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ELIGE LA GENEROSIDAD

DESCUBRIR LA MAYORDOMÍA DE TODA LA VIDA

Producido por Comunidad de Cristo 1001 W. Walnut St. Independence, MO 64050

Herald Publishing House 1001 W. Walnut St. Independence, MO 64050

© 2019 Herald Publishing House Todos los derechos reservados. Publicado 2019. Impreso en Estados Unidos de América.

ISBN: 978-0-83091-7167

Nota: Todas las referencias bíblicas son de la versión Reina Valera 1960. Las referencias del Libro de Mormón son de la traducción de la Comunidad de Cristo.

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3Descubrir la mayordomía de toda la vida

ÍNDICE4 Prólogo

8 La búsqueda comienza19 Descubrir la mayordomía como una respuesta de toda la vida22 Reflexión y Análisis

24 Principio 1 : Recibir los dones de Dios30 Aceptar el regalo32 Reflexión y Análisis

34 Principio 2 : Responder fielmente47 Completar el ciclo de dar y recibir49 Reflexión y Análisis

50 Principio 3 : Alinear corazón y dinero61 La parábola de qué hacer65 Reflexión y Análisis

66 Principio 4: Compartir generosamente84 La alegría de apoyar la misión local y mundial86 Reflexión y Análisis

88 Principio 5: Ahorrar sabiamente97 La importancia de ahorrar para el futuro99 Reflexión y Análisis

100 Principio 6: Gastar responsablemente113 Aumentar la capacidad115 Reflexión y Análisis

116 Otras formas de mayordomía122 Vivir nuestra verdadera capacidad123 Reflexión y Análisis

124 Seguir buscando129 Reflexión y Análisis

PRÓLOGOLa Primera Presidencia elogia al Obispado Presidente y a aquellos que ayudaron en la concepción y creación de Elige la generosidad: Descubrir la mayordomía de toda la vida. La Iglesia es bendecida por sus esfuerzos.

4 EGLIGE LA GENEROSIDAD

Doctrina y Pactos 162:7c afirma:

A ustedes se les han dado los principios de la generosidad, interpretados correctamente para una época nueva. Estos principios apelan a todo discípulo a diezmar fielmente conforme a sus medios y capacidades. Esos valores profundamente enraizados en la fe de la Restauración, afirman que la buena mayordomía y el discipulado no se podrán dividir y que son recíprocamente dependientes.

Como se enfatiza a lo largo de este recurso actualizado, la mayordomía, como respuesta de toda la vida a la gracia y generosidad de Dios, es un elemento indispensable del verdadero discipulado. De hecho, la mayordomía y el discipulado son esencialmente lo mismo. Además, la mayordomía de toda la vida es fundamental para nuestro llamado mutuo: “vive, ama y participa como Sion: los que se esfuerzan en ser visiblemente uno en Cristo” (Doctrina y Pactos 165:6).

Además del profundo material introductorio, los lectores descubrirán una exploración exhaustiva de los seis principios de la Respuesta Generosa del Discípulo. Estos principios sirven para orientar los esfuerzos de los individuos, familias y grupos para encarnar la mayordomía de toda la vida dejando espacio para la voluntad humana, la creatividad y las circunstancias cambiantes.

Estudiar y aplicar los conceptos y principios en este libro es vital para el cumplimiento de la misión de la Iglesia. Este es un excelente recurso para la reflexión personal, discusión grupal, la preparación de clases y el ministerio de predicación en la Iglesia. Se exhorta a todos los miembros, buscadores y sacerdotes a familiarizarse con su contenido.

—La Primera Presidencia



AGRADECIMIENTOSTenemos una deuda de gratitud con las muchas personas que ayudaron a crear este recurso. Richard Betts, Erin Cackler, Phyllis Gregg, Diana Hansen, Mike Hoffman y Nathan Mack sirvieron en el equipo de revisión. Pasaron horas revisando borradores, haciendo comentarios y sugerencias, y guiando el desarrollo del contenido global. En particular, Phyllis Gregg reunió todos los recursos relacionados para proveer un punto de partida. Diana Hansen proporcionó el trabajo en todas las secciones de análisis.

También estamos agradecidos con las personas que compartieron sus historias personales de su propio análisis de la mayordomía de toda la vida en las secciones de relatos. Sus testimonios dan vida a los conceptos de cada capítulo y proporcionan ejemplos fieles que considerar.

Los presidentes Scott Murphy y Stephen Veazey revisaron el borrador final para que estuviera alineado con la identidad, mensaje, misión y creencias de la Comunidad de Cristo. Las ideas y conceptos cubiertos son parte de la historia en evolución de la restauración sobre la gracia y la generosidad y cómo se viven a través de la mayordomía de toda la vida.

Este recurso es el producto de los capaces y fieles esfuerzos de cada uno de estos participantes. Su ayuda mejoró grandemente la versión final.

En el desarrollo de este recurso, material y referencias se sacaron de recursos de la Comunidad de Cristo. Reconocemos esos recursos y les damos las gracias a las personas que ayudaron crearlos. Su trabajo proveo una maravillosa fundación para este libro.

Recursos que se usaron que aún están disponibles para más exploración y estudio incluyen:

• Ayudas para el sermón y la clase : Año C.

LA BÚSQUEDA COMIENZA

8 Eglige La Generosidad

9La búsqueda comienza


LA PALABRA

“Mayordomía” proviene de la palabra griega oikenomous, que significa alguien que administra una casa pero no la posee. Los mayordomos del mundo antiguo se aseguraban de que los pisos estuvieran limpios, supervisaban las finanzas y proporcionaban la cara pública de la casa. Un ejemplo clásico es la posición de José en la casa de Potifar (Génesis 39:4-6). En el Nuevo Testamento está la historia del mayordomo injusto (Lucas 16:1-8) quien es el administrador de una hacienda rica. En Gálatas 4:2 oikenomous, sin embargo, se utiliza para describir al guardián de un niño y en Romanos 16:23 se utiliza para una persona que tiene un cargo público.

Como mayordomos, no somos los dueños de la creación, sino que Dios nos confía el cuidado de todo—creación, dones y talentos, dinero u otros tipos de valores, tales como las semillas o el ganado, tiempo, el evangelio—para el bien de la visión de Dios del shalom para el mundo. La Comunidad de Cristo cree que lo que somos y todo lo que tenemos son regalos de Dios. La vida y la creación son dones de Dios. La gracia y el amor de Dios para toda la creación son generosos e incondicionales. Vemos la gracia y el amor de Dios representados en la vida, el ministerio y la misión continua de Jesucristo.

No nos ganamos la gracia y la generosidad de Dios ni podemos hacer que Dios nos las retire. La gracia y la generosidad de Dios no dependen de nosotros. La gracia y la generosidad simplemente son, razón por la cual son el primero de los nueve Principios Duraderos que describen la esencia de lo que significa ser la Comunidad de Cristo.

Cuando elegimos creer que Dios está continuamente derramando gracia y generosidad comenzamos a ver a Dios en todo: lo bueno, lo malo y todo lo que está en medio. Por supuesto, esto es siempre más fácil en los buenos tiempos, pero es igualmente, si no es que más importante, encontrar a Dios en los puntos medios y en los malos tiempos.

Ver toda la vida como un don de Dios, es una decisión de los discípulos fieles. La mayordomía de toda la vida es una elección continua que hacemos en respuesta a la transformación que ocurre cuando la visión de Dios del shalom para la Tierra nos cautiva. Es una decisión que tomamos cuando surgimos de las aguas del bautismo y somos confirmados con el Espíritu Santo,


comprometiéndonos a acoger y encarnar la misión de Cristo en la Tierra. Es una decisión que tomamos cuando renovamos nuestro compromiso con Cristo al participar en el sacramento de la Santa Cena. Es una decisión que tomamos cuando nos levantamos cada mañana, listos para empezar de nuevo.

La vida está llena de decisiones. Cómo entendemos el mundo es una cuestión de lo que decidimos creer. Para muchos de nosotros, lo que hacemos con nuestra vida es una decisión. Cuando entendemos que todo viene de Dios y que Dios dio primero y sigue dando, esto cambia lo que elegimos hacer con nuestra vida. No sólo elegimos lo que damos a Dios a través de nuestros diezmos de tiempo, talentos, tesoros y testimonios, sino también cómo usamos lo que conservamos.

Doctrina y Pactos 164:9c indica: “Este pacto implica una vida sacramental que respete y revele la presencia y actividad reconciliadora de Dios en la creación. Requiere una mayordomía de toda la vida dedicada a extender los ministerios restauradores de la iglesia, especialmente aquellos dedicados a afirmar el valor de las personas, proteger lo sagrado de la creación, y aliviar el sufrimiento físico y espiritual.” Esto nos lleva a un entendimiento de que la mayordomía de toda la vida es una respuesta constante que surge de nosotros una vez que elegimos recibir la gracia y el amor de Dios demostrado a través de Jesucristo.

Para aquellos atrapados en circunstancias que limitan las decisiones personales, responder dentro de estas circunstancias sigue siendo una decisión. Si somos víctimas de prejuicios y de opresión, podemos decidir vernos a nosotros mismos como nos ven nuestros opresores: sin valor. O podemos elegir escuchar la voz del Espíritu Santo que nos recuerda que a los ojos de Dios todos son dignos y amados incondicionalmente.

Si nuestras circunstancias nos llevan a sentirnos abandonados por Dios, podemos elevarnos por encima de nuestros sentimientos, creyendo que Dios está allí y abriéndonos al consuelo del Espíritu Santo. El salmista nos recuerda que no hay lugar en el que estemos sin Dios: “¿A dónde me iré de tu espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subo a los cielos, allí estás tú; si en el Seol hago mi cama, allí tú estás” (Salmos 139:7-8).


Descubrir la gracia y generosidad de Dios en el mundo, aceptando estos dones de Dios y respondiendo generosamente como discípulos fieles es una exploración continua. Nuestra historia de fe está llena de discípulos auténticos que eligieron la mayordomía de toda la vida. Reconocieron la generosidad de Dios, la recibieron y respondieron con su vida entera. Sus historias dan orientación a medida que buscamos nuestra propia comprensión de la mayordomía de toda la vida.

RESPUESTA DURANTE TODA LA VIDA

“La mayordomía es la respuesta de mi pueblo al ministerio de mi Hijo, y se exige por igual a todos los que procuran edificar el reino” (Doctrina y Pactos 147:5a). Si la mayordomía es una respuesta a Jesucristo que lleva a usar toda nuestra vida para edificar el reino de Dios, entonces otra expresión para la mayordomía de toda la vida es la respuesta de toda la vida.

Como discípulos estamos llamados a comprometer nuestras vidas para edificar el reino de Dios, pero ¿qué es el reino de Dios? La declaración de Misión s de la Comunidad de Cristo es “proclamamos a Jesucristo y promovemos comunidades de gozo, esperanza, amor y paz.” Creemos que edificar el reino de Dios es lo mismo que promover comunidades de gozo, esperanza, amor y paz.

Utilizamos estas frases así como otras para capturar la esencia de lo que estamos llamados a edificar como discípulos. Otras frases incluyen el reino apacible, el reino de Dios en la Tierra como es en el cielo, la visión de Dios del shalom, el reinado de Dios en la Tierra y Sion. Estas y otras frases expresan nuestra creencia de que Dios nos invita a ayudar a crear en la Tierra un lugar donde los nueve Principios Duraderos de la Comunidad de Cristo sean experimentados por todos:


Creemos que la visión de Dios es que todos experimenten los Principios cocreadoresen Duraderos de maneras tangibles todos los días. Dios nos invita a ser hacer del reino de Dios una realidad al vivir la misión de Cristo de invitación, compasión, justicia y pacificación. La misión de Cristo, nuestra misión, se expresa a través de las cinco Iniciativas de Misión de la Comunidad de Cristo:

Invitar a personas a Cristo—La misión de Cristo de evangelismo

Abolir la pobreza, terminar con el sufrimiento—La misión de Cristo de la compasión

Buscar paz en la tierra—La misión de Cristo de paz y justicia

Desarrollar discípulos para servir—Preparar individuos para la misión de Cristo

Experimentar congregaciones en la misión—Preparar congregaciones para la misión de Cristo

Gracia y Generosidad

Lo Sagrado de la Creación

Revelación Continua

Valor de Todas las Persona

Todos Son Llamados

Decisiones Responsables

Búsqueda de la Paz (Shalom)

Unidad en la Diversidad

Bendiciones de la Comunidad


“Comunidad de Cristo, una visión divina es puesta ante ti. Presentada a lo largo de los años a través de diversas frases y símbolos inspirados, ahora se expresa a través de iniciativas en armonía con la misión de Jesucristo. Como una empresa espiritual, sigue audazmente las iniciativas hacia el corazón de la visión de Dios para la Iglesia y la creación. Entonces, en respuesta a la percepción cada vez mayor sobre la naturaleza y la voluntad de Dios, sigue formando comunidades que vivan el amor y la misión de Cristo” (Doctrina y Pactos 165:1a, b).

La mayordomía es cómo apoyamos la misión de Cristo, no sólo la mayordomía financiera, sino la mayordomía de toda la vida. Nuestra respuesta de toda la vida al vivir la misión de Cristo es la manera en que creamos la visión de Dios del shalom. El discipulado es el difícil y complicado trabajo de vivir la misión de Cristo y la mayordomía de toda la vida es el marco dentro del cual damos como apoyo a esta misión.

Cuando recibimos plenamente la gracia y la generosidad de Dios, cada aliento de nuestras vidas expresa gratitud a Dios y respondemos por medio de vivir la misión de Cristo. “En el bautismo toda la persona es inmersa dentro del amor invaluable de Dios, y así la teología de la Comunidad de Cristo insiste


que el discipulado tiene que ver con cada parte de la vida. La gracia de Dios nos ha reivindicado completamente. Buscamos la transformación universal y no solamente la personal: permitir que venga el reino a nuestras relaciones, trabajo, tiempo libre, economía, vecindario y al mundo, en pocas palabras, a cada aspecto de la vida” (Anthony J. Chvala-Smith, Comprendiendo el camino, página 58).

Podemos ser mayordomos buenos y generosos de nuestro tiempo, talento, tesoro y testimonio sin ser discípulos fieles. En este caso, usamos lo que tenemos para enfocarnos en nuestros propios propósitos. Bueno implica que estamos teniendo éxito para alcanzar nuestros propios propósitos y estamos siendo generosos en la búsqueda de ese propósito.

Para la Comunidad de Cristo la mayordomía de toda la vida se centra en ser un discípulo fiel y generoso, tejiendo la mayordomía y el discipulado como una experiencia de toda la vida. Juntos tratan sobre alinear los propósitos de nuestra vida con los propósitos de Dios, alineando nuestro corazón con el corazón de Dios.

Cuando comprometemos toda nuestra vida para cumplir los propósitos de Dios, encontramos una gran alegría a través de vivir una vida que ejemplifique la generosidad de Dios. En este caso, bueno implica que estamos teniendo éxito para alcanzar los propósitos de Dios y estamos siendo generosos en la búsqueda de ese propósito.

Las Escrituras enfatizan repetidamente que responder a Dios, seguir a Jesucristo y escuchar al Espíritu Santo involucra a nuestra vida entera. Cuando Dios llamó a Samuel, involucró una respuesta de toda la vida (1 Samuel 3). Cuando Ester respondió fielmente a las necesidades de su pueblo, puso en riesgo todo lo que tenía (Ester 4:1–17). Cuando Jesús llamó a los discípulos, lo dejaron todo—trabajo, familia, forma de vida—para seguirlo (Mateo 4:18–22). Cuando Lidia apoyó los nuevos ministerios bajo el liderazgo del apóstol Pablo, involucró una respuesta de toda la vida que incluyó sus recursos financieros (Hechos 16:13–15).

La Comunidad de Cristo siempre ha creído que todo es espiritual. Entendemos que los mundos físicos y espirituales trabajan juntos y vienen de Dios. Parafraseando de Doctrina y Pactos 28:9a compartido en 1830: ...todas las cosas son espirituales para Dios, y en ningún momento Dios nos ha dado


una ley que se enfoque solamente en el mundo material. La forma en que manejamos nuestra vida material y espiritual es igualmente importante. El objetivo de la mayordomía de toda la vida es equilibrar e integrar nuestras vidas materiales y espirituales.

Cuando nuestra comunidad de fe buscó vivir la guía de Dios en las primeras etapas del movimiento de la Restauración, significaba responder con la totalidad de sus vidas. Cuando el llamado a edificar Sion fue expresado, los discípulos fieles estaban dispuestos a perturbar sus vidas para mudarse a nuevos lugares. Compartieron todo lo que tenían para ayudar a crear Sion, entendido como el reino de Dios en la Tierra.

Nuestra historia de la Restauración comenzó con la conexión entre el discipulado, la mayordomía y el llamado a construir Sion. Sigue siendo una parte crucial de nuestro movimiento de fe. Doctrina y Pactos 164:9b, c nos llama a edificar la visión de Dios del shalom a través de la mayordomía de toda la vida: “...El nacimiento de Sion la hermosa, el reinado de paz de Cristo, espera su respuesta incondicional al llamado de hacer y mantener firmemente el pacto de paz de Dios en Jesucristo. Este pacto implica una vida sacramental que respete y revele la presencia y actividad reconciliadora de Dios en la creación. Requiere una mayordomía de toda la vida dedicada a extender los ministerios restauradores de la iglesia...”

Este llamado es sobre el uso de toda nuestra vida de una manera que ayude a dar lugar a los propósitos de Dios en la Tierra. No se centra en sólo una parte de nuestra vida. Expande la pregunta de cómo podemos ser generosos en cada aspecto y cada día de nuestra vida. En lugar de meditar sobre lo que vamos a devolver a Dios, la mayordomía de toda la vida pregunta cómo usaremos generosamente todo para los propósitos de Dios. No se trata sólo de lo que devolvemos a Dios a través del diezmo de nuestro tiempo, talento, tesoro y testimonio. También es cómo utilizamos lo que conservamos de una manera que permanezca fielmente centrada en los propósitos de Dios.

El llamado de Dios a la mayordomía de toda la vida no es nuevo. Miqueas preguntó qué ofrendas serían suficientes para el Señor. Dios contestó: una vida sacramental a través de la mayordomía de toda la vida. “¡Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno! ¿Qué requiere de ti el SEÑOR? Solamente


hacer justicia, amar misericordia y caminar humildemente con tu Dios” (Miqueas 6:8).

En junio del 2016, la Conferencia Mundial aprobó la Resolución 1314 que incluye: “La mayordomía es la respuesta de toda la vida a la gracia de Dios y al ministerio de Jesucristo.” Esta afirmación nos recuerda que nuestras vidas han de ser vividas como una respuesta a lo que Dios da y lo que recibimos. Nuestra respuesta es lo que da vida a la misión de Cristo y la mantiene evolucionando en el mundo.


Los seis principios de la Respuesta Generosa del Discípulo nos ayudan a cultivar—y expandir—nuestra verdadera capacidad como mayordomos fieles que viven generosamente:

1. Recibir los dones de Dios

2. Responder fielment

3. Alinear corazón y dinero

4. Compartir generosamente

5. Ahorrar sabiamente

6. Gastar responsablemente

Estos seis principios son un punto de partida. Nos guían en nuestra búsqueda de la mayordomía de toda la vida, pero no dan todas las respuestas. La Comunidad de Cristo acoge la Revelación Continua como una creencia y un Principio Duradero. ¿Elegiremos acoger y vivir los seis principios y permanecer abiertos a las perspectivas continuas?

Al final, la mayordomía de toda la vida siempre se trata acerca de elegir. Reconocemos que las inmerecidas bendiciones de Dios continúan fluyendo sin importar nuestras decisiones, ya que esta es la naturaleza de la gracia y generosidad de Dios. Sin embargo, Dios siempre nos invita a elegir alinear nuestra propia naturaleza de una manera que ayude a revelar el amor generoso de Dios a los demás. Cuando comprometamos nuestra vida entera a Dios por medio de vivir la misión de Cristo, estaremos haciendo nuestra parte para ayudar a dar lugar a la visión de Dios del shalom en la Tierra.

Para orientar nuestra búsqueda, oramos la Oración de la Misión:

¿Dios, a dónde tu Espíritu nos conducirá hoy?Ayúdame a estar totalmente despiertoy listo para responder.Concédeme el valor para arriesgarme a algo nuevoy convertirme en una bendición de tu amor y paz.Amén.


DESCUBRIR LA MAYORDOMÍA COMO UNA RESPUESTA DE TODA LA VIDAPor Richard Betts

Durante la Conferencia Mundial me senté en la Cámara de la Conferencia del Auditorio cuando se estaba considerando una nueva definición del diezmo. Mientras reflexionaba sobre las palabras en las declaraciones de afirmación, noté que la palabra mayordomía seguía apareciendo: “la mayordomía es una respuesta de toda la vida” y “una manera en que se expresa la mayordomía” y “como mayordomos fieles.”

“Mayordomía” era para mí una palabra anticuada usada para financiar a la Iglesia, parte de la jerga de la Iglesia de generaciones anteriores. Cuando era niño, en la Iglesia cada congregación tenía alguien que servía como comisionado de mayordomía, un papel posteriormente llamado oficial financiero de la congregación, así que la palabra “mayordomía” casi siempre era utilizada en el contexto de las finanzas, presupuestos de la Iglesia y pago de las cuentas.

Siempre creí que la mayordomía, el diezmo y la generosidad eran palabras intercambiables. En diferentes períodos de tiempo, una palabra era más popular que la otra, y había un ciclo en su popularidad y uso en la vida de la Iglesia. Todas se referían al dinero y a la viabilidad financiera de la Iglesia. Se utilizaban a menudo para expresar algo más que dinero, y a menudo estaban conectadas con las palabras tiempo y talentos. Realmente sólo significaba dinero.

¿Por qué hubo un repentino resurgimiento de la palabra mayordomía? ¿Era esto intencional o era simplemente el regreso de antiguas costumbres? ¿O era una incitación subconsciente y sutil del Espíritu?

Más adelante esa semana durante el mensaje final a la Conferencia Mundial, el presidente Steve Veazey dijo: “La generosidad pedida por la visión de Dios es acerca de la mayordomía como discipulado y crecimiento espiritual.”



