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hoja dominical Arzobispado de Tarragona www.arqtgn.cat n. 3.551 a los 4 vientos ..... La alegría de la Resurrección E n el cuento «El estudiante», de Antón Chéjov, la acción transcurre durante un Viernes Santo. Iván, un seminarista, volvía a casa en medio de un �empo desapacible, con mucho frío. Pasó jun- to a una mansión en la que vivían dos viudas, madre e hija, y entró para ca- lentarse. Les recordó que en una noche como esa, el apóstol Pedro se estaba calentando junto al fuego cuando negó al Señor. Las dos viudas se emocionaron hasta el borde del llanto. Después el es- tudiante prosiguió su camino pensando que si estas dos mujeres se habían con- movido tanto por un hecho acaecido hacía diecinueve siglos, es que guardaba alguna relación con el presente. Acercándose ya a casa, Iván con�nuó pensando en lo acae- cido después de la negación de Pedro, y se sin�ó invadido por «una dulce e inefable esperanza de felicidad». La vida se le antojó maravillosa, llena de sen�do. Como otros grandes escritores rusos, Chéjov, hizo experimentar a su personaje la alegría del misterio de la Resurrección de Jesucristo. Con el Viernes Santo no acaba todo. La Pascua judía, llevada a su plenitud, es an�cipo a la vez de nuestra resurrección. En un mensaje de Pascua, el Papa Francisco nos alentó con estas palabras: «Hermanos y hermanas, no nos cerremos a la novedad que Dios quiere traer a nuestras vidas. ¿Estamos acaso con frecuencia cansados, decepcionados, tristes; sen- �mos el peso de nuestros pecados, pensamos que no lo po- demos conseguir? No nos encerremos en nosotros mismos, no perdamos la confianza, nunca nos resignemos: no hay si- † Jaume Pujol Balcells Arzobispo metropolitano de Tarragona y primado 1 de abril de 2018 Domingo de Pascua tuaciones que Dios no pueda cambiar, no hay pecado que no pueda perdonar si nos abrimos a él». Y añadió: «Acepta entonces que Jesús resucitado entre en tu vida, acógelo como amigo, con confianza: ¡Él es la vida! Si hasta ahora has estado lejos de él, da un pequeño paso: te acogerá con los brazos abiertos. Si eres indiferente, acepta arriesgar: no quedarás decepcionado. Si te parece di�cil se- guirlo, no tengas miedo, con�a en él, ten la seguridad de que él está cerca de �, está con�go, y te dará la paz que buscas y la fuerza para vivir como él quiere». En esta fiesta tan grande de la Resurrección, hemos de dar gracias a Dios por la vida, pidiendo que en ella florezca la pri- mavera del espíritu, con belleza aún mayor que la que viste nuestros campos en esta estación. Nuestra felicidad, para ser verdadera, debe ser expansiva y llevarla a otros que estén a nuestro lado. ¡Nuestro Dios es tan cercano! Es nuestro mejor amigo. En esta fiesta tan grande de la Resurrección, hemos de dar gracias a Dios por la vida Enfoca el código QR y accede al video «A los Cuatro Vientos» ¡Feliz Pascua de la Resurrección del Señor!

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Page 1: Hoja dominical n. 3551 · con él después de su resurrección de entre los muertos. Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne tes monio de que Dios lo ha cons tuido juez de

hojadominicalArzobispado de Tarragona www.arqtgn.cat n. 3.551

a los 4 vientos.....

ominical

La alegría de la Resurrección

En el cuento «El estudiante», de Antón Chéjov, la acción transcurre durante

un Viernes Santo. Iván, un seminarista, volvía a casa en medio de un � empo desapacible, con mucho frío. Pasó jun-to a una mansión en la que vivían dos viudas, madre e hija, y entró para ca-lentarse. Les recordó que en una noche como esa, el apóstol Pedro se estaba calentando junto al fuego cuando negó al Señor. Las dos viudas se emocionaron hasta el borde del llanto. Después el es-tudiante prosiguió su camino pensando que si estas dos mujeres se habían con-movido tanto por un hecho acaecido hacía diecinueve siglos, es que guardaba alguna relación con el presente.

Acercándose ya a casa, Iván con� nuó pensando en lo acae-cido después de la negación de Pedro, y se sin� ó invadido por «una dulce e inefable esperanza de felicidad». La vida se le antojó maravillosa, llena de sen� do. Como otros grandes escritores rusos, Chéjov, hizo experimentar a su personaje la alegría del misterio de la Resurrección de Jesucristo. Con el Viernes Santo no acaba todo. La Pascua judía, llevada a su plenitud, es an� cipo a la vez de nuestra resurrección.

En un mensaje de Pascua, el Papa Francisco nos alentó con estas palabras: «Hermanos y hermanas, no nos cerremos a la novedad que Dios quiere traer a nuestras vidas. ¿Estamos acaso con frecuencia cansados, decepcionados, tristes; sen-� mos el peso de nuestros pecados, pensamos que no lo po-demos conseguir? No nos encerremos en nosotros mismos, no perdamos la confi anza, nunca nos resignemos: no hay si-

† Jaume Pujol BalcellsArzobispo metropolitano de Tarragona y primado

1 de abril de 2018 Domingo de Pascua

tuaciones que Dios no pueda cambiar, no hay pecado que no pueda perdonar si nos abrimos a él».

