiva..

    Aparte de esta labor directa entrelas comunidades, ha habido otras ini-ciativas de acciones conjuntas a nivelde lderes o representantes religiososde las diversas comunidades en or-den a promover la justicia para todos,lograr una coexistencia pacfica o evi-tar represalias en momentos de ten-

    Objetivode la evangelizacin:Construir comunidades en

    contacto con musulmanes

    ngel Calvo es misionero en Filipinas

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    7Estoy en Narbona y soy

    prroco de una comunidad de10.000 habitantes, en una ciudadde 50.000.

    Es una ciudad muy marcada porel sindicato C.G.T., formado en sumayora por ferroviarios de la reginnarbonesa, obreros muy condicio-nados por toda una mentalidad radi-cal laica, anticlerical, con un profun-do sentido de la solidaridad obrerapara la obtencin de una serie de

    reivindicaciones de justicia. LaC.G.T. (Confdration Gnrale desTravailleurs) es de marcada menta-lidad marxista. Los militantes comu-nistas son numerosos dentro deella. Frase de uno de ellos: A vo-sotros los curas de la base os admi-ro, pero los obispos son unos dicta-dores.

    Las cosas, sin embargo, vancambiando y se tiene la impresinde que el liberalismo econmico ha

    ganado algunas posiciones en la re-gin y en la ciudad y que, al mismotiempo, la militancia sindical pierdepujanza. Muchas ideologas han de-cepcionado.

    Aunque se sigue con inters laevolucin del Islam en Francia porsu fuerte connotacin numrica(son casi 4 millones los musulma-nes, sobre todo de origen magreb oturco), y aunque tambin se tienencontactos con protestantes, con

    judos y con toda una mezcla reli-giosa un tanto sincretista, el verda-dero punto de contacto con algodistinto del cristianismo, es toda unaserie de corrientes filosficas o pol-

    ticas (marxismo, francmasonera,etc).OTRAS CREENCIAS Y FILO-

    SOFASEl inters de los contactos con

    esas corrientes filosfico-religiosases el de poder dar un testimonio decomprensin del hombre de hoy ensu bsqueda de una sociedad justay pacfica, que permita favorecer unhumanismo salvador del hombre.

    El centro de inters es el hom-

    bre, y la finalidad del dilogo conesas corrientes es la de colaboraren aquello que parezca favoreceruna visin y una comprensin delhombre restablecido en su dignidad.

    Est claro que todo esto revisteuna cierta ambigedad si los partici-pantes no son fieles a sus propiasraces y a sus propias familias reli-giosas o filosficas. Cuando esta fi-delidad existe, existe tambin laverdad de la confrontacin y del de-

    P O R J O S L . A L B I S T U R

    Encuentro entredistintas creenciasEl dilogo

    interreligioso en

    Europa tiene una

    versin peculiar: el

    dilogo con otras

    filosofas y

    orientaciones

    ideolgicas. El

    punto de encuentro

    es el hombre, suvida presente y su

    futuro. Es la

    escucha y el

    testimonio la nica

    forma de

    E X P E R I E N C I A

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    bate, sin que sea fcil decir cul esel fruto de los mismos en cada unode los participantes.

    Queda claro que este tipo de en-cuentros es creador de amistad en-tre los componentes del grupo (noms de 10) y de una imagen reno-vada de la Iglesia, que aparece s-

    bitamente como ms atrayente ymenos opuesta al hombre.Pero esto no significa ni adhe-

    sin a la Iglesia ni ausencia de crti-ca hacia los diversos estamentos ofiguras de la misma. Prevalece laimportancia del testimonio inmedia-to; y ste tiene valor de Iglesia en lamedida en que el testigo manifiestavivir en comunin con ella (a vecesa pesar de las posibles discrepan-cias de sensibilidad).

    Algo as como una vez por mesnos reunimos en los locales de laparroquia los componentes del gru-po de Narbona, relativamente redu-cido pero suficientemente complejoy vivaz para una discusin.

    ACTIVIDADESEn el grupo hay un marxista de-

    clarado, cuya esposa es responsa-ble de la Accin Catlica de la In-fancia. Es un militante C.G.T. ymiembro responsable del partido

    comunista francs. Concejal en laalcalda de su pueblo de 5.000 habi-tantes. Hay otros dos militantespolticos ecologistas. Uno de elloscandidato en las ltimas eleccionesmunicipales (aunque no fue elegido)es un antiguo catlico que va en-contrando su libertad personal altiempo que va expulsando un cris-tianismo excesivamente moralizantey mal comprendido. El otro, ecolo-gista, es un cristiano que, aunque

    sigue muy crtico respecto a ciertassensibilidades eclesisticas, va ga-nando en fidelidad a la fe y a laprctica sacramental. Es un hombremuy profundo y muy serio. Hay otroantiguo catlico que dej de serlo alos 15 16 aos. Su madre, muypiadosa, era la columna creyente dela familia. El padre aceptaba y se-gua. La moral se enseaba en pri-mer trmino. El contacto con otras

    corrientes de pensamiento llev almuchacho por otros derroteros po-tico-romnticos y un tanto orientali-zantes (hinduismo...). Hombre unpoco soador pero sincero. Hayotro cristiano que ha hecho la expe-riencia de entrar en el partido comu-nista, del que sali decepcionado.

    Actualmente se encuentra en unaencrucijada, a pesar de que fre-cuenta la Iglesia y educa a su fami-lia moral y religiosamente. Y com-pletan el grupo tres cristianos de apie firme, de los cuales una religio-sa, una seglar consagrada y yo.

    Abordamos temas de inters hu-mano, correspondientes a la pro-blemtica actual de la sociedadfrancesa. Cada uno discute desdesu ngulo propio. La fe sale con fre-cuencia a relucir, no para conven-cer, pero s para decir una sensibili-dad, un enfoque, una fuerza paraabordar concretamente la pro-blemtica humana de referencia. Lafe aparece as, ms que como mo-ral como una vivencia que da fuerzapara trabajar por una imagen resta-blecida del hombre, cuya salvacincompleta no se realiza mas que enJesucristo muerto y resucitado.Despus de esta vida de esfuerzo yde gozo, la vida en plenitud. Cruz y

    resurreccin.Hemos organizado a nivel dioce-

    sano algn debate pblico intere-sante. A uno de ellos acudieronms de cien personas, con un pro-fesor de historia de la Universidadde Toulouse como expositor y unprofesor de filosofa de Carcasona.Tema: Laffaire Dreyfus. La ma-yora de los presentes no eran cris-tianos o no se decan tales.

    Se ha participado en varios en-

    cuentros organizados por el partidocomunista sobre temas de actuali-dad (moneda nica europea, trata-do de Maastricht) que han permitidointercambios humanamente intere-santes y un cierto reconocimientoeclesial.

    Lo mismo se ha realizado conotros grupos (Liga de los derechosdel hombre, Movimiento por laPaz).

    PRINCIPALES DESAFOSDE LA MISIN DESDE EL PUN-

    TODE VISTA DEL DILOGOINTERRELIGIOSOEl primero es una profunda

    honradez para con el ministerio re-

    cibido. Hay que ser consciente deque nuestra misin nos ha sidoconfiada por la Iglesia. Y que laIglesia tiene una visin y una prc-tica que le vienen del Evangelio, dela tradicin, del magisterio.

    El segundo es el de una grandeapertura humana para con otroscaminos distintos del nuestro, acondicin que haya discernimientoclaro de aquello en lo que podemosestar de acuerdo y de aquello enque tenemos otras cosas que decir.

    El tercero es captar la sinceri-dad del interlocutor y la verdad desu vida, aunque ella siga otros de-rroteros. Y respetarla en lo que ellaes, sin juicios morales y con pa-ciencia evanglica.

    El cuarto es una gran sensibili-dad respecto a la problemtica dehoy y un esfuerzo constante porcaptarla (con fidelidad a la visinevanglica del mundo que es lanuestra).

    El quinto es una gran humani-dad para amar al hombre de hoycon sus virtudes y sus defectos,poniendo la confianza en la accindel Espritu, que trabaja en el co-razn de todo hombre.

    El sexto es una profunda im-pregnacin evanglica de todos losdas por la oracin abierta al Espri-tu y al mundo.

    RASGOS DE MI EXPERIENCIA

    PERSONALMi fe se ha hecho ms concre-ta. Ahora no slo veo verdades enlas que creer, sino tambin vidasque acompaar: unas ya bastanteavanzadas, otras todava bastantealejadas.

    Admiro, sobre todo, la calidadhumana del esfuerzo por asumirse,

    Jos L. Albistur es prroco en Narbona(Francia)

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    9/24

    23

    9El tema del dilogo inte-

    rreligioso ha ido encontrando unarelevancia cada vez mayor despusdel Vaticano II y ha sido objeto dereflexin por parte del Magisterio(Roma e Iglesias locales), de lostelogos y de los mismos misione-ros.

