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FUNDAMENTACIÓN PARA LA FORMACIÓN DE MAESTROS Y MAESTRAS EN CLAVE PEDAGÓGICA FRANCISCANA: EL CASO DE LA USB MEDELLÍN FRAY WILLIAM ARLEY PATIÑO MORALES, OFM UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA SECCIONAL MEDELLÍN FACULTAD DE EDUCACIÓN MAESTRIA EN EDUCACIÓN MEDELLIN 2015

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FUNDAMENTACIÓN PARA LA FORMACIÓN DE MAESTROS Y MAESTRAS EN

CLAVE PEDAGÓGICA FRANCISCANA: EL CASO DE LA USB MEDELLÍN

FRAY WILLIAM ARLEY PATIÑO MORALES, OFM

UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA SECCIONAL MEDELLÍN

FACULTAD DE EDUCACIÓN

MAESTRIA EN EDUCACIÓN

MEDELLIN

2015

FUNDAMENTACIÓN PARA LA FORMACIÓN DE MAESTROS Y MAESTRASEN

CLAVE PEDAGÓGICA FRANCISCANA: EL CASO DE LA USB MEDELLÍN

FRAY WILLIAM ARLEY PATIÑO MORALES, OFM

Anteproyecto presentado para optar al título de Magister en Educación

Asesor

Jair Hernando Álvarez Torres, Ph.D. en Historia

UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA SECCIONAL MEDELLÍN

FACULTAD DE EDUCACIÓN

MAESTRIA EN EDUCACIÓN

MEDELLIN

2015

Nota de aceptación

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Presidente del jurado

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Jurado

_____________________________________

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Jurado

Medellín, Junio 6 de 2015

AGRADECIMIENTOS

El resultado de los logros es la síntesis del esfuerzo personal, dado que sin

disciplina y sabiduría difícilmente obtendremos respuestas a nuestros interrogantes.

El fin del hombre está en Dios, porque la felicidad se encuentra en Dios y a partir de

una estrecha relación con el Creador somos capaces de reconocer su inmensa

grandeza. La Escuela Franciscana y principalmente el Doctor Seráfico San

Buenaventura nos enseña que la ciencia y la fe son esenciales en el Humanismo

Franciscano, claro está que sin apagar el espíritu de Dios y su santa operación. Por

eso con gratitud de Fraile Menor, extiendo mi agradecimiento a las personas que

me acompañaron en la realización de este proyecto, también al profesor Jair

Hernando Álvarez Torres, que ha hecho de este sueño algo real, por su pasión y

entrega por la filosofía y la Antropología Pedagógica, en cuanto que me suscito

inquietudes académicas y formativas de interés personal para llevar a cabo esta

investigación. Al Rev. Padre Héctor Eduardo Lugo García, O.F.M., que siempre me

apoyó incondicionalmente en este proceso de formación. A la Facultad de

Educación de la Universidad de San Buenaventura Medellín, por haberme formado

en los conocimientos antropológicos y pedagógicos. A la comunidad Franciscana

de la Santa fe de Colombia por haberme dado la formación humana que tengo hasta

este momento en mi vida religiosa, dada en los buenos principios, y transmitida en

el amor por el Evangelio. Comparto con todos ustedes la alegría de haber culminado

esta etapa académica.

DEDICATORIA

A los educadores, investigadores, encargados de reflexionar en torno a temas

transversales como es la Educación del ser humano, puesto que nadie educa a

nadie, nadie se educa solo, nos educamos en comunión siguiendo el camino arduo

de la investigación promotora de nuevos saberes, los cuales promueven procesos

y dinámicas diferentes en la vida del hombre, el cual está inmerso en su mundo

histórico, social, y político.

A mis papas, quienes han creído en mis capacidades intelectuales y con sus

oraciones siempre estuvieron “ahí” al lado, para acompañarme en el proceso vital

de mi formación, en su apoyo incondicional y en el respeto a la toma de decisiones.

A todos los Padres Franciscanos, de la Provincia Franciscana de la Santa fe de

Colombia, por haberme enseñado a un Jesucristo joven y vivo en medio de la

comunidad.

RESUMEN

La investigación se orienta a dar cuenta de los referentes antropológicos y

pedagógicos que los maestros tienen de la Antropología Franciscana, y cómo éstos

pueden llegar a fortalecer los procesos de formación y aprendizaje en los escenarios

educativos de la Universidad. Se busca también identificar aquellos elementos

propios del humanismo franciscano que pueden fortalecer la reflexión permanente

de las prácticas educativas y por ende el proceso de formación. Para desarrollar

este proceso se abordaron elementos conceptuales como franciscanismo,

antropología pedagógica y formación.

La interpretación de esta fundamentación pedagógica se realiza a través de una

investigación cualitativa, de paradigma constructivista y enfoque hermenéutico,

utilizando técnicas e instrumentos de recolección y análisis de la información como

fichas bibliográficas (caja de herramientas), las entrevistas a profundidad (guión) y

grupos focales (discusión académica), adicionando a este proceso metodológico

(los documentos del grupo focal y entrevistas) como medio que facilita la

interpretación de datos, permitiendo encontrar que los referentes de los educadores

carecen en algunas ocasiones de los fundamentos antropológicos y pedagógicos

de la Antropología Franciscana. Se realiza un diagnóstico de la situación actual de

los docentes de la Universidad de San Buenaventura, y se responde el interrogante

de por qué existe carencia formativa en algunos de ellos quienes denotan

dificultades en asumir elementos básicos en sus prácticas discursivas y

desconocimiento de los referentes conceptuales e institucionales de la Comunidad

Educativa Franciscana. Ahora bien, se hace pertinente en este ejercicio

investigativo recurrir al pensamiento Foucaultiano como una de las principales

fuentes metodológicas y epistemológicas del proyecto.

Palabras claves: formación, franciscanismo, pedagogía, educación, antropología

pedagógica, humanismo franciscano.

ABSTRACT

The research aims to realize the anthropological and pedagogical references that

teachers have of Franciscan anthropology, and how they can get to strengthen

training and learning processes in educational settings University. It also seeks to

identify those elements of the Franciscan humanism that can strengthen the ongoing

reflection of educational practices and therefore the training process. To develop this

process conceptual elements as Franciscans, pedagogical anthropology and

education were discussed.

The interpretation of this educational foundation is done through a qualitative

research of constructivist paradigm and hermeneutical approach, using techniques

and tools for collecting and analyzing information as bibliographic records (toolbox),

in-depth interviews (screenplay) and focus groups (academic discussion), adding to

this methodological process (documents and focus group interviews) as a means to

facilitate the interpretation of data, allowing you to find that the leaders of the

teachers sometimes lack of anthropological and pedagogical foundations of the

Franciscan anthropology. A diagnosis of the current situation of teachers from the

University of San Buenaventura is done, and the question of why there is lack of

training in some of them denote difficulties in taking those basic elements in their

discursive practices and ignorance of the conceptual referents is answered and

institutional Franciscan Educational Community. However, it is relevant in this

research exercise recourse Foucaultian thought as one of the main methodological

and epistemological project sources.

Keywords: training, Franciscan, pedagogy, education, educational anthropology,

Franciscan humanism.

TABLA DE CONTENIDO

1. JUSTIFICACIÓN ........................................................................................................................... 10

2. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA ........................................................................................... 13

3. OBJETIVO GENERAL .................................................................................................................. 15

4. OBJETIVOS ESPECÍFICOS ......................................................................................................... 15

5. MARCO REFERENCIAL............................................................................................................... 16

6. DISEÑO METODÓLOGICO PRELIMINAR .................................................................................. 21

6.1. Tipo de investigación ................................................................................................................. 21

6.2. Técnica de Recolección de información .................................................................................... 28

6.2.1. Análisis documental ........................................................................................................ 29

6.2.2. Entrevistas a profundidad ............................................................................................... 29

6.2.3. Grupos Focales ............................................................................................................... 29

6.3. Nivel de investigación ................................................................................................................ 30

6.4. Universo ..................................................................................................................................... 30

6.5. Muestra ...................................................................................................................................... 30

7. CRONOGRAMA ............................................................................................................................ 32

8. CAPÍTULO I. FUNDAMENTOS ANTROPOLÓGICOS Y PEDAGÓGICOS DE LA

ANTROPOLOGÍA FRANCISCANA .................................................................................................. 33

8.1. Qué es el franciscanismo ........................................................................................................... 33

8.1.1. Algunos elementos del franciscanismo ........................................................................... 35

8.1.2. Humanismo Franciscano ................................................................................................ 38

8.2. Fundamentos Antropológicos de la antropología franciscana ................................................... 43

8.2.1. San Francisco de Asís como alternativa de vida para la concepción antropológica del

presente .................................................................................................................................... 45

8.2.2. Pedagogía Franciscana como Propuesta Formativa ...................................................... 53

8.2.3. Visión Antropológica Franciscana ................................................................................... 56

8.3. Fundamentos pedagógicos de la antropología franciscana ...................................................... 59

8.3.1. Antropología Pedagógica ................................................................................................ 61

8.3.2. Ciencia de la Educación.................................................................................................. 62

8.3.3. Formación ....................................................................................................................... 65

8.3.4. Formación de maestros y maestras ................................................................................ 69

8.3.5. Qué se entiende por maestro ......................................................................................... 71

8.3.6. Qué se entiende por Docente ......................................................................................... 75

8.3.7. Prácticas Educativas ....................................................................................................... 77

8.3.8. El saber privado del maestro como portador del saber pedagógico .............................. 79

8.3.9. Qué se entiende por hermenéutica ................................................................................. 81

8.3.10. Qué se entiende por fenomenología ............................................................................. 83

9. Capítulo II. PRÁCTICAS EDUCATIVAS DEL DOCENTE BONAVENTURIANO Y SU RELACIÓN

CON EL HUMANISMO FRANCISCANO .......................................................................................... 85

9.1. Percepciones y Apreciaciones de los docentes con respecto al Humanismo Franciscano ...... 85

9.1.1. Concepciones de los docentes de la Universidad de San Buenaventura en relación con

el Humanismo Franciscano ....................................................................................................... 87

9.1.2. La Paideia Franciscana: propuesta formativa desde una mirada Antropológica

Pedagógica ............................................................................................................................... 94

9.1.3. Enseñanza del Humanismo Franciscano como “testimonio de vida” ............................. 97

9.2. Percepciones y Apreciaciones de los docentes formados como licenciados en la USB con

respecto al Humanismo Franciscano .............................................................................................. 102

9.2.1. Elementos del Humanismo Franciscano rescatados en sus prácticas educativas ...... 105

9.2.2. Consideraciones entorno a la Pedagogía Franciscana ................................................ 111

9.2.3. Vivencias del Humanismo Franciscano en las prácticas educativas ........................... 113

10. Capítulo III. LINEAMIENTOS PARA LA FORMACIÓN DE MAESTROS Y MAESTRAS EN

CLAVE PEDAGÓGICA FRANCISCANA EN LA UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA ...... 118

10.1. La noción de lineamiento y su articulación con la Antropología Pedagógica ........................ 119

10.1.1. Proyecto Educativo Bonaventuriano y su filosofía ...................................................... 123

10.1.2. La Pedagogía Franciscana opción fundamental del maestro Bonaventuriano .......... 126

10.1.3. Maestros y estudiantes llamados a “habitar” el Aula .................................................. 130

10.2. Características de la Paideia Franciscana en la Expansión del Ser Humano....................... 132

10.2.1. Relaciones Horizontales desde las prácticas educativas ........................................... 135

10.2.2. Misión y Visión componentes integradores en la Calidad humana y profesional de la

Institución Bonaventuriana ...................................................................................................... 137

10.2.3. Lineamientos básicos formativos del maestro y maestra desde una mirada franciscana

................................................................................................................................................ 139

11. CONCLUSIONES ..................................................................................................................... 155

12. REFERENCIAS ......................................................................................................................... 162

10

1. JUSTIFICACIÓN

A lo largo de la Maestría en Educación en su línea de investigación: “Desarrollo

Humano y Contextos Educativos” la preocupación ha sido el estudio de los

diferentes elementos y procedimientos epistemológicos que tiene la pedagogía para

comprender mejor el acercamiento disciplinar que se hace dentro del campo

educativo. De ahí que, el Desarrollo Humano se entienda como el proceso

psicológico, antropológico, biológico, sociológico y pedagógico que propende por la

formación de sujetos individuales y colectivos en unas condiciones históricas y

culturales específicas1. Los contextos educativos brindan la oportunidad de

establecer un diálogo entre los maestros y los estudiantes sobre las problemáticas

actuales de la educación colombiana, para crear nuevos escenarios que, desde la

reflexión crítica aporten, a la construcción del conocimiento y a la construcción de

subjetividades.

La Universidad de San Buenaventura en Colombia, lidera procesos de formación a

nivel académico, investigativo y científico; el cual presta servicios de alta calidad,

sin dejar de lado el carácter socio-humanista que la caracteriza desde su filosofía*.

La seccional USB Medellín desde el Departamento de Formación Humana y

Bioética ha sido la encargada de acompañar los procesos académicos permeados

por las funciones sustantivas2 de la identidad de la Institución.

Así mismo, ha venido preocupándose no solo por hacer un seguimiento a los

estudiantes cuando son admitidos en un programa de pre-grado, sino que también

1 Este objetivo es tomado del Taller de Línea “Desarrollo Humano y Contextos Educativos” que es llevado a

cabo en la Maestría en educación periodo 2013-2014.

*Tal como se plantea en el PEB. 2 Dentro del Proyecto Educativo Bonaventuriano aparecen las funciones sustantivas de la Institución:

Docencia, Investigación, Proyección Social, Bienestar Universitario.

11

desde la Vicerrectoría-Académica surge la preocupación en torno a los procesos de

formación y cualificación para docentes en clave pedagógica franciscana.

La presente propuesta de investigación es pertinente porque constituye un ejercicio

de acercamiento significativo, propositivo y argumentativo a la pedagogía

franciscana, que tiene como tarea “integrar las perspectivas: científica, simbólica y

religiosa de la naturaleza. Una visión que permita entender el mundo no sólo como

el espacio natural de la existencia humana, sino también como la expresión del

amor, de la sabiduría, del poder, de la grandeza y de la belleza de Dios” (Orden de

Frailes Menores, 2009. p. 22). La propuesta educativa franciscana permite la

aproximación a los procesos formativos orientados hacia el personal académico y

administrativo de la Universidad, para el conocimiento y apropiación de los

fundamentos institucionales.

Así mismo, esta propuesta se convierte en un recurso que favorece el crecimiento

humano y profesional para un mejor desempeño en el medio universitario,

fomentando en los participantes el sentido de pertenencia a la institución mediante

el aprovechamiento de la amplia riqueza de la tradición Franciscana y la filosofía

Bonaventuriana.

Una de las motivaciones para ejecutar esta investigación es el deseo de acompañar

los procesos de formación de maestros y maestras desde una lectura del discurso

franciscano en clave pedagógica para poder vivenciar los principios y valores de las

enseñanzas del Hermano de Asís, y de esta manera llevar a los escenarios

académicos el humanismo franciscano.

“El verdadero humanismo, el humanismo del hombre integral, el humanismo

que defiende y protege la dignidad y los más profundos valores de la persona

no está en las solemnes proclamas de los partidos ni en los elevados

principios de las Constituciones de los pueblos ni en los más halagadores

12

sistemas políticos y filosóficos, sino en el modo cómo se viven las relaciones

interpersonales, los compromisos sociales y la vida cotidiana del trabajo, del

ocio, del amor, de la diversión y de las demás relaciones con sus semejantes”

(Merino, 1982. p. 159).

Los maestros de la Universidad de San Buenaventura, necesitan de un referente

configurador de sentido que les ayude a iluminar su saber pedagógico, para

responder mejor a los desafíos de la educación en Colombia, razón por la cual, la

presente propuesta pretende dar elementos para que los docentes bonaventurianos

se apropien de la identidad institucional encarnada desde la misión y visión de la

Universidad, y de este modo adquieran y apliquen los elementos pedagógicos y

antropológicos desde la perspectiva franciscana que enriquecerán

significativamente a los procesos formativos.

La Universidad de San Buenaventura, es una obra educativa de la Comunidad

Franciscana, la cual no solo realiza procesos académicos de alta calidad en los

estudiantes sino que también se preocupa por el desarrollo humano y la calidad de

vida de quienes forman parte de toda la comunidad universitaria. Así, no solo da

posibilidades de trabajo a quienes vienen a esta “empresa”, sino que se convierte

en la cuna de una “gran familia”, salvaguardando la dignidad, la fraternidad y el

respeto por la diferencia.

13

2. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

No es tarea fácil indagar sobre el tema educativo, sobre todo al observar el contexto

cultural, y además teniendo en cuenta que los esfuerzos de la educación en

Colombia, para brindar una formación integradora de conocimientos a los

educandos generalmente repite modelos tradicionales, de los cuales pocos han

respondido a la realidad social y familiar de cada individuo. A esto se suman otros

factores como la falta de oportunidades, la desintegración familiar, y las escasas

posibilidades del medio social, que llevan a cuestionarse sobre cómo pensar una

propuesta pedagógica, que desde nuestros “claustros educativos”, ilumine los

procesos académicos de los estudiantes desde una formación integral y humana.

En relación con las anteriores afirmaciones, resulta cuestionable la carencia de

formación axiológica franciscana que manifiestan los maestros y maestras

bonaventurianos, sin olvidar la valiosa labor pedagógica que ellos desarrollan al

momento de ejercer sus prácticas educativas. No obstante, no se puede desconocer

la tensión que surge entre teoría y praxis, muchas veces porque el rol del docente

se ha quedado simplemente en impartir conocimientos, o dictar una clase, y donde

el estudiante se convierte en un agente pasivo, receptor, trasmisor, etc.

A lo anterior, se suma la problemática de que los docentes, aunque cuentan con los

conocimientos necesarios, en el afán por recibir la remuneración económica,

abandonan parcialmente los principios que sustentan la identidad de la Universidad,

ocasionando tanto en los estudiantes como en ellos mismos la falta de apropiación

del Proyecto Educativo Bonaventuriano (PEB), en su filosofía y misión; y por lo

tanto, es urgente una formación cualificada que responda a estas dimensiones. El

maestro que reduzca su labor a la simple rutina académica, a desarticular su

discurso con la práctica educativa, y sobre todo a la ignorancia institucional, corre

el riesgo de que sus estudiantes los futuros profesionales no asuman de manera

críticalos retos y desafíos de nuestra educación colombiana.

14

Estas son sólo algunas premisas dentro de las cuales surge el siguiente problema

de investigación: ¿Cuáles pueden ser los fundamentos pedagógicos que posibiliten

la formación de maestros y maestras desde el Humanismo Franciscano, para

generar una reflexión permanente desde la praxis educativa, en la Universidad de

San Buenaventura?.

15

3. OBJETIVO GENERAL

Interpretar los fundamentos pedagógicos que posibiliten la formación de maestros

y maestras desde el Humanismo Franciscano, para generar una reflexión

permanente desde la praxis educativa, en la Universidad de San Buenaventura.

4. OBJETIVOS ESPECÍFICOS

-Identificar los referentes antropológicos y pedagógicos de la antropología

franciscana articulando sus fundamentos pedagógicos y su reflexión permanente

desde la praxis educativa.

-Describir las prácticas educativas del docente Bonaventuriano que articulan el

discurso pedagógico con el humanismo franciscano propuesto por la USB.

-Construir algunos lineamientos prácticos para formar maestros y maestras,

generando condiciones de posibilidad para una reflexión permanente desde su

praxis educativa.

16

5. MARCO REFERENCIAL

Los textos presentados a continuación, abordan la temática del trabajo de

investigación. Dicha temática se refiere específicamente a la formación de maestros

y maestras de la sociedad colombiana, en especial, del capital humano que trabaja

en la Universidad de San Buenaventura, seccional Medellín.

A lo largo de los años, los estudios realizados en Instituciones de Educación

Superior en Colombia sobre el tema de la formación de maestros, no son suficientes

dada la importancia del tema pero sí considerables y significativos teniendo en

cuenta los retos y desafíos de la educación. Estos han sido compilados en su gran

mayoría a través de libros, artículos, ensayos y otros documentos. A continuación

se esbozan algunos textos seleccionados a partir de la afinidad con la intención

investigativa de este trabajo:

Con pretexto académico y formativo de investigar en educación, Shirley Cárdenas

Jaimes en su artículo; La formación de docentes en investigación (2009), plantea la

necesidad de conceptualizar y teorizar en torno a las implicaciones de la formación

de docentes en investigación. En este sentido, la reflexión se orienta hacia la

articulación entre docencia e investigación y la acción de un docente investigador

competente que emerge de su labor.

Por otro lado, los autores Gladys Morelo, Katia Larios Navarro y Juan Pablo Suárez

en su monografía La constitución de subjetividades. Fundamento para pensar la

formación del maestro (2012), explican las estrategias que asume la Escuela

Normal Superior de Cartagena de Indias (ENSCI) para responder a las necesidades

de formación del maestro, desde la constitución de subjetividades en los procesos

educativos. La conclusión principal expone que para superar la desarticulación que

se observa en la práctica pedagógica del maestro en formación en las escuelas con

convenios, requiere en definitiva, de la toma de tres acciones determinantes. La

17

primera se refiere a la caracterización de la población, tanto la que intenta formarse

en el ente formador de maestros, ENSCI; como aquella que es atendida en los

centros de práctica docente. La segunda acción apunta a una propuesta de

formación que vele tanto por la formación profesional como por la profesionalidad

del sujeto, en calidad de egresado y en tercera instancia, la revisión del

planteamiento de la práctica pedagógica investigativa, en cuanto a sus objetivos,

proyectos de investigación pedagógica, compromisos tanto de los tutores de los

proyectos de investigación formativa, como de los maestros asesores en las

escuelas de práctica docente, los tiempos de la práctica, espacios, acciones,

escuelas de práctica, ente denominador, entre otros.

Por otra parte, en el artículo de Jorge Jairo Posada; Interdisciplinariedad, cambios

en el contexto y formación de educadores (2006), presenta una breve discusión

acerca del concepto de interdisciplinariedad, enseguida se muestran las críticas de

diferentes pedagogos al currículo disciplinar; y por último, se señalan algunas

condiciones del contexto actual en lo social y cultural los cuales permiten una

reflexión sobre la importancia de los enfoques interdisciplinarios y sus

consecuencias para la formación de educadores.

Por su parte Rafael Flórez en su artículo titulado; Interdisciplinariedad e

investigación formativa en la formación de profesores (2006), explica que el tema

del campo disciplinar de las ciencias humanas y el problema de la cultura, el cual

debe ser revisado desde una perspectiva interdisciplinaria. Luego, expone la

importancia que cobra en la formación de docentes la hermenéutica, dado que ella

es un ambiente propio de la interdisciplinariedad y allí confluyen tanto los modelos

de las ciencias humanas como los aportes de la llamada ciencia empírica.

Finalmente, da una pauta metodológica para el uso de la hermenéutica en la

investigación, por parte de los educadores.

18

En la revista de las ciencias humanas de la Universidad San Buenaventura de Cali,

Orfa Garzón en su texto; Un currículo para formar maestros desde la práctica

pedagógica entendida como praxis social (2003), aborda la necesidad de formar

maestros mediante la producción colectiva de docentes y estudiantes, y poder

configurar un currículo alrededor de categorías de análisis, entre las cuales se

resaltan las siguientes; la práctica pedagógica y la práctica social.

Asimismo, en el texto de Carlos Mario Cardona; Postulados del humanismo

Franciscano en la Universidad de San Buenaventura (2001), presenta cómo la

Universidad San Buenaventura, desde la visión de la vida y el modo de vida, se

enriquece desde el humanismo, formando personas y profesionales conscientes y

responsables, con formación integral e interdisciplinaria, y con una cultura

humanística y científica a su vez dimensionada por el humanismo franciscano,

siendo éste; crítico, ético y libre.

En ese orden de ideas, el Grupo Interdisciplinario de Estudios Pedagógicos

(GIDEP), en su investigación Humanismo Franciscano en la gerencia actual: de

cómo la Antropología Franciscana potencia la humanización del gerenciamiento

organizacional y educativo (2012), reflexionan sobre los aportes de la Escuela

Humanista Franciscana a la formación integral en la Gestión Educativa de los

jóvenes universitarios actuales de la Universidad de San Buenaventura, sede

Medellín.

Sobre el tema en cuestión, el artículo titulado: ¿Por qué la Paideia Franciscana es

una propuesta pedagógica de la Universidad de San Buenaventura seccional

Medellín y no solamente un espacio pedagógico? (2011), del investigador José

Norberto Agudelo, resalta la importancia que tiene la investigación para la

institución, el trabajo está pensado desde la filosofía del Hombre de Asís y desde el

interés de entrar en su profundidad de una manera sugestiva y atrayente, por

19

considerar que hoy por hoy el franciscanismo sigue siendo una fuerza de atracción

para el mundo moderno.

Por otro lado, el autor Carlos Gaitán Riveros, en su artículo titulado; La práctica

reflexiva: formación pedagógica e investigación educativa (2009), presenta el

análisis de la práctica reflexiva y sus aportes a la formación docente. Con tal fin,

examina el nuevo contexto educativo donde surge la práctica reflexiva, desarrolla

un análisis de la categoría de práctica educativa y acción reflexiva y después

examina algunas implicaciones para la formación de docentes y la investigación

educativa. Es central en el análisis realizado el papel que cumple el docente, su

experiencia y su reflexión sobre la propia práctica.

Desde otra perspectiva, los autores Jorge Padilla, Karolina González, y Diego

Rincón, en su obra; La formación del docente para el uso de ambientes b-learning

con el fin de preservar la dignidad humana y la ética mundial (2011), analizan las

funciones y roles del docente, quien se apoya del b-learning para orientar los

aprendizajes de los estudiantes, con el fin de llevarlos a las Facultades de

Educación, teniendo en cuenta la formación de los docentes con miras a preservar

la dignidad humana y la ética mundial.

A propósito del tema de la dignidad humana, la investigadora, Teresa Arbeláez, en

su artículo titulado; La humanización como horizonte de formación docente: debate

sobre "modelos" de subjetividad (2010), describe las bases para un debate, con

miras a la formación docente y la responsabilidad social de la investigación en

educación.

También la publicación sobre la práctica educativa desde la experiencia del

reconocimiento del otro (2011), plantea la tarea del reconocimiento del otro, de su

condición de alter. Por ende, el prójimo se da a conocer ante la consciencia como

un alguien que exige ser identificado de forma totalmente distinta a los objetos que

20

conforman el mundo. De ahí que ese presupuesto no sólo puede ser leído por

reflexiones filosóficas, antropológicas, culturales, sino que requiere ser traducido a

las prácticas educativas, debido a que su fin –formación de hombres- se realiza

únicamente a través de interacciones responsables entre los agentes que allí

intervienen.

21

6. DISEÑO METODÓLOGICO PRELIMINAR

La presente investigación pretende hacer un estudio entorno a la formación que

debe brindar la Universidad de San Buenaventura seccional Medellín, tanto a los

maestros como a los encargados de orientar los procesos formativos dentro de la

comunidad estudiantil. A continuación se hace una descripción del diseño

metodológico:

6.1. Tipo de investigación

Teniendo en cuenta que el tipo de investigación que se piensa desarrollar es desde

el enfoque cualitativo, en cuanto que, se intentará realizar un diagnóstico de la

situación actual de los docentes de la Universidad de San Buenaventura, y por qué

existe carencia formativa en algunos de ellos quienes denotan dificultades en asumir

elementos básicos en sus prácticas discursivas y desconocimiento de los referentes

conceptuales e institucionales de la Universidad. Ahora bien, se hace pertinente en

este ejercicio investigativo recurrir al pensamiento Foucaultiano como una de las

principales fuentes metodológicas y epistemológicas del proyecto.

La investigación es siempre, lo mismo en el terreno de la ciencia que de la filosofía,

un acto creativo y constructor de una nueva realidad que anteriormente no tenía

existencia propiamente dicha, al menos en la forma en que emerge de las manos

de su creador, es decir, el investigador.

Dentro de la historia del pensamiento filosófico nos encontramos con Michael

Foucault, quien en un primer momento, intenta establecer que las ideas

permanentes sobre la naturaleza humana y la sociedad cambian a lo largo de la

historia. Ahora bien, la propuesta de este autor es recurrir a la historia para aportar

algo distinto de lo ya se ha dicho, refutado e interpretado. Podemos decir que el

22

rastreo desde el método Arqueológico de Michael Foucault es una nueva manera

de ver la historia y la educación.

“La arqueología pretende alcanzar un cierto modo de descripción de los

regímenes de saber en dominios determinados y según un corte histórico

relativamente breve […] lo que propone este autor en la arqueología del saber

será los siguientes aspectos: No describir ni definir lo oculto, ni interpretar lo

escondido, ni la multiplicidad alegórica, ni asumir el discurso como un

documento, sino tratar el discurso como un monumento. La actualidad es lo

que está dentro del presente para problematizar. En otras palabras la

arqueología toma el presente y lo hace actual” (Álvarez, 2010, p. 29-30).

Se considera que la investigación a llevar a cabo, tiene una aplicación de campo-

experimental, para poder observar la manera como el docente es capaz de articular

su discurso pedagógico con la filosofía franciscana (Misión y Visión); al momento

de impartir sus clases y en sus distintos modos de subjetivación en relación con los

otros.

“El trabajo arqueológico con respecto a la pedagogía misma, posibilitará

analizar el proceso de construcción y funcionamiento de ella y su lugar dentro

del saber pedagógico en Colombia. Igualmente, discutir sus configuraciones

o series conceptuales desde su historicidad, como tradición acumulada de

pensamiento. Ello permitirá analizar el recorrido y las condiciones que

hicieron posible la serie de enunciados que según Foucault, han de ser

caracterizados por sus objetos de análisis, por sus conceptos, sus

prescripciones enunciativas y estrategias de poder (genealogía) y de saber

(arqueología) en que se circunscribieron” (Álvarez, 2010, p. 30).

El método arqueológico de Foucault es una forma de problematizar la modernidad,

de abordar los problemas actuales del hombre en la sociedad, pero retomando las

23

palabras del Profesor Jair Álvarez en una de sus clases, “no es la única pero es la

que más se ha dado”. Todo método, si aspira realmente hacer efectivo su

conocimiento de un objeto, debe constituir la síntesis de las determinaciones de un

contenido concreto. De lo contrario se corre el peligro de la siempre latente

especulación, por lo fácil que resulta incursionar en ese terreno y lo difícil que es

escapar de sus atascos.

Foucault emplea la categoría discurso que dando luces orientadoras para tratar de

responder a lo que entiende por Genealogía, dice lo siguiente:

“Entiéndase pues, que Discurso para Foucault, es más que el simple lenguaje

hablado. Es un conjunto de enunciados vinculados, que tiene existencia

propia, distinta a las cosas o los hechos, pero distintas a las meras palabras.

El discurso contiene una doble dimensión: lo que se enuncia y lo que se

expresa -lo explícito y lo tácito- (Álvarez, 2010, p. 30).

Foucault cuestiona la existencia a priori, surge en él la idea de las órdenes

discursivas. Cuando nos habla de la superficie de emergencia, lo que le interesa

son los significados y las reglas. Finalmente llega a la siguiente tesis: En el orden

del Discurso (1970) obra fundamental, Foucault reflexiona en torno a la sociedad

que permite que la producción del discurso esté controlado, seleccionado y

redistribuido por cierto número de procedimientos que tienen por función conjurar

los poderes y peligros.

El discurso tiene tres características a señalar: controla, selecciona, redistribuye. De

este modo, el método hasta aquí planteado desemboca en un discurso. “Foucault

propone la arqueología como método de un discurso, esto es, como la caja de

herramientas para el análisis de un conjunto de prácticas discursivas o de

emergencia de unos objetos y sujetos posibles” (Pardo, 1998, p. 109).

24

En consecuencia, el discurso se dinamiza de ciertas formas que tienen que ver con

las relaciones de poder, por eso, surgen ciertos mecanismos que están dentro del

pensamiento foucaultiano: 1) Lo prohibido, 2) La razón y la locura, 3) La verdad. Los

anteriores elementos nos llevan a relacionar el saber y el poder, de esta relación

aparece la construcción de la subjetividad. Podemos decir hasta aquí que lo ético

se desprende de lo normativo.

Dentro del corpus arqueológico encontramos algunas características: el análisis de

los enunciados, las formaciones discursivas, la emergencia de nuevos objetos, las

discontinuidades, las rupturas, los aprioris históricos, el límite que prescribe un

pensamiento, las distintas sujeciones antropológicas, y las prácticas en relación con

el poder y la resistencia.

Autores que comentan a Foucault están de acuerdo en algunos de los anteriores

aspectos, en cuanto a que, permiten el análisis arqueológico. Podemos decir que el

objeto de estudio de la arqueología es el saber, o en pocas palabras el saber-poder.

Ahora bien, para Foucault el saber es algo distinto del lenguaje, e incluso al lenguaje

particular de un determinado grupo de hombres. Foucault entiende el saber cómo

una suerte de pensamiento que atraviesa todo lo social y se encuentra ligado a una

cultura, en último término, el saber es un determinado ordenamiento de las palabras

y las cosas.

Por otro lado, el saber no se entiende como un conocimiento o una teoría sobre un

determinado objeto, es más bien el saber que da las posibilidades epistemológicas

de toda formación de un objeto. El saber se entiende en el sentido político porque

abre todo un campo de opciones que sirven para que una práctica discursiva busque

legitimarse en otra. Foucault alude afirmando que el poder produce placer, hay que

tratar de superar la comprensión ideológica del poder como algo exclusivamente

negativo.

25

Este autor también se va a preocupar por la comprensión del cuidado de sí. El

cuidado de sí en la sociedad supera cualquier concepción negativa, por eso,

Foucault se interesó por abordar de manera precisa la noción del cuidado de sí,

estudió a profundidad la cultura grecorromana, para llegar a la epiméleia, como lo

aborda en su libro la hermenéutica del sujeto. Teniendo en cuenta que leer y

entender el pensamiento de Michael Foucault no es tarea fácil, en el ejercicio de

acercamiento se intentó hacer una aplicación del método a través del siguiente

cuadro:

Objetivos específicos Fundamento

epistemológico

instrumentos

Identificar los referentes

antropológicos y

pedagógicos de la

antropología franciscana

articulando sus

fundamentos pedagógicos

y su reflexión permanente

desde la praxis educativa.

Hermenéutica

clásica.

(schleiermacher)

Dilthey.

Arqueología

(Foucault)

Por fichas bibliográficas.

Describir las prácticas

educativas del docente

Bonaventuriano que

articulan el discurso

pedagógico con el

humanismo franciscano

propuesto por la USB.

Fenomenología

(mèlich)

Genealogía

Entrevistas, trabajo de

campo.

Construir algunos

lineamientos prácticos para

formar maestros y

maestras, generando

condiciones de posibilidad

para una reflexión

Hermenéutica del

sujeto (klaus)

Hermenéutica

gadameriana

Lineamientos

materializado en un libro

26

permanente desde su

praxis educativa.

