janice radway reading the romance

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    Reacling the Romance

    Janice RadwayTraduccin: Beatriz Bernrdez

    De un modo deliberada me he abstenido hasta este momento de formular una con-clusin definitiva, acerca de si la novelo rosa es fundamentalmente conservado-

    ra, o plateo la posibilidad de lecturas de oposicin al sistema social. Dira incluso queel cuadro de conclusiones que emerge de este estudio sobre el fenmeno de la lectu-

    ra de novela rosa es menos cloro, aunque no menos completo, que anteriores inves-tigaciones hechas sobre otras formas literarias de produccin en serie. Esta falta declaridad, nacida de lo ambigliedod resultante de la superposicin de mltiples im-genes, podra parecer frustrante porque dificulto la elaboracin de una declaracinnica y concluyente sobre el significado y efecto de la novelo raso. Esas imgenes sonproducidas por diversas perspectivas que ejercen influencia sobre ese complicado ypolismico acontecimiento conocido como lectura de novela rosa. Esta falta de con-clusiones definitivas, no se debe a un enfoque defectuoso, sino al hecho de que eltexto rosa no es un objeto singular, fijo y unificado.

    De haberme interesado o bien pare1 problema de cmo las mujeres entienden el actode la lectura, o bien par el estudio del significado encubierto que subyace tras laestructura narrativa de la novela roso, hubiera sido capaz de proporcionar una ima-gen clara y ntida del problema. En el primer caso la imagen sugerira que el acto dela lectura de este tipo de novelas es apositiva porque le permite o la mujer rechazarmomentneamente su papel de auto-abnegacin. En el segundo caso, la imagenmostrara que la estructura narrativa de la novela rosa supone uno simple recapitu-lacin y recomendacin de las prcticos y costumbres sociales que constituyen unasociedad patriarcal. Pera podemos observar el comportamiento de la lectura de lamujer real a travs de diferentes lentes, cada una enfocada o un componente dife-

    rente o a un momento concreto del proceso de la lectura que alcanza su significadoy efecto, cada vez que sta se lleva a cabo. Tambin podemos situar de formo dife-rente las dos lentes, en el sentido de que una intenta observar la experiencia de lamujer desde dentro, mientras la otra la hara desde fuera. Mi estudio ha intentado deforma consciente, yuxtaponer mltiples puntos de visto, consciente de la complejidadde la interaccin entre las lectoras y los textos, y aunque creo que coda visin captu-ro adecuadamente un especto del fenmeno de lo lectura de novelas rosa, ningunapuede explicar del todo el significado de un proceso tan complicado como el de lalectura, equiparable al hecho de querer entender la accin humana. La complejidadde dar uno explicacin a este proceso, se debe adems al hecho de que la cultura

    es a la vez, perceptible e imperceptible, oculta y visible al mismo tiempo. Dat y lasmujeres de Smithton saben bien el cmo y el porqu leen novela roso, pero, al mismotiempo, actan de manera inconsciente bojo la influencia de determinadas estructu-

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    ras culturales asumidas de manera inconsciente, que constituyen la bose fundamen-tal de su identidad y su actuacin social. La multiplicidad de perspectivas, ha sidoadoptada aqu con la esperanza de que pueda ayudarnos o comprender qu es lo

    que las mujeres creen que obtienen con esta lectura, y a la vez, revelar cmo esaprctico y ese auto-conocimiento tiene efectos e implicaciones no intencionadas.

    Aunque sea entonces imposible obtener un nico cuadro ntido de conclusiones, yaque no existe un contexto libre, una posicin no marcada, desde la cual analizar laactividad de la lectura de la novelo raso en su totalidad, sin embargo, puedo pre-sentar una multiplicidad de puntos de vista para que el lector las pueda yuxtaponeren un momento dado, subrayando la riqueza semntica y la densidad ideolgica delproceso conocido como lectura de novela rosa, y as sealar, de uno vez por todas,la complicada naturaleza de la conexin existente entre lo novelo rosa y la cultura

    que la ha creado.Si como yo he apuntado en la introduccin de este trabaja recordamos que esos tex-tos son ledos y que esa lectura, en s misma, es una actividad llevada a cabo porgente real, dentro de un pre-constituido contexto social, es posible, distinguir analti-comente entre el significado del acto de leer y el significado del texto coma lectura.Esta distincin analtica nos empuja, entonces, a preguntarnos acerca del significadodel acto de la lectura en si mismo que, bojo ciertas condiciones, contradice o modi-fico la importancia de la produccin de un tipo particular de historias. Esto distincinmetodolgica se complico ms todava cuando hacemos un esfuerzo por hacer real

    la comprensin del lector, fijndonos en codo uno de los aspectos de la actividad, laimportancia encubierta y las consecuencias que conllevo. En este caso las posibilida-des de percibir conflicto y contradiccin se incrementan todava ms. Estas son lasconclusiones a las que he llegado al estudiar las preferencias de lo lectura y el com-portamiento de Darothy Evans y las mujeres de Smithton.