    No cabe duda que el ConcilioVaticano II supuso un cambio deperspectiva muy importante en tor-no a este tema. Quizs lo ms im-portante haya sido el paso del con-cepto de misiones al de mi-

    sin. La misin de la Iglesia tomasu origen de la misin del Hijo y dela misin del Espritu Santo, segnel propsito del Padre, como nos di-ce el decreto Ad Gentes (n 12). Elamor fontal de Dios, derramadoen todos los corazones y sobre to-dos los pueblos, anunciado porJess y hecho presente como fuen-te de vida por la accin del Espritu,es la razn de ser del empeo mi-sionero de la Iglesia. La misin es

    nica y universal, aunque la expre-sin concreta de la misma tomarformas distintas segn los diversoscontextos socioculturales. Cierta-

    mente est an presente en los do-cumentos conciliares la especifica-cin de misiones como conceptoreferido a ciertos territorios recono-cidos por la Santa Sede como tales,en los que la Iglesia est en fase deimplantacin (A.G. 6), pero se hadado un paso muy importante parala creacin de unos nuevos esque-mas dentro de los que pensar estetema misionero.

    Hay tres puntos -no nuevos,

    aunque s asumidos de un modonuevo- que van a marcar la refle-xin posterior:

    l La renovada conciencia de launiversalidad del plan de salvacinde Dios. Es voluntad de Dios la sal-vacin de todos los hombres de to-

    dos los pueblos. Un amor universale intenso que Jess nos ha anun-ciado y al que Dios ofrece la posibi-lidad de participar a travs de cami-nos y mediaciones que El mismo,en su Providencia infinita, ha susci-tado (aqu se encuadran las tradi-ciones religiosas de los pueblos).

    l La naturaleza social de la per-sona. La religin no se puede que-dar en el mbito meramente perso-nal -en sentido individualista-, sino

    que se configura como alma de lospueblos y se expresa a travs dedistintas formas en su historia y suorganizacin (las religiones).

    l El nuevo enfoque eclesiolgico.La Iglesia es servidora del plan uni-versal de salvacin de Dios. Dichode otra forma, la Iglesia es signo yservidora del Reino. La Iglesia noexiste para ella misma sino promundi vita. Ella se entiende comosigno del plan universal de salva-

    P O R J O S E P M A B E L L A

    Evangelizacin y dilogointerreligiosoEs este uno de los

    captulos en que la

    conciencia cristiana

    ha cambiado conrapidez. Queda

    mucho que

    recuperar. Nuevos

    planteamientos y

    actitudes son

    necesarios para

    pasar de larecproca ignorancia

    a la estrecha

    colaboracin entre

    E S T U D I O

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    cin y esto le va a situar irremedia-blemente en una dinmica de dilo-go, an con el riesgo de perderseella misma.

    EN NUESTROS DASEl magisterio de Juan Pablo II

    sobre este tema, como sobre tantos

    otros, es verdaderamente prolijo.Supera los lmites de una reflexincomo sta el presentarlo adecuada-mente. El Papa ha insistido en sureflexin en diversos aspectos fun-damentales del dilogo interreligio-so. Juan Pablo II nos recuerda queel fundamento del dilogo es la feen la Trinidad, misterio de comuninen el dilogo interpersonal, que invi-ta a participar en el mismo. Nos re-pite insistentemente las actitudesnecesarias para el dilogo y nos ad-vierte que es necesaria una educa-cin para el mismo. Nos sita en laperspectiva del Reino, marco nece-sario para la correcta comprensindel dilogo interreligioso. Nos invitaa reflexionar sobre el misterio delhombre, para tomar renovada con-ciencia de su sed de Dios y de losvalores trascendentes y recordar-nos que el servicio a la humanidad,principalmente a aquellas personasa quienes las estructuras y las cir-

    cunstancias no permiten el accesoal pleno desarrollo de las potenciali-dades que Dios ha depositado enellas, es una razn que nos exigecomprometernos en el dilogo. Nosmuestra tambin la necesidad y laurgencia de que, rompiendo prejui-cios y tradiciones obsoletas, sepa-mos crear la atmsfera propicia pa-ra el dilogo interreligioso y actuaraquellas iniciativas y gestos que lopromuevan.

    En uno de estos gestos me quie-ro fijar especialmente por su signifi-cacin y su importancia: el encuen-tro interreligioso de Ass del 27 deoctubre de 1986. Es ya significativoel hecho que este encuentro se ce-lebrara en el marco del ao interna-cional por la paz y que fuese defini-do precisamente como Encuentrode oracin por la paz. Congregen un mismo lugar a dirigentes y re-

    presentantes de distintas religionespara orar por la paz. Se reunieronen un mismo lugar para hacer coin-cidir cronolgica y geogrficamenteel empeo por orar por la paz; sinembargo, no se lleg a dar el pasode orar conjuntamente implorandoel don de la paz. No hubo oracin

    conjunta porque se quiso evitarcualquier apariencia de sincretismoen el encuentro de Ass. (Este as-pecto del sincretismo es uno de lospuntos a estudiar dentro del temadel dilogo interreligioso). El en-cuentro de Ass nos explicita la pro-funda conviccin sobre la unidad dedestino y de origen de la familia hu-mana, y el respeto por los distintoscaminos por los que peregrinamoshacia la plena realizacin de esteplan. La Iglesia debe ser y es sacra-mento y signo de esa unidad, por-que es signo y sacramento del pro-yecto de Dios sobre todos sus hijos,un proyecto nacido de su profundoamor de Padre. Y la Iglesia lo espor su vinculacin a Cristo, manifes-tacin tangible del amor del Padreque reconcilia, une y salva. Precisa-mente por esta razn el Papa sesinti llamado a convocar a los cre-yentes de otras confesiones religio-sas. Un gesto hermoso y significati-

    vo, que siempre habr que hacercon gran humildad.

    El encuentro de Ass puede serconsiderado como una ilustracin,un ejemplo concreto, una cateque-sis inteligible para todos sobre loque presupone y significa el com-promiso por el ecumenismo y el di-

    logo interreligioso, recomendado ypromovido por el Vaticano II, asexplicaba el Papa a los miembrosde la curia romana su interpretacindel encuentro de Ass que suscitalguna polmica en ciertos ambien-tes eclesisticos.

    Se podra hacer una referencia ala Redemptoris Missio, pero no lohago por ser esta encclica ms re-ciente y familiar a todos. Bstenoscon estas consideraciones. JuanPablo II, que ha pedido repetida-mente un mayor compromiso misio-nero y que se ha hecho l mismoportador audaz de la palabra delEvangelio para muchos pueblos,nos est indicando con claridad einsistencia el camino del dilogo. Esalgo que no podemos olvidar ennuestra accin misionera.

    EL DILOGO INTERRELIGIOSOLa Congregacin para la Evan-

    gelizacin de los pueblos y el Ponti-ficio Consejo para el dilogo interre-

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    POR AUTORES

    ABELLA, Josep M.Evangelizacin y dilogo interreligioso 23-34 10-Diciembre

    ALBISTUR, Jos L.Encuentro entre distintas creencias 21-22 1 0 -

    DiciembreALCOVER, Norberto

    Cien aos de. 52 1-EneroChiapas 52 2-Febrero

    Como oro en pao 52 3-MarzoPeriodistas 52 4-AbrilPoltica 52 5-MayoViento del pueblo 52 6-JunioMemoria histrica 52 7-SeptiembreCon ternura 52 8-OctubreTodo pasa y todo queda 52 9-NoviembreMi querida Iglesia 52 10-Diciembre

    LVAREZ, JessLa inculturac in icnica del crist ianismo 20-24 8-Octubre

    APARICIO, ngelSimen y Ana: dos ancianos modlicos 30-32 2-FebreroLa pasin de los profetas 26-29 9-Noviembre

    BELDERRAIN, PedroPropuestas deshonestas 11-12 1 -

    EneroUna santa cruzada 11-12 2-FebreroEl puetero dinero 11-12 3-MarzoPor una pastoral de mayoras 11-12 4-AbrilEnsalada y calderetas 11-12 5-MayoMacedonia de palabras malsonantes 11-12 6-JunioLa buena prensa 11-12 7-SeptiembreLos catlicos espaoles de treinta aos: hiptesis 21-25 7 -

    SeptiembreLos curas se mueren 11-12 8-OctubreLa guerra de los 30 aos 11-12 9-NoviembreMitch et ratio 11-12 10-Diciembre

    BERZOSA RAMOS, LuisInsumisin en primera persona 22-23 9-Noviembre

    BLANCO, SeverianoNarraciones evanglicas de la pasin de Jess16-20 3-MarzoEran otros tiempos 9-10 4-Abril

    BOFILL, RoserDesde lo hondo del dolor 47 1-EneroUna fe viva 47 2-FebreroCmo se dividen los hombres? 47 3-MarzoSaber callar 47 4-AbrilYa era hora 47 5-MayoEl efecto Borrell 47 6-JunioBernard Hring: un moralista valiente 47 7-SeptiembreEl jardn 47 8-OctubreEl cuadro sobre el atril 47 9 -

