identidad 43 - may 2015
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MaínA Porfirio Barba-JacobEl monje de la tristeza ha sentido brotar del pecho su amado lirio místico.Posa sus manos cadavé-ricas en la expresión dura de su rostro.¡Ah! Canten todos, griten todos: este es el hombre que parecía un caballo.TRANSCRIPT
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PUNTOS DE INTERÉS
ESPECIAL :
. . . Yo l os mi raba con un
enca nt o p r op i o y ha l l aba
en e l l os una s er en ida d , una
ca l ma , un mec ers e j us t o y
una q ui e t ud p l ena en s u
a l t i vez , en s u c ol or , l o
mi l i mé t r i c o de ca da hoja y
l a r ep et i da d i f er enc ia en e l
t ronc o de ca da uno . . .
Ver páginas 8-12.
AÑO 5 — NO 043 IIdentidad
+ COMUNA O1 + MEDELLÍN + ANTIOQUIA + COLOMBI A + CELAC +
¿ Y d ón d e es t á l a
maes t r í a ? 2
+ Po ies i s 4
Co mo u n a n iñ a en
t i en d a d e d u lces 4
Algu n o s p o emas d e
‗Alegn a y e l Fu ego ‘ 5
La ú l t ima cu rd a 6
La mu er t e en Gai t án
Du rán ( s i mañ an a
d esp ie r to )
8
M i a m i g o n o s e
c u i d a l a s a l u d 9
Malen a e ra u n t an go 10
CONTENIDO:
CONTRIBUCIONE$
VOLUNTARIA$
MAYO DE 2015 Una publ icación de ASOHUELLAS
Poiesis
ISSN 2256-2206
Maín
A Porfirio Barba-Jacob
El monje de la tristeza ha
sentido brotar del pecho su
amado lirio místico.
Posa sus manos cadavé-
ricas en la expresión dura
de su rostro.
¡Ah! Canten todos,
griten todos: este es el
hombre que parecía un
caballo.
La voluptuosidad del
alma humana le caía en el
cuerpo como plomo derre-
tido.
Sufría el sufrimiento de
todos y gozaba con el
júbilo de pocos,
Pero no importaba, no
importaba… para él, acua-
rimántima fulge a lo lejos.
Qué hermoso y valiente
niño se ha revelado, qué
enjambre de agonías…
s o b e r b i o m o n j e ,
marihuana salvaje .
Imágenes caó t icas
l l egan has t a t i en
ond inas danzan te s ,
L o b e l l o e n c a j a
c u a l l á t i g o e n e l
t o r r e n t e d e t u s
v e r s o s
y la armonía duele como
una lengua que pasea en
un vientre cualquiera. I.I.
A un poeta fundido en
la cerámica y el silencio
In memoriam J.M.A
Oía su voz entre los
racimos de humo que
afloraban del cigarro.
Y bajaba por su mano
como una caricia,
la palabra que profanaba
la incorruptible blancura
de una página.
Sentía el rumor de la
poesía mordiéndole la
garganta,
Julián Acosta Gómez
fatal como el último
anhelo bajo el abrazo de la
muerte,
a j e n a , c e n t r i f u g a ,
s e c r e t a .
¿Qué pluma soñará de
nuevo los fantasmas de
estas, tus calles?
¿Quién no cantará tu piel
cuarteada,
tu aliento ennegrecido
por la nocturna alma del
cigarrillo,
tu amor a Dickinson,
tus infinitos paseos por
un mercado que lleva tu
aroma,
tus manos pérdidas en
los estanques del pensa-
miento,
y a tu cuerpo dócil ante
la marea ígnea de tu ama-
da clarita?
De poesía famélica, pre-
cisa, sembraste la tierra,
tú,
quien dio al nombre
viento el contenido del
viento.
En tus manos liquidas se
iluminan las siluetas de las
cosas,
en tus sueños tranquilos
se dibujaron los valles
y los pliegues de las
montañas. I.I.
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Dirección, diseño y diagramación
Humberto Londoño
Edición
Humberto Londoño
Corrección ortotipográfica
Catalina Nanclares
Participan en este número
Julián Acosta Gómez
Juan David Quintana Duque
J. Rincón
Kevin Zapata Monroy
Aldonza Lorenzo
Ángela María Zapata Vásquez
Arbey Salazar Blandón
Catalina Nanclares Escobar
Nicolás Saldarriaga Arango
Y Griega Winikott
Fotografías
Humberto Londoño (FHL)
Juan David Quintana Duque
Imágenes de internet. Pág 1 Caricatura de Rendón: http://www.rabodeaji.com/No-5/entrevista/default.htm. Pág 8 Gaitán Durán: http://www.colarte.com/colarte/foto.asp?idfoto=238615
Considero que no toda persona
tiene un referente de maestro o
maestra, sin tener claro las diferen-
cias entre estos y los profes o las
profes como cariñosamente nom-
bramos a nuestros educadores, al-
gunos de ellos le eleva el ego el
solo hecho de nombrarles, aunque
no parezcan muy sabios, pocos pa-
recen maestros, muchos sin duda
cautos, contables los parcos o pre-
cisos, y algunos piensan que las
diferencias económicas o niveles de
conocimiento, generan brechas y
niveles de relacionamiento, que
contradictoriamente a la responsa-
bilidad del educador o el docente,
reduce la adquisición del desarrollo
en un área específica, al desarrollo
de las competencias propias de los
temas que imparte o dicta para faci-
litar su entendimiento, lo que en
muchos casos surte el efecto con-
trario y crea una relación tímida
sobre el interés de saber.
