god's miracles & man's inner transformation

LOS MILAGROS DE DIOS Y LA TRANSFORMACIÓN INTERIOR DEL HOMBRE

Reflexiones sobre el llamado a la Conversión, a la luz del libro del Dr. R. Castañón:

«LA TRANSFORMACIÓN INTERIOR A TRAVÉS DE LA VIVENCIA HUMANA»

Una realización de A. Rodríguez, feligrés de la parroquia Our Lady of Guadalupe, Doral, FL, USA Sep. 2012

GOD’S MIRACLES AND MAN’S INNER TRANSFORMATION

Some thoughts on the call to Conversion in light of Dr. R. Castañon’s book:

“TRANSFORMING THE INNER SELF THROUGH THE HUMAN LIFE EXPERIENCE”

Created by A, Rodriguez, parishioner at Our Lady of Guadalupe Catholic Church, Doral, FL, USA Sep. 2012

ESPAÑOLESPAÑOL

ENGLISHENGLISH

Pienso que solo hay una explicación:

la infinita misericordia de Dios para con nosotros, que brota precisamente de su infinito

amor por toda la creación (porque Dios es amor), hace que Él se apiade de las limitaciones que tenemos para creer y tener fe, y lo lleva a

obrar en nuestro entorno material de manera tal que aceptemos con verdadera convicción que

existe un mundo espiritual más allá de este entorno.

¿Por qué Dios hace milagros?

Así como también solamente la infinita misericordia que brota del infinito amor de Dios, explica la acción redentora de nuestro Señor Jesucristo, obra cumbre

en la historia de la salvación de la humanidad, de ese amor y misericordia

infinitos.

O sea, que en el fondo, Dios hace milagros en su

inmenso deseo de ayudarnos a que,

respetando el sagrado libre albedrío que Él

mismo nos ha otorgado, y jamás viola, seamos capaces de alcanzar la

salvación.

Porque, como nos dice el Dr. Ricardo Castañón

en su libro «La transformación interior a través de la vivencia humana»

[12ma. ed., Grupo Internacional para la Paz, El Salvador, C.A., 2012, p. 236],

«hemos sido creados para poblar el cielo, y no el lugar del castigo

eterno».

Por lo tanto, los milagros son parte del

perenne llamado de Dios a la Conversión. Y… «no hay Conversión sin Transformación»

[Ibídem, p. 57].

Milagros

que nos confirman

en la fe.

San Martín de Porres, el santo dominico peruano

enfermero del siglo XVII, conocido por su fama de "hacer" curaciones físicas milagrosas (entre muchos

otros prodigios), solía decirle a la persona curada

(quien le agradecía el milagro):

«Yo te curo, Dios te sane» [R. Vargas Ugarte, s. j., «El santo de los pobres»,

Ed. Paulinas, Perú, 2001, p. 136].

Con lo que quería decir que él administraba el tratamiento médico,

pero lo más importante era que Dios mediante el

milagro sanara a la persona, no solo física sino espiritualmente.

Hay varios pasajes del Evangelio que relatan

curaciones físicas milagrosas realizadas

por Jesucristo. Al obrar estos milagros, Jesús siempre dice al

beneficiado: «Tu fe te ha

salvado» [Lc. 7:50, 8:48, 17:19,

18:42; Mc. 5:34, 10:52; Mt. 9:22].

Milagros que nos confirman en la fe.

JESÚS CURA AL CIEGO

Jesús nunca dice que la fe lo ha "curado" ni

"sanado", sino "salvado". Es como si le dijera a la persona curada que su fe ha sido tan grande, que ha permitido el milagro,

anunciándole a la vez que esa gran fe permitirá su salvación definitiva.

Milagros que nos confirman en la fe.

JESÚS CURA AL CIEGO

Pero, ¿por qué "permitido"?

Porque Dios requiere de nuestra colaboración para que su Gracia actúe en

nuestras vidas. Es así, requiriendo nuestro "permiso", que Él salvaguarda nuestro libre albedrío. Por eso es que muchas veces no

se nos conceden favores que solicitamos de Dios: porque no colaboramos con su Gracia

– NO LE HEMOS “DADO PERMISO”.

Qué gran ejemplo de colaboración con Dios

nos da la Santísima Virgen al dar su

consentimiento al Ángel de la Anunciación: «He aquí la esclava del

Señor. Hágase en mí según tu palabra»

[Lc. 1:38].