Fenomenología

existencial

Este esquema permite comprender varios aspectos:

En un primer momento, consiste en hacer una aproximación a los referentes

antropológicos y pedagógicos de la Antropología Franciscana, utilizando como

fundamento epistemológico el camino arqueológico pretendido por Foucault, el cual

desde una intención hermenéutica devela por capas el lugar donde pretende ir.

Ahora bien, el instrumento sugerido en este proyecto de investigación para llevar a

cabo el primer objetivo buscó rastrear la información pertinente por medio de fichas

bibliográficas.

Para dar cumplimiento al segundo objetivo y prácticamente al corazón del proyecto,

es decir, describir las prácticas educativas del docente Bonaventuriano y su

articulación con el Humanismo Franciscano, se utilizaron dos técnicas de

recolección de información; la entrevista a profundidad y los grupos focales.

Lo anterior permitió dar cumplimiento al tercer objetivo, el cual desde el análisis, la

categorización y la sistematización de los datos proporcionó metodológicamente la

construcción de algunos lineamientos prácticos para formar maestros y maestras

en la Universidad de San Buenaventura.

La comprensión del método arqueológico se entiende como un camino de

investigación. Por eso, se aplicó a nuestro campo de estudio a partir de la disciplina

pedagógica y filosófica. No solamente la investigación hace parte de la aplicabilidad

del método arqueológico, también es de suma importancia la elaboración de los

discursos, puesto que, permiten nuevas formas de relacionarnos con los demás,

establecer relaciones de saber-poder y construir la subjetividad.

27

Para la presente investigación se considera igualmente importante apelar a una

mirada fenomenológica, teniendo como referente a Joan Carles Mèlich, el cual

afirma que todo saber necesita de un camino, es decir un camino para alcanzar sus

propósitos.

“La fenomenología ocupa sin duda un lugar privilegiado en el conjunto de los

–métodos actuales del pensamiento-. Numerosos investigadores, sobre todo

germánicos, pero también norteamericanos y holandeses han utilizado la

fenomenología en sus análisis de los fenómenos sociales y pedagógicos”

(Mélich, 1994, p. 46).

Indiscutiblemente el padre de la Fenomenología es el filósofo austriaco Edmund

Husserl quien en sus investigaciones logró desarrollar un método que permitía

poner entre paréntesis la existencia de las cosas para lograr ir a las cosas mismas.

Husserl (1980), citado por Mèlich (1994) sugiere que la propuesta Husserliana

básica puede resumirse en el aforismo. –a las cosas mismas (Zu den Sachen

selbst), tesis que por otro lado será retomada por fenomenólogos posteriores

(Heidegger, 1979, 27-28). Se podría decir que también el positivismo tenía la

pretensión de captar la cosa misma de forma objetiva. Sin embargo, Husserl

advierte que esta corriente filosófica confunde la exigencia de volver a las cosas

mismas con la de fundamentar todo conocimiento en la experiencia.

Desde el punto de vista fenomenológico, se entiende la palabra fenómeno como –

lo dado de forma inmediata a la conciencia. Sin embargo, en Husserl el término

fenomenología indica a la vez, un método y una doctrina. Se afirma entonces que

ningún método puede desligarse totalmente de ciertos presupuestos de contenido,

pero en él es tan estrecha la relación de método y contenido, que vale la pena

preguntarse si es posible distinguir claramente su pensamiento metodológico.

28

“El objeto de la fenomenología de la educación no es otro que reducir tanto

el acto de conciencia (noesis) como su correlato intencional (noema) si se

desea acceder a las cosas mismas. En otras palabras: en nuestro caso se

trata de determinar la condición ontológica del fenómeno educativo en el

horizonte de la vida cotidiana, de comprender su estructura invariante, su

dinámica y su significado” (Mélich, 1994, p. 50).

Dentro del enfoque cualitativo el interés de la investigación se cifra en centrar la

atención sobre el objeto de estudio, sin pretender fraccionarlo, ni tampoco manipular

los datos suministrados obtenidos por los investigados.

6.2. Técnica de Recolección de información

Fundamentalmente esta investigación cualitativa tuvo como fuente de recolección

de información los siguientes elementos:

Libros que abordan el tema de investigación (estado del arte)

Revistas especializadas que aportan desde una reflexión crítica a la pregunta

de investigación.

Tiene por parte del investigador una observación directa sobre el objeto de

estudio (para tal fin se hicieron entrevistas semi-estructuradas con el fin de

analizar las respuestas y poder encontrar rutas de solución a la

problemática).

De igual manera esta investigación recolectó información pertinente a partir

de grupos focales diseñados y orientados hacia los maestros y egresados

profesionales en la docencia.

29

Para la realización de la recolección de la información, se tuvieron en cuenta los

siguientes criterios:

6.2.1.Análisis documental

Aunque ya se ha realizado este análisis en la primera fase de investigación, sobre

qué se ha escrito o qué se dice de la formación de maestros en las (4) seccionales

de la Universidad de San Buenaventura Colombia, se consideró necesario seguir

realizando búsqueda y análisis documental de las categorías estudiadas con miras

a definir el perfil del docente franciscano.

6.2.2.Entrevistas a profundidad

A través de entrevistas a los maestros formados en el área de la docencia y en el

rol que tienen de acompañar los procesos de aprendizaje de sus estudiantes, se

dará cumplimiento a los objetivos señalados en el proyecto de investigación en

cuanto a las implicaciones y el impacto que tiene el humanismo franciscano dentro

del aula de clase. Ahora bien, estas entrevistas se pueden realizar de forma

individual.

6.2.3.Grupos Focales

A partir de Grupos Focales dirigido a los maestros se recogió la información que

permitió analizar si los profesionales de la Universidad de San Buenaventura, dan

cumplimiento a nivel profesional y académico, a los objetivos trazados en el

proyecto Educativo Bonaventuriano, en cuanto que es una Universidad que cumple

las funciones de docencia, investigación, proyección social y bienestar institucional

infundiendo en esas funciones los valores éticos, estéticos, sociales y religiosos y

se asume como notas fundamentales del ser universitario: la autonomía del saber,

30

la corporatividad, la investigación, la creación y la transformación de la sociedad por

el conocimiento.

6.3. Nivel de investigación

Dentro de esta investigación utilizaremos el método cualitativo, a partir de un nivel

interpretativo y descriptivo. Esto permitió la obtención de información sistemática

para poder dar paso a qué tipo de formación humana se quiere ofrecer a los

maestros en sus distintos escenarios académicos y fuera de ellos.

La investigación se plantea con la finalidad de impactar a la Universidad no sólo en

el contexto local sino nacional, por tanto es un compromiso que este conocimiento

circule y alimente los procesos de la sede y las demás seccionales, desde los

CIDEH (Centros Interdisciplinarios de Estudios Humanísticos), que es la forma

como se denomina a las Unidades o Departamentos de Formación Humana, en las

demás ciudades donde tiene presencia la Universidad de San Buenaventura.

6.4.Universo

La población de maestros en la Universidad de San Buenaventura es de

aproximadamente de 563 personas, de ambos sexos, con edades que oscilan entre

los 25 y 50 años, y que nunca o alguna vez han recibido capacitación para asumir

la filosofía y los valores de la institución, dado que algunos de ellos han trabajado

en universidades de carácter público y carecen de las herramientas pedagógicas y

axiológicas en comparación con los docentes que tienen mayor experiencia en la

institución.

6.5. Muestra

31

La muestra que se tuvo en cuenta para este ejercicio de investigación es

representativa de 15 docentes, de ambos sexos, que presentan estas

características: docentes con mayor de 5 años de experiencia laboral en la

Universidad y docentes que por primera vez ingresan a los procesos académicos y

formativos.

32

7. CRONOGRAMA

33

8. CAPÍTULO I. FUNDAMENTOS ANTROPOLÓGICOS Y PEDAGÓGICOS DE

LA ANTROPOLOGÍA FRANCISCANA

El itinerario del Capítulo I, pretende describir los referentes antropológicos y

pedagógicos de la Antropología Franciscana que fueron analizados a partir de las

categorías construidas para la investigación, y devienen posteriormente en sus

fundamentos antropológicos y pedagógicos de la Antropología Franciscana. Si bien

se recurre a la historia del pensamiento franciscano de manera hermenéutica, no

busca hacerse un estudio histórico ni sociológico de la experiencia obtenida por San

Francisco y su entorno de vida propio del medievo. En primer lugar, se define el

concepto de franciscanismo como una cuestión ética para el lector, que permita

ubicarlo en el amplio mundo del pensamiento franciscano y como es asumido en

este trabajo. En segundo lugar, se hace un acercamiento a los fundamentos

antropológicos de la antropología franciscana. Y en tercer lugar, se hace una

aproximación a los fundamentos pedagógicos del tema planteado, recurriendo a la

Antropología Pedagógica, la cual es a su vez un fundamento teórico y metodológico

de este trabajo.

8.1. Qué es el franciscanismo

El tratado filosófico-teológico que Joseph Ratzinger hace en su obra la Teología de

la Historia de San Buenaventura (2004), describe a San Francisco de Asís3 como

aquel hombre que cautivó por su simplicidad, en cuanto que, Francisco no fue

ningún teórico, tampoco filósofo, ni mucho menos teólogo, como se entienden estos

términos, pero sí supo contemplar a Dios y abrazar al hombre.

“Como toda su orden, el franciscano Buenaventura vio en Francisco no un

santo cualquiera sino que descubrió en él un signo del tiempo final un enviado

3Francisco de Asís supo imprimir en el acontecer histórico de los siglos XII y XIII una manera de ver y de sentir la vida, comprometiéndose con el proceso personalizante del hombre, que impulsa y cree en la fraternidad, y lleva por objetivo pleno y total la entrega confiada y generosa en las manos del Padre.

34

de Dios, que ocupa dentro de la línea histórica de la salvación establecida

con precisión, un puesto claramente definido e insustituible” (Ratzinger, 2004.

p. 74).

Varios autores franciscanos han hecho a lo largo de la historia un estudio que

demuestra que el franciscanismo no es un simple discurso teórico consignado en

libros, sino que fue resultado de un estilo de vida. De ahí que se pueda develar su

antropología a partir de su nivel de concreción reflejada en la personalidad de

Francisco. El autor Fernando de Maldonado a propósito dice:

“No es necesario ni oportuno intentar aquí un estudio de la personalidad de

san Francisco, que de por sí sólo superaría los límites normales de un estudio

[…] es en cambio que tracemos siquiera un bosquejo de la personalidad

psicológica y moral de san Francisco, en cuanto ella ha tenido un papel

principalísimo en su obra educativa, que surge, más que de meditaciones

sobre la educación, de su propia índole y de su manera original de plantearse

el problema de la vida y del cristianismo” (Maldonado, 1963. p. 22).

La escuela franciscana, especialmente los primeros biógrafos del Santo de Asís

ponen de relieve el proceso de conversión de Francisco, el cual lo conduce a la

certeza de su vocación. Algunas experiencias resultan decisivas en este camino de

conversión, entre las cuales se destacan el encuentro con el leproso, el encuentro

con el Crucifijo de San Damián y el encuentro con el Evangelio. Los rasgos de la

personalidad del hermano de Asís reflejan su celo incansable por identificarse con

Cristo: pobre, humilde y crucificado.

35

Teniendo en cuenta que Francisco de Asís no sólo enseñó con las palabras, sino

que fundamentalmente enseñó con actitudes a la manera de Jesús, el

franciscanismo4 no es una doctrina ni una filosofía, es una vivencia; en efecto:

“El franciscanismo no es sólo un modo peculiar de relacionarse con Dios y

de interpretar la relación de Dios con el hombre y con el mundo; es además

un modo de vivir y de interpretar las relaciones del hombre con el hombre y

del hombre con la naturaleza. El modo de tratar a los demás crea un estilo, y

este estilo refleja un talante singular que se manifiesta en el gesto, en el

saludo, en el trato normal y en todos los momentos del estar junto al otro, de

vivir con el otro y de ser para el otro” (Merino, 1982. p. 159).

De lo anterior se deduce que el franciscanismo no es un simple discurso teórico que

queda en palabras; el franciscanismo se traduce en una manera de vivir. El hombre

que encarna en la praxis el pensamiento franciscano es capaz de ser más sensible,

más humano, y abierto al dialogo.

8.1.1 Algunos elementos del franciscanismo

El planteamiento de que el franciscanismo es una manera de vivir que humaniza al

hombre, tiene que identificar ciertos elementos que han de tenerse en cuenta para

ser coherentes con los principios filosóficos y teológicos de la escuela franciscana,

4 En el proyecto de vida que presenta el franciscanismo, es fundamental la fraternidad, pues se mira al otro como una alteridad llena de sentido, que la hace relacional dentro de una visión cósmica, dentro del universo y a su vez respetando todo lo que forma dicha cosmovisión, donde Jesucristo es el centro y fundamento. Dentro de este concepto de fraternidad, la relación con el otro no está dada de manera vertical, pues el Cristo que sale al encuentro de Francisco de Asís, no es el ser desde quien se justifica la pirámide de señores y vasallos, de amos y siervos, no es el Dios que corona a los poderosos en lo terrenal, en lo económico y en lo humano, no es el que reina en el reino, ni es el que excomulga, porque se le administra según el momento y las necesidades particulares de algunos pocos. Para Francisco de Asís, el Dios de la revelación es ante todo amor y Padre, es relación, es fraternidad, es comunión con el otro.

36

y por lo tanto aparecen las siguientes categorías: El diálogo fraterno, la escucha, la

acogida, la presencia.

El diálogo fraterno es el primer elemento diferenciador de una Antropología

Franciscana, porque el ser humano a pesar de los notorios y cada vez más

crecientes avances tecnológicos vive expuesto al aislamiento e incomunicabilidad

que lo llevan a la despersonalización y evadir su propia realidad. El franciscanismo

considera indispensable el diálogo como puente, el cual, permite construir canales

de comunicación y que se da directamente en relación con el otro, con el prójimo.

“El franciscano se siente en tensión por superarse incesantemente, pues

nunca se ve acabado. Es un peregrino que fraterniza con todo lo que le

acompaña en su viaje existencial […] Necesita del encuentro con el otro, con

la naturaleza, con la comunidad y con Dios porque a través de esa relación

personal, se humaniza, humaniza a los otros y al mundo” (Merino, 1982. p.

114).

El hombre franciscano al reconocerse como un ser inacabado, y que está en

permanente construcción de su propia historia, es capaz de dialogar y asumir la

situación del otro, no juzga, no condena; es un ser abierto que se hace hermano de

todos.

El segundo elemento diferenciador de una Antropología Franciscana es la escucha,

como Merino dice:

“El auténtico franciscano siempre está atento a lo que acontece en la vida.

Tiene más voluntad de escucha que voluntad de sospecha, pero sobre todo

tiene voluntad de servicio y de respuesta. Sin duda, que hay que buscar la

razón de las cosas, pero principalmente la verdad de las cosas, y la verdad

37

sólo se encuentra en la humildad y en la actitud de escucha y de acogida”

(Merino, 1991. p. 36).

La anterior referencia se ajusta a la actitud que debe tener el maestro de una

institución educativa franciscana, llámese colegio o universidad, pues desarrolla la

habilidad de escucha atenta a la cultura, a las tradiciones, a la comunidad ya

existente. A través de la escucha se transforma en discípulo, para aprender y

dejarse formar. Después ofrece la propia disponibilidad para responder a los

pedidos y a las necesidades de la Iglesia o de la Institución sin imponer programas

o modelos extraños a aquel mundo particular.

El tercer elemento diferenciador es la acogida, como lo plantea Antonio Merino

refiriéndose a San Francisco:

“Su persona era una segura morada para todos. No sólo acogía a Dios con

incontenible gozo exultante y gratitud, sino que se abría a todos los hombres,

a los animales, a las plantas y a los seres inanimados con los que

confraternizaba no simplemente con sentimiento poético, sino con amistad

entrañable y fraternal” (Merino, 1982. p. 87).

Para el franciscanismo el ser humano necesitado de educación y formación, debe

ser acogido no como una máquina que procesa información sino como aquel ser

humano que necesita de acompañamiento en todos sus procesos cognitivos,

psicológicos y sociológicos. Desde esta perspectiva la acogida tiene que realizarse

de manera fraterna, es decir, reconociendo el yo sin negar la presencia del otro.

El cuarto elemento diferenciador es la presencia. Por eso, es “entendida como la

vinculación con los otros, a partir del reconocimiento de su singularidad, de su propia

trayectoria vital, sin la cual la formabilidad humana sería simplemente imposición

normativa o acción solipsista” (Cardona, Muñoz, Álvarez, & Velásquez, 2006, p.

38

299). Estos elementos permitirán construir unos fundamentos antropológicos que

leídos en clave franciscana podrán ser apropiados desde el humanismo

franciscano.

8.1.2. Humanismo Franciscano

En la Seccional Medellín de la Universidad de San Buenaventura, por años ha

manifestado interés porque los directivos, los administrativos, docentes, y

estudiantes conozcan y se impregnen de la Pedagogía Franciscana5, la cual, debe

ejercer un papel preponderante en todos los procesos formativos y académicos de

la Institución.

En esta seccional, desde su fundación por parte de Fray Arturo Calle Restrepo, ofm,

se ha cultivado especialmente entre los investigadores de la Facultad de Educación,

el deseo por apostarle a la reflexión en torno a la enseñanza y aprendizaje del

franciscanismo, y la configuración de una pedagogía propiamente franciscana

desde sus teorías y prácticas. Muñoz, Álvarez, Betancourt y Arias (2011) se dieron

a la tarea de hacer una lectura del discurso franciscano en clave pedagógica, el

resultado de este proceso se logró materializar en el documento “Hacia una

didáctica de la Paideia Franciscana: la materialización de la expansión humana” (en

edición). En el fondo el documento se centra en articular tres ejes fundamentales:

1) La Antropología Pedagógica Franciscana, 2) La Paideia Franciscana, 3) La

Didáctica Franciscana.

En este orden de ideas, la pregunta por el hombre siempre ha estado en la base del

franciscanismo, en efecto; “Concibe al ser humano como persona capaz de captar

5La pedagogía franciscana puede referirse a un conglomerado de enunciados que si bien remitían a la figura de San Francisco de Asís, no parecen conectarse explícitamente con un discurso propiamente educativo. Es decir, esta propuesta pedagógica no se objetiva, como si lo hacen otras pedagogías católicas como la Lasallista y la jesuita, en una serie de disposiciones disciplinarias y panópticas que pretenden controlar a los sujetos, darles forma a partir de cánones dogmáticos de los imagos dei.

39

y dar sentido a la realidad; capaz de expresarla, de expresarse a sí mismo mediante

el diálogo; capaz de entrar en relación consigo mismo, con los otros, con la

naturaleza y con Dios.” (Modelo pedagógico, 2010. p. 39). Para la pedagogía

franciscana el ser humano es un ser formable, es un ser abierto, dialógico, y fraterno

con el mundo, con los otros, pero sobre todo en la búsqueda de aceptarse como

creatura digna de humanizarse.

Cuando se habla de Antropología se hace referencia a una ciencia que estudia al

hombre en toda su totalidad, es decir, que trata aspectos biológicos, sociales y

culturales, articulados indudablemente en un marco histórico. Por eso, para

empezar a responder la pregunta por una antropología pedagógica franciscana, es

necesario ubicar al hombre desde el mundo en el cual se desenvuelve, así como lo

vivenció el hombre de Asís:

“Para la antropología franciscana el centro de la pregunta por el ser humano

parte de la vivencia ejemplar de San Francisco de Asís, es él y su experiencia

vital el ideal de búsqueda de la perfectibilidad humana imago dei– a imagen

de Dios -, con lo cual la experiencia formativa parte de la vivencia que crea,

es decir, del dar respuesta a las íntimas exigencias vitales, de tal suerte que

la idea antropológica y pedagógica de la formabilidad humana se puede

comprender desde el franciscanismo como un encuentro con la vida, un

guiarse por la imitación o mímesis de Dios en el mundo” (Cardona, Muñoz,

Álvarez, & Velásquez, 2006, p. 299).

Los estudiantes que llevan sus procesos formativos dentro de la Universidad, en

sus distintas áreas del conocimiento no se pueden marginar frente a la identidad

que maneja la Universidad, al contrario cada uno desde sus intereses y condiciones

personales deben asumir un compromiso de vida con la institución, con su carrera

y consigo mismos. No solamente han de formarse en la academia para ser grandes

científicos, docentes, e investigadores transformadores del conocimiento.

40

El Bonaventuriano6 dentro del ideal franciscano se forma para ser primero Persona,

en cuanto que, desde su dimensión humana sale al encuentro del otro y logra

humanizarlo. Por lo tanto, la filosofía que debe caracterizar al sujeto social es que

está llamado a configurar horizontes de sentido, no desde la propia individualidad

sino desde la colectividad, puesto que “la persona se revela no como un ser solitario,

autosuficiente ni absoluto, sino como un centro o un núcleo de relaciones con el

mundo, los hombres, el trascendente y consigo mismo”. (Orden Frailes Menores,

2009. p. 21).

La Antropología Franciscana sitúa al Bonaventuriano en el cosmos como un ser

inacabado, en relación con los demás, que existe porque ha sido creado, que

emplea la ciencia y la tecnología como medios y no fines para su desarrollo como

ser humano. Por lo tanto, desde los interrogantes que plantea el mundo moderno,

está en la constante búsqueda de la verdad, asume su compromiso como una

actividad creadora, y es capaz de hacer un análisis serio y objetivo de su propia

realidad.

Ahora bien, afirmar que “el saber pedagógico es el saber del maestro” resulta

peligroso si se limita solamente al elemento disciplinar, el pedagogo es primero que

todo guía de conocimiento y tiene como compromiso acompañar a sus estudiantes

desde su formación humana y franciscana, por esta razón:

“El maestro/maestra de las instituciones educativas franciscanas debe ser

capaz de privilegiar la educación que le permita al alumno dar frutos a la vez

que produce resultados. La gratuidad antes que la eficacia. La excelencia de

la solidaridad que remita a fines elevados y medios adecuados. Es importante

que cultive en el alumno la necesidad de realizar para su vida profesional y

6Se entiende por Bonaventuriano al estudiante y docente que apropian los principios filosóficos del pensamiento franciscano y que hacen parte de los procesos formativos y académicos de la Universidad de San Buenaventura.

41

cotidiana prácticas solidarias, y que en esencia, este maestro debe apostarle

al favorecimiento del desarrollo de sus alumnos como persona” (Álvarez,

Muñoz, Betancourt, & Arias, 2011, p. 43).

En último término, el sujeto debe tener una postura crítica frente a los aspectos

políticos, económicos y sociales, que le permitan favorecer su desarrollo ético y

moral dentro de la sociedad, y esto lo logra a través de la vivencia del humanismo

franciscano7.

Para nadie es un secreto que el individuo no se encuentra solo en el cosmos, que

se relaciona, y que interactúa constantemente con los otros y en palabras de

Aristóteles; es un ser social por naturaleza. En esa misma medida el humanismo

franciscano surge como una propuesta que reivindica al ser humano, lo rescata, lo

recupera, en efecto;

“El verdadero humanismo, el humanismo del hombre integral, el humanismo

que defiende y protege la dignidad y los más profundos valores de la persona

no está en las solemnes proclamas de los partidos ni en los elevados

principios de las Constituciones de los pueblos ni en los más halagadores

sistemas políticos y filosóficos, sino en el modo cómo se viven las relaciones

interpersonales, los compromisos sociales y la vida cotidiana del trabajo, del

7El humanismo franciscano consiste en lograr la armonía existencial, conseguir en la naturaleza la unión entre

ser, vida y cosmos, todo esto teniendo como fuente primaria la existencia de Cristo. De acuerdo con la manera como San Francisco y al mismo tiempo San Buenaventura entendieron el humanismo, podemos decir que dado el contexto histórico – social de la universidad actual, es necesario que ésta se preocupe por un humanismo orientado al servicio del hombre y no de las cosas, y por un manejo de las ideas, el saber y la tecnociencia al servicio del hombre integral y no de intereses que estén al margen de las necesidades concretas de la persona y de la sociedad. Tal visión debe llevar también a un compromiso con el hombre, encarnado dentro de una realidad social fluctuante e inmediata, y no simplemente a presentar un seudohumanismo basado en el objetivismo o subjetivismo descontextualizado del hombre y de la sociedad y que muchas veces el ámbito universitario presenta como una mera especulación conceptual.

42

ocio, del amor, de la diversión y de las demás relaciones con sus semejantes”

(Merino, 1982. p. 159.).

De ahí que, el franciscanismo surge como una nueva manera de vivir en el mundo,

no es una filosofía anclada solamente en una historia, es una propuesta dinámica

que el hombre se traza como un camino en la búsqueda de la verdadera

humanización.

Se puede decir que la reflexión en torno al humanismo franciscano, debe asumirse

desde diferentes orientaciones teóricas y metodológicas, puesto que tiene un

invaluable aporte a la construcción histórica de las ideas de ser humano en el

contexto del proceso civilizatorio occidental. Ahora bien, el humanismo franciscano

hace sus aportes a la civilización occidental en términos conceptuales y prácticos.

En una reconstrucción hermenéutica de las teorías que han sido influidas por el

pensamiento franciscano, se pueden encontrar posturas conceptuales como la

fenomenología, la antropología filosófica, la hermenéutica, el positivismo, la teoría

crítica.

Es por eso que en una lectura histórica, se pueden ver prácticas sociales y culturales

occidentales influenciadas por el humanismo franciscano, tales como: estrategias

evangelizadoras, propuestas educativas y formativas, prácticas académicas

universitarias, entre otras. De este modo, estos aportes evidencian la importancia y

presencia de las formas franciscanas de ver el mundo, en el amplio espectro de los

humanismos occidentales.

Después de contextualizar el concepto sobre franciscanismo y precisar los

elementos del discurso franciscano propios en la labor educativa y formativa, se

pasará a hacer un acercamiento a los fundamentos antropológicos de la

antropología franciscana, con el fin de convertir el humanismo franciscano en una

propuesta vigente para el hombre de hoy.

43

8.2. Fundamentos Antropológicos de la antropología franciscana

La Ciencia8 y la Fe son dos elementos esenciales en la formación del individuo

desde la escuela Franciscana.Uno de los personajes que encarna y articula en su

propia experiencia conocimiento y espiritualidad es el Doctor San Buenaventura,

quien desde su génesis, encauzó contundentemente el proyecto iniciado por el

Hermano de Asís. San Buenaventura a muy temprana edad recibe su formación

elemental y religiosa en el convento franciscano de su natal Bagnoregio (Italia).

Posteriormente se traslada a París para adelantar estudios de filosofía y teología.

Incansable en su celo y amor por el Evangelio construye una concepción de ser

humano a partir de la experiencia con el resucitado9. Sin embargo, el referente

cristiano (la persona de Jesucristo) que evoca San Buenaventura la retoma de sus

maestros Alejandro de Hales, profesor de la Universidad de París y del Poverello de

Asís. Es importante tener en cuenta que la doctrina de Hales le marcará

profundamente como fuente de inspiración para construir sus escritos y parte de sus

reflexiones.

En su obra Itinerario de la mente hacia Dios, San Buenaventura10 describe el

proceso gradual, por el cual, el hombre asciende por las vías del conocimiento hasta

8 El tema de los “Estudios y la Ciencia” fue un tema desde los orígenes de la Orden Franciscana, traumático en el proceso de conformación de la Institución, y en la cuna misma (s.XIII) se gestaron los problemas que vinieron a degenerar en divisiones y disensiones de la Orden Franciscana y que de algún modo ha seguido siendo motivo de controversias y amplios estudios y reflexiones. 9 En lenguaje teológico se entiende aquí la expresión resucitado como el acontecimiento de la resurrección de Cristo, el cual es un hecho fundante y fundamental de la fe cristiana. 10 Nacido posiblemente hacia el 1221 en Bagnoregio (Italia), ello quiere decir, aún vivo San Francisco, tanto es así que el mismo Buenaventura narra que de niño fue curado milagrosamente por el santo de un mal que lo aquejaba. Es enviado muy joven a la Universidad de París (1236-1242) donde estudia el ciclo de Artes y se gradúa como bachiller en artes hacia el 1243 (trivium y quatrivium). Ingresa luego hacia este mismo año en el convento de París a la Orden Franciscana e inicia sus estudios de teología bajo la dirección de Alejandro de Hales, su “padre y maestro”, como él mismo lo reconoce y se gradúa allí como bachiller bíblico hacia el 1248 y sentenciario en 1250. Así las cosas San Buenaventura se ve involucrado en la gran polémica de la Universidad de París entre los Seculares y Regulares por las cátedras de Teología de la misma, agria polémica que le ocasionará tanto a la Iglesia como a la Orden enormes desgastes de energías, de credibilidad, de deterioramiento de la fraternidad que a la postre se prolongarán por casi tres siglos en la Iglesia. En toda esta controversia la teología tanto de los seculares como de las órdenes mendicantes tendrá que esforzarse por hacerse oír desde diferentes orillas, trayendo argumentos de una y otra índole y la retórica y la dialéctica

44

la contemplación absoluta de su creador. La influencia del pensamiento de San

Buenaventura se convierte en el eje transversal para entender la concepción de

hombre como Imago Dei, es decir, el hombre ha sido creado a imagen y semejanza

de su creador. Por ende, a partir de la relación directa con Dios, el hombre encuentra

varias vías para llegar a su plenitud, y no necesariamente puede decirse que es la

felicidad, su destino es la constante búsqueda de aquel camino proyectado hacia la

verdadera perfección.

“Porque siendo la especie que se aprehende semejanza engendrada en el

medio e impresa después en el órgano, y llevándonos, en virtud de la

impresión, al principio donde nace, es decir, al conocimiento del objeto, nos

da a entender de modo manifiesto no sólo que aquella luz eterna engendrada

de sí una semejanza o esplendor coigual, consubstancial y coeterno, sino

también aquel que es Imagen de Dios invisible, esplendor de su gloria y figura

de su substancia, existencia en todas partes por su generación primera- el

objeto engendra su semejanza en todo medio-, se une por la gracia de la

unión –la especie se une al órgano corporal- a un individuo de la naturaleza

racional para reducirnos mediante tal unión al Padre como a Fontal principio

y objeto” (San Buenaventura, 1945. p. 583)

El principio por el cual el hombre deviene en su naturaleza es a partir de su esencia

y existencia. Fundamentalmente, el Doctor Seráfico, heredero de la filosofía

platónica y aristotélica, trata de anclar el mundo físico y metafísico concertando las

exigencias de la existencia concreta del hombre en el mundo y su ascensión hacia

el orden trascendente del Ser. De este modo, la experiencia del mundo permite al

ser humano tener propósitos superiores que trascienden su finitud. El itinerario de

medioevales saldrán a relucir de lado y lado si quieren prevalecer con razones de peso filosófico-teológico. Quiere ello decir que casi desde los orígenes mismos de la Orden Franciscana los estudios serios de artes, teología, cánones (derecho) y ciencias en general fueron un valioso privilegio que las comunidades de los mendicantes tuvieron que conseguir a pulso no sin grandes sacrificios y muchas veces excomuniones hasta ser reconocidos como interlocutores válidos en el concierto de la universidad.

45

la mente hacia Dios que plantea San Buenaventura aborda básicamente tres temas

importantes: el conocimiento humano, el alma y el hombre.

El hombre y el alma necesitan pasar por ciertas etapas, las cuales enumera

ordenadamente analizando las razones por las que es importante ascender hasta

Dios. El hombre aprehende el mundo exterior por medio de sus sentidos, por ellos

entran al alma los objetos sensibles que le causa una delectación, en la medida de

le permite obtener un conocimiento sensitivo. Después de la aprehensión y

delectación el hombre se forma un juicio basado en el porqué de las cosas, razona

y concluye que la especie humana a través del conocimiento intelectivo da a

conocer que existe la primera causa, el primer principio, el Sumo Bien, el Bien Total,

Dios. A continuación se explicará por qué San Francisco es alternativa para una

concepción antropológica del presente, teniendo en cuenta que es icono reconocido

en todo el mundo.

8.2.1.San Francisco de Asís como alternativa de vida para la concepción

antropológica del presente

Abordar el tema antropológico desde la mirada franciscana no consiste en cifrar

unos asuntos de carácter netamente históricos, puesto que no se trata de una

recolección de datos, ni mucho menos construir una biografía del Hermano de Asís,

va mucho más allá de esta pretensión. Se trata es de configurar una definición de

ser humano permeado por la experiencia de vida, encarnada en un hombre que

trascendió las distintas comprensiones culturales e históricas.

El siglo XIII se caracterizó por los grandes cambios sociales, económicos y políticos,

y a la vez fue la gran gesta eclesiástica que entró en una renovación de sus

estructuras y buscó conquistar los lugares santos y sagrados; el esplendor de las

cruzadas y de los caballeros que luchan por defender con honores y de ser posible

morir por la causa del cristianismo.

46

San Francisco de Asís es un hombre itinerante11 que empieza un camino de

renovación dentro y fuera de la Iglesia, que no tiene miedo en atravesar mares y

ríos con tal de llegar a tierra Musulmana, no para convertir a los grandes líderes

religiosos, sino con el fin de asumir una postura pacifista abierta al diálogo y a la

escucha. Francisco de Asís con su radicalidad y postura para asumir el Evangelio

se vuelve la novedad que quiere subsanar la crisis de identidad que viven los

letrados, la pérdida de valores de la sociedad y el abuso de las estructuras

jerárquicas de poder.

El pensamiento franciscano es uno de los más influyentes en los siglos posteriores,

sobre todo para el origen de la Universidad en la cultura de Occidente. En París se

empieza a organizar sistemáticamente los procesos de enseñanza y aprendizaje no

solamente en el ámbito religioso, sino en el ámbito científico promovido por los

franciscanos.

“Francisco sigue siendo la imagen presente y configurante en la

sistematización filosófica-teológica de los maestros franciscanos. Una cierta

experiencia personal y comunitaria está en la base del Franciscanismo; aquí

la teoría y el sistema son el resultado de una vivencia y de una praxis

condicionante del pensamiento.La relación entre Francisco y el desarrollo

sistemático del pensamiento franciscano -entre la "experiencia-vida- y la

"expresión-teoría"-, se da en forma circular (círculo hermenéutico): la

experiencia fundamenta y condiciona la expresión, y a la vez, el edificio

intelectual ilumina y conforma la experiencia" (Moore, 2009, p. 79)

Los Franciscanos, hijos de san Francisco de Asís por su espiritualidad pero

inquietos por el saber y la búsqueda de la Sabiduría, son beneficiados con la acción

11Esta época se caracteriza por el auge de las órdenes mendicantes, entre las cuales se destacan la Orden Franciscana, quien tienen el permiso para predicar y convertirse en misioneros difusores del Cristianismo. En ese sentido, itinerante se debe entender como una tarea que consiste en salir de un lugar sin permanecer fijo en ninguno y llevar un mensaje de salvación a otros territorios y culturas.

47

educativa de las primeras universidades que nacieron en París, Bolonia y Oxford,

principalmente, llegando a ser hombres de profunda fe y entrañable amor por la

ciencia, abiertos al mundo y compenetrados con una visión integral del hombre. La

experiencia de los aquellos Frailes que incursionaron en el mundo académico de la

Europa Medieval permiten inferir una pedagogía franciscana que dista de los

modelos pedagógicos tradicionales12, porque su objetivo es que el ser humano

necesitado de educación logre reivindicarse desde el discurso franciscano.

