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Introduccin
Segn Rolando Carrasco1, tres han sido los aspectos bajo los cuales ha sido
analizada la Rhetorica Christiana de fray Diego de Valads en relacin con la
evangelizacin de la Nueva Espaa: el aspecto pictrico, el filolgico-lingstico y elmisionero-evangelizador, siendo este ltimo el tpico ms privilegiado, si bien la
cantidad de estudios avocados al estudio de la figura del fraile franciscano y su obra
siguen siendo escasos. Y an ms austeros son los anlisis lingsticos dedicados a la
obra valadesiana. En este sentido, la presente investigacin se inscribe en esta ltima
vertiente y abordar, en un primer momento y desde una perspectiva semiolingstica,
un fragmento escogido de la Rhetorica Christianade Valads para, en segundo lugar,
una vez descubiertos los mecanismos que generan el sentido en ese fragmento, insertar
el texto en su contexto histrico y cultural.2Surge as una primera cuestin: Cmo es que un fragmento de un texto (en ste
caso el correspondiente a la narracin) como la Rhetorica Christianade fray Diego de
Valads crea un sentido y por qu lo genera?, tal es la pregunta que motiva, en un
primer momento, el presente trabajo; De que manera se debe entender este sentido
creado por el fragmento de texto en funcin a un contexto histrico y cultural
determinado? es la segunda cuestin que esta investigacin ha de resolver.
La respuesta a la primera interrogante nos lleva, invariablemente, por los
senderos de la lingstica y ms especficamente, por los recovecos de la semitica
narrativa; responder pues al cmo debe ir guiado por un anlisis narrativo.3 La
contestacin al de qu manera estar apuntando en direccin a los meandros de la
etnohistoria entendida como disciplina histrico-antropolgica.
Por lo anterior, el presente trabajo integrar dos aspectos, el primero
corresponder a la bsqueda del sentido en el fragmento elegido de la Rhetorica
Christiana de fray Diego de Valads (por qu, cmo es que un texto como laRhetorica
1Rolando Carrasco M. El exemplum como estrategia persuasiva en la Rethorica Christiana(1579) defray Diego de Valads en Anales del Instituto de Investigaciones Estticas. Mxico: UNAM-IIE, nm.77, 2000, p. 37.2Ibidem.3El cual es, en el fondo, un anlisis estructural. Este tipo de anlisis aspira a convertirse en una gramticadel discurso(entendiendo discursocomo todo texto que sobrepase en extensin a la oracin gramaticalsimple) la cual, en muchas ocasiones, no se encuentra explicitada de manera conciente. Por lo anterior sepropone que, si hay gramtica, es decir, si hay reglasen un relato, entonces existe un sentido.
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permite la existencia de un sentido?)4En el entendido de que sta bsqueda tendr como
premisas, primero, el considerar al texto como un mecanismo complejo, una estructura
que es una entidad autnoma formada por relaciones internas constituidas jerrquica y
solidarias entre s5 y, segundo, que todo relato se mantiene sobre una o varias
oposiciones binarias fundamentales6
, que son las que lo estructuran y que son, en fin, elresorte ltimo del texto, el cual dinamiza a los mecanismos restantes.7
Una vez encontrado ese cmo y ese por qu, me concentrar en confrontar
el fragmento elegido con su contexto histrico y cultural, es decir, frente a la
comunidad; juntos, texto y comunidad, forman lo que para Alain Blancy son los
significantes que permiten aproximarnos y entender el significado del texto8: Cmo
comprender la relacin existente entre el o los sentidos creados por el texto y un
contexto histrico-cultural determinado? Por todo lo anterior es que he elegido como
modelo de anlisis a la Semitica Narrativa propuesta por Algirdas Julien Greimas,modelo que, entre otros beneficios, ofrece la ventaja de ser operativo para los fines
planteados en el presente trabajo.
Cabe aclarar que, en una primera instancia, averiguar el sentido en el fragmento
elegido de la Rhetorica de Valads, no ser preguntarse por los sentidos posibles,
tampoco interesar el autor o la poca en la que este texto fue elaborado, dado que se
admite en primer lugar, como postulado fundamental, la universalidad del espritu
humano en cuanto a su funcionamiento, es decir, independientemente de la poca, la
cultura o la ideologa, el espritu humano acude siempre a la misma lgica; en segundo
lugar, tal lgica es binaria, luego entonces se establece que la lgica humana opera
siempre mediante la oposicin. El sentido existe, pues, slo en la diferencia.9
4Detectar el sentido: se es el primer objetivo de este ensayo, para ello se ha elegido el apartado tituladoPars quinta, De narratione eiusque divisione. (Parte quinta, De la narracin y sus divisiones),correspondiente al captulo III, pp. 231-232 de la ya citada obra de Valads.
5 Algirdas Julien Greimas y J. Courts. Semitica. Diccionario razonado de la Teora del Lenguaje.Madrid: Gredos, 1990 [1979] (Coleccin Biblioteca Romnica Hispnica, nm. 10), p. 158.6 Jacques Fontanille menciona dos tipos de estructuras binarias: oposicones entre contradictorios oprivativas, y las oposiciones entre contrarios, sin ignorar, por supuesto, el problema del valor genrico (ode cambio de jerarqua) de las oposiciones privativas. (Cfr. Jacques Fontanille. Semitica del discurso.Per: FCE-Universidad de Lima, 2001 [1998], p. 49). Vase tambin: Nicole Everaert-Desmedt.Smiotique du rcit. Mthode et applications. Belgium : Cabay, 1984 [1981].7 Equipo Cahiers evangile. Iniciacin en el Anlisis Estructural (3. Edic.). Navarra: Verbo Divino,1982, p. 6.8Ibidem.p. 16.9Equipo Cahiers evangile. op. cit.p. 6.
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Por otro lado, confrontar al texto con su contexto permitir a la presente
investigacin adherirse a la reflexin sobre la construccin de la idea del otro10en el
siglo XVI; reflexin que tuvo como uno de sus primeros iniciadores a don Edmundo
OGorman en su ya clebre libro La invencin de Amrica11.Texto que mostr cmo
Occidente invent la idea de Amrica como un conjunto de elementos coherentesdentro de una lgica medieval en transicin hacia el llamado Renacimiento: categoras
de lo otro sustentadas en el andamiaje escolstico que aquellos europeos heredaron de
la Edad Media, o, como dijo alguna vez Peter Burke: Carlomagno no ha muerto: est
vivo en Latinoamrica12
Fue de esta manera como la filosofa, la epistemologa, la teologa y el estudio
de las lenguas (entre otras) entraron en accin en el campo de la configuracin de la
otredad con la finalidad de innovar, inventar esquemas eficaces capaces de dar cuenta
de aquellos cuyo nombre hasta ese entonces era desconocido: los indios.As, el presente trabajo se suma a la reflexin sobre sa construccin occidental
de la utopa franciscana en el Nuevo Mundo a travs de la educacin, la lingstica y la
teora narratolgica13plasmada en la Rhetorica Christiana de fray Diego de Valads,
elementos que, considerados en su conjunto, derivarn en la construccin de la idea del
otro. Ya Roberto Flores Ortiz plante hace algn tiempo esta problemtica
centrndose en la lingstica para entender esa construccin mediante la creacin de las
lenguas y las escrituras indgenas.14
Descubrir e inventar parecen entonces dos elementos de un mismo proceso que
abarc la empresa evangelizadora durante todo el siglo XVI, perodo en el cual, como
parte de esta labor, se elaboraron las gramticas, los catecismos, sermones y crnicas,
todas en lengua indgena15
10Herbert Frey. El otro en la mirada. Europa frente al universo amrico-indgena. Mxico: Miguelngel Porra, 2002, cap. III.11Edmundo OGorman.La invencin de Amrica. Mxico: FCE, 1984 [1958].12Peter Burke. Formas de historia cultural. Madrid: Alianza, 2000 [1997], p. 177.13 Menciona Rolando Carrasco al respecto: Pareciera como si la teora lingstica en el siglo XVI
espaol marcase, por un lado, un cambio en la organizacin interna de las artes liberales medievales; ypor el otro, su funcin como medio de expansin imperial, aspecto que remite a la pregunta sobre el papelde la retrica en el siglo XVI. (Cfr. Rolando Carrasco M. El exemplum como estrategia persuasiva en laRethorica Christiana (1579) de fray Diego de Valads en Anales del Instituto de InvestigacionesEstticas. Mxico: UNAM-IIE, nm. 77, 2000, pp. 33-34)14Cfr. Roberto Flores Ortiz. El amor de las razones. Saber e interaccin en la Historia de las Indias deNueva Espaa de Fray Diego Durn. Mxico: UAM-Azcapotzalco, 1991. --- Semitica de lacontemplacin en la Retrica Cristiana de Fray Diego de Valads en Amerindia. RevuedEthnolinguistique Amrindienne. La dcouverte des Langues et des critures dAmerique . Pars: No.19-20, 1995, pp. 313-320.15R. Flores Ortiz. Semitica de la contemplacin. op. cit.p. 313.
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Parte de ese proceso de descubrimiento-invencin se puede encontrar en un texto
como laRhetorica Christianade fray Diego de Valads. Si entonces pensamos la obra
de Valads como elemento participante de sta invencin, surgen un par de reflexiones:
por un lado Gerardo Ramrez Vidal, quien menciona la finalidad prevista por Valads al
elaborar su retrica: dar a los futuros predicadores las herramientas indispensables ynecesarias para una evangelizacin eficaz, razn por la cual el franciscano despleg en
el texto todo el arsenal de la cultura occidental del que dispona.16
Por otro lado, el ya citado R. Flores, quien propone la idea de pensar que en
stos textos es donde reside esta invencin, ya que construir una lengua es dotarla
simultneamente de dos elementos: la razn occidental y su utilizacin efectiva como
instrumento de evangelizacin.17 La retrica de Valads ser as concebida como un
compendio de normas y preceptos, destinada a regular la actuacin misionera en su eje
central: la predicacin.18Si a lo anterior le sumamos los textos de Alfonso Mendiola Meja19y Guy Rozat
Dupeyron20, quienes siguen la propuesta de OGorman, Luis Weckmann21 y Georges
Baudot22de entender al siglo XVI bajo un nuevo enfoque historiogrfico en trminos
de retomar las llamadas fuentes histricas del siglo XVI partiendo ya no desde la idea
del humanismo, sino ms bien desde la idea de considerar aquel legado medieval que
an poseen y del cual son herederos; entonces sta herencia patente en la mentalidad del
europeo del siglo XVI tendr un nombre: la construccin de la categora del otro.