    NoviembreMujeres hacia delante 47 10-Diciembre

    BUENO, ConradoCelebrar la navidad en casa 44-46 10-Diciembre

    CABR RUFATT, AgustnEl Snodo de las Amricas 9-10 2-Febrero

    CALVO, ngelDilogo con comunidades musulmanas 16-17 10-Diciembre

    CAMPEDELLI, MassimoA travs de la ciudad 23-28 5-Mayo

    CAPAP, Jos MiguelElas Yanes, optimismo eclesial 4-6 2-Febrero

    Adsis, presencia entre los jvenes y los pobres 39-41 1 -

    EneroCampo Romanos, la liturgia de los laicos 39-41 2-FebreroPedro Madrid, el arte de escuchar 4-6 3-MarzoHacia una nueva imagen de parroquia 39-41 3-MarzoAndrs Torres Queiruga,

    el ministerio de la teologa 4-6 4-AbrilFeyda, un proyecto de pastoral para hoy 39-41 4-AbrilLuis Alfredo, evangelio en clave de sol 4-6 5-MayoAll donde la Iglesia se rene para orar 39-41 5-MayoMilagros Vicente, misionera seglar 4-6 6-JunioConvertise en voceros de los ms pobres 39-41 6-JunioLa bienaventuranza de viv ir en comunidad 39-41 7-SeptiembreSortarazi, en la brecha del desempleo 39-41 8-OctubreEl humanismo musical de Ignacio Yepes 25-27 8-Octubre

    AUTOR Y TITULO PAGINAS NUMEROAUTOR Y TITULO PAGINAS NUMERO

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    12/24

    Mranos! Mujer, arte y compromiso 32-37 8 -Octubre

    Isabel Gmez-Acebo, madre de familia y teloga 4-6 9-NoviembreHacer familia en Can Bans 39-41 9-NoviembreVicente Ferrer, resolver el sufrimiento humano 4-6 10-DiciembreCincuenta aos de Cursil los de Crist iandad 39-41 10-Diciembre

    CASTAO, Jos MVida ascendente 25-26 2-Febrero

    CIOTI, LuigiEvangelizar en contextos urbanos 34-37 5-Mayo

    DEZ PRESA, MacarioMsica para contemplar 30-33 3-Marzo

    ESTEBAN, ngelLa cruz del discpulo, de Jess, del mundo 21-29 3-Marzo

    FERNNDEZ, BonifacioBienvenido Baisas: frontera y profeca 4-6 1-EneroLa misin de los laicos mayores 33-35 2-FebreroMatrimonio y malos tratos 9-10 5-MayoNicols Caballero,

    equilibrar el corazn humano 4-6 7-SeptiembreAquilino Bocos,

    animacin de la vida misionera 4-6 8-OctubreEs mejor que muera uno por el pueblo 30-33 9-Noviembre

    FERNNDEZ, GonzaloPablo de Tarso 13 1-EneroSamuel 13 2-FebreroMarta 13 3-MarzoIsaas 13 4-AbrilEleazar 13 5-MayoJons 13 6-JunioDavid 13 7-SeptiembreRut 13 8-OctubreRajab 13 9-NoviembreJos, el hombre bueno 13 1 0 -

    DiciembreFERNNDEZ BUJ, Agustn

    Bajo el soplo del Espritu del resucitado 44-46 4-Abril

    FERRNDIZ ALBERT, PlcidoAlternativas no-violentas 24-25 9-NoviembreGARCA ANDRADE, Carlos

    Nuevos carismas del Esp ritu en la Iglesia 20-22 1-EneroGARCA HERNANDO, Julin

    Escenarios del perdn y del cambio 16-23 6 -JunioGARCA-PAREDES, Jos Cristo Rey

    Icebergs en el ocano 7 1-EneroUn viento impetuoso 26-29 1-Enero

    Ministros de la Palabra? 7 2-Febrerongeles? Imaginad las cosas de Arriba! 7 3-MarzoDios nos ayuda con nuestros pecados 7 4-AbrilInteriormente fragmentados 7 5-MayoBajo la mirada del otro 7 6 -

    JunioExposicin del santsimo? 7 7-SeptiembreEsto es mi cuerpo? 7 8-OctubreY... se delat al exclamar: Abb! 7 9-NoviembreHijo de Jos! no basta con la madre? 7 10-Diciembre

    GARCA PREZ, JuanLa Igles ia: est decidida a pedir perdn? 24-27 6-Junio

    GMEZ MANZANO, RafaelLa jubilacin como etapa de la vida 16-20 2 -

    FebreroHOLGADO, Adoracin

    Tiempo para humanizar la sociedad 27-29 2 -FebreroKAMIRUAGA, Joseba

    Luca 41 6-JunioPatxi 41 8-Octubre

    LAMA, Flix, deDilogo con la religin indgena del pueblo kuna 16-17 1 0 -

    DiciembreLARRAAGA, Xabier

    Marian 41 1-EneroSor Mara 41 2-Febrero

    Piedad 41 3-MarzoJulin 41 5-MayoTxus 41 7-SeptiembreAndoni 41 10-Diciembre

    LPEZ, SiroConversin esttica, arte para evangelizar? 28-31 8-Octubre

    LOZANO, MercedesDios y los pucheros 11 1-EneroMi marido y el azl marino 11 2-FebreroLas cosas buenas 11 3-MarzoEl dedo en la llaga 11 4-AbrilEl rito del cine de mi hijo 11 5-MayoPepino en la ensalada 11 6 -

    JunioYo, Albertito 11 7-SeptiembreCasarse por la Iglesia 11 8-OctubreEl vuelo del fnix 11 9-NoviembreTcame, por favor! 11 10-Diciembre

    MARTNEZ, MANERO, Jos MIndiferencia y fe en el marco escolar y juvenil 39-41 2-FebreroVenecia en La tempestad de Prada 28-29 7 -

    SeptiembreFe y arte por los caminos de Europa 40-42 8 -

    OctubreUn trptico de personajes para la paz 35-37 10-Diciembre

    MASAKAWA, Fujio y NobuoKamagasaki: aprender del encuen tro con los dems20-22 5-Mayo

    MATE, Reyes

    La memoria como principio de solidaridad 34-37 6-Ju-

    nio

    MUOZ LEN, Domingo

    L a l ib er ac i n de I sr ael de l a opr es i n de E gi pto 1 9- 21 9- No vi em br e

    d'ORS, PabloReligiosidad del quehacer artstico 16-19 8-Octubre

    PASTORAL JUVENIL, Equipos deCelebracin del envo 44-46 2-FebreroUn campamento llamado Orgenes 16-16-20 4-AbrilEl libro de los orgenes 21-23 4-AbrilDesarrollo diario del campamento 24-34 4-AbrilEl gran juego del arca de No 35-37 4-AbrilEl parlamento del amor 44-46 5 -

    MayoPRADO, Fernando

    Aitor 41 4-Abril

    RODRGUEZ, BenicioEn Pars, entre los marginados 16-19 5-MayoRODRGUEZ, Juan Carlos

    Para la adoracin del sacramento eucarstico 34-37 3-MarzoSRRIAS, Cristbal

    Crnica de un Dios ausente 35-37 7-SeptiembreSARMIENTO, Pedro M.

    Titnic 9 2-FebreroTamagotchi 9 3-MarzoGana Ghana 9 4-AbrilReplay 9 5-MayoNuestro gol cotidiano 9 6-JunioLos viagrantes 9 7-SeptiembreEstrellas amarillas 9 8-Octubre

    AUTOR Y TITULO PAGINAS NUMERO AUTOR Y TITULO PAGINAS NUMERO

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    13/24

    27 / III

    Los maltratantes 9 9-NoviembreTempus fugit 9 10-Diciembre

    SORAZU, EmeterioSomos Abram y Sara de hoy 36-37 2-FebreroOracin con los enfermos 44-46 3-MarzoCelebrando el Adviento 44-46 9-Noviembre

    VARONA, JulioEl parlamento del amor 44-46 5 -

    MayoTELLO, Nicols

    Nuevos dones para una nueva soc iedad? 23-25 1-EneroUn Snodo para la esperanza 9-10 1-EneroEvangelizar es dialogar 9-10 6-Junio

    TOGNONI, GianniLa ciudad y los derechos humanos 29-33 5-Mayo

    TORRES, FernandoHablando con Mara Josefa Serrano 4-7 1 -

    EneroEspritu creador y recreador 44-46 1-EneroTrabajamos en la misma oficina 41 9-Noviembre

    VICO, JosAcompaamiento pastoral en el dolor 34-37 3-MarzoIglesia y derechos humanos 9-10 8-OctubreAmad a vuestros enemigos 34-37 9 -

    NoviembreVIDAL, Fernando

    Aduljvenes 1998: la patologa del garbancito 16-20 7-SeptiembreVV.AA.