Si se quiere mirar a Francisco de Asís como alternativa de vida para la concepción

antropológica del presente, es necesario abordar al ser humano en relación con tres

dimensiones fundamentales: El ser humano en relación consigo mismo, el ser

humano en relación con el otro, y el ser humano en relación con el cosmos.

8.2.1.1.El ser humano en relación consigo mismo

Partiendo del presupuesto de que el hombre está situado en el mundo, con y para

una finalidad existencial concreta que es su realización personal. San Francisco en

su personalidad desarrolla una experiencia que surge desde el encuentro consigo

mismo para descubrir la voluntad de su creador, en efecto:

“En el pensamiento franciscano se da la máxima importancia al conocimiento

del hombre. De tal modo que es demás interés conocerse a sí mismo que

cualquier conocimiento astrológico, botánico, biológico y sociológico. San

Buenaventura define al hombre como un animal racional y mortal; y en otro

lugar añade: la persona es un individuo de naturaleza intelectual” (Merino,

1982. p. 89).

12 Se entienden como modelos pedagógicos tradicionales a los conjuntos de teorías dadas en torno a la educación de los sujetos, entre los cuales se destacan: modelo tradicional, modelo conductista, modelo naturalista, modelo progresista, y modelo socio-critico.

48

Ahora bien, aunque el ser humano está en la constante búsqueda de la verdad,

porque tiene la capacidad intelectual de llegar a ella, no niega la necesidad de hacer

un proceso introspectivo de sus dimensiones vitales, entre ellas su dimensión

biológica (humana), psicológica (conducta) social (comunitaria).

Los primeros biógrafos de San Francisco de Asís, especialmente Tomas de Celano

narra la vida del Santo entre batallas y sueños, riqueza y pobreza, ideales que

hicieron que llegase a descubrir el destino de su vida.

“Cambiado ya, pero sólo en el interior y no externamente, renuncia a marchar

a la Pulla y se aplica a plegar su voluntad a la divina. Y así retirándose un

poco del barullo del mundo y del negocio, procura guardar en lo íntimo de su

ser a Jesucristo” (1 Celano. 2000. p. 144).

Ubicarse en la época del Hermano de Asís, permite identificar la dura crisis en el

orden político y social ante el cual no fue ajena la Iglesia y sus jerarcas. El problema

del poder y la división de clases sociales generado por un sistema piramidal produjo

diferencias económicas fuertes, causando desigualdades y marginación.

Ahora bien, la actual época, sin desconocer los grandes cambios sociales y

económicos producidos en los dos últimos siglos, vive una fuerte crisis existencial,

donde el individualismo, la competencia desmesurada, el hacer y la producción han

aprisionado el ser del hombre, en donde él, destinado a ser amo y señor de la

creación por no aprovechar adecuadamente su razón y pensamiento, se convierte

en siervo arrodillado y sometido por la técnica productiva y del éxito que

deshumaniza, y solo promociona patrones vendibles en el mejor mercado y al mejor

postor. Frente a toda esta concepción de vida el camino franciscano ofrece un

mensaje que cada vez se hace más actual y presente: la fraternidad, caminar

descubriendo y escuchar caminando.

49

Estos asuntos mencionados anteriormente, explican el por qué el ser humano en

su naturaleza es un ser complejo, como bien lo describe el siguiente texto:

“El hombre en relación consigo mismo se revela como una realidad compleja.

Se descubre que no es un simple cuerpo entre otros cuerpos, ni tampoco un

individuo de una especie. Igualmente, se percibe como un ser viviente, un

microcosmos, que reúne en sí todos los grados del ser, como una persona

única, irrepetible y abierta al infinito” (Orden Frailes Menores, 2009 p. 30).

De la relación fraterna, en el caminar descubriendo y escuchar caminando, es desde

donde se puede ver a Francisco de Asís como maestro y pedagogo, pues para él

en el saber no hay ni amos, ni siervos; no hay ni dueños ni propietarios, ni

vendedores, ni compradores; pues al saber no se le manipula, ni siquiera por una

lectura de excelencia. El saber está al servicio del hombre y debe contribuir activa

y dinámicamente al proceso personalizante del hombre hermano, sea cual fuere su

origen, su visión, su mentalidad, es hombre y es persona, es un todo en unidad.

Para Francisco de Asís el dueño del saber no es aquel quien cree poseerlo, la

medida del saber son los hermanos, con quienes se comparte la vida y con quienes

se viaja por el tiempo de la historia en búsqueda de la verdad, hacia la plena

sabiduría.

De este modo, se puede decir que la relación del hombre con su interioridad, es

decir: sus pensamientos, sentimientos, deseos, sueños, decisiones, valores y con

su cuerpo se desarrolla dentro de las relaciones con los otros; en la medida en que

se interpela por las cosas y por la presencia de las personas y de Dios, a través de

la mirada, la palabra o también de una expresión de amor y amistad, es como

aparecen con claridad y fuerza sus potencialidades y sus limitaciones.

8.2.1.2.El ser humano en relación con el otro

50

Si se pretendiera definir al ser humano desde la filosofía, se tendría que hacer un

recorrido histórico pasando por muchos autores que a partir de sus propias ideas

construyeron una concepción de ser humano distinta que marcó una determinada

época.

Los griegos, especialmente Aristóteles definió al hombre como un animal racional13,

dotado de categorías elementales para alcanzar cierto grado de verdad. Sin

embargo, reducir el planteamiento de lo antropológico a posiciones filosóficas puede

sesgar un poco el pensamiento, teniendo en cuenta que para la Antropología

Franciscana el ser humano no solamente está dotado de razón sino que también el

ser humano debe encontrarse en relación con los Otros.

“La relación con los otros seres humanos tiene varios niveles. Se inicia en la

familia y se acrecienta en la sociedad en sus diversas especificaciones de

género, etnia, cultura, lengua. En estas relaciones entran en juego verdades,

valores y actitudes que, a su vez, están condicionados por la historia, el

derecho, la política, la economía, la educación y la geografía. Estas

relaciones, a veces, están cargadas de respeto, de acogida y solidaridad; y

otras de sospecha, de hostilidad y de explotación” (Orden Frailes Menores,

2009 p. 24).

Para algunos la expresión “otro” representa un problema, es un objeto, es una

inversión, es un socio, es un simple empleado, es un simple estudiante, es una

incógnita. Para Francisco de Asís, el otro, es un hermano. Al respecto José Antonio

Merino plantea lo siguiente: “Francisco cree y espera en el hombre, jamás

13Si a una persona cualquiera le preguntaran por una definición del hombre, no sería extraño escuchar: un animal que piensa, un animal que posee un lenguaje o simplemente, “un animal racional”. Ésta definición dada por Aristóteles en su libro Metafísica hace ya más de dos mil años, sigue sin lugar a duda predominando en la concepción del hombre. Si bien, en nuestro camino nos hemos encontrado con muchas concepciones antropológicas (más las otras “concepciones alternativas” y otras que quizás puedan aparecer respecto al hombre de hoy) en la cotidianidad, la que parece representar mejor al hombre en todo su acontecer histórico, la que más ha perdurado, ha sido sin lugar a duda la del “animal racional”.

51

desespera de él; por eso en todas sus relaciones humanas, y a cualquier nivel que

se den, encontramos la posibilidad de recrear al hombre y el convencimiento de que

el hombre puede ser hermano de su prójimo, dejando así bien cimentados los

principios para la construcción de una sociedad más fraterna”. (Merino, 1982. p.

163).

El ser humano como ser social, posee una moral expresada en sus acciones tanto

hacia sus semejantes como al medio, aislado de los cuales realmente no podría

vivir. Por eso, los únicos seres racionales que habitan el planeta son los seres

humanos capaces de transformar su entorno de acuerdo a sus necesidades. No

obstante, ninguna relación puede ser sostenible si no es recíproca, dado que si se

analiza la relación ser humano y sociedad se perciben valores agregados e

intereses en conjunto. La relación con los otros se construye en la familia y en las

sociedades civiles en diversos niveles: local, regional y mundial. Ahora bien, en

todos estos ámbitos se demanda el respeto y la aceptación de la persona, su

inviolabilidad y derecho, en efecto: “En la espiritualidad franciscana, los conceptos

de fraternidad y minoridad constituyen el centro o el núcleo fundamental de las

relaciones interpersonales” (Orden Frailes Menores, 2009 p. 24).

Se entiende por fraternidad al grupo de personas que comparten ideales y

experiencias de vida, y a la vez construyen un mismo proyecto común desde la

diversidad y pluralidad de pensamiento. El elemento diferenciador del pensamiento

franciscano14 es el “ser hermanos entre los hermanos”, en cuanto que tiene su

14 Hablamos de “pensamiento franciscano” para señalar no solamente el aporte de San Francisco de Asís sino de una pléyade de pensadores que han enriquecido en todos los órdenes la experiencia inigualable del Poverello. La Universidad de San Buenaventura no es ajena a esta influencia. Durante muchos años esta Institución ha sido consciente de sus fundamentos y ha tenido diferentes propuestas de formación humana, cristiana y franciscana. En los últimos años, la sede Medellín ha iniciado un proceso con un grupo de investigadores de trabajo interdisciplinario que ha dado como fruto un esbozo de lo que sería una propuesta de formación con base en el pensamiento franciscano: “Paideia Franciscana”, entendida como una “propuesta de formación para la vida con base en los elementos propios del pensamiento franciscano ”, teniendo en cuenta al ser humano –hermano- definido como naturaleza en expansión, y teniendo en cuenta la formabilidad como elemento connatural al sujeto y que lo lleva precisamente a su inacabamiento.

52

fundamento en la verdad revelada de que todos son hijos de un mismo Padre, como

lo describe Merino:

“El pensamiento franciscano supo elaborarse en esta perspectiva de

profundidad, pues según su teología Dios ha creado al mundo en el que él

de algún modo está presente, pues las cosas, los seres vivos y los hombres

son expresiones visibles de la acción dinámica divina” (Merino, 1982. p. 157).

El proyecto de vida en el ser humano debe involucrar la relación y la armonía con

sus semejantes, con la creación y con Dios. La humanidad a la luz de estas palabras

está invitada a cuidar y administrar la creación, a continuar la obra creadora de Dios

en términos de santidad y justicia.

8.2.1.3 El ser humano en relación con el cosmos

Una de las problemáticas actuales que aquejan al mundo es el tema del

calentamiento global, la mala administración de los recursos naturales, y la escasez

del agua, estos fenómenos han hecho que el hombre examine en sus actos hasta

qué punto es responsable que la naturaleza llegue cada día a su fin. Parece ser

algo irreversible y en ocasiones se pierde más la esperanza por preservar lo que el

hombre por su irresponsabilidad ha destruido.

Frente a este panorama en el franciscanismo surge una nota característica que

enlaza con la anterior del comportamiento fraternal, pero en relación con el cosmos.

“En su relación con el mundo físico, especialmente a través de su

corporalidad, descubre que participa activamente de él. Un mundo con el que

comparte muchas de sus leyes físicas y químicas y del que toma los

elementos vitales para su existencia, como el aire, el agua, y el alimento,

entre otros. Francisco de Asís, en este sentido, sigue siendo un punto de

53

referencia válido para entender la relación del hombre con el mundo físico”

(Orden Frailes Menores, 2009 p. 22).

La parte operativa de esta visión del pensamiento franciscano, se puede plantear a

través de la pregunta: ¿Qué se puede hacer para contribuir a la disminución del

deterioro ecológico como modo concreto de cuidar la tierra que Dios ha creado?

Esta cuestión parece no tener solución mientras el hombre no se sienta parte del

cosmos y simplemente se aproveche de él. La ruta que se propone es a través de

Francisco de Asís y el pensamiento franciscano.

En el artículo Ecología y Pensamiento Franciscano (2007), texto pertinente para

desglosar estas ideas, Benítez15 expone que el pensamiento franciscano debe

inducir a realizar acciones en contra de aquellas actitudes y decisiones que están

obligando a los países pobres a explotar el medio ambiente y sus recursos naturales

aun sabiendo que esto atenta contra ellos mismos, aumentando así la miseria social

y económica, donde se reclama una verdadera justicia ecológica.

Los relatos que presentan al hermano de Asís hablando con las creaturas,

adquieren desde la visión ecológica, la importancia de reconocer el ser de cada

creatura, no manipulable, su dignidad y la causa libre y voluntaria desde la cual se

creó. De este modo la fraternidad franciscana se traduce en términos de justicia

política, social y ecológica en justicia comunitaria.

8.2.2.Pedagogía Franciscana como Propuesta Formativa

La pedagogía, entendida esencialmente como el conjunto de saberes que están

orientados hacia la educación del individuo capacitándolo para la adquisición de

15 Fray Luis Fernando Benítez Arias, ofm. Doctor en Ciencias Humanas por la Pontificia Universidad Antoniana. (Roma).

54

nuevos conocimientos, desarrollo de sus propias habilidades y un mejor desempeño

social, busca que el hombre construya su propio aprendizaje. No obstante, no todo

aquello que se denomine pedagógico puede considerarse como pedagogía, dado

que el término “pedagogía” recobra su importancia a partir de la modernidad y de

grandes pensadores que la transformaron en un abanderado discurso.

Ahora bien, si la pedagogía se entiende en diálogo con la Antropología Pedagógica,

se puede decir que la antropología es la reflexión que se hace sobre el hombre, y la

pedagogía es aquella disciplina o campo del saber donde se llevan a cabo

investigaciones sobre la educación y la formación humana.

En lo que atañe a la presente investigación, al lado del discurso pedagógico está el

interés por descubrir y comprender la injerencia filosófica y teológica de la

pedagogía16 franciscana.

“La educación entendida en clave franciscana es antes que nada práctica,

para la vida; sin obviar por ello el intelecto. Hace que se exprese la síntesis

entre la fe y vida; fe y cultura, para llevar a los educandos a la encarnación

de los ideales de la pedagogía franciscana, y a enriquecer e iluminar el saber

humano con los datos de la fe. De esta forma se puede lograr la buena

transmisión de la fe, del mensaje del Señor Jesús” (Carballo, 2009, p. 7).

La educación franciscana se aborda como una manera de entender al ser humano

en relación con la fe y la vida, sin descartar el intelecto. De ahí que, no basta la

lectura sin la pasión, el raciocinio sin la devoción, la investigación sin la admiración

16 Paideia (en griego “educación” o “formación”, país “niño”) era, para los antiguos griegos, la base de educación que dotaba a los hombres de un carácter verdaderamente humano. Como tal, no incluía habilidades manuales o erudición en temas específicos porque eran considerados mecánicos e indignos de un ciudadano. Por el contrario, la paideia se centraba en los elementos de la formación que harían del individuo una apta para ejercer sus deberes cívicos. El texto que permite referenciar esta afirmación es el del autor Jaeger, Werner. Paideia: los ideales de la cultura griega.

55

y la ciencia sin la humildad, por tanto es pertinente no descuidar el estudio, la

disciplina y el rigor científico de la propuesta formativa en clave pedagógica

franciscana.

Para entrar más en la discusión es pertinente establecer la relación entre pedagogía

y discurso franciscano.

“El discurso franciscano desde su dimensión educativa y formativa ocupa un

lugar dentro del campo conceptual de la pedagogía al inscribirse en la

dinámica de tener discursos que la constituyen, prácticas que sustenten o

detenten el discurso educativo franciscano e instituciones que regulen,

normaticen y dinamicen las prácticas y los discursos” (Cardona, Muñoz,

Álvarez, & Velásquez, 2006, p. 307).

La pedagogía franciscana posibilita que el discurso, no sea simplemente un

conjunto de enunciados teóricos, sino coherentes con la vida, porque es una

propuesta que permite pensar la educación y la formación de un sujeto a partir de

estrategias de enseñanza que garanticen un aprendizaje óptimo y que tengan en

cuenta la relación hombre, ciencia, fe, saber.

El pensador y educador franciscano José Rodríguez Carballo afirma que, la

educación es considerada por la Iglesia y la Orden como aquella plataforma

fundamental y privilegiada de evangelización y, así mismo como medio

imprescindible para garantizar, dentro del pluralismo cultural, la presencia del

pensamiento Cristiano. (Orden de Frailes Menores, 2009. p. 3).

Francisco de Asís sin ser un pedagogo de escuela, con su vida y comportamiento

origina toda una manera de actuar, de ver y de pensar, podemos decir una manera

pedagógica en favor del otro, promoviendo su maduración y la solidez de la persona,

respetando muy conscientemente la obra que Dios lleva en y con cada hombre, con

56

la máxima reverencia inherente a cada persona con su propia historia, con sus

gracias y actitudes, con sus errores y desaciertos, con sus sueños e ilusiones, eso

es cada hombre en relación fraterna y cósmica. En último término, una visión

antropológica franciscana.

8.2.3.Visión Antropológica Franciscana

Los progresos registrados en los últimos siglos le permiten al hombre comprender

el alcance que tienen las transformaciones sociales, económicas y políticas a la par

de los adelantos dados en el ámbito educativo. La sociedad muestra que los

avances científicos y tecnológicos desarrollados por la mente humana superan la

forma antigua en el que las personas se relacionaban, ahora en cambio en sus

entornos particulares; casa, colegio, trabajo, universidad, buscan otros medios de

comunicación a través del mundo digital y el internet para poder interactuar. Sin

embargo, no es suficiente cuando el hombre no presta sumo cuidado al uso que

hace de estas herramientas. Una mirada antropológica desde el pensamiento

franciscano tiene que llevar a tomar conciencia de que los avances científicos deben

estar al servicio del hombre, y no el hombre convertirse en esclavo de la tecnología.

A esto se suma, que el hombre hoy por hoy tiene múltiples formas de analizar,

estructurar y organizar la información, inclusive crear sus propios códigos que le

generen cierto bienestar y confort hasta el punto de despersonalizarse por

completo. Ahora bien, la educación franciscana privilegia las relaciones

interpersonales, comprende que desde una fenomenología de la mirada se dan

conexiones de proximidad con el otro, en efecto:

“Para la educación franciscana mirar, no es descubrir colores, mirar es

entablar relaciones porque los ojos son vehículos transmisores de una

presencia pues la persona que se deja mirar, descubre la belleza de las

57

relaciones interpersonales, porque en definitiva la mirada es una experiencia

no una percepción" (Lugo, 2009. p. 348).

La Propuesta Franciscana es un camino pedagógico formativo, en cuanto que tiene

una mirada abierta a nuevas culturas emergentes de la sociedad colombiana.

Antonio Merino pone en discusión si es el hombre el que cambia las ideas o las

ideas cambian al hombre, pero lo cierto es que es el hombre quien elige aquel tipo

de verdades que le van mejor según su horizonte espiritual desde el que vive y se

comunica.

Al lado de la propuesta pedagógica franciscana surge un tipo o ideal de hombre, en

efecto:

“El rostro de Francisco siempre se dirige a alguien o a algo, siempre se

encuentra en referencia afectante. Su comportamiento existencial se

caracteriza por un conjunto de notas o de actitudes que condicionaran

decisivamente la elaboración de una antropología concreta y especifica en la

escuela franciscana” (Merino, 1982. p. 86).

Así pues, aparecen unas notas constitutivas de la antropología franciscana17 que

permiten construir su propio discurso: la presencia, la relación, el encuentro, la

acogida, la mirada, y el comportamiento fraternal.

La presencia: entendida a partir de la vinculación con el otro y con los otros,

reconociendo su singularidad, su dignidad, su trayectoria vital, en la cual se

establecen conexiones de hermandad.

17 José Antonio Merino, en su libro Humanismo Franciscano describe las notas esenciales de la antropología franciscana, las cuales se referencian en el texto.Y también es retomado En: Revista Ágora. USB. V. 6. N. 2. pp. 145-315. Julio-Diciembre. 2006.

58

La relación: en la misma medida que se entiende la presencia en vinculación con

la alteridad, en esa misma medida se puede entender la relación en conexión

permanente con Dios, con los otros, con las circunstancias.

El encuentro: no se reduce a un lugar o espacio físico, el encuentro se

comprende más allá de esa definición, es decir, la capacidad de ir en la

permanente búsqueda del otro y de la realidad. De ahí que el ser humano

necesitado de educación asuma una actitud básica, vigilante y constante.

La Acogida: es el proceso por el cual el ser humano es acogido por las visiones

humanas, culturales y sociales. Sin embargo, para el franciscanismo la actitud

de la acogida tiene que realizarse de manera fraterna y hospitalaria18,

sensibilizarse ante la realidad de los otros.

La Mirada: se entiende como aquella capacidad humana de observar y

comprender el mundo y la misma naturaleza en todo su conjunto. El cantico de

las creaturas en San Francisco es un ejemplo de ello.

Comportamiento fraternal: es la síntesis que recoge todas las anteriores notas

constitutivas.

El objeto del apartado que sigue está estructurado de la siguiente manera: en primer

lugar, a un acercamiento a los fundamentos pedagógicos para ver su importancia

dentro de éste estudio. En segundo lugar, se hace un estudio del concepto

formación como aproximación a los fundamentos pedagógicos desde la

Antropología Pedagógica. En tercer lugar, se hace una distinción entre maestro,

18 San Francisco de Asís y el pensamiento franciscano pueden servir de inspiración y de signo profético para una humanidad reconciliada que respete y salvaguarde la creación. En esta línea se propone la hospitalidad como respuesta ética más adecuada a los retos de la globalización. La presencia dialogante y la apertura al Otro, a los otros y a la naturaleza son una base segura para construir un futuro de esperanza y una convivencia pacífica, respetuosa y enriquecedora entre civilizaciones, religiones y culturas.

59

docente y profesor que permite una mirada histórica del oficio de enseñar. En cuarto

lugar, indaga en torno a las prácticas educativas y el saber pedagógico. En quinto

lugar, es hacer un acercamiento al pensamiento de Gadamer para comprender su

hermenéutica. Finalmente, desde la mirada de Bollnow se hace una aproximación

a la fenomenología.

8.3. Fundamentos pedagógicos de la antropología franciscana

Hacer un acercamiento a los referentes pedagógicos implica descifrar la importancia

de la pedagogía a lo largo del tiempo, como se describirá sucintamente. La

pedagogía hunde sus raíces en la antigua Grecia. Los griegos emplearon la palabra

Paidós, para indicar que el niño debía ser conducido por el esclavo que lo llevaba a

recibir sus lecciones y que no sucediera nada en el camino. Acercarse a la

pedagogía a partir de un recurso etimológico centrado en los esclavos que velaban

por el bienestar del niño, es una vía equivocada, puesto que se desconoce que la

acción de educar alude, más bien, al concepto de Paideia. Se entiende por Paideia

aquello que los sofistas lograron establecer como canon educativo no sólo para los

niños sino como ideal de la formación del adulto. En palabras de Jaeger, Paideia

alude a “todas las formas y creaciones espirituales y al tesoro entero de su tradición”

(Jaeger, 1992. p. 278).Los griegos desarrollaron por vez primera el ideal de la

Paideia y lo propusieron como un ideal al que había que acogerse e intentar vivir

acorde a él.

En la edad media los pensadores y maestros articularon el trívium (gramática,

retórica, lógica), y el cuatrivium (aritmética, geometría, astronomía, música) como

contenidos esenciales para la enseñanza y el aprendizaje que estaba reservado a

la nobleza. A partir del siglo XVIII se va a ampliar el concepto gracias al surgimiento

de la ilustración y a la idea de progreso humano. Sin embargo, la pedagogía

adquiere nuevos matices y diferencias específicas planteadas por varios autores a

lo largo de la historia. El filósofo alemán Immanuel Kant, en su obra Pedagogía

60

afirma que el hombre es la única criatura que ha de ser educada (Kant, 1991. p.

112), y más aún, sólo a través de la educación alcanza su plenitud. Ahora bien,

aunque la pedagogía no ha tenido su rigor de cientificidad y validez por las ciencias

positivas, se le puede reconocer como un discurso moderno.

No obstante, la pedagogía no se puede confundir con la educación, en tanto que, la

primera no se reduce simplemente a lo disciplinar, pues tiene la pretensión de

abordar lo profesional y científico. En cambio la educación tendrá que convertirse

en el camino posible que tienen los seres humanos de ser formados y educados.

Indiscutiblemente la pedagogía tendrá que reflexionar en torno al aprendizaje, como

vehículo que orienta procesos formativos. De igual manera debe pensar sobre el

cómo enseñar y qué enseñar en los escenarios académicos y escolarizados. De ahí

la importancia que ejerce el maestro como mediación entre el saber y el saber

hacer.

Por su parte, la pedagogía franciscana propone algunos elementos que articulan su

incidencia formativa a saber: La persona, lo cotidiano, la relación dialógico- fraterna,

lo creativo, la escucha, la acogida, el entusiasmo, el diálogo, el encuentro, la

libertad, el estudio, los valores, el medio ambiente, la presencia, el estudio, la

mirada. En efecto: “La pedagogía franciscana es un proceso formativo que se centra

en la persona y se fundamenta en lo cotidiano, en las relaciones dialógicas fraternas

y en la creatividad e imaginación” (PEB, 2007. p. 70).

La propuesta pedagógica franciscana se configura a la luz de ciertas prácticas

fraternas de interrelación, de imágenes cercanas y comprensivas de Dios, y por

ende, de una relacionalidad pedagógica que asume como centro del saber

pedagógico, la idea del ser humano fraterno e integrado con el cosmos. De esta

forma, la pedagogía franciscana sólo es posible en cuanto se reconstruya, de un

lado, lo que significa y comprende cultural y pedagógicamente la Paideia en la

61

tradición occidental, y de otro, lo que se entiende por humanismo franciscano; para

plantear desde ésta reflexión la Paideia Franciscana como una propuesta

pedagógica.

8.3.1. Antropología Pedagógica

La antropología es una rama de las ciencias sociales humanas, que al ser estudiada

desde diferentes disciplinas, se pueden hallar un considerable número de

definiciones; una de las más acertadas es la de Christoph Wulf (2004), para quien

el significado contiene necesariamente dos grandes características: por un lado la

antropología es una ciencia que le permite reflexionar en torno al hombre en todas

sus dimensiones a saber: biológicas, psicológicas, sociales, etc. Por otro lado, la

pedagogía es un campo disciplinar que estudia el fenómeno educativo.

“El saber antropológico desempeña un papel importante dentro de la ciencia

de la educación. Cada investigador, cada educador, cada maestro poseen un

saber antropológico sin el cual no podrían hacer su trabajo. Es necesario que

tanto los que tienen que ver con la ciencia de la educación como los prácticos

de la educación tomen conciencia de los presupuestos antropológicos que

están a la base de su trabajo. De ahí entonces la necesidad de construir una

base antropológica para la pedagogía y la educación” (Wulf, 2004, p. 7)

De esta manera, la antropología pedagógica, al enfatizar en el estudio de lo humano

para comprender la educación, propone un retorno a los clásicos de la pedagogía:

Locke en Pensamiento sobre la Educación, Kant en Sobre la Pedagogía, Comenio

en la Didáctica Magna, Herbart en Pedagogía General, entre otros, para quienes la

base fundante de esta ciencia del Espíritu (Dilthey) o de la cultura (Spranger) si bien

era la educación, debía estar ligada a la definición de los propósitos humanos, y su

sentido dentro de un marco socio-histórico particular.

62

Ahora bien, para Andrés Klaus Runge, la antropología pedagógica es un “término

que resulta de la mezcla entre –antropología-, entendida como teoría, estudio,

discurso, tratado, reflexión sobre el hombre y –pedagogía-, entendida, en su sentido

moderno, como disciplina o campo de saber en el que se llevan a cabo indagaciones

teóricas y prácticas sobre la educación y la formación humana” (Runge, 2005, p.

49).

Dentro de la antropología pedagógica hay un ideal de hombre. Es por eso que una

mirada a la educación se tiene que dar a partir de una mirada antropológica, puesto

que desde esta perspectiva se concibe al hombre como un sujeto inacabado, el cual

desde sus dimensiones está en constante relación con los otros. La base

epistemológica de la antropología pedagógica podríamos decir que es la manera

como se construyen los sujetos en relación con su capacidad de construir

conocimiento y tomar una postura crítica frente al fenómeno educativo. En palabras

de Kant: sólo se es hombre a través de la educación.

La antropología pedagógica se perfila entonces, como el saber encargado de la

comprensión de la dimensión cultural - formativa del ser humano, en otras palabras,

de los conjuntos de representaciones socialmente construidos que sirven de

referentes para la acción social; el ser humano es visto desde esta óptica como un

ser cultural, y por ende, cargado de sentido y significación. Así, en el inter juego

existente en la relación ser social y cultural, es donde se objetiva el campo

disciplinar de la antropología pedagógica. En síntesis, la antropología pedagógica

centra su estudio en la persona, como ser formable, capacitado y necesitado de

formación.

8.3.2. Ciencia de la Educación

Anteriormente se definía la antropología como una ciencia que estudia al hombre

en toda su totalidad y a la pedagogía como un campo disciplinar y profesional que

63

tiene por objeto de estudio los fenómenos educativos. Dentro de la tradición

alemana y, haciendo un acercamiento más profundo, Wulf en su libro Introducción

a la ciencia de la educación, plantea tres corrientes vitales en torno a la educación:

Las Ciencias del Espíritu, la Ciencia Empírica Analítica y la Crítico social. “Según

esta perspectiva epistemológica, Wulf distingue en su trabajo tres corrientes

principales de la ciencia de la educación: la pedagogía humanista, la ciencia

empírica de la educación y la ciencia crítica de la educación” (Runge, 2009, p. 6).

Por otro lado a partir del siglo XVII, un hecho que marcó evidentemente la manera

de comprender el universo, fue el surgimiento de la ciencia y el protagonismo de

pensadores como Descartes y Galileo. La modernidad vendría con grandes

desarrollos científicos y antropológicos vislumbrados a partir de guerras y

revoluciones que obedecieron a un prototipo de hombre, capaz de situarse y

pensarse dentro de su propio contexto histórico y político. No cabe duda que, la

educación y sobre todo el área de la formación teórica y práctica recobraron más

importancia para los desafíos y retos que trajeron consigo las teorías y

planteamientos de varios autores como Francis Bacon y Descartes, quienes

influyeron en el desarrollo del método científico.

En los albores del siglo XIX, con Schleiermacher se pretende desarrollar el tema de

las ciencias del espíritu, el cual tendrá eco principalmente en Alemania y

posteriormente se difundirá a otros países como Francia y Estados Unidos. Tal

corriente que no fue reconocida al principio en algunas universidades y centros de

formación alemana, empezó a tener gran auge gracias al trabajo sistemático

emprendido por Dilthey, quien fundamentando las ciencias del espíritu, se opuso a

la educación normativa, la cual buscaba pretensiosamente darle cierto grado de

legitimidad a la pedagogía a partir de normas y valores universales.

“Para Dilthey, la tarea de la pedagogía, en tanto ciencia humana, reside en

la comprensión del aspecto único, individual de la realidad histórico-social,

64

en el reconocimiento de las leyes que actúan sobre su homogeneidad, en la

definición de los fines y reglas que regulan su desarrollo” (Wulf, 2009, p. 37)

Más adelante la tarea consistió en intentar aclarar hasta qué punto la pedagogía

empezó a hacer parte de las ciencias humanas, en cuanto que, su estudio se

centraba en lo particular, comparado con las ciencias naturales reducidas al

contrario al estudio de lo universal.

Ahora bien, desde el punto de vista filosófico-hermenéutico las ciencias del espíritu

(humanas) se intentaron diferenciar de las ciencias naturales a partir de su método,

el cual adopta su forma y características propias para acercarse a su objeto de

estudio. En la primera perspectiva se trata de comprender al ser humano en todas

sus dimensiones, en la segunda perspectiva se intenta explicarlo como un

fenómeno natural.

Sin pensar tanto este aspecto Dilthey aseguró que la educación no puede ser

pensada solamente a partir de los hechos de la vida y de una moral que regule los

hechos de una manera universal, era necesario intentar establecer y definir los

objetivos de la educación.

Hasta este momento las ciencias naturales y las ciencias del espíritu aunque dieron

gran importancia a la vida y su relación ética, resultaron irreconciliables en cuanto

se percibió la primacía de la práctica educativa en relación con el discurso moral.

De este modo, para la pedagogía de las ciencias del espíritu la práctica sobre la

teoría jugaba un papel preponderante, dado que tanto la realidad educativa como la

práctica educativa eran fundamento de todos los conocimientos teóricos y

científicos del momento. De ahí que no se puede olvidar que la Ciencia de la

Educación en un primer momento es definida como una disciplina más práctica, que

teórica. En un segundo momento, las prácticas educativas se consideraron como

una parte de la práctica social.

65

Por un lado, las ciencias del espíritu orientadas hacia la práctica y la historicidad

analizan la especificidad de cada situación educativa, teniendo en cuenta que el

papel de la pedagogía consiste en la comprensión de la realidad histórica y social,

del reconocimiento de las leyes y de los fines que sirven para su desarrollo. Por el

otro, reconocen las condiciones particulares desde el contexto, para después

encontrar en sus investigaciones el apoyo a las prácticas educativas.

En el libro Introducción a la Ciencia de la Educación se encuentra la siguiente tesis:

“El hombre no se reconoce más que en la historia, nunca en la introspección.

Lo buscamos todo dentro de la historia… La significación de las ciencias del

espíritu y de sus teorías no puede existir más que por el hecho de que nos

ayudan a ver aquello que hemos hecho en el mundo” (Wulf, 2009, p. 38).

Esta afirmación de Dilthey concibe la idea de pensar al ser humano situado en un

mundo, con realidades concretas y singulares, en relación con los otros, en último

término, es capaz de reconocerse en la medida que lee, analiza e interpreta su

propia historia. De esta manera, a través de las ciencias del espíritu, el hombre se

autodefine como un ser dotado de alma y conciencia, es finalmente un hombre

histórico.

8.3.3. Formación

Para indagar sobre la categoría de formación, es importante entender que el

concepto “formación” proviene del ámbito Alemán.

“Formación es una vieja palabra alemana cuya significación no ha sufrido

más modificación en el curso de las épocas (…) su más viejo significado

(bildunga, bildungen) es tanto -imagen, -copia- (imago), como también –

reproducción-, -imitación- . Más importante y de mayor efecto era –formación-

66

(Gestaltung), la última en la doble dirección que se señala con los verbos

formar, formarse: es decir, producir y dar forma gracias al influjo” (Vierhaus,

1993, p. 8).

El concepto “formación” se acepta tardíamente como consecuencia de dos aspectos

importantes: 1) La construcción de un sistema educativo y formativo

institucionalizado. 2) El debate en torno a la formación como estatus social. Estos

dos componentes lograron que el término entrara en el lenguaje político, en el

sentido en que hoy es usado en todas partes.

La alusión al concepto “formación” como “influjo”, se da en la edad media, sobre

todo en la mentalidad pietista y mística del momento; “El origen de la Bildung se

sitúa en la mística medieval en la que el hombre lleva en su alma la imagen (Bild)

de Dios, a partir de la cual ha sido creado y la cual debe desarrollar (Michael Fabre,

2011, p. 216). Posteriormente, la idea Bildung se separa progresivamente del

antiguo concepto de forma exterior, hacerse a semejanza de Dios, para

espiritualizarse y asociarse a “Kultur” bajo la influencia de los grandes pensadores,

Herder y Humboldt.

