la noción de koinonia y los orígenes del pensamiento utópico

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Studia Philologica Valentina Vol. 16, n.s. 13 (2014) 165-196 ISSN: 1135-9560 La noción de koinonia y los orígenes del pensamiento utópico The concept of koinonia and the origin of utopian thought David Hernández de la Fuente UNED <[email protected]> Data de recepció: 01/09/14 Data d’acceptació: 24/10/14 En esta contribución, a modo de una recopilación de notas crí- ticas y metodológicas, nos proponemos repasar las implicaciones del vocablo griego koinonia en la historia del pensamiento utópico griego. La palabra koinonia evoca un antiguo debate conceptual en torno a la comunidad de bienes y familia en el grupo humano, pero también en cuanto a la política antigua, la sociedad civil y su cohesión y relaciones internas desde el mundo clásico hasta el grupo socio-religioso en la época cristiana. Es un término de larga trayectoria, pero especialmente usado en la discusión sobre la co- munidad política ideal, que aun hoy centra el debate en el campo de las utopías antiguas por su uso en el Pitagorismo primitivo y en los primeros teóricos de la política, sobre todo en Platón y Aristóte- les. Su uso gira en torno a la noción de compartir la propiedad de la tierra y la hacienda (el oikos) y también la comunidad familiar. Es un término importante además por sus connotaciones, en ám- bito religioso, de vida en común ascética y comunitaria: así se ve desde el mundo pitagórico, espejo para la filosofía neoplatónica de cenobitismos posteriores. La cuestión de la koinonia y del koinon bios, no en vano, marcará posteriormente, ya en el mundo cristia- no, tanto el primer monacato como incluso el concepto cristiano

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  • Studia Philologica ValentinaVol. 16, n.s. 13 (2014) 165-196 ISSN: 1135-9560

    La nocin de koinonia y los orgenes del pensamiento utpico

    The concept of koinonia and the originof utopian thought

    David Hernndez de la FuenteUNED

    Data de recepci: 01/09/14Data dacceptaci: 24/10/14

    En esta contribucin, a modo de una recopilacin de notas cr-ticas y metodolgicas, nos proponemos repasar las implicaciones del vocablo griego koinonia en la historia del pensamiento utpico griego. La palabra koinonia evoca un antiguo debate conceptual en torno a la comunidad de bienes y familia en el grupo humano, pero tambin en cuanto a la poltica antigua, la sociedad civil y su cohesin y relaciones internas desde el mundo clsico hasta el grupo socio-religioso en la poca cristiana. Es un trmino de larga trayectoria, pero especialmente usado en la discusin sobre la co-munidad poltica ideal, que aun hoy centra el debate en el campo de las utopas antiguas por su uso en el Pitagorismo primitivo y en los primeros tericos de la poltica, sobre todo en Platn y Aristte-les. Su uso gira en torno a la nocin de compartir la propiedad de la tierra y la hacienda (el oikos) y tambin la comunidad familiar. Es un trmino importante adems por sus connotaciones, en m-bito religioso, de vida en comn asctica y comunitaria: as se ve desde el mundo pitagrico, espejo para la filosofa neoplatnica de cenobitismos posteriores. La cuestin de la koinonia y del koinon bios, no en vano, marcar posteriormente, ya en el mundo cristia-no, tanto el primer monacato como incluso el concepto cristiano

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    de la comunin.1 La discusin que proponemos aqu parte de la relectura de varios textos clave en torno a este concepto que se encuentran en las fuentes del antiguo pitagorismo y en el pensa-miento de Platn y Aristteles y, en segundo lugar, de la reconsi-deracin de una monografa ya clsica para la idea de comunismo y comunidad de bienes y de familias en el pensamiento utpico griego, el libro de D. Dawson, Cities of the Gods: Communist Uto-pias in Greek Thought.2

    Como se ha podido constatar en esta sucinta presentacin, el vocablo koinonia evoca conceptos de enorme importancia en la historia del pensamiento poltico y en las ciencias sociales. De-jando aparte las hondas implicaciones sociolgicas de la idea de la vida comn o la comunidad de vida que, para los grupos religiosos representan algunas de las postrimeras de este debate, nos centraremos ante todo en su vertiente poltica y, en concreto, en la historia de la formulacin terica de modelos alternativos a la comunidad poltica tradicional. Puede decirse que el surgimien-to del estado, que encuentra su base en la Grecia clsica, se fun-damenta en un triple sentido de la polis: el fsico, el constitucional y el comunitario. En ese ltimo sentido se hablaba de koinonia en el origen del estado democrtico como la comunidad solidaria de hombres y mujeres nacidos o radicados en la polis. De ah la gran relevancia histrico-poltica del trmino koinonia en los orgenes de las ciencias sociales y tambin en la filosofa poltica. Valga como ejemplo la polisemia y los mltiples matices que presenta la palabra en griego antiguo: si en el mundo pitagrico se subraya especialmente el valor de la koinonia en el hecho de compartir la vida con los miembros de la escuela, en Platn designa no solo una comunidad humana como prerrequisito de la amistad3 o la educacin en la filosofa,4 sino tambin a la sociedad en su con-

    1 Vaya por delante que este trmino, sobre el que disertaremos a continuacin, da nombre, por cierto, al grupo de investigacin interdisciplinario y consolidado de la Universidad Nacional de Educacin a Distancia (UNED), bajo la denominacin concreta de Koinona. Grupo interdisciplinario de investigacin sobre Trabajo Social, Historia, Derecho e Intervencin Social (Ref. GI62: ), en el que se enmarca una seccin de la lnea de investigacin sobre historia social e historia cultural del mundo antiguo de la que forma parte este trabajo.

    2 Dawson 1992.3 Platn, Gorgias 507e.4 Platn, Leyes 861e, Simp.188c.

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    junto.5 En su uso por Aristteles, como se ver, se concreta la acepcin del trmino que pasa a significar sobre todo la comu-nidad ciudadana y poltica.6 Adems del sentido filosfico, otras acepciones de este trmino griego se refieren al mbito del derecho griego (comunidad de matrimonio o de propiedad) y, en poca ms tarda, cobrar tambin un sentido teolgico, como comunin con lo divino, en el griego neotestamentario. Hay que aadir, por lti-mo, que autores como Eurpides recogen la acepcin de comercio sexual igualmente.7 Propiedad, sexo, familia y vida en comn ten-drn relevancia a la hora de examinar las implicaciones utpicas de este trmino, como veremos.

    En primer lugar, en efecto, cabe recordar que el trmino koino-nia, sustantivo del adjetivo koinon (comn), es la palabra griega por excelencia que designa la sociedad o la comunidad huma-na, en el sentido de convivencia y apoyo mutuo entre un grupo de personas identificadas poltica y socialmente. El propio adjetivo koinon tiene tambin una importante acepcin poltica que sale a la palestra con la consolidacin de la polis como estado de ciuda-danos iguales con conciencia comunitaria y colectiva. Con esta vi-sin se consolida la revolucin sociopoltica paralela al surgimien-to de la guerra hopltica, un cambio en el que, como tantas veces, la transformacin en los medios de produccin y su control por la fuerza, cambian la faz de la sociedad. Frente a la tradicional ma-nera de luchar de las elites griegas anteriores en duelos singulares de aristoi8 la introduccin de la falange de ciudadanos libres e iguales, propietarios de pequeas haciendas familiares, va a revo-lucionar las condiciones de acceso al poder poltico y a sentar las bases de la sociedad de la ciudad-estado griega durante al menos dos siglos. Todos los ciudadanos que forman la koinonia politike en pie de igualdad, tanto aristcratas y medianos propietarios, como modestos campesinos, son iguales en el campo de batalla y en la lucha hopltica en la que cada ciudadano cubre a su compa-ero. Ya no luchan los nobles a la imagen de los hroes homricos que, como Hctor, jax o Aquiles, peleaban por alcanzar una fama individual, el kleos inmortal, sino que los ciudadanos en armas

    5 Platn, Poltico 276b.6 Aristteles, Poltica 1252a7.7 Eurpides, Bacantes 1276.8 Como han sealado autores como Hanson 1989 o Keegan 2014.

