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¡Simplemente hazlo!

Cuando descubrí que mi apodoentre algunos miembros de la plan-tilla de Virgin era “Dr. Sí”, me hizogracia. Obviamente, surgió porquemi respuesta automática a una pre-gunta, una petición o un problemasuele ser más positiva que negativa.Realmente mi lema es: “ A la mier-da, ¡sencillamente hazlo!”Por supuesto que no digo que sí atodo. Pero qué es peor: ¿cometerun error ocasional o tener unamente cerrada y perder las oportu-nidades? Creo en la utilización y elaprovechamiento del conocimientoy la experiencia de otra gente, poreso me gusta trabajar holísticamen-

te en equipo. Aprovechar la energíaes como aprovechar el poder delcerebro. ¿Por qué seleccionamos aalguien para una tarea en particularsi luego ignoramos su experiencia yhabilidad? Es como consultar aexpertos y no tener en cuenta sutrabajo.También confío en mi propio instin-to y habilidad para hacer casi cual-quier cosa que me propongo. Si unaidea o un proyecto es bueno ymerece la pena, si es humanamen-te posible, siempre me lo plantearéseriamente, incluso aunque nuncalo haya hecho o pensado antes.Nunca digo “no puedo hacer esto porque no sé cómo”. Pregunto, loexamino, encuentro la manera.Mirar, escuchar y aprender son

Título del Libro: Screw It, Let's Do It

Autor: Richard Branson

Fecha de Publicación: 29 de Marzo 2007

Editorial: Virgin Books / Arcopress

Nº Páginas: 256

ISBN: 0753511495

Contenido

¡Simplemente hazlo!

Pag 1

¡Pásalo bien!

Pag 2

Sé valiente.

Pag 3

Válete por ti mismo.

Pag 4

Premiar el talento y delegar.

Pag 5

Ten respeto.

Pag 5

El hombre marca.

Pag 6

Rumbo al espacio.

Pag 7

Conclusión.

Pag 7

EL AUTOR : Sir Richard Branson es un conocido emprendedor con un insaciableapetito por empezar nuevas aventuras empresariales. Es propietario de un con-glomerado de empresas reunidas entorno a la marca Virgin. Sus negocios seexpanden en sectores tan diversos como la aviación, las tarjetas de crédito, bebi-das refrescantes y alcohólicas, teléfonos móviles, libros, o agencias de viajes,entre otros. También es conocido por su afición a los globos aerostáticos, los avio-nes y las embarcaciones. En sus innumerables y mediáticas aventuras ha conse-guido batir numerosos records mundiales ya sea por mar, tierra o aire.

[Las claves del éxito del fundador de Virgin]

Leader Summaries © 2008. Resumen autorizado de: Hagámoslo por Richard Branson, Arcopress © 2008.

Hagámoslo

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Screw It, Let's Do It

cosas que todos deberíamos haceren nuestras vidas.Si crees que tienes una buena idea,o si hay algo en tu vida personal que

quieres hacer, pero no estás segurode cómo alcanzar tu objetivo, nocreo que esa pequeña expresión “nopuedo” deba detenerte. Si no tienesla experiencia necesaria para alcan-zar tu objetivo, toma otro camino;busca una forma distinta. Siemprehay una solución al problema máscomplejo.Les comentaré mi primer proyectocomercial real, la revista . Creo quees un buen ejemplo de “sencilla-mente hazlo”. Fundé cuando tenía

15 años y todavía estaba en el cole-gio, en un internado. No lo hicepara sacar dinero. Lo hice porqueno me gustaba lo que me enseñabanen el colegio, ni lo que pasaba en elmundo y quería arreglarlo.Por entonces era un niño. Sinembargo, casi instintivamente,seguí las reglas básicas de las finan-zas para preparar un sólido plan denegocio. En la biblioteca del cole-gio, en lugar de hacer mi trabajo,eché un vistazo a Who’s who e hiceuna lista de los 250 miembros delparlamento. A continuación realicéuna lista similar de posibles anun-ciantes leyendo el listín telefónico.Con la calderilla que me proporcio-nó mi madre hice las primeras lla-madas y envié cientos de cartas conel membrete: Student, la revista para la juventud británica.Con los datos que me dieron en elMinisterio de Educación hice un cál-culo de la posible tirada de la revis-ta y con las grandes empresas utili-cé la siguiente estrategia: le decía

al responsable de publicidad delLloyds Bank que Barclays iba a que-darse con el interior de la contra-portada, ¿querrían ellos la presti-giosa contraportada antes de que sela ofreciera al Nat-West? Hice lomismo con Coca-Cola y Pepsi. Tododio resultado y conseguí 2.500 libraspara el primer número, lo que mepermitiría pagar la impresión de30.000 copias.Dos años después de iniciar mi pro-yecto todo estaba preparado –parasorpresa de muchos- y decidí (con elconsentimiento y apoyo de mispadres) abandonar el colegio. Enesta nueva aventura me acompañó

mi amigo Jonny Gems. Juntos trata-mos de conseguir contenidos queencajaran con nuestras aspiracio-nes. Conseguimos hacer entrevistas

