hamsa journal of judaic and islamic studies

153
Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies 3 | 2017 Onomastics of Muslims and Jews Ricardo Muñoz Solla y Jean-Pierre Molénat (dir.) Edición electrónica URL: https://journals.openedition.org/hamsa/632 DOI: 10.4000/hamsa.632 ISSN: 2183-2633 Editor CIDEHUS - Centro Interdisciplinar de História Culturas e Sociedades da Universidade de Évora Referencia electrónica Ricardo Muñoz Solla y Jean-Pierre Molénat (dir.), Hamsa, 3 | 2017, «Onomastics of Muslims and Jews» [En línea], Publicado el 31 marzo 2017, consultado el 22 mayo 2021. URL: https:// journals.openedition.org/hamsa/632; DOI: https://doi.org/10.4000/hamsa.632 Este documento fue generado automáticamente el 22 mayo 2021. Hamsa est mise à disposition selon les termes de la Licence Creative Commons Attribution - Pas d'Utilisation Commerciale - Pas de Modication 4.0 International.

Upload: others

Post on 29-Jul-2022

6 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

HamsaJournal of Judaic and Islamic Studies 

3 | 2017Onomastics of Muslims and JewsRicardo Muñoz Solla y Jean-Pierre Molénat (dir.)

Edición electrónicaURL: https://journals.openedition.org/hamsa/632DOI: 10.4000/hamsa.632ISSN: 2183-2633

EditorCIDEHUS - Centro Interdisciplinar de História Culturas e Sociedades da Universidade de Évora

Referencia electrónicaRicardo Muñoz Solla y Jean-Pierre Molénat (dir.), Hamsa, 3 | 2017, «Onomastics of Muslims and Jews»[En línea], Publicado el 31 marzo 2017, consultado el 22 mayo 2021. URL: https://journals.openedition.org/hamsa/632; DOI: https://doi.org/10.4000/hamsa.632

Este documento fue generado automáticamente el 22 mayo 2021.

Hamsa est mise à disposition selon les termes de la Licence Creative Commons Attribution - Pasd'Utilisation Commerciale - Pas de Modification 4.0 International.

Page 2: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

ÍNDICE

Part I

PresentaciónTemas y problemas de la onomástica hebrea: una reevaluaciónRicardo Muñoz Solla

Nombres bíblicos: Pasado y presenteAaron Demsky

Onomástica en el Libro Hebreo de Henoc: El ángel MetatrónEstado de la cuestiónCarlos Santos Carretero

Antroponimia de los judíos de la aljama de Perpiñán (finales del s. XIV principios del s. XV)Meritxell Blasco Orellana

Jews of Berber Origin: Myth or Reality?Alexander Beider

La lexicalización de los nombres bíblicos en la historia del españolConsuelo García Gallarín

Part II

L’anthroponymie des chrétiens arabisés de la péninsule Ibérique médiévale : le double nomdes « mozarabes », IXe-XIIIe sièclesJean-Pierre Molénat

Richesse du nom propre arabe médiéval La ‘liste des maîtres’ d’Ibn Mušarraf (Damas, fin duVIIe/XIIIe siècle)Jacqueline Sublet

Le nom propre berbère (modèle tachelḥit) Réflexion générale sur ses caractéristiques debase Lahcen Daaïf

Hamsa, 3 | 2017

1

Page 3: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

Part I

Hamsa, 3 | 2017

2

Page 4: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

PresentaciónTemas y problemas de la onomástica hebrea: una reevaluación

Ricardo Muñoz Solla

1 El estudio de los nombres y apellidos de origen hebreo es uno de los campos menos

cultivados de la Filología y de los Estudios Judíos, especialmente en España y Portugal.Dada la importancia que este tema tiene en la actualidad, sobre todo entre aquellaspersonas interesadas en la genealogía judía y en el conocimiento de los vínculosfamiliares y de parentesco compartidos por muchos judíos españoles y portugueses a lolargo de los siglos, resulta de especial relevancia ofrecer algunas pautas quecontribuyan al desarrollo de esta disciplina con pleno rigor científico. La consideraciónde los estudios onomásticos (antroponímicos y toponímicos) como un campo menordentro los estudios filológicos es un lugar común que ciertamente no ha facilitado suavance. Tal y como señalaba D. Kremer para el ámbito de la romanística actual, peroque del mismo modo es aplicable a los estudios judíos “ocuparse de ella [la onomástica]se considera frecuentemente como una afición de tipo personal o como unainvestigación esotérica, sospechosa de perder fácilmente el contacto con la verdaderaciencia”1. Las colaboraciones reunidas en este volumen pretenden fundamentalmenteofrecer una respuesta diferente a esta forma de interpretar los sistemas onomásticos delas minorías judía y musulmana.

2 Pese al peligro real de fragmentación acrítica del que advierte Kremer, lo cierto es que

los estudios sobre onomástica hebrea están avanzando considerablemente en lo que asus métodos y resultados científicos se refiere. Buena prueba de ello es el pionero grupode investigación sobre Jewish Names dirigido por A. Demsky (Bar-Ilan University) que haalentado desde sus inicios numerosas publicaciones dedicadas exclusivamente a laonomástica judía desde los tiempos bíblicos y su posterior desarrollo histórico. Lapublicación periódica de los volúmenes de Va-’Elle ha-Shemot2, una reciente monografía3

así como otras muchas colaboraciones son buena muestra de las posibilidades queofrece el análisis crítico de los datos onomásticos desde una perspectivamultidisciplinar. Del mismo modo son significativas las aportaciones que, desde lagenealogía y la historia familiar judías, ha ofrecido J. Malka4, las iniciativas de difusión einvestigación llevadas a cabo por el International Institute for Jewish Genealogy and Paul

Jacobi Center de la Biblioteca Nacional de Israel, así como las incluidas en la revista

Hamsa, 3 | 2017

3

Page 5: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

Avotaynu. the International Review of Jewish Genealogy. Desde planteamientos más amplios,las contribuciones de A. Beider son referentes ineludibles para el estudio de laonomástica hebrea en su doble proyección, sefardí y askenazí. Sus documentadostrabajos lexicográficos sobre los nombres propios y apellidos en Askenaz5, Rusia6,Polonia7, Praga8 y Galizia 9 abordan con una metodología bien definida una de lasnecesidades más perentorias en esta materia: el de la elaboración de corpusonomásticos convenientemente anotados. Esta tarea de localización y presentación delos datos lingüísticos constituye la base de sus propuestas etimológicas querecientemente ha aplicado también al entorno sefardí del Norte de África10.

3 Sin salir del ámbito sefardí, cabe destacar, entre otros, los variados trabajos de la

recientemente fallecida M. Tagger11 así como la obra colectiva dirigida por G.Faiguenboim12 si bien se trata de un campo de estudio mucho menos sistematizado queel de la antroponimia askenazí y que requeriría una mayor precisión cronológica yespacial. Solo recientemente se ha asistido a una integración de los estudios deonomástica judía en publicaciones y foros internacionales de Onomástica General, comola serie Onoma (Peeters Publishers) auspiciada por The International Council of Onomastic

Sciences (ICOS).

4 Son muchas las cuestiones de fondo que deberían abordarse a la hora de justificar el

interés de la onomástica hebrea; sobre algunas de ellas, las contribuciones de estevolumen pueden servir de guía. Posiblemente, la más importante sea la necesidad deestudiar conjuntamente el valor lingüístico y las implicaciones histórico-culturales quepuede extraerse de las fuentes. Porque, si bien es cierto que en cualquier aproximacióninicial el enfoque filológico debe primar sobre el resto, sobre todo en lo que se refiere ala justificación de los orígenes etimológicos, variación gráfica y morfológica, posicionessintácticas y valores semánticos de los nombres y apellidos judíos utilizados a lo largode los diferentes periodos de la historia, el análisis puede quedar incompleto si no sellega a comprender las razones de estos usos y cambios onomásticos, que suelen estardeterminadas por factores extralingüísticos, tales como la influencia de las tradicionesbíblicas y rabínicas, los procesos de aculturación en sociedades religiosas multilingües,los movimientos migratorios o los condicionamientos legales en la utilización dedeterminadas formas antroponímicas de origen judío.

5 Las dificultades para abordar todos estos aspectos de forma simultánea son evidentes,

especialmente en una disciplina donde los resultados se han presentadomayoritariamente de forma aislada, debido a que no siempre resulta sencillo contar conconocedores de fuentes tan diversas de origen hebreo, árabe, latino, romance y otraslenguas antiguas y modernas que posean asimismo una sólida formación lingüística. Eneste sentido, el análisis interdisciplinar se hace especialmente necesario en laonomástica ibérica, en la que confluyen tres tradiciones antroponímicas (cristiana,musulmana y judía) de gran arraigo y singularidad, pero que se influyen mutuamentetanto por la diversidad lingüística como cultural que les caracterizó. Varios gruposconsolidados de investigación han dedicado un notable esfuerzo a la hora de editar yanalizar los datos antroponímicos contenidos en fuentes medievales y modernas. Elgrupo Onomástica y deonomástica (DEONOMA), dirigido por C. García Gallarín (Universidad

Complutense de Madrid), así como el grupo Onomástica Sevillana, dirigido por M. Ariza(Universidad de Sevilla), el proyecto PATROM, dirigido por D. Kremer (Trier Universität),

o el más recientemente constituido por S. Uckelman (Durham University) para laelaboración del Dictionary of Medieval Names from European Sources (DMNES) se centran

Hamsa, 3 | 2017

4

Page 6: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

fundamentalmente en el estudio de nombres y apellidos de transmisión latina yromance. No existe, por el contrario, una iniciativa conjunta similar en el campo de laantroponimia judía y musulmana hispanomedievales, a pesar de que las fuentesconservadas son lo suficientemente abundantes, aunque dispersas, para poder analizarcon precisión los contactos y transformaciones que se atestiguan en estas tradiciones.Por otro lado, hay que reconocer que la onomástica hebrea hispanomedieval hasuscitado un menor interés que el de la hispanomusulmana y la minoría morisca que,como puede comprobarse también en este volumen, ha sido desde hace décadas untema habitualmente tratado por muchos arabistas españoles y extranjeros.

6 Con la firme convicción de que la onomástica hebrea requiere una mayor atención de

la que habitualmente se le ha prestado, se presentan en este volumen cincocontribuciones que ilustran la variedad de enfoques con la que se puede abordar elestudio de los nombres y apellidos judíos. Por este motivo, las colaboraciones no se hancircunscrito a una franja cronológica o periodo histórico determinados, sino que se hatratado de que estén representados algunos de los principales momentos de la historiajudía en los que se puede atestiguar alguna modificación significativa en sus formasonomásticas. Así, se han incluido artículos relacionados con la historia bíblica, el uso delos nombres teóforos y angeológicos en la literatura rabínica, los nombres y apellidosjudíos hispánicos de época medieval, la influencia árabe-bereber en la onomástica judíadel norte de Marruecos y la presencia de los nombres de origen hebreo en el léxico delespañol actual. Aún así, y por motivos muy diversos, han quedado al margen otrosaspectos que podían haberse tratado de forma más individualizada, como el influjoárabe en la antroponimia judía de Al-Ándalus, la onomástica sefardí de la DiásporaOriental o las innovaciones e influencias más recientes en el sistema onomástico delhebreo israelí.

7 El artículo de A. Demsky, “Nombres biblicos: pasado y presente”, sirve de preámbulo a

muchas de estas cuestiones ya que rastrea a lo largo de diferentes épocas el sustratobíblico del que se ha nutrido el sistema onomástico hebreo a lo largo de su historia. Sinolvidar los constantes nexos de unión con las culturas orientales con las que convivió elpueblo de Israel así como sus testimonios literarios y epigráficos, Demsky describe conclaridad algunos de los rasgos que lo caracterizan: su estructura morfológica, laconstante presencia de nombres teóforos, el origen e interpretación del tetragrammaton

divino, los recursos estilísticos que se construyen en los relatos bíblicos con los sentidosy formas de los nombres propios, así como la consolidación de este sistema y creaciónde nuevas derivaciones antroponímicas, ya a partir de la época del Segundo Templo.Estas formas genuinamente bíblicas fueron transmitidas en época medieval y modernade muy diversos modos como consecuencia de los contactos culturales quecondicionaron la existencia de muchas comunidades judías de la Diáspora. El usohabitual de dos nombres (uno vernáculo y otro en yiddish), especialmente entre judíosde origen askenazí fue progresivamente limitado por restricciones de carácter legal queimpusieron la segregación onomástica de los judíos durante el periodo nazi. Con todo,Demsky ofrece interesantes pinceladas sobre la revitalización de esta tradición bíblicaen muchos nombres propios israelíes, y que se ha manifestado como un procedimientomuy productivo a la hora de reafirmar su identidad nacional. La Biblia, en definitiva,tiene una presencia constante y sigue siendo fuente de inspiración en la formación denuevos nombres, sin olvidar que su riqueza antroponímica ha ejercido también unconsiderable impacto en la cultura occidental cristiana y musulmana.

Hamsa, 3 | 2017

5

Page 7: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

8 Aunque de modo algo más limitado, la tradición rabínica, en especial aquella

representada por el Midrás y los escritos apocalíticos y místicos, ha configurado unsistema onomástico muy singular y de gran influencia en círculos cabalísticosmedievales, que aún requiere mayor estudio. El artículo de C. Santos Carretero,“Onomástica en el Libro Hebreo de Henoc: El ángel Metatrón. Estado de la cuestión”, seaproxima a este complejo tema a través del análisis de la figura del ángel Metatróndescrita en el Libro Hebreo de Henoc. El autor describe el proceso de transformación eidentificación de Henoc con la figura del ángel Metratrón a la luz de las distintastradiciones designativas que finalmente confluyeron en ella. El personaje principal de3Henoc, Henoc-Metatrón, representa el triunfo de un sincretismo onomástico defiguras independientes (Henoc, Yaho‘el-Yahveh Menor, Miguel-Metatrón) muyrelacionadas con formas teofóricas, tal y como sus atribuciones parecen caracterizarlo.A través de la evaluación de las etimologías que se han propuesto hasta el momento,Santos Carretero logra llamar la atención sobre las particularidades antroponímicas deesta literatura de ángeles y seres celestiales y que está íntimamente relacionada con losusos místicos del nombre divino presentes tanto en las obras de Merkabah como enescritos cabalísticos posteriores.

9 La aportación de M. Blasco Orellana, “Antroponimia de los judíos de la aljama de

Perpiñán (finales del s. XIV – principios del s. XV)”, ofrece un interesante testimoniodocumental de las formas onomásticas de la comunidad judía de Perpiñán tal y como sereflejan en dos fragmentos de pinqasim procedentes del Archivo Municipal de Girona yel Archivo de la Corona de Aragón y relacionados con el registro de la subasta de bancospertenecientes a la sinagoga de dicha aljama. Este tipo de listados, en sus diferentesformas documentales (registros notariales de las comunidades judías y padronesfiscales, fundamentalmente) resultan de gran utilidad para los estudios antroponímicosdada la profusión con la que aparecen en ellos nombres y apellidos judíos. BlascoOrellana analiza en su artículo la distribución de nombres de origen hebreo y catalán endichos registros, destacando el predominio de los segundos sobre los primeros,conclusión que hace extensiva a los apellidos documentados, en su mayor parte deorigen romance y de toponímico o gentilicio.

10 Desde una perspectiva fundamentalmente lingüística A. Beider, “Jews of Berber Origin:

Myth or Reality?”, rebate los usos y abusos de los argumentos onomásticos quetradicionalmente se han ofrecido para defender las teorías del origen bereber de granparte de la población judía del Magreb (Marruecos, Túnez, Algeria y Libia). Tras elanálisis crítico de las aportaciones realizadas por Slouschz, Cazès, Hamet, Eisenbeth,Laredo y Taïeb en los que las explicaciones etimológicas aparentemente confirman losprincipios de la teoría judeo-bereber, Beider demuestra convincentemente lasdebilidades e imprecisiones de sus razonamientos, defendiendo que, en la mayoría delos casos, la influencia de los dialectos bereberes en los nombres propios esprácticamente inexistente y en los apellidos judíos muy poco representativa. Tan soloen el caso de Marruecos, el autor atestigua la presencia de apellidos de origen bereber através de formas patronímicas propias de estos dialectos. En Algeria, por el contrario, elimpacto bereber fue muy escaso. Sostiene, asimismo, que la lengua a través de la cual seincorporaron de forma indirecta algunas formas bereberes fue el árabe, cuya influenciaen la onomástica judía de aquellas regiones con presencia bereber ha sido decisiva a lolargo del tiempo, incluso en épocas más recientes como consecuencia de la migraciónde muchos judíos procedentes de regiones araboparlantes. En cuanto a la antigüedad y

Hamsa, 3 | 2017

6

Page 8: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

cronología de estas formas onomásticas, Beider defiende en último término que no hayrazones de peso para considerarlas de origen medieval, siendo en su mayoría apellidosadoptados con posterioridad fundamentalmente por razones sociolingüísticas.

11 De la influencia religiosa y cultural que ha ejercido el sistema antroponímico bíblico en

el español trata, finalmente, la colaboración de C. García Gallarín, “La lexicalización delos nombres bíblicos en la historia del español”. Es este un trabajo que se situa en elcampo de la recepción de la Biblia y la deonomástica. García Gallarín describe los usos ylos procesos de lexicalización que se han llevado a cabo en un gran número de nombresbíblicos (Benjamín, Caifás, Judas, Magdalena, Sansón, Caín, etc.) y que se hanincorporado al léxico castellano por ser todos ellos tópicos y recursos culturalescompartidos por la tradición judía y cristiana, lo que ha favorecido la proverbializaciónde episodios y personajes bíblicos así como usos denominativos, ejemplares,metonímicos y metafóricos de los mismos. Este proceso de popularización de losnombres bíblicos en el léxico hispánico (peninsular y americano) no solo se refleja en laliteratura culta sino también en la iconografía, la cultura popular y la fraseología decarácter religioso y alcanza en la época barroca su máximo esplendor con el fin de crearefectos humorísticos, eufemísticos e hiperbólicos.

12 Esta selección de artículos constituye, en suma, una sencilla aportación a este tercer

número monográfico de Hamsa. Journal of Muslim and Judaic Studies, dedicado a laonomástica de judíos y musulmanes, a cuyos editores, los Dres. Maria Filomena Lopesde Barros y José Alberto Rodrigues da Silva Tavim agradezco la amable invitación decoordinar la sección hebraica. Ójala que estas contribuciones, en la medida de susposibilidades, puedan servir para acrecentar el interés por los estudios onomásticoshebreos en la Península Ibérica, no solo desde una perspectiva diacrónica, sino tambiéndesde la utilidad que el conocimiento de la antroponimia judía en general puede tenerpara una mejor comprensión de la realidad religiosa y cultural de nuestro presente.

BIBLIOGRAFÍA

BEIDER, Alexander, A Dictionary of Jewish Surnames from the Kingdom of Poland, Bergenfield,

N.J. Avotaynu Inc., 1996.

BEIDER, Alexander, A Dictionary of Jewish Surnames from the Mediterranean Region. Vol. 1:

Maghreb, Gibraltar, and Malta, New Haven, Avotaynu Inc., 2017.

BEIDER, Alexander, A Dictionary of Jewish Surnames from the Russian Empire: Revisited Edition,

Teaneck, Avotaynu Inc., 1993.

BEIDER, Alexander, Dictionary of Ashkenazic Given Names, Bergenfield, Avotaynu Inc., 2009.

DEMSKY, Aaron et. alii. (eds.), םיידוהיה תומש רצואב םירקחמ תומשה . הלאו ,5 vols, Ramat Gan,

Bar Ilan University Press, 1997-2011.

DEMSKY, Aaron (ed.), Pleasant are Their Names: Jewish Names in the Sephardic Diaspora,

Bethseda, University Press of Maryland, 2010.

Hamsa, 3 | 2017

7

Page 9: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

FAIGUENBOIM, G., VALADARES, P., CAMPAGNANO, A. R., Dicionário sefaradi de sobrenomes:

inclusive cristãos novos, conversos, marranos, italianos, berberes e sua história na Espanha,

Portugal e Itália, Rio de Janeiro, Fraiha 2003.

FAIGUENBOIM, G., VALADARES, P., CAMPAGNANO, A. R., Dictionary of Sephardic surnames:

including Christianized Jews, Conversos, Marranos, Italians, Berbers and their history in Spain,

Portugal and Italy, Bergenfield, N.J., Avotaynu Inc., 2009.

KREMER, D., “Proyecto para un onomástico románico”, Verba VI, (1979), pp. 313-339.

MALKA, J., Sephardic Genealogy. Discovering your Sephardic ancestors and Their World,

Bergenfield, Avotaynu Inc., 2002.

TAGGER, Mathilde A., Dictionary of Bulgarian Jewish Surnames, New Haven, Ct, Avotaynu Inc.,

2014.

TAGGER, Mathilde A., Dictionary of Jewish Surnames from Galicia, Bergenfield, Avotaynu Inc.,

2004.

TAGGER, Mathilde A., Dictionary of Sephardic Given Names, New Haven, Ct, Avotaynu Inc. 2015.

TAGGER, Mathilde A., Jewish Surnames in Prague (15th-18th centuries), Bergenfield, N.J.

Avotaynu Inc., 1995.

NOTAS

1. “Proyecto para un onomástico románico”, Verba VI, (1979), p. 314.

2. A. Demsky et. alii. (eds.), תומשה הלאו .

.Ramat Gan, Bar Ilan University Press, 1997-2011, 5 vols םיידוהיה תומש רצואב םירקחמ ,3. A. Demsky (ed.), Pleasant are Their Names: Jewish Names in the Sephardic Diaspora, Bethseda, MD,

University Press of Maryland, 2010.

4. Sephardic Genealogy. Discovering your Sephardic ancestors and Their World, Bergenfield, N.J.,

Avotaynu Inc., 2002, 20092.

5. Dictionary of Ashkenazic Given Names, Bergenfield, N.J., Avotaynu Inc., 2009

6. A Dictionary of Jewish Surnames from the Russian Empire: Revisited Edition, Teaneck, N.J. Avotaynu

Inc., 1993.

7. A Dictionary of Jewish Surnames from the Kingdom of Poland, Bergenfield, N.J. Avotaynu Inc., 1996

8. Jewish Surnames in Prague (15th-18th centuries), Bergenfield, N.J. Avotaynu Inc., 1995.

9. Dictionary of Jewish Surnames from Galicia, Bergenfield, N.J., Avotaynu Inc., 2004.

10. A Dictionary of Jewish Surnames from the Mediterranean Region. Vol. 1: Maghreb, Gibraltar, and

Malta, New Haven, Ct, Avotaynu Inc., 2016.

11. Dictionary of Bulgarian Jewish Surnames, New Haven, Ct, Avotaynu Inc., 2014; Dictionary of

Sephardic Given Names, New Haven, Ct, Avotaynu Inc. 2015.

12. G. Faiguenboim - P. Valadares - A. R. Campagnano, Dicionário sefaradi de sobrenomes : inclusive

cristãos novos, conversos, marranos, italianos, berberes e sua história na Espanha, Portugal e Itália -

Dictionary of Sephardic surnames : including Christianized Jews, Conversos, Marranos, Italians, Berbers

and their history in Spain, Portugal and Italy, Rio de Janeiro, Fraiha 2003; Bergenfield, N.J., Avotaynu

Inc., 20092.

Hamsa, 3 | 2017

8

Page 10: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

AUTOR

RICARDO MUÑOZ SOLLA

Universidad de Salamanca

Hamsa, 3 | 2017

9

Page 11: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

Nombres bíblicos: Pasado y presenteAaron Demsky

1. Visión de conjunto

1 La Biblia Hebrea es el texto fundamental para las religiones monoteístas y proporciona

un conjunto de unos seiscientos nombres personales, algunos de los cuales han sidoadoptados por judíos, cristianos y musulmanes. Los nombres hebreos de origen bíblicose complementan también con datos epigráficos, especialmente los proporcionados porsellos personales, además del Papiro de Elefantina y tablillas de arcilla babilónicas. Losnombres hebreos forman parte de una de las ramas del antiguo sistema onomástico delas lenguas semíticas, que se documenta tanto en acadio, antiguo sudarábico, ugaríticocomo en fuentes cananeas y arameas.

2 Las asociaciones positivas, la autoridad religiosa y la belleza literaria de los relatos

bíblicos han permitido la creación de muchos nombres hebreos en sus formas localesvernáculas, popularizándose ampliamente en la cultura occidental. Así se refleja, porejemplo, en la aceptación que en los Estados Unidos han tenido los nombres masculinoscomo Jacob, David y Mateo o los nombres femeninos de Sara, Abigail y Hannah.

3 Los nombres hebreos, como categorías onomásticas en general, son, además, de

excepcional importancia para los estudios lingüísticos, la crítica literaria y, de maneraespecial, para la historia social, ya que permite la identificación de creencias popularesy modas cambiantes que generalmente no se explicitan en fuentes escritas antiguas.

4 Los nombres hebreos pueden clasificarse en nombres proposicionales y epitéticos

(descriptivos, abreviados). Los nombres proposicionales, tanto plenos como abreviados(hipocorísticos) son oraciones verbales o nominales en las que se sigue una estructuradel tipo Sujeto + Predicado o Predicado + Sujeto, en la que el sujeto generalmente es unadivinidad mencionada por su nombre, como, por ejemplo, YHWH (Yeho/Yahu/Ya/Yo),El, Baal, Shaddai, por títulos de autoridad (melekh, sar, ʼadon, es decir, “rey”, “príncipe”,“señor”, etc,), por términos de parentesco (ʼab, ʼem, ʼaḥ, ḥam es decir, “padre”, “tío/patrón”, “hermano”, “cuñado”, respectivamente) o la forma arcaica ṣur "piedra, sílex"(Num. 1:5-19). ‘El es el nombre genérico para “Dios” y se encuentra profusamente

Hamsa, 3 | 2017

10

Page 12: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

documentado en el Antiguo Oriente. Ba’al (“señor”) es más ambiguo, ya que es elapelativo sirio-cananeo de la divinidad de la tormenta, Hadad.1 En épocas tempranas, eltérmino ba’al fue usado por los israelitas para designar a YHWH, así Meribb’al, Ishba’al

(descendente del rey Saúl), el hijo del rey David, Ba’alyah (1 Cro. 12: 5) y en el Reino delNorte, como se evidencia en el Ostraca de Samaría, a diferencia de Oseas (2, 18-19). Losnombres israelitas derivados de Ba’al que se encuentran en los primeros profetas (perono en la versión paralela de Crónicas) fueron con posterioridad “corregidos”sustituyendo la forma peyorativa boshet (vergüenza) por el elemento teóforo Ba’al,leyéndose así Mephiboshet o Ish-Boshet.

5 El verbo se presenta bajo la forma de perfectivo qȃtal (Netanel o Elnatan – 'Dios (El)

dio') o bajo la forma de imperfectivo yiqtal (Yekhonyahu or Yehoyakhin - 'Que YHWHestablezca'). Ambos tipos nominales y verbales pueden abreviarse eliminando el sujeto(Yehonatan › Nathan) o el predicado (Eliab › Eli) como forma hipocorística. Enocasiones, la forma apocopada se conserva con vocal larga (Azaryahu › Ezra).

6 Esta tipología ayuda a valorar la veracidad de los relatos bíblicos así como los

desarrollos teológicos y las distintas modas en torno a la imposición del nombre a lolargo de un periodo de miles de años. Así, por ejemplo, en la denominada épocapatriarcal, aproximadamente hacia mediados y finales del segundo milenio a.C, seatestigua que la forma yiqtal + El era popular tanto en las narraciones bíblicas como enlas designaciones coetáneas amoritas (cananeas): Yishma+el (Ishmael), Yisra+el (Israel),con frecuencia sin la marca de divinidad El, Ya’aqov (Jacob), Yosef (Joseph), Yitzhaq

(Isaac), lo que daría credibilidad al temprano desarrollo de estas tradiciones bíblicas.

7 Los nombres extranjeros se introdujeron en los distintos periodos de exilio y solo

fueron considerados nombres hebreos en épocas posteriores: la estancia en Egipto diolugar a los nombres Moisés, Aaron, Phineas, Hur y Miriam. En el último exilio persa-babilónico (desde 586 a.C. en adelante), se introdujeron nombres vernáculos comoZerubabel, Mordejai, Ester y Ciro.

2. El nombre divino YHWH

8 Un desarrollo teológico importante en la constitución del monoteísmo israelita fue la

aparición del nombre divino inefable YHWH, es decir, el del nombre personal yautoproclamado de la Divinidad: “Yo soy YHWH. Me aparecí a Abraham, a Isaac y aJacob como ‘El-Shadday, pero por mi nombre de YHWH no me di a conocer a ellos” (Ex.6: 2,3). La pronunciación del tetragrammaton se ha malinterpretado en la literaturaacadémica moderna así como en diversos círculos cristianos; entre los primeros,interpretando Yahveh como una forma causativa; entre los segundos, leyendoerróneamente Jehovah. Significativamente fue Moisés al que se le considera habercreado el primer nombre personal israelita introduciendo este elemento teofórico alrenombrar a su protegido Yehoshua (Num. 13:16). Esta denominación de la divinidadnacional con varias formas abreviadas (Yw, Yehw, como en el nombre personalYehonatan/Jonatan, como primer elemento, o Yahu/Yah, como segundo elemento, asíen Yeshayahu/Isaías) se popularizó en Israel durante el periodo monárquico (1000-586a. C), tal y como se evidencia a través del creciente número de personalidades queincluyeron este elemento teóforo en los libros proféticos.

Hamsa, 3 | 2017

11

Page 13: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

9 Además, los testimonios epigráficos de la Edad de Hierro, sin haber sido editados,

muestran que este elemento divino fue el más popular en círculos israelitas y de Judea.Sorprendentemente, la escasez de otras divinidades en fuentes onomásticasextrabíblicas muestra que los primeros israelitas tuvieron una gran fidelidad a la formaYHWH2 a través de la cual reconocían su carácter benefactor, protector y justo, tal ycomo se refleja en el uso de estas formas onomásticas.3

10 Algunos nombres femeninos tienen un elemento divino, como Elisheba (“Mi Dios” –

como juramento), Bitiah (“hija de YHWH”), o la forma sustitutiva de parentescoAhinoam (“Mi hermano (divino) es agradable”); sin embargo, muchos son nombres deanimales: Rebeca (“ternero engordado”), Leah (“vaca”) y Raquel (“oveja”), mostrando lagran importancia que el ganado bovino tuvo en estas sociedades patriarcales pastoriles.La mujer de Moisés era Ziporah (“pájaro”). Otras dos mujeres destacadas de la época delos Jueces fueron Yael (“gacela”) y Débora (“abeja”).

3. La evidencia epigráfica

11 Otra fuente para el estudio de los nombres hebreos bíblicos es la epigrafía hebrea. A

través de ella, se pueden documentar cientos de nombres distintos de ese periodoescritos en ostraca o piedra, especialmente inscritos en sellos personales.4

12 Estos nombres no han sido editados ni se han modificado desde la época bíblica en la

que fueron usados o escritos. Como he mencionado anteriormente en relación a la altafrecuencia con la que los nombres teofóros yahvistas fueron usados para expresarcreencias religiosas, puede aprenderse mucho sobre las modas populares a la hora deelegir nombres e incluso de algunas prácticas administrativas del momento.

13 Así, por ejemplo, los sellos o bullae que incluyen nombres de mujeres pueden dividirse

entre aquellos en los que la mujer es identificada con el nombre de su padre, como bat

(“hija de”) o el nombre de su marido, bien con la forma 'eshet (“mujer de”) o la máshonorífica de ’amat (“criada de”).5 Tal y como menciona el profeta Isaías, las mujeresquerían ser identificadas adecuadamente en esa sociedad patriarcal en relación con sumarido, como se alude en Is. 4, 1: “Siete mujeres se agarrarán a un solo hombre enaquel día, diciendo: ‘Nuestro pan comeremos y nuestro manto vestiremos, con tal deque seamos denominadas con tu nombre; ¡quítanos el oprobio!’.”

Imagen 1. Sello personal, perteneciente a ‘Immadiyahu, hija de Shubanyahu’

Hamsa, 3 | 2017

12

Page 14: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

והינבש תב והידמעל

14 Otra característica del material epigráfico es la identificación de tres generaciones

mediante el nombre patronímico y del abuelo. Esta forma temprana de trinomia seencuentra en sellos personales desde la época final de la monarquía del reino de Judá(siglo VI a.C) y se designa en hebreo con el término meshulashim. Este usoadministrativo fue adoptado por Jeremías con fines literarios para crear un subtexto ensu discurso a través de la comparación de distintos individuos que comparten el mismoabuelo: Baruch ben Neriah ben Mahseiah y su hermano Seraiah (Jer. 32:12; 51:59), oGedaliah ben Ahiqam ben Shaphan, miembro de una ilustre familia de oficiales reales(Jer. 39:14; 45:5,9, 26:24, 36:11 y cf. 2Re 22:3).

15 Esta misma forma de designación onomástica se encuentra también en sociedades

modernas en las que existe un conjunto limitado de nombres con estas característicascon el fin de poder identificar de forma mucho más precisa a los individuos. Además deincluir el nombre de familia y un metrónimo, otra de las formas más básicas, como enalgunas sociedades árabes, es la de enumerar: ’ism al shahsi (nombre personal), ’ism al

ʼab (patronímico) y ’ism al jed (nombre del abuelo).

4. La función literaria en los nombres bíblicos

16 En la Biblia se encuentran muchas referencias a los nombres y a sus significados. Por

ejemplo, Abigail, hablando sobre su marido Nabal, hace un juego de palabras con sunombre: אוה ןכ ומשכ יכ , “Pues su nombre quiere decir el loco y se ha dejado llevar porla locura” (I Sam, 25:25). En realidad, Abigail está expresando con sus propias palabrasla idea universal de nomen est omen o de la expresión árabe ismo ŷismo, es decir, lacreencia de que el nombre personal refleja los rasgos de personalidad de aquel que esnombrado. Una idea similar se encuentra en Ecl. 7:1, en donde, a través de un nuevo

Hamsa, 3 | 2017

13

Page 15: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

juego de palabras, se identifica el nombre personal con la reputación del nominado:“Un buen nombre (shem) es mejor que aceite perfumado (shemen).

17 El libro de Rut, que está lleno de referencias onomásticas, es un notable ejemplo de la

importancia de la función literaria de los nombres en el texto bíblico.6 El autor de estelibro tan popular muestra una especial sensibilidad a la hora de expresar lapersonalidad de sus personajes a través del juego simbólico que realiza con susnombres personales. Así, por ejemplo, confronta el nombre de Naomi, “agrado”, unsignificado que no se corresponde ya con su situación personal, con el de Mara,“amargura”, nombre personal con el que vuelve a nombrarla en Rut 1:20. Desde elcomienzo del relato se utiliza la ironía al hablar de la época de hambruna que asolaba ellugar de Bethlehem, literalmente “La casa de pan (o alimento)”,7 y contrastándolodespués con el desconocido destino al que tuvo que desplazarse “a los campos de Moab”.A este último topónimo lo considero un “innominado”, que es utilizado como unrecurso literario para expresar la opinión crítica del autor. Otro uso de estos nombres“innominados” es el del pariente varón directo que debe redimir (goel) y asumir laresponsabilidad del cuidado y sustento de la empobrecida viuda Naomi y su hijastraRut. A este se le denomina peyorativamente Peloni Almoni (Rut. 4:1), puesto que él nocumplirá su deber.8

18 Otro procedimiento de esta función literaria es el uso de nombres de hermanos como el

caso de Mahlon y Kilion (Rut. 1:5). Estos nombres generalmente comparten un mismosignificado o formas morfológicas relacionadas.9 Asimismo, un nuevo juego de palabrasse encuentra en Rut 2:20, en donde el nombre de Boaz (cuyas radicales hebreas son beth,‘ain y zain) es relacionado por Naomí con la forma verbal ‘azb (mediante metátesis de lasmismas radicales hebreas ‘ain, zain y bet), para expresar la misericordia de Dios por nohaber abandonado ni a los vivos ni a los muertos, un rasgo de profunda misericordia queposee Boaz. En definitiva, con estos recursos onomásticos, el autor ha sabido convertiruna tradición histórica sobre los antepasados del rey David en una historia llena dehumanidad que ya se considera un relato de significado universal.

19 Otro aspecto destacado de usos onomásticos de los nombres bíblicos es lo que se

denomina en hebreo midrash shem, es decir, el conjunto de explicaciones que se ofrecenen un texto para comprender el significado de nombres especialmente importantes10.Estos nombres pueden explicarse así a través de juegos de palabras, falsas etimologías oadivinanzas encubiertas (cf. el caso de Boaz aludido con anterioridad). Estosprocedimientos tienen una función literaria y estética a la hora de impulsar el hilo de lahistoria y enfatizar su mensaje. Por supuesto que las explicaciones de estos nombresestán muy lejos de poder considerarse etimologías rigurosas desde el punto de vistalingüistico que puedan explicarse a través de la derivación u otros procedimientosmorfológicos o semánticos. De algún modo, esta forma de atribuir un sentido asociativoa los nombres que se otorgan a los recién nacidos debe relacionarse más bien con losdeseos de los propios padres así como a la idea de que su significado determinará elcarácter o la esencia de la persona nombrada.

20 Dos últimos ejemplos pueden servir para ilustrar esto. Cuando la hija del Faraón

encuentra al recién nacido israelita entre los juncos, esta le otorga el nombre adoptivode Moisés. Es muy probable que el término derive del egipcio mes, “niño”; sin embargo,el texto bíblico lo explica a través de la expresión hebrea והיתישמ םימה ןמ יכ “Lo hesacado (meshitihu) de las aguas” (Ex. 2:10). Tras la lucha de Jacob con el ángel, a aquel sele otorga un nombre adicional más adecuado, como el de Israel, que significa

Hamsa, 3 | 2017

14

Page 16: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

literalmente “Dios gobierna”. Sin embargo, en el texto el nombre se explica como unrecurso para manifestar el carácter del propio Jacob: “En adelante ya no te llamarásJacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres y has salido vencedor”(Gen. 32:29).

5. Época del Segundo Templo (538 a.C – 70 d.C)

21 Durante el periodo del Segundo Templo, los nombres hebreos reflejan los efectos de

procesos históricos decisivos, tales como la desaparición de las primitivas sociedadestribales, la creación de la Diáspora judía y la subsiguiente influencia e impacto delarameo y del griego11 en las designaciones onomásticas. Esto trajo consigo la adopciónde nombres de origen no hebreo así como la costumbre de utilizar dos nombres, unohebreo y otro vernáculo.12 Por otro lado, la introducción de la costumbre popular de lapaponomía, esto es, el nombrar a través de la filiación de la generación de los abuelos,redujo el número de los nombres más creativos y singulares del periodo bíblico mástemprano.13

22 Otro aspecto decisivo de este periodo fue la canonización del texto bíblico y la fijación

de la mejor lectura del texto sagrado, lo que provocó la creación de un notable númerode nuevos nombres hebreos. Algunos eran completamente originales, pero otrossurgieron como consecuencia de una mala lectura o una mala interpretación deextranjerismos o términos técnicos, especialmente aquellos relacionados con formas deparentesco. Aún más, muchos de estos nombres fueron el resultado de interpretacionesintencionadas surgidas a la luz de una nueva sensibilidad. En cualquier caso, una vezque el texto bíblico fue canonizado, todos estos nombres fueron considerados comolegítimas formas onomásticas de origen hebreo.

23 A este tipo de nombres los he denominado “nombres fantasmas” (en hebreo, shem

refa’im), una categoría onomástica que no ha sido adecuadamente reconocida en losestudios onomásticos.14 Los “nombres fantasma” son, en su mayoría, formasaccidentales que no deben confundirse con otras categorías, como los “innominados”, alos que se ha aludido con anterioridad. No obstante, todos estos desarrollosonomásticos han enriquecido y potenciado la reserva de nombres judíos que se haampliado de forma continuada desde la Antigüedad.15

24 Aunque muchos de los “nombres-fantasma” surgieron como consecuencia de las

dificultades que presentaba el texto bíblico, también es posible considerar que undeterminado nombre es el resultado de una interpretación tardía en la que se sugiereun nuevo significado a un determinado pasaje, como es el caso, por ejemplo, de lasgenealogías tribales (I Cron. 1-9). Estas genealogías, que reflejan los modelos deparentesco tribal en un contexto social muy temprano, perdieron su relevanciahistórica ya en la época del Segundo Templo, por lo que fue esa nueva aproximaciónexegética la que en último término llevó a la invención intencional del nuevo nombre.

25 Un ejemplo de ello puede ser el caso del nombre hebreo tardío Avigdor, heb. Avi-Gedor:

“Yered, el (clan) padre de (el lugar de) Gedor” (1Cr. 4,18). En un intento por ofrecer unsignificado nuevo y relevante a estas genealogías tribales primitivas y su terminología,la exégesis rabínica identificó el nuevo nombre Avigdor con Moisés (TB, Megillah 13a).Esta innovación es especialmente notable ya que anula el hecho de que esta genealogíade 1Cr. 4,18 se refiere al clan de Judá y no al de Leví, la tribu de Moisés. Además, cambiael significado de Avi, que pasa a significar aquí “clan familiar/jefe” del lugar de Gedor.

Hamsa, 3 | 2017

15

Page 17: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

De este modo, esta nueva formación de Avigdor puede interpretarse como una nuevaforma de definir la identidad colectiva de Israel que pasó de las primitivas alianzastribales al modelo supra-tribal y nacional que desarrolló el judaísmo en la época delSegundo Templo.

6. Alta Edad Media

26 Una de las características más destacadas de este periodo, ya desde el s. VIII d.C, es la

revitalización de muchos nombres bíblicos referidos a personajes preeminentes (talescomo Abraham, Moisés y David) que, sin embargo, habían quedado relegados al silencioen épocas anteriores. Es posible que estos nuevos usos se debieran a la popularidad dealgunos nombres como Ibrahim, Musa y Daud, así como otros personajes bíblicos, queson citados en el Corán y que se extendieron en sociedades arabe hablantes conpoblación judía. Estos nombres, debido al influjo cultural de ambas religiones, fueronincorporados también al sistema onomástico judío.

7. Europa oriental

27 En estos territorios los nombres bíblicos también tuvieron una gran importancia en la

forja de la identidad judía. Así, ya en el s. XVI, en la Europa del Este, entre la poblaciónjudía de origen asquenazí, se encuentra ampliamente extendido el fenómeno de losnombres dobles, uno en hebreo, y el otro en la lengua vernácula de la comunidad, elyiddish. En realidad, el nombre en Yiddish funciona como apelativo (heb. kinnui) delnombre hebreo. En ocasiones, se traduce Yitzhak - Isak; otros, son diminutivos comoYaakov (Jacob) - Kopel. Estos nombres dobles están relacionados entre sí y puedentener variantes fácilmente reconocibles. Especialmente interesantes son aquellosnombres dobles que se han formado por ser palabras consecutivas procedentes deltexto bíblico, en particular, de las Bendiciones de Jacob a sus hijos (Gen. 49:1-27):Binyamin Zeev (“lobo”), Yehudah (Judha) Aryeh (Leib), o variantes como Issachar Dov(“oso”) o Naftalí Zvi (Hirsch) o los nombres femeninos como Hayah Sarah o EstherMalkah. Consideramos que estas formas onomásticas de estos nombres judíos son elresultado de la influencia de los libros impresos, especialmente la Biblia, que pudieranencontrarse en las casas y muestran el desarrollo del alfabetismo entre un gran númerode hombres y mujeres que forjaron nuevas modas e innovaciones a la hora de elegir elnombre de sus hijos.

8. Holocausto

28 Con la llegada al poder de los nazis en Alemania en la década de 1930, el gobierno

impulsó su política racial de aislar y perseguir a los ciudadanos judíos. Al principio, conla demarcación de negocios y productos judíos, a la que siguió, en agosto de 1938, lapromulgación del abominable decreto por el que se obligaba a todos los judíos a incluirun nombre hebreo a sus documentos oficiales. Estos debían ser Israel para los hombresy Sara para las mujeres. Este modo de estigmatización de la población judía pronto fueadoptado por el gobierno austriaco y seguido, en 1940, por el régimen búlgaro.16

Hamsa, 3 | 2017

16

Page 18: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

Irónicamente, estos dos nombres comparten la misma raíz, con el significado de“superar y gobernar”.

Imagen 2

9. Israel moderno

29 Los judíos que llegaron a Israel en los siglos XIX y XX contribuyendo a su renacimiento

nacional han enriquecido también la onomástica judía. La revitalización de la lenguahebrea se inició en el siglo XIX y fue acompañada por el resurgir de nombres bíblicoscomo Nehemías, Zerubabel y Ciro que recordaban el regreso a Sión de hace 2500 años.

30 Desde la década de 1920 en adelante, y como consecuencia de la llegada de un gran

número de población judía secular, se produce la popularización de muchos nombresbíblicos que no formaban parte del tradicional elenco de nombres.17 En realidad,algunos de estas nuevas designaciones no habían triunfado con anterioridad porquehacían referencia a personajes bíblicos cuyos nombres tenían connotaciones negativas,como, por ejemplo, Nimrod, Hagar e incluso el de la Diosa cananea Anat. Al nombrarcon estos nombres a sus hijos, esta nueva población judía consolidaría una tradiciónonomástica que rompía con la idea del exilio histórico y reafirmaba las vinculacionesbíblicas con la tierra. Así, nombres como Abner, Amotz, Yuval, Avishai, Asael, Yiftah(Jefta), Omri, Yigal, Yoram, Yael, Michal y Meirav se han convertido en nombresisraelíes muy populares. Análogamente, ajustándose a la tendencia onomásticamoderna de normalizar los géneros, algunos nombres masculinos desarrollaron formasfemeninas propias, como, por ejemplo, Gabriela (Gabriel), Michaela (Michael), Daniela(Daniel), Ariela (Ariel) y Aharona (Aaron). Por otro lado, se otorgó también un nuevosignificado al antiguo elemento ‘am, “tío” (como en árabe) o “patrón” que se incluía en

Hamsa, 3 | 2017

17

Page 19: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

nombres bíblicos referentes a la Divinidad (como Amram) pasando a aludir de formaimplícita al término hebreo ‘am, “pueblo”, “nación”, en nombres como Yehiam o‘Amihai, “mi pueblo vive”, en clara alusión al resurgir nacional del momento.

Conclusión

31 En este breve recorrido histórico sobre los nombres hebreos hemos tratado de mostrar

el continuo diálogo que el pueblo judío ha establecido con sus raíces bíblicas a través desu sistema onomástico. Hemos analizado el rico y polifacético uso que se ha hecho delos nombres hebreos tanto con fines literarios como religiosos. También se ha analizadocómo estos nombres son un reflejo de los distintos periodos históricos que haatravesado durante milenios, lo que ha permitido, finalmente, una mejor comprensióndel influjo que la tradición onomástica judía ha podido ejercer en la cultura cristiana ymusulmana.

BIBLIOGRAFÍA

AVIGAD, N., SASS, B., Corpus of West Semitic Stamp Seals, Jerusalem, Israel Exploration Society,

1997.

CASSUTO-SALZMANN, M., "Greek Names among the Jews", Eretz-Israel 3 (1954), pp. 186-190.

DEMSKY, Aaron, “Double Names in the Babylonian Exile and the Identity of Sheshbazzar”, in

These Are the Names: Studies in Jewish Onomastics, éd. A. Demsky, Vol. 2, Ramat Gan, Bar Ilan

University Press, 1999, pp. 23-40.

DEMSKY, Aaron, “Ghost Names" in the Bible”, in These Are the Names: Studies in Jewish Onomastics,

éd. A. Demsky, Vol. 5, Ramat Gan, Bar Ilan University Press, 2011, pp. 119-129.

DEMSKY, Aaron, "Names and No-Names in the Book of Ruth", in These Are the Names- Studies in

Jewish Onomastics, ed. A. Demsky, J.A. Reif, J. Tabory, Ramat Gan, Bar-Ilan University Press, Vol. 1,

pp. 27-37.

DEMSKY, Aaron, “New Hebrew Names in the Second Temple Period: A By-product of Biblical

Exegesis”, in Names and Their Environment, Vol. 3. Anthroponomastics, Proceedings of the 25th

International Congress of Onomastic Sciences 24, éd. Carole Hough and Daria Izdebska, Glasgow,

University of Glasgow, 2016, pp. 41-51.

FRIEDLANDER, Saul, Nazi Germany and the Jews, London, Harper Perennial, 1997.

GARSIEL, Moshe, Biblical names – A Literary Study of Midrashic Derivations and Puns, Ramat-Gan, Bar

Ilan University Press, 1991.

GOLUB, Mitka, “The Distribution of Personal Names in the Land of Israel and Transjordan during

the Iron II Periodˮ, Journal of the American Oriental Society 134/4 (2014), pp. 621-642.

Hamsa, 3 | 2017

18

Page 20: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

ILAN, Ṭal, Lexicon of Jewish Names in Late Antiquity, Tuebingen, Mohr Siebeck, 2002-2011 [Part I:

Palestine 330 BCE-200 CE (2002); Part II: Palestine 200-650 (2012); Part III: The Western Diaspora

330 BCE-650 CE (2008); Part IV: The Eastern Diaspora 330 BCE-650 CE (2011)].

MEGGED, Aharon, “Names with Meanings” in These Are the Names: Studies in Jewish Onomastics, éd.

A. Demsky, vol 3, Ramat Gan, Bar Ilan University Press, 2002, pp. 111-116.

TIGAY, J. H., You Shall Have No Other Gods- Israelite Religion in the Light of Hebrew Inscriptions, Atlanta,

Scholars Press, 1986.

ZAKOVITCH, Yair, “Explicit and Implicit Name-derivations”, Hebrew Annual Review 4 (1980), pp.

167-181.

NOTAS

1. También se encuentra en el apodo babilónico Bel referido a la Divinidad más importante,

Marduk, vid. Jes. 46,1; Jer. 50,2;51:44.

2. J. H. Tigay, You Shall Have No Other Gods- Israelite Religion in the Light of Hebrew Inscriptions,

Atlanta, Scholars Press, 1986.

3. Mitka Golub, “The Distribution of Personal Names in the Land of Israel and Transjordan during

the Iron II Periodˮ, Journal of the American Oriental Society 134/4 (2014), p. 621-642.

4. N. Avigad and B. Sass, Corpus of West Semitic Stamp Seals, Jerusalem, Israel Exploration Society,

1997; Mitka Golub, “The Distribution of Personal Names…”.

5. N. Avigad and B. Sass, Corpus of West Semitic Stamp Seals…, p. 63-65.

6. Aaron Demsky, "Names and No-Names in the Book of Ruth", in These Are the Names- Studies in

Jewish Onomastics, éd. A. Demsky, J.A. Reif, J. Tabory, Ramat Gan, Bar-Ilan University Press, Vol. 1,

p 27-37.

7. En árabe, “Casa de carne” (laḥm).

8. Cf. Deut 25:10; vid. también el nombre Palmoni (Dan 8:13). La forma árabe relacionada, fulȃn,

que se refiere a aquella persona de poca importancia, ha dado lugar en español a “Señor Fulano”.

9. Estos nombres de parentesco entre hermanos, como Eldad y Medad (Num. 11:26) o Peresh y

Sheresh (I Cron. 7:16), no se encuentran tan solo en la Biblia, sino en otros muchos textos, como,

por ejemplo, la alusión árabe a los enemigos bíblicos Harun Qarun (Aaron y Korah, basado en el

Corán, Sura 28) y, por supuesto, en los conocidos hermanos Hansel y Gretel, diminutivos de

Johannes y Margareta.

10. Yair Zakovitch, “Explicit and Implicit Name-derivations”, Hebrew Annual Review 4 (1980), p.

167-181; Moshe Garsiel, Biblical names – A Literary Study of Midrashic Derivations and Puns, Ramat-

Gan, Bar Ilan University Press, 1991.

11. Tal Ilan, Lexicon of Jewish Names in Late Antiquity, Tuebingen, Mohr Siebeck, Part I Palestine

330BCE-200CE (2002); Part II Palestine 200-650 (2012); Part III The Western Diaspora 330 BCE-650 CE

(2008); Part IV The Eastern Diaspora 330 BCE-650CE (2011); M. Cassuto-Salzmann "Greek Names

among the Jews", Eretz-Israel 3 (1954), p. 186-190.

12. Aaron Demsky, “Double Names in the Babylonian Exile and the Identity of Sheshbazzar”, in

These Are the Names: Studies in Jewish Onomastics, éd. A. Demsky, Vol. 2, Ramat Gan, Bar Ilan

University Press, 1999, p. 23-40.

13. Aaron Demsky, “New Hebrew Names in the Second Temple Period: A By-product of Biblical

Exegesis”, in Names and Their Environment, Vol. 3. Anthroponomastics, Proceedings of the 25th

International Congress of Onomastic Sciences 24, éd. Carole Hough and Daria Izdebska, Glasgow,

University of Glasgow, 2016, p. 41-51.

Hamsa, 3 | 2017

19

Page 21: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

14. Aaron Demsky, “Ghost Names" in the Bible”, in in These Are the Names: Studies in Jewish

Onomastics, éd. A. Demsky, Vol. 5, Ramat Gan, Bar Ilan University Press, 2011, p. 119-129.

15. Tal Ilan, Lexicon of Jewish Names in Late Antiquity…

16. Saul Friedlander, Nazi Germany and the Jews, London, Harper Perennial, 1997, vol. 1, p. 254-255.

17. Aharon Megged, “Names with Meanings” in in These Are the Names: Studies in Jewish Onomastics,

éd. A. Demsky, vol 3, Ramat Gan, Bar Ilan University Press, 2002, p. 111-116 (en hebreo).

RESÚMENES

O campo da onomástica judaica é multifacetado, cobrindo um período de mais de 3000 anos, em

qua a história judaica interage com as culturas que a rodeiam. Neste artigo, procede-se a uma

análise, em tempo longo, dos nomes próprios, sobretudo os que se encontram na Bíblia, num

amplo recorrido até ao Israel atual.

The field of Jewish onomastics is multifaceted covering a period of over 3000 years of Jewish

history interacting with the surrounding cultures. This historical overview intends a long-term

analysis of proper names, especially those found in the Bible, from the past to present-day Israel.

ÍNDICE

Keywords: names, biblical names, Jewish onomastics

Palavras-chave: nomes próprios, nomes bíblicos, onomástica judaica

AUTOR

AARON DEMSKY

Bar-Ilan University

Hamsa, 3 | 2017

20

Page 22: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

Onomástica en el Libro Hebreo deHenoc: El ángel MetatrónEstado de la cuestión

Carlos Santos Carretero

1. Las caras de Metatrón

1 Uno de los campos de investigación más fecundos en el ámbito de los estudios judíos es

el de la literatura apocalíptica. El interés por lo enigmático y lo heterodoxo no es algonuevo, como bien demuestran los conocidos manuscritos del Mar Muerto en lo referidoa escritos rodeados de un cierto halo de misterio1. Extensas investigaciones2, cuidadasediciones críticas a distintos idiomas3, monografías y artículos4, congresos y seminariosdedicados a desgranar su contenido, e incluso diccionarios específicos5 se han publicadoy seguramente seguirán haciéndolo con profusión mientras el ser humano trate deentender y racionalizar los aspectos menos conocidos de la religión.

2 Dentro de las citadas obras apocalípticas destaca con fuerza el llamado "ciclo de Henoc"

o "ciclo henóquico", grupo de obras atribuidas al séptimo patriarca antediluviano delAntiguo Testamento, del que apenas hay menciones en la Biblia, pero que ha dado lugara una rica literatura6. Compuestas a lo largo de varios siglos (su corpus abarca del s. IIIa.C. al s. VI d.C.7), estas obras presentan un marco ideal para mostrar las distintastransformaciones a las que se ven sometidos los seres sobrenaturales de la tradiciónbíblica, así como distintos conceptos escatológicos; todo ello relacionado con la historiade salvación y el fin de los tiempos, así como la posibilidad de que el ser humanoascienda a los cielos en vida y sea capaz de vislumbrar la propia presencia divina. Dehecho, a raíz de este aspecto poco a poco se va observando una transformación delgénero apocalíptico en mística, como bien demuestra la literatura de Merkabah (basadaen la contemplación del Carro Divino)8. En ella, las descripciones angelológicas vansiendo cada vez más detalladas y numerosas, destacando los numerosos nombresangélicos y el significado de los mismos. Justamente en esta etapa de transformación seinserta la obra que sirve de punto de partida para este estudio: El Libro Hebreo de Henoc

(cuyo título original es Sefer Heḵalot, aunque comúnmente es conocida como 3Henoc).

Hamsa, 3 | 2017

21

Page 23: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

3 3Henoc es un texto que cuenta con dos personajes centrales: Rabí Yišmael y el ángel

Metatrón. El primero es uno de los sabios tanaítas de los siglos I y II d.C. El ángel, por suparte, es su guía por los palacios celestiales. ¿Qué tiene de especial este ser angélicofrente a la pléyade de criaturas que pueblan las obras de Merkabah? Para empezar, elángel se presenta como la forma angelizada de Henoc, séptimo patriarca antediluvianomencionado en el libro de Génesis:

"Henoc llevaba de vida sesenta y cinco años cuando engendró a Matusalén; ycaminó Henoc en compañía de Ha-ʼĚlohim después de haber engendrado aMatusalén trescientos años, y engendró hijos e hijas. Resultaron pues, todos los díasde Henoc trescientos sesenta y cinco años. Ahora bien, Henoc caminó en compañíade Ha-ʼĚlohim; luego dejó de existir, pues ʼĚlohim le tomó consigo9"."Porque soy Henoc ben Yared. Cuando la generación del diluvio pecó -pues con susobras se habían corrompido- diciendo a Dios: "Apártate de nosotros, que noqueremos saber de tus caminos" (Job 21: 14), entonces el Santo, bendito sea, mesacó de entre ellos para que sirviera de testigo contra ellos ante todos los habitantesdel mundo a fin de que no digan: "El misericordioso es cruel, pues qué pecadocometieron todas aquellas multitudes, sus mujeres, sus hijos y sus hijas, sus caballosy sus mulos, sus ganados y haciendas, y todas las aves que en el cielo había; todo locual hizo desaparecer del mundo el Santo, bendito sea, por medio de las aguas deldiluvio, ¿qué pecado cometieron las bestias y las aves para perecer junto con ellos?"Por esta razón el Santo, bendito sea, me hizo ascender a los altos cielos mientrasellos aún vivían, y ante sus propios ojos, para que sirviera de testigo contra ellos enel mundo futuro, y me nombró príncipe y soberano entre los ángeles servidores".

4 Sin embargo, la "evolución de Henoc a Metatrón" no sigue un proceso uniforme dentro

del ciclo henóquico. En realidad, tanto Henoc como Metatrón son dos figuras en origenindependientes que, a lo largo de un complejo proceso de unión de tradicionesterminarán siendo unidas. Tal y como se expondrá en las páginas siguientes, no sonpocos los textos en los que se pueden encontrar menciones a Henoc y ninguna aMetatrón, y viceversa. Y esto es lo que ha causado que numerosos investigadores hayanpropuesto diferentes teorías e hipótesis tratando de reconstruir los pasos que llevarona la unión de Henoc y Metatrón, superponiendo una serie de tradiciones y nombresangélicos que van desde el ambiente apocalíptico del Segundo Templo hasta la EdadMedia. ¿Cuándo tuvo lugar dicha superposición? ¿Bajo qué ambiente religioso seprodujo esta amalgama y cuáles son las tradiciones que confluyeron hasta dar lugar alángel que guía a Rabí Yišmael? ¿Y cuál es el origen del nombre "Metatrón"? Convieneprecisar que el presente estudio no busca solucionar el complejo problema de laetimología de este término, sino dar buena cuenta de las posibilidades y dificultadesque se han planteado hasta la fecha. Para ello es preciso, antes de adentrarse en elproblema del nombre, aportar algunas notas acerca de la fecha de composición 3Henoc.

2. Las teorías sobre la composición de 3Henoc

5 La fecha de redacción exacta de 3Henoc todavía no ha sido resuelta de forma

satisfactoria y sigue causando discrepancia en los investigadores, un hecho que vienecondicionado generalmente por las diferencias de contenido que se encuentran en losdistintos manuscritos del texto y en las versiones impresas del mismo10. Parece haberun consenso unánime al situar los capítulos 3Hen 3-16 (los correspondientes a laelevación de Henoc y su transformación en Metatrón) como el núcleo más antiguo de laobra (s.III y IV d.C.)11, que seguramente circularon como partes independientes antes de

Hamsa, 3 | 2017

22

Page 24: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

la redacción final de la obra. En torno a ellos surgiría una obra mística con unaaparente coherencia interna y mucho más estructurada que las otras obras henóquicas.Sin embargo, un análisis detallado de todas las partes que componen el texto pone demanifiesto que dicha coherencia no es más que un espejismo, revelándose un textorepleto de contradicciones, especialmente en lo referido a los sistemas angelológicosque presenta.

6 Por otra parte, aunque también haya conformidad de opiniones al afirmar que 3Henoc

es una de las composiciones de Merkabah y Heḵalot más tardías12, aún no se haobtenido un consenso en torno a la datación de la obra13. Como bien indica Alexander"posteriores análisis nos capacitarán para aproximar un poco estos límites, pero en elestado actual de nuestros conocimientos sería probablemente engañarse a uno mismoel pensar que podemos ser mucho más precisos"14.

3. El ángel Metatrón: A la búsqueda de su origen

7 Los citados pasajes de Gn 5: 21-24 y 3Hen 4: 2-5 reflejan el proceso de exaltación y

transformación que se ha producido en Henoc a lo largo de la literatura hebrea: depatriarca que camina con Dios y es llevado a los cielos, a un ángel casi sin parangón.Dichos versículos son, en gran medida paralelos a ciertos pasajes del libro de Jubileos15.En él también se encuentra la historia de Henoc, quien por su rectitud y fe en Dios fueascendido a los cielos frente a la maldad de sus coetáneos:

"Henoc estuvo con los ángeles del Señor seis años jubilares. Ellos le mostraroncuanto hay en la tierra, en los cielos y el poder del sol, y lo escribió todo. Exhortó alos “custodios” que habían prevaricado con las hijas de los hombres, pues habíancomenzado a unirse con las hijas de los hombres, y dio testimonio contra todosellos. Fue elevado de entre los hijos del género humano, y lo enviamos al Jardín delEdén para gloria y honor. Y allí está, escribiendo sentencia y juicio eterno y toda lamaldad de los hijos de los hombres. Por ello hizo el Señor llegar el agua del diluviosobre toda la tierra del Edén, pues allí fue puesto él como señal y para que dieratestimonio contra todos los hijos de los hombres, narrando sus acciones hasta el díadel juicio"16.

8 Esta representación de "Henoc exaltado" está presente a lo largo de todo el ciclo

henóquico: En 1Henoc, al personaje se le atribuye el polémico título de "Hijo delHombre" (1Hen 71: 15), y en 2Henoc es ungido con el aceite de la gloria de Dios y losvestidos celestiales, siendo indistinguible del resto de ángeles (2Hen 9: 21-23). Sinembargo, fuera del ciclo literario del patriarca también hay menciones a suangelización:

"Subióme al séptimo cielo, y allí vi una luz maravillosa, así como innumerablesángeles. Vi en aquel lugar a todos los justos (desde Adán; allí vi al santo Abel y atodos los justos; a Henoc y a todos los que estaban con él), despojados del ropajecarnal. Los vi en sus excelsas vestiduras (y eran como los ángeles que allí teníangran gloria, pero no estaban sentados en sus tronos, ni llevaban sus coronasgloriosas17".

