echnical training in eruvian mining
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Juvenal Luque. La formación técnica minera en el Perú: 1779-1876
Nueva corónica 3 (Enero, 2014) ISSN 2306-1715, pp. 295-317
Escuela de Historia. Universidad Nacional Mayor de San Marcos
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LA FORMACIÓN TÉCNICA MINERA EN EL PERÚ: 1779-1876
Juvenal Luque Luque1
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Recibido: 02/12/2013
Aprobado: 21/12/2013
Resumen
El estudio muestra los entresijos por los que ha pasado la formación técnica minera en el Perú desde el
periodo colonial (1779) hasta 1876 cuando se funda la primera Escuela de Minas. Esta institución
fundamental en un país con larga tradición minera, se plasma aprovechando los recursos del guano, la
presencia de ingenieros extranjeros en el Perú y el deseo de potenciar la “redescubierta” minería hacia
mediados del siglo XIX. En el texto se muestran sus aportes al desarrollo económico y social peruano,
la formación del personal técnico profesional y auxiliar y las publicaciones que editó y que le dieran
nombradía internacional. También se presentan noticias importantes como su plana docente, cursos,
memorias o informes de campo de los estudiantes, etc.
Palabras clave: Perú, Formación técnica minera; Escuela de Ingenieros; Escuela de Beneficio de los
Metales; Siglos XVIII-XIX
TECHNICAL TRAINING IN PERUVIAN MINING: 1779-1876
Abstract
The study shows the intricacies of mining technical instruction in Peru since the colonial period (1779)
until 1876 when the first School of Mines was founded. This fundamental institution in a country with
a long mining tradition, finally appeared due to the resources from the export of guano, the presence of
foreign engineers in Peru and the desire to enhance the “rediscovered” mining by mid-nineteenth
century. The text shows its contributions to the economic and social development of Peru, the technical
training of professional and support staff, and its publications that gave international renown to the
School. The text also shows relevant information about teachers, courses, memories or field reports
of the students.
Palabras clave: Perú, Formación técnica minera; Escuela de Ingenieros; Escuela de Beneficio de los
Metales; Siglos XVIII-XIX 1 Historiador. Licenciado en Historia y magíster en Historia con mención en Historia Económica por la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Egresado del doctorado en Ciencias Sociales con mención en Historia de la
UNMSM. Ha sido profesor de Historia en la Universidad Nacional Federico Villarreal y actualmente es ocente en la
UNMSM. Ha realizado investigaciones en el Seminario de Historia Rural Andina (SHRA) de la UNMSM; en la
Sección Numismática del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP); en el Instituto Geológico Minero Metalúrgico
(INGEMMET), en el proyecto “El Perú Minero” a cargo del ingeniero Mario Samamé Boggio; en la Facultad de
Sistemas de la Universidad de Lima y actualmente es miembro investigador del Instituto de Investigaciones Histórico-
Sociales (IIHS) de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNMSM. Para sus investigaciones sobre la Historia
Económica ha utilizado la información recopilada de numerosos archivos, como el Archivo Histórico de la Escuela de
Ingenieros (Perú), el Archivo Nacional de Bolivia, el Archivo Histórico de la Casa Nacional de Moneda de Potosí, así
como archivos históricos peruanos. Ha ocupado el segundo lugar en el “Premio Nacional en Ciencias Sociales” (IIHS
de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNMSM, 2005). Ha participado como ponente en diversos congresos
internacionales de Historia Económica e Historia de la Minería. Ha publicado sobre temas de historia de la minería,
moneda, fiscalidad y salarios del periodo colonial y república temprana del Perú. Entre sus publicaciones destaca
Burocracia y remuneraciones. Salarios de la Caja Real de Lima en los siglos XVII y XVIII (Lima: Instituto de Estudios
Peruanos y Banco Central de Reserva del Perú, 2012).
Juvenal Luque. La formación técnica minera en el Perú: 1779-1876
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Introducción
Con este estudio se pretende mostrar las vicisitudes de la formación técnica minera en el Perú desde
fines del siglo XVIII hasta 1876 cuando se funda la primera Escuela de Minas2 de larga vida e impacto
positivo sobre el desarrollo económico y social peruano. En este dilatado periodo el Perú no contó con
una verdadera Escuela de Minas a pesar de ser la minería del oro y la plata una actividad importante.
Para la Escuela de Minas creada en 1876 el texto se basa fundamentalmente en los documentos del
«Archivo Histórico de la Escuela de Ingenieros» de Lima. Este fondo documental ofrece información
sobre diversos aspectos de la realidad minera e institucional3, como su plana docente, cursos dictados,
las memorias o informes de campo de los estudiantes, su biblioteca que comprende publicaciones
mineras: colecciones bibliográficas nacionales y extranjeras –producto en su mayor parte de canjes–,
oficinas metalúrgicas, asientos mineros, los servicios técnicos de la escuela a la corporación minera4,
etc.5.
Antecedentes
Aunque no tuvo una escuela de minas, el Perú en el periodo colonial no careció de hombres capaces de
dirigir empresas de minas y beneficiar los minerales, porque tenía en su territorio un conjunto de
hombres ilustrados en temas de mineralogía llegando a escribir interesantes tratados de minería a lo
que habría que agregar a los técnicos que vinieron de la metrópoli y los empíricos. En efecto, el
gobierno español tenía en el Perú bien organizado y legislado el ramo de minería y además dio apoyo a
la instrucción y difusión de las técnicas mineras, prestó sobre todo mucha atención a la protección a
esta actividad económica. La corona siempre consideró a la minería actividad “estratégica” acorde con
su política económica bullonista o metalista. Esta política se reflejó en la promoción de esta actividad a
través del trato preferencial en el ramo fiscal sobre todo para el oro, llegándose a pagar a fines del siglo
XVIII sólo el 3% por concepto de quinto y cobos (que porcentualmente significó una disminución del
orden del 85,84% del monto original que regía en el siglo XVI).
El antecedente colonial más importante de una escuela de minas data de 1779 cuando en Potosí se
funda una “Escuela teórico-práctica del beneficio de los metales” por Jorge Escobedo cuando es
nombrado por Carlos III como oidor de la audiencia de Charcas en 1776, considerada por Carmen
Salazar-Soler como la primera escuela de minas colonial. En las ordenanzas para la escuela se propuso
usar como texto básico el Arte de los metales de Álvaro Alonso Barba para adquirir los conocimientos
teóricos necesarios en los tres años de formación (Marzal y Bacigalupo, 2007: 236). En esta escuela es
donde los alumnos tenían que copiar diariamente unas 20 páginas del texto de Barba, lo que quizás fue
2 Esta Escuela a lo largo de su existencia recibió diversas denominaciones: Escuela Especial de Minas, Escuela de
Construcciones Civiles y de Minas, Escuela Especial de Ingenieros, Escuela de Ingenieros, Escuela de Minas y finalmente la
de Universidad Nacional de Ingeniería. 3 Este aspecto ha sido estudiado por López Soria (1981).
4 Entre los diversos servicios prestados a la comunidad minera estaba el de docimasia cuyos laboratorios se hallaban en
sus instalaciones de Lima-Cercado. 5 Pudimos acceder a este archivo gracias a la generosidad del ingeniero Mario Samamé Boggio autor de una obra
fundamental sobre la historia minera peruana El Perú minero. Sobre la importancia de esta colección la institución
editora (INGEMMET) ha escrito: «Es la más grande obra escrita sobre la minería en el Perú hasta la actualidad, está
constituida por 14 Tomos contenidos en 18 Volúmenes, que cubre temas desde la historia precolombina de la minería
hasta la década del 80 en que a la muerte del autor, gracias al apoyo del Ingeniero Alberto Benavides de la Quintana, se
logró concluir la edición de esta obra, poniendo al alcance de las generaciones presentes y futuras un cuantioso volumen
de conocimientos adecuadamente estructurados en forma temática, dedicados exclusivamente a la actividad minera
nacional. Más de 10.000 páginas de textos, gráficos e ilustraciones constituyen el contenido de la obra, parte de la cual
ha sido traducida al inglés, en los tomos de Historia, Letras y Artes, Geología, Yacimientos I, Yacimientos II y
Yacimientos III. Los tomos de la Bibliografía contienen 14.000 referencias bibliográficas compiladas por el Autor
durante toda su vida profesional, verdaderamente esta obra constituye una base de datos sobre la minería peruana que
vale tenerla en todas las empresas e instituciones relacionadas a las geociencias y a la minería en género». Gracias a las
gestiones de la doctora Ella Dunbar Temple pude participar en la culminación de los últimos tomos publicados de esta
colección antes de la muerte del autor.