increíbles a gente como Jean-PaulSartre, John Lennon, Mick Jagger,entre otros. Tenía tanta confianzaen mi mismo que nunca me paré apensar por qué estaban dispuestos adejarme traspasar las puertas desus casas y hablar con ellos cara acara, y mi confianza debía ser con-tagiosa porque muy pocos merechazaron.Los comienzos fueron difíciles, peronos ayudó mucha gente de formadesinteresada vendiendo por la

calle o en las universidades nuestrarevista. Incluso los periodistas delos rotativos de gran tirada se fija-ron en nosotros. El Sunday Telegraph escribió: “Fotógrafos, periodistas y escritores de todos loslugares han aceptado ayudar aStudent, y una fuerte organizaciónde distribución masiva voluntariaha crecido por los colegios y univer-sidades permitiendo, quizás, a alre-dedor de medio millón de estudian-tes leer la revista”.Cada vez que surgía una nuevaoportunidad, la aprovechábamos.Cuando era evidente que nuestrarevista había llegado a un punto desaturación, en lugar de conformar-nos, buscamos nuevas formas dehacer dinero. Nos planteamos ven-der discos, pero como no teníamosdinero suficiente, fuimos a ver a unhombre que tenía una zapatería enun sitio perfecto en Oxford Street, yhablamos con él para que nos deja-ra usar un espacio que le sobraba.Necesitábamos un nombre, y fue

entonces cuando nació Virgin.Mientras estábamos sentados lan-zando ideas para encontrar un nom-bre, alguien dijo: “Bueno, somosvírgenes en el mundo empresarial. ¿Por qué no Virgin? ”Puse en práctica todo lo que habíaaprendido gracias a Student y tra-bajé duro para promocionar la aper-tura de aquella primerísima tiendaVirgin Records en Oxford Street.Hicimos que fuera un lugar coolpara los estudiantes; pusimos coji-nes mullidos y grandes en el suelo,y cabinas donde podrían escucharlos discos antes de comprarlos. Unatienda nos llevó a una segunda y

esta a una tercera. Pronto tuvimosuna tienda Virgin Records en casitodas las ciudades importantes, ytodavía tenía menos de veinte años.

Mis primeras experiencias en losnegocios fueron increíbles. Aprendímuchas cosas: no sólo que si quiereshacer algo, sencillamente deberíashacerlo, sino que también tienesque prepararte bien, tener fe en timismo, ayudar a los demás y porencima de todo, no abandonar.

¡Pásalo bien!

He leído en varios artículos quetodo lo que toco lo convierto enoro. A pesar de que eso no es cier-to, no niego que he hecho las cosasbien y he tenido un éxito considera-ble. Pero no tengo ningún secreto.Sencillamente trabajo duro, comosiempre he hecho. Sin embargo, ysobre todo, intento pasarlo bien.Nuestro trabajo debería inspirarnosy satisfacernos. Pasamos tantotiempo trabajando para ganarnos lavida que hacer algo que detestamosno tiene ningún sentido.A propósito de pasarlo bien, tengoque contarles que nunca sabes loque puedes encontrarte en unaplaya soleada... Mientras estaba devacaciones, me hice con una isladesierta y unas aerolíneas. Sucediópor casualidad, cuando trabajabaduro para levantar Virgin Music en1976. Mike Oldfield ya había sidonuestro primer gran éxito con elálbum Tubular Bells y continuába-mos trabajando para fichar a los SexPistols, Human League y a Sting, así

que las cosas marchaban bien. Lagente dijo cosas como “Branson, undiablo con suerte que se encontrócon un éxito enorme como TubularBells”, como si de algún modo mehubiera tropezado con él en lacalle.Sí, fue un golpe de suerte, pero fui-mos los que lo reconocimos y asu-mimos el riesgo. Mike Oldfield habíatocado recientemente en un musi-cal que se representaba en el WestEnd y me hizo escuchar algunas gra-baciones de su Tubular Bells. Penséque tenía ese sonido casi mágicoque rara vez se presenta, perocuando lo hace, sabes que es espe-

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Screw It, Let's Do It

cial. No teníamos una discográfica,así que lo mandé a otras seis com-pañías que conocía para que escu-charan sus grabaciones. Todas le

rechazaron. Nos gustaba tantocomo sonaba que formamos estapequeña compañía, inicialmentepara lanzar solamente Tubular Bells. Hacer que funcionara fueduro para un puñado de chicoscomo nosotros. Se necesitabamucho dinero para promocionar sumúsica y a nosotros no nos sobraba.Así que tuvimos que espabilarnos.Mike era demasiado tímido parapromocionar el álbum, pero noabandonamos. Pensamos de manera

creativa, y nos adelantamos a nues-tro tiempo haciendo un video quepasamos por televisión. Pusieronmucho el video, pero un gran avan-ce fue que se usase en la bandasonora de El Exorcista. Las ventasfueron enormes. De la noche a lamañana Virgin Music era mundial-mente conocida. A pesar del éxito,nunca dejamos de buscar nuevossonidos y nuevos talentos.Por aquel entonces estaba pasandouna mala racha a nivel personalporque mi novia Joan y yo habíamosroto. Quería hacer un viaje memo-rable con ella, pero no tenía dineroporque me lo había gastado todofichando a varias bandas de músicaen Jamaica. Había oído que si que-rías comprar una propiedad en elCaribe te ofrecían una gran visitaguiada gratis. Llamé a un agenteinmobiliario de las Islas Vírgenes, yle dije que tenía una discográfica yque quería comprar una isla parahacer un estudio de grabación enella.

