dialécticas de las universidades europeas

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DIALÉCTICAS SOCIO-HISTÓRICAS Y UNIVERSIDADES EUROPEAS (ESPAÑA, FRANCIA, INGLATERRA Y ALEMANIA) Socio-historical contradictions and European universities. (Spain, France, England and Germany.) Freddy Esquivel Corella 1 Resumen: El presente artículo aporta al estudio de las transformaciones históricas y sus repercusiones en la institución universitaria, como parte del patrimonio humano que se enfrenta a tensiones, contradicciones y encrucijadas propias de las sociedades y contextos de las que forman parte. En este particular se analizan las relaciones dialécticas que se gestaron entre las universidades españolas, francesas, inglesas y alemanas en especial en el marco de los inicios de la modernidad capitalista europea. Finalmente argumenta la condición indispensable de abandonar las explicaciones históricas de las universidades separadas de las trasformaciones sociales más amplias. Abstract: This article contributes to the study of historical changes and their impact on the university. In this particular university is analyzed Spanish, French, English and German especially eighteenth and nineteenth centuries. Finally argues the indispensable condition of historical explanations leave university separated from the broader social transformations. Palabras claves: UNIVERSIDADES, ALEMANIA, FRANCIA, ESPAÑA, INGLATERRA, HISTORIA. Keywords: UNIVERSITIES, GERMANY, FRANCE, SPAIN, ENGLAND, HISTORY. 1 Profesor Asociado de la Universidad de Costa Rica, Escuela de Trabajo Social. Licenciado en Trabajo Social (UCR, 2002), Magister Scientiae en Trabajo Social, énfasis investigación (UCR, 2003), Doctor en Educación (UNED, 2008). [email protected]

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Explica las transformaciones del origen de las universidades

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DIALÉCTICAS SOCIO-HISTÓRICAS Y UNIVERSIDADES EUROPEAS

(ESPAÑA, FRANCIA, INGLATERRA Y ALEMANIA) Socio-historical contradictions and

European universities. (Spain, France, England and Germany.)

Freddy Esquivel Corella1

Resumen:

El presente artículo aporta al estudio de las transformaciones históricas y sus

repercusiones en la institución universitaria, como parte del patrimonio humano que se

enfrenta a tensiones, contradicciones y encrucijadas propias de las sociedades y

contextos de las que forman parte.

En este particular se analizan las relaciones dialécticas que se gestaron entre las

universidades españolas, francesas, inglesas y alemanas en especial en el marco de los

inicios de la modernidad capitalista europea.

Finalmente argumenta la condición indispensable de abandonar las explicaciones

históricas de las universidades separadas de las trasformaciones sociales más amplias.

Abstract:

This article contributes to the study of historical changes and their impact on the university.

In this particular university is analyzed Spanish, French, English and German especially

eighteenth and nineteenth centuries.

Finally argues the indispensable condition of historical explanations leave university

separated from the broader social transformations.

Palabras claves: UNIVERSIDADES, ALEMANIA, FRANCIA, ESPAÑA, INGLATERRA,

HISTORIA.

Keywords: UNIVERSITIES, GERMANY, FRANCE, SPAIN, ENGLAND, HISTORY.

1 Profesor Asociado de la Universidad de Costa Rica, Escuela de Trabajo Social. Licenciado en

Trabajo Social (UCR, 2002), Magister Scientiae en Trabajo Social, énfasis investigación (UCR, 2003), Doctor en Educación (UNED, 2008). [email protected]

2

Introducción:

Este trabajo tiene como propósito fortalecer el análisis histórico de las principales

contradicciones histórico-sociales que se contienen en las universidades europeas ante

significativos cambios revolucionarios en el mundo moderno.

Como será analizado, la génesis de la universidad, su desarrollo influenciado por

el Renacimiento, la Ilustración, y las revoluciones burguesas de finales del siglo XVIII y

XIX (por ejemplo la Revolución Francesa e Industrial), son algunas de las principales

referencias que se entrelazan posteriormente con el desenvolvimiento de la formación

académica universitaria europea, y que para efectos de este artículo, el interés se

concentra en los claustros típicos del Antiguo Régimen (feudalismo) teniendo como

escenario a España, Francia, Inglaterra y Alemania.

Sobre la naturaleza de las universidades no hay un acuerdo general (ver Cevo et

al., 1987; Ruíz, 1995 y Ogg, 1976); según se afirma en algunas fuentes2, entre las más

antiguas universidades modernas se encuentran las que fueron fundadas por los árabes

como la Universidad de Salamanca y Córdoba (España, Siglo VIII), y la Universidad de

Salerno (Italia, Siglo X); las cuales se constituyeron como puente entre la universidad3

arábica y la europea.

A su vez, es posible asociar el origen de las universidades del viejo continente, con

las transformaciones materiales especialmente en el mundo del trabajo, ya que sus

miembros iníciales en Europa eran corporaciones de artesanos y mercaderes (Shara,

2006).

Posterior a la llamada Edad Media, en el marco del Renacimiento (1450-1570

aproximadamente), algunas universidades jugaron un papel importante en la difusión de

sus postulados; sin embargo, por haber tenido tanta influencia de la escolástica y

especialmente de la obra de Tomás de Aquino (1225-1274) (tomismo), se generaron

2 Del latín universitas, universitatis o universitas, etimológicamente se entiende como un conjunto

de unidades educacionales dedicadas a la enseñanza superior y a la investigación, otorga grados académicos y títulos profesionales. (Tünnerman, 1983) 3En China se encuentra registrada la existencia de la Escuela Superior (Shangyang) imperial

durante el período Yu (2257 a.d.C-2208 a.d.C), por su lado la Universidad de Takshashila fundada en Taxila (Pakistán) alrededor del siglo VII a.d.C. ya entregaba títulos de graduación. La Universidad de Nalanda, fundada en Bihar (India), alrededor del siglo V a.d.C, también entregaba títulos académicos y organizaba cursos de postgrado. A partir de la fundación de la Universidad de Bolonia (Italia) en 1088, bajo la cultura europeo-cristiana, se sucede el nacimiento de universidades a todo lo largo y ancho del territorio europeo. Las primeras fueron: Universidad de Oxford (Inglaterra) en 1096; Universidad de París (Francia) en 1150; Universidad de Módena (Italia) en 1175; Universidad de Cambridge (Inglaterra) alrededor de 1208 y la Universidad de Salamanca (España) en 1218. (Al respecto ver Cevo et al., 1987; Ruíz, 1995, Ogg, 1976 y Tünnerman, 1983).

3

resistencias en algunas de las más importantes casas de enseñanza superior de Europa

para romper con lastres medievales que les daba legitimidad en la sociedad (Ibáñez,

1980).

