chocolate amargo
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Segunda historia de la coleccion VIRALSTRANSCRIPT
creativecommons
CC 2013Virtual Bread Editorial Libre
Chocolate amargoPor Pink Star
Ilustración de portada:Idea original: Tourner
Arte: LaughtmanDiseño de portada: Deathco
Corrección de estilo: TournerEditor: Hideo Shirow
Agradecimientos especiales: Tania Tecla Molina.
Y a nuestros queridos lectores de prueba.
Diseño editorial: Virtual Bread
Hecho en México.
Licencia:Este obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 2.5 México.
Pink Star
Virtual Bread ViralsPresenta:
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Índice
Prólogo
Chocolate Amargo
Material Adicional
Promo
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Prólogo.
PinkStar nos mandó un correo con lo que parecía un apunte de su libreta de
literatura, lleno de guiones, diálogos y muchas cosas que eran visualmente
interesantes. Posteriormente, ya que leímos la historia, decidimos que éste
era un trabajo de edición para Hideo Shirow. Con reuniones programadas
dos veces por semana, Hideo iba y me contaba cosas interesantes acerca
de ideas con la nueva historia, que en un principio esperábamos que fuera
larga para sacarla semanal o quincenalmente, pero la ambición de PinkStar
se resumía a sacar una historia que concluyera pronto y le ayudara a sacar
su curiosidad por escribir una novela.
Tras decidir sacar la colección de VIRALS, tomamos de inmediato la deci-
sión de integrar su historia y ahora está aquí, varios meses de duro trabajo
trajeron a Chocolate Amargo, gracias a una chica que no tenía idea de
cómo escribir novela o cómo expresarse correctamente, sólo quería escri-
bir.
Al leer Chocolate amargo parecería que tiene diversos errores gramati-
cales, pero fue decisión mía, como corrector, dejarlos para que aún se
sintiera que una alumna de tercer año de secundaria escribió esta historia.
En Virtual Bread sabemos que existen otras formas de llenar estos huecos
de estilo, sin embargo también es un pequeño sello que nos hizo meditar
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acerca de la importancia de revivir un recuerdo para poder hacer un trabajo
de este tipo y llevarlo al éxito.
Con esto les afirmo que PinkStar, sin ninguna experiencia en la expresión
escrita, logró uno de sus objetivos (enmarcados en la entrevista que pue-
den leer en nuestro blog), el cual fue hacernos recordar esos momentos
cuando lo único que pasaba por nuestra mente era el “yo“.
Nota:
A modo de aclaración les afirmo que hubo un gran atraso en las publica-
ciones regulares de nuestra editorial debido a problemas técnicos (que el
departamento de IT ya resolvió.) y a una mudanza en el equipo de diseño,
esperamos pronto retomar nuestro ritmo para que ustedes, lectores, pue-
dan seguir disfrutando de estas fantásticas historias.
Tourner.
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Había sonado el despertador a la hora acostumbrada, pero la verdad no
tenía intención de levantarme temprano un sábado por la mañana, estaba
tan cómoda entre mis cobijas y sabanas que no quería moverme de ahí en
todo el fin de semana, pero había un problema: no sabía cómo programar
el tonto reloj de mi cuarto, y este ya había cumplido su objetivo de desper-
tarme, así que tomé todas las fuerzas del mundo y logré levantar un poco
la cabeza.
-Nueve y media, todavía es muy temprano- dije mientras apagaba la
alarma del despertador y regresaba mi cabeza a la almohada, no hay nada
más rico que saber que puedes volver a dormir.
Hola, me llamo Sofía, tengo 14 años y estoy cursando el tercer año de
secundaria, voy a una escuela que está cerca de mi casa, realmente muy
cerca, sólo tengo que atravesar una avenida para llegar a ella, nunca llego
tarde, aunque a veces de verdad me cuesta mucho trabajo despegarme
de mi rica cama. Pero ¿Por qué te estoy hablando de mi escuela? Pues
porque en unos días más terminaré la secundaria y me iré a la preparatoria
que está por casa de mi padre.
Cómo decírtelo, mis padres no viven juntos por una discusión que tuvie-
ron a causa de la falta de compromiso -o así lo llamo mi mamá- por parte
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de mi papá, pero no la entiendo, cuando los tres estamos juntos, ellos se
ven tan felices y parecen llevarse tan bien, que me confunden sobre lo que
sienten, creo que sólo se hacen tontos porque ambos siguen amándose
con locura.
