ideas, revista de filosofía moderna y contemporánea

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Ideas 1 Revista de filosofía moderna y contemporánea Bayle y el Decálogo escéptico FRANCINE MARKOVITS La Anarquía del sentido: Husserl en Deleuze, Deleuze en Husserl NICOLAS DE WARREN Sujeto y modernidad en la filosofía del arte de Schelling VIRGINIA LÓPEZ-DOMÍNGUEZ Eurocentrismo crítico y cosmopolitismo en el pensamiento antropológico y político de Kant LEONEL RIBEIRO DOS SANTOS La Idea según Gilles Deleuze: una aproximación desde el cálculo diferencial GONZALO SANTAYA El método fenomenológico en el joven Heidegger EDUARDO PASTOR OSSWALD títulos reseñados El ocaso de la Ilustración. La polémica del spinozismo El vuelo del búho, estudios sobre filosofía del idealismo Deleuze y las fuentes de su filosofía Extraños modos de vida. Presencia nietzscheana en el debate en torno a la biopolítica El poder. Curso sobre Foucault. Tomo II ISSN 2451-6910

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Esta revista semestral se encuentra disponible para su descarga gratuita en PDF en la dirección www.revistaideas.com.ar y tiene como objetivo publicar artículos y ensayos con doble referato ciego, considerando tanto el rigor en la investigación como el amplio arco del estilo filosófico que, desde los diálogos de Platón a la escritura rizomática, pasando por el formato epistolar, las meditaciones, los fragmentos, las lecciones y la búsqueda de una exposición sistemática han caracterizado históricamente a la filosofía. También habrá reseñas con un carácter informativo: aspiran a mantener a nuestros lectores actualizados acerca de las más recientes novedades editoriales, principalmente de la Argentina. Habrá lugar para el debate y para difundir la actividad de los grupos de investigación. Este primer número cuenta con seis artículos y cinco reseñas (incluimos el sumario al final de este mail) y un editorial donde exponemos la posición que la revista intenta ocupar en el campo de la filosofía.SUMARIO NÚMERO 1Artículos:“Bayle y el Decálogo escéptico”, por Francine Markovits. “La Anarquía del sentido: Husserl en Deleuze, Deleuze en Husserl”, por Nicolas de Warren. “Sujeto y modernidad en la filosofía del arte de Schelling”, por Virginia López-Domínguez. “Eurocentrismo crítico y cosmopolitismo en el pensamiento antropológico y político de Kant”, por Leonel Ribeiro dos Santos. “La Idea según Gilles Deleuze: una aproximación desde el cálculo diferencial”, por Gonzalo Santaya. “El método fenomenológico en el joven Heidegger”, Eduardo Pastor Osswald.Reseñas“El despertar del idealismo en El ocaso de la Ilustración”, por Mariano Gaudio (Reseña: AA.VV., El ocaso de la Ilustración. La polémica del spinozismo, selección de textos, traducción, estudio preliminar y notas de María Jimena Solé).“El idealismo alemán, o de la apertura a lo Absoluto”, por Lucas Scarfia (Reseña: Silvia del Luján di Sanza / Diana María López (comps.), El vuelo del búho, estudios sobre filosofía del idealismo).“Un viaje al tejido interno de Diferencia y repetición”, por Santiago Lo Vuolo (Reseña: Julián Ferreyra / Matías Soich (editores), Deleuze y las fuentes de su filosofía).“Resistentes: Sobre cuerpos y escrituras en la discusión biopolítica”, por Solange Heffesse y Anabella Schoenle (Reseña: Mónica Beatriz Cragnolini (comp.), Extraños modos de vida. Presencia nietzscheana en el debate en torno a la biopolítica). “El arte del retrato”, por Rafael McNamara (Reseña: Gilles Deleuze, El poder. Curso sobre Foucault. Tomo II).

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Ideas1Revista de filosofa moderna y contemporneaBayle y el Declogo escptico FRANCINE MARKOVITSLa Anarqua del sentido: Husserl en Deleuze,Deleuze en HusserlNICOLAS DE WARRENSujeto y modernidad en la filosofa del arte de Schelling VIRGINIA LPEZ-DOMNGUEZEurocentrismo crtico y cosmopolitismo en el pensamiento antropolgico y poltico de Kant LEONEL RIBEIRO DOS SANTOSLa Idea segn Gilles Deleuze: una aproximacindesde el clculo diferencial GONZALO SANTAYAEl mtodo fenomenolgico en el joven Heidegger EDUARDO PASTOR OSSWALDttulos reseadosEl ocaso de la Ilustracin. La polmica del spinozismo El vuelo del bho, estudios sobre flosofa del idealismoDeleuze y las fuentes de su flosofaExtraos modos de vida.Presencia nietzscheana en el debate en torno a la biopolticaEl poder. Curso sobre Foucault. Tomo III SSN2451- 6910una publicacin de RAJGIF EdicionesISSN 2451-6910Frecuencia semestralAo 1 Nmero 1GRUPO EDITORJulin Ferreyra Mariano GaudioVernica KretschelNatalia LerussiAndrs OsswaldMatas SoichMara Jimena SolDISEOJuan Pablo Fernndezwww.revistaideas.com.armail: [email protected]: RevistaIdeasTwitter: @IdeasRevistaDireccin postal:Dr. Nicols Repetto 40 PB B(1405) CABA - ArgentinaRAJGIF. RED ARGENTINA DE JVENES GRUPOS DE INVESTIGACIN EN FILOSOFAIntegran RAJGIF: Grupo Deleuze, Ontologa Prctica (la deleuziana); Grupo Enlace(Crtica de la facultad de juzgar); Grupo de Investigacin sobre Idealismo; Grupo de Investigacin sobre Spinoza y el spinozismo; Grupo de las Lecciones sobre el Tiempo (Husserl).3SUMARIOIdeas1Esta edicin se realiza bajo la licencia de uso creativo compartido o Creative Commons: Atribucin-CompartirIgual4.0Internacional.Estpermitidalacopia,distribucin,exhibicinyutilizacin de la obra, sin fines comerciales, bajo las siguientes condiciones: Atribucin: se debe mencionar la fuente (ttulo de la obra, autores, editorial, ciudad, ao), proporcionando un vnculo a la licencia e indicando si se realizaron cambios.COMIT ASESOREmiliano Acosta (VRIJE UNIVERSITEIT BRUSSEL/ UNIVERSITEIT GENT)Fernando Bahr (UNIVERSIDAD NACIONAL DEL LITORAL)Mnica Cragnolini (UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES)Jorge Dotti (UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES)Jorge Eduardo Fernndez (UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN MARTN)Leiser Madanes (UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA)Silvia Lujn Di Sanza (UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN MARTN)Diana Mara Lpez (UNIVERSIDAD NACIONAL DEL LITORAL)Graciela Raln de Walton (UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN MARTN)Jacinto Rivera de Rosales (UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID, Y UNIVERSIDAD DE EDUCACIN A DISTANCIA DE MADRID)Vicente Serrano Marn (UNIVERSIDAD AUSTRAL DE CHILE)Diego Tatin (UNIVERSIDAD NACIONAL DE CRDOBA)Roberto Walton (UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES)Jason Wirth (UNIVERSITY OF SEATTLE)Revista de filosofa moderna y contemporneaeditorialPGINA 4 artculosPGINA 71.Bayle y el Declogo escptico FRANCINE MARKOVITSPGINA 82.La Anarqua del sentido: Husserl en Deleuze,Deleuze en HusserlNICOLAS DE WARRENPGINA 523.Sujeto y modernidad en la filosofa del arte de Schelling VIRGINIA LPEZ-DOMNGUEZPGINA 804.Eurocentrismo crtico y cosmopolitismo en el pensamiento antropolgico y poltico de Kant LEONEL RIBEIRO DOS SANTOSPGINA 1105.La Idea segn Gilles Deleuze: una aproximacindesde el clculo diferencial GONZALO SANTAYAPGINA 1346.El mtodo fenomenolgico en el joven Heidegger EDUARDO PASTOR OSSWALDPGINA 164reseas PGINA 1861. El despertar del idealismo en El ocaso de la Ilustracin, MARIANO GAUDIO(Resea: AA.VV., El ocaso de la Ilustracin. La polmica del spinozismo, seleccin de textos, traduccin, estudio preliminar y notas de Mara Jimena Sol). PGINA 1872.El idealismo alemn, o de la apertura a lo Absoluto, LUCAS SCARFIA(Resea: Silvia del Lujn di Sanza / Diana Mara Lpez (comps.), El vuelo del bho, estudios sobre flosofa del idealismo). PGINA 1953.Un viaje al tejido interno de Diferencia y repeticin, SANTIAGO LO VUOLO(Resea: Julin Ferreyra / Matas Soich (editores), Deleuze y las fuentes de su flosofa). PGINA 2044.Resistentes: Sobre cuerpos y escrituras en la discusin biopoltica,SOLANGE HEFFESSE Y ANABELLA SCHOENLE(Resea: Mnica Beatriz Cragnolini (comp.), Extraos modos de vida. Presencia nietzscheana en el debate en torno a la biopoltica). PGINA 2165.El arte del retrato, RAFAEL MCNAMARA(Resea: Gilles Deleuze, El poder. Curso sobre Foucault. Tomo II). PGINA 228pautas para el envo de contribuciones PGINA 2354 5EDITORIALvivientes... Ahora, cul es esa manera, es lo que se trata de indagar, eindagandoavanzaremos.Esosavancescubrennuestrasvidase irncubriendoestaspginas.Olatrasola,nmerotrasnmero, Ideayexistenciairnconstruyndoserecprocamente,contribu-yendo a la larga investigacin sobre la realidad del idealismo, que constituye su propia Idea, la Idea que los que hacemos esta revista tenemos de la filosofa.Invitamosalacomunidadfilosficaasumarseaestaconstruc-cin.Publicaremosartculosyensayoscondoblereferatociego, considerando tanto el rigor en la investigacin como el amplio arco del estilo filosfico que, desde los dilogos de Platn a la escritura rizomtica,pasandoporelformatoepistolar,lasmeditaciones,los fragmentos, las lecciones y la bsqueda de una exposicin sistem-tica, han caracterizado histricamente a la filosofa. Tambin habr reseas con un carcter informativo: aspiran a mantener a nuestros lectoresactualizadosacercadelasmsrecientesnovedadesedito-riales, principalmente de la Argentina. Habr lugar para el debate y para difundir la actividad de los grupos de investigacin.Gruposdeinvestigacinquetendrnjustamenteunlugarpro-tagnico.Gruposdondelasoledadinherentealareflexinyala produccin filosfica se hace poblada, donde la idea se hace voz y el pensamiento, cuerpo. En efecto, Ideas surge de la actividad de un conjunto de grupos de investigacin entrelazados por afinidades y contrabandosrecprocos.SonlosmiembrosfundadoresdelaRed Argentina de Grupos de Investigacin en Filosofa, que es piloto de este navo. Los miembros del grupo editor de Ideas pertenecemos a una generacin filosfica argentina. La generacin hoy intermedia. Doctorados o en vas de doctorarnos. Entre 30 y 40 aos. Testigos de un momento histrico de la filosofa en la Argentina: entre el auge deladesesperanzadelacrisisdelmilenio(porqunoestudiar filosofa en el 2001 si no haba trabajo de ninguna cosa, ni siquie-ra de las carreras convencionales?) y el milagro de la financiacin delpensamientofilosficoporelCONICETylajerarquizacinde laactividaddocente.Podemosestudiareinvestigar,perolatarea Tienen ante sus ojos Ideas, revista de filosofa moderna y con-tempornea.Unarevista,pues,quereivindicalarecupe-racinmodernaycontemporneadelconceptoplatnico de Idea, en un sentido muy especfico. Para nosotros, una Idea no es un contenido mental, no es una mera representacin, no es una fantasa o una quimera, no es la copia de una realidad que dogm-ticamente le atribuiramos a un mundo fuera de nosotros. Una Idea tiene plena realidad ontolgica. Y sin embargo no es dada (no reem-plazamos un dogmatismo del mundo por un dogmatismo idealista), sino creada. Una Idea no es una cosa, sino una actividad, y por tan-to no puede ser nuestra posesin privada. Es producida, es creada, pero como parte de un movimiento que excede a los que la produ-cimosycreamos.Siendopartedeunmovimientomsabarcador queellamisma,unaIdeanosebastaasmisma,porquenunca va sola: siempre Ideas, nunca Idea. No hay una nica Idea, de aqu para siempre, sino plurivocidad de Ideas. No una Idea idntica, sino diferencia de Ideas, en las Ideas. Las ideas se enlazan, se anudan, se encadenan. Esa larga cadena es la filosofa. Esa larga cadena es la tarea del pensar. Siempre por hacerse, nunca dada, nunca acabada. Aestaperpetuaconstruccinquierecontribuirestarevista.Una ola para el ocano al que siempre estamos lanzndonos.TaleslaIdeadeestarevista.Pero,cmoserelacionaesaIdea conestarevistarealmenteexistentequeustedestienenantelos ojos?Delamismamaneraenqueserelacionan,engeneral,las Ideas y el mundo en el que actan. La Idea del Estado y los estados existentes, la Idea esttica y las obras de arte, la Idea de vida y los editorialartculos6tiene una exigencia ms ambiciosa: constituir una filosofa argenti-na a partir de una herencia fragmentada y mayormente cipaya. En esa senda, una revista es un elemento natural y necesario, aunque mera ola en ese ocenico desafo.Se aceptarn contribuciones en castellano y portugus. Ser de difusinabierta:libreygratuitaparatodoaquelquequieraba-jarlayleerla.Perocomorevistacompleta:laIdeadeestarevista es una serie de volmenes integrales, organismos donde las partes respondan al todo. Ideas aspira a ser un hogar para el pensamien-to filosfico local, latinoamericano y global, para los jvenes y los consagrados, para los miembros de la red y para los investigadores de los ms diversos mbitos. Pero siempre con un claro criterio de demarcacin: Ideas que no son meros contenidos mentales, sino ac-ciones en un mundo que no existe por fuera de ellas.GRUPO EDITORIdeas, revista de filosofa modernay contemporneaIdeas, revista de filosofa moderna y contempornea#01 JULIO 20159Bayle y el Declogo escptico1FRANCINE MARKOVITSNo vemos acaso cmo las preguntas que se le realizan a la obradeBaylefracasancuandointentanidentificarloo asignarleunaposicindeterminada?Setratadeuncatlico,de un protestante, de un escptico, de un desta o de un ateo? Todas las investigaciones eruditas nos ensean, por lo menos, a confor-marnos con proponer experiencias de lectura, hiptesis de traba-1Markovits,Francine:Bayleetledcaloguesceptique,enLedcaloguesceptique, Paris:Hermann,2010(publicadooriginalmentecomouncaptuloenMelkevik,B.y Narbonne, J.