la quema de la embajada de espaÑa en guatemala

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  • LA QUEMA DE LA EMBAJADA DE ESPAA EN GUATEMALA: LA VERSION DE MAXIMO CAJAL Y LA

    CONSTRUCCION IDEOLOGICA DE LA VERSION DEFENDIDA POR STOLL

    Arturo Arias (University of Redlands)

    PREPARED FOR DELIVERY AT THE 2001 MEETING OF THE LATIN AMERICAN STUDIES

    ASSOCIATION, MARRIOTT WARDMAN PARK WASHINGTON D.C. SEPTEMBER 6-8 2001.

    En su libro Rigoberta Mench and the Story of All Poor Guatemalans, David Stoll, presenta, disfrazada

    dentro de un lenguaje pretendidamente objetivo, una versin muy parcial de los trgicos hechos acaecidos en Ciudad

    Guatemala el 31 de enero de 1980. En esa fecha fue quemada la embajada de Espaa en este pas, muriendo 36

    personas en el acto, y uno ms (torturado por fuerzas paramilitares) despus. La quema de la embajada de Espaa

    cambi para siempre la coyuntura poltica guatemalteca. Fue a raz de ella que muchas personas, incluyendo

    conocidos profesionales de clase media, se incorporaron en las filas revolucionarias, y que un estado de conflicto

  • 2

    armado interno se transform en el inevitable desenlace de la polarizacin poltica del pas.i El evento tambin

    contribuy a la constitucin de fuertes comits de solidaridad con la lucha del pueblo guatemalteco tanto en los

    Estados Unidos como en Europa, y conden al rgimen militar ante los ojos de las democracias del mundo. Espaa

    rompi relaciones diplomticas, y hasta la administracin Reagan tom distancias del rgimen como consecuencia

    de este salvaje acto. Finalmente, en la embajada de Espaa muri Vicente Mench. Dos aos despus, su hija

    Rigoberta narr sus experiencias a Elisabeth Burgos Debray, surgiendo as en la conciencia pblica mundial la

    futuro Premio Nbel de la Paz.

    En el captulo seis de Rigoberta Mench and the Story of All Poor Guatemalans, titulado The Massacre at

    the Spanish Embassy, Stoll argumenta falazmente que hasta este momento no hay acuerdo sobre quin le prendi

    fuego a la embajada (71).ii Este trabajo intentar probar no slo que lo anterior no es cierto, sino que su autor insiste

    en presentar esta cuestionable hiptesis a pesar de tener en sus manos evidencia de lo contrario. Falsificando

    deliberadamente la informacin por razones de ndole ideolgica, Stoll argumenta que los ocupantes de la embajada

    se autoinmolaron. As, no slo desacredita moralmente a la izquierda guatemalteca, sino tambin a Vicente Mench,

    una de las vctimas de la quema de la embajada. Por extensin, mancha por la va de las insinuaciones sin base

    (innuendo), a la propia Rigoberta. En consecuencia, este trabajo cuestiona no slo la veracidad de los mencionados

    argumentos, sino tambin los motivos ulteriores que pudieron orientar sus acciones.

    Veamos lo que dice Stoll en el captulo seis de su libro, en donde detalle los eventos acaecidos en la

    embajada. En esta narrativa, camina al lector paso a paso por los acontecimientos del fatdico da, para luego de

    presentar una visin panramica aparentemente objetiva, terminar argumentando que la mayora de las vctimas

    seemed to have died of smoke inhalation (75). Sin embargo, esa frase termina con la nota siete. Al examinarla,

    comprobamos que la informacin provino de Authors interview with municipal firefighter (en singular, o sea uno

    solo), July 5, 1996. Es decir, realiz esta nica entrevista con el bombero annimo diecisis aos y medio despus

    i Muchos conocidos intelectuales guatemaltecos, desde figuras pblicas como Gustavo Porras hasta escritores poco conocidos como Franz Galich, me contaron que se inscribieron en las filas de la izquierda a raiz de la quema de la embajada de Espaa. Yo mismo comenc mi colaboracin con la izquierda como consecuencia de este evento.

    iiLiteralmente, To this day, it is not agreed who started the fire at the Spanish embassy.

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    del evento, sin explicar siquiera cmo fue que lleg hasta ese nico bombero para que otros investigadores puedan

    corroborar la informacin. Tampoco proporciona detalles adicionales que subrayen la validez de su testimonio por

    encima de otros. Pero ms interesantemente an, la nota termina diciendo: there were no autopsies because the

    bodies were in such bad condition (292). Entonces, surge la pregunta: si los treinta y seis cadveres (smoke-

    blackened corpses, 75) estaban en tan malas condiciones que no se hizo autopsia, cmo supo ese nico bombero,

    quien no era mdico forense, que la mayora muri por inhalacin de humo? Deduccin emprica personal? Y, por

    qu no explica el investigador esto cuando clama por apegarse a los datos objetivos y su principal denuncia contra

    Mench es que ella no lo hace, que ella no es supuestamente objetiva por representar los intereses de una

    organizacin revolucionaria?

    Continuemos. Stoll describe la ocupacin, propiamente dicha, de la manera siguiente:

    The revolutionary movement invariably memorializes the occupation as a peaceful one. Certainly,

    the manner in which the protesters seized the embassy was nonviolent compared with how the police

    stormed it. But the embassy staff offered no resitance, so there was no reason for the occupiers to use force,

    and what followed was hardly coercion-free. The Twenty-seven protesters were armed with machetes, three

    or four revolvers, and Molotov cocktails. Nor were they play-acting when they took hostages, who were

    kept under close guard. As confrontation loomed, the occupiers never gave their prisonersincluding four

    Guatemalan woman working for the embassy, and a fifth woman from Spainthe chance to flee to safety.

    Instead, the hostages were herded along at gunpoint to be used as shields. (79, mi subrayado)

    En seguida, afirma que the left accused the security forces of using an incendiary device such as napalm

    or white phosphorus to incinerate the victims (79), en un tono que intenta desacreditar y/o desmentir esa

    informacin. El antroplogo agrega que no fue presentada ninguna prueba para corroborar la hiptesis del fsforo

    blanco. Tampoco cree que se present evidencia alguna de que las fuerzas policiales tuvieran la intencin explcita

    de quemar a las victimas. Menciona las declaraciones de Elas Barahona, jefe de informacin y prensa del Ministerio

    de Gobernacin de Guatemala,iii quien. afirm en mltiples ocasiones haber escuchado la orden dada por el general

    Lucas a su ministro del interior Donaldo Alvarez Ruiz, de quemar a los ocupantes (80). Sin embargo, no le da iiiBarahona se pas a las filas del Ejrcito Guerrillero de los Pobres (EGP) poco tiempo despus, huyendo del pas y denunciando pblicamente sus experiencias vividas en el seno del gobierno.

