comerciantes artesanos y politica economica en colombia

26
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Jt un , 11ft•, .lnfldt • t'Hdn '" u• rttUU/tt lu \ hoJ cJ\ Je 1 aha r o l't o\ "'' ltJ olv \f ur1111111U .¡,. f '"'11'" I'•H 1\ 11 n ll llfd' dt' Cuhur. 1 l' upul.u IJ. I("IIl 1 20 Bokun 8thlutpah< \ 111 n11m 1990

Upload: marcelatb

Post on 23-Sep-2015

18 views

Category:

Documents


4 download

DESCRIPTION

José Antonio Ocampo

TRANSCRIPT

  • Digitalizado por la Biblioteca Luis ngel Arango del Banco de la Repblica, Colombia.

    lntcrtt~f Jt un , 11ft, .lnfldt t'Hdn '" urttUU/tt lu \ hoJcJ\ Je 1ahar o l'to\ "'' ltJ olv \fur1111111U .,. f '"'11'" I'H 1\ ~.' 11 n ll llfd' dt' Cuhur.1 l'upul.u IJ.I("IIl /11~ ./ 1

    20 Bokun tuhur~' 8thlutpah< \ 111 ~ 7. n11m ~~ . 1990

  • Digitalizado por la Biblioteca Luis ngel Arango del Banco de la Repblica, Colombia.

    Comerciantes, artesanos y poltica econmica en Colombia, 1830-1880 *

    OMO LA MAYORIA DE LOS PA ISI S LA 1 I~OAMERI-

    e en la

    e A os. el ~i glo X 1 X fue pro lijo en Colombw en debate~ y en!)ayo~ de poltica comercial. El proteccionis mo y el librecambio dejaron . asl, su mella en lo!> escritos de la poca. en la~ prctica !> de l Estado y

    fo rmaci n de la economa naciona l. En e~ t c en~ayo anall1amos la~ caracterl ticas de e te debate. sus protago nistas y su!'! efecto!) !)Obre el comerc1o y la activ1dad artesanal.

    El trabajo e d1vide en cuatro partes. En la primera !>e estud1a brevemente el contexto global del de arrollo econmico y poltico colo mb1ano en los pnme-ros decenio de vida independiente. En la segunda se analiza el debate entre protecciomsmo y librecambio en el mismo perodo. n la tercera e consideran los efecto de la polticas sobre la actividad comerc1al. Fanalmente, la cuana analiza su impacto sobre la produccin anesanal.

    El ensayo intenta demostrar tres hiptesis bsicas. Primera. que no es posible identificar c laramente los enfrentamientos entre la elite o en el interior de los partidos po lticos en torno a la polt ica econmica y, en particular, al manejo del comercio exterior del pas. Segunda, que las concepcio nes econmicas puras del librecambio y el proteccionismo no siempre pudieron traducirse en polticas econ micas. Tercera, y ms importante, que los desarrollos econ-micos slo fueron afectados muy parcialmente por es tas po lt icas y siguieron. m bien. danm1cas propias. Todo este conjunto de hiptesis si rve para matizar enormemente la importancia que atribuyen muchos analistas al Estado y a las pugna e n to rno a sus acciones en el desarrollo econm1co decimo nn1co. E to plantea, o bviamente, nuevos interrogantes en to rno al alcance mts mo de d1chas pugnas y acciones. El trabaJO sug1ere que mucho de los secretos de la formac1n del Estado colombiano e encuen tran. ms bien. en la co mpleja articulacin regional que ha caracte ri1ado a Colombia a lo largo de su histo ria. No o bstante, el tratamiento de esta ltima hiptesi!) reba!)a los propsi tos de es te trabaj o.

    CONCILIACION CON EL ORDEN COLON IAL Y REFOR MA LIBER AL

    La independencia no signific para la elite de la Nueva Granada un compro-miso de renovaci n profunda del orden econ mico y soc1alanterno heredado de la coloma. De e ta manera, las propuestas de camb1o lan1ada~ al frago r de la lucha po r algunos de los pro tagonistas del mov1m1ento 1ndependenu ta lo lograron permear dbilmente la legislacin y la~ dec1s1o ne gubernamentales en los primeros aos de vida republicana. M s an. a partir de entonces e inici una etapa de franca conciliacin con el o rden e tablcc1do. lklklln ( uil url \ llobhu~eral t~u Vul 11 nu m H. 1m 21

    T rab.IJ(l rrc .. e nc .. dtl en t'l .~~hl de po~'10n ~um11 tndt\ tduo de

    nurncr.~

  • Digitalizado por la Biblioteca Luis ngel Arango del Banco de la Repblica, Colombia.

    Davtd Bushnell, El rRmen de Santander en la Gran Colom -h10, Bogota, Tercer Mundo. 1966. cap 6.

    1 Lu1~ Eduardo N1eto Arteta. Ecunoma y cultura en la his-rona de Colombw. Bogot. Ed uora Viento del Pueblo. 1973: HermesTovar "La lenta ruptura con el pasado colo-ntal". en Jos Antonio Ocampo (comp .). H isrorw eronm1ca de Colom b1a. Bogot. S1glo X X 1-Fedcsarrollo. 1987

    1 J orge Orlando Melo, U Las vica-situdes del modelo liberal". en Ocampo (comp.). op C'it .

    En efecto las reformas econmicas y sociales in troducidas en los primeros aos de la Repblica fueron en ge neral tibias , reflejando ya el temor a una ruptura a fondo con las es tructuras del pasado. El Congreso de Ccuta, el primero de la vida independiente, decret en 182 1 la eliminacin de varios impuestos coloniales, en un intento de simplificar el complejo sistema tributa-rio colonial. Elimin, adems, el monopolio del aguardiente (sustituyndolo por nuevos impuestos a su manufactura y venta) y decret una contribucin directa progresiva para reemplazar los impuestos abolidos. Sin embargo, decidi co nservar aJ mismo tiempo algu nas de las rentas que ms oposicin generaban en distintos segmentos de la poblacin (el estanco de tabaco, los diezmos y el quinto) . Por otra parte, los legisladores decretaron la reparticin de los resguard os entre los indgenas, pero conserva ron al mismo tiempo normas coloniales de proteccin de la poblacin aborigen que reiteraban el carcter subordinad o que tenan dentro del o rden social. No expidi , adems, no rmas sustantivas para liberar la tierra de algunos de los obstculos que impedan su movil idad (los censos y los bienes de manos muertas) y determin una verdadera cont inuacin de la esclavitud a travs de la llamad a " libertad de vientres" 1

    En el cuarto de siglo que sucedi al Congreso de Ccuta, la reaccin en contra de la ruptura con el orden colonia l se hizo cada vez ms patente. Los dos puntos crticos en este proceso fueron , sin duda, la reaccin bolivariana de fines de los aos veinte y la primera gran conflagracin civil de la vida independiente. la Guerra de los Supremos ( 1839- 1842). En efecto, durante la primera se restablecieron la mayor parte de los impuest os colonjales abolidos y se aband on definitivamente el ensayo del impuesto directo. En 1832 y 1843 se aplaz , primero po r diez y poste riormente por veinte aos, la disolucin de los resgua rd os. En 1839 la " ley de aprendizaje" limit an ms los efectos prcticos de la libertad de vientres, aJ decretar que los hijos de esclavos deberan permanece r en concierto forzoso con los amos de sus padres, no hasta los dieciocho aos, como lo haba determinado el Congreso de Ccuta, si no hasta los veint icinco. En 1843 se permiti. adems, exportar esclavos con el propsi to de mantener el orden pblico 2.

    El proceso de repliegue hacia el o rden colonial se interrumpi brscamente a mediados de la dcada del cuarenta, dand o paso a un rpido proceso de reforma durante el gobierno conservador de Toms Cipriano de Mosquera ( 1845- 1849) y el liberal de Jos Hilar io Lpez ( 1849- 1853). Durante estos aos se llev a ca bo en Colombia una refo rma liberal profunda, que comprendi la aceleracin de la manumisin y la posterior abolicin de la esclavitud, la autorizaci n a las provincias para arreglar la reparticin definitiva de los resguard os, la redencin de los censos eclesisticos y una reforma fiscal radicaL Esta ltima incluy la entrega de la administracin de la renta de tabaco a los particulares, su posterior abolicin y una drst ica descentraliza-cin de rentas, q ue perm iti eliminar en la mayor parte del pas los diezmos, el qui nto , el monopo li o del aguardiente, y ensayar una vez ms la contribucin directa. aunque nicamente en escala provincial. Esta transformaci n se complement, adems, en 186 1 con la desamortizacin de bienes de manos muertas y, a comienzos de la dcada del setenta, con las primeras normas de defensa de los colonos de tierras baldas J.

    Las dos gra ndes fases de l.a poltica econmica coincidieron, en general, con grandes perodos de la vida poltica colombia na. No obstante, la asociacin entre unas y otros dista mucho de ser perfecta. El perodo de conciliacin con 22 8 oleLln Cuilural y BibliogrMico Vol. 27, nm. 22, 1990

  • Digitalizado por la Biblioteca Luis ngel Arango del Banco de la Repblica, Colombia.

    el orden colonial involucr a estadistas que pasaron a la historia como padres de los dos partidos tradicionales. Por otra parte, aunque el reformismo de mediados de siglo fue mucho ms decidido bajo el gobierno de Jos Hilario Lpez, la transicin hacia el .. modelo liberal" se inici bajo un gobierno conservador. Este partido apoy, adems, algunas de las reformas liberales, tanto econmicas como polticas (el federalismo, por ejemplo) , y el impulso hacia el cambio se mantuvo bajo el gobierno bipartidista de Manuel Maria Mallarino (1855-1857) y el claramente conservador de Mariano Ospina Rodrguez (1857-1861). De esta manera, no es quiz exagerado hablar de cierto "consenso" de la elite en torno al modelo econmico en uno y otro perodos. Hubo, sin embargo, algunas excepciones importantes a este princi-pio, en particular la insurreccin conservadora del occidente colombiano, en 1851 , uno de cuyos detonantes principales fue la liberacin de los esclavos, y la oposicin a la desamortizacin por parte de algunos conservadores. Aun as , las concepciones econmicas no parecen haber sido una de las bases funda-mentales de la divisin de los dos grandes partidos histricos.