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    de la falange hopltica luchan en defensa de lo comn (to koinon). Ms all de los modelos de la pica antigua en busca de la gloria del hroe aristocrtico, sacrificar de la vida del ciudadano en be-neficio de la comunidad poltica y social, la koinonia, que agrupa ambos sentidos inseparables en la antigua polis, se convierte en una gesta digna de ser recordada en la posteridad, la nica haza-a ciudadana merecedora de tal nombre, independientemente del estatus social del implicado. As, puede inferirse de la ideologa que transmiten los versos de ciertos lricos arcaicos.9

    El trasfondo de esta nueva guerra es, como recuerda tambin Hanson (1995), econmico y agrcola, dando fe de la relevancia de las explotaciones agrcolas en la civilizacin griega, pero tam-bin derivado de un cambio de paradigma poltico. Y asimismo la comunidad hopltica de ciudadanos libres se engendra sobre la suma de ncleos que suponen las haciendas particulares de los ciudadanos libres e iguales, entendidas como las unidades con comunidad de propiedad y familia que son los oikoi.10 Corre pa-rejas el nuevo sentido de comunidad en pie de igualdad en los aos de la consolidacin de la falange hopltica con la idea de lo comn. As se ve, por ejemplo, en la notoria proliferacin de inscripciones legislativas a lo largo de los ciento cincuenta aos posteriores a la implantacin del rgimen democrtico en Atenas. Se puede decir que configuran un espacio pblico, siguiendo la terminologa de Jrgen Habermas, en la polis de Atenas marcado por el uso pblico de la escritura y, en otro sentido, de la oratoria oficial. Destaca en estas manifestaciones de la voluntad poltica el empleo de trminos como koinon o demosios en referencia a la comunidad poltica. A la vez, el espacio pblico en el sentido de discusin sobre la politeia abunda tanto en el gora como en la oratoria y la filosofa. Los elitistas simposios y las aristocrticas y contestatarias hetaireiai de ndole oligrquica y conspirativa, a su modo, tambin constituyen un ejemplo de espacio pblico para el debate poltico en torno a la mejor koinonia.11

    9 P.e. Calino 1 W = 1 D, 5-9, 14-19.10 Es conocida la tesis de Hanson (1995) sobre la importancia de la granja

    como elemento constitutivo del despegue poltico de occidente frente al mundo del antiguo Oriente.

    11 Puede verse el reciente tratamiento de Canfora (2014) para el ambiente de debate en torno a la comunidad poltica en los diversos niveles del espacio pblico ateniense, desde las asambleas a las hetaireai.

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    Tras la isonomia de los ciudadanos-soldados, la milicia en de-fensa de lo comn (koinon) y el espacio de lo pblico (demosios), la nocin de koinonia aparece tambin en el discurso econmico y social a la hora de plantear la administracin de la hacienda u oikos, tanto de los bienes muebles o inmuebles, como de la familia extensa que conlleva esta unidad bsica de la polis. No de forma sorprendente, a partir de estas reflexiones sobre cmo adminis-trar el propio oikos, mezcladas con noticias variadas de los viaje-ros e historiadores que referan otros modelos de gestin familiar y poltica, van a surgir cuestionamientos del orden poltico e ideas para su mejora y reforma. A la par que los griegos fueron cono-ciendo noticias de allende los mares, de las colonias de nueva fun-dacin o de los pueblos con los que se encontraron, se procedi a redefinir la propia identidad por el contraste, mientras surga a la vez el inters por una teora poltica. Tras la consolidacin de la polis, no es extrao que, en sus orgenes, los primeros esbozos de una teora poltica griega se localicen en el contraste con el otro: los dilogos de Creso y Soln y el logos tripolitikos que transmite Herdoto dan buena cuenta del uso de la ficcin del brbaro para teorizar sobre los modelos polticos.12

    En todo caso, las ideas de reforma de la polis, a partir de las premisas que otorga la nocin de koinonia, se centran en una me-jora de la sociedad reforzando la cohesin entre sus miembros y se relacionarn a menudo en el pensamiento poltico griego con el ideal de una vida en comunidad en cuanto propiedad comunal, comunidad de familia o comunidad poltica de especial refuerzo y excelencia. Tal es tambin la suma de connotaciones que para Dawson supone la caracterstica ms destacada de la gnesis del pensamiento utpico, en cuanto a las ideas comunistas, en la Gre-cia antigua.13 Esto acaso se puede explicar mediante la conexin cultural que exista entre la palabra griega koinonia y el concepto de oikos, pues en el seno del oikos griego, entendido como familia extensa y a la vez como hacienda que gestionaba el lote de tierras hereditarias (kleros), se encontraba esta juntura fundamental en-tre la comunidad de bienes y la comunidad familiar.

    Como se ve, se trata de un debate conceptual muy relevante en el que hay que partir de las nociones bsicas a la hora de entender

    12 Cf. en general, Barcel y Hernndez de la Fuente 2014, en esp. 217 ss.13 Dawson 1992, 8 ss.

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    qu debemos comprender como koinonia. Desde la idea de oikos y kleros a la propia nocin extensa de la polis o las reglas y condicio-nes que marcan la pertenencia a un cuerpo de ciudadanos (politai) y en el marco de una constitucin poltica de la ciudad estado (poli-teia). Luego, ante los problemas que se plantean en la ciudad-esta-do tradicional, esta comunidad familiar y de propiedad dara lugar en el pensamiento utpico a una evolucin hacia un modelo de re-forma poltica: la nocin de reformar la polis desde el oikos surge a partir de modelos de la historiografa, la religin o la comedia sobre todo durante la Guerra del Peloponeso y culmina en la propuesta que acaso sea su cspide absoluta o quiz ms conocida, la famosa koinonia de mujeres e hijos que se da en la Repblica de Platn.

    En el acervo del saber comn de los griegos haba ciertos lu-gares comunes, bien estudiados por Dawson, que inducan a dar crdito a unas koinoniai utpicas que pudieran mejorar la comuni-dad poltica, a partir de la perfeccin de una vida comn en cuan-to a propiedades o familias. Estas nociones provenan de campos muy diversos. En primer lugar, los griegos haban odo tambin ciertas noticias transmitidas por los escritores de viajes, los ora-dores y los historiadores sobre comunidades fantsticas y ut-picas allende el mundo griego que ponan en comn propiedades y familias, notablemente algunos brbaros remotos que se supone que compartan sus bienes y sus mujeres. Tales ejemplos eran referidos con cierta admiracin o como prueba de la convenciona-lidad de las leyes y de las costumbres por ciertos sofistas, como Protgoras de Abdera, que los asociaban a sus teoras sobre la convencin frente a la naturaleza y los relacionaban con la situa-cin sociopoltica de la Atenas democrtica. En efecto, se contaba acerca de las costumbres de ciertos extranjeros que eran conoci-dos por su koinonia de mujeres: la tribu nmada de los agatirsos, relacionada con los tracios, es descrita por el historiador Herdoto como un pueblo polgamo, tatuado y amante del lujo que viva en la llanura del ro Maris.14 Las fbulas sobre la promiscuidad de las mujeres brbaras, su polyandria o, lo que es ms atractivo, la imagen de unas mujeres poderosas y masculinizadas que ejercen el gobierno (gynaikokratia) encuentran mltiples reflejos en la mi-tologa y en la literatura, si se tiene en cuenta en la leyenda la gran

    14 Herodoto IV 104.

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    cantidad de noticias disponibles sobre las Amazonas, los tracios, ilirios o chipriotas (incluso sobre nuestros cntabros se contar la leyenda del gobierno matriarcal en tiempos posteriores).

    Otro elemento importante eran los ecos de las supuestamente excelentes constituciones dorias, como las de Creta y Esparta, y de instituciones como las comidas en comn o el epiklerato ms favorable a la mujer. En cuanto a lo primero, hay que recordar que la legendaria legislacin de ambos lugares de origen supuesta-mente divino, pues en Creta se deca provenir de Zeus a travs de Minos y en Esparta de Apolo mediante Licurgo conformaba las constituciones ms conocidas del mundo griego y casi todas las investigaciones sobre la ley en la literatura antigua hacan uso de ellas como modelos.15 Incluso en el propio Platn, pese a sus dis-tancias crticas, el comienzo de las Leyes no deja dudas al respec-to, cuando el extranjero ateniense comienza con el juicio crtico de las constituciones de Esparta y Creta,16 y hay otros ejemplos en la obra del filsofo en los que se alaba la idiosincrasia de espartanos y cretenses,17 su sistema educativo y social o se pondera positiva-mente la tradicin de sus gobiernos aristocrticos.18 Especialmen-te se valoraba en el debate poltico la costumbre edificante de las comidas en comn, amenizadas por cnticos patriticos.