    Experiencias: historias ungidas 16-19 1-EneroOpiniones: la voz de los telogos 16-19 1-EneroExperiencias de jubilados en la misin 20-24 2-FebreroDebe la Iglesia espaola pedir perdn? 28-30 6-JunioQu significa la fe cristiana para ti? 26-27 7-Septiembre

    ZUBERO, ImanolEspecificidad del voluntariado 9-10 7-SeptiembreReligin y violencia 16-18 9-Noviembre

    POR SECCIONES

    Hablando con

    FERNNDEZ, BonifacioBienvenido Baisas: frontera y profeca 4-6 1-Enero

    CAPAP, Jos MiguelElas Yanes, optimismo eclesial 4-6 2-Febrero

    Pedro Madrid, el arte de escuchar 4-6 3-MarzoAndrs Torres Queiruga,el ministerio de la teologa 4-6 4-Abril

    Luis Alfredo, evangelio en clave de sol 4-6 5-MayoMilagros Vicente, misionera seglar 4-6 6-Junio

    FERNNDEZ, BonifacioNicols Caballero,

    equilibrar el corazn humano 4-6 7-SeptiembreAquilino Bocos,

    animacin de la vida misionera 4-6 8-OctubreCAPAP, Jos Miguel

    Isabel Gmez-Acebo, madre de familia y teloga 4-6 9 -Noviembre

    Vicente Ferrer,resolver el sufrimiento humano 4-6 10-Diciembre

    Ecologa del Espritu

    GARCA-PAREDES, Jos Cristo ReyIcebergs en el ocano 7 1-EneroMinistros de la Palabra? 7 2-Febrerongeles? Imaginad las cosas de Arriba! 7 3-MarzoDios nos ayuda con nuestros pecados 7 4-Abril

    Interiormente fragmentados 7 5-MayoBajo la mirada del otro 7 6 -

    JunioExposicin del santsimo? 7 7-SeptiembreEsto es mi cuerpo? 7 8-OctubreY... se delat al exclamar: Abb! 7 9-NoviembreHijo de Jos! no basta con la madre? 7 10-Diciembre

    En este tiempo

    TELLO, NicolsUn Snodo para la esperanza 9-10 1-Enero

    BELDERRAIN, PedroPropuestas deshonestas 11-12 1 -

    EneroCABR RUFATT, Agustn

    El Snodo de las Amricas 9-10 2-FebreroBELDERRAIN, Pedro

    Una santa cruzada 11-12 2-FebreroMISIN ABIERTA

    Cuba libre 9-10 3-MarzoBELDERRAIN, Pedro

    El puetero dinero 11-12 3-MarzoBLANCO, Severiano

    Eran otros tiempos 9-10 4-AbrilBELDERRAIN, Pedro

    Por una pastoral de mayoras 11-12 4-AbrilFERNNDEZ, Bonifacio

    Matrimonio y malos tratos 9-10 5-MayoBELDERRAIN, Pedro

    Ensalada y calderetas 11-12 5-Mayo

    TELLO, NicolsEvangelizar es dialogar 9-10 6-JunioBELDERRAIN, Pedro

    Macedonia de palabras malsonantes 11-12 6-JunioZUBERO, Imanol

    Especificidad del voluntariado 9-10 7-SeptiembreBELDERRAIN, Pedro

    La buena prensa 11-12 7-SeptiembreVICO, Jos

    Iglesia y derechos humanos 9-10 8-OctubreBELDERRAIN, Pedro

    Los curas se mueren 11-12 8-OctubreMISIN ABIERTA- MANOS UNIDAS

    Deuda externa, deuda eterna? 9-10 9-NoviembreBELDERRAIN, Pedro

    La guerra de los 30 aos 11-12 9-NoviembreCAPAP, Jos MiguelSociedades descivilizadas 9-10 10-Diciembre

    BELDERRAIN, PedroMitch et ratio 11-12 10-Diciembre

    Personajes bblicos

    FERNNDEZ, GonzaloPablo de Tarso 13 1-EneroSamuel 13 2-FebreroMarta 13 3-MarzoIsaas 13 4-AbrilEleazar 13 5-MayoJons 13 6-JunioDavid 13 7-Septiembre

    AUTOR Y TITULO PAGINAS NUMERO AUTOR Y TITULO PAGINAS NUMERO

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    14/24

    Rut 13 8-OctubreRajab 13 9-NoviembreJos, el hombre bueno 13 1 0 -

    DiciembreEl autor y su obra

    ALEIXANDRE, DoloresBautizados con fuego 14 1-Enero

    ALFARO DRAKE, TomsEl Seor del azar 14 2-Febrero

    GARCA RUBIO, AntonioDiario de un asombro 14 3-Marzo

    ALAIZ, AtilanoLa seduccin de las sectas 14 4-Abril

    CODINA, PereLa misa de cada da 14 5-Mayo

    ALCOVER, NorbertoInvitacin a la sospecha 14 6-Junio

    PIKAZA, XabierPan, Casa, Palabra. La Iglesia en Marcos 14 7-Septiembre

    GARCA-PAREDES, Jos Cristo ReyEcologa del Espritu 14 8-Octubre

    FERNNDEZ, Bonifacio

    El seguimiento 14 9-Noviembre

    CONTRERAS MOLINA, FranciscoLa nueva Jerusaln 14 10-Diciembre

    Dossier Abierto

    GLOBALIZAR EL ESPRITU 15-38 1 -EneroJUBILADOS EN LA MISIN 15-38 2-FebreroLA PASCUA DEL MESAS 15-38 3 -MarzoORGENES, UN CAMPAMENTO 15-38 4-AbrilCON LOS EXCLUIDOS DE LA CIUDAD 15-38 5 -MayoCUANDO LA IGLESIA PIDE PERDN 15-38 6 -JunioCRISTIANOS DE TREINTA AOS 15-38 7-SeptiembreLA BELLEZA DE LA FE 15-38 8-OctubreVIOLENCIA Y LIBERACIN 15-38 9-NoviembreLAS RELIGIONES DIALOGAN 15-38 10-DiciembreExperiencias de evangelizacin

    CAPAP, Jos MiguelAdsis, presencia entre los jvenes y los pobres 39-41 1-EneroCampo Romanos, la liturgia de los laicos 39-41 2-FebreroHacia una nueva imagen de parroquia 39-41 3-MarzoFeyda, un proyecto de pastoral para hoy 39-41 4-AbrilAll donde la Iglesia se rene para orar 39-41 5-MayoConvert ise en voceros de los ms pobres 39-41 6-JunioLa bienaventuranza de viv ir en comunidad 39-41 7-SeptiembreSortarazi, en la brecha del desempleo 39-41 8-OctubreHacer familia en Can Bans 39-41 9-NoviembreCincuenta aos de Cursil los de Crist iandad 39-41 10-Diciembre

    Pequeos relatos

    LARRAAGA, XabierMarian 41 1-EneroSor Mara 41 2-FebreroPiedad 41 3-Marzo

    PRADO, FernandoAitor 41 4-Abril

    LARRAAGA, XabierJulin 41 5-Mayo

    KAMIRUAGA, JosebaLuca 41 6-Junio

    LARRAAGA, XabierTxus 41 7-Septiembre

    KAMIRUAGA, JosebaPatxi 41 8-Octubre

    TORRES, FernandoTrabajamos en la misma oficina 41 9-Noviembre

    LARRAAGA, Xabier

    Andoni 41 10-DiciembreTaller de evangelio

    TORRES, FernandoEspritu creador y recreador 44-46 1-Enero

    EQUIPO DE PASTORAL JUVENILCelebracin del envo 44-46 2-Febrero

    SORAZU, EmeterioOracin con los enfermos 44-46 3-Marzo

    FERNNDEZ BUJ, AgustnBajo el soplo del Espritu del resucitado 44-46 4-Abril

    VARONA, JulioEl parlamento del amor 44-46 5 -

    MayoMISIN ABIERTA

    El Espritu Santo y la evangelizacin 42-44 7 -

    SeptiembreMARTNEZ MANERO, Jos M

    Fe y arte por los caminos de Europa 40-42 8 -OctubreSORAZU, Emeterio

    Celebrando el Adviento 44-46 9-NoviembreBUENO, Conrado

    Celebrar la navidad en casa 44-46 10-Diciembre

    Del dicho al hecho

    BOFILL, RoserDesde lo hondo del dolor 47 1-EneroUna fe viva 47 2-FebreroCmo se dividen los hombres? 47 3-MarzoSaber callar 47 4-Abril

    Ya era hora 47 5-MayoEl efecto Borrell 47 6-JunioBernard Hring: un moralista valiente 47 7-SeptiembreEl jardn 47 8-OctubreEl cuadro sobre el atril 47 9 -

    NoviembreMujeres hacia delante 47 10-Diciembre

    La hiel y la miel

    ALCOVER, NorbertoCien aos de. 52 1-EneroChiapas 52 2-FebreroComo oro en pao 52 3-MarzoPeriodistas 52 4-AbrilPoltica 52 5-MayoViento del pueblo 52 6-JunioMemoria histrica 52 7-SeptiembreCon ternura 52 8-OctubreTodo pasa y todo queda 52 9-NoviembreMi querida Iglesia 52 10-Diciembre

    Tiempo de culturas

    SARMIENTO, Pedro M.Titnic 9 2-Febrero

    AUTOR Y TITULO PAGINAS NUMERO AUTOR Y TITULO PAGINAS NUMERO

    MISIN ABIERTAAl servicio de la evangelizacin

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    ligioso han intentado iluminar igual-mente el camino del dilogo. En1984, a travs de un breve docu-mento, el an Secretariado para losno-cristianos propuso una refle-xin sobre las actitudes de la Iglesiacatlica frente a los seguidores deotras religiones. Nos habla del di-

    logo como radicado en la fe en DiosPadre que ama a todos los hom-bres, en el Hijo que se une a cadahombre, en el Espritu que acta enel interior de cada uno. Un dilogoque, cultivando los grmenes de laPalabra presentes en las personassingulares y en los pueblos, buscaponerse al servicio de la realizacindel Reino. Un dilogo que se expre-sa de diversas formas y en mbitosdistintos:

    - dilogo de vida: donde se com-parte la experiencia cotidiana

    - dilogo de obras: del que naceun compromiso comn por el hom-bre y por el mundo

    - dilogo de expertos: a travsdel cual se crece en la comprensiny el aprecio por todas las tradicio-nes religiosas y en el que se ilumi-nan los puntos de divergencia

    - dilogo de las experiencias reli-giosas: en el que se comparten ex-periencias de oracin, de contem-

    placin, de fe y de esfuerzo en labsqueda del Absoluto y en la co-munin con El.