-M. (eds), Une philosophie dans lhistoire, Laval, Qubec, 2000). Traduccin de Julin Ferreyra para Ideas, revista de filosofa moderna y contempornea.resumen:Este artculo se propone mostrar que la flosofa escptica no solamente desplaza las evidencias de la razn, sino que postula otro tipo de razn. A partir de un estudio pormenori-zado de la entrada sobre Pirrn y la Aclaracin acerca del pirronismo en el Diccionario histrico y crtico de Pierre Bayle (1647-1706), Markovits muestra que el escepticismo no implica la puesta en duda de toda ley, sino que permite constituir una ley del escptico, a partir de un declogo escptico (los diez tropos de la suspensin del juicio de Sexto Emprico): las variedades y las variaciones de las creencias y las opiniones de acuerdo a los pueblos y las condiciones diluyen la oposicin entre razn y fe; por otra parte, lo irracional de la fe puede ser quizs una crtica de la razn, pero no de toda razn, sino de la razn teolgica. Bayle, con el pretexto de apoyar las tesis de la enfermedad de la razn y del recurso necesario a la revelacin, se aloja en el interior del discurso de los miste-rios para subvertir la oposicin de la razn y de la fe, para mostrar que, lejos de ser irracionales, los misterios ejemplifcan esquemas de raciona-lidad distintos de los de la metafsica corriente. palabras clave:Bayle, escepticismo, Pirrn, ley del escptico.abstract:This paper aims to show that skeptical philosophy does not only displace the evidence of reason, but also poses another kind of reason. Through a detailed study of the entry about Pyrrho and the clarifcation about Pyrrhonism in the Historical and Critical Dic-tionary written by Pierre Bayle (1647-1706), this paper shows that skepticism does not mean to question any law, but allows to construct a skeptical law, from a skeptic Decalogue (Sextus Empiricus ten tropes of the suspension of judgement): the varieties and variations of beliefs and opinions throughout different people and conditions dilute the opposition between reason and faith; on the other hand, the irration-al in faith may be a criticism of reason not of any reason, but of theological reason. With the pretext of supporting the thesis of the illness of reason and the necessary resort to revela-tion, Bayle lodges himself in the rhetoric of the mysteries, in order to subvert the opposition between reason and faith, and to show that, far from being irrational, the mysteries exemplify a way of thinking that is different from the usual metaphysics.key words:Bayle, skepticism, Pyrrho, skeptical law.8Francine Markovits Pessel (1942-) es profesora emrita en filosofa de la Universidad Paris X-Nanterre. Dirige Corpus, revue de philosophie, desde 1985. Es autora de Marx dans le jardin dEpicure (Minuit, Paris, 1974), Lordre des changes (PUF, Pars, 1986), Montesquieu, le droit et lhistoire (Vrin, Paris, 2008) y Le dcalogue sceptique. Luniversel en question au temps des Lumires, Hermann, Paris, 2011. Reivindica la especificidad de las lumires francesas frente a la Aufklrung, a partir de su carcter crtico de la racionalidad cartesiana. Su meto-dologa de trabajo consiste en un estudio comparado de la filosofa y la metafsica con otras disciplinas (la gramtica, la economa poltica, la fsica, la antropologia, etc.).retrato de pierre bayleGrabado de 1774, hecho por el artista Pierre Savart.Bibliothque Nationale de Paris10 11BAYLE Y EL DECLOGO ESCPTICO FRANCINE MARKOVITSIdeas1, revista de filosofa moderna y contempornea#1 JULIO 2015como una filosofa del desplazamiento, en contraste con el cartesia-nismo, que es una filosofa del punto fijo. Nuestra hiptesis sera ver enestafilosofadeldesplazamientoelindiciodeunescepticismo moderno,quediscutelosargumentoscartesianos:Pascal3viocon aciertoquelafilosofamodernaeraundebateacercadeunpunto fijoquefuerauncentrodeperspectivaparapensarlaverdadyla justicia,eintententornoaestapreguntaresponderletantoalos cartesianos como a los escpticos. No es entonces en vano tomar en cuenta esta triangulacin para buscar en Bayle una filosofa de las variaciones:undiscursoqueoperafueradesulugar,erroresque tienenderechos,creenciasquetienenrazonesymisteriosqueins-tauran una suerte de fenomenalismo. Tales seran las paradojas de un nuevo escepticismo.Los modernos transformaron los argumentos de Sexto. Al plan-tear, en su artculo Pirrn, la hiptesis de un retorno de Arcesilao, Baylemuestraqueensupocasusargumentos,nutridosdeteolo-ga, seran incluso mil veces ms terribles para los telogos que en otra poca para los dogmticos.Enestepasajedelosantiguosalosmodernos,delescepticismo antiguo al escepticismo moderno, vemos plantearse implcitamente una doble pregunta:*Hay realmente discontinuidad entre los antiguos y los moder-nos? Qu autoriza el corte de la modernidad?*Si hay un corte, a quin hay que imputarlo? Se lo suele asig-nar a la filosofa cristiana, que sera la filosofa de los moder-nos. De all la problematizacin, muy intensa en el siglo XVII, 3Pascaltrabajparticularmente(sincitarlo)conlareferenciaaNicolsdeCusayal crculo (De la docta ignorancia, II, 11). La idea de un crculo cuyo centro est en todas partesylacircunferenciaenningunaestligadaalaproblemticadeunlugar inasignable tanto para Dios (Dios es un Dios oculto, Pensamientos, en Pascal, Gredos, Madrid, 2012, p. 591, fragmento 781) como para el sujeto humano (el hombre no sabe en qu lugar colocarse, op. cit. p. 469, fragmento 400), y de all la cuestin de la inversin de las opiniones a favor y en contra y la cuestin de la razn de los efectos (op. cit. p. 367 y ss, fragmento 80 y siguientes). En un curso en la cole Normale Suprieure Fontanay hacia1979,A.Pesselhabamostradolarelacinentreestaproblemticateolgica deloinasignableylasinvestigacionescontemporneasdelosmatemticossobreun nuevo tipo de clculo. Ver tambin Michel Serres, Le systme de Leibniz et ses modles mathmatiques, t. II, p. 647, PUF, Paris, 1968.jo, a distinguir entre lo que el autor dice o se supone que dice y lo que dice el texto, y a prestar atencin al trabajo de los argumentos mismos. La idea misma de los topoi o lugares comunes, no invi-ta acaso a pensar los pasajes forzados en los cuales un autor se embarca a su propio pesar, como si el argumento fuera ms fuerte que su juicio?As, sin retomar el enfoque biogrfico de la investigacin de las influencias,quisimosesmerarnosenlainsistenciadelosargu-mentos de Sexto Emprico en el discurso de Bayle e intentar identifi-carlos para interrogar su aplicacin a la modernidad de Bayle.Lo que implicara plantear la pregunta: para qu pblico escri-be Bayle?Quisiramos, en esta exposicin, y sin pretender una enumera-cin completa, caracterizar tres maneras de argumentar en Bayle: en los Pensamientos diversos sobre el cometa, Bayle vara los ngulos deataquedeunamismapregunta:multiplicalospuntosdevista y al mismo tiempo lleva a cabo una teora del desplazamiento: un saberpuedeoperardesdeotrolugarqueelpropio,yquenoesya el lugar de la competencia sino de la autoridad. Es el problema del desplazamiento del crdito de los doctos.EnElcomentariofilosfico,elestudiodelainversindetoda posicin religiosa de dominante en dominada, o de dominada en dominante,ponealabuenafeenpluraldisocindoladelaver-dad. Es el dictamen de la conciencia y al mismo tiempo el derecho de la conciencia errnea: el sujeto tiene un lugar, pero no es el de un punto fijo.En el artculo Pirrn y la Aclaracin acerca del pirronismo, delDiccionariohistricoycrtico,2lafemismasufreundesplaza-miento: no solamente desplaza las evidencias de la razn, sino que tambin es, sin dudas, otro tipo de razn.EsonospermitiraquizscaracterizaralescepticismodeBayle 2N. del T.: Bayle, Pierre, Dictionnaire historique et critique, Leers, Rotterdam, 1697. Existen dos selecciones de entradas en castellano, ambas traducidas del francs y compiladas porFernandoBahr:Diccionariohistricoycrtico,primeraantologa,BuenosAires, FFyL, 2003 y Diccionario histrico y crtico, seleccin, El cuenco de plata, Buenos Aires, 2010. Algunas entradas figuran en ambos, mientras otras slo se encuentran en una de las ediciones (se recurrir a la de 2010, que incluye las entradas a las que la autora hace referencia en este artculo).12 13BAYLE Y EL DECLOGO ESCPTICO FRANCINE MARKOVITSIdeas1, revista de filosofa moderna y contempornea#1 JULIO 2015enlafilosofamoderna:9enparticularelmododelarelacin(el 4), o el modo de la diversidad de costumbres (el 10). Pero nosotros quisiramosestudiarenelusodelosmodosunadiferenciayno unmeroefectoderepeticin.Losmodosoperancomolaleydel escptico.LaMotheLeVayerelevaenefectolosdiezmodosde Sexto al rango del Declogo del Escepticismo,10 lo que marca su carcter prescriptivo.Al mismo tiempo, toda ley se refiere a un caso particular. La nor-ma no va de suyo, no est dada, sino que es producida. Nos asombra laestrategiadelosejemplos,laconstruccindeenumeracionesa partir de pares de opuestos y el cotejo de diferentes series enumera-tivas. As, a propsito del dcimo modo podramos mostrar que Sex-to aplica un principio geomtrico de permutacin. Una ley se opone a otra ley, una costumbre se opone a la otra, una regla a una regla, pero tambin la ley se opone a las costumbres, a las reglas, etc. Hay unadiversidaddeprincipiosdevariacin.Nohayunavisinde conjunto,niunaperspectiva,niunpuntofijoparaelobservador, sinounamultiplicacindepuntosdevistaparciales.Larelacin parte/todosedesplazaalmismotiempoquelarelacinsujeto/ situacin. Constatamos as la inscripcin del sujeto de enunciacin ensuenunciado.Recordamoslasenumeracionestancompletasy revisiones tan generales [que aseguran] no omitir nada del mtodo cartesiano. Las variaciones y las enumeraciones indefinidas de los escpticos tienen una funcin polmica respecto a las totalizaciones arquitectnicas, las visiones de conjunto y el punto de Arqumedes asignado al cogito. Es necesario tomar en cuenta esta oposicin.Cmoidentificarentonceselmtodoescpticopropiodelos modernos?Unaciertarecuperacindelescepticismo,nohabra distancias y lugares, 6, el de segn las interferencias, 7, el de segn las cantidades y composiciones de los objetos, 8, el de a partir del con relacin a algo, 9, el de segn los sucesos frecuentes o los raros, 10, el de segn las formas de pensar, costumbres, leyes, creencias mticas