    En cuanto a la especial situacin de la mujer doria hay que recordar que, a las muchachas o viudas con herencia, figura del derecho griego llamada epikleros, literalmente la que est sobre la herencia, se las denominaba en Esparta y Gortina, muy signi-ficativamente, patrouchoi (es decir las que poseen el patrimonio): aunque estaban en general obligadas a casarse con alguien lo ms cercano posible a la sangre de su padre, en los estados dorios es-tas mujeres tenan cierta independencia y poder en la gestin del patrimonio y en la toma de decisiones sobre su vida (a la influen-cia negativa del excesivo poder femenino achacar Aristteles la decadencia de Esparta). Por ello, la evocacin de las poderosas mujeres dorias junto con otros aspectos de la vida comunal es-partana, como las comidas en comn era uno de los leitmotiven ms presentes para la reformulacin utpica de las koinoniai.

    15 Brisson - Pradeau 2006, vol. l, 334.16 Hernndez de la Fuente 2010.17 Platn, Protgoras 342a ss.18 Platn, Rep. VIII 544. Cf. tambin Herdoto I 65.

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    En un tercer punto, estaba la religin, con los conceptos tra-dicionales sobre la edad de oro como utopa en un pasado legen-dario (como evocaba Hesodo en Trabajos y das) o en el ms all de los misterios, que prometan un mundo mejor en otro lugar, y una felicidad que a veces regresaba pasajeramente, a lo que acaso dedica menos atencin Dawson. Los hombres de la edad de oro pasaban su vida en ausencia de dolor, penas y conflictos, eterna-mente jvenes y gozando de comidas comunes que se les daban espontneamente.19 El viejo mito de las edades de Hesodo, y su variante mistrica de las islas de los bienaventurados que aparece en Pndaro y otros autores, se actualiza en la polis y vuelve a los hombres gracias a la compasin de los dioses. Este mito cclico y recurrente de la edad de oro es de inters para el pensamiento utpico por la idea de su retorno prometido, ya circular, ya pe-ridico. Los textos sagrados del orfismo tambin hablaron de la posibilidad de alcanzar la edad de oro paradisaca para los justos bajo el gobierno del viejo Crono en un ms all utpico y es Dio-niso el dios que parece regir ese mundo ureo del ms all en sus regresos peridicos al nuestro.20

    Como quiera que sea, el debate sobre la reforma de la sociedad a partir de una aplicacin al conjunto de la polis de recetas ut-picas basadas en sus elementos bsicos, se agudiza en la poca de la guerra del Peloponeso, sobre todo en su fase final. Sus ejemplos afloran especialmente en Atenas, que es el laboratorio de toda esta gnesis del pensamiento utpico, en un momento marcado por el declive de la ciudad en la guerra, condicionado por la sofstica y para el que la comedia de Aristfanes es un testimonio clave. La necesidad de cambiar los mecanismos pol-ticos saltaba a la vista en este momento. El gobierno del demos a partir del sistema asambleario clistnico haba cado en la para-doja de tornarse ciertamente tirnico para muchos de los griegos sometidos a su imperio, siguiendo la famosa expresin tucididea que hara de Atenas una ciudad tirana.21 Este momento cru-cial es abordado por Aristfanes echando mano del recurso a los temas utpicos, como se ve en la comedia Lisstrata. En ella se debate acerca de la Tagespolitik ateniense, s, pero tambin

    19 Hes. Erg. 117-118.20 Hernndez de la Fuente 2009.21 Barcel y Hernndez de la Fuente 2014, 248 ss.

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    se abordan temas de inters general para la koinonia futura: y su reforma, no por casualidad, se efecta en el plano literario a partir del oikos y de sus tareas tpicas y en torno al papel de la mujer como gobernante del mismo. As, para su reforma poltica, la Lisstrata aristofnica idear una utopa de un gobierno ba-sada en las technai tpicas de las mujeres, es decir, las artes del telar. De tal manera se podr obtener una mayor cohesin social, como tejiendo una tela:22

    , , , , , , , , , .

    Primero habra que, como el velln en la pila, sacando con el lavado la grasa de la ciudad, sobre una cama varearla hasta echar fuera a los malos y quitar las cerdas, y a esos que se conglomeran y se apelmazan por los cargos, separarlos cardando y quitarles ... las cabezas; luego cardar, en una cestilla, la buena voluntad recproca mezclando; y a los metecos y si hay algn extranjero amigo vues-tro y si alguno debe al tesoro, a estos tambin meterlos juntos; y, por Zeus, las ciudades que son colonias de esta tierra, reconocer que son para vosotros como copos de lana, cado uno en su sitio; y luego, cogiendo los copos de todos ellos, traerlos y reunirlos en un montn, y hacer as una gran pelota y luego con ella tejer un manto para el pueblo.

    Aristfanes, Lisstrata 575-587. Traduccin de F. Rodrguez Adrados

    Si la Lisstrata finaliza con una utpica comida en comn entre atenienses y espartanos, propiciada por la inslita gynaikokratia

    22 Platn usar tambin el smil del tejedor en su Poltico.

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    que ha conducido, por medio de una huelga sexual, al fin de las hostilidades, en otra clebre comedia, Las asamblestas, se repite el esquema del gobierno femenino. Hay que pensar que el pro-pio ttulo de la obra era una enorme paradoja, pues el rol social de las mujeres les impeda participar en la asamblea poltica: su papel estaba ceido al mantenimiento y conservacin del oikos y sacarlas de ese mbito era el juego utpico que nos ofrece el comedigrafo. Desde luego que es fantstico aplicar las artes de las mujeres el tejer, como en el caso de la Lisstrata al juego de la poltica ideal o de las propuestas utpicas, basadas en las mencionadas nociones como pilares bsicos. No por casualidad est relacionado el poder femenino y su metafrica traslacin al plano poltico con el tejer. Tampoco es ocioso que se relacione con la idea de las relaciones sexuales que, como vemos desde los modelos evocados de la barbarie hasta la Repblica de Platn, es-tn en el trasfondo del debate utpico sobre la koinonia familiar y la comunidad de mujeres.

    En Las asamblestas las mujeres dan un paso adelante para regir la poltica de la ciudad y se visten como hombres: la propues-ta que se hace en la asamblea poltica es muy notable y la recoge aqu Praxgoras.

    , . , , , , , , : .

    Atencin, y que nadie me contradiga ni me interrumpa antes de dar a conocer mi pensamiento y de haberme odo hablar. Propongo que todos los bienes sean comunes (koinonein) y que todos parti-cipen por igual de ellos y vivan de ellos, y que no sea uno rico y otro pobre, ni cultive uno un campo enorme y otro no tenga dnde caerse muerto; que no haya quien tenga cien esclavos y quien ca-rezca de uno solo servicio: sino que establezco una vida comn e igual para todos.

    Aristfanes, Las asamblestas 588 ss.

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    En lnea con las ideas del comunismo utpico, se propone que todas las cosas sean comunes, es decir, que se cree una koinonia global, agrupando todos los oikoi en una sola gran hacienda co-mn: el estado. O, como dice ms adelante Praxgoras, hacer de nuestra ciudad una sola morada, derribando todas las paredes. Tambin, al modo dorio, los ciudadanos comern en esas grandes comidas que eran el modelo de gran parte de esta corriente de de-bate utpico que trasluce en la comedia, o, en palabras de Prax-goras todos los prticos y tribunales se convertirn en comedo-res. Dawson ha notado sagazmente que la clave de la cuestin y de este debate utpico reside en resolver la pregunta de por qu la koinonia de propiedad deriva necesariamente en el pensamiento utpico griego en una koinonia de mujeres, es decir por qu de la hacienda se pasa al sexo.23 Dawson piensa con mucha razn que tal vez aqu confluyan varias tradiciones mticas del conglomerado heredado relacionadas con la Edad de Oro (frecuentemente paro-diada en la comedia)24 y con la idea del gobierno femenino. En todo caso hay que recordar tambin que ya Aristteles, al trazar una breve historia de las doctrinas polticas griegas, presenta una in-teresante subdivisin entre constituciones tericas de pensadores que incluyen la comunidad de bienes y la igualdad entre los sexos en referencia a su maestro Platn y las teoras de otros, tal vez no filsofos, que conservan la propiedad privada y las distinciones entre sexos, permaneciendo ms cerca del actual estado de la po-ltica en las ciudades-estado griegas.

