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1 Examensarbete Kandidat, litteraturvetenskapling inriktning El sentimiento trágico en San Manuel Bueno, mártir Una lucha contra la razón en búsqueda de la fe The tragic sense of Saint Manuel Bueno, martyr: A struggle against the reason in search of faith Författare: Marcela Tapia Tapia Handledare: Carolina León Vegas Examinator: Isabel de la Cuesta Ämne/huvudområde: Spanska Kurskod: SP 2011 Poäng: 15 Ventilerings-/examinationsdatum: Vid Högskolan Dalarna har du möjlighet att publicera ditt examensarbete i fulltext i DiVA. Publiceringen sker Open Access, vilket innebär att arbetet blir fritt tillgängligt att läsa och ladda ned på nätet. Du ökar därmed spridningen och synligheten av ditt examensarbete. Open Access är på väg att bli norm för att sprida vetenskaplig information på nätet. Högskolan Dalarna rekommenderar såväl forskare som studenter att publicera sina arbeten Open Access. Jag/vi medger publicering i fulltext (fritt tillgänglig på nätet, Open Access): Ja X Nej Högskolan Dalarna SE-791 88 Falun Tel 023-77 80 00

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1

Examensarbete

Kandidat, litteraturvetenskapling inriktning

El sentimiento trágico en San Manuel Bueno, mártir Una lucha contra la razón en búsqueda de la fe The tragic sense of Saint Manuel Bueno, martyr: A struggle against the reason in search of faith

Författare: Marcela Tapia Tapia

Handledare: Carolina León Vegas

Examinator: Isabel de la Cuesta

Ämne/huvudområde: Spanska

Kurskod: SP 2011

Poäng: 15

Ventilerings-/examinationsdatum:

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Abstract:

Este trabajo de investigación tiene como fin analizar el pensamiento del autor

Miguel de Unamuno para poder relacionarlo con los pensamientos del personaje del

cura de la novela San Manuel Bueno, mártir. El objetivo es buscar la relación que

existe entre el autor y el cura en lo que se refiere a los temas relacionados con la

religión. Para este estudio se utilizará la metodología hermenéutica donde se

analizará el pensamiento del autor en relación con el personaje San Manuel,

basándose principalmente en el libro Del sentimiento trágico de la vida, uno de los

libros más destacados sobre el pensamiento filosófico del autor. Al final, como una

pequeña aportación a la tesis, se hablará de la posible misión profética que tuvo

Unamuno en sus últimos años de vida que a través de sus obras quiso despertar la

conciencia de sus lectores para que se unieran a la búsqueda de la verdadera fe.

Nyckelord: Religión, Dios, amor, caridad, inmortalidad, fe y razón.

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ÍNDICE

1. INTRODUCCIÓN .......................................................................................... 4

1.1 Resumen de la novela San Manuel Bueno, mártir y Del sentimiento

trágico de la vida .................................................................................................. 4

1.2 Objetivo y método de trabajo .................................................................... 5

1.3 Estado de la cuestión y aportación ............................................................ 6

2. TEORÍAS FILOSÓFICAS ............................................................................ 8

2.1 Sartre y Unamuno ...................................................................................... 9

2.2 Kierkegaard y Unamuno ......................................................................... 11

2.3 Pascal y Unamuno ................................................................................... 12

3. ANÁLISIS ......................................................................................................... 13

3.1 La lucha entre la fe y la razón ...................................................................... 13

3.2 El Dios de Unamuno .................................................................................... 16

3.3 La caridad de Dios a través del dolor y la congoja...................................... 18

3.4 La inmortalidad en Unamuno ....................................................................... 20

3.4.1 La inmortalidad en la fama .................................................................... 22

3.5 La religiosidad de Unamuno ........................................................................ 23

3.6 La supuesta misión de Unamuno .................................................................. 25

4. CONCLUSIÓN ................................................................................................ 28

5. BIBLIOGRAFÍA .............................................................................................. 30

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Si la razón me daña, quítame la razón y dame

paz y salud, aunque sea en la imbecilidad.

(Unamuno, 1970:139)

1. INTRODUCCIÓN

El pensamiento de Unamuno se identifica con el existencialismo debido a su

preocupación por la vida del ser humano y por los misterios de la vida,

especialmente en lo que se refiere a la vida después de la muerte. Unamuno pensaba

que si no había vida después de la muerte, la vida no tenía sentido. Este pensamiento

hace que el autor comience una lucha por encontrar la respuesta a esta problemática

existencial. Esto lo hace a través de sus obras donde también incluye a su lector para

que se involucre en esta búsqueda de la verdad. Unamuno quería que el lector

participara emocionalmente y sintiera el sentimiento trágico de la vida, tal como lo

describe en esta cita:

Recógete, lector en ti mismo, y figúrate un lento deshacerte de ti mismo, en que la luz

se te apague, se te enmudezcan las cosas y no te den sonido, envolviéndote en silencio,

se te derritan de entre las manos los objetos asideros, se te escurra debajo de los pies

el piso, se te desvanezcan como en desmayo los recuerdos, se te vaya disipando todo

en nada y, disipándote también tú, y ni aún la conciencia de la nada te quede siquiera

como fantástico agarradero de una sombra. (Unamuno, 1985:58)

Este sentimiento trágico de saber que debemos dejar de ser y de existir, se convirtió

en un problema para el autor y sus dudas existenciales lo llevaron a un conflicto

interno que se transformó en una lucha entre su fe y su razón. Al final, Unamuno

convierte esta lucha en una vía para encontrar el sentido a nuestra existencia y la

búsqueda de la verdad de Dios. Este motivo hace que gran parte de sus obras traten

de temas existenciales y religiosos como lo podemos ver en su libro San Manuel

Bueno, mártir, novela existencialista que se centra en el problema de la existencia

del hombre e intenta dar solución a este problema a través de la fe. En este trabajo

se hará un estudio de los temas religiosos tratados en los libros San Manuel Bueno,

mártir y Del sentimiento trágico de la vida, y se buscará la relación que existe en el

pensamiento del autor y el cura.

1.1 Historia y resumen de la novela San Manuel Bueno, mártir

Unamuno escribió San Manuel Bueno, mártir en noviembre de 1930. El manuscrito

de esta primera versión presenta numerosas correcciones y añadidos, que se hicieron

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para la primera edición en la revista La Novela de Hoy. La edición definitiva

apareció en Espasa-Calpe en 1933, junto a otras tres historias (Serrano, 2001). En

1931, en El Sol de Madrid, Unamuno publicó un artículo acerca de su libro donde

dice:

Gregorio Marañon publicó un artículo sobre mi San Manuel Bueno, mártir, asegurando

que ella, esta novelita, ha de ser una de mis obras más leídas y gustadas en adelante

como una de las más características de mi producción, toda novelesca. Y quien dice

novelesca - agrego yo - dice filosófica y teológica. Y así como él pienso yo, que tengo

la conciencia de haber puesto en ella todo mi sentimiento trágico de la vida cotidiana.

(Unamuno, 2011:89)

Unamuno comenta que ha depositado en esta novela sus más profundos sentimientos

sobre la problemática de la vida donde el sentimiento quiere creer en la vida eterna

pero la razón se la niega, pensamiento que angustió la vida de Unamuno y la del

cura don Manuel.

La novela comienza con alguien contando una confesión encontrada que

ha sido escrita por Ángela Carballo. La historia habla sobre un cura llamado don

Manuel que vivía en un pueblo de nombre Lucerna de Valverde. La historia relata

sobre la importancia que tenía la fe en este pueblo gracias a la bondad de don

Manuel, pero el cura ocultaba un secreto a su pueblo. El secreto era que el cura había

perdido la fe y no creía en la vida después de la muerte. Este secreto, sólo lo vinieron

a saber Lázaro y su hermana Ángela que guardaron el secreto y se convirtieron en

algo similar a sus discípulos. El cura ocultaba su verdad porque sabía la importancia

que tenía la religión para el pueblo porque mantenía a la gente unida y les daba la

esperanza y el consuelo de vivir. El sabía que si contaba la verdad, toda la moral del

pueblo se vendría abajo y esto traería consecuencias negativas para su gente. Don

Manuel muere y los hermanos continuaron con la labor del cura, que era mantener

al pueblo en fe para evitarles el sentimiento trágico, sentimiento que vivió el cura

por no creer en la inmortalidad. Al final de la novela aparece un narrador, Unamuno,

que cuenta la historia de Ángela y que a través de esta confesión, ella también quería

comentar sobre la supuesta beatificación del cura don Manuel debido a las buenas

obras que hizo el cura en vida por amor a su pueblo.

1.2 Objetivo y método de trabajo

El objetivo de la tesina es poder mostrar algunas relaciones que existen en los

pensamientos del autor Unamuno con los pensamientos del personaje del cura San

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Manuel, especialmente en lo que se refiere a los temas de religión. Para poder

encontrar las relaciones existentes entre el autor y el cura, para este estudio se

utilizará el libro Del sentimiento trágico de la vida como herramienta principal para

este análisis por tener los pensamientos filosóficos más profundos del autor.

