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    Acta Bioethica 2000; ao VI, n 2

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    SOBRE CONSTRUCTIVISMO MORAL:NECESIDAD DE UNA AXIOGRAFA EMPRICA

    Fernando Lolas StepkeProfesor Titular, Facultad de Medicina

    Director, Programa Regional de Biotica OPS/OMSUniversidad de Chile

    Correspondencia:Providencia 1017, Piso 7Santiago de Chile

    E-mail: [email protected]

    Acta Bioethica 2000; ao VI, n 2

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    SOBRE CONSTRUCTIVISMO MORAL: NECESIDAD DEUNA AXIOGRAFA EMPRICA

    Fernando Lolas S.

    Resumen

    Este trabajo presenta una aproximacin

    al proceso de construccin valrica toman-

    do como fundamento el lenguaje natural,

    propio del mundo vital. Se sostiene que este

    lenguaje refleja las concepciones antropo-

    lgicas implcitas y explcitas de una comu-

    nidad. Trazando un paralelo entre la atribu-

    cin de significado tcnico a las palabras en

    las tecnociencias, la construccin del lxico

    emocional y el lenguaje valrico, se atribu-

    ye a la deliberacin y el dilogo, como he-

    rramientas bioticas, la misin de incremen-

    tar el constructivismo moral de las socieda-

    des pluralistas y ampliar sus potencias crea-

    tivas de opciones. Ello no implica un relati-

    vismo moral, pero sugiere la necesidad de

    contextualizar los preceptos y principios y

    estudiar empricamente las formas en que se

    articulan los dilemas y se proponen solu-ciones. Se proponen algunas lneas de de-

    sarrollo para una axiografa emprica con

    base en el lenguaje como legtimo compo-

    nente de estudios sociales en biotica

    Palabras clave: Constructivismo, Axiogra-fa, Lenguaje, Antropologa.

    Resumo

    Este trabalho apresenta uma

    aproximao ao processo de construo

    valrica tomando como fundamento a

    linguagem natural, prpria do mundo da

    vida. Sustenta-se que esta linguagem reflete

    as concepes antropolgicas implcitas e

    explcitas de uma comunidade. Traando um

    paralelo entre a atribuio de significado s

    palavras nas tecnocincias, a construo de

    vocbulos emocionais e a linguagem

    valrica, utiliza-se a deliberao e o dilogo

    como ferramentas bioticas na busca de

    incrementar o construtivismo moral das

    sociedades pluralistas ampliando as

    possibilidades criativas de opes. Isto no

    implica num relativismo moral, mas sugere

    a necessidade de contextualizar os preceitos

    e princpios, assim como estudar

    empiricamente as formas em que searticulam os dilemas e nas solues

    propostas. Propem-se algumas linhas de

    desenvolvimento para uma axiografia

    emprica com base na linguagem como

    componente legtimo dos estudos sociais em

    biotica.

    Palavras chaves: Construtivismo,Axiografia, Linguagem, Antropologia.

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    Abstract

    This paper presents an approach to the

    process of valoric construction based on

    natural language, as characteristic of the

    world of life. It si suggested that this

    language reflects explicit and implicit

    anthropological conceptions within a given

    community. Drawing a parallel between

    attribution of meaning to words in the

    technosciences, the establishment of

    emotional lexica and valoric language,

    deliberation and dialogue bioethical tools

    are charged with the task of increasing moral

    constructivism in pluralistic societies and

    widening their creative options. This does

    not imply moral relativism but it points out

    the need to contextualize precepts and

    principles and to empirically study the forms

    in which dilemmas are articulated and

    solutions proposed. Some lines of

    development for a language-based empirical

    axiography are proposed as a legitimate

    component of social studies in bioethics.

    Key words: Constructivism, Axiography,Language, Anthropology.

    Rsum

    Ce travail prsente une approximation

    au processus de construction des valeurs en

    prenant comme fondements le langage

    naturel, propre du monde vital. Il soutientque ce langage reflte les conceptions

    implicites et explicites dune communaut.

