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  • 8/20/2019 Hal Foster - Post

    1/11

    ASUNTO: POST*

    al Foster

    EI termino «posmodernidad»

    se

    utiliza en crltica de arte de un modo un tanto promiscuo,

    a menudo como

    una

    mera indicacion de

    10

    no-moderno

    0

    como sinonimo de pluralismo. En este

    sentido sus pretensiones son modestas -se limita a expresar que nos encontramos en un perio

    do reaccionario en el que la modernidad parece algo distante, y la recuperacion de modas pasa

    das demasiado proxima. POl una parte, esa distancia constituye la condicion de posibilidad de

    la posmodernidad; pOl

    otra, la tendencia a

    recuperar

    elementos del pasado hace necesario con

    cebirla como algo mas que mera antimodernidad.

    POI

    supuesto, la definicion que se postule de la modernidad determinara hasta cierto punto

    una u otra comprension de la posmodernidad. Cuando se entiende en sentido cronologico, la

    modernidad a menudo

    se

    restringe al periodo comprendido aproximadamente entre 1860-1930,

    aunque muchos la hacen extensiva al arte de postguerra 0 modernidad «tardia».

    En

    cambio,

    como termino epistemologico la nocion de modernidad resulta mas dificil

    de

    especificar (pOl

    ejemplo,

    lhay

    que aceptar la

    ruptura

    entre clasicismo y modernidad tal y como la define Michel

    Foucault?, lhay que atribuirla

    al

    criticismo kantiano, como hace Clement Greenberg?). En cual

    quier

    caso, cuando se explica la posmodernidad en relacion a la modernidad, hay cierta ten

    dencia a reducir esta {tltima. lSe puede delimitar con tanta precision la modernidad? Si es asi,

    len que consistira una

    ruptura

    respecto a ella?

    Post) Modernidad

    Los teoricos de la posmodernidad en

    arte tiendenfia adoptar

    la tactica de analizar la

    modernidad a partir de la lllodernidad tardia, cuya ideologia se localiza en

    los

    escritos crlticos

    de Clement Greenberg y Michael Fried. Desde esta posicion, la lllodernidad equivale a una

    bUs-

    queda de la «pureza»; se pretende que «el concepto de arte [. ..Js61 es significativo a plena-

    mente significativo dentro de las artes particalares»l y que «el propio objeto artistico puede

    PlIblicado

    ol iginalmenle en Pm'achlLle

    26 (primavera,

    1982),

    PI

    11-1S

    con

    pe, ueiios

    cambio

    y

    un

    epI

    logo del

    aulor.

    1

    Michael

    FRIED

    «Art and

    ObjeC thood»,Arlj;JI IIIIJ

    S.lO (verano.l967).

    p. 21.

    Iambien en Gregory Ballcock

    (ed.), Minimal

    Arl:

    r Crilical Anlhology

    Nueva Yo 1 1

    E. P. Dlillon,I968, 1'1'.116-147 (Ia

    curs;va

    es sllya).

  • 8/20/2019 Hal Foster - Post

    2/11

    190

    HTE THSPl 'ES DE

    LA

    . \TODER:\IDAD

    sustituir (metaforicamente) a su referente»2. Esto implica establecer «

  • 8/20/2019 Hal Foster - Post

    3/11

    A S L d O :

    P O S T

    191

    calidad pero li brarse de su historicismo

    7.

    ASI pues, en cuanLo discurso de

    10

    continuo, el historicis

    rno es

    intrinsecamente recuperador; concibe el

    Liempo

    como una to talidad (de forma que «las revo

    luciones

    nunca

    son mas que momentos de la conciencia»8) y al hombre como

    el

    {mico sujeto. La

    conciencia humana se postula y se revela como soberana, se opone a la discontinuidad que descen

    tra al

    sujeLo

    (ya sea mediante la clase, Ja familia

    0

    ellenguaje.).

    POl'

    supuesto, en

    10

    que toca al arte,

    el sujeto de este historicismo es el artista

    y

    su espacio, el1l1useo; asi, la historia se presenLa como una

    narracion

    -continua,

    homogenea

    y antropocentrica-

    de grandes hombres y ob1 as maestras.

    La pureza se convie1 te en

    un

    objetivo y el deco1 o en un efecto; el historicismo es

    el

    modo ~  

    intervencion y

    el

    museo su contexto; el

    artista ha

    de

    ser

    original y la

    obra

    de

    arte

    unica

    -estos

    (

    son los elementos que la modernidad privilegia y a los que

    se

    enfrenta la posmodernidad. Segun

    ....:;

    los posmodernos, son piezas que forman parte de

    una

    practica agotada, cuyo convencionalismo

    ya no puede recibir nuevas inflexiones. La apuesta

    poria

    pureza ha concluido en una cosificacion

    de los medios

    -el

    arte posmoderno se da ent re, a traves 0 al margen de los medios, 0 bien emplea

    materiales nuevos 0 abandonados (como

    el

    vIdeo 0 la fotografla)- . Tanto la historificacion

    que

    propicia el museo, como la mercantilizacion que genera la galeria, neutralizan el objeto artistico

    -de ahi que

    el

    arte posmoderno

    se

    de en espacios alternat ivos y adopte multiples [ormas, a menu

    do dispersas, textuales 0 eflmeras. AI igual que se re-forma ellugar del arte, tambien el papel del

    artista se transforma, los valores que hasta

    ahora

    autentificaban el a1'te

    se

    ponen en entredicho.

