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POSICIONAMIENTO INSTITUCIONAL Noviembre de 2010 CONTEXTO 1 SERVICIOS FINANCIEROS EN EL MEDIO RURAL: UNA PALANCA INDISPENSABLE PARA EL DESARROLLO En los países en desarrollo, la pobreza es un fenómeno concentrado en las zonas rurales, donde la mayor parte de los establecimientos agrícolas mantienen prácticas de cultivo rudimentarias. Ahora bien, en esos países, la agricultura contribuye sustancialmente a la economía nacional, tanto a nivel del empleo 2 como del PBI 3 “Para gran parte de los mil millones de personas que viven en la pobreza más absoluta, el crecimiento económico basado esencialmente en la agricultura y las actividades rurales no agrícolas es fundamental para mejorar sus medios de vida. La mayor parte de los pobres viven en el medio rural. Para atenuar la pobreza y el hambre es esencial promover el desarrollo de la agricultura en las zonas rurales y dar a la población rural un mejor acceso a la tierra, al agua, al crédito, a la salud y a la educación” . Por ello, el desarrollo agrícola es una estrategia prioritaria de los gobiernos de varios países a fin de combatir la inseguridad alimentaria y reducir la pobreza. Estos son también desafíos para la comunidad internacional, por lo que el acceso de los pequeños agricultores a servicios financieros adecuados ha sido una de las cuestiones más debatidas durante las últimas décadas en el sector de las finanzas de proximidad. Las constataciones sobre la situación mundial a comienzos del tercer milenio obligan a la humanidad a llevar adelante tres luchas colosales en materia de pobreza, medio ambiente y salud. La actividad agrícola está íntimamente relacionada con estas tres luchas, ya que es la ocupación de la mayor parte de la población activa de los países en desarrollo, tiene un importante efecto en los ecosistemas y el clima (uso del agua, deforestación, contaminación) y repercute directamente en la salud de la población (nutrición e inocuidad de los alimentos). 4 Considerando la gran influencia de la intermediación financiera en la economía, las instituciones financieras juegan un rol vital en el desarrollo económico. Por ello, es natural que haya un interés creciente en extender el acceso a tales servicios a las zonas más desfavorecidas de los países en desarrollo: las zonas rurales. . 1 El posicionamiento institucional de DID sobre el crédito presenta en forma general los principios y las formas de intervención en materia de crédito recomendadas por DID. El presente posicionamiento institucional sobre el crédito agrícola aborda los aspectos específicos del sector. 2 El sector agrícola ocupa en general más del 60% de la población activa de los países en desarrollo. Esta proporción incluso asciende hasta el 80% -90% en algunos países, como Burkina Faso, Burundi, Malawi, Malí, Níger y Ruanda. Fuente: Estadísticas mundiales http://www.statistiques- mondiales.com/population_active_par_secteur.htm 3 La parte del PBI atribuible al sector agrícola de los países en desarrollo se sitúa generalmente entre el 35% y el 50% y supera incluso el 50% para algunos países, como Liberia, Guinea Bissau y Chad. Fuente: http://www.statistiques-mondiales.com 4 “Agricultura mundial: hacia los años 2015/2030”, Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). FINANCIAMIENTO AGRÍCOLA Una poderosa herramienta para contribuir a la seguridad alimentaria de las poblaciones

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P O S I C I O N A M I E N T O I N S T I T U C I O N A L

Noviembre de 2010

CONTEXTO1

SERVICIOS FINANCIEROS EN EL MEDIO RURAL: UNA PALANCA INDISPENSABLE PARA EL DESARROLLO

En los países en desarrollo, la pobreza es un fenómeno concentrado en las zonas rurales, donde la mayor parte de los establecimientos agrícolas mantienen prácticas de cultivo rudimentarias. Ahora bien, en esos países, la agricultura contribuye sustancialmente a la economía nacional, tanto a nivel del empleo2 como del PBI3

“Para gran parte de los mil millones de personas que viven en la pobreza más absoluta, el crecimiento económico basado esencialmente en la agricultura y las actividades rurales no agrícolas es fundamental para mejorar sus medios de vida. La mayor parte de los pobres viven en el medio rural. Para atenuar la pobreza y el hambre es esencial promover el desarrollo de la agricultura en las zonas rurales y dar a la población rural un mejor acceso a la tierra, al agua, al crédito, a la salud y a la educación”

. Por ello, el desarrollo agrícola es una estrategia prioritaria de los gobiernos de varios países a fin de combatir la inseguridad alimentaria y reducir la pobreza. Estos son también desafíos para la comunidad internacional, por lo que el acceso de los pequeños agricultores a servicios financieros adecuados ha sido una de las cuestiones más debatidas durante las últimas décadas en el sector de las finanzas de proximidad. Las constataciones sobre la situación mundial a comienzos del tercer milenio obligan a la humanidad a llevar adelante tres luchas colosales en materia de pobreza, medio ambiente y salud. La actividad agrícola está íntimamente relacionada con estas tres luchas, ya que es la ocupación de la mayor parte de la población activa de los países en desarrollo, tiene un importante efecto en los ecosistemas y el clima (uso del agua, deforestación, contaminación) y repercute directamente en la salud de la población (nutrición e inocuidad de los alimentos).

4

Considerando la gran influencia de la intermediación financiera en la economía, las instituciones financieras juegan un rol vital en el desarrollo económico. Por ello, es natural que haya un interés creciente en extender el acceso a tales servicios a las zonas más desfavorecidas de los países en desarrollo: las zonas rurales.

.

1 El posicionamiento institucional de DID sobre el crédito presenta en forma general los principios y las formas de intervención en materia de crédito

recomendadas por DID. El presente posicionamiento institucional sobre el crédito agrícola aborda los aspectos específicos del sector. 2 El sector agrícola ocupa en general más del 60% de la población activa de los países en desarrollo. Esta proporción incluso asciende hasta el 80% -90%

en algunos países, como Burkina Faso, Burundi, Malawi, Malí, Níger y Ruanda. Fuente: Estadísticas mundiales http://www.statistiques-mondiales.com/population_active_par_secteur.htm

3 La parte del PBI atribuible al sector agrícola de los países en desarrollo se sitúa generalmente entre el 35% y el 50% y supera incluso el 50% para algunos países, como Liberia, Guinea Bissau y Chad. Fuente: http://www.statistiques-mondiales.com

4 “Agricultura mundial: hacia los años 2015/2030”, Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

FINANCIAMIENTO AGRÍCOLA Una poderosa herramienta para contribuir a la seguridad alimentaria de las poblaciones

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Ahora bien, aún si existe una tendencia al consenso sobre el vínculo entre los desafíos del sector agrícola y una oferta adecuada de servicios financieros, es preciso explicar detalladamente ciertos elementos. Por un lado, cabe indicar cuáles son las condiciones tan diferentes que los prestamistas deben afrontar cuando ofrecen créditos a las empresas agrícolas en comparación con las empresas comerciales, y por otro lado distinguir en qué difiere el financiamiento agrícola del financiamiento en general. El presente posicionamiento institucional, que trata específicamente del financiamiento agrícola y los servicios financieros en el medio rural, intenta aportar esas explicaciones. La primera diferencia es el carácter aleatorio de la rentabilidad de las actividades agrícolas. En efecto, más que en cualquier otro sector de actividad, la incidencia de las condiciones climáticas y el carácter cíclico o incierto de los mercados agrícolas afectan en forma considerable la capacidad de pago de los prestatarios. Además, habida cuenta de la dispersión geográfica de la clientela de las zonas rurales (dispersión geográfica aun más pronunciada en el caso de las actividades agrícolas), los costos de distribución de los servicios financieros en esas zonas son considerables. Finalmente, una de las particularidades de los medios rurales es la fuerte tasa de analfabetismo de la población. Los prestatarios de esas zonas, que se dedican mayoritariamente a actividades relacionadas con la agricultura, no llevan ninguna contabilidad. Esos elementos explican, en particular, por qué las instituciones financieras suelen tener menos interés en ese sector, con lo cual la agricultura es uno de los sectores en que las necesidades de financiamiento siguen en gran parte insatisfechas. En consecuencia, para aumentar el acceso de las poblaciones rurales al crédito agrícola y a otros servicios financieros, asegurando a la vez la rentabilidad y la viabilidad de las instituciones financieras, es preciso identificar estrategias que permitan atenuar los riesgos inherentes al financiamiento de las actividades agrícolas. Sobre la sólida base de sus numerosos logros en materia de desarrollo de los servicios financieros, así como los logros de sus redes asociadas, DID considera que:

• Es necesario adaptar los servicios financieros y las metodologías de crédito a los sistemas agrícolas de cada región a fin de responder adecuadamente a las necesidades de los prestatarios y facilitar la gestión de los créditos;

• La oferta de servicios financieros agrícolas debe, en la medida de lo posible, estar integrada a un enfoque global que favorezca el desarrollo de la cadena de valor;

• Deben ponerse en práctica mecanismos de gestión y distribución de los riesgos para dar seguridad a las carteras de crédito agrícola frente a los riesgos sistémicos;

• La accesibilidad de las poblaciones rurales a los servicios financieros depende del despliegue de servicios de proximidad prestados por las instituciones financieras existentes o de la creación de nuevas estructuras o nuevas redes de distribución.

1- DID reconoce que la agricultura es un sector neurálgico de la economía de varios países en desarrollo y considera que el fortalecimiento de ese sector depende, entre otras cosas, de una mejor accesibilidad a los servicios financieros en las zonas rurales.