    Es interesante comenzar la discusin sobre el nacimiento de la utopa en torno a la koinonia griega con la obra de Aristfanes, pues, pese a ser un testimonio, el de Las asamblestas, relativa-mente tardo, est ofreciendo un tratamiento cmico y popular de algunos de los temas que, heredados de la gnesis de la teora po-ltica en Herdoto y de su desarrollo en la sofstica, estaban espe-cialmente vivos en el debate ciudadano de la poca final de la Gue-rra del Peloponeso y sobre los que una dcada despus volvera la Repblica de Platn. Las diferencias, ciertamente, son claras, pero salta a la vista incluso en un tratamiento pardico como este (o el de la Lisstrata y las Tesmoforiantes anteriormente), la relevancia del tema de la comunidad familiar (i.e., sexual, de mujeres) y la

    23 Dawson 1992, 38-39.24 Cf. de nuevo Hernndez de la Fuente 2009, 108.

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    de la gynaikokratia. Sobre esto ltimo, aunque ciertamente muy atenuado, tambin volver Platn cuando atribuya a la mujer un papel importante, tanto en la Repblica como, especialmente, en las Leyes.

    Pero mucho antes de Aristfanes o Platn, tal vez la primera escuela filosfica que trata el tema de la koinonia fuera la secta pi-tagrica, que ms que una escuela en el sentido posterior del tr-mino derivado, por cierto, del griego schole, como el ocio elevado en el debate, a menudo poltico, entre hombres de bien se apro-xima a un modo de vida comn: el bios pitagrico, al que dedican sendos libros los neoplatnicos Porfirio y Jmblico, no es sino una comunidad de vida, o una vida en comn (koinos bios), al margen de la polis en general, que deba incluir cierto modo de comuni-dad de propiedades y tambin de familias, aunque sobre estos se discute mucho.25 No cabe descartar que en la redaccin de las biografas de los mencionados filsofos neoplatnicos que hemos conservado, y que datan muy verosmilmente del siglo IV, haya in-fluido de alguna forma el debate contemporneo del ascetismo y el cenobitismo cristiano. Sin embargo, tanto Platn como otras fuen-tes antiguas certifican que la vertiente poltica de Pitgoras y su escuela, aparte de centrarse en las teoras de proporcin matem-tico-musical que podran ser aplicadas a la comunidad humana, estaba especialmente enfocada en el modo de vida pitagrico como koinonia tou biou:26 as aparece en la nica mencin a Pitgoras en la Repblica de Platn (600 ab), que subraya precisamente el concepto de la synousia, en el sentido de la vida en comn de los miembros de la escuela del sabio de Samos.27

    Frente a las propuestas de reforma utpica posteriores que surgen del contraste con otros modelos, el pitagorismo tiene muy clara la necesidad de una segregacin del grupo cenobtico de la sociedad general para intentar refundarla. Lo primero para lograr la mejor sociedad es la comunidad de vida, el koinon bios, del gru-po. Se basa en parmetros ascticos, rigoristas, de implicaciones cientfico-religiosas, que primero constituirn la sociedad interior y perfecta y luego cambiarn la sociedad general. Quiz sigan ah

    25 Vase la primera parte de Hernndez de la Fuente, 2011 [20142].26 Dawson 1992, 16 ss.27 Aunque esta palabra implica mucho ms, como se analiza en Hernndez de

    la Fuente 2010, 110-112, en el plano mtico en Platn.

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    los modelos que los estudiosos de la sociologa de la religin han planteado para la dicotoma iglesia-secta.28 Hay que subrayar la implicacin poltica de la comunidad de vida pitagrica frente a la falta de inters de otros grupos religiosos como los rficos, por ejemplo, en la polis que hace de esta escuela algo ms que un grupo sapiencial y religioso y lo hace susceptible de comparacin, en cierta manera, con la forma en que las elitistas hetaireiai trata-ron de interferir en el curso de la poltica de la sociedad general. La concepcin de la amistad (philia) de los pitagricos, una fuerte solidaridad interna que llegaba a poner en comn no solo inte-reses filosficos sino tambin polticos y econmicos,29 convirti a sus comunidades en la Magna Grecia en verdaderos grupos de presin con influencia ms all de sus esferas particulares, lle-gando a dominar la poltica de las ciudades de la zona, como se ve en ciertos episodios clave en los que se consulta a Pitgoras sobre cuestiones de poltica tanto interior como exterior y de mediacin social en casos de conflicto entre ciudadanos. Pitgoras aparece como un legislador de cara al interior de su escuela y pronto ser imitado en el exterior, como recoge Jmblico, admirado como me-diador y lder carismtico.

    , , , , []

    Recibieron leyes de l y mandatos como si fueran preceptos divi-nos, fuera de lo cual nada se haca, y vivan juntos en comunidad de espritu toda la congregacin de aclitos, bendecidos y estima-dos felices por los que les rodeaban, puesto que tenan todas las cosas en comn [] Y tambin la mejor constitucin y la concor-dia, la comunidad de los amigos.

    Jmblico, Vid. Pit. VI 30, 32.

    Hay quien quiere localizar el origen de ciertas nociones bsicas del pensamiento poltico griego, como la del equilibrio y la armona precisamente en la escuela de Pitgoras. Segn la teora que se le

    28 Burkert 1982.29 Cf. Konstan 1997.

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    atribuye en torno a la ordenacin armnica de las series numri-cas y los intervalos que condicionan cualquier relacin matemti-ca o composicin musical, la armona entre los seres humanos se configura, en su teora de la amistad, como una autntica poltica pitagrica, enunciada por vez primera en el discurso dirigido a la asamblea de Crotona por Pitgoras, que recoge su tradicin bio-grfica.30 Ah estara la idea de la armona poltica que hace de los conciudadanos, miembros de la koinonia pitagrica, autnticos amigos, en un orden (kosmos) proporcionado. La interaccin entre ellos conforma un equilibrio ureo, un logismos (clculo o razo-namiento) que aparecer ms tarde en uno de los ms clebres pitagricos posteriores, Arquitas de Tarento.31 En efecto, la idea de regular la koinonia mediante la proporcin geomtrica aparece por primera vez en el fragmento 3 de Arquitas un pensador que real-mente lleg a tener responsabilidades polticas en su ciudad, en lo que representa una aplicacin del equilibrio ureo a la poltica. No es ocioso pensar que luego recoger estas ideas probablemente el Platn de la Repblica.

    La koinonia defendida por los antiguos pitagricos en sus comu-nidades del sur de Italia, en lo que de ellas podemos conocer, se vio reflejada tanto dentro como fuera de su sociedad carismtica, por seguir la terminologa de Max Weber. En primer lugar, cabe destacar la fuerza de ley de los dicta pitagricos. La relacin entre Pitgoras y la ley divina en que se convierten al instante las pala-bras inspiradas del maestro el ipse dixit se pone aqu de mani-fiesto. En la historia de la legislacin griega se puede comparar con los orgenes religiosos de la ley, por ejemplo, en figuras mticas de legisladores como Minos o Licurgo. En la vertiente poltica Pitgo-ras aparece como legislador en los fragmentos de los aristotlicos Dicearco de Mesina y Aristxeno de Tarento.32 Para Dicearco, Pi-tgoras es ante todo un gua poltico y moral. Para Aristxeno, en cambio, es un mtico educador poltico de todo el mundo antiguo.

    Pero, en segundo lugar, cabe recordar que la secta pitagrica tuvo funciones de mediacin social tambin entre los ciudadanos

    30 Cf. Kahn, 2001, 47; Konstan, 1997, 115. Para una interpretacin de la ver-tiente poltica del antiguo pitagorismo, combinada con su faceta religiosa, vase Hernndez de la Fuente, 2011 [20142], 120-132.