y opiniones dogmticas (Sexto Emprico, Esbozos pirrnicos, Gredos, Madrid, 1993, pp. 64-65).9VerlostrabajosdeRichardHenryPopkin,yenparticular,Historiadelescepticismo, desdeErasmohastaSpinoza,Mxico,FondodeCulturaEconmica,1983.Aesta interpretacin de un escepticismo cristiano, podramos oponer el redescubrimiento de la funcin del atesmo de Estratn al cual se recurrir mucho en la filosofa de la vida a partir del siglo XVIII, en particular por parte de Diderot. Ver el estudio sobre este tema en Gianluca Mori, Introduzione a Bayle, Editori Laterza, Roma/Bari, 1988.10La Mothe Le Vayer, Dilogos del escptico, de la divinidad, de la vida privada, El Cuenco de Plata, Buenos Aires, 2005.del personaje del filsofo cristiano.4 Pero ya el Renacimiento pona en duda este carcter determinante.Lahistoriadeladisputadelosantiguosylosmodernos5puede asproponerdosesquemas:uno,providencialista,querealizauna discontinuidad;elotromuestraunacontinuidadenlahistoriahu-manaacostadeunaintegracindelaProvidenciacristianacomo caso particular. Esta continuidad se apoya en la interpretacin de la religin natural, tema muy explorado hoy en da.6 Pero podra ser, y tal es nuestra hiptesis, que la filosofa escptica, con el pretexto de apoyar las tesis de la enfermedad de la razn y del recurso necesario a la revelacin, se aloje (palabra deliberadamente tomada de Mon-taigne) en el interior del discurso de los misterios para subvertir la oposicin de la razn y de la fe, para mostrar que, lejos de ser racio-nales, los misterios ejemplifican esquemas de racionalidad distintos de los de la metafsica corriente (digamos, para abreviar, de la meta-fsica tomista7). Nos parece que esa es la tesis de Bayle. Su manera no leibniziana de decir conformidad de razn y de fe obliga sin duda a un trabajo de redefinicin. Como consecuencia, en la historia ge-neral de los hombres, el providencialismo es slo un caso particular [cas de figure] (expresin geomtrica que connota la factorizacin de la realidad histrica y humana).Se ha sealado correctamente la aplicacin de los diez modos8 4Mersenne, Malebranche y Leibniz estn muy atentos a la cuestin de este personaje del filsofo cristiano: existe el Scrates cristiano de Guez de Balzac, y habr incluso un Arqumedes y un Euclides cristianos, como el de Sturmius. El fondo del argumento es la conciliacin de una metafsica escolstica y de la nueva fsica de los mecanicistas.5Fontenelle, Digression sur les Anciens et les Modernes, en Oeuvres compltes de Fontenelle, Fayard, Paris, 1991, tomo 2, p. 411. La disputa de los antiguos y los modernos, ms all delacuestindelaimitacinenlasbellasartesylaliteratura,plantealacuestin del comparatismo en materia de religin. Fontenelle la extiende (Histoire des oracles, ibid, e Histoire des fables, op. cit. tomo 3) al problema del estatuto de los saberes y de la religin como opinin.6VerlosdiferentestrabajosdeJ.Lagre(porejempo:Lareligionnaturelle,PUF,Paris, 1991)yenparticularsusestudiossobrelarelecturadelestoicismoenelsigloXVII (La raison ardente, Religion naturelle et raison au XVIIe sicle, Hugo Grotius, Vrin, Paris, 1991; y Juste Lipse, la restauration du stocisme, Vrin, Paris, 1994).7Condillac,E.(Tratadodelassensaciones,Eudeba,BuenosAires,1963)yDiderot,D. (Carta sobre los sordomudos, Pre-Textos, Valencia, 2002) opondrn ms tarde filosofa (es decir filosofa experimental) y metafsica.8N.delT.:Serefierealosdieztroposdelasuspensindeljuicio,queSextoEmprico tomadeEnesidemo:1,eldesegnladiversidaddelosanimales,2,eldesegn ladiferenciaentreloshombres,3eldesegnlasdiferentesconstitucionesde lossentidos,4,eldesegnlascircunstancias,5eldesegnlasuposiciones, 14 15BAYLE Y EL DECLOGO ESCPTICO FRANCINE MARKOVITSIdeas1, revista de filosofa moderna y contempornea#1 JULIO 2015moral. Es la senda que sigue el Comentario filosfico.14b. La segunda consecuencia, es la disyuncin de la prctica y la doctrina: la prctica moral no deriva de la doctrina de la religin: lo que permite establecer una variacin entre la virtud de los cristia-nos, la virtud de los paganos y la virtud de los ateos, rompiendo la so-lidaridad entre religin y moral. Esta senda es la de los Pensamientos diversosydelaContinuacindelospensamientosdiversos.15Lavir-tud de los cristianos pasa a ser un caso particular en una variacin histrica en la cual los paganos y los ateos no son menos virtuosos, sino virtuosos de otra manera. La Mothe Le Vayer, en La virtud de los paganos,16 haba planteado el problema respecto a la cuestin de la salvacin, y lo haba resuelto a travs del concepto de fe implcita, presente en aquellos que haban ignorado la revelacin.c.Laterceraconsecuenciaestenlarazndelafe.Pero,qu significaelgenitivo?BaylecomentalaposicindeSaurin.17Pero, sobretodo,trabajaconlaambigedaddeunescepticismocristia-no, de una razn en plural. Leibniz, en el Discurso acerca de la con-formidaddelafeconlarazn,18rectifica:habraquedecirquelo que est por encima de la razn no est contra la razn e imputa a Bayle la identificacin de las dos frmulas. Pero la razn de la fe que defiendeLeibnizesdistintadelafecomootraraznqueanaliza Bayle. All radica la dificultad.Lavariacindelascreenciasmuestraunaracionalidadenla produccin de lo irracional.Habra un mecanismo de las pasiones, una lgica del amor pro-14Bayle,P.,CommentairephilosophiquesurcesparolesdeJesus-Christ,Contrains-les dentreroTraitdelatolranceuniverselleparM.Bayle,2dicin,FritschetBhm, Rotterdam, 1713. J. M. Gros ha reeditado las dos primeras partes bajo el ttulo: Pierre Bayle, De la tolrance (Press Pocket, Paris, 1992). [N. del T.: hay traduccin al castellano: ComentariofilosficosobrelaspalabrasdeJesucristoOblgalesaentrar,enelquese prueba por diversas razones demostrativas que no hay nada ms abominable que realizar conversiones a la fuerza, y en el que se refutan todos los sofismas de los que convierten a la fuerza y la apologa que San Agustn ha hecho de las persecuciones, Centro de estudios polticos y constitucionales, Madrid, 2006].15Bayle, P., Pensamientos diversos sobre el cometa, Magisterio Espaol, Zaragoza, 1977.16La Mothe Le Vayer, F. La vertu des payens, Targa, Paris, 1642.17Bayle, P., Rponse aux questions dun provincial, Husson, La Haye, 1727, t. II, 2 vol, p. 159.18En Leibniz, G. W. Ensayos de teodicea, sobre la bondad de Dios, la libertad del hombre y el origen del mal, Sgueme, Salamanca, 2013.transformadosubrepticiamenteelmtododelasvariacionesen una tcnica de humillacin de la razn? El escepticismo se habra transformado as en un aliado de la fe, para justificar la necesidad dealgoquetrasciendaalarazn.Parecequenoshemosapresu-radoaldejaratrapadoalescepticismoenlaalternativaentreun escepticismocristiano(comopodraserloeldeHuet,11ensuTra-tado filosfico sobre la debilidad del espritu humano) y un escepti-cismo libertino que no va quizs hasta la ltima instancia de las implicancias del atesmo.12 Pareciera tambin que durante mucho tiempo los comentaristas han sentido desconfianza o repugnancia al tomar en cuenta el mtodo del doble discurso, es decir, la tctica de la irona discreta.Mepareciquesepodaplantearlahiptesis,autorizadapor el espritu de la filosofa experimental de esa poca, pero tambin por la Aclaracin acerca del pirronismo, de una fe sometida a las variaciones escpticas. Por una parte, las variedades y las variacio-nesdelascreenciasylasopinionesdeacuerdoalospueblosylas condiciones diluyen la oposicin entre razn y fe; por otra parte, lo irracional de la fe puede ser quizs una crtica de la razn, pero no detodarazn,sinodelaraznteolgica.Sabemosqueelartculo Artculo de la Enciclopedia trabaja sobre estos efectos de lo defini-do y lo indefinido, y sobre la retrica de la generalizacin13.* * *Si la filosofa experimental somete la fe a sistemas de variacin, se siguen varias consecuencias:a.Laprimeraconsecuenciaesladelamultiplicacindelas consciencias de la buena fe, en la hiptesis de un dios oculto, en la disyuncindelaverdadylafe,yenelintercambiodeposiciones entrelareligindominanteylareligindominada:estrategiade tolerancia por generalizacin del principio de intercambio de posi-ciones; la fuerza de este principio, es que incluso los adversarios del escepticismo no pueden rechazarlo porque es crtico, y funda toda 11Huet, Pierre, Trait philosophique de la faiblesse de lesprit humain, Sauzet, Amsterdam, 1723. Tal es, pareciera, la tesis de Popkin. Cf. las Actas del coloquio de Caen, editadas por Suzanne Guellouz, Pierre Daniel Huet (1630-1721), Biblio 17, Paris-Seattle-Tubinga, 1994.12Cf. R. Pintard, Le libertinage rudit, Boivin, Paris, 1943 (red. Slatkine, Ginebra, 2000).13Cf.elestudiodeFranoiseSoublinsobreDumarsais,ensuintroduccinalTraitdes Tropes, Flammarion, Paris, 1988.16 17BAYLE Y EL DECLOGO ESCPTICO FRANCINE MARKOVITSIdeas1, revista de filosofa moderna y contempornea#1 JULIO 2015pleja y equivoca, e incluso invlida, la hiptesis de una manipula-cin voluntarista.Un discurso que es a la vez el de los doctos y el de los hombres en general plantea la pregunta sobre la duplicidad de los doctos. No al-canza con decir que los doctos han adoctrinado al pueblo, ya que han sabido conectarse con l: la pregunta que se plantea Spinoza siguien-do a Maquiavelo no es entonces tanto la de una manipulacin como la de un discurso comn. Cmo identifica el pueblo a los doctos?Bayle va a trabajar en desplazar la pregunta. En lugar de la re-lacin de los doctos y el pueblo, juega con la supersticin; plantea la pregunta de la relacin del escritor y el lector, e identifica a los lecto-res como semi-sabios, que se distinguen al mismo tiempo de los doc-tos y del pueblo. En los Pensamientos diversos sobre el cometa, Bayle construye dos conceptos importantes: 1 el crdito de los doctos y el desplazamientodeesecrdito;2lossemi-sabiossedistinguende los doctos y del pueblo.Todas las disciplinas se apropiaron del cometa: la fsica, la histo-ria, la adivinacin, la teologa, la poesa y las letras. La pluralidad de los discursos alimenta la equivocidad de los comentarios y se trans-forma en una manera de reforzar el discurso de los devotos. Traba-jar para establecer los hechos, en el tribunal de la experiencia que hasurgidocomolojurdicodelanaturalezacontralateologade la historia, implica interrogar la autoridad de un autor o una tradi-cin. Pero la cuestin de la competencia no cierra el debate. Porque la cuestin de la competencia se transfiere habitualmente del saber hacia la persona, y de la posicin de la persona hacia la autoridad de un discurso. La problemtica de un Montaigne o de un Pascal sobre las potencias est connotada por el conjunto de estos desplazamien-tos. En efecto, el crdito de una opinin es el efecto de la autoridad, de la competencia en una disciplina que, mediante el efecto oculto del desplazamiento, avala el poder en otro lugar; la posicin social de un docto acredita una opinin desplazada.Bayle puede realizar el proyecto de escribir su diccionario como una compaa de seguros de la repblica de las letras porque in-terroga esos efectos de desplazamiento del crdito. Pero sobre todo determina un pblico de semi-sabios. Ni los que estn en los nego-cios(magistrados,emprendedores,financieros,agropecuarios),ni aquellosquecompartenlasresponsabilidadeseconmicas,admi-pio y del inters;19 pero habra tambin una razn suprema, una ra-cionalidad de la revelacin, que no quedara reducida a la primera (lo irracional de las pasiones) y que consistira quizs, como lo su-giere el artculo Pirrn, en la suposicin de una metafsica que no fuera ni cartesiana ni escolstica. La fe sera el paradigma racional de otra senda metodolgica, o quizs incluso epistemolgica. Y aqu encontraremos, como veremos ms abajo, varias paradojas.