colli - introduccion a nietzsche
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8/21/2019 Colli - Introduccion a Nietzsche
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Introduccin a
NIETZS HE
Giorgio olli
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Coleccin lternativas
Director
Gregario Kaminsky
Serie
Fundaciones
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1
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8/21/2019 Colli - Introduccion a Nietzsche
4/75
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ntroduccin
Nietzsche
Traduccin:
Romeo
Medina
Portada: Elsa Amado
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Ttulo
original
en
italiano:
Scritti su
Nietzche
Adelphi Editare,
1980
Primera edicin en espaol, 1983
Folios Ediciones,
S. A.
ISBN
968-4
78-039-7
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Derechos reservados conforme a la ley
Impreso y
hecho
en Mxico
Printed and made in Mexico
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Premisa
El nacimiento de la tragedia y las consideraciones
inactuales, III
El nacimiento de la tragedia
Schopenhauer como educador
Correspondencia Nietzsche-Wagner
La filosofa en la
poca
trgica
de
los griegos y los
escritos
de 1870 a
1873
Sobre la
utilidad
y la desventaja de la ciencia
histrica para la v:da
Sobre el
porvenir
de
nuestras
escuelas
Richard Wagner en
Bayreuth
Humano
demasiado
humano
I
Humano demasiado humano II
Aurora I
Aurora II
La gaya ciencia, I
La gaya ciencia, II
As habl Zaratustra I
As habl Zaratustra II
Ms all del bien y del mal y La genealoga de la
moral
Ms all
del bien
y
del
mal
Los fragmentos
pstumos
de 1884
9
13
20
24
26
28
34
38
43
48
53
57
61
65
69
73
79
84
91
95
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...
Los fragmentos pstumos del otoo de 1884
al otoo de 1885
Los fragmentos
pstumos del otoo de
1885
al otoo de 1887
Los fragmentos pstumos del
otoo-invierno
de
1887-1888
Los
fragmentos
pstumos
desde
comienzos
de
1888
a enero
de 1889
Ditiran1bos de Dionisos
La obra y los escritos pstumos de 1888
El
Anticristo
Referencias bibliogrficas
-_
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'
..
102
109
114
122
127
131
136
140
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remisa
, ~ u e
los filsofos carecemos
de las ventajas y los perjuicios de la
referencia popular
es
una verdad observada hace mucho tiem
f O,
de
la que
no
es
tampoco difcil
seala1 las razones. El propio
instrumento expresivo del
filsofo,
el
pensarniento abstracto,
es
l1ostil a
la mayora. Esta falta de popularidad,
si
bien puede
ser
(lesagradable
para
el
filsofo,
es compensada sin
embargo
por el
;1islamiento con que se lo beneficia. En vida y
despus,
el filosfo
es
preservado
de
una participacin colectiva
y no se
lo implica
en pasiones que
no son
las suyas.
Pero
a veces el pe11samiento
obra
sc)bre la vida, y a
Nietzsche
Je toc
esa sue1te.
Esto ocurri no en
el
sentido
ms
frecuente:
que
el
pensamiento abstracto de un filsofo intervenga media
tamente
para modificar
Ja
vida
de
los
hombres como
ha
ocurrido
a v e c E ~ s en la historia.
En
el caso de Nietzsche, por el contrario,
el pensamiento llega al
tejido
inmediato de la vida y se
mezcla
con
ella,
suscitando en l(JS hombres reacciones instantneas
y
encendiendo en cada
cual
las
pasiones
qL1e la
sensibilidad
de
cada uno percibe como afines.
Cualquiera que
haya ledo
alguna pgina de Nietzsche
ha
sentido sL1 escndalo en profundidad, se ha
sentido
provocado a
dar su
propio
asentirniento
ac:erca d E ~
u11a cuestin acuciante.
Algunos no
perdc)na11
q L t ~
los
invadan, otros
se
deshacen de Ja
impresin,
ot,ros re;1r:cionan con
participacin apasionada.
As,
c ~ o n slo es(:L1cl1a1 el 11ombrE de Nietzsche,
son pocos
aquellos
9
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que,
si
no
les
falta culttlra
y sensibilidad, ,no
perci?en un
'?? '.i
miento
instintivo
del
nimo,
variable
segun
el
caracter,
d1f1c1l-
mente
definible
y
por cierto
no
entregado
a esquemas
concep
tuales.
Nietzsche se revela
as
como
un
tipo
paradjico
de
pensador, para quien
se
derrumban
los
lmites entre
los gneros
expresivos y
cuya impronta
se
percibe antes er1
el
nimo que en
,
la
razon.
Esta
condicin excepcional ha dado
a Nietzsche,
en
el pen-
samiento
del
ltimo
siglo,
un puesto que podra
calificarse,
por
sus implicaciones,
como nico
e
incomparable. Pero de
esa
condicin derivan consecuencias. Es cierto que la msica
de
Beethover1 r)uede
encender, por
corto tiempo, un
noble
fuego
en
el
alma de un violento
o
de un arrebatado.
Si esa msica
pudiera traducirse en
palabras,
quin
puede
afirmar que en
esas palabras
no
se
encontrara justificacin para
violencias y
arrebatos? Prohibiramos por
ello la
msica de Beethoven, que
precisamente porque
es universal llega a
muchas
almas que
no
es posible calificar
de nobles?
Sin
embargo,
a Nietzsche le
ha
tocado en suerte tambin esto: una
reputacin debida
a las
alucinaciones
de
almas bajas y
patolgicamente
desviadas. Bajo
el
resplandor de
frases
cuyo
contenido
se les escapaba, bajo la
exaltacin momentnea que, sedimentndose en
los pensamien
tos
cotidianos
extenuados
o ciegos,
trataba
de
justificar un
verdadero
vnculo
con
el
estmulo
del que
haban
surgido,
tales
individuos
edificaron
interpretaciones desatinadas.
Nietzsche
se
convierte en fantasma,
y
contra un fantasma
se dirigen des
pus e
inclusive
hoy
las execraciones de aquellos que han
reemplazado
a los
fanticos exaltados.
En
realidad,
Nietzsche no tiene ninguna
necesidad
de
ser
interpretado
de
ningn
modo,
es decir,
de
ser
determinado
con
ceptualmente
segn
una
u
otra
direccin, precisamente
porqt1e
su accin sobre
la vida individual es
directa.
Es
suficiente con
acogerlo,
no
segn
fragmentos
ocasionales o sugestivos
una
i
otra manera,
sino
en su totalidad
y
unidad. Este camino
mas
laborioso habr
de privarlo de
una
falsa
popularidad. En
com
pensacin,
su
accin aquella que
l
quera
se
manifestar
por primera
vez, y
nadie
puede
decir
si esa
accin
ser saludable
o nociva.
En
verdad la
persona
Nietzsche
ha
existido
y
una fortuna
accidental ha
preservado la totalidad, puede decirse,
de
sus ex
presiones escritas. Tales
expresiones tienen
la apariencia
de
un
conjunto
multicolor, pero poseen
una
sustancia unitaria
y
com-
10
1
;tcta,
ya
que se
puede
admitir que son
su verdadera manifesta
< in en la existencia, equivalentes a la
unidad indudable de
su
f t ~ r s o n a . Para en efecto,
vivir signific escribir, y escribir
fue
:;olamente
decir con
sinceridad, reflejar casi,
como en un
espejo,
los
saltos de su fantasa
y el
trabajo de
su
pensamiento. Por otra
[)arte, se lo
puede escuchar
o leer de
dos
maneras: o bien
como
lo
que
dice
un hombre,
a travs
de
su desarrollo, y
as
se
lo
en
tender cada
vez
como
algo
completo
y
concluso
con
lo
cual
se ignorar el futu10
y, en
cuanto
al
pasado,
se lo
cancelar en
s\ ~ e ~ s p e c t i v a absoluta
y se lo
considerar en
su
perspectiva
h1stor1ca
con
el
resultado de que cada cual
ser libre
en
toda
ocasin,
de
tomarlo
o dejarlo,
de entusiasmarse
o
detestar
o
bien
se
contempla
la individualidad
en
cuestin
como una
telequia , para
la
cual
el
tiempo
no
es
ms que
la
condicin de
su manifestarse. El
estudio
de esa
idea
para Platn las almas
son
similares a
_las
ideas ,
cuya compacidad
es
primordial,
se
desgrana a traves
de
la recoi1struccin
de
una
totalidad
presu
puesta, en
la cual las
expresiones delimitadas tienen
el valor
ct.e fragmentos meldicos
y
armoniosos de una msica descono
c1d::t
Es
oportuno escuchar
a
Nietzsche de esta manera.
