las esperanzas milenaristas de los franciscanos de la nueva españa

18
Las esperanzas milenaristas de los franciscanos de la Nueva España Author(s): Luis Weckmann Source: Historia Mexicana, Vol. 32, No. 1 (Jul. - Sep., 1982), pp. 89-105 Published by: El Colegio De Mexico Stable URL: http://www.jstor.org/stable/25135806 . Accessed: 06/04/2011 16:06 Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of JSTOR's Terms and Conditions of Use, available at . http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp. JSTOR's Terms and Conditions of Use provides, in part, that unless you have obtained prior permission, you may not download an entire issue of a journal or multiple copies of articles, and you may use content in the JSTOR archive only for your personal, non-commercial use. Please contact the publisher regarding any further use of this work. Publisher contact information may be obtained at . http://www.jstor.org/action/showPublisher?publisherCode=colmex. . Each copy of any part of a JSTOR transmission must contain the same copyright notice that appears on the screen or printed page of such transmission. JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected]. El Colegio De Mexico is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Historia Mexicana. http://www.jstor.org

Upload: michelle-tasca

Post on 02-Jan-2016

38 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Las esperanzas milenaristas de los franciscanos de la Nueva España

Las esperanzas milenaristas de los franciscanos de la Nueva EspañaAuthor(s): Luis WeckmannSource: Historia Mexicana, Vol. 32, No. 1 (Jul. - Sep., 1982), pp. 89-105Published by: El Colegio De MexicoStable URL: http://www.jstor.org/stable/25135806 .Accessed: 06/04/2011 16:06

Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of JSTOR's Terms and Conditions of Use, available at .http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp. JSTOR's Terms and Conditions of Use provides, in part, that unlessyou have obtained prior permission, you may not download an entire issue of a journal or multiple copies of articles, and youmay use content in the JSTOR archive only for your personal, non-commercial use.

Please contact the publisher regarding any further use of this work. Publisher contact information may be obtained at .http://www.jstor.org/action/showPublisher?publisherCode=colmex. .

Each copy of any part of a JSTOR transmission must contain the same copyright notice that appears on the screen or printedpage of such transmission.

JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range ofcontent in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new formsof scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected].

El Colegio De Mexico is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to HistoriaMexicana.

http://www.jstor.org

Page 2: Las esperanzas milenaristas de los franciscanos de la Nueva España

LAS ESPERANZAS MILENARISTAS DE LOS FRANCISCANOS DE LA

NUEVA ESPA?A Luis Weckmann

El intento m?s trascendental de hacer triunfar en la Nueva

Espa?a un ideal sublime de car?cter religioso fue el de un

grupo de franciscanos que crey? preparar, con base en los

escritos prof?ticos medievales del abate calabr?s Joaqu?n de

Flora (1145-1202) la llegada de una nueva edad de oro:

el millenium, edad de la perfecci?n cristiana.

Antes de ellos, sin embargo, Crist?bal Col?n, quien se

g?n Phelan conoc?a directa o indirectamente las profec?as

joaquin?ticas, estaba convencido en los d?as de su cuarto

viaje de que, siendo sus descubrimientos un medio de pro

pagar umversalmente el cristianismo, era suya la misi?n de

hacer realidad la profec?a apocal?ptica del reino milenario

que preceder? a la parus?a, o sea al segundo advenimiento

de Cristo para juzgar a los hombres. Tal profec?a anunciaba, entre otras cosas, la liberaci?n y reconstrucci?n del Monte

Si?n y Jerusal?n por obra cristiana, y al respecto, dice Bloom

field, Col?n recordaba que, seg?n Joaqu?n de Flora, el pre destinado a llevar a cabo esa obra deb?a venir de Espa?a. La convicci?n de tener una misi?n trascendente fue expre sada en otra ocasi?n por el descubridor, en una carta de 1502

dirigida al Banco de San Jorge, de Genova, donde dice que "nuestro Se?or me ha fecho la mayor merced que despu?s de David ?l haya fecho a nadie". Pero las profec?as de Joa

qu?n de Flora iban m?s all? de la restauraci?n de Jerusal?n; su obra sobre el Evangelio eterno conceb?a la historia como

la realizaci?n de un plan divino, anunciando su culminaci?n

en una ?poca futura, cuando el descendimiento del Esp?ritu Santo, precedido por grandes conflictos con musulmanes y

89

Page 3: Las esperanzas milenaristas de los franciscanos de la Nueva España

90 LUIS WECKMANN

herejes as? como por la aparici?n del anticristo, revelar?a a los hombres, ya sin necesidad de intermediarios, los mis terios divinos. Llegar?a as? la edad de perfecci?n, en la que se restaurar?a la pureza del cristianismo primitivo, el mille

nium, que consumar?a los siglos y a cuyo t?rmino Jesucristo regresar?a a la tierra a designar a los escogidos para la vida eterna. El m?stico calabr?s cre? en sus escritos una verdadera

tipolog?a de la historia: en una serie de concordancias, cada sucesiva edad de la humanidad (tres, una por cada persona de la Trinidad) representaba una mejor realizaci?n o per feccionamiento de la anterior. La iglesia del Padre o del