Esto me llamó la atención porque era acerca de la mayordomía y para nada sonaba a dinero o diezmo.

Por primera vez había escuchado el término mayordomía siendo utilizado en relación a la misión, la visión de Dios (Sion), el discipulado y la espiritualidad. ¿Dónde estaba la mención obligatoria del tiempo, los talentos y el testimonio? Esto era acerca de la mayordomía como discipulado, no mayordomía y discipulado.

También en ese mismo mensaje, el Presidente Veazey habló acerca de cómo ciertos tipos de Cristianismo estaban predicando y enseñando una visión de la salvación cada vez más estrecha. Exhortó a la Iglesia diciendo: “La Comunidad de Cristo está llamada a proclamar una visión más amplia de la salvación. La visión de Dios es la salvación holística para las personas, las sociedades y la Tierra.”

Sentí que la Iglesia estaba siendo desafiada a recuperar la palabra “salvación” de aquellos que la habían secuestrado y reducido su significado dentro del


21Descubrir la mayordomía de toda la vida 21La búsqueda comienza

cristianismo. Era un llamado a nosotros para descubrir el significado más amplio y profundo. ¿Y si lo mismo es cierto también para la mayordomía? ¿Y si su significado también se había reducido? ¿Y si estábamos siendo llamados para recobrar la palabra mayordomía, no para enterrarla o suprimirla en el apéndice del tiempo o para evitar su uso, sino en cambio estábamos siendo desafiados a recuperarla y acoger su significado más completo?

Lo que descubrí fue que la palabra mayordomía nunca había desaparecido realmente; de hecho, la encontré mencionada en Doctrina y Pactos 162, 163, 164 y 165. Se había negado a ser silenciada y su presencia fue continuamente evidente a lo largo de los años que pensé que había sido minimizada y ocultada.

La verdad es que cada vez que escuchaba la palabra mayordomía dejaba de escuchar; suponiendo que sabía lo que vendría a continuación y que entendía lo que se decía, pero no era así. Entonces, ¿en qué se diferencian la mayordomía, el diezmo y la generosidad? Lo que descubrí fue toda una nueva forma de entender y vivir.

Descubrí que la mayordomía no se trata sólo de dar nuestro dinero; es más que sólo nuestras donaciones. Diezmar y dar son sólo una parte de la mayordomía, pero lo que hacemos con el 90 por ciento que conservamos ¡también es mayordomía! La manera en que gastamos nuestro dinero, usamos nuestro tiempo, cultivamos nuestros dones y talentos es una respuesta. No es sólo cuando regalamos algo, se trata de lo que hacemos con todo lo que tenemos, para que tengamos algo que dar.

Nuestra respuesta generosa es cuando cuidamos a la Tierra, nuestra respuesta generosa es cuando ponemos en práctica y desarrollamos nuestros dones y talentos. Nuestra respuesta generosa es cuando intencionalmente buscamos cumplir la visión de Dios con todo lo que tenemos y todo lo que somos. Eso no significa que regalemos todo.

Nuestra respuesta generosa es un auténtico y sincero agradecimiento que mostramos a Dios, no con el 10 por ciento que damos, sino el mostrar agradecimiento con el 90 por ciento que conservamos. Esa es la mayordomía como una respuesta de toda la vida y no una respuesta del 10 por ciento.

Lo que descubrí fue que la palabra mayordomía no era simplemente otra palabra que significa diezmo o dinero, sino que es en realidad otra palabra que significa misión, ministerio y discipulado.


PREGUNTAS DE REFLEXIÓN1. Al comenzar este libro, ¿cuál es su interpretación actual de la

mayordomía?

2. ¿Qué opina de la idea de que la mayordomía es la forma en que apoyamos la misión de Cristo, no sólo la mayordomía financiera sino la mayordomía de toda la vida?

3. ¿Cuáles son las implicaciones del tema de este capítulo para su jornada espiritual personal? ¿Para su congregación local? ¿Para su ministerio en el mundo?

ANÁLISIS: ENCONTRAR A DIOS EN MI VIDA• Enumere todos los aspectos, partes y recursos que actualmente

componen su vida. Por ejemplo: trabajo, escuela, familia, amigos, tiempo, finanzas, pasatiempos, iglesia, salud, etc.

• Seleccione 1–2 aspectos de vida en los cuales centrarse la próxima semana y orar por ellos.

• Mientras aborda estas partes de su vida, observe cuándo/cómo reconoce al Espíritu de Dios.

• Repita el paso anterior con aspectos de vida adicionales como una práctica continua.

• Revise su lista y note los aspectos de vida que están descuidados, desequilibrados o que no estén alineados con su discipulado.

• Elija uno de los aspectos sobre el cual concentrarse durante la semana. Imagine que su papel es mayordomo y pregunte, ¿cómo puedo usar más plenamente este aspecto o recurso para los propósitos de Dios? (Ejemplo: el aspecto/recurso del tiempo).

• En oración discernir el siguiente paso necesario y explore. (Ejemplo de tiempo: antes de ir a la tienda de comestibles, pídale a un miembro o amigo recluido que se reúna con usted, o lleve alimentos para él mientras compra).

• Repita el paso anterior con aspectos de vida adicionales como una práctica continua de mayordomía.


PRINCIPIO 1 RECIBIR LOS DONES DE DIOS


25Recibir los dones de Dios

Dios da a cada persona gracia ilimitada y amor interminable. Los dones de Dios para cada uno de nosotros se expresan a través de la vida y ministerio de Jesucristo.


RECIBIR PRIMEROLa vida es un don de Dios. En el principio, Dios creó el cosmos y todo lo que existe. Dios vio que era bueno. Independientemente de cómo entienda el relato de la creación, siempre hay un momento en que algo vino de la nada. Creemos que Dios es el creador generoso que sopló la vida en el mundo.

La creación entera es hecha por Dios como una expresión constante y viva de generosidad inconmensurable de Dios sin límites. La generosidad de Dios se revela en la majestuosidad de un hermoso amanecer, las olas en la playa, el rostro de un niño recién nacido, la música que toca nuestra alma. Todo lo que tenemos y todo lo que somos es un regalo que recibimos de Dios. Dios no está manteniendo un registro de las bendiciones dadas con la expectativa de una ganancia. Es un regalo. Dios simplemente bendice.

EL AMOR INCONDICIONAL DE DIOSNinguna expresión de gracia y generosidad es tan completa como la vida de Jesús, el hijo de Dios libremente dado a todos. Como la vida y el ministerio de Jesús demostraron, la gracia y el amor de Dios están disponibles para todos en igual medida. El amor de Dios es inquebrantable y no depende de nuestro buen comportamiento o buenas obras.

El don del hijo de Dios muestra la gracia y el amor de Dios. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo sino para que el mundo sea salvo por él” (Juan 3:16–17). La “gracia” expresa el don de Dios de la vida eterna y el compromiso de salvar al mundo.

La asombrosa generosidad de Dios en la vida de Jesús es el máximo ejemplo de generosidad. Dios nos amó y nosotros amamos en respuesta a ser amados. Nos volvemos íntegros cuando recibimos el don de Dios de Jesucristo dándonos cuenta de que todo lo que somos y tenemos es de Dios que da libremente sin ataduras.

BUSCAR Y ENCONTRAR: ACEPTAR O RECHAZAR

Dios generosamente da gracia ilimitada y amor interminable. Dios también nos da la opción de aceptar o rechazar su generosidad. Como discípulos


de Jesucristo, anhelamos aceptar la gracia y el amor de Dios en nuestras vidas. Cuando recibimos los dones de Dios, permitimos que Dios toque profundamente nuestras almas.

“Colectiva e individualmente, son amados con un amor sempiterno que se deleita en cada paso fiel que se toma. Dios anhela abrazarlos para que las heridas se sanen, lo vacío se llene, y la esperanza se fortalezca. No se aparten en orgullo, miedo, o sentido de culpabilidad del Ser que solamente busca lo mejor para usted y sus seres queridos. Vengan ante su Creador Eterno con mentes y corazones abiertos y descubran de nuevo las bendiciones del evangelio. Sean vulnerables a la gracia divina” (Doctrina y Pactos 163:10).

Esta Escritura describe el amor interminable de Dios por nosotros y la esperanza de Dios de estar cerca de nosotros. También nos invita a abrirnos a la gracia ilimitada de Dios. La gracia es un regalo recibido antes de que hayamos dado nada. Dios da el primer paso. La gracia es liberadora y transformadora.

“En su sentido más simple ‘gracia’ describe un don concedido libremente a los indignos. Es la palabra que las Escrituras usan para hablar de la hospitalidad infinita de Dios hacia nosotros” (Tony Chvala-Smith, Comprendiendo el camino, página 52). ¿Cómo nos volvemos más conscientes del amor y la gracia de Dios en nuestras vidas? Cuando nos abrimos, somos capaces de recibir las bendiciones de Dios que están más allá de toda medida. Participar en prácticas espirituales nos ayuda a estar abiertos y conectarnos con la generosidad de Dios. Puede conocer más acerca de las prácticas espirituales en http://www.CofChrist.org /spiritual-formation.

RECIBIR SIEMPRELa mayoría de los discípulos están abiertos a recibir la gracia y el amor generosos de Dios durante los buenos tiempos. Sin embargo, una pregunta desafiante en la vida es dónde encontrar la generosidad inconmensurable de Dios en los malos tiempos. El desafío del discípulo es encontrar la luz de la generosidad de Dios incluso cuando sentimos que estamos viviendo en la oscuridad.

Un paso importante hacia el descubrimiento de la mayordomía de toda la vida es recibir la gracia ilimitada y el amor interminable de Dios en cualquier

http://www.cofchrist.org/spiritual-formation

http://www.cofchrist.org/spiritual-formation


forma que adopte. Los amigos que se reúnen para llorar la pérdida de un ser querido. Extraños compasivos que trabajan juntos para llevar ayuda por catástrofe a una aldea remota. Los profesionales médicos que apoyan pacientemente a un paciente terminal durante decisiones difíciles. Estas circunstancias e innumerables más también revelan destellos de un Dios presente y generoso si abrimos nuestros corazones y mentes a la posibilidad.

INTERIOR Y EXTERIOR

En Jesús, vemos una vida llamada, guiada y sostenida por el Espíritu Santo. El viaje interior de la vida de Jesús fue intencional acerca de mantener una estrecha conexión con Dios. Los encuentros espirituales con la soledad, retiro, oración y meditación cultivaron esta conexión. Su viaje exterior fue tocado a través de conexiones personales y significativas con otras personas. Estas conexiones fueron experimentadas a través de recibir, compartir, tocar, sanar, enseñar, proclamar y buscar la justicia.


“Comprendan que el camino hacia la transformación va tanto adentro como afuera. El camino a la transformación es el sendero del discípulo” (Doctrina y Pactos 161:3d). Seguimos el ejemplo de Jesucristo y las experiencias de los discípulos fieles que nos precedieron. La mayordomía de toda la vida nos desafía a equilibrar el viaje interior y exterior de nuestra transformación de manera similar a la forma en que equilibramos nuestras vidas espirituales y materiales.

Tocados por el siempre presente Espíritu Santo, nuestro viaje interior de formación discipular incluye muchas facetas: la experiencia, las Escrituras y la oración. Las experiencias con el Espíritu Santo confirman que toda la vida es espiritual. Las Escrituras profundizan nuestra comprensión de Dios y moldean nuestra actitud, comportamientos y acciones.

La oración, en todas sus bellas formas y expresiones, nos une y enriquece nuestra experiencia de la presencia de Dios. La sanación de nuestro espíritu nos permite ser personas más compasivas. La adoración profundiza nuestra comprensión de la naturaleza sagrada de la vida y transforma nuestro testimonio en un testimonio vibrante del amor de Dios. En nuestro viaje exterior de discipulado, respondemos fielmente con amor y compromiso constantes con Dios. Respondemos voluntariamente al movimiento del Espíritu Santo y somos fieles a la misión de la Comunidad de Cristo de proclamar a Jesucristo y promover comunidades de gozo, esperanza, amor y paz.

Estas comunidades se convierten en una “familia global unida en el nombre de Cristo, comprometida con amor los unos por los otros, buscando el reino que anhelamos y al que siempre hemos sido llamados. Ese reino será un reino pacífico y será conocido como Sion” (adaptado de Doctrina y Pactos 161:6b).

Cuando somos generosos como Dios es generoso, liberamos la misión de Jesucristo para que toque muchas vidas en todo el mundo. Nuestra generosidad de tiempo, talento, tesoro y testimonio hace posible que la visión de Dios del shalom sea realidad y nos permita convertirnos en el pueblo que estamos llamados a ser. Nuestra generosidad abundante para lograr la misión de Cristo hace posible lo que parece de otra manera imposible. La urgencia de tener discípulos generosos dedicados plenamente a la causa de Sion nunca ha sido mayor.

ACEPTAR EL REGALOPor Stassi Cramm

“Entonces María, habiendo traído como medio litro de perfume de nardo puro de mucho valor, ungió los pies de Jesús y los limpió con sus cabellos. Y la casa se llenó con el olor del perfume” (Juan 12:3).

Jesús aceptó amablemente el regalo desmesurado de María. Aceptar el regalo no es tan fácil como suena. En la cultura occidental, se nos enseña desde una edad temprana a pensar más allá de nuestras propias necesidades y a recordar que es “mejor dar que recibir.”

Jesús era bueno para aceptar los regalos de otros—un vaso de agua, ungüento perfumado, un pescado, pan, una copa de vino, un lugar para quedarse—por mencionar algunos. Se ha dicho que Jesús siempre recibió antes de dar. Cuando estudiamos su vida, vemos que fue apoyado por la generosidad de los demás. Esto me dice que si Jesús tenía algo que recibir de la gente a su alrededor, yo también.

Muchas veces, cuando mi marido y yo hemos comido en un restaurante con mis padres, la comida ha terminado con un debate sobre quién paga por la comida. La “pelea” se puso tan intensa que una vez mi marido y mi papá accidentalmente rompieron la cuenta en dos. Ninguno de nosotros es bueno para recibir. Todos tenemos buenas razones por las que pensamos que deberíamos pagar la cuenta. Nuestro deseo de pagar se basa en nuestro amor por el otro. Queremos colmar de bendiciones al otro. Pero si somos realmente honestos, creo que parte del problema es nuestra incomodidad de ser los destinatarios del regalo generoso de otra persona.

Hace muchos años, estuve en Europa enseñando a nuestro personal sobre los seis principios de la Respuesta Generosa del Discípulo. Varias personas estaban teniendo dificultades con los conceptos. Uno de nuestros empleados resumió la idea de responder generosamente como lo que siente un hombre cuando se enamora de una mujer. Explicó que no hay nada que el hombre no haría para colmar a la mujer de las expresiones de su amor. De alguna manera, cuando pensamos en esta historia desde la perspectiva de la mujer, ser el destinatario de la grandiosa generosidad del otro es mucho más incómodo.



Después de muchos momentos vergonzosos a la hora de pagar la cuenta en los restaurantes, mi familia habló acerca de nuestra necesidad de aprender a seguir mejor el ejemplo de Jesús al aceptar regalos gentilmente. Recibir es una habilidad importante para los discípulos. Como discípulos primero recibimos y luego compartimos.

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito...” (Juan 3:16). Tenemos que superar nuestro sentido de falta de valía y estar dispuestos a recibir libremente la gracia que Cristo ofrece. Sólo después de que hemos aceptado este generoso regalo dado por Dios, podemos compartir realmente la paz de Cristo con los demás.

A medida que tratamos de evitar peleas cuando mi marido y yo íbamos a un restaurante con mis padres, cada pareja empezó a pagar su propio consumo. A medida que continuamos trabajando en aceptar gentilmente los dones de los demás, concluimos que el “pagar su propia cuenta” no se sentía bien. Ahora a menudo nos turnamos para pagar la cuenta. Esto nos permite participar en un mutuo dar y recibir a medida que desarrollamos nuestra capacidad para recibir y compartir generosamente.

PREGUNTAS DE REFLEXIÓN

1. ¿Cómo experimenta la gracia y la generosidad de Dios?

2. ¿Qué le impide recibir plenamente los dones de Dios?

3. ¿Cómo puede ayudar a otros a experimentar la gracia y la generosidad de Dios?


ANÁLISIS: LA PRÁCTICA DE “DAR GRACIAS”

• Establezca una meta de a cuántas personas les dará las gracias hoy.

• Preste atención a las acciones, palabras y actos de los demás durante sus interacciones.

• Busque razones básicas para estar agradecido, incluso si el momento es difícil o muy básico.

• Silenciosamente piense para sí mismo: “estoy agradecido con (esta persona) porque (dar una razón pequeña).”

• Dígales, “gracias” en ese momento, o recuerde darles las gracias más adelante en el día.

• Al final del día, repase su experiencia y agradezca a Dios por cada persona a la que le dio las gracias.


PRINCIPIO 2 RESPONDER FIELMENTE


Cuando respondemos fielmente al ministerio de Jesucristo nos hacemos responsables ante los otros, Dios y nosotros mismos. Nuestra respuesta a los dones de Dios del amor y la gracia es servir a los demás y dejar que la generosidad se vuelva parte de nuestra naturaleza.

35Responder fielmente


FIDELIDAD

Podríamos querer respuestas basadas en fórmulas sobre lo que se necesita para ser fieles, pero no hay una respuesta fácil. Esa es la naturaleza de la fe. Al mismo tiempo, la vida de Jesús nos da ideas sobre cómo vivir fielmente.

Por ejemplo, cuando se le preguntó a Jesús: “Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento de la ley?” Jesús le dijo: “’Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente’. Este es el grande y el primer mandamiento. Y el segundo es semejante a él: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas” (Mateo 22:34–40).

Amar a Dios, a uno mismo y a los demás está en la esencia de responder fielmente. Descubrimos a través de las Escrituras que una experiencia con el toque de Jesús a menudo conduce a un cambio positivo, permitiéndonos responder fielmente a través del amor. Escuchamos esta respuesta de la samaritana en el pozo cuando Jesús tocó su corazón y le ofreció agua de vida (Juan 4:4–26). Lo percibimos en el hombre paralítico que había yacido junto al estanque durante 38 años, cuando Jesús tomó su mano y le dio sanación (Juan 5:1–15). Lo vemos en la respuesta de los primeros discípulos que estaban en la playa cuando Jesús extendió la invitación a seguirlo (Marcos 1:16–20). Lo sentimos en la valentía de la mujer que padecía de hemorragia que respondió con fe al extender la mano para tocar el dobladillo de la túnica de Jesús (Lucas 8:43–48).

Todas estas personas se convirtieron en discípulos, a su manera, al aceptar un regalo ofrecido y elegir responder fielmente con amor. La mujer del pozo aprendió a amarse a sí misma y a acercarse para compartir con los demás. El hombre paralítico aceptó la sanación y entró a una vida nueva. Los discípulos renunciaron a las vidas que conocían para poder volverse parte de la misión de Cristo en la Tierra. La mujer que padecía de hemorragia quebrantó la ley, tocó a Jesús con fe y encontró integridad.

Cuando respondemos fielmente, Dios nos llama a seguir a Jesucristo con nuestro amor constante a Dios, a nosotros mismos y a nuestros prójimos. Jesús también nos desafió a amar a nuestros enemigos (Lucas 6:27). El amor para todos, incluyendo a nuestros enemigos, toma forma a través de ejemplificar


la gracia y generosidad de Dios. Nuestras acciones y comportamientos deben mostrar la gracia y la generosidad de Dios. “La gracia, como una expresión de la libertad de Dios, que no se puede encontrar en fórmulas rígidas. Cualquier cosa que nos lleve hacia Dios es gracia, y toda respuesta humana a Dios es una respuesta de la gracia” (Comprendiendo el camino, página 53).

Cuando aprendemos a amar como Dios, desarrollamos nuestra capacidad para expresar la gracia y la generosidad de Dios en nuestras relaciones con los demás. También desarrollamos nuestra fidelidad o capacidad para responder consistente y confiablemente como Jesús.

Los discípulos quieren volverse generosos como Dios es generoso. Tal generosidad aumenta nuestras donaciones más allá de lo que el mundo define como caritativo. La generosidad de Dios refleja más que una decisión inteligente; revela quién es Dios. Nuestra generosidad refleja quiénes somos como discípulos. La fidelidad y la generosidad son compañeros en el camino al discipulado.

SER RESPONSABLES ANTE LOS DEMÁS, DIOS Y NO-SOTROS MISMOS

Declaración de la Comunidad de Cristo sobre el discipulado: “Ser cristiano es más que tener una lista de ideas correctas; se trata de una obediencia radical a Jesús en cada parte de la vida. El amor ilimitado de Dios nos libera para llevar vidas de mayordomía responsable en las cuales ofrecemos generosamente nuestras vidas al servicio del reinado de Dios. El discipulado es un viaje interno y externo. Jesús nos llama a seguirlo e invitar a otros a experimentar el poder transformador de su gracia” (Compartir en la Comunidad de Cristo, página 16).

Vivir como mayordomos fieles de las bendiciones de Dios nos conecta unos a otros. Nuestro compromiso de vivir la misión de Cristo nos unifica. El Espíritu Santo nos guía sobre cómo usar nuestro tiempo, talentos, tesoros y testimonios para cumplir los propósitos de Dios a través de vivir la misión de Cristo. La forma en que respondemos está entrelazada y depende de cómo responden los demás. Entonces somos responsables, ante los demás, Dios y nosotros mismos, de estar centrados en lo que más importa. Doctrina


y Pactos 164:9f nos guía sobre tomar esa determinación: “La misión de Jesucristo es lo que más importa en el viaje por venir.”

Somos responsables ante los demás y ante Dios de vivir la misión de Cristo como la entendemos en Lucas 4:18–19, cuando Jesús proclamó su misión cuando leyó las escrituras de Isaías: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado para proclamar libertad a los cautivos y vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos y para proclamar el año agradable del Señor.” La Comunidad de Cristo explica la misión de Cristo a través de las cinco Iniciativas de Misión.

Utilizamos las cinco Iniciativas de Misión para guiar nuestro ministerio y más allá de eso, estas Iniciativas de Misión guían nuestras vidas. Practicar la mayordomía de toda la vida significa alinear nuestras elecciones, comportamientos, actitudes, palabras—todo— con estas iniciativas de misión. Es algo que practicamos y aprendemos.