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:
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El nacimientai de la
tragedia
y
las
Consideraciones inactuales, I-III
Cien aos han pasado desde la publicacin de l nacimiento de
l tragedia y sin
embargo
su tema de investigacin con un enfo
que
histrico-crtico, sigue siendo
altamente
misterioso. Los
eruditos
sobre
la
Grecia antigua
han
guardado
silencio
por
con
siderarla no cientfica, sobre la concepcin de Nietzsche, pero
qu han aportado ellos
para
establecer una verdad histrica? Los
datos
de la trad.icin siguen siendo los mismos, escasos y ambi-
guos. Ante
todo
las informaciones
de
la
Potica de
Aristteles
acerca de la derivacin de la tragedia a pa.rtir de los corifeos del
ditirambo
y
del elemento
satrico. Lo nico
seguro es la cone
xin,
en el origen con el ditirambo, y de la figura del stiro con
el
culto
a Dionisos. El resto es controvertible y no aclaratorio,
desde la
significacin de
tragedia
como canto de
los
cabros ,
a las
informaciones acerca
de la introduccin
del
ditirambo en
Corinto
por
obra de
Arin,
en poca del tirano
Periandro, de
la
transferencia
al culto
de
Dio11isos de los
coros
trgicos
que
conmemoraba11 el
sufrimiento del hroe Adrasto,
por obra
del
tirano
Clstenes a comienzos del siglo
rr
Pero el
elemento de
mayor
incertidumbre en
relacin
con
el origen de la tragedia es
el contraste
entre
la
indiscutible relacin con
el culto a Dionisos
y
el contenido
de
las tragedias que
han
llegado hasta nosotros,
las cuales slo
ocasionalmente
hacen referencia a Dionisos y su
culto, y que, en la
sustancia
y tratamiento de los
mitos
de h-
roes y dioses griegos pertenecen a la misma esfera que la pica.
13
1
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Ya los antiguos se asombraban ante este
hecho.
Para explicar la
polaridad, Nietzsche propuso
considerar
el
mito como
un sueo
apolneo del
coro, que se
sustrae
as a
la pasin dionisaca.
Es
cierto
que
de ese
modo
los
datos de
la tradicin son integrados
mediante una intuicin esttico-psicolgica pero se puede de
cir que las otras interpretaciones de los ltimos cien aos
hayan
sido
ms cientficas ? Estas interpretaciones,
o bien han
acen
tuado algunos elementos de la
tradicin
ignorando
a los
dems,
o bien han interpolado perspectivas posteriores, en particular
la
etnolgica, tratando de encontrar una explicacin unitaria.
Se ha
puesto
en evidencia
por
ejemplo, el aspecto ritual, y se
ha establecido un paralelo con los dromema de los misterios
eleusinos probablemente en una direccin correcta, pero con la
sinrazn de querer explicar
algo
desconocido mediante
otra cosa
ms desconocida
an.
Otras interpretaciones, con mayor su
perficialidad,
han
hablado de ritos
celebrados
encima
de
las tum
bas de los hroes, de rituales dramticos que procuraban asegu
rar mgicamente la regeneracin primaveral de la vegetacin y la
fecundidad animal, e inclusive de
una
estrecha relacin entre el
culto a Dionisos y el culto a Osiris insistiendo en la presencia de
una muerte
ritual
en
la tragedia. .
l nacimiento de
l
tr gedi no es empero,
una interpreta-
cin 11istrica. Inclusive
cuando
parece desarrollarse
como
tal,
se transforma en interpretacin de todo lo griego y, como si
no
le bastara tampoco esa perspectiva fluctuante, desemboca direc
tamente en una visin filosfica
total.
Por qu entor1ces la
adopcin
de una mscara
falsamer1te modesta? E sentido
tc
nico,
l nacimiento de l tr gedi es
la obra ms mstica de
Nietzsche
en
la
medida en que
requiere una iniciacin. Nos
referimos a los grados que es necesario alcanzar o sobrepasar
para
poder entrar
al
mundo
visionario
de
la obra.
Iniciacin
literaria entindase, donde el ritual del misterio es sl1stituido
por la palabra impresa. De este modo, l
nacimiento
de l
tr -
gedi
es
tambin
la obra ms
difcil
de Nietzsche,
porque
por
otra
parte
el mistagogo adopta el lenguaje de la razn y con l
ingresa en un mundo que se dispone a explicar
cumplida
y
extensamente. El propio
estilo
denuncia la divergencia: en l
nacimiento de
l
tr gedi
Nietzsche
habla el idioma
de
los
cl
sicos
alemanes
no
ha
alcanzado todava su expresin propia,
nueva, nica, la
que se destina a
un contexto
mstico. La
auto
noma,
en
efecto, la perfeccin de una forma estilstica no
contribuye a manifestar
lo
inexpresable. Ms tarde, distancin-
14
15
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literario:
un
misticismo
autntico,
vivido,
interviene en este
contexto
y
rompe
la
restriccin
del .discurso
h i s t _ ~ i c o .
El
ritual
de
esta experiencia
directa, no
mediata,
es la musica, y es
e s ~ e
carcter
el que
da
al
contenido de
F l
n ~ c i m i e n t o .
de l
. t r a ~ e d i a
-,que
se
convierte en relato de epifania un
dios,
D i o n i s _ o ~
el valor
de una
visin
primordial,
desprendida
de
sus condicio-
nes literarias, casi
antittica
de
stas. Las .
g i n a ~ s o b r ~
el
tercer acto
de Tristn e solda,
acerca de
la
d1sonanc1a musical,
son reveladoras de dicha inmediatez.
La disonancia en_
el_ cora-
zn del
mundo,
vivida,
e s c u c h a ~ a
como un
s a ~ u d 1 m i ~ ? t ~ ;
como
un
escalofro
radical,
una
ebriedad exaltante:
esta
es su
experiencia. En
tanto Schopenhauer y intuicin
del
p ~ t h o s
que
se
encuentra
en la base
de
la tragedia,_ c o _ ~ o dolor
p r i ~ o r -
dial
como
Urschmertz
del que
el
coro dionisiaco anhela
libe-
r a r s ~ en
la ilusin
del sueo dramtico,
se alejan
de
la vida, al
pathos
literario de Nietzsche, no literario,
los t e s ~ i m o n ~ a o ~ r o
fondo de
la vida, el
verdadero
Dionisos, el dios
a f i r m ~ t 1 v o
que es
una
Urlust,
una
alegra
primordial. ~ o n f l u e n c i a
un
misticismo literario
con
otro solamente
vivido y
como
si
fueran homogneos, hace intervenir por otro lado u ~ a
d e s ~ r m o -
na en
la
estructura de l nacimiento
de
l
tragedia: la
intro
duccin de
Wagner
en posicin prominente, de a . l g u n a ~
tesis
apreciadas
por
Wagner y
de
algunos
otros elementos c o n ~ i n g e i ; -
tes de
la
realidad alemana de entonces,
es
su consecuencia
mas
chocante.
Aqu, como
posteriormente en otras
formas, Nietz-
sche
ha
credo posible
acoplar
vida y
escritura, pero en esta
vinculacin demasiado estrec ha peca de ingenuidad.
La loca
vida
interior
de
Nietzsche en estos
aos,
cuya
reper-
cusin literaria
es
l nacimiento de l tragedia,
es
oprimida
dolorosamente
por
la
realidad de
la
poca. Nuestro autor
se
siente
un
exiliado y
llama
inactualidad
a ese
sentimiento.
Pero
el
mstico
cree ser, y
quiere
ser
tambin, un hombre de
accin.
Aquel que ha alcanzado
su
riqueza en
regiones
tan
remotas
se
convierte
en
fuerza de ruptura
en el
presente: esto
tengo
que poder concedrmelo
inclusive
por razones
p r o f e ~ i o -
nales como filsofo clsico: no
sabra,
en efecto, que sentido
tendra en nuestro tiempo
la filologa clsica sino el
de obrar
en l
de
manera inactual, es decir,
contra
el tiempo, y de ese
modo sobre
el
tiempo y, esperemos, en
favor
de un tiempo
ve-
11idero .
Nacen as
las
Consideraciones
inactl1ales
como
obras
de
transicin
y de forma(;in. Aqu la falta.
de un
estil
-
8/21/2019 Colli - Introduccion a Nietzsche
11/75
cidad de
sentir,
mientras
ella du1e
de
manera
no histrica''.
Esta perspectiva terica
fundamental
pertenece de modo
origi-
nal a Nietzs che y su
alcance
se
extiende
ms all
de la
temtica
de la segunda ' 'Inactual' '. No
es
en
efecto,
solamente
el
saber
histrico
el
que est implicado en
esta condena:
toda
la ciencia
la
filosofa,
quizs el arte
mismo
si es que
puede
decirse que el
arte
es
conocimiento,
se
fundan en
la
memoria
del
pasado,
se
diferencian
de
la
inmediatez de
la vida.
Por otra parte,
el nivel
especulativo
de esta ' 'Inactual' '
se
adeca
a
su
adversario
que
en esta
ocasin
no
es
un
filisteo
sorprendido
sino
toda la
enor-
me
tendencia
del mundo moderno hacia
el
saber histrico. Aqu
la excelencia
del
polemista
puede desplegarse la
' 'inactual' '
le
deja
espacio
para contraponer
sus
mundos
1emotos
soados
msticamente.
' 'Como
si la
tarea
de
cada poca
fuese
tambin
hacer
justicia
a todo
aquello
que
una
vez
fue
Como juez de-
beras estar
a
mayor altura
que el que es
juzgado;
pero sola-
mente
es
que
has llegado
ms
tarde.