  • 4

    credibilidad a esta fuente sin explicitar por qu. Asumimos que se debe a que al pasar a formar parte del EGP

    posteriormente, Barahona qued automticamente deslegitimizado ante sus ojos. El asunto es que la informacin

    vertida es amontonada con todos los otros argumentos de izquierda que el autor desacredita. En vez de

    problematizar la fuente citada, Stoll pasa inmediatamente a una afirmacin fascinante. Dice: Barahona

    corroborates the lefts preferred version of events, but both are contradicted by the fires sole survivor: Ambassador

    Mximo Cajal y Lpez. Enseguida, cita una breve versin de la entrevista dada por el embajador el da despus de

    los hechos a Radio Nacional de Espaa. En ella, Cajal dijo que uno de los campesinos tir un coctel Molotov. El

    investigador cita tambin un fragmento de la entrevista publicada el da siguiente en El Pas. Esta informacin es

    ms verosmil ante sus ojos, pues como l mismo dice, Could Cajal be biased against the protesters? Nohis

    sympathy for them was so evident that he was accused of staging the occupation (81). Prosigue en seguida a citar

    partes selectas del informe oficial presentado en esos das en la cancillera espaola, para luego afirmar:

    When I contacted ambassador Cajal fifteen years later, he confirmed seeing a masked occupier

    throw a bottle of gasoline and splash fuel. He also confirmed stamping out a matchintended to light itbut

    this episode occurred well before the explosion and his escape through the door. The most important

    clarification he wished to make was that, not having eyes in the back of his head, he never saw the fires

    actual source, therefore cannot say for sure that the protesters started it. (81)

    Stoll contina el desarrollo del prrafo citado arriba con largas citaciones de boca del embajador. En la nota

    veintiuno atribuye estas palabras a dos entrevistas telefnicas con el mismo, el 17 de octubre de 1995 y el 18 de

    enero de 1996, seguido de una carta del 31 de enero de 1996. No sabemos si las citas provienen de las entrevistas

    telefnicas o bien de la carta. Tampoco sabemos si el embajador saba que estaba siendo grabado en caso de

    provenir la informacin de las conversaciones telefnicas, ni si el embajador habl en ingls o Stoll tradujo las citas

    grabadas en espaol, como parecera por la sintaxis empleada en las mismas. Las notas, en general, son de una

    vaguedad impresionante. Para acusaciones tan fuertes como las vertidas por Stoll, estos lapsos investigativos son

    reveladores. Lo peor que podra decirse de ellos es que son sloppy scholarship, investigacin mediocremente

    realizada. Sin embargo, creemos que se trata ms bien de un intento deliberado por ocultar la verdad, como

    mostraremos ms adelante.

    Enseguida, viene una seccin titulada Who Started the Fire? Es la seccin ms importante de este

  • 5

    captulo, pues en ella se deducir la culpabilidad por los trgicos acontecimientos. En la misma, el antroplogo nos

    dice le ense fotos de peridico a two arson investigators in California (82), sin indicar nombres, fechas, ni otros

    datos para corroborar la informacin, como si esto no importara para tomar con seriedad sus acusaciones. Al igual

    que con la entrevista al embajador, parecera ser evidencia de sloppy scholarship. Pero enseguida viene lo ms

    interesante. Dice despus: Judging from appearances, they said, the relatively intact corpses and clothing

    suggested a fire of only medium intensity (82).

    No haba afirmado antes, en la nota siete de la pgina 75, que there were no autopsies because the bodies

    were in such bad condition? Entonces? Estaban en malas condiciones, o estaban relativamente intactos los

    cadveres? Y de ser cierto lo segundo, por qu no se explica la falta de autopsia, o bien se cuestiona al bombero

    que afirm lo primero? Una de las dos informaciones tiene qu ser incorreta. Son estas pequeas contradicciones,

    apenas percibidas por muchos lectores ordinarios que no se molestan en revisar las notas, las que comienzan a

    desarticular la supuesta evidencia presentada, y se vuelven piezas claves en el desarmado de la aparente objetividad

    de Stoll. Ms que sloppy scholarship, de nuevo nos parece que estos lapsos son evidencia de un cover-up, de una

    ocultacin deliberada de datos para no poder seguirle la pista a sus fuentes. Cmo vamos a poder corroborar con

    los expertos californianos sus mtodos investigativos si desconocemos nombres, la fecha y el lugar donde los

    entrevist y les mostr la foto de peridico, y no podemos preguntarles acerca de la calidad de la misma? Lo que s

    se hace evidente es que, segn como le convenga en sus argumentos, a veces los cadveres quedaron demasiado

    daados, y a veces casi intactos. Asimismo, la prueba fehaciente de tan importante detalle son fotos de peridico,

    cuya calidad es generalmente pobre, y ms an pasados diez o ms aos de publicadas en papel y tintas de

    cuestionable calidad como las empleadas en los diarios de Guatemala. Sobre tan cuestionable base, dos expertos de

    nombre desconocido, pero cuya autenticidad proviene de que son de California, tropo de veracidad sobre la

    presuposicin de que son hombres, blancos y norteamericanos y esto basta para darles credibilidad, establecen

    inmediatamente que no pudo ser fsforo blanco sino gasolina lo que se emple para quemar la embajada. Esta

    aseveracin se vuelve la base de la argumentacin hipottica de que los ocupantes se autoinmolaron. Sobre la base

    de esta dubitativa afirmacin, el autor limpia de culpa a las fuerzas gubernamentales, y deja caer la sombra de la

    sospecha sobre los ocupantes de la misma, presuntos culpables ahora de haber asesinado a los pacficos empleados y

    honorables visitantes de la embajada, incluyendo un ex-vicepresidente de la Repblica, un ex-Ministro de relaciones

  • 6

    exteriores, as como el consul espaol.