    La investigacin etnogrfica ha puesto en evidencia que Dat y sus lectoras viven lalectura como un acto combativa y compensatorio. Es combativo en el sentido de queles permile techozar e[ papeFsa?dkdtemnoda para ellasen la knstitucin del matri-mana. Cogiendo un libro, como ellas tan elocuentemente nos contaban, rechazan

    temporalmente la constante demanda de atender las necesidades de las otros miem-bros de la familia, de los que no dejan de ocuparse incluso cuando actan para supropio deleite privado. Entonces su actividad es compensatoria al permitirles cen-trorse en si mismas y conquistar un espacio solitario dentro de un rea donde su inte-rs propio es normalmente identificada con los intereses de otras, y donde sus inte-reses son definidos como recursos pblicos paro ser extrados a voluntad de lafamilia. Para ellos, la lectura de novelas rosa canalizo las necesidades insatisfechaspor las instituciones patriorcales y las costumbres.

    Es llamativo observar que este informe parcial sobre lo lectura de novelas rosas, que

    hace hincapi en su estatus de acto oposicional o contestataria ya que lo mujer lo usapara frustrar las expectativos culturales comunes y suplir lo satisfaccin generalmen-te descartada por las estructuras de sus formas de vida, no est muy lejos del infor-

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    me sobre prcticas folklricas elaborado recientemente por Luigi Lombardi-Satriani yJos Liman. Aunque ambos estn interesados solamente en la conducta folcirica yen la forma en la que las representaciones foik indgenas disputan la imposicinhegemnica de la cultura burguesa en tales grupos subordinados como trabajado-

    res..., campesinos, minoras culturales y raciales y las mujeres, sus definiciones decontestacin no descartan del todo el tipo de actividad que conllevo lo culturo demasas que yo haba descubierto entre las lectoras de Smithtan.

    Lombordi-Satriani argumento que las culturas folklricas de grupos subordinados,pueden oponerse a lo cultura dominante de das formas distintas. Por un lado, el fol-klore podra expresar abiertamente o metafricamente valares que son diferentes, ocuestionar aquellos que tienen las ciases dominantes. Por otro parte, la oposicin tam-bin puede tener lugar porque existe una representacin folklrico. Liman aade, sinembargo, que la simple existencia de uno prctica folklrica no produce oposicin,

    sino ms bien la oposicin surte efecto cuando la representacin es counter-valua-tian. Lo que l quiere decir can counter-valuation es un proceso de inversin por elcual los limitaciones socioeconmicas originales y las devaluaciones de un gruposubordinado son primero dirigidos por la representacin foiclrica, y despus trans-formadas en algo de valor para el grupo. Si el proceso tiene xito, sostiene Liman, larepresentacin funciona por suplantacin. De hecho simultneamente reconoce ysatisface las necesidades del grupo subordinado, que como consecuencia de susubordinacin, es sistemticamente ignorado por las costumbres de la culturo e insti-tuciones.

    Cuando se examina lo lectura de la novela roso, como uno actividad que tiene lugardentro de un contexto social especifico, se hace evidente que este tipo de comporta-miento hace das cosas, campiementa y caunter-valuates, como dice Liman. La lectu-ra de novelo rosa complemento los caminos tradicionalmente abiertos para la satis-faccin emocional de la mujer, suministrndole indirectamente la atencin y elestmulo que ellas no encuentran suficientemente en su existencia diaria. Es tambienlectura counter-valuatesporque lo historio opone los valares femeninos del amar y lainteraccin personal a los valores masculinos de competicin y reconocimiento pbli-co, y al menos en los mundos ideales de esta novela se demuestra el triunfo de losprimeras sobre los segundos. Adems la lectura y escritura de novela rosa podranser vistas como un ritual femenino elaborado colectivamente, a travs del cual lamujer exploro las consecuencias de su condicin social como un apndice del hom-bre y trata de imaginar un estada ms perfecto donde todas las necesidades que sien-ten tan intensamente y que aceptan como dadas, seran adecuadamente dirigidas.

    Debo recordar aqu, que sta no es la nica visin que se extrae del anlisis del actade la lectura de la novela roso. El rol domstico de lo mujer en la culturo patriarcal,que es simultneamente dirigido y caunter-valuateden la imaginacin, a travs de unencuentro de la mujer con la ficcin roso, queda virtualmente intacta por ser un tiem-po de ocio que se disfruto en privado. Puede parecer que la lectura de novelas rosas,satisface la desazn que genero el malestar entre los sexos y restauro un cierto sen-tido de la identidad femenina, pero sin embargo, esto no modifica en nada la situa-

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    cin social de la mujer, caracterizada por la imposicin de patrones a modelos msa-tisfactorios establecidos por la sociedad. De hecho, esta actividad podra muy bienobviar la necesidad o deseo de exigir satisfaccin en el mundo real porque esta satis-faccin puede ser encontrado en la ficcin.