Cules son estos mecanismos de construccin de la otredad? Cmo operan al interior
de un discurso? De qu forma influye el legado medieval en tales mecanismos?
De all que la Rhetorica Christianade fray Diego de Valads sea un texto de
sumo inters para responder a tales cuestionamientos. Y si a lo anterior le sumamos que
se trata, hasta donde se sabe, de la nica retrica franciscana en el mundo, entonces se
16Gerardo Ramrez Vidal. Fray Diego Valads y los indios en Bulmaro Reyes Coria, Gerardo Ramrez
Vidal y Salvador Daz Cntora.Acerca de Fray Diego Valads y su Retorica Cristiana. Mxico: UNAM,1996, p. 17.17Cfr. Roberto Flores Ortiz. El amor de las razones. op. cit. p. 313.18Ibidem.19 Alfonso Mendiola Meja. Bernal Daz del Castillo: Verdad romanesca y verdad historiogrfica.Mxico: UIA, 1995 (Serie Historia y Grafa, nm. 4)20Guy Rozat Dupeyrn. Por qu no existe an una medievalstica mexicana? en Medievalidades I.Mxico: ENAH, 2006, pp.77-93. --- Repensar la Conquista de Mxico hoy en Memorias del ColoquioLos historiadores y la historia para el siglo XXI. Mxico: ENAH, 2006, pp. 25-64.21Luis Weckmann.La herencia medieval de Mxico. Mxico: FCE-COLMEX, 1994 [1984].22Georges Baudot.Mxico y los albores del discurso colonial. Mxico: Patria, 1996.
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comprender el valor del estudio de un texto tan especfico en esta segunda parte de la
investigacin.
Lo anterior posee un inters que no slo es semiolingtico, histrico o cultural:
atender a la problemtica contextual del texto valadesiano proviene de una
preocupacin actual por la retrica, lo que algunos autores han llamado La modernateora narratolgica o teora de los textos narrativos, entendiendo a sta como un
conjunto sistemtico de opiniones generalizadas sobre un segmento de la realidad o
corpus, alrededor del cual la narratologa se pronuncia y cuya naturaleza es
eminentemente textual.23 Se trata, pues, de un regreso moderno a los manuales de
retrica, la cual, desde los aos 50 del siglo pasado, conllev la llamada lectura
contextualista o pragmtica24.
Si bien es cierto que la retrica gradualmente va cayendo en desuso a partir del
siglo XVII hasta su total abandono en la primera mitad del siglo XX como materiauniversitaria, no es hasta la segunda mitad del siglo XX que se comienza a reflexionar
sobre el conocimiento alcanzado slo por los argumentos y otro logrado por la
persuasin. El siglo XX evidenci lo siguiente: mucho del consenso social se hace
mediante elementos persuasivos, y no a travs de una argumentacin estricta.25Por esto,
existe una especie de regreso a la revisin de los argumentos de la tradicin sofista
griega y la persuasin, ya que, desde Platn y Aristteles, la base argumentativa se
centr en el proceso dialctico, por lo cual el sofismo fue visto como mera charlatanera.
La persuasin regresa entonces debido a que la razn (considerada fundamentalmente
como crtica y cientfica) se vuelve a situar en contextos especficos (institucionales) y
referidos a personas, ya no de forma abstracta, donde las personas son puestas en
situaciones dialgicas.26
Se puede decir entonces que, en un dilogo los individuos carecen de igualdad
pero, a cambio, cumplen roles27que definen la mayor o menor autoridad al momento de
23Mieke Bal. Teora de la narrativa (Una introduccin a la narratologa). Madrid: Ctedra, 1998, p. 11.
24 Norma Durn. Formas de hacer historia. Historiografa grecolatina y medieval. Mxico: Navarra,2001, p. 32.25La filosofa, desde sus inicios, se preocup por esta cuestin como parte del problema epistemolgicode lo que se ha llamado una opinin bien sustentada, al respecto cf. Stephen Hetherington. Filosofa!.Una breve introduccin a la metafsica y a la epistemologa . Mxico: Alianza, 2007 [2004].26N. Durn. op. cit. p. 32.27Este enfoque de papeles temticos posee, en el fondo, un matiz antropolgico, similar al propuesto porRalph Linton, donde el rol queda definido como la relacin jerrquica y dinmica de derechos yobligaciones inherentes al status. De hecho, desde un punto de vista semitico puede entenderse al rolcomo parte ntegra del contratogreimasiano. (Cfr. Ralph Linton. Status y rol en Paul Bohannan y MarkGlazer.Antropologa. Lecturas. Madrid: McGraw-Hill, 1993, pp. 191-204.)
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afirmo que laRhetorica Christianade fray Diego de Valads es una obra ejemplarista e
iluminista.
4. La significacin en Valads est ntimamente relacionada con la lgica,
entendiendo esta ltima como una teora del acontecimiento, basada en la inferencia y la
argumentacin.5. LaRhetorica Christianaes una muestra de una semitica de la manipulacin-
sancin que descansa sobre la idea de contrato, el cual es de naturaleza fiduciaria.
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de Bustamante y a fray Juan Focher. En 1555, a los 22 aos recibi la ordenacin
sacerdotal.33
Para cuando Valads fue ordenado, ya posea como antecedentes algunos aos
de predicacin evanglica a lo largo y ancho de las provincias franciscas de la Nueva
Espaa, se sabe que tuvo conocimiento de tres lenguas indgenas: nhuatl, otom ytarasco. De all que sus bigrafos aseveren que estuvo a cargo de los conventos de
Tlaxcala y Tepeji del Ro.34
Para 1560 form parte de la expedicin evanglica al mando de fray Pedro de
Espinareda que tuvo como destino la provincia de la Nueva Vizcaya: los actuales
estados de Quertaro, Zacatecas y Durango. En 1571 parti a Espaa y llega a Sevilla
(algunos autores proponen tambin el puerto de Palos) para reunirse con el Captulo
General de la Orden y, terminadas sus diligencias, entrevistarse con fray Jernimo de
Mendieta, fray Miguel Navarro y el Consejo de Indias en Sevilla.35En 1575 Valads visita Roma para ser nombrado Comisario General de su
Orden, cargo que ostent hasta 1577 debido a las presiones de Felipe II quien orden su
destitucin y salida de Roma; en este sentido, es fundamental aclarar la importancia del
cargo ya que, con ello, se demostrar la capacidad y jerarqua de Valads, calidad
atestiguada, como se ver ms adelante, no slo por su trayectoria acadmica, sino
tambin por la experiencia evanglica pragmtica en tierras novohispanas.
As, arriba de los Superiores Provinciales y con facultades sobre todos los
religiosos de la orden, sus conventos y colegios misioneros y monasterios de monjas
estaba el Comisario General, representante del Ministro General de la Orden, quien
nombraba al primero por un perodo de 6 aos. Considerado como la autoridad
suprema, el Comisario General tena la funcin de inspector y juez de apelacin que
actuaba en nombre del Ministro General, as, una de sus principales funciones era visitar
personalmente tanto a las provincias como a la presidencia de los captulos provinciales
(recordemos que, como se dijo lneas arriba, en 1560 Valads viaj a la Nueva Vizcaya
en labor evanglica, lo cual explica el porqu de su nombramiento). Un asunto que
caus problemas y conflictos en muchas ocasiones fue el hecho de que era el rey quien
designaba el cargo y lo mantena dependiendo la conveniencia, de all que sus
facultades nunca fueran muy claras y definidas, adems de ser comn el roce con los
33E. J. Palomera. op. cit., p. X.34Ibidem.35Ibid.p. XII.
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superiores generales de la orden. En la prctica, el Comisario General de Indias fue un
sustituto del Ministro General de la Orden y un cargo vitalicio, de manera que las
disposiciones de los ministros generales pasaron de comn a travs del Comisario
General de Indias a los comisarios de Nueva Espaa y Per (nombrados por los
Ministros Generales como sus representantes), y de stos a los ministros provinciales.36
Este perodo es importante en cuanto al presente trabajo pues es en estas fechas
cuando Valads termina su manuscrito de la Rhetoricae inicia la impresin del libro,
impresin interrumpida por su salida abrupta (en Roma slo se pudo imprimir hasta la
pgina 204). En 1579 Valads termina la impresin de la Rhetorica Christiana en
Perusa, Italia, en la imprenta de Pedro Jacobo Petrutio (Petruzzi). Para 1581 Valads se
dirige al convento de Monte Negro en Liorna, donde escribi una obra hasta hoy
indita: Aserciones catlicas contra los principales errores de los herejes. El 8 de
febrero de 1582 es la ltima fecha en la cual se tiene noticia de Valads, contabaentonces con 49 aos.37
Por otro lado, es bien sabido que Valads hizo sus votos de religioso entre los
franciscanos, orden que, desde su lejano pasado, se encontr poderosamente influida por
toda una serie de argumentos apocalpticos, mesinicos y salvficos, herencia del
joaquinismo del siglo XIII. Entender tanto la figura de Joaqun de Fiore, sus propuestas
teolgicas, as como las particularidades que permitieron que tales ideas fueran
asimiladas entre la orden de los franciscanos, permitir entender, en mucho, la llamada
edad dorada dentro de la historia38del ideario franciscano en el Nuevo Mundo, pues
ser imposible pensar la figura de Valads sin tocar la inevitable influencia que el
joaquinismo y su milenarismo ejerci en la formacin teolgica del fraile.
