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LA FICCIÓN EN LAS CRÓNICAS ANDALUSÍES Maria Pilar ZALDIVAR BOUTHELIER Universidad de Zaragoza .Z.9•191, This paper analyzes the fiction elements that appear in andalusies chronicles like the other side of the coin needed to understand the whole reality. With this purpose three chronicles are used as an example, and finishes inviting researches to study these sources from new perspectives. Ces quelques lignes analysent les éléments de fiction qui apparais- sent dans les chroniques andalousies en les prenant comme le revers de la monnaie afin de compléter le réalité. Pour cela, on utilise trois chroni- ques comme exemple, et on finit par encourager l'étude de ces sources á partir de nouvelles perspectives. ‹,59~ LA FICCIÓN EN LAS CRÓNICAS ANDALUSIES Este título delimita bastante bien el tema, el espacio y el tiempo en los que van a centrarse estas páginas. El adjetivo andalusí circuns- cribe el espacio a la península Ibérica y la cronología a los años com- prendidos entre 711 d.C. y 1492 d.C. Finalmente, el tema viene indica- do por los dos sustantivos que encabezan el título pues, efectivamente, el n ŭ cleo central de este trabajo son los elementos de ficción que apa- recen en las crónicas. Pero es necesario hacer unas consideraciones previas para esclarecer qué entiendo por «elementos de ficción». La historia es una moneda con dos caras: una a la que llamamos «ficción» y otra a la que le damos el nombre de «realidad». El proble- 37

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LA FICCIÓN EN LAS CRÓNICAS ANDALUSÍES

Maria Pilar ZALDIVAR BOUTHELIER

Universidad de Zaragoza

.Z.9•191,

This paper analyzes the fiction elements that appear in andalusieschronicles like the other side of the coin needed to understand the wholereality. With this purpose three chronicles are used as an example, andfinishes inviting researches to study these sources from new perspectives.

Ces quelques lignes analysent les éléments de fiction qui apparais-sent dans les chroniques andalousies en les prenant comme le revers dela monnaie afin de compléter le réalité. Pour cela, on utilise trois chroni-ques comme exemple, et on finit par encourager l'étude de ces sources ápartir de nouvelles perspectives.

‹,59~

LA FICCIÓN EN LAS CRÓNICAS ANDALUSIES

Este título delimita bastante bien el tema, el espacio y el tiempoen los que van a centrarse estas páginas. El adjetivo andalusí circuns-cribe el espacio a la península Ibérica y la cronología a los años com-prendidos entre 711 d.C. y 1492 d.C. Finalmente, el tema viene indica-do por los dos sustantivos que encabezan el título pues, efectivamente,el nŭcleo central de este trabajo son los elementos de ficción que apa-recen en las crónicas.

Pero es necesario hacer unas consideraciones previas para esclarecerqué entiendo por «elementos de ficción».

La historia es una moneda con dos caras: una a la que llamamos«ficción» y otra a la que le damos el nombre de «realidad». El proble-

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MARIA PILAR ZALDIVAR BOUTHELIER

ma está en que la línea que separa una de la otra es ciertamente difu-sa en algunos puntos.

Normalmente todos los excesos, exageraciones y fabulaciones que apa-recen en las crónicas tienen una base que podríamos llamar «real» y queentenderíamos mejor teniendo en cuenta el momento y el lugar en el quenacen, así como las circunstancias personales del autor que le llevan a for-mular tan exageradas afirmaciones, y no hablo sólo de circunstancias cul-turales o sociológicas, sino también vitales y psicológicas.

Obviamente no cuenta las cosas de la misma manera una persona quevivió en Damasco en el siglo VIII que un andalusí, ni un principe omeyaescribirá como un régulo zaragozano, ni alguien que ha sido educado paralas letras interpretará los hechos como un guerrero. Pero incluso pequeriosacontecimientos que impactan en la persona a nivel individual y, a veces,inconsciente, distintas sensibilidades, pasiones y fobias que no podemosexplicar y que, en muchas ocasiones, desconocemos, pueden influir en elrelato de diferentes maneras. Y precisamente aquí es donde está la tenuelinea que separa lo «real» de lo «ficticio».

Así pues, teniendo en cuenta que es imposible separar totalmente la rea-lidad de la ficción, tan cierto es que lo «real» explica lo «ficticio», como quelo «ficticio» explica lo «real». Lo uno no puede ser entendido sin lo otro. Lamoneda está incompleta si prescindimos de una de sus dos caras.

Por eso, en cualquier trabajo que pretenda extraer de las fuentes unavisión completa de un fenómeno histórico, sea cual sea, se debe tener siem-pre presente este marco general en el que, hablando de forma resumida, sedebe incluir:

- El momento y el lugar en el que se escribe la obra analizada.- Las circunstancias personales del autor que compuso el texto.

Sin olvidar que bajo estos dos epígrafes, en apariencia tan sencillos, seoculta todo un cŭmulo de matices que se nos escapan y que, a través deotros elementos que en principio no se consideran objetivos, podemos lle-gar a aprehender, si no completamente, al menos, de una manera más apro-ximada.

Así, por ejemplo, no debemos fiarnos de las cifras que dan las crónicasporque suelen ser inexactns, cuando no inventadas, pero el mismo hecho deque el autor se detenga a decir que en una batnlla murieron «más de 4.000hombres»', nos está indicando sus deseos de que conste aquélla como unagran hazaria. Es decir, hace patente un deseo que no está explicitado en eltexto.

1 IBN ABI ZAR', Rawd Traducido y anotado por Ambrosio Huici Miranda, Valencia1964. Pág. 269.

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LA FICCIÓN EN LAS CRÓNICAS ANDALUSÍES

Así pues, es imposible interpretar la «ficción» ignorando las cir-cunstancias que la han propiciado, de la misma manera que el conoci-miento de la «realidad» sería incompleto si obviáramos la parte imagi-naria, subjetiva y ficticia que la compone. Pues, tan importante o másque el hecho en sí es la percepción que se ha tenido (o que se ha que-rido dar) de él a lo largo de los siglos.

No pretendo aquí alcanzar esa comprensión global del hecho his-tórico a la que me estoy refiriendo, sino que solamente quiero poner demanifiesto cuáles son los elementos de ficción que, con más frecuen-cia, se insertan en las crónicas andalusies. Dejaré para otro momentola interpretación exhaustiva de cada uno de ellos, porque la premurade tiempo y la escasez de espacio en estas pocas páginas hacen impo-sible que me adentre, en este momento, en el análisis profundo queeste asunto requiere.