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una razón para su desaparición6. Esta primera fundación también es noticiada por Luis Capoche (1959:
24) quien agrega que el gobernador Jorge Escobedo al fundar esta escuela, siendo su apertura oficial el
3 de febrero de 1779, pronunció un discurso de 24 páginas y promulgó sus ordenanzas en 17 páginas
debidamente aprobadas por la corona en 1780. El argumento que encontró el visitador y oidor para
fundarla fue el panorama desolador de la mina potosina en la segunda mitad del siglo XVIII
mencionado también por Pedro Vicente Cañete en su Código Carolino, publicado por Eduardo Martiré
(1974), y estar aguadas sus ricas minas y la gran ignorancia de quienes se dedican a esta actividad, por
lo que concluyó que era necesario una escuela para instruirlos para que fueran “fructuosos sus
trabajos”, sobre todo para la realidad potosina.
El siguiente antecedente se remonta a 1792 cuando el metalurgista alemán Nordenflych instala un
“Laboratorio químico-metalúrgico” en Lima sin mayor éxito por la oposición de los mineros peruanos
que juzgaron a la inmemorial amalgamación como mejor que la tecnología traída de España (barril de
Born). Trasladado a Lima, dedicó muchos esfuerzos para crear una “Escuela teórico-práctica de
mineralogía”. Este proyecto debía ser apoyado por los fondos del gremio de minería, pero su iniciativa
fue duramente combatida, después de sufrir los reproches del fracaso de su método en Potosí y la
pobreza de los mineros alegada por el Tribunal de Minería, y la oposición de las Diputaciones de
Minería, y otros actores (Maffei y Figueroa, 1871: 56).
Posteriormente, cabe citar el esfuerzo del naturalista arequipeño Mariano Eduardo de Rivero y
Ustáriz que en los comienzos de la vida independiente culmina con la creación de la “Escuela de
Minería” de Huánuco. Por decreto de 20 de febrero de 1828 se crea en la ciudad de Huánuco el
Colegio de Instrucción Científica, que Mariano Eduardo de Rivero lo transforma posteriormente en
Escuela Central de Minería, de fugaz e intrascendente vida como escuela. Era la primera ejecución
práctica de lo dispuesto en las ordenanzas de minería del siglo XVIII ilustrado. A pesar de esto, el
director Rivero y Ustáriz realiza una labor excepcionalmente valiosa, que se extiende por las
principales zonas mineras del país, y se prolonga por largos años, con un breve paréntesis de
permanencia en Chile entre los años 1835 y 1839. A su versación como investigador, reunió una
notable capacidad ejecutiva y sentido realista, que se tradujo en disposiciones prácticas que dictó
para restablecer la producción argentífera. Estudió las minas de los departamentos de Puno,
Huancavelica, y durante su gestión como prefecto de Junín, hace lo propio en Pasco y Huánuco.
En las primeras dos décadas del Perú independiente, las autoridades políticas tomaron una serie de
acciones más para recuperar la paralizada actividad minera, destruida por los avatares de la guerra
de independencia, que por la formación técnica como se puede ver en los párrafos que siguen. La
cuestión minera fue una de las principales preocupaciones. Según el historiador Jorge Basadre en
1821 se creó la Dirección General de Minería, que adquiere gran importancia en la época de Bolívar
–1825–, cuando asume la dirección Mariano Eduardo de Rivero y Ustáriz, que conocía el ramo
habiéndose especializado en Europa, y en 1822 había sido contratado por el gobierno de la Gran
Colombia, de este país se traslada al Perú. Esta preocupación de diversos gobiernos se traduce en
una serie de disposiciones –con marchas y contramarchas– cuyo norte fue el rescate de la minería.
Como parte de esta preocupación –durante la era bolivariana– se crean con fecha 1 de febrero de
1825, las Direcciones de Minería en las capitales de departamento y se ordena sacar a licitación las
minas abandonadas o anegadas.
El 5 de marzo de 1825 el congreso nacional aprueba una ley, que Bolívar y su ministro Unanue
promulgan el 9 de marzo, disponiendo que para el pago y liquidación de la deuda pública se aplique
6 Observación recogida de los comentarios de Carmen Salazar-Soler en la X Reunión de Historiadores de la Minería
Latinoamericana realizado en San Luis Potosí (México) entre el 4 al 6 noviembre de 2009 cuando comentó mi
ponencia.
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“toda clase de bienes, haciendas, minas, casas, imposiciones y cualesquiera otros movibles e
inamovibles que pertenezcan al Estado y de que pueda libremente disponer”. También se establece
preferencia a favor de los “acreedores que han contribuido con sus suplementos a la adquisición y
sostén de la independencia y libertad del país”. Como correlato de la ley el gobierno, por escritura
pública suscrita en Lima el 28 de setiembre de 1826, cede la mina de Amotape a José Antonio de
Quintana, en pago de 4.964 pesos que le adeudaba el erario nacional. Esta mina, conocida después
como “La Brea y Pariñas”, fue motivo de un largo litigio y agudos conflictos que perduraron por
más de 140 años, hasta su rescate por el Estado vía estatización en 1968.
Por otra ley del 2 de diciembre de 1829 se restablece en Lima una institución colonial llamada
Tribunal de Minería, que fuera creado en 1785 y suprimido en 1821. Vuelven a funcionar con él las
diputaciones territoriales en los asientos mineros, con facultades jurisdiccionales ajustadas a lo
dispuesto en la Constitución y las leyes.
Se dicta también otra importante disposición legal para reanimar la producción de oro y plata,
dictándose una ley, promulgada el 15 de diciembre de 1829, aboliendo los dos gravámenes que
afectaban la producción minera: diezmo y derecho de cobos7 sobre las pastas de plata, y el impuesto
del 3% sobre las de oro, con la idea de aumentar apreciablemente la producción de pastas de los
metales preciosos. Esta idea fue apoyada por el ministro de hacienda José de Larrea y Loredo a
pesar de su oposición inicial.
La cuestión minera inquieta igualmente al ministro de hacienda del presidente Gamarra, José María
de Pando, quien en 1830 escribió sus preocupaciones acerca de la deplorable situación de la
actividad minera lo siguiente:
La falta de capitales para emprender trabajos de alguna consideración en los asientos de minas; la
inercia en que yace aún entre nosotros el útil espíritu de asociación; la inevitable lentitud con que
consiguientemente caminan las costosas obras subterráneas emprendidas para verificar los desagües;
la insuficiencia de la única máquina a vapor que tenemos destinada a ese objeto; la escasez de
algunos necesarios artículos, producida por falta de acémilas de transporte; el mayor costo del
trabajo después de abolida la inhumana gabela de las mitas, acaso también algún rastro de
preocupaciones envejecidas que traen consigo oposiciones y disidencias harto perjudiciales (Basadre,
1961: 590)8.
Otra disposición igualmente importante es dada por el presidente Gamarra en 1832 disponiendo el
establecimiento en Cerro de Pasco de una casa de moneda y un banco de rescate con el propósito
final de reactivar la actividad minera proveyéndole del circulante necesario, disponiéndose como
fondos el impuesto de un real por marco y la utilidad que reportaría la empresa de desagüe de las
minas. El mismo año se ordenó la apertura de un banco de rescate en el Cuzco.
