la religion y la superstigion en pedro paramo

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-P LA RELIGION Y LA SUPERSTIGION EN PEDRO PARAMO by CYNTHIA WALKER, B. A. A THESIS IN SPANISH Submitted to the Graduate Faculty of Texas Tech University in Partial Fulfillment of the Requirement for the Degree of MASTER OF ARTS August, 1971

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Page 1: LA RELIGION Y LA SUPERSTIGION EN PEDRO PARAMO

-P

LA RELIGION Y LA SUPERSTIGION EN PEDRO PARAMO

by

CYNTHIA WALKER, B. A.

A THESIS

IN

SPANISH

Submitted to the Graduate Faculty of Texas Tech University in

Partial Fulfillment of the Requirement for

the Degree of

MASTER OF ARTS

August, 1971

Page 2: LA RELIGION Y LA SUPERSTIGION EN PEDRO PARAMO

NOTA PRELIMINAR

Quiero expresar mi sincero agradecimiento

al Dr. Harley D. Oberhelman por haber dirigido

este estudio y por haberme inspirado durante toda

mi carrera universitaria.

11

Page 3: LA RELIGION Y LA SUPERSTIGION EN PEDRO PARAMO

INDICE

NOTA PRELIMINAR i i

I . JUAN RULFO FRENTE A LA REALIDAD IVEXICANA . . . • 1

I I . LA RELIGION EN PEDRO PARAIVIO 9

I I I . LA SUPERSTICION EN PEDRO PARAIVIO 30

CONCLUSIOINES ^ 3

NOTAS 45

BIBLIOGRAFiA 48

1 1 1

Page 4: LA RELIGION Y LA SUPERSTIGION EN PEDRO PARAMO

CAPlTULO I

JUAN RULFO FRENTE A LA REALIDAD MEXICANA

Si en 1953 con El llano en llamas, su coleccion de

cuentos, Juan Rulfo gano reconocimiento y popularidad entre

los circulos literarios latinoamericanos, con Pedro Paramo.

la novela que se publico dos anos despu^s, su fama fue

acrecentando hasta que llego a ser internacional. Todavia

no se puede medir el impacto que ha tenido y sigue teniendo

esta novela. Se ha traducido a por lo menos trece idiomas,

y sigue traduciendose. Lo seguro es que cada vez que se

traduce a otro idioma, causa una gran sensacion favorable

entre los nuevos lectores y criticos. Se espera con mucha

impaciencia la segunda novela de Rulfo, que llevara por

titulo La Cordillera, y que hace ya unos anos que se estd

prometiendo.

Nacido en el ano 18 en el pueblo de Sayula, Jalis­

co, Juan Rulfo es unico en su habilidad de capturar por me­

dio de la literatura la realidad de la vida campesina mexi-

cana. El paisaje jaliciense, un paisaje severo, vasto y

seco, estd presente en toda la obra de Rulfo, y contribuye

mucho a la sensacion de inmensa soledad que tambien penetra

Page 5: LA RELIGION Y LA SUPERSTIGION EN PEDRO PARAMO

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su obra. Rulfo es un ser solitarioj no asiste ni a los

cocteles ni a las otras funciones entre los circulos lite­

rarios. No se sabe mucho de ^1, y no le gusta que se le

vaya invadiendo la vida privada. No habla mucho, y su ma-

nera de conversar es igual a su manera de escribir: as! de

conciso e intenso.-

Aun con lo poqulsimo que ha escrito este autor, el

figura entre los rods importantes escritores latinoamerica­

nos contempor^neos. Segun Harss, la escasez de su obra po-

siblemente pueda atribuirse al hecho de que su vida est^

muy ligada a la de su pals, y Mexico estd actualmente en un

periodo de estancamiento, sin saber hacia que rumho diri-

girse para encontrar su destino. La realidad mexicana se

refleja en toda la obra de Rulfo; hablando de Pedro Paramo,

un critico dice: El mundo creado por Rulfo es una parcela de la

realidad mexicana, de cierta realidad social de Mexico. El campo, el cacique y sus victimas, ham-bre y miseria de los pueblos de Mexico. Sin embar­go no se trata de una "novela de compromiso". En Pedro Paramo no hay mensaje. No hay recetas. No hay optimismo progresista.

Imagen de una realidad mexicana. Mas que ima-gen, vision de una realidad mexicana. Vision trd-gica y llrica, subjetiva y parcial.-

Como ya se ha mencionado, su coleccion de cuentos,

titulado El llano en llamas, salio antes de la novela. Al

aparecer esta coleccion, se supo por el publico y por la

critica que tambiln acababa de aparecer un gran narrador

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mexicano.

Rulfo escribia urgido por una intenci<5n puramen-te artistica, por un deseo de dar expresion a Unas vivencias intimas mediante la creacion de un mundo muy propio, en el que tomaban forma y bulto sus obsesiones, sus recuerdos, sus imagi-naciones ... Lo que se advertla a las primeras llneas era un tono diferente, una manera de narrar que parecia conversada, pero que era apretada, sin-tltica, intensa, parca en localismos, cruzada en rara y oportuna ocasion por alguna metdfora o un simil certeros ... uno sentia que esa prosa te­nia un tono verdadero, que no partia de las apa-riencias, que no era un lenguaje externo y curio-so, sino quiz^ el idioma mismo en que piensan hombres silenciosos y necesitados, que viven apar-tados en el llano o el monte, donde se puede ca-minar y caminar sin encontrar un alma ...

Los cuentos contenlan el mismo fatalismo que despues sur-

giria desde las p^ginas de su novela Pedro Pdramo. Los te-

mas dominantes de los cuentos de Rulfo son la venganza y la

muerte y la lucha y el deseo de sobrevivir.' El destino

controla la vida de los personajes y es un destino violent©

y triste. Ellos viven sufriendo y solos, sin amigos ni

amor. En efecto, el amor se presenta raramente en los

cuentos, aunque tiene un papel importante en Pedro Pdramo«

la novela que se tratard en este estudio.

Aunque el ambiente es ilogico, irreal e irracional,

y hay falta total de cronologia, cuando se considera a Pe­

dro Paramo como una entidad, tormina por ser una expresion

del nuevo realismo mexicano,' y asl cabe dentro de la lite­

ratura vital y revolucionaria de nuestros tiempos. Hay una

geniosa mezcla del lenguaje popular y la intuicion poetica;

Page 7: LA RELIGION Y LA SUPERSTIGION EN PEDRO PARAMO

se confunden lo fantdstico y lo real, lo sonado y lo vivi-

do, hasta que todo llega a formar parte de una Realidad

Universal. Hasta lo irreal y lo imafcinario contribuyen a

esta realidad.

El proceso dominante en Pedro Paramo no es ni de-

sarrollo ni progresi6n, sino una revelacion de finalidad.

Pero curiosamente la "finalidad" no tormina nunca—los per­

sona jes est^n muertos, en la tumba, pero se hablan, se es-

cuchan, asi que aunque es en un sentido una finalidad, lo

tragico se enraiza en que esta finalidad es continua. Los

personajes est^n en el purgatorio; la novela puede conside-

rarse como un entremes del Juicio Final—un eterno presente

, . 12 que es la muerte.

Todos los personages de la novela experimentan una

soledad tr^gica e irremediable. Una de las razones por las

cuales las almas se encuentran condenadas a existir en es-

tas condiciones es la falta de una religion vital en el

pueblo, o bien la presencia de una religion corrompida y

falsa. El pueblo de Comala esta lleno ya de fantasmas y

sombras, de almas que "andan penando todavia" y no pueden

encontrar (ni encontraran nunca) el descanso y la paz. En

la novela hay varias manifestaciones de las malas condicio­

nes espirituales; para citar algunasi la soledad y la bus-

queda de la identidad y de la comunion con la humanidad; la

imagen del paraiso en contraste con la del infierno; la ima-

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gen del Jardln del Eden, con la inocencia ya perdida, el

"Jardln" pervertido por la falta de vitalidad y fecundidad;

el estado del purgatorio en que se encuentran los persona­

ges, y asi su frustracion y filosofla de fatalismo; el sen­

tido de culpabilidad y el miedo de parte de la gente; la

iglesia virtualmente reemplazada por un latifundista que

llega a controlar todo, hasta el cura del pueblo; as! la

hipocresia y el fracaso de los curas; y la supersticion que

se mezcla y a voces se confunde con la religion.

Conviene, antes de entrar mucho en una discusion de

la novela Pedro Paramo, analizar el titulo, ya que tiene

una relacion importante con el tema de la novela. Pedro

Paramo es el nombre del latifundista que llega a dominar

todo en Comala. El nombre "Pedro" viene de la palabra la-

tina que quiere decir "piedra". Para nuestra consideracion,

esta palabra tiene dos significados importantes: primero,

la dureza de una piedra indica la fuerza y la dura testaru-

dez del protagonista que causa la muerte fisica y espiritual

del pueblo; y segundo, el nombre puede referirse a San Pe­

dro, "la roca de la iglesia", y asi llega Pedro Paramo a

ser la roca de Comala o sea el que mantiene el pueblo y,

cuando se decide, lo deja morir. Tambien se ver^ que Pedro

Paramo es "la roca" de la iglesia de Comala. Un "pdramo"

es una region sumamente fria, baldia e infecunda. Con un

simple an^lisis del titulo, pues, uno puede adivinar lo que

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va a ser el tono de la novela.

