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Harriet Beecher Stowe De Wikipedia, la enciclopedia libre Saltar a navegación , búsqueda Harriet Elizabeth Beecher (14 de junio de 1811 – † 1 de julio de 1896 ) fue una abolicionista y autora de más de diez libros, siendo el más famoso Uncle Tom's Cabin (La Cabaña del Tío Tom), el cual narra la historia de la vida en la esclavitud y que fue publicado primeramente en forma de episodios seriales de 1851 a 1852 en un órgano abolicionista, The National Era, editado por Gamaliel Bailey. Aunque Stowe nunca había pisado el Sur estadounidense, publicó subsecuentemente A Key to Uncle Tom's Cabin, un trabajo real documentando la veracidad de su descripción de las vidas de los esclavos en la novela original. Su segunda novela fue Dred: A Tale of the Great Dismal Swamp: también en contra de la esclavitud.

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Harriet Beecher StoweDe Wikipedia, la enciclopedia libreSaltar a navegación, búsqueda

Harriet Elizabeth Beecher (14 de junio de 1811 – † 1 de julio de 1896) fue una abolicionista y autora de más de diez libros, siendo el más famoso Uncle Tom's Cabin (La Cabaña del Tío Tom), el cual narra la historia de la vida en la esclavitud y que fue publicado primeramente en forma de episodios seriales de 1851 a 1852 en un órgano abolicionista, The National Era, editado por Gamaliel Bailey. Aunque Stowe nunca había pisado el Sur estadounidense, publicó subsecuentemente A Key to Uncle Tom's Cabin, un trabajo real documentando la veracidad de su descripción de las vidas de los esclavos en la novela original.

Su segunda novela fue Dred: A Tale of the Great Dismal Swamp: también en contra de la esclavitud.

Page 2: Harriet Beecher Stowe

La joven Harriet.

Nacida en Litchfield, Connecticut y criada en Hartford, era la séptima hija de Lyman Beecher, un cura congregacional abolicionista de Boston, y Roxana Foote Beecher, y la hermana del afamado pastor, Henry Ward Beecher. En 1832 , su familia se mudó a Cincinnati, otra ferviente ciudad de la causa abolicionista, donde su padre se convirtió en el primer presidente del Seminario Teológico de Lane. En ese lugar, obtuvo conocimiento propio de la esclavitud y del tren subterráneo, y fue motivada a escribir Uncle Tom's Cabin , la primera gran novela estadounidense con un héroe afroamericano. La muerte de su madre (cuando ella tenía cuatro años), y la convivencia con su madrastra le brindará una imagen deteriorada sobre la cuestión de la maternidad, que se encuentra presente en gran parte de sus trabajos. A pesar de que Beecher Stowe seguía las creencias religiosas de su familia, pronto se apartará del Calvinismo ortodoxo de su padre, si bien parte de su influencia la encontraremos en sus novelas. En 1836 Harriet Beecher contrajo matrimonio con Calvin Stowe, un cura viudo. Luego, ella y su marido se mudaron a Brunswick, Maine , cuando él obtuvo una posición académica en Bowdoin College. Harriet y Calvin tuvieron siete hijos, pero algunos de ellos murieron a temprana edad. Sus primogénitas, las gemelas Hattie y Eliza, nacieron el 29 de septiembre de 1836. Cuatro años más tarde, en 1840, nace su hijo Frederick William. En 1848 el nacimiento de Samuel Charles acontece, pero al año siguiente, se muere como resultado de un cólera epidémico. Ella se encuentra sepultada en los campos de la Academia Phillips en Andover, Massachusetts.

La casa de Harriet Beecher Stowe en Cincinnati, Ohio es el primer hogar de su padre, Lyman Beecher, en el campus del Seminario Lane. Harriet vivió aquí hasta su matrimonio. Se encuentra abierta al público y funciona como un sitio histórico y cultural, concentrándose en Harriet Beecher Stowe, el Seminario de Lane y el Tren subterráneo. El lugar también presenta historia afroamericana. La residencia de Harriet Beecher Stowe en Cincinnati está localizada en 2950 Gilbert Avenue, Cincinnati, OH 45206.

Contenido[ocultar]

1 Citas

Page 3: Harriet Beecher Stowe

2 Lista parcial de trabajos 3 Referencias y fuentes de consulta 4 Véase también

5 Enlaces externos

[editar] CitasCuando Stowe se encontró con Abraham Lincoln en 1862 (durante la Guerra Civil),el saludo del entonces presidente de los Estados Unidos fue: "So you're the little woman who wrote the book that started this great war!"–"¡Así que tú eres la pequeña mujer que escribió el libro y ha iniciado esta gran guerra!" (de hecho, Harriet medía alrededor de 1.50 m).

"The bitterest tears shed over graves are for words left unsaid and deeds left undone"–"Las lágrimas más amargas que se derraman sobre las tumbas son palabras sin decir y obligaciones sin cumplir."

[editar] Lista parcial de trabajos Uncle Tom's Cabin (1851)–La Cabaña del Tío Tom A Key to Uncle Tom's Cabin (1853)–Una Llave para la Cabaña del Tío Tom Dred, A Tale of the Great Dismal Swamp (1856)–Dred, Una Historia del Gran

Triste Pantano The Minister's Wooing (1859)–El Cortejo del Ministro The Pearl of Orr's Island (1862)–La Perla de la Isla Orr As"Christopher Crowfield"

o House and Home Papers (1865)– La Casa y papeles del Hogar o Little Foxes (1866)– Pequeños Zorros o The Chimney Corner (1868) – La Esquina de la Chimenea

Old Town Folks (1869) – Cuentos de la Vieja Ciudad The Ghost in the Cap'n Brown (1870) –El Fantasma en el Cap'n Brown Lady Byron Vindicated (1870)–Lady Byron Reivindicada My Wife and I (1871)–Mi Esposa y Yo Pink and White Tyranny (1871)–Tiranía Rosa y Blanca We and Our Neighbors (1875)–Nosotros y Nuestros Vecinos Poganuc People (1878)–Población/Gente Poganuc

[editar] Referencias y fuentes de consulta Jeanne Boydston, Mary Kelley, y Anne Margolis, The Limits of Sisterhood: The

Beecher Sisters on Women's Rights and Woman's Sphere (U of North Carolina Press, 1988),

Matthews, Glenna. "'Little Women' Who Helped Make This Great War" in Gabor S. Boritt, ed. Why the Civil War Came - Oxford University Press pp 31-50.

Constance Mayfield Rourke; Trumpets of Jubilee: Henry Ward Beecher, Harriet Beecher Stowe, Lyman Beecher, Horace Greeley, P.T. Barnum (1927).

Page 4: Harriet Beecher Stowe

Weinstein, Cindy. The Cambridge Companion to Harriet Beecher Stowe. Cambridge Companions to Literature (Cctl). Cambridge, Inglaterra: Cambridge UP, 2004. ISBN 978-0-521-53309-6; ISBN 978-0-521-82592-4.

[editar] Véase también Frederick Douglass Kate Chopin Phillis Wheatley Olaudah Equiano Harriet Jacobs

[editar] Enlaces externos

Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre Harriet Beecher Stowe.

Wikisource contiene obras originales de Harriet Beecher Stowe. Wikiquote alberga frases célebres de o sobre Harriet Beecher Stowe. Harriet Beecher Stowe House & Center - La casa de Stowe durante su adultez en

Hartford, Connecticut Harriet Beecher Stowe Society --Organización académica dedicada al estudio de

la vida y obra de Harriet Beecher Stowe Brief biography at Kirjasto (Pegasos) The Online Books Page (University of Pennsylvania) Obras de Harriet Beecher Stowe en el Proyecto Gutenberg

o Edición electrónica libre de {{{título}}} en el Proyecto Gutenberg Harriet Beecher Stowe's brief biography and works History's Women: Harriet Beecher Stowe .

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Biografía de Harriet Beecher Stowe

Page 5: Harriet Beecher Stowe

Avisos Google

Así como meses atrás Poemas del Alma decidió compartir detalles del contenido de “La cabaña del tío Tom”, una de las obras más famosas y destacadas de la literatura estadoundidense, en esta oportunidad la idea es ofrecer información sobre la mujer que llegó a crear semejante trabajo literario.

El nombre de esta talentosa novelista que nació el 14 de junio de 1811 en el seno de una numerosa familia y, a lo largo de su vida, llegó a escribir más de diez libros, es, como ya habrán descubierto, Harriet Beecher Stowe.

“El Mayflower o apuntes de escenas y personajes entre los descendientes de los peregrinos” fue el título que le permitió a esta estadounidense, cuyo padre era un clérigo liberal que tuvo el privilegio de ser el primer presidente del Seminario Teológico de Lane, darse a conocer como escritora. Sin embargo, a esta autora que perdió a su madre cuando sólo era una niña de cuatro años de edad, la consagración recién le llegaría una década más tarde, tras la aparición de “La cabaña del tío Tom”. Con el tiempo, a esa obra inspirada en la esclavitud, el racismo y la fe le seguirían “Una llave para la cabaña del tío Tom”, “Dred: relato del gran pantano sombrío” y “El cortejo del ministro”, entre otros libros.