Aunado a ello, tal y como se evidenciará algunos párrafos adelante, las

sociedades europeas no dependieron necesariamente de las universidades para avanzar

en el alejamiento de la herencia medieval, ya que aparecieron en los diferentes países

otras instancias de formación académica superior que mostraban más sintonía con los

impulsos renacentistas, como por ejemplo, algunos centros de cultura, salones, colegios,

academias4 u observatorios, surgidos en los siglos XVI, XVII y XVIII (Ogg, 1976).

Varias son las condiciones socio-históricas que llevan a que se den tensiones

entre los contextos europeos y el papel de las universidades, por ejemplo, Tünnermann

(1983) resalta la influencia en el aumento poblacional, el incremento urbano, los cambios

en las organizaciones sociales y económicas, así como el extraordinario avance en el

conocimiento.

Sin embargo, a nuestro juicio, el detonante de este impulso histórico fue la

revolución burguesa, que conlleva a una transformación de la sociedad europea, y luego

mundial, a partir del capitalismo como modo de reproducción social, y el Positivismo5

4 Al parecer, las Academias y las Universidades no tienen el mismo origen, ya que las primeras se

orientaron por la producción de conocimiento desde antes de la Edad Media, y las segundas fueron más vinculadas a su enseñanza (Ver Tünnermann, 1998). Burke (2002) diferencia la Academia como un resultado del Renacimiento, ya que surgen como crítica a los claustros, generalmente a cargo de escolásticos conservadores, incluso en contra de esas gestas revolucionarias. Aparecen entonces como un nuevo tipo de institución creada por un grupo de “humanistas” que no hallaban cabida a sus críticas en los campus universitarios. El autor citado, desataca que inspirada en Platón, la Academia estaba más cerca del antiguo Simposio que del moderno Seminario, era menos formal que una facultad universitaria y representó una forma social ideal para indagar los procesos de innovación. La academia según se conoce se refiere a un lugar en Atenas, Grecia en el año 387 ad C., donde enseñó Platón y otros filósofos, o bien un dios griego (Acádemo) que yacía en un lugar de sabiduría donde florecía la ciencia, la literatura y el arte. Entre las Academias más antiguas se encuentran la Academia Platónica de Florencia (1459), Academia dei Lincei (Roma, 1603), Académie Francaise (1635), Royal Society (1662), American Philisiphical Society (Filadelfia, 1743), Deutsche Akademie der Wisswenschaften zu Berlin (1743), Svenska Akademien (Suecia, 1786) American Academy of Art and Sciencies (Boston, 1780) (Al respecto se puede consultar Hobsbawn, 1964). 5 La teoría en el positivismo, se expresa bajo una racionalidad lógica formal abstracta, que

busca establecer fundamentos teóricos en base a la fragmentación y separación del conocimiento, fuera de las relaciones concretas de producción, manteniendo una expresión inmediatista, según Lefebvre (1973). Netto (1992) caracteriza al positivismo con los siguientes referentes: Una relación de exterioridad entre el conocimiento y quien lo produce. Un sustento científico derivado de las ciencias naturales, que pretende generar conocimiento objetivo y generalizable, por ende científico. “La presunción de que el análisis científico de los fenómenos sociales es una búsqueda de causalidades y conexiones básicamente unilineales.” (P. 20). Contribuyendo a lo anterior se cita: El positivismo consiste en atenerse a lo dado y en no pretender traspasar los límites de la experiencia. […] La ciencia busca las relaciones constantes que entre sí mantienen las

4

como referencia filosófica predominante para argumentar las explicaciones y estudio de la

sociedad.

Lo anterior es puesto en evidencia cuando se estudia a las universidades

contenidas en este artículo, pero tratando de evitar la explicación endógena de su

naturaleza, donde más bien el esfuerzo sea ubicándolas en el significado que ellas

adquieren en la malla de las relaciones sociales de producción y reproducción capitalistas.

El imperio español y sus influencias en la universidad.

En la investigación que precede este artículo, fue evidente reconocer que

alrededor de la universidad española no hay un acuerdo en términos de sus primeras

figuras (quizás esto es propio de este objeto de estudio), por ejemplo se señala que la

Universidad de Salamanca (entre 1215 a 1218 ) es la más antigua, pero otras personas

como Medina (1977) señalan que es la de Palencia (1212) seguidas por una tercera que

es la de Valladolid (1260); así las cosas lo que se puede reflexionar es que existe una

larga historia de esta institución en la Europa occidental.

Trayendo a colación la tradición cristiana-monárquica-católica española, era de

esperar que estas instituciones tuvieran una impronta relevante de la Corona y la Iglesia,

pero en especial de esta última, ya que fue quién dio rectoría en su totalidad a los

claustros.

La regulación de los estudios y vida académica fue obra del Papado en los siglos

medievales (constituciones de 1411 de Benedicto XIII; y de 1422 de Martín V), y del

Monarca y su Consejo, a través de la figura de los visitadores, a partir del siglo XVI

(estatutos de 1538, 1551, 1561, 1594, 1604 y 1618) (Universidad de Salamanca, 2010).

Además, valga reseñar que las universidades españolas recibieron una importante

influencia cuando se dio la invasión española a América, posterior a la unificación de los

reinos de Castilla y Aragón en 1479, lo que provocó a su vez una hegemonía de las

fuerzas históricas de Castilla, enrumbando a un fortalecimiento del ejército y una

reorganización total de la hacienda española, la cual requería ampliar sus invasiones, y

adelantarse al desarrollo portugués (Ibáñez, 1980).

cosas o los fenómenos […] (Álvarez, 1989, p. 222). El positivismo, recordamos una vez más, genera conocimiento válido en la sociedad capitalista, provee explicaciones consideradas precisas para guiar las relaciones sociales, teorías que a su vez se validan en las comunidades científicas conservadoras.

5

La búsqueda de especies, oro, piedras preciosas y mano de obra esclava, fueron

claves en el desarrollo de las invasiones españolas, el arribo de Cristóbal Colón a

América en 1542 (producto de un error histórico), significó a la vez una escalada de poder

e influencia española en Europa, tomando cierto mando en el antiguo continente.

Justamente posterior al inicio de la invasión española en América, el ámbito

universitario adelantó los conocimientos que sostenían las explicaciones de la geografía,

astronomía, la mineralogía, la teología, de tal manera que quedaron en desuso teorías

explicativas sobre la forma y dimensiones del planeta, muchas de ellas defendidas por el

teocentrismo que reinaba en las universidades. (Ibáñez, 1980).

Las teorías sobre el origen humano sucumbieron ante la diversidad étnica del

continente americano; la Botánica, la Biología, la Química, la Física, las ramas de la

Zoología y la Medicina recibirían desafíos no creíbles por las autoridades del claustro

universitario de la época en España y posteriormente en gran parte del resto de Europa.

