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99Arquidiócesis de Bogotá

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SIGLAS DA V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Documento de Aparecida, 2007.DP III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Documento de Puebla, 1979 EG Francisco, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, 2013 EN Pablo VI, Exhortación Apostólica Evangelii nuntiandi, 1975 GS Concilio Vaticano II, Constitución Gaudium et Spes, 1965 NMI Juan Pablo II, Carta Apostólica Novo Millennio Ineunte, 2001 PE Arquidiócesis de Bogotá, Plan de Evangelización 2013-2022, mayo 19 de 2013

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ORACIÓN POR EL

PLAN DE EVANGELIZACIÓN

Primera Etapa

Dios Padre Nuestro

te damos gracias porque,

por medio de tu Hijo Jesucristo,

sigues haciendo camino con nosotros

y vas dando un nuevo rumbo

a nuestra Arquidiócesis de Bogotá.

Te pedimos que, bajo el impulso del Espíritu,

salgamos a tu encuentro en nuestro mundo

y como discípulos misioneros

anunciemos a todos la alegría del Evangelio

sirviendo misericordiosamente a los que sufren,

para ser sal de la tierra y luz del mundo,

fermento de una nueva sociedad.

Amén.

María, Estrella de la evangelización,

ruega por nosotros

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© Arquidiócesis de Bogotá, 2014PLAN DE EVANGELIZACIÓNOrientaciones Generales

Texto: Vicaria de Evangelización. Arquidiócesis de Bogotá

Fotografías:Archivo de la Arquidiócesis de BogotáJuan Carlos Ramos Hendez

Diseño, diagramación:Juan Carlos Ramos Hendezwww.voxstudio.org

Impresión:ISPA. Instituto San Pablo Apóstolwww.ispaeducación.edu.co

© Todos los derechos reservados.

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¿CÓMO LEER ESTE DOCUMENTO?

Al tener este documento en nuestras manos, sintámonos invitados por el Espíritu Santo a ponernos en camino y sumar-

nos a la puesta en marcha del Plan E. En efecto, este documento presenta los primeros pasos del esfuerzo que como Arquidiócesis de Bogotá estamos haciendo desde hace un par de años para acercarnos cada vez más a la Iglesia que Dios quiere y la región capital necesita.

El documento contiene la explicitación de la primera etapa del Plan E lla-mada El Gran Giro que busca sensibilizarnos frente a un nuevo paradigma decididamente misionero para que impregne nuestro ser y nuestro quehacer como evangelizadores. Por lo tanto, este escrito aclara y concretiza lo expre-sado en el documento del Plan E y con seguridad su lectura permitirá obtener aún más provecho del anterior y nos ubicará en lo que nos corresponde vivir, durante estos primeros años, como bautizados de la Arquidiócesis.

Esperamos que este documento sea un aporte para nuestra propia conver-sión de manera que podamos seguir siendo una Iglesia evangelizada y evan-gelizadora.

A continuación algunas sugerencias para sacar mayor provecho de la lectura de este documento.

A nivel personal:

• Comenzar a leerlo sin afanes, tomando un tiempo cada día para leer uno o dos apartes del mismo.

• Pedir al Señor fe y sabiduría para encontrar allí su voluntad para nuestra Arquidiócesis, y docilidad y esperanza para querer adherir siempre a su pro-yecto.

• Tener a la mano el documento anterior a éste, titulado “Plan de Evangeli-zación”. Es posible que allí se encuentren ampliaciones, precisiones o explica-ciones pertinentes. Adicionalmente, revisar el Anexo No. 1 del presente do-cumento, donde encontrará una síntesis del nuevo Plan de Evangelización.

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• Subrayar y tomar nota de las inquietudes, dudas, preguntas que se sus-citen a lo largo de la lectura del texto, así como de las posibles respuestas halladas en el documento del Plan E o en otras fuentes. Estas notas serán de gran utilidad para el trabajo posterior, en comunidad, con otros miembros del espacio eclesial al que pertenecemos.

• Escuchar los llamados del espíritu para atender las invitaciones que allí se nos hacen.

• Revisar la agenda personal para ir tomando nota de las actividades bási-cas en las que participaremos (fecha, lugar, etc.) y disponer los medios para hacerlo.

A nivel Comunitario:

• Proponer una fecha de encuentro con el grupo o comunidad (apostólica, de servicio, de trabajo parroquial, arciprestazgo, etc.).

• Comenzar la reunión con la oración propuesta en el Itinerario de Oración del Discipulado Misionero, propuesto por la Arquidiócesis para fortalecer nuestra condición bautismal.

• Distribuir previamente los capítulos entre los miembros (se pueden tomar 2 ó 3 capítulos en cada encuentro).

• Definir una metodología para compartir y reflexionar sobre el contenido. Unos 3 encuentros pueden ser suficientes.

• Las notas tomadas por cada uno en la lectura personal serán aquí de gran ayuda para, entre todos, sacar del documento el mayor provecho para nues-tra participación en esta etapa del Plan E.

Autodiagnóstico frente al paradigma misionero de Evangelización

Una vez leído el documento, realizar el ejercicio de autoreflexión propuesto en el Anexo No. 3 para valorar su aproximación, conocimiento, comprensión y acogida del Plan E y así determinar las necesidades a trabajar y las activida-des a desarrollar para alcanzar la meta de la Etapa del Gran Giro.

Emprendamos este camino en actitud orante, para que a ejemplo de la San-tísima Virgen, sigamos viviendo nuestro Plan E en humildad, confianza y con la esperanza de que el Señor está actuando y hace posible el cambio.

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«La conversión pastoral de nuestras comunidades

exige que se pase de una pastoral de mera conservación a una

pastoral decididamente misionera.

Así será posible que “el único programa del Evangelio siga

introduciéndose en la historia de cada

comunidad eclesial” (NMI 12) con nuevo ardor misionero, haciendo que

la Iglesia se manifieste como una madre que sale

al encuentro, una casa acogedora, una escuela

permanente de comunión misionera.» DA 370

El Papa Francisco se presentó por sorpresa en el comedor del Vaticano,

tomó personalmente sus alimentos y se sentó en medio de un grupo de

empleados con quienes compartió el almuerzo. 25.07.2014.

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«A la beata Madre Teresa le preguntaron una vez cuál sería, según ella, lo primero que se debería cambiar en

la Iglesia. Su respuesta fue: Usted y yo.» Benedicto XVI

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CONT NIDO

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MENSAJE DEL SEÑOR ARZOBISPO DE BOGOTÁ 12

1. EL GRAN GIRO, PRIMERA ETAPA DE NUESTRO PLAN DE EVANGELIZACIÓN 17

2. ¿QUÉ ES LO QUE BUSCAMOS EN ESTA PRIMERA ETAPA DEL PLAN? 22

3. ¿POR QUÉ HABLAMOS DE LA NECESIDAD DE UN GRAN GIRO? 23

4. ¿CUÁL ES EL ESPÍRITU CON EL QUE QUEREMOS DAR EL GRAN GIRO? 27

5. ¿CUÁL ES EL NUEVO ESTILO O PARADIGMA EVANGELIZADOR QUE QUEREMOS ASUMIR? 34

6. ¿POR QUÉ ASUMIR ESTE NUEVO PARADIGMA MISIONERO? 53

7. ¿CÓMO VAMOS A EMPEZAR A TRABAJAR POR ESE GRAN GIRO? 55

8. Y ¿QUÉ HACER MIENTRAS LLEGA EL MOMENTO DE PARTICIPAR EN LAS ACTIVIDADES PROGRAMADAS? 67

9. MARÍA, ESTRELLA DE LA EVANGELIZACIÓN 70

ANEXO 1: SÍNTESIS DEL NUEVO PLAN DE EVANGELIZACIÓN DE LA ARQUIDIÓCESIS DE BOGOTÁ (PLAN E) 72

ANEXO 2: ACTIVIDADES BÁSICAS 78

ANEXO 3: AUTODIAGNÓSTICO FRENTE AL PARADIGMA MISIONERO DE EVANGELIZACIÓN 90

DATOS DE CONTACTO 94

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Apreciados hermanos y amigos:

Con esperanza y alegría hemos iniciado la primera etapa del itinerario que vamos a recorrer como miembros de la Arquidiócesis de Bogotá para relanzar nuestra tarea evangelizadora en las nuevas circunstancias que vive nuestra sociedad, y ponernos en camino hacia los ideales que discernimos como la voluntad del Señor Jesucristo para su Iglesia en esta región capital.

Comenzamos este proceso con las gracias recibidas durante la celebración del jubileo por los 450 años de nuestra Arquidiócesis de Bogotá, y con la decisión de ser fieles a la voluntad del Señor Jesucristo que hemos discernido durante el proceso de construcción de nuestro Plan de Evangelización.

Con sencillez y realismo reconocemos que este propósito de renovación co-mienza por el desafío de promover un re-encuentro de todos con la persona de Jesucristo, y de suscitar un cambio de mentalidad y de actitud entre todos los católicos, que nos lleve a un cambio en la manera de vivir la dimensión misionera de nuestro bautismo y de asumir nuestra tarea evangelizadora en estos nuevos tiempos. Nos reconocemos, por tanto, como una “comunidad de aprendizaje” que, unida a Jesucristo, está dispuesta a desaprender muchas cosas para poder re-comprender su identidad y su misión en las nuevas cir-cunstancias que vive el mundo, viviendo un tiempo de conversión pastoral decididamente misionera, como nos lo ha propuesto el Papa Francisco y el documento de Aparecida.

Los invito, entonces, queridos presbíteros y diáconos, consagrados y consa-gradas, laicos y laicas, miembros todos de esta Arquidiócesis, a trabajar juntos para dar este “Gran Giro” que nos hemos propuesto como comunidad ecle-sial; esforzándonos, con la ayuda del Espíritu Santo, por hacer nuestras las actitudes del Señor Jesucristo, primer evangelizador, particularmente las tres expresadas en el nuevo paradigma misionero y arquidiocesano de evangeli-

Cardenal Rubén Salazar GómezArzobispo de Bogotá

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13Arquidiócesis de Bogotá

zación y que consideramos fundamentales para servir hoy al Reinado de Dios en medio de las circunstancias de desigualdades sociales, transición cultural y pluralismo en que vive nuestra ciudad y municipios, asumiendo más plena-mente nuestra condición como comunidad evangelizada y evangelizadora, sacramento de salvación.

En el presente documento, que les pido el favor de leer, profundizar y difun-dir, se han recogido las orientaciones generales para vivir esta primera etapa de nuestro Plan de Evangelización, el programa, los proyectos y actividades que vamos a realizar, de tal manera que podamos tener una visión de con-junto del proceso.

Quiero agradecerles de corazón, una vez más, su oración, su compromiso, sus esfuerzos y su paciencia, durante el proceso de construcción del Plan; y exhortarlos a pedir al Señor el don de la esperanza para reconocer el valor de los pequeños cambios que debemos hacer para alcanzar las grandes trans-formaciones; el valor de la fidelidad en lo poco para llegar a ser fieles en lo mucho; la sabiduría para reconocer que nuestro futuro lo empezamos a cons-truir desde las pequeñas decisiones que tomamos en nuestro presente en el cual ya está actuando el mismo Señor.

Que Jesucristo nos haga partícipes de la fuerza de su Espíritu para que sea-mos auténticos evangelizadores en medio de la región capital y la Santísima Virgen María sea la estrella que guíe nuestro caminar, para que la alegría del Evangelio llegue hasta los confines de la tierra y ninguna periferia se prive de su luz.

+ Rubén Salazar Gómez

Cardenal Arzobispo de Bogotá

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EL PROBLEMA FOCAL QUE BUSCAMOS SUPERAR

La Arquidiócesis de Bogotá, como Pueblo de Dios que peregrina en medio de esta re-gión capital, muestra una débil adhesión a la persona de Jesucristo y a su proyecto del Reino que le impide leer e interpretar, en las circunstancias actuales de pluriculturalidad, cambios permanentes e injusticias sociales, los signos de la presencia salvadora de Dios para ponerse a su servicio. Consecuentemen-te, a pesar de los esfuerzos evangelizadores, prevalece un modo de ser Iglesia caracte-rizado por una pastoral de conservación, sin ímpetu misionero, de simple gestión de prácticas religiosas, poca participación, ac-tivismo individualista y asistencialismo; así nuestra Iglesia continúa recorriendo un ca-mino paralelo a la vida y preocupaciones de la gente. (PE 22)

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EL IDEAL QUE NOS UNE Y COMPROMETE

La Arquidiócesis de Bogotá, como Pueblo de Dios que peregrina en medio de esta región ca-pital, vive y celebra intensamente su adhesión a la persona de Jesucristo y a su proyecto del Reino, y la expresa en su vida de comunidad, mediante la participación dinámica y orgánica de todos sus miembros y la renovación cons-tante de todos sus procesos de formación y es-tructuras de comunión y de servicio; conscien-te de su misión evangelizadora, como sal de la tierra y luz del mundo, con actitud dialogante, profética y propositiva, discierne y secunda la acción del Espíritu Santo para anunciar a Jesu-cristo en medio de la pluralidad cultural y par-ticipar en la construcción de una sociedad mi-sericordiosa: más justa, reconciliada, solidaria y que cuida la creación. (PE 31)

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17Arquidiócesis de Bogotá

1. EL GRAN GIRO, PRIMERA ETAPA DE NUESTRO PLAN DE EVANGELIZACIÓN

1. Como católicos de la Arquidiócesis de Bogotá y presi-didos por nuestro arzobispo el Cardenal Rubén Salazar Gó-mez, hemos emprendido un camino de nueve años con el propósito de «promover en todos los miembros del pue-blo de Dios, de la Arquidiócesis de Bogotá, un proceso de conversión personal y pastoral, decididamente misione-ra, por la apropiación y cultivo de la condición misione-ra inherente a todo bautizado y del nuevo paradigma de evangelización discernido y asumido por el Plan de Evan-gelización, de tal manera que se inicie un proceso de reno-vación tanto de la vida de comunión y participación en la arquidiócesis, como de sus procesos de evangelización» 1 . Esta gran tarea quiere ser el primer paso en la respuesta a lo que hemos reconocido como la voluntad de Dios hoy para nuestra Iglesia Particular y que hemos plasmado en nuestro Plan Arquidiocesano de Evangelización.

2. Se trata por tanto de promover un gran primer momen-to de conversión personal y de la comunidad eclesial arqui-diocesana hacia un nuevo estilo de evangelización más mi-sionero, en sintonía con lo que propuso el Documento de Aparecida al convocar a una Misión Continental 2 y como hoy lo está pidiendo el Papa Francisco para toda la Iglesia 3.

3. Para llevar a cabo este objetivo, vemos la necesidad de trabajar en tres metas previas: dar “un giro” en nuestra manera de mirar, comprender y asumir la evangelización y

Esta gran tarea quiere

ser el primer paso en la respuesta a

lo que hemos reconocido

como la voluntad de

Dios hoy para nuestra Iglesia

Particular y que hemos

plasmado en nuestro Plan Arquidioce-

sano de Evangeli-

zación.

1. Cf. Plan de Evangelización (PE) 552. Cf. Documento de Aparecida (DA) 3703. Cf. S.S. Francisco, Evangelii Gaudium (EG) 25 y 30: «Espero que todas las comu-nidades procuren poner los medios nece-sarios para avanzar en el camino de una

conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están… Cons-tituyámonos en todas las regiones de la tierra en estado permanente de misión … exhorto a cada Iglesia particular a entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma.»

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nuestra propia condición misionera, de acuerdo con el nuevo paradigma de evangelización discernido; asu-mir un “nuevo rumbo”, de acuerdo con el paradigma, en la manera de vivir la comunión, la participación y en general en toda la acción evan-gelizadora; adquirir un “nuevo rit-mo” en la vida arquidiocesana que le permita proyectarse de un modo re-novado en medio de las condiciones de cambio que vive nuestra región capital.

De ahí que se ha diseñado un iti-nerario en tres etapas, de tres años cada una: 1ª. Etapa: el Gran Giro (2013-2016), 2ª. Etapa: el Nuevo Rumbo (2016-2019) y 3ª. Etapa: un Nuevo Ritmo (2019-2022).

4. El pasado primero de diciembre, con el inicio del año litúrgico, y muy solemnemente con la clausura del año Jubilar por los 450 años de la Ar-quidiócesis, hemos dado comienzo a la 1ª. Etapa de nuestro itinerario, llamada el Gran Giro, con el obje-tivo de que todos los miembros del pueblo de Dios, y especialmente los animadores de la evangelización, se sensibilicen con el nuevo paradigma de evangelización asumido, y entren así en un proceso pedagógico de revisión crítica de la práctica evan-gelizadora y de cambio de mentali-dad sobre la forma de vivir la propia condición bautismal, la comunión y la misión4.

5. Todos los católicos - ministros ordenados, consagrados, consagra-das, laicos y laicas- estamos llama-dos a participar en este Gran Giro, comprendiendo que para alcanzar la meta que nos hemos propuesto para estos tres primeros años será necesario el compromiso de cada uno de nosotros y la integración de todos los pequeños y grandes esfuerzos que debemos hacer para responder a lo que el Señor nos está pidiendo en este momento. Por esto, se ha escogido como uno de los mensajes que acompaña estos primeros pasos: «¿Por dónde em-pezamos? Primero cambiemos tú y yo», y se ha plasmado en un primer afiche que vemos puesto en nues-tras parroquias y otros espacios de la vida eclesial.

6. Participar en la puesta en mar-cha de este dinamismo que nos lleva a un Gran Giro requiere tener presente varios aspectos que vamos a presentar a continuación para que todos estemos en sintonía sobre lo que estamos buscando juntos y la manera como podemos contribuir al proceso desde nuestros espacios de vida.

4. Las metas para cada una de las etapas las encontramos en el PE 55

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19Arquidiócesis de Bogotá

MAPA DE LA ARQUIDIÓCESIS DE BOGOTÁ

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21Arquidiócesis de Bogotá

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2. ¿QUÉ ES LO QUE BUSCAMOS EN ESTA PRIMERA ETAPA DEL PLAN?

7. Reflexionando sobre la meta definida para esta primera etapa, durante estos primeros tres años buscaremos juntos:

a) Que los católicos más comprometidos y luego, con su ayuda, el mayor número posible de católicos de la ar-quidiócesis, entren en una actitud de revisión crítica de la propia vida de fe y de la dimensión misionera de su bautismo, de acuerdo con los criterios señalados por el nuevo paradigma misionero de evangelización que he-mos discernido, para iniciar así un proceso de cambio de mentalidad, de conversión hacia un modo renovado de entendernos como discípulos misioneros en medio de la transformación cultural que vivimos, hacia un modo más misionero de ser Iglesia y de evangelizar en las nuevas circunstancias que vivimos en nuestra región capital;

b) Que todos los católicos de la Arquidiócesis de Bogo-tá, vinculados activamente o alejados, practicantes o no, niños, jóvenes y adultos, se enteren del propósito que tenemos de trabajar por la renovación de nuestra Iglesia y de nuestro compromiso evangelizador con esta región capital, así como de la invitación que se hace a todos a participar con esperanza en este proceso;

c) Que los demás ciudadanos, no católicos, que habitan esta región capital se enteren de nuestro propósito y esto contribuya a generar un ambiente de diálogo y cercanía con ellos.

8. Se trata, entonces, de generar y cultivar un espíritu de renovación que nos capacite para diseñar y desarrollar más adelante, con visión y criterios renovados, una acción evan-gelizadora más profética, propositiva y dialogante dentro del contexto plural actual y así promover una mayor inci-

...se enteren del propósito que tenemos

de trabajar por la

renovación de nuestra Iglesia

y de nuestro compromiso

evangelizador con esta

región capital,así

como de la invitación

que se hace a todos para participar en este proceso.

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23Arquidiócesis de Bogotá

dencia de los católicos sobre nuestro contexto de desigual-dades sociales y transición cultural. Por tanto, será necesario seguir adelante con todas nuestras actividades eclesiales y evangelizadoras cotidianas que veníamos haciendo, pero dejando que poco a poco se vayan permeando de este es-píritu renovador, hasta que con creatividad y sabiduría vaya-mos generando una nueva mística evangelizadora misione-ra, nuevos métodos y lenguajes, nuevas estructuras acordes con los desafíos del momento.