Los
huspedes que
llegan
ltimos
a la
mesa deben sentarse
er
los
ltimos puestos; y
ustedes quieren
ser los primeros?''
chopenhauer como
educador
desarrolla la
lucha de este
perodo
desde
otra
perspectiva: la
veneracin.
El
plano
elevado
del tratamiento
es
as
planteado desde el
principio,
y
por
lo
dems
Nietzsche
consider
inclusive despus
con
benevolencia
casi
con predileccin,
esta
obra suya.
Schopenhauer
es
adop
tado
como
modelo
de
la
cultura verdadera
en oposicin
a la
falsa no slo de los
doctos
y de los filisteos
sorprendidos,
sino
ampliamente de la ciencia en general.
En
lo especulativo el
tono
es ms
modesto que en
la
' 'Inactual' ' anterior, ya que de
Schopenauer no
se
discuten
los
temas tericos
sino
que
se pre-
senta
la
integridad de
la
persona,
la
naturaleza propiamente
inactual en lucha
contra
su poca de simplicidad
y
franqueza,
de veracidad. Inclusive el
distanciamiento
de Schopenhauer
con
respecto
a la
poltica
es sealado
como actitud
ejernplar:
Nietzsche
desarrolla
una contraposicin
entre
estado
y
cultura,
en la cual
se advierte un
eco
burckhardtiano.
Por su naturaleza
el estado es antittico de la filosofa y por
su
parte la
filosofa
es
antittica
del
estado. Para este
ltimo el
verdadero
filsofo es
un
peligro
mortal: ' 'el amor
a la
verdad
es algo
terrible
y vio-
lento''.
De
esta manera
el
desafo
de
Nietzsche contra
su
poca
es
completo:
el
estado quiere subyugar
a la
cultura, convertirla
en su instrumento,
hacerse
exaltar y
glorificar
por
ella
como
valor
supremo. ''Quienes piensen
que
una innovacin polti-
18
basta p ~ r a que
los
hombres
sean
de una
vez
para
siempre habi-
~ n t e s
satisfechos
de
la tierra
mereceran
ser profesores de
f1losof1a
en
una
universidad
alemana.
19
-
8/21/2019 Colli - Introduccion a Nietzsche
12/75
l
nacimiento
de
la
tr gedi
Si
excluimos
los escritos filolgicos,
ste
es el 1Jnico lib10,
de todos
los
publicados por
Nietzsche,
dedicado
a los griegos.
En
l
enciende con
frases
decimonnicas
a veces
medrosas
y
disimuladas, a veces
demasiado explcitas, juvenilmente
vilJran
tes--
su pequea hoguera,
cuyo
fuego languideci
durante un
siglo.
Todava
no
se
ha
extinguido,
sin
embargo,
y en
el hori
zonte
se
avizoran
presagios, signos
de
que
podra
estallar
un
prximo
incendio.
Hace
cinco,
seis siglos, que, un
nuevo modo
de mirar
el
pasado transfigur
el
presente. Este
podr
ser
el
incendio,
y los presagios
son
ciertas
mutaciones,
casi impercep
tibles,
en
las aficiones
de
aquellos
que estudian
profesional
mente
la
antigedad, que son hombres
de
aficiones
inmutables.
Los fillogos
comienzan
ahora
a
reparar en que hace
un
siglo
se escribi
l nacimiento de l tragedia.
Ningn
otro libro de
Nietzscl1e
tiene tras de s una
preparaci< >n
ta11
larga y laboriosa.
Durante diez aos el
joven estudioso
vive
entre
sus lir)ros; sus
palabras
no anuncian ninguna amenaza para
la ciencia.
Acepta
la
tradicin
de
la
filologa,
incita
a sus amigos a
reprimir ltt
fantasa,
a respetar
el mtodo,
a
controlar
las hiptesis. Y des
pus llega
este libro donde
se
contradice todo, donde nadie
reconoce
al
autor. En
la universidad
alemana
se advierte la im
prevista
ruptura de su propia
visin
del
mundo,
que nadie
hu
biera esperado de
alguien
que haba
est,udiado en
Pfortzheim,
Bonn
y Leipzig.
20
1
1
Todo esto no resulta evidente en
la
actualidad, porque
des
pus
el
autor
del
libro no
escribi
otros
que suscitaran
incendios
ms
llamativos,
atizados por problemas del presente. Pero ya
haba roto
el
dique,
y
hoy
se espera
que
la
marejada
se
lance
de
lleno a travs de
aqul
y provoque la
inundacin. En
el Nietz
sche maduro el estilo
precede
a los
contenidos,
los anuncia so
noramente antes
de
que
se manifiesten;
en l nacimiento de l
tragedia, en cambio,
el estilo
amordaza contenidos demasiado
violentos,
casi los
diluye,
les
atena
el fragor
de
su revelacin.
Se los
deja en capullo,
y sin embargo
en su
floracin plida,
humilde, hay
esc11dalo.
Porque
todos
advierten,
al menos,
que
la ciencia oficial
est en
peligro,
que
aqullas
son
maneras ilci
tas,
contra
la crianza,
de tratar
la
antigedad.
La
antigedad
de
ba
seguir
siendo
algo
anticuado,
inofensivo,
eventualmente
edificante
o ilustrativo o
retrico
o disecado.
Cmo poda
permitirse que
se convirtiese
en
algo
embarazoso,
viviente, que
no
se
puede historicizar ,
es decir, esterilizar?
Pero El nacimiento de l tragedia
se dirige
tambin
a aque
llos
que no
se
interesan en absoluto por
la
antigedad. En
l se
sealan,
en
una
poca encadenada en
tant,os aspectos, los ins
trumentos
de liberacin,
entre
los cuales
no
falta el presenti-.
miento instintivo
de
que la
llamada liberacin de
las cadenas
no
consiste
ms qt1e en nuevas cadenas. Esos instrumentos
no
son
proyecciones de
espejismos
futuros, son
la
ebriedad
y el
sueo,
compaeros
enviados al hombre
por
la
naturaleza,
la primavera
,
y la
noche.
Este es el
murmullo
del libro, que se insina humil-
demente en
los
espritus
ms
entorpecidos
y
postrados
y pro
duce u11
escalofro
en
los esperanzados.
Existe entonces
la salva
ci()n, ento11ces el
mundo
que nos
rodea,
con su cielo
plomizo
y
sus
horas
denigrar1tes, es
solamente
un ncubo
y la
verdadera
vid
-
8/21/2019 Colli - Introduccion a Nietzsche
13/75
No es mscara ni descarro de anticuario,
en
cambio, la alu
sin a los
dioses
griegos.
Por
el
contrario,
es all
donde se
revela
el fuego lento del libro. La ebriedad de Dionisos y el sueo de
Apolo: la mirada adivinatoria de
Nietzsche
se manifiesta en esta
eleccin
doble, mgica. La naturaleza humana
dispone
de
dos
instrumentos para su
liberacin,
el
mito
griego tiene dos dioses.
El
acoplamiento
de
estos
dioses
hace que
se
dispare
el relmpa-
go de una intuicin,
que
se sacuda una fantasa que es apenas
mediocre
y
que ahora comienza a hacer reflexionar
inclusive
a
los eruditos. En
realidad, aquellos
dioses no disponen slo de
la eb1iedad y el sueo
como instrumentos
de
liberacin.
Ante
todo,
y en
comn,
poseen al hombre con su
locura.
Los jvenes tienen hoy la posibilidad de
partir
de l naci-
miento
de
l
tragedia
de
asimilarlo
con espritu
virginal. Mu
chos
obstculos que se oponan a un
acercarniento
no
previsto
han sido eliminados. Inclusive
la mayor disponibilidad
para
las
emociones es un elemento
favorable.
E importa mL1cho
que
esto
pueda ser un punto de partida. La propia naturaleza compues-
ta de la obra no
constituye
ahora un gran i1npedimento. Aquello
que era contingente, caduco, decimonnico,
l1a
sido suprimido
sin que
hubiera
que
empearse en
un adiestiamie11to crtico--
por el
desinters
espontneo hacia problemas ext1aos. Lo ms
fuerte es el impacto de la novedad, el desgar1n del anzuelo que
nos saca
fuera de
lo cotidiano.
Estamos rodeados de espectculos; todo hoy es espectculo,
y no slo el teatro, el cine y la televisin. Hasta los hombres
de
accin miran hoy ms de lo que obran. Por eso se queda uno
aterrorizado cuando alguien llega para
explicarnos
en
qu
con-
sisti la
tragedia griega.
Con una pincelada
se nos advierte que
aquello no era
solamente
un
mirar,
que
aquel
espectculo
era
la esencia
del
mundo, que
inficionaba
y
exceda
los
objetos
que
creemos reales.