9 En el caso de la Ascensión de Isaías, la angelización de Henoc es más bien una

comparación con los seres celestiales que un hecho en sí, y recuerda bastante a launción con aceite de 2Hen 9. En el texto se observa que Adán, Abel y Henoc poseenvestiduras celestiales y una gran gloria, pero todavía no están sentados en tronos ni

Hamsa, 3 | 2017

23

Page 25: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

poseen sus coronas gloriosas. El propio ángel que acompaña a Isaías en su ascensión porlos cielos le revela el motivo de esto:

"Pregunté al ángel que estaba conmigo cómo habían recibido las vestiduras, peropor qué no estaban en los tronos con las coronas. Díjome: “No recibirán las coronasy tronos gloriosos hasta que descienda el Amado en la forma en la que lo verás(pues descenderá al mundo en los días postreros el Señor que ha de llamarse elCristo). Sin embargo, verán y sabrán de quiénes serán los tronos y coronas de fuegoque Él haya descendido, haciéndose como de vuestra forma, (y siendo tenido porcarne mortal)18".

10 A lo largo de los citados pasajes puede observarse la exaltación y honor al que es

sometido Henoc por parte de los ángeles y del propio Dios. Algunos textos narranúnicamente su ascensión debido a su rectitud (Gn 5: 21-24). En otros también recibe elencargo de ser el escriba celestial y dar cuenta de todo lo que ocurre en el mundo (Jub4: 21-24). 1Henoc lo eleva a la categoría mesiánica a través del título Hijo del Hombre(1Hen 71: 15). AscIs 9: 9 lo compara con un ángel pero que aún carece de la bendición yla gloria definitiva, y 2Hen 9: 21-23 no solamente presenta al patriarca ungido eindistinguible del resto de ángeles de Dios, sino que lo sienta a su izquierda y se leotorgan rasgos casi celestiales.

11 Todos estos pasajes cristalizarían en su forma definitiva en los citados versículos de

3Hen 4: 2-5, donde Metatrón se revela a R. Yišmael como "Henoc ben Yared", uniendoen un mismo pasaje la elevación del personaje por su rectitud, su función de escriba y latransformación definitiva en ángel. Sin embargo, mientras que en AscIs y 2Hen laexaltación angélica angelical es mucho menos dramática, en 3Henoc la elevación ytransformación es explícita. Es posible que, de no haber tenido lugar el desarrollo en lasobras anteriormente citadas, difícilmente Henoc podría haber sido identificado conMetatrón. Mientras que en los estados previos el personaje nunca es llamado "ángel"como tal (sino que es comparado con ellos o a lo sumo indicado de forma velada), lametamorfosis sufrida en 3Henoc es total. Henoc y Metatrón se unen en un único ser.

12 Si Henoc se ve sometido a un largo proceso textual y de exégesis hasta convertirse en

Metatrón, ¿cuál es el camino que siguió originalmente este ángel de misteriosaprocedencia y que le llevó a unirse con la figura del séptimo patriarca? De la mismaforma que Henoc es una reelaboración hebrea del rey Enmeduranki19, Metatróntambién es un ser compuesto por tres elementos presentes tanto en la literaturaapocalíptica hebrea, otras obras de Merkabah e incluso literatura gnóstica cristiana yciertos encantamientos en óstracas. Dichos elementos son los siguientes: Yaho´el,Yahveh Menor y Metatrón.

13 -Yahoʼel20: 3Hen 48D es una larga enumeración de los nombres de Metatrón. El primero

de dichos nombres es Yahoʼel. El mismo nombre que posee el ángel que acompaña yguía a Abraham en Apocalipsis de Abraham21 y le ayuda a superar la tentación de Azazel.De hecho, la relación entre Abraham y Yahoʼel es exactamente la misma que mantienenR. Yišmael y Metatrón: el ángel actúa como maestro y protector del hombre. Otro de lospuntos comunes que hay entre ambos es que los dos poseen el nombre inefable de Diosen su interior (ApAbr 10:622 y 3Hen 12:523, respectivamente), parafraseando así a Ex 23:20-21, versículos en los que Dios promete a Moisés que un ángel con su nombre irá ensu auxilio. Por último, Yahoʼel aparece también en el texto mágico precabalísticoconocido como Sefer Ha-Razim como uno de los ángeles que pueblan el segundo cielobajo el nombre לאוהי . Se encuentra en la tercera fila de los ángeles de dicho cielo24.

Hamsa, 3 | 2017

24

Page 26: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

14 -Yahveh Menor: Entre los títulos que posee el ángel Yahoʼel se encuentra el de Yahveh

Menor. Este es otro de los rasgos que Metatrón "hereda" de Yahoʼel. 3Hen 12: 5 esexplícito al respecto, indicando que Dios mismo llama a Metatrón de esta manera. Estasno son las únicas menciones en la literatura hebrea a este título polémico. De hecho, elAlfabeto de Aquiba, en su recensión A, menciona la existencia del Yahveh Mayor25, el Diosúnico, a través de la expresión ה לודגי , en diferencia « ción a la de Yahveh Menor. Unadualidad semejante la encontramos también en obras gnósticas26 como Pistis Sofia27, elLibro de Yeû28, y Gannat Bussame29 (El Jardín de las Delicias) bajo los nombres de "El GranYao" y "El Pequeño Yao", respectivamente:

15 Pistis Sofía es un texto gnóstico cuya versión más antigua está datada del s. II d.C. (el

resto se atribuyen a los ss. V-VII d.C.). Describe las enseñanzas de Jesús resucitado a susdiscípulos, a su madre, a María Magdalena y a Marta, hermana de Lázaro.

"Y cuando la esfera se revuelve y no viene el pequeño Sabaot, el bueno, al quellaman en el mundo Zeus, el cual, entrando en el undécimo eón de la esfera, llamadala del Agua, y Bubastis, entrando en el quinto eón de la esfera, llamada del León, acontinuación los que están entre ellos a la izquierda y la derecha se separan a unlado, ya que el Gran Yao, el bueno, que está en medio, preside sobre la región deIachthanabas, y pude mirar hacia atrás, ya que sus regiones pueden ser disueltas yperecer, y todas las almas que se agrupan en sus tormentos puedan ser llevadasadelante mientras se restaura nuevamente la esfera, ya que están pereciendo en sustormentos30"."A través del poder del Pequeño Yao, que está en medio, y el alma del profeta Elías,se unen en el cuerpo de Juan el Bautista31".

16 El libro de Yeû es un texto copto que forma parte de los apócrifos del Nuevo Testamento.

Redactado en torno al 100 d.C.-300 d.C., está compuesto a su vez por varios textos decarácter iniciático, basado en las palabras de Jesús a sus discípulos tras la resurrección.

"De nuevo irás al interior del rango del Gran Yao, el Bueno, el Tesoro de la Luz. Él tedará su misterio, su sello y el gran nombre32".

17 Por último, Gannat Bussame, texto en siríaco del s. X d.C., que contiene una lista de

divinidades de finales de la época pre-islámica también menciona al Adonai Mayor y alAdonai Menor33:

"Presto atención solo a una (falsa deidad): el Adonai Menor, líder de las huestes delAdonai Mayor, un necio error venerado por los israelitas34".

18 La correcta diferenciación entre Yahveh Mayor y Yahveh Menor debe hacerse con mucho

cuidado, ya que podría verse como que el cielo está regido por dos divinidades, unasuperior a otra, pero indicando a fin de cuentas que existen "dos Yahveh". La propiaherejía de Aḥer35 refleja que no eran pocos los que veían en Metatrón a una segundadivinidad como regente de los cielos. No obstante, el título Yahveh Menor no indica enningún momento que exista más de un Dios en los cielos. De hecho, si se prestaatención a la lectura, es el propio Dios el que imbuye a Henoc-Metatrón de este título;otorgándole esa característica que no es sino la sublimación de que dentro de los cieloseste ángel cuente con un estatus exaltado. Se trata del "segundo al mando", y paradenotar esa importancia, el propio Dios le unge y le otorga de una serie de rasgospróximos a Él, pero siempre sin olvidar que Yahveh Mayor es la única divinidad. El títuloYahveh Menor no es sino la forma de indicar la importancia que posee Metatrón en lacorte celestial, pero en ningún momento 3Henoc indica que se trate de otra deidad. Dehecho, en el texto hebreo se mencionan otros ángeles con el nombre "Yahveh" en suinterior, príncipes que tendrían un estatus, si bien no igual que el de Metatrón, almenos exaltado dentro de las jerarquías celestiales. Estos "Ángeles Yahveh" son los

Hamsa, 3 | 2017

25

Page 27: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

siguientes: Tutresiel Yahveh, Naariel Yahveh, Sasniguiel Yahveh, Zazriel Yahveh,Geburatiel Yahveh, Arafiel Yahveh, Ašruylu Yahveh, Galisur Yahveh, Zakzakiel Yahveh,Anafiel Yahveh, Šoqed Jozí Yahveh, Zehanpuryu Yahveh, Azbugah Yahveh, SoferielYahveh, Rikbiel Yahveh, Jayyliel Yahveh, Kerubiel Yahveh, Ofanniel Yahveh, SerafielYahveh y Radweriel Yahveh36.

19 Por consiguiente, debe quedar claro que aunque un ángel posea el nombre de Yahveh

en su interior, esto no le confiere el estatus de divinidad. Es posible que desde épocarabínica hubiera quienes que no supieran vislumbrar la diferencia entre un títuloexaltado y la categoría de divinidad, dando lugar a las citadas herejías y que llevaron engran medida a que el ciclo henóquico y el propio Metatrón fueran vistos con malos ojospor la literatura talmúdica y el judaísmo ortodoxo en general.

20 -Metatrón ( ןורטטימ ): El último de los compuestos empleados para dar lugar al binomio

"Henoc-Metatrón" es el propio nombre "Metatrón". Su controversia etimológica hasido discutida desde hace décadas. Para sabios judíos medievales como Eleazar deWorms o Naḥmánides, Metatrón tiene su origen en el término latino Metator37

("mensajero, líder, medidor, guía"), y que sería transliterado al hebreo como רוטטימ oרוטיטמ .

21 Orlov38 relaciona el nombre del ángel con el aún más oscuro término Prometaya,

presente en el texto eslavo Merilo Pravednoe39 y vinculado con el llamado "Príncipe delMundo" y con el concepto de "medida" o "medidor" (entendiendo este último como

"Medidor-Príncipe del Mundo"), que en griego se expresa μέτρον (metron, "medida").Odeberg fue uno de los primeros en indicar que Metatrón es un compuesto de las

palabras griegas μετὰ θρóνος (meta thronos), interpretando el nombre como "El quesirve detrás del Trono" o "El que se sienta en el trono próximo al Trono de la gloria"40.Y aunque de una forma u otra esa haya sido considerada como la interpretación máshabitual del nombre Metatrón, en realidad esas palabras griegas no aparecen juntasformando ese nombre en ningún texto conocido41.

22 No obstante, el propio Odeberg no descarta otras posibilidades etimológicas. Jellinek y

Jastrow concuerdan con él al afirmar que Metatrón puede provenir del sustantivoarameo ארטמ (mattara, "encargado de la vigilancia", o al menos relacionado con losverbos "guardar" y "proteger"42. Una tercera propuesta de Odeberg es la de vincular aMetatrón con el dios persa Mitra43, cuyo culto también se extendió por la India y Roma.De hecho, los romanos definieron a este dios con numerosos rasgos no persas yorganizaron una religión en torno a él: el mitrianismo. Dicho culto se manifestó entorno al 62 a.C., hasta ser poco a poco abandonado durante el s. IV d.C., tras competirdurante años con el cristianismo. De hecho, existen ciertos puntos comunes entre losdeberes y funciones de Mitra y Metatrón, dando lugar a unas similitudes que van másallá de lo meramente fonético. Metatrón cumple, dentro de la literatura de Merkabah,el papel de vicerregente de los cielos, sentado en su trono dictando justicia y equidad,siendo únicamente inferior a Dios. Por otra parte, Ahura Mazda u Ormuz, la divinidadbenévola del zoroastrismo, tiene en Mitra a su segundo al mando como un valienteguerrero de sus huestes y un mediador, mientras que Metatrón actúa como mediadorentre Dios y los hombres. Mitra también sirve como intermediario entre Ahura Mazda ysu opuesto, Ahriman o Angra Mainyu, el dios oscuro del zoroastrismo44. A su vez, estorecuerda al aspecto mediador de Henoc entre Dios y los Vigilantes (1Henoc y 2Henoc),los ángeles caídos. Schafer y Lieberman abogan por una interpretación próxima a la deOdeberg, aunque la reformularon indicando que Metatrón significa "el co-ocupante del

Hamsa, 3 | 2017

26

Page 28: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

Trono Divino"45. No obstante, esta etimología tampoco se encuentra en ninguna de lasfuentes hebreas en las que aparece el término.

23 Por último, Alexander también propone dos posibles etimologías del nombre. Al igual

que Eleazar de Worms, Naḥmánides u Orlov, Metatrón tendría ese matiz vinculado a"mensajero, medidor y guía", pero para Alexander se remontaría a la palabra latinamitator (de origen griego), utilizada por los oficiales romanos para referirse a los guías yexploradores de los ejércitos, encargados de "medir" el terreno de la batalla46. Sinembargo, su segunda teoría aboga por resolver la cuestión de un modo simple y tajante:el término Metatrón carece de significado y no sería más que un nombre místicohabitual de la literatura de Merkabah, surgido en obras como 3Henoc y semejante aotros nombres de ángeles aparentemente indescifrables como "Adidirón" o"Dafdafirón"47.

24 Esta segunda teoría que apunta Alexander tiene puntos muy interesantes para el

presente estudio, pero en primer lugar habría que señalar que, aunque Metatrón sea unnombre aparentemente indescifrable y carente de sentido, varias posibilidadesetimológicas de las presentadas anteriormente tienen puntos en común. Todas ellas lavinculan al concepto de "guía, mediador o líder". El problema se encuentra en quehasta ahora no se ha trazado un origen etimológico de la palabra que satisfaga a losestudiosos. Si se pudiera datar cronológicamente de forma correcta todas las fuentes enlas que aparece el nombre "Metatrón", a partir de ese momento sería mucho mássencillo estudiar las diferentes fases en las que la palabra primigenia fue modificándosehasta tomar la forma actual. El otro punto que debe resaltarse dentro de la hipótesis deAlexander es el de Metatrón como voz mística, cuestión sumamente interesante y cuyoestudio nos permitiría al menos conocer el origen y las bases de la palabra dentro de laliteratura de Merkabah. Afortunadamente las investigaciones realizadas hasta la fechahan podido de arrojar algo más de luz. Para ello es necesario consultar otras obras deMerkabah y Heḵalot, como Re´uyot Yeḥzkel:

"¿Qué hay en Zebul48? R. Levi dijo en nombre de R. Ḥama bar ʽUkba, que dijo ennombre de R. Yoḥanan: El Príncipe no mora en otro sitio sino en Zebul… ¿Y cuál essu nombre? Ḵimos es su nombre. R. Isaac dijo: Meʼetah es su nombre. R. ʽInyanei barSisson dijo: Bizbul es su nombre. R. Tanḥum dijo: ʽAṭaṭyah es su nombre. EleazarNadwadaya dijo: Miṭaṭron, como el nombre del Poder. Aquellos que hacen uso delNombre dicen: Ḵas Bas Bas Kebas es su nombre, como el nombre del Creador delmundo49".

25 ¿Quién es este Príncipe que cuenta con diversos nombres? Para Scholem está muy claro:

Se trata del arcángel Miguel, quien posee varios nombres secretos y místicos50. Lassimilitudes entre Miguel y Metatrón serían las siguientes: ambos tienen una relaciónmuy estrecha con el pueblo de Israel al actuar como su príncipe celestial. Los dosactúan como sumo sacerdote del plano divino, son jefes del resto de ángeles, y lo que sedice de Metatrón en un texto se aplica a Miguel en otro51. De este modo, en Reʼuyot

Yeḥzkel no solo el término Metatrón (Miṭaṭron) es una voz mística para Miguel, sino quecuenta también con otra serie de nombres de extraño origen (Ḵimos,Me´etah, Bizbul,´Aṭaṭyah, Ḵas Bas Bas Kebas)52. Miguel sería el nombre habitual para este Príncipe,mientras que Metatrón y el resto de términos serían sus nombres ocultos. No obstante,no hay ninguna identificación directa y explícita entre Miguel y Metatrón en toda laliteratura de Merkabah, incluyendo 3Henoc. De hecho, en la última obra del ciclohenóquico Miguel aparece como el Príncipe a cargo del séptimo cielo y en todomomento se encuentra separado de Metatrón:

Hamsa, 3 | 2017

27

Page 29: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

"Miguel, el gran príncipe, tiene a su cargo el séptimo cielo, el más alto, que está enArabot53".

26 Según la teoría de Scholem y Alexander, en un determinado momento la conexión

directa entre Miguel y Metatrón se perdió, y este último se desarrolló como un ángelindependiente pero poseyendo muchos de los atributos y rasgos de Miguel54. Esta ideaayuda a justificar el hecho de que, dentro de los distintos sistemas angelológicosexistentes en las obras de Merkabah no hay un lugar exacto en el que Metatrón seaclasificado. Aunque Metatrón se hubiera escindido de Miguel, este último siguemanteniendo su estatus y posición. Es la voz mística convertida en ángel independientela que no tiene un lugar exacto en el que posicionarse.

27 Por consiguiente, se observa que la idea más extendida acerca del origen y formación

del compuesto "Henoc-Metatrón" de 3Henoc está formado por una serie de figurasindependientes (Henoc, Yahoʼel-Yahveh Menor y Miguel-Metatrón) que combinadasdieron lugar a unas de las figuras angelológicas más polémicas y complejas deljudaísmo.

28 ¿Por qué habría tenido lugar semejante unión? Actualmente no hay pruebas definitivas

acerca de esto, y solo se puede especular y lanzar hipótesis al respecto, pero esconveniente destacar que estas figuras gozaban de cierta relevancia dentro de losdistintos movimientos religiosos a los que estaban adscritos. Tanto para judíos comocristianos Henoc ya se consideraba exaltado a través del propio Tanaḵ, 1Henoc y2Henoc, Yahoʼel cuenta desde el Apocalipsis de Abraham con el rango de Yahveh Menor,y Miguel cuenta con el estatus de Príncipe y regente del séptimo cielo. Si Metatrón fueen origen un nombre místico de Miguel, es posible que esas características tanexaltadas con las que cuenta el arcángel también fueran recibidas por Metatrón en casode que este se hubiera escindido de Miguel. Quizás la existencia de todas estas figurasconstituyera el ambiente propicio para que estas tradiciones fueran unificadas tarde otemprano.

29 De lo que casi no hay dudas es que Metatrón sería el último elemento en surgir para

formar parte de este compuesto que da forma al personaje principal de 3Henoc. Sumención más temprana tiene lugar en Reʼuyot Yeḥzkel, de inicios del s. IV d.C., dondetodavía forma parte de Miguel. Por entonces, tanto la presencia de Henoc como de Yaho´el ya se encuentra reflejada por escrito, y no sería hasta poco después de la escriturade Reʼuyot Yeḥzkel que se comenzase a vislumbrar a Metatrón como un ángel distinto aMiguel. El pasaje de Tb. Sanh 38b indica que el nombre "Metatrón es similar al de suMaestro", y en Reʼuyot Yeḥzkel se observa que "Miṭaṭron [es] como el nombre delPoder, semejante al del Creador del Mundo". Raši señala que, mediante la gematría, elvalor numérico de Metatrón es exactamente el mismo que el de Šaddai(Todopoderoso)55.

30 Todo esto indica que Metatrón posiblemente fuera en origen uno de los nombres de

Dios, y esto es algo que 3Henoc indica claramente. Es más, el mismo pasaje señalaincluso que Yaho´el (el primer ángel en contar con el título de Yahveh Menor, ydiversas variantes del mismo nombre) también es un nombre de Dios:

"Setenta nombres tiene Metatrón, los cuales tomó el Santo, bendito sea, de supropio nombre, y se los puso a él. Tales nombres son: Yahoʽel Yah, Yahoʽel, Yofiʽel,Yoffieʽel,ʽAffiʽel[…]56"

31 Por otra parte, no está del todo claro cuándo Metatrón absorbió las tradiciones de

Henoc y las hizo suyas. Según Hag. 15a, "se le dio permiso a Metatrón para sentarse y

Hamsa, 3 | 2017

28

Page 30: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

escribir los méritos de Israel"57, función atribuida a Henoc en las obras henóquicasprevias y tratado en profundidad en las funciones del patriarca en el capítulo siete. Esprobable que cuando Metatrón "se unió a Henoc", el primero ya se había escindido deMiguel. No solo no hay menciones que vinculen a Henoc con Miguel, sino que en casode que estas existieran, posiblemente la figura del séptimo patriarca hubiera alcanzadoun nivel de polémica aún mayor que el que actualmente tiene dentro de la tradiciónhebrea. De este modo llegamos a la conclusión de que la separación definitiva entreMiguel y Metatrón en dos seres diferentes, así como la posterior absorción de los mitoshenóquicos por parte de este último ángel tendría lugar en torno a los ss. IV-IX d.C. Laausencia de datos no permite ser más preciso con la información disponible en laactualidad.

4. Consideraciones finales y perspectivas de estudio

32 Pese a ser una de las obras más conocidas de los llamados "apócrifos del Antiguo

Testamento", 3Henoc es una obra que sigue causando grandes discrepancias entre losinvestigadores. Si bien esta obra de Merkabah se ha conservado en hebreo de formaprácticamente íntegra (y en diversas recensiones), cuestiones como el proceso deredacción textual son objeto de estudio desde hace décadas sin llegar a un consenso. Lomismo puede decirse de la cuestión angelológica, uno de los aspectos fundamentalesdel texto. A lo largo de este estudio se han analizado las distintas propuestasetimológicas del término Metatrón. Y aunque hasta el momento solo se hayanpresentado diversas hipótesis y no se haya alcanzado una conclusión definitivarespecto al origen y desarrollo de este término, las diferentes teorías propuestas hanpermitido concretar el período de tiempo en el que se desarrolla este nombre, así comosu desarrollo posterior y unión a la figura de Henoc y sus tradiciones religiosas.

33 La investigación en torno a la etimología de este ángel debe continuarse tanto con la

propia palabra "Metatrón", así como la extensa lista de nombres presente en 3Henoc48D: 1-2. Dicha lista refleja la estrecha relación entre Metatrón y Dios en el texto: AHenoc no solo le es concedida la entrada a los cielos en vida, sino que se le convierte enun ángel muy por encima de los demás y cuenta con unos dones únicos, y así lo muestradicha lista de nombres. El propio Dios dice "setenta nombres tomé de entre misnombres y con ellos lo llamé para acrecentar su gloria"58. En realidad dichos nombresson un total de ciento cinco, siendo posiblemente todos los que se aplicaban a Metatrónen el momento de la redacción del texto. Odeberg apunta que estos pueden clasificarseen tres grupos59: nombres angélicos, términos variantes de Metatrón y permutacionesdel Tetragrámmaton divino. No obstante, en dicha catalogación no se indica quénombres se corresponden con cada grupo. Actualmente la investigación en torno a estalista de nombres prosigue. De hecho, en ella es posible encontrar nombres de oscuranaturaleza que no guardan relación alguna con la división propuesta de Odeberg, como"voces místicas" ( ךכרכמ o םיפסור , entre otros), así como sustantivos y pronombres (60

, אבא 61, קמע 62 הז ) empleados en 3Henoc con una clara connotación religiosa.

34 Pero Metatrón no es el único ángel destacado que debería estudiarse en 3Henoc. La

investigación en torno a los otros ángeles y seres celestiales presentes en la obra ha deampliarse. Merece la pena señalar la presencia de los "Príncipes Celestiales", jefes de lasdistintas jerarquías angélicas, así como los llamados "Ángeles Yahveh". El número ydescripciones de estos últimos son cuanto menos confusos (la cifra y forma de estos

Hamsa, 3 | 2017

29

Page 31: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

ángeles varía dependiendo del capítulo), y en muchos casos se trata de nombresteofóricos o corrupciones de otros nombres de ángeles, muchos de ellos difícilmenterastreables. Aún hay mucho que decir respecto a esta "onomástica teofórica".

BIBLIOGRAFÍA

ALEXANDER, Philip, "From Son of Adam to a Second God: Transformation of the Biblical Enoch",

in Biblical Figures Outside the Bible, ed. Michael E. Stone and Theodore A. Bergren, Harrisburg,

Trinity Press International, 1998, p. 87-122.

ALEXANDER, Philip, "The Historical Setting of the Hebrew Book of Enoch", Journal of Jewish Studies

28 (1970), pp. 156-180.

ATTRIDGE, Harold W. (ed.), Sepher Ha-Razim. The Book of the Mysteries, traducción de Michael A.

Morgan, California, Scholar Press Chico - Society of Biblical Literature, 1983.

CORRIENTE CÓRDOBA, F., VEGAS MONTANER, L., “Ascensión de Isaías”, in Apócrifos del Antiguo

Testamento, vol. VI, ed. Alejandro Díez Macho y Antonio Piñero pp. 543-576.

DAVIDSON, Gustav, A Dictionary of Angels, including the Fallen Angels, New York, The Fress Press,

1971.

DIÉZ MACHO, Alejandro (ed.), Apócrifos del Antiguo Testamento, vols. I-V, Madrid, Ediciones

Cristiandad, 1982-1987.

GRUENWALD, Ithamar, Apocalyptic and Merkavah Mysticism, Brill, Leiden, 1980.

GRUENWALD, Ithamar, “Re´uyot Yeḥzkel”, in Temirin: Texts and Studies in Kabbala and Hasidism, ed.

Israel Weinstock, Jerusalem, Mossad Harav Kook, 1972, vol. I, pp. 101-139.

LABAZAHN, J. (ed.), Alfabeto de Aquiba, Varsovia, 1871.

MEAD, George Robert Stowe (ed.), Pistis Sophia, London, The Theosophical Publishing Society,

Aberdeen University Press, 1896.

MILIKAND, Joseph T., BLACK, M. (eds.), The Books of Enoch. Aramaic fragments of Qumran Cave 4,

Oxford, Clarenden Press, 1976.

NAVARRO, Ángeles “Libro Hebreo de Henoc”, in Apócrifos del Antiguo Testamento, vol. IV, ed.

Alejandro Díez Macho, Madrid, Ediciones Cristiandad, 1984, pp. 205-221.

ODEBERG, Hugo, 3Enoch or the Hebrew Book of Enoch, Cambridge, University Press, 1928.

ORLOV, Andrei A., From Patriarch to the Youth: The Metatron Tradition in 2Enoch, Milwaukee, UMI,

2004.

REED, Annette Yoshiko, Fallen Angels and the History of Judaism and Christianity, Cambridge,

Cambridge University Press, 2005.

REEVES, John C., Trajectories in Near Eastern Apocalyptic. A Postrabbinic Jewish Apocalypse Reader,

USA, Society of Biblical Literature, 2005.

Hamsa, 3 | 2017

30

Page 32: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

ROBINSON, Edward, The Biblical Repository and Classical Review III, Andover, Flagg, Gould &

Newman, Publishers and Printers, 1833.

SANTOS, Carlos, "El descubrimiento de los manuscritos del Mar Muerto y su digitalización",

Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital, 1-1 (2012), pp. 18-31.

SCHMIDT, Carl (ed.), The Books of Jeu and the untitled text in the Bruce Codex, Leiden, Brill, 1978.

SCHOLEM, Gershom, Jewish Gnosticism, Merkabah Mysticism, and Talmudic Tradition, New York,

Jewish Theological Seminary of America, 1965.

SCHOLEM, Gershom, Major Trends in Jewish Mysticism, New York, Schocken Books, 1995.

George Robert Stowe Mead (ed.), Pistis Sophia, London., The Theosophical Publishing Society,

Aberdeen University Press, 1896

SZNOL, Shifra, "Sefer Ha-Razim- El Libro de los Secretos. Introducción y comentario al

vocabulario griego", Erytheia 10-2 (1989), pp. 265-288.

VANDERKAM, James Charlesworth, "Righteous One, Messiah, Chosen One, and Son of Man in 1

Enoch 37- 71", in The Messiah: Developments in Earliest Judaism and Christianity, ed. James H.

Charlesworth, Minneapolis, Fortress Press, 1992, pp. 169 – 191.

NOTAS

1. Carlos Santos, "El descubrimiento de los manuscritos del Mar Muerto y su digitalización",

Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital, 1-1 (2012), p. 26-27.

2. Annette Yoshiko Reed, Fallen Angels and the History of Judaism and Christianity, Cambridge,

Cambridge University Press, 2005.

3. Alejandro Díez Macho (ed.), Apócrifos del Antiguo Testamento, vols. I-V, Madrid, Ediciones

Cristiandad, 1982-87; Joseph T. Milik and M. Black (eds.), The Books of Enoch. Aramaic fragments of

Qumran Cave 4, Oxford, Clarenden Press, 1976; Gershom Scholem, Jewish Gnosticism, Merkabah

Mysticism, and Talmudic Tradition, New York, Jewish Theological Seminary of America, 1965.

4. James Charlesworth VanderKam, "Righteous One, Messiah, Chosen One, and Son of Man in 1

Enoch 37-71", in The Messiah: Developments in Earliest Judaism and Christianity, ed. James H.

Charlesworth, Minneapolis, Fortress Press, 1992, p. 169 – 191.

5. Gustav Davidson, A Dictionary of Angels, including the Fallen Angels, New York, The Fress Press,

1971.

6. Existen tres obras fundamentales que configuran los apócrifos vinculados al patriarca: 1Henoc,

2Henoc y 3Henoc. Conservadas en muy distintas lenguas, aunque provenientes todas de

originales hebreos o arameos, se trata de un ciclo literario en el que cada obra es totalmente

independiente de las demás, y aunque son consideradas puramente apocalípticas, el componente

místico que contienen es enorme (especialmente en 3Henoc).

7. 1Henoc (s. III a.C.) y 2Henoc (s. I d.C.) son obras anteriores insertadas en la apocalíptica judía,

mientras que 3Henoc es una obra posterior, dentro de la literatura de Merkabah, insertada en un

contexto diferente a las anteriores, aunque manteniendo a Henoc como figura central.

8. Desde un punto de vista histórico y teológico, el estudio de la literatura de Merkabah arroja luz

acerca de cuestiones que preocupaban enormemente a ciertos círculos judíos, como la relación

entre Dios y la Creación, así como los orígenes de la cábala medieval. El origen de este

movimiento místico comenzó en Palestina a finales del s. I d. C., especialmente entre los círculos

de los fariseos y los tanaítas, con dos figuras centrales: Rabí Aquiba y Rabí Yišmael, grandes

maestros de la Halaḵah en aquella época. De hecho, cuando todas estas tradiciones se ponen por

escrito y cristalizan en la llamada “literatura de Heḵalot”, el carácter pseudoepigráfico y

Hamsa, 3 | 2017

31

Page 33: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

anónimo de estas obras situará a ambos sabios como sus principales protagonistas. De la misma

forma que los grandes patriarcas del judaísmo (Adán, Henoc, Abraham, Moisés…) fueron los

héroes a los que se atribuía la autoría de numerosas obras apócrifas y apocalípticas, a estos

rabinos del s. I d.C. se les considerará autores de las obras místicas que se prodigaron entre los

siglos V-VI d.C. - Alejandro Díez Macho (ed.), Apócrifos del Antiguo Testamento, vol. IV, p. 210;

Gershom Scholem, Major Trends in Jewish Mysticism, New York, Schocken Books, 1995, p. 44.

9. Gn 5: 21-24.

10. Philip Alexander,"The Historical Setting of the Hebrew Book of Enoch", Journal of Jewish

Studies 28 (1970), p.156.

11. Alejandro Díez Macho (ed.), Apócrifos del Antiguo Testamento, vol. IV, p. 207.

12. 3Henoc posee una estructura casi única al encontrarse a medio camino entre la literatura

apócrifa y la mística de Merkabah. Mientras que su contenido pertenece a este último tipo de

obras, la forma en la que se expresa no es en absoluto similar a otros escritos como Heḵalot Zutreti

o Heḵalot Rabbati. Salvo la tradicional recitación de la Qedušah en 3Hen 22B: 8, Sefer Heḵalot carece

de himnos litúrgicos en honor a Dios, algo muy habitual en las principales obras de Merkabah y

Heḵalot. Todo ello, junto con la identificación de Henoc con Metatrón (única obra de Merkabah

que lo hace) da a entender que 3Henoc supone la unión de las tradiciones henóquicas ya

existentes con el de la mística del Carro.

13. Mientras que para Alexander la redacción final podría estar situada en torno al s. IX d.C.,

Scholem la sitúa entre los s. V-VI d.C., pero sin obviar que gran parte del material es anterior,

opinión que comparte con Gruenwald. La hipótesis de Milik, descartada actualmente, considera

3Henoc una obra cabalística de los ss. XII-XIII - Philip Alexander, "The Historical Setting of the

Hebrew Book of Enoch", p. 159.

14. Philip Alexander, "The Historical Setting of the Hebrew Book of Enoch". p. 165.

15. Se trata de un texto canónico para la Iglesia ortodoxa etíope y apócrifo para el resto de

iglesias cristianas, así como para el judaísmo. Se considera que fue redactado a finales del s. III

a.C. o inicios del s. II a.C. También es denominado Génesis Pequeño o Testamento de Moisés. El texto

únicamente se conserva íntegro en ge´ez, y en estado fragmentario en hebreo, griego, latín y

hebreo (estos últimos hallados en Qumrán). Recoge las tradiciones henóquicas presentes en

1Henoc, a la vez que reelabora el libro de Génesis, defendiendo un calendario distinto del

adoptado por el judaísmo rabínico.

16. Jub 4: 21-24. Estos versículos son a su vez una recapitulación de la ascensión de Henoc en Gn

5: 21-24, el pecado de los Vigilantes en Gn 6: 1-4 y el reproche que Henoc hace a Azazel y a los

Vigilantes en 1Hen 13-14.

17. AscIs 9: 6-10. La Ascensión de Isaías es una obra en origen judía que fue reelaborada por un

editor cristiano en su fase final, añadiendo secciones y versículos en referencia a Cristo

(mencionado a lo largo del texto como el Amado). La forma definitiva del texto data de la última

mitad del s. II d.C., pero algunas de sus partes ya circulaban de forma independiente un siglo

antes. El texto original hebreo, hoy perdido, se conservó en griego y etiópico, y de ahí a las

posteriores traducciones latinas y eslavas que llevaron a las versiones actuales - F. Corriente

Córdoba y L. Vegas Montane, “Ascensión de Isaías”, in Apócrifos del Antiguo Testamento, vol. VI, ed.

Alejandro Díez Macho y Antonio Piñero p. 543-576.

18. AscIs 9: 11-13.

19. Mítico rey mesopotámico que se considera prototipo de Henoc. Presente en las listas de reyes,

Enmeduranki ocupa el mismo lugar que Henoc en Génesis (es el séptimo en aparecer), está

vinculado a cultos solares y entra en contacto con divinidades como Šamaš y Adad, las cuales le

enseñaron secretos, revelaciones, y además le sentaron en un trono dorado. El parecido con

Henoc, elevado por Dios y los ángeles, sentado en un trono y colmado de gloria, difícilmente

puede ser obviado.

Hamsa, 3 | 2017

32

Page 34: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

20. Es preciso recordar que se trata de un nombre doblemente teóforo, ya que en él aparecen las

raíces de los dos nombres de Dios que actúan en los relatos de la Creación de Gn 1-3: Yahveh

(Yao) y Elohim (El). Todo esto añade una mayor dimensión al compuesto "Henoc-Metatrón" en

3Henoc.

21. Se trata de un apócrifo eslavo traducido de un escrito griego perdido, y que probablemente

proceda a su vez de un original hebreo o arameo que hasta el momento no ha sido encontrado y

cuyo contenido ha convencido a los estudiosos para situar su fecha de composición en los años

inmediatamente posteriores a la destrucción del Segundo Templo: del 70 d.C. al 120 d.C.

22. "Yo soy Jaoel, así llamado por Aquél que agita lo que está conmigo en el séptimo espacio sobre

el firmamento, una virtud por mediación del nombre inefable que está en mí".

23. "El me llamó el "Yahveh menor" ante toda su corte celestial, pues se ha dicho: "Porque mi

nombre está en él” (Ex 23:21)".

24. Harold W. Attridge (ed.), Sepher Ha-Razim. The Book of the Mysteries, traducción de Michael A.

Morgan, California, Scholar Press Chico - Society of Biblical Literature, 1983, p. 88. En Sefer Ha-

Razim se reconoce una fuerte influencia de 2Henoc y Jubileos, especialmente en lo referido a la

revelación de misterios divinos y de medicinas para curas de males, remontándose a los primeros

siglos de nuestra era. Margalioth lo data de finales del s.III d.C. y principios del s. IV d.C. - Shifra

Sznol, "Sefer Ha-Razim- El Libro de los Secretos. Introducción y comentario al vocabulario

griego", Erytheia 10-2 (1989), p.265-267.

25. J. Labazahn (ed.), Alfabeto de Aquiba, Varsovia, 1871.

26. Es difícil dudar de la relación existente entre el pensamiento gnóstico y los textos de

Merkabah, ya que ambos comparten temas similares. No es descabellado pensar que existió una

interacción contemporánea entre el misticismo del Carro y la literatura gnóstica, dando lugar a

ideas comunes en ambos tipos de pensamiento. También es posible que algún movimiento

externo, como un círculo judío auténticamente gnóstico, introdujera estas cuestiones dentro de

la literatura de Merkabah. Una tercera posibilidad radica en que gnosticismo y mística hebrea

podrían tener una base común de tintes apocalípticos, de la que se fueron distanciando poco a

poco, aunque guardaron algunos puntos en común. Y aunque aún es prematuro realizar

afirmaciones tajantes, las relaciones entre ambas corrientes de pensamiento posiblemente

existan y deberían ser estudiadas en mayor profundidad para entender mejor algunas de las

figuras y personajes que aparecen en ambos tipos de obras - Mª Ángeles Navarro, “Libro Hebreo

de Henoch”, in Apócrifos del Antiguo Testamento, vol. IV, ed. Alejandro Díez Macho p. 214-215. Un

posible punto de partida para establecer los puntos en común de estas dos corrientes de

pensamiento sería estudiar en conjunto las figuras Yahveh-Metatrón (Merkabah) y Dios

Auténtico-Demiurgo (gnosticismo). Dentro de la literatura de Merkabah, Yahveh es el Dios

incognoscible y alejado, el fin último, mientras que Metatrón actúa como el vicerregente de los

cielos. Por otra parte, el gnosticismo sigue un modelo de teología negativa, presentando a un Dios

perfecto e inmanente, inmutable e inaccesible. Por debajo del Dios perfecto gnóstico se encuentra

el Demiurgo, amo del mundo material y responsable del origen del mal. Y aunque Metatrón no

posea los rasgos negativos que se adscriben al Demiurgo, ambos seres actúan prácticamente

como gobernantes de un mundo que no han creado, mientras que Yahveh y el Dios Auténtico

están ocultos, y solo a través de la perfección es posible acceder a ellos.

27. George Robert Stowe Mead (ed.), Pistis Sophia, London., The Theosophical Publishing Society,

Aberdeen University Press, 1896, p. XXIX-XXX.

28. Texto gnóstico de contenido similar a Pistis Sofía, compuesto en copto en torno a los ss. II-IV

d.C. Carl Schmidt (ed.), The Books of Jeu and the untitled text in the Bruce Codex, Leiden, Brill, 1978, p.

IX-XXI.

29. John C. Reeves, Trajectories in Near Eastern Apocalyptic. A Postrabbinic Jewish Apocalypse Reader,

USA, Society of Biblical Literature, 2005, p. 185.

30. George Robert Stowe Mead (ed.) Pistis Sophia, p. 373.

Hamsa, 3 | 2017

33

Page 35: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

31. George Robert Stowe Mead (ed.) Pistis Sophia, p. 12.

32. Carl Schmidt (ed.), The Books of Jeu and the untitled text in the Bruce Codex, p.119.

33. Philip Alexander, “The Historical Setting of the Hebrew Book of Enoch”, p. 162.

34. John C. Reeves, Trajectories in Near Eastern Apocalyptic. A Postrabbinic Jewish Apocalypse Reader.

Society of Biblical Literature, p. 185.

35. 3Hen 16: 1-5. Tosefta Hagigah 2:3‑4 y Talmud Hagigah 14b.

36. 3Hen 18-27.

37. Hugo Odeberg, 3Enoch or the Hebrew Book of Enoch, Cambridge, University Press, 1928, p.

1125-1126.

38. Andrei A. Orlov, From Patriarch to the Youth: The Metatron Tradition in 2Enoch, Milwaukee, UMI,

2004, p. 216.

39. Texto eslavo medieval (s. XIII-XIV) que presenta a Henoc como "Gobernador del Mundo". Se

trata de un compendio de leyes redactadas por monjes y que tenía como fin servir de guía moral

a los jueces. Confiere una gran importancia al concepto de "Medida" y a la transmisión de obras

de la Antigüedad.

40. Philip Alexander, “The Historical Setting of the Hebrew Book of Enoch”, p. 162.

41. Gershom Scholem, Major Trends in Jewish Mysticism, p. 69.

42. Hugo Odeberg, 3Enoch or the Hebrew Book of Enoch, p. 1125-1126; Adolf Jellinek, Beiträge zur

Geschichte der Kabbala, Leipzig, Fritzsche, 1852, p. 4; Marcus Jastrow, A Dictionary of the Targumim,

the Talmud Babli and Yerushalmi, and the Midrashic Literature, London-New York, Lusac- G.P.

Putnam’s Sons, 1903, p. 767.

43. Hugo Odeberg, 3Enoch or the Hebrew Book of Enoch, p.1125-1126.

44. Edward Robinson, The Biblical Repository and Classical Review III (1833), p. 674.

45. Ithamar Gruenwald, Apocalyptic and Merkavah Mysticism, Brill, Leiden, 1980, p. 235–241.

46. Philip Alexander, " From Son of Adam to a Second God: Transformation of the Biblical

Enoch", in Biblical Figures Outside the Bible , ed. Michel E. Stone and Theodore A. Bergren,

Harrisburg, Trinity Press International, 1998, p. 102-111.

47. Philip Alexander, "The Historical Setting of the Hebrew Book of Enoch". p. 162.

48. El sexto cielo dentro de la cábala. Por el contrario, en 3Henoc, Zebul es el cuarto cielo:

"Šajaquiel, príncipe del ejército, tiene a su cargo el cuarto cielo, que está en Zebul" (3Hen 17: 3).

49. Ithamar Gruenwald, “Re´uyot Yeḥzkel”, in Temirin: Texts and Studies in Kabbala and Hasidism,

ed. Israel Weinstock, vol. I, 1972, p. 128.

50. Gershom Scholem, Jewish Gnosticism, Merkabah Mysticism, and Talmudic Tradition, apéndice C, p.

44-45.

51. Sobre Metatrón: "R. Naḥman dijo: Él, que es tan habilidoso en refutar a los Minim como lo es

R. ʼIdit, dejad que lo haga; pero no de otra forma. Una vez un Min dijo a R. ʼIdit: Y Él dijo a Moisés:

Asciende hacia el Señor. Pero seguramente pudo haber dicho: ¡Sube hacia mi! Fue Metatrón

[quien dijo esto], replicó, cuyo nombre es similar al de su Maestro, puesto que está escrito:

Porque Mi Nombre está en él".(b. Sanh 38b). Sobre Miguel: "Y Miguel, el Príncipe de la Sabiduría,

dijo a Moisés en el séptimo día del mes: Subid hacia el Señor, tú y Aarón, Nadab y ʽAbihú´, y

setenta de los ancianos de Israel, y rendiréis culto desde lejos. Y solamente Moisés se acercará al

Señor, mas ellos no se acercarán ni subirán con él". (Ps. Jon Ex 24:1).

52. Si se consultara una versión en hebreo del texto, podría estudiarse el origen etimológico de

estos nombres. Lamentablemente no se ha contado con la posibilidad de acceder a ella.

53. 3Hen 17: 3.

54. Philip Alexander, "The Historical Setting of the Hebrew Book of Enoch", p. 163.

55. Raši indica esta asociación entre Metatrón y Šaddai mediante su comentario Éx 23: 21: [Esta

cláusula] está conectada al inicio del versículo: Cuidado con él porque “Mi Nombre” está asociado

con él. Nuestros sabios, sin embargo, dijeron: Este es [el ángel] Metatrón, cuyo nombre es como el

nombre de su Maestro (b. Sanh 38b). El valor numérico de 314 [ ןורטטמ ] es igual al de 314 [ ידש ].

Hamsa, 3 | 2017

34

Page 36: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

The Complete Jewish Bible with Rashi Commentary. http://www.chabad.org/library/bible_cdo/aid/63255/

jewish/The-Bible-with-Rashi.htm Por el contrario, es muy interesante comprobar que una de las

recensiones de 3Hen 48C desvela el valor numérico del título "Yahveh Menor" a través de la

propia gematría. A continuación se adjunta una traducción del mismo y el original hebreo:"Y le

otorgué Sabiduría e Inteligencia más que a todos los ángeles. Y llamé su nombre “Yahveh

Menor”, cuyo nombre es mediante la gematría 71. » Hugo Odeberg, 3Enoch or the Hebrew Book of

Enoch, p.166.

המכח ול יתרסמו א . '' ע אירטמיגב ומשש ןטק הי ול יתארקו םיכאלמה לכמ רתוי הניבו56. 3Hen 48D: 1.

57. Philip Alexander, "The Historical Setting of the Hebrew Book of Enoch", p. 164.

58. 3Hen 48C: 9.

59. Alejandro Díez Macho (ed.), Apócrifos del Antiguo Testamento, vol. IV, p. 288.

60. Este" (pronombre demostrativo).

61. "Padre"."

62. "Valle", "profundidad".

RESÚMENES

O livro hebreu de Enoque (3Enoque) é a última das obras apócrifas atribuídas a Enoque, sétimo

patriarca antediluviano. Dos vários trabalhos relacionados com a personagem, 3Enoque é uma

obra diferente, focada no elemento místico. Existem inúmeros nomes angelicais nos seus

quarenta e oito capítulos, começando com o misteriosa Metatron, que não é outro senão o

próprio Enoque transformado em anjo. É descrito como uma figura controversa, também

chamado "Javé Menor", e possui vários títulos e funções. A história do nome Metatron tem uma

natureza e etimologia muito obscuras, que até hoje têm dividido os pesquisadores.

The Hebrew Book of Enoch (3Enoch) is the last of the apocryphal works attributed to Enoch,

seventh antediluvian patriarch. Of the various works related to the character, 3Enoch is a

different work, focused on the mystical element. There are numerous angelic names in its forty-

eight chapters, starting with the mysterious Metatron, which is none other than Enoch himself

turned into an angel. He is described as a controversial figure also called "The Lesser Yahweh",

owning several titles and functions. The story of the name Metatron has a really obscure nature

and etymology, which makes researchers disagree even today.

ÍNDICE

Keywords: Judaism, mysticism, angels, Enoch, apocrypha

Palavras-chave: Judaísmo, misticismo, anjos, Enoque, apócrifos

AUTOR

CARLOS SANTOS CARRETERO

Israel Institute of Biblical Studies

Hamsa, 3 | 2017

35

Page 37: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

Antroponimia de los judíos de laaljama de Perpiñán (finales dels. XIV principios del s. XV)Meritxell Blasco Orellana

Antecedentes

1 En el año 2000 se publicó el estudio, a cargo del Dr. José Ramón Magdalena (et alii), de

los fragmentos de un interesante pinqas perteneciente a la aljama hebrea de Perpiñán1.Este cuaderno fragmentario2 formaba parte de los fondos hebraicos del ArchivoMunicipal de Girona procedentes de las viejas encuadernaciones de diversos protocolosnotariales y códices. Este cuaderno contable contenía el registro de la subasta de losbancos de la sinagoga de la aljama de Perpiñán y, por referencias internas podemosfecharlo entre finales del s. XIV (1383) y principios del s. XV (1412). Lo más interesantede este documento es la larga lista de judíos que aparecen de dicha aljama, los bancosde la sinagoga que alquilaban y cuál era el valor de dicho alquiler.

2 Pasado los años, en el Archivo de la Corona de Aragón, se encontraron en la guarda

posterior del Llibre de comptes de la Procuració Reial del Rosselló i la Cerdanya, Real

Patrimonio, Maestre Racional, volumen 63 (años 1416-1417), diversos fragmentos, enpapel, de documentos hebraicos que, a primera vista, acaso tuviesen alguna relación oparentesco con los hebraicos del Archivo Municipal de Girona. Efectivamente, entre losdiversos fragmentos de pinqasim contables apareció un fragmento (escrito a recto yverso) que hace referencia a los usuarios judíos de algunos bancos y asientos de unasinagoga que, por las coincidencias entre la antroponimia judía de las listas del ArchivoMunicipal de Gerona es, sin duda, la de Perpiñán3. Podemos afirmar que ambos lotes defragmentos pertenecieron, en su momento, al mismo fondo documental de los archivosde documentación privada de la aljama de Perpiñán4. La organización de este pinqas esdistinta a la del Archivo Municipal de Gerona, aquí la organización, pues aquí se hace apartir de los bancos, su disposición dentro de la sinagoga, las personas que los ocupan yel valor de cada uno de cada uno de los asientos.

Hamsa, 3 | 2017

36

Page 38: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

3 Cotejadas las dos listas resultantes de los pincasim del Archivo Municipal de Gerona 5 y

del Archivo de la Corona de Aragón6, aparecen en ambas los siguientes 25 judíos:

Abram de Caslarםרבא ראלשקד םרבא רלשקד

Astruc Sescaleta האטילקשס קורתשא

Astruc Yossi יסוי קורתשא

Benbenist Benet טינוב תשנבנב

Bomacip Astruc קורתשא ףיסמוב

Carcosani Semuel (Semuel Caracosa) לאומש ינאשוקרק

Cresques Alfaquim םיקפלא שקשרק

Cresques Duran ןארוד שקשרק

Duran Salamies שאימלש ןארוד

Haim Bofil ליפוב םייח

Içac Davi de Vilamanyaאיינמ אליוד יוד קצי

איינמ הליוד קצי

Içac Leó Astruc קורתשא ואל קצי

Içac León ןואל קצי

Maes[tre] León שאמ ןואל '

Mordekay Grasa השארג יכדרמ

Mosé Vidas שאדיו השמ

Mosé Elí ילא השמ

Mosé Vidal לאדיו השמ

Mosé Yossi Reuben ןבואר יסוי השמ

Mosé Levi יול השמ

Vidal Leó ואל לאדיו

Yaco Astruc קורתשא וקי

Yaco Simson ןושמש וקי

Yossi Cresques de Cabanes שינבקד שקשרק יסוי

Hamsa, 3 | 2017

37

Page 39: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

Yossi Mosé Cohen ןהכ השמ יסוי

4 Este hecho nos hace pensar que ambas listas fueron más o menos contemporáneas y,

aunque parciales, ya que proceden de documentos muy fragmentarios, pueden servirde base para el estudio antroponímico que proponemos.

5 Aportamos aquí la lista total de judíos y algunas judías que aparecen en ambos

documentos con el nombre que aparece en el documento, su lectura7, así como eldocumento donde aparece8:

[…]de Cabanes שאנבקד […] AMG

[En] Iac Calot תולק קינא AMG

[N’]Enfant Semuel לאמש טנפנאנ [א ] AMG

Abram Asmies Cabrit9 תירבק שאימסא םרבא AMG

Abram Bonafos סופנוב םרבא AMG

Abram Cohen םרבא ןהכ ACA

Abram de Bisaldun10 םרבא ןודלשבד ACA

Abram de Caldes שאדלקד םרבא AMG

Abram de Caslar11ראלשקד םרבא

םרבא רלשקד AMG

ACA

Abram de Puiglec (?) םרבא גקיפד ' קיל ACA

Abram Içac de Monbaulo ולבבנומד קצי םרבא AMG

Abram Memet טממ םרבא AMG

Abram Sealtiel לאיתלאש םרבא AMG

Abram Vidal לדיו םרבא AMG

Aser Içac קצי רשא AMG

Aser Meir ריאמ רשא AMG

Astruc de Bisaldum םודלשיבד קורתשא AMG

Astruc de Lunel לינוליד קורתשא ACA

Astruc Descortal לאטרוקסד קורתשא AMG

Astruc Haim םייח קורתשא AMG

Astruc Leó ואל קורתשא AMG

Hamsa, 3 | 2017

38

Page 40: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

Astruc Maimon12 קורתשא ןומיימ קורתשא ןומימ

ACA

Astruc Melau באלמ קורתשא AMG

Astruc Pansaul לואשנפ קורתשא AMG

Astruc Semuel Bomacip קורתשא לאומש ףיסמוב ACA

Astruc Sescaletaהטילקשס קורתשא

קורתשא האטילקשס AMG

ACA

Astruc Yosef13 ףסוי קורתשא AMG

Astruc Yossi יסוי קורתשא ACA

Astruc Zarq קראז קורתשא AMG

Baruk Bonafós שופנוב ךורב AMG

Barzilai Franquí יקנארפ יאליזרב AMG

Barzilai Menahem םחנמ ילזרב AMG

Belsom Vidal לאדיו םושלב AMG

Bendit Selomó14 המלש טידנב AMG/ACA

Benet Mosé השמ טנב AMG

Benvenist Bonet טינוב תשנבנב AMG/ACA

Bo´az Carcassoní ינושקרק זעוב AMG

Bofill Astruc קורתשא ליפוב AMG

Bofill Bonjudes שידוגנוב ליפוב AMG

Bofill Vidal Elí15 ליפוב לאדיו ילא ACA

Bomacip Astruc16 ףיסמוב קורתשא ACA

Bonadona Descortal לאטרוקסד הנודנוב AMG

Bonafós Mosé Efraim םירפא השמ שופנוב AMG

Bonafós Patar רטפ שופנוב AMG

Bonafós Vidal Bofill17 ליפוב לאדיו שופנוב AMG

Bonastruc Iaco de Nimsi18 ישמינד וקי קורטשאנוב AMG

Bondia Boniac קאינוב האידנוב AMG

Hamsa, 3 | 2017

39

Page 41: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

Bondia Camis ץימכ האידנוב AMG

Bondia Cohen האידנוב ןהכ ACA

Bonet Belsom19 טינוב םושלב ACA

Bonet Cohen ןהכ טינוב AMG

Bonfill Vidal20 לאדיו ליפנב AMG

Boniac Semuel קאינוב לאמש ACA

Bonjuda Astruc21 הדוגנוב קורתשא ACA

Bonjudes Balsoní ינושלב שידוגנוב AMG

Bonjudes Bissaldun ןודלשיבד שידוגנוב AMG

Bonjudes Carcassoní ינושקרק שידוגנוב AMG

Bonjudes Gracian22 ןאיסרג שידוגנוב AMG

Bonjudes Mosé השמ שידוגנונ AMG

Bonmassip Astruc קורטשא ףיסמנוב AMG

Bonsenyor Meir ריאמ רוינישנוב AMG

Brofiat Duran תיפורב ןארוד ACA

Caracossa Semuel23 לאומש השוקרק AMG

Carcosaní Semuel (Semuel Caracosa) [de Carcassona] * לאומש ינאשוקרק ACA

Catalana הנאלטק AMG

Cre(s)ques Duran de Melgor רוגלמד ןארוד שקרק AMG

Cresques Alfaquim םיקפלא שקשרק ACA

Cresques Alfaquim24 םיכפלא שקשרק AMG

Cresques Davi25 יוד שקשרק ACA

Cresques de Monfort טרופנומד שקשרק ACA

Cresques Duran ןארוד שקשרק AMG/ACA

Cresques Ferrer de Sansauri ירואשנשד רירפ שקשרק AMG

Cresques Massip Cohen ןהכ ףיסמ שקשרק AMG

Cresques Sonport טרופנש שקשרק AMG

Hamsa, 3 | 2017

40

Page 42: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

Daví Peri יוד ירפ ACA

Daví Yossi de Monpesler רלשפנומד יסוי יוד AMG

Davit Mosé טויד השמ ACA

Deulossal Menahem םחנמ לסולביד AMG

Deulossal Yossi יסוי לשולביד AMG

Duran de Melgoner רינוגלמד ןרוד AMG

Duran Salamies26 שאימלש ןארוד AMG/ ACA

Efraim Selomó ומולש םירפא AMG

Eliau באילא AMG

En Macip Descortal27 לאטרוקסד ףיסמנא ACA

En Selomo Descortal לאטרוקסד המלשנא ACA

En Selomo Sadoç ץודש המלשנא ACA

Ester de Girona הנוריגד רטסא AMG

Ferrer Bonmassip ףיסמנוב ריריפ AMG

Gedalia הילדג ACA

Gracian Bonjudes שידולנוב ןאיסרג AMG

Haim Baró[n]םייח ורב

ןורב םייחACA

Haim Baruk םייח ךורב ACA

Haim Bonfill ליפנוב םייח AMG/ACA

Hermana d’en Leó de Cabestany28 ןייטשבקד ואלנא תוחא AMG

Iaco Astruc קורטשא וקי AMG

Iaco Simson ןושמש וקי AMG

Içac Bofill ליפנוב בצי AMG

Içac Boniac קאינוב קאצי AMG

Içac Calot קצי טולק ACA

Içac Davi de Vilamanyaקצי יוד אליוד איינמ קצי הליוד איינמ

AMG/ACA

Hamsa, 3 | 2017

41

Page 43: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

Içac de Blanes קצי שינאלבד ACA

Içac Leó Astruc קצי ואל קורתשא ACA

Içac León קצי ןואל AMG/ACA

Içac Salamo Bendit קצי המלש טידנב ACA

Içac Salamó Nassan ןסנ ומלש קצי AMG

Içac Samson ןושמש קציא AMG

Içac Selomo Nes קצי המלש סנ ACA

Izac Daví de Vilamanya הינטמהליוד יוד קזי AMG

Izac León ןואל קזי AMG

Leó de Cabestany29 ןייאטשבקד ואל ACA

Leó Meir de […] ]...[ ד ריאמ ואל AMG

Leó Semuel לאומש ואל ACA

Leó Semuel de Medres שירדמד לאומש ואל ACA

León de Cabestany ןייאטשיבקד ןואל ACA

León de Medres שירדמד ןואל ACA

Macip Astruc ףיסמ קורתשא ACA

Maçip Astruc ףיצמ קורתשא ACA

Maes[tre] Içac שאמ קצי ' ACA

Maes[tre] Leó Yossi [מ] יסוי ואל שא AMG

Maes[tre]León שאמ ןואל ' ACA

Maimón Efraim ןומימ םירפא ACA

Mordekay de Grassa השרגד יכדרומ AMG

Mordekay Grassa יכדרמ השארג ACA

Mordekay Salamies30 יכדרמ שאימלש ACA

Mosé Alfaquim31 השמ םיכפלא ACA

Mosé Astruc Cohen ןהכ קוטשא השמ AMG

Mosé Bidas השמ שאדיב ACA

Hamsa, 3 | 2017

42

Page 44: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

Mosé de Bisaldun השמ ןודלשבד ACA

Mosé de Cabs השמ סבקד ACA

Mosé Duran ןארוד השמ AMG

Mosé Elí ילא השמ AMG/ACA

Mosé Leó Cohen ןהכ ואל השמ AMG

Mosé Leví יול השמ AMG

Mosé Vidal השמ לאדיו ACA

Mosé Vidal Vivas שאויו לאדיו השמ AMG

Mosé Vidas השמ שאדיו ACA

Mosé Vides שידיו השמ AMG

Mosé Yaqo de Nimsi32 השמ וקי ישמינד ACA

Mosé Yossi Reuben ןבואר יסוי השמ AMG/ACA

Perfet Duran טיפרפ ןארוד ACA

Probençal לסניבורפ ACA

Reuben Iaco Orag גרוא וקי ןבואר AMG

Reuben Sescola הלוקשיס ןבואר AMG

Salamies de Nimsi שאימלש ישמינד ACA

Salves Regit טיגר שיולאש AMG

Sason Efraim םירפא ןושש ACA

Selomó Astruc Duran ןארוד קורטשא המלש AMG

Selomó Badoç33 המלש ץודב ACA

Selomó Bar Satafia היפטש רב המלש AMG

Selomó Bensaul המלש לואשניב ACA

Selomó Bonsegur המלש רוגשנוב ACA

Selomó Cabrit המלש טירבק ACA

Selomó Daví יוד המלש AMG

Selomó de Barbastre המולש רטשברבד [א] ACA

Hamsa, 3 | 2017

43

Page 45: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

Selomó de Carcasona המלש הנושקרקד ACA

Selomó de Morell לירומד המלש AMG

Selomó Descortal המלש לאטרוקסד ACA

Selomó Ferrussol לושרפ המלש AMG

Selomó Haana ןזח המולש AMG

Selomó Ibn Sals שלש ן המלש ' AMG

Selomó Pasat המלש דאשפ ACA

Sem Tov Iehudá הדוהי בוט םש AMG

Semuel Alfaquim לאומש םיכפלא ACA

Semuel Alfaquim34 םיכפלא לאומש AMG

Semuel Astruc Bofill לאומש קורתשא ליפוב ACA

Semuel Astruc Bofill ליפוב קוטשא לאומש AMG

Semuel Bendit טידנב לאומש AMG

Semuel Bomasip35 ףיסמוב לאומש ACA

Semuel de Lunel לאומש לינולד ACA

Semuel Iaco de Nimsi ישמינד וקי לאומש AMG

Semuel Içac קצי לאומש AMG

Semuel Rimok ךומיר לאומש AMG

Semuel Roget לאומש טיגור ACA

Vibas Bofill ליפוב שאביו AMG

Vidal Astruc36 de Nimsi ישמינד קוטשא לאדיו AMG

Vidal Bonmarc קרמנוב לאדיו AMG

Vidal de Coclliure הרבילקוקד לאדיו AMG

Vidal de Vilamanya הינאמהליוד לאדיו AMG

Vidal Elí לאדיו ילא ACA

Vidal Hasdai לאדיו יאדסח ACA

Vidal Leó לאדיו ואל ACA

Hamsa, 3 | 2017

44

Page 46: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

Vidal León ןואל לאדיו AMG

Viuda de Abram de Caldes סדלקד םרבא תנמלא AMG

Viuda de Astruc Bonmassip ףיסמנוב קורטשא תנמלא AMG

Viuda de Astruc de Bissaldun ןודלשיבד קורטשא תנמלא AMG

Viuda de Cresques de Gàbia האיבגד שקשרק תנמלא AMG

Viuda de Daví de Vilamanya הינאמהליוד יוד תנמלא AMG

Viuda de Daví Yossi de Monpesler רלשפפנומד יסוי יוד תנמלא AMG

Viuda de Hasdai Tobros37 סורבוט יאדסח תנמלא AMG

Viuda de Içac Abram םרבא קצי תשא AMG

Viuda de Içac Albacar רקאבלא קצי מלא ' AMG

Viuda de Içac Deulosal Bofill ליפוב לשולסד קצי מלא ' AMG

Viuda de Vidal Elí ילא לאדיו מלא ' AMG

Viuda de Vidal Samiel38 לאימש לאדיו תנמלא AMG

Yaco Astruc וקי קורתשא ACA

Yaco Simson וקי ןושמש ACA

Yom Tov Yehudá םוי בוט הדוהי ACA

Yom Tov Yehudá םוי בוט הדוהי ACA

Yossi Bonastruc קורתשאנוב יסוי AMG

Yossi Cresques de Cabanes יסוי שקשרק שינבקד AMG/ACA

Yossi Mosé השמ יסוי AMG

Yossi Mosé Cohen ןהכ השמ יסוי AMG/ACA

Yossi Reuben יסוי ןבואר ACA

Yucef Cresques de Cabanes שינבקד שקשרק ףסוי AMG

Los prenombres o nombres de varón

6 De los 191 nombres de varón inventariados, 87 son hebraicos, propios de la tradición

bíblica:

Hamsa, 3 | 2017

45

Page 47: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

7

El nombre que más aparece es Selomó y Salamó con las variantes gráficas המלש y en 18 ocasiones. Le siguen המולש

Içac, Izac, con las variantes gráficas:השמ ) por influencia del romance vernáculo catalán y Mosé y קציא קאצי , קזי קצי , Mošeh

), en 13 ocasiones. Abram ( םרבא ) en lugar deAbraham

por influencia del romance vernáculo y םהרבא ) )Semuel (Šĕmu’el לאומש ), en 12.Yossi ( יסוי ) y en una ocasiónYucef ( ףסוי Yosef) yDaví ( יוד ), en una ocasión David (!sic ( טוידen lugar de David

(por influencia del catalán, aparecen en 5 recurrencias. En 3 ocasiones se escriben דוד )

los nombres: Yaco ( וקי ) en lugar ve Ya`acoby בקעי ) )Haim ( םייח ).