    31 Estrabn I 3 4. Cf. Huffman 2005.32 Cf. Dicearco F 33 W, Justino XX 4.

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    de la polis crotoniata y de otras poleis, que se sometan volunta-riamente a sus arbitrajes, como confirma algn otro pasaje de Jmblico.33 Tambin ha quedado atestiguada en las fuentes por varios episodios, como la recepcin de embajadores de Sbaris por Pitgoras en nombre de Crotona,34 la evidente influencia poltica que tuvo el pitagorismo sobre la sociedad exterior. Los miembros de dicha escuela, al decir de Jmblico hicieron guardar las leyes y dirigieron algunas ciudades de Italia, revelando y aconsejando las mejores medidas que pudieron concebir, pero abstenindose de recibir un sueldo pblico [los itlicos] quisieron que los asun-tos constitucionales fueran administrados por aquellos. En esta poca parece que las mejores constituciones se dieron en Italia y Sicilia.35 Aunque no parece que ni Pitgoras mismo ni sus segui-dores hubieran desempeado cargos pblicos, s cabe decir que el maestro y sus seguidores eran consultados como consejeros polticos de primer orden en asuntos pblicos cuya importancia lo requiriese.36 Desde luego que la herencia ms importante que se le atribuy a la koinonia pitagrica advino con la idea comn de que haba sido adaptada en el comunismo de Platn, como figura en este pasaje de Jmblico:

    , , . , , , . , , , . .

    As pues, el principio de la justicia es la comunidad y la igualdad, que se debera experimentar de la misma manera que si se tuviera un mismo cuerpo y una sola alma, llamando con igual nombre lo mo y lo ajeno, como atestigua tambin Platn,37 que lo aprendi de

    33 Jmblico, V. Pyth. 12434 Jmblico, V. Pyth. 133, 177. 35 Jmblico V. Pyth. 129. 36 Cf. Riedweg 2002 [2005], 60-61.37 El comunismo de las obras polticas de Platn encontrara, segn los neopi-

    tagricos, un precedente en Pitgoras. Cf. Platn, Resp. 462b ss.

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    los pitagricos. Pitgoras, pues, logr esto entre los seres humanos de la mejor manera, tras expulsar de los caracteres todo lo privado y acreciendo lo comn incluso en cuanto a las posesiones ms b-sicas, por ser causa de discordias y disturbios civiles. Pues [entre los pitagricos] las cosas eran comunes y las mismas para todos y nadie adquira nada de forma privada. Y si alguien estaba a gusto en la comunidad, haca uso de las cosas comunes de la manera ms justa, pero si no lo estaba, tomaba de nuevo su patrimonio y lo recuperaba incluso acrecentado para marcharse. De esta forma Pitgoras estableci as la justicia de una manera excelente desde su primer principio.

    Jmblico, Vid. Pit. XXX 167-168

    Hay que recordar ahora el comunismo que evoca el dicho koi-na ta philon, que tal vez evoca la feliz edad de oro del mito o de la religin antigua, con abundancia y felicidad comn.38 Este cle-bre motto, procedente de la paremiologa, tambin sera adapta-do por la poltica ideal de Platn no solo en la Repblica sino en las Leyes y habra de devenir tambin posteriormente un tpico literario y filosfico en relacin con la edad de oro y el communis usus omnium rerum.39 En cuanto a lo que quera decir este modo de vida pitagrico Dawson afirma que no es el modo de vida casi monstico que describe muchos siglos despus Jmblico: inclu-so el crculo interior de los pitagricos que en cierto modo coin-cide con los cenobitas cristianos parece vivir su fraternidad en comidas en comn y tiempo en comn, ms bien que viviendo juntos en un sentido literal, y seguramente la koinonia de vida hay que entenderla as, con mantenimiento de su propiedad y vida privada.40

    Se puede argumentar, contra lo que aduce Dawson, que s exista una cierta comunidad de bienes, puesto que, adems del koina ta ton philon de los pitagricos, hay que sealar la existen-cia de las magistraturas intrapitagricas de los llamados econ-micos (oikonomikoi) o administradores de bienes y los polticos (politikoi). En el marco de la koinonia pitgorica, como analizare-mos a continuacin, s parece haber existido un tesoro comn

    38 Hesodo, Op. 112, Pndaro, Ol. II 68 ss.39 Ovidio, Met. I 135, Sneca, Ep. CX 38, Octavia 403.40 Dawson 1992, 44, n. 5.

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    administrado por estos personajes. De nuevo, el aspecto econ-mico de la idea de koinonia resulta clave aqu, en cuanto que los llamados oikonomikoi ponan en comn las propiedades. Segn se deduce de varios testimonios de Jmblico parece que unos se dedicaban a gestionar el oikos pitagrico, es decir, la vivienda y el patrimonio comn, mientras que los segundos tenan parte en las relaciones del grupo con la sociedad externa.41 Veamos uno de los textos en cuestin:

    , , , . , , , , . , , , , , .

    Despus de ponerlos as a prueba, les dejaba en observacin du-rante tres aos, a fin de probar que tenan firmeza y una verdadera buena disposicin para el aprendizaje y si estaban suficientemente preparados para la fama de forma que pudieran despreciar todo honor. Despus de esto ordenaba a los que llegaban ante l que guardaran silencio durante cinco aos, poniendo a prueba la re-sistencia que tenan, pues esta es la ms difcil de todas las formas de dominio de uno mismo, el control de la lengua, segn se nos ha revelado por quienes han establecido las regulaciones de los miste-rios. Durante este perodo los bienes de cada uno de ellos, es decir sus posesiones, quedaban en comn y eran entregados a los dis-cpulos destinados a ello. Estos reciban el nombre de polticos, expertos unos en administracin de bienes (oikonomikoi) y otros en legislacin (nomothetikoi).

    Jmblico, Vid. Pit. 72.

    Seguramente la realidad se descubra analizando con algo de detalle la escala jerrquica como la transmiten las fuentes acer-ca de los pitagricos. Dentro del grupo hay que mencionar cier-tas distinciones que se refieren a la actividad filosfica y poltica.

    41 Jambl. Vit. Pyth. 72, 74.

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    Por un lado, aquellos miembros ms cercanos al maestro eran los llamados pitagricos y se ocupaban especialmente de poltica, adems de sus estudios sobre religin y matemticas.42 A ello hay que aadir la progresin sapiencial desde la iniciacin en el grupo, pues los principiantes comenzaban atendiendo las palabras del maestro desde fuera de una cortina, sin poder verle en absoluto: tales eran los exotricos. Luego, si los jvenes superaban todas las pruebas, pasaban al interior del crculo y a convertirse en ho-makooi, o cooyentes, nombre genrico para los seguidores de Pi-tgoras, que le escuchan conjuntamente. Esto sugiere un nuevo grado de divisin jerrquica dentro de la secta entre los esotricos y los exotricos (los de dentro y los de fuera).43 En tercer lugar se ha hablado de los matemticos frente a los acusmticos, sien-do los primeros quienes conocan los mathemata de Pitgoras y eran capaces de racionalizar sus teoras y dichos, y los segundos quienes simplemente memorizaban los akousmata a modo de con-juros o letanas, sin penetrar en su significado.44

    En todo caso, reforzando la argumentacin frente a la tesis de Dawson, lo anterior parece sealar que las propiedades en comn eran administradas por estos magistrados y hay que dar por hecho que al entrar en la secta el patrimonio de cada cual quedaba pues-to a disposicin del tesoro comn pitagrico, bajo la administra-cin de una categora especial llamada politikoi o administrado-res, en su doble subdivisin de econmicos y legisladores, que muy verosmilmente se ocupaban del patrimonio interno de la sec-ta y de regular sus relaciones con el exterior, respectivamente. En esta dinmica entre mundo exterior e interior cabe interpretar el testimonio de Focio45 acerca de la subdivisin del grupo: afirma el Patriarca de Constantinopla, en su eptome de la vida pitagrica, que existan grupos de reverentes para la contemplacin, mate-mticos para las doctrinas esotricas y que los que se ocupaban de los asuntos humanos se llamaban polticos. Es de notar esta suerte de comunismo primigenio en los miembros de la sociedad, que para unos autores se sigue de la mxima de las cosas de los

    42 Jmblico, Vit. Pyth. 80.43 Jambl. Vit. Pyth. 89.44 Para los diversos grupos de la secta, cf. Burkert 1962a [1972], 192 ss. y

    Hernndez de la Fuente 2011 [20142], captulo 2 epgrafe 3 de la primera parte.45 Focio, Bibl. cod. 249.1.