    Para justificar su hiptesis, Stoll extrapola su lgica y se lleva al lector a otra ocupacin de una embajada,

    en este caso la del Brasil, acaecida en 1982. Cita a Domingo Hernndez Ixcoy, jefe de los ocupantes en esta otra

    ocasin, quien dijo pblicamente que, en caso de ser necesario, estaban dispuestos a usar los cocteles Molotov que

    llevaban consigo. Como Hernndez Ixcoy dijo esto en 1982, Stoll asume que los ocupantes de la embajada de

    Espaa obraron idneamente, por simple analoga deductiva. Pero lo nico que queda claro es que toda su

    argumentacin se basa en simples suposiciones. Para fortalecer las mismas, tambin cita el llamado Plan de

    Subida, supuestamente encontrado por la polica y considerado el plan de entrada a la embajada espaola. En este

    documento, se citaba la necesidad de llevar cocteles Molotov como armas de autodefensa.iv El investigador nada

    dice, sin embargo, de que el llamado Plan de Subida fue una invencin de la inteligencia militar guatemalteca, y

    as fue reconocido posteriormente. Saltndose ese detalle crucial, termina esa seccin afirmando que a frank

    account from the left would be invaluable (84), pero que no se tendr, no slo porque los ocupantes de la embajada

    estn muertos, sino porque las organizaciones polticas fueron desmembradas en aos subsiguientes.

    Dada su aversin al anlsis, Stoll no problematiza la naturaleza del coctel Molotov como efectiva arma de

    autodefensa. Se limita a sealar su presencia en la embajada como prueba inculpatoria de que los ocupantes estaban

    armados.v Tampoco problematiza el hecho de que en las estructuras verticales de las organizaciones revolucionarias,

    los encargados de planificar ocupaciones de embajadas se encuentran vivos, con la excepcin de Rolando Morn y

    Mario Payeras.vi Obviamente, no fue su inters entrevistar a la comandancia del EGP, la cual planific los eventos

    en cuestin. Sus miembros son actualmente dirigentes del partido URNG y residen en la Ciudad de Guatemala.

    iv De cualquier manera, nadie ha cuestionado que los ocupantes de la embajada tuvieran cocteles Molotov. Es un hecho comprobado. Para esto, basta con ver el libro de Cajal.

    vPara el lector promedio estadounidense, este hecho podra parecer escandaloso, por no existir la tradicin de resistencia comn a los pases latinoamericanos, en donde la presencia de cocteles Molotov es un hecho ordinario. Ni siquiera la intelgiencia militar guatemalteca hizo mucho caso de que los ocupantes portaran los cocteles Molotov. Su existencia no les sirvi para probar que iban armados, sino para argumentar que fueron estos los que iniciaron el fuego, y no miembros de las fuerzas de seguridad.

    vi Rolando Morn fue el comandante en jefe del EGP. Muri por problemas de salud en septiembre de 1999. Payeras, nmero dos de la organizacin en 1980 y responsable del frente urbano (es decir, de la capital, en donde tuvo lugar la ocupacin de la embajada) muri de problemas del corazn en Mxico en 1996.

  • 7

    Asimismo, en un captulo subsiguiente del mismo libro, el autor entrevist a Gustavo Porras,vii pero no lo cita en el

    captulo dedicado a los eventos de la embajada, a pesar de que en 1980 Porras se encontraba en la dirigencia urbana

    del EGP y posiblemente tuvo que ver con la planificacin de la ocupacin, est informado de quines integraban la

    estructura que planific el evento, y ley informes al respecto enviadas a la comandancia del EGP. Lo cierto del

    caso es que la ausencia de estas entrevistas no es una simple omisin, ni tan solo un error acadmico. Argumentar

    que nadie que estuvo involucrado en el trgico episodio sigue con vida, es evidentemente falso. Le sirve a Stoll para

    imponer su propia visin de los hechos; a saber, la teora de la autoinmolacin de los ocupantes de la embajada. Al

    hacer esto, pocas personas pueden contestarle, incluyendo acadmicos estadounidenses expertos en Guatemala, por

    desconocer quin integraba las viejas estructuras del EGP y quines pueden encontrarse vivos o no de entre ellos.

    Tampoco ayuda que los archivos del EGP, capturados en la ciudad de Mxico a mediados de 1981 por agentes de la

    Polica Federal Mexicana en colaboracin con la CIA, no hayan sido hecho pblicos todava. Por eso, el

    investigador termina este captulo diciendo: the massacre at the Spanish embassy could have been a revolutionary

    suicide that included murdering hostages and fellow protesters (88). La defensa del autor es la clusula could

    have been. Pero, para el lector ordinario, las ltimas frases que le sacude la conciencia son revolutionary suicide

    y, especialmente, murdering hostages and fellow protesters. Aunque tal acusacin no es ms que otra insinuacin

    carente de base, gramaticalmente lleva la carga del captulo. Todo el sentido semntico del conjunto de sus

    razonamientos recae sobre esta nica frase. As, de un solo plumazo termina no slo desprestigiando a la izquierda

    guatemalteca en su conjunto, sino cuestionando tica y moralmente a las propias vctimas de la quema de la

    embajada, incluyendo a Vicente Mench.

    De estos primeros argumentos podemos concluir que aunque emergen contradicciones importantes en la

    versin de la quema de la embajada presentada por Stoll, un lector ordinario sera posiblemente persuadido por la

    posicin defendida por el antroplogo norteamericano, ante la falta de evidencia en contra, y sobretodo, por las

    largas citas del embajador Cajal presentadas en las pginas 81-82.

    Sin embargo, el ex-embajador en Guatemala, Mximo Cajal y Lpez, el representante de su pas durante la vii Economista de renombre, Porras rompi con el EGP en enero de 1984. Fundador y dirigente del grupo Octubre Revolucionario, volvi al pas a principios de los noventas. Acercndose enseguida al Partido de Accin Nacional (PAN) por su vieja amistad con el dirigente Roberto Berger, Porras fue asesor del presidente Alvaro Arz durante el perodo 1996-2000.

  • 8

    quema de la embajada, y quien se haba negado a hablar de lo ocurrido durante cerca de 19 aos, public en la

    primavera de 2000 un libro sobre los trgicos acontecimientos. Titulado Saber quin puso fuego all! Masacre en la

    Embajada de Espaa, el texto ha tenido un impacto fuerte en la pennsula ibrica. La primera edicin se agot, la

    segunda circula ampliamente, y existen plticas con un conocido director de cine para filmar una pelcula basada en

    el libro.viii

    En el mencionado libro, Cajal y Lpez presenta una visin radicalmente diferente de la favorecida por el

    acadmico norteamericano. El libro se inicia con los eventos acaecidos en la embajada, tomados del informe oficial

    que l mismo le presentara al entonces ministro de Asuntos Exteriores de Espaa, Marcelino Oreja. En este

    recuento, sobresale la brutalidad del Pelotn Modelo y del Cuerpo de Detectives guatemaltecos. La polica se neg

    absolutamente de una manera brutal e intransigente, a aceptar cualesquiera de estas condiciones... ...nos trataban a

    los rehenes exactamente igual que a los ocupantes (35). Asimismo, indica sin ambajes que cuando baj de la

    embajada,ix los policas lo zarandearon e intentaron meterlo en un vehculo con las intenciones de matarlo (parece

    que existe una grabacin en que se oyen voces de mtalo, mtalo, 38). Fue rescatado por la seora Odette Arz de

    la Cruz Roja, y trasladado al Hospital Herrera Llerandi en una ambulancia, gracias a los esfuerzos que ella realiz.