No obstante, tampoco me gustaría exponer de manera deslavaza-da y general esos contenidos, así que he pensado que lo mejor es par-tir de tres obras que servirán de ejemplo y que he seleccionado porquecubren periodos cronológicos diferentes y sucesivos. Voy a contextua-lizarlas brevemente y, a partir de ahí, las analizaré una a una fijándo-me en sus elementos de ficción exclusivamente.

1.- La primera de ellas es una crónica anónima titulada Ajbja-MaYmu'a que fue traducida y anotada por Emilio Lafuente y Alcántaray publicada en una edición biling ŭe por la Real Academia de laHistoria dentro de su colección de Obras Arábigas de Historia yGeografía en 1867, de la que existe una versión facsimilar que vio la luzen Madrid en 1984.

Esta obra fue escrita en al-Andalus en el siglo XI, momento en elque empieza la decadencia política, y abarca la historia de este territo-rio desde sus orígenes hasta la época de Abd al-Rahmän III, es decir,los momentos de formación y máximo esplendor.

Se caracteriza por presentar de forma cronológica los gobiernosde los sucesivos emires contando lo más destacado de cada uno deellos. Suele ofrecer una descripción física de cada uno y continŭacaracterizándolos segŭn sus virtudes humanas («era bueno, virtuoso,liberal y magnánimo» 2), sus cualidades guerreras («no hubo un solorebelde ni enemigo a quien no venciese» (Ajbár Maĵnim `a:133), su erudi-ción («notable por su erudición y sus conocimientos en jurisprudencia»(

2 Ajbar Mcinzu'a, Traducida y anotada por Emilio Lafuente y Alcántara, Madrid 1984. Es unaedicián facsímil de la publicada en edición bilingüe por la Real Academia de la Historia den-tro de su colección de Obras Arábigas de Historia y Geografía en 1867. Pág. 109.

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Ajbar MaYmtt`a: 120)) y habilidad para las letras («era Mohammad apa-sionado por la elocuencia)> (Ajbúr MaYmda: 127)).

Escrita en una época de crisis, seguramente el autor de esta cró-nica quería recordar el esplendor pasado y, por ello, predominan temasen los que los musulmanes salen bien parados, especialmente victoriasbélicas (AjbEir MaYmu`a: 134), aunque también incluye en su textomuestras del apoyo divino (Ajbar Ma5)mtt`a:93), las virtudes de sus emi-res (Ajbar MaYmu`a: 109-112), los versos de sus poetas (Ajbar MaYmu`ct:106-107)...

2.- De la siguiente conocemos su autor, Ibn ljayyán, su época, elsiglo X, y su título, Crónica del califa'Abd ar-Rahmán 111 an-Násir entrelos años 912 y 942. Fue traducida, anotada e indexada por María Jes ŭsViguera y Federico Corriente y publicada por Anubar Ediciones y elInstituto Hispano-Árabe de cultura en Zaragoza en 1981.

Como puede deducirse de su título, esta crónica se ocupa exclusi-vamente de parte del gobierno del, primero emir, y luego califa Abd al-Rahmán III. Por lo tanto, es mucho más exhaustiva y, aunque tambiénpriman los hechos de armas sobre cualquier otro contenido, nos ofre-ce información más variada: hace alusión a la vida privada del califa(su relación con sus mujeres e hijos 3), nos lo presenta como defensorde la ortodoxia (IBN HAYYÁN: 25-39), como mecenas de las artes (IBNIJAYYÁN: 43-50), describe algunos de sus defectos (IBN IJAYYÁN: 40-42), se ocupa de los males que se abaten sobre la población como,aparte de las guerras, las hambrunas (IBN HAYYÁN: 92), las sequías(IBN IJAYYAN: 190-192, 357-358)...

En general, todo el texto es una loa al califa que es presentadocomo paladín de la religión (IBN HAYYÁN: 25-39, 148) apoyado por laayuda divina (IBN HAYYÁN: 51, 61, 127) y como guerrero victorioso,tanto frente a sus correligionarios rebeldes (IBN IJAYYÁN: 164-166),como frente a los infieles cristianos (IBN HAYYÁN: 148-151).

3.- Por ŭltimo, el Rawd al-Qirtás de Ibn Abi Zar fue traducido yanotado por Ambrosio Huici Miranda y publicado en Valencia en 1964.Fue redactado en el primer tercio del siglo XIV y, seguramente, en Fez.

Se ocupa de un periodo en el que al-Andalus, ya dividido en multi-tud de taifas, no tiene casi peso político y pasa a depender de las dinas-tías magrebíes que se sucedieron en el norte de África: los idrisíes, losalmorávides, los almohades y los benimerines.

3 IBN BAYYAN, Crónica del califa 'Abd ar-Rahmán 111 an-Alá,vir entre los años 912 y 942,Traducida, anotada e indexada por Maria Jes ŭs Viguera y Federico Corriente. AnubarEdiciones e Instituto Hispano-Árabe de cultura, Zaragoza 1981. Págs. 13-25.

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Este motivo, junto con el hecho casi seguro de que el autor sea deesta zona, hace que la crónica centre su interés principal en la explica-ción y exposición de los acontecimientos que ocurren en el Magreb yque su interés por al-Andalus no sea sino un apéndice necesario paracomprender la historia norteafricana.

Si hay un elemento clave y que da unidad a estas tres crónicas, ésees la confesión religiosa de sus autores. Todos ellos son musulmanes ysus exposiciones están hechas desde la posición del creyente.

Sus ideas sobre el bien y el mal, sobre lo justo y lo injusto, sobre lavirtud y el defecto, sobre la verdad y la mentira están siempre inter-pretadas en clave religiosa y, claro está, lo bueno, lo justo, lo virtuosoy lo verdadero están siempre del lado musulmán, mientras que susopuestos son signos característicos de los cristianos.

Pero no es sólo esto, la presencia divina es constante: si los musul-manes ganan la guerra es porque Dios está con ellos (AjbEtr MaYmu`a:93; IBN klAYYAN: 127), si pierden no dejan de recordar que la victoriadepende de Dios y que «el poder y la fuerza están en Su mano» (IBNABí ZAR': 468).