    Dei mismo modo, se debe sealar tambin que aunque lo lectura y la escritura denovela rosa ayudan a crear un tipo de comunidad femenina, esa comunidad es, noobstante, mediada por las caractersticas de la produccin en serie y a lo organiza-cin capitalista de la narracin. El acto de oposicin, se lleva a coba a travs dellibro, pero la lectura supone una experiencio de aislamiento, que no ofrece la posi-bilidad de que estas mujeres compartan entre ellas una experiencia de oposican ima-ginativo, o quiz lo ms importante, nunca llegan o compartir el descontento que ori-gina su necesidad de este tipo de lectura. Las mujeres unen fuerzas solamentede unaforma simblica y en cierto modo en la privacidad del tiempo libre. Ellas no hocen

    nodo por poner en tela de juicio el aislamiento entre unas y otras, fruto de una cul-tura patriarca1, yo que no trabajan en el mundo pblica para mantenerse a si mis-mas, y viven simblicamente, como propiedad y responsabilidad de los hombres,

    En resumen, cuando observamos cmo las lectoras piensan sobre el hecho de leernovelas romnticos, dentro de un sistema de creencias que acepto de antemano lasinstituciones de la heterosexualidad y el matrimonio mongamo, la lectura puede serconcebida como una actividad de protesta y un deseo de satisfacer las necesidadesemocionales de fracaso que sienten las mujeres frente a esas instituciones. Adems,la lectura funciona para ellas como un acto de reconocimiento y de lucha por el cual

    ese fracaso es primero admitida y luego cambiada en parte. As pues, las lectoras deSmithtan mantienen que la lectura de la novela rosa es una declaracin de inde-pendencia y una manero de decirle o los dems, Este es mi tiempo, mi espacio.Ahora djame en paz

    Sin embargo, si este proceso se observa desde el punto de vista privilegiado del femi-nismo, que le gustara que ese impulso opositor de la mujer supusiera un cambiosocial real, la lectura de la novela ~ puede verse tambien como_uno actividad quepodra potencialmente desarmar ese impulso de oposicin. La lectura sustituye indi-rectamente esas necesidades, que de otro moda podran ser formuladas como exi-

    gencias en el mundo real y dirigirse o la potencial reestructuracin de las relacionessexuales. La pregunta de si la lectura de novela rosa, desva tal cambia a por el con-trario contiene esta protesta; no se puede contestar de momento. Aunque a primeravisto podra parecer que la actividad de la lectura de una novela roso en el tiempolibre nunca podra provocar que la mujer reconozca que necesita de un apoyaparo cambiar su situacin, las mujeres lo verbolizan de otra manera, afirmando quese sienten transformadas por su hobby, tal como recientes cambios respecto a losprcticos sociales de la escrituro y la lectura de la novela roso, y variaciones en laestructura del argumento sugieren. Volver a esta cuestin del efecto acumulativo dela lectura de novela roso despus de revisar la importancia de lo narrativa en s

    misma, en cuanto es construida de una manero consciente por las lectoras de Smith-tan, pero tambin de manera inconsciente, tal como que yo creo que ocurre.

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    Si se parte, como yo hago aqu, de la premisa de que leer uno narracin supone unaactividad creativa continua, el proceso de ensamblar y entender la historia rosa en smisma es tan ambiguo y conflictivo como el aparentemente simple hecho de leer unahistoria. En la lectura las mujeres construyen e interpretan la historia de una manera

    positiva, reafirmando su capacidad de lectoras, interpretando las acciones de laherona de uno forma positiva. Sin embargo, esos procesos conscientes, tienen aveces consecuencias contradictorias, porque al construir el mundo narrativo, al inter-pretar el rol de la herona dentro de este mundo, quedan intactas las categoras cul-turales, las suposiciones e instituciones, que inducen el deseo de las lectoras dedemostrar repetidamente que tienen habilidad lectora, comentando una y otra vez elvalor y el poder de un herona romntico.

