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16 167 «I want to repeat that i do not wish to praise tradition because of a nostalgia for the past. Neither am i writing about tradicionalism as an alternative to individual invention ,but about an embodiment of the essence of tradition as a necessary precondition for meaningful creativity. I write about the value of tradition because of its fundamental significance for the course of culture and human identity ...» «Quiero repetir que no deseo reafirmar la tradición por una nostalgia del pasado. Tampoco es- cribo del tradicionalismo como una alternativa a la creación individual, pero sí de que la esencia de la tradición es un condicionante previo para una creatividad con significado pleno. Escribo sobre el valor de la tradición por su significado fundamental en el curso de la cultura e identidad humana». (Newness, Tradition and Identity. Juhani Pallasmaa, Helsinki, may 2012) 1 . 1 Architectural desing, November/ December, 2012 / profile nº 220. Resumen: En la obra del arquitecto Fernando Urrutia aparecen en el periodo 1940-1960, obras de colonización en el medio rural, los poblados hi- droeléctricos que acompañan obras de ingeniería de la Empresa Hidroeléctrica Española, que busca asentamiento para sus operarios a pie de trabajo para garantizar unas condiciones de vida dignas. El Arquitecto acomete estas obras con voluntad sig- nificante. El poblado hidroeléctrico es el microor- ganismo urbano capaz de garantizar cohesión so- cial, mediante la generación de espacios públicos de convivencia: la plaza, centro cívico, corazón del poblado al que dan los edificios dotacionales. Con esta fórmula se crea una identidad corporativa propia. La Arquitectura del poblado es sencilla, y eficaz, Urrutia desarrolla un lenguaje enraizado en tradición y modernidad, estética de lo auténtico materiales tradicionales y formas nuevas. Palabras clave: Colonización; Poblado hidroeléc- trico; Microorganismo urbano; Hidroeléctrica Española; Cohesión social; Espacios públicos; Centro cívico; Identidad corporativa; Estética de lo auténtico; Tradición; Modernidad; Arquitectura enraizada. Abstract: In the production of Architect Fer- nando Urrutia, from 1940 to 1960 Works of colonization in the rural-space appear, hi- droelectrical villages, which went along with the engineering works made by the Hidro- electrica española company. These were aimed to provide their workers with good living conditions next to their workstation. The hydroelectric village, is the urban mi- croorganism capable of guaranteeing an ur- ban cohesion by creating public spaces: the town square, civic centers, etc. Using this formula, a characteristic corporate identity is created. The architecture of these towns is simple and effective. Urrutia developed a language based on tradition and modernity, the authentic aesthetics, traditional materi- als and new forms. Key words: Colonization; Hidroelectric village; Urban microorganism ; Hidroeléctrica Es- pañola Company; Social cohesion; Public spaces; Civic center; Corporative identity; Esthetic of authentic; Tradition; Modernity; Environmentally architecture. Fernando PÉREZ RODRÍGUEZ-URRUTIA Universidad de Navarra El poblado de Valdecañas. Modelo de integración en un paisaje fluvial o hidrocolonización

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«I want to repeat that i do not wish to praise tradition because of a nostalgia for the past. Neither am i writing about tradicionalism as an alternative to individual invention ,but about an embodiment of the essence of tradition as a necessary precondition for meaningful creativity. I write about the value of tradition because of its fundamental significance for the course of culture and human identity ...»

«Quiero repetir que no deseo reafirmar la tradición por una nostalgia del pasado. Tampoco es-cribo del tradicionalismo como una alternativa a la creación individual, pero sí de que la esencia de la tradición es un condicionante previo para una creatividad con significado pleno. Escribo sobre el valor de la tradición por su significado fundamental en el curso de la cultura e identidad humana».

(Newness, Tradition and Identity. Juhani Pallasmaa, Helsinki, may 2012)1.

1 Architectural desing, November/ December, 2012 / profile nº 220.

Resumen: En la obra del arquitecto Fernando Urrutia aparecen en el periodo 1940-1960, obras de colonización en el medio rural, los poblados hi-droeléctricos que acompañan obras de ingeniería de la Empresa Hidroeléctrica Española, que busca asentamiento para sus operarios a pie de trabajo para garantizar unas condiciones de vida dignas. El Arquitecto acomete estas obras con voluntad sig-nificante. El poblado hidroeléctrico es el microor-ganismo urbano capaz de garantizar cohesión so-cial, mediante la generación de espacios públicos de convivencia: la plaza, centro cívico, corazón del poblado al que dan los edificios dotacionales. Con esta fórmula se crea una identidad corporativa propia. La Arquitectura del poblado es sencilla, y eficaz, Urrutia desarrolla un lenguaje enraizado en tradición y modernidad, estética de lo auténtico materiales tradicionales y formas nuevas.

Palabras clave: Colonización; Poblado hidroeléc-trico; Microorganismo urbano; Hidroeléctrica Española; Cohesión social; Espacios públicos; Centro cívico; Identidad corporativa; Estética de lo auténtico; Tradición; Modernidad; Arquitectura enraizada.

Abstract: In the production of Architect Fer-nando Urrutia, from 1940 to 1960 Works of colonization in the rural-space appear, hi-droelectrical villages, which went along with the engineering works made by the Hidro-electrica española company. These were aimed to provide their workers with good living conditions next to their workstation. The hydroelectric village, is the urban mi-croorganism capable of guaranteeing an ur-ban cohesion by creating public spaces: the town square, civic centers, etc. Using this formula, a characteristic corporate identity is created. The architecture of these towns is simple and effective. Urrutia developed a language based on tradition and modernity, the authentic aesthetics, traditional materi-als and new forms.