También se han leído otros libros del mismo autor como La agonía del Cristianismo,

Diario Íntimo y algunos ensayos relacionados con el tema donde se han tomado

algunas citas que nos servirán de apoyo. En los libros mencionados, se han

averiguado los pensamientos del autor en lo que se refiere a los temas de Dios, el

amor de caridad, la inmortalidad, la fe y la razón que son los temas más tratados en

la novela. A través de la investigación en las obras del autor, se ha podido ver que

son temas que han influido bastante en la vida de Unamuno y esto lo reflejó el autor

en la personalidad del cura San Manuel.

En esta investigación, se hará énfasis en los temas ya mencionados

utilizando la metodología hermenéutica, basándose especialmente en los dos libros

ya mencionados en la introducción de la tesis. Para poder entender mejor el

pensamiento de Unamuno, hemos tenido que buscar las raíces del pensamiento

filosófico del autor y para este estudio, se estudiaron algunas teorías de tres filósofos

que han tenido influencias o similitudes con el autor. Nombraremos a Sartre,

comparándolo con Unamuno en el tema del existencialismo, a Kierkegaard entrando

al tema de la angustia por la búsqueda de Dios y el salto a la fe. Y por último Pascal,

que tuvo mucha semejanza con el autor en lo que se refiere al tema de la pérdida de

la fe, el tema de Dios a través del sufrimiento y también el tema de la lucha entre la

fe y la razón. En fin, a través de este análisis e investigación se quiere llegar a tener

un mejor entendimiento sobre la personalidad de don Manuel a través de los

pensamientos del autor.

1.3 Estado de la cuestión y aportación

Al comenzar con la investigación sobre la vida y obra de Unamuno relacionado al

tema de la religiosidad, nos hemos encontrado con una inmensa variedad de libros

y estudios que se han hecho sobre el autor. Algunos de los estudios tratan de los

problemas morales y sociales que existían en España como también los problemas

de la existencia del hombre y el pensamiento racionalista que había en esa época y

como hemos podido ver, esto se reflejó en las obras de Unamuno en libros como

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San Manuel Bueno, mártir y Del sentimiento trágico de la vida, que analizaremos

más adelante. Son muchos los autores e investigadores que han estudiado el

pensamiento religioso y filosófico del autor. Uno de ellos es el Retrato de Unamuno

por Luis Sánchez Granjel, una biografía muy completa de Unamuno donde también

aparece bastante material sobre los pensamientos del autor.

Tenemos al autor Segundo Serrano Poncela con su libro El

pensamiento de Unamuno, que contiene capítulos en que se analizan temas como

Dios, la inmortalidad, y también en lo que se refiere a los pensamientos e influencias

filosóficas entre Unamuno, Kierkegaard y Pascal. El libro El Cristo de Unamuno de

Vicente Marrero, menciona en sus primeros capítulos la personalidad y el

comportamiento religioso del autor. También expone los problemas religiosos que

tenía el autor y gran parte del libro trata de análisis sobre el tema de Cristo a través

de la poesía y prosa del autor. Destaca los temas religiosos en los libros La agonía

del cristianismo, El Cristo de Velázquez y San Manuel Bueno, mártir, y hace

mención a la misión profética del autor, como podemos ver a continuación: "Pero

no hay la menor duda sobre que si Unamuno habla con la voz de un profeta, algo

quiere" (Marrero, 1960:29).

También tenemos el libro El problema de la personalidad en Unamuno y

en San Manuel Bueno, por el autor Pelayo H. Fernández. El libro consta de dos

partes, la primera parte es un estudio sobre la personalidad del autor en lo que se

refiere a la clasificación de los "Yos" de Unamuno. A través de los diferentes análisis

de los "Yos", se puede ir viendo la personalidad del autor en la manera de ser y de

actuar, como menciona Fernández. La segunda parte del libro, trata de un minucioso

estudio de la obra San Manuel Bueno, mártir, que es de gran ayuda para poder

entender mejor la personalidad del cura a través del pensamiento del autor, sobre

esto nos comenta Fernández: "Una de las más grandes creaciones de Unamuno es,

sin duda, su novela corta San Manuel Bueno, mártir, el gran poeta e ilustre pensador

vierte una vez más su arrolladora personalidad" (Fernández, 1966:123). En el

análisis de la novela de Unamuno, también se menciona la misión profética,

comparando la vida del cura con la vida de Moisés cuando guió a su pueblo por el

desierto. Lo interesante del libro, es que al final hay un capítulo que compara

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Unamuno con Pascal, que sirve para los análisis del pensamiento filosófico del

autor.

Y por último, tenemos el libro Miguel de Unamuno de Julián Marías, que

ha servido de gran ayuda para este estudio, ya que trata de varios temas

unamunianos, como la preocupación existencial del hombre, la importancia de Dios

en la vida, el tema de la inmortalidad ante la muerte, y menciona que la obra San

Manuel Bueno, mártir, vendría siendo una novela existencial según su clasificación:

"La misión de la novela existencial o personal es hacernos patente la historia de la

persona, dejándola desarrollar ante nosotros, en la luz, sus íntimos movimientos,

para desvelar así su núcleo íntimo. Se propone, simplemente, mostrar en su verdad

la existencia humana" (Marías, 1943:69). Marías realiza en su libro un análisis de

varias citas del libro Del sentimiento trágico en la vida, que ayuda a comprender

mejor aún el pensamiento filosófico del autor como nos dice a continuación: "Y

como para Unamuno el afán de la inmortalidad es la base y el punto de la partida de

la filosofía, y su objeto es el hombre concreto, de carne y hueso, que nace, vive en

el tiempo y muere queriendo eternizarse, su propósito queda formalmente

identificado con el de la filosofía, según él la entiende” (Marías, 1943:66). También

menciona la importancia que han tenido algunos filósofos en los pensamientos del

autor, material que se ha usado en el apartado "La inmortalidad en la fama", y

menciona los temas del dolor y la congoja según el pensamiento unamuniano.

Después de ver la gran cantidad de estudios e investigaciones que se han

hecho del autor, se puede uno cuestionar: ¿Qué estudios vendrán en las futuras

generaciones? ¿Se habrá hecho Unamuno inmortal por sus obras? ¿Será esto lo que

Unamuno llamaba inmortalidad? La intención de este estudio es poder conocer más

a fondo la personalidad del cura a través de los pensamientos del autor, y como una

aportación, se hablará sobre la supuesta misión religiosa en las obras del autor.

2. TEORÍAS FILOSÓFICAS

Antes de comenzar con el análisis del pensamiento de Unamuno, es necesario

mostrar el pensamiento filosófico del autor porque algunos investigadores han dicho

que las teorías de Unamuno acerca de los problemas existenciales del hombre han

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sido influenciadas por otros filósofos. En este estudio se hará una comparación con

algunas teorías de Sartre, Kierkegaard y Pascal.

2.1 Sartre y Unamuno

En primer lugar, para hablar de la filosofía de Unamuno es necesario hablar sobre

el existencialismo, ya que a Unamuno se le considera dentro de esta corriente. El

filósofo francés Sartre, posterior a Unamuno, dice en su obra El existencialismo es

un humanismo:

Hay dos especies de existencialistas: los primeros, que son cristianos, entre los cuales

yo colocaría a Jaspers y a Gabriel Marcel, de confesión católica; y por otra parte, los

existencialistas ateos, entre los cuales hay que colocar a Heidegger, y también a los

existencialistas franceses y a mí mismo. Lo que tienen en común es simplemente que

consideran que la existencia precede a la esencia o si se prefiere, que hay que partir de

la subjetividad. (Sartre, 2006:25)

¿Qué nos quiere decir Sartre con esto? Quiere decir, que no habría una

naturaleza humana prefijada, que no habría una esencia dada, sino más bien el ser

humano se haría a partir de lo que quisiera ser, a partir de su subjetividad y de su

libertad. Cada individuo sería responsable según como viva su vida. Sartre dice más

adelante: "¿Que significa que la existencia precede a la esencia? Significa que el

hombre empieza por existir, se encuentra, surge en el mundo, y que después se

define" (Sartre, 2006:28). Es decir que el hombre se define por sí mismo, no por

algo ya predicho, el hombre vendría siendo el dueño de su vida. Sartre, también nos

habla sobre la responsabilidad del individuo como dice en esta cita: "Así, el primer

paso del existencialismo es poner a todo hombre en posesión de lo que es, y asentar

sobre él la responsabilidad total de su existencia" (Sartre, 2006:29). Sartre nos quiere

decir que el hombre es libre y responsable de su propia vida y es libre de su propia

existencia. Que todo lo que es, es porque él mismo lo ha elegido, no hay una esencia

previa que decida sus pasos o controle su vida, sino más bien el hombre hace su

propia esencia a través de sus propios actos y decisiones.