    Seguido del informe oficial, aparece el relato de Mario Aguirre Godoy, quien se encontraba tambin

    visitando la embajada ese da en compaa del ex-vicepresidente de la republica Eduardo Cceres Lehnhoff y del ex-

    canciller Adolfo Molina Orantes para una entrevista con el embajador a las once de la maana.x Dicho relato difiere

    en pocos puntos del presentado por el embajador al canciller Oreja.xi Aparece tambin, de manera ms extensa, la

    denuncia de Elas Barahona, presentada originalmente en un artculo de prensa publicado en Panam. All Barahona

    narra cmo Donaldo Alvarez Ruiz, ministro de Gobernacin, le dio la orden al tercer jefe de la polica, coronel

    Arnoldo Paniagua, para que desalojaran la embajada. Cuando ste ltimo descubri que Cceres Lehnhof y Molina

    viii Conversacin personal con Mximo Cajal y Lpez. Julio 12, 2000.

    ix El embajador Cajal fue el nico en lograr salir vivo de su despacho, ubicado en el segundo piso de la embajada.

    x Aguirre Godoy fue tomado como rehn junto con las otras personas mencionadas. Sin embargo, consigui fugarse cuando la polica entre al primer piso de la embajada.

    xi Stoll lo cita en su captulo, pero nunca tom fragmentos del mismo, pues obviamente atenuaran la versin favorecida por l.

  • 9

    Orantes se encontraban entre los rehenes, volvi a consultar con el ministro Alvarez Ruiz. Este consult con el

    presidente Lucas Garca, quien respondi, No importa, ellos tambin deben de estar de acuerdo con los guerrilleros,

    squenlos (64). Al da siguiente, Alvarez Ruiz se reuni con el canciller Castillo Valdez para elaborar una versin

    oficial que acallara las protestas internacionales, y decidieron inventar que el cnsul espaol, Jaime Ruiz del

    Arbol, haba llamado a las autoridades para que intervenieran. Este ltimo no poda desmentirlo, pues se encontraba

    entre los muertos.

    El siguiente captulo trata sobre el secuestro y muerte de Gregorio Yux. En l se narran los hechos

    acontecidos esa misma noche del 31 de enero en el Hospital Herrera Llerandi, a donde fuera llevado el embajador y

    el nico sobreviviente maya encontrado vivo en su despacho, ambos con quemaduras de tercer grado. Como a la una

    de la maana, el embajador de Espaa en El Salvador, Vctor Snchez Msas, quien haba viajado a Guatemala con

    el objeto de ver las condiciones en las cuales se encontraba el embajador Cajal, recibi una visita del canciller

    Castillo Valdez. Este le confes que intent evitar que la polica entrara en la embajada, pero que el presidente

    Lucas y el ministro Alvarez Ruiz tomaron la decisin de entrar por la fuerza. Como a las siete y media de la maana

    del da siguiente, se retir de pronto la polica que custodiaba el hospital. El recuento se convierta entonces casi en

    una pelcula de horror. Poco despus una veintena de hombres armados, de paisano, con pauelos en la cara,

    entraron en el hospital (68). Metieron al personal mdico en una habitacin, y secuestraron a Gregorio Yux.xii Dos

    de los secuestradores se quedaron custodiando la habitacin del embajador, hasta alrededor de las nueve de la

    maana, hora en que volvieron los miembros de la polica nacional y saludaron amistosamente a los secuestradores

    antes de sustituirlos en la custodia de la habitacin. El libro cita, adems, la grabacin con las ltimas palabras de

    Yux, en la cual narra los eventos vividos dentro de la embajada, incluyendo la frase que da ttulo al libro, y que

    representa un desconocimiento de que los ocupantes hubieran iniciado el fuego.

    Continan los testimonios de diversos participantes, tales como Beatriz de Laiglesia (esposa del

    embajador), Odette Arz, y Frank Ortiz, embajador de los Estados Unidos en Guatemala. El primero narra como ella

    volvi al pas al da siguiente y fue a ver a su esposo quemado al hospital. All se tom la decisin de trasladarlo a la

    residencia del embajador de los Estados Unidos por temerse por su vida, dada la actitud hostil del gobierno

    xii Su cuerpo apareci torturado al da siguiente, al interior del campus de la Universidad de San Carlos.

  • 10

    guatemalteco. Como la polica lo tena prcticamente secuestrado en el hospital, hubo que armar un operativo para

    extraerlo de all. La esposa lo sac de su habitacin en silla de ruedas, aduciendo que lo llevaba a la sala de rayos X,

    para tranquilizar a los policas y que no la siguieran. En el ascensor, se fue hasta el segundo stano, donde la

    esperaba el embajador de Venezuela, Jess Elas, en el vehculo de su embajada. Metieron al embajador al mismo y

    salieron, pero los sigui un vehculo de seguridad. El embajador venezolano los increp, argumentando que el

    vehculo era territorio venezolano. Antes de llegar a la embajada de los Estados Unidos, los sigui un segundo

    vehculo, pero consiguieron entrar a la residencia sin novedad. Esa noche, las fuerzas de seguridad ametrallaron la

    residencia del embajador norteamericano. Este grave acontecimiento nunca es mencionado por Stoll, pero es

    ratificado por el testimonio del embajador de los Estados Unidos, Frank Ortiz, en la pgina 116. De Laiglesia narra

    el episodio as:

    As estbamos, viendo la televisin (en la sala de la residencia de la embajada, en compaa del

    embajador Ortiz), cuiando omos ruidos fuera, que yo no identifiqu en seguida. Frank se tir al suelo,

    empez a apagar luces gateando y me dijo que no me moviera, que eran disparos. Sali del cuarto as, por

    el suelo, a oscuras para ver lo que estaba pasando. El telfono de la garita no contestaba y se tema lo peor.