En la superficie la trama de la novela es relativa-

mente simple, no mas que estd presentada en fragmentos sin

orden cronologico, y el lector tiene que componer los peda-

zos del rompecabezas para formar una entidad. Para cumplir

con una promesa dada a su madre en el momento de morir ella,

Juan Preciado va a Comala en busca de su padre, Pedro Pdra-

mo. Su madre le dice que exija lo que Pedro Paramo les de-

be. Una vez en Comala, Juan Preciado se da cuenta de que

todo esta muerto, de que el pueblo no es el paraiso que le

describia su madre, sino un verdadero infierno. Despues de

Unas cuantas experiencias raras y a voces horrorosas, Juan

muere tambien. Despues se da cuenta el lector de que la

primera mitad es una narracion en primera persona, inclu-

yendo recuerdos sin orden cronologico, de parte de Juan

Preciado desde la tumba y que se la estd relatando a una

mujer que comparte la tumba con el. La segunda mitad de la

novela es un dialogo entre los dos, tambien con interrup-

ciones de parte de personas de tumbas vecinas y con recuer­

dos interpolados. Se tiene que agregar, sin embargo, que

hay irregularidades y variaciones de este esquema por todo

el libro; por ejemplo, los recuerdos de Pedro Paramo mismo

no vienen ni de la memoria de Juan Preciado ni de ninguna

tumba vecina, sino que aparecen sueltas, tanto en la segun­

da mitad como en la primera.

Page 10: LA RELIGION Y LA SUPERSTIGION EN PEDRO PARAMO

Asi que la novela comienza con una busqueda de par­

te de Juan Preciado, y no solo una busqueda fisica sino

tambien espiritual. Quiz£ esta busqueda sea relacionada

con la vida del autor Juan Rulfo. La Revolucion Mexicana y

la Guerra de los Cristeros arruinaron a los Rulfo. Dice

Hellen Ferro, "La guerra de los cristeros. guerra de reli­

gion, una de las m^s crueles y fratricidas en la historia

de Mexico, lo dejo /a Rulfo7 sin tierras y sin familia". -

Quiza esta sea la razon por la amargura de Rulfo en cuanto

a la iglesia. Rulfo perdio a sus padres a muy temprana

edad. La siguiente cita de uno de los cuentos, "jDiles que

no me maten!", pudiera ser indicative de la actitud de Rul­

fo en cuanto a la "busqueda" de su propia vida; uno de los

personajes dice, "Es algo dificil crecer sabiendo que la

cosa de donde podemos agarrarnos para enraizar estd muer-

ta". Segun Harss, que lo entrevisto, Rulfo esta algo ob-

sesionado con su linaje. Ha buscado huellas de sus ante-

pasados hasta en California, Texas, Nuevo Mexico y Arizo­

na. Asi se embarca en una busqueda Juan Preciado tambien

(es interesante que tenga el mismo nombre cristiano que el

autor, y que "preciado" quiera decir "de mucho valor"),

solo para encontrar cosas y personas muertas. Y esta bus­

queda da comienzo al infierno que va a experimentar al lie-

gar en Comala.

La filosofla fatalista de Rulfo se revela en la mis-

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ma estructura de la novela; el reunir, en orden cualquiera,

los fragmentos de una tragedia predestinada dramatiza su

pesimismo cosmico. El hombre no es capaz ni de controlar

su destino, ni de controlarse a si mismo, ni de lograr el

amor, ni de formular una moral que tenga sentido. La exis-

tencia es un sistema cerrado, ciclico en su repeticion de

16 experiencias pasadas.

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CAPlTULO II

LA RELIGION EN PEDRO PARAMO

La vision tr^gica de Rulfo implica una profunda ine-

ficacia de la iglesia. Los personajes no reciben ningun

consuelo, ni tampoco la esperanza que es necesaria para

soportar las dificultades, miserias y sufrimientos de la

vida. El pueblo de Comala estd lleno de almas perdidas que

no pueden encontrar descanso, y la iglesia no ha podido

prevenir que esto pase, ni tampoco puede remediar la situa-

cion cuando ya ha sucedido. En este capltulo se senalaran

los elementos, incidentes y personajes de la novela que

indican este fracaso de parte de la iglesia.

Una de las impresiones que se repite por toda la

novela es el contraste total entre los recuerdos de Dolores

(la madre de Juan Preciado), Susana San Juan y Pedro Para­

mo, de lo paraisiaco que era Comala y el infierno que Juan

encuentra al llegar. De vez en cuando le vienen a Juan los

recuerdos de su madre de la "llanura verde", el pueblo que

"huele a miel derramada", "el azahar de los naranjos", el

pueblo "lleno de ^rboles y de hojas". Susana San Juan, el

unico amor verdadero de Pedro Paramo, ya en la tumba, ex-

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presa de vez en cuando sus suefios y recuerdos. En una de

las ocasiones en que Juan Preciado la estd escuchando desde

la tumba vecina, Susana dice:

Siento el lugar en que estoy y pienso ... Pienso cuando maduraban los limones. En el

viento de febrero que rompia los tallos de los he-lechos, antes que el abandono los secara; los li­mones maduros que llenaban con su olor el viejo patio.

El viento bajaba de las montanas en las ma-nanas de febrero. Y las nubes se quedaban alia arriba en espera de que el tiempo bueno las hi-ciera bajar al valle; mientras tanto dejaban va-cio el cielo azul, dejaban que la luz cayera en el juego del viento haciendo circulos sobre la tierra, removiendo el polvo y batiendo las ramas de los naranjos.

Y los gorriones reian; picoteaban las hojas que el aire hacia caer, y reian; dejaban sus plu-mas entre las espinas de las ramas y perseguian

En febrero, cuando las mananas estaban lle-nas de viento, de gorriones y de luz azul. Me acuerdo.

Tambien aparecen de vez en cuando, y no se sabe

exactamente de donde vienen ni como se evocan, recuerdos

de Pedro Paramo de la epoca pasada cuando jugaba de nino

con la nina que querria durante el resto de su vida, Su­

sana San Juan:

Pensaba en ti, Susana. En las lomas verdes. Cuando volabamos papalotes en la epoca del aire. Olamos alia abajo el rumor viviente del pueblo mientras estabamos encima de el, arriba de la loma, en tanto se nos iba el hilo de canamo arrastrado por el viento. "Ayudame, Susana". Y unas manos suaves se apretaban a nuestras manos. "Suelta m^s hilo".

El aire nos hacia reir; juntaba la mirada de nuestros ojos, mientras el hilo corria entre los dedos detrls del viento, hasta que se rompia con un leve crujido como si hubiera sido trozado por

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las alas de algun pajaro. Y alia arriba, el pajaro de papel caia en maromas arrastrando su cola de hilacho, perdiendose en el verdor de la tierra.

Tus labios estaban mojados como si los hubie­ra besado el roclo. (p g« 16)

Con los recuerdos de estos tres personajes el lector tiene

una idea bastante clara de como era Comala. En contraste

con el verdor y la fecundidad descritos en los recuerdos,

Comala es ahora un pueblo muerto e infecundo en todo sen­

tido.

Simultdneamente, dispersas por el libro, hay varias

indicaciones de que Comala es, en efecto, el infierno. Se

puede observar al principio de la novela, en una descrip-

cion simbolica, que el camino "sube o baja segun se va o se

viene. Para el que va, sube; para el que viene, baja".

(pag. 8) Cuando en un pueblo cerca de Comala, Juan Precia­

do le pregunta al arriero Abundio (que despues lo gula a Co­

mala) adonde va, este le responde, "Voy para abajo, senor".

(pdg. 9) Juan observa en el camino a Comala que va "hun-

diendose en el puro calor sin aire". (p^g. 9) Por toda la

novela hay numerosas referencias al tremendo calor y a la

falta de aire en el pueblo. Una vez en el camino a Comala,

Abundio comenta que cuando se llega a Comala, se esta en

"la mora boca del infierno". (pag. 9) Tambien, como se ve

despues en la novela, es mucho mas facil llegar a Comala

que salir de alli. :Este es el caso con el infierno tambien;

el camino mas fdcil en la vida es el del pecado. Este cami-

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no lo conduce a uno hacia el infierno eterno, y de alll no

hay salida. As! el contraste entre el cielo y el infierno,

o lo que era Comala y lo que es.