Durante el gobierno de la Confederación Perú-Boliviana, si bien se suprimió el Tribunal de Minería,
se prestó atención al desarrollo de las actividades mineras, con resultados positivos. Aparece
también una nueva preocupación que tiene que ver con la reactivación de la producción de azogue
7 El llamado derecho de cobos, subsistente durante todo el virreinato y hasta los inicios de la república, tuvo origen en
el privilegio concedido por el emperador Carlos V a favor de don Francisco de los Cobos, marqués de Camarasa, a
quien dio el título de fundidor, marcador y ensayador mayor del oro y plata de todas las Indias, con derecho a percibir el
1,5% sobre la producción de dichos metales de América, no obstante que todas las operaciones de ensaye, fundición y
marcación eran realizadas por los propios productores, resultando así que don Francisco de los Cobos percibía el
gravamen referido sin hacer ningún trabajo. Años más tarde, en 1552, el gravamen fue incorporado a las rentas de la
Corona, previa indemnización al referido Cobos por la merma en sus entradas. 8 Emilio Romero (2006), Pedro Emilio Dancuart (1906), Pedro Dávalos y Lissón (1926) también citan la Memoria de
Pando de 1830.
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que se había reducido notablemente, ofreciéndose un premio al que produjese más de 500 quintales.
En la misma época se organizó una compañía, con aporte fiscal, para explotar los socavones de
Huancavelica, y en esta ciudad se estableció también un banco de rescate y habilitación.
En la misma época de la Confederación se hizo un nuevo tipo de esfuerzo en pro de la minería. Se
trató de unificar en un solo cuerpo legal las múltiples y dispersas disposiciones relacionadas con la
minería, considerándose la necesidad de elaborar un código minero, iniciativa que por las
circunstancias políticas no se concretó. Paralelamente, se creó en Puno un colegio para proporcionar
educación técnica a los aspirantes al trabajo en las minas. Disuelta la Confederación, el Congreso
reunido en Huancayo en 1839, dicta una nueva Constitución, ésta incluyó entre sus artículos
disposiciones sobre los tribunales privativos de minería.
Los esfuerzos para reactivar la minería se realizan no sólo por el Estado, sino también por personas
naturales como el ingeniero británico Richard Trevithick quien, pese a todos sus infortunios y
decepciones, intentó en 1828 constituir una empresa para la explotación de las minas de Cerro de
Pasco, a la que tanto impulso diera con su bomba de vapor. Domingo de Olavegoya se interesa a su
vez por reactivar desde 1836 la mina de azogue de Huancavelica y para ello crea la Compañía
Metalúrgica en 1839, a la que siguieron la Sociedad Huancavelicana (1843), Flores y Compañía
(1846), y, con bastante posterioridad, Basadre y Compañía (1866).
Otros esfuerzos privados se hicieron para reactivar antiguas minas coloniales realizándose
centenares de excavaciones de miles de metros de longitud en Hualgayoc, Pasco, Huancavelica,
Puno; abiertas a golpe de “pico y de músculo”, para horadar la roca. La creación de la Escuela de
Minería en Huánuco estuvo orientada dentro de las preocupaciones anteriores.
Contexto de la fundación de la escuela de minas
Hacia mediados del siglo XIX era evidente la falta de una escuela técnica de minería que asumiera el
papel dirigente en este ramo, para potenciar la cada vez más redescubierta riqueza minera del Perú. No
sería sino cuatro décadas después de la independencia que se darían pasos firmes hacia la tecnificación
de la labor minera con la fundación de la Escuela de Ingenieros, Escuela de Capataces y
Contramaestres de Pasco, Puno y Ancash y los Cuerpos Técnicos estatales.
Previa a la creación de la Escuela de Ingenieros hubo un esfuerzo gubernamental por tecnificar el país.
Entre 1850 y 1855 migraron al Perú los primeros ingenieros europeos como Malinowski, Dupard y
Mimey. Posteriormente, en 1860 se crea el Cuerpo de Ingenieros del Estado, entidad que se suprime
seis años después dando lugar al Cuerpo de Ingenieros Civiles y Arquitectos del Estado, dividido en
cinco secciones, siendo una de ellas la de minas y manufacturas.
En la formación de este cuerpo también tuvo participación activa el ingeniero polaco E. J. de Habich9.
Este cuerpo dejó una singular publicación en dos volúmenes titulada Anales del Cuerpo de Ingenieros
del Perú, editado en 187410
, trabajo poco conocido e infrecuente en las bibliotecas limeñas.
Los años fundacionales de la escuela de minas
Los años fundacionales de la Escuela de Minas están bastante documentados gracias a la obra de José
Ignacio López Soria, quien ha dedicado varias estudios a esta institución y sus principales actores
(1981, 1987, 1998, 2003). Su obra principal de 1981 está basada fundamentalmente en los documentos
consultados en el archivo de la antigua Escuela de Ingenieros, que incluyó una muy meritoria labor de
ordenación preliminar de sus fondos. López Soria no sólo pudo terminar su referida historia, sino
9 Personaje también estudiado por López Soria (1998).
10 El lector interesado puede consultar esta publicación en la Biblioteca-hemeroteca de la Sociedad Geográfica de Lima.
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también un valioso estudio biográfico de Eduardo de Habich, el fundador y director vitalicio de la
escuela11
. Posterior a su labor otros autores, apoyados por la hoy Universidad Nacional de Ingeniería,
han continuado el proyecto para completar la historia de la institución (Cazorla, 1999; Rodríguez
Valencia, 1999). Antes de López Soria no existía una historia completa de esta institución salvo cortos
apuntes como el de Jorge Prialé y una recopilación documental de Pedro Abel Labarthe, además de
algunos documentos sueltos.
Logotipo de la UNI, sucesora de la Escuela de Minas.
Primera historia completa de la primera parte de la Escuela
Diversas son las leyes fundacionales que se le atribuyen a la Escuela de Ingenieros que datan de 1875.
Desde su fundación definitiva en 1876 a lo largo de sus primeras décadas de fecunda vida recibió
diversas denominaciones: Escuela Especial de Minas, Escuela de Construcciones Civiles y de Minas,
Escuela Especial de Ingenieros, Escuela de Ingenieros y la de Escuela de Minas. Las dos últimas
denominaciones son las más conocidas y frecuentes en la documentación. En la mentalidad de sus
creadores estuvo una escuela de minas de cuño europeo sin duda para convertirla en el motor
tecnológico que haría de la actividad minera la locomotora de la economía nacional. Nace ella como
correlato de la fugaz prosperidad del periodo del guano y cuando una conciencia coyuntural la
sustentaba, para insertar al Perú ventajosamente en la economía mundial. Este proceso modernizante
11
La labor precursora de López Soria no sólo radica en haber redescubierto y usado este material. Corre también a su
cargo de méritos el haber ubicado documentación primaria sobre la Escuela en los archivos polacos, nacionalidad del
Director y fundador de la Escuela de Ingenieros. Fruto de estas indagaciones es su obra sobre los polacos en el Perú
(1998).
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en la economía peruana fue destacado por Thorp y Bertram (1985), para quienes la minería era uno de
los motores de esa economía abierta. Económicamente se veía a la minería con una alta potencialidad
rentable reactivarla en los precisos momentos en que los precios de los minerales tenían buena
cotización en el mercado internacional.
En una junta consultiva formada para ver lo concerniente a la pretendida Escuela de Ingenieros
(reglamentos, cursos, etc.), se dio una discusión académica sobre el giro que debía darse a la escuela.