* * *Pero antes, para quin escribir todo esto? Cul es el pblico de Bayle?De acuerdo con Elisabeth Labrousse,20 Jean-Michel Gros21 carac-teriza a Bayle como un profesor y un intelectual comprometido que vive de su pluma. Lo opone a los sabios, a los protegidos de los mece-nas, a los gentilhombres que viven de su renta en el siglo clsico, y ve en l el nacimiento de un personaje moderno para el que escribir se vuelve un oficio. Me parece sin embargo que es necesario tambin, para completar este retrato, identificar el pblico al que se dirige.Mersenne y Naud confiesan que hay que protegerse del pueblo que piensa que los sabios son magos22; hay que protegerse de la su-persticininducidaporelmiedoquehacequelamasasevuelva terriblecuandopierdeeltemor23.Perodominantesydominados, doctos y masa, comparten el mismo discurso. Lo cual vuelve com-19Lahistoriadelaeconomapolticalegitimahoyendaestosconceptos:locualest vinculadoconlareevaluacindelainfluenciadeMalebrancheydeMandeville;cf. Mandeville, B., La fbula de las abejas, Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1982. Cf. Hirschman, A. Las pasiones y los intereses : argumentos polticos en favor del capitalismo antesdesutriunfo,FondodeCulturaEconmica,Mxico,1978.Cf.lacrticaala influencia de Malebranche en Ph. Steiner, La science nouvelle de lconomie politique, PUF, Paris, 1998. Cf. sobre todo, respecto a las relaciones de P. Nicole y el jansenismo, elestudiodeG.Faccarello,Auxoriginesdeleconomiepolitiquelibrale:Pierrede Boisguilbert, Anthropos, Paris, 1986.20EselmomentoderendirhomenajealaobradeE.LabrousseyantetodoasuPierre Bayle,2volmenes,Nijhoff,LaHaya,1964.TambinhayquecitaraHubertBost,Un intellectuelavantlalettre,lejournalistePierreBayle,Amsterdam-Maarssen,APA, 1994; Pierre Bayle et la religion, PUF, Paris, 1994.21En Bayle, Commentarie..., op. cit..22Mersenne,Lavritdessciences,ToussainctduBray,Paris,1625;Naud,Apologie pourtouslesgrandspersonnagesquionttfaussementsuponnsdemagie,Ulac,La Haye,1625.Cf.tambinlasobservacionesdeBaylesobreelartculoJeanBodindel Diccionario... [no figura en ninguna de las selecciones de Bahr].23Spinoza, Etica, IV, prop. 54, escolio.18 19BAYLE Y EL DECLOGO ESCPTICO FRANCINE MARKOVITSIdeas1, revista de filosofa moderna y contempornea#1 JULIO 2015Sexto:26 del que juzga. Se refuta que se pueda aprehender al hom-bre compuesto de alma y de cuerpo, porque el alma y el cuerpo son inaprehensibles.Peroaunquesepuedaaprehenderalhombre,no se puede decir que es capaz de juzgar, ni con demostracin, ni sin demostracin. E incluso si el hombre pudiera juzgar, qu hombre juzgar?Elsabiodeunadogmticadeterminadaoelmsinteli-gente?Y,cmopasarentoncesdelcomparativoalsuperlativo(el ms inteligente)? Y, en qu futuro lo encontraremos? Y si no espe-ramos el futuro, el ms inteligente ser tambin el ms vivo y el ms rpidoy,porlotanto,sertambinelquepuedesorprendernosy engaarnos.27 Vemos que hay un argumento del deceptor en Sexto (aunque no sea el deus deceptor).Pero volvamos a Bayle.Enunprimermomento,Baylerefutalatesisdeltelogo,segn el cual los cometas son signos. Y para ello, muestra que no podran ser ms que signos ambiguos, propicios para algunos pero nefastos para otros. Esta simultaneidad de puntos de vista contrapuestos su-pone un tercero que observa y da cuenta de la parcialidad. Al mis-mo tiempo, una representacin semejante de los cometas obedece a los mismos mecanismos de asociacin que la astrologa, las diversas tcnicas de adivinacin, la eficacia de los nombres y la creencia en el poder inmediato de los signos en general. Y Bayle concluye de ello, apoyndose en los fsicos como discurso competente pertinente, que los cometas son fenmenos y no signos.Pero el adversario no resulta convencido, lo cual muestra que no se trata aqu tanto de refutar28 como de marcar efectos de resistencia y obligar al adversario a enunciarlos. Y Bayle ataca tambin desde otro ngulo: concede que los cometas pueden ser signos, y pregunta de qu lo son. Son signos de la intencin de Dios, que utilizara para revelarselosmismosmediosquelospoetasylasmitologasanti-guas y que la idolatra? Esta actitud no hara ms que manifestar la debilidad y la contradiccin del Ser Supremo.26Sexto Emprico, op. cit., p. 148 y ss..27Ibid., p. 150.28Puestoquelosfsicosjustamenteyalohanhecho,tantoentiemposantiguoscomo modernos, y en vano. La serie de variaciones no contradice al argumento de que no hay nada nuevo.nistrativas,einclusopolticas(aunque,porprudencia,nosehaga referencia a estos ltimos) tienen tiempo de leer. Es necesario que aquellos que hacen libros les escriban resmenes. Resmenes que no tienen la misma funcin que los de Leibniz o los de Lamy (que se dirigen a los expertos). Los resmenes son aqu resmenes de deba-tes, protocolos de argumentos. En una palabra: informes.Laconsecuenciaesunaorganizacindiferentedelaobra.Las digresiones pertenecen a una estrategia general que pasea al lector en el libro como si fuera una ciudad.24 La analoga conduce a la ex-ploracin,elanalysissitusrecorretodaslascalles,describetodos los puntos de vista: o quizs, ya que lo que se busca no es tanto la exhaustividadcomolaenumeracinindefinidadeejemplos,obte-nemos la inversin del recurso cartesiano a la arquitectura. Descar-tes legitimaba el edificio por sus fundamentos; aqu, se recurre a la arquitectura en forma laberntica, como ocurrir en Diderot. Bayle respondealmismotiempoaunmtododeenumeracinyauna teora del desprendimiento del sujeto, capturado por pensamientos que le vienen, sin que sepa de dnde, sin que sepa cmo. Esta dis-ponibilidad no es pasiva. Est en el principio mismo del mtodo de Bayle de refutacin.* * *Ahora pasemos a lo que habamos anunciado, e intentemos carac-terizar ste mtodo.HayvariosmtodosderefutacinenBayle.Adiferenciadela demostracin, la refutacin nunca se da por realizada. Es una gue-rra de acoso. Por ejemplo: refuta la tesis rival, luego la concede y la refuta desde otro abordaje. Este mtodo de itus y rditus es como el tejido de Penlope, que es para Bayle y Naud la imagen de la filoso-fa escptica.25 Esta alternancia de conceder, refutar, conceder acta en los Pensamientos diversos. Podramos mostrar que ya aparece en 24Sobre las ciudades y los libros, se puede meditar con Bayle (cf. Rponse..., op. cit., captulos 1 y 2 sobre las capitales y Pensamientos diversos... op. cit., CCLXII y conclusin) y con Leibniz (cf. Monadologa, Sarpe, Madrid, 1984, 57) antes de releer a Victor Hugo: Ntre dame de Paris, Garnier, Paris, 1961, V, II (Esto matar a aquello).25Cf. nuestro artculo LAntimachiavel-mdecin de La Metrie en la revista Corpus n31 (1997), Lantimachiavlisme de la Renaissance aux Lumires, dirigida por H. Mchoulan y C. Frmont.20 21BAYLE Y EL DECLOGO ESCPTICO FRANCINE MARKOVITSIdeas1, revista de filosofa moderna y contempornea#1 JULIO 2015matizacin de una conducta semejante sera a la vez contradictoria en s misma y ruinosa para la sociedad. La Enciclopedia de Diderot y DAlembert retomar en los artculos Ateos y Destas los mismos argumentos, utilizando equvocamente la exposicin de las tesis de Bayle para denunciarlas y hacerlas conocer. Con Bayle, el atesmo se haceespeculativo.Porunaparte,loshombresnopracticanloque creen y los cristianos no son para nada ms avanzados que los de-ms en materia de moral. Pero, por otra parte, la moral del ateo efec-taunainversintericasustituyendolacuestindelaautoridad de la cual emanan las normas por la cuestin de su utilidad. El ateo es la posicin de la inmanencia y uno no har mal en reconocer all al que Bayle caracteriza como el ateo de sistema.Bayle no conduce entonces a su adversario a deponer las armas sino a revelar sus intenciones ocultas. En esta multiplicacin de los ngulos de la refutacin, en esta doble variacin respecto a las po-sicionesdeladversarioyrespectoalosdesplazamientosdelautor, se trata de responder a la problemtica cartesiana del punto fijo de-terminado en la problemtica del cogito como criterio de verdad. El argumento con el cual se responde al cogito es el de la implicacin del sujeto en su enunciado. En numerosas oportunidades, Sexto tra-bajasobreelefectodelenunciadoenelsujetodeenunciacin:lo que l llama ser parte de lo diferente.29 El sujeto se ve en efecto en el centro de un sistema de referencias. Lo que le impide ocupar el lugar de la verdad, es que ella lo enceguece en su propio lugar. En esta reanudacin del escepticismo antiguo, no se plantea tanto la cuestindelarelatividaddeloscriteriosdeverdad,comolacues-tin de la inscripcin del sujeto de enunciacin en su enunciado. Por otra parte, no se plantea en relacin a la modalidad del juicio, sino respectoalaproduccindelsujetoensupropiodiscurso.Ladivi-sin pertinente no sera entre antiguos y modernos, sino entre dos maneras de teorizar la posicin del sujeto.De esta manera, podra ocurrir que esta redefinicin de lo que est en juego en el escepticismo moderno ponga en cuestin el esta-tus de la modernidad en lo que Hegel ha articulado como momento del concepto: la autoconciencia.* * *29Sexto Emprico, op. cit., pp. 71, 84, 87-88, 96.Pero el adversario se resiste an. La justificacin de Dios residi-ra en el combate contra el atesmo, con la suposicin que el atesmo sera un peligro mucho ms grande que el paganismo y la idolatra. Lo esencial de la moral es el miedo a los dioses, no importa si se trata de la verdadera religin o de sus imgenes alteradas. E incluso, en algn sentido, esta funcin rehabilita al paganismo. La refutacin deBaylevaaapuntarentoncesalosmecanismosdelmiedo,igual queladeSpinoza.Lacreenciaenlainmortalidaddelalma,enel juicio final y en el otro mundo no hacen ms que poner en evidencia el mecanismo de toda la moral, y la conducta de la vida humana en general: la regla de los actos es la imagen de s mismo en el otro. Se trate del legislador divino, o del magistrado humano, o del testimo-nio de un amigo, se observar siempre una funcin constante, una estructura invariante propia de lo humano. Antifonte y Critias ya lo haban sealado en la antigedad. Los legisladores, al inventar los dioses, imaginaron magistrados que nunca cierran los ojos, con una vigilancia ubicua. La unidad de esta funcin a travs de las diversas imgenes (que no son para nada equivalentes, por otra parte) con-fiere el lugar a partir del cual se puede reducir la moral del miedo y de la creencia al poder del verbo. Puesto que el miedo no es otra cosa que la imaginacin del poder del mando, la representacin de un verbo que acta gracias a su autoridad y el lugar que ocupa. El correlatodeunverboqueefectaloquedice,queactaatravs de su enunciacin, es el miedo o la obediencia del que le cree. De la trascendencia del verbo divino. Decir es hacer.* * *Bayle habr mostrado, al mismo tiempo, que es posible una tica delateo,yqueexistenateosespeculativos.Deesamanera,recusa la prohibicin de una ciencia del ateo, y de una moral del ateo. La funcin epistmica del Dios cartesiano es conocida: conservar tanto las identidades del pensamiento como el orden justamente natural de las cosas, y velar por la conservacin de las reglas de las repre-sentaciones. Este razonamiento prohbe una ciencia del ateo. Para-lelamente, Bayle va a mostrar que existe una moral del ateo, que el sistemadelatesmonoescontradictorioytampocoimpracticable. Bayle recurrir a la moral para rechazar la funcin epistmica de un Dios conservador de las evidencias. El punto, para lo telogos, es mantener al ateo en una situacin de desobediencia y transgresin: hay que limitar al atesmo en la prctica mostrando que toda siste-22 23BAYLE Y EL DECLOGO ESCPTICO FRANCINE MARKOVITSIdeas1, revista de filosofa moderna y contempornea#1 JULIO 2015Por otra parte, el enunciado: yo ocupo el lugar de la verdad y los persigoensunombrenoesunenunciadogeneralizable,porque prohbe la reciprocidad. Bayle ve en su generalizacin una contra-diccinenlacualseimplicaalsujetodeldiscurso,ymuestrapor ejemplocomoDiroys32seimplicasinsaberloensuapologadela persecucin de los Hugonotes. Si la iglesia justifica su persecucin de los protestantes, tambin justifica su propia persecucin en otro tiempo y otro lugar. La generalizacin de su enunciado lo hace fun-cionar contra s misma, y la pone en contradiccin consigo misma. Tenemos aqu un uso interesante de la generalizacin que no ni el recurso al consenso de la luz natural como el mtodo de Louis Ma-yer,33nielrecursoaununiversaldelderechocomomximakan-tiana.34 En lugar del consenso, tenemos una ejemplificacin; en lu-gar de un acuerdo por derecho, una variedad histrica de hecho. El modo de relacin pone en evidencia los factores de la variacin de los juicios y las creencias.BayleutilizaelmismotipodeargumentoenLoqueesFrancia completamente catlica bajo el reinado de Louis Le Grand.35 Qu ocu-rrir con la fe en la historia si el inters por sostener cosas falsas no est compensado por el miedo a la desmentida? O mejor, si uno no puede basarse en la realidad del miedo a la desmentida para criticar lo que algunos quieren hacer pasar, sin vergenza, por verdadero. La verdadera cuestin es saber si una desmentida era posible en el momentodeseado,ycmohapodidoconservarseoserdestruida suhuella.36Alltambin,delaspersecucionescontralosprimeros 32Diroys, telogo del cardenal de Estres. Bayle discute tambin su libro en su Rponse... op. cit., III, 165 (nota de J.