Con la posible excepcion de Susana San Juan, cada

personaje esta poseido por un sentimiento de desesperacion

y culpabilidad, aunque no sabe por que se siente culpable.

El peso de una carga, algo parecido al pecado original,

oprime a todos los personajes menos al observador neutro,

Juan. Contrario al concepto cristiano, no obstante, los

personajes llevan su cruz por la vida sin poder siquiera

esperar el alivio; aun despues de la muerte del cuerpo, el

alma anda penando por las calles del pueblo. El cielo, o

no existe o esta fuera del alcance de los personajes. El

hombre esta condenado a sufrir y a causar que otros sufran.^

Vive en un eterno purgatorio, un destino poor que la muer­

te. No hay futuro; solo queda este presente de remordimien-

to y culpabilidad ligado al pasado de violencia y tirania.-^

Al respecto observamos una negacion de la idea exis-

tencialista de la "nada" despues de la muerte. Segun Rulfo,

s£, hay algo, y como se puede ver al seguir leyendo, es aun

poor que la "nada", ya que no es una existencia tranquila

sino atormentada y desesperada. Ademas, pues, de mostrar

la ineficacia de la iglesia (se veran ejemplos de esto des­

pues), Rulfo presenta una actitud mds profunda y universal;

el fatalismo en cuanto al destino del hombre. A voces pa-

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rece que el desafia no solo a la iglesia sino a toda la ba­

se de las creencias de la sociedad moderna.

Vemos la idea del "paraiso perdido" no solamente a

traves de los recuerdos de los personajes ya muertos, si­

no tambien en una experiencia clave que tiene Juan Pre­

ciado en el pueblo. Una vez en Comala, y despues de ha-

blar con dona Eduviges, Juan se encuentra de pronto, sin

saber como, en la puerta de una casa cuyo techo esta cai-

do parcialmente en el suelo. Vienen a la puerta un hom­

bre y una mujer, desnudos los dos, lo que es inmediata-

mente reminiscente de Adan y Eva. Ademas, la mujer esta

hecha de tierra y lodo, lo que alude a la figura de la "Ivia-

dre Tierra". Pero es una madre corrompida, y como se ve

en seguida, todo esto es una vision trdgica del Jardln del

Eden, pervertido ya por la falta de vitalidad y fecundidad

en la vida.

Juan llega a saber que los dos son hermanos vivien-

do como un matrimonio. La hermana explica que han decidido

vivir asi porque no hay otra gente y hay que poblar el

pueblo. Aunque una union asi no es aceptada ni por la so­

ciedad ni por la iglesia, es su ultimo esfuerzo para dar una

nueva vida al pueblo moribundo.

El pecado, sin embargo, no es justificado por la

buena intencion de la pareja. Esto se ve por su aparente

esterilidad: no han tenido hijos. AquI se ve la imposibi-

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lidad de lograr algo bueno por medio de un pecado. Se re-

petird despues este mismo pecado de incesto en el caso de

Bartolome San Juan y su hija Susana. El incesto contribu­

ye, tanto en el caso de estos dos personajes como en el ca­

so de los dos hermanos, a la soledad o al aislamiento en

que se encuentran los personajes.

Con la escena de los dos hermanos se ve el amor y

la armonia reemplazados por el incesto y la discordia. La

mujer tiene un sentimiento de culpabilidad del cual no se

puede escapar; le dice a Juan Preciado,

--jMlreme la cara!

— l H o me ve el pecado? ^No ve esas manchas m.oradas como de jicte que me llenan de arriba abajo? Y eso es solo por fuera; por dentro estoy hecha un mar de lodo. (pag. ^5)

Al fin, Donis, el hermano de la mujer, la deja, y

Juan tormina por dormir con ella, pero sin aparente pa-

sion, y mds, como si todo pasara lentamente dentro de un

sueno. Aqui vemos a la "madre" en un estado de decadencia

aun mas profunda; no solo participa en el incesto sino que

no se mantiene fiel a su amante-hermano. Esto sirve para

subrayar el sentido de la corrupcion del Jardln del Eden o

del paraiso perdido.

Aparece junto con este incidente un ejemplo directo

del fracaso de la iglesia. La hermana—nunca llega el lec­

tor a saber su nombre—le cuenta a Juan Preciado de un

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Obispo que pas6 por Comala hace algun tiempo. La mujer le

pidio la absolucion por vivir como matrimonio siendo herma­

nos, pero 61 se la nego, diciendo simplemente, "Eso no lo

perdona Dios". El obispo se fue, no regreso nunca, y dejo

en Comala a muchas almas sin salvar. Se ve aquI la inefi­

cacia y la falta de compasi6n de parte de los oficiales de

la iglesia. Este tema se desarrolla mas profundamente con

el padre Renteria, el cura de Comala.

El padre Renteria y su relacion con el pueblo cons-

tituye el ejemplo por excelencia de la iglesia que fracasa

en todo. Quiza "fracasar" no sea la palabra apropiada aqui

para describir la situacion, ya que un fracaso implica que

ha habido un esfuerzo, y como se vera, muchas voces no hay

ni siquiera un esfuerzo, por lo menos de parte del padre

Renteria. Veremos que el no es mas que el titere de Pedro

Paramo, y aunque reconoce a voces sus fracases y sus debi-

lidades, no es capaz de remediarlos.

La primera vez que el lector conoce al cura, este

esta negandole la bendicion al muerto Miguel Paramo. En el

momento de morir al dar a luz, la madre de Miguel habfa di-

cho que era hijo de Pedro Pdramo. El padre Renteria se lo

entrego a Pedro Paramo porque no queria tener la responsa-

bilidad de el por la "mala sangre" que llevaba adentro. Pe­

dro Paramo lo acepto y lo crio como hijo reconocido y favo-

rito. Cumpliendo las predicciones del cura, Miguel andaba

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16

siempre metido en algun llo. Pero una noche se cayo de su

caballo y murio. En los funerales, despues de decir misa,

el cura se da prisa por terminar pronto y sale sin dar la

bendicion final a la gente. Cuando se le ruega que lo ben-

diga a Miguel, dice, "No lo hare. Fue un mal hombre y no

entrara al Reino de los Cielos. Dios me tomara a mal que

interceda por el". (pag. 29) Se ve en varias ocasiones

que el padre es pronto para condenar y lento para absolver.

Sin embargo, Pedro Paramo se le acerca diciendole,

—Yo se que usted lo odiaba, padre. Y con razon. El asesinato de su hermano, que segun ru-mores fue cometido por mi hijo; el caso de su so-brina Ana, violada por el segun el juicio de usted; las ofensas y falta de respeto que le tuvo en oca­siones, son motivos que cualquiera puede admitir. Pero olvidese ahora, padre. Considerelo y per-donelo como quiza Dios lo haya perdonado. (pags. 29-30)

Entonces le da unas monedas; o sea, tiene la idea de que se

puede comprar la salvacion. Asi los ricos irian al cielo

mientras los pobres no, una idea que parece ridlcula. De

todos modos, Renteria las acepta, y luchando con su propia

conciencia por no perdonarlo, dice al Senor, "Por mi, con-

denalo, Senor", (p^g. 30) pero despues de arrinconarse y

llorar de pena y tristeza, se rinde, diciendo, "Esta bien,

Senor, tu ganas". (p^g. 30) Parece que el padre Renteria

reconoce los defectos de la gente, pero es incapaz de cam-

biar las cosas; solo puede pedir despues de la muerte que

el Senor los condone, y esto esta claramente en contra de

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la doctrina cristiana del amor y el perdon.

Los resultados de la incapacidad del cura, o sea su

vacilacion en perdonar y en dar animo a la gente, se refle-

ja en numerosas ocasiones y en la actitud general de la gen­

te de Comala. Dorotea, por ejemplo, le cuenta a Juan Pre­

ciado que hacia tantos anos que no miraba al cielo que se

olvido de que existia. Expresa su resignaci6n asi:

Y aunque lo hubiera hecho, ique habria ganado? El cielo esta tan alto, y mis ojos tan sin mi­rada, que vivia contenta con saber donde quedaba la tierra. Ademas, le perdi todo mi interes des­de que el padre Renteria me aseguro que jamas conoceria la gloria. Que ni siquiera de lejos la veria ... (pdg. 69-70)

Ella misma reconoce que el cura no debia haberselo dicho.

Observa que cuando a uno se le quita la esperanza, mas vale

no haber nacido. Sin la esperanza la vida no tiene ningun

sentido y no hay por que vivir. El padre Renteria, repre-

sentante de la iglesia, no es capaz de guiar a la gente ni

darle esperanza. Representa el fracaso total de la iglesia.

Se presenta en una ocasion un "flashback" del pen-

samiento del padre Renteria; esta recordando una vez cuando

Maria Dyada vino a pedirle que salvara a su hermana Eduvi­

ges. Eduviges se suicido, o sea, "obro contra la mano de

Dios". Pero Maria Dyada le ruega al padre que la salve.