    En faisant un parallle entre lattribution du

    sens technique aux mots dans les

    technosciences, la construction du lexique

    motionnel et le langage des valeurs il

    soutient quil est possible dattribuer ladlibration et le dialogue, comme outils

    biothiques, la mission daugmenter le

    constructivisme moral des socits

    pluralistes et tendre leurs facults cratri-

    ces doptions. Ceci nimplique pas un rela-tivisme moral, mais suggre le besoin de

    contextualiser les prceptes et les principesainsi que dtudier empiriquement la facon

    dont les dilemmes sont articuls et des

    solutions sont proposes. Diffrentes lignes

    de dveloppement sont proposes pour une

    axiographie empirique base dans le langage

    comme composant lgitime des approches

    sociales en biothique.

    Mots cls: Constructivisme, Axiographie,

    Langage, Anthropologie.

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    El lenguaje y la realidad

    Un concepto puede quedar descritocomo un acto del entendimiento que haceconcordar una percepcin del mundo con

    una palabra. Tal definicin, adoptada deBaltasar Gracini , sugiere que el concepto,en tanto componente de la lengua natural,semeja un alvolo vaco en el cual la expe-riencia depositar la savia de sus innumera-bles matices. Ortega y Gasset destacaba quedesarrollar conceptos es, efectivamente, unaforma de generar concepciones del mundo.

    La nocin de constructo captura anmejor que concepto la idea de artificio y deinvencin, la funcin poitica del lenguaje.

    ste no slo reproduce el mundo. Lo crea ytransforma. El mbito del mundo sensible yoperable es el mbito del lenguaje activo.Los constructos, en tanto operaciones posi-bles, son autnticas invenciones y rigen, di-rigen y moldean la vida de las personas.

    De la masa semntica de una lengua, lamirada especializada o experta recorta seg-mentos, la fragmenta en formas caracters-ticas, le imprime modulaciones particulares.Los ademanes y gestos, que todo lenguajeen ltima instancia atesora y codifica, se for-

    malizan y solidifican. Con la precisin ga-nada se pierde libertad. Las connotacionesacotadas del trmino tcnico, el empobreci-miento de sus potencialidades expresivas,son parte del precio pagado por la exactitud.

    El carcter convencional de la termino-loga tecnocientfica es una de sus marcasms distintivas. Alfred North Whiteheadobservaba que los cientficos comparten conHumpty Dumpty la posibilidad de nominarcomo les place los hechos de la experiencia

    y los datos sensoriales. Al nominar se cons-truye. Este constructivismo adopta muchas

    formas. Las radicales suponen que todo elcorpus de la ciencia es una construccin ar-tificiosa. Las moderadas suponen la coexis-tencia de interacciones que originan produc-tos nuevos. Por ejemplo, la preparacin de

    informes cientficos (papers) es un procesosocial con recurrencias, avances y retroce-sos. En las mltiples versiones que se pro-ducen se va configurando la realidad, lacual ms que reflejarse en el producto, esconjurada por l. Es demostrativo a talefecto el modo cmo se citan los trabajosdel propio grupo y los de grupos afines orivalesii . Los hechos son creados de lalectura de instrumentos, la contrastacin deexperiencias sensoriales y la argumentacin

    con pares ilustrados. Queda como realidadaquello en lo cual la comunidad de expertosno discrepa para interpretar los datos. Esaausencia de discrepancia constituye la reali-dad aceptada. Y es fruto del procedimiento,no revelacin de la naturaleza.

