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Secuencia. Revista de historia y ciencias sociales ISSN: 0186-0348 [email protected] Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora México Ramírez Méndez, Jessica Clérigos curas o religiosos doctrineros. La renuncia de los carmelitas descalzos a la parroquia de San Sebastián, 1606 Secuencia. Revista de historia y ciencias sociales, núm. 71, mayo-agosto, 2008, pp. 13-32 Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora Distrito Federal, México Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=319127427002 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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Secuencia. Revista de historia y ciencias

sociales

ISSN: 0186-0348

[email protected]

Instituto de Investigaciones Dr. José María

Luis Mora

México

Ramírez Méndez, Jessica

Clérigos curas o religiosos doctrineros. La renuncia de los carmelitas descalzos a la parroquia de San

Sebastián, 1606

Secuencia. Revista de historia y ciencias sociales, núm. 71, mayo-agosto, 2008, pp. 13-32

Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora

Distrito Federal, México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=319127427002

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Artículos

]essica Ramtrez Méndez

Licenciada en Historia por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. ACtualmente cursa elposgrado en Historia. Se ha interesado en el estudio de la política y el pensamiento religiosonovohispano desde la orden de Nuestra Señora del Carmen .

Resumen

La orden de los carmelitas descalzos en NuevaEspaña fue distinta al resto de las hermandadesmendicantes: admitieron principalmente apeninsulares y, por excepción, a algún criollo;privilegiaron el repliegue interior en lugar de laconvivencia y adocrrinarnienro de los indios ; sudesempeño doctrina! sólo duró de 1586 a ] 607al abandonar la única doctrina que tuvieron, lade San Sebastián; sirvieron sobre todo a penin­sulares, entre otras características. Es por ello ypor su llegada tan tardía a Nueva España -su­cedió en 1585-, que la historiografía ha pre­sentado a los carmelitas al margen de los con-

flictos y de las pretensiones del resto del cleroregular. Más aún, la distancia que se les haatribuido respecto de los intereses de francisca­nos, agustinos, dominicos y jesuitas, ha pro­vocado que se los muesrre como favorables a losproyectos de la Iglesia diocesana. Sin embargo,el abandono de la doctrina de San Sebasrián esun buen ejem plo para mostrar cómo, aunquelos carmeli ras descalzos eran una orden re­formada comandando las pretensiones regias,pugnaron -al igual que las demás órdenes- porno sujetarse a! clero secular, privilegio del quehabían gozado desde su llegada a Indias .

Palabras clave:Carmelitas descalzos, doctrina, clero regular, clero secular, San Sebasrián.

Fecha de recepción:

marzode 2007Fecha de aceptación:junio de 2007

Clerical Priests or Parish Priests Belonging toa Religious Order Barefoot Carmelite Priests'Renunciation of Parish of San Sebastián, 1606

J essica Ramtrez Méndez

O brained a BA in H isrory from rhe UNAM Hum aniries Faculry. Currenrly p ursuing a Masrer 'sdeg ree in H isrory. H as deve loped an interese in che stud y of polirics and N ovo-Hispanic religiousthoug ht [mm rhe time of th e a rde r uf O ur Lady uf Carmen.

Abstraet

T he arder of barefoot Carmelite mo nks in N ewSpain was differenr from rhe rest of th e m endi­canes : they admitted m ainly peni ns u la rSpan iards and occasionally one or rwo Crcoles,T hcy encourag ed contem pl ar ion rarher rha nsocializing and indoctr ina ting Ind ians, wirhrheir doc trinal performance lasrin g onl y from1586 ro 1607, since they aba ndoncd rhe onlydoct rin e th ey had in San Sebasti an, servingmainly pe ninsular Spaniards, among others . Iris for th is reason - and rhe facr th ar rhcy didnor arrive until 1585- that hisroriog raph y hasdep icred th e Car meli res as being unaffecred by

the conflicts and aspirations of the rest uf cheregular clergy. Moreover, rhe disrance rhey arerepured ro h av e had from the inreresrs ofFranciscans, Augusrans, Dorninicans and Jcsuirsmeans rhat rhey have bee n por r rayed as sup­po rcing the projecrs of rhe diocesan church.Nevercheless, their abandonmenr of the doctrineuf San Sebas ria n is a g ood exam ple of how,a l though th e barefoo r Ca rrnel ires were areformed order wi rh sig nificant uspi ra tio ns ,rhey, like rhe orher orders, foughr ro avoid bcingsu bjecred ro th e lay clergy, a privilege rhey hadenjoyed since rheir arrival in America.

Key words:Barefoot carmelires, d octrine, regular clergy, lay clcrgy, Sr. Sebasti an .

Final sub rn ission: Acceptance :

March 2007 June 2007

Clérigos curas o religiosos doctrineros.La renuncia de los carmelitas descalzosa la parroquia de San Sebastián, 1606

Jessica Ramírez Méndez*

L a orden de los carmelitas descalzosen Nueva España fue distinta alresto de las hermandades mendican­

tes:! admitieron principalmente a penin­sulares y, por excepción, a algún criollo;privilegiaron el repliegue interior en lugarde la convivencia y adoctrinamiento delos indios; sirvieron sobre todo a penin­sulares; limitaron los estudios a sus co­legios, destinados exclusivamente a losreligiosos de la provincia y, por último,su desempeño doctrinal sólo duró de 1586a 1607.2

* Agradezco a la docrora lericia Pérez Puenrelas sugerencias y comentarios que hizo a este artículo.

I Las primeras órdenes que se establecieron enNueva España fueron los franciscanos en 1524, a ellossiguieron los dominicos en 1526, los agus tinos en1533 y los jesuitasen 1572. Así, para cuando los car­melitas llegaron en 1585, las basesde la evangeliza­ción regular estaban establecidas, lo mismo que laorganización social y administrativa del virreinato.las órdenes inaugurales de Nueva España se encar­garon, en un primer momenro, de la evangelizaciónde los indios y,más avanzadoel siglo X"', sededicarona su adoctrinamiento, lo cual significó, entre Otras

cosas y en cierta medida, el control de los indígenas,el poder de su fuerza de trabajo, mano de obra y larecolecciún de sus tributos.

2 Sobre la conformación de la orden pueden verseRamos, imagen, 1990; Martínez, GrrJ11, 1985, y"Provincia", 1982 ; Correa, Recnenio, 1998; Victoria ,Carmelitas, 1966 y fray Agustín , Tesoro, 1986.

Debido a ello, Mariano Cuevas anoróque los carmelitas descalzos aparecen ensegundo término respecto de las otrasórdenes que tuvieron a su cargo la evange­lización y estructuración de la Iglesia enlos territorios americanos."

[...J en, relación con el papel que desempe­ñan en nuestra evangelización, cultura yorientación social, aparecen en segundotérmino y con eficacia muy inferior a laejercida por las cuatro órdenes religiosas .Esto se debe a que llegaron cuando ya sehabía llevado a cabo la tarea evangelizadoray porque el estado de los negocios eclesiás­ticos no permitía ya que se encargasen de laadministración parroquial."

Al seguir al padre Cuevas, la historio­grafía ha estudiado a los carmelitas des­calzos desde una perspectiva particular.Lejos del resto de las órdenes mendican­tes, se ha destacado su función de pres­tadores de pasto espiritual." Asimismo,al tiempo que se ha subrayado su papel

.; Cuevas, Historia, 1924 , vol. l.

4Ibid. , p. 317.') Confesaban, predicaban, celebraban misa y

escribían sólo con licencia de los superiores. Marrínez,Gran, 1985, p. 37 .

Secuencia [15] núm . 71, mayo-agosto 2008

místico," se ha privilegiado el estudio dela arquitectura y la estética de sus con­ventos, poniendo especial énfasis en su pa­pel de exponentes del arte novohispano.?