36Lino Gmez Canedo. Archivos franciscanos de Mxico. Mxico: UNAM-IEyDH, 1981 [1971] (SerieGuas, nm. 3), pp. 12-13.37E. J. Palomera. op. cit., p. XII.38 Damian Thompson. El fin del tiempo. Fe y temor a la sombra del milenio, Madrid, Taurus, 1998[1996], pp. 105-128.
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Retrica antigua y medieval: Reglas para la elocuencia
Si bien es cierto que su Rhetoricano fue la nica obra que Valads escribi,
tambin es cierto el hecho de que es su obra ms famosa, ya por su importancia
histrica, ya por su relevancia para los estudios lingsticos, ya por su papelpredominante en la idea de la construccin del otro en el siglo XVI novohispano. Lo
cierto es que vale la pena, en este punto de la investigacin, preguntarse por saber qu
es una retrica, pues la respuesta a esta interrogante nos ayudar a entender mejor el
por qu laRhetorica Christianaes la nica obra franciscana de su especie.
As, es necesario dar cuenta de lo que el mundo medieval entendi por una
retrica, pues es a partir de sta definicin que el objetivo de Valads y su obra se ven
con ms claridad. Para ello, hay que acudir al mundo griego y a su filosofa, pues fue
desde estos dos elementos que el medioevo entendi la nocin de retrica, y de manerams especfica, a travs de las ideas de Platn, Iscrates y Aristteles.
La retrica es el arte de construir discursos, as como de proponer una teora
sobre stos.39 Cabe decir brevemente que, antes de Aristteles hubo retricos y
tratadistas, puesto que el mundo griego necesit inventar la retrica dadas sus
necesidades polticas y sociales. El griego fue un universo donde lo hablado predomin
siempre por sobre lo escrito, y la oralidad casi siempre estuvo relacionada con asuntos
pblicos o litigios privados que necesitaron de una toma de decisin por parte de un
grupo determinado. Al parecer, fue Sicilia la cuna de la retrica, con noticias de
tratados atribuidos a Crax y Tisias hacia el siglo V a.C. textos perdidos al da de hoy.40
Los primeros en acoger con agrado a la retrica fueron los sofistas, quienes la
transformaron de un arte tradicional a una mera tcnica mediante sus investigaciones
lingsticas en los campos de la gramtica y la sintaxis. Con un primario rasgo oratorio,
los sofistas hicieron de la retrica una doctrina de la prueba y la refutacin, donde lo
comn no fue el convencimiento de los oyentes va la lgica, sino ms bien mediante
un uso inequvoco del lenguaje y sin carencia alguna de las expresiones populares. Con
ello se persiguieron todos los medios posibles para llevar al oyente al absurdo, hasta un
punto tal en donde, menciona Francisco Larroyo, se llegaba a recovecos lingsticos,
39Oswald Ducrot y Jean-Marie Shaeffer.Nuevo diccionario enciclopdico de las Ciencias del Lenguaje.Madrid: Arrecife, 1998, p. 152.40Alberto Bernab. Introduccin en Aristteles.Retrica. Madrid: Alianza, 2004 [1998], p. 12,
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gramaticales, etimolgicos y casi nunca lgicos, todos ellos mezclados con bromas de
mal gusto y groseras, carentes de agudeza.41
Tiempo despus es Platn quien en el Fedro42 y en el Gorgias43 retoma la
discusin sobre la retrica: qu es y cul es su objeto, aunque su visin sobre la misma
es de desprecio, debido a que por aquel entonces, la retrica slo se ocup de ladivisin de las partes del discurso y la manera de conmover al pblico.44 Es por lo
anterior que, para Platn, la retrica era un arte inconsistente y carente de un contenido
propio, sin ms entidad que otros saberes que se emplean para producir placer.45De all
que en el FedroPlatn propusiera una retrica ideal, en la cual un individuo lleno de
virtudes puede conducir a otros hacia la verdad mediante el conocimiento preciso de las
definiciones.46
Por su parte, Iscrates fue un orador, loggrafo, poltico y educador griego.
Discpulo y seguidor de Gorgias, Scrates y Platn, quien incluso lo alab en su obraFedro, si bien nunca hizo carrera poltica de manera pblica, pues se dice que era tmido
y de poca voz, fund en el 392 a. C. una escuela de oratoria en la isla griega de Quos, la
cual se hizo famosa por la eficacia de sus enseanzas y por incluir en sus planes de
estudio la educacin tica del ciudadano, elemento derivado de su filiacin socrtica y
platnica, lo cual le vali la distincin sobre sus competidores directos: los sofistas,
cuya falta de tica atac profusamente. De estilo fluido y frase compleja y abundante en
anttesis, educ a los oradores Hiprides, Iseo y Licurgo; sus enseanzas son tambin
patentes en oradores posteriores como el griego Demstenes o el romano Cicern.
Iscrates siempre tuvo en mente la recuperacin del esplendor de la cultura griega
41Francisco Larroyo. Estudio introductorio en Aristteles. Tratados de lgica (El Organn). Mxico:Porra, 2001 [1969] (Coleccin Sepan cuntos, nm. 124), p. XVII.42Platn.Dilogos II: Fedro o de la belleza, El banquete o del amor, Gorgias o de la retrica: Mxico,Tomo, 2003 [2002].
43Ibidem.44A. Bernab. op. cit. p. 13.45Platn. op. cit. p. 15. A manera de ejemplo se puede leer: Scrates.- En fin Gorgias, me parece queme has demostrado en cuanto es posible, lo que t crees que es la retrica; y si entend bien, dices que esel arte de la persuasin, que se es el objeto de todas sus operaciones y, en suma, que sta es suaspiracin. Podras probarme que el poder de la retrica se extiende a ms que crear esa persuasin en elnimo de los oyentes?. (Cfr. Platn. op. cit. p. 217). Y ms adelante se lee: Scrates.- Comprendes mirespuesta? La retrica es, en mi opinin, el remedio de una parte de la poltica. Polo.- Y bien, repito, esbella o es fea? Scrates.- Digo que es fea, porque ya que es preciso responderte como si comprendieras yami pensamiento, te dir que llamo feo a todo lo que es malo. (Cfr. Platn. op. cit.p. 238).46Ibidem.p. 71 y ss.
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Para Aristteles, los tipos o especies de argumento procurados por el discurso y
que tienen que ver con la retrica son:
1. Los que residen en el comportamiento del que habla: Cuando el discurso se
pronuncia de forma tal que hace al que habla digno de crdito63lo cual es efecto del
discurso y no de la preconcepcin sobre la calidad humana de quien habla, para lo cualAristteles habla de moderacin del hablante.64
2. Los que ponen al oyente en una determinada disposicin: Cuando [los
oyentes] se ven inducidos a un estado de nimo por el discurso.65
3. Los que demuestran o parecen demostrar porque se convencen por el propio
discurso. Cuando manifestamos una verdad, o algo que lo parece, de lo que es
convincente para cada cuestin.66
Habr otro tipo de discursos, los cuales ni formarn parte de la retrica ni sern
procurados por el orador, sino que ms bien sern preexistentes: los testimonios, lasconfesiones bajo tortura y los documentos.67
Aristteles diferencia tres especies de la retrica, las cuales dependen segn el
contexto de pronunciacin, el tiempo al cual se refieren y los fines que se persiguen y,
por tanto, la actitud del oyente. La primera especie es la deliberacin, la cual busca
decisiones benficas para el pblico; se trata de discursos de espacios pblicos como
asambleas o reuniones polticas donde quien escucha se manifiesta en la necesidad de
participar en una toma de decisin y donde espera que el orador denuncie las ventajas y
desventajas de cada posible decisin para, as, ayudarlo a tomar una decisin correcta.68
La segunda especie es el discurso forense, el cual versa sobre la acusacin y la
defensa en los tribunales as como aclarar si las acciones tuvieron o no lugar en el
pasado; en este sentido, poco importa saber si los hechos fueron o no ciertos, justos o
injustos; ms bien se trata de determinar con certeza, por parte del oyente, si el acusado
cometi los hechos imputados y tener claro si tales hechos fueron o no delictivos, para
as dictaminar la inocencia o culpabilidad. Por ltimo, el discurso de exhibicin o
epidcticoes aquel que no quiere decisin alguna entre los oyentes, sino que se dedica
ms bien a elogiar o censurar a alguien o algo.69
63Aristteles. op. cit.p. 53.64Ibidem.p. 54.65Ibid.66Ibid.67Ibid.p. 53.68Ibid.p. 64.69Ibid. p. 64-65.
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Gnero del
discurso
Tipo del
auditor
Tiempo Medios Fines
Judicial Juez Pasado Acusacin/Defensa Justo/Injusto
Deliberativo Asamblea Futuro Persuasin/Disuasin til/Nocivo
Epidctico Espectador Presente Elogio/Reprobacin Bello/Feo(Fuente: Oswald Ducrot y Jean-Marie Shaeffer. op. cit.p. 155.)
En la Edad Media, ya san Isidoro de Sevilla, siguiendo los planteamientos
aristotlicos, defini a la retricabajo dos aspectos:
1. Como ciencia del bien decir que utiliza la elocuenciapara persuadir lojustoy
lo buenoy
2. Como asociacin natural junto a la gramtica, la primera encargada de laexposicin de los conocimientos adquiridos y la ltima ilustrando la manera de hablar
correctamente.74
La retrica en el medioevo form parte de las siete artes liberales, divididas en el
trivium: la gramtica y la retrica (pertinentes al uso del lenguaje), la dialctica (en
relacin directa con la lgica del pensamiento y su uso); y el cuadrivium: aritmtica,
geometra, astronoma y msica, las cuales tenan en comn el uso del nmero como
expresin de la armona de la Creacin. La Edad Media distingui la realidad en tres
reas bsicas: lenguaje, lgica y aritmetologa.75
Como parte de la herencia medieval escolstica, en el siglo XVI la retricano
era un saber utilitario, como se puede pensar en nuestros das, sino que era uno de los
pilares del conocimiento, que, como se mencion lneas arriba, se encontraba ligada a la
gramtica y la lgica. Como se observa, la obra de Valads se inserta dentro de sta
larga tradicin escolstica medieval.