También se crearon retos para la normativa del derecho de posesión de las tierras,

los consultores legales de la corona, debieron crear las bases para la llamada Legislación

de Indias, o sea todo el conjunto de reales cédulas, provisiones, reglamentos y cualquier

orden de disposiciones que los monarcas y magistrados redactaron, para regular el

control y las concesiones de la Corona en América

Justamente las universidades aparecen en este territorio invadido, algunas

décadas después, creadas con la emisión de reales cédulas como sucedió en República

Dominicana6.

De tal manera, es que la economía y el comercio europeo derivado de la invasión

a territorio americano, desplazó su énfasis en el Mar Mediterráneo, que era el foco de

intercambio de mercancías desde la antigüedad, privilegiándose las transacciones que se

ubicaban en la costa atlántica europea; esa situación también provocó un cierto sismo en

la influencia política tradicional, ya que los estados de Génova y Venecia, así como las

zonas portuarias de Marsella y Alejandría, perdieron influencia.

Ante este liderazgo invasivo y explotador, España colocó toda su esperanza a

futuro en disfrutar del oro sustraído de América, ello llevó a que su producción interna

decayera, teniendo que cubrir sus necesidades con productos adquiridos en el mercado

6 Sobre este particular, Silva y Rudolf (1976) anotan: Poco después del descubrimiento y de sus

iniciales acciones de colonización, fundaron los españoles en nuestro continente las primeras universidades. La más antigua fue la de Santo Domingo, establecida en 1538 a raíz de la transformación en universidad de los estudios generales que tenía lugar en el monasterio de los dominicos en la isla. (p.13)

6

inglés o francés; situación que más adelante le significó ser una de las naciones más

pobres de Europa, y con poco poder político y productivo7.

También es importante citar que las reformas liberales del siglo XIX marcaron un

antes y un después en la evolución histórica de las universidades españolas, ya que

prácticamente, a partir de 1857, fueron reducidas a las facultades de Medicina, Derecho y

Teología y Filosofía y Letras, teniendo una mayor autoridad los gobiernos estatales y de

ayuntamientos; lo cual refleja un secularización y funcionalidad de estas instancias a los

cambios civiles gestados en ese tiempo.

Vale destacar que las revoluciones burguesas de 1789 a 1848 (Hobsbawn, 1964),

marcaron un hito histórico en la dialéctica del modo de producción y organización política

en Europa, con el avance de la hegemonía burguesa capitalista; tanto la Revolución

Industrial como la Francesa fueron el triunfo de la industria capitalista, de la clase media o

“bourgeoise” y liberal, y de ciertas economías y Estados, que van a impulsar cambios en

todo el contexto mundial moderno, lo que desde luego repercute en el mundo de las

universidades.

Retomando lo anterior, es posible argumentar que el desarrollo de las

transformaciones socio políticas y económicas del escenario europeo, iban generando

una serie de desafíos a las tradicionales y medievales universidades españolas, mismas

que recibían desacreditaciones teóricas provenientes desde el liberalismo, en especial por

sus tradiciones escolásticas y teocéntricas, junto a presiones políticas (porque ganan

terreno nuevas clases sociales como la burguesía), minando su legitimidad y tardía

respuesta, lo que abría portillos para institucionalizar otras vías de investigación,

enseñanza y estudio que fueran acompañando esos procesos.

La Francia revolucionaria y su incidencia en la universidad.

Uno de los momentos que puso a prueba con mayor tensión a las universidades

europeas, fue la llegada de la Ilustración; la modernidad8 provocó cambios en el mundo

7 Es interesante reseñar, por el tema que ocupa este artículo, que el propio Colón (quien estudió en

la Universidad de Pavía, aunque no hay prueba contundente sobre ello), buscó respaldo a sus ideas para navegar a Asia partiendo desde Occidente, en profesores de la Universidad de Salamanca, donde al parecer, luego de tres años de estudios, los eclesiásticos y astrónomos, no le dieron su apoyo (Ibáñez, 1980). A ello hay que agregar que para ese tiempo cerca del 90% del oro y la plata extraída de América, habían pasado a ser parte de Inglaterra y Francia, lo cual implicaba un fuerte impulsó a la acumulación de riqueza, y la búsqueda de hacer circular el dinero (potenciando el consumo y la inversión) para incentivar el capital (Marx, 1976). 8 Según Sánchez (1999) por modernidad cabe entender el proceso que se abre con el proyecto

ilustrado burgués de emancipación humana con la Revolución Francesa que pretende llevarlo a la

7

enciclopédico como en la política y la economía, especialmente reflejados en Inglaterra y

Francia, a finales del siglo XVII, pero especialmente en el XVIII milenio; dicha coyuntura

permearía lo que más adelante se conoce como la Universidad Moderna.

La Ilustración planteó cuestiones cruciales que no serían interrogadas con más

fuerza hasta finales del XVIII e inicios del XIX; por ejemplo, las críticas a la obra de

fisiócratas franceses por parte de la economía clásica inglesa, así como el desarrollo de la

economía burguesa, donde el trabajo humano adquirió entonces un significado distinto en

la producción y acumulación de la riqueza, tanto y en la aprehensión de la historia como

las relaciones sociales.

En ese contexto según Ogg (1976), una cantidad no despreciable de

universidades seguían manteniendo cierto resabio medieval en su estructura y

autoridades, que durante el período de la Ilustración, llevó a perder aún más la parcial

relevancia en su papel de direccionalidad cultural europea; puede suponerse que la

sociedad del viejo continente, marcaba un ritmo más acelerado, que el que se gestaba en

el claustro universitario.

La situación social del país galo, antes de la llamada Revolución Francesa, se

caracterizaba por la crisis del Estado, que enfrentó una fuerte ausencia de dinero que

provenía de los impuestos, a raíz de las malas cosechas; aunado a ello, se dio un

aumento poblacional significativo, que por la misma carencia de alimentos, lo que provocó

presión social en las ciudades con la llegada de emigrantes en busca de trabajo (cabe

reseñar que la población campesina en Francia significaba el 80% de sus habitantes,

Cevo et al., 1987) El pago de los impuestos, que era parte de las cargas de la población

campesina, se nutría también del diezmo a la Iglesia y a la sal, para citar sólo dos de los

más onerosos. Sumado a ello, los salarios en las zonas urbanas no aumentaban, y el

precio de los granos básicos subió en un 60% entre 1730 y 1789. Para esos tiempos, ya

las colonias francesas en América, tenían poco control por parte de Francia, coyuntura

que agranda esa situación por las presiones de las colonias inglesas en Norteamérica.