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ENFOQUE DE LA CADENA DE VALOR

Este enfoque se origina a comienzos de los años ochenta, con los trabajos de Michael Porter5 sobre la ventaja competitiva. El enfoque se resume en el análisis de las funciones que intervienen en la producción de un bien con el fin de optimizar la contribución de cada una de esas funciones y obtener un precio superior para el producto generado gracias al valor adquirido en el proceso. Precisamente, la ventaja competitiva que la empresa logra conseguir es fundamental para determinar el valor final de su producción. Cada función representa un eslabón de la cadena de valor; el desempeño global de esta cadena de valor podrá mejorar tanto por el fortalecimiento de cada eslabón, como por el fortalecimiento de la dinámica entre los eslabones6

.

Los desafíos de la inclusión del sector agrícola en las reglas de la globalización de los mercados exigen que los actores de ese sector sean innovadores, pero sobre todo, que colaboren más entre sí. El enfoque de la cadena de valor se convierte, de alguna manera, en una respuesta estratégica a esos imperativos de innovación. En este sentido, el enfoque de la cadena de valor es un modelo que evoluciona rápidamente, habiendo pasado de la creación de mesas sectoriales7

SERVICIOS FINANCIEROS EN EL MEDIO RURAL: UN ESLABÓN DE LA CADENA DE VALOR

o estructuras de concertación locales, a mecanismos sofisticados de certificación, de los cuales los productos de comercio justo son buenos ejemplos. DID apoya las iniciativas que propician el modelo de la cadena de valor y considera que ese modelo es sumamente apropiado para el desarrollo óptimo de una oferta de servicios financieros adaptada al sector agroalimentario de los países en desarrollo.

El enfoque de la “cadena de valor” aplicado al sector agroalimentario implica un desarrollo del sector centrado en una visión de conjunto, por ejemplo, de la tierra al plato del consumidor. Por ello, es más adecuado hablar de servicios financieros para el medio rural en lugar de crédito agrícola propiamente dicho.

2- DID considera que una oferta de servicios financieros que tenga por objetivo el desarrollo del sector agrícola debe incluir a todos los actores de la cadena de valor. En consecuencia, debe favorecerse el acceso a los servicios financieros tanto por parte de los productores agropecuarios como de los empresarios del sector agroalimentario, incluidos los exportadores.

Este enfoque multidimensional va más allá de la noción de rentabilidad y de posicionamiento de mercado. Hace que se ponga en evidencia la importancia para el sector agrícola y agroalimentario del equilibrio entre los diversos pilares de su desarrollo. En efecto, aunque el acceso a servicios financieros adecuados en el momento oportuno sea una condición esencial para el desarrollo, ésta no es una condición suficiente. Una oferta de servicios financieros viable depende de la existencia de un equilibrio entre las funciones esenciales que contribuyen al desarrollo del sector, entre ellas los servicios financieros, debiéndose apoyar todo en una legislación apropiada que favorezca el acceso seguro a los recursos del suelo y el agua.

Las funciones esenciales a las que nos referimos son:

5 El Sr. Porter es profesor de estrategia de la empresa en la universidad de Harvard. Se especializa en la economía del desarrollo. 6 Stratégor, 1993. 7 El principio de la mesa sectorial es reunir alrededor de una misma mesa a todos los actores vinculados a una cadena de producción agrícola, a fin de

intercambiar opiniones, sincronizar los esfuerzos y actuar concertadamente para lograr un mejor desarrollo de toda la cadena de producción.

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• La organización de la comercialización;

• El empleo de técnicas que permitan niveles de producción adecuados, estables y duraderos;

• El acceso a mecanismos de distribución de los riesgos que aseguren la protección del patrimonio;

• El acceso a una gama de servicios financieros adaptados a las necesidades del sector.

Cuanto más alto sea el grado de desarrollo de esas otras funciones, más se podrá satisfacer la demanda de financiamiento mediante una oferta de servicios financieros sofisticada y viable a largo plazo. Por lo tanto, antes de ofrecer servicios financieros en el medio rural, es necesario hacer un diagnóstico de las diferentes cadenas de producción y sus sistemas productivos. Ese diagnóstico permitirá establecer el nivel de equilibrio entre los diferentes pilares que sostienen el desarrollo agrícola y, por lo tanto, poner en práctica una oferta de financiamiento más adaptada a las condiciones del medio. La figura 1 contiene un esquema sobre la integración de la oferta de financiamiento en el sistema de producción agrícola; en las secciones siguientes se abordan sucesivamente cada uno de los pilares.

Figura 1

Integración de la oferta de financiamiento en el sistema de producción agrícola

3- DID considera que es preciso aumentar el acceso a servicios financieros adaptados para apoyar el desarrollo del sector agrícola y agroalimentario, pero también reconoce que el fortalecimiento de las instituciones financieras, si bien es esencial, no puede sostener por sí sólo el desarrollo del sector.

LEGISLACIÓN ADECUADA: ACCESO SEGURO

SUELO-AGUA

A S P.

T E C N I C O S

C O M E R C I A L I Z A C I O N

F I N A N C I A M I E N T O

A D M I N. R I E S G O S

EQUILIBRIO DEL DESARROLLO AGRÍCOLA

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LOS PILARES DEL DESARROLLO AGRÍCOLA

ASPECTOS TÉCNICOS La obtención de un mejor rendimiento está supeditada necesariamente a la modernización de las explotaciones agrícolas. Esta modernización se refiere a varios elementos: técnicas de producción, nuevas tecnologías, el uso de nuevas variedades de semillas, formas de cultivo que permiten proteger a largo plazo los recursos del suelo y el agua, un mejor control de las plagas (insectos, roedores, malas hierbas, enfermedades fúngicas, etc.) y el desarrollo de nuevos productos, entre otros. El mayor acceso a los servicios financieros en el medio rural permite que las empresas consideren modernizarse.

No obstante, el alcance de ese acceso será mayor si los empresarios de las zonas rurales tienen acceso también a servicios de apoyo que les permitan aumentar sus conocimientos técnicos, sus capacidades de organización y sus habilidades de gestión. El enfoque privilegiado por DID en materia de fortalecimiento de las capacidades de los empresarios es el de la asociación y la celebración de alianzas con los actores locales. Una alianza, por ejemplo, puede hacer que los servicios financieros ofrecidos por una institución financiera se relacionen con los servicios técnicos ofrecidos por oficinas locales del ministerio de agricultura. En este ejemplo, si el ministerio efectúa estudios sobre los costos de producción a escala nacional, la institución puede utilizar esta fuente de información para definir productos de crédito más adecuados. En la oferta de financiamiento se puede también considerar que el apoyo técnico recibido es un factor atenuante en el análisis de los riesgos y favorecer el acceso al crédito. Este mismo tipo de alianza puede surgir con instituciones de enseñanza que, a través de sus programas de capacitación sobre la buena gestión de la empresa, contribuyen a fortalecer las capacidades de los agricultores y las organizaciones campesinas, dando así acceso a condiciones de crédito más ventajosas. La institución financiera puede trabajar concertadamente con la institución de enseñanza en cuanto a la elaboración del contenido de la capacitación centrada en la gestión y, al mismo tiempo, promover esa capacitación. El aporte de las instituciones financieras a esas alianzas está basado en su participación en la definición misma de los servicios, pero también en su capacidad de desplegar a personal calificado con un enfoque de asesoramiento a los prestatarios.

4- DID considera que el fortalecimiento de las capacidades de los empresarios del medio rural está supeditado a la celebración de asociaciones y alianzas con los actores locales. Además, DID reconoce la necesidad de una mayor participación de las instituciones financieras en esas alianzas, en particular en materia de fortalecimiento de las capacidades de gestión de los empresarios. Esta mayor participación requiere, entre otras cosas, que haya personal calificado dispuesto a brindar el asesoramiento necesario a los prestatarios.

COMERCIALIZACIÓN

Los agricultores suelen tener escaso control de su margen de ganancias porque tienen poco poder sobre el precio de venta de los productos que comercializan y sobre el costo de los insumos necesarios para el cultivo o la cría. Su relación de fuerza con los intermediarios del mercado suele ser débil. Además, la globalización de los mercados agrícolas y el cambio de los hábitos alimentarios que acompaña la globalización de las economías exigen que los productores estén más familiarizados con la función de comercialización. No se trata únicamente de que vendan bien lo que producen, sino que produzcan lo que se vende bien en los mercados. Los productos de crédito agrícola adaptados a las condiciones de los mercados pueden ayudar a los agricultores a obtener un mejor precio. Por ejemplo, el crédito de almacenamiento permite que los agricultores puedan ir espaciando la venta y obtener así un precio medio superior al que hubieran

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obtenido si hubieran vendido la totalidad de la producción enseguida después de la cosecha, cuando los precios son en general más bajos. Además, a las instituciones financieras les convendría asociarse a organizaciones de comercialización fiables que permitan que los agricultores obtengan mejores condiciones para comprar insumos o vender sus productos. Asimismo, este tipo de asociación puede facilitar la distribución del crédito por parte de las instituciones prestamistas y el reembolso de los préstamos otorgados a los agricultores. Es importante señalar que esas asociaciones no reemplazan la diligencia razonable que una institución debe demostrar al momento del otorgamiento de los créditos y durante su seguimiento. El grado de desarrollo de los sistemas de comercialización se sitúa pues en el centro del análisis de las cadenas de producción que las instituciones financieras deben realizar para evaluar el potencial y el nivel de riesgo asociado a un sector preciso. En efecto, cuanto más desarrollados estén los mecanismos de comercialización, mejor podrán los agricultores prever la colocación de sus productos en el mercado, obtener precios justos y estables, cubrir los costos de producción y obtener una remuneración adecuada por su trabajo. La decisión de ofrecer o no financiamiento a una determinada cadena de producción se tomará sobre la base de la evaluación de esos elementos, a fin de aumentar el alcance de la oferta de servicios financieros en el medio rural. En relación con los sistemas de comercialización cabe señalar la infraestructura básica (redes carreteras, medios de transporte, capacidad de almacenamiento, etc.), así como las reglamentaciones que favorecen una mejor relación de fuerza entre todos los actores de la cadena de valor. La presencia de organizaciones campesinas o agrupaciones de agricultores que tengan por objeto la comercialización colectiva o la certificación de la producción indica, en general, un nivel de estructuración que ofrece seguridad.