Es cierto que una nueva historiografíahaatendido los aspectos económicos de laorden," no obstante, al ser vistos comoobligados a cumplir con la contempla­ción, se ha presentado a los carmelitascomo al margen de los conflictos y de laspretensiones del resto del clero regular.Más aún, la distancia que se les ha atri­buido respecto de los intereses de francis­canos, agustinos, dominicos y jesuitas, haprovocado que se los muestre como favo­rables a los proyectos de la Iglesia dioce­sana. Así, dice Jonathan Israel:

No significa ningunamaravilla que loscar­melitas se opusieran al marqués de Gelves;pues,al contrario de lasdemás órdenes men­dicantes que operaban en México, casi noposeían bienes inmuebles ni se encargabande parroquias indígenas, por lo que tendíana desaprobar cuantolosotrosfrailes hacían.Durante todo el periodo críticopor el queatravesó lacolonia enelsiglo XVII, los carme­litasapoyaron alclero secular, y en la décadade 1640-1650, [. .. ], se contaron entre losaliados máscercanos al obispo Palafox.?

6 Los ideales contemplativos han sido objeto deEStudiode Báez,Santo, 1981 y de los diversos estudiosintroductorios a las obras de Santa Teresa y San Juande' la Cruz.

7 La arquitectura carmelitana ha sido estudiadapor Eduardo Báez en el estudio introductoria de laobra del carmelita fray Andrés, Obras, 1969 yOrdorika, Convento, 1998.

8 Los aspectos económicos de la orden han sidotratados por García, "Vida", 2002. También, Wobeser,Vida, 2005, y Dommacion, 2003. Martínez, Wobesery Muñoz (coords .), Cofradías, 199tl.

91srael, Razas, 1980, p. 149.

16

La decisión de alejarse de las tareasdoctrinales, aunado a su buena relacióncon el obispo visitador Juan de Palafox,no significó, sin embargo, que la ordendel Carmen estuviese conforme con losintentos de los prelados diocesanos porsubordinar la acción pastoral de las ór­denes religiosas a las estructuras de laIglesia secular. En ese sentido, es objetivode este trabajo mostrar cómo el abando­no de los carmelitas de la única doctrinaa sucargo, no se debió al apoyo de unatendencia secularizadora por la cual losfrailes regresarían a sus tareas primigeniasde misión, contemplación y oración, sinoa que los carmelitas descalzosvieron comoinevitable la sujeción de los frailes doctri­neros a la autoridad diocesana. Se trató,pues, de una actitud de defensa de los pri­vilegios e independencia de la orden asícomo de anticipación ante los intentosde la puesta en práctica de los dictados deTrente.

SAN SEBAST1ÁN A CAMBIO

DE UNA PRETENDIDA INDEPENDENCIA JO

A su llegada a Nueva España en 1585, loscarmelitas descalzos -también llamadoshijos de Santa Teresa-, se instalaron enel palacio del marqués del Valle, desdedonde -según afirma fray Agustín de laMadre de Dios- confesaban, predicabany oraban continuamente."!

10 El único estudio particular con el que contamosde San Sebastián cuando se encontraba en manos delos carmelitas es la tesis de Eleazar, "Papel", 2002.Sin embargo, ella ve que el abandono de la doctrinase debió solamente a que venció la facción contempla­tiva de la orden.

11 Agustín, Tesoro, 1986, p. 38.

JESSICA RAMíREZ MÉNDEZ

En ese mismo año, el arzobispo PedroMoya de Contreras ofreció a los carmeli­tas descalzos darles la ermita dedicada aSan Sebastián, doctrina de indios ubicadaal noreste de la ciudad, con lo cual, alparecer, vio la oportunidad de suavizar unproblema que venía arrastrando añosatrás. 12 La contrariedad que enfrentaba elarzobispo se había desatado en 1571 apropósito de un breve del papa Pío V,porel cualse le daban amplias facultades paradividir en parroquias la administración delos indios de la ciudad de México.

En aquel momento eran cuatro losbarrios de indios de la ciudad con sus res­pectivas ermitas, los cuales habían de­pendido de la capilla de San José , a cargode los franciscanos. Sin embargo, conaquella autorización del papa, Moya deContreras determinó que San Juan (Mo­yodan) quedaría para los franciscanos, SanPablo (Zoquipan) para los agustinos ySan Sebasrian (Arzacualco), en conjuntocon Santa María (Ceupopan), para losdominicos .

Ante esta división los franciscanoscomenzaron una disputa en contra del pre­lado pues consideraron desigual el repar­to. J 3 Por tanto, la decisión de otorgar alos carmelitas la docrrina de San Sebas­tián llevaba la intención de comenzar aequilibrar la división de los territorios,además de sustentarse en la simpatía que

12 Cabe aclarar que dicha ermita estaba dentrode la jurisdicción de la parroquia de Santa Catarina,pero que debido a las licencias dadas por el arzobispo ,los religiosos podían administrar sacramentos . Porello, al romar San Sebastián, los frailes se convirtieronen colaboradores del párroco de Santa Cararina,aunque independientes de las obligaciones que esetenía. Vicroria , Carmelitas, 1966, p. 287.

1} Moreno, Términos, 1982, vol. 22, y Verancurt,Teatro, 1960, p. 124.

CLÉRIGOS CURAS O RELIGIOSOS DOCTRINEROS

Moya de Contreras sentía por la orden.!"aun cuando este siempre había sido unsevero crítico de los mendicantes con elargumento de que significaban una pesadacarga para los indios; J5 de hecho, los cali­ficaba como parásitos ostentosos de lasociedad .l"

Para entender este conflicto por ladivisión de doctrinas, cabe recordar que apartir de la erección de la arquidiócesis deMéxico en 1547, la Iglesia secular em­prendió el lento caminar hacia su fortale­cimiento, nunca lineal, para desempeñarlas actividades que le correspondían. 17

Dicho proceso se venía gestando desde lapenínsula con miras a centralizar el poder,a partir de ciertas normas disciplinares,para lo cual fue pertinente la metamorfo­sis de las estructuras que constituían alreino y sus colonias."

J Ó De hecho cuando Pedro Moya de Contrerasregresó a la península, dio ante el Consejo de Ind iasmuy buenas referencias de la orden carmelitana.Victoria, Carmelitas, 1966, p. 41.

1'5 Las provincias mendicantes en N ueva Españaeran cinco de franciscanos calzados, una de descalzos,cuatro de dominicos, dos de agus tinos y una de car­melitas. Además de ellas existían una provincia depadres mercedarios (no considerados mendicantes enesrricro sentido), tres de hermanos hospitalarios (111­póliros, juaninos y berlern iras) y una de la Compañíade Jesús . Rubial, "Votos", 2002, p. 54 .

1(, Garda, "Vida", 1992, p. 58.17 Respecto a este proceso vcáse P érez, TiemjJ().f ,

2005.'" Estudios contemporáneos han llamado a esta

etapa la edad de las confesiones, la cual remite a laruptura de una religión medieval ecumén ica comouna de las consecuencias del cisma protestante; uncontexro en el que las confesiones (pr incipalmentecatolicismo, luteranismo y calvinismo) tienden aestructurarse como conglomerados homogéneos enel plano de la orrodoxia, en el de las prácricas reli­giosas y de los modelos de comportamiento mediante

17

Precisamente, dentro de los cambiosnecesarios para la centralización se insertóla política religiosa que incluyó la reformadel clero regular y del secular, respaldadapor el Concilio de Trento, así como porlos concilios provinciales posteriores a él.J9

Al clero regular se lo regresaría a las fun­ciones con las que había surgido: una vidahacia el interior del convento, de replieguey oración; se lo reencaminaría hacia lamisión y evangelización de los desconoce­dores de la fe cristiana. Mientras tanto, elotro clero, el secular, sería educado for­malmente para así encargarse del adoctri­namiento entre los neófitos y de la vidaparroquial.