La monarquía francesa se propuso por lo tanto establecer un impuesto a las

propiedades, lo cual tuvo reacciones adversas por parte de ciertas clases, entre ellas,

algunas fracciones del clero, la nobleza, la clase media, los profesionales y la aristocracia;

la burguesía por su lado se vinculó con estos sectores para defenderse de dichos

gravámenes, a pesar de haber logrado acaudalar una importante riqueza por su

participación como mercaderes e intermediarios en el comercio marítimo, aprovechando

práctica, y con la Revolución Industrial que va a desarrollar intensamente las fuerzas productivas.

8

también, el remanente de capital para invertirlo en operaciones financieras, comprando

títulos de la nobleza, logrando ponerles precio a puestos administrativos en el gobierno o

los municipios. Incluso la burguesía dio préstamos al Estado para enfrentar algunas de

sus deudas extranjeras (Rudé, 1974)

Además, la industria francesa era incipiente, aunque se perfilaban algunos

avances que luego se impulsaron por logros de la Revolución Industrial (1780 a 18309

aprox.).

Otra de las condiciones que llevaron a la movilización social, fue la presión de la

prensa, la cual influyó en la difusión de ideas de la Ilustración, a pesar del alfabetismo

francés, que superaba el promedio europeo.

Junto a ello es importante destacar que algunos profesionales parisienses fueron

de los grupos que impulsó en el llamado Tercer Estado de la época feudal, sin embargo

su participación no fue necesariamente de liderazgo, sino más bien de base como apoyo,

especialmente a la burguesía y la aristocracia, y en menor medida al campesinado y el

proletariado.

El desarrollo antes y a posteriori, de la Revolución Francesa, requirió de recurso

humano capacitado en aduanas, impuestos, ingeniería de caminos, minas, teneduría de

libros, entre otras; inclusive, siguiendo a Rudé (1974), las fuerzas políticas y económicas

de ese período colocaron a un geómetra e ingeniero (Lázaro Carnot) al frente de los

jacobinos, a un físico y matemático (Monge) como Ministro de Marina a un químico y

economista (Lavoiseir), así como a otros matemáticos y conocedores de los elementos de

la Química al frente de la producción bélica.

Producto de esas luchas históricas y con el debilitamiento de las monarquías, de la

aristocracia y la Iglesia, en las universidades se presionó para tener un mayor avance de

la ciencia, el arte, la literatura, la política y la economía mercantil; la figura del Estado fue

apareciendo como un ente más vinculado a otros intereses históricos que se consolidan

con las condiciones del imperio representado por Napoleón I, el cual impulsó una serie de

cambios en la educación en su llamado Código Napoleónico10.

El desarrollo del derecho civil francés, según Rudé (1974), también derivó, entre

otros, en reformas educativas; de ahí se plantea la formación de jóvenes varones para el

9 A ello se agrega que por ejemplo para 1820 la mayoría de las personas eran analfabetas, donde

el nivel de instrucción no pasaba de dos años, para 1900 era de 5 a 8 años y de 12 a 18. (Ciocca, 2000) 10

También conocido como Código Civil Francés, fue promulgado por el del 21 de marzo de 1804 y compuesto por 2.281 artículos, el cuál retoma bases del llamado Derecho Romano. Se puede afirmar que ese Código es la gran estructura del Estado burgués.

9

servicio del Estado, donde se declara que a la población pobre había que proporcionarle

la educación mínima necesaria para las tareas de empleados, artesanos y trabajadores

en las distintas nuevas áreas que el comercio, la producción y el mercado demandaban.

Engels (1885) por su parte anota que Francia había sido el país en que las luchas

históricas de clases se habían llevado siempre a su término decisivo, más que en ningún

otro sitio de Europa. Textualmente escribe:

Centro del feudalismo en la Edad Media y país modelo de la monarquía unitaria

estamental desde el Renacimiento, Francia pulverizó al feudalismo en la gran

revolución e instauró la dominación pura de la burguesía, bajo una forma clásica

como ningún otro país de Europa. También la lucha del proletariado cada vez más

vigorosa contra la burguesía dominante, reviste aquí una forma aguda,

desconocida en otras partes11. (1885, p. 407)

Dicho autor explica además que la esencia de ese perfil de Estado moderno, se

genera en las propias transformaciones del trabajo, de las relaciones de parentesco y de

las formas de organizar la producción.

El Estado moderno, cita también, aparece cuando la sociedad, se ha “enredado”

en sus propios conflictos de clase, cuando se demanda una institucionalidad

“intermediadora” de esa dialéctica de contradicciones sociales.

En esas condiciones, las clases o fracciones hegemónicas, requerían legitimación,

vertida en derechos públicos y privados, que se definían según la riqueza, la cual era

administrada desde las ciudades hacia lo rural.

Junto a ello, las fracciones dirigentes del Estado debieron ingeniar la creación y

asignación de puestos públicos, las normas y regulación del comercio de las mercancías,

la forma en que se establecía el orden y supervisión de la división social del trabajo en las

diferentes áreas del sector agrícola, manual, comercial, industrial y portuario. Además, se

necesitaba expandir el comercio y la industria; imponer impuestos; ordenar y regular el

uso de la moneda metálica, legitimar los contratos privados de hipotecas, créditos,

intereses sobre el capital, mantener algún papel en el mundo de la contratación del

11

Valga anotar: […] todas las luchas históricas, ya se desarrollen en el terreno político, en el religioso, en el filosófico o en otro terreno ideológico cualquiera, no son, en realidad, más que expresión más o menos claras de luchas entre clases sociales, y que la existencia, y por lo tanto también los choques de estas clases, están condicionados, a su vez por el desarrollo de su situación económica, por el carácter y el modo de su producción y de su cambio, condicionado por ésta (Engels, 1885, p. 407)

10

“trabajo libre”, e impulsar y estimular la ciencia, el arte y la tecnología, para innovar la

producción mercantil e industrial especialmente. Lo anterior asociado a formas de

legitimación ideológicas, morales, políticas, sexuales, culturales, artísticas, educativas y

religiosas.

En ese contexto, la Universidad francesa se va resignificando, aunque no al ritmo

que le demandaba la organización política y el modo de producción; ello permite plantear

que la enseñanza superior cambiaba parcialmente y de manera tardía, con algunas

resistencias hacia los impulsos históricos que transforman las relaciones sociales de la

época.

Lo anterior se puede deber, siguiendo a Gramsci (1999), a la relación existente

entre los intelectuales y el mundo de la producción, que no es inmediata, como ocurre con

los grupos sociales fundamentales, sino que está mediada, en grados diversos, por todo

el tejido social, por el complejo de las tensiones hegemónicas, y las exigencias históricas

que la sociedad les coloca a las universidades.

Además, siguiendo a Iamamoto (2004), las transformaciones del Estado moderno,

también llevaron a que éste asumiera la dimensión política del conocimiento de una

manera distinta a la conocida en esos años, dando a su vez un carácter de público-

político que era extraño para las universidades.