5- DID reconoce que, en toda la cadena de valor, los agricultores son la parte que tiene menos posibilidades de recibir un precio suficiente por su producción. Por ello, DID favorece toda medida que permita que los agricultores administren mejor los riesgos a los que se enfrentan y obtengan así un precio más justo para los productos que comercializan: agrupamientos, almacenamiento, seguros, comercio justo, etc.

ATENUACIÓN DE LOS RIESGOS Y PROTECCIÓN DEL PATRIMONIO

Uno de los elementos que permiten constatar la mejora de las condiciones de vida de la población es la constitución de un patrimonio. Sin mecanismos de atenuación de los riegos, los bienes adquiridos tras arduos esfuerzos pueden perderse rápidamente. El acceso a productos de seguros o microseguros garantiza pues la protección del patrimonio, pero también tiene efectos económicos importantes. En efecto, gracias al sentimiento de seguridad que crea, los seguros alientan la innovación y permiten que los actores económicos tomen decisiones más fundadas sobre el sector de actividad a desarrollar. La evaluación del nivel de « seguridad » de un sector forma parte del diagnóstico de una cadena de producción. Entre los elementos que permiten calificar el grado de seguridad se encuentra la legislación (medidas de apoyo, proteccionismo, etc.), los mecanismos de garantía de los préstamos tales como los fondos de garantía (estatales o externos) y los sistemas de seguros (cosecha, ingresos, etc.). Todas esas medidas tienen por objetivo estimular la producción a través de la reducción de los riesgos inherentes a algunas producciones, riesgos que a veces son meteorológicos, pero que otras veces están sujetos a las fluctuaciones del mercado.

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6- DID considera que la responsabilidad de la atenuación de los riesgos inherentes al sector agrícola debe ser compartida por todos los actores del sector agroalimentario, pero que, más que cualquier otro sector, es necesaria la participación del Estado, tanto a nivel legislativo como financiero.

En efecto, aunque la producción agrícola sea una actividad económica realizada por empresarios independientes, ésta constituye una responsabilidad estatal en el sentido de que permite alcanzar la seguridad alimentaria de las poblaciones rurales y urbanas y contribuye en gran medida a la actividad económica, en particular a las exportaciones del país. Desde un punto de vista económico, todos los actores (agricultores, consumidores, instituciones financieras buscan obtener el máximo de provecho o bienestar dentro de las limitaciones que les son propias. En materia de producción agrícola hay una limitación común: los riesgos inherentes a ese sector. Esta limitación común hace que sea muy complejo alcanzar un equilibrio estable entre la producción agrícola y las necesidades de la población, ya que ninguno de los agentes económicos está verdaderamente en condiciones de asumir la totalidad de los riesgos. En consecuencia, el Estado debe contribuir a poner en práctica medidas que permitan levantar ciertas barreras y, de esa manera, favorecer el equilibrio necesario para lograr la seguridad alimentaria de la población. Aunque la intervención del Estado es necesaria, debe procurar minimizar las distorsiones en el mercado para cumplir las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y situarse en un proceso global de responsabilidad de todos los actores. En tal sentido, DID apoya la aplicación de medidas de atenuación y distribución de los riegos como:

• La adopción de nuevas técnicas de producción que permitan que los agricultores diversifiquen sus fuentes de ingresos;

• La puesta en práctica de mecanismos de distribución del riesgo en las instituciones financieras o entre instituciones financieras con el objetivo de dar seguridad a las carteras;

• La oferta de productos de seguro de préstamo para proteger el patrimonio de los prestatarios y la cartera de las instituciones financieras;

• El desarrollo de programas de seguros agrícolas.

Algunos programas, como los fondos de seguros de cosecha y los fondos de garantía dirigidos a las instituciones financieras contribuyen a estimular la oferta de financiamiento para las poblaciones tradicionalmente desatendidas, como los agricultores. No obstante, con el objetivo de asegurar la sostenibilidad, DID considera que hay dos elementos fundamentales que deberían guiar la creación de esos mecanismos:

1. La noción de responsabilidad conjunta;

2. El respeto de las condiciones naturales del mercado.

La noción de responsabilidad conjunta

La noción de responsabilidad conjunta supone la distribución normal de los riesgos y los costos entre los agricultores que solicitan créditos o contratan seguros, las instituciones financieras que los distribuyen y el agente externo que inicia o apoya el programa (el Estado, un proveedor de fondos internacional, fondos éticos o filantrópicos). En el caso de un fondo de garantía, esta responsabilidad conjunta se traducirá, entre otras cosas, por una cobertura parcial de las pérdidas por morosidad, con lo cual se evitará que la institución financiera sea demasiado laxa durante el

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análisis y la autorización de los préstamos. Lo que hay que evitar es que la garantía se utilice para enmascarar las carencias de la metodología de análisis, autorización, seguimiento o cobranza de los créditos y la falta de medidas de atenuación de los riesgos de mercado o meteorológicos. En el caso de un fondo de seguros, la responsabilidad conjunta se traducirá por una distribución equitativa de las primas, un tope de cobertura y otras características que impidan alentar las malas prácticas de cultivo. El respeto de las condiciones naturales del mercado El costo sigue siendo un obstáculo importante para el acceso a los servicios financieros en las zonas rurales. En el caso de las poblaciones menos privilegiadas, los costos relativos a la apertura y el mantenimiento de una cuenta bancaria suelen ser más altos que los beneficios tangibles de acceder al sistema financiero formal, lo que parece explicar en parte que la tasa de bancarización llegue hasta cierto tope. El costo del acceso al crédito es también un obstáculo importante, sobre todo para las poblaciones rurales que practican actividades agropecuarias a pequeña escala. Ahora bien, la institución financiera que desee ampliar sus servicios financieros a las zonas rurales con una óptica a largo plazo deberá cubrir sus costos mediante comisiones y tasas apropiadas. En general, esas comisiones y tasas deben comprender: el costo de los fondos prestados (incluido el calce de los vencimientos y la gestión de los riesgos de tasa de cambio), el costo de la distribución de los servicios (incluida la mano de obra y el transporte), los costos fijos institucionales, el costo asociado a los riesgos de incumplimiento, el costo asociado al riesgo de pérdida y un excedente suficiente para mantener la capitalización, remunerar el capital y apoyar crecimiento de la institución. Ahora bien, si bien un mecanismo de garantía de préstamo tiene por objetivo estimular la oferta del crédito mediante la reducción del costo vinculado al riesgo de pérdida, esta reducción del costo no debería transferirse al prestatario, ya que el objetivo primario de la garantía es permitir que la institución financiera estabilice su oferta de servicios. Si el mecanismo de garantía es permanente por haber sido institucionalizado a nivel estatal, la reducción del costo vinculada al riesgo de pérdida podría transferirse a los prestatarios, pero sin exceder el peso relativo de este elemento en el costo global de la distribución de los créditos. DID considera que el costo vinculado al riesgo de pérdidas por morosidad no debe constituir el principal costo vinculado a la oferta de crédito agrícola, porque este riesgo puede ser controlado por las instituciones financieras si adoptan metodologías apropiadas de análisis y otorgamiento del crédito. Por ende, para que un mecanismo de garantía de préstamo permita desarrollar una oferta de servicios financieros que pueda sobrevivir al propio fondo, necesariamente debe ir acompañado de una estrategia de profesionalización y no debe generar una oferta de servicios en condiciones de concesión, la que solamente podría existir en caso de una intervención puntual, ya que de otro modo tendría efectos perversos en el mercado, los cuales anularían los efectos positivos de la profesionalización.

7- DID considera que un mecanismo de fondo de garantía es una medida que puede ser eficaz para estimular la oferta de crédito agrícola, siempre y cuando respete la noción de responsabilidad conjunta, no genere distorsiones en el mercado y vaya acompañado de una estrategia de profesionalización de las metodologías de otorgamiento del crédito.

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ACCESO AL SUELO Y EL AGUA

El suelo y el agua son recursos fundamentales para asegurar la producción agrícola y constituyen una importante riqueza que es clave para la seguridad alimentaria. Este carácter esencial hace que el acceso al suelo y el agua forme parte de los cimientos del desarrollo agrícola, sobre los cuales se erigen los pilares del desarrollo. En efecto, sin un acceso seguro a la tierra y sin una pluviometría suficiente, la agricultura no puede desarrollarse adecuadamente, por más que se fortalezcan los aspectos técnicos, la comercialización o el financiamiento. Para la empresa agrícola y para la institución financiera que le presta apoyo es muy importante asegurar que un número mínimo de factores de desarrollo estén presentes. Por ejemplo, las características de los suelos permiten lograr rendimientos interesantes a largo plazo y, en consecuencia, permiten mantener actividades agrícolas rentables. Otro ejemplo es que la pluviometría o la infraestructura de riego pueden hacer que el rendimiento de los cultivos sea aleatorio, con lo cual afectan la estabilidad de los rendimientos. Habida cuenta de que el suelo y el agua son recursos sobre los cuales la mano del hombre tiene impacto, cuando se habla de apoyo al desarrollo del sector agrícola, DID promueve que se tomen en cuenta los dos elementos siguientes: cómo se gestionan esos recursos y cómo se asegura su protección y, sobre todo, su renovación.