    En

    pocas palahras, el campo cultural se tran sforma, la significacioll estetica se despliega.

    La transformacion del campo

    cultural

    es

    la primera condicion de posibilidad de la posmo

    dernidad. En su ensayo «La escultura en

    el

    campo expandido», Rosalind Krauss explica como la

    escultura moderna paso de una logica delluga r historico -elmonumento 0 esLatua-a otra logica de

    la forma auLonoma -10

    puro, el

    objeto sin espacio propio.

    En

    efecto, seg{lfl Krauss, en la epoca

    en la que surgio el minimalismo, la escultura m oderna habla

    entrado

    en un estado de «pura nega

    tividad:

    una

    combinacion de exclusiones [

    ...

    Jera la categoria resultant e de la adicion del

    no-pai

    saje

    y la

    no-arquitectura»9.

    Evidentemente , estas nociones

    resultan

    de la mera inversion de los

    terminos «arquitectura»

    y

    «paisaje»;

    junto

    a oLros conceptos forman

    un

    «espacio

    cuaternario

    que refleja la oposicion original al tiempo que la despliega»lO.

    En

    este «campo logi.carnente expan

    dido» que crean dichos elementos, irrumpen las formas posmodernas de escultu1 a: «construc

    cion localizada»

    site

    construction

    J

    «estructura s axiomaticas» y «lugares seiialados»

    [marked

    sites].

    Para

    Krauss,

    esLas

    formas de escultura rompen con lapracticamoderna

    y,

    en consecuencia,

    no plleden ser concebidas al modo historicista.

    En

    este caso, l contexto his Lorico artlstico no basta

    para

    dar sentido a Ja

    01ra,

    pues la posmodernidad no se define en funcion de los medios utiliza

    dos, sino en relacion a terminos culturales. Estas formas se conciben desde un punto de vista logi

    co, no como

    una

    derivacion historica; de este modo, necesitan de

    una

    comp1 ension est1 uctural.

    En efecto, los posmodernos postuJan

    una

    ruptu1 a

    crucial-tanto

    con los medios como con

    el

    historicismo- que finiquita la modernidad y

    abre

    el espacio cultural de la poslllodernidad. Tam

    7 Resulta ironico (aunque no sorprende.nte) que

    una epoca

    como

    1a

    moderna, que lanto \ a101 a

    los ( ortes

    y

    las rllpllll as, haya adoptado como

    principal

    modelo erflieo el historieislllo -ell) H { l1eio11 es

    compcnsar

    los cor

    tes )' las rupturas-.

    8 Michel FOCCAlJLT, La

    arqlleologia del sauer

    cd. cast. de Aurelio

    Garzon, i\ladrid,

    Siglo XXI, 1970, p.

    2l.

    9 Krauss, «Expanded Field», p. 36 led. cast.: cit., p. 295].

    Ibid. p. 37 led. cast.: cit., p. 296].

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    193

    SU\iTO: POST

    bien Douglas Crimp y Craig Owens postulan esta

    ruptura,

    si bien la atribuyen a otros artistas y

    detallan su advenimiento de una manera un tanlo distinta. Si para Krauss

    el

    signo distintivo del

    arte posmoderno

    es

    un campo artistico expandido, para Crimp

    es

    un retorno al «teatro» (que la

    modernidad tardia habia convertido en tabu), y para Owens una «irrupcion dellenguaje» (igual

    mente «reprimido»)

    y,

    mas importante, un nuevo impulso posl11oderno de naturaleza «alegorica»

    o deconstructiva.

    Una vez mas, estos criticos opusieron la posmoderidad ala modernidad tardia, cuyo texto

    pOl' n t o n o m s ~   es

    el articulo «Art and Objecthood» de Michael Friedl

    1. AlH,

    Fried

    se

    oponia al

    «teatro» impHcito en la escultura minimalista:

    «El arte degenera a medida que adquiere ras

    gas teatraies», asi reza una frase citada a menudo, donde

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    194

    La irrupcion dellenguaj e en

    el

    campo estetieo -una irrupcion que seiialan los textos de Smithson,

    Morris, Andre,

    Judd,

    Flavin, Hainer, LeWitt,

    aunque

    de ningllna manera se limita a elJos- coincide

    con la emergencia de la posmodernidad, inclllso podria decirse que

    es

    su sintoma definitivo. Esta

    «catastrofe»

    desbarata

    la estabilidad de la partici on moderna del campo estetico en areas discretas

    de competencia especifica; uno de

    los

    embates que tuvo efeetos mas notorios fue el desplazamiento de

    la actividad literaria de los enclaves en los que se

    habia

    enraizado

    hasta

    langllidecer -la poesia, la

    novela,

    el

    ensayo

    ...

    - y su dispersion a

    1

    largo del amplio espectro de la actividad estetica '

      .

    Owens afirma que gran

    parte

    de esta producci6n artistica (pOl' ejemplo, el arte conceptual

    o incluso el «arte

    para

    un lugar especifico» [site-especific art])

    es

    de indole textual; en este

    punto aparece una cita de Roland Barthes: «un texto

    no

    esta constituido pOl' una hilera de pala

    bras, de las que se desprende un tinico significado, teoI6gico en cierto modo (pues seria el

    mensaje del Dios-Autor), sino pOl' un espacio multidimensional en el que concurren y se con

    traslan

    diversas escrituras, nillguna de las cuales

    es

    la originaL>

    15.