Respeto esto como una posición
de neutralidad frente a la enseñanza
de otros temas argumentado en una
―responsabilidad que debe cumplir-
se al pie de la letra‖ lo que obedece
a un modelo de pensamiento en el
que la relación humana produce
conocimientos para competir con
los demás, sin que se genere un
entendimiento superior de las cir-
cunstancia que propician la interac-
ción humana, parte de esto creo se
debe a la monotonía del aula, el pc,
las fotocopias o el tradicional video
-beam, pues estas aunque son
herramientas necesarias, también
nos alejan de métodos de sensibili-
dad con los que también se explica,
se lee y comprende la vida como un
conjunto de ciencias y el más divi-
no misterio.
No corresponden mis palabras a
un ataque en la moral de mis pro-
fes de la secundaria o la básica es-
colar marcada por los atentados
terroristas con el borrador de made-
ra que nos lanzaba la profesora de
quinto grado, pero si debo confesar
que el hecho más perturbador de mi
experiencia como estudiante, fue
encontrarme a un docente de uni-
versidad profundamente marcado
A S O H U E L L A S
A s o c i a c i ó n C o m u n i t a r i a
D e j a n d o H u e l l a s
N I T : 8 1 1 0 1 3 5 1 1 - 0
POR UNA NIÑEZ SANA, CREATIVA, SOLIDARIA Y ALEGRE
Calle 104 No. 36BB - 22 Barrio Granizal - Medellín, Colombia
IIdentidad
Ediciones Artesanales La Caverna
ISSN 2256-2206
Bib l ioteca Nacional de Colombia
Minis ter io de Cul tura
Repúbl ica de Colombia
31-01-2012
“... el sentido de las palabras solo pertenece a la representación de cada uno y por mucho que sea aceptado por todos, no tiene otra existencia que la que tiene en el pensamiento de los individuos
tomados uno por uno... ”
Michel Foucault.
Textos Cotidianos de Realidades Invisibles Mural: Los Portadores de Sueños. Autora: Olereta
¿Y dónde está la maestría?
Juan David Quintana Duque
Integrante AsohuellaS
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por su juventud en USA, reflejaba
en su monotemático discurso
―cuando yo vivía en estados uni-
dos‖ luego relataba su aburrido pa-
sado en cada clase, ratificando la
incapacidad de renunciar a su ego
arrogante y asumirse como sujeto
que aprende y desaprende en la in-
teracción con otras personas, este
hecho me hizo un inquieto más dis-
ciplinado y menos obediente.
Quizá en el corto vuelo de este
relato les haya hecho recordar con
cariño o desprecio a los profesores,
yo quise recordar con alegria a los
que se hacían y se hacen maestros
con el intercambio de ideas, con su
sensibilidad por las dificultades
humanas de un estudiante de la ba-
rriada al ponerse en sus zapatos y
poder ayudarle a enten-
der y expresar el mundo
a través del juego, las
música, el canto, la pin-
tura, la conversación y
otras expresiones nece-
sarias que rompen de
manera positiva con las
clases dictadas para
limitar la conciencia
crítica, la razón, el co-
nocimiento. Quiero
también resaltar la im-
portancia de la obra de
Paulo Freire para poder
acercarnos a este tema
quizá de interés para
quienes ejercen su pro-
fesión dentro las aulas
de clases, pero sin duda
de vital práctica para quienes pre-
tenden contribuir desde la educa-
ción en la reconstrucción de nuestra
sociedad.
Para concluir, pienso que en mi
experiencia como estudiante he
tenido buena amistad con muchos
profes y profesoras, pero mis me-
jores maestros no los he encontra-
do en las aulas de clase, por suer-
te me topé con estos en los espa-
cios menos convencionales y
complejos para aprender y des-
aprender el mundo, organizacio-
nes sociales, grupos de amigos,
viajes y encuentros sencillos que
me permitieron entender la ma-
estría de una amistad sincera, por
eso nombro con cariño algunas de
esas personas que me han conta-
giado de su sabiduría como Hora-
cio Arango Arango (Licenciado
en Lengua materna), Samuel Va-
lencia (Sociólogo), Oscar Pérez
(Odontólogo y Chef), Camilo
Acevedo (Sociólogo), Carlos
Moná (Ambientalista), Viviana
Gómez (Socióloga), Yeny Cortes
(Lideresa y jefe de hogar), Piedad
Nieto y Catalina Nanclares
(Licenciadas en lengua materna),
Luis Bernardo Yepes Osorio
(Bibliotecólogo) Oto Higuita
(Líder Político) Humberto Londo-
ño (Escritor) Juan Carlos Olarte
(Policía), Alejandro Salinas
(Diseñador Gráfico), Ezequiel
Muriel (Líder Deportivo) Olga
Elena Restrepo (Artista) Juan
Carlos Hincapié (Artista) Yoban-
na Andrea Montoya (Licenciada
en Educación especial) Esperanza
Gómez (Investigadora), Ignacio
Alvares (Líder Espiritual) y como
dejar por fuera a el recién falleci-
do ex magistrado Carlos Gaviria
Días, quien abiertamente confesó
el tedio que significaba para él
hablar de política con sus contem-
poráneos, y el disfrute intrínseco
que le generaba hablar de política
con los jóvenes y las jóvenes de
las barriadas de Colombia, que
están haciendo algo por trasfor-
mar sus realidades y contextos en
medio de una educación degrada-
da, una política corrupta y una
sociedad en descomposición y en
crisis. I.I.