La mayordomía de toda la vida es un proceso individual y colectivo. La familia, los amigos y otros discípulos nos guían a medida que crecemos. El beneficio del proceso colectivo se expresa mejor a través de las Bendiciones de la Comunidad uno de los nueve Principios Duraderos de la Comunidad de Cristo:

• La verdadera comunidad defiende el valor de las personas mientras provee una alternativa saludable al egocentrismo, aislamiento y conformismo.

• La comunidad sagrada provee oportunidades de apoyo y crecimiento para todas las personas, especialmente para aquellos que no pueden completamente cuidar de sí mismos.

• Valoramos nuestras conexiones y compartimos un sentido fuerte de confianza y pertenencia unos con otros, incluso si nunca nos hemos conocido.

Ser responsables ante los demás, Dios y nosotros mismos no es nuevo. “Hermanos, también les exhortamos a que amonesten a los desordenados, a que alienten a los de poco ánimo, a que den apoyo a los débiles, y a que tengan paciencia hacia todos” (1 Tesalonicenses 5:14). Es una bendición probada de la comunidad.


Nos ayudamos unos a otros a desarrollar nuestro discipulado como mayordomos de toda la vida por medio de compartir historias de lo que nos está funcionando bien. Damos consejo sobre la toma de decisiones. Ofrecemos apoyo cuando la vida es dura y hacemos comentarios útiles cuando vemos algo que no está bien alineado con los propósitos de Dios.

A pesar de que somos responsables ante los demás, esto no significa que seamos los jueces de los demás. Significa que nos apoyamos mutuamente.

Doctrina y Pactos 163:4a nos recuerda nuestra interconexión: “Dios, el Creador Eterno, llora por los pobres, los desplazados, los maltratados, y los enfermos del mundo debido a su sufrimiento innecesario. Tales condiciones no son voluntad de Dios. Abran sus oídos para escuchar la súplica de madres y padres en todas las naciones quienes desesperadamente buscan un futuro de esperanza para sus niños. No se aparten de ellos. Porque en su bienestar reside el bienestar de ustedes.”

Como parte de la comunidad de fe, la fortalecemos cuando elegimos ser responsables de nuestra propia vida. Esto incluye reconocer que Dios y los demás pueden ayudarnos a ser lo que Dios planeó para nosotros. Necesitamos ser receptivos a las sugerencias y a la orientación de los demás. Juntos tenemos la capacidad de ser una bendición para el mundo cuando compartimos generosamente todas las facetas de nuestras vidas.

LA GENEROSIDAD FLUYE COMO UNA RESPUESTA “¿En qué beneficia a una persona si se le da un regalo y no lo recibe? La persona no se regocija con el regalo, ni la persona se regocija con la persona que dio el regalo” (adaptado de Doctrina y Pactos 85:7). Recibir las bendiciones de Dios nos prepara para compartir.

Cuando elegimos recibir los dones de Dios de amor y gracia, queremos responder. Ajustamos nuestras actitudes y comportamientos para reflejar mejor el ejemplo de Jesucristo. Cuando vemos y recibimos regularmente la generosidad abundante de Dios, nuestras vidas se vuelven cada vez más generosas. Nos volvemos más como Cristo en nuestra vida.

Considere la segunda carta a los Corintios. El apóstol Pablo está pidiendo a los Corintios que apoyen financieramente a la iglesia en Jerusalén. Comienza diciéndole a los Corintios lo que las iglesias macedonias han compartido a


pesar de los tiempos difíciles y la pobreza. Aunque Pablo está comprometido a apoyar a los pobres, también apoya la oportunidad de todos de responder a los dones espirituales recibidos. Este significado más profundo de responder se explica en Romanos 15:27: “Pues les pareció bien [a las iglesias en Macedonia, Galacia y Acaya, y son deudores a ellos; porque si los gentiles han sido hechos participantes de sus bienes espirituales, ellos también deben servirles con sus bienes materiales.”

Echemos un vistazo a lo que dijo el apóstol Pablo:

“Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a las iglesias de Macedonia, porque, en las grandes tribulaciones con que han sido probadas, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad. Doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aún más allá de


sus fuerzas, pidiéndonos con muchos ruegos que les concediéramos el privilegio de participar en este servicio para los santos. Y no como lo esperábamos, sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor y luego a nosotros, por la voluntad de Dios...” (2 Corintios 8:1–5).

Otro ejemplo de ser generoso es la ofrenda de la viuda pobre.

“Estando Jesús sentado frente al arca del tesoro, observaba cómo el pueblo echaba dinero en el arca. Muchos ricos echaban mucho, y una viuda pobre vino y echó dos monedas pequeñas de poco valor. Él llamó a sus discípulos y les dijo: “De cierto les digo que esta viuda pobre echó más que todos los que echaron en el arca. Porque todos han echado de su abundancia; pero esta, de su pobreza, echó todo lo que tenía, todo su sustento” (Marcos 12:41–44).

Estas historias nos recuerdan que incluso la pobreza extrema puede producir una abundancia de generosidad y un deseo de compartir. La alegría abundante de la iglesia macedonia fue una respuesta al derramamiento de la gracia de Dios durante sus tiempos difíciles. Del mismo modo, la viuda compartió generosamente a pesar de las difíciles circunstancias financieras. En ambas historias, los dones de gracia y amor de Dios fueron recibidos tan plenamente que quisieron compartir lo poco que tenían con los demás. Ser generoso no depende de la riqueza pero tampoco está prohibido por la riqueza. Los regalos grandes y pequeños pueden ser iguales en la magnitud de su generosidad.

COMPARTIR CON GRATITUD

“Escucha los testimonios de aquellos que responden generosamente. Sigue el anhelo de tu alma de volver a casa a la gracia y generosidad de Dios. Deja que la gratitud te muestre el camino” (Doctrina y Pactos 165:2b). Cuando entendemos que el amor y la gracia de Dios nos son dados libremente, eso nos libera a su vez, para compartirlos libremente. Nuestra capacidad de ser generoso emerge de un espíritu de agradecimiento y no de la carga de endeudamiento.

Las bendiciones de Dios nos transforman a medida que adquirimos una comprensión más profunda de lo que trata la visión de Dios del shalom y cómo podemos ayudar a crearla. Eso es lo que hace que la generosidad extraordinaria de las iglesias macedonias y de la viuda sea “normal” para


los constructores del reino de Dios. Damos porque hemos experimentado un destello de la visión de Dios para el mundo. Respondemos por gratitud y no por deuda. Cuando respondemos por gratitud, entendemos que las bendiciones de Dios se dan libremente. Cuando respondemos por deuda, creemos que le debemos algo a Dios. El endeudamiento cuando se relaciona con ser generoso es un sentimiento negativo. Dios no está manteniendo un registro de las bendiciones dadas con la expectativa de una ganancia. Dios no quiere que respondamos porque sintamos que tenemos que responder o “por mandamiento o compulsión” (Doctrina y Pactos 163:9). Dios simplemente bendice.

Cuando somos “vulnerables a la gracia divina” (Doctrina y Pactos 163:10), estamos abiertos a recibir las bendiciones de Dios, lo cual nos hace ser más generosos como Dios. Como se mencionó anteriormente, las prácticas espirituales nos ayudan a abrir nuestros corazones y mentes a la guía del Espíritu Santo. Entonces respondemos por gratitud queriendo transmitir lo que hemos recibido.

“Libremente hemos recibido y damos libremente” (adaptado de Mateo 10:8). Generosidad siempre enriquece nuestras vidas. Nos hace más de lo que éramos. Agrega a nuestras vidas; nunca resta. Nos volvemos instrumentos de Dios en una expresión en constante crecimiento de la gracia, la gratitud y la generosidad.

SERVIR A LOS DEMÁS

Recibir las bendiciones de Dios nos lleva a servir a Dios ansiosamente. Entendemos que servimos a Dios cuando cuidamos de uno mismo, de la familia, de otros y de la creación. “... Cuando sirves a otras personas, estás sirviendo a Dios” (adaptado de Mosías 1:49).

Cuando compartimos la gracia y el amor de Dios a través del servicio a los demás, descubrimos que las bendiciones de Dios son ilimitadas: entre más damos, más bendiciones son recibidas. Es un efecto boomerang, lo que significa que cuanto más tratamos de dar, más vuelven a nosotros. Recibir y dar son acciones iguales y recíprocas que crean un ciclo continuo. Cuando extendemos nuestras vidas en servicio a otros, aprendemos que recibimos incluso cuando estamos dando. Dar y recibir se integran en un ciclo donde uno incita lo otro.


Este ciclo de dar y recibir, no debe ser confundido con lo que es conocido como el evangelio de la prosperidad o de la teología de la prosperidad. El evangelio de la prosperidad es la creencia de que Dios premia la fidelidad y la generosidad financiera a través de una mejor salud y una mayor riqueza. Una historia sencilla sería una persona que dio hasta la última moneda a la iglesia a pesar de que no podía pagar sus cuentas y luego recibió un cheque inesperado en el correo que cubre más que las cuentas. La conclusión de la persona, aplicando el evangelio de la prosperidad, sería que Dios recompensó la generosidad de la persona.

Recibimos los dones de Dios que entendemos que fluyen libremente. No ganamos los dones de Dios a través de nuestros actos fieles. Como discípulos, somos llamados entonces a compartir los dones de Dios con los demás. El dar nos bendice y crea nuevas relaciones que ofrecen más oportunidades para compartir. Y el ciclo continúa.

Este ciclo continuo nos mantiene conectados con Dios y con los demás. A través de estas conexiones, descubrimos que Dios da a cada uno—y a toda la comunidad—gracia y amor. Así que, individual y colectivamente, recibimos las bendiciones de Dios y nosotros, a su vez, bendecimos a los demás. Cuando respondemos juntos, damos forma a la visión de Dios del shalom a través de una vida fiel y generosa.

La vida y ministerio de Jesucristo expresa los dones de Dios para cada uno de nosotros por medio de dar vida al amor de Dios por nosotros. Nosotros amamos porque él nos amó primero (1 Juan 4:19). Como aquellos que son amados, nos esforzamos por alinear nuestras actitudes, comportamientos y acciones con nuestra mejor comprensión de cómo vivió Jesús. A medida que moldeamos nuestras vidas como la de Jesús, mantenemos viva la misión de Jesús, desarrollamos nuestra generosidad y aumentamos nuestra capacidad de compartir.

Considerar esta historia de Alma en el Libro de Mormón: “Y Cuando el sacerdote hubo compartido la palabra de Dios con ellos, volvieron a su trabajo. Sabían que eran iguales y cada uno trabajaba dentro de su capacidad. Contribuían a otros basándose en lo que ellos mismos habían recibido. No gastaban extravagantemente en ellos mismos sino que se ocupaban de sus necesidades básicas. Se centraban en los ministerios y las necesidades


de la iglesia. Como resultado, la comunidad regresó a un estado de paz. Debido a su prosperidad vestían, alimentaban y curaban a aquellos menos afortunados. El enfoque principal no estaba en el beneficio financiero personal y esto les ayudó a ser generosos con todas las personas, tanto jóvenes como ancianos, tanto miembros de la iglesia como no miembros de la iglesia sin restricciones en cuanto al género u otras afiliaciones porque todos eran valorados” (Parafraseado de Comunidad de Cristo Alma 1:38–42, 45–46).

Si leemos sólo estos versículos de Alma, podríamos suponer que los tiempos de prosperidad permiten compartir generosamente. Podríamos de manera inapropiada concluir que esta historia apoya la teología de la prosperidad de que nuestras obras conducen a la generosidad de Dios. Podríamos olvidar que la generosidad de Dios se da libremente y no se gana.

Recuerde la generosidad de la iglesia de macedonia a pesar de su mala situación financiera (2 Corintios 8:1–5). Recuerde la generosidad de la ofrenda de la viuda pobre (Marcos 12:41–44). Los principios de estas historias bíblicas nos hacen buscar más profundamente la fuente de la generosidad en la historia de Alma. El testimonio en Alma es que la gente experimentó la paz al aprender a compartir las bendiciones de Dios. De estas historias de las Escrituras aprendemos:

Primero, escuchar la palabra de Dios.

Segundo, reconocer el valor de todas las personas.

Tercero, vivir el principio de que todas las personas son llamadas según sus dones.

Cuarto, tomar decisiones de estilo de vida de tal manera que tengan sustancia para compartir.

Quinto, prestar atención a los asuntos de la iglesia o podríamos decir, vivir la misión de Cristo.

Como estos discípulos, desarrollamos nuestra capacidad para la generosidad a medida que practicamos la mayordomía de toda la vida al cuidar de nosotros mismos y de los demás. Una vida dirigida por la mente y el corazón de Cristo es liberada para compartir. La vida de un discípulo es siempre la vida de un siervo. Una vida de generosidad no es sólo sobre dar más; es sobre ser más.


IMITAR LA GENEROSIDAD DE DIOS

“Libera la plena capacidad de la misión de Cristo a través de la generosidad que imita la generosidad de Dios” (Doctrina y Pactos 165:2a). Recibir el amor y la gracia de Dios nos permite recobrar nuestra verdadera naturaleza. Dios nos creó a su propia imagen. Es nuestra naturaleza ser generosos como Dios. El compartir de Dios generosamente nos transforma. Respondemos por medio de cambiar nuestros estilos de vida.

Esta transformación es un proceso continuo de convertirse en lo que estaba planeado para nosotros. Aprendemos a ejercer nuestra generosidad una elección o decisión a la vez. Eventualmente se vuelve nuestra tendencia


natural el responder generosamente porque hemos desarrollado nuevos hábitos de comportamiento. Esto nos permite vivir la vida a la imagen que Dios creó.

“El dar comienza y termina con Dios. Si lo notáramos y lo imitáramos en nuestras propias vidas, experimentaríamos la libertad del tipo de cultura que nos impulsa a siempre tener miedo de si tendremos suficiente.

“Nos liberaría para ser discípulos generosos que dan con entusiasmo, y dan con alegría solo por dar. Esa alegría se multiplica cuando la vemos transformada en ministerios que bendicen a la gente con el Evangelio.

“Es un ciclo interminable de gracia y generosidad al que estamos invitados a participar. Es una invitación. Si pudiéramos poner eso en nuestros corazones y mentes y lo dejáramos crecer con nuestra comprensión de cuál es nuestra verdadera capacidad para dar, seríamos bendecidos, y el reino de Dios sin duda se acercaría” (presidente Steve Veazey, Sesión presidencial de preguntas y respuestas, parte II, Herald de Julio del 2015).

El aprender a vivir vidas generosas viene cuando abrimos nuestras vidas a Dios a menudo e intencionalmente. El dar se vuelve completo no por la cantidad del donativo , sino solamente cuando el Espíritu de Dios obra en nosotros para inspirar y moldear la bendición de dar. Cuando participamos en actos de generosidad, no sólo participamos en la naturaleza de Dios, sino que hacemos visible la obra del amor.

La manera en que recibimos la gracia y la generosidad de Dios y la compartimos con otros se resume en los puntos de este Principio Duradero:

• La gracia de Dios, especialmente revelada en Jesucristo, es generosa e incondicional.

• Habiendo recibido la gracia generosa de Dios, respondemos generosamente y recibimos amablemente la generosidad de los demás.

• Ofrecemos todo lo que somos y tenemos a los propósitos de Dios revelados en Jesucristo.

• Compartimos generosamente nuestro testimonio, recursos, ministerios y sacramentos según nuestra capacidad verdadera (Compartir en la Comunidad de Cristo, página 12).


COMPLETAR EL CICLO DE DAR Y RECIBIRPor Monica English

Cuando permitimos que el amor de Dios entre a nuestros corazones, somos transformados y nuestra transformación se muestra a través de nuestras propias acciones e interacciones.

Cuando era una niña, me dieron una copia del preciado libro de Shel Silverstein, El árbol generoso. Saqué el libro de mis estantes muchas veces. Recuerdo la cubierta verde con un fantástico dibujo de un niño extendiendo los brazos para atrapar una manzana roja que el árbol se había inclinado para dejarla caer en sus brazos expectantes. Me encantaban las extravagantes ilustraciones y la dulce historia de un árbol que da lo que puede para traer felicidad al niño que amaba.

El libro relata el cuento de un manzano que ama a un niño. El niño crece de niño a adolescente, de adolescente a adulto y de adulto a un hombre en sus últimos años. A lo largo de la historia el árbol da desinteresadamente al niño. Primero el árbol da ramas para columpiarse y sombra para dormir. Después da manzanas para vender para que el niño pueda tener dinero. Cuando el niño se convierte en un hombre el árbol ofrece sus ramas, la cuales el niño corta y se lleva para construir una casa.

Después vuelve al árbol, queriendo un bote que lo lleve lejos. El árbol da su tronco y es reducido a un tocón. Cuando el niño regresa siendo un hombre viejo y encorvado, el árbol se angustia porque ha dado todo y no le queda nada que dar. El niño le dice, que en este punto de su vida, sólo quiere un lugar para sentarse y descansar. El árbol se endereza e invita al niño a sentarse, lo cual hace y el libro termina con la frase: “y el árbol fue feliz.”

A través de la lente de una niña, esta era una historia dulce y hermosa. A medida que pasaron los años, me ha incomodado cada vez más el mensaje retratado en El árbol generoso, reconociéndolo como la historia de alguien que da y da y alguien toma y toma. El niño no corresponde a la generosa ofrenda del árbol con su propia expresión de generosidad recíproca, sino que



en cambio acepta lo que se le ofrece una y otra vez y se va, sólo regresando cuando está en una situación de necesidad una vez más. El niño no es transformado por lo que recibe, sólo temporalmente satisfecho.

¿Cuán a menudo somos como este niño, viniendo a Dios cuando tenemos necesidades, recibiendo lo que se da sin responder generosamente a su vez? Si verdaderamente somos discípulos de Cristo, ese discipulado nos lleva a recibir de Dios y también a dar de lo que tenemos.

He elegido vivir mi discipulado en la Comunidad de Cristo. En la Comunidad de Cristo siento el amor de Dios y el amor de la comunidad. Parte de la manera de expresar mi gratitud es a través de vivir mi vida de una manera que haga que sea posible apoyar a la Iglesia a través de mi tiempo, energía y finanzas. Devolver de estas maneras se ha vuelto una práctica espiritual, una ofrenda sagrada, una expresión de amor.




1. ¿Qué significa la fidelidad para usted?

2. ¿Qué piensa acerca de la idea de que somos responsables ante los demás y ante Dios?

3. ¿Cuál es el mayor acto de generosidad que ha presenciado de otra persona?


ANÁLISIS: DESCUBRIR EXPRESIONES DE DIOS

• Considere lo que la “mayordomía de toda la vida” significa para usted. ¿Cómo podría verse, sentirse y sonar? ¿Cómo podría esta experiencia de la mayordomía de toda la vida hacer que usted se mueva y actúe en el mundo?

• Seleccione una canción, vídeo, película, poema, himno, cuadro/pintura, Escritura, libro, danza, animal, lugar en naturaleza, etc.; cualquier cosa que exprese su comprensión actual de la mayordomía de toda la vida y en que se siente llamado a convertirse (o ¡cree algo usted mismo!).

• ¿Cómo puede la inspiración recibida de esta naturaleza/forma de arte ser aplicada en su vida? Piense en dos ideas, a continuación, póngalas en acciones específicas durante la próxima semana. Ponga atención a esas acciones y cómo se relacionan.

• Al final de la semana, comparta con otros la importancia de su expresión de arte/naturaleza como discípulo y mayordomo responsable, y la experiencia de su semana. Si es posible, muestre sus objetos.

• Repita a menudo: estar abierto a descubrir y celebrar a Dios de nuevas maneras.


PRINCIPIO 3 ALINEAR CORAZÓN Y DINERO


Administrar el dinero que tenemos, sin importar la cantidad, expresa nuestro deseo de amar y ayudar Dios, al prójimo, a nosotros mismos y al mundo. Cuando nos enfocamos en dar para los propósitos de Dios, nuestros corazones se alinean más con el corazón de Dios.

51Alinear corazón y dinero


DONDE ESTÉ TU TESORO

El Evangelio de Mateo registra el “Sermón del monte” de Jesús. Jesús dio un robusto consejo sobre nuestras posesiones terrenales:

“No acumulen para ustedes tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido corrompen, y donde los ladrones se meten y roban. Más bien, acumulen para ustedes tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido corrompen, y donde los ladrones no se meten ni roban. Porque donde esté tu tesoro, allí también estará tu corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo. Así que, si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará lleno de luz. Pero si tu ojo es malo, todo tu cuerpo estará en tinieblas. De modo que, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡cuán grande es esa oscuridad! Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá al uno y amará al otro, o se dedicará al uno y menospreciará al otro. No pueden servir a Dios y a las riquezas” (Mateo 6:19–24).

Las bendiciones de Dios para el mundo y el amor por la creación son eternas. Jesús nos recordó que nuestras posesiones terrenales no tienen un valor eterno. Muchas de estas posesiones finalmente se volverán insignificantes, terminarán en la basura o en el contenedor para reciclaje. Contrastó la naturaleza de nuestras posesiones terrenales con la naturaleza eterna de lo que hemos recibido de Dios. Ni la muerte ni el paso del tiempo puede romper la conexión de Dios con el mundo.

Jesús enseñó que donde invertimos nuestras vidas indica lo que es importante para nosotros. Jesús nos animó a invertir nuestros tesoros en el cielo. Invertir nuestros tesoros en el cielo puede ser interpretado como usar todo lo que tenemos de maneras que glorifiquen a Dios y ayuden a cumplir la misión de Cristo. Siguiendo el patrón de lo que Jesús dijo: debemos poner nuestro tesoro donde queremos que esté nuestro corazón. Identificamos proyectos y personas que se alineen con los propósitos de Dios y comenzamos a donar para estos. En el acto de dar descubrimos que nuestros corazones seguirán nuestro tesoro. Jesús nos enseñó esta manera de cultivar la generosidad. Podemos utilizar nuestro tesoro como una herramienta para guiar nuestros corazones hacia las prioridades de Dios. Cuando alineamos nuestros corazones con Dios, nuestras vidas son un testimonio viviente de lo que creemos acerca de Dios, de los demás y del mundo.