    Sobre el lenguaje valrico y el mundo vital

    No es difcil comparar esta simplificadavisin de la epistemologa de las ciencias

    empricas con lo que ocurre en el mbito delmundo vital (Lebenswelt). Este mbito pre-conceptual pero postsensorial incluye la to-talidad de las experiencias, incluso aquellasno verbalizadas, no verbalizables o fuera dela conciencia. Es la materia prima para losespacios semnticos de los discursos espe-cficos, cientficos, polticos o tcnicos. Estemundo vital es una presencia que se trans-forma en dato, prueba o informacin por laviolencia encasilladora y recortadora, pro-

    pia de la praxis poitica del experto.Una importante mutacin sufre el len-guaje. El significado de los trminos del dis-curso especializado deriva de un metadis-curso de construcciones. Un trmino del len-guaje tcnico slo tiene valor en el contextode ese metalenguaje de constructos. Su sig-nificado no es intrnseco, no reside en l. Es

    iGracin (1601-1658) dedica a este asunto algunos

    pasajes de su tratadoAgudeza y Arte de Ingenio.

    ii Los estudios de Bruno Latour son, a este respecto,

    de excepcional valor.

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    producto de la posicin que ocupa el trmi-no en el conjunto del lxico especial. En ellenguaje natural, en cambio, la polisemia delos trminos hace que muchos significadossean posibles, tantos como contextos de in-

    terpretacin. No hay una lectura cannica,nica e indivisa, que pueda asegurar unvo-ca y total inteligibilidad de los textos del len-guaje natural. Es una de las claves de la lite-ratura de ficcin. Sus efectos no dependensolamente del mensaje sino tambin del con-texto.

    El lxico de los afectos ilustra el efectoordenador del metalenguaje de constructostericos. Determinadas expresiones son asig-nadas a una categora por el uso del hablan-

    te natural o por la prctica social que codifi-can y transmiten. Muchas formas de anli-sis del contenido verbal se basan en catego-ras descriptivas, cuya conformacin, de pro-ceso inductivo, luego se revierte y se hacegarante del significado de las expresionesiii .Las relaciones entre estructuras psquicas yestructuras de comunicacin es casi un t-pico en las disciplinas psicolgicas (1).

    Si estas nociones se trasladan al lengua-je valrico es posible plantear una aproxi-macin emprica a su estudio. Sin necesi-

    dad de fundar una estimativa como basede una ciencia de los valores, estos, en tantoexpresiones verbales, son universales de sen-tido en la experiencia interpersonal que nor-man y regulan procesos cognoscitivos, afec-tivos e instrumentales. Por la existencia devalores es el lenguaje natural un depositarioms o menos fiel de las prcticas sociales.Si bien cabe el engao y la falsedad, comoen todo lenguaje polismico, sus relacionescon el comportamiento y la relacin inter-

    personal fundamentan emplear el dilogo enla deliberacin, la argumentacin y el deba-te. Tales vinculaciones permiten reconstruirel hablante valrico, la imagen de hom-

    bre o, como podra decirse, la antropologaimplcita en el discurso natural (2). Esta ta-rea debe usar los recursos y presentar los re-sultados propios de una empiria ordenada, afin de rescatar para el dilogo biotico su

    carcter de herramienta social.

    Constructivismo moral y biotica dial-

    gica

    En sus formas actuales el constructivis-mo es un sistemismo dinmico (3).Esto sig-nifica que a las propiedades del sistemismoclsico la complementariedad, la caracte-rstica de ser la totalidad ms que suma de

    las partes, la organizacin en jerarquasemergentes se agrega un factor diacrni-co. Las realidades no son inmutables; seconstituyen mediante procesos sociales. Porejemplo, la dada mdico-paciente es unaconstruccin sistmica cuya rotundidad oplenitud depende de lo logrado del encuen-tro y de cmo se mantiene. La concienciade valor en el hacer, segn la acertada ex-presin de Paul Christian, est expuesta amutaciones (4).Hay mltiples valores invo-lucrados en toda transaccin social. Cuandotales valores exigen esfuerzo e inteleccin(askesisymathesis) pueden considerarse vir-tudes, plenitudes propias de objetos, perso-nas, situaciones.

    Una de las tareas de la biotica es con-tribuir al constructivismo moral de las so-ciedades democrticas (5).Expandir la crea-cin de lenguajes morales. Ello no es relati-vismo. Es reconocer que todo principio esmodulado por la comunidad en la que semanifiesta. Tarea de los cuerpos sociales es

    deliberar sobre las mejores formas de con-cretar los principios universales para mejorservir a las finalidades comunitarias.