    Como he sealado en el captulo 6, el discurso narrativo de la novela rosa est estruc-turado de tal forma que se rinde fcilmente o las estrategias de lectura ms familia-

    res. As el acto de construir el desarrollo argumentol es tranquilizador, porque el tpi-co discurso de la escritora de novela roso llevo a la lectora o hacer suposiciones queson siempre inmediatamente confirmadas. Adems, cuando la lectora va reconstru-yendo el argumento, puede anticipar qu pasar despus, ya que ella sabe cmo darsentido a los textos y a las acciones humanas. Aunque la comprensin de este pro-ceso debe atribuirse a un desea positiva de afirmar el poder y lo capacidad femeni-nas, no se puede pasar por alto que el mundo de ficcin creado, tambin refuerzalos tradicionales limitaciones femeninas, porque esto valido el dominio de los asuntosdomsticos y la interaccin personal en la vida de las mujeres. As la lectora se auto-afirma en sus capacidades, ya la vez, crea un simulacro de su limitado mundo social

    dentro de una glamurosa ficcin. Adems ella, sin querer, justifica como naturales suspropias condiciones y sus consecuencias emocionales que son respuesta de su activi-dad coma lectora.

    De forma similar, observando el compromiso consciente de las lectoras de Smithtancon el contenido manifiesto del ideal romntico, llega o ser evidente que estas muje-res se creen participantes de una historia que sobre toda trata la transformacin deun pretendiente inepta en un perfecta amante protector, y el consiguiente triunfo deuno mujer. Triunfo que consiste en la consecucin de su madurez sexual y emocionalmentras simultneamente consigue la completo atencin y devocin de un hombre

    que, al menos a simple vista, admite la preeminente reclamacin de su tiempo y suinters. As el acto de construir el cuento rosa, le da a la lectora primero, una opor-tunidad para protestar indirectamente contra lo incapacidad inicial del hombre paraentender a la mujer y tratara can sensibilidad, y en segundo lugar, el proceso capa-cita a la mujer para alcanzar un tipo de dominio sobre su temor a la violacin, por-que la fantasa evoco su temor y posteriormente lo convence de que la violacin esuna ilusin o algo que puede controlar fcilmente. Finalmente, avalando y aproban-do la conclusin sobre el ideal romntico, la lectora expreso su posicin respecto delos valores morales como mero producto de mercado en su sociedad, porque ellaaplaude entusiasmado la habilidad de la herona para dirigir la atencin del hroe

    lejos del mundo pblico del dinero y del estatus y convencerle de lo prioridad de susvalores y de sus preocupaciones.

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    Parece evidente que un momento de oposicin condiciono la produccin de lo histo-rio rosa, si ese proceso es entendido como lo conciben las mujeres. Yo he llamado aesta etapa o aspecto del proceso de lo lectura un momento utpico. Recurriendo alimportante argumento de Fredric Jameson de que toda forma de cultura de masas

    tiene una dimensin que permanece implcita, y no importa cmo seo de dbil, nega-tivo y crtico el arden social en el cual, como un producta a mercanca, esta culturaaparezca. En efecto, la imagen que aparece al final del proceso de lectura de nove-las romnticas, proyecta paro la lectora un estado utpico donde los hombres no sonni crueles ni indiferentes, ni estn preocupados por un mundo externo, ni recelososde tener una atadura emocional intensa con uno mujer. Esta fantasa tambin sugie-re que la seguridad y la proteccin del matrimonio tradicional no compromete laautonoma de la mujer ni su auto-confianza. En sumo, esto visin reforma esos mis-mas condiciones que caracterizan el mundo real y que abandonan tantos mujeres ymuy probablemente, la lectora mismo, anhelando cuidado afectivo, ternura y un fuer-

    te sentido de autoestima. Esta interpretacin del significado de lo novelo rosa, sugie-re que las mujeres que buscan novelas ideales con el propsito de construir tal visin,estn leyenda una y otra vez, no desde lo satisfaccin sino desde el descontento, elanhelo y la protesta.

    Por supuesta, partiendo de esta construccin del significado de la novela raso, al eva-luar las consecuencias de su negacin simblica y crtica del arden social, es posiblever que a pesar de lo utpica fuerza de la proyeccin de la novela rosa, eso pro-yeccin, de hecho, deja sin cuestionar el propio sistema de relaciones sociales cuyoserrores e imperfecciones dan origen a la misma, y que al mismo tiempo, este gnero

    trata de perfeccionar. Su organizacin narrativa induce a la lectora a construir men-sajes apositivos encubiertos que minimizan, niegan o anulan los cambios proyecta-dos en un nivel manifiesto. De entrada, aunque la historio narrativa le da o la lecto-ra lo oportunidad de enfadarse con el comportamiento ofensivo del hroe, nodebemos olvidar que ese enfado ms tarde aparecer injustificado, porque la indife-rencia o crueldad del hroe estn originados por el amor. As, mientras la experien-cia de la lectura de la historia puede ser catrtica, en el sentido de que le permite ala lectora expresar de manera imaginativa ese enfado con los hombres que de otramanera seria censurado o rechazado. Esto tambin le sugiere a la lectora, coma leocurre a lo herona de la historia, que en realidad el enfado es injustificado, porquelo ofensivo del comportamiento era simplemente un acta que muestro lo incapacidadde la herona para interpreto a un hombre adecuadamente. Porque el proceso de lalectura siempre le confirma a la lectora que ella sobe cmo interpretar correctamen-te el comportamiento masculino, sugirindole que su enfado es innecesario porque suesposo, como el hroe, en realidad lo amo profundamente, aunque l puede noexpresarlo como ella deseara. Al final, el proceso de la lectura de novelo roso, le dao lo lectora una estrategia poro hacer ms confortable su situacin presente sin unareordenacin sustancial de su estructuro, y no un amplio programa para reorganizarsu vida.