A partir de los reajustes jurídicos e ins­titucionales, los obispos y el clero secularen su conjunto, se vieron beneficiadosparainiciar la transición de un proyecto deIglesia regular a uno secular. Asimismo, lamonarquía emprendió la reforma de lasórdenes tanto para establecer "generalesnaturales", es decir, que la máxima auto­ridad dentro de las órdenes religiosasestuviera a cargo de un súbdito fiel a lamonarquía,2° como parasometer a los con­ventuales y favorecer a los observantes;"

la instrucción e im posición de nuevas normas y Lareafirmación de arras. Borromeo, "Felipe", 1998. l.

lIJ, p . 117. Otro estud io al respecto es el de Boertcher,Confessionalization, 2000.

19 Para ahondar en el tema véase Pérez , "Trenro'',2006.

20 Steggink, Reforma, 1%5, pp. 78-84.21 Los conventuales son los frailes no reformados

y los observantes los reformados. El 13 de marzo de1561 Felipe Il, pot medio de su embajador en Rom a,Francisco de Vargas, cons igu ió el pe rmiso para re­forma r a las órdenes. Apenas a dos meses de la auto­tización, el rey ya había nombrado una junta enMadrid para llevar a cabo la reconstrucción de aquellasórdenes que hubieran degenerado.

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estos últimos más afines al objetivo regiode centralización por el repliegue interioren sus conventos, el desprecio de lo mun­dano, una moralidad intachable, el regre­so a la regla y su actividad siempre pasivaante el poder real, por lo menos en losaspectos legislativos.

Los carmelitas descalzos u observantesnacieron en ese ambiente reformista, y espor ello que se los ha visto como los por­tadores en Nueva España de las líneasesbozadas desde la metrópoli para reaco­modar al clero regular y regresarlo alámbito donde se había desenvuelto -susmonasterios y territorios misionales- hastaantes de que surgiera la necesidad de rea­lizar funciones de adoctrinamienro.F Enese sentido, la cordialidad de Moya deContreras, primer arzobispo pertenecienteal clero secular, hacia la orden del Carmenprobablemente se debió a que concebía alos carmelos como una orden que coman­daba el ideal regio de reforma, pues deacuerdo con su regla el acento de sus acti­vidades estaba en la vida contemplativa yen la misión.

Las diligencias para llevar a efecto lavoluntad del prelado comenzaron en1586. Los indios del barrio así como lacofradía de los cereros, cuyo patrón eraSan Sebastián Mártir y tenía su sede en laermita, consintieron en que los carmelitasse hicieran cargo de ella y de la doctrina."

22 En 1562, con la fundación de San José de caromeliras reformadas, Teresa de Ávila abrazó los obje ­tivos regalistas y emprendió el regreso a los orígenesmediante la renuncia a la reforma inocenciana. Porlos buenos resultados de ese primer recinto y conayud a de fray Juan de la Cruz , el 2H de noviembrede 156H en Duruelo se fundó la rama de los carme­litas reformados, después llamados también descalzos.

23 Al parecer la devoción para con el santo erapopular, especialmente entre los ind ios del barrio, ya

JESSICA RAMíREZ MÉNDEZ

A partir de lo anterior, el marqués deVillamanrique dio licencia el 17 de enerode 1586 y un día después los descalzostomaron posesión de! recinto en manosdel corregidor de la ciudad, Pablo deTorres.e" A la mañana siguiente se orga­nizó una procesión para la colocación delSantísimo -símbolo de tenencia- quepartió desde el convento de Santo Do­mingo; a ella se convocó a las órdenes reli­giosas, a los cabildos seglar y eclesiástico ,a la audiencia, al virrey y al arzobispo.i?

El benefactor principal de los carmeli­tas en San Sebastián y virrey de NuevaEspaña informó al monarca cómo habíaotorgado iglesia a la orden descalza paraque trabajaran con los indios, a la par quealabó sus virtudes.

Al margen de la correspondencia, elconcejo escribió : "que se agradece lo queha hecho e lo continúe, que de ello sumajestad se tendrá por servido" .26 Nuevemeses después, el marqués de Villaman­rique reconoció la labor tan benéfica dedoctrina y predicación llevada a cabo por

que el tercer concilio tecién celebrado señaló el díade San Sebastián como un fiesta de guardar. Victoria,CanndaaJ, 1966,p. 77 .

24 El arzobisp o otorgó la licencia hasta el 26 deenero de 1586. Dice Victoria Moreno -y yo estoyde acuerdo- que aunque la licencia arzobispal llevafecha posterior a la toma de posesión de la ermita,esto no signifi ca --como la reforma ha interpretado­que el arzobispo la diera de mala gana; puede ser quehaya habido sólo un retraso pues como ya comenta­mas, existió siempre el apoyo por parte de Moya deContreras pata con los carm elitas y al parecer fuede él de quien provino la idea de otorgar San Sebas­tián a los descalzos. lbid., p . 73.

25 Agustín , Tesoro, 1986, p. 40.26 Carta del virrey Villarnanrique al rey, 23 de

febrero de 1586, en Archivo General de Indias (enadelante AGI) , México 20, cap. 26.

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los carrnelos" Además, según el virrey,tal era el gusto con e! cual la gente de!pueblo recibió a los nuevos frailes, que encuanto tomaron San Sebasrián y comenza­ron a reparar la ermira que estaba en malascondiciones.:" los indios se ofrecieron aayudarles -aunque tal vez sólo fue partede! sistema del repartimiento

y la ermita que aquí se refiere de San Se­bastián, es la que yo di en nombre de vuestramajestad a los frailes del Carmen y adondeahora están con mucho contento y consueloespiritual de todos los vecinos de aquel baorrio y con beneplácito de los interesados. 29

No obstante lo escrito, en 1592 frayPedro de los Apóstoles se lamentaba delo escaso de las limosnas que recibían, porlo que -según dijo- no habían podidohacer iglesia para poner e! Santísimo Sa­cramento, así como decir los oficios divi­nos con decencia y aún menos edificar unacasa de clausura para los frailes.i" Aunqueestas quejas solían ser parte del discursode los mendicantes, gracias a ellas consi­guieron que el rey pidiera a su represen­tante en el virreinato, proveyera a la orden

27 Carta del virrey Villamanrique al rey, J') denoviembre 1586, en ibid.

2" Los benefactores de esta reedificación fueronDiego Tello Panroja, hombre muy virtuoso y peni­tente que dio más de 20000 pesos. Alonso Arias,armero mayor del rey y arquitecto de esta obra a laque dejó más de 8 000 pesos. Doña Francisca InfanteSarnaniego, señora noble de la provincia de Michoa­cán , mujer de don Diego Fernández de Córdoba,hermano de la marquesa de Villamanrigue y quemurió presidente en la provincia del Panamá. Agus­tín , Tesoro, 1986, p. 71¡.

29 Carta de Villamanrique a Felipe II en Victoria,Carmelitas, 1966 , p.75.

.,,' Agustín, Tesoro, 1986, p . 128 .

19

de lo necesario, dotándola hasta en can­tidad de 4 000 pesos.t!

No tenemos noticias detalladas res­pecto de la labor llevada a cabo por loscarmelitas en San Sebastián; pero resultaclaro que los superiores de la orden, ubi­cados en la península, nunca estuvieronde acuerdo con esa tarea doctrinal pues elgeneral fray Nicolás de Jesús María Doriay su grupo de apoyo no comulgaban conideas que significaran el abandono de laclausura. 32

Los carmeliras descalzos se encontra­ban divididos en su interior desde la me­trópoli.v' Por un lado, aquellos que privi­legiaron el aspecto contemplativo, como

31 Un año después aproximadamente, fray Pedro

rei reraba la queja; por ello, en la cédula emi rida el 2de junio de 1594 se insistió en la petición de que selos proveyera, como se hizo poco después, de lo yamandado.