En muchos casos, las virtudes musulmanas están vistas como opo-sición a los defectos cristianos. No debemos olvidar que el enemigo, eldiferente, es el cristiano y es, como algunos lo han llamado, «el ene-migo en el espejo» 4. Es quien encarna todos los vicios contrarios a lasvirtudes de los «buenos» que, obviamente, son quienes escriben y nostransmiten la historia.

Así pues, el «malo» no es el judío, quien apenas es nombrado, sinoel cristiano, e incluso a los que son considerados malos musulmanes seles acusará de «cristianos», como al serior de Bobastro a quien Ibn1-.1ayyán critica, entre otras cosas, por «su aferramiento al cristianismo»ya que «su maldito cadáver fue descubierto enterrado indudablementea la usanza cristiana» (IBN HAYYAN: 166).

Para ahondar más en esta percepción negativa de todo lo cristianoes importante también observar el lenguaje peyorativo que suelen uti-lizar para referirse a los fieles de esta religión destacando sus defectos,resaltando las diferencias que los separan de los muslimes o, simple-mente, deseándoles el mal y la perdición. Así no son infrecuentesexpresiones como: «Ordorio hijo de Alfonso, rey de los leoneses, aquien Dios maldiga» (IBN IJAYYAN: 100), «los politeístas fueron derro-

4 BARKAI, R., Cristianos y masulmanes en la España Medieval (el Enemigo en el Espejo),Madrid 1984.

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tados» (Ajbar MaYmu`a: 23), «el enemigo de Dios, Alfonso» (IBN ABiZAR`: 284)...

Si bien, es verdad que el que más carga las tintas contra los cristia-nos es Ibn Hayyán, pero esto posiblemente se explica porque este autorse ocupa exclusivamente del periodo en el que más fuertemente estuvocentralizado el califato, por lo que, a diferencia de lo que ocurrió ante-rior y posteriormente, había una conciencia de unidad dentro delbando musulmán, cosa que no se percibe tan claramente en el AjbarMaYmu`a, y menos aŭn en el Rawd al-Qirtas ya que la división entre lascábilas norteafricanas y sus luchas por el poder, así como la mayorlejanía geográfica de las tierras cristianas, diluyeron la idea de unidady motivaron la inexistencia de una conciencia de grupo enfrentado aotro.

Además existen otros rasgos comunes que comparten las tres cró-nicas como la magnificación del adversario, la manipulación de lascifras... Pero, para tener los datos bien contextualizados, es preferibleque me detenga en el relato de cada una de ellas de manera individua-lizada. No obstante, el esquema que voy a seguir en mi análisis va a serel mismo para las tres: primero me ocuparé de exponer los temas quetrata el autor, y, en segundo lugar, describiré los recursos y artificiosque utiliza para llamar más la atención del lector.

En uno y otro caso iré serialando las páginas de la crónica corres-pondiente en las que me baso para hacer mis afirmaciones. Estosapuntes no serán sino ilustraciones que apoyarán el contenido deltexto, pero no debe entenderse que en ellos están recogidos todos losposibles ejemplos relativos a cada punto.

AJBAR MAYMIYA

En la primera crónica, Ajbcrr Maj,mu`a, los temas en los que la fic-ción sale a relucir de manera más evidente son los siguientes:

1.- La magnificación del enemigo (Ajbär Ma5mu`a: 18) exagerando,generalmente, su nŭmero, su buena preparación..., es decir, todo lo quesirva para justificar la derrota musulmana o para enaltecer su victoriasobre un enemigo poderoso.

2.- Los augurios son un elemento constante que, generalmente, pre-vén acontecimientos (Ajbõr Maĵmu`a: 88) como el nombramiento dealgŭn futuro emir (Ajbar MaYmu`a: 61), victorias (Ajbar Maĵlnu`a: 66)...o que, de manera general, predicen un reinado próspero y tranquilo(Ajbar MaYmu`a: 113). En algunas ocasiones, estos augurios sirven paracondicionar la actuación de determinadas personas, como la de aquelque decidió conservar cierta fortaleza «para que tanto a él como a su

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familia pudiese servir de refugio, por cierta predicción que existía deque había de haber en España una sublevación» (Ajbär Maĵ,mu`a: 134).

3.-Aparece también la idea de que la suerte en la guerra depende dela voluntad divina, pues el autor lo expresa de manera clara cuandoutiliza expresiones como «la victoria que Dios les había concedido»(AjbEir Maĵ,mu`a: 93).

4.- También hay descripciones de tesoros maravillosos, como «elmanto tejido de oro y bordado de perlas y rubies» o la silla de montarque era «de oro, guarnecida de rubíes y esmeraldas» y que Rodrigoabandonó junto a su caballo (Ajbõr MaYmu`a: 22-23). Normalmente, lostesoros aparecen asociados a la victoria sobre el enemigo cristiano. Asíes el caso de Rodrigo, que acabamos de ver, y también el de «la mesade Salomón (...) cuyos bordes y pies, en n ŭmero de 365, eran de esme-ralda verde» (Ajbar Maĵimu`a: 27) que se encontró en una ciudad toma-da a los cristianos, y lo mismo sucedió en otro lugar donde se «encon-tró alhajas y riquezas» (Ajbar MaYmu`a: 28).

5.- Y, por ŭltimo, las características principales que se atribuyen ala figura del gobernante, bien sea emir o califa, y que lo presentanadornado de grandes virtudes como la piedad (Ajbeir MaYmu`a: 114), labondad (Ajblir MaYmu`a: 120, 124), la erudición (Ajbär MaĵImu`a: 120,124, 127), la inteligencia (Ajbúr MaYmda: 125), la mansedumbre (Ajbal-M4mu`a: 125), la dulzura (Ajbar MaYmda: 125), el mecenazgo de lasartes (Ajbar Mdj,mu`a: 135), sus dotes para la guerra (Ajbar Majimu`a:117, 133-134)...

La mayor parte de estos temas se ven realzados por el peculiarmodo que tiene el autor de narrarlos utilizando una serie de recursosefectistas tales como:

1.- La recreación de conversaciones o escenas a las que es imposi-ble que el autor asistiera, pero que describe de un modo tal que puedellegar a hacer creer al lector que él ha sido testigo presencial de loshechos (Ajbar Ma5)mu'a:78, 123-124, 125-126, 127-128, 128-129).