    Se nos introduce ya en lo queser el tema del ms reciente docu-mento (mayo de 1991) sobre Dilo-go y Anuncio. La praxis concreta deldilogo interreligioso suscit natu-ralmente algunos interrogantes:

    - sobre el alcance a dar a esteejercicio y sobre sus objetivos e in-terlocutores

    - sobre el tema del anuncio delEvangelio, sobre su necesidad, ur-gencia y modalidad

    - sobre el tema de la conversin,en su doble sentido como retorno aDios y como cambio de tradicin re-ligiosa

    - sobre las caractersticas de al-gunas religiones, con una organiza-cin y un cuerpo doctrinal bien arti-culado y las de aquellas tradiciones

    DIMENSIN CRISTOLGICAEl punto de partida para una te-

    ologa de las religiones no es laiglesia ni siquiera el Cristianismoen general, sino Jesucristo, el obje-to del kerygma apostlico. Jesu-cristo, como centro o punto de par-tida de una teologa de las Religio-nes no sustituye a Dios, o sea, nose opone a un teocentrismo. Jessest al centro porque Dios le hapuesto all como nico mediador ycomo el camino que conduce hacial. La humanidad de Jess por unaparte pertenece al orden de los sig-nos y smbolos de salvacin por-que en ella y a travs de ella Diosse nos comunica. Pero, por otraparte, va ms all de lo simblicoporque esta humanidad es un ele-mento constitutivo del misterio dela salvacin. Para el cristianismono puede darse un teocentrismoque no sea al mismo tiempo cristo-centrismo. No hay un misterio deCristo sin Jess de Nazaret. Nohay un Cristo de la fe sin un Jessde la historia. Por ello, cuando ha-blamos de la teologa de las religio-nes, no podemos establecer dosperspectivas paralelas: una cris-tocntrica y otra teocntrica.

    DIMENSINPNEUMATOLGICAJunto a esta dimensin cristol-

    gica, que es punto de partida deuna teologa de las religiones, hayque considerar la dimensin pneu-matolgica. La efusin escatolgi-ca del Espritu, que culmin enPentecosts como resultado de laglorificacin de Jess, no se limitaal evento histrico de Jesucristo y,

    por ello, tampoco a las fronteras dela iglesia, sino que se extiende atodo el universo. La historia es unahistoria salvada o una Historia dela salvacin. El Espritu actualiza aCristo, pero al mismo tiempo lo uni-versaliza proyectndolo hacia laconsumacin de los tiempos cuan-do Cristo se va entregar a s mismoy su reino al Padre. As mismo, elEspritu actualiza el misterio de laiglesia en la historia, abrindolo alhorizonte escatolgico del reino deDios. De este modo, el misterio in-manente de la Trinidad se realizaen la economa de la salvacin.

    DIMENSIN ECLESIOLGICAEsta dimensin cristolgico-

    pneumatolgica define el misteriode la Iglesia. La iglesia es una co-munidad escatolgica que procla-ma y representa sacramentalmenteel misterio de Cristo; Ella es, dentrode la historia, un signo eficaz en elque el misterio de Cristo subsiste yacta. Y, al mismo tiempo, y dentrode un horizonte escatolgico, laiglesia se proyecta hacia el futuroal servicio del reino. Del mismomodo que en el misterio de Cristo,el Espritu pone en marcha y actua-liza la iglesia en la historia y, al mis-

    mo tiempo, la proyecta hacia el ho-rizonte escatolgico del reino, ha-cindola as servidora del mismo.

    DILOGO Y PROCLAMACINDentro de este marco de refe-

    rencia teolgico la misin de laiglesia se define como la de dartestimonio y proclamar (ser sacra-mento de) el misterio salvfico deJess, ya presente en la realidad

    La prctica del dilogo interreligioso tiene

    implicaciones fundamentales para la misin y

    la idenditidad del cristianismo.

    Marcoteolgico PORJ O S R U I Z M RQ U EZ

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    religiosas -vivas y vivificantes cierta-mente- que no han llegado a esegrado de maduracin.

    Este documento, que se puedeincluso considerar como una snte-sis del pensamiento de la Iglesia so-bre el tema del dilogo interreligio-so, parte de la afirmacin del apre-

    cio de la Iglesia por las tradicionesreligiosas de los pueblos. La historiade la accin salvadora de Dios seextiende, ms all del pueblo esco-gido, a todos los pueblos, pues contodos ellos quienes Dios ha estable-cido una Alianza desde la creacin.Tambin la misin de Cristo es uni-versal y a todos anuncia el Reino deDios, cuyos grmenes se encuen-tran ya presentes en los corazonesde las personas y en las culturas. Eldilogo es, pues, una exigencia yun reto que requiere un empeo se-rio y un sincero ejercicio de discer-nimiento.

    Este dilogo ha de encontrar ne-cesariamente un puesto en la mi-sin evangelizadora de la Iglesia,sacramento universal de salvacin.Ella anuncia la universalidad delamor de Dios e invita a todos a res-ponder solidariamente a ese amoren el seno de la comunin del pue-blo de Dios. En el dilogo, tanto ella

    como los dems, encontrarn unmedio de profundizacin de su res-puesta a la llamada de Dios.

    Nos seala el documento las ac-titudes necesarias para el dilogointerreligioso y nos previene sobrealgunos obstculos que lo dificultan.Lo importante es, sin embargo, asu-mir en la propia accin evangeliza-dora la iniciativa de Dios mismo,que ha querido dialogar con todos

    los hombres.El tema del anuncio de Jessqueda tambin fuertemente subra-yado. El mandato de Jess a susdiscpulos envindolos a anunciar elEvangelio a todos los pueblos y aser testigos ante los mismos de to-do lo visto y odo, no puede ser ig-norado por la Iglesia. Esta es conti-nuadora de la misin de Jess. Esteaspecto es muy importante a la ho-ra de decidir cmo llevar a cabo lamisin. El contenido del anuncio esel Misterio ntegro de Cristo, que havenido a instaurar el Reino. Unanuncio que se realiza con la fuerzadel Espritu. Un anuncio que revistehoy carcter de urgencia y para elcual hay que encontrar los mediosms apropiados. La coherencia devida de los que confiesan a Jesscomo Seor y su actitud de respetohacia las otras religiones son as-pectos fundamentales en el proyec-to evangelizador. Se trata finalmen-

    te de un anuncio que va a encontraroposicin y dificultades y que puedellegar a exigir el don de la propia vi-

    da.Dilogo y anuncio son dos as-

    pectos necesarios de la misinevangelizadora de la Iglesia.Podramos decir que solamente me-diante el dilogo es posible unanuncio que sea l mismo fiel almensaje que quiere transmitir.

    Creo que esta larga referencia alproceso de reflexin, siempre co-nectado con la praxis y urgido por lamisma, que la Iglesia ha venido ha-ciendo en torno a este tema, es unpaso necesario para ver que no sonla conveniencia o el esnobismo losque nos llevan a profundizar sobreel mismo, sino la fidelidad a la Igle-sia de Jess.

    Hago notar que no me he referi-do al magisterio de las iglesias loca-les -continentales, regionales, etc.-que es muy rico y profundo en estecampo.

    EL REINO COMO MISINVamos a procurar sacar algunas

    consecuencias de todo ello. El pun-to de partida es la visin sobre lamisin de la Iglesia. Vindola inte-gralmente no podemos decir que suobjetivo se circunscriba a la implan-tacin de la Iglesia en aquellos lu-gares donde no existe. El ncleo de

    la misin, su objetivo, es el Reinode Dios, proclamado por Jess. No-sotros estamos llamados a colabo-rar a la accin del Espritu, que con-duce los pueblos hacia la realiza-cin del designio del Padre, a travsde nuestra palabra, nuestro testimo-nio y nuestra accin. Como explicael P. Amaladoss, esto lo realiza-mos a travs de un proceso de di-logo con el mundo, sus culturas yreligiones, con las situaciones so-

    cioeconmicas y polticas presentesen el mismo. En este proceso, aco-gemos y constituimos comunidadesde personas que, llamadas por elEspritu, optan por compartir nues-tra fe y nuestro compromiso. Estascomunidades constituyen el ncleode un movimiento popular mayorque ellas mismas. La verdaderaidentidad de estas comunidades esla misin, o sea, el Reino de Dios.