Afortunadamente para nuestraescapada romántica, el agente res-pondió como esperaba. Joan y yovolamos a las Islas Vírgenes, dondenos trataron como a la realeza, sintener intención real de comprar unaisla que no podía permitirme. Alfinal de nuestra estancia nos ense-ñaron una isla en venta que el agen-te nos dijo que pertenecía a un lordinglés que nunca había estado enella. Le pregunté el precio (3 millo-nes de dólares) y yo le ofrecí200.000. Volvimos bajando una coli-na y nos metimos en el helicópteroque nos había llevado a la isla.Nuestras maletas nos estaban espe-

rando en la puerta del hotel. Noshabían echado. Pasamos la nocheen un bed and breakfast de un pue-blo cercano y nos marchamos al día

siguiente. Era como si nos hubieranechado del paraíso.Nuestro plan era continuar el viajeyendo a Puerto Rico, pero cuandollegamos al aeropuerto, el vuelohabía sido cancelado y la gentevagaba, como si estuviera perdida.Nadie hacía nada. Pero yo decidíque tenía que hacerlo. A pesar deque no tenía ni idea de dónde meestaba metiendo realmente, conbastante aplomo fleté un vuelochárter por 2.000 dólares y lo dividí

entre el número de pasajeros. Pedíprestada una pizarra y escribí: VIR-GIN AIRWAYS. 39 DÓLARES BILLETEDE IDA A PUERTO RICO. Los pasaje-ros agradecidos no dejaron escaparla oportunidad y compraron todoslos tickets.La idea de Virgin Airways habíanacido en medio de unas vacacio-nes, aunque en realidad la aerolí-nea no despegó hasta unos añosdespués. Nunca antes había fletadoun vuelo chárter, pero, al igual quecon Tubular Bells, vi la oportunidady la aproveché. Y tengo que decircon orgullo que hoy en día nuestraaerolínea vuela a más de 300 luga-res en todo el mundo y en un futu-ro próximo ofreceremos vuelos alespacio a través de Virgin Galactic.De vuelta en Londres con Joan des-pués de nuestras vacaciones, toda-vía tenía como objetivo compraraquella isla fantástica que nos habí-an enseñado en nuestro viajeromántico. Hice algunas averigua-ciones y descubrí que el dueño de la

pequeña isla era rico y que, efecti-vamente, nunca había ido a verla,por lo que no estaba interesado enella. Tres meses después cerré eltrato por 180.000 dólares.No todos tenemos el dinero paramontar un negocio, o bien la suer-te, o las oportunidades no surgen. Aveces, estás contento de conseguirtrabajo, cualquier trabajo, y acep-tas un empleo en una fábrica o enuna tienda. Puede que lo odies,pero tratas de sacar lo mejor de lascosas. ¿Pero es eso divertido? ¿Esrealmente ese trabajo que odias tuúnica opción? No olvides nunca queno importa quién seas, tienes otras

opciones.Si, a pesar de todo, tienes que tra-bajar para un jefe que no te gusta,como a casi todos les pasa en algún

momento, no te quejes de ello. Tenuna perspectiva positiva de la vida ysigue con ello. Trabaja duro, gánateel sueldo y haz amigos. Disfruta dela gente con la que entras en con-tacto a través del trabajo, y si toda-vía eres infeliz, entonces separa tuvida privada de tu vida personal.Pásalo bien en tu tiempo libre, tenen cuenta que tu jefe o tu empresate está pagando para que te divier-tas, y te sentirás más feliz, y disfru-tarás más de la vida y del trabajo.

Sé valiente

Disfruté mucho mientras hacía laserie de televisión en EstadosUnidos The Rebel Billionaire porqueme pareció muy divertido hacerpasar a un grupo de jóvenes empre-sarios y a mí mismo por distintosdesafíos, muchos de los cuales esta-ban sacados directamente de pelí-culas de James Bond. El objetivoera que al final quedara en el con-curso solo la persona con el carác-ter más fuerte y el más capacitadopara conseguir sus metas.El último capitulo de la serie se des-arrollaba en mi isla del Caribedonde yo le entregaría al ganador,Shawn Nelson, el premio final, uncheque de un millón de dólares.Pero le pusimos a prueba. Podíaquedarse con el cheque o jugarse acara o cruz un premio mayor. Si noacertaba, lo perdería todo.