Imagen tomada de: http://www.carf.no/no/paulo-freire-seminaret-i-bergen-obs-flyttet-til-hotel-norge/#
Paulo Freire, (1921 – 1997), Brasil. Imagen tomada de: http://psicopsi.com/
BIBLIOGRAFIA-DE-PAULO-FREIRE
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Para tí
Como hombre he de ser,
más de lo que he sido como humano,
por eso hoy te pido la mano,
de una forma que al crecer
tú me entregues tu querer
y sueñes conmigo en tus noches,
te doy mi compañía sin reproches
para que nos podamos entender.
Lucharé por ti, porque no te voy a
perder,
Como una niña en la tienda de
dulces, así me sentí cuando él me
dijo: ―escoge‖, yo observaba
el sinnúmero de posibilida-
des indecisa y nerviosa,
sentía vergüenza, no estoy
acostumbrada a los regalos y
detalles materiales; mientras
caminaba de allá para acá y de
acá para allá ojeando las opcio-
nes, con el rabillo del ojo lo
veía a él sentado y con una son-
risa placentera; cuando mi prefe-
rencia estuvo entre dos posibili-
dades, él me dijo al oído: ―llévate
los dos‖. Canceló en caja, recibi-
mos el paquete y salimos del
almacén.
Yo, como una niña después
de escoger en la tienda de
TAREA:
Inventa tu solito una pequeña his-
toria con: playa, estrellas, madrugar
y príncipe.
(Profesora de Kevin Zapata)
HISTORIA:
El príncipe
está solo en la
playa y las es-
trellas lo acom-
pañan, y le toca
madrugar para
ir a trabajar a la
empresa de
construcción.
FIN. I.I.
Aldonza Lorenzo
cambiando básicamente,
lo malo que aprendí de la gente
y luchar por ti hasta más no poder,
para que me quieras esta vez,
me daré el lujo de enamorarte,
no te daré un viaje a Marte,
pero sí el amor que en mí ha de
nacer.
Para ti niña escribo como ves,
porque te quiero hoy,
tal vez mañana me voy
y cambie mi camino antes de llegar
a tres.
La vida te trajo a mí,
Por eso estoy para ti,
para que antes del fin,
lo bueno que hagamos quede aquí.
Para que me quieras
cuando puedas sent i rlo en tu
corazón
con tus sentimientos y tu razón.
Yo seguiré aquí en la espera… I.I.
J. Rincón (El Príncipe de la Poesía)
+ Poiesis
materiales pudiera elegir, cualquier
objeto es insignificante si se com-
para con el placer de sentir que
estás con papá, que él se preocupa
por ti y que procura tu bienestar
(Fue así como el material dejó de
ser objetivo principal para conver-
tirse en pretexto).
Recordé entonces una escena
vivida algunos años atrás, cuando
escuchando la conversación que
sostenía una prima con su papá,
en la que él le aconsejaba y le
trataba con palabras de afecto, no
pude hacer más que llorar, porque
nunca tuve quién me tratara de tal
manera, ahora tengo quien me
hable así y quien, de algún modo,
demuestre su preocupación por
mí… le amo como se ama a un
hombre, pero también le amo
como amaría a papá. I.I.
Kevin Zapata Monroy. Grado 1°
I.E. Fe y Alegría Granizal. 2014
Comuna 01 — Medellín
dulces su golosina favorita, estuve
feliz y muy agradecida, por eso le
manifesté mi sentimiento con un
abrazo, mientras él me decía que ya
no tenía hijos con los cuales salir de
compras... que yo era su hija, acto
seguido, ingresamos a otro al-
macén, y él me dijo: ―escoge‖.
Obnubilada por el sentimiento
que me embargaba, ya no
supe que
e s c o g e r ,
pero es-
cogí y en
otra tienda
volví a
escoger,
que no
impor-
t a b a
q u é
o b j e -
t o s
Como una niña en tienda de dulces
Imagen tomada de: http://ahaat.n2ta.com/date/2014/06/25
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Algo de mi hoja de vida en
relación con la escritura:
44 años, de Ciudad Bolívar,
departamento de Antioquia.
Hija de cafeteros y luchadores
de la vida, como tal Alegna
(quien escribe en nombre de
Ángela) se forja como una voz
de lucha en contra de la muerte,
el miedo y el fantasma del no
saber.
En 1999 publiqué Alegna y el
fuego. en homenaje a 2 personas
que murieron. (entre ellos mi
hermano).
Ángela es diseñadora gráfica
de UPB- gerente de a:z agencia
de marca, madre de 2 hijos
(Aurora y Marco) - mujer lucha-
dora y apasionada con la letra
como objeto de diseño para las
marcas.
Alegna es una mujer que siente
que apenas empieza a encajar en
el mundo, que empieza a encon-
trar sentido a muchas cosas y
renuncia a escribir a la muerte,
para ... en un futuro escribir a la
vida y enaltecerla.
Alas
Desde una ventana
arrojé al viento
la confusión,
con hilos azules
t e j í a l a s
y las até a mis pie s .