Nietzsche nos ha revelado que lo que el espectador ateniense
ve en la tragedia muy
ntido
y corpreo bajo
l sol
griego no
es
espectculo
ms que
para
el coro, una visin
que aparece
al
coro. Por
consiguiente,
el
que acta
el
actor
sobre el escena-
r i ~ no
existe,
es solamente un espectculo en lo absoluto,
mientras
que
el
coro,
que acta y contempla al mismo
tiempo,
es espectculo
para
el espectador. Este ltimo n1ira una
accin
que es
ya espectculo
para el
que acta,
no es espectador di1ec
to sino que por
la
magia de Apolo \ e a alguie11 qL1e contem-
pla un espectculo y se
lo
na1ra, se lo
hace ve1
De
esta
rr1ane1a
22
\
i
la
accin
es sueo, y el espectculo es
la
accin inicial que se
extiende
del escenario a la orquesta
y
a la cavea, llenando de
ilusin total al ltimo que se ha unido desde el exterior:
al
es
pectador
que
est en
la
cavea.
. La separacin con respecto a la vida es hasta tal punto ini
cial qi: se confunde
con la
vida
misma.
Por consiguiente,
la
sensac1on ~ o d e r n a
esto
es
slo
un espectculo es inversa
de 12 emoc1on de
la
tragedia griega de
la
que
Nietzsche
nos ha
hecho penetrar , que haca
decir
sta
es solamente la
realidad
cotidiana . El hombre
de
hoy va al teatro a relaja.rse, a descar-
~ r s e
del P;,so
de
t?dos los das, porque
necesita algo
que sea
solamente espectaculo,
porque
viene de afuera y sabe qu es
lo
real.,
El
espectador
de la tragedia griega llegaba
y
conoca
algo
mas
sobre la
naturaleza de la
vida, porque estaba
contagia-
do
desde
adentro,
investido
de
una
contemplacin es
decir,
de
un
conocimiento
que
ya
exista
en
l,
que ahora
surga
de
la
orquesta
y suscitaba su contemplacin,
se confunda
con ella.
Y si el camino
del
espectculo fuese el camino
del conoci-
miento, de
la
liberacin, de la vida, en fin? sta es
la
pregunta
que plantea l nacimiento de l tragedia.
23
-
8/21/2019 Colli - Introduccion a Nietzsche
14/75
Schopenhauer
como
educador
ste no
es
un
libro descansado, no
se diri ge a
aquellos que leen
para relajarse. Y tampoco para los que leen para ampliar sus
conocimientos. Es un libro destinado a quienes todava tiener1
algo que
decidir acerca
de su vida
y
su
actitud ante
la cultura.
Cuando sentimos
en nosotros una incertidumbre
semejante, el
deseo
de dar
los
primeros pasos y
la
necesidad de una
gt1a
que
nos sostenga, el arte, la ciencia, la filosofa pueden encaminar
nuestra vida a condicin de que
tomen
la
forma
de
una
perso-
na
que
nos in1ponga respeto y admiracin. Escogiendo
un
maes-
tro
comenzamos
a conve1tirnos
en
algo,
y
ello
por
la modestia
de
un
acto que atempera
el
orgullo juvenil
y,
debido
a la fe
en
el
apoyo, da
fi1meza a
nuestra
andadura. Es
sta
la
experiencia
que Nietzsche nos relata
en
el
presente libro,
e inclusive las pala-
bras qt1e emplea y la personalidad que surge de ellas puede11
convertirse en un modelo para
la
repeticin de
la experiencia.
' 'En general, vivir significa
estar en peligro.'' Leemos esta
frase
en
el libro, y de la
misma
naturaleza
son
sus ensean-
zas. Si
por
las palabras de Nietzsche y, a travs de ellas, de
Schopenhauer nos acercamos
a la filosofa, su voz es
muy
diferente de
12
que escuchramos
en
la escuela. Es
ur1a
voz de-
masiado spera para una filosofa
qt1e, se
nos ha dicho, debera
ir1terpretar la
totalidad
de la vida. Conocerr1os, sin
embargo,
la
esperanza de la vida
Porque
si la
filosofa debe provenir
de
una
visin universal
24
de la vida, deber ''asemejarse''
todo
lo posible a ella, y en tal
caso Nietzsche y
Schopenhauer
son los ltimos filsofos, aque-
llos que no usurpan ese nombre.
Adoptndolos como
maestros
aprenderemos algo sobre la vida, y sobre
todo
cmo deber
actuar aquel
que lleva la realidad
del
animal
hombre
rns all
de los intereses sensibles
inmediatos, de
la conservacin clel
individuo
y de la especie.
Y
no importa
si,
en
su revelacin del
mundo, estos
filsofos
han hecho
surgir una visin trgica, han mostrado el
sustrato
terrible y
feroz de nuest1a
existencia,
salvando
de
la
condena
de
la vida individual y social solamente la
cultura
del hombre:
el
arte,
la f'ilosofa, la religin. Al
dolor de este
conocimiento,
surge,
en
la cor1servacin y refuerzo de la existencia de la cultura,
una nueva
posibilidad
de
accin.
ste
es el
sentido ms pro-
fundo
de sus enseanzas, y
comprender
a
estos
filsofos sig11ifica
obrar
en
la direc;cin
que
ellos indicaron, de modo que la ' 'inac-
tualidad'' de
st1
vida, su
' 'separacin''
con respecto a los
hombres
y
los intereses histricos,
no
se
repitan en
otros fil )sofos solita-
rios, similares a ellos, si11 que
constituyan
el com1
:nzo
de una
reversin
que
haga surgir la cultura
como
vida vivie,1te, esencia
de una
sociedad,
aunque sea restringida, los hombres.
. Sus vidas individuales,
lo mismo
qt1? su revelacin del
mun-
do,
fueron
trgicas.
Pero
nada
puede traspasar tan dura
e nti-
mamente un alma
joven,
confirindole
nobleza a su vida,
como
el destino trgico
de
un hombre
ejemplar.
Para decirlo con las
palabras que Tucdides pone en boca de Pericles durante la
oracin ft1nebre:
' 'En
ello consiste,
por otra p a r t E ~ ,
el
destino
afortunado: en
haber recibido
en suerte,
tinos, la int1erte ms
brillante, como
les ha
tocado
a stos, y, a vosotros, el privile-
gio
de llorar st1
fin. A ellos les fue oto1gada
Ltna
vida
en la
ct1al
la felicidad
acompa
a
la
muerte.
-
8/21/2019 Colli - Introduccion a Nietzsche
15/75
Correspondencia
Nietzsche-Wagner
El propio
desprecio colrico,
el odio, la
maldicin,
y poi_:_ ()tra
parte la
admiracin sin mesura, el fanatis1no, que a c o m ~ a a ~ o n
antes y despus de su muerte a
estos dos
11ombres_, t e s ~ m o r : i a n
la violencia de sus personalidades, sin igual en
la
historia recien
te del arte y del pensamiento. Por lo menos hasta aho1-a no
ha
aparecido,
despus
de ellos, una
cnerg< . cre.at iva
cuya ii:npronta
quedase marcada de
esa
manera, que at1a1era o
repeliera
Ct)n
tal
intensidad. Mientras esperamos a
otros violentos Y duda
mos
de que aparezcan , ante nuestros ojos
Nietzsche
y Wagner
concluyen algo, son un final. . .
En el presente crepsculo los
dos
descienden Juntos. Y
aquello que
representan
para
los hombres
lo h a ~ v i v i ~ o ya
su
destino
individual. Amigos
y
enemigos
con
igual
intensidad,
unidos en una breve y embriagadora
esperanza,
separados en
una privacin. donde
la vida
de uno se
apaga
y
la del
otro queda
despedazada, inclusive en la juventud. . .
Si despus,
adems
de
cerrar abren
algo,
~ i g u e siendo
hasta
hoy. Que mucl1os indignamente
hayan agitado
sus
~ o m b r e s
en la confusin
de
sentimientos y conceptos,
poco importa,
pero en las luchas actuales,
donde
es
h a b i t ~ ~ l
r ~ c o g e ~ el
a r m ~
del
enemigo
cado
y servirse de ella, no es fa cil d1scern1r de
que
bando
es
un
combatiente: y ellos
ya
erar1
enemigos
entonces.
Por cierto que no fueron de los contemplativos y
que
su
~ x p e s i n
quera
extenderse al campo de la acci11. No se con-
26
i
1
-
tentaban C .On una
breve
ater1cin esttica o cerel)ral del
pectador
o
del
lector; sin referirse a la
poltica
o a la religix1,
queran al hombre entero, pretendan modificar y l 1enchir s11
existencia. El homb1e es sordo a este llamado, y no solamente
hoy.
Pero
quin los
ha
seguido
en
el
pretender
--y
e
el ofre
cer tanto?
Lo
que
dice un gran hombre difcilmente consigue coninc
ver inclusive las convicciones ms superficiales, y
tanto menos
las conmover cuanto ms distantes sean sus palabras; pero
aquello que le
conviene
como persona excita en
muchos
i1na
maligna
curiosidad. La parte
ms oculta
de cada
uno,
su inti
midad, es siempre atrayente: precisamente
Nietzsche
que de
los dos es juzgado hoy
como
ms interesante--- se desnuda
con
tinuamente
a
s
mismo.
Y
quien
se
fastidia
ante
la
calidad
supe
rior de esta alma, revelada de esa manera, se consuela con el
final miserable del hombre.
Pero su relacin
con Wagner y
todo
a.quello que la documenta conducen a
la
intimidad rr s profun
da y hablan del e2::tremo fracaso a
causa
de la esperanza de ac
tuar.