Como te estaba diciendo, pronto terminaré la escuela secundaria, y tendré
que despedirme por lo menos por un tiempo de mis queridas amigas, Belem
y Blanca. Si, ya sé es gracioso que sus nombres comiencen con la letra B, en
la secundaria por eso nos pusieron las bebés, B de Belem, B de Blanca y S
de Sofía, suenan a BBS, es decir bebés, creo que no es tan gracioso cuando
lo digo así, lo siento. Como te iba diciendo, me tendré que despedir de ellas,
pero sólo por un tiempo, sé que siempre estaremos en contacto, Blanca ira a
una preparatoria a Monterrey, dice que quiere estudiar para ser bióloga mari-
na, Belem es una niña súper tierna que quiere estudiar para ser chef y poner
su propio restaurante, a mí me gustan mucho los deportes y quiero estudiar
para ser entrenadora profesional, o algo relacionado al arte también estaría
muy bien; me apasiona la fotografía y la pintura. Espera, ah sí, te estaba
contando sobre lo que pasará, bueno pues nos iremos de la secundaria en
donde hicimos grandes recuerdos como, por ejemplo, los chicos que pude
conocer, amigos y profesores que de verdad se ganaron mi cariño y respeto.
Pero el día de hoy, todo es diferente, el lunes que nos presentemos a la es-
cuela será la ceremonia de clausura del ciclo escolar, junto con la entrega de
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boletas finales, no es por presumir pero siempre me fue bien en los estudios,
bueno excepto en Historia de la cual no entiendo casi nada, pero antes de
preocuparme por la calificación final, tengo que preparar algo para dárselo
a mis amigas, alguna carta con dedicatoria para que lo lleven con ellas, y
también, bueno algo para darle a un chico que se llama Julio.
¿Que cuál es su historia? Bueno un día yo estaba en mi taller, en artes
plásticas, copiando la tarea de Belem, cuando entró un chico a dejarle
unas copias al maestro, fue la primera vez que lo vi: un chico no muy alto,
con peinado de piquitos, delgado y con una sonrisa que me encantó, lle-
vaba el uniforme de educación física, y parecía que lo habían sacado de
algún partido. Así como entró, salió del salón y de inmediato comenzaron
los comentarios.
-Estaba guapo ¿verdad? Creo que va con Ramón el del tercero C-
Escuchaba esos comentarios entre risillas, el profesor bromeó con no-
sotras, y dijo:
-Se llama Julio, su hermana es muy buena dibujante, él practica fútbol,
creo, en la selección del profesor Franco, pero ya silencio y terminen de
pasarme sus tareas-
Eso me sacó de mis pensamientos y volví a copiar rápido la tarea, era la
siguiente que estaba en la lista para que revisaran los trabajos, al chico en
este momento no le di mayor importancia.
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La segunda vez que lo vi fue cuando bajamos a educación física, y como el
patio de la escuela es muy grande, también estaban practicando los de la se-
lección de fútbol, en verdad no lo había notado, estaba pensando en no sé qué
tontería de mi guapísimo cantante favorito, sólo fue hasta que Belem me dijo:
-Oye, ¿ese no es el chico Julio, que entró a dejarle unas copias al maes-
tro Franco?
Volteé tímidamente, y creo que esa fue la primera vez que sentí que me lla-
maba la atención, él estaba jugando fútbol, se veía bastante bien con el unifor-
me del equipo, corriendo, esforzándose, me le quedé viendo un poco, parecía
que era muy bueno en lo que hacía, me gustaban mucho los deportes y el
partido realmente estaba reñido, pero él se esforzaba, lo seguí con la mirada,
estaba haciendo los pases correctos lo que me emocionó bastante. Estuve a
punto de gritarle al maestro que estaba de árbitro del partido por una falta que
le cometieron.
Me emocioné tanto de verlo jugar, creo que fue uno de esos momentos
cuando te pierdes del mundo y te olvidas de lo que estabas haciendo, fue
hasta que mi maestro de educación física me llamó para hacer un ejercicio
con una compañera, algo muy sencillo, pero dentro de todo pude notar que
Julio volteaba hacia donde estábamos nosotras, casi tropiezo, me moriría de la
vergüenza si él me viera caer, pero afortunadamente todo siguió normalmente,
esa fue la segunda vez que lo vi.