    Volvi; el marine estaba vivo pero desde el suelo no llegaba al telfono de pared. Efectivamente, haban

    ametrallado la embajada. (84)

    El testimonio de Odette Arz es fascinante porque ella es testigo de reconocer la voz de Germn Chupina,

    director de la polica, dicindole por radio al segundo Jefe de la Polica Judicial, que estaba parado al lado de ella,

    no quiero que salga ni uno vivo (103). En consecuencia, cuando sale el embajador de la embajada todo

    chamuscado, el segundo jefe de la judicial ordena Mtenlo (103). Entonces, Arz se tir sobre el cuerpo de Cajal

    y comenz a gritar que era el embajador de Espaa, que no podan matarlo:

    ...pero en eso la polica militar y la nacional nos metieron en un autobs de la polica. Me dije,

    aqu nos truenan, Mara Odette! Haba un teniente en el autobs que me deca:

    Quietos, callen! Ahora los vamos a llevar a donte tengan que ir.

    Entonces abr las ventanillas y empec a gritar:

    Soy Mara Odette Arz Castillo, madre de seis hijos. Ustedes no pueden llevare a m a ningn

    lado, detnganse, djenos bajar. (104)

  • 11

    Arz arm tal escndalo que por fin consigui por medio del doctor Augusto Bauer Arz, primo de ella, y

    quien fuera llamado como intermediario entre los ocupantes y el gobierno, que los soltaran. Fue entonces cuando

    arregl el traslado del embajador al hospital Herrera Llerandi, el mejor de Guatemala.

    Finalmente, el testimonio del embajador de los Estados Unidos, Frank Ortiz, narra su sorpresa ante el brutal

    atropello protocolario realizado por el gobierno guatemalteco, que ya no lo escuchaba ni siquiera a l, y lo culpaban

    de complicidad con el comunista Cajal, tanto que yo y mi Embajada recibimos tambin nuestra parte de

    vituperio (116).

    Siguen una serie de captulos que explican las gestiones realizadas por el gobierno espaol ante el

    guatemalteco, el viaje que el embajador Cajal y el cnsul Ruiz del Arbol realizaron al Quich en enero de 1980,xiii su

    regreso y convalescencia en Espaa despus de la quema de la embajada, la campaa negra desatada en su contra

    por el gobierno guatemalteco para culparlo a l por la quema de la misma, acusndolo de ser comunista y de haber

    arreglado la ocupacin con los subversivos durante su viaje al Quich, y su trayectoria diplomtica posterior

    tratando de recordar y reconstruir lo ocurrido. En esa ultima parte, cita un nuevo artculo publicado por Elas

    Barahona el 29 de marzo de 1987, reproducida en el suplemento dominical de El Grfico de Guatemala, y nunca

    citado por Stoll:

    Como testigo de primera fila, me di cuenta personalmente en el despacho del Ministro Donaldo

    Alvarez Ruiz, cundo ste recibi la orden de asaltar la Embajada de parte del general Romeo Lucas

    Garca, y luego cmo Alvarez Ruiz la transmiti al director de la policia Germn Chupina y ste la

    ejecut a travs del coronel Paniagua.

    Poco despus llegaron al despacho del Ministro Alvarez Ruiz, el Canciller Rafael Castillo Valdez

    y el periodista Carlos Toledo Vielman para seguir la secuencia de los momentos siguientes, paso a paso,

    por radio, segun lo puede atestiguar tambin la secretaria de Alvarez Ruiz, seorita Patricia Mencos.

    Castillo Valdez llev para evadir las llamadas telefnicas desde Espaa, por parte del Canciller Marcelino

    xiiiEn este viaje, el embajador, entonces recin llegado al pas, se entrevist con curas espaoles que haban recibido amenazas de las fuerzas represivas guatemaltecas. Este viaje fue manipulado posteriormente por la inteligencia militar del pas para hacer creer a la opinin pblica que el embajador viaj al Quich para organizar los preparativos de la ocupacin de la embajada, de la cual l era cmplice por sus inclinaciones comunistas. Hay que agregar que Cajal y Lpez fue el primer embajador nombrado por un gobierno post-franquista espaol.

  • 12

    Oreja.

    Mientras seres humanos ardan, nosotros comamos sandwich de pollo, y Alvarez Ruiz hasta hizo

    un chiste sobre tomar un trago con boquitas de churrasco. Adems, le pidi a su secretaria que lo negara

    ante las insistentes llamdas telefnicas del embajador Cajal... (311-312)

    El comentarista Jorge Palmieri, de la ultraderecha guatemalteca, y quien reconoce ser portavoz de los

    servicios de inteligencia militar de Guatemala (331), le respondi a Barahona diciendo que para examinar toda la

    verdad, haba que considerar tambin que el embajador espaol haba tenido injerencia en los asuntos internos de

    Guatemala, pero no neg la credibilidad de lo afirmado por Barahona. Por el contrario, dijo que ante ello, vale la

    pena que se investigue an ms profundamente lo que sucedi (313). A pesar de ello, Stoll nunca se refiere a este

    debate pblico en los peridicos guatemaltecos, el cual tuvo lugar ms de diez aos antes de la publicacin de su

    libro, y que empez a cambiar el giro de los acontecimientos desde la misma derecha, posiblemente como

    consecuencia de la vuelta del pas a un rgimen democrtico.xiv En la ltima seccin de su obra, Cajal menciona

    cmo el 25 de marzo de 1996 el canciller guatemalteco Eduardo Stein, miembro del gobierno de Alvaro Arz,

    lament publicamente en Madrid los eventos de la quema de la embajada y, con lgrimas en los ojos,xv le pidi

    disculpas al pueblo espaol por lo ocurrido el 31 de enero de 1980. Al da siguiente, en una rueda de prensa, dijo

    textualmente que

    ...no cumpliendo con el principio elemental de respeto soberano a las misiones diplomticas entre pases

    amigos, se hizo un asalto por la fuerza a la Embajada de Espaa que result en el incendio y en la prdida

    de vidas humanas que todos conocemos.. (333)

    El reconocimiento oficial del gobierno guatemalteco asumiendo la responsabilidad por la quema de la embajada

    tampoco es mencionado por Stoll en su libro, a pesar de que las declaraciones de Stein tuvieron lugar dos aos y

    medio antes de la publicacin del libro del antroplogo.