8 Aser (, Ašer),Mordekay´ רשא , יכדרומ y Reuben יכדרמ ( ןבואר )yBarzilai,

.en dos ocasiones ילזרב , יאליזרב9 En una única ocasión aparecen los nombres Baruk ( ךורב ), Bo´az ( זעוב ), Efraim ( םירפא ),

Hasdai ( יאדסח ), Gedalia ( הילדג ), Sason ( ןושש ), Yom Tov ( םוי בוט ), Sem Tov ( בוט םש ) yEliau escrito como . והילא en lugar de la forma correcta באילא

10 Aparece una única vez el nombre de origen árabe Maimon ( ןומימ ).

11 El resto de nombres que aparecen en la lista no son semíticos. Astruc ( קורתשא ),

nombre muy corriente entre los judíos de la antigua Corona de Aragón, deriva del latínvulgar ‘astrugus’, afortunado, feliz, forma que a su vez deriva del latín ´astrum’, astro. Esel nombre no semítico que aparece en más ocasiones, 14. Una variante del mismonombre aparece una única vez: Bonastruc ( קורתשאנוב ) formado por el catalán antiguo‘bon’, bueno, más Astruc.

12 Otro de los nombres más frecuentes, 10 ocasiones, es Cresques ( שקשרק ) derivado del

latín ‘crescĕre’, crecer, aumentar. Con 9, Vidal ( לאדיו ), del latín ‘vitalis’ y el catalán ‘vidal’

traducción del hebreo םייח .Le sigue, con 7 recurrencias, Leó ( ואל ) y León ( ןואל), traducción del hebreo הירא .Bonjudes ( שידוגנוב ), aparece en 6 ocasiones y Bonjuda( הדוגנוב ) solo una, nombre derivado del catalán ‘bon jueu’, buen judío. Bofil o Bofill(( ליפוב ‘bon fill’, buen hijo, aparece en 4 ocasiones.Macip ( ףיסמ ), Maçip ( ףיצמ ) delcatalán ‘macip’ , joven, aprendiz, sirviente, del latín ‘mancipium’ , aparece 3 veces i 1 sucompuesto Bonmassip ( ףיסמנוב ). En 3 ocasiones también: Bonafós ( שופנוב ) del catalán‘bona fos’, que sea bueno y Bondia ( האידנוב ), traducción al catalán de Yom Tov ( (. בוט םוי

13 Con solo 2 recurrencias aparecen los nombres de: Bendit ( טידנב ), del catalán ‘beneit’

, bendito, traducciónBaruk

‘ del catalán ןארוד ) ןרוד , ) diminutivo catalán de ‘bueno’; Duran טינוב ) ) Bonet ךורב ;) )durant’

, que persiste y Deulossal ( לשולביד לסולביד , ) que proviene de la forma ritual catalana ‘Deu lo salvi’, Dios lo salve.

14

Solo en 1 ocasión aparecen los nombres: Benvenist (Benvenist) acaso derivado de unaforma ritual mozárabe ´

tu ben venisti´,bienvenido; Benet ( טנב ) del latín ‘benedictus’,

bendito, traducción del hebreoBaruk (; ךורב )Vibas ( שאביו ), variante de Vives, Vital;Boniac ( קאינוב ), derivado de ‘bon Ya`acob’

; Belsom ( םושלב ), derivado acaso de la expresión en catalán ‘bell hom’39;

Brofiat ( תיפורב ) acaso del catalán ‘profit’,provecho40; Ferrer ( ריריפ ), del catalán ‘ferrer’

, herrero, acaso en referencia al nombre hebreo de Barzilai41

Hamsa, 3 | 2017

46

Page 48: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

; Gracian ( ןאיסרג ), traducción del hebreo ןח ‘gracia’; Perfet ( טיפרפ ) del latin ‘perfectum’,

catalán ‘perfect’

, perfecto; Salamies ( שאימלש ), formado por יי םולש ; Salves ( שיולאש ) y Probençal.el único nombre gentilicio לסניבורפ ,) )

15 En el listado aparecen 16 mujeres, una con nombre bíblico hebreo Ester, escrito

erróneamente רטסא en lugar deBonadona (Bonadona) del catalán ‘buena mujer’ y una es llamada por su רתסא ;

gentilicio, Catalana ( הנאלטק ). Las demás, en 12 ocasiones, reciben el nombre de viudade… y una es llamada por el parentesco hermana de…

Los apellidos o nombres de familia

16 El grupo minoritario es el formado por nombres hebraicos de la tradición Bíblica con 69

items. Muchos de ellos aparecen también como nombres en la lista anterior. Ordenadospor la frecuencia en que aparecen son: Cohen ( ןהכ ), en 7 ocasiones; le siguen Mosé( השמ ), Salamó o Selomó ( המלש ) y Yossi ( יסוי ), con 5. Elí ( ילא ) y Semuel ( לאומש ) con 4.Daví ( יוד ), Efraim ( םירפא ), Içac ( קצי ), Meir ( ריאמ ), con 3. Menahem ( םחנמ ), Reuben( ןבואר ), Simson ( ןושמש ), con 2. Encontramos en una única ocasión los siguientesapellidos: Abram ( םרבא ), Haim ( םייח ), Hasday ( יאדסח ), Hazan ( ןזח ), Yehudá ( הדוהי ),Leví ( יול ), Nes ( סנ ), Orag ( גרוא ), Rimok ( ךומיר ), Selomó ( ומלש ), Samiel ( לאימש ), Samsón( ןושמש ), Sealtiel ( לאיתלאש ), Patar ( רטפ ), Peri ( ירפ ), Yehudá ( הדוהי ), Yosef ( ףסוי ) yZarq ( קראז ).

17 Solo en dos ocasiones encontramos el apellido o nombre de familia a la hebrea, es decir

introducido por bar i por su sinónimo árabe ibn: Bar Satafia ( היפטש רב ) y Ibn Sals( שלש .(ן '

18 Del árabe encontramos Alfaquim ( םיכפלא ) en 3 ocasiones y en única Maimon ( ןומיימ ,

ןומימ ) y Albacar ( רקאבלא ).

19 Los apellidos de origen romance son mayoritarios con 84 ítems y como en el caso

anterior pueden ser también prenombres. Ordenados por la frecuencia en que aparecenen la lista son: Astruc ( קורתשא ), que aparece en 11 ocasiones; Vidal ( לדיו ) y Duran( ןארוד ) en 6; Bofill ( ליפוב ) en 5; Bendit ( טידנב ), Bomacip ( ףיסמוב ), Bonmassip( ףיסמנוב ), Bonjudes ( שידולנוב ), Bonfil, Bonfill ( ליפנוב ), Boniac ( קאינוב ), Cabrit ( תירבק ),Calot ( תולק ), Leó ( ואל ), León ( ןואל ), Yaco ( וקי ), Salamies ( שאימלש ) en 2; Asmies( שאימסא ), Badoç ( ץודב ), Baró, Barón ( ורב , ןורב ), Belsom ( םושלב ), Bensaul ( לואשניב ),Vibas ( שאויו ), Bidas ( שאדיב ), Bonafós ( סופנוב , שופנוב ), Bonet ( טינוב ), Bonmarc ( קרמנוב ),Bonsegur ( רוגשנוב ), Camis ( ץימכ ), De Caps42 ( סבקד ), Caracossa ( השוקרק ) y Cresques( שקשרק ), de Grassa ( השרגד ), Deulosal ( לשולסד ), Ferrer ( רירפ ), Ferrusol ( לושרפ ),Gracian ( ןאיסרג ), Massip ( ףיסמ ), Melau ( באלמ ), Memet ( טממ ), Nassan ( ןסנ ), Pansaul( לואשנפ ), Pasad ( דאשפ ), Regit ( טיגר ), Sadoç ( ץודש ), Sescola ( הלוקשיס ), Tobros( סורבוט ), Vides ( שידיו ) aparecen una sola vez en la lista.

Apellidos gentilicios o con topónimos

20 Los topónimos que aparecen formando parte de los apellidos son:

de Barbastre [א]) רטשברבד ), en catalán Barbastre, Barbastro, ciudad de la provincia de

Huesca.

Hamsa, 3 | 2017

47

Page 49: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

de Bisaldun ( םודלשיבד ןודלשבד , ), del latín ‘Bisuldunum’, ‘Bisuldunun’, Besalú.

de Blanes ( שינאלבד ), Blanes, población de la provincia de Gerona.

de Cabanes ( שאנבקד ), Cabannes, población de la Provenza, en el distrito de Arlés.

de Cabestany

(.en occitano ‘Cabestanh’, actual Capestang, ciudad situada al sudeste de Perpiñan ןייטשבקד ,)de Caldes ( שאדלקד ), Caldes, acaso Caldes de Montbui, en la provincia de Barcelona.

de Carcasona ( הנושקרקד ), en occitano Carcassona, ciudad francesa situada en el sur de

Francia, a medio camino entre Perpiñán y Toulouse.

de Caslar ( ראלשקד ), acaso Castelar, alguna población cercana a Puigcerdá43.

de Coclliure ( הרבילקוקד ), en catalán Cotlliure, Colliure, ciudad francesa de la comarca del

Rosellón.

de Gàbia ( האיבגד ), sin resolver.

de Girona ( הנוריגד ), Gerona.

de Lunel ( לינוליד ), Lunel, población del Languedoc-Rosellón, Francia,

de Monbaulo ( ולבבנומד ), Montbault, población francesa situada en el departamento francés

de Maine-et-Loire.

Descortal ( לאטרוקסד ), de Cortal, derivado de ‘cortall’, corral. Posiblemente se refiera a Els

Cortals, pueblo de la Cerdaña francesa.

de Medres ( שירדמד ), Madrés, sierra situada en el Languedoc.

de Melgor, de Melgoner ( רינוגלמד רוגלמד , ), Melgor, actual Melgucil, en occitano Melguelh,

condado de Septimania en el sur de Francia.

de Monfort ( טרופנומד ), Montfort, población situada en la Alta Provenza.

de Monpesler ( רלשפנומד ), catalán Montpeller, en occitano Montpelhièr, Montpellier, ciudad

francesa de la Occitania.

de Morell ( לירומד ). El topónimo Morell podría referirse a dos poblaciones: Morell, de la

provincia de Tarragona o a Sant Moreil, en la región de Lemosín en Francia.

de Nimsi ( ישמינד ), Nimes, ciudad del Sur de Francia.

de Puiglec (?) ( קיל ' גקיפד ), sin resolver.

de Sansauri ( ירואשנשד ), Saint Saury, población francesa de la región Auvernia-Rhone-Alpes.

Sonport ( טרופנש ), Somport, puerto de montaña en el Pirineo Central.

de Vilamanya ( הינטמהליוד ), Vilamanya, actual Villemagne, población francesa del

Languedoc-Rosellón.

21 En nuestro listado aparecen también algunos gentilicios: Franquí ( יקנארפ ), franco;

Carcassoní ( ינושקרק ), de Carcassona y Balsoní ( ינושלב ).

Conclusión

22 Después del este análisis antroponímico de los judíos de la aljama de Perpiñán,

podemos afirmar que, en líneas generales, se mantienen los mismos nombres ynombres de familia que aparecen en otros territorios de la Corona de Aragón, sobretodo Cataluña.

Hamsa, 3 | 2017

48

Page 50: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

BIBLIOGRAFÍA

BAER, Fritz, Die Juden in christlichen Spanien. Erster Teil. Urkunden und Regesten. Aragonien un

Navarra, Berlin, Schocken Verlag, 1929-1936.

BLASCO, Meritxell, “La Genizah Catalana. Relaciones entre algunos documentos hebraicos de

Barcelona, Gerona y Perpiñán”, Hispania Judaica Bulletin 10 (2014/5774), pp. 273-285.

BURNS, Robert Ignatius, Jews in the Notarial Culture: Latinate Wills in Mediterranean Spain,

1250- 1350, Berkley, University of California Press, 1996.

MAGDALENA NOM DE DÉU, José Ramón et alii, “A Fifteenth-Century Hebrew Manuscript from the

Aljama of Perpignan”, Hispania Judaica Bulletin 3 (2000/5760), pp. 145-183.

NOTAS

1. Véase José Ramón Magdalena Nom de Déu et alii, “A Fifteenth-Century Hebrew Manuscript

from the Aljama of Perpignan”, Hispania Judaica Bulletin 3 (2000/5760), p. 145-183

http://www.hum.huji.ac.il/upload/HJB3/Magdalena.pdf

2. Este lote documental consta de 9 bifolios y 13 fragmentos sueltos y en ningún lugar consta su

procedencia o de dónde fueron extraídos.

3. Meritxell Blasco, “La Genizah Catalana. Relaciones entre algunos documentos hebraicos de

Barcelona, Gerona y Perpiñán”, Hispania Judaica Bulletin 10 (2014/5774), p. 273-285.

4. Fue Jaume Riera, en aquel momento responsable del Archivo de la Corona de Aragón quien nos

avisó del hallazgo de estos fragmentos. Además, apreció que en la guarda anterior del dicho

protocolo se apreciaba un limpio y largo corte de escalpelo en el pergamino y la evidencia de una

precipitada y traumática extracción de los papeles de relleno de la encuadernación, que después

de su estudio podemos afirmar, que se trataría de los custodiados en la actualidad en el Archivo

Municipal de Gerona. - Meritxell Blasco, “La Genizah Catalana. Relaciones entre algunos

documentos hebraicos de Barcelona, Gerona y Perpiñán”. p. 275.

5. En lo sucesivo AMG.

6. En lo sucesivo ACA.

7. Sigo la lectura más romanceada de los nombres hebreos del artículo de José Ramón Magdalena,

vide nota 1.

8. AMG. Documento del Archivo Municipal de Girona cuyo estudio está publicado por José Ramón

Magdalena, vide nota 1 y ACA, documento del Archivo Corona de Aragón que publiqué en 2014,

vide nota 3.

9. Miembro de la aljama de Perpiñán, Fritz Baer, Die Juden in christlichen Spanien. Erster Teil.

Urkunden und Regesten. Aragonien in Nirrti, Berlin. 1929/1936 (doravante Baer) nº 481, (1412) p.

786; nº 371, (1384) p. 565-568 [Abram Cabrit].

10. Miembro del consejo de la aljama de Perpinyà, Baer nº 330 (1380), p. 487-ss [Abraam de

Besaluno]; Baer nº 371 (1384), p. 566.

11. Judío de Besalú, Baer nº 173, (1320) p. 214 [Abram de Caslar].

12. Judío de la aljama de Perpinyà, Baer nº 371 (1384), p. 566 [Struc Maymo].

13. Judío de Puigcerdà, Baer nº220 (1345), p. 305 [Astruc Jucef]

14. Miembro del consejo de la aljama de Perpiñán, Baer nº 330 (1380), p. 487 [Benditus Salamo];

Baer nº371 (1384), p. 566-567 [Bendit Salamo].

15. Secretario de la aljama de Perpinyà, Baer nº 481 (1412), p. 786.

Hamsa, 3 | 2017

49

Page 51: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

16. Miembro del consejo de la aljama de Perpinyà, Baer nº 371 (1384), p. 566-567.

17. Judío de la aljama de Perpiñán, Baer nº 309 (1373), p. 452 [Bonafos Vidal].

18. Judío de la aljama de Perpiñán, Baer nº 481 (1412), p. 786 [Bonastruc Jacob].

19. Miembro del consejo de la aljama de Perpinyà, Baer nº 330 (1380), p. 487 [Bonetus Bellshom];

Baer nº 371 (1384), p. 566; nº 439 (1392), p. 693 aparece citado como médico (fisici).

20. Miembro del consejo de la aljama de Perpiñán, Baer nº481 (1412), p. 786 [Bofill Vidal].

21. Miembro del consejo de la aljama de Perpiñán, Baer nº371 (1384), p. 566-567 [Bonjuha Struc].

22. Judío de Perpiñán, Baer nº439 (1391), p. 693 [Bonjuhes Gracia]

23. Judío de la aljama de Perpinyà, Baer nº 309 (1373), p. 452 [Samuel Caracosa de Perpenya].

24. Miembro del consejo de la aljama de Perpiñán, Baer nº 330 (1380), p. 487 [Bonanash Cresques

Alfaquim]; Baer nº371 (1384), p. 566-567 [Bonanash Cresques Alfaquim].

25. Miembro del consejo de la aljama de Perpiñán, Baer nº 330 (1380), p. 487 [Cresques Davi]; Baer

nº371 (1384), p. 566-567 [Cresques Davi].

26. Judío de la aljama de Perpiñán, Baer nº 481 (1412), p. 786 [Durand Salamies].

27. Acaso miembro del consejo de la aljama de Perpiñán Baer nº371 (1384), p. 566-567 [Salamo

Bonsenyor dez Cortal].

28. Secretario del consejo de la aljama de Perpiñán, Baer nº 363 (1383), p. 555; nº371, (1384), p.

566-567 [Leo de Cabastan, Leo de Capstany].

29. Síndico de la aljama de Perpinyà, Baer nº 363 (1391), p. 555; Baer nº 371(1384), p. 566-567 [Leo

de Capstany].

30. Síndico de la aljama de Perpinyà, Baer nº 371 (1384), p. 566-567 [Mordohay Salamies].

31. Síndico de la aljama de Perpinyà, Baer nº 371 (1384), p. 566-567 [Mosse Alfaquim].

32. Judío platero de la aljama de Perpinyà, Baer nº 229 (1343), p. 321.

33. Sastre de la aljama de Perpinyà, Baer nº 385 (1367), p. 411-412.

34. Médico y síndico de la aljama de Perpinyà junto a Leo de Cabastany, Baer nº 363 (1391), p. 555

[Samuel Alfaquim]; Baer nº 459 (1395), p. 722 [Samuel Alphaquim].

35. Secretario de la aljama de Perpinyà, Baer nº 481 (1412), p. 786 [Samuel Bonmassip].

36. Miembro del consejo de la aljama de Perpiñán, Baer nº 330 (1380), p. 487 [Vitalis Sruch]; Baer

nº371 (1384) p. 566-567 [Vitali Struc].

37. Miembro del consejo de la aljama de Perpiñán, Baer nº 330 (1380), p. 487 [Aday Tauros]; Baer

nº371 (1384) p. 566-567 [Aday Tauros].

38. Médico de Perpinán y hermano de Mehir Samiel, Baer nº 330 (1380), p. 488 [Vitalis Samiel];

Baer nº 371 (1384), p. 566-567 [Vitalis Samuelis]; Baer nº 439 (1391), p.693 [Vitalis Samiel].

39. Véase Robert Ignatius Burns, Jews in the Notarial Culture: Latinate Wills in Mediterranean Spain,

1250-1350. Berkley, University of California Press, 1996, p. 216.

40. Robert Ignatius Burns, Jews in the Notarial Culture.., p. 224.

41. Robert Ignatius Burns, Jews in the Notarial Culture.., p. 113.

42. Acaso de la familia judía Cap de origen catalán.

43. Hemos encontrado este topónimo en el testamento de Astruga, mujer de Jucef Abraham, judío

de Puigcerdá, fechado en 1306. Uno de los testimonios que aparece es un tal ‘Simon de Pinosa

rector eclesie de Castelar’. Véase Robert Ignatius Burns, Jews in the Notarial Culture…, p. 179 del

Apendix.

Hamsa, 3 | 2017

50

Page 52: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

RESÚMENES

El objetivo de este artículo es aportar nuevos datos para el estudio de la antroponimia de los

judíos de la aljama de Perpiñán a finales del s. XIV a partir de los fragmentos de los pinqasim

contables de la de la subasta de los bancos de su sinagoga.

O objetivo deste artigo é o de contribuir com novos dados para o estudo da antroponímia dos

judeus da aljama de Perpinhão em finais do séc. XIV, a partir de fragmentos dos pinqasim do leilão

dos bancos da sinagoga.

This article offers the onomastic study to the Jews of Perpignan at the end of the 14th century

from the fragments of the accounting pinqasim of the public auction of the banks of the

Perpignan’s synagogue.

ÍNDICE

Palabras claves: judíos de Perpiñán, antroponimia, Girona, Aragón, nombres, apellidos

Palavras-chave: judeus de Perpinhão, antroponímia, Girona, Aragón, nomes, sobrenomes

Keywords: jews of Perpignan, anthroponomy, Girona, Aragón, names, surnames

AUTOR

MERITXELL BLASCO ORELLANA

Universidad de Barcelona

Hamsa, 3 | 2017

51

Page 53: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

Jews of Berber Origin: Myth orReality?Alexander Beider

1. Introduction

1 It was only at the beginning of the 20th century that authors writing about the history

and the culture of Jews from North Africa started to pay particular attention to theBerber population of the same region. During the century, abundant literaturedescribed links of various kinds (cultural, linguistic, and even genetic) between the twogroups of population of Maghreb. Often, the way these links, factual or conjectural,were described was closely related to ideology of the author or, at least, was due to thegeneral frame of analysis that in turn was deeply influenced by various ideologicalaspects1. One of the developed new concepts was that of JUDEO-BERBERS. It mainlyconsists in two hypotheses. The first one corresponds to the idea that before the Arabicinvasion to North Africa in the seventh century, Judaism played a crucial role in the lifeof Berbers of the region, with a significant number of Berber tribes converted to thatreligion. The second hypothesis implies that numerous Jews who lived in Maghreb inmodern times are descendants of these Berbers.

2 The aim of this paper consists in shedding light only to one aspect of the Berber-Jewish

connection: the surnames and the given names borne by Jews in Maghreb. This aspectis of particular interest because in the context of extreme paucity of historicaldocuments, a number of authors use inadequately onomastic materials to support theirtheories. No discussion will be done concerning the ideology of these authors. For astudy focused on objective knowledge, these psychological subjective factors can beignored. Only the arguments themselves will be taken into consideration.

Hamsa, 3 | 2017

52

Page 54: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

2. Inception of the theory about JUDEO-BERBERS

3 No available Jewish text written before the 20th century makes any reference even to a

possibility of the mass conversion of Berbers to Judaism. On the other hand, a numberof medieval Arabic authors provide information that can be relevant, directly orindirectly, for the issue in question2. The earliest reference comes from the pen of al-Idrîsî (12th century) who mentions the existence in ancient times of Jewish tribes inNorth Africa. Another author, Ibn Abî Zar’ (first quarter of the 14th century) says that indays of the foundation of the city of Fez (that is, at the end of the 8th century) twoBerber tribes Banû Zanâta lived in the area of Fez, of which one was composed ofMuslims, and another of Christians, Jews, and pagans. Note that none of these twoauthors speaks about proselytes. Their texts are relevant in this context only becausethey make reference not to individual Jews, but to (members of) tribes professing theJudaism. The third author, Ibn Khaldûn (1332-1406) writes that it is possible3 that in thepast some of Berber tribes adhered to the Jewish religion, which they had adopted fromtheir powerful neighbors, the Children of Israel, in Syria. This may have been the casewith the Jarâwa, the people of the Aurès Mountains (now in eastern Algeria). This mayalso have been the case with the Nafûsa (now in western Libya), Fandalâwa, Madyûna, Bahlûla, Ghayâta, and Banû Fazâz (all from western Maghreb that is, now in northwesternAlgeria and Morocco). Immediately before the Arabic conquest, Berbers from bothEastern and Western Maghreb professed the Christian religion. Ibn Khaldûn alsonarrates the story of *Dihya/Dahya, nicknamed Al-Kâhina, the queen of the Jarâwa (oneof the aforementioned tribes) who was the leader of the Berber struggle against theArabic invasion to North Africa. It is only after her death in a battle that Islam becamereally widespread among Berbers, while before the events in question various Berbertribes were Christian or pagan4.

4 The writings by Ibn Khaldûn were crucial for the proponents of the theory of

JUDEOBERBERS. The earliest formulation is due to Nahum Slouschz. He extrapolatedthe information provided by the Arabic historian in a very special way. The story of Al-

Kâhina became the basis for his general theory. Slouschz states that her name means‘female priest’ in Phoenician and ‘daughter of a Jewish priest’ in Hebrew5. With suchetymological connection and taking into account the role of Al-Kâhina as the Berberleader in one particular period of history, he comes to the conclusion that before theinvasion of Arabs, the dynasties of Jewish priests (Cohanim) dominated over otherNorth African Jews and Berbers. On numerous other pages of the same book, Slouschzprovides multiple additional details concerning the tribes mentioned by Ibn Khaldûn,often without giving any reference about his source of information, and correspondingto various periods. Moreover, he regularly discusses not the history of the tribesthemselves, but that of communities, Jewish and non-Jewish, in the geographic regionswhere the tribes in question lived at some period. This way under his pen any referenceto the areas of the Nafusa Mountains in Libya, the Aurès Mountains in eastern Algeria,the region of Tlemcen in northwestern Algeria, and those around the Moroccan townsof Taza and Azrou acquires JUDEOBERBER colors: for him, all these places areassociated for centuries to powerful tribes of Berber warriors professing Judaism.

5 The approach by Slouschz does not fit any standard appropriate for scientific studies.

He ignores the fact that Ibn Khaldûn just says that Al-Kâhina was the chief of a tribepossibly professed Judaism at some period, without saying explicitly that this woman

Hamsa, 3 | 2017

53

Page 55: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

was Jewish herself6. Slouschz writes about her Judaism as if it were factual. Even basedon the text by Ibn Khaldûn only, this conclusion is more than doubtful. Indeed, IbnKhaldûn says explicitly about Berbers being Christian immediately before the Arabicinvasion7. Consequently, for him the Jewish connection of certain tribes should beposited to previous centuries. Moreover, the quote from Ibn Abî Zar’ given in the firstparagraph of this section clearly indicates the possibility of different members of thesame tribe professing different religions. One can also question the reliability of theinformation presented by Ibn Khaldûn who lived many centuries after the events hedescribes: note that his text is the unique source in which the seven tribes in questionare said to have a (possible) Jewish past8.

6 The link between the name Al-Kâhina and Cohanim postulated by Slouschz has no basis.

This name is neither of Phoenician, nor of Hebrew origin. Indeed, kâhina ةنهاك justmeans ‘female soothsayer, fortuneteller’ in Arabic9. This meaning perfectly fits theinformation provided by Ibn Khaldûn. He indicates that the actual given name of thiswoman was Dihya, while Al-Kâhina was her nickname. He also precedes the word kâhina

by the Arabic definite article al- and not a Phoenician or Hebrew linguistic element. Inother words, he describes the story of Dihya ‘the Soothsayer’ and certainly not that ofDihya ‘the (daughter of the Jewish) priest’.

7 Slouschz was also the author who introduced another major hypothesis related to his

concept of JUDEO-BERBERS. He states that, if we exclude the descendants of Jewishmigrants who came from Spain (1391, 1492) and centuries later from Italy, other,“autochthonous,” Jews who lived in North Africa in modern times are descendants ofthe JUDEO-BERBER tribes of warriors known since the Early Middle Ages. He insistsparticularly on this local origin for Jews from Tripolitania (northwestern Libya),southern Tunisia (including the Djerba Island), eastern Algeria, and southernMorocco10. For this thesis, no direct historical evidence can be found. Quite on thecontrary, according to Ibn Khaldûn, by 720 Islam was already a dominant religionamong Berbers, and at the end of the eighth century Idrîs the Great (the founder of thecity of Fez) wiped out all the remnants of other religions that were present in hiskingdom situated in the territory of modern Morocco11. Moreover, even if certainBerber nomadic tribes professing the Judaism survived at that period, their traceswould disappear after the religious persecutions of the times of Almohads (12th

century). Globally speaking, the exposal of the Jewish history in North Africa after theconquest of this region by Arabs suggested by Slouschz himself12 looks much closer tothe genre of erudite literary fantasy than to a scientific study. Maybe, the onlysubstantive argument that this author proposed to support his theory concern thesurnames used by Jews in Maghreb. It will be addressed in section 3.

3. Inception of the idea of “JUDEO-BERBER surnames”

8 The first discussion of Jewish surnames in Maghreb appears in the history of Jews of

Tunisia written by Cazès13. This author divides the corpus of surnames into several listsclassifying them by type and by language (Hebrew, Aramaic, Arabic, Spanish,Portuguese, Italian, Greek etc.). His first list (p. 175) corresponds to those whoseetymology is unclear. Cazès notes (p. 174) that: (1) these surnames are older than othersurnames, and (2) either their roots are related to Berber or Coptic languages, or theircurrent obscure forms are due to distortions that took place during their long history.

Hamsa, 3 | 2017

54

Page 56: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

9 The second discussion appears in the appendix to the study on JUDEO-BERBERS, by

Slouschz14, who provides a list of 74 surnames known in Tripolitania (western Libya)and Tunisia that according to him are “ethnic names of doubtless Berber origin.”Among them, he indicates nineteen surnames derived from Berber place names in thearea of the Nafusa Mountains (western Libya): Fitoussi, Ghaloula, Jami, Jarmon, Jouari,Jouili, Meghdis, Messari, Nefoussi, Sagroun, Seroussi, Sfez, Setbon, Sitrouq, Temsit,Toubiani, Zagron, Zemagi, and Zerousi. According to the author, this series displays“almost the whole map of ancient Jewish settlements” of the area. To that, he adds foursurnames drawn from the “names of the nomadic tribes of Jewish religion: Abrahami,Alouch, Lellouch, and Mimoun. In his statement, the focus on the Nafusa Mountains isof particular importance because this geographic area is related to the Nafûsa, one ofthe seven tribes that, according to Ibn Khaldûn, were Jewish before the Arabic invasionto North Africa.

10 The information provided by Slouschz about Jewish surnames derived from Berber

place names in the Nafusa Mountains was used, without any critical analysis, by variousauthors who studied Jewish surnames from Maghreb15. It was Paul Sebag16, who quotingEisenbeth rather than Slouschz, first expressed doubts about the veracity of the “facts”in question. He indicated that he was unable to find the villages suggested as sourcesfor Jewish surnames in one detailed geographic study of the Nafusa Mountains. Anattentive look into the list suggested by Slouschz strengthens Sebag’s skepticism. Wecan observe that a large majority of “Berber ethnic names” given by Slouschz actuallyoriginated from one source unrelated to Libya: the list of Tunisian Jewish surnamesthat appear in D. Cazès17, in the category of names whose etymology is unclear18.Apparently, Slouschz simply concluded that obscure names should be of local Berberorigin: this idea, representing a dramatic simplification of the concepts by Cazès,“corroborated” his global theory. In his history of Jews of Morocco, Abbou proceeds toa similar simplification19. According to him, surnames that “have sense neither inSpanish, nor Arabic can be of the Berber origin only.” This idea is false: a surname thatcannot be easily explained from Spanish and Arabic (or Hebrew) lexicons can still beunrelated to the vocabularies of Berber idioms. Indeed, several categories of othersources are possible. First, it can be derived from an archaic and/or rare word of one ofthese non-Berber languages, a word that does not appear in standard dictionaries. Notealso that numerous forms morphologically derived from basic forms (for example,diminutives and participles) are usually absent from dictionaries. Second, the surnamecan be drawn from a given name or some toponym. Thirdly, as noted by Cazès, it can bedue to some distortion. Finally, the surname can be a ready-made form brought to thearea under analysis by migrants from other countries.

11 The link to the toponyms from the area of the Nafusa Mountains postulated by Slouschz

for nineteen surnames is doubtless only for two of them: Nefoussi (based on the nameof the area in question) and Seroussi (derived from the name of an important localitythat existed in that area in older times). For other seventeen surnames, we do not findany fit in detailed descriptions of local villages, inhabited or in ruins20. Of course,formally speaking such negative correlation does not exclude a theoretical possibilitythat some additional surnames from the list are also derived from the toponyms of thearea: the geographic books in question are certainly not exhaustive. However, thispossibility looks rather unlikely. On the one hand, Slouschz himself never corroboratedhis etymological statements by references to geographic sources. On the other hand,

Hamsa, 3 | 2017

55

Page 57: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

the etymology of several among these seventeen surnames is clear and it is relatedneither to the Nafusa Mountains, nor to Berbers. For example, Jarmon ( ןומר׳ג ) andSitrouk ( קורטס ) are both known as Jewish male given names in Maghreb. The first ofthese given names is of Arabic origin. The second given name represents a colloquialform of Astruc, the given name of Old Occitan origin, widespread in medieval southernFrance and Spain. For it, a phonetic coincidence with a putative toponym in Libya isparticularly implausible. Ghaloula ( הלולג ) is derived from the identical female givenname (of Arabic origin) used in Libya at the end of the 19th century21. Jami (spelled

עימא׳ג and עמא׳ג in Jewish sources) is related to the Arabic word jâmi‘ عماج compiler,collector’. The Arabic origin of Sagroun and its phonetic variant Zagron is also out ofdoubt. These names are based on the Arabic ṣaḡîr ريغص small’ and end on the Arabicsuffix –ûn common in Jewish surnames and given names in Maghreb.

12 The absence of any Berber link is also characteristic to numerous other surnames

among those shared by the lists present in the books by Cazès (as names of “unclearorigin”) and Slouschz (already as “ethnic names of doubtless Berber origin”). Some ofthem correspond to surnames of Romance origin borne by Spanish Jewish refugees toNorth Africa (Gabizon and Ketorza). A large number of other surnames are of Arabicorigin. Among the most obvious examples are: Younès < the vernacular pronunciationof yûnus,Jonah’ (a common male given name used by both Jews and Muslims) ’ سنوي Fillouz (a phonetic variant of a much more common surname Fellous) < /fəllûs/ سولفchicken’, and Douib < */ḏwî(y)əb/, a diminutive form of ḏîbdieb’ (North African‘ بيذ jackal). Any link to “nomadic tribes of Jewish religion” cannot be discerned forAbrahami and Mimoun (both derived from male given names, Abraham and Mimoun,commonly used by Jews) and Alouch (from Arabic ‘allûš شولع lamb’, also used as amale given name by both Jews and Muslims).

13 Globally speaking, in Slouschz’s list of 74 “ethnic names of doubtless Berber origin

surnames” only one, Zemour, is really derived from a Berber word, while Melloul andTemsit are likely to be derived from the Berber toponyms in Morocco. We will return totheir exact etymologies in section 6. All other surnames have non-Berber etymons andalmost all of them are related to the Arabic language.

14 The only two surnames related to the toponyms of the Nafusa Mountains, Nefoussi and

Seroussi, both end in the Arabic suffix –î used to designate residents or people whooriginated from the place in question. In other words, these two surnames are typicallyArabic. For example, the first of them simply means ‘(one) from (the area of) the NafusaMountains’ in Arabic. Even if we know that Berbers lived and still live in the area inquestion, nothing indicates that during the centuries that followed the Arabic conquestthe local population consisted in Berbers only. Variants of both names are known in theMediterranean region since the Middle Ages. Jews called Nafuci are known in theMajorca Island already during the second half of the 14th century 22. During the 15th

century, Jewish sources indicate the presence in the town of Béjaïa (now innortheastern Algeria) of a rabbi called יסופנ who originated from Majorca23. Naffusi andNifusi, as well as Xirusi and Chirusi (both related to modern Seroussi) also appear asJewish surnames in 15th -century Sicily24. It would be a very bold hypothesis to drawfrom these references any conclusion corroborating the ideas of Slouschz. We knowonly the geographic origins of the progenitors of these surnames. Yet, nothing suggeststhat these Jews were descending from Berber proselytes to Judaism, or were in any wayrelated to the Nafûsa Berber tribe mentioned by Ibn Khaldûn for the period seven

Hamsa, 3 | 2017

56

Page 58: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

centuries before the earliest references to the surnames. We cannot even assert that forthese Jews or their ancestors their native language was Berber25.

15 After presenting the list of “ethnic names of doubtless Berber origin” in his book of

1908, Slouschz made regular references to it in other studies published in differentlanguages, with no additional details but with further extrapolations. For example, heinsists that in the city of Tunis the majority of local Jews bear the ethnic names ofBerber tribes and cities of the interior, while in the city of Tripoli the proportion ofnames of Berber or Saharan origin is even larger than in Tunis26. Since for manycenturies the Berber presence in all of Tunisia and the area of Tripoli is marginal, suchclaims, if they were founded, would be indeed crucial for the history of the Jewishsettlement of Eastern Maghreb. Yet, as shown in this section the onomastic argumentsproposed by that author are untenable and, moreover, the information he providesseems to be partly based on the intentional falsification on his part. The results of theabove detailed analysis are primarily important because the ideas by Slouschzinfluenced, directly or indirectly, other authors who wrote on the historical and/oronomastic aspects of the Jewish culture in North Africa.

4. Developments of the idea of “Berber” surnames

4.1 Hamet (1928)

16 The first serious study of etymologies of Jewish surnames in Maghreb is due to Hamet27.

He suggests etymologies for dozens of surnames whose origin is not self-evident fornative speakers of Arabic. Among them are a series of surnames of Berber origin forwhich Hamet often provides exact quotes from various French-Berber or Berber-French dictionaries28. This pioneering study also introduces basic notions for thedomain of Jewish onomastics in North Africa. One of them corresponds to his idea thatJews bear surnames of several Berber groups such as Dray, Soussi, Touati, Zenaty, andBranes29. Inside of his dictionary, Hamet proposes the derivation from the tribe namesfor a number of other surnames. Actually, the first three surnames from his list allcorrespond to words designating inhabitants of territories (Draa, Souss, Touat) thatduring the 19th century were parts of southern Morocco. Muslim Berbers constituted amajority in these regions. However, it would be improper considering that thesurnames in question designate Berber groups. Note that all three surnames end in theArabic suffix -î, that is, they are not even derived from words used by Berbersinternally. Only the last two surnames of the list suggested by Hamet are indeed related(at least, for their Muslim bearers) to Berber tribes, Zenata (again, with the final “y” inthe surname Zenaty coming from the Arabic suffix –î) and Branes, respectively.However, the historical and linguistic analysis of the Jewish surname B(a)ranes showsthat is unlikely to be directly related to the Berber tribe Branes30. On the other hand,most likely, the ancestors of modern bearers of the Jewish surname Zenaty lived in theterritories populated by the tribe in question. In other words, when borne by Jews, thissurname can simply indicate the geographic origin of its first bearers, exactly as Dray,Soussi, and Touati discussed above. Moreover, the tribe names often gave rise to placenames. As a result, some of surnames that seem to be derived from tribe names canactually be drawn from the place names in question. For example, the town of Zenata(Arabic znâta ةتانز ) exists in the northwestern Algeria. Finally, we cannot exclude a

Hamsa, 3 | 2017

57

Page 59: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

possibility that some of these names were borrowed by Jews from local Muslimnotables: note that Muslim bearers are known for all of the surnames in question.

17 It is clear that the general idea by Hamet about tribes was, at least partly, influenced by

writings by Slouschz. Indeed, Hamet makes regular uncritical quotes from the list of(pseudo)- toponyms from the Nafusa Mountains suggested by Slouschz. He also speaksabout “numerous indigenous tribes converted to Judaism before the arrival of Arabs”again making quotes from Slouschz31. Hamet also provides his own (speculative)explanation for that “fact:” the Judaism professed in the past by Berber tribes would bedue to their collaboration with local Jews in their wars against common Greek andRoman enemies.

4.2 Eisenbeth (1936)

18 The book by Eisenbeth32 represents the first systematic study of Sephardic onomastics.

The dictionary portion lists 4,063 names classified into 1,146 entries called “roots”(French souches). Eisenbeth generalized the idea about the importance of the names oftribes for the corpus of Jewish surnames in Maghreb already present in the book byHamet. However, one the one hand, he extends that idea to include not only Berber, butalso Arabic tribes, and, on the other hand, totally dissociates it from the concept ofJUDEO-BERBERS. In the introduction to his book, when speaking globally aboutsurnames of Arabic or Berber origin, Eisenbeth postulates: “Jews seem to simply adoptthe names of tribes among which they were living.”33 In other terms, he considers allthese surnames to be of toponymic origin. Eisenbeth applies this principle as if it werea mathematical axiom. As a result, hundreds of surnames from North Africa areexplained by him as derived from tribe names. A detailed analysis of the surnames inquestion shows that the principle introduced by Eisenbeth is methodologicallyuntenable. But for a very few exceptions, one can suggest for all of these names other,much more plausible, etymons. To illustrate this statement we will consider only asample of surnames starting with A-: Abdoun, Abensour, Addi, Afergane, Aiach, Aidan,Alcheikh, Allouch, Amouche, Amsetat, Assal, Athon, Azeroual, and Aziza.

19 Firstly, a number of “tribal” connections suggested by Eisenbeth are more than

doubtful from the point of view of geography. Among them are the explanations of theAlgerian surnames Abdoun and Athon from the Moroccan tribes Oulad Abdoun andOulad Hattoun, respectively; Abensour and Aziza, both widespread in various parts ofMaghreb including Morocco, from the tribes Aziza and Sour, respectively, both ineastern Algeria; Moroccan Afergane and Amsetat from the tribes Beni Fergane andAmsettas, from the territories situated east to Algiers; Algerian Alcheikh from theMoroccan tribe Aït Cheikh. Of course, we cannot exclude a possibility of migrations thatcould occur between the corresponding areas. However, such a scenario representsalready by itself an independent hypothesis and the logical probability of theetymologies suggested by Eisenbeth diminishes significantly. Note that, for certainetymologies proposed by Eisenbeth to be valid, we also need to conjecture that allbranches of the corresponding families moved to another, distant, region. Moreover,some directions of migrations needed to validate the “tribal” etymologies are ratheropposite to those known from historical sources. This is particularly the case for theputative displacement of Jewish families from eastern Algeria to Morocco34.

Hamsa, 3 | 2017

58

Page 60: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

20 Secondly, in the sample of names in question, Abdoun, Aiach, Aidan, Addi, Athon, and

Aziza are known not only as surnames, but also as given names used by Jews, female inthe last case and male in all others35. If a priori a derivation from a tribe name cannotbe ruled out for a Jewish surname, it is highly implausible for a given name. Moreover,a majority (or, maybe, even the totality) of the given names in question were borrowedby Jews from Muslims. The etymologies of these Arabic given names are well-known.They have nothing to do with names of tribes: Aziza means ‘dear, beloved’, Abdouncomes from the root ‘abd دبع servant’ and the suffix –ûn, and Aiach from the expressionmeaning ‘full of life’. A possibility that the origins of a surname and an identical givenname can be independent can be dismissed. We can be confident that this surname isderived from the given name in question.

21 Thirdly, a number of surnames from our sample correspond to words from the general

vocabulary, Arabic (Alcheikh ‘the elder’, Allouch ‘lamb’, Assal ‘beekeeper’) or Berber(Afergane from ifergan ‘fences’, Azeroual ‘blue (eyes)’. The meaning of some of thesewords implies the possibility of a direct construction of a nickname based on them. Forcertain of them, the intermediary role of a given name is also plausible: for example,Allouch is known as Muslim and Jewish male given name too36. For the meaning ‘fences’the intermediary role of a toponym appears more than plausible and indeed a placename called Ifergan is known in southern Morocco. From the semantic point of view,the derivation of the corresponding Jewish surnames from the common nouns,adjectives, given names, or toponyms is much more plausible than their putativederivation from the names of tribes.

22 For some surnames from the same sample one can also propose additional arguments

showing the inadequacy of the approach by Eisenbeth. Note that the change of the finalconsonant in Amsetat and the exact form of Allouch both remain unexplained byetymons suggested by him, the tribe names Amsettas and Alalcha, respectively. Formsrelated to Abensour are already known in medieval Spain and, as a result, any link tothe tribe Sour in eastern Algeria sounds implausible. In Algerian civil records, bearersof the surname Amouche sign שומחנ in Hebrew. This form corresponds to the Jewishmale given name *Nahmouch, a diminutive of Nahman.

23 The sample of surnames starting in A- was taken just as an example. For any other

sample of surnames for which Eisenbeth suggests a derivation from a name of an Arabicor Berber tribe an analysis similar to the one proposed above would yield similarresults invalidating the particular cases of application of the general idea by Eisenbeth.Yet, it would be inappropriate saying that here we deal with a totally fortuitoussimilarity between Jewish surnames and names of Muslim tribes from North Africa. Thenumber of tribal clans that lived during the last centuries (and often still live) inMaghreb is large. Their names are often derived from the personal name of an ancestorcommon to all members of the tribe in question. This personal name in turn usuallyeither corresponds to a Muslim given name, or comes from a nickname itself drawnfrom some Arabic or Berber word. For example, the tribe name Aït Aïache are certainlyderived from the Muslim male given name Aïache (Arabic ‘ayyâ شايع ), the first wordAït coming from the Berber word meaning ‘children, sons’. In other terms, both Jewishsurnames and names of Muslim tribes often have the same sources and it is preciselyfor that reason that we find numerous similarities between both groups of names.Eisenbeth observed this similarity and made a global methodological errormisinterpreting the exact basis for that phenomenon.

Hamsa, 3 | 2017

59

Page 61: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

24 For long years following his publication, the book by Eisenbeth became the standard

reference source on Jewish surnames from Maghreb. A large number of authors whowrote on the surnames, history, languages, and culture of North African Jewsconsidered the etymologies suggested as if they were “factual”37. The connection ofnumerous surnames to Berber tribes made a particularly strong impression. Forexample, in his popular history of Jews of the area in question, Chouraqui extracts fromthe book by Eisenbeth a long list of surnames of the “Berber” origin and concludesabout the existence of the “deep roots that plunge the Jewish population into theBerber lands of North Africa”38. Cohen, in the introduction to his detailed scientificlinguistic analysis of the Judeo-Arabic idiom in Tunis, says about the Jews of Tunisiathat “one cannot fail to be struck by the importance of the Berber element in theironomastics”39. He bases this (false) impression on the information found in works byCazès and Eisenbeth.

4.3 Laredo (1978)

25 In his monumental study of Moroccan Jewish names, Abraham Laredo adheres to the

theory of JUDEO-BERBERS40. He gives an exact quote from the translation by de Slane ofthe text by Ibn Khaldûn about the seven Berber tribes converted to Judaism before thearrival of Arabs. However, instead of presenting the exact quotes from the Arabichistorian about the struggle of Berbers against Arabs and the role played by Al-Kâhina,he adds details absent from the book by Ibn Khaldûn, namely, about the same seventribes being particularly distinguished in the Berber resistance. Laredo also states thatthose Judaized Berbers who were not converted to Islam by Idrîs the Great merged withethnic Jews to compose local Jewish communities. Among the examples of MoroccanJewish surnames related to the historical events in question he mentions Al Mediuniand Bahlul derived, according to Laredo, from the names of two among the seven tribesmentioned by Ibn Khaldûn: Madyûna and Bahlûla, respectively. This explanation ishardly tenable. On the one hand, the surname Bahlul can be explained as a nicknamebased on the Arabic word bahlûl لولهب silly’. On the other hand, Al Mediuni can bederived from the toponym Mediouna: towns with such name (derived in turn from thename of the Berber tribe in question) exist in Morocco and Algeria. This surname istypically Arabic: it starts with the Arabic definite article al- and ends in the Arabicsuffix –î. In other words, Al Mediuni just means ‘the one from Mediouna’ in Arabic. Theabove explanations are direct, much simpler, and, therefore, much more plausible thanthe etymologies proposed by Laredo. Yet, his theory encompasses several independenthypotheses each of them being far from self-evident. Indeed, it implies that: (1) theinformation provided by Ibn Khaldûn about the tribes in question is accurate; (2) someof Berbers converted to Judaism kept this religion after the reigns of Idrîs the Great andthe Almohads; (3) some of them took hereditary surnames reminding about the Berbertribe to which their ancestors belonged; and (4) these surnames survived in Jewishcommunities of Morocco until our days. The problematic character of the first amongthe above hypotheses was already discussed in section 2. The second hypothesis ispurely speculative: no historical document, Muslim or Jewish, corroborates it. The thirdhypothesis goes against the common sense. It is difficult to imagine a convert toJudaism who wants to preserve in his surname the direct indication to the non-Jewishorigin of his ancestors. The fourth hypothesis is badly correlated with the history ofsurnames borne by Jews in that region. Indeed, for the period before the arrival of

Hamsa, 3 | 2017

60

Page 62: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

numerous Jewish refugees from Spain at the end of the 15th century, we know a veryfew Moroccan Jews who used hereditary surnames. The earliest references to familynames date from the 12th century only, that is, more than three hundred years after theArabic conquest of western Maghreb41. The surname spelled El Medioni in Spanish and

ינוידמל in Hebrew is mentioned in the 17th century only42, while the earliest reference toBahlul (Hebrew לולהב ) corresponds to the start of the 18 th century 43. Globallyspeaking, if we apply the Principle of Simplicity (also called Occam’s Razor), standard insciences, the theory by Laredo appears untenable.

26 Laredo indicates the Berber origin for numerous other surnames said to be derived

from to Berber tribes, toponyms, words, and given names. If the surnames in questioninclude Arabic morphological elements (such as the suffix –î and/or the definite articleAl-), he calls them “Arabo-Berber.” If a surname is based, according to Laredo, on aBerber diminutive form of a given name (mainly biblical) having a Hebrew root, he callsit “Hebrew-Berber.” Globally speaking, he comes to the total of 186 (or more thanthirteen percent) of Berber-based surnames from the global total of 1,409 of MoroccanJewish surnames for which he identified their source language44. Of these 186surnames, 75 are “Berber”, 68 “Arabo-Berber,” 39 “Hebrew-Berber,” and four “Berbero-Phoenician.”

27 Dianoux45 reuses a number of Berber etymologies proposed by Laredo. He also adds a

series of Berber derivations for surnames that were not considered to be of Berberorigin by his predecessors. All his original etymologies are scientifically unreliable:they are based on fortuitous partial phonetic coincidences.

28 Hundreds of entries in the popular dictionary of Jewish surnames from Maghreb

written by Tolédano46 indicate the Berber connection of the names in question.Actually, all his Berber or pseudo-Berber explanations are taken from Eisenbeth,Laredo, or Hamet. In some cases, he indicates, without providing any argument that thename is of “uncertain, but surely Berber” origin.

4.4 Taïeb (2004)

29 The statistical calculations made by Taïeb47 for Morocco, Algeria, Tunisia, and Libya

yield a close, though slightly smaller, percentage in comparison to that by Laredo. Inthat text, the most detailed study of the Berber origins of Jewish surnames in Maghrebpublished until now, its author says that among the 1,450 groups of related surnames(French souches), more than eighty are “almost surely of Berber origin” and more thansixty are either of “partial Berber origin” (that is, including one Berber and one non-Berber morphologic elements) or of “possible Berber origin.” It we take all the 150surnames into account, they cover about ten percent of the total.

30 In his list, Taïeb distinguishes several categories of surnames. The first one corresponds

to given names. Among the four examples provided by him, one, Taous, is actuallyunrelated to Berber idioms being derived from the Arabic word ṭâwûs سوواطpeacock, peahen’48. The second, by far the largest, category covers surnames derivedfrom toponyms. Taïeb includes in it, among others, almost the whole series of “Berbervillages” in the region of the Nafusa Mountains including Gallula, Magaïdès, Sfez,Sitruk, and Tubiana. As pointed above in this article, the list of these (mainly fictive)toponyms is ultimately due to Slouschz49. Among the members of the category oftoponymic surnames one also finds: Amsili, Datchi, Demri, Ed-Dadsi, El Anfaoui, Es-

Hamsa, 3 | 2017

61

Page 63: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

Skuri, Ghamrasni, Mlili, Tedgui, and Zenati. Actually, according to their morphology,namely the Arabic suffix –î and—for some of them—the Arabic definite article El- (withvariants Ed- and Es- before the corresponding Arabic “solar” letters), all of them shouldnot be counted among “Berber” surnames: they are typically Arabic. The Berber originof some of the place names in question is relevant for the study of North Africantoponyms. Yet, for the study of Jewish surnames it is totally irrelevant. Taïeb also citesa number of surnames related to occupations or personal characteristics of their firstbearers. For them, he mainly provides a correct derivation that is ultimately due toHamet. Finally, Taïeb includes in his group of surnames of “possible Berber origin” anumber of names whose etymology is unclear or, at least, uncertain for him. Many ofthem (including Guedj/Guez and Lellouche) appear already among names unclear toCazès50 that are also present among the list of “ethnic names of doubtless Berberorigin” proposed by Slouschz51.

31 If a large number of errors and misinterpretations of his predecessors were uncritically

retaken by Taïeb, this author explicitly distances himself from the proponents ofvarious aspects of the theory of JUDEO-BERBERS. The main conclusions he draws fromhis onomastic analysis are totally accurate. He insists on the hypothetical character ofthe data provided by Ibn Khaldûn. He observes that the surnames of Berber origins aremainly peculiar to Jews of Morocco and points that Jews living in modern times in theBerber-speaking areas were often having Arabic as their first language. Finally, hestates that the existence of surnames of the Berber origin provides no corroborationfor the idea about one part of Jews from North Africa descending from the Berberproselytes to Judaism.

5. Given names of Berber origin and surnames basedon them

32 *Dûnaš ( שנוד (is the oldest given name used by Jews that various authors consider to be

of Berber origin52. Two of its bearers became famous during the 10th century: (1) DunashIbn Tamîm, a physician and scholarly erudite in Kairouan (now in Tunisia) and (2)Dunash ben Labrâṭ, a Hebrew poet and grammarian who before coming to Spain livedin Fez (now in Morocco) and Baghdad. Actually, nothing implies the existence of anylink between them and the Berber culture. For both these medieval scholars, Arabicwas their native language. If the origin of Labrâṭ is uncertain, Tamîm is a typical Arabicname meaning ‘perfect’. The given name *Dûnaš (or *Dûnas?) was clearly borrowed byJews from Muslims: note that Abu-’l-Attaf Dounas, the son of Hammama, was the Emirof Fez in the 11th century53. No reference to this given name was found in various booksdealing with given names used by Muslim Berbers.

33 In modern times, Jewish given names of Berber origin were marginal in North Africa.

Iddir (also spelled Yedder and Yeddir, pronounced yəddîr) [Iddir, Idder]54, used only inMorocco55, was the unique basic name for which such origin is doubtless. This participleof the verb idir ‘to live’56 is also used by Muslim Berbers57. Jews could borrow it fromtheir Muslim neighbors because of its semantics. Note that a series of other givennames used by Jews in Maghreb also have the root meaning ‘to live’ or ‘life’ (‘Ayyâš,

Al-‘Ayš, Ya‘îš, Ḥayy and Ḥayyûn, all of Arabic origin, and the Hebrew Ḥayyim).

Hamsa, 3 | 2017

62

Page 64: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

34 In his study of Jewish male given names used in Morocco, Corcos postulates the Berber

origin not only for Iddir, but also for more than forty other names from the total ofabout 300 forms he considers to be basic58. However, a large majority of names in hislist are not basic, but diminutive forms (Ašu, Bəddûḥ, Dâdi, Dâni, Məšîš, Məsîsu, Yakhlûf ,etc.), some of them even include in their structure typical Arabic suffixes –ûš, -ûn, or -ân (‘Aṭṭûš, ‘Ayšûš, ‘Azrân, Ḥarbûn, Naḥmûš)59. Corcos himself indicates in a few cases thatthe given name originated as a diminutive form but later (when the link with its baseform was lost) became considered to be basic. Often, he does not provide anyexplanation or explicitly indicates that the etymology of the name is unknown to him.In all these cases, it is unclear on what basis he made a decision that the name shouldbe Berber. Actually, he provides Berber etymons only for two names in his list: Yəddîr

(Iddir) ‘living’ and Məšîš ‘cat’60.

35 Corcos is the only author who (incorrectly) postulates the Berber origin for numerous

basic forms of Jewish given names. Other authors usually insist only on the Berberorigin of numerous diminutive forms. Hamet was the first to pay attention to suchJewish given names as Ḥaqu [Haco] < Isaac, ‘Aqqu [Acco]< Jacob, Mûmu [Moumou] <Moses, Dûdu [Doudou, Dodo] < David etc.61 He also notes that the same Berber pattern iscommon for Muslims too. Laredo (Les noms...) and Tolédano (Une histoire...) generalizedthis approach: but for a very few exceptions, if a surname is derived from a diminutiveform of some given name (often a biblical one), they invariably write about the“Berber” origin of the form in question.

36 The pattern noted by Hamet, corresponds to the addition of the suffix –u (that can also

be pronounced [o]) concomitant to the truncation of the basic form. The resultingdiminutive most often has only two syllables. Among the male examples additional tothose of Hamet are: Ḥammu [Hammou] < Hebrew Ḥayyim, Išu [Ichou] < biblicalYehoshua, Iṣu [Issou] < Arabic Isḥâq ‘Isaac’, Ṭûbu [Toubou] from biblical Tobias, and‘innu [Innou], perhaps < ‘Amrân ‘Amram’. The surname Scando implies a possibility ofthe existence of a given name *Skandu derived from Arabic (I)skandar ‘Alexander’. Theabove diminutives of given names could all be formed by Jews. Among the rare femalegiven names from the same group that contributed to the corpus of Jewish surnamesare Tamu [Tamo] < biblical Tamar and Inu [Innou] < any name having /n/. The femalename Zennu [Zennou] is used by Moroccan Berbers62 from whom Jews seem to borrowit.

37 We also find diminutives following a pattern similar to the one discussed in the

previous paragraph, but with the final vowel being either –i or, rarer, -a. Examples: Bîhi

[Bihi] and Bâha [Baha] < Arabic 'Ibrâhîm ‘Abraham’, Dâdi [Dadi] < Dâwud ‘David’, Ḥaqi[Haki] < Isḥâq ‘Isaac’. All these patterns are typical for Berbers63.

38 For certain Moroccan Jews, forms like those cited in the two previous paragraphs were

associated with the Berber-speaking south of the country64. However, the influence ofthe Berber patterns on Jews could also be indirect: through the intermediary of Arabic.Indeed, even if these patterns are of ultimate Berber origin, they became an integralpart of dialectal Arabic, at least, in Morocco. For example, Colin mentions the existenceof two Moroccan Arabic patterns that produce bisyllabic forms ending in –u: (1) withtwo consonants of which the second one is doubled and preceded by a short reducedvowel [ə] (‘əbbu < ‘Abd-allâh, Ḥəmmu < Muḥammad, Hənnu < Mhâni); (2) with twoconsonants of which the second one is preceded by the long vowel [â] (Ṭâmu < Fâṭma,

Zânu)65. Moreover, a few examples of Jewish given names following patterns similar to

Hamsa, 3 | 2017

63

Page 65: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

those discussed in the two previous paragraphs are also found in Nabeul (northernTunisia) where any Berber influence is unlikely: Gbayla < Gabriel, Khaylu < Makhlûf,

Maylu < Samuel, Miru < Meir, Tiri < Esther66. For diminutive forms with the addition ofthe suffixes –u, -i, or –a, but without any truncation (that is, with all consonants kept),their Arabic rather than Berber origin is even more plausible67. The female nameMəs‘ûdi [Messodi] < Messaouda represents an example.

39 Another group of diminutives encompasses those in which we observe the

reduplication of one of the consonants present in the basic form. Its first subgroupcovers bisyllabic forms in which both syllables have the same consonant. These formsend in –u, –i and, for women only, -a. Among the examples are: female Ṭâṭa [Tata] andTîtu [Tito], male Bîbi [Bibi], Kâku [Kakou], Qîqi [Kiki], Lûlu [Loulou/Lolo], Mûmu

[Moumou], Nûnu [Nounou/Nono], Sîsu [Sissou], Tîtu [Tito], Yûyu [Youyou], and Zûzu

[Zouzou/Zozo]. The consonant in question appears in the basic form only once and itcan, in theory, be present there at any position. For example, traditionally Nûnu wasconsidered a diminutive of Hârûn ‘Aron’, Qîqi of Jacob, Lûlu of Elijah, Mûmu of Moses,Sîsu and Zûzu of Joseph, and Yûyu of Jonah. In Dîdi [Didi] and Dûdu [Doudou], both fromDâwud ‘David’, we are not necessarily dealing with the reduplication: note that the basicform has two /d/. In the second subgroup, given names keep two different consonantsof the basic form and one of them is reduplicated. The resulting form can end in avowel or a consonant. Among the examples from Morocco (from which no surnamesseem to be created) are: Azîzər from Eleazar, Brîri from Abraham, Šîšir from Asher, Šlîlu

from Shalom or Solomon, Mîmin from Benjamin, Mrîru from Meir, and Zazak fromIsaac68. The same pattern can allow reconstructing the following given names beingbased on known surnames: *‘Aqûqa [Acoca] and * Qaqûb [Kakoub] < ‘ Yaqûb ‘Jacob’,*Ḥaqûq [Hakouk] < Isḥâq ‘Isaac’, *Brîru [Beriro] < Abraham, *Dnînu [Danino] < Daniel,*Mšîšu [Ben Mshisho] < Mûši ‘Moses’ (another diminutive form, M(ə)šîš [Mechich] is wellattested, see above in this section), *Ḥbîbu [Habibou] and *<Ḥbâbu [Hababou] < Ḥabîb,*Ḥmîmu [Benhamimo] < Hebrew Ḥayyim, *‘Nânu [Ananou] and * ‘Nûnu < [Anounou] <Emmanuel. Forms in which one of consonants was reduplicated are known in bothBerber and Arabic onomastics69. However, numerous forms cited above in thisparagraph sound typically Arabic, namely those that start with two consonantsfollowed by /î/, that is, exactly the same beginning as in the most common pattern ofconstructing Arabic diminutives in Maghreb. Moreover, a large number of diminutiveswith one consonant reduplicated and ending for men in –u or, rarely, -i and for womenin –a or, rarely, - u, was used in eastern Maghreb where any Berber influence isimplausible; compare Baybu from Abraham, B(ə)nîni < Benjamin, Daydu < David, Gâgu <Isaac, Qîqi < Jacob, Mûmu < Solomon, Sûsu and Sîsi < Joseph, as well as Lâla < Lea, Tîta andTîtu < Esther, Kûka, and Jayja, all in Nabeul70. The presence in some of the above formsof the diphthong ay or /î/ in the first syllable, a feature typical for diminutives in theTunisian dialect of Judeo-Arabic, also links these forms to the Arabic rather than theBerber morphology. Note also that Jews from Tripoli used among others the followingmale names: Dâdi, Da‘di, Dûdu, Kûku, Sâsi, Tâtu, Tîtu, as well as Bîši and Dâna71.

40 In a series of Jewish diminutive forms in Morocco, the initial B(ə) was added to the

truncated forms of basic given names, sometimes, the final vowel was added as well:Bâli < Elijah, Bakha(y), Bəddûkh [Beddoukh], Bkhâš, and Bkhas < Mordecai, Bâfu < Joseph,and Bakhlöf < Makhlûf72. This pattern was borrowed from Berbers: compare such MuslimBerber forms found in Morocco as male “Baadi” (Ba‘di) < Arabic Sa‘îd and “Bali” (Bâli) <

Hamsa, 3 | 2017

64

Page 66: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

Arabic ‘Alî, female “Berri” (Bərri) < Məryəm73. Several names from the same categoryare also known in Tripoli: Bâbâham < Abraham and Bâli74.

41 Numerous other patterns of creation of diminutives used by Jews in Maghreb are

purely Arabic75.