Me lancé al abismo,
busqué la libertad,
colmar mi sed.
Sólo
cuando estuve lejos
—lloré—. I.I.
En las noches
seré roja,
fría,
siniestra.
Observaré las gaviotas
y mis labios .
Sombras so l i t a r i as
desl izarse en el asfal to. I .I .
Pompeyana
En los p i e s de l Vesub io
so l i t a r i a s i l ba una ga i t a ,
en l os p i es de l Vesubio
una boca e te rna gr i t a :
Soy Pompeyana,
sostengo un mágico bastón,
en mis cabel los
se enreda un acer ti jo ,
mujeres de ceniza
entonan ant iguos cantos
desnudan el temblor .
—No conozco mi verdadero
nombre—
Tantas veces he s ido reina
cabalgando una docena de leones,
tantas, mendiga bebiéndome
las aguas del pozo.
Las escalinatas se destrozan,
los muros quedan intactos .
Soy Pompeyana,
bajo el brazo
traigo mi rostro
en ruinas . I.I.
Ángela María Zapata Vásquez
[email protected] Tiempo de hadas
Quiero descifrar el tatuaje del
cielo,
hurgar con mis ojos y escaparme
para que me ocurras
—hijo—
y escriba sólo un poema
que cante el regreso de las hadas
al lugar donde no seremos
extranjeros. I.I.
Ánfora
Baj o la noche
en secre to
guardo la tumba de las naves,
t odas l as que v iv í
y cada ves t i do que usé
ahora l levo un manto
que una mañana tej í
con cada uno de mis nombres
—como armadura—. I.I.
Seôl
Sé que un día seré luz
y s i lencio,
es taré sola
y blanca
seré al ta
única
inmensa
—una—
Sé que un día estaré dilatada
y esparcida ,
cerca del sol
abandonaré el color .
Seré ausencia
y ceguedad,
estaré l iviana
seré nada.
En los días
seré cualqu ier f igura
inventada en cualquier pupila,
l ímite ,
nacimiento de aguas verticales,
aguas como árboles,
bebida del hombre
bebida del sol .
Algunos poemas de ‘Alegna y el Fuego’
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diente, algunos le recordaban
anécdotas del pasado, otros solo
brindaban con él y se aguaban
entre el trago y las lágrimas,
algunos simplemente lo miraron
a los ojos y se
tomaron el
trago en silen-
cio. Así, pasa-
ron veinte mi-
nutos mien-
tras sonaron,
o : Che ban-
doneón, Cho-
rra, Te vas
arrepentir, La
viruta, entre
otros. Y lue-
go, volvió a
comenzar la
r o n d a
¿ c u á n t o s
agua rd ient es
se tomó don
Juan Antonio
esa noche,
cuántos Tan-
gos sonaron?
No lo sé, de
lo único que
estoy seguro
es que al fina-
lizar la ronda tercera extrañó a
Catalina y, por tanto, fue com-
placido con Uno, cantado por
Roberto Goyeneche, lo anterior
quiere decir que ya estaba en las
puertas de la borrachera. Para
(Continúa en la página 7)
Aires, su nombre fue en honor al
compositor argentino Catulo
Castillo, a quien su padre, Al-
berto Castillo Echeverry, admi-
raba. Aprovechando la similitud
entre los ape-
llidos decidió
que su pri-
mogénito se
llamase de es-
ta manera. Ca-
tulito creció
con ese amor
extraño e inex-
plicable que
nace hacia el
Tango cuando
se le escucha,
se le vive y se
le siente reco-
rrer la piel en
cada tonada y
en cada letra,
esto fue lo que
le llevó a ga-
narse la vida
por medio de
la pasión que
heredó de su
progenitor. En
el sonido del
bar irrumpió
rítmicamente el bandoneón de
Por qué canto así, la voz de Ju-
lio Sosa acompañó ese instante
en el que don Juan Antonio pasó
junto a sus amigos de juventud y
con cada uno se tomó un aguar-
Ya sé, no me digas, tenés
razón la vida es una herida ab-
surda, y es todo, todo tan fugaz,
que es una curda - ¡nada más!-
¡mi confesión! Catulo Castillo/
Aníbal Troilo. Don Juan Anto-
nio llegó al bar a eso de las ocho
y media de la noche, todos los
comensales que estaban allí ob-
servaron su entrada, su paso len-
to, pausado, como si pensara
cada pisada, el silencio fue ge-
neral, pues nadie se atrevía a
seguir hablando, sin embargo,
desde que todos estaban allí sin-
tieron en el ambiente ese aire de
tristeza que suele enrarecer las
despedidas. El primero que se
acercó a recibir a don Juan An-
tonio fue su amigo de toda la
vida Gonzalo Montoya, conoci-
do por todos como Chalo. -
¡Quiubo, toñito! ¿Cómo estás? –
le preguntó y en ese momento le
alargó una copa con un aguar-
diente doble. Le sonrió a don
Juan Antonio quien tomando la
copa se lo lanzó de una vez, sin
preámbulos. Chalo volteó en el
acto y en tono triste simulado,
con alegría gritó-. ¡Catulito, mi-
jo! Soltá la canción. Catulo
Alonso Castillo Jaramillo, ese
era el verdadero nombre del dj y
dueño del bar Pequeño Buenos
La última curda
Arbey Salazar Blandón
… la voz de Julio Sosa
acompañó ese instante
en el que don Juan An-
tonio pasó junto a sus
amigos de juventud y
con cada uno se tomó
un aguardiente, algunos
le recordaban anécdotas
del pasado, otros solo
brindaban con él y se
aguaban entre el trago y
las lágrimas, algunos
simplemente lo miraron
a los ojos y se tomaron
el trago en silencio…
Imagen tomada de:http://www.artistasdelatierra.com/artistas/moncosta2
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y los que pronto nos reuniremos
con esos que se adelantaron, por
este trago, por ustedes, por la
última curda, amigos, la última
curda. -Negrito, ¿te sentís bien?