“ ¿Cuál escoges –le dije- ¿La monedao el cheque? ”La vida esta llena de decisiones difí-ciles. ¿Por cuál optaría? Al final sedecantó por el cheque. Yo me ale-gré mucho y mientras sacaba elcheque del bolsillo y se lo entrega-ba, le dije: “si hubieras escogidolanzar la moneda, me hubierasdecepcionado”. Había escogido laopción correcta no jugándosela aalgo que no podía controlar.Siempre busco ese algo concreto enla gente como Shawn que les hacediferentes de los demás. Así queuna de las cosas que hago en Virgines intentar que la gente piense en sí

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misma y se vea de una manera máspositiva. Creo firmemente que nadaes imposible. Yo les digo: “Cree enti mismo. Puedes hacerlo”, a la vez

que añado: “Se valiente pero no tela juegues”.Recibo miles de propuestas denegocio todas las semanas, son lasmetas y sueños de la gente. Muchasson únicas y originales con muchopotencial, pero son demasiadaspara que las pueda ver todas. En sulugar, mis empleados las leen pri-mero y hacen una criba. Yo veo lasmejores.Una decisión de la que no me arre-piento fue una proposición que un

joven abogado estadounidense meenvió en 1984. Quería que invirtieraen una nueva línea aérea trans-atlántica. Incluso antes de leer suplan quería hacerlo. La idea mecautivó a medida que recordaba elembrión de “Virgin Airways” de laexcursión caribeña. Era emocionan-te y podía imaginármelo, visualiza-ba el éxito que podía tener.Me pasé un fin de semana meditán-dolo. El domingo por la noche yahabía tomado una decisión.Sencillamente lo haría. El lunes porla mañana llamé a Boeing. Me llevóbastante tiempo dar con la personaadecuada. Quería saber cuántopodía costarme un Jumbo. Se que-daron muy sorprendidos conmigopero me escucharon. Me dijeronque tenían un Jumbo de segundamano que podía ser mío. Les pre-gunté si se lo podía devolver si elproyecto no salía bien y aceptaron,lo que nos protegería en caso defracaso.Al día siguiente me reuní con mis

socios de Virgin Music para discutir-lo. Me dijeron que estaba loco. Yoles dije que Virgin Music estabaganando mucho dinero, gracias abandas como Culture Club, y que eldinero necesario para empezar unacompañía aérea era menos de untercio de los beneficios de un año.Al final, mis socios aceptaron aregañadientes. La nueva compañíase llamaría Virgin Atlantic. Prefería,como siempre, crear una empresadesde cero –frente a la alternativade comprar una ya existente- paradarle nuestra impronta personal.Me puse a trabajar de forma frené-tica. Una aerolínea correctamente

fundada no tomaba atajos, cumplíatodas las regulaciones y criterios deseguridad y estaba correctamenteasegurada.

Una vez que tuve el avión, en lostérminos en los que me lo podíapermitir, elaboré un plan de super-vivencia de flujo de fondos. Luegocontraté a la gente adecuada yformé un gran equipo. Fue un tra-bajo duro, pero tuve perseverancia.Y créeme, hubo infinidad de proble-mas. British Airways intentó jugarsucio con nosotros. Incluso trataronde destrozarnos arruinando mi nom-bre. Pero los llevé a los tribunalespor difamación, y gané.

Muchas de las compañías que en1984 dijeron que no lo conseguiría-mos están, a día de hoy, fuera delnegocio. Fui valiente, sí, pero noinsensato. No era todo o nada,como podía haber sido con el gana-dor de The Rebel Billionaire, yhabía tenido en cuenta cómo mane-jar los riesgos. Fue la misma estra-tegia atrevida, pero controlada,que tuve en mi siguiente aventura,en 1991, cuando decidí fundarVirgin Trains, aprovechando la polí-tica liberalizadora de los ferrocarri-les británicos. La verdad es que unaopción es optar por una vida segura,pero haciéndolo así nunca sabrásqué se siente al ganar.

Válete por ti mismo

“Si quieres leche, no te sientes enmedio del campo con la esperanzade que una vaca se te acerque”.Este viejo dicho podría haber sido

una de las citas de mi madre. Ellahabría añadido, “Vamos, Ricky. Note quedes sentado sin hacer nada. Atrapa la vaca”. Una vieja recetade pastel de conejo decía, “Primerocaza el conejo”. Observad que nodecía, “Primero compra el conejo”,o “Siéntate hasta que alguien te deun conejo”.Lecciones de este tipo me las ense-ñaba mi madre desde que erapequeño y son las que me hanhecho valerme por mí mismo. Meentrenaron para pensar por mímismo y ser capaz de hacer cosas.Es en lo que los británicos comonación solemos creer, pero hay

algunos niños hoy en día que pareceque quieren todo servido en bande-ja.He tenido mucha suerte con tener

unos buenos padres. Ellos y su gene-ración han vivido dos guerras mun-diales y la palabra consentir no estáen su vocabulario. Mi padre siempreestaba ahí para nosotros, pero mimadre era la que nos educaba paraque sacáramos lo mejor de nos-otros. De ella aprendí sobre losnegocios y el dinero. Decía cosascomo, “El ganador se lo llevatodo”, y, “Persigue tus sueños”. Mimadre sabía que perder no siempreera justo, pero así es la vida. No es

una buena idea enseñar a los niñosque pueden ganar todas las veces.Sé que algunos padres mantienen asus hijos al margen de su trabajo yno comparten sus problemas, peropienso que sus hijos nunca aprende-rán realmente el valor del dinero, oel de los ingresos y las facturas.Sólo una vez perdí la fe en mímismo, y esto ocurrió en 1986. Poraquél entonces, Virgin era una delas compañías privadas británicasmás grandes, con 4.000 empleados.Todo iba tan bien que me dijeronque debería empezar a cotizar enbolsa. No estaba seguro y desdeluego dos de mis socios no estabande acuerdo. Me conocían bien ydecían que no me gustaría perder elcontrol. Pero al final tomé la deci-sión de salir a bolsa, en parte por-que la financiación bancaria se nosestaba complicando y necesitába-mos capital.Nunca olvidaré cuando estaba en laCity (el barrio financiero deLondres) y vi las filas de gente