María así le dio permiso al

Espíritu Santo para que actuara,

efectuándose el gran milagro de la

Encarnación del Hijo, que a su vez dio paso a la misericordiosa obra redentora del

Padre.

¡Cuán fructífera es nuestra fe cuando,

subordinando nuestra voluntad a la voluntad divina, nos unimos a Dios dándole nuestro

fiat, nuestro asentimien-to, y dejamos que el

Todopoderosos actúe en nuestras vidas!

O sea, que primero la persona tuvo fe, y después se produjo el milagro.

Por lo que podemos decir que Dios hace milagros para confirmarnos

en lo que ya creemos.

Y vale recalcar que solo si estamos "listos" y bien dispuestos de corazón como María – si en efecto estamos

colaborando con Dios mediante nuestro proceder de pensamiento, palabra y obra – podemos tener la certeza de que lo que pidamos nos

será concedido,

como nos promete Jesucristo en el Evangelio:

«Les aseguro que todo lo que pidan al Padre en mi nombre,

Él se lo concederá». [Jn. 16:23]

"Gracia" quiere decir "favor no ganado".

Y cuando estamos "en Gracia" significa que estamos listos

para recibir de Dios favores no merecidos.

Esto sucede, por ejemplo, cuando hemos sido absueltos de nuestros

pecados (que de hecho es una gran Gracia) mediante una confesión

sacramental,

y en general cuando estamos libres de culpa de pecado – es decir, cuando

estamos limpios y bien dispuestos de corazón.

La Transformación Interior que propone Castañón, ocurre a medida

que tomamos consciencia de nuestras conductas indeseables ante Dios, y mediante el uso de razón y la ayuda del Espíritu Santo, logra-mos ir cambiando tales comporta-

mientos en nuestra vida diaria, abriéndonos así a la Gracia de Dios

mediante la vivencia humana.

La base esencial es hacer, de un constante

examen de consciencia (tan indispensable para una

buena confesión sacramental), un hábito de

vida.

Milagros

que nos impelen

a creer.

Dice Franz Werfel en su insigne libro de 1941 «La canción

de Bernadette»: "Para el que cree,

ninguna explicación es necesaria. Para el que no cree,

ninguna explicación es suficiente".

Discrepo de estas palabras, ya que tanto en el caso de santo Tomás

Apóstol, como en el de cada uno de los discípulos del Señor, una vez

éste hubo visto el milagro de Jesús resucitado, creyó – no antes.

Por lo que hay casos en los que una oportuna explicación o manifesta-ción, por no decir milagro, sí es

suficiente para suscitar una conversión, al menos “inicial”, como diría el Dr. Castañón

Gómez en el citado libro, «La transformación interior».

De hecho, el propio testimonio de conversión del Dr. Castañón nos muestra que un milagro oportuno puede llevarnos a creer, y ser el detonante de nuestro proceso de

conversión.

Dijo el Señor a santo Tomás: «Tú

crees porque has visto. Dichosos los que

creen sin haber visto» [Jn. 20:29],

porque claramente es muy meritorio creer

sin ver.

Milagros que nos impelen a creer

STO. TOMÁS PIDE VERLAS LLAGAS

Sin embargo, el Señor no condenó a Tomás

por su demora en creer, porque entendía

que éste había necesitado ver para

entonces creer, y se apiadó de él.



Pero,

¿por qué Jesucristo Resucitado se le apareció

a sus discípulos?

¿Por qué Dios quiso obrar tal milagro?

Creo que se trata de una necesidad innata del

hombre de tener que "ver para creer", que Dios reconoce, y por lo que

Dios sabia y misericordiosamente nos obsequia milagros

de todos tipos en todos los tiempos.

Por ejemplo, desde el primer milagro eucarístico que se conoce, ocurrido en Lanciano, Italia, en el siglo

VIII, se han observado unos 126 tales milagros

eucarísticos alrededor del mundo a través de los siglos y hasta nuestros

días.HOSTIA Y VINO CONSAGRADOS

QUE SANGRARON EN LANCIANO

Como hemos dicho, se trata de la inmensa misericordia de Dios que brota de su in-finito amor, porque Él sabe que si creemos firmemente en su presencia real en la

Eucaristía, se elevan nuestras posibilidades de salvación. ES LA MISERICORDIA DIVINA EN ACCIÓN.