El padre le responde diciendo que tal vez rezando o con mi-

sas gregorianas se le puede conseguir la salvacion, pero

que para esto se necesita traer curas de otros pueblos y

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18

esto cuesta dinero. Maria Dyada le dice que por supuesto

no tiene dinero. El cura la despide diciendo que debe de-

jar las cosas como estan y confiar en Dios. Pero queda

claro que ella no sale consolada de la entrevista.

Siempre se presenta la cuestion del dinero; como vi-

mos en el caso de Miguel Pdramo, muchas voces el cura per­

dona a alguien solamente porque otra persona estd dispuesta

a pagarle por hacerlo. La noche despues de la entrevista

con Maria Dyada, el cura se pone a contemplar la escena:

iPor que aquella mirada se volvia valiente ante la resignacion? iQ^ie le costaba a el perdo­nar, cuando era tan facil decir una palabra o dos, o cien palabras si estas fueran necesarias para salvar el alma. IQM^ sabia el del cielo y del infierno? (pag. 35)

Con esto se ve que el cura sabe que le es dificil perdonar,

y, aunque tiene conciencia del mal que esta haciendo, es

demasiado debil para corregir sus faltas. A voces el lec­

tor hasta le tiene lastima porque esta claro que no es mal-

vado sino simplemente un hombre debil e ineficaz en su

oficio.

M s tarde, en otro "flashback", vemos una escena

de una tarde de confesion. El cura se acerca sin muchas

ganas para confesar a "un monton de mujeres" que lo espe-

ran. La primera que se le acerca es Dorotea. El cura re-

cuerda que muchas voces le ha dicho que no se confiese, que

solamente le quita el tiempo. Dorotea insiste en que esta

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19

vez s£ tiene pecados y por fin el cura la deja confesarse.

Ella dice que le consiguio muchachas a Miguel Pdramo desde

que fue hombrecito. Si le pregunta desde cudndo y si fue-

ron muchas, y por fin le dice, "Pues bien, no podras ir ya

mas al cielo. Pero que Dios te perdone". (pag. 78) Sus

palabras se contradicen: ^como no va a ir al cielo si Dios

la perdona? El cura siempre le niega la absolucion a la

gente que no tiene bastante dinero para ofrecerle, contra-

riamente al caso de Miguel Paramo. Asi, Miguel quedaria

perdonado, mientras Dorotea y Eduviges irian al infierno,

por el hecho de no tener dinero.

La escena que empieza con la confesion de Dorotea

tormina con el cura rindiendose al cansancio y saliendo sin

acabar de confesar a las demas mujeres. Esto demuestra

otra vez la ineficacia, la falta de comunicacion del cura,

no solamente con los miembros de la parroquia, sino tambien

consigo mismo, y la falta de responsabilidad de su parte.

En una ocasion Renteria va a Contla, un pueblo cer-

cano, para confesarse. Luego no quiere recordar que el se­

nor cura de Contla le nego la absolucion, diciendole:

—Ese hombre de quien no quieres mencionar su nombre ha despedazado tu iglesia y tu se lo has consentido. iQue se puede esperar ya de ti, pa­dre? iQxxe has hecho de la fuerza de Dios? Quie­ro convencerme de que ores bueno y de que alli recibes la estimacion de todos; pero no basta ser bueno. El pecado no es bueno. Y para acabar con el, hay que ser duro y despiadado. Quiero creer que todos siguen siendo creyentes; pero no ores

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tu quien mantiene su fe; lo hacen por supersticion y por miedo. Quiero aun mds estar contigo en la pobreza en que vivos y en el trabajo y cuidados que libras todos los dias en tu cumplimiento. S^ lo dificil que es nuestra tarea en estos po­bres pueblos donde nos tienen relegados; pero eso mismo me da derecho a decirte que no hay que entre-gar nuestro servicio a unos cuantos, que te daran un poco a cambio de tu alma, y con tu alma en manos de ellos iq^e podras hacer para ser mejor que aque-llos que son mejores que tu? No, padre, mis manos no son lo suficientemente limpias para darte la absolucion. Tendras que buscarla en otra parte. (p^g. 75)

En este trozo vemos la actitud del cura de Contla en

cuanto a sus deberes; a voces hasta hay que ser despiadado,

y a voces hay que negarles servicio a ciertas personas.

Esto parece estar en contra de la doctrina cristiana. Asi

tenemos la idea de que los curas sirven como muy malos

ejemplos para la gente.

Renteria le contesta con una pregunta, queriendo

saber si esto quiere decir que el tiene que dejar el minis-

terio. El otro le contesta que si, que el no tiene derecho

de consagrarse a los demas mientras el mismo esta en peca­

do. A pesar de sus ruegos, el cura de Contla no le da la

absolucion, pero Renteria no le hace caso, y sigue en su

oficio en Comala.

Despues de la entrevista, los dos pasean por los co-

rredores del curato y se sientan bajo una enramada donde

estan madurando las uvas. El senor cura de Contla dice

que, gracias a la Providencia, todo se da en la tierra don-

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de viven, solo que se da con acidez. Renteria dice que to­

das las semillas que el llev6 a Comala murieron. Hasta di­

ce que a el se le ha olvidado el sabor de las cosas dulces.

Los curas observan que aunque las tierras son buenas, est£n

en manos de un solo hombre, Pedro Paramo, y que el control

por el ha llegado a tal punto que hasta la tierra no puede

producir cosas dulces. Asi que se ve un comentario sobre

el dano o la destruccion total causada por el caciquismo.

Ya se ha visto que Pedro Paramo consiguio "la sal­

vacion" para su hijo Miguel pagandole al cura. Se ve en

otras ocasiones este mismo dominio, y lo triste es que el

padre Renteria reconoce que esta controlado por Pedro Para­

mo, pero no se puede liberar. Un incidente que apoya a es­

ta conclusion es la escena del casamiento de Dolores Pre­

ciado y Pedro Paramo. Sucede que Pedro Paramo no solo debe

dinero a unos cuantos hombres del pueblo sino tambien a la

familia de Dolores. Se zafa de sus deudas empleando varies

metodos; a un tal Toribio Aldrete lo hace ahorcar, y para

cancelar la deuda a la familia de Dolores, manda a su admi-

nistrader, Fulgor Sedano, para que le arregle el casamiento

con ella. Fulgor se lo arregla con Dolores, pero cuando

llega a donde el cura, encuentra problemas. Renteria se

niega a casarlos hasta que por fin el poder (en forma de

dinero) de Pedro Paramo lo convence; vuelve Fulgor a plati-

carle a Pedro Paramo lo que paso:

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—Ya est^ pedida y muy de acuerdo. El padre cura quiere sesenta pesos por pasar por alto lo de las amonestaciones. Le dije que se le darlan a su debido tiempo. 21 dice que le hace falta componer el altar y que la mesa de su comedor est^ toda desconchinflada. Le promotl que le mandarlamos una mesa nueva. Dice que usted nunca va a misa. Le prometl que iria. Y desde que murio su abuela ya no le han dado los diezmos. Le dije que no se preocupara. Esta conforme. (p^g. 43-44)

Se ve que con el dinero puede conseguirse cualquier cosa, y

Pedro Pdramo tiene bastante.

Inmediatamente, en esta misma conversacion entre

Pedro Paramo y Fulgor, Pedro le da otras instrucciones en

cuanto a la otra persona a quien debe dinero, Toribio Al­

drete. Resulta que Pedro lo va a acusar de haber invadido

o u o o j . c r i c a . £ 3 . uj.\^c ex x u x g u l q u e yia.yci. d vxcOxX^Xo a. «,J.vj.x c u c

que se ha equivocado en sus mediciones. Anade una oracion

clave: "La ley de ahora en adelante la vamos a hacer noso-

tros". (pag. 44) Tormina por hacer ahorcar al tal Tori­

bio, y nadie se atreve a afrentarse y acusarlo.

Un personaje que es de menor importancia pero que

representa tambien la perversion religiosa es Ana, la so-

brina del padre Renteria. Ya hemes visto, por el comenta­

rio de Pedro Paramo en ocasion de la muerte de su hijo Mi­

guel, que hubo algo entre este y la sobrina del cura. La

noche despues de los funerales de Miguel, el padre Renteria

y Ana empiezan a platicar. Ella le cuenta a su tio de la

noche cuando Miguel entro a su cuarto por la ventana. 21

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le dijo que venia a pedirle disculpas, y despues empezo a

hacer "cosas malas" con ella. Aun sabiendo que el habla

matado a su padre, ella no hizo nada para alejarlo. Enton­

ces, pero solamente despues del incidente, ella pide a "to­

dos los Santos" que el se encuentre en "lo mero hondo del

infierno". (pag. 32)

Vemos aqui el sentimiento de culpabilidad que tiene

Ana. El ambiente cerrado y moribundo da lugar a este ero-

tismo. Ana sabe que Miguel mato a su padre pero por la pa-

sion y la necesidad de una relacion asi, se deja violar.