En 1836, Harriet contrajo matrimonio con el reverendo Calvin Ellis Stowe, un hombre junto al cual la también creadora de poesías religiosas luchó por la abolición de la esclavitud. Fruto de esa unión nacieron siete hijos, varios de los cuales fallecieron a temprana edad.

Beecher Stowe, quien también publicó obras como “La perla de la isla Orr”, “La esquina de la chimenea” y “Tiranía rosa y blanca”, falleció el 1 de julio de 1896. Sus restos se encuentran sepultados en los campos de la Academia Phillips, en Massachusetts.

Page 7: Harriet Beecher Stowe

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Harriet Beecher StoweDe Wikipedia, la enciclopedia libreSaltar a navegación, búsqueda

Harriet Elizabeth Beecher (14 de junio de 1811 – † 1 de julio de 1896) fue una abolicionista y autora de más de diez libros, siendo el más famoso Uncle Tom's Cabin (La Cabaña del Tío Tom), el cual narra la historia de la vida en la esclavitud y que fue publicado primeramente en forma de episodios seriales de 1851 a 1852 en un órgano abolicionista, The National Era, editado por Gamaliel Bailey. Aunque Stowe nunca había pisado el Sur estadounidense, publicó subsecuentemente A Key to Uncle Tom's Cabin, un trabajo real documentando la veracidad de su descripción de las vidas de los esclavos en la novela original.

Su segunda novela fue Dred: A Tale of the Great Dismal Swamp: también en contra de la esclavitud.

Page 9: Harriet Beecher Stowe

La joven Harriet.

Nacida en Litchfield, Connecticut y criada en Hartford, era la séptima hija de Lyman Beecher, un cura congregacional abolicionista de Boston, y Roxana Foote Beecher, y la hermana del afamado pastor, Henry Ward Beecher. En 1832 , su familia se mudó a Cincinnati, otra ferviente ciudad de la causa abolicionista, donde su padre se convirtió en el primer presidente del Seminario Teológico de Lane. En ese lugar, obtuvo conocimiento propio de la esclavitud y del tren subterráneo, y fue motivada a escribir Uncle Tom's Cabin , la primera gran novela estadounidense con un héroe afroamericano. La muerte de su madre (cuando ella tenía cuatro años), y la convivencia con su madrastra le brindará una imagen deteriorada sobre la cuestión de la maternidad, que se encuentra presente en gran parte de sus trabajos. A pesar de que Beecher Stowe seguía las creencias religiosas de su familia, pronto se apartará del Calvinismo ortodoxo de su padre, si bien parte de su influencia la encontraremos en sus novelas. En 1836 Harriet Beecher contrajo matrimonio con Calvin Stowe, un cura viudo. Luego, ella y su marido se mudaron a Brunswick, Maine , cuando él obtuvo una posición académica en Bowdoin College. Harriet y Calvin tuvieron siete hijos, pero algunos de ellos murieron a temprana edad. Sus primogénitas, las gemelas Hattie y Eliza, nacieron el 29 de septiembre de 1836. Cuatro años más tarde, en 1840, nace su hijo Frederick William. En 1848 el nacimiento de Samuel Charles acontece, pero al año siguiente, se muere como resultado de un cólera epidémico. Ella se encuentra sepultada en los campos de la Academia Phillips en Andover, Massachusetts.

La casa de Harriet Beecher Stowe en Cincinnati, Ohio es el primer hogar de su padre, Lyman Beecher, en el campus del Seminario Lane. Harriet vivió aquí hasta su matrimonio. Se encuentra abierta al público y funciona como un sitio histórico y cultural, concentrándose en Harriet Beecher Stowe, el Seminario de Lane y el Tren subterráneo. El lugar también presenta historia afroamericana. La residencia de Harriet Beecher Stowe en Cincinnati está localizada en 2950 Gilbert Avenue, Cincinnati, OH 45206.

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1 Citas

Page 10: Harriet Beecher Stowe

2 Lista parcial de trabajos 3 Referencias y fuentes de consulta 4 Véase también

5 Enlaces externos

[editar] CitasCuando Stowe se encontró con Abraham Lincoln en 1862 (durante la Guerra Civil),el saludo del entonces presidente de los Estados Unidos fue: "So you're the little woman who wrote the book that started this great war!"–"¡Así que tú eres la pequeña mujer que escribió el libro y ha iniciado esta gran guerra!" (de hecho, Harriet medía alrededor de 1.50 m).

"The bitterest tears shed over graves are for words left unsaid and deeds left undone"–"Las lágrimas más amargas que se derraman sobre las tumbas son palabras sin decir y obligaciones sin cumplir."

[editar] Lista parcial de trabajos Uncle Tom's Cabin (1851)–La Cabaña del Tío Tom A Key to Uncle Tom's Cabin (1853)–Una Llave para la Cabaña del Tío Tom Dred, A Tale of the Great Dismal Swamp (1856)–Dred, Una Historia del Gran

Triste Pantano The Minister's Wooing (1859)–El Cortejo del Ministro The Pearl of Orr's Island (1862)–La Perla de la Isla Orr As"Christopher Crowfield"

o House and Home Papers (1865)– La Casa y papeles del Hogar o Little Foxes (1866)– Pequeños Zorros o The Chimney Corner (1868) – La Esquina de la Chimenea

Old Town Folks (1869) – Cuentos de la Vieja Ciudad The Ghost in the Cap'n Brown (1870) –El Fantasma en el Cap'n Brown Lady Byron Vindicated (1870)–Lady Byron Reivindicada My Wife and I (1871)–Mi Esposa y Yo Pink and White Tyranny (1871)–Tiranía Rosa y Blanca We and Our Neighbors (1875)–Nosotros y Nuestros Vecinos Poganuc People (1878)–Población/Gente Poganuc

[editar] Referencias y fuentes de consulta Jeanne Boydston, Mary Kelley, y Anne Margolis, The Limits of Sisterhood: The

Beecher Sisters on Women's Rights and Woman's Sphere (U of North Carolina Press, 1988),

Matthews, Glenna. "'Little Women' Who Helped Make This Great War" in Gabor S. Boritt, ed. Why the Civil War Came - Oxford University Press pp 31-50.

Constance Mayfield Rourke; Trumpets of Jubilee: Henry Ward Beecher, Harriet Beecher Stowe, Lyman Beecher, Horace Greeley, P.T. Barnum (1927).

Page 11: Harriet Beecher Stowe

Weinstein, Cindy. The Cambridge Companion to Harriet Beecher Stowe. Cambridge Companions to Literature (Cctl). Cambridge, Inglaterra: Cambridge UP, 2004. ISBN 978-0-521-53309-6; ISBN 978-0-521-82592-4.

[editar] Véase también Frederick Douglass Kate Chopin Phillis Wheatley Olaudah Equiano Harriet Jacobs

[editar] Enlaces externos

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Hartford, Connecticut Harriet Beecher Stowe Society --Organización académica dedicada al estudio de

la vida y obra de Harriet Beecher Stowe Brief biography at Kirjasto (Pegasos) The Online Books Page (University of Pennsylvania) Obras de Harriet Beecher Stowe en el Proyecto Gutenberg

o Edición electrónica libre de {{{título}}} en el Proyecto Gutenberg Harriet Beecher Stowe's brief biography and works History's Women: Harriet Beecher Stowe .

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La cabaña del tío TomDe Wikipedia, la enciclopedia libreSaltar a navegación, búsqueda

Primera página de la primera edición de 1852 de La cabaña del tío Tom.

La cabaña del tío Tom (Uncle Tom's Cabin) es una novela de la autora abolicionista estadounidense Harriet Beecher Stowe, que tiene a la esclavitud como tema central. La obra se publicó por primera vez el 20 de marzo de 1852. La historia se centra en el relato de tío Tom, un esclavo afroamericano que ha sufrido bastante, el protagonista en torno al cual otros personajes, tanto esclavos como sus propietarios, se mueven. La novela dramatiza la dura realidad de la esclavitud mientras muestra que el amor cristiano y la fe puede superar algo tan destructivo como la esclavización de seres humanos.

Contenido[ocultar]

1 Temáticas principales 2 Trascendencia 3 Véase también 4 Referencias

5 Enlaces externos

[editar] Temáticas principales

Page 15: Harriet Beecher Stowe

Simon Legree, golpeando al tío Tom.