    El concepto de «lextuali

    dad», tal y como se entiende aqui, tiene un cariz postestructuralista,

    es

    decir, se entiende que el

    signa no

    es

    estable, que no

    enciena

    de suyo un significante y un significado.

    De

    forma similar,

    las obI'

    as

    posmodernas no serian una especie de «libro» sellado

    pOl'

    el aurar original y con

    un

    sentido definitivo, sino mas bien

    un

    «lexto» que se puede leer como un tejido poJisemico de

    c6digos. Asi, cuando

    Barthes

    escribe a prop6sito de la «muerte del

    autor»,

    los posmodernos

    infieren la «muerte del artista», al menos en tanto que originador de un sentido unico.

    Post) Estructuralismo

    ASl

    pues, hasta cierto punto la dinamica posmoderna vuelve sus ojos al postestructuralis

    mo

    16

    ; en ambos casos se d e ~ c t i b   una cultura totalmente codificada

    17

    • «En la situaci6n de

    la

    posmodernidad», escribe Krauss, «la praclica no se define en relaci6n a un determinado

    medio [...

    J

    sino mas bien en ielac16n a las operaciones 16gicas sobre un conjunto de terminos

    culturales, para las que puede utilizarse cualquier medio -fotografla, libros, llneas en las pare-

    que ponen en euesti6n cualquier caracterjzaci6n

    de

    10 moderno como una mera doctrina del decoro. De heeho.

    la

    «criLica de

    la

    l eprescnlaci6n» es o r i g i n ~ 1 1 1 1 e n l e  

    un Inlperatjvo Jlloderno.

    '., Ibid. pp.126-127.

    15 Roland

    BARTl-JES,

    «La muel'le

    dcl au lor»,

    en l susarro dellengllaje trad. C. Fernandez Medrano, Bar·

    celona, Paid6s, 1987, Pl'. 69-70.

    1(,

    Vease Fredric ] )'JESON, Fables ofAggresion: TflyndhamLewis the Modern ist as Fascist Berkeley, eni.

    versity

    ol'Carolina Press,

    1979,

    p. 20: «La cslelica posleslructuralista conlernporanea [...] marca la disoluci6n

    del paradigma model'no -que privilegia el mito y el simholo, la temporalidad, la Conna organica y el universal

    concreto,

    la

    identidad del sujcto y

    la

    conlinuidad

    de 1a expresi6n

    lingiiisLica- y pronostica

    1a emergencia de una

    nueva concepci6n

    propiamente

    posmoderna 0 csquizofreniea de

    la eulLura

    -que

    se

    reformula cstrategicamenle

    como ~ l e x t o ~

    0 ~ e c r i t u r e ,  

    y que aeentlla

    la

    discontinuidad, la

    a J e g o r i a ~  

    1

    mecanjco,

    la

    brecha

    entre

    significan-

    te )' significado, la

    desapariei6n

    del significado,

    la sincopa

    en

    la

    expel'ieneia del

    sujeto».

    17 Si la anterior gencraei6n de

    artislas

    fue (en buena medida) la primera

    que

    posera estudios superiore,.

    esta

    es

    la

    primera que

    ha

    naeido en un mllndo anegado

    pOl' los

    medios de comllnicacion. Esto

    ha

    afectado

    2

    muchos artistas

    contelnpontl1cos,

    aSI conlO

    a

    muchos direclores e

    cine.

    En

    efecto,

    l primer ambito

    de

    refereo-

    eia para estos artisLas suele ser los

    medios

    de cODlunicaci6n, 110

    1a

    hisloria del arte.

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    195

    SL'OTO:

    POST

    des 0 la propia escultura»18. Por tanto, el artista manipula signos antiguos mediante una logica

    nueva:

    es

    un retorico que transforma la retorica (incluso los medios se usan como objetos pre

    fabricados que se reutilizanLPara Crimp, If[ pnictica posmoderna no esta vinculada a la auto

    nom a moderna, sino a «estratos de representacion»

    -«no

    buscamos fuentes u orfgenes, sino

    estructuras de significacion: debajo de cada imagen hay siempre otra imagen-»19. En estas «ima

    genes», los mod

    os

    art sticos

    (pOl'

    ejemplo, la

    pelj onnance)

    se pueden transponer, los signos 0

    tipos genericos chocan, de manera que se transgreden los limites esteticos que se despliegan

    como codigos culturales

    -a

    traves de «procedimientos de cita, extracto, encuadre y escenifica

    cion-». Para Owens no son solo los medios los que colisionan, sino que tambien 10 hacen los dis

    tintos niveles de lect ura y representacion: un «impulso alegorico» deconst ruye el paradigma

    simb6lico de la modernidad. «Apropiacion,

    site-specificity,

    transitor iedad, acumulacion, dis

    cursividad, hibridacion-estas multiples estrategias caracterizan gran

    parte

    del arte actual y 10

    distinguen de sus predecesores modernos-»20.