HOSTIA Y VINO CONSAGRADOS

QUE SANGRARON EN LANCIANO

Y ¿por qué aún viendo al Señor resucitado (sin contar unos tres años de milagro tras milagro, y

prédica tras prédica, a lo largo de la vida pública de Nuestro Señor, que habían vivido), los Discípulos permanecen en el Aposento Alto

escondidos y atemorizados?

LOS APÓSTOLES Y MARÍA EN EL APOSENTO ALTO

¿Dónde estaba su fe en el tiempo que tardó, desde la Ascensión del Señor, en

soplar el Espíritu Paráclito de Dios?


Creo que se trata de que, como hemos dicho antes, no es suficiente creer para que

la fe actúe y dé frutos, sino que tenemos que estar listos y dispuestos a recibir el

soplo del Espíritu Santo en nuestro propio “momento de Pentecostés”, que nos aguarda a todos y cada uno de los

creyentes.

LOS DISCÍPULOS NO ESTABAN LISTOS.


Nosotros no podemos hacer que la fe actúe por nuestras propias

fuerzas. Solo con la fuerza de Dios puede actuar la fe. Pero, como se ha dicho, el Espíritu Santo de Dios no puede obrar hasta que el corazón no esté listo para recibirlo – hasta que no sea totalmente dócil a la

voluntad divina.

Eso hicieron los Discípulos. Permanecieron en oración :

†edificando su fe; †derrumbando murallas

creadas por el pecado; †"creando nuevas huellas neurales",

como diría el Dr. Castañón. Es decir, preparando su interior

para que el Espíritu Santo pudiera actuar en ellos y a través de ellos.

Una preparación interior que solo fue posible después de haber

experimentado el gran milagro de ver a Jesús resucitado, y de haber por ello creído firme e incondicionalmente en

Él – lo que el Dr. Castañón llamaría “el punto de quiebre” [Ibídem, p. 191], o

punto decisivo, en la transformación interior de los Discípulos.

En otras palabras, tan fuerte fue el impacto en ellos del milagro de las

apariciones de Jesús resucitado, que los Discípulos estuvieron todos esos días

viviendo un proceso de intensa transformación interior, continuación del proceso de transformación iniciado tres años antes al responder al llamado

inicial de Cristo,


y que culminó con la venida del Santo Espíritu de Dios sobre ellos en el momento oportuno y propicio en que, habiéndose revestido de nuevas actitudes y hábitos interiores – habiendo sido transformados en

hombres nuevos – abrieron sus corazones a la voluntad de Dios sin reservas, eventualmente llegando incluso a dar sus vidas por la fe.

EL PENTECOSTÉS

Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha reconocido el gran valor

del ejemplo de devoción en la oración de los Discípulos junto a

María Santísima, durante los nueve días desde la Ascensión del Señor

hasta el Pentecostés.


Tan es así, que constituye la base bíblica de la antigua tradición de la Iglesia de orar, originalmente sin

cesar, por nueve días seguidos pidiendo por alguna causa.

Es la llamada "novena de oración".


Otro tanto podemos apreciar, como señala el

Doctor en su taller sobre la Transformación Interior, en la conversión de san Pablo,

que inmediatamente después del milagro del encuentro con Jesucristo camino de

Damasco, cree y es bautizado – es decir,

experimenta la Conversión Inicial.

ANANÍAS BAUTIZAA PABLO

ANANÍAS BAUTIZAA PABLO

Pero tarda, se estima, dos o tres años retirado en oración y reflexión, para que esa fe

inicial dé el fruto de su apostolado eclesiofundacio-nal, y eventualmente,

de sus epístolas de inspiración divina, llenas de enseñanzas y principios de fe para ayudar a conducir

a los demás hacia la salvación. ANANÍAS BAUTIZA

A PABLOANANÍAS BAUTIZA

A PABLO

Y no olvidemos el gran ejemplo de acercamiento

al Padre del propio Jesucristo, no solo

verdadero Dios sino verdadero hombre, quien

se retiró al desierto en oración y ayuno por

cuarenta días, justamente antes de iniciar su

ministerio público. JESÚS EN EL DESIERTO

En eso precisamente consiste la

Transformación Interior: en un acercamiento a Dios, que es lo que

permite que Él actúe al desdoblarnos hacia el

prójimo en nuestro “ministerio”, que

quiere decir “servicio”. JESÚS EN EL DESIERTO

Conclusiones:

Primero, LA FE.