74San Isidoro de Sevilla. Etimologas(vol. 1). Madrid: BAC, 1982, p. 363.75A. Mendiola Meja. op. cit.p. 53.
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misticismo apocalptico joaquinita. He all la razn del porqu la Rhetoricade Valads
es el nico ejemplo conocido hasta ahora de retrica franciscana: habituados a un
escotismo que buscaba ganarse el nimo del oyente, acostumbrados a conmover los
nimos mediante el exordio, los franciscanos cultivaron la formacin de predicadores
excelsos capaces de convertir tanto a judos como a musulmanes.Pero el caso del indio fue distinto. Ese otro form parte de la novedad extica
del descubrimiento y conquista europeas; obligados a ensayar sobre la prctica, no es
entonces difcil de pensar, y esta es mi hiptesis, que la Rhetorica Christianade fray
Diego de Valads haya sido concebida como producto de una necesidad hasta entonces
desconocida: evangelizar paganos, especficamente, indios, los cuales, como se vio
anteriormente, formaban parte de los pueblos que requeran de una mayor cantidad y
energa coaccional evanglica.
Porque si antes, en el espacio europeo, nunca los franciscanos requirieron demanuales de retrica para llevar a buen trmino su empresa evangelizadora (debido a
que el otro al que se enfrentaban formaba ya parte, de una u otra manera, de su
universo cultural, de sus categoras cognitivas); cuando estos mismos frailes se
enfrentan a lo desconocido de la empresa americana, se percatan que lo antes
experimentado no sirve de referente ante esta nueva realidad. Es necesario pues,
comenzar de nuevo, volver a las bases, recordarse a s mismo los principios bsicos del
conocimiento teolgico y filosfico; pero tal recordatorio debe cumplir con dos
requisitos, dadas las condiciones imperantes de decadencia y desvo: ese conocimiento
debe ser conciso y prctico. Cul era la solucin? Elaborar, ni ms ni menos, una
nueva retrica, una retrica exclusiva para el caso americano. Tal vez no sea aventurado
decir que Valads fue el inventor de lo que podra llamarse la Retrica Americana.
En medio de una aeja polmica sobre el alma del indio y su calidad humana, a
mitad de la disputa entre conquistadores-encomenderos y frailes defensores de los
derechos indgenas, dividida entre la disputa de tomistas y agustinismo, la obra de
Valads representa ese intento pragmtico propio del espritu franciscano de resolver en
el campo de accin el problema de la evangelizacin.
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Presentacin del corpus
En plena concordancia con lo antes expuesto, la Rhetorica Christiana de fray
Diego de Valads est dividida en seis partes, de acuerdo a la forma en la que se
organizaron las retricas grecolatinas y medievales. Tales partes son:
1. Propuesta de un arsenal tomado de las reglas y enseanzas que contiene la
sagrada Escritura.
2. Definicin de la retrica, sus divisiones y partes, contiene, adems, una
ingeniosa recapitulacin mnemotcnica de todos los libros de la Escritura
(inventio).
3. Demostracin de cmo en los Libros Sagrados y en su interpretacin se encierra
un valioso tesoro para infundir vida a los sermones. Trata tambin de laimportancia que tiene en la oratoria la pronunciacin y el saber mover los
afectos (actio).
4. Exposicin sobre cules son los gneros de las causas y cul sea el oficio del
orador. Refiere a manera de digresin- la variedad y multitud de dioses entre
los indios, sus ritos y todo lo que entre ellos es digno de mencin en aquella
nueva parte del orbe.
5. Explicacin sobre cules son las partes de que se integra el discurso y cmo se
lleva a cabo la composicin del mismo (dispentio).
6. Exposicin sumaria de las figuras y adornos de la retrica.(elocutio)89
De estos seis tpicos, he elegido slo la quinta parte. A su vez, esta se encuentra
dividida en once apartados, donde se abordan los distintos constituyentes que componen
el discurso y su composicin mediante ejemplos tomados de historias antiguas. Esta
quinta parte explica cmo, una vez preparados los nimos de los oyentes gracias al
exordio90, sigue la narracin, la cual consiste en la exposicin de los hechos llevados a
cabo; para Valads, la narracin debe poseer tres cualidades: claridad, verosimilitud y
suavidad.
89E. J. Palomera. op. cit., p. XXII.90 Como mencion anteriormente, es necesario recordar que la omisin a los dems elementosconstituyentes es debida a motivos puramente metodolgicos.
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Estas tres cualidades sern de suma importancia cuando de delimitar el texto se
trate. La razn es la siguiente: son stos tres elementos los que, a mi parecer, conforman
el ncleo explicativo de la idea de narracinque Valads propone aclarar en su retrica.
De esta forma, la labor de la presente investigacin ser la de demostrar la existencia de
este ncleo el cual es, en ltima instancia, el elemento en donde se sustenta toda laargumentacin del texto elegido; razonamiento que abarca ciertos elementos
fundamentales que nos remiten a la filosofa escolstica y que forman parte de una larga
tradicin grecolatina.
Me detendr slo en la narracin como objeto de anlisis semitico91debido a
questa, al ser descrita por Valads como exposicin de los hechos ocurridos o que se
presentan como ocurridos, tendr cabida dentro de los intereses del etnohistoriador,
precisamente porque la historia tendr fuertes lazos y nexos con la idea de hecho
histrico, siendo esta nocin uno de los elementos clave de toda la reflexinepistemolgica de la historiografa contempornea. Una segunda idea, a manera de
provocacin, resulta de sta consideracin: cmo establecer las bases de una posible
semitica de la historia? Una de las primeras propuestas ya ha sido sugerida
recientemente.92
El original del texto de Valads fue escrito en legua latina y la edicin sobre la
cual bas la presente investigacin es una reedicin facsimilar bilinge de 1989 con
traduccin al espaol a cargo de Tarcisio Herrera Zapin, con una introduccin a cargo
de Esteban J. Palomera, una advertencia de Alfonso Castro Pallares y un prembulo del
antes citado Tarcisio Herrera. Como bien es sabido por la lingstica, cualquier empresa
destinada a la labor de traduccin enfrenta problemas naturales en el orden de la lengua
y sus distintos niveles, la glosa espaola del texto latino que aqu ocupa al presente
estudio no ha sido la excepcin y ha sido objeto de crticas y comentarios por los
estudiosos de la obra de Valads.93
91 Sin omitir, el hecho de que la narracin es slo una de las seis partes que el autor expone comoconstitutivas del discurso, las cuales son, en orden de aparicin segn Valads: exordio, narracin,digresin, divisin, confirmacin o confutacin y conclusin. (Cfr. Diego de Valads, op. cit.p. XXIX)92 Roberto Flores Ortiz. Los eventos como signos. Hacia una semitica de la historia en Semitica,lgica y conocimiento. Homenaje a Charles Sanders Peirce. Mxico: UACM, 2006 (ColeccinReflexiones), pp. 245-266.93 Vase por ejemplo la crtica que Salvador Daz Cntora hace de la traduccin de T. Herrera, en suartculo Fray Diego de Valads. Un autor difcil, una traduccin desigual en Acerca de Fray DiegoValads y su Rethorica Cristiana. Mxico: Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1996, pp. 53-126.
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Naturalis ordo postulat,
natural-is ord-o postul-at
natural-sg./nom./m. orden-sg./nom./m. postular-3sg./pres.
El orden natural postulaut paratis auditorum animis beneficio
ut para-t-is audit-orum anim-is benefici-o
que (conj.) preparar-ppp-
3pl./abl./m.
oyente-pl./gen. nimo-
pl./abl./m.
beneficio-
sg./abl./m.
una vez preparados los nimos del auditorio gracias
exordii, narratio consequatur,
exordi-i narratio- consequ-atur
exordio-sg.abl./m. narracin-sg./nom/f. seguir-3sg./pres. depon.
al exordio, se siga la narracin,
quae est, rerum gestarum, aut
qu-ae est r-erum gest-arum aut
que-sg./nom./f. ser/3sg./pres. cosa-pl./gen./f. ocurrir-
ppp/pl./gen./f.
o (conj.)
que es la exposicin de hechos ocurridos o
ut gestarum expositio,
ut gest-arum expositio
como (adv.) ocurrir-ppp/pl./gen./f. exposicin-sg./nom./f.
como si hubieran ocurrido,
idqe voce clara, et diserta fieri oportet,
id-que voc-e clar-a et diser-ta fier-i oport-et,
lo-pron.
dem./sg./nom./neut./conj.
voz-
sg./abl./f.
clara-
sg./abl./f.
y
(conj.)
ordenada-
sg./abl./f.
suceder-
infin./pres.
ser necesario-
impers./pres./3sg.
lo que debe hacerse con voz clara y ordenada,quod scitu opus est declarando.
qu-od sci-tu op-us es-t declar-ando
pron. relat.-sg./
ac. neut.
saber-
ppp./sg./ac./f.
obra-sg./ac./f. ser-3sg./pres. declarar-ger.
declarando lo que es oportuno dar a conocer.
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pleriqe semper narrandum putaverunt:
pler-i-que semper narr-andum putav-erunt
mayora-
pl./nom./m.(conj.)
siempre (adv.) narrar-ger. pensar-3pl./indic./
perf.