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Ahora que estoy frente a mi mesa, recortando pedazos de papel para
hacer las tarjetas, no puedo dejar de pensar en que estaré lejos de mis
amigas, las lágrimas comienzan a formarse en mis ojos al pensar que esto
está a punto de acabarse, realmente no quiero que nada de esto termi-
ne, siempre las recordaré, dirás que estoy loca, pero no quiero que nada
cambie, con mis niñas aprendí tantas cosas. Como cuando comenzamos
en primero a usar algo de maquillaje, recuerdo que estaba horas frente al
espejo aprendiendo a maquillarme, un poco de labial y brillos en los ojos, al
terminar salí de mi casa creyendo que me veía perfecta y que mi maquillaje
era de lo más buena onda, mi papá siempre me ha llevado a la escuela y
esa mañana se me quedó viendo raro.
-¿Ya usas maquillaje?
Yo no dije nada, él solo sonrió y dijo:
-Has crecido muy rápido mi amor, te ves muy bien, dame un beso y en-
tra que ya están cerrando. –me dijo de forma muy linda.
Con la confianza que me había dado mi papá entre a la escuela sintién-
dome súper estrella, pero noté que unas méndigas de otro salón se reían
de mí, yo pasé y las miré de reojo -pobres estúpidas- dije y continué ca-
minando, hasta notar en un espejo el por qué se estaban riendo, cuando
me despedí de Papá se me había corrido un poco de delineador de los
ojos y parecía una loca, me quería esconder debajo de la tierra, al llegar a
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formación busqué a Belem, para que me diera un pañuelo desechable (ella
siempre traía), le hablé, ella volteó y le hice unas señas para decirle que
me prestara papel lo que hizo al acto, Blanca, que estaba un poco lejos, le
preguntó a Belem qué pasaba, y entre todo esto creo que todos se dieron
cuenta de lo que ocurrió. Con mis amigas siempre tuve la confianza de llo-
rar, de reír, de decir tonterías y locuras, porque sabía que ellas guardarían
mis secretos. Cuando se rompió la formación y todos fuimos a clase, ellas
se acercaron.
-Se te ve bien el maquillaje, Chofas (Así me decía de cariño) –me dijo
Blanca sonriendo- nada más que se lo devuelves al payaso, cuando termi-
nes de usarlo ¿No?
Las tres reímos, quedamos en cuenta que ninguna, sabía cómo maqui-
llarse, muchos días creíamos que teníamos el rostro perfecto, pero no era
así, sólo pensé en “rayos, que difícil es esto” pero entre nosotras siempre
nos decíamos que nos veíamos bien, muchas tardes practicamos el cómo
ponernos el maquillaje.
Mamá me compró algunas cosas básicas, como labiales y cositas así, y
entre mis amigas y yo aprendimos a usarlos. Sonrío al recordar esos mo-
mentos, no quiero que nada de eso termine; también sonrío al recordar que
ese primer maquillaje hizo que algunos chicos nos hablaran, fue cuando
Blanca conoció al que sería su novio desde finales del primer año hasta
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mitad del segundo. Odié a ese maldito cuando hizo llorar a Blanca en una
fiesta, no me gustaba que les hicieran daño, y menos personas como él.
Recuerdo con cariño cuando las tres nos enamoramos de Robbie Wi-
lliams, coreábamos sus canciones a cada rato, pegábamos recortes de
revistas en folders en los cuales llevábamos nuestras tareas. Siempre re-
cordaré como ellas y yo, nos pasábamos esperando sus nuevas canciones
en la radio y cómo por las tardes recorríamos las plazas comerciales, para
saber si había salido un nuevo disco o algo nuevo de él, nos metíamos a
las tiendas de ropa para probarnos muchas cosas pero, no sé, nunca me
gusto que los policías nos vigilaran tan de cerca ¿Qué acaso teníamos cara
de ladronas? En fin, cuando íbamos por la plaza cantábamos una canción
de Robbie, sabía que nunca estaría con él, pero me volvía loca por ver sus
fotos y saber qué estaba haciendo, además de que se me hace súper gua-
po. Creo que siempre estaré loca por él.