    Muchas normas que constituyen la mo-ralidad comn del mundo de la vida son decarcter implcito, no reflexivo. Simplemen-te se acta por alguna forma de sensacinsobre lo correcto o lo incorrecto. Aunque

    iiiLa extensa literatura sobre anlisis de contenido y

    anlisis del discurso no puede, en justicia, comentar-

    se en este lugar.

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    siempre se entabla un dilogo con la propiaconciencia, con los usos de la comunidad,con las tradiciones religiosas, con los perso-najes carismticos y ejemplares, la funda-mentacin racional est a menudo ausente y

    obliga al desarrollo disciplinario que se con-fa a filsofos y otros expertos. A menudo,conductas semejantes reconocen fundamen-taciones tan dispares, que explicitarlas esfuente de controversia y duda. Desenmas-carar lo real en el comportamiento morales, exactamente como en la exploracin psi-coanaltica del inconsciente, una tarea notrivial, a la que debe entregarse esfuerzo ytiempo. Un proyecto del Centro Interdisci-plinario de Estudios en Biotica de la Uni-

    versidad de Chile, explorando las tradicio-nes monotestas reflejadas en los textos fun-dacionales y cannicos, permiti desentra-ar la causa de resistencias incomprensibleshacia prcticas sanitarias tcnicamente co-rrectas en el plano de la sexualidad (6).Untrabajo de esa naturaleza es comparable auna piedra Rosetta que permite descifrarel jeroglfico de las creencias que se tienensin saber que se las tiene. Insustituible pa-pel cabe aqu a los investigadores de las cul-turas, los cuales, armados de sensibilidad fi-

    losfica, pueden contribuir a legitimar prc-ticas y hacer transparente la toma de deci-siones en materias de inters comn.

    Esta labor de des-cubrimiento de lo co-tidiano y de las inercias del hbito moral esindispensable para dotar de viabilidad em-prica a las medidas propias del trabajo in-vestigativo, diagnstico y teraputico.

    La norma tica y su contenido emprico

    Toda teora de la decisin tica encontextos especficos debe considerar losfundamentos de una teora general de la con-ducta social. De esta pueden derivarse prin-cipios analticos que den contenido empri-co a los conceptos formales de la tica y losaproximen a la prctica de la moralidad pre-

    reflexiva o comn. La construccin de talteora general de la conducta social exige larecoleccin de informacin emprica, sin queello implique una negacin del plano de fun-damentacin discursiva que exige la re-

    flexin filosfica ulterior.El problema del contenido emprico de

    la norma tica y su admisin o rechazo porparte del agente moral ha sido abordado endiversos contextos. Los mtodos de deci-sin en tica clnica(7)consideran los apor-tes de la teora del grupo, de la psicologasocial y de la teora general de la informa-cin. La elaboracin de pautas o instru-mentos psicomtricos ha llevado a propo-ner axiogramas, esto es, registros objeti-

    vos de modelos de toma de decisiones, ra-cionales o espontneos, en todo semejantesa un examen clnico (hemogramas, cintigra-mas, etc...). Un ejemplo es el Protocolo deBochum para prctica tico-mdica (8), quese presenta como una gua sencilla para lainvestigacin. Los avances de la tcnica deentrevista y la aplicacin de mtodos deanlisis del discurso permiten esperar im-portantes desarrollos. La preeminencia delas metdicas biolgicas ha llevado a des-estimar la contribucin del examen de la

    conducta verbal a la prctica adecuada dela medicina. No obstante, la experiencia cl-nica y de planificacin sugiere que la praxis(fusin de prctica y teora) est guiada tantopor estimativas manifiestas como por fac-tores encubiertos procedentes del entornosocial y la subjetividad individual. La co-rriente del emotivismo tico ha insistidoen aspectos valiosos en esta direccin, des-virtuados al extremar la posibilidad del re-lativismo normativo. La discusin de estos

    contrastes y aporas es substantivo compo-nente de la muchos textos bioticos (9,10).Tema explcito o implcito en el trabajo delos Comits de tica.