Ahora, la gran pregunta sería: ¿Qué semejanzas tiene el hombre descrito

por Sartre, con el hombre descrito por Unamuno según lo leído en su libro Del

sentimiento trágico de la vida?

1. Unamuno dice en su libro: "El hombre de carne y hueso, el que nace, sufre y

muere - sobre todo muere -, el que come y bebe y juega y duerme y piensa y quiere,

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el hombre que se ve y a quien se oye, el hermano, el verdadero hermano" (Unamuno,

1985:25). Unamuno nos describe un hombre que no es una esencia sino más bien es

un hombre sumamente concreto. También en el mismo libro, Unamuno nos habla

de un hombre que es consciente de la realidad de su vida y de la importancia que

tienen sus actos al realizarlos y a la vez realizarse a través de ellos como lo menciona

en esta cita: "Me dicen que he venido a realizar no sé qué fin social; pero yo siento

que yo, lo mismo que cada uno de mis hermanos, he venido a realizarme, a vivir"

(Unamuno, 1985:34). El hombre de Unamuno tiene un proyecto en la vida que es

hacerse cargo de su propia existencia y asumir toda responsabilidad y en esto

concuerda claramente con los pensamientos de Sartre. Esto quiere decir que el

hombre viene al mundo arrojado sin otro propósito que sólo vivir, de realizarse como

es y ser como él lo desee, cumplir con el proyecto de la vida que sería vivir.

2. Sobre el tema de la esencia, Unamuno se diferencia de lo planteado por Sartre. El

filósofo francés plantea que no hay una esencia dada, en cambio para Unamuno sí

habría esa esencia dada y fija y ese pensamiento lo obtiene Unamuno de Spinoza:

Recordemos ante todo una vez más, y no será la última, aquello de Spinoza de que

cada ser se esfuerza por perseverar en él, y que este esfuerzo es su esencia misma

actual, e implica tiempo indefinido, y que el ánimo, en fin, ya en sus ideas distintas y

claras, ya en las confusas, tiende a perseverar es su ser con duración indefinida y es

sabedor de este su empeño. (Unamuno, 1985:54)

Si bien la esencia de Unamuno se diferencia de la esencia mencionada por Sartre,

esta diferencia no se ve reflejada en las consecuencias que implica el tener esa

esencia, ya que según Unamuno, la esencia del hombre es poder perseverar en la

vida, y esto significaría que debemos hacernos cargo de nuestra existencia, que es

la responsabilidad personal de que sigamos existiendo. La gran diferencia que existe

entre ellos, es que para Sartre el ser humano es finito, y después de su muerte no

vendría nada como menciona en su libro. En cambio Unamuno, si bien no está

seguro de la vida eterna, sí cree que el ser humano apunta a ello y por lo tanto sus

esfuerzos están destinados para esto porque el ser humano quiere creer que hay vida

después de la muerte como menciona en su libro Del sentimiento trágico de la vida:

"Hay que creer en esa otra vida para poder vivir esta y soportarla y darle sentido y

finalidad" (Unamuno, 1985:220).

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2.2 Kierkegaard y Unamuno

Ya hemos explicado un poco de qué se trata el pensamiento de Unamuno comparado

con los pensamientos de Sartre y se puede ver una gran influencia de Unamuno

dentro de la corriente existencialista pero para profundizarnos más sobre esta

corriente y el pensamiento de Unamuno, es necesario referirse a Kierkegaard. El

autor José Luis Abellán en su libro Miguel de Unamuno a la luz de la psicología

comenta que Unamuno se identificó con el filósofo danés, como se menciona en esta

cita: "No obstante, en esta posición encuentra un alma gemela: la de Kierkegaard,

hombre angustiado si los hay" (Abellán, 1964:69). Es difícil saber en qué momento

Unamuno conoció a Kierkegaard y determinar si se basó en el pensamiento del

danés para llegar a sus conclusiones o si tuvieron similitud del mismo modo.

Estudiar el pensamiento del filósofo Kierkegaard es importantísimo para poder

comprender el problema de la angustia que sufría Unamuno y también mostrar la

relación que tienen acerca de la fe. La autora Adriana Figueroa, en su libro

Conociendo a los grandes filósofos nos dice sobre Kierkegaard:

Su filosofía surge como una rebelión contra la sistematización de Hegel, quien dejaba

al individuo sin ninguna importancia, recordemos que, según él, lo particular podía ser

comprendido solamente en el conjunto y tenía valor únicamente en cuanto

representaba un momento en la manifestación del Infinito. Kierkegaard afirma la

prioridad fundamental del individuo concreto sobre cualquier sistema. Él arremete

contra toda sistematización, pues considera que ellas matan la realidad. La realidad es

siempre concreta, formada por individuos concretos y son ellos quienes necesitan las

respuestas vitales, en una vida que está llena de contradicciones, donde no todo es

racional, sino paradójico. (Figueroa, 2002:215)

Ya hemos visto que al igual que Kierkegaard, Unamuno también habla

del hombre concreto, aquel que sufre, que tiene hambre de la inmortalidad porque

le teme a la muerte y que es también el dueño de su porvenir; sobre este aspecto ya

hemos hablado antes sobre la relación de Unamuno con el existencialismo. Ahora,

hablaremos sobre la relación que existe en lo que se refiere a la sistematización de

la fe y Unamuno nos dice lo siguiente: "La institución cuyo fin primordial es

proteger esa fe en la inmortalidad personal del alma es el catolicismo; pero el

catolicismo ha querido racionalizar esa fe haciendo de la religión teología, queriendo

dar por base a la creencia vital una filosofía y una filosofía del siglo XIII"

(Unamuno, 1985:69). Se puede ver claramente cómo ambos critican la

racionalización de la fe. También nos explica la autora Figueroa acerca de la fe de

Kierkegaard, que ambos tienen una cierta similitud con respecto a la fe, en lo que se

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refiere al salto sobre lo racional como dice a continuación: "Ésa es la fe, la que está

basada en el salto por sobre la razón, asumiendo el riesgo que este salto implica"

(Figueroa, 2002:215).

En Unamuno pasa exactamente lo mismo con el salto de fe; el autor ve que

el hombre tiene opción de elegir libremente y este hambre de inmortalidad por

querer seguir viviendo hace que Unamuno tome la opción irracional de la fe en vez

de la razón porque sabe que la fe es la única que nos puede asegurar la inmortalidad

como comenta Abellán a continuación: "Esta posición aplicada a la fe, le lleva a

creer en la inmortalidad personal, necesidad surgida de las más hondas entrañas de

Unamuno, en contra de lo que afirma la razón" (Abellán, 1964:69). En su libro Del

sentimiento trágico de la vida, Unamuno nos menciona tres opciones de

sentimientos ante la muerte: "a) o sé que me muero del todo y entonces la

desesperación irremediable, o b) sé que no muero del todo, y entonces la

resignación, o c) no puedo saber ni una cosa ni otra cosa, y entonces la resignación

desesperada, o una desesperación resignada, y la lucha" (Unamuno, 1985:50). Con

esta cita queda claramente expuesta la angustia que siente Unamuno ante el

pensamiento de que no hay vida después de la muerte. Por lo que hemos investigado

sobre la fe del autor, al parecer Unamuno optó por la alternativa "c", una

desesperación resignada y una lucha constante entre su fe y su razón, pensamiento

por el que también optó el filósofo Pascal. Sobre este pensamiento pascaliano,

Unamuno hace mención en su libro La agonía del cristianismo: "El pobre Blaise

Pascal buscaba una creencia útil que la salvara de su razón. Y la buscaba en la

sumisión y en el hábito" (Unamuno, 1945b:900).

2.3 Pascal y Unamuno

El pensamiento filosófico de Unamuno tiene una gran afinidad con los pensamientos

del filósofo francés Blaise Pascal. Unamuno se siente identificado con Pascal porque

ambos tuvieron un camino similar con respecto a la fe. La autora María de la

Concepción de Unamuno, en su libro Miguel de Unamuno y la cultura francesa nos

comenta que Unamuno y Pascal, después de dedicarse un tiempo al pensamiento

racional se vuelven contra la razón y toman el camino de la fe en búsqueda del

verdadero Dios como lo comenta en esta cita: "Para Unamuno la única vía para

llegar a Dios es la del sentimiento; creer en Dios es desear que haya Dios,

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convergiendo en este aspecto absolutamente con Pascal" (De Unamuno, 1991:169)

También nos menciona la autora, que ambos convirtieron el sentimiento de la

incertidumbre en una vía de consuelo: "Durante su atormentada vida, lo mismo que

Pascal [...], nuestro autor busca ansiosamente la fe, logra instalarse en el conflicto,

encontrando al fin el consuelo en esa fe hecha de desesperación y de duda, que él

denomina "la salvadora incertidumbre" (De Unamuno, 1991:169). Teoría que

también compartió Kierkegaard a través de la angustia. También el autor Miguel

Ángel Núñez Rivero ha hecho un estudio comparativo acerca de los pensamientos

de Unamuno y Pascal y nos comenta:

Don Miguel no puede por menos de asombrarse ante la figura de un Pascal que ha

abandonado su primitiva intención científica para consagrarse a la fusión con lo divino

en el corazón a través de breves pensamientos y pequeñas oraciones. Unamuno

interpreta esa postura como la prueba de que se hace preciso despreciar el racionalismo

como vía para el conocimiento de Dios; a partir de la actitud de Pascal se hace

necesario entablar una guerra contra la lógica en la que sólo puede haber un vencedor:

la razón o la vida. (Núñez Rivero, 1985)

Al igual que Pascal, Unamuno también quiso acercarse a Dios

tratando de alejarse de la razón porque ambos se dieron cuenta de que por querer

racionalizar a Dios, se fueron alejando de él y se dan cuenta que la razón al final no

les puede dar las respuestas a sus dudas existenciales porque la razón no entiende la

fe, como dice la autora María de la Concepción de Unamuno: "Unamuno y Pascal,

recurren al corazón, a la vía cordial, capaz de alumbrar razones inaccesibles a la

razón" (De Unamuno, 1991:164). Esta paradoja, que la razón no puede dar

respuestas a estas dudas existenciales es de donde nace entonces este sentimiento de

dolor, de angustia y de congoja que hace que despierte la necesidad de acercarse a

Dios y sentir la importancia que tiene éste en la vida. Es entonces como dicen Pascal

y Unamuno cuando comienza el sentimiento trágico de la vida, la lucha constante

entre la fe y la razón por la búsqueda de Dios para alcanzar la inmortalidad como

veremos a continuación en el análisis sobre el pensamiento del autor.

3. ANÁLISIS

3.1 La lucha entre la fe y la razón

En muchas de las obras de Unamuno, se puede ver la preocupación sobre el tema de

la fe y la razón, como vemos en su libro Del sentimiento trágico de la vida: "Y la

trágica historia del pensamiento humano no es sino de una lucha entre la razón y la

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vida, aquella empeñada en racionalizar a esta haciéndola que se resigne a lo

inevitable, a la mortalidad" (Unamuno, 1985:114). Según el autor, la lucha que

existe entre ellas es un sentimiento trágico porque la fe vive de la esperanza de la

vida eterna y la razón se la niega. Esta lucha en la vida, hace que el autor piense que

el hombre no vivirá tranquilo debido a las constantes dudas que tendrá acerca de su

existencia, y debido a esta lucha el hombre vivirá una vida de angustias e

incertidumbres como menciona en su libro recién mencionado: "La razón ataca, y la

fe, que no se siente sin ella segura, tiene que pactar con ella. Y de aquí vienen las

trágicas contradicciones y las desgarraduras de conciencia" (Unamuno, 1985:82).

Esta lucha entre la razón y la fe vendría siendo uno de los temas centrales de la

novela San Manuel Bueno, mártir y esto se puede ver claramente en el personaje

don Manuel, que vivía en una constante lucha interna y cuyo corazón quería creer

en la inmortalidad y en Dios pero su razón no lo dejaba, problema que también sufrió

el autor en su vida. Sobre su lucha interior, menciona en su libro Diario Íntimo: "Al

rezar reconocía con el corazón a mi Dios, que con mi razón negaba" (Unamuno,

1970:23).

Con respecto a la vida del autor, Unamuno tuvo mucho interés en todo lo

relacionado con el racionalismo, pero después de sus crisis, su gran interés pasó a

ser todo lo relacionado con Dios y la inmortalidad como veremos más adelante en

los apartados de los temas ya mencionados. Unamuno pensaba que los seres

humanos necesitan la esencia de Dios para poder subsistir y la inmortalidad como

sustento para seguir viviendo y este pensamiento lo reflejó Unamuno a través del

cura. Don Manuel quería que su pueblo viviera en fe para que fueran felices, como

dice en esta cita: "Yo estoy para hacer vivir a las almas de mis feligreses, para

hacerles felices, para hacerles que se sueñen inmortales y no para matarlos"

(Unamuno, 2011:143). Unamuno también pensaba que la razón no dejará creer

plenamente, ya que la razón duda, cuestiona y nos aleja de la fe, como menciona

aquí: "Y es que al Dios vivo, al Dios humano, no se llega por camino de razón, sino

por camino de amor y de sufrimiento. La razón nos aparta más bien de Él"

(Unamuno, 1985:153). Unamuno quiso mostrarnos que en la vida debemos saber

pactar con estos sentimientos porque son importantes para poder conciliar las dudas

acerca de la vida: "La razón y la fe son dos enemigos que no pueden sostenerse el

uno sin el otro. Lo irracional pide ser racionalizado, y la razón sólo puede operar

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sobre lo irracional. Tiene que apoyarse uno en otro y asociarse. Pero asociarse en

lucha, ya que la lucha es un modo de asociación" (Unamuno, 1985:111). Lo que

quiere decir Unamuno, es que la razón y la fe son necesarias para el ser humano y

que necesitamos esta lucha para encontrar el sentido de nuestra existencia.

José Luis Abellán nos muestra en su libro Miguel de Unamuno a la luz de

la psicología, una carta que Unamuno le escribió a su amigo Clarin mencionándole

sobre su tiempo de infancia religiosa y la pérdida de su fe:

Hace tiempo que tengo proyecto de escribir un cuento que se reduzca a esto: llega

a Madrid un muchacho llevando en su alma una honda educación religiosa y

sentimientos de delicada religiosidad; bajo una capa protectora que le aisla de cierto

ambiente se robustecen sus sentimientos morales de profunda seriedad de la vida,

y le llega un día en que no necesitando de la cubierta y resultando pequeña ésta, la

rompe. (Abellán, 1964:28)

Como menciona Abellán, fue en el tiempo de universidad cuando el autor entró en

una etapa filosófica donde comenzó a cuestionarse sobre la vida y pensó que todas

sus dudas e inquietudes las podía resolver a través de la razón, pensamiento que al

final lo llevó alejarse de Dios como nos explica Abellán en esta cita: "En puro querer

racionalizar su fe la pierde (así me sucedió), como lleva a Dios en la médula del

alma no necesita creer en él" (Abellán, 1964:28). Es entonces, en la crisis de 1897,

cuando Unamuno quiere retomar la fe perdida y en este periodo de escepticismo es

cuando el autor comienza su gran lucha entre la fe y la razón, como menciona a

continuación:

Pero al ir hundiéndome en el escepticismo racional de una parte y en la desesperación

sentimental de otra, se me encendió el hambre de Dios, y el ahogo de espíritu me hizo

sentir con su falta, su realidad. Y quise que haya dios, que exista dios. Y Dios no existe,

sino que más bien sobreexiste, y está sustentando nuestra existencia existiéndonos.

(Unamuno, 1985:154)

En esta cita, Unamuno nos muestra cómo nace la angustia y la

necesidad de creer en Dios a través del escepticismo y que este escepticismo fue su

medio de lucha para cuestionar y confrontar su razón como nos explica aquí: "Y ese

escepticismo salvador de que ahora voy a hablaros, ¿puede decirse que sea la duda?

Es la duda, sí, pero es mucho más que la duda. [...] Esta otra duda es una duda de

pasión, es el eterno conflicto entre la razón y el sentimiento, la ciencia y la vida, la

lógica y la biótica" (Unamuno, 1985:108-109). En su último tiempo de vida,

Unamuno hizo todo lo posible por recuperar su fe porque quería creer en Dios, hasta

sacrificaba su razón si era necesario, como lo comenta en su libro Diario Íntimo:

"¿Tendré que sacrificar mi razón al cabo? Esto sería horrible, pero hágase, Señor, tu

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voluntad, y no la mía. Si la razón me daña, quítame la razón y dame paz y salud

aunque sea en la imbecilidad" (Unamuno, 1970:139). Para Unamuno, la duda era

parte de la fe porque a través de la duda es cuando el hombre toma conciencia de la

vida por buscar y encontrar la verdad de Dios.

3.2 El Dios de Unamuno

Según lo leído en algunas obras del autor, Unamuno estaba constantemente

cuestionándose y luchando en torno a sus dudas existenciales y la necesidad de creer

en Dios como lo dice en esta cita: "Y me pasaré la vida luchando con el misterio y

aun sin esperanza de penetrarlo, porque esa lucha es mi alimento y es mi consuelo.

Sí, mi consuelo" (Unamuno, 1945:368). Unamuno sufría por creer en Dios porque

pensaba que era el único que podía asegurar la inmortalidad que es el consuelo de

la vida, según el autor. Este sufrimiento por creer y encontrar a Dios se pudo sentir

en el cura como lo comenta Ángela en su memoria: "Y cuando el sermón de Viernes

santo clamaba aquello de «¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado? »,

pasaba por el pueblo todo un temblor hondo como sobre las aguas del lago en días

de cierzo de hostigo" (Unamuno, 2011:121). En esta mención del Evangelio de San

Marcos, se pudo sentir claramente que era el dolor del cura que le salía del alma por

encontrar la fe en Dios.