–Le preguntó
Catulito-, si
querés para-
mos aquí para
que te vayás
y descansés. -
No, no, estoy
bien –su voz
enredada lo
delataba. Aún
con la copa
en lo alto les
hizo un gesto.
Chalo y Catu-
lito alzaron
las de ellos,
brindaron con
él y se toma-
ron el trago.
Chalo le hizo
una seña con
la cabeza a
C a t u l i t o ,
q u i e n
a c e r c á n d o se
al tocadiscos
puso La últi-
ma curda ,
cantada por
Goyeneche y
la Orquesta
típica de Aníbal Troilo. Don
Juan Antonio pasó junto a cada
uno de sus amigos y se despidió
de ellos entre lágrimas y pala-
bras como: Toñito o Negrito,
resumir, esa noche don Juan An-
tonio hizo seis rondas de despe-
dida, cada vez más lentas y más
conversadas. Se acercó la hora
cero de la no-
che, don Juan
Antonio sintió
que caía sin
retorno rumbo
al Hades. -
¿Tan pronto? –
se preguntó en
voz alta, Chalo
y Catulito lo
miraron de
soslayo, luego
voltearon para
o b s e r v a r l o
completamen-
te, don Juan
Antonio se
sentó en la
silla más alta
que estaba cer-
ca de la barra,
su rostro se
alargó, quizá,
porque creyó
que llegaba al
fin, pensó en
Catalina otra
vez, sí, estaba
completamente
ebrio. Tomó la
copa en la ma-
no y la alzó para brindar con sus
dos amigos-. Por la amistad, por
el amor, el desamor, los sinsa-
bores de la vida, por los que se
fueron, por los que aún estamos
(Viene de la página 6) nos volveremos a ver. No quiso
tomarse un trago más, era difícil
decirle adiós a sus amigos en
sano juicio, por eso bebió, las
despedidas para él eran puñales
en la espalda, era negarse a ver-
los de nuevo, disfrutar de sus
compañías, era negarlos, como
negó a su padre Carlos García el
día que lo enterró en el cemen-
terio San Pedro, mientras que la
orquesta típica que contrató le
tocaban Malena una y otra vez.
Además, el último trago estaba
reservado para Chalo y Catulito.
Al final, volvió donde se encon-
traban ellos dos. -¡La última
curda! –les dijo. Señaló las co-
pas vacías, Catulito las llenó
hasta el borde, cogieron sus tra-
gos, brindaron en silencio y se
los tomaron. Soltó la copa sobre
la barra y abrazó a Catulito,
quién dejó que se repitiera can-
tidad de veces La última curda.
Luego, se acercó a Chalo al que
simplemente le estiró al mano. -
Nos veremos… por ahí, Chalito,
mijo. -¡Claro, papá! Nos vere-
mos por ahí. Los dos asintieron
con las cabezas, soltaron sus
manos, don Juan Antonio volteó
y entre tumbos y el vaivén cau-
sado por el licor llegó a la puer-
ta de la calle donde el hijo de
Catulito lo esperó para llevarlo
a la casa. -Su última curda –le
dijo Catulito a Chalo y sirvió un
trago más para su amigo. -Sí, su
última curda, -respondió Chalo
y secó sus lágrimas. I.I.
… No quiso tomarse un
trago más, era difícil
decirle adiós a sus ami-
gos en sano juicio, por
eso bebió, las despedi-
das para él eran puñales
en la espalda, era negar-
se a verlos de nuevo,
disfrutar de sus com-
pañías, era negarlos, co-
mo negó a su padre
Carlos García el día que
lo enterró en el cemen-
terio San Pedro, mien-
tras que la orquesta típi-
ca que contrató le toca-
ban Malena una y otra
vez…
Imagen tomada de: http://museodelarte.blogspot.com/2011/09/borrachos-vincent-van-gogh.html
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cincuenta, la de Gaitán Durán cons-
tituye una excepción del mismo
modo como lo es dentro de la poes-
ía hispánica llamada erótica. Esa
excepción se funda precisamente en
la liberación de Eros de las cargas
morales y dogmáticas que lo con-
virtieron en pornografía y obsceni-
dad, como también en la liberación
política de las cargas igualmente
moral-dogmáticas que la convirtie-
ron en principios abstractos y
f i n a l m e n t e a n t i h u m a n o s .
(Alvarado, p. 1)
Al conocer a grandes rasgos los
antecedentes del autor, se puede
comprender entonces la perspectiva
y el concepto estético desde los
cuales se vislumbra su obra, rasgos
observables en su poemario: “Si
mañana despierto” publicado en
1961, constituido por veinticinco
poemas entre los cuales se haya la
razón del título y una recurrencia
respecto al tema de la muerte como
símbolo representativo de estados
más sublimes y placenteros que los
que se pudieran experimentar con
la muerte física: el orgasmo, “el
instante eterno”. Sin embargo, la
reiteración de este tema no es ex-
clusivo de “Si mañana despierto”,
puesto que, ojeando el poemario
“Amantes”, se constata que éste es
un tema que posiblemente atraviese
su obra a partir de 1948.