Antiguo Testamento (la sinagoga), iniciada con Ad?n, fue

transfigurada por la segunda edad, la del Hijo o de la igle sia, porque Cristo, segundo Ad?n, le dio un significado trascendental. Mientras que las dos primeras edades se ha

b?an inspirado respectivamente en el Antiguo y en el Nuevo

Testamentos, la tercera, que hab?a de ser iniciada por un

tercer Ad?n o segundo Cristo, el dux novus, ser?a la edad

final, la de la perfecci?n. La inspirar?a el Esp?ritu Santo por medio del Evangelium aeternum anunciado por Joaqu?n de

Flora, y en ella impl?citamente no ser?an necesarios los sa

cramentos y por ende taimpoco los sacerdotes ya que los

hombres, habiendo descendido sobre ellos el Esp?ritu Santo, ver?an a Dios por as? decirlo cara a cara. Con tan revolucio

naria tesis Joaqu?n de Flora no s?lo introdujo la idea mo

derna de progreso en el proceso hist?rico (i.e., las cosas

tienden a mejorar con el correr del tiempo), sino que, t?ci

tamente, puso en jaque a la jerarqu?a eclesi?stica que cons

titu?a la osamenta de la iglesia en la edad del Hijo. En

efecto, en la tercera edad los dones del Esp?ritu Santo ser?an

prodigados por "hombres espirituales" (viri spirituales),

quienes conducir?an a la humanidad a su plena realizaci?n. No es de extra?ar que algunos monjes, y principalmente los franciscanos "espirituales" u observantes, con el ?nfasis

que pon?an en la pobreza apost?lica y en la estricta apli caci?n de la regla de la orden, se hayan sentido llamados a desempe?ar aquella misi?n, la ?ltima y mayor de todas.

Page 4: Las esperanzas milenaristas de los franciscanos de la Nueva España

LAS ESPERANZAS MILENARISTAS 91

Ser?an ellos quienes revelar?an a los hombres el significado de los sacramentos, alegor?as y s?mbolos de la iglesia papal, como Cristo hab?a revelado los misterios de la sinagoga de

la edad del JPadre.1 Dante rindi? homenaje a Joaqu?n de Flora y a su es

p?ritu prof?tico coloc?ndolo en el para?so. Muchos escritos

pol?ticos del siglo xm, principalmente aquellos en que se pre sentaba como anticristo a Federico II de Suabia, con fre

cuencia lo citan. Los franciscanos espirituales, vistos con

desconfianza por Roma y por Avi??n, se hicieron sus cam

peones, as? como tambi?n el catal?n Amoldo de Villanova

y, en el siglo xiv, Dolcino de Novara. El eco de sus profec?as

ejerci? una gran fascinaci?n a fines de la Edad Media entre

las beguinas de Flandes, Provenza y Catalu?a, y sobre la

escuela flamenca de la Devoci?n Moderna.

Ni los frailes Jer?nimos ni los franciscanos reformadores

de la provincia espa?ola de San Gabriel (de donde vinieron a la Nueva Espa?a algunos de los "primeros doce") esca

paron a la influencia de Joaqu?n de Flora. ?sta inspir? tam

bi?n a los milenaristas ingleses de la ?poca de Cromwell y,

ya en pleno siglo xvn, al jesuita portugu?s Antonio Vieira, confesor en Roma de Cristina de Suecia, y al franciscano

del Per? Gonzalo Tenorio, quien se?al? el sentido clara mente escatol?gico que tiene el t?rmino "Nuevo Mundo".

Norman Cohn opina que los escritos prof?ticos de Joaqu?n de Flora de hecho fueron los que mayor influencia ejer cieron sobre todo el pensamiento europeo hasta la aparici?n del marxismo.2

1 Acerca de la influencia de Joaqu?n de Flora sobre Col?n, vid.

Phelan, 1970, pp. 21, 22, 134 (donde se cita la carta al Banco de

San Jorge) ; Bloom field, 1980, pp. 37-38. Sobre los escritos del abate

calabr?s en general, Phelan, 1970, p. 59; Daniel, 1975, pp. xn-xiii.

V?anse las explicaciones sobre siglas y referencias al final de este

art?culo. 2 Dante alude al "calavrese abate Giovacchino / di spirito profetico

dotato", Par., xn, 140-141. Sobre la influencia de su pensamiento en

la Europa medieval y moderna, vid. Phelan, 1970, p. 118; Boas,

Page 5: Las esperanzas milenaristas de los franciscanos de la Nueva España

92 LUIS W?CKMANN

La influencia que en la Nueva Espa?a tuvo el joaquinis mo, sobre todo entre los franciscanos de la "regular obser

vancia" a cuya cabeza estaba Jer?nimo de Mendieta, no fue

directa sino que proced?a de la pen?nsula (como ha obser

vado entre nosotros Silvio Zavala), y era una influencia muy

de trasmano. Podr?a decirse que no se atrev?a a decir su

nombre, porque no se ha encontrado referencia expl?cita a Joaqu?n de Flora en las fuentes novohisp?nicas, debido

quiz?s a la desconfianza con que sus ideas eran vistas por la autoridad eclesi?stica. En todo caso, la influencia joaqui

n?tica en Espa?a fue patente entre los frailes de la ?poca y no se limit? a ellos. En un folleto revelador ament? titu

lado Somnium de futura orbis monarchia, y de evidente

inspiraci?n joaquinista como dice Tognetti, Mercurio de

Gattinara dirigi? en 1517 al futuro Carlos V (de quien ha

br?a de ser con el tiempo gran canciller) una exhortaci?n a colocarse a la cabeza del mundo para asegurar el triunfo

del cristianismo asumiendo el papel del dux novus de la

profec?a. La reforma del clero regular auspiciada bajo los

reyes cat?licos por el cardenal Cisneros (franciscano) per miti? que en Espa?a renaciera un misticismo apocal?ptico de matiz joaquin?tico, seg?n afirma Phelan. Por su parte,