En La cabaña del tío Tom predomina una temática única: la maldad y la inmoralidad de la esclavitud.1 Mientras Stowe maneja otros subtemas a lo largo del texto, tales como la autoridad moral de la maternidad y las posibilidades de arrepentimiento ofrecidas por el Cristianismo,2 enfatiza las conexiones entre aquello y los horrores de la esclavitud. Stowe saca a relucir su lucha contra la inmoralidad de la esclavitud en casi cada página de la novela, en ocasiones incluso cambiando el rumbo de la historia para poder dar un "sermón" sobre la naturaleza destructiva de la esclavitud3 (como cuando una mujer blanca en el barco que lleva a Tom al sur dice "La parte más espantosa de la esclavitud es, en mi opinión, su atrocidad sobre los sentimientos y el afecto: la separación de las familias, por ejemplo").4 Una de las formas en que Stowe mostró la maldad de la esclavitud es como esta "institución peculiar" obligaba a separar a las familias.5

Debido a que Stowe veía la maternidad como "el modelo ético y estructural de toda la vida americana",6 y también creía que sólo las mujeres tenían la autoridad moral para salvar7 a los Estados Unidos del demonio de la esclavitud, otra temática principal del libro es el poder moral y el carácter sagrado de las mujeres. A través de personajes tales como Eliza, quien escapa de la esclavitud para salvar a su hijo (y finalmente reúne a su familia completa) o de la pequeña Eva, quien es vista como la "cristiana ideal",8 Stowe muestra su idea de que las mujeres podrían salvar a sus seres queridos de, incluso, las mayores injusticias. Mientras que los críticos más recientes han destacado que los personajes femeninos de Stowe son a menudo estereotipos domésticos en lugar de mujeres reales,9 la novela de Stowe "reafirmó la importancia de la influencia femenina" y ayudó a adoquinar el camino del movimiento por los derechos de las mujeres en las décadas siguientes.10

Las creencias religiosas puritanas de Stowe se muestran en el final de la novela, mostrando la temática mediante la exploración de la naturaleza del Cristianismo2 y cómo siente que la teología cristiana es fundamentalmente incompatible con la esclavitud.11 Esta temática se hace más evidente cuando Tom desea ir a St. Clare para "ver a Jesús" luego de la muerte de la amada hija de St. Clare, Eva. Debido a que la temática cristiana tiene un papel muy importante en La cabaña del tío Tom (y debido al uso frecuente de Stowe de interjecciones sobre religión y fe) la novela suele tomar la "forma de un sermón".12 Entre tanta tiranía, Tom es un ejemplo a seguir para perdonar al prójimo, un "milagro moral", de la moral cristiana.

Page 16: Harriet Beecher Stowe

[editar] Trascendencia

Portada de Classic Comics.

La cabaña del tío Tom fue la novela más vendida en el siglo XIX (y el segundo libro más comprado de la época, después de la Biblia), y fue escrito con la intención de darle mayor impulso a la causa abolicionista en los Estados Unidos anteriores a la Guerra Civil . Tras el primer año de su publicación, se vendieron unas 300.000 copias del libro. La comparación con la Biblia, destacando su popularidad, es significativa, ya que Harriet Beecher Stowe fue una devota y cometida cristiana, hija del presidente de un seminario cristiano, y esposa de un profesor de literatura bíblica en la facultad. Los lectores que acudían a la iglesia responderían favorablemente a Uncle Tom's Cabin porque fue pensado en los valores que la Biblia exponía como propios. La recepción de su mensaje es aún hoy problemática.

Muchos insinúan que el término empleado por Beecher Stowe para referirse a la novela suena algo discriminativo y servicial, si se tiene en cuenta las connotaciones que Uncle Tom encierra. Estas son atribuidas por lo general a un esclavo del ámbito doméstico y, en nuestros días, podría sonar algo rudo si se utiliza para hacer referencia a una persona de origen africano.

En un período en el que la esclavitud no había sido abolida, este libro representaba un blanco fácil de fuertes y profundamente negativas críticas por parte de los sectores opositores, es decir, aquellas personas que se alzaban a favor del sistema y en contra de la causa abolicionista. Además, palabras que Harriet incluyó en su obra solían ser algo polémicas en tanto que no conformaba a ambas partes. Por otro lado, la novelista fue muy astuta al brindar un panorama algo exagerado y escalofriante sobre el tema, lo que luego reforzaba mediante la imagen de familias rotas y destruidas por la empresa traficante de esclavos, separaciones innecesarias y la crueldad de muchos de los propietarios que acudían a la gran tienda a comprar mano de obra barata. La bondad y la humildad de Tom, junto a la santa inocencia de personajes infantiles y hombres blancos de bien, contrastan con la pavorosa realidad de la sociedad en la que movían.

Page 17: Harriet Beecher Stowe

Como último detalle, Beecher Stowe fue exquisita y meticulosa en la elaboración de su obra, no solo porque esbozó una gran cantidad de imágenes cortantes sino porque contribuyó a una atmósfera realista al representar de la forma más fiel posible el lenguaje de sus personajes, que mucho decía de sus niveles sociales (algo que encontramos en otros autores como Kate Chopin, Henry James o Mark Twain, por ejemplo).

Históricamente, el libro fue escrito en fechas en que Estados Unidos (junto con Brasil) eran uno de los pocos países que seguían admitiendo la esclavitud legal y este libro, contribuyó a profundizar el debate y a ampliar la conciencia de los estadounidenses respecto al sistema esclavista. Tanto fue así, que cuando el Presidente Lincoln conoció a la autora del libro en 1862, en plena Guerra civil de Secesión, le expresó: "De manera que es usted la pequeña mujer que escribió el libro que provocó esta gran guerra".13

[editar] Véase también Harriet Beecher Stowe Frederick Douglass Mark Twain Kate Chopin

[editar] Referencias1. ↑ Homelessness in American Literature: Romanticism, Realism, and Testimony

por John Allen, Routledge, 2004, página 24. 2. ↑ a b The Complete Idiot's Guide to American Literature por Laurie E. Rozakis,

Alpha Books, 1999, página 125. 3. ↑ Drawn With the Sword: Reflections on the American Civil War por Javier

Munro, Oxford University Press, 1997, página 30. 4. ↑ Uncle Tom's Cabin por Harriet Beecher Stowe, Vintage Books, Modern

Library Edition, 1991, página 150. 5. ↑ Drawn With the Sword: Reflections on the American Civil War por James

Munro McPherson, Oxford University Press, 1997, página 29. 6. ↑ "Stowe's Dream of the Mother-Savior: Uncle Tom's Cabin and American

Women Writers Before the 1920s" por Elizabeth Ammons, New Essays on Uncle Tom's Cabin, Eric J. Sundquist, editor, Cambridge University Press, 1986, página 159.

7. ↑ Whitewashing Uncle Tom's Cabin: Nineteenth-Century Women Novelists Respond to Stowe por Joy Jordan-Lake, Vanderbilt University Press, 2005, página 61.

8. ↑ Somatic Fictions: imagining illness in Victorian culture por Athena Vrettos, Stanford University Press, 1995, página 101.

9. ↑ The Stowe Debate: Rhetorical Strategies in Uncle Tom's Cabin by Mason I. (jr.) Lowance, Ellen E. Westbrook, C. De Prospo, R., Univ of Massachusetts Press, 1994, página 132.

10. ↑ Historical Dictionary of Women's Education in the United States por Linda Eisenmann, Greenwood Press, 1998, página 3.

Page 18: Harriet Beecher Stowe

11. ↑ The Company of the Creative: A Christian Reader's Guide to Great Literature and Its Themes por David L. Larsen, Kregel Publications, 2000, páginas 386–387.

12. ↑ The Cambridge History of American Literature por Sacvan Bercovitch y Cyrus R. K. Patell, Cambridge University Press, 1994, página 119.

13. ↑ David M. Kennedy y Thomas Bailey, The american Pageant (Lexington, MA.: D.C. Heath and Company, 1986), p. 208

[editar] Enlaces externos

Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre La cabaña del tío Tom.

Edición on-line en español sobre La Cabaña del tío Tom Universidad de Virginia--La cabaña del Tío Tom y la cultura americana Universidad de Wisconsin--colecciones especiales de Milwaukee PBS Africanos en América Screenplay--"Uncle Tom's Cabin"--Copyright 2004 por CD Thomson--On-Line

para libre lectura Sitio histórico de La cabaña del tío Tom episodio del 8 de junio de 2006 En nuestro tiempo

La cabaña del tío Tom; Harriet Beecher StoweLiteratura universal contemporánea. Narrativa y novela norteamericana. Esclavitud en EEUU (Estados Unidos). Personajes principales y secundarios. Argumento. DesenlaceLiteratura

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Page 19: Harriet Beecher Stowe

La cabaña del tío Tom; Harriet Beecher Stowe Ficha resumen del documento

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LA CABAÑA DEL TIO TOM

Curso:

2do. C.

Número:

Tres (3).

Materia:

Lengua Española.

Tema:

Análisis de Texto de la Obra Literaria:

La Cabaña del Tío Tom.

Fecha de Entrega:

Martes 28 de Septiembre del 2004.

Índice

Pág.

*Sobre el Autor. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5

*Datos Generales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9

*Sobre los Personajes. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

*Contenido o Argumento. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16

*Conflicto o Situación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18

*Desenlace o Término. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20

*Mi Conclusión. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22

Sobre el Autor

Harriet Beecher Stowe

Page 20: Harriet Beecher Stowe

Harriet Beecher Stowe es la Autora del libro que estamos analizando, que es una severa denuncia de la esclavitud y una de las mejores novelas de la literatura estadounidense en su género. Fue una escritora y abolicionista estadounidense. Harriet Beecher Stowe, nació el 14 de Junio de 1811 en Litchfield, Connecticut. A pesar de una formación puritana, su padre era pastor de una congregación por la tradición de Jonathan Edwards. La fé protestante juega sin embargo un papel importantísimo en su vida.

Su característica más exitosa como narradora, ha sido presentar escenas de la vida cotidiana que evocan un hondo contenido emocional.

Su primer libro fue El Mayflower que era apuntes de escenas y personajes entre los descendientes de los peregrinos. Este fue publicado en 1843.