Key words: Colonization; Hidroelectric village; Urban microorganism ; Hidroeléctrica Es-pañola Company; Social cohesion; Public spaces; Civic center; Corporative identity; Esthetic of authentic; Tradition; Modernity; Environmentally architecture.

Fernando PÉREZ RODRÍGUEZ-URRUTIA

Universidad de Navarra

El poblado de Valdecañas. Modelo de integración en un paisaje fluvial o hidrocolonización

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Fernando Pérez Rodríguez-Urrutia

«Las palabras no son ni viejas, ni modernas, la modernidad está en el Lenguaje».

(Del magisterío del Catedrático Javier Carvajal Ferrer, Pamplona en algún día del Curso 1986-1987).

En la obra del arquitecto Fernando De Urrutia Usaola (Amurrío–Álava 1908; Madrid 1960) coexisten obras de gran calidad en el medio urbano (Museo de Bellas Artes de Bilbao 1939, sede central de Hidroeléctrica Española en Madrid), planificaciones de ciudad jardín siendo el creador junto a Julián Laguna de la Ciudad Puerta de Hierro en Madrid, donde desarrolla una amplia gama de viviendas unifamiliares, junto con obras de Colonización en el Medio rural (Poblados de empresa principalmente ligados a las magnas obras hidráulicas de la compañía Hidroeléctrica Española, actualmente Iberdrola).

Aparece en la obra de Urrutia la nece-sidad de «urbanizar ex –novo» —o Colonizar en expresión más gráfica— vinculada a la ex-pansión de grandes empresas que buscan el asentamiento temporal o permanente de ma-sas de población desplazadas a pie de traba-jo con o sin familia dependiendo del tipo de asentamiento. Tras algún prototipo (poblado de Azucarera Española en Venta de baños, Palencia), significativamente las obras de po-blados acompañan a la épica construcción de Infraestructuras Hidroeléctricas y Urrutia es el Arquitecto de referencia para la empresa Hidroeléctrica Española durante veinte años desde 1940 hasta su muerte en 1960.2

La fórmula desarrollada para garantizar unas condiciones de vida digna, en medio de paisajes aislados y agres-tes de difícil acceso es:

El poblado Hidroeléctrico, es el microorganismo urbano que busca la cohesión social en una población laboral heterogénea desplazada generalmente a un medio rural, con frecuencia virgen —no hay asentamiento previo— y en un paisaje natural tan bello como agreste. La población laboral desplazada (obreros, encargados, técnicos) necesita satisfacer sus demandas vitales a pie de obra durante como mínimo el período que dure esta: los poblados provisionales devienen definitivos a la conclusión de las obras, con frecuencia variando su emplazamiento como consecuencia de la complejidad de la obra hidráulica, y si en estos poblados definitivos la población disminuye a la conclusión de la magna obra, no son menos las demandas espaciales al convertirse en permanentes, y al acudir la familia completa a residir junto al asentamiento laboral de su cabeza.

El Arquitecto acomete la realización de estos poblados, la satisfacción de estas necesidades espaciales con una clara voluntad significante, de dotar de una mínima identidad y cohesión social al grupo humano desplazado mediante la generación de espacios públicos de convivencia. Se extraen con confianza en la propia disciplina arquitectónica y en su tradición los mecanismos espaciales que garanticen una fórmula de cohesión en espacios públicos compartidos. Aparece necesariamente la Plaza, corazón del poblado, como espacio público abierto a la

2 Todas las fotos son de realización propia, salvo I, II, III procedentes de Archivo General de Iberdrola, facilitadas por el Archivo Histórico de Iberdrola para la realización de la Comunicación: PÉREZ RODRIGUEZ-URRUTIA, F., «Las nuevas formas de colonización de la arquitectura de postguerra en la obra de Fernando de Urrutia Usaola», Congreso Arquitectura, Ciudad e Ideología Antiurbana, Pamplona, Escuela Técnica Superíor de Arquitectura Universidad de Navarra, Marzo de 2002.

Figura 1. Azucarera Española poblado de Venta de Baños, Arquitecto Fernando de Urrutia Usasola.2

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convivencia, centro cívico al que dan fachada los edificios dotacionales: Escuela, dispensarío médico; Iglesia, Club Social y deportivo, a menudo los soportales de trazas diversas —arco parabólico en Venta de Baños y Cofrentes encintan y protegen todo el perímetro de la plaza—. Esta cohesión conseguida mediante generación de espacios públicos compartidos se traducirá en vida cívica llegándose a generar un grupo social: o en definición común Agru-pación de personas con un sistema propio de normas de conducta y unos objetivos comunes.

LA ACCIÓN SOCIAL DE HIDROELÉCTRICA ESPAÑOLA

«Desde la constitución de la Sociedad se ha dedicado especial cuidado a la construcción de viviendas para el personal, hasta el punto de que fue simultánea la terminación de la primera instalación eléctrica y la del primer bloque de viviendas.

Desde entonces, años 1907 al 1910, esta preocupación por dotar de hogar adecuado a nuestros empleados ha sido constante, y por ello, en todo el ámbito geográfico cubierto con nuestras instalaciones, han sido construidas viviendas que unas veces formando poblados aislados, otras integradas en pueblos y ciudades, han contribuido de manera decisiva a resolver este aspecto fundamental de la vida de nuestros obreros…

También para el personal obrero eventual, cuyos servicios son contra-tados de modo temporal en la construcción de nuestras instalaciones eléctricas, se edifican poblados, que no obstante su provisionalidad, proporcionan albergue a innumerables familias de trabajadores… …Como resumen, una tal vinculación entre la Sociedad y sus empleados que hace aquella sentirse orgullosa de su personal y a este tan identifi-cados con ella que a su consideración como de algo propio une una total identificación con sus afanes y desvelos …»

En el párrafo anterior tomado de un folleto promocional de labor de Previsión de la Empresa Hidroeléctrica Española (1959), salvando el tono paternalista de la época, se aprecia la importancia concedida por la Empresa —con razones interesadas obviamente— a la vinculación de los empleados con la firma mediante la promoción y el acceso a la vivienda, como diferencia de otras políticas de Empresa al uso en la época cabe destacarse que la política de vivienda es rasgo fundacional de la misma, en parte por la localización en lugares remotos de sus explotaciones que hacen necesarío el hecho fundacional colonizador:

Figura 2. Museo de Bellas Artes de Bilbao, Arquitecto Fernando de Urrutia Usaola, Proyecto 1938.