Maravall estima que esa reforma tuvo por base la tendencia

al primitivismo propia de la orden franciscana desde su

creaci?n. Bajo los auspicios del cardenal Cisneros, el fran

ciscano fray Juan de Guadalupe introdujo a partir de 1498,

primero en Granada y luego en cinco monasterios de Extre

madura, ciertas reformas necesarias para restablecer la pura

observancia de la regla de san Francisco. En los monasterios

extreme?os se?alados la reforma se implant? definitivamente

en 1505, informa Baudot, y aquellos cenobios se agruparon

primero en la custodia del Santo Evangelio y luego, en 1519, en la provincia franciscana de San Gabriel. Los franciscanos

de la Nueva Espa?a, para se?alar su filiaci?n espiritual,

1948, pp. 206-216; Fraker, 1966, p. 199; Cohn, 1972, p. 115;

Manselli, 1959.

Page 6: Las esperanzas milenaristas de los franciscanos de la Nueva España

LAS ESPERANZAS MILENARISTAS 93

adoptaron poco despu?s la primera denominaci?n mencio nada

practicando una estricta pobreza evang?lica. Su misi?n

en M?xico fue inequ?voca, a?ade Baudot: la evangelizaci?n de los indios, cuya aparici?n en el horizonte del cristianismo era una clara se?al de la proximidad de los ?ltimos tiempos, y de cuya conversi?n depend?a la llegada del millenium y el

cumplimiento de las promesas del Apocalipsis. Pasando a los

Jer?nimos, custodios del santuario extreme?o de Guadalupe

(y de los de Yuste y el Escorial) podemos recordar que

siempre inspiraron sospechas de joaquinismo por su quie tismo y su tendencia a un extremo

rigorismo, sospechas \que no logr? disipar el historiador apolog?tico de la orden, fray

Jos? de Sig?enza. Bataillon informa que la primera misi?n

que en 1516 intent? la evangelizaci?n pac?fica de Tierra

Firme, integrada por franciscanos "de naci?n picarda",

ten?a

tendencias joaquin?ticas; y manifiesta su sorpresa ante el

lenguaje utilizado en los documentos oficiales o particulares relativos a las primeras misiones enviadas a Am?rica por

la orden de San Francisco, el cual evoca "los ?ltimos tiem

pos del mundo" vaticinados por Joaqu?n de Flora, que mer

ced al apostolado de los frailes ser?an la ?poca del reino

del Evangelio eterno.3

La importancia de que la Nueva Espa?a goza en la tra

dici?n milenarista se debe a que ah? los frailes tuvieron la

primera y ?nica oportunidad de crear, en v?speras del fin

del mundo, un para?so terrestre en el cual toda una naci?n

?los ind?genas? estuviera consagrada a la b?squeda de la

3 Zavala, 1967, i, p. 456. Solano (1978, p. 299) afirma que la

mayor?a de los franciscanos que se establecieron en la Nueva Espa?a

pertenec?an a la "regular observancia". Vid. Tognetti, s/f, pp. 155

156. Sobre las reformas del cardenal Cisneros mencionadas en el texto, cf. Phelan, 1970, pp. 15-208; Baudot, 1977, pp. 80-83. Castro (1942,

pp. 14, 38) alude a los Jer?nimos de Guadalupe, y tambi?n habla de

ellos. Fraker (1966, p. 203). Bataillon, 1957, pp. 28-30; 1954,

pp. 346-347. Maravall (1949, pp. 215-219) examina la posible in

fluencia de Savonarola, a trav?s de la beata de Barco de ?vila y de

fray Mart?n de Valencia, sobre el espiritualismo franciscano en la

Nueva Espa?a.

Page 7: Las esperanzas milenaristas de los franciscanos de la Nueva España

94 LUIS WECKMANN

perfecci?n cristiana y de la pobreza evang?lica. Las nuevas

?rdenes mendicantes, fundadas por san Francisco y santo

Domingo, que renovaron espiritualmente a la iglesia, fueron

para el pensamiento ioaquin?tico de los siglos xni y xiv el

presagio de la pen?ltima etapa de la historia previa a la

llegada del milenio y de la edad del Esp?ritu Santo. El pro

grama teol?gico e incluso pol?tico de esas ?rdenes ha que dado en la Nueva Espa?a literalmente expresado en t?rmi

nos joaquin?ticos en la puerta de San Francisco de Puebla, donde en la hoja derecha aparecen ambos fundadores respec tivamente con las leyendas Franciscus pater apostolicus y