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    amigos son comunes y para otros simplemente refleja la amistad pitagrica como solidaridad sectaria.46 En todo caso, ms adelante Jmblico dice que los bienes depositados en el periodo de prueba para ingresar en la escuela eran devueltos con creces si el proceso no culminaba con bien, aunque no hay que descartar que hubiera un tesoro comn pitagrico ms all de la fase de admisin en la secta. Parece que unos se dedicaban a gestionar el oikos pitagri-co, es decir, la vivienda y el patrimonio comn.

    Se puede hablar tal vez de un plano ms racional y filosfico en la escuela, encarnado por los matemticos y polticos (que se rigen por las enseanzas o mathemata y practican la politike te-chne), frente a otro ms irracional o mstico, que representan los acusmticos (que siguen los akousmata y la mantike techne).47 Las subdivisiones jerrquicas de los pitagricos que se han transmi-tido en las que las clases superiores y ms cercanas al saber puro viven en comn se pueden ciertamente asociar al modo de vida que practica solamente una elite en lo que Platn refleja en la Repblica: es decir, que semejara la vida de los guardianes, la clase de los sabios gobernantes de Platn, que podra estar aso-ciada directamente con el modo de vida pitagrico, casi como una forma de ascetismo individual.48 Ms adelante Aristteles tambin discutir a los precursores de la koinonia de Platn en el libro se-gundo de la Poltica, pero curiosamente no menciona a Pitgoras, en la lnea de la suerte de damnatio memoriae que a veces parece haber sufrido este sabio y su escuela primitiva, a los que se sue-le englobar en la obra de Aristteles con la cmoda etiqueta de los llamados pitagricos. En todo caso, interesa aqu subrayar la idea de que, pese a la incertidumbre que rodea todo lo que est re-lacionado con el primitivo mundo pitagrico, desde muy temprano les pareci a muchos autores incluso antes que Jmblico que haba un vnculo entre la elite poltica de la Repblica de Platn y el precedente de la vida comn pitagrica. Ciertamente haba di-ferencias obvias tambin, puesto que el comunismo pitagrico no parece haber tenido ningn papel constitucional, ni parece haber existido una comunidad de mujeres.

    46 Cf. Konstan 1997, 115, 82.47 Cicern, De leg. I. 12, De Off. I 7; Diog. Laercio VIII 10.48 Cf. para el comunismo pitagrico, de nuevo, Dawson 1992, 16-18.

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    En todo caso, las herencias pitagricas en la teora poltica de Platn siguen el hilo de la discusin en torno a la koinonia de bienes y familia. No es este ciertamente el lugar para exponer la teora poltica platnica en torno a estos temas ni mucho menos la compleja e irresoluble cuestin de la influencia del pitagorismo en el filsofo ateniense49 sino solo para esbozar algunas ideas sobre el particular. Desde luego que la Repblica puede leerse como una aplicacin terica hasta el ltimo extremo de la idea de justa proporcin natural a la poltica. Platn, como catalizador de las doctrinas polticas anteriores, y seguramente de la indaga-cin csmica de los pitagricos, presenta la idea de la armona, la amistad y la proporcin (philia) en la buena distribucin de los tipos de hombres como base del sistema de la Repblica (524b), en la creencia de que un fundamento filosfico-racional y un equili-brio ureo es el mejor esquema tanto para el estado como para el alma. En las Leyes (645a-b) ser la buena y vieja ley (el nomos, seguramente en su sentido matemtico-musical) la que habr de imperar entre los hombres, lo que parece encontrar inspiracin directa en el logismos pitagrico.

    La idea de proporcin se convierte en Platn en un modo de determinar racionalmente que el orden natural constituye tam-bin un orden moral, ya que en todo se encuentra la presencia del nmero, siendo la armona poltica la ms excelsa realizacin de la justicia social. Se trata, as, de un proyecto de reforma de la sociedad basado en una suerte de redistribucin secundum na-turam de la ciudad en koinoniai separadas, a partir de premisas filosficas y cientficas. La divisin proporcionada de la sociedad en clases separadas segn su naturaleza en los diversos grados que se ven en la Repblica y las Leyes impone que cada parte realice solo y exclusivamente las tareas para las que est dotada en una divisin de funciones que se deduce de la teora del alma platnica y que da fe de la hbil combinacin entre abstraccin terica y aplicacin prctica a la poltica. La clase productora de-ber ser vigilada por la clase de los guardianes con la intermedia-cin de los auxiliares, y todo ser gobernado por la elite superior de los guardianes, que estn ms cerca de la idea del bien y viven en una comunidad casi perfecta, en koinonia de bienes y mujeres,

    49 Para una interpretacin parcial, cf. Hernndez de la Fuente 2011 [20142], 133-137.

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    y dedicados a la contemplacin del kosmos y a la direccin supre-ma del estado.

    Pero preferiremos ahora centrar el tema de la comunidad de bienes y de mujeres, siguiendo el hilo anterior, en la disyuntiva entre utopa y realidad que subyace tras el pensamiento poltico de Platn. El juego de espejos entre la polis que le toc vivir al fi-lsofo, las tradiciones utpicas y las posibles puestas en prctica de las ideas polticas a veces provoca ms de un problema a los estudiosos de la Repblica y de las Leyes. Entre medias, el impor-tante aporte que representa el Poltico acerca de la naturaleza del gobernante y sus modelos, completa un complejo trptico para su exgesis, a lo que se suma el juego constante con los modelos mti-cos y con el campo de la expresin literaria. Una de las cuestiones bsicas es si Platn est teorizando como paradigma genrico y filosfico o si hay realizabilidad en las propuestas. O, en palabras de Dawson, la contraposicin entre la lexis, la mera enunciacin mtico-literaria, y la praxis o la realidad de la poltica en accin.50 El tema lo plantea el propio Scrates en la Repblica, donde nos da una clave al respecto:

    , , , . , , , , ., , , ., , . , .

    Si estos son dijo los intereses del sabio, este no querr inter-venir en poltica.

    No, por el perro dije yo sino que solamente se ocupar de su propia ciudad y mucho, pero seguramente no de la patria, a no ser que concurra alguna circunstancia divina.

    Me doy cuenta dijo. Te refieres a la ciudad cuya funda-cin hemos descrito y que existe solamente en nuestras palabras, pero no creo que exista en ningn lugar de la tierra.

    Pero respond yo seguramente existe en el cielo como pa-radigma para el que quiera mirar hacia l y, al mirarla, gobernarse

    50 Dawson 1992, 71 ss.

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    a s mismo. Pues no importa mucho si existe en algn sitio o si existir alguna vez. El sabio seguir solamente las leyes de esta y no de ninguna otra ciudad.

    Platn, Repblica 592a-b

    Como de este pasaje emblemtico, de muchos otros lugares se desprende la ambivalencia de los diversos tratamientos po-lticos de Platn entre la realidad y la utopa. A partir de esta dualidad se ha generado un fecundo debate acadmico al res-pecto, sobre todo a la hora de conciliar las propuestas de los tres dilogos polticos del filsofo. La tesis mayoritaria sobre el particular afirma la coherencia del pensamiento poltico de Pla-tn en una triple escala en la que la Repblica funcionara como el paradigma ideal de sociedad all donde se presenta la per-fecta concrecin de la koinonia superior para la elite gobernan-te y las Leyes como una concrecin un tanto ms pragmtica que rebaja las expectativas de esta clase superior o extiende un modelo posibilista,51 con el modelo legalista del Poltico en-tre medias, que interesa especialmente destacar para entender esta gradacin poltica y de realizabilidad. Hay que decir que este esquema ya no es compartido por todos los estudiosos, por supuesto, y hay otros puntos de vista que proponen que las Leyes no son una aplicacin de la Repblica sino ms bien una construccin completa de una nueva politeia que parte de pre-misas muy diferentes: un ejemplo clave se podra hallar en la abundante utilizacin del smil del mito de la edad de oro en los dilogos tardos de Platn (Poltico 272 y Leyes 713), donde se presenta una versin alegrica del mito de Crono que sigue ese leitmotiv como modelo para la vida humana.52

    Desde luego que ya no es posible explicar el desarrollo del pen-samiento de Platn, o las aparentes contradicciones entre Repbli-ca y las Leyes, segn la discutida tradicin biogrfica del filsofo y siguiendo la aeja tesis de Wilamowitz. Hay que superar el atracti-vo de explicar las renovadas propuestas polticas de Platn tras la Repblica con el recurso a la simplificacin a partir de los desenga-

    51 Un esquema de las relaciones entre estos dilogos en Horn et al., 2009, 168-18152 Sobre el mito del Poltico, cf. Hernndez de la Fuente 2014. Cf. tambin el

    artculo de Montserrat Molas en este volumen.