-M. Gros, op. cit., p. 155). Cf. tambin Leibniz, Teodicea, op. cit., II, 197.33Mayer, L., La philosophie, interprte de lEcriture Sainte, Intertextes, Pars, 1988.34Kant, I., Crtica de la razn prctica, Espasa-Calpe, Madrid, 1975, 7 de la Analtica: ley fundamental de la razn prctica.35Bayle, P. Ce quest la France toute catholique sous le rgne de Louis Le Grand, Vrin, Paris, 1973.36La filosofa de la historia en el siglo XVII est en general articulada con una historia defragmentosyvestigiosmsqueporlapuestaenperspectivadeunpuntodevista universalista(cf.miobraLordredeschanges,PUF,Pars,1986).Estaatencinalas causas de que las huellas se borren y al inters de la violencia por la manera de escribir lahistoriahasidoexplcitamenteconsideradacomopoltica,seaporVoltaireopor Toland a propsito de la historia de los Evangelios perdidos o por Malby que reflexiona sobre el estatus del historiador / actor. Tambin podramos citar las historias escpticas de la filosofa a las cuales Lucien Braun no haba hecho quizs un lugar suficientemente significativo en su obra Histoire de lhistoire de la philosophie, Ophrys, Pars, 1973.Otro tipo de refutacin podra ser descrito a partir del Comenta-rio filosfico. El pblico es otro. Un comentario de un nuevo gnero sedirigeaesepblicoydebeserdistinguidodelaexgesisbbli-ca. El conversor30 es mitad cura y mitad soldado: la respuesta a esta monstruosidad es un comentario de nuevo tipo que no se reduce a re-dactar erratas sino que supone que se desoriente al adversario, que se le modifique el terreno: es un mtodo general de desplazamientos o de acoso que le impide al adversario permanecer en una posicin ysuponersiempreculeselproblema.Loqueestencuestines la identificacin del lugar que ocupa la iglesia romana: es ella una funcin de la verdad de la doctrina o de la dominacin en un tiem-poyunlugar?TaleslaalternativaqueproponeBayle.Launiver-salidad del catolicismo es interrogada en relacin con su situacin: religin, en la antigedad, perseguida por los paganos y, en relacin a los tiempos modernos, tanto perseguida en oriente como persegui-dora en las Indias occidentales. Esta alternancia lanza una reflexin sobre la verdad de la doctrina, sobre las condiciones para conocerla, sobre la cuestin de saber si puede dar lugar a un derecho.Bayle invoca la diversidad y la inversin histrica de las posicio-nes. Reevala el derecho que se da una autoridad al tomar en cuen-taloshechosdesudominacin.LasmximasdeBossuetreposan sobre una peticin de principio: la Iglesia es la verdad, y l deduce de ello la condena de toda variacin como alejamiento de la norma: eslaHistoriadelasvariacionesdelasiglesiasprotestantes.31Apo-yndose en Vincent de Lrins, Bossuet justifica la imputacin de un desvo de la norma como efecto de una resistencia a la verdad: esta resistencia marca la falta y la hereja. Bayle interpreta que esta re-sistencia es la presencia de la razn y de la buena fe, sin las cuales la fe misma no podra ser reconocida. El reconocimiento implica una resistencia del sujeto, sin la cual sera una mera marioneta. Por otra parte, Bayle define las variaciones de los sistemas de normas como un puro hecho histrico. La variacin no es por lo tanto un desvo respecto a una regla sino una enumeracin de reglas.30Elabusoenelejerciciohaimplicadounarestriccindelsentido:tiranodejde significarrey,sofistadejdesignificarfilsofo.Peroeltrminodeconversorsigui otra deriva: la de una confusin ms que de un abuso.31Bossuet,J.B.,Histoiredesvariationsdesglisesprotestantes,Mabre-Cramoisy,Pars, 1689.24 25BAYLE Y EL DECLOGO ESCPTICO FRANCINE MARKOVITSIdeas1, revista de filosofa moderna y contempornea#1 JULIO 2015En ausencia de un consenso universal respecto a las leyes y las normas,laevidenciamoralserladelacuerdoenlapolifona:la generalizacin de la mxima particular de un sujeto o de un pueblo no debe poder volverse contra l mismo; las posiciones deben poder permanecer intercambiables. Tal es la regla de la evidencia moral que permite comprender que toda mxima que contiene la obliga-cin de cometer crmenes es falsa.* * *En efecto, cuando Bayle enuncia como un axioma que toda mxi-ma que contiene la obligacin de cometer crmenes es falsa, recurre a varios argumentos:1. Las opiniones y las creencias slo pueden ser imputadas como delitos o como crmenes y no dependen del magistrado. Ningn ma-gistrado puede juzgar la buena fe: ningn soberano puede legislar respecto a la conciencia: sera confundir en la imputacin los actos delsujetoysuser;obligaralasconciencias,seraporotraparte transformar a los hombres en marionetas o autmatas espirituales y Dios como sujeto no podra satisfacerse con la obediencia de esta-tuas. Los derechos de la conciencia errnea no estn en contradic-cin con el dictamen de la conciencia.Lalibertaddeobedienciaestconnotadaenefectopordosar-gumentosquepuedenparecercontrarios:(1)nosomosdueosde nuestras ideas; y sin embargo (2) no somos marionetas. El dictamen de la conciencia y la buena fe no remiten a una instanciacin de la libertad, sino a una enumeracin de las posiciones, que no determi-na la indiferencia de las normas sino el conocimiento de las condi-ciones de su existencia.La interioridad de la conciencia y la buena fe determinan los dere-chos de la conciencia errnea. Pero este derecho se hace posible por el hecho que el lugar de la verdad es inasignable y que nadie puede preten-der ocuparlo. Lo que la justifica es el argumento del Dios oculto, y H. Bas-nage de Beauval, en La tolerancia de las religiones43 recurre a ese lugar vaco, pero, a diferencia de Pascal, no deduce la miseria del hombre y la necesidad de la obediencia a la iglesia, sino la prohibicin de una confu-sin entre la interioridad de la conciencia y la autoridad del magistrado.43Basnage de Beauval, H. La tolrance des rligions, Graef, Rotterdam, 1684.cristianos hasta las persecuciones contra los Hugonotes, la generali-zacin es un punto crtico.El argumento de la tolerancia se justifica por diferentes modelos de diversidad. Si la diversidad era el alejamiento de la norma, habra que pensar la diversidad de las religiones como un delito37. Lo cual yahasidorefutado.PeroBayleinviertelarelacinalmostrarque un populacho de monjes y curas se suscit en el interior mismo de la iglesia. Lo plural de la iglesia es la imagen de lo plural de la socie-dad civil; la iglesia no es el modelo sino el reflejo de los conflictos de la sociedad. La sedicin poltica proviene del fondo de los claustros. Ladivisindeltrabajo38encambioofreceunmodelodeconcordia en la sociedad civil que no se basa en la uniformidad y el consenso sino en una polifona. El acuerdo no es concordancia sino armona. Leibniz haba ya trabajado por su parte sobre la disonancia. Esta me-tfora musical nos conduce naturalmente a la pluralidad de los gus-tos: el ejemplo del reyezuelo de las Indias que pensara en honrar al rey de Inglaterra escribindole una carta segn el modo burlesco, y omitiendo instruirse sobre las costumbres britnicas cometera una falta de gusto, pero no un crimen de lesa-majestad:39 es conveniente juzgar la pluralidad de los cultos segn el criterio del gusto.40 Y como si el recurso a la divisin de las tcnicas y de las artes no alcanzara, Bayle muestra que la pluralidad de las condiciones sociales, las fun-ciones, los rangos e incluso las transgresiones son interiores a la igle-sia misma (como si ella fuera el microcosmos de la sociedad civil).41Tal argumentacin manifiesta la grandeza de Dios a travs de la diversidad de los cultos. El argumento es paradojal; retoma y sub-vierte el argumento leibniziano que define a Dios por la riqueza y la variedad de sus obras. La aplicacin del argumento a la religin como produccin humana slo puede ser irnica.4237Cf. Bayle, P., De la tolrance, op. cit. p. 262.38Ibid., p. 257.39Ibid., p. 264.40IsabelleDelplahatrabajadosobreelmodeloliterarioyestticodelatoleranciaen Bayle en su artculo: Bayle, pratiques de la diversit, en Papers in french XVIIth century literature, (Biblio 17), XXV, 49, 1998, pp. 461-480.41Bayle, De la tolrance, op. cit., p. 269.42Ibid.. p. 267.26 27BAYLE Y EL DECLOGO ESCPTICO FRANCINE MARKOVITSIdeas1, revista de filosofa moderna y contempornea#1 JULIO 2015ElartculoPirrntieneporobjetolamaneraenlacuallos dogmasdelaTrinidad,laEucarista,laencarnacinylatran-substanciacin contradicen la evidencia de los axiomas de la luz natural.Tomarnuestrasevidenciaspordogmasdelafilosofa sustancialista,ylosdogmasdelarevelacinporeldiscursode otra racionalidad, permite dar a las proposiciones de la revelacin su pleno alcance. Bayle pasa as a habitar el discurso teolgico mismo. Segn sus declaraciones, es para justificarlo. Pero en rea-lidad,lohaceestallarensuestatusderevelacin,aldarleelrol deinstrumentosloparahaceraparecerlaarbitrariedaddela metafsicasustancialista.Ledaplenosderechosalarevelacin, pero ya no es ms la revelacin.