La postura polaca –capitaneada por los ingenieros Habich y Folkierski– fue juzgada de irrealizable,
por contener los avances de la ciencia europea, apta más bien para una facultad universitaria. Se
buscaba crear una escuela de corte práctico y utilitario. La propuesta Habich- Folkierski no podría
implementarse sobre todo por falta de recursos y profesores idóneos. Triunfó la posición peruana que
postuló una simple escuela técnica defendida por Manuel Atanasio Fuentes y Casimiro Ulloa, quienes
además sostuvieron “que el Perú no cuenta con los recursos ni con el profesorado idóneo para un
centro de enseñanza técnica tal y como lo proponían los ingenieros polacos” (Samamé, 1995: 576).
Fundación de la escuela
Aprobada su fundación en 1875 las áreas tecnológicas o secciones con la que nace la novísima
institución fueron dos: Minas y Construcciones Civiles. Esto quiere decir que la escuela debía formar
ingenieros de minas e ingenieros civiles sin rango universitario e indica también el porqué en un
principio se denominó a la institución Escuela de Construcciones Civiles y de Minas. Con el transcurrir
de los años, en la escuela se fueron creando nuevas áreas tecnológicas: el de peritos agrimensores de
minas en 1878, la sección de ingenieros industriales en 1901 y la de ingenieros electricistas en 1903. Al
ver la luz pública la escuela nació sin una sección principal denominada “preparatoria”, que debía
preparar a los aspirantes a ingenieros para ingresar a las secciones especiales sobre todo por oposición
de la Universidad de San Marcos.
La oposición sanmarquina provino de los doctores de la Universidad, apoyados en el argumento de que
se les restaría alumnos. Tampoco la universidad estaba dispuesta a reorganizar la Facultad de Ciencias
para convertirla en un Politécnico (Samamé, 1994). Por esta limitación puesta a la escuela sus primeros
alumnos provenían fundamentalmente de la Facultad de Ciencias de la Universidad. Cuando se supera
esta limitación, el acceso será más amplio. Los estudiantes secundarios en general podían ahora
postular para intentar ingresar a la Escuela. Una muestra de este esfuerzo son las solicitudes de
centenares de alumnos entre los que es fácil advertir a conocidas figuras peruanas como P. Abraham
Valdelomar, Federico Villarreal (esperantista), Carlos y Emilio Basadre, Jorge Basadre y Forero, etc.
La escuela inaugura solemnemente sus actividades académicas en la Casona de San Marcos el 23 de
julio de 1876 con la asistencia del presidente de la República, ministros, alumnos, profesores de la
universidad y público interesado. La plana docente con la que inicia su actividad académica la escuela
estaba integrada por los siguientes personajes: Francisco Wakulski12
, Ladislao Kruger, Eduardo
Brugada, Pedro Jacobo Blanc, José Sebastian Barranca y Francisco Paz Soldán. Posteriormente
aportarían sus esfuerzos personalidades de la talla de Federico Villarreal, Carlos Basadre, José J.
Bravo, Maurice du Chatenet, Etienne Delsol, Michel Fort, Carlos I. Lissón, Juan Bautista Martinet, etc.
Unos fueron contratados directamente en el extranjero y otros eran ex alumnos de la escuela, y un
tercer grupo de docentes provenían de la Universidad o habían hecho estudios en el extranjero.
12
Muchos de estos profesores ingenieros han merecido estudios de corte biográfico dentro de la Serie Biografías de
Ingenieros, Arquitectos y Científicos elaborados por José Ignacio López Soria (1998 y 1999), López Soria y Cazorla
(1999), Huamaní (1999), Seiner (2000), Rodríguez Valencia (2000) y Seminario y Gutiérrez (2001).
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Ley de 1875 creando la Escuela de Minas.
Fuente: Archivo Digital de la Legislación Peruana (en adelante, ADLP).
La vida interna de la escuela se regía por un Reglamento Orgánico de la Escuela Especial de
Construcciones Civiles y Minas, donde había disposiciones acerca de todos los aspectos relativos a la
vida de la escuela: gobierno, profesores, alumnos, exámenes, cursos, prácticas, excursiones, secciones,
etc.
Luego de dos años de la sección preparatoria, se iniciaban las secciones especiales post preparatorias,
en los que los estudios duraban tres años. Parte constitutiva del quehacer académico eran las prácticas
de los alumnos en los diversos asientos mineros y establecimientos metalúrgicos, cuya finalidad era
ponerlos en contacto con la realidad y comprobar la teoría aprendida en clases. Esta rutina práctica de
los alumnos de las secciones especiales se realizaba cada año y en cada uno de los cursos. Finalizada la
excursión práctica respectiva las memorias de las mismas eran dirigidas al Director de la Escuela para
su evaluación. Al concluir el tercer año de estudios en las secciones especiales todos los alumnos
redactaban un trabajo final denominado proyecto –hoy equivaldrían a las tesis–, para graduarse de
ingenieros. No era otra cosa que trabajos de carácter teórico e ideal que en las décadas de 1930 y 1940
pasarán a ser denominados tesis.
Todo el caudal de información recopilado in situ por los alumnos en las llamadas excursiones
científicas, además de la documentación administrativa generada por la escuela, es lo que ha venido en
constituirse en el Archivo Histórico de la Universidad Nacional de Ingeniería. A lo anterior cabe
agregar la nutrida hemeroteca de la misma escuela con publicaciones periódicas nacionales y
extranjeras obtenidas, las últimas, vía canje gracias al impacto académico adquirido por la escuela. La
extensión de este repositorio con documentación primaria es considerable si tomamos en cuenta que
cada alumno redactaba un informe anual por cada curso.
Los estudios en la sección especial de minas constaban de diez grandes temas distribuidos en 22
cursos, los que comprendían las diversas facetas del quehacer minero y temas afines: docimasia,
mineralogía, topografía, metalurgia, explotación de minas, tecnología, legislación de minas, geología,
etc.
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Un aspecto de las diversas disposiciones que se pueden destacar del Reglamento de la Escuela es la
creación de la referida sección preparatoria en 1878. En esta nueva sección ahora habían dos tipos de
alumnos: los admitidos por concurso y los asistentes libres. A este último grupo de alumnos la escuela
los ha venido tolerando desde su fundación en uno de los ambientes de la Casona de San Marcos.Los
alumnos en esta sección recibían una preparación especial que los habilitaba para recibir las clases de
los cursos de las secciones especiales. Se trataba con esto de suplir las deficiencias que los alumnos
secundarios tenían, convirtiéndose en barrera para seguir los estudios superiores.
Aportes de la Escuela de Minas a la sociedad
A lo largo de su amplia existencia, la escuela ha brindado innumerables servicios a la sociedad en
general y la corporación minera en particular, de las que cabe destacar tres.
1. Escuelas de capataces y contramaestres de minas
Sin duda, la fundamental fue la creación de la Escuela de Capataces y contramaestres. La fundación de
estas instituciones técnicas de mando medio fue encargada a la Escuela de Ingenieros y corresponde a
la historia de las escuelas técnicas en el Perú. La razón principal de su creación fue la falta de manos
auxiliares que colaboraran con el ingeniero de minas en sus actividades profesionales. Este personal
auxiliar debía tener formación técnica y no empírica. La ley fundacional de estas escuelas disponía que
los ingenieros adscritos a los centros mineros, en su calidad de ingenieros del Estado:
... tenían, desde la ley de minería de 1877, la obligación de dictar cursos prácticos de trabajos
subterráneos y fortificaciones de minas a fin de formar contramaestres de minas, debiendo sujetarse para
ello al plan que diseñaba la Escuela de Ingenieros. Una ley de 1879 sobre el mismo tema manda que el
gobierno establezca, luego de oír la propuesta del Consejo de Perfeccionamiento de la Escuela de
Ingenieros, escuelas de capataces y contramaestres de minas en los principales asientos minerales del
país. Estas escuelas quedarían bajo la dependencia directa de la Escuela de Ingenieros, cuyos profesores
de minas ejercerían la función de inspectores. La guerra del 79 postergó la puesta en práctica de esta
norma. En 1887, desocupado ya el territorio nacional por los invasores chilenos, pudo darse inicio a las
gestiones y preparativos para la creación de la primera escuela de este tipo en Cerro de Pasco. La ley de
creación es del 20 de junio de 1887. La ley de creación y el posterior reglamento establecen que la
Escuela de Capataces y Contramaestres de Minas de Cerro de Pasco se dedica a formar capataces,
contramaestres y empleados técnicos para la explotación de minas y beneficio de minerales. El jefe de
ella sería el ingeniero de minas adscrito al asiento de Cerro de Pasco. El nuevo establecimiento quedaba
bajo la dependencia de la Escuela de Ingenieros. El joven ingeniero Ismael C. Bueno fue el encargado
de organizar y dirigir la Escuela. Los estudios duraban tres años y comprendían aritmética, geometría,
idioma castellano, topografía, física, química, laboreo de minas, metalurgia y nociones de contabilidad.