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    os en Sicilia y con el trasfondo de la siempre polmica Carta VII53 y el tema de la segunda navegacin. Es sabido que Platn utiliza esta expresin proverbial (deuteros plous), que exista en el habla cotidiana, para designar un medio de segundo orden que permite alcanzar un fin.54 En el Poltico parece implicar que, tras el ordena-miento ideal, todo intento de legislacin es un deuteros plous, una segunda navegacin, para una ciudad que parecera tal vez la segunda mejor.55 Segn esta visin el filsofo habra descendido a tierra desde aquel paradigma en el cielo de la Repblica para marchar en pos de una propuesta ms pragmtica, como la de las Leyes, es decir, hacia una reforma posible de la ciudad-estado. El Poltico es la clave de esta inflexin: en l, a la hora de sentar las ba-ses de una nueva koinonia, el verdadero gobernante aparece como un hombre cuya palabra se convierte en derecho y que gobierna en virtud de un conocimiento de ndole superior revelado gracias a la filosofa y muy cercano al bien divino. Pero de nuevo hay una bre-cha entre lexis y praxis, teora y prctica, modelo poltico ideal del mundo mtico-literario y deuteros plous pragmtico de la poltica. A falta de ese tipo de gobernante las leyes pueden proporcionar una solucin provisional para un buen funcionamiento de la sociedad y la poltica. En las Leyes parece que hay una puesta en prctica de esa solucin, una concrecin de la Repblica como un ideal po-ltico y de la defensa del imperio de la ley que hace el Poltico en las condiciones no ideales de la contemporaneidad que vivi el filsofo. La propuesta platnica de su gran ltimo dilogo de recurrir a la legislacin enlaza desde luego con toda la tradicin del nomos grie-go tradicional y de los patria o leyes tradicionales y no escritas. Las leyes que deben regir en la comunidad poltica sern generales y tendern a la conservacin de la tradicin heredada, a la que cada forma de estado deber atenerse.

    En cuanto a la aproximacin de Dawson, comienza siguiendo el modelo tripartito tradicional acerca de la realizabilidad de las dos ciudades platnicas, pero innova en cuanto a una tercera va inferior de reforma pragmtica.56 En primer lugar, habra un diseo para la mejor construccin poltica, en absoluto, que es el

    53 Cf. el comentario de Cano Cuenca 2014, 134 y ss.54 Platn, Fedn 99a-102a. 55 Platn, Poltico 293e, 297e4, 300c2.56 Dawson 1992, 73.

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    que aparece en la Repblica. Luego habra otro para la segunda mejor, la ciudad de las Leyes, y otro para la tercera mejor en algu-nas alusiones a ciertas incursiones posibles y de carcter legisla-tivo en la poltica real de las ciudades-estado contemporneas. En todo caso, huelga decir que, en primer lugar, la mejor politeia sera aquella en la que habra una koinonia total tanto en la propiedad como en cuanto a la familia, con una puesta en comn de las mu-jeres y los nios. Solo esa ciudad paradigmtica podra alcanzar unidad perfecta gracias a una educacin comn en la virtud. En cuanto a su realizabilidad, tal ciudad, que desde luego no existe, no parece que pudiera existir alguna vez. Solo ocurrira si hubiera un ser humano de carcter excepcional, a modo de los personajes del mito de las edades, que pudieran llevarla a la prctica.

    , , . , , , , .

    Cuando en un ser humano sucede que el poder ms alto coincide con la inteligencia y la prudencia, entonces se produce por na-turaleza el nacimiento de la mejor forma de gobierno y de las le-yes correspondientes. De otra manera, esto no ocurre nunca. Pero hagamos como si un orculo nos hubiera relatado un mito que demostrara que es difcil, por un lado, que una ciudad llegue a adquirir un buen orden poltico y legal, pero que, por otra parte, si en verdad se llegara a dar esto de lo que hablamos, sera as lo ms fcil y sencillo con mucho.

    Platn, Leyes 712a.

    En ausencia de ese tipo de personaje la segunda mejor cons-truccin poltica sera, por supuesto, aquella que se parece lo ms posible a la primera pero a la vez que es capaz de ser puesta en prctica. Tal sera, por ejemplo, la idea de la fundacin de una ciudad en concreto, la colonia cretense de Magnesia que su-pone el argumento de las Leyes, de honda impronta doria y que sigue el nomos tradicional, con una notoria influencia de la ley sacra. En tercer lugar, dice Dawson, la tercera mejor ciudad se describir ms tarde (aunque esto no lo lleg a completar Platn), por las alusiones que este autor ve a un tercer nivel de reforma en

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    las Leyes (709e; 710d; 738 etc.). A esto se suma que, tomando en consideracin el modelo mtico de la edad de Crono como si fuera el paradigma divino y perfecto de ciudad, por encima incluso de la alta utopa de la Repblica, Dawson lo sita como inspirador ab-soluto de toda la poltica platnica, al realizar un cuadro con sus otros modelos en orden descendente (Repblica, Leyes y las refor-mas prcticas en ciudades reales), que corresponderan al mundo de la realidad histrica o edad de Zeus.57

    La crtica principal que se le puede hacer a este esquema es, sin duda, que la Repblica es claramente, como reconoce el propio Scrates, un paradigma irrealizable, no susceptible de ser conse-guido en la edad histrica y en el plano humano. Tal vez se debera considerar en otro plano mtico-religioso, aunque esta vez no de la religin tradicional como la edad de oro o mito de Crono sino de la nueva religin filosfica de Platn, con su ascenso al bien y con su recurso a los cuerpos astrales.

    Mencin especial merece, desde el punto de vista de la koino-nia, la propuesta de las Leyes como realizacin pragmtica. Si pensamos un momento en el significado de la palabra nomos, que no por casualidad da ttulo a la obra, hay que recordar su proce-dencia del verbo nemo y su nocin de reparto: esto puede inducir a una relectura sobre el tema de cmo se explicita la comunidad de bienes y de familias en esta obra. Nomos, adems, es una pala-bra utilizada especialmente en la msica y la poesa para designar la regla ajustada para obtener la armona y el ritmo. La politeia que se propone en las Leyes, segn la sugerente interpretacin de Bobonich (2002), reparte los matices comunistas de la Repblica y los extiende a toda la sociedad. Mientras que en la Repblica la koinonia de mujeres, bienes e hijos se circunscriba a las clases dominantes, sobre todo los guardianes, en las Leyes, a tenor de esta propuesta, se extendera a toda la ciudad.58 As la segunda mejor ciudad se referira, ms que a una recreacin de la kallipo-lis de la Repblica, a una nueva construccin poltica en la que el comunismo de aquella se extendiera a toda la sociedad. Un ejem-plo clave sera, en otro sentido, la importancia que se le confiere a la mujer en las Leyes: Platn, que haba sostenido la necesidad de darle un papel de igualdad en la constitucin ideal e irrealiza-

    57 Dawson 1992, 66.58 Bobonich 2002, 10-13, 385-389.

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    ble de la Repblica, se implica esta vez en su realizabilidad en la comunidad poltica que se esboza en las Leyes, tal vez siguiendo el leitmotiv de las koinoniai utpicas anteriores que hemos visto, otorgando a las mujeres un papel importante en la educacin y en la participacin poltica.59

    Como ya haba destacado Aristteles, uno de los problemas de la Repblica era que, pese a unificar y clasificar el cuerpo ciudada-no, nunca se concretaba el papel de los productores en esa socie-dad con un comunismo en la cspide ni se aclaraban los medios de control de las masas para la aceptacin de tal sistema poltico y econmico en un grado extremo de control.60 Esto, en cambio, si se explicita en las Leyes de forma razonable y realizable, con un gran apoyo de la tradicin de la legislacin doria. Platn fue claro en que el ideal absoluto debera incluir la abolicin de la tenencia de tierras al menos para alguna parte de los ciudadanos, pero es en las Leyes cuando se concreta: un modelo para la propiedad comn de las tierras entre una elite ciudadana que est apoyada por la importacin de esclavos y trabajadores extranjeros.