    En la atencin sanitaria los temas bio-ticos han sido formulados y discutidos en elregistro de los derechos y en el de las vir-tudes. Ms que la autonoma, ncleo tem-

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    tico de la biotica estadounidense, en Am-rica Latina se ha privilegiado la discusinsobre equidad, justicia, acceso a recursos desalud, calidad de estos, derechos de los pa-cientes y prctica de la medicina en los con-

    textos estatal y privado. Es significativo quedeba recalcarse el papel de los sujetos en ladeterminacin de sus opciones de salud,como en el documento base para la reuninsobre Reestructuracin de la Atencin Psi-quitrica en las Amricas, convocada por laOrganizacin Panamericana de la Salud en1990 y origen de una importante declaracin(11).La profesin mdica latinoamericanaest apenas consciente de las declaracionesinternacionales y los protocolos de protec-

    cin de los sujetos en investigacin y trata-mientos experimentales. Algunos colegiosprofesionales asumen un papel de defensade los derechos de pacientes y profesiona-les y declaran frecuentemente su intencinde mantener la equidad y el respeto a la au-tonoma. Ya era evidente esta postura en unestudio conducido hacia fines de los ochen-ta (12). No obstante, estudios empricossobre conocimiento de la normativa inter-nacional, principios de calidad de atencin,satisfaccin de usuarios e impacto de la ac-

    cesibilidad real y potencial a servicios sonescasos y a menudo instrumentalizados conalguna finalidad puramente administrativa.Las evaluaciones realizadas por serviciospblicos y privados de salud suelen centrar-se en aspectos operacionales y aspiran a con-vencer a los usuarios de determinadas cua-lidades. A menudo, su finalidad no es crti-ca sino aprobatoria, confundiendo funcionescon fines y medios con metas. De all la ne-cesidad de una propuesta que independien-

    temente de factores operativos y administra-tivos explore la hiptesis de que la calidadde la atencin es funcin de la satisfaccinde usuarios y prestadores y esta, a su vez, dela concordancia o discordancia de la com-petencia prctica con la normativa general.Esto es especialmente relevante en el cam-po de la psiquiatra, cuya percepcin por

    parte de mdicos y pblico es particularmen-te variable.

    Un trabajo de axiografa emprica debeponer de manifiesto los procesos por loscuales se construyen, legitiman y adoptan

    decisiones valricas y juicios morales. Losfilsofos profesionales suponen que se de-bate y luego se juzga, pero en la prctica eljuicio antecede a todo debate y la virulenciade los ataques contra actores y agentes so-ciales que sostienen opiniones discrepantessuele depender de un insuficiente conoci-miento de la axiografa emprica y del cons-tructivismo moral que es parte del dilogosocial.

    Axiografa emprica y la construccin de

    la salud

    La promocin y la proteccin de la sa-lud se enfrentan en la actualidad a desafosde muchos rdenes.

    Uno de los ms urgentes es la partici-pacin efectivade las comunidades a las quetales tareas se dirigen. Ella slo es posible acondicin de superar barreras de lenguaje,perspectiva y contexto, que tradicionalmen-

    te se espera sean motivo de esfuerzos edu-cativos. Pese a existir amplio consenso, nose pondera la dificultad que implica el plu-ralismo de las sociedades contemporneas.

    Este pluralismo no es solamente de in-formaciones y conocimiento. Es tambin deconvicciones y creencias. Como advierteTristram Engelhardt, las sociedades contem-porneas estn compuestas por grupos deextraos morales que recprocamenteignoran sus respectivas visiones de mundoo, cuando las conocen, tienden a no com-partirlas en tanto que principios fundantesde sus comportamientos.