Cuántas cosas habían pasado en tan poco tiempo, siempre creí que
estos días nunca llegarían a su fin, siempre haciendo cosas sin sentido,
recorrer las tiendas, hablar hasta tarde por teléfono, hablar de los chicos
de nuestro salón, de nuestros amigos también y de las odiosas personas
que nos caían mal, cuando estaba haciendo las tarjetas comencé a re-
cordar cómo conocí de cerca a Julio. Resulta que una amiga de taller de
Taquimecanografía al que iba Belem conocía a su primo que jugaba en la
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selección de Fútbol de la escuela, fue una de esas cosas raras de la vida
(aunque en una secundaria mediana, no me debió sorprender el hecho
de que alguien lo conociera), en donde por una plática, Belem se enteró
de eso, y aún más, pues Julio iba en el tercero “D”, un poco lejos, ya que
yo iba en el tercero B, pero un día, durante el descanso nos armamos de
valor a comprobar si era cierto que Julio estaba en ese salón. Me tomé
del brazo de mis amigas y fuimos caminando como para buscar el baño,
íbamos riendo por lo obvias que nos veíamos al ir hacia ese lugar.
Qué curioso es que a pesar de que íbamos en la misma secundaria
muchos de los que estaban en esos salones me eran unos completos
desconocidos, pero después de un tiempo llegamos a donde tomaban
clase los del tercero D, era el último salón y, según me enteré, los pre-
fectos siempre tenían problemas con ellos, eran el grupo problema de la
secundaria.
Al ir avanzando poco a poco, pude ver a Julio, estaba con unos ami-
gos, riendo y golpeándose en los hombros con el puño cerrado, yo sólo
pensé:
–Ouch, ¿Por qué se llevan tan pesado?-
Notaron nuestra presencia cuando nos acercamos, Julio y yo nos mira-
mos durante un momento, sentí mi cara enrojecer, y le dije a mis amigas
que nos fuésemos de ahí lo más rápido posible por la pena y porque
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nuestra clase iba a empezar, al irnos alejando escuché como sus amigos
le decían y lo molestaban:
–Te vinieron a ver-
Él se reía nervioso, sentí mi corazón latiendo muy fuerte, mis amigas reían y
me decían que ya le hablara.
A partir de ese momento, comencé a pensar y fijarme más en lo que hacía
Julio, a veces cuando estábamos en descanso los chicos de mi salón, jugaban
fútbol contra otros grupos, realmente no me había llamado la atención, pero
cuando vi que iban a jugar contra el tercero D, corrí a ver el partido, creo que
sólo me faltaron las palomitas, estaba muy emocionada, veía cada movimiento
que hacía Julio, los pases eran buenos, su forma de correr me gustaba mucho
-Si él quisiera podría hacerse profesional- pensé.
El partido siguió durante todo el descanso, después de una derrota bastante
dolorosa, los chicos de mi grupo quedaron de jugársela en el torneo de la es-
cuela, yo, por supuesto iba a estar en primera fila, apoyando a los de mi grupo,
pero en mi corazón apoyaría a Julio.
Pero antes del torneo algo muy bueno pasó, a pesar de que fue en contra
de mi voluntad, Blanca se había puesto de acuerdo con Belem para dejarme a
solas con Julio y que pudiéramos comenzar a tratarnos más, así que mi amiga
le dijo a su amiga que le dijera a su primo que yo quería conocerlo ¿Qué tal?
¿Sí captaste?
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Bueno, sucedió que una vez cuando estábamos ensayando nuestros
pasos para el bailable de 10 de Mayo, los dos primeros grupos salimos a
ensayar, cuando estábamos en el patio, los chavos del D salieron del salón
de música, yo me quería morir, pero vi que uno de los chicos, que después
supe era el primo de la amiga de Belem, le dijo algo y lo empujo jugando,
no sé qué le habría dicho, me quede viendo cómo se iban y Julio volteaba
ocasionalmente, lo que me robó una sonrisa.
Belem me sacó de mis pensamientos al decirme que Julio quería co-
nocerme, y que estaba buscando a alguien que me presentara con él, me
sentí demasiado nerviosa, pero yo también quería conocerlo, la verdad
después de verlo a escondidas durante mucho tiempo tenía unas ganas
terribles de hablar con él y de decirle que me gustaba mucho cómo jugaba
fútbol, pero sólo con pensar en eso me sentía demasiado nerviosa. Me-
dité todo el día en que iba a estar con Julio a la hora de la salida, que era
cuando todos se reunían fuera de la escuela para platicar un rato antes de
irse a casa.