32 Lasconstituciones de 1581 mandaban: "ningún

convento de nuestra provincia pueda tener beneficioscurados con cargo de ánimas'. Regla, 1756, parteprimera, cap. x, párr, 4.

33 La reforma de las órdenes rel ig iosas fueentendida de distintas formas por quienes la practi­caron. "para unos, [...] el apostolado adquiere un valorsecundario, es decir de tolerancia, en la medida enque no afecte la vida de observancia en el claustro.En cambio para los Otros , la reforma l...] implicafidelidad al medio integral comprendido como con­templación teológica y predicación apostólica, quesin disminuir el valor de la observancia, no llega estaa convertirse en centro de finalidad, de tal modo quequeda dentro del contexto de la contemplación y delapostolado." Ulloa, Predicadores, 1977, p. 41. Enel interior de la orden de carmeliras descalzos existíanlas dos facciones expuestas anteriormente, ambas estu­vieron en constante pugna por conseguir la preerni­nencia y de esa forma promover sólo aquellas accionesque concordaran con su concepción de reforma . Sinemhargo, la vencedora fue la que privilegió la con­templación y no el apostolado.

20

era el caso del general de la orden y, porel orro, los que pugnaron por un activis­mo misional y evangélico. De hecho elpaso de la orden a América se autorizódesde la segunda posrura, en la que loscarmelos serían los nuevos portadores dela fe y de un orden distinto: en los lugaresdonde hacía falta un trabajo evangeliza­dor, ellos serían los apósroles; donde yaestuviera la dinámica religiosa establecida,su quehacer sería la oración en el interiordel convento.

Particularmente en Nueva España yal ser enviados por la facción que pugnabapor un activisrno misional y evangélico,apenas a su llegada aceptaron la parroquiade San Sebastián y llevaron a cabo su únicointento misional en el virreinaro novohis­pano, el cual consistió en la asistencia a laempresa de exploración de la Alta Cali­fornia.34 Como parte de la tripulación delVizcaíno, tres carmelitas zarparon de Aca­puleo el5 de mayo de 1602 con la Virgen

34 Los carmelitas aseguraron a su llegada a laciudad de México que esta sólo sería un puente parapasar al norte del virreinato, Filipinas y China, peroque necesitaban esperar más refuerzos. Así pasó eltiempo y comenzaron sus fundaciones, como la dePuebla, y casi quince años después que parecía estarsolucionado su problema poblacional, el virrey no losdejó marchar a una expedición al norte ya encomen­dada a los franciscanos. Por fin, en 1601, el virreydon Gaspar de Zúñiga y Acevedo pidió se trasladarana misionar a las cordilleras de Puxinguia y Río Verde;sin embargo, los descalzos rechazaron ir a dichos sitiosya que consideraban que eran zonas de mucha dificu l­tad. Es claro, pues, que los carmelos no buscaban yapara esos momentos estar lejos del mundo, ni des­prenderse de sus lazos con la elite peninsular paraoptar por una inserción entre Los grupos Lmlígenascomo lo habían deseado en 1597, cuando propusieronir a la expedición de las Californias; las facción con­templativa ya había vencido . Ramírez, "Desier­to ", 2006.

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del Carmen como patrona y estuvieron devuelta el 19 de abril de 1603 .3 ) La expe­dición se llevó a cabo por mandato deFelipe III, quien ordenó recorrieran elcamino peritos, cosmógrafos y carmelitasdescalzos . El encargo de los últimos erair a misionar; sin embargo, en realidadsu labor se centró en ser capellanes de losbuques que recorrieron las costas y de­marcaron en las cartas marítimas los acci­dentes naturales de la zona; esto con elobjetivo de evitar daños a los navíos pro­venientes de Filipinas, como había ocu­rrido ya varias veces. Por tanto, la mayoractividad evangelizadora llevada a cabopor los carmelos reformados fue cuandodesembarcaron e intentaron acercarsea losinfieles para hacerles entender con señasla existencia de un ser suprerno.P"

La pugna desde la metrópoli en favorde la evangelización, el trabajo con los

35 El recorrido fue de Acapulco, luego al puerrode Navidad; pasaron después a las islas de Mazarlán.Se dirigieron hacia el cabo San Lucas y de ahí a labahía de la Magdalena. Desde ahí salieron al puerrode San Bartolomé, luego a la isla de Serreros y haciala de San Gerónimo. Después a la de San Francisco,llegaron a la de las Once Mil Vírgenes. más adelanteal puerto de San Diego y luego a la isla de SamaCatalina para ir al puerro de Monre rey, Ahí sesepararon las naves: la almiranta regresó a NuevaEspaña y las otras dos -la capitana y la fragara­siguieron su camino hasta el cabo Mendocino, desdeel cual emprendieron su regreso al puerro deAcapulco. "Transcripción escrita en máquina delmanuscrito llamado Tlacopac , 1632", en Centro deEsrudios de Historia ele México CONDUMEX (enadelanre CEH-CONDUMEX), fondo CCCLIII, rollo 2,carpeta 220, p. 58.

36 Para ahondar en la expedición consúlrese,"Colección de apumes para la historia de la provinciade San Alberto de Carmeliras Descalzos de México",CEH-CONDUMEX, fondo CCCUII, rollo 44, p . 123.

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indios y la obra misional.V duró sólomientras vivió fray Jerónimo Gracián dela Madre de Dios, primer provincial de ladescalcez, quien tramitó la partida de loscarmelitas descalzos a Nueva España en1585. Muerto fray Jerónimo alrededorde 1597, la facción que pugnaba por elactivisrno misional comenzó a difuminarsey fue entonces que la orden de NuestraSeñora del Carmen se consolidó como unaorden meramente contemplativa.

La orden en Nueva España experi­mentó ese mismo proceso. Así -comocontraataque al gmpo que luchaba poruna vida activa-, los adversarios de ellaencontraron -para Nueva España- a sumejor aliado en el recién electo provin­cial, Juan de Jesús María . Este habíallegado al virreinato con los primeros oncecarmelitas y siempre se había inclinadopor la vida contemplativa, lo cual se per­cibió desde su acercamiento al siervo deDios, Gregario López.i" en el palacio delmarqués del Valle, lugar donde compar­tieron el mismo techo y exrensas pláticas.

.07U no era el principal propós ito, según quedóasentado en la cédula donde se autorizó el envío delos carmelitas a Indias: ir de misiones y traer a losinfieles a la fe. La idea de arribar a Nueva España erafundar WIa casa donde los frailes peninsulares pudieranalbergarse y de ahí parrir hacia el narre del virreinaro,Filipinas y China en fechasconvenientes; sin embargo,con la red de fundaciones que emprendieron en elvirre inaro y el rriunfo de la facción que optaba por laclausura, los carmelitas nunca se dedicaron a la misión

propiamente.'" El madrileño Gregario López (1542-1596) se

convirtió en el símbolo de crcmirisrno en NuevaEspaña. Por el año de 1562 se estableció a siete leguasde 7.acatecas,después pasó a LosRemedios y más tardea Santa Fe por la acusa ción hecha en su contra ante laJnquisición por los frai les franciscanos de Atl ixco.Rubial, Santidad, 1999, p. 100, YLosa, Vida, J727 .