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    tintas y el aprecio y respeto poresas mismas religiones.

    Ya coment la importancia y elsignificado del Encuentro de Assen 1986. El P. Marcelo Zago, OMI,dice sobre el mismo: En Ass, laacogida dispensada a los represen-tantes de las distintas religiones

    constituye un reconocimiento de es-tas religiones y de su tradicin deoracin en particular. Es un recono-cimiento de que estas religiones nosolo tienen una funcin social, sinoque son caminos eficaces de comu-nin con Dios.

    Esto no significa que todas lasreligiones sean iguales o equipara-bles. Un juicio como ste supone unestudio comparativo sobre sus doc-trinas, estructuras, etc., hecho enprofundidad. El lenguaje de superio-ridad o inferioridad no tiene sentidoen el dilogo interreligioso. La reli-gin es, ante todo, una relacin en-tre Dios y la persona o la comuni-dad de personas. No se trata sim-plemente de un conjunto de dog-mas, ritos o instituciones. Estas sonsimples mediaciones de la relacinentre Dios y los hombres. La reli-gin es comunicacin, es el frutodel dilogo entre Dios presente enlas personas y los pueblos y la res-

    puesta de stos. El que salva esDios, no la religin. Las religionesno son dueas del Misterio, sinosus servidoras.

    La cristalizacin en una tradicinreligiosa de esta experiencia de en-cuentro entre Dios y el hombre, de-pender enormemente de las condi-ciones culturales, histricas, etc.Las religiones estn marcadas porlas limitaciones que provienen de lanaturaleza pecadora del hombre y

    de las codicias presentes en lospueblos. Por eso mismo, el dialogointerreligioso puede y debe ser ca-mino de purificacin de nuestra pro-pia relacin con Dios y una invita-cin a abrirnos con mayor generosi-dad y libertad a la accin transfor-madora de su Espritu.

    Jess nos ha manifestado todoesto y, a travs de su misin, sella-da con su muerte y resurreccin,

    La sensibilidad hacia las otras reli-giones que se percibe en el decreto AdGentes es algo que ha influido fuerte-mente en la reflexin posterior sobre es-te tema. Ad Gentes (n. 3) reconoce quelas tradiciones religiosas tienen su pues-to en el designio universal de salvacinde Dios, aunque no explica teolgica-mente la naturaleza de su funcin en lahistoria de la salvacin. La accin misio-nera es obediencia al designio de Diosde reunir a todos los seres humanos enun solo pueblo. La Iglesia debe anunciareste designio y ser signo del mismo.Noes sta la buena noticia que nos ha tra-do Jess? No es ste el mensaje que li-

    beraba e invitaba a participar en esa his-toria de amor? No es ste el anunciocapaz de provocar una respuesta gene-rosa, fraterna y solidaria en tantas perso-nas?

    La constitucin Lumen Gentium nose interesa explcitamente por el dilogointer-religioso. Es una consecuencia dela orientacin misma de este documentoconciliar que trata de la naturaleza de laIglesia. Las religiones son preparacio-nes para la plena integracin en el pue-blo de Dios. De todos modos, al situar ala Iglesia al servicio del Reino y al insistiren la categora del pueblo de Dios,abre nuevas perspectivas, que se encon-traban ausentes en una concepcin de laIglesia como sociedad.

    El Concilio se ocup expresamente

    del dilogo interreligioso en el decretoNostra Aetate. Su perspectiva bsica esla contemplacin de la verdad que todoslos pueblos forman una nica comunidadque tiene a Dios como a su origen y sufin. No podemos amar y reverenciar aDios, nuestro Padre, sin mostrar un pro-fundo amor y respeto por sus hijos e hi-jas, imgenes vivas de El, llamados auna comunin eterna con El, y a los ca-minos que stos han ido forjando para vi-vir en obediencia a Dios, de quien pro-vienen y hacia cuyo encuentro van. LaIglesia respeta todas las religiones, y, almismo tiempo, se compromete a procla-mar a Cristo, don supremo del Padre.

    La constitucin Gaudium et Spesnos alerta sobre el lugar donde aconteceel dilogo: el mundo, y nos recuerda queel Espritu ha suscitado a la Iglesia paraque viva a su servicio. La comunin contodos los hombres y mujeres, y el esfuer-zo por construir con todos ellos una his-toria que secunde la accin el Espritu,que conduce a todos los hombres y pue-blos hacia la unidad, es un tema repeti-damente presente en este documentoconciliar. Gaudium et Spes abre an msel horizonte del dilogo situando en elmismo a aquellos hombres y mujeresque no son capaces de reconocer la pre-sencia de Dios en sus vidas y en la histo-ria de sus pueblos, o se empean en ne-garla positivamente. Tambin en su co-razn ha sido depositada la semilla del

    Dilogo interreligiosoy Vaticano II

    No son estas comunidades el objetoprimero de la misin, sino el Reinoa cuyo servicio ellas existen.

    La misin es, pues, la proclama-

    cin y construccin del Reino deDios y de una Iglesia completamen-te a su servicio. Inculturacin, dilo-go interreligioso y liberacin son di-mensiones integrales de esta mi-sin. Su conjugacin armoniosa ha-ce posible la evangelizacin.

    Me voy a centrar especficamen-te en el dilogo interreligioso, peroantes quiero recordar y dejar bienclaro que la inculturacin y la libera-

    cin deben ser igualmente objeto denuestra reflexin y orientar la praxismisionera. Los obispos de Asia ha-blan siempre de un triple dilogo:

    - con las culturas: inculturacin- con las religiones: dilogo inte-rreligioso

    - con los pobres: liberacin.

    DOS PRESUPUESTOSHay dos presupuestos que nos

    invitan al dilogo interreligioso: elhecho de la convivencia en el senode una misma sociedad de perso-nas pertenecientes a religiones dis-

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    nos ha introducido al nivel ms pro-fundo de la relacin con Dios. Sola-mente gracias a la accin del Espri-tu podemos llamar a Dios Padre,Abb, y solamente secundando laaccin del Espritu podremos con-formar nuestra vida de acuerdo aesta relacin filial. La Iglesia se

    siente llamada a compartir estaBuena Noticia y a invitar a todos aescuchar la palabra de Jess quenos introduce de un modo tan pro-fundo en el misterio de Dios. Lo ha-ce sabindose sacramento de esteMisterio, sierva de aquellos a quie-nes Dios ama y a quienes ha mani-festado la profundidad y la grande-za de su amor en Cristo. Ciertamen-te la accin salvadora de Jess esnica y universal, y no puede sercontrolada por la Iglesia ni circuns-crita a ella, porque la supera. Nohay lugar para la prepotencia ni pa-ra los atropellos.

    Sin querer pensar que hemos lle-gado a la perfecta inteligencia deltema del dilogo interreligioso noslo recordarn las crticas que vamosa recibir dentro de unos aos pornuestra estrechez de horizontes...,es bueno ver rpidamente el proce-so que nos ha trado al punto dondenos encontramos. Lo hacemos bre-

    vemente ayudndonos de la tipo-loga de Paul Knitter:

    CRISTO CONTRA LAS RELIGIO-NES

    Es aquella actitud caracterizadapor la expresin fuera de la Iglesiano hay salvacin. Luego, en lapoca de la conquista de Amrica ygracias al Concilio de Trento y a al-gunos de sus telogos, evolucionhacia una nueva formulacin ms

    inclusiva: Sin la Iglesia, no hay sal-vacin. La salvacin superaba loslmites de la Iglesia, sin embargo, lagracia salvadora no poda hacerseoperante en las personas sin unareferencia, explcita o implcita, a laIglesia. Todo esto se expres atravs de muy diversas articulacio-nes teolgicas. El cristianismo per-maneca contrapuesto a las otrasreligiones.

    CRISTO DENTRODE LAS RELIGIONESComo ya he indicado, la visin

    del Vaticano II, al reconocer el valorde las religiones no-cristianas, su-puso un cambio. De ah se fue con-figurando una visin de las otras re-ligiones como caminos de salva-

    cin, parte del plan universal desalvacin de Dios. Pero esto se en-tiende siempre desde una referen-cia a Cristo, con una orientacinfundamental hacia l y su Iglesia.Podramos decir que se trata de unpaso previo, de una preparatioevangelica. Todos recordaremos la

    expresin cristianos annimos,se inscribira en este contexto.

    CRISTO ENCIMADE LAS RELIGIONESNo hay necesidad de que Cristo

    est, aunque sea annimamentepresente en las otras religiones (un

    anlisis de la experiencia concretade los creyentes de esas religionescuestiona esta afirmacin) en ordena darles un valor salvfico; stas lotienen porque Dios mismo se lo dio.La misin de la Iglesia no sera lle-var el Reino, como si se tratase deuna realidad totalmente ajena a

    Pablo VI dio un impulso inicial al ca-mino del dilogo con su encclica Eccle-siam Suam. La Iglesia debe dialogarcon el mundo en que vive: ste es el ca-mino de la evangelizacin. Nos sealael Papa algunas caractersticas funda-mentales del dilogo que quiero recor-dar por la capital importancia que tienenen nuestra accin misionera:

    - claridad: que supone experiencia yconviccin acerca de la propia fe y co-nocimiento respetuoso de la del otro.