5. Cf. PE 22: «Junto a los signos de esperanza identificados, hemos po-dido reconocer una serie de problemas parciales que reclaman nues-tra atención, y en cuyo fondo se encuentra lo que hemos llamado “el problema focal que debemos superar”; lo hemos formulado en los si-guientes términos: La Arquidiócesis de Bogotá, como Pueblo de Dios que peregrina en medio de esta región capital, muestra una débil adhe-sión a la persona de Jesucristo y a su proyecto del Reino que le impide leer e interpretar, en las circunstancias actuales de pluriculturalidad, cambios permanentes e injusticias sociales, los signos de la presencia salvadora de Dios para ponerse a su servicio. Consecuentemente, a pe-sar de los esfuerzos evangelizadores, prevalece un modo de ser Iglesia caracterizado por una pastoral de conservación: sin ímpetu misionero, de simple gestión de prácticas religiosas, poca participación, activis-mo individualista y asistencialismo; así nuestra Iglesia continúa re-corriendo un camino paralelo a la vida y preocupaciones de la gente.»

3. ¿POR QUÉ HABLAMOS DE LA NECESIDAD DE UN GRAN GIRO?

...estamos ante el

desafío de aprender a

reconocer los signos de la presencia y

de los planes de Dios en

medio de las transforma-

ciones culturales

9. Como se identificó a través de las consultas y el discer-nimiento5 , estamos ante el desafío de aprender a reconocer los signos de la presencia y de los planes de Dios en medio de las transformaciones culturales rápidas y profundas que está viviendo nuestra sociedad urbano-rural; para así, reno-var nuestro modo de ser Iglesia, que se ha llamado de “pas-toral de conservación” -sin ímpetu misionero, de simple ges-tión de prácticas religiosas, poca participación, activismo

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individualista y asistencialismo– en un nuevo modo de ser Iglesia que evidencie, que manifieste mejor, su condición esencialmente misionera, de “salida”, y de servidora de la mise-ricordia divina presente en la ciudad región, como el Papa Francisco lo ha señalado 6.

10. Existen muchas actividades e iniciativas evangelizadoras que han funcionado pero que hoy se presen-tan como insuficientes y a veces in-apropiadas para llevar el Evangelio a todos los espacios de nuestra socie-dad plural y en transición. Pueden seguir prestando su servicio, pero sus interlocutores serán cada vez menos, ante la diversidad de men-talidades y necesidades que hoy se presentan. De ahí la necesidad de un cambio, de una diversificación de nuestras acciones evangelizado-ras, de nuevos lenguajes, para que los instrumentos dados por el Señor para llevar a cabo la evangelización sean significativos en los nuevos tiempos que vivimos.

11. Esto exige de nosotros en pri-mer lugar un proceso de cambio de mentalidad, de apropiación de un nuevo estilo de evangelizar, de un nuevo paradigma, que nos permi-ta un nuevo planteamiento de los problemas pastorales, una nueva interpretación y desarrollo de ac-ciones alternativas y diversificadas

que respondan a las necesidades de evangelización que nos plantea el mundo presente.

3.1 EL GRAN GIRO, COMO CAMBIO DE MENTALIDAD HACIA UN PARADIGMA EVANGELIZADOR MISIONERO

12. Cambiar la mentalidad no es fácil; es necesario hacer un gran giro, puesto que normalmente tendemos a pensar que sólo existe una mane-ra de ver y de hacer las cosas, y que no es necesario hacer cambios. Nos acostumbramos a suponer y a dar por hecho que “en Colombia todos nacemos y somos católicos” y que “la cultura colombiana transmite la fe por sí sola”, y esto nos llevó a cul-tivar poco la condición misionera, y en muchas ocasiones a poner la atención más en los medios de la evangelización –la acción profética, litúrgica, social y de comunión-, que en los fines de la evangelización –el servicio al reinado de Dios en nues-tro contexto urbano y rural actual–; nos llevó a acompañar a los que ve-nían al templo, más que a salir a bus-car a los que se estaban alejando.

13. Llegar pues a una renovación en las acciones e incluso de las es-tructuras (dimensión programática de la conversión pastoral), nos pide trabajar fuertemente en un gran giro, en una transformación de la mirada, de la mentalidad, de los criterios, y del mismo corazón, para que sean más misioneros (dimen-6. Cf. S.S. Francisco, EG 20.

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25Arquidiócesis de Bogotá

sión paradigmática de la conversión pastoral)7 .

14. Por tanto, nos proponemos en primer lugar asumir una renovada y contextualizada comprensión de lo que significa evangelizar la región capital de Bogotá en las actuales circunstancias; una comprensión que nos lleve a asumir un nuevo estilo como católicos, que nos im-pulse a salir y a proponer la alegría del Evangelio con renovado espíritu misionero, con nuevos lenguajes, nuevo ardor, nuevos métodos, y de manera más adaptada (incultura-da) a nuestra realidad diversa y en transición; a asumir un nuevo estilo decididamente misionero, que nos permita superar el «criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”» 8 y la tentación de pensar que sólo exis-te una forma de evangelizar válida para todos los tiempos y contextos.

3.2 SOBRE EL TRASFONDO DE UNA MEMORIA AGRADECIDA

15. La mirada misionera que bus-camos cultivar en primer lugar es una mirada agradecida con el pa-sado; puesto que no entendemos la renovación que buscamos en la evangelización como un desarrai-go, ni como un olvido de la historia, ni como un desconocimiento de lo que se ha venido haciendo hasta el momento presente en nuestra Iglesia9 .

16. Por el contrario, es necesario reconocer, con la Virgen María, que el Señor ha hecho obras grandes por nosotros y ha conducido a su pueblo a lo largo de los 450 años de existencia de la Arquidiócesis de Bogotá. Jesucristo Resucitado ha es-tado presente y se ha hecho cercano a la historia de miles de hombres y

7. Cf. S.S. Francisco, EG 27. Lo recordó re-cientemente el Papa Francisco al referirse a las dimensiones por medio de las cuales debe desarrollarse la Misión Continental en América Latina: una dimensión programá-tica (realizar actos de índole misionera), y, sobre todo, una dimensión paradigmática, entendida como asumir una nueva clave de comprensión permanente de todo el queha-cer de la Iglesia: su condición misionera, su “misionariedad”. Cf. S.S. Francisco, Discur-so al Comité de Coordinación del Celam, Río de Janeiro, julio 28 de 2013, 38. S.S. Francisco, EG 33: «La pastoral en clave de misión pretende abandonar el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”»; además, dice en el No. 43: «En su constante discernimiento, la Iglesia también puede llegar a reconocer costum-bres propias no directamente ligadas al

núcleo del Evangelio, algunas muy arrai-gadas a lo largo de la historia, que hoy ya no son interpretadas de la misma manera y cuyo mensaje no suele ser percibido ade-cuadamente. Pueden ser bellas, pero ahora no prestan el mismo servicio en orden a la transmisión del Evangelio. No tengamos miedo de revisarlas.» 9. Cf. S.S. Francisco, EG 13: «Tampoco deberíamos entender la novedad de esta misión como un desarraigo, como un olvi-do de la historia viva que nos acoge y nos lanza hacia adelante…Jesús nos deja la Eucaristía como memoria cotidiana de la Iglesia, que nos introduce cada vez más en la Pascua (cf. Lc 22,19). La alegría evange-lizadora siempre brilla sobre el trasfondo de la memoria agradecida: es una gracia que necesitamos pedir.»

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mujeres que han participado en la construcción de nuestra sociedad, y en medio de las luces y sombras, ha hecho de la historia de nuestra ciu-dad región una historia de salvación.

17. Somos herederos de una his-toria llena de iniciativas, de expe-riencias evangelizadoras fructuosas, que han sabido sembrar y cultivar el Evangelio en las distintas circuns-tancias por las que ha pasado la re-gión capital, y hoy se constituyen en un patrimonio del cual nos sentimos responsables, y desde donde quere-mos asumir los desafíos que el tiem-po presente y futuro nos proponen como Iglesia Arquidiocesana 10.

18. Queremos dar el Gran Giro re-conociendo y agradeciendo el es-fuerzo evangelizador de nuestros anteriores arzobispos11 , de los pres-bíteros y diáconos que han entrega-do sus vidas por el Evangelio desde el ejercicio de su ministerio apostó-lico en medio de nosotros; agrade-ciendo el trabajo de tantos religio-sos, religiosas y demás consagrados, que con su testimonio de vida evan-gélica nos han ayudado a reconocer el Reinado de Dios presente en esta región capital. Además, reconocien-do y agradeciendo la labor misione-

10. Cf. Rubén Salazar Gómez – Arzobispo de Bogotá, Carta Pastoral con ocasión de la celebración jubilar de los 450 años de la Arquidiócesis de Bogotá, Bogotá, septiem-bre 1 de 2012.

ra de tantos laicos, laicas y familias, que de acuerdo con sus carismas, han sido, y son hoy, sal de la tierra y luz del mundo, con su compromiso en la vida de la Iglesia y en el ejerci-cio de sus responsabilidades en los asuntos de la sociedad.

19. Pero sobre todo queremos en-trar en un proceso de renovación misionera reconociendo y agrade-ciendo la labor evangelizadora de todos aquellos, ministros ordena-dos, laicos y consagrados, que hoy con su entrega y servicio, con sus iniciativas y esfuerzos, están sien-do testigos de la presencia salvífica del Reino de Dios y están llevando a otros al encuentro con el Señor Je-sucristo.

11. Entre otros, reconocemos especialmen-te el testimonio de la vida y ministerio de Monseñor Ismael Perdomo, arzobispo de Bogotá entre 1928 y 1950, cuyas virtudes heroicas han sido reconocidas y el proce-so de canonización se adelanta en la Santa Sede.

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27Arquidiócesis de Bogotá

4. ¿CUÁL ES EL ESPÍRITU CON EL QUE QUEREMOS DAR EL GRAN GIRO?

12. S.S. Benedicto XVI, Discurso a la Asamblea de la Conferencia Epis-copal Italiana, mayo 24 de 2012

Sólo un encuentro con

Él, camino, verdad y

vida, puede hacernos

comprender de manera

renovada nuestra

identidad como

discípulos misioneros

suyos en medio de

las actuales circunstancias

de nuestra vida

4.1 ARRAIGADOS EN UN RENOVADO ENCUENTRO CON JESUCRISTO

20. Reconocemos que la conversión pastoral -este cambio de mentalidad y apropiación de un nuevo estilo misionero de la evangelización capaz de responder a los desafíos que el tiempo presente nos plantea- comienza por un proceso que cada uno de los católicos debemos vivir: un renova-do encuentro con Jesucristo, primer evangelizador, en las actuales condiciones que vive nuestra sociedad. Sólo un encuentro con Él, camino, verdad y vida, puede hacernos comprender de manera renovada nuestra identidad como discípulos misioneros suyos en medio de las actuales cir-cunstancias de nuestra vida y puede llevarnos a asumir con alegría la tarea de ser los evangelizadores de estos nuevos tiempos.

21. Así se nos ha recordado en distintas ocasiones:

«En un tiempo en el que Dios se ha vuelto para muchos el gran desconocido y Jesús solamente un gran personaje del pasado, no habrá relanzamiento de la acción misionera sin la renovación de la calidad de nuestra fe y de nuestra ora-ción; no seremos capaces de dar respuestas adecuadas sin una nueva acogida del don de la gracia; no sabremos con-quistar a los hombres para el Evangelio a no ser que noso-tros mismos seamos los primeros en volver a una profunda experiencia de Dios.» 12 S.S. Benedicto XVI

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13. S.S. Francisco, EG 3

«Invito a cada cristiano, en cual-quier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesu-cristo o, al menos, a tomar la deci-sión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él, porque “nadie queda ex-cluido de la alegría reportada por el Señor”.»13 S.S. Francisco

«Se trata de confirmar, renovar y revitalizar la novedad del Evan-gelio arraigada en nuestra histo-ria, desde un encuentro personal y comunitario con Jesucristo, que suscite discípulos y misioneros. Ello no depende tanto de grandes programas y estructuras, sino de hombres y mujeres nuevos que en-carnen dicha tradición y novedad, como discípulos de Jesucristo y mi-sioneros de su Reino, protagonis-tas de vida nueva para una Amé-rica Latina que quiere reconocerse con la luz y la fuerza del Espíritu.» DA 11

22. Por tanto, comprendemos el programa de esta primera etapa, sus proyectos, actividades y tareas, como el poner las condiciones para que el mayor número posible de católicos de la arquidiócesis pueda vivir una experiencia de renovado encuentro con Jesucristo que ani-me, despierte, revitalice nuestro

seguimiento a Él y el deseo de com-partir con otros la alegría de ser sus discípulos misioneros. Por eso pode-mos decir que el Gran Giro en primer lugar es un giro hacia Jesucristo.

4.2 CON LA ESPERANZA DE QUE UNA NUEVA SOCIEDAD Y UN NUEVO MODO DE SER IGLESIA SON POSIBLES GRACIAS AL REINADO DE DIOS

23. Esa nueva mirada y espíritu misioneros que buscamos alcanzar encuentra su inspiración y su fuerza, tanto en el re-encuentro personal con Jesucristo, como en la visión de futuro que tenemos sobre nuestra arquidiócesis y nuestra región capi-tal, que hemos discernido como la voluntad de Dios y que llamamos “el ideal que nos une y compromete”. No es solamente una idea del futuro sino que es la promesa de Dios para nuestra Iglesia Particular que Él mis-mo está ya haciendo posible por su presencia actuante entre nosotros. Es la esperanza que nos congrega como comunidad y de la cual quere-mos ser signo e instrumento; por la que queremos trabajar juntos y por la que estamos dispuestos a hacer muchos esfuerzos y sacrificios.

24. Las dificultades que hoy re-conocemos dentro de la vida de nuestra Iglesia Arquidiocesana, los antitestimonios y las limitaciones que nos acompañan no son las que

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tienen la última palabra, porque el Señor de la historia, Jesucristo Re-sucitado, está aquí presente y con su amor misericordioso y la fuerza de su Espíritu nos conduce hacia la vida, hacia el encuentro con la mise-ricordia del Padre, hacia el amor a los hermanos, hacia la vida de comu-nión desde nuestras diversidades, hacia la misión. De igual manera, las dinámicas de indiferencia, de vio-lencia, de intolerancia, de injusticia y de muerte que hay en nuestra re-gión capital, aunque sean las que más percibimos todos los días, no son las que tienen la última palabra porque el Reinado de Dios está aquí presente y su fuerza transformadora -por su dinámica de vida, de justicia, de reconciliación, de solidaridad, de misericordia que se hace operativa a través de nosotros- nos lleva a la esperanza y al compromiso con la sociedad que anhelamos y que es posible.

25. Pero, ¿cuál es ese modo de ser Iglesia que hemos discernido como la voluntad de Dios, y en el cual que-remos empezar a trabajar juntos? Soñamos con una Iglesia en la cual todos sus miembros vivamos, cul-tivemos y celebremos una intensa y profunda adhesión al Señor Jesu-cristo y a su Reino de misericordia; que nos haga ser alegres y coheren-tes discípulos misioneros en medio de la región capital y que, por tanto, nos haga vivir una auténtica vida de comunión entre nosotros y con

todos, como verdadero pueblo de Dios; y nos impulse a asumir nuestra tarea evangelizadora, dóciles al Es-píritu Santo, con ímpetu misionero, con actitud dialogante, profética y propositiva, en medio de la transi-ción y pluralidad cultural que vivi-mos; y a participar, junto con otros, en la construcción de una sociedad misericordiosa, es decir, justa, re-conciliada, solidaria y que cuida de la creación. Soñamos, por tanto, con una Iglesia que por su actitud mise-ricordiosa vive su condición de ser luz del mundo y sal de la tierra en medio de nuestra región capital.

26. Por esto, el Gran Giro es un giro hacia la esperanza. Y todas las actividades que vamos a realizar buscan despertar y alimentar esa esperanza para que sea el motor de nuestros esfuerzos y compromisos. Es el mismo Jesucristo, quien sale a nuestro paso, como a los discípulos de Emaús, para interpelarnos y des-pertar en nosotros la esperanza; una esperanza que nos permita inter-pretar, desde la fe, la historia y la si-tuación que estamos viviendo y nos anime a ponernos en camino hacia el cumplimiento de la misión.

4.3 CON LA ALEGRÍA DE SER MIEMBROS DEL PUEBLO DE DIOS, COMUNIDAD DE DISCÍPULOS MISIONEROS EN ESTA REGIÓN CAPITAL

27. El Gran Giro hacia un estilo o paradigma más misionero de la

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evangelización implica una reno-vación de nuestra relación con la Iglesia, de nuestro amor por ella y de nuestro sentido de pertenencia y de participación en ella14. No es posible ser auténtico discípulo mi-sionero del Señor Jesucristo, sin vi-vir la comunión con el Padre, con el mismo Jesucristo y el Espíritu Santo, en la Iglesia15. Ella es Pueblo de Dios, Cuerpo de Cristo y Templo del Espí-ritu Santo, comunidad de discípulos misioneros, cuya razón de ser y vo-cación fundamental es la evangeli-zación 16.

28. Sólo un compromiso decidido de creer y trabajar por la comunión, don de Dios y tarea de los discípulos del Señor, hará que las prevenciones, falsas imágenes, tergiversaciones,

14. cf. S.S. Francisco, Mensaje al Comité de Coordinación del CELAM, Río de Janeiro, julio 28 de 2013: «La Misión Continental, sea programática, sea paradigmática, exi-ge generar la conciencia de una Iglesia que se organiza para servir a todos los bau- tizados y hombres de buena voluntad. El discípulo de Cristo no es una persona ais-lada en una espiritualidad intimista, sino una persona en comunidad, para darse a los demás. Misión Continental, por tanto, implica pertenencia eclesial.».15. Cf. DA 156: «La vocación al discipulado misionero es con-vocación a la comunión en su Iglesia. No hay discipulado sin comu-nión. Ante la tentación, muy presente en la cultura actual, de ser cristianos sin Iglesia y las nuevas búsquedas espirituales indivi-dualistas, afirmamos que la fe en Jesucris-to nos llegó a través de la comunidad ecle-sial y ella “nos da una familia, la familia universal de Dios en la Iglesia Católica. La fe nos libera del aislamiento del yo, porque nos lleva a la comunión”. Esto significa que

difamaciones sobre la Iglesia, origi-nadas por muchas circunstancias, sean superadas, y que los antitesti-monios al interior de la misma vida de comunión disminuyan significa-tivamente17. Por eso el cambio que buscamos es también un giro hacia la comunidad, hacia la convicción profunda de haber sido llamados a vivir como discípulos misioneros en comunión y en comunidad, y que el Espíritu Santo lo hace posible, des-de nuestro sincero y comprometi-do esfuerzo por cultivar y construir una auténtica vida comunitaria en el amor, fundados en nuestra expe-riencia de fe.

29. Con fuerza nos lo reclama el Papa Francisco: “A los cristianos de todas las comunidades del mundo

una dimensión constitutiva del aconteci-miento cristiano es la pertenencia a una comunidad concreta, en la que podamos vivir una experiencia permanente de disci-pulado y de comunión con los sucesores de los Apóstoles y con el Papa.»16. Cf. S.S. Pablo VI, EN 14; S.S. Francisco, EG 111: «La evangelización es tarea de la Iglesia. Pero este sujeto de la evangeliza-ción es más que una institución orgánica y jerárquica, porque es ante todo un pueblo que peregrina hacia Dios. Es ciertamente un misterio que hunde sus raíces en la Tri-nidad, pero tiene su concreción histórica en un pueblo peregrino y evangelizador, lo cual siempre trasciende toda necesaria expresión institucional. Propongo detener-nos un poco en esta forma de entender la Iglesia, que tiene su fundamento último en la libre y gratuita iniciativa de Dios.»; cf. Catequesis, audiencia general, enero 15 de 2014.17. Cf. S.S. Francisco, EG 93-101

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quiero pediros especialmente un tes-timonio de comunión fraterna que se vuelva atractivo y resplandecien-te. Que todos puedan admirar cómo os cuidáis unos a otros, cómo os dais aliento mutuamente, y cómo os acompañáis…Me duele tanto com-probar cómo en algunas comunida-des cristianas, y aun entre personas consagradas, consentimos diversas formas de odio, divisiones, calumnias, difamaciones…¿A quién vamos a evangelizar con esos comportamien-tos? Pidamos al Señor que nos haga entender la ley del amor. Cuánto bien nos hace amarnos los unos a los otros en contra de todo… No nos dejemos robar el ideal del amor fraterno.” 18

30. La construcción de nuestra Iglesia Arquidiocesana implica la participación de todos los bautiza-dos, puesto que todos somos miem-bros del pueblo de Dios y estamos llamados a contribuir en su edifica-ción y misión desde el ejercicio de nuestra condición bautismal como discípulos misioneros, y desde la di-versidad de formas de participación, de acuerdo con nuestros estados de vida, carismas y ministerios reci-bidos, los oficios y responsabilida-des asumidas19. Nuestra condición como ministros ordenados, consa-grados y laicos, está llamada a asu-mir un estilo concreto en medio de nuestras circunstancias particulares, sin perder su carácter universal, pero respondiendo a los desafíos que la evangelización de nuestra región

capital nos pone. Tenemos por tanto la tarea de asumir ese estilo propio, de acuerdo con el Evangelio y con el paradigma de evangelización que nos presenta el Plan E.