Dominicus dux gentium. La perspectiva escatol?gica de cris

tianizar a los indios para acelerar el fin de los tiempos fue,

dice Bataillon, una experiencia casi alucinante para fray Mart?n de Valencia, Motolin?a, Sahag?n y Mendieta, todos

ellos franciscanos y todos m?s o menos influidos por la pro fec?a de Joaqu?n de Flora. Recrear la simplicidad y la po

breza de la edad apost?lica ya no era posible en la vieja

Europa; se necesitaba un Nuevo Mundo. Y fue justamente un humanista cristiano, formado espiritualmente en la tra

dici?n de la devoci?n moderna, el papa Adriano VI (antiguo

preceptor de Carlos V) quien, en su breve Exponi nobis

de 1522, prometi? a los franciscanos y dominicos de la Nueva

Espa?a que recibir?an por su labor la misma recompensa

que los ap?stoles. Pero los frailes ten?an prisa. Motolin?a

describe, por ejemplo, escenas impresionantes de bautizos

de multitudes (en una ocasi?n hasta quince mil en un d?a

en Xochimilco) ; compart?a la convicci?n de los dem?s fran

ciscanos de que la eficacia de este sacramento era ex opere

operato, o sea que no requer?a la previa profesi?n de fe

del bautizado. Su ardiente deseo era, dice Kobayashi, ha

cer del mundo ind?gena una nueva cristiandad equiparable a la iglesia primitiva de los ap?stoles. Dentro de este esque

ma, justo es observar que no hab?a mucho sitio para el clero

secular ni tampoco para los laicos espa?oles. Mendieta sin

duda hablaba en nombre de sus hermanos mendicantes cuan

do ped?a al Consejo de Indias que no se enviaran a la

Page 8: Las esperanzas milenaristas de los franciscanos de la Nueva España

LAS ESPERANZAS MILENARISTAS 95

Nueva Espa?a obispos de renta, que los indios no pagaran diezmos al clero secular, y por ?ltimo que no se autorizara

la entrada de ?ste en las tierras donde las ?rdenes reali

zaban su labor misional. En relaci?n con la petici?n relativa a los diezmos, el arzobispo Mont?far comentar?a luego seca

mente que "?sta no es primitiva iglesia porque hay papa y

prelados y reyes cat?licos y sagrados c?nones y leyes". Cor

t?s, quien hab?a pedido a Carlos V que enviara no curas

ni obispos sino frailes, coincid?a con el parecer de las ?rde

nes mendicantes, cuya actividad apoy? tan decididamente

que mereci? de ellas el calificativo de "nuevo Mois?s"., Se

mejante t?tulo s?lo se comprende ?dice Lafaye? con base en las concordancias establecidas por Joaqu?n de Flora en

el Evangelio eterno, correspondientes a las tres fases de la

historia humana. Villoro ha se?alado que el conquistador deseaba una iglesia de franciscanos y dominicos, con pocos

obispos y seglares, de amplios poderes, libre y dirigida por

"gente de esta tierra"; y en una de las cl?usulas de su testa

mento ?que no se cumpli?? mandaba crear un

colegio de

teolog?a y derecho can?nico en Coyoac?n, a fin de que hu

biera "personas doctas en la... Nueva Espa?a que rijan las iglesias". Dice Rodr?guez Demorizi que el ideal de fray

Pedro de C?rdoba, cuya Doctrina fue adaptada por Betan

zos para servir de manual en la evangelizaci?n de los na

turales de la Nueva Espa?a, era el de una sociedad cristiana

exclusivamente india y gobernada m?s o menos paternal mente por los frailes. Para G?ngora, ?stos estaban conven

cidos de que una organizaci?n social cerrada de los abor?

genes era una condici?n esencial para su supervivencia.

Y Horcasitas se pregunta si los franciscanos habr?n so?ado

convertirse en dirigentes de un estado teocr?tica, de un

reino de Dios sobre la tierra, y concluye que no s?lo esas

ideas causaron desaz?n a la mentalidad espa?ola sino que la suspicacia de las autoridades reales frente a los frailes

no era totalmente infundada.4

4 Keen, 1971, p. 73; Fraker, 1966, p. 201, nota 13; Baudot,

1977, p. 85. Romero de Terreros (1923) se?ala el inter?s de la puerta

Page 9: Las esperanzas milenaristas de los franciscanos de la Nueva España

96 luis weckmann

Los misioneros que abrigaban esperanzas milenaristas (y no eran

pocos) se vieron sin duda estimulados en su tarea

por el car?cter del indio, cuya simplicidad, inocencia, vera

cidad y pobreza de vida elogiaron con entusiasmo. Baudot

se?ala un aspecto muy interesante para la ciencia en la

labor misional de los franciscanos: su preocupaci?n de re

montarse hasta Ad?n al explorar el linaje de los indios, pues de otra manera ?stos no

encajaban dentro del esquema apo

cal?ptico de Joaqu?n de Flora. De esto resultaron la pre servaci?n y el estudio de los textos que sobrevivieron a la

cat?strofe de la conquista relativos a las civilizaciones pre

hisp?nicas, y por ende los primeros trabajos de cronograf?a y de etnograf?a ind?genas. Entre los fundadores de estas

disciplinas, todos ellos franciscanos, Baudot se?ala a fray Mart?n de Valencia, a Motolin?a (maestro de Mendieta y de fray Francisco de las Navas y ?ste, a su vez, de Sahag?n), a fray Andr?s de Olmos y a fray Mart?n de la Coru?a al

cual atribuye la paternidad de la Relaci?n de Michoac?n;

por otra parte, el Colegio de Tlatelolco, donde se mode

lar?an las futuras generaciones indias del reino milenario,

asegura el mismo Baudot, era en los planes de sus funda

dores franciscanos el sucesor, pero con ?ptica cristiana y

ser?fica, del Calmecac. En todo caso, los franciscanos estaban

persuadidos de ser el instrumento de un gran milagro; su

de San Francisco de Puebla. Bataillon, 1953, pp. 48-49; 1957,

pp. 2r, 31-32. El breve de Adriano VI que se cita es mencionado en

Bopges Moran, 1977, p. 196. Kobayashi, 1974, p. 409. Maravall

(1949, p. 213) enumera las peticiones de Mendieta al Consejo de

Indias; y la reacci?n de Mont?far puede verse en su carta del

15 de mayo de 1556, en Epistolario, 1939-1942, vin, pp. 81, 82, 93.