Unamuno luchó por los misterios de la vida y a través de sus obras quiso

despertar, o más bien quiso hacer partícipes a sus lectores para que se unieran a esta

lucha por encontrar a Dios, el Dios que se encuentra en el alma y que brota a través

del sentimiento del amor. Esto lo comenta el autor en su libro Del sentimiento

trágico de la vida: "Y se crea a Dios, es decir, se crea Dios a sí mismo en nosotros

por la compasión, por el amor. Creer en Dios es amarle y tenerle con amor, y se

empieza por amarle aun antes de conocerle, y amándole es como se acaba por verle

y descubrirle en todo" (Unamuno, 1985:172). La idea de Unamuno es que se busque

al Dios del amor que existe en el alma porque es el Dios que nos hace actuar. No es

el Dios sólo de dogmas como nos han enseñado, sino más bien un Dios activo, un

Dios que actúa como dice en esta cita: "Y es que Dios no puede ser porque piensa

sino porque obra, porque crea; no es un Dios contemplativo, sino activo" (Unamuno,

1985:151). Esta frase puede explicar en parte lo que le pasó a Unamuno y al cura

son Manuel que empezaron a obrar por el bien de la humanidad, sin darse cuenta

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que en el fondo son obras de Dios como se ha comentado en citas anteriores.

También en esta cita se refleja la personalidad de don Manuel como nos comenta

Ángela: "Su vida era activa y no contemplativa, huyendo cuanto podía de no tener

nada que hacer" (Unamuno, 2011:124)

Este Dios activo también está en todas partes especialmente en el alma y

según Unamuno nace a través de la voluntad de querer creer en Dios y el deseo de

que él exista, como dice en esta otra cita: "Y este Dios, el Dios vivo, tu Dios, nuestro

Dios, está en mí, está en ti, vive en nosotros, y nosotros vivimos, nos movemos y

somos en Él. Y está en nosotros por el hambre que de Él tenemos, por el anhelo,

haciéndose apetecer" (Unamuno, 1985:161). En la novela don Manuel comenta

sobre este Dios a la madre de Ángela antes de morir: "Dios, hija mía, está aquí como

en todas partes, y lo verá usted desde aquí. Y a todos nosotros en Él, y a Él en

nosotros" (Unamuno, 2011:139). Según Unamuno, no se cree en Dios porque se

tiene pruebas, sino más bien se cree en él porque más bien se quiere creer en él y a

través de esto, nace un sentimiento especial que se ve expresado a través de las obras

como se pudo ver a través de las obras de don Manuel: "Trabajaba también

manualmente, ayudando con sus brazos a ciertas labores del pueblo. En la temporada

de trilla íbase a la era a trillar y aventar, y en tanto, aleccionaba o distraía a los

labradores, a quienes ayudaba en estas faenas” (Unamuno, 2011:125). Según el

autor, Dios se hace presente a través de los buenos sentimientos y las buenas

acciones:

Creer en Dios es anhelar que le haya y es además conducirse como si le hubiera; es

vivir de ese anhelo y hacer de él nuestro íntimo resorte de acción. De este anhelo o

hambre de divinidad surge la esperanza; de ésta, la fe, y de la fe y la esperanza, la

caridad; de ese anhelo arrancan los sentimientos de belleza, de finalidad, de bondad.

(Unamuno, 1985:166)

En esta frase se puede ver que según Unamuno Dios no es cosa de sólo llegar y creer

en él, sino más bien hay que anhelarlo, luchar por encontrarlo a través de la bondad

porque de esta manera se llegará a sentir su presencia. Unamuno nos comenta en su

libro Diario Íntimo que él también luchó por ayudar a su gente: "Mi labor anónima

en La lucha de Clases, esa constante propaganda por el socialismo elevado, noble,

caritativo, esa campaña sin pensar en mí, ocultándome, esa campaña ha sido una

bendición para mi alma” (Unamuno, 1970:144). Se puede ver la similitud entre el

autor y el cura que tuvieron una vida activa de caridad por su pueblo.

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3.3 La caridad de Dios a través del dolor y la congoja

Sobre el tema del amor, Unamuno nos muestra la importancia que tiene el amor en

nuestras vidas porque para el autor es el sentimiento que nos lleva a actuar por el

bien de la humanidad. Este amor al que se refiere Unamuno es lo que llamamos

caridad. Lo importante de este amor es que se basa en los buenos valores donde hace

actuar y obrar por el bien de los demás, y a través de estas obras y acciones es como

Dios según Unamuno se revela en la vida. En su libro Del sentimiento trágico de la

vida está la siguiente cita donde el autor habla acerca de este sentimiento: "Esta otra

forma del amor, este amor espiritual, nace del dolor, nace de la muerte del amor

carnal; nace también del compasivo sentimiento de protección que los padres

experimentan ante los hijos desvalidos" (Unamuno, 1985:129). Este pensamiento

del autor, se puede reflejar en el amor que sentía el cura por su pueblo, un amor

espiritual, de compasión y de protección. Este amor que sentía el cura, lo comenta

el personaje Ángela en su memoria: "Y ¡cómo quería a los suyos! Su vida era

arreglar matrimonios desavenidos, reducir a sus padres hijos indómitos o reducir

padres a sus hijos, y sobre todo consolar a los amargados y atediados y ayudar a

todos a bien morir" (Unamuno, 2011:119). En esta cita se puede ver cómo el cura se

entregó de cuerpo y alma a su pueblo por el amor que sentía hacia su gente.

En su libro Del sentimiento trágico de la vida, Unamuno nos explica cómo

nace este amor espiritual, que realmente nace a través del dolor, un dolor profundo

que llega hasta el fondo del alma. Según el autor, muchas veces este dolor viene por

haber sentido la nada que nos lleva a la angustia pero al mismo tiempo este

sentimiento hace que tomemos conciencia de la vida: "Y así ocurre también con el

dolor espiritual, con la angustia, pues no nos damos cuenta de tener alma hasta que

esta nos duele. Es la congoja lo que hace que la conciencia vuelva sobre sí"

(Unamuno, 1985:186). Este sentimiento de la nada, nos provoca un gran cambio

como menciona el autor: "Si la nada me aterra he de aprender a conocer mi propia

nada para aterrarme de mí mismo, y ponerme a labrar en mí el hombre nuevo, el de

la gracia, el del ser" (Unamuno, 1970:88). Este sentimiento de congoja, lo sintió el

cura y también Unamuno tras haber perdido la fe y dudar sobre la vida eterna. El

cura no hablaba de sus dudas existenciales pero sí se pueden sentir al leer la historia

como dice esta cita: " Y sobre todo cuando hablaba al pueblo del otro mundo, de la

otra vida, tenía que detenerse a ratos cerrando los ojos" (Unamuno, 2011:152). En

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esta cita, se puede sentir la duda y la angustia del cura por no estar seguro de la

inmortalidad.

Unamuno nos habla en su libro Del sentimiento trágico de la vida, de que

hay que sentir el fondo del abismo para volver a renacer como un nuevo ser, y el

sentir "la nada" hace que despierte este nuevo amor que según Unamuno existe en

nuestro interior, en nuestro corazón, que nos hace sentir compasión por la vida y por

los demás:

Amar en espíritu es compadecer, y quien mas compadece más ama. Los hombres

encendidos en ardiente caridad hacia sus prójimos, es porque llegaron al fondo de su

propia miseria, de su propia aparencialidad, de sus naderías, y volviendo luego sus ojos

así abiertos, hacia sus semejantes, los vieron también miserables aparenciales,

anonadables, y los compadecieron y los amaron. Unamuno, 1985:130)

En esta cita del autor, también se refleja claramente los sentimientos del cura, que a

través de sus sufrimientos y angustias le nació a don Manuel este amor de caridad y

de compasión. El cura quería hacer feliz a su gente a través de la fe, aunque él no

estuviese seguro de ello: "Lo primero - decía - es que el pueblo esté contento, que

estén todos contentos de vivir. El contentamiento de vivir es lo primero de todo"

(Unamuno, 2011:127). Unamuno nos dice a continuación, que a través del dolor es

como realmente nos damos cuenta de la realidad de la vida: "El dolor es la sustancia

de la vida y la raíz de la personalidad, pues sólo sufriendo se es persona. Y es

universal, y lo que a los seres todos nos une es el dolor, la sangre universal o divina

que por todos circula" (Unamuno, 1985:181). Según Unamuno, el dolor también es

un sentimiento universal, un sentimiento que une igual que el amor. También nos

dice el autor que es la manera de llegar a amarnos y conocernos mejor porque el

sufrimiento nos une:

Porque los hombres sólo se aman con amor espiritual cuando han sufrido juntos un

mismo dolor, cuando araron durante algún tiempo la tierra pedregosa unidos al mismo

yugo de un dolor común. Entonces se conocieron y se sintieron, y se consintieron en

su común miseria, se compadecieron y se amaron. (Unamuno, 1985:129)

También dice que cuando realmente se sufre, es cuando ocurre un gran

cambio en nuestra persona, en nuestro ser: "El dolor nos dice que existimos, el dolor

nos dice que existen aquellos que más amamos; el dolor nos dice que existe y que

sufre Dios; pero es el dolor de la congoja, de la congoja de sobrevivir y ser eternos"

(Unamuno, 1985:182). El sufrimiento según Unamuno nos hace cambiar nuestra

manera de ser y puede que esto explique la razón del porqué don Manuel se hizo

cura sin creer, como nos cuenta Ángela: "Decíase que había entrado en el seminario

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para hacerse cura, con el fin de atender a los hijos de una hermana recién viuda"

(Unamuno, 2011:119). Don Manuel sintió el gran sufrimiento de su hermana y por

compasión a ella, se convirtió en padre espiritual para sus sobrinos.