6. Surnames with Berber morphologic elements

6.1 Surnames derived from Berber words or toponyms

42 In Libya, the largest Berber Muslim group lives in the northwestern part of the country

in the Nafusa Mountains. Its dialect is called Tanfusit in Berber and Nafusi in Arabic. Nosurname seems to be related to that idiom. A few Jewish surnames are connected tothat region being derived from local toponyms such as Nefusi, Ghariani, and Seroussi.Here, the whole derivation surname is as follows: (Berber toponym) > (Arabic toponym)> (Arabic adjective based on the toponym) > (Jewish surname). As a result, thesesurnames should be counted among those of Arabic origin. The ultimate Berber sourceof the toponym is a fact of the science that studies Berber and Arabic toponyms. For thestudy of Jewish surnames in question this Berber source is pre-historical.

43 In Tunisia, Berbers are marginal and a few surnames of this linguistic origin known in

that country are due to migrants from Algeria (Atelan, Zemmour) or Morocco (Azoulay,Bouzeldou, Melloul).

44 Three major Berber idioms are spoken by Algerian Muslims: (1) Kabyle (also called

Taqbaylit) in the Northeast, (2) Shawi (also called Tacawit), in the mid-East, (3) Tuaregin the South. The influence made by these languages on the corpus of Jewish surnamesfrom Algeria is small: Jews primarily lived in areas where the Arabic-speakingpopulation was predominant. Only a few names from these territories are based onBerber words. One of them is Zemmour ( רומז )76; compare Kabyle azemmur ‘olive tree’77.The earliest reference to this name comes from the town of Biskra, in the areapopulated by Shawi speakers (16th century) 78, ( ןאלטא ) Atelan. from Kabyle aṭelan

‘Italian’79, seems to originate in the Constantine area. In the same area we also findreferences to the surname Aouat ( טווע , טאווע ), the Berber tribe Aouat, and the village ofOuled Aouat. The surname is related either to this Berber toponym or directly to thetribe name. Amray, known only in the city of Algiers, is derived from the Kabyle wordamray meaning ‘head, director’ 80. The etymology of Ainouz ( זוניע ) is uncertain. Itsearliest references are from Algiers and the region of Constantine. It is unclear whetherthe coincidence between this surname and the male given name ‘Aynuz used by MuslimBerbers in Morocco81 is fortuitous or not. Guerbaz/Guerbas (Algiers) is derived fromgerbas meaning ‘hardened goatskin water bag’ in the vernacular idiom used by thepopulation of Mzab, central Algeria82. This word is surely related to Berber Tamazightagerbuz ‘goatskin’83. However, its exact form, without the initial aand with a differentvowel in the last syllable both indicate that, perhaps, we are dealing with a dialectalArabic word borrowed from Berbers. As a result, the assignment of the surnameGuerbaz to the category of surnames based on Berber idioms is doubtful. Amahoua, alsofrom Algiers, is of unclear origin. Its Berber origin is plausible because its first letterscoincide with the Berber prefix am-. No Tuareg-based Jewish surname is known.

45 Morocco represents the only country in which Berber languages made an important

contribution to the corpus of Jewish surnames. This fact is closely related to the

Hamsa, 3 | 2017

65

Page 67: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

widespread use of these idioms by Muslim population. Even today, after centuries ofArabization, Berbers account for about one half of the population of the country.References to Berber-speaking Jews are known since the Middle Ages. For thousands ofMoroccan Jews, Berber was their vernacular language even at the beginning of the 20th

century. According to one evaluation, in 1912 its Jewish population of Morocco wascomposed of about 77,000 Arabic-speakers, 16,000 speakers of Judeo-Spanish (alsocalled Haketia), and 8,000 Berber-speakers84. However, Jews who spoke Berber languageswere also usually fluent in Arabic and, moreover, for some of them, it was their firstlanguage85. In Morocco, one usually distinguishes three principal Berber idioms: (1)Tarifit (also called Riffian) in the Northeast (Rif Mountains); (2) Tamazight in the mid-eastern provinces (Central Atlas Mountains), and (3) Tashelhit (also called Shilha orChleuh) in the South. Among surrnames based on Tarifit are: Afenjar / Ifenzar( ראזנפיא )> afenjar ‘cup’ 86 and Izerzer ( רזרזי , רזרזא ) > izerzer ‘gazelle ‘87. The followingsurnames are based either on Tamazight or Tashelhit88: Abettan (( ןאטבא > abeṭṭan ‘itemof clothing’, ‘skin’89; Aferiat (( טאיירפא > aferiaḍ ‘hare-lip’; Aharfi (( יפרחא > aḥerfî ‘eatenneat (alone and/or without condiments)’90; Aksas (( סאסכא > aksas ‘sheep with shortcurly wool’91; Aksoul (( לוסכא > singular of akšuln ‘arm muscles’ 92; Amghar ( ראגמא ) >amḡar ‘old man’ 93; Amlal ( לאלמא ) > amlal ‘gazelle’ 94; Amouzig ( גיזומא ) > amaziḡ‘Berber’95; Amsallem ( םלסמא ), perhaps < agent noun based on the verbal root sellem ‘toresign’, ‘to greet’96; Amzallag ( גלזמא ) > agent noun constructed from the verbal rootzleg ‘to make tow ropes’ 97; Aoudai ( יאדוא ) > uday ‘Jew’ 98; Assouline ( ןילוסא ) > asulil

‘rock’99, with a dissimilation of consonants from lil to lin; Azencot ( טוקנזא ) > azenkoḍ,

azenkuḍ ‘gazelle’100; Azeroual ( לאוורזא , לאורזא ) > azerual ‘blue’ (about eyes) 101; Azoulay( יאלוזא ) > azulay ‘frizzy, kinky’102 Ben Mezour ( רוזמ ןב ) > amezzur ‘broom’ 103 + Arabicprefix ben ‘son of’; Benakdar/Ben Akdar (( רדקא ןב > aqeddar ‘potter’ 104 + Arabic prefixben ‘son of’; Bohbot ( טובחוב ) bu ‘man of’ + aḥebbuḍ ‘belly’ 105; Boucidan ( ןאדיסוב ) > bu

šiḍan ‘alluvium’106; Boughanim (( םינאגוב > bu(w)ḡanim ‘flutist’107; Bouzeldou < bu ‘man of’+ zzelḍ ‘poverty, indigence’108; Ellouz ( זולי , זוליא ) < (e)lluz‘almonds’ (collective)109; Ifenzi( יזנפי ) > ifenzy ‘toes’, ‘foot tip’110; Iferghan ( ןאגרפא , ןאגרפי ) < ifergan ‘fences, hedges’111;Melloul ( לולמ ) > word derived from the verbal root mellul ‘to be white’112; Ouddiz < uddiz

‘fist’113; Siksou ( וסכיס , וסקס ) > seksu ‘couscous’114; Tamsout ( תושמת ) > tameššut ‘food’115;Timeztit and its variant Timsit, perhaps < the village of Timstiggit (southwesternMorocco). In the above list, certain surnames are derived from Berber words notdirectly, but via toponyms that in turn are based on these Berber words. It is almostsurely the case of Iferghan and Melloul and can be the case for Assouline and Boucidan.The surname Aflalou ( ולאלפא ) can be derived from the Berber village Afelilou inCentral Atlas or the name of the region of Tafilalet in southeastern Morocco (Berbertafilalt).

46 Surnames like Amsili, Drai, Filali, Roudani, Tedghi, and Zagouri all have toponyms of

Berber origin as their roots. However, all of them end in the Arabic suffix –î designatinginhabitants of the corresponding places. As a result, these surnames should be countedamong those having Arabic (rather than Berber) etymons.

47 Another series of Jewish surnames of Berber origin encompasses those starting with

the patronymic prefix u- ‘son of’ (spelled ou or o n French). All of them originated inMorocco. For one part of these surnames this prefix is placed before the male givenname: Ouanounou ( ונונעאו ) > *’(A)nûnu (diminutive of Emmanuel), Ohamou < Ḥammu,Ouhayoun ( ןויחו ) > Ḥayyûn, Ouahnoun ( ןונחוו ) > Ḥ(a)nûn, Ousday < Ḥasday, Oussadon <Sa‘dûn, and Ouyoussef ( ףסויו ) > Yûsəf. The surname Ohnouna ( אנונחו ) is based on the

Hamsa, 3 | 2017

66

Page 68: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

female given name Ḥ(a)nûna. Ouhanna/Ohana ( אנחוא ) and Ouhnich ( שינחו ) can bederived from either male or female given names starting in Hebrew with נח .

48 The majority of these surnames include Ou- from their inception. However, we cannot

exclude the scenario according to which Ou- was added to an already existing surname.For example, Hayo(u)n ( ןויח ) was commonly used as a given name by Jews in Maghreb.It is composed of the Arabic root ḥayy يح living’ and the Arabic suffix –ûn. Yet, it wasalso a common surname (derived from the given name). Moreover, the forms Hayonand Aben Hayon (Arabic for ‘son of Hayon’) are both attested as Jewish surnames inmedieval Spain. As a result, Ouhayoun/Ohayon does not necessarily mean ‘son ofsomeone whose given name is Hayo(u)n’. It can also represent a secondary surnamemeaning ‘son of someone surnamed Hayo(u)n’116. For Ouakrich, its secondary characteris even more plausible than for Ouhayoun: compare the medieval Iberian Jewishsurname Acrix. The morphologic variation could also take place in the oppositedirection. According to the Algerian civil records, during the 19th century in the city ofBône at least in one family the original form Ouaknine ( ןינקעאו ), with the root ofunclear origin, lost its Berber prefix giving rise to the form Aknine117.

49 In Berber morphology, the prefix u- (singular) / ayt- (plural) is also used to construct

words designating the names of inhabitants of various places. A group of surnameswith u-derived from toponyms includes those coming from the following regions ofMorocco: (1) southwestern: Outguergoust ( תשוגרגתוו ) > the village of Taguergoust,Outmezguine ( ןיגזמתוו ) > the village of Timzghouine, and Outmezguit ( תיגזמתוו ) > thevillage of Timzguida, (2) southeastern: Ouizman ( ןאמזיו ), perhaps < the tribal area of AïtIsmen, and (3) central: Ouizgane ( ןאגזיוו ) > the tribal area of Aït Ouizgane.

50 The surname Ouakrat ( טארקאו ) also seems to start with the same Berber prefix. It can

be an occupational name derived from the Berber word aqraḍ ‘slicing, chopping,carving’118.

51 All the above surnames starting in O(u)- appeared in the communities whose vernacular

idiom was Berber. In these cases, the linguistic origin of the given names, toponyms,and primary surnames in question is irrelevant. For example, Jews and Muslims calledYoussef lived in the Berber-speaking communities. As a result, one can consider thatthis given name was a Berber borrowing from Arabic. In Arabic, /yûsəf/ (the phonetictranscription of Youssef) represents the vernacular form of Classical Arabic yûsuf thatin turn is derived from the biblical Joseph, of Hebrew origin. Yet, the surnameOuyoussef is just Berber. The Arabic and the ultimate Hebrew origins of the given nameon which this surname is based are pre-historical for it.

52 The age of numerous surnames having Berber morphologic elements is uncertain. The

oldest known references are: (1) circa 1500: Abouzaglou, Azoulay, and Ben Akdar; (2)16th century: Assouline and Zemmour; (3) 16 th -17th centuries: Ben Ifenzi, Ohana, andZemmour; (4) 17th century: Aflalo, Ainouz, Amzallag, Azeroual, Ben Amouzig, andBoucidan, and (5) 17th -18th centuries: Azencot, Bohbot, Melloul, Ouyoussef (as a part ofthe double surname Ben David Ouyoussef), and Tamsout119.

53 A number of surnames of Berber origin including Aflalo, Amzallag, Assouline,

Outguergoust, Outmezguine, Tamsout, Timsit, and Timeztit seem to be exclusivelyJewish. Moreover, these names can, in theory, be monogenetic.

Hamsa, 3 | 2017

67

Page 69: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

6.2 Linguistic characteristics of the Berber-based surnames

54 Several morphologic peculiarities of Berber idioms help identifying names of Berber

origin. A large majority of Berber masculine nouns starts with a vowel: most often /a/.Those starting with /i/ are less common, while those in /u/ are unusual. Examples:Abettan, Aferiat, Aherfi, Amghar, Assouline, Azeroual, Azoulay, and, possibly, Aflalo.Forms starting in a consonant—like seksu [Siksou] are rare. However, in certain cases,the initial vowel was lost giving rise to other forms starting with a consonant as theaforementioned Zemmour, from azemmur ‘olive tree’. The feminine nouns always startin /t/ and most often also end in /t/ too. The diminutive forms of masculine nouns arealso constructed following the same pattern: the addition of /t/ at the beginning andthe end of the noun. Names like Tamsot and Timeztit are related to one of these twopatterns: feminine or diminutive. The addition of the prefix am represents one of themain methods of constructing Berber nouns based on verbs. Amzallag, Amsellem, andAmahoua can be related to this pattern. If the singular masculine form starts in /a/, theplural usually changes the initial vowel to /i/ and includes an additional suffix –en or –an. The name Iferghan is a typical illustration of that pattern. It coincides with theBerber word meaning ‘fences’ (singular afrag).

55 A series of names such as Boughanem ‘flutist’ (literally: ‘man of flute’, from aḡanim

‘flute’), Bou Habout ‘big eater’ (literally: ‘man of belly’), and Bouzeldou ‘man of poverty’illustrate the morphologic borrowing by Berber of the Arabic vernacular prefix bû ‘manof’ (literally: ‘father of’). On the surface, the surname Bouzaglou ( ולגאזוב ) seems tobelong to the same series. Indeed, az(z)aglu means ‘yoke’ in several Berber idioms 120.However, this word was borrowed from Berber to the Moroccan dialect of Arabic whereit is pronounced zâglu121. Moreover, we find the surname variant Abouzaglou( ולגאזובא ,known already in the 15 th century), while nothing indicates that the fullform abû was at some moment a loanword in Berber. The Arabic vernacular form (a)bu-

zâglu also fits all known forms of the surname (including the above Hebrew spellings)much better than the Berber bu(az)zaglu. As a result, most likely, the direct etymon forthis surname was Arabic rather than Berber.

56 Another example of borrowing from Berber to the Arabic dialect in Morocco of

examples is /səkso/ سكسك ’ couscous’122. As a result, in theory, this word could be thedirect etymon for the surname Siksou, though nothing precludes the direct Berberorigin of this surname. The borrowing in the opposite direction existed as well. Forexample, the Berber ellouz‘almond’ (the etymon of the surname Ellouz) comes fromArabic al-lûz زولا ‘the almond’.

57 In Aferiat, Azencot, Bohbot, and Ouakrat we find the final ‘t’ in French spelling and tet

in Hebrew in place where the Berber etymon has /ḍ/. This devoicing is related to a (ט)distinctive feature of the Judeo-Arabic pronunciation in Morocco: the /ṭ/-pronunciation (as for the Arabic letter ṭâ’) instead of /ḍ/ (valid in other Judeo-Arabicdialects for both ḍâd and ẓâ’)123.

Hamsa, 3 | 2017

68

Page 70: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

7. Berber-based names and the history of Jews inMaghreb

7.1 Names and the theory of JUDEO-BERBERS

58 The Jewish given names and surnames of Berber origin discussed in sections 5 and 6

provide no corroboration for the theory of JUDEO-BERBERS. On the one hand, they aresimply irrelevant for the question of the possible existence of Judaized Berbers beforethe arrival of Arabs. On the other hand, the influence of the Berber idioms to thecorpus of Jewish names in Maghreb can be easily explained by factors other than theputative genetic link between Jews who lived in North Africa in modern times and theJewish Berber tribes that could exist in the Early Middle Ages. The surnames of Jews inNorth Africa evolved on a natural basis, with the gradual transformation of familynicknames or sobriquets into hereditary family names124. In this context, the languageon which a surname is based just indicates what was the vernacular (mainly) or cultural(rarely) idiom of either its first bearer or the person who assigned the nickname to thefirst bearer. According to the information available to us, Jews in North Africa used astheir first language the idiom based on the vernacular of the local Gentile population,that is, depending on the region, Arabic, Berber, or Judeo-Spanish (Haketia). As a result,it is quite normal that the Jewish surnames created in Maghreb are either of Arabic orof Berber origin. Haketia, the vernacular language of Jews in northernmost Morocco,seems to make no contribution to the corpus of Jewish surnames in North Africa. Theancestors of these Jews came to Morocco from the medieval Iberia already withsurnames.

59 Goldberg provides several other arguments against the inappropriate use of names by

proponents of the theory of JUDEO-BERBERS125. Firstly, from the point of view of socialpsychology, it is clear that Judaized individuals and groups would attempt to alter theiroriginal names, or take on new “Jewish” names in order to “forget” their earlieridentity and to claim links relevant to their new social status. Secondly, some Jewscould acquire the name of their Berber lord or the Berber tribe that protected/ownedthem. Thirdly, surnames derived from Berber toponyms just attest about the Jewishmigrations between various areas. Moreover, these toponymic surnames can indicatenot only the places of origin, but also those of some (business) connections of their firstbearers126.

60 A consideration of surnames and given names used by Jews in areas where the Muslim

majority is Berber-speaking can also be useful in the discussion of the theory of JUDEO-BERBERS.

61 The medieval Jewish inscriptions from the area of the Nafusa Mountains include no

surnames. The given names mentioned in them are mainly Hebrew though severalnames of Arabic origin are known as well: male ‘Ayâd ( דאיע ),Tamâm ( םאמת ), andMarzûq ( קוזרמ ), and female Ḥasâna ( הנסח )127. In the town of Gharian (area of NafusaMountains, Libya), in mid-20th century three surnames covered 86 percent of all localJews: Ḡwîta‘, Ḥajjâj, and Ḥasân128. All three surnames are based on Arabic words.Doubtless Berber-based names are known for neither medieval, nor modern periods.

62 Rabbinical responsa from the 16 th century make reference to the following surnames:

*Messalati ( יתלאסמ ) in the region of Mzab, al-Ḥâmî ( ימאחלא ’), Adda ( אדע ), and Abî Sdîd

Hamsa, 3 | 2017

69

Page 71: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

( דידס יבא ), all three in Touggourt, a Saharan town situated not far from Mzab129. Allthese surnames are of Arabic and not Berber origin. In Ghardaïa, the largest town of theregion of Mzab in central Algeria, before the end of the 19th century (when the Saharanarea was annexed by France), local Jews lived in a relative isolation from other Jewishcommunities and were characterized by a strong endogamy. As a result, during the firsthalf of the 20th century, a large majority of the community members were bearing oneof the following surnames: Sellam, Partouche, Attia, Chekroun, Sebban, Elbaz, Lahyani,Meslati, Cohana, and Zenou. But for the obscure name Cohana, all others clearlyoriginated in other areas. Meslati (a variant of the above *Messalati) clearly came fromthe town of Msallata (northwestern Libya). However, the majority of families seem tooriginate in Morocco. Indeed: (1) this origin is documented for rabbis Attia, Elbaz, andLahyani130; (2) the Moroccan origin of Zenou (the only name in the list that can be ofultimate Berber origin being related to the given name used by Berbers) and Chekrounfollows from the comparative analysis of references to the variants of these surnamesin the Maghreb; (3) the oldest known references to Sebban are also from Morocco; (4)the ancestors of Partouche came from Spain to Morocco bearing the name Sasportas131.

63 For southernmost Morocco, we have lists of several dozens of surnames used by local

Jews during the 19th century and the first half of the 20th century in Ifrane Anti-Atlas132

and Iligh133. In the first community, among the 22 surnames, Aferiat, Boughanim,Iferghan, Ohayon, and, possibly, Knafou are of Berber origin. In Iligh, the list of 32surnames includes four for which the Berber origin is certain (Amzallag, Azoulay,Iferghan, and Ohayon), and two for which it is possible (Aflalo and Knafou). All othersurnames are either Arabic (mainly) or Hebrew (few). Moreover, in both places Jewsspoke between them (Judeo-)Arabic using the Berber Tashelhit idiom only in theircontacts with local Muslims134. In oldest known tombstone inscriptions from Ifrane wefind references to the following non-Hebrew given names (some of which are present inpatronymics): male ‘Azzûz, Makhlûf, Mas‘ûd, Maymûn, Mîmûn, Mûsâ, Wâ‘îsh and Ya‘îsh,female Saʕîda, all of Arabic origin; (2) male Isu, ‘Abbu and Mûmu, representingdiminutives that follow the Berber patterns known among Arabs too (the last twoappear as second names and can actually be not patronymics, but last elements ofsurnames Bən ‘Abbu and Bən Mûmu, both starting with the Arabic prefix meaning ‘sonof’). The list also includes a number of surnames. In addition to aforementioned Aferiat,Ohayon, and Knafou, as well as several Arabic surnames (Chriki, Sebag), all still in usein the same town in the 20th century, we also find Ben Amgar, in which the Arabicpatronymic prefix is placed before the Berber Amḡar, and Arabic Siboni135.

64 The above data indicate that a large portion of Jews who lived in modern times in

Berber-speaking areas actually descended from migrants from the Arabic-speakingregions. In other words, they show a trend that is opposite to that taken for granted bythe proponents of the theory of JUDEO-BERBERS.

65 A very small percentage of surnames of Berber origin used by Jews in Maghreb in

comparison to that covered by names of Arabic origin cannot be considered a validargument against the concept of JUDEO-BERBERS. Indeed, the notion of hereditaryfamily names is relatively young: generally speaking, very few surnames created inMaghreb are known before the 16th century. As indicated in section 6.1, oldestreferences to Berber-based surnames also date from the 16th -17 th centuries only. Inother words, surnames are many centuries younger than the historical period directlyconcerned by the theory of JUDEO-BERBERS.

Hamsa, 3 | 2017

70

Page 72: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

66 The absence of the Berber substratum in the domain of given names is much more

important from the historical point of view. In contrast to surnames, individual namesassigned to babies at their birth have always existed. As a result, for various Jewishgroups their corpus is usually cumulative. The oldest layer is biblical. The second layeris post-biblical Hebrew and Aramaic. The following layers correspond to various othervernacular languages used by the ancestors. For example, for Ashkenazi Jews inWestern Europe the German/Yiddish layer is preceded in time by the group ofRomance given names, substratal for Western Yiddish, based on the vernacularlanguage(s) the ancestors of these Jews spoke before shifting to the Germanbasedidiom. In the corpus of Yiddish given names in Eastern Europe, we find a significant OldCzech and a tiny East Slavic substrata, both based on the everyday languages one partof the ancestors of local Jews spoke before shifting to Yiddish136. Yet, as discussed insection 5 no Berber substratum can be discerned for the corpus of Jewish given namesin Maghreb. This result makes implausible not only the second position of the theory ofJUDEO-BERBERS, but even a more general scenario according to which the ancestors ofmodern North African Jews (proselytes or not) were Berber-speaking. The absence ofany Berber linguistic substratum in Judeo-Arabic dialects of Maghreb137 points to thesame direction.

7.2 Linguistic origin of names and their age

67 Certain authors who wrote about Jewish onomastics in Maghreb were characterized by

the general linear vision regarding links between the age of surnames and thelanguages on which they are based. The surnames derived from Hebrew and Aramaicwould be the oldest ones. Some of them would appear in biblical times, other developedin Palestine during the following centuries. To this specifically Jewish substratum, thenames related to the Berber language are said to be added when Jewish migrants cameto North Africa before the Arabic invasion of this area. The names drawn from Arabicwould be older than those derived from Spanish and Portuguese that, in turn, mainlyappeared in the Maghreb during the 14th -15th centuries. Such a concept dominates Part2 of Laredo’s book. Its general aspects are also shared by Tolédano138 who describes thechronology of various linguistic strata of surnames in the following order: Hebrew-Aramaic, Punic, Berber, Arabic, Spanish and Portuguese139. Actually, no globalcorrelation between the age of a surname and the language of its etymon can bepostulated. A majority of surnames created in Maghreb are based on a single language:Arabic.

68 A much smaller number of surnames are due to Berber languages. All other languages

are really marginal. The difference between Arabic and Berber names is primarilygeographic: as discussed above, but for rare exceptions, the latter are limited toMorocco. No information is available to us that would suggest that Berber names areolder than the Arabic ones. We have no evidence that before the Arabic invasion ofNorth Africa the local population, Jewish or non-Jewish (Berber), was using hereditaryfamily names. Since Berber was spoken in large areas of Morocco and Algeria well afterthe invasion and is still used as a vernacular language today, Jews could have acquiredtheir surnames of Berber origin much more recently.

Hamsa, 3 | 2017

71

Page 73: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

8. Conclusion

69 During the 20th century, a number of authors who wrote about the history of Jews in

Maghreb adhered to the theory of JUDEO-BERBERS. The two major postulates of thistheory are: (1) numerous Berber tribes adhered to Judaism before the Arabic invasionto Maghreb during the 8th century; (2) Jews who lived in Maghreb during the lastcenturies partly descend from these Berber proselytes.

70 The information present in this article shows that the Berber origin of one given name

and several dozens of Jewish surnames from Morocco, as well as a few surnames ineastern Algeria is doubtless. Yet, the geography of these Berber-based names used byJews perfectly fits the geography of the settlement of the Berber-speaking Muslimpopulation groups in North Africa. We also know that in modern period Jews lived inthe territories in question. As a result, these names appeared in the Jewishcommunities that used a Berber idiom as their vernacular language. Nothing indicatesthat these surnames existed already in the Middle Ages. All onomastic argumentssuggested by proponents of the theory of JUDEO-BERBERS attempting to link thesenames—and numerous others, actually unrelated to Berbers—to the Berber proselytesto Judaism are untenable.

71 This article does not state that both major positions of the theory of JUDEO-BERBERS

are false. Actually any of them or even both can be accurate. This text refutes theonomastic arguments considered by various authors as “corroborations” of this theory.Today our knowledge concerning the first position of this theory is not significantlyricher than the information known to Ibn Khaldûn during the 14th century. Indeed, nohistorical, archeological, linguistic, or onomastic elements have been discovered sincehis time that would corroborate or refute the existence in the seventh century of, atleast, seven tribes of Judaized Berbers in North Africa as well as the exact names of thetribes in question. The second position of the theory of JUDEO-BERBERS stays purelyspeculative. No information in our possession allows asserting that some Berberproselytes to Judaism should be or not be counted among the ancestors of Jews wholived in Maghreb during the last centuries. Yet, the consideration of the corpus of givennames and the linguistic features of Judeo-Arabic dialects shows the absence of theBerber substrata in this corpus and the idioms in question. This factor makes highlyimplausible the idea about the genetic contribution of the Berber-speaking ancestors,proselytes or not, being significant for the Judeo-Arabic speaking Jews who lived inmodern times in North Africa.

BIBLIOGRAFIA

ABBOU, Isaac D., Musulmans andalous et judéo-espagnols, Casablanca, Antar, 1953.

Hamsa, 3 | 2017

72

Page 74: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

AYOUN, Richard, “Les Judéo-berbères entre mythe et réalité”, in About the Berbers – history,

language, culture and socio-economic conditions, ed. Bo Isaksson and Marianna Laanatza, Upssala,

Upssala Universitet, 2004, pp. 74-88.

BEIDER, Alexander, A Dictionary of Jewish Surnames from the Mediterranean Region. Vol. 1: Maghreb,

Gibraltar, and Malta, New Haven, Avotaynu Inc., 2017.

BEIDER, Alexander, Origins of Yiddish Dialects, Oxford, Oxford University Press, 2015.

BRESC, Henri, Arabes de langue, juifs de religion: l'évolution du judaïsme sicilien dans l'environnement

latin, XIIe-XVe siècles, Paris, Bouchène, 2001.

BRIGGS, Lloyd Cabot, GUÈDE, Norina Lami, No more forever: a Saharan Jewish town, Cambridge,

Peabody Museum, 1964.

BRUNOT, Louis, MALKA, Elie, Textes judéo-arabes de Fès, Rabat, Typo-litho École du Livre, 1939.

CALLASANTI-MOTYLINSKI, Adolphe de, Le Djebel Nefousa. Transcription, traduction française et notes

avec une étude grammaticale, Paris, Ernest Leroux, 1898.

CAZÈS, Davis, Essai sur l’histoire des israélites de Tunisie, Paris, A. Durlacher, 1888.

CHOURAQUI, André, Marche vers l’occident: Les Juifs d’Afrique du Nord, Paris, PUF, 1952.

COHEN, David, Le parler arabe des juifs de Tunis. Vol. 1: Textes et documents linguistiques et

ethnographiques, The Hague-Paris, Mouton, 1964.

COHEN, Mordecai, Higgid Mordecaï (ed. Harvey E. Goldberg), Jerusalem, Ben Zvi Institute, 1981.

COLIN, Georges Séraphin, Arabe marocain, Aix-en-Provence, Edisud, 1999.

CORCOS, David, Studies in the history of the Jews of Morocco, Jerusalem, R. Mass, 1976.

DALLET, Jean-Marie, Dictionnaire kabyle-français, Paris, Selaf, 1982.

DESPOIS, Jean, Le Djebel Nefousa (Tripolitaine), étude géographique, Paris, Larose, 1935.

DESTAING, Edmond, Dictionnaire français-berbère (dialecte des Beni-Snous), Paris, E. Leroux, 1914.

DESTAING, Edmond, Etude sur la Tachelḥît de Soûs -Vocabulaire français-berbère, Paris, E. Leroux,

1920.

DIANOUX, Hugues Jean de, "Remarques à propos de l’origine apparemment berbère des noms de

familles juives d’Afrique du Nord", in Juifs et judaïsme en Afrique du Nord dans l’antiquité et le haut

Moyen-Âge, ed. Carol Lancu and Jean-Marie Lassère, Montpellier, Centre de Recherches et

d’Études Juives et Hébraïques, 1985, pp. 103-111.

DRAY, Maurice, Dictionnaire français-berbère – Dialecte de Ntifa, Paris, L’Harmattan, 1998.

DURAN, Simon ben Ṣemaḥ, Tashbaṣ I-III, Amsterdam, 1738-1739.

EISENBETH, Maurice, Les Juifs de l'Afrique du Nord – Démographie et onomastique, Algiers, 1936.

GAUTIER, Emile-Félix, Le passé de l’Afrique du Nord: Les siècles obscurs, Paris, Payot, 1964.

GOLDBERG, Harvey E., "Patronymic groups in a Tripolitanian Jewish village: reconstruction and

interpretation", Jewish Journal of Sociology 9 (1967), pp. 209-226.

GOLDBERG, Harvey E., "The social context of North African Jewish patronyms", Folklore Research

Center Studies 3 (1972), pp. 245-258.

HAMET, Ismaël, Les Juifs du nord de l'Afrique (noms et surnoms), Paris, Société d'Éditions

Géographiques, Maritimes et Coloniales, 1928.

Hamsa, 3 | 2017

73

Page 75: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

HAYOUN, Victor, "Jewish names, surnames, and nickname of Nabeul, Tunisia", in Pleasant are

their names. Jewish names in the Sephardi diaspora, ed. Aaron Demsky, Bethesda, University Press of

Maryland, 2010, pp. 176-178.

HIRSCHBERG, Haim Zeev, "The problem of the Judaized Berbers", Journal of African History 4

(1963), pp. 313-339.

IBÁÑEZ, Esteban, Diccionario Rifeño-Español, Madrid, Instituto de Estudios Africanos, 1949.

IBN KHALDOUN, Histoire des Berbères et des dynasties musulmanes de l’Afrique Septentrionale, Algiers,

Imprimerie du Gouvernement, 1852.

JORDAN, Antoine, Dictionnaire berbère-français (dialectes techelhit), Rabat, Omnia, 1934.

LAREDO, Abraham I., Les noms des juifs du Maroc – Essai d'onomastique judéo-marocaine, Madrid,

Instituto Benito Arias Montano, 1978.

LÉVY, Simon, Parlers arabes des Juifs du Maroc. Histoire, sociolinguistique et géographie générale,

Zaragoza: Instituto de Estudios Islámicos y del Oriente Próximo, 2009.

MARCIANO, Eliahou, Les sages d'Algérie: dictionnaire encyclopédique des sages et rabbins d'Algérie, du

haut moyen-âge à nos jours, Marseille, IMMAJ, 2002.

MARTY, Paul, "Folklore tunisien. L’onomastique des noms propres de personnes", Revue des

études islamiques 4 (1936), pp. 363-432.

MONTEIL, Vincent, "Les Juifs d'Ifrane (Anti-Atlas Marocain)", Hespéris - Archives berbères et

builletin de l’Institut des Hautes-Etudes Marocaines 35 (1948), pp. 151-162.

NAIM, Joseph ben, Malkhei Rabbanan, Jerusalem, Abecassis, 1931.

PASCON, Paul, SCHROETER, Daniel, "Le cimetière juif d’Iligh (1751-1955). Etude des épitaphes

comme documents d’histoire sociale", Revue de l’Occident musulman et de la Méditeraanée 34 (1982),

pp. 39-62.

PÉREZ I PONS, Eduard (ed.), Fonts pera l'estudi de la comunitat jueva de Mallorca: regesta i bibliografia,

Barcelona, PPU, 2005.

PREMARE, Alfred Louis de et al., Langue et culture marocaines - Dictionnaire arabe-français, 12 vols,

Paris, L’Harmattan, 1993-1999.

SCHIMMEL, Annemarie, Islamic Names. Edinburgh, Edinburgh University Press, 1995.

SCHROETER, Daniel J., "La découverte des juifs berbères", in Relations Judéo-Musulmanes au Maroc:

perceptions et réalités, ed. Michel Abitbol, Paris, Stavit, 1997, pp. 169-187.

SEBAG, Paul, Les noms des juifs de Tunisie. Origine et significations, Paris, l'Harmattan, 2002.

SEGONZAC, René de, Voyages au Maroc (1899-1901), Paris, A. Colin, 1903.

SLOUSCHZ, Nahum, Hébræo-phéniciens et Judéo-Berbères. Introduction à l’histoire des juifs et du

judaïsme en Afrique, Paris, Ernest Leroux, 1908.

SLOUSCHZ, Nahum, Travels in North Africa, Philadelphia, The Jewish Publication Society of

America, 1927.

SLOUSCHZ, Nahum, Un voyage d’études juives en en Afrique, Paris, C. Klincksieck, 1909.

TAÏEB, Jacques, "Juifs du Maghreb: onomastique et langue, une composante berbère?", in

Encyclopédie Berbère, 26, Aix-en-Provence, Edisud, 2004, pp. 3969-3975.

Hamsa, 3 | 2017

74

Page 76: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

TAÏFI, Miloud, Dictionnaire tamazight-français (parlers du Maroc central), Paris, L’Harmattan-Awal,

1991.

TALBI, Mohamed, "Un nouveau fragment de l'histoire de l'Occident musulman, 62-196 / 682-812,

L'épopée d'Al Kahina", Cahiers de Tunisie 19.73-74 (1971), pp. 19-52.

TAVARES, Maria J. P. Ferro, Os judeus em Portugal no século XV, vol. 2, Lisboa, Universidade Nova de

Lisboa, 1984.

TOLÉDANO, Joseph, Une histoire des familles – Les noms de famille des juifs d'Afrique du Nord: Maroc,

Algérie, Tunisie; des origines à nos jours, Jerusalem, Ramtol, 1998.

TOLEDANO, Jacob Moses, Ner ha-Ma‘arav, Jerusalem, Lunz, 1911.

WEHR, Hans, A Dictionary of modern written Arabic, Ithaca, Spoken Language Services, 1976.

WEXLER, Paul, The Non-Jewish origins of the Sephardic Jews, Albany, State University of New York,

1996.

NOTAS

1. About some of these aspects see Daniel J. Schroeter, "La découverte des juifs berbères", in

Relations Judéo-Musulmanes au Maroc: perceptions et réalités, ed. Michel Abitbol, Paris, Stavit, 1997,

pp. 169-187.

2. The most detailed scientific discussion of the historical aspects of the issue of JUDEO-BERBERS

appears in Haim Zeev Hirschberg, "The problem of the Judaized Berbers", Journal of African History

4 (1963), p. 313- 339. The following quotes from medieval Arabic authors are taken from his text

(p. 314-315).

3. The classical French translation of this passage by de Slane (Ibn Khaldoun [Ibn Khaldûn],

Histoire des Berbères et des dynasties musulmanes de l’Afrique Septentrionale, Algiers, Imprimerie du

Gouvernement, 1852, vol.1, pp. 208-209) is inexact. It omits the expression “it is possible” (see

Mohamed Talbi, "Un nouveau fragment de l'histoire de l'Occident musulman, 62-196 / 682-812,

L'épopée d'Al Kahina", Cahiers de Tunisie 19 (1971), 73-74, p. 42).

4. See Ibn Khaldoun, Histoire..., vol. 1, p. 198, 208, 213-214, 340-342 about Al-Kâhina, and p.

207-209, 211, 215 about Christian and pagan Berbers.

5. Nahum Slouschz, Hébræo-phéniciens et Judéo-Berbères. Introduction à l’histoire des juifs et du

judaïsme en Afrique, Paris, Ernest Leroux, 1908, p. 339, 340, 354.

6. Richard Ayoun (“Les Judéo-berbères entre mythe et réalité,” About the Berbers – history,

language, culture and socio-economic conditions (ed. Bo Isaksson and Marianna Laanatza), Upssala,

Upssala Universitet, 2004, pp. 74-88) accurately indicates the absence of any reliable source

confirming the historicity of Al-Kâhina. Yet, he makes the same misinterpretation as Slouschz

stating that Ibn Khaldûn indicates the Jewish religion professed by Al-Kâhina

7. See M. Talbi, "Un nouveau fragment...”, p. 42.

8. One can also note that Ibn Khaldûn (Histoire..., vol. 1, p. 177) quotes the Arabic geographer Al-

Bakri (11th century) who asserted that Berber people were originally chased from Syria by Jews.

As pointed above, links to Syria and “powerful Jews” also appear in the aforementioned sentence

where Ibn Khaldûn discusses the origins of Judaism among Berbers. If to this observation we add

the fact that this author describes the genealogy of Berbers in a style similar to biblical

genealogies and making regular references to the biblical text (compare Ibn Khaldûn, Histoire...,

vol. 1, pp. 169-179), one cannot exclude the possibility that the whole Jewish connection of

Berbers was introduced by this author for symbolic reasons.

Hamsa, 3 | 2017

75

Page 77: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

9. Compare, for example, Hans Wehr, A Dictionary of modern written Arabic, Ithaca, Spoken

Language Services, 1976, p. 844. The same translation also appears in the footnote to the text by

Ibn Khaldûn made by the French translator de Slane (Ibn Khaldoun, Histoire..., vol. 1, p. 340)

where the Hebrew word Cohen is also mentioned. According to the quotes he provides, Slouschz

used the same edition of the book by Ibn Khaldûn and consequently he could not overlook the

footnote in question. Clearly, he ignored the direct Arabic explanation that was not fitting his

own theory. The approach by Emile-Félix Gautier (Le passé de l’Afrique du Nord: Les siècles obscurs,

Paris, Payot, 1964, pp. 210-211, 256) is similar enough. He (incorrectly) states that “Kahena”

means ‘female priest’ in Arabic, Hebrew, and Punic, favors the Hebrew derivation and proclaims

that the link between the Zenata Berber group (to which belonged Jarâwa) and the Judaism is

undeniable. Actually, the Arabic ‘soothsayer’ and the Hebrew ןהכ ( ◌Cohen) ‘priest’ are two

independent words. Yet, the coincidence between their three consonants is not totally fortuitous:

Arabic and Hebrew are related Semitic languages and the words in question are based on cognate

roots.

10. See N. Slouschz, Hébræo-phéniciens..., pp. 449-451 and Nahum Slouschz, Un voyage d’études

juives en en Afrique, Paris, C. Klincksieck, 1909, p. 13.

11. Ibn Khaldûn Histoire..., vol.1, p. 209, 215.

12. N. Slouschz, Hébræo-phéniciens..., p. 412-447

13. Davis Cazès, Essai sur l’histoire des israélites de Tunisie, Paris, A. Durlacher, 1888, p. 169-179.

14. N. Slouschz, Hébræo-phéniciens...

15. Among them are Hamet (Les Juifs...), Eisenbeth (Les Juifs...), and Tolédano (Une histoire...) (see

section 4).

16. Paul Sebag, Les noms des juifs de Tunisie. Origine et significations, Paris, l'Harmattan, 2002.

17. D. Cazès, Essai..., p. 175.

18. The comparison of the two sources yields the following results: (1) 58 names appear in both

lists, (2) 10 names listed by Cazès are not present in the list by Slouschz, (3) 13 names listed by

Slouschz appear in other lists given by Cazès (Essai..., pp. 175-178), that is, among surnames

whose etymology was clear to the author, and (4) only three surnames in the list by Slouschz

(Arbib, Lalo, and Nefoussi) seem to be absent from the book by Cazès. Arbib and Lalou (equivalent

to Lalo) appear in other sources from Tunisia. The “rigor” of the scholarship of the list provided

by Slouschz can also be gauged by the fact that it includes an important number of spelling

errors in comparison to the text by Cazès including Dania < the original form Dana, Fregoui <

Fregoua, Messari < Messas, Metoch < Mettodi, Ouzani < Ouzan, Saied < Souid, Serous < Serour,

Schoui < Stioui, Sinourf < Sinouf, Sir < Sis, Sitrouq < Sitrouk, Toubiani < Toubiana, and Zerousi <

Zerouk.

19. Isaac D. Abbou, Musulmans andalous et judéo-espagnols, Casablanca, Antar, 1953, p. 391

20. Compare Adolphe de Callasanti-Motylinski, Le Djebel Nefousa. Transcription, traduction française

et notes avec une étude grammaticale, Paris, Ernest Leroux, 1898, pp. 117-120 and Jean Despois, Le

Djebel Nefousa (Tripolitaine), étude géographique, Paris, Larose, 1935.

21. Mordecai Cohen, Higgid Mordecaï (ed. Harvey E. Goldberg), Jerusalem, Ben Zvi Institute, 1981,

p. 224.

22. Eduard Pérez i Pons (ed.), Fonts pera l'estudi de la comunitat jueva de Mallorca: regesta i

bibliografia, Barcelona, PPU, 2005, p. 196.

23. Simon ben Ṣemaḥ Duran, Tashbaṣ I-III, Amsterdam, 1738/1739, n° I.21

24. Henri Bresc, Arabes de langue, juifs de religion: l'évolution du judaïsme sicilien dans l'environnement

latin, XIIe-XVe siècles, Paris, Bouchène, 2001, p. 87, 289, 44, 151

25. Paul Wexler (The Non-Jewish origins of the Sephardic Jews, Albany, State University of New York,

1996, p. 127) misuses the medieval Iberian reference to a Jew called Nafuci as “evidence” about

the Berber origin of certain Spanish Jews.

Hamsa, 3 | 2017

76

Page 78: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

26. N. Slouschz, Un voyage..., p. 12, see also Nahum Slouschz, Travels in North Africa, Philadelphia,

The Jewish Publication Society of America, 1927, p. 224

27. Ismaël Hamet , Les Juifs du nord de l'Afrique (noms et surnoms), Paris, Société d'Éditions

Géographiques, Maritimes et Coloniales, 1928.

28. All other authors whose works are discussed below in this section actually took almost all the

correct Berber connections and explanations from his book.

29. I. Hamet, Les Juifs du nord de l'Afrique…, p. 14.

30. The surname and its spelling variants appear in Jewish sources as ץנאהרב M. Cohen, Higgid...,

p. 229) and ץנהראב (tombstone inscription from the Borgel cemetery of Tunis), both with

internal he (ה) and the final tsadi (ץ). The same two letters are also present in the earliest

reference in Maghreb to a variant of this surname in question: ץינהארבלא (* Albaranes) appears

among the leaders of the community of expellees from Spain to Fez (1494) (Jacob Moses

Toledano, Ner ha-Ma‘arav, Jerusalem, Lunz, 1911, p. 78). We find no equivalent to these two

sounds in branes, the Berber Tamazight name for the tribe in question.

31. I. Hamet, Les Juifs du nord de l'Afrique…, p. 4-6

32. Maurice Eisenbeth, Les Juifs de l'Afrique du Nord – Démographie et onomastique, Algiers, 1936.

33. M. Eisenbeth, Les Juifs de l'Afrique du Nord…, p. 72.

34. About the directions of migrations of Jews between various countries of Maghreb see:

Alexander Beider, A dictionary of Jewish surnames from the Mediterranean region, vol.1: Maghreb,

Gibraltar, and Malta, New Haven, Avotaynu Inc., 2017, p. 84-98

35. See exact references to these given names in the corresponding entries of: A. Beider, A

dictionary….

36. It is not necessarily derived from the word meaning ‘lamb’ (see A. Beider, A dictionary…, p.

308).

37. M. Eisenbeth (Les Juifs..., p. 124) seems to be the first to suggest the Berber origin for the

surname Ergas; compare Berber Kabyle arḡaz ‘man’ (Jean-Marie Dallet, Dictionnaire kabyle-français,

Paris, Selaf, 1982, p. 715). This etymology is regularly cited by other authors. Yet, the Berber

connection is highly implausible: we deal with a fortuitous phonetic coincidence. In Maghreb,

Ergas is known as a Jewish surname only in the city of Tunis and, more precisely, in the

community formed by migrants from Italy. Earliest references date from the end of the 17th

century. Their text indicates explicitly that bearers of the surname Ergas originate from the city

of Livorno. Outside of Livorno, Ergas is commonly found in various other communities formed by

former Crypto-Jewish migrants from Portugal and Spain including Amsterdam, Hamburg, and

London, sometimes in combination with typical Iberian Christian surnames (Gomes Ergas, Ergas

Henriquez). These references exclude the possibility of the Berber origin: the surname is clearly

of ultimate Iberian origin. Note also references to the Jewish bearers of the surname Ergas in

15th -century Portugal (see Maria J. P. Ferro Tavares, Os judeus em Portugal no século XV, vol. 2,

Lisbon, Universidade Nova de Lisboa, 1984, p. 57, 145, 242, 288).

38. André Chouraqui, Marche vers l’occident: Les Juifs d’Afrique du Nord, Paris, PUF, 1952, p. 132.

39. David Cohen, Le parler arabe des juifs de Tunis. Vol. 1: Textes et documents linguistiques et

ethnographiques, The Hague-Paris, Mouton, 1964, p. 1.

40. Abraham I. Laredo. Les noms des juifs du Maroc – Essai d'onomastique judéo-marocaine, Madrid,

Instituto Benito Arias Montano, 1978, p. 84-86.

41. About the age of Jewish surnames in Maghreb see A. Beider, A dictionary..., p. 57-84.

42. Jean-Frédéric Schaub, Les Juifs du roi d'Espagne (Oran 1509-1669), Paris, Hachette Littératures,

1999, p. 222; J. M. Toledano, Ner..., p. 124.

43. Joseph Ben Naim, Malkhei Rabbanan, Jerusalem, Abecassis, 1931, p. 29.

44. A. I. Laredo, Les noms des juifs du Maroc…, p. 171-172.

45. Hugues Jean de Dianoux,"Remarques à propos de l’origine apparemment berbère des noms de

familles juives d’Afrique du Nord", in Juifs et judaïsme en Afrique du Nord dans l’antiquité et le haut

Hamsa, 3 | 2017

77

Page 79: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

Moyen-Âge, ed. Carol Lancu and Jean-Marie Lassère, Montpellier, Centre de Recherches et

d’Études Juives et Hébraïques, 1985, p. 103-111.

46. Joseph Tolédano, Une histoire des familles – Les noms de famille des juifs d'Afrique du Nord: Maroc,

Algérie, Tunisie; des origines à nos jours, Jerusalem, Ramtol, 1998.

47. Jacques Taïeb, "Juifs du Maghreb: onomastique et langue, une composante berbère?", in

Encyclopédie Berbère, 26, Aix-en-Provence, Edisud, 2004, p. 3969-3975.

48. The Jewish surname Taous is known in the city of Algiers only (A. Beider, A dictionary…, p.

598). Most likely, it is derived from the identical female given name (‘peahen’) used in Algeria by

both Jews and Muslims. As a result, any link between this surname and the toponym Et Taous in

the Berber-populated area of southeastern Morocco is highly unlikely.

49. N. Slouschz, Hébræo-phéniciens..., p. 469.

50. D. Cazès, Essai..., p. 175.

51. N. Slouschz, Hébræo-phéniciens..., p. 469.

52. For example, Encyclopedia Judaica, vol. 6, p. 270 and P. Wexler, The Non-Jewish origins..., p.

127-128.

53. Ibn Khaldoun, Histoire..., vol. 3, p. 252.

54. In this section, Jewish surnames derived from the discussed given names appear in brackets

[].

55. The only reference known outside of Morocco corresponds to the birth record of Idir Ben

David Ben Youssef (1891, northwestern Algeria). The surname reveals the Moroccan origin of the

family: it represents an Arabicized form of Ben David Ouyoussef known in Morocco only. In no

other civil record for all of Algeria (19th century) we find any other reference to this given name

or its variants.

56. Miloud Taïfi, Dictionnaire tamazight-français (parlers du Maroc central), Paris, L’Harmattan-Awal,

1991, p. 70.

57. J.-M. Dallet, Dictionnaire..., p. 152.

58. David Corcos, Studies in the history of the Jews of Morocco, Jerusalem, R. Mass, 1976, p. 184-195.

59. About these suffixes see, Annemarie Schimmel, Islamic Names. Edinburgh, Edinburgh

University Press, 1995, p. 69, 75; Georges Séraphin Colin, Arabe marocain, Aix-en-Provence, Edisud,

1999, p. 75-77.

60. In section 5 of this article, the Judeo-Arabic pronunciation of various given names discussed

by various authors is reconstructed. Corcos, Hamet, Hayoun and others do not provide the exact

forms: they make no distinction between full and reduced vowels, as well as between the long

and the short ones. A more plausible etymology for the given name Məšîš (Mechich) is given

below in this section, note that this surname has the initial vowel that does not appear in Berber

Tarifit amšiš ‘cat’ (Esteban Ibáñez, Diccionario Rifeño-Español, Madrid, Instituto de Estudios

Africanos, 1949, p. 35). In other Berber idioms the cognate word does not sound close to this

given name at all, compare Tamazight mušš (M. Taïfi, Dictionnaire..., p. 440).

61. I. Hamet, Les Juifs du nord de l'Afrique…, p. 16.

62. M. Taïfi, Dictionnaire..., p. 879.

63. In the lists of Berber given names used in southern Morocco (M. Taïfi, Dictionnaire..., p.

878-879) and eastern Algeria (J.-M. Dallet, Dictionnaire..., p. 1027-1035) bisyllabic forms ending in –

u, -i, or (mainly for women) –a are commonplace.

64. I. D. Abbou (Musulmans andalous.., p. 400) speaks about “ridiculous transformations” of biblical

names in the South giving such examples as Bagga, Beggo, Bihi, Dokho, Doudou, Haki, Hako,

Heddo, Hekko, and Izzo.

65. G.S. Colin, Arabe..., p. 74, 76.

66. See Victor Hayoun, "Jewish names, surnames, and nickname of Nabeul, Tunisia", in Pleasant

are their names. Jewish names in the Sephardi diaspora, ed. Aaron Demsky, Bethesda, University Press

Hamsa, 3 | 2017

78

Page 80: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

of Maryland, 2010, p. 176-178. Most likely, in the last two examples we deal with the long /î/ in

the first syllable.

67. G. S. Colin (Arabe..., p. 73) mentions the existence of the following Arabic diminutive pattern:

three consonants of which the second one is following by the long vowel /î/. Among his examples

one finds: Jewish Brîhmu from (I)brâhîm ‘Abraham’, Muslim Ḥmîdu from Ḥməd ‘Ahmed’ and

Mbîrku from Mbârək. This pattern, typical for northwestern Morocco, takes its origin from the

Standard Arabic diminutive pattern. It is unclear whether its final vowel – u was influenced by

Berbers or not. In Judeo-Arabic of Tunis, we find diminutive forms of given names following the

same pattern, but with ay in place of /î/ (D. Cohen, Le parler..., p. 168). This pattern is structurally

equivalent to the above pattern from northern Morocco because it is precisely in Tunis that the

regular Arabic diminutive forms have a variant with the diphthong ay in place of the long vowel î

peculiar to Morocco and Algeria. Note also that in all the above Jewish forms from northern

Tunisia, the vowel of the first syllable is precisely /ay/ or /î/. In other words, these Tunisian

given names are clearly of Arabic rather than Berber origin.

68. D. Corcos, Studies..., pp. 183-197.

69. Numerous forms using one of the two patterns discussed in this paragraph appear in the list

of Berber given names from eastern Algeria compiled by J.-M. Dallet, Dictionnaire..., pp.

1027-1035): (a) first subgroup: Caca, Fafa, Jijji, Juju, Kuku, Nunu, Ṭiṭi, and Tutu; (b) second subgroup:

‘Jaja, Hbubu, Ḥmimi, and Ṭiṭem. Yet, we also find several forms—such as Aichoucha (from Aicha),

Aloulou and Fafani (from Afouna)—used by Arabic-speaking Muslims in Tunisia (Paul Marty,

"Folklore tunisien. L’onomastique des noms propres de personnes", Revue des études islamiques 4

(1936), p. 390).

70. V. Hayoun, "Jewish names...", pp. 176-179.

71. M. Cohen, Higgid..., pp. 224-228.

72. D. Corcos, Studies..., pp. 183-191.

73. Examples taken from René de Segonzac, Voyages au Maroc (1899-1901), Paris, A. Colin, 1903, p.

97.

74. M. Cohen, Higgid..., p. 224.

75. See A. Beider, A dictionary..., p. 183-188.

76. This section gives the Hebrew spellings of surnames if they are available. These spellings are

useful to corroborate etymological hypotheses because they provide additional information in

comparison to the spellings in Latin characters. For example, the distinction between /t/ and its

emphatic equivalent /ṭ/ via Latin characters is impossible. Yet, in the Judeo-Arabic spelling these

sounds correspond to different Hebrew characters, tav (ת ) and tet (ט ), respectively.

77. J.-M. Dallet, Dictionnaire..., p. 948.

78. Solomon ben Ṣemaḥ Duran, Tashbaṣ IV: Ḥut ha-Meshullash, Amsterdam, 1738/1739, n° 6.

79. J.-M. Dallet, Dictionnaire..., p. 839.

80. J.-M. Dallet, Dictionnaire..., p. 518.

81. M. Taïfi, Dictionnaire..., p. 878.

82. Lloyd Cabot Briggs and Norina Lami Guède, No more forever: a Saharan Jewish town, Cambridge

MA, Peabody Museum, 1964, p. 44.

83. M. Taïfi, Dictionnaire..., p. 165.

84. Simon Lévy, Parlers arabes des Juifs du Maroc. Histoire, sociolinguistique et géographie générale,

Zaragoza: Instituto de Estudios Islámicos y del Oriente Próximo, 2009, p. 146.

85. See section 7.

86. E. Ibáñez, Diccionario..., p. 35.

87. Edmond Destaing, Dictionnaire français-berbère (dialecte des Beni-Snous), Paris, E. Leroux, 1914, p

148.

88. In this list, only one source for Tamazight is used: M. Taïfi, Dictionnaire.... It is by far more

detailed than any published dictionary of Tashelhit, for which the following sources have been

Hamsa, 3 | 2017

79

Page 81: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

used: (1) Antoine Jordan, Dictionnaire berbère-français (dialectes techelhit), Rabat, Omnia, 1934; (2)

Maurice Dray, Dictionnaire français-berbère – Dialecte de Ntifa, Paris, L’Harmattan, 1998; and (3)

Edmond Destaing, Etude sur la Tachelḥît de Soûs -Vocabulaire français-berbère, Paris, E. Leroux, 1920.

A few names in this list can be based on Tarifit too since similar words are also found in Tarifit:

Amghar, Amouzig, Aoudai, and Siksou.

89. M. Taïfi, Dictionnaire..., p. 38.

90. M. Taïfi, Dictionnaire..., p. 252.

91. M. Taïfi, Dictionnaire..., p. 351.

92. M. Taïfi, Dictionnaire..., p. 354.

93. M. Taïfi, Dictionnaire..., p. 408, A. Jordan, Dictionnaire..., p. 31.

94. M. Taïfi, Dictionnaire..., p. 417, M. Dray, Dictionnaire..., p. 238

95. M. Taïfi, Dictionnaire..., p. 447, M. Dray, Dictionnaire..., p. 60.

96. M. Taïfi, Dictionnaire..., p. 639, A. Jordan, Dictionnaire..., p. 108.

97. A. Jordan, Dictionnaire..., p. 155.

98. M. Taïfi, Dictionnaire..., p. 82, M. Dray, Dictionnaire..., p. 277.

99. A. Jordan, Dictionnaire..., p. 46, M. Dray, Dictionnaire..., p. 430.

100. A. Jordan, Dictionnaire..., p. 51, M. Dray, Dictionnaire..., p. 238.

101. A. Jordan, Dictionnaire..., p. 52.

102. M. Taïfi, Dictionnaire..., p. 805

103. M. Taïfi, Dictionnaire..., p. 449.

104. M. Taïfi, Dictionnaire..., p. 122.

105. E. Destaing, Etude..., p. 291.

106. M. Taïfi, Dictionnaire..., p. 684

107. M. Taïfi, Dictionnaire..., p. 684

108. M. Taïfi, Dictionnaire..., p. 803.

109. M. Taïfi, Dictionnaire..., p. 390.

110. M. Taïfi, Dictionnaire..., p. 117.

111. M. Taïfi, Dictionnaire..., p. 122.

112. M. Taïfi, Dictionnaire..., p. 416

113. M. Taïfi, Dictionnaire..., p. 83.

114. A. Jordan, Dictionnaire..., p. 107.

115. M. Dray, Dictionnaire..., p. 337.

116. P. Wexler (The Non-Jewish origins..., p. 128) points to the existence of the surnames Ohayon

and Benhayoun in Maghreb and Hayon in the communities formed by expellees from Spain in the

Ottoman Empire. From that, he concludes that the original Berber surname Ohayon was “de-

Berberized” in Spain prior to the expulsion, while in Maghreb “de-Berberizing” was followed by a

partial Hebraization yielding the form Benhayoun. As a result, according to Wexler, we have an

argument to support his theory about the Berber proselyte origin of Jews in Maghreb and

medieval Spain. Such logic is untenable. On the one hand, the Arabic form Hayon (given name,

surname) is older than Berber Ohayon and the latter is unknown in Spain. On the other hand, in

hundreds of Jewish surnames in Maghreb, the initial Ben ‘son’ comes not from Hebrew, but from

the vernacular Arabic. Benhayoun is not an exception from this rule. It is a surname independent

of Ohayon: both of them are just derived from the same Jewish given name Ḥayyûn, of Arabic

origin.

117. It is usually considered that Aknin represents a Berber diminutive of Jacob (A. Laredo, Les

noms..., p. 356; D. Corcos, Studies..., p. 134). However, the final –nin does not correspond to any

known Berber pattern. Note also that the surname with the patronymic Arabic prefix, Aben

Aknin ( ןבא ןינקעא ), is known in the city of Fez already in the 12th century (J. M. Toledano, Ner...,

p. 38). It is older than Ouaknin, the form with the patronymic Berber prefix, whose earliest

Hamsa, 3 | 2017

80

Page 82: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

known reference, from the same city, dates from the 18th century only (J. Ben Naim, Malkhei... p.

84).

118. M. Taïfi, Dictionnaire..., p. 539.

119. The dates are mainly taken from J. M. Toledano, Ner... and J. Ben Naim, Malkhei... (see exact

references in A. Beider, A dictionary…). Many of these references correspond to the city of Fez.

Their presence in this Arabic-speaking area explains the use of the Arabic prefix ben ‘son of’ in

some of these surnames.

120. Compare Tamazight azzaglu (M. Taïfi, Dictionnaire..., p. 797) and Kabyle azaglu (J.-M. Dallet,

Dictionnaire..., p. 935).

121. Alfred Louis de Premare et al., Langue et culture marocaines - Dictionnaire arabe-français, 12

vols, Paris, L’Harmattan, 1993-1999, vol. 5, p. 276.

122. A.L. de Premare, Langue..., vol. 6, p. 139.

123. A.L. de Premare, Langue..., vol. 6, p. 139.

124. According to this characteristic, the inception of Jewish surnames from North Africa is

similar to that of their coreligionists from the medieval Iberia and that of the Christian

population of various European countries (with a notable exception of the Scandinavian ones).

Yet, the initial development of surnames from Maghreb is dramatically different from that of the

surnames of Ashkenazic Jews acquired only during the 18th -19th centuries as a result of the

promulgation of laws

125. Harvey E. Goldberg, "The social context of North African Jewish patronyms", Folklore

Research Center Studies 3 (1972), pp. 249-254.

126. The last two possibilities are purely theoretical: no historical evidence exists to corroborate

them.

127. See N. Slouschz, Un voyage..., pp. 41, 50, 59. The same source (p. 37, 43, 59) also mentions the

following given names of uncertain etymology: male אייחלב and ןורבח (both also known in

Tripoli, M. Cohen, Higgid..., pp. 224-225) and female הפסנ .

128. Harvey E. Goldberg, "Patronymic groups in a Tripolitanian Jewish village: reconstruction

and interpretation", Jewish Journal of Sociology 9 (1967), p. 211.

129. S. Duran, Tashbaṣ IV..., n° 15, 1, 24, 33.

130. Eliahou Marciano, Les sages d'Algérie: dictionnaire encyclopédique des sages et rabbins d'Algérie, du

haut moyen-âge à nos jours, Marseille, IMMAJ, 2002, p. 96, 193, 229.

131. See corresponding entries in A. Beider, A dictionary…

132. Vincent Monteil, "Les Juifs d'Ifrane (Anti-Atlas Marocain)", Hespéris - Archives berbères et

builletin de l’Institut des Hautes-Etudes Marocaines 35 (1948), pp. 151-162.

133. Paul Pascon and Daniel Schroeter, "Le cimetière juif d’Iligh (1751-1955). Etude des épitaphes

comme documents d’histoire sociale", Revue de l’Occident musulman et de la Méditeraanée 34 (1982),

p. 39-62.

134. V. Monteil, "Les Juifs...", p. 154; P. Pascon and D. Schroeter, "Le cimetière...", , p. 47.

135. The list of oldest inscriptions from Ifrane appears in J.M. Toledano, Ner..., p. 4-5 and V.

Monteil, "Les juifs...", p. 158-159. Dates present in it are unreliable (see V. Monteil, "Les juifs...", p.

155-158). The readable parts of certain inscriptions actually do not include any date. Moreover,

for example, the inscription including the Arabic name Maymûn is “dated” 4 BCE, that is

centuries before the Arabs came to Maghreb.

136. See details in Alexander Beider, Origins of Yiddish Dialects, Oxford, Oxford University Press,

2015, p. 382-386, 419-428, 433-436.

137. In the cities of Fez (Louis Brunot and Elie Malka, Textes judéo-arabes de Fès, Rabat, Typo-litho

école du livre, pp. III-IV) and Tunis (D. Cohen, Le parler..., pp. 10-11) Berber influence is unknown

not only in the system-level parts of the language, but even in the lexicon.

138. J. Tolédano, Une histoire..., p. VII.

Hamsa, 3 | 2017

81

Page 83: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

139. A similar false idea was extrapolated by Chouraqui ( Marche..., p. 132) to an absurd

conclusion. Unaware about the actual age of surnames, he states that the small percentage of

names of North African Jews based on Hebrew and Aramaic implies that the large majority of

these Jews descend from (Berber) proselytes to Judaism. If one follows the same logic, one should

also assert that Ashkenazi Jews who bear surnames with Slavic roots and/or suffixes (such as

Abramovich, Bialik, Dubnov, or Slouschz) are descendants of Slavs converted to Judaism, while

those bearing surnames of German origin (such as Einstein, Freud, or Landau) had German

Gentile proselytes as their ancestors.

RESUMOS

Este artigo aborda as ideias da teoria dos Judeus Berberes que, implicando sobretudo a utilização

de argumentos onomásticos, argumenta que os judeus que viveram no Magrebe durante os

últimos séculos descendem parcialmente de prosélitos berberes. Na verdade, a origem berbere é

válida apenas para um nome e várias dezenas de sobrenomes judaicos de Marrocos, bem como

para alguns sobrenomes judaicos no leste da Argélia. Estes nomes surgem nas comunidades que

usaram um idioma berbere como língua vernácula, nada indiciando a sua existência prévia na

Idade Média. Todos os argumentos onomásticos sugeridos pelos defensores da teoria dos Judeus

Berberes, tentando ligar esses nomes aos prosélitos berberes do judaísmo, revelam-se

insustentáveis.