La mayora pens que siempre debe hacerse la narracin:quod falsum esse pluribus coarguitur
qu-od fals-um es-se plur-ibus coargu-itur
pron. relat.-
sg./nom./neut.
falso-
sg./nom./
neut.
ser-
infin./pres.
muchos-
superlat./pl./abl./f.
demostrar-
pres./pasiv./3sg./abl.
lo que demuestra ser falso por numerosas razones.
Sunt enim ante omnia quaedam tam breves causae,
sunt enim ante omn-ia qu-ae-dam tam brev-es caus-ae
ser/3pl./pres. en
efecto
(conj.)
ante
(prep.)
todo-
sg./ac./
neut.
pron.
relat.-
pl./nom./f-
indef.
tan
(adv.)
breve-
pl./nom./f.
causa-
pl./nom./f.
En efecto, hay ante todo asuntos que son tan breves,
ut propositionem potius habeant, quam narrationem.
ut proposition-
em
pot-ius habe-ant qu-am narration-em
que (conj.) proposicin-
sg./ac./f.
en vez de
(adv.)
tener-
3pl./pres.
subj.
cuan (pron.
relat.)
sg./ac./f.
narracin-
sg./ac./f.
que tienen proposicin, ms bien que narracin.
Id accidit aliquando utriqe parti,
id accid-it ali-quando utri-qe part-i,
esto (pron.dem./neut./)
ocurrir-3sg./pres./impers.
indef.-conj. ambos (pron.)-sg./dat./f.
parte-sg./dat./f.
Esto ocurre en los casos
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cum vel nulla expositio est, vel de re constat.
cum vel null-a expositio- est vel de r-e const-at.
cuando
(conj.)
o
(conj.)
nulo-
sg./nom./f.
exposicin-
sg./nom./f.
ser-
3sg./pres.
o
(conj.)
de
(prep.)
cosa-
sg./abl./f.
constar-
3sg./pres.
donde no hay necesidad de exposicin o cuando los hechos son admitidos.Ea duplex est simlex
ea duplex- es-t simplex-
esa-pron. dem./f./sg. doble (sg./nom./f.) ser-3sg./pres. simple-sg./nom./f.
Esta [la narracin] es doble, simple
quando aliquid nude sine ratione proferitur.
quando aliqu-id nud-e sine ration-e profer-itur.
cuando
(conj.)
indef.-
pron./3sg./nom.
neut.
desnudo-
adv.
sin
(prep.)
razn-
sg./abl./f.
presentarse-
pasiv./3sg./pres.
cuando algo se presenta desnudo, sin razn.
Altera quando rei gestae narrationi rationes subiunguntur.
alter-a quando r-ei ges-t-ae narration-
i
ration-es subiungu-
ntur
el otro-
sg./nom./f.
cuando
(conj.)
hecho-
sg./gen./f.
ocurrir-
ppp/sg./gen./f.
narracin-
sg./dat./f.
razn-
nom./pl./f.
someter-
3pl./pres./
pasiv.
La otra, cuando las razones se someten a la narracin de hechos ocurridos.
Eam pleriqe scriptores,
ea-m pleri-que scriptor-es
ella (pron.)-sg./ac./f. la mayor (pron.)-conj. escritor-pl./nom./m.
La mayor parte de los escritores,
maxim qui sunt ab Isocrat-e,
maxim-e qu-i sunt ab Isocrat-esobre todo-
adv./superlat.
quien-pron.
relat./pl./nom./
m.
ser/3pl./pres./
indic.
segn (prep.) Iscrates-
sg./abl./m.
sobre todo los que siguen a Iscrates,
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volunt esse lucidam. Brevem, verisimilem.
vol-unt es-se lucid-am brev-em, verisimil-em
querer-
3pl./pres./indic.
ser-infin./pres. lcido-sg./sc./f. breve-sg./ac./f. verosmil-
sg./ac./f.
quieren que [la narracin] sea clara, breve y verosmil.Nec enim refert an pro lucida perspicuam,
nec enim refer-t an pro lucid-a perspicu-am
y no
(adv.)
en efecto
(conj.)
importar-
impers./pres.
si
(conj.)
por
(prep.)
lcido-
sg./abl./f.
perspicuo-
sg./ac./f.
Y, en efecto, no importa si en lugar de lcida decimos [que es] perspicua
et verisimili probabilem credibilemue dicamus.
et verisimil-i probabil-em credibil-em-ve dic-amus
y (conj.) verosmil-
sg./dat./f.
probable-
sg./ac./f.
creble-
sg./ac./f. (conj.)
decir-1pl.-
pres./subj.
y [que digamos que es] probable o creble en vez de verosmil
Eadem nobis Placet divisio.
ead-em nobis plac-et divisio
mismo (pron. dem.)
sg./nom./f.
pron.-1pl./dat. placer-3sg./pres. divisin-sg./nom./f.
Esta misma divisin nos place.
Ideo oportet
ideo oport-et
por esto (adv.) ser necesario-3sg./pres.
Por esto es necesario,
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eas tres habere res, Quae idem significant,
ea-s tres- habe-re r-es qu-ae idem signific-
ant
esa (pron.dem./pl./ac./f.)
tres-pl./ac./f.
tener-infin./pres.
cosa-pl./ac./f.
que-pron.relat./pl./nom./f.
mismo-sg./ac.
neut.
significar-3pl./pres.
que tenga tres cualidades que significan lo mismo,
ut efficatius quidquid cupimus consequamur, scilicet:
ut efficat-ius quidquid cup-imus consequ-amur scilicet
para
que
(conj.)
eficaz-adv.
comparat.
todo lo que (pron.
inter.
indir./sg./ac./neut.)
desear-
1pl./pres.
conseguir-
1pl./pres./indic.-
pasiv./subj.
a saber
(adv.)
para que ms eficazmente consigamos todo lo que deseamos, a saber:
Claritatem. Probabilitatem. Et Suavitatem.
claritat-em probabilitat-em et suavitat-em.
claridad-sg./ac./f. probabilidad-
sg./ac./f.
y (conj.) suavidad-sg./ac./f.
Claridad, probabilidad y suavidad.
De esta forma, el fragmento qued traducido as:
El orden natural postula, una vez preparados los nimos del auditorio gracias al
exordio, se siga la narracin, que es la exposicin de hechos ocurridos o como si
hubieran ocurrido, lo que debe hacerse con voz clara y ordenada, declarando lo que es
oportuno dar a conocer. La mayora pens que siempre debe hacerse la narracin: lo que
demuestra ser falso por muy numerosas razones. En efecto, hay ante todo asuntos que
son tan breves, que tienen proposicin, ms bien que narracin. Esto ocurre en los casos
donde no hay necesidad de exposicin o cuando los hechos son admitidos.
Esta [la narracin] es doble, simple cuando algo se presenta desnudo sin razn.
El otro, cuando las razones dominan la narracin de hechos ocurridos. As mismo, la
mayor parte de los escritores, sobre todo los que siguen a Iscrates, quieren que [la
narracin] sea clara, breve y verosmil. De hecho, no tiene importancia si decimos
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perspicuo en lugar de claro o que digamos verosmil, probable o creble. Esta misma
divisin nos place, por esto conviene, as mismo, que tenga tres cualidades que
significan lo mismo, de modo que eficazmente consigamos todo lo que deseamos, es
decir
Claridad
Probabilidad y
Suavidad
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Preliminares al anlisis semitico
Plano de la manifestacin/Plano de la inmanencia
Es fundamental dar cuenta, en primer lugar, del Plano de la Manifestacin del textoy del Plano de la Inmanencia, debido a que los mecanismos sobre los cuales funciona el
relato97 operan alrededor de tales nociones. As, en primer lugar, el Plano de la
Manifestacin es el relato tal y como se nos presenta: plano, llano, es decir, es el lugar
donde los actores hacen un recorrido por el relato (viajan, obtienen ciertas capacidades
mediante un regalo mgico, se enamoran, etc.)98 En este sentido, Greimas propone
entender a la manifestacin siempre en relacin con el principio de inmanencia, donde
la manifestacin presupondr lgicamente lo que se manifiesta, es decir, la forma
semitica inmanente.99Para evitar el problema ontolgico que lo anterior conlleva (puesto que afirmar la
inmanencia de las estructuras semiticas acarrea un problema ontolgico en cuanto a su
modo de existir: esta existencia se encuentra en el objeto o en el sujeto?), Greimas
propone llamar universo semntico, es decir, universo donde hay sentido, a toda
semitica anterior a su descripcin; mientras que objeto semitico ser la
explicitacin de ste universo semntico mediante un metalenguaje o lenguaje de
representacin. Con lo anterior, dice Greimas, se evita toda postura ontolgica.100
En cuanto al Plano de la Inmanencia, ste se establece en funcin a un principio: al
ser la forma (lo que se manifiesta) el objeto de la lingstica, es necesario excluir
cualquier recurso a los hechos extra-lingsticos debido a que perjudicaran la
homogeneidad de la descripcin.101
97Se habla de relato en el sentido en el que Greimas y Courts le dan al trmino, es decir, como undiscurso narrativo de carcter figurativo el cual comprende personajes los cuales cumplen con acciones.Por lo anterior, se trata de un esquema narrativo discursivizado e inserto en el tiempo y el espacio. Porello, para algunos semiticos, el relato es definido tambin como una sucesin temporal de acciones. Dehecho, un relato bien puede entenderse como el paso de un estado a otro gracias a un hacer,acercndose con ello a la nocin de Programa Narrativo. (Cfr. A. J. Greimas y J. Courts. op. cit.p. 340).98Equipo Cahiers evangile. op. cit.p. 7.99Cfr. Groupe dEntrevernes.Analyse smiotique des textes. Lyon : Presses Universitaires de Lyon, 1985.100A. J. Greimas y J. Courts. op. cit.pp. 222-223.101Ibidemp. 250.