2.- Las descripciones explícitas y morbosas que se recrean en eldetalle de las heridas para explicar cómo, a pesar de todo, el ejércitomuslim sigue adelante. Tal es el caso de aquel bravo guerrero quien,«habiendo recibido una cuchillada en la cabeza, y como le cayese lapiel de la frente sobre los ojos, volvióla a levantar» y comenzó a gritar«para animar a los soldados» (Ajbúr Maj)mu`a: 45).

3.- La introducción de poemas a lo largo del texto atribuidos casisiempre a emires que cantan sus hazañas bélicas (Ajbar MaYmu'a: 106-107, 118-119), aunque también los hay de temas eróticos y amorososque loan la belleza femenina (Ajbúr MaYmu`a: 119-120, 121-122).

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4.- El uso de anécdotas con moraleja que sirven para ilustrar com-portamientos loables (Ajbar Maĵmu `a: 120-121, 124-125).

5.- Y, finalmente, aunque de un modo menos frecuente que en lasotras dos crónicas, se aprecia el uso de citas coránicas que dan a laspalabras del que las pronuncia la autoridad de la sanción divina (AjbärMaYmu`a: 45).

CRONICA DEL CALIFA ABD AR-RAIIMAN 111 AN-NASIR ENTRE LOSAÑOS 912 Y 942

En la crónica de Ibn Hayyán el tema que destaca sobre todos losdemás es la guerra, ya que se dedica a enumerar y describir todas lascamparias que realizó Abd al-Rahmän III. Por eso he decidido dividirla clasificación temática en dos categorías: la que hace referencia acuestiones bélicas y la que se ocupa de otros asuntos:

1.- Cuestiones relacionadas con temas guerreros:- La victoria está en rnanos de Dios. Así, los triunfos musul-

manes son interpretados como muestras de Su apoyo (IBN1-MYYAN: 105, 117, 127, 165), mientras que las derrotas se vencomo «pruebas a que Dios somete constantemente a lossuyos, como amonestación, sondeo y disciplina de sus sier-vos» (IBN 1-MYYAN: 332) y, en ocasiones, ni siquiera reconocela victoria cristiana (IBN 1-JAYYÁN: 332). Así mismo, la muer-te del enemigo es «considerada serial del beneplácito divino yexcelente augurio» (IBN IJAYYÅN: 113).

- La guerra puede ser contra enemigo cristiano o contramusulmán. En el segundo caso, la lucha es legítima porque elgobernante pelea para conseguir la sumisión de los rebeldes;pero es mucho más virtuoso el primer supuesto ya que estalucha nos es presentada como una «guerra santa» en la queDios acomparia a los musulmanes y acoge en su seno a los«mártires» caídos en ella (IBN IJAYYAN: 111, 174).

- Además, en algunas ocasiones, la victoria musulmanasobre los cristianos es engrandecida construyendo sobre unaiglesia una mezquita que hace patente de forma manifiesta eltriunfo (IBN IJAYYAN: 135), o arrasando por completo los sig-nos del esplendor cristiano para borrar cualquier huella desus pasadas glorias (IBN HAYYAN: 254).

- Presenta varias descripciones en las que resalta los defec-tos del enemigo rebelde que se resiste a someterse a la sobe-ranía de (IBN klAYYAN: 93), pero ninguna tan exage-rada como la del serior de Bobastro, a quien califica de «ger-

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LA FICCIÓN EN LAS CRÓNICAS ANDALUSíES

men de hipocresía, imán de perdición, refugio de disensión,foco de sedición y refugio de rebeldes» (IBN HAYYAN: 113).

Los musulmanes que se levantan contra su autoridad son«distinguidos en el error y firmes en la perdición», son «alia-dos del diablo y gérmenes de perdición» y se caracterizan porsu «mala educación, peores palabras y alocada ignorancia»(IBN HAYYAN: 187), son malos musulmanes (IBN HAYYAN:263-264). Incluso, como ya he comentado más arriba, algunosmusulmanes rebeldes son acusados de ser, en realidad, cris-tianos (IBN HAYYAN: 166).

- De la misma manera que a sus enemigos, critica dura-mente a las ciudades que se resisten al control del califa.Entre ellas podemos destacar Écija de cuyos moradores diceque tenían «espíritu cismático, insumiso y petulante sin lími-tes» (IBN HAYYAN: 52), pero, sin duda, la ciudad malvada porexcelencia es Bobastro de la que nos cuenta, entre muchasotras lindezas, que «esta maldita ciudad (era) nido de sedi-ción, origen de disensión, madre de calamidades y causa decatástrofe, había sido penosa para los hombres, insufriblepara la fe, devastadora para el suelo cultivado, muerte de ciu-dades populosas, disgregación de la comunidad musulmana yapario de herejes, morada y auxilio de politeístas» (IBNHAYYAN: 173).

- Magnifica las dificultades con las que se encuentra elejército musulmán: bien sea la escabrosidad del terreno, elnŭmero del enemigo (IBN HAYYAN: 111), la perfidia de lostraidores (IBN HAYYAN: 111)... De manera que las victoriasque se consiguen a pesar de todas estas dificultades son pre-sentadas como grandísimos logros (IBN 1-JAYYÄN: 173-177).

2.- Pero Ibn Hayyán también introduce otros elementos de ficciónque no están directamente relacionados con la guerra:

- Así, por ejemplo, hay varios momentos en los que la belle-za es exaltada como una gran virtud. De los hijos de al-Násirdice que eran «de hermoso rostro y excelentes prendas, comolunas resplandecientes que rodeaban a su padre como a un solnaciente» (IBN HAYYAN: 23). Pero narra otra escena todavíamás bella en la que, resaltando la crueldad del califa, cuenta queel verdugo tuvo que cortar el cuello a una hermosa muchachainocente de cuyo interior salieron «perlas de penetrante brilloy gran tamario, mezcladas con jacintos y topacios que brilla-ban como ascuas» (IBN HAYYAN: 41).

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- La aparición de tesoros y piedras preciosas se asocia acasos milagrosos, como el anterior, o a victorias musulmanasque consiguen arrebatárselos a los cristianos (IBN HAYYAN:132).