GESTIÓN DE LOS RECURSOS

El régimen de propiedad es un elemento fundamental que une al productor rural con el suelo que explota. En la medida en que todas las opciones de producción se ven influenciadas por el tipo de propiedad de que se trate, es imperativo que los objetivos de desarrollo del sector agrícola se articulen en torno a objetivos que procuren definir una política de tierras que favorezca el desarrollo sostenible de la agricultura y la distribución equitativa de la tierra. En efecto, la precariedad de los derechos sobre las tierras destinadas a la agricultura contribuye a frenar la modernización de los productores rurales e incluso puede conducir a una mala utilización del suelo. El régimen de propiedad de las tierras agrícolas en los países en desarrollo suele ser deficiente y el Estado debería hacer frente a este problema en el marco de una estrategia global de desarrollo sostenible.

PROTECCIÓN Y RENOVACIÓN DE LOS RECURSOS

La tierra y el agua son recursos agotables cuya explotación debe ser responsable. La producción agrícola es, sin lugar a dudas, una actividad que afecta el medio ambiente, ya sea por la erosión del suelo, la elección de las prácticas de cultivo, el potencial de contaminación del agua, el suelo o los alimentos por el empleo abusivo de algunos fertilizantes y pesticidas, las prácticas de irrigación que pueden conducir al consumo excesivo de agua, la desertificación inherente a la explotación excesiva de las pasturas, etc. DID considera que las actividades agrícolas pueden tener un impacto significativo en la calidad del medio ambiente y la salud de las poblaciones y, en consecuencia, ha adoptado plenamente la posición canadiense en materia de medio ambiente. El sector financiero puede, a través de la instauración del principio de ecocondicionalidad8

8 El principio de ecocondicionalidad aplicado al crédito consiste en vincular el otorgamiento del crédito al logro de objetivos ambientales.

, tener un impacto significativo en la preservación y la renovación de los recursos naturales. No obstante, el principio de ecocondicionalidad aplicado al otorgamiento del crédito requiere la existencia de una legislación sobre la preservación de los recursos y que el Estado tenga la voluntad y el personal necesario para asegurar su aplicación, lo que no sucede en los países en desarrollo en la actualidad. A pesar de esto, la profesionalización del sector financiero incluye un aspecto de sensibilización a las cuestiones ambientales relacionadas con la producción agrícola y DID recomienda la instauración de normas tendientes a alentar una sana gestión de los recursos naturales. Además, sería ventajoso celebrar alianzas entre las organizaciones especializadas en materia de medio

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F I N A N C I A C I O N

ambiente y las instituciones financieras, a fin de encontrar soluciones y aplicar medios alternativos que aseguren la protección del medio y la salud de las poblaciones.

8- DID considera que las instituciones financieras tienen un poder limitado en cuanto a la preservación del medio ambiente, en particular debido a la ausencia de una reglamentación clara y aplicada que les permita introducir el principio de ecocondicionalidad en el otorgamiento del crédito. A pesar de esto, DID considera que las instituciones financieras tienen poder de influencia, por lo que en sus intervenciones con sus asociados tiende a incluir medidas de sensibilización al respecto.

SERVICIOS FINANCIEROS

Cuanto más alto sea el nivel de estructuración de los distintos pilares, más importante será el acceso a los servicios financieros como palanca de desarrollo de las regiones rurales. La seguridad alimentaria hace referencia a la noción de sostenibilidad. Por lo tanto, para contribuir en forma significativa a la seguridad alimentaria, es preciso que la oferta de servicios financieros en las zonas rurales sea sostenible. Para que las instituciones financieras puedan asegurar la sostenibilidad de sus servicios y desempeñar así un papel importante en el desarrollo de las comunidades deben coordinar todas las funciones esenciales que constituyen la base de su oferta de servicios. En la sección siguiente se aborda exclusivamente el pilar de los servicios financieros y se presenta la visión de DID sobre los factores que pueden contribuir a lograr la sostenibilidad de esos servicios.

UNA OFERTA DE SERVICIOS FINANCIEROS SOSTENIBLE : TAMBIÉN UNA CUESTIÓN DE EQUILIBRIO

La probabilidad de que la oferta de servicios financieros desarrollada sea sostenible será más alta si todas las funciones esenciales de la intermediación financiera están presentes y actúan en forma coordinada unas con otras. Así como el acceso a los servicios financieros es un pilar del desarrollo del sector agrícola, el límite al desarrollo de esta oferta de servicios financieros será impuesto por el límite de alguno de los componentes esenciales, como lo ilustra la figura siguiente:

LEGISLACIÓN APROPIADA :

ACCESO SEGURO SUELO - AGUA

A S P.

T E C N I C O

C O M M E R C I A L I Z A C I O N

F I N A N C I AC I ON

A D M I N. R I E S G O S

EQUILIBRIO DEL DESARROLLO AGRICOLA

Los cuatro pilares fundamentales para el desarrollo del sector agrícola

El pilar de los servicios

financieros

Las funciones esenciales de una oferta sostenible de servicios financieros

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Figura 2 Las funciones esenciales para la sostenibilidad de la oferta de servicios financieros en las zonas rurales

LAS FUNCIONES ESENCIALES PARA LA SOSTENIBILIDAD DE LA OFERTA DE SERVICIOS FINANCIEROS

APROVISIONAMIENTO DE CAPITALES La reciente crisis financiera hizo que el ahorro volviera a estar en primer plano. No obstante, el frenesí por el microcrédito prevaleció durante varios años, lo que seguramente contribuyó a ocultar las virtudes del ahorro9

9 En el posicionamiento institucional de DID en materia de ahorro se presenta con más claridad el pensamiento de la organización al respecto. El

presente posicionamiento se limita a abordar los mecanismos de ahorro propios a las poblaciones rurales que viven principalmente de las actividades agrícolas.

. No obstante, el ahorro es para cualquier individuo un poderoso medio para alcanzar sus objetivos financieros, atender las necesidades de la familia y mejorar su bienestar. Además, el hábito de ahorrar es la mejor puerta de entrada al crédito, ya que demuestra la capacidad de gestión del individuo y, en parte, refleja la regularidad de los flujos financieros necesarios para devolver el crédito llegado el caso. Además de tener impacto sobre la mejora de la situación personal de los individuos, el ahorro es el “pulmón” de la institución financiera, ya que permite conseguir la materia prima necesaria para realizar actividades de crédito: los capitales. Aparte de la función de aprovisionamiento de capitales, el desarrollo de productos de ahorro que respondan a las necesidades de las poblaciones rurales forma parte de una oferta de servicios financieros completa que permite que la institución financiera desempeñe plenamente su papel de motor del desarrollo.

Aprovisionamiento de capitales

Productos de crédito adaptados

Clientela suficiente y segmentada

Recursos humanos calificados

Eficacia operacional

Capitales

Crédito

Clientela

Recursos humanos

Eficacia operacional

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ACERCA DEL APROVISIONAMIENTO DE CAPITALES Aunque los costos vinculados a la captación de ahorros pueden ser importantes, los fondos propios movilizados a través del ahorro favorecen una intermediación financiera estable y rentable. La liquidez insuficiente o irregular obliga a que la institución financiera deba obtener fondos externos para el sostenimiento de sus actividades de crédito. Esto no es algo malo en sí mismo, pero puede contribuir a aumentar el costo de los fondos y el riesgo de aprovisionamiento, dos factores que pueden repercutir en el costo o incluso la disponibilidad del crédito. Las sucursales de las zonas rurales suelen presentar falta de liquidez debido al nivel más alto de las actividades de crédito y el carácter cíclico de las actividades económicas financiadas. Por lo tanto, la necesidad de acceder a fondos extranjeros es una realidad para ellas. En consecuencia, la promoción del ahorro debe ser todavía más fuerte allí; además, para facilitar su movilización es deseable innovar desarrollando productos que respondan a las necesidades específicas de esta clientela.

ACERCA DE LOS PRODUCTOS DE AHORRO OFRECIDOS POR LAS INSTITUCIONES FINANCIERAS La extrema pobreza que caracteriza los medios rurales se traduce en la necesidad de que los productos de ahorro tengan ciertas características específicas. En efecto, los productos de ahorro propuestos por las instituciones financieras deben responder, entre otras cosas, a una necesidad de seguridad mayor en comparación con los mecanismos informales como los recaudadores ambulantes, el aprovisionamiento en especie o las asociaciones rotativas de ahorro y crédito (tontinas). Para los más pobres, la necesidad de seguridad puede referirse también a un mayor anonimato que evite, por ejemplo, que la familia o las amistades pidan un apoyo financiero difícil de rehusar. Esta necesidad de anonimato está directamente relacionada con la presión que se ejerce sobre aquellos miembros de una comunidad pobre que tienen un poco más de dinero que los demás o que disponen de esos fondos en forma diferente. Cuanto más alto sea el nivel de pobreza, mayor será la presión y ésta tendrá una influencia directa en la elección de un producto de ahorro o incluso en la decisión de ahorrar o no. La tendencia a la tesorización se observa en mayor medida en el medio rural por falta de alternativas que se consideren válidas. Además, la capacidad de ahorro de las poblaciones rurales presenta especificidades que la institución financiera debe tener en cuenta al elaborar los productos de ahorro: entradas de dinero importantes y puntuales vinculadas a los calendarios de los cultivos o ferias ambulantes, importantes distancias a recorrer y debilidad de las sumas disponibles para ahorrar.

9- DID considera que es esencial innovar y proponer productos de ahorro que vayan acompañados de modos de distribución adaptados al contexto rural. Los cupones para la compra de insumos y la utilización de la telefonía celular son ejemplos de innovaciones que van en ese sentido.