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Apenas tom ó posesión en 1606 , Juande J esús Mar ía convocó a su primer De­finitorio y propuso deshacerse de la pesadacarga que implicaba dicha doctrina: losdefinidores dieron su aprobación . Así,los esfuerzos de los carmeliras Antonio dela Ascensión, Eliseo de los Mártires, Pedrode San Hilarión , entre otros que encabe­zaban la oposición a dejar San Sebasriány las actividades misionales, eran soslaya­dos ante una consolidación provincial qu eoptó por la clausura. Muertos esros tre sdefensores de la causa misional en NuevaEspaña, no hubo quien autorizadarnenteencabezara el movimiento en favor de lasmisiones.t ?

Aunque tanto la obra misional como lacontemplativa encajaban en el proyectotridentino y en el de centralización, loscarm elitas descalzos optaron por la se­gunda, al vencerse a la facción que habíapugnado por el contacto y evangelizaciónde los infieles.

En ese sentido, en 1606, el padre pro­vinci al expuso al nuevo virrey, Luis deVelasco, sus motivos para desentend ersede San Sebastián. Le explicó que si bienera cierro que los carmelitas tenían "uninstiruro mixro y aunque por mendicanteacude al bien de las almas, por monacalati ende a su retiro y aún es esta la parteprincipal que Dios la ha encomendado"."?Dicho donde se denota el nuevo espíritucon el cual algunos carmelitas se embar­caron a Indias, pues aunque las órdenesmendicantes se habían dedic ado al t rata-

39 Victo ria , Carmelitas, 1966 , p. 24 5. Aún en1634 el padre Francis co de Cristo , uno de los lJuevinieron con el padre Pedro de la Encarnación, inrenród irigirse hacia Filipinas; sin em bargo , no tuvo éxitoy hasta fue castigado por los superiores.

40 Agustín, Tesoro, 1986, p. 392.

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miento de las almas, ellos como monacalestenían que confinarse a sus conventos paradesde ahí rezar por la salvación de los cris­tianos y la conversión de los infieles.

Los argumentos de fray Juan de JesúsMaría continúan:

Si al pas ar a estas p rovincias y al fund ar enesta t ierra tomamos las doccrinas, fue porsólo conform arnos con el estilo de las religio­nes que en ella con tanto fruto t ienen esteministerio, no por obligación ni pacto algllnoherho con Jllmajestad. Antesesk m contrarioa Sil

dictamen y al desu Real Comejo que cuandonos encargaron pasásemo s a las Ind ias no fuecon propio dest ino a aquesta N ueva España,porque sobraban en ella religiones y minis­tros, sino que haciendo pie aquí pasásemos aotros reinos a predi car y at raer los infielesa la iglesia y mete r en las redes de su apriscolas perdidas ovejuel as."

En su intento por insertarse en unasociedad que ya poseía estructuras propias,los carmelos debieron adecuarse a ella,aunque sin olvidar su cometido reformista:dedicarse a la misión en los lugares másapartados para educar en la verdadera fea los desconocedores de ella, además de lacontinua oración y del repliegu e hacia susmonasterios.

Aquella definición de las tareas de losregulares hecha por fray Juan de J esúsMaría, resulta compatible con la idea dereforma de las órdenes y la que se habíaperfilado desde las primeras juntas ecle­siásticas,42 particularmente la de 1546,

4 1 Las cursivas son mías. lbid., p. 392.4 2 No existe voz acorde con el derecho canónico

para calificar a las jun tas eclesiást icas novoh ispanas,Estas se iniciaron por una preocupación por g uiar laslabores de convers ión de la población indígena y se

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en la cual la corona dio su apoyo a lajerarquía ordinaria en lo concerniente al"gobierno" espiritual del virreinato, endetrimento de las prerrogativas que losfrailes habían gozado hasta entonces en lotocante al adoctrinamiento y aglicaciónde los sacramentos a los indios. 3

El padre Juan de Jesús María conti­nuaba su discurso haciendo hincapié enla distinción que debía hacerse entre curasy predicadores, pues mientras este era unoficio de apóstoles, aquel era propio depárrocos. Así, el primero correspondía alclero regular mientras el segundo era pro­pio del secular pues, señala que:

Después de ganar las almas, después de con­

vertirlas, tiene la Iglesia ministros que las

rijan y conserven y aquesre minisrerio es tan

opuesto al esrado carmelita que es imposible

constituyeron como el antecedente de los conci liosprovinciales. Así, podemos identificarlas como lareunión de dignidades civiles y eclesiásticas, presbí­teros y ot ros clérigos para examinar e! estado de laIglesia americana en gestación y debatir y aprobarresoluciones para su buena marcha. Los alcances, temasy propósitos en ellas debatidos, se fueron modificandocon el paulatino crecimiento del clero secular y al in­crernenrarse el apoyo a este por la corona, en de­trimento de! que inicialmente gozaron las órdenesreligiosas . Pérez, González y Aguirre, "Estudio",2003. p. 7.

43 En la junta de 1546 "se debatieron todos losproblemas que entonces agitaban la vida política ysocial de Nueva España: la encomienda, el sistemade congregaciones, la guerra contra los infieles, elpago de! diezmo por parte de los iodígeoas, su derechoa recibir el sacramento de la eucaristía, el respeto alasilo en las iglesias, la creación de nuevas diócesis y lamodificación de sus límites por autoridad real. [.. .].En esa junta, más que en ninguna otra, la corona diovoz a la jerarquía ordinaria respecto a los asunros sus­tanci ales para e! gobierno espiritual y temporal de lacolonia." Ibid., p. 4.

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conservar aqueste cuando se admitiereaquel.v'

Esa idea de la administración parro­quial como una acrividad propia del clerosecular, fue ratificada en los tres primerosconcilios provinciales novohispanos."?Desde el Concilio de Trento se esrablecie­ron las bases que colocaron a los obisposcomo el eje de la evangelización y de laIglesia americana al fortalecer su autori­dad. La adapración e intentos de aplicaciónde las disposiciones tridentinas en NuevaEspaña se realizaron sobre todo a partirdel Tercer Concilio Provincial, el cual re­romó, por un lado, las normas señaladasen el Concilio de Trento que impulsabanacciones para llevar a cabo los proyectosepiscopales de reestrucruración jerárquicade la iglesia indiana así como los deseosdereforma del clero y, por el otro lado, sepreocupó por incluir las cosrumbres, regu­laciones reales y privilegios imperantes enla Iglesia novohispana.

Por ello la aplicación del Tercer Con­cilio Provincial resultó tan espinosa: reco­nocer las disposiciones conciliares llevabaconsigo aceptar la dependencia para conel ordinario en detrimento de la autoridadregular y hasra de la virreinal.l'' Sin em-

44 Agustín, Tesoro, 1986, p. 392 .45 Las juntas eclesiásticas se llevaron a cabo en

los años de 1524, 1532, 1537, 1539 Y 1546. ElPrimer Concilio Provincial Mexicano se inauguró en1555, e! segundo en 1565 y el tercero en e! mismoaño de la llegada de los carme!iras a Indias, 1585 .

46 Hubo una constante competencia entre virreyesy arzobispos por e! poder político y la jurisdicción,pues "ambos eran pilares de! gobierno temporal yespiritual de la monarquía católica. Aunque instru­mentos de un mismo poder real, virreyes y arzobisposman tuvieron distintas concepciones sobre el tipo deorganización social que debía prevalecer en Nueva

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bargo, la fortaleza de la Iglesia secular sedefiniría desde la praxis y por el terrenoque fue ganando ante los constantes en­frentamientos suscitados, por ejemplo apartir de la autorización que el rey debíadar, y luego el obispo sancionar, para quelas órdenes erigieran nuevas fundaciones;la facultad que se le otorgó al ordinariode visitar las doctrinas del clero regular yrealizar examen; la sujeción de las órdenesal obispo o las limitaciones en la aplicaciónde algunos de los sacramentos a las quese vieron sometidas.