The article addresses the ideas of the theory of JUDEO-BERBERS that imply mainly using

onomastic arguments that Jews who lived in Maghreb during the last centuries partly descend

from the Berber proselytes. Actually, the Berber origin is valid only for one given name and

several dozens of Jewish surnames from Morocco, as well as a few surnames in eastern Algeria.

These names appeared in the Jewish communities that used a Berber idiom as their vernacular

language. Nothing indicates that they existed already in the Middle Ages. All onomastic

arguments suggested by proponents of the theory of JUDEO-BERBERS attempting to link these

names to the Berber proselytes to Judaism are untenable.

ÍNDICE

Keywords: Jews in Maghreb, Jewish names in Maghreb, Berber names, history of Jews, origins of

Jews in Maghreb

Palavras-chave: judeus no Magrebe, nomes judaicos no Magrebe, nomes berberes, história dos

judeus, origem dos judeus no Magrebe

AUTOR

ALEXANDER BEIDER

[email protected]

Hamsa, 3 | 2017

82

Page 84: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

La lexicalización de los nombresbíblicos en la historia del españolConsuelo García Gallarín

1. Introducción

1 La lexicalización del nombre propio es uno de los principales mecanismos de la

lexicogénesis del español1. En la actualidad empieza a estudiarse como recursocognitivo universal2. Bruno Migliorini (1968 [1927]) no es el único investigador queaborda este tema3, pero sí el primer romanista que ofrece una obra monumental desdela perspectiva de la lingüística comparada. A mediados de los años ochenta lo recuperaLa Stella, autor del Dizionario Storico di Deonomastica (1984). Han seguido esta línea EvaBüchi (1991 y 2002), Magali Fontant (1998), Schweickard (1992 y 1997-2013) y Reinhardt(2010), cuyos trabajos anuncian las nuevas perspectivas de la deonomástica4.

2 La apelativización del nombre propio bíblico responde a distintas intenciones de los

interlocutores y a su necesidad de denominar conceptos abstractos o muy específicospor alusión a modelos compartidos; tengamos en cuenta que la religiosidad popular senutre de tópicos y recursos culturales que han ido afianzándose con puntaleshagiográficos, iconográficos y también con la mediación de los exégetas, cuyo rigorestableciendo relaciones quedaba con frecuencia en entredicho, por ejemplo, el sentidonegativo del derivado calabriada ´mezcla de varias cosas´ se explica por la mala fama delos calabreses, “y que según Lope, Dorotea II,i, se fundaría a su vez en la leyenda de queJudas fue calabrés”5.

3 La deonomástica bíblica aborda el tratamiento que reciben destacadas figuras de la

fuente, consideradas prototipos de clases de personas, animales, vegetales y cosas. Engeneral, son breves los desarrollos polisémicos y muy limitada la doble aplicabilidad deun mismo epónimo a lo personal y a lo no personal6 , como es el caso del sustantivojudas:

Nombre propio: Judas Iscariote.

Nombre bíblico lexicalizado.

1.

2.

Hamsa, 3 | 2017

83

Page 85: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

4 El designador alude a un personaje neotestamentario cuya historia es una referencia

cultural de contrastada popularidad: Jesús fue vendido por Judas Iscariote a los judíos;arrepentido este de la traición, decidió ahorcarse. En la exégesis de estos episodios sefundamentan las distintas acepciones que el DRAE (2014) recoge:

m. Hombre alevoso.

m. Gusano de seda que muere colgado sin hacer su capullo.

m. Muñeco de paja que en ciertas fiestas se pone en la calle para quemarlo.

5 El árbol genealógico de acepciones presenta distintos grados de complejidad semántica,

según las lenguas. Además del significado compartido, se han producido entre ellasnumerosas divergencias: “ser un judas” es ´ser un traidor´ en francés, italiano yespañol, pero solo en esta lengua llaman judas al gusano de seda que “se engancha alsubir al embojo y muere colgado sin hacer su capullo”7. Una consecuencia de lavulgarización de un relato tan consabido como el de Judas es la multiplicación delocuciones y frases proverbiales, destinadas a validar los hechos narrados. Lainformación que reciben los receptores se somete a un largo proceso de proverbialización

de episodios o personajes del máximo interés literario, por ejemplo, la figura de Judasya destaca en la obra de Berceo:

“Dixí a los judíos: "Parientes e amigos,/ una natura somos de los padres antigos (…)e logredes los cuerpos por qui mucho lazdrastes,/ que soltedes el cuerpo quede Judas comprastes”8.

6 El salto cronológico que nos traslada de Berceo a Gonzalo Correas nos ha permitido

constatar la nominalización de judas (“falta un judas”) y otras posibilidades detipificación mediante la formación de unidades pluriverbales. En este caso sepormenoriza la conducta del traidor: “el beso de Xudas”, “la paz de Xudas”, también“alma de Judas”9.

“Nunka falta un Xudas10. El beso de Xudas. Dízese del engaño ke se haze porhalago11.La paz de Xudas. Kuando ai buenas kortesías i malas obras”12 .

7 En determinados enunciados, el NP clasifica por asociación con un homónimo (1), o por

considerarse ejemplarizante el referente inicial (2), o por alteración de la referencia,debida a una relación extralingüística de contigüidad, o de causa- efecto (3), tambiénpor designar clases que son definidas por ciertas propiedades del primer portador (4).

Uso denominativo: “e vinieron los Macabeos con todo el pueblo”13.

Uso ejemplar14: “Y un Salomón, que alcanzó y escribió la sabiduría divina y humana”15.

Uso metonímico: “y la postrera púsosela en la boca e dixo un avemaría”16.

Uso metafórico: “y será un tiempo el Moisés, el Josué y el Aarón de su pueblo”17.

8 En el texto de Larreta la recategorización de los nombres bíblicos posibilita la relación

sinonímica: Moisés, Aarón y Josué son prototipos del “guía espiritual”.

“Entre el furor y la saña / De tan ingratos Caines”18.

9 La pluralización (caines) y la presencia de determinante o cuantificador (un adán, este

jeremías) revelan inequívocamente el cambio categorial. En estos sintagmas sematerializa un principio retórico sobre posibles correspondencias ontológicas entre elreferente inicial y los de distintos dominios cognitivos. La lexicalización conllevaasociar automáticamente la selección sémica realizada en el referente bíblico con elnombre que lo identifica. Magali Fontant explica el cambio con estas palabras: “il y alexicalisation lorsque, dans une communauté linguistique donnée, cette sélection

1.

2.

3.

1.

2.

3.

4.

Hamsa, 3 | 2017

84

Page 86: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

sémique se trouve automatiquement et indissolublement liée au nom, de sorte qu´ellepeut lui tenir lieu de définition au même titre que celle d´un nom commun”19.

10 Se ha podido constatar que los usos metafóricos aventajan a los metonímicos, estos se

reducen a referencias al avemaría, a los libros macabeos20, a fitónimos de santoral porasociación cronológica (hierba de san Juan, o del día de san Juan), y a las imágenes en uncontexto iconográfico:

“Trajo surtidos de imágenes vulgarísimas, los San Josés por gruesas, los niños Jesús ylas Dolorosas a granel y en variados tamaños”21.

11 Con el presente trabajo se pretende profundizar en el proceso de lexicalización de los

nombres bíblicos partiendo de los datos que proporcionan las obras lexicográficas delNTLLE, los principales corpus y los trabajos de destacados especialistas22. El repertoriode locuciones y frases hechas permitirá identificar las figuras más populares y valorarel grado de eponimicidad de los nombres que las identifican. Previamente habrá quecumplir los siguientes objetivos:

Identificar los factores que propician la construcción de prototipos.

Distinguir los epónimos de los falsos epónimos.

Explicar por qué se han internacionalizado determinados epónimos bíblicos: judas “traidor”

(fr. judas, port. judas, it. giuda, ing. judas) y otras acepciones.

Delimitar la deonomástica popular respecto de la culta.

Localizar los campos léxicos que más se han beneficiado del procedimiento y observar las

tendencias derivativas.

Hacer una propuesta de periodización respecto de la lexicalización de los nombres de

personajes bíblicos.

2. Factores que coadyuvan a la construcción deprototipos

12 El conocimiento generalizado de las principales historias y de sus protagonistas se debe

a la labor de oradores, literatos, traductores,23 e incluso a la iniciativa del vulgo quesentencia con paremias. La ejemplaridad se aprende a través de la palabra y la imagen.La oratoria sagrada, la hagiografía y la iconografía contribuyen a avivar el fervor de losparticipantes en festividades religiosas de enorme raigambre popular; las que másinvitan a la participación son la Semana Santa, las fiestas patronales o las romerías24 ,en las que nunca falta la intervención de un predicador. Gran parte de los usosanalizados provienen de la literatura ascética y mística de fray Luis de León y san JuanBautista de la Concepción, de los sermones de fray Alonso de Cabrera y Miguel Ruiz, delVocabulario de refranes de Gonzalo Correas, y también de la obra literaria de autoresbarrocos, principalmente de Lope de Vega, Francisco de Quevedo, y Francisco López deÚbeda25. El arte, el didactismo y lo festivo se han aliado para que los héroes y antihéroesocupen un espacio destacado en el imaginario colectivo; de este modo la poblaciónanalfabeta ha ido aprendiendo los nombres que no podía leer. Las imágenes siemprehan alimentado el recuerdo de los hechos extraordinarios, al ir asociadas a un discursode tipo enciclopédico en el que no faltan rasgos prominentes:

La Eva preludia aquellas hembras buonarrotescas hercúleas; el Josué hace honor asu atavío clásico; la Judit resulta apocada, y el Abraham, inerte; el Bautista yasabemos que parece un eco del de Siloé; el Adán cede a lo pintoresco su debida

a.

b.

c.

d.

e.

f.

Hamsa, 3 | 2017

85

Page 87: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

grandeza, y el David es como hembra; pero el punto flaco son los santos convestiduras de ritual26.

13 Las figuras se recuerdan por los atributos que las acompañan: animales, objetos

evocadores del martirio sufrido, entre otros motivos. Las imágenes mentales de losprotagonistas de ciertos episodios han propiciado su conversión en prototipos de laconducta humana. La lexicalización suele pasar por una fase previa de popularizacióndel referente inicial a diferencia de los usos discursivos de la lengua elaborada, creadospara ser leídos y con otra intencionalidad más erudita y exigente, por ello esconveniente comparar el tratamiento que han recibido los nombres bíblicos y observarlas características de las fuentes que los emplean como apelativos, así como las vías detransmisión de este tipo de léxico. Para diferenciar los usos propios de los importadoses recomendable identificar las acepciones coincidentes en dos o más lenguas ysepararlas de las exclusivas de un único dominio lingüístico, por ejemplo, el sustantivojudas, además de significar “traidor”, ha desarrollado en francés la acepción “trampa enel suelo para oír o ver lo que hacen los del piso inferior”27, a diferencia del español. Ladestreza de algunos escritores no solo ha contribuido a la consolidación de un uso sinoal descubrimiento de nuevas posibilidades denominativas, sea por herencia latina, porcreación independiente o por préstamo; por ello es recomendable distinguir entre léxico

heredado, léxico adquirido y léxico multiplicado28, como método diferenciador de lospréstamos respecto de otras iniciativas internas, igualmente innovadoras: magdalena

“mujer penitente” (ing. magdalene, port. madalena, fr. madeleine, it. maddalena), entrevarias acepciones. Estos y otros epónimos ponen de manifiesto que la Biblia fue fuentede inspiración en toda la Europa cristiana, tanto para los doctos como para los iletradosque escuchaban los usos lingüísticos de sus líderes, los imitaban y también losreinterpretaban.

14 El español americano concuerda con el europeo en la lexicalización de ciertos

antropónimos29 .

15 BENJAMÍN, 1. M. y F. ´Hijo menor´, como Benjamín, hijo último y predilecto de Jacob

(DRAE). Integrado en italiano, francés y en otras lenguas rom30 2.m. Miembro más jovende un grupo. El CORDE proporciona bastantes testimonios de España y América(Argentina, Nicaragua, Méxio y Colombia), los más antiguos pertenecen a textos delsiglo XVII .

DOC.HIST. ESPAÑA. Llámalos benjamines, hijos regalados31, Las Racheles de tantosBenjamines32.DOC. HIST. AMÉRICA. Benjamines que, si nacen,/ es porque matan atroces 33, Sarasviejas y adolescentes Benjamines34.

16 CAIFÁS. 1. M. fig. Persona que obra con maldad. 2. Niño muy travieso35. La primera

acepción pertenece a distintas variedades del español, pero la segunda solo se halocalizado en textos de Bolivia y de Colombia.

“Las malas compañías pervierten hasta los santos, y aquí hay mucho zambitomalcriao y mucha gente mala, aunque no tanto comu'en Orofino. Por eso nolu'hemos puesto en l'escuela, porque se vuelve comu'el caifás de Damiana y aprendemuchos dichos feos y se pone como la gentuza.” 36

17 En los diccionarios citados, las acepciones exclusivas son escasas, pero no descartamos

el hallazgo de nuevas muestras de variación. Además de las voces coincidentes en laforma y el significado, habrá que identificar los usos que son propios de determinadasvariedades del español (una Ana profetisa) o aquellos con desarrollos semánticosindependientes.

Hamsa, 3 | 2017

86

Page 88: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

18 JUDAS. De nuevo la historia del apelativo judas da muestras de la diversidad del

tratamiento: es panhispánica la acepción ya comentada de “hombre alevoso y traidor”,por alusión a Judas Iscariote, pero pertenecen al español de América las acepciones de“policía”37 y “político”.

DOC. CONT. “Puro fingimiento todos: políticos, iniciativos privados, paisas. Mire: ¿ledije que se había acabado la materia prima pa los Judas, o sea los políticosiscariotes? Jijos, judas los hay como nunca, y eso lo sabemos todos por más que eldenunciarlo se haiga vuelto bandera de periodistas”38.

19 No todos los usos discursivos, previos a la lexicalización, responden a la misma

motivación y sensibilidad. A menudo, entre el nombre y ciertos rasgos característicosdel referente originario se produce “una conexión laxa” 39, puesto que la corrientedocta no siempre comparte los tópicos populares. En el diasistema del español varían elgrado de polisemia de los nombres bíblicos lexicalizados y la distribución geográfica delas locuciones que estos forman; así, la expresión patrimonial “manzana de Adán”“nuez de la garganta” es propia del español americano40 y traduce el inglés Adam´sAple. Un mismo concepto puede expresarse con palabras derivadas de bases diferentes,según la variedad del español.

3. El problema de la identificación de los referentesbíblicos: verdaderos y falsos epónimos. Otros casosde variación eponímica: Judas o Iscariote

20 El investigador debe evitar errores etimológicos ante la posibilidad de que se

confundan referentes homónimos; se ha de considerar si la propuesta no es unaconjetura sino un hecho probado. No pertenecen al léxico de los nombres bíblicos losque proceden de portadores sin vinculación con los textos sagrados. Son nombres declases de personas (maría, mariquita, juan, donjuán), de animales y plantas (perico, don

pedro o dompedro), también de cosas: sara “pastelillo”, por alusión a Sara Bernard y no alpersonaje bíblico. En estos casos, los referentes iniciales ya no guardan relación con lafuente objeto de estudio, son homónimos representativos de una clase social, de ahí elsentido genérico que pueden transmitir en referencias personales: los juanes, las marías,

los pedros41. Los juanes que dieron nombre a los juanetes no guardan relación con loshomónicos históricos (Juan el Bautista, Juan el Evangelista), tampoco los Pedros conhipocorísticos como perico o periquito.

“Preguntado que por qué había tantos Juanes necios, respondió: "Porque los más delos hombres lo son, y hay muchos que se llaman Juanes."42 “Este es un proverbio quesolemos usar comúnmente para dar a entender la multitud de algunas cosas que aydondequiera. Mas no sabemos ni se entiende por qué se dize más Bartolomicos queotra cosa. Pues de nombres de Juanes, Pedros y Françiscos y otros suele aver más.”43

21 La univocidad y la multivocidad del NP refuerza la oposición entre lo específico: “un

barrabás”, “un cirineo” y lo genérico: “un juan”, “un bartolo”. Como se ha explicado,las dos últimas nominalizaciones no remiten a una figura bíblica, sino a personajesproverbiales: Bartolo en lugar de Bartolomé: “ser un bartolo”.

22 Una dificultad adicional es el doble tratamiento denominativo, cuando los primeros

portadores poseen nombre múltiple: Judas Iscariote es el arquetipo de los iscariotes ytambién de los judas, los dos antropónimos designan al “hombre alevoso y traidor”,pero el DRAE (2014) solo reconoce un uso.

Hamsa, 3 | 2017

87

Page 89: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

Siglo XVII: “Librándome de la furia de aquel su Escariote” 44, “es razón que la llamendoña Escariote"45.Siglo XIX (América): ”Mas en vez de eso, hubo un Judas, y no un Iscariotecualquiera, sino un conspicuo y titulado” 46.

23 La referencia a María Magdalena no se abrevia con regularidad: “una romántica Palidez

de Marías Magdalenas”47, pero también “Dejad las Magdalenas y las Martas”48. Lavariación no es exclusiva de los nombres bíblicos, se produce siempre que el personajese ha popularizado con más de un nombre: un Sancho49 o un Sancho Panza 50.

4. Eponimia popular y eponimia culta

24 Es inevitable preguntar por qué unos nombres propios se lexicalizaron antes que otros,

por qué unos referentes iniciales son más representativos de la eponimicidad, incluidoslos lugares que han recibido tratamiento metafórico (babel, belén, calvario). Losinteresados en seguir esta línea de investigación tendrán que ordenar la relevanciatipológica, teniendo en cuenta los primeros indicios de vulgarización de la historia y lacondición social de las personas que han propiciado el cambio categorial como lídereslingüísticos, principales responsables del triunfo del epónimo, sean literatos,predicadores, escultores, pintores o representantes del vulgo. Conviene precisar queeste mecanismo de la lexicogénesis se convirtió en un recurso del gusto de los iletrados,que asimilaron pronto fórmulas ensayadas por los cultivadores del arte de escribir. Hade tenerse en cuenta que estos fueron ampliando el repertorio de arquetipos configuras que ocasionalmente representaban categorías sociales y morales, sin embargo,sus nombres no aparecen en las obras lexicográficas con un valor lexical porque nollegaron a vulgarizarse: una Abigaíl, un Absalón, un Josué, un Matatías, etc.

“Cesen de las mujeres mas fieles Sus justas alabanzas mas que humanas; Callen ya las Rebecas y Raqueles, Las Délboras, Esteres y Susanas, Sáras, Abigailes y Jaeles, Bellas Judiches, venerables Anas, Pues son con tu grandeza milagrosa Como es el mirto con la palma hermosa”51

25 Abundan en la literatura española de los siglos XVI y XVII: otro Abraham, otro Aarón,

otro Jacob, otra Ierusalem, otra Raquel, otra Sara, otra Judith, etc., nombres que no hanllegado a entrar en el diccionario académico salvo los que forman locuciones: “seno deAbraham”, “cruz de Jerusalén”, “lágrimas de Moisén” o “lágrimas de Moisés”52.

26 La etimología popular y el malapropismo frente a la corrección formal en el

tratamiento del nombre propio originario son indicios de la vulgarización del cambio.La coexistencia de variantes (una Délbora y una Débora) y la opacidad etimológica devoces que podrían tener un origen onomástico evidencian fluctuantes tratamientos(Moisés y Moisén; en francés Macabré o Macabé). Desconcierta la relación del adjetivomacabro con los Macabeos, no solo por la presencia o ausencia de la vibrante sino porser importación del francés dance Macabré o Macabé “danza de la Muerte”, tal vez poralusión a su martirio.

27 El repertorio de los personajes bíblicos es más reducido en la lengua popular, por

ejemplo, entre todos los Judas del Nuevo Testamento solo uno ha dado nombre a untipo de persona. Esta limitación no es propia de los eruditos ávidos de experimentación

Hamsa, 3 | 2017

88

Page 90: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

verbal, pues son ellos los más audaces a la hora de escudriñar las similitudes másrecónditas y de ampliar la galería de tipos personales mediante metáforas discursivas.Solo los doctos pueden interpretar individualmente las fuentes que el vulgo no puedeexplorar. La lexicalización conlleva la construcción de un modelo a partir de los rasgosmás destacados, fácilmente reconocibles por gran parte de los hablantes, pero los usosdiscursivos son el resultado de iniciativas lingüísticas más libres e independientes,pertenecen a la lengua más elaborada y representan la primera fase de dicho proceso,cuando todavía se necesita información adicional para interpretar correctamente elsignificado de la palabra de origen onomástico.

“Mas como soy de inclinación humilde, de profesión pícara, de cuidado ajena, ycomo ni viven Saúles ni Samueles, determiné carecer de la expectativa y actión quepodía tener por este camino a ser reina.”53

28 Sin el conocimiento de la historia de Samuel y Saúl sería imposible interpretar la

alusión en este discurso picaresco. Los Saúles eran los elegidos y los Samueles los juecescon capacidad de elegir. A diferencia de los usos cultos, el repertorio de héroes yantihéroes en la deonomástica popular lo constituye un reducido número de figuras.Son especialmente recordados Abel, Caín, Barrabás, Judas, Salomón, Sansón y la Magdalena.Es posible que el mismo concepto reciba el nombre de varios referentes modélicos,aunque no todas las palabras hayan entrado en los diccionarios, por ejemplo, Matusalén

ha ganado a Abrahán, igualmente mencionado en libros de paremias: “Ni tan viexoAbrahán, ni tan niño Xesús”54. Los modelos se extraen de las historias más comentadasy permiten tratamientos eufemísticos (una magdalena “prostituta” 55, disfemísticos(matusalén “hombre muy longevo”) e hiperbólicos (sansón “hombre muy forzudo”).

29 La presencia de los personajes bíblicos en la fraseología ha sido analizada por Mª

Ángeles Calero56, quien retoma los resultados obtenidos por investigadores que hanestablecido las bases de la investigación sobre la deonomástica en España, entre ellosIglesias Ovejero y Morant Marco57. Sigue esta línea el equipo DEONOMA de la UCM58. MªÁngeles Calero ofrece bastantes testimonios del uso sustantivo de Adán, Judas,

Magdalena, Matusalén, Salomón, Jeremías, Lázaro, Sansón, Barrabás, Moisés, Verónica, Herodes,

San Pedro, Belén y Jordán, en referencias personales y no personales, así mismo, formanlocuciones y frases hechas: Adán, Caín, Judas, Magdalena, Salomón, Sara, Lázaro, Jacob, Job,

Noé, Abrahán, David, Herodes, aunque no todas se encuentran en el diccionarioacadémico: Más vieja que Sara. El parto de Sara. La escala de Jacob. El sueño de José59. Si seatiende al número de variantes que cada referente ha generado en el lenguajeparemiológico, tendremos que establecer el siguiente orden de productividad: Adán (13,en Calero, 2000: 57-58), Judas (10), Magdalena (10), Caín (9), Matusalén o Matusalem (6),Salomón (6), Jeremías (6), Lázaro (6), Job (5), Noé (4), Sansón (4), Abrahán o Abraham (3),Barrabás (3), David (3), Moisés (2), Verónica (sustantivos no personales, 2), Berenice (1),Herodes (2), Sara (1), Jacob (1), San Pedro (planta) (1). Sobre otros episodios del NuevoTestamento: Belén (2), Jordán (1).

30 María Magdalena, Barrabás, Caín, Goliat, Judas y Jeremías, entre otros muchos, son

prototipos que se definen igualmente en francés, español e italiano60. Migliorini y LaStella confirman la convergencia (1) sin que ello haya impedido otros desarrollosexclusivos de una sola lengua (2).

Caín “cruel”, Goliat “gigante” despectivo en la Edad Media, por ser protector de clérigos

pícaros.

Un ejemplo de usos proprios o internos es el francés davier y daviet “ganzúa”61.

1.

2.

Hamsa, 3 | 2017

89

Page 91: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

31 En expresiones metafóricas no es obligada la coincidencia de género entre comparante

y comparado, pero con los nombres bíblicos los designadores no se permitendemasiadas licencias, y tanto las metáforas como las metonimias deonomásticas suelenseleccionar el mismo género que el referente inicial. Difieren benjamín y bejamina o jeremías (m y f), según el DRAE (2014), pero coinciden barrabás (m), lázaro (m), judas (m),magdalena (f), entre otros. Con los topónimos se ha impuesto el género semántico apartir de la asociación de conceptos nucleares: lío (m. galimatías); confusión, desorden(babel, f. y m. respectivamente), lugar (m. calvario).

5. Campos en que se inscribe el léxico deonomásticode origen bíblico

32 Con el fin de hacer una propuesta bien fundamentada sobre las motivaciones que han

propiciado la aceptación de estas palabras, se propone ordenar por temas los nombresbíblicos lexicalizados. Este método facilita la identificación de los mecanismos de tanpeculiar neología. Los literatos han rentabilizado al máximo los recursos retóricos de lametáfora y la metonimia por los variados efectos a los que nos hemos referido, aunquelos hablantes iletrados también supieron aprovecharlos, siguiendo las pautas de laoratoria sagrada, la paremiología y el lenguaje literario más cercano, por ejemplo, el delteatro. Predominan las asociaciones unidireccionales (de lo personal a lo personal)respecto de las asociaciones indirectas o cruzadas (de lo personal a lo no personal yviceversa).

De los personajes bíblicos a las clases de personas

33 En la España del periodo clásico, la Biblia y las vidas de santos fueron canteras

inagotables de las cuales se podían extraer modelos ejemplarizantes. Estas fuentesfacilitaron la ampliación de la galería de tipos personales, cuando se trataba deprofundizar en la conducta del ser humano y en sus circunstancias. En apartadosanteriores se han mencionado algunas correspondencias entre tipos humanos ypersonajes bíblicos: además del hombre traidor (Judas) y el hombre muy longevo(Matusalén), se suman al repertorio las figuras del hijo menor (Benjamín), la mujerarrepentida (María Magdalena), el hombre malvado o díscolo (Barrabás), el hombredescuidado (Adán), el hombre cruel con los niños (Herodes), entre otros. Lalexicalización conlleva la implantación de un modelo claramente simplificado respectode la complejidad del primer portador del nombre, no obstante, los usos discursivos oneológicos sorprenden al receptor en el Barroco y con frecuencia se suman a unretoricismo que administra la erudición poniéndola al servicio del ingenio. Losejemplos que se citan a continuación pertenecen a La pícara Justina:

34 DAVID es el prototipo del hombre que destaca por su valentía y clarividencia. Falta en

el DRAE, que solo registra estrella de David –símbolo del judaísmo – y lágrimas de David

´planta´.“Si él fuera un David, no temiera, que los Davides y los corteses sólo tiran piedras alos gigantes y no a damas.”62

35 SALOMÓN: m. Hombre de gran sabiduría, por alusión a Salomón, rey de Israel y de Judá,

hijo de David. También “sello de Salomón”63.

Hamsa, 3 | 2017

90

Page 92: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

“Yo los llamara segundos Urías y Salomones, pues por haber dado insigne templo ycasa de descanso a Dios, carecen del suyo propio.”64

36 Se exprimen todas las posibilidades de actualización de la ejemplaridad del modelo. Los

homónimos que lo reproducen ya no son seres únicos sino clases de personas. En losdesvíos metafóricos se producen discordancias de género entre A y B, tal vez porque secontemplan de forma global comparante y comparado. "A sus pies me humillo hecho

otra Madalena"65.

De lo personal a lo no personal

37 Con la práctica de las metáforas y metonimias cruzadas en el Siglo de Oro comienza una

etapa de ampliación y complejización de este recurso retórico. Los nombres bíblicos seemplean con prodigalidad en la formación de fitónimos pluriverbales: “Aaron ierva obarva de aaron. arus .i.”66. Además de la “hierba de Aarón”67, se conocen “el árbol deJudas”68, “la hierba de san Juan“69, “la hierba de santa María”70, incluso “la hierba deTierra Santa”71, “la hierba de San Pedro”, “la hierba de San Pablo”, “la hierba deSantiago”72. Las locuciones HIERBA DE + NP y ÁRBOL DE + NP son propias de la lenguapopular y aluden a ritos o leyendas que atribuyen propiedades curativas o mágicas adeterminadas plantas.

“Porke están seguras de bruxas, según opinión de muxeres, si las koxen la mañanade San Xuan. ‘Iervalán’ pareze dezir ‘ierva de San Xuan’, korrutamente.”73

38 El cruce referencial que consiste en el paso de lo personal a lo no personal no es

exclusivo del español, una muestra de la internacionalización de este tipo de juegossemánticos la tenemos en la palabra moisés “cestillo ligero de mimbre que sirve de cunaportátil” (fr. moïse). No se descarta que sea un galicismo, pues son anteriores lostestimonios escritos en francés, en los que se alude al personaje bíblico que fueencontrado en un cestillo por la orilla del Nilo74. La misma lengua conoce el sustantivopopular balthazar (de Balthasar o Baltasar) “banquete”.

Los referentes bíblicos no personales y su relación con laexperiencia humana

39 El español clásico es un periodo fecundo en juegos etimológicos. En el léxico

deonomástico cabe señalar la elección de voces que admiten interpretacionesmetonímicas y metafóricas, por ejemplo, ciertos referentes no personales -lugaresprincipalmente- dan nombre a fenómenos en los que interviene el hombre: Babel,

Babilonia, Belén, Edén, Jerusalén, Jordán, Gehena, Calvario o Gólgota. Estos lugares remiten asucesos similares a los que allí ocurrieron: babel, nombre bíblico de Babilonia “desordeny confusión”, coincidiendo con el italiano y otras lenguas iberorrománicas - en francéssolo babélisme y babélique75, pero en cualquier caso la metáftonimia se sustenta en lanarración bíblica (Génesis XI-9). En el español antiguo rivalizan babel y babilonia: "Erauna Babilonia. Por: kosa de gran konfusión"76. Las dos palabras contienden endeterminados contextos con belén “sitio en el que hay mucha confusión”, “confusión”,de donde “se armó el Belén”.

40 Un caso interesante es el latín Calvarium, que traduce el griego Golgotha, y este del

arameo. En italiano, francés, rumano y las lenguas iberrománicas, Calvarium ha recibidoel sentido traslaticio de ´sufrimiento´, y con el mismo valor se emplea en el español

Hamsa, 3 | 2017

91

Page 93: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

contemporáneo la palabra Gólgota, aunque el uso no ha superado el nivel discursivo:“Zuloaga, logró revivir en su oratorio, un Gólgota sangrante de dolor” 77. En losprincipales corpus del español aparecen más testimonios de nombres bíblicosrecategorizados, por el ejemplo, el topónimo Jerusalén y el hidrónimo Jordán:

“Pues aquella casa, en reliquias preciosas, es una Jerusalén” 78.“Se desmiente en un Jordán/ que ondas de tinta lleva”79.

41 En el Barroco la exageración es casi la norma, y la burla es una consecuencia de las

actitudes más ligadas a la estética de la desmesura y la irreverencia, a menudo logradapor la paronimia. La percepción que se tiene de un nombre depende en parte de lasimilitud de este con otras palabras80.

“Calvino, Calvatrueno, calva Anás,/ calva de Herodes, calva de Caifás;/ calavera del diablo, al campanario/ con tu calva le haces un Calvario” 81.

42 Gran parte de las metáforas inspiradas en referentes bíblicos se prestan al juego de

palabras, a la hipérbole y al humorismo (calva/ calvario); por la misma razón, elitalianismo lazareto es un caso interesante de opacidad etimológica por múltiplesfactores. Spitzer sostiene que la palabra viene en realidad de Nazareth si bien alteradapor influjo de Lázaro 82.

6. Categorías deonomásticas: nominalización,adjetivación y verbalización

43 NP -> N (NP->N ->N).

A diferencia de otros procesos de nominalización, la contienda entre sufijos rivales esirrelevante en el léxico objeto de estudio83. Es productivo el sufijo –ADA. Se emplea conel significado de “acción propia de” (jeremiada) y “acción perjudicial” (barrabasada).

44 NP -> ADJ.

El sufijo –ITA resulta más productivo cuando la base es un nombre bíblico84. Lasformaciones internas siguen un modelo establecido en latín: levita (del lt. tardío levīta). Pharies85 ha señalado los antecedentes de estas palabras y ha descrito la evolución delsufijo, desde los gentilicios hasta los nombres de los seguidores de ciertas figuraspatriarcales. El DRAE contiene: aaronita, amalecita, amonita, betlemita, camita, efraimita,

gabaonita, galaadita, sodomita, madianita, moabita, israelita, etc. El derivado adanida

“descendiente de Adán” puede ser variante de adanita.-ICO: aarónico, adánico, gedeónico. Del gr. Mōsaïkós procede el español mosaico.-EO. Se han transmitido a través del latín: amorreo, arameo, galileo, indumeo, nazareo.-ENA. Sufijo que expresa semejanza: “una nariz jerusalena”86.

45 NP-> V

Verbalizaciones en –EAR, como jeremiquear, no pertenecen al léxico culto, a diferenciade los adjetivos anteriormente citados. Este verbo es etimología popular del catalángemegar o gemecar, cambiado en jeremiquear, jerimiquear por influjo de Jeremías y jeremiada “gimotear, lloriquear”; es voz de Andalucía, Cuba, Ecuador y RepúblicaDominicana87. El español de América también mantiene el verbo jesusear 88.

Hamsa, 3 | 2017

92

Page 94: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

7. La periodización del léxico deonomástico: el casode los nombres bíblicos lexicalizados

46 El cambio categorial experimentado por el nombre propio no es un fenómeno exclusivo

de las lenguas modernas, lo conoce el latín 89, y ha tenido continuidad romance90. Lostopónimos también están implicados en la recategorización: la palabra galería91 se tomódel latín tardío galilaea ´atrio o claustro de una iglesia´, que a su vez procede deGalilea92.

47 Pertenecen a los siglos XIII y XIV usos denominativos y metafóricos del NP Herodes,

según los datos del CORDE (los Herodes y un Herodes respectivamente). El mismo corpusproporciona ejemplos de los siglos XV al XVII: Abel, Abraham, Adán, Ana profetisa,

Barrabás, Benjamín, Caifás, Cirineo, David, Jacob, Jeremías, Job, Jonás, Judas, Lázaro, Magdalena,

Marta, Matusalén, Mesías, Moisés, Pilatos, Salomón, Sansón, Satán se emplean comoapelativos que remiten al personaje bíblico. Son posteriores Cristo (1885- 1887: “niCristo lo entendía”, Pérez Galdós), Iscariote (1885- 1887, “lo que bregué con aquelIscariote”, ibid.), Pilatos93.

48 El cambio categorial se manifiesta en sintagmas de determinante y nombre propio

apelativizado, con posibilidades de pluralizarse (los Abeles), también abundan lasconstrucciones de ARTÍCULO + NP + DE (1) y las de ARTÍCULO + NP + RELATIVO (2). Seconvirtieron en peculiaridad estilística de los seguidores del conceptismo literario, peroestán atestiguadas en textos anteriores y han perdurado hasta nuestros días:

"No le podían desconocer, que estos bellacones son los Caines del mundo” 94.

Como si yo tuviera otra vida al cabo de un arca, o como si la que yo tenía me la hubiera

dado el Pilatos que dio la sentencia. Notificómela un notario, tan buen cristiano que no me

pidió albricias por la buena nueva ni derechos de lo procesado 95.

49 En el Renacimiento, los escritores exploran en el legado de la tradición popular, en la

Biblia, en la literatura, en la historia y otras fuentes, para buscar el simbolismomitológico, iniciándose así la tematización de los mitos, pero es en el Barroco cuando seproduce la modificación del tópico y cuando el tratamiento burlesco de la leyendaprovoca la ruptura del sistema establecido; dicha innovación se manifiesta en las

1.

2.

Hamsa, 3 | 2017

93

Page 95: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

novelas picarescas del siglo XVII y en la poesía satírica de los grandes maestros de laliteratura clásica. Estas fuentes son óptimas para realizar un estudio de la deonomásticadesde el punto de vista histórico. Se amplían entonces las posibilidades de estableceringeniosas relaciones entre un referente inicial y realidades muy dispares. La actividadcreadora comporta un fuerte grado de audacia, de capacidad para establecerconexiones con el pasado y el presente. La ampliación de la base referencial es laprincipal consecuencia de la creatividad barroca.

8. Conclusiones

La creación de prototipos de origen bíblico va ligada a la religiosidad popular, a la

iconografía y al tratamiento de estos personajes en las paremias. Los usos propios de la

lengua elaborada los han introducido autores que pueden extraer estos modelos de otras

obras, leídas o contempladas individualmente.

Solo unos cuantos nombres de personajes bíblicos se han lexicalizado plenamente.

Pertenecen a la deonomástica popular.

Debe contemplarse la posibilidad de que estas palabras de origen onomástico puedan

pertenecer al léxico heredado, al adquirido o al mutiplicado. Se han descubierto usos

exclusivos de las variedades del español respecto de la lexicalización de los nombres bíblicos.

El referente inicial puede confundirse con otros homónimos; la dificultad etimológica se

incrementa en el caso de que el prototipo se forme a partir de usos denominativos (los juanes

son campesinos).

La lexicalización de los nombres propios asciende considerablemente en el Barroco, cuando

se extrema la intención de crear expresiones de efectos hiperbólicos, eufemísticos o

humorísticos.

El campo del hombre ha sido el más beneficiado por la lexicalización de los nombres bíblicos.

Los epónimos designan tipos morales y sociales.

BIBLIOGRAFÍA

ALONSO HERNÁNDEZ, José Luis, HUERTA CALVO, Javier, Historia de mil y un Juanes. Onomástica

literaria y folclore, Salamanca, Universidad de Salamanca, 2000.

BAJO PÉREZ, Elena, La caracterización morsintáctica del nombre propio, A Coruña, Toxosoutos, 2002.

BRAGA RIERA, Jorge (coord.), La suerte de los nombres propios, Madrid, Sílex, 2012.

BRDAR, M., BRDAR-SZABÓ R., “When Zidane is not simply Zidane, and Bill Gates is not just Bill

Gates. Some thoughts on the construction of metaphtonymic meanings of proper names”, in

Aspects of Meaning Construction, eds. G. Radden., K.M. Köpcke, T. Berg y P. Siemund, Amsterdam/

Philadelphia, John Benjamins, 2007, pp. 125–142.

BÜCHI, Eva, “Contribution à l´étude des déonomastiques galloromans: Index des éponymes dans

le FEW”, Nouvelle revue d´Onomastique 17-18 (1991), pp. 139-152.

a.

b.

c.

d.

e.

f.

Hamsa, 3 | 2017

94

Page 96: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

BÜCHI, Eva, “Réflexions sur l ´aport de la déonomastique pour la théorie du nom propre: le cas

des éponymes à article intégré (domaine roman)”, en Onomastik und Lexikographie, Deonomastik, ed.

Jean Pierre Chambon et al., Tübingen, De Gruyter, Patronymica Romanica, 2002, pp. 171-189.

BUESA OLIVIER, Tomás, ENGUITA UTRILLA, José María, Léxico del español de América: su elemento

patrimonial e indígena, Madrid, Editorial MAPFRE, 1992.

CABRERA, Fray Alonso, Consideraciones sobre los Evangelios de los domingos, Madrid, BaillyBaillère,

1906.

CALERO FERNÁNDEZ, María Ángeles, “Personajes y episodios bíblicos en las locuciones y frases

hechas del español y del catalán”, Paremia 9 (2000), pp. 48-60.

CARRIÓN VARELA, María de los Llanos, Implementación de reglas de proyección conceptuales en el

marco de la semántica profunda para la reutilización de bases de conocimiento enciclopédico, Madrid,

UNED, 2014.

CONCEPCIÓN, San Juan Bautista de la, Exhortaciones y pláticas, a la perseverancia, Madrid, Editorial

Católica, 2002.

CORDE. Corpus Diacrónico del Español, [en línea], disponible en: http://corpus.rae.es/

cordenet.html.

COROMINAS, Joan PASCUAL, José Antonio, Diccionario Crítico Etimológico Castellano e Hispánico,

Madrid, Gredos, 1984-1991.

Diccionario de la lengua española, Madrid, Real Academia, 2014, 23ª ed., 2014.

FERNÁNDEZ NARANJO, Nicolás, Diccionario de bolivianismos, La Paz, Cochabamba, Los Amigos del

Libro, 1980.

FONTANT, Magali, “Sur le traitement lexicographique: l´antonomase de nom propre”, Cahiers de

Lexicologie 73-2 (1998), pp. 5-41.

GARCÍA GALLARÍN, Consuelo, GARCÍA GALLARÍN, Celeste, Deonomástica Hispánica. Vocabulario

científico, humanístico y jergal, Madrid, Editorial de la Universidad Complutense, 1997.

GARCÍA SUÁREZ, Alfonso, Modos de significar. Una introducción temática a la filosofía del lenguaje,

Madrid, Tecnos, 1997.

GARY-PRIEUR, Marie N., Grammaire du nom propre, Paris, PUF, 1994.

GÓMEZ-MORENO, Manuel, BUSTAMANTE GARCÍA, Agustín, Las águilas del Renacimiento español:

Bartolomé Ordóñez, Diego Siloé, Pedro Machuca, Alonso Berruguete. Madrid: Xarait, 1983.

GONZÁLEZ, Gregorio, El guitón Onofre, Logroño, Consejería de Cultura de la Rioja, 1995.

HAENSCH, Günther, WERNER, Reinhold (dir.), Diccionario del español de Argentina - español de

España, coord. por Claudio Chuchuy, Madrid, Gredos, 2000.

HAENSCH, Günther, WERNER, Reinhold (dir.), Diccionario del español de Cuba. Español de Cuba-

español de España, coord. por Gisela Cárdenas Molina y Antonia María Tristá Pérez, Madrid,

Gredos, 2000.

HAENSCH, Günther, WERNER, Reinhold (dir.), Nuevo Diccionario de Americanismos. Nuevo Diccionario

de Colombianismos, coord. por Claudio Chuchuy y Laura Hlavacka, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo,

1993.

HAENSCH, Günther, WERNER, Reinhold (dir.), Nuevo Diccionario de Americanismos. Nuevo Diccionario

de Uruguayismos, coord. por Úrsula Kühl de Mones, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1993.

Hamsa, 3 | 2017

95

Page 97: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

IGLESIAS OVEJERO, Ángel, “El árbol paremiológico de Pedro”, Anuari de Filologia. Estudis de

Lingüística, 5 (2015), pp. 79-108.

IGLESIAS OVEJERO, Ángel, “Eponimia: motivación y personificación en el español marginal y

hablado”, BRAE 61 (1981), pp. 297‑348.

IGLESIAS OVEJERO, Ángel, “La proverbialidad del nombre propio y las figuras del refranero”,

Paremia, 8 (1999), pp. 279-288.

IGLESIAS OVEJERO, Ángel, “Noms de personnages dans les expressions à nature parémiologique

en espagnol: l'exemple de Juan”, in Onomastik, ed. D. Kremer, Tübingen, Max Niemeyer Verlag,

2002, pp. 269‑293.

JONASSON, Kerstin, Le nom propre. Constructions et interprétations, Louvain-la-Neuve, Duculot, 1994.

LAMARTI, Rachid, “La antonomasia en las lenguas española y china”, en Actas del II Congreso Ibero-

Asiático de Hispanistas, ed. Shoji Bando y Mariela Insúa Cereceda, BIADIG: Biblioteca áurea digital

v.27, 2014, pp. 291-303.

LARA, Fernando (dir.), Diccionario fundamental del español de México, México, Fondo de Cultura

Económica, 1993.

LEÓN, Luis de, De los nombres de Cristo, libros I-III, Oviedo, Universidad de Oviedo, 1996.

LÓPEZ DE ÚBEDA, Francisco, La pícara Justina, Madrid, Editorial Nacional, 1977.

LÓPEZ MORALES, Humberto (dir.), Diccionario de Americanismos, Madrid, Santillana Ediciones

Generales, 2010.

MARTÍN SÁNCHEZ, Manuel, Seres míticos y personajes fantásticos españoles, Madrid, Edaf Ensayo,

2002.

MENÉNDEZ PIDAL, Ramón (dir.), et al., Léxico Hispánico Primitivo. Siglos VIII-XII, Madrid, Real

Academia Española - Fundación Ramón Menéndez Pidal, 2003.

MIGLIORINI, Bruno, Dal nome proprio al nome comune: studi semantici sul mutamento dei nomi propri

persona in nomi comuni negl'idiomi romanzi, Firenze, Leo S. Olschi Editore, 1927.

MORANT, Ricardo, “La secularización lingüística en español”, Iberorromania 33 (1991), pp. 58-73.

Nueva Gramática de la Lengua Española, I, Madrid, Espasa Calpe, 2009.

PHARIES, David, Diccionario Etimológico de los Sufijos Españoles, Madrid, Gredos, 2002.

QUEVEDO Y VILLEGAS, Francisco de, Poesías, Madrid, Castalia, 1969-1971.

RAINER, Franz, “La derivación adjetival”, in Gramática Descriptiva de la Lengua Española, 3, coord.

Ignacio Bosque y Violeta Demonte, Madrid, Espasa Calpe, 1999, p. 4595-4644.

REINHARDT, Jan, “El proyecto de un Deonomasticon iberoromanicum”, Zeitschrift für romanische

Philologie 126 (2010), pp. 593-601.

RENAUD Richard, Diccionario de hispanoamericanismos no recogidos por la Real Academia, Madrid,

Cátedra, 2006.

RUIZ, Miguel, Sermón de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, Sevilla, Ayuntamiento de

Sevilla, 1992.

SCHÖKEL, Luis Alonso, ZURRO, Eduardo, “Mis fuentes están en ti”. Estudios bíblicos de literatura

española, Madrid, Universidad Pontificia de Comillas, 1998.

Hamsa, 3 | 2017

96

Page 98: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

SCHWEICKARD, Wolfgang, Deonomasticon Italicum (DI). Dizionario storico dei derivati da nomi

geografici e da nomi di persona, 4 vols., Tübingen, Max Niemeyer Verlag, 1997-2013.

SCHWEICKARD, Wolfgang, "Deonomastik". Ableitungen auf der Basis von Eigennamen im Französischen:

Unter vergleichender Berücksichtigung des Italienischen, Rumänischen und Spanischen, Tübingen, Max

Niemeyer Verlag, 1992.

SEGURA MUNGUÍA, Santiago, Nuevo diccionario etimológico. Latín-español y de las voces derivadas, 5ª

ed., Bilbao, Universidad de Deusto, 2012.

STELLA, Enzo La, Dizionario Storico di Deonomastica, Bologna, Zanichelli-Olschki, 1984.

Trésor de la Langue Française informatisé, [en ligne[, disponible en : http://atilf.atilf.fr/.

VEGA CARPIO, Lope de, Pastores de Belén, prosas y versos divinos, Barcelona, PU, 1991.

NOTAS

1. Es sabido que este término abarca los procesos de transformación de distintas unidades

lingüísticas en combinaciones idiomatizadas. Los historiadores del léxico han manifestado

interés por el estudio de las piezas léxicas formadas por varias palabras y sujetas a distintos

grados de lexicalización; así mismo, han podido constatar que este fenómeno debe considerarse

como un continuum, así se percibe en los numerosos apreciativos lexicalizados o en los distintos

tratamientos de los nombres propios (Nueva Gramática de la Lengua Española, I, Madrid, Espasa

Calpe, 2009, p. 57-58.

2. El estudio comparativo de varios casos de antonomasia en español y chino corrobora la

universalidad del procedimiento. Véase Rachid Lamarti, “La antonomasia en las lenguas española

y china”, en Actas del II Congreso Ibero- Asiático de Hispanistas, ed. Shoji Bando y Mariela Insúa

Cereceda, BIADIG: Biblioteca áurea digital v.27, 2014, p. 291-303.

3. Magali Fontant ofrece un resumen de las principales contribuciones publicadas antes del

diccionario de La Stella: Counson (1907), Migliorini (1927), Tagliavini (1928), Darmesteter (1928),

Doutrepont (1929), Peterson (1929), Marouzeau (1950), Monnot (1958), Damourette & Pichon

(1911), Nyrop (1979[1911]), Gougenheim (1972). Véase Magali Fontant, 1998: “Sur le traitement

lexicographique: l´antonomase de nom propre”, Cahiers de Lexicologie 73- 2 (1998), p. 5.

4. La deonomástica estudia los procesos de nominalización, adjetivación y verbalización a partir de

los nombres propios. Este término lo introdujo Enzo La Stella, Dizionario Storico di Deonomastica,

Bologna, Zanichelli-Olschki, 1984, y lo han aceptado especialistas de reconocido prestigio.

Destacan las contribuciones de Eva Büchi, “Contribution à l´étude des déonomastiques

galloromans: Index des éponymes dans le FEW”, Nouvelle revue d´Onomastique 17-18 (1991), p.

139-152; Eva Büchi, 2002: “Réflexions sur l ´aport de la déonomastique pour la théorie du nom

propre: le cas des éponymes à article intégré (domaine roman)”, en Onomastik und Lexikographie,

Deonomastik, ed. Jean Pierre Chambon et al., Tübingen, De Gruyter, Patronymica Romanica, 2002,

p. 171-189. Véanse también Wolfgang Schweickard, 1992: “Deonomastik” (unter vergleichender

Berücksichtigung des Italienischen, Rumänischen und Spanischen, Tübingen, Max Niemeyer Verlag,

1992; Wolfgang Schweickard, Deonomasticon Italicum (DI). Dizionario storico dei derivati da nomi

geografici e da nomi di persona, 4 vols., Tübingen, Max Niemeyer Verlag, 1997-2013; Magali Fontant,

“Sur le traitement lexicographique: l´antonomase de nom propre”, p. 5-41; Jan Reinhardt, “El

proyecto de un Deonomasticon iberoromanicum”, Zeitschrift für romanische Philologie 126 (2010), p.

593-601.

5. Joan Corominas y José Antonio Pascual, Diccionario Crítico Etimológico Castellano e Hispánico,

Madrid, Gredos, 1984-1991.

Hamsa, 3 | 2017

97

Page 99: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

6. Este tipo de lexicalización supone la conceptualización de una clase. Esta es la principal

diferencia entre los sustantivos de origen onomástico y los nombres propios, cuya función

principal es designar referentes individuales e inclasificables. Véanse Marie N. Gary –Prieur,

Grammaire du nom propre, Paris, PUF, 1994; Kerstin Jonasson, Le nom propre. Constructions et

interprétations, Louvain- la – Neuve, Duculot, 1994.

7. Diccionario de la lengua española, Madrid, Real Academia, 2014, 23ª ed., 2014 (doravante DRAE,

2014)

8. 1236- 1246, Gonzalo de Berceo, El duelo de la Virgen, apud Real Academia Española), Banco de

datos: CORDE. Corpus Diacrónico del Español. Disponible [en línea] <http://corpus.rae.es/

cordenet.html>

9. DRAE, 2014.

10. 1627, Gonzalo Correas, Vocabulario de refranes y frases proverbiales, apud CORDE.

11. 1627, Gonzalo Correas, Vocabulario de refranes y frases proverbiales, apud CORDE.

12. 1627, Gonzalo Correas, Vocabulario de refranes y frases proverbiales, apud CORDE.

13. c 1200, Almerich, La fazienda de Ultra Mar, apud CORDE.

14. Se sigue la clasificación propuesta por Kerstin Jonasson, Le nom propre…, p.182-187, quien ha

reconocido diferencias entre el uso ejemplar y el denominado metafórico: con el primero el

designador destaca el valor o la función social que se le atribuye a un referente identificado, con

el segundo el NP pierde su carácter monovalente y adquiere un valor lexical codificado a partir

de ciertas propiedades del referente inicial, no siempre reconocido.

15. c 1550, Juan de Arce de Otárola, Coloquios de Palatino y Pinciano, apud CORDE.

16. 1511, anónimo, Traducción de Tirante el Blanco de Joanot Martorell, apud CORDE.

17. 1908, E. Larreta, La gloria de don Ramiro, Argentina, apud CORDE.

18. 1822, anónimo, Romances, en Doña Inés de Castro. Pliego suelto, apud CORDE.

19. Magali Fontant, “Sur le traitement lexicographique: l´antonomase de nom propre”, p- 7.

20. El sustantivo macabeo en ciertos contextos podría ser un caso de metaftonimia, por cruce del

doble uso metonímico (libro de los mártires Macabeos) y metafórico (macabeo ´mártir´ ´cadáver´).

El término metaphtonymy fue acuñado inicialmente por Goossens (1990), lo retoma M. Brdar y R.

Brdar-Szabó, “When Zidane is not simply Zidane, and Bill Gates is not just Bill Gates. Some

thoughts on the construction of metaphtonymic meanings of proper names, in Aspects of Meaning

Construction, eds. G. Radden., K.M. Köpcke, T. Berg y P. Siemund, Amsterdam/ Philadelphia, John

Benjamins, 2007, p. 125–142. Trabajos más recientes han seguido la línea de Brdar y Brdar-Szabó

sobre la eponimia y la figura del parangón. Véase Mª de los Llanos Carrión Varela, Implementación

de reglas de proyección conceptuales en el marco de la semántica profunda para la reutilización de bases de

conocimiento enciclopédico, Madrid, UNED,2014. http://e-spacio.uned.es/fez/eserv.php?

pid=tesisuned:Filologia-Mlcarrion&dsID=Documento.pdf

21. 1888, Benito Pérez Galdós, Miau.

22. María Ángeles Calero Fernández, “Personajes y episodios bíblicos en las locuciones y frases

hechas del español y del catalán”, Paremia 9 (2000), p. 48-60; Ángel Iglesias Ovejero, “Eponimia:

motivación y personificación en el español marginal y hablado”, BRAE 61 (1981), p. 297‑348; Ángel

Iglesias Ovejero, “Noms de personnages dans les expressions à nature parémiologique en

espagnol: l'exemple de Juan”, in Onomastik, ed. D. Kremer, Tübingen, Max Niemeyer Verlag, 2002,

p. 269‑293; idem: “El árbol paremiológico de Pedro”, Anuari de Filologia. Estudis de Lingüística, 5

(2015), p. 79-108. Ricardo Morant, “La secularización lingüística en español”, Iberorromania, 33

(1991), p. 58-73.

RAE, Banco de datos: CORDE. Corpus Diacrónico del Español. Disponible [en línea] http://

corpus.rae.es/cordenet.html

RAE, Banco de datos: CREA. Corpus de Referencia del Español Actual Disponible [en línea] http://

corpus.rae.es/cordenet.html

Hamsa, 3 | 2017

98

Page 100: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

RAE, Nuevo Tesoro Lexicográfico de la Lengua Española (NTLLE). Disponible [en línea] < http://

ntlle.rae.es/ntlle/SrvltGUILoginNtlle>

23. Luis Alonso Schökel y Eduardo Zurro, “Mis fuentes están en ti”. Estudios bíblicos de literatura

española, Madrid, Universidad Pontificia de Comillas, 1998.

24. Manuel Martín Sánchez, Seres míticos y personajes fantásticos españoles, Madrid, Edaf ensayo,

2002.

25. a.1598, Fray Alonso de Cabrera, Consideraciones sobre los Evangelios de los domingos, Madrid,

Bailly-Baillère, 1906; a.1617, Miguel Ruiz, Sermón de la Inmaculada Concepción de la Virgen María,

Sevilla, Ayuntamiento de Sevilla, 1992; c1610-1612, san Juan Bautista de la Concepción,

Exhortaciones y pláticas, a la perseverancia, Madrid, Editorial Católica, 2002; a. 1583, fray Luis de

León, De los nombres de Cristo, libros I-III, Oviedo, Universidad de Oviedo, 1996; a.1597-1645,

Francisco de Quevedo y Villegas, Poesías, Madrid, Castalia, 1969-1971; a. 1605, Francisco López de

Úbeda, La pícara Justina, Madrid, Editorial Nacional, 1977; a.1612, Lope de Vega Carpio, Pastores de

Belén, prosas y versos divinos, Barcelona, PU, 1991.

26. Manuel Gómez Moreno, Las águilas del Renacimiento español: Bartolomé Ordóñez, Diego

Siloé, Pedro Machuca, Alonso Berruguete, apud CORDE.

27. Joan Corominas y José Antonio Pascual, Diccionario Crítico Etimológico Castellano e Hispánico.

28. Pertenecen al léxico heredado los días de la semana referidos a un dios: martes (del latín Martis

[dies]), en Léxico Hispánico Primitivo. Siglos VIII-XII, por Menéndez Pidal et al., Madrid, Real

Academia Española - Fundación Ramón Menéndez Pidal, 2003. El español también podría haber

importado voces pertenecientes a la deonomástica bíblica; por ejemplo, faire la Madelainne (Trésor

de la Langue Française informatisé - http://atilf.atilf.fr/; doravante TLFi), Mathusalem (TLFi)

preceden a los correspondientes usos deonomásticos del español: magdalena ´mujer penitente´ y

matusalén ´hombre muy longevo´. No faltan las creaciones propias; por ejemplo, José Caifás es el

prototipo del hombre malvado en Bolivia, y en México, Guatemala y Nicaragua se expresa el

deseo de que sea pagada una deuda con la interjección ¡Caifás!, registrada en Asociación de

Academias de la Lengua Española - Humberto López Morales (dir.), Diccionario de Americanismos,

Madrid, Santillana Ediciones Generales, 2010.

29. Se han consultado otros diccionarios de americanismos: Günther Haensch y Reinhold Werner

(dir.), Nuevo Diccionario de Americanismos. Nuevo Diccionario de Colombianismos, coord. por Claudio

Chuchuy y Laura Hlavacka, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1993; Günther Haensch y Reinhold

Werner (dir.), Nuevo Diccionario de Americanismos. Nuevo Diccionario de Uruguayismos, coord. por

Úrsula Kühl de Mones, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1993; Günther Haensch y Reinhold

Werner (dir.), Diccionario del español de Cuba. Español de Cuba- español de España, coord. por Gisela

Cárdenas Molina y Antonia María Tristá Pérez, Madrid, Gredos, 2000; Günther Haensch y

Reinhold Werner (dir.), Diccionario del español de Argentina - español de España, coord. por Claudio

Chuchuy, Madrid, Gredos, 2000; Lara, Fernando (dir.), Diccionario fundamental del español de México,

México, Fondo de Cultura Económica, 1993.

30. Bruno Migliorini, Dal nome proprio al nome comune: studi semantici sul mutamento dei nomi

propri persona in nomi comuni negl'idiomi romanzi, Firenze, Leo S. Olschi Editore, 1927.

31. c 1603-1607, San Juan Bautista de la Concepción, Pláticas a los religiosos.

32. 1609, Lope de Vega Carpio, Jerusalén conquistada.

33. a 1659, Hernando Domínguez Camargo, Otras flores aunque pocas, Colombia.

34. 1914, Rubén Darío, Canto a la Argentina y otros poemas, Nicaragua.

35. Nicolás Fernández Naranjo, Diccionario de bolivianismos, La Paz, Cochabamba, Los Amigos del

Libro, 1980.

36. 1935-36, Tomás Carrasquilla, Hace tiempos, Colombia.

37. Renaud Richard, Diccionario de hispanoamericanismos no recogidos por la Real Academia, Madrid,

Cátedra, 2006.

38. 1985, Tomás Mojarro, Yo, el valedor, México, apud CORDE.

Hamsa, 3 | 2017

99

Page 101: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

39. Alfonso García Suárez, Modos de significar. Una introducción temática a la filosofía del lenguaje,

Madrid, Tecnos, 1997, p. 111-112.

40. Tomás Buesa Oliver y José María Enguita Utrilla, Léxico del español de América: su elemento

patrimonial e indígena, Madrid, Editorial MAPFRE, 1992.

41. La profesora Elena Bajo Pérez ha profundizado en esta cuestión. Reconoce que “es difícil

distinguir éntre los casos de antonomasia propiamente dicha y los progenéricos”, estos, según

Bajo, comienzan siendo designaciones burlescas” - Elena Bajo Pérez, La caracterización

morsintáctica del nombre propio, A Coruña, Toxosoutos, 2002, p. 70; Ángel Iglesias Ovejero, “El árbol

paremiológico de Pedro”, Anuari de Filologia. Estudis de Lingüística 5 (2015), p. 79-108; José Luis

Alonso Hernández y Javier Huerta Calvo, Historia de mil y un Juanes. Onomástica literaria y folclore,

Salamanca, Universidad de Salamanca, 2000.

42. 1596, Juan Rufo, Las seiscientas apotegmas, apud CORDE.

43. 1570-1579, Sebastián de Horozco, Libro de los proverbios glosados, apud CORDE.

44. 1602, Diego Alfonso Velásquez de Velasco, El celoso.

45. 1629 – 1630, Francisco de Quevedo y Villegas, Libro de todas las cosas y otras muchas más.

46. 1899, Argüello Mora, Manuel, La Trinchera, Costa Rica.

47. 1909, Leopoldo Lugones, Lunario sentimental, Argentina, apud CORDE.

48. 1640, Capitán Castro de Torres, Panegírico al chocolate, apud CORDE.

49. 1875, Ricardo Palma, apud CORDE.

50. 1892, Fernández y Medina, apud CORDE; 1913.

51. 1604, José de Valdivielso, Vida, excelencia y muerte del gloriosísimo patriarca San José, apud

CORDE.

52. DRAE, 2014.

53. 1605, Francisco López de Úbeda, La picara Justina, 375.

54. 1627, Gonzalo Correas, Vocabulario de refranes y frases proverbiales

55. “Allí los pilluelos de la calle, las muchachas del arroyo, las magdalenas” (C.M.de Heredia, Una

fuente de energía, México, 1932, apud CORDE).

56. Mª Ángeles Calero, “Personajes y episodios bíblicos en las locuciones y frases…”.

57. Más información en la nota 6.

58. Jorge Braga Riera (coord.), La suerte de los nombres propios, Madrid, Sílex, 2012.

59. Datos de Calero, Mª Ángeles Calero, “Personajes y episodios bíblicos en las locuciones y

frases…”, p. 49-60.

60. Bruno Migliorini, Dal nome proprio al nome comune...

61. TLFi.

62. 1605, López de Úbeda, La pícara Justina, 370, apud CORDE.

63. DRAE, 2014.

64. 1605, López de Úbeda, La pícara Justina, 325, apud CORDE.

65. 1604, Gregorio González, El guitón Onofre, Logroño, Consejería de Cultura de la Rioja, 1995, p.

194.

66. 1495, Antonio de Nebrija, Vocabulario español-latino.

67. 1962, Font Quer, apud CORDE.

68. DRAE, 2014.

69. 1627, Correas, apud CORDE; DRAE 2014.

70. 1527-1561, Fray Bartolomé de las Casas, apud CORDE.

71. 1908, Galdós, apud CORDE.

72. 1962, Font Quer, apud CORDE.

73. 1627, Gonzalo Correas, Vocabulario de refranes y frases proverbiales, apud CORDE.

74. TLFi.

75. Enzo La Stella, Dizionario Storico di Deonomastica, p. 31-32.

76. CorreasVR, 625.

Hamsa, 3 | 2017

100

Page 102: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

77. 1969, Iñaki Linazasoro, La otra Guipúzcoa.

78. 1605, López de Úbeda, La pícara Justina, p. 334.

79. Góngora, Letrillas, p. 106.

80. Iglesias Ovejero ve en el antropónimo Pedro un parónimo de los términos con los que rima en

el Refranero: medro, pedo, pello, pelo, pero, perro. Véase Ángel Iglesias Ovejero, “El árbol

paremiológico de Pedro”, p.90.

81. 1656, Francisco Bernardo de Quirós, Aventuras de don Fruela.

82. Joan Corominas y José Antonio Pascual, Diccionario Crítico Etimológico Castellano e

Hispánico.