La muerte en “Si mañana despier-
to”, se nos presenta como el símbo-
lo del máximo placer sexual más
conocido como el orgasmo o como
el deseo igualmente sexual, sin em-
bargo, esto no es tan simple como
decir que la muerte equivale al or-
gasmo o al deseo, sino que hay
otros componentes contextuales
que posibilitan que se hagan tales
conjeturas, por tal razón es perti-
nente valerse de los fragmentos de
algunos poemas, por ejemplo, en
“Quiero apenas” dice lo siguiente:
responder a la consigna: “éste es el
deber ser, y fuera de éste no cono-
cemos más”.
Fue por los continuos viajes de
Gaitán Durán a Europa y Asia
que éste logró una perspectiva
cosmopolita de la literatura, del
lenguaje, de lo estético, de los
asuntos morales, entre otros. He
aquí la razón por la que el autor no
se inscribe dentro de la poesía
romántica de lenguaje santurrón y
eclesiásticamente aceptable: cono-
ció la obra del Marqués de Sade y
fue un ferviente admirador de ésta,
por su capacidad de nombrar lo
innombrable, lo que se vive y se
siente pero no se dice, aquello de lo
que nunca se habla… a nuestro
poeta le preocupaba esa incomuni-
cación.
En esta idea radica el interés de
Gaitán Durán por la obra del Mar-
qués de Sade, y especialmente por
el erotismo. Según el poeta colom-
biano, en la antesala de la Revolu-
ción Francesa, en su fragor, y aun
después, ningún escritor, excepto
Sade, ha conseguido servirse
de la literatura para de-
cir toda la verdad y expresar
con ello las censuras que a
través del lenguaje le ha im-
puesto al hombre la civiliza-
ción, pues el pretendido elogio
del vicio y del libertinaje fue
una respuesta violenta de Sade
cuyo único fin era develar al
hombre la faz oscura de su
verdad: para defender la socie-
dad, hemos concebido críme-
nes más atroces que los imagi-
nados por Sade, pero rechaza-
mos la libertad de sus persona-
jes. "Sade desnuda al hombre
para ofender a la sociedad,
porque la sociedad ofende al
hombre".(Áreas Culturales del
Banco de la República, p.1).
Parafraseando a Alvarado,
dentro de la poesía de la
lengua española de los años
Para esos tiempos (entre 1948 y
1962), escribir como lo hacía Jorge
Gaitán Durán, fue un acto revolu-
cionario, puesto que Colombia esta-
ba acostumbrada a otro tipo de es-
critura, una escritura que corres-
pondía a una oratoria de constitu-
ción política y a una falsa retórica,
en la que se acartonaban sentimien-
tos, pensamientos, conocimientos y
la realidad misma, bajo la lógica de
pautas, lenguaje y estructuras tex-
tuales, como componente de una
estética europea mandada a recoger
para los europeos, pero “nueva”
para los colombianos, quienes no
proponían, sino que se limitaban a
reproducir y seguir dichas pautas,
cuestiones que muy bien pudieran
La muerte en Gaitán Durán (si mañana despierto)
Catalina Nanclares Escobar
Integrante AsohuellaS
“Esta es la fiesta
en que más recordamos a la muerte”.
Jorge Gaitán Durán
Poema “Sé que estoy vivo”.
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la muerte física, pero como
producto del deseo del yo
poético, y éste (el deseo),
entendido como el deseo
sexual, en otras palabras,
el yo poético muere de de-
seos, y por no confesar su
deseo, está enfermo, pero
aun así, él continúa desean-
do “Arder como un sol ro-
jo”. El color rojo, es símbo-
lo del deseo, el placer
sexual y la violencia, éste
resulta reiterativo y hace
parte de ese contexto en el
que se halla inmerso el con-
cepto de muerte en la poesía
de Gaitán Durán.
En el poemario “Si mañana
despierto”, se encontrará recurren-
cia temática de la muerte, pero bajo
la connotación de Gaitán Durán, en
un contexto en el que se mencionan
los cuerpos desnudos y el color
rojo, de manera recurrente. Por otro
lado, se puede observar la reconfi-
guración del discurso de un autor
que inició como romántico y por
ende egocéntrico, pero que se abrió
a otras posibilidades más moder-
nas: “antes pensaba en mi dolor,
ahora pienso en el dolor de todos”.
Vas a morir, me dicen. Tu
enfermedad
e s i nc urab le . So lo p ued e
sa lva r t e
el milagro que niegas.
Mas quiero apenas
arder como un sol rojo en tu
cuerpo blanco.
Aquí, por la relación contextual
en la que se encuentra la palabra
muerte, se presenta no como
símbolo del orgasmo, sino como
EL INSTANTE
Ardió el día como una rosa.
Y el pájaro de la luna huyó
cantando. Nos miramos desnudos.
Y el sol levantó su árbol rojo.
En el valle. Junto al río,
dos cuerpos bellos, siempre
jóvenes. Nos reconocimos.