    Buena

    parte

    del

    arte

    moderno se basa en

    una

    forma dada

    0

    en un signo publico. As ,

    pOl'

    ejemplo, en las pinturas de estrellas y cruces de Frank Stella,

    «Ia

    logica de la estructura deduc

    tiva [...]

    es

    inseparable de la logica del

    signo»21.

    Pcro esto

    no es

    10 que ocurre en la mayorfa de

    la produccion artist ica posmoderna: la estabili dad del signo, el codigo del medio, se vuelven

    problemilticos

    22

    • Por ejemplo, el campo expandido se «genera de este modo problematizando el

    conjunto de oposiciones, entre las que se encuentra suspendida la

    escultura,

    como categoria

    moderna»23.

    De este modo se

    abre

    la significacion: la

    ohra

    se libera del termino «escultura»...

    pero solo para

    arribar

    a otros terminos como «paisaje», «arquitectura», etc. Aunque ya no este

    definida mediante un codigo, la practica sigue estando dentro de un

    campo.

    Tras su descen

    tramiento, se vuelve a central':

    el

    campo (precisamente) se «expande» y no se «deconstruye».

    El modelo de este campo

    es

    estructural ista, al igual que la actividad que desarrolla el articulo

    de Krauss:

    «reconstruir un objeto

    de modo que

    en

    esta r o n s t ~ u i o n   se manifiesten las

    reglas de funcionamiento (las funciones ) de ese objeto»2-l. POl' consiguiente,

    «EI

    campo

    -:

    expandido» postula una logica de oposiciones culturales que el postestructuralismo cuestiona

    -y

    tambien,

    segUn

    parece, los autores posmodernos-.

    Mas que «levantar el plano» de un «campo», 10 que hace Crimp

    es

    descubrir «estratos» de

    «imagenes». Esto nos remite a Barthes,

    para

    quien el tipo 0

    «mito»

    cultural

    es

    un compuesto

    de signos;

    y,

    en efecto, Crimp sefiala que esas pinturas a menudo re-presentan tipos de una forma

    tal que consigue «subvertir sus mitolog as»25. Pero el arte posmoderno no puede limitarse a des

    '3 Krauss, «Expanued Field», cil., p. 42 [ed_ cast.: cit., pp. 301-302].

    l} Crimp,

    «Pictures», p.

    87

    [ell esle volumen, «Inuigenes)), p. 186].

      Craig OWENS,

    The

    Allegorical

    Impulse:

    Toward

    a

    Theory

    of

    Postmor.lernism (Parte 1 >>, October

    12

    (primavera,

    1980), p_

    7S [en este volut11en, «EI

    impulso

    aJegorico: contl-ibuciones...», p. 209].

    2' Rosalind KRAUSS, Sense and Sensibility: Henections

    on Post

    '60s

    Sculpture»,

    ArtforLun

    12, 3 (noviem

    bre,

    1973),

    p. 47.

    22 No

    obstante,

    gran

    parte

    del art posmoderno y

    de

    In modernidad tardia esuin

    reJaeionados

    en la

    medida

    en que enticnden el

    senlido

    como algo externo, no como expl'esi6n de un «yo

    interiop

    2.' Krauss, Expanded

    Field»,

    cit., p.

    38

    [ed_ cast.: cit., p. 297].

    2·' Boland BARTHES, «La activiclar.l estructUl-alista", en nsayos Crfticos, trad. Carlos

    Pujol,

    Barcelona, Scix

    Barral,

    1983, p. 257.

    2 :;

    Crimp, «Pictures», cit., p. 85 [en este

    volumen,

    «lmagencs,), p. 185J

  • 8/20/2019 Hal Foster - Post

    7/11

    ARTE DESPL'ES

    DE

    I A I O D E R ~ I D . D

    96

    mitificar, pues ahora

    la

    desmitificacion tambicn es mitologica

    -no es

    una mera

    doxa

    particular

    2

    6

    sino una

    doxa

    que postula una verdad (y un agente de la verdad, el crftico)

    mas alia

    de la ideo

    logia. Hoy dia el arte no solo debe cuestionar el «significado ideologico», sino que tambicn debe

    «convulsionar» al propio signo (la imagen-debajo-de-Ia-imagen tiene mucho mas que vel' con la

    gramatologia de Den-ida, con Ia idea de que el signo esta «siempre ya» articulado pOl' otro signo).

    Cambial' el objeto mismo: este es, para Owens, el imperativo del arte posmoderno. POl' su

    indole contingente, este

    arte

    se da en (0 como) una red de referencias, que no estan necesaria

    mente localizadas en ninguna forma, medio 0 Iugar en concreto. Del mismo modo que el objeto

    esta desestl'ucturado, el sujeto (espectador) esta desubicad0

    27

    y el orden moderno de las artes

    descentrado. Asi pues, este

    arte

    tiene naturaleza «alegorica»28. Al

    ser

    temporal y espacial al

    mismo tiempo, disuelve el viejo orden ; de

    igl.wl

    forma,

    se

    opone al «puro signo» que caracterizo

    la produccion artistica de la modernidad t ardia se aprovecha, en cambio, de la «distancia que

    separa el significante del significado, el signo del sentido»29.

    No

    obstante, ~ a c a s o  este arte alego

    rico no tiende finalmente a una dispersion del sujeto? lleva a una resignacion melancolica

    ante

    una

    historia fragmentada y reificada?