    Si la identificacin estrecha entre el conservatismo y el "modelo colonial" y entre el liberalismo y las reformas de mediados de siglo no resiste un anlisis profundo, an menos lo soporta la asociacin entre uno y otro periodo histrico y la hegemona de clases sociales o intereses de clase determinados -terratenientes y comerciantes, para utilizar la caracterizacin ms comn en los an~lisis del perodo 4 - . Es cierto que la conciliacin con el orden colonial mantuvo el statu quo en materia de relaciones agrarias, pero tambin lo es que las reformas liberales no desafiaron profundamente estas estructuras del pasado. En efecto, las reformas liberales tuvieron un impacto muy marginal sobre el rgimen agrario y, segn veremos en la parte 111 de este ensayo, difcilmente pueden tomarse como la causa de la expansin comercial que experiment el pas desde mediados de siglo. Por otra parte, es cierto que las reformas liberales favorecieron, ante todo, a los "comerciantes", pero esto no significa que haya habido contradicciones bsicas entre los intereses del comercio y las polticas adoptadas antes de mitad de siglo. De hecho, la conquista ms largamente acariciada por los comerciantes criollos a fines de la colonia -la libertad de comercio con todas las naciones- se haba lograd o mediante la independencia poltica. Adems, segn veremos ms adelante, este sector de la economa y la sociedad no fue ajeno a la conciliacin con el orden colonial en las primeras dcadas de la Repblica, ni dicho proceso impidi el surgimiento de algunos sectores dinmicos en ciertas regiones del pas (vase tambin la parte 111).

    La identificacin de los partidos polticos con clases sociales determinadas desconoce, por otra parte, hechos fundamentales de la evolucin econmica y social colombiana. En primer lugar, desconoce que, a diferencia de otros pases (particularmente europeos), en Colombia no hubo una distincin de clase entre terratenientes y comerciantes. Por el contrario, desde la colonia se haba desarrollado en distintas regiones del pas una elite con intereses econ-micos diversificados, que combinaba la propiedad de la tierra con actividades comerciales y, donde los recursos naturales lo permitan, con explotaciones mineras. El siglo XIX no hizo ms que heredar esta estructura, que se repro-dujo continuamente hasta nuestros das. En segundo lugar, la identificacin de los partidos polticos con determinadas clases sociales pasa por alto, igual-mente, la compleja estructura regional que el pas hered del perodo colonial y las dinmicas muy diversas que mantuvieron las distintas regiones en el siglo pasado. Los efectos de uno y otro proceso sobre la formacin de los partidos Boletln Cultural y Bibliogritico Vol. 27. nm. 22. 1990 23

    La versin ms difundida de esta interpretacin es. sin duda, la de Nieto Arteta. op. cit.

  • Digitalizado por la Biblioteca Luis ngel Arango del Banco de la Repblica, Colombia.

    '.IIft pecto~ soctalt':~ de la po littl~ a en la Nueva Granada. 1825- 1850''. en A .lpi!C'IIII dl!l ~tKio XI).. 1'11 Colvmhw. Mcdclltn. Edacwne .. Hombre :'\ucvo. 1977 VCo Leal Bu a-trago. LH(u}o 1 puliuca t>n Colombw. Bogot , Stglo XX 1-Cerec. 1984

    \(mus clt' plata dt' Sama A.na. l'rowm w Ut' Manqwta, dt' Ennqul' Pnn. /851 ( f:n Hoas de Cultura Popular. 8 (J[(0U , /954 ).

    polticos nacio nales estn a n por escribirse. Es evidente. sin embargo , que la identificac in conservatismo-terratenientes y liberales-comerciantes no resiste e l menor anlisis. cuando se co nstata que la regin de mayor dinamjs mo comercial en e l. siglo X IX (Antioquia) fue un baluarte conservador y que muchos de los grandes reformad o res de mediad os del siglo (comenzando por T o ms C ipriano de Mosquera, pero incluyendo a buena parte de los radicales cundiboyacenses) pertenecan a regiones del pas donde predominaban rela-cio nes agrarias precapitalistas, de cuya explotacin ellos mismos derivaban su sustento ;.

    LIBRECAMBIO Y PROTECCIONISMO

    La lucha en tOrno a polticas favorabl es a la expansi n del comercio exterior es decir. lo que comnmente se conoce con el nombre de librecambio- se

    d io en frentes muy diversos. Los d os ms impo rtantes fueron la batalla por la e liminacin del mo no polio de l. tabaco y por la adopcin de un sistema arance-lario libe ral. El desarro llo d e nuevos is temas y vas de comunicacin y la po ltica de baldos fueron tambin importantes para el desarrollo comercial, au nque en el ltimo caso slo claramente cuando se trataba de la explotaci n d e recur~os fo restales. Puede pensarse que las polticas liberales en general. al permitir una mayo r circulaci n de la tierra y de la mano de obra, tambin tuvie ron el mi mo pro psi to, pero las conexio nes son aqu mucho ms remo-ta . segn veremos m adelante. En e l caso del pro teccionismo , el sistema a rancela ri o fue e l objeto atencin priorita rio, pero tambin desempearon un papel importan te las luchas por obtene r monopolios y subsidios de distinta naturaleza. Hu bo. adems. reclamos insistentes sobre la necesidad de estable-cer escue la tcnicas y de oficios para institu ir a los artesanos, pero los ensayos en e ta direccin fuero n muy modestos.

    T an to la lucha po r la libe racin del mo nopo lio del tabaco como aquellas que se libraro n en to rno al sis tema arance lario muestran claramente los lmites dentro d e lo cuaJe::. ope raban las concepcio nes ms puras de librecambio y proteccio ni mo. En el caso d el tabaco, debe recordarse que la implantacin del monopolio fue pa rticularmente traumtica en la Nueva Granad a , has ta e l punto de haber sido una de las causas bsicas de la Revolucin de los Co muneros, en 178 1. La resistencia al monopol io , que se expresaba a travs 24 Bolrun uhufdl > 81bhogtalico Vol 27. num 22. 1"990

  • Digitalizado por la Biblioteca Luis ngel Arango del Banco de la Repblica, Colombia.

    s , patDI'H)n 1 rmpoqur dl'ltabaw . fi'C) \ 11'1110 t ~fullqUIIQ dr Enrtque p,,, IIIU ( t:n HflJil!o de(. uhuru PupUIIIr. Bowto. 19$4)

    de siembras clandestina~ . fue un problema con) tante en los ltimo decenios de la colonia, en parucula; en las zonas donde la amplantacan del estanco haba reducido significativamente las reas cultivada~. La libertad del cultivo y comercio de la hoja o, al menos, el arrendamiento de las factoras-figur, adems, como uno de los reclamos reiterados de los comerciantes en los primeros decenios de la repblica 6 . Esto ltimo e tu vo asociado no slo a las po abilidades que pldnteaba el comercio interno de la hoja sino tambin , y quiz especialmente, a las potencialidades que brindaba el mercado interna-cional. En efecto, a diferencia de los otros monopolios estatales importantes (aguardiente y sal) , el del tabaco se refera a un producto con bajos costo de transporte un hecho decisivo, cuando se tienen en cuenta las precarias vas de com unicaci n que existan en Colombia en los primeros decenios de la repblica y las caractersticas geogrficas del pas - y una buena demanda externa, asociad a en los aos treinta y cuarenta al cambio en lo patro nes de consumo internacionales (de la pipa y el rap hacia el cigarro) y a la desorga-nizacin de la produccin en Virgima y Maryland . en l o~ E tados Unidos, que haban s ad o en el saglo X V 11 J las principale fuentes de abastecamaento de tabaco para el mercad o internacional 7

    Pese a este conjunto de factores favorables, las necesadades fiscale~ ampadaero n por mucho tiempo considerar eriamente la posibilidad de elim inar el mono-polio. La s upresin de otros tributos y el fracaso de la contribuci n direc ta en los aos veinte reiter la nece idad de mantener el mo no polio . u reo rganiza-cin en los aos treinta fue, en gran medida, o bra del gobierno liberal mode-rado de Francisco de Paula Santander. No obstante, las condicione~ baj o las cuales se reorganiz el estanco permitieron la penet raci n del secto r privad o en e l negocio, lo cual satisfizo en parte las aspiraciones de los comerciantes, pero tambin hizo inevitable su privatizacin.

    El sector privado entr en el negocio tabacalero a trav de do~ vas diferen-tes s. La primera de ellas tue la exportacin. o mo parte de las mcdtdas de reorganizacin de la renta , y ante la solicitud de una casa comerctal extranjera, el gobierno de Santander permiti la primera expo rtaci n de tabaco. Aunque sta se hizo por cuenta del gobierno. Jas remis10ne) sub tgUtentes estU \> tero n en manos del sector privado , ya sea como producto de los remates de tabaco para exportacin realizados por el monopolio, o del pago de deuda~ pblicas garantizadas con lo recur~os del estanco. Por o tra parte. como re!)ultado de la ltoltun C. "'"" ') ltobhoJ!r~l"'' Vol 11 nu m 22 1~ 25

    > J oho P H arrl\1111 , 1711' ( olmn b1an Tobac e" lnclu~tr 1 /rt>m

    Go,,rnm~nt \frm"Pf''' lfl f ra Trotlt'. rlt l Yl'l. I C\1\ J o d ol rdl. 1 ' ol\ c r\ldul.l de ( .tll lolnl,, , 1951

    Jo)e A nwn w < kld.lJ \o ,l\.hiO.tl 1 ~ 7 1 1 raol -...ut urd ( ommc't

  • Digitalizado por la Biblioteca Luis ngel Arango del Banco de la Repblica, Colombia.

    9 J os Antonto Ocampo. "Ltbre-cambio y protecciomsmo en el s tglo X 1 X". en Ocampo y San-tiago Montcncgro, CrtHs m un-diOI, protecrin e mdus trtall-zactn. Oogot.. Cerec, 1984. cap. 4

    continua penuria fiscal, e l gobie rno se vio obligado en algunas ocasiones a recurrir a los fo ndos de caja de las factoras para cubrir sus gastos ordinarios. De esta mane ra. en el momento de hacer los pagos a los cosecheros, se encontraba sin fondos sufi cientes. Este problema fue particularmente grave durante la G uerra d e los S upremos , llevando al gobie rno a emitir vales que no haba pagado to dava en su totalidad d os aos despus de terminada la disputa. Esto lo obl ig, adems, a permit ir siembras a los hacendados que tuvieran acceso al crdito y a pensar en entregar la administracin del mono-polio al secto r privad o. utilizando facultades que se le haban concedido desde 1832.