Despues se arrepiente, y quiere mandarlo al infierno, pero

ya es tarde. Se ve tambien en esta escena otro ejemplo de

la falta de compasion y de amor universal que debe tener un

cura. Renteria dice a su sobrina: "Demosle gracias a Dios

Nuestro Senor porque se lo ha llevado de esta tierra donde

causo tanto mal, no importa que ahora lo tenga en su cielo".

(pag. 32)

Otro personaje cuya situacion tiene mucho que ver

con la iglesia y la religion es la figura enigmatica de Su­

sana San Juan. Ella, como bien implica su apellido, San

Juan, representa "la voz del yermo que anuncia la esperanza

para el future",^ y es la unica persona que presenta siquie­

ra una vislumbre de esperanza. Es pura, en un sentido ino-

cente e idealista. Desde que eran nines ella ha tenido

una gran influencia sobre Pedro Paramo, ya que ella es el

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unico amor verdadero que ^1 ha conecide en la vida. Sin em­

bargo, Susana nunca se rinde a ^1, y es ella quien da co­

mienzo al desmoronamiento del cacique.

Cuando muere su madre, ella y su padre se van del

pueblo, pero regresan despues de unos anos. El lector se

entera por una sugestion muy sutil que Pedro Paramo ha man-

dado por ellos secretamente, y que tiene algun arregle con

Bartolome. Hay cierto aire de misterio en la relacion en­

tre ella y su padre; otra vez vemos toques del incesto. La

mas abierta mencion de esto ocurre cuando Fulgor le avisa a

Pedro Paramo de la llegada de Susana y su padre:

—Patron, ^sabe quien anda por aqui? _ _ • ^\^•t A X-v->0 — — ^'^M.jLcii ;

—Bartolome San Juan.

-- ... iHan venido les dos? —Si, el y su mujer. ^Pero come lo sabe? —^Ne serd su hija? —Pues por el mode come la trata mas bien

parece su mujer. (pag. 85)

Inmediatamente despues de esta conversacion viene

otro trozo de recuerdos por Pedro Pdrame, por medio de les

cuales llega a saber el lector que el ha esperado el regre­

so de Susana durante treinta anos. Habia invitado varias

voces a Bartolome para que regresara con ella, hasta prome-

tiendole nembrarlo administrader. Pero Bartolome rompia

las cartas porque no queria que Susana y Pedro se velvieran

a ver. Por.fin regresaron; habian estado viviende en un lu­

gar desierte y Bartolome decidio volver para que Susana es-

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tuviera en un lugar habitado. Cabe mencionar aqui tambien

que per las relaciones raras con su padre y por haberse

quedado viuda de su esposo Flerencie, Susana esta ya loca

cuando regresa a Comala con su padre. Pedro Pdramo se ale-

gra tanto de tenerla otra vez que conspira en la muerte de

Bartolome para que este no se la vuelva a quitar. Despues,

hace que Susana se case con el, aunque ella ya no puede si­

ne quedarse en cama, perdida entre suefios y recuerdos de su

vida feliz con Flerencie.

Cuando cemienzan los preceses que terminan en la

muerte de Susana San Juan, vemos que su lucha es para re-

chazar no a la religion, sine a la iglesia, e a le que re-

presentan Pedro Paramo y el padre Renteria. Desde el prin­

cipio de la novela encontrames referencias a Susana San

Juan come la que sigue: "escondida en la inmensidad de

Dies". Ella tiene experiencias sobrenaturales que se pu-

dieran interpretar como suenos u otro fenomeno "natural",

pero que mas bien parecen apoyar la idea de que Susana San

Juan es realmente un ser que no es "de este mundo". (p g»

113) Per ejemplo, segun ella, cuando muere su padre, Bar­

tolome, su fantasma viene a despedirse de ella. En uno de

los recuerdos de ella, vemos en forma del mar en que se ba-

naba, el "agua que purifica", un motive que se repite en

muchas obras de la literatura centemperanea latinoamericana.

Susana describe un dia cuando ella y Flerencie, su esposo y

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verdadero amor, fueren al mar. Dice que el se sentia sole,

como si no estuviera ella alli. A pesar del amor y la co­

municacion entre les dos, ella tiene una relacion aun mas

profunda con la naturaleza. Las ultimas palabras del trozo

son estasJ "Y al otro dia estaba otra vez en el mar, puri-

ficandeme. Entregandeme a sus olas". (pdg. 100)

La religion que vivo Susana es una religion suya.

No tiene reglas ni tampoco es consistente. Se ve en varias

ocasiones que ella ha centemplade algunas de las preguntas

universales y que tiene sus propias creencias religiosas.

Vemos este per medio de sus conversaciones con Justina.

Hablando del pecado, dice:

—^Verdad que la noche estd llena de pecados, Justina?

--Si, Susana. --^Y es verdad? --Debe serle, Susana. —^Y que crees que es la vida, Justina, sino

un pecado? (p^g. 113)

Mas tarde, hablando del infierno, ocurre esta escena:

--^Tu crees en el infierno, Justina? —Si, Susana. Y tambien en el cielo. —Yo solo cree en el infierno --dije. Y ce-

rro les ojos. (p^g. 114)

En su locura, Susana relaciona todo con Flerencie.

Asi, Flerencie llega a ser, en un sentido, la religion mis­

ma de Susana. Por ejemplo, una vez antes de morir ella, el

padre Renteria le lleva la comunion. Ella se traga la hes-

tia y dice en seguida: "Hemes pasado un rate muy feliz.

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Flerencie". (pag. 115) Despues se verd otro ejemplo de la

obsesion que tiene ella per Flerencie.

Una de las escenas mds intensas del libro y mas re-

presentativas de la ineficacia y la falta de compasion de

los curas ocurre en les ultimos mementos de la vida de Su­

sana San Juan. Durante toda la escena vemos al padre Ren­

teria atermentandela y a ella luchando por rechazar todo lo

que representa el. Ella le pregunta per que ha venido otra

vez a cenfesarla, y el contesta que ha venido a prepararla

para la muerte. Ella le responde que si va a morir, ipor

que no la deja en paz? Pero el no la deja, sine que sigue

atermentandela, tratando de hacerla repetir las palabras de

la extremauncion. Pero cuando se acerca hasta que tiene la

boca casi pegada a la ereja de Susana y trata de hacerla

repetir, "Tenge la boca llena de tierra", ella responde, ha-

blandele en su locura y su sueno a Flerencie, "Tenge la bo­

ca llena de ti, de tu boca. Tus labios apretados, dures

come si merdieran oprimiendo mis labios ..." (pag. 118) En

casi todo le que dice Susana por todo el libro esta presen­

te el eretisme. En este caso, come en el de "Eva", Miguel

y Ana y muches otros personajes, sirve para indicar la de­

cadencia espiritual del pueblo.

A Renteria le molesta la quietud de Susana. No le

gusta que ella este tan tranquila; por eso sigue atermen­

tandela, aunque no sabe si en efecto ella tiene de que

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arrepentirse. No puede decidir si le va a entregar les sa-

cramentos finales e no, pero segun A Handbook of the Catho­

lic Faith, no se debiera negarle los sacramentos finales a

los locos, y aqui no hay duda de que Susana si esta loca.

Se ve, pues, otro ejemplo de la dificultad que tiene Rente­

ria en encontrar la compasion para perdonar a la gente. Lo

interesante e importante aqui es que a Susana no le importa

nada que el cura le este negando la absolucion. Ella, per­

dida entre los suefios de la gloria de su vida con Fleren­

cie, le dice al padre que se vaya, que estd tranquila y no

lo necesita. Estd apurada para reunirse con Flerencie. La

escena tormina con su muerte, sin que el padre Renteria le

haya dado los sacramentos finales.

A pesar del dolor fisico que el autor describe, el

lector queda con la impresion de que Susana ha logrado re­

chazar al padre Renteria y a Pedro Paramo. Pedro Paramo

ha tratado durante toda la vida de controlar todo en Coma­

la, y le ha logrado en todos los aspectos—los habitantes

y sus almas y tierras--tedo menos a una persona "no de este

mundo", Susana San Juan. Al rechazar a la iglesia, Susana

esta simbolicamente rechazando a Pedro Paramo, ya que el

controla la iglesia. Per eso se puede decir que ella es el

unico personaje de la novela que representa siquiera un po-

quito de esperanza.

A traves de les recuerdos de los personajes, las

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alusienes al infierno, la imagen del Jardln del Eden per­

vertido y las accienes de algunes de los personajes, ho­

mos visto que segun Rulfo la iglesia no le hace ningun bien

a la gente y que muchas voces le hace mucho dano. Parte de

la culpa per esta situacion es de les que perpetuan el sis­

tema del caciquismo. Tambien, los curas personalmente tie­

nen parte de la culpa porque no imparten su ministerie con

verdadera caridad ni honestidad. En el capitulo que sigue

se vera que la falta de una religion vital da lugar tambien

a mucha supersticion de parte de la gente.