    Figuras campos

    De este modo la posmodernidad se presenta como una ruptura con

    el

    orden estctico de la

    modernidad. No obstante el concepto de campo permanece -aunque solo sea a fin de definir su pro

    pia dispersion. Esto es, la posmodernidad esta inmersa en la problematica de la representacion

    -que guarda relacion con tipos codigos, figuras retoricas y campos culturales. Como

    un

    discurso,

    en un espacio. Su propia «ilegibilidad» es «alegorica», su propia esquizofrenia es estrategica.  

    necesario pensar en terminos de campos figuras de la rcpresentacion? Sin duda; solo de este modo

    es posible recuperar la actitud critica. Como practica textual,

    el

    arte posmoderno no se puede tra

    ducir: la critica,

    pOl'

    tanto, no es su suplemento. Pero entonces, 6que es? ~ q u c  

    es

    10 que la critica

    hace

    cuando se enfrenta a esta produccion artistica?

      un

    codigo mas en el texto artistico?

    A c a s o  

    pone

    en marcha

    el

    mismo juego de signos en que

    consiste

    el texto?

    Mi

    pregunta, en definitiva, es simple:

    ~ e n t i e n d e n   los criticos el arte posmoderno de la forma que parece exigir su naturaIeza textual? «Tan

    U Roland BARTHES,

    «Change the

    Object

    Itself»,

    en Image-Music-Text cit., pp. 166-167. Este es Ull peligro

    de

    toda

    doxa

    critica en general.

    2, Owens

    escribe

    a prop6sito

    de

    Smithson: «La forma en espiral de Jett) s610 puede adver-tirse complelamente

    a eierta distancia, una distanciaque se

    consigue

    al interponer

    un

    texto entre el espectador

    la

    obra.

    Smithson

    realiza

    aSI una disloeaeion radical de la idea de punto de vista,

    que)'a

    no esta en funci6n dc

    la

    posicion fisica, sino

    del modo (fotografico, cinemalogl'afico,

    textual) de confrontaci6n

    con la obra

    de arte»

    (>,

    cit.,

    p.

    63. [en este volull1en, p.

    222]. Tarticamente

    resulta

    obli

    gada planlear una

    posmodernidacl

    «alegorjcan frente a

    una modernidad

    ~ s i m b 6 l i e a » En realidad estos modelos

    nunea son

    Lan

    d i s t i l 1 t o s ~  

    aunque]o

    cierto es que el arle del siglo xx tiende a llna

    inlllaneJlcia

    cada vcz mayor.

  • 8/20/2019 Hal Foster - Post

    8/11

      s r ~ T O POST

    197

    pronto

    como se

    intenta demostrar», escrihe Den-ida, «que no hay significados transcendentales 0

    privilegiados y que

    el

    dominio 0juego de la significaci6n ya no tiene limites,

    se

    debe rechazar inelu

    so el

    concepto y la palabra signo'

    -que es

    precisamente

    10

    que

    no

    se

    puede

    hacer»30 (se

    podria ana

    dir: «Zineluso el concepto y la propia cl itica?»). Pero esto

    es

    precisamente 10 que no se puede hacer

    -este

    es el

    dilellla epistemologico

    al

    que

    se

    enfrenta

    el

    postestructuralismo y la posmodernidad. Sin

    lugar a dudas, esta «catastrofe» tambien tiene una dimension teorica.

    I

    Ahora bien,

    el arte

    posmoderno a menudo se califica como «deconstructivo», que

    es

    10

    mismo que deci r que implica una contradiccion; debe usar,

    al

    menos como herramienta meto

    dologica, los mismos conceptos que pone en cuestion. Quiza sea excesivo afirmar que esta com-

    plicidad sea una conspiracion, pero las convenciones, formas, tradiciones, etc., solo pueden

    deconstruirse desde dentro. En consecuencia, la deconstrucci on se convierte en una reins

    cripcion, pues no hay «afuera» (excepto en

    el

    sentido positivista de «al margen de los medios»

    -una

    transgresion que confirma ellimite). Es decir, no hay manera de no estar en un campo de

    terminos cuhurales, pues es muy posible que sean estos terminos los que nos conforman.

    As pues, si

    el

    arte posmoderno

    es

    referencial,

    10

    cierto

    es

    que solo hace referencia

    «a

    la

    ~ b l e m t i z ~ c i n     la actividad de la referencia»:l.

    POI'

    ejemplo, puede «robar:> tipos e ima

    genes para desarrollar una «apropiacion» de cariz critico

    -tanto

    respecto a una cultura en la

    que las imagenes son mercancias, como a

    una

    practica estetica que permanece (nostalgicamen

    te) apegada a un arte de originalidad.

    ZEs

    posible llevar a buen puert o una crftica desde

    el

    inte

    rior de las mismas formas que se critican? Una vez mas, la respuesta

    es

    afirmativa:

    Zde

    que otro

    modo podria hacerse? No obstante, esta crriica no puede pretender reemplazar estas forlllas;

    a

    10 s-umo

    puede senalar su indole «mitoI6gica» y acentuar la necesidad de pensar y represen

    tar

    de otra manera. Hay, sin embargo, otra pregunta menos obvia: los medios dados

    Zno

    estan

    mediados? Es decir, un medio como la pintura

    Zse

    presenta estatico y neutral , 0 esta de hecho

    re-formado, re-presentado en y pOl' las mismas forlllas que media?