    Este ltimo paso se dio finalmente en 1847, durante e l gobierno de Mosquera, el cual aprob, adems, la c reacin de nuevas facto ras destinad as exclusiva-mente a la exportacin. La entrega d e la administracin del monopolio al sector privad o permiti un crecimiento rpido de las exportaciones de la hoja . Ante es te hecho, la presin para a bol ir el estanco se to rn fro ntal. Pese a la o posicin de l gobierno de Mosque ra , e l Congreso aprob la abolicin del mo nopolio en mayo de 1848, sustituyndolo por un impuesto a la expo rtacin. Un ao despus, es te impuesto fue reemplazado por uno mixto , a la exporta-cin y a las siembras. Ante los reclam os segn los cuales los tributos eran excesivos, en m ayo de 1850 la produccin y comercio de tabaco quedaron finalmente libres de toda restriccin y gravamen.

    En e l caso de la poltica a ra ncelaria, las posic iones librecambistas fueron mucho ms tibias en los primeros decenios de la repblica e incluso pred omin ms bien una actitud moderadamente proteccionista. Despus de mediados de siglo, las necesid ades fiscales se tornaron, adems, en o bstculos francamente insalvables para la a d opcin de los principios ms puros del librecambio en materia arancelaria. Desde el punto de vista fiscal hubo, asimismo, una clara contradiccin entre la lucha de los comerciantes por la libertad de l cultivo del tabaco y por un arancel liberal , que se resolvi en favor del primero. En efecto, la abolicin del m o nopo lio sobre el comercio y el cult ivo de la hoja aument la dependencia del gobierno de la renta de aduanas y elimin, as. la posibil idad de nuevas aventuras librecambistas.

    En los primeros aos de la vid a independiente, la moderacin de las posiciones librecambistas sobre el arancel de aduanas tuvo diversos orgenes. Segn hemos visto , la independencia misma haba lograd o para los criollos, y en particular para los comerciantes neogranadinos, uno de los o bjetivos por los cuales haban lucha d o con ms ahnco a fines de la colonia: la libe rtad de comercio con todas las naciones. Igualmente, es pro bable que los derechos arancelarios establecidos a comienzos de la repblica hayan sid o en la prctica inferiores a aquello s q ue se cobraban a fines de la colonia. La explicacin de e~ te hecho es muy simple: la mayora de los gravmenes a las importaciones se cobraban directamente en Espaa, al ser internadas o exportadas las mercan-cas, const ituynd ose de hecho en el mecanismo ms importante para extraer un excedente fiscal en colonias que, como la Nueva Granada, slo pudieron remit ir a la metrpolis sumas exiguas de excedentes que dejaban las finanzas pblicas en su propio territo rio. D e esta manera . fue posible conciliar el inters de Jos comerciantes en aranceles ms bajos con las necesidades fiscales de la naciente repblica 9 . Fuera de lo anterior, y pese a la influencia que ya tenan los fisicratas y los econo mistas clsicos, es evidente que el pensamiento liberal en materia de comercio exterior no tena an el peso que tuvo poste-riormente. Las ideas proteccionist as derivadas del pensamiento mercantilista 26 Bolelln Cullural y Bbhogrlito VoL 27. om. 22. 1990

  • Digitalizado por la Biblioteca Luis ngel Arango del Banco de la Repblica, Colombia.

    no dejaban de tener, adems, algn atractivo en pases que apenas despertaban a la vida independie nte.

    En cualqu ier caso , es evidente que los primeros aos de la repbl ica fueron. al menos en las ideas. aos de proteccio nismo mode rad o. En la dcada del vei nte los escri tos del principal secretario de haciend a de la poca . J os Mara del Castillo y Rada, ex presaban ya claramente el concepto segn el cual las ad uanas "deben ser consideradas no slo como fuente de una renta cuantiosa, sino tambi n como uno de los medios poderosos de fomentar la agricultura. las manufacturas y el comercio" ro. En los aos tre inta, las tendencias protec-cionistas aparecieron con mayo r nitidez. Francisco de Pa ula Santander, J os Ignacio de Mrquez y Francisco Soto, entre otros - los dos primeros . presi-dentes de la repblica; y el tercero el secretario de haciend a ms influyente del perodo- . expresaron puntos de vista si milares a los de Castillo y Rada sobre la necesidad de concebir las aduanas como instrumento simultneo de protec-cin y de generacin de ingresos fiscales. Mrquez. sin duda el ms decid ido proteccionista de la poca, atribuy la decadencia que observ en las regiones artesanales al efecto acumulado de un rgimen colonial opresivo, de un perodo de co ntinuo estado de guerra y de la excesiva libertad de comercio caracterstica de los primeros aos de la repblica, y no dud proponer prohibiciones y otras trabas al comercio exterior para vivificar la actividad econmica interna 11

    Los mismos consulad os del comercio no fueron ajenos a esta tendencia. Conjuntamente con los reclamos de paz, mejores vas de comunicacin y libertad del cultivo del tabaco, so licitaron med idas para recuperar los merca-dos internos contra la competencia externa, llegand o a sentenciar, como lo hizo el consulado de Bogot, que " un pueblo debe tener a la mira no depender de otro en lo que es indispensable para subsistir''. Expresando una tendencia que era comn en la elite neogranadina desde la colonia, las solicitudes de proteccin ms imJJOrtantes se referan, no a las manufacturas, sino a la agricultura - al trigo, sobre el cual los reclamos en el siglo XVIll haban sid o interminables, pero tambin al tabaco y al algodn, entre otros productos, el primero afectado por la desorganizacin del monopolio durante las guerras de independencia, y el segundo por la competencia estadounidense 12 Pocas voces verdaderamente librecambistas se oyeron durante este perodo. Tal vez la nica excepcin importante fue la del comerciante ingls Guillermo Wills, quien, en contra de las apreciaciones de Mrquez, saludaba con una satisfac-cin mal disimulada la competencia que experimentaban las regiones artesa-nales de Santander con los textiles ingleses, e instaba a las primeras a dedicar sus esfuerzos a actividades agrco las ms provechosas 13.

    Pese al espritu proteccionista de la poca, los impuestos a las importaciones no fueron muy elevados durante estos aos. La tarifa promedio (es decir, la relacin entre recaudos arancelarios y valor de las importaciones) fue de 22% en los aos treinta y se elev a 28% a comienzos de la dcada del cuarenta. Este aumento fue el resultado no tanto de la elevacin de los gravmenes propiamente dichos, como de la cada de los precios internacionales, particu-larmente de los textiles, que no se reflejaron en un ajuste simultneo de los valores oficiales de las mercancas, sobre los cuales se cobraban las tasas arancelarias que estableca la ley. Los intentos ms importantes de aumentar los gravmenes fueron , adems, revertidos r pidamente. El primero de ellos fue la elevacin de la alcabala que se cobraba sore las importaciones, del 3 al 15% en agosto de 1828, pero cuatro meses ms tarde se red u jo al4%. En 1832 Bole1ln Cullural y BlbliosrMico Vol 27, num. U. 1990 27

    o Citad o en Luis Ospma Vs-quez, Industria 1' proteiYIn en Colombw. 1819-1930. Mede-llin , Ed itonal Sanla Fe. 1955 . pg. 99

    11 /bid .. cap. 111; Nieto Arte: la. op e ir .. cap. X 111.

    ll Tovar. o p. cit .. pgs. 108- 11 O.

    u G u1llermo Wills. Observano-nes .robre d comercw de la Nueva Granada. cun un apn -d ice relauvo al de Bogar. Bogot, Hanco de la Repu-blica, 1952.

  • Digitalizado por la Biblioteca Luis ngel Arango del Banco de la Repblica, Colombia.

    Ocam po, "Llbrccc~mbto ~ protccc nn~mo_ " , np 1 11

    J \ lhltl,, c~ r pg 26J-2!Q

    ' '' Salfo rd . ( ommeru und Enter pnw . op c 11 . cap IV

    1' H u re ntlno Go ntlct . i:.s< r11 o1

    p oll11nn.. j u n'diC 01 ' t'ton o m1 ro1, Bugota, Colcultura. 191:11 . pg ()(.)6

    1K M guc: l ~amper, f~~cmmpoliu< 11 uunom1ro~. Uogutfl. Ed1-tona1 de Cromo~. 1925-1927. t l . pg 93

    y 1833 se hiciero n nuevame nte recargos im portantes a los impuestos a la impo rtaci n. P a ra la mayora de los tex tile . los impuestos co njuntos de importacin , alcabala y o tros me no res se elevaro n del24 al JO% de los valores oficiales de las me rcancas. Estas alzas fo me nta ro n el co ntrabando y termina-ro n po r reducir lo recaud os aduane ros. Po r es te mot ivo, a fines de 1834 y e n mayo de 1835 se hi ~ie ron re bajas que disminuyero n los gravmenes a las importaciones a poco menos de l 24% . Finalmente, e n 1844 se a prob una nueva refo rma. q ue elev los gravme nes sobre los alimentos y algunos tex tile . Pocos ao!> despus. e n 1847 , e apro b, s in embargo , la primer gran reforma librecambi sta de l s iglo X IX '4 .

    Cuand o M! anal i1an la!> ca rac te rbttcas del rgimen arancelario de la poca por tipo de producto~ . ~e aprecia. en fo rma no muy . orprende nte, que dadas las co ncepcione de la elite. los mayo res nive les de pro teccin bene fic iaban a productos agrcolas. Si nos referim os nicamente a los alimentos ms co mnme nte i mportad o~ e n el s tgl o pasad o, se enc ue ntra q ue e l azcar fue de pro hibida impo rt acin ha ta 184 7; antes de la refo rma liberal de dich o ao el arroz pagaba. adems. impuestos equivale ntes al 150 O 170o/c de su precio e n pue rtos de Estad o~ Unid os. y la harina de trigo y la manteca gravme nes del 50 al 7oci: ~obre la m b rna base . La telas tuvieron gravme ne~ ad valrem ms modesto . aunque creciente . ya que la baJa e n lo. precios inte rnacionales de es t o~ pn.>ductos fue particularme nte marcada en los primeros decenios de la re pblica 1 ~.