Después de haber realizado sus estudios, se casó en el 1835 con Calvin Stowe, un pastor y profesor de literatura bíblica. En 1849, murió de cólera su sexto hijo, lo que le causa un profundo dolor. La ley de 1850, que obligaba a denunciar los esclavos, incluso en los Estados Libres, obligaba todas las personas a denunciarlos con autoridades. Esto inspiró a Harriet Beecher Stowe un libro entregado por capítulos que empieza a aparecer en 1851, en el periódico abolicionista “The National Era”: “La cabaña del Tío Tom” o “La Vida de Los Humildes” (Uncle Tom's Cabin). El Editor de este periódico le ofreció 300 dólares por 40 entregas desde el 1850 hasta el 1851. Esta novela la escribió mientras vivía

en Brunswick (Maine).Se suponía que esta obra pasaría

5

inadvertida, porque el medio que la publicaba era muy minoritario, pero la conmoción que ocasionó en sus primeros lectores llegó a tal grado que muy pronto los ejemplares usados del National Era se convirtieron en un verdadero objeto de la codicia de los lectores.

Cuando en 1851 concluyó la publicación de la novela, un editor de Boston llamado J. P. Jewett se ofreció a editarla bajo forma de libro en dos volúmenes. Fue así como fue editada en marzo de 1852. Esta Obra fue traducida en 32 lenguas, y fue reproducida en el teatro hasta 1930.

El éxito resultó entonces verdaderamente sensacional. No sólo en EEUU. La obra saltó a Europa y Asia, convirtiéndose en un extraordinario best-seller en más de 60 idiomas. En solo 5 años se vendieron 500,000 Ejemplares considerando sólo los vendidos legalmente. La cifra de copias pirata resulta incalculable incluso hoy en día.

Page 21: Harriet Beecher Stowe

A pesar de ello, Harriet Beecher Stowe sólo cobró los Derechos de Autor de las ediciones estadounidenses. Y tampoco percibió un céntimo de los Tomitudes, objetos que, supuestamente, se inspiraban en personajes y episodios de la novela.

Este libro contribuyó a la cristalización de los sentimientos militantes contra la esclavitud en el Norte y aceleró así el desencadenamiento de la Guerra Civil.

Buena parte de la población de EEUU fue consciente a través de ella del sufrimiento inherente a una institución que separaba a los maridos de las mujeres y a los hijos de los padres para venderlos como si fueran animales y someterlos a un maltrato que incluía el uso frecuente del látigo.

En los años siguientes los nacionalistas sureños entre otras

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personas, acusaron a Harriet Beecher Stowe de no haber viajado nunca al Sur, de desconocer de primera mano la situación de los esclavos e incluso de adolecer de una gazmoñería pietista.

El éxito de Harriet no fue por su forma literaria sino por tener un tema que se desarrollaba en esa época que era el problema de la esclavitud, tema que dividía profundamente a la América de aquellos momentos.

Harriet Beecher Stowe también escribió relatos y poesía religiosa, aunque su reputación quedó gravemente dañada tras publicar un artículo en Gran Bretaña titulado “La auténtica historia de la vida de Lord Byron”. En el que perjudicaba al Lord.

Harriet Beecher Stowe murió el 1 de julio de 1896.

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Datos Generales

Título: El Título de la Obra es: “La Cabaña del Tío Tom”

Ambiente de la Obra: En la Obra se mencionan tanto espacios Geográficos como Hidrográficos. Al principio de la Novela, esta se desarrolla en el Estado de Kentucky en los Estados Unidos. Según la Narración va avanzando, los Personajes se van moviendo de un lado a otro en los Estados Unidos.

Algunos de los lugares Hidrográficos por los que pasan los Personajes son el Río Ohio, el Lago Erie, entre otros.

También son mencionados Vermont y el Canadá donde terminan algunos de los Personajes.

Género de la Obra: En la Obra predomina el Género Lírico y Novelesco, ya que la Autora describe con palabras muy profundas a cada uno de los personajes y el espacio en el que se desarrolla la Obra, dando cierto tipo de Opinión Personal.

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Sobre Los Personajes

Personajes Principales

Mr. Shelby: Era un verdadero Caballero dueño de una Hacienda y con muchos Esclavos.

Mr. Haley: Era con quien estaba endeudado Mr. Shelby y quien más tarde compra a Tom.

Tom: Era un esclavo de Mr. Shelby que es el Personaje más importante de la Obra.

Enrique: Pequeño y hermoso negrito hijo de Elisa y esclavo de Mr. Shelby.

Elisa: Joven negra que vivía con el Sr. y la Sra. Shelby desde su infancia y que había sido educada por ellos.

Jorge Harris: Era el esposo de Elisa que era esclavo de la Plantación vecina a la de Mr. Shelby y que inventó una máquina para blanquear el Cáñamo. También aparece como Mr. Enrique Buttler de Oaklands a mitad de la Historia.

Mrs. Shelby: Era la esposa de Mr. Shelby que tenía Valores Excepcionales.

La Tía Clotilde: Era la Jefa de la cocina de la “Casa” de los Shelby y la mujer de Tom.

El Señorito Jorge Shelby: Era un Joven de 13 años que comprendía la importancia de su posición hijo de los Shelby.

Tomás Loker: Era un Hombre gigantesco amigo de Haley y que lo ayuda a encontrar a Elisa cuando se fuga.

Marks: Era el ayudante de Loker.

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Juan Bird: Era un Senador que ayuda junto a su esposa a Elisa en su fuga.

María Bird: Era la esposa del Senador Bird.

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Evangelina Saint Claire (Eva): Era una niña de unos 6 años que convenció a su padre para que comprara a Tom cuando era transportado en uno de los Barcos de Vapor del Ohio y que se hizo muy buena amiga de Tom después de que se va a su Hacienda.

Agustín Saint Claire: Era el Padre de Evangelina.

María Saint Claire: Era la Esposa de Agustín pero no su verdadero amor.

Ofelia Saint Claire: Era la prima de Agustín que se llegó desde Inglaterra para vivir con el.

Topsy: Era una niña negra de unos 8 o 9 años de edad que fue comprada por Agustín para Ofelia.

Alfredo Saint Claire: Era el hermano Gemelo de Agustín.

Enrique Saint Claire: Era el Hijo de Alfredo de unos 13 años de Edad.

Mr. Sheggs: Era el dueño de una casa donde se realizaban Subastas de Esclavos.

Emelina: Era una Negra esclava que había sido comprada en la Casa de Subastas por el mismo nuevo y último amo de Tom. Ella Tom se hicieron amigos.

Mr. Legree: Era el nuevo y último amo de Tom muy cruel y malvado y fue quien al final mató a Tom.

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Sambo: Era un Capataz de Mr. Legree que maltrató mucho a Tom pero al final le pide perdón.

Cassy Era una esclava de Mr. Legree que socorrió a Tom cuando era latigueado por su amo y que al final de la Obra resulta ser la madre de Elisa.

Quimbo: Era un trabajador de Mr. Legree.

El Pastor de Ambert Berg: Fue quien acompañó a Casi y a Thoux en la búsqueda de Jorge Harris y su familia.

Personajes Secundarios

El Amo de Jorge: Era un Industrial de los alrededores de la Hacienda del Sr. Shelby que maltrató mucho a Jorge.

Samuel: Era un esclavo del Sr. Shelby.

Andy: Era un esclavo de Mr. Shelby.

Señor Symmes: Era un señor que ayudó a Elisa cuando se fuga.

Cudjoe: Era el mayordomo del Sr. Bird.

El Sr. Van Trompe: Era un cliente del Sr. Bird que había venido desde Kentucky.

Míster Wilson: Era un amigo de Jorge Harris.

Raquel: Fue quien ayudó a Elisa en su fuga.

Ruth: Era la hermana de Raquel.

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Simeón: Era el Esposo de Raquel.

Dodo: Era el mayordomo de Enrique Van Claire.

Mammy: Era una de las esclavas de Agustín.

Contenido o Argumento

Esta Obra trata sobre La Esclavitud en los Estados Unidos en el Siglo XIX (19). En este Libro la Autora expresa sus ideas sobre la esclavitud y presenta la realidad de cómo eran maltratados los Esclavos.

El Personaje más importante de esta Obra es Tom, que era un esclavo Negro que pasa por terribles sufrimientos no solo Físicos si no también Sentimentales, cuando se ve en la obligación de tener que alejarse de su Familia. Esto es porque sus dueños originales, los Shelby, se ven en la necesidad de venderlo y Tom va pasando de Amo en Amo hasta que finalmente muere por la mano de uno de ellos. Este es el Tema que predomina en la Obra, el de cómo los Esclavos Negros son separados de sus Familias cada vez que sus amos deciden venderlos por cualquier razón.

También se desarrolla la Historia de los Saint Claire, que era una Familia muy adinerada cuyo Sr. Principal de la Familia (Agustín Saint Claire) compra a Tom siendo el 3er. Amo de él.

Lo que la Autora quiere dejar en claro es la manera en que se maltrataban a los esclavos en aquella época y hacérselo saber a todos.