    Apropiacion, textualidad... estas tacticas parecen exeluir los medios cuya 16gica

    se

    basa en

    la autenticidad y la ol'iginalidad. Muchos criticos consideran que la

    pintura es

    de suyo pro

    blematica, incluso se piensa que la fotografia conser

    va

    ciertos vestigios de aura -un aura que

    muchos artistas actuales amplian 0 eliminan (en efecto, hoy d!a sigue vigente un cierto tipo

    de

    aura

    0

    un

    cierto cuho a la inautenticidad: la imagen

    hurtada

    constituye

    ahora

    la ley). Este

    tipo de negaciones extremas, tienen mas interes

    para

    los psicoanalistas que

    para

    los artistas y

    los criticos. Sin embargo, no deja de ser cierto que los medios siguen logicas historicamente

    especificas

    -del

    productivismo,

    pOl'

    ejemplo, 0 del expresionismo (el primero esta vinculado

    a una economia politica obsoleta

    32

      el segundo a una psicologia popular de ralea claramente

    ideologica).

    POI' supuesto, en fechas recientes hemos asistido a un resurgir de la pintura. No solo

    se

    han

    \

    remozado los viejos modelos, que

    se

    presentan como si fueran nuevos, sino que tambien

    se

    ha retor

    nado a los viejos valores, que

    se

    presentan como si fueran necesarios. Este resurgir

    es en

    buena

    \

    : 0

    Jacques DERIUDA,

    «La estruclura,

    el

    signa y el juego en el

    discurso de

    Jas ciencias sociales» en

    La Escr;.

    tura y a

    Diferencia, trad.

    Palricio Pefialver, Barcelona,

    Anlhropos,

    1989.

    31

    Owens, «Allegorical

    Impulse Parle 2)>>,

    cit., p. 80 [en este volumen, «El impul so aleg6rico ... », p. 235].

    32 Jean

    BAUDRILL,\RD, L

    espejo de

    a producci6n cit., «EJ impulso alcg6rico...», :vIexico, Cedisa, 1983.

  • 8/20/2019 Hal Foster - Post

    9/11

    A l ~ T O :   PO ST

    199

    ~ ~ d i d regresivo - 0 mas bien, defensivo. Muchos parecen c reer que la

    pintura

    -su especificidad

    tiene efectos criticos en nuestra sociedad inundada de «informacion». Los viejos temas (la creativi

      del a1 tista, la autenticidad del arte) han reaparec ido, precisamente

    pOl

    su canlcLer extempora

    neo, como medio de resistir a la completa mediacion (010 que es

    10

    mismo, a la completa absorcion en

    el programa consumista de los medios de comunicacion). Desde esta posicionnostalgica, se entiende

    que la posmodernidad

    es

    complice,

    y

    no critica, de las formas mediaticas que nos inundan

    B

     

    En

    distinto grado, ambas posiciones simplifican

    eI

    problema, pues ambas

    parecen suponer

    que los medios artisticos, en cuanto represenLaciones

    0

    instituciones, se encuentran al margen de

    otras representaciones

    0

    instituciones,

    y

    asi son incapaces de vincularlos a alguna c1ase de posi

    cion critica

    3-l.

    En.la critica posmoderna, este fenomeno puede apreciarse en la tendencia a

    redu

    cir la

    pintura

    a la

    pura»

    pintura, que

    ahora

    se consider

    ..

    reificarla y, en general, en la tendencia

    a recuperar el «positivismo del medio» propio de la modernidarl. tardia y,

    pOl 10

    tanto, a

    dar

    cre

    dito a una imagen formalista

    de

    la modernidad que es relativamente facil de refutal .

    Los posmodernos solo utilizan este dogma tardo-moderno

    para

    confirmar su reduccion, a la

    que,

    pOl

    Lanto, estarfa sujeta la modernidadad tardia. Esto resulta mas claro en

    10

    que toca a los

    medios: puesto que se identifican con la modernidad , se extingl.len con ella. La falacia

    aql1i

    consiste

    en derivar a partir de algunos ejemplos historicos la logica de un medio

    para

    despues entenderla,

    al margen de estos ejemplos, como algo esencial al medio. Esta operacion

    -una

    suer te de formalis

    mo -

    afirma el caracter inmanente

    0

    mediato del ar te, solo

    para

    negarlo despues.

    Y

    en la practica,

    supone un distanciamiento respecto de los clistintos desplazamientos modernos de los medios.

    Esto da pie a una segunda pregunta en

    torno

    a la posmodernidad: expandi r el campo este

    tico,

    transgredir

    las clausuras formales,

    hurtar

    imagenes, desnaturalizar los signos dados, cues

    tionar los mitos culLurales, prohlematizar la acLividad de referencia , etc.

    ~ s t

    que punLo estas

    tacticas son ajenas a la modernidad? Tanto

    P i C ~ 3 S

    como Pollock

    y

    Smithson

    desestructuraron

     

    modos de significacion que habian heredado. Tanto Magritte, como Johns y Laurie Ander

    son postulan formas de

    interferencia retorica.