haciendo cola para comprar accio-nes de Virgin. Me emocioné tantoque caminé por la cola arriba yabajo agradeciendo a la gente suconfianza y algunas de sus respues-tas quedarán grabadas para siempreen mi memoria. En cierto momentome di cuenta de que algunos fotó-grafos me estaban sacando unafotografía del pie. No lo entendía.Luego miré hacia abajo y vi conasombro que, con las prisas que mevestí, me había puesto zapatos dedistinto par. En fin, todo fue emo-cionante.La salida de Virgin a Bolsa atrajomás solicitudes del público que

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cualquier otro debut en el mercadode valores, sin contar las privatiza-ciones masivas del gobierno. Sinembargo, no pasó mucho tiempo

antes de que llegase a odiar laforma de actuar de la City. En lugarde tener reuniones informales conmis socios para discutir sobre québandas contratar, tenía que pregun-társelo a una junta directiva. Enlugar de poder contratar a alguienque fuese bueno, tenía que esperarcuatro semanas para reunirme conla junta, y para entonces, ya erademasiado tarde.En medio de toda esta burocraciadoblamos nuestros beneficios pero

las acciones de Virgin empezaron abajar, y por primera vez en mi vida,me sentía deprimido. Luego hubouna gran quiebra del mercado bur-sátil y las acciones empezaron acaer rápidamente. No era culpamía, pero sentía que estaba defrau-dando a toda esa gente que habíacomprado acciones de Virgin.Muchos eran amigos y familiares, asícomo nuestros propios empleados.Otros eran como la pareja que mehabía dado los ahorros de su vida.Tomé una decisión. Compraría denuevo todas las acciones al precioque cada uno las había comprado.No tenía por qué, pero no queríadefraudar a la gente.El día que Virgin volvió a ser unacompañía privada fue una libera-ción para mi. No sentí nada exceptoalivio. Una vez más, era el capitándel barco y el amo de mi destino.Creo en mí mismo. Creo en lasmanos que trabajan, en el cerebroque piensa y en los corazones queaman.

Premiar el talento y delegar

He aprendido a recompensar siem-pre el talento. Aunque alguien seacontratado para hacer una cosa, sitiene buenas ideas, o puede haceralgo más, sencillamente déjale quelo haga. Por eso me gusta pasear,pidiéndole consejo a la gente por lacalle, en el avión o en el tren. Esverdad lo que dicen –el hombre dela calle a menudo tiene más sentidocomún que muchos grandes jefes.Ken Berry es un buen ejemplo.

Ken empezó en una de nuestrastiendas de discos como dependien-te. Su primer trabajo consistía encomprobar la recaudación, pero

después de poco tiempo hacíamuchas otras cosas. Siempre que yoquería llevar algo a cabo, no impor-taba qué, llamaba a Ken. Parecíaque él sabía todo sobre todo. Hoy,la gente recurre a Google o a Yahoo.Nosotros sencillamente preguntába-mos a Ken.Dos de sus mejores rasgos eran quese llevaba bien con la gente, y queno se lo tenía creído. Descubrimosque era muy bueno tratando concualquiera, desde las súper estre-

llas hasta sus abogados. Pronto letuvimos manejando contratos. Eraobvio que su talento se estaba des-perdiciando como dependiente, asíque se unió a nuestro pequeño equi-po para dirigir Virgin. Se convirtióen consejero delegado de VirginMusic y, algunos años después,cuando vendí Virgin a EMI, él conti-nuó en esa posición.La gente me pregunta cómo puedotener tanto tiempo libre para llevara cabo mis aventuras deportivas portodo el mundo. Mi respuesta es,delegar. Cuando escoges a la genteadecuada, puedes dejarle todo a sucargo. Sabes que las cosas iránsobre ruedas si no estás ahí. En1987, me encontraba en medio deuna batalla en la sala de reunionespara comprar EMI, cuando tuve quesalir corriendo. Había acordadovolar en globo sobre el Atlántico, yel tiempo era bueno. Si lo retrasá-bamos, podíamos perder la oportu-nidad. Me fui, sabiendo que tenía ala gente adecuada para discutir el

acuerdo. Sin embargo, ante la posi-bilidad de que muriera (en numero-sos viajes en globo había estado apunto de hacerlo), las negociacio-nes se congelaron hasta que volvie-ra, si volvía.El huracán de octubre de ese año sellevó todos nuestros sueños deposeer EMI. El mercado de valoresquebró y el valor de nuestras accio-nes cayó. Los bancos no tenían feen que las cosas fueran a mejorarde nuevo y no nos dejaban el dine-ro. Irónicamente, durante el “asun-to del juego sucio” con BritishAirways, cuando estaba luchandopor mantener a flote la aerolínea,

tuve que vender Virgin Music porquinientos millones de libras. Fueuno de los días más tristes de mivida y recuerdo ir andando por