La enseñanza debía ser esencialmente práctica ya que su objetivo principal era dar a los alumnos
destrezas en el uso práctico de los procedimientos que tendrían que aplicar en sus trabajos industriales.
Según el grado de aprovechamiento, los alumnos recibían al final el diploma de capataz o subcapataz. El
establecimiento estaba destinado a los empleados, los operarios y los hijos de éstos, pertenecientes a las
empresas mineras de la localidad (López Soria, 2002: 778).
Con la finalidad de cumplir con el mandato legal la Escuela de Ingenieros nombró sendas comisiones
que se encargarían de la creación de estas escuelas técnicas en los departamentos y zonas de Pasco,
Puno y Ancash, Huancavelica, Yauli y quizás en Otuzco. De estas escuelas se tiene bastante
documentado el funcionamiento sólo la de Pasco. Al parecer las de Puno, Ancash y Otuzco no
terminaron de organizarse definitivamente.
Los esfuerzos preliminares para la creación de la Escuela de Capataces y Contramaestres de Minas de
Pasco datan de 1877 y culminaron en 1889. En Pasco el único antecedente conocido fue una sociedad
Amantes del Progreso Químico-Metalúrgico, que contaba con el favor de la Diputación de Minería de
la misma localidad. Sus miembros extra laboralmente –fuera de sus horas de trabajo– se instruían en
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cuestiones mineras. Creada la Escuela se nombró como su primer director al ingeniero Ismael C.
Bueno, correspondiéndole organizarla en todos sus aspectos.
En lo fundamental las Escuelas de Capataces y Contramaestres de Minas debían cumplir, según
palabras del director de la Escuela de Ingenieros, con “(…) educar en los asientos minerales empleados
inferiores técnicos” para que auxiliaran a los ingenieros de minas en su labor. Con este paso se había
creado la “primera Escuela en Sudamérica” con estas características.
2. Publicaciones de la Escuela
La Escuela de Ingenieros no sólo formó ingenieros en las diversas especialidades. Le correspondió a
ella publicar y dirigir dos importantes publicaciones mineras que le han dado celebridad. Se trata de los
Anales y el Boletín de la Escuela, publicaciones que llegaron a diversas partes del mundo vía canje o
venta. Por estos medios difundió la riqueza de nuestros recursos mineros, situación que lo convierte en
fuentes invalorables para el estudio de la minería peruana de fines del siglo XIX y comienzos del siglo
XX.
Resolución Legislativa de 1892 autorizando al Poder Ejecutivo contratar en Europa los profesores
especialistas para la Escuela de Minas. Fuente: ADLP.
Entre 1876 y 1909 la Escuela editó periódicamente dos publicaciones bajo el título de Anales de
Construcciones Civiles y de Minas del Perú y Boletín de la Escuela de Construcciones Civiles y de
Minas, conocidos más por las genéricas denominaciones de Anales y Boletín. La primera de ellas sin
duda quiso emular a su homóloga francesa Anales de Puentes y Calzadas y el segundo se aproxima
más a los Anales de Minas que la escuela poseía en su biblioteca por la modalidad de canje. Habich fiel
a su formación europea pensó en estas dos publicaciones francesas para adaptarlas a la realidad del
Perú.
En los Anales pueden hallarse una serie de estudios técnicos debidos a los profesores y alumnos, que
sumados a las colaboraciones llegaron a constituir una verdadera publicación científico-tecnológica de
primerísima importancia. Una rápida mirada a los contenidos de los Anales puede mostrarnos que
como autores de los estudios aparecen personalidades de la nombradía de Antonio Raimondi, Pedro F.
Remy, Torrico y Meza, M. du Chatenet, Delsol, Pflucher y Rico, Michel Fort, etc. Agrupando los
trabajos por temas la preeminencia es absoluta de los mineros, siguiéndole en importancia trabajos
sobre el laboratorio de docimasia, construcciones en el antiguo Perú, legislación minera, etc.
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La primera noticia sobre la existencia del Boletín data de 1884, que según el prospecto debía tener una
periodicidad mensual o quincenal. La tendencia que siguió fue la misma que el de los Anales y el
nombre primigenio que se quiso darle fue Boletín de Obras públicas, de minas e industria del Perú. El
primer número vio la luz en 1885 y uno de los méritos del que más se jactaban sus editores era el haber
dado a publicidad las estadísticas mineras por primera vez. Oficialmente las estadísticas mineras recién
aparecen en el Perú en 1905 con la creación del Cuerpo de Ingenieros de Minas del Perú, en su
respectivo Boletín.
El primero de los tres tomos de bibliografía donde se recoge la producción presente en los Anales y el
Boletín de la Escuela de Minas
En sus páginas colaboraron personalidades que también lo hicieron en los Anales, a los que cabe añadir
a estudiosos como José Balta, F.C. Fuchs, F. Villarreal, J. Basadre, F. L. Lembeck, J.J. Bravo, etc. La
temática del Boletín tampoco se aparta de la de los Anales. Siguen predominando los temas mineros,
siguiéndole en importancia los de asuntos económicos y tecnología. Secundariamente en sus páginas
aparecen diversificadas muchos nuevos temas como geología, paleontología, arqueología, geodesia,
astronomía, hidráulica, geografía, etc. no presentes en los Anales.
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Decreto de 1892 restableciendo en la Escuela Especial de Constructores Civiles y de Minas
profesores principales y señalando sus dotaciones. Fuente: ADLP.
3. Laboratorio de docimasia
Muchos otros servicios prestó la Escuela a la sociedad como lo destaca el doctor López Soria en su
trabajo. Uno de ellos fue brindar al cuerpo minero los servicios de su laboratorio de docimasia (ensaye
de los minerales), donde se hacían los análisis cualitativos para determinar la fineza o ley de
determinada muestra mineral. La labor docimástica era realizada por los estudiantes de minas
matriculados en este curso bajo la dirección de su respectivo profesor. La modernidad del instrumental
del laboratorio lo justifica el hecho de haberse importado directamente de Europa –Francia– en 1878,
despachando el primer análisis al público en 1879. Este laboratorio fue parcialmente destruido durante
la guerra con Chile, y al reconstruirse el laboratorio reinicia sus labores docimásticas regulares en
1885. En el Archivo Histórico de la Escuela existen numerosos informes con los resultados de las
evaluaciones del laboratorio con indicación de la ley de las muestras minerales realizadas en sus
instalaciones.
Archivo histórico: informes y memorias13
Otro de los propósitos en este artículo es destacar los fondos documentales republicanos generados por
la Escuela de Ingenieros en lo relativo a minas. En los publicitados trabajos sobre minería republicana
es casi inexistente la mención de este archivo. Situación algo inexplicable, sobre todo si entre sus
papeles está descrita con visión positivista la realidad minera del Perú de fines del siglo XIX y
comienzos del XX. Conviene destacar aquí las vetas temáticas mineras que nos ofrece este novísimo
repositorio.
