interior accame con viñetas 2014 -...

Jorge AccameElena Bossi

Ilustraciones deMaría Jesús Álvarez

Interior_Accame_con_viñetas_2014.indd 3 25/02/2014 13:47:03Cian de cuatricromíaMagenta de cuatricromíaAmarillo de cuatricromíaNegro de cuatricromía

© 2014 | Homo Sapiens EdicionesSarmiento 825 (S2000CMM) RosarioSanta Fe | ArgentinaTelefax: 54 341 4406892 | 4253852E-mail: [email protected]ágina web: www.homosapiens.com.ar

Queda hecho el depósito que establece la Ley 11.723Prohibida su reproducción total o parcial.

ISBN: 978-950-808-843-7

Coordinación editorial: Laura Di LorenzoDiseño editorial: Lucas Mililli

Este libro se terminó de imprimir en marzo de 2014 en Gráfica Amalevi SRL | Mendoza 1851/532000 Rosario | Santa Fe | Argentina

Accame, Jorge Lejos de casa: Cuentos con serpientes, demonios y gigantes / Jorge Accame y Elena Bossi. - 1a ed. - Rosario: Homo Sapiens Ediciones, 2014. 80 p. ; 20x14 cm. - (La Flor de la Canela)

ISBN 978-950-808-843-7

1. Literatura Infantil Argentina. I. Bossi, Elena II. Título CDD A863.928 2


1. María Guimar y María Francisca .................. 7 – Para seguir leyendo ..................................................................... 16

2. El gran bandolero ................................................ 17– Para seguir leyendo ............................................................. 27

3. La serpiente de las siete cabezas ....... 29– Para seguir leyendo ........................................................ 35

4. Juan Pereza ................................................................... 37– Para seguir leyendo ................................................................. 43

5. Mira y Maraca .......................................................... 45– Para seguir leyendo ................................................................. 50

6. El chico y el gigante ......................................... 51– Para seguir leyendo ................................................................. 59

7. Los dos hermanos ................................................ 61– Para seguir leyendo ................................................................. 66

8. El zapatero y la princesa ............................ 67– Para seguir leyendo ..................................................................... 74

El origen de estas historias ................................... 77

Índice


39

JUAN PEREZA

n las afueras de un pueblo,vivía un matrimonio muy pobreque tenía tres hijos. El menor se llamaba

Juan y lo apodaban “Pereza” porque no había muchacho más haragán en todo el mundo.Sus hermanos lo odiaban y un día decidieron invitarlo a juntar leña con el propósitode castigarlo en el monte.

—Vamos a la leña, Juan —le dijeron.—No quiero —respondió Juan—,

me da mucha pereza; iré sólo si me ensillanel burro y me suben encima.

—Bueno —consintieron los hermanos, ensillaron el burro, pusieron a Juan encimay se fueron por detrás, arreándolo.

Cuando llegaron al monte, le pidieron quelos ayudase; pero como se negaba diciendoque estaba muy fatigado, lo arrojaron porun barranco. Después cargaron una partede la leña y regresaron al rancho.

Al verlos, la madre notó que Juan no había vuelto con ellos y les preguntó por él.

—Oh, ahí viene —contestaron—,tarda en llegar porque a ratos se acuestay se duerme por el camino.

Juan se encontraba en el mismo sitiodonde había caído. Cerca de allí había un charco,y una mojarrita que había quedado atrapadaen un recodo de barro le pedía que la salvara


40

LEJOS DE CASA

de morir y la echara al agua; pero el muchachono se conmovía por su sufrimiento.

—Me da pereza —le decía.—Si vos me devolvés al charco —ofreció el pez

desesperado—, te daré una piedra mágica que hará siempre lo que le pidas.

Luego de protestar un poco, Juan aceptó mover lentamente su mano y empujarlo al agua.

—Gracias —dijo el pez—, ahora acercate,que voy a darte lo que te prometí.

—No —respondió el chico—, ya hice bastante.No pienso moverme más en todo el día.

De nada valió insistirle; la pobre mojarra tuvo que tomar impulso desde el fondo y arrojarle la piedrita mágica a la palma de la mano.

—Ahí tenés —le dijo jadeando—, ahora podrás hacer cualquier cosa sin esfuerzo.

El muchacho quiso probar su poder; pero de pronto sintió un gran cansancio y decidió dejarlopara más tarde.

Algunas horas después, cerró la mano y dijo bostezando:

—Piedrita, por la virtud que Dios te dio, hacé que salga de aquí y vaya volando hasta casa,con los costales de leña.

Al instante, Juan se encontró en el aire viajandoen dirección a su rancho sobre dos montonesde troncos. Cuando pasó por el palacio del rey, lo vio la princesa desde un balcón y se echó a reír.El chico pensó que se burlaba de él y dijo:

—Piedrita, por la virtud que Dios te dio, quiero que la princesa quede embarazada.

Juan siguió viaje y llegó a su casa y allí se echóa descansar de las emociones del día.

Con el correr de los meses, el vientre de la princesa fue creciendo. Una vez, la niña se desmayó duranteun paseo por el jardín y su padre llamó a todos


41

JUAN PEREZA

los médicos del país. Cuando estoslo enteraron de lo que sucedía,se puso furioso; pero no pudo averiguar quién era el padre.Ella insistía en que lo ignorabay aseguraba que nadie se le había acercado jamás.

Poco después, nació el niño y, por consejode un adivino, el rey hizo traer una manzana de oroy ordenó que se presentaran todos los hombres del reino desde los trece a los sesenta años. Aquel al cual el chico entregara la manzana, sería el padre.

Al día siguiente, desfilaron por el palacio condes, duques, artesanos, herreros, peones; pero el niñono quiso darle la manzana a nadie.