Cuando terminó la última hora de clase, estaba guardando mis cosas
con algo de nerviosismo, era la primera vez que le hablaría bien a Julio,
Blanca se me acercó y me dijo que me apurara, que ya Belem había ido a
buscar a su amiga para que Julio me esperara afuera de la escuela, casi
me caigo de la silla cuando escuché eso.
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-Pero ¿Por qué lo hicieron? Qué tal que no quiero conocerlo –dije pero era
mentira.
-Eso es mentira y lo sabes chofas –dijo Blanca, me conoce bien.
Salimos del salón, y bajamos lentamente las escaleras.
-Apúrate Sofi – Me dijo Blanca.
-Espera, ¿dónde te dijo que iba a estar? Es que no quiero Blanca, pero
tienes que esperarme ¿eh?– Moría de nervios.
-Ay, ya no seas payasa y salúdalo ¿Total qué puedes perder? Si, te espe-
ramos ahí en la puerta –me dijo divertida.
Por fin, después de que casi sufro un ataque de nervios al caminar hacia
la salida, llegamos a la puerta, en donde estaba Julio parado a lado de los
papás que esperaban a sus hijos ¿Quién va por sus hijos a la secundaria?
En fin, al estar en la puerta quise seguir de largo, como que no había visto a
Julio, pero Blanca me empujo un poco hacía él, riéndose.
-Hola ¿Te llamas Sofía?
-Sí y tú eres Julio ¿No? – Como si yo no supiera su nombre, pero me había
herido un poco que me preguntara mi nombre, torpe Julio.
-Si soy yo, este – Se quedó pensando.
-¿Qué pasa? – Le pregunté nerviosa.
Toda esta escena era presenciada por mis amigas y sus amigos que sólo
nos sonreían.
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-Por favor que volteen a otro lado- Pensé.
-Sofí, me estaba preguntando si ¿Me dejarías acompañarte a tu casa?
-Ah, es que no vivo lejos, de hecho pasas la avenida y llegas a mi casa,
jajajaja –Chin pensé.
-Está bien, o algún día ¿quisieras ir por un café o algo?
-Es que no puedo llegar tan tarde, mi mamá me regaña –Segundo strike
pensé.
-Entonces ¿Quieres acompañarme a mí a tomar mi camión? Lo tomo en
la esquina, te queda de camino y sirve que platicamos un poco ¿No? – Dijo
perspicaz.
-Sí quieres –al fin, home run, bien Julio.
Durante ese primer día no platicamos de muchas cosas, sólo lo básico,
sobre la escuela, sobre la selección de fútbol, y cosas así, pero moría de
vergüenza y reía y daba respuestas monosílabas a lo que me decía, estaba
muy nerviosa, pero me sentí muy cómoda con él, cuando noté su sonrisa,
casi me desmayo, verlo tan de cerca me hacía sentir muy feliz, y él no dejaba
de estar nervioso y tratar de hacerme reír.
-No te sobre esfuerces – Pensé.
Al llegar a la parada del transporte, sabía que iba a pasar, nos tendríamos
que despedir, había terminado nuestra primera charla, comenzó a decirme por
dónde vivía y por qué tomaba ese camión, lo esperamos en silencio durante
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un rato, cuando por fin lo vimos a lo lejos se acercó a mí y me dio un beso en
la mejilla de despedida, pero sentir su mejilla hizo que mi rostro enrojeciera,
cuando subió al camión y se fue, me di vuelta, sonreí y fui a buscar a mis
bebés (amigas). No hice la tarea por pensar y repensar en la tarde que había
pasado al salir de la escuela ese día.
Se nos hizo costumbre caminar hacia la parada del autobús, siempre plati-
cando de cualquier cosa, durante ese tiempo pude conocer la situación que
vivía, él era hijo único ya que su mamá había fallecido hace tiempo -no me
quiso decir de qué murió- sólo me comento que por eso vivía con su papá y
su nueva pareja, escucharlo hablar me parecía increíble, no puedes imaginar
lo que me hacía sentir el escucharlo hablar, cuando me decía “hola”, cuando
nos despedíamos con un beso en la mejilla, creo que me conformaba con
saludarlo por las mañanas, se me hizo también costumbre pasar frente a su
salón, para saludarlo, sus amigos ya me conocían y lo molestaban, me daba
pena pero me agradaba que ya supieran que algo había ahí, aunque a la vez
muriera de vergüenza.