    En este contexto, quiero llamar de nuevo la atencin sobre la diferencia de la lgicaexplicativo de la novela rosa, con respecto a la transformacin del hroe desde la dis-

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    tante, insensitiva y fra arrogancia de la herona en su ntima y expresiva ternura.Aunque esa crucial transformacin en la novela roso claramente deriva de las dese-os de las lectoras y las escritoras por creer en la posibilidad de tal compaero ideal,la forma en la cual se lleva o cabo implica, una vez ms, que la transfiguracin esconseguida principalmente por un cambio en el sistema perceptivo de la herona. Por

    supuesta, el hroe ideal se hace cada vez ms expresivo conforme avanza la histo-rio, y encargo a la herona sacar a la luz su lado tierno y reprimido. Es ella, adems,quien lo tranquilizo acerca de sus motivos para hacerle cambiar. En realidad, estaestructura sugiere, de una forma encubierta, que la reticencia y la distancia masculi-na no puede ser enteramente transmutada totalmente en algo diferente y ms positi-vo. Todo esto es posible porque lo que hacen las mujeres, es en realidad cultivar yfomentar tendencias que ya se encuentran de antemano en la personalidad de cier-tos hombres. Estas historias sugieren que, s una mujer quiere ser tratada tierna yatentamente, debe encontrar a un hombre que de antemano seo ya capaz de talessentimientos, aunque quiz est temeroso de permitirselo a si mismo. Tenemos enton-

    ces un hroe que es tradicionalmente masculino, pero que se expresa de una formafemenina, y una cuestin fundamental es observar cmo la novela rosa se las arre-glo para esquivar el problema crucial de si la construccin de la masculinidad es unocuestin de naturaleza educativa.

    Podemos decir algo sobre la forma en que la novela rosa trata la violacin, tema queprobablemente hiere a las lectoras a pesar de que les proporciona un sentido depoder y control sobre el miedo a ser violadas. Aunque el desagrado por la violacinindica que esas mujeres no quieren ser castigadas o heridos como tantas han supues-to, pero aparece uno predisposicin a ser convencidas de que la tomo por la fuer-

    za de una mujer por un hombre que realmente la amo es testimonio de su atracti-voy, parlo tanto, merece la pena. Esto sugiere, una vez ms, quela novelo rosa trotoalgunas de las consecuencias del patriarcado sin cuestionar la jerarqua sobre la quese basa. Examinando en profundidad el tema de la violacin y su efecto sobre laherona, la novelo rosa puede concederle a la lectora la oportunidad para explorarlas consecuencias de ese hecho en su propia vida. Por consiguiente, sugiere que laviolacin es, a un error, o la expresin de un incontrolable deseo, que puede pro-porcionar a la lectora un falso sentimiento de seguridad mostrndole cmo raciona-lizar una conducta violenta y as hacer compatibles un grupo de acontecimientos yrelaciones que ella puede cambiar.

    Finalmente, se debe sealar aqu que aunque la novela rosa subraya lo oposicinentre los valores del amor y aquellos asociados con la competitiva bsqueda de esta-tus y riqueza, perpetuando la exclusivo divisin del mundo en las familiares catego-ras de lo pblico y lo privado, la novela raso continua justificando la situacin socialde la mujer que lo ha llevado a ese descontento que, a la vez, es la fuente de su deseapor leer novela roso. Es verdad que la novela rosa acepto esto dicotoma para afir-mar posteriormente que, la devaluada esfera personal y las mujeres que la domi-nan, tiene un estatus ms elevado y las mujeres el poder evanglico para dirigir alos guardianes de la esfera pblica lejos de sus intereses mundanos. A pesar de esta

    proclamacin de superioridad femenina, contino relegando a lo mujer a la tarea

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    domstica, a las relaciones puramente personales, y no logra presentar otras cuestio-nes ms radicales. En resumen, rechaza el preguntarse si los valores femeninos pue-den ser usados para feminizar la esfera pblica o si el control de esa esfera podracomportirse por mujeres y hombres. La novela roso finalmente deja sin cuestionar elderecho masculino a dominar las esferas del trabajo pblico, la poltica y del poder,

    y restauro la institucin del matrimonio, al sugerir que puede ser visto como un noviaz-go continuo. La novela representa las necesidades femeninas dentro de la historia ysus satisfacciones o travs de las relaciones heterosexuales, y evita cuestionar las basesinstitucionalizadas yei control patriarcal sobre las mujeres, a pesar de que sirve comoun lugar de protesta contra algunas de sus consecuencas emocionales.