Aquel que
envidia la gra.ndeza
puede alegrarse. No ser un
grave dao, y
por otra
parte la
curiosidad
malsana
no podr
extraer un
gran
botn de estas escasas cartas, hojas secas y
ca
das de n rbol ya despojado. En cambio, aquel que tenga una
imaginacin
distinta podr representarse el verde follaje tal
como existi en una
breve
estacin. Se
trata
de la vida misma
de Nietzsche
y de
Wagner
en aquella
poca.
l Jo
podremos por
cierto asirla en
su
inmediatez, pero estas cartas nos ofrecern
tln cuadro en
el que el estremecimiento de Tristn aparecer
idntico al
de Zaratustra
27
-
8/21/2019 Colli - Introduccion a Nietzsche
16/75
-
-
-
La filosofa en la poca trgica
de
los
griegos
y los escritos de 1870 a 1873
A travs
de esta
serie
de
escritos de los
aos
1870
a
1873
des
cubrimos
a
Nietzsche en
la
tensin
y
en
la
ardiente
l)squeda
en que
se
expresa
el
nacimiento de
su
ambicin
literaria. Hay
aqu el ansia juvenil
de forzar una rpida maduracin
estilstica,
un
anticipo de
la crisis
de
la
profesin
filolgica
en
el
intento
de tratar
los
problemas de
la
antigedad con un
lenguaje
no
especia.lizado ;
hay, en
fin,
en esta ambicin, un
gran nivel
que
obra como freno, un rechazo de
los
resultados
pa1ciales, una
autocrtica
precozmente
atenta.
Es
natural
que
en esta
fase la
factura literaria carezca todava de
seguridad. Mientras
que en
los
aos posteriores Nietzsche pasar
ininterrumpidamente
de
los proyectos a los
bosquejos
y los esbozos, a los fragmen
tos,
a los desarrollos provisionales,
hasta
la
redaccin
definitiva
para
la impre11ta, y en caso
de
fracaso creativo se quedar
en
el
estadio fragmentario, aqu,
en
cambio,
salen a la luz esc:ritos
donde intenta
realizar
obras terminadas pero que,
despus, juzga
inadecuadas en su forma
o
Sll
elaboraci11. Dichos escri tos re
st1ltan
as,
o bien redaccic)nes unilaterales, parciales y primitivas
de
obras
futuras editadas por
Nietzsche, o inclusive inte11tos
de
tratar
temas diversos que posteriorn1er1te
no fueron r : ~ t o m a d o s
en ninguna publicacin.
Los pri111eros
tres
escritos c:c)ntenidos
en
este
volumen pertenecen a la
elaborada formacin de
El nal:i-
mier1to de la tragedia.
~ ) c ) ] < 1 r n e 1 1 t t
e la
Vi:;in diur1i ,
esc1ita
e
el
ve1ar10 d ( ~ 18 70, scJ
ir1t1oduc:iclas
r ~ o r 1
l ~ i -
'78
.
l
'
sin las
categoras
estticas
de
lo
apolneo y
lo
dionisaco. En
las
conferencias
realizadas a
comienzos de 1870
se
mencionaban
los
cortejos
dionisacos,
la vida
natural
dionisaca,
pero
el con
texto era
ms
concreto,
ms
fluctuante.
El adjetivo
apolneo,
por
el contrario, slo
era
objeto
de un uso no esttico donde
se
hablaba curiosamente de
la
claridad apolnea de Scrates,
con
referencia a la dialctica y a la ciencia.
Por
lo
dems,
en el
Drama musical griego
la
preocupacin por
las tesis wagnerianas
es
demasiado fuerte
y
obstaculiza una exposicin
original. Se
insiste
en
la
crtica de
la
pera moderna y de
la
tragedia
clsica
fra11cesa: en contraposicin a ello
el
drama
antiguo
es presen
tado
como
una pluralidad unificada de prestaciones artsticas
paralelas,
en
la
que
la
propia msica
es
reducida
a
medio para
u11
~ i n .
En
Scrates,Y.
la
tragedia,
en cambio,
la
crtica
dirigida
a
~ o ~ r a t e s
y a Eur1p1des se vale
gustosamente del ejemplo de
Ar1stofanes,
con un
desarrollo cuya concrecin es ms
acepta
ble
y
convincente que
en
l nacimiento de
la
tragedia.
Eurpides
no
es
aqu tanto
el
corrupto
de
la
tragedia
sino el.
reformador
desafortunado,
que
intenta en
vano
restituir
vigor a
una
trage
dia que
se
haba vuelto extraa
al
pblico ateniense. Segn este
escrito, la
tragedia
estaba en crisis
desde
la introduccin de
dos
personajes es decir,
desde
la poca
de Esquilo): desde entonces
se
haba dado
lugar al dilogo
en menoscabo
del coro,
con
sus
consecuencias dialcticas y agonistas,
en
una direccin
por
lo
tanto antidionisaca.
No es
que
tales
elementos
faltaran
en
l
nacirniento de
la
tragedia, pero all
estaban comprimidos por
una
tesis rgida, atenuados
por
la
estructura
arquitectnica de
la
obra. Esta
mayor
libertad de tratamiento de
los
escritos
se
advierte sobre todo en
la
Visin dionisaca del mundo en
la
que se
estimula una
vivacsima ondulacin de los propios
con
ceptos de apolneo
y
dionisaco. Ante
todo,
stos
son
equipaia
dos en tanto instintos artsticos
prin1ordiales;
en
el caso
de
lo
apol11eo se dice
que
el
artista
juega
con
el
sueo mientras
.
que
e el caso
de
lo
dionisaco juega con
la
embriaguez.
El
juego ,
es decir, la actividad
del autor,
unifica
por lo
tanto
ambos instintos. Esta perspectiva
es variada. despu s y
su
acen
tua.cin rest1ltar
ms evidente en
l
nacimiento de
la tragedia-
al
identificar
el
sueo
co11 el vehc11lo
especfico de
la
creacin
,
. '
'
'
art1st1ca,
de m a n e ~ a
que el ca.mpo
del
arte
es. tpicamente deno-
tado por
lo
apolneo.
En
cambio,
la
naturaleza
ms
profunda
de
~ o d _ i ~ ~ i s a c o
_ stara concentra.da en la
interioridad pura,
en la
intu1c1on
del dolor
del
mundo, de
la
voluntad metafsica
segr1
29
i
'
'
-
8/21/2019 Colli - Introduccion a Nietzsche
17/75
Schopenhauer,
es deci1,
en un elemento mstico. Adems, la
caracterizaci11 histrica
de la edad
pretrgica es
trazada
aqu
de
una manera
ms
articulada y autnoma
que en
l nacimiento
de l tragedia, como si en ella
hubiese ms posibilidades
de
pocas apolneas. La
Visin dionisaca del
mundo concl11ye
con un interesante t1atamiento, apenas esbozado sin embargo,
de varios temas e s t t i ~ o s (el ' 'sentimiento'', el ''lenguaje ges-
tual'', el ' 'simbolismo clel lenguaje musical'', el ' 'grito'',
etc
tera), en la
perspectiva
de
una
profundizacin terica
de todo
el
problema
del
arte al que se renunciar en l nacimiento de l
tragedia.
En
la
conferencia Sobre el porvenir de 11uestras escuelas,
pronunciada en los
primeros
meses
de 1872, el
intrprete de
los
griegos
deja
el
lugar
al
moralista.
La
importancia
del
mundo
clsico sigue
siendo
central aqu, pero ya no como
objeto
cog-
noscitivo sino como
instrumento de educacin. Los antiguos
son fundamentales para la Cllltura, a1.1nque no en el sentido en
que lo
entiende la escuela
mode1na
(Nietzsche
al de en
particu-
,
lar a
la gran
erudicin alemana). Esta procura lo til, la
instruc-
cin ms amplia para todos,
la
,es1)1::cializacin cientfica, y por
otra parte el peor
mal
de todos ,est sl1bordinada en
su
eser.1cia
al estado. La
cultura
de los antiguos es lo contrario de todo
esto, pero quien
puede
favorecer su comprensin, profu11dizar
en su
verdadera
natu1aleza,
no
puede ser la escuela
moderna con
su estrl1ctura moderna
sino
un verdaderc) ecl11cador, que debe
se un filsofo.
En
el marc;o
literario de
estas conferencias la
figura central es
de hecho
un
filsofo,
y este
filsofo
es
bosque
jado segn
el modelo de
Schopenhat1er:
grun,
colrico, nte
gro,
ansioso
de apresar
la realidad,
o al menos de ser reconocido
en su importancia, y al
mismo t;iempc>
desdeoso y despreciativo
hacia
todo
lo que lo circunda. Autobiogrficamente
Nietzscl1e
carga
su
exposicin con todas las esperanzas,
fantasas
y terr\i)
res
que experimenta y
lo
atraviesan en su asomarse
juveri.il
los 11orizontes
de la
gian cultt1ra. El pathos de la exposicin
puede
parecer
fastidioso, la
invencin
literaria falta
de
artificio,
pero logra de todos modos la
cornunicacin
de su estado de ni-
mo
y,
en definitiva, el elemento
ms
valioso del
escrito
Sobre
el porvenir de nuestras escuelas es el
de un testimonio:
as sen-
ta, as
era
Nietzsche a
los
20
aos,
con
estas vibraciones
y
estas
ingenuidades.
finales de este ao de 1872
Nietzsche
enva a c;sima
Wagner los
Cinco prefacios.