Cierto día, estaba trabajando con unas fotocopias de Historia, cuando es-
cuché que me llamaron, miré hacia atrás, era Julio, estaba sobre de algo y que
me saludaba desde la ventana que daba al pasillo, yo me subí a la banca para
saludarlo, platicamos durante un rato, me seguía sintiendo demasiado nervio-
sa y no me atrevía a decirle que durante ese tiempo hizo que me gustara más.
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Pasaron días en que no podía verlo porque se ausentaba o tenía prác-
tica de fútbol con la selección, esos días me sentía algo triste pero no
me importaba, pasaba el tiempo con mis amigas pues sentía que por
estar con Julio, las tenía abandonadas.
Cuando por fin lo veía, mi corazón brincaba, sólo él era capaz
de hacer saltar mi corazón pero no sentía que él diera alguna señal de
querer avanzar a algo más, yo tampoco quería decir nada, no podría
imaginar que pasaría si le dijera algo y no me correspondiera, de verdad
vivía con incertidumbre, pensaba mucho en lo que él podría pensar de
mí.
-Estás loquita, Sofi– Me dijo una vez cuando hablamos por telé-
fono durante la noche.
Creo que realmente estaba enloqueciendo, pero dentro de todo tenía
que mantener la cordura para terminar mis exámenes finales y no que-
darme en la secundaria, mi mente estaba dividida entre mis deberes y
Julio, pero mantenía esperanza, él también me buscaba aunque no podía
saber qué pensaba sobre mí, igual podría preguntárselo pero ¿Qué dirá?
Es lo que más temía, tal vez sólo era un amor pasajero, a veces quería
convencerme de que era eso, pero mi corazón me arrastraba a negarlo.
Pero creo que mucho de la magia que se generó entre nosotros al
irnos conociendo, se perdió un poco cuando me dijo que la semana
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que no fue a la escuela fue porque estuvo presentando exámenes de
admisión para la preparatoria de un equipo de Fútbol profesional, y que
se sentía bastante nervioso acerca de los resultados, me sentí muy in-
tranquila, pero quise disimularlo.
Durante esa semana estuve bastante distraída, les platique a Belem
y a Blanca de lo que me había dicho, lo admito lloré un poco, me dolió
saber que se iba a ir, realmente no lo quería lejos, tuve que disimularlo en
nuestras caminatas hacia mi casa, pero todo llegó a un punto feo, cuando
me dijo que lo habían aceptado en la prepa de fútbol y que terminando el
ciclo escolar lo esperaban allá para que iniciara trámites de inscripción,
fue cuando supe que tenía poco tiempo para decirle lo que sentía, no me
iba a rendir, si se iba a ir tenía que saber que me gustaba mucho.
Por fin había terminado las pequeñas cartas que estaba haciendo,
realmente quedaron muy bien, son de ese tipo carta squash, que se
abre y cierra como un acordeón, a mis amigas les escribí lo que mu-
chas veces les dije, que las quería y que siempre podían contar conmi-
go, que no se desesperaran mucho y que esperaba verlas muy pronto
convertidas en lo que quieren ser, que las esperaba siempre con los
brazos abiertos y que sabían que yo era de esas personas que lloran
muy fácilmente y que no se burlaran si estaba llorando cuando les diera
las cartas.
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Al llegar el lunes, me puse mi uniforme de la secundaria por última vez
en mi vida, el día de la ceremonia de graduación, ya había llegado mi papá
se veía muy guapo de traje y corbata, creo que mamá lo notó también,
en ambos noté el amor que me tenían salimos de casa no con prisa, sino
disfrutando del camino, me encantaba caminar en medio de mis papás, al
llegar a la escuela entramos al patio, les dije a mis papás que iría a buscar a
Blanca y a Belem, ellos dijeron que estaba bien y que los buscará después,
solo asentí y corrí a buscarlas.
No tarde mucho, ellas estaban platicando cerca de los papás de Blanca,
al llegar saludé a todos y le pregunte a Belem en dónde estaba su mamá,
ella señalo a la señora, y agité la mano, ella sonrió y correspondió el saludo,
pedí perdón y jale a mis amigas, los papás de Blanca sonrieron y se senta-
ron, llegamos hasta donde estaban las escaleras que daban a los salones
de los de primero.