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Conflicto o Situación

En la Obra se desarrollan varios conflictos. El más importante es el de Tom que va siendo vendido hasta llegar a la muerte. También está el Conflicto de Elisa, que fue dejada por su marido que se iba al Canadá y como iban a vender a su hijo separándolo así de ella pues ella decide también irse hacia el Canadá detrás de su Esposo.

En mi Opinión, el Conflicto que la Autora quería dejar expresado, es el gran sufrimiento por el que tenían que pasar los esclavos cada vez que se separaban de su familia y cuando eran maltratados por sus amos aunque no todos los amos eran iguales.

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Desenlace o Término

La Obra termina con lo que para mí en parte sería un final trágico por la muerte de Tom. Tom muere en manos de su último amo Mr. Legree que le dio un muy mal trato. Por otra parte el final fue algo feliz para Elisa ya que logró reunirse con toda su familia en el Canadá siendo libres y se reencuentra con su Madre.

En mi Opinión, la Autora quiso decir con este Final que no todos los casos de los esclavos son iguales, ya que hay unos que logran hacerse libres, otros que no tienen amos y dueños tan crueles, otros que son separados de su familia, o, como en el caso de Tom, que terminan en manos de Amos sumamente crueles y despiadados y mueren.

La niña Evangelina Saint Claire muere por una enfermedad no mencionada en la Obra.

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Mi Conclusión

Pienso que esta es una Obra muy interesante ya que se basa en Hechos Reales. Me gustó mucho pero me hubiese gustado más si al final Tom hubiese regresado con su Familia. Si hubiese vivido en esa

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época, tampoco hubiera estado de acuerdo con lo que se narra en esta obra, ya que no estoy de acuerdo con la discriminación de la gente de ningún tipo ni mucho menos con esos maltratos.

Me gustó la forma en que escribe Harriet Beecher Stowe ya que lo hace, al menos en este libro, de una manera muy objetiva, sencilla y humanitaria.

Para mí esta Obra te enseña varias cosas de la vida, como por ejemplo, que en la vida “no todo es color de rosa” pero que también esta puede tener finales felices.

El entierro prematuroDe Wikipedia, la enciclopedia libreSaltar a navegación, búsqueda

Ilustración para The premature burial a cargo de Harry Clarke, 1919.

El entierro prematuro ("The premature burial", en inglés) es un cuento de horror escrito por el estadounidense Edgar Allan Poe y publicado en julio del año 1844, en el periódico The Philadelphia Dollar Newspaper. El miedo al enterramiento en vida era muy común en la época, y Poe obtuvo provecho literario de ello.

Contenido[ocultar]

1 Argumento 2 Análisis 3 Adaptaciones 4 Referencias

5 Enlaces externos

[editar] Argumento

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En este relato, el narrador anónimo describe en primera persona un trastorno que le aqueja, caracterizado por «ataques de una afección singular que los médicos coinciden en denominar catalepsia». Esta enfermedad lo lleva con frecuencia a pérdidas de conciencia muy similares a la muerte, lo que conduce al personaje a un terror pánico a ser enterrado vivo en alguna de tales circunstancias: «La mayor de las desgracias posibles», afirma. A fin de que se comprenda esta fobia, el narrador enumera diversos casos probados de personas enterradas vivas. En el primer caso, la tragedia fue descubierta mucho más tarde, al ser reabierta la cripta. En otros casos, las afortunadas víctimas tuvieron ocasión de atraer la atención sobre ellas desde su espantosa prisión. Los numerosos y espeluznantes hallazgos registrados al remover tumbas en cementerios, constituyen también buena prueba de ello.

La catalepsia, pues, hace al narrador muy proclive a caer en estados de inconsciencia, un problema que se le ha ido agravando con el tiempo. Su peor pesadilla es perder el sentido en ocasión de hallarse lejos de su hogar, y que, al ignorarse sus circunstancias en el nuevo medio, sea dado por muerto. Así, hace contraer la promesa a familiares y amigos de que no lo enterrarán antes de haber comprobado fehacientemente su óbito. Construye asimismo una complicada sepultura con un equipo instalado que le permita pedir ayuda, caso de "despertarse" en dicha tesitura.

La historia se cierra cuando el narrador se encuentra sorpresivamente un día atrapado en un asfixiante reducto de madera, estrecho y oscuro, que le hace temer haber sido enterrado vivo pese a todas sus precauciones. Afortunadamente, descubre por último que no ha sido más que una equivocación, terrible experiencia que acaba liberándolo de su obsesión.

[editar] Análisis

Pintura de Antoine Wiertz de un hombre al que han enterrado vivo.

El miedo a ser enterrado vivo tiene profundas raíces en la cultura occidental del siglo XIX,1 y Poe, como con motivo de otros asuntos de moda en su tiempo (la fascinación por el mesmerismo o los viajes en globo), tomó buen partido de ello.2 Se conocían cientos de casos reales en su época en los cuales los doctores habían errado en su declaración de muerte.3 En aquel tiempo, en efecto, los ataúdes a menudo se equipaban con complejos artilugios que posibilitasen a aquel que lo necesitara pedir ayuda en tan comprometidas circunstancias.1 Tan grande era la preocupación, que en la Inglaterra victoriana se fundó una Society for the Prevention of People Being Buried Alive,3 es decir, "Sociedad para la prevención del enterramiento prematuro". La creencia en la

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existencia del vampiro, un cadáver animado que descansa en su tumba durante el día y por la noche ataca a la gente, tiene mucho que ver en estos miedos. El folclorista Paul Barber, sin embargo, ha constatado que la incidencia de entierros prematuros ha sido muy sobreestimada y que los efectos normales de la descomposición de los cadáveres pueden ser confundidos con signos de vida.4

Como otros personajes de su autor, el narrador de El entierro prematuro es una pobre víctima de sus febriles alucinaciones. La catalepsia, unida a sus fantasías, visiones y obsesiones con la muerte no le dejan vivir. Sin embargo, cosa rara en la narrativa de Poe, acaba finalmente reformándose, aunque sólo después de que su mayor temor se haya visto, de una u otra forma, confirmado.5

El novelista francés Georges Walter, en su extensa biografía de Poe,6 refiere que la psicoanalista poeana Marie Bonaparte consideraba esta historia «como un fantasma de la vuelta al cuerpo materno». Walter menciona igualmente, con respecto a esta fobia, al cuentista Hans Christian Andersen, quien dejó severas instrucciones a sus deudos en evitación de un entierro prematuro.

El especialista en Poe Julio Cortázar llama la atención sobre el carácter acusadamente periodístico del relato («se trata menos de un cuento que de un artículo»7 ), y alude al opio, así como a los trastornos cardíacos con sensación de ahogo que provocaba en el autor, como fuentes probables del mismo.

Es probable que Cortázar se basara en el criterio del biógrafo clásico de Poe Hervey Allen, quien afirmó que se trataba de «una de las más genuinamente mórbidas historias que Poe borrajeó, la cual parece tener origen en el sentimiento de catástrofe inevitable que durante largo tiempo había ido pareja a su melancolía, o quizá en algún ensueño agobiante debido a su afección cardíaca».8

El tema del entierro en vida se haya también presente, con variaciones, en los siguientes relatos de Poe: Berenice, La caída de la casa Usher y El barril de amontillado.

[editar] Adaptaciones The premature burial (1962), película de serie B del director Roger Corman,

protagonizada por Ray Milland y Hazel Court.

[editar] Referencias1. ↑ a b Meyers, Jeffrey: Edgar Allan Poe: His Life and Legacy. Cooper Square

Press, 1992. p. 156. 2. ↑ Kennedy, J. Gerald. Poe, Death, and the Life of Writing. Yale University

Press, 1987. p. 58-9 3. ↑ a b Premature burial in the 19th century 4. ↑ Barber, Paul. Vampires, Burial and Death: Folklore and Reality. Yale

University Press, 1988. 5. ↑ Selley, April. "Poe and the Will" as collected in Poe and His Times: The Artist

and His Milieu, edited by Benjamin Franklin Fisher IV. Baltimore: The Edgar Allan Poe Society, Inc., 1990. p. 96 ISBN 0-9616449-2-3.

Page 28: Harriet Beecher Stowe

6. ↑ Walter, Georges. Poe. Anaya & Mario Muchnick, Madrid, 1995. ISBN 84-7979-167-5 p. 340.

7. ↑ Poe, Edgar Allan. Cuentos-2. Trad. y notas de Julio Cortázar. Alianza Editorial, Madrid, 1977. ISBN 84-206-1278-2 p. 497-498.

8. ↑ Allen, Hervey, Israfel Vol. 2. p. 249 (607) Universal Digital Library

[editar] Enlaces externos

Wikisource contiene obras originales de o sobre El entierro prematuro.