* * *Quisiera trabajar sobre estas dos hiptesis, que estn ligadas: queelescpticohabitaenelinteriordeldiscursodelafeyque estainsercin(oquizsestaintrusin)transformaalosdogmas en axiomas.Sigamos entonces el artculo Pirrn y la Aclaracin acerca del pirronismo.Pierre Rtat escribe, en torno al Examen del pirronismo de Crousaz:Su vasto propsito abarca toda la historia del pirronismo. Des-pus de haberlo definido y haber investigado sus causas, pasa aunarefutacinsistemticadeSextoEmpricoyabordafi-nalmente la obra de Bayle. En realidad, esta tercera parte no sloconstituyelaparteesencialdelaobra,sinoqueadems Bayle es el centro donde todo converge. El inspira sin cesar la imagen que se da desde el principio del pirroniano. Bayle sus-tituye a Sexto Emprico: es la nica obsesin en torno a la cual se organiza todo.45Negndose a identificar a Pirrn y Arcesilao, en torno a la tesis segn la cual la naturaleza de las cosas sera incomprensible, Bayle46 45Rtat,P.,LedictionnairedeBayleetlaluttephilosophiqueauXVIIIsicle,LesBelles-Lettres, Paris, 1971, p. 155. All Rtat evoca la apologtica protestante y en particular el Examen du pyrrhonisme de Jean-Pierre de Crousaz, obra monumental comenzada en 1720,finalizadaen1729ypublicadaen1733.Cf.tambinlanotadelap.217donde reporta el arrepentimiento del traductor al francs de los Esbozos pirrnicos, Huart, tal como se los habra confiado antes de morir a Crousaz. Cf. tambin L. Bianchi, Progetto di un dizionario critico, Bibliopolis, Npoles, 1987.46Sepanpermitirnos,entodoestepasaje,parafrasearabreviando[N.delT.:cf.Bayle, La buena fe es, al mismo tiempo, el signo de un desligarse: esta-mos ligados a la religin de nuestros padres y no podemos sustituir esta relacin personal (que ofrece a la vez la vida, la ternura y la ley y nos estructura desde la infancia a nuestras espaldas y sin nuestra confesin) por la insistencia de la tradicin, que es impersonal.Vemos as que esta conciencia que es a la vez libre y no-libre hace emerger un concepto de libertad que no es el principio cartesiano de una infinidad de la voluntad, sino la doble determinacin de la since-ridad respecto a s mismo y de la capacidad de desligarse de la verdad.Podemos decir tambin que de acuerdo a este enfoque, el sujeto experimenta su historia, y el derecho de la conciencia errnea sea-la el reconocimiento de esta historia.442.Elotroargumentoesquelassancionessepuedenconsiderar crmenes:laseparacindelosniosylospadres,laprivacindelos derechos civiles, la prohibicin de ejercer un oficio, de disponer de los bienes, de abandonar el pas, etctera, son crmenes y transforman la relacindelsoberanoylossbditos.Lassancionesquenotendran sentido ms que respecto a sujetos rebeldes que se habran puesto fue-ra de la ley y hubiesen amenazado la seguridad del Estado, se vuelven, respecto a los sbditos leales, crmenes del soberano: como no se puede decir que el soberano sea un criminal, se dir que ha sido engaado o sorprendido. Y sin duda hay que suponerlo justo. Qu otro recurso invocar?3. Tras haber examinado los dos tipos de desplazamiento practi-cados por Bayle (la cuestin de la enumeracin de los puntos de vista y la cuestin de los derechos de la conciencia errnea) abordaremos ademsunaterceramaneradeargumentar:lasparadojasdelafe conforme a la razn.El artculo Pirrn y la Aclaracin acerca del pirronismo han sidoledoshabitualmentedesdelaperspectivadeunescepticismo cristiano. Nos gustara mostrar que hay all una ambigedad y que lapresentacindeBaylesugierequizstambinotralecturaque pone en obra una razn que naturaliza los misterios. La fe estara conformeconlaraznsupremaperostaestaraconformeconla crtica de lo divino.44Vemos que estas tesis son a la vez irreductibles al kantismo (contra la interpretacin de Delvolv) y a una filosofa del inconsciente (en Leibniz).28 29BAYLE Y EL DECLOGO ESCPTICO FRANCINE MARKOVITSIdeas1, revista de filosofa moderna y contempornea#1 JULIO 2015Enumerar y poner en el mismo plano a la gracia, a la educacin y a la ignorancia, es marcar la pluralidad de efectos de resistencia al pirronismo, en las cosas y no en las razones de creer. La imputacin: lospirronianoscreenquedanmiedohaceirrisorioelsupuesto peligro del pirronismo.La nota B se desarrolla a continuacin de acuerdo a un procedi-miento conocido: relacin de relacin, es el procedimiento habitual en toda construccin de dilogos. Hace cerca de dos meses que cier-to hombre capaz me refiri con mucha amplitud una conversacin a la que haba asistido. Dos abades, uno que slo saba de rutina y otro que era un buen filsofo.48 Bayle toma la precaucin una vez ms de sealar en una nota de segunda categora que el que habla es un abad. Esta disposicin es totalmente caracterstica del mtodo escptico. La imputacin del discurso se va relevando. No se habla en nombre propio, sino que se cita. Los enunciados son as puestos en perspectiva.Al desprecio del primero (el abad rutinario) por lo pirronianos, el segundo (el abad filsofo) replica que si Arcesilao volviera al mun-do, y si tuviera que combatir con los telogos,sera milveces ms terrible que frente a los dogmticos de la antigua Grecia. Y esto por-que se pueden usar las armas de la teologa contra la teologa mis-ma. Se ve aqu el inters de dividir el discurso entre dos abades.Renuncio a las ventajas que la nueva filosofa ha procurado re-cientemente a los pirrnicos. Apenas se conoca en nuestras es-cuelas el nombre de Sexto Emprico cuando Gassendi brind un resumen que nos abri los ojos [respecto a los fines de su lgica]. Elcartesianismohadadolapinceladafinalalaobra,ynadie duda hoy entre los buenos filsofos que los escpticos tuvieron razn al sostener que las cualidades de los cuerpos, que hieren nuestros sentidos, no son sino apariencias.49La nueva filosofa tiene un lenguaje ms positivo que la antigua y sostiene que las cualidades (calor, olor y color) no estn en los objetos de nuestros sentidos sino que son modificaciones de nuestras almas. Se habra querido con gusto, contina el abad, exceptuar a la exten-sin y al movimiento, pero no ha sido posible. Es ms, los objetos de los 48Ibdem.49Ibid. p. 258.muestraquesehallamadoalospirronianoszetticos,efcticosy, aporticos,esdecir,examinadores,inquisidores,suspendedoresy dudantes,porquesuponanqueeraposibleencontrarlaverdady no determinaban que fuera incomprensible (nota A).La primera cuestin planteada no se refiere a la verdad del pirro-nismo o de su utilidad, sino a su peligro. Si los sistemas de defensa se han movilizado en contra de l, es porque ataca y es polmico. Sin embargo, slo lo es en relacin con esta divina ciencia, la teologa, puesto que no puede observarse que lo sea ni en relacin con la fsi-ca, ni en relacin con el Estado (nota B).Poco importa que se diga que la inteligencia del hombre es de-masiadolimitadoparadescubriralgoenlasverdadesnatura-les, en las causas que producen el calor, el fro, el flujo del mar, etc. Nos debera alcanzar con ejercitarnos en la bsqueda de hi-ptesisprobablesyreuniendoexperiencias,yestoysegurode que hay muy pocos buenos fsicos en nuestro siglo que no estn convencidosdequelanaturalezaesunabismoimpenetrable cuyos resortes slo son conocidos por aquel que los ha hecho y los dirige. As, todos stos filsofos son desde este punto de vista acadmicos y pirrnicos. La vida civil no tiene nada que temer deesteespritu,pueslosescpticosnonegabanquecadauno deba actuar conforme a las costumbres de su pas, practicar los deberes de la moral y tomar partido en esos asuntos de acuerdo con las probabilidades, sin esperar certezas. Podan suspender el juicio acerca de si tal deber era natural y absolutamente legti-mo, pero no lo suspendan acerca de si era necesario practicarlo en tales y cuales circunstancias. Slo la religin tiene que temer al pirronismo; ella debe estar apoyada sobre la certeza: su obje-tivo, sus efectos, sus usos caen desde el momento mismo en que la firme persuasin de sus verdades se borra del alma. Por otra parte, sin embargo, tenemos motivos para no inquietarnos: no hubo y ni habr nunca ms que un pequeo nmero de gente ca-paz de ser engaada por las razones de los escpticos. La gracia de Dios en los fieles, la fuerza de la educacin en otros hombres y, si se quiere, la ignorancia y la tendencia natural a decidir son un escudo impenetrable a los dardos de los escpticos, aunque esta secta se imagine que hoy es ms temible que antes. Veamos qu se funda esa extraa pretensin.47Diccionario..., op. cit., pp. 257 y ss.; usamos de base la traduccin de Bahr para seguir el parafraseo realizado].47Diccionario..., op. cit., p. 258.30 31BAYLE Y EL DECLOGO ESCPTICO FRANCINE MARKOVITSIdeas1, revista de filosofa moderna y contempornea#1 JULIO 2015evidencianadalosera.Sea,responder,esalldondeosesta-ba esperando, os har ver que cosas que rechazis como falsas cuentan con la mayor evidencia.51Bayle se servir entonces del abad filsofo para escenificar una subversindelaevidencianaturalporlaevidenciadelmisterio; se trata del movimiento inverso al que, en el Comentario filosfico, traducelarevelacinsobrenaturalenrevelacinnatural.Sepue-deobservarlasolidaridaddeestosdogmasysuconsistenciate-rica, a travs de la puesta en cuestin de la identidad personal, de la relacin de los modos con la sustancia, y, de manera general, del dualismo52. Bayle se dedica a mostrar, paradojalmente, que la con-sistencia de ciertos argumentos del spinozismo sobre la sustancia y lacausalidadprovienedelpirronismo.Spinozaseraunescptico sistemtico.I.Resulta evidente que las cosas que no son diferentes a una ter-cera,nosondiferentesentres;staeslabasedetodosnues-trosrazonamientos,sobreellafundamostodosnuestrosra-zonamientos,y,sinembargolarevelacindelmisteriodela Trinidad nos asegura que tal axioma es falso. Inventad tantas distinciones os plazca, jams mostraris que aquella mxima no es desmentida por este gran misterio.53La Trinidad juega en dos registros: desmiente un axioma y sepa-ra a la persona del individuo. Consideremos el axioma.* * *Ocurre que Bayle mostr que la crtica de este axioma se encuen-tra en la filosofa de Spinoza. Declara en efecto que Spinozaidentifica el ser eterno y necesario con las cosas que los cristianos llaman sustancias creadas, cualidades, accidentes, vicios, virtu-des, dolores, penas [...] La tesis de Spinoza reduce todas las cosas a una causa que no es realmente distinta de sus efectos [...] Todo hombre que busque sinceramente las verdades filosficas, y que veaquenosepuededarunpasoenlaescueladeSpinozasin rechazar como falsas las reglas ms evidentes del razonamiento, rechazar con el mayor desprecio semejante sistema. Qu pro-51Bayle, Diccionario..., op. cit., p. 260.52Esta problemtica est retomada en otra parte: Bayle, P., Oeuvres diverses, La Compagnie des Libraires, La Haya, 1727.53Bayle, Diccionario... op. cit., p. 260. [El subrayado es de la autora].sentidos no podran ser la causa de mis sensaciones: yo podra sentir el fro y el calor, ver colores, figuras, extensiones y movimiento, an en el caso de que no hubiera ningn cuerpo en el universo. No tengo por tanto ninguna buena prueba de la existencia de los cuerpos.50La nica prueba que se me puede dar debera ser tomada del ar-gumento segn el cual Dios me engaara si imprimiera en mi alma lasideasquetengodelcuerposinque,enefecto,loshubiera;esta prueba, sin embargo, es muy dbil: prueba demasiado. Por ejemplo, desde el comienzo del mundo, la mayor parte de los hombres cree -y es un gran error- que los cuerpos tienen colores. Si Dios los engaa enestesentido,nadaimpidequelosengaerespectodelaexten-sin. Por otra parte, Dios no nos fuerza a pensarlo, sino solamente a juzgar que eso nos parece de esa manera.Losgassendistasyloscartesianosseencuentranentoncesante dos problemas: el de la prueba de la existencia de los cuerpos exte-riores; el de la relacin entre extensin y corporeidad. El punto es que se razona de la misma manera respecto a la extensin y los colo-res; pero, si los colores no estn en los cuerpos, y si Dios engaa a los hombres,nohacindoloscreersinodejndoloscreer,nadaimpide que los engae respecto a la extensin.La diferencia del nuevo pirronismo y el antiguo est entonces en la introduccin del Dios engaador. La funcin de esta hiptesis es doble:interrogarellugardelsujetodelconocimientoyelestatus de la apariencia. Pero la argumentacin pirroniana debe entonces aplicarse a la pieza maestra del dispositivo cartesiano que es su evi-dencia y su modelo: el cogito.Inmediatamente despus, el abad filsofo dijo al otro que para poder vencer alguna vez a un escptico haca falta probarle en primer lugar que la verdad poda reconocerse ciertamente por ciertosindicios,indiciosalosquesellamacomnmentecrite-riumveritatis.Sostendrisantelconraznquelaevidencia eselcarctersegurodelaverdad,puestoquesinolofuerala 50Bayle cita al abad Focher y su Critique de la Recherche de la vrit y luego las observaciones deArnauldalcaptuloXXVIIIdelasVerdaderasylasfalsasideas.Lasreferenciasa MalebrancheprovienendeAcercadelainvestigacindelaverdad:dondesetratala naturaleza del espritu del hombre y del uso que debe hacerse de l para evitar el error en las ciencias (1674-1675), Sgueme, Salamanca, 2009, libro I, cap. X; libro II, cap. VI; sexta aclaracin; las referencias al argumento del Dios engaador, t. III. Las otras referencias son al Trait de la nature et de la grce, Amsterdam, Elsevier, 1680; y al Trait de morale, Leers, Rotterdam, 1683.32 33BAYLE Y EL DECLOGO ESCPTICO FRANCINE MARKOVITSIdeas1, revista de filosofa moderna y contempornea#1 