    Dada el aparente poder de los moderados contra-mensajes de la novela rosa, es ten-tador sugerir que este tipo de ficcin es un agente activo en el mantenimiento del esta-tus quo ideolgico porque, a la larga, reconcilio o la mujer con la sociedad patriar-col y la integro en sus instituciones. Esto se lleva o cabo soslayando y conteniendo la

    protesta real y sustituyendo indirectamente ciertas necesidades que, aunque presen-tadas como reclamaciones en el mundo real, podra, de lo contrario, conducir o lareardenacin de las relaciones heterosexuales. En todo caso, la novela roso acta demanera performotiva slo en la esfera acatada del tiempo libre, de lo imaginario,dejando intactas las reas ms importantes de la cultura, protegindolos contra laelaboracin de medidas colectivas de los mujeres para solucionar las insatisfaccionesque genero el sistema patriarcol.

    Sin embargo, me siento obligado o sealar que ni este estudio ni ningn otro hastalo fecha proporcionan suficientes evidencias que corroboren totalmente este argu-

    mento. Simplemente, nosotros no conocemos cuales son los efectos prcticos que lalectura repetitiva de novelas rosas tienen sobre la formo en la que se compartan lasmujeres despus de haber cerrado sus libros y haber vuelto a sus actividades diarios.Ese tipo de informacin solamente podra obtenerse de un estudio desarrollada envaras sentidas y que fuera, por tanto, muitidisciplinar, y llevado acabo o lo largo deltiempo que contrastase las distintas hiptesis elaboradas aqu, intentando encontrarcambios reales en el comportamiento de las mujeres que se deban nicamente a lalectura de novela rosa en su tiempo libre y no a otros factores. Esto solamente podrahacerse si maridos y esposos fueran entrevistadas en profundidad y pudiera examvnarse mucho ms informacin sobre sus matrimonios y sus relaciones sexuales que la

    que yo he compilada. Seria interesante este trabajo porque hoy ciertas evidencias deque el efecto culminativo, de dar riendo suelto al deseo o impulso utpica aqu iden-tificada como un componente crucial de la novela, podra ser que las mujeres cam-biaran de una forma imprevista e inintencionada, aunque quiz siempre dentro deciertos limites.

    Como he mencionado previamente, Dat Evons y los lectoras de Smithton creen real-mente que la lectura de la novela rosa cambio al menos a algunas mujeres. Piensanque especialmente las molos novelas los inducen a comparar su propio comporta-miento con el comportamiento de esas pasivas nombypamby heronas que per-

    miten que sus hombres abusen de ellos y las mangoneen. Elias creen que esto cam-

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    paracan a menudo conduce a una mejor resolucin por parte de la lectora, quienjurar no permitir nunca a su esposo hacerle dao de una manera similar. Dat y suslectoras tambin creen que ellas aprenden a imponerse de una forma ms efectiva

    como consecuencia de su lectura, porque de vez en cuando tienen que defender suselecciones ante otros y justificar su derecho al placer.

    Aunque no tengo forma de conocer si esta afirmacin es un sumo y sigue de sus inte-racciones con sus maridos y familiares sobre cuestiones que van ms all de cmopasar el tiempo libre, las auto-percepciones de las mujeres no deben ser ignoradassi realmente queremos entender qu encuentran en lo lectura de la novela rosa. Porsupuesto esto es un hecho significativo, porque contrarresto el aislamiento tradicio-nal que los mujeres tienen entre ellas, consiguiendo uniras en un asunto que les con-cierne. Por supuesto los propsitos de la organizacin son muy diferentes de oque-

    los de los grupas feministas que apuntan conscientemente a producir cambiosradicales en el equilibrio patriarcal de poder. Una vez ms, es arriesgado asumir quelas mujeres que leen novela rosa no comporten nada can sus hermanas feministas.De hecha, en diciembre de 1981 en Romance Repon, el boletn informativo de lasEscritoras de novela rosa de Amrica, los editores incluyeron un pequeo artculo deun estudio acadmico que afirmaba que las novelas raso son sutiles mensajes femi-nistas para mujeres que nunca haya ledo un tratado de Friedan o Steinem Greersobre el rol de la mujer. Un articulo titulada significativamente Por fin un estudiosobre la novelo rosa. Un estudio en nuestro favor, afirma con la aprobacin de laopinin de Coral Thurston que los clsicas novelas rosas muestran a unos hroes y