Villoro (1950, p. 26) recuerda el deseo de Cort?s de que se env?en

frailes, y Pulido Silva (1976, p. 62) menciona el proyecto del colegio en Coyoac?n. C?rdoba, 1945, p. xi; G?ngora, 1951, p. 204; Horca

sitas, 1974, p. 161. Garc?a Guti?rrez (1941, p. 851) recuerda que

Zum?rraga lleg? a M?xico como obispo electo ?nicamente con la

autoridad de una c?dula de Carlos V. Parry (1963, p. 234) observa

que el sue?o de crear comunidades ind?genas cristianas virtualmente

independientes del poder civil se realiz? m?s tarde s?lo en Paraguay, en California y quiz? en Nuevo M?xico.

Page 10: Las esperanzas milenaristas de los franciscanos de la Nueva España

LAS ESPERANZAS MILENARISTAS 97

general, fray Francisco de los Angeles, hab?a enviado a los

"primeros doce" (con fray Mart?n de Valencia a la cabeza)

para emprender la ?ltima pr?dica del evangelio antes del

fin del mundo; los mismos "doce", como se lee en sus Cof/o

quios, dec?an "estar regidos por el Esp?ritu Santo", funda

mento de los ap?stoles, del mismo redentor y, seg?n fray Francisco Jim?nez, regidor de la iglesia romana. Mendieta

precisar?a m?s tarde que el congregar ni?os y erigir semi

narios para ellos fue una obra inspirada a los franciscanos

directamente por el Esp?ritu Santo.5

Fray Mart?n de Valencia, jefe de los "doce" (n?mero que por supuesto era un s?mbolo de los ap?stoles), hab?a sido ferviente adepto de fray Juan de Guadalupe y era pre cisamente provincial de San Gabriel en 1523 cuando pas? a la Nueva Espa?a. Baudot dice que ?l fue el lazo vivo

entre el sue?o milenarista y la evangelizaci?n activa; estaba

impaciente por ver realizado el Reino, ya que seg?n Mo tolin?a exclamaba a veces: "?cu?ndo se

cumplir? esta pro

fec?a?", o se preguntaba, viendo que el milenio no llegaba: "?no serla yo digno de ver este convertimiento, pues ya estamos en la tarde y fin de nuestros d?as, y en la ?ltima edad del mundo?" Conoci?, seg?n Bataillon, el Libro de

las conformidades, escrito por Bartolom? de Pisa en el

siglo xiv, donde se exalta el papel reservado a los francis canos en la ?ltima era del mundo. En 1524 fray Mart?n

escogi? el nombre del Santo Evangelio para la primera cus

todia, y de nuevo en 1535 cuando ?sta fue transformada en

la primera provincia franciscana de la Nueva Espa?a.6 En

5 Las virtudes de los indios, que seg?n los frailes contrastaban con la vanidad y la codicia de los espa?oles, son enumeradas en

Hennessy, 1978, p. 37, y en Maravall, 1949, p. 209. Baudot, 1977,

pp. 105, 503. La frase "artesanos de un milagro" est? en Bataillon,

1954, p. 348. Ricard (1960, p. 243) menciona a fray Francisco de

los ?ngeles. "Colloquios", 1949, p. 51; L?pez, 1926, p. 52. En este

contexto, Mendieta es citado por Kobayashi (1974, p. 246). ?

Baudot, 1977, pp. 83-84; Bataillon, 1954, p. 347. Sobre fray Mart?n de Valencia y la creaci?n de la custodia (luego provincia) del

Santo Evangelio, vid. V?zquez V?zquez, 1965, p. 11; Fern?ndez

Page 11: Las esperanzas milenaristas de los franciscanos de la Nueva España

98 LUIS weckmann

el caso de Motolin?a, el ideal de la pobreza evang?lica fue un programa pr?ctico de acci?n dentro de un plan esca

tol?gico grandioso, estima Baudot; creyendo inminente la

llegada de los ?ltimos tiempos exhort? al rey de Espa?a a apresurarla: "A vuestra majestad conviene de oficio darse

prisa que se predique el santo Evangelio por todas estas

tierras"; al mismo tiempo advert?a al monarca que estaba

llamado a ser "caudillo y capit?n (i.e. el dux norms) del

reino de Jesucristo... que ha de henchir y ocupar toda la

tierra".7

A los primeros misioneros franciscanos les fue atribuido un gran inter?s en las profec?as e incluso dotes prof ?ticas.