Sobre el tema de la congoja, Unamuno se refiere a ésta al hablar del tema

de la muerte y la inmortalidad; cuando se siente la angustia de dejar de existir para

siempre. Este sentimiento de la congoja, hace que el hombre tome conciencia de su

vida a través de sus sufrimientos y empiece a acercarse a Dios como nos dice el

autor: "la congoja nos descubre a Dios y nos hace quererle. Creer en Dios es amarle,

y amarle es sentirle sufriente, compadecerle" (Unamuno, 1985:182). Unamuno

sufrió la pérdida de su hijo Raimundo a temprana edad. Éste fue uno de los motivos

de su angustia e hizo que el autor se cuestionara sobre los misterios de la vida.

Ricardo Gullón, autor del libro Autobiografía de Unamuno nos comenta sobre este

suceso: "Unamuno tuvo un hijo hidrocéfalo, Raimundín y esta cruel jugada del

destino le hizo sufrir y le incitó a preguntarse ¿por qué?" (Gullón, 1964:345).

También este dolor y preocupación por la muerte de un niño, se refleja en el cura

don Manuel y esto lo comenta Ángela en su memoria: "Un niño que nace muerto o

que se muere recién nacido y un suicidio - me dijo una vez - son para mí de los más

terribles misterios: ¡un niño en cruz!" (Unamuno, 2011:126).

Para el cura era importante que su gente tuviera fe porque al menos no

sufrirían la congoja de la muerte porque tienen el consuelo de la vida eterna. El tema

de la inmortalidad en la vida de Unamuno fue muy importante y esto se pudo ver en

la novela.

3.4 La inmortalidad en Unamuno

En muchas de las obras de Unamuno se menciona el problema de la perduración

humana y el problema de la muerte, si hemos de morir para inmortalizarnos o

dejamos de existir para siempre. Julián Marías, un distinguido filósofo y ensayista,

hizo algunos estudios sobre el tema de la inmortalidad en Unamuno y ha comentado:

"Unamuno ha sentido y hecho sentir, tal vez como nadie, la inminencia de este

problema" (Marías,1943:21). Lo que realmente pretendía Unamuno, era encontrar

las respuestas a sus dudas para así encontrarle sentido a la vida después de la muerte,

como dice en esta cita:

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¿Por qué quiero saber de donde vengo y adónde voy, de dónde viene y adónde va lo

que me rodea, y qué significa todo esto? Porque no quiero morirme del todo, y quiero

saber si he de morirme o no definitivamente. Y si no muero, ¿qué será de mí?; y si

muero, ya nada tiene sentido. (Unamuno, 1985:50)

Para Unamuno era importante saber de dónde venimos y a dónde

vamos porque si no tenemos estas respuestas, viviremos en un mundo de angustias

pensando que somos de la nada. Aquí se puede ver el gran problema que sufría el

cura don Manuel y el propio autor que vivieron angustiados por no tener una

respuesta racional a sus dudas existenciales, como siente el cura en esta cita: " «Creo

en la resurrección de la carne y la vida perdurable» la voz de Don Manuel se

zambullía, como en un lago, en la del pueblo todo, y era que él se callaba"

(Unamuno, 2011:123). El cura no habla aquí de su duda pero al callar, hace sentir

que no está seguro de lo que está diciendo sobre la resurrección del hombre porque

según la novela, el cura dudaba sobre el tema de la inmortalidad. Unamuno también

se cuestionaba y se preocupaba mucho acerca del destino del hombre, como se ve

en su ensayo Soledad: "La cuestión humana es la cuestión de saber qué habrá de ser

de mi conciencia, de la tuya, de la del otro y la de todos, después que cada uno de

nosotros muera” (Unamuno, 1945: 884). Unamuno y el cura vivieron angustiados

por cuestionarse demasiado los misterios de la vida, y por querer razonar la fe, al

final la fueron perdiendo.

Según su biografía, fue la crisis espiritual de 1897 la que le acrecentó el

hambre por la inmortalidad y este pensamiento lo atormentó hasta su muerte. Esta

preocupación por la inmortalidad fue para Unamuno casi una obsesión porque su

razón lo condenaba a la mortalidad pero su corazón quería seguir viviendo: "No

quiero morirme, no; no quiero, ni quiero quererlo; quiero vivir siempre, siempre, y

vivir yo, este pobre yo que me soy y me siento ser ahora y aquí, y por esto me tortura

el problema de la duración de mi alma, de la mía propia" (Unamuno, 1985:61).

Unamuno era un hombre racional y se dio cuenta que la razón no tenía respuestas a

los temas de la fe y la inmortalidad y muchas veces hasta la razón se oponía como

lo comenta aquí: "Por cualquier lado que la cosa se mire, siempre resulta que la

razón se pone enfrente de ese nuestro anhelo de inmortalidad personal, y nos lo

contradice. Y es que en rigor la razón es enemiga de la vida. Es una cosa terrible la

inteligencia" (Unamuno, 1985:94). Al final tanto el cura como Unamuno tuvieron

que optar por el camino de la fe porque era lo único que podía satisfacer sus deseos

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de vivir para siempre. Por lo menos se tiene la esperanza de la inmortalidad,

pensamiento que abarca gran parte de la novela como explica don Manuel a Ángela:

Y esto hace la Iglesia, hacerlos vivir. ¿Religión verdadera? Todas las religiones son

verdaderas en cuanto hacen vivir espiritualmente a los pueblos que las profesan, en

cuanto les consuelan de haber tenido que nacer para morir, y para cada pueblo la

religión más verdadera es la suya, la que le ha hecho. ¿Y la mía? La mía es consolarme

en consolar a los demás, aunque el consuelo que les doy no sea el mío. (Unamuno,

2011:143)

3.4.1 La inmortalidad en la fama

Unamuno buscó en su vida respuestas para superar la idea de la muerte y buscó la

manera de poder perdurar en el tiempo a través de sus obras. Una manera de perdurar

en la vida es nuestra memoria que quedará en nuestra descendencia a través de los

recuerdos. También está la inmortalidad que garantiza la fe a través de Dios, y por

último está la fama, que es dejar obras en la vida y a través de éstas ser recordados

a través del tiempo como menciona Unamuno en su ensayo De mi vida:

Lo objetivo será la obra que lleve a cabo cualquier investigador que dentro de

cincuenta, de cien o doscientos años haga un trabajo sobre mí y la de España de mi

tiempo, dilucidando lo que debo a ésta, y lo que ella - que algo será - me debe, y mis

orígenes espirituales y mi ambiente. (Unamuno. 1979a:76)

En sus obras se puede ver el gran anhelo que tenía Unamuno de

inmortalizarse, y se puede decir que encontró el camino a través de sus obras. Él

sabía que sus pensamientos quedarían en el tiempo, que las futuras generaciones

hablarían de él y que no pasaría al olvido como lo comenta en su libro La agonía

del Cristianismo: "La inmortalidad del alma es algo espiritual, algo social. El que

hace un alma, el que deja una obra, vive en ella y con ella en los demás hombres, en

la humanidad tanto en cuanto ésta viva. Es vivir en la historia” (Unamuno,

1945b:947). La inmortalidad en la fama, también se puede ver en la novela cuando

Ángela habla sobre la posible beatificación del cura: "Ahora que el obispo de la

diócesis de Renada, a la que pertenece esta mi querida aldea de Valverde de Lucerna,

anda, a lo que se dice, promoviendo el proceso para la beatificación de nuestro don

Manuel" (Unamuno, 2011:116). Esta beatificación se debe a las buenas obras que

hizo el cura cuando estaba en vida, y luego con el tiempo siguió su recuerdo en la

mente y en el corazón de su pueblo; él dejó una historia en Valverde de Lucerna.