    heronas andrginos, que desafan los valores de los machos y que hacen nuevassugerencias sobre las posibilidades femeninos. Aunque yo estoy de acuerdo con ladefinicin implcita de Thurston sobre el feminismo, no puedo estar de acuerdo consu afirmacin de que el mensaje de lo novelo rosa es idntico al del movimiento dela mujer. Yo creo que lo importante es que estas escritoras de novelo rosa ven conbuenas ojos las conclusiones de Thurston, y las citan como evidencia de su progre-ssmo y su disposicin a desafiar los estereotipos sexuales tradicionales. Su aproba-cin sugiere que se estn produciendo cambios en lo percepcin de las mujeres y ensus habilidades, tanto en las escritoras como en las lectoras, quienes hasta ahora hansido criticadas como totalmente tradicionales y reaccionarias.

    Mientras otra vez es imposible decir de forma segura si estos cambios han sido cau-sados por acontecimientos externos o la cultura y simplemente reflejados en la novelrosa, o si son uno consecuencia lgica de la protesta subterrnea que ha estado apa-rentemente escondida con ellas todo el tiempo, es absolutamente esencial que reco-nozcamos que, por cualquiera que sea lo razn, las escritoras de novela rosa ahoraencuentran posible explorar la aceptacin de diferentes personalidades ideales dehombres y mujeres. Como consecuencia, estn incorporando por primero vez losdesafos menos peligrosos al patriarcado dentro de una forma literaria, aunquepueda ser una reafirmacin puramente conservadora o legitimadora.

    Yo no quiero retomar aqu todos los hilas de una nueva discusin paro mostrar cmola novela roso ha empezado a desarrollar una cierta orientacin feminista. Basta

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    decir entonces que este proceso de absorcin de nuevas ideas es ms evidente en elcdigo de los personajes, que han llegado a ser, a la larga, ms independientes einteligentes en el caso de las heronas, ms tiernos y ms expresivos en el caso de loshroes. Algunos libros escritos en los ltimos meses avanzan sugerencas verdadera-mente radicales acerca de que las mujeres no necesitan o los hombres para definir-se a s mismos o para ser felices, ya que ellas estn capacitados poro operar en elmundo pblico salas como hacen los hombres. Por ejemplo, en la obra High Fashionde Victoria Kelrich, descrita en el capitulo 5, que no finalizo con una proyeccin deun futuro feliz para la recin comprometido pareja, sino con una nota de incerti-dumbre sobre la permonenca del cario romntico mientras la herona vuelve entu-siasmadamente a su trabajo. Aunque este final es vista coma ambiguo por Dat y suslectoras, el hecho es que I-Iigh Fashion fue escrita, publicada y clasificada por los lec-toras de Smithton como una de las novelas rosa favoritos.

    Si tales cosas habrn de generalizorse el futuro, es imposible decirlo en este momento,porque no tenemos forma de saber si muchas mujeres abandonarn su segura, limita-da y apenas conscente aposicin al patriarcado, por lo incertidumbre del asalto cons-ciente del feminismo sobre su categarizacin del mundo y su estructura institucional.

    Hay que prestar atencin a estos descubrimientos que indican que la novela rosa, aun-que de una forma encubierto, desafo y pone en duda la idea de que el matrimonio tra-dicional satisface todos las necesidades de los mujeres. Este desafo podra tomar untono ms combativo y crtico si las escritoras y los lectoras de este gnero descubrieron

    conscientemente que aunando sus fuerzas a travs del hecho de compartir de maneracolectiva sus experiencias, obtendran una voz potente con lo que hacer oir sus obje-ciones a las acuerdos preestablecidos entre las sexos. Sin embargo, sospecha que uncambio real en los relaciones de poder solamente es posible si las mujeres llegan a com-prender que su necesidad de leer novela rosa es una funcin de su estatus de depen-dencia comomujeres y de su aceptacin del matrimonio como nica va paro su reali-zacan. Creo que nosotras, coma feministas, podramos fomentar este cambio, primeroaprendiendo a reconocer que la lectura de novela rosa es fruto de una insatisfaccinreal y que representa una vlida pero a su vez, limitada vio de protesto. Y luego, desa-rrollando estrategias para mostrar esta insatisfaccin y sus causas de una forma claro

    y consciente o las lectoras de novela roso. Tambin debemos aprender cmo dar fuer-za a eso protesta para que, finalmente, sea expresada en el rea de las actuales rea-canes sociales, y que no se limite o ser una mero representacin en lo imaginacin delas lectoras. Debemos unir nuestras manos con las manos de las dems mujeres quie-nes, despus de todo, son nuestras hermanos, y juntas podramos imaginar un mundocuyo creacin nos llevara a la invencin de una nuevo fantasa.