Desde mediados del siglo XVIII la palabra “formación” fue cada vez más empleada

como término pedagógico, puesto que se vinculó directamente al pietismo, entre los

cuales se destacan pensadores como: De Oetinger, quien entendía el efecto del

Espíritu Santo en el hombre, como la formación de la multiplicidad en unidad. Así

mismo, Klospstock, quien representó al Mesías como educador de los jóvenes. Esto

llevaría a la secularización de los significados, es decir, hacia la actividad práctica

de la educación y de la educación humana en sus principios, y hacia la auto-

formación del desarrollo en el individuo por sí mismo. De este modo, los expertos

en el tema y algunos opositores de la Ilustración lograron utilizar la palabra –

formación- como sinónimo de educación.

67

El concepto –educación- dominó significativamente en las dos últimas décadas del

siglo XVIII, de modo que correspondió a la conciencia de aquel hombre ilustrado

capaz de entender su propio deseo educativo. Para la primera mitad del siglo XIX,

el concepto de educación se usó en la literatura doméstica cristiana, es entonces

cuando entra con mayor insistencia palabras como: clase, enseñanza, y lección, en

el sentido ilustrado.

Ahora bien, gracias a los trabajos emprendidos por Herder el concepto formación

recuperó su autonomía, superando inclusive conceptos como “ilustración”

“mejoramiento” “reforma”, en efecto:

“El concepto de formación conoció en Alemania una inusitada ampliación que

lo ubicó cerca de los conceptos de (espíritu, cultura, humanidad) y así superó

los campos semánticos de (ilustración, educación, progreso). En Herder fue

–formación- el concepto central, tanto de la meta y la intención de todos

quienes trabajan en el mejoramiento de los hombres […] formación se

convirtió para Herder en un concepto autónomo, puesto que era evidente que

este proceso llegó a ser el asunto más importante del hombre en la historia y

en el presente. De esta forma pudo Herder hablar de épocas de formación,

espíritu de formación” (Vierhaus, 1993, p. 15).

No cabe duda, que el concepto formación se ha venido construyendo

históricamente, que las reflexiones de tipo pedagógico por parte de los teóricos han

aportado al crecimiento de diferentes culturas y costumbres; así mismo se ha

convertido en un concepto tan complejo que no se comprende a partir de una sola

definición.

En el siglo XVIII Herbat, en su libro Esbozo para un Curso de Pedagogía, hace la

traducción del “Bild” (imagen) a “Bildsamkeit” (formabilidad). Como la posibilidad

que tiene el ser humano de ser educado. En otras palabras los seres humanos, son

68

seres formables, puesto que no están hechos como se logró entender en la

traducción tradicional. Por eso, el concepto de “formación” que se quiere desarrollar

para esta investigación, es aquel donde el ser humano es un ser formable y por lo

tanto necesitado de educación.

Dentro del contexto educativo colombiano, es evidente la preocupación que se ha

tenido por parte del estado en torno a la capacitación de los maestros/as, con miras

a mejorar los procesos académicos de los estudiantes, y de prestar mayor

importancia a la forma cómo se ejerce la labor educativa en los diferentes

escenarios académicos. Por lo tanto, a la base de los procesos académicos de las

instituciones se encuentra la construcción de sujetos que buscan dar respuestas a

los interrogantes que se plantean a diario dentro del aula. Ahora bien, no se puede

negar que es pertinente pensar qué tipo de fundamentos son válidos para la

formación del maestro de hoy, dado que es urgente una cualificación profesional

que responda a los retos y los desafíos de la educación en nuestra sociedad actual.

En estos modos de subjetivación, la Universidad debe plantear estrategias que

respondan a las necesidades de la formación del maestro, de manera que se logre

superar la desarticulación entre la teoría y la praxis pedagógica, puesto que esto ha

sido el caballito de batalla de las Instituciones de Educación Superior.

Esta es una de las razones por las que la Universidad de San Buenaventura,

seccional Medellín, también ha entrado en el proceso de brindar espacios

pedagógicos que posibiliten la formación de maestros, con la finalidad de ir

encarnando los valores propios del carisma franciscano. En el fondo surge la

inquietud por asumir la filosofía y la tradición de la Institución, con miras a conocer

la identidad Bonaventuriana, en efecto, “La Universidad de San Buenaventura es

una Institución Superior que desarrolla y presta servicios de alta calidad, para

satisfacer las necesidades de la sociedad; afirma su identidad en la confluencia de

69

tres dimensiones substanciales: su ser universitario, su ser católico y su ser

franciscano” (PEB, 2007. p.41).

De este modo, la reflexión que se quiere hacer en torno a la formación franciscana

es que se puedan asumir los componentes constitutivos de la identidad, desde el

lugar donde son ejercidos los discursos pedagógicos. De modo que se despierte el

sentido de pertenencia por la institución hasta apropiar los valores y principios

franciscanos, sin perder de vista las tres dimensiones substanciales planteadas en

el Proyecto Educativo Bonaventuriano19.

8.3.4. Formación de maestros y maestras

Para indagar sobre la formación de maestros, es importante entender que el término

“formación” desde una perspectiva histórica y legislativa se circunscribe en la

reflexión pedagógica de varios estudios. El primer estudio realizado sobre la

problemática de la formación de maestros en Colombia fue en 1962, promovido por

el Consejo Nacional de Rectores Universitarios; y el último con la coordinación del

ICFES se llevó a cabo en 1987. De estos dos encuentros se logró sacar el máximo

provecho, pero no agotó la reflexión de seguir preparando maestros para las

próximas generaciones de las Instituciones de Educación Superior.

De los temas tratados en los encuentros, a saber: formación profesional, saber por

enseñar, práctica profesional, investigación, relación con la comunidad y pedagogía,

se encuentra que éste último, la “pedagogía”, ha sido el problema que más

débilmente se ha tratado.

19 Dentro de PEB aparecen las siguientes dimensiones substanciales: su ser universitario, su ser católico y su ser franciscano.

70

“Aunque aparezca como insólito: en el medio siglo de existencia de las

facultades de educación, la formación de educadores nunca ha tenido los

problemas de la enseñanza y del aprendizaje como eje curricular básico. La

ausencia de la pedagogía en el discurso de las facultades de educación en

los encuentros realizados en el último cuarto de siglo es apenas otra

manifestación de este hecho insólito, frente a lo cual cabe mejor nuestra

capacidad de reorientación en la formación de maestros que un

reconocimiento de indebida culpa” (Enrique E. Batista J & Norbey Garcia O,

2011, p. 70).

El problema se agudiza cuando la pedagogía se la equipara a otros conceptos

como: didáctica, educación, enseñanza, instrucción, formación, currículo, metódica;

dando por sentado que existe un consenso entre los mismos, hasta el punto de

convertirlos en sinónimos. No se puede desconocer que la pedagogía aparece como

un discurso moderno, pero tampoco se puede negar que se han cometido una serie

de abusos con el empleo de la palabra pedagogía. Todos en las facultades de

educación hablan de pedagogía, pero no existe un mínimo de comprensión.

Frente a esta situación anterior es evidente prestar suma atención a la preparación

que necesitan los maestros del contexto colombiano, y que hoy se enfrentan a la

dura crítica de la sociedad que cada vez deshumaniza más al ser humano.

El Ministerio de Educación Nacional en el año 1987, entre los meses de marzo y

junio, se dio a la tarea de recoger unas memorias fruto de las reflexiones en torno a

la formación y capacitación de docentes, con el objetivo de poder formular

estrategias que conduzcan al mejoramiento cualitativo de la formación de docentes.

“En este plano proyectivo las facultades deben avanzar en la consolidación

de nuevas estrategias y políticas para la educación de educadores, para esto,

es necesario que en su estructura curricular y administrativa ocurran cambios

71

que puedan propiciar el logro de objetivos de formación, tales como:

adquisición de los fundamentos filosóficos, éticos, políticos, antropológicos,

axiológicos de la educación. Obtención de una síntesis constructiva, de los

fundamentos teóricos y científicos de la educación y la pedagogía,

fundamentos psicológicos, históricos, sociológicos, económicos, lingüísticos.

Acceso a una formación técnica e instrumental que le permita el ejercicio

apropiado en tareas de instrucción. Convertirse en un docente cuya práctica

sea dinámica y transformadora, con base en una didáctica creativa, y

comprometida en la formación de verdaderos edu-cadores y agentes de

cambio social” (Acevedo, 1987, p. 185).

Sin lugar a duda, el Gobierno Colombiano ha tratado por todos los medios de

implementar nuevas estrategias en el orden formativo, científico e investigativo

dentro del sistema educativo que brinden a los educadores la apropiación y a su

vez la posibilidad de construir los fundamentos teóricos y científicos de la educación

y la pedagogía, con el fin de cualificar eficientemente sus prácticas pedagógicas.

Durante el periodo presidencial de Juan Manuel Santos20, se ha intentado realizar

una reforma a la Educación Superior que consiste en dar unos créditos a los

estudiantes el cual será reflejado en el trabajo independiente y el exigido por su

acompañante o director.

8.3.5. Qué se entiende por maestro

20Lo que empezó con una desconocida e inconsulta propuesta de reforma a la Ley 30 de 1992, el 10 de marzo

de 2011 –cuando el presidente Santos la presentó a los rectores- se convirtió en algo más que una reforma, y es

una política pública que impactará más leyes, y que se oficializará este lunes 4 de agosto, tras 1.242 días de

debates al respecto.El Acuerdo por lo Superior: propuesta de Política Pública para la excelencia de la educación

superior en Colombia, en el escenario de la Paz, es el nombre del documento elaborado por el Consejo Nacional

de Educación Superior CESU, y que presenta en 136 lineamientos propuestas para mejorar casi todo el

panorama de la educación superior, en la idea de orientar las decisiones gubernamentales y del sistema en las

próximas dos décadas.

72

Ser maestro hoy en día resulta algo que no ha quedado del todo claro, porque se

piensa que cualquier persona formada académica o empíricamente puede ejercer

este rol, y por lo tanto, dedicarse profesionalmente a la enseñanza. Error que se

comete a diario en las Instituciones de Educación Superior y más grave cuando este

fenómeno llega a las facultades de educación.

“Debe ser evidente que no es lo mismo formar un docente que un pedagogo

(un maestro pedagogo), en este último caso existe la intención expresa de

que su práctica de la enseñanza esté regida por los principios de una

pedagogía científica. En el caso del docente, esa intención no está expresa

y con frecuencia no se considera ni deseable, ni útil. Reiterando: la pedagogía

ha sido la gran ausente en las facultades de educación, en la práctica

cotidiana de los maestros en nuestro país” (Enrique E. Batista J. & Norbey

García O, 2011, p. 70).

El panorama que se observa no puede ser del todo desalentador, si se afirma que

en el interés por reivindicar el papel del maestro, está el esfuerzo de los mismos

educadores por entrar en el desafío de actualizar sus conocimientos y de apostarle

a la investigación científica. El reto que corresponde asumir a quienes van detrás

de estos procesos es tratar de tomar una postura de concienciación que en palabras

de Paulo Freire, es el resultado de: “Despertar la conciencia, un cambio de

mentalidad que implica comprenderse realista y correctamente la ubicación de uno

en la naturaleza y en la sociedad; la capacidad de analizar críticamente sus causas

y consecuencias y establecer comparaciones con otras situaciones y posibilidades;

y una acción eficaz y transformadora” (Freire, 1971. p. 14).

En Colombia no está todo dicho en cuanto a la formación de maestros, ni tampoco

al rol que debe asumir el maestro, el docente, el profesor, lo que sí se ha tratado

de distinguir son las tendencias y las diferencias epistemológicas que enmarcan

estas categorías. La concepción de educador empieza a circular a partir de estas

73

memorias formativas; en efecto, “Un educador que como intelectual de la pedagogía

articule la enseñanza de las ciencias y de las artes a las necesidades educativas

con miras al proceso de desarrollo y transformación del hombre colombiano”

(Acevedo, 1987, p. 186).

La primera distinción que se asume en este trabajo con respecto a la categoría de

maestro la intenta establecer el autor Rafael Ávila, a partir de la siguiente definición:

“Ser maestro es una forma de ser hombre. Llegar a serlo no es el resultado

de una –vocación- ni de una predestinación (de Dios o de los padres) ni de

una supuesta gracia de estado. Es el resultado de una opción, previo el

análisis de otras alternativas profesionales, y previo el análisis de nuestras

características personales” (Ávila, 2007, p. 22)

No obstante, la anterior tesis se queda corta en cuanto que, si ser maestro es una

forma de la condición humana, entonces, ¿Cualquier sujeto que no tenga clara la

concepción de ser humano, la concepción de sociedad, la concepción de familia, es

capaz de ejercer el rol de maestro? A partir de la década del ochenta, la doctora

Olga Lucía Zuluaga pone el dedo en la llaga y empieza a investigar no solamente

sobre el papel del maestro sino sobre el debate en torno a la pedagogía. En

definitiva, nadie nace pedagogo, se hace pedagogo, como el resultado de un

entrenamiento prolongado en sus maneras de pensar, sentir, y de abordar los

problemas de la educación. De ahí que el problema es el surgimiento de muchas

cosmovisiones, que intentando comprender el mundo en su existencia, se olvidan

de la reflexión antropológica.

Cuando se habla de la pedagogía viene al imaginario cómo educar a los niños o

qué es una ciencia de la educación, pero siempre está el interrogante ¿cómo formar

a esa persona que ejerce un papel tan importante en la labor de educar?, no se

sabe cómo socializar con el individuo que se tiene enfrente. Todo esto son algunos

74

problemas que afronta el maestro, dado que no se cuenta con esa intervención

educativa para formar a ese sujeto. Inclusive aparecen términos asociados a este

oficio: profesor, docente, educador, pedagogo, que se confunden en la práctica y

hasta se convierten en sinónimos.

“Aunque debe precisarse de inmediato que términos como profesor, docente,

educador, pedagogo, califican ciertos matices en la jerarquía social y

académica para distinguir diversas especies dentro del mismo género. Y es,

justamente, la cuestión de la génesis de esta diferenciación, al margen de

sus nombres, […] todas ellas parten de la problematización del estatuto

epistemológico del maestro que lanzó Olga Lucía Zuluaga hace ya veinticinco

años, palabras de acero y amor que han orientado las búsquedas del Grupo

de Historia de la Practica Pedagógica en Colombia” (Vélez, 2003, p. 254-255)

El maestro pedagogo no puede pensar en educación sin antes “pensar-se” y

“pensar” en los sujetos a quienes está formando, porque simplemente se reduciría

a una instrumentalización, a un adoctrinamiento de mentes, pero incapaces de

resolver los problemas de la vida diaria.

De igual modo, la crisis de la modernidad trajo como influencia el avance científico

en todo su esplendor de las tecnologías de la información y comunicación, las TIC;

características de la sociedad globalizada, que ofrecen posibilidades en muchos

campos, entre ellos en el del quehacer educativo, con enormes posibilidades de

desarrollo y un camino abierto hacia el mundo del saber a través de la educación

en general y de la educación superior en particular. Sin embargo, teniendo presente

este contexto los maestros tienen el reto de apropiar las técnicas y estrategias de

esta sociedad del conocimiento que cada vez más maneja resultados y producción

económica arrinconando al hombre y alienándolo por completo. Por ende, es

importante hacer un itinerario reflexivo permanente y cuestionar hasta qué punto es

relevante el papel del maestro en la pretensión que busca la educación colombiana.

75

8.3.6. Qué se entiende por Docente

Se puede decir que un docente es aquel individuo que se dedica a enseñar o que

realiza acciones referentes a la enseñanza. La palabra deriva del término latino

docens, que a su vez procede de docēre (traducido al español como “enseñar”). En

el lenguaje cotidiano, el concepto suele utilizarse como sinónimo de profesor o

maestro, aunque su significado no es exactamente igual.

El docente o profesor es la persona que imparte conocimientos enmarcados en una

determinada ciencia o arte. Sin embargo, el maestro es aquel al que se le reconoce

una capacidad reflexiva de “pensarse” y “pensar” a quien instruye. No es un

trasmisor de conocimiento, es un investigador.

“El maestro ya no se puede mirar como transmisor de un saber o contenido

temático sino que el maestro debe ser un investigador. Esta propuesta ha

sido estructurada por el Centro de Estudios de Investigaciones Docentes

(CEID), y por el Movimiento Pedagógico. Nosotros pensamos que ya no

basta con que el maestro enseñe un saber específico, se necesita que el

docente empiece a implementar desde la educación preescolar actividades

de investigación, para que se convierta en algo cotidiano, cercano,

aprehensible y de fácil manejo, pretendiendo que el alumno crezca

practicando la investigación y al llegar a adulto la utilice en favor del desarrollo

técnico, científico y cultural del país”. (Echeverry, 1993. p. 280)

El maestro tiene un arduo trabajo en la investigación social y educativa, claro que

sin limitarla a este ámbito únicamente, considerando el aspecto lúdico, cultural, de

expresión estética, el medio ambiente, todo lo que tiene que ver con la

transformación del país. Tratando de sintonizar la institución escolar con la

Constitución Nacional de 1991.

76

De esta forma, un docente puede no ser un maestro (y viceversa). Más allá de esta

distinción, todos deben poseer habilidades pedagógicas para convertirse en

agentes efectivos del proceso de aprendizaje.

“Un maestro es esencialmente un traductor, un mediador entre la dinámica

cognoscitiva del aprendiz y la dinámica de la ciencia y la cultura en cuanto tal

aproximación de ambas dinámicas aporte efectivamente a la formación

espiritual del alumno en su autonomía, universalidad e inteligencia. La

mediación más importante que suministra el maestro en la enseñanza es la

de iniciar al alumno en el lenguaje que le permita acceder directamente al

sentido del texto científico o cultural del tema de que se trate. Así como para

entenderse en cualquier conversación es indispensable el lenguaje común;

así también para que el alumno dialogue con el texto o el acontecimiento

objeto de estudio se requiere un lenguaje común entre los interlocutores que

faciliten el entendimiento y el acuerdo entre el horizonte lingüístico de los

estudiantes y el horizonte lingüístico de la materia de estudio. Aquí, la tarea

inicial del maestro es traducir a los estudiantes el tema aun lenguaje común

que les facilite el diálogo directo con el texto” (Flórez. 1990, p. 31).

El maestro debe provocar en el alumno el interés por acceder al saber de manera

que apropie las herramientas cognoscitivas y pedagógicas que permitirán

perfeccionar su técnica en pro de la construcción del verdadero conocimiento. En

palabras del profesor Joan Carles Mèlich21 el maestro ha dejado de ser el guía, la

figura principal que regula los modos operados a través de la enseñanza y el

aprendizaje para convertirse en alguien que acompaña el camino y al mismo tiempo

sabe escuchar a sus estudiantes22.

21 Nació en Barcelona en 1961. Es profesor de Filosofía de la Educación en la Universitat Autònoma de Barcelona. Ha sido investigador del proyecto –La Filosofía después del Holocausto- del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSCI). 22 El pensador Catalán Joan Carles Mèlich fue ponente invitado al Curso de Filosofía en Educación durante los días 11 al 14 de Agosto de 2014 en la ciudad de Medellín- Colombia donde participaron varias Universidades;

77

8.3.7. Prácticas Educativas

Así como lo define Andrés Klaus Runge Peña en uno de sus escritos; “la pedagogía,

se entiende en su sentido moderno, como disciplina que lleva a cabo reflexiones

teóricas y prácticas sobre la educación y formación humana”. (Runge, 2010 p. 49).

Así mismo, se puede plantear que el pedagogo estudia una praxis social. Ahora

bien, la reflexión pedagógica surge de la praxis misma.

Cuando se habla de educación debería evidenciarse una práctica, o una praxis;

pero ¿qué se entiende por praxis y, específicamente, por praxis o práctica

educativa? Este primer interrogante remite a la diferenciación clásica dada por

Aristóteles. Praxis, del griego antiguo “πρᾱξις”, significa acción, actuar, y es

equivalente a la expresión “práctica”.

Se puede decir que, toda praxis es un hacer, pero que no todo hacer es

necesariamente una praxis. Los griegos denominaban praxis, en un sentido amplio,

a la acción de llevar a cabo algo que tiene por finalidad al agente mismo o que se

encamina a una meta que trasciende al agente mismo. Vale destacar acá a

Aristóteles quien retoma el concepto de praxis, lo saca de su uso cotidiano y lo eleva

a un concepto especializado: Para Aristóteles, la acción práctica lleva el sentido y

valor en sí misma. Lo importante, por tanto, no es el producto final como en el acto

poiético, sino la finalidad. No es importante si la acción se logra o si se realiza con

éxito. La finalidad se encuentra en la acción misma (Por ejemplo, el dar limosna: lo

importante es la finalidad de la misma acción, aun cuando la limosna no le llegue a

los necesitados).

Praxis describe en un sentido amplio un hacer, una actividad que solo se puede

realizar por “seres humanos libres”. Aristóteles subraya precisamente que la vida es

entre ellas la Universidad de San Buenaventura. El día 13 de Agosto se refirió al papel del maestro no simplemente como aquel que guía un camino sino que sabe y aprende a escuchar.

78

praxis, es acción humana. La praxis (la vida humana) no es entonces un fenómeno

biológico, sino antropológico. La praxis es un hacer humano a partir del cual se ve

trasformado lo humano mismo. Solo los seres humanos son seres de la praxis ya

que en ella y con ella se puede y tiene que decidir o tomar decisiones. La decisión

necesaria o por tomar remite o surge entonces de la reflexión (la praxis es un hacer

libre, con finalidad en sí mismo y reflexionado). Solo cuando el ser humano es libre

y reflexiona hay praxis según Aristóteles. La praxis se refiere a la acción orientada

por ideas, autodeterminada y responsable del ser humano. Por ejemplo, cuando se

hace referencia a la praxis política o a la praxis educativa (al educar). Aristóteles

también enfatiza en la distinción entre un hacer productivo (poiesis) y un actuar

responsable (praxis). Como dice Benner: “Praxis significa siempre dos cuestiones:

de un lado el hecho (Tat) o la acción (Handlung) que de modo voluntario produce

algo; pero también, de otro lado, lo necesario (Notwendigkeit) en el sentido de la

necesidad (Not) a la que se dirige la praxis y a la que responde la praxis” (Benner,

1995, 14). Es decir, un actuar humano que responde a una necesidad humana.

Al ámbito de la praxis no pertenece entonces el saber contemplativo, sino a lo que

se refiere a lo bueno. No se trata de conocimiento, sino de prudencia (frónesis), de

adecuación con respecto a la situación (en toda parte donde se evidencia una

acción política, ética o pedagógica se trata, según Aristóteles, con un asunto de

sabiduría, de juicio reflexionante). De allí que la praxis se distinga de la praxis

poiética y de la praxis teórica (a estas no les subyace un saber responsable).

La educación como praxis resulta entonces del hecho que el ser humano, en tanto

ser imperfecto, es la única criatura necesitada y capaz de educación. Ni los animales

ni las plantas necesitan de la educación para ser o devenir tales, pero, además,

ellos mismos no se educan. A diferencia de ellos, el ser humano es o deviene en

humano a partir de lo que hace (praxis) de sí. No obstante, con ese hacer no se

supera la imperfección, por lo que lo humano se presenta siempre como tarea, como

proyecto, como historia, como sujeto de su propia praxis. La educación, en ese

79

sentido, es la praxis de los humanos adultos para con los que están en crecimiento

—o para los que necesitan de educación—. La praxis educativa, además, resulta

ser decisiva para la historia y mantenimiento de la humanidad. (Runge& Muñoz,

2010, p, 78-80).

8.3.8. El saber privado del maestro como portador del saber pedagógico

En los debates contemporáneos sobre pedagogía, con frecuencia aparece la

referencia al concepto de “saber pedagógico” que Olga Lucía Zuluaga presentó en

su trabajo Pedagogía e Historia:

“Decimos saber pedagógico porque hemos asumido la Pedagogía como

saber. El saber es el espacio más amplio y abierto de un conocimiento, es un

espacio donde se pueden localizar discursos de muy diferentes niveles:

desde los que apenas empiezan a tener objetos de discurso y prácticas para

diferenciarse de otros discursos y especificarse, hasta aquellos que logran

una sistematicidad que todavía no obedece a criterios formales. Es decir, el

saber nos permite explorar desde las relaciones de la práctica pedagógica

hasta las relaciones de la Pedagogía, así: primero de la práctica pedagógica

con la educación, la vida cotidiana de la escuela y el entorno sociocultural

que la rodea, pasando por las relaciones con la práctica política. Segundo de

la Pedagogía con la Didáctica, su campo de aplicación y de articulación con

los saberes enseñados; con las Ciencias de la Educación; con la historia de

la educación y de la Pedagogía que los historiadores de las ideas toman

como historia de su –progreso- y con las teorías que le han servido de modelo

o de apoyo para su conformación” (Zuluaga, 1999. p. 26).

El saber pedagógico es una herramienta fundamental para el diálogo

interdisciplinario con los conceptos emergentes de las ciencias humanas y de las

80

ciencias de la educación. No obstante, Olga Lucia Zuluaga, acuña el concepto saber

pedagógico, en efecto;

“Si se ha elegido el saber pedagógico, como campo de conocimientos sobre

la enseñanza, es porque los trabajos de Foucault representan la posibilidad

tanto de análisis arqueológicos con orientación epistemológica como de

análisis genealógicos que pueden dar cuenta de la formación de objetos,

conceptos y técnicas en la interioridad de prácticas sociales” (Zuluaga, 1999.

p. 5).

Según Runge Peña, este planteamiento: “el saber pedagógico es el saber del

maestro”; resulta problematizador, y es precisamente porque la pedagogía queda

entendida como un saber reservado al maestro, es decir como un saber privado y

único, que inclusive no puede ser refutado ni cuestionado. De ahí que surjan

cuestionamientos como estos: ¿La educación no es una ciencia es una praxis, es

un hacer?; ¿la pedagogía no es hacer, sino la reflexión del maestro?. Sin embargo,

hay muchos campos de la pedagogía que no tiene que ver con la praxis.

Ahora bien, analizar los trabajos realizados en Colombia frente al tema pedagógico

requiere remontarse a la década del ochenta cuando surgen una serie de

discusiones sobre la Pedagogía nutridas desde diversas opciones teórico-

metodológicas tanto a nivel nacional como internacional, sin embargo, esta

confrontación sobre los problemas epistemológicos, conceptuales, contextuales y

prácticos de la pedagogía no han posibilitado una unidad de explicación y

comprensión de lo pedagógico, sino que se han constituido en movimientos

excluyentes, cada uno con su propia estructura conceptual y discursiva.

81

8.3.9. Qué se entiende por hermenéutica23

La palabra hermenéutica no es tan antigua, es el producto de una elaboración más

moderna que empezó a hacer mella en la reflexión teológica, gracias al giro

hermenéutico dado por el pensador Schleiermacher. En el siglo XIX el filósofo y

teólogo alemán Schleirmacher en sus investigaciones científicas plantea una

inversión de la retórica, es decir, hacer presente el pensamiento que se encuentra

a la base del discurso. En último término, es la búsqueda constante del lector por

acceder a lo que el autor quiso decir.

Por otro lado, los estudios hermenéuticos se encuentran en la base de la teología

cristiana, ya que ésta tiene como objetivo fijar normas y principios que se deben

tener en cuenta para la interpretación de los textos bíblicos contenidos en la

Sagrada Escritura. La hermenéutica más que un método se convierte en clave que

le apuesta a la interpretación.

Henri Bouilliard (1970), citado por Barthes (1976) afirma que la hermenéutica ha

designado primero la ciencia de las reglas de interpretación de los textos bíblicos,

después el arte de interpretar los textos en general, y luego el arte de comprender.

El autor considera a la hermenéutica como una ciencia que tiene como arte;

interpretar, comprender, desglosar, los textos en general.

Ahora bien, según Gadamer el conocimiento es fundamental para la existencia

humana, la persona sólo desde su propio horizonte de interpretación que se

construye constantemente, puede comprenderse y comprender su contexto.

23 Dentro del Seminario de Epistemología de la Maestría de Educación, Cohorte 08, se hizo un estudio serio al texto de José María Mardones, “Filosofía de las ciencias humanas y sociales”, donde hay una buena introducción a lo que se ha entendido como hermenéutica y fenomenología en la cultura moderna occidental.

82

“A la tarea del escritor corresponde aquí la tarea del lector, destinatario o

intérprete de lograr esa comprensión, es decir, de hacer hablar de nuevo al

texto fijado. En este sentido, leer, y comprender significan restituir la

información a su autenticidad original. La tarea de la interpretación es

obligada cuando el contenido de lo fijado es incierto y hay que alcanzar la

recta comprensión de la información. Pero la información no es lo que el

hablante o el escribiente dijo originariamente, sino lo que habría querido decir

si yo hubiera sido su interlocutor originario (…) esto tiene su explicación en

el hecho de que un texto no es un objeto dado, sino una fase en la realización

de un proceso de entendimiento” (Gadamer, 2010. p. 333).

Para Gadamer la expresión “el ser que puede ser comprendido es lenguaje” tiene

una connotación filosófico-antropológica. El hombre intenta comprender su pasado,

la originariedad de ser instalado en un punto concreto del acontecer histórico. Este

le conduce a comprender su realidad desde una -situación hermenéutica-, que se

caracteriza no por un enfrentamiento entre hombre y situación, sino por un “estar en

el hombre en ella, formando parte de ella”.

Con esta perspectiva antropológica, Gadamer recoge las ideas de Schleiermacher,

de Dilthey y de su maestro Heidegger, y con ello muestra que no pretende inventar

un desarrollo de la hermenéutica, ya que desde Platón la hermenéutica es una

práctica adjunta a la historia; su aporte consiste en desarrollar una metodología y

forma lógica de comprender los métodos particulares de la ciencia. Para Gadamer

el modo de comprender humano es típicamente interpretativo, realizando la

comprensión constructiva que traduce de una realidad captada a la propia realidad

comprendida.

Gadamer en su obra magistral Verdad y Método (2010), prolonga la iniciativa

heideggeriana con un giro ontológico y lingüístico. Ante la propuesta totalmente

proyectiva, de futuro, en Heidegger, su discípulo complementa con lo pretérito, una

83

fundamentación histórica que rescata el pasado. El hombre no solamente va

hacia…, tiende a…, sino que también viene de…, “el horizonte de sentido” no sólo

implica la contemplación de lo que viene, sino de lo que fue.

8.3.10. Qué se entiende por fenomenología

El movimiento fenomenológico surge a mediados del siglo XX en Alemania, con uno

de sus máximos exponentes considerado como el padre de la fenomenología,

Edmund Husserl. Su doctrina filosófica versaba sobre el método que le permitía

estudiar los fenómenos, dicho de otro modo, la fenomenología es la ciencia que

estudia la relación que hay entre los hechos (fenómenos) y el ámbito en el que se

hace presente esta realidad (psiquismo y la conciencia).

Teniendo presente esta consideración, se hará un acercamiento al pensamiento de

Otto Friedrich Bollnow para intentar deducir su orientación fenomenológica. Bollnow

es el representante de una antropología pedagógica de corte fenomenológico-

filosófico surgido en Alemania. Una de las tareas principales de la Antropología

Pedagógica es someter al análisis o reflexión fenomenológica ciertos fenómenos

fundamentales de la vida –entre los que tendrían también cabida aquellos que están

presentes o que hacen parte del ámbito y de los fenómenos educativos-.

En este sentido, sobre lo que más enfatiza este autor es sobre un movimiento de

reflexión en espiral, a partir del cual se esclarecen las relaciones entre sí de ciertos

fenómenos educativos y los modos inconstantes de la existencia humana. Por eso,

el punto teórico de partida ha de ser el de una filosofía de la existencia puesta en

relación con la pedagogía, en efecto:

“Si se pregunta en ese sentido por las consecuencias de la filosofía de la

existencia para la pedagogía, lo que sigue no debe significar que, desde el

suelo presupuestando de la filosofía de la existencia que se da por sentado,

84

se entra con ciertas exigencias a la pedagogía. Nuestro propio puesto es,

más bien pedagógico; es decir, partimos de problemas educativos y a partir

de ellos se hace la pregunta acerca de lo que la pedagogía podría aprender

de las sugerencias de la filosofía de la existencia (Runge, 2005, p. 54).

Ahora bien, la aplicación del método fenomenológico a la realidad educativa resulta

ser la más apropiada para Bollnow, en vista también de su escepticismo frente a

todos los sistemas filosóficos y frente a toda imagen de ser humano cerrada. La

fenomenología, entendida aquí como el arte de describir y de ver más allá de lo

acostumbrado, la concibe Bollnow como un procedimiento poco desarrollado en

pedagogía.

En lo que plantea Bollnow está la idea de que la antropología y la pedagogía se ven

limitadas a captar la totalidad de lo humano –al menos en sus actuales formas- a

partir de aspectos particulares; dicho de otro modo, ni la antropología- en su versión

filosófica- ni la pedagogía pueden evitar vérselas con fenómenos esenciales

particulares o facetas de tipo singular que se refieren al hombre ante todo como un

ser versátil y cambiante.

En el capítulo anterior se ha analizado los fundamentos antropológicos y

pedagógicos de la antropología franciscana, haciendo un recorrido por el

pensamiento y el humanismo franciscano y resaltando algunos de sus elementos

más importantes. Ahora se pasará al Capítulo II el cual aborda; las prácticas

educativas del docente Bonaventuriano y su relación con el humanismo franciscano.

85

9. Capítulo II. PRÁCTICAS EDUCATIVAS DEL DOCENTE BONAVENTURIANO

Y SU RELACIÓN CON EL HUMANISMO FRANCISCANO

El presente capítulo tiene por objeto, describir las prácticas educativas del docente

Bonaventuriano que articulan el discurso pedagógico con el humanismo franciscano

propuesto por la Universidad de San Buenaventura, para tal fin aborda los

siguientes aspectos: En primer lugar, se indaga en torno a las percepciones y

apreciaciones de los docentes con respecto al humanismo franciscano, por eso el

instrumento que se utilizó en la recolección de la información fue mediante un grupo

focal, y a su vez, el trabajo de campo permitió comprender el desarrollo y el

desempeño de los docentes bonaventurianos en sus prácticas educativas. En

segundo lugar, se empleó como instrumento de recolección de la información unas

entrevistas a profundidad, donde mediante un estudio hermenéutico y metodológico

propio de la Antropología Pedagógica se analizaron las percepciones y

apreciaciones de los docentes formados como licenciados en la Universidad de San

Buenaventura con relación a la articulación que debe existir entre las prácticas

pedagógicas cotidianas y el humanismo franciscano. El telón de fondo, al hacer este

tipo de acercamiento recurriendo a las experiencias y vivencias de los docentes, es

permitir construir nuevas expectativas metodológicas y didácticas que ayuden a

circular de manera más precisa y diferente el discurso franciscano, a partir de un

ejercicio de reflexión permanente de las prácticas educativas.