Cosa encontrada es con la obediencia, el serdueños de sí mismos y el estar en cuantocuras sujeros a los obispos como el Conciliomanda; pues es fuerza que aunque el serreligioso y el ser cura sean en la precisióndiversas cosas, la persona y las acciones deella son una misma. Y si en cuanto relig iosono puede tener otro prelado que a los desu orden, o no ha de ser religioso sujetándoseal obispo o no ha de ser buen cura sujeto a 511

prelado4 7

Así, el provincial carmelitano argüíaque si ellos cumplían funciones propiasde un cura quedarían sometidos al obispoen detrimento de la jurisdicción del pre­lado regular. La mezcla de potestades, enla cual cada uno de los poderes tenía in­tereses y vías diferentes para conseguirobjetivos propios, a su parecer sólo oca­sionaba que el sujeto gobernado se encon­trara siempre en contrariedades." Así, frayJuan de Jesús María concluía que lo mejorera abandonar la única doctrina que tenían

España y sobre el significado de un buen gobierno alservicio de la corona" . Pérez , Tiempos, 2005 , p . 10.

47 Agustín, Tesoro, 1986, p. 393.48 lbid.

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y regresar a los principios con los que sehabían conformado, no sólo los carmelosreformados o descalzos, sino también lasórdenes regulares en general. Pero, si biense abogaba por la clausura y el abandonode las tareas parroquiales que agustinos,dominicos y franciscanos desempeñabanen Nueva España, no por ello se alejabael provincial de las pretensiones de aque­llas otras órdenes."? Como ellas, aspirabaa que su orden preservara privilegios,mantuviera su influencia en la sociedad y,sobre todo , su independencia respecto delprelado diocesano.

En este ámbito los carmelitas se pre­sentaron como una herramienta más parallevar a cabo la reestructuración de la Igle­sia virreinal, en la cual los frailes regresa­rían a sus actividades primigenias deoración y predicación. La coyuntura de lallegada de los carmelitas descalzos aNueva España en conjunto con la reali­zación del Tercer Concilio Provincial, seencaminó así hacia una reorganizacióneclesiástica, la cual intentaba lograr la con­solidación de la jurisdicción ordinaria.?"

<19Las primeras órdenes que se establecieron enNueva España fueron los franciscanos en J524, a ellossiguieron Jos dominicos en 1526, los agustinos en1533 y los jesuitas en 1572. Así, para cuando los car­melitas llegan en 1585, las bases de la evangelizaciónregular estaban establecidas, lo mismo que la organi­zación social y administrativa del virreinato. Las ór­denes inaugurales de Nueva España se encargaron enun primet momento de la evangelización de los indiosy, más avanzado el siglo XVI , se dedi caron a su adoc­trinamiento, lo cual sign ificó, entre otras rosas y encietta medida. el control de los indígenas, el poderde su fuerza de trabajo, mano de obra y la recolec­ción de sus tributos.

50 Acerca de la implantación y aplicación delConcilio de Trento bajo las no rmas acordadas enel Tercer Concilio Mexicano tenemos los trabajos de

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Es en este sentido de presentar a loscarmeliras como reivindicadores de lasactividades monacales que, en su discursopara liberarse de la docrrina de San Sebas­tián, el padre Juan de Jesús María aceptóla condición de mendicantes y hasta depredicadores de los carmelitas, pero desco­noció la de fungir como agentes que rigenla vida religiosa de los fieles a partir de laadministración de una parroquia propiadel clero secular, labor que los hubierasujetado aún más al obispo. Al contrariode ello, el provincial reiteró las tareaspropias de un fraile, muy distintas a lasde un párroco, en lo cual se perfila denuevo el ideal de los regulares reforma­dos: permanecer en sus conventos o dedi­carse a la tarea rnisional.P!

Aunado a lo anterior, fray Juan des­plegó una serie de motivos interminablespara abandonar San Sebastián, haciendoal mismo tiempo una severa crítica hacialos religiosos doctrineros . Explicó que laadministración de doctrinas implicabala adquisición de riquezas, la pérdida de lacastidad, ¿quién controlaba a los que an­daban fuera? y los que andaban fuera,¿cómo aguantarían las tentaciones al estaren casa de los laicos entre plata, autoridady poder? En tales condiciones, la clausu­ra y las obligaciones del coro quedabanen el olvido, pues -argumenta el padreJuan de Jesús María- no se podía cumplircon lo espiritual y con lo mundano. Parael provincial, quienes habían madurado

Pérez,"Tremo", 2006 Yel de Poole, "Direaorio", 2004,pp. 111-124.

:51 Sin embargo, y aunque no me detendré en elloen este trabajo, Joscarmelitas sólo desarrollaron unode sus cometidos -la contemplación- pues muypronto descartaron también la misión como una desus actividades.

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sus tareas en medio de los seglares, sinamar el coro, la disciplina, la estrechura, elretiro y la observancia, sin practicar lahumildad, la obediencia y la pobreza, nopodrían regresar al verdadero sentido de laorden.

De manera simultánea, el padre Juande Jesús María sostuvo que dedicarse auna doctrina implicaba una serie de con­flictos con los otros doctrineros paraobte­ner la casa más provechosa, por lo que elencargo se convertía más que en una tareade educación religiosa , en una de compla­cencia para con el virrey, quien servía paraamparar a los religiosos tanto del rey comodel obispo, si alguno de ellos los queríareformar o despojar de sus doctrinas.

Así, concluye sus postulados el pro­vincial . Si el virrey no les concedía el dejarla parroquia les estaba vetando la posibi­lidad de guardar la regla y las obligacio­nes que tenían como religiosos y comoservidores del rey, pues un mendicante nopuede ser un clérigo ; además de estar con­denando a los seculares a la pobreza.

Lo que pretendo, señor, es no tener doctri nasy que pues lo profesamos guardemos nuestraregla e instituto los que somos religiosos,pues debe procurar vuestra excelencia queno se pervierta todo reduciéndose por pobre",los clérigos a mendicantes y los mendican­tes a clérigos, y que el estado eclesiástico sevea en suma pobreza y el pobre en riquezasuma [y] que los frailes, por nuestra pro­fesión obligados a vivir en el coro y en Josclaustros andemos fuera de ellos en la admi­nistración y los otros, ordenados para laadministración, vivan por necesidad en elclausrro de su pobreza.Y

)2 Agustín, Tesoro, 1986, p. 394.

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Ame estos largos argume mos, Luis deVelasco aceptó. Claro que hay qu e sumarla intervención de su confesor, el agustinoMiguel de Sosa, qui en es de supo nerseintercedió ante el virrey para que la doctri­na pasara a manos de su orden .

En 1606 comenzaron a hacerse lostrámites para la transferencia de la erm itay la doctr ina pero la situació n empeorabacon el paso de los días, pues no s6lo losindios se oponían al cam bio, sino tambiénalgunos religiosos carmelitas quienes veíanen San Sebasrián el único reducto activo yhasta misional que le restaba a la orden. Elpadre Eliseo de los Mártires, ex vicariogeneral y ex provincial de San Alb erto,encabezó la oposición diciendo que lareforma carmelitana establecía que debíanllevarse a cabo tanto actividades de replie­gue, como misional es y evangélicas; pre­ceptos que se estaban d ilu yendo porcompleto en medio del predominio claus­tral. Sin embargo, no tuvo resultados sa­tisfactor ios pues el grupo que pugnó porabando no de la parroquia fue el vencedor.