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CAPlTULO III

LA SUPERSTICION EN PEDRO PARAMO

La religion en Latineamerica esta reducida a una

religion natural y a voces pagana. La cristiandad si exis­

te, pore transfermada con las creencias supersticiosas de

los indies paganos. Segun Crawford, les espafioles, al lle­

gar al nuevo mundo, introdujeren la ignorancia cargada con

la supersticion, la creencia en milagres, una religion lle­

na de edie per el pregreso. Esto se ve en muchas de las

obras contomporaneas latinoamericanas y especialmente en

Pedro Paramo.

Partiende de una realidad objetiva, /Rulfo7 ha cre­ado en su novellstica un mundo sobrenatural. Vi­vencias magicas, concepcienes teluricas, filosofias de la vida y la muerte, mundos heredados y vivencia-les en la mentalidad del mexicano, y per extension del mestizo de America.^

El elemente supersticioso en la novela contribuye

mucho al ambiente de frustracion y desorientacion. Come se

ha dicho al principle de este estudio, a voces es dificil

distinguir entre las creencias religiosas y las supersti­

ciosas; por ejemplo, dentro del concepto de la muerte y la

vida despues de la muerte, cenceptes que per le general sen

bien explicados per la doctrina cristiana, la supersticion

30

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aparece con frecuencia. Ademas aparecen unas supersticie-

nes que no tienen nada que ver con la religion sine que sen

simplemente parte de la vida cetidiana que ayudan a expli-

car ciertes incidentes que de otra manera no se podrian ex-

plicar.

La mayeria de las supersticiones tiene que ver con

la muerte e con el "mds alia". Una de las primeras cosas

que dofia Eduviges le dice a Juan al conocerlo es que ya le

esperaba, que en efecto la madre de Juan, Dolores (recorde-

mes que se ha muerte), le habia avisade de la fecha exacta

de la llegada de Juan a Comala. Juan no sabe que pensar al

eir este, ni tiene tiempo para hacerlo; dona Eduviges sigue,

diciendole de una promesa que ella y Dolores se habian he­

cho. Se habian prometido morir al mismo tiempo para estar

juntas durante el large viaje que las esperaba. Despues le

dice a Juan, "Lo unico que quiero decirte ahora es que al-

canzare a tu madre en algune de los caminos de la eterni-

dad". (pag. 15)

Se ve aqui que hay una llnea muy fina entre la re­

ligion y la supersticion; per ese es muy dificil colecar

les incidentes en una u otra categoria. ^Quien puede juz-

gar si una persona esta equivocada e no en cuanto a la vida

despues de la muerte? Sin embargo, como las ideas de dofia

Eduviges no ceinciden con la doctrina cristiana tocante a

este aspecte de la religion, pueden censiderarse come ele-

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mentos supersticioses de la novela.

Los murmulles y les ecos aparecen con frecuencia

por todo el libro, especialmente cuando regresa el alma de

una persona muerta. En este se ve la creencia de que el

alma puede regresar despues de que una persona ha muerte pa­

ra cemunicarse con personas todavia vivientes. Ssta es una

creencia cemun principalmente entre la clase pobre de Mexi­

co. Habldndele a Juan Preciado, dofia Eduviges le acenseja

que no se asuste si eye ecos recientes; ella dice que su

hermana, que lleva ya muches afios de muerta, todavia esta

vagando per el mundo y aparece a menudo en Comala. De vez

en cuando durante sus conversaciones con Juan Preciado, ha­

ce una pausa come si estuviera escuchando algo, y dice que

oye el eco de los pases de un caballo, pero Juan no eye na­

da. Dofia Eduviges dice que el caballo anda buscando a Mi­

guel Parajno. (Recordemes que su muerte fue causada por la

calda del caballo.) En seguida, dofia Eduviges le cuenta a

Juan que la noche que murio Miguel su alma vino a contarle

los detalles de su muerte y a despedirse de ella.

Otro eco importante en el libro le oye Juan despues

de hablar con dofia Eduviges, cuando ya esta tratando de dor-

mirse. Oye un grito come un alarido de algun berracho. Se

asusta, y cuando por fin se tranquiliza, vuelve a oir el

grito fuerte que esta vez se sigue eyendo por un largo rate:

"iDejenme aunque sea el derecho de patalee que tienen les

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ahorcadesi" (pag. 36) Entonces se abre la puerte, y no es

dofia Eduviges sino Damiana Cisneres, la mujer que lo cuida-

ba a Juan cuando nacio en la Media Luna, la hacienda de Pe­

dro Paramo. 2l rocuerda haber escuchade a su madre hablar

de ella, y le cuenta lo que acaba de oir. Ella le responde:

—Tal vez sea algun eco que esta aqui encerra-de. En este cuarto ahorcaron a Toribio Aldrete ha­ce mucho tiempo. Luego cendenaron la puerta, hasta que el se secara; para que su cuerpo no encontrara repose. No se come has podido entrar, cuando no existe Have para abrir esta puerta. (pag. 3?)

Cuando Juan le dice que ha side dofia Eduviges quien se la

ha abierto, Damiana dice, ante la serpresa de Juan y del

lector, "Pobre Eduviges. Debe de andar penando todavia".

(pdg. 3?) Con este incidento el lector por fin queda orien-

tade hacia la desorientacion y al ambiente irreal del li­

bro; se da cuenta de que esta experimentando el "realismo

mdgice" y de aqui puede seguir leyendo la novela con mas

entendimiente.

El incidente clave del libro es la muerte de Juan

Preciado que ocurre al fin de la primera mitad del relate.

2l, centandole a Dorotea le que le paso, insiste en que le

mate el ahego causado per el tremendo calor. Pronto, sin

embargo, Dorotea lo hace confesar que le mataron les raurmu-

llos. 2l dice, hablando de les mementos inmediatamente an-

teriores a su muerte,

... llegue a la plaza. Me recargue en un pilar de los pertales. Vi que no habia nadie, aunque seguia

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3^

oyendo el murmulle come de mucha gente en dia de raercado. Un rumor pare jo, sin ton ni son, parecido al que hace el viento contra las ramas de un arbel en la noche, cuando no se ven ni el arbel ni las ramas, pero se oye el murmurar. Asi. Ya no di un pase mas. Comence a sentir que se me acercaba y daba vueltas a mi alrededor aquel bisbisee apreta-de come un enjambre, hasta que alcance a distinguir unas palabras casi vacias de ruido: "Ruega a Dios por nesotres". Ese ei que me decian. Entonces se me held el alma. (pag. 63)

La cenfirmacion de la idea de la presencia de las almas per­

didas resulta ser demasiado para Juan, y deja que esta im­

presion le mate. Aqui se ve la gran influencia de la super­

sticion en la vida de la gente y tambien, otra vez, el fuer­

te sentimiento de desesperacion; hasta Juan Preciado, re-

cien llegado en Comala, siente el peso de las almas perdi­

das sobre su propio ser.

El autor nos hace acerdar a menudo de que Comala es

verdaderamente un pueblo lleno de fantasmas, y reitera la

impresion de la busqueda de la paz y del descanso. En efec­

to, el titulo de la novela iba a ser Los murmulles, pore

Rulfo opto per darle a su novela el nombre del personaje

principal. El titulo de Los murmulles no hubiera side ma­

le, sin embargo, ya que les murmulles forman la clave de la

novela, y no sen solamente les murmulles de cualquier pue­

blo abandonade, come el viento y el rechinar de los edifi-

cies antigues, sine tambien, y mucho mas importante, sen

les murmulles que hacen las mismas almas que vagan per Co­

mala en busca de descanso.

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Otro ejemplo de supersticion referida a los muertos

ocurre en un trozo suelte que trata de la muerte de la es-

pesa de Abundio (el arriero que guio a Juan Preciado a Co­

mala, que ademas es uno de los muches hijos ilegitimos de

Pedro Paramo y la persona que lo mata al fin del libro).

Abundio llega a la tienda de la "madre Villa" en busca de

alcohol para curarse la pena. Vemos la supersticion en le

que ella le dice al enterarse de la muerte de su esposa:

—... Ve diciendole ... a la difuntita que yo siempre la aprecie y que me tome en cuenta cuando llegue a la gloria ... Diselo antes de que se aca-be de enfriar. (p^g. 124)

Aparece aqui no solo la creencia de que un muerto puede in-

terceder per una persona viva, sino tambien la creencia de

que la persona viva tiene que encargarselo al muerto antes

de que se enfrie el cadaver.

El alma tiene un papel importante en la mente de

la gente, y es tangible, segun ellos. Dicen que la pueden

ver y la pueden sentir. En uno de los trezos sueltos, ha­

blando de Miguel Paramo, que ya ha muerto, un hombre dice

lo siguiente: "Dicen que por alld anda el anima /d.e Miguel/.