No siempre tenemos éxito al usar nuestros tesoros de maneras que apoyen los propósitos de Dios en el mundo y alineen nuestros corazones con Dios. Esta es la razón por la cual el arrepentimiento y el perdón son importantes para nuestra búsqueda de la mayordomía de toda la vida. Cuando no alcanzamos a invertir nuestros tesoros en el cielo, debemos arrepentirnos, pedir perdón y ser mejor.

“Porque donde esté tu tesoro, allí también estará tu corazón” sugiere que nuestro corazón tiende a seguir nuestro tesoro. La mayoría de nosotros piensa que esto significa que debemos poner nuestro tesoro donde está nuestro corazón. Realmente dice que debemos poner nuestro tesoro donde queremos que esté nuestro corazón, porque nuestro corazón seguirá a nuestro tesoro. Tal vez deberíamos pensar en nuestra respuesta financiera como una forma de alinear nuestros corazones con los propósitos de Dios.

Jesús también enseñó que lo que nuestros ojos ven tiene un efecto en toda nuestra vida. Si nuestros ojos están llenos de luz, entonces todo nuestro cuerpo está lleno de luz. La enseñanza en la Escritura de Mateo está entre los temas de invertir los tesoros de uno y a quién uno debe servir. Para interpretar esta enseñanza, la consideramos en el contexto del pasaje general. Estamos confundidos y no nos enfocamos en Dios si nuestra actitud no es correcta acerca de nuestras posesiones terrenales. Jesús enfatizó la necesidad de que centremos nuestros corazones en Dios y en aquellas cosas que glorifican a Dios. Él nos enseñó a llenar nuestra vida entera con lo que glorifica a Dios, eligiendo servir a Dios y no a nuestras posesiones materiales.

MANTENER UNA PERSPECTIVA SALUDABLE SOBRE LA RIQUEZA

Nuestra generosidad relativa al tiempo, talento, tesoro y testimonio son ofrendas de amor a Dios y a su mundo. Los actos de generosidad son importantes no sólo por lo que hacen, sino por lo que representan. Los actos más significativos conllevan una gran relevancia espiritual porque representan el deseo de nuestros corazones de darlo todo a Dios. A medida que vivimos cada vez más cerca de Dios nuestros corazones anhelan dar tan completamente como Dios da.


Jesús indicó en palabras simples el asunto alrededor de nuestras posesiones terrenales. Él dijo que sólo podemos seguir a un dios, y, si elegimos convertir a la riqueza en el dios al que servimos, entonces no podemos servir a Dios. Jesús contó la “Parábola del rico insensato,” en el “Sermón de la llanura,” registrado en el Evangelio de Lucas:

“Y [Jesús] les dijo: Miren, guárdense de toda codicia, porque la vida de uno no consiste en la abundancia de los bienes que posee.” Entonces les refirió una parábola, diciendo: “Las tierras de un hombre rico habían producido mucho. Y él razonaba dentro de sí diciendo: “¿Qué haré? Porque ya no tengo dónde juntar mis productos” Entonces dijo: “¡Esto haré! Derribaré mis graneros y edificaré otros más grandes. Allí juntaré todo mi grano y mis bienes, y me diré a mí mismo: Muchos bienes tienes almacenados para muchos años. Descansa, come, bebe, alégrate.” Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta noche vienen a pedir tu vida; y lo que has provisto, ¿para quién será?.” Así es el que hace tesoro para sí y no es rico para con Dios” (Lucas 12:15–21).


La primera lectura de esta parábola podría llevar a suponer que Jesús se opone a la acumulación de riqueza. La lectura de esta parábola en combinación con las lecciones de Jesús sobre la riqueza del “Sermón del monte “ produce una conclusión diferente. Esta parábola no enseña que la riqueza en sí sea un problema; sin embargo, Jesús claramente advirtió que la riqueza tiene un encanto deiforme. El peligro viene cuando confiamos en la riqueza en lugar de Dios para nuestra seguridad en general.

La palabra griega para necio es aphron, que significa “sin razón” o “la falta de sentido común para la percepción de la realidad de las cosas naturales y espirituales,” http://gospelhall.org/bible/bible.php?search=FOOL&dict=vine &lang=english.

Dios no está diciendo simplemente que este hombre es tonto o estúpido; Dios lo está acusando de no lograr ver cómo su abundancia puede ser usada para los propósitos de Dios en el mundo. Con personas hambrientas y necesitadas a su alrededor, ¿cómo es que este hombre rico no sabe qué hacer con su abundancia?

En Mateo 12:33 y Lucas 12:31, Jesús nos desafió a buscar primeramente el reino de Dios, y prometió entonces que Dios proveerá todo lo que necesitamos realmente. La riqueza buscada para propósitos del reino es una inversión en la voluntad de Dios. Si buscamos riqueza para tener poder y progreso personal, sustituimos estos por nuestra relación con Dios.

Volviendo al Libro de Mormón, descubrimos que Jacob dio instrucciones similares al pueblo de Nefí después de la muerte de Nefí:

“Trata a tu prójimo como a ti mismo, se amigable con todos y da de ti mismo para que todos puedan compartir. Antes de buscar la riqueza personal, busca primero el reino de Dios. Una vez que hayas encontrado la esperanza a través de Cristo, encontrarás riqueza si la buscas porque encontrarás riqueza para el bien de otros. Buscarás riqueza para ayudar a otros, alimentarlos y vestirlos y traerles justicia y sanación” (Parafraseado de Comunidad de Cristo (Jacob 2:22–24).

Las instrucciones de Jacob apoyaron las enseñanzas de Jesús acerca de la riqueza. Primero, debemos buscar el reino de Dios. Segundo, recibimos

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esperanza en Cristo del amor y la gracia de Dios. Tercero, si buscamos riqueza, entonces debemos buscarla sólo para hacer la voluntad de Dios.

Esta comprensión de la riqueza estuvo presente en los comienzos del movimiento de la Restauración. Las riquezas no se limitan a las posesiones que ganamos. Incluyen riquezas intangibles del Espíritu dado por Dios: “No procuréis riquezas, sino sabiduría; y he aquí, los misterios de Dios os serán revelados, y entonces seréis ricos. He aquí, quien tiene la vida eterna es rico” (Doctrina y Pactos 6:3b–c).

Estas exhortaciones y advertencias de las Escrituras son tan válidas hoy como cuando fueron escritas. Dios todavía nos llama a buscar primero el Reino de Dios. Buscar primero el reino de Dios está expresado en la misión de la Comunidad de Cristo: “Proclamamos a Jesucristo y promovemos comunidades de gozo, esperanza, amor y paz.”

Si nos comprometemos con todo lo que somos y todo lo que tenemos para cumplir esta misión, entonces nuestros corazones permanecerán centrados en la voluntad de Dios y la luz de Dios llenará nuestras vidas. Como discípulos comprometidos con la misión de Cristo, nuestra generosidad siempre es en respuesta a la creciente revelación de la gracia maravillosa de Dios. La medida verdadera de la generosidad es una medida del deseo de nuestros corazones.

PLANIFICACIÓN Y ADMINISTRACIÓN FINANCIERA FIEL

En muchas culturas, el dinero y las posesiones terrenales son tan poderosos que tenemos que aprender a lidiar fielmente con ellos. Independientemente de la cantidad de dinero que tengamos, decidimos diariamente sobre cómo usarlo. Además del dinero, en algunos lugares, los productos básicos como las semillas y el ganado se utilizan en lugar de la moneda. En estas situaciones, existe el mismo desafío.

La manera en que usamos cualquier medio que tengamos influirá en donde estará enfocado nuestro corazón. Tenemos que entender, organizar y administrar nuestras vidas financieras o materiales para liberar la capacidad de dar generosamente a la misión de Cristo. Si no somos deliberados en nuestra planificación y administración financiera, podemos llegar a estar


tan concentrados en acumular posesiones que olvidamos vivir la misión de Cristo que crea la visión de Dios del shalom.

Si percibimos que tenemos poca riqueza en cualquier forma que tenga, dependiendo de nuestro entendimiento y nuestra actitud, nuestra vida puede llegar a preocuparse con lo que no tenemos y en lo que se necesitará para conseguir más. Podemos llegar a estar tan esclavizados por la búsqueda de la riqueza o por la envidia de la riqueza de los demás que nuestros corazones ya no se enfocan en la voluntad de Dios, y nuestros ojos ya no están llenos de la luz de Dios. Si no tenemos cuidado, nos encontraremos sirviendo a la búsqueda de la riqueza en lugar de servir a Dios y la búsqueda del reino de Dios.

Refiriéndose de nuevo a la “parábola del rico insensato,” si tenemos mucha riqueza, podemos llegar a ser seducidos por la necesidad de ganar más riqueza. Podemos ser tentados a confiar en nuestra riqueza más de lo que confiamos en Dios. Por lo tanto, centramos nuestros corazones en las posesiones materiales y nuestros ojos reflejan la oscuridad de esa elección. De nuevo, si no tenemos cuidado, nos encontraremos sirviendo a la búsqueda de la riqueza en lugar de servir a Dios y la búsqueda del reino de Dios.

La manera en que manejamos nuestras finanzas o vidas materiales es una forma en la que respondemos a la gracia y al amor de Dios. La planificación financiera fiel nos ayuda a usar nuestro dinero u otros bienes para que nuestras decisiones expresen de maneras tangibles y significativas nuestro amor por Dios, el prójimo, la creación y uno mismo. Necesitamos ser deliberados y devotos acerca de nuestra planificación y administración financiera, de modo que nuestra respuesta financiera esté alineada con los propósitos de Dios.

La planificación financiera fiel significa elaborar un presupuesto que incluya compartir, ahorrar y gastar de una manera que apoye nuestros Principios Duraderos y nuestras creencias. Una buena administración financiera significa practicar la disciplina de vivir dentro del presupuesto que hemos creado ya sea que este sea un presupuesto centrado en el dinero o en otros recursos materiales que usamos para sostener la vida y compartir con los demás. Significa ajustar el presupuesto solo cuando sea absolutamente necesario.


Cuando los ajustes sean necesarios, desarrollamos un nuevo presupuesto y comenzamos a practicar de nuevo la disciplina de vivir dentro del nuevo presupuesto. Las razones para cambiar el presupuesto son muchas pero incluyen un cambio en el salario o en los gastos básicos. Decidir repentinamente que necesitamos el último aparato de moda no es una razón para cambiar el presupuesto. Aprender a ahorrar pacientemente para compras mayores o la última tecnología nos ayuda a ver la perspectiva más amplia hacia el reino de Dios.


Nuestro presupuesto comienza con identificar cuánto ingreso tenemos para utilizar. Tenemos que ser realistas sobre lo que podemos hacer con nuestras finanzas. La elaboración de presupuestos nos ayuda a planificar para tomar decisiones responsables. Administrar dentro del presupuesto nos ayuda a vivir dentro de nuestras posibilidades. Como se describe en Lucas 14:28–35, “Porque ¿cuál de ustedes, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? No sea que después de haber puesto los cimientos, y al no poderla terminar, todos los que la vean comiencen a burlarse de él diciendo: ‘Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar.’” “Administrar dentro de nuestras posibilidades” indica que no compartiremos, ahorraremos o gastaremos más de lo que tenemos disponible.

NUESTRA RESPUESTA FINANCIERA

Tenemos circunstancias financieras individuales; sin embargo, Dios llama a todos a acoger los principios del discípulo generoso. Esto mantiene nuestros corazones enfocados en la voluntad de Dios, y nuestros ojos llenos de la luz de Dios. “No sea que digas en tu corazón: ‘Mi fuerza y el poder de mi mano me han traído esta prosperidad’. Al contrario, acuérdate del SEÑOR tu Dios. Él es el que te da poder para hacer riquezas, con el fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día” (Deuteronomio 8:17–18).

Se nos recuerda: “... Las condiciones sionistas no se hallan más lejos ni más cerca de lo que la condición espiritual de mi pueblo lo justifica” (Doctrina y Pactos 140:5c). Nuestra respuesta financiera es parte de nuestra condición espiritual. Cuando enfocamos nuestra respuesta financiera en Dios, Jesucristo, y en edificar el reino de Dios, esto ayuda a crear condiciones sionistas en nuestras vidas, familias y mundo. A medida que practiquemos devotamente la planificación y administración financiera, ganaremos nuevas ideas sobre cómo usar mejor nuestras finanzas para la voluntad de Dios. Aprenderemos a tomar mejores decisiones.

Desarrollar nuestra mayordomía de toda la vida no es simple. Significa comprometerse a aprender acerca de temas complejos, tales como las economías locales y globales y el efecto que nuestras decisiones financieras


tienen en el resto del mundo. Esto implica que nosotros construyamos activamente el reino de Dios por medio de unirnos a otros para moldear al mundo a través de nuestras respuestas financieras mutuas y nuestras acciones individuales y colectivas.

Indudablemente, los discípulos no siempre estarán de acuerdo sobre cuál es el mejor camino para tomar en relación con asuntos de respuesta financiera y otras acciones que ayuden a dar lugar a la visión de Dios del shalom. Los discípulos tienen que estar dispuestos a unirse para descubrir la voluntad de Dios. Las seis lentes que nos ayudan a descubrir la voluntad de Dios son: Las Escrituras, la razón y conocimiento, tradición, la experiencia personal y comunitaria, Revelación Continua y común acuerdo. Obtenga más información sobre el uso de estas lentes: www.CofChrist.org/common/cms/re sources/Documents/Ways-of-Discovering-Gods-Will-Listening-Guide.pdf

También es importante recordar los principios del desacuerdo fiel. Cuando un grupo llega a un punto donde es el momento de tomar una decisión, pero hay quienes no están de acuerdo, use estos principios: www.CofChrist .org/common/cms/resources/Documents/FAITHFUL-DISAGREEMENT-PRIN CIPLES.pdf

Todos los aspectos de nuestra respuesta de la vida entera, incluyendo nuestras finanzas, tienen que permanecer enfocados en Dios, en Jesucristo y en edificar el reino de Dios. También tenemos que permanecer abiertos a la posibilidad de que nuestros puntos de vista y decisiones pueden necesitar ser ajustados para alinear nuestro corazón y dinero. La historia de Zaqueo en Lucas 19:1–10 ejemplifica la voluntad de hacer cambios para alinear mejor el corazón y el dinero u otros bienes de valor.

Zaqueo miraba con curiosidad mientras Jesús entraba a Jericó. Jesús llamó a Zaqueo y fue a su casa. Zaqueo “recibió gozoso” a Jesús. Sin que Jesús se lo pidiera, se comprometió a dar la mitad de sus posesiones a los pobres y a devolverle cuadruplicado a cualquiera a quien él hubiera estafado. Zaqueo invitó a la presencia de Jesús a su vida y a su hogar. Esta presencia transformó a Zaqueo y eligió una nueva forma de ser fiel con su respuesta financiera.

http://www.CofChrist.org/common/cms/resources/Documents/Ways-of-Discovering-Gods-Will-Listening-Guide.pdf

http://www.CofChrist.org/common/cms/resources/Documents/Ways-of-Discovering-Gods-Will-Listening-Guide.pdf

https://www.cofchrist.org/common/cms/resources/Documents/FAITHFUL-DISAGREEMENT-PRINCIPLES.pdf




LA PARÁBOLA DE QUÉ HACERPor Garland Land

Tim era miembro activo de una congregación de la Comunidad de Cristo. Un día fue abordado por una persona que le dijo que tenía hambre y le pidió algo de dinero. Tim le dio 5 dólares y le dijo al hombre: “Dios lo bendiga.” Tim mencionó su simpatía por el hombre en la clase de la escuela de la iglesia el domingo siguiente.

Hubo varias reacciones diferentes. Una persona dijo que Tim no debería haberle dado dinero al hombre porque probablemente sólo quería ir al bar. Otra persona dijo que había visto al mismo mendigo varias veces durante toda la semana y sentía que la persona simplemente debería conseguir un trabajo. Otra persona sintió que no deberían juzgar al mendigo.

Los pastores retomaron la conversación en su próxima reunión y propusieron que la congregación comenzara un programa de donación de paquetes de alimentos. El grupo de jóvenes y el de las mujeres prepararon paquetes de alimentos que incluían una barra de cereal, galletas de mantequilla de maní y otros artículos no perecederos que los miembros pudieran tener en sus coches y dar a la gente que pidiera ayuda. Se prepararon los paquetes de alimentos, se los dieron a los miembros y los miembros se sintieron bien porque tenían una manera de responder a las peticiones de los mendigos.

Sin embargo, Tim se dio cuenta de que no importaba cuántos paquetes de alimentos él y los miembros de la congregación dieran, no se acababan los mendigos. Los miembros de la congregación se sintieron bien, pero él se preguntaba si eso era suficiente. Así que lo mencionó en otra clase de adultos. Los miembros de la clase entendieron lo que Tim estaba diciendo. Los pastores hablaron de ello y sugirieron que la congregación debería iniciar un banco de alimentos.

La congregación acordó tener un banco de alimentos que abriera dos veces al mes. Los miembros donaron alimentos y se aseguraron de que hubiera dinero para el banco de alimentos en el presupuesto de la congregación. El



banco de alimentos tuvo éxito cuando se esparció la noticia en la comunidad y varias docenas de personas fueron al banco de alimentos cada mes.

Tim se ofreció como voluntario para trabajar en el banco de alimentos y empezó a ver a algunas de las mismas familias cada mes. Empezó a preguntarse si dar comida era suficiente. Se preguntó por qué algunas de las familias necesitaban volver cada mes. Empezó a hablar con algunos de los usuarios del banco de alimentos.

Jack le dijo a Tim que había perdido su coche cuando no pudo pagar el préstamo a la compañía de préstamos. Jack había obtenido un préstamo para pagar algunos gastos médicos. Después de haber perdido a su coche no tuvo medios de transporte y perdió su trabajo. Tim no sabía mucho sobre las compañías de préstamos, pero después de hacer algunas investigaciones descubrió que cobraban tasas de interés extremadamente altas que dejaban a la gente con una deuda de la que no podían salir.

Tim habló con Jean, una viuda anciana y descubrió que le habían cortado la electricidad y no tenía aire acondicionado. Tim había oído algo sobre que las



tarifas eléctricas habían subido, pero no le había prestado mucha atención. Se enteró de que la compañía eléctrica de la mujer había aumentado los precios en base a los montos facturados a todos los hogares, independientemente de la cantidad de electricidad utilizada. Para una persona que vive en un pequeño departamento y que utiliza poca electricidad, el precio aumentó 25 por ciento, por lo que las personas de bajos ingresos estaban teniendo dificultades para pagar sus cuentas.

Tim escuchó que John estaba deseando presentar su declaración de impuestos porque esperaba obtener un reembolso de impuestos del gobierno federal y estatal. John planeaba usar los reembolsos para pagar algunos gastos médicos y pagar algunas reparaciones de su auto. Tim recordó haber escuchado algo en las noticias de que el Congreso y la legislatura del estado estaban proponiendo eliminar esos programas.

Tim tenía una amiga que era trabajadora social y le preguntó si lo que estaba oyendo era correcto. Ella confirmó que los mecanismos de protección para familias de bajos ingresos se estaban erosionando y que había injusticias sociales. También mencionó que había varios recursos comunitarios para ayudar a las familias, pero las familias estaban aisladas y no estaban enteradas de los recursos que podrían ayudarles.

Cada vez que Tim oía lo que los usuarios del banco de alimentos le decían, lo mencionaba en la clase de adultos. Las reacciones variaron. Algunos estaban orgullosos de tener el programa de paquetes de alimentos y el banco de alimentos. Algunos sugirieron que se deberían expandir esos programas. Otros se preguntaron si la congregación se estaba enfocando demasiado en acabar con el sufrimiento y no lo suficiente en abolir la pobreza. Otras personas recordaron a la clase que Jesús dijo que “siempre tendréis pobres con vosotros.”

Algunas personas pensaron que Tim estaba sugiriendo que deberían volverse políticamente más activos, lo que los incomodaba. Otros hablaron de cómo Jesús se enojó por las injusticias en el templo.

Hubo discusiones animadas acerca de las situaciones de las personas que venían al banco de alimentos. La congregación estaba lidiando con preguntas difíciles: ¿Estaban haciendo lo suficiente? ¿Deberían limitar su enfoque a



las necesidades individuales o responder a los problemas de la comunidad? ¿Debería la congregación hacer más como congregación o debería apoyar a aquellos que sienten el llamando de la justicia social? La congregación no llegó a una conclusión. Pero estaban preocupados porque algunos de sus miembros, incluyendo algunos jóvenes adultos, querían hacer más que hablar.


1. ¿Qué significa para usted alinear su corazón y sus decisiones financieras?

2. ¿Cree que la planificación y administración financiera es importante para los discípulos fieles?

3. ¿De qué manera las seis lentes para descubrir la voluntad de Dios y los principios de desacuerdo fiel ayudan a los grupos a superar su resistencia a hablar de cuestiones difíciles de respuesta financiera y cambio social?


ANÁLISIS: PRACTICAR LA GRATITUD

• Usando la oración, la meditación o un diario escrito/electrónico, repase su día y/o vida.

• Tome un momento para expresar su gratitud.

• Escriba un correo electrónico a un amigo para agradecerle por su amistad.

• Envíe un mensaje de texto a un miembro de su familia y hágale saber que lo ama y aprecia.

• Haga una lista de todo por lo que está agradecido para que la pueda ver en los días en que se siente menos agradecido.

• Repita a menudo.


PRINCIPIO 4 COMPARTIR GENEROSAMENTE


Diezmar es una práctica espiritual. Es un regalo de agradecimiento a Dios en respuesta a los dones generosos de Dios para nosotros. Cuando compartimos nuestros diezmos, la iglesia puede esparcir gozo, esperanza, amor y paz alrededor del mundo para que otros puedan experimentar también la generosidad de Dios.