Figura 3. Sede Central Hidroeléctrica Española (c. Her-mosilla 1, Madrid), Arquitecto Fernando de Urrutia Usaola.

Figura 4. Folleto Promocional Acción Social de Hidroeléctrica española (1959).

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EL POBLADO HIDROELÉCTRICO

La fórmula del poblado es sencilla, eficaz y necesariamente económica: los poblados son medios auxiliares en obras costosísimas, auténticas epopeyas de Ingeniería, lo que en modo alguno y menos para un arquitecto del nivel de Urrutia, signifique pobreza espacial. Este contexto de medio rural inalterado:

«Marca el inicio de la actividad de las principales compañías hidroeléctricas Españolas, y lo hacen de la mano de audaces y emprendedores Ingenieros como el Vasco Juan de Urrutia —padre del arquitecto Fernando— fundador de Hidroeléctrica Ibérica (1901) e Hidroeléctrica Española (1907) que llevó a cabo una exitosa labor en un campo que en sus inicios tuvo mucho de aventura. Además de la realización de varias infraes-tructuras hidráulicas en el País Vasco, en 1909 proyectó el famoso salto de El Molinar, sobre el Júcar, para el suministro eléctrico de Madrid y Valencia. Para su transporte se proyectó una doble línea que tanto por su longitud 250 Km, como por su tensión 66.000 Voltios fue record Europeo. El relato de la construcción de este notable salto, en un emplazamiento repleto de dificultades, evoca la naturaleza casi de gesta heroica que rodearon estos trabajos pioneros. La obra se levantó en uno de los tramos del Júcar más propicios para el aprovechamiento hidroeléctrico, pero también de los más abruptos e inaccesibles: el profundo cañón del Véa, un enorme desfiladero jalonado de rápidos encajonados por roquedos casi verticales .En tan agreste y solitarío paraje se consiguió ganar un desnivel de 65 metros con un canal de tan sólo 5 kilómetros de lon-gitud. Desafiando la difícil topografía del escarpado terreno, sorteando precipicios, a lomos de mulas y en carretas tiradas por bueyes, se logró transportar todo el material necesarío para la construcción de la sala de máquinas y el canal»3.

Con el mismo espíritu de Ambición Técnica y afortunadamente con medios más modernos que los que dispuso el Ingeniero fundador de la firma, describe el: «Boletín informativo de Hidroeléctrica Española, S.A. año II número 9 septiembre de 1959 Estado Actual de las obras del Salto de VALDECAÑAS…

«Si se regresa por la carretera del poblado (desde las explanaciones a 130 metros sobre el nivel actual del río) bajamos al Tajo, cruzándolo a 25 metros de altura, por un puente de 162 metros de longitud formado por seis tramos rectos de hormigón pretensado. Cada tramo se compone de siete vigas de sección en T, de 1,45 metros de canto y 27 metros de longitud. El alma tiene el inverosímil espesor de 12 centímetros: para evitar su pandeo, cinco tabiques transversales arríostran las vigas y sirven para coser las siete entre sí.

Las vigas se prefabricaron en una explanada en la margen izquierda y se lanzaron —30 toneladas por los aires— de pila a pila, con una cimbra metálica móvil. Una vez lanzadas las 42 vigas, se hormigonó sobre ellas un tablero de 15 centímetros de espesor que se postensó, de la misma forma que los tabiques y las propias vigas, mediante alambres de acero especial de 5 mm de diámetro.

A la salida del puente, el poblado definitivo, donde vivirán los empleados de la central de Valdecañas, se compone de nueve bloques de cuatro viviendas, dos casas para Ingenieros y una residencia de peritos. El Centro Cívico se organiza en plaza porticada en donde se reúnen una capilla, una clínica-economato, un casino-cine y unas escuelas…

La carretera que parte del puente, cruza el arroyo de Valdemoreno, pasa por delante de la casa de dirección ubicada en situación dominante a más de 100 metros sobre el río»4.

De la descripción divulgativa de la propia empresa es de destacar hasta que punto estaba corporativizada e interíorizada la fórmula necesaria del Poblado Hidroeléctrico y su corazón: el Centro Cívico.

El definitivo poblado de Valdecañas ofrece a Urrutia la oportunidad de decantar experiencias previas (Poblado para Azucarera Española en Venta de baños —Palencia—; y para Hidroeléctrica Española Poblado de Cortes de Pallas, Poblado de Cofrentes con su Escuela laboral; Poblado de Escombreras) en una realización unitaria de sabia

3 BÚRDALO, S., «El agua Redentora», Revista Hidráulica, Julio-Agosto 1998, Los Ingenieros del 98, p. 128. 4 «El Salto de Valdecañas», Boletín informativo de hidroeléctrica española S.A. Año II, número 9, Septiembre 1959, pp. 40-42, Archivo Histórico de IBERDROLA, «Salto de Alcántara».

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y sobria integración en el Paisaje. La adaptación al medio natural se asume con total realismo como punto de par-tida, desde la sabia elección de los emplazamientos para los distintos elementos del poblado, hasta la adopción de la topografía, del sabio diálogo de la Arquitectura con el medio Natural como aliado al objeto de valorar desde el mejor emplazamiento posible, donde se situará la casa de dirección, la magnitud de la presa hidráulica.