JULIO 2015nal de la moral, el molinismo aventaja a la otra parte, pero est endesventajaeneldelametafsica.Susprincipalesfortalezas consistenenlasconsecuenciasqueresultandequeelhombre actuarasiemprenecesariamente;hayquereconocerquees-tasconsecuenciassonterribles,perounfilsofoquenofuera cristiano las debilitara mucho, sea porque no admitira lo que la Escritura nos ensea sobre las penas del pecado, sea porque borrara de la lista de los pecados una gran cantidad de accio-nes que la Escritura incluye. Los patrones del pecado filosfico y los que sostienen que, para pecar, hay que conocer actualmente que se est pecando, querran abrirse camino para una reduc-cin notable. Pero la sana teologa les opone obstculos invenci-bles que no seran irremontables para un filsofo puro. Por ese motivo, sostendra con mayor facilidad la definicin que dieron Lutero y Calvino de la libertad del hombre. Dado que el suplicio quelasleyeshumanashacensufriralosmalhechoresnosu-ponequetenganunalibertaddeindiferencia,nospodramos deshacer de aquellos que perturban la tranquilidad pblica de la misma manera en que nos deshacemos de las bestias feroces a pesar de que creemos que no tienen libre arbitrio.58La teora de Bayle sobre las pasiones y los apetitos que viene des-pus de ste pasaje justifica esta crtica a la libertad de indiferencia que lleva a la posicin de un sujeto como causa primera y principio de sus actos.Pero yo sealo el hecho que a travs de meditaciones puramente metafsicas no se puede nunca alcanzar la certeza bien fundada de que somos la causa eficiente de nuestros apetitos; pues cual-quiera que examine bien las cosas conocer evidentemente que si furamos un sujeto pasivo respeto a la voluntad, tendramos losmismossentimientosdelaexperienciaquetenemoscuan-donoscreemoslibres(...)Estamosentoncesnaturalmenteen eseestadoynosabemossiunacausainvisiblenoshacepasar sucesivamentedeunpensamientoaotro.Esentoncesnatu-ralquelohombressepersuadandequesedeterminanas mismos (...) Contra la prueba que utiliza Jaquelot, siguiendo a Descartes, tomada del sentimiento vivo que tenemos de la actividaddenuestraalma:sinotuviramosotraspruebas dellibrearbitrioquelasqueofrecenlafsicaylametafsi-ca, seramos rpidamente derrotados; o bien slo podramos 58Ibid.,p.745-746.EntreotrasreferenciasaLeClercyaArnauldqueseofrecenenlas notasalartculo,hayunareferenciaalaobservacinFdelaentradaRorarius.Se podra agregar la referencia a la carta LXXVIII de Spinoza a Oldenbourg. Cf. tambin Leibniz, Teodicea, op. cit., I, 70.greso se puede esperar si es necesario desprenderse de estas dos proposiciones: las cosas que no son distintas de una tercera no son distintas entre ellas y no se puede afirmar y negar al mis-mo tiempo el mismo atributo del mismo sujeto con verdad? Y as el matemtico deber creer que la extensin no tiene partes, que no es divisible [porque no es modo sino atributo].54Bayle identifica una misma deriva en los pirronianos y en Spino-za.55 Una vez ms, no se trata tanto de refutar como de exponer.II.Resultaevidentequenohaydiferenciaalgunaentreindivi-duo,naturalezaypersona;sinembargo,elmismomisterio noshaconvencidodequelaspersonaspuedensermultipli-cadas,sinquelosindividuosylasnaturalezasdejendeser nicos.56La naturaleza divina ocupa el lugar de tres personas sin dividir-se. La identidad divina es unidad de una naturaleza y pluralidad de unapersonalidad.Enlugardetrabajarestaparadojahaciendode ella el signo o la imagen de la trascendencia, Bayle (en la boca del abad filsofo) hace de ella el estatus de la persona en general. Bayle cita a Pierre Nicole, quien determina a la persona como lo que sub-siste separadamente, lo que es en s, lo que se gobierna. Pero Hobbes la define de manera diferente, por las reglas civiles de la mayora, por los roles sociales, el derecho de brindar testimonio, de prometer, deposeer,delegar,etc.,todasfuncionesdeundiscursoenprime-ra persona. La pluralidad de personas y la representacin social no suponen ninguna sustancialidad y no suponen siquiera la libertad como don divino sino solamente la imputacin. Vemos de esa mane-ra por qu Bayle le da tanta importancia a la discusin sobre la li-bertad y las controversias con Jaquelot.57 Lo que est en cuestin en la nocin de persona no es tanto la soberana como la imputacin.Puedo asegurarle, me parece, de un simple filsofo a otro, que la disputa de la libertad est por encima de la decisin. En el tribu-54Bayle, Oeuvres diverses, op. cit., tomo 4, p. 170.55Retoma el mismo anlisis en el artculo Spinoza del Diccionario, quejndose de que Spinoza no haya advertido al lector que cambiaba el significado de los trminos. Bayle nopodasinembargoignorarqueSpinozalohaceexpresamente(EticaIII,prop.52, escolio).56Bayle, Diccionario... op. cit., p. 260.57Bayle, Rponse..., op. cit., tomo III, pp. 743 y ss (captulo CXXXIX: Examen des observations de M. Jaquelot contre M. Bayle sur le chapitre de la libert).34 35BAYLE Y EL DECLOGO ESCPTICO FRANCINE MARKOVITSIdeas1, revista de filosofa moderna y contempornea#1 JULIO 2015almaycuerpo,quinnospodrasegurarquenosesirve de alguno de esos medios para despojarnos de la personali-dad? Acaso est obligado a revelarnos todas las maneras de que dispone de nosotros?61La unin del alma y del cuerpo alcanza para la identidad natu-ral, como alcanzara para todo otro ser vivo; pero para el hombre, pecador y salvado, no alcanza. La encarnacin que representa la sal-vacin del hombre nos ensea entonces que la unin del alma y el cuerpo no alcanza.Las vas naturales a travs de las cuales Dios permite que la per-sonalidad sea alcanzada o amenazada son enunciadas por Bayle en otra parte: la enfermedad, la afasia, la ebriedad, etctera. Diferentes transportes desplazan al yo fuera de s, al menos si seguimos las hiptesis de Foucault y si la patologa en esa poca trata del cuerpo y no del alma: incluso Descartes se preguntaba sobre la identificacin de los insensatos y los frenticos con un cuerpo mecnico. Leibniz, ms tarde, en los Nuevos ensayos, desplazar la cuestin de la con-cienciosidadparanocargarnicamenteenlamemoriaconsciente la unidad del yo.CriticandoalautordelSuplementoalosEnsayosdeliteratura,62 Bayle escribe:Osara negar que los actos del entendimiento no han sido com-binados con ciertas disposiciones de la materia por el Autor de la unin entre el alma y el cuerpo? No nos ensea la experiencia que hay enfermedades que destruyen la razn y la memoria?63 Estn los grandes filsofos siempre bien dispuestos a ocuparse de una pregunta? No existen personas hbiles que estn agota-das y como estpidas tras un trabajo de varias horas? No hay excelentes poetas que no pueden escribir versos despus de ha-ber bebido copiosamente? Es seguro que nuestra alma, durante su unin con la materia, necesita al cuerpo para todas sus ope-raciones. Yo no acepto las ms intelectuales.6461Bayle, Diccionario..., op. cit., p. 260.62Faydit, P.-V. Supplment des Essays de Litterature, Ribou, Paris, 1703.63Cf.elartculoPereiradelDiccionario,elautordelosPradamitas,quecitaelcaso de un poeta espaol, que cita tambin Spinoza (Etica, IV, prop. 39, esc.) que se vuelve afsico; quizs Gngora (de acuerdo a las indicaciones de Henri Larose)?64Bayle, Rponse..., op. cit., tomo 1, pp. 200-201.resistirobjetandosusconsecuencias.Lamoralylareligin sonnuestrorefugiocontralahiptesisdeJaquelot.Conoce-mosdemasiadobienalcartesianismoparaignorarconqu fuerzasehasostenidohoyendaquenohaycriaturaque pueda producir el movimiento y que nuestra alma es un su-jeto puramente pasivo respecto de las sensaciones, las ideas ylossentimientosdedoloryplacer,etc.Sinoselleghasta las voliciones fue gracias a las verdades reveladas. Puesto que sin ello, los actos de la voluntad seran tan pasivos como los del entendimiento.Lasmismasrazonesquepruebanquenuestra alma no constituye nuestras ideas y no afecta nuestros rganos probaran tambin que no puede formar nuestros actos de amor y nuestras voliciones (...). Es sorprendente que casi todos los fil-sofos hayan credo, como el pueblo, que formamos activamente nuestras ideas [salvo los averrostas que admitieron un intelecto universal distinto de nuestras almas que es la causa de nuestras intelecciones].59Por su parte, los dogmas de la Encarnacin y de la Eucarista van a dialectizar la unidad del hombre, mostrando a la vez que la perso-na es una pluralidad de roles y que el cuerpo y el alma intercambian susdeterminaciones.Vamosatrabajarsobrelapenetrabilidad,y portantosobrelareduccindeldualismoysobreelcarcteracci-dental de la personalidad. Argumentos pirronianos o spinozistas?60III.Resultaevidentequeparahacerqueunhombresearealy perfectamente una persona, alcanza con unir un cuerpo hu-manoyunalmarazonable.Sinembargo,elmisteriodela Encarnacin nos ha enseado que no es as. De donde se si-gue que ni vos ni yo podremos estar seguros de si somos per-sonas, puesto que si fuera esencial a un cuerpo humano jun-toaunalmarazonableconstituirunapersona,Diosjams podra impedir que la constituyesen: es preciso decir, por lo tanto, que la personalidad le es puramente accidental. Ahora bien, todo accidente es de diversas maneras separable de su sujeto; resulta posible para Dios, pues, impedirnos por diver-sos medios ser personas, an cuando estemos compuestos de 59Bayle, Diccionario..., op. cit., p. 762-767.60Hayquecitaraqu,conlasprecaucionesnecesarias,dadoqueesunaobradePierre Nicole, las Instructions thologiques et morales sur le symbole, siguiendo la nueva edicin de 1742: Slo existe lo que se mueve, que rige, que posee y que tiene la autoridad (que esunapersona);yloqueesposedo,regido,gobernadoymovido,quenoesmsque unaparteaccesoriaydominadynoespersona;lapalabrapersonasignificauna naturaleza razonable, que subsiste a parte, que es en s, que no est dominada, y que no forma una parte accesoria de otro ser, Desprez, Paris, 1742, p. 100.36 37BAYLE Y EL DECLOGO ESCPTICO FRANCINE MARKOVITSIdeas1, revista de filosofa moderna y contempornea#1 JULIO 2015sea que esas cosas suceden todos los das: de donde se sigue que ni vos ni yo podramos estar seguros acerca de si somos distintos otros hombres, y si no estamos al mismo tiempo en un serrallo de Constantinopla, en el Canad, en el Japn, y en cada ciudad en el mundo, bajo diferentes condiciones en cada lugar. No haciendo Dios nada en vano, creara a varios hom-bres, cuando le puede alcanzar con crear a uno solo en diver-sos sitios y revestido de diversas cualidades segn el lugar? Esta doctrina, por otra parte, nos lleva a abandonar las ver-dades que encontramos en los nmeros, puesto que ya no sa-bemos qu es dos ni tres, no sabemos lo que es identidad y di-versidad. Si consideramos que Juan y Pedro son dos hombres no es sino porque los vemos en diversos lugares y porque uno notienelosmismosaccidentesdelotro.Peroporeldogma delaEucaristaestefundamentodeladistincinsevuelve completamente nulo. Tal vez haya slo una sola criatura en el Universo, multiplicada por la produccin en diversos luga-res y por la diversidad de cualidades. Componemos grandes reglasdeAritmtica,comosihubieramuchascosasdistin-tas. Puras quimeras. No solamente desconocemos si hay dos cuerpos, tambin ignoramos si hay un cuerpo y un espritu, puesto que si la materia es penetrable est claro que la exten-sin es slo un accidente del cuerpo, y as, segn su esencia, el cuerpo es una sustancia no extensa y puede recibir todos los atributosqueconcebimosenelespritu:elentendimiento, lavoluntad,laspasiones,lassensaciones;ytampocoqueda reglaalgunaquenospermitadiscernirsiunasustanciaes espiritual o corprea por naturaleza.68Pierre Nicole dice sobre la penetrabilidad:Hay que concebir que el Verbo no se da humanidad por un de-rechoexterior,sinoinsinundoseenlahumanidad,comuni-cndoseconella,penetrndola,sumergindolaens,llenando todosuserytodassusfacultadesperfectamente,yunindose