La necesidad de promover el ahorro va más allá de la importancia de asegurar el aprovisionamiento de capitales necesarios para realizar las actividades de crédito. La promoción del ahorro permite que la institución financiera desempeñe un papel importante en materia de educación financiera ante la población y contribuye a reducir el riesgo de crédito. En efecto, un individuo incapaz de ahorrar tendrá dificultades para acumular el capital necesario para acceder al crédito o sostener el reembolso regular de un préstamo. El ahorro en el medio rural también puede sustituir al crédito en forma ventajosa. En efecto, algunas actividades agrícolas no ofrecen el nivel de rentabilidad adecuado y la estabilidad necesaria para recurrir al crédito. Por ejemplo, en caso de que la tasa de rendimiento de las inversiones sea inferior a la tasa de interés de los préstamos, es deseable recurrir al ahorro como mecanismo de autofinanciamiento, en lugar de endeudarse indebidamente y pagar intereses que la rentabilidad de la actividad no permite asumir, lo que conduce en forma inevitable a dificultades en la devolución del crédito.

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10- DID considera que la promoción del ahorro debe preceder a la promoción del crédito ante las poblaciones rurales y que en algunas ocasiones puede sustituir a la promoción del crédito ante los agricultores, a fin de puedan autofinanciar en parte sus actividades productivas.

PRODUCTOS DE CRÉDITO ADAPTADOS A LAS NECESIDADES DE LA CLIENTELA

Al igual que los productos de ahorro, los productos de crédito forman parte de una oferta completa de servicios financieros y constituyen la fuente principal de ingresos para la institución financiera. El acceso al crédito suele ser la mejor palanca para posibilitar las inversiones que contribuirán a aumentar la productividad de las explotaciones agrícolas o diversificar las actividades económicas de los hogares rurales. Para contribuir realmente a luchar contra la pobreza que asola el medio rural es importante delimitar en forma adecuada la oferta de productos de crédito.

CRÉDITO PRODUCTIVO

DID considera que las instituciones financieras no deberían excluir a nadie del acceso a un crédito que se ajuste a la capacidad de pago del solicitante. En comparación con el medio urbano, la capacidad de repago de los pobladores rurales raramente se basa en los ingresos regulares que procura un empleo. En el medio rural, la capacidad de pago depende mucho de los ingresos generados por el conjunto de las actividades agrícolas practicadas en el año y se complementa con ingresos obtenidos mediante actividades comerciales complementarias. Los ingresos obtenidos mediante esas actividades deben cubrir los gastos de producción y generar un excedente que permita satisfacer las necesidades de los miembros de la familia. Este excedente corresponde al salario del productor rural y su capacidad de ahorro.

La debilidad del margen de ganancias de las actividades agrícolas, combinada con la volatilidad de los ingresos, impone que los hogares rurales sean más prudentes en el uso de los créditos. En efecto, el crédito productivo suele ser el único que ofrece por sí mismo la posibilidad de garantizar la capacidad de repago, mientras que el crédito improductivo (es decir el que no sirve para generar ingresos), si está mal planificado, puede hacer que la situación financiera del prestatario se debilite y puede conducir a un endeudamiento excesivo que debilite los efectos del desarrollo a largo plazo. Cuando el crédito no se destine a financiar un bien que genere ingresos debe ser cuidadosamente planificado y debe respetar la capacidad financiera del prestatario. Alphonse Desjardins10 definió en su momento al crédito productivo como “un crédito bueno que hace fecundar los esfuerzos, hace germinar iniciativas felices, aumenta el rendimiento, multiplica los productos y mejora, gracias a una sabia previsión, la prosperidad de aquellos que lo sepan utilizar con sabiduría y prudencia”11

. El aumento del rendimiento es todavía hoy el objetivo que el agricultor pretende del crédito, con el propósito final de acceder a mejores condiciones de vida para sí mismo y su familia a través del aumento de su producción, sus ingresos y su patrimonio financiero y social.

11- DID considera que, en materia de financiamiento agrícola, el crédito productivo es el que ofrece mayor potencial para mejorar las condiciones de vida de la población rural a largo plazo. En ese sentido, DID considera que las instituciones financieras, para poder desempeñar su papel de motor del desarrollo, deben promover este tipo de financiamiento e incluir en su oferta de servicios enfoques educativos en apoyo de la gestión financiera de sus socios y clientes.

10 Alphonse Desjardins es el fundador del Movimiento Desjardins, el primer grupo financiero cooperativo en Canadá y el sexto a escala mundial. 11 Extraído de Alphonse Desjardins, « Mémoire sur l’organisation de l’agriculture dans la province de Québec », en Cyrille Vaillancourt y Albert

Faucher, op. cit. pág.168.

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La agricultura tiene varias particularidades que la diferencian de las demás actividades comerciales. La principal diferencia consiste en que sus flujos de fondos son menos regulares que en los otros sectores de actividad y, en ese sentido, para atender mejor a la clientela agrícola, las instituciones de microfinanzas deben ajustar sus prácticas y ofrecer productos de crédito adaptados a la realidad de ese sector. En efecto, cada cadena de producción agrícola conlleva su propio ciclo de producción. Si bien la siembra de algunos cereales o verduras permite cosechar cada tres meses, los huertos pueden necesitar de cuatro a cinco años de espera antes de dar los primeros frutos. Del mismo modo, la cría de pollos requiere como máximo tres a cuatro meses antes del consumo, mientras que la cría de vacunos puede requerir más de 24 meses. Las particularidades de esos ciclos suponen el diseño de productos que tengan modalidades de desembolso y reembolso adaptadas a cada una de esas producciones. A pesar de ello, los préstamos con reembolso único del capital y los intereses al vencimiento conllevan un nivel de riesgo mayor, el cual debe ser atenuado mediante otro elemento, por ejemplo una garantía más sólida.

12- DID recomienda modalidades de financiamiento adaptadas al flujo de fondos de las producciones agrícolas, para no crear presiones en la liquidez del prestatario, fuera de los períodos de venta de la producción.

ENFOQUE SECTORIAL EN EL DISEÑO DE PRODUCTOS

El diagnóstico de los sistemas de producción dentro de las cadenas de producción agroalimentarias constituye el fundamento de la oferta de créditos agrícolas. En efecto, solamente un conocimiento profundo del funcionamiento de los diversos eslabones de la cadena de valor permitirá adaptar los productos de crédito a las necesidades del sector y hacer que tengan buen desempeño a nivel operativo y financiero. El diseño de productos de crédito adaptados a las necesidades de los agricultores debe aunar la satisfacción de la demanda, el desarrollo del mercado, la rentabilidad y la gestión de los riesgos. Las principales clases de productos que responden a las diferentes necesidades de los operadores del medio rural son los créditos a la explotación (crédito de campo), los créditos a la comercialización (por ejemplo, el crédito de almacenamiento) y los créditos a la inversión. Cada una de esas clases responde a una necesidad diferente de la empresa.

Crédito de explotación Para la mayor parte de los países en desarrollo cuyo PBI depende fuertemente de la producción agrícola, el crédito a la explotación constituye la herramienta básica para mejorar la productividad de la agricultura. Esto se debe sencillamente a que el bajo nivel de productividad que suele persistir se atribuye a una utilización bastante generalizada de técnicas de producción rudimentarias, empezando por la selección y la calidad de las semillas y otros insumos básicos como los fertilizantes y los pesticidas. El rendimiento marginal de una inversión en este tipo de insumos es en general suficientemente alto como para que la obtención de un crédito de explotación resulte interesante para al agricultor. Además, para la mayor parte de las instituciones de microfinanzas de los países en desarrollo, el financiamiento de los gastos de explotación de la cosecha o la cría de animales durante menos de 12 meses no plantea, en general, problemas para el calce de los fondos, los cuales se componen principalmente de ahorros a la vista o ahorros a corto plazo.

Crédito a la comercialización La comercialización sigue siendo un eslabón débil de varias cadenas de producción agrícola. Dos elementos debilitan mucho las actividades de comercialización en los países en desarrollo: el bajo nivel de organización de los mercados y la falta de infraestructura adecuada. Algunos productos de crédito pueden contribuir a mejorar los sistemas de comercialización y convertirse en créditos productivos importantes, con un impacto no desdeñable en la mejora de las condiciones de vida de los agricultores. Es el caso del crédito de almacenamiento, que ofrece una alternativa al productor

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para ir colocando su producción. Sin el crédito de almacenamiento, el agricultor debe vender su producción luego de la cosecha, en el momento del año en que los precios suelen ser más bajos en razón de la abundancia de la oferta. Con un crédito apropiado, el prestatario puede diferir una parte de sus ventas y obtener un precio promedio más interesante, lo que contribuye a mejorar su nivel de vida. Esta alternativa, cuando existe, permite que los agricultores más vulnerables combinen un crédito de explotación apropiado con un crédito de almacenamiento, de manera que no tienen que recurrir a los usureros, quienes financian los insumos a cambio de la producción al momento de la cosecha y a precios desproporcionados. Además, a pesar de los riesgos vinculados al almacenamiento en especie, como por ejemplo los robos o las fluctuaciones a la baja del mercado, el crédito de almacenamiento es uno de los productos de crédito más seguros para la institución financiera, ya que permite mantener un control sobre la garantía, con lo cual da seguridad al crédito productivo. Todos los créditos otorgados para las actividades comerciales también forman parte de esta categoría.

Crédito a la inversión Al igual que los demás tipos de crédito, el crédito a la inversión permite que la persona que lo contrata obtenga un rendimiento marginal suficiente sobre la inversión, el cual le permite, por lo menos, cumplir las obligaciones vinculadas al crédito. Si bien esta condición es en general fácil de satisfacer para el crédito a la explotación, o incluso para el crédito de almacenamiento, no sucede lo mismo con el crédito a la inversión, que implica sumas más altas y reembolsables en un período más largo. En efecto, la rentabilidad propia a las actividades agrícolas básicas es a menudo baja e incierta, de modo que las inversiones pueden resultar demasiado importantes para justificar su financiación mediante un crédito. Además, la mayor parte de las instituciones de microfinanzas que distribuyen servicios financieros en las zonas rurales suelen padecer de un problema de falta de capitales a largo plazo para poder apoyar este tipo de préstamos.

