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Zona TES • Número 1-2013 35 CATÁSTROFES, RESCATE, COOPERACIÓN Y SALVAMENTO El sistema ERU (Emergency Response Unit) de Cruz Roja. La perspectiva española Iñigo Vila Guerra Responsable de la Unidad de Emergencias Cooperación Internacional. Cruz Roja Española. Madrid. España. L a palabra catástrofe proviene de los vocablos griegos κατα “hacia abajo” y στροφη “voltear”, y que podemos traducir como ‘destruir’ o ‘abatir’. Según la Real Acade- mia Española (RAE), el término catástrofe hace referencia a un “suceso infausto que altera gravemente el orden regular de las cosas”. El concepto de catástrofe está directamente asociado al de desastre que, según la RAE, significa “desgracia grande” y que se ha adaptado del término inglés disaster. Habitualmente, ambos se utilizan como sinónimos y de forma indistinta, y con- llevan la sucesión de una serie de hechos que sobrepasarán la capacidad de respuesta, de estructuras y de medios, previstos por un sistema o sociedad ante cualquier tipo de adversidad. En este sentido, las catástrofes o desastres producirán una al- teración brusca del estado habitual y cotidiano de las cosas, un antes y un después no superable sin la ayuda externa. Este tipo de sucesos afectarán de forma negativa a la vida, produciendo grandes cambios que, en muchas ocasiones, serán permanen- tes en la sociedad o en el medio ambiente. Casi diariamente ocurre en el mundo un desastre de gran- des proporciones, y semanalmente suele presentarse una ca- tástrofe natural que requiera apoyo internacional (tormentas, inundaciones, incendios o terremotos). No parece que esta ten- dencia tienda a disminuir durante la próxima década. Si a estas previsiones le añadimos factores como el incremen- to de la densidad de población y su asentamiento en terrenos inapropiados; la falta o mala distribución de recursos alimenta- rios; el procesamiento cada vez mayor de materias peligrosas y su transporte; la especulación y la industrialización incontrolada de los países en vías de desarrollo, podemos intuir la alta pro- babilidad de que los futuros “grandes desastres” afecten a un potencial de millones de damnificados cada vez mayor. Salud y desastres Desde el punto de vista sanitario, un desastre se debe definir a partir de las consecuencias que tiene sobre el estado de salud y los servicios sanitarios afectados. El deterioro del estado de salud de la población suele ser uno de los impactos más graves de los desastres, tanto en los generados por catástrofes natu- rales, como por conflictos armados. En ocasiones, los desastres acarrean auténticas crisis sanitarias, que se caracterizan por la propagación de epidemias que se convertirán en la principal causa de mortalidad. En consecuencia, todas las actuaciones que puedan emprenderse en materia de salud serán priorita- rias durante las emergencias. Los desastres afectarán a la situación de la salud principal- mente de tres formas: Aumentarán la susceptibilidad o propensión fisiológica a con- traer enfermedades. Aumentarán las lesiones y la exposición a las enfermedades. Disminuirán la capacidad estructural y de funcionamiento del sistema y los servicios de salud. Ante las situaciones anómalas generadas en los desastres, las personas vulnerables tendrán un riesgo mayor de mortali- dad o morbilidad asociada, debido a una serie de circunstan- cias desfavorables. Serán menos capaces de evitar las consecuencias de una ca- tástrofe. (por ejemplo, estas personas viven en lugares que carecen de disposiciones para la protección contra el agua y de saneamiento y drenaje). Se verán más afectadas por las catástrofes (la población in- fantil, por su parte, presenta un riesgo mayor de morir por diarrea e infecciones respiratorias agudas respecto a la po- blación adulta). hacer frente a la enfermedad y a las adversidades (por ejemplo, no pueden pagar la asistencia médica o los medicamentos). Fases de asistencia en catástrofes Las emergencias complejas –ya sean desastres naturales, como conflictos bélicos– combinan diferentes elementos, como hambruna, desplazamientos poblacionales, epidemias, etc. Se trata de procesos dinámicos que pueden dividirse en varias etapas, cada una de las cuales se caracteriza por proble- mas y prioridades que irán modificándose en el tiempo. Los objetivos de las intervenciones sanitarias en situación de emergencia pueden ordenarse en función de la secuencia de los eventos que se suceden en el tiempo, desde los efectos inmediatos hasta la rehabilitación, y serían: w w w . z o n a t e s . c o m

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El sistema ERU (Emergency Response Unit) de Cruz Roja. La perspectiva española

Zona TES • Número 1-2013 35

CATÁSTROFES, RESCATE, COOPERACIÓN Y SALVAMENTO

El sistema ERU (Emergency Response Unit) de Cruz Roja. La perspectiva españolaIñigo Vila GuerraResponsable de la Unidad de Emergencias Cooperación Internacional. Cruz Roja Española. Madrid. España.