El puente sobre el Tajo actúa como frontera al conjunto del Poblado que se desarrolla en la margen izquierda del río, recostado en el valle transversal del Arroyo Valdemoreno. Los bloques de viviendas se disponen en paralelo a las líneas de nivel, sometiéndose a las curvaturas de Ladera, orientados se protegen de los vientos dominantes del valle fluvial y vuelcan sus vistas lejanas a la imponente presa y las cercanas al centro cívico, corazón del po-blado donde en torno a la plaza conviven el dispensario médico, la Capilla y el Casino.

El desembarco del puente lo recibe una residencia de peritos e ingenieros que vuelca terrazas y ventanales en sección creciente hacia el curso del río y el puente. En cota inferior tras la explanada de aparcamiento se dispo-nen nueve bloques de cuatro viviendas en dos plantas pareadas, escalonados en ladera con acceso en entreplanta intermedia consiguen iluminación para las plantas bajas. Las cubiertas prolongan el descenso de ladera con aguas dominantes paralelas a ella, y un agua parcial quebrada inferior en contrapendiente para señalar el acceso.

Las calles transversales entre bloques descienden hacia el centro Cívico, organizado en torno a una plaza por-ticada mediante una bella galería de pilares circulares de mínima sección, que recoge los edificios dotacionales —clínica, casino, capilla— dejando las esquinas abiertas al paisaje, y armoniza el contrapunto del audaz y bello gesto de Arco parabólico de la Capilla que abre su bóveda hacia la plaza y hacia el paisaje ascendente del valle. El espacio sagrado se cubre con un manto: la ligera lámina de hormigón, reafirmando arquitectónicamente la senten-cia de Adolf Loos: «La manta es el detalle arquitectónico mas antiguo. Esta significación aún puede reconocerse hoy en las lenguas germánicas pues Decke es en Alemán, simultáneamente cubierta y manta»5.

5 LOOS, A., Escritos i 1897-1909, Madrid, El Croquis Editorial, 1993.

Figura 5. Poblado de Valdecañas de Tajo desde la casa de dirección.

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El Arco parabólico se atiranta en dos estribos que crean un plano horizontal —basamento— de oración; sobre el fondo del Arco, abierto a ladera, la luz tamizada por la bellísima vidriera de Peirot que hace levitar a Nuestra Señora de la Luz, confundiendo la metáfora con su objeto: los orbitales eléctricos de la vidriera con la luz natural que la hace vibrar cromáticamente.

Figura 7. Plano de la Capilla «Nuestra Señora de la Luz». Poblado de Valdecañas de Tajo.

Figura 6. Capilla «Nuestra Señora de la Luz». Poblado de Valdecañas de Tajo.

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Figura 8. Plano de la Capilla «Nuestra Señora de la Luz». Poblado de Valdecañas de Tajo.

Figura 9. Vidriera de la Capilla.

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Más abajo sobre el lecho del cauce se asienta la piscina, en otra metáfora de fusión natural-artificial. Una vez cruzado el arroyo Valdemoreno, en ladera contraria, y a cota superior en bancales sucesivos de ascenso en ladera ganados con contrafuertes de mampostería, dos viviendas de Ingenieros de planta baja en «L» se cierran al Norte y se abren al Sur protegidas por pérgolas metálicas ligerísimas de inverosímiles apoyos, que prolongan las salas de estar hacia las piscinas.

Como coronación de este ritmo ascensional, en situación dominante a 100 metros sobre el cauce del río, la casa de dirección oculta en su interior el tesoro de sus vistas: la magna contemplación de la presa integrada en el tajo del río Tajo.

Figura 10. Casa de dirección, poblado de Valdecañas de Tajo.

La casa se ancla a ladera con total naturalidad: un contrafuerte de mampostería de piedra acoge en semi-sótano el bancal de las dependencias auxiliares de garajes y despensas. A cota de explanada y tras la piscina se accede a una planta principal que se articula en tres bloques que giran a requerimiento del paisaje, tras un peque-ño vestíbulo con claro efecto de compresión se expande el salón principal como homenaje al paisaje y la presa, bajo una viga de canto que recoge aguas de cubierta convergentes hacia ella y apoya su gran luz en chimenea de mampostería, se abren grandes ventanales acristalados en contraste: hacia el sur las vistas cercanas del jardín con la piscina, hacia el Norte un balcón corrido de barandilla metálica de tubo horizontal de mínima sección en claro contraste con la mampostería del zócalo levita sobre la magnitud de la presa.

La casa de dirección se plantea como final de un recorrido, como hito en situación de dominancia del paisaje, como atalaya privilegiada de las mejores vistas para contemplar la fusión de la presa con su emplazamiento. Las visuales dominantes del poblado se dirigen a la presa entendida como razón de ser del poblado, objeto de con-templación y admiración.

La arquitectura se funde con naturalidad en un paisaje que se ha analizado en profundidad, nada es arbitrario, todo responde a la fuerza motriz–generatriz del poblado: valorar la magnitud de la obra hidráulica; hacia ese ob-jetivo causa y fin del poblado, se encamina la Arquitectura con un recorrido secuencial de espacios dirigido hacia el último balcón: el de la casa de dirección sobre la presa.

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Figura 11. Plano de la casa de dirección. Poblado de Valdecañas de Tajo.

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Figura 12. Plano de la casa de dirección. Poblado de Valdecañas de Tajo.