31. Con las actividades del Gran Giro buscamos además despertar o afianzar la condición misionera de nuestra Iglesia, para que sea una “Iglesia en salida”; una Iglesia que comparte una esperanza y se hace signo e instrumento de esa espe-ranza en medio de la ciudad y de los municipios; una Iglesia que se hace comunidad alternativa frente a las formas de relación y de asociación que se promueven en medio de la cultura urbana y se organiza entor-no a valores trascendentes e inte-gralmente humanos; una Iglesia sa-maritana que incide positivamente en la transformación de la realidad por la vivencia de la misericordia y del cuidado de los demás; una Igle-sia que vive la riqueza de la comu-nión, articulándose en sus distintos espacios como un organismo vivo,

18. S.S. Francisco, EG 100-10119. También el Papa Francisco nos lo re-cuerda en EG 120: «En virtud del bautismo recibido, cada miembro del Pueblo de Dios se ha convertido en discípulo misionero (cf. Mt 28,19). Cada uno de los bautizados, cualquiera que sea su función en la Iglesia y el grado de ilustración de su fe, es un agente evangelizador… Todo cristiano es misione-ro en la medida en que se ha encontrado con el amor de Dios en Cristo Jesús; ya no decimos que somos «discípulos» y «misio-neros», sino que somos siempre “discípulos misioneros”».

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20. Cf. DA 169

a pesar de la diversidad de sus miembros: las familias, las pe-queñas comunidades, los movimientos y asociaciones, las pa-rroquias, el conjunto de toda la Arquidiócesis.

32. Particularmente, buscamos consolidar esa identidad ar-quidiocesana alrededor del arzobispo, del colegio presbiteral y diaconal, quienes, por su ministerio apostólico, están llamados a ser los primeros en promover, acompañar y trabajar por la co-munión y la unidad, desde un mismo proyecto misionero, que permita comunicar vida en abundancia a todos. 20

...que Jesucristo

sea encontrado, conocido, amado y

seguido, para vivir en Él relaciones

de comunión y, desde Él,

transformar la historia hasta

la venida de la Jerusalén

Celestial5. ¿CUÁL ES EL NUEVO ESTILO O PARADIGMA EVANGELIZADOR QUE QUEREMOS ASUMIR?

Paradigma de la evangelización

en la Arquidióccesis de Bogotá

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35Arquidiócesis de Bogotá

5. ¿CUÁL ES EL NUEVO ESTILO O PARADIGMA EVANGELIZADOR QUE QUEREMOS ASUMIR?

5.1 ¿A QUÉ LLAMAMOS “PARADIGMA DE EVANGELIZACIÓN”?

33. La evangelización -en cuanto continuación de la misión de Cristo en la historia- tiene un único progra-ma: que Jesucristo sea encontrado, conocido, amado y seguido, para vivir en Él relaciones de comunión y, desde Él, transformar la historia hasta la ve-nida de la Jerusalén Celestial; así nos lo recordó Juan Pablo II. 21 Sin em-bargo, este único programa, en cada Iglesia Particular -como lo es la Ar-quidiócesis de Bogotá- debe asumir un rostro concreto, unos parámetros específicos, unos dinamismos pro-pios, de acuerdo con las condicio-nes históricas y culturales del lugar y como fruto de un discernimiento pastoral22. Este es el objetivo que ha orientado el proceso de cons-trucción de nuestro nuevo plan de evangelización, ayudándonos a re-conocer esos rasgos concretos, esos dinamismos que deben caracterizar nuestra misión evangelizadora en las condiciones que vive actual-mente nuestra sociedad: pluralismo, transición cultural y desigualdades sociales.

34. Ese conjunto de elementos y dinamismos que se han discernido, que se correlacionan entre sí, y que deben caracterizar la evangelización

en la Arquidiócesis de Bogotá es lo que llamamos el nuevo “paradigma misionero de evangelización”; y sus componentes son: a) los hechos sig-nificativos de la realidad que más nos condicionan e interpelan: las desigualdades sociales, la transición socio-cultural y religiosa, y el plura-lismo; b) la Palabra de Dios que nos ilumina y nos llama a ser una Iglesia sal de la tierra y luz del mundo en medio de estas circunstancias de la región capital; c) los dinamismos que deben caracterizar toda la acti-vidad evangelizadora para respon-der a los desafíos que nos pone el contexto y el llamado a una conver-sión pastoral decididamente misio-nera: salir, hacernos compañeros de camino y fermentar; y d) el corazón o fundamento del paradigma que se encuentra en la experiencia per-sonal y comunitaria de encuentro y seguimiento de Jesucristo, que lleva a la vivencia de relaciones de comu-nión con todos, y al compromiso por la transformación evangélica de la historia hasta la llegada de la pleni-tud de los planes de Dios; experien-cia de fe, esperanza y caridad, que busca comunicarse a todos, por des-borde de gratitud y de alegría.

No se trata sólo de unos elementos puntuales, de estrategias, actitu-des, o buenos consejos, sino de un conjunto de componentes que nos aportan un marco de análisis e inter-pretación de lo que hoy compren-demos por evangelizar la región

21. Cf. S.S. Juan Pablo II, Novo Millenio Ineunte (NMI) 29c22. Cf. NMI 29d

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23. Cf. PE 35-53.

capital de Bogotá o, dicho de otra manera, lo que estamos llamados a vivir como discípulos misioneros en la región capital actual. Y muy especialmente configuran, desde sus fundamentos bíblicos, teológi-cos y pastorales, la espiritualidad que debe inspirar y acompañar toda nuestra labor evangelizadora para que sea encarnada y nos capacite para conducir la historia con Cris-to hacia la plenitud del Reino de la Vida, en el contexto de nuestra re-gión capital.

35. A partir de la apropiación de este paradigma, y, particularmen-te, de los dinamismos discernidos, esperamos tener otra mirada sobre nosotros mismos y sobre nuestra condición misionera y ciudadana como fieles cristianos; esperamos impregnar y renovar todo lo que ya estamos haciendo con un nuevo espíritu misionero; esperamos tener un horizonte distinto para plantear y crear nuevos proyectos evangeliza-dores que nos hagan ser una “Iglesia en salida” y nos encaminen con un estilo propio hacia el futuro que an-helamos con esperanza. Pero, sobre todo, esperamos identificarnos más con Nuestro Señor Jesucristo, con su corazón misericordioso y misionero, para brillar y dar sabor en medio de nuestra región capital, como Buena Nueva, Sal y Luz, que inspira y hace posible una nueva forma de vivir y un compromiso misionero renova-

do por el Reino de Dios. Esto es lo que expresamos bajo el título de “nuevo paradigma misionero arqui-diocesano de evangelización” y que buscamos asimilar, con prioridad, en los primeros años de implementa-ción de plan.

5.2 ¿CUÁLES SON LOS DINAMISMOS QUE COMPONEN EL NUEVO PARADIGMA MISIONERO DE EVANGELIZACIÓN DE LA ARQUIDIÓCESIS?

36. Los tres dinamismos que he-mos discernido como necesarios para responder a los desafíos que el tiempo presente y el contexto le pone a nuestra condición como discípulos misioneros, y que deben inspirar y caracterizar toda nuestra acción evangelizadora para llegar a ser una Iglesia sal de la tierra y luz del mundo, en medio de la región capital, son23: a) Salir al encuen-tro de Dios que vive en nuestra región capital, b) Hacernos com-pañeros de camino para cuidar y anunciar la obra de Dios en la vida de todos, y c) Fermentar la socie-dad, desde el Reinado de Dios, por la comunión y el servicio.

37. Estos dinamismos, que espe-ramos sean asumidos por todos los fieles cristianos de la arquidiócesis, se fundamentan, como lo hemos dicho, en la vivencia personal y co-munitaria de la experiencia de en-cuentro, amor y seguimiento del

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Señor Jesucristo, en el cultivo de las relaciones de comunión que brotan de este seguimiento, y en la cons-ciencia y compromiso de ser llama-dos por el Señor a participar en la transformación evangélica de la his-toria hasta la manifestación plena del Reino de Dios, que la tradición bíblica llama la venida de la Jerusa-lén Celestial 24.

a. SALIR AL ENCUENTRO DE DIOS QUE VIVE EN LA REGIÓN CAPITAL

38. El primer dinamismo que debe caracterizar la evangelización en la Arquidiócesis de Bogotá es un mo-vimiento de adentro hacia afuera, un movimiento de salida, que se en-tiende en varios sentidos:

• 39. Nuestra acción evangelizado-ra, en cuanto servicio al plan de la salvación que Dios sigue llevando a cabo en la historia de la huma-nidad y en la historia particular de esta región capital, debe caracteri-zarse por un permanente dinamis-mo de salida; pues este plan tiene su origen en la infinita sabiduría y misericordia de Dios quien, por su Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo, ha querido salir de sí para hacer a todos los seres humanos partíci-pes de su vida de comunión, libe-rándolos de todo aquello que les impide vivir en plenitud este don. El mismo Jesucristo, primer evan-

gelizador, origen y modelo de nuestra acción evangelizadora, sa-lió de sí mismo para ser fiel a la mi-sión del Padre y a su amor por los hombres, sus hermanos: “siendo de condición divina, no hizo alarde de su categoría divina, al contrario se anonadó y tomó la condición de esclavo, y pasó por uno de tantos. Y en su condición de hombre se humi-lló a sí mismo haciéndose obedien-te hasta la muerte y una muerte de cruz.” (Fil 2,5ss). Este dinamismo de salida misericordiosa, propio de la pedagogía divina, hoy más que nunca debemos asumirlo como el corazón mismo de nuestra misión evangelizadora. El Misterio de la Encarnación es en primera ins-tancia un misterio de salida para ir al encuentro de la humanidad. La vida entera de Jesús fue un permanente movimiento de sali-da, de sí mismo, para ir al servicio de la voluntad salvífica del Padre, quien actúa en la historia en favor de toda la humanidad, como Él mismo lo dijo: «Jesús, pues, toman-do la palabra, les decía: “En verdad, en verdad les digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre: lo que hace Él, eso también lo hace igualmente el Hijo. Porque el Padre quiere al Hijo y le muestra todo lo que él hace. Y le mostrará obras aún mayores que estas, para que se asombren.”» (Jn 5,19-20).

24. Cf. Ap 21

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• 40. Todos los miembros del pue-blo de Dios, en virtud de nuestro bautismo, somos llamados a ser evangelizadores. El bautismo nos hace a todos partícipes de esta tarea, puesto que nos inicia en una nueva identidad como discí-pulos misioneros de Jesucristo, la cual nos pone en movimiento de salida hacia la trascendencia, hacia la vida de comunión y ha-cia la misión de comunicar vida a los demás; por el bautismo somos todos enviados a compartir con la humanidad entera la alegría de nuestro encuentro con Jesucristo y la vida plena que Él nos comuni-ca, apartándonos así de la tenden-cia actual al encerramiento sobre sí mismos, a buscar sólo el propio bienestar, al margen del bien de los demás. La tarea evangelizado-ra nace en este dinamismo propio

de la condición bautismal que nos une a todos los católicos, y que hoy más que nunca debemos cultivar, para que todos vivamos intensamente nuestra misión y su-peremos la tentación que muchos tienen de reducir el ser católico a la realización de ciertos ritos reli-giosos, al margen de la vida con-creta que llevamos en la ciudad o en los municipios. 25

• 41. El Señor Jesucristo ha con-gregado a su Iglesia y la ha en-viado al mundo, con la fuerza del Espíritu Santo, a evangelizar: «Vayan al mundo entero y hagan discípulos a todas las gentes, bau-tizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mt 28,19). Este es el mandato del Se-ñor, un mandato para salir e ir al encuentro de los otros, no para esperar a que los otros vengan26.

25. Cf. S.S. Francisco, Mensaje al Comité de Coordinación del Celam, Río de Janeiro, Julio 28 de 2013: «El discipulado misione-ro es vocación: llamado e invitación. Se da en un “hoy” pero “en tensión”. No existe el discipulado misionero estático. El discípulo misionero no puede poseerse a sí mismo, su inmanencia está en tensión hacia la tras-cendencia del discipulado y hacia la tras-cendencia de la misión. No admite la auto-rreferencialidad: o se refiere a Jesucristo o se refiere al pueblo a quien se debe anun-ciar. Sujeto que se trasciende. Sujeto pro-yectado hacia el encuentro: el encuentro con el Maestro (que nos unge discípulos) y el encuentro con los hombres que esperan el anuncio. Por eso, me gusta decir que la posición del discípulo misionero no es una posición de centro sino de periferias: vive

tensionado hacia las periferias... incluso las de la eternidad en el encuentro con Je-sucristo. En el anuncio evangélico, hablar de “periferias existenciales” des-centra, y habitualmente tenemos miedo a salir del centro. El discípulo-misionero es un des-centrado: el centro es Jesucristo, que convoca y envía. El discípulo es enviado a las periferias existenciales.». 26. Cf. S.S. Francisco, EG 20: «En la Pa-labra de Dios aparece permanentemente este dinamismo de «salida» que Dios quie-re provocar en los creyentes. Abraham aceptó el llamado a salir hacia una tierra nueva (cf. Gn 12,1-3). Moisés escuchó el lla-mado de Dios: «Ve, yo te envío» (Ex 3,10), e hizo salir al pueblo hacia la tierra de la promesa (cf. Ex 3,17). A Jeremías le dijo: «Adondequiera que yo te envíe irás» (Jr

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Sin embargo, reconocemos que a veces nos acostumbramos a en-contrarnos con Dios dentro de las mediaciones eclesiales, olvidando que es el Dios de la misericordia en la historia, a quien le interesa lo que pasa en la vida concreta de cada ser humano en medio de la ciudad y de los municipios, y es allí donde en primer lugar quiere ser reconocido, alabado y servido.27 Promover entonces una Iglesia y una evangelización “en salida”, de acuerdo con el mandato misio-nero, implica en primer lugar para nosotros redescubrir a Dios en la historia concreta de los habitan-tes de la ciudad y los municipios, reconocer y salir al encuentro de Jesús presente en la vida de la so-ciedad, en medio de sus luces y de sus sombras; reconocerlo en las actividades cotidianas, en aque-llos que sufren y en sus clamores,

para así redescubrir el valor de la Eucaristía y los demás sacramen-tos como celebración que actua-liza el Misterio Pascual de Cristo en la historia concreta que viven hombres y mujeres de nuestra re-gión capital. Salir implica por tan-to el desarrollo de la capacidad de contemplar 28, para reconocer en el cambio constante de la historia la presencia actuante y misericor-diosa de Dios que no busca otra cosa que la libertad y la vida ple-na para todos, y así ponernos a su servicio, desde una espiritualidad encarnada y misericordiosa, con toda la riqueza de dones e instru-mentos que el Señor le ha dado a su Iglesia.

• 42. Salir, como actitud y criterio permanente de cualquier activi-dad evangelizadora que realice-mos en la región capital, implica

1,7). Hoy, en este «id» de Jesús, están pre-sentes los escenarios y los desafíos siempre nuevos de la misión evangelizadora de la Iglesia, y todos somos llamados a esta nueva «salida» misionera. Cada cristiano y cada comunidad discernirá cuál es el ca-mino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio.»27. Cf. DA 514ª: “La fe nos enseña que Dios vive en la ciudad, en medio de sus alegrías, anhelos y esperanzas, como también en sus dolores y sufrimientos. Las sombras que marcan lo cotidiano de las ciudades, como por ejemplo, violencia, pobreza, individua-lismo y exclusión, no pueden impedirnos

que busquemos y contemplemos al Dios de la vida también en los ambientes urbanos.”28. Cf. EG 71: «Necesitamos reconocer la ciudad desde una mirada contemplativa, esto es, una mirada de fe que descubra al Dios que habita en sus hogares, en sus calles, en sus plazas. La presencia de Dios acompaña las búsquedas sinceras que per-sonas y grupos realizan para encontrar apoyo y sentido a sus vidas. Él vive entre los ciudadanos promoviendo la solidari-dad, la fraternidad, el deseo de bien, de verdad, de justicia. Esa presencia no debe ser fabricada sino descubierta, develada. Dios no se oculta a aquellos que lo buscan con un corazón sincero, aunque lo hagan a tientas, de manera imprecisa y difusa.»

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además asumir las consecuencias de estar afuera: dejar nuestras seguridades, bajándonos de nuestra cabalgadura, de nuestra comodidad, de nuestros vanos orgullos e intolerancia, de nuestra “autoreferencialidad”, para vivir la cultura del encuentro desde la hu-mildad del Evangelio; para asumir el riesgo de la inseguridad, de la persecución, del rechazo, de ser uno más en medio de otros; pero de igual manera, para abrirnos a las sorpresas de Dios, a su creati-vidad y novedad constantes. Salir, despojándonos de nosotros mis-mos, como Jesús lo hizo, para ha-cernos más capaces de amar y ser-vir. «Entre una Iglesia accidentada por salir a la calle y una Iglesia en-ferma de autorreferencialidad, pre-fiero sin duda la primera», ha dicho explícitamente el Papa Francisco en sus enseñanzas29.

• 43. Salir, como dinamismo de nuestra evangelización, significa también la determinación de po-

nernos en camino hacia las peri-ferias del sufrimiento humano, pues es allí donde el Señor Jesús quiere ser escuchado, reconocido, servido, con prontitud. Sólo pode-mos corresponder a la iniciativa de Dios que nos amó primero, sa-liendo a amar primero a aquellos que sufren, que están excluidos, que necesitan de nuestra ayuda; movimiento que el Papa Francis-co llamó “primerear” 30 . Salida que asume en primer lugar el rostro y las actitudes del buen samaritano, es decir, de la misericordia, que está atenta a lo que pasa al borde del camino, se conmueve y actúa hasta alcanzar la libertad, el bien, la vida plena para los otros.

• 44. Afrontar el pluralismo y la transición cultural que vivimos nos plantea el desafío de di-versificar nuestras formas de evangelizar, nuestros lenguajes, nuestras actitudes, nuestras me-todologías; para poder así salir y hacernos también presentes, con

29. S.S. Francisco, Mensaje para la 48ª. Jornada Mundial de las Comunicaciones (2014): «Lo repito a menudo: entre una Iglesia accidentada por salir a la calle y una Iglesia enferma de autorreferencia-lidad, prefiero sin duda la primera. Y las calles del mundo son el lugar donde la gente vive, donde es accesible efectiva y afectivamente. Entre estas calles también se encuentran las digitales, pobladas de humanidad, a menudo herida: hombres y mujeres que buscan una salvación o una esperanza. Gracias también a las redes, el mensaje cristiano puede viajar «hasta los

confines de la tierra» (Hch 1,8). Abrir las puertas de las iglesias significa abrirlas asimismo en el mundo digital, tanto para que la gente entre, en cualquier condición de vida en la que se encuentre, como para que el Evangelio pueda cruzar el umbral del templo y salir al encuentro de todos.»; Cf. S.S. Francisco, Mensaje a los jóvenes argentinos, Río de Janeiro, Julio 25 de 2013: «Quiero que la Iglesia salga a la calle» 30. Cf. S.S. Francisco, EG 24 (“primerear”) y 197-201 (El lugar privilegiado de los po-bres en el pueblo de Dios)

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31. Cf. S.S. Francisco, Mensaje a los Obispo Brasileños, Río de Janeiro, julio 27 de 2013, No. 3: «Releamos una vez más el episodio de Emaús desde este punto de vista (Lc 24, 13-15). … Es el misterio difícil de quien abandona la Iglesia; …Tal vez la Iglesia se ha mostrado demasiado débil, demasia-do lejana de sus necesidades, demasiado pobre para responder a sus inquietudes, demasiado fría para con ellos, demasiado

una actitud dialogante, proféti-ca y propositiva, en los contextos culturales modernos y posmoder-nos, en los mundos virtuales, en las dinámicas de la globalización y en los procesos de transformación de la experiencia religiosa, del plu-ralismo religioso actual. Necesi-tamos salir de la creencia de que todos los colombianos somos ca-tólicos y hemos nacido católicos, para asumir el gran desafío de la acción misionera, de proponer con creatividad el Evangelio, de ir a buscar a los alejados, a los heri-dos, por causa de nuestros antites-timonios, de ir a buscar a aquellos que estando en sintonía con el Evangelio, no hallan un lugar en la Iglesia en el cual se sientan interlo-cutores.31 De igual manera, las in-justicias sociales, la necesidad pro-funda de reconciliación y paz, de un diálogo social que fomente el bien común; así como el dolor de las víctimas, de los excluidos, de quienes sufren en nuestra región capital, son hechos que interpelan nuestra condición como discípu-los misioneros y nos llaman a salir de la indiferencia y a ponernos en

camino para asumir el compromi-so que nuestra opción de servicio al Reino de Dios nos pide.