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La enunciacin
Si, como vimos anteriormente, las Estructuras Discursivas o Semnticas se
encuentran organizadas a travs de la enunciacin, este apartado estar dedicado a
aclarar qu es la enunciacin. Si consideramos al lenguaje en su estudio desde unaperspectiva en donde ste sea productor de enunciados, es decir, como una ocurrencia
singular de la frase, manifestada en diferentes circunstancias, se observar que la lengua
mostrar distintas estrategias discursivas por la cual un enunciado asume un significado
particular susceptible de ser explicado. El lenguaje pues, tiene la posibilidad de ser
estudiado como un productor de significados dependientes de posibles situaciones
comunicativas mediante la emisin de enunciados.107Todo se ordena, pues, alrededor
de la categora de discurso, posicionndose en relacin con el discurso para construir
su significacin.108Es en el lenguaje donde el ser humano se construye como un sujeto, pues el
lenguaje es el que conforma, en este sentido, la propiedad del ser, del ego, el yo.
As, un sujeto hablante que emite enunciados es visto como un locutor que dirige su
discurso a alguien ms. Se implican as un yo y un t, pues la accin lingstica
envuelve una transtitividad donde se conforma la presencia de un yo y un otro. A
esta condicin se le ha llamado dialogismo lingstico.109As pues, la enunciacin es
el acto de habla que comprende la confluencia de al menos tres acciones o actos a cargo
de sus actantes respectivos dentro de un relato y adquiere tres aspectos fundamentales:
como informacin, como comunicacin y como observacin.
En primer lugar, como informacin, atae a la produccin de un objeto-saber,
es decir, a un conocimiento; como comunicacin produce un objeto de saber, es decir,
un tema del cual se habla o el tema de conocimiento; como observacin produce
interpretacin, es decir, puntos de vista, perspectivas.
En segundo trmino, como conocimiento, la enunciacin produce dos objetos
interrelacionados: por un lado es objeto de valor (cosa) y por el otro es objeto-valor, que
no son lo mismo: una cosa es el objeto que posee un valor y otra es el valor objetivado.
En cuanto al primero, para Greimas y Courts, cualquier objeto discursivo es, en
realidad, una posicin vaca en espera de una(s) determinacin(es) positiva(s) (como
107Mara Isabel Filinich Enunciacin. Buenos Aires: EUDEBA, 1998,pp. 11-12.108J. Fontanille. op. cit. p. 225.109M. I. Filinich. op. cit.pp. 14-15.
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provistos de atributos enunciados) o negativa(s) (desprovistos de atributos enunciados),
es decir, que un objeto de valor es definido como el lugar del vertimiento de los
valores/determinaciones con los que un sujeto se encuentra conjunto o disjunto.110
Dicho de otra forma: la enunciacin como objeto de valor produce actos de habla,
signos, mensajes, etc.Como objeto-valor, podemos distinguir dos grandes clases: los valores
descriptivos y los valores modales. Los primeros tienen que ver con todos aquellos
objetos consumibles (por ejemplo la comida o la bebida), atesorables (copas, espadas,
conocimiento, etc.), placeres, estados de nimo, etc.111 Mientras que los segundos
ataen al querer, al poder, al deber y al saber-ser/hacer, es decir, producen sentido.112
Cabe decir que, dentro de la enunciacin, el objeto-valor se divide en: valores
descriptivos y valores modales, los descriptivos se ponen en juego en las performancias
y los modales durante la fase de adquisicin de competencias. Como conocimiento queforma parte del objeto-valor sentido, la enunciacin reviste la forma de saber-hacer
o saber-ser, mientras que en su calidad de comunicacin es un saber sobre el ser y,
por ltimo, como observacin se trata de un simulacro de la realidad, simulacro de la
Enunciacin-enunciada (es un creer-saber como estatuto modal del conocimiento). En
resumen, la enunciacin puede adquirir cualquiera de los tres aspectos siguientes:
Como informacin: es un saber sobre el ser
Como comunicacin: es un hacer-saber
Como observacin: es un creer-saber (como estatuto modal del conocimiento)
Adems del objeto, el acto enunciativo implica, para poder ser considerado
como tal, otros actantes implcitos (un enunciador y un enunciatario) mediados por el
objeto de saber o mensaje. En todo enunciado existirn dos niveles: 1) el de lo
expresado (la informacin transmitida, la historia contada) o nivel enuncivo o enunciado
y, 2) lo enunciativo o enunciacin o proceso por el cual lo expresado se atribuye a un
yo que apela a un t. De manera que en todo enunciado se reconocern lo
110A. J. Greimas y J. Courts. op. cit.pp. 288-289.111 En este sentido, es importante resaltar, como dato complementario, el hecho de que los valoresdescriptivos pueden ser entendidos, ms o menos en correspondencia, bajo el rubro de la tercerafuncin dumziliana (fecundidad), mientras que los valores modales entran tanto bajo la primera(soberana) en sus dos aspectos: sacerdocio y legislacin, como en la tercera funcin. (Cfr. GeorgesDumzil.Mythe et pope (I, II , III). Pars, Gallimard, 1995 [1968, 1971, 1973].112A. J. Greimas y J. Courts. op. cit.pp. 429-430.
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abstracta, construida por la lgica interna del texto, la cual tiene sus propias reglas y
exigencias, es decir, a se sujeto semitico es a lo que llamaremos enunciador
producido por la enunciacin misma pero que no se confunde con ella.121
El enunciatario es tambin producido, determinado y limitado por la
Enunciacin: si volvemos al ejemplo de Juan, de la misma manera en que en el relatoexiste un YO que habla sobre Juan, de la misma manera se presupone la existencia de
un TU a quien va dirigida la predicacin sobre el mismo Juan; es por lo anterior que
enunciatario no puede ni debe confundirse con la idea de lector, puesto que ambos,
enunciador y enunciatario son instancias de la enunciacin.122
A veces pasa que tanto enunciador y enunciatario se encuentren explicitados en
el texto, por ejemplo en la frase yo os conjuro, en este ejemplo enunciador y
enunciatario aparecen explcitamente en el yo y en el os: en este caso se les llama
narrador y narratario.123 As, narrador/narratario son actantes de la enunciacinenunciada a la vez que sujetos delegados de forma directa del enunciador/enunciatario
que pueden encontrarse en sincretismo directo con uno de los actantes del enunciado o
de la narracin: por ejemplo en relatos donde el narrador es, a su vez, uno de los
personajes del relato.124
De tal suerte que en un mismo relato pueden coexistir distintos vnculos entre
actores, todos enmarcados en la relacin Enunciacin-enunciado y enunciado-
enunciado, es decir, que una narracin tiene la capacidad de generar un nmero
potencialmente infinito de identidades semiticas en donde un mismo actor representa
varios papeles actanciales, cmo saber si todos los yo semiticos presentes en la
narracin son la misma persona o se trata de actores distintos? Viendo si existe
congruencia en sus acciones como actantes semiticos, es decir, observando si los
personajes de la narracin adquieren o pierden los mismos o diferentes atributos.
En realidad, el accionar de los actantes dentro de la narracin depende
directamente del alcance potencial que la propia enunciacin les de: los actores as
tendrn los atributos designados por la enunciacin misma.
121A. J. Greimas y J. Courts. op. cit.p. 146.122Ibidem.123Equipo Cahiers evangile. op.cit.p.124H. Beristin. op. cit.p. 272.
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En este mismo sentido, para que la mimesiscorresponda a la realidad necesita de
la lengua y de los hbitos mentales vigentes en el contexto social. En cuanto a la
mimesisliteraria, sus elementos auxiliares son el dilogo, la descripcin (principalmente
la evidencia), los personajes y el lenguaje figurado.131
Las modernas teoras que retoman la mimesisentienden que esta se puede dar detres maneras, dependiendo su forma de ser. El grado mnimo es dado en la narracin, la
que a su vez tiene dos grados: uno mnimo de relacin entre el narrador y aquello
narrado, donde el primero nunca sale de su papel de productor de un relato mediante el
estilo indirecto, y un grado intermedio entre el narrador y lo narrado, el cual se acerca al
drama por el uso del estilo directo o dilogo, mediante el cual el narrador se acerca al
estatus del personaje o de plano lo invade, puede darse tambin un uso de una
descripcin detallada, precisa y vvida (la evidencia), la cual produce efectos
actualizadores y cuasipresenciales.132En cuanto a la digesis, en un primer sentido se opone a la descripcin, la cual
depende de un anlisis calificativo, y puede decirse que designa el aspecto narrativo del
discurso, aproximndose as a las nociones de historia y relato133. La digesis es la
sucesin de acciones que constituyen los hechos relatados en una narracin o en un
drama (representacin), sin embargo, para Platn la digesis como narracin, es decir,
como acto de lenguaje, est opuesta a la mimesis como representacin; esta dicotoma
fue retomada recientemente, y fue as que se postula dos procesos generales en la forma
de presentar una historia: el narrar y el mostrar o imitar.134
Dentro del plano de la digesis pueden suceder varias cosas: a veces quien narra
se ubica fuera de sta (cuando no es un personaje, sino un narrador), para lo cual se
llamar extradiegtico; en otras ocasiones, se puede tratar de un personaje de la propia
historia, que se llamar intradiegtico; y tambin puede pasar que sta historia sea la del
propio personaje (el hroe), para lo cual se denominar autodiegtico. Si se da el caso
de que el personaje de la historia narrada, narre, a su vez, otra historia ocurrida sobre
otra dimensin espacio/temporal con otros protagonistas o con los mismos, se tratar
entonces de un narrador metadiegtico que narra una metadigesis o narracin de
131Aristteles. Potica op. cit.p. 67.132H. Beristin. op. cit.p. 150.133A. J. Greimas y J. Courts. op. cit. p. 122.134H. Beristin. op. cit.p. 150.