    No es posible

    recuperarlos

    a todos como pos

    modernos 0 proto-posmodernos. La estrategia de apropiacion, como se puede ver tanto en

    Duchamp

    como en Rauschenberg, tienen origenes modernos, al igual que el impulso decons

    tructivo

    -a

    menudo se

    ha

    dicho que

    el arte

    moderno surgio con el fin de la ll1etaf isica (la cues

    tion es entonces,

    ~ p u e d e  

    el

    arte

    servir a modo de sus tituLo?).

    El

    impulso deconstrucLivo», escribe Owens, «debe diferenciarse de la tendencia autocriti

    ca de la ll1odernidad,,35.

    Esto

    es de

    sUll1a importancia para entender

    la

    ruptura posmoderna,

    3:i

    Esla

    eita es rcpresentativa: «Ese arle

    que

    se

    declara

    autoconscienle

    de

    Sli

    radicalidad -10

    que

    significa

    I.wbitua1mcnte

    que es

    tecllica y m l e r i l r n e n ~  

    radical, pues 10 {Inieo que avanza es

    1a

    tecnica

    y no

    l eonlenido

    mental- no CS ll1cl.S q f

    lin espejo

    dellnundo tal y

    como

    es, en vez

    dt Sf r

    una r.ritjca».

    Barbara

    ROSE ArnericCtI1

    Painling: The Eighties Buffalo, Thorney-Sidney

    Press, 1979, p, 12,

    3 1

    Pllede que esto no sea verdad ni siquiera respecto a la «pura» pinlura. La voillutaci

    de

    pureza

    no

    Sf refiere

    ll1iCillnente

    ala

    3utonol1113

    -tamhi

    en

    sirve

    para desnaturalizar

    esencias que son

    meras

    c:onvenr.iones. De

    esle

    modo

    es, cuanda menos, n l o ~

    a una

    critica mucho

    nUlS

    amplia (incluso se

    pocJria

    afinllar que

    las

    convenciones esteti

    cas codifiean las convenciones sociales y, asi,

    la

    volunlad de

    purezn

    realmcnte forma parle

    de

    esla critical, En e1 arle

    dc la

    mode) nidad Lardia,]a crilicn se cenLra pn cada media

    no

    tanto pOl lin i.lUjlerativo del decol o, como pOl

    la

    nece

    sidad

    de

    lin Jenguaje aceptaclo.

    Pues,

    tina

    vez

    mas,

    sin

    esle,

    .como

    fJodria

    articularse

    Ulla

    tentaliva

    crltiea 0

    decons

    lructiva? De nuevo

    se

    trata de Lln l eues66n rclaclonada ron Ja

    deJinjcion

    del «campo»

    del arte.

    3,

    Owens,. «Allegorical Impulse (Part 2)>>, cil., 1',79 [en este volumen, «E] impulso alegorico...

    »,

    p. 235].

  • 8/20/2019 Hal Foster - Post

    10/11

    200

    T

    E D ES P U

    E

    S [ L A 0 \ E R 1D A

    \)

    y sin duda ambas operaciones son diferentes entre SI: la auto-critica, cenlrada en un medio,

    tiende (al menos bajo la egida del formalismo) a 1 esencial 0 «puro», mientras que la decons

    truccion,

    pOl

    el contrario, descentra y revela la «impureza» del significado. No obstante, a dife

    rencia de la autorreflexividad (con la que a menudo se combina), la auto-crHica no impone una

    clausura. De hecho, puede poner en marcha la deconstruccion (como en efecto ha ocurrido en

    la historia reciente de la teoria critical, de forma que si la posmodernidad deconstruyera real

    mente la modernidad, apareceria como una discursividad en su seno.

    Ciertamente,

    para

    que pueda considerarse una ruptura epistemologica y no meramente

    un

    termino cronologico 0 estillstico, la posmodernidad debe basarse en alguna forma de cono

    cimiento

    -y,

    pOl

    tanto, en condiciones materiales- sustancialmente diferente del moderno (una

    nueva tecnica,

    pOl

    ejemplo, puede permitir

    -aunque

    no

    entablar-

    una nueva manera de ver).

    Quiza esta forma exista: conocerla requerira una arqueologla foucaultiana; postularla en estos

    momentos, sobre la base de efectos esteticos, parece un tanto precario. La practica reciente ha

    efectuado una desfamiliarizacion, un extrafiamiento (terminos esencialmente modernos) que,

    a su vez, acentua

    la

    naturaleza historica,

    es

    decir, condicional, del arte. Y sin duda

    es

    impor

    tante insistir en la especificidad cultural de la modernidad. No obstante, digamoslo

    una

    vez

    mas: delimitarla ahora en terminos de una ruptura absoluta resulta, cuando menos, pro

    blematico.

    Con todo, la posmodernidad

    se

    define como una ruptura.

    En

    esto se parece a la modernidad

    que, a pesar de su historicismo, a menudo utiliza una rel6rica de la discontinuidad. Al igual que

    la modernidad, la posmodernidad se afirma frente a un pasado que se percibe como inerte;

    de este modo,

    recurre

    en

    parte

    al viejo imperativo de la

    vanguardia y

    su lenguaje de crisis

    (tanto en el sentido de «juicio» como de «separacion»). Tal y como se ha sefialado, en el ambito

    del

    arte

    eslas crisis tienden a redimirse institucionalmente (en el museD

    y

    en la historia del

    arte), una recuperacion que, junto con cl pluralismo, es el mayor problema del a rte contem

    poraneo. Ciertamente,

    se

    hace necesaria una revision del historicismo que recupera y reduce

    incluso a

    me

    dida que provoca 1 extremo, una revision en la que la serie de

    rupturas,

    carac

    teristica de la modernidad,

    se yea

    DO como una sucesi6n de vanguardias -en la que la evolu

    ci6n pOl discontinuidad sustituye al evolucionismo de la

    continuidad-

    sino bajo la forma de

    una constelaci6n problematica cuya organizacion sistematica haga estallar el siglo xx como una

    sincronia deconstructiva»36.