De tal manera, la figura de la universidad estatal, tuvo cambios significativos en la

era del inicio de la sociedad burguesa, e incluso, se perfilan necesidades de impulsar

prioridades de “formación para el trabajo”; aquellos rasgos más “intelectualistas”,

“culturalistas”, que tomó en cierto momento del Renacimiento y la Ilustración, empiezan a

tener cuestionamientos sobre su valor de uso en las relaciones de mercado y legitimación

de la sociedad posrevolucionaria o república democrática burguesa.

El papel de la Iglesia Católica, como principal “rectora” de la educación superior,

también fue cuestionado en el momento en que la Revolución Francesa avanzó contra las

autoridades más acaudaladas del clero, y sus vínculos con la monarquía; en esas

condiciones la aristocracia y el sacerdocio más bien instrumentalizaron las universidades

para criticar las fuerzas revolucionarias.

Como se ha destacado antes, la respuesta de la burguesía y de sectores

industriales ante la poca funcionalidad de la universidad tradicional a los procesos

históricos de esas décadas, condujo a la aparición de la llamada Escuela Politécnica

(1795) que supuestamente se habilitó para todas las clases -desde luego con la finalidad

11

de crear segmentos de mano de obra calificada para el trabajo industrial-, tratando de

impulsar la formación matemática y física, para avanzar en el desarrollo mercantil.

Sobre ese contexto francés de la educación superior, Türnnermann (1983) afirma

que la universidad imperial organizada por Napoleón, de corte eminentemente utilitarista,

no fue más que un conjunto de escuelas profesionales carentes de núcleo, y colocadas

bajo la tutela de un nuevo Estado.

En síntesis, según lo expuesto, es importante resaltar que las transformaciones

políticas francesas, fueron el detonante para conducir a “nueva universidad” francesa, que

se generaría con el impulso del proyecto burgués y en articulación al llamado Estado

Moderno que promovió el desarrollo inicial del capitalismo; lo que, junto con el avance de

las relaciones sociales -lideradas por la burguesía-, va a provocar en la universidad

transformaciones históricas más complejas, ello se hará evidente cundo se analice su

versión inglesa y alemana.

Además, la universidad se enfrentó a las contradicciones que se gestaron en el

Renacimiento y la Ilustración; cabe resaltar que el primero provocó una erosión a las

explicaciones teológicas del orden social, y por lo tanto a la propia doctrina cristiana, que

era pilar de la infraestructura filosófica que constituía las universidades.

La Ilustración por su parte, trascendió a las universidades, que mantuvieron un

rezago en su aporte al desarrollo de las ideas enciclopédicas, pero además, la misma

sociedad habilitó otros espacios para poder ampliar el estudio, la discusión y la

investigación de las cuestiones prioritarias de la época, las cuales tenían un fuerte

trasfondo de crítica burguesa y liberal dirigida especialmente al orden monárquico,

eclesiástico y conservador de la época que se manifestaba con poco disimulo en las

universidades de París, y con sus singularidades en Inglaterra y Alemania.

La Revolución Industrial y la universidad inglesa

El caso particular de Inglaterra es interesante para este artículo ya que se mantuvo

como adversaria de las transformaciones políticas de Francia; incluso se conoce como su

mayor rival comercial, destacándose como un competidor industrial fuerte para lo que

luego fue el imperio napoleónico. Sin embargo Inglaterra siempre mantenía la mayoría de

la economía derivada de sus actividades agrícolas.

Se destaca, según Rudé (1974), que el desarrollo bancario comercial inglés se

vinculó en negociaciones políticas y económicas con la aristocracia y la nobleza, como en

12

pocos lugares de Europa, apoyando el régimen feudal; lo cual no daba condiciones para

que una clase media, campesinos y obreros, se enfrentaran a esa hegemonía.

Además Inglaterra desarrolló las condiciones para que apareciera una nueva clase

independiente de fabricantes privados que incrementaban capital con el desarrollo de la

industria. Vinculado a lo anterior, se generaron los resultados de la Revolución Industrial,

la cual fue resultado de los propios impulsos que el modo de producción iba requiriendo

en su materialización histórica, incorporando los avances de la ciencia y la tecnología,

para el desarrollo industrial, especialmente en la siderurgia, la locomoción, el

aprovechamiento de energías y la agronomía (Marx, 2000).

Si bien Inglaterra no alteró su base societal producto de las luchas francesas

(incluso se organizó con otras monarquías para detener las conquistas revolucionarias),

sus condiciones económicas, impulsaron cambios en las relaciones sociales; por ejemplo,

para años antes de la Revolución Francesa, se gestaban disturbios rurales, contra las

formas de explotación fabril (en sus inhumanas expresiones), así como en el alza de los

precios de los alimentos. Como referencia, valga anotar que para 1768-1769 se

registraron en Londres huelgas de tejedores, sombrereros, marineros, aguadores,

vidrieros, aserradores, toneleros, sastres y encargados de carbón, extendiéndose en toda

Inglaterra para 1780 (Rudé, 1974)

La industria como base del desarrollo del modo de producción, jugó un papel

importante, en tanto revolucionó las anteriores formas de trabajo, las cuales se

caracterizaban por una producción doméstica, donde se trabajaba en las casas con los

propios instrumentos, utilizando las materias primas que se le proveían por parte de un

contratista.

La concentración de la mano de obra en espacios controlados por el capitalista,

que requería ciertas condiciones para maximizar los medios de producción, fue vital en

esta ruptura con las anteriores formas de trabajo. Se identifica además, un avance en

sistemas mecánicos de fabricación, formas de transporte más ágiles y con mayor soporte

de carga.

Las expulsiones del campo a la ciudad, las transformaciones demográficas y los

movimientos de fuerza de trabajo entre países, también fueron parte del impulso

generado por ésta.

La mayoría de la población incluía pequeños comerciantes, maestros artesanos,

oficiales, aprendices y porteadores, trabajadores, criados domésticos, entre otros. En

Londres quedaban pocos vestigios de talleres medievales y sus respectivos oficios.

13

Entre los avances de la época, aparece un perfeccionamiento en la producción y

uso del hierro, las experimentaciones iníciales con el acero, la innovación en el hilado y el

telar, nuevos usos de energías como el vapor, la electricidad, perfeccionamiento en

producción e implementación en la modernización en barcos, innovando en medios de

locomoción y la creación de nuevas tecnologías de comunicación como el telégrafo.

Los cambios antes señalados, requirieron a su vez de recurso profesional en

materia de organización de las formas de producción y control de la fuerza de trabajo (la

figura del gerente, se torna relevante, Marx, 2000); en materia agrícola se demanda

pericia técnica para incorporar los nuevos insumos en la producción; ingeniería mecánica

en lo que al desarrollo, mantenimiento y perfeccionamiento de maquinaria significaba;

ingeniería industrial para el control del trabajo y la productividad obrera.