En inglés

Full text on PoeStories.com with hyperlinked vocabulary words. From Beyond the Grave (includes a section on belief in premature burial) Painting by Antoine Wiertz depicting a

El gato negro[Cuento. Texto completo]

Edgar Allan Poe

Page 29: Harriet Beecher Stowe

 No espero ni pido que alguien crea en el extraño aunque simple relato que me dispongo a escribir. Loco estaría si lo esperara, cuando mis sentidos rechazan su propia evidencia. Pero no estoy loco y sé muy bien que esto no es un sueño. Mañana voy a morir y quisiera aliviar hoy mi alma. Mi propósito inmediato consiste en poner de manifiesto, simple, sucintamente y sin comentarios, una serie de episodios domésticos. Las consecuencias de esos episodios me han aterrorizado, me han torturado y, por fin, me han destruido. Pero no intentaré explicarlos. Si para mí han sido horribles, para otros resultarán menos espantosos que barrocos. Más adelante, tal vez, aparecerá alguien cuya inteligencia reduzca mis fantasmas a lugares comunes; una inteligencia más serena, más lógica y mucho menos excitable que la mía, capaz de ver en las circunstancias que temerosamente describiré, una vulgar sucesión de causas y efectos naturales.

Desde la infancia me destaqué por la docilidad y bondad de mi carácter. La ternura que abrigaba mi corazón era tan grande que llegaba a convertirme en objeto de burla para mis compañeros. Me gustaban especialmente los animales, y mis padres me permitían tener una gran variedad. Pasaba a su lado la mayor parte del tiempo, y jamás me sentía más feliz que cuando les daba de comer y los acariciaba. Este rasgo de mi carácter creció conmigo y, cuando llegué a la virilidad, se convirtió en una de mis principales fuentes de placer. Aquellos que alguna vez han experimentado cariño hacia un perro fiel y sagaz no necesitan que me moleste en explicarles la naturaleza o la intensidad de la retribución que recibía. Hay algo en el generoso y abnegado amor de un animal que llega directamente al corazón de aquel que con frecuencia ha probado la falsa amistad y la frágil fidelidad del hombre.

Me casé joven y tuve la alegría de que mi esposa compartiera mis preferencias. Al observar mi gusto por los animales domésticos, no perdía oportunidad de procurarme los más agradables de entre ellos. Teníamos pájaros, peces de colores, un hermoso perro, conejos, un monito y un gato.

Este último era un animal de notable tamaño y hermosura, completamente negro y de una sagacidad asombrosa. Al referirse a su inteligencia, mi mujer, que en el fondo era no poco supersticiosa, aludía con frecuencia a la antigua creencia popular de que todos los gatos negros son brujas metamorfoseadas. No quiero decir que lo creyera seriamente, y sólo menciono la cosa porque acabo de recordarla.

Plutón -tal era el nombre del gato- se había convertido en mi favorito y mi camarada. Sólo yo le daba de comer y él me seguía por todas partes en casa. Me costaba mucho impedir que anduviera tras de mí en la calle.

Nuestra amistad duró así varios años, en el curso de los cuales (enrojezco al confesarlo) mi temperamento y mi carácter se alteraron radicalmente por culpa del demonio. Intemperancia. Día a día me fui volviendo más melancólico, irritable e indiferente hacia los sentimientos ajenos. Llegué, incluso, a hablar descomedidamente a mi mujer y terminé por infligirle violencias personales. Mis favoritos, claro está, sintieron igualmente el cambio de mi carácter. No sólo los descuidaba, sino que llegué a hacerles daño. Hacia Plutón, sin embargo, conservé suficiente consideración como para abstenerme de maltratarlo, cosa que hacía con los conejos, el mono y hasta el perro cuando, por casualidad o movidos por el afecto, se cruzaban en mi camino. Mi enfermedad, empero, se agravaba -pues, ¿qué enfermedad es comparable al alcohol?-, y finalmente el mismo Plutón, que ya estaba viejo y, por tanto, algo enojadizo, empezó a sufrir las consecuencias de mi mal humor.

Una noche en que volvía a casa completamente embriagado, después de una de mis correrías por la ciudad, me pareció que el gato evitaba mi presencia. Lo alcé en brazos,

Page 30: Harriet Beecher Stowe

Traducción de Julio Cortázar

El poder de las palabras[Cuento. Texto completo]

Edgar Allan Poe

Oinos.-Perdona, Agathos, la flaqueza de un espíritu al que acaban de brotarle las alas de la inmortalidad.

Agathos.-Nada has dicho, Oinos mío, que requiera ser perdonado. Ni siquiera aquí el conocimiento es cosa de intuición. En cuanto a la sabiduría, pide sin reserva a los ángeles que te sea concedida.

Oinos. -Pero yo imaginé que en esta existencia todo me sería dado a conocer al mismo tiempo, y que alcanzaría así la felicidad por conocerlo todo.

Agathos.-¡Ah, la felicidad no está en el conocimiento, sino en su adquisición! La beatitud eterna consiste en saber más y más; pero saberlo todo sería la maldición de un demonio.

Oinos.-El Altísimo, ¿no lo sabe todo?

Agathos.-Eso (puesto que es el Muy Bienaventurado) debe ser aún la única cosa desconocida hasta para Él.

Oinos. -Sin embargo, puesto que nuestro saber aumenta de hora en hora, ¿no llegarán por fin a ser conocidas todas las cosas?

Agathos.-¡Contempla las distancias abismales! Trata de hacer llegar tu mirada a la múltiple perspectiva de las estrellas, mientras erramos lentamente entre ellas... ¡Más allá, siempre más allá! Aun la visión espiritual, ¿no se ve detenida por las continuas paredes de oro del universo, las paredes constituidas por las miríadas de esos resplandecientes cuerpos que el mero número parece amalgamar en una unidad?

Oinos.-Claramente percibo que la infinitud de la materia no es un sueño.

Agathos.-No hay sueños en el Aidenn[7], pero se susurra aquí que la única finalidad de esta infinitud de materia es la de proporcionar infinitas fuentes donde el alma pueda calmar la sed de saber que jamás se agotará en ella, ya que agotarla sería extinguir el alma misma. Interrógame, pues, Oinos mío, libremente y sin temor. ¡Ven!, dejaremos a nuestra izquierda la intensa armonía de las Pléyades, lanzándonos más allá del trono a las estrelladas praderas allende Orión, donde, en lugar de violetas, pensamientos y trinitarias,

No espero ni pido que alguien crea en el extraño aunque simple relato que me dispongo a escribir. Loco estaría si lo esperara, cuando mis sentidos rechazan su propia evidencia. Pero no estoy loco y sé muy bien que esto no es un sueño. Mañana voy a morir y quisiera aliviar hoy mi alma. Mi propósito inmediato consiste en poner de manifiesto, simple, sucintamente y sin comentarios, una serie de episodios domésticos. Las consecuencias de esos episodios me han aterrorizado, me han torturado y, por fin, me han destruido. Pero no intentaré explicarlos. Si para mí han sido horribles, para otros resultarán menos espantosos que barrocos. Más adelante, tal vez, aparecerá alguien cuya inteligencia reduzca mis fantasmas a lugares comunes; una inteligencia más serena, más lógica y mucho menos excitable que la mía, capaz de ver en las circunstancias que temerosamente describiré, una vulgar sucesión de causas y efectos naturales.

Desde la infancia me destaqué por la docilidad y bondad de mi carácter. La ternura que abrigaba mi corazón era tan grande que llegaba a convertirme en objeto de burla para mis compañeros. Me gustaban especialmente los animales, y mis padres me permitían tener una gran variedad. Pasaba a su lado la mayor parte del tiempo, y jamás me sentía más feliz que cuando les daba de comer y los acariciaba. Este rasgo de mi carácter creció conmigo y, cuando llegué a la virilidad, se convirtió en una de mis principales fuentes de placer. Aquellos que alguna vez han experimentado cariño hacia un perro fiel y sagaz no necesitan que me moleste en explicarles la naturaleza o la intensidad de la retribución que recibía. Hay algo en el generoso y abnegado amor de un animal que llega directamente al corazón de aquel que con frecuencia ha probado la falsa amistad y la frágil fidelidad del hombre.

Me casé joven y tuve la alegría de que mi esposa compartiera mis preferencias. Al observar mi gusto por los animales domésticos, no perdía oportunidad de procurarme los más agradables de entre ellos. Teníamos pájaros, peces de colores, un hermoso perro, conejos, un monito y un gato.

Este último era un animal de notable tamaño y hermosura, completamente negro y de una sagacidad asombrosa. Al referirse a su inteligencia, mi mujer, que en el fondo era no poco supersticiosa, aludía con frecuencia a la antigua creencia popular de que todos los gatos negros son brujas metamorfoseadas. No quiero decir que lo creyera seriamente, y sólo menciono la cosa porque acabo de recordarla.

Plutón -tal era el nombre del gato- se había convertido en mi favorito y mi camarada. Sólo yo le daba de comer y él me seguía por todas partes en casa. Me costaba mucho impedir que anduviera tras de mí en la calle.

Nuestra amistad duró así varios años, en el curso de los cuales (enrojezco al confesarlo) mi temperamento y mi carácter se alteraron radicalmente por culpa del demonio. Intemperancia. Día a día me fui volviendo más melancólico, irritable e indiferente hacia los sentimientos ajenos. Llegué, incluso, a hablar descomedidamente a mi mujer y terminé por infligirle violencias personales. Mis favoritos, claro está, sintieron igualmente el cambio de mi carácter. No sólo los descuidaba, sino que llegué a hacerles daño. Hacia Plutón, sin embargo, conservé suficiente consideración como para abstenerme de maltratarlo, cosa que hacía con los conejos, el mono y hasta el perro cuando, por casualidad o movidos por el afecto, se cruzaban en mi camino. Mi enfermedad, empero, se agravaba -pues, ¿qué enfermedad es comparable al alcohol?-, y finalmente el mismo Plutón, que ya estaba viejo y, por tanto, algo enojadizo, empezó a sufrir las consecuencias de mi mal humor.