L a palabra catástrofe proviene de los vocablos griegos κατα “hacia abajo” y στροφη “voltear”, y que podemos traducir como ‘destruir’ o ‘abatir’. Según la Real Acade-

mia Española (RAE), el término catástrofe hace referencia a un “suceso infausto que altera gravemente el orden regular de las cosas”. El concepto de catástrofe está directamente asociado al de desastre que, según la RAE, significa “desgracia grande” y que se ha adaptado del término inglés disaster. Habitualmente, ambos se utilizan como sinónimos y de forma indistinta, y con-llevan la sucesión de una serie de hechos que sobrepasarán la capacidad de respuesta, de estructuras y de medios, previstos por un sistema o sociedad ante cualquier tipo de adversidad. En este sentido, las catástrofes o desastres producirán una al-teración brusca del estado habitual y cotidiano de las cosas, un antes y un después no superable sin la ayuda externa. Este tipo de sucesos afectarán de forma negativa a la vida, produciendo grandes cambios que, en muchas ocasiones, serán permanen-tes en la sociedad o en el medio ambiente.

Casi diariamente ocurre en el mundo un desastre de gran-des proporciones, y semanalmente suele presentarse una ca-tástrofe natural que requiera apoyo internacional (tormentas, inundaciones, incendios o terremotos). No parece que esta ten-dencia tienda a disminuir durante la próxima década.

Si a estas previsiones le añadimos factores como el incremen-to de la densidad de población y su asentamiento en terrenos inapropiados; la falta o mala distribución de recursos alimenta-rios; el procesamiento cada vez mayor de materias peligrosas y su transporte; la especulación y la industrialización incontrolada de los países en vías de desarrollo, podemos intuir la alta pro-babilidad de que los futuros “grandes desastres” afecten a un potencial de millones de damnificados cada vez mayor.

Salud y desastres

Desde el punto de vista sanitario, un desastre se debe definir a partir de las consecuencias que tiene sobre el estado de salud y los servicios sanitarios afectados. El deterioro del estado de salud de la población suele ser uno de los impactos más graves de los desastres, tanto en los generados por catástrofes natu-rales, como por conflictos armados. En ocasiones, los desastres acarrean auténticas crisis sanitarias, que se caracterizan por la

propagación de epidemias que se convertirán en la principal causa de mortalidad. En consecuencia, todas las actuaciones que puedan emprenderse en materia de salud serán priorita-rias durante las emergencias.

Los desastres afectarán a la situación de la salud principal-mente de tres formas:

• Aumentarán la susceptibilidad o propensión fisiológica a con-traer enfermedades.

• Aumentarán las lesiones y la exposición a las enfermedades. • Disminuirán la capacidad estructural y de funcionamiento del

sistema y los servicios de salud.

Ante las situaciones anómalas generadas en los desastres, las personas vulnerables tendrán un riesgo mayor de mortali-dad o morbilidad asociada, debido a una serie de circunstan-cias desfavorables.

• Serán menos capaces de evitar las consecuencias de una ca-tástrofe. (por ejemplo, estas personas viven en lugares que carecen de disposiciones para la protección contra el agua y de saneamiento y drenaje).

• Se verán más afectadas por las catástrofes (la población in-fantil, por su parte, presenta un riesgo mayor de morir por diarrea e infecciones respiratorias agudas respecto a la po-blación adulta).

• hacer frente a la enfermedad y a las adversidades (por ejemplo, no pueden pagar la asistencia médica o los medicamentos).

Fases de asistencia en catástrofes

Las emergencias complejas –ya sean desastres naturales, como conflictos bélicos– combinan diferentes elementos, como hambruna, desplazamientos poblacionales, epidemias, etc. Se trata de procesos dinámicos que pueden dividirse en varias etapas, cada una de las cuales se caracteriza por proble-mas y prioridades que irán modificándose en el tiempo.