Es la respuesta afirmativa del hombre "a la invitación de Dios"

[Catecismo de la Iglesia Católica, #142].

Es decir, la CONVERSIÓN INICIAL, que si ocurre antes de

bautizarnos nos llevará a ese valioso e imprescindible primer sacramento

de iniciación cristiana que es el Bautismo, cumbre terrenal de cercanía a Dios mientras más

inmediato al nacer éste ocurra.

Los milagros que lleguen a nuestro conocimiento en esta etapa inicial,

nos ayudarán a despegar en nuestro vuelo espiritual.

Después, LA ORACIÓN.

Es decir, el proceso de TRANSFORMACIÓN INTERIOR sin el cual no es posible crecer verdaderamente en

la fe, y lograr proceder en el camino hacia la unión con Dios, y

que se nutre de la oración.

Es el comprometer toda nuestra vivencia humana para perseverar

en la re-autoevaluación interior, que nos llevará a su vez a ciclos

de re-conversión basados en tomas de conciencia

cada vez más profundas y minuciosas sobre nuestro

repertorio conductual ante Dios, como propone el Dr. Catañón, posibilitando "evitar conductas

ciegas" [R. Castañón, «La transformación interior»,

12ma. ed., p. 93] y avanzar hacia la unión con Dios.

La oración, mientras más profunda y constante, más hace

posible que contemos con la fuerza de Dios para dominar con la inteligencia aquellos instintos e

impulsos que en efecto ciegan nuestra conducta y nos alejan de

Dios.

Esta es la base del perfecciona-miento cristiano, ya que

«Pertenece a la perfección del bien moral o humano el que las

pasiones estén reguladas por la razón» [S. Tomás de Aquino, «Summa theologiae»,

1-2, q. 24, a. 3, c, citado en el

Catecismo de la Iglesia Católica, #1767]

Y luego, en su momento, LA ACTUACIÓN EN LA FE.

Es decir, nuestro individual Pentecostés: el poner todo nuestro

ser y hacer, al servicio del bienestar del prójimo y de su salvación,

mediante una entrega total a la voluntad divina.

Y luego, en su momento, LA ACTUACIÓN EN LA FE.

Esto, a pesar de que no somos "transformados", sino meramente

"transformandos" cuya propia salvación no está garantizada, pero

cuyo caminar avanza notable y decisivamente hacia ella.

Y digo en su momento, porque no podemos pretender llegar a nuestro

Pentecostés en el proceso de LA TRANSFORMACIÓN INTERIOR

sin un largo caminar, como nos muestran los casos tanto de los

Discípulos como de san Pablo. En ambos casos, se trató de años.

En realidad, LA TRANSFORMACIÓN INTERIOR es un proyecto de vida, que requiere todo el empeño y compromiso

de LA VIVENCIA HUMANA.

A continuación, la gráfica

«CAMINOGRAMA DE ZONAS DE TRAYECTORIA DE LA PERFECCIÓN

CRISTIANA»,

que intenta representar algunos de los conceptos planteados por el Dr. Castañon en el libro

«LA TRANSFORMACIÓN INTERIOR A TRAVÉS DE LA VIVENCIA HUMANA».

CAMINOGRAMA DE ZONAS DE TRAYECTORIA DEL PERFECCIONAMIENTO CRISTIANO

SEPARACIÓN DE DIOS(QUE SOLO SE HACE DEFINITIVAEN LA OTRA VIDA)

UNIÓN CON DIOS (QUE SOLO SE HACE TOTAL YPERFECTA EN LA OTRA VIDA)

CONCEPCIÓNY GESTACIÓN

NIÑEZ ADULTEZ VEJEZ

TRANSFORMACIÓNINTERIOR

CONVERSIÓN

AFIRMACIÓN

CONFUSIÓN

NEGACIÓN

RE-CONVERSIÓN

ZONA DE LAS TRAYECTORIAS DE SANTOS ESPECIALES

Representa los altibajos de nuestro caminar espiritual, cuyo punto de partida es el momento del bautismo, cumbre terrenal de la unión con Dios mientras más inmediato de nacer éste sea recibido.