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EL LENGUAJE ARQUITECTÓNICO: ENTRE TRADICIÓN Y MODERNIDAD

En el conjunto del poblado de Valdecañas, y por extensión en el conjunto de la obra de Urrutia, la Arquitec-tura destila aprecio por la naturaleza y el paisaje buscando un dialogo que deviene en constructivo, incorporando a su lenguaje con naturalidad un doble aprecio por la tradición material de lo vernáculo —Teja Árabe, enfosca-dos, rejas, zócalos de piedra del lugar que hacen brotar con naturalidad los edificios de su asentamiento— y por innovaciones formales, algunas de reminiscencias nórdico-germánicas, conjugando un discurso de enlace entre tradición y modernidad. Consigue:

«Una escala humana, simpática, no pretenciosa, de buen gusto, limpio y Europeo. Utilizando los enfoscados y la teja —materiales tan Españoles— incorpora detalles de carpintería y ventanales que rompen con el tipismo folklórico al uso para expresarse en un idioma internacional sin dejar de ser «el nuestro». En sus distribuciones simples y directas, se ven sus largos años de vivencia en Suiza y Alemania»6.

En el medio rural de los poblados, Urrutia decanta su aprecio por la tradición sin renegar de la modernidad, su aprecio por las sabias lecciones de Arquitectura popular que aprecia en los pueblos del Entorno, desarrollando una estética de lo auténtico de raíz autóctona sobria y eficaz. En obras de limitado presupuesto vinculadas a otra obra hidráulica mayor, de ejecución rápida la Arquitectura hace de la necesidad virtud: los zócalos, las chimeneas se construyen con la piedra del lugar —abundantísima y baratísima por las extracciones masivas vinculadas a la obra de la presa; los hormigones a menudo ciclópeos se colmatan con los mismos áridos y en los silos de la presa.

6 DE ORIOL e YBARRA, M., «Recuerdo de Fernando de Urrutia Usaola», Madrid Noviembre de 1998, Archivo personal Fernando Pérez Rodríguez-Urrutia. Bilbao.

Figura 13. El gran ventanal de la casa de dirección perfora la casa hacia la presa.

Figura 14. Presa de Valdecañas desde la casa de dirección.

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Este aprecio por lo Popular que recorre la obra de Urrutia entronca con la formación recibida en la Escuela de Madrid, influida en sus años de Estudio (1929-1936) por los postulados de la Institución Libre de Enseñanza fundada por el profesor Giner de los Ríos que tal y como señala Azorín en su artículo «Las Casas», diario ABC, julio (1918):

«No hay cátedras en que se enseñe el buen gusto y la sencillez doméstica. Cualidades son estas que se des-prenden del ambiente general de un pueblo. Se nos ha permitido señalar en España una Institución —la Libre de Enseñanza— que desde hace muchos años viene trabajando en este sentido»7.

Recoge gráficamente la pedagogía del gran catedrático Torres Balbás las glosas a un álbum de dibujos (1922) de García Mercadal y Rivas Eulate: se elogiaba el que dos jóvenes Arquitectos hubiesen sabido percibir la: lección jugosa y fecunda de las formas populares, lección inimitable de lógica, de buen sentido, de sano casticismo8. Resulta muy significativa que en la formación de uno de los principales promotores de Vanguardia del Movimiento Moderno en España —García Mercadal— se alabe su aprecio por la tradición de la arquitectura popular; no menos significativa es la deliciosa fotografía del emblemático Arquitecto, acompañando a Le Corbusier a visitar el Esco-rial. Desde estas dos anécdotas parece que el gran Arquitecto y divulgador conciliaba sin dificultad su aprecio por la tradición y la modernidad simultáneamente.

Otro de los catedráticos de los años de formación de Urrutia, el vasco Teodoro de Anasagasti, denota el mismo aprecio por lo popular de matiz más romántico: La índole de la arquitectura popular es la simplicidad y modestia. Ingeniosa, libre, llena de vida y rigor inventivo, varia en soluciones y acomodada en las necesidades es la más humana9.

El emblemático Torres Balbás, sigue fielmente los postulados del profesor Giner de Los Ríos, fundador de la Institución Libre de Enseñanza al señalar:

«Y de vez en cuando las gentes de espíritu viejo, educadas en la estética antigua, atraídas tal vez por el espíritu nuevo, pero sintiendo el amor de la pretérita lejanía, iríamos a los rincones apartados que quedasen entonces a contemplar una Arquitectura rudimentaria y primitiva, ignorante de si misma como la de nuestras pobres aldeas actuales….

De la nada, es decir, del desconocimiento absoluto de las formas históricas, es imposible que salga un mo-vimiento fecundo. Para innovar, para dar un salto hacia el porvenir, hay que apoyarse fuertemente en lo que atrás queda… había que sacar a la enseñanza de la Cátedra complementándola con el estudio gráfico y directo de los monumentos»10.

La formación práctica paisajista a «plain air» propugnada por la Institución, el aprecio por los paisajes de la Sierra madrileña y el excursionismo, se traduce en la formación arquitectónica en el aprecio por los valores esen-ciales de lo popular y en los viajes y excursiones pedagógicos.

El profesor Giner de los Ríos describe bellísimamente una excursión a la sierra madrileña:

«Jamás podré olvidar una puesta de sol, que allá en el último otoño, vi con mis compañeros y alumnos de la Institución Libre desde cerca de las Guarramillas. Castilla la Nueva nos aparecía de color de rosa; el sol de Púrpura, detrás de siete picos, cuya masa, fundida por igual con la de los cerros de Ríofrío en el más puro tono violeta, bajo una delicada veladura blanquecina, dejaba en sombra el valle de Segovia, enteramente

7 AZORÍN, J.M.R., «Las Casas», Diarío ABC, reproducido en revista Arquitectura, Julio 1918.

Reproducido en DIEGUEZ PATAO, S., La Generación del 25: Primera Arquitectura Moderna en Madrid, Madrid, Cuadernos Arte Cátedra, 1997, p. 72.8 DIEGUEZ PATAO, S., op. cit., p. 72. 9 Ibídem, p. 73.10 Ibídem, p. 74.