83. La NGLE admite rivalidades léxicas entre -ADA y -ERÍA, -ADA y –AZO, -ADA y –ÓN. Con

nombres bíblicos, el sufijo –ADA tiene la primacía.

84. Rainer considera que los sufijos –ITA, -EO –ICO, entre otros, forman adjetivos deonomásticos

de persona y que, en general, son no productivos y marginales: Franz Rainer, “La derivación

adjetival”, in Gramática Descriptiva de la Lengua Española, 3, coord. Ignacio Bosque y Violeta

Demonte, Madrid, Espasa Calpe, 1999, p. 4621-4622.

85. David Pharies, Diccionario Etimológico de los Sufijos Españoles, Madrid, Gredos, 2002.

86. 1605, Francisco López de Úbeda, La pícara Justina.

87. Joan Corominas y José Antonio Pascual, Diccionario Crítico Etimológico Castellano e

Hispánico.

88. DRAE, 2014.

89. Catonī, -ōrum ´partidarios de Catón de Utica´. Tomado de Santiago Segura Munguía, Nuevo

diccionario etimológico. Latín- español y de las voces derivadas, Bilbao, Universidad de Deusto, 2012, 5ª

ed.

90. Ángel Iglesias Ovejero, 1999: “La proverbialidad del nombre propio y las figuras del

refranero”, Paremia, 8 (1999), p. 279-288.

91. La forma popular galería es ilustrativa de la disimilación [l...l >l…r]..

92. Joan Corominas y José Antonio Pascual, Diccionario Crítico Etimológico Castellano e

Hispánico.

93. Primeros testimonios: XIII-XIV: 1. XV-XVII: 24. XVIII-XX: 3. Total: 29 lemas. En la fase de

selección del léxico de los nombres bíblicos se ha consultado un trabajo anterior: Consuelo y

Celeste García Gallarín, Deonomástica Hispánica. Vocabulario científico, humanístico y jergal, Madrid,

Editorial de la Universidad Complutense, 1997. El corpus inicial se ha ampliado

considerablemente con nuevos datos obtenidos de los corpus mencionados.

94. 1605, Francisco López de Úbeda, La pícara Justina, p. 229.

95. 1646, anón., La vida y echos de Estebanillo González.

RESÚMENES

O principal objetivo desta contribuição é o de introduzir uma proposta metodológica para o

estudo do léxico dos nomes bíblicos. O campo lexical mais beneficiado por este procedimento tem

sido o relacionado com o ser humano. O conhecimento generalizado de certos episódios e

personagens da Bíblia deve-se ao trabalho de professores, pregadores, escritores, tradutores e

mesmo dos ditados populares. O virtuosismo de alguns escritores tem contribuído para a

Hamsa, 3 | 2017

101

Page 103: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

descoberta de novas possibilidades de nomeação, seja pela herança latina, seja pela criação

independente ou pelo empréstimo.

The main objective of this contribution is to introduce a methodological proposal for the study of

the lexicon from biblical onomastics. The most benefited lexical field by this procedure has been

the one related to the human being. The widespread knowledge of certain episodes and

characters from the Bible is due to the work done by teachers, preachers, writers, translators,

and even by the popular sayings. The virtuosity of some writers has contributed to the discovery

of new naming possibilities, because of Latin inheritance, independent creation or loan.

ÍNDICE

Keywords: proper name, lexicalization, eponym, methodology, biblical onomastics

Palavras-chave: nome próprio, léxico, epónimo, metodologia, onomástica bíblica

AUTOR

CONSUELO GARCÍA GALLARÍN

Universidad Complutense de Madrid, [email protected]

Hamsa, 3 | 2017

102

Page 104: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

Part II

Hamsa, 3 | 2017

103

Page 105: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

L’anthroponymie des chrétiensarabisés de la péninsule Ibériquemédiévale : le double nom des« mozarabes », IXe-XIIIe sièclesJean-Pierre Molénat

1 Pour étudier l’anthroponymie des chrétiens arabisés de la péninsule Ibérique, il

conviendra de distinguer trois étapes spatio-temporelles dans l’histoire de ceux quel’on a coutume de dénommer « mozarabes », un terme de nos jours largement remis enquestion1, et qu’il serait préférable, dans toute la mesure du possible, de remplacer parcelui de « chrétiens arabisés »2, expression que celui qui reste, jusqu’à aujourd’hui, leurclassique historien, Francisco Javier Simonet évitait soigneusement, dans la secondemoitié du XIXe siècle3, parce qu’elle se trouve en contradiction fondamentale avec labase même de sa théorie qui présentait les « mozarabes » comme les résistants contrel’islamisation et à l’arabisation.

2 Le premier moment de leur histoire correspond à l’étape que l’on a le plus souvent en

vue, lorsque l’on parle de mozarabes, celle du séjour comme une minorité, sinon depoint de vue numérique, mais tout au moins du point de vue du statut social de ḏimmī-s,partagé avec la minorité juive, à l’intérieur d’une al-Andalus islamique gouvernée parles émirs, puis califes, omeyyades de Cordoue, et ensuite par leurs successeurs, lesprinces, surnommés les rois de taïfas (mulūk al-ṭawā’if).

3 La seconde étape qui se trouve être, en partie seulement, contemporaine de la

première, est celle du séjour dans les états chrétiens du nord de la péninsule, avec laquestion de savoir si les personnes qui y apparaissent comme « arabisés », en tant queporteurs de noms partiellement au moins arabes, sont des immigrés, venus, eux-mêmesou leurs ascendants, des terres islamiques d’al-Andalus, ou s’ils se sont « arabisés », aumoins en ce qui concerne leurs noms, sur place.

4 L’ultime étape qu’il conviendra de distinguer sera celle de « la fin des chrétiens arabisés

d’al-Andalus »4, durant laquelle les mozarabes de Tolède, puisqu’il s’agit désormais

Hamsa, 3 | 2017

104

Page 106: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

exclusivement de ceux-ci, qu’ils aient été indigènes dans la ville, ou réfugiés arrivés duSud encore islamique, en fuite notamment devant l’arrivée des Almohades,conservèrent pendant plus de deux cents ans, jusqu’au début du XIVe siècle, l’usageoral et écrit de la langue arabe, comme l’attestent notamment les quelque 1.200documents rédigés dans la langue du ḍād à Tolède entre 1085 et les dernières années duXIIIe siècle5, documents dont il convient de relever que s’ils sont arabes dans la forme,c’est à dire par l’écriture, la langue et les formulaires utilisés, ils restent néanmoinsconformes à la loi wisigothique dans leur contenu6.

1. L’étape omeyyade et taïfale

5 Durant cette période, les noms des chrétiens, tels du moins qu’ils apparaissent dans la

documentation, et principalement leurs écrits en langue latine correspondant à la crisedes « martyrs de Cordoue », au milieu du Xe siècle, sont des noms « chrétiens », qu’ilssoient d’origine hébraïque, latine ou germanique, mais sous une forme latine. Ontrouve ainsi les noms d’Eulogius, Paulus Albarus, Samson parmi les exaltés contre lerégime islamique, mais également au nombre de ceux qui surent s’acommoder de ladomination arabe et collaborèrent avec elle, comme l’évêque de Malaga, Hostegesis, lecomte des mozarabes de Cordoue, Servandus7, ou l’évêque d’Iliberis, Samuel8, ou bienencore de ceux dont on ignore la position à cet égard, tels le poète Ciprianus9. Il a étéainsi possible d’établir une liste des noms latins des chrétiens d’al-Andalus de laseconde moitié du IXe siècle, tels qu’ils apparaissent dans les écrits latins desmozarabes10. Les noms mixtes latins-arabes son exceptionnels dans ces écrits, ou dansles épitaphes latine, telles que celle de « Agoblasto Abeatarecus », soit un Iben Ṭāriq11.

6 Cependant, si l’on se tourne vers les bien peu nombreux documents en langue arabe qui

font mention des chrétiens d’al-Andalus, on voit que certains d’entre eux montrentpour eux des doubles noms, d’un côté latins-germaniques, et de l’autre arabes, commeil en va pour l’évêque Recemundus, autrement appelé Rabī‘ b. Ziyād12, la confusion a étéparfois faite entre ‘Arīb b. Sa‘d (ou b. Sa‘īd), l’auteur notamment de la continuation deṬabarī intégrée dans l’édition du Bayān al-Muġrib d’Ibn ‘Iḏārī13, et ce Rabī‘ b. Ziyād14.

7 D’autres cas montrent non pas deux noms totalement distincts pour le même individu,

comme pour Recemundus/Rabī‘ b. Ziyād, du moins la combinaison d’éléments arabes etlatins. Ainsi, le “comte des chrétiens” (qūmis al-naṣārā’), chef de la garde desmercenaires de l’émir al-Ḥakam I, Rabī‘ b. Teodulfto, qui mourut finalement exécuté,portait après un “premier nom” ou prénom arabe (ism ’alam)15, Rabī‘, un nom defiliation latino-chrétien, encore que d’origine germanique (sans doute Theodulf), qui anotablement perturbé les scribes de langue arabe16.

8 L’auteur de la traduction arabe des Psaumes, Ḥafṣ b. Albar al-Qūṭī17, portait, avant son

nom de filiation chrétien, bien qu’exprimé en arabe (Ibn Albar, correspondant aucastillan ultérieur Álvarez), et sa nisba le rattachant aux Goths, qu’elle fût réelle oufictive, ou exprimât simplement son appartenance à la population indigène, un nompersonnel, Ḥafṣ, absolument arabe et même islamique, car il avait été porté avant lui,par plusieurs savants musulmans, et, au féminin, par la fille du calife ‘Umar b. al-

Ḫaṭṭāb, laquelle se trouvait être au surplus l’une des épouses du Prophète Muḥammadlui-même18.

Hamsa, 3 | 2017

105

Page 107: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

9 Mais on notera que dans ces combinaisons onomastiques c’est bien l’élément arabe qui

paraît l’emporter, tant avec le “premier nom” (Rabī‘, Ḥafṣ), que dans la forme, avec lachaine onomastique-généalogique, à une époque où l’usage du nom du père n’est pasencore établi en Occident.

10 A l’occasion, les écrits de langue arabe ne donnent, pour des personnages évidemment

chrétiens, que des noms arabes, ainsi pour l’évêque métropolitain de Tolède (maṭrān

Ṭulayṭula) ‘Ubayd Allāh (ou ‘Abd Allāh) b. Qāsim, l’évêque de Cordoue, Aṣbaġ b. ‘AbdAllāh b. Nabīl, et le cadi des chrétiens de Cordoue, Wālid b. Muġīṯ19. On supposera, avecune forte vraisemblance, que ces personnages portaient en même temps des nomschrétiens, que les chroniqueurs arabes ne se soucièrent évidemment pas d’indiquer.

11 Ainsi la pratique du double nom, latin et arabe, que l’on verra encore mieux

documentée dans l’étape léonaise des mozarabes, loin d’être une innovation de cettedeuxième période, ou de cette région du Nord péninsulaire, comme il est bien souventavancé20, est-elle tout au contraire une création, apparue dans le contexte d’al-Andalusomeyyade, ensuite, comme on le verra, maintenue et consolidée. Une simple raison dechronologie impose d’inverser la relation le plus souvent admise.

2. Les “chrétiens arabisés” dans le royaume de León

12 On ne va pas ici s’attarder à relever toutes les occurrences, dans les documents des

royaumes chrétiens du nord de la péninsule, et spécialement du León des VIIIe-XIIesiècles, des noms d’allure arabe, ce travail ayant été très longuement effectuéauparavant par d’autres chercheurs21.

13 On discutera seulement deux points. Le premier est la question préalable importante et

qui a donné lieu à une discussion qui reste loin d’être tranchée, de la signification et del’origine de la présence d’une anthroponymie partiellement arabe dans les documentsdu royaume de León. Le second sera celui, d’apparence plus secondaire, du phénomènedu double nom, arabe et roman, déjà mis en évidence en al-Andalus omeyyade, et quel’on retrouvera dans la Tolède chrétienne, principalement du XIIe siècle.

14 La présence d’une population chrétienne peu ou prou “arabisée”, au moins en se qui

concerne les noms est manifeste dans le nord de la péninsule, et notamment dans leroyaume de León, entre le IXe et le XIIe siècle, ainsi que l’atteste l’anthroponymieprésente dans les documents de cette époque et de ces régions. Il a été énormément, etjusqu’à la satiété, discutée sur l’origine de cette population, et sur celle de son“arabisation”, et il faut bien constater que la question reste, à l’heure actuelle, loind’être résolue d’une manière satisfaisante.

15 A l’ancienne théorie qu’avait formulée Manuel Gómez Moreno au début du XXe siècle22,

d’une immigration massive vers le nord de chrétiens fuyant la domination musulmanerègnant sur les terres d’al-Andalus, théorie qui s’accordait au mieux avec l’idée siénergiquement défendue par Claudio Sánchez-Albornoz23 d’un dépeuplement intégralde la vallée du Duero, que ces mozarabes auraient contribué à repeupler, se sontopposées deux théories nouvelles, en grande partie d’ailleurs contradictoires entreelles. La réfutation de la théorie de Don Claudio s’étant convertie en l’exercice obligé dela génération des médiévistes espagnols apparue depuis la disparition du maître, aentrainé avec elle la contestation, plus ou moins radicale selon les différents auteurs,de celle de l’immigration mozarabe vers le Nord. Pour les uns, une population qui ayant

Hamsa, 3 | 2017

106

Page 108: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

survécue, livrée à elle-même entre les deux dominations asturo-léonaise et arabo-islamique, se serait arabisée, sans que l’on comprenne pourquoi ni comment, par unmystérieux effet de mode, en l’absence d’une domination arabo-islamique effectivedans la plus grande partie de ces régions24. Le seul espace où un réel contrôle islamiquea pu s’exercer et contribuer à l’arabisation des populations indigènes chrétiennes estconstitué par la zone située au nord du Portugal, autour de Coïmbre, reconquise parAlmanzor en 988 et demeurée au pouvoir des musulmans jusqu’à la reprise de la villepar les chrétiens léonais en 1064. On relève de fait une forte proportion de noms“arabisés” dans cette région25. Pour le reste, on en est réduit à s’appuyer sur le concept,combien flou, de “frontière”, qui peut être entendu en bien des sens différents26. Entout état de cause, pour ce qui concerne les musulmans, celle de ṯaġr, que l’on veuttraduire maintenant par “frontière” plutôt que par “marche”, s’applique bien à desterritoires situés sous contrôle islamique, pour al-ṯaġr al-awsaṭ (la “marche moyenne”)et al-ṯaġr al-adnā (la “marche inférieure”), et non à des espaces situés entre les deuxdominations, comme le voudraient les défenseurs de cette “frontière” comme unespace d’arabisation.

16 Encore plus étrange, s’il est possible, apparaît la théorie, reprise des idées dε Jaime

Oliver Asín27, qui veut voir dans les prétendus mozarabes léonais et castillans lesdescendants des Berbères mal islamisés, et pas encore arabisés, arrivés dans cescontrées lors de la conquête de la première moitié du VIIIe siècle, et qui seraientdemeurés sur place28, quand on sait que la plus grande partie d’entre eux au moinsretournèrent vers le sud au milieu du VIIIe siècle. Et l’on ne relève pas chez eux, pasplus que dans la toponymie, de trace d’une onomastique berbère29. Et dans l’hypothèseque ces Berbères auraient été, partiellement au moins, de langue latine, on necomprend pas comment ils auraient laissé une trace arabe tant dans l’anthroponymie

que dans la toponymie. Pourtant les Aḫbār Maǧmū‘a, principale source pour l’histoiredes événements du milieu du VIIIe siècle, laissent effectivement place à la permanencedans le Nord-Ouest de la péninsule, désigné en arabe comme la Ǧillīqiya, d’unepopulation d’abord musulmane, mais qui ”douteuse dans sa religion“ apostasia et cessade payer le tribut30. Au contraire, selon la Chronique d’Alphonse III, Alphonse I auraittué tous les « Arabes » (que l’on comprendra plutôt, si l’on veut, comme des Berbères)des cités qu’il occupa et ramené les chrétiens sur ses terres31.

17 En dernier lieu, on trouve la combinaison des deux premières théories, celle de

l’immigration mozarabe et celle de l’arabisation in situ, dans un article de Cyrille Ailletqui établit de fines distinctions entre les régions et les moments32. À côté de zones, telleque la Galice (au sens actuel), où la présence des noms d’origine arabe ne peut guères’expliquer que par une immigration en provenance d’al-Andalus, cet auteur maintientla possibilité d’une arabisation sur place de populations indigènes, en situation defrontière.

18 Il est clair d’un côté que la thèse de Sánchez-Albornoz du dépeuplement intégral, en

soulignant ce dernier terme, de la vallée du Duero péchait précisément par soncaractère absolu, car aucun espace de la planète, si ce n’est l’Antarctique, ne peut avoirété totalement dépourvu de toute présence humaine, et il sera toujours possible detrouver, même dans les zones les plus « dépeuplées », des traces d’une telle occupation,comme au Sahara. Ainsi l’extrémisme de la position de Sánchez-Albornoz donnait-elleprise à une trop facile réfutation de la part de ses successeurs et adversaires post

mortem, encore que le maître ait su nuancer à l’occasion son propos, en admettant la

Hamsa, 3 | 2017

107

Page 109: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

possibilité de la survie de groupes réduits de population gothe dans les sierras centralesde la péninsule33, et qu’il convienne donc de prendre chez lui l’affirmation dudépeuplement intégral comme une emphase rhétorique, et non comme la prétentiond’une vérité pure et simple.

19 Mais il est plus douteux qu’il faille totalement abandonner la théorie du

”dépeuplement“, même relatif, et nier simultanément le ”repeuplement“ de cescontrées (au sens obvie du terme et non en celui plutôt contourné de l’établissementd’une domination supposément ”féodale“), avec notamment l’apport de populationsoriginaires du sud de la péninsule. Cet apport est d’ailleurs attesté, outre la toponymieet l’anthroponymie, par des textes parfaitement clairs, qu’ils soient d’origine asturo-léonaise ou arabo-andalousienne, et donc peu susceptibles de déformation apologétiqued’une partie ou de l’autre. Le cas le plus évident est celui de la ville de Zamora,construite, ou plutôt reconstruite, sous l’impulsion du roi de León Alphonse III, en 280H/893-894, par des gens venus de Tolède, évidemment des chrétiens, selon leshistoriens les plus autorisés d’al-Andalus, ‘Īsā al-Rāzī, Ibn Ḥayyān et Ibn ‘Iḏārī34. Letexte d’Ibn Ḥayyān dit, en décalquant la traduction de María Jesús Viguera : « ‘Isā b.Aḥmad rapporte qu’alors Alfonso, fils d’Ordoño, roi de la Ǧilliqiya, marcha sur la villeabandonnée de Zamora et la reconstruisit, l’urbanisa, la fortifia, la peupla de chrétienset colonisa ses environs. Les reconstructeurs furent des gens de Tolède, grâce à l’un deleurs chrétiens ». Il nous paraît tout à fait significatif que ce soit précisément dans lesdocuments correspondant à la zone de Zamora que l’on trouve, au Xe siècle, la plusforte proportion de noms d’origine arabe35, les chroniqueurs arabes et les scribes desdocuments chrétiens se corroborant ainsi réciproquement.

20 Fernando Rodríguez Mediano a cru qu’il existait une contradiction entre le supposé

apport de chrétiens « mozarabes » fuyant la domination musulmane en al-Andalus versles terres chrétiennes du royaume de León, et la permanence, sur ces mêmes terres,chez une population « mozarabe », d’une anthroponymie partiellement d’originearabe36. C’est là ne pas apercevoir la distinction qu’il convient d’établir, entre ladomination musulmane, avec notamment l’application en al-Andalus des règlesdiscriminatoires de la ḏimma, auxquelles les ”chrétiens arabisés“ ont pu vouloireffectivement échapper en venant s’installer dans le Nord de la péninsule, etl’arabisation culturelle, au moins au niveau linguistique, qui nous apparaît à traversl’onomastique, et qui fait des ”chrétiens arabisés“ véritablement, et pour la premièrefois dans le plein sens du terme, des ”mozarabes“ (musta‘riba)37, lorsqu’ils se retrouventau milieu de chrétiens de langue romane.

21 On a pu montrer ailleurs que ce terme de ”mozarabe“, loin d’être primitivement

péjoratif, comme voudra le suggérer, au XIIIe siècle l’archevêque Rodrigo Jiménez deRada, lorqu’il l’expliquera comme « mixti arabes »38, était laudatif et revendiqué par lesintéressés eux-mêmes ainsi qu’il apparaît dans le fuero de 1101 donné par Alphonse VI« à tous les mozarabes de Tolède », dit-il, « que j’ai toujours aimés, et ramenés danscette ville de terres étrangères pour peupler »39.

22 Il ne paraît pas juste de parler d’une onomastique “arabisante”40 ou “arabisée” 41

s’agissant des mozarabes du royaume de León. Il serait plus exact de dire “onomastiquearabe romanisée”, car c’était bien des noms arabes que portaient un grand nombre desindividus en question, mais transcrits en caractères latins, avec l’approximation dontétaient capables les scribes léonais, évidemment pas arabophones pour ce qui lesconcernait42. L’approximation se situe tant au niveau acoustique, avec l’incapacité pour

Hamsa, 3 | 2017

108

Page 110: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

qui n’est pas arabophone d’entendre et d’articuler certains sons de la langue arabe,notament le ‘ayn, qu’au niveau scripturaire, avec la difficulté à les rendre en caractèreslatins, les scribes romans du haut Moyen Âge ne disposant évidemment pas dessystèmes de diacritiques élaborés par les orientalistes modernes, ces derniers étant ausurplus incapables de se mettre d’accord entre eux, suivant les pays ou les langueseuropéennes dans lesquelles ils écrivent, et s’obstinant à donner des approximationscorrespondant à leur propre langue, tout come le faisaient les scribes du León.

23 Pour ce qui est du double nom, arabe et latin, les références ne son pas nombreuses,

mais elles existent. Ainsi, on trouve en 959, le prêtre Melic « qui de babtismo Salutiuocatur »43, et qui signe, l’année suivante, comme « Salute, cognomento Melic,presbiter »44 (I, 167)45, et, encore en 959 fait une donation comme « ego Saluti presbiterocognomento Meliki »46. On ne peut pas imaginer un musulman dénommé Malik qui,converti, aurait reçu Salute comme nom de baptême47, hypothèse infirmée par lapremière dénomination : comment aurait-il été désigné par son nom de musulman touten le disant « presbiter » ? Bien plutôt, le cognomen est ici le nom arabe d’un personnagepourvu d’un double nom arabe et latin. Par ailleurs, les nombreux documents où il estseulement désigné comme « Melic presbiter », ou même uniquement « ego Melichi »48,laissent suspecter que le phénomène du double nom était bien plus répandu que lesrares cas où il est explicité.

24 Ainsi peut-on expliquer que dans le document de 1024, avec lequel fait son apparition le

vocable de « mozarabes »49, un seulement des trois individus auxquels il s’appliquesoient désignés par un nom d’origine arabe : « muzaraues de rex tiraceros nominatis

Uincente et Abiahia et Ioannes ». Sans doute le dit « Abiahia » (soit Abū Yaḥyā) avait-ilégalement un nom chrétien, qui n’est pas indiqué, comme les deux autres pouvaientposséder des noms arabes, ignorés par le scribe, probablement parce qu’ils ne lesdonnaient pas eux-mêmes.

25 Les cas sont relativement nombreux, où le cognomen apparaît comme le nom arabe d’un

personnage précédemment désigné par un nom latin. On ainsi, en 912, « Recemirus,cognomenta Abolfetae »50. Ce dernier nom, peut-être une kunya pour Abū al-Fatḥ, seretrouve à diverses reprises comme « Abulpheta Iben December », ou « Abolfeta IbenDecember » en 918 et 92551, mais également son fils , « December filius de Abolfeta », en923. Le fait que ce dernier soit témoin en même temps que « Recemirus qui etAbolfeta »52, empêche de l’identifier à lui, mais il est assez vraisemblable qu’il s’agissebien du père et du fils. Le mélange des noms arabes et romans dans la même familleparaît caractérisque, et loin que nous puissions dire que cette oscillation onomastiquerende difficile d’inscrire ces personnages à une communauté mozarabe, les variationsempêchant de déterminer qui l’était et qui ne l’était pas53, on soutiendra bien plutôttout au contraire que ce sont précisément ces variations qui sont caractéristiques deschrétiens arabisés, mozarabes si l’on veut conserver le terme traditionnel.

3. Dans la Tolède des XIIe et XIIIe siècle

26 Alors que dans le León des IXe-XIe, les chrétiens arabisés, que l’on peut désormais, sans

contestation, qualifier de ”mozarabes“, puisque le terme apparaît avec eux et à leurépoque, n’ont pas laissé, en dehors des notes marginales de certains manuscrits54, traced’une pratique de l’écriture arabe, celle-ci se manifeste pleinement dans la Tolède desXIIe et XIIIe siècle, avec les quelque 1200 documents arabes tolédans qui sont parvenus

Hamsa, 3 | 2017

109

Page 111: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

jusqu’à nous, et ont été en grande partie édités et traduits dans la première moitié duXXe siècle, puisque outre les documents qui ont déja fait l’objet d’une édition etpublication, et dont le nombre s’élève bien à 1200, en y incluant les documents juifs, onsait qu’il en reste une nombre indéterminé, probablement assez limité, encore inéditsdans les archives tolédanes, principalement ecclésiastiques.

27 Selon toute apparence, l’arabisation des dénommés mozarabes tolédans était, au moins

dans une première période, plus profonde que ne l’avait été celle de leur prédécesseursdans les zones septentrionales de la péninsule, la plus grande profondeur de leurarabisation s’expliquant par une séjour plus prolongé à l’intérieur de la dār al-islām d’al-Andalus, jusqu’à la conquête de Tolède par Alphonse VI (1085), ou leur émigration versles rives du Tage, au milieu du XIIe siècle.

28 Non seulement les chrétiens arabisés de Tolède étaient capables d’élaborer leurs

propres documents, écrits en langue et écriture arabes et suivant les formules de lapratique notariale arabe et islamique, même si le contenu en restais celui de la loiwisigothique55, mais encore ils se montrèrent à même, au moins durant le XIIe siècle,d’assimiler les nouveaux venus arrivés sur les rives du Tage depuis les contrées situéesau Nord des Pyrénées, ce qui a permis de parler d’une « mozarabisation des Francs »56.

29 Après 1085, la dualité de noms des mozarabes a perduré un certain temps, qui s’est

étendu au moins jusqu’au début du XIIIe siècle, dans la Tolède passée au pouvoir deschrétiens du nord de la péninsule, mais qui constituait désormais également désormaisle principal et ultime foyer mozarabe57, là où étaient venu confluer, au milieu du XIIesiècle, les chrétiens arabisés demeurés jusque là dans le Sud de la péninsule avec ceuxrestés sur place durant la domination islamique, ou déjà arrivés au temps d’AlphonseVI.

30 Cette dualité de noms est clairement explicitée, dans un document de 1115, écrit en

langue latine et suivant le formulaire en usage dans le nord de la péninsule, disant : « In Dei nomine ego Dominico Petriz, qui ita uocor in latinitate et in algarauia AuolfaçanAuenbaço, similiter et ego Dominiquiz, qui ita uocor en latinitate et in algarauia AulfacamAuencelema, una pariter cum uxores nostras Columba et Leocadia, uendimus una uinea quehabemus… »58.

31 On comprendra par là que Domingo Pérez s’apelait en arabe Abū l-Ḥasan Ibn Basuh et

que X. Domínguez se nommait également Abū l-Ḥasan Iben Salama, tandis que leursépouses respectives semblent n’avoir eu que des noms latino-chrétiens. L’autre faitnotable est que dans les noms arabes des deux contractants masculins apparaît unekunya, élément théoriquement correspondant au nom du fils ainé, mais souventsimplement une désignation honorifique, alors que celle-ci, du moins en Orient, sevoyait exclusivement attribuée à des musulmans59. On pourra donc voir dans l’adoptiond’une kunya par les chrétiens arabisés de Tolède, comme chez leurs prédécesseurs duroyaume de León, l’expression de leur libération des restrictions auxquelles ils avaientété, théoriquement au moins, soumis antérieurement durant leur séjour sous le règnede la šarī‘a.

32 Un cas particulier est représenté, en 1129, par le représentant le plus élevé des

mozarabes tolédans, l’alguacil-alcalde qui apparaît sous des noms différents dans lemême document60. En premier lieu, il est mentionné comme al-wazīr al-qāḍī Abū l-Aṣbaġb. Lanbaẓar (avec la flexion du mot « Abū » grammaticalement exigée), puis seulementcomme ledit alguacil-alcalde, et enfin il signe : « Et moi, ‘Abd al-‘Azīz b. Lanbaẓar, j’aivu cela » (« wa-anā ‘Abd al- ‘Azīz b. Lanbaẓār raytu dālik »). La kunya révérentielle est

Hamsa, 3 | 2017

110

Page 112: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

tout d’abord utilisée comme telle61 lorsque l’on parle de lui, mais il signe lui-même deson ism ‘alam. On pourrait penser, bien que son nom roman ne figure pas dans cedocument, qu’il s’identifie avec le personnage assez bien connu dans l’histoire, souscelui de Melendus Aben Lampader, alcalde de Tolède pour les mozarabes, dans laseconde moitié du XIIe siècle, mentionné comme « Melendus Aven Lampade » ou« Melendo Elampade », alguacil « çafalmedina in Toledo » en 115262, confirmant desdocuments royaux entre 1166 et 117963, et que le même homme portait deux nomspersonnels différents en langue latine (Melendus) et en arabe (‘Abd al-Azīz). En faitcette identification se heurte en tout premier lieu à une sérieuse difficultéchronologique, car il est difficile de penser que le personnage, déjà investi d’une chargeimportante en 1129, restait dans l’exercice de la même fonction exactement un demisiècle plus tard. En fait l’alcalde Aben Lampader de la seconde moitié du siècle du XIIesiècle, était le fils d’Abū al-Aṣbaġ ‘Abd al-‘Azīz, exerçant la même fonction que son père,ainsi que le révèle en 1207, après son décès, deux documents qui lui donnent son nomarabe sans doute presque complet, manquant encore une kunya, dans la suppositionqu’il en possédait une comme son père, et le désignant comme le défunt alcalde donMelendo b. ‘Abd al-‘Azīz b. Lanbaẓār64.

33 Si donc le double nom, arabe et roman, des mozarabes tolédans n’apparaît pas

directement dans le cas des Beni Lampader, le père et le fils, mais plutôt, semble-t-il, lepassage d’un nom purement arabe dans la première moitié du XIIe siècle pour le père, àune formule mixte, formée d’éléments arabes et romans, au moins dans les documentsarabes, pour le fils, dans la seconde moitié du même siècle, ce double nom estpleinement attesté dans d’autres documents arabes, où il s’agit d’établir clairementl’identité de personnages moins illustres que les chefs de la communauté chrétiennearabisée de Tolède, des hommes qui apparaissent seulement, dans la plupart des cas, àtitre de témoins.

34 En 1174, néanmoins, c’est encore un notable, l’alguacil-almojarife (al-wazīr al-mušrif), en

charge vraisemblablement des affaires financières de la ville, plutôt que des financesroyales, don Domingo b. Sulaymān b. Ġaṣn b. Širband qui vend une maison et signe

« Moi Ḫālid b. Sulaymān b. Ġaṣn b. Širband lesusdit j’ai témoigné pour moi-même… »65.Ici on a clairement une alternance du prénom chrétien roman (Domingo) et de l’ism

‘alam arabe (Khaled en version française courante), si le reste de la chaine onomastiquereste identique. Dans le courant du XIIIe siècle, si l’on peut suivre la continuité de cettefamile, dont les noms apparaissent à l’occasion encore en arabe, le ism ‘alam arabe n’estplus mentionné. On a ainsi en 1243, don Servand, alcalde de la cour du roi, fils del’alguacil-almojarife don Domingo b. Servand (al-wazīr al-qāḍī al-aǧall dūn Širband qāḍīḥaḍrat man ayyada-hu Allāh wa-naṣara-hu wa ibn al-wazīr al-mušrif dūn Duminquh b.

Širband)66.

35 La même alternance du prénom chrétien et de l’ism ‘alam arabe est mise évidence en

1177 avec Yuwān b. ‘Umar, qui « est Ṣāliḥ, de l’église de Šant Lūqa », où, curieusementdans la première formulation le prénom chrétien est suivi d’un « nom du père » arabeet musulman, tandis que dans la seconde, le nom arabe est accolé à une désignationtoponymique évidemment chrétienne, correspondant à l’une des paroisses ditesmozarabes de la ville67. On ne sera donc pas tenté de voir dans la première formulel’expression de la conversion au christianisme du fils d’un père musulman, mais bienplutôt dans l’une et l’autre celles d’une double identité, déclinée de façons inverses,mais également pertinentes.

Hamsa, 3 | 2017

111

Page 113: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

36 On peut donner d’autres exemples, encore dans les premières années du XIIIe siècle. En

1207, Pedro b. Juan b. Wālid b. Qāsim est témoin en même temps que celui qui n’estautre, selon toute vraisemblance, que son père, Yaḥyā b. Wālid b. Qāsim. En ce cas, sil’on n’a pour le fils que le nom latin-chrétien Pedro (Bītruh il apparaît que en ce (, هرطيبqui concerne le père alternait pour le même nom, correspondant à Jean, la forme arabe(Yaḥyā ىيحي ) et celle, romane, plutôt que latine (Yuwān ناوي )68.

37 Mais parfois également, il n’existe aucune correspondance qui permettrait d’identifier

les noms du même personnage fournis sous les formes arabe et latine, si cetteéquivalence ne se trouvait pas spécifiée dans le document lui-même. Ainsi, en 1193,« Ego Clemens Iohannis testis », signant ainsi, est identifié au pied du document comme« Ibn ‘Abd al-‘Azīz al-Ḥamāmī »69.

Pour conclure

38 Notre conclusion est donc que le double nom des chrétiens arabisés de la péninsule

ibérique est une réalité qui perdure depuis le début de l’arabisation des indigènesplacés sous la domination musulmane dans la partie méridionale de l’ancienne Hispania,jusqu’à son extinction dans son dernier réduit, la Tolède du XIIe, et, partiellement aumoins, du XIIIe siècle. Une dualité qui apparaît comme indissociable de leur identité de« mozarabes », apparue dans les conditions d’al-Andalus omeyyade et qui a pu perdureret s’affirmer longtemps dans celles de la prétendue ”Reconquête", jusqu’à finalements’effacer devant celle-ci.

BIBLIOGRAPHIE

AGUILAR SEBASTIÁN, Victoria, “Onomástica de origen árabe en el reino de León (siglo X)”, Al-

Qanṭara 15.2 (1994), pp. 351-363.

AGUILAR, Victoria, RODRÍGUEZ MEDIANO, Fernando, “Antroponimia de origen árabe en la

documentación leonesa (siglos VIII-XIII)”, in El reino de León en la Alta Edad Media, vol. VI, León,

Centro de Estudios e Investigación San Isidoro, 1994, pp. 497-633.

Aḫbār Maǧmū‘a, trad. E. Lafuente Alcántara, Madrid, Real Academia de la Historia y Geografía,

1867.

AILLET, Cyrille, « Anthroponymie, migrations, frontières: notes sur la ‘situation mozarabe’ dans

le Nord-Ouest ibérique (IXe-XIe siècles)», Annales du Midi 120.26 (2008), pp. 5-32.

AILLET, Cyrille, «Las glosas como fuente para la historia del cristianismo arabizado en la

Península Ibérica (siglos IX-XIII)», in Relegados al margen. Marginalidad y espacios marginales en la

cultura medieval, ed. Inés Monteira Arias et al., Madrid, Consejo Superior de Investigaciones

Científicas, 2009, pp. 19-29.

Arîb Tabarî Continuatus, éd. M. J. De Goeje, Leiden, Lugd. Bat.- E.J. Brill, 1897.

Hamsa, 3 | 2017

112

Page 114: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

BRESC, Henri, « Les mozarabes de Sicile (1100-1300)», in Cavalieri alla conquista del Sud-Studi

sull'Italia normanna in memoria di Léon-Robert Ménager, éd. E. Cuozzo et J.-M. Martin, Bari, Editori

Laterza, 1998, pp. 134-156.

CARRASCO GARCÍA, “La onomástica de la conversión: señas de identidad y transformación

antroponímica de los moriscos granadinos, 1500- 1569”, Sharq al-Andalus 19 (2008-2010), pp.

139-204.

CASTILLA BRAZALES, Juan (ed.), La Crónica de ‘Arīb sobre al-Andalus, Granada, Impredisur, 1992.

CERVERA FRAS, María José, «El nombre propio árabe medieval. Sus elementos, forma y

significado», Aragón en la Edad Media, 9 (1991), pp. 225-240.

Chroniques Asturiennes (fin IXe s.), éd., trad. française et commentaire de Yves Bonnaz, Paris,

Centre National de la Recherche Scientifique, 1987.

Corpus Scriptorum Muzarabicorum, éd. Juan Gil, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones

Científicas, 1973.

Crónicas Asturianas, ed. Juan Gil Fernández et al., Oviedo, Universidad de Oviedo, 1985.

DOZY, R., «Die Cordovaner ‘Arīb Ibn Sa‘d der Secretär und Rabī‘ Ibn Zeid der Bischof», ZDMG, 20

(1866), pp. 595-609.

DOZY, R., Historia de los musulmanes de España. Tomo III, Madrid, Turner, 1984.

DOZY, R., Le calendrier de Cordoue de l'année 961. Texte arabe et ancienne traduction latine, Leiden,

Brill, 1873.

DUNLOP, D. M., “Ḥafṣ b. Albar: The Last of the Goths?”, Journal of the Royal Asiatic Society of Great

Britain and Ireland 3-4 (1954), pp. 137-151.

Encyclopédie de l'Islam, 2e éd., t. 3, 1965.

FERNÁNDEZ CONDE, Javier, “Los mozárabes en el reino de León: siglos VIII-XI”, Studia Histórica.

Historia Medieval 27 (2009), pp. 53-69.

FERNÁNDEZ CONDE, Javier, “Poblaciones foráneas: mozárabe, musulmana y judía en el reino de

León”, in Monarquía y sociedad en el reino de León: de Alfonso III a Alfonso VII (Congreso Internacional

León, 25-28 de octubre de 2006), ed. José María Fernández Catón, León, Centro de Estudios e

Investigación San Isidoro, 2007, pp. 763-789.

GARCÍA-GALLO, A., “Fueros de Toledo”, Anuario de Historia del Derecho Español, 45 (1975), pp.

341-488.

GARCÍA GÓMEZ, E. (ed.), Anales Palatinos del Califa de Córdoba alḤakam II, Madrid, Sociedad de

Estudios y Publicaciones, 1967.

GOLDZIHER, Ignaz, Muhammedanische Studien, New York, University of New York Press, 1971.

GÓMEZ MORENO, M., Iglesias mozárabes. Arte Español de los siglos IX a XI, Madrid, Centro de Estudios

Históricos, 1919.

GÓMEZ MORENO, M., Iglesias mozárabes. Arte Español de los siglos IX a XI, reedición facsímile con

estudio preliminar de Isidro Bango Torviso, Granada, Universidad de Granada, 1998.

GONZÁLEZ, Julio, El reino de Castilla en la época de Alfonso VIII, 3 vol., Madrid, CSIC, 1960.

GONZÁLEZ PALENCIA, Ángel, Los mozárabes de Toledo en los siglos XII y XIII, 4 vol., Madrid, Instituto

de Valencia de Don Juan, 1926-1930.

Hamsa, 3 | 2017

113

Page 115: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

GONZÁLVEZ RUIZ, Ramón, “Toledo, último reducto del mundo mozárabe”, in Los Mozárabes. Una

minoría olvidada, ed. Manuel González Jiménez et Juan del Río Martín, Séville, Fundación El Monte,

1998, pp. 47-86.

GUILLÉN ROBLES, F., Málaga musulmana, Málaga, M. Olivier Navarro, 1880.

HERNÁNDEZ, Francisco Javier, Los cartularios de Toledo. Catálogo documental, Madrid, Fundación

Ramon Areces, 1985.

HERRERA ROLDÁN, Pedro P., “En torno al mozárabe Cipriano de Córdoba”, Exepta Philologica 4-5

(1994- 95), pp. 215-229.

HITCHCOCK, Richard, “El supuesto mozarabismo andaluz”, in Andalucía Medieval. Actas del I

Congreso de Historia de Andalucía (Córdoba, diciembre de 1976), Córdoba, Publicaciones del Monte de

Piedad y Caja de Ahorros, 1978, t. 1, pp. 149-152.

HITCHCOCK, Richard, Mozarabs in Medieval and Early Modern Spain. Identities and Influences,

Aldershot, Ashgate, 2008.

HITCHCOCK, Richard, “¿Quiénes fueron los verdaderos mozárabes? Una contribución a la historia

del mozarabismo”, Nueva Revista de Filología Hispánica 30/2 (1981), pp. 574-585.

IBN ḤAYYĀN, [Muqtabis III] Al-Muqtabis fī ta,rīkh rijāl al-Andalus, ed. Melchor Martínez Antuña,

vol. III, Paris, Librairie Orientale Paul Geuthner, 1937.

IBN ʿIDHᾹRῙ, Kitāb al-Bayān al-mughrib fī akhbār mulūk al-Andalus wa-l-Maghrib, eds. Georges

Séraphin Colin and Evariste Lévi-Provençal, Leiden, Brill, 1948–1951.

LÓPEZ LÓPEZ, Ángel Custodio, «El conde de los cristiano Rabī‘ ben Teodulfo, exactor y jefe de la

Guardia Palatina del emir al-Ḥakam I», Al-Andalus-Magreb 7 (1999), pp. 169-184.

LÓPEZ LÓPEZ, Ángel Custodio, «Vida y obra del famoso polígrafo cordobés del s. X ‘Arīb b. Sa‘īd»,

in Ciencias de la naturaleza en al-Andalus, éd. Expiración García Sánchez, t. 1, Granada, Consejo

Superior de Investigaciones Científicas, 1990, pp. 317-347.

LÓPEZ LÓPEZ, Ángel Custodio, «Vie et œuvre du fameux polygraphe de Cordoue ‘Arīb b. Sa‘īd (Xe

siècle)», in Chrétiens, musulmans et juifs dans l’Espagne médiévale, dir. Ron Barkaï, Paris, Éditions du

Cerf, 1994, pp. 77-101.

MANZANO MORENO, Eduardo, La frontera de al-Andalus en época de los Omeyas, Consejo Superior de

Investigaciones Científicas, Madrid, 1991.

MARTÍN, José Luis, Orígenes de la Orden militar de Santiago, Barcelona, CSIC, 1974.

MARTÍN VISO, Iñakí, “Una comarca periférica en la Edad Media: Sayago, de la autonomía a la

dependencia feudal”, Studia Histórica. Historia Medieval 14 (1996), pp. 97-155.

MARTÍNEZ DÍEZ, Gonzalo, “La emigración mozárabe al reino de León, siglos IX y X”, Antigüedad y

cristianismo, Antigüedad y cristianismo. Monografías históricas sobre la Antigüedad tardía 28 (2011),

pp. 99-117.

MÍNGUEZ FERNÁNDEZ, J. M. (ed.), Colección diplomática del monasterio de Sahagún, siglos IX y X, León,

Centro de Estudios e Investigación San Isidoro, 1976.

MOLÉNAT, Jean-Pierre, «Chrétiens d'al-Andalus et Omeyyades (VIIIe-XIe siècles)», in Al-Andalus

Omeya, coord. J. L. Del Pino, Córdoba, Fundación Prasa, 2002, pp. 53-65.

MOLÉNAT, Jean-Pierre, «La fin des chrétiens arabisés d'al-Andalus. Mozarabes de Tolède et du

Gharb au XIIe siècle», in, ¿Existe una identidad mozárabe? Historia, lengua y cultura de los cristianos de

Hamsa, 3 | 2017

114

Page 116: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

al-Andalus (ss. IX-XII), éd. C. Aillet, M. Penelas et Ph. Roisse, Madrid, Casa de Velázquez, 2008, pp.

287-297.

MOLÉNAT, Jean-Pierre, «Le passage des mozarabes d'al-Andalus vers l'Espagne chrétienne», in

Passages. Déplacements des hommes, circulation des textes et identités dans l'Occident médiéval, ed. Joëlle

Ducos et Patrick Henriet, Toulouse, Méridiennes, 2013, pp. 67-76.

MOLÉNAT, Jean-Pierre, «Les différentes notions de la frontière dans la région actuelle de Castilla-

La Mancha au temps des Almoravides et des Almohades», in Alarcos 1195. Actas del Congreso

Internacional conmemorativo del VIII centenario de la batalla de Alarcos (1995. Ciudad Real), coord. R.

Izquierdo Benito et F. Ruiz Gómez, Cuenca, Ed. de la Universidad de Castilla-La Mancha, 1996, pp.

105-123.

MOLÉNAT, Jean-Pierre, «Les Francs de Tolède aux XIIe et XIIIe siècle à travers les documents de

la pratique», in Comprendre le XIIIe siècle. Études offertes à Marie-Thérèse Lorcin, dir. P. Guichard et D.

Alexandre-Bidon, Lyon, Presses Universitaires de Lyon, 1995, pp. 59-72.

MOLÉNAT, Jean-Pierre, «L’identité mozarabe dans l’Ibérie reconquise, spécialement à Tolède», in

Mutations d’identités en Méditerranée. Moyen Âge et Époque contemporaine, dir. H. Bresc et C. Veauvy,

Paris, Éd. Bouchene, 2000, pp. 123-131.

MOLÉNAT, Jean-Pierre, « Peut-on trouver trace de la Loi islamique dans les documents arabes

chrétiens de Tolède des XIIe et XIIIe siècles? », Medievalista, 1.20 (2016).

MUÑOZ Y ROMERO, Tomás, Colección de fueros municipales y cartas pueblas, Madrid, Real Academia

de Historia, 1847.

OLIVER PÉREZ, Dolores, “Documentación leonesa (siglos VIII-XII) y antroponimia árabe”, in La

península Ibérica al filo del año 1000. Congreso internacional Almanzor y su época (Córdoba, 14-18 de

octubre de 2002), ed. José Luis del Pino García, Córdoba, Fundación Prasa, 2008, pp. 243-261.

PELLAT, Charles, Le calendrier de Cordoue publié par Dozy. Nouvelle édition accompagnée d'une

traduction française, Leiden, Brill, 1961.

PETERSON, David, “Aculturación, immigración o invasión: sobre los orígenes de la onomástica

árabe en el noroeste peninsular”, in Arabes in patria Asturiensium, ed. Clara Elena Prieto Entrialgo,

Oviedo, Universidad de Oviedo, 2011, pp. 145-158.

PETERSON, David, Fronteras y lenguas en el alto Duero, siglos VIII-XI, Logroño, Instituto de Estudios

Riojanos, 2009.

PETERSON, David, “The men of wavering faith: on the origins of Arabic personal and place names

in the Duero Basin”, Journal of Medieval Iberian Studies 3-2 (2011), pp. 219-246, https://doi.org/

10.1080/17546559.2011.610183.

PÉREZ MARINAS, Iván, «Hafs Ibn Albar al-Qûtî: el traductor mozárabe del Salterio», in Nuevas

aportaciones de jóvenes medievalistas. Lleida 2014, ed. Jesus Brufal Sucarrat, Murcia, Compobell S. L.,

2014, pp. 151-165.

RADA, Rodrigo Jiménez de, Historia de los hechos de España, trad. Juan Fernández Valverde, Madrid,

Alianza Editorial, 1989.

RADA, Rodrigo Jiménez de, Historia de rebus Hispanie sive Historia Gotica, ed. Juan Fernández

Valverde, Turnhout, Brepols, 1987.

REGLERO DE LA FUENTE, Carlos, “Onomástica arabizante y migraciones en el reino de León (siglos

IX-X)”, in Anthroponymie et déplacements dans la Chrétienté médiéval, éd. Monique Bourin et Pascual

Martínez Sopena, Madrid, Casa de Velázquez, 2010, pp. 89-104.

Hamsa, 3 | 2017

115

Page 117: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

RODRÍGUEZ MEDIANO, Fernando, “Acerca de la población arabizada del Reino de León (siglos X y

XI)”, Al-Qanṭara 15.2 (1994), pp. 465-472.

RUIZ ASENCIO, J. M. (ed.), Colección documental del Archivo de la Catedral de León, t. 3, León, Archivo

Histórico Diocesano, 1987.

SÁEZ, E., Sáez, C. (eds.), Colección documental del Archivo de la Catedral de León, t. 2, León, Archivo

Histórico Diocesano, 1990.

SÁNCHEZ-ALBORNOZ, Claudio, Despoblación y repoblación del valle del Duero, Buenos Aires, Instituto

de Historia de España,1966.

SANSÓN, Abad, Apologético, trad. José Palacios Royán, Madrid, Akal, 1999.

SIMONET, Francisco Javier, Historia de los mozárabes de España deducida de los mejores y más

auténticos testimonios de los escritores cristianos y árabes, Madrid, Real Academia de la Historia,

1897-1903.

SUBLET, Jacqueline, Le voile du nom. Essai sur le nom propre arabe, Paris, PUF, 1991.

URVOY, Dominique, «Les aspects symboliques du vocable “Mozarabes”, essai de

réinterprétation», Studia Islamica 78 (1993), pp. 117-153.

URVOY, Marie-Thérèse, Le Psautier de Hafs le Goth, Toulouse, Presses Universitaires du Mirail,

1994.

VIGUERA MOLINS, María de Jesús, “En torno a Riba Coa y al-Andalus”, in O Tratado de Alcanices e a

importância histórica das terras de Riba Côa (Actas do Congresso histórico luso-espanhol 12- 17 de

Setembro de 1997), Lisboa, Universidade Católica Ed., 1998, pp. 131-152.

NOTES

1. La première remise en question du terme se trouve, à notre connaissance, dans les articles de

Richard Hitchcock: «El supuesto mozarabismo andaluz», in Andalucía Medieval. Actas del I Congreso

de Historia de Andalucía (Córdoba, diciembre de 1976), Cordoue, Publicaciones del Monte de Piedad y

Caja de Ahorros, 1978, t. 1, p. 149-151, et «¿Quienes fueron los verdaderos mozárabes? Una

contribución a la historia del mozarabismo», Nueva Revista de Filología Hispánica 30/2 (1981), p.

574-585.

2. A l'inverse, Henri Bresc et Annliese Nef ont apliqué le terme «mozarabes» aux chrétiens

arabisés de Sicile («Les mozarabes de Sicile (1100-1300)», in Cavalieri alla conquista del Sud-Studi

sull'Italia normanna in memoria di Léon-Robert Ménager, éd. E. Cuozzo et J.-M. Martin, Bari, Editori

Laterza, 1998, p. 134-156.

3. Historia de los mozárabes de España deducida de los mejores y más auténticos testimonios de los

escritores cristianos y árabes, Madrid, Real Academia de la Historia, 1897-1903. On sait que la

rédaction de cette œuvre a été bien antérieure à sa publication. D'autre part, il en existe

plusieurs réimpressions datant de la seconde moitié du XXe siècle, ce qui prouve, sinon son

actualité, du moins l'usage qui continue d'en être fait jusqu'à aujourd'hui.

4. J.-P Molénat, «La fin des chrétiens arabisés d'al-Andalus. Mozarabes de Tolède et du Gharb au

XIIe siècle», in, ¿Existe una identidad mozárabe? Historia, lengua y cultura de los cristianos de al-Andalus

(ss. IX-XII), éd. C. Aillet, M. Penelas et Ph. Roisse, Madrid, Casa de Velázquez, 2008, p. 287-297.

5. Ces documents ont été en majeure partie publiés et partiellement traduits par l'érudit

arabisant espagnol Ángel González Palencia, sous le titre: Los mozárabes de Toledo en los siglos XII y

XIII, 4 vol., Madrid, Instituto de Valencia de Don Juan, 1926-1930. Nous renverrons à cette

Hamsa, 3 | 2017

116

Page 118: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

publication sous les formes: MT suivi du numéro du document, et MT-VP, suivi de la page, pour le

"volume préliminaire", le dernier publié.

6. J.-P. Molénat, «Peut-on trouver trace de la Loi islamique dans les documents arabes chrétiens

de Tolède des XIIe et XIIIe siècles?», communication présentée au colloque international tenu,

sous la direction de Christian Mu ller, au Centre Jacques Berque de Rabat (Maroc), les 13-15

novembre 2013: «Rethinking Classical Islamic Law: Can Fiqh be Aplied Law?», à paraître dans

Medievalista online.

7. Alvari Epistula IX, 6, in Corpus Scriptorum Muzarabicorum, éd. Juan Gil, Madrid, Consejo Superior

de Investigaciones Científicas, 1973, t. 1, p. 214; Samsonis Apologeticus II. Praefatio 5, in Corpus

Scriptorum Muzarabicorum, t. 2, p. 551; Abad Sansón, Apologético, trad. José Palacios Royán, Madrid,

Akal, 1999, p. 73.

8. Francisco Javier Simonet, Historia de los mozárabes de España, p. 488. F. Guillén Robles, Málaga

musulmana, Malaga, M. Olivier Navarro, 1880, p. 44-45. Cf. Abad Sansón, Apologético, p. 72; texte

latin in Corpus Scriptorum Mozarabicorum, t. 2, p. 550.

9. Pedro P. Herrera Roldán, «En torno al mozárabe Cipriano de Córdoba», Exepta Philologica 4-5

(1994-95), p. 215-229.

10. David Peterson, «The men of wavering faith: on the origins of Arabic personal and place

names in the Duero Basin», Journal of Medieval Iberian Studies 3-2 (2011), apendice I, p. 239.

11. M. Gómez Moreno, Iglesias mozárabes. Arte Español de los siglos IX a XI, Madrid, Centro de

Estudios Históricos, 1919, p. 367. Rééd. fac.-sim. avec étude préliminaire d'Isidro Bango Torviso,

Grenade, Université de Grenade, 1998.

12. R. Dozy, Le calendrier de Cordoue de l'année 961. Texte arabe et ancienne traduction latine, Leyde,

Brill, 1873. Du même Dozy, «Die Cordovaner ‘Arīb Ibn Sa‘d der Secretär und Rabī‘ Ibn Zeid der

Bischof», ZDMG 20 (1866), p. 595-609. Voir aussi Charles Pellat, Le calendrier de Cordoue publié par

Dozy. Nouvelle édition accompagnée d'une traduction française, Leyde, Brill, 1961.

13. Arîb Tabarî Continuatus, éd. M. J. De Goeje, Leyde, Lugd. Bat.- E.J. Brill,, 1897, et trad. espagnole

Juan Castilla Brazales, La Crónica de ‘Arīb sobre al-Andalus, Grenade, Impredisur, 1992.

14. Ángel Custodio López López, «Vida y obra del famoso polígrafo cordobés del s. X ‘Arīb b.

Sa‘īd», in Ciencias de la naturaleza en al-Andalus, éd. Expiración García Sánchez, t. 1, Grenade,

Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1990, p. 317-347, et la version française du même

article: «Vie et œuvre du fameux polygraphe de Cordoue ‘Arīb b. Sa‘īd (Xe siècle)», in Chrétiens,

musulmans et juifs dans l’Espagne médiévale, dir. Ron Barkaï, Paris, Éditions du Cerf, 1994, p. 77-101.

15. On évitera évidemment, dans ce contexte, les expressions espagnole «nombre de pila», ou

française («nom de baptême»).

16. Ángel Custodio López López, «El conde de los cristiano Rabī‘ ben Teodulfo, exactor y jefe de la

Guardia Palatina del emir al-Ḥakam I», Al-Andalus-Magreb 7 (1999), p. 169-184. López López relève

(note 9, p. 172) le fait qu'aux deux reprises où le personnage apparaît dans le Muqtabis d'Ibn

Ḥayyān, le nom de filiation est cité d'une manière qu'il estime incorrecte, et qu'il corrige en

«Theodulfo».

17. D. M. Dunlop, «Ḥafṣ b. Albar: The Last of the Goths?», Journal of the Royal Asiatic Society of Great

Britain and Ireland 3-4 (1954), p. 137-151; Marie-Thérèse Urvoy, Le Psautier de Hafs le Goth, Toulouse,

Presses Universitaires du Mirail, 1994; Iván Pérez Marinas, «Hafs Ibn Albar al-Qûtî: el traductor

mozárabe del Salterio», in Nuevas aportaciones de jóvenes medievalistas. Lleida 2014, ed. Jesus Brufal

Sucarrat, Murcia, Compobell S. L., 2014, p. 151-165.

18. Encyclopédie de l'Islam, 2e éd., t. 3, 1965, p. 64-68.

19. F. J. Simonet, Historia de los mozárabes de España, p. 622. R. Dozy, Historia de los musulmanes de

España, Madrid, Turner, 1984, t. 3, p. 94. Ces deux auteurs utilisaient, au XIXe siècle, les mêmes

textes d'Ibn Ḫaldūn et d'al-Maqqarī. On peut leur ajouter ceux maintenant publiés, notamment le

fragment du Muqtabis d'Ibn Ḥayyān traduit par E. García Gómez sous le titre Anales Palatinos del

Califa de Córdoba al-Ḥakam II (Madrid, Sociedad de Estudios y Publicaciones, 1967), p. 80 et 186.

Hamsa, 3 | 2017

117

Page 119: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

Pour des références plus complètes, J.-P. Molénat, «Chrétiens d'al-Andalus et Omeyyades (VIIIe-

XIe siècles)», in Al-Andalus Omeya, coord. J. L. Del Pino, Cordoue, Fundación Prasa, 2002, p. 53-65,

spécifiquement p. 64, note 35.

20. Ainsi Richard Hitchock voit, curieusement, dans le double nom de Recemundus/Rabī‘ Ibn

Zayd l'adoption de la pratique des chrétiens émigrés vers le Nord (Mozarabs in Medieval and Early

Modern Spain. Identities and Influences, Aldershot, Ashgate, 2008, p. 48), alors que nous paraît

s'imposer à l'inverse la vision du maintien dans le Nord d'une pratique établie dans le contexte

d'al-Andalus. De même Gonzalo Carrasco García parle-t-il d'une dualité onomastique qui se

constate «a partir del establecimiento de una comunidad mozárabe en tierras cristianas del norte

de la Península Ibérica» («La onomástica de la conversión: señas de identidad y transformación

antroponímica de los moriscos granadinos, 1500-1569», Sharq al-Andalus 19 (2008-2010), p.

139-204, spécifiquement p. 146).

21. Victoria Aguilar et Fernando Rodríguez Mediano: «Antroponimia de origen árabe en la

documentación leonesa (siglos VIII-XIII)», in El reino de León en la Alta Edad Media, vol. VI, León,

Centro de Estudios e Investigación San Isidoro, 1994), p. 497-633. L'un et l'autre de ces deux

auteurs ont repris par la suite la question, chacun pour son propre compte: Victoria Aguilar

Sebastián, «Onomástica de origen árabe en el reino de León (siglo X)», Al-Qanṭara 15/2 (1994), p.

351-363; et Fernando Rodríguez Mediano: «Acerca de la población arabizada del Reino de León

(siglos X y XI)», Al-Qanṭara 15/2 (1994), p. 465-472. On peut y ajouter notamment les travaux de

Cyrille Aillet («Anthroponymie, migrations, frontières: notes sur la ‘situation mozarabe’ dans le

Nord-Ouest ibérique (IXe-XIe siècles)», Annales du Midi 120/26 (2008), p. 5-32), et ceux de Carlos

Reglero de la Fuente («Onomástica arabizante y migraciones en el reino de León (siglos IX-X)», in

Anthroponymie et déplacements dans la Chrétienté médiéval, éd. Monique Bourin et Pascual Martínez

Sopena, Madrid, Casa de Velázquez, 2010, p. 89-104).

22. M. Gómez Moreno, Iglesias mozárabes…

23. Despoblación y repoblación del valle del Duero, Buenos Aires, Instituto de Historia de España,1966.

24. L'idée, formulée par Eduardo Manzano Moreno (La frontera de al-Andalus en época de los Omeyas,

Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid, 1991, p. 161-163 et 172-147) a été

fréquemment reprise ensuite, voir par exemple Iñakí Martín Viso («Una comarca periférica en la

Edad Media: Sayago, de la autonomía a la dependencia feudal», Studia Historica-Historia Medieval 14

(1996), p. 97-155), qui parle (p. 105-106) de «grupos antónomos que "arabizaron" sus nombres y

sus topónimos por influencia de al-Andalus»

25. Cyrille Aillet, «Anthroponymie, migrations, frontières: notes sur la "situation mozarabe" dans

le Nord-Ouest ibérique (IXe-XIe siècle)», Annales du Midi 120/261 (2008), p. 5-32 (spécifiquement

p. 7-8).

26. J.-P. Molénat, «Les différentes notions de la frontière dans la région actuelle de Castilla-La

Mancha au temps des Almoravides et des Almohades», in Alarcos 1195. Actas del Congreso

Internacional conmemorativo del VIII centenario de la batalla de Alarcos (1995. Ciudad Real), coord. R.

Izquierdo Benito et F. Ruiz Gómez, Cuenca, Ed. de la Universidad de Castilla-La Mancha, 1996, p.

105-123.

27. En torno a los orígenes de Castilla. Su toponimia en relación con los Arabes y los Beréberes, discours de

réception à la Real Academia de la Historia, 24 mai 1974, Madrid, 1974.

28. David Peterson, Fronteras y lenguas en el alto Duero, siglos VIII-XI, Logroño, Instituto de Estudios

Riojanos, 2009; Idem, «Aculturación, immigración o invasión: sobre los orígenes de la onomástica

árabe en el noroeste peninsular», in Arabes in patria Asturiensium. Asturiensis Regni Territorium 3,

éd. Clara Elena Prieto Entrialgo, Oviedo, Universidad de Oviedo, 2011, p. 145-158. Une idée plus ou

moins identique est défendue par Javier Fernández Conde, «Poblaciones foráneas: mozárabe,

musulmana y judía en el reino de León», in Monarquía y sociedad en el reino de León: de Alfonso III a

Alfonso VII (Congreso Internacional León, 25-28 de octubre de 2006), ed. José María Fernández Catón,

León, Centro de Estudios e Investigación San Isidoro, 2007, p. 763-89; et «Los mozárabes en el

Hamsa, 3 | 2017

118

Page 120: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

reino de León: siglos VIII-XI», Studia Historica-Historia Medieval 27 (2009), p. 53-69. Cet auteur

conclut à l'existence d'un peuplement berbère sur la Meseta du Duero, en n'excluant pas d'autres

origines possibles d'une population qui apparaît comme complètement christianisée. Dolores

Oliver Pérez, «Documentación leonesa (siglos VIII-XII) y antroponimia árabe», in La península

Ibérica al filo del año 1000. Congreso internacional Almanzor y su época (Córdoba, 14-18 de octubre de 2002),

éd. José Luis del Pino García, Cordoue, Fundación Prasa, 2008, p. 243-261.

29. A titre d'exemple des contorsions auxquels on s'est livré pour trouver un onomastique

berbère dans la documentation léonaise, on prendra la villa «que dicunt Alkamin», située sur le

Duero près de Tordesillas («Autero de Sellas»), que donne le roi Alphonse III «secundum nos illut

de squalido de gente barbarica manu propria cum pueris nostris adprendimus» (J. M. Mínguez

Fernández (éd.), Colección diplomática del monasterio de Sahagún, siglos IX y X, León, Centro de

Estudios e Investigación San Isidoro, 1976, doc. 9, p. 37). Il est clair ici que Alkamín n'est pas le

nom d'une tribu berbère, par ailleurs inconnue, mais le dérivé du nom du chemin (esp. camino).

Eduardo Manzano citait ce toponyme comme d'origine arabe (La frontera de al-Andalus en época de

los Omeyas, p. 174).