- Entre los elementos simbólicos que utiliza Ibn klayyánhay 9ue destacar muy especialmente el intercambio de rega-los. Este es un recurso que aparece con bastante frecuencia yque puede servir bien para que el califa consiga ganarse lasumisión de algŭn jerifalte cliscolo cuyas ansias de grandezason saciadas con presentes (IBN HAYYAN: 204), o, al contra-rio, para que el rebelde, mediante la entrega de regalos, mues-tre su sumisión al califa (IBN 1:1AYYÄN: 203).

- Mención aparte merece el Corán que el califa perdió en labatalla de Alhándega. Es tratado de modo fetichista. A1-Ná5irse muestra tremendamente arrepentido por haberse atrevidoa arriesgar tan preciado tesoro llevándolo imprudentemente ala batalla y su alegría es indescriptible cuando, al fin, consi-gue recuperarlo (IBN HAYYÁN: 356-357).

- Otras muestras de la fe de los musulmanes y, al mismotiempo, evidencia de que Dios está de su parte, son las rogati-vas que se hacen en tiempo de sequía a las que Dios, antes odespués, siempre responde con una lluvia reparadora quecolma las necesidades de los creyentes (IBN 1:1AYYAN: 161,358).

- Igual que en el Ajbõr Maĵ,mu`a, aunque no tan frecuente-mente, aparecen referencias a augurios anteriores que secumplen (IBN IjAYYÁN: 166-167, 208).

- Finalmente, de las virtudes que seriala Ibn 1-Jayyán en sudescripción del califa destaca, por encima de todo, la imagende como paladín del islam que defiende la religiónfrente a los infieles (IBN HAYYAN: 148), vivifica la verdaderafe allí donde se ha puesto en cuestión (IBN HAYYAN: 112,167), apoya el malikismo como escuela jurídica legítima fren-te a las innovaciones y sostiene la religión frente a la filosofía(IBN 1-JAYYAN: 25-39), es el defensor de la «sunna» frente a la«si`a» (IBN IJAYYAN: 196), cuenta con el apoyo de Dios (IBN1:1AYYAN: 51, 61, 160) y es el brazo ejecutor de la voluntaddivina (IBN HAYYAN: 173-177). Además de todo esto, al-Nálirda muestras de su justicia y equidad (IBN 1-.1AYYAN: 39), bon-dad (IBN HAYYAN: 225, 242) y liberalidad para con los pobres(IBN klAYYAN: 92). Finalmente, Ibn Fjayyán destaca sus cua-

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LA FICCIÓN EN LAS CRÓNICAS ANDALUSÍES

lidades como guerrero y estratega (IBN HAYYAN: 57, 146-151).

Los recursos que Ibn Hayyán utiliza más frecuentementeson:

- Multitud de poemas de distintas clases:

- Loas a las victorias de al-Násir (IBN HAYYAN: 59, 106-107, 286).

- Cantos al califa guerrero protector de la religión (IBNHAYYAN: 44, 45, 47, 284).

- Loas de agradecimiento al califa en su calidad de mece-nas (IBN HAYYAN: 44).

- Versos de sumisión de un cristiano (IBN HAYYAN: 345).

- Versos dedicados a al-Hakam, heredero de al-Nálir, augu-rándole un futuro próspero puesto que ha nacido de estirpenoble y auspiciado por los mejores augurios (IBN HAYYAN:87).

- Descripciones en las que se complace en mostrar la gran-deza de su propio ejército (IBN HAYYAN: 324).

- Se entretiene en narraciones morbosas en las que serecrea describiendo cadáveres, como cuando cuenta que«alguien había apilado a hombres y mujeres, puestos los cuer-pos en hileras sucesivas de la anchura de una o dos brazashasta alcanzar la altura de la muralla, lo que constituía unespectáculo aterrador» (IBN HAYYAN: 83); o en los estragosque causa la hambruna que dejó tantos muertos que «nipudieron ser computados ni comprendidos en nŭmero», «lacarestía fue tremenda y la necesidad y la miseria de las gentesllegaron a extremos no recordados (...) la mortandad cundióentre la gente como la peste, cebándose en los necesitadoshasta el punto de no podérseles enterrar» (IBN HAYYAN: 92).

- Utiliza anécdotas para ilustrar tanto comportamientosloables (IBN HAYYAN: 39) como censurables (IBN HAYYAN:40-41).

- Se sirve de citas coránicas para reforzar lo que dice conla autoridad divina (IBN HAYYAN: 176-177, 190, 248, 280).

- Hace descripciones de acontecimientos astrológicosexplicando la posición de las estrellas y la fecha en que suce-dieron (IBN HAYYAN: 261, 274).

- Menciona extrarios signos de la naturaleza que se produ-cen asociados a determinados acontecimientos como cuando

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MARÍA PILAR ZALDÍVAR BOUTHELIER

«la noche del domingo siguiente a su partida (la de al-Násir)el río de Zaragoza (...) experimentó una importante crecidaque alcanzó y casi cubrió el lugar de la acampada, cosa que nohabía ocurrido mientras estuvo allí an-Násir, a ŭn siendo lamisma época de invierno y aumento de las aguas» (IBNHAYYAN: 316) o como determinados movimientos del ejérci-to que coinciden con eclipses solares (IBN HAYYAN: 324).

RAW1.1) AL-QIRTAS

Ambrosio Huici Miranda, cuando tradujo al castellano el Rawd al-Qirtas era muy consciente de que no todo lo que Ibn Abi Zar contabaera cierto y sus notas a pie de página están plagadas de comentariosindicando que el autor manipula constantemente los datos, bien seapor medio de exageraciones numéricas, de bailes de fechas o de «suirrefrenable tendencia a escenificar y adornar con diálogos amariadoslos episodios más salientes de su narración» 5 . Además, hay que teneren cuenta que él escribió bajo el poder de los benimerines, por lo queno es de extrariar que en su relato sean ensalzados como «la más altay noble de las tribus de los zanatas por su gloria y su progenie; la másilustre por su generosidad, la mejor por sus costumbres, la más fiel asus compromisos, la más distinguida por su magnanimidad, la másenérgica en la guerra por su valor y audacia, la más religiosa, la demejores creencias y más ilustres convicciones...» (IBN ABi ZAII`: 531)y que se preocupe de esclarecer sus ilustres orígenes (IBN ABIE ZAR`:532-536).