—No puede ser, ¿están seguros de que no falta alguno? —preguntó el rey a sus guardias.

—Uno solo —dijo un soldado—. Se llama Juany no hemos podido sacarlo de su cama.

—Pues vayan y tráiganlo como sea.Al rato, volvieron cargando a Juan en sus brazos.

En cuanto el niño lo vio, le sonrió y le entrególa manzana de oro.

—Así que fue este —dijo el rey a su hija—.Te ordeno que te cases con él y desaparezcasde mi vista inmediatamente.

La princesa se casó con Juan y partió con su niñoy su marido a su nueva casa que estaba en el desierto.

La muchacha se lamentaba constantementede su mala suerte y no lograba entenderde qué manera habían sucedido las cosas.

Un día de gran calor, sintió mucha sed y le pidióa Juan que fuera a buscar agua; pero este le respondió que le daba pereza levantarse. Al escucharlo,la princesa perdió la calma y rompió a llorar.

—Está bien, está bien —concedió Juan sacandosu piedra—. Para que sepas, yo también tengo sedy no voy a buscar agua por no moverme.


42

LEJOS DE CASA

Y agregó:—Piedrita, por la virtud que Dios te dio, hacé que

una vertiente pase por delante de nosotros.Al instante se realizó lo que Juan deseaba.

Una vez que la princesa se hubo saciado de beber,le preguntó sorprendida si era un brujo.

—No —contestó Juan—. El poder lo tiene esta pequeña piedra que cumple todo lo que yo le pido.

La muchacha le rogó que se la alcanzara,pero finalmente tuvo que levantarse ella e ir a buscarla porque su marido se excusó, explicando que teníaun repentino ataque de pereza.

Con la piedra en sus manos, la niña hizo maravillas. Primero le pidió que les procurara de comer.Luego, le mandó construir un palacio mejor queel de su padre y lo proveyó de una gran despensa.Por último, le encargó que convirtiera a Juanen un hombre trabajador, simpático y sociable.

Con el tiempo, el rey se enteró de las riquezas que había adquirido su hija y decidió hacerle una visita; ella lo recibió muy amablemente y lo invitó a tomarel té con todo su séquito.

—¿Cómo has hecho? —preguntó el rey, sin poder creer lo que veía—. Hasta hace poco tiempo estabasen la miseria.

—Todo ha sido gracias a la misericordia de Dios que nunca niega el favor al desamparado —respondió la princesa.

Pero lo que más asombró a todos fue el cambio de Juan, quien llegó un poco tarde porque se había entretenido cortando leña. Al ver este prodigio,el rey quedó tan sorprendido que no advirtióque su hija se acercaba por detrás y le introducíauna cucharita de plata en el bolsillo.

Los caballeros bebían sus tazas y comentabansobre el lujo que los rodeaba. Cuando terminaron de tomar el té, pasaron a la sala de juegos y, al rato, llegó


43

JUAN PEREZA

una sirvienta para avisar que faltaba una cucharita.La princesa rogó a sus invitados que vaciaran sus bolsillos y le enseñaran su contenido. Todos hicieron lo queles pedía y cuando tocó el turno al rey, este mostrómás sorprendido que nadie la pequeña pieza perdida.

—Hija —balbuceó rojo de vergüenza—, yo te juroque no la he tomado. Ignoro cómo ha ido a parara mi bolsillo.

La muchacha sonrió.—Padre —le dijo—, yo le creo, pero acuérdese

de que a mí una vez me sucedió algo parecido y no tuvela fortuna de merecer su confianza.

Los caballeros comprendieron las palabrasde la princesa y se escucharon algunas risas.El rey bajó la cabeza humillado y pidió perdón.Desde aquel día, no volvió a dudar jamásde la palabra de nadie.

Palabras mágicas Las palabras mágicas son palabras y frases que se dicen en modo imperativo o en forma de ruego para conjurar el bien o el mal. La poesía se parece a la magia. El poeta Pablo Neruda exorciza a la tristeza con su ODA A LA TRISTEZA.

Tristeza, escarabajode siete patas rotas, huevo de telaraña.rata descalabrada,esqueleto de perra:Aquí no entras.No pasas.Ándate.

Vuelveal sur con tu paraguasvuelveal norte con tus dientes de culebra.Aquí vive un poeta.La tristeza no puedeentrar por estas puertas.

(fragmento) Pablo Neruda, Odas elementales.

Para seguir leyendo…


44

LEJOS DE CASA

La tradición del té Una merienda de locos

–Bueno –siguió contando su historia el Sombrerero–. Lo cierto es que apenas había terminado yo la primera es-trofa, cuando la Reina se puso a gritar: “¡Vaya forma estúpida de matar el Tiempo! ¡Que le corten la cabeza!”

–¡Qué barbaridad! ¡Vaya fi era! –exclamó Alicia.–Y desde entonces –añadió el Sombrerero con voz tris-

tísima–, el Tiempo cree que quise matarlo y ya no quiere hacer nada por mí. Ahora son siempre las seis de la tarde.

Alicia comprendió de repente todo lo que allí ocurría.–¿Es ésa la razón de que haya tantos servicios de té encima

de la mesa? –preguntó.–Sí, ésta es la razón –dijo el Sombrerero con un suspiro–.

Siempre es la hora del té, y no tenemos tiempo de lavar la vajilla entre té y té.

–¿Y lo que hacen es ir dando vuelta a la mesa, verdad? –preguntó Alicia.

–Exactamente –admitió el Sombrerero–. A medida que vamos ensuciando las tazas.

–Pero, ¿qué pasa cuando llegan de nuevo al principio de la mesa? –se atrevió a preguntar Alicia.

Alicia en el país de las maravillas, Lewis Carroll


interior accame con viñetas 2014 -...

Documents