    - mansedumbre: Cristo nos dio testi-monio de ella. La arrogancia no se ade-cua al camino del dilogo. Hay que ha-cerse vulnerable a la experiencia delotro y acoger los interrogantes que nossuscita.

    - confianza: en que existe una mu-tua buena voluntad.

    - prudencia: nos invita a un procesode discernimiento permanente.

    Se trata de escuchar no slo lo quelos hombres dicen, sino sobre todoaquello que hay en sus corazones y que

    quieren expresar. En un dilogo as, laverdad se conjuga con la caridad y lacomprensin con el amor.

    En Bombay, en 1964, les deca Pa-blo VI a los creyentes de otras religio-nes: nos debemos encontrar como pe-regrinos que nos hemos puesto en ca-mino hacia el encuentro con Dios, pre-sente en el corazn de los hombres. He-mos de trabajar juntos para construir unfuturo solidario para la humanidad.

    Y a los africanos, en 1967, les con-

    fesaba su aprecio y admiracin por elprofundo sentido de Dios, como ser su-premo, personal y mstico, que configu-ra toda la cultura africana. Desde ah,liberados de innecesarios juicios (o pre-juicios) valorativos podremos comenzarun verdadero camino de dilogo.

    La Evangelii Nuntiandi se refieretambin a este tema y abre amplios ho-rizontes a la reflexin teolgica y a lapraxis misionera de la Iglesia. La rique-za de millones de personas y de milesde aos en la bsqueda de Dios queposeen las diversas tradiciones religio-sas es una llamada a la fe en la accindel Espritu. Sus textos sagrados, susoraciones, sus esfuerzos por crear labase de una convivencia fraterna y soli-daria, de acuerdo a los designios deDios, son fruto de las semillas del Ver-bo depositadas por el Padre en el co-razn de los hombres y de los pueblos.Respetar, adorar, servir son actitu-des que nacen espontneamente cuan-do nos situamos en esta perspectiva.

    De todos modos, la Iglesia no puederenunciar al anuncio de Jess, porque,en l, el Padre ha querido pronunciaruna palabra para todos sus hijos y, atravs de l, los ha querido reconciliarconsigo y entre ellos para que se hagarealidad universal y tangible su sueo:ellos sern mi pueblo y Yo ser suDios. Un pueblo formado por muchospueblos, venidos de oriente y occidente(cfr. Is 2) para subir a la montaa delSeor y adorarlo. Dilogo y anuncio se

    Pablo VI y el

    dilogo interreligioso

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    esas personas, sino anunciar elReino ya presente entre ellos y po-nerse a su servicio. Sin embargo,muchos se encuentran incmodoscon este planteamiento y buscanuna referencia a Cristo. Ya no esnecesario que Cristo est dentro delas religiones para conferirles vali-dez, pero permanece ya sea comonorma suprema que juzga la validezde las mismas, ya sea como metadonde stas deben encontrar suplenitud.

    CRISTO CON LAS RELIGIONESCada tradicin religiosa se pre-

    senta como decisiva para sus se-guidores y tiene, adems, relevan-cia para los dems. El carcter pe-culiar de exclusividad reclamadopor el cristianismo ya no se enten-dera ni en un sentido exclusivo niinclusivo, sino relacional.

    Estamos viendo que en esta ti-pologa se da como una progresinde una ptica eclesiocntrica a unacristocntrica, y de sta a una te-ocntrica. Dios se introduce en la vi-

    da de su pueblo por muchos e ine-fables caminos. A travs de Jess,Dios nos ha manifestado exhausti-vamente su voluntad universal desalvacin y la profundidad de su re-lacin con el hombre. Pero a estaexperiencia se puede tener accesoigualmente por otras mediaciones.

    Todas las tipologas tienen suslimitaciones e inconvenientes, perosirven de algn modo para situar-

    nos mejor dentro del tema de refle-xin. Quedan ciertamente interro-gantes que nos obligan a seguir ennuestro camino de bsqueda deuna comprensin ms profunda delinalcanzable misterio de nuestroDios. Lo importante es seguir bus-cando y caminando, seguir compar-tiendo nuestra experiencia de Diosa la que tenemos acceso por Jess,gracias a la accin del Espritu. Loimportante es tambin seguir enri-queciendo esta experiencia de Diosa travs de la escucha de la expe-riencia que de El tienen los creyen-tes de otras religiones.

    Existe el peligro de que la tipo-loga definida como Cristo con lasreligiones pueda llevar a una relati-vizacin tal de la propia identidad yTradicin religiosa que se debilite o,incluso se desacredite, el mismo es-fuerzo por el dilogo interreligioso:cada uno se queda con lo suyo y to-dos en paz. Es importante profundi-zar la propia identidad y confrontar-la lealmente con otras para poderenriquecer desde ella la experiencia

    de nuestros interlocutores. Por otraparte, nosotros no podemos renun-ciar al lugar que Dios ha conferido aCristo en su Plan de salvacin.

    Es muy importante tener encuenta que el dilogo interreligioso,como la religin misma, est al ser-vicio de la liberacin-salvacin delhombre (re-situarlo en su comunincon Dios que lo libera: restaurar laAlianza), y de la liberacin-salva-

    cin de los pueblos (re-situarlos ba-jo el seoro de Dios que los liberay los hace fraternos y solidarios).Tiene una orientacin soteriolgica.As, la ortopraxis cobra un papelmuy importante en el dilogo inte-rreligioso.

    Me permito unas ltimas indica-

    ciones sobre dos aspectos particu-lares que pueden ayudarnos a en-marcar correctamente nuestra re-flexin sobre el tema e iluminarnuestra praxis pastoral:

    DILOGO INTERRELIGIOSOY ANUNCIO DEL EVANGELIOUno de los aspectos que nos

    llevan a dudar sobre la necesidad ola urgencia del dilogo interreligio-so es el hecho de que pueda llegara cuestionar la necesidad de predi-car explcitamente el Evangelio.Pero esta dificultad nace precisa-mente de la conceptualizacin quehacemos de estas realidades. Eldilogo no es una confrontacinentre dos sistemas, sino unaconversacin, un compartir entredos o ms personas que dejanaflorar en las palabras y en los sig-nos aquello que est en el centrode su corazn y es inspiracin parasu vida. No se busca convencer al

    otro ni tampoco convertirlo; ser lagracia, la Palabra que se hace pre-sente en el dilogo, la que ir con-duciendo los corazones a la Ver-dad.

    El dilogo, por otra parte, supo-ne tambin la palabra que pronun-cia la comunidad cristiana a travsdel testimonio de una vida en laque se reflejen verdaderamente losvalores del Reino.

    El Espritu nos llama al testimo-

    nio. El nos ha conducido a la expe-riencia de salvacin que el Padrenos ha ofrecido en Jesucristo. Deah el deseo de compartir esta ex-periencia de Dios, tan significativapara nosotros, porque estamos se-guros de que va a ser liberadoratambin para los dems. As mis-mo, a travs del dilogo podemosescuchar el testimonio de la pre-sencia de Dios en las vidas de los

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    otros, en la conciencia de los pue-blos. Acercarse a esta presencia deDios es siempre algo significativo yliberardor; es gracia.

    Ah encuentra su lugar la procla-macin del Evangelio. Este ha sidoel modo de actuar de Jess. Procla-macin y dilogo son dos momen-

    tos de la accin evangelizadora queno podemos separar. Con frecuen-cia se ha insistido unilateralmenteen uno de ellos. Dilogo y anuncioson dos realidades que tienen senti-do desde el servicio al Reino deDios.

    El anuncio nace de la concienciade la misin confiada por Jess asu Iglesia, el dilogo de la concien-cia de la presencia del Dios anun-ciado en la experiencia religiosa delotro.

    La proclamacin es la afirmacinde la accin de Dios en uno mismoy en la comunidad cristiana, el di-logo es la apertura a la accin de

    Dios en el otro y en su comunidad.El anuncio es siempre una reali-dad dialogal, y nuestro dilogo hade ser, a su vez, capaz de transmitirla Buena Noticia de la salvacin quese nos ofrece en Jesucristo.

    Dicen los obispos de Asia, refle-xionando sobre la evangelizacinen ese gran continente: Para loscristianos asiticos, proclamar aCristo significa, ante todo, vivir co-

    mo l en medio de vecinos de otrascreencias y convicciones, y realizarlas obras de l con la fuerza de sugracia. Estn llamados a una pro-clamacin mediante el dilogo y eltestimonio.

    Anunciar el Evangelio es un de-ber gozoso. Descubrir a Dios pre-

    sente y anunciar que es Padre/Ma-dre es una Buena Noticia. Este esnuestro deseo y nuestra preocupa-cin. Ponernos plenamente al servi-cio del mundo nuevo que nacecuando el seoro de Dios es acep-tado, es nuestra ilusin. Por esomismo, nuestro anuncio se convier-te tambin en denuncia, cuandodescubrimos aspectos de la reali-dad que se oponen al Reino.