    Cajal concluye con un sumario de lo relatado acerca de la masacre de la embajada de Espaa en xiv En diciembre de 1985 se celebraron por primera vez elecciones democrticas, saliendo electo presidente el civil Vinicio Cerezo Arvalo del Partido Democracia Cristiana (DCG). Cerezo Arvalo inici durante su gobierno los acuerdos de Esquipulas, por medio de los cuales se lleg, diez aos despus, a la firma de los acuerdos de paz con la guerrilla.

    xv Fui testigo personal de este evento.

  • 13

    Guatemala: Nunca Ms, proyecto de Recuperacin de la Memoria Histrica (REMHI) del Arzobispado de

    Guatemala,xvi y en Guatemala, Memoria del Silencio, producto de la Comisin de Esclarecimiento Histrico

    auspiciada por Naciones Unidas.

    En este debate, los dos hechos principales son la culpabilidad del gobierno de Guatemala en el asalto de la

    embajada de Espaa, accin que violaba la soberana del estado espaol, y el interrogante sobre quin inici el

    incendio que cobrara tantas vidas. Es por ello que en el mismo primer captulo, titulado Lo sucedido en la embajada

    de Espaa, Cajal narra en primera persona la experiencia vivida a partir de las 11 de la maana del 31 de enero de

    1980. El embajador subraya, contrario a las insinuaciones sin base (innuendo) de Stoll, que la ocupacin se llev a

    cabo de manera pacfica (28). La principal exigencia de los ocupantes era que el gobierno espaol le transmitiera

    al guatemalteco la necesidad de exhumar los cadveres secuestrados por el ejrcito en la zona de Uspantn, que

    haban sido torturados, asesinados y hechos pasar por guerrilleros (28). Los ocupantes de la embajada queran probar

    que los muertos no eran guerrilleros sino sus compaeros campesinos secuestrados meses antes.

    En el elemento clave, el argumento fundante de la posicin tico-moral de Stoll, acerca de quin inici el

    fuego, Cajal es claro. La evidencia recogida no slo entre los testigos sino por medio del tipo de quemaduras sufrida

    por las vctimas (quemados slo de la cintura para arriba, entre otras cosas, lo cual segn los expertos californianos

    citados annimamente por el investigador indicaba quemaduras por gasolina), hace patente que el ingrediente que

    los quem fue fsforo blanco, y que el mismo no poda provenir de los cocteles Molotov de los cuales disponan los

    ocupantes de la embajada. Hay testimonios acerca de la presencia de un miembro de las fuerzas de seguridad, un

    polica gordo, subiendo las gradas de la embajada con un extrao artefacto colgado de la cintura (37) que

    pareca como una mochila para fumigar, semejante a un lanzador de niebla paralizante de procedencia israelita.

    Aunque el embajador no puede personalmente confirmar que el incendio lo gener ese aparato, la conclusin se

    desprende de los diferentes testimonios. Asimismo, Cajal clarifica sus declaraciones citadas por Stoll y usadas por

    ste ltimo en el captulo seis de su libro para probar su hiptesis. Dice Cajal:

    Se impone aqu una importante precisin. En mis primeras manifestaciones incluso en la cinta

    que grab ya en la residencia norteamericana afirm que la explosin haba sido producida por un cctel xvi Fue 48 horas despus de anunciar pblicamente la aparicin de este volumen, que fuera asesinado el obispo Juan Gerardi por ex-miembros de las fuerzas de seguridad guatemaltecas, hoy condenados a 30 aos de prisin.

  • 14

    molotov arrojado por uno de los ocupantes. Lo dije as no porque viera materialmente a uno de ellos

    lanzarlo, sino por deduccin lgica a la vista de que eran portadores de varios y porque haban amenazado

    reiteradamente con tirarlos si la polica entraba (lo mismo les daba morid de una forma que de otra). Pero

    meditando sobre estos momentos y por indicios y manifestaciones de diversas personas, cabe la posibilidad

    de que fuera la polica la que arrojara algn producto similar (fsforo?) O que ambas cosas ocurrieran a la

    vez. En un momento dado, tuve en mi mano, impidiendo que la polica lo introdujera por la puerta astillada,

    un bote de color rojo, que pens sera de humo. Estas sospechas me indujeron a solicitar que se trajeran a

    Madrid muestras de restos calcinados de mi despacho, para su anlisis. (36-37)

    Adems de la cita anterior, en la nota seis de este mismo captulo, el embajador Cajal afirma:

    El 17 de febrero de 1980, la Revista Cambio 16 public una fotografa en color en la que aparece

    un agente de la polica portando un extrao aparato. El Informe para la Recuperacin de la Memoria

    Histrica. Guatemala Nunca Ms presentado por Monseor Gerardi el 24.4.1998, dice al respecto lo

    siguiente:

    A las 15:20 se vio salir un espeso humo negro del despacho del Embajador y luego llamas. Se

    oyeron gritos desesperados de las personas atrapadas, pero todo concluy en tres minutos. Varios testigos

    presenciales, entre ellos Jaime Fuentes, de la misin espaola de cooperacin tcnica de trabajo, asegura

    haber visto entrar en direccin a las gradas que conducian al segundo piso a un polica gordo y de baja

    estatura con un extrao artefacto colgado de la cintura. En la revista Cambio 16 del 17 de febrero de 1980

    aparece una fotografa a color de este polica portando el artefacto. Se trata de un lanzador de niebla

    paralizante e irritante de la piel, y en especial de los ojos, que puede causar grandes daos si se aplica en

    cantidad y a pequea distancia. Su procedencia parece ser israelita.

    Tcnicos consultados... consideran que la habitacin, aunque pequea, tena suficientes corrientes

    de aire por estar la puerta de entrada destrozada y rotos los vidrios de las ventanas. De ser solamente

    gasolina el elemento causante del incendio, la combustin hubiera sido mucho ms lenta, propiciando la

    salida masiva e inmediata de los encerrados en la habitacin. La persona que estuvo examinando y

    recogiendo las muestras seal que la postura petrificada de los cadveres (algunos estaban sentados), su

    posicin frontal, la rigidez de movimiento en que les sorpendi la muerte, la no carencia de oxgeno en el

  • 15

    cuarto (que descarta la asfixia) y el hecho de que varios de ellos no presentaran quemaduras mortales (hay

    abundante informacin grfica al respecto) llevan a la conclusin de que no esposible que la gasolina de

    ccteles molotov haya terminado con todas las vidas. (36-37)

    Cajal seala, igualmente, que tanto su mujer como el juez Pedro Bermejo vieron que los ocupantes llevaron

    grandes cantidades de comida y ropa a la cocina de la embajada, provisiones suficientes para por los menos 10 o

    ms das. Esto indica que las intenciones de los ocupantes eran las de una ocupacin larga y pacfica (39).xvii

    Asimismo, seala enftico que la polica no permiti entrar al edificio ni a miembros de la Cruz Roja, ni al doctor

    Bauer Arz. Agrega que nunca llam por telfono ningn miembro del gobierno guatemalteco interesndose por lo

    que all ocurra (40), a pesar de que el embajador haba tratado de llamar a todos los altos funcionarios del gobierno

    y haba podido comunicarse libremante con miembros del gobierno espaol, adems de pedirle directamente a la

    polica que rodeaba la embajada, que enviaran interlocutores. De igual manera, la polica impidi la entrada de los

    bomberos. La polica dej que se consumieran los cadveres o los cuerpos que haba en mi despacho a ciencia y

    conciencia de que de ese modo aquello terminaba de una manera satisfactoria para sus intereses (40).