30. Aḫbār Maǧmū‘a, trad. E. Lafuente Alcántara, Madrid, Real Academia de la Historia y Geografía,

1867, p. 49-50: en 123 H/740-741, les Berbères de «Galicia», Astorga, Mérida, Coria et Talavera,

soulevés, sont vaincus et massacrés par les Arabes, Syriens et Baladíes, près de Tolède, sur le

Guadalete. Puis les Syriens poursuivent les Berbères et les tuent «por toda España». Mais il reste

des musulmans, que l'on suposera berbères, dans le Nord de la péninsule. (p. 66-67). En 133 H,

ceux de «Galicia» sont vaincus et chassés (par les chrétiens de Pélage), apostasiant ceux qui

étaient douteux dans leur religion et cessant de payer le tribut.

31. Crónicas Asturianas, éd. Juan Gil Fernández et al., Oviedo, Universidad de Oviedo, 1985, texte p.

132-133, trad. esp. p. 208-209. Chroniques Asturiennes (fin IXe s.), éd., trad. française et

commentaire, Yves Bonnaz, Paris, Centre National de la Recherche Scientifique, 1987, p. 46. Les

deux versions de la chronique ne différant ici que par l'ajout, concernant les «Arabes» du

membre de phrase: «occupatores supradictorum ciuitatum». Il nous paraît clair que les

prétendus «Arabes» du royal chroniqueur sont ici bien plutôt des Berbères.

32. Cyrille Aillet, «Anthroponymie, migrations, frontière…».

33. Despoblación y repoblación del valle del Duero, p. 355.

34. Ibn Ḥayyān cite textuellement ‘Īsā al-Rāzī (Muqtabis 3, éd. Melchor Martínez Antuña, Paris,

Librairie Orientaliste, 1937, p. 109; éd. I. al-‘Arabī, Casablanca, Manšūrāt Dār al- Afāq al-Ğadīda,

1990, p. 131; éd. M. ‘A. Makkī, Riyad, Markaz al-Malik Fayṣal, 430 H/2009, p. 200; trad. José

Guraieb, Cuadernos de Historia de España, Buenos Aires, 13 à 31-32 (1950-1960). Ibn ‘Iḏārī résume

(al-Bayān al-Muġrib, t. 2, éd. Georges Sérafin Colin et Évariste Lévi-Provençal, Leyde, Brill, 1951,

réimp. Beyrouth, Dār al-ṯaqāfa, 1980, p. 124; trad. Edmond Fagnan, Alger, Imprimerie orientale P.

Fontana et cie., 1904, p. 204). Le passage d’Ibn Ḥayyān a été fréquemment cité, notamment par

María Jesús Viguera Molins qui critique la traduction du terme apliqué à Zamora avant sa

(re)construction, soit “dépeuplée”, et propose “abandonnée”, cela ne remettant pas en cause la

venue des Tolédans («En torno a Riba Coa y al-Andalus », in O Tratado de Alcanices e a importância

histórica das terras de Riba Côa (Actas do Congresso histórico luso-espanhol 12-17 de Setembro de 1997),

Lisbonne, Universidade Católica Ed., 1998, p. 131-152, spécialement p. 140. Voir, plus longuement,

J.-P. Molénat, «Le passage des mozarabes d'al-Andalus vers l'Espagne chrétienne», in Passages.

Déplacements des hommes, circulation des textes et identités dans l'Occident médiéval, éd. Joëlle Ducos et

Patrick Henriet. Actes du colloque de Bordeaux (2-3 février 2007), Toulouse, Méridiennes, 2013, p.

67-76.

35. C. Reglero de la Fuente («Onomástica arabizante y migraciones en el reino de León», p. 98): 30

% sur 100 noms.

36. «Acerca de la población arabizada del Reino de León (siglos X y XI)”, Al-Qanṭara 15/2 (1994), p.

465-472.

Hamsa, 3 | 2017

119

Page 121: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

37. Dominique Urvoy a montré que le terme musta‘rib, étymon arabe évident de “mozarabe"

n'était jamais employé pour les chrétiens d'al-Andalus, et qu'au contraire en Orient il était

employé par des chrétiens arabes, convertis à l'Islam, et revendiquant leur arabité («Les aspects

symboliques du vocable “Mozarabes”, essai de réinterprétation», Studia Islamica 78 (1993), p.

117-153).

38. Historia de rebus Hispanie sive Historia Gotica, Libro III, cap. 22, éd. Juan Fernández Valverde,

Turnhout, Brepols, 1987, p. 107: «et isti dicti sunt mixti Arabes, eo quod mixti Arabibus convivebant,

quorum hodie apud nos nomen perseuerat et genus». Historia de los hechos de España, trad. Juan

Fernández Valverde, Madrid, Alianza Editorial, 1989, p 152: «y a éstos se les dio el nombre de

"mozárabes", porque vivían mezclados con los árabes, cuyo nombre y linaje subiste aún hoy

entre nosotros».

39. «facio hanc cartam firmitatis ad totos Muztarabes de Toleto… ut vos omnes quos in hac urbe semper

amavi et dilexi, seu de alienis terris ad populandum adduxi, semper habeam fideles et oratores» (Tomás

Muñoz y Romero, Colección de fueros municipales y cartas pueblas, Madrid, Real Academia de

Historia, 1847, réimp. Madrid, 1972, p 360; A. García-Gallo, «Fueros de Toledo», Anuario de Historia

del Derecho Español 45 (1975), p. 421, et ap. 1, p. 460; Ángel González Palencia, Los Mozárabes de

Toledo…, MT-VP, p. 119, avec des variations sur la graphie du terme corresppondant à

«mozarabes», selon les copies utilisées.

40. Carlos Reglero de la Fuente parle par exemple d'une «onomástica arabizante».

41. Gonzalo Martínez Díez, tout en mentionnant le double nom des mozarabes de León, écrit à

propos de ces noms «uno cristiano y otro arabizado», maintenant ainsi en outre la confusion

entre le religieux et le linguistique («La emigración mozárabe al reino de León, siglos IX y X»,

Mozárabes, identidad y contininuidad de su historia, Antigüedad y cristianismo 28 (2011) [éd. 2013], p.

99-117, spécifiquement p. 107).

42. V. Aguilar Sebastián et F. Rodríguez Mediano relèvent les variations auxquelles peut donner

lieu, en latin, la transcription d'un même nom arabe, ainsi pour Qāsim, et les composés de ‘Abd

(«Antroponimia de origen árabe, p. 511).

43. E. Sáez et C. Sáez (eds.), Colección documental del Archivo de la Catedral de León, t. 2, León,

Archivo Histórico Diocesano, 1990, doc. 321, p. 97-98.

44. E. Sáez et C. Sáez (eds.), Colección documental…, doc. 328, p. 106-107.

45. V. Aguilar Sebastián et F. Rodríguez Mediano, «Antroponimia de origen árabe, p. 595,

note 179.

46. J. M. Mínguez Fernández (ed.), Colección diplomática del monasterio de Sahagún (siglos IX y X),

León, Centro de Estudios e Investigación San Isidoro, 1976, doc. 167, p. 207-208.

47. J. Fernández Conde, «Los mozárabes en el reino de León», p. 68, pour un homme de «nombre

cristiano y sobrenombre árabe», «quizás porque hubiera recibido el bautismo o casado con

muger cristiana».

48. J. M. Mínguez Fernández (éd.), Colección diplomático del monasterio de Sahagún, docs. 69, 75, 81,

90, 103, 109, 111, 121, 125, 131, 133, 167, 168, 183, même si l'éditeur exprime ses doutes sur

l'authenticité de certains d'entre eux (ibid. p. 229).

49. J. M. Ruiz Asencio (éd.), Colección documental del Archivo de la Catedral de León, t. 3, León, 1987,

doc. 806, p. 399-400, avec au bas du document les signa: «Muzarauis: Uincentius, Ioannes,

Abiahia».

50. E. Sáez et C. Sáez (eds.), Colección documental del Archivo de la Catedral de León, t. 1, doc. 27, p. 44.

51. E. Sáez et C. Sáez (eds.), Colección documental del Archivo de la Catedral de León, t. 1, doc. 48, p. 78;

doc. 68, p. 116.

52. E. Sáez et C. Sáez (eds.), Colección documental del Archivo de la Catedral de León, t. 1, doc. 58, p. 98.

53. V. Aguilar Sebastián et F. Rodríguez Mediano, «Antroponimia de origen árabe…», p. 543.

54. Cyrille Aillet, «Las glosas como fuente para la historia del cristianismo arabizado en la

Península Ibérica (siglos IX-XIII)», in Relegados al margen. Marginalidad y espacios marginales en la

Hamsa, 3 | 2017

120

Page 122: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

cultura medieval, éd. Inés Monteira Arias et al., Madrid, Consejo Superior de Investigaciones

Científicas (Biblioteca de Historia del Arte), 2009, p. 19-29.

55. J.-P. Molénat, «Peut-on trouver trace de la Loi islamique dans les documents arabes chrétiens

de Tolède des XIIe et XIIIe siècles?», communication au colloque international tenu, sous la

direction de Christian Mu ller, au Centre Jacques Berque de Rabat (Maroc), les 13-15 novembre

2013: «Rethinking Classical Islamic Law: Can Fiqh be Aplied Law?», publiée dans Medievalista on-

Line 20 (2016), avec la regrettable coquille faisant de Ferdinand VI, au lieu d'Alphonse VI, le

conquérant de Tolède en 1085.

56. J.-P. Molénat, «Les Francs de Tolède aux XIIe et XIIIe siècle à travers les documents de la

pratique», Comprendre le XIIIe siècle. Études offertes à Marie-Thérèse Lorcin, dir. P. Guichard et D.

Alexandre-Bidon, Lyon, Presses Universitaires de Lyon, 1995, p. 59-72.

57. Ramón Gonzálvez, «Toledo, último reducto del mundo mozárabe», in Los Mozárabes. Una

minoría olvidada, éd. Manuel González Jiménez et Juan del Río Martín, Séville, Fundación El Monte,

1998, p. 47-86.

58. Ángel González Palencia, Los Mozárabes de Toledo en los siglos XII y XIII, MT-VP, p. 123. Francisco

Javier Hernández, Los cartularios de Toledo. Catálogo documental, Madrid, Fundación Ramon Areces,

1985, doc. 19, p. 19-20 ; Archivo Histórico Nacional, Cod. 996 B, f° 99 r°.

59. Jacqueline Sublet, Le voile du nom. Essai sur le nom propre arabe, Paris, PUF, 1991; Ignaz

Goldziher, «Der Gebauch der Kunja als Ehrenbezeigung», Muhammedanische Studien, New York,

University of New York Press, 1971, t. 1, p. 267 (trad. française G. H. Bousquet, Arabica 8/2 (1960),

p. 113-114); María José Cervera Fras, «El nombre propio árabe medieval. Sus elementos, forma

y significado», Aragón en la Edad Media 9 (1991), p. 225-240, spécialement p. 233-234.

60. Ángel González Palencia, Los Mozárabes de Toledo…, MT 1012.

61. Et non pas comme un ism ‘alam, ainsi qu'on a voulu le voir pour les mozarabes léonais.

62. José Luis Martín, Orígenes de la Orden militar de Santiago, Barcelone, CSIC, 1974, docs. 17 et 18.

63. Julio González, El reino de Castilla en la época de Alfonso VIII, 3 vol., Madrid, CSIC, 1960. Index, t.

3, p. 932, avec notamment les documents 215, 29 janvier 1175, confirmé par Petrus Didaci et

Melendus Lampader «alcaldes Toleti», et 324, 30 avril 1179, avec confirmation de «Melendus

Lampaer, alcallus Toleti de mozarabis».

64. Ángel González Palencia, Los Mozárabes de Toledo…, MT 355 et 1075.

65. Ángel González Palencia, Los Mozárabes de Toledo…, MT 109.

66. J.-P. Molénat, «L’identité mozarabe dans l’Ibérie reconquise, spécialement à Tolède», dans H.

Bresc et C. Veauvy (dir.), Mutations d’identités en Méditerranée. Moyen Âge et Époque contemporaine,

Paris, Éd. Bouchene, 2000, p. 123-131, avec un paragraphe: «Deux familles mozarabes de Tolède

au service de la construction de l'État castillan: les Banû Shirband et les Banū Wazlân».

67. Ángel González Palencia, Los Mozárabes de Toledo…, MT 134.

68. Ángel González Palencia, Los Mozárabes de Toledo…, MT 359.

69. Ángel González Palencia, Los Mozárabes de Toledo…, MT 233.

RÉSUMÉS

Aux trois étapes de leur existence dans la Péninsule Ibérique médiévale, les chrétiens arabisés,

traditionnellement appelés « mozarabes », sont caractérisés par le phénomène du double nom,

arabe et latino-chrétien, soit en al-Andalus omeyyade et taïfale (VIIIe-XIe siècles), dans les

Hamsa, 3 | 2017

121

Page 123: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

royaumes chrétiens du Nord, principalement celui de León (IXe-XIe siècles), et enfin dans la

Tolède de la prétendue Reconquista (XIIe-XIIIe siècle). Il prend évidemment naissance dans la

Cordoue omeyyade, malgré la rareté des sources disponibles à cet égard (soit arabes, soit latines,

chacune employant le système correspondant à la langue utilisée). Il s’affirme pleinement en

León, avec l’abondance des noms arabes (et non pas “arabisés”), combinés avec ceux d’origine

chrétienne, latine ou gothique, dans l’abondante documentation disponible, qui ne laisse pas de

place au doute quant à la présence d’une population chrétienne “arabisée”, quelle que soit son

origine controversée. Enfin, et paradoxalement, il survit et s’affirme dans la documentation

arabe des “mozarabes” de la Tolède chrétienne. Ce phénomène ne peut être considérée que

comme la marque de la double culture de ceux qui sont les porteurs de cette dualité

onomastique.

Nas três etapas da sua existência na Península Ibérica medieval, os cristãos arabizados,

tradicionalmente denominados “moçárabes”, caraterizam-se pelo fenómeno do duplo nome,

árabe e latino-cristão, seja no al-Andalus omíada e taifal (sécs. IX-XI), nos reinos cristãos do

Norte, principalmente no de Leão (sécs. IX-XI) ou, finalmente, na Toledo da pretensa Reconquista

(sécs. XII-XIII). Este fenómeno nasce, evidentemente, na Córdova omíada, apesar da rarefação das

fontes disponíveis a este respeito (quer árabes, quer latinas, cada uma delas empregando o

sistema correspondente à língua utilizada). Afirma-se plenamente em Leão, com a abundância de

nomes árabes (e não “arabizados”), combinados com os de origem cristã, latina ou gótica, na

profusão documental disponível, que não deixa dúvidas quanto à presença de uma população

cristã “arabizada”, qualquer que seja a sua controversa origem. Enfim, e paradoxalmente,

sobrevive e afirma-se na documentação árabe dos “moçárabes” da Toledo cristã. Este fenómeno

não pode ser considerado senão como a marca de uma dupla cultura daqueles que são portadores

dessa dualidade onomástica.

In the three stages of their existence in the medieval Iberian Peninsula, Arabized Christians,

traditionally called “Mozarabic”, are characterized by the phenomenon of the double name,

Arabic and Latin-Christian, whether in the Umayyad and Taifal al-Andalus (9th-11th centuries),

in the Christian kingdoms of the North, mainly in the kingdom of León (9th-11th centuries) or,

finally, in the Toledo of the alleged Reconquista (12th-13th centuries). This phenomenon was

born, of course, in the Umayyad Cordoba, despite the rarity of the sources available in this regard

(both Arabic and Latin, each using the system corresponding to the language used). It is fully

affirmed in León, with the abundance of Arabic names (and not “Arabized”), combined with

those of Christian, Latin or Gothic origin, in the available documental profusion, which leaves no

doubt about the presence of an “Arabized Christian population”, whatever its controversial

origin. Finally, and paradoxically, it survives and asserts itself in the Arab documentation of the

"Mozarabians" of Christian Toledo. This phenomenon can only be considered as the mark of a

double culture of those who are carriers of that onomastic duality.

INDEX

Mots-clés : mozarabes, chrétiens arabisés, Cordoue, León, Tolède, ism ‘alam, nisba, kunya

Keywords : Mozarabs, Arabized Christians, Cordoba, León, Toledo, ism ‘alam, nisba, kunya

Hamsa, 3 | 2017

122

Page 124: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

AUTEUR

JEAN-PIERRE MOLÉNAT

C.N.R.S.-I.R.H.T., section arabe (Paris)

Hamsa, 3 | 2017

123

Page 125: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

Richesse du nom propre arabemédiéval La ‘liste des maîtres’ d’IbnMušarraf (Damas, fin du VIIe/XIIIesiècle)Jacqueline Sublet

1 L’historien et biographe Ḫalīl b. Aybak al-Ṣafadī définit Ibn Mušarraf1, mort en

691/1292, comme un homme de qualité, un bon poète, un excellent calligraphe del’école d’Ibn al-Bawwāb. Il donne un extrait de sa poésie et ajoute : « kānat lahu iğāzāt

min ğamāʿa : il avait reçu des ‘licences de transmettre’ de plusieurs lettrés ». Mais il citeaussitôt son contemporain Quṭb al Dīn al-Yūnīnī2 qui écrit : « mā aẓunnuhu rawā šay’an :je crois qu’il n’a jamais rien transmis ». Cette réflexion apparaît comme une accusationgrave dans ce monde savant où la qualification et la réputation des lettrés est liée aufait qu’ils ont reçu un enseignement de plusieurs maîtres et l’ont transmis à leursdisciples3. Le document présenté ici veut rendre justice à ce savant en donnant une liste

de ses maîtres (mašyaḫa). Les noms en ont été recueillis, oralement semblet-il, par unjeune lettré, Ibn al-Nağīb4.

2 Transmission du savoir et structure du nom propre arabe médiéval sont étroitement

liées. Une part importante du travail du savant consiste alors à présenter l’histoire de lacommunauté musulmane depuis les origines de l’islam, comme un récit continu,transmis sans interruption par des hommes dont l’identité est bien établie. Cetteidentité ne se réduit pas à la généalogie, c’est-à-dire à la succession des noms desparents en ligne masculine. En effet quand on parle de « nom propre de personne »dans le contexte de la vie intellectuelle de la période classique, c’est surtout du nom dessavants qu’il s’agit car ce leurs identités qui sont enregistrées dans les sources. Mais lesrépertoires de biographies contiennent aussi les noms des princes, des hommes descience, des marchands et des soldats. En effet, si les lettrés ont pour devoir d’assurer ladiffusion du savoir, toutes les personnes dont les noms figurent dans les répertoiressont susceptibles d’avoir participé au grand courant de la transmission, et c’est le casde plusieurs princes, des grands marchands et bien sûr des hommes de science.

Hamsa, 3 | 2017

124

Page 126: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

1. Les composantes du nom propre arabe

3 Jusqu’à la fin des Mamelouks, le « nom de famille » n’existe pas encore5. Il faudra

attendre l’Empire ottoman et, plus tard, les colonialismes, pour que se mette en placedans une bureaucratie soucieuse d’enregistrer des identités réduites à deux ou troiséléments – un nom de famille et un ou deux prénoms – qui seront transcrits dans desregistres de l’état-civil ou des impôts notamment. On trouve certes les noms depersonnes dans les actes officiels, les documents juridiques, les chroniques, mais sous laforme abrégée d’un ou de plusieurs éléments, choisis dans l’éventail des éléments dunom.

4 C’est dans les chroniques et dans la littérature biographique, dans ces très nombreux

répertoires de biographies rédigés dès le troisième siècle de l’hégire dans le dār al-islām

– « les terres d’islam », l’ensemble des pays où la loi islamique est appliquée – qu’oncollecte les noms accompagnés de notices qui résument leur vie et leur activité.L’importance, et l’abondance de cette littérature s’explique par le nombre considérabledes transmetteurs qui peuplent le dār al-islām6. Surtout, elle traduit l’attention accordéeà la transmission orale et écrite des écrits fondateurs de la pensée islamique. Éviter lesrisques de confusion entre les individus dont le nom reçu à la naissance – ainsi que lesnoms des ancêtres mais aussi d’autres éléments acquis au cours de la vie – sontidentiques, est alors une préoccupation majeure. Car les identités inscrites dans des« chaînes de transmission » doivent distinguer les transmetteurs les uns des au trespour faire en sorte que chaque chaîne de noms de noms soit considérée comme valable.Le rôle du biographe est d’en réunir les composantes après la mort de chacun et de lesenregistrer7. Et comme l’identité est composée d’un ensemble d’éléments qui s’ajoutenttout au long de la vie de l’individu, le nom résume en quelque sorte le parcours dupersonnage. Dès lors, on peut regarder un nom comme une histoire de vie et voir quel’intérêt de ces biographies est considérable.

5 Voici à titre d’exemple les éléments du nom de nos deux protagonistes, Ibn Mušarraf, le

titulaire de la mašyaḫa et Ibn al-Nağīb, l’auteur de cette liste :

Ibn Mušarraf est nommé dans les sources biographiques : Abū Bakr / Nağm al-Dīn / ibn (fils de) Abī l-ʿIzz / ibn Mušarraf / ibn Bayān / al-Anṣārī / alDimašqī / al-Šāfiʿī / al-kātib

Ibn al-Nağīb8, l’auteur du document, est pour ses biographes :Muḥammad / Badr al-Dīn / ibn (fils de) Aḥmad / ibn Muḥammad / ibn al-Nağīb / sibṭ(petit-fils, descendant) Imām al-Kallāsa / al-muḥaddiṯ

6 On voit que le ism de chacun est accompagné d’un surnom à résonance religieuse, pour

le premier : Abū Bakr Nağm al-Dīn, pour le second : Muḥammad Badr al-Dīn et d’unegénéalogie, pour le premier : ibn (fils de) Abī l-ʿIzz / ibn Mušarraf / ibn Bayān, et pour lesecond : ibn Aḥmad / ibn Muḥammad / ibn al-Nağīb. On voit aussi que chacun est le plusconnu sous le nom de l’un de ses ancêtres. D’autre part, Ibn Mušarraf a pour élément deson nom : al-Dimašqī / al-Šāfiʿī / al-kātib. C’est dire qu’il a habité Damas (al-Dimašqī),al-Šāfiʿī indiquant que l’école juridique à laquelle il appartient est le shafi’isme et qu’il aexercé la fonction de secrétaire (al-kātib). Pour sa part, Ibn al-Nağīb est le descendantde l’imam d’un oratoire appelé masğid al-Kallāsa, situé un peu en dehors de Damas, et ilest transmetteur de hadith (muḥaddiṯ).

Hamsa, 3 | 2017

125

Page 127: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

7 Pour caractériser le nom propre arabe médiéval et situer les composantes des noms que

l’on retrouvera plus loin dans la liste des maîtres d’Ibn Mušarraf, voici un bref aperçude leur définition9 :

8 1.1 Le ism est le « nom personnel reçu à la naissance » - que l’on comprend parfois à

tort comme un « prénom » : Abū Bakr, Muḥammad, par exemple sont généralementchoisis dans un éventail restreint, certains ism sont préférés, le nom du ProphèteMuḥammad par exemple. Ici : Abū Bakr, le ism que porte Ibn Mušarraf, est le nom ducalife qui a succédé au Prophète. Un sondage dans l’index de l’ouvrage de CarlBrockelmann10 fait apparaître plus de 800 ism différents. Certains sont utilisés trèsfréquemment, tels le nom du Prophète Muḥammad, d’autres sont rares comme on leverra dans le document qui illustre notre propos. La liste de 45 noms compte 24 sortesde ism différents, les plus fréquents étant Muḥammad et Aḥmad (11+ 4) et ʿAlī (5), ainsique les noms composés avec ʿAbd (4) dont ʿAbd al-Raḥmān Commentaire : Le thème du« voile du nom » met en valeur le fait que, oralement et par écrit, on a désigné unepersonne – ou elle s’est désignée elle-même – de préférence non pas par son ism maispar un, ou la combinaison de plusieurs éléments qui accompagnent le ism : laqab etkunya, éventuellement šuhra, nom sous lequel la personne est le plus connue ; c’est lebiographe qui réunit l’ensemble des éléments qui ont servi à identifier un personnageau cours de sa vie. Toutefois, s’il n’est pas utilisé couramment pour identifier, c’estpourtant à l’intitulé du ism que les historiens ont choisi d’enregistrer les noms dans laplupart des répertoires biographiques.

9 1.2. Les « surnoms » tels que kunya et laqab sont les plus utilisés – de préférence au ism

– pour nommer une personne oralement ou par écrit. Ils sont donnés à la naissance ouacquis au cours de la vie, avec une préférence pour la kunya. Le souvenir de la parole duProphète selon laquelle les parents doivent se hâter de de donner une kunya à leursenfants de peur qu’on ne leur inflige des surnoms dépréciatifs (lā tanābazū bi-l-alqāb)11

est resté présent dans les mémoires.

10 1.3. La kunya « teknonyme » (pluriel kunā), est un élément composé avec abū pour les

garçons, umm pour les filles qui signifie « père » « mère » et, d’une manière plusgénérale « qui possède, qui a »). D’autre part, on sait que la kunya est, d’une manièregénérale, l’apanage des hommes libres : à l’esclave affranchi, on donne « la liberté etune kunya ». Commentaire : Trois catégories de kunya :

la kunya de relation filiale donnée à la naissance en référence au nom de l’ancêtre, car on est

censé transmettre à son enfant ce nom de son grand-père. Ainsi, un Muḥammad fils de ʿAlīfils d’Aḥmad sera nommé dès sa naissance Muḥammad Abū Aḥmad (Muḥammad père

d’Aḥmad) ; ceci n’exclut pas que cette kunya soit remplacée par Abū suivi du ism d’un aîné

dès que l’homme devient père (parallèlement, la mère prendra, d’une manière générale, le

titre de Umm suivi du ism de son premier enfant mâle) ;

la kunya de prestige, d’emphase qui fait état de aptitudes et des vertus idéales que devrait

avoir la personne, homme ou femme : Abū/Umm al-Faḍā’il, Abū l-Maḥāsin signifie « celui/

celle qui a de grands mérites », « celui qui a de belles qualités » ;

la kunya-écho est particulièrement riche et diverse car on retrouve sans cette catégorie la

kunya « allitérante » : elle peut être choisie car elle provient de la « racine » d’un même mot :

ainsi un ʿAlī peut être appelé Abū l-ʿAlā’ (deux formes de la même « racine » ʿLY « qui a un

rang élevé »). Et l’autre surnom, le laqab, vient éventuellement renforcer l’allitération car le

personnage peut aussi avoir le laqab ʿAlā’ al-Dīn qui signifie « éminence de la Religion ».

Autre kunya-écho : la kunya « de redondance » donnée à la naissance en même temps que le

ism avec un rappel de sens : ainsi on donnera à un enfant à la fois le ism Badr (littéralement

a.

b.

c.

Hamsa, 3 | 2017

126

Page 128: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

« pleine lune ») et la kunya Abū l-Nağm (littéralement « père de l’astre », « celui à l’astre »)

ou encore Rabīʿ (« printemps ») et Abū l-nabāt (« celui aux plantes », « père des plantes »).

Sur le plan historique, il existe des exemples de ism accompagné d’une kunya-écho, qui font

référence à un fait historique ou légendaire : par exemple un Ibrāhīm sera appelé Abū Isḥāq

ou Abū Ismāʿīl en référence à Abraham père d’Isaac et d’Ismaël.

11 1.4. Le laqab, pluriel alqāb, recouvre des surnoms et des sobriquets (nabaz, pluriel

anbāz) d’origines diverses. Barbier de Meynard, auteur d’une recension des surnoms etsobriquets12 écrit : « la liste ci-jointe rétablit les noms véritables des personnages citésdans le présent travail sous leurs surnoms ou leurs sobriquets ». Nous aurions dit : « lesnoms complets » car tous les éléments d’un nom propre arabe médiéval sontsusceptibles d’être utilisés pour nommer le même personnage dans différentscontextes.

12 Commentaire : Le laqab composé avec le terme al-Dīn (la religion musulmane) – par

exemple Nağm al-Dīn et Badr al-Dīn que portent respectivement Ibn Mušarraf et Ibn al-Nağīb – existe à partir du IVe siècle de l’hégire et il a perduré jusqu’à nos jours. L’usagedu laqab avec al-Dīn est apparu en même temps que celui du titre composé avec al-dawla

(le pouvoir temporel) portés par les princes. Dans la liste des 45 lettrés dont les noms

figurent dans notre mašyaḫa, on trouvera les laqab suivants composés avec al-Dīn : ʿAynal-Dīn, n° 3 ; Bahā’ al-Dīn, n° 23 ; Ḍiyā’ al-Dīn, n° 12 ; Ǧamāl al-Dīn, n° 37 ; ʿIzz al-Dīn,n° 18 ; Rukn al-Dīn, n° 1 ; Sadīd al-Dīn, n° 6 ; Šams al- Dīn, n° 15 ; Ṣalāḥ al-Dīn, n° 3 ; Tāğal-Dīn, n° 6 et 26 ; Taqī al-Dīn, n° 2 ; Wağīh al-Dīn, n° 18 ; Zakī al-Dīn, n° 33 et enfin Zaynal-Dīn, n° 18.

13 1.5. Les « noms de relation » (nisba) indiquent la relation d’un individu avec un lieu,

une profession, une croyance notamment, ont pour particularité d’avoir la terminaisonī. Pour Ibn Mušarraf : sa nisba al-Anṣārī est héritée, elle indique que ses ancêtresfaisaient partie des premiers musulmans (al-Anṣār) ; il porte aussi la nisba al-Dimašqīcar il a vécu et travaillé à Damas. Parmi les noms de relations, on a aussi les nomsd’appartenance à un mouvement religieux : pour Ibn Mušarraf : al-Šāfiʿī indique qu’ilappartient au maḏhab shafiʿite.

14 Commentaire : On sait que les personnages peuvent acquérir, sous forme d’adjectif avec

la terminaison –ī, les noms géographiques des lieux où ils ont résidé, où ils ontséjourné, même parfois brièvement. Ainsi un homme appelé al-Dimašqī, une femme al-Dimašqiyya, ont une relation avec la ville de Damas. Mais pour devenir des éléments dunom, ces lieux doivent faire partie des terres d’islam (dār al-islām). Et cette règle nonécrite mais que l’on voit appliquée avec rigueur, fait que même si on a séjourné enChine (al-Sīn), on ne peut pas être appelé al-Ṣīnī, al-Ṣīniyya au féminin.

15 1.6 Les noms de métier et de fonction ( šuġl, waẓīfa, manṣib) correspondant aux

différentes fonctions occupées par le personnage au cours de sa vie. Certains peuventêtre hérités et apparaître comme des noms de famille, d’autres ont la terminaison -īcomme al-Ṣaydalānī, (le pharmacien) et apparaissent comme des noms de relation(nisba).

16 Commentaire. Une singularité : le nom de métier al-tāğir (le marchand) ne peut pas être

transmis à des descendants.

17 1.7. Le nom sous lequel est le plus connu (šuhra), ici : Ibn Mušarraf et Ibn al-Nağībsont connus de leurs contemporains en qualité de « descendant de » l’un de leurs

Hamsa, 3 | 2017

127

Page 129: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

ancêtres (ici Mušarraf et al-Nağīb), mais ils seront interpellés, on l’a dit, par leur laqabou leur kunya.

18 1.8. Les qualificatifs. On verra que, dans l’énoncé des noms de certains lettrés

contenus dans la liste ci-dessous, des qualificatifs sont intercalés pour caractériser laqualité intellectuelle des lettrés et de leurs ancêtres et estimer leur valeur en tant quetransmetteurs tels : al-ʿallāma : le très savant ; al-awḥad et farīd waqtihi : l’unique, le

meilleur de son époque ; al-ḥāfiẓ : le savant ; al-ağall : le très grand ; al-šayḫ : le maître ;al-šarīf : l’illustre.

2. Collecter et classer les noms

19 La richesse et la complexité du nom propre arabe ont intéressé les historiens de

l’époque classique. Les différents éléments des noms ont été collectés et définis par lesbiographes arabes qui, dès le IIIe/IXe siècle, ont fait preuve de leur esprit de systèmepour rédiger avec méthode les dictionnaires des asmā’ (pluriel de ‘ism), des kunā (plurielde kunya), des ansāb (pluriel de nisba) et en particulier des noms d’originegéographiques, des alqāb (pluriel de laqab) et des surnoms en général. Ils ont aussienregistré les noms « qui se ressemblent » (muštabih) et qui ne doivent pas êtreconfondus, et classé les noms de plusieurs manières, on pense au célèbre « Les poètesdont le nom-ism est Muḥammad13 », ceux qui appartiennent à la même école juridique– malikite, shafiʿite, hanbalite, hanafite notamment, sans oublier « ceux qui ont vécudans telle ville, qui sont morts au cours de tel siècle ».

20 Un certain nombre de ces répertoires a été publié, d’autres sont encore à l’état de

manuscrits. Ainsi disposons-nous d’un vaste attirail d’outils qui nous permettent devocaliser chacune des composantes des noms qui figurent dans les nombreuxdictionnaires biographiques qui conservent des milliers d’identités pour la période pré-moderne. L’Institut de Recherche et d’Histoire des Textes (C.N.R.S., Paris) a initié uneentreprise internationale pour traiter informatiquement ces données. Une partie desrésultats est actuellement en ligne et nous l’avons utilisée pour identifier certains dessavants dont les noms figurent dans notre liste des maîtres d’Ibn Mušarraf. On verraque la base http://onomasticon.irht.cnrs.fr/ contient aussi des informations sur lesvoyages effectués par les personnages, sur leurs liens familiaux, leurs activités, leursdates de vie, ceci dans la perspective de constituer un instrument de recherche sur latransmission du savoir en terres d’islam.

2.1. Le document manuscrit

21 Pour revenir sur la relation entre Ibn Mušarraf et Ibn al-Nağīb, on peut dire qu’Ibn al-

Nağīb fait office de celui que nous avons défini, dans le cadre du projet « Ṭalab »14

comme jouant le rôle de muḫarriğ, c’est-à-dire de celui qui, dans le cadre de la rédaction

d’une mašyaḫa, agit comme un « auteur-compilateur », ou plus précisément : de celuiqui prend l’initiative de réunir les noms des maîtres d’un savant. Il rédige dès lors une

mašyaḫa, document dans lequel il se réserve d’intervenir, en ajoutant – comme c’est lecas ici - des précisions concernant la biographie de chacun des 45 maîtres dont lesnoms ont été enregistrés : éléments du nom, dates de mort, qualités humaines,intellectuelles.

Hamsa, 3 | 2017

128

Page 130: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

22 Dans les ajouts qu’il a portés en marge de vingt-deux noms, on verra en effet qu’Ibn al-

Nağīb a pris soin d’enrichir les noms de certains savants de plusieurs données de leurgénéalogie ou la mention de qualités qui, entre autres éléments, contribuent à enrichirle nom propre du lettré. Ce que je peux dire actuellement est que le texte n’a pas étécopié dans les manuscrits auxquels j’ai eu accès et il est resté inconnu jusqu’à présent.Sa valeur est celle d’un témoignage sur le milieu des lettrés aux VIIe -VIIIe /XIIIe -XIVesiècles. Il sert ici de support à une présentation des noms propres arabes tels qu’ils sontenregistrés à la fin de la période où les Ayyoubides sont au pouvoir sur l’Égypte et leŠām et au début de l’empire des Mamelouks bahrides.

23 Le texte

24 Fol. 60 verso

25 Ḏikr man ağāza li-šayḫinā al-imām al-ʿallāma Nağm al-Dīn Abī Bakr ibn Abī l-ʿIzz Ibn Mušarraf

al-Dimašqī al-Šāfiʿī - aḥsana Allāh ilayhi - ʿalā ḥurūf al-muʿğam (Liste alphabétique de ceuxqui ont transmis leur savoir à notre maître le maître le très savant Nağm al-Dīn AbūBakr ibn Abī lʿIzz Ibn Mušarraf al-Dimašqī al-Šāfiʿī, que Dieu lui soit favorable) :

Ibrāhīm15 b. Abī Ṭāhir Barakāt b. Ibrāhīm b. Ṭāhir al-Ǧušūʿī Abū Isḥāq al-šayḫ Rukn al-Dīn. Il

mourut le vendredi 7 rağab 640, on dit la prière en sa faveur dans la Mosquée de Damas ; il fut enterré

au cimetière de Bāb al-Farādīs16 ;

Aḥmad b. al-ḥāfiẓ Abī l-Fatḥ Muḥammad b. al-ḥāfiẓ Abī Muḥammad ʿAbd al-Ġanī b. ʿAbd al-

Wāḥid al-Maqdisī Abū l-ʿAbbās huwa17 al-ʿallāma al-awḥad farīd waqtihi Taqī al-Dīn18 ;

Aḥmad b. al-Sulṭān al-Malik al-Nāṣir Ṣalāḥ al-Dīn Yūsuf b. Ayyūb b. Šāḏī Abū l-ʿAbbās, huwa

al-ʿallāma al-awḥad al-ḥāfiẓ al-Malik al-Muḥsin ʿAyn al-Dīn19 ;

Aḥmad b. Abī l-Karam b. Hibat Allāh al-Ḥanafī ;

Aḥmad b. [ blanc] b. Abī al-ʿAlā’ al-Sāwī ;

Asʿad b. al-Musallam b. Makkī b. ʿAllān al-Qaysī, né au mois de rabīʿ I 561, mort le mardi 15 raǧab

636 à Damas20 ;

Ismāʿīl b. ʿAbd al-Salām b. Ismāʿīl al-Lamġānī ;

8. Bakbars b. ʿAbd Allāh al-Imāmī al-Mustanṣirī21 ;

Ǧaʿfar b. ʿAlī b. Hibat Allāh al-Hamaḏānī Abū l-Faḍl, né le 10 ṣafar 545 à Alexandrie et mort le

jeudi 15 ṣafar 636, enterré ce même jour après la prière du midi. C’est le muftī Abū l-Muẓaffar qui dit

la prière en sa faveur au cimetière des soufis situé en dehors de Damas22 ;

10. Ḥāmid b. Abī l-ʿAmīd b. Amīrī al-Qazwīnī Abū l-Muẓaffar al-muftī, né en 546 ;

Sālim b. ʿUmar b. Sālim b. Rāfiʿ al-ḫaṭīb ;

Sulaymān b. Ibrāhīm b. Hibat Allāh al-Isʿirdī, huwa al-imām Abū l-Rabīʿ, mort le mercredi 10

rabīʿ II 63923 ;

Ṣaqr b. Yaḥyā Ibn Ṣaqr al-Ḥalabī al-Šāfiʿī al-muftī24 ;

ʿAbd Allāh b. ʿUmar b. ʿAlī b. ʿUmar b. Zayd Ibn al-Lattī al-Baġdādī25 ;

26 Fol. 61 recto

ʿAbd al-Raḥmān b.ʿAbd al-Raḥīm b. ʿAbd al-Raḥmān Ibn al-ʿAğamī26 ;

ʿAbd al-Raḥmān b. Maḥmūd b. Abī Manṣūr al-Nuṣūlī al-Ḥanafī ;

ʿAbd al-Ǧalīl b. ʿAbd al-Ǧabbār b. ʿAbd al-Wāsiʿ al-Abharī, mort dans la nuit du mardi 8 *rabīʿ II634 enterré ce mardi au Ǧabal Qāsiyūn ;

ʿUṯmān b. Asʿad b. al-Munağğā’ al-Tanūḫī27 ;

ʿUṯmān b. ʿUmar b. Abī Bakr al-Mālikī28 ;

ʿUṯmān b. Muḥammad b. ʿAbd al-Karīm al-Qaysī ;

1.

2.

3.

4.

5.

6.

7.

8.

9.

10.

11.

12.

13.

14.

1.

2.

3.

4.

5.

6.

Hamsa, 3 | 2017

129

Page 131: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

ʿAlī b. ʿAbd al-Ṣamad b. ʿAbd al-Ǧalīl b. ʿAbd al-Malik al-Rāzī, né en 564, mort dans la deuxième

décade du mois de rabīʿ II 639 et enterré le lundi 13 de ce même mois. Di eu l’ait en Sa Miséricorde29 ;

ʿAlī b. Muḥammad b. Ilyās al-Anṣārī, huwa Abū l-Ḥasan al-Šīrağī, mort dans la nuit du vendredi ;

le prône fut dit en sa mémoire après la prière du vendredi 21 rabīʿ I 640 et on l’enterra au cimetière de

Bāb al-Ṣaġīr30 ;

ʿAlī b. HibatAllāh b. Salāma al-Šāfiʿī, huwa al-ʿallāma Bahā' al-Dīn Ibn al-Ǧumayyizī31 ;

ʿAlī b. Abī l-Fatḥ b. Yaḥyā al-Kunābiḏī32 ;

ʿAlī b. Abī ʿAbd Allāh b. Abī-l-Ḥasan Ibn al-Muqayyar al-Baġdādī Abū l-Ḥasan33 ;

Muḥammad b. Abī Ǧaʿfar Aḥmad b. ʿAlī b. Abī Bakr al-Qurṭubī Abū l-Ḥasan al-ḥāfiẓ ; il entra

dans la miséricorde de Dieu la nuit du vendredi 5 ğumādā I de l’année 64334 ;

Muḥammad b. Salāma b. ʿAbd Allāh al-ʿAṭṭār al-Ḥarrānī ;

Muḥammad b. ʿAbd Allāh b. ʿAbd al-Raḥmān Ibn Ṣābir al-Sulamī Abū Ṭālib b. Abī l-Maʿālī b.

Abī Muḥammad, il mourut le mardi 7 muḥarram 637 et on l’inhuma le jourmême à Damas, près des

tombeaux des soufis comme il se devait (ẓāhiran) ;

Muḥammad b. ʿAbd Allāh b. Muḥammad b. ʿAbd al-Mağīd al-Ṣūfī ;

Muḥammad b. ʿAbd al-Karīm b. Yaḥyā al-Qaysī, huwa al-šayḫ Abū ʿAbd Allāh Ibn al-Ziyādī, ilmourut le dimanche et on dit la prière en sa mémoire après le prière de midi le 18 ğumādā II 637 et on

l’enterra dans [le cimetière de] la Montagne [à Damas] ; il était né en 547.

Muḥammad b. ʿAbd al-Wāḥid b. Aḥmad b. Aḥmad b. al-Mutawakkil ;

Muḥammad b. Abī l-Futūḥ Naṣr b. Abī l-Farağ Ibn al-Ḥuṣrī ;

27 Fol. 61 verso

Muḥammad b. Yūsuf b. Muḥammad al-Birzālī, huwa al-ḥāfiẓ Zakī al-Dīn Abū ʿAbd Allāh35 ;

Muḥammad b. Abī l-Badr b. Fityān b. Maṭar Ibn al-mnā ( ?) ;

Muḥammad b. Abī Bakr b. ʿAlī al-Nīsābūrī al-Ḥanafī, il était né au milieu du mois de ḏū l-qaʿdā559 et il mourut le mercredi 6 ḏū l-qaʿdā 637 ; on dit la prière en sa mémoire le même mercredi et on

l’enterra dans [le cimetière de] la Montagne [à Damas] ;

Muḥammad b. Abī l-Faḍl b. Zayd al-Dawlaʿī, il mourut le dimanche 14 ğumādā I 635 et on l’enterra

le jour même après la prière du soir dans la madrasa qu’il avait fondée à Damas ;

Maḥmūd b. Aḥmad b. ʿAbd al-Sayyid al-Ḥuṣayrī al-Ḥanafī al-ʿallāma Ǧamāl al-Dīn Abū l-

Maḥāmid ; il mourut le dimanche 8 ṣafar 636 à Damas ; on fit la prière en sa faveur après la prière du

midi et on l’enterra dans le cimetière des soufis ;

Al-Murağğā b. Abī l-Ḥasan b. Hibat Allāh al-Wāṣiṭī ;

Al-Musallam b. ʿAbd al-Wahhāb al-Husaynī, huwa al-šarīf Abū l-Ġanā’im b. ʿAbd alWahhāb b.

Munādī ( ?) al-Munqiḏī ; il mourut le dimanche 11 rağab et on l’inhuma au cimetière de Bāb al-Saġīr ;

c’était en 635 à Damas ;

Makkī b. ʿUṯmān b. Ibrāhīm Ibn al-Hīrī ( ?) al-Baṣrī ;

Naṣr b. Riḍwān al-Firdawsī ;

Hibat Allāh b. al-Ḥasan b. Hibat Allāh b. al-Ḥasan b. al-Dawāmī ;

Yaʿīš b. ʿAlī b. Yaʿīš al-Naḥwī ;

Yūsuf b. Ḫalīl b. ʿAbd Allāh al-Dimašqī al-ḥāfiẓ ;

Abū Bakr b. Ǧadīd b. Ẓāhir al-Buzūrī.

28 [À la fin du texte, deux inscriptions, toujours de la main d’Ibn al-Nağīb

29 - l’inscription verticale] :

7.

8.

9.

10.

11.

12.

13.

14.

15.

16.

17.

18.

1.

2.

3.

4.

5.

6.

7.

8.

9.

10.

11.

12.

13.

Hamsa, 3 | 2017

130

Page 132: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

Yaqūl Muḥammad b. Aḥmad al-Šāfiʿī inna /awwal ta’rīḫ ḫaṭṭ awwal muğīzin aǧāza šayḫunā /

kāna fī sana ṯalāṯ wa-ṯalāṯīn wa-āḫir ta’rīḫ ḫaṭṭ / āḫir man ajāza kāna fī sana ḫamsa wa-

ṯalāṯīn wa-sittimi’a :

« Muḥammad b. Aḥmad [Ibn al-Naǧīb] al-Šāfiʿī dit que la première date à laquelle notremaître [Ibn Mušarraf] mit par écrit une licence (ijâza) en qualité de ‘dispensateur delicence’ (mujîz) est l’année 633. La dernière date à laquelle il délivra une licence estl’année 635 »

30 - [l’inscription horizontale à la fin du texte] :

Katabahā wa-rattabahā ʿalā ḥurūf al- muʿğam wa-takallama ʿalā baʿḍ ḫuṭūṭ al-muǧīzīnMuḥammad b. Aḥmad b. Muḥammad / Ibn al-Naǧīb al-Šāfiʿī, ʿurifa bi-Ibn Imām al-Kallāsa wal-

ḥamd lillāh waḥdahu wa-ṣallā Allāh ʿalā / sayyidinā Muḥammad wa-ālihi wa-ṣaḥbihi aǧmaʿīnwa-sallam taslīman kaṯīran .

« C’est Muḥammad b. Aḥmad b. Muḥammad Ibn al-Nağīb al-Šāfiʿī, connu sous le nom de

Ibn Imām al-Kallāsa qui a écrit [cette mašyaḫa] et commenté [les témoignages] écritspar certains maîtres qui ont donné des licences de transmettre, et dont il a rangé lesnoms en ordre alphabétique. Louange à Dieu seul. Que Sa prière et Son salut abondantsoient sur notre Maître Muhammad, sur Sa famille et Ses Compagnons ». Manuscrit Damas, Bibl. Asad, fonds Ẓāhiriyya 121 (ʿumūmiyya 3827), fol 60 verso-61 recto

Hamsa, 3 | 2017

131

Page 133: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

Manuscrit Damas, Bibl. Asad, fonds Ẓāhiriyya 121 (ʿumūmiyya 3827), fol 61 verso-62 recto

BIBLIOGRAPHIE

Archival Sources

Damascus, Al-Assad National Library, Ẓāhiriyya 121 (ʿumūmiyya 3827).

Istanbul, Bibl. Top Kapɩ Seray, Ahmed III, ms. 2907/3 [Ḏayl Mir’āt al-zamān].

Bibliography and printed sources

AL-ʿASQALᾹNῙ, Ibn Ḥağar, Nuzhat al-albāb fI al-alqāb, Beyrouth, éd. Dār al-Ğīl, 1991.

AL-BᾹŠᾹ, Ḥasan, Al-alqāb al-islāmiyya fī al-ta’rīḫ wa-al-waṯā’iq wa-al-āṯār, Le Caire, 1978.

AL-DAHABῙ, al-ʿIbar fī ḫabar man ġabar, éd. S. al-Munajjid, Koweit, 1960-6.

AL-SADAFῙ, Ṣalāḥ al-Dīn Ḫalīl ibn Aybak, Kitāb al-Wāfī bi-l-wafayāt, Wiesbaden Steiner, 1980.

AL-TAʿᾹLIBῙ, Abū Manṣūr, Ṯimār al-qulūb fī al-muḍāf wa-almanṣūb, Le Caire, éd. Dār al-maʿārif,

1985.

Hamsa, 3 | 2017

132

Page 134: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

BOURIN, Monique, CHAREILLE, Pascal (éds), Genèse médiévale de l’anthroponymie moderne, 4 vol.,

Tours, Publications de l’Université de Tours, 1992.

BROCKELMANN, Carl, Geschichte der Arabischen Litteratur, 6 vols., Leiden, Brill, 1996.

Cahiers d’onomastique arabe, 5 vol., CNRS Editions, Paris, 1979-1992.

GRANGAUD, Isabelle, MICHEL, Nicolas (éds), L’Identification : des origines de l’islam au XIXe

siècle, Revue des mondes musulmans et de la Méditerranée 127, série « Histoire » (2010-2011).

IBN AL-ĞAWZῙ, Kašf al-niqāb ʿan al-asmā’ wa-l-alqāb, Beyrouth, éd. Sāmarrā’ī, 1994.

IBN 'IMᾹD, Šaḏarat al-ḏahab fī aḫbār man ḏahab, Beyrouth, Arnaout, 1986-95.

HILALI, Asma, SUBLET, Jacqueline, “The Masters’ Repertoire (mašyaḫa) and the Quest for

Knowledge”, in Knowledge and Education in Classical Islam Historical Foundations & Contemporary

Impact, dir. Sebastian Günter, Brill, Leiden-Boston, 2020, pp. 417-448, https://doi.org/

10.1163/9789004413214_020.

MEYNARD, C. Barbier de, « Surnoms et sobriquets dans la littérature arabe », Journal Asiatique

(1907), pp. 173-244, 365- 428, 55-118, 193-273.

MÜLLER, Christian, ROILAND-ROUABAH, Muriel (éds), Les non-dits du nom. Onomastique et

documents en terres d’slam, Damas, Beyrouth, IRHT-Presses de l’IFPO, 2013.

Onomasticon Arabicum, [en ligne], disponible en http://onomasticon.irht.cnrs.fr/.

SCHIMMEL, Annemarie, Islamic Names: An Introduction, Edinburgh, Edinburgh University Press,

1990.

SUBLET, Jacqueline, « De passage à Damas en 688/1286. Ibn al-Naǧīb et la transmission du savoir

», in Texts, Documents and Artefacts. Islamic Studies in Honour of D. S. Richards, ed. Chase F. Robinson,

Brill, Leiden-Boston 2003, pp. 357-383.

SUBLET, Jacqueline, Hiṣn al-ism. Qirā’āt fī l-asmā’ al-ʿarabiyya, trad. Sālim Muḥammad Barakāt,

Damas, Institut Français d’Études Arabes, 1999.

SUBLET, Jacqueline, « Le nom dans la famille » in La famille en islam d’après les sources arabes, éd. M.

H. Benkheira, A. Giladi, C. Mayeur-Jaouen et J. Sublet, Paris, Les Indes savantes, 2013.

SUBLET, Jacqueline, Le voile du nom. Essai sur le nom propre arabe, Paris, PUF, Collection Écriture,

1990.

SUBLET, Jacqueline, « Nom et identité dans le monde musulman », in L’Anthroponymie, document

de l’histoire des Mondes Méditerranéens Médiévaux, dir. Monique Bourin, Jean-Marie Martin et

François Menant, Rome, École Française de Rome, 1996, pp. 97-108.

VAJDA, G., La transmission du savoir en Islam (VIIe-XVIIe siècles), éd. N. Cottart, Londres, Variorum

Reprints, 1983.

NOTES

1. Al-Wāfī bi-l-wafayāt, vol. X, Wiesbaden, 1980, notice 4715, (vol. X online, notice n° 2372). Le nom

complet d’Ibn Mušarraf est: Abū Bakr Naǧm al-Dīn b. Abī l-ʿIzz b. Bayān al-Anṣārī al-Dimašqī al-

Šāfiʿī alkātib.

2. Ḏayl Mir’āt al-zamān ms. Istanbul, Bibl. Top Kapɩ Seray, Ahmed III, ms. 2907/3, fol. 18 verso

3. Sur la transmission du savoir, voir G. Vajda, La transmission du savoir en Islam (VIIe-XVIIe siècles),

éd. N. Cottart, Londres, Variorum Reprints, 1983 : le premier texte, intitulé « De la transmission

Hamsa, 3 | 2017

133

Page 135: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

orale du savoir dans l’Islam traditionnel » donne un schéma des 8 systèmes de transmission :

«Taḥammul al-ʿilm (al-ḥadīṯ) réception de la transmission » ; voir aussi Cahiers d’onomastique

arabe, 5 vol., CNRS Editions, Paris 1979- 1992.

4. Son nom complet est : Muḥammad b. Aḥmad b. Muḥammad al-Šāfiʿī connu aussi sous le nom

de Ibn Imām al-Kallāsa, il est mort en 688/1286 ; voir J. Sublet, « De passage à Damas en 688/1286.

Ibn al-Naǧīb et la transmission du savoir », in Texts, Documents and Artefacts. Islamic Studies in

Honour of D. S. Richards, ed. Chase F. Robinson, Brill, Leiden-Boston 2003, p. 357-383.

5. Voir Isabelle Grangaud, Nicolas Michel (éds), L’Identification : des origines de l’islam au XIXe siècle,

Revue des mondes musulmans et de la Méditerranée 127, série « Histoire » (2010-2011). La situation

est la même en Occident, voir Monique Bourin, Pascal Chareille (éds), Genèse médiévale de

l’anthroponymie moderne, 4 vol., Tours, Publications de l’Université de Tours, 1992.

6. On évalue à près de cent mille le nombre des identités enregistrées dans les sources arabes

jusqu’à la fin de la période ottomane et conservées dans l’ancien fichier de l’Onomasticon

Arabicum à l’Accademia dei Lincei à Rome (reproduction à l’IRHT), un projet partiellement publié

par G. Gabrieli et L. Caetani à Rome en 1914, qui est à l’origine de la base de données http://

onomasticon.irht.cnrs.fr/ ( ici : OAonline).

7. Voir J. Sublet, Le voile du nom. Essai sur le nom propre arabe, Paris, PUF, Collection Écriture, 1990

(trad. arabe par Sālim Muḥammad Barakāt, Hiṣn al-ism. Qirā’āt fī l-asmā’ al-ʿarabiyya, Damas,

Institut Français d’Études Arabes, 1999 ; « Nom et identité dans le monde musulman », in

L’Anthroponymie, document de l’histoire des Mondes Méditerranéens Médiévaux, dir. Monique Bourin,

Jean-Marie Martin et François Menant, Rome, École Française de Rome, 1996, p. 97-108 ; « Le nom

dans la famille » in La famille en islam d’après les sources arabes, éd. M. H. Benkheira, A. Giladi, C.

Mayeur-Jaouen et J. Sublet, Paris, Les Indes savantes, 2013.

8. Al-Ḏahabī, al-ʿIbar fī ḫabar man ġabar, éd. S. al-Munajjid, Koweit, 1960-6, vol. V, p. 363.

9. 9 Ces sujets ont été développés dans Le voile du nom : le ism dans le chapitre « Le statut

d’ancêtre » p. 19- 38, la kunya dans « La preuve de soi » p. 39-78, le laqab dans « Qui porte la

mémoire » p. 79-94, la nisba/nom de relation dans « Relation et situation » p. 95-122. Voir aussi,

Annemarie Schimmel, Islamic Names : An Introduction, Edinburgh, Edinburgh University Press,

1990 (online) ; Christian Müller, Muriel Roiland-Rouabah (éds), Les non-dits du nom. Onomastique et

documents en terres d’slam, DamasBeyrouth, IRHT-Presses de l’IFPO, 2013 (ebook).

10. Geschichte der arabischen Literatur, trad. anglaise en 2016 sous le titre : History of Arabic

Literature (online).

11. Coran, Sourate al-Ḥağarāt, verset 10.

12. A titre d’exemple, quelques références bibliographiques concernant les surnoms : C. Barbier

de Meynard, « Surnoms et sobriquets dans la littérature arabe », Journal Asiatique 1907, p. 173-244

+ 365- 428 + 55-118 + 193-273. Et voir C. E. Bosworth, « Laķab », Encyclopédie de l’Islam, 2ème éd.,

1982 ; et divers répertoires que l’on trouve online, par exemple Abū Manṣūr al-Ṯaʿālibī, Ṯimār al-

qulūb fī al-muḍāf wa-almanṣūb, Le Caire, éd. Dār al-maʿārif, 1985 ; Ibn Ḥağar al-ʿAsqalānī, Nuzhat al-albāb

fI al-alqāb, Beyrouth, éd. Dār al-Ğīl, 1991 ; ou encore Ibn al-Ğawzī, Kašf al-niqāb ʿan al-asmā’ wa-l-

alqāb, Beyrouth, éd. Sāmarrā’ī, 1994, un texte auquel Barbier de Meynard n’a pas eu accès ; ou

encore une encyclopédie par Ḥasan al-Bāšā, Al-alqāb al-islāmiyya fī al-ta’rīḫ wa-al-waṯā’iq wa-al-āṯār,

Le Caire, 1978.

13. Al-Muḥammadūn min al-šuʿarā’ wa-ašʿāruhum, de Ibn al-Qifṭī, online.

14. Asma Hilali et Jacqueline Sublet, “The Masters’ Repertoire (mašyaḫa) and the Quest for

Knowledge”, dans Sebastian Günter (dir.), Knowledge and Education in Classical Islam Historical

Foundations & Contemporary Impact, Brill, Leiden-Boston (à paraître).

15. En italiques: les qualificatifs attribués à chaque personnage et la traduction des ajouts d’Ibn al-

Naǧīb.

Hamsa, 3 | 2017

134

Page 136: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

16. Dans les notes, on trouve les noms plus complets tels qu’ils figurent dans Ibn al-‘Imāḍ, Šaḏarāt

al-ḏahab fī aḫbār man ḏahab, éd. Arnaout, (désormais : Šaḏarāt) et dans Onomasticon Arabicum

(désormais OAonline) Ici : al-Dimašqī, mort âgé de 82 ans, Šaḏarāt VII, p. 358 ; OAonline n° 250112.

17. Le terme huwa (lui, ce personnage [est]) annonce qu’il s’agit d’un ajout d’Ibn al-Naǧīb aux

informations fournies par al-Mušarraf.

18. Al-Maqdisī al-Ḥanbalī ; il voyagea en quête de savoir et de traditions (raḥala fī ṭalab al-ḥadīṯ) àIspahan, Bagdad et Damas où il mourut en 643. Il était né en 591, Šaḏarāt VII, p. 377 ; OAonline n°

250157.

19. Traditionniste, fils de Saladin, il mourut à Alep en muḥarram 634 ; Šaḏarāt VII, p. 284 ;

OAonline n° 250012.

20. Tāǧ al-Dīn al-Dimašqī, frère de Sadīd al-Dīn, né en 540, Šaḏarāt VII, p. 314 ; OAonline n° 250057.

21. Bakbars est un nom d’esclave turc du Kipçak (qui seront à l’origine de la dynastie des

Mamelouks) ; b. ʿAbd Allāh signifie qu’il est esclave d’origine et qu’il ne porte pas le ism de son

père ; al-Imāmī al-Mustanṣirī indique qu’il a été élevé ou affranchi par l’un des deux califes

abbassides qui portèrent le titre d’al-Imām al-Mustanṣir billāh, peut-être celui qui régna entre

623 et 640, voir Carole Hillenbrand, « Al-Mustanṣir Ier », Encyclopédie de l’Islam2 , VII, p. 728-729.

22. Al-Mālikī, né en 545 ou 546, il voyage en quête de savoir au Caire, Šaḏarāt VII, p. 314 ; OAonline

n° 250059.

23. Ibn Raḥma al-Ḥanbalī, né à Isʿird en 567, mort à Bayt Liḥya où il occupait la fonction de

prédicateur (ḫaṭīb), il voyage en quête de savoir au Caire et à Alexandrie, Šaḏarāt VII, p. 352 ;

OAonline n° 250102.

24. Ibn Sālim b. Sālim b. Yaḥyā b. ʿIsā Abū Muḥammad Ḍiyā’ al-Dīn al-Kalbī, mort à Alep en ṣafar

653, il était né avant 560, et mourut très âgé (muʿammar), Šaḏarāt VII, p. 450; OAonline n° 250467.

25. Abū l-Munaǧǧā al-Ḥarīmī musnid al-waqt (grand transmetteur de son époque), né en 555 mort

à Bagdad en ǧumādā I 635, vit à Damas, Šaḏarāt VII, p. 299 ; OAonline n° 250039.

26. Abū Ṭālib al-Šāfiʿī al-Ḥalabī, transmetteur, enseignant et mufti mort en ṣafar 658. Šaḏarāt VII,

p. 507 ; OAonline n° 250400.

27. Ibn Abī l-Barakāt al-aǧall ʿIzz al-Dīn Abū ʿAmr w (ou) ʿUmar Abū l-Fatḥ, al-Dimašqī al-Ḥanbalī,père d’alMunaǧǧā’ Zayn al-Dīn et de Muḥammad Waǧīh al-Dīn, ce riche commerçant né au Caire

avait enseigné à Damas à la madrasa al-Mismāriyya ; il constitua en waqf, avant de mourir en 641,

la madrasa al-Ṣadriyya, toujours à Damas ; Šaḏarāt VII, p. 366 ; OA online, n° 250133.

28. Abū ʿAmrw Ibn al-Ḥāğib al-Asnawī al-Kurdī ; son père était ḥāğib de ‘Izz al-Dīn Mūsak al-

Ṣalāḥī. Né à Asnā en 570, il résida à Alexandrie et au Caire et mourut en šawwāl 646 ; Šaḏarāt VII,

p. 405 ; OAonline, n° 250204.

29. Al-Badr al-Marāzuqī ; il vécut à Damas ; Šaḏarāt VII, p. 354 ; OA online, n° 250106.

30. Il est peut-être le frère de Muẓaffar b. Muḥammad b. Ilyās Ibn al-Šīraǧī, mort en 657 ; Šaḏarāt

VII, p. 500 ; OA online, n° 250390.

31. Ibn al-Muslim b. Aḥmad Abū al-Ḥasan al-Laḫmī al-Miṣrī ; né en Egypte où il fut mudarris et

ḫaṭīb, il résida à Alexandrie et voyagea en Iraq et à Damas et mourut en ḏū l-ḥiǧǧa 649 ; Šaḏarāt

VII, p. 452 ; OA online, n°250236.

32. Sa nisba vient du nom du village de Kunābiḏ (ou Ǧunābiḏ) près de Nīsābūr.

33. ʿAlī b. al-Ḥusayn Abī ʿAbd Allāh b. Manṣūr al-Hanbalī al-Naǧǧār, né en 545, mort au Caire en

ḏū l-qaʿda 643 ; Šaḏarāt, VII, p. 386 ; OAonline, n° 250172.

34. Tāǧ al-Dīn b. Abī Ǧaʿfar Imām al-Kallāsa, vit à Damas où il est né en 575, voyage à La Mekke ;

Šaḏarāt VII, p. 391 ; OA online, n° 250176.

35. Al-Išbīlī ; né en 576, mort en ramaḍān 636, il vécut à Alep et à Damas et voyagea au Khorassan,

à Ispahan, au Hedjaz, en Iraq et en Egypte ; père de l’historien ʿAlam al-Dīn al-Qāsim al-Birzālī ;Šaḏarāt VII, p. 318 ; OA online, n° 250067.