    Los partidarios de la posmodernidad suelen ser muy conscientes delmomento historico.

    En consecuencia, su desplazamiento de la modernidad, a la que reducen y obligan a entrar en

    ellibro de la cultura, mas parece una exclusion que una deconstruccion. En lugar de reducir

    la modernidad,

    es

    preciso revisarla: abrir su supuesta clausura. Y quiza la posmodernidad

    tambiel1 sea esto. Aunque reafirma el dogma de la modernidad tardia, tambien reorde na los

    discursos modernos (por ejcmplo, se favorecc a artistas como Duchamp

    0

    Klee, y a cdticos

    como Baudelaire 0 Benjamin). De este modo, quiza no sea tanto una

    ruptura

    con la moderni

    dad como un paso adelante en una diaIectica en la que

    se

    re-forma

    la

    modernidad. Ciertamen

    te, cualq uier concepcion seria de la posmodernidad, debe sostenerse desde la convicci6n de

    que «un sistema que exige correcciones, traslaciones, aperturas y negaciones

    es

    mas uti que la

    36 Jean-Claude LEBENSZTE.JN, Star», ctober 1 (primavera, 1976), p. 99.

  • 8/20/2019 Hal Foster - Post

    11/11

    201

    SU\ TO:

    P O S T

    ausencia informulada de sistema; asf se evita, afortunadamente, la inmovilidad del parloteo

    infantil, se entra en la cadena historica de discursos, en el progreso progressus ) de la discur

    sividad,,37.

    Post scriptum

    Este ensayo, escrito en

    el

    invierno de

    1980,

    esta marcado

    por

    una epoca en la que

    el

    arte,

    con

    un

    injerto de postestructuralismo, parecfa

    renacer

    como Texto, al menos en Nueva York

    -sin que la crftica prestara demasiada atencion a sus usos sociales y a sus filiaciones discursi

    vas-. Pero si este escrito tiene

    un

    tonG demasiado exclusivista, no es menos cierto que es,

    ademas, demasiado concreto -una respuesta local a un movimiento local-.

    «Posmodernidad era yes un concepto conflictivo. 5u

    ruptura

    con la modernidad

    es

    dudo

    sa, a pesar de que, sin duda, ha contribuido a erosional' muchos paradigmas modern os.

    Yaun

    que el termino puede parecer anacronicamente vanguardista,

    ya se

    empleaba en un discurso en

    el que 1 que se dieron en l lamar estilos posmodernos parecfan ser el vehfculo de intenciones

    vigorosamente antimodernas. En medio de este embrollo, 1 que yo pretendfa era proporcionar

    argumentos en contra de una modernidad absorta en su propia imagen (formalista) degrada

    da y en favor de una concepcion no meramente instrumental de la posmodernidad.

    Por

    1 general, la posmodernidad se concibe en terminos restringidos (estilfsticos) 0 recu

    perativos (historicistas) -0 bien de forma grandiosa, como signa de una nueva episteme, de una

    nueva formacion discursiva distinta de la

    moderna

    (con su insistencia en

    una

    historicidad

    especffica de cada disciplina, y gobernada por el Hombre). El problema es que este modelo

    s610

    alcanza a explicar la posmodernidad como

    ruptura,

    mas

    no

    como «reestructuracion . De este

    modo, parece necesario per iodizarla en formas cuya textualidad sea mas

    material-quiza

    en

    terminos marxianos, como L1na coyuntura de problematicas especfficas (bajo esta luz, puede

    rebatir se a quienes reehazan la posmodernidad arguyendo que sus elementos se fundan en la

    modernidad, recordandoles que esos elementos se disponen ahora en un nuevo orden, trans

    formados en cuanto

    allugar

    que ocupan y a los efectos que producen).

    En todo caso, las propias limitaciones de este ensayo fueron

    un

    estfmulo

    para

    considerar el

    problema de la posmodernidad con mayor amplitud

    10

    que dio pie a la reeopilacion

    The Anti-

    Aesthetic: Essays on Postmodern

    Culture37bis .

    Esto, a su vez, suscito un nuevo proyecto: tratar

    de

    considerar

    la (post) modernidad no tan to como el gobierno de

    un

    unico gran paradigma

    cuanto, mas bien, como la pugna de muchas formas «menores,,; y un nuevo imperativo: pen

    sar mas alla de

    los

    lfmites de la cr£tica.

    37 Roland BARTHES, «Escritores, Intelcctualcs, Profesores»,

    en

    Lo

    obvio y 1 obtnso trad. C. Fernandez

    Medrano, Barcelona, Paid6s,

    ] 936,

    p.

    323.

    371>;,

    Ed.

    cast.: La posmodernidad

    lrad.

    Jordi

    Fibla, Barcelona,

    Kair6s, 1933. [N.

    de

    los

    ]