Aunque en 1607 los carmelitas entre­ga ron la doctrina, esto no d ifuminó lainconformidad de mi em bros y seguido­res de la orden en un prime r momento.Mientras los indios del barrio se amo ti­naron y apedrearon al padre Juan de)esúsMaría,53 el oidor don Juan de Quezada yFigueroa, benefactor de los hijos de SantaTeresa, pid ió a los ag usti nos regresaranSan Sebasrián a los carmelitas pues, en suopi nión, el abandono de la parroqu ia se

'3 En conrraposici6n con lo que dicen los cronistasde la orden, que esto se debió al gran cariño que elpueblo les tenía, Báez, en el estudio introductorio dela obra de fray Agustín, Tesom, 1986, p . XXXlI , d iceque se debió a que se llevaron con ellos los airares ylos santos de la parroquia.

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debía sólo a la voluntad del padre Juande Jesús María pero no a la de la orden.Los nuevos poseedores de la doctrina acce­dieron a devolverla si el provincial de losdescalzos lo aceptaba, pero este últ imo sepresentó ant e los agustinos y les enseñóel testimonio del general y del definito­rio don de se aprobaba la medida.54 Porconsiguiente , el abandono de San Sebas­tián por parte de los carmelitas no tuvomarcha atrás.

¿R ESCATE DE PRJNClPIOS

O REBELDÍA HACIA UN PROYECTO?

Según narró fray Anton io de la Aseen­sión. ?? el abandono de la doctrina de SanSebastián trajo el disgusto del rey, pueseste se había hecho sin su consentimiento,por lo cual el monarca se quejó con elgeneral de los carmelitas reformados y esteúlt imo tuvo que acceder a dar la orden desolicitar la devoluc ión de San Sebastián.Sin em bargo, para cuando lleg6 la dispo­sición, los agustinos ya habían comenzadoa construir una iglesia y un convento enel lugar, por lo cual se prefirió ya no al­terar más la situación y permit ir a losagustinos seguir con la tarea. Según frayAmonio, a consecuencia de ello el monar­ca mandó al virrey no dar a los carmel itasde N ueva Españ a la limosna de vino,aceite y botica

,. De hecho era tan arduo el sent ido contem pla­rivo que quería imponerse desde la península que poresas fechas enviaron a un visitador, fray Tomás de SanVicente , para que quitara el Colegio de San Ángelo ylos conventos de Gu adalajara y Miehoacán. Vieroria,Carmelitas, 1966, p. 304.

" Fray Agustín de la Madre de Dios, cronistacar melit a qu e di ce recabar rodos los dat os de lo

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que era cada un año cantidad notable con que

las casas peque ñas se reparaban ; y también

mandó que si hubi eren de pasar no fuese porsu cuenta n i a su costa, pues no ayudabanen cosa a lg u na a la co nvers ión y doctrina delos in d ios.P''

La metrópoli cesó de proveer a loscarmelos de recursos como vino , aceite ybotica, pero esto no se debió a un actodeliberado de disgusto; sino a que la obl i­gatoriedad de la corona a ese resp ectoterm inó automáticamente cuando entre­garon San Sebast ián, pues esta dotaba dedichos recursos particularmente a quienesten ían a su cargo las doctrinas.

Si le creemos a fiay Antonio al respectodel descontento del rey, más bien podría­mos exp licarlo a partir de los roces qu eya se ven ían perfilando por no desarrollarlas actividades acordadas desde la penín­sula com o lo era la misión. 57 Más aúnporque querían evad ir sujetarse al obispo,siendo ellos enviados por la corona comouno de los agentes portadores de sus pre­tensiones de privilegiar los derechos ju-

acaecido los p rimeros años del establecimiento de laorden en Nueva España, g uarda total silencio a esterespecto .

56Apunte biográfico de fraY }1Ian escrito porfrayA l1to"iode la Aseemió" , 9 de noviembre de 16 3 1, enColecc ión Eu lalia G uzm án, Arch ivo Histórico delInst ituto N acional de Anrropologfa e H istor ia (enadelante AHINAH) , legajo 74, docum ent o 4 .

>7 "D esde fines de sigl o XVI el rey in ten tabaextend er, hacia las zonas poco evang elizadas, las fun­daciones relig iosas, muchas de las cuales se hacíansobre territorios de vieja ocupación, seguros y cómodospar. los frailes, en lugar de d irigi rse hacia las regionesáridas, mucho más necesitadas de misioneros . Lascongregaciones regu lares que no most raban interésen funda r en esas regiones, eran poco favorecidas."Rubial, Convento, 1989, p. 129.

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risd iccionales de la Igl esia secular sobrela regular.?"

La independencia de las órde nes alrespecto del ord inario , era aún visible amediados del siglo XVI para aquellas queno tenían doctrinas a su cargo . Muestrade ello son las di scu siones del PrimerConcili o Provincial, las cuales "se centra­ron alrededor de la adm iniseración de lossacramentos, el bautismo y el matr imo­nio sobre todo, y del cobro de los diezmosa los ind ios"."?

No obstante, para cuando los carmeli­tas arribaron a t ierras novohisp anas, elTercer Concilio Provin cial se estaba lle­vando a cabo y en sus parág rafos se reco­nocía la plena potestad de los obispos yano sólo sobre la administración de los sa­cramentos o las supervisiones de las doctri­nas; sino que se generalizó normativamenresu rarea como únicos encargados de la fe yde la disciplina eclesiástica en todo el rerri­torio d iocesano.v?

Entonces, para cuando los carmelitasinsistieron en su independencia respectodel ord inario al no tener doctrinas, esteya gozaba -no sólo en la norma, sino cadavez más en la práctica- de facult ades paradireccionar a las órdenes no sólo en el pIa­no doctrinal , sino en el de todo su actuaren Nueva España.

Así, pues, si bien es cierto que los car­melitas descalzos pasaron a Ind ias con unaconcepción distinta de las funciones que

'ti 1..a clerecía secu lar "estaba est rechamente su­peditada al rey; de hecho, const itu ía un importa nteinstr ume nto para llevar a efecto las órdenes reales,lo q ue exp lica la creciente p rot ección d e q ue fueob jeto" , P érez, González y Aguirre, "Estudio", 2003 ,p. H.

59 Rubial, "M itra", 1998,p. 240 .60 P érez, "Dos", 2006, p. 3.

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debían desempeñar los regulares, tambiénlo es que al ver el poder del que gozabanlas primeras órdenes en la sociedad, deci­dieron aceptar San Sebastián como unaforma de acercamiento e introducción alas dinámicas propias de! virreinato. Sinembargo, al percatarse de que el tener unadoctrina traía consigo una mayor depen­dencia hacia e! obispo, los carmelos op­taron por abandonarla. Como decía frayJuan de Jesús María: "no ha de ser reli­gioso sujetándose al obispo o no ha de serbuen cura sujeto a su prelado'l.?' Muchosotros argumentos se aunaron a este, comola codicia que generaba el pelear por lasparroquias más ricas, o la pérdida delespíritu contemplativo propio de la ordenal privilegiar las actividades hacia el ex­terior; no obstante, se percibe que una desus mayores preocupaciones era no quedarsujetos a la autoridad episcopaL

De tal forma, aunque los carmelitas sediferenciaron de las demás órdenes por suscaracterísticas particulares, compartieroncon ellas la pretensión de eximirse de laautoridad episcopal, aunque con otra es­trategia de combate. Mientras las demásórdenes se enfrentaron decididamente alclero secular para preservar las doctrinasy, con ellas, sus privilegios políticos, so­ciales y económicos, la orden de NuestraSeñora del Carmen optó por el abando­no del servicio parroquial y emprendiómovimientos distintos para influir en lasociedad y cultivar su poder. De hecho,para mediados del siglo XVII las propiasconstituciones ordenaban: "nunca podránnuestros religiosos ser párrocos, ni obli­garse a administrar los sacramentos a losindios, ni admitir las que llaman doctri-

61 Agusrín, TeJoYU, 1986, p. 393.

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nas; ni en esto podrá dispensar preladoalguno, sino e! capítulo general". ('2

Así, las características con las que seconsolidó la provincia de San Alberto,63la colocaron en ámbitos diferentes en com­paración con aquellos que las primerasórdenes habían ocupado; sin embargo,compartieron intereses y preocupacionesen pos de conservar los privilegios de losque habían gozado las órdenes regularesen el ámbito novohispano.