Los objetivos de las intervenciones sanitarias en situación de emergencia pueden ordenarse en función de la secuencia de los eventos que se suceden en el tiempo, desde los efectos inmediatos hasta la rehabilitación, y serían:

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Iñigo Vila Guerra

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1. Prevenir y reducir la mortalidad, causada por la catástrofe, como por la demora en la asistencia o por la carencia de cuidados apropiados.

2. Suministrar cuidados a los heridos, damnificados, afectados psicológicamente, etc.

3. Prevenir la morbilidad y la consiguiente mortalidad relaciona-da con el desastre, a corto y a largo plazo, mediante la mejora del control de enfermedades transmisibles, el saneamiento, el hacinamiento, centros de alimentación comunitaria, el control de epidemias, controlando la aparición de problemas mentales y emocionales, y, finalmente, la morbilidad y la mor-talidad debidas al colapso del sistema de salud local.

4. Asegurar la recuperación del estado de salud con la preven-ción de la malnutrición a largo plazo, causada por un deterio-ro de la seguridad alimentaria familiar por múltiples factores: pérdida de la producción agrícola, pérdida de los ingresos, declive del estado sanitario y de salubridad, etc.

5. Restablecer o rehabilitar, en la medida de lo posible, los ser-vicios de salud, procurando mejorarlos con criterios de sos-tenibilidad, respecto a su situación previa.

Una vez producida una catástrofe, se establecen tres fases de actuación: a) una fase preliminar, en la que se planeará la ayuda, se detectarán necesidades y se preparará a los expa-triados o los cooperantes; b) una fase de acción, en la que la atención integral a las víctimas será la principal tarea, y c) final-mente, una fase de recuperación, para intentar que el sistema afectado vuelva a la máxima normalidad posible de una forma planificada y consensuada por todos los actores implicados.

Indicadores de saludLos indicadores son variables que intentan medir u objetivar de forma cuantitativa o cualitativa los sucesos colectivos, o los cambios producidos, hayan sido de forma voluntaria o no, con el objetivo de poder establecer acciones de mejora. Los indica-dores nos permitirán, de una manera objetiva, saber si estamos haciendo bien nuestro trabajo.

En la catástrofe, no siempre todas las ONG siguen de forma ho-mogénea el trabajo con indicadores. En la fase aguda, durante la asistencia, el registro de actividad y el uso de sistemas de medida no suele ser tan estricto como en fases posteriores y en los planes de desarrollo, pero en realidad tienen la misma importancia.

La Organización Mundial de la Salud define como indicado-res a las “variables que sirven para medir los cambios”. En el ámbito de salud permiten:

• Determinar cuáles son los problemas sanitarios.• Orientar la formulación de políticas sanitarias y planificar pro-gramas de salud.• Detectar primeras evidencias de brotes epidémicos.• Supervisar la efectividad y la cobertura de los programas de atención sanitaria.• Asegurar que los recursos se dirigen a los más necesitados.• Suministra información comparable (muestra la disparidad entre países, etnias, grupos socioeconómicos).• Provee orientación para la investigación.

Por tanto, los indicadores de salud nos proporcionarán in-formación sobre el estado de salud de las personas, de cómo se encuentra el “sistema sanitario”, de los servicios médicos disponibles o de las políticas en el ámbito sociosanitario.

Hay un subgrupo de indicadores de salud, llamados epi-demiológicos, que se utilizan para estimar la magnitud y la trascendencia de una situación determinada. Están referidos a una población específica, y a un tiempo y lugar concretos, nos informarán de la situación de salud de una determinada población, su calidad actual de vida y el grado de desarrollo humano. Ejemplos de ello serían la salud materna, la natalidad, la esperanza de vida al nacer, las tasas de morbilidad y de mor-talidad infantil (ya sea en menores de 1 año o de 5 años), el estado nutricional, las inmunizaciones, el número de cuadros diarreicos, etc.

Recomendaciones generales en asistencia sanitaria en emergencias

Con los cambios bruscos a los que se enfrentan los individuos afectados por una catástrofe y la necesidad prácticamente obli-gada de solicitud de ayuda exterior, la llegada de cooperantes o expatriados a la zona de desastre, su adaptación, coordinación e incorporación a las tareas asignadas, supone un nuevo reto. Para ello, sería aconsejable actuar siempre siguiendo las reco-mendaciones siguientes:

1. No tipificar las catástrofes, no considerarlas a todas por igual. 2. Es muy importante prestar los servicios sanitarios respetan-

do las condiciones culturales y sociales del lugar, por lo que:

• Es conveniente contar con el máximo apoyo de las “autori-dades” locales.