    El ensa yo m~ a mbictoso de pro teccin de las act i vidade~ manufactureras no es tuvo e n el frente a rancelari o, s ino e n la co ncesin de privilegios e xclusivos, y no favoreci, de e. ta ma nera. a los arte anos sino a la e lite econmica. En efec to . con ba e en mo no po lios temporale conced id os por el Estado para utilizar ciertas tcnicas de prod ucci n, e n lo aos treinta tuvo lugar un inte nto fallido de industriali zacin e n Bogot, q ue incl uy, entre o tras. fbricas de te xtiles. loza. vidrio:, y papel. Debid o. s in embargo, a problemas tcnicos de d ifere nte nd ole (entre ellos, la escasez d e mano de obra calificada). a los altos cos tos de transp o rte de la maquinaria , a limitac iones del mercad o interno, a la Gue rra de lo!> S upremo y a las e. peculaciones fi na ncieras de la poca , estas f bricas languidecie ro n rpid amente y muchas de ellas abandonaron sus labo res en el dece nto iguie ntc 16 . E te fracaso fue , s in duda, decisivo en el cambio de o rie ntacin d e la elite dirige nte hacia e l librecambio en los aos c uarenta.

    La concepcio ne~ li bera les so bre el manejo del comercio exte rio r llegaron tr iun fa ntes e n 1847. fl o re nt ino Gonzlez. e l arquitecto de la reforma arance-lana de dic ho a o. ex pre~ co n fuerza idea que Guillermo Wills haba embrad o e n terre n o rid o ca~i d os deceni o antes : "En un pas rico e n minas y

    en produc to~ agrco las. que puede n alimentar un comercio de exportacin co nsid erable y provecho" o . no de be n las leyes propender a fomentar industrias que di!> t ra igan a los habitantes de las ocupaciones de la agricultura y minera, de que puede n sacar ms ventaj as" 1 ~ . Grandes pe nsadores liberales, com o M tguel. ampe r. alvado r Camacho Roldn y Anbal Galindo. pero tambin grandes r o lticos conservadores, co mo Mariano Ospina Rodrguez., predica-ron pun to~ de VIs ta ~ imilare~ e n los aos s iguie nte . El prime ro de ellos afi rmara 'v arios ao despu~. con deslices casi l ricos: oa vergenza emprender a e tas horas las demostraci n de una vej ez tal como la de que la pro teccin t' una q uimera o una injus ticia, cuando e n ninguna parte se le co nsagran . lo mism o que a s u padre e l socialis mo , ms ho nores que la oracin f,1ebre y e l epitafto" 1 Acorde con estos principios, la justificacin protec-28 Bote11 n lultural' BbltogrAflco Vol 27. nm. 22. 1990

  • Digitalizado por la Biblioteca Luis ngel Arango del Banco de la Repblica, Colombia.

    l 'tll tu trr 1 " ' 1/ u ncia 1 lo m o fltOtlo tltl \ut l(cn 111 ( (, ro /tudtlt'fl m e 1 al , """m/, (J muJ t 1 Jldjl ~.., \

    o\mb.tl (,.t llnd l:11w/ 1t ',,' nonu, "' 1 '"' JI, H"!!''' 1 Antl ( tku hUI .i 1'1 ' ' p.\~' 17!tll 1 ~J\1 /IJ J.I l,t t: J 1\II)IUI.I J cr~rl '-t unJ ., 1'1"' r.tJt! ~

    v.:rm .. 'l ( 11\c ll. ll t:\ l 'oJf lltitl\ f' tllll ,,. 1 ,,,,,' " ' ' '' f ,, ( o ltmtl> J u .. ~uta, l 1\1\ t:r-.td ,,J de Jo, \ IJ\."\ . IIJ~!< . rl! 1 t"

  • Digitalizado por la Biblioteca Luis ngel Arango del Banco de la Repblica, Colombia.

    1 Munllo Toro. up cu .. pgs 165-274

    25 Sobre el mov1miemo artesa-nal de med1ado~ de sglo vanse Colmenares. op cu.. Jaime Jaram!llo Unbt, "Las socie-dadc:o. democrucas de artesa-nos } la coyuniUra pol11ca y soc1al colombtana de 1848". en Anuano colomb1ano de hs-tona soc1al y de la cultura. nm. !S , 1976; M1guel Urrulla. TJu. Di'velopment ofthR Colom-bwn Lof. or M clvt!melll, Nue a Ha\ tn. Yale Un1versity Pre s. 1969. parte 1: Gustavo Varga~ Mannel . Colornbta 1854: Me-lo. los arteranos _1 el sona IISmo. Medellin, O veja Nt:gra, 1972

    ~h Ocampo. "l1bn:cambw y pro-teCCIOnismo ... . o p . e u.

    ft~(ormes de hacienda de 1850 a 1852, al lad o de trascendentales iniciativas sobre eliminacin del monopolio del tabaco, descentralizacin fiscal, impues-tos directos. redenci n de censos y otros, no hay referencia alguna a la necesid ad de defend er a los artesanos contra la competencia externa. Ms an: M urillo Toro. secretario de hacienda de la poca, saludaba con cierto jbilo la rebaja de aranceles de 1847, q ue haba tenido a la postre efectos fiscales salud ables. y su preocupaci n central , en lo referente a la renta de aduanas, era cmo controlar el contraband o para aument ar los ingresos del gobierno 24 . La continua crisis que caracteriz al breve gobierno draconiano de J os Maria O band o (abril de 1853 a igual mes de 1854) y la guerra civil en la cual se sumi el pas durante la corta dictadura del general J os M aria Melo (abril a diciembre de 1854) no dieron, por supuesto, mucho margen para adoptar medidas de proteccin a los artesanos. que fueron , en uno y otro caso, bases fund amentales de apoyo poltico y mili tar. Con la cada de Melo y la deporta-cin a Panam de trescientos miembros de la Sociedad Democrtica de Bogot. los artesa nos perd ieron toda influencia en el manejo poltico. Aunque en los aos siguientes hubo ex presiones aisladas en favor del proteccionismo, el movimiento artesanal y las propias ideas proteccionistas ced ieron definiti-vamente ante la avalancha librecambista 2s. Sera s lo en los aos ochenta, bajo eJ movi miento regenerador de Rafael Nez, cuando las ideas proteccio-nistas resurgi ran de nuevo con alguna fuerza.

    Pese al predominio ideo lgico y poltico de las ideas librecambistas, stas no se tradujero n necesariamente en aranceles bajos despus de mitad de siglo 26. Po r el co ntrario. el pas ms bien experiment una tendencia al alza de las tarifas aduaneras , que terminaron a fi nes del perodo liberal en los niveles ms altos del siglo X 1 X, tanto si se comparan con la fase pro teccionista anterior a 1847, como aquellos que tuvo el pas en los ltimos decenios del siglo . En efecto. todas las grandes reformas arancelarias liberales - la de 1847, la de 1861, y las de 1870 y 1873 - fue ron sucedidas, a los pocos aos, por recargos arancelarios importantes, que a la postre terminaro n elevando sustancialmente los grav-menes. Desp us de la reforma de 1847, la tarifa promedio gir en to rno a un 209 o un poco menos. Los recargos que se hiciero n en los aos siguientes ya haban elevado dicho nivel a l 29% a fi nes de la dcada del cincuenta. La reforma de 186 1 redujo nuevamente la tarifa media a un 20%; no o bstante, a fines de la misma dcada el arancel medio haba retornado a un 27 o 28%. Las de 1870 y 1873 fueron mucho ms selectivas en las rebajas de impuestos (de hecho. en la segunda de ellas se elevaron algunos gravmenes, entre ellos los de las telas o rd inarias de algodn, que haban sido rebajados en 1870). La tarifa promedio apenas se redujo levemente a comienzos de los aos setenta, para iniciar a partir de ento nces una carrera ininterrumpida al alza, que la haba llevado a un p ro medio del 37% a fines del decenio . Segn veremos en la parte 1 V. el comportamiento de la tarifa promedio se reflej en general en la evoluci n de los aranceles ad vaJrem de los textiles ordinarios de algodn.

    La razn bsica de la contradiccin entre los principios librecambistas y la evoluci n de las ta rifas fue la creciente dependencia fiscal de la renta de aduanas. En los aos cincuenta, la mitad de los ingresos brutos de la nacin provena de las aduanas. Esta dependencia se redujo durante los aos de desamortizacin de bienes de manos muertas, pero slo en forma temporaL En los aos setenta ya el 60% de los ingresos de la nacin tena ese origen. De esta manera, ante las necesidades creadas por los diversos intentos de restable-cer el crdito extern o y de contribuir al desarro llo de las vas de comunicacin (carre teras primero y ferrocarrile.s despus) y ante la herencia de los sucesivos JO Bo'lctln Cuhural y Btbhovatico Vol 27. nm. 2.2, 1990

  • Digitalizado por la Biblioteca Luis ngel Arango del Banco de la Repblica, Colombia.

    conflictos civiles, los liberales en el poder term inaron aumentando los grav-menes a las importaciones, para hacer frente a las galo pantes necesidades de gasto.