9.1.Percepciones y Apreciaciones de los docentes con respecto al

Humanismo Franciscano

El método tomado para la recolección de información en esta etapa de la

investigación, consistió en hacer un grupo focal, el cual contó con la participación

de profesionales expertos dedicados a la docencia y con ardua experiencia en el

tema de la Educación Superior desde la perspectiva propia de la educación

franciscana. Ahora bien, dentro de la acción investigativa se encontraron varios

86

aspectos a tener en cuenta como: logros, aciertos, desaciertos. En cuanto a los

logros alcanzados en la investigación se destaca la receptividad por parte de los

docentes y el interés de la temática tratada, puesto que el humanismo franciscano

es pertinente para vehicular sus prácticas educativas, permitiendo mayor apertura

a lo que el estudiante necesita tanto en su formación académica como en su

formación humana.

“Cuando se empieza en la Universidad de San Buenaventura la

consolidación del estudio del franciscanismo y de la Paideia franciscana, y la

manera de orientar todo el proceso pedagógico, veo allí que se empiezan a

explorar muchos aspectos interesantes, sobretodo yo me identifico mucho

con los referentes antropológicos y pedagógicos, pero tiene que ser muy

coherente en la vida de uno, es decir, el tema de la acogida, el tema de la

mirada, el tema del encuentro, el tema de la relación, son aspectos que yo

considero fundamentales, de alguna manera esto fundamenta, en términos

personales, mi accionar pedagógico, esto le da a uno un elemento como vital,

lo relaciona a uno en lo comunicativo, el servicio” (Documento Grupo Focal,

Participante 5. 2014, p. 6).

Otro de los aciertos fue el interés que los entrevistados encuentran en la Universidad

de San Buenaventura para dar continuidad a la Paideia Franciscana, dado que es

la propuesta pedagógica que ilumina las prácticas educativas. Es igualmente

menester enunciar los desaciertos en el desarrollo de la investigación, como lo que

registran algunos de los entrevistados sobre la falta de proyección social, en efecto:

“Creo que hay otro asunto que habría que potencializar y es la proyección

social; o sea realmente yo siento que desde la proyección social a nosotros

nos falta muchísimo, muchísimo por mostrar nuestra naturaleza; me refiero a

proyectos por ejemplo articulados con otras facultades, proyectos conjuntos,

donde realmente estemos trabajando la inter, transdisciplinariedad al servicio

87

del mundo y para poder hacer más evidente el asunto del

humanismo”(Documento Grupo Focal, Participante 3. 2014, p. 20).

La proyección social es una de las funciones sustantivas24 de la Institución, la cual

cumple con la tarea de propiciar la participación activa de docentes, estudiantes y

egresados en planes, programas, proyectos, de proyección y extensión social que

permita evidenciar las relaciones entre el conocimiento, su aplicación y apropiación

social en contextos concretos para desarrollar y vivenciar el compromiso social

como bonaventurianos. Por lo tanto, se requiere potencializar la forma como se

proyecta la Universidad a la luz del discurso franciscano, de manera que se

establezca la relación permanente con el ámbito social y la perspectiva externa de

la Universidad de San Buenaventura en el contexto. De ahí que, para llevar a cabo

tal empresa es pertinente seguir indagando sobre las concepciones que tienen los

docentes en torno al humanismo franciscano.

9.1.1. Concepciones de los docentes de la Universidad de San Buenaventura

en relación con el Humanismo Franciscano

Desde hace varios años la Universidad ha tenido una preocupación por acercarse

a los asuntos educativos , no sólo a partir de lo que propone el Proyecto Educativo

Bonaventuriano desde el marco jurídico, contextual, histórico y socio-político, sino

desde el reto que tiene de articular su contenido teórico con la práctica diaria, es

decir, la vivencia de lo franciscano que debe traducirse en la apropiación de la

identidad Bonaventuriana que busca fortalecer los procesos académicos ad intra y

ad extra de la Institución.

24 Se entienden por Funciones Sustantivas a los procesos académicos estructuralmente organizados en el Proyecto Educativo Bonaventuriano: Docencia, Investigación, Proyección Social y Bienestar Institucional. Dichas funciones aparecen conceptualmente en el PEB.

88

En general, no es tarea fácil comprender el fenómeno educativo, dado algunas

dificultades que enfrentan hoy los docentes en la formación de sus estudiantes,

puesto que la responsabilidad de la formación no debe recaer solamente en una

sola persona, sino precisamente en la capacidad de construir el conocimiento y la

ciencia a partir de la mutua reciprocidad, es necesario entonces, preguntarse y

cuestionarse cómo se ha venido entendiendo el Humanismo Franciscano25 en la

Institución Bonaventuriana.

“Yo me he acercado al asunto del humanismo en términos franciscanos, que

tiene un matiz propio al aporte franciscano; no es cualquier humanismo

evidentemente, lo he hecho desde lecturas de Leonardo Boff. Hay algo en él

que me llama mucho la atención; que es el texto Ternura y Vigor, es ésa

lectura pensada de quiénes somos, y cómo somos nosotros; en términos de

contexto. No sé, yo en ése humanismo siento que lo que se lee, es un cristo

puramente humano, un cristo puesto sobre la tierra y situado en unas

realidades, unas realidades que tiene que enfrentar en nuestros tiempos

discursos y problemas propios del contexto, ¿Cierto? Entonces es

encontrarse un humanismo que no está ocultando ningún tipo de

pensamiento, ni tampoco se enfrenta con otros tipos discursos o filosofías,

no se trata de eso” (Documento Grupo Focal, Participante 1. 2014, p. 1).

Aunque Leonardo Boff pensador y teólogo brasilero desde una mirada teológica y

filosófica trata de aterrizar los conceptos más elevados al propio contexto de los

pueblos que sufren la marginación, viven la injusticia y padecen la pobreza por ser

25 Por humanismo franciscano en sentido verdadero y propio se entiende al humanismo de pensamiento y de acción, de contemplación y de participación, de razón y voluntad, de la vida y de la muerte, del trabajo y del ocio, del hombre singular y comunitario, de lo profano y de lo sagrado, del cielo y de la tierra, porque el auténtico humanista franciscano es el hombre que se abre a la totalidad de lo real y es permanente discípulo de la Verdad. Cf. MERINO, José Antonio. (1982) Humanismo Franciscano: Franciscanismo y mundo actual. Madrid: Cristiandad. p. 45.

89

catalogados como excluidos no necesariamente pretende hacer un planteamiento

riguroso sobre el humanismo franciscano como si lo analiza Fray José Antonio

Merino en su propuesta. El acercamiento que desarrolla Boff a lo humano se

circunscribe a un Cristo situado en un mundo, el cual, se convierte en una figura

que es referente para defender los derechos de los más pobres, doctrina mediada

por la banalizada y mal interpretada Teología de la liberación. De ahí que emerja

algunos principios teológicos en orden a develar un humanismo franciscano que

leído en clave pedagógica franciscana posibilite el crecimiento de la persona,

desarrolle su capacidad crítica y ayude a tomar posición política, social, económica

frente a los sistemas imperantes del mundo capitalista. Si bien el estudio del

pensamiento latinoamericano que hacen los entendidos en el tema entorno a las

problemáticas sociales de los pueblos no pretenden hegemonizarse para establecer

cuáles serían los derechos y deberes de los ciudadanos si se pretende rescatar aquí

una reflexión del pensamiento franciscano que se aleje de todo tipo de especulación

y se aproxime un poco más a la certeza.

Se puede interpretar a partir del acercamiento al humanismo franciscano el interés

y la preocupación por cifrar asuntos que tocan al ser humano en toda su esencia y

existencia, de ahí que se pueda entrever filosóficamente una concepción de ser

humano aterrizado y ligado a una realidad social y política, un individuo que no

descuida su compromiso de ser responsable con el otro, con aquel que no cuenta

en la sociedad. En consecuencia, en la medida en que la Antropología Pedagógica26

analice el fenómeno educativo en esa medida se va a percibir un hombre necesitado

de educación.

26 Se entiende por antropología pedagógica un campo de reflexión particular, pero no cerrado, en el que se estudia al ser humano como ser formable, capacitado y necesitado de educación. Desde esta perspectiva, se parte de la reconstrucción y posterior deconstrucción de las imágenes e ideales de ser humano que operan como fines de la educación y la formación.

90

El hombre y la mujer que acepta la invitación de educar desde la dimensión humana

y franciscana, tiene que sensibilizarse ante estas realidades que se viven en la

sociedad y que a lo mejor no se alcanzan a percibir en los procesos formativos y

académicos; primero por la falta de interés y segundo por el desconocimiento de

quienes los orientan.

“Es un humanismo que vuelve a lo que somos, a aquello que nos ha

enunciado como seres humanos, entonces no es un humanismo en hacernos

una especie, perdón por la expresión que voy a usar, europeos de segunda

y asumimos todo el folklor, todo aquello que viene de Europa,de cualquier

otro lugar de enunciación, sino que precisamente nos configuramos como

seres humanos en ése contexto donde estamos, donde vivimos y lo que

somos, ese es el humanismo franciscano para mí. Que no es cualquier

humanismo, porque podríamos hablar de humanismo enTomas Moro, o

podríamos hablar de humanismos desde autores propios de la escuela de

Frankfurt, podríamos ir a Walter Benjamín. Pero el humanismo con ese matiz,

diría yo, que con ese apellido franciscano, tiene un tinte muy propio y es el

hombre, pero no preguntamos si es lo mismo, desde ahí ese hombre después

de estar consigo mismo tiene una opción, y es obra de la Paideia, el asunto

antropológico, y el acto que lo sustenta es el asunto epistemológico. Ese

hombre está en condiciones consigo mismo de ir al otro, y a lo Otro; es una

expansión en el mundo, ese es el humanismo, que yo veo ahí parece que

tiene sentido en esa lectura” (Documento Grupo Focal, Participante 1. 2014,

p. 2).

La conclusión parcial que el educador infiere, es que aunque se pretende dar una

fundamentación a la formación de maestros a partir de la filosofía franciscana, es

necesario que el humanismo franciscano no se quede simplemente en el eslogan

de una publicidad. Para el humanismo franciscano antes de pensar en educación,

91

es fundamental pensar en el hombre, es decir, en su antropología y la concepción

de ser humano que subyace a partir de su propia reflexión.

La idea principal es precisamente ser capaces de tener un referente en la figura de

San Francisco de Asís, y de esta manera establecer una relación consigo mismo,

con los otros, con lo Otro, como lo argumenta el siguiente participante:

“Mi formación pedagógica inicial fue en una normal superior de Amaga, el

patrono de la normal es San Francisco de Asís, así que todas nuestras

prácticas giraban alrededor del estudio, y comprensión, sobre todo de esas

creaciones poéticas de él, por ejemplo, nosotros todos los días rezábamos la

oración por la paz, todos los días, sagradamente, entonces hay muchos

elementos que empieza uno como a introyectar, el cantico de las criaturas.

[…]De manera especial me llamó la atención el relato de Francisco y el lobo,

es decir, el lobo es el otro, ¿por qué atacaba el lobo a la población?, ¿qué

había detrás del lobo?. Cuando llego acá a la Universidad de San

Buenaventura, hay una línea trasversal en Francisco, que me permite un

acercamiento a esa postura, veo en Francisco una imagen muy oxigenada,

muy juvenil, de la relación del ser humano con los otros, con lo otro, con lo

planteado, con el contexto, con el ambiente, con lo ecológico” (Documento

Grupo Focal, Participante 5. 2014, p. 5-6).

El educador franciscano desde otra perspectiva, tiene una mirada más experiencial

sobre el humanismo franciscano, lo ha marcado la historia, los hechos, los relatos

entorno a la San Francisco de Asís, por eso se identifica con los principios filosóficos

de la Institución, teniendo en cuenta que para vivir coherentemente ese humanismo

franciscano es necesario encarnarlo en lo cotidiano.

El reto del educador frente al humanismo franciscano, es poder vivenciarlo en las

prácticas cotidianas, en el diálogo que se establece con sus pares, en el respeto por

92

el otro, en el amor por la Creación y el medio ambiente, en términos generales un

humanismo franciscano que forma seres humanos conscientes de su compromiso

social.

Frente a estas visiones de humanismo franciscano, se presenta igualmente el del

educador, que concibe de máximo interés que en todo proceso esté presente una

concepción antropológica, un modelo de hombre ideal y humanista que aporte con

su vida a construir una sociedad más justa y libre, en efecto:

“Yo me atrevería a decir frente al planteamiento del participante 1, a ligar esa

concepción del humanismo que nos da la Comunidad franciscana y en esta

Universidad, como parte de ella, es la responsabilidad que tenemos, no solo

acá como maestros, sino también como investigadores en el trabajo que

hacemos, entonces, una puesta desde ese humanismo franciscano es el no

hacer investigaciones de escritorio, sino de ir a encontrar a ese ser humano

que esta allá real en el mundo y poder entrar en él y comprender esa

condición de humanidad que hay ahí, y cuál es el compromiso desde mi

docencia en esta universidad para poder aportar a ese desarrollo de ese

hombre, cómo me encuentro con él, cómo puedo compartir los espacios

dentro de sus condiciones, también porque, hacer un trabajo de campo en

una comunidad, como los procesos de paz o cualquiera de las colonias

afrodescendientes de Medellín que están en condiciones de extrema pobreza

y de abandono tiene que ser atravesada también por un discurso de

Francisco que me encuentre con la pobreza, que me pueda poner a la altura

del otro y desde allí pues hacer un trabajo” (Documento Grupo Focal,

Participante 2. 2014, p. 3).

En consecuencia, todo humanismo sea cual fuere su forma, clásico o existencial,

encierra un ideal de cultura, que propende por el hombre integral en su totalidad,

dentro de la sociedad y desde el principio de la libertad. Por lo tanto, el humanismo

93

franciscano; busca la armonía existencial, intenta establecer en la naturaleza la

unión entre la creatura y Dios; vida y cosmos, todo esto teniendo como fuente

primaria la existencia de Cristo. Aquí es importante plantear el siguiente

cuestionamiento: ¿Cuál es la injerencia del humanismo franciscano en la praxis

educativa del maestro? El humanismo Franciscano, es un estilo de vida, donde el

hombre es un ser concreto en relación con un todo. Basado en esto, y

parafraseando un poco a San Buenaventura se puede decir lo siguiente; no hay paz

psicológica donde no hay armonía ontológica, no hay ciencia donde no hay caridad

comunitaria que edifica; tampoco puede darse ni lo uno ni lo otro donde no hay

trascendencia.

De acuerdo con la manera como San Francisco y al mismo tiempo San

Buenaventura entendieron el humanismo, se puede inferir que dado el contexto

histórico – social de la Universidad actual, es necesario que ésta se preocupe por

un humanismo orientado al servicio del hombre y no de las cosas, y por un manejo

de las ideas, el saber y la tecnociencia al servicio del hombre integral y no de

intereses que estén al margen de las necesidades concretas de la persona y de la

sociedad. Tal visión debe llevar también a un compromiso con el hombre, encarnado

dentro de una realidad social fluctuante e inmediata, y no simplemente a presentar

un “seudohumanismo” basado en el objetivismo o subjetivismo descontextualizado

del hombre y del mundo y que muchas veces el ámbito universitario presenta como

una mera especulación conceptual.

El humanismo franciscano, no puede ser estático, porque sólo se quedaría en una

comprensión teórica, reduccionista; es dinámico porque permea los componentes

constitutivos del ser humano y articulado desde su propuesta pedagógica deviene

en una metodología que tiene que tratarse a partir de una mirada a la Antropología

Pedagógica.

94

9.1.2.La Paideia Franciscana: propuesta formativa desde una mirada

Antropológica Pedagógica

Los antecedentes del tema de la Paideia franciscana en la Universidad de San

Buenaventura-Seccional Medellín27, se ubican en un momento histórico el cual es

pertinente como alternativa educativa para el País. Sin ser ajena a esta situación

las políticas rectorales de la Institución proponen iniciar un camino en torno a la

reconstrucción del modelo pedagógico que fuera capaz de responder

coherentemente a las exigencias emanadas del Proyecto Educativo

Bonaventuriano. Ocuparse de crear un modelo no es el problema, el quid del asunto

es que tal apuesta que contiene los principios y la filosofía institucional logren ser

apropiados y vivenciados en las prácticas educativas, tal como lo manifiesta otro

participante del grupo focal.

“Yo recuerdo cuando se empezó a pensar en la construcción del documento

de la Paideia franciscana, que eso es un asunto de percepción, una

sensación en la gente, como de tensión, porque cómo era posible racionalizar

27La Universidad de San Buenaventura - Seccional Medellín atendiendo a la dinámica de la educación en el contexto actual y las políticas rectorales propuso el Plan Estratégico de Desarrollo formulado para el periodo 2005-2007, el cual mediante un modelo de gestión por proyectos hace viable las metas trazadas en la línea de fortalecimiento académico, como un compromiso derivado del Proyecto Educativo Bonaventuriano, en la búsqueda de la calidad y el ofrecimiento de programas con pertinencia académica y social, compromiso que está bajo la responsabilidad y coordinación de la Dirección Académica con el concurso de las facultades y las diferentes unidades de apoyo institucional. A partir de lo anterior se formula el proyecto de orden institucional denominado en su comienzo “Reconstrucción del Modelo Pedagógico de la USB-Medellín”, desde el cual, como componente del Proyecto Educativo Bonaventuriano, propone establecer un nuevo diálogo con la historia, principios, filosofía institucional y el compromiso social en la formación de personas profesionales, competentes e idóneas que desde un campo disciplinar comprendan la complejidad del ser humano y contribuyan de manera corresponsable con la construcción de una nueva sociedad. De otro lado, en la facultad de educación, desde el Grupo Interdisciplinario de Estudios Pedagógicos - GIDEP, el investigador Jair Hernando Álvarez y su equipo venían adelantando una investigación sobre el discurso franciscano como sustento de la acción formadora, desde esta investigación y las indagaciones teóricas iniciales se justifica la necesidad de considerar el Humanismo Franciscano como fundamento de la Pedagogía Franciscana, es decir, una forma particular de concebir la formabilidad del ser humano y por tanto de fundamentar y orientar el desarrollo de las funciones sustantivas de docencia, investigación, proyección social y bienestar universitario en el marco institucional y en articulación con la naturaleza y objeto propio de cada unidad o facultad. Cf. UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA. Paideia Franciscana. Una mirada a la expansión humana. USB: Medellín, 2007.

95

lo que se estaba viviendo, como ponerlo afuera, cuando es lo que uno está

viviendo en lo cotidiano, es decir, en el ambiente, a nosotros nos han

caracterizado por ser alegres, tranquilos, horizontales en la relación, la

secretaria es querida, la rectora es querida, el profe es querido, todos de

alguna manera en las prácticas, en lo cotidiano, para la formación, era parte

de nosotros, de la naturaleza de nosotros, cuando dicen, empecemos a

racionalizar el asunto, ¿cómo es eso?, ¿cómo es que nosotros vivimos eso

en lo cotidiano?, descríbalo, y empecemos a racionalizar el asunto, escribir

qué es eso de vivir al estilo de vida franciscana, que es eso de vivir la vida en

lo cotidiano, entonces, describa la alegría, describa cómo la vive usted, eso

fue muy complicado” (Documento Grupo Focal, Participante 3. 2014, p. 7).

Lo que se percibe aquí, es que no se alcanzó a asimilar que el asunto de la Paideia

Franciscana no era simplemente una racionalización de los conceptos que en teoría

circulaban en los textos oficiales28. Ciertamente los maestros poco a poco, con el

trabajo y el apoyo de la Unidad de Formación Humana29, entendieron que el

pensamiento y la filosofía franciscana consistían en plantear estrategias de diálogo

y respeto en procura de que cada profesional incluyera en sus prácticas

pedagógicas el sentido identitario del carisma franciscano a partir del fortalecimiento

de las relaciones horizontales fraternas entre los individuos.

El proyecto inicial de reconstruir el modelo pedagógico de la USB, se trasladó a lo

que se denominó Paideia Franciscana, y que se convertiría en el fundamento

filosófico y pedagógico del mismo proyecto, invitando a reflexionar en torno a la

formación y apropiación de sus elementos antropológicos y pedagógicos.

28 Me refiero a textos oficiales a los que tiene la Universidad de San Buenaventura como directrices en todos sus procesos académicos: El Estatuto orgánico, el Proyecto Educativo Bonaventuriano, El reglamento estudiantil. 29 La Unidad de Formación Humana y Bioética es el área encargada de la organización, planificación y proyección socio-humanística, ética, bioética e institucional de la Universidad de San Buenaventura. Su razón social se desprende de la misión y visión institucionales.

96

“La Paideia Franciscana como propuesta pedagógica a la vez que es

coherente con la filosofía franciscana, tiene igualmente la pretensión de

sustentar de manera propia, significativa y vigente las actividades

concernientes con la formación y educación de los sujetos en la Universidad

de San Buenaventura seccional Medellín, es decir, sustento pedagógico del

quehacer estratégico de la Institución”. (Álvarez & Muñoz, 2009, p. 296).

Los lineamientos académicos30 consignados en el Proyecto Educativo

Bonaventuriano desde la perspectiva franciscana tienen que llevar a pensar que la

propuesta franciscana es capaz de integrar en su estructura los componentes

institucionales y educativos. Ahora bien, en la medida en que la pedagogía

franciscana muestra coherencia y compromiso con su ser y quehacer, en esa misma

medida su interés es precisamente formar sujetos responsables que asuman los

retos y los desafíos de la sociedad y las transformaciones en el campo educativo.

La Paideia Franciscana como propuesta pedagógica se articula metodológicamente

con una Antropología Pedagógica que se ocupa del debate tejido entorno a los

asuntos educativos y a la concepción histórica del ser formable y necesitado de

educación. El ser humano a partir de su complejidad está en constante búsqueda

de la formación que potencialice sus prácticas educativas en el ejercicio de

transformar el conocimiento y profundizar en el pensamiento franciscano.

"La antropología pedagógica en la línea de una antropología histórico-

pedagógica han llevado a cuestionar radicalmente, tanto desde el punto de

vista histórico como cultural, los ideales de hombre que han orientado la

educación y las prácticas educativas mediante las cuales los individuos -

hombres y mujeres- han sido formados" (Wulf, 2008, p. 51).

30 En el Capítulo III del PEB aparecen los siguientes lineamientos académicos: estructura académica integradora, pedagogía franciscana, investigación formativa, básica y aplicada, evaluación permanente y continúa de los procesos académicos.

97

El acercamiento teórico y metodológico a la Antropología Pedagógica, permite la

lectura hermenéutica del fenómeno educativo que en clave pedagógica franciscana

asume una postura crítica, constructiva, y propositiva frente a los procesos

formativos agenciados en la Universidad San Buenaventura y apropiados por parte

de los educadores. Se vive en una sociedad donde todos los días cambia su sistema

de valores, las TIC, la era digital, la virtualidad hacen parte de un entramado de

transformaciones que se evidencian en el sector educativo y que influyen

contundentemente en las prácticas educativas.

La Paideia Franciscana tiene la obligación de orientar y ser el lugar de reflexión,

planeación, sistematización y organización de todas las acciones educativas de la

Institución Bonaventuriana, y como propuesta formativa hace una serie de

enunciados tomados desde la filosofía franciscana apropiando tanto el discurso

pedagógico como el fundamento antropológico. La pedagogía franciscana no olvida

otros aspectos, tales como que el maestro es un sujeto de saber, un sujeto de saber

pedagógico y un sujeto inacabado, en permanente formación, y que no solo en el

acto de enseñar-aprender hay una práctica pedagógica. De ahí que el

planteamiento que establece la Antropología Pedagógica como punto de encuentro

con la Paideia Franciscana resulta interesante, en cuanto que no agota el discurso

y por el contrario se puede conceptualizar teóricamente, y que a su vez sirva como

base en la enseñanza del Humanismo Franciscano.

9.1.3. Enseñanza del Humanismo Franciscano como “testimonio de vida”

Cuando el escritor y pensador franciscano Antonio Merino reflexionó en torno al

Humanismo Franciscano, no tuvo el interés de que su libro se convirtiera en una

manual donde los lectores sacaran fórmulas mágicas y aprendieran franciscanismo.

En la introducción de su escrito aclara que puede resultar peligroso decir algo con

relación al tema franciscano, porque ante todo se busca que el discurso construido

no se convierta en la repetición de lo que históricamente se ha dicho de San

98

Francisco de Asís, puesto que, no se quiere caer en lo superficial y es mejor

aprovechar la riqueza antropológica y existencial que dicha propuesta invadió el

mundo actual.

“El tema franciscano da pie para ser tratado de muchas formas y de un modo

sugestivo; es arriesgado, porque se puede caer en la repetición, en lo

consabido, en los tópicos, en los estereotipos; y es peligroso, porque la

sencillez y la transparencia de lo franciscano pueden hacernos caer en la

tentación de quedarnos en la superficie, en lo visual y en el primer plano,

siendo así que la sencillez franciscana, su sublime sencillez, se enraíza en

una inmensa profundidad y sólo buceando en lo profundo podrá entenderse

y comprenderse adecuadamente” (Merino, 1982. p.1)

No cabe duda, de que el pensamiento franciscano todavía está vigente sobre todo

por la concepción en torno a la Persona humana, y aún más se convierte en

novedad y alternativa frente a algunas sociedades más poderosas y prestigiosas

que luchan por alcanzar sus propias seguridades a costa de los más débiles, en

efecto:

“Clave antropológica se percibe, como creador de cultura, la educación como

práctica de la libertad, donde la educación es un proceso humanizador y

liberador; que debe hacer al ser humano más humano. La educación es un

proceso permanente de construcción humana. Es humana porque solo es

posible en las Personas” (Freire, 1971. p. 18)

En consecuencia, la educación con una perspectiva antropológica estará atenta a

que el hombre no sea aniquilado por parte de un mundo que adormece, que es

profundamente materialista y hedonista, de un mundo que masifica, excluye y

desvirtúa a quienes no entran en sus normas.

99

En la tarea de la educación desde las humanidades, es necesario partir del núcleo

Persona Humana como clave hermenéutica por excelencia, de tal modo que ella

misma llegue a los asuntos propios de la radicalidad en la propia encarnación. El

encuentro con el referente antropológico en donde la Persona humana es algo más

que el ser biológico, donde la reflexión por la pregunta por el hombre trasciende a

la propia reflexión de quién es el hombre; la tarea de la educación humanista

franciscana es entonces crear condiciones intelectuales y formativas para que los

educandos logren asumir experiencias que comprometan su vida consigo mismos

y con los demás.

Por eso, transmitir el Humanismo Franciscano no es tarea fácil, porque cuestiona a

muchos maestros que viven situaciones parecidas en sus propios escenarios.

“Yo pienso que el humanismo no se enseña de manera estructurada ni

sistemática, me parece que se convierte en un testimonio de vida. Ese

humanismo se enseña a partir de la relación con el otro, a partir del encuentro

con el otro, a partir de cómo yo soy maestra como me relaciono con los otros.

No es una clase del humanismo franciscano, y estos son los valores de la

universidad, y estos son los valores franciscanos” (Documento Grupo Focal,

Participante 2. 2014, p. 12)

El maestro Bonaventuriano llega a sus propias conclusiones de lo que considera es

el humanismo Franciscano y no lo concibe como una herramienta que se transmite

por osmosis o como un simple manual de teología franciscana. El verdadero

humanismo debe enseñarse a partir de una actitud que implica salir al encuentro

del Otro, ponerse en el lugar de los demás, sin perder la esencia y la humildad. El

maestro que no se pone como centro de su práctica pedagógica, y que al contrario

interactúa con sus alumnos desde su ser y saber, es el que logra encarnar ese

humanismo caracterizado por la alegría de servir y donar su conocimiento a la

construcción de auténticos seres humanos. Sin embargo, es fundamental

100

establecer la distinción entre conocimiento y saber. En esta reflexión que implica el

conocer humano, se impone recientemente una distinción entre el conocimiento y

el saber, en efecto:

“El saber no se reduce a la ciencia, ni siquiera al conocimiento. El

conocimiento sería el conjunto de enunciados que denotan o describen

objetos, con exclusión de todos los demás enunciados y susceptibles de ser

declarados verdaderos o falsos. La ciencia sería un subconjunto de

conocimientos. Pero con el término saber no se comprende solamente, ni

mucho menos, un conjunto de enunciados denotativos, se mezclan en él las

ideas de un saber-hacer, saber-vivir, saber-oír, etc. Se trata, entonces, de

unas competencias que exceden la determinación y la aplicación del único

criterio de verdad” (Lyotard. 1994, p. 119).

En el planteamiento de Lyotard se hace énfasis a competencias como sinónimo de

habilidades y no como una dinámica que pretende preparar al sujeto para competir,

y en ese sentido, la cita se puede considerar apresurada, con poco argumento para

ponerla a circular dentro de la lógica del saber, el cual hace alusión realmente a

todo discurso o conocimiento que no se ha sistematizado u organizado a partir de

la lógica y la hegemonía de las ciencias naturales, es más, ni siquiera el saber

pretende emular el comportamiento de dichas ciencias.

Sería más interesante ir al fondo de la distinción hecha por Foucault, la cual es leída

por Lyotard posteriormente, y diferenciar conocimiento y saber. En ese sentido, el

conocimiento corresponde a la constitución de discursos sobre clases de objetos

considerados cognoscibles, es decir, a la puesta en marcha de un complejo proceso

de racionalización, identificación y clasificación –tipo cartesiano y kantiano

posteriormente- centrado en el cogito, independientemente del sujeto que conoce.

Mientras que saber, por el contrario, designa el proceso por el cual el sujeto de

101

conocimiento, en vez de ser fijo, padece una modificación durante el trabajo que

efectúa para conocer.

De igual modo, el saber debe analizarse o contemplarse desde una relación directa

con el poder, generado en este caso a partir de una herencia de la edad clásica,

donde hay una fuerte distinción entre lo científico y lo no científico, entre lo racional

y lo no racional, entre lo normal y lo anormal, que dio lugar a la forma como se ha

organizado el mundo, incluyendo los individuos, generando mayor visibilidad de

unas cosas y pasando a ocultar otras. En ese sentido, la Universidad no puede

quedarse solo en el conocimiento visibilizado y legitimado por procesos históricos y

sociales, sino que debe permitir la circulación de lo oculto, de aquellos saberes no

oficiales, de aquellas prácticas discursivas y no discursivas. En consecuencia, de

los saberes encarnados en los sujetos desde su experiencia de vida, inserta en un

contexto social y cultural, y en una época determinada.

En síntesis, la relación hombre-mundo no se determina solo por lo que la academia

considera qué es lo científico, porque para el sujeto en su vida cotidiana no existe

tal división epistemológica. Ahora bien, si se acepta esta premisa se hará justicia

social, pues de este modo habrá justicia cognitiva, es decir se pueden reconocer las

otras culturas, las otras cosmovisiones, las otras formas de conocer, de vivir, de

hacer para que haya realmente una dimensión transformadora, no solamente

descriptiva y que no necesariamente recaen en la necesidad de encaminarse al

desarrollo de competencias que hagan posible la estructuración de estos procesos

de conocimiento.

Pareciera ser, así como lo enuncia Lyotard que los tres procesos básicos: saber-

hacer, saber-vivir, saber-oír, fuesen competencias por desarrollar en el sujeto para

que haya transformación social, lo cual se puede afirmar que mientras se haga

énfasis en la mirada activa del sujeto para la transformación social y no se concentre

en lo contemplativo, se lograran procesos formativos significativos en los maestros

102

que pasan por la Universidad de San Buenaventura. Esto permitirá ahondar en las

apreciaciones que tienen los docentes formados como licenciados en la Universidad

de San Buenaventura en relación con el humanismo franciscano.

9.2.Percepciones y Apreciaciones de los docentes formados como

licenciados en la USB con respecto al Humanismo Franciscano

El instrumento diseñado para la recolección de la información en este caso

particular, consistió en hacer entrevistas a profundidad a egresados de la USB que

trabajan en el campo de la docencia. El criterio de selección estuvo demarcado por

su capacidad de liderazgo, su alto rendimiento académico y su nivel de desempeño

profesional en las instituciones y comunidades donde hacen su labor como docentes

y a su vez, son coherentes con sus prácticas educativas.

Ahora bien, lo que se presenta es una síntesis del diálogo sostenido con estos

profesionales resaltando el aporte del Humanismo Franciscano a sus prácticas

educativas, como la huella pedagógica franciscana- fruto,- entre otras cosas, de su

proceso de formación en la Universidad de San Buenaventura.

Dentro de sus percepciones los egresados destacan que la filosofía de la

Universidad privilegia a la persona como la protagonista de su formación en aras de

prestar un servicio de calidad humana y profesional a la sociedad:

“Otro de los elementos diferenciadores es desde lo franciscano. También

tenemos áreas desde el primer semestre en que obviamente se conoce como

toda la filosofía franciscana; pero se anuda a nuestro ser de maestros y

maestras; y eso nos ubica en otro lugar, nos ubica en un lugar de ser más

humanos y más humanas, de comprender la realidad de manera más crítica,

siempre hablábamos del respeto por lo otro, los otros y las otras que ese fue

uno de los aprendizajes más bonitos que tuve en toda la carrera, siempre

103

hablábamos del calor humano, de la cercanía, de la comprensión de las

realidades de los y las estudiantes, de estar permanentemente en contacto

con ellos y con ellas, entonces pienso que toda esa filosofía franciscana y

que también se aplicaba con nosotros y nosotras porque los profes y las

profes siempre fueron muy cercanos y cercanas, nos comprendían nuestros

procesos” (Documento Entrevistas, Entrevistada 1. 2014, p. 2).

En consecuencia, la propuesta pedagógica de la Universidad en relación con el

humanismo franciscano, tiene en cuenta que el ser humano es quien se forma con

unas competencias básicas a partir de un saber específico, en cuanto que adquiere;

no solamente un conocimiento, el cual da las herramientas indispensables para

liderar procesos académicos y administrativos dentro de una empresa, sino que

desde una mirada más humanista propia de la escuela franciscana, busca que el

perfil del profesional también posea los elementos de orden ético y moral con el fin

de reivindicar al ser humano.

En el fondo surge la pregunta por el hombre, capacitado y necesitado de formación

pero que a su vez le brinda al maestro las competencias suficientes en su campo

profesional y disciplinar. En el proceso de formación de maestros en clave

pedagógica franciscana se requiere de una capacidad mental abierta, plural,

dialógica, es decir una disposición al reconocimiento de la diversidad y aceptación

de la alteridad, como se entiende en el humanismo franciscano en efecto:

“Yo creo que ahí está la invitación a integrar lo que son los procesos de teoría

y práctica, sin embargo esos procesos de teoría y práctica deben hacer

fuerza en lo que es una visión integral y esa visión integral es que contempla

toda la visión del conocimiento. Quiero resaltar en esto una cosa que me

gusta mucho de la Universidad y por eso es que estoy de nuevo acá y es

que la Universidad es una de las pocas instituciones que permea la

diversidad del pensamiento, que permea la diversidad también en las

104

creencias, es incluso una Universidad que genera consensos a partir de los

disensos”(Documento Entrevistas, Entrevistado 6. 2014, p. 61).