Oxford Street después de haber fir-mado el acuerdo, cuando vi un car-tel del Evening Standard  en unpuesto de periódicos que de repen-te me hizo darme cuenta, más queninguna otra cosa, de lo que habíahecho. “Branson vende por 510 millones de libras en efectivo”. Losojos se me cegaron de lágrimas.Pero en los negocios tienes quetomar algunas decisiones difíciles.Si la línea aérea hubiera quebrado,cientos de familias habrían perdido

sus trabajos. Esos mil millones dedólares nos mantuvieron a salvodurante una buena temporada y medieron dinero en efectivo paraempezar nuevos negocios. Además,Virgin Music también estaba a salvo.Todos sobrevivimos que era loimportante.Si alguien me preguntara en quécrees por encima de todas las cosas,diría que en mi familia. Creo firme-mente en mi familia. Sé que a veceslas familias se dividen, y yo he vivi-do en persona algo de eso. Sé quealgunas personas no tienen a nadie.Pero los amigos cercanos puedenser como una familia. Todos necesi-tamos una red fuerte de apoyo. Apesar de que me enseñaron a valer-me por mí mismo, sin mi familia yfieles amigos estaría perdido.

Ten respeto

Una de las cosas de las que he

aprendido mucho fue cuando hicealgo ilegal. Me pillaron y pagué porello. En ese momento me sentícomo un pirata de pelo largo.Incluso me parecía un juego. Penséque estaba siendo valiente –perotambién estaba siendo imprudente.Algunos riesgos no merecen la pena.Mi estafa parecía un truquito inge-nioso y me convencí de que eraprácticamente legal. Empezó poraccidente en la primavera de 1972.Virgin era conocida por vender dis-cos buenos a bajo precio, y tenía-mos un gran pedido de Bélgica. Siexportabas discos a Bélgica, notenías que pagar impuestos por

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ellos; así que compré estos discoslibres de impuestos directamente alas grandes discográficas y alquiléuna furgoneta para llevarlos por el

canal en ferry. Mi plan era llegar aFrancia y conducir hasta Bélgica. Nosabía que en Francia tenías quepagar impuestos, incluso si estabasde camino a otro sitio.En Dover la gente de la aduana meselló los papeles con la cantidad dediscos que llevaba. Cuando llegué aFrancia, me pidieron que demostra-ra que no iba a vender los discosallí. Les enseñé el pedido de Bélgicay les dije que solo estaba de paso,pero no me sirvió de nada. Como no

quería pagar los impuestos, tuveque regresar a Dover con todos losdiscos todavía en la furgoneta,enfadado por haber perdido eltiempo y un buen pedido. Volviendoa Londres, caí en la cuenta de queahora tenía una furgoneta llena dediscos libres de impuestos. Inclusotenía el sello de la aduana que loprobaba. Pensé que todavía podíavenderlos por correo o en las tien-das Virgin y sacar unos jugososbeneficios.Era ilegal, pero sencillamentepensé que estaba forzando las leyesun poco y aprovechándome de unasituación que yo no había provoca-do. Siempre había tratado de nosaltarme las reglas y, pensándolobien, esto no era diferente. Habríasalido impune si no hubiera sidocodicioso. En lugar de vender soloesa única carga de la furgoneta, yestar satisfecho con la gananciainesperada, hice un total de cuatroviajes a Francia, explicando en cadaviaje que los discos eran para

exportar, pero dando la vuelta nadamás pisar suelo francés, antes depasar por su aduana. La última vezni siquiera me molesté en subirmeen el ferry. Estoy seguro de que sino me hubieran pillado, habríaseguido haciéndolo. ¡Era tan fácil!Lo que pasaba es que no era tanfácil. Me estaban vigilando.El problema de verdad era que yosolo era una pieza pequeña en unaestafa mucho mayor operada porcompañías discográficas que esta-ban haciendo lo que yo había des-cubierto por accidente, a una esca-la mayor y más cínica. Hicieron unregistro de nuestros almacenes y

tiendas y me arrestaron.Mis padres siempre me habían repe-tido hasta la saciedad que todo loque teníamos en la vida era nuestra

buena reputación. Podías ser rico,pero si la gente no confiaba en ti,no valía de nada. Me tumbé sobreun colchón de plástico que había enla celda y juré que nunca volvería ahacer algo así. Me pasaría el restode mi vida haciendo lo correcto.Por la mañana, mi madre vino aljuzgado para darme su apoyo. Notenía dinero para un abogado y soli-cité uno de oficio. El juez me dijoque si solicitaba un abogado de ofi-cio no conseguiría salir bajo fianza,

establecida en unas desorbitadas30.000 libras. No tenía esa canti-dad, así que mi madre aportó sucasa como garantía.La manera de recuperar el propiorespeto fue pagar la multa que meimpusieron sin quejas. De hecho,me beneficié. Una vez más, estandocontra el paredón, mi objetivo fueganar dinero, pero legalmente.Trabajamos como locos abriendonuevas tiendas de Virgin y desarro-llamos buenas ideas para expandir-nos.La reputación lo es todo. Si empie-zas un negocio y me pides un conse-jo, te diría, “Sé justo en tus nego-cios. No hagas trampas, pero ansía ganar ”. Esta regla también debeextenderse a tu vida privada. Milema es: “nunca hagas nada que note deje dormir por la noche”. Esuna buena norma a seguir.