• Es fundamental la supervisión, la comunicación y la coordina-ción con la contraparte local.

• La utilización de recursos humanos y materiales de la zona puede facilitar mucho la obtención de información sanitaria y adecuar el tipo de asistencias a realizar.

3. Debemos conocer con claridad las necesidades reales. 4. La ayuda de emergencia debe complementar, no duplicar,

las medidas aplicadas por el país afectado. 5. Hemos de realizar una actuación continua en salud, desde

los primeros auxilios más básicos, hasta los programas –si los hay– de control de enfermedades crónicas y el uso de medicamentos.

6. El trabajo debe ser en equipo y de la forma más estandari-zada posible.

7. En las primeras fases tras el suceso, las víctimas de los de-sastres tienen un sentimiento similar de fragilidad, de pérdi-da y de “afectado”, sea cual sea su situación previa.

8. Debemos incidir sobre los más vulnerables y trabajar no sólo sobre la víctima, sino también sobre la comunidad afectada y su sistema de salud.

9. La salud materno-infantil y reproductiva, la violencia de gé-nero y sexual, los colectivos con virus de la inmunodeficien-

El sistema ERU (Emergency Response Unit) de Cruz Roja. La perspectiva española

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cia humana, tuberculosis y malnutrición, así como el sopor-te psicológico, deben ser especialmente considerados en las emergencias.

10. Hemos de aplicar las normas aprobadas internacionalmen-te en ayuda humanitaria, como guías interagencias o el Pro-yecto Esfera.

Las Unidades de Respuesta a la Emergencia de Cruz Roja: las Emergency Response Unit (ERU)El cambio constante en el panorama mundial, así como las si-tuaciones de emergencia que se están produciendo de forma cada vez más frecuente en el mundo, hacen necesario un re-planteamiento en la Ayuda Internacional Humanitaria en situa-ciones de catástrofe.

Ante algunas de estas emergencias, las organizaciones humanitarias, las agencias internacionales y la población, en general, demandan una intervención rápida, proporcionada y eficaz para minimizar al máximo los efectos producidos por las catástrofes en la población afectada y, en concreto, en los co-lectivos más vulnerables (mujeres, niños, ancianos, enfermos y discapacitados), que en caso de catástrofe o desastre sufrirán de forma acentuada los efectos.

Cruz Roja Española, sensible ante esta situación, ha desa-rrollado un sistema modular de intervención rápida en caso de desastre, dentro de un proyecto coordinado por la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y Media Luna Roja, que engloba a 188 países con presencia de la organización, de los cuales España, juntamente con Estados Unidos, Austria, Bélgica, el Reino Unido, Canadá, Dinamarca, Finlandia, Alema-nia, los Países Bajos, Noruega, Suiza, Suecia y Japón, forma par-te del proyecto ERU (Emergency Response Unit).

El concepto ERU (Unidades de Respuesta a Emergencias) surge en 1994, ante la necesidad de crear unos sistemas rá-pidos, eficaces y autónomos que, coordinados a nivel interna-cional, den una respuesta efectiva, eficiente y ajustada a las distintas realidades de las emergencias humanitarias produci-das por los desastres. Así, se trata de un replanteamiento en la respuesta de la Ayuda Internacional Humanitaria ante la emer-gencia que surge de la demanda específica de necesidades y que pretende ser proporcionada.

Operatividad y criterios para el desplazamiento de ERU

Ante una catástrofe, en la fase preliminar, el equipo de evalua-ción de la Federación Internacional de la Cruz Roja desplazado a la zona determinará los recursos necesarios para afrontar la intervención. Entre estos recursos se encuentran incluidas las ERU, de tal forma que valorarán la necesidad o no de unidades de este tipo. En caso necesario, la International Federation of Red Cross (IFRC) solicitará a las sociedades nacionales de la Cruz Roja del programa ERU el estado y la operatividad de sus unidades para un desplazamiento inminente a una zona deter-

minada. Después de un breve plazo de tiempo y con toda la información, la IFRC determinará qué tipo de ERU se desplaza y el país encargado de la operación, junto a los recursos nece-sarios. Estas unidades se despliegan en la zona afectada en un plazo máximo de 72 horas.