L()S
temas son todava los rnismos:
30
'
los griegos,
la
cultura, el filisofo,
pero
mientras tanto la mirada
de
Nietzsche
se ha vuelto ms amplia y se ha profundizado. Una
interpretacin del arte no basta para agotar la
realidad
griega:
el juicio sobre
la estructura poltico-social
y la
filosofa enri
quecen
la
perspectiva. As, en
el
ensayo sobre
el stado griego
(destinado originalmente al proyecto
de
l nacimiento de l
tragedia se
enfrenta
la
escabrosa
hiptesis del
fondo
cruel de
la civilizacin griega. La esclavitud griega fue
n e c ~ e s a r i a
para
que
pudieran realizarse aquellas grandes creaciones individuales.
Esta dl1ra frase no
estaba entonces destinada
a
la
publicidad,
pero
por la extrema
determinacin
y la coherencia con
que
es
pronunciada
constituye el verdadero comienzo, aunque sea
indi
recto, de las hostilidades contra el cristianisn10. Y lo curioso es
que tal
necesidad de la esclavitud
encuentre
sus
motivos en
base
a los
principios
de
la filosofa de
Schopenhauer ( el poder es
siempre perverso ). En otro de
estos prefacios
regresa el tma
de
un fl1ndamento atroz del mundo griego, no como intuicin
dionisaca del dolor metafsico sino
como
insensatez desmesu
rada,
como
ferocidad horrenda de la accin: Nietzsche seala
aqu como
inst1umento de salvacin el aspecto constr11ctivo
del
agonismo
griego, la ' 'buena contienda''
de
Hesodo, el con
trol de
la
emulacin
que
vence al enfurecerse de la naturalidad.
Es representada, en fin, la
relacin
vital entre filsofo y cultura:
esta {1ltima aparece
como perpetuidad,
como
concatenacin de
las grandezas pasadas. Y mientras Schopenhauer sigue siendo el
modelo de filsofo, la
curiosidad
y la atencin se alargan y ale-
jan
hacia
el mundo presocrtico para construi r con mayor vali-
dez la imagen de
una gua. En el
filsofo Nietzsche
quiere en-
contrar sobre todo el desasimiento con respecto al presente, el
modelo ms intangible
de la
grandeza.
Y para l la esperanza
surge del
hecho de que
estos
modelos son realmente
vividos.
' 'El
autor no
pretende poseer nada
que
lo distinga de los
dems
autores, aparte de un sentimiento exasperado
hacia
el elemento
especfico
de
nuestra barbarie actual,
de
aquello que nos carac
teriza
como brbaros del siglo x1x y nos
distingue de los
otros
brbaros."
Nace
de esta manera otro
escrito,
en el cual el ideal de
la
filosofa sustituye al ideal del arte
que
dominaba l nacimiento
de
l
tragedia:
Nietzsche lo
elabora
con gran empeo
(es
en el
f ondo
el
objetivo central
de
los escritores
de estos aos) pero
11
logra
llevarlo a cabo y
considera
el esbozo inadecuado para
na
publicacin.
En realidad, en
La filosofa en
l
poca trgica
3
-
8/21/2019 Colli - Introduccion a Nietzsche
18/75
de los
griegos
la gran ambicin del proyecto
se realiza
slo
par-
cial,
imperfectamente. La formulacin
es
ptima:
renuncia
a
lo
completivo
y a la
erudicin,
el
elemento
personal
en primer
plano. Igualmente
vlida es
toda la parte
introductoria,
en
la
que
son
distanciadas al
mximo del presente
aquellas figuras
arcaicas y se
expresa que
el
juicio de
aquellos filsofos
acerca
de
la vida significa
mucho ms
que un
juicio
moderno, en tanto
hoy
el filosofar
no
pertenece ya
a nadie.
Este
escrito documenta
por lo
tanto
un proceso de maduracin,
el
comienzo de una
conquista de autonoma por parte de
Nietzsche:
con respecto
a
Wagner al
sustituir
el
arte por
la
filosofa en
el vrtice
de
la cul-
tura,
y
con respecto
a
Schopenhauer
al
sustituirlo por Herclito
como
arquetipo
del filsofo. A
Herclito corresponden de
he-
cho
las pginas ms slidas
de este
escrito.
Por otra
parte, en
su
caso
un enfoque no
discursivo,
una
adivinacin
del
elemento
personal,
se
presenta como un azar
al
que puede
favorecer el
xito.
Nietzsche sostiene que sobre
la base
de tres ancdotas
es
posible aprehender la naturaleza
profunda
de
un pensador,
pero
considera que en
el caso del filsofo la
personalidad
no
se re-
suelve
en
la
resonancia emocional
sino
que
se
funde
tambin
con
el
elemento doctrinario.
Y
en cambio frente
a
este ltimo
Nietzsche
se muestra opaco, flexible
ante
las
opiniones
ajenas,
falto de agudeza. Tambin
a
propsito de Herclito, por
ejem-
plo,
la acentuacin del
devenir no capta
nada que pertenezca
ntima, personalmente
al filsofo. Se
trata slo de una
banali-
zacin,
ni
siquiera
original
por otra parte, de
su
pensamiento.
El .
captulo sobre. Parmnides debe
asimismo
rechazarse por
entero.
No hay en
l
siquiera
la adivinacin
del elemento
per-
sonal: ms bien
se
podra sospechar que la caracterizacin de
eleata
frialdad,
abstraccin exange, negacin de la
vida,
tau
tologa
cognoscitiva es
la anttesis de
la
autntica. Por lo
de-
ms,
tampoco
el
tratamiento completo de estos presocrticos
a
la luz de una naciente ciencia de la naturaleza puede
decirse
que
sea fiel al
tema
inicial
de
Nietzsche, a
su promesa de
romper
las
tradiciones
fosilizantes. De
esta
desarmona conunta
de
La
filosofia en
l
poca
trgica de los griegos es
tambin
culpable
la viciosa
tendencia
de
Nietzsche de
fundamentar
su informa-
cin
en.
bibliografa indirecta, de segunda
y
tercera
marro, anti-
gua
y
moderna.
Se
percibe claramente que,
inclusive a
propsito
de Herclito, cuyas pocas
frases
autnticas (y
las nicas esclarece-
doras)
podan encontrarse
fcilmente,
la mencionada
inclinacin
indujo a Nietzsche a
preferir
a veces las
noticias de
la doxografa
32
1
1
tarda por sobre
los
fragmentos
originales del
pensador
g1iego.
El
ensayo ,4cerca
de
verdad y mentira en sentido extramoral
extiende
la
ambicin
filosfica
de Nietzsche
a la esfera
terica:
los i11tentos
en esta direccin
se repetirn despus
peridicamen
te e11 1881, 1884, 1888 y
son
dignos
de
gran
atencin, aun
cuando
Nietzsche
no
los
incluy en ninguna
de
las
obras que
publicara. Es atacado en
l el
concepto de
verdad objetiva.
J_ a
ve1dad es
un ejrcito
voluble
de
metforas . La
intuicin
es
genial,
aunque
la
audacia
sea
fruto de un enfoque extempor
neo.
La eleccin
de
la clase
interpretativa
la
metfora
revela
la
unilateralidad de
la
resolucin,
el
punto de
vista
de quien ha.
crecido
como fillogo. El
mundo que nos
rodea se resuelve
de
rnodo
i(tealista
en
la
transferencia
del
enigmtico
fondo de
las
cosas en
un
lenguaje
extrao. Aunque
la
palabra apariencia
sea
rechazada,
la
formulacin
sigue
siendo
aqu
schopenhaueriana,
pero Nietzsche elige
una
forma
circunscrita de manifestacin,
de
transfere11cia,
anclada
a la
abstraccin del
lenguaje,
para
explicar u11 fenmeno
universal
del cual
el lenguaje es
un
aspec-
to particular. En otras
palabras,
Nietzsche incurre
l
mismo en
metfora
mient,ras
explica todo
en
trminos de metfora,
pues-
to que el concepto
de metfora
q1..1e
propone
en una metfora
interpretativa
de un
proceso vital y universal
que
se
parece
a la
metfora,
la
incluye, pero tiene
otros
caracteres
ms
complejos
e intransferibles.
Por otra
parte,
tampoco demuestra
que sea
imposible para un
filsofo evita.r la
rnetfora.
En e s t ( ~
m
-
8/21/2019 Colli - Introduccion a Nietzsche
19/75
Sobre la utilidad y la desventaja de la
ciencia
histrica para la
vida
Canon
del antihstoricismo, esta ''Consideracin'' merece, si
no otra
cosa no ser sometida a una crtica histrica.
Indagar por
qu Nietzsche, en
el
desarrollo de su persona
o
en hist?r a de
su
poca,
lleg
precisamente
a
un
escrito tal, a
que
c o n d ~ o n a -
mientos y designios obedeci,
sera
una arrogancia de metodo.