Buscamos, por tanto que todos los católicos vivan en actitud de salida, que nuestros programas y proyectos evangelizadores sean pensados y diseñados desde una opción de salida.

b. HACERNOS COMPAÑEROS DE CAMINO PARA CUIDAR Y ANUNCIAR

45. El segundo dinamismo que debe caracterizar nuestra acción evange-lizadora en la Arquidiócesis de Bo-gotá, en medio del pluralismo, los cambios culturales y las desigual-dades sociales, es el movimiento de hacernos cercanos y de caminar juntos para cuidar y anunciar la obra de Dios en cada uno, particularmen-te en aquellos que más sufren; un movimiento que hace referencia a varios aspectos que debemos tener en cuenta:

• 46. Los católicos de la Arquidió-cesis de Bogotá estamos llama-dos, hoy más que nunca, a asumir

autorreferencial, prisionera de su propio lenguaje rígido; tal vez el mundo parece haber convertido a la Iglesia en una reli-quia del pasado, insuficiente para las nue-vas cuestiones; quizás la Iglesia tenía res-puestas para la infancia del hombre, pero no para su edad adulta.[4] El hecho es que actualmente hay muchos como los dos dis-cípulos de Emaús.»

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en nuestra vida como evangeliza-dores la misma actitud de Dios, quien para liberarnos y hacernos partícipes de su vida de comunión en el amor ha querido no sólo dar-se a conocer, sino además, hacerse cercano, solidario y compañero de camino de la humanidad. Es Dios quien por su amor infinito ha to-mado la iniciativa de establecer un diálogo de salvación32 , una alianza, hasta el extremo de en-viar a su Hijo único para asumir en todo nuestra condición huma-na, menos en el pecado; para po-der compadecerse de nosotros, como verdadero hermano de los hombres y hacernos partícipes de la salvación 33. Jesús, con toda su actividad evangelizadora, se puso al servicio de la misericordia del Padre Celestial, haciéndose compañero de camino de todos, particularmente de los más débi-les. Compartió el camino, la mesa, la palabra; se hizo solidario con los sufrimientos y necesidades de aquellos con quienes se en-contró y los hizo partícipes de la misericordia del Padre. Y para dar continuidad a su misión llamó y

constituyó a sus discípulos en el nuevo pueblo de Dios, entorno al grupo de los Doce Apóstoles, haciéndolos a todos compañeros de camino y enviándolos a evan-gelizar. Su cercanía y compromiso de amor por todos llega hasta su entrega total en la Cruz y la partici-pación del triunfo de su Resurrec-ción, para hacernos partícipes de una vida nueva de comunión. Hoy nuestra acción evangelizadora en la región capital de Bogotá debe responder y ser expresión de esa voluntad de cercanía, encuentro, diálogo y acompañamiento pro-pios de la pedagogía divina a lo largo de la historia de la salvación.

• 47. La acción evangelizadora que ya estamos llevando a cabo, así como la que debemos crear, debe-mos realizarla desde la actitud de cercanía y solidaridad hacia todos los habitantes de la región capital; es decir, desde la iniciativa de ha-cernos compañeros de camino de los cercanos, de los lejanos, de los extraños, de los creyentes y no cre-yentes; aprendiendo a escuchar primero a los otros, a entablar el

32. Cf. S.S. Pablo VI, Ecclesiam Suam, 29: 29. «Hace falta que tengamos siempre presente esta inefable y dialogal relación, ofrecida e instaurada con nosotros por Dios Padre, mediante Cristo en el Espíritu Santo, para comprender qué relación de-bamos nosotros, esto es, la Iglesia, tratar de establecer y promover con la humani-dad. El diálogo de la salvación fue abierto espontáneamente por iniciativa divina: El

nos amó el primero; nos corresponderá a nosotros tomar la iniciativa para extender a los hombres el mismo diálogo, sin espe-rar a ser llamados. El diálogo de la salva-ción nació de la caridad, de la bondad divi-na: De tal manera amó Dios al mundo que le dio su Hijo unigénito; no otra cosa que un ferviente y desinteresado amor deberá impulsar el nuestro.»33. cf. Heb 5,1-14.

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diálogo respetuoso con otros, sin imponer, sin juzgar, cultivando así una cultura del encuentro34. Hay que trabajar por hacernos so-lidarios con todo lo humano que se teje en la región capital35 , para que caminando juntos podamos hacernos capaces de identificar las necesidades profundas de los otros, sus inquietudes, sus aspi-raciones vitales, como Jesús en el camino de Emaús y, así, poder po-nernos a su servicio, como el Buen Samaritano, para sanar las heridas, curar los dolores, atender a los sufrimientos, especialmente de quienes están en las periferias de nuestra sociedad urbana y rural; y para anunciar de manera más en-carnada la alegría del Evangelio. Esta actitud de acompañamiento, de interés y solidaridad efectiva

por las necesidades y sufrimientos de la gente nos hará ser testigos coherentes, hará crecer la confian-za de los otros en nuestro anuncio y se reconocerá el valor y la impor-tancia de nuestra propuesta. Evan-gelizar no es hacer proselitismo con el Evangelio sino compartir con aquellos con quienes vamos caminando juntos la alegría de nuestro encuentro con Jesucristo que nos lanza a ser profundamen-te solidarios y comprometidos por amor con todos. 36

• 48. La cercanía respetuosa a los que piensan distinto, la actitud de encuentro y diálogo, el hacer camino juntos, el ser misericordio-sos con los que sufren, es lo que nos lleva a discernir y reconocer la obra de salvación que Dios

34. Cf. S.S. Francisco, Mensaje para la 48ª. Jornada Mundial de las Comunicaciones (2014): «Comunicaciones al servicio de una cultura del encuentro»35. Cf. Concilio Vaticano II, GS 1: «Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiem-po, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente huma-no que no encuentre eco en su corazón. La comunidad cristiana está integrada por hombres que, reunidos en Cristo, son guia-dos por el Espíritu Santo en su peregrinar hacia el reino del Padre y han recibido la buena nueva de la salvación para comuni-carla a todos. La Iglesia por ello se siente íntima y realmente solidaria del género humano y de su historia».

36. Cf. S.S. Francisco, EG 87: «Hoy, que las redes y los instrumentos de la comunica-ción humana han alcanzado desarrollos inauditos, sentimos el desafío de descubrir y transmitir la mística de vivir juntos, de mezclarnos, de encontrarnos, de tomarnos de los brazos, de apoyarnos, de participar de esa marea algo caótica que puede con-vertirse en una verdadera experiencia de fraternidad, en una caravana solidaria, en una santa peregrinación. De este modo, las mayores posibilidades de comunica-ción se traducirán en más posibilidades de encuentro y de solidaridad entre todos. Si pudiéramos seguir ese camino, ¡sería algo tan bueno, tan sanador, tan libera-dor, tan esperanzador! Salir de sí mismo para unirse a otros hace bien. Encerrarse en sí mismo es probar el amargo veneno de la inmanencia, y la humanidad saldrá perdiendo con cada opción egoísta que ha-gamos.» y además en: 81-83; 87-92.

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está haciendo en cada historia personal, en la historia de familias y comunidades, para ponernos a su servicio, ayudando a cada uno a tomar consciencia de esa gra-cia del Señor y de su reinado de misericordia y a ser dóciles a ella. Cultivar esta actitud de encuentro y discernimiento nos permite po-ner al servicio de la obra del Señor en cada persona y comunidad los maravillosos instrumentos que hemos recibido del mismo Señor para la evangelización y que son signos del Reinado de Dios: el anuncio de la Palabra, la celebra-ción de los sacramentos, la acción caritativa, la vida de comunidad. Cada uno de estos instrumentos de gracia debe adaptarse, incultu-rarse, encarnarse en este contexto de pluralismo y de transición cul-tural, para servir eficazmente a esa presencia salvífica del Señor que quiere hacer de cada historia de los hombres y mujeres de nuestra región capital una historia de sal-vación.

• 49. Este dinamismo nos recuer-da además que al evangelizar,

lo hacemos como discípulos mi-sioneros llamados a vivir como pueblo de Dios y a servir a la comunión 37; por tanto, a la hora de evangelizar debemos buscar siempre la edificación de una vida en comunidad, por la participa-ción activa y orgánica de todos, cada uno desde su estado de vida, desde su ministerio o carisma pro-pio, venciendo la tentación del individualismo que contamina nuestra sociedad y actuando au-ténticamente como el Cuerpo de Cristo que somos. Hay que desa-rrollar las habilidades comunica-tivas y comunitarias necesarias, cultivar los lazos de fraternidad y el sentido de pertenencia de unos hacia otros; de tal manera que nos sintamos responsables unos de otros, atentos a sus necesidades y comprometidos con ellos en una caridad efectiva, particularmen-te con los que más sufren 38. Se trata entonces de caminar juntos viviendo el don de la comunión como Iglesia, desde el ejercicio de una ética del cuidado, de la mise-ricordia, del encuentro, que nos permita conformar comunidades

37. S.S. Francisco, Mensaje al Comité de Coordinación del CELAM, Río de Janeiro, julio 28 de 2013.: «El discipulado misione-ro es vocación: llamado e invitación. Se da en un “hoy” pero “en tensión”. No existe el discipulado misionero estático. El discípu-lo misionero no puede poseerse a sí mis-mo, su inmanencia está en tensión hacia la trascendencia del discipulado y hacia la trascendencia de la misión. No admite

la autorreferencialidad: o se refiere a Je-sucristo o se refiere al pueblo a quien se debe anunciar. Sujeto que se trasciende. Sujeto proyectado hacia el encuentro: el encuentro con el Maestro (que nos unge discípulos) y el encuentro con los hombres que esperan el anuncio».38. Cf. S.S. Benedicto XVI, Mensaje para la cuaresma 2012 y 2013.

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alternativas a los modelos actua-les y ser fuente de esperanza para la vida de las relaciones humanas en el mundo.

• 50. Hacernos compañeros de camino nos lleva a la compren-sión de los múltiples procesos de primer anuncio, de iniciación cris-tiana y de formación permanente de la fe, que realizamos dentro de la actividad evangelizadora, no como un adoctrinamiento, o un acto simple de transmisión de co-nocimientos, sino como el acom-pañamiento y anuncio que la co-munidad entera ofrece a cada uno de sus miembros para que madure en su vida de fe, en su conversión al Señor Jesús, en el desarrollo de sus carismas, en el ejercicio de su compromiso misionero. Procesos de formación desde una peda-gogía del cuidado, es decir, pen-sados desde lo que los otros nece-sitan en su proceso de conversión, desde el discernimiento de la obra de Dios en cada uno, poniendo así los medios al servicio del fin y no al contrario. Entendiendo enton-ces todo el servicio de la forma-ción no como una instrucción que se imparte, sino como un camino que se comparte desde el testimo-nio de nuestra fe.

• 51. La complejidad de los desa-fíos que implica la evangelización de una sociedad urbana y rural en

transición, así como la superación de la situación de desbordamien-to de las actividades, nos exige un verdadero trabajo eclesial de conjunto, con unidad de cri-terios, en el que se desarrolle la complementariedad de los carismas y ministerios, el lideraz-go de equipo; y por tanto, un tra-bajo en el cual, como nos lo pide el Papa Francisco, se superen las actitudes contrarias al amor, entre ministros ordenados y laicos, en-tre ministros ordenados y la vida consagrada, entre comunidades, grupos o movimientos etc. 39 Hoy más que nunca debemos trabajar en la Arquidiócesis de Bogotá por una evangelización orgánica y de conjunto que congregue las diver-sidades, que articule las fuerzas vi-vas eclesiales y nos permita actuar y caminar con un solo corazón y una sola alma, de manera perti-nente, eficaz y que incida evangé-licamente sobre nuestra sociedad.

c. FERMENTAR LA SOCIEDAD POR LA COMUNIÓN Y EL SERVICIO

52. El tercer dinamismo que debe caracterizar toda acción evangeliza-dora en la Arquidiócesis de Bogotá, y que es complementario a los dos anteriores, es la referencia perma-nente al proceso transformador y li-berador que el Reinado de Dios des-pliega en la región capital, en medio de las desigualdades sociales, el plu-ralismo y la transición cultural, y al 39. Cf. S.S. Francisco, EG 81-83; 98-101

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servicio del cual debe ponerse toda actividad eclesial. Este dinamismo de ser fuente de transformación a modo de fermento nos lleva a tener presente varios aspectos:

• 53. Jesús describe el Reino de Dios como la levadura que hace crecer la masa; discreta pero efec-tivamente, va haciendo que las realidades humanas se vayan im-pregnando de la vida de comu-nión divina y se transformen evan-gélicamente conforme al plan de la salvación40 : «¿A qué compararé el Reino de Dios? Es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de hari-na, hasta que fermentó todo.» (Lc 13,20-21) La evangelización en cuanto servicio al Reino debe asu-mir la misma forma: ser fermento de la sociedad, desde el reconoci-miento y servicio a la obra de Dios en cada persona, espacio y co-munidad en esta región capital 41. Toda acción evangelizadora que realicemos debe por tanto desa-rrollar esta dimensión transforma-dora de la cultura y de la sociedad, como lo enseñó el Papa Pablo VI 42.

• 54. La vida nueva que brota del encuentro con Cristo, nos recuer-dan los obispos en Aparecida, «toca al ser humano entero y de-sarrolla en plenitud la existencia humana en su dimensión personal, familiar, social y cultural…No po-demos concebir una oferta de vida en Cristo sin un dinamismo de libe-ración integral, de humanización, de reconciliación y de inserción so-cial»43 ; de ahí que pueda enten-derse la evangelización en térmi-nos de un servicio a la Vida Plena en Cristo para todos los seres hu-manos. Hoy la práctica evangeliza-dora en la región capital está lla-mada a ponerse al servicio de esa Vida Plena, que genera una trans-formación de todo el ser humano y de todos los seres humanos, pro-moviendo el compromiso de cada bautizado, desde su estado de vida, y de cada comunidad, por la justicia, la reconciliación, la solida-ridad y el cuidado de la creación.

• 55. Asumir este tercer dinamis-mo implica además el reconoci-miento de nuestra ciudad y su cultura en expansión, al igual que

40. Cf. S.S. Francisco, EG 180: «La pro-puesta es el Reino de Dios (cf. Lc 4,43); se trata de amar a Dios que reina en el mun-do. En la medida en que Él logre reinar entre nosotros, la vida social será ámbito de fraternidad, de justicia, de paz, de dig-nidad para todos. Entonces, tanto el anun-cio como la experiencia cristiana tienden a provocar consecuencias sociales. Busca-mos su Reino: “Buscad ante todo el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás ven-

drá por añadidura” (Mt 6,33).»41. Cf. DA 366: «La conversión personal despierta la capacidad de someterlo todo al servicio de la instauración del Reino de Vida.»42. Cf. S.S. Pablo VI, EN 18-20; Arquidióce-sis de Bogotá, “El Plan E y su construcción”, Documento 2 del Plan de Evangelización, 63-6743. DA 142

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de la sociedad rural, como una obra humana, fruto del ingenio y de las capacidades humanas, que goza de una legítima autonomía, sin por ello dejar de estar enrique-cida por la presencia creadora y salvífica del misterio de la Pascua de Cristo44. La consecuencia fun-damental de esta convicción es que la Iglesia y su acción evangeli-zadora están llamadas a reconocer el mundo urbano-rural, en toda su riqueza, complejidad y drama humano, como un interlocutor con quien interactúa, dando y recibiendo mutuamente, desde la riqueza del Evangelio. 45

• 56. También este dinamismo nos invita al necesario reconocimiento de la capacidad transformadora del pueblo de Dios, llamado en virtud de la alianza, a ser forjador de la historia, como lo recordaban los obispos en Puebla: «Para los mismos cristianos, la Iglesia debería convertirse en el lugar donde apren-den a vivir la fe experimentándola y descubriéndola encarnada en otros. Del modo más urgente, debería ser

la escuela donde se eduquen hom-bres capaces de hacer historia, para impulsar eficazmente con Cristo la historia de nuestros pueblos hacia el Reino…. Para que América Latina sea capaz de convertir sus dolores en crecimiento hacia una sociedad verdaderamente participada y fra-ternal, necesita educar hombres capaces de forjar la historia según la «praxis» de Jesús, entendida como la hemos precisado a partir de la teología bíblica de la histo-ria. El continente necesita hombres conscientes de que Dios los llama a actuar en alianza con él. Hombres de corazón dócil, capaces de hacer suyos los caminos y el ritmo que la Providencia indique. Especialmente capaces de asumir su propio dolor y el de nuestros pueblos y conver-tirlos, con espíritu pascual, en exi-gencias de conversión personal, en fuente de solidaridad con todos los que comparten este sufrimiento y en desafío para la iniciativa y la imagi-nación creadoras.»46 Hablamos de un poder transformador, propio del amor misericordioso de Dios, que es descrito por Jesús median-

44. Cf. GS 41: «El Evangelio enuncia y pro-clama la libertad de los hijos de Dios, re-chaza todas las esclavitudes, que derivan, en última instancia, del pecado; respeta santamente la dignidad de la conciencia y su libre decisión; advierte sin cesar que todo talento humano debe redundar en servicio de Dios y bien de la humanidad; encomienda, finalmente, a todos a la ca-ridad de todos. Esto corresponde a la ley fundamental de la economía cristiana. Porque, aunque el mismo Dios es Salvador

y Creador, e igualmente, también Señor de la historia humana y de la historia de la salvación, sin embargo, en esta misma ordenación divina, la justa autonomía de lo creado, y sobre todo del hombre, no se suprime, sino que más bien se restituye a su propia dignidad y se ve en ella conso-lidada.»45. Cf. GS 40-45: Cap. IV Misión de la Igle-sia en el mundo contemporáneo46. DP 273-279

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te las metáforas del “fermento”, de la “semilla”, de la “sal” y de la “luz”, que desde una presencia discreta, a veces vista, a veces no vista, pero sentida, que crece y hace crecer, va comprometiendo las liberta-des humanas en una opción por comunicar la vida en abundancia que el mismo Dios quiere para to-dos los seres humanos.

• 57. Este tercer dinamismo nos mueve a tomarnos en serio el mandamiento del amor al pró-jimo, puesto que la caridad efec-tiva debe guiar e inspirar toda la dimensión social de la evangeli-zación. Como nos lo enseñó Jesús, es la vivencia del amor misericor-dioso del Padre en toda circuns-tancia de la vida -particularmen-te en la solidaridad y ayuda a los más pobres y a quienes sufren- lo que hace que se haga visible y se manifieste el Reinado de Dios y el proceso transformador y liberador que genera. Nos recuerda el Papa: «Desde el corazón del Evangelio reconocemos la íntima conexión que existe entre evangelización y promoción humana, que necesa-riamente debe expresarse y desa-rrollarse en toda acción evangeli-zadora. La aceptación del primer anuncio, que invita a dejarse amar por Dios y a amarlo con el amor que Él mismo nos comunica, provoca en la vida de la persona y en sus ac-ciones una primera y fundamental

reacción: desear, buscar y cuidar el bien de los demás» .47

• 58. La acción evangelizadora de la arquidiócesis debe ser entonces una actualización permanente del compromiso por el cuidado de los otros, cercanos y lejanos, por la so-lidaridad con el que sufre, con los pobres, con aquellos que están ex-cluidos en medio de nuestra ciu-dad y municipios, y que necesitan una ayuda concreta; debe llevar a que todos trabajemos, personal y comunitariamente por ser ins-trumentos de reconciliación, de justicia, de inclusión social de los pobres, de diálogo social; debe promover el trabajo, junto con otros, por la construcción de una sociedad más en consonancia con el reino de la vida plena en Cristo, de una sociedad más justa, equitativa, respetuosa, promoto-ra de la dignidad humana y de la creación, de una sociedad cuyos valores y realizaciones sean anti-cipo y preparación de la Jerusalén celestial, que aguardamos de lo alto, y de la cual somos germen y fermento.

• 59. Pensarnos como católicos que fermentan la sociedad urba-no-rural, desde nuestro servicio al reinado de Dios presente, nos lle-va a reconocer nuestra condición como ciudadanos, como actores sociales junto a otros, y a trabajar por asumir una actitud dialogan-te, humilde, propositiva; a buscar 47. S.S. Francisco, EG 178

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participar en los debates sociales propios de una sociedad demo-crática y plural, como la colombia-na, con los argumentos de la razón iluminada por la fe y de la doctrina social de la Iglesia. Y por lo mismo nos lleva a diseñar una evangeli-zación que promueva desde todas las instancias la participación de los laicos y el ejercicio de su res-ponsabilidad profética, sacerdotal y real en los asuntos del mundo, con el acompañamiento respe-tuoso, competente y cercano de los ministros ordenados.