Así pues, los siguientes son los temas recurrentes en los que nuestroautor deja volar su imaginación. Igual que en la crónica de Ibn I-jayyán,los he dividido en dos grupos, separando los bélicos del resto:

1.- Asuntos guerreros:

- Como en las crónicas anteriores, Dios está con los musul-manes y suele darles la victoria frente a los cristianos (IBNABí ZAR`: 443, 601, 628), pero, en ocasiones, les hace conocerla derrota para que no olviden que «la victoria es Suya y queel poder y la fuerza están en Su mano» (IBN ABI ZAIr: 468).

Además, como en la época de la que se ocupa esta crónicaunas dinastías se enfrentan a otras, Dios no está a favor de los

5 HUICI MIRANDA, Ambrosio, Traducción y notas del Rawd al-Qirteis de Ibn Abi Zar', Valencia1964, Pág. 44, nota 4.

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LA FICCIÓN EN LAS CRÓNICAS ANDALUSÍES

musulmanes en general, sino de la facción ganadora (IBN ABIZAR': 537-538).

- También son frecuentes las llamadas a la «guerra santa»contra el cristiano invocando la gloria de los que alcanzan elmartirio en ella (IBN Al3í ZAR': 465, 610). Así, por ejemplo, esdestacable una soflama en la que trata de exaltar los ánimosdiciendo: «i0h asamblea de los musulmanes, guerreros de lafe! Éste es un gran día y un gran teatro de martirio; he ahí queel Paraíso os abre sus puertas y adorna sus pavimentos; esfor-zaos en ganarlo (...) el que muera de vosotros morirá mártir,y el que sobreviva, vivirá rico, premiado y celebrado» (IBNABí ZAR': 599).

- Son muchas las arengas guerreras que se recogen en estacrónica, exaltando los ánimos de la tropa, prometiendo a lossoldados el favor y la protección divina (IBN ABI ZAW: 441,442, 609-610) y, en muchos casos, introduciendo aleyas corá-nicas que refuerzan las palabras del general ya que, en reali-dad, no son suyas, sino de Dios (IBN ABi ZAR': 441, 599-600).

- Como va indicando puntualmente Huici Miranda, el textoestá plagado de exageraciones numéricas que generalmentemagnifican el nŭmero de las propias tropas (IBN AB1 ZAW:268) o del enemigo (IBN ABI ZAR': 269, 281-282, 297, 598-599). A veces, ni si quiera da cifras, sino que hace metáforasque dan a entender grandes nŭmeros, como, por ejemplo,cuando dice que «el enemigo marchaba contra los musulma-nes en masas, como las langostas que alzan el vuelo» (IBN ABIZAR': 284).

Pero las exageraciones no son sólo numéricas, tambiénofrece descripciones temibles del enemigo pintándolo revesti-do de «escudos relumbrantes, espadas agudas, yelmos, lanzasy cascos, cuyos rayos herían la vista y amedrentaban los cora-zones» (IBN ABI ZAR': 609).

2.- Aparecen otros temas, entre los que destaco:

- La belleza, que es identificada con la bondad. Así Ibn AbiZar recrea un diálogo en el que un hombre le dice a otro «Veoen ti una hermosa presencia y he conjeturado en ti el bien porlo hermoso de tu aspecto, tu apacible rostro y tu alegría: nohay duda que tus obras y tu liberalidad estarán de acuerdo yen armonía con tu bello aspecto» (IBN ABi ZAR': 32).

- También es frecuente que se cumplan augurios que hansido anunciados con anterioridad (IBN ABI ZAR': 72-74, 342,357-358, 358-359, 514-515, 565), como el sueño del emir que

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vio cómo «un chorro de fuego salía de su miembro viril y se ele-vaba en el aire hasta cubrir las regiones de al-Magrib por com-pleto», ante su inquietud un hombre santo le tranquilizó dicién-dole «no temas por ella (por esta visión), que es para ti honra yconfirmación, y para tus descendientes honra y excelencia (...),engendrarás cuatro hijos varones que serán renombrados por supoder y gloria, reinarán en al-Magrib los cuatro» y así fue (IBNABi ZAR:: 545).

- Hay dos elementos más que quiero comentar, aunque sólosea porque Ibn Abi Zar les dedica más de treinta páginas a cadauno, se entretiene muchísimo en su descripción y se ocupa delos más mínimos detalles. Son dos grandes obras que represen-tan este periodo: la ciudad de Fez y su mezquita al-Qarawiyin.

- La primera se convirtió en capital del Magreb e Ibn AbiZar` la describe exhaustivamente deteniéndose en sus habi-tantes, su fisonomía, su emplazamiento...:

- La ciudad no fue construida por vanidad, ni por lasansias de grandeza de su fundador, sino que se hizo a mayorgloria de Dios, segŭn las palabras que nuestro autor recogióde su fundador: « i0h Dios!, tŭ sabes que no he buscado, alconstruir esta ciudad, la vanidad, ni el orgullo, ni la celebri-dad, ni el engrandecimiento, sino que sólo he querido queseas adorado en ella, que se lea tu libro, y que rijan en ella tuspreceptos y las leyes de tu religión y la tradición de tu profe-ta, Muhammad» (IBN ABI ZAIr: 96).

- Fez fue «asiento de la ' jurisprudencia, del saber, de lamoralidad y de la religión» (IBN ABI ZAW: 64). En ella «sehan establecido muchos sabios y alfaquíes santos, literatos,poetas, médicos y demás» (IBN ABi ZAl2.`: 70).

- Destaca por las virtudes naturales que la caracterizan:«la dulzura de sus aguas, la templanza de sus aires, la bon-dad de su suelo, la suavidad de sus frutos, la amplitud de suscampos, sus muchas bendiciones, la cercanía de los sitiospara hacer leria y la multitud de maderas y árboles» (IBN ABIZAR`: 65), así como por las arquitectónicas, «tiene casas her-mosas, jardines bien orientados, (...), mercados simétricos ybien distribuidos» (IBN ABí ZAR`: 65).

- Es tenida por ciudad ideal ya que cumple los cinco requi-sitos que Ibn Abi Zar` considera necesarios: «un río corrien-te, sembradíos fértiles, un bosque cercano en que hacer leria,murallas sólidas y un Sultán que mantenga en ella la paz y la

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seguridad de los caminos y que reprima a los rebeldes» (IBNABI ZAR': 66).