En lo que se refiere a las obras del pasado, podemos darnos respuestas de

porqué Unamuno usaba en sus trabajos tantas citas de personajes históricos. El autor

Julián Marías ha hecho algunos comentarios al respecto: "Unamuno se vuelve

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repetidas veces a las obras de aquellos otros hombres que han abordado esos mismos

temas, y que son, a veces hombres religiosos, a veces teólogos, principalmente

filósofos" (Marías, 1943:14). Se puede ver en sus obras que usaba las citas como

apoyo para poder afirmar o contradecir sus pensamientos pero también se puede ver

que el autor quería mostrar la gran importancia que han tenido estos hombres a

través de la historia, hombres que no han sido olvidados porque están inmortalizados

en sus obras, como comenta Marías en su libro Miguel de Unamuno: "Los cita, sí,

para apoyarse en ellos, pero no lógicamente, sino de un modo vital: para hacer que

todo lo dicho lo sea por un hombre, en relación con una determinada historia o vida

humana, y además para revivirla” (Marías, 1943:35). Los nombraba para retroceder

en el tiempo como una manera de hacerlos revivir en el presente.

Al final, Unamuno logró su objetivo de inmortalizarse a través de sus obras.

Sobre este logro ha hecho mención el escritor Vicente Marrero en su libro El Cristo

de Unamuno donde dice:

Últimamente hemos visto en España cómo se ha pretendido elevar a Unamuno a la

categoría de símbolo, como si fuese uno de nuestros más profundos pensadores

religiosos, o, por lo menos, a considerarlo como excitador, removedor o gran revulsivo

espiritual que ha llevado a la fe a muchos descarriados. (Marrero, 1960:68)

Como dice esta cita, las obras o la misión de Unamuno no fueron en vano porque al

parecer pasó a ser inmortal en la mente de algunos españoles. Según Marrero hizo

cambiar la fe de algunas personas. Lo mismo le sucedió al cura don Manuel, sus

obras quedaron en el recuerdo del pueblo Valverde de Lucerna y a través de la

beatificación se inmortalizará por siempre. Con este ejemplo Unamuno comprueba

su teoría, que las buenas obras también inmortalizan.

3.5 La religiosidad de Unamuno

De aquellos lectores que han leído obras de Unamuno como la novela San Manuel

Bueno, mártir muchos se preguntarán: ¿Cuál es la religión de Unamuno? Por lo que

se ha leído y se ha estudiado al respecto, al parecer no hay respuesta clara sobre la

religión del autor pero algunos lo han querido clasificar como ateo, luterano,

místico, entre otros. Uno de los autores que se ha cuestionado sobre esta pregunta

ha sido Julián Marías en su libro Miguel de Unamuno: “¿Fue Unamuno de verdad

cristiano, o no pasó de filócristo? Seguramente, ninguna de las dos cosas, porque le

faltó humildad, seríedad radical y, en la última instancia, fe en sentido estricto para

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ser lo primero, y le sobró hondura y espíritu religioso para quedarse en lo segundo”

(Marías, 1943:157). Sobre su religión, el mismo Unamuno responde en su ensayo

Mi religión:

Ésos, los que me dirigen esa pregunta, quieren que les dé un dogma, una solución en

que puedan descansar el espíritu en su pereza. Y ni esto quieren, sino que buscan poder

encasillarme y meterme en uno de los cuadriculados en que colocan a los espíritus,

diciendo de mí: es luterano, es calvinista, es católico, es ateo, es racionalista, es

místico, o cualquier otro de estos motes, cuyo sentido claro desconocen, pero que les

dispensa de pensar más. (Unamuno, 1945:367)

Por lo que se ve en la cita, el problema sobre la religión de Unamuno,

era que él no quería encasillarse en los dogmas religiosos por ser una persona

posiblemente de carácter independiente o rebelde como dice en el ensayo recién

mencionado: " Y yo no quiero dejarme encasillar, porque yo, Miguel de Unamuno,

como cualquier otro hombre que aspire a conciencia plena, soy una especie única"

(Unamuno, 1945:369). Unamuno necesitaba una religión que estuviera acorde con

su personalidad por eso tuvo un pensamiento religioso como el cristianismo pero de

una forma más libre, sin dogmas como lo explica en esta cita: "Tengo, sí, con el

afecto, con el corazón, con el sentimiento, una fuerte tendencia al cristianismo, sin

atenerme a dogmas especiales de esta o de aquella confesión cristiana" (Unamuno,

1945:367).

A continuación Unamuno explica en su libro Del sentimiento trágico de la

vida, que la fe se lleva en el alma y es un sentimiento personal entre uno y Dios:

"Cada cual define la religión según la sienta en sí más aún que según en los demás

la observe, ni cabe definirla sin de un modo o de otra sentirla” (Unamuno,

1985:189). Con respecto a la iglesia, Unamuno también ha hecho algunas críticas

porque pensaba que la iglesia oprime los sentimientos y prohíbe la búsqueda de la

verdad a través de sus dogmas. En su ensayo ¿Qué es verdad? comenta: "Tu fe es

lo que tú crees teniendo conciencia de ello, y no lo que cree tu iglesia. Y tu iglesia

misma no puede creer nada, porque no tiene conciencia personal. Es una institución

social, no una fusión de almas" (Unamuno, 1945d:800). Según Unamuno vivimos

en una religión dogmatizada que no deja ni pensar, ni actuar libremente en lo que se

refiere a la fe, porque según la iglesia no podemos ni dudar ni desconfiar de ella.

Este problema se ve en la novela, cuando el cura comenta que la religión nos

adormece: "Sí, ya sé que uno de esos caudillos de la que llaman la revolución ha

dicho que la religión es el opio del pueblo. Opio...Opio...Opio, sí. Démosle opio, y

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que duerma y que sueñe" (Unamuno, 2011:152). Para el autor, la verdadera religión

es la que lucha por la búsqueda de la verdad como dice en su ensayo Mi religión:

Mi religión es buscar la verdad en la vida y la vida en la verdad, aun a sabiendas de

que no he de encontrarlas mientras viva; mi religión es luchar incesante e

incansablemente con el misterio; mi religión es luchar con Dios desde romper del alba

hasta el caer de la noche como dicen que con Él luchó Jacob. (Unamuno, 1945:366)

En esta cita se puede verificar al menos que Unamuno no era ateo como algunos lo

han clasificado, porque en la cita dice: "Mi religión es luchar con Dios" y por lo que

se ha averiguado acerca de la religiosidad de Unamuno, en ningún momento la ha

negado. Al contrario, en gran parte de sus obras, Unamuno muestra una gran

desesperación por querer creer en Dios.

Hay estudios que dicen que Unamuno era una persona que actuaba como

un religioso. Esto lo comenta el autor Vicente Marrero en su libro El Cristo de

Unamuno, donde escribe: "Unamuno no dejó jamás en toda la vida sus oraciones de

la mañana y de la noche. [...] Unamuno solía llevar siempre consigo, y no se cansó

de repetirlo, un original griego del Nuevo Testamento” (Marrero, 1960:28).

También se sabe que Unamuno tuvo pensamientos de convertirse en cura. Esto lo

comentó en su libro Diario Íntimo: "Tuve un tiempo en que soñé con el claustro,

pero Dios me ha apartado de él, ¡bendito sea! ¡Hágase tu voluntad!" (Unamuno,

1070:58). Esto puede explicar por qué Unamuno escribió un libro acerca de la vida

de un cura, y por qué puso sus más profundos sentimientos en él. El autor Marrero,

también menciona en su libro un posible llamado de Dios, que según Unamuno no

pudo entender debido a que su razón estaba de por medio como dice en esta cita:

"Algo así como si llevase dentro la espina o el resquemor de haber desoído o

traicionado un llamamiento de lo alto, ese algo que él, revolviéndose entre uno y

otro polo intenta resolver ante su conciencia" (Marrero, 1960:41). Esto mismo debe

haberle ocurrido al cura Manuel cuya razón estaba ante la fe.

3.6 La supuesta misión del autor

Como hemos mencionado anteriormente, Unamuno escuchó un llamado de Dios,

pero su razón no lo dejaba creer. Este problema puede hacer que entendamos las

razones de las crisis de angustia del autor. Unamuno sintió un llamado de Dios que

interpretó como una misión y según el autor, la misión era llevar el Evangelio por

el mundo, pero por circunstancias de la vida, no lo efectuó y este hecho lo marcó

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para toda la vida. Hay una carta que Unamuno escribió a su amigo Jiménez Ilundain

en 1898 donde le comenta sobre este suceso y esta carta se encuentra en el libro

antes mencionado:

“¿A dónde iré a parar? No lo sé. Sólo sé que creo haber hallado por ahora mi camino

y que creo "cumplir un deber y una necesidad íntima de mi espíritu a la vez. Hace

muchos años ya, siendo yo casi un niño, en la época en que más imbuido estaba de

espíritu religioso, se me ocurrió un día, al volver de comulgar, abrir al azar un

Evangelio y poner el dedo sobre algún pasaje. Y me salió éste: 'Id y predicad el

Evangelio por todas las naciones”. Me produjo una impresión muy honda; lo interpreté

como un mandato de que me hiciese sacerdote.

“Mas, como ya entonces, a mis quince o dieciséis años estaba en relaciones con la que

hoy es mi mujer, decidí tentar de nuevo y pedir aclaración. Cuando comulgué de

nuevo, fui a casa, abrí otra vez, y me salió este versillo, el 27 del capítulo IX de San

Juan: “Respondióles: Ya os lo he dicho y no habéis atendido, ¿por qué lo queréis oír

otra vez?” No puedo explicarle la impresión que eso me produjo.