    Las reformas arancelarias liberales tuvieron, sin embargo, un efecto noto rio sobre la estructura del arancel , que no se aprecia adecuadamente a travs de la evolucin de la tarifa promedio . Conviene hacer resaltar. en particular, tres cambios importantes que ocurrieron en dist intos momentos. En primer tr-mino, la reforma de 1847 puso fin al proteccionismo agrario: fueron elimina-das las prohibiciones de importacin existentes y reducidos sustancialmente los aranceles ad val rem para los principales alimentos. Curiosamente. este cambio de polt ica no desat ninguna reaccin adversa de la elite, indicando . sin duda, que sta ya perciba nuevas oportunidades de expansin agraria que no dependan de la proteccin directa del Estad o. En segundo lugar, la misma reforma abandon la tradicin de libre importacin de herramientas. Ms an: con algunas interrupciones, la tendencia al aumento de los gravmenes para los bienes de capital sera, precisamente, una de las caractersticas ms noto rias del perod o liberal , hasta que el proteccionismo de fin de siglo puso fin a esta tendencia. Por ltimo, y quiz lo ms importante, las reformas liberales buscaron tambin disear un sistema arancelario simple, para mini-mizar las trabas que las aduanas imponan al comercio (la apertura de las mercancas, las disputas con los agentes de aduana, etc.). Aunque esta filosofa se reflej ya en la reforma de 1847, su impacto ms importante lo tuvo en la de J 861, en la cual se dise el sistema ms cercano al"peaje nacional" de Anbal Galindo: slo se crearon tres clases de productos, uno de ellos de libre importacin y dos con gravmenes de 5 y 30 centavos por kilogramo bruto de mercanca. El efecto de esta refo rma fue reducir, en forma espectacular, los gravmenes sobre los bienes de lujo, al tiempo que mantena relativamente altos los de muchos articulos de consumo popular que tenan valores especfi-cos (por unidad de peso bruto) mucho ms bajos. La regresividad implcita en este cr iterio liberal se quiso corregir en algunas refo rmas posteriores (la de 1870, en particular) . Sin embargo , como la nica forma de hacer menos regresivo el arancel era aumentar el nmero de clases, se gener una contradic-cin continua entre el deseo de "justicia" y el de "simplicidad". Ya a fines del perodo liberal las necesidades fiscales haban conducid o al abandono progre-sivo del segundo de estos criterios.

    EL AUGE DEL COMERCIO

    No queda la menor duda, al analizar la informacin estadstica que se ha acumulado en Colombia en los ltimos aos, que la etapa de mayor expansin econmica del siglo pasado fue la poca liberal. La informacin disponible permite tambin afirmar que los primeros decenios de la independencia fue-ron, en general, de estancamiento econmico. De esta manera, las reformas liberales de mediados de siglo marcaron una ruptura importante en la evolu-cin de la economa y, en particular, de la actividad comercial.

    El cuadro l resume los datos elaborados en un trabajo anterior sobre la evolucin del comercio exterior colombiano en el siglo XIX 27 Hasta media-dos del siglo, el valor de las exportaciones e importaciones estuvo estancado en niveles comparables a los de fines de La Colonia. Las exportaciones reales por habitantes cayeron, de esta manera, en un 40% en la primera mitad del siglo. Las importaciones reales aumentaron, sin embargo, pero nicamente como

    Boktln Cuhural '/ BbloarifK'O VoJ. 27. num ll, 1990 31

    17 Ocampo, Colomb10 1' la c'CO nomo mundial, up t:lf

  • Digitalizado por la Biblioteca Luis ngel Arango del Banco de la Repblica, Colombia.

    1m ruJa rJI mc>r

    (mile. de p~ol> oru)

    2.985.3 3.501 .5 3.767,2(3) 6. 41 9.7(4) 8.8 18.7 7.7 13,2

    10.527.3 11.929.H 12. 119.0 14.872.3 1 1.052,0 12.832.6

    Quantum de importaciones

    (ndice 1866-70= l OO)

    37 48(5) nd

    100(4} 141 142 191 23 1 286 305(6) 397(7) 263

    11 1 'i 1 ~ Ucamnu ( nltm thw 1 lo '

  • Digitalizado por la Biblioteca Luis ngel Arango del Banco de la Repblica, Colombia.

    Entre 1850 y los primeros aos de la dcada del ochenta ,la expansin de todos los ndices de comercio exterior fue rpida. El valor de las importaciones aument hasta alcanzar ms de quince millones de peso!> o ro. y el de las compras externas hasta cerca de doce millones. Tanto el quantum de exporta-ciones como el de importaciones crecieron durante este perodo a un ritmo anual de ms del 4%. multiplicnd ose por ce rca de cuatro en poco ms de tres decenios. La expansin fue, sin embargo, inestable y frgil. ya que se bas excesivamente en el aprovechamiento de mercad os de vended ores que ~e fuero n creando sucesivamente respecto a diversos prod uctos susceptibles de ser vendid os por el pas , y no se desarroll, as, una infraestructura exporta-dora slid a. La expans in del comercio exterior caracterstica del perodo liberal termin , as, en una gran crisis a med iados de los aos ochenta. El desarrollo de la hacienda cafetera y de la produccin capitalista de metales preciosos logr dinamizar de nuevo el comercio exterior a fines del siglo. pero fue incapaz de acrecentar el comercio exterior global del pas a ritmos simila-res a los de la poca liberal , y termin en una nueva crisis a la vuelta del siglo.

    La evolucin del comercio exterior no es el nico indicador que muestra un contraste marcado entre lo3 primeros decenios de la repblica y la poca liberal. Otros son igualmente dicientes. Entre 1835 y 185 1 hubo, por ejemplo , una baja importante en la proporcin de la poblacin en los principales ncleos urbanos, indicando que la actividad comercial - principal sustento de la vida urbana en el perodo- careca de dinamismo. En efecto, la proporcin de la poblacin en los diez princi pales dist ritos parroqujales disminuy del8,0 al 6,3% entre estos dos aos. Este proceso se fren a mediados del siglo. Ya en 1870 la proporcin correspondiente se haba elevado al 6,6% y aumentara continuamente desde entonces 28 . Como reflejo del estancamiento comercial y del franco proceso de desurbanizacin, los precios internos de los alimentos permanecieron estables, e incluso mostraron tendencia a la baja en los aos treinta y cuarenta. Con la mayor dinmica comercial y urbana, este proceso se revirti en los aos cincuenta, dando lugar a una etapa de inflacin ms o menos continua 29.

    Po r otra parte, las estadsticas fiscales muestran tambin un estanc amiento notorio de los recaudos del gobierno nacional en los primeros decenios de la repblica, en to rno a unos$ 2,5 mmones, que netos de costos de recaud o eran $ 1,7 millones o menos. Despus de una dis minucin inicial, como consecuen-cia de la eliminaci n del mo nopolio del tabaco , los recaudos nacionales se estabilizaron en torno a$ 1,8 millones en los aos cincuenta (con una propor-cin mucho ms alta de ingresos netos, ya que haban sido eliminadas la mayor parte de las rentas con alto costo de recaudo) y aumentaron continuamente desde entonces. En la primera mitad de los aos setenta - cuando haba desaparecido el efecto de la desamortizacin sobre los ingresos del gobierno-haban alcanzado cuatro millones de pesos, que se elevaron a cinco millones de pesos en la segunda mitad del mismo decenio, y a un poco ms a comienzos de los aos ochenta. Al mismo tiempo, las rentas pblicas regionales y locales, cuyo monto de recaudo era prcticamente despreciable antes de mitad del siglo, aumentaron continuamente durante la poca liberal , llegand o a $ 1 ,3 millones en 1858, a$ 1,9 millones a comienzos de la dcada del setenta y a$ 3,5 millones en 1882 Jo.

    Existen muchos otros sntomas de expansi n econmica desde mediados de siglo: la navegaci n en vapor por el rio Magdalena , por ejemplo, que haba fracasado en los primeros aos de la repblica, pero se estableci firmemente a 8olctfn Cullurl y 8obhoarifko Vol 27, nm 22. 1990 33

    ~8 Estimativos basado~ c:n los cen-so) de poblac16 n de: la poca.

    N Ocampo, Colomh1a 1 la ecu-nom fa mundial. op . c-11 cap IV

    10 Ocampll. '" L1brc:camb1o y pro-tecCIOnismo ... ". op. Cit.

  • Digitalizado por la Biblioteca Luis ngel Arango del Banco de la Repblica, Colombia.

    '' Tovar. vp cu

    mediados del siglo, gracias a la carga creciente de exportacin e importacin generada por el auge comercial. La expansin econ mica permiti, adems, que el gobierno contara con recursos suficientes para emprender los primeros caminos carreteables y ferrocarriles, sin q ue es tos esfuerzos hubieran fraca-sado po r falta de carga. La expansin econ mica permiti, adems , que en los aos setenta surgiera una red ms o menos densa de bancos comerciales.

    La estrecha conexin histrica entre el auge comercial y la poltica econmica liberal llev a muchos analistas de la poca, y ha conducido a muchos historia-dores contemporneos, a establecer una relacin causal entre reformas libera-les y ex pansin econmica. De acuerdo con esta interpretacin, las est ructuras econmicas y sociales heredadas de la colo nia constituan un o bstculo al desarrollo del comercio y de las fuerzas productivas. Las reformas de media-dos del siglo liberaron de estas tra bas a la burguesa, dando cauce pleno a la libertad de empresa y permitiendo una mayor ci rculaci n de la mano de obra y de la tierra. Esta interpretacin es, sin embargo, claramente inapro piada.

    En primer lugar, conviene tener presente q ue el estancamiento de la economa colo mbiana en los primeros decenios de la repblica oculta, en realidad , dinmicas regionales muy diversas. Las guerras de independencia constituye-ro n en s mismas un golpe definitivo a la econo ma esclavista del occidente colombiano , que haba sido uno de los soportes bsicos de la expansi n econmica en el siglo X VIII. Los esclavos se vieron envuel tos en los conflictos , a veces po r decisin de los amos y o tras por determinacin perso nal, atrados por promesas de liberacin hechas al fragor de las Juchas. Este hecho, en el contexto de econo mas q ue ya haban perdido su dinamis mo en los ltimos decenios de la colonia, tuvo un efecto mucho ms profundo sobre las regiones mineras y agrcolas que dependan de esta forma de trabajo que las tmidas refo rmas al sistema esclavista emprend idas por los reformadores de C cuta. Las guerras tambi n deso rganizaro n las haciendas en distintas regiones del pas, de bido a los s ucesivos embargos decretados po r uno y ot ro ba ndo, al saqueo de los ejrci tos, a la desorganizacin de las redes comerciales y al peso creciente de los censos eclesisticos en haciend as que ya no producan el mismo excede nte monetario q ue en el pasad o JI . Segn veremos ms adelante, las regiones artesanales tambin comenzaron a sentir el peso de la competencia externa en los primeros aos de vida independiente, poniendo fin a una poca de expansin de las manufacturas domst icas que haba tenido lugar en el siglo

    Una /trll a .-n lt(rra whtnu, ( Ou a ( Grahaclo Je Barhan.1 , t>n Le tour du monde, Pans, 1877)

    Hortl'ndo de las uures m el Qulndo (Dibujo , R1ou. /(robado de Barbam. en: Le tour du mond PariJ. 1877).