TIPO DE PRODUCTO Y APROVISIONAMIENTO DE CAPITALES

Las normas prudenciales de las instituciones financieras indican que el plazo de los depósitos debe calzar con el plazo de los créditos autorizados. Por lo tanto, una institución financiera que desee ofrecer préstamos a más largo plazo debería recurrir a fondos externos a largo plazo o desarrollar productos de ahorro a plazo fijo para financiar esa porción de sus actividades de crédito. En el caso de la agricultura la situación es paradójica. Aumentar la productividad de las actividades agrícolas implica hacer inversiones que, a menudo, requieren capitales que los agricultores no tienen y, en consecuencia, requieren el acceso al crédito. Ahora bien, varias inversiones en el sector agrícola no ofrecen una rentabilidad suficiente como para permitir que se justifique un crédito al agricultor. La oferta de líneas de crédito, subvencionadas o no, estatales o mediante proyectos, logra:

• Asegurar los capitales necesarios para que las instituciones financieras realicen sus actividades de crédito;

• Facilitar el calce de los fondos de manera que se asegure el mantenimiento de la oferta de productos de crédito a mediano o largo plazo;

• Ofrecer a las empresas agrícolas el acceso a tasas reducidas que permitan estimular las inversiones.

DID reconoce que esas líneas de crédito son necesarias para equilibrar el aprovisionamiento de capitales y asegurar el mantenimiento de la oferta de créditos en las zonas rurales. No obstante, la oferta de tasas subvencionadas para las empresas agrícolas es una medida que exige gran prudencia y un buen análisis de las cadenas de producción. DID considera que este tipo de apoyo debería acompañarse de otras medidas que contribuyan a estructurar el sector. Además, para evitar que las tasas subvencionadas generen efectos perversos que puedan anular los beneficios obtenidos gracias a la disponibilidad de fondos, DID recomienda las siguientes distinciones:

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TIPO DE CRÉDITO TIPO DE LINEA DE CRÉDITO A LAS EMPRESAS AGRÍCOLAS

LÍNEA DE CRÉDITO SUBVENCIONADA LÍNEA DE CRÉDITO NO SUBVENCIONADA

Producción (semillas, insumos, etc.)

Debería ser evitada. Las instituciones financieras suelen tener recursos financieros a corto plazo para apoyar este tipo de crédito. Además, las inversiones a corto plazo, como los insumos y las semillas, ofrecen en general un rendimiento marginal suficiente para cubrir el costo del crédito y mejorar la situación del agricultor.

Debería ser temporaria e ir acompañada de un apoyo a la institución de microfinanzas para reforzar su capacidad de movilizar ahorros. Sin este tipo de apoyo paralelo, la institución de microfinanzas se torna dependiente de las líneas de crédito externas y, en consecuencia, muy vulnerable si esas fuentes de fondos desaparecen. Los agricultores también se tornan dependientes en un contexto como éste.

Inversiones (inmovilizaciones)

Compensa una rentabilidad demasiado baja para justificar un crédito, lo que conduce a efectos perversos. Cuando la inversión es recurrente (compra de equipo), la tasa subvencionada es una trampa para el agricultor. El carácter no permanente de esta subvención lo hace vulnerable de cara al futuro, ya que no tendrá los medios para pedir un préstamo para renovar su equipo. Para una inversión no recurrente (compra de una parcela), la tasa subvencionada permite constituir un patrimonio productivo, por lo tanto se convierte en una palanca para otras inversiones y, en consecuencia, tiene un efecto positivo.

Suele ser necesaria. Permite planear modernizaciones que ofrecen un potencial de rendimiento suficiente para justificar el crédito. Los efectos perversos se limitan al carácter no permanente del producto de crédito, pero los efectos positivos se mantienen. Es una excelente palanca de desarrollo que debería ir acompañada de un apoyo a la movilización del ahorro a largo plazo.

DID considera que las líneas de crédito deberían reservarse a la concepción de créditos a la inversión que tengan un impacto significativo sobre el desarrollo, considerando para ello toda la cadena de valor. En efecto, es preciso apuntar a los sectores y los eslabones de la cadena en que la inversión ofrezca el mejor rendimiento marginal para minimizar los efectos perversos. Por ejemplo, al analizar algunas cadenas de producción se puede concluir que es preferible ofrecer un crédito a la inversión para la transformación de un producto en lugar de darlo a su producción, favoreciendo así no solamente el desarrollo de la producción agrícola sino también la industria agroalimentaria en las zonas rurales. Si la industria agroalimentaria se desarrolla suficientemente, será una fuente de demanda para la producción básica. Esta demanda creciente a nivel de las producciones primarias, combinada al desplazamiento potencial de la fuerza de trabajo hacia la industria, generará la necesidad de modernizar las explotaciones agrícolas. Con el aumento de la demanda, el rendimiento de las inversiones productivas será mejor y debería justificar la obtención de créditos destinados a la modernización. De esta manera, la “cadena de desarrollo” sería sólida desde el principio.

13- DID considera que el enfoque de elegir el nivel de intervención en una cadena de producción es preferible a un enfoque que tienda a subvencionar las tasas para favorecer la inversión a la producción para paliar una rentabilidad demasiado baja de la actividad financiada. Si se elige el enfoque de las tasas subvencionadas, éste debe verse acompañado por otras actividades estructurantes, apuntar a una estrategia de desarrollo específica e incluir un mecanismo de salida.

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RECURSOS HUMANOS CALIFICADOS La institución financiera que tenga previsto ampliar su red de distribución a las zonas rurales debe asegurarse de que se reúnan las condiciones básicas para el éxito. Una de las condiciones básicas es la disponibilidad de recursos humanos suficientes y competentes. El crédito agrícola es sumamente específico, por lo que requiere la participación de recursos humanos especializados en la evaluación de los riesgos, la autorización del crédito y el seguimiento de las carteras de crédito. Un mejor conocimiento del sector de actividad evitará la autorización de préstamos para actividades demasiado riesgosas o autorizar préstamos fuera del límite de capacidad de pago de los prestatarios, previniendo así su endeudamiento excesivo. Además, los agentes de crédito especializados en agricultura serán más proclives a ofrecer consejos prudentes y anticipar las necesidades de los agricultores, factores que contribuyen a desarrollar una relación de negocios con los prestatarios. Aparte de contribuir a fidelizar la clientela, los agentes de crédito que establecen relaciones estrechas y profesionales con los prestatarios tienen, en general, una alta tasa de recuperación de los préstamos. Además, si el volumen lo justifica, podría ser conveniente el agrupamiento de cierto número de instituciones de microfinanzas con vistas a crear un centro de conocimientos y desarrollo de negocios, comúnmente llamado “Centro Financiero para las Empresas Agrícolas” (CFA). Esta fórmula, que puede surgir en el seno de una red cooperativa, tiene la ventaja de concentrar recursos y brindar servicios en un centro dedicado a la gestión de los créditos agrícolas, administrado por cuenta de las cajas afiliadas, lo que permite a la vez ofrecer un servicio de proximidad esencial. Un centro financiero a las empresas puede ser también una institución financiera específica, especializada en el financiamiento de las actividades comerciales y agrícolas. Independientemente de la fórmula elegida, la institución financiera que pone a sus expertos al servicio de sus socios y clientes contribuye a fortalecer las capacidades de estos últimos, con miras al desarrollo sostenible del sector.

14- DID considera que, para administrar adecuadamente la oferta de créditos en este ámbito, es necesario un conocimiento profundo del sector agrícola y los riesgos inherentes. Por ello, DID considera que, cuando el volumen de negocios lo justifique, se deben destinar recursos humanos especializados a ese sector de actividad.

UNA CLIENTELA SUFICIENTE La única justificación para el desarrollo de una oferta de servicios financieros en una zona rural es que haya demanda. La demanda debe ser solvente, y es preciso que haya un punto de equilibrio entre lo que la clientela está dispuesta a pagar o es capaz de asumir a cambio de los servicios financieros, y el precio que la institución financiera está dispuesta o está en condiciones de cobrar para distribuir esos servicios en forma sostenible y rentable. Sin ese equilibrio no hay sosteniblidad. Por lo tanto es preciso analizar a la clientela de las zonas rurales; además, las instituciones tienen el desafío de orientar el desarrollo de sus servicios en función de las características de cada tipo de clientela.

TIPOS DE AGRICULTURA

En el ámbito de la producción agrícola se encuentran cuatro grandes categorías de establecimientos agrícolas:

Establecimientos de agricultura de subsistencia Esos pequeños establecimientos constituyen la mayor parte de las empresas agrícolas de varios países en desarrollo. La producción de esas unidades familiares se destina principalmente al consumo propio y ocasionalmente se venden los excedentes en el mercado. Para estos

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establecimientos, la modernización de las prácticas de cultivo debe tener como objetivo el aumento de la productividad y la diversificación de las actividades, con el fin de cubrir mejor las necesidades básicas de la familia y aumentar el excedente destinado al mercado. La debilidad e inestabilidad de las ganancias monetarias derivadas de los excedentes ponen en riesgo el acceso al crédito por parte de este tipo de agricultores, a quienes no les resulta fácil demostrar una capacidad de repago suficiente. En ese caso, la oferta de productos de ahorro bien concebidos podrá favorecer la modernización y preparar a la empresa para acceder gradualmente al crédito. La promoción de un marco de apoyo técnico, que permita que la empresa desarrolle sus capacidades productivas y se asocie a otros productores para comercializar los excedentes, permitirá acelerar el logro de las condiciones de acceso al crédito.