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significar lo mismo
todo lo que se desea
decir
eficazmente conseguir
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Lo anterior permite hacer la distincin entre presuposicin e implicacin, ya que
si bien ambas establecen una relacin entre dos trminos, la segunda ser del tipo si
entonces lo cual significa que el trmino primero condiciona la presencia del trmino
segundo; en el caso de la presuposicin, es el trmino presupuesto el lgicamente
anterior. Es por esto que ambos tipos de relaciones se encuentran en extremos opuestosde orientacin; por otro lado, hay que notar que la implicacin presupone a la relacin
de presuposicin que le es anterior, en cuanto a que A es el trmino presupuesto y por
lo tanto, necesario de la implicacin si entonces, de lo contrario, se hablara de una
implicacin aleatoria.145Por ltimo, es de hacer notar el hecho de que el reconocimiento
de las relaciones de presuposicin se manifiesta mediante los diagramas arbreos abajo
puestos.
Cabe mencionar que el anlisis del texto, para el presente trabajo, arroja tres
formas bsicas sobre las cuales se podrn comprender los despliegues arbreospresentados ms adelante. La primera forma es la estructura en I, en donde la
presuposicin opera de forma directa, y tanto el presuponiente como el presupuesto se
encuentran relacionados de manera lineal; la segunda es la estructura en Y, la cual,
como se ver ms adelante, conlleva una de las junciones: la conjuncin; se puede decir
al respecto que es la estructura que muestra la relacin que une al sujeto con el objeto,
es decir, a la funcin propia de los enunciados de estado; la tercera forma es la de Y
invertida o disjuncin (tambin se aclarar ms adelante, en el pargrafo dedicado a los
Programas Narrativos), que es la estructura propia de un sujeto que queda desposedo de
un objeto.146
As pues, apliquemos todo lo antes mencionado al primer segmento de nuestro
texto elegido, es decir, el marcado como 1.1.1: El orden natural postula, una vez
preparados los nimos del auditorio gracias147al exordio, se siga la narracin, que es la
exposicin de hechos ocurridos o como si hubieran ocurrido, lo que debe hacerse con
voz clara y ordenada, declarando lo que es oportuno dar a conocer.
145A. J. Greimas y J. Courts. op. cit. p. 317.146Ibidem. pp. 80-81, 130-131, 233.147A falta de una expresin ms adecuada, he preferido mantener la propuesta de Esteban J. Palomera. Enel original latino la palabra es beneficio, que significa favor, proteccin.
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1.1.1
orden natural postular
preparar los nimos del auditorio seguirse la narracin
exposicin de hechos ocurridos declarar lo que ser oportuno dar a conocer
o como si hubieran ocurrido
: deber hacerse con voz clara y ordenada
Observemos entonces que la estructura bsica del rbol se encuentra conformada
por dos Y, es decir, por dos conjunciones, y una I: la primera diciendo que para que
se declare lo que es oportuno, es necesario, tanto un preparar de los nimos delauditorio (que tiene que ver con el papel del exordio en la retrica), como un seguirse
de la narracin; la segunda, que menciona que para que la narracin se haga con voz
clara y ordenada, es requerimiento tanto la exposicin de los hechos, como la
declaracin oportuna de lo que se quiere dar a conocer; por ltimo est la relacin
directa entre el orden natural y el deber-hacer que, como se observa, es el primero el que
condiciona toda la estructura arbrea.
Qu papel juegan aqu el ser oportuno, declarando y dar a conocer? Como se
intuye por la aclaracin de prrafos anteriores, estos tres elementos son contenidos
referidos al objeto del exponer: los hechos, como si el exponer tambin tuviera que ver
con la oportunidad, la declaracin y el dar a conocer tales hechos.
Al respecto, si se recuerda lo mencionado antes en la introduccin respecto a la
narracin como exposicin de hechos ocurridos o como ocurridos, surge entonces la
pregunta: narrar hechos ocurridos o como ocurridos es narrar historia o hace falta
algn otro elemento para que este narrar historia se d? Ms adelante se dar respuesta a
esta pregunta.
En cuanto al segundo fragmento, marcado como 1.1.2, dice a la letra: La
mayora pens que siempre debe hacerse la narracin: lo que demuestra ser falso por
muy numerosas razones. En efecto, hay ante todo asuntos que son tan breves, que tienen
proposicin, ms bien que narracin. Esto ocurre en los casos donde no hay necesidad
de exposicin o cuando los hechos son admitidos./
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1.1.2
pensar siempre deber hacerse la narracin
[ocurrir los hechos]
[~ ser breves] ser breves
[~ tener proposicin] [~ ser admitidos] ser admitidos tener proposicin
[ser necesario](1) [ser necesario](2) ~ ser necesario(3) ~ ser necesario(4)
[la narracin] [la exposicin]
[haber narracin](1) [haber narracin](2) ~ haber narracin(3) ~ haber narracin(4)
[~ ser siempre]
demostrarse ser falso
.
Ntese cmo ste rbol contiene las tres formas estructurales bsicas antes
mencionadas: I, Y y Y invertida, lo cual nos dice, de antemano, que hay tanto
disjuncin como conjuncin. En primer lugar el texto nos dice que se pens siempre
hacer la narracin, de donde deriva el ocurrir de los hechos (por digesis); cuando las
causas son breves, entonces tienen proposicin, por lo que no es necesario (4) que haya
narracin.148De la misma forma, cuando ocurren las causas es necesario (1) que se de la
narracin (1). Al ocurrir los hechos y stos son admitidos, entonces no es necesario (3)
que haya narracin (3); cuando los hechos ocurren, es necesario (2) que haya narracin
(2). Todo lo anterior demuestra que no siempre se hace la narracin, lo cual confirma la
aseveracin de Valads: El pensar hacerse siempre la narracin se demuestra es falso
por las razones antes esgrimidas. Por qu la numeracin al interior de la estructura?
Porque de alguna u otra forma, el texto nos est hablando de cuatro tipos distintos de
148 He reconstruido del lado izquierdo los otros trminos (~ ser breve y ~ tener proposicin) paraposibilitar la relacin de contradiccin entre ambas isotopas lo mismo ocurre en todas lasreconstrucciones dadas en la estructura.
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ser necesario y cuatro tipos distintos del haber narracin: la necesidad, cuando
ocurren las causas, tanto de que haya como de que no haya narracin, lo mismo cuando
los hechos ocurren, habr dos tipos de necesidad: la de que tambin haya como la de
que no haya narracin. De all la necesidad de distinguir estos seres y haberes. Una
pregunta surge entonces: Qu relacin existe entre la narracin y la proposicin entrminos de la retrica tradicional?
Pasemos a la conformacin de nuestro tercer rbol, aquel que forma parte de 1.2
y que a su vez saldr del subapartado 1.2.1: Esta [la narracin] es doble, simple cuando
algo se presenta desnudo sin razn. El otro, cuando las razones dominan la narracin de
hechos ocurridos./
1.2.1
[~ argumentos] hechos ocurridos
algo presentarse desnudo sin razn las razones dominan la narracin
simple [~ simple]
la narracin es doble
Aqu la estructura es evidente: se trata de una Y derivada de dos isotopas149o
estructuras en I. En esta conjuncinhe reconstruido dos elementos para una mejor
comprensin de la estructura, gracias a la digesis. De esta conjuncin surge una duda:
a cul de los dos tipos de narracinpertenece el discurso histrico?. Duda que ser
retomada ms adelante.
El cuarto rbol sale del apartado 1.2.2: As mismo, la mayor parte de los
escritores, sobre todo los que siguen a Iscrates, quieren que [la narracin] sea clara,
breve y verosmil.
149Greimas la define como la iteratividad (entendiendo por iteratividad la reproduccin de magnitudesidnticas o comparables, situadas en el mismo nivel de anlisis), en una cadena sintagmtica, de clasemasque aseguran al discurso-enunciado su homogeneidad el sintagma, al reunir, al menos, dos figurassmicas puede ser considerado como el contexto mnimo que permite establecer una isotopa. (Cfr. A. J.Greimas y J. Courts. op. cit. p. 230, 232)
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1.2.2
seguir a Iscrates
querer que sea clara, breve y verosmil
Aqu vemos una clsica estructura en I, dada por la presuposicin, la cual, sin
embargo, genera una pregunta fundamental: Quines eran los que seguan las doctrinas
isocrticas en el siglo XVI? Pregunta que, sin lugar a dudas, habr de remitir a sta
investigacin a la escolstica mendicante, franciscana o no.
Queda por ltimo el diagrama de 1.3.1: De hecho, no tiene importancia si
decimos perspicuo en lugar de claro o que digamos verosmil, probable o creble Estamisma divisin nos place, por esto conviene, as mismo, que tenga tres cualidades que
significan lo mismo, de modo que eficazmente consigamos todo lo que deseamos, es
decir
Claridad
Probabilidad y
Suavidad
Tras lo cual, nuestro ltimo rbol presuposicional quedar bajo la siguiente
forma:
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no tener importancia no tener importancia
decir claro decir verosmil
placernos esta misma divisin
convenir que tenga tres cualidades
conseguir eficazmente todo lo que deseamos
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En el mismo tenor, los autores resaltan cmo el anlisis semitico ha dado
cuenta de la importancia que para los discursos tienen los valores modales del querer,
deber, poder y saber, los cuales tienen la capacidad de modalizar el ser y el hacer.
Definir y clasificar estas modalidades debe ser una empresa que atienda un criterio
sintagmtico y paradigmtico: cada valor modal estar definido, tanto como unaestructura modal hipotctica, como una categora capaz de ser incorporada en el cuadro
semitico. As, las modalidades antes mencionadas se clasifican, segn Greimas y
Courts, de acuerdo con el cuadro siguiente152:
MODALIDADES Virtualizantes Actualizantes Realizantes
Exotcticas153 DEBER PODER HACER
Endotcticas154 QUERER SABER SER
(Cfr. A. J. Greimas y J. Courts. op. cit. p. 263.)