Hamsa, 3 | 2017

135

Page 137: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

RÉSUMÉS

A travers les différents éléments qui composent le nom propre arabe à la fin de l’empire

ayyoubides et au début de l’époque mamelouke, on retrouve le récit de la vie des lettrés : noms

donnés à la naissance ou hérités, surnoms, itinéraires géographiques, métiers exercés

notamment. Le document manuscrit consacré aux maîtres d’un savant damascain donne un

exemple de ces identités riches en informations et un aperçu sur les mécanismes de la

transmission du savoir en terres d’islam.

Através dos diferentes elementos que compõem o nome próprio árabe, no final do império

ayyubida e no início da época mameluca, encontra-se a narrativa de vida dos letrados : nomes

dados à nascença ou herdados, sobrenomes, itinerários geográficos, nomeadamente profissões

exercidas. O documento manuscrito consagrado aos mestres de um sábio damasquino dá um

exemplo destas identidades, ricas em informação, e um esboço dos mecanismos de transmissão

do saber em terras do islão.

Through the different elements that constitute the Arabic proper name at the end of the Ayyubid

empire and at the beginning of the Mamluk era, we find the story of the life of the literati: names

given at birth or inherited, nicknames, geographical routes, trades in particular. The manuscript

document devoted to the masters of a Damascus scholar provides an example of these

informative identities and an overview of the mechanisms of the transmission of knowledge in

Islamic lands.

INDEX

Mots-clés : histoire arabe, 13ème siècle, manuscrit, onomastique, ayyubide, mamelouk,

transmission du savoir

Keywords : Arabic history, 13th century, manuscript, onomastic, ayyubid, mameluke,

transmission of knowledge

Palavras-chave : história árabe, séc. XIII, manuscrito, onomástica, ayyubida, mameluco,

transmissão do saber

AUTEUR

JACQUELINE SUBLET

Directrice de Recherche émérite CNRS. Institut de Recherche et d’Histoire des Textes (IRHT) Paris

Hamsa, 3 | 2017

136

Page 138: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

Le nom propre berbère (modèle tachelḥit) Réflexion générale sur sescaractéristiques de base Lahcen Daaïf

NOTE DE L’AUTEUR

L’écriture tifinagh, dont la graphie et les règles orthographiques sont encore sujettes àde nombreux débats entre les spécialistes de la langue berbère, de même que latranslittération par l’alphabet phonétique international sont délaissée expressémentdans cette étude, au profit d’une translittération simplifiée des termes berbères (parex., on usera de gh au lieu de ɣ comme dans Aghyûl (âne), au lieu de Aɣûl). Quant auxtermes arabes, ils seront translittérés selon le système de la revue desarabisants : Arabica.

1 Cette étude a pour objectif de construire une réflexion autour de la question générale

de l’onomastique berbère, et plus particulièrement du nom propre berbère, dans uncadre de recherche académique, loin de toute visée idéologique à l’endroit de laberbérité ou de l’identité berbère. Pour ce faire, une mise en relation avec lesorganisations territoriales et communautaires, comme avec les systèmes de noms quien découlent s’imposent. En effet, en raison de ses multiples variantes dialectales, lalangue berbère ne se prête peut-être pas si facilement à ce type d’étude qui doit faireappel à plusieurs pans de spécialités en sciences humaines pour espérer parvenir à unrésultat plus ou moins satisfaisant, sans qu’il soit pour autant définitif. Il s’agira doncbien de l’onomastique berbère au sens propre de la discipline, mais où l’on favoriseraune approche qui procédera autant que faire se peut à relier les noms toponymique,ethnonymique et anthroponymique à l’histoire, aux mœurs et à la sociologie de cepeuple qui s’est forgé un destin de résistance dont l’actualité politique et notammentculturelle continue encore à porter témoignage.

Hamsa, 3 | 2017

137

Page 139: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

2 Dans cette étude on mettra davantage l’accent sur les liens évidents entre

l’onomastique arabe et berbère en privilégiant l’aspect comparatif entre ces deuxcivilisations islamiques qui partagent une histoire commune au Maghreb. Lescomposantes structurelles du nom berbère, et surtout leurs différents fondsréférentiels sont les principaux volets dont traite cet article. Aussi convient-il desouligner que les dénominations des objets et celles des lieux reposent sur des unitéslexicales construites suivant une morphologie syntaxique tout à fait différente. Nousn’envisageons pas de nous y attarder de manière systématique, excepté bienévidemment dans des cas spécifiques que nous estimons d’un intérêt didactique.Toujours estil que l’on doit mettre en avant les éléments différentiels, le cas échéant,entre les dénominations anthroponymiques typiques d’une part, et celles d’ordretoponymique qui d’autre part n’obéissent pas aux mêmes modalités structurelles aupoint de vue linguistique.

L’emprunt à l’arabe

3 Avant d’aborder les divers fonds référentiels du nom propre berbère, bornons-nous en

premier lieu à rappeler que celui-ci est constitué quasiment des mêmes composantesque le nom propre arabe (ism). On y trouve évidemment le nom de la personne, suivi decelui de son père, puis parfois celui de son grand-père ; des noms reliés les uns auxautres par le terme ou qui signifie en berbère « fils de », l’équivalent d’ibn en arabe.Vient ensuite clore cette succession de noms de personnes, le surnom (laqab), et parfoisle nom de relation (nisba) qui est construit pour l’essentiel, avec le préfixe a/i pour lemasculin, et le préfixe ta et suffixe te pour le féminin1, comme nous l’illustrerons pardes exemples plus loin.

4 On l’aura compris, l’une des composantes clés du nom propre arabe qu’est la kunya de

relation filiale, comme dans l’arabe Abū Fulān (le père d’Untel)2, brille par son absencedans le nom berbère. Même si cette forme de kunya apparaît dans la chaîneonomastique de certains personnages berbères célèbres qui bénéficient de noticesdétaillées dans les sources hagiologiques et historiques ainsi que dans les recueilsbiographiques arabes, elle n’en reste pas moins une composante facultative. Certes, ellefigure davantage dans les noms arabes de personnages historiques berbères, mais nonde manière régulière et systématique comme cela est de rigueur dans les sourcesarabes. A titre d’exemple on se bornera à ces trois noms de figures berbères savantesqui portent une kunya : le traditionniste ẖāriğite Abū al-Qāsim b. Saʿd al-Maknāsī (m.fin 8e, début 9e siècle), le juriste et cadi Abū ʿAbd Allāh Muḥammad b. Aswad al-Madyūnī dont la date de mort est inconnue, et notamment le fameux juriste mālikitetunisien, ʿAbd Allāh b. Muḥammad Ibn Abī Zayd al-Qayrawānī (m. 386/996) dont lakunya est Abū Muḥammad3. On notera que ces personnages sont mentionnés avec unenisba en lien avec leur lieu d’origine, ainsi que celle de Sūsī (originaire de Souss) pourAbū ʿAlī Sālim b. Salāma (m. 589 ou 590/1193 ou 1194)4. Si d’autres noms de figuresberbères intègrent quasi-systématiquement la kunya de relation filiale, cela laissesupposer qu’il était de bon aloi dans le milieu arabe savant que des Berbères portentune kunya, sans qu’elle fût nécessairement prise en compte dans le milieu d’origine deces personnages religieux, où régnait la langue berbère5. En revanche, les autres formesde kunya, notamment celle de prestige qui exprime une notion de bienfait ou l’idée de

Hamsa, 3 | 2017

138

Page 140: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

qualité morale6, propitiatoire7 ou métonymique, semble avoir la préférence desBerbères.

5 Du fait de l’islamisation des sociétés berbères au Moyen-âge, la plupart des noms

berbères se trouvent être directement empruntés à l’arabe. A la tête de ce type denoms, vient tout naturellement comme partout dans le monde musulman, le nom duProphète Muḥammad (le loué)8 ainsi que ses autres qualificatifs, tels Aḥmad (le plus

loué) et Muḫtār (l’élu) qui deviennent respectivement sous leurs formes berbères:Moḥmmad/ Mḥmed/Mḥnd/Moḥ, Ḥmâd et Mkhtâr. Suivent en termes de fréquence,notamment dans le milieu chleuh, une série de noms composés avec pour premierterme d’annexion le mot ʿAbd (serviteur). C’est principalement ʿAbd Allāh9 (serviteur deDieu) qui vient en tête. Il s’agit du nom du père du Prophète, prononcé en berbèreʿBdullâh/ʿBdllâh, ou sous sa forme contactée de ʿBlla. Il est suivi de celui de ʿAbd al-Raḥmān (le serviteur du Miséricordieux), berbérisé en ʿBderḥmân, un nom sudarabiqueporté par l’un des dix Compagnons du Prophète promis au Paradis. D’autres nomsd’éminents Compagnons du Prophète sont tout aussi bien portés, dont ceux des deuxcalifes bien-guidés : ʿUmar (longue vie) qui se prononce quasiment de la même façon enberbère, ʿAlī (noble, haut) contracté en ʿlî ; et le nom de Masʿūd (heureux, chanceux)contracté en Msʿûd. Les noms des deux petits-fils du Prophète complètent cette série denoms à connotation religieuse : al-Ḥasan (beau) et son diminutif al-Ḥusayn qui seprononcent respectivement suivant les régions et les dialectes berbères soit Lḥassan etLḥussein, ou sous une forme excessivement contractée : Lḥsn et Lḥus10.

6 Pour ce qui est des noms féminins, l’emprunt se fait massivement au même registre

onomastique arabo-islamique, à savoir celui de la famille du Prophète, à commencerpar les noms de ses épouses et ses filles. Aussi vient-il en premier parmi les noms de sesépouses, celui de sa favorite, fille d’Abū Bakr premier calife, ʿĀʾiša (vivante) prononcé

en berbère ʿIcha, suivi de celui de sa première épouse Ḫadīğa (prématurée à qui l’onsouhaite une longue vie), prononcé tel quel en berbère Ḥadīğa, ou sous sa forme

diminutive en arabe Ḫudayǧ qui devient simplement Khadîj. Des noms des filles duProphète, le plus usité est celui de sa fille cadette Fāṭima (sevrée ou dont le petit a étésevré) décliné sous ses diverses formes en arabe qui ont donné en berbère Faṭma, Fadna,Fazma11. Curieusement, dans le parler tachelḥit du moins, ce nom est suivi de celui de lafille aînée du Prophète, Ruqayya (la fine, la douce) prononcé Rqiyya par suppression dela première voyelle entraînant la vocalisation en ‘i’ de la deuxième voyelle ‘a’ commec’est souvent le cas devant un yāʾ doublé, particulièrement quand il s’agit d’une formediminutive.

7 Certains noms de Prophètes mentionnés dans le Coran sont davantage prisés que

d’autres. Les plus souvent portés dans l’espace rural notamment, sont : Ibrāhīm/Abaham (Brahim ou contracté en Bihi), Ismāʿīl/Ismaël (Smaʿîn ou Smʿîn), Dāwud/David(Dâwd), Sulaymān/Salomon (Slîmân) Yaḥyā/Jean (Iḥyâ), Yūsuf (Yûsf) et dans unemoindre mesure Mūsā/Moïse12 dont la prononciation ne subit aucune altération. Cetordre de fréquence anthroponymique est abandonné de nos jours, de même que laforme berbérisée de ces noms traditionnels dont on ne trouve plus trace actuellementque dans les zones rurales, qu’il s’agisse des compagnes reculées ou des régionsmontagneuses escarpées. Mais puisque le processus d’arabisation des sociétésmaghrébines n’a pas épargné l’onomastique berbère en général, l’on ne s’étonnera pasde voir que le nom propre arabe, présent autrefois sous sa forme berbérisée, estaujourd’hui transcrit et prononcé plus ou moins correctement en conformité à sa forme

Hamsa, 3 | 2017

139

Page 141: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

arabe d’origine. Ce changement au niveau de la prononciation des noms berbèresd’origine arabe est la conséquence directe de la politique de ré-arabisation del’anthroponymie personnelle quand bien même nous assisterions au cours de ces deuxdernières décennies à un intérêt croissant pour le nom propre berbère, revendiquécomme une réaffirmation de l’identité berbère dans son originalité perdue. On voit bienque ces deux langues en cohabitation depuis des siècles, sont sciemmentinstrumentalisées dans un rapport de confrontation idéologique entre Berbères etArabes, mais dans lequel prévalent comme enjeu identitaire primordiale, la révision desdénominations et la re-nomination à outrance13

Les noms de relation (nisba)14

8 Est-il nécessaire de faire remarquer que, tout comme sa sœur arabe, la langue berbère

se sert abondamment de noms de relation pour construire non seulement desanthroponymes, mais aussi des ethnonymes, bien que ce soit à une moindre échelle.Néanmoins, en comparaison avec l’arabe, pour former des noms de relation (nisba), leberbère tend à se reporter à une palette de références imaginaires, culturelles etnaturelles qui semble bien moins riche et variée en termes du patrimoine consigné parécrit. En dépit de cette quantité ténue de référents qu’on y déplore, on peut aisémentrelever que les noms formés comme une nisba n’en sont pas moins présents que dansl’arabe.

9 Comme les exemples abondent en ce sens, on doit mettre l’accent de préférence sur les

noms de relation avérés dans les sources historiques, hélas toutesrédigées en arabe, etdans les récentes études d’anthropologie berbère en arabe et en langues occidentales.L’exemple incontournable en l’occurrence est le toponyme de Huwwāra d’où est tiré lacélèbre nisba en arabe, Huwwārī, répandue dans tout le Maghreb. Ce nom de relation quia pour pendant en berbère Ahuwwari au masculin, Tahuwwarit au féminin, est souventmentionné dans les sources arabes sous sa forme arabe, ainsi qu’en fait foi entre autresle nom de l’historien maghrébin Muʾmin b. Yumar al-Huwwārī, qui fut l’une des sourcesprincipales d’al-Bakrī pour la rédaction de son histoire du Maghreb15. Signifiant grosso

modo « suzerains », « dominants » 16, Huwwāra17 est un vocable générique donné àl’origine aux populations berbères de la région tripolitaine, plus exactement cellespeuplant la région de Fezzan en Libye18. Mais il y a des toponymes pour cantons etvillages berbères qui peuvent aussi bien faire office de référents à la formation d’unnom de relation berbère. Ainsi le nom de Achtûk, propagé surtout par le chanteurtraditionnel (raïs) et poète Sʿīd Achtouk, désigne une personne originaire de la régionde Chtouka; de même le nom de Atanân, Tatanânt au féminin, pour les personnesoriginaires de la commune rurale de Ida-Outanan, ces deux régions étant situées dansla pleine de Souss au Sud du Maroc. Située juste au voisinage nord de Souss, la région deḤāḥā (l’une des plus grandes tribus de la branche Masmouda)19 sert de référent au nomde relation de Iḥihî, au féminin Tiḥiḥit, un nom porté par de nombreux chanteurs etchanteuses populaires adulés par le public berbère marocain. Parmi les noms forméssur ce même schème, on ne perdra pas de vue celui de Azûlay qui peut signifierétymologiquement aussi bien l’homme aux beaux yeux qu’aux yeux clairs, et renvoyeren même temps à un nom de relation désignant un habitant de la ville de Tazoulayte,située au centre-est du Maroc. On signalera au passage que ce nom est d’actualité tant

Hamsa, 3 | 2017

140

Page 142: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

au Maroc qu’en France, puisqu’il est porté de nos jours par de grandes familles juivesoccupant des responsabilités politiques dans les deux pays20.

10 Parmi les grandes familles zénètes (Iznatn)21 qui régnaient au Maghreb central (Algérie),

les sources arabes relatent les exploits de l’une d’elles, connue sous le nom de BeniYfrn, de la descendance du roi Yfrn22. Constituée de plusieurs tribus, cette famille,d’après Ibn Khaldoun, s’était détournée du sunnisme pour embrasser le Kharidjisme23.Etant le pluriel de ifri, ce nom, qui veut dire grotte ou caverne,serait par ailleurs àl’origine du nom d’une petite ville touristique marocaine : Ifrane (les grottes).

11 Il est des noms de cette structure qui sont tombés dans l’oubli depuis longtemps, parce

qu’ils proviennent généralement d’un nom de relation (nisba) lui-même désuet. En faitpartie par exemple, le nom de relation de Gellidassen ou Gueldacen mentionné ainsi dansles sources arabes24 d’où la difficulté d’une translittération exacte. Il renvoie en réalité,au toponyme Ielidassen, qui désigne une ville située entre Ténès et Achîr (Algérie)25, quisignifie plus vraisemblablement « leur roi » suivant la structure syntagmatique de lajonction du nom à un affixe personnel, en l’occurrence assen (leur), comme lesoulignent P. Morizot26 et S. Chaker27.

Le fonds référentiel animalier

12 Les noms d’animaux s’avèrent également un riche vivier anthroponymique pour les

Berbères, qui semblent bénéficier davantage à l’anthroponyme masculine que féminine.Bien que moins porté dans certaines régions que d’autres, Ifis (hyène), qui apparaîtdans les contes berbères comme l’une des bêtes féroces les plus redoutées dansl’inconscient collectif berbère28, est délaissé pour d’autres noms d’animaux beaucoupplus fascinants pour leur qualité de courage auxquels ils sont généralement associésdans l’imaginaire berbère. Ifis est toutefois donné principalement comme surnom ousobriquet aux personnes dont on voudrait signaler des particularités négatives telles laférocité et la bestialité par lesquelles elles se trouvent ainsi identifiés à l’hyène.

13 Le nom de certains animaux s’avère ainsi convenir à des hommes dans l’espoir d’être

imprégnés de leur bravoure et leur endurance. Les plus souvent considérés pour cesqualités parmi les fauves qui peuplaient évidemment les plaines et les montagnes duterritoire berbère, peuvent d’être ramenés grosso modo au quatre suivants que sontnaturellement le lion, le lionceau, le tigre ou la panthère, et le guépard. Il s’agitrespectivement en berbère de Izm29, Aghilas30, principalement répandu en Kabylie,Aksil31 et Amayas, ce dernier étant plutôt répandu au Maroc32. D’autres animaux quirelèvent de cette catégorie dont les origines sont attestées dans les dessins rupestresd’avant la période caméline, sont encore d’usage patronymique. On citera parmi lesprincipaux noms qui se réfèrent à cette catégorie, Arʿm (chameau) –il s’agit plusprécisément dans ces régions de dromadaire–33, Odad (mouflon) qui symbolise larésistance farouche dans les montagnes rocheuses, et dans une moindre mesure Arksim

(caracal).

14 Aux oiseaux aussi, ont été empruntés des noms destinés aussi bien aux hommes qu’aux

femmes dont les plus courants sont, au féminin : Tanina, qui renvoie « à une sorted’oiseau mythique célèbre pour sa beauté et sa noblesse », et Timilla ou Tamilla

(tourterelle)34 ; et au masculin : Aylâl (oiseau), Atbîr (colombe)35 et surtout Igidr (aigle)qui symbolise l’indépendance majestueuse36.

Hamsa, 3 | 2017

141

Page 143: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

15 Un nom peut provenir également d’une image qui sous-tend l’imaginaire collectif. Elle

peut symboliser des qualités positives auxquelles s’identifiaient un clan, une tribu ouune famille, telles que la résistance, la consistance ou la solidité. Même si d’ordinaireune qualité de ce type est associée à un objet inanimé, comme par exemple un mur desoutènement qui se dit en berbère igherm, elle n’en est pas moins le nom toponymiqued’une région célèbre de Souss située au sud-ouest37 de Taroudant dans l’Anti-Atlas.Comme souvent, ce genre de toponyme manque rarement de se transformer en nom defamille. Au Maroc, en effet, Igherm représente l’un des patronymes réputés, porté avecfierté par de grandes familles. Conjointement au courage qu’inspirent certainsanimaux, d’autres qualités du même registre peuvent servir de noms à une personnecensée les incarner, ou sur laquelle tout simplement on les projette. Au fil du temps,quelques noms dérivés de ces qualités parviennent à se perpétuer en tant que nom defamille dans la descendance de l’ancêtre éponyme. On le constate par exemple, avec lenom de Yarniyân qui renvoie à l’idée de victoire sur l’ennemi38, ou avec le nom de Badis,autre catégorie de noms hautement appréciés par les Berbères, pour les qualités derésistance, de courage et de combativité qu’il dénote. Ce dernier nom est attesté danstout le Maghreb depuis déjà l’antiquité ainsi qu’en témoignent les inscriptions libyquesoù il figure sous ses formes originelles de Bedis, Badisn qui signifient se tenir debout, sedresser et être prêt à se défendre. Plusieurs rois berbères ont porté ce nom dont lesplus célèbres sont Bādis b. Manṣūr39 ainsi que des figures marquantes de l’histoire duMaghreb, tel le réformateur algérien ʿAbd al-Ḥamīd Ibn Bādis (m. 1940).

Des noms de bon présage

16 Comme dans l’onomastique de la plupart des langues, le berbère accorde une place

prépondérante aux noms d’affects abstraits qui expriment des notions telles que lebonheur, la joie, la prospérité, la fortune et la chance etc. A vrai dire, c’est dans cetteclasse de noms que le berbère tire en substance l’une des portions les plus riches et lesplus variées de son anthroponymie. En témoigne l’un des plus célèbres noms de lanomenclature des figures historiques du Maghreb, celle du fondateur du mouvementalmohade, al-Mahdī Ibn Tūmart (m. 524/1130), Tūmart signifiant en berbère « bonheur,joie »40. Pas moins célèbre cet autre nom de Yaghmurasen qui fut porté par plusieurssouverains berbères. Il évoque le même sens, puisqu’il est de la même racine que lepremier, Yaghmur41. Des noms kabyles pour filles, tels que Tafsut (printemps), Tala

(fontaine), Tazrurt (la belle) ou Tlaten (elle les subjugue), Titrit (étoile) pour ne citer queles plus souvent donnés aux filles, ne laissent aucun doute quant à leur dimensionpropitiatoire. Ils visent en effet, à s’attirer les faveurs du sort pour que les fillesdénommées ainsi soient désirables, bien portantes, et qu’elles deviennent surtout defutures mères fécondes. Le nom arabe Saʿīd (heureux), est fort présent dans lanomenclature patronymique berbère noble ou d’extraction supérieure sous sa formecontractée de Sʿîd au masculin, et Sʿdiyya au féminin (dérivé de Saʿdiyya 42 et non deSaʿīda). De même le prénom masculin Asʿdî, Tasʿdît au féminin, connu également sous saforme francisée Tassadit43 est une épithète qui désigne respectivement le chanceux et lachanceuse. Or, dans les milieux populaires ou d’extraction inférieure, c’est plutôt lenom arabe Masʿūd contracté en Msʿûd et Msʿûda au féminin, qui est d’usage. S’insèrentdans cette catégorie le nom de Mimûn (de l’arabe Maymūn), dont le nom du juriste etsaint soufi Abū ʿUṯmān Mimûnassen al-Raǧrāǧī 44, et son féminin Tamaymûnt (la

Hamsa, 3 | 2017

142

Page 144: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

chanceuse)45, ainsi que le nom composé Bû-unnûr, plus connu sous la forme populairede Sidi Bennûr ʿAbd Allāh b. Wakrīs al-Dukkālī46, ou celui d’un autre personnage saint deMarrakech Abū Luqmān Yirzğān, en berbère Îrzgân, sing. Îrzg (la bonne étoile) 47. Onmentionnera pour finir le nom de Iddr, Tiddr, vivant/vivante, l’équivalent de ʿAyyāš/ʿĀʾiša en arabe, qui serait porté dans le passé sous forme composée, avec le suffixeassen, Iddrassen, comme dans le nom de Mūsā b. Yiddrassen al-Ḥallāǧ48.

Les traits et particularités physiques

17 Dans ce domaine aussi on notera que la langue berbère ne fait pas exception par

rapport aux autres langues, ou du moins par rapport à la plupart d’entre elles. Ellerejoint dans le domaine des patronymes en lien avec le corps et ses déficiences, leslangues chamito-sémitiques auxquelles elle appartient. En ce qui concerne les noms quise réfèrent aux traits, aux particularités et essentiellement aux tares physiques, ils ysont légion. Pour en donner un aperçu significatif, on se focalisera sur les noms de cettenature largement encore en usage dans le Maghreb, et tout spécialement au Maroc.Bien évidemment, tout comme dans l’arabe, ces noms sont portés comme despatronymes, issus des surnoms qui ont été suscités autrefois par les particularitésphysiques des ancêtres. Nous en voulons pour preuve Aderghal (le malvoyant)49, un nomqui subsiste partout dans toute l’aire géographique berbère, et même en Europe. Plusexactement on le rencontre au Sud de la France où il serait apparu depuis le 19esiècle50, d’où la probabilité qu’il soit plus ancien encore en Espagne. Portant aussi surune tare de la vue, Aziwâl51, le bigleux, est souvent attribué comme surnom, devenupatronyme de nombreuses familles, tout comme d’ailleurs Azrwâl, qui désigne unepersonne aux yeux bleus ou verts, les deux couleurs étant à l’origine désignées par lemême mot comme dans la langue arabe. En raison de cette particularité physique quileur est commune, les membres d’une tribu entière dans la région de Souss sont ainsiappelés Izrwalen, ou Beni Zerwal52 le singulier étant Azrwâl. On rappellera à ce proposḤassān b. Zarwāl, le personnage mentionné par Ibn Khaldoun comme l’un descommandants rapprochés du premier émir omeyyade d’al-Andalus ʿAbd al-Raḥmān al-

Dāḫil « l’immigré » (m. 172/788)53, qui est une figure militaire de la tribu de Maġīla.Cependant, si le toponyme de Tazerwalt54, qui a abrité Sidi Ḥmâd ou Mûsâ, le saint leplus éminent de Souss55, est tiré de la même racine, il aurait pour étymologie plutôtl’abondance et la richesse naturelle dont témoigne la verdure de cette région parcontraste avec les terres alentour.

18 D’autres noms doivent être pris en compte dans cette classe d’onomastique qui

constitue l’une des sources de référence intarissable de la patronymie berbère. Dans lecadre restreint de cette étude, on insistera sur les quelques noms qui nous paraissentles plus récurrents. Il s’agit bien évidemment des noms qui décrivent des défaillancesphysiques aux conséquences manifestes dans le comportement physique et moral del’individu. Abugad (l’aveugle), Abidâr (le boiteux), Adrdûr (le sourd)56, Amjjûd/Amjjâd, legaleux et Afqîr qui, bien que dérivant de l’arabe où il signifie pauvre, désigne en berbèrele vieillard –la vieillesse s’inscrit ainsi dans le registre des tares physiques57–,représentent les noms les plus usités de cette classe d’onomastique. Une région entièrepeut être désignée par un nom issu d’une caractéristique physique quiseraitspécialement propre à sa population, comme en témoigne le nom de relationarabisé d’al-Ǧazūlī58, que porte entre autres59, le savant soufi Muḥammad b. Sulaymān

Hamsa, 3 | 2017

143

Page 145: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

al-Ǧazūlī (m. 870/1465) connu pour son recueil des prières rituelles dédiées au

Prophète Muḥammad, Dalāʾil al-ḫayrā et le théologien fondateur du mouvementalmoravide ʿAbd Allāh b. Yāsīne al-Ǧazūlī (m. 451/1059)60. Ainsi, contrairement à ce quesuggère Azayku (ce nom qu’il s’est donné, signifiant ancien, ancestral, atteste d’unattachement idéologique à la culture berbère) dans ses suppositions révisionnistes61

difficilement cautionnables, ce nom est à l’origine une épithète, au pluriel, donnée auxhabitants d’une région de Souss occidentale (Maroc), en raison de leur petite taille, d’oùIgzzula, Igzzulen, singulier Agzzûl62. Pareillement avec le nom Amezyan qui signifie petiten âge ou cadet, ainsi que son antonyme Ameqran, grand ou aîné, tous deux subsistentencore dans l’usage des noms partout dans le Maghreb63. Si la taille du corps comptecomme référence dans la formation des noms de personnes, la couleur de la peau esttout aussi importante pour qualifier une personne et la désigner facilement. Le blanc etle noir sont sans conteste les deux couleurs les plus usitées dans la formation des noms,Oumlil, le blanc et Asggan/Asuqqi pour le noir. Il y a deux autres couleurs qui jouissentd’un usage proche : le rouge et le jaune. Cependant, ils ne se réfèrent passystématiquement à la couleur de la peau de l’ancêtre éponyme, dans la mesure où latoponymie est susceptible de jouer le rôle central de référent pour une personne qui yest originaire. Ainsi, par exemple, le nom de personne Azggâgh peut se référer autoponyme d’Adrâr Azggâgh/Azkkâgh, qui veut dire la Montagne Rouge, une despalmeraies du Sud de Figuig au Maroc64.

19 Néanmoins, on ne perdra pas de vue que ce sont plutôt les noms composés qui

constituent la majeure partie de cette classe d’onomastique. Il s’agit de noms formés depréposition de conjonction « bu » (celui ou l’homme à, en arabe ḏū, au féminin ḏāt) quipermet de relier la personne dénommée à sa particularité physique, à travers un nomsubstantif qui désigne une partie, un membre ou un organe du corps humain. Toute unenomenclature de noms de ce type qui s’est progressivement constituée au fil du temps,permet maintenant des choix infinis de noms portés aujourd'hui encore y compris pardes familles juives maghrébines. Pour ne tenir compte que des plus communémentusités, il nous suffira de mentionner ces patronymes dont regorgent les annuairestéléphoniques des pays du Maghreb, voire de la France, d’Espagne et même d’Italie.Mais en raison du caractère polyréférentiel dont nous avons croisé quelques exemplesau travers d’une pluralité de noms ou de signifiants pour un seul et même référent, ilne nous serait possible d’en passer en revue que les plus usuels. Aussi a-t-on bû-oḥlig,celui au gros ventre ; bû-ofus, le manchot ; bu-owajjâj65, l’homme à lunettes ; bi-ifaddn,l’homme costaud (littéralement celui aux genoux vigoureux) ; bû-agayyu, celui àl’énorme tête ; bî-imzgân, celui avec de grandes oreilles ; bî-ifnza, celui aux gros orteils ;bi-idodân, celui aux doigts géants ; bû-unfûr, celui à la lèvre énorme ou fourchue etc.Bien que de structure similaire à première vue, certains noms se réfèrent plutôt à unelocalité comme le montre le nom de bû-abûḍ, celui au nombril particulier, dans larégion de Souss qui découle sans aucun doute d’un ancien patronyme passé à lapostérité en devenant un toponyme66.

Prestige et rang social

20 La fonction distinguée tout aussi bien que le rang social ou le prestige dont jouit un

individu représente une source presque aussi riche et prisée que le fonds référentieldes particularités physiques pour la formation des noms en berbère. En effet, qu’il

Hamsa, 3 | 2017

144

Page 146: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

s’agisse d’un rang social supérieur ou inférieur, les deux niveaux ont donné lieu à unemultitude de noms patronymiques qui parfois peuvent faire fonction d’indicateur surl’ancien statut social, culturel ou politique de l’ancêtre d’une famille, d’une tribu, voired’une ethnie. L’on comprend dès lors que le statut bas d’Ismg, ou de smgo67, esclave ounègre, ou d’Aderfi, l’affranchi (l’équivalent de mawlā en arabe), soit porté comme nomtout comme le statut élevé d’Agllid, roi, d’Amghâr68 , le chef de la tribu qui règle leslitiges entre ses membres ou d’Agurrâm69 qui tire son prestige d’un ancêtre saint ou desa descendance du Prophète auquel tout le monde témoigne du respect.

21 Dans cette même perspective, les métiers exercés par les uns et les autres traduisent

leur appartenance sociale et partant, reflètent leur rang et leur représentativité au seinde leur groupe ethnique ou social. D’aucuns se trouvent à jamais liés aux métiers qu’ilsont exercé ou aux fonctions religieuses qu’ils ont occupé eu égard au nom qu’ils en onthérité. Ainsi par exemple, Amzîl, le forgeron70, qui désignait jadis le métier de l’ancêtre,est passé comme nom de famille à sa descendance, de même que Lmûddn, Muezzin71 (del’arabe al-muʾaḏḏin) dont la fonction religieuse est d’appeler les fidèles à la prière duhaut du minaret de la mosquée du village. En effet, on est impressionné par le nombrede familles qui portent ces deux noms patronymiques au Maghreb. Jusqu’à une daterécente, dans les milieux urbains à majorité berbère, et de nos jours encore danscertains milieux ruraux berbères du Maroc, l’épithète de ḥāğğ, en berbère l’ḥâjj,qualifiant toute personne ayant accompli le pèlerinage à La Mecque, est accolée sisystématiquement au nom qu’elle finit parfois par en supplanter la composanteessentielle qu’est le nom personnel (le prénom). L’ḥâjj devient ainsi un nom de prestigeen place et lieu du nom propre72. C’est aussi à cette catégorie de noms que l’on doit lapersistance de la kunya propitiatoire dans les noms patronymiques berbères que nousavons illustrés par quelques exemples auparavant. Il convient d’y ajouter les deuxkunya-s d’un des plus célèbres saints de l’hagiographie marocaine, Sidi Bûyʿzzâ (AbūYaʿzā) et Yilannûr73. Toutes les deux sont composées de deux substantifs arabes, ʿizz(gloire) et nūr (lumière), précédés des préfixes bû et yila, équivalents en arabe de ḏūdont nous avons précédemment traité, désignant ainsi le saint comme étant enpossession de la gloire et de lumières spirituelles.

Conclusion

22 Dans l’onomastique berbère, le nom propre est sans doute porteur de nombreuses

indications qui le rapprochent, par certaines caractéristiques structurelles et formelles,non seulement du nom arabe, mais aussi du fonds référentiel commun à plusieurscivilisations environnantes de langues diverses. Sans être aussi diversifié et varié dansses composantes de base que le nom arabe auquel on s’est employé à le comparer, lenom berbère, du moins au Maroc, principalement sous sa forme arabisée telle qu’elleest consignée dans les sources arabes, peut suffire à décliner l’essentiel de l’identité decelui qui le porte. En revanche, du fait de la concision qui le caractérise dans l’usage quien est fait dans la vie réelle dans certains milieux ruraux et conservateurs, on constateque, malgré son emprunt indubitable à l’arabe, il n’est susceptible de nous renseignerqu’au niveau anthropologique, voire sociologique, sur des informations qui varientconsidérablement en fonction des lieux géographiques et des aires culturelles qui plusest aux délimitations incertaines.

Hamsa, 3 | 2017

145

Page 147: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

BIBLIOGRAPHIE

AGABI, C., « I 34. Ifren (Beni) », Encyclopédie Berbère, XXIV, Aix-en-Provence, Edisud, 2001, p. 3657.

AL-BAKRῙ, Abū ʿUbayd ʿAbd Allāh ibn ʿAbd al-ʿAzīz ibn Muḥammad ibn Ayyūb ibn ʿAmr, al-

Masālik wa-l-mamālik, éd., A. P. Van Leeuven et A. Ferre, Tunis, al-Dār al-ʿarabiyya li-l-kitāb, 1992.

AL-BAKRῙ, Abū ʿUbayd ʿAbd Allāh ibn ʿAbd al-ʿAzīz ibn Muḥammad ibn Ayyūb ibn ʿAmr,

Description de l’Afrique septentrionale, trad. Mac Guckin De Slane, Paris, Imprimerie impériale,

1859.

AL-SŪSῙ, Muḥammad al-Muḫtār, Ḫilāl Ǧazūla, Tétouan, al-Maṭbaʿa al-mahdiyya, s.d., 4 vol.

AL-TᾹDILῙ, Ibn al-Zayyāt Abū Yaʿqūb Yūsuf, al-Tašawwuf ilā riǧāl al-taṣawwuf wa-aḫbār Abī al-

ʿAbbās alSabtī, 2 e édition, Casablanca, Maṭbaʿat al-Naǧāḥ al-ǧadīda, 1997.

AZAYKŪ, ʿAlī Ṣidqī, « Al-Taʾwīl al-nasabī (al-ǧīnyālūǧī) li-tārīḫ Šamāl Ifrīqyā hal yumkinu

taǧāwuzuhu ? » (Peut-on dépasser l’interprétation généalogique de l’histoire de l’Afrique du Nord

?), in Maǧallat kulliyyat al-ʿulūm wa-l-ādāb al-insāniyya, Rabat, 1989-1990.

BENRAMDAME, Farid, « De l’usage des bases anthroponymiques et des particules filationnelles

(ben, bou, bent, moul, mohamed, el amine..) dans les prénoms algériens », in Des noms et des

noms… Anthroponymie et état civil en Algérie, éd. F. Benramdane, Oran, Edition CRASC, 2005, pp.

81-96.

BERQUE, J., Structures sociales du Haut-Atlas, Paris, PUF, 1955.

CAMPS-FABRER, H., « H 63. Hyène », Encyclopédie Berbère, XXIII, Aix-en-Provence, Edisud, 2000, p.

3555.

CAST, M., « H 61. Huwwâra, Hoouara, Houara, Hawwra », Encyclopédie Berbère, Aix-en-Provence,

Edisud, 2000, XXIII, p. 3513.

CHAKER, Salem, Encyclopédie Berbère, Aix-en-Provence, Edisud, 1988.

CHAKER, Salem, « La langue berbère à travers l’onomastique médiévale : El-Bakri », Revue de

l’Occident musulman et de la Méditerranée 35 (1983), pp. 127-144.

CHAKER, Salem, Linguistique berbère, études de syntaxe et de diachronie, Paris-Louvain, Editions

Peeters, 1995.

DALLET, J. M., Dictionnaire Kabyle-Français, Paris, SELAF, 1982.

GAÇAND-PERNET, Paulette, Littératures berbères, des voix, des lettres, Paris, PUF, 1998.

GHOUIRGATE, M., « Asmās : le plat emblématique des Almohades », Arabica 62 (2015), pp. 128-149.

HADDADOU, M. A., Recueil de prénoms berbères, Alger, 2003.

IBN ḪALDŪN, Tārīḫ Ibn Ḫaldūn (Kitāb al-ʿIbar wa-dīwān al-mubtadaʾ wa-l-ḫabar), éd., Ḫalīl Šaḥāta,

Beyrouth, Dār al-Fikr, 1431/2000.

JUSTINARD, Capitaine, Manuel de berbère marocain (Dialecte Chleuh), Paris, Librairie orientale et

américaine, 1914.

JUSTINARD, Capitaine, Un petit royaume berbère, Le Tazeroualt. Un saint berbère Sidi Ahmad ou

Moussa, Paris, Librairie orientale et américaine & G.P. Maisonneuve, 1954.

KOSSMANN, M., The Arabic Influence on Northern Berber, Leiden, Brill, 2013.

Hamsa, 3 | 2017

146

Page 148: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

LAOUST, Emile, Contes berbères du Maroc, Paris, Larose, 1949.

LEVTZION, N., « ʿAbd Allāh b. Yāsīn and the Almoravids », in Studies in West African Islamic History,

I, The Cultivators of Islam, dir. J. R. Willis Londres, 1979, pp. 78-112.

LHOTE, H., « Camelin ou période cameline », Encyclopédie Berbère, VI, Aix-en-Provence, Edisud,

1989, pp. 935-936.

LOUBIGNAC, Victorien, « Un saint berbère, Moulay Bouʿazza. Histoire et légende », Hespéris 31

(1944), pp. 15-34.

Mafāḫir al-Barbar, éd. ʿAbd al-Qādir Būbāya, Rabat, Dār Abī Raqrāq, 2005.

MANZANO, Francis, « Berbères, berbérité : noms, territoires, identités », Cahiers de

sociolinguistique, 11 (2006), pp. 175-214.

MONTAGNE, Robert, Le Berbère et le Makhzen dans le Sud du Maroc, Paris, Félix Alcan, 1930.

MORIZOT, P., « I 25. Ielidassen », Encyclopédie Berbère, XXIV, Aix-en-Provence, Edisud, 2001, p.

3639.

NAKANO, Aki’o, Ethnographical Texts in Moroccan Berber (2) (Dialect of Anti-atlas), Tokyo, Institute for

the Study of Languages and Cultures of Asia and Africa, 1995.

NAKANO, Aki’o, Ethnographical Texts in Moroccan Berber (3) (Dialect of Anti-atlas), Tokyo, Institute for

the Study of Languages and Cultures of Asia and Africa, 1998.

Nom de famille ADERGHAL, [en ligne], disponible en http://www.genealogie.com/nom-de-

famille/ADERGHAL.html [consulté le 3/3/2016].

PASCON, Paul, La maison d’Iligh et l’histoire sociale du Tazerwalt, Rabat, Société des Marocains des

Éditeurs Réunis, 1984.

SUBLET, Jacqueline, Le voile du nom. Essai sur le nom propre arabe, Paris, PUF, Collection Écriture,

1990.

YEOU, Mohamed, « A propos de quelques toponymes à Figuig et sa région », Asinag, 6 (2011), pp.

129-147.

ZAGUEF, A., "Igherm", Encyclopédie Berbère, XXIV, Aix-en-Provence, Edisud, 2001, pp. 3670-3671.

NOTES

1. Cette construction rejoint certaines formes d’annexion qui varient suivant les dialectes

berbères, voir S. Chaker, Encyclopédie Berbère, Aix-en-Provence, Edisud, 1988, V, p. 686-695. On

consultera entre autres Capitaine Justinard, Manuel de berbère marocain (Dialecte Chleuh), Paris,

Librairie orientale et américaine, 1914, p. 5

2. J. Sublet, Le voile du nom, Paris, PUF, 1991, p. 40-42.

3. Cf. Anonyme, Mafāḫir al-Barbar, éd. ʿAbd al-Qādir Būbāya, Rabat, Dār Abī Raqrāq, 2005, p.

153-154

4. Anonyme, Mafāḫir al-Barbar…, p. 165.

5. Anonyme, Mafāḫir al-Barbar…, p. 153-172. Cf presque toutes les notices biographiques figurant

dans Ibn al-Zayyāt Abū Yaʿqūb Yūsuf al-Tādilī, al-Tašawwuf ilā riǧāl al-taṣawwuf wa-aḫbār Abī al-

ʿAbbās al-Sabtī, 2 e édition, Casablanca, Maṭbaʿat al-Naǧāḥ al-ǧadīda, 1997.

6. J. Sublet, Le voile du nom, p. 46.

Hamsa, 3 | 2017

147

Page 149: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

7. Dont la kunya d’Abū al-Futūḥ Buluqīn (Bologhine) b. Zīrī (m. 373/984), le fondateur de la

dynastie berbère des Zirides, cf. entre autres, Anonyme, Mafāḫir al-Barbar, p. 96.

8. Sur les prénoms composés à base de Muḥammad, on constate le même phénomène en Algérie,

où ils sont devenus nombreux depuis le début du 3e millénaire, voir Farid Benramdane qui en

propose l’illustration à travers plusieurs tableaux détaillés, id. « De l’usage des bases

anthroponymiques et des particules filationnelles (ben, bou, bent, moul, mohamed, el amine..)

dans les prénoms algériens », in Des noms et des noms… Anthroponymie et état civil en Algérie, éd. F.

Benramdane, Oran, Edition CRASC, 2005, p. 81-96, p. 86-88.

9. L’usage abondant de prénoms composés avec ʿAbd et son évolution depuis le début du 20e

siècle en Algérie mérite d’être mis en comparaison avec l’usage qui en est fait au Maroc, voir F.

Benramdane, «De l’usage des bases anthroponymiques et des particules filationnelles », p. 89-90.

10. La plupart de ces noms ainsi que d’autres dont nous n’avons pas tenu compte ici pour des

raisons de brièveté sont portés par des Chleuhs fréquentés par Capitaine Justiniard, voir id.,

Manuel de berbère marocain, p. V.

11. Même remarque à faire à propos de prénoms composés à partir de Fāṭima et de Ḫadīğa qui a

connu un regain d’intérêt les deux dernières décennies, cf. F. Benramdane, «De l’usage des bases

anthroponymiques et des particules filationnelles », p. 84-85.

12. Le nom de Mûsâ ainsi que ʿlî reviennent souvent dans les récits et contes rapportés par

Capitaine Justiniard, dans son Manuel de berbère marocain, voir p. 83, 84, 85

13. S’agissant de l’arabe, S. Chaker parle de pression forte sur le berbère, id., Encyclopédie berbère,

Aix-en Provence, Edisud, 2008, XXVIII-XXIX, p. 4360.

14. Sur la nisba, voir J. Sublet, Le voile du nom, p. 95-113.

15. Voir al-Bakrī qui le mentionne dans son al-Masālik wa-l-mamālik, éd., A. P. Van Leeuven et A.

Ferre, Tunis, al-Dār al-ʿarabiyya li-l-kitāb, 1992, II, p. 851, n° 1422, p. 762, n° 1278.

16. M. Cast, « H 61. Huwwâra, Hoouara, Houara, Hawwra », Encyclopédie Berbère, Aix-en-Provence,

Edisud, 2000, XXIII, p. 3513. Par contre S. Chaker ne reconnaît aucune signification confirmée à ce

mot provenant de la racine HWR/Ihawwaren, qui serait à l’origine de l’ethnique actuelle Ahaggar/

Ihaggaren, voir id., « La langue berbère à travers l’onomastique médiévale : El-Bakri », Revue de

l’Occident musulman et de la Méditerranée 35 (1983), p. 127-144, p. 130.

17. Nom donné à l’une des grandes tribus constitutives de la branche berbère de Baranes, selon

l’auteur anonyme de Mafāḫir al-barbar, p. 158.

18. M. Cast, «H 61. Huwwâra, Hoouara, Houara, Hawwra».

19. Anonyme, Mafāḫir al-Barbar, p. 172. Voir aussi Ibn Ḫaldūn, Tārīḫ Ibn Ḫaldūn (Kitāb al-ʿIbar wa-

dīwān al-mubtadaʾ wa-l-ḫabar), éd., Ḫalīl Šaḥāta, Beyrouth, Dār al-Fikr, 1431/2000, VI, p. 299.

20. Dont Andrey Azoulay conseiller du roi du Maroc, Mohammed VI, et sa fille Audrey Azoulay

actuellement ministre de la culture dans le gouvernement de François Hollande.

21. Sur le sens supposé initial de ce terme, voir les suggestions linguistiques (faraḍiyyāt) de ʿAlīṢidqī Azaykū, « Al-Taʾwīl al-nasabī (al-ǧīnyālūǧī) li-tārīḫ Šamāl Ifrīqyā hal yumkinu taǧāwuzuhu

? » (Peut-on dépasser l’interprétation généalogique de l’histoire de l’Afrique du Nord ?), Maǧallat

kulliyyat al-ʿulūm wa-l-ādāb al-insāniyya, Rabat, 1989-1990, p. 9-34, p. 29.

22. Elle est souvent mentionnée dans al-Bakrī, al-Masālik wa-l-mamālik, voir par ex., II, p. 827, n°

1381, p. 829, n° 1384. Voir Ibn Ḫaldūn, Kitāb al-ʿIbar, VII, p. 11, 13, 15

23. Sur leur conversion au Kharidjisme voir Ibn Ḫaldūn, Kitāb al-ʿIbar, VII, p. 17, sur Bani Yfrn

voir plus spécialement p. 15-38 ; C. Agabi, « I 34. Ifren (Beni) », Encyclopédie Berbère, XXIV, p. 3657

; voir Robert Montagne, Le Berbère et le Makhzen dans le Sud du Maroc, Paris, Félix Alcan, 1930, p. 29,

60.

24. Il faut rappeler que ce nom ainsi que d’autres que nous signalerons plus loin, sont tirés du

livre d’Abū ʿUbayd Allāh al-Bakrī (m. 478/1094), al-Masālik wa-l-mamālik, la partie consacrée au

Maghreb, Description de l’Afrique septentrionale, trad. Mac Guckin De Slane, Paris, Imprimerie

impériale, 1859, par les soins de S. Chaker, dans son article, « La langue berbère à travers

Hamsa, 3 | 2017

148

Page 150: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

l’onomastique médiévale : El-Bakri », p. 127-144. Désormais, le texte arabe d’al-Bakrī est plus

indiqué, vu qu’il est disponible en édition critique avec introduction en français et un riche index

des noms propres et des lieux, voir id, al-Masālik wa-lmamālik.

25. S. Chaker, Linguistique berbère, études de syntaxe et de diachronie, Paris-Louvain, Editions

Peeters, 1995, p. 154 ; id., « La langue berbère à travers l'onomastique médiévale : El-Bakri », p.

130

26. P. Morizot, « I 25. Ielidassen », Encyclopédie Berbère, XXIV, p. 3639.

27. S. Chaker, « La langue berbère à travers l’onomastique médiévale : El-Bakri », p. 130. Cette

forme ancienne n’est plus d’usage dans aucun dialecte berbère parlé de nos jours. Voir les

remarques de Aḥmad al-Tawfīq, l’éditeur d’al-Tādilī, al-Tašawwuf, p. 115, note 100, n° 16 : « AbūʿUṯmān Saʿd b. Mīmūnasn al-Raǧrāǧī », Mimûnassen (celui qui leur porte bonheur) étant construit

suivant le même schème que Gellidassen; voir aussi id., p. 227, note 80 : « Abū Muḥammad Ǧllidāsn

b. Isḥāq », p. 261, n° 111 : « Abū Mahdī Wīn Slāmt Ǧllidāsn » etc.

28. H. Camps-Fabrer, « H 63. Hyène », Encyclopédie Berbère, XXIII, p. 3555 ; Emile Laoust, Contes

berbères du Maroc, Paris, Larose, 1949, v. 2, p. XX.

29. D’où Izmrasen (le puissant) autre nom berbère. Sur cet animal dans les contes populaires en

tachelḥit, voir E. Laoust, Contes berbères du Maroc, v. 2, p. XVIII.

30. E. Laoust, Contes berbères du Maroc, V. 2, p. XIX.

31. Dont probablement le nom de Kusayla b. Lzem (m. 67/686), le chef militaire berbère qui

opposa une longue résistance à la conquête arabe, et fut tué par Qays b. Zuhayr al-Balawī, cf. Ibn

Ḫaldūn, Tārīḫ, VI, p. 142, p. 193-194.

32. M. A. Haddadou, Recueil de prénoms berbères, Alger, 2003, p. 15.

33. H. Lhote, « Camelin ou période cameline », Encyclopédie Berbère, VI, p. 935-936.

34. J. M. Dallet, Dictionnaire Kabyle-Français, SELAF, Paris, 1982, II, p. 489a ; M. A. Haddadou, Recueil

de prénoms berbères, p. 17.

35. Dont le nom du dévot et ascète Abū ʿAlī Atbīr b. Yirzǧān al-Raǧrāǧī qui vécut en retraite dans

une grotte, cf. al-Tādilī, al-Tašawwuf, p. 418-419, n° 243.

36. Voir sur la représentation de l’aigle dans la société berbère de Souss, cf. Aki’o Nakano,

Ethnographical Texts in Moroccan Berber (3) (Dialect of Anti-atlas), Studia Berber (III), Tokyo,

Institute for the Study of Languages and Cultures of Asia and Africa, 1998, p. 50.

37. A. Zaguef, "Igherm", Encyclopédie Berbère, XXIV, p. 3670-3671.

38. S. Chaker, « La langue berbère à travers l'onomastique médiévale : El-Bakri », p. 139, n° 82.

39. Voir sur l’Etat de Bādīs b. al-Manṣūr et les guerres qu’il livrait aux Zénètes, Ibn Ḫaldūn, Kitāb

al-ʿIbar, VI, p. 208-209 ; sur son successeur, son fils, al-Muʿizz b. Bādīs, ibid., VI, p. 209-211.

40. S. Chaker, « La langue berbère à travers l'onomastique médiévale : El-Bakri », p. 139, n° 86.

41. S. Chaker, « La langue berbère à travers l'onomastique médiévale : El-Bakri », p. 139, n° 82.

Nom porté par le saint Abū ʿAlī Yaġmūr b. Ḫālid, voir al-Tādilī, al-Tašawwuf, p. 286, n° 129. Voir

sur les personnages qui répondent à ce nom Ibn Ḫaldūn, Kitāb al-ʿIbar, VII, p. 215 (Yaġmūrasn b.

Salāma), VI, p. 191 (Yaġmūrasn b. Abī Samḥa), VII, p. 471-473 (Yaġmūrasn b. Muḥammad al-

Sālifī).42. Peut-être est-ce en référence au nom de nisba de la nourrice du Prophète, Ḥalīma al-Saʿdiyya,

personnage vulgarisé par la fameuse Hamziyya du poète berbère de Ṣanhāǧa, al-Būṣīrī,Muḥammad b. Saʿīd (m. 696/1295).

43. Ce prénom est largement diffusé sous cette forme au féminin en France, principalement dans

les milieux berbères kabyles

44. Al-Tādilī, al-Tašawwuf, p. 115.

45. Al-Tādilī, al-Tašawwuf, p. 234, n° 88 : « Abū Wakīl Maymūn b. Tāmaymūnt ».

46. Al-Tādilī, al-Tašawwuf, p. 130, n° 22.

47. Al-Tādilī, al-Tašawwuf, p. 232, n° 86.

48. Un des disciples du grand soufi Abū Madyan al-Ġawṯ, cf. al-Tādilī, al-Tašawwuf, p. 330, n° 166.

Hamsa, 3 | 2017

149

Page 151: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

49. S. Chaker, Linguistique berbère, p. 14-15.

50. Voir le site http://www.genealogie.com/nom-de-famille/ADERGHAL.html, consulté le

3/3/2016.

51. Il peut être donné comme toponyme, comme c’est le cas avec l’un des sommets de la région

des Seksawa au Haut-Atlas marocain, cf. J. Berque, Structures sociales du Haut-Atlas, Paris, PUF,

1955, p. 43, 44.

52. Dans les sources arabes, comme les nomme Ibn Ḫaldūn dans son Histoire, voir R. Montagne,

Le Berbère et le Makhzen dans le Sud du Maroc, p. 209.

53. Ibn Ḫaldūn, Kitāb al-ʿIbar, VI, p. 164.

54. Sur l’histoire de Tazerwalt, voir C. Justinard, Un petit royaume berbère, Le Tazeroualt. Un saint

berbère Sidi Ahmad ou Moussa, Paris, Librairie orientale et américaine & G.P. Maisonneuve, 1954, et

les travaux dirigés par Paul Pascon, La maison d’Iligh et l’histoire sociale du Tazerwalt, Rabat, Société

des Marocains des Éditeurs Réunis, 1984. Sur ses mythes et récits voir, Paulette Galand-Pernet,

Littératures berbères, des voix, des lettres, Paris, PUF, 1998, p. 103, 203 ; Robert Montagne, Le Berbère

et le Makhzen dans le Sud du Maroc, p. 203 et passim.

55. C. Justinard, Un petit royaume berbère, Le Tazeroualt. Un saint berbère Sidi Ahmad ou Moussa, p. 18-

33.

56. Ces trois qualités qui se trouvent être coraniques laissent supposer une similitude avec

l’arabe dans cette classe d’onomastique. Voir sur les deux premiers mots Capitaine Justinar,

Manuel de berbère marocain (Dialecte Chleuh), Paris, Librairie orientale et américaine, 1914, p. 114.

57. S. Chaker, « La langue berbère à travers l’onomastique médiévale : El-Bakri », p. 134. Au lieu

d’Ismg comme patronyme, les Kabyles usent d’Akli/iklan, esclave, comme prénom, appellation qui

désignait les Berbères d’origine servile, issus principalement de la Boucle du Niger, cf. Francis

Manzano « Berbères, berbérité : noms, territoires, identités », Cahiers de sociolinguistique, Rennes,

PUR, 2006, p. 175-214, p. 188.

58. Région à laquelle Muḥammad al-Muḫtār al-Sūsī a consacré son ouvrage de relation intitulé

justement, Ḫilāl Ǧazūla, Tétouan (Maroc), al-Maṭbaʿa al-mahdiyya, s.d., 4 vol.

59. Comme par exemple Abū Muḥammad Irzǧān al-Ǧazūlī (7e siècle de l’hégire), al-Tādilī, al-

Tašawwuf, p. 267, n° 114.

60. Voir entre autres, N. Levtzion, « ʿAbd Allāh b. Yāsīn and the Almoravids », in J. R. Willis (éd.),

Studies in West African Islamic History, I, The Cultivators of Islam, Londres, 1979, p. 78-112 ; C.

Justinard, Un petit royaume berbère, Le Tazeroualt, p. 82

61. Pour ʿAlī Ṣidqī Azāykū, il y a une autre lecture probable de ce mot, qui laisserait entendre que

les Igzzulen seraient les descendants des Gétules, puisque ces derniers étaient dispersés partout

dans le Maghreb en raison de leur nomadisme. De là, explique-t-il, la signification exacte de ce

mot, par contraction de kus (souk) et ulli (le bétail), serait plutôt « les éleveurs de bétails », cf. id.,

« Al-Taʾwīl al-nasabī (al-ǧīnyālūǧī) li-tārīḫ Šamāl Ifrīqyā hal yumkinu taǧāwuzuhu ? », p. 30-31.

Voir aussi sur les Yaġmūr, Ibn Ḫaldūn, ibid., V, p. 415, 416 ; VI, p. 35, 81 ; VII, p. 74, 178, 632.

62. S. Chaker, Linguistique berbère, p. 154. Quelques membres de cette tribu, qui étaient installés à

Cadix, ont habité un village qui porte encore leur nom : Alcalá de los Gazules, voir M. Ghouirgate,

« Asmās : le plat emblématique des Almohades », Arabica 62 (2015), p. 144, note 75. Sur les Igzzulen

qui seraient des Berbères originaires de Sanhadja, venus du Sahara vers le Souss, et sur leur

rapport aux tribus avoisinantes, voir R. Montagne, Le Berbère et le Makhzen dans le Sud du Maroc,

p. 193-211.

63. M. A. Haddadou, Recueil de prénoms berbères, p. 14. Voir sur les formes adjectivales et les

diminutifs de ces deux mots M. Kossmann, The Arabic Influence on Northern Berber, Leyde, Brill,

2013, p. 286-287.

64. Voir Mohamed Yeou, « A propos de quelques toponymes à Figuig et sa région », Asinag 6

(2011), p. 129-147, p. 135-136

Hamsa, 3 | 2017

150

Page 152: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

65. A ne pas confondre avec le nom de Wâggâg, épithète qui désigne une personne très douée en

sciences religieuses, d’où le nom de Sidi Wāǧǧāǧ b. Zllū al-Lamṭī, juriste mālikite et fondateur de

l’une des premières medersas de la région de Souss, située à Aglou près de Tiznit, cf. al-Tādilī, al-

Tašawwuf, p. 89- 91, n° 5.

66. Cette localité est souvent mentionnée par M. Muḫtār al-Sūsī dans ses œuvres, voir à titre

d’exemple, Ḫilāl Ǧazūla, Tétouan, s.d., I, p. 45, 46 et passim.

67. Al-Bakrī mentionne le nom du traditionniste ḫāriǧite de la branche ṣufrite, Abū al-Qāsim

Smǧū (pour Smġū) de Meknès (al-Maknāsī), dans al-Masālik wa-l-mamālik, II, p. 838, n° 1400. C’est le

même personnage mentionné dans Anonyme, Mafāḫir al-Barbar, sans ce qualificatif de Smġū à la

page 153, et en entier à la page 140 : Abū al-Qāsim Smġū b. Wāsūl (cf. supra, note 3). Ce même

personnage apparaît chez Ibn Ḫaldūn, Kitāb al-ʿIbar, VI, p. 172, d’une orthographe légèrement

différente, Smqū ou Smkū. On notera cependant que dans le milieu kabyle, contrairement aux

noms de smgo ou ismg attribués comme surnom, c’est Akli (esclave) qui prévaut nom seulement

comme nom, mais également comme prénom. Cf. S. Chaker, « La langue berbère à travers

l’onomastique médiévale : El-Bakri », p. 133.

68. Encore en usage de nos jours, Amġār ( Amghâr) était également porté par plusieurs

personnages religieux mentionnés dans le recueil biographique des saints d’al-Tādilī, al-

Tašawwuf, dont au moins trois occurrences : p. 209, n° 75 ; p. 231, n° 87 ; p. 426, n° 254.

69. Voir Aki’o Nakano, Ethnographical Texts in Moroccan Berber (3) (Dialect of Anti-atlas), Studia

Berber (III), Sur la fonction précise et le prestige dont jouissait Amghâr p. 66 ; et le respect dû par

tous à Agurrâm de par son ascendance noble du point de vue religieux « žždd-nnsn imqqurn iga

ɣ-l‘aṛ n-nnbi (Leur grand ancêtre est de la famille du Prophète [Muḥammad] », p. 67.

70. Sur le métier d’Amzîl, le forgeron, nécessaire et incontournable pour un ou plusieurs village,

cf. Aki’o Nakano, Ethnographical Texts in Moroccan Berber (2) (Dialect of Anti-atlas), Studia Berber

(II), Tokyo, Institute for the Study of Languages and Cultures of Asia and Africa, 1995, p. 2.

71. 1 Sur la fonction du Muezzin, cf. Aki’o Nakano, Ethnographical Texts in Moroccan Berber (3), p. 61

; et sur les anecdotes qui y sont associées, voir Capitaine Justiniard, Manuel de berbère marocain, p.

41-42.

72. « kudnna-d ikka lḥižž, ar-as aqqran mddn, ‘‘ wa lḥažž ’’ niɣ ‘‘ wa lḥažža ’’ (quand il a accompli

le pèlerinage à La Mecque, les gens l’appellent ‘‘ ô lḥâjj ’’ ou ‘‘ ô lḥâjja ’’) », cf. Aki’o Nakano,

Ethnographical Texts in Moroccan Berber (2), p. 96.

73. Al-Tādilī, al-Tašawwuf, p. 213- 222, n° 77 ; Victorien Loubignac, « Un saint berbère, Moulay

Bouʿazza. Histoire et légende », Hespéris 31 (1944), p. 15-34.

RÉSUMÉS

Bien que cette étude soit consacrée à l’onomastique berbère en général, elle entend porter un

intérêt particulier au nom propre berbère, et tout spécialement à celui porté par les berbères

Chleuhs de l’Anti-Atlas, dont le parler est le tachelḥit. A cet égard, elle favorise les liens d’ordre

onomastique entre, d’une part la toponymie, l’ethnonymie et l’anthroponymie, et d’autre part,

les sources onomastiques, historiographiques et hagiographiques arabes. Enfin, cet article

s’efforce également de mettre en parallèle, à des fins évidentes d’analyse comparative, les

composantes du nom propre arabe aussi bien que celles du nom propre berbère.

Hamsa, 3 | 2017

151

Page 153: Hamsa Journal of Judaic and Islamic Studies

Se bem que este estudo seja consagrado à onomástica berbere em geral, foca-se particularmente

no nome próprio berbere e, especificamente no referente aos berberes Chleuhs do Anti-Atlas, que

falam tachelḥit. Neste sentido, favorece os laços de ordem onomástica entre, por um um lado a

toponímia, a etnonímia e a antroponímia e, por outro, as fontes onomásticas, historiográficas e

hagiográficas árabes. Enfim, este artigo procura igualmente, pôr em paralelo, com objetivos de

análise comparativa, os componentes do nome próprio árabe assim como os do nome próprio

berbere.

Although this study is devoted to Berber onomastics in general, it intends to take a particular

interest in the Berber proper name, and especially that carried by the Berber Chleuhs of the Anti-

Atlas, whose language is tachelḥit. In this regard, it promotes onomastic links between, on the

one hand, toponymy, ethnonymy and anthroponymy, and on the other hand, onomastic,

historiographical and hagiographical Arabic sources. Finally, this article also attempts to

evaluate, for obvious comparative analysis purposes, the components of the Arabic proper name

as well as those of the Berber one.

INDEX

Palavras-chave : onomástica berbere, nome próprio berbere, tachelḥit, laqab, nisba, kunya,

onomástica árabo-islâmica

Mots-clés : onomastique berbère, nom propre berbère, tachelḥit, laqab, nisba, kunya,

onomastique arabo-islamique

Keywords : Berber onomastics, Berber proper name, tachelḥit, laqab, nisba, kunya, Arab-Islamic

onomastic

AUTEUR

LAHCEN DAAÏF

Chercheur associé à l’IRHT-CNRS, section arabe (Paris)

Hamsa, 3 | 2017

152