    Mientras Stoll asegura que no se le practicaron autopsias a los muertos por estar muy daados los cadveres

    como indicamos ms arriba, en Guatemala, Memoria del Silencio aparece

    la conclusin del Estado Mayor del Ejrcito Espaol, del 3o de abril de 1981, argumentando que

    se considera muy probable que se utilizara gas inerte o algo similar, lo que produce parlisis inmediata del

    atacado... por las condiciones del lugar, la postura petrificada de los cadveres, su posicin frontal, y la no

    carencia de oxgeno en el cuarto de la tragedia, no parece posible concluir que la gasolina de un cctel

    molotov haya terminado con todas las vidas... (172)

    Consta en el documento de Naciones Unidas tambin el testimonio sw un declarante que vio los cadveres en la

    morgue y afirma que estaban apilados en una esquina unos sobre otros, ...tuvo que haber sido algo muy fuerte,

    como un lanzallamas...adems, la mayora est boca arriba y con los brazos abiertos (172). Enseguida, el

    testimoniante recibi el llamado de un mdico quien le dijo haber participado en la autopsia, y le explic que el tipo

    de muerte por la forma en que haban sido quemados, y por cmo haban quedado los cuerpos, ...slo lo produce el

    xviiEste es un detalle ms que Stoll nunca menciona en su libro.

  • 16

    fsforo blanco... (172-3). Otro testimoniante que ayud a sacar los cadveres de la embajada afirma que se

    despedazaban, y que haban quedado pegados unos con otros. La conclusin de Guatemala, Memoria del Silencio es

    que, despus de derribar la puerta del despacho del embajador, las fuerzas de seguridad emplearon un lanzallamas o

    un lanzador de gas inerte contra todas las personas, alcanzndolas de la cintura hacia arriba, y proyectndolas hacia

    atrs unas encima de otras. Con el empleo de este instrumento, se incendiaron tambien los cocteles Molotov que

    llevaban los ocupantes consigo (172). Finalmente, el documento de Naciones Unidas certifica que no se elaboraron

    informes, no se tomaron declaraciones de policas y que las pocas pginas que componen el nico expediente

    judicial existente, evidencian la absoluta falta de voluntad del Organismo Judicial y del Ministerio Pblico de

    investigar los hechos y de enjuiciar y castigar a los culpables (177). Asimismo, cita la violacin de los artculos 22,

    27 y 29 del convenio de Viena sobre Relaciones Diplomticas (179). En sus conclusiones, responsabiliza

    directamente al rgimen del general Lucas Garca de lo sucedido (180-181). Dentro de stas se afirma

    categricamente que carece de toda base la hiptesis de que las vctimas se autoinmolaron. Este informe fue

    publicado tan slo dos meses despus de que apareciera publicado el libro de Stoll. Referencia a esto mismo ha sido

    hecha por Gonzalo de Villa, sacerdote jesuita y actual rector de la Universidad Rafael Landvar en Guatemala. La

    madre del mismo, Teresa Vsquez De Villa, fue una de las vctimas de la embajada. Encargada de organizar viajes a

    Espaa, coincidi por mala suerte con el horario de los ocupantes de la embajada a la hora de realizar gestiones de

    viaje. De Villa dice:

    En relacin a tu pregunta, yo no estaba en Guatemala cuando el hecho. Llegu para el entierro pero ya no v

    el cadver de mi madre. Quien lo reconoci fue mi cuado y lo hizo por los zapatos y pantalones. Lo que

    escuch es que el incendio no se haba producido a ras de tierra y que estaban mucho ms carbonizados los

    cadveres en el tronco que en las piernas... Otro dato. Estuve en el lugar de los hechos el 2 0 3 de febrero

    cuando aun estaba precintado. S me llam la atencin que haba cordn telefnico en el suelo no quemado.

    Eso confirma la impresin de que el incendio fue ms por sustancia gaseosa inflamable que por sutancia

    lquida que, por gravedad, hubiera quemado primero abajo y de ah hacia arriba.xviii

    Aunque el hijo del canciller Molina Orantes contina afirmando que lo sucedido en la embajada fue un complot xviiiDos emails del 29 de agosto de 2001, enviados del rectorado de la Universidad Landvar a mi direccin de trabajo en la Universidad de Redlands.

  • 17

    espaol, en su testimonio ante El Peridico de Guatemala del 31 de enero de 2000, al celebrararse el 20 aniversario

    de la tragedia, no emiti opinin al respecto de cmo pudo ocasionarse el incendio.

    De lo anterior, podra desprenderse que Stoll realiz una investigacin pobre, o bien que desconoca los

    datos pertinentes. Al fin y al cabo, el informe de Naciones Unidas fue publicado dos meses despus de que saliera su

    propio libro, y su contenido era secreto hasta ese momento. Igualmente, el libro del embajador Cajal fue publicado

    ao y medio despus del suyo.

    Sin embargo, en julio de 2000 entrevist al embajador Cajal en Madrid.xix El embajador dijo que llevaba

    aos planificando su texto, casi como una especie de terapia personal para resolver el trauma que la quema de la

    embajada le gener. La escritura se convirti en un ejercicio de reconstruccin de su memoria, pues con las

    quemaduras y el subsecuente trauma sufrido, haba olvidado prcticamente todos los detalles sobre el incidente.

    En esta entrevista, afirm que Stoll le envi el polmico captulo con su hiptesis sobre la autoinmolacin

    de los ocupantes de la embajada en 1995. El embajador, quien ya se encontraba reconstruyendo los eventos, se

    sorprendi grandemente con interpretacin tan sui generis, y le escribi inmediatamente contradicindola.