• 60. La vida de comunidad que el pueblo de Dios busca asumir, como un don de la Trinidad y des-de las diversidades de sus miem-bros, también tiene el potencial para ser fuente de transforma-ción evangélica de nuestra so-ciedad. Es el don que podemos comunicar a la humanidad y de la cual somos signo e instrumen-to. El compromiso por la vivencia auténtica, en nuestra Iglesia ar-quidiocesana, de la espiritualidad de comunión48 , de la fraternidad y de la solidaridad, puede contri-buir mucho a la reconstrucción del tejido social, a la reconciliación, al fomento de una conciencia de la unidad humana, de la integración social. Esta conciencia se genera no sólo mediante enunciados ver-bales, sino sobre todo mediante

la irradiación que produce la vi-vencia gozosa de la comunión al interior de las comunidades cris-tianas, que se convierte en signo profético, en modelo alternativo de vida, en comunidad contraste que señala nuevas comprensiones de la vida social. Toda nuestra ac-ción evangelizadora debe asumir este dinamismo, y debe reconocer y potenciar su fuerza transforma-dora.

61. Estos tres dinamismos confor-man entonces el estilo de evangeli-zación, más claramente misionero, que queremos asumir para respon-der a los desafíos que nos plantea el nuevo contexto de nuestra socie-dad. Ya sea a la hora de pensar en la organización de la arquidiócesis, o en el trabajo del arciprestazgo, en la catequesis de iniciación, en el plan de trabajo con un grupo apostólico, o en el grupo de oración, o en un grupo de animación de la liturgia o de la pastoral social, en la asocia-ción para la defensa de los derechos humanos, o en el proyecto vicarial de pastoral familiar etc., se trata de pensar, planear, organizar, realizar todo esto y cualquier otra actividad evangelizadora, teniendo en cuenta estos tres dinamismos y la mística evangelizadora misionera que im-pulsan.

62. Es por esto que queremos du-rante esta primera etapa de tres años familiarizarnos, apropiarnos, comprender los fundamentos bíbli-48. Cf. S.S. Juan Pablo II, NMI 43

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cos, teológicos y pastorales de estos dinamismos y su correlación con los demás componentes del nuevo paradigma, para hacernos capaces de construir, con una nueva menta-lidad, con una nueva actitud misio-nera, los grandes procesos evange-lizadores que orientarán la vida de nuestra Arquidiócesis: los procesos de cuidado y promoción de la vida de comunión y participación (la evangelización de la familia, de la vida parroquial, de la juventud, de la edad adulta, del ministerio ordena-do, la interacción con la vida consa-grada, con las asociaciones de laicos, etc.), los que se refieren al anuncio, formación en la fe y diálogo con las culturas (animación bíblica, primer anuncio, iniciación cristiana, vida li-túrgica, evangelización de la cultura, la educación, la comunicación etc.), y los que se refieren a la animación de la dimensión social de la evange-lización (promoción de la cultura de la vida, la evangelización de la vida económica, de la movilidad huma-na, la promoción de la cultura ciuda-dana, de la justicia, la reconciliación y la paz, etc.).

63. Reiteramos que estos dina-mismos no se entienden como algo externo o ajeno a nosotros que pre-tendamos asumir, sino que se ori-ginan y se fundamentan, como se ha señalado49, en la propia vivencia de la condición bautismal; y alcan-

zarán un sentido particular cuando sean vividos por el obispo, los pres-bíteros y diáconos, en virtud de su ordenación y de su ministerio apos-tólico, cuando sean acogidos por los miembros de la vida consagrada en sus proyectos evangelizadores, en virtud de su vivencia de los consejos evangélicos; y cuando sean apro-piados por los hombres y mujeres laicos, por las familias cristianas, en el ejercicio de su condición misione-ra en los asuntos del mundo y en su servicio a la comunión eclesial.

64. No pensemos en los dinamis-mos como si fueran una estrategia en tres pasos, o una secuencia obli-gatoria que debamos seguir, sino como actitudes permanentes nece-sarias y complementarias que de-ben llevar a reflexiones, decisiones y acciones evangelizadoras más per-tinentes y dialogantes con el con-texto que vivimos. Más que ser un punto de llegada, son un punto de partida para pensar, planear y vivir nuestra condición evangelizadora en las nuevas circunstancias.

49. Cf. PE 36: El corazón de todo paradig-ma de evangelización

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6. ¿POR QUÉ ASUMIR ESTE NUEVO PARADIGMA MISIONERO?

...una oportunidad para renovar

nuestra propia condición

como discípulos

misioneros, re-encontrán-

donos con Dios en

medio de estas nuevas

circunstan-cias, y

asumiendo con

creatividad el mandato

misionero que recibimos del

Señor Jesús

65. En primer lugar porque creemos en la primacía y en la eficacia de la gracia que está obrando y conduciendo a la Iglesia Arquidiocesana hacia el cumplimiento de su misión al servicio del Reino en esta nueva etapa de nuestra historia. Esa gracia del Señor nos impulsa a transformarnos para ser testigos del Reino, sacramento de su misericordia, mostran-do la novedad y la actualidad permanente del Evangelio. Por eso, al asumir el nuevo paradigma buscamos ser dóciles a esta acción del Espíritu en nuestra Iglesia.

66. También porque reconocemos las situaciones que ca-racterizan nuestra sociedad actualmente, particularmente el pluralismo, la transición cultural y las desigualdades so-ciales, no como un obstáculo para la vivencia de nuestra fe y de nuestro compromiso misionero, sino como una opor-tunidad para renovar nuestra propia condición como dis-cípulos misioneros, re-encontrándonos con Dios en medio de estas nuevas circunstancias, y asumiendo con creativi-dad el mandato misionero que recibimos del Señor Jesús. El nuevo paradigma, apropiado por todos, nos capacitará para asumir esta oportunidad este nuevo desafío para la evangelización.

67. Además, porque como toda la Iglesia lo viene hacien-do desde hace algún tiempo, se hace necesario una renova-ción, una adaptación, una conversión, una inculturación de nuestra labor evangelizadora a las nuevas circunstancias, para hacernos verdaderos interlocutores, desde el Evange-lio, con este nuevo tiempo que vive nuestra sociedad. Este proceso sólo será posible en la medida en que salgamos al encuentro de Dios, presente y actuante en las nuevas cir-cunstancias de cambio de esta sociedad, que nos hagamos como Él compañeros de camino de hombres y mujeres

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para reconocer sus inquietudes, sus lenguajes, y aprender a anunciar el Evangelio y a cuidar de ellos en me-dio de estas nuevas circunstancias; y que seamos instrumentos del creci-miento de la obra que Dios está ha-ciendo en esta sociedad, mediante nuestro testimonio de amor, en la vida de comunión y de servicio mi-sericordioso a toda la sociedad.

68. De igual manera, el nuevo pa-radigma nos ayudará para que las mediaciones que recibimos del mis-mo Señor: la Palabra, la liturgia y los sacramentos, la vida de comunión y de servicio -signos e instrumentos de la presencia del Reino encomen-dados a la comunidad eclesial- se hagan significativos y entren en diá-logo con una sociedad urbana y ru-ral que ha cambiado, que ya no es la misma de hace algunos años, y cu-yos lenguajes, criterios, conceptos, instrumentos, sistemas de acción, imaginarios etc., son distintos a los

que nos sirvieron durante años para llevar el Evangelio a todos los rinco-nes de la sociedad.

69. Además no podemos desco-nocer que ya hay entre nosotros muchos católicos que han asumi-do la necesidad de este gran giro y trabajan con creatividad -aunque muchas veces de manera aislada- por una nueva forma de evangelizar en las actuales circunstancias. Y es necesario reconocerlos y apoyar-los, aprender de sus experiencias e integrarnos en un solo propósito de renovación para que podamos alcanzar nuestros objetivos. Necesi-tamos dejar de caminar desarticu-lados y trabajar por caminar con un solo corazón y una sola alma, como un solo cuerpo eclesial que somos, y, con seguridad, el nuevo paradig-ma de evangelización nos ayudará a lograr esto.

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55Arquidiócesis de Bogotá

7. ¿CÓMO VAMOS A EMPEZAR A TRABAJAR POR ESE GRAN GIRO?

queremos concentrar la atención en el nuevo paradigma

de evangeli-zación,

propiciando una

sensibilización hacia el

cambio de mentalidad

y de actitud, que nos haga más capaces

de generar con fidelidad y creatividad

nuevos procesos

evangeliza-dores

7.1 CONVOCACIÓN A LOS CATÓLICOS DE LA ARQUIDIÓCESIS A PARTICIPAR

70. De acuerdo con el objetivo definido para la primera etapa quienes están convocados a vivir este proceso somos todos los católicos de la Arquidiócesis de Bogotá, y espe-cialmente los animadores de la evangelización. Entende-mos por “animadores de la evangelización” (antes llamados agentes de evangelización o de pastoral), a todas aquellas personas -ministros ordenados, miembros de la vida consa-grada y laicos- vinculadas a algún grupo pastoral o actividad apostólica, ya sea en la parroquia o en otro espacio de co-munión eclesial y que se sienten llamadas a ser testimonio de la presencia del Reino de Dios y a comunicar a otros la alegría de su encuentro con Jesucristo. Los animadores no son sólo los líderes de grupos o comunidades católicas, sino también las personas que participan activamente en ellos, como laicos comprometidos. Puesto que somos muchos, será necesario generar distintos procesos de participación en varios momentos, que como círculos concéntricos en el agua, se irán ampliando cada vez más durante estos tres años.

7.2 EL PROGRAMA DEL GRAN GIRO, SUS PROYECTOS Y ACTIVIDADES

71. Como se expresó en líneas anteriores, para alcanzar los objetivos de esta primera etapa, queremos concentrar la atención en el nuevo paradigma de evangelización, pro-piciando una sensibilización hacia el cambio de mentalidad y de actitud, que nos haga más capaces de generar con fi-delidad y creatividad nuevos procesos evangelizadores en el presente y hacia el futuro. Se ha diseñado por tanto un PROGRAMA DE SENSIBILIZACIÓN AL GRAN GIRO que

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57Arquidiócesis de Bogotá

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nos permita difundir este espíritu de conversión decididamente misione-ra que nos hemos propuesto, una comprensión renovada de lo que significa evangelizar en la Arquidió-cesis de Bogotá, de acuerdo con el paradigma y sus fundamentos, una apropiación personal y comunitaria de este nuevo estilo evangelizador y la motivación a una revisión crítica sobre nuestra práctica evangeliza-dora, que nos abra a una renovación de la misma, frente al nuevo contex-to que vivimos.

72. Y para llevar a cabo el progra-ma se han diseñado cuatro PRO-YECTOS, que son complementarios, pero no suponen necesariamente una secuencia a seguir, dadas las distintas posibilidades de puntos de partida que existen:

- El Proyecto DIFUSIÓN, que se propone dar a conocer el Plan E y el paradigma misionero y arquidioce-sano de evangelización

- El Proyecto COMPRENSIÓN, que busca el reconocimiento y entendi-miento de los fundamentos bíblicos, teológicos y pastorales del plan y de su paradigma

- El Proyecto ACOGIDA, cuyo pro-pósito es promover una acogida del plan y el paradigma con conciencia arquidiocesana

- El Proyecto REVISIÓN CRÍTICA que quiere impulsar una autoeva-luación sobre la vivencia de nuestra

condición misionera y sobre nues-tras prácticas evangelizadoras a la luz del plan y el paradigma, para generar una auténtica “conversión pastoral”.

73. A través de estos proyectos buscamos poner las bases que nos permitan más adelante desarrollar los procesos específicos de evange-lización que será necesario imple-mentar en cada área de la evangeli-zación: la familia, la juventud, la vida parroquial, la iniciación cristiana, el diálogo con la cultura, etc. y articular en los diferentes espacios eclesiales de la vida arquidiocesana: familias, pequeñas comunidades, parroquias, arciprestazgos, capellanías, etc.

74. Son proyectos que se comple-mentan entre sí, y cuyos objetivos generales podremos alcanzar en la medida en que logremos unas metas específicas, a través de la implementación de distintas AC-TIVIDADES que se han diseñado, y que en su conjunto nos llevarán a lo que nos hemos propuesto para esta primera etapa. Estas actividades se han organizado en dos grupos: unas básicas y otras complementarias. “Actividades básicas” son aquellas que se consideran fundamentales y necesarias para alcanzar el objetivo de la etapa, por ello, deben ser rea-lizadas por todos los animadores de la evangelización y por todos los de-más católicos, en la medida en que se vayan vinculando al proceso. “Ac-tividades complementarias” son

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59Arquidiócesis de Bogotá

PROGRAMA DE SENSIBILIZACIÓN AL GRAN GIRO

DIFUSIÓN DEL PLAN E

COMPRENSIÓN DEL PLAN E Y EL NUEVO

PARADIGMA MISIONERO DE EVANGELIZACIÓN

ACOGIDA DEL PLAN E Y DEL NUEVO PARADIGMA

MISIONERO DE EVANGELIZACIÓN

REVISIÓN CRÍTICA DE LA PRÁCTICA

EVANGELIZADORA ACTUAL

PROYECTOS OBJETIVOS

Asegurar que el mayor número posible de per-sonas de la Arquidiócesis de Bogotá conozcan la existencia y los acentos fundamentales del proceso de renovación de la evangelización que se quiere implementar a partir del Plan E

Ofrecer a los animadores de la evangelización experiencias de encuentro con Jesucristo y es-pacios de formación que les ayuden a profun-dizar en el espíritu y en los criterios de renova-ción propuestos por el Plan E y especialmente por el nuevo paradigma de evangelización.

Desarrollar espacios y experiencias que fa-vorezcan la acogida del espíritu del Plan E, el paradigma misionero y sus criterios, dentro de un sentido comunitario y de pertenencia a la Iglesia arquidiocesana.

Propiciar un espíritu de conversión personal y pastoral a partir de experiencias de autorrevi-sión de las prácticas evangelizadoras a la luz del paradigma y los doce criterios contenidos en el Plan E.

aquellas que también contribuyen al logro del objetivo, pero estarán orientadas a la participación abierta y masiva de los católicos y a la ambientación de todo el proceso en la vida arquidiocesana, o a metas específicas.

75. En los siguientes cuadros podremos identificar los pro-yectos, y sus respectivas actividades, básicas y complemen-tarias:

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60

No. ACTIVIDADES OBJETIVOS

Conteo de animadores

Contar, mediante una encuesta, los actuales anima-dores de la evangelización y conocer algunas de sus características, para tener un perfil inicial de la situa-ción de quienes son los primeros interlocutores y destinatarios de las actividades de la primera etapa del Plan E.

Promover un proceso de toma de consciencia de cada animador de la evangelización, y de cada expe-riencia comunitaria eclesial, que les permita revisar, analizar y conocer su punto de partida con respecto a los propósitos de renovación del Plan E y el Para-digma misionero de Evangelización, y así poder de-terminar las necesidades a trabajar y las actividades a desarrollar para alcanzar la meta de la Etapa del Gran Giro; esto, mediante un ejercicio de reflexión con base en un cuestionario.

Alimentar nuestro sentido de pertenencia a la Ar-quidiócesis de Bogotá celebrando de manera so-lemne y masiva la clausura del año de celebracio-nes por sus 450 años de presencia evangelizadora.

Promover, mediante experiencias de salida a la ciu-dad - municipios y visitas a instituciones sociales, el acercamiento a estas realidades con una mirada contemplativa, que permita el reconocimiento de los signos de la presencia de Dios y de sus planes en ellas, lleve a la valoración de la realidad urbano-ru-ral como lugar del encuentro con Jesucristo y a una mayor comprensión del significado de los compo-nentes del paradigma misionero de evangelización.

Promover un encuentro personal con Jesucristo, mediante un retiro espiritual, que permita a los ani-madores de la evangelización comprender el espí-ritu de renovación del Plan E, y profundizar en los dinamismos y el espíritu del paradigma misionero de evangelización: - salir, hacerse compañero de ca-mino y fermentar-.

Autodiagnóstico frente al

paradigma misionero de

evangelización

Participación en la Clausura del Jubileo

Encuentro con Jesucristo en la calle y en la acción

misericordiosa

Encuentro con Jesucristo en un Retiro

Espiritual

ACTIVIDADES BÁSICAS 2014-2016

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61Arquidiócesis de Bogotá

No. ACTIVIDADES OBJETIVOS

Promover un encuentro personal y comunitario con Jesucristo mediante un itinerario de oración, que lleve a los animadores a revisar y renovar la riqueza de su condición como discípulos misioneros del Se-ñor, guiados por su Espíritu, como fundamento para la comprensión y asimilación del espíritu de renova-ción del Plan E y del nuevo paradigma misionero de evangelización.

Promover que los animadores de la evangelización comprendan los fundamentos bíblicos, teológicos y pastorales del espíritu de renovación del Plan E, por medio de una propuesta metodológica que permita poner en juego los procesos de reflexión, análisis y diálogo.

Fomentar entre los animadores de la evangelización el espíritu de comunión y fraternidad, el reconoci-miento mutuo, y el sentido de pertenencia a la Igle-sia Arquidiocesana, por medio de encuentros entre los miembros de diferentes comunidades, grupos, servicios y estados de vida, para favorecer la acogida comunitaria del Plan E y su nuevo paradigma.

Promover en los animadores de la evangelización la conciencia de su pertenencia a la Iglesia arquidio-cesana, mediante el trabajo conjunto en una acción social, que sea expresión, dentro del proceso de im-plementación del Plan E, de la voluntad de la Iglesia arquidiocesana de trabajar por una sociedad mise-ricordiosa.

Promover una actitud de conversión pastoral, per-sonal y comunitaria, decididamente misionera, mediante la realización de una experiencia de au-toevaluación y de co-evaluación, que les permita, a los animadores de la evangelización, reconocer y valorar sus fortalezas, así como los aspectos por me-jorar, en la vivencia de su condición misionera y en el ejercicio de sus prácticas evangelizadoras, a la luz del nuevo paradigma misionero de evangelización.

Encuentro con Jesucristo en la

oración personal y comunitaria

Estudio básico de los fundamentos y

contenidos del Plan

Encuentro con los hermanos en la vida

eclesial

Una Acción Social Arquidiocesana

Realización de la revisión crítica sobre la propia condición

misionera

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62

Campeonato FUTSAL 450 AÑOS

Acto académico: Lanzamiento del

libro con ocasión de los 450 años de la

ArquidiócesisEstrategia de

comunicación (Medios virtuales,

audiovisuales y escritos)

Talleres sobre el ideal que nos une y

compromete y el problema focal

Talleres sobre los 7 giros del Gran Giro

Foro arquidiocesano: ¿Es posible encontrar

a Dios en las situa-ciones de pobreza

de la región capital? Claves de lectura de

nuestro Plan E

Conciertos, vigilias, adoración eucarística

Celebración Arquidiocesana del Día del Catequista

Difundir el espíritu de renovación que busca vi-vir la Arquidiócesis de Bogotá con su nuevo Plan de Evangelización, mediante la realización de un campeonato arquidiocesano de futsal para niños y niñas, que promueva la vivencia de los valores cris-tianos y el fortalecimiento de la unidad familiar y comunitaria a través del deporte.

Difundir la acción evangelizadora de la Arquidióce-sis de Bogotá, durante 450 años de historia, median-te la publicación de una compilación de artículos que dan a conocer la incidencia de la Iglesia en la construcción de la sociedad bogotana.Fortalecer los procesos comunicativos internos y externos de la Arquidiócesis de Bogotá mediante el diseño e implementación de una estrategia de co-municación para difundir los contenidos y proyec-tos del Plan de Evangelización.Ayudar a que los animadores de la evangelización comprendan la realidad eclesial de la Arquidiócesis para que asuman el ideal que nos une y nos compro-mete; mediante la participación en talleres didácticos.

Propiciar, mediante la participación en talleres di-dácticos, en los animadores de la evangelización una comprensión sobre las conversiones necesarias para entrar en el espíritu de renovación del Plan E.

Proponer una reflexión sobre las distintas situaciones de pobreza que existen en la región capital y los ca-minos para reconocer los signos de la presencia y de los planes de Dios en medio de ellas, que nos inter-pelan y comprometen a un trabajo conjunto por la construcción de una sociedad más misericordiosa y solidaria.

Promover en los animadores el Encuentro Personal con Jesucristo que facilite la comprensión del espí-ritu de renovación del Plan E, por medio de espacios comunitarios de oración y adoración.