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El poblado de Valdecañas. Modelo de integración en un paisaje fluvial o hidrocolonización

plano, oscuro, amoratado, como si todavía lo bañase el lago que lo cubriera en época lejana. No recuerdo haber sentido nunca una impresión de recogimiento más profunda, más grande, más solemne, más verdade-ramente religiosa. Y, entonces, sobrecogidos de emoción, pensábamos todos en la masa enorme de nuestra gente urbana, condenada por la miseria, la cortedad y el exclusivismo de nuestra detestable educación nacional, a carecer de esta clase de goces, de que, en su desgracia, hasta quizás murmura, como murmura el salvaje de nuestros refinamientos sociales; perdiendo de esta suerte el vivo estímulo con que favorecen la expansión de la fantasía, el ennoblecimiento de las emociones, la dilatación del horizonte intelectual, la dignidad de nuestros gustos y el amor a las cosas morales que brota siempre al contacto purificador de la Naturaleza…

Pero es ley de todo pueblo, dormido en secular postración, cuando despierta de nuevo a la cultura, no pueda comenzar por volver los ojos hacia el horizonte más cercano , sino a los más distantes . La misma ley que lleva a sus pensadores, como a sus políticos, a estudiar antes la ciencia, la historia, las instituciones de otros pueblos que las del suyo propio, arrastra a sus viajeros a contemplar y gozar el paisaje remoto, mientras llega día en que el desarrollo de la cultura de su nación, y el de la suya propia le permitan tender la Mano para coger el fruto, menospreciado tanto tiempo, con tenerlo tan cerca»11.

La pictórica descripción del profesor Giner, su canto de retorno a la naturaleza, no es estéril ni esteticista, y entiende que de esa fuerza centrífuga hacia el campo retornara una fuerza centrípeta de renovación, en modo paralelo se entiende el contacto con la modernidad exteríor como hecho necesarío para la renovación interíor.

En las páginas finales de En Torno al Casticismo (1895), acta fundacional de la llamada «generación del 98» afirma Unamuno que «el porvenir de la sociedad española espera dentro de nuestra sociedad histórica, en la intrahistoria, en el pueblo desconocido y no surgirá potente hasta que le despierten vientos o ventarrones del am-biente europeo». He aquí el modo de hacer compatible la antítesis entre la entraña intrahistórica y la modernidad europea, entre tradición y modernidad… España está por descubrir y solo la descubrirán Españoles europeizados12.

Veinte años después la fructífera siembra de los postulados de la Institución Libre de Enseñanza ha cuajado en lo mejor de la intelectualidad española. En su emblemático texto: Mientras labran los Sillares de 1923, el catedrático Torres Balbás repudia las frivolidades eclécticas, auténticos juegos florales, regionalismos folklóricos, decoración aplicada en los mayores excesos de los principios del siglo XX para afirmar:

«Junto a ese falso casticismo, existe otro vital y profundo que desdeña lo episódico de una arquitectura para ir a su entraña, y que fiado en su personalidad no teme el contacto con el arte extranjero que puede fecundarle.

Este es el verdadero casticismo que hay que propagar, que debe dar preferencia al estudio de la «arquitec-tura cotidiana popular y anónima» de la que debemos asimilar las proporciones la relación de las masas y volúmenes, el reparto de su decoración es decir su esencia, entonces estaremos en condiciones de continuar una tradición y ser casticistas»13.

En la misma década de formación académica de Urrutia, 1930-1940, tal vez sean los arquitectos Arniches y Martín Domínguez los que demuestran con su obra como se podía hacer una lectura no historicista de la tradición abriendo así un camino nuevo. Su respuesta al famoso cuestionarío de García Mercadal de 1928: ¿cree usted en una Arquitectura racionalista?, no puede ser más gráfica, responden a dúo preguntando a su vez al modo gallego: ¿Que entiendes por Arquitectura racionalista? lo que nosotros practicamos nos parece razonable; no sabemos si te parece racionalista 14.

11 GINER DE LOS RÍOS, F., La Lectura, 1915 ,Tomo I , Reproducido en Paisaje y Figura del 98, Catálogo de la Exposición, Fun-dación Central Hispano, Madrid, Vegap, 1997, p. 230.12 UNAMUNO, M. de, En torno al casticismo, 1895, Tomo I , Reproducido en Paisaje y Figura del 98, op. cit., p. 19. 13 TORRES BALBÁS, L., Mientras labran los sillares (1918), reproducido en DIEGUEZ PATAO, S., op. cit., p. 116 -117.14 DIEGUEZ PATAO, S., op. cit., p. 61.

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Emblemáticamente son Arniches y Domínguez, profesionales ligados a la Residencia de Estudiantes y a la Institución Libre de Enseñanza, los que recibirán el encargo del conjunto del Instituto Escuela en la meseta de los Altos del hipódromo, que poéticamente bautizara Juan Ramón Jiménez como «la colina de los Chopos», en su obra se conjuga «amor a la tradición contrapesada con la necesaria europeización». Sus Albergues de carretera son para el doctor Bonet Correa:

«Un ejemplo del camino de equilibrío de lo nuevo con la tradición , por el cual se desarrollaba una parte de la arquitectura española anteríor a 1936 «(1981) en ellos se alcanza una adecuada simbiosis entre moderni-dad y tradición popular, son también ejemplo de esa dualidad entre tradición, concebida estructuralmente a partir de gruesos muros de carga, cubierta a cuatro aguas, y la modernidad más o menos superficial, pa-ramentos desnudos, encalados en blanco, bloques geométricos con cabecera curva, y amplio voladizo de la marquesina de acceso, elementos todos ellos que pueden referirse a una concepción de lo popular alejada de cualquier tinte académico»15.