67Compartir generosamente


DIEZMO DEFINIDO

A través de un amplio proceso de común acuerdo, la Conferencia Mundial 2016 aprobó la Resolución de la Conferencia Mundial (RCM) 1314: “Misión y diezmo,” para guiar a la Comunidad de Cristo:

Considerando: Que la Comunidad de Cristo ha acordado que “diezmar es una práctica espiritual que demuestra la buena voluntad para dar cada dimensión de la vida de uno a Dios” (Doctrina y Pactos 165:2d); por lo tanto quede

Resuelto, que a medida que estas palabras encuentren expresión en la Iglesia, nos guían las siguientes afirmaciones:

La mayordomía es la respuesta de toda la vida a la gracia de Dios y al ministerio de Jesucristo;

Una forma en que se expresa la mayordomía es a través de la práctica espiritual del diezmo;

Aunque el diezmo significa literalmente una décima parte, dar generosamente hasta su capacidad real es el espíritu del diezmo;

El diezmo de tiempo, talentos, tesoro y testimonio apoya los ministerios de la Iglesia local y mundial en búsqueda de la misión de Jesucristo;

Todos los discípulos están llamados a vivir como mayordomos fieles que diezman; y quede además

Resuelto, Tque la Primera Presidencia y el Obispado Presidente proporcionen recursos para apoyar al sacerdocio y a los líderes en el desarrollo de discípulos que entiendan el diezmar fielmente como parte de los seis principios de la Respuesta Generosa del Discípulo.

“Esta definición crea una comprensión del diezmo que nos lleva de la letra de la ley al espíritu de la ley de dar con nuestra verdadera capacidad” (presidente Steve Veazey, “Una Conferencia que nos Bendijo,” Herald de Noviembre/Diciembre 2016).


MOTIVADO POR EL AGRADECIMIENTO “Una forma en que se expresa la mayordomía es a través de la práctica espiritual del diezmo” (RCM 1314). El diezmo es un concepto profundamente arraigado en nuestras Escrituras. Es nuestro regalo a Dios en respuesta a los generosos dones de Dios para nosotros de la gracia y el amor. La generosidad viene de un espíritu de agradecimiento dentro de nosotros, no de fórmulas y reglas impuestas. A medida que desarrollamos nuestra mayordomía de toda la vida, compartimos en respuesta a lo que recibimos primero de Dios.

Consideremos de nuevo la historia de la ofrenda de la viuda pobre en esta ocasión en el Evangelio de Lucas: “Alzando la mirada, Jesús vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca del tesoro. Vio también a una viuda pobre que echaba allí dos monedas pequeñas de poco valor. Entonces dijo: ‘De cierto les digo que esta viuda pobre echó más que todos. Porque todos estos, de su abundancia echaron a las ofrendas; pero esta, de su pobreza echó todo el sustento que tenía’” (Lucas 21:1–4).

La historia plantea preguntas sobre el dar. ¿Por qué Jesús valora la contribución de la viuda más que las contribuciones del rico? Si tenemos abundancia, ¿somos incapaces de dar como la viuda dio? ¿Se trata esta historia sobre lo que dio la viuda, o se trata de lo que la viuda recibió primero?

Si esta historia es únicamente acerca de dar, nos ponemos en una posición de comparar y contrastar las dos ofertas. La viuda pobre que da todo lo que tenía y la vemos dar más allá de su capacidad a través de un sacrificio completo. Los ricos dieron de su abundancia y no atestiguamos ningún sacrificio obvio o que den según su verdadera capacidad.

Esta historia no es sólo acerca de dar. A lo largo del Evangelio de Lucas, Jesús nos recuerda la necesidad de ser holísticos en nuestro discipulado por medio de resaltar el ciclo de recibir y dar. Jesús proclamó su misión escrita en Lucas 4:17–21. Leer la misión de Jesús nos recuerda que cuando recibimos el Espíritu Santo, respondemos enfocados en la visión de Dios por medio de vivir la misión de Cristo. Lucas nunca aísla el dar del recibir. Las historias a través de Lucas indican cómo el recibir y el dar funcionan juntos. El relato de la ofrenda de la viuda pobre es una de estas historias.


La conexión entre el recibir y el dar se relacionan con el diezmo como una práctica espiritual. Cuando compartimos regular y consistentemente nuestro tiempo, talentos, tesoros y testimonios para apoyar la misión de Cristo, estamos diezmando como una práctica espiritual. Nuestro compartir surge del agradecimiento por lo que hemos recibido de Dios.

Nuestras ofrendas también despiertan a los demás a los dones de Dios y contribuye a su deseo de compartir. Considere el relato de cuando Jesús alimentó a los 5,000 después de que un muchacho compartiera su pescado y pan (Juan 6:1–14). Esta historia es reportada en los otros tres evangelios, pero sin la referencia al muchacho (Mateo 14:13–21; Marcos 6:31 a 44; y Lucas 9:12–17).

Hay varias maneras de interpretar lo que sucedió. Tal vez Jesús literalmente multiplicó la comida limitada que se dio. Pero un milagro igualmente asombroso sería si la buena voluntad del joven para compartir todo lo que tenía despertó la generosidad en los demás y estuvieron dispuestos a compartir lo que tenían.

DIEZMAR PRIMERO

El diezmo comenzó con el principio bíblico de compartir nuestros primeros frutos con Dios. Las Escrituras hebreas o Antiguo Testamento describen la práctica de usar lo mejor de la cosecha para las ofrendas a Dios antes de usar la cosecha para comer o venderla en el mercado. Dios nos invita a compartir nuestros primeros frutos planeando cuánto de nuestros ingresos u otros bienes diezmaremos y luego diezmar primero. También debemos diezmar lo mejor de nuestro tiempo, talentos y testimonios.

Cuando practicamos la mayordomía de toda la vida, usamos lo que necesitamos para proveer una vida sana y bien balanceada para nosotros y nuestras familias. Nos aseguramos de conservar y usar sólo lo que necesitamos para poder devolver lo mejor a Dios. La mayordomía de toda la vida no se trata sólo de dar las primicias. Se trata de vivir los primeros frutos.

“Si el corazón de uno está lleno a rebosar con la gracia y la generosidad de Dios, entonces daremos a nuestra máxima capacidad. Si los corazones no están familiarizados con la gracia y la generosidad de Dios, entonces daremos


escasamente. Si vivimos con una mentalidad de abundancia, la cual es la mentalidad de Dios, entonces daremos abundantemente. Si vivimos con una mentalidad de escasez (no hay suficiente para todos), entonces daremos poco o sólo a lo que nos ayude” (presidente Steve Veazey “Generosity and Sharing,” Parte I, Enero 2015 del Herald).

La planificación y administración financieras son las herramientas que nos guían para calcular cuáles dones de Dios necesitamos conservar y cuáles podemos devolver. Estas herramientas nos ayudan a expandir nuestra capacidad para ser generosos. Nuestra identidad, mensaje, misión y creencias presentadas en “Compartir en Comunidad” nos guían en la elaboración de un presupuesto que apoye lo estamos llamados a ser. Nos ayudan a establecer prioridades y enfocar nuestra vida de una manera que se alinee con los propósitos de Dios y encarne la misión de Cristo.

Mediante el uso de estas herramientas, actuamos como fieles mayordomos (y no como dueños) de nuestro tiempo, talentos, tesoros y testimonios. Si no apartamos nuestras primicias para el diezmo, entonces lo que Dios recibe son nuestras sobras. Dar a Dios nuestras sobras no afecta la generosidad de Dios para nosotros ya que se nos da libremente. Sin embargo, afecta nuestra participación y apoyo a vivir la misión de Cristo.

“Los discípulos fieles responden a una consciencia creciente de la generosidad abundante de Dios compartiendo de acuerdo con el deseo de su corazón, no por mandamiento ni compulsión. Libérense de las cadenas de la cultura convencional que principalmente promueven los intereses egoístas. Den generosamente de acuerdo con su capacidad verdadera. El gozo y la paz eterna esperan a los que crecen en la gracia de generosidad que fluye de corazones compasivos sin pensar en ganancia. ¿Podría ser diferente en el dominio de Dios, quien eternamente da todo por causa de la creación (Doctrina y Pactos 163:9)?”

ESTABLECER METAS DE DIEZMO

Honramos lo que hemos recibido de Dios por medio de dar según nuestra verdadera capacidad en la búsqueda de la misión de Cristo. “Todo hombre de corazón generoso traiga una ofrenda para el SEÑOR” (Éxodo 35:5). “Aunque


el diezmo significa literalmente una décima parte, dar generosamente hasta su capacidad real es el espíritu del diezmo” (RCM 1314).

Como los ricos y la viuda pobre que se reunieron en el templo (Lucas 21:1–4), tenemos circunstancias financieras individuales.

Algunos pueden compartir más del 10 por ciento de sus ingresos, mientras que otros pueden compartir menos. Algunos pueden compartir por medio de dar dinero mientras que otros comparten otros bienes como semillas o ganado. De cualquier manera, el objetivo es reflexionar siempre sobre “¿cuánto espero compartir?” y entonces trabajar hacia esa esperanza. Su respuesta a esta pregunta es privada, lo que significa que nadie más que Dios necesita saberla. Sin embargo, su respuesta no es personal porque cada decisión que tomamos se refleja en nuestra vida y a menudo afecta a los que nos rodean. Como miembro del cuerpo de Cristo, lo que decidimos hacer afecta a los demás incluso si nadie conoce los detalles de las decisiones que tomamos.

Parte de la mayordomía de toda la vida es examinar de cerca cómo utilizar nuestros recursos financieros u otro tipo de recursos materiales a través de una planificación y administración financiera devota. Desarrollar un presupuesto nos permite decidir cuánto compartiremos, ahorraremos y gastaremos. Monitorear nuestros gastos nos dice cómo estamos utilizando nuestro dinero. Esto proporciona la información necesaria para guiar nuestras decisiones sobre nuestros gastos mensuales para que podamos alinear responsablemente nuestros gastos con los propósitos de Dios.

Planificar y monitorear también nos permite aumentar nuestra verdadera capacidad con el tiempo. Cuando consideremos cuanto esperamos compartir, es posible que no podamos responder a ese nivel inmediatamente. Esta no es una razón para desanimarse. La esperanza de dar más nos ofrece una meta hacia la cual trabajar. Comience por establecer un objetivo alcanzable para aumentar lo que dona constantemente a los diezmos para la misión cada año de una de las siguientes maneras:

• Incrementar los Diezmos para la Misión un 1 por ciento del ingreso

• Agregar un 10% adicional de lo que se dio anteriormente

• Establecer una cantidad específica cada período de pago


Damos testimonio de que la visión de Dios para el mundo es una prioridad en nuestra vida por medio de comprometernos a la misión de Cristo y compartir generosamente para hacer realidad la visión de Dios. Esto es parte de la práctica espiritual del diezmo y refleja la mayordomía de toda la vida.

A medida que continuamos experimentando el toque del Espíritu Santo en nuestra vida, nos volvemos cada vez más conscientes de los dones ilimitados de la gracia y el amor de Dios. Nuestra conciencia de todo lo que hemos recibido nos lleva a querer aumentar nuestra capacidad de compartir generosamente como Dios. Al mismo tiempo, nuestras circunstancias de vida continúan cambiando, lo que también afecta nuestra capacidad para compartir. Establecer objetivos de diezmo es un proceso continuo cuando acogemos la mayordomía de toda la vida.

Las metas que establecemos son importantes y parte de un ciclo más grande. Por ejemplo, el ciclo de dar y recibir empieza de nuevo cuando nuestros diezmos para la misión permiten que otros reciban los dones de Dios. A través de los ministerios locales y mundiales de la Comunidad de Cristo, otros experimentan las buenas nuevas transformadoras.


El ciclo de generosidad va de uno a otro, como cuando el joven compartió su regalo de pescado y pan, despertando a la multitud de 5,000 a compartir generosamente (Juan 6:1-14). Como una interminable fuente viva, Dios comparte, nosotros respondemos compartiendo, otros responden compartiendo y las bendiciones de Dios siguen fluyendo. Al igual que la espiral del Templo en Independence, Missouri (EE.UU.), las vidas de generosidad siempre son espirales ascendentes, rebosantes expresiones espirituales y materiales de amor y generosidad.

APOYAR A LA IGLESIA Y A LA COMUNIDAD

Las Escrituras nos recuerdan que los discípulos sirven en la congregación y en la comunidad.

• “No considerando cada cual solamente los intereses propios sino considerando cada uno también los intereses de los demás” (Filipenses 2:4).

• “Vosotros, quienes sois mis discípulos habéis de encontraros continuamente en la vanguardia de esos movimientos y organizaciones que están reconociendo el valor de las personas, y vosotros estáis encargados de aplicar el ministerio de mi Hijo en las vidas de ellos” (Doctrina y Pactos 151:9).

• “Que se proclame la verdad de mi evangelio tan extensa y remotamente como lo permita la dedicación de los santos, especialmente a través del ejercicio de su mayordomía temporal” (Doctrina y Pactos 153:9a).

Vivir la misión de Cristo sucede individual y colectivamente dentro de nuestras congregaciones y en el mundo. Como se discutió anteriormente, Doctrina y Pactos 161:3d indica: “Comprendan que el camino hacia la transformación va tanto adentro como afuera. El camino a la transformación es el sendero del discípulo.”

El equilibrio entre el viaje interior y exterior en nuestro discipulado personal también es importante en nuestras experiencias congregacionales. Las Iniciativas de Misión nos ayudan con este acto de equilibrismo.


Las Iniciativas de Misión identifican el viaje interior a través de la formación discipular, atención pastoral, adoración y otros ministerios dentro de la congregación. El enfoque del presupuesto, programa y ministerios de la congregación en el viaje interior se tiene que equilibrar con el enfoque en el viaje exterior.

El viaje exterior está representado en las Iniciativas de Misión enfocadas en acercarse a los demás; ayudando a otros a vislumbrar el shalom de Dios y luego invitando a aquellos que buscan una comunidad de fe a viajar con nosotros. Muchos en nuestros vecindarios y aldeas están buscando: Dios nos envía a invitar personas a cristo, abolir la pobreza y terminar con el sufrimiento, y buscar paz en la Tierra.

Los diezmos para la misión apoyan financieramente los ministerios locales y mundiales de la Comunidad de Cristo. Las contribuciones habituales de dinero u otros bienes apoyan los presupuestos anuales que sustentan los actuales ministerios vitales.

En la Comunidad de Cristo entendemos que somos miembros de una iglesia global que vive su discipulado localmente a través su congregación o experiencia en grupos pequeños. Por lo tanto, necesitamos apoyar los ministerios y las operaciones de las jurisdicciones locales a través de los diezmos para la misión locales. También necesitamos apoyar los ministerios y las operaciones de la iglesia global a través de los Diezmos para la Misión Mundial.

Los diezmos para la misión local apoyan a las congregaciones, campamentos, Centros de Misión y otros ministerios de la jurisdicción local reflejados en sus presupuestos anuales. Los Diezmos para la Misión Mundial son el ingreso principal del Presupuesto Anual para la Misión Mundial.

Cada año, la Junta Financiera de la Iglesia Mundial aprueba el Presupuesto para la Misión Mundial y revisa el informe de un auditor independiente. El Obispado Presidente publica el presupuesto anual y la auditoría en www.CofChrist.org /financial-updates. A través de donaciones generosas a los diezmos para la misión local y mundial, construimos una base fuerte con ministerios relevantes y transformadores y la invitación a otros a unirse a nosotros en este viaje.

http://www.cofchrist.org/financial-updates

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Como la familia de la iglesia global, damos financieramente en diferentes momentos y de diversas maneras. Históricamente, la mayoría de las congregaciones recolectan los diezmos para la misión local y mundial durante la Respuesta Generosa del Discípulo o la ofrenda durante la adoración. En muchos lugares del mundo, este es todavía el momento principal cuando los discípulos comparten sus diezmos para la misión.

La Respuesta Generosa del Discípulo en la adoración no es acerca persuadir a las personas para que regalen sin pensar cualquier dinero extra que tengan en su bolsillo o bolso. Este período en el servicio de adoración trata sobre cultivar nuestro compromiso con la mayordomía de toda la vida. Este momento provee un tiempo para la formación espiritual y la reflexión cada semana.

A través de este momento de adoración, algunos pueden ser impulsados a compartir más de lo que originalmente planearon. No queremos limitar


nunca la obra del Espíritu Santo. Sin embargo, el objetivo principal es invitar a las personas a reflexiones continuas sobre lo que han recibido y cómo quieren responder con toda su vida, incluyendo el apoyo financiero a los diezmos para la misión.

Así como el escuchar oraciones o las Escrituras cada semana ayuda a fortalecer nuestras prácticas de formación espiritual como discípulos, el período de la Respuesta Generosa del Discípulo tiene un efecto acumulativo. Nos volvemos más fieles como mayordomos a través de la oportunidad semanal de reflexionar y considerar lo que hemos recibido y cómo vamos a responder.

Si se le pide que dirija la Respuesta Generosa del Discípulo durante una experiencia de adoración, asegúrese de prepararse adecuadamente. Considere cuáles conceptos de mayordomía han sido alentados en los servicios de adoración recientes y cómo usted podría añadir a esas ideas. Considere devotamente el tema y la escritura central para la adoración y cómo apunta hacia la mayordomía fiel.

Obtenga información sobre cuáles necesidades financieras existen a nivel local y mundial dentro de la Iglesia. El sitio web de la iglesia provee información útil para la preparación de esta oportunidad de ministerio en www.CofChrist.org/disciples-generous-response-tools.

En algunos países, los discípulos usan sobres para dar los diezmos para la misión. En otros países, los discípulos ponen sus diezmos para la misión en canastas. En algunas áreas, los discípulos ponen sus diezmos para la misión en un solo plato de ofrendas y el oficial financiero de la congregación divide las contribuciones dadas por los discípulos entre los diezmos para la misión local y mundial. En lugares donde la gente puede no tener dinero, los discípulos dan semillas, ganado o algo que han hecho para ser utilizado por la iglesia para apoyar la misión.

Las donaciones electrónicas se están volviendo más comunes. Esto permite a los discípulos planificar donaciones constantes estableciendo contribuciones recurrentes a los diezmos para la misión. Para los discípulos que dan electrónicamente, algunas congregaciones proveen tarjetas para poner en el plato o canasta de la ofrenda, indicando los diezmos para la misión que son dados electrónicamente. El colocar la tarjeta en el plato de la ofrenda

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también es un recordatorio para el discípulo de considerar periódicamente cuánto está dando a través de métodos electrónicos recurrentes para que pueda hacer ajustes según sea necesario.

Las circunstancias de vida afectan la capacidad de un discípulo para compartir. A medida que cambian las circunstancias financieras, los discípulos ajustan la cantidad dada a los diezmos para la misión. Las investigaciones muestran que cuando nuestras circunstancias financieras son desafiantes, a menudo reducimos nuestras donaciones a organizaciones caritativas. Las estadísticas también muestran que somos mucho más lentos para aumentar las donaciones a organizaciones caritativas cuando nuestras circunstancias financieras mejoran o aumentan. Parte de cómo ejercitamos la práctica espiritual del diezmo es ser conscientes de nuestra verdadera capacidad.

Los grupos pueden compartir diezmos para la misión igual que los individuos. “La mayordomía como respuesta al ministerio de Cristo es más que la donación individual. Incluye la generosidad de las congregaciones y jurisdicciones que dan a los ministerios mundiales de la Iglesia para fortalecer la comunidad en Cristo en todas las naciones. Compartir para el bien común es el espíritu de Sion” (Doctrina y Pactos 165:2e, f).

El valor de un grupo que discute cómo apoya colectivamente a los diezmos para la misión es que les recuerda a todos que somos miembros de una iglesia mundial. Las discusiones ayudan a los discípulos entender y conectarse con la misión local y mundial. Algunas personas nunca experimentarán la misión fuera de su congregación local. Tener conversaciones acerca de cómo la misión está ocurriendo más allá de la congregación y cómo la congregación puede apoyar esa misión ayuda a los discípulos a conectarse con la identidad global de la iglesia.

Más allá de los diezmos para la misión, a veces podemos tener capacidad adicional en diversos momentos de nuestras vidas o a través del presupuesto de la jurisdicción para compartir nuestro apoyo de otras maneras. Esto podría incluir oportunidades para dar diezmo a causas especiales patrocinadas por la Comunidad de Cristo. Puede incluir compartir alimentos con un vecino que está experimentando tiempos difíciles o ayudar a un amigo a pagar un gasto médico inesperado.


También podemos optar por dar financieramente a los afiliados de la Comunidad de Cristo u otras organizaciones dignas que reconozcan el valor de todas las personas y traigan el ministerio de Cristo a sus vidas. Nuestras congregaciones pueden trabajar juntas para patrocinar un esfuerzo de servicio social en el vecindario con tiempo o dinero. Estos son sólo algunos ejemplos de mayordomía de toda la vida donde compartir con el mundo va más allá de los diezmos para la misión.

El equilibrio entre los diezmos para la misión y el apoyo a otras causas dignas fue descrito en la RCM 1019, “Ayuda Mundial Digna.” Aprobada en 1960, esta resolución indica: “Que los miembros continúen individualmente su apoyo a organizaciones benéficas prestigiosas locales y mundiales; que instan a sus respectivos gobiernos a continuar el apoyo a las organizaciones de servicio de las Naciones Unidas; y que sobre todo que pagan sus diezmos según la ley de la Iglesia, y aumentan sus contribuciones a las ofrendas (incluyendo la oblación), a través de las cuales los funcionarios de la iglesia pueden llevar a cabo más plenamente su obra divinamente asignada.”

Una instrucción similar fue proveída en el 2016 a través de la aceptación de Doctrina y Pactos 165:2c, la cual indicó: “Recuerda, un principio básico del discipulado es cultivar la misión de Cristo a través de los diezmos para la misión local y mundial según la capacidad real. Dar a otras organizaciones loables, aunque es una parte importante de la Respuesta Generosa del Discípulo, no debe disminuir o substituir los diezmos para la misión.”

COMPARTIR EQUITATIVAMENTE

El Presidente Veazey desafió a la Comunidad de Cristo a compartir equitativamente entre la misión mundial y local:

Naturalmente, la gente siente más necesidad y afinidad por lo que experimentan de primera mano. El problema es la forma en que percibimos la naturaleza de la Iglesia. En Comunidad de Cristo, somos miembros de una iglesia mundial con congregaciones en muchas tierras persiguiendo una misión en común. ¿Es el cuerpo de Cristo sólo la congregación local, o es algo más? En la Comunidad de Cristo, somos una familia mundial en Cristo, unidas por un llamado común a un movimiento de fe global.