Animar entre los catequistas de las parroquias y de otros espacios de vida eclesial el sentido de perte-nencia a la Iglesia Arquidiocesana, para asumir el espíritu de comunión y participación expresado en el Plan de Evangelización, mediante un encuentro arquidiocesano, festivo y fraterno, con ocasión del día del catequista.

No. ACTIVIDADES OBJETIVOS

ACTIVIDADES COMPLEMENTARIAS 2014

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63Arquidiócesis de Bogotá

Festival de Coros Musicales

Festival de Teatro Evangelizador

Ruta del Arte Sagrado

Foto Museo

Concurso de fotografía:

Dios en la ciudad

Formación en ciudadanía

Difundir, mediante la realización de un festival ar-quidiocesano de coros, el espíritu de renovación del Plan E con los animadores de la evangeliza-ción que sirven al Evangelio desde sus carismas y habilidades musicales y artísticas en los distintos espacios de la vida eclesial, para integrarlos en el proceso de evangelización de conjunto que se está implementando.

Difundir, mediante la realización de un festival arquidiocesano de teatro, el espíritu de renovación del Plan E con los animadores de la evangelización que sirven al Evangelio desde sus carismas y habili-dades teatrales y artísticas en los distintos espacios de la vida eclesial, para integrarlos en el proceso de evangelización de conjunto que se está imple-mentando.

Promover la memoria histórica y el sentido de per-tenencia a la Iglesia arquidiocesana, mediante un proyecto de pastoral del turismo religioso, que for-me en la valoración del patrimonio arquitectónico y artístico de nuestra Iglesia, particularmente en el centro histórico de la ciudad.

Difundir a través de material fotográfico itinerante signos de la presencia de Dios a lo largo de la historia, en el pasado y el presente de la ciudad.

Promover una mirada contemplativa sobre la vida cotidiana de la ciudad, de acuerdo con el nuevo pa-radigma de evangelización, mediante la realización de un concurso de fotografía, que capte en imáge-nes los signos, las huellas, de la presencia de Dios en la ciudad.

Promover la comprensión y la participación en el plan de evangelización, mediante un proceso de for-mación en los valores de la cultura ciudadana, que permitan, a todos los animadores y fieles cristianos en general, desarrollar la dimensión social de la vida cristiana y de la evangelización, y el cultivo de una espiritualidad que anime toda la actividad humana.

No. ACTIVIDADES OBJETIVOS

ACTIVIDADES COMPLEMENTARIAS 2015

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64

Serán definidas durante el 2015

Foros (Cristo, Iglesia, Misión)

Subsidios litúrgicos

Mes de la Virgen (may)

Curso Virtual sobre el Plan

Congreso de profundización bíblica

del Plan

Ofrecer a todos los animadores de la evangelización y otras personas interesadas, un espacio para pro-fundizar en los fundamentos cristológicos, eclesio-lógicos y misioneros del espíritu de renovación del Plan E.

Promover un espíritu de comunión arquidiocesana, mediante subsidios de animación litúrgica para las celebraciones dominicales y tiempos fuertes, que motiven a celebrar juntos la fe y el proceso de reno-vación que se vive con el Plan E.

Ofrecer un espacio de formación sistemática para los animadores de la evangelización, que los lleve a una comprensión profunda del Plan E, del paradig-ma de evangelización, de sus fundamentos bíblicos y teológicos, de su espiritualidad y de las actitudes y compromisos que es necesario desarrollar para su implementación.

Promover, en el contexto del culto y las devociones marianas, la acogida e imitación de la capacidad de la Virgen María para reconocer las huellas del Espí-ritu de Dios en los acontecimientos de la vida coti-diana y hacerse servidora de la obra de Dios, virtud fundamental para vivir el nuevo paradigma de evan-gelización.

Ofrecer un espacio de formación que permita, a to-dos los católicos interesados, profundizar en los fun-damentos bíblicos del Plan E y el nuevo paradigma misionero de evangelización.

No.

No.

ACTIVIDADES

ACTIVIDADES

OBJETIVOS

OBJETIVOS

ACTIVIDADES COMPLEMENTARIAS 2016

OTRAS ACTIVIDADES

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65Arquidiócesis de Bogotá

Semana por la Paz (sep)

Semana del Migrante (sep)

Solidaridad con los presos (sep)

Mes de la Biblia (oct)

Mes de las misiones (oct)

Adviento Navidad (diciembre)

Concientizar en la búsqueda y construcción de la paz a miembros del pueblo de Dios por medio de talleres de sensibilización con el tema Paz y Recon-ciliación, que fomenten la reflexión sobre la im-portancia del papel de la paz en la vida cotidiana y brinden pautas para ser mejores cristianos y ciuda-danos en medio de las situaciones de violencia que se viven en nuestra región-capital.

Sensibilizar a los miembros del pueblo de Dios so-bre la realidad de la población en situación de des-plazamiento forzado y migración para ser más cons-cientes de las implicaciones que esta situación trae consigo por medio de actividades asociadas en esta semana.

Hacernos sensibles y solidarios con las personas in-ternas en las cárceles de la ciudad, mediante una do-nación que permitirá entregarles elementos de aseo personal, como signo de la cercanía de la Iglesia con ellos y sus familias.

Promover la apropiación del primer criterio del Plan E: la primacía de la Palabra de Dios, en la vida cristiana y en la acción evangelizadora, de acuerdo con los sub-sidios diseñados por la Conferencia Episcopal.

Motivar a los fieles cristianos a vivir su condición misionera y a ser solidarios, con la oración y con la ofrenda económica, con quienes dedican su vida a la acción misionera ad gentes para llevar el Evange-lio a quienes no lo conocen o lo han olvidado.

Promover, mediante un subsidio, el crecimiento de la fe, del compromiso misionero de los fieles cristianos, y del sentido de pertenencia eclesial, por la participa-ción consciente y fructuosa en las celebraciones litúr-gicas y en las devociones del Adviento y la Navidad.

No. ACTIVIDADES OBJETIVOS

Una presentación más detallada de las actividades básicas la podemos en-contrar al final del documento en el Anexo No. 2 .

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66

7.3 LOS MOMENTOS QUE VAMOS A VIVIR

PRIMER MOMENTO

76. Primero vamos a realizar las actividades básicas con los presbíte-ros, diáconos permanentes y demás animadores de la evangelización que son líderes de las comunidades parroquiales, de las actividades en diversas áreas de la evangelización, de las comunidades de vida consa-grada y de los movimientos y aso-ciaciones. Este momento será desa-rrollado aproximadamente durante el 2014.

SEGUNDO MOMENTO

77. En segundo lugar, con la ayuda del primer grupo, realizaremos las actividades básicas con los demás animadores de la evangelización que participan en todos los espa-cios de la vida eclesial: es decir con quienes participan en las pequeñas comunidades, en los grupos parro-quiales, en los espacios de pastora-les específicas, en las actividades de las comunidades religiosas, de los movimientos y asociaciones. Este momento será desarrollado aproxi-madamente durante el 2015.

TERCER MOMENTO

78. En un tercer momento se hará una convocación a todos los demás católicos que quieran participar en el proceso, cercanos o lejanos, de tal manera que puedan tener una pri-

mera aproximación a esta experien-cia de renovación. Este momento será desarrollado aproximadamente durante el 2016.

7.4 LOS ORGANISMOS QUE NOS APOYARÁN EN LA ORGANIZACIÓN Y REALIZACIÓN

79. De acuerdo con los distintos espacios de la vida arquidiocesana existen organismos que nos apoya-rán en la realización de los proyectos y actividades.

A nivel del conjunto de la arqui-diócesis está la Vicaría de Evangeli-zación y sus distintos organismos: el Equipo permanente, los tres Centros Estratégicos (Comunión y Partici-pación, Anuncio, formación en la fe y diálogo; y Dimensión social de la Evangelización), el Observatorio de Evangelización, la Comisión Arqui-diocesana de Evangelización. Estos organismos serán los directos res-ponsables de la realización de las ac-tividades durante el primer momen-to y, con la ayuda de los primeros animadores, acompañarán las ac-tividades que se irán haciendo con los demás animadores en el contex-to vicarial, arciprestal, parroquial, y de pastorales específicas, con los movimientos y asociaciones y con los miembros de la vida consagrada, durante el segundo momento.

Este proceso nos permitirá más adelante conformar lo que serán los

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67Arquidiócesis de Bogotá

Equipos Vicariales, Arciprestales y Parroquiales de Anima-ción de la Evangelización, así como los que se consideren oportunos para acompañar los demás espacios de la vida ar-quidiocesana; los cuales serán fundamentales en la segunda etapa de nuestro plan.

8. Y ¿QUÉ HACER MIENTRAS LLEGA EL MOMENTO DE PARTICIPAR EN LAS ACTIVIDADES PROGRAMADAS?8.1 IMPREGNAR TODO LO QUE ESTAMOS HACIENDO, Y DEBEMOS HACER, DEL ESPÍRITU DEL NUEVO PARADIGMA

80. Mientras somos convocados a participar en las distin-tas actividades, estamos invitados a leer y profundizar en los tres dinamismos del paradigma de evangelización, para ir impregnando todo lo que estamos haciendo de este espíri-tu de revisión y renovación. El nuevo paradigma nos remite a actitudes de la persona misma de Jesús en su acción evan-gelizadora que debemos contemplar y apropiar; nos abre a la reflexión sobre nuestra identidad como católicos y la ma-nera como estamos hoy viviendo nuestra condición de dis-cípulos y misioneros de Jesús, poniéndonos en sintonía con las enseñanzas del Santo Padre Francisco. Los dinamismos además nos confrontan y abren a la creatividad en nuestras actividades apostólicas. Pensar la catequesis que estamos haciendo desde la actitud de salir, de hacernos compañeros de camino, de fermentar; pensar en el compromiso social que debemos animar desde las mismas actitudes. Como comunidad parroquial pensar en cómo ser una comunidad de salida, que sepa acompañar a todos para cuidar y anun-ciar, que sepa ser fermento del Reinado de Dios allí en me-

buscamos despertar esa

condición misionera

que hay en cada uno de

nosotros, esa alegría de

reconocernos discípulos

del Señor y enviados a compartir con otros

el don de la vida y de la

misericordia que hemos

recibido del Señor.

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dio del contexto en que viven y sus necesidades. Y aquellos que no tie-nen ningún compromiso aún, será la ocasión para pensar en cómo salir y reconocer lo que el Señor está espe-rando de sí mismos.

81. Este trabajo personal y comu-nitario es fundamental, pues el cam-bio que estamos buscando, el gran giro, no viene de afuera hacia aden-tro. No esperamos cambiar inmedia-tamente porque haya un documen-to que nos pide cambiar, o porque esperamos ciertas actividades que por sí mismas nos van a cambiar, sino que buscamos despertar, en primer lugar, esa condición misione-ra que hay en cada uno de nosotros, esa alegría de reconocernos discípu-los del Señor y enviados a compartir con otros el don de la vida y de la misericordia que hemos recibido del Señor. Movidos por esta renovada actitud, y acogiendo y viviendo las actividades básicas y complementa-rias de la primera etapa, esperamos ir generando poco a poco, como fruto de discernimientos específi-cos, los nuevos programas y pro-yectos en cada una de las áreas de la evangelización, los programas de renovación de la vida parroquial, los nuevos programas de catequesis de iniciación cristiana, los nuevos pro-gramas de evangelización de la fa-milia, de promoción de la cultura de la vida, etc. Es por esto necesario que tengamos paciencia con nosotros mismos, que continuemos realizan-

do todas las actividades pastorales de los distintos espacios de la vida eclesial como lo veníamos hacien-do, y tomemos las iniciativas que veamos necesarias, mientras vamos trabajando, con las actividades bási-cas y complementarias, durante esta primera etapa, en el cambio interno de nuestros criterios y actitudes; que nos permitan, dentro de este camino que hemos iniciado, ir replanteando, en el momento oportuno, esas mis-mas actividades e ir generando con una renovada mentalidad y creati-vidad, nuevos proyectos, lenguajes, métodos, actitudes evangelizado-res que respondan a los desafíos de nuestro contexto, y en un espíritu de conversión pastoral decididamente misionera.

82. No se trata por tanto de una espera pasiva, puesto que estare-mos en un trabajo desde distintos espacios: el ejercicio personal y co-munitario de apropiación de los dinamismos del plan en todas las actividades que ya se vienen hacien-do, el proceso formativo en el nuevo paradigma que se propone a través de las actividades básicas, el trabajo de ambientación y profundización que se propone a través de las ac-tividades complementarias en dis-tintos espacios; y además, el trabajo de discernimientos globales y espe-cíficos que se realizarán desde los organismos de la vicaría de evange-lización, para identificar, diseñar, ar-ticular y preparar la implementación

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69Arquidiócesis de Bogotá

de los programas desde los cuales se trabajará para alcanzar la meta de la segunda etapa: el nuevo rumbo; que según lo planeado iniciará en diciembre de 2016, pero que pode-mos comenzar a desarrollar en la medida del avance de dichos discer-nimientos y las prioridades que se establezcan.

8.2 ANIMARNOS LOS UNOS A LOS OTROS

83. Iniciar una nueva etapa en la vida de nuestra arquidiócesis pide además, de todos nosotros, cultivar una particular actitud de esperanza y fortaleza; puesto que los cambios no son fáciles, ya que exigen dejar la seguridad a la cual estamos acos-tumbrados, pasar por la incertidum-bre sobre el valor de lo que estába-mos haciendo y dar unos primeros pasos sin la suficiente confianza en el nuevo camino que recorremos.

84. También es necesario mante-ner una visión de conjunto y de fu-turo que permita hallarle sentido a los esfuerzos que estamos haciendo, aunque aún no veamos los cambios realizados; y que nos permita recor-dar que lo más importante es el pro-ceso que juntos vamos a ir haciendo, donde el pequeño aporte de cada uno irá permitiendo que avancemos hacia nuestros ideales.

85. Por esto, es necesario, que nos animemos los unos a los otros, que seamos apoyo y estímulo para que juntos avancemos, con la gracia de Dios, en nuestros propósitos y afron-temos las dificultades propias de un camino de cambio, acogiendo las palabras del autor de la carta a los Hebreos: “animémonos los unos a los otros mientras dura este hoy” (Hb 3,13).

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70

86. Como Iglesia Arquidiocesana queremos reconocer y agradecer la presencia, el patrocinio y la intercesión mater-nal de la Santísima Virgen María a lo largo de estos 450 años de nuestra historia como comunidad evangelizadora. Y hoy le pedimos a ella que siga intercediendo para que esta invi-tación a una nueva etapa evangelizadora, a un gran giro, sea acogida por toda la comunidad eclesial.50

87. Queremos además fijar nuestra atención en lo que la Virgen María nos enseña sobre el estilo de la evangelización, tal como nos lo recuerda el Papa Francisco; particularmente, su capacidad para «reconocer las huellas del Espíritu de Dios en los grandes acontecimientos y también en aquellos que parecen imperceptibles. Ella es contemplativa del misterio de Dios en el mundo, en la historia y en la vida cotidiana de cada uno y de todos. Es la mujer orante y trabajadora de Nazaret, y también es Nuestra Señora de la Prontitud, la que sale de su pueblo para auxiliar a los demás “sin demora” (Lc 1,39). Esta dinámica de justicia y ternura, de contemplar y caminar hacia los demás, es lo que hace de ella un modelo eclesial para la evangelización.»51

88. Invoquémosla, entonces, en todos nuestros proyec-tos para que Ella sea para nosotros un punto de referencia, fuente de inspiración y fortaleza ante los desafíos que debe-mos afrontar al buscar dar un giro hacia aquello que hemos reconocido como la voluntad de Dios para nuestra Iglesia. Hagamos de Ella la estrella de esta nueva etapa que hemos iniciado en la vida evangelizadora de nuestra Arquidiócesis.

María, estrella de la evangelización, ruega por nosotros.

9. MARÍA, ESTRELLA DE LA EVANGELIZACIÓN

50. Cf. S.S. Francisco, EG 287.51. S.S. Francisco, EG 288

Ella es contem-

plativa del misterio de

Dios en el mundo, en la historia

y en la vida cotidiana de

cada uno y de todos. Es la

mujer orante y trabajadora

de Nazaret, y también

es Nuestra Señora de la Prontitud... la que sale

de su pueblo para auxiliar a los demás

“sin demora”

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71Arquidiócesis de Bogotá

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ANEXO 1

SÍNTESIS DEL NUEVO PLAN DE EVANGELIZACIÓN DE LA ARQUIDIÓCESIS DE BOGOTÁ (PLAN E)

El Plan de Evangelización ha sido plasmado en el documento que fue pu-blicado en la Solemnidad de Pentecostés del 2013 y que invitamos a tener presente en todo momento. Pero como una ayuda para el proceso hemos querido hacer una síntesis de dicho documento, que presentamos a conti-nuación, como un anexo.

MIRADA SOBRE NUESTRO PRESENTE

Como fruto de las consultas realizadas pudimos reconocer que la situación actual de los católicos y de la evangelización en la Arquidiócesis de Bogotá está caracterizada por una débil adhesión al Señor Jesucristo que dificulta su interacción con el contexto actual de la sociedad, marcado particularmen-te por la transición sociocultural, el pluralismo y las desigualdades sociales y por esto se ha generado, sin desconocer múltiples y valiosos esfuerzos, un modo de ser Iglesia, de ser católicos y de evangelizar sin ímpetu misionero, que tiende a quedarse en la simple gestión de prácticas religiosas, con poca participación, que cae en el activismo individualista y se limita al asistencia-lismo. Hemos llegado así a una situación en la cual, a pesar de la cantidad de actividades evangelizadoras que se organizan y realizan seguimos marchan-do por caminos paralelos y no suficientemente convergentes con la vida, pre-ocupaciones, lenguajes o necesidades de la gente.

LO QUE HEMOS RECONOCIDO

El discernimiento realizado nos ha llevado a reconocer que debemos entrar en un proceso de conversión personal y pastoral que nos permita reavivar la condición misionera que tiene todo católico y la Iglesia Arquidiocesana en su conjunto y así relanzar nuestra tarea evangelizadora en medio de las circuns-tancias actuales de nuestra región capital. No es momento para lamentarnos de los cambios que vive la sociedad sino que es el momento para vivir inten-samente nuestra identidad como comunidad de discípulos misioneros del Señor Jesucristo, enviados a anunciar y servir a la presencia de la acción mi-sericordiosa de Dios en medio de nuestra ciudad y municipios, en medio de

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73Arquidiócesis de Bogotá

sus luces y de sus sombras, desarrollando la creatividad y la novedad perma-nente que el misterio del amor del Señor y de su Espíritu Santo nos concede.

Todo lo que venimos haciendo debe renovarse desde este espíritu de con-versión y todo lo que nos hace falta será necesario implementarlo, entrando así en una nueva etapa de la vida de nuestra arquidiócesis.

¿CÓMO LO VAMOS A HACER?

Para llevar a cabo esta conversión, esta renovación en la vida de nuestra ar-quidiócesis, hemos discernido y construido, con base en las consultas y bajo la luz de la Palabra de Dios y de las enseñanzas de la Iglesia, varios elementos que conforman un plan o un proyecto de vida para todos los católicos que integran el pueblo de Dios de la arquidiócesis. Estos elementos son: un ideal que nos une y compromete, unos objetivos de trabajo, unos criterios, un pa-radigma o estilo misionero de evangelización y un itinerario para recorrer. Todos estamos llamados entonces a conocer estos elementos, comprender-los, acogerlos y a ponernos en camino juntos de acuerdo con las distintas programaciones que se organizarán y de acuerdo con los distintos espacios de vida eclesial, para que lleguemos a tener un solo corazón y una sola alma, como una sola familia arquidiocesana evangelizadora que somos en medio de la región capital.

a) El ideal que nos une y compromete

Como ideal que buscamos alcanzar juntos y que hemos discernido como la voluntad de Dios para nuestra Arquidiócesis de Bogotá y nuestra ciudad región, soñamos con una Iglesia en la cual todos sus miembros vivamos, cul-tivemos y celebremos una intensa y profunda adhesión al Señor Jesucristo y a su Reino de misericordia, que nos haga ser alegres y coherentes discípu-los misioneros en medio de la región capital, y que, por tanto, nos haga vivir una auténtica vida de comunión entre nosotros y con todos, como verdadero pueblo de Dios, y nos impulse a asumir nuestra tarea evangelizadora, dóciles al Espíritu Santo, con ímpetu misionero, con actitud dialogante, profética y propositiva, en medio de la transición y pluralidad cultural que vivimos, y a participar, junto con otros, en la construcción de una sociedad misericordio-sa, es decir, justa, reconciliada, solidaria y que cuida de la creación. Soñamos por tanto con una Iglesia que por su actitud misericordiosa vive su condición de ser luz del mundo y sal de la tierra en medio de nuestra región capital.