En España hasta ahora se dispone de las unidades siguientes:

• ERU de Telecomunicaciones.• ERU de Cuidados Básicos de Salud.• ERU de Agua y Saneamiento.• ERU de Saneamiento Masivo.• ERU de Logística.• ERU de Distribuciones.

La ERU de Cuidados Básicos de Salud

Cuando los servicios médico-sanitarios locales han sido so-brepasados por ser insuficientes, estar dañados o destruidos, una de las necesidades más apremiantes será poder ofrecer atención en salud a la comunidad. En las situaciones de emer-gencia, la ERU-UCBS (Unidades de Cuidados Básicos de Salud) tendrá como objetivo proveer a la población de servicios de salud básicos (curativos, preventivos y en salud comunitaria) de forma inmediata.

Tiene capacidad para atender a las necesidades de atención primaria de salud de una población de hasta 30.000 personas (fig. 1). Su funcionamiento es flexible: puede prestar su asisten-cia desde un solo lugar o desde varios, según sean las necesi-dades identificadas, la dispersión geográfica y el tamaño de la población.

Esta ERU puede cubrir las necesidades de:

• Atención básica de salud: se realizan visitas de urgencias y am-bulatorias. A parte de los box de visita rápida, el equipamiento

Figura 1. Zona de clínica desplegada en el terremoto de Pakistán 2005.

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de esta ERU incluye 10 camas para pacientes que requieren observación durante las 24 horas, ampliables a 20 camas.

• Atención materno-infantil (fig. 2) con posibilidad de atención a partos, sin complicaciones previstas, y servicios preventivos, como vacunaciones en caso de epidemias, si fuera preciso.

• Promoción y educación a la salud: a través de la formación de equipos de información sanitaria y el trabajo con agentes de salud de la comunidad afectada, se desarrollan distintas actividades, como por ejemplo campañas de promoción de higiene. Siempre en el marco de atención primaria de salud.

• Vigilancia epidemiológica y nutricional: se realizan registros de actividad diarios y se reportan para su uso como indica-dores de salud.

Así, la ERU-UCBS es un centro de salud levantado en un bre-ve intervalo de tiempo y allí donde realmente se necesita, con grandes tiendas de campaña y que cuenta con zona de registro de enfermos (fig. 3), zona de espera, sala de curas, varias con-sultas médicas, farmacia, almacén y servicio de observación.

Los equipos humanos de esta ERU están compuestos por coordinadores, un jefe de equipo, personal sanitario (médicos, enfermeras/os y farmacéuticas/os) y personal especializado en el mantenimiento de las estructuras (técnicos de fontane-ría, electricidad, etc.). Cada vez más, en la unidad y debido a la población y afecciones atendidas, es más necesaria la incor-poración de especialistas a las unidades, como traumatólogos, psicólogos, comadronas y, por supuesto, pediatras, pero siem-pre teniendo en cuenta que la unidad debe dar una atención integral, y la polivalencia debe ser una de las características del personal desplazado.

La Cruz Roja Española con la ERU-UCBS, desde su creación, se ha desplegado en los contextos siguientes:

• Crisis de refugiados en Albania (mayo de 1999).• Terremoto en Turquía (agosto de 1999).• Terremoto en la India (febrero de 2001).• Terremoto en Argelia (mayo de 2003).• Terremoto en Pakistán (octubre de 2005). (Vídeo en la web)• Huracanes en Haití (septiembre de 2008).• Terremoto en Chile (marzo de 2010).• Cuerno de África Kenia (octubre de 2011).

La ERU-UCBS de Cruz Roja Española está preparada para dar una respuesta rápida, efectiva y proporcionada ante cualquier situación de desastre que precise una atención sanitaria de emergencia.

Su capacidad operativa permite prestar asistencia en todas y cada una de las fases de la catástrofe, asistencia que se reali-zará de forma reglada siguiendo los protocolos y los principios básicos de ayuda humanitaria, y en coordinación con las auto-ridades locales. Nuestro objetivo es atender a toda la población afectada, pero prestando especial atención a los colectivos más vulnerables.

Figura 2. Enfermera en el despliegue de la ERU Cuidados Básicos Salud en terremoto Chile 2010.

Figura 3. Zona de registro de pacientes, terremoto Pakistán 2005.

Encontrará el vídeo de este artículo en nuestra web: www.zonates.com