El planteamiento entorno al asunto del humanismo franciscano permite comprender

una pedagogía humanista que vuelve al hombre un ser sensible, un ser integral, con

sentido práctico del saber, orientado siempre al servicio de los demás, con espíritu

crítico y pensamiento centrado en el desarrollo humano. En los escenarios

educativos se puede percibir la participación activa, discursiva, propositiva de los

estudiantes, que construyen la academia desde las orientaciones dadas por sus

docentes en pro de prestar un servicio que apunte a la calidad humana y profesional

y sobre todo fundamentado en el discurso franciscano.

La Antropología Pedagógica al hacer énfasis en lo humano para comprender la

educación propone una ruta metodológica que incluye los enunciados establecidos

desde una Antropología Pedagógica Franciscana, en cuanto que pone como

fundamento el humanismo franciscano, siendo éste en esencia el instrumento

formativo que el maestro ha de tener presente en sus prácticas educativas a fin de

evidenciar con sus estudiantes relaciones horizontales y no verticales como lo

propone la Paideia Franciscana, en el siguiente argumento:

“De aquí un punto de encuentro importante con el humanismo franciscano,

donde la labor educativa y formativa llevará al sujeto a educarse y formarse

para la vida misma, incluso desde su incompletud permanente, encarnando

así una Paideia Franciscana que le permita hacer, saber hacer, y sobre todo,

ser […]Se puede decir entonces, que puede haber tres vertientes o

elementos clave para tener una comprensión antropológica y educativa a la

vez del hombre: a) La educación y la formación no son posibles sin una

determinada imagen de hombre. b) El hombre es el único animal que necesita

aprender a ser lo que es. c) El hombre necesita saber lo que es para serlo”

(Cardona, Muñoz, Álvarez, & Velásquez, 2006, p. 304-305).

105

En el artículo Hacia una didáctica de la Paideia Franciscana: la materialización de

la expansión humana (en edición. p. 41), texto pertinente para desglosar estas

ideas, Álvarez31 expone que la Antropología Pedagógica y la Paideia Franciscana

aparecen en clave fenomenológica como otra ruta más para abrir el abanico de

posibilidades que permita reconocer la identidad y la diferencia desde un ámbito no

colonial de las ideas, costumbres, lenguajes, visiones de mundo y en general, los

mundos de la vida. De ahí que surjan algunos elementos del humanismo

franciscano que requieren ser rescatados en las prácticas educativas de los

docentes. A continuación, se desglosarán algunos aspectos que permiten

profundizar un poco más en las apreciaciones de los docentes y la interpretación en

diálogo con los planteamientos teóricos seleccionados y desarrollados para este

trabajo.

9.2.1. Elementos del Humanismo Franciscano rescatados en sus prácticas

educativas

El primer momento de la investigación abordó las diferentes percepciones que

tienen los docentes formados como licenciados en la Universidad de San

Buenaventura, con respecto al humanismo franciscano. El segundo momento,

consistió en dialogar con los docentes y abordar qué comprenden por Humanismo

Franciscano. Estas dos palabras; humanismo franciscano, configuran lo que tiene

que ver con la filosofía franciscana, la cual enseña primero la necesidad de ser más

humanos y más humanas, y segundo a comprender la realidad de manera más

crítica. El Humanismo desde esa mirada franciscana no solamente es una filosofía

sino que es aquella forma de vida que permite hacer conexiones con el otro (a),

desde la cercanía, el diálogo, y el respeto32.

31Licenciado en Filosofía (Universidad de Antioquia) y Doctor en Historia (Universidad Nacional de Colombia). Jefe de la línea de investigación en pedagogías críticas y Director del Grupo Interdisciplinario de Estudios Pedagógicos (GIDEP) de la Universidad de San Buenaventura Medellín. 32 En esta investigación estos son los valores franciscanos más destacados: la cercanía, el dialogo, el respeto, entre otros.

106

“Haciendo referencia a lo quemencionaba ahorita; el respeto por los otros,

las otras y lo otro. Que siempre lo recuerdo en una de las primeras cátedras

-a partir de San Francisco- hablaba de eso; que el respeto no es solo con los

otros y las otras sino también con lo otro que es el mundo animal, el mundo

natural, todo lo que nos rodea, y fue fundamental entenderlo; en mi vida

personal porque además me convertí en una mujer más sensible, con

pensamientos ambientalistas, más cercana al ambiente y al contexto”

(Documento Entrevistas, Entrevistada 1. 2014, p. 5).

Desde los primeros semestres la Universidad ofrece en cada uno de los programas

de pre-grado, ciertos créditos obligatorios orientados desde la Unidad de Formación

Humana y Bioética, con el objetivo de que los estudiantes conozcan y se apropien

del pensamiento franciscano fundamento esencial de la Identidad de la Institución.

El egresado Bonaventuriano expresa que otro elemento diferenciador, es

precisamente la pluralidad y el respeto por la diferencia, en cuanto que, como

Universidad Católica mantiene unos principios axiológicos los cuales no atentan en

ningún sentido contra la dignidad de la persona y sus creencias religiosas.

En ese mismo orden de ideas, para algunos entrevistados que participaron de la

investigación, el Humanismo Franciscano se ha instaurado como un pensamiento

utópico alcanzado por un ideal de tipo de hombre encarnado en San Francisco de

Asís. Sin embargo, para el educador de hoy no deja de ser una figura novedosa que

evoca el respeto por el cosmos, la relación con las creaturas, y el diálogo. De este

modo, por ejemplo; es urgente que el mundo se ocupe de cuidar sus recursos

naturales y tome conciencia de lo importante que es proteger el ecosistema y

salvaguardar la educación franciscana, como lo dice el documento Id y Enseñad:

“La crisis ética, cultural, existencial y económica que padece la sociedad, por

consiguiente, no encontrará solución en las ofertas técnicas y económicas,

sino en un cambio profundo de actitudes. Es aquí en donde la educación

107

franciscana puede y debe proponer como alternativa antropológica un

modelo de persona que sea abierta a lo trascendente y portadora de una

dignidad que la constituye en un absoluto frente a los objetos y que, por lo

mismo, no se puede manipular, objetivar ni engañar” (Orden de Frailes

Menores, 2009. p. 18).

A propósito de la educación franciscana donde se propone como alternativa un

modelo de persona que sea abierta al diálogo, capaz de asumir con dignidad la

responsabilidad ética en el ejercicio educativo, la formación de maestros en clave

pedagógica franciscana motiva precisamente a que el educador franciscano logre

ser agente acompañante de los procesos formativos para aterrizar todo su discurso

teórico a sus prácticas educativas.

“Hay que formar al maestro que forma, ese es el que más acompañamiento

requiere, yo toda la vida he trabajado con escuelas normales, en este

momento trabajo con dos escuelas normales y asesoro otras, y soy un eterno

convencido, si el que está formando maestros no es un eterno convencido

del asunto de la vocacionalidad es muy difícil que logre irradiar en el otro

esos amores y esas pasiones, si yo tengo un maestro que me forma maestros

simplemente para que me enseñe que las categorías gramaticales, esto..

esto y esto… pero él no vibra con esas categorías gramaticales, pues yo

aprendo categorías gramaticales, pero mi ejercicio de llevarlo al aula no va a

ser tan humano, pero tengo que sentir desde lo pedagógico, desde lo teórico

y desde lo humano, volvemos a lo que decía al principio la formación teórica

de ese saber si, la formación pedagógica de como llevo ese saber al aula sí,

pero la formación de ese saber cómo se vive desde lo franciscano y yo como

lo vibro y como hago que el otro se contagie de esas situaciones que lo

emocionan, eso es formar formadores” (Documento Entrevistas, Entrevistado

2. 2014, p. 27).

108

Comprender el acto educativo o el hecho educativo desde el planteamiento que

hace el franciscanismo no se trata solo de conocer, de experimentar, sino también

lo experiencial, que el sujeto busque y construya su camino, permitiendo la

contingencia, lo no planeado. De ahí que un elemento fundamental del Humanismo

Franciscano sea la formación en el ser; en el hacer consigo mismo, con los otros y

con los demás, en efecto:

“La formación en el ser, en el hacer consigo mismo con los otros y con los

demás. Formarme en el Ser, formarme en el hacer, pero siempre con las

tres dimensiones, conmigo mismo, con los otros y con los demás, en eso

resume para mí lo Franciscano” (Documento Entrevistas, Entrevistado 2.

2014, p. 20).

El docente Bonaventuriano33 infiere que dentro de las tareas que tiene en sus

prácticas educativas está la formación integral de la persona, porque precisamente

formarse en el ser implica una actitud humana para formarse en el hacer, pero

siempre articulando estas tres dimensiones. En la propuesta que se viene

construyendo en la Universidad de San Buenaventura Medellín, que se denomina

como enfoque humanista, se ha denominado filosofía franciscana, la cual se hace

lectura de la misma desde la Antropología Pedagógica e Histórica, para encaminar

este pensamiento franciscano para la vida, en un enfoque educativo y formativo,

que devendrá posteriormente en Paideia Franciscana y Didáctica Franciscana. En

33 En el Proyecto Educativo Bonaventuriano define al docente Bonaventuriano a partir de los siguientes aspectos: un facilitador de aprendizaje, capaz de diseñar y de desarrollar estrategias metodológicas que respondan a las características de los saberes y de las personas que los reciben. Un investigador que promueva la investigación para motivar la búsqueda, la indagación, la curiosidad y el pensamiento propio y creativo del estudiante. Un orientador de procesos que propicia el respeto, la participación, el reconocimiento y la aceptación del otro y promueve actividades para estimular en los estudiantes la capacidad de aprendizaje, de crítica, de innovación y de autoformación. Un profesional idóneo, creativo, responsable y ético que para el ejercicio de la docencia fortalece el dialogo de saberes y la transdisciplinariedad como elementos necesarios para lograr altos niveles de formación integral en las disciplinas y en los campos del conocimiento. Cf. (PEB, 2007. p. 54-55).

109

último término se puede resumir lo franciscano a partir de la antropología relacional,

como bien lo define Merino:

“El hombre, como ser relacionado, implica estar orientado, abierto a,

intencionado a otras realidades distintas de sí que le sitúan y le condicionan

en incesante simbiosis […] el hombre, desde sí mismo, se encuentra

proyectado y orientado a otras realidades: al mundo, a los demás y a Dios”

(Merino, 1982. p.94).

La relacionalidad se conecta con otro elemento que es la Otredad34, es decir, aquel

que por ser distinto en su manera de ser y pensar se le reconocen sus habilidades

y como ser humano está llamado a ser tratado con dignidad y respeto. Los

egresados de la Universidad de San Buenaventura rescatan como elemento

diferenciador del Humanismo Franciscano el Altruismo35, porque en sus prácticas

educativas se esfuerzan por procurar el bien de las personas de manera

desinteresada incluso renunciando al propio interés.

“En el franciscanismo podemos hablar de altruismo pienso que es la palabra

que se puede destacar acá y es desde la misma dinámica que se vive en la

Universidad. Uno siempre ve que todo el personal que hay acá siempre esta

con la disposición de hacer algo por vos así no tenga una relación directa con

uno entonces pienso que ese humanismo se vive desde ese punto de vista

pienso que es un altruismo como tal” (Documento Entrevistas, Entrevistado

6. 2014, p. 60).

El docente Bonaventuriano se destaca al lado del altruismo por encarnar procesos

de liderazgo, porque se encarga de transformar el conocimiento y a su vez

34 El concepto Otredad se refiere aquí a la alusión que se hace a otros seres de la naturaleza. 35 El altruismo como uso común hace referencia a procurar el bien a las personas de manera desinteresada. Desde el pensamiento franciscano el altruismo es el reconocimiento del otro en su unidad y en su diversidad, pero siempre en clave del servicio.

110

promueve actividades que estimulan a los estudiantes a asumir con responsabilidad

los diferentes mecanismos de enseñanza y aprendizaje. Aquí en este caso

particular, el altruismo aparece como un valor agregado que se logra entender no a

partir de una actitud egoísta sino en procura del servicio a los demás. Hablar de

liderazgo es sinónimo de asumir su labor docente pensando en el aprendizaje del

estudiante. Parece entonces que Pedagogía Franciscana es entendida como

sinónimo de valores franciscanos concentrados en la idea de formar a una persona,

desde la dignidad, la libertad humana, el trascenderse a sí mismo, todo esto con el

fin de lograr el desarrollo de su personalidad.

El hombre necesita ser educado, actividad mediada por los conceptos de capacidad

de aprendizaje y de educabilidad, los cuales se refieren a la capacidad de adquirir

conocimientos y habilidades, de modificar el comportamiento y de poder ir

adaptándose a objetivos previstos. El hombre tiene la posibilidad de realizar actos

de autodeterminación libres, de intervenir en su propio desarrollo mediante actos de

decisión libre. Las reflexiones a partir de una Antropología Pedagógica parten o se

enmarcan en el espacio abierto por la formabilidad y la perfectibilidad. En la

capacidad humana de aprender surge la siguiente reflexión: Educar desde la

relación y ¿por qué desde la relación? El hombre es un ser abierto que se relaciona

con el mundo. En sus primeros años de vida el niño está al cuidado de otros, no

sería posible vivir sino se le prodigara el cuidado. Continúa creciendo y necesita

relacionarse con otros, en esta perspectiva la escuela juega un papel determinante.

Se hace adolescente y se debe relacionar con sus pares, con su entorno, con el

mundo. Continua adulto y debe relacionarse primero con su propia vida, con el

entorno, con los otros, se hace viejo y se enfrenta de nuevo a continuar

relacionándose. ¿Cuál es el principal problema del hombre? no aprende a

relacionarse como ser abierto al mundo.

La educación privilegia otros saberes pero no siempre el de la relación. Es ahí donde

surge la necesidad de una antropología relacional, donde el educando debe iniciar

111

la comprensión de la persona en relación con su naturaleza intelectual. Se parte de

la educabilidad del hombre, el principal problema del hombre es no relacionarse con

otro desde un referente antropológico. En esa afirmación, se ven las diferentes

situaciones que viven en el entorno. ¿Por qué el hombre destruye la naturaleza, el

orden, no respeta la vida, no se relaciona con su cuerpo? Existe un problema de

relación que no está claro en él. ¿Cómo, desde la pedagogía, enseñar esta

relación? Sabemos que el hombre como ser abierto se relaciona con el mundo.

Desde la pedagogía se debe lograr una educabilidad donde el hombre se relacione

positivamente como ser abierto al mundo.

Los educandos deben aprender a estar en relación dinámica, como ser proyectado

y abierto. Debe ser constitutivo como ser en sí que se despliega para los demás.

Toda persona tiene vocación de apertura al otro y siente el reclamo de encontrarse

con los demás. Es necesario ser persona en sí mismo para ser solidario con los

demás. El hombre al mismo tiempo que pertenece a sí mismo, que tiene una vida

privada, autónoma y propia, es un ser relacionado. El concepto de relación supera

los cánones matemáticos, el simple espacio y la geografía donde se encuentre una

cosa. La relación humana pertenece al orden del ser, es donación, comunicación y

encuentro. De ahí que emerjan algunas consideraciones entorno a la Pedagogía

Franciscana.

9.2.2. Consideraciones entorno a la Pedagogía Franciscana

Se entiende por Pedagogía Franciscana, la reflexión en torno a la formación

académica y pedagógica, coherente con la propuesta enmarcada desde la filosofía

franciscana, la cual reivindica al ser humano como aquel que se encuentra en

constante proceso de enseñanza y aprendizaje, con Dios, consigo mismo, y con los

otros, en efecto; “La pedagogía franciscana es un proceso formativo que se centra

112

en la persona y se fundamenta en lo cotidiano, en las relaciones dialógicas fraternas

y en la creatividad e imaginación” (PEB, 2007.p. 70).

La Pedagogía franciscana privilegia la construcción de conocimiento desde el

diálogo, es algo fundamental que el maestro debe tener en cuenta en sus procesos

formativos, pues, resulta difícil cuando el maestro cree que está conquistando a sus

estudiantes a través del conocimiento como se vivenció en la época medieval. El

maestro dentro de esta propuesta es aquel que construye el saber con sus

estudiantes, es decir existe mutua reciprocidad, donde a partir de relaciones

horizontales es posible mirarse el uno al otro sin prejuicios, ejerciendo valores

significativos como la fraternidad, la acogida, la escucha, la tolerancia.

La tolerancia como otro valor agregado de la propuesta pedagógica franciscana se

presenta como un elemento que ayuda a que los seres humanos sean capaces de

convivir en un mundo diversificado cultural y socialmente.

“Bueno en las practicas pedagógicas que yo manejo rescato mucho lo que

es la tolerancia. Rescato mucho lo que es el mundo de la vida, rescato mucho

la historia de vida, también rescato mucho el valor de la formación, sí que es

algo que a nivel pedagógico desarrollamos a lo largo del tiempo y es

fundamental. Nosotros ya entendimos que no somos maestros reproductores

que no somos maestros que van a ejercer un rol de instrucción. Cuando usted

entiende el valor de la formación y la aplica es cuando usted ya está

consciente de un proceso de humanismo y ese humanismo también claro

viene atrás de nuestra propia filosofía institucional que es el franciscanismo

entonces ahí está la pertinencia” (Documento Entrevistas, Entrevistado 6.

2014, p. 61).

Ahora bien, la tolerancia hace parte de las prácticas educativas del docente en el

sentido de que su praxis parte de lo abstracto a lo concreto, de lo inmanente a lo

113

trascendente y se convierte en condición de posibilidad como práctica discursiva en

cuanto a formas de pensar, formas de ser, y en historias de vida. La Universidad en

su filosofía y antropología privilegia la diversidad y la pluralidad, no intenta hacer

ninguna acepción de personas ya sea por ideología política o religiosa, puesto que

desde el discurso franciscano integra el ser franciscano, el ser Bonaventuriano y el

ser católico.Estos aspectos permitirán que el docente Bonaventuriano haga un

acercamiento más profundo a la vivencia del humanismo franciscano en su práctica

educativa, desde la tolerancia.

9.2.3. Vivencias del Humanismo Franciscano en las prácticas educativas

Tal como lo afirma uno de los entrevistados, hace falta un poco más de compromiso

tanto de los maestros como de los estudiantes que pasan por la Universidad y luego

llegan a ejercer sus prácticas educativas en distintos escenarios, en efecto:

“Yo pienso que hace falta un poco más de compromiso y voy a decirlo de

esta manera nosotros tenemos la gran creencia de que la educación y la

formación y todo esto es algo que nos hace buenas personas y

lamentablemente no es así. Hace poco estuve en el curso de filosofía del

profesor Mèlich la universidad me invitó, no sé si usted recuerda cuando él

decía de cómo una persona era capaz de ir a la universidad a estudiar

humanidades y en la tarde podría entrar a Auschwitz a trabajar matando

personas” (Documento Entrevistas, Entrevistado 6. 2014, p. 66).

Se tiene la gran creencia de que la educación y la formación es lo que permite hacer

buenas a las personas y lamentablemente no es del todo cierto. Esta afirmación no

tiene el sentido de convertirse en una afirmación categórica, dado que el ser

humano como ser formable y necesitado de educación dinamiza sus procesos de

formación en clave Antropológica Pedagógica. El profesor Mèlich en una de sus

ponencias cuestionaba la manera cómo una persona en Auschwitz era capaz de ir

114

a la Universidad a estudiar humanidades y en la tarde podría trabajar en los famosos

campos de concentración Nazi. Mélich lo que intenta proponer desde una

fundamentación pedagógica e histórica es precisamente que los seres humanos

son seres de interacciones legales, morales o éticas. Las primeras se enmarcan en

el lenguaje del derecho y las segundas de lo legítimo, con ellas se crea buena

conciencia, se puede asumir una actitud porque se cumple una norma o una ley,

pero se aplica aunque fuese dura.

Así mismo ocurre cuando se cree, por parte del docente entrevistado que ir a la

Universidad implica tener las mejores notas y manejar el mejor discurso para

expresarse en público, sin detenerse a observar la coherencia que debe existir entre

lo que se piensa con lo que se vive como muy bien señala el participante, en efecto:

“Entonces yo cuantas veces voy a la universidad y tengo las mejores notas,

tengo quizás el mejor discurso para expresarme con otras personas, tengo el

mejor proceso en la universidad pero salgo de acá y eso que hace es

pertinente con lo que se vive acá. A mí también me gustaría rescatar algo

que decía José Mujica y es que uno tiene que vivir como piensa y el

franciscanismo pienso que tiene que ser así también. Una cosa es yo

entender la misión franciscana, los valores, el humanismo franciscanismo y

otra cosa es vivirlo” (Documento Entrevistas, Entrevistado 6. 2014, p. 66).

El maestro que articula su saber pedagógico con el humanismo franciscano, se

convierte en un apasionado de su profesión, un eterno convencido de que está

formando seres humanos en proceso de construcción y no simplemente máquinas

reproductoras de operaciones elementales. El Humanismo franciscano se vive y se

encarna desde la cotidianidad, en constante relación con los demás, es aprender

con y junto al otro. Estas nuevas perspectivas que aparecen desde una metodología

hermenéutica entorno a la pedagogía, la antropología y al pensamiento franciscano

abren el camino a una mirada interdisciplinaria, alimentada por la reflexión que se

115

establece desde una Antropología Pedagógica, la cual permite profundizar con más

ahínco en el estudio de la relación; hombre-educación, pedagogía-formación,

teoría-practica.

En las prácticas educativas es de vital importancia una total articulación entre lo que

se enseña con el aprendizaje de los sujetos, y precisamente por una razón, y es

que la fundamentación para la formación de maestros en clave pedagógica

franciscana, devela un objetivo claro y es que los estudiantes logren bajar los

elementos epistemológicos, pedagógicos y antropológicos adquiridos

sustancialmente en la academia a la cotidianidad de la vida, en efecto:

“Ciertamente, como educadores franciscanos ustedes están correctamente

preocupados por ayudar a sus estudiantes a desarrollar ciertos hábitos del

corazón o idealistas. Sin embargo, como educadores franciscanos su

preocupación primaria es ayudar a sus estudiantes a desarrollar ciertos

hábitos racionales: maneras de pensar acerca de Dios, de sí mismos y de los

mundos físico, cultural, social, cultural, económico y político en los que están

inmersos” (Perry, 2013. p. 5).

A partir de lo anterior desde una lectura hermenéutica se puede comprender que la

labor educativa franciscana como enfoque disciplinar se concentra esencialmente

en el estudiante y su proceso formativo integral, poniendo en un segundo plano sin

decir que es menos importante al maestro, el cual realiza un acompañamiento y

suministra las orientaciones para ayudar a los estudiantes a construir los nuevos

conocimientos y a desarrollar sus competencias. En último término, la reivindicación

del maestro nace de la idea de que debe ser sistematizador de experiencias con el

objeto de transformar su práctica.

La trasformación de la práctica no niega el saber pedagógico del maestro, el

conocimiento disciplinar y pedagógico que aplica en el ejercicio educativo de la

116

enseñanza. Aunque el maestro utilice como recurso un método concreto y

autónomo en su práctica, no se puede olvidar que la invitación a la formación de

maestros y maestras en clave pedagógica franciscana requiere de las bases dadas

a partir del Humanismo Franciscano. Dos maneras de permear ese Humanismo

Franciscano: el diálogo y la fenomenología de la mirada, como muy bien lo sustenta

el siguiente participante.

“Yo creo que usted toco ahorita un tema que yo evidencio entre líneas y es

el tema de la mirada y eso combina también con eso que hemos llamado y

que discutíamos con Mèlich la fenomenología del rostro, porque

precisamente esos principios de la Paideia que tienen que ver con la mirada,

que como dice el participante 3 se van encarnando de que como ya entré a

la universidad tengo que ser así, no, es que eso es parte de la vida y se va

volviendo una esencia que hace posible lo que uno es […]Entonces volviendo

al tema de la fenomenología del rostro; es precisamente desde ahí de donde

nosotros partimos, en eso de vincular el rostro del otro con el compañero,

con el maestro, con el compañero que sea, con el rol que tenga dentro de la

institución. No es mirar al otro y decir, como el caso del estudiante que

estábamos analizando, está chica entonces tiene estas condiciones y queda

categorizada aquí, sino que es ella con su historia personal, con todas las

dificultades que pueda tener en un proceso, con todo lo que pueda tener

como estudiante y uno le busca por un lado, o por el otro; siempre con la

esperanza de esa perfectibilidad, siempre con la esperanza de que por

muchas dificultades que tenga en muchos aspectos, siempre creyendo que

al menos habrá algo que yo pueda potenciar” (Documento Grupo Focal,

Participante 2. 2014, p. 8-9)

No se puede entender una vivencia de lo franciscano sin el diálogo, el cual crea

canales de comunicación, puntos de encuentro, consensos y disensos, espacios de

discusión y participación en la posible visibilización y reconocimiento del otro. La

117

segunda manera de impregnar ese humanismo reside a partir de una

fenomenología de la mirada, las dificultades que se presentan dentro y fuera

resultan por la falta de observación. Con la mirada se excluye a una persona, con

la mirada se anula al otro, pero también con una fenomenología de la mirada se

descubre el rostro y la necesidad del otro.

Luego de analizar las prácticas educativas del docente Bonaventuriano y su relación

con el Humanismo Franciscano, se pasará al capítulo III de la investigación, el cual

consiste en presentar unos lineamientos prácticos para formar maestros y maestras

en clave pedagógica franciscana como las condiciones de posibilidad desde una

reflexión permanente de su praxis educativa.

118

10. Capítulo III. LINEAMIENTOS PARA LA FORMACIÓN DE MAESTROS Y

MAESTRAS EN CLAVE PEDAGÓGICA FRANCISCANA EN LA UNIVERSIDAD

DE SAN BUENAVENTURA

El itinerario que se pretende hacer en el Capítulo III, se encamina a construir

algunos lineamientos prácticos para formar maestros y maestras36, generando

condiciones de posibilidad para una reflexión permanente desde su praxis

educativa. Es evidente que la formación de maestros en el contexto de la educación

superior colombiana aunque ha tenido avances significativos, se visibiliza una

carencia en cuanto a su formación pedagógica37 como se plantea en los primeros

desarrollos normativos después de la Constitución de 1991.

Si bien en términos generales, los maestros tienen dos campos en los cuales se

pueden mover desde su praxis educativa, esto es, desde el campo profesional y

desde el campo disciplinar de la pedagogía, la propuesta que se presenta a

continuación se concentra en la formación de maestros de la educación superior,

de manera específica en el contexto de la Universidad de San Buenaventura

Medellín, a partir de los fundamentos antropológicos y pedagógicos en diálogo con

los planteamientos realizados desde la Pedagogía franciscana y la Paideia

franciscana.

36 Los lineamientos que se pretenden construir como una ruta orientadora son para los maestros y maestras de la Universidad de San Buenaventura, desde el punto de vista del pensamiento franciscano y el tipo de formación que se establece es de carácter formal. 37 En la ley 115 de 1994, el legislador definió como uno de los propósitos fundamentales de la ley la profesionalización de la actividad docente. En concordancia con dicho propósito el artículo 109 de la misma Ley establece, de manera general, las finalidades en la formación de docentes, el primero de los cuales es el de formar un educador de la más alta calidad científica y ética. Por su parte, el artículo 110 de la Ley citada señala que la enseñanza estará a cargo de personas de reconocida idoneidad moral, ética y pedagógica, razón por la cual el Estado deberá procurar el mejoramiento profesional de los educadores, con miras a mirar un servicio educativo de calidad. En el mismo sentido, en artículo 111 de la Ley General de Educación dispone que la formación de los educadores esté dirigida a su profesionalización, actualización, especialización y perfeccionamiento. Estatuto de Profesionalización Docente. Nuevo Maestro 2008. Ministerio de Educación Nacional. República de Colombia. p. 2. pdf.

119

Dando cumplimiento a tal planteamiento se hace pertinente: En primer lugar, definir

el concepto de lineamiento, de manera que permita una comprensión de las

directrices formativas desde la Pedagogía Franciscana. En segundo lugar,

establecer unas características de la Paideia Franciscana, de modo que permita a

través de la metodología Antropológica Pedagógica construir unos lineamientos

básicos para la formación de los maestros y maestras en la Institución Universitaria,

para ello se tendrá en cuenta el documento La educación franciscana como un

agente de cambio (2013), las entrevistas y los grupos focales analizados en el

capítulo anterior.

10.1.La noción de lineamiento y su articulación con la Antropología

Pedagógica

En el terreno de las ciencias sociales y humanas, “lineamiento” tal vez no sea un

concepto, más bien es una noción que ha sido tomada a modo de préstamo de las

ciencias naturales o exactas, pero que se quisiera imponer como si tuviera cierta

tradición, y mucho más en el campo de lo educativo. Lo cierto es que, el concepto

o la noción de lineamiento para este caso particular debe entenderse como una

directriz formativa. Ahora bien, recurrir a la construcción de ciertos lineamientos

tendrá por objetivo plantear líneas orientadoras que permitan a los maestros y

maestras de la Universidad de San Buenaventura considerar en su ejercicio

educativo, el poder articular su saber disciplinar con su saber pedagógico desde la

perspectiva propia de la escuela franciscana. Se considera el Proyecto Educativo

Bonaventuriano como la carta de navegación de la Institución, en la cual, se

desprenden las funciones sustantivas que ayudará a los maestros y maestras a

especificar las directrices o líneas guías para el futuro y a elaborar opciones y

decisiones para acompañar el proceso formativo y académico de los estudiantes.

Este camino que se pretende hacer se enmarca a partir de los Fundamentos

Antropológicos y Pedagógicos de la antropología franciscana estudiados en el

primer capítulo, y ya para este capítulo, se pretende que dichos planteamientos

120

sean claros en cuanto a su operativización para los maestros y maestras en ejercicio

en la Universidad de San Buenaventura Medellín.

Es fundamental para el impulso académico de la Universidad de San Buenaventura

Seccional Medellín, la promulgación de algunos lineamientos prácticos que sirvan

para la formación de maestros y maestras generando condiciones de posibilidad

para una reflexión permanente desde su praxis educativa, y que a su vez

contribuyan al logro de los objetivos institucionales. No obstante, los lineamientos

deben dar cuenta de una articulación entre el Proyecto Educativo Bonaventuriano,

los reglamentos actuales y las nuevas demandas contextuales e institucionales, con

el único fin de cumplir los principios filosóficos Institucionales y la apropiación del

pensamiento franciscano.

Estos lineamientos que se construirán no pretenden ser estáticos, es decir, desde

la mirada que propone la Antropología Pedagógica serán dinámicos, porque el

maestro recurrirá a la hermenéutica para comprenderlos, analizarlos, transformarlos

en el contexto actual, social y pedagógico. La hermenéutica como método filosófico

se entiende aquí, en el sentido de que no estamos dando la última palabra frente a

cómo debería ser la práctica pedagógica del maestro Bonaventuriano, pero sí

proponer una ruta de formación posible para los maestros y maestras, teniendo en

cuenta ese ideal de hombre inacabado, inmerso en el mundo de la vida, con unos

deseos e intereses propios.

El documento Id y Enseñad; escrito por la Orden de Frailes Menores, fija unos

lineamientos para la educación franciscana en el siglo XXI, en efecto:

“La educación que se imparte en nuestros Centros educativos se inscriben

en un contexto histórico y cultural cambiante y, por lo mismo, lleno de grandes

e ineludibles desafíos. Esta realidad nos interpela constantemente y, a la vez,

nos conduce a clarificar y precisar mejor la visión antropológica y pedagógica

121

franciscana, la participación de los Agentes de la educación y las

mediaciones que se deben utilizar en la consecución de las metas

propuestas. El horizonte cultural, en este cambio de época, está

caracterizado, principalmente, por los fenómenos de la globalización, del

urbanismo, de las nuevas relaciones familiares y sociales y por la gestación

y afirmación de una nueva ética. Un mundo en donde la diversidad y la

pluralidad cultural, étnica, política, económica y religiosa se han transformado

en un espacio vital de encuentro, de convivencia y de diálogo ecuménico e

interreligioso, teniendo como base el mutuo respeto y el compromiso por

construir una sociedad más justa y solidaria” (Orden Frailes Menores,2009.

p. 3).

Esto posibilita una apuesta propia que la educación franciscana quiere hacer a la

formación de maestros. Ahora bien, la Universidad de San Buenaventura como

Institución Católica y franciscana, desea difundir desde sus lineamientos

antropológicos y pedagógicos la posibilidad de formar personas humanas

comprometidas con la justicia y la paz, como genuinos pilares del desarrollo

humano, buscando a su vez le ética ambiental desde la perspectiva del pensamiento

y el humanismo franciscano; que pretende ocuparse de los problemas relacionados

con el cuidado y la preservación del ambiente, de modo particular en el contexto

regional y nacional. Esto lleva al Bonaventuriano a considerar al otro y a la sociedad

como su lugar ordinario de vida y pensamiento, donde se dialoga con todos en pie

de igualdad, sin pretender posiciones privilegiadas, sino por el contrario siendo

servidores desde su contexto personal y social, en este sentido son testimonio los

grandes maestros de la escuela franciscana, quienes siempre amaron confrontarse

con diversos y diferentes sistemas de pensamiento.

Lo anterior es una invitación a dar respuesta a los desafíos y a los grandes

problemas de la sociedad, buscando desde la pluralidad plasmar los valores de la

122

fraternidad, el respeto por la diferencia y lo diferente, la solidaridad, la justicia y la

paz.

El pilar del pensamiento franciscano indudablemente es San Francisco de Asís, no

solamente por la capacidad de construir tejido humano, sino porque en su imagen

vislumbra aquel instrumento de la Paz. Ahora bien, teniendo en cuenta que la Orden

Franciscana desde sus orígenes ha estado firmemente comprometida con el tema

de la Paz, recordado por el momento histórico del encuentro entre San Francisco

de Asís y el líder Musulmán Malék Al-Kamil, donde se evidencia el diálogo pacífico

como punto de referencia fundamental. Se trata, precisamente, de no ser ajenos al

fenómeno que se vive ante el asunto de la Paz que ocupa y a la vez cuestiona tanto

a los estudiantes como a los maestros, porque desde una mirada franciscana se

debe ser partícipes en el diálogo fraterno y en el reconocimiento del otro, el cual,

permitirá construir no muros insensibles ante la realidad humana sino puentes

solidos de solidaridad y justicia.

Una realidad que se constata en la sociedad actual, es que siendo la Paz la virtud

más alta y la aspiración más grande al que pueda anhelar el ser humano,

lamentablemente con frecuencia es transgredida, porque priman los intereses

egoístas y los sentimientos de competencia y rivalidad por encima del bien común,

y en palabras de Baruch Spinoza: la paz, en efecto, no es La privación de la guerra,

sino una virtud que brota de la fortaleza del alma38. Mientras se hacen grandes

disertaciones epistemológicas en torno a la paz es nulo el compromiso y la

responsabilidad social frente al mismo.

Por lo mismo, parece oportuno hacer mención al fundamento antropológico desde

la figura del hermano de Asís, reconocido mundialmente como el santo de la Paz,

38 Esta definición de la Paz de Baruch Spinoza se puede confrontar en el libro: Spinoza de la Física a la Historia. Julián Carvajal & María Luisa de la Cámara. Ediciones de la Universidad Castilla-La Mancha. Colección Estudios # 117. p. 320.