ZONA DE LOS CASOS MÁS EXTREMOS DE ALEJAMIENTO

TIEMPO DE LAPENA DEL PECADO ORIGINAL

Cada alma tiene su propia y singular trayectoria, algunas incluso cruzan de una zona a otra en su caminar.

FRANJA DE LUCHA ESPIRITUAL DE LA INMENSA

MAYORÍA DE LAS ALMAS

(Éstas suelen batirse entre la confusión

y la reconversión, a menudo pasando,

en el fragor de la batalla, por la desafirmación

y reafirmación.)

ZONA DE LA MAYORÍA DE LAS TRAYECTORIAS,

INCLUSO LAS DE MUCHOS FUTUROS CANONIZADOS

“NOCHES OSCURAS”MEDIANTE LAS CUALES

SURGEN GRANDES DESPERTARES

“PUNTO DE QUIEBRE” LUEGO DEL CUAL SE AVANZA CON MENOS YMENORES RETROCESOS

EN EL MOMENTO

DEL BAUTISMO

ESCALA DE

CERCANÍA

A

DIOS

Una ilustración de los conceptos descritos por el profesor doctor R. Castañón Gómez en su libro La transformación interior, ©2005 Grupo Int. P la Paz, El Salvador C.A.

Gráfica elaborada por A. Rodríguez, Miami, Florida, USA, 2012, para uso según estime el Dr. Castañón.

TRAYECTORIA

E S C A L A C R O N O L Ó G I C A C U A L I T A T I V A

PARA MÁS INFORMACIÓN SOBRE EL LIBRO

«LA TRANSFORMACIÓN

INTERIOR A TRAVÉS DE

LA VIVENCIA HUMANA»,

PUEDE DIRIGIRSE A LA SIGUIENTE DIRECCIÓN

ELECTRÓNICA:

consecratiomundimiami @yahoo.com.

FIN REGRESARAL INICIO

LOS MILAGROSDE DIOS

YLA TRANSFORMACIÓN INTERIOR

DEL HOMBRE

I believe there's only one explanation:

God's infinite Mercy toward us, born of his infinite Love for Creation (for God is Love),

causes him to have pity on our limited ability to believe and have faith.

It drives Him to act in our material environment in ways that will cause us to accept, with deep

conviction, the reality of a Spiritual World beyond that environment.

Why does God perform miracles?

Just as only God's infinite Mercy, born of God's infinite Love, can explain Our

Lord Jesus Christ's work of Redemption – the pinnacle of God's infinite Love and Mercy throughout

Salvation History.

Simply put, God performs miracles in

his great desire to help us be able to reach Salvation, always

mindful of our sacred free will which He

himself has gifted us and never violates.

For, as Dr. Castañon tells us in his book

"Transforming the Inner Self through the Human Life Experience"

(original in Spanish, "La transformación interior a través

de la vivencia humana")[12th. ed., El Salvador, C.A., 2012, p. 236],

“we have been created to populate Heaven and not

the place of eternal punishment.”

In short, miracles are part of God's

perennially calling us to Conversion.

And… "there can be no

Conversion without Transformation"

[Ibidem, p. 57].

Miracles

that confirm

our Faith.

St. Martin de Porres, the Peruvian Dominican nurse Saint of the 17th century,

know for "his" many miraculous physical heal-ings (among many other prodigies), would tell the

healed person who thanked him for the miracle:

"I cure you; may God heal you." [R. Vargas Ugarte, s. j., "The Saint of the Poor", orig. title in Spanish "El santo de los pobres", Ed. Paulinas, Peru, 2001,

p. 136]

By which he meant that he administered the

medical treatment, but that the most important

thing was God's willing-ness, by means of the miracle, to heal him or her, not only physically

but also spiritually.

There are several Gospel passages that tell of

physical cures performed miraculously by Jesus. Upon performing each

such miracle, Jesus always says to the person

cured: "Your faith has saved you." [Luk. 7:50, 8:48, 17:19, 18:42; Mar. 5:34, 10:52; Mat.

9:22]

Miracles that confirm our Faith.

JESUS CURES THE BLINDMAN

Jesus never says the person's faith has "cured" or "healed" him, but rather

that it has "saved" him. As if Jesus were telling the

person that his faith had been so great, that it had allowed the miracle to take place, and would

indeed allow the person's ultimate salvation.

Miracles that confirm our Faith.

JESUS CURES THE BLINDMAN

But, why "allowed"?