Una noche en que volvía a casa completamente embriagado, después de una de mis correrías por la ciudad, me pareció que el gato evitaba mi presencia. Lo alcé en brazos,

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hallaremos macizos de soles triples y tricolores.

Oinos.-Y ahora, Agathos, mientras avanzamos, instrúyeme. ¡Háblame con los acentos familiares de la tierra! No he comprendido lo que acabas de insinuar sobre los modos o los procedimientos de aquello que, mientras éramos mortales, estábamos habituados a llamar Creación. ¿Quieres decir que el Creador no es Dios?

Agathos. -Quiero decir que la Deidad no crea.

Oinos.-¡Explícate!

Agathos.-Solamente creó en el comienzo. Las aparentes criaturas que en el universo surgen ahora perpetuamente a la existencia sólo pueden ser consideradas como el resultado mediato o indirecto, no como el resultado directo o inmediato del poder creador divino.

Oinos. -Entre los hombres, Agathos mío, esta idea sería considerada altamente herética.

Agathos. -Entre los ángeles, Oinos mío, se sabe que es sencillamente la verdad.

Oinos.-Alcanzo a comprenderte hasta este punto: que ciertas operaciones de lo que denominamos Naturaleza o leyes naturales darán lugar, bajo ciertas condiciones, a aquello que tiene todas las apariencias de creación. Muy poco antes de la destrucción final de la tierra recuerdo que se habían efectuado afortunados experimentos, que algunos filósofos denominaron torpemente creación de animálculos.

Agathos.-Los casos de que hablas fueron ejemplos de creación secundaria, de la única especie de creación que hubo jamás desde que la primera palabra dio existencia a la primera ley.

Oinos.-Los mundos estrellados que surgen hora a hora en los cielos, procedentes de los abismos del no ser, ¿no son, Agathos, la obra inmediata de la mano del Rey?

Agathos-Permíteme, Oinos, que trate de llevarte paso a paso a la concepción a que aludo. Bien sabes que, así como ningún pensamiento perece, todo acto determina infinitos resultados. Movíamos las manos, por ejemplo, cuando éramos moradores de la tierra, y al hacerlo hacíamos vibrar la atmósfera que las rodeaba. La vibración se extendía indefinidamente hasta impulsar cada partícula del aire de la tierra, que desde entonces y para siempre era animado por aquel único movimiento de la mano. Los matemáticos de nuestro globo conocían bien este hecho. Sometieron a cálculos exactos los efectos producidos por el fluido por impulsos especiales, hasta que les fue fácil determinar en qué preciso período un impulso de determinada extensión rodearía el globo, influyendo (para siempre) en cada átomo de la atmósfera circundante. Retrogradando, no tuvieron dificultad en determinar el valor del impulso original partiendo de un efecto dado bajo condiciones determinadas. Ahora bien, los matemáticos que vieron que los resultados de cualquier impulso dado eran interminables, y que una parte de dichos resultados podía medirse gracias al análisis algebraico, así como que la retrogradación no ofrecía dificultad, vieron al mismo tiempo que este análisis poseía en sí mismo la capacidad de un

No espero ni pido que alguien crea en el extraño aunque simple relato que me dispongo a escribir. Loco estaría si lo esperara, cuando mis sentidos rechazan su propia evidencia. Pero no estoy loco y sé muy bien que esto no es un sueño. Mañana voy a morir y quisiera aliviar hoy mi alma. Mi propósito inmediato consiste en poner de manifiesto, simple, sucintamente y sin comentarios, una serie de episodios domésticos. Las consecuencias de esos episodios me han aterrorizado, me han torturado y, por fin, me han destruido. Pero no intentaré explicarlos. Si para mí han sido horribles, para otros resultarán menos espantosos que barrocos. Más adelante, tal vez, aparecerá alguien cuya inteligencia reduzca mis fantasmas a lugares comunes; una inteligencia más serena, más lógica y mucho menos excitable que la mía, capaz de ver en las circunstancias que temerosamente describiré, una vulgar sucesión de causas y efectos naturales.

Desde la infancia me destaqué por la docilidad y bondad de mi carácter. La ternura que abrigaba mi corazón era tan grande que llegaba a convertirme en objeto de burla para mis compañeros. Me gustaban especialmente los animales, y mis padres me permitían tener una gran variedad. Pasaba a su lado la mayor parte del tiempo, y jamás me sentía más feliz que cuando les daba de comer y los acariciaba. Este rasgo de mi carácter creció conmigo y, cuando llegué a la virilidad, se convirtió en una de mis principales fuentes de placer. Aquellos que alguna vez han experimentado cariño hacia un perro fiel y sagaz no necesitan que me moleste en explicarles la naturaleza o la intensidad de la retribución que recibía. Hay algo en el generoso y abnegado amor de un animal que llega directamente al corazón de aquel que con frecuencia ha probado la falsa amistad y la frágil fidelidad del hombre.

Me casé joven y tuve la alegría de que mi esposa compartiera mis preferencias. Al observar mi gusto por los animales domésticos, no perdía oportunidad de procurarme los más agradables de entre ellos. Teníamos pájaros, peces de colores, un hermoso perro, conejos, un monito y un gato.

Este último era un animal de notable tamaño y hermosura, completamente negro y de una sagacidad asombrosa. Al referirse a su inteligencia, mi mujer, que en el fondo era no poco supersticiosa, aludía con frecuencia a la antigua creencia popular de que todos los gatos negros son brujas metamorfoseadas. No quiero decir que lo creyera seriamente, y sólo menciono la cosa porque acabo de recordarla.

Plutón -tal era el nombre del gato- se había convertido en mi favorito y mi camarada. Sólo yo le daba de comer y él me seguía por todas partes en casa. Me costaba mucho impedir que anduviera tras de mí en la calle.

Nuestra amistad duró así varios años, en el curso de los cuales (enrojezco al confesarlo) mi temperamento y mi carácter se alteraron radicalmente por culpa del demonio. Intemperancia. Día a día me fui volviendo más melancólico, irritable e indiferente hacia los sentimientos ajenos. Llegué, incluso, a hablar descomedidamente a mi mujer y terminé por infligirle violencias personales. Mis favoritos, claro está, sintieron igualmente el cambio de mi carácter. No sólo los descuidaba, sino que llegué a hacerles daño. Hacia Plutón, sin embargo, conservé suficiente consideración como para abstenerme de maltratarlo, cosa que hacía con los conejos, el mono y hasta el perro cuando, por casualidad o movidos por el afecto, se cruzaban en mi camino. Mi enfermedad, empero, se agravaba -pues, ¿qué enfermedad es comparable al alcohol?-, y finalmente el mismo Plutón, que ya estaba viejo y, por tanto, algo enojadizo, empezó a sufrir las consecuencias de mi mal humor.

Una noche en que volvía a casa completamente embriagado, después de una de mis correrías por la ciudad, me pareció que el gato evitaba mi presencia. Lo alcé en brazos,

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avance indefinido; que no existían límites concebibles a su avance y aplicabilidad, salvo en el intelecto de aquel que lo hacía avanzar o lo aplicaba. Pero en este punto nuestros matemáticos se detuvieron.

Oinos.-¿Y por qué, Agathos, hubieran debido continuar?

Agathos. -Porque había, más allá, consideraciones del más profundo interés. De lo que sabían era posible deducir que un ser de una inteligencia infinita, para quien la perfección del análisis algebraico no guardara secretos, podría seguir sin dificultad cada impulso dado al aire, y al éter a través del aire, hasta sus remotas consecuencias en las épocas más infinitamente remotas. Puede, ciertamente, demostrarse que cada uno de estos impulsos dados al aire influyen sobre cada cosa individual existente en el universo, y ese ser de infinita inteligencia que hemos imaginado, podría seguir las remotas ondulaciones del impulso, seguirlo hacia arriba y adelante en sus influencias sobre todas las partículas de toda la materia, hacia arriba y adelante, para siempre en sus modificaciones de las formas antiguas; o, en otras palabras, en sus nuevas creaciones... hasta que lo encontrara, regresando como un reflejo, después de haber chocado -pero esta vez sin influir- en el trono de la Divinidad. Y no sólo podría hacer eso un ser semejante, sino que en cualquier época, dado un cierto resultado (supongamos que se ofreciera a su análisis uno de esos innumerables cometas), no tendría dificultad en determinar, por retrogradación analítica, a qué impulso original se debía. Este poder de retrogradación en su plenitud y perfección absolutas, esta facultad de relacionar en cualquier época, cualquier efecto a cualquier causa, es por supuesto prerrogativa única de la Divinidad; pero en sus restantes y múltiples grados, inferiores a la perfección absoluta, ese mismo poder es ejercido por todas las huestes de las inteligencias angélicas.

Oinos.-Pero tú hablas tan sólo de impulsos en el aire.

Agathos.-Al hablar del aire me refería meramente a la tierra, pero mi afirmación general se refiere a los impulsos en el éter, que, al penetrar, y ser el único que penetra todo el espacio, es así el gran medio de la creación.