    No siempre son obvias o evidentes lasdiferencias. Hay muchas distinciones que noson autnticas diferencias. A veces, las di-ferencias son exaltadas o reducidas al tenorde cambios sociales.

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    Particular importancia revisten las dife-rencias valricas influidas por creencias re-ligiosas. Tienden a incorporarse a los usossociales de manera sutil y no reconocida nisiquiera por quienes las profesan. La arqueo-

    loga de lo cotidiano revela presencias quedeben ser descubiertas y examinadas. Larazn de muchas costumbres y usos socia-les permanece oculta hasta que la investiga-cin, tomando distancia de lo que siempreha sido as, interroga el substrato creencialy valrico en busca de claves y pistas queexpliquen el comportamiento.

    La relevancia de tal indagacin para lapromocin, la proteccin y el mejoramientode la salud es evidente. Especialmente si,

    como hemos sealado, en alguna de sus eta-pas estas tareas involucran procesos educa-tivos. Educar no es transmitir informacio-nes, ni siquiera compartir vocabularios oactitudes. Es permitir que las personas par-ticipen activamente en el dilogo societarioa travs del conocimiento y del lenguaje.Saber es participar y la educacin es unaforma de hacer-saber para integrar las per-sonas a la sociedad.

    Aunque no cabe dudar que los procesosformales de instruccin y de informacin son

    importantes, gran parte del proceso educati-vo discurre por fuera del aula y del trato conlos expertos. Cuantificar el aporte de la edu-cacin formal a forjar comportamientos hasido siempre difcil. Los educadores y lostcnicos suelen sobreestimar su propia con-tribucin. Los instrumentos para medir im-pacto privilegian el tipo de resultado que susmtodos permiten y anticipan, pero son in-adecuados para valorar el componente in-formal. Cabe suponer que el cambio con-

    ductual es una compleja amalgama de tra-bajo experto, metodologa docente, informa-cin especfica, creencias, prejuicios y ex-periencias individuales. A menudo, una con-viccin enraizada en las costumbres ejercesoterrada influencia y modula impercepti-blemente la informacin recibida y su uso.

    En el proceso de educar para la salud es

    indispensable conocer el substrato individualy colectivo sobre el cual la informacin cien-tfica se insertar. Se tilda de creenciasaquellas certidumbres no avaladas por losdatos cientfico-tcnicos y de informacio-

    nes las derivadas de la ciencia oficial. Pesea su origen, algunas creencias populares hansido fuente de inspiracin para el trabajocientfico. La investigacin biopsicosocialreconoce cada vez con mayor relieve la im-pronta de las creencias en el bienestar y lasalud.

    Algunas propuestas de anlisis

    El conocimiento del substrato creencialy valrico es un proceso que exige acuciosi-dad metdica, neutralidad observacional eimparcialidad en el juicio. El componenteetnogrfico y descriptivo exige pureza con-ceptual y diseo pulcro, adems de las tra-dicionales aptitudes que se adquieren y cul-tivan con el entrenamiento en las cienciassociales. Estimular estudios de esta clase esun imperativo en el campo de la salud, con-siderando que el lenguaje de la oferta de ser-vicios tiende a disociarse del lenguaje de lademanda. Cuando no se responde a las ex-pectativas de los usuarios hay frustracin,insatisfaccin y crisis de los sistemas de cui-dado de la salud. Aunque stas sean crni-cas y afecten a todos los sistemas que res-ponden a demandas sociales, puede preve-nirse la insatisfaccin conociendo sus cau-sas. El divorcio entre expectativa y oferta seproduce especialmente en los aspectos mstecnificados de la atencin sanitaria, en losque la racionalidad cientfica tiende a ser

    hegemnica y excluyente (13).Al ignorarlos orgenes de la demanda, los sistemas tc-nicos entran en una dinmica propia de au-torreproduccin sin referencia a la necesi-dad que los cre. Muchas veces se perpe-tan, en el seno mismo de la racionalidadcientfica, creencias irracionales y juiciosvalricos no examinados. Es una razn adi-

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