    Aristteles, por su parte, retoma el tema de la koinonia y su trata-miento terico confirindole la mxima importancia ya desde el co-mienzo de su Poltica. As se ve en sus conocidas lneas definitorias:

    ( ), , . .

    Puesto que consideramos que toda ciudad-estado es una cierta co-munidad () y que toda comunidad se ha constituido por causa de algn bien (ya que por lo que se considera un bien todos actan siempre), es evidente que todas las comunidades tienden a alcanzar algn bien, especialmente hacia el ms importante de todos la ms importante de todas y que contiene las dems. Y esta es la que llamamos ciudad-estado o comunidad poltica.

    Aristteles, Poltica 1252a1 ss.

    59 Freudiger 1995, 19, 27 ss.60 Dawson 1992, 89 ss.

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    La ciudad estado es la comunidad por excelencia, el marco donde han de realizarse todas las koinoniai, las puestas en comn de seres humanos en una colectividad en aras de algn bien: la ciudad estado es, por supuesto, la colectividad de ciudadanos ms importante y que incluye las dems formas de comunidad, tanto de bienes como de familias. Esta koinonia de koinoniai, por as decir, es el medio natural de vida del hombre griego como eviden-cia Aristteles en su Poltica (1253a) al decir que el hombre es un animal poltico (zoon politikon), o sea, un ser cuyo medio natural es la polis. As se destacaba ante todo que el nombre de polis no poda aplicarse a cualquier ncleo de poblacin urbano, sino solo al que diera cobijo a una comunidad poltica (koinonia politike), formada por ciudadanos que comparten un ideal de virtud indi-vidual y colectiva. All donde estn sus ciudadanos se encuen-tra la polis, ms all de cualquier otra consideracin, politai que comparten un sistema organizativo para sus vidas, unos valores y leyes propias, unas tradiciones ancestrales y religiosas, indepen-dencia poltica y legislativa (eleutheria y autonomia) y una capaci-dad de autoabastecimiento (autarkeia).

    El trmino koinonia alcanza en Aristteles su definicin como la palabra griega por excelencia que designa la sociedad, la co-munidad y la participacin comunitaria. Por contraste con lo an-terior, cuando en el pitagorismo y en el platonismo el debate en torno a la koinonia se centra en el bios koinos y en la comunidad de bienes y mujeres, con Aristteles el vocablo se centrar se-mnticamente en la comunidad por excelencia: la ciudad-estado, abandonando un tanto sus ncleos menores, notablemente los oikoi como comunidad de tierras, propiedad y familia. En efecto, si en el pensamiento de Platn koinonia designaba no solo una co-munidad poltica sino tambin educativa o filosfica, Aristteles lo cie en su Poltica a la comunidad ciudadana y poltica. Considera el filsofo que, desde el ncleo bsico de la sociedad, la familia (oikos) y la estirpe (genos), como se ha visto, hay un desarrollo ulterior de diversos modelos estatales en progresin hasta llegar a la koinonia politike, alma de la polis, la comunidad poltica, que puede luego concretarse en diversos modelos constitucionales (po-liteiai), como el monrquico, el oligrquico o el democrtico. El animal cvico que es el hombre, dotado de palabra (phone) y razn (logos), ha de comunicarse con sus semejantes para organizarse y sobrevivir en comunidad (koinonia). Su actuacin en comunidad

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    ha de estar guiada por la justicia y, en la perfeccin de su ser en sociedad, se debe atribuir a cada cual lo que le es propio, pues la propia idea de la poltica conlleva la necesidad social de una jus-ticia equitativa, tal y como afirma Aristteles al cierre del captulo I del libro primero:

    . , . , . , . , .

    La naturaleza arrastra pues instintivamente a todos los hombres a la asociacin poltica. El primero que la instituy hizo un inmenso servicio, porque el hombre, que cuando ha alcanzado toda la per-feccin posible es el primero de los animales, es el ltimo cuando vive sin leyes y sin justicia. En efecto, nada hay ms monstruoso que la injusticia armada. El hombre ha recibido de la naturaleza las armas de la sabidura y de la virtud, que debe emplear sobre todo para combatir las malas pasiones. Sin la virtud es el ser ms perverso y ms feroz, porque slo tiene los arrebatos brutales del amor y del hambre. La justicia es una necesidad social, porque el derecho es la regla de vida para la asociacin poltica, y la decisin de lo justo es lo que constituye el derecho.

    Aristteles, Poltica 1253a29-39

    La virtud individual y colectiva y la justicia social se perfeccio-nan en la comunidad poltica. Esta idea de la cooperacin de los seres humanos, que ya estaba en Platn,61 implica en Aristteles el ideal de convivencia en una comunidad poltica (koinonia politike). El trmino koinonia, que no haba sido usado con un sentido pol-tico tan hondo por pensadores anteriores y pasar a designar des-de entonces por excelencia la sociedad, la comunidad humana y la participacin comunitaria. En el pensamiento de Aristteles se ampla el campo conceptual del trmino que denota especialmente la comunidad ciudadana y poltica, una participacin comunitaria (koinonia) que est fundada sobre la razn (logos), prerrogativa ex-

    61 Platn, Repblica 368b.

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    clusivamente humana. Para Aristteles la razn es lo propio de los seres humanos frente a los dems animales y entre todas las otras diferencias, que incluyen el discernimiento del bien y el mal o lo justo y lo injusto, destaca la idea de la participacin comunitaria que funda la familia y la sociedad.

    A los efectos de la filosofa poltica, se ha tomado como referen-cia indiscutible en la modernidad la koinonia politike aristotlica, cuya traduccin aproximada podra ser comunidad, asociacin, sociedad poltica o sociedad civil, y que pasar al mundo roma-no a travs de pensadores como Cicern. En latn, communitas y societas se propondrn como traducciones de este concepto de la filosofa poltica griega en una dualidad que se ha prolongado en castellano (comunidad y sociedad) y en otras lenguas modernas (como Gemeinschaft y Gesellschaft en alemn). En la posteridad, y hasta llegar a la filosofa actual, el debate en torno a la nocin de koinonia ha implicado una discusin conceptual de hondo ca-lado sobre esta dicotoma que han tratado pensadores como Carl Schmitt, Hans-Georg Gadamer, Jean-Luc Nancy o Roberto Espo-sito. La discusin actual en torno a la comunidad poltica y a la sociedad civil parte, en todo caso, de la expresin aristotlica koi-nonia politike y su equivalente latino communitas o societas civilis. Podemos aadir tambin que desde la perspectiva actual de la teora poltica y de las ciencias sociales y jurdicas, este debate ha sido directamente heredado por la investigacin actual en temas como la ciudadana democrtica, la relacin entre la sociedad civil y estado del bienestar, y las formas de intervencin social en los mbitos personal, grupal y comunitario. Ms all de su vertiente utpica en el antiguo pitagorismo y en los proyectos platnicos, esto es lo que ms trascender hasta el pensamiento actual de la koinonia antigua, pero la cuestin ya rebasa nuestras modestas intenciones en esta contribucin.

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    RESUMEN

    La comunidad de vida, propiedad, familia y poltica que fue de-signada en griego antiguo con la palabra koinonia en autores como Platn y Aristteles es examinada en esta contribucin metodolgica y terminolgica como marco conceptual y punto de partida necesario para entender la historia de las utopas polticas en la Grecia anti-gua. Especial atencin se presta a la comunidad de vida pitagrica como precedente de la poltica platnica, a la combinacin entre bios y comunidad en Platn y a la idea de koinonia politike. Se propone una reflexin sobre las implicaciones del vocablo en los orgenes del pensamiento utpico desde la perspectiva de la historia social.

    palabRas Clave: koinonia, Pitagorismo, Platn, Aristteles, pen-samiento utpico

    ABSTRACT

    The community of life, property, family and politics that was named in ancient Greek with the word koinonia in authors such as Plato and Aristotle is discussed in this methodological and ter-minological contribution as a conceptual framework and starting point for the history of political utopias in ancient Greece. Special attention is paid to the Pythagorean community life as precedent to Platos politics, the combination of bios and community in Platos works and the idea of koinonia politike present in Aristotle. This paper puts forward a reflection on the implications of the word in the origins of utopian thought from the perspective of social history.

    KeywoRds: koinonia, Pythagoreanism, Plato, Aristotle, Utopian thought.