123

por su manera de experimentarla, de trasmitirla y de señalar la ruta para que no se

reduzca a un discurso filosófico, sino que llegue a ser una realidad vivida y que se

evidencie en las acciones de la vida cotidiana.

“Para la antropología franciscana el centro de la pregunta por el ser humano

parte de la vivencia ejemplar de San Francisco de Asís, es él y su experiencia

vital el ideal de búsqueda de la perfectibilidad humana imago dei – a imagen

de Dios -, con lo cual la experiencia formativa parte de la vivencia que crea,

es decir, del dar respuesta a las íntimas exigencias vitales, de tal suerte que

la idea antropológica y pedagógica de la formabilidad humana se puede

comprender desde el franciscanismo como un encuentro con la vida, un

guiarse por la imitación o mímesis de Dios en el mundo” (Cardona, Muñoz,

Álvarez, & Velásquez, 2006, p. 299).

La formación de maestros y maestras en clave pedagógica franciscana no puede

olvidar que teoría y praxis tienen que ir totalmente articuladas, el maestro está

llamado a ejercer el rol que le corresponde de acompañante y guía de sus

estudiantes, trazando relaciones pacíficas y horizontales, de manera que se pongan

en diálogo el saber del maestro y del estudiante como la condición de posibilidad de

retroalimentar y transformar el conocimiento. Luego de tener más claridad al

concepto de lineamiento para esta investigación, se pasará a fundamentar una

formación de maestros y maestras a partir del Proyecto Educativo Bonaventuriano

y su filosofía.

10.1.1. Proyecto Educativo Bonaventuriano y su filosofía

El Proyecto Educativo Bonaventuriano se creó con la finalidad de agenciar todos los

procesos a nivel académico y administrativo de la Universidad de San

Buenaventura, en sus cuatro seccionales: Bogotá, Medellín, Cali, Cartagena. En el

fondo el documento sirvió de pretexto en el buen sentido de la palabra para construir

124

un mapa conceptual, teórico, histórico, el cual, diera las herramientas

antropológicas y pedagógicas vitales para toda la comunidad Bonaventuriana.

Es pertinente resaltar que el Proyecto Educativo Bonaventuriano se define como:

“El derrotero que guía el quehacer de la Universidad de San Buenaventura,

para que la comunidad universitaria se identifique y desarrolle acciones que

hagan factible el espíritu de vida y de formación a través de sus tres

dimensiones: como Universidad, como Universidad católica y como

Universidad católica franciscana” (PEB, 2007. p. 18).

El Proyecto Educativo Bonaventuriano, se fundamenta indudablemente en la

Pedagogía Franciscana y asume principios desde los enfoques humanista,

cognitivo y social cognitivo, la responsabilidad social del docente con el estudiante,

el desarrollo de la capacidad crítica, la promoción del saber, la formación del ser

humano como ser integral, los tipos de aprendizaje, los ambientes y estrategias de

aprendizaje, las interacciones pedagógicas, la didáctica, las prácticas evaluativas y

los roles de los agentes que participan en el proceso de formación.

El componente principal de la Propuesta formativa franciscana, lo constituye la

persona como eje del proceso de formación, promoviendo la autonomía, el respeto

de la dimensión personal y la capacidad de iniciativa del estudiante a través de la

implementación de un camino formativo que propicie el respeto, el diálogo, la

tolerancia, la participación, la alteridad y el reconocimiento. Así mismo, se

establecen otros elementos complementarios de la Propuesta formativa, pero

siempre partiendo de la estructura de la persona como tal; la relación dialógico

fraterna, la creatividad y las estrategias significativas de creatividad en el desarrollo

de la enseñanza y el aprendizaje.

125

Teniendo como telón de fondo el Proyecto Educativo Bonaventuriano, en la

formación de maestros y maestras es indispensable conocer los principios

filosóficos e institucionales que de allí se desprenden. No cabe duda, que el principal

elemento que se tiene priorizar el maestro en su práctica educativa es la misión de

la Universidad, en efecto:

“La Universidad de San Buenaventura es una institución de Educación

Superior que desarrolla y presta servicios de alta calidad, para satisfacer las

necesidades de la sociedad; afirma su identidad en la confluencia de tres

dimensiones substanciales: su ser universitario, su ser católico y su ser

franciscano” (PEB, 2007. 41).

Priorizar no solamente implica conocer de memoria la definición de la misión de la

institución, la clave de interpretación desde la Antropología Pedagógica invita al

maestro a hacer una lectura de su contexto, mirando el tipo de hombre que necesita

ser formado, la articulación que debe existir entre las tres dimensiones

substanciales, el ser universitario que reside en formar profesionales con alto

sentido argumentativo y propositivo, el ser católico qué consiste en la Universalidad

que respeta la diferencia y la opción personal de confesionalidad, el ser franciscano

que promueve el espíritu del reconocimiento del otro desde su singularidad y

pluralidad. El maestro aparte de estos componentes constitutivos despierta

inquietud investigativa en sus estudiantes.

El Proyecto Educativo Bonaventuriano, plantea la Universidad Católica

Franciscana, como:

“Considera a Jesucristo como centro del cosmos y de la historia; proclama la

fraternidad universal de las creaturas y la reverencia por la Creación; fomenta

la sencillez en el desarrollo de las de los miembros de la comunidad

universitaria y a través de sus diversas actividades, educa en el amor por la

126

vida, por la justicia, por la paz, por la libertad, por el servicio a los demás y

por la protección y preservación del medio ambiente” (PEB, 2007. p. 42).

El maestro en su proceso de formación franciscana, apropia fundamentalmente, el

ser franciscano, parte del principio y respeto al considerar a Jesucristo como centro

del cosmos y de la historia. De ahí que, es fiel al Evangelio y al magisterio de la

Iglesia. No parte de una concepción genérica de hombre, sino de un ser humano

concreto, inmerso en contextos históricos, sociales, políticos y culturales.

Así mismo, presenta como imperativos comunes el optimismo humano, el respeto y

veneración por la naturaleza, el reconocimiento de la dignidad del hombre y la mujer,

la dimensión humanista de todo su quehacer y la búsqueda de una cultura de la

fraternidad. Su servicio se debe reflejar en la formación de hombres y mujeres

comprometidos con una cultura humanista, ética, comprometida con la paz, fraterna,

solidaria con el otro y lo Otro. En consecuencia, la fundamentación para la formación

de maestros y maestras en clave pedagógica franciscana, no riñe con la filosofía

institucional ni tampoco con el pensamiento franciscano.

Dicho pensamiento respeta profundamente lo diferente, y por ende no hace

distinciones por razón de credo, etnia, condición social, etc. Para el pensamiento

franciscano no existen tema vedados, ni tampoco uniformidad de pensamiento, de

ahí la gran riqueza en el saber, tanto desde el análisis especulativo como

experimental. Luego de apropiar los elementos institucionales y filosóficos del

Proyecto Educativo Bonaventuriano, es indispensable hacer una aproximación a la

Pedagogía Franciscana como opción fundamental para el maestro Bonaventuriano.

10.1.2. La Pedagogía Franciscana opción fundamental del maestro

Bonaventuriano

127

Cuando Paulo Freire39 referenciaba en su obra magna Pedagogía del Oprimido que

¨Nadie educa a nadie, nadie se educa así mismo, los hombres se educan en

comunión, y el mundo es el mediador¨ (Freire, 1970. p. 92), no desentona del todo

tal planteamiento con el pensamiento Franciscano y la propuesta formativa, que

desde allí se pretende enunciar. El telón de fondo de la reflexión inacabada de la

educación, es precisamente hacer una fundamentación antropológica y pedagógica

de la pretensión que emerge al considerar la Pedagogía Franciscana, como un

camino que posibilita la formación del ser humano, desde un rasgo identitario propio

del Humanismo Franciscano. Es por eso que, la Pedagogía Franciscana en el

ejercicio de orientar procesos académicos, pedagógicos, educativos genera no sólo

el rigor científico, la adquisición de conocimiento, sino que permite desplegar una

filosofía que va más allá de un adoctrinamiento y de una simple trasmisión de

conocimiento, dado que el franciscanismo en su esencia, concibe a la Persona

como el centro del saber.

Se ha dicho constantemente que, el educador está llamado a transformar el

conocimiento desde su discurso y su práctica pedagógica. La Educación Superior,

como un mecanismo de desarrollo humano y sostenible procura dar las

herramientas para la construcción del mismo conocimiento y de la interacción

social. De ahí que haya surgido, a partir del trabajo interdisciplinario entre la Unidad

de Formación Humana, Facultad de Educación y Facultad de Artes Integradas un

proyecto de investigación denominado: Vivencias-Experiencias/Expectativas de

estudiantes y profesores sobre la Misión y Visión de la Universidad de San

Buenaventura Medellín. El propósito de tal apuesta consistió fundamentalmente en

rastrear las percepciones que tienen, tanto los docentes como los estudiantes,

39Paulo Freire (1921-1997) fue uno de los mayores y más significativos pedagogos del siglo XX. Con su principio del diálogo, enseñó un nuevo camino para la relación entre profesores y alumnos. Sus ideas influenciaron e influencian los procesos democráticos por todo el mundo. Fue el pedagogo de los oprimidos y en su trabajo transmitió la pedagogía de la esperanza. Influyó en las nuevas ideas liberadoras en América Latina y en la teología de la liberación, en las renovaciones pedagógicas europeas y africanas, y su figura es referente constante en la política liberadora y en la educación.

128

entorno a la Misión y Visión de nuestra Institución. Un acercamiento a la Misión y

Visión más adelante permitirá que los docentes tengan un referente configurador de

sentido para poder iluminar su práctica pedagógica. El documento en su elaboración

metodológica y siguiendo el instrumento diseñado para el mismo, quiere ser un

subsidio formativo-didáctico que a manera de preguntas y respuestas pretende ser

un medio facilitador, para quienes orientan procesos formativos y crean espacios de

discusión y reflexión sobre la educación franciscana, en el mundo actual

universitario. Actualmente, la Universidad San Buenaventura en el Proyecto

Educativo Bonaventuriano, propone hacer un acercamiento a la Pedagogía

Franciscana, la cual deviene en la articulación entre: la persona, lo cotidiano, la

relación dialógica fraterna, lo creativo.

Una mirada Antropológica Pedagógica a estas dimensiones permitirá entender la

idea de sujeto inacabado, el cual, es una acción dinámica del hombre porque está

en constante proceso de construcción de lo formativo. Ahora bien, no se puede

olvidar que la Antropología Pedagógica al centrar su estudio en lo humano para

comprender la educación, genera un camino metodológico, el cual permite incluir

los enunciados establecidos a partir de una Antropología Franciscana, razón por la

cual, se pone de relieve el principio fundamental de la Pedagogía Franciscana y es

centrar su mirada en la Persona, interactuar desde lo cotidiano, establecer puntos

de encuentro desde la relación dialógica fraterna, y estar dispuesto a desarrollar

una actitud creativa.

La concepción antropológica del humanismo franciscano brinda las bases

formativas para la propuesta pedagógica de inspiración franciscana, resaltando el

humanismo franciscano como un saber sobre el ser humano capaz de ir más allá

de reducciones instrumentales, pero siempre atendiendo a la formación integral del

ser humano en la sociedad.

129

Se procura en todo momento, la formación integral del ser humano teniendo en

cuenta el desarrollo de la sociedad, por eso desde el enfoque antropológico-

franciscano más que pretender conformar una disciplina o conjunto cerrado, se

procura acudir a esfuerzos inter y transdiciplinarios que atiendan las estructuras de

lo humano, que reconozca la pluralidad de formas de vida. La idea es que se

reconozca que la Universidad es una institución pedagógica que forma y educa

primero a personas a través de unos principios franciscanos, y después a

profesionales en diferentes saberes al servicio de la sociedad. La Universidad traza

como lineamiento práctico la formación del ser humano desde el humanismo

franciscano.

De esta manera, el humanismo franciscano se convierte en una herramienta vital,

para que el maestro logre ubicar sus categorías prediseñadas al aula, de manera

que el discurso se aleje de toda pretensión categórica y pueda entrar en diálogo con

el discurso franciscano generando condiciones de posibilidad que permita hacer una

reflexión permanente de su praxis educativa. El maestro entra al aula con el fin de

ser el instrumento, puente, guía de sus estudiantes, por eso se ve en la necesidad

de recurrir a la Pedagogía Franciscana y a sus componentes para agenciar en sus

prácticas educativas procesos que permitan evidenciar con sus estudiantes

relaciones horizontales, de cercanía y de respeto.

El planteamiento que se hace frente al tema del humanismo franciscano permite

proponer una Pedagogía Franciscana que vuelve al hombre un ser sensible, un ser

integral, con sentido práctico del saber, orientado siempre al servicio, con espíritu

crítico y pensamiento centrado en el desarrollo humano. En los escenarios

educativos se puede percibir la participación activa, discursiva, propositiva de los

estudiantes, que construyen la academia desde las orientaciones dadas por sus

docentes en pro de prestar un servicio que apunte a la calidad humana y profesional

desde el discurso franciscano.

130

Se puede decir que, como educadores de hoy y educadores de mañana, los

maestros encontrarán en la Pedagogía Franciscana, elementos pertinentes para

interrogarse, hallazgos en orden pedagógico, testimonios para disfrutar, acciones

de mejora, aportes para sus prácticas, criterios para diseñar y apropiar aspectos del

humanismo y el pensamiento franciscano, experiencias y expectativas; el placer de

un trabajo interdisciplinar y muchas pistas para crear sus propios andamiajes

conceptuales y compartirlos fraternalmente con los demás.

10.1.3. Maestros y estudiantes llamados a “habitar” el Aula40

Es indispensable establecer la diferencia entre ocupar y habitar, cuando se refiere

al espacio que tiene el maestro para orientar y dirigir una predeterminada clase, el

aula. Por eso, el maestro tendría que preguntarse; ¿hasta qué punto ocupa el aula

o habita el aula? En el terreno de las ciencias naturales o exactas el vocablo

“espacio” se entiende a partir de lo que las Matemáticas han tratado de enseñar:

“Es el conjunto de objetos matemáticos que se delimitan para su estudio. Un espacio

matemático no es necesariamente un espacio físico”41. No obstante, un matemático

que enseñe contenidos en un aula, empleando la pizarra, el marcador, o un texto

guía, no se le puede juzgar que dichas herramientas tradicionales no sean válidas

para su práctica pedagógica, sin tampoco afirmar que sean las más pertinentes que

tenga que utilizar.

El concepto “habitar” va mucho más allá de una pretensión de espacialidad, de lugar

físico, estático, tradicional. Porque se puede muy bien estar en el aula, desde los

roles que ocupan tanto el docente como el estudiante. “Que nosotros ocupemos un

40 El concepto que se quiere explorar aquí de “habitar el aula”, lo referencian los autores Inés Dussel y Marcelo Caruso en su libro, “La Invención del Aula. Una Genealogía de las formas de enseñar”(1999) Buenos Aires: Ediciones Santillana,donde hay una buena introducción a lo que se ha entendido como ocupar y habitar el aula como reflexión pedagógica en el sentido de ganar autonomía y en responsabilidad. 41 Diccionario ilustrado de conceptos matemáticos en www.aprendematematicas.org.mx/obras/DICM.pdf.p.56.

131

aula no significa automáticamente que la “habitemos”. Cuando uno sólo “ocupa” un

espacio, se trata de una estructura que ya está dada: muebles, costumbres, todo

está ahí y nos espera” (Dussel & Caruso, 1999. p. 20). Ahora bien, el docente como

aquel sabio que trasmite un conocimiento imponiendo un saber disciplinar, pero a

la vez ignorando el saber pedagógico y didáctico. Así mismo, el estudiante desde

una actitud receptiva, pasiva, pero con poca profundización en su nivel de proponer,

cuestionar, argumentar y contra argumentar las ideas dentro del aula. En este

sentido se podría decir que, ambos se quedarían ocupando un lugar físico sin

ninguna transferencia del conocimiento, por ende:

“El docente más experimentado nos dice lo que él considera que son claves

para ser un buen maestro. Si nos quedáramos con eso, con la tradición que

nos trasmite la experiencia de los otros (con todo lo valioso que pueda

resultarnos), estaríamos ocupando el aula de una manera pasiva, en la que

uno meramente se acostumbra a las cosas ya formadas. “Habitar” el aula

quiere decir armar ese espacio según gustos, opciones, márgenes de

maniobra; considerar alternativas, elegir algunas y rechazar otras. “Habitar”

un espacio es, entonces, una posición activa” (Dussel & Caruso, 1999. p. 20).

Desde el planteamiento que se intenta hacer entre ocupar y habitar el aula, el

auténtico maestro Bonaventuriano es aquel que desde una actitud activa y creativa

sabe compartir, participar, que sabe comunicar e innovar, que sabe llegar como

mensajero de sabiduría; es aquel hermano en búsqueda continua, que es crítico y

propositivo frente a la realidad. El maestro habita el aula en la medida que educa

favoreciendo la formación integral de la persona; propone, respeta y apoya

reflexiones y acciones que promuevan la vida y los derechos humanos, la paz y la

justicia.

Por otra parte, este enfoque humanístico se concentra esencialmente en el

estudiante y su proceso formativo integral, poniendo en el mismo plano al maestro,

132

el cual, realiza el acompañamiento y suministra las orientaciones para ayudar a sus

estudiantes a construir nuevos conocimientos y a desarrollar las competencias

propuestas en el diseño curricular. Esta posición es bien importante en las prácticas

pedagógicas del maestro, dado que no puede ser destinada su labor de manera

exclusiva a la realización de una función que es esencialmente instrumental y

operativa, o en otras palabras, fuertemente pasiva. Se trata precisamente de que

esta mirada de habitar el aula muestre la posibilidad de tener un maestro más crítico,

con sentido de pertenencia, productor de conocimiento, corpóreo, intelectual y

mucho más humano. En último término, un maestro que conoce a sus estudiantes,

sabe cómo aprenden y lo que deben aprender en la Universidad.

La Universidad de San Buenaventura, como una Institución de Educación Superior

y con una identidad propia franciscana, se entiende como un centro de vida donde

se vivencian valores estéticos, sociales, éticos, culturales, religiosos, festivos y

lúdicos, y no simplemente como una casa del saber de formación científica y

tecnológica. Ahora bien, luego de analizar la importancia que tiene el aula como el

espacio que va más allá de un lugar físico, sino que propone la manera en que el

maestro y estudiante co-habitan el aula a partir de la interacción mutua de

conocimiento y de experiencias significativas, se pasará a describir las

características de la Paideia Franciscana.

10.2. Características de la Paideia Franciscana en la Expansión del Ser

Humano

Se puede afirmar que, la concepción antropológica del humanismo franciscano

brinda las bases formativas para la propuesta pedagógica de inspiración

franciscana, denominada: Paideia Franciscana. Como bien se referenciaba en el

Capítulo I de la presente investigación, la Universidad San Buenaventura Medellín

aunque respeta los lineamientos curriculares y orientaciones pedagógicas, no

pretende crear un modelo pedagógico como sí lo tiene la Universidad San

133

Buenaventura, sede Bogotá. La pretensión fundamentalmente es que a través del

documento de la Paideia Franciscana sirva de pretexto y a su vez se convierta en

una propuesta de carácter formativa donde los maestros y estudiantes puedan

acercarse para apropiarla y tratar de vivenciarla. La Paideia Franciscana no se crea

con fines netamente instrumentales, concibe a la Persona como un ser necesitado

de educación, en efecto:

“Plantear una Paideia franciscana como núcleo de una institución educativa

de perfil franciscano es formar en, desde y para la vida misma, supeditando

a la ciencia y la tecnología a lo que debe ser, es decir, ponerlas al servicio

del hombre para su bienestar individual y social” (Muñoz, Álvarez, 2006, p.

303).

Esto implica establecer un lineamiento práctico denominado apropiación de la

Paideia Franciscana, donde el maestro tenga como referente no solamente formar

desde la vida, sino para la vida, es decir, en la búsqueda de la expansión humana.

Se trata, de comprender el fin último del proceso de formación desde el

Franciscanismo, que no se centra en la construcción del saber disciplinar

únicamente, sino más bien en la educación para la vida misma. Es allí, donde se ha

definido una importante diferenciación con cualquier tipo de manera de reflexionar

la formación del hombre, en tanto, en principio no es una formación del oficio

únicamente, es una formación en directa relación con el otro. De este modo, el

proceso formativo, debe dar cuenta del modo como este “hombre en formación”

puede trasformar–se, transformar su entorno y poder intervenirlo de manera

responsable, porque tiene reconocimiento del otro como un ser histórico,

capacitado, necesitado de formación.

“De esta manera, la Paideia franciscana se convierte en una propuesta

pedagógica al insertarse en la dinámica de pensar la formación y la

educación de un sujeto, recogiendo además estrategias de enseñanza y

134

aprendizaje para su implementación y circulación como un discurso

dominante en un momento histórico y en un contexto determinado” (Muñoz,

Álvarez, 2006, p. 304).

Esto implica comprender la concepción de hombre que se quiere formar, el perfil de

egresado que se intenta ofertar en el medio, el Bonaventuriano, al cual se le brindan

o brindaron las competencias básicas a nivel formativo y pedagógico para que

promueva el liderazgo y la asertividad en su desempeño humano y profesional. El

discurso franciscano se inserta en el campo conceptual de la Pedagogía porque al

inscribirse en la dinámica de tener discursos que la constituyen e instituciones que

regulen, normalicen y dinamicen sus prácticas, ocupa un lugar preponderante desde

una formación discursiva.

“Es importante el cuidado del sujeto consigo, “El cuidado de si” sino también

es un asunto político en el sentido de que hay una responsabilidad con el

otro, esa idea de salir al encuentro fraterno, estar ahí, es estar con el otro

también, me parece que es bastante valioso. Hay un tema que a mí me

interesa, también puede ser por parte de mi formación académica, y es el

asunto del discurso, no solamente de lo que se dice, sino de lo que no se

dice, ¿cierto? en alguna parte de la Paideia se habla de prácticas discursivas

y prácticas no discursivas ¿cierto?, que tiene que ver no solamente con el

relacionarnos con el otro, sino también desde el propio ser y hacer que me

parece que es valioso en esa propuesta franciscana”(Documento Grupo

Focal, Participante 4. 2014, p. 4-5).

El planteamiento del participante 4, es interesante porque refleja de manera clara la

comprensión entorno a la Paideia Franciscana. Se trata, de dos aspectos relevantes

en la elaboración de la propuesta formativa o Paideia Franciscana. El primero tiene

que ver con las prácticas discursivas, el maestro como conocedor del pensamiento

135

franciscano tiene claro que las prácticas discursivas se circunscriben

fundamentalmente en el terreno de la norma, de lo normativo en el tríptico sujeto-

institución-discurso, esta relación es lo que permite establecer el asunto de la

Paideia Franciscana como una formación discursiva, dado que sus prácticas

detentan un pensamiento y una historia que tranversaliza los distintos procesos

educativos agenciados por la Comunidad Franciscana. El segundo aspecto, son las

prácticas no discursivas, es decir, las que no están adscritas a ninguna norma, no

aparecen sistematizadas ni el currículo ni propiamente en el plan de estudios, sin

embargo, al establecer una relación con las prácticas discursivas genera una

tensión que produce saber.

La Paideia Franciscana como formación discursiva permite ampliar el espectro de

la educación y sus diferentes dinámicas de aprendizaje. El maestro enmarca su

discurso desde la propuesta pedagógica franciscana, es capaz de pensar la

formación y la educación que necesita el estudiante, implementa estrategias de

enseñanza y aprendizaje con el fin de transformar el conocimiento, sin olvidar la

búsqueda constante de la humanización del sujeto. Las características de la Paideia

Franciscana planteadas como la expansión del ser humano, devienen en las

relaciones horizontales a partir de las prácticas educativas.

10.2.1. Relaciones Horizontales desde las prácticas educativas

La Universidad de San Buenaventura necesita maestros, pero más que cantidad

requiere maestros con calidad humana y profesional, la educación debe ser política

de largo plazo, que prepare personas para la vida y con capacidad crítica de

aportarle al país. Los maestros tienen un papel fundamental para superar las

dificultades que se presentan en el aula tanto por sus estudiantes como por ellos

mismos. No podemos olvidar que la educación del niño determina al hombre que se

le entrega a la sociedad.

136

En Antioquia y el país hay una enorme preocupación por las matemáticas, la física,

la geografía y un evidente desdén por la formación ética y humanística tanto del

personal docente como del personal estudiantil. En materia de educación los

desafíos de Antioquia van mucho más allá de los números. Lo nuestro no es una

crisis de saber, es una crisis ética, de moral ciudadana, la cual se manifiesta en

cifras criticas de embarazo juvenil, consumo de fármacos, delincuencia juvenil,

deserción escolar, irrespeto por padres y autoridades y otras personas que

destruyen la familia, la sociedad y llevan a rutas de no futuro a miles de niños y

adolescentes. ¿Cómo educar y formar a las personas que llegan a nuestra

Universidad de San Buenaventura conociendo este contexto? ¿Cómo aportar desde

el franciscanismo a la construcción de esas relaciones horizontales? La realidad

que atravesamos como País y como Ciudad ante este panorama no puede ser

desalentador, como maestros estamos abocados a enfrentar el drama humano de

nuestra sociedad, y por lo tanto requerimos de más herramientas formativas como

lo propone la educación franciscana para convertimos en signos proféticos de

gestión y cambio.

“La educación franciscana como un instrumento de conversión […] como

educadores, su tarea no solamente es informar a sus estudiantes. Su tarea

es formar y transformar a sus estudiantes intelectual, afectiva y

conductualmente, y a través de ellos y con ellos transformar el mundo” (Perry,

2013. p. 16).

Uno de los hallazgos encontrados en el estudio que hace Fray Michael Perry sobre

la educación franciscana es que el educador franciscano está llamado a ser signo

de transformación, instrumento que permita a sus estudiantes crear y recrear el

conocimiento, ser abiertos al diálogo, ser capaces de llegar a consensos a partir de

los disensos, críticos y propositivos. En último término, con una postura política

definida en pro de los derechos humanos y la salvaguarda los principios filosóficos

franciscanos.

137

Así es que surge la necesidad que con toda la experiencia que ha acumulado la

Orden en casi ochocientos años de existencia en el mundo, de brindar a los

maestros que participan en la obra educadora a través de la inspiración de San

Francisco de Asís, de darles los elementos y lineamientos necesarios para una

práctica docente coherente con una verdadera Pedagogía Franciscana.

La Pedagogía Franciscana privilegia las relaciones que se establecen en el aula

desde la horizontalidad, donde el estudiante no es un subordinado ni mucho menos

súbdito del profesor. La verticalidad no prima en la enseñanza del humanismo

franciscano, porque destruye al sujeto hasta aniquilarlo por completo y sin dejarle

ninguna clase de opción. Las relaciones horizontales desde las prácticas educativas

comprenden un ejercicio de adecuar el discurso al contexto y a los intereses de los

estudiantes. No deben primar los intereses personales del maestro sobre los

intereses de los estudiantes que buscan empoderase del conocimiento. La

enseñanza de un saber no se impone por encima de las personas, las personas

interactúan con ese saber para discernirlo (saber-hacer) y en esa misma medida

poder aceptarlo o rechazarlo.

10.2.2.Misión y Visión componentes integradores en la Calidad humana y

profesional de la Institución Bonaventuriana

Hace rato que el gobierno colombiano consideró que las humanísticas eran materias

que tenían poca o ninguna incidencia y el gran aprendizaje de los maestros, que se

irradia en los niños y adolescentes, no pasa precisamente por esos hemisferios,

porque los afanes del gobierno se centran en la formación tecnocrática que

demandan las pruebas Pisa, en las que competimos con algunas sociedades

ampliamente desarrolladas, sin las afugias de la nuestra y, de hecho el país termina

“rajado”.

138

Las estadísticas prueban que Colombia ha tenido avances importantes en

cobertura, pero los promedios en calidad siguen siendo marginales e inequitativos.

Aumentar los niveles de educación y calidad de la misma es clave en el logro de

grandes objetivos sociales e individuales, una buena educación reduce los niveles

de pobreza, crea mejores salarios, acerca a las comunidades a los bienes públicos,

mina la corrupción y multiplica la participación civilizada y activa de niños,

adolescentes y adultos en la sociedad.

La clave está en hacer de la educación una política de largo plazo o de Estado, lo

que abrirá caminos por una formación de calidad, universal, que prepare ciudadanos

para la vida y con capacidades para aportarle al país en los desafíos que demanda

un mundo globalizado y que exige de los maestros y estudiantes ser bilingües, el

maestro de la aldea es asunto del pasado.

Antioquia ha dado importantes pasos con los parques bibliotecas, los colegios y

centros para la innovación, el emprendimiento y la cultura. El maestro no puede ser

vertical, ni el gobierno anclarse en su propuesta de evaluación tecnocrática. Ambos

tienen que aportar porque el país necesita formar seres humanos que sepan tolerar,

vivir, respetarse, respetar a los demás, respetar la naturaleza y enfrentar desde el

saber las demandas de la modernidad.

La Universidad de San Buenaventura también quiere dar pasos en el tema de la

cualificación y capacitación de los maestros, privilegiando los procesos de formación

en clave pedagógica franciscana para evidenciar la apropiación de la identidad

institucional y el humanismo franciscano. ¿Por qué no pensar en una escuela de

formación docente Bonaventuriana? Dentro del Proyecto Educativo Bonaventuriano

se nos propone que para el año 2017 la Universidad en el medio académico logrará

posicionarse a partir de su capacidad para la innovación y la investigación, en

efecto:

139

“En el año 2017 será una Universidad reconocida en el país y en ámbito

internacional por su innovación pedagógica, su producción investigativa, su

calidad científica, la pertinencia de sus programas de pregrado y postgrado y

por su impacto en los procesos de transformación social” (PEB, 2007. p. 47).

Lo que intenta la Universidad San Buenaventura en torno al planteamiento de su

visión, es una aproximación más concreta a generar comunidad científica dentro de

nuestros propios escenarios académicos. Sin embargo, así como sucede con la

mayoría de Instituciones de Educación Superior del País, nuestra visión es muy

genérica o especifica en algunos puntos como: producción investigativa, calidad

científica, pertinencia de los programas de pregrado y posgrado e impacto en los

procesos de transformación social, los cuales deberían especificarse más para

poder hacer un mejor seguimiento de los mismos.

El reto y al mismo tiempo el desafío de los educadores franciscanos es apostarle a

la innovación pedagógica, para lo cual se requiere de la capacitación de todo el

personal docente en pedagogía, didáctica y metodologías activas, que permitan la

renovación de la forma como nosotros estamos formando, de igual manera se

requiere generar la discusión académica, la reflexión permanente, y la participación

en estos procesos de transformación social y nuevas maneras de construir el

conocimiento, sin olvidar que lo novedoso de esta propuesta de investigación ha

sido construir rutas posibles formativas donde los maestros sean capaces de pensar

distinto en relación con su praxis educativa y el pensamiento franciscano, el cual

funge como el elemento diferenciador de nuestra institución, dado a partir de la

formación humana franciscana y el respeto por la diferencia.

10.2.3. Lineamientos básicos formativos del maestro y maestra desde una

mirada franciscana

140

En este último apartado se pretende insinuar unos lineamientos prácticos que sirvan

a modo de subsidio formativo a los maestros y maestras para que puedan pensar y

pensar-se desde su praxis educativa, de modo que permitan diseñar, planear y

coordinar la ejecución de programas y actividades, donde el humanismo, el

franciscanismo y la Paideia Franciscana estén en diálogo e interacción constante

con los saberes específicos.

En este orden ideas, el maestro debe velar por la construcción, la

interdisciplinariedad, la reflexión y el diálogo entre los saberes específicos,

analíticos, cuantitativos, experimentales y humanísticos. Sin embargo, los

lineamientos que se insinúan desde una mirada franciscana no tienen el pretexto de

ser los únicos y definitivos que deban regir nuestras prácticas pedagógicas,

solamente es una posible ruta de formación para los maestros de nuestra

Institución; así mismo es la posibilidad formativa de hacer un ejercicio de la reflexión

permanente desde la praxis educativa y el empoderamiento del humanismo

franciscano.

El humanismo franciscano y la Paideia Franciscana son la columna vertebral de los

lineamientos porque propenden por el interés y la conciencia sobre la problemática

colombiana actual, así como el compromiso de los maestros frente a los derechos

humanos, la justicia, la paz, la ética, y la ecología para el crecimiento y el desarrollo

personal y social. De este modo, a continuación se presentan los lineamientos

prácticos para formar maestros y maestras en clave pedagógica franciscana como

las condiciones de posibilidad desde una reflexión permanente de su praxis

educativa. Lineamiento aquí debe entenderse como una directriz formativa, no es

un recetario que pretenda seguirse categóricamente y al pie de la letra, pues el

interés en el fondo no es resolver ningún problema dentro ni fuera del aula, tampoco

dar respuestas a muchos interrogantes que emerjan en este sentido.

141

10.2.3.1. Línea orientadora desde la Axiología franciscana: Medio que

favorece la educación, la acogida y el respeto desde la horizontalidad

Cuando se habla en el terreno de las ciencias sociales humanas de la axiología, se

refiere a la disciplina filosófica que estudia los valores de las cosas. Es interesante

establecer una relación entre educación y valores, dado que se ha tratado de

explorar la injerencia de los valores en el ejercicio educativo, como lo plantea el

autor Touriñán López:

“Desde el punto de vista de la lógica, los valores son fundamento de la

educación y puede decirse que es falsa toda proposición que pretenda negar

la necesidad de presuponer un modelo de persona al cual se orienta y en el

cual se realiza cada persona, si lo aprehende y estima como deseable y

posible. Y es esta relación entre educación y valores la que hace de la

educación en valores una necesidad inexorable. Y así las cosas la cuestión

no es sólo la condición fundamentante de los valores en la educación, sino

que esa condición nos lleva a defender el carácter axiológico de la educación:

tenemos que orientarnos y aprender a elegir valores, hay que estar

capacitado para optar entre alternativas valiosas, porque nuestro proyecto de

vida, individual y socialmente, es de hecho, una cuestión abierta y, de

derecho, un compromiso de voluntades, axiológicamente orientado hacia un

mundo personal y social mejor” (Touriñán, 2013. p. 134).

Ahora bien, cuando hablamos de axiología franciscana nos referimos a los

componentes antropológicos, pedagógicos, sociológicos determinados por el

pensamiento franciscano, es decir, la educación franciscana como propuesta, no

como la única y la que se quiera implantar, sino como alternativa a la transformación

educativa en la sociedad, en cuanto que, devela unos valores intrínsecos y

extrínsecos que deben ser tenidos en cuenta por los educadores y formadores

franciscanos. El autor Touriñan en su libro Educación, libertad y cuidado (2013)

142

inicialmente fundamenta su planteamiento en una educación construida a partir de

los valores, lo cual no riñe con la pretensión que se quiere establecer desde la

educación franciscana, donde ella promueve unos principios axiológicos articulados

con el discurso franciscano.