    Antes de finalizar esta obra, tal vez sea necesaria una observacin final sobre lasimplicaciones que este estudio puede tener poro las futuras investigaciones sobre locultura de masas. No creo que sea excesivo el sugerir que los resultadas de este estu-

    dio indican que todava podramos no comprender coma debiramos, las complejasrepercusiones que la cultura de masas tiene en la vida social. Mi estudio no pone enduda que los formas de arte de produccin en serie, como es el caso de la novela

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    rosa, son ideolgicamente conservadoras en el sentido de que restablecen, aunquesea temporalmente, las exigencias de las instituciones existentes, que a su vez sonparte activa de estas formas de arte. Al fin y al cabo, la novela rosa afirma por unaparte, que el amante heterasexual perfecta puede existir cuando se trata de un matri-monio ideal en el cual uno mujer logro independencia, dependencia, emocin y edu-cacIn al mismo tiempo. Sin embargo, estudios realizados sobre el acto de la lectu-ra, sugieren que la gente real puede usar la novela rosa para dirigir y satisfacer susnecesidades, precisamente porque esa relacin ideal es bastante improbable que seproduzca en el mundo real debido o los estructuras institucionales y a las costumbresestablecidas en la saciedad actual. Adems, el enfoque de la lectura como un proce-so constructivo, revea que las etapas previas a la interpretacin y respuesta de la lec-tora de novela rosa se pueden caracterizar por la expresin de emociones reprimi-das, derivadas de la insotisfaccin que es proporciona su estatus quo y un utpicoanhelo de una vida mejor. La metodologa utilizada en este estudio, subraya lo com-

    pleja y lo contradictorio de las formas en las que la novela rosa reconoce y protestapor la debilidad del potriorcado y el fracaso del matrimonio tradicional, aunque aprimero vista presenta a estas instituciones como entes perfectos e intocables dondelas mujeres pueden revisar sus propias relaciones fallidos.

    Todos estas ideas nos sugieren que debemos ser cuidadosos paro no reproducir lastendencias materialistas del ms actual capitalismo y sus estrategias analticas, ennuestras metodologas y nuestras trabajos de interpretacin. En resumen, no debemosmirar a los objetos de produccin en serie suponiendo que podemos captar todo susignificada automticamente, a primera vista. Si fuera as, habra que asumir que oslo merece la pena analizar cosas tangibles y perceptibles, o que esos objetos demercadeo ejercen tal presin e influencia en sus consumidores que stos no tienensuficiente poder como individuos para modificar las formas en las que esos objetossignifican o pueden ser usados.

    Productos como los textos literarios producidos en masa son construidos, selecciona-dos, adquiridos y usados por gente real con necesidades, deseos, intenciones y estra-tegias interpretativas. Restableciendo a esos individuos activas y a sus actividadesconstructivas y creativas en el centro de nuestra empresa interpretativa, asumiendoque los lectores son individuos activas que realizan un proceso constructiva y creati-vo durante el proceso interpretativo de la lectura, evitamos no ver el hecho de quelo prctica humana de crear significados continua incluso en un mundo cada vez msdominado por el consumo. Por consiguiente, recordando el carcter interactivo deoperaciones como la lectura, restauramos el tiempo, el proceso y la accin o nuestroinforme de la creacin humana y adems incrementamos la posibilidad de hacer jus-ticia a su complejidad y ambigedad coma prctica. Tambin incrementamos lo posi-bilidad de solucionar o expresar las diferencias entre lo imposicin represiva de ide-ologas y los prcticas oposicionales que, al menos, en lo medido de su alcance yefecto, luchan contra el control de formas ideolgicas.

    Si podemos aprender a observar los distintos formas en las que diversos grupos seapropian y usan el arte producido en serie por nuestra cultura, sospecho que tambin

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    podramos empezar a aprender, que aunque el poder ideolgica de formas cultura-les contemporneas es enorme, de hecho o veces incluso asusta, ese poder no estodava absoluto o del toda dominante. Todava existen intersticios en la estructurasocial donde la oposicin es llevada o cabo por gente que no est satisfecho con el

    lugar que ocupa dentro de la sociedad o que protesta por las escosas recompensasemocionales que sta proporciona. Estas personas intentan imaginar un estado socialms perfecto como una forma de combatir esa insatisfaccin. Creo que es absoluta-mente esencial que nosotros que estamos comprometidas con el cambio social, debe-mos aprender a no pasar por alto este pequea pero legtima forma de protesta.Debemos no solamente procurar entender su origen y su utpico anhelo, sino tam-bin aprender cul es lo mejor forma paro fomentara y hacer que d fruta. Si no lohacemos as, es porque ya nos hemos rendido y al menas, en el caso de la novelarosa, hemos asumido la imposibilidad de crear un mundo donde los placeres indi-rectos suministrados por su lectura serian innecesarios.