Sin embargo, aquí la educación formal (y en especial la universitaria) jugaba un

papel de rezago, Dore (1983) advierte que es difícil hacer creer que el desarrollo

económico de Inglaterra fue consecuencia de una educación mejor o más extendida.

La educación superior tuvo sus particularidades, por ejemplo la investigación se

gestó en laboratorios privados o instancias como la Royal Institution (1799). En la

institucionalidad universitaria, la Universidad de Londres se articuló más al desarrollo

industrial que la de Oxford y Cambridge. (Hobsbawn, 196412)

Sin duda, la Revolución Industrial se movió con mayor velocidad en las sociedades

industriales, que el claustro universitario; las leyes cambiaron en defensa y uso de la

propiedad privada, tuvieron transformaciones la profesión de abogado, la Agrimensura y

la Topografía (aún limitadas en su desarrollo), igualmente, se necesitaban nuevos

profesionales en Economía, Geografía, Geología, Diplomacia, Comercio Extranjero,

Física, Química, Matemática, Biología.

Sin embargo, las universidades inglesas, se mantuvieron con cierto letargo a esos

avances; similar a las demandas políticas de la sociedad francesa. Los ingleses, como los

francófonos tuvieron que habilitar otras instancias que respondieran a su historia

particular.

Aunado a ello, se destaca que “Fue en realidad casi enteramente en las factorías y

en las minas, los talleres y las fábricas13, y no en las escuelas donde fueron acumuladas y

12

El autor también destaca la Sociedad Lunar de Birmingham y la Sociedad Literaria y Filosófica de Manchester, la Institución Mecánica de Londres y la Asociación Británica Para el Progreso de la Ciencia (1831) 13

Al respecto Marx afirma: Para modificar la naturaleza humana corriente y desarrollar la habilidad y la destreza del hombre para un trabajo determinado, desarrollando y especializando su fuerza de

14

transmitidas las especializaciones que alimentaron el progreso industrial británico” (Dore,

1983: 46)

El caso inglés evidencia las tensiones entre los avances que las luchas francesas

habían alcanzado, en especial por las condiciones socio-históricas de sus clases sociales,

como por la profundidad en que se había expresado la explotación del trabajo por los

logros obtenidos en el campo industrial.

Todo ello impactó en la demanda de nuevos cuadros y categorías dentro de la

división del trabajo, impulsada por los requerimientos del capitalismo, y con un rezago

relevante por parte de las universidades inglesas, las cuales fueron rebasadas por

Academias e Institutos.

Sin embargo, es posible sostener que el impulso industrial liderado por Inglaterra,

posteriormente se arraigó de forma importante en la educación superior europea (no tanto

como la alemana), tanto en su significado en las relaciones de producción y reproducción

social, como en la edificación de la sociedad burguesa

La universidad alemana y su particular desarrollo

La formación académica alemana, en contrapeso de con la herencia francesa y la

inglesa, se destaca por el desarrollo en investigación llegando a liderar muchos campos

científicos.

Alemania a diferencia de los dos países antes estudiados, tuvo un desarrollo

universitario más tardío, sumado a las limitaciones de organización político territorial, de

su lengua, de su economía y de la fuerza de la base feudal, con un 75% de la población

campesina (Ogg, 1976 y Rudé, 1974).

Sin embargo, antes de haber avanzado los cambios económicos, los alemanes

confiaban principalmente en la calidad de sus colegios secundarios, en lugar de las

universidades. Hasta 1850 se inició un proyecto de educación secundaria especializada

en áreas técnicas (Hobsbawm, 1964)

trabajo, hácese necesaria una determinada cultura o instrucción, que, a su vez, exige una suma mayor o menor de equivalentes de mercancías. Los gastos de educación de la fuerza de trabajo varían según el carácter más o menos calificado de ésta. Por tanto estos gastos de aprendizaje, que son insignificantes tratándose de la fuerza de trabajo corriente, entran en la suma de los valores invertidos en la producción. (Marx, 2000, p.125)

15

El mismo autor, destaca que para 1870, Alemania contaba ya con la mayor

cantidad de estudiantes universitarios de los países desarrollados llegando a un total de

17.000 inscritos.

A finales del siglo XVIII, las instituciones eran muy particulares, ya que los gremios

(cuna de muchas universidades) tenían una organización muy exclusiva e individualista; y

se heredaron del Antiguo Régimen fuertes sentimientos de volver a los tiempos

germánicos.

Las universidades estaban organizadas de manera que pudieran salir de ellas,

solamente personas especializadas y capaces de alcanzar, en el mejor de los casos, más

o menos provecho en ramas particulares del saber, pero no daban, esa libre formación

universal, que se esperaba de sus aulas (Engels, 1851).

Incluso, el mismo gobierno tuvo control con lo que se enseñaba durante muchos

años de crisis europea, léase al respecto la siguiente cita:

[…] en ninguna esfera, desde las escuelas para los pobres y las escuelas

dominicales hasta los periódicos y las universidades, nada se decía, nada se

enseñaba, nada se imprimía o publicaba que no hubiera sido aprobado

previamente. […] Con tales elementos, la menor colisión debía provocar una gran

revolución. […] en tanto la nobleza inferior, las clases medias comerciales e

industriales, las universidades, los maestros de escuela de todas las categorías e

incluso parte de las filas inferiores de la burocracia y de la oficialidad del ejército,

se habían unido contra el gobierno […] (Engels, 1851: 317 y 323)

Las condiciones de explotación campesina en ese país se extendió por vario

tiempo, incluso en los momentos en que se gestaban luchas políticas posteriores a la

Revolución Francesa, donde el ejército y la burocracia extendían su poder de

reglamentación y control económico, social y judicial sobre esta población. Lo anterior se

intensifica bajo el mandato de Federico Guillermo I y Federico el Grande. El autor antes

citado continúa caracterizando la situación de Alemania de la siguiente manera:

Mientras que en Inglaterra y Francia el feudalismo había sido totalmente destruido

o, al menos, reducido, como en Inglaterra, a unos pocos vestigios insignificantes,

por la poderosa y rica clase media, concentrada en las grandes ciudades, sobre

todo en la capital, la nobleza feudal de Alemania conserva gran parte de sus viejos

16

privilegios. […] La burguesía de Alemania estaba muy lejos de ser tan rica y estar

tan concentrada como la de Francia e Inglaterra. […] Las causas de atraso de las

manufacturas alemanas eran muchas, pero basta con mencionar dos para

explicarlo: las desventajosa situación geográfica del país, alejado del Atlántico, que

se ha convertido en la gran ruta del comercio mundial, y las continuas guerras en

que Alemania se veía envuelta y han tenido por teatro su territorio desde el siglo

XVI […] (p. 309 y 310)

Otra de las condiciones particulares de Alemania, fue que su clase media estaba

desagregada, y no lograba articularse como la inglesa en 1688 y la francesa en 1789.