En la «síntesis del Casticismo Madrileño» el crítico de arte José Camón Aznar señala emblemáticamente:

«No hay nada más hermoso que un bloque tallado con simplicidad matemática. Y a los viles estucos y a los vaciados de cemento, preferimos la limpia desnudez de la piedra, su tacto granuloso, la grave elegancia de sus grises y esta piedra realza sus calidades y se erige en señera y como conductora de las líneas arqui-tectónicas, cuando enmarca la masa de los ladrillos, de tan fácil acomodación a todas las magnitudes»16.

Es un canto a la tectónica de cada material, a la llamada sinceridad constructiva, a la ESTÉTICA DE LO AUTÉN-TICO, de valor simbólico, en la más pura ortodoxia de Adolf Loos:

«cada material tiene su propia forma de expresión, y ningún material puede tomar para si la forma de otro material porque las formas se han hecho a través de la utilidad y de la fabricación de cada material»17

En 1923 Mies Van der Rohe, en la línea de la nueva objetividad Alemana o la fantasía que trabaja con exactitud:

«No conocemos ningún problema formal sino sólo problemas constructivos…la forma no es la meta, sino el resultado de nuestro trabajo. La forma por si misma no existe. Desde esta perspectiva de lo indispensable, la forma ya no podía exigir ninguna justificación de existencia por si misma.

Para Mies construir describía una configuración que trabajaba con los medios a disposición de la época co-rrespondiente a partir de la propia esencia de la tarea y que correspondía a una verdad sencilla cuya validez no debía ser demostrada por una teoría o doctrina»18.

Fernando de Urrutia termina la carrera en 1936, si bien el título no se expide hasta 1940 por la trágica reali-dad de la guerra civil. Su formación esta vinculada a la docencia reflejada anteriormente por Torres Balbás entre otros, y en su obra se asume con naturalidad ese doble aprecio por la tradición entendida como lo vernáculo de los materiales y la modernidad entendida como renovación formal. Comienza significativamente su carrera tras la finalización de la guerra en Bilbao (19 de Junio de 1937) al servicio de la oficina municipal de Puentes Fijos del ayuntamiento empeñada en reconstruirlos tras la voladura por el ejercito republicano en retirada —Noviem-bre de 1937 a mayo de 1939—. Participa junto con otros Arquitectos Vizcaínos en las labores de reconstrucción

15 DIEGUEZ PATAO, S., op. cit., p. 61.16 DIEGUEZ PATAO, S., op. cit., p. 262. 17 LOOS, A., Escritos I 1897-1909, op. cit.18 NEUMEYER, F., MIES VAN DER ROHE, L., La palabra sin artificio. Reflexiones sobre Arquitectura 1922/1928, Madrid, El Croquis Editorial, 1995, p. 161.

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El poblado de Valdecañas. Modelo de integración en un paisaje fluvial o hidrocolonización

de Guernica, en esos trabajos coincide con el Futuro director General de Regiones Devastadas, militar y Arquitecto de trayectoria político-ur-banista Gonzalo de Cár-denas. En 1938 realizan ambos el Proyecto del Museo de Bellas Artes de Bilbao, Urrutia al servicio del Ayuntamiento y Cár-denas de la Diputación es sintomático del particu-lar espíritu emprendedor Bilbaíno el que una ciu-dad fluvial con sus már-genes incomunicadas por la guerra reciente pueda

acometer simultáneamente la reconstrucción y el nuevo Museo de Bellas Artes —si bien es cierto que existían legados y fondos importantes en varias sedes y que se contaba con lo que entonces era fundamental para cons-truir un museo: un contenido o fondos propios—.

Tras finalizar la guerra se traslada a Madrid, donde colabora por poco tiempo con la dirección general de regiones devastadas, empeñada tras su gráfico nombre en labores de reconstrucción; El director general de Ar-quitectura del momento Pedro Muguruza desvela los propósitos de la arquitectura pública para esta dirección, en su conferencia en la Exposición de La Reconstrucción de España 26 de Junio de 1940, «Arquitectura Popular Española» proponiendo desde la carencia de medios y el aislamiento por la Guerra mundial de un país depaupe-rado por la Guerra civil el lenguaje de la reconstrucción:

Lo que nos interesa de manera extraordinaria es ese camino, el de apoyarse pura y simplemente en un trato honrado de los materiales, para llegar a lograr, con su perfeccionamiento, unas formas racionales, único medio de lograr un estilo. El nuevo estilo español se apoyará en la sobriedad, que no quiere decir pobreza ni frialdad, sino solidez, raíz y fondo constructivo… si practican ustedes una sencilla operación de abstracción en toda la arquitectura popular española, llegaran a encontrar mejor la esencia de la misma… Los elementos sustanciales de la arquitectura popular son simples, son una exposición sencillísima de una construcción absolutamente razonable y eso hace que sea tan simpática por su sencillez»19.

En el medio rural de los poblados, presente en los veinte años de su trayectoria profesional, decanta el arqui-tecto, su aprecio por la tradición vernácula sin renegar de la modernidad, lo que le aleja de un mero regionalismo folklórico al uso; demuestra su interés por las sabias lecciones de arquitectura popular, que aprendió a valorar en su etapa de formación académica y que observa en los pueblos del entorno. En obras de limitado presupuesto, subordinado al de la gran obra hidroeléctrica, de ejecución rápida, la arquitectura hace de la necesidad virtud, los gestos devienen esenciales, sencillos; en Valdecañas como en el resto de sus poblados la Arquitectura se aplica a lo esencial, en una economía de gestos que obvia toda frivolidad, se pliega a los requerimientos del paisaje buscando en el un aliado para magnificar la presa; se extraen de mecanismos Arquitectónicos manejados con sobriedad, seguridad y destreza lo necesarío para humanizar, la existencia en medios hostiles.