Habíamos muerto y despertábamos
del tiempo. Nos miramos de nuevo,
con reparo. Y volvió la noche
a cubrir los memoriosos. I.I.
Referencias
Alvarado, H. (s.f.). Ajuste de
Cuentas. Recuperado el 5 de No-
viembre de 2014, de Sitio web de
H a r o l d A l v a r a d o : h t t p : / /
www.antologiacriticadelapoesiacol
ombiana.com/mitop.html
Banco de la República. (s.f.).
Áreas Culturales del Banco de la
República. Recuperado el 5 de No-
viembre de 2014, de Banco de la
R e p ú b l i c a : h t t p : / /
w w w . b a n r e p c u l t u r a l . o r g /
e x p o s i c i o n e s - i t i n e r a n t e s /
cote_gaitan/jorge_gaitan
Había una
vez un ni-
ño que no
se cuidaba
l a
salud y
se llama Alejandro. Él solo comía
dulces y mecato.
Un día su mamá le dijo que hicie-
ra ejercicio. En una semana ya es-
taba en forma, se metió a los jue-
gos olímpicos de natación y se
ganó 3 medallas y tuvo viajes a
Paris, Londres y Brasil.
S u ma má
estaba muy
orgullosa
de él.
Un día
su mamá
m u r i ó .
Ale j andro
quedó agra-
decido
c o n
s u
mamá
porque
lo sacó
a d e l a n t e
con el deporte. I.I.
Mi amigo no se cuida la salud
Nicolás Saldarriaga Arango. 9 años
Grado 4o –2. I.E. Juan de Dios Carvajal
Comuna 08 — Medellín
Imagen tomada de: http://porelamoralarte.blogspot.com/2014/03/ramiro-
ramirez-cardona-pintor.html
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plo, a García Márquez o a Sarama-
go, a Allende, a Kafka y otros miles
más quienes han llenado sus libros
del contenido de su existencia y lo
han adornado a su manera para no
dejar pasar sus vidas sólo en ellos
mismos, es decir, han sido amables
con la humanidad al compartirles
su manera de ver la vida y de vivir-
la. A lo que voy con todo esto es a
que, así es nuestra existencia, llena
de recuerdos buenos y malos, y uno
puede como los escritores compar-
tir lo vivido y esos recuerdos inol-
vidables, o los que están en esas
que hemos llamado páginas en
blanco, o por el contrario guardár-
noslo muy adentro, de manera tan
personal y secreta que sólo nos
pueden llegar hasta nosotros en el
momento que uno quiere, o le lle-
guen por cosas de la vida misma.
II
-Recuerdos de la existencia tengo
muchos, recuerdos que están llenos
de gran contenido y de páginas en
blanco. Me dijo.
-Recuerdo que me encontraba
una vez, absorto, en un parque mi-
rando los árboles tantos ello. Yo
los miraba con un encanto propio y
hallaba en ellos una serenidad, una
calma, un mecerse justo y una quie-
tud plena en su altivez, en su color,
alguien, especialmente en el amor,
es de lo que realmente estábamos
enamorados.
De la misma manera creo que
existen también algunas páginas en
blanco en nuestras vidas en las que
uno se pregunta -¿y qué hice en
este o aquel momento, con aquél o
con aquélla? Se nos viene encima
una respuesta glacial que nos dice –
Nada- entonces empieza uno a elu-
cubrar cómo darle un contenido
artificial, claro está, para no dejarlo
pasar de largo; pero que termina a
nuestro favor diciéndonos que pu-
dimos haber hecho esto o aquello,
que pudimos ir a este o aquel lugar,
que por qué carajos nunca se nos
ocurrió tal o cual cosa. Y es así co-
mo nos vamos
con esas pági-
nas, y no son
páginas en blan-
co, en el sentido
literal, llenas
de soledad, tris-
teza o amargu-
ra, siempre son
páginas a las
cuales el conte-
nido fue sólo un
pasar, un ir por
inercia que di-
cen.
Mira por ejem-
Para Ángela.
I
-Las aventuras nunca mueren
¿sabes? Comenzó con su relato -
Son como esas situaciones o
hechos en las que uno dice – No
esperé nunca que pudiera vivir algo
así. Nos encontramos con cada co-
sa: un parque, un árbol situado en
un sitio tal, una imagen o una serie
de imágenes que cuando pasa el
tiempo, esbozamos una sonrisa o
cerramos los ojos y suspiramos
hondo para traerla al presente lo
más fiel posible, y cuando decimos
algo se nos sale un - ¡Carajo que
momentos! de la misma manera nos
sucede con las personas, se nos
hacen tan entrañables a veces, que
cada momento significativo vuelve
a uno en el momento menos espera-
do sin importar la situación, por
ejemplo, cuando vas de afán o con
calma, si estás dormido o despierto,
si estás bien o mal, pero llegan así
sin pedirte permiso, sin decirte na-
da.