  • Digitalizado por la Biblioteca Luis ngel Arango del Banco de la Repblica, Colombia.

    X V 111 . La libertad de comercio decretada con la tndependenclj prop1c16. tambin , un golpe 1m po rtante al principal puerto colontal (Cartagen a). a lec-tado, adems, por dificultades ance~trales de acce u al ro Magdakna

    Al lado de e tos proce'o~ de franco retroceso eco n m1co. lo~ pnmero.., ao de v1da independiente tambin presenciaron una expan"'l n econ m1ca Impo r-tan te en otra~ regio nc!>. La decadencia de la minera e~cla l!> ta tuvo como correlato la ex pansin de la produccin de oro de AnuoqUta n efecto. la extraccin del metal en e~ta reg1n del pa se duphc en la pnmera matad del siglo X 1 X de tres cuartos a un mill n y med1o de pe o~ plata . aproximada-mente 32 al mi~mo tiempo que ~e produca una tran~1cin gradual a una minera capital ista en e~ta regin del pas. El trfico con la~ Antill~ 1ngle~a~ y los primero~ contacto!> directos con puertos euro peo!> d 1ferente!> de los espao-les fueron tambin e l su ~te nto de una activid ad comercial c reciente en puertos de la costa a tl ntica que ha bia n tenid o una vida lnguid a a fines de la colo nia (Santa Marta, en part icular) e incluso en ci ud ade~ del interior que entra ro n en contacto d1recto con comerciante~ del resto del mundo ( Medelln y Bogot, por ejemplo). La v1da independie nte tambin trajo co nsigo nueva~ oportuni-dades econm1cas i nexi~tente., en la colo nia la especulacin con bono de deuda pbhca y con la tie rra baldas otorgadas a lo~ militare!> durante el proceso de emancipac1n . que fueron tamb1n el su ~ten to de nueva~ actiVI-dades econ micas centradas en la capi ta l de la repblica. Adem~ . aun en regiones donde haba s ntomas de deterioro. surgieron nuevos centro que se constituyero n, despus de medtados de siglo. en ncleo de expan~1n econ-mica. Cali y Palmira en el valle del Cauca, enclavado!> en la vieJa regtn esclavista del occide nte, y cuta y Bucaramanga, en lo~ Santande rc~ . son lo~ ejemplos no torios de e!>te proceso.

    Si el es tancamiento glo bal de los primeros dece nios de la repblica puede visualizarse como el eq uili brio entre las tendencias depresivas y expansio nistas de distintas regiones del pas, el auge comercial que se inici a mediad O!> del siglo debe verse como la expresin de un procc:: o en e l cual la~ ~egunda~ termina ro n predominando. En efecto, la decadencia de Po payn, Cartagena o

    1~ regiones artesanale~ de Santander no se detuvo y, en alguno caso~ . tnclu o se acentu des pus de mitad de siglo. pero la expans1n de Anuoqu1a, Bogot. Santa Marta (hasta lo~ ao~ sesenta) , Barranqutlla. alt , Ccuta y Bucara-manga termin predomi nand o .

    l? Sobn: la producc16 n de Anuo-qwa a f1ncs de la Colonta. ~tase Ann Twtnam. lfiNrS. M~rdumts. and Farm~rs 111 Cule>-nwl Culomhw. Au.sun. Uruvcr-Sil) of 1 exas Press. 19112. pg 28. y Jorge Orlando Mclo. Pro-ducctn de oro y desarrollo econmico en el ~ glo XV III. en Subrt> huwrw ~ pulftu:a. MedeWn. LaC~La.. 1979. pg 68, Sobn: la produc:ct6 n de la lll.l5ma ~gJn a medddo\ del SiglO. "~ase Munllo roro. op m pg 203, ) Vtccnte R~u-epo. Esttulm sobrt' las mUlaS tk ora plata tk ( allmhw. BogotA. Ranco de la Rcpubhc a. 1952. pg 72

    PD.So dr Surg~mo ( En Voyac Pmoruque dru les dcu.- Amtnques Poru . U/Jf; J

  • Digitalizado por la Biblioteca Luis ngel Arango del Banco de la Repblica, Colombia.

    " Ocampo. Columhw .r la Ct' excelente e~tudiO de Cathenne Legrand. Frvm Pu-b/u Londs tntn Pnvate Pro-p!rtt(!.\: Landholdtnl( and Rural Confluct ln Colombw, 1870-1936. tesis doctOral. Universi-dad de Stanfor~ 1980

    El efecto de las re fo rmas liberales sobre es te proceso fue posibleme nte margi-nal. La re forma que ms di rectame nte repercuti sobre la expansin econ-mica fue . s in duda, la e liminacin del mo no po lio del tabaco. Aun en este caso , los efecw::, de la reformas liberales no deben exagera rse. La regi n de Amba-lerna. e n to rno a la c ual se haban dado las grandes luc has por la liberacin del cultivo y come rcio de la hoja, fue la base de la expansin comercial de la dcada d el c incuenta. pero ya desde e l decenio s iguiente se estanc, como preludio a su decadencia definitiva e n los aos setenta . La el iminaci n del mo no po lio permiti tambi n la ex pansin de la actividad tabacale ra , tanto en

    regione~ 4ue haban te nid o factoras me nores ( Pa lmi ra) como de o tras cuyas potencialidade haban permanecido has ta e ntonces ocultas (Carmen de Bol-var ). S in embargo. ya de de mediados de la dcada del sesenta. el tabaco dej de ser la fuente de expansin de l comercio de exportacin y, antes bien, se cnnvirt i en un lastre c reciente para el desarrollo comercial del pas 33 .

    Pocas o tra!'! reformas libe rale tuvie ron efecto semejante. La descentral izaci n de rentas de mitad de s iglo permiti q ue Antioquia aboliera el impuesto de quintos. por ejemplo, pero t;s dudoso que este tributo fuera un obstculo importante para u desarrollo minero, que llevaba un siglo de dinamismo. Mucho m del gobierno. pero e n este caso es poca la asociacin que cabe e~tablece r entre las refo rmas liberales y el auge econ mico. La consolid;1ci n de Barranquilla. Cc uta y Cali como centros econmicos dependi , por ejemp lo, de las mejoras en los medios de transporte impulsados por el gobierno (lo ferrocar riles a Saban illa y el ro Zulia. en los dos prime ros casos. y del cam ino de herradura hacia Buenaventura , e n e l tercero), pero es d ifcil es tablecer una conexin directa e ntre las reforma. de mitad de s iglo y e l impulso a es tas \'as . Por o tra parte. algunas actividades de exportacin depen-dieron est rechame nt e de la polt ica de baldos. Esta dependencia fue, s in embargo. mucho me nos gene ral de lo que piensan algunos t ratadistas 34, ya que slo pa rece haber ~ido decisiva e n el caso de a lgun os productos forestales (la quina. en panicular. durante e l pe rodo que nos ocupa): aun en estos casos, las usurpacione de dominio pblico y privado fueron comunes. Ms an: la pol tica de baldo~ del perod o libe ral fue una continuacin de orientaciones que haban sid o adoptadas en los primeros decenios de la repblica y que. por lo

    dem~. :-, lo traducan a l nuevo contexto viej as prcticas coloniales.

    El impacto de la~ medidas ms generales e n torno a la mano d e obra y la tierra so bre el desarroll o co me rcia l fue. adems, insignificante. La liberacin de la mano de obra esclava e indgena no dio paso a nuevas formas de organizacin d el trabajo s ino a la reproducci n de formas de dependencia tradicionales o a la bsqueda de independencia mediante el colonato o la explotacin indepen-die nte de las minas. No existe, adems, indicio importante de que los esclavos liberados o los ind genas de los resguardos haya n desempeado un papel siq uiera secundari o en la provisin de mano de obra para los sectores exporta-d ores e n expansin. Las medidas de desamo rtizacin de los bienes de manos mue rtas tuviero n, por o tra parte, un impacto reducido sobre la propiedad de la tierra en un pas en el cual la Iglesia no e ra un gran latifundista y sus propiedades se concentra ban en gran medida en ncleos urbanos. Aunque ms importante desde el punto de vis ta de la propiedad rural , la redencin de lo censo~ tampoco parece haber tenido las dimensiones que le atribuyeron los reformadores Jiberales. Ni e n uno ni en o tro caso se ha comprobado que los 16 Bole1ln Cuhural y Bibliogr,fico Vol. 27. nm. 22. 1990

  • Digitalizado por la Biblioteca Luis ngel Arango del Banco de la Repblica, Colombia.

    sectore de expo rtacin dcpend1cran de la'> ucrnt\ que entraron al mercad o como producto de las reforma!'> 1'.

    De esta manera. la~ reformas liberales difci lmente pueden \ 1\ Ua lt /ar'c como causa de una expansin comercial que ten ia raice en la' d1n anuca.., de c1c rta \ regiones del pab en lo pnmero decenio de la repbltca ~ que tU\ o luga r despus de med1ad o de iglo al margen de la\ acc1one'> del l , t ... d o. \1 , bten. las reformas l1berale fueron una expres1n. tnclu\o secundana . de fuer1a' autnoma de expan~ in econmica, regio nalmente del imitada '>. que e lmpu-!)eron despu de la mitad de siglo. Ms an : fueron una cxprC\ In /mutada. ya q ue la expans1n comercial no slo con\' \' I con la\ rclacto ne~ agrana\ preexistentes. ~ino que las utiliz activamente. en una simb10~ 1~ profunda con las estructura5. del pasado. Este lt imo elemento de cont1nu1dad . c~cnci al en una sociedad que por mucho tiempo continuara te nie nd o una base funda-mentalmente agraria . es lo que ex plica, no slo el alcance limi tad o del libera-lismo decimon nico. s ino tambin la posibilidad de un con en o relat ivo de la elite. latifundista y comerciante al mismo tiempo. en torno al"modelo liberal ". as como tambin haba hecho posible el consenso en torno a la reco nstruccin del "modelo colon1al " en lo\ pnmero ao de la repblica. Por lo dems. e ta mezcla de conti nuidad en ciertas e tructuras con con ensos variables en torno al modelo econmico no todas exent~ de conflicto en lo~ perod os de transictn- con un u aria s1endo una de la caracteri~tica e enc1ale del desa-rrollo histrico colombiano hasta nuestro das.