Motolin?a era lector incansable de los textos prof ?ticos b?

blicos y del Apocalipsis. Mendieta afirma que fray Fran

cisco Jim?nez, en defensa de fray Andr?s, neg? que ?ste

hubiera propagado ideas prof?ticas. Seg?n Dorantes de Ca

rranza, el dominico Betanzos ten?a un "esp?ritu casi prof ?ti

co".8 En una ocasi?n, fray Bartolom? de Las Casas calific?

de "precursores del anticristo" a quienes hac?an la guerra a los infieles en vez de predicarles la fe, cargo del cual, como

se sabe, no exceptu? a los espa?oles. Fray Francisco de las

Navas, informa Baudot, al establecer el calendario tlaxcal

teca cre?a ayudar a elaborar una especie de biblia para el

M?xico aut?nomo que se estaba construyendo en su tiempo ante la inminencia del juicio final. A prop?sito del descu

brimiento del Per?, el obispo Zum?rraga, amigo de quienes anunciaban la consumaci?n de los tiempos y franciscano como ellos, escribi? que las cosas iban de prisa, y era clara

se?al de que se acercaba el fin del mundo. Su formaci?n

de Echeverr?a y Veytia, 1962-1963, i, p. 28; Bataillon, 1957,

p. 29. 7

Baudot, 1977, pp. 294-295, 385, 416; L?pez, 1921, p. 319,

cuyas fuentes son las obras de fray Toribio Motolin?a: Historia de los

indios de la Nueva Espa?a, m:ix, y los Memoriales o libro de tas cosas

de la Nueva Espa?a, i : 1. 8

Baudot, 1977, p. 385; Mendieta, 1945a, p. 106; 1945b, rv,

p. 98. Dorantes de Carranza, 1970, p. 34.

Page 12: Las esperanzas milenaristas de los franciscanos de la Nueva España

LAS ESPERANZAS MILENARISTAS 99

teol?gico-filos?fica, dice Almoina, reflejaba el pensamiento asc?tico-m?stico del franciscanismo observante, pero la in

fluencia de Erasmo se manifestaba en su intento de reva

lorize el sentido cristiano medieval de la vida a la luz del

Evangelio y enriquecido y guiado por la sapiencia greco latina. Zum?rraga, en su entusiasmo, lleg? a pensar que en

la Nueva Espa?a se estaba formando "otra Roma ac?", la

"de los indios que aqu? ten?an su pante?n".9 Para Vasco

de Quiroga, ya obispo de Michoac?n, su tiempo era "la

edad dorada de este Nuevo Mundo", porque siendo los

indios "gente simplec?sima, mansuetud?sima, humil?sima, obe

dient?sima, sin soberbia, ambici?n, ni codicia alguna, que se

contenta con tan poco", la nueva iglesia india era nada me

nos que "una sombra y dibujo de aquella primitiva igle sia... del tiempo de los santos ap?stoles".10 M?s tarde, seg?n Eguiluz, fray Gonzalo Tenorio ver?a en la "iglesia india" del Per? el instrumento de la Divina Providencia para el

triunfo de la monarqu?a universal cristiana en todo el mun

do, idea apoyada en las revelaciones atribuidas a Joaqu?n de Flora. Y Elsa Cecilia Frost se pregunta si Torquemada, como tantos de sus hermanos franciscanos, no habr? inter

pretado la misi?n que lo trajo al Nuevo Mundo como el anuncio de la consumaci?n de los tiempos.11

Fray Jer?nimo de Mendieta (1525-1604) fue, entre los

franciscanos de la Nueva Espa?a, el campe?n de la utop?a milenarista, de un milenarismo consciente que ha sido cui

dadosamente analizado por Phelan. Para obtener reclutas

para las misiones de Am?rica, dec?a fray Jer?nimo, se les deb?a hacer ver entre otras cosas la posibilidad de que en

9 Las Casas, 1946, p. 112; Baudot, 1977, p. 470. Las expecta tivas de Zum?rraga relativas al fin del mundo est?n citadas en Garc?a

Icazbalceta, 1947, m, p. 139; iv, p. 161. Zum?rraga, 1951, pp. li,

lii, Lxrv. Las dos referencias de Zum?rraga a la segunda Roma se

encontrar?n respectivamente en Garc?a Igazbalgeta, 1947, rv, p. 205

(cf. Baumgartner, 1971-1972, i, p. 89); Fabie, 1980. 10

Quiroga, 1868, pp. 490-491. 11

Eguiluz, 1960, pp. 349, 351; Frost, 1976a, p. 26; 1976b,

p. 335.

Page 13: Las esperanzas milenaristas de los franciscanos de la Nueva España

100 LUIS WECKMANN

la Nueva Espa?a vivieran estrictamente conforme a la regla franciscana, s?lo de limosnas y "sin necesidad de andar muy

abrigados por el buen temple de la tierra". Su visi?n apo

cal?ptica de la monarqu?a universal de los Austrias espa?oles es de pura estirpe joaquin?tica y est? expuesta principal

mente en los cap?tulos 33 a 39 y 46 del libro iv de su His

toria eclesi?stica indiana. Esta obra termina con una ple

garia para que Dios env?e de nuevo al Mes?as que aniquile la bestia de la avaricia (versi?n suya del anticristo), con lo

cual se instaurar?a el reino milenario; este Mes?as no pod?a ser sino el rey de Espa?a (corriendo el a?o 1596, ten?a en

mente no al septuagenario Felipe II sino al futuro Felipe III). De esa manera ?prosigue?

la rep?blica de indios se con

vertir?a en un para?so terrestre siguiendo el modelo de la

isla encantada de Antilia. Para Mendieta, afirma Phelan,

s?lo en el Nuevo Mundo se pod?an perfeccionar las institu

ciones y teor?as del Viejo al ser aplicadas; sin sombra de

duda, el Nuevo Mundo era el anuncio del fin del mundo.