Lo que me ha llevado a una ligera
conclusión en todos estos años es,
que eso que uno más recuerda de
Malena era un tango
Y Griega Winikott
Habitante de la Metagalaxia
FHL
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en su vida amorosa y no era que
ella lo quisiera, al menos no, de
manera consciente , pero su destino
estaba escrito, por decirlo de algu-
na forma, que un día cualquiera se
levantaría tirada en un parque ,
golpeada, ultrajada, juzgada por
todo aquél que la vio. Ella se le-
lo milimétrico de cada hoja y la
repetida diferencia en el tronco de
cada uno. Aunque he
visto otros parques con
mayor cantidad de
árboles y más bellos
incluso, éste me gusta
porque me enseñó a
entender la belleza que
trae cada cosa. Por eso
cuando conozco a al-
guien, me fijo en lo
hondo de sus sonrisa y
en la profundidad de
sus ojos, ya que así lo-
gro entender un poco
las razones de su ac-
tuar. Reprochándole
menos y ayudándole
más. Cuando se da el
caso.
Las personas preferi-
mos señalar, criticar,
excluir, e ignorar que
ayudar y saber que tan-
tos profesionales caen
en esto y de manera tan
fácil, por eso cuando
estoy frente a uno de
ellos o una persona vul-
gar y tosca en el trato
con el otro u otra, sólo
puedo sentir una pro-
funda tristeza por ellos,
pues sólo saben lasti-
mar y a su vez lastimar-
se a sí mismas.
Con las páginas en
blanco no puede uno
sentirse mal y a quienes
hayan pasado por ahí
uno no puede odiarles o
sentir por ellas pena, lo
preciso y justo es dese-
arles tanta suerte y fe-
licidad cada día, porque
a lo mejor están llenan-
do las suyas y las de otros de una
manera especial.
Mira, yo recuerdo a una mujer
que siempre fue de tumbo en tumbo
(Viene de la página 10) vantó y decidió cambiar su estilo
de vida y aprendió a elegir y a
construir una mejor vida para sí
misma. Uno se prepa-
ra para vivir como
quiere y si es capaz
de levantarse de sus
caídas no le irá mal.
Pero todo recuerdo
no es felicidad, ya lo
sabemos existen re-
cuerdos mustios que
acallan el corazón,
porque como la can-
ción de Saenz “El
dolor cuando es por
dentro es más fuerte/
y no se alivia con
decírselo a la gente”
Te carcomen el alma
y ahí el suspiro es
hondo, luego de lle-
gada la imagen a
nuestra cabeza viene
la tristeza y te va do-
liendo. Sientes como
una oleada que entra
por el corazón y que
termina en el estóma-
go entonces deseas
llorar y tus ojos se
ponen vidriosos, el
aburrimiento llega
innegablemente. Esas
cosas pasan, digo yo
que tienen que pasar-
nos para que pueda
formarse nuestro ser
y definir la personali-
dad y el carácter, de
ello está hacho el ser
humano. No podría
ser sin esa materia de
la vida cotidiana que
lo forma desde la ni-
ñez hasta llegar a su
vida adulta. De lo
contrario creo, el des-
moronamiento hubie-
se sido inevitable y de la humani-
dad no habría hoy por hoy siete
mil millones de personas.
(Continúa en la página 12)
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Imágenes tomadas de:
http://weblogs.clarin.com/antilogicas/page/
Se sentía plácido, así que de-
cidió volver a la calle y dar un
paseo largo miró el reloj y se
enteró que apenas eran las
10:10 de la noche, se vistió de
nuevo, se acomodó la chaqueta
y las botas negras que más le
gustaban, aunque luego deci-
dió ir sin abrigo alguno. Esta-
ba seguro, y se lo dijo a sí mis-
mo, que todavía faltaba algo
mejor que todo cuanto había
recibido ese día y se recono-
ció también, que era un avaro
y un pretensioso; pero por qué
no, si él había decidido lograr
tantas cosas que hasta ahora no
había querido tener. Enumeró
mentalmente los lugares a los
que iría: Un mirador desde
donde pudiera otear la ciudad,
un parque y una calle cuesta
abajo, la que fuera, no impor-
taba. I.I.
(Continuará en la edición
No. 044 de Identidad)
Fomentamos
la lectura
y la escritura.
Este es tu espacio.
Está esperando tus
opiniones, tus cuentos,
tus ensayos, tus
poemas, tus pinturas,
t u s e s c u l t u r a s ,
t u s p a r t i t u r a s ,
t u s fotografías, tus
imágenes, tu música,
t u e s c r i t u r a , t u s
e x p r e s i o n e s . . .
Tu s l e c t u r a s d e l
universo conocido
y d e s c o n o c i d o . . .
Da r ienda sue lta a
t u i m a g i n a c i ó n …
Invita:
A S O H U E L L A S
A s o c i a c i ó n
C o m u n i t a r i a
D e j a n d o
H u e l l a s
Más información con Humberto
Londoño. Correo Electrónico:
III
Voy a contarte una historia que
conocí, para que entiendas un po-
co más de lo que te he dicho y lo
que me ha llevado a pensar todo
cuanto te he venido diciendo.
Aquella noche relegó la lectura
y bebió una botella de vino blan-
co más a prisa, pues había tenido
un día estupendo, pudo comer tan
bien y con tan buenos comensales
que una sonrisa se le dibujaba en
el rostro de sólo evocarlo en sus
imágenes mentales, pudo charlar
con sus amigos más queridos, es-
tuvo tranquilo y sereno, salvo un
par de ‖culebras‖ le quitaron por
un momento la emoción y la
alegría que lo embargaba. Vio las
hojas de los árboles caer como
tanto le gustaba. Al llegar al apar-
tamento miró cuánto desorden y
entonces emprendió a limpiar,
dándole lugar a cada cosa.
(Viene de la página 11)
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