Oinos.-Entonces, ¿todo movimiento, de cualquier naturaleza, crea?

Agathos.-Así debe ser; pero una filosofía verdadera ha enseñado hace mucho que la fuente de todo movimiento es el pensamiento, y que la fuente de todo pensamiento es...

Oinos. -Dios.

Agathos.-Te he hablado, Oinos, como a una criatura de la hermosa tierra que pereció hace poco, de impulsos sobre la atmósfera de esa tierra.

Oinos. -Sí.

Agathos.-Y mientras así hablaba, ¿no cruzó por tu mente algún pensamiento sobre el poder físico de las palabras? Cada palabra, ¿no es un impulso en el aire?

Oinos. -¿Pero por qué lloras, Agathos... y por qué, por qué tus alas se pliegan mientras nos

No espero ni pido que alguien crea en el extraño aunque simple relato que me dispongo a escribir. Loco estaría si lo esperara, cuando mis sentidos rechazan su propia evidencia. Pero no estoy loco y sé muy bien que esto no es un sueño. Mañana voy a morir y quisiera aliviar hoy mi alma. Mi propósito inmediato consiste en poner de manifiesto, simple, sucintamente y sin comentarios, una serie de episodios domésticos. Las consecuencias de esos episodios me han aterrorizado, me han torturado y, por fin, me han destruido. Pero no intentaré explicarlos. Si para mí han sido horribles, para otros resultarán menos espantosos que barrocos. Más adelante, tal vez, aparecerá alguien cuya inteligencia reduzca mis fantasmas a lugares comunes; una inteligencia más serena, más lógica y mucho menos excitable que la mía, capaz de ver en las circunstancias que temerosamente describiré, una vulgar sucesión de causas y efectos naturales.

Desde la infancia me destaqué por la docilidad y bondad de mi carácter. La ternura que abrigaba mi corazón era tan grande que llegaba a convertirme en objeto de burla para mis compañeros. Me gustaban especialmente los animales, y mis padres me permitían tener una gran variedad. Pasaba a su lado la mayor parte del tiempo, y jamás me sentía más feliz que cuando les daba de comer y los acariciaba. Este rasgo de mi carácter creció conmigo y, cuando llegué a la virilidad, se convirtió en una de mis principales fuentes de placer. Aquellos que alguna vez han experimentado cariño hacia un perro fiel y sagaz no necesitan que me moleste en explicarles la naturaleza o la intensidad de la retribución que recibía. Hay algo en el generoso y abnegado amor de un animal que llega directamente al corazón de aquel que con frecuencia ha probado la falsa amistad y la frágil fidelidad del hombre.

Me casé joven y tuve la alegría de que mi esposa compartiera mis preferencias. Al observar mi gusto por los animales domésticos, no perdía oportunidad de procurarme los más agradables de entre ellos. Teníamos pájaros, peces de colores, un hermoso perro, conejos, un monito y un gato.

Este último era un animal de notable tamaño y hermosura, completamente negro y de una sagacidad asombrosa. Al referirse a su inteligencia, mi mujer, que en el fondo era no poco supersticiosa, aludía con frecuencia a la antigua creencia popular de que todos los gatos negros son brujas metamorfoseadas. No quiero decir que lo creyera seriamente, y sólo menciono la cosa porque acabo de recordarla.

Plutón -tal era el nombre del gato- se había convertido en mi favorito y mi camarada. Sólo yo le daba de comer y él me seguía por todas partes en casa. Me costaba mucho impedir que anduviera tras de mí en la calle.

Nuestra amistad duró así varios años, en el curso de los cuales (enrojezco al confesarlo) mi temperamento y mi carácter se alteraron radicalmente por culpa del demonio. Intemperancia. Día a día me fui volviendo más melancólico, irritable e indiferente hacia los sentimientos ajenos. Llegué, incluso, a hablar descomedidamente a mi mujer y terminé por infligirle violencias personales. Mis favoritos, claro está, sintieron igualmente el cambio de mi carácter. No sólo los descuidaba, sino que llegué a hacerles daño. Hacia Plutón, sin embargo, conservé suficiente consideración como para abstenerme de maltratarlo, cosa que hacía con los conejos, el mono y hasta el perro cuando, por casualidad o movidos por el afecto, se cruzaban en mi camino. Mi enfermedad, empero, se agravaba -pues, ¿qué enfermedad es comparable al alcohol?-, y finalmente el mismo Plutón, que ya estaba viejo y, por tanto, algo enojadizo, empezó a sufrir las consecuencias de mi mal humor.

Una noche en que volvía a casa completamente embriagado, después de una de mis correrías por la ciudad, me pareció que el gato evitaba mi presencia. Lo alcé en brazos,

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cernimos sobre esa hermosa estrella, la más verde y, sin embargo, la más terrible que hemos encontrado en nuestro vuelo? Sus brillantes flores parecen un sueño de hadas... pero sus fieros volcanes semejan las pasiones de un turbulento corazón.

Agathos.-¡Y así es... así es! Esta estrella tan extraña... hace tres siglos que, juntas las manos y arrasados los ojos, a los pies de mi amada, la hice nacer con mis frases apasionadas. ¡Sus brillantes flores son mis más queridos sueños no realizados, y sus furiosos volcanes son las pasiones del más turbulento e impío corazón!

FIN

Traducción de Julio Cortázar

No espero ni pido que alguien crea en el extraño aunque simple relato que me dispongo a escribir. Loco estaría si lo esperara, cuando mis sentidos rechazan su propia evidencia. Pero no estoy loco y sé muy bien que esto no es un sueño. Mañana voy a morir y quisiera aliviar hoy mi alma. Mi propósito inmediato consiste en poner de manifiesto, simple, sucintamente y sin comentarios, una serie de episodios domésticos. Las consecuencias de esos episodios me han aterrorizado, me han torturado y, por fin, me han destruido. Pero no intentaré explicarlos. Si para mí han sido horribles, para otros resultarán menos espantosos que barrocos. Más adelante, tal vez, aparecerá alguien cuya inteligencia reduzca mis fantasmas a lugares comunes; una inteligencia más serena, más lógica y mucho menos excitable que la mía, capaz de ver en las circunstancias que temerosamente describiré, una vulgar sucesión de causas y efectos naturales.

Desde la infancia me destaqué por la docilidad y bondad de mi carácter. La ternura que abrigaba mi corazón era tan grande que llegaba a convertirme en objeto de burla para mis compañeros. Me gustaban especialmente los animales, y mis padres me permitían tener una gran variedad. Pasaba a su lado la mayor parte del tiempo, y jamás me sentía más feliz que cuando les daba de comer y los acariciaba. Este rasgo de mi carácter creció conmigo y, cuando llegué a la virilidad, se convirtió en una de mis principales fuentes de placer. Aquellos que alguna vez han experimentado cariño hacia un perro fiel y sagaz no necesitan que me moleste en explicarles la naturaleza o la intensidad de la retribución que recibía. Hay algo en el generoso y abnegado amor de un animal que llega directamente al corazón de aquel que con frecuencia ha probado la falsa amistad y la frágil fidelidad del hombre.

Me casé joven y tuve la alegría de que mi esposa compartiera mis preferencias. Al observar mi gusto por los animales domésticos, no perdía oportunidad de procurarme los más agradables de entre ellos. Teníamos pájaros, peces de colores, un hermoso perro, conejos, un monito y un gato.

Este último era un animal de notable tamaño y hermosura, completamente negro y de una sagacidad asombrosa. Al referirse a su inteligencia, mi mujer, que en el fondo era no poco supersticiosa, aludía con frecuencia a la antigua creencia popular de que todos los gatos negros son brujas metamorfoseadas. No quiero decir que lo creyera seriamente, y sólo menciono la cosa porque acabo de recordarla.

Plutón -tal era el nombre del gato- se había convertido en mi favorito y mi camarada. Sólo yo le daba de comer y él me seguía por todas partes en casa. Me costaba mucho impedir que anduviera tras de mí en la calle.

Nuestra amistad duró así varios años, en el curso de los cuales (enrojezco al confesarlo) mi temperamento y mi carácter se alteraron radicalmente por culpa del demonio. Intemperancia. Día a día me fui volviendo más melancólico, irritable e indiferente hacia los sentimientos ajenos. Llegué, incluso, a hablar descomedidamente a mi mujer y terminé por infligirle violencias personales. Mis favoritos, claro está, sintieron igualmente el cambio de mi carácter. No sólo los descuidaba, sino que llegué a hacerles daño. Hacia Plutón, sin embargo, conservé suficiente consideración como para abstenerme de maltratarlo, cosa que hacía con los conejos, el mono y hasta el perro cuando, por casualidad o movidos por el afecto, se cruzaban en mi camino. Mi enfermedad, empero, se agravaba -pues, ¿qué enfermedad es comparable al alcohol?-, y finalmente el mismo Plutón, que ya estaba viejo y, por tanto, algo enojadizo, empezó a sufrir las consecuencias de mi mal humor.

Una noche en que volvía a casa completamente embriagado, después de una de mis correrías por la ciudad, me pareció que el gato evitaba mi presencia. Lo alcé en brazos,