19 MUGURUZA, P., «La Reconstrucción de España», conferencia 26 de junio de 1940, Texto taquigráfico dirección General de Arquitectura, fuente obtenida de Archivo General de la Administración (AGA), Alcalá de Henares.

Figura 15. Reconstrucción de los Puentes de Bilbao. En el Centro con pañuelo en la solapa Fernando de Urrutia.

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En paralelo a lo expuesto por Carlos Flo-res en «La Arquitectura española contempo-ránea» al analizar el instituto laboral de Dai-miel de Miguel Fisac (1950) se puede afirmar que en el conjunto de la obra de poblados de Urrutia y en particular en el poblado de Valdecañas (1959), en el Instituto laboral de Cofrentes (1950) o en la casa de dirección de escombreras (1955):

«No se enmascara de Folklore y regionalismo un esquema racio-nal y funcional. Esta Arquitec-tura se hace desde la tradición. No es un problema epitelial de lenguaje se saca partido de la calidad plástica de los mate-riales locales. Es la técnica y la economía de medios. Por eso no molestan el tapial de barro y la teja árabe».

En un medio tan alejado del rural de los poblados hidroeléctricos como la ciudad de Puerta de Hierro en Madrid mantiene Urru-tia, en su variada muestra de Chalets de la primera etapa de la colonia, este aprecio por las sabias lecciones de sencillez, escala e integración en la naturaleza de la Arquitectura popular, renovándola con grandes ventanales estratégicamente colocados hacia las visuales de una naturaleza privilegiada —los paisajes del Noroeste de Madrid, el Escorial, la sierra que Velázquez inmortalizó en sus retratos—. Las casas se subordinan al jardín y brotan con naturalidad y espontaneidad de la tierra, con escala humana no pretenciosa, exponiendo los materiales tradicionales la riqueza de su corporeidad, con la sinceridad o autenticidad en la expresión de la arquitectura popular, las palabras no son ni viejas ni nuevas lo que cambia es el lenguaje.

El Arquitecto deja hablar a los materiales tradicionales los ecos de su ancestral sapiencia, e incluso tras-lada ese Lenguaje rural vernáculo al medio urbano así lo recoge la revista «Arte y Hogar» en 1958, tras visitar una de sus viviendas en Puerta De Hierro, construida sobre la traza de la antigua casa de postas que existió en Fuentelarrreina:

Dos espíritus distintos, sin embargo, contienden sin dañarse recíprocamente en la casa de los señores de Urrutia. El exterior de gran cortijo andaluz o quizá de señorial alquería castellana y no podría de ningún modo haber estado más acorde con el paisaje de encinas y monte bajo que por todas partes lo rodea. Las galerías porches y balconadas de tradición campesina en la España del centro y del Sur, tampoco podrían ser más adecuadas al ámbito paisajístico en que están insertas. Los paramentos de cal, las tejas de un rosa viejo y las poderosas puertas claveteadas evocan también lo más característico de la construcción española. Por su parte el Arquitecto supo conjugar con soltura e inspiración la calidad de los materiales, la distribución de masas y volúmenes y las exigencias del paisaje y ha logrado unas perspectivas variadas y movidas de gran prestancia a la antigua española y sin embargo de una sencillez muy de ahora»20.

20 «En Fuentelarreina, entre lo Español y lo Inglés», Revista Arte y Hogar, nº 1959, 1958.

Figura 16. Escuela laboral de Cofrentes (Valencia).

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El poblado de Valdecañas. Modelo de integración en un paisaje fluvial o hidrocolonización

Figura 18. Iglesia de Belvís de Monroy junto al poblado de Valdecañas, detalles.

Figura 17. Vivienda en Puerta de Hierro, detalles.

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Hoy a cincuenta años de su terminación, el último de los poblados construido por Urrutia antes de su muer-te prematura —a la edad de 52 años, la tuberculosis infantil que padeció mermo su precaria salud paulatina-mente—, VALDECAÑAS DE TAJO, sigue vivo y palpitante en su fresca arquitectura, a la vera de su presa, y a la desidia de su conservación e infrautilización han respondido espíritus sensibles que atienden a su sabio canto de integración en la Naturaleza. Con el doble aprecio y reconocimiento por la fusión de arquitectura e Ingeniería en el paisaje conseguida por los hombres que construyeron esta y tantas centrales hidroeléctricas , por quienes Humanizaron estas arquitecturas habitándolas y por quienes contra los vientos de la incultura y la amnesia se empeñan en vivificarlos con nuevos usos, con su estudio mantenimiento y conservación, se han escrito estas líneas, con la esperanza de que la casa de dirección siga encantada por la magnitud de su presa y renovada por nuevos usos (Centro de Interpretación de la Energía Hidroeléctrica, Centro de Interpretación de la Naturaleza…) mientras los corzos siguen trotando por sus laderas.

De tanta confusión no las arenas del padre Tajo oirán los tristes ecos, ni del famoso Betis las olivas; que allí se esparcirán mis duras penas en altos riscos y en profundos huecos, con muerta lengua y con palabras vivas; o ya en escuros valle, o en esquivas playas, desnudas de contrato humano, o a donde el sol jamás mostró su lumbre, o entre la venenosa muchedumbre de fieras que alimenta el libio llano; que, puesto que en los páramos desiertos los ecos roncos de mi mal, inciertos, suenen con tu rigor tan sin segundo, por privilegio de mis cortos hados, serán llevados por el ancho mundo.

MIGUEL DE CERVANTES, Don Quijote de La Mancha, cap. XIV.Canción de Grisóstomo.