Fue hasta 1818, por la propia organización aduanera interna, según el autor antes

citado, que la burguesía (y algunos sectores de la nobleza) lograron ciertos nexos de

articulación develando las limitaciones del régimen político de la monarquía.

Las otras grandes masas de la nación alemana, tenían por base mayoritaria a los

campesinos, pero también se encontraban los pequeños artesanos, comerciantes,

obreros y profesionales, que paulatinamente llegaron a compartir algunos puntos de

agenda política.

Ogg (1974) afirma que en los profesionales existía una jerarquía muy fuerte, por

ejemplo las leyes se consideraban las más relevantes, ya que sus miembros provenían de

familias nobles, muchos de ellos eran destinados a cargos oficiales; la medicina era

colocada en un segundo rango; y el más bajo estamento era para los maestros de

escuela.

El desarrollo de las ideas de transformación de esa época, eran limitadas en

Alemania, sin embargo, la burguesía del país resolvió no tolerar más las trabas del

despotismo feudal y burocrático, el cual encadenaba sus transacciones comerciales, su

productividad industrial y sus acciones comunes como clase; incluso una parte de la

nobleza rural se había convertido en productora de artículos destinados exclusivamente al

mercado, por lo que tenía similares intereses e hizo causa común con ella.

Por su parte, la clase de los pequeños artesanos y comerciantes estaba

descontenta por los impuestos y las barreras interpuestas en su negocio, pero aún no

tenía ningún plan definido para llevar a cabo reformas que pudieran asegurar su posición

en la sociedad y en el Estado.

Los campesinos, oprimidos en algunos sitios por las explotaciones feudales, y en

otros por los prestamistas y los usureros, no toleraron más su situación de miseria.

17

Así mismo, los obreros de las ciudades, habían sufrido el impacto del descontento

general y odiaban tanto al gobierno como a los grandes capitalistas industriales, y pronto

se contagiaron de las ideas socialistas y comunistas.

En suma, existía una masa heterogénea de elementos oposicionistas movidos por

diversos intereses, pero más o menos dirigidos por la burguesía14, en contra, de la

monarquía feudal.

Las más fuertes transformaciones de las clases alemanas, se desarrollaron entre

1840 y 1850, por lo que su germinación política, económica y cultural es de una diferencia

importante a las otras naciones; lo cual implicó que este país se vinculará posteriormente

a un desarrollo capitalista más consolidado, y un proyecto universitario diferente al inglés

y francés.

Alemania, llegó a ser un país de primer orden a mediados del siglo XIX, llegando a

establecerse con el impulso de las transformaciones industriales, una compleja

polarización de clases obreras y capitalista.

Incluso, se puede considerar que el papel desarrollado por Alemania a pocas

décadas de concluir el siglo XVIII, posibilitó nuevas condiciones para el desarrollo de

innovadoras expresiones de avance tanto de la burguesía industrial, como de conquistas

del proletariado (Engels, 1895)

El desarrollo universitario alemán, también muestra sus rasgos propios, por

ejemplo, la Universidad de Berlín (1806-1810) (Hobsbawn, 1964) fue base de otras

instancias de educación superior en esa nación y luego en el mundo moderno; léase al

respecto:

Y es que sobre el binomio docencia-investigación, desde su formulación por

Guillermo de Humboldt15 para la organización de la Universidad de Berlín (1810),

descansa la universidad moderna. Humboldt devolvió a la universidad tareas hasta

14

Pero todas las revoluciones tienen por destino que la unión de las diferentes clases, que siempre es en cierto grado una condición necesaria de toda revolución, sin embargo no puede subsistir mucho tiempo. Tan pronto como se conquista la victoria contra el enemigo común, los vencedores se dividen, forman distintos bandos, y vuelven las armas los unos contra los otros. Precisamente este rápido y pasional desarrollo del antagonismo entre las clases en los viejos y complicados organismos sociales hace que la revolución sea un agente tan poderoso del progreso social y político; y precisamente ese continuo y rápido crecer de los nuevos partidos, que se suceden en el poder durante esas conmociones violentas, hace a la nación que recorra en cinco años más camino que recorrería en un siglo en circunstancias ordinarias. (Engels, 1851, p. 335). 15

Wilhelm, Humboldt (1767-1835) Filólogo, erudito y estadista alemán (con participación política diplomática y parlamentaria), estudió arqueología, derecho, estética y filosofía. Considera al Estado como un mal necesario y califica su acción marginal y subsidiaria; parte de sus argumentos son apoyo de Stuart Mill y el liberalismo posterior. (Salvat, 2004)

18

entonces confiadas a las academias y sociedades científicas, señalándose como

función la investigación y la formación del hombre16. (Tünnermann, 1986, p. 344)

Desde su fundación en 1810, el esquema de la Universidad de Berlín, ideado por

Guillermo de Humboldt, ha inspirado la reforma de muchas universidades, ya que

reacciona en contra de la educación utilitarista preconizada por la pedagogía de la

Ilustración de corte napoleónica.

Humboldt abogó por una formación general, acorde con el neo-humanismo que

profesaba y del cual era uno de sus más destacados representantes. Señaló que el

núcleo esencial de la universidad está constituido por la indisoluble unión de la “ciencia

objetiva” y “la formación subjetiva”.

Alegaba que toda pretensión distinta de carácter económico, social o estatal debe

ser rechazada, y que lo único que vale es la investigación científica y la formación del

hombre.

Por ello citaba que la universidad debe ser un espacio sin obligaciones

profesionales ni sociales, donde profesores y estudiantes participen en la búsqueda

permanente de la verdad científica pura. (Tünnermann, 1998)

La universidad moderna alemana contribuyó enormemente al progreso de la

ciencia, base del extraordinario desarrollo tecnológico e industrial que más tarde

experimentaría el país. Además, como parte de un proceso de edificación nacional,

estuvo fuertemente imbuida de un espíritu nacionalista y de unificación del pueblo alemán.

Por tanto, se puede plantear que la trayectoria de las universidades alemanas, y

destacan también sus estudiantes, se caracterizó por una fina base filosófica (ya madura

por la trayectoria europea, con obras como la Hegel), como por una mejor articulación de

la universidad al proyecto de ruptura con el feudalismo.