Because God requires our cooperation in order that his Grace may act in our lives.

That is how he safeguards our free will, for He will not act without our full consent.

And many times our prayers are not answered precisely because we do not

cooperate with his Grace –

WE HAVE SIMPLY NOT “ALLOWED” GOD TO ACT.

What a great example we have in the Blessed

Virgin Mary as she gives her consent to the Angel of the Annunciation:

"Behold, I am the handmaid of the Lord. May it be done to me

according to your word."

[Luk. 1:38].

Mary thus gave the Holy Spirit permission

to act, allowing the great miracle of the

Incarnation of the Son to take place, and the

Father’s merciful work of Redemption

to proceed.

O, how fruitful our Faith can be when, having surrendered our will to his, we give our assent to God Almighty,

allowing Him to act in our lives!

Thus, first the person had faithand then the miracle took place.

So we can indeed say that God performs miracles to confirm to us

that which we already believe.

But note that only if we are "ready" and well disposed in our hearts

(Mary’s example) – if in fact we are cooperating with God's Grace by the content of our thoughts, words, and

deeds – can we be certain that what we ask of God will be granted,

as Jesus promised us in the Gospel:

"Whatever you ask the Father in my name, he will give you."

[Joh. 16:23]

"Grace" means “unearned favor.”

And when we are "in a state of Grace," it means that we are ready to

receive unearned favors from God.

This is the case, for example, when we are absolved of our sins

(which itself is a great Grace) through the Sacrament of Reconciliation;

and, in general, when we are free of any guilt of sin – that is,

when we are cleansed and well disposed in our hearts.

Our inner transformation, as described by Castañón, occurs as we take heart of our undesirable behaviors before God,

and, through reason and Divine Assistance, manage to change such

behaviors in our daily lives, thus opening ourselves up to God’s Grace

through our life experience.

It entails, at its core, making a life habit out of constantly performing an

Examination of Conscience, already well known as a must for a good sacramental

confession.

Miracles

that drive us

to believe.

In his landmark book of 1941, "The Song of Bernadette", Franz

Werfel tells us:"For he who believes,

no explanation is necessary. For he who does not

believe, no explanation is sufficient."

I beg to differ with these words, given that in the case of St.

Thomas the Apostle, as in that of each of Jesus' Disciples, once he had seen the miracle of the Risen

Lord, he believed – but not before.

Therefore, there are instances in which a timely explanation or sign – in other words, a miracle – is quite

sufficient to bring about a conversion, even if only an “initial”

one, to use a term from Dr. Castañon's aforementioned book

"Transforming the Inner Self."

In fact, Dr. Castañon's own conversion story shows that a

timely miracle can compel us to believe, and can trigger our own

Conversion process.

The Lord said to St. Thomas: "You have

come to believe because you have seen. Blessed are those who have not

seen and believe." [Joh. 20:29],

Because, clearly, it is very laudable to believe

without having seen.



Yet, note that the Lord did not condemn

Thomas for his delay in believing, because He

understood that Thomas had indeed needed to

see in order to believe, and took pity on him.



But,

why did the Risen Jesus

appear miraculously to his Disciples?

Why did God choose to perform such a miracle?

I believe the answer is that God recognizes

that we mortals have an innate need to see in order to believe, and

wisely and mercifully showers us with

miracles of all kinds in every age.

For instance, since the first Eucharistic miracle on

record, which took place in Lanciano, Italy, in the 8th century, there have been some 126 such miracles

reported around the world throughout the ensuing

twelve centuries, right up to the present day.

BLEEDING CONSACRATED

HOST AND WINE FROM LANCIANO

As was mentioned before, this happens due to God's immense Mercy born of

his infinite Love, because He knows that if we

believe firmly in his real presence in the Eucharist,

we are more likely to reach Salvation. IT IS

DIVINE MERCY IN ACTION. BLEEDING

CONSACRATED HOST AND WINE

FROM LANCIANO

So why, even after seeing the Risen Lord (not to mention the

miracle after miracle, and divine sermon after sermon, that they

experienced in the three prior years of Our Lord's public life), do the

Disciples remain in the Upper Room hiding in fear?

THE APOSTLES AND MARY IN THE UPPER ROOM

Where was their Faith in the time it took, since the Ascension of the Lord, for the Holy Spirit to breathe upon them on the

day of Pentecost?