    DILOGO Y CONVERSIN

    La experiencia de la presenciade Dios siempre purifica, libera,ampla horizontes, santifica. El di-logo nos acerca a distintas manifes-

    taciones de esta presencia. Al dilo-go interreligioso se entra con ganasde convertirse ms profundamentea Dios. Pero, hay que aclarar bienel sentido primordial de esta con-versin, que es el humilde y arre-pentido retorno de nosotros mismos(de nuestro corazn) a Dios con elpropsito de someterle generosa-mente toda nuestra vida. Esta es laconversin que se nos pide a todos,

    cristianos o no, y la que un verdade-ro dilogo interreligioso nos facilita.Someterse a Dios es aceptar el Rei-no, y, por ello, es abrir el corazn almensaje de Jess.

    Otro sentido de conversin esintegrase a una comunidad que viveuna fe religiosa distinta; en el caso

    cristiano, vincularse a Cristo por elbautismo y entrar a formar parte dela comunidad de los que creen enEl. No podemos forzar esta conver-sin; sino solamente colaborar a laaccin del Espritu que conduce atodos los hombres y pueblos al co-nocimiento de la Verdad. Se nos pi-de tener siempre el corazn abiertopara aceptar a aquellos que sesienten llamados a nuestra comuni-dad, deseosos de compartir conellos el pan eucarstico e integrarlosen la accin al servicio del Reino.Hemos de estar dispuestos a dargracias a Dios por la accin miste-riosa, inalcanzable e incomprensibledel Espritu en el corazn de laspersonas y los pueblos.

    A MODO DE CONCLUSINConcluyo esta reflexin intentan-

    do articular algunas propuestas oconsideraciones en torno al temadel dilogo interreligioso que nos ha

    ocupado, tratando de conectar connuestra cotidiana praxis pastoral:

    1) El dilogo interreligioso es unaspecto importante, ineludible de laevangelizacin. Las razones han si-do expuestas largamente. En losdistintos contextos tendr cierta-mente acentos diversos. Es lo queacontece con cualquier tipo de di-logo: segn los interlocutores seconfiguran la metodologa, los tiem-pos, etc. Yo me he basado principal-

    mente en mi propia experiencia enAsia. No poda hacer otra cosa: lareflexin est siempre conectadacon la vida. All existen unas tradi-ciones religiosas con un nmeromuy grande de seguidores que hanarticulado sus experiencias y su re-flexin en unos sistemas teolgicosmuy profundos y han sido capaces

    Josep M Abella ha sido misionero enJapn

    1. Conoces conflictos en la sociedad que las personas religiosas estn ayudando a solucionar?2. Conoces en el plano internacional algn conflicto azuzado por la religin? Dnde es la fe reli-

    giosa una fuerza en favor de la paz?3. Estn comprometidas las religiones en la lucha en favor de los derechos humanos y la eco-

    loga, y en contra de la carrera de armamentos, las torturas, la pobreza?4. Pueden las religiones decir algo comn sobre estos asuntos?5. Qu actitud tomar ante los miembros de nuestra religin que adoptan posturas extremistas o

    fanticas?6. Qu piensas de la afirmacin: todas las religiones son iguales?7. Has rezado alguna vez con miembros de otras religiones?8 Qu relacin hay entre dilogo y anuncio de las propias convicciones religiosas?9. Todo anuncio de la propia fe, es proselitismo?10. Cmo tratan los medios de comunicacin de tu pas las cuestiones referentes a las religio-

    nes?

    Para la reflexin personal y en grupo

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    A rgelia, FIS, GIA, Ulster,protestantes, catlicos, talibn, intifa-da, Gaza, Cisjordania, serbios, bos-

    nios, croatas, Lbano, Salman Rush-die... es la sopa-ensalada servida adiario, y condimentada con violencia.Religin, luego violencia.

    Gadafi dirigi la oracin del 1 demayo con tres mil soldados, decenasde vehculos blindados, helicpterosy bombarderos. Independencia dela India: Jinnah no era musulmn de-voto. Beba alcohol y coma cerdo.Rara vez iba a la mezquita; no co-noca el rabe. Prescindi de su reli-gin a los 40 aos para casarse conuna parsi de 18. Pero se envuelveen la bandera del islam y atiza gue-rras religiosas para crear su Pa-quistn musulmn. (Gandhi, profun-damente religioso, quiere un estadosecular; asegurar la convivencia).Religin instrumento instrumentaliza-do. Religin, luego violencia.

    Los muerdeperros son ms es-candalosos, pero sin consistencia.Interesa no entrar al trapo. Todo fun-damentalismo, y la violencia que ge-

    novado, ni medieval ortodoxo ni libe-ral moderno. Sufre una transforma-cin decisiva que refleja en su obraYo-T (1923). Los estudios jasdi-cos influyen en el clebre principiodialgico. La Biblia -es traductor yestudioso- se convierte en principiode inspiracin y criterio ltimo.

    Incluye una reflexin filosficaque parte de que el hombre,adems de una relacin Yo-Ello conla realidad (esfera de la subjetivi-dad), se encuentra en una relacinYo-T, que remite siempre a un Teterno. La revelacin del Sina sigueaconteciendo aqu y ahora, es un re-lato vivo.

    Defensor de un sionismo culturalfrente al puramente poltico, pidemenos propaganda y ms cultura enPalestina; se puso pronto -sin mu-

    cho eco- de parte de los rabes. Enel Congreso sionista de 1939 defen-di un humanismo espiritual arraiga-do en la justicia, el gran legado de laBiblia. El hombre hebreo digno dela Biblia no es simplemente el dehabla hebrea o un calco de tiempospasados, sino el que se abre a laboca del Incondicional. Una pro-vocacin para los sionistas naciona-listas, que lo relegaran a los cam-pos del olvido.

    nera, es hijo de un palmario dficit -si no total ausencia- de reflexin fi-losfica y de mstica. Existen ensa-ladas ms nutritivas, condimenta-das con paz: Charles de Foucauld,Rabia Adawiyya, Gandhi, Isaac Ra-

    bin, Desmond Tut, Luc Sangar,Pierre Claverie... Religin, luegopaz, dilogo, convivencia.

    Propongo un trptico. Tres nom-bres entre el siglo pasado y steque tendieron puentes y abrieronhorizontes a la paz. Un judo, uncristiano y un musulmn.

    MARTIN BUBER (1878-1965)Este gran judo viens instaura

    un humanismo espiritualmente re-

    P O R J O S M M A R T N E Z M A N E R O

    Un trptico de personajespara la pazLas grandes

    tradiciones

    religiosas han

    producidointolerancia y

    violencia. Pero en lo

    mejor de las mismas

    existen grandes

    movimientos

    pacifistas. Hay

    personas que handado su vida por la

    paz y el amor, como

    R E F L E X I N

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    Divisa en el horizonte el surgirde sueos injustamente sepultados.Individualismo y colectivismo provo-can el ascenso de una gran insa-tisfaccin debido a la falsa reali-zacin de una gran aspiracin, laaspiracin a la comunidad, en nom-bre de una realizacin autntica.

    Denuncia el abuso de la palabraDios, pero proclama su inevitabili-dad. S, ...generaciones de hom-bres han desgarrado la palabra consus partidismos religiosos; por ellahan matado y por ella han muerto;lleva las huellas de todos y la san-gre de todos... Tenemos que respe-tar a quienes la rechazan porque sesitan frente a la injusticia y la inmo-ralidad... pero no podemos olvidar-la...; manchada y rota como est,podemos hacerla surgir del suelo en

    un momento sumamente crucial.Se atreve a proponer al Congre-so sionista (1921) que proclame eldeseo de vivir en paz y fraternidadcon el pueblo rabe y de conducir alcomn suelo patrio hacia una rep-blica en la que ambos pueblos tu-vieran la posibilidad de un desarro-llo en libertad.

    JOS LERCHUNDI (1836-1896)Puente entre dos culturas. Su-

    gestivo ttulo que celebraba el cen-

    tenario de la muerte de este vascode Orio. Lo franciscano da fuerza ala semilla familiar. Descubre, encampos de Cuenca, la gran pasinde su vida: ser misionero francisca-no. Dice la Regla: Rechaza la vio-lencia de las armas y abre un nuevomtodo, el anuncio gozoso delEvangelio.

    El de Ass le revela que el SumoBien no slo es meta, es el Camino.Su escaramuza ante el sultn enplenas cruzadas fue la intuicin, la

    prueba de que la nica cruzada efi-caz y vlida se llama paz y amistad.Desembarca en Tnger (1872).

    En un clima colonialista en boga en-saya pautas novedosas entonces,hoy actuales. Arabista, africanista,traductor oficial e intrprete de Es-paa, Marruecos y el Vaticano; vivi-do todo con sencillez franciscana,hacen de l un mediador aceptado.Su protagonismo diplomtico a altonivel es fruto de su prestigio ante to-

    DILOGO Y LIBERACINa) La liberacin de las perso-

    nas y de los grupos humanos,incluyendo los grupos religiosos,con respecto a las fuerzas opre-soras que actan en ellos, es unelemento constitutivo del dilo-go interreligioso. Este dilogobusca promover acciones comu-nes en favor de los derechoshumanos. Ello exige un anlisissocial desde la perspectiva delos oprimidos para hacernos