Esta visión de la Iglesia refleja la visión del apóstol Pablo. En 2 Corintios 8 destacó la generosa respuesta de las “iglesias de Macedonia” por su ofrecimiento de apoyar a la iglesia en Jerusalén. Su entusiasmo surgió no sólo de la cantidad de ofrenda, sino del acto mismo, que mostró que los discípulos macedonios habían discernido la verdadera naturaleza de la iglesia.

El cuerpo de Cristo trasciende las fronteras locales, sociales, económicas, culturales y nacionales. Como dijo el apóstol Pablo, hablándole a los Corintios: “... Pero no digo esto para que haya para otros alivio y para ustedes estrechez” (2 Corintios 8:13). (Presidente Steve Veazey, “Reflections on Common Consent Proposal,” Mayo, 2016 del Herald)

El consejo inspirado nos recuerda: “Procuren atender a los menesteres de sus propias congregaciones, pero miren también más allá de sus muros hasta los cabos más remotos de la tierra adonde la Iglesia tendrá que ir. Cada discípulo necesita un hogar espiritual. Son llamados… a participar también de igual manera en los ministerios y servicios de asistencia pública de la Iglesia” (Doctrina y Pactos 162:7d).

A lo largo de nuestra historia siempre hemos participado en la misión local y mientras que también nos sentimos conectados y responsables por la misión mundial de la Comunidad de Cristo. Nuestras experiencias congregacionales y de Centro de Misión dan forma a nuestra identidad. Al mismo tiempo, nuestra misión mundial también moldea nuestra identidad. Nuestras congregaciones se conectan como Centros de Misión que luego se conectan como la Iglesia Mundial. “Somos uno, somos muchos” refleja nuestra identidad local y global (Compartir en la Comunidad de Cristo, página 27).

A medida que trabajamos juntos para apoyar la misión de Cristo a nivel local y mundial, tendremos que seguir considerando cómo se recolectan y distribuyen los diezmos para la misión. Algunas personas se sienten cómodas al designar cómo sus diezmos para la misión deben ser distribuidos entre los ministerios locales y mundiales. Otros prefieren poner sus diezmos para la misión en la ofrenda sin designaciones, permitiendo a los líderes decidir la mejor manera de apoyar la misión local y mundial.


Cómo se recogen y distribuyen los diezmos para la misión seguirá cambiando a medida que cambie la tecnología y la cultura. No debemos atarnos a métodos o procedimientos específicos para recolectar y distribuir los diezmos para la misión. Lo que es importante es cómo desarrollamos discípulos que son intencionales acerca de su mayordomía y comprenden que apoyar financieramente la misión de Cristo es una oportunidad individual y comunal. Nuestra comprensión del ciclo de generosidad incluye:

1. Una creciente generosidad en la Iglesia a través de un ciclo continuo que integra la formación de discipulado y de mayordomía.

2. Invitar a personas y congregaciones a considerar intencionalmente su verdadera capacidad para apoyar la misión de Cristo a través del diezmo.

3. Aumentar un sentido de conexión con nuestra iglesia mundial mientras se responde a la misión localmente.


LOS DIEZMOS APOYAN LA MISIÓN DE CRISTO

“Compartir la paz de Jesucristo implica dar generosa y compasivamente testimonio, ministerio, sacramentos y vida en comunidad que reconcilie y restaure a las personas a relaciones justas o rectas con Dios, ellos mismos, los demás y la creación. Este enfoque holístico para proclamar y demostrar el Evangelio es fiel a nuestra mejor comprensión de la voluntad de Dios” (Compartir en la Comunidad de Cristo, página 7).

Como mayordomos de toda la vida, nos esforzamos por compartir la paz de Jesucristo a través de cada faceta de nuestras vidas y apoyar a otros a hacer lo mismo. Esto implica compartir generosamente nuestro diezmo de tiempo, talentos, tesoros y testimonios.

“El diezmo como una disciplina de crecimiento espiritual profundiza nuestra relación con Jesucristo, la encarnación de la gracia y la generosidad de Dios. Cuanto más profundizamos nuestra relación con Jesucristo, más deseamos apoyar la misión de Cristo de todas las maneras que podamos. Cuanto más apoyamos la misión de Cristo de todas las maneras que podamos, más estamos respondiendo al ministerio de Jesucristo” (presidente Steve Veazey, “Generosity and Sharing,” Parte I, Enero, 2015 del Herald).

Nuestro compartir generoso, dedicado a cumplir con el propósito glorioso de Dios en la Tierra, nos llena de alegría constante y significado duradero. Nuestra generosidad libera la misión de Cristo de tocar muchas vidas alrededor del mundo. Los discípulos fieles no sólo inician actos de generosidad, anticipan el efecto transformador de esos actos. La generosidad extraordinaria cambia a la gente, cambia a las comunidades y cambia al mundo.

El compartir generosamente los diezmos para la misión apoya a la misión local y mundialmente. Cuando acogemos y vivimos la misión de Cristo, trabajamos localmente mientras que permitimos que nuestros Diezmos para la Misión Mundial vayan a donde no podemos ir nosotros.

“Hay muchas vidas que esperan oír las palabras redentoras del evangelio, o ser rescatadas de su desesperación por las manos de siervos amantes. Pero a ustedes se les van a perder sin la acción generosa de discípulos que impartan de su propia abundancia para que otros conozcan los disfrutes del reino” (Doctrina y Pactos 162:7a).


La Comunidad de Cristo tiene una misión divinamente inspirada y Dios nos llama a trabajar juntos con amor, unidad y generosidad para cumplir con esta visión. Nuestra generosidad libera la misión de Cristo de tocar muchas vidas alrededor del mundo. “Un discípulo apasionado sobre lo que apasiona a Jesucristo quiere ver que la misión de Cristo expanda su influencia en el mundo. Expandir la misión de Cristo requiere fondos para financiar los ministerios de personal, instalaciones y recursos para lograr esa meta. La Generosidad no sólo engendra generosidad, cultiva la misión (presidente Steve Veazey, “Generosity and Sharing,” Parte I, Enero, 2015 del Herald)!”

84 EGLIGE LA GENEROSIDAD84 EGLIGE LA GENEROSIDAD

LA ALEGRÍA DE APOYAR LA MISIÓN LOCAL Y MUNDIALPor Steve Graffeo

Una herramienta para ofrendar presentada a algunos campos internacionales en los últimos años son los sobres de Diezmos para la Misión. Los miembros de todo el mundo habían querido dar su generosidad de una manera equilibrada para apoyar a su congregación local así como a la misión mundial de la Iglesia, y los sobres les dieron una manera de hacerlo.

Las palabras en los sobres para los Diezmos para la Misión han sido traducidas a muchos idiomas, los sobres han sido impresos y enviados a diversas áreas o, a veces, impresos en donde están las iglesias en otros países. La moneda local a veces determina el tamaño del sobre.

Pero en todos los casos, el sobre se ha convertido en una de las herramientas, contextualizadas localmente, para que un miembro dé a la misión local y mundial de la iglesia.

En la Polinesia Francesa hace varios años, la introducción de los sobres fue un momento de orgullo y conexión para los polinesios a la misión de


la Iglesia alrededor del mundo. Los sobres fueron impresos en francés y tahitiano. Esto permitió a cada uno de los miembros de una congregación el ser contados y reconocidos como donadores y, a su vez, recibir un recibo trimestral por sus diezmos..

En el sobre polinesio estaba impresa la imagen de una canoa con estabilizador. Los polinesios son muy conscientes del equilibrio que el estabilizador le da a la canoa, por lo que el concepto de ofrendar equilibradamente se entendió en su contexto local con la imagen de la canoa con estabilizador en sus sobres.

La mayoría de los miembros de las 63 congregaciones querían inscribirse para que su lote de sobres incluyera su número de membresía congregacional.

Los momentos de la ofrenda los domingos eran una imagen de los sobres que llenaban el plato de las ofrendas al pasar por las bancas.

Querían participar.

Querían ayudar a financiar la misión de la Iglesia.

Querían ser parte del panorama más amplio, más allá de su propia congregación.

Querían ser contados como miembros de la Comunidad de Cristo.


PREGUNTAS DE REFLEXIÓN1. ¿Qué valora acerca de la definición del diezmo de la Iglesia?

2. ¿Cómo practica dar y vivir las primicias?

3. ¿Cómo podemos ayudarnos unos a otros a liberarnos de los grilletes de una cultura convencional que promueve principalmente los intereses egoístas?

4. ¿Cómo podemos invitar a otros a que participen en el apoyo financiero a la misión local y mundial de la Iglesia?


ANÁLISIS: NIVELES DE CARIDAD• Leer Juan 12:1-8

• Considerar lo siguiente:

¿Qué hace que una ofrenda sea invaluable? El rabino Moisés ben Maimón, filósofo español nacido en el año 1135 d. C., definió ocho niveles de caridad, cada uno más alto que el anterior.

8. Cuando las ofrendas se dan de mala gana.

7. Cuando uno da menos de lo que debería, pero lo hace con alegría.

6. Cuando uno da directamente a los pobres cuando se le pide.


5. Cuando uno da directamente a los pobres sin que se le pida.

4. Donaciones cuando el destinatario es consciente de la identidad del donador, pero el donador aún no conoce la identidad específica del destinatario.

3. Donaciones cuando el donador sabe a quién se le está dando la caridad, pero el destinatario no conoce la fuente.

2. Dar ayuda de tal manera que el donante y el destinatario no se conozcan. Los fondos comunales, administrados por personas responsables, también están en esta categoría.

1. La forma más elevada de caridad es para ayudar a sostener a una persona antes de que se empobrezca mediante una donación considerable de una manera digna, o mediante la extensión de un préstamo adecuado, o ayudándole a encontrar un empleo o a establecer un negocio para hacer que sea innecesario que llegue a depender de los demás.

• ¿Qué aprende de las reflexiones del rabino?

• Pensamiento final:

Descubrimos que es nuestra motivación y el resultado deseado lo que hace a una ofrenda de valor incalculable. El perfume con el que María ungió a Jesús tenía un precio específico. Su ofrenda fue invaluable debido al amor y apoyo a Jesús que la llevó a compartir generosamente. Puede pensar que lo que hace que una ofrenda sea invaluable está en su cuenta bancaria, pero la respuesta correcta es lo que está en su corazón.


PRINCIPIO 5 AHORRAR SABIAMENTE


Ahorrar es una forma de prepararse para el futuro. Nos da la oportunidad de extender nuestro amor y crear un mejor mañana para nuestras familias, amigos, la misión de la Iglesia y el mundo.

89Ahorrar sabiamente


PREPARARSE PARA EL FUTURO: LO ESPERADO Y LO INESPERADO

Dios nos llama a vivir con esperanza. Vivimos con la esperanza de que la misión de Cristo transformara al mundo en la visión de Dios del shalom. Como se expresa en Compartir en Comunidad, compartimos un futuro: “Nuestro futuro está lleno de posibilidades, desafíos necesarios y esperanza mientras seguimos respondiendo a la guía de Dios, quien ha dirigido a la Iglesia desde sus inicios” (3ra Edición, página 7). El principio de ahorrar sabiamente es parte de la forma en que el discípulo se prepara para el futuro. Proverbios 21:20 expresa la idea de ahorrar para el mañana: “Tesoro precioso y aceite hay en la morada del sabio, pero el hombre necio lo disipará.”

Ahorrar nos ayuda a prepararnos para el futuro; nuestro futuro, el futuro de nuestras familias y el futuro de la misión de la Comunidad de Cristo. Al igual que los otros cinco principios de la Respuesta Generosa del Discípulo, ahorrar no es algo nuevo. Así como el compartir encuentra sus raíces en dar las primicias, ahorrar también tiene raíces agrícolas.

Los agricultores entendieron que todas las semillas que se cosechaban podrían comerse o guardarse. Guardar semillas para apoyar los cultivos del próximo año es una parte importante de la administración del agricultor de los recursos para el futuro. Del mismo modo, ahorrar nos ayuda a apoyar a nuestra familia y a la misión de la Iglesia. El apóstol Pablo le pidió a los Corintios que ahorraran para que pudieran dar a la misión: “El primer día de la semana, cada uno de ustedes guarde algo en su casa, atesorando en proporción a cómo esté prosperando, para que cuando yo llegue no haya entonces que levantar ofrendas” (1 Corintios 16:2).

Todos gastamos dinero para apoyar nuestras vidas, incluso si todavía estamos aprendiendo a gastar responsablemente. Sin embargo, ahorrar a menudo recibe poca atención. A veces las circunstancias de la vida limitan lo que podemos ganar. En estos casos, no hay suficiente dinero para cubrir las necesidades básicas de la vida y no es posible ahorrar. A veces hay suficiente si planeamos y administramos dentro de un presupuesto.

Como toda la mayordomía de toda la vida, ahorrar consiste en tomar la decisión de prepararse para el futuro. El dicho “no comas tu maíz de siembra” nos recuerda que lo que usamos ahora no estará disponible más tarde para


apoyarnos en el futuro. Ya se trate de dinero, semillas u otros bienes que usamos para apoyar nuestras necesidades, ahorrar es una parte importante de la administración general de los recursos.

Mateo 25:14-30 registra la historia de cuando Jesús cuenta la “Parábola de los talentos.” Esta parábola es acerca de un empleador que se va de viaje, dejando cinco talentos (un tipo de dinero) con un hombre, dos talentos con un segundo hombre y un talento con un tercer hombre. Los dos primeros hombres invirtieron sus talentos, devolviendo más al empleador de lo que recibieron originalmente. El tercer hombre, con un solo talento, devolvió sólo el talento que recibió. La parábola termina con: “Porque a todo el que tiene le será dado, y tendrá en abundancia; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado” (Mateo 25:29).

¿Qué nos dice la “Parábola de los talentos” sobre el ahorro? ¿Quiere decir que si invertimos sabiamente como los dos primeros hombres, recibiremos más?


Alternativamente, si no invertimos lo que tenemos como el tercer hombre, ¿perderemos todo lo que tenemos? La ubicación de esta parábola en Mateo ayuda a responder estas preguntas.

La “Parábola de los talentos” está ubicada entre las parábolas de las Diez vírgenes y la separación de las ovejas y los cabritos. La “Parábola de las diez vírgenes” enseña a prepararse para el regreso de Jesucristo. La “Parábola de separación de las ovejas y los cabritos” identifica quién sirvió a Dios por medio de servir a otras personas.

Una forma de interpretar Mateo 25 es entender que Jesús desafía a todos a prepararse para hacer la obra de Dios. La vida de Jesús nos enseñó que debemos usar todos los dones que hemos recibido al glorificar a Dios, incluso si los consideramos más pequeños que los dones de todos los demás. Jesús enseñó que amar a Dios significa amar a los demás por medio de ayudar a atender sus necesidades físicas. Este capítulo enfatiza la instrucción de Jesús de practicar el discipulado como una respuesta de toda la vida o en otras palabras, practicar la mayordomía de toda la vida.

Una de las maneras en que practicamos nuestro discipulado y mostramos nuestro amor por uno mismo y por la familia es ahorrando dinero. Ahorrar nos ayuda a volvernos financieramente independientes incluso durante crisis financieras inesperadas. Ahorrar nos ayuda a velar por nuestro futuro y el futuro de nuestra familia. Ahorrar nos ayuda a pagar los acontecimientos futuros esperados (como la educación y la jubilación) y acontecimientos inesperados pero comunes como la pérdida de empleo y las crisis de salud.

Ahorrar ayuda a proveer estabilidad financiera cuando las circunstancias de vida podrían haber creado inestabilidad. Ahorrar también nos ayuda a evitar deudas innecesarias al permitirnos apartar fondos para hacer compras mayores más adelante.

La planificación y administración financiera son partes importantes del diezmo como práctica espiritual, pero también son herramientas cruciales para ayudarnos a ahorrar. La planificación se realiza mediante la creación de un presupuesto que nos permita decidir cuánto vamos a compartir generosamente, ahorrar prudentemente, y gastar responsablemente para vivir en armonía con Dios. La administración se logra por medio de vivir dentro de nuestro presupuesto, y eso ayuda a cumplir nuestro plan. Cuando perfeccionamos nuestras habilidades financieras, desarrollamos nuestra


capacidad para practicar la mayordomía de toda la vida en la búsqueda de la visión de Dios para el mundo.

APRENDER A AHORRARAhorrar sabiamente ocurre como una respuesta a lo que recibimos primero y nos exige estar conscientes del futuro. Recibir la gracia y la generosidad de Dios como oportunidades para extender la gracia a los demás nos transforma y nos ayuda a vislumbrar la visión de Dios del shalom. El recibir nos da esperanza para el futuro y comienza a ajustar cómo vemos nuestras posesiones terrenales.

Aunque hay métodos financieros simples para ahorrar, requieren disciplina para llevarse a cabo. Tenemos que constantes, cuidadosos y persistentes al crear y seguir un plan de ahorro. La definición básica de ahorro es el


excedente de fondos después de compartir y gastar. Hay varias maneras de ahorrar, incluyendo apartar una porción de nuestra cosecha para usarla para el próximo año, ahorrar un porcentaje de nuestro salario cuando llegue, usar retiros automáticos de nuestro sueldo, invertir en planes de jubilación complementados por el empleador y otros.

Un método para aumentar cuánto ahorramos es establecer un nivel de vida sustentable en nuestro actual nivel de ingresos. Entonces apegarnos a ese nivel de vida cuando aumente el ingreso. El punto es evitar la tentación de gastar más simplemente porque se está recibiendo más. Si no tenemos cuidado, es fácil permitir que nuestros gastos rápidamente absorban el aumento que hemos obtenido.

Ahorrar sabiamente también significa que la forma en que invertimos es una decisión importante. Debemos evaluar las opciones de inversión para asegurar que las decisiones de inversión que tomemos reflejen los principios y la moral que defendemos. Queremos ganar una tasa de interés competitiva por nuestros ahorros pero no queremos tener ingresos por inversiones que crezcan basados en estrategias empresariales que no apoyamos. Cuando tomamos decisiones de inversión, es importante investigar las pautas para estrategias de inversión socialmente responsables o éticas.

El Comité de Inversiones de la Iglesia Mundial tiene una Declaración de Objetivos, Políticas y Directrices de Inversión. Este documento provee un ejemplo de cómo se siguen las Resoluciones de la Conferencia Mundial y otras instrucciones en la manera cómo la Iglesia Mundial invierte dinero. Puede leer acerca de las inversiones de la Iglesia Mundial en www.CofChrist .org/investments.

Somos beneficiarios de los generosos regalos del amor y la gracia de Dios. Jesús nos desafió a compartir ese amor con Dios, nuestro prójimo y nosotros mismos.

Se le acercó uno de los escribas al oírlos discutir y, dándose cuenta de que Jesús había respondido bien, le preguntó: “¿Cuál es el primer mandamiento de todos?” El primero es: “Escucha, Israel: ‘El Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas’. El segundo es este: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo.’ No hay otro mandamiento mayor que estos dos” (Marcos 12:28-31).

http://www.cofchrist.org/investments

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Queremos compartir un amor que va a durar, porque nacimos en el amor y por amor somos llamados a responder al gran mandamiento ahora y para siempre. También hemos sido transformados por la visión de Sion y tenemos la esperanza de que Dios está en el futuro llamándonos a nosotros y a los demás a él. Ahorramos sabiamente para crear un mejor mañana.

CREAR UN MEJOR MAÑANAAhorrar extiende nuestro amor más allá de esta vida terrenal cuando proporcionamos una herencia a los demás. Según podamos, queremos heredar a nuestras familias, la iglesia y otras causas favoritas algunos de nuestros ahorros después de habernos ido para ayudar a crear un mejor mañana. En muchos sentidos, el legado o planificación patrimonial que incluya testamentos y fideicomisos es nuestra última oportunidad para la mayordomía fiel. “El bueno dejará herencia a los hijos de sus hijos, pero lo que posee el pecador está guardado para los justos” (Proverbios 13:22).

Nuestra herencia expresa nuestro amor por nuestra familia y nuestra esperanza en su futuro. Bendecimos a nuestra familia cuando ayudamos a su futuro a través de nuestra herencia. De manera similar, a muchos les gustaría ver que una parte del patrimonio por el que han trabajado arduamente impulse la misión de la Comunidad de Cristo por sus hijos, nietos y generaciones futuras. También, nuestra herencia posibilita la misión continua de otras causas que apoyamos.

“De cierto, en esto habéis obrado con sabiduría, porque el Señor requiere de la mano de todo mayordomo una cuenta de su mayordomía, tanto en esta vida como en la eternidad” (Doctrina y Pactos 72:1c). Cuando nuestra planificación de patrimonio incluye dádivas a nuestra familia y una donación para apoyar la misión de Cristo, magnificamos—y a menudo multiplicamos—el legado que dejamos.

Prepararnos para nuestra muerte es parte de nuestra mayordomía de toda la vida. La planificación patrimonial puede ayudar a hacerle saber nuestros deseos a nuestra familia y apoyar a las personas antes de quedar incapacitados o morir. También hace que el luto de nuestra muerte y la celebración de nuestra vida más fácil para nuestros familiares inmediatos o amigos que tienen que resolver nuestros asuntos.


No tenemos que poseer una casa grande o tener millones de dólares para tener un patrimonio. Nuestro patrimonio consiste en lo que poseemos, grande o pequeño. Los patrimonios normalmente incluyen cosas como nuestra casa, artículos personales, inversiones, cuentas bancarias, planes de jubilación y acciones en una empresa familiar o sociedad. La creación de un plan patrimonial asegura que nos ocupemos adecuadamente de nuestra familia y nos permite ayudar a impulsar la misión de Cristo hoy y más allá de nuestra vida.


LA IMPORTANCIA DE AHORRAR PARA EL FUTUROPor Catherine Mambwe

Ahorrar es una acción muy importante, pero a veces a las familias africanas les es difícil practicarla. Creo que para que alguien pueda ahorrar necesita ser disciplinado.

A menudo los ingresos de las personas no son suficientes para sostenerlos durante todo el mes. Lo que ganan se utiliza para comprar comida para un solo día.

Stella, viuda, tenía muchos problemas para ahorrar, pero se las arregla cada mes para guardar al menos $30 a $50 dólares. En una ocasión salió en un viaje de trabajo durante una semana. Los ladrones entraron a su casa y robaron su televisión y otras cosas. Ella estaba muy triste, ya que sabía que no podría comprar pronto una televisión. Tendría que ahorrar durante al menos 12 a 15 meses.