Nietzsche exhibe los fundamentos intuitivos de su tesis anti
histrica: otros, antes de
considerar
este escrito
histricamente,
que
confuten
la
intuicin.
Si la historia es
decadencia de
la vida,
infelicidad si
su
exceso
conduce
al desarreglo biolgico y
.
Nietzsche
no
demuestra, slo presenta ejemplos en favor de la
tesis entonces toda
historizacin
de esta posicin
no
hace ms
que confirmarla. . .
Es
ms
bien
el
pensamiento como tal que debe
ser
d1scut1-
do,
y la simplicidad del discurso invita a la
comprensin.
Animal
y hombre, felicidad e infelicidad, vida e historia: es poderosa
la sugestin de estas
aproximaciones.
Pero si el recuerdo es fuen
te de
infelicidad,
entonces
el
destino
del
hombre
es ms trgi
co que
lo
que se
deduca
del tratamiento. Y el
cuadro
leopar
diano que se encuentra al comienzo lo sugiere enigmticamente.
De hecho el poder del recuerdo es envolvente para la vida humana,
y puede decirse que toda conciencia es representacin de aque
llo que ya ha
sucedido,
o, de
cualquier manera,
de algo cuya
existencia (otra representacin) precede
a aquella
representa-
cin.
Tal
vez sin
advertirlo, Nietzsche atena
la
importancia
de
34
su
pensamiento.
Si el
hombre
es el animal histrico, toda su
< ~ x i s t e n c i a debera estar sealada
por
este
destino: pero
Nietz
:>che restringe la
perspectiva
y la spera
sentencia
parece alcan
zar
solamente
al exceso
de
historia, a
aquello que
llama
la enfer-
rnedad histrica. De tal manera el
juicio
pesimista es
circunscrito
''histricamente'', dirigido a nuestro
presente.
Y aqu se revela engaosa,
no ya la atribucin
de una reali
dad de
segundo grado a
todo rememorar, sino la limitacin que
Nietzsche
confiere a
este concepto. En realidad, la falta de vida
y
de
su
inmediatez de lo
cual se puede acusar a
toda
actividad
rememorante,
y en sentido ms restringido a
toda historia como
bsqueda, recuerdo
es algo
que
se debera
reprochar de
ma-
nera
idntica
a
toda historia
como
acontecimiento,
como
objeto.
En otras
palabras,
no
es
solamente
la
memoria,
la indagacin del
pasado,
lo que
hace
la infelicidad,
sino
que
es el
propio pasado
el
que
origina
infelicidad objetiva puesto que
la
realidad del
pasado,
como
tal,
no
es ms que recuerdo. Pero los hombres y
sus acciones,
no
retrocedidos en la historia sino mientras viven
y se desarrollan, todo ello
no
es
ya
conocimiento, afirma Nietz-
sche, es vida. ' 'Para todo obrar se quiere olvido'', y el conoci-
miento debe ser dominado
por
la vida. Aqu
concluye
Nietzsche,
cercena
~ u a n t o
deriva
de
su
pensamiento,
se salva del pesimis
mo de la omnipotente memoria.
Su solucin
no
convence
sin
embargo, porque
el
obrar de
que
habla
es
precisamente
el objeto
de
la historia,
un
instante
previo al cor1vertirse
en
historia, atrapado
en un
olvido que
no
existe, un objeto que, inclusive
antes
de retroceder hacia el pa
sado, es ya pasado.
' 'Aquel
que
obra est
siempre sin concien-
cia'': no
favorece a Nietzsche
pedir ayuda
a
Goethe, porque la
afirmacin
no
es
cierta.
Toda
conciencia
se funda en el
recuer-
clo, se
ha
dicho,
y las
acciones de
los
hombres, aun
aquellas
que
;1parecen
en
el escenario
de
la
historia,
deberan carecer
de
;onciencia mientras se desarrollan? Existe
una accin
sin
un
fin,
sin un
motivo,
sin objeto al cual dirigirse? Y qu son los
fines, los motivos, los
objetos
si no represer1taciones de algo
del
pasado,
ya
constituido, no
nuevo, si
no
los
componentes en
los cuales se resuelve
toda
ocasin, los
elementos
cada
uno
de los
c:uales es
un fragmento
del pasado?
No puede
decirse siquiera
que
el
pacer
y el
pastar de un rebao estn
privados
de
concien-
:ia,
puesto que por otra
parte
la
memoria
es
poderosa, constituti-
va inclusive
en
los
~ l n i 1 n a l e s Pero entonces uno de los trminos
le la
oposicin,
el que Nietzsche llama vida, olvido, felicirlad,
35
1
-
8/21/2019 Colli - Introduccion a Nietzsche
20/75
no existe o, si existe,
11.0
se pL1ede cleriot;ar
t1a parte
t1n
fundar11E'11t
-
8/21/2019 Colli - Introduccion a Nietzsche
21/75
obre el porvenir denuestr s escuel s
A comienzos de 1872, cuando se dispone a pronunciar estas
conferencias
Sobre
el
porvenir de nuestras
escuelas por encargo
de
la
Sociedad Acadmica, Nietzsche
acaba
de cumplir
los
27
aos y exactamente en los primeros das de enero
distribuye
entre los
amigos los primeros
ejemplares, recin impresos,
de
El nacimiento
de
l tragedia.
Sabe
que ha
dejado dentro
de s
una obra decisiva, que ha ido ms all de sus propias esperan
zas, que ha lanzado un desafo no slo al mundo erudito,
que
es su mundo, sino a los valores, a las opiniones
dominantes,
con el gesto de alguien que se presenta en la escena como fil
sofo, sin cuidarse de la etiqueta. Esto lo hace sentirse viejo, va
co, extenuado. Quince aos ms tarde, recordando
esta
expe
riencia, dir:
' ' Qu
es
lo
que
se
debe haber
vivido
para poder
escribir a los 26 aos
El nacimiento de
l tragedia '' Le parece
que ha pasado una eternidad desde los aos en
que
era estudian
te:
por un momento
Nietzsche deja descansar su
voluntad,
mira
alrededor
con nostalgia, se vuelve hacia adentro. A sus espaldas
entrev
todava un vislumbre de su juventud
en
realidad han
transcurrido
pocos
aos
desde
entonces , espera an
recuperar
algo de
aquella poca.
En ese estado de nimo surgen estas con
ferencias, y a su espectador
de excepcin,
Jacob Burckhardt,
no se le
escapa
el pathos que
hay
all dentro: '' Debera haber
lo
sentido
En
ciertos momentos entusiasmaba;
pero
despus
volva a
intuirse una profunda tristeza
38
Es sta quiz la ocasin en que Burckhardt comprende ms
;1 Nietzsche,
en
que lo
siente
prximo. (Nietzsche, en
cambio,
se
::iente durante
muchos
aos fascinado por Burckhardt.) Y
en
los
(tirsos
universitarios
que comenzar enseguida la marca de Nietz
:;(:he es ms incisiva casi una coloracin de fondo que lo que
1iueda inferirse del banal reconocimiento de
El nacimiento
de l
/1agedia, que Burckhardt
inserta
en sus lecciones.
Por su
parte,
l;tmbin Nietzsche
sufre
la influencia de Burckhardt, que se
(xpresa del
modo
ms
claro
y relevante precisamente en estas
1onferencias Sobre
el porvenir de
nuestras escuelas.
En
las
l ~ c c i o n e s de aos anteriores, que se harn clebres despus
1 11 el nombre de Consideraciones sobre l historia del mundo
l{urckhardt haba abandonado
durante un tiempo
su fra
actitud
l1abitual
de cautela
y reserva
para abrirse
casi
filosficamente,
11ara intentar una
teorizacin sobre
el
devenir
histrico.
Nietzsche recoge con
entusiasmo
la invitacin, espera im-
1 [icar
lo
histrico congelado, desencadenarlo en
una
empresa
'
-
8/21/2019 Colli - Introduccion a Nietzsche
22/75
circunscribir
y desviar el antihistoricisn10 de
la
segu11da
Inac
tual , aquella sobre
la
historia, o transformar el elemento
especfico, doctrinal y personal en el
ideal
ger1rico del fil
sofo, en
Schopenhauer conio
educador
En estas conferencias,
en cambio, Nietzsche se ml1estra extraamente dcil ante
el
maestro:
es cierto qtie no hay aqu
discusiones
tericas, y
ni
siquiera morales, pero
todas las
referencias
a una visin del
mundo
de base son
un,;ocas y ortodoxas.
Verdaderamente para
debatir
los problemas de la educacin y
la cultura Nietzsche
se sirve
slo
de una
funcin
lite1aria, donde el
personaje
p1incipal, un viejo y ve11erable
filsofo,
afirma [Jrecisamente
la tesis de una
cultura
clsica autnt,ica, a.ristocrtica, antimo
derna, antihistrica, antiacadmica. Con todo, a t1avs de dicho
filsofo se adivina
claramente
la
in1agen
de
Sch()penhauer
y
no
es disimulada tampoco la admiracin por las ideas ele este per
sonaje principal por
p a i ~ t e
de quien
pronuncia
las co11ferencias.