Le han visto tocando la ventana de fulanita. Igualito a el.

De chaparreras y todo". (pag. 33) Hay tambien un buen

ejemplo de la creencia de que una persona puede sentir fi-

sicamente su alma. En una ocasion mientras Juan esta ha­

blando con Dorotea, la mujer con quien cemparte la tumba.

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le pregunta adonde ha ido su alma. Dorotea contesta asi:

—Debe andar vagando per la tierra come tan-tas otras; buscando vivos que recen per ella ... /Mi alm^ me hacia insoportables las noches lle-nandemelas de pensamientes intranquilos con fi-guras de cendenados y cosas de esas. Cuando me sente a morir, ella rogo que me levantara y que siguiera arrastrando la vida, come si esperara todavia algun milagre que me limpiara de culpas. Ni siquiera hice el intento: "Aqui se acaba el camino --le dije--. Ya no me quedan fuerzas pa­ra mds". Y abri la boca para que se fuera. Y se fue. Sent! cuando cayo en mis manos el hili-to de sangre con que estaba amarrada a mi cora-zon. (pag. 70)

Un hecho importante que implica la supersticion y

les fantasmas es la experiencia que tiene Juan mientras

esta en la casa de les dos hermanos ("Adan" y "Eva"). Se

despierta y encuentra que ellos no estan. Entonces algo

muy curiese ocurre: de la calle entra en el cuarto una mu­

jer muy vieja y flaca que pone unas sabanas debajo de su

braze y se va, andande de puntitas como para no despertar a

Juan. 21 se asusta; no se atreve a mirar en su direccion y

fija les ojos en el cielo, donde ve que la estrella de la

tarde acaba de juntarse con la luna. Poco despues oye que

alguien le habla. Son los hermanos que han regresade, en-

contrandelo asustade y temblando. Les habla de le ocurrido,

pero el hombre cree que es un mistice false tratando de

llamar la atencion. Despues la hermana le dice en secrete

que la mujer-fantasma era su hermana, pore que no quiso de-

cirlo delante de Donis. El lector no llega a saber si esta

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viva o muerta la anciana, pero ya que Denis no la vie salir

y entraba en el mismo memento en que ella salia, y ya que

asusto tanto a Juan, parece que esta, en efecto, muerta, y

es solamente otra alma sin salvar vagando per el mundo.

El curanderismo es una combinacion de creencias re­

ligiosas y supersticiosas. Muchas voces se considera sino-

nime de la brujeria. El curandero existe en su propia di­

mension. A pesar de que siempre implora la ayuda de Dios,

hay mucha gente que cree que el tambien tiene poderes sobre­

naturales. Tiene la habilidad de curar enfermedades fisi-

cas y espirituales por varies metedes. Algunes de sus reme­

dies son verdaderamente medicinales; otros se basan en la

fe religiosa, y finalmente algunes son puramente remedies

basades en supersticiones e ignorancia.

El curandero del libro, Inecencio Osorio, es remi­

niscente de Anaclete Morones, el personaje principal del

cuente de Rulfo que tiene este mismo nombre. A les dos se

les atribuye el poder de curar enfermedades fisicas y espi­

rituales. Es Inecencio quien le acenseja a Dolores que no

se acueste con Pedro Paramo la noche de la boda porque "es­

ta brava la luna". Su oficio era amansador de potrilles,

pero segun Eduviges, tenia otro: prevocador de suefios.

Curaba enfermedades "sobandela a una", hasta que "al cabe

de un rate producia calentura". (pag. 21) Ademas de per-

petuar las creencias supersticiosas de la gente, el es el

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ejemplo per excelencia del eretisme que se ha mencionado en

el segundo capitulo, come lo es Anaclete Morenos.

Se ve otra vez la creencia en el curanderismo cuan­

do Justina, la mujer que ha cuidado a Susana San Juan du­

rante toda su vida, sale y regresa a la casa con diez cen-

taves de hojas de remere para poner sobre la repisa del

dormitorio de Susana. Este muestra una forma de curande­

rismo, ya que el remere es considerado come la planta de la

Santa Virgen y tiene el poder de refrescar el aire, expul-

3 sar les espiritus maleficos y curar la locura. Sabemos

que Susana esta loca, y aunque no lo dice directamente, Jus­

tina probablemente haya cemprado el remere para ayudar a Su­

sana en su locura.

La supersticion del retrato es muy popular entre la

gente mexicana, que cree que el retrato es cosa de brujeria.

Asi pensaba la madre de Juan. 21 tiene un retrato de ella,

y le guarda con cuidado porque es el unico de ella que exis­

te, ya que ella "siempre fue enemiga de retratarse". Juan

observa que puede ser que ella tuviera razon, porque "el su-

ye estaba lleno de agujeres come de aguja, y en el lugar

del cerazon "tenia uno muy grande donde bien podia caber el

dodo del cerazon". (pag. 10) Esta supersticion, como mu­

chas, crece del miedo y de la ignorancia de parte de la

gente, y sirve para perpetuar el ambiente cerrado y atrasado

La supersticion tambien se ve en les dos suefios que

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tiene Dorotea; sen tan vividos que se quedan con ella du­

rante toda la vida. Parece que su esterilidad le produce

un cempleje de maternidad frustrada. El primer suefie de

Dorotea le hace creer que ha tenido un hijo. Le parece tan

real que le siente entre sus brazes y lo lleva consigo

adondequiera que va. De pronto un dia le pierde y en el

cielo le dicen que se han equivocado con ella, dandele "un

cerazon de madre pero un seno de una cualquiera". (pag.

64) En el segundo suefie busca a su hijo entre los angeles

del cielo, pero uno de los santes hunde la mane en el esto-

mage de ella y saca "algo asi come una cascara de nuez ..."

(pag. 64) Despues de este segundo suefie, que Dorotea tiene

cuando ya esta muy vieja y espera la muerte, ella se da

cuenta de que nunca ha tenido ningun hijo. Pero ha vivido

toda la vida bajo la impresion de que si tiene uno.

La luna siempre ha inspirado supersticiones; por

eso tenemos expresiones come "estar en la luna" y "lunati-

co", y la creencia de que la "luna llena" es indicie de

mala suerte. Asi se ve la luna tambien en Pedro Paramo.

Per ejemplo, el nombre de la hacienda de Pedro Paramo es la

Media Luna. Este puede ser indicative de la "locura" de

las personas que alli viven. A voces la luna sirve para

intensificar la impresion de la soledad de les personajes.

Una noche cuando Damiana Cisneres esta sola en su cuarto,

el autor describe la escena:

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40

La luna habla salide un rate y luego se habla ido. Era una de esas lunas tristes que nadie mira, a las que nadie hace case. Estuve un rate alli desfigu-rada, sin dar ninguna luz, y despues fue a escon-derse detras de les cerros. (pag. 109)

Hacia el fin de la novela, el autor emplea la luna

para crear un ambiente de ternura y nostalgia. Pedro Para­

mo esta per morir y se pone a pensar per ultima vez en Su­

sana San Juan:

".... Habia una luna grande en medio del mundo. Se me perdian les ojos mirandote. Les rayos de la lu­na filtrandose sobre tu cara. No me cansaba de ver esa aparicion que eras tu. Suave, restregada de luna; tu boca abullonada, humedecida, irisada de estrellas; tu cuerpo transparentandose en el agua de la noche. Susana, Susana San Juan". (pag. 128)

Tambien las estrellas parecen tener el poder de

anunciar la mala suerte. Una noche poco despues de la muer­

te de Miguel Paramo unos hombres se quedan en la calle pla-

ticande el asunte del caballo que anda buscando a su duefio.

Su conversacion muestra la cestumbre de relacionar cual­

quier ocurrencia rara con la supersticion:

Habia estrellas fugaces. Calan come si el cie­lo estuviera lleviznande lumbre.

—Miren nomas —dijo Terencio-- el berlete que se traen alia arriba.

—Es que le est^n celebrando su funcion al Mi-guelito --tercio Jesus.

—^No sera mala serial? (pag. 33)

Las primeras palabras del trozo que sigue sen estas: "Ha­

bia estrellas fugaces". (pag. 34) El trozo nos muestra al

padre Renteria, desvelado, preecupado per su propia inhabi-

lidad de perdonar. Como no puede dormir, sale para afuera

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41

y mira el cielo. Ve que "llevia estrellas". (pag. 35)

Las estrellas intensifican la impresion de la ineficacia y

la pobreza espiritual del cura. Son, en efecto, una mala

sefial.

En el incidente del fantasma de la mujer que Juan

ve en la casa de "Adan" y "Eva" , el autor emplea la luna y

las estrellas juntas para crear el ambiente de misterio.