Mientras las dos primeras décadas desu presencia en Nueva España fueron unmomento de inserción, pues durante élocuparon la doctrina de San Sebastián,permitieron el ingreso de criollos a la or­den -entrada que poco a poco se fuelimitando-J"? y promovieron la devocióna la Virgen del Carmen así como el uso

62 Regla, 1756, tercera parte, cap. XVI, párr. 18.113La provincia de San Alberto de carrnelitas

descalzos de Nueva España fue constituida en 1590,aunque hay diversas disertaciones en cuanto a la fechaexacta de la conformación de la provincia. VéanseSanta Maria, Reforma, 1683, t. ]J, 1. VII, cap. 8, pp.427-429; San]osé, Vida, 1641, pp. 60')-610; Victoria,Carmelitas, 1966, 1'1'.116-119; Agustín. Tesoro, 1986,p. 316, y Marrinez, "Provincia", 1982, p. 477. Obrascitadas por Báez, "Estudio", 1986.

64 "Itern mandamos que en la dicha provinciade S. Alberto de hoy más no se reciban al hábito denuestra orden los nacidos en aquellas partes, sino fueretenido veintidós años cumplidos y que sepan muybien gramática, conforme a lo que en esto mandannuestras Constituciones, y con los que se recibierennacidos en España dispensamos en la gmmática por elpoco cómo que tendrán para poder estud iarla, renganempero en un convento un religioso señalado que selas lea y ninguno se pueda ordenar hasta que sufi­cientemente la sepa, ni tampoco pueda oír gramáticahasta después de haber profesado." Libro de capítulosy definitorios y fundaciones de esta provincia denuestro padre San Alberto de Nueva España, enAH1NAH, fondo Andrés Lira , t. 1, legajo 9, folio SOr.

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del escapulario, a partir del segundo cuar­to del siglo XVII antepusieron las activi­dades de clausura y oración interior endetrimento de un contacto con seglares,con los cuales -sobre todo peninsulares­se concretaron a confesar,predicar, celebrarmisas y, finalmente, no fue sino hasta elsiglo XIX cuando aceptaron dignidadeseclesiásticas.G)

POt tanto, cuando la provincia carrne­lita de Nueva España quedó conformada,y renunció al espacio doctrinal, comenzóla promoción de una vida regular prepon­derantemenre contemplativa. La edifica­ción de un desierto en el virreinato se pre­textó a partir de la necesidad de un sitiode preparación para partir a la misión;GGsin embargo, para los superiores de laorden y por la propia tendencia con la quese perfilaron, el lugar significó tanto elapego a las familias prominentes del vi­rreinato en detrimento del contacto conlas comunidades indígenas, como el co­mienzo de la promoción del nuevo desem­peño de los frailes: el repliegue hacia elinterior con el fin de estar más cerca deDios y de esa forma ser escuchados porél para salvar el alma de los pecadores. Eléxito fue contundente, basta asomarse alas cifras de fundación de capellanías queobtuvo la orden, en las cuales se cimentósu poder económíco.v'

Paulatinamente los fieles ya no recurri­rían a los carmelitas descalzos, y despuésa los regulares en general como párrocossino como hombres divinos o por lo me­nos más próximos a Dios, que podían

65 En 1675 el papa Clemente X expid ió una bulaque les prohibía obtenerlas.

66 El Santo, 1978; Tornel, Desierto, 1940; Báez,Salita, 1981, y Ramírez, "Desierto", 2006.

67 García, "Vida", 2002 .

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pedir por la salvación de su alma. A partirde esta nueva concepción se entiende nusólo el poderío,económico que los carme­litas fueron adquiriendo con las obras píasque sus seguidores fundaron en su favor,GHsino también parte del lento caminar haciala secularización, proceso en el que -ensus primeras fases- la administración delas parroquias fue quedando en manosde la Iglesia diocesana, a la par que los re­gulares se replegaron en sus monasterioso en las zonas misionales.

Pero el abandono de la doctrina porparte de los carmelitas descalzos era sólo elinicio de las transformaciones que sufriríanlos regulares en general. Paradójicamente,y a manera de epílogo, la orden a la queentregaron San Sebastián pronto y pordiversos motivos, seguiría sus pasos alemprender un proceso de urbanización,como lo ha llamado Antonio Rubial, cau­sado por

el enfrentamiento del espíritu misional; eldecrecimiento de la población indígena; laprogresiva desintegración del orden socialen los pueblos de indios a causa de laformación de las haciendas; la criollización

de las órdenes mendicantes; la pugna conlos obispos que se hizo muy incensa entre

1580 y 1585; la disminución del favor

(iK En sentido amplio, obras pías hada referenciaa: inst ituciones eclesiásticas del clero regular y secular(catedrales,parroquias, santuarios, ermitas y conventosmasculinos y femeninos), también las institucionesde beneficencia pública (colegios, hospitales, maní­comios, recogimientos, casas de mise ricordia, orfana­torios y casa de cuna), las asociaciones con finalidadreligiosa (cofradías -menos las de indios-, beaterios yhermandades), asimismo fundaciones piadosas pro­piamente dichas (dotes de monjas , pensiones parahuérfanos , ete.) y por último las capellanías de misa.Wobese r, Dominación, 2003, pp. 35-36.

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virreina! hacia los agustinos, influida por lapolítica de la corona, etcétera .

Así, el trato con los indios fue dismi­nuyendo a la par del establ ecimiento delos regulares en villas españolas, ya qu eademás de gozar de mayores comodi da­des, podían llevar con mayor espíriru laobservancia de la regla, muy relajada paraalgunos, en los pueblos de indios;1\9 obje­tivo primordial tr identino y conciliar de .N ueva España.

El abando no de la doc t rina de SanSebastián es, pues, un buen ejempl o paramostrar cómo aunque los carmelitas des­calzos eran una orden reformada coman­dando las pretensiones regias, pugnaron-al ig ual que las demás órdenes- por nosujetarse al clero secular, privilegio del quehabían gozado desde su llegada a Indias.

Dice el historiador carmelita DionisiaVictori a:

En una palabra , po demos afi rmar que elcarmen descalzo en México -durame el pe­riodo estudiado- se man tuvo fiel a sí mismoy de esa manera contribuyó a la consoli­dación de la vida cristiana en la Ig lesia novo­hispana.?"

Sin embargo los carmelitas se enfren­taron a diversos grupos, entre ellos al clerosecular, en~ de una independencia juris­diccional, 1 lo cual nos hace replant ear­nos los cambios, movimientos y alianzas

69 Rubial, Comento, 1989, p. 124.7<' Victoria, Carmelitas , 1966, p. 309.7 1 Por ejemplo, el conflicto q ue tuvieron con el

obispo de Tlaxcala Diego Romano pata fundar enPuebla. Para ahondar en el tema v éanse Ordorika,C onv ento, 1998 ; Báe z, Sa nto, 1981 , Y Ram írc z,"Desierto", 2006.

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de esa orden que la historiografía ha vistocomo contemplativa , poco conflict iva yhasta aliada del clero secular.

Vivir qu iero conmigoGozar qui ero del bien que debo al cieloA solas, sin testigo,libre de amor, de celo,De odio , de esperanza , de recelo.

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Archivos

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JESSICA RAMíREZ MÉNDEZ