Son dos los
puntos
ms notables
de esta
ortodoxia de Nietz
sche. Ar1te todo, la adhesin a la
n 1 e t a f s i ( ~ a
del arte schopen
haueriana, con todo lo
que
se (:onecta
con
ella, como la
exalta
tacin
del genio ---aceptada co11 rigidez ir1c;luso excesiv:1---, e
incluidos
detalles c'.omo la invectiva ('.Ontra la dege11eracin del
idioma
alemn.
En segundo lugar, un antihistoric'.ismo declarado
con una. nitidez
inslita
en
Nietzsche,
y acompaado
po1 una
precisa
toma de
posicin antihegeliana. A11te
la ctilttlra y sus
problemas el joven se
encuentra
en ltn
c ~ s t a d o
na.tura ex
trema indigencia .
Y
sin embargo
todos
los secuaces de la
poca actual se esfuerzan celosame11te
por
reprimir y paralizar
este
estado natural,
por
desviarlo y sofocarle): y el medio n1s
t1tilizado consiste en paralizar mediante
la
lla1nada cultura
histrica aquel impulso filosfico acorde con la naturaleza.
lJn
sistema
que
hasta
hace
poco
gc;zaba
de una
escandalosa celebri
dad
m.undial ha descubierto la f rmula de esta a11todestruccin
de
la filosofa Y en otra pa.rte:
y
hoy los extraos f'ilso
fos de la universidad parecen haber conspirado para reforzar
la fe del joven acadmico en esta c:ultura
histrica.
De esta ma
nera,
en luga.r de una profttnda interpretacin de los proble1nas
eternamente iguales se ha introducido una
valoracin
histrica,
e inclusive, y si11 rodeos,
una
indagaci11 filolgica
En aquel momento Nietzsche r)ertenece en realidad
al
mun
do ur1iversitario, y quizs piensa que una lucha
decisiva
contra
la
cultura de la
universidad slo se
puede
llevar a cabo
en
el inte
rior de sta. Sin embargo, se da
cuenta
de las
dificultades de
40
pode1 d i s ( ~ r i m i n a r
de
r11anera esclarecedora su
propia
posicin,
la
de atacar
la ctiltura.
universitaria hablando desde
dentro
de
la
uniyersidad. Si
acepta
aq11el lenguaje, cmo evitar la pedan
ter1a?
No
es fac1l contraponer una verdadera cultura clsica a
una
falsa cultu1a clsica cuando se aceptan los mismos presu
puestos formales de la con1unicacin. En l nacimiento de l
tragedia h ~ b a t r e v i ~ o a flresentar una teora
del
origen
de
la
tragedia
griega
en la
for1na de ensayo literario. Con anloga
ruptura formal, Nietzsche
intenta en
estas conferencias que
aparecen
en
la esfera ms ortodoxa y ms torpe de la comuni
ca(;in aca.cimic:a d ( ~ S ~ ) e r t a r la fantasa y la n1emoria del espec
tador, obl1ga1lo a cons1lerar los problemas de la
cultura
como
experiencias ntimas, personales, de las cuales todos los que
pertenecen
al
mundo
acadmico
deben haber
sentido,
al
menos
por un momento, las vibracio11es.
El
cuadro de esta evoca(;in es entregado mediante
un entre-
tejido de ~ l e m e n t o s autc)biogrfic:os. Dos estudiantes, de excur
sin
en Rc)lansecl\, no lejos de las 1 i l ) c ~ r a s del llin, enct1e11tran
en el llosque que costea el ro a un viejo filsofo, acompaado
por un discr)ulo, y escuchan sus discursos sobre los problemas
de la es('.Uela alemana.
Nietzsche
aade recuerdos de
juventud.
E11 el
verano
de 1860, dtirante
u11 paseo
por un bosque del
Harz, el presur1to
Nietzsche
halla decidido, junto
con
Wilhelm
Pinder
y
C;tistav
Kr11g, 1(1s dos amigos de
Naumburg,
fttndar
una
socieclad de c;ultura, la (;ermania , donde los t1es se empea
ran po1 ha(;er c:onf'luir sus disertaciones
de
adolescentes, sus
inte11tos literarios y musicales. Sobre
este
recuerdo
se
insertan
.
en el mar('O de las conf erencias, otras remi11iscencias del perodo
de Bonn,
1864-1865,
cuando el amigo que acompaaba a Nietz
sche e11 el bosque del Rin, durante su primer ao universitario,
era Paul l)eussen.
Finalmente,
la
imagen
del filsofo
hurao
iracttndo, autoritario, transcripcin literaria
de Schopenha11e;
c;omo hemos d1c;l10, se vincula a ta fantasa de Nietzscl1e en el
ao
siguiente,
1865-1866,
cuando,
al
pasarse
a la
Universidad
tl e_ l , t ~ i p z i ~ ,
lE E
por primera
vez al filsof'o
y
ie
-
8/21/2019 Colli - Introduccion a Nietzsche
23/75
visto
entonces, de cerca, el mundo
acadmico
y
estudiantil,
se
haba sentido por
primera
vez inactual , alejado de las aspira-
ciones
y creencias
del presente,
haba
descubierto
que
su entu
siasmo por la
antigedad significaba precisamente
eso_.
En
la
ltima conferencia describe el
extrav10,
la desesperac1on del
joven
que descubre que es un extranjero en el mundo moderno,
y se
siente inerme en
medio
de
los monstruos que lo rodean.
Quiz cualquiera
puede salvarse, pero
aquel que siente
de
este
modo normalmente
est destinado
a una ida
tormer1tosa
Y
carente de grandeza. Ninguno
de
los jvenes
ms
noblemente
dotados 11a
permanecido
extrao a aquella necesidad
incesante,
desgastante, embarazosa y enervante
de
cultura: en la I?oca en
que es aparentemente la
nica persona
libre en
una
real1da? de
empleados
y sirvientes,
paga aquella
ilusin
grandiosa
de
liber-
tad con tormentos y
dudas
que se
renuevan
continuamente
Su
situacin
es
espantosa
e
indigna:
oscila entre una
actividad
frentica
y una relajacin frentica. Durante
esta
ltima est
cansado, perezoso, temeroso del trabajo, amedrentado ante
t.odo lo grande, lleno de
odio
hacia s mismo
Busca ya
con
solarse con una accin incesante y apresurada, tratando
de
esconderse de s mismo.
De
tal modo su pe1plejidad y la falta
de
una gua hacia la cultura
lo
empujan de 1tna
forma
de exis-
tencia
a
otra
" Las naturalezas menos dotadas encuentran en
cambio
sus ventajas:
sin embargo,
su
bienestar
no constituye
una ve1dadera
compensacin
'rente al dolor de un
solo
joven
que
era
llevado
hacia
la cultura, que tena
necesidad
de
una gua,
y que
finalmente deja caer
las r ~ e n d a s
descorazonado
y
c o ~ e n z a
a despreciarse a s mismo . s t ~ es el destino de los Jovenes
ms
o menos dotados, y a ello ha conducido el falso clasicismo
de la universidad. Nuestros acadmicos independientes viven
sin
filosofa
y sin
arte, cmo podrn
~ ~ n t o n c e s
sentir
la nece-
sidad de ocuparse de griegos y
romanos,
si ninguno tiene ya
razones para simular
propensin hacia
ellos?
Y sin
embargo,
si
se
eliminasen
los griegos con su
filosofa
y con
su arte, con
qu
escalera
quieren llegar entonces a la cultura?
42
Richard agner
en
ayreuth
l ~ n
este
perodo de la
vida
de Nietzsche, poco
ms
de un ao,
s notable
ya
la desproporcin cuantitativa entre la obra publi
-
8/21/2019 Colli - Introduccion a Nietzsche
24/75
fuerza, de la capacidad cl1:; seducc;i11 c1el i er1n1eno V/ag_ner,
sobre
todo en la
esfera
extra1nusic;al.
1\quello que
-
8/21/2019 Colli - Introduccion a Nietzsche
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de
ingenuidad infantil los
acompaa.
De ese
modo,
a pesar de
su
perversidad, muestran un rasgo de
pureza Pero
de
esta
ma
nera se deber reconocer ' 'que los productos ms grandes del
espritu tienen
un fondo
terrible y malvado''. Es posible advertir
aqu
una
evolucin del concepto de
dionisaco,
que desde la
negatividad schopenhaueriana en que era entendido en El
naci-
miento de
la tragedia
se
haba
ya deslizado a
aquella interpreta-
cin afirmativa que ser caracterstica del pensamiento posterior
de Nietzsche. A esclarecer el
aspecto
' 'humano' '
de
la
Grecia
ms
antigua
puede haber contribuido quizs su
creciente inters
por Tucdides, segn
lo
documentan los
fragmentos
pstumos.
Una Grecia tal es indudablemente
inactual
y
as
se puede com-
prender mejor
por
qu
Nietzsche habla de
una
conjuracin de
la
filologa: es
en
realidad difcil pensar
que
el
hombre moderno
se decida voluntariamente a
instruir
a sus hijos segn el
modelo
de ui1a antigedad de tal naturaleza.
Con
estas meditaciones Nietzsche se desliza hacia el aisla
miento. En
e