I believe the answer is that believing is not enough for our Faith to be effective and yield fruits, as previously mentioned. Rather, we also need to be ready and

willing to receive the actions of the Holy Spirit in our own "moment of Pentecost."

Such a day awaits each and every one of us believers.

THE DISCIPLES WERE NOT READY.


We cannot make our Faith act by ourselves. Only the power of God

can make our Faith act and be fruitful. But, as we have said,

God's Holy Spirit cannot act until our hearts are ready to receive

Him – until our hearts are totally docile to his Divine Will.

That’s just what the Disciples did: Remain in prayer,

†building their Faith; †tearing down the walls

put up by sin; †"creating new neuronal imprints,"

as Dr. Castañon would say. In summary, preparing their inner selves so that the Holy Spirit could

act in and through them.

An inner preparation that was only possible once they had witnessed the

great miracle of the Risen Lord. Believing once and for all, as a result of experiencing such miracle, firmly and

unconditionally in Our Lord Jesus Christ – what Dr. Castañon would call "the breaking point" [Ibidem, p. 191], or

decisive point, in the Disciples' process of Inner Transformation.

In other words, such was the impact on them of the miracle of seeing the Risen Jesus, that during all those days in the Upper Room the Disciples were living

through a process of intense Inner Transformation. This was the

continuation of the transformation process begun some three years earlier,

when they first answered Jesus' call.

THE APOSTLES WITH MARY IN THE UPPER ROOM

PENTECOST

It culminated with the coming of the Holy Spirit of God upon them

at the right and proper time in which, having donned new inner attitudes and mindsets – having

been transformed innerly into new persons –, they opened up their

hearts to the Will of God uncondi-tionally, eventually even giving up

their lives for the Faith.

The Church has long recognized the value of this example of prayer

devotion given by the Disciples, in the company of the Blessed Virgin Mary, during the nine days from

Ascension to Pentecost.


So much so, that it is the biblical basis for the Church's long-

standing tradition of praying, originally nonstop, for nine consecutive days to obtain a

favor from God. We know this as the "Novena Prayer."


Similarly, as Dr, Castañon points out in his I. T.

Workshop, we can see as much in the tale of St. Paul's

Conversion. In that case, immediately after the

miraculous encounter with Jesus Christ on the road to

Damascus, St. Paul believes and is baptized – that is,

he experiences Initial Conversion.PAUL IS BAPTIZED

BY ANANIASPAUL IS BAPTIZED

BY ANANIAS

But it takes some two or three years withdrawn in

prayer and reflection for that initial Faith to yield the fruit

of his church-founding apostolate, and eventually of his divinely inspired epistles

full of teachings and principles of formation in the Faith, aimed at helping

others reach Salvation. PAUL IS BAPTIZED

BY ANANIASPAUL IS BAPTIZED

BY ANANIAS

And we must not forget the extraordinary example

of drawing closer to the Father given by Jesus

Christ himself, not only true God but true man, by

withdrawing into the desert in prayer and

fasting for forty days, just prior to beginning his

Public Ministry. JESUS IN THE DESERT

That is precisely the gist of the

TRANSFORMATION OF THE INNER SELF: a drawing closer to God which allows Him to act as

we "minister to," which means "serve,"

our neighbor in the Faith. JESUS IN THE DESERT

Conclusions:

First, FAITH.

“The adequate response” to God's “invitation”

[Catechism of the Catholic Church, #142].

That is, INITIAL CONVERSION, which if it takes place before our

Baptism, will bring us to that invaluable and indispensable first Sacrament of Christian Initiation, the earthly Pinnacle of closeness to

God the nearer to childbirth it occurs.

Those miracles that we may come to know during this initial phase

will help us take flight on our spiritual journey.

Then, PRAYER.

That is, the process of INNER TRANSFORMATION

without which it is not possible to grow in earnest in the Faith and be able to proceed toward our union with God, and which is

nourished by Prayer.

It is committing ourselves in our life experience to staying on the path of inner re-self-evaluation,

which in turn will lead us to reconversion cycles based on ever

greater and more detailed

awareness of our behavioral repertoire before God, as described by Dr. Castañon, making it possible to "avoid blind behaviors" [R. Castañón,

“La transformación interior”, 12th ed., p. 93] and proceed toward our union with

God.

The deeper and more constant our prayer life, the more it will make possible that we benefit from the power of God to control with our

intelligence those instincts and impulses which in effect blind our

behaviors and distance us from God.