16

Desde su fundación en 1810, el esquema de la Universidad de Berlín, ideado por Guillermo de Humboldt, ha inspirado la reforma de muchas universidades, ya que reacciona en contra de la educación utilitarista preconizada por la pedagogía de la Ilustración. Humboldt abogó por una formación general, acorde con el neo-humanismo que profesaba y del cual era uno de sus más destacados representantes. Señaló que el núcleo esencial de la universidad está constituido por la indisoluble unión de la “ciencia objetiva” y “la formación subjetiva”. Toda pretensión distinta de carácter económico, social o estatal debe ser rechazada. Lo único que vale es la investigación científica y la formación del hombre. La universidad debe ser un espacio sin obligaciones profesionales ni sociales, donde profesores y estudiantes participen en la búsqueda permanente de la verdad científica pura. La universidad moderna alemana contribuyó enormemente al progreso de la ciencia, base del extraordinario desarrollo tecnológico e industrial que más tarde experimentaría el país. Además, como parte de un proceso de edificación nacional, estuvo fuertemente imbuida de un espíritu nacionalista y de unificación del pueblo alemán. (Tünnermann, 1998)

19

La universidad alemana, articula un impulso a la investigación, que al parecer se

había perdido casi totalmente en la universidad francesa, y que tampoco había sido

identificada en las experiencias inglesas, al menos dentro de los claustros.

A manera de cierre:

Los argumentos antes explicados posibilitan afirmar que el desarrollo de la

institución universitaria europea, debe analizarse con detenimiento, ya que cada una de

estas experiencias formadoras responde a cuestiones que particularizan tanto la

búsqueda de ruptura con las monarquías feudales, como por liderar el desarrollo

económico y político del viejo continente, o sea por las contradicciones socio históricas

que son el motor de las instituciones educativas.

Para el caso Latinoamericano, reconocer la trayectoria de la universidad Española,

es un requisito indispensable al momento de estudiar nuestras casas de enseñanza

superior; tal y como se señaló antes, su antigüedad y protagonismo en un momento del

tiempo no pudieron resistir a las fuerzas más amplias de la crisis del feudalismo y el auge

del capitalismo y el liberalismo, lo que las subsumió en una condición marginal ante la

complejidad convulsa del viejo continente.

Francia se sitúo en una situación histórica muy particular, que impulsó

principalmente transformaciones políticas, y requirió legitimar un Estado, y una clase

dirigente, que ajustó cuentas con las hegemónicas anteriores; su universidad es una

respuesta a tratar de gestar recursos capacitado para esas cuestiones políticas, y en

segundo plano, ir generando un avance económico que en esos años es tutelado por

Inglaterra.

En el caso de las universidades inglesas estas se ven impregnadas de una lucha

contra los impulsos colonialistas e invasores franceses, eso implicó a su vez, promover

transformaciones económicas, y posteriormente políticas, que dieran una base distinta a

la lógica napoleónica de desarrollo.

El conservadurismo inglés, también caló en las universidades, por lo que las

cuestiones de innovación científica y tecnológica, tampoco dependieron de las mismas, o

bien se crearon nuevas academias o institutos para tales fines; la industria era el fin y

muchas veces el medio en que la educación superior se fortaleció y renovó.

Las universidades alemanas, no invisibilizan una nación de compleja naturaleza

geográfica, política, cultural, pero a la vez, su llegada tardía al escenario de cambios

europeos fue una característica particular; en lo político ya habían experiencias de

20

madurez que les dieron más firmeza a algunas de sus luchas, a su vez, las clases

sociales eran singularmente distintas en su calificación y cuantificación al resto de las

naciones antes mencionadas.

Aunado a ello, la universidad alemana, quizás más combativa que la francesa e

inglesa, no heredó necesariamente esa bifurcación entre las cuestiones productivas y

políticas; si bien no escapa de tradiciones esquemáticas de organización de la educación

superior y la investigación, las prioridades parecen ir definiendo esfuerzos conjuntos entre

cuestiones políticas por una lado (con un conjunto de tensiones de clases) y avance en

las formas de innovación productiva de mercancías, apropiándose también, de manera

retardada de algunas bases de la llamada Revolución Científica.

Para los países que de forma incipiente se veían influidos por estas fuertes

dialécticas de la historia, Alemania, parecía contener esa síntesis político-económica que

la fue posicionando en el desarrollo europeo hasta ser una potencia base del capitalismo

en el viejo continente; sus instituciones universitarias, pudieron ser también, inspiración de

las burguesías, oligarquías, o fracciones de clase media que aspiraban a construir un

imaginario de Estado y sociedad civil moderna y nacionalista en otras partes del mundo.

Para quienes estudiamos las universidades de este siglo y de América Latina, esta

pequeña exposición nos conduce a reconocer que la influencia europea es una mediación

determinante a la hora de estudiar las universidades modernas occidentales, desde luego

concatenándola con su significado en las complejidades derivadas de las relaciones

sociales de producción y reproducción y no con endogénismos limitantes y románticos.

En el particular de los cuatro países señalados, el sustento institucional que constituye

la tradición escolástica en las universidades, se fue enfrentando poco a poco a las

contradicciones que se gestan desde diferentes fuerzas históricas que se fundamentan en

la Ilustración, la Independencia de los Estados Unidos y la Revolución Industrial, como

antesala del desarrollo capitalista y el pensamiento liberal, a ello cabe subrayar que las

universidades no tuvieron necesariamente un papel protagónico en los avances de la

Ilustración, la caída de las monarquías, los avances industriales o la reorganización

política europea.

De tal manera, que las principales cuestiones que exigían el aporte de la formación

superior y con mayores cualificaciones intelectuales, se da en los contextos de la

industria, de los círculos privados (por ejemplo academias), en la cotidianidad del trabajo;

la base de resultados inmediatos y prácticos era determinante en la legitimidad de la

“nueva política y la nueva producción (por lo tanto de las nuevas relaciones sociales).

21

Las universidades requirieron fortalecer su “valor de uso” en el significado histórico

de un incipiente modo de producción, que buscaba romper con el feudalismo, e impulsar

una direccionalidad distinta a las relaciones predominantes.

La concatenación con el mundo del trabajo y la producción, sin duda fue una

preocupación en la naturaleza misma de las universidades, sin embargo, su desarrollo se

fue gestando en cuestiones más teológicas y metafísicas. Quizás por ello, las sociedades

edificaron otras instancias, públicas o privadas, que asumieran dar respuesta a las

exigencias de las condiciones históricas señaladas. Inclusive, a la luz de los cambios que

revolucionan las relaciones sociales de producción y organización política, algunas de las

universidades son reorientadas y otras fundadas con nuevas demandas.

Así las cosas es apreciable considerar que el punto de partida que explica la

naturaleza y expresión de las universidades, tanto las más antiguas, como las más

contemporáneas, se encuentra en la dialéctica de las fuerzas socio-históricas y las

causalidades y teleologías que las edifican.

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Consultada el 12 de mayo del 2010, 9:45 a.m.