El hombre marca

Hace poco estuve colgado de unagrúa, aparentemente en cueros, enlos alto de Times Square en NuevaYork, con el reparto de The FullMonty de Broadway, aparentementetambién desnudos, colgados a milado. En realidad, llevábamosbodies que simulaban el desnudo, ylas partes creativas estaban sujetaspor móviles Virgin. Otro montajeescandaloso para lanzar un nuevoproducto –en este caso, VirginMobile en Estados Unidos- y, comosucedía a menudo, yo era el centrode atención, la cara visible y públi-ca de la marca.

La gente de marketing había elegi-do el lema de Virgin Mobile, “nadaque esconder ”, para enfatizar quenuestro servicio no tiene costes

ocultos, y habían decidido quehacer el “Full Monty” encima deuno de los lugares más famosos delmundo –Times Square- realmenteconseguiría que el mensaje llegase.He estado gritando el mensajedesde que Freddie Laker me acon-sejó que lo hiciera cuando lanzamosVirgin Atlantic en 1984.Básicamente me dijo que tenía quehacerlo, porque si iba a luchar polí-ticamente contra los monopolios deaerolíneas de titularidad estatal, y

contra las grandes compañías domi-nantes de Estados Unidos, la marcadebía tener una cara.Puede que hubiera sido más fácilcontratar una empresa de relacio-nes públicas y asignarles la tarea dela publicidad, pero Freddie teníarazón; tenía que hacerlo yo mismo.Así que durante unos años hice cual-quier cosa, por disparatada quefuera, para conseguir que Virginestuviera en las portadas (con elanuncio de “Full Monty” consegui-mos que The Wall Street Journal

nos concediera el premio al peoranuncio del año –nunca se lo agra-deceré lo suficiente-). En nombrede la fama, y por el bien de lamarca, terminé saliendo del mar enhelicóptero; me vestí con un trajede novia con volantes para promo-cionar nuestras tiendas de VirginBride; caminé por la cuerda flojaentre dos globos e hice puentingsobre las cataratas Victoria; y doce-nas de hazañas más que resultaronmuy divertidas. Se que suelo enfu-

recer a los expertos en marketingporque rompo casi todas sus reglas.Pero siempre le digo a todos losemprendedores en ciernes que,“Cualquiera que sea tu campo, tie-nes que estar muy apasionado y crear emoción en todo lo que haces.Defiéndelo a capa y espada, y miramás allá de lo que es obvio”.Estiraré los parámetros normalessiempre que pueda, porque, antetanta competencia, hay que salirsedel rebaño.En Virgin queremos crear la marcamás respetada del mundo, algo a loque aspirar. Pero una marca sólo estan buena como lo son sus produc-

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7/30/2019 Hagamoslo Screw It Let's Do It

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Screw It, Let's Do It

tos, y a menudo eso significa sermuy cuidadoso. Si la gente tieneuna buena experiencia en nuestrosaviones o trenes, o si consiguen

contactar directamente con lagente de Virgin Mobile, entoncesprobarán el siguiente producto quelancemos. Puede ser cualquiercosa, y de hecho, tenemos una grancantidad de cosas que puede quequieran probar, incluyendo vodka yvino, tarjetas de crédito, gimnasiosy mucho más. Con 350 compañíasde la marca Virgin en todo elmundo, si ofendemos a una personapor una mala experiencia o un ser-vicio deficiente, entonces habre-

mos perdido potencialmente cien-tos de clientes. Una marca es algoque se construye a lo largo demuchos años y es muy importantehacerlo bien.Los profesionales del marketingdefinen una buena marca como laque tiene atractivo sexual. Esto sig-nifica que el cliente se enamora deella, la desea, la quiere... y la com-pra. Lo atractivo es joven, está demoda, es divertido, fresco, cual-quiera que sea tu edad. Quiero queVirgin sea la marca más cool delplaneta y por eso estoy dispuesto acolgarme en cueros sobre TimesSquare, volar sobre el Everest englobo, o encontrarme enganchado avarios metros por debajo de un heli-cóptero para aterrizar entre 100guapas socorristas en la Playa deBondi para promocionar Virgin Blue.¡No todo es tan difícil!Si estás empezando tu propia com-pañía, una buena lección sería pen-sar mucho en tu imagen y cómomarcarla. Puedes hacer mucho más

que simplemente escuchar las pala-bras de Freddie Laker: “sal y utilí-zate a ti mismo”. Si te apasiona tuproducto, conseguirás que otragente también crea en él.