- En ella suceden maravillas, como curaciones y otrosacontecimientos mágicos que tuvieron lugar en las aguas delrío que baña sus tierras (IBN ABí ZAR': 67-68), y está llenade recursos naturales (IBN ABI ZAR': 69-70, 85-87).

- Sus habitantes son «los más agudos de al-Magrib eningenio y los de más poderosa inteligencia y más equilibradarazón, los más tiernos de corazón y los más verídicos, losmás nobles de sentimientos, los más simpáticos de carácter,los menos rebeldes a los reyes» (IBN ABI ZAR': 70).

- Todas las virtudes de esta ciudad son consideradas comogracias divinas (IBN ABI ZAR': 69-71) y su creación viene acorroborar antiguos augurios (IBN ABí ZAR': 72-74).

En cuanto a la mezquita señala muchos elementos interesantes:- En primer lugar, su fundación fue hecha como obra de

piedad por «una mujer santa y bendita» (IBN ABi ZAR': 106)quien «no cesó de ayunar, desde el día en que comenzó laconstrucción hasta que se acabó» (IBN ABÍ ZAR': 107). Fuepagada con dinero puro (balál) «en el que no había sospechay que no se había corrompido con el comercio» (IBN ABIZAR': 107).

- Explica las perfectas proporciones del alminar (IBN ABIZAR': 110-111) y la belleza de la mezquita describiendo ladelicadeza de los materiales que se utilizó en su construc-ción, afirmando que se «hizo de tan acabada belleza, querobaba la vista y distraía al que oraba» (IBN ABi ZAR': 121).Tan ricamente estaba decorada que, cuando llegaron losalmohades (quienes se caracterizaban por su gusto por laausteridad) a la ciudad «temieron los alfaquíes y los jeques(...) que los criticasen por aquellos relieves y los adornos deencima del mihráb» y «lo revistieron de yeso, le dieron unalechada y quedó brillante, desapareciendo la pintura y vol-viéndose todo blanco» (IBN ABi ZAR': 121).

- Explica que, por medio de la utilización de talismanes,los ratones no entraban, ni criaban en la mezquita y «sientraban, eran descubiertos y muertos», lo mismo ocurríacon los escorpiones «y si alguno de los que hacen oraciónintroducía uno pegado a sus ropas, se helaba y no se movía»(IBN ABi ZAR': 114).

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- Finalmente, es interesante observar el tratamiento que Ibn Abi Zar`da a la figura del gobernante serialando las virtudes que él destaca. En lasprimeras páginas de su obra afirma que «nuestro califa e imam» es «elensalzador del islam y su ennoblecedor, humillador de la infidelidad y sudebelador, corona de la justicia y su propagador, extirpador de las injus-ticias y su desarraigador, rey del tiempo y lumbrera del siglo, campeón dela religión y de la fe, el emir de los musulmanes (...), imam victorioso ytriunfador, rey piadoso, asceta y justo, el que avanzó y se adelantó en todavirtud, el imam justiciero, guardador del derecho y emir de los musul-manes» (IBN ABI ZAR`: 24). Es decir, que se caracteriza fundamental-mente por ser un hombre religioso (IBN ABi ZAR`: 104, 231-235, 236,342), defensor del islam y de su ortodoxia (IBN ABi ZAR:: 255-256), pro-pagador de la verdadera fe (IBN ABi ZAR:: 40-41, 244, 344-345, 362-363),justo (IBN ABi ZAR:: 104), sabio (IBN ABI ZAR`: 231-235, 342, 366, 404-405) y victorioso (IBN ABI ZAR:: 405, 555).

Además, en otros lugares aparece calificado como amante de la«guerra santa» (IBN ABí ZAR:: 408), como mártir (IBN ABI ZAR`: 442) ycomo guerrero (IBN ABI ZAR`: 104-105, 405, 555), pero, al mismo tiem-po, como humilde (IBN ABI ZAIr: 267), bondadoso (IBN ABí ZAR`: 104,257-258), generoso (IBN ABí ZAIr: 104, 723, 729-730), inteligente (IBNABí ZAR:: 104) y juicioso (IBN ABí ZAIr: 408).

Por lo demás, utiliza una serie de golpes de efecto para enganchar allector entre los que cabe destacar:

- El comienzo de la crónica en tono solemne invocando a Dios yanunciando su completa sumisión a Él, así como la absolutadependencia que todo (incluida la Historia y su relato) tiene de suCreador (IBN ABI ZAR`: 23-27).Como decía más arriba Ambrosio Huici, Ibn Abï Zar es un consu-mado maestro en el arte de reproducir diálogos o escenas a las queno asistió (IBN ABi ZAR`: 44, 280) llegando incluso a afirmar queun califa fue elegido porque un pájaro dijo «la victoria y la con-quista y el poder a nuestro señor el califa, el principe de los cre-yentes, Abd al-Mumin» y un león se inclinó ante él (IBN ABí ZAR::368-370).

- También es capaz de exagerar las descripciones de escenas de gue-rra adornándolas con banderas, tambores y cualquier otro recursoque sirva para crear una imagen imponente de su ejército (IBN ABiZAR`: 444, 610-611, 680). En las batallas se ensaria en la descrip-ción de la violencia y se recrea en los cuerpos muertos, las cabezascortadas y las espadas teñidas de sangre (IBN ABI ZAR`: 600-601,610-611). En una batalla, tal fue la victoria musulmana que «elemir de los musulmanes mandó cortar las cabezas de los cristianos

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LA FICCIÓN EN LAS CRÓNICAS ANDALUSÍES

muertos en la batalla (...) y formaron como una montaña; losalmuédanos subieron sobre ella y anunciaron la plegaria (...) enmedio del campo de batalla entre los muertos, y teriidos con su san-gre» (IBN ABi ZAR: 601).

Del mismo modo, también es capaz de exagerar las emociones y sen-timientos ajenos haciendo descripciones desmesuradas de hombres quese emocionan, como uno que «lloraba y hacía llorar a los que le oían»(IBN ABí ZAR': 140).