    Lo interesante en el intercambio entre Cajal y Stoll,xx es que Cajal le ofreci toda la informacin de la cual

    dispona. Sin embargo, el acadmico norteamericano la ignor. Prefiri presentar su polmica hiptesis sobre la

    autoinmolacin, sabiendo que exista en Madrid evidencia de lo contrario. Por qu? La nica teora posible es que

    lo hizo para desprestigiar no slo a Rigoberta Mench, sino a todas las vctimas del asalto a la embajada y poder as

    daar a la izquierda guatemalteca. Segn Cajal, recibi por correo copia del libro de Stoll, donde confirm con

    mucha pena que no haba hecho uso del material ofrecido. Tampoco haca referencia al entonces inminente libro de

    Cajal, a pesar de saber que el mismo se encontraba en produccin, prefiriendo ignorar su existencia. Finalmente,

    cuando el libro de Cajal fue publicado en Espaa, el embajador le envi una copia al acadmico norteamericano.

    Hasta este momento, no ha recibido ni siquiera una nota de agradecimiento por tal envo. Dice Cajal que se enter,

    por medio de los posibles contactos para la elaboracin de la pelcula, de que efectivamente lo recibi. Pero no ha

    existido ms comunicacin entre los dos.

    xix Conversacin con Mximo Cajal y Lpez. Julio 12, 2000.

    xxEl embajador guarda toda la documentacin de este intercambio.

  • 18

    De este argumento se pueden desprender varias conclusiones. La quema de la embajada de Espaa fue sin

    duda alguna, el hecho ms inmoral, y que ms directamente violaba las leyes internacionales, de las muchas

    violaciones cometidas por el rgimen del general Lucas Garca. Dentro de Guatemala, tan slo allegados a los

    gobiernos militares, parientes de Cceres Lehnoff o Molina Orantes, y columnistas colaborando con la inteligencia

    militar tales como Palmieri, han defendido a capa y espada la versin de que los ocupantes fueron los culpables del

    incendio. Incluso estos ltimos se han alejado un tanto de esa hiptesis a partir de 1987, a pesar de seguir culpando

    al embajador Cajal de tener vnculos con la guerrilla y con la izquierda. La quema de la embajada fue de tan enorme

    magnitud, que constituy el parte-aguas en la definicin del conflicto armado interno en Guatemala.

    En los Estados Unidos, poca de esta informacin era conocida antes de la controversia generada por Stoll.

    Sin embargo, el texto de Mench se haba convertido en lectura cuasi obligatoria no slo en universidades y

    community colleges, sino hasta en high schools. Entonces, no deja de ser curioso que Stoll haya escogido presentar,

    en un libro que supuestamente cuestiona la neutralidad de Mench al acusarla de tener partis pris por la lnea del

    EGP como parte de un cuestionamiento general de la la izquierda revolucionaria, una versin de los hechos en torno

    a la embajada de Espaa que resulta ser tambin un partis pris, la versin oficial de la inteligencia militar

    guatemalteca, y que, al mismo tiempo y en un mismo gesto, haya deliberadamente excluido informacin que le

    proporcionara el embajador Cajal en 1995.

    Stoll ha intentado constituirse pblicamente como un intelectual moderado, de centro, ex-izquierdista l

    mismo y simpatizante de las izquierdas centroamericanas durante los ochentas. En esta versin, tica y moralmente

    molesto por las supuestas mentiras que descubri en el seno de la izquierda, se desencant de la misma y volc su

    inters a denunciarlas. De all que acadmicos estadounidenses moderadamente conservadores tomaran en serio

    algunos de sus alegatos,xxi y que sus denuncias tuvieran un efecto devastador en los high schools, donde el libro de

    Mench ha dejado prcticamente de ensearse, al carecer muchos de sus profesores de los mecanismos para

    contrarrestar su argumentacin. De paso, la sospecha de que los individuos de color suelen falsificar la realidad en la

    cual viven, se ha convertido en refortalecida arma de ataque en contra del multiculturalismo en la educacin por

    parte de los defensores de la occidentalidad, y de los valores culturales anglo-sajones. xxiUn solo acadmico guatemalteco, Mario Roberto Morales, se ha convertido en defensor de las posiciones de Stoll.

  • 19

    Stoll hizo mucho de su campaa promocional en crculos conservadores de radio que se especializaron en

    denunciar al ex-presidente Clinton, y contribuy activamente a la gran campaa de desprestigio lanzada en contra de

    la validez moral que tuvo en su momento la militancia de izquierda en en Amrica Latina. Asimismo, intenta

    desacreditar a acadmicos de izquierda dentro de los Estados Unidos, a los cuales ataca explcitamente en su libro.

    En este ltimo contexto, qu es lo que vemos cuando examinamos el aspecto clave de toda su

    argumentacin, la quema de la embajada de Espaa? Vemos a Stoll defendiendo las posiciones de la inteligencia

    militar guatemalteca que ya ni siquiera se esgriman pblicamente dentro del pas para las fechas cuando l public

    su polmico libro. Vemos, a su vez, cmo al analizar los hechos se contradice en la evidencia que l mismo presenta

    para defender posiciones aparentemente objetivas con alegatos carentes de sustento tales como expertos

    californianos o un bombero municipal guatemalteco sin nombres ni fechas. Finalmente, descubrimos que

    deliberadamente intent ocultar informacin que le fuera proporcionada con antelacin a la publicacin de su libro

    pero que contradeca sus hiptesis ms descabelladas. A raz de todo ello, no nos queda sino suponer que sus

    intereses ulteriores pueden estar vinculados con aparatos de inteligencia militar nacionales o internacionales, an

    cuando no estemos todava en este momento, en capacidad de probarlo de manera categrica.

    NOTAS

  • 20

  • 21

    OBRAS CITADAS

    Cajal, Mximo. Saber quin puso fuego ah! Masacre en la Embajada de Espaa. Madrd: Siddartha Mehta

    Ediciones, 2000.

    REMHI. Guatemala: Nunca Ms. Informe Proyecto Interdiocesano de Recuperacin de la Memoria Histrica.

    Guatemala: ODHAG, Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala, 1998.

    Stoll, David. Rigoberta Mench and the Story of all Porr Guatemalans. Boulder: Westview P, 1998.

    United Nations. Guatemala, Memoria del Silencio. Tomo VI. Casos Ilustrativos, Anexo I. Guatemala: Informe de

    la Comisin Para el Esclarecimiento Histrico, 1999.