Como han merecido una ordenación preliminar sus fondos, éstos se hallan organizados por secciones o
especialidades: construcciones civiles, minas, industriales, etc. Por el tema que nos interesó en su
momento (minería)14
sólo revisamos los folios correspondientes a esta sección. Esta sola limitación no
impedirá, empero, mostrar la riqueza informativa de sus fondos. Tarde se advirtió que los alumnos de
las secciones no mineras también acudían a centros y establecimientos mineros para realizar sus
13
Información más amplia sobre este tema se ofrece en otro texto (Luque 2007). 14
Producto de esta exploración elaboramos un catálogo de todas memorias de minería hasta la década de 1930 que lo
conservamos mecanografiado.
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prácticas anuales, factor que amplía grandemente el panorama minero descrito desde la óptica no
minera.
La existencia de este archivo de la Escuela llegó a nuestro conocimiento cuando colaborábamos para la
publicación El Perú Minero a principios de la década de 1990. Parte de nuestro trabajo era recopilar
referencias bibliográficas y hemerográficas sobre minería en los diversos repositorios y bibliotecas de
Lima. Informados sobre la Escuela y su Archivo y, después de haber recorrido varios repositorios,
acudimos al actual local de la Universidad de Ingeniería en busca del ansiado archivo. Después de las
dudas y descoordinaciones preliminares nos fue permitido el acceso a sus fondos en el que laboramos
diariamente y durante más de cuatro meses gracias a la gestión del ex rector ingeniero Mario Samamé
Boggio. Inicialmente, sólo hallamos un grupo no ordenado de documentos sueltos conservados en
paquetes. Culminada la revisión de estos papeles recién hallamos en el local finalmente la sección de
los informes y memorias que buscábamos. Estos estaban ordenados cronológicamente en paquetes que
contenían varios informes cada uno. Normalmente toda documentación relativa a cada alumno estaba
en conjunto.
Era un ambiente nutrido de publicaciones antiguas, que supusimos sería la Biblioteca de la Escuela de
Ingenieros, por la presencia de muchos libros con códigos que así lo indicaban, ahí desarrollamos
nuestro grato trabajo. No pudimos controlar nuestra curiosidad de observar los libros de la biblioteca.
Ahí figuraban publicaciones periódicas y libros de la Escuela, nacionales y extranjeras en diversos
idiomas, que reclaman una urgente catalogación. Por la vastedad del fondo editorial observado
incluimos al final de este texto como muestra el inventario de publicaciones hemerográficas
especializadas que poseía la Escuela a comienzos del siglo XX.
Recibo en blanco de la contribución de minas que los mineros debían pagar según aprobación legal de
1877, firmado por los 2 funcionarios autorizados de la Escuela.
Fuente: Archivo Histórico de la Escuela de Ingenieros, sin catalogar.
Antes de reseñar la veta principal mencionemos los fondos «secundarios» de la Escuela que nos
permitirá comprender mejor la riqueza informativa del archivo. Estos grupos de documentos que
catalogamos de Varios comprenden lo siguiente:
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Comunicaciones diversas
Facturas diversas
Presupuesto y contabilidad
Libro de diplomados
Copiadores de cartas
Copiadores de oficios
Documentos relativos a los Anales
y Boletín
Documentos de la biblioteca
Libro de informes diversos
Terrenos y locales
Libros de recortes de periódicos15
Documentos y expedientes reservados
Libro de Resoluciones Supremas,
Superiores y Decretos
Alumnos matriculados
Inventarios
Solicitudes de alumnos
Solicitudes de ingreso
Cuadernos de lecciones de los cursos,
etc.
Parte integrante del archivo de la Escuela vienen a constituirse también las publicaciones periódicas
peruanas especializadas en temas mineros y afines que se publicaron a fines del siglo XIX y comienzos
del XX. Entre estas publicaciones, valiosas para el estudio de la minería, pueden mencionarse las
siguientes, muchas de ellas conservadas con números incompletos:
Boletín de Minas
Anales de Minas
El Economista Peruano publicado por J.M. Rodríguez
El Economista publicado por Federico Moreno
Ingeniería, órgano de la Asociación de Estudiantes de Ingeniería.
El Heraldo Minero, publicado en Yauli
El Minero Ilustrado, publicado en Pasco por Pedro Caballero y Lira.
La Minería, publicado en Yauli
Sobre el tema específico de la minería en este archivo se pueden hallar información abundante. Y una
muestra de esta riqueza informativa sobre minería es mostrar los aspectos generales del tema.
Empecemos señalando los asientos mineros, zonas petroleras, distritos mineros, departamentos
mineros, yacimientos, minas, etc. que es factible hallar en su fondo documental:
15
Estos tomos son muy interesantes porque los empleados recortaron de las publicaciones periódicas limeñas de la
época toda noticia relativa a la Escuela y se conservan empastados en varios tomos.
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Aguas Calientes
Angaraes
Arequipa
Ayacucho
Bolivia
Cajamarca
Cajatambo
Cañete
Casapalca
Cashapata
Caylloma
Cerro de Pasco
Choquelimpie (Tacna)
Collaracra, etc.
Colquijirca
Ecuador
El Vesubio
Goyllarisquizga
Hualgayoc
Huallanca
Huancavelica
Huantajaya
Huanuco
Huarochiri
Huayday
Huaylas (Ancash)
Junin
La Libertad
La Quinua
Lima
Llaray (Santiago de Chuco)
Palca (Ica)
Pallasca
Parac
Parinacochas
Pataz
Piura
Pomasi
Puma Grande
Puno
Punre (Celendin)
Recuay
San Antonio (Huarochiri)
San Mateo
Sayapullo
Tamboraque
Tarma
Tumbes
Yauli
Yauricocha
Zorritos
De los informes y memorias merecen destacarse los realizados en Ecuador y Bolivia. La Escuela no
sólo tuvo relación con sus homólogas europeas. Entabló la misma comunicación con sus similares de
Bolivia –Escuela de Minas de Oruro–. Probablemente esto haya permitido que dos alumnos de la de
Lima hayan podido viajar al Alto Perú para estudiar sus asientos mineros. Desconocemos las razones
del viaje al Ecuador aunque debe constar esta motivación en los respectivos informes. No era norma
que los alumnos hicieran sus prácticas en el extranjero. Fueron privilegiados los que así lo hicieron,
razón que invita a destacarlos con indicación de nombres, apellidos y tema de sus informes.
Al Ecuador fue un grupo de alumnos encabezados por Alberto Noriega Duclá en 1889. El informe que
sobre sus experiencias redactaron y presentaron al director de la Escuela toca sobre la descripción
general del país y obras relacionadas con la minería. Por otro lado dos fueron los alumnos en hacer sus
prácticas en Bolivia. Uno de ellos Juan C. Muñoz Reyes en 1894 y en su informe incluye noticias
relativas al Cerro Huayna Potosí, zona minera de Oruro, Pulacayo, etc. Adjunta un plano de esta última
mina. Los primeros en partir hacia Bolivia fueron los estudiantes Marco Aurelio Denegri y Jorge
Basadre Forero en 1890. Ellos presentaron un amplio informe sobre el mineral de Corocoro.
Las fechas límite de los informes y memorias comprenden el periodo 1878-1930. En este medio siglo
de fecunda vida académica el número de estos documentos pueden llegar fácilmente a los dos millares
si tomamos en cuenta que el número de cursos especiales podía oscilar entre 20 y 30 y cada alumno
redactaba un informe por curso. Este número puede muy bien triplicarse si a los informes de la sección
minas agregamos las de otras secciones como Construcciones Civiles, industriales, electricidad, etc.
Los informes y memorias no siempre fueron de carácter práctico descriptivo resultado de expediciones
vacacionales. En estos los encandilados alumnos, más los costeños o limeños, registraban con asombro
toda información de los sitios que visitaban, recogiendo hasta muestras minerales y tomando
fotografías o elaborando planos.