El primer valor franciscano como línea orientadora que permite al maestro y maestra

de la Universidad de San Buenaventura considerar en su ejercicio educativo es la

acogida, como se ha expuesto desde el énfasis antropológico y pedagógico de

Merino en su libro Humanismo Franciscano (1982) y como bien lo profundiza Héctor

Eduardo Lugo García, en su escrito:

“Otro de los elementos esenciales que quisiera destacar es el valor de la

acogida para educar como sinónimo de afabilidad y la cual tiene como guía,

la relación con el otro sea quien sea, pues para todo educador y educadora

franciscanos, todas las mentalidades, las culturas y las sociedades, son

interlocutores válidos que hay que acoger. En una palabra no seleccionamos

mentalidades, ni culturas, ni personas sino que las integramos” (Lugo, 2009.

p. 346-347).

A partir de lo anterior se puede decir que desde el humanismo franciscano, la lectura

en clave pedagógica franciscana que deben hacer los maestros en su praxis

educativa es privilegiar este principio axiológico de la acogida, no entendido como

un componente psicológico determinado por las sensaciones o intuiciones

biológicas, sino como una forma de proximidad con el otro, donde ese otro no es

simplemente un sujeto o cualquier persona, sino que desde el franciscanismo ese

otro (persona) es considerado como un auténtico hermano.

El educador francisco es aquel que se hace hermano del otro, despierta el interés a

las necesidades de los demás, porque precisamente a partir de las verdaderas y

auténticas relaciones horizontales se establece las relaciones fraternas, y donde

143

aparece la acogida como valor agregado a la reivindicación del ser humano, el cual

como ser formable y necesitado de educación es capaz de dejarse moldear para

lograr ser mejor persona. El elemento fundante en el ideal de Francisco de Asís, es

el otro, porque descubre que ese otro es un don del creador, dado que desde el

franciscanismo no es concebible que la negación del otro sea la afirmación del yo.

Por eso en las reflexiones que se han venido construyendo históricamente, sobre la

fundamentación conceptual de la existencia o no de una pedagogía franciscana no

son del todo exactos, los autores necesariamente nos remiten a la figura de

Francisco de Asís, pero no aparecen conectarse explícitamente con un discurso

propiamente educativo. Sin embargo, existe un reconocimiento a la tradición

educativa franciscana, como lo infiere Michael Perry a partir de su estudio sobre la

educación.

“Muchas personas, dentro y fuera de la Iglesia, no asocian “franciscano” con

educación. Pueden asociar “franciscano” con el ministerio hacia los pobres y

marginados. Pueden asociar “franciscano” con filas para recibir ayuda y

albergues para quienes no tienen techo. Pueden asociar “franciscano” con

confesores amables y pastores compasivos. Pero, ¿educación? No mucho.

Aunque los franciscanos hemos estado en las aula de clase dese la época

de San Francisco, aunque los frailes estuvieron entre los líderes de la

educación en el siglo XIII, aunque la primera institución verdadera de

enseñanza superior en América fue establecida por los franciscanos en 1536

y aunque existen muchas escuelas secundarias, de educación superior y

universitarias en todo el mundo que proclaman alguna conexión con la familia

franciscana […] Sin embargo, estoy convencido de que San Francisco y la

tradición franciscana de espiritualidad y búsqueda intelectual han hecho una

contribución excepcional al mundo de la educación católica” (Perry, 2013.

p.1).

144

Indudablemente no se puede negar la historia de los frailes franciscanos y su

injerencia en el campo educativo, desde décadas han sido pioneros en la

enseñanza y el aprendizaje del saber, en especial, de los regentados a partir de la

Iglesia Católica. Los principios y valores que obedecen a una Institución milenaria

como lo es catolicismo no quieren ni pretenden imponerse sobre el saber especifico

que se imparta dentro de un aula de clase, al contrario pueden ser considerados

como una ruta posible en el ejercicio de pensar y repensar la práctica educativa. En

ese mismo orden de ideas, el segundo valor, el cual se propone a partir de la

axiología franciscana es el respeto, donde se establecen relaciones horizontales de

cercanía, como bien lo describe el siguiente maestro:

“También en cuanto a la pedagogía, como la Paideia franciscana. El hecho

de aprender que como maestros y maestras no somos quienes formamos, o

quienes damos todas las pautas, sino que solamente contribuimos en la

formación de ellos y de ellas; aportamos, dinamizamos, somos agentes; pero

no somos, pues de manera autoritaria o de manera vertical quienes lo

sabemos todo, tenemos las herramientas para todo. Entonces, a partir de esa

Paideia, también está el reconocimiento del estudiante y la estudiante como

ese otro, como ese par, de educarlos desde una relación horizontal y me

parece fundamental porque eso es también permitirles a ellos y a ellas que

tengan voz, que tengan autonomía, que puedan decidir, que puedan hablar

y que puedan pronunciarse cuando no están de acuerdo con algo”

(Documento Entrevistas, Entrevistada 1. 2014, p. 2).

No es casualidad que el asunto de la Paideia Franciscana aparezca como una

alternativa formativa que comprenda que la educación tiene que plantearse desde

una mirada horizontal o fenomenológica, que permita tanto al maestro como al

estudiante interactuar en el aula de clase, puesto que el conocimiento no debe ser

el fin en sí mismo, sino el medio que favorece los diferentes procesos de aprendizaje

de los educandos.

145

Los educadores tienen que facilitar a sus educandos la posibilidad de que ellos,

puedan establecer conexiones con el mundo de la vida, con su entorno, con las

realidades, y con las diferentes transformaciones que se van dando en sociedad, en

esa misma medida, es necesario que el aula, el cual ya hemos dicho que no es

simplemente un espacio físico, donde los sujetos ocupan un determinado rol

maestro-estudiante, educador-educando, sino que debe convertirse en el escenario

permanente que invita a habitarse y hacer co-habitado en la lógica del cómo vivir

juntos.

El vivir juntos implica sin lugar a duda, el tener presente que la “voz” del estudiante

debe ser escuchada y respetada en el aula. Como maestros franciscanos no

podemos generar mecanismos de invisibilidad para silenciar la voz de los

estudiantes, hasta alienarlos sin permitirles tomar opciones como la participación,

innovación y la creatividad, esto iría contra el principio fundamental del humanismo

franciscano, el cual busca que el conocimiento esté al servicio del hombre y para el

hombre, como lo afirma el educador Jorge Larrosa.

“Pero en fin, no voy a hablarles de la clase magistral, sino de la voz, del aula

como lugar de la voz. Y la voz, para decirlo brevemente, no es otra cosa que

la marca de la subjetividad del lenguaje […] la lengua está ligada a la

experiencia del que habla y a la experiencia del que escucha, a los avatares,

en suma, de los sujetos. Y la voz es esa marca, esa experiencia, esos

avatares que hacen que los que hablan y los que escuchan, los que dan y los

que reciben, sean unos sujetos concretos, singulares y finitos, de carne y

hueso, y no solo maquinas comunicativas (emisores y recetores de

significados) o maquinas cognitivas (codificadores y decodificadores de

información) […] hay escritura con voz, de la misma manera que hay clases

magistrales sin voz” (Larrosa, 2008. p. 2).

146

El anterior planteamiento permite concluir que, en toda práctica educativa no se

puede desconocer elementos fundamentales que subyacen en el proceso de

enseñanza y aprendizaje. Ahora bien, no es lo mismo dictar una clase que

interactuar en la clase, el maestro y estudiante interactúan en el aula en la medida

que tienen la posibilidad de escucharse, nadie educa a nadie, ni nadie se educa

solo, Freire nos recuerda que nos educamos en interacción, más aun en comunión,

lo cual indica el convivir juntos en el aula, el ser capaces de escuchar la voz de los

sin voz, pues, el maestro no tiene la última palabra ni tampoco los estudiantes son

autómatas.

En el planteamiento que hace Paulo Freire entorno a la educación y a la relación de

los educadores y los educandos afirma que:

“La educación se transforma en un acto de depositar en el cual los educandos

son los depositarios y el educador quien deposita. En vez de comunicarse, el

educador hace comunicados y depósitos que los educandos, meras

incidencias, reciben pacientemente, memorizan y repiten. Tal es la

concepción “bancaria” de la educación, en que el único margen de acción

que se ofrece a los educandos es el de recibir los depósitos, guardarlos y

archivarlos”(Freire, 1970. p. 78).

Esta crítica que describe muy bien Paulo Freire en su libro la Pedagogía del

Oprimido (1970) evidencia sin duda alguna, la intencionalidad de algunos gobiernos

y organismos que banalizan la educación reduciéndola a la mínima expresión hasta

convertirla en un sistema cerrado, bancario y jerárquico. El deseo al retomar el

pensamiento Freiriano no es agotar el contenido del campo de la educación, sino

precisamente generar la reflexión permanente en los maestros, en la lógica de que

ellos, puedan sacar sus propias conclusiones y de esta manera fortalecer la

identidad Franciscana-Bonaventuriana, en la Universidad de San Buenaventura.

Luego de presentar la axiología franciscana como medio que favorece la educación

147

se pasará a hacer una aproximación a la Antropología franciscana como línea

orientadora a la formación de maestros desde el diálogo de saberes.

10.2.3.2. Línea orientadora desde la Antropología franciscana: Medio que

favorece el diálogo entre los saberes y lo experiencial

Es indispensable construir otra ruta que oriente a los maestros, educadores, y

profesores en la responsabilidad de buscar las herramientas pedagógicas que

permita establecer un diálogo entre los saberes. La Docencia y la Educación

Superior se enmarcan en la formación de maestros y maestras. El maestro es un

sujeto de saber, un sujeto con un saber pedagógico, un hombre inacabado, en

formación permanente. Una lectura que se haga más amplia de esto permitiría

comprender que cualquier acto o interacción entre los sujetos en la Universidad de

San Buenaventura, deben ser actos e interacciones pedagógicas, y que la

responsabilidad de la pedagogía no descansa en los hombros del maestro o

maestra de manera exclusiva, por eso se propone un diálogo crítico, propositivo y

hermenéutico entre el saber especifico y el saber pedagógico. La responsabilidad

en el campo de la pedagogía no es un asunto solamente de los educadores, sino

que todos y cada uno de los educandos insertos en la Institución también participan,

no solamente desde la construcción del conocimiento sino en la actitud de servicio

que se muestra por los menos desfavorecidos de nuestra sociedad.

“Las oportunidades de aprendizaje en el servicio deben ser un componente

esencial de una educación genuinamente franciscana, de manera que “los

pobres y desvalidos, los enfermos y los leprosos, y los pordioseros al lado

del camino” les puedan enseñar a sus estudiantes las lecciones más

importantes de la vida” (Perry, 2013. p.22).

148

La educación franciscana enseña que la formación que se brinde a los estudiantes,

debe partir primero del concepto Persona Humana42, anclada a una propuesta

formativa denominada Paideia Franciscana, la cual forma desde y para la vida, y a

su vez se convierte en alternativa para quienes no pueden acceder a una educación

como práctica de la libertad a la cual todos los seres humanos tienen derecho.

Por eso, la propuesta pedagógica como “modelo”, no puede visibilizarse de manera

exclusiva en el aula de clases, debe romper sus cuatro paredes y permear toda

situación o hecho educativo que acurra en la Institución Educativa. En ese sentido,

concretamente lo antedicho puede cumplirse con un matiz concreto, esto es, a partir

de un tipo de pedagogía, de todas las existentes, en este caso, la Pedagogía

Franciscana, donde el matiz de los valores franciscanos no solo se ven reflejados

en la interacción maestro-alumno, directivo-administrativo, enseñanza-aprendizaje;

ni es preocupación exclusiva de la comunidad académica o intelectual, sino que

debe impregnarse y hacer parte de la vida cotidiana de todos y cada uno de los y

las integrantes de la Institución Educativa Franciscana.

“La educación franciscana para evitar el puro intelectualismo favorece lo

“experiencial”. Las experiencias ayudan a comprender las implicaciones

prácticas del compromiso solidario y a traducir en obras los conocimientos

aprendidos. Primero está la vida y luego su interpretación; “la teoría ilumina

la vida, pero no puede nunca sustituirla”. La pedagogía activa, directa y en

contacto con la vida debe ser, por lo mismo, el necesario complemento del

estudio” (Orden Frailes Menores, 2009. p. 39).

El estudio presentado por el Ministro General de la Orden Franciscana, Fray Michael

Anthony Perry, se articula con el documento Id y Enseñad (2009) porque tienen las

42 Se entiende el concepto “Persona Humana” desde la Educación franciscana a la manera como por encima del conocimiento o cualquier disciplina se privilegia al ser humano necesitado y capacitado de formación, y como ser formable (formabilidad) es capaz de construir tejido humano y relaciones dialógicas-fraternas.

149

mismas directrices y enfatizan en la labor de los educadores franciscanos, quienes

no son científicos, ni tampoco buscan que sus educandos sean máquinas

reproductoras generadoras de ciencia, son ante todo seres humanos, y a través de

los fundamentos antropológicos y pedagógicos los estudiantes aprenden haciendo

y construyen puentes de información con sus maestros.

A propósito del maestro o “docente”, se hace énfasis en su labor como educador, el

cual, forma desde el ejemplo, lo que el alumno perciba de él, llevando a definir el

maestro por su alumno y no desde sí mismo. Por eso, el maestro debe difundir los

valores franciscanos en el alumno (estudiante), pero para ello debe comenzar desde

sí mismo, tener convicción frente a los valores propuestos por la axiología y el

humanismo franciscano. Este asunto, que es válido, viene unido a la idea de que el

maestro debe posibilitar el crecimiento de la persona, desarrollar su capacidad

crítica, tomar una posición argumentada frente a la vida, lo cual, es coherente, pero

sería interesante que estos factores se tuviesen en cuenta, primero en el maestro y

posteriormente en el alumno desde el maestro mismo. En síntesis, para difundir el

valor en los estudiantes se requiere de docentes que los vivencien, y a su vez, de

directivos que también los apropien, al igual que otros y otras agentes educativos

que están en la Universidad, tales como los demás empleados y empleadas que no

interactúan con la comunidad educativa desde el aula, pero hacen parte de ella. A

continuación se presentará la directriz formativa orientada desde la Antropología

Franciscana como el medio que favorece la didáctica como lugar de libertad y

autonomía del maestro.

10.2.3.3. Línea orientadora desde la Antropología Franciscana: Medio que

favorece la didáctica como lugar de libertad y autonomía del maestro

Hemos dicho en el capítulo I que los fundamentos antropológicos de la Antropología

Franciscana planteados por Antonio Merino y consignados en la Propuesta

formativa denominada Paideia Franciscana, que se basan en la expansión del ser

150

humano, y el cual no riñe con las capacidades y habilidades de las personas que se

forman dentro de la Institución, son principios válidos para ser considerados en

estos lineamientos.

Una mirada a la expansión humana desde la Paideia Franciscana es comprender

que el ser humano necesitado y capacitado de formación requiere de un lugar, pero

no de cualquier clase de lugar, sino precisamente de un lugar que le permita

establecer conexiones con otros saberes y conocimientos, los cuales no son innatos

ni tampoco adquiridos por una disciplina o ciencia como tal, un lugar que aparte de

tener una dinámica de reflexión, se convierta en el espacio o en el lugar que

favorezca la didáctica como centro del aprendizaje, la libertad como principio

fundamental del ser humano, y la autonomía vista desde la educación como práctica

de la misma libertad, en efecto:

“La educación de las masas se hace algo absolutamente fundamental entre

masas. Educación que, libre de alineación, sea una fuerza para el cambio y

para la libertad. La opción, por lo tanto, está entre una “educación” para la

“domesticación” alienada y una educación para la libertad. “Educación” para

el hombre-objeto o educación para el hombre-sujeto” (Freire, 1970. p. 28).

La formación en la Universidad de San Buenaventura apunta a construir un

profesional y un hombre libre cada vez más comprometido con la sociedad, con

unas bases antropológicas sólidas constituidas a partir del franciscanismo. Por eso

nuestro eslogan ha sido calidad humana y profesional, dos elementos que sin lugar

a duda, no se pueden separar. Todos estos valores franciscanos están siendo

aspectos transversales de nuestra formación de maestros y maestras en clave

pedagógica franciscana porque dan continuidad al Proyecto iniciado en el año 2005.

Todo tiene que partir de que el maestro facilita los suficientes elementos en orden

antropológico y pedagógico a los estudiantes que se forman para ser profesionales

151

con sentido por lo humano y amor a la ciencia, pero también como agentes de

cambio a nuestra sociedad.

Desde la mirada crítica Latinoamérica que hace Paulo Freire sobre la educación

afirma que; “la educación tiene que ser verdadera praxis, reflexión y ante todo

acción del hombre sobre el mundo para transformarlo” (Freire, 1970. p. 9). Aunque

para Freire el punto de partida surge a partir de la sospecha, es necesario tener una

mirada esperanzadora, porque primordialmente, la educación en sentido

latinoamericano es liberación, la educación no es domesticación, ni tampoco estar

regulados por sistemas ya establecidos, la educación es el despertar la conciencia.

“Concienciar, pues, no es sinónimo de “ideologizar” o de proponer consignas,

eslóganes o nuevos esquemas mentales, que harían pasar al educando de

una forma de conciencia oprimida a otra. Si la toma de conciencia abre

camino a la crítica y a la expresión de insatisfacciones personales, primero,

y comunitarias más tarde, ello se debe a que éstas son los componentes

reales de una situación de opresión” (Freire, 1970. p. 20).

Qué difícil es pensar es una sociedad ideal, libre de explotación, ausente de

corrupción, con oportunidades, igualitaria, alejado de sistemas políticos y

económicos influyentes en las decisiones de un Estado. Los líderes de una

comunidad, que utilizan el poder para engañar y seducir al pueblo, no son realmente

“lideres” que le apuesten a una nueva manera de concebir la sociedad, caída y

segregada por su propio sistema. Hay instituciones, multinacionales, credos

religiosos, que generan miedo a las personas, porque cuando se generan miedos y

temores es más fácil manejar a la gente, es más fácil ejercer un control (vigilancia),

pero lo más denigrante es observar cómo nos es cómodo doblegarnos ante los

beneficios y privilegios de quienes asumen el rol de dirigentes o gobernantes de un

País.

152

Entre las dudas y aciertos de la culminación de esta investigación, considero que el

mayor provecho que se logrado sacar de estas reflexiones antropológicas y

pedagógicas, es que para poder asumir una postura crítica frente a los sistemas

imperantes, aplastantes y deshumanizantes, es necesario revertir banas

concepciones que por tradición han quedado en la historia y sobre todo frente al

tema de la educación. Ahora bien, dentro de las preguntas que quedan por resolver

aparecen las siguientes: ¿Cuáles serían unos mínimos que nos permiten

identificarnos como educadores franciscanos en la sociedad y en nuestra

Universidad?. El ser humano que se ve abocado a subsistir en un mundo

desprovisto de valores, en sus distintas formas de “acumulación de capital”, en

lógicas del “sálvense quien pueda”, de concentrar la mayoría de recursos y riquezas

en un solo punto, corre el riesgo de sobrevivir en las periferias humanas que

emanan hambre, mejores oportunidades, reclaman participación en la política y

sobre todo esperan recuperar lo que algún día la historia y las circunstancias de la

vida les quitaron como sujetos ocultos ante el mundo y la sociedad.

Sin embargo, esos mínimos que se proponen para una sociedad, no son garantía

del impacto desorbitante de los medios de comunicación, de la invasión cultural, en

una sociedad acelerada y transformante. “Desde lo que elegí ser algún día” tengo

que aprender a Convivir con unos mínimos que me dan la posibilidad de

confrontarme conmigo mismo y con los otros, no anquilosándome en posturas

netamente positivistas, pues, el ejercicio pedagógico implica el poder ser capaz de

evaluarse y cuestionarse, no para seguir repitiendo los mismos esquemas mentales,

ni tampoco para cumplir estándares de calidad y acreditación, sino para contribuira

la formación de maestros y maestras en la perspectiva franciscana.

Finalmente, al leer el planteamiento de Immanuel Wallerstein43 en su texto Las

Incertidumbres del Saber (2005) se puede inferir que aboga en su tesis por una

43 Nació en Nueva York 1930. Immanuel Wallerstein. Sociólogo e historiador estadounidense. Inspirado en los trabajos de Fernand Braudel, ha desarrollado en concepto de economía-mundo capitalista, en que sostiene la

153

crítica sociológica a la modernidad que implica reconocer que la historia es un

proceso dinámico que está siempre haciéndose.

“Como esto es lo que seguramente sucede en la explicación de los sistemas

históricos, fenómenos de gran escala y a largo plazo, hace tiempo que me

resisto a la denominación teoría de los sistemas-mundo para describir el

trabajo que realizó, e insisto en que me he dedicado, a su análisis. Lo que

sigue es el relato del itinerario, y el desarrollo de una no teoría, a la que

denomino análisis de los sistemas-mundo” (Wallerstein, 2005. p. 75).

Lo anterior, permite comprender que el ideal del triunfo en la vida no consiste en

alcanzar el éxito, consumir la mayor cantidad de información, rendir culto al trabajo,

y ser esclavo del maléfico poder desbordante de un sistema alienante. Vivimos en

construcciones que nunca nos llegamos a imaginar se convertirían en monstruos

demoledores de la naturaleza, monstruos de cemento, que algún día vieron jugar

al niño en el parque, o tal vez jóvenes montando bicicleta, que con el correr del

tiempo crecieron y pasaron a hacer adultos productos de un sistema imperante,

colonizante, en último término; capitalista.

De acuerdo con las consideraciones abordadas por el autor, se evidencia que el

escrito invita a seguir luchando por la transformación sistémica en la cual todos

estamos inmersos, ya que coexistimos los unos con los otros. Wallerstein

retomando a Gramsci toma como referente a Kant apoyándose en la idea de una

sociedad común que es próxima al otro.

La vuelta sobre el ser humano, es la postura que refleja el pensamiento kantiano de

construir una sociedad configuradora de sentido. Se trata de re-construir la dignidad

necesidad de analizar el capitalismo de forma unitaria y con perspectiva histórica, es decir, las relaciones entre centro, periferias y semiperiferias como partes de un único sistema mundial dentro del cual se da también el fenómeno de la división del trabajo entre países explotadores, explotados e intermedios.

154

humana, en palabras sencillas; es colocar al hombre como centro de la historia, que

es capaz de dialogar respetando los puntos de vista de sus interlocutores, es

atrevernos a dar el giro y acercarnos a la propuesta de una comunidad de raza

humana que es compatible con la libertad que procura salvaguardar los derechos y

deberes de cada hombre necesitado de educación.

155

11. CONCLUSIONES

• La Orden de Frailes Menores como Institución Religiosa y Católica, se

encuentra inmersa en diferentes lugares del mundo, la finalidad en sus orígenes y

bajo la inspiración de San Francisco de Asís fue una comunidad itinerante y

misionera, con el trasegar del tiempo y gracias a la organización de los distintos

pensadores franciscanos se convirtió en el instituto más abanderado en el ámbito

educativo, llegando a involucrarse tanto en la educación y formación de las

personas que se vio en la necesidad de crear y fundar centros educativos y

universitarios, como respuesta a los intereses de cada contexto en particular. Tal

como acontece con la Universidad de San Buenaventura Colombia, y en este caso

concreto, Medellín.

• Dentro de los pensamientos históricos representativos del mundo actual, se

encuentra el pensamiento franciscano, porque representa las construcciones

filosóficas y teológicas que han marcado el discurso franciscano, y asimismo se han

dado las pautas para configurar la escuela de grandes maestros franciscanos que

aportaron a la ciencia, a la psicología, a la historia y fundamentalmente a la reflexión

permanente de las cuestiones educativas.

• La exposición del humanismo franciscano demuestra el interés personal por

ahondar en las cuestiones formativas, porque se trata de que el humanismo

franciscano no se quede simplemente en una conceptualización teórica y

metodológica, sino que realmente el andamiaje pedagógico que se haga desde esta

propuesta formativa permita entender que el humanismo franciscano es el proceso

por medio del cual, se puede pensar en un hombre integral que es capaz de

construir y construir-se como Persona, asimismo es un ser concreto ubicado en la

tierra cuya finalidad es establecer tejidos humanos desde las auténticas relaciones

156

dialógico-fraternas y salvaguardando los principios y valores que privilegian al ser

humano en su dignidad.

• Desde el planteamiento que se establece desde el franciscanismo, existe un

referente fundamental y es la figura de San Francisco de Asís, a quien muchos lo

han llamado el patrono de la ecología, el revolucionario de la edad Media, el

hermano universal, el cual no podemos definirlo en un concepto, pero que algunos

franciscanistas lo reconocen como el Poverello de Asís, por su conversión y

radicalidad de vida, es bien merecido el reconocimiento a su vivencia del Evangelio

y a la manera como logró identificarse con Jesucristo.

• Parece muy pertinente concluir con uno de los planteamientos de Antonio

Merino, dado su importancia e injerencia en el discurso franciscano. “El

franciscanismo es la experiencia de aquel hombre que trata de conocer al otro, a

los otros y a lo otro, porque precisamente de antemano los ama, y puesto que los

ama los respeta, y puesto que los respeta los admira, y porque los admira se

sorprende de las maravillas inéditas que irrumpen en la vida cotidiano del ser

humano. Por eso no necesita inventar un sentido, sino que descubre el sentido en

la ingenuidad de una vida profundamente vivida y sinceramente compartida”

(Merino, 1982).

• El franciscanismo es la experiencia de aquel hombre que trata de conocer al

otro, a los otros y a lo otro, porque precisamente de antemano los ama, y puesto

que los ama los respeta, y puesto que los respeta los admira, y porque los admira

se sorprende de las maravillas inéditas que irrumpen en la vida cotidiano del ser

humano. Por eso no necesita inventar un sentido, sino que descubre el sentido en

la ingenuidad de una vida profundamente vivida y sinceramente compartida.

• La Antropología Franciscana sitúa al educador Bonaventuriano en el cosmos

como un ser inacabado, en relación con los demás, que existe porque ha sido

157

creado, que emplea la ciencia y la tecnología como medios y no fines para su

desarrollo como ser humano. La Antropología Franciscana ubica al educador

franciscano, como ser homo viator en proceso de formación, el cual logró apropiar

los fundamentos antropológicos franciscanos en la necesidad de construir

auténticos seres humanos. Por lo tanto, desde los interrogantes que plantea el

mundo moderno, el auténtico educador franciscano está en la constante búsqueda

de la verdad, asume su compromiso como una actividad creadora, y es capaz de

hacer un análisis serio y objetivo de su propia realidad.

• La Antropología Pedagógica es el estudio que se hace entorno al Hombre,

como ser necesitado de educación, como ser formable inmerso en una historia, por

ende, un sujeto histórico e inacabado, capaz de transcender y transcenderse a sí

mismo, el hombre busca un ideal a partir de la construcción subjetiva, ya no es

necesario pensar al hombre en términos esencialistas, puesto que el recurso a la

historia se vuelve indispensable para ver con ojos críticos cómo nos hemos formado.

Aproximarse al estudio antropológico y pedagógico de los asuntos educativos

permite mayor comprensión epistémica en los docentes bonaventurianos que

buscan que en los escenarios académicos se construya el conocimiento pero

también se evidencia una pedagogía humanística donde el otro vale por lo que es y

no por lo que tiene.

• La Antropología Pedagógica es un campo de reflexión particular, abierto, no

cerrado, en el que se estudia al ser humano como ser formable (formabilidad),

capacitado y necesitado de educación. Desde esta perspectiva, se hace interesante

en próximas investigaciones ahondar en la parte de la reconstrucción y posterior

deconstrucción de las imágenes e ideales de ser humano que operan como fines

de la educación y la formación. En síntesis, la Antropología Pedagógica nos acerca

como educadores franciscanos al estudio del ser humano, en cuanto que es ser

formable. Todo proceso educativo, es proceso de la esencia humana para mejorar

como persona.

158

• Pilares fundamentales de las propuestas formativas de la Institución son la

misión de la Universidad, el modelo pedagógico, el currículo, las funciones

sustantivas y su interacción, pero la Universidad de San Buenaventura contempla

un valor agregado, reconocido como impronta y derivado del Proyecto Educativo

Bonaventuriano, la “Paideia Franciscana” o “Mirada a la Expansión Humana”,

trazada por el ejemplo impoluto de San Francisco de Asís. Este sello es el que a

diferencia de otras propuestas, invita a los actores del proceso educativo a un

compromiso, no sólo para la generación del conocimiento, sino también desde el

crecimiento personal en un proyecto de vida claro y consecuente con el contexto.

Por ende, supone que el docente entonces deberá acompañar al estudiante desde

el discernimiento y apropiación de los valores franciscanos y su aplicación en lo

cotidiano. La relación con el otro, el mutuo respeto, en un ámbito fraterno se

convierten en el válido escenario para la interacción entre el pensar el sentir y el

actuar.

• La Paideia Franciscana se considera una propuesta pedagógica al insertarse

en la dinámica de pensar la formación y la educación de un sujeto, recogiendo

estrategias de enseñanza y aprendizaje (relación hombre-ciencia-saber) para su

implementación y circulación como discurso dominante en un momento histórico y

en un contexto cultural y social determinado.

• El aprendizaje significativo del humanismo franciscano y la Paideia

Franciscana, requiere una formación integral de los docentes, quienes

acompañarán a sus estudiantes en las diferentes áreas del conocimiento, y a su vez

la enseñanza del humanismo franciscano parte fundamentalmente de un testimonio

coherente de vida, el cual permite que en las prácticas educativas los docentes

logren identificarse con la filosofía franciscana-bonaventuriana, la cual define al

estudiante como centro y responsable de su propia formación. En función de éste,

se definen competencias, se diseñan los materiales de aprendizaje, se diseñan los

ambientes, medios de apoyo y estrategias de acompañamiento. La Universidad

159

establece elementos del humanismo franciscano, pero para ello es de vital

importancia que todos hablemos el clave pedagógica franciscana y cada docente

adquiera un verdadero compromiso en su ser y quehacer antropológico y

pedagógico.

• La pedagogía franciscana rescata algunos aspectos; la persona, lo cotidiano,

la relación dialógica-fraternas, lo creativo. Asimismo se articula estos valores con el

respeto, la acogida, la fraternidad, en cuanto que, implica en algunos casos, un

radical cambio de paradigmas en el docente, una mirada más horizontal que vertical

hacia sus estudiantes, que debe ser atendida de manera directa y personalizada. El

docente de tiempo completo o cátedra, tendrá que tener muy claro cuál es su rol y

su disponibilidad frente a estos procesos de construcción.

• Los educadores bonaventurianos comprendieron que a través del documento

la Paideia Franciscana, se propone una mirada formativa a los procesos dado que

es pertinente apropiar desde allí los principios franciscanos y a su vez recurrir a la

Antropología Pedagógica como camino metodológico, donde se puede pensar el

asunto del hombre articulado con el fenómeno educativo. La Universidad de San

Buenaventura Medellín, a través del Grupo Interdisciplinario de Estudios

Pedagógicos (GIDEP) ha construido epistemológicamente las categorías

fundamentales de la Antropología Franciscana, parámetros propios que sirven

como indicadores o rutas posibles para la comunidad educativa franciscana.

Algunas de esas líneas formativas quedaron plasmadas en el primer documento

oficial denominado Paideia Franciscana, una mirada a la expansión humana, y otras

se vienen construyendo junto con esta investigación para su difusión y conocimiento

de la comunidad educativa franciscana en general, y de la USB Medellín en

particular.

• Se observa una total articulación entre la Paideia Franciscana y el Proyecto

Educativo Bonaventuriano, en el sentido que posibilita fundamentación

160

antropológica y pedagógica, método, continuidad, y a su vez es garantía de los

procesos académicos y administrativos de la Universidad, dado que se preocupa

por la formación de sujetos histórico-críticos y propositivos a la sociedad, puesto

que los educadores han encontrado en la Paideia Franciscana el horizonte

configurador de sentido, el cual nutre y favorece la formación humana y franciscana

de los futuros profesionales de la Universidad de San Buenaventura.

• El Proyecto Educativo Bonaventuriano garantiza la apropiación de la filosofía

franciscana a partir de su validez, coherencia y pertinencia, sustentado en las

funciones sustantivas de la Universidad; Docencia, Investigación, Proyección Social

y Bienestar Institucional. De esta manera, en el Proyecto Educativo Bonaventuriano,

se observa que estas notas esenciales permiten una completa relación con la

propuesta formativa, denominada Paideia Franciscana, porque se convierte en el

proceso por medio del cual el hombre se hace responsable de sus actos, en procura

de situarse en el mundo y configurar a partir de la expansión humana horizontes de

sentido. En síntesis, una mirada a la educación se da a partir de una mirada

antropológica.

• El análisis de los lineamientos para la formación de maestros y maestras en

clave pedagógica franciscana en la Universidad de San Buenaventura Medellín, se

hizo a partir de una lectura y reflexión de los diferentes principios, estrategias y

métodos que deben guiar la propuesta que ofrece la Paideia Franciscana en la

materialización de la expansión del ser humano. Atendiendo al Proyecto Educativo

Bonaventuriano y la filosofía que se encarna desde el humanismo franciscano, se

observa que los lineamientos básicos para la formación de maestros y maestras en

clave pedagógica franciscana son una ruta posible que permiten a los educadores

el poder pensar y pensar-se dentro de sus prácticas educativas.

• Los lineamientos básicos presentados parten de la articulación pedagógica

entre la Paideia Franciscana y el humanismo franciscano, dentro de este gran

161

campo conceptual se puede comprender la importancia de la axiología franciscana,

la antropología franciscana y la didáctica como campo de investigación y análisis

dialéctico de la realidad. La investigación en este sentido quiere privilegiar las

relaciones horizontales que se trazan tanto del maestro como en el estudiante

dentro y fuera del aula.

• La Paideia Franciscana ligada al campo de la Pedagogía crítica hace énfasis

en la Resignificación del sujeto, el maestro recibe este legado y es quien orienta

estos procesos antropológicos y pedagógicos, toda vez que es gestor de desarrollo

humano y tiene en cuenta la aplicación del saber pedagógico en los contextos

educativos. La Pedagogía franciscana reivindica la dignidad humana, la autonomía,

el respeto por la diferencia y el rol que debe encarnar el maestro desde el

planteamiento que establece a partir del pensamiento franciscano y a su aplicación

en lo cotidiano de la vida.

• El documento la Educación Franciscana como un agente de cambio (2013)

refleja el interés de los franciscanos en el mundo por establecer algunos

fundamentos antropológicos del ser humano, los cuales devienen en los

fundamentos pedagógicos como medio que permite profundizar

interdisciplinarmente entre los diferentes saberes actuales y los retos de la

educación en general y en particular. Las propuestas presentadas por dicho texto

parten de una configuración de una pedagogía propia, carismática, a partir del

pensamiento franciscano, reconociendo la importancia de la vivencia religiosa,

social y política de Francisco de Asís. La concepción antropológica del humanismo

franciscano brinda las bases formativas para la propuesta pedagógica de

inspiración franciscana, resaltando el humanismo franciscano como un saber sobre

el ser humano capaz de ir más allá de reducciones instrumentales, pero siempre

atendiendo a la formación (formabilidad) del ser humano en la sociedad.

162

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