Establecimientos agrícolas comerciales diversificados En lo que se refiere a esta categoría de agricultores, algunas parcelas de tierra se reservan a la producción de alimentos básicos para el consumo propio, mientras que otras se destinan a la producción de cultivos comerciales destinados a la venta. Los cultivos o la cría pueden ser mixtos, de manera que los agricultores pueden obtener ingresos pecuniarios en diferentes momentos del año. A efectos de evitar el endeudamiento excesivo y garantizar la devolución de los préstamos, se debe hacer una evaluación justa de la capacidad de pago de la unidad familiar. Es importante considerar todos los ingresos y gastos de la familia, puesto que el presupuesto familiar a menudo es indisociable del presupuesto de la empresa agrícola. También pueden contribuir al ingreso familiar los ingresos provenientes de los empleos ocasionales. En ese caso, los mecanismos de estabilización o distribución de los ingresos en el tiempo, mediante la combinación del ahorro y el crédito, pueden ser más convenientes para satisfacer las necesidades de este tipo de establecimiento agrícola. Además, el seguro de préstamo es una palanca importante, ya que permite dar seguridad al prestatario frente al riesgo de contraer un crédito, contribuyendo así al desarrollo de su empresa.

Establecimientos agrícolas comerciales especializados Se trata de empresas que producen principalmente un solo cultivo o practican la cría para destinarla esencialmente al mercado. Esas empresas pueden ser de tamaño modesto, como también pueden ser de muy gran tamaño. En general, venden su producción a intermediarios de mercado que la venderán a su vez a mayoristas o exportadores. La especialización de estas empresas implica un riesgo mayor de explotación para el agricultor, así como para la institución financiera, ya que no se puede contar con ingresos de otras fuentes salvo los obtenidos mediante la producción principal. El seguro de préstamo es ineludible para este tipo de empresario y también es ventajoso desarrollar otros tipos de seguro, como los seguros agrícolas, a fin de apoyar la evolución de este tipo de empresas. Desde el punto de vista de la institución financiera, la prevalencia de empresas especializadas en la especulación agrícola se traduce a menudo en la constitución de carteras de crédito altamente concentradas y vulnerables a las crisis del sector. La institución debe prever entonces estrategias de diversificación y distribución del riesgo.

Empresas agroalimentarias La agricultura primaria produce una amplia gama de alimentos básicos que son esenciales para la vida. Las empresas agroalimentarias son características del sector secundario y, mediante las actividades de alguno de los niveles de la cadena de valor, transforman la materia prima en una multitud de productos alimenticios esenciales. Esas empresas agroalimentarias, que están instaladas sobre todo en las zonas rurales a fin de optimizar las actividades de abastecimiento, contribuyen fuertemente a una dinámica subregional que es la base de una economía rural sana. Pueden ser empresas que transforman un producto agrícola, un intermediario de mercado, un comerciante, un propietario de restaurante, un transportista, etc. La integración vertical de un establecimiento agrícola puede conducir a este tipo de empresas. Las empresas agroalimentarias, en general, son más susceptibles a utilizar el crédito para la inversión y, comparadas con las

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empresas del sector primario, están en mejores condiciones de obtener un rendimiento marginal suficiente de sus inversiones como para justificar su financiación. El análisis de la capacidad de repago debe hacerse sobre la base del conocimiento de las actividades de la empresa.

ACCESO DE LAS MUJERES A LOS SERVICIOS FINANCIEROS

Las mujeres desempeñan un importante papel en la lucha contra la pobreza a través de su gran contribución al sector agrícola. Responsables de casi el 80% de la producción alimentaria, las mujeres constituyen una clientela objetivo importante que debe recibir servicios financieros adaptados. A pesar de su reconocida contribución a las actividades agrícolas, las mujeres de los países en desarrollo siguen, en general, privadas del acceso a la propiedad y la educación. Con pocos recursos, deben hacer frente a gastos familiares importantes para sufragar la educación de los niños, la atención médica, el vestido y otras necesidades fundamentales de la familia. La pobreza extrema conduce a que las mujeres suelan tener una aversión más fuerte al riesgo y, por ende, a ser menos proclives a utilizar el crédito como herramienta de desarrollo. Además, acceder al crédito plantea un gran desafío para la mayor parte de las mujeres, ya que tienen poca o ninguna garantía material para ofrecer, sus medios de desplazamiento son limitados y, a menudo, necesitan montos relativamente pequeños, con lo cual el costo de los servicios financieros es desproporcionado con respecto a la ganancia generada por el crédito. Para favorecer la accesibilidad de las mujeres al crédito es primordial invertir esfuerzos en el desarrollo de productos que:

1. Estén dirigidos a las principales cadenas de producción en que participan las mujeres;

2. Respondan a las necesidades de las actividades que practican en toda la cadena de valor;

3. Tengan en cuenta las características socioeconómicas de las mujeres.

El hecho de desarrollar productos destinados a aquellas cadenas de producción en que las mujeres suelen estar más presentes no significa desdeñar las actividades tradicionalmente masculinas. Debe haber una amplia gama de productos disponible para evitar que la oferta se concentre demasiado en algunos sectores, lo que podría entrañar el desplazamiento de la demanda. En efecto, los propietarios de la tierra, que suelen ser hombres, se verían tentados a modificar sus actividades si el financiamiento solamente estuviera disponible para algunas cadenas de producción. Esto podría conducir a que, gradualmente, las mujeres fueran perdiendo participación en algunas actividades económicas. Además, entre las características socioeconómicas, el lugar de la mujer en la toma de decisiones es un elemento importante. Se ha observado que cuanto más poder de decisión tiene la mujer, mejores serán las tasas de repago del crédito y mayor será la repercusión de éste en la mejora de las condiciones de vida de los hogares. En cambio, cuando se otorgan créditos en contextos en que la mujer carece de poder de decisión o está más controlada por su marido, el riesgo de incumplimiento del crédito es más alto y hay más posibilidades de que se malversen los fondos a nivel del hogar.

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15- DID reconoce que las mujeres desempeñan un importante papel en la lucha contra la pobreza a través de su gran contribución al sector agrícola. En consecuencia, DID apoya el establecimiento de políticas de crédito que discriminen positivamente el acceso de las mujeres a los servicios y favorece el desarrollo de productos de crédito especialmente dirigidos a los sectores con alta participación de las mujeres y a las actividades que éstas ejerzan a lo largo de toda la cadena de valor.

CRÉDITO AGRÍCOLA GRUPAL

Una de las características de los medios rurales es la multiplicidad de grupos de prestatarios. Estos numerosos agrupamientos se deben, ante todo, a la existencia de una forma de organización social que es propia del medio rural (asociaciones campesinas, por ejemplo), pero también a que el acceso al crédito se ve facilitado por la existencia de garantías solidarias. En efecto, la garantía solidaria permite compensar la falta de garantías materiales, que es una característica frecuentemente observada en las poblaciones rurales. Esta garantía solidaria, que es una forma de organización mutualista de los créditos, constituye un poderoso medio para limitar los riesgos inherentes a los préstamos de las cajas rurales, lo que a su vez explica su popularidad.

Además de la noción de garantía solidaria, la dinámica de los grupos es un elemento importante que debe ser tomado en cuenta en la oferta del crédito. Las reglas que rigen los agrupamientos y el otorgamiento de créditos a esos agrupamientos son múltiples. A pesar de esa multiplicidad, abordaremos aquí tres enfoques en materia de créditos grupales:

1. Los créditos individuales a través de grupos de prestatarios conjunta y solidariamente responsables, es decir, vinculados entre sí mediante una garantía solidaria de los fondos concedidos en préstamo.

2. Esos créditos pueden permitir que los agricultores consigan antecedentes crediticios que, con el tiempo, les permitan acceder a créditos individuales;

3. Los créditos de grupo en que el prestatario es la propia asociación, representada por los dirigentes que se encargan de distribuir las sumas prestadas a los miembros del grupo según las necesidades respectivas, sobre la base de sus producciones individuales;

4. Los créditos de grupo en que el prestatario es la asociación, representada por los dirigentes que obtienen un crédito en nombre del grupo para financiar las actividades comunes realizadas por los integrantes del grupo. En este tipo de agrupamiento hay, en general, un patrimonio productivo común.

Cualquier sea el enfoque, la institución financiera no está a salvo de los riesgos y debe demostrar diligencia al momento de otorgar los créditos. En efecto, si bien la garantía solidaria ofrece una seguridad parcial, cada uno de estos enfoques colectivos puede conducir, llegado el caso, a malversaciones en el grupo o fraudes que supongan la morosidad. La probabilidad de que estas situaciones se produzcan es mayor cuanto más alto sea el número de integrantes del grupo, cuando los vínculos entre los integrantes no sean sólidos (grupos espontáneos u ocasionales), o cuando el grupo no tenga un nivel de organización demostrado. A pesar de ello, los préstamos grupales presentan numerosas ventajas en el medio rural; entre éstas señalemos las siguientes: la posibilidad de obtener antecedentes crediticios, la accesibilidad a préstamos por parte de personas cuyas necesidades individuales son demasiado bajas como para justificar los gastos normales inherentes al crédito, la limitación de los costos de distribución para la institución financiera, y el fortalecimiento de la capacidad individual de los integrantes del grupo.

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16- DID considera que los créditos individuales a través de grupos de prestatarios conjunta y solidariamente responsables constituyen el mejor medio para que los productores rurales obtengan antecedentes crediticios que les permitan, en el futuro, acceder a créditos individuales.