Dejando de lado a las memorias eminentemente prácticas, producto de “excursiones científicas”
anuales, un buen grupo de estos informes eran trabajos que fueron realizados en las instalaciones de la
Escuela, generalmente en el laboratorio de docimasia. Aquí sometían a prueba los conocimientos
teóricos recibidos en clase de sus profesores y oportunidad para teorizar. Una referencia a un grupo
limitado de títulos de estos informes caseros nos mostrará esta tendencia. Algo similar también ocurría
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con las prácticas en provincias. Cursos como los de electricidad eran ocasión para escribir un trabajo de
disertación teórica. No podían ser otra cosa los títulos de este tipo de trabajos como:
Transporte de fuerza eléctrica para uso minero
Análisis del cobre, estaño y plomo
Dosaje de la plata por vía seca y por métodos volumétricos
Reacciones de las sales de potasio
Tratamiento del cobre sulfurado hasta dejarlo en condiciones necesarias de ser tratado
Análisis cualitativo de una vía húmeda
Dorado del mercurio, análisis, ensayos y copelación
Determinar la composición centesimal y mineralógica de una muestra mineral, etc.
Otro grupo homogéneo de informes comprenden los llamados Proyectos finales que los alumnos
presentaban al finalizar sus estudios. No eran otra cosa que simulaciones teóricas de lo que el
respectivo tema elegido indicaba como:
Explotación de una mina
Construcción de una galería con la mayor rapidez posible
Construcción de un socavón con economía y seguridad
Preparación de una columna de minerales para explotación futura
Instalación de una oficina metalúrgica
Perforación de un pozo en terreno acuoso, etc.
Para un egresado universitario actual los proyectos anteriores del que estamos hablando no serían otra
cosa que las tesis de grado, por tanto sujetos a evaluaciones de aprobación. Este grupo de documentos
conjuntamente con los trabajos teóricos citados más arriba pueden bordear un 30% del total de
informes y memorias.
Otro tema interesante es mostrar una breve relación de los principales cursos conducentes a la
redacción de informes y memorias que nos indicará además qué tipo de preocupación vertió el alumno
en el papel. Estos cursos son sólo los relativos a la sección especial de minas y por lo tanto los
excursionistas eran exclusivamente los alumnos candidatos a ingenieros de minas. Los cursos que han
dado origen a los informes y memorias fueron:
1. Cristalografía 15. Economía industrial
2. Docimasia 16. Explotación de minas
3. Electricidad 17. Geología aplicada
4. Explotación de petróleo 18. Geología
5. Geología técnica 19. Máquinas eléctricas
6. Hidráulica 20. Metalurgia del cobre
7. Máquinas térmicas 21. Metalurgia general
8. Metalurgia especial 22. Micropetrología
9. Metalurgia 22. Mineralogía descriptiva
10. Mineralogía 23. Órganos y máquinas
11. Preparación mecánica de minerales 24. Tecnología general
12. Topografía subterránea 25. Topografía
13. Yacimientos metalíferos 26. Geología general
14. Cristalográfica
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Las excursiones científicas que realizaban los alumnos las hacían bajo la dirección de uno o dos
profesores. Las localidades elegidas eran las inmediaciones de Lima o fuera de ella. Se hacía de
acuerdo a lo estipulado en su reglamento que prescribía esto expresamente. Redactado las memorias e
informes pasaban los documentos al parecer de los profesores para su evaluación. Estas memorias
estaban acompañadas de fotografías, dibujos, ilustraciones, planos, flowseets valiosos, muestra gráfica
de la realidad minera que pasaba por los ojos de los estudiantes.
Otro aspecto medular que nos muestran estos documentos es la realidad metalúrgica del Perú de esa
época. En sus páginas desfilan decenas de oficinas metalúrgicas que merecen de los alumnos una
descripción histórica, técnica, de sus propietarios, etc. Al describirse estas instalaciones van
apareciendo los diversos procedimientos técnicos que se fueron usando, desfilan el personal
profesional, propietarios, producción, destino de éstas, etc. Estas oficinas metalúrgicas presentes en las
memorias de los alumnos son las que siguen:
Oficina metalúrgica de Casapalca
Concentradora de Samne
Concentradora de Sacracancha
Oficina de concentración y fundición de Shory
Fundición de La Oroya, Tinyahuarco o Smelter
Fundición de Hauraucaca
Oficina de Huacracocha
Fundición de San José (Huayllay)
Fundición de Huarón
Oficina de lixiviación de El Cármen (Haulgayoc)
Oficina La Gazuna
Oficina de concentración de Aguas Calientes
Oficina de Morococha
Oficina de Quiulacocha (Cerro de Pasco)
Oficina de concentración de minerales de la CPCC
Oficina de Francois (Huarón)
Oficina de concentración de Anticona
Oficina de Tamboraque
Oficina La Victoria
Oficina de lixiviación de Parac
Oficina de Callapampa (Yauli)
Oficina de concentración Glück Auf (Yauli)
Oficina de fundición plomosa de El Vesubio
Oficina de lixiviación de Ticapampa
Oficina de concentración de Challuacocha
Oficina de amalgamación aurífera de La Quinua
Etc.
De Escuela a Universidad
Por el gran desarrollo científico y tecnológico logrado por la Escuela el gobierno de M. A. Odría
decidió transformarlo en Universidad, pasándose a llamar desde 1955 Universidad Nacional de
Ingeniería (UNI), como base del primer Centro Superior Tecnológico del Perú. Fue creada por Ley Nº
12379 el 19 julio de 1955 y su historia se había iniciado como Escuela de Ingenieros Civiles y de
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Minas en el año 1876. Desde entonces hasta hoy han transcurrido más de 130 años formando los
mejores cuadros técnicos y científicos al servicio del país16
.
Ley por la que se transforma la Escuela de Minas en Universidad. Fuente: ADLP.
Con el continuo desarrollo de la institución universitaria se crearon con el tiempo estudios de postgrado
que se introducen en 1966, cuando se crea la Escuela de Graduados, donde se implementaron los
primeros programas de Maestrías en Ciencias, tales como: Ciencias Físicas, Mecánica Aplicada,
Ingeniería Química y otros. La UNI siempre se ha orientado hacia la formación de científicos en
ciencias básicas e ingenierías.
El texto legal que transforma la Escuela en Universidad por el Presidente Manuel A. Odría es como
sigue:
Articulo 1º Otórgase categoría y personería jurídica de Facultades, a los actuales Departamentos de
Especialidad, de la Escuela Nacional de Ingenieros.
Articulo 2º La Escuela Nacional de Ingenieros se regirá por lo dispuesto en la Sección Segunda, Titulo
II, Capítulos II, III, IV, V y VI de la Ley Orgánica de Educación Pública, siendo aplicables a la Escuela
y al Director, respectivamente, las disposiciones de esta ley que se refieren a la Universidad y al Rector.
Articulo 3º Deroganse todas las disposiciones legales que se opongan a la presente ley. Comuníquese al
Poder Ejecutivo para su promulgación. Casa del Congreso, en Lima, a los diecinueve días del mes de
julio de mil novecientos cincuenticinco (ADLP).
A manera de conclusión
Espero haber aportado alguna información de interés para los investigadores interesados en la historia
de la minería. Aunque el archivo que nos cobijó para elaborar este texto es de acceso restringido no
dudamos que las autoridades universitarias de la UNI permitirán su consulta a estudiantes o
investigadores que lo soliciten. No existe un catálogo de sus fondos lo cual podría impedir un cabal
16
Hacia el año 2009 formaba los siguientes profesionales: arquitectos; ingenieros ambientales, civiles, económicos,
metalúrgicos, electrónicos, industriales, de sistema, mecánicos, químicos, de minas, etc.