Era difícil para ella en el sentido de que tenía que pagar 50 por ciento de sus ingresos para el alquiler, llevar a los niños a la escuela, comprar alimentos para la casa, etc.

Ahorrar le ha sido de ayuda aunque sea modestamente. Ahorrar le hace tener menos cargas. La ha ayudado a eliminar la pobreza; le ha ayudado a solventar algunas de las cosas que quiere lograr aunque le lleve tiempo hacerlo. Solo pudo reemplazar rápido la televisión debido al apoyo que recibió de sus amigos y algunos de sus ahorros.

Ahorrar le ha ayudado a ser disciplinada en el uso de sus recursos para las cosas que son importantes. De alguna manera le ayuda a ajustarse a su presupuesto familiar.

A veces se salta una comida para poder usar el dinero ahorrado para algún incidente inesperado en su vida.


98 EGLIGE LA GENEROSIDAD98 EGLIGE LA GENEROSIDAD

También cree que la gente puede apartar algunos fondos sin importar cuán pequeños sean sus ingresos. Esto realmente le ha ayudado a compartir sus recursos de manera responsable con sus seres queridos y también con los ministerios de Jesucristo.


1. ¿Qué métodos utiliza usted o su familia para decidir cuánto ahorrar?

2. ¿Qué acontecimientos planeados y no planeados han ocurrido en su vida que le hicieron necesitar dinero extra más allá de su presupuesto normal?

3. ¿Qué sabe acerca de la inversión socialmente responsable?


ANÁLISIS: COSAS INNECESARIAS

• Leer Lucas 12:13–21

• Leer o cantar “For the Life That You Have Given” CCS 619

• Reflexión interior: Este pasaje aborda directamente al consumismo que está presente en muchas sociedades modernas. Haga una lista de “cosas innecesarias” que las personas quieren: cosas que a menudo no se utilizan una vez que se tienen, que resultan ser malas para ellas, o que disfrutan pero de las que pueden prescindir. Hablar acerca de cómo manejar las “cosas innecesarias” en sus vidas. Como grupo, calcular cuánto dinero se gasta en esas “cosas innecesarias.”

• Acción exterior: Considere el valor monetario de una “cosa innecesaria.” Done esa cantidad para Abolir la Pobreza, Terminar con el Sufrimiento. ¿Qué se vuelve posible cuando todo el grupo dona el valor de un sola “cosa innecesaria?”

www.CofChrist.org/grace-ideas-for-all-ages-together


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PRINCIPIO 6 GASTAR RESPONSABLE-MENTE


Gastar responsablemente es un compromiso a vivir una vida sana y feliz con Dios y con los demás. Las enseñanzas de Jesús nos desafían a tomar decisiones de estilo de vida que a menudo son contraculturales.

101Gastar responsablemente


MÁS QUE DAR

Nuestra respuesta a la generosidad de Dios no es sólo acerca de lo que damos. Somos desafiados y transformados por nuestra creencia de que todo lo que tenemos es realmente de Dios y simplemente somos mayordomos o administradores. Nuestra respuesta permanente es acerca de lo que hacemos con lo que conservamos, tanto como con lo que regalamos.

Cuando gastamos o ahorramos, estamos gastando o ahorrando lo que es de Dios. Podemos resistirnos a esta idea y decir: “soy el que trabajó duro para ganar este dinero. Es mío y no de Dios.” Esta postura no es apoyada por el entendimiento de la mayordomía basado en las Escrituras. Practicar la mayordomía de toda la vida es la decisión del discípulo y refleja nuestra comprensión de las bendiciones de Dios en el mundo.

Como nos recuerdan los principios 1 y 2 de la Respuesta Generosa del Discípulo, el ciclo comienza con lo que recibimos de Dios y continúa a lo largo de nuestra vida a medida que respondemos fielmente. El principio 3 subraya que nuestras finanzas son parte de nuestra respuesta porque nuestra relación con el dinero u otros bienes revela dónde está enfocado nuestro corazón.

Como discípulos fieles queremos alinear nuestras decisiones financieras con el propósito de Dios, lo que ayuda a alinear nuestros corazones con el corazón de Dios. Mientras que el principio 4 nos alienta a compartir generosamente y el principio 5 nos desafía a ahorrar sabiamente, no podemos vivir ninguno de estos dos principios si no estamos gastando responsablemente.

Gastar responsablemente está en la esencia del desarrollo de nuestra verdadera capacidad financiera para ser generosos. Este principio habla de cómo usamos nuestro dinero para apoyar las necesidades básicas, pero el concepto se aplica incluso si tenemos poco dinero para administrar. Tenemos que tomar decisiones sabias sobre cómo usamos cualquier dinero o bienes que tengamos para sustentar la vida. Para muchas personas, sus gastos consumen la mayoría de sus ingresos. Esto significa que gastar responsablemente es una de las áreas en las que nuestro discipulado puede tener el mayor efecto.


Cuando limitamos nuestros gastos a aquellos artículos que necesitamos para vivir una vida cómoda y saludable, podemos ahorrar sabiamente y compartir generosamente del excedente. Cuando consideramos la creencia de que todo lo que tenemos es de Dios, esto nos motiva adicionalmente a ser fieles y prudentes. Queremos administrar cuánto usamos para nuestras propias necesidades y deseos para que podamos ahorrar para el futuro y compartir generosamente.

El primer paso para determinar cuánto necesitamos para vivir es estimar cuál es el costo de nuestras necesidades básicas de vida. Cada persona o familia tiene que definir sus necesidades básicas de vida. Todos necesitamos comida, agua, ropa, refugio, instalaciones sanitarias, educación y atención médica.

Después de pagar nuestras necesidades básicas de vida, compartir, ahorrar y cubrir nuestros deseos proviene del excedente. Estar conscientes de que queremos devolver nuestras primicias a Dios ayuda a moderar las decisiones que tomamos acerca de lo que constituye una necesidad básica de vida. En la


práctica, tenemos que saber lo que necesitamos para vivir antes de compartir o ahorrar.

TOMAR DECISIONES FIELES DE ESTILO DE VIDA

Dios nos envía al mundo para ser testimonios vivientes del mensaje y la misión de Jesús. La cultura en la que vivimos nos influencia y distrae fácilmente, lo que hace difícil mantenerse centrado en la cultura del reino de Dios que Jesús enseñó. Parte de nuestra mayordomía de toda la vida es tomar decisiones responsables acerca de cómo vivimos nuestras vidas para ser fieles a los propósitos de Dios. Tomar Decisiones Responsables es uno de los nueve Principios Duraderos de la Comunidad de Cristo:

• Dios da a los humanos la capacidad de tomar decisiones sobre a quién o a qué servirán. Algunas personas experimentan condiciones que disminuyen su capacidad para tomar decisiones.

• Las decisiones humanas contribuyen para bien o mal en nuestras vidas y en el mundo.


• Muchos aspectos de la creación necesitan redención a causa de decisiones humanas irresponsables y pecadoras.

• Somos llamados a tomar decisiones responsables dentro de las circunstancias de nuestras vidas que contribuyan a los propósitos de Dios (Compartir en la Comunidad de Cristo, página 13).

Cuando se trata de las finanzas, la decisión fundamental es sobre estilo de vida: Cuánto debemos gastar basados en qué gastos son necesarios. Esta elección es específica para cada uno de nosotros porque nuestras circunstancias son diferentes. Cada hogar debe discernir su tipo de vida fiel. Aunque las decisiones que tomamos sobre cómo gastar el dinero son privadas, no ocurren de forma aislada. La cultura en la que vivimos influye en nuestras decisiones. Del mismo modo, nuestras decisiones influyen en el mundo que nos rodea.

Se nos ha advertido acerca de acumular o confiar en las posesiones para satisfacer nuestras necesidades más profundas: “Muchas personas temen, creyendo que su seguridad se encuentra en la acumulación de cosas materiales que posean. Las soluciones que buscan no son inherentes a las cosas de este mundo sino en la fe que pone su confianza en las promesas dadas a todos los que tienen deseos de seguir a Jesucristo” (Doctrina y Pactos 162:7b). Esta advertencia lleva un mensaje similar al diálogo de Jesús con el joven rico.

Poner nuestra confianza en la riqueza por encima de Dios es un problema. Como Jesús enseñó: “Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá al uno y amará al otro, o se dedicará al uno y menospreciará al otro. No pueden servir a Dios y a las riquezas” (Mateo 6:24).

De todas formas, puede ser difícil resistir las ganas de excederse en las posesiones o tener una malsana necesidad de posesiones. La mayoría de nosotros vivimos en culturas que nos bombardean diariamente con innumerables mensajes que intentan persuadirnos de que las posesiones nos traerán felicidad, paz, satisfacción, aceptabilidad y todas las demás necesidades espirituales que la gente anhela cumplir.

Las presiones culturales pueden empujarnos a vivir de una manera particular. Estas presiones también nos pueden presionar para confiar en los


elementos materiales del mundo más que en lo espiritual. Esto no hace que los elementos materiales del mundo sean intrínsecamente malos. Significa que necesitamos discernir la manera en que Dios nos está llamando a usar los elementos materiales del mundo que tenemos la bendición de administrar. A veces necesitamos tomar decisiones que son opuestas a lo que nuestra cultura particular promueve si somos fieles a la vida de discípulos que siguen a Jesucristo.

El Presidente Veazey aconsejó a las personas en algunas partes del mundo: “Hemos permitido estar cautivos, incluso adictos, a una cultura de consumismo material e individualismo (primero yo) que enfatiza el obtener sobre el dar. Estamos rodeados de influencias que han sido hechas para hacernos desear cada vez más. Es un mensaje falso: la felicidad, el significado interior y la paz nunca vendrán de lo que hemos acumulado. Es la relación del alma con Dios y los demás lo que más importa ahora y al final” (presidente Steve Veazey, “Generosity and Sharing,” Parte I, Enero, 2015 del Herald).

El Presidente Veazey describe las buenas noticias de seguir las enseñanzas de Jesucristo y tomar decisiones de estilo de vida que a menudo son contraculturales: “La generosidad es espiritualmente liberadora para aquellos atrapados en el consumismo excesivo y la codicia. El acto de generosidad del discípulo es profético porque confronta una falsa visión de avaricia y acumulación material como el camino asumido por el mundo. La generosidad es la espiritualidad en acción, impulsada por la gracia, gratitud y esperanza. La generosidad es vivir la vida de Jesús” (presidente Steve Veazey, mensaje en el culto de clausura de la Conferencia Mundial 2016 “Vive, ama, comparte...”).

NECESIDADES Y DESEOS

El consejo profético nos guía en la toma de decisiones: Evitar cosas que no necesitamos realmente está en armonía con la mayordomía de toda la vida y nos ayuda a ser testimonios vivos (paráfrasis de Doctrina y Pactos 147:5b). Nuestros gastos deben centrarse en satisfacer nuestras necesidades y satisfacer nuestros deseos con moderación. Una necesidad es la que se requiere para sostener la vida. Un deseo es algo extra que podemos prescindir.


Cuando satisfacemos una necesidad básica, queda atendida. Por ejemplo, tenemos necesidades de refugio, vestido, agua potable y alimentación diaria. Cuando satisfacemos estas necesidades, no aumentan ni se sustituyen por otras necesidades. Cuando abordamos un deseo, a menudo es sustituido por otro deseo. A veces los deseos son difíciles de satisfacer.

Las presiones culturales de vivir de una cierta manera y poseer ciertas cosas pueden crear deseos insaciables. Esto es especialmente cierto si estamos confiando en elementos materiales para llenar vacíos en nuestra alma que son en realidad necesidades espirituales. En contraste, Dios no espera que los discípulos vivan existencias austeras, renunciando a todos los placeres terrenales. Dios quiere que nos beneficiemos de los dones materiales y espirituales del mundo. Dios nos da la oportunidad de tomar decisiones responsables para encontrar el equilibrio adecuado entre las necesidades y los deseos para que nuestros gastos nos permitan vivir saludable y armoniosamente con Dios y el mundo.

Gastar responsablemente nos permite participar en la misión de Cristo. Según lo discutido como parte del principio 5, los mayordomos fieles toman decisiones responsables sobre cómo ahorrar para que sus ahorros apoyen sus valores como discípulos. Del mismo modo, podemos apoyar la identidad, mensaje, misión y creencias de la Comunidad de Cristo por medio de tomar decisiones sabias de compra mientras interactuamos con empresas que reflejen los valores que defendemos. Ser un consumidor informado es una parte importante de la mayordomía de toda la vida.

Limitamos nuestra capacidad de responder si permitimos que los deseos y los impulsos rijan nuestras decisiones y nos empujen a vivir más allá de nuestras posibilidades. Parte de la mayordomía de toda la vida es examinar honestamente nuestros hábitos de gasto para averiguar si lo que compramos se basa en necesidades o deseos injustificados, en la planificación o en las emociones impulsivas. Necesitamos trabajar para hacer compras que se adapten a un estilo de vida cristiano. Reflexionar sobre nuestras compras previas nos ayuda a evaluar el efecto que nuestras decisiones tienen en la salud y la armonía del mundo.


La planificación y administración financieras nos ayudan a gastar responsablemente. A través de la planificación financiera, podemos desarrollar un presupuesto que identifique nuestras necesidades básicas de vida y cómo nuestros ingresos disponibles apoyan nuestras necesidades y deseos. También incluimos en el presupuesto la capacidad para compartir y ahorrar. A medida que nuestros ingresos crecen, elegimos cómo vamos a utilizar el aumento. Si ya estamos satisfaciendo nuestras necesidades y deseos, el aumento nos permite ahorrar y compartir más. La administración financiera es la disciplina de vivir dentro de un presupuesto establecido.

También es la disciplina de hacer una pausa y cambiar los planes cuando ocurren circunstancias de vida que hacen que nuestro presupuesto original sea inalcanzable. La gestión financiera incluye la disciplina de no cambiar el presupuesto sólo porque queremos comprar algo ahora en lugar de ahorrar el dinero para adquirirlo después. Desarrollar un presupuesto y la disciplina de vivir dentro de nuestros presupuestos nos ayuda a gestionar nuestras compras impulsivas.


VIVIR DENTRO DE NUESTRAS POSIBILIDADES

El consejo inspirado indica: “Diezmar es una práctica espiritual que demuestra la buena voluntad para dar cada dimensión de la vida de uno a Dios. Cuando es definida por la fe, el amor y el planeamiento esperanzado, incluyendo solucionar el endeudamiento imprudente, la capacidad para responder se vuelve mucho mayor de lo que se suponía inicialmente” (Doctrina y Pactos 165:2d). La mayordomía de toda la vida significa reconocer la generosidad de Dios en todas las facetas de nuestras vidas, incluyendo cómo planeamos y administramos nuestras finanzas. A medida que permitamos que nuestra fe en Dios y el amor por otros influya en nuestros gastos responsables, a menudo descubriremos que tenemos una capacidad para compartir y ahorrar que no nos habíamos dado cuenta que teníamos.

El simple hecho de anotar todos nuestros gastos provee información sobre a dónde se va nuestro dinero. Esto nos da la oportunidad de tomar diferentes decisiones en el futuro. A medida que planifiquemos y administremos devotamente nuestras finanzas, podríamos descubrir que hay maneras de simplificar nuestra vida para que una porción más pequeña de nuestros ingresos disponibles sea necesaria para satisfacer nuestras necesidades y deseos. Cuando gastamos menos en nuestros deseos y necesidades podemos compartir y ahorrar más.

Es importante que aprendamos a gastar dentro de nuestras posibilidades. Cuando queremos comprar algo que cuesta más de lo que normalmente podemos costear dentro de un período salarial normal, es mejor ahorrar hasta que tengamos suficientes fondos para comprar el artículo que queremos. Debemos evitar deudas innecesarias por medio de no pedir dinero prestado para comprar algo que no necesitamos tener ahora.

Las tarjetas de crédito y débito pueden ser herramientas útiles si se usan sabiamente. Con las tarjetas de crédito, necesitamos asegurarnos de que no estamos gastando dinero que no podemos pagar cuando llegue la cuenta. Con las tarjetas de débito tenemos que recordar monitorear nuestro saldo actual para no gastar más de lo que tenemos. Cuando usamos tarjetas de crédito o débito para hacer compras, los estados de cuenta proporcionan una excelente descripción de cómo gastamos nuestro dinero. Sin embargo, el uso de una tarjeta de crédito para comprar cosas que no están en nuestro


presupuesto o que no tenemos suficientes fondos para financiar no es un buen uso de estas tarjetas y crea deudas innecesarias.

Los créditos pueden ser una manera razonable para pagar algunas necesidades a largo plazo como una hipoteca para comprar una casa o un préstamo estudiantil para obtener una educación universitaria. Muchas personas ven estas deudas particulares como inversiones sabias para nuestro futuro que también pueden aumentar nuestra capacidad futura. Es importante que estos préstamos se establezcan con tasas de interés competitivas. También es importante que nuestro presupuesto mensual incluya hacer los pagos (intereses y capital) del préstamo.

Utilizar el crédito para comprar artículos que queremos ahora para no tener que esperar hasta que hayamos ahorrado el dinero no es un sabio uso del crédito. Si un artículo comprado será usado antes de que la deuda sea


pagada, eso es a menudo un uso imprudente del crédito. En cambio, si la compra (hogar, educación, etc.) dura mucho más que el tiempo necesario para pagar el préstamo, entonces el crédito podría ser una elección prudente.

Los presupuestos nos permiten practicar los principios de un buen mayordomo: compartir generosamente, ahorrar sabiamente y gastar responsablemente. El uso constante de un presupuesto permite a los discípulos asumir el control de su dinero, en lugar de dejar que los controle a ellos. Con demasiada frecuencia la gente considera que los presupuestos son intrínsecamente restrictivos. En realidad, los presupuestos nos mantienen libres de cargas financieras innecesarias al proporcionar límites sensatos de gastos dentro de los cuales vivir.

Muchos planificadores financieros sugieren usar 10 por ciento de nuestros ingresos para compartir, 10 por ciento de nuestros ingresos para ahorrar y el 80 por ciento de nuestros ingresos para gastar responsablemente. Usar el 80 por ciento de nuestros ingresos para gastar responsablemente puede ser demasiado para algunos y demasiado poco para otros. Utilizamos estos porcentajes como una guía y se pueden hacer ajustes basados en nuestras circunstancias financieras específicas.

Nuestras congregaciones, comunidades y Centros de Misión cuentan con personas talentosas para la planificación y administración financieras. Si usted es alguien que no es bueno para estas tareas, parte de su mayordomía de toda la vida es la voluntad de buscar ayuda y estar abierto a aprender nuevas habilidades. Si no sabe dónde obtener ayuda, pregunte a un diácono, obispo o contacte a su oficial financiero congregacional o de Centro de Misión.

“Vive sencillamente para que otros, sencillamente, puedan vivir” (Mahatma Gandhi) nos ayuda a reflexionar sobre qué parte de nuestros ingresos personales necesitamos usar para nuestros deseos y necesidades. Esta cita nos desafía a salir del individualismo y del egoísmo. Nos recuerda que las decisiones que tomamos acerca de cómo usamos nuestros recursos afectan a otras personas. Nos recuerda que cuando nos excedemos de formas innecesarias estamos limitando lo que tenemos disponible para ahorrar para las necesidades futuras y para compartir con otros, incluyendo la misión de la Iglesia.


Establecer la meta de utilizar un porcentaje específico de ingresos para compartir, ahorrar y apoyar las necesidades personales y familiares es un punto de partida presupuestario importante y parte de vivir la primicias. En el presupuesto, identifique las fuentes de ingresos, haga una lista de gastos para necesidades y deseos, así como lo que va a contribuir, y cuánto ahorrará.

La clave es evaluar nuestras finanzas y planificación para usar un porcentaje razonable para cuidar adecuadamente de nuestras familias ahora y en el futuro, sin ser demasiado tacaño o demasiado derrochador. También necesitamos ser deliberados al comienzo del proceso de planeación acerca de cómo queremos apoyar la misión de la Comunidad de Cristo a través de los diezmos para la misión local y mundial.

AUMENTAR LA CAPACIDAD Por Jared Fears

Independientemente de su situación, el desafío para todos los discípulos es considerar su mayordomía financiera actual, cuál les gustaría que fuera su respuesta y determinar cómo llegar allí. La Biblia y la Iglesia promueven un objetivo general de 10 por ciento del ingreso como diezmo. Sin embargo, muchos se quedan muy cortos de ese objetivo. Otros a través de una cuidadosa mayordomía son capaces de exceder por mucho ese objetivo y apoyar la misión de maneras financieras que no podían imaginar.

En nuestra situación familiar, escuchamos el llamado a responder fielmente por medio de esforzarnos por alcanzar una meta de donación de 10 por ciento. El primer paso en el proceso fue evaluar cuánto dábamos a la Iglesia realmente en la forma de diezmo. Es una tarea bastante fácil sumar la donación anual y dividirla entre nuestros ingresos. Estábamos dando menos que la media nacional de 2 por ciento. No había una manera factible de saltar al 10 por ciento incluso si quisiéramos. Entonces, ¿qué hacer?

Se nos había sugerido que consideráramos aumentar nuestra donación anual con un objetivo final de alcanzar el 10 por ciento. Así que después de hacer de esto un importante asunto de oración, nos embarcamos en una jornada. Esto no era un aumento al azar de manera anual. Fue un proceso de evaluar necesidades contra deseos y poner en práctica los principios de la mayordomía de las primicias. De hecho, fue un proceso de alinear el corazón y el dinero como se describe en el principio 3. La práctica para nuestra familia era dar primero el diezmo, ahorrar en segundo lugar y vivir de manera razonable con lo que quedaba.

Al principio, esto era muy difícil. Lidiamos con decisiones financieras: especialmente viendo lo que nuestros semejantes tenían que eran “deseos” para nosotros. No estábamos juzgando las decisiones de nuestros amigos, pero mientras hablábamos de nuestras finanzas, algunas de esas cosas eran claramente “deseos” no “necesidades.” Con el tiempo, a medida que nuestros ingresos aumentaron, continuamos practicando la mayordomía de las primicias dando a Dios primero y aumentando lo que dábamos cada año. Con el tiempo, pudimos alcanzar nuestro objetivo del 10 por ciento de donaciones. Tomó muchos años. Pero en ese proceso fuimos bendecidos.