- Ibn Abï Zar se detiene a describir multitud de prodigios de la natu-raleza como las virtudes del agua del río que pasa por Fez que pueden«disolver el cálculo y hacer desaparecer el hedor de los sobacos, al que selava con ella y la bebe mucho tiempo; además, suaviza la piel, destierralos piojos y acelera la digestión; si se bebe en ayunas, no daña; y al queabusa de su bebida no le hace mal», además, entre sus excelencias hayque destacar que excita «la pasión del coito» y que, a ŭn lavando las ropassin jabón, «las blanquea y les da un esplendor, un brillo y un olor suave,como lo hace el jabón» (IBN ABI ZAR': 68). Sigue señalando las virtudesde las minas de sal de esta ciudad y la madera de sus cedros (IBN ABÍZAR': 69-70).

En otros casos las señas de la naturaleza acomparian a hechos impor-tantes, como el viento huracanado que acomparió el final del poder de losAlíes en el Magreb (IBN ABI ZAR': 181); o serialan la santidad de alg ŭnpersonaje destacado, como el agua que brotó en donde un hombre pia-doso había orado y sació la sed de los almorávides (IBN ABI ZAR': 254).

- Así mismo introduce poemas en los que loa al emir (IBN ABI ZAR':722) o sus victorias (IBN ABí ZAR': 604).

- Finalmente, igual que ocurre en las otras dos crónicas, Ibn Abi Zar`utiliza citas coránicas para reforzar la autoridad de sus palabras con lasanción divina (IBN ABi ZAR': 107, 111, 126).

CONCLUSIONES

Repasando todos los datos hasta aquí expuestos, se ve con claridadque estas tres crónicas, cada una a su manera, son dignas hijas de quie-nes las hicieron nacer. El momento y el lugar en el que aparecieron, asícomo la mano que guió el cálamo con el que fueron escritas son elemen-tos determinantes. Y, por lo tanto, si estas tres circunstancias citadashubieran sido otras, las crónicas hubieran variado sustancialmente.

Las tres fueron escritas por autores musulmanes, que eran hombres,que vivieron en un contexto en el que la guerra estaba presente y se entre-mezclaba lo político con lo religioso, que se creían en posesión de la ver-

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dad y que consideraban virtuosos a los que guerreaban por causas justas(casi siempre religiosas), a los hombres cultos...

Es decir, sabemos muchas cosas que se ven a simple vista y que sededucen con facilidad de la lectura de los textos, pero estas fuentes pue-den dar todavia mucho más de si. Una mayor profundización en su estu-dio llevaria a descubrir interesantisimos datos sobre las mentalidades, lareligiosidad, el simbolismo... y otros mil aspectos.

Son muchisimas las preguntas que quedan por contestar: descono-ciendo la identidad del autor de la primera crónica, ignoramos todas lascircunstancias personales que pudieron llevarle a escribir sobre estostemas y no otros y a darles este tratamiento y no otro diferente. No sabe-mos por qué Ibn klayyán pone tanto emperio en loar la figura del califa ode dónde le viene a Ibn Abi Zar esa extraordinaria capacidad que tienepara fabular e inventar...

Estas crónicas deben ser estudiadas no sólo más en profundidad,sino desde otros puntos de vista. Es obvio que el historiador puede sacar-les mucho jugo, pero su labor se veria muy enriquecida con la colabora-ción de psicólogos, sociólogos, antropólogos, juristas, economistas... quecomplementaran su visión y que explotaran todas las posibilidades queofrecen, pues son muchisimos los temas que tratan.

Además, la interpretación no depende sólo de la fuente en si, sinotambién de los ojos que la miran. Igual que son diversas las motivacionesque llevaron a su autor a escribirla, variados son los intereses y las inquie-tudes de quien la estudia y, cada persona que se acerque a ella traerá con-sigo un bagaje diferente que le suscitará nuevos interrogantes.

Por eso, me gustaria que esta conclusión no fuera tal, sino, al con-trario, el prólogo de un trabajo más amplio en el que se estudiaran todoslos deseos, aspiraciones, frustraciones y demás elementos que se ocultantras este catálogo en el que he puesto en evidencia los elementos quemuestran que estos autores no nos están contando la historia de unamanera aséptica, sino como personas de carne y hueso condicionadaspor las mil experiencias vitales que influyen irremediablente en todo rela-to y, en general, en toda acción humana.

El análisis de las fuentes debe ser enfocado de este modo, teniendoen cuenta que estos textos ni son verdades absolutas, ni completa fabula-ción, sino que son obras inseparables de todas las circunstancias que lashicieron nacer, tanto históricas, como sociológicas, como psicológicas...Nunca se insistirá bastante en la importancia de contextualizar bientodos estos datos, pues es una cuestión vital.

Las apresuradas interpretaciones que tienden a simplificar y que-darse sólo con retazos de las crónicas (o de cualquier otra fuente) pueden

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LA FICCIÓN EN LAS CRÓNICAS ANDALUSiES

llevar a distorsionar la imagen que tenemos de nuestro pasado con el ries-go evidente que eso tiene para el presente.

En una sociedad como la nuestra, en la que cada día está más pre-sente la inmigración de origen árabe y musulmán es muy importante laimagen que se ofrece de al-Andalus, tanto de cara a la sociedad de acogi-da, como a los propios inmigrantes.

La idea que, a lo largo de los siglos, ha cundido entre los musulma-nes consistente en considerar al-Andalus como un «paraíso perdido», esuna evidente simplificación que silencia todos los problemas sociales,económicos, y de convivencia en general que existieron en esta tierra; delmismo modo que «la amenaza del islam» que algunos anuncian es unamagnificación de esos mismos conflictos.

Estas ideas surgen, evidentemente, de un análisis parcial de lasfuentes y de una transposición al presente de realidades históricas pasa-das que, de este modo, son totalmente descontextualizadas.

Así, los primeros se quedan con las descripciones ideales y maravi-llosas de ciudades, paisajes, personajes y abundancia y apogeo de lasartes y las letras que, ciertamente, aparecen en las fuentes y que tantoexcitaron la imaginación de los románticos del siglo XIX; ignorando losargumentos que los otros esgrimen tales como los rasgos de crueldad,violencia e intolerancia que también aparecen en las fuentes.

En conclusión, el historiador ha de ser riguroso, equilibrado en susjuicios, capaz de manejar todas las fuentes sin desderiar ninguna, perosabiendo bien cual es el tratamiento y la credibilidad que ha de dar a cadauna. Y, finalmente, ha de huir de trasposiciones fáciles al presente que nosirven sino para justificar determinadas políticas o actuaciones actualespor medio de la manipulación del pasado.

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