deformantima,inmediataysustancial;estainfusinyesta comunicacin plena y entera del verbo en la humanidad y esta inmersin de la humanidad en la divinidad del verbo son la va de esta unin personal porque es de esa manera que el verbo la hace suya, se la apropia plenamente y la despoja as de su propia subsistencia.69Bayle reinterpreta la penetrabilidad. El misterio de la Eucarista 68Bayle, Diccionario, op. cit., pp. 260-261.69Nicole, op. cit., t. II, p. 82 (ubicuidad) y p. 102 (la penetrabilidad).YBaylemuestraloqueestenjuegoenlapregunta:65citapara elloaPardies,Delaconnaissancedesbtes:Siustedadmiteuna vez que las cosas ms admirables que acontecen a las bestias puede hacerse por medio de un alma material, no est usted cerca de dar el paso de decir que tambin todo lo que ocurre en el hombre puede hacerse por medio de un alma material?.66Pero hay que ir an ms lejos: el alma no conoce todos sus pen-samientos,elalmadifieredesmisma:laidentidadpersonalest sometida a variaciones; la diferencia entre un alma y la otra es total y sin gradacin:Le pregunto a esos seores [los escolsticos] si les parecera bien que dijramos que el alma de un hombre es de una especie dis-tintaalos35aosquecuandotieneunmesdevida,oqueel alma de un frentico, de un alelado o de un viejo que recae en la infancia no es sustancialmente tan perfecta como el alma de un hombre hbil... caeramos en un grave error si pretendiramos que el alma del hombre slo es capaz de los pensamientos que conocemos. Hay una infinidad de sensaciones, pasiones e ideas de las cuales sta alma es absolutamente capaz, aunque no sea nunca afectada por ellas durante esta vida: si la uniramos con rganosdistintosdelosnuestros,ellapensaradeunaforma distintaacomolohacehoyysusmodificacionespodranser mucho ms nobles que las que nosotros experimentamos...67Deslocalizar la identidad personal, ponerla fuera de s, transfor-marlacuestindelalmaenunproblemaasignndolelmitesala variacin de una funcin, es de alguna manera pedirle a Dios que se ponga en el lugar de una nueva metafsica o de una nueva episte-mologa, que podr desarrollarse a travs de la cuestin de la impe-netrabilidad.IV. Resulta evidente que un cuerpo humano no puede estar en diversos lugares al mismo tiempo, y que su cabeza no puede ser penetrada junto con todas sus otras partes bajo un punto indivisible;noobstante,elmisteriodelaEucaristanosen-65Bayle,Dictionnaire...,op.cit.,Art.Rorarius,notaF[N.delT.:noincludoenlas selecciones de Bahr].66Pardies, I. Discours de la connaissance des btes, Paris, Mabre-Cramoisy, 1678, p. 100.67Bayle, Dictionnaire..., op. cit., Art. Rorarius, nota E. En su Palingnsie philosophique de1769(Paris,Fayard,2002)Ch.Bonnetmeditarsobreestahiptesisponiendoel espritu de Montesquieu en el cuerpo de un salvaje (Huron).38 39BAYLE Y EL DECLOGO ESCPTICO FRANCINE MARKOVITSIdeas1, revista de filosofa moderna y contempornea#1 JULIO 2015los spinozistas pueden aprovechar la doctrina de la transubstancia-cin, citando al jesuita Arriaga.73 Extrao devenir de argumentos que tienen tambin, si osamos decirlo as, sus alianzas objetivas.En la repeticin y la solicitacin de la frmula es evidente y en la reinterpretacin de los misterios como axiomas de otra evidencia, vemosentoncesdibujarselashiptesisdeunmonismoounfeno-menismo. Podemos plantear la hiptesis de que la luz natural repre-sentara a la metafsica bi-sustancialista y la luz sobrenatural a la filosofa monista.Despus de haber efectuado esta inversin metafsica o epistemo-lgica, Bayle va a cubrir todo con una nube de humo al afirmar de nuevo la sumisin de la razn a la fe. Hay que darse cuenta de que si lo que hemos credo comprender es verdadero esta sumisin no carece de beneficios para la razn.Ahora bien, si al pasar de las tinieblas del paganismo a las luces del Evangelio, hemos aprendido la falsedad de tantas nociones evidentes y de tantas definiciones ciertas, qu ocurrir cuando pasemosdelasoscuridadesdeestavidaalagloriadelPara-so? No parece claro acaso que aprenderemos la falsedad de mil cosas que hoy nos parecen incontestables? Saquemos provecho, puesdelatemeridadconlacualaquellosquevivificanantes del Evangelio nos afirmaron como verdaderas ciertas doctrinas evidentes, doctrinas cuya falsedad ha sido revelada por los mis-terios de nuestra teologa.74Pero pasemos a la moral, dice Bayle. Las evidencias de la razn prcticanosonmenossolicitadas.Nohabraqueagregaralfe-nomenalismofsicoelconvencionalismomoral?Vamosaverque Baylevamsallyplanteaundilema:slohaydosposicionesy ambas son insostenibles. Sigamos ese razonamiento.I)Resultaevidenteque,sisepuede,sedebeimpedirelmal,y que es un pecado permitirlo si se lo puede impedir. Sin embargo, nuestrateologanosmuestraqueesoesfalso:nosenseaque 73Cf.elartculodelDiccionarioqueselededica.Jesuitaespaol,Arriagafuellevadoa enseartambinfilosofaescolsticaenPragadondemurien1667:Encontramos diceBaylequelograbamuchomejorrefutarloquenegabaquedefenderloque afirmaba, y creemos que de esa manera se convirti en el provocador del pirronismo, a pesar de que haya hecho saber que no sera pirroniano... y si sus pruebas son inferiores a las objeciones, se debe a la naturaleza de las cosas. 74Bayle, Diccionario..., op. cit. p. 261.nos hace perder la distincin numrica y al mismo tiempo nos hace ganar la ubicuidad. Sin identidad numrica, el yo se difracta en ro-les,endiversoslugares,condicionesyquizsinclusoendistintos tiempos.Veremosaparecernombrespropiosacompaadosdeun artculo indefinido: por ejemplo, una cita de Erasmo por parte de La Mothe Le Vayer, y de Balzac por Bayle, dice: un Scrates cristiano. Fontenelle, en la Historia de las fbulas, dice: un Descartes de estos tiempos,unArqumedesdelosIndios.LeibnizcitaSturmiuspara evocar un Euclides cristiano. Es un desplazamiento de la identidad que la transforma en funcin, y por tanto en fenmeno. Scrates no es una persona, ni un smbolo, sino un rol. Bayle usa este equvoco de la ubicuidad para plantear un fenmeno de la personalidad, una crtica de la esencialidad del yo.Pero Bayle no se detiene ah.V.Resultaevidentequelosmodosdeunasustancianopueden subsistir sin la sustancia que ellas (sic) modifican; sin embar-go el misterio de la Transubstanciacin nos ha hecho ver que tal cosa es falsa. Eso confunde todas nuestras ideas: ya no hay modo de definir la sustancia, puesto que si el accidente puede subsistir sin sujeto alguno, la sustancia a su vez podr subsis-tir a la manera de los accidentes, es decir, dependiendo de otra sustancia. El espritu por su parte podr subsistir a la manera de los cuerpos, tal como en la Eucarista la materia existe a la manera de los espritus, y stos podrn ser impenetrables de la misma manera que all la materia es penetrable.70Baylesustituyelapenetrabilidaddelamateriaalaoposicinde la impenetrabilidad de la materia y la penetrabilidad del espritu, y subvierte as el dualismo. No hay una regla para distinguir las sus-tancias, y tampoco para asignar un sustrato a los accidentes: las dos cosas son solidarias. Encontramos aqu varios argumentos: el argu-mento cartesiano, donde Descartes, en una carta a Mesland,71 realiza lahiptesisdeunatransubstanciacinmaterial;despus,elargu-mento spinozista de unum et idem: entre la sustancia y los modos, entre los modos de un atributo y los modos de otro atributo. En el ar-tculo Spinoza,72 Bayle vuelve a confundir las pistas y muestra cmo 70Bayle, Diccionario..., op. cit. p. 261.71Del 9 de febrero de 1645.72Bayle, Diccionario... op. cit. p. 388, nota Z. Cf. tambin la entrada Trinidad en el lxico.40 41BAYLE Y EL DECLOGO ESCPTICO FRANCINE MARKOVITSIdeas1, revista de filosofa moderna y contempornea#1 JULIO 2015Al abad que slo saba de rutina le cuesta contener la clera du-rante este largo discurso, y ms an cuando se le plantea la cuestin de la identidad personal, en la cual se juega la moral. Y adems la pregunta no se le plantea de forma metafsica, como lo haran Locke o Leibniz,77 sino en funcin de sus beneficios (es el mismo al que le dimos tal abada el ao pasado?), lo cual es una irnica definicin de la persona. A Dios le costara lo mismo crear una nueva alma que conservar la que ya cre, y lo nico que nos lleva a creer que toma partido por conservarla es la opinin que tenemos respecto a su sa-bidura. La identidad es una opinin.Cuando uno es capaz de comprender los tropos expuestos por Sexto Emprico, percibe que esta lgica es el esfuerzo ms grande de sutileza que la inteligencia humana haya podido hacer,78 concluye Bayle, apo-yndose en La Mothe Le Vayer para interpretar con ambivalencia a la filosofa cristiana como una filosofa escptica. Bayle puede entonces emprender la preparacin de una estrategia: los telogos agustinianos (jansenistas y protestantes) recurren a los escpticos para atacar a los libertinos. Del principio general formulado por La Mothe Le Vayer, da-mos paradjicamente como aplicacin los escritos de Pascal y de Calvi-no: para convertir a los libertinos, hace falta humillarlos en asuntos de la razn y ensearles a desconfiar de ella.79 El escptico es peda-gogo. Y no debe creer que el relativismo es producto de la erudicin. Pero al mismo tiempo, se cita con Vossius a los eruditos que sostienen que nada est ms opuesto a la religin que el pirronismo. Lo que no impide a los escpticos nombrar por su parte a Pirrn como soberano pontfice. El escepticismo no escapa al fenmeno de jefe de secta.Estositusetrditusdelanlisisdelaambivalenciadelasposi-cionesnodejandeevocarlosanlisispascalianosdelaraznde atrs, y es una nueva ocasin (si hiciera falta) para mostrar hasta qu punto el genio de Pascal haba penetrado en los puntos de vista de sus adversarios.As Bayle no deja de retomar entre los antiguos y los modernos, y en el seno de uno y otros, las oposiciones que operan como invarian-77Locke, J. Ensayo sobre el entendimiento humano, Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1956 y Leibniz, G. W., Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano, Alianza Editorial, Madrid, 1992. II, 27.78Bayle, Diccionario..., op. cit., p. 264.79Ibdem.Dios no hace nada que no sea digno de sus perfecciones cuando acepta todos los desrdenes que hay en el mundo y que le hubiera resultadofcilprevenir.II)Resultaevidentequeunacriatura que no existe no podra ser cmplice de una mala accin. III) Y que es injusto castigarla como cmplice de esa accin. Sin embar-go, nuestra doctrina del pecado original nos muestra la falsedad de tales evidencias. IV) Resulta evidente que es preciso preferir lo decente a lo til, y que cuanto ms santa es una causa menos libertad tiene de posponer la decencia a lo utilidad. Sin embargo nuestro telogos nos dicen que teniendo Dios que elegir entre un mundoperfectamentebienordenadoyadornadocontodacla-sedevirtudesyunmundocomoelnuestro,dondedominanel pecado y el desorden, prefiri ste ltimo antes que el primero porque lo encontraba mejor para los intereses de su gloria.75Esintilreplicarquenopuedenmedirsenuestrosdeberescon losdelCreador,porqueseraofrecerarmasalosescpticos,cuyo gran objetivo es probar que desconocemos la naturaleza absoluta de las cosas y que slo conocemos algunas relaciones. Esta posicin del escptico cristiano es peligrosa:cuanto ms elevis los derechos de Dios al privilegio de no ac-tuarsegnnuestrasideas,msarruinariselnicorecurso que os queda para probar que hay cuerpos: ese recurso en que Diosnonosengaa,yqueloharasielmundocorpreono existiese (...) Adems, si las excepciones que hacis a los prin-cipiosdelamoralestnfundadassobrelainfinitudincom-prensible de Dios, jams podra estar seguro de nada, puesto quejamspodracomprenderentodasuextensinlosdere-chos de Dios.76Estamos pues atrapados en un dilema: si los derechos de Dios ex-ceden la comprensin humana, cmo podemos escapar a la hipte-sis de que nos puede engaar y cmo es posible fsica con la certeza de que los cuerpos exi