El citado autor est? de acuerdo con Ricard y otros en que si bien Mendieta no cita jam?s los escritos joaquin?ticos o pseudo joaquin?ticos, su misticismo est? impregnado del

esp?ritu inspirador de ?stos. Baudot se pregunta si nuestro

fraile, o el mismo Motolin?a, no habr?n visto defraudadas

sus esperanzas al frustrarse la conspiraci?n tejida en torno

del segundo marqu?s del Valle, cuyo ?xito habr?a significado un paso adelante en la consecuci?n de las aspiraciones

mi

lenarias, pues precisamente un a?o despu?s de la muerte de

Motolin?a, en 1570, la llegada de los jesu?tas y de la In

quisici?n puso fin a tales ilusiones. La historia no termina

aqu?, sin embargo; Elsa Cecilia Frost recuerda que la obra

m?s antigua del teatro n?huatl, El juicio final, es uno de

los pocos testimonios sobrevivientes de la problem?tica mile

narista y apocal?ptica de los franciscanos. Phelan insiste en

que la tesis impl?cita de ?stos, de que el per?odo anterior

a la conquista de M?xico era an?logo a la antig?edad cl?

sica, ya que ambos prepararon la instauraci?n de una iglesia

cristiana primitiva, allan? el camino, ideol?gicamente ha

Page 14: Las esperanzas milenaristas de los franciscanos de la Nueva España

LAS ESPERANZAS MILENARISTAS 101

blando, a la restauraci?n de una "antig?edad

cl?sica azteca",

injustamente destruida por los espa?oles, no tan clara en

Clavijero como en el padre Mier y en Carlos Mar?a de Bus

tamante. Por ?ltimo, Villoro, buscando analog?as en Karl

Mannheim, ve en las esperanzas suscitadas entre las masas

en 1810 por la figura carism?tica de Hidalgo el reverdecer

de la vieja idea milenarista que el pueblo tiene de alcan

zar una sociedad liberada, o sea un nuevo reino bajo el

mando paternal del profeta revolucionario.12

SIGLAS Y REFERENCIAS

Bataillon, Marcel

1953 "L'id?e de la d?couverte de l'Am?rique chez les

espagnoles du xvie si?cle", en Bulletin Hispanique, LV.

1954 "Novo Mondo e fim do mondo", en Revista de His

toria, xvm (S?o Paulo).

1957 "Evangelisme et mill?narisme au Nouveau Monde", en Courants religieux et humanisme ? la fin du

xve et au d?but du xvie si?cle (Colloques de Stras

bourg, 9-11 mayo, 1957).

Baudot, Georges

1977 Utopie et histoire au Mexique. Paris, Privat.

Baumgartner, Jakob

1971-1972 Mission und Liturgie in Mexiko. Sch?neck/Becken

ried, Suiza, 2 vols.

Bloom field, Morton W.

1980 "Recent scholarship on Joachim of Fiore and his

influence", en Prophecy and millenarism. Ann

Williams, ed., Londres, Longman.

12 G?mez Ca?edo, 1977, p. 488; Frost, 1976a, p. 20; Borges

Moran, 1977, pp. 151-152; Baudot, 1977, pp. 502, 205; Phelan,

1970, pp. 14, 106, 109-110, 116-117, 125; Ricard, 1960, p. 243, nota 5; Villoro, 1976, p. 329.

Page 15: Las esperanzas milenaristas de los franciscanos de la Nueva España

102 LUIS WECKMANN

Boas, George

1948 Essays on primitivism and related ideas in the

Middle Ages. Baltimore, John Hopkins.

Borges Moran, Pedro

1977 El env?o de misioneros a Am?rica durante la ?poca

espa?ola. Salamanca, Universidad Pontificia.

Casas, Bartolom? de las

1946 'Del ?nico modo de atraer a todos los pueblos a la

verdadera religi?n" [selecci?n], en Humanismo mexi

cano del siglo xvi. Gabriel M?ndez Planearte, ed.,

M?xico, Universidad Nacional Aut?noma de M?

xico.

Castro, Am?rico

1942 "Lo hisp?nico y el erasmismo", en Revista de Filo

log?a Hisp?nica, iv (Buenos Aires).

Cohn, Norman

1972 En pos del milenio. R. Alaix Busquets, trad., Bar

celona, Editorial Barrai.

"Coloquios"

1949 "Coloquios... con que los doze frayles... convir

tieron a los indios" (ca. 1564), en W. Lehmann:

Sterbende G?tter und Christliche Heilbotschaft.

Stuttgart, W. Kolhammer.

C?rdoba, Pedro de

1945 Doctrina cristiana. Prefacio de ?. Rodr?guez De?

morizi, Ciudad Trujillo, Montalvo.

Daniel, ?. Randolph

1975 The Franciscan concept of mission in the high middle ages. University of Kentucky.

Dorantes de Carranza, Baltazar

1970 Sumaria relaci?n de las cosas de la Nueva Espa?a.

M?xico, Editorial J. Medina.

Eguiluz, Antonio

1960 "Father Gonzalo Tenorio and his providentialist

eschatological theories on the Spanish Indies", en

The Americas, xvi.

Page 16: Las esperanzas milenaristas de los franciscanos de la Nueva España

LAS ESPERANZAS MILENARISTAS 103

Epistolario

1939-1942 Epistolario de Nueva Espa?a (1505-1818). Recopi lado por Francisco del Paso y Troncoso. M?xico,

Jos? Porr?a e Hijos.