Por ltimo, Greimas y Courts dan cuenta de otro criterio de clasificacin
basado en las caractersticas del enunciado a modalizar, juicio que, a su vez, destaca dos
grandes clases de modalizaciones: las del hacer y las del ser. De esta forma, por
ejemplo, la estructura modal del deber-hacer (prescripcin) se opone a la del deber-ser
(necesidad), si bien es necesario mencionar que, pese a la oposicin entre estas dos
estructuras, no por ello deja de haber afinidades semnticas entre las mismas, pues
mientras que en el primer ejemplo la modalizacin se refiere al sujeto de hacer, en elsegundo es el objeto (dentro de un enunciado de estado) o eventualmente el sujeto de
estado el que se encuentra modalizado. As, por ejemplo, como se ver ms adelante,
habr una distincin sutil para el caso del querer-hacer del sujeto de hacer, el querer-ser
del objeto (como lo deseable) y el querer-ser del sujeto de estado (como deseante).
He mencionado antes la afinidad semntica entre algunas estructuras modales,
tal es el caso del deber, el querer y el poder. En efecto, un /deber-hacer/ y un /querer-
hacer/ llegan a confundirse de tal forma que podra pensarse que se trata de una misma
estructura modal virtualizante, a la fecha el debate entre mantenerlas separadas o no
sigue en espera de una respuesta satisfactoria. Por su parte, en el caso del /deber-
152A. J. Greimas y J. Courts. op. cit. pp. 262-263.153 Greimas y Courts definen como exotcticas a las modalidades capaces de entrar en relacionestransitivas, es decir, vincular enunciados que tienen sujetos diferentes. (Cfr. A. J. Greimas y J. Courts.op. cit. pp. 262-263).154Al igual que en la nota anterior, lo endotctico es entendido como las modalidades simples, es decir,que vinculan sujetos idnticos o en sincretismo. (Cfr. A. J. Greimas y J. Courts. op. cit. pp. 262-263).
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(ser/estar)/ y el /poder-(ser/estar)/ tambin ofrecen afinidades semnticas importantes,
como el caso de la necesidad, la cual puede expresarse tanto con un /deber-(ser/estar)/
como a un /no poder no (ser/estar)/; para la imposibilidad se tendra tanto al /deber
no-(ser/estar)/ como al /no poder-(ser/estar)/. En todos estos ejemplos se advierte una
distincin entre el componente lgico y el semitico, pues mientras el primero proponea priori una disposicin altica basada en denominaciones, la segunda aspira a constituir
tales denominaciones en las definiciones sintcticas que permiten entrever algunos
vacos de las lgicas modales. Baste un ltimo ejemplo de lo anterior: parece que el
/deber-(ser/estar)/, que es una estructura modal virtualizante positiva, cercana al sujeto
enunciador, difiriera del /no poder-no (ser/estar)/, estructura actualizante operante por
rechazo de las contingencias y que, por ello, decide sobre el objeto, como si hubiese dos
valores modales y dos formas distintas de modalizacin, ambas entendidas bajo el
mismo nombre: necesidad.155Para el caso de la modalidad hacer-saber, se puede hablar de dos tipos de
saberes, dependiendo del objeto que modalice: puede tratarse de un objeto-bien o de un
objeto-mensaje. En el caso del primer hacer, se trata de un hacer pragmtico, somtico:
estar siempre referido a la circulacin (adquisicin, prdida o intercambio) de objetos-
bien (por ejemplo, espadas, pan, un reino, una princesa, etc.); mientras que en el
segundo, estamos hablando de un hacer cognitivo, donde lo circulante son los llamados
objetos-mensaje, de los cuales se derivan tres tipos de hacer: 1) hacer informativo o
comunicativo: donde alguno de los actores (o sujetos) transmiten alguna informacin
sobre algo que uno de ellos sabe hacer por el otro o por s mismo; 2) hacer persuasivo-
disuasivo: donde el actor no solo transmite una informacin sino que tambin desea
convencer o disuadir, y 3) hacer interpretativo: se trata de un creer-saber, es decir, del
punto de vista del receptor.156
155A. J. Greimas y J. Courts. op. cit. pp. 101-102, 264.156 Equipo Cahiers evangile. op. cit. p. 19. De hecho, estos elementos ya han sido abordadosanteriormente, en el apartado que correspondi a la Enunciacin.
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comprender los principios de laperformanciasea mediante las preguntas: Quin toma
la iniciativa de actuar? Tiene lo que necesita para cumplir su prueba (saber, querer y
poder)? Quin las transmite? Quin se apodera de ellas? Cmo actuar para
transformar la situacin?.159Visto as, un PN se plantea en realidad como un cambio
de estado realizado por un (S1) que afecta a un (S2); as, un PN puede ser representadode cualquiera de las dos formas siguientes160:
PN= F [S1(S2Ov)]
PN= F [S1(S2Ov)]
Donde:
F = funcin
S= sujeto de estado/ sujeto de hacer
O = objeto (susceptible de sufrir un vertimiento semntico en forma de v: valor)
[ ] = enunciado de hacer
( ) = enunciado de estado
= funcin de hacer (resultante de la conversin de la transformacin)
=> = hacer pasar, transformacin
= juncin (conjuncin o disjuncin) que indica el estado final, la
consecuencia del hacer
Cabe decir que un PN simple puede transformarse en un PN complejo si el
primero requiere antes de la accin de otro PN161, se llamar PN de Base a este PN
general, mientras que los PN presupuestos y necesarios se llamarn PN de Uso. De
nmero ilimitado, los PN de Uso se anotarn con un nmero entre parntesis, el cual
indicar el nmero de expansiones y su carcter facultativo.162
En este mismo sentido, el PN de Uso se realiza tanto por el sujeto mismo, como
por otro sujeto delegado del primero, en cuyo caso se hablar de un PN Anexo o PNa,
propio de un nivel inferior de derivacin. Por su parte, depende del PN de Base elegido,
159Equipo Cahiers evangile. op. cit. p. 24.160A. J. Greimas y J. Courts. op. cit. pp. 320.161Greimas y Courts mencionan el ejemplo del mono: El caso del mono que, para alcanzar el pltano,debe primero buscar un palo. (Cfr. A. J. Greimas y J. Courts. op. cit. pp. 321).162A. J. Greimas y J. Courts. op. cit. pp. 321.
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es decir, del ltimo valor buscado, depender la actualizacin del PN Global a
discursivizar, es decir, temporalizado para su realizacin; as, un PN puede
transformarse en una programacin operatoria gracias a la disposicin de ciertos
procesos de complejizacin. As, sea un PN de Base, de Uso o Anexo, como conjuntos
sintagmticos correspondern a laperformance163
del sujeto, siempre y cuando tanto lossujetos de hacer como de estado se hallen en sincretismo en un actor determinado y que
los sujetos de los PN Anexos sean iguales al sujeto del hacer principal o delegados o
regidos por l.164
Por ltimo, el PN conocido como performance presupone el performance de la
competencia, donde el sujeto del hacer-ser es previamente modalizado. Por lo
anterior, la competencia aparecer como un PN de Uso, en donde los valores por l
buscados son de naturaleza modal; resultado de la presuposicin entre performance y
competencia es el llamado recorrido narrativo.165Dado lo anterior, el paso siguiente ser la modalizacin de los enunciados dentro
de los rboles presuposicionales, de donde se desprender la generacin de sus
respectivos PN:
163La performance, como se dijo antes, se identifica al acto humano que nosotros identificamos como un
hacer-ser, y al que le damos la formulacin cannica de una estructura modal, constituida por unenunciado de hacer que rige un enunciado de estado. La performance aparece entonces como unatransformacin que produce un nuevo estado de cosas, condicionada por el tipo de competencia de laque est dotado el sujetoperformadory por la rejilla modal del deber-ser (necesidad o imposibilidad). Sedistinguirn dos tipos deperformance, teniendo en cuenta la naturaleza de los valores a los que se refieren(inscritos en los enunciados de estado): las que persiguen la adquisicin de los valores modales(adquisicin de competencias, es decir, de un saber-hacer); y las que estn caracterizadas por laadquisicin-produccin de valores descriptivos (una receta de cocina). (Cfr.A. J. Greimas y J. Courts.op. cit. pp. 301).164A. J. Greimas y J. Courts. op. cit. pp. 321.165Ibidem.
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7/26/2019 Mario Arturo Galvn Yez-Semiotica de La Historia. Manipulacion y Sancion Narrar e Historiar
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1.1.1
El orden natural postula**
(Hacer ser el deber-ser)
[Exordio] Preparar lo nimos del auditorio Seguirse la narracin(Hacer-ser para querer-hacer) (Deber-ser)
[Narracin] Exposicin de hechos ocurridos Declarar lo que es oportuno
o como si hubieran ocurrido dar a conocer
(Hacer-saber el ser) (Hacer-saber el deber-ser del
hacer-saber)
Deber hacerse con voz clara y ordenada(Deber-hacer para poder-saber)
Al examinar con detenimiento la primera rama del rbol (El orden natural
postula), hay que entender de que manera el PN dado por el verbo est modificando
modalmente al sujeto, cmo se debe entender el postular? El diccionario166dice que
postulat(postular) significa tambin pedir y solicitar, de donde pues se desprende
un deber-hacer, es decir, un pedir, un postular; incluso no es exagerado decir que el
mandato puede ser expresado de una forma ms imperativa: como un exigir o como
un ordenar.
En relacin de presuposicin directa con el postular se encuentra el seguirse
la narracin. Aqu es importante recalcar que la sustantivizacin de los verbos no les
quita su carcter fuertemente modal, de manera que no debemos entender, en ste caso
el narrar slo como un sujeto, sino ms bien como un hacer-saber. Si a esto le
agregamos que el seguirse consequor(conseguirse) es definido por el diccionario167
como un venir despus, venir enseguida (como consecuencia de), a manera de un
ordenamiento de las partes constitutivas de la retrica, es fcil comprender que, de
En el entendido de que en realidad se trata de un verbo compuesto, un postular-seguirse, de donde elpostular tiene dos aspectos: uno como un decir algo, y el otro