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b) Unos objetivos que nos señalan el camino

Para alcanzar el ideal que nos hemos propuesto hay cuatro objetivos globa-les en los cuales reconocemos que debemos trabajar juntos:

1. En la renovación de nuestro modo de ser católicos para llegar a ser ver-daderos discípulos misioneros en las nuevas circunstancias que vivimos

2. En la renovación de nuestra vida comunitaria para llegar a ser una co-munidad alternativa por su vida de comunión y participación en medio de la sociedad

3. En la renovación de la presencia e incidencia de los católicos en me-dio de la ciudad región para ser un sacramento de salvación, fermento de transformación evangélica de la sociedad

4. En la renovación de la manera de entender y llevar a cabo la evangeli-zación para vivir más intensamente nuestra condición misionera y adap-tar (inculturar) nuestras prácticas evangelizadoras a los desafíos que nos plantea el contexto urbano y rural de la Arquidiócesis.

Y para poner en práctica esto, será necesario cumplir con un objetivo opera-tivo: que todos impulsemos procesos renovados de evangelización, origina-dos en el diálogo con las culturas y el discernimiento de la presencia salvífica de Dios en la región capital; de tal manera que nos lleven a vivir más intensa-mente nuestra relación con el Señor Jesucristo y, como discípulos misioneros, a participar en la vida de comunión, en la tarea de llevar el evangelio a todos los ambientes de la sociedad y a ser signo de esperanza por el compromiso en la realización del proyecto de Dios para esta región capital.

c) El nuevo paradigma misionero de evangelización que queremos asumir

La Arquidiócesis de Bogotá existe para evangelizar, es decir, para servir al reinado de la misericordia de Dios que está presente y actuante en medio de nuestra ciudad región, de sus luces y de sus sombras. Llevar a cabo esta misión en las actuales circunstancias de desigualdades sociales, pluralismo y transición sociocultural, nos exige, como comunidad de discípulos misio-neros, pensar y llevar a cabo nuestra acción evangelizadora desde tres di-namismos, necesarios y complementarios, que conforman un paradigma, un modelo, un estilo propio de evangelización.

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75Arquidiócesis de Bogotá

Estos dinamismos se han identificado a partir del discernimiento entre lo que hemos reconocido como nuestra situación actual y lo que hemos vis-to como el futuro que Dios quiere y espera de nosotros. Trabajar por asumir estos tres dinamismos, inspirados en el mismo Jesús, primer evangelizador, y que actúan como principios, criterios, actitudes, parámetros de interpreta-ción, nos conducirá hacia esa renovación que anhelamos y hacia el horizonte futuro que contemplamos como una promesa de Dios para nuestra Iglesia Arquidiocesana.

Estos tres dinamismos son: a) salir al encuentro de Dios que habita en la re-gión capital, b) hacernos compañeros de camino para testimoniar y anunciar el Evangelio, y c) ser fermento de la sociedad, desde la presencia del reino de Dios en la región capital, por la comunión y el servicio.

Todos los católicos estamos llamados a asumir estos tres dinamismos, que deben ser criterio para el desarrollo de la actividad evangelizadora en las di-ferentes áreas: la evangelización de la familia, de la infancia y la juventud, la formación en el ministerio ordenado y en la acción conjunta con la vida reli-giosa. Deben ser aplicados en el primer anuncio, en los procesos de iniciación cristiana, en la vida litúrgica, en el diálogo con las religiones, con la cultura, la educación y la comunicación social. Deben ser además asumidos en toda la dimensión social de la evangelización: en la promoción de la cultura de la vida y de la salud, en la evangelización del mundo político y económico, en la acción solidaria, en la búsqueda de la justicia, la paz y la reconciliación, así como en el trabajo con las víctimas del desplazamiento. Deben ser criterio para la vida y acción evangelizadora de las parroquias, de los movimientos y en todos los organismos de la vida arquidiocesana, como los arciprestazgos, las vicarías, las capellanías etc.

d) Los criterios que vamos a tener presentes en toda acción evangeli-zadora

Del paradigma se desprenden unos criterios que se convierten en nuestras reglas de juego fundamentales y que debemos tener siempre presentes:

1. Reconocer la Palabra de Dios como la fuente de nuestra acción evan-gelizadora;

2. Cultivar una lectura permanente de la realidad, el discernimiento e in-culturación urbana de la evangelización;

3. Entender el bautismo como discipulado misionero;

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4. Asumir como actitud permanente la conversión personal, comunitaria y pastoral decididamente misionera;

5. Promover la vida y espiritualidad de la comunión, desde la participa-ción activa y orgánica de todos;

6. Trabajar siempre en una “evangelización de conjunto”;

7. Aplicar siempre la pedagogía de Dios;

8. Tener presente la dimensión comunicativa de la evangelización y el uso de los medios de comunicación;

9. Tener presente la dimensión social de la evangelización en todo;

10. Asumir las consecuencias de la opción preferencial por los pobres en todas las áreas de la evangelización;

11. Hacernos presentes y desarrollar una evangelización en las nuevas te-rritorialidades que genera la urbe;

12. Buscar la implementación de nuevas estructuras de comunión y de servicio, consecuentes con el paradigma misionero de evangelización.

e) Las primeras etapas del camino

Poniendo la mirada en el ideal que nos une y compromete y en los objetivos que nos señalan el camino, nos proponemos entonces comenzar por un pri-mer itinerario de nueve años (diciembre de 2013 a diciembre de 2022), que se ha llamado: “De la pastoral de conservación a la evangelización misionera” y cuyo objetivo es: Promover en todos los católicos de la Arquidiócesis de Bogotá, un proceso de conversión personal y pastoral, decididamente misio-nera, por la apropiación y cultivo de la condición misionera propia de todo bautizado y del nuevo paradigma misionero de evangelización discernido y asumido por el Plan de Evangelización, de tal manera que se pongan las ba-ses para una renovación tanto de la vida de comunión y participación, como de los procesos de evangelización.

Este itinerario lo desarrollamos en tres etapas: el Gran Giro (2013-2016), el Nuevo Rumbo (2016-2019) y el Nuevo Ritmo (2019-2022).

Entendemos estos primeros nueve años como un tiempo para poner las ba-ses de una renovación de fondo de la vida evangelizadora de nuestra arqui-diócesis, que nos vaya haciendo cada día más capaces de plantear y desarro-

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77Arquidiócesis de Bogotá

llar una presencia y una acción eclesial que entren en diálogo evangelizador con la sociedad contemporánea en medio de sus transformaciones. No se trata entonces de detener nuestros compromisos actuales en espera de las nuevas tareas, que poco a poco se irán gestionando, sino en primer lugar de continuar nuestras actividades evangelizadoras pero dejándolas impregnar y enriquecer del nuevo espíritu, de los dinamismos del paradigma y articulán-dolas con todos los procesos que estamos viviendo, conformando una verda-dera red de evangelización.

Animémonos unos a otros en este tiempo presente y salgamos al encuentro del Señor Jesucristo que quiere renovarnos, por la fuerza de su Espíritu, y ha-cernos instrumentos eficaces de su amor misericordioso, germen y fermento de una nueva sociedad en nuestra región capital.

Page 80: El gran giro.pdf

78

¿QUIÉN COORDINA? Responsable

NOMBRE ACTIVIDAD

¿QUÉ? Descripción

actividad

¿PARA QUÉ?Objetivo

¿CÓMO? Metodología

¿CON QUIÉNES?

DESTINATARIOS- INTERLOCUTORES (Especificidad de

los interlocutores, alcance)

¿DÓNDE? Lugar

1.Conteo de AnimadoresObservatorio Arquidiocesano de Evangelización. Secretaria: Alejandra Martínez Tel. 3505511 Ext. 1102, [email protected] través de la aplicación de una encuesta en los diferen-tes espacios eclesiales de la Arquidiócesis y el análisis de la información obtenida se construirá un documento que dé cuenta de los animadores que están comprometidos en la evangelizaciónContar, mediante una encuesta, los actuales animadores de la evangelización y conocer algunas de sus características, para tener un perfil inicial de la situación de quienes son los primeros interlocutores y destinatarios de las actividades de la primera etapa del Plan E.Se realizó una investigación cuantitativa exploratoria y des-criptiva en el mayor número posible de espacios eclesiales de la Arquidiócesis, valiéndose de una encuesta que se di-fundió por redes sociales, correos electrónicos de laicos, co-munidades religiosas y movimientos y entre el presbiterio. Posteriormente, se adelantó un proceso de tabulación, cru-ce de variables y elaboración de gráficos que facilitaron el análisis de los datos y la elaboración de un documento de presentación de los resultados y análisis de la información.

En un primer momento de producción de la información y los datos, todos los animadores de la evangelización de la Arquidiócesis de Bogotá. Es decir, todas las personas laicas, consagradas y ministros ordenados que están involucrados en las acciones de evangelización de los espacios eclesiales a los que pertenecen. A ellos se les devolverá un informe eje-cutivo de los resultados.Durante la presentación de los resultados se dialogará con la Vicaría de Evangelización en general, las vicarías epis-copales territoriales, coordinadores arquidiocesanos y sus equipos, párrocos y capellanes.Feb-May: Recolección de informaciónMayo-Junio: Ajuste y organización de la base de datosJulio: Análisis de la informaciónAgosto: Elaboración del informe del conteoSeptiembre: Revisión y ajuste del informeOctubre: Socialización del informe

De acuerdo con la programación específica

ACTIVIDADES BÁSICASPROYECTO: PUNTOS DE PARTIDA

ANEXO 2

¿CUÁNDO?

CRONOGRAMA (Fechas de realización

de la actividad)

Page 81: El gran giro.pdf

79Arquidiócesis de Bogotá

NOMBRE ACTIVIDAD 2. Autodiagnóstico frente al paradigma misionero de evangelización

Equipo permanente de la Vicaría de evangelización - Se-cretaria Observatorio: Alejandra Martínez Tel. 3505511 Ext. 1102, [email protected]

Comprendiendo la heterogeneidad en el acercamiento y vivencia del paradigma misionero de evangelización, esta actividad ofrece un material que ayude a cada ani-mador de la evangelización a conocer su acercamiento, comprensión y vivencia del paradigma misionero con-tenido en el Plan E.

Promover un proceso de toma de consciencia de cada animador de la evangelización, y de cada experiencia comunitaria eclesial, que les permita revisar, analizar y conocer su punto de partida con respecto a los propósi-tos de renovación del Plan E y el paradigma misionero de evangelización, y así poder determinar las necesidades a trabajar y las actividades a desarrollar para alcanzar la meta de la Etapa del Gran Giro; esto, mediante un ejerci-cio de reflexión con base en un cuestionario.

Se invita a que cada animador, en un momento de ora-ción personal, reflexione y se pregunte acerca de las afir-maciones, contenidas en un formulario, que expresan diferentes niveles de aproximación (conocimiento, com-prensión, acogida) al paradigma misionero contenido en el Plan E. Ver formulario en el anexo 3.

Todos los animadores de la evangelización de la Arquidiócesis de Bogotá

Julio – Diciembre: Aplicación

De acuerdo con la programación específica

¿QUIÉN COORDINA? Responsable

¿QUÉ? Descripción

actividad

¿PARA QUÉ?Objetivo

¿CÓMO? Metodología

¿CON QUIÉNES?DESTINATARIOS-

INTERLOCUTORES (Especificidad de

los interlocutores, alcance)

¿DÓNDE? Lugar

¿CUÁNDO? CRONOGRAMA

(Fechas de realización de la actividad)

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80

NOMBRE ACTIVIDAD 3. Participación en la Clausura del Jubileo

Comisión Clausura del Año Jubilar.

Encuentro masivo de los católicos de la ciudad de Bo-gotá en la Plaza de Bolívar el lunes festivo 24 de marzo, para conmemorar los 450 años de la Arquidiócesis de Bogotá bajo el lema Testigos del Amor de Cristo.

Alimentar nuestro sentido de pertenencia a la Arquidió-cesis de Bogotá celebrando de manera solemne y masiva la clausura del año de celebraciones por sus 450 años de presencia evangelizadora.

La Arquidiócesis de Bogotá celebró la clausura del Jubileo bajo el lema: Testigos del Amor de Cristo.La clausura inició el sábado 22 de marzo como Testigos del Amor de Cristo que nos ama y reconcilia con Celebraciones Penitenciales, Eucaristía, Vigilia de Oración y Visita al Señor de Monserrate en la Catedral Primada de Colombia.El domingo 23 de marzo como Testigos del Amor de Cristo que nos convoca entorno a la Eucaristía, se celebraron Eu-caristías en la Catedral Primada y en las parroquias de la Arquidiocesis de Bogotá; Adoración al Santísimo y Visita al Señor de Monserrate en la Catedral.El lunes festivo 24 de marzo como Testigos del Amor de Cristo que nos envía a Evangelizar se celebró la Clausura del Año Jubilar en la Plaza de Bolívar, una celebración enrique-cida con manifestaciones artísticas musicales y teatrales, donde se resaltaron hechos significativos de la presencia de la Iglesia en la historia de la ciudad en el área social, cultural, educativa y de la salud; los colegios parroquiales, las asociaciones y movimientos de fieles participaron con una procesión que destacó las devociones marianas en la Arquidiócesis; y se finalizó con una Eucaristía Solemne en la Plaza de Bolívar, presidida por el Señor Cardenal Rubén Salazar, Arzobispo de Bogotá.

Todos los católicos de Bogotá.

Del 22 al 24 de marzo de 2014

Parroquias de la Arquidiócesis de Bogotá, Catedral Primada de Colombia y Plaza de Bolívar

ACTIVIDADES BÁSICASPROYECTO: DIFUNDIR

¿QUIÉN COORDINA? Responsable

¿QUÉ? Descripción

actividad

¿PARA QUÉ?Objetivo

¿CÓMO? Metodología

¿CON QUIÉNES?-Destinatarios- interlocutores

¿DÓNDE? Lugar

¿CUÁNDO? CRONOGRAMA

Page 83: El gran giro.pdf

81Arquidiócesis de Bogotá

ACTIVIDADES BÁSICASPROYECTO: COMPRENDER

NOMBRE ACTIVIDAD 4. Encuentro con Jesucristo en la calle y en la acción misericordiosa

Centro Estratégico de la Dimensión Social de la Evan-gelización. Olga Monroy. Tel. 3505511 ext. 1106, [email protected]

Arciprestes y Representantes Vicariales del Centro Es-tratégico de la Dimensión Social de la Evangelización:

Vicaria Territorial Inmaculada Concepción - Katerine Bo-nilla, [email protected]. Tel. 5704860 ext. 115.

Vicaria Territorial Cristo Sacerdote - Jenny Rodríguez, [email protected]. Tel. 6601537. Ext. 111 Vicaria Territorial San Pedro - Martha Morales, [email protected]. Tel. 5208223-5208224.

Vicaría Territorial Espíritu Santo - Ana Milena Aguilar, [email protected]. Tel. 2335100. Ext. 2. Vicaria Territorial San Pablo - Alejandra Cely, [email protected]. Tel. 7692206.

Vicaria Territorial San José - P. Luis Alfredo Castellanos. Tel. 2725330-2395778.

Mediante la participación en distintas experiencias de encuentro con realidades de la vida de la ciudad, particu-larmente en la calle y en instituciones de acción solidaria, generar una actitud contemplativa que permita identifi-car los signos y huellas de la presencia de Jesucristo en estos contextos y vivir una experiencia de encuentro con Él en ellos.

* Experiencia de “Recorridos urbanos”, cada parroquia, cada arciprestazgo y cada vicaría planteará los recorri-dos que vaya a realizar.* Experiencia de “Construcción de mapas”. Se elabora-rá y entregará una guía para construir el mapa a nivel parroquial. Cada parroquia deberá hacer entrega de su mapa en la Vicaría.* Experiencias de “Cine – foro” (Sugerencias de películas. La Primera Noche, La Estrategia del Caracol, Raíces de Piedra. Videos o películas preferiblemente de la ciudad de Bogotá).* Experiencia “Visita solidaria” o visita a Instituciones donde se visualice la acción solidaria

Experiencias:

¿QUIÉN COORDINA? Responsable

¿QUÉ? Descripción

actividad

Page 84: El gran giro.pdf

82

Promover, mediante experiencias de salida a la ciudad - municipios y visitas a instituciones sociales, el acerca-miento a estas realidades con una mirada contemplati-va, que permita el reconocimiento de los signos de la presencia de Dios y de sus planes en ellas, lleve a la va-loración de la realidad urbano-rural como lugar del en-cuentro con Jesucristo y a una mayor comprensión del significado de los componentes del paradigma misione-ro de evangelización.

Esta actividad se fundamenta sobre los dinamismos del Paradigma del Plan de Evangelización: la salida al encuen-tro de Jesucristo y el hacernos compañeros de camino, es por esto que se utilizarán experiencias para este encuentro. Cada experiencia sea parroquial, arciprestal o Vicarial darán el espacio para que este encuentro se dé y genere frutos de compromiso. Se difundirán a través de medios de comuni-cación masiva (radio, Tv y espacios virtuales)

Vicaria de Evangelización

Ministros Ordenados por Arciprestazgos

Animadores de Evangelización a nivel Vicarial, por Arciprestazgos, por parroquias, con apoyo de los Arci-prestes y para animadores de otras territorialidades.

A partir de septiembre de 2014

De acuerdo con la programación específica

¿PARA QUÉ?Objetivo

¿CÓMO? Metodología

¿DÓNDE? Lugar

¿CON QUIÉNES?DESTINATARIOS-

INTERLOCUTORES (Especificidad de

los interlocutores, alcance)

¿CUÁNDO? CRONOGRAMA

(Fechas de realización de la actividad)

Page 85: El gran giro.pdf

83Arquidiócesis de Bogotá

NOMBRE ACTIVIDAD 5. Encuentro con Jesucristo en un retiro espiritual

Centro Estratégico de Anuncio, Formación en la Fe y Diálogo con la Cultura. Zulma Castañeda Collazos - 3184180028 [email protected]

Son espacios de tiempo (más o menos largos) diseñados para el encuentro con el Señor, en un ambiente propicio para la oración, a partir de orientaciones iniciales ofre-cidas por una persona que ha vivido y se ha preparado para orientar la experiencia.

Promover un encuentro personal con Jesucristo, me-diante un retiro espiritual, que permita a los animado-res de la evangelización comprender el espíritu de re-novación del Plan E, y profundizar en los dinamismos y el espíritu del paradigma misionero de evangelización: - salir, hacerse compañero de camino y fermentar-.

Opción 1. Retiro espiritual de 2 días en silencio, con orientaciones para la oración personal desde el texto de los discípulos de Emaús. Esta actividad requiere dispo-nibilidad de fin de semana (sábado y domingo) pernoc-tando en la casa de retiros.

Opción 2. Jornadas de retiro de una mañana comple-ta cada mes, los días sábados durante 3 sábados, con orientaciones para la oración desde el texto de los dis-cípulos de Emaús

Opción 3. Jornadas por arciprestazgos.

Todos los animadores de la evangelización de la Arqui-diocesis de Bogotá que quieran acoger la invitación.

Opción1 (3 fechas disponibles): septiembre 13 y 14 / no-viembre 1 y 2 / noviembre 8 y 9Opción 2 (3 sábados): septiembre 6 / octubre 4 / no-viembre 8

Opción 3: De acuerdo a programación específica

Opción 1: Casa de Ejercicios Espirituales Emaús

Opción 2: Vicarías Episcopales Territoriales

Opción 3: De acuerdo a programación específica

¿QUIÉN COORDINA? Responsable

¿QUÉ? Descripción

actividad

¿PARA QUÉ?Objetivo

¿CÓMO? Metodología

¿DÓNDE? Lugar

¿CON QUIÉNES?DESTINATARIOS-

INTERLOCUTORES (Especificidad de

los interlocutores, alcance)

¿CUÁNDO? CRONOGRAMA

(Fechas de realización de la actividad)

Page 86: El gran giro.pdf

84

NOMBRE ACTIVIDAD 6. Encuentro con Jesucristo en la oración personal y comunitaria

Centro Estratégico de Anuncio, Formación en la Fe y Diálogo con la Cultura. P. Alfonso Rincón 2328524 Alexandra Guerrero - 3132443730 [email protected]

Se propone desarrollar un camino de 34 momentos de oración distribuidos en 6 etapas. Se sugiere que cada momento se viva en los encuentros periódicos de los diferentes grupos de pastoral de las parroquias y en los demás espacios de la vida eclesial de la Arquidiócesis o, quien así lo desee, de manera personal. Cada encuentro contiene uno o dos textos cortos del Evangelio, elegidos siguiendo el orden del ministerio del Señor en su vida pública, desde su bautismo hasta la misión final y el en-vío de los discípulos. Este itinerario, recorrido en su to-talidad, permitirá, en la compañía del Señor, conocerlo mejor y comprender el alcance y las consecuencias de ser discípulos misioneros.