EFICACIA OPERACIONAL DE LAS INSTITUCIONES FINANCIERAS La presencia de las funciones básicas para una intermediación financiera viable no es una condición suficiente para asegurar la sostenibilidad de una institución financiera o una red de microfinanzas. Un nivel de ahorros suficiente y con plazos que encajen, servicios financieros bien definidos y adaptados a las necesidades de la clientela, recursos humanos calificados y una estrategia de desarrollo bien pensada solamente conducirán a una oferta de servicios financieros sostenible si la red demuestra una eficacia operacional suficiente. La eficacia operacional se mide a través de la rentabilidad de las operaciones de la red e ilustra su capacidad para organizar los procesos internos que vinculan al conjunto de las funciones de la empresa y aseguran la entrega de servicios en función de la estrategia de mercado. En pocas palabras, se trata de la capacidad de ejecución de la institución o la red. En un entorno competitivo como son los servicios financieros, la eficacia operacional hará que una institución se diferencie de aquellas otras que habrán de abandonar el mercado en algún momento futuro.

ESTRUCTURA DE LA RED DE DISTRIBUCIÓN

El principal desafío para la distribución de los servicios financieros en el medio rural es la dispersión de la clientela, ya que conduce a que los costos unitarios de entrega de los servicios sean más altos que en el medio urbano. Las pequeñas sucursales permanentes con horario de atención al público reducido y agentes de crédito agrícola especializados e itinerantes pueden combinar la oferta de servicios profesionales y la reducción de costos, atendiendo así adecuadamente a los clientes del medio rural. Las nuevas tecnologías informáticas, como las computadoras portátiles y las comunicaciones inalámbricas, incluidos los teléfonos celulares, pueden utilizarse para ofrecer servicios financieros profesionales en las zonas con baja densidad demográfica y reducir al mismo tiempo los costos operativos.

17- DID considera que, en materia de financiamiento agrícola, es esencial mantener servicios de proximidad, y que las limitaciones impuestas por el costo de la distribución de esos servicios en el medio rural pueden solucionarse mediante el uso de innovaciones tecnológicas puestas al servicio de una red de distribución diversificada.

GESTIÓN Y REGULACIÓN DE LOS RIESGOS Si bien las actividades de crédito constituyen la principal fuente de ingresos para una institución financiera, también son una fuente importante de riesgos, y por ende un costo para la institución. La eficiencia que exige la competitividad en el mercado y la responsabilidad de la institución financiera de proteger el patrimonio de los ahorristas imponen la existencia de normas y mecanismos de gestión y regulación de los riesgos de crédito. Una mala gestión o mecanismos insuficientes o deficientes de regulación de los créditos disminuyen la rentabilidad de las operaciones de la institución.

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Uno de los riesgos más importantes en el medio rural es el riesgo de concentración. En efecto, una cartera de crédito concentrada en una producción agrícola única y en una misma zona terminará sufriendo, tarde o temprano, enormes presiones debido a las dificultades de pago de los prestatarios. Los ingresos agrícolas sufren grandes variaciones en virtud de los imprevistos climáticos y, a veces, en razón de las condiciones cíclicas del mercado. En ese contexto, pues, es casi inevitable que una institución financiera cuya cartera esté altamente concentrada en un sector de actividad atraviese ocasionalmente crisis de morosidad que puedan perjudicar su situación, o incluso poner en peligro la supervivencia de la institución y amenazar los depósitos de los ahorristas. Por ese motivo, es esencial recurrir a una diversificación sana de la cartera de crédito. Esta diversificación se puede obtener a nivel de los diferentes sectores de actividad (cadenas de producción agrícolas, otras industrias), las clientelas (asalariados y empresarios) y las zonas geográficas (rurales y urbanas).

18- DID recomienda una diversificación adecuada de las carteras de crédito, en particular de las carteras de crédito agrícola que a menudo presentan un riesgo superior a otras categorías de crédito.

Una cartera de créditos demasiado concentrada puede entrañar también complicaciones en la gestión de la liquidez de una institución financiera. En efecto, puede suceder que todos los agricultores soliciten préstamos en una misma época y retiren parte de sus ahorros para financiar una campaña de producción agrícola. Por el contrario, cuando cosechan, todos los agricultores hacen depósitos para devolver los préstamos o para ahorrar. Esto conlleva una falta de fondos en la institución durante el período de cultivo y un excedente de liquidez en la cosecha. Según corresponda, la institución debe recurrir al financiamiento externo o efectuar colocaciones de liquidez a corto plazo para paliar las importantes fluctuaciones de fondos provocadas por una concentración demasiado fuerte de la cartera de créditos en un determinado sector. Aunque las posibilidades de diversificación sean difíciles en una zona dada en virtud de las características socioeconómicas regionales, la institución deberá ser más selectiva con respecto a la calidad de los prestatarios, con el fin de evitar que una crisis sectorial sea excesivamente perjudicial. El mantenimiento de una capitalización más alta, la creación de fondos de previsión12

SISTEMAS DE INFORMACIÓN

, la distribución de las deudas y el acceso a fondos de garantía externos son medios que se pueden tomar en cuenta para ayudar a atravesar los períodos de crisis.

Las normas de gestión y regulación de los riesgos podrán cumplirse con precisión siempre y cuando el seguimiento se base en sistemas de información fiables. El principal desafío de las instituciones que atienden a las clientelas de las zonas rurales es que tienen que operar en localidades con escaso o ningún acceso a la electricidad y que, por lo tanto, no pueden utilizar diariamente las tecnologías de la información. Los costos de la gestión de los datos, así como el riesgo inherente a la falta de fiabilidad de los datos, son necesariamente más altos en los puntos de servicio rurales. DID considera que la falta de fiabilidad de los datos que alimentan los sistemas de información

12 Un fondo de previsión, o fondo de seguridad, es una reserva financiera que constituye una herramienta para hacer frente a la potencial insolvencia de una institución debido a las fluctuaciones de la coyuntura económica. Este tipo de reserva tiene por objetivo apoyar a la institución que se enfrenta a dificultades temporarias y asegura que se pongan en práctica las medidas apropiadas de recuperación.

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conduce a la toma de decisiones de gestión infundadas, las cuales resultan más costosas a largo plazo que cualquier mecanismo de transmisión de datos y regulación de las operaciones que se pueda implementar.

19- DID recomienda reforzar los mecanismos de transmisión de datos en las redes rurales, paralelamente a la mejora de los sistemas de gestión de la información, a fin de asegurar la viabilidad.

EQUIPO GERENCIAL

El equipo de gerentes debe ocuparse de la planificación estratégica de la red, determinar la organización óptima de los recursos y dirigir al personal con el fin de alcanzar los objetivos de la empresa. Cuando la red realiza actividades en el medio urbano y el medio rural es responsabilidad de los gerentes asegurarse de que el apoyo ofrecido al personal del medio rural se adapte a su realidad. Hay dos elementos importantes que diferencian el medio rural del urbano. En primer lugar, la extensión de territorio del medio rural exige que se adapte el número de carpetas de crédito que debe procesar un agente de crédito, a fin de que éste pueda trabajar correctamente a pesar de las distancias que deberá recorrer para visitar las empresas. Además, los vínculos estrechos, o incluso familiares, de los empleados de las sucursales rurales con la clientela suponen una necesidad de supervisión mayor, con el propósito de evitar las faltas al código de ética en materia de facultades de otorgamiento de créditos.

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CONCLUSIONES La pobreza es un fenómeno sumamente lamentable y se concentra en forma mayoritaria en las zonas rurales. El motor económico de las zonas rurales sigue siendo la agricultura, y el estancamiento de la productividad agrícola contribuye a mantener a una parte importante de la población en condiciones de inseguridad alimentaria. Aunque el acceso a los servicios financieros, entre ellos el crédito, se reconozca como un elemento esencial para el desarrollo económico de las zonas rurales, no constituye una condición suficiente para asegurar el desarrollo de este sector. DID recomienda pues una visión global para el desarrollo del sector agroalimentario, en la cual solamente el fortalecimiento de todos los pilares y la promoción de una mayor sinergia entre ellos pueden conducir a progresos tangibles, significativos y sostenibles. El acceso a los servicios financieros en las zonas rurales, como condición esencial para el desarrollo, debe ser sostenible. La sostenibilidad del acceso a los servicios financieros solamente se logrará si la oferta es viable a largo plazo, es decir si las instituciones financieras están en condiciones de rentabilizar sus operaciones y lograr su desarrollo y crecimiento. DID considera que el desarrollo de una oferta viable de servicios financieros en las zonas rurales depende no solamente del fortalecimiento de cada función esencial de la intermediación financiera, sino también de una eficacia operacional que permita optimizar la coordinación entre cada una de esas funciones. A pesar de que los principios básicos del otorgamiento y la gestión de los riesgos de crédito siguen siendo los mismos para todos los tipos de financiamiento, DID considera que existe un número suficiente de particularidades inherentes a las zonas rurales y la actividad agrícola y que eso justifica que las instituciones financieras adapten sus enfoques y formas de actuar para atender esos mercados.

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Desde más de 40 años, Développement international Desjardins (DID) se dedica a mejorar el acceso de las comunidades de los países en desarrollo a servicios financieros de calidad, que respondan a sus necesidades. Para ello, DID apoya la creación, el desarrollo y el fortalecimiento de instituciones financieras sostenibles y arraigadas en su comunidad. El trabajo de DID cuenta con el respaldo de 110 años de experiencia del Movimiento Desjardins el grupo financiero cooperativo más importante de Canadá y el sexto en importancia en el mundo. Para consultar otros posicionamientos institucionales de DID, o para otra información, consulte el sitio Internet en www.did.qc.ca.

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