It is the basis of Christian Perfection, as "It belongs to the perfection of the moral or human good that

passion be governed by reason" [St. Thomas Aquinas, «Summa theologiae», I-II,

24, 3, quoted in the Catechism of the Catholic

Church, #1767]

And finally, in due course, LIVING THE FAITH.

That is, our individual Pentecost: placing ourselves and our works at

the service of our neighbor's welfare and Salvation through total

submission to the Will of God.

And finally, in due course, LIVING THE FAITH.

This, even though we are not ourselves "transformed", but merely

"transformands" whose own Salvation is not assured, but whose paths point markedly and decidedly

toward it.

And I say in due course, because we cannot pretend to reach our

Pentecost through the process of TRANSFORMING OUR INNER SELVES

without travelling the long arduous road required, as indicated by both the case of the Disciples and that of St. Paul.

In both cases, it took years.

In reality, TRANSFORMING THE INNER SELF is a life-long project, that requires all the intent and commitment of THE HUMAN LIFE EXPERIENCE.

Following is the illustration

“JOURNEYGRAM OF THE TRAYECTORY ZONES IN THE PURSUIT OF CHRISTIAN

PERFECTION.”

It attempts to depict some of the concepts described by Dr. Castañon in his book

“TRANSFORMING THE INNER SELF THROUGH THE HUMAN LIFE EXPERIENCE.”

JOURNEYGRAM OF TRAJECTORY ZONES IN THE PURSUIT OF CHRISTIAN PERFECTION

SEPARATION FROM GOD(WHICH ONLY BECOMES FINALIN THE HEREAFTER)

UNION WITH GOD (WHICH ONLY BECOMES TOTALAND PERFECT IN THE HEREAFTER)

CONCEPTION& GESTATION

CHILDHOOD ADULTHOOD OLD AGE

INNERTRANSFORMATION

CONVERSION

AFFIRMATION

CONFUSION

NEGATION

RE-CONVERSION

TRAJECTORY ZONE OF SPECIAL SAINTS

Representing the highs and lows of our Spiritual journey, whose starting point is themoment of baptism, earthly Pinnacle of the union with God, the nearer to birth it takes place.

ZONE REPRESENTING EXTREME CASES OF SEPARATION

TIME ZONE OFORIGINAL SIN

Each soul has its own singular trajectory, some even cross zones In their journey.

STRIP OF SPIRITUAL STRUGGLE OF THE GREAT

MAJORÍTY OF SOULS

(These usually struggle between confusion and reconversion,

often going through, in the heat of the battle,

disaffirmation and reaffirmations.)

ZONE OF MOST TRAJECTORIES, INCLUDING

THOSE OF FUTURE CANONIZED SAINTS

“DARK NIGHTS”THAT RESULT IN

GREAT NEW DAYS

“BRAKING POINT” AFTER WHICH THERE ARE FEWER ANDSMALLER SETBACKS

AT THE MOMENT

OF BAPTISM

SCALE OF

CLOSENESS

TO

GOD

An illustration of the concepts presented by profesor Dr. R. Castañon in his book “La transformación interior,” ©2005 Grupo Int. P la Paz, El Salvador C.A.

Graf generated byr A. Rodríguez, Miami, Florida, USA, 2012, to be used as determined by Dr. Castañon.

TRAJECTORY

Q U A L I T A T I V E C H R O N O L O G I C A L S C A L E

THE ENGLISH TRANSLATION OF THE

BOOK “TRANSFORMING THE

INNER SELF THROUGH THE HUMAN LIFE EXPERIENCE”

IS IN PROCESS.

YOU CAN OBTAIN INFORMATION AS IT

BECOMES AVAILABLE BY WRITING TO THE FOLLOWING EMAIL

ADDRESS:

artro777 @bellsouth.com.

END BACK TOBEGINNING

GOD’S MIRACLES

AND

MAN’S INNER TRANSFORMATION

“UNCHAINED MELODY”

BACKGROUND MUSICAL THEME

BY THE AMERICAN COMPOSER

ALEX NORTH, 1955

AS INTERPRETED BY FRENCH PIANIST

RICHARD CLAYDERMAN

This has been a non-commercial evangelizing production of:

2012

Rosario DuránArtistic Direction

Art RodríguezTechnical Direction