    LA DECADENCIA DEL A R TESANADO

    El auge del comercio despus de mitad de siglo coincidi con la decadencia del artesanad o textil. As como ha sido comn asociar el auge comercial co n la politica liberal , tambin ha sido corriente afirmar que la decadencia del artesanado fue el resultado del cambio en la orientacin de la pol tica econmica a mediad os del siglo. Nieto A n eta, por ejemplo, afi rm en forma tajante que el "libre cambio elimin las manufacturas de Oriente de la ueva Granada" 36 McG reevey intent cuantificar el fenme no , llegando a afirmar que las reformas de mediados de siglo dejaron desempleados a 100.000 artesanos 37. Un concepto similar, aunque ms equilibrado. lo proporciona Miguel Urrutia. quien afirma que "muy probablemente lo cambto econ-micos que inici la burguesa liberal en 1850 establecieron las base~ para la revolucin industrial que tuvo lugar en Colombia a la vuelta del siglo, pero en el corto plazo crearo n una des1gualdad creciente en la dlstnbuctn del ingreso y red ujeron el nivel de vida de una clase considerable de artc!- an os Jndcpen-dientes y trabajadores agrco las J8 .

    La validez de estas hiptesis exige explorar el tamao y caractersticas del artesanad o colombiano, su evolucin a lo largo del siglo X 1 X y las d iversas causas que incidieron en su desarrollo. Conviene estudiar. en parucular. la evolucin de la produccin domstica de texttle!) de algodn. ya que prec1 a-mente con este tipo de artculos se present en forma m~ implacable la competencia extranjera, que condujo finalmente a la desapanc1n de la pro-duccin artesanal.

    Como se sabe ampliamente. a fines de la colonia la ucva Granada era autosuficiente en textiles ordi narios de algodn y lana. La producca n nacio-nal se localiz en Santander y Boyac, en el oriente del pai!. , y en a rio. en el 8oktl11 C llhWal y BobllOJfifKo Vol 11. 1111m 12. 1990 37

    u Sobre esta matcn a, '~an~ en u~ otros. Me lo - Las ' tca tudcs -. op e-u Marco PaJ.t ctos. El c-of~ m Colomho 1850- 1970 Lno hu w,o uo nom1c-0 , on o/1 polllll'D 2d4 ed Bogoti, f. l Ancora Fduo res. 1981. pnmcra ranc. hr nando Dlv l)ia,. " E,tado, lglc ta y dcsamonll.tl' tn", en Manual ' hmcmo t> C't~lam b1o. Bogot, t'

  • Digitalizado por la Biblioteca Luis ngel Arango del Banco de la Repblica, Colombia.

    ) 9 G Molllen. J'we pw la Repu-hilca dr Colomhta en 1813. Bogot. Imprenta Nac1o nal. 1944. pg 92

    pccohc:. .. da.> en I"'IM (4 11ndu)c la IOtaltdad del depanamemo dc C alda; c:n 1911S FU E 'Tf C..-n,.os de poblacoon

    3X Bolwn Cultural y l:'lobl1ogr:Uico Vol 27. nm. 22. 1990

  • Digitalizado por la Biblioteca Luis ngel Arango del Banco de la Repblica, Colombia.

    Fabn cac1n d~ la c-abuya. h1lo d~ Four~roya. cuca d~ Cartago (D1buo d~ Rw u. m Le tOUI du monde. Paru, 1877).

    Fuera de los trabajos textiles, haba otras act ividades artesanales importantes. La confeccin de ropa, la fabricacin de sombreros de paja, de ollas y artefac-tos de barro y labo res ms masculinas, como la talabartera, carpintera, herrera, etc., empleaban un contingente significativo de trabajadores. T oda-va en 1870, cuando la co mpetencia externa estaba afectando mucho la pro-duccin textil, haba en el actual territorio de Colombia cerca de 92.000 artesanos y 242.000 artesanas (vase al respecto el cuadro 2). Mientras los primeros se distribuan en forma ms pareja a lo largo y ancho del pas (con alguna concentraci n en Boyac), las segundas se concentraban en un altsimo porcentaje en las regiones donde haba acti vid~des textiles: Boyac, Cauca (especialmente la zona de Nario) y Santander. De hecho, la proporcin del empleo total generado por actividades artesanales era extraord ina riamente alta: 11 ,6% del empleo masculino y 63 ,2% del femenino , si se excluye en ambos casos el servicio domstico. Estas eran magnitudes considerables, si se co mpa-ran con las estadsticas modernas 45 aunque, a difere ncia de estas ltimas, se incluan como trabajadores personas cuya ocupacin principal no eran las labores artesanales (mujeres cuya ocupacin bsica era el hogar pero que dedicaban algunas horas a labores manufactureras).

    Valor dr importacicr

    CUAORO J

    Importaciones de telas de algodn

    % dr cuciles Valor d r imponacin

    Furucarr~l de la Sabana lll.flas ' 11po.r en la m au/(urat'In de ltJS trahaus 1881 (Grabad" de Gree.1. en (' olombaa o lustrada. n m 6 7, ulw 10. 18!19 .

    4 5 Los datos del cuadro 2 ind ican q ue en 1870 el 28% del empleo total. excluyendo el servic10 domsuco. se concent raba en actividades anesanales Entre 1938 y 1984 esta propo rcin ha oscilad o entre 15 y 18%. Las defin iciOnes de una y otra poca son. sin embargo. d ife-re ntes, tal como se anota en el texto.

    nes cocales dt alcodn dt tuciles dr al ~todn Precio ( anl idad impCir1ada \'l etro\ ompurtado~ Oteada (millones dt pesos) (millones dt pe-sos) (ctnta, os por metro) (millones de mtlrO~) por htbil11n1c

    1820 2,5 56 e;( 1.4 20.4 6.8 5.0 1830 3.0 56 1. 7 12.9 13. 1 8.2 1840 3,0 56 1.7 8,7 19.6 10.6 1850 4,8 40 1.9 7,4 25.~ 12.0 1860 6,2 44 2.7 9.7 27.R 1 1 . 1 1870 7,9 44 3.5 7.9 44.1 15,2 1880 9.5 37 3.5 6. 1 57.7 1 7. 1 1890 13,3 38 5.1 5.2 9H. I 25.0

    F U ENT E Clcu lo~ aproxomado~ con ha\c en dato~ de Oc ampo. < vi~a 1 la l'ib

  • Digitalizado por la Biblioteca Luis ngel Arango del Banco de la Repblica, Colombia.

    o Ospna Vsquez, op. cit . pgs. 138 y 227

    7 Los clculos se han hecho con

    los datos de Twnan. op. cit .. pgs. 70-71 . para las cantida-des 1mpon adas en Antioquia en 1780 y 1795; y pgs. 64-66 para los p recios . La conver-sin de cargas a metros se ha hecho suponiendo una carga de 125 kg y una relacin de peso a varas , de acuerd o con Ocampo. " Librecambio y pro-teccionismo .. ", op. c11 .. nota 27. pgs. 254-255.

    s Wills. op. cit .. pg. 7 1.

    9 Palacios, np . c11 .. pgs. 60-61.

    ~ David Church J ohnson. San-tander: Siglo X IX Cam bios socioeconm uos. Bogot. Car-los Valencia, 1984 , pg. 153.

    s1 SalvadorCamacho Roldn, N(r tas de viaje. Paris. Garnier Hermanos, 1898, pg. 177; F. J . Vergara y Velasco, Nueva geogrofw de Colombia. Bogot. Banco de la Repblica. 1974, t. 11, pg. 826.

    ' ' Vergara y Velasco. op. cit .. pg. 828.

    B Samper. op. cit .. t . 111 , pg. 370.

    ~ Ocampo, Colombia y lo t>co-nl)mia m und1al. op . cit .. pgs. 394- 395

    La magnitud de la produccin textil y, en particular, de telas de algodn es desconocida, y sobre ella se tienen nicamente aproximaciones de uno y otro autor. Para efectos de comparacin, el cuadro 3 presenta unos estimativos burdos pero confiables del valor y cantidad de telas de algodn importadas por Colombia entre los aos veinte y el ltimo decenio del siglo. Como se puede apreciar, la importacin de telas de este gnero aument de menos de siete millones de metros, en los aos veinte, a cerca de cien millones en la dcada del noventa. Aun si se expresa como proporcin de la poblacin del pas, el increment fue notable: de cerca de cinco metros por habitante, en los aos veinte, a veinticinco a fines del siglo. No sabemos si los estimativos de diversos autores sobre produccin nacional se refieren al ingreso de los artesa-nos o al valor de las telas en los centros comerciales (al por mayor, casi con seguridad), pero es muy probable que esto ltimo sea la regla. En cualquier caso, estos estimativos indican que la produccin nacional era slo ligera-mente inferior a las importaciones al comienzo del periodo, pero solo abaste-ca una fraccin mnima del consumo interno en los ltimos decenios del siglo.

    Segn Ospina Vsquez, el valor de la produccin nacional era equivalente a la mitad de las importaciones en los aos veinte y a un 30 a un 40% a mediados del siglo 46. De acuerdo con los clculos del cuadro 3, esto equivala a unos $ 700.000 en el primer perodo, y a esta misma suma o un poco menos en el segundo. Estas cifras parecen excesivamente bajas. A fines de la colonia, las compras que de textiles nacionales de algodn haca Antioquia eran de alrededor de cinco metros anuales de tela por habitante, y su precio de unos 40 centavos por metro 4 7 . Segn los estimativos de Wills, en 1830 Bogot enviaba a Antioquia y Cauca unos $ 550.000 de telas nacionales de algodn 4s. Esto equivala a$ 1,50 por habitante y, con precios similares a los de Antioquia a vuelta del siglo, a unos cuatro metros por persona. No parece, por lo tanto, exagerado estimar la produccin a comienzos del perodo en ms de dos millones de pesos y cinco millones de metros de tela; es decir, un monto solo ligeramente inferior a las importaciones (incluso en valor, si las compras al resto del mundo se estiman por los precios de las telas en el interior del pas).