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manejo de estos fondos. Lo que se ha elaborado por el autor de esta ponencia –para la aludida
publicación El Perú Minero– no cumple las formalidades de un riguroso catálogo. Más bien se
aproxima a un modesto inventario selectivo. Invito a los interesados en cuestiones mineras a comunicar
la existencia de este archivo, la valía de sus fondos, aunque el archivo está aún en condición “semi
clandestino”. Geográficamente las memorias que hemos registrado en su gran mayoría se refieren a las
regiones de Cerro de Pasco, Casapalca, Morococha en un 70%, y en conjunto sólo a Cerro de Pasco
deben corresponderle un 40 a 50% del total. Este privilegio merecido por Pasco ha permitido que la
zona esté ampliamente descrita y estudiada.
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Nacional Mayor de San Marcos.
Samamé Boggio, Mario (1979, 1988, 1984 y 1994). El Perú minero. Lima: INGEMMET, tomos I
(Historia), XI (biografías), XIII (bibliografía) y VIII (sociedad).
Seiner, Lizardo (2000). Tizón y Bueno. Lima: Universidad Nacional de Ingeniería.
Seminario, Patricia y Ramón Gutiérrez (2001). Teodoro Elmore. Lima: Universidad Nacional de
Ingeniería.
Thorp, Rosemary y Bertram, Geoffrey (1985). Perú: 1890-1977: Crecimiento y políticas en una
economía abierta. Lima: Mosca Azul.
Juvenal Luque. La formación técnica minera en el Perú: 1779-1876
Nueva corónica 3 (Enero, 2014) ISSN 2306-1715, pp. 295-317
Escuela de Historia. Universidad Nacional Mayor de San Marcos
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Anexo
Publicaciones periódicas existentes en la biblioteca de la escuela de ingenieros17
Inserto a continuación una lista de las publicaciones periódicas y otros documentos en castellano
existentes hacia 1906 en la hemeroteca de la Escuela, a tenor de un inventario de esa fecha que se pudo
hallar. Según la referencia las publicaciones de este tipo que poseía la Escuela eran en diversos
idiomas: alemán, ruso, francés, portugués, italiano, castellano, etc. La razón de la inclusión de este
anexo en español es mostrar cómo la Escuela se preocupó por acopiar no solo materiales extranjeros,
sino también nacionales procedente de todo el territorio peruano donde existiesen publicaciones de este
tipo. Normalmente se editaron estas en zonas mineras. La lista de títulos que sigue es fruto de sólo 25
años de actividad y obtenidos por varios mecanismos como canje, compra, etc. El argumento de este
éxito no podía ser otra cosa que el prestigio que adquirió la Escuela apoyado en la calidad de sus
profesores (muchos europeos), sus alumnos y egresados bajo la dirección de Eduardo J. de Habich, su
director vitalicio. Además, conocer la existencia de estas publicaciones puede ayudar a los
investigadores en sus investigaciones18
.
TÍTULO DE LA PUBLICACIÓN AÑOS EXTREMOS
Boletín de la Sociedad Geográfica de Madrid 1891-1906
Unión Iberoamericana 1891-1903
Arquitectura y Construcción 1898-1900
Boletín de la Real Academia de Ciencias y Artes 1894-1900
Memorias de la Real Academia de Ciencias y Artes 1901-1903
Revista Tecnológica Industrial 1899-1905
Boletín Minero y Comercial 1899-1903
El Trabajo Nacional 1900-1902
El Ingeniero Español y la Gaceta Sudamericana 1896-1901
Gaceta Minera y Comercial 1902-1903
Anales de Obras Públicas 1876-1895
Industria Minera, Metalurgia y Mercantil 1896-1898
Revista de Obras Públicas 1869-1902
Revista Minera Metalúrgica 1884-1906
Industria e Inversiones 1889-1905
Revista de Obras Públicas y Minas 1870-1905
Anales del Instituto de Ingenieros de Chile 1890-1905
Boletín de la Sociedad Nacional de Minería de Chile 1883-1903
Anales de la Universidad de Chile 1862-1879
Anuario Hidrográfico de la Marina de Chile 1879-1905
Revista Forense Chilena 1885-1890
Boletín de la Sociedad de Fomento Fabril 1890-1906
Boletín del Ministerio de Industrias y Obras Públicas 1890-1895
Boletín de la Sociedad Nacional de Agricultura 1895-1901
El Pensamiento Latino 1900-1905
Anales de Ingeniería de Bogotá 1890-1905
El Agricultor 1894-1899
17
Estas publicaciones en castellano y las omitidas en otros idiomas –además de la biblioteca de la Escuela– hoy están
bajo la conservación de la UNI en su Biblioteca Central a la que se puede acceder con permiso especial. 18
Fruto de la labor exploratoria de los fondos del archivo hemos elaborado un registro detallado de todos los
documentos relativos a la minería peruana (memorias e informes) que comprende el periodo 1880-1930
aproximadamente, documento que conservamos mecanografiado.
Juvenal Luque. La formación técnica minera en el Perú: 1779-1876
Nueva corónica 3 (Enero, 2014) ISSN 2306-1715, pp. 295-317
Escuela de Historia. Universidad Nacional Mayor de San Marcos
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Boletín Industrial 1903
Anales de la Universidad Central 1900
Anales del Departamento de Ganadería y Agricultura 1898-1904
Anales del Museo Nacional de Montevideo 1896-1903
Anales de la Universidad de Montevideo 1892-1897
Anales de la Universidad de Ecuador 1890-1906
Boletín do Instituto Agronómico 1892-1899
Boletín da Agricultura 1900-1906
Boletín de Agricultura, Minería, etc. 1891-1900
Memorias de la Sociedad Científica «Antonio Alzate» 1887-1904
Revista Latinoamericana 1886-1891
Informes y documentos relativos a comercio 1885-1891
Boletín del Instituto Científico y Literario 1900-1904
Anales de la Asociación de Arquitectura e Ingenieros de
México
1886-1905
Anales del Ministerio de Fomento 1887-1898
El Minero Mejicano 1887-1903
Boletín de la Sociedad Geográfica y Estadística 1881-1899
Boletín del Instituto Geológico de México 1896-1906
Revista de Construcción y Agrimensura 1899-1905
Revista de Ferrocarriles 1899-1903
Boletín de Agricultura 1901-1905
Revista Judicial 1892-1903
Anales de la Sociedad Científica Argentina 1882-1905
Boletín del Instituto Geográfico Argentino 1882-1900
La Ingeniería 1897-1906
Boletín de la Unión Industrial Argentina 1895-1904
Boletín de la Academia de Ciencias en Córdova 1881-1899
Anales del Museo Nacional 1895-1905
Boletín de Obras Públicas 1900-1901
Primer Congreso Científico Latinoamericano 1898-1904
Revista de Agronomía y Veterinaria 1896-1905
El Derecho 1885-1904
El Economista 1895-1902
Informaciones y Memorias 1899-1904
Revista de Ciencias 1898-1900
Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima 1891-1905
Boletín de la Sociedad Nacional de Minería 1897-1905
Anales de Construcciones Civiles y de Minas 1880-1901
La Gaceta Científica 1885-1906
El Monitor Popular 1896-1898
Registro Oficial de Fomento 1896-1905
El Peruano 1870-1907
Anales de Obras Públicas 1889-1901
Padrón General de Minas 1879-1906
Estadística General de Aduanas 1897-1902
Memorias del Tribunal Mayor de Cuentas 1900-1905
Memorias del Ministerio de Hacienda y Comercio 1860-1905
Memorias del Ministerio de Instrucción, etc. 1874-1904
Juvenal Luque. La formación técnica minera en el Perú: 1779-1876
Nueva corónica 3 (Enero, 2014) ISSN 2306-1715, pp. 295-317
Escuela de Historia. Universidad Nacional Mayor de San Marcos
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Memorias del Ministerio de Relaciones Exteriores 1870-1903
Memorias del Ministerio de Fomento 1896-1905
Boletín de la Sociedad Nacional de Agricultura 1902-1905
Boletín del Ministerio de Fomento 1903-1905
Diario de Debates de la Cámara de Diputados 1878-1907