Fabi?, A. M.

1980 "Nueva colecci?n de documentos para la historia

de M?xico", en Bolet?n de la Real Academia de la

Historia, xvn (Madrid, jul.-sep.).

Fern?ndez de Echeverr?a y Veytia, Manuel

1962-1963 Historia de... Puebla: Su descripci?n y presente estado. Efra?n Castro Morales, ed., Puebla, Editorial

Altiplano, 2 vols.

Fraker, Charles F., Jr.

1966 "Goncalo Mart?nez de Medina, the Jer?nimos and

the Devotio Moderna", en Hispanic Review, xxxiv:3

(jul.).

Frost, Elsa Cecilia

1976a "El milenarismo franciscano en M?xico y el pro

feta Daniel", en Historia Mexicana, xxvi:l [101]

(jul.-sep.), pp. 1-28.

1976b Rese?a bibliogr?fica de Fernando Horgasitas: El teatro n?huatl, en Historia Mexicana, xxvi:2 [102]

(oct.-dic), pp. 330-335.

Garc?a Gutierrez, Jes?s

1941 Apuntes para la historia del regio patronato india

no. M?xico, Editorial Jus.

Garc?a Icazbalceta, Joaqu?n

1947 Fray Juan de Zum?rraga. M?xico.

G?mez Ca?edo, Lino

1977 Rese?a bibliogr?fica de Jacques Lafaye: Quetzal c?atl et Guadalupe, en Historia Mexicana, xxxvi:3

[103] (ene.-mar.), pp. 486-489.

G?noora, Mario

1951 El estado en el derecho indiano: ?poca de forma ci?n (1492-1570). Santiago de Chile.

Henn?s SY, Alistair

1978 The frontier in Latin American History. Londres, E. Arnold.

Page 17: Las esperanzas milenaristas de los franciscanos de la Nueva España

104 LUIS WECKMANN

HoRCASiTAS, Fernando

1974 El teatro n?huatl: ?poca novohisp?nica y moderna,

primera parte. M?xico, Universidad Nacional Aut?

noma de M?xico.

Keen, Benjam?n

1971 The Aztec image in Western thought. New Bruns

wick, Rutgers University.

Kobayashi, Jos? Maria

1974 La educaci?n como conquista: Empresa franciscana en M?xico. M?xico, El Colegio de M?xico.

L?pez, Atanasio

1921 "Los doce primeros ap?stoles de M?jico", en // Con

greso de Historia y Geograf?a Hispanoamericanas.

Sevilla.

1926 "Fray Francisco Jim?nez", en Archivo Ibero-Ameri

cano, xxvi (Madrid).

Manselli, R.

1959 Spirituali e beghini in Proven?a. Roma.

Maravall, Jos? Antonio

1949 "La utop?a pol?tico-religiosa de los franciscanos en

Nueva Espa?a", en Estudios Americanos.

Mendieta, Jer?nimo de

1945a Historia eclesi?stica indiana. M?xico, Editorial Sal

vador Ch?vez Hayhoe. 4 vols.

1945b Vidas franciscanas. Pr?logo y selecci?n de J. B.

Igu?niz, M?xico, Universidad Nacional Aut?noma de

M?xico.

Parry, J. H.

1963 The age of reconaissance. Londres, Weindenfeld &

Nicolson.

Phelan, John L.

1970 The millenial kingdom of the Franciscans in the

New World. 2a. ed., University of California.

Pulido Silva, Alberto

1976 Coyoac?n: Historia y leyenda. 3a. ed., M?xico, Edi

tores Asociados.

Page 18: Las esperanzas milenaristas de los franciscanos de la Nueva España

LAS ESPERANZAS MILENARISTAS 105

[QuiROOA, Vasco de]

1868 'Informaci?n en derecho..." (1535), en Colecci?n

de documentos in?ditos relativos al descubrimien

to.. . de Am?rica y Oceania, Madrid, x, pp. 333-525.

Ricard, Robert

1960 "Le regne du Charles Quint, age d'or de l'histori?

mexicaine?", en Revue du Nord, XLn:166 (abr.

jun.).

Romero de Terreros, Manuel

1923 Las artes industriales en la Nueva Espa?a. Mexico, Librer?a de Pedro Robredo.

Solano, Francisco de

1978 "La modelaci?n social como pol?tica indigenista de

los franciscanos en la Nueva Espa?a", en Historia

Mexicana, xxviii:2 [110] (oct.-dic), pp. 297-322.

Toonetti, Giampaolo

s/f "Notte sul profetismo nel rinascimento e la lettera

tura relativa", en Bulletin dellTnstituto Storico

Italiano per il Medio Evo, 82.

V?zquez V?zquez, Elena

1965 Distribuci?n geogr?fica y organizaci?n de las ?rde

nes religiosas en la Nueva Espa?a (Siglo xvi).

M?xico, Universidad Nacional Aut?noma de M?xico.

Villoro, Luis

1950 Los grandes momentos del indigenismo en M?xico.

M?xico, El Colegio de M?xico.

1976 "La revoluci?n de independencia", en Historia ge

neral de M?xico. M?xico, El Colegio de M?xico, n,

pp. 303-356.

Zavala, Silvio

1967 El mundo americano en la ?poca colonial. M?xico, Editorial Porr?a, 2 vols.

Zum?rraga, Juan de

1951 La Regla cristiana breve de fray. . . J. Almoina,

ed., M?xico, Editorial Jus.