Despues de despertarse y saber que la pareja no estd alli,

el nota que "... salio la estrella de la tarde, y mds tarde

la luna". (p^g. 57) Despues de ver entrar en el cuarto a

la mujer, el procura no mirarla, y dice, "... logre torcer

la cabeza y ver hacia alld, donde la estrella de la tarde

se habia juntado con la luna". (pag. 58) Luego, cuando re­

gresan Denis y su hermana y el no le cree, Juan dice: "Co­

me si hubiera retrecedido el tiempo. Velvl a ver la es­

trella junto a la luna". (pag. 58) Entonces Donis vuelve

a salir, y la hermana le dice a Juan que fue su hermana la

que entro. Juan entiende cada vez menos, y vuelve a obser­

var el cielo, viende "... un cielo negro, lleno de estre­

llas. Y, junto a la luna la estrella mas grande de todas".

(pag. 60)

Per medio de este trozo, se ve que la luna no sola­

mente sirve para intensificar el ambiente, sino que tambien

anuncia que van a seguir pasando cosas raras, porque en la

pdgina que sigue Juan se acuesta con la hermana, y en segui-

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da viene su muerte. Rulfo emplea la luna mucho en sus cuen­

tos tambien, e igual que en su novela, tiene una doble fun­

cion, come inspiradora de supersticiones y come creadera de

ambiente. La luna intensifica la descripcion de la reali­

dad mexicana.

Se ha visto por les ejemplos dados de la novela Pe­

dro Paramo que la supersticion tiene un papel muy importan­

te en la vida de la gente mexicana. Mucho de la religiosi-

dad que se ve en la obra de Juan Rulfo, tanto en los cuen­

tos come en la novela, es una mezcla de supersticion y fan-

tasmagoria y refleja fielmente las creencias de la gente me­

xicana. Existe mucha supersticion en cuanto al alma humana

y el "mas alia". Tambien se ha visto que aun en la vida

cetidiana existen supersticiones que no tienen nada que ver

con la religion, come per ejemplo la luna y el miedo de re­

tratarse. La mayeria de estas creencias son inspiradas por

el miedo y la ignorancia, y no sirven para liberar al hom-4

bre sine para angustiarle.

Page 46: LA RELIGION Y LA SUPERSTIGION EN PEDRO PARAMO

CONCLUSIONES

En este estudio se han analizado los elementos de

la religion y de la supersticion presentes en Pedro Paramo.

la unica novela de Juan Rulfo publicada hasta la fecha. Se

ha visto que el mundo creado per el es la imagen de una re­

alidad mexicana, una realidad subjetiva en la cual se re-

crean sus propias obsesiones y recuerdos. La forma de su

obra se cembina con el contenido para dar una expresion in­

tegral de esta realidad.

De las malas condiciones espirituales de los perso­

najes, el obvie fracaso de les curas y el ambiente siempre

sordide, deprimente y fantasmal, se dedujo que la vision de

Rulfo es una de irremediable fatalidad. Los personajes se

encuentran cendenados a un purgatorio eterno y sin escape.

Per el mismo titulo de la novela es posible adivinar lo que

va a ser el tone de todo el relate.

Uno de les temas salientes de Rulfo es la profunda

ineficacia de la iglesia. Les personajes no reciben ningun

consuelo para esta vida ni tampoco la esperanza de un ali­

vio para la vida despues de la muerte. El pueblo de Comala

esta lleno de almas vagando per las calles sin encontrar

descanso. En este estudio se senalaren en detalle algunas

Page 47: LA RELIGION Y LA SUPERSTIGION EN PEDRO PARAMO

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de las causas por el fracaso de la iglesia tanto como les

efectos del fracaso. Tambien se observaren las creencias

supersticiosas que caracterizan la gente y que sen en parte

preducto del fracaso de la iglesia.

Aunque uno de les escritores contemporaneos menos

prolificos, Rulfo ha llegado a figurar entre los mas ceno-

cides y cementados de nuestro tiempo. Este se debe a la

eriginalidad de su estile y tecnica, el acierto en tratar

el tema, el lirismo de su prosa, y el poder evocador del

lenguaje. No se sabe cuando saldra otra obra de Rulfo, pe­

ro se tienen noticias de otra novela suya que se esta pro­

metiendo ya desde hace varies afios. Se la espera con im­

paciencia y con la seguridad de que sera tan grande come los

cuentos y la primera novela de este gran autor.

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NOTAS

CAPITULO I

1 Resarie Castellanos, "La novela mexicana centem­

peranea y su valor testimonial", Hispania, XLVII (1964), 223.

2 Jes^ de la Celina, "Notas sobre Juan Rulfo", Casa

do las Americas, ectubre-noviembre, I964, pdg. I33.

^Ibid.

4 Luis Harss, "Juan Rulfo: Contemporary Mexican

Novelist", New Mexico Quarterly. XXXV (primavera I965-invierno I966), 30O.

Mariana Frenk, "Pedro Paramo", Casa de las Ameri-r»?3 <7 "i 11 T T r «= r, r» "hvi V)"Pg '! Q A *? -r-.i rr _ O '

Celina, "Notas sobre Juan Rulfo", pag. 135-7 Juan Rulfo, The Burning; Plain and Other Stories.

intro. por George D. Schade, (Austin: University of Texas Press, 1967)* pag. xiv.

Ibid., pag. X.

°Frenk, pag. 88.

l^Ramon Xirau, "Juan Rulfo: Nuevo escritor de Mexi­co", Insula, XVI (octubre, I96I), 4.

- •'•Joseph Semmers, "Thru the Window of the Grave: Juan Rulfo", New Mexico Quarterly. XXXVIII (primavera I968), 92.

Fernando Alegria, Breve historia de la novela^his-panoamericana, (Mexico: Ediciones de Andrea, 1959)» pag. 244.

- Hellen Ferro, "La nueva novela mexicana: Vision

45

Page 49: LA RELIGION Y LA SUPERSTIGION EN PEDRO PARAMO

46

de Juan Rulfo", Americas, neviembre, 1964, p^g. 4l.

14 Juan Rulfo, El llano en llamas. (Mexico: Fondo de

Cultura Economica, 1953), p^g. 91.

^Harss, p^g. 297.

Sommers, p^g. 100. CAPlTULO II

Juan Rulfo, Pedro Paramo, (Mexico: Fondo de Cul­tura Economica, 1955), pag. 10. Todas las referencias que siguen en el texto se han temado de esta misma edicion.

Sommers, pdg. 100.

Xirau, pag. 4.

4 Semmers, pag. 101. i i . k . I ^ e X l , i v o i x x u o J: <;::U.X O r CXL CJ-J'/U » Jn. VJLtoxOn O J .

Hope", Modern Language Notes, marzo, I966, pag. 243.

^Ibid., pag. 238.

" Ibid., pdg. 245. p N. G. M. Van Deornik, S. Jelsma, y A. Van de Lis-

donk, A Handbook of the Catholic Faith, trad, por John Greenv/ood (Garden City, Nov/ York, Doubleday and Company, Inc., 1956), pag. 345.

CAPlTULO III

1 W. Rex Crawford, A Century of Latin American

Thought, (Cambridge: Harvard University Press, I96I), p^g. 253.

Manuel Zapata Olivella, "La atmosfera sicoantropo-logica en la novellstica de Juan Rulfo", Boletin Cultural v Bibliegrafice. XI (I968), 144-145.

^Leen Brown, "El simbolisme de Pedro Paramo", tesis inedita, Texas Tech University, I967, pag. 38.

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47

4 T..vl?ii ?-, ' ?' y^^^ Rulfo", Cuadernos hispanoameri-

canos, LXXXII (1970), 609.

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BIBLIOGRAFiA

OBRA ESTUDIADA

Rulfo, Juan. Pedro P£ramo. Mexico: Fondo de Cultura Eco­nomica, 1955.

OBRAS CONSULTADAS

LIBROS

Alegria, Fernando.^ Breve historia de la novela hispanoame-ricana. Mexico: Ediciones de Andrea, 1959.

Crawford, W. Rex. A Century of hatin American Thought. Cambridge: Harvard University Press, I96I.

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Rulfo, Juan. El llano en llamas. Mexico: Fondo de Cultu­ra Economica, 1953»

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49

. Th| Burnin/T Plain ajQd Other Stories, traduccion e introduccion por George D. Schade. Austin: Uni­versity of Texas Press, I967.

Van Deornik. N. G. M., S. Jelsma, y A. Van de Lisdonk. A .Handbook of Jthe Catholic Faith, traduccion por John Greenwood. Garden City, New York: Doubleday and Company, Inc., I956.

ARTICULOS

Bell, A. S. "Rulfo's Pedro Paramo: A Vision of Hope", Mo­dern Language Notes, marzo, I966, pdgs. 238-245.

Castellanos, Resarie. "La novela mexicana centemperanea y su valor testimonial", Hispania. XLVII (1964), 223-230.

Celina, Jose do la. "Notas sobre Juan Rulfo", Casa de las Americas. La Habana, ectubre-noviembre, 1964, pags. 133-138.

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