“Hoy todavía, después de dieciséis o dieciocho años, recuerdo aquella mañana, solo

en mi gabinete. En mucho tiempo repercutió la sentencia en mi interior y el recuerdo

de aquellas palabras me ha guiado siempre. Lo he contado varias veces a mis amigos,

explicándolo de un modo o de otro, pero siempre he llevado grabado en el alma este

suceso. Y cuando hace un año (se refiere a su célebre crisis de 1897, clave fundamental,

como ha visto la crítica más reciente, para entender toda su obra) sentí una súbita visita

aquellos sobresaltos e inquietudes, resurgió con nueva fuerza en mi alma el recuerdo

de esa extraña experiencia de mi juventud.

“Ahora que he entrado en relativa calma es cuando creo que voy rehaciéndome

interiormente, merced a la razón práctica, al corazón, que edifica sobre las ruinas que

la razón teórica acumuló”. (Marrero, 1960: 38)

Es lógico que la conciencia de Unamuno no haya quedado tranquila después de este

acontecimiento porque fue una situación difícil de entender y difícil de olvidar, ya

que su corazón le dictaba una cosa y la razón le decía otra. Se puede ver que en sus

últimos años de vida, Unamuno quiso retomar lo que su corazón le dictaba y se

dedicó a la supuesta misión de Dios, pero esta misión de llevar el Evangelio el autor

la llevó a sus lectores a través de sus obras, como dice en esta cita: "Esos salmos de

mis Poesías, con otras varias composiciones que allí hay, son mi religión cantada, y

no expuesta lógica y razonadamente. Y la canto, mejor o peor, con la voz y el oído

que Dios me ha dado, porque no lo puedo razonar" (Unamuno, 1945:370). La misión

de Unamuno se trata de ayudar y guiar a sus lectores para que tomen conciencia de

la existencia humana como lo menciona en su ensayo El dolor de pensar: "Si

pudiera, mi mayor placer sería imbuirte la duda de tu propia existencia real y

sustancial. Porque sé que sólo empezarás a vivir de veras una vida que merezca la

pena de ser vivida" (Unamuno, 1979b:107). Unamuno quiere a que través de la fe

se unan a la lucha por encontrar la verdad de la vida, opina que hay que despertar

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nuestras almas dormidas para que actuemos por el bien de todos como dice en el

ensayo Mi religión:

Y lo más de mi labor ha sido siempre inquietar a mis prójimos, removerles el poso del

corazón, angustiarlos, si puedo. [...] Que busquen ellos, como yo busco; que luchen

como lucho yo, y entre todos algún pelo de secreto arrancaremos a Dios, y, por lo

menos, esa lucha nos hará más hombres, hombres de más espíritu. (Unamuno,

1945:369)

Al final se ve que Unamuno tenía muy claro el propósito de su misión,

que consistía en inquietar las almas de sus lectores a través de sus obras, para que

estos busquen y encuentren el "secreto de Dios" que existe en el alma de cada uno

de nosotros, como lo menciona en su ensayo El secreto de la vida:

Dios planta un secreto en el alma de cada uno de los hombres, y tanto más hondamente

cuando más quiere a cada hombre; es decir, cuanto más hombre le haga. Y para

plantarlo nos labra el alma con la afilada laya de la tribulación. Los poco atribulados

tienen el secreto de su vida muy a flor de tierra, y corre riesgo de no prender bien en

ella y no echar raíces, y por no haber echado raíces no dar ni flores ni frutos.

(Unamuno, 1945a:81)

Unamuno nos muestra en la cita, la importancia que tiene "el sufrimiento" en la vida;

a través del sufrimiento se fortalece la fe de Dios y es la manera como se da frutos

en la vida, en el sentido de actuar y obrar para mejorar la existencia. Es como la vida

del cura San Manuel donde su semilla echó raíces y frutos en el pueblo de Valverde.

También nos dice Unamuno que sentir la semilla de Dios, será la manera de

encontrar el sentido a la vida, porque según Unamuno cada alma tiene una misión

en la vida, sólo necesitamos encontrarla como dice en el ensayo ya mencionado:

"Para cada alma hay una idea que la corresponde y que es como una fórmula, y

andan las almas y las ideas buscándose las unas a las otras. Hay almas que atraviesan

la vida sin haber encontrado su idea propia" (Unamuno, 1945a:81).

En fin, leer las obras de Unamuno deja una sensación de angustia e

incertidumbre por querer averiguar más a fondo acerca de los pensamientos del

autor, especialmente cuando se refiere a lo que pasará en el futuro con respecto a la

fe como vemos en su ensayo La Fe: Cristo vino, y viene al alma de cada uno de los

que en él con verdadera fe creen, así reinará el hombre futuro en el alma de cada

uno de sus fieles; viviremos así en el porvenir, y de tanta labor íntima quedará

fecunda huella en la vida cotidiana" (Unamuno, 1945c:263) Como dice esta cita,

Unamuno quiso expresar a través de la misión del cura don Manuel: que llegará el

día que la gente actuará y obrará por el bien de la humanidad porque todos tienen la

misión de mejorar la vida como lo hacía el cura don Manuel.

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4. CONCLUSIÓN

En el presente trabajo hemos podido comprobar el objetivo propuesto: Unamuno

depositó en don Manuel el "sentimiento trágico de la vida", y hemos podido ver

claramente las similitudes del pensamiento de Unamuno con el modo de sentir del

cura. Durante la investigación pudimos ver cómo Unamuno transmite sus más

profundos pensamientos sobre la problemática de la vida, que el hombre ha nacido

para morir, no se tiene respuesta lógica sobre la inmortalidad, que la razón no nos

puede dar el consuelo a este sentimiento trágico y que sólo puede ser resuelto

mediante la fe. Según Unamuno, la fe y la razón no se pueden conciliar porque lo

que se cree por la fe no se puede creer por la razón. La razón no admite aquello que

no se puede conocer o no se puede afirmar con certeza, en cambio la fe se basta a sí

misma, basta con tener fe para poder creer en la vida después de la muerte. En lo

que se refiere a la búsqueda de Dios, según Unamuno no se puede llegar a conocer

a través de la razón y este sentimiento de no poder hallar a Dios produce dolor y

angustia. Este sentimiento era lo que el cura don Manuel pretendía ahorrarle a su

pueblo, por eso él hacía que todos creyeran en Dios.

También se menciona en este trabajo, el tema del amor de Dios, que para

Unamuno es el amor hacia el prójimo, un amor tan fuerte que incluso se llega a

sentir el dolor ajeno. Este amor de Dios es el que hace actuar y obrar por el bien de

la humanidad porque las buenas obras y acciones del hombre son las obras de Dios

que existe en el alma y que brota a través del sufrimiento según el autor. Don Manuel

sería un perfecto ejemplo de aquel que practica el amor de Dios porque el personaje

sufre por los demás y obra por el bien de su pueblo. Con esto también se demuestra

la importancia del sacrificio en la vida para ayudar a mejorar la vida de los demás

como lo hacía don Manuel, que a pesar de tener dudas sobre la religiosidad, jamás

las manifestó en público porque quería evitar el sentimiento trágico de la vida de su

pueblo. Este gesto también lo podemos ver en Unamuno, ya que de cierto modo

Unamuno se dedicó a través de sus obras a despertar la conciencia de sus lectores

para así evitarles el sentimiento trágico que nos otorga la razón al no poder conciliar

con la fe; y como misión intentó en sus últimos años de vida guiar a sus lectores

para que eligieran el camino de la fe como lo hizo el cura con su pueblo.

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También en este trabajo se cuestionó la religiosidad de Unamuno, y como

respuesta obtuvimos que la religión para Unamuno es una religión que no debe ser

teórica sino más bien una religión que se lleve a la práctica a través de las buenas

acciones y los buenos valores, porque a través de la caridad se podrá solucionar

algunos problemas en la vida como se demostró a través de las obras del cura. Según

el autor, los dogmas de la iglesia limitan para encontrar la verdadera fe porque para

Unamuno, la fe se lleva en el alma y es personal entre uno y Dios. En fin, lo que

proponía Unamuno en su novela, era mostrar la importancia de la religión en la vida,

es decir que la religión es la única que nos puede dar respuestas a nuestras dudas

existenciales y nos evitará sentir el sentimiento trágico de la vida. Al final del

estudio, nos hemos dado cuenta de que todas las dudas y contradicciones que sufría

Unamuno sobre la fe, era una manera de fortalecer sus pensamientos para poder

enfrentar a la razón desde la razón. Unamuno pretende acabar con la razón desde la

razón para evitar el sentimiento trágico de la vida, ya que la razón necesita

argumentos para creer en la inmortalidad; en cambio la fe no los necesita. Este tema

es bastante amplio y aquí queda solamente enunciado. Pensamos que debería ser

retomado en una futura investigación.

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