Rumbo al espacio

En el mundo de hoy, tremendamen-te competitivo, el ritmo de desarro-llo va en aumento. La ventana delas oportunidades puede desapare-cer en un abrir y cerrar de ojos. Sise te ocurre una idea, agárrala ydesarróllala rápido. Ten cuidado,

pero no seas lento. No dejes que laburocracia te atasque, o que tesobrecoja el papeleo. Solo porque“siempre lo has hecho así” no signi-

fica que no debas cambiar y adap-tarte. Estas son las cosas que heaprendido durante los cuarentaaños que llevo de emprendedor cre-ativo.Mucha gente piensa que Virgin semueve rápido; y a menudo, si pode-mos, lo hacemos, pero prepáratepara que te llamen lunático, comocuando lanzamos Virgin Atlantic conun solo avión a nuestro nombre.Desde la idea, hasta conseguirvolar, sólo pasaron 3 meses exte-

nuantes y delirantes. No creo queSuperman hubiera podido moversemás rápido.Sin embargo, una lección importan-te que he aprendido es pensar alargo plazo: tener una idea y espe-rar a que la tecnología llegue en elmomento apropiado para alcanzarel objetivo. Esto es lo que sucediócuando decidí meterme en lo quellamé turismo espacial. Comomuchas ideas innovadoras, se inicióde una manera casi casual. Pero elsecreto de muchos avances revolu-cionarios es ver el ángulo, no impor-ta lo pequeño que pueda parecer alprincipio.Fui uno de aquellos adolescentes delos sesenta que vio el alunizaje consus padres. Fue emocionante ysiempre creí que algún día tendríala oportunidad de volar al espacio.Aquel sueño de millones de perso-nas se destruyó en gran parte en1985 cuando la primera turistaespacial real del mundo, ChristaMcAuliffe, una maestra estadouni-

dense, murió trágicamente alexplotar el transbordador espacialChallenger. De golpe, el sueño de lagente corriente de ir al espacio seesfumó.Mi intención es llevar a civiles a daruna vuelta por el espacio a travésde mi empresa Virgin Galacticempezando en el 2008 y, a excep-ción de Joan, a quien le disgustatanto volar que me estruja la manocada vez que volamos a algún sitio,mis padres, mis dos hijos, Holly ySam, y yo seremos los primerospasajeros del vuelo inaugural delSpaceShipTwo.El primer mercado que estamos

considerando para este nuevo pro-ducto único es el turismo espacial.Pero el sistema en sí mismo esmucho más que simplemente llevar

a la gente a la experiencia de suvida. Vamos a usar el turismo espa-cial como medio para demostrar laseguridad y la viabilidad comercialde nuestro sistema de lanzamientoespacial. Alcanza las 4.000 millaspor hora, sin dañar el medioam-biente de ninguna forma.Poniéndolo en un contextomedioambiental, el SpaceShipTwoes un verdadero gran paso adelan-te. Cada vez que el transbordadorde la NASA se lanza, tiene casi el

mismo impacto medioambientalnegativo que la ciudad de NuevaYork durante un fin de semana. Peroel SpaceShipTwo puede llevar a 6personas o el peso equivalente decarga al espacio por el mismo CO2que produce un pasajero de claseBusiness de Londres a Nueva York.La NASA es un organismo magnífico,pero las necesidades conflictivasdel gobierno, de la política y delejército le han obstaculizado. Aveces, cuando empiezas desdecero, con el papel en blanco, con ellema de hacer las cosas sencillas,consigues resultados que no seríanposibles dejándoselo a los supuestosexpertos.

Conclusión

Siempre he vivido la vida prospe-rando ante las oportunidades y laaventura. La fuerza que me impulsaha sido siempre establecerme retos

y tratar de alcanzarlos. Todas laslecciones que he aprendido han sidoresultado directo de estas pruebas.Algunas de ellas son: sencillamentehazlo; piensa positivamente; des-afíate a ti mismo; ten metas; diviér-tete; marca la diferencia; mantentesobre tus propios pies; sé leal; vivela vida al máximo; si no arriesgas,no ganas.Mi momento favorito del día es elatardecer, en Necker, sentado alre-dedor de una gran y feliz mesa, conmi familia, mis amigos, pasándolobien. Esta isla paradisíaca combinamuchos de mis sueños y propósitosen la vida. Cuando Joan y yo descu-

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Screw It, Let's Do It

brimos la isla por primera vez, com-prarla se convirtió en un objetivo.Reunir el dinero y construir unacasa, y luego conseguir agua dulce,

fueron grandes retos que tuvimosque resolver. Nunca dije “nopuedo”. Fui a por ello, y lo hice.Hoy es un lugar en el que disfruta-mos familia y amigos. Es donde merelajo y pienso; muchas de lasmejores ideas surgen cuando menoste lo esperas.Algo ocurrido recientemente pareceresumir lo que soy y cómo veo la

vida. Sucedió cuando un huracánatravesó las Islas Vírgenes. Mi hogar,la Gran Casa de Necker, está cons-truida de materiales naturales,

principalmente de madera, y puedeparecer bastante frágil, pero fueconstruida para resistir vientos de180 millas por hora. Sin embargo,no me refugié dentro. Los huraca-nes solo llegan a Necker una vezcada cincuenta años y odio la ideade no experimentar algo, especial-mente un evento tan raro y dramá-tico como este, Estar ahí fuera, en

medio de la tormenta, fue unaoportunidad poco frecuente, asíque me metí en la piscina y mantu-ve la cabeza sumergida a medida

que los vientos bramaban sobre mí.Fue una experiencia completamen-te maravillosa: ver el mar chocandocontra el arrecife, sentir la veloci-dad del viento, oír el increíbleruido. Capear la tormenta fue fan-tástico. Y así es mi vida. Estar ahífuera en el huracán, y sobrevivir.


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