Promover un encuentro personal y comunitario con Je-sucristo mediante un itinerario de oración, que lleve a los animadores a revisar y renovar la riqueza de su con-dición como discípulos misioneros del Señor, guiados por su Espíritu, como fundamento para la comprensión y asimilación del espíritu de renovación del Plan E y del nuevo paradigma misionero de evangelización.

El presente itinerario de oración está basado en el mé-todo de lectura orante de la Sagrada Escritura: la Lectio Divina, como práctica muy propia de la Iglesia, que ha permanecido invariable a través del tiempo, iluminando diferentes espiritualidades eclesiales. El itinerario se de-sarrolla en de 34 momentos de oración distribuidos en 6 etapas. Cada itinerario tiene una duración aprox de 25 minutos.

Todos los católicos de la Arquidiocesis de Bogotá que quieran acoger la invitación.

El itinerario será implementado a partir del mes de julio de 2014, y su duración y ejecución dependerá de la frecuen-cia de las reuniones que tenga el grupo que lo está llevan-do a cabo. Si es a nivel personal, dependerá de la frecuen-cia con que cada persona quiera realizar los encuentros de oración. Proponemos que sea mínimo semanal.

El sitio de encuentro de cada grupo o comunidad. El es-pacio de oración de cada persona individualmente.

¿QUIÉN COORDINA? Responsable

¿QUÉ? Descripción

actividad

¿PARA QUÉ?Objetivo

¿CÓMO? Metodología

¿DÓNDE? Lugar

¿CON QUIÉNES?-Destinatarios- interlocutores

¿CUÁNDO? CRONOGRAMA

(Fechas de realización de la actividad)

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85Arquidiócesis de Bogotá

NOMBRE ACTIVIDAD7. Estudio básico de los fundamentos y

contenidos del Plan E y del nuevo paradigma misionero

Centro Estratégico de Anuncio, Formación en la Fe y Diálogo con la Cultura Alexandra Guerrero - 3132443730 [email protected] / Jorge Galindo 320 841 05 27 [email protected]

Son jornadas formales de estudio y profundización, al-rededor de los temas básicos del Plan E y el Nuevo Para-digma de Evangelización.

Promover que los animadores de la evangelización comprendan los fundamentos bíblicos, teológicos y pastorales del espíritu de renovación del Plan E, por me-dio de una propuesta metodológica que permita poner en juego los procesos de reflexión, análisis y diálogo.

Sesiones presenciales de formación, con metodologías variadas (talleres, conferencias, seminarios, conversato-rios) organizadas, en un primer momento, por todos y para todos los miembros de la vicaría de evangelización.

Para el segundo momento se organizaran equipos que continúen llevando la formación a los demás inter-locutores.

Todos los animadores de la evangelización de la Arqui-diócesis de Bogotá.

A partir del mes de Septiembre de 2014

De acuerdo con la programación específica.

¿QUIÉN COORDINA? Responsable

¿QUÉ? Descripción

actividad

¿PARA QUÉ?Objetivo

¿CÓMO? Metodología

¿DÓNDE? Lugar

¿CON QUIÉNES? DESTINATARIOS-

INTERLOCUTORES (Especificidad de

los interlocutores, alcance)

¿CUÁNDO? CRONOGRAMA

(Fechas de realización de la actividad)

Page 88: El gran giro.pdf

86

NOMBRE ACTIVIDAD 8.Encuentro con los hermanos en la vida eclesial

Centro Estratégico de Comunión y Participación Luis Fernando Chisco-315 361 48 24 /300 486 05 58, [email protected]

Encuentros lúdicos entre integrantes de diferentes es-pacios de la vida eclesial en los que comparten sus ex-periencias de vida y de fe (por ejemplo catequistas, pas-toral juvenil y pastoral infantil, vida consagrada y entre unos y otros).

Fomentar entre los animadores de la evangelización el espíritu de comunión y fraternidad, el reconocimiento mutuo, y el sentido de pertenencia a la Iglesia Arquidio-cesana, por medio de encuentros entre los miembros de diferentes comunidades, grupos, servicios y estados de vida, para favorecer la acogida comunitaria del Plan E y su nuevo paradigma.

Mediante encuentros heterogéneos, convocados terri-torialmente, propiciar entre los animadores de diferen-tes grupos espacios lúdicos que ayuden a que se reco-nozcan como miembros de un mismo cuerpo, la Iglesia Arquidiocesana, y cómo todos están llamados a aportar en la transformación de la historia.

En primera instancia los animadores de la evangeliza-ción, fieles de las parroquias que hacen partes de los grupos; miembros de la vida consagrada -que más in-teractúan con la vida laical- e integrantes de los movi-mientos; en segunda instancia con los demás fieles que mantienen vínculo parroquial.

De acuerdo con la programación específica

Vicarial (Con los animadores de evangelización del pri-mer momento): Agosto.Arciprestal: Agosto a NoviembreOtras territorialidades: Septiembre a Noviembre.

ACTIVIDADES BÁSICASPROYECTO: ACOGER

¿QUIÉN COORDINA? Responsable

¿QUÉ? Descripción

actividad

¿PARA QUÉ?Objetivo

¿CÓMO? Metodología

¿DÓNDE? Lugar

¿CON QUIÉNES? DESTINATARIOS-

INTERLOCUTORES (Especificidad de

los interlocutores, alcance)

¿CUÁNDO? CRONOGRAMA

(Fechas de realización de la actividad)

Page 89: El gran giro.pdf

87Arquidiócesis de Bogotá

NOMBRE ACTIVIDAD 8A. Encuentros fraternos parroquiales: Ágapes

Centro Estratégico de Comunión y Participación Omar Olaya, 315 926 1645; 6601537, ext. 110; [email protected]

Como parte de la actividad de los encuentros fraternos, se busca promover, que en cada reunión de los grupos parroquiales se dé periódicamente un espacio para compartir un alimento y en ambiente fraterno expresar particulares experiencias de la propia vida de fe.

Promover entre los animadores de la evangelización el espíritu fraterno, por medio de la experiencia del com-partir los alimentos en los encuentros de los grupos pa-rroquiales, para favorecer el sentido de pertenencia a la comunidad parroquial y arquidiocesana.

Invitar a que los participantes de los grupos lleven cada uno algún ligero alimento para compartir con sus her-manos en un momento determinado del desarrollo de la respectiva reunión. En algunas ocasiones puede ser ofrecido por el párroco.

Los animadores de la evangelización que periódicamen-te se reúnen en espacios parroquiales para la ejecución de su servicio, o para recibir formación concerniente al mismo, o al Plan E.

En cada parroquia

Reuniones a partir del mes de julio 2014

¿QUIÉN COORDINA? Responsable

¿QUÉ? Descripción

actividad

¿PARA QUÉ?Objetivo

¿CÓMO? Metodología

¿DÓNDE? Lugar

¿CON QUIÉNES?DESTINATARIOS-

INTERLOCUTORES (Especificidad de

los interlocutores, alcance)

¿CUÁNDO? CRONOGRAMA

(Fechas de realización de la actividad)

Page 90: El gran giro.pdf

88

NOMBRE ACTIVIDAD 9. Una Acción Social Arquidiocesana

Centro Estratégico de Dimensión social de la Evan-gelización. / Olga Monroy. Tel. 3505511 ext. 1106, [email protected]

Viendo la necesidad de visibilizar las acciones sociales que realiza la Iglesia Católica, en especial, la Arquidioce-sana, se cree conveniente crear una Acción Social donde se aúnen esfuerzos, ideales y carismas en la atención al más necesitado, al más vulnerable.

Promover en los animadores de la evangelización la conciencia de su pertenencia a la Iglesia arquidiocesa-na, mediante el trabajo conjunto en una acción social, que sea expresión, dentro del proceso de implementa-ción del Plan E, de la voluntad de la Iglesia arquidiocesa-na de trabajar por una sociedad misericordiosa.

Viendo la necesidad de visibilizar las acciones sociales que realiza la Iglesia Católica, en especial, la Arquidioce-sana, se cree conveniente crear una Acción Social donde se unifiquen esfuerzos, ideales y carismas en la atención al más necesitado, al más vulnerable. Se hará con la colaboración de todas las parroquias de la Arquidiócesis de Bogotá, las comunidades religiosas y demás organizaciones o fundaciones implicadas dentro de la ejecución de la Acción Social.

Se realiza con todo el Pueblo de Dios: ministros ordena-dos, los animadores, los fieles, no solo de las parroquias sino de otras territorialidades.

¿QUIÉN COORDINA? Responsable

¿QUÉ? Descripción

actividad

¿PARA QUÉ?Objetivo

¿CÓMO? Metodología

¿CON QUIÉNES?DESTINATARIOS-

INTERLOCUTORES

De acuerdo con la programación específica

Junio de 2014 (Convocatoria), Octubre de 2014 (Presen-tación proyecto), Noviembre de 2014 a Diciembre de 2016 (Ejecución del proyecto)

¿DÓNDE? Lugar

¿CUÁNDO? CRONOGRAMA

(Fechas de realización de la actividad)

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89Arquidiócesis de Bogotá

ACTIVIDADES BÁSICASPROYECTO: REVISAR CRITICAMENTE

NOMBRE ACTIVIDAD 10. Realización de la revisión crítica sobre la propia condición misionera

Equipo permanente de la Vicaría de Evangelización. Secretaria: Jeny Contreras- 315 648 41 81

Mediante un subsidio, didácticamente elaborado, pro-poner a cada católico un ejercicio de autoevaluación de su propia vivencia bautismal y particularmente de la manera como está viviendo su condición misionera, a la luz del paradigma misionero de evangelización que hemos discernido para la Arquidiócesis, y otro subsidio para hacer una co-evaluación de la misma dentro del contexto del grupo parroquial o eclesial en el cual se encuentra.

Promover una actitud de conversión pastoral, personal y comunitaria, decididamente misionera, mediante la realización de una experiencia de autoevaluación y de co-evaluación, que les permita, a los animadores de la evangelización, reconocer y valorar sus fortalezas, así como los aspectos por mejorar, en la vivencia de su con-dición misionera y en el ejercicio de sus prácticas evan-gelizadoras, a la luz del nuevo paradigma misionero de evangelización.

La revisión crítica puede ser realizada de manera individual o colectiva (grupo de oración, parroquia, catequistas, comi-sión…) para valorar sus propias acciones evangelizadoras.Se invita a que los animadores que van a hacer la auto-revisión se aseguren de conocer, comprender y acoger el paradigma misionero de evangelización que queremos subsidio, se revisará la apropiación del paradigma a nivel personal.Paralelamente, habrá un equipo externo de animadores competentes y disponibles que, como co-evaluadores, acompañarán y retroalimentarán la revisión.

¿QUIÉN COORDINA? Responsable

¿QUÉ? Descripción

actividad

¿PARA QUÉ?Objetivo

¿CÓMO? Metodología

A todos los animadores que ya comprendan y acojan el nuevo paradigma de evangelización.

Según requerimientos de cada espacio eclesial

De acuerdo con la programación específica ¿DÓNDE? Lugar

¿CON QUIÉNES?DESTINATARIOS-

INTERLOCUTORES (Especificidad de

los interlocutores, alcance)

¿CUÁNDO? CRONOGRAMA

(Fechas de realización de la actividad)

Page 92: El gran giro.pdf

90

ANEXO 3AUTODIAGNÓSTICO FRENTE

AL PARADIGMA MISIONERO DE EVANGELIZACIÓN

El Autodiagnóstico es una de las actividades básicas de la etapa de sensibi-lización al Gran Giro de nuestro Plan E. Se trata de que, cada presbítero, laico o religioso, que quiera sumarse a este proceso, inicie valorando su aproxima-ción, conocimiento, comprensión y acogida del Plan E. Esperamos que este breve instrumento le permita a cada uno identificar en qué punto de partida se encuentra de cara a este camino que, como Arquidiócesis, estamos em-prendiendo.

Antes de diligenciar el formulario por favor lea cuidadosamente las siguien-tes líneas:

• En ambiente de oración pida la luz del Espíritu Santo para mirar y conocer su realidad frente al proceso de conocimiento, comprensión y acogida del Plan E.

• Lea cada una de las afirmaciones y responda de corazón, si cada afirmación está presente o no en su vivencia cotidiana como animador de la evangeliza-ción.

• Tenga presente que cuando usted marque o señale una frase, quiere decir que usted está viviendo lo que en ella se afirma; y cuando la deja en blanco, acepta con sinceridad que lo que allí se afirma no está presente o no es cierto en su caso.

Este formulario ha sido diseñado para que usted mismo realice un autoa-nálisis de su realidad frente al Plan E y su paradigma misionero de evangeli-zación, de manera que su participación en cada una de las actividades pro-puestas para la primera etapa, El Gran Giro, se ajuste a sus necesidades de conocimiento, comprensión y apropiación del Plan y el paradigma.

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91Arquidiócesis de Bogotá

¿CONOZCO EL PLAN E Y SU ESPÍRITU DE CONVERSIÓN PASTORAL?Percibo que la Iglesia Universal, en cabeza del Papa, está buscando un cambio.

Entiendo que el Plan E materializa, en la Arquidiócesis de Bogotá, la intención de cambio de la Iglesia en el mundo.

Creo que en la Arquidiócesis de Bogotá se hace todo lo que es po-sible para acompañar y responder al sufrimiento de las personas.

Identifico la necesidad de hacer un cambio en nuestro modo de evangelizar.

He leído sobre el Plan E.

Entiendo que, por las transformaciones sociales y culturales de la actualidad, se requiere hacer cambios en la manera de Evangelizar.

He realizado una lectura reflexiva de los contenidos del Plan E, con intención de estudiar y profundizar en ellos.

Entiendo que el Plan E es la respuesta de la Arquidiócesis de Bogotá al desafío de generar una nueva evangelización y de llevar a cabo la Misión Continental.

Conozco y entiendo el término “pastoral de conservación”.

Conozco y entiendo qué es una evangelización decididamente mi-sionera.

Conozco el nuevo paradigma misionero de la evangelización pro-puesto por el Plan E.

Confío en que Dios está suscitando los cambios que anhelamos.

Valoro con agradecimiento los grandes e importantes esfuerzos evangelizadores que ha hecho la Iglesia Católica en la región capital a lo largo de su historia.

Page 94: El gran giro.pdf

92

¿COMPRENDO EL PLAN E?Soy consciente de que las realidades sociales y culturales de la re-gión capital son distintas a las de hace unos años.

Identifico las bondades y beneficios que vendrían del cambio de un nuevo modo de evangelización.

Comprendo el Plan E como un instrumento para el proceso de reno-vación que se quiere vivir.

Reconozco la necesidad de un reencuentro personal con Jesucristo, en la vida concreta de la ciudad región, como camino para la reno-vación de nuestra acción evangelizadora.

Comprendo que nuestra identidad como cristianos es la vivencia del discipulado misionero.

Reconozco los signos de la obra de Dios en medio de las dificultades por las que pasa nuestra sociedad.

Entiendo la diferencia entre los tres dinamismos del paradigma mi-sionero de evangelización.

Reconozco los signos del reinado de Dios en la vida de las personas y comunidades con quienes trabajo.

Entiendo a lo que se refiere el paradigma con la invitación a “salir”.

Entiendo lo que significa “hacerme compañero de camino para anunciar y cuidar la obra de Dios”.

Entiendo qué es “fermentar la sociedad desde el Reinado de Dios”.

Reconozco que estoy llamado a aportar en el cambio hacia una evangelización más misionera.

Reconozco con esperanza la pertinencia de los dinamismos del pa-radigma para evangelizar en el momento actual.

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93Arquidiócesis de Bogotá

¿ACOJO EL PLAN E QUE ESTÁ ASUMIENDO LA IGLESIA ARQUIDIOCESANA?Cuido y cultivo mi cercanía a Jesucristo por medio de la práctica constante de la oración.

Cultivo una actitud de cercanía y cuidado de los demás.

Reconozco la necesidad urgente de una transformación en las prác-ticas evangelizadoras para responder a la misión del Señor en el mundo presente.

Identifico, por medio del discernimiento, el aporte que Dios espera de mí para colaborar en la obra que Él está haciendo en la ciudad región.

Estoy de acuerdo con la necesidad de una intensa adhesión a Jesu-cristo como se plantea en el ideal que nos une y nos compromete.

Comparto los objetivos y búsquedas de cambio y renovación que se encuentran plasmados en el Plan E.

Me siento animado a dar lo mejor de mí para aportar en la renova-ción de nuestra iglesia arquidiocesana.

Estoy de acuerdo con la “actitud de salida” como una condición in-dispensable para cumplir con la misión evangelizadora hoy.

Mis palabras y comentarios expresan esperanza en la renovación de la Iglesia.

Oro por la buena marcha de las acciones que hemos asumido para la conversión pastoral de la Arquidiócesis.

Me refiero a mi propio trabajo pastoral en relación con el proceso arquidiocesano.

He empezado a orientar las actividades que están bajo mi responsa-bilidad teniendo en cuenta el nuevo paradigma misionero de evan-gelización.

Page 96: El gran giro.pdf

94

He empezado a orientar las actividades que están bajo mi responsabili-dad con sentido de comunión arquidiocesana.

Me esfuerzo por cultivar la comunión con mis compañeros en la acción evangelizadora.

Destino parte de mi tiempo para seguir comprendiendo el espíritu de renovación que anima el Plan E.

Acojo el espíritu de renovación de la Arquidiócesis expresado en el Plan E como el querer de Dios para la ciudad región.

Acojo el Plan E porque estoy comprometido con nuestra iglesia arqui-diocesana.

En aquellos ítems que usted no marcó, se encuentran sus oportu-nidades de reflexionar y acercarse a las actividades que se han dise-ñado y construido para crecer juntos en esta primera etapa, El Gran Giro, que busca que todos nos sensibilicemos con el nuevo paradig-ma misionero de evangelización, e iniciemos una revisión de nuestras prácticas evangelizadoras, mediante el conocimiento, comprensión y acogida del plan E.

Se han creado varios espacios para mantener la comunicación entre todos, por eso podemos acudir a los siguientes lugares o teléfonos:

Curia Arquidiocesana, Oficina de la Vicaría de Evangelización:

Carrera 7 No. 10-20. Tel: 350 5511 ext. 1105

Páginas de internet:

www.planebogota.com

www.arquibogota.org.co

Direcciones de correos electrónicos:

[email protected]

[email protected]

Con ctados

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Cristo resucitado y glorioso es la fuente profunda de nuestra esperanza, y no nos faltará su ayuda para cumplir la misión que nos encomienda. Su resurrección no es algo del pasado; entraña una fuerza de vida que ha penetrado el mundo. Donde parece que todo ha muerto, por todas partes vuelven a aparecer los brotes de la resurrección. Es una fuerza imparable. Verdad que muchas veces parece que Dios no existiera: ve-mos injusticias, maldades, indiferencias y crueldades que no ceden. Pero también es cierto que en medio de la oscuridad siempre comienza a brotar algo nuevo, que tarde o temprano produce un fruto. En un campo arrasado vuelve a aparecer la vida, tozuda e invencible. Habrá muchas cosas negras, pero el bien siempre tiende a volver a brotar y a difundirse. Cada día en el mundo renace la belleza, que resucita transformada a tra-vés de las tormentas de la historia. Los valores tienden siempre a reapa-recer de nuevas maneras, y de hecho el ser humano ha renacido muchas veces de lo que parecía irreversible. Ésa es la fuerza de la resurrección y cada evangelizador es un instrumento de ese dinamismo… Creámosle al Evangelio que dice que el Reino de Dios ya está presente en el mundo, y está desarrollándose aquí y allá, de diversas maneras: como la semilla pequeña que puede llegar a convertirse en un gran árbol (cf. Mt 13,31-32), como el puñado de levadura, que fermenta una gran masa (cf. Mt 13,33), y como la buena semilla que crece en medio de la cizaña (cf. Mt 13,24-30), y siempre puede sorprendernos gratamente. Ahí está, viene otra vez, lucha por florecer de nuevo. La resurrección de Cristo provoca por todas partes gérmenes de ese mundo nuevo; y aunque se los corte, vuelven a surgir, porque la resurrección del Señor ya ha penetrado la trama oculta de esta historia, porque Jesús no ha resucitado en vano. ¡No nos quedemos al margen de esa marcha de la esperanza viva!

S.S. Francisco, EVANGELII GAUDIUM 276-278

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