Y añadió: «Acepta entonces que Jesús resucitado entre en tu vida, acógelo como amigo, con confi anza: ¡Él es la vida! Si hasta ahora has estado lejos de él, da un pequeño paso: te acogerá con los brazos abiertos. Si eres indiferente, acepta arriesgar: no quedarás decepcionado. Si te parece di� cil se-guirlo, no tengas miedo, con� a en él, ten la seguridad de que él está cerca de � , está con� go, y te dará la paz que buscas y la fuerza para vivir como él quiere».

En esta fi esta tan grande de la Resurrección, hemos de dar gracias a Dios por la vida, pidiendo que en ella fl orezca la pri-mavera del espíritu, con belleza aún mayor que la que viste nuestros campos en esta estación. Nuestra felicidad, para ser verdadera, debe ser expansiva y llevarla a otros que estén a nuestro lado. ¡Nuestro Dios es tan cercano! Es nuestro mejor amigo.

En esta fi esta tan grande de la Resurrección, hemos de dar gracias a Dios por la vida‘

Enfoca el código QRy accede al video «A los Cuatro Vientos»

¡Feliz Pascua de la Resurrección del Señor!

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Edita: Arzobispado de Tarragona · Redacción y administración: Pla de Palau, 2 - 43003 Tarragona Directora: Anna Robert · Consejo de redacción: Mn. Joaquim Fortuny, Mn. Francisco Giménez y San� Grimau Secretaria: Montse Sabaté ·Teléfono: 977 233 412 · Web: www.arqtgn.cat · E-mail: [email protected] Imprime: Torrell S.A. · D.L.: T-519-01

Ciclo BLiturgia de las Horas de la OctavaCompletas I o II de domingo

Domingo de Pascua, 16: Resurrección del Señor (Sol) [Hch 10, 34.37-43; Salmo 117, 1-2.16ab-17.22-23; Col 3, 1-4 o bien: 1Cor 5, 6b-8; Secuencia; Jn 20, 1-9 o bien Mc 16,1-7. Misa vesperti na: Igual que la Misa del día pero se recomienda leer el siguiente evangelio: Lc 24, 13-35 (LE/LH propias)]

Lunes de la Octava de Pascua, 2: [Hch 2, 14.22-33; Salmo 15, 1-2 y 5.7-8.9-10.11; Secuencia (opcional); Mt 28, 8-15] San Francisco de Paula

Martes de la Octava de Pascua, 3: [Hch 2, 36-41; Salmo 32, 4-5.18-19.20 y 22; Secuencia (opcional); Jn 20, 11-18] San Ricardo

Miércoles de la Octava de Pascua, 4: [Hch 3, 1-10; Salmo 104, 1-2. 3-4. 6-7. 8-9; Secuencia (opcional); Lc 24, 13-35]

Jueves de la Octava de Pascua, 5: [Hch 3,11-26; Salmo 8, 2a y 5.6-7.8-9; Secuencia (opcional); Lc 24, 35-48] San Vicente Ferrer

Viernes de la Octava de Pascua, 6: [Hch 4, 1-12; Salmo 117, 1-2 y 4.22-24.25-27a; Secuencia (opcional); Jn 21,1-14]

Sábado de la Octava de Pascua, 7: [Hch 4,13-21; Salmo 117, 1 y 14-15.16ab-18.19-21; Secuencia (opcional); Mc 16, 9-15] San Juan Bauti sta de la Salle

Domingo, 8: II Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia [Hch 4, 32-35; Salmo 117, 1-2.3-4.16ab-18.22-24; 1Jn 5,1-6; Jn20,19-31 (LE/LH propias)]

LecturasDomingo de Pascuade la Resurrección del Señor

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (10, 34a.37-43)

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: «Vosotros conocéis lo que sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bau� smo que predicó Juan. Me refi ero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. Nosotros somos tes� gos de todo lo que hizo en la � erra de los judíos y en Jerusalén. A este lo mataron, colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y le concedió la gracia de manifestarse, no a todo el pueblo, sino a los tes� gos designados por Dios: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección de entre los muertos. Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne tes� monio de que Dios lo ha cons� tuido juez de vivos y muertos. De él dan tes� monio todos los profetas: que todos los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados».

Salmo responsorial [Sal 117, 1-2.16-17.22-23 (R.:249]

Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia.

R. Este es el día que hizo el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.

O bien: Aleluya

«La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa». No he de morir, vivirépara contar las hazañas del Señor. R.

La piedra que desecharon los arquitectoses ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. R.

Liturgia de la semana

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (3,1-4)

Hermanos: Si habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arri-ba, no a los de la � erra. Porque habéis muerto; y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida vuestra, entonces también vosotros apareceréis gloriosos, junta-mente con él.

O bien:

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corin� os (1Cor 5, 6b-8)

Hermanos: ¿No sabéis que un poco de levadura fermenta toda la masa? Bar-red la levadura vieja para ser una masa nueva, ya que sois panes ácimos. Por-que ha sido inmolada nuestra víc� ma pascual: Cristo. Así, pues, celebremos la Pascua, no con levadura vieja (leva-dura de corrupción y de maldad), sino con los panes ácimos de la sinceridad y la verdad.

Lectura del santo Evangelio según san Juan (20, 1-9)

El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amane-cer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han pues-to». Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lien-zos tendidos; pero no entró. Llegó tam-bién Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enro-llado en un si� o aparte. Entonces entró

también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían enten-dido la Escritura: que él había de resuci-tar de entre los muertos.