    Otros estimativos existentes para otros periodos indican que el volumen de produccin se mantuvo relativamente constante por mucho tiempo. Algunos clculos detallados sobre la produccin de Santander en 1880 indican que sta alcanzaba entonces unos 2,3 millones de metros de telas de diverso tipo, que valan entre$ 600 .000 y$ 800.000; como un 40% del algodn de Santander se enviaba a Boyac para la fabricacin de tejidos en esta ltima regin, la produccin nacional deba de sumar ms de cuatro millones de metros y valer entre $ l y $ 1,5 millones 49. Otros estimativos dan, sin embargo, cifras menores so. No obstante, Camacho Roldn hablaba todava de una produc-cin de ms de un milln de pesos en 1890, y Vergara y Velasco, a fines del siglo, de tres millones de metros de lienzo crudo, y otro tanto de mantas y ruanas s1. Este ltimo autor mencionaba, adems, que en 1892 existan en Santander 5.800 hilanderas y 1.640 .. fbricas" de tejidos de lana y algodn, una cuanta superior al nmero de establecimientos productores de sombreros ( 1.300) pero muy inferior al de los que producan tejidos de fique (5.000) 52 . Miguel S amper hablaba, adems, en 1893, de 30.000 personas dedicadas a la produccin de algodn y sus manufacturas 53. Este es un monto consistente con los estimativos de Camacho Roldn y Vergara y Velasco ya mencionados, ya que las 20.000 artesanas dedicadas a la fabricacin de sombreros en 1870 producan el equivalente a un milln de pesos 54 40 Bolctln Cultural y BibliogrUieo Vol 27, nol m. 22. 1990

  • Digitalizado por la Biblioteca Luis ngel Arango del Banco de la Repblica, Colombia.

    Los datos anteriores muestran una resistencia asombrosa de la produccin de telas de algodn de Santander, pero tambin una prdid a rpida de su partiCI-pacin en el mercado nacional. Si nos guiamos por las cifras del cuadro 3. y suponemos que la produccin nacional se mantuvo en torno a ctnco millo nes de metros, su participacin en el consumo nacional se redujo del 40% en los aos veinte a slo 20% en la dcada del cuarenta, a 10% en los ao setenta y a una proporcin nfima a fines del siglo. Este proceso implic una reduccin gradual del radio de consumo de las telas nacionales . S1 a fines de la colonia eran consumidas por todos los sectore~ populares de Colombia, e tncluso por algunos de los Andes venezolanos, ya en la dcada del veinte comenzaron a perder terreno ss y a med1ados del siglo slo llegaban , de acuerdo con Cama-cho Roldn, a dos terceras partes de la poblacin S6, es decir, primordialmente al oriente colombian o. Para 1880 slo eran consumid as por el pueblo pobre de Boyac y Santander 51. Hacia esta poca las imitaciones extranjeras comenza-ron a penetrar en el pas; sta parece haber sido la causa de la desaparicin definitiva de la produccin artesanal de telas de algodn a la vuelta del siglo ss.

    La prdida gradual de mercado para las telas nacionales no implic una desaparicin del artesanado saotandereano. ya que ste logr encontrar nue-vas actividades manufactureras a las cuales dedicar sus esfuerzos. En la dcada del cincuenta la produccin de sombreros de paja repre ent una alternativa en esta regin del pais. No obstante, la produccin se concentr entonces en Bucaramanga, Zapatoca y Piedecuesta, es decir, al norte de las viejas zonas artesanales. Adems, esta produccin entr pronto en descenso, perdiendo terreno frente a la de otras regiones del pas S9 . La fabricacin de tejidos de fique fue as, la alternativa ms importante en Santander. Ya en 1880 Cama-cho Roldn estimaba la produccin nacional de articulos de esta fibra entre cinco y seis millones de pesos anuales, y la de slo tela para costales entre$ 3 y $3,5 millones, que correspondan a entre 16 y 20 millones de metros de telas 60 Ya hemos visto que en 1892 haba ms establecimientos santandereanos dedicados a estos te~idos que a la fabricacin de telas de algodn. A la vuelta del siglo los pocos que an se dedicaban a estas ltimas pasaron, sin duda, a producir costales de fique, para los cuales la demanda interna estaba en pleno auge, gracias al aumento constante de las exportaciones de caf.

    CUADRO

    Pobladn dt las rtlionts arteqnales dt Santander, 1835-1911

    Pott.de -

    t&d la P1iudp '" ~ .. tobl (1) pobbda diltrtt011 poblade

    aadoul (1) m udooa.l

    A. Habitantes 1835 161.990 10,3 % 70.455 4,5 1843 193.615 10,7 78.579 4,3 185 1 221.109 10,5 89.639 4,3 1870 231.194 8,5 95.190 3,5 1896 236.586 n.d. 93.795 n.d 1912 234.247 4,6 87.472 1, 7 1918 253.609 4,3 96 155 1,6

    B. Crecimiento 1835-1851 2,0 % 1,5 ~ 1851 -1870 0,2 0,3

    1 ntercensal 1870..191 8 0,2 - 0,0 -

    {1) l&lS.IUI Cantones de Socorro. Charal,, Olba, V&z, Baricbara, an Cia.l y7.-paiOCAI 1870: Departamenlos de Socorro. Vtle7. y Ciuanenl.. 1896-1918 ProVlncuu de ocorro. { haral~. Vtlu t.uancnti (San 011) '1 Zap11oca.

    (2) SocorTo, S an Ci.l, Vtlu, Jeslls Mana, Pucnle Nacooal. Barich&ra. Charali. /.apa1oca Y macoca FUENTE

  • Digitalizado por la Biblioteca Luis ngel Arango del Banco de la Repblica, Colombia.

    Gran ahorro

  • Digitalizado por la Biblioteca Luis ngel Arango del Banco de la Repblica, Colombia.

    nmero de artesanos, en relacin con 1870. No obstante, este crecimiento fue inferior al de la poblacin total y al de la fuerza de trabajo. Aun as, la proporcin del empleo generado en actividades artesanales en 1918 segua siendo alta para los patrones modernos. Esta comparacin confirma. adems. la cada notoria en la proporcin de mujeres dedicadas a actividades artesana-les en Santander y, secundariamente, en Boyac, pero tambin la presencia de actividades muy dinmicas que permitieron que aumentara la proporcin de mujeres dedicadas a actividades manufactureras en Cauca y C undinamarca, la gran estabilidad en la proporcin de artesanos en varias regiones del pas y su aumento relativo en el Tolima. Esto es un indicio de la capacidad de resistencia que tuvieron los textiles de lana de N ario (incluid o en el estado del Cauca) y del dinamismo de las nuevas actividades artesanales que promovi la propia expansin exportadora: las .. artes meramente locales", como las denomin Miguel Samper, o la produccin de bienes no comercializables internacional-mente, como se denominan en terminologa econmica moderna. Este tipo de oficios comprenda viejas ocupaciones como la sastrera, la albailera y la carpintera, pero tambin nuevas ocupaciones que fueron creadas por el desarrollo moderno (litografa, latonera, etc.) 6 1.

    La crisis del artesanado no fue, as, general y se concentr casi enteramente en las regiones del pas que producan textiles de algodn. Aun en este caso, las causas de la decadencia de la produccin nacional de telas fueron mltiples y no pueden asociarse a la poltica librecambista. En efecto, segn hemos visto en las pginas anteriores, gran parte de la prdida del mercado nacional para este tipo de productos se produjo antes de promediar el siglo. La razn bsica de este proceso ha de encontrarse en la violenta cada de los precios interna-cionales que se produjo entre los aos veinte y la dcada del cuarenta. La proteccin aument rpidamente durante estos aos, pero slo logr detener en mnima parte el impacto de la baja de los. precios mundiales (vase, al respecto, el cuadro 5). Debe anotarse, adems, que, pese a lo que se afirma a menudo, los costos de transporte no representaban una proteccin natural importante para la produccin de telas de algodn. De hecho, los costos de transporte slo representaban un monto pequeo del valor de una tela impor-

    El ad,/anto industrial: trapiche o mo/mo d' azcar. Cundnamarca. (En: Le tour du monde, PaTts. 1877).

    Bolelln Cullural y Bibl iogr,fico Vol. 27. nm. 22. 1990 43

    6 1 Samper. op . cu .. t. l. pgs. 245-24 7: Safford . " ReOex.i o-nes ... ", op . Cll . pgs. 250-256.

  • Digitalizado por la Biblioteca Luis ngel Arango del Banco de la Repblica, Colombia.

    ~1 Este clculo est hecho con los datos de costos de transporte ante de promed iar el siglo, estimados por Safford . Com -mc>ruponc un

  • Digitalizado por la Biblioteca Luis ngel Arango del Banco de la Repblica, Colombia.

    artesanas. De hecho, pese a la estabilizacin de los gravmenes en niveles muy altos desde fines de los aos setenta, los precios de los textiles importados. incluidos los recargos arancelarios , siguieron cayend o en forma cas1 co nunua.

    La poltica econmi ca tuvo as un papel muy mode to en la decadencia del artesanado. e mcluso es pos1ble que haya desempeado en van o periodos un papel compensatorio del efecto producido por la revoluc1n mdustrial. De hecho, dados los aumentos espectaculares de productividad en la fabricacin de telas en los pases avanzados, una polt ica efectiva de proteccin slo hubiera sid o viable si orientaba su atencin al problema fundamental, que era la causa de la decadencia del artesanad o: la creciente brecha tecnolgica. Tratar de compensar este proceso mediante acciones educativas en las zonas artesanales, como las escuelas de artes y oficios, o facilitand o la introduccin de mejoras tcnicas en las labores artesana les, so lo hubiera mitigad o un proceso que, en cua lquier caso, era irreversible. De hecho, la nica posibilidad de un proteccionismo eficaz en materia textil era promover la produccin fabril nacional ~ es decir, una frmula que, en cualquier caso, dejaba de lado al artesanado. E ta fue precisamente la frmula que dio resultado a la vuelta del siglo y, en particular. durante la crisis mundial de 1929. Sus frutos se cosecha-ron, sin embargo, en regiones distintas de los viejos centros artesanales, en los cuales se haba borrado para entonces el rastro de las formas ancestrales de especializacin.

    lok~ Culllual y BbhOif&ikO Vol 27. num 12. 1990 45