El resultado neto es que a medida que nos acercamos a la jubilación dentro unos pocos años, hemos sido capaces de ahorrar sabiamente y sentir al menos en su mayor parte preparados para la jubilación. La práctica disciplinada de gastar responsablemente sigue estando en la base de nuestra Mayordomía financiera y nos permite satisfacer las necesidades de nuestra familia, así como satisfacer tener algunos de los “deseos” que tenemos. Discutimos regularmente nuestras finanzas y nuestras decisiones de compras y hacemos ajustes en nuestro presupuesto familiar regularmente.

Lo que ha sido interesante a través de este proceso es que ahora que hemos alcanzado nuestra meta del 10 por ciento de donaciones, seguimos preguntándonos si realmente compartimos generosamente. Hemos recibido tanto y reconocemos que las bendiciones son ciertamente de Dios. Esperamos seguir siendo capaces de explorar cuál es nuestra verdadera capacidad como familia y ser tan generosos como sea posible en el proceso.




1. ¿Qué piensa o siente acerca de la idea de que cuando gastamos o ahorramos, estamos gastando o ahorrando lo que es de Dios?

2. ¿Cómo identifica los deseos y necesidades en su vida y toma decisiones responsables sobre en qué gastar?

3. Enumere ejemplos de cómo las enseñanzas de Jesús le desafían a tomar decisiones de estilo de vida que a menudo son contraculturales.


ANÁLISIS PRESTAR ATENCIÓN

• Leer Mateo 6:21

• Considere devotamente en qué gastó dinero la semana pasada

• Reflexionar sobre estas preguntas:

• ¿Cómo reflejan sus gastos sus creencias y lo que es más importante para usted?

• ¿Cómo describiría un observador sus creencias y lo que es más importante para usted basándose en dónde gastó su dinero y en las compañías que apoyó?

OTRAS FORMAS DE MAYORDOMÍA


A medida que profundizamos nuestra comprensión de la mayordomía de toda la vida, otras formas de mayordomía empiezan a emerger. Es imposible cubrir todo en este pequeño recurso de mayordomía. Sin embargo, este capítulo inicia la conversación sobre la mayordomía de la Tierra y la justicia económica.

117Otras formas de mayordomía


PRACTICAR LA MAYORDOMÍA DE LA TIERRA

La creencia de la Comunidad de Cristo sobre la creación es que “como una expresión del amor divino, Dios creó los cielos, la tierra y todo lo que está en estos y lo llamó “bueno.” Todo pertenece a Dios y debe ser apreciado y usado justamente según los propósitos divinos. Dios ve la creación como un todo, sin separación entre espíritu y elemento. Dios llama a las personas de todas las generaciones a unirse con Dios como mayordomos en el cuidado amoroso de la creación” (Compartir en la Comunidad de Cristo, página 15). Individual y colectivamente tenemos una responsabilidad de cuidar la Tierra, incluyendo los recursos naturales y toda la creación. Esto es parte de la mayordomía de toda la vida.

Lo Sagrado de la Creación es uno de los nueve de los Principios Duraderos de la Comunidad de Cristo:

• En el principio, Dios creó todo y lo llamó bueno.

• Lo espiritual y lo material, lo visible e invisible, están relacionados.

• El poder de la creación para crear o destruir nos recuerda nuestra vulnerabilidad en esta vida.

• Dios sigue creando para cumplir su propósito divino.

• Nos unimos a Dios como mayordomos de atención y esperanza para toda la creación (Compartir en la Comunidad de Cristo, página 12).

Este Principio Duradero nos recuerda que seguimos afectando a la creación y el cambio está ocurriendo. Somos parte de ese cambio. Así como la creación tiene el poder de crear o destruir, también tenemos el poder de afectar a la creación para el bien o para el mal. Parte de nuestra mayordomía de toda la vida es usar nuestro poder para el bien.

“...El nacimiento de Sion la hermosa, el reinado de paz de Cristo, espera su respuesta incondicional al llamado de hacer y mantener firmemente el pacto de paz de Dios en Jesucristo.

“Este pacto implica una vida sacramental que respete y revele la presencia y actividad reconciliadora de Dios en la creación. Requiere una mayordomía


de toda la vida dedicada a extender los ministerios restauradores de la iglesia, especialmente aquellos dedicados a afirmar el valor de las personas, proteger lo sagrado de la creación, y aliviar el sufrimiento físico y espiritual” (Doctrina y Pactos 164:9b, c).

Esta Escritura nos desafía a proteger lo Sagrado de la Creación (así como otras actividades) como parte de nuestra mayordomía de toda la vida. En las Decisiones Responsables reconocemos que “muchos aspectos de la creación necesitan redención a causa de decisiones humanas irresponsables y pecadoras” (Compartir en la Comunidad de Cristo, página 13). Debemos participar activamente en los esfuerzos que sanan a la Tierra y a sus habitantes y protegerlos del daño adicional. Cómo tratamos a la Tierra es parte de nuestra respuesta fiel a un Dios amoroso que nos proveyó de la creación al principio y nos hizo mayordomos de su cuidado.

Doctrina y Pactos 163:4b establece nuestro desafío: “La tierra, amorosamente creada como ambiente para que florezca la vida, se estremece afligida porque los sistemas naturales y vivos de la creación se están agotando por llevar la


carga de nuestra avaricia y conflictos. La humanidad tiene que despertarse de su ilusión de independencia y consumo descontrolado como si no hubiera consecuencias perdurables.”

La Conferencia Mundial 1992 aprobó la Resolución de la Conferencia Mundial 1224 que estableció al Equipo de Mayordomía de la Tierra como un comité permanente. Este equipo se centra en temas de medio ambiente y desarrollo y para dar orientación a la Iglesia. Leer más sobre este equipo y las actividades que usted puede realizar en www.cofchrist.org/earth-stewardship.

PROMOVER LA JUSTICIA ECONÓMICA

Dios da “suficiente y de sobra” (Doctrina y Pactos 101:2f). Dios comparte con abundancia “medida buena, apretada, remecida y rebosando” (Lucas 6:38). El problema en el mundo no es la falta de recursos financieros para todos. El problema está en cómo distribuimos los recursos financieros del mundo. La justicia económica trata de resolver el problema de la distribución de maneras que respeten el valor de todos.

El Presidente Veazey describe el desafío: “El mundo está viviendo una pesadilla de dolor y desesperación. Dios está pidiendo un éxodo masivo de personas fuera de la pobreza y el sufrimiento correspondiente. ¿Seremos los profetas de pie ante los políticos astutos y los acaparadores predatorios de la riqueza, diciendo con convicción: “Será mejor liberes al pueblo de Dios?” Dios ve una Iglesia que no sólo habla y canta de Sion. Dios ve una Iglesia que vive, ama y participa como Sion: los que se esfuerzan en ser visiblemente uno en Cristo, entre quienes no hay pobres u oprimidos” (inspirado por Doctrina y Pactos 165:6a). La única manera en que no habrá pobres u oprimidos es que el resto de nosotros cambiemos nuestros hábitos. Sion es la visión divina que despierta nuestras naturalezas más nobles y el potencial para participar en la comunidad” (presidente Steve Veazey, mensaje en el culto de clausura de la Conferencia Mundial 2016 “Vive, ama, comparte...”).

Cuando tratamos de dar lugar a la visión de Dios del shalom, la mayordomía de toda la vida significa que debemos usar nuestras oportunidades como ciudadanos de nuestras diferentes naciones para involucrarnos en las cuestiones difíciles de nuestro tiempo. Dios nos invita a utilizar nuestros recursos individuales para producir soluciones que ayuden a proporcionar

http://www.cofchrist.org/earth-stewardship


justicia económica. El ejemplo de Jesús nos motiva a participar. Jesús señaló el camino al defender las cuestiones de paz y justicia de su tiempo y nación.

Somos bendecidos con el Espíritu Santo que nos apoya para tomar decisiones responsables. “Las promesas de Dios en Jesucristo son seguras: que por medio del Espíritu Santo se nos dará gracia para hacer las cosas que hemos pedido: valentía al luchar por la justicia, pasión por la paz en medio de la violencia, perdón de nuestros pecados, mayordomía en lugar de materialismo, sanación de cuerpo y espíritu donde hay heridas y vida eterna frente a la muerte” (Compartir en la Comunidad de Cristo, página 23).

Como muchas de las cuestiones difíciles de nuestro tiempo, no siempre estaremos de acuerdo sobre el mejor camino a seguir para lograr la justicia económica. A veces nos encontraremos en lados opuestos de la misma cuestión. Como se mencionó anteriormente, en estos momentos tenemos que respetar los principios de desacuerdo fiel y confiar en el poder del Espíritu Santo para que obre en nosotros y a través de nosotros.

Tan complicada como puede ser la vida, sería más fácil evitar involucrarse en las cuestiones complejas de nuestros tiempos, especialmente sobre cómo lograr la justicia económica mundial. Sin embargo, cuando practicamos la mayordomía de toda la vida, no hay otra opción que sumergirnos y confiar en el poder del Espíritu Santo para que nos guíe y mantenga unidos.

La creencia de la Comunidad de Cristo declara: “El reino de Dios es el triunfo venidero del amor, la justicia, la misericordia y la paz que un día acogerá a toda la creación. La vida y ministerio de Jesucristo eran la expresión viviente de esta promesa. Él enseñó a sus discípulos a orar por la venida plena del reino y los envió al mundo para ser emblemas vivientes de esa nueva creación. “Sion” expresa nuestro compromiso de anunciar el reino de paz de Dios en la Tierra por medio de formar comunidades centradas en Cristo en familias, congregaciones, vecindarios, ciudades y a lo largo del mundo” (Compartir en la Comunidad de Cristo, página 16).

El resultado de vivir la misión de Cristo es que nos ayudará a dar lugar a la visión de Dios del shalom en la Tierra. El shalom es una paz completa donde todos experimentan la justicia económica. Si estamos viviendo la misión de Cristo de dar lugar a la visión de Dios del shalom en la Tierra, entonces involucrarnos en las actividades que promueven la justicia económica es parte de la responsabilidad del discípulo fiel.

VIVIR NUESTRA VERDADERA CAPACIDADPor Michele McGrath

Considere Mateo 22:17–21 específicamente:17b“¿Es lícito dar tributo al César o no?”21bEntonces él les dijo: “Por tanto, den al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios.”

Me estaba preparando para pagar mis comestibles en la tienda y el cajero preguntó: “¿bolsa de papel o plástico, señora?”

Habiendo leído Mateo 22:17–21 antes de ir de compras, mi mente se encontró vagando mientras yo consideraba mi respuesta a la pregunta del cajero.

Nuestra cultura ama presentarnos opciones opuestas: sí o no, todo o nada, Mac o PC. Esta tendencia queda ilustrada por los políticos que hacen preguntas imposibles frente a las multitudes para avergonzar a sus opositores. Se podría decir que, en Mateo, Jesús estaba en el lado receptor de una pregunta “tramposa:” ¿Está permitido dar tributo al César, o no?

Roger Swanson dice: “no hay dos caras para cada pregunta; hay cinco lados para cosas sencillas y 13 (al menos) para cosas complejas” y Walter Wink nos recuerda que siempre hay un tercer camino.

Mientras tanto, los fariseos y los herodianos presionan para obtener una respuesta categórica: ¿Cuál es el mínimo que se le debe al César? Jesús ingeniosamente amplía la conversación más allá de la pregunta de la observancia originalmente hecha a las preguntas más profundas y esenciales: ¿Qué—quién—lleva la imagen de Dios? Y, más allá del mínimo debido, ¿cuál es nuestra verdadera capacidad de vivir una vida que refleje la imagen de Dios? ¿Qué significaría vivir y dar según nuestra verdadera capacidad? Cada persona tiene que discernirlo...

El cajero, impacientándose, preguntó de nuevo, “¿bolsa de papel o plástico señora?”

Volví a la realidad y respondí rápidamente: “Ninguna. Traje la mía.”


123Descubrir la mayordomía de toda la vida 123Otras formas de mayordomía

PREGUNTAS DE REFLEXIÓN1. Considere su estilo de vida durante los últimos 5 a 10 años.

¿Qué cambios ha hecho para ser más responsable con el medio ambiente?

2. ¿Qué otros cambios puede hacer usted o su congregación para ser mejores mayordomos de la Tierra?

3. ¿Qué piensa usted acerca de la conclusión: Si estamos viviendo la misión de Cristo de dar lugar a la visión de Dios del shalom en la Tierra, entonces involucrarnos en las actividades que promueven la justicia económica es parte de la responsabilidad del discípulo fiel?


ANÁLISIS EL EFECTO DOMINÓ• Leer Doctrina y Pactos 163: 4c• Leer o cantar “We Are the Ones the World Awaits” CCS 305• Reflexión interior: Dios da a los humanos la capacidad de tomar

decisiones. Tome una piedra y sosténgala en la palma de su mano. Sienta su tamaño y forma. Sienta cómo el tiempo ha dejado su huella en la piedra. Piense sobre cuánto tiempo ha estado esta piedra en la Tierra. Tírela en un recipiente con agua. Mire las ondas forma. La piedra provoca una reacción en el agua. ¿Cuánto tiempo pasa hasta que el agua está quieta otra vez? ¿Qué efectos han tenido sus decisiones en su vida, en las vidas de otros y en el mundo? Los efectos de sus acciones continúan sin parar. Sus decisiones humanas contribuyen para bien o mal en nuestras vidas y en el mundo.

• Acción exterior: Observe su comunidad para ver qué oportunidades están disponibles para que comparta sus habilidades, dones, tiempo y energía. Pregunte sobre agencias de voluntarios, programas escolares, organizaciones locales de servicio y su congregación de la Comunidad de Cristo. Busque orientación de un padre o miembro de la familia para decidir cómo va a contribuir. Invite a otros a unírsele.

www.CofChrist.org/choices-ideas-for-youth

http://www.cofchrist.org/choices-ideas-for-youth

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EL VIAJE CONTINÚA

Aceptamos a Jesucristo y el Espíritu Santo nos convierte en discípulos generosos que viven como mayordomos fieles. Practicar la mayordomía de toda la vida nos bendice y profundiza nuestro discipulado. Las personas, las familias, las congregaciones y las comunidades pueden aplicar las disciplinas de la mayordomía de toda la vida. Aprendemos unos de otros cómo recibir más plenamente los dones de Dios para que podamos, a su vez, responder como discípulos generosos. No podemos convertirnos en lo que Dios planeó por nuestra cuenta. Nos necesitamos unos a otros y necesitamos a Dios porque “para Dios todas las cosas son posibles” (Marcos 10:27).

La alegría de responder a la generosidad de Dios es un viaje del corazón que nos lleva a casa. Hacer que nuestro corazón desee imitar la generosidad de Dios es volver a donde empezamos. Siempre comenzamos y terminamos nuestro viaje como discípulos fieles por medio de experimentar a Cristo como el autor de nuestras vidas.

Recuerde, la generosidad no es una medida de lo que damos en respuesta a lo mucho que tenemos. Más bien es una respuesta a la gracia infinita de Dios en nosotros. Damos porque Dios da. Ya sea que estemos considerando la mayordomía de toda la vida por primera vez o nos estamos comprometiendo de nuevo a una práctica antigua de nuestro discipulado continuo, Dios bendecirá nuestra respuesta. La vida y ministerio de Jesús proporcionan el ejemplo. El Espíritu Santo nos guía para convertirnos en discípulos que encarnan la generosidad de Dios.

“Si nosotros, como Comunidad de Cristo, verdaderamente volviéramos a la gracia y generosidad de Dios, nos transformaríamos convirtiéndonos en una nueva creación a través de Jesucristo... Si espiritualmente moramos en la gracia y generosidad de Dios, entonces la gracia y la generosidad como la de Cristo fluirá en y a través de nuestras vidas, familias, congregaciones y la iglesia mundial. Porque Cristo es la encarnación de la gracia y la generosidad de Dios, nosotros seríamos el cuerpo viviente de Cristo en la Tierra, que es el propósito fundamental de la iglesia. ... También, según las Escrituras, la paz sigue a la gracia y la generosidad. Por lo tanto, la paz, o el shalom de Dios, aumentaría “(presidente Steve Veazey, “Generosity and Sharing,” Parte I, Enero, 2015 del Herald).

127Seguir buscando

ENCONTRAR LA VERDADERA CAPACIDAD SOBRE LA MARCHABuscando nuestra verdadera capacidad de vivir generosamente no es una exploración nueva. Los discípulos fieles a lo largo de la historia han lidiado con esto. La verdadera capacidad es raramente una constante en nuestras vidas. Cambia a medida que nuestras circunstancias cambian. Tenemos que reflexionar continua y devotamente sobre cuál es nuestra verdadera capacidad durante cada etapa de nuestro discipulado. Nuestras reflexiones nos desafían a vivir generosamente dentro de nuestra verdadera capacidad en cualquier momento dado.

Nuestra búsqueda de la mayordomía de toda la vida que viva la misión de Cristo, está profundamente arraigada en nuestra historia de la Restauración. Es una parte importante de nuestra identidad, misión, mensaje y creencias. A lo largo de nuestra historia, descubrimos que la verdadera capacidad no se limita a los recursos financieros pero que ciertamente los incluye. También descubrimos que acogemos nuestra verdadera capacidad cuando nuestra esperanza de recibir por el bien de uno se transforma en la esperanza de recibir con el fin de compartir.


A medida que deseamos dar para cumplir la visión del shalom de Dios, la gracia de Dios continúa mostrándonos cómo recibir y dar. Y cada acto de generosidad aumenta la conciencia de nuestra verdadera capacidad para dar. Nuestra capacidad incluye tanto lo material como lo espiritual. La generosidad de toda la vida no sólo amplía el alcance de cómo y cuándo podemos dar, aumenta nuestra capacidad y deseo de dar.

Nuestra verdadera capacidad es individual y colectiva. Para hacer nuestra parte, tenemos que ajustar nuestros horarios, presupuestos y vidas para descubrir nuestra verdadera capacidad, pero no podemos hacer esto de forma aislada. Nuestras decisiones afectan a los demás y sus decisiones nos afectan. Descubrir nuestra verdadera capacidad como individuos y comunidad depende de que trabajemos juntos y nos ayudemos unos a otros.

La comprensión de nuestra verdadera capacidad siempre es incompleta. Es una experiencia en desarrollo donde el Espíritu Santo nos forma y nos guía. Esto nos puede llevar a lugares incómodos cuando nos damos cuenta de lo egoísta que podemos ser a veces. Pero estos momentos de malestar valen la pena. Nuestra comprensión en desarrollo de nuestra verdadera capacidad es parte de nuestra continua búsqueda de ayudar a crear el reino de Dios en la Tierra.

ADELANTE A SION“A ustedes se les han dado los principios de la generosidad, interpretados correctamente para una época nueva. Estos principios apelan a todo discípulo a diezmar fielmente conforme a sus medios y capacidades. Esos valores profundamente enraizados en la fe de la Restauración, afirman que la buena mayordomía y el discipulado no se podrán dividir y que son recíprocamente dependientes” (Doctrina y Pactos 162:7c).

Individual y colectivamente estamos llamados a interpretar y aplicar los principios de generosidad. A medida que aprendemos a integrar nuestra mayordomía y discipulado, nuestra capacidad aumenta y nuestra generosidad crece. A través de nuestra generosidad de tiempo, talento, tesoro y testimonio, se apoya y expande la misión de la Iglesia. Dios nos seguirá bendiciendo y guiando en nuestra búsqueda en desarrollo para abrazar la mayordomía de toda la vida mientras respondemos fielmente y avanzamos hacia Sion.


1. ¿Cuál es la idea nueva más significativa que descubrió sobre la mayordomía de toda la vida?

2. ¿Cómo pondrá en práctica lo que ha aprendido sobre la mayordomía de toda la vida?

3. ¿Cómo compartirá lo que ha aprendido con otra persona y la invitará al viaje para descubrir la mayordomía de toda la vida?


ANÁLISIS: LECTIO DIVINA: DOCTRINA Y PACTOS 165:2

• Sentarse en silencio y entrar en un momento de reflexión devota. Respire tranquilamente, relaje su cuerpo y pida guía en oración mientras interactúa con el texto seleccionado de las Escrituras.

• Lea la Escritura cuatro veces, permitiendo tiempo para la meditación y la oración entre cada lectura. Antes de cada lectura revise las instrucciones para orar con la Escritura a través de la lectio, meditatio, oratio, or contemplatio, cuando inicie.

• Lectio: Lea el pasaje para obtener una idea de la historia. ¿Quiénes son los personajes; cuál es el contexto? Imagine la escena, las imágenes, sonidos, olores, emociones y tensiones involucradas en la historia. Entre en la escena y deje que se vuelva real para usted.

• Meditatio: Lea la escritura de nuevo, pero esta vez buscando significado y entendimiento. Hacer unas preguntas. ¿Por qué esta historia fue registrada? ¿Cuáles

129Seguir buscando


son los significados superficiales y subyacentes? ¿Qué me dice esta historia sobre Dios? Si yo estuviera en la historia, ¿quién sería? ¿Con quién me identifico más en la historia?

• Oratio: Lea el pasaje de nuevo, y esta vez, preste atención a sus respuestas emocionales. ¿Qué sentimientos emergen mientras leo esta Escritura? ¿Siento alegría, tristeza, miedo, enojo o culpa? Comparta sus sentimientos con Dios en oración. Pida ayuda para escuchar profundamente estas emociones y significados.

• Contemplatio: Entrar a un tiempo de oración receptiva. Libérese de las imágenes de las Escrituras y de todos los demás pensamientos, interpretaciones y preocupaciones. Respire profundamente y con calma, entrando en un profundo estado silencioso de escucha. Espere lo que sea que Dios le traiga en la tranquilidad. Si alguna idea o impresión vienen, obsérvelas con gratitud y después vuelva a la escucha receptiva. Si no viene una conciencia particular, deje que su mente regrese al pasaje de las Escrituras. Cuando sienta que ha terminado su oración/meditación, dé unas palabras de agradecimiento a Dios, abra sus ojos, y vuelva a estar consciente de la habitación a su alrededor.

• Cierre su tiempo de meditación con una breve oración de agradecimiento.

www.CofChrist.org/spiritual-practice-lectio-divina-for-individuals

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