Las abracé, ya había sido nuestra fiesta de despedida en un antro y no
había llorado tanto, supongo que es porque este realmente era el final de
todo, me solté a llorar, Belem lloró también, Blanca no quería pero no pudo
evitar que sus ojos se pusieran rojos.
-Realmente las quiero –les dije-, quiero que sepan que siempre estarán
en mi corazón.
Nos abrazamos con fuerza, reímos y recordamos muchas de nuestras
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tonteras, yo me sentía extraña, no hay mejor palabra para describir eso.
-Tomen esto, las hice para ustedes –les dije mientras les daba las cartas
que había hecho.
Ellas sonrieron.
-Gracias Chofas, la verdad que te quiero mucho, loca –dijo Blanca.
-Muchas gracias Sofi- dijo Belem-, yo también les traje algo- dijo al mo-
mento de sacar dos paletas de chocolate.
-No manches yo no les traje nada –dijo apenada Blanca.
Nos abrazamos de nuevo, volvimos a llorar, pero esta vez el abrazo no
duró tanto porque vimos que los de nuestro grupo se estaban juntando,
teníamos que estar ahí, fuimos corriendo con ellos, brincamos de gusto,
gritando la letra de nuestro grupo (B), después de eso, la ceremonia de
graduación dio inició, el pase de bandera de las escoltas, el coro de las
chicas de segundo que cantaron las golondrinas, la sonrisa de mis com-
pañeros todo lo quería guardar por siempre en mi corazón, al terminar
todos pasamos a nuestro salón a recoger nuestros diplomas y boletas,
por suerte nadie de nosotros se había quedado, camine de nuevo por los
pasillos del brazo de mis amigas, mientras nuestros padres se saludaban y
se felicitaban por nuestra graduación, estaba realmente feliz, pero recordé
mi tercera carta.
-Mamá, ¿espérenme un poco sí? tengo que hacer algo.
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-Si hija, vamos caminando con los papás de Belem y Blanca, nos vemos
en la puerta de la escuela.
-Si está bien- Sonreí.
Belem y Blanca sonrieron y me hicieron señas de que corriera a alcanzar
a Julio, seguramente estaba con sus papás, así que corrí, tenía que decirle
lo que sentía por él, corrí como loca, por el camino encontré a uno de sus
amigos, le pregunté por Julio y me dijo que no tenía mucho de haberlo visto
salir, corrí hacia la salida, y hacía donde Julio tomaba el camión que lo de-
jaba en casa, lo pude ver desde lejos, al irme acercando reduje mi veloci-
dad, que pena que pensara que lo venía correteando. Noté que venía solo,
tal vez su papá no pudo ir con él, al estar cerca de él, lo llamé, el volteó y
sonrió, estábamos frente a frente.
Nos quedamos viendo, parecía que la calle estaba vacía, yo no notaba
a nadie de los que pasaban a nuestro alrededor, sólo me le quede viendo,
quería correr a sus brazos y decirle lo mucho que me gustaba y poder darle
un beso, es en todo lo que pensaba, pero él se veía un poco impaciente,
tal vez hasta nervioso, por la forma en que lo había seguido saliendo de la
escuela, pero era la última vez que lo vería, no estaba segura cuándo se iría
a su escuela de fútbol, pero sí estaba segura que no volvería a hablar con
él, quería aguantarme las lágrimas, pudimos hablar muy poco, pero lo que
hablamos lo llevare por siempre en mi corazón, siempre estará conmigo,
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no puedo describirlo, sé que me enamore de él poco a poco, pero detesto
darme cuenta justo cuando es el fin del año escolar, ya no podré verlo.
Estaba aguantando las ganas de llorar, pasará algún tiempo para que logre
asimilar lo rápido que pasaron las cosas, como desde un simple hola se
volvió en este loco amor que siento en mis mejillas.
Quería besarlo, él sonrió un poco.
-Sofi ¿Qué tienes? – Me dijo mientras se acercaba a mí.
-Nada, es sólo que quisiera que el tiempo se detuviera ahora –Trataba de
contener el llanto, no lo quería lejos ¿Por qué el amor dolía tanto?
-¿Por qué lo dices? – Puso una cara de despistado, realmente no me
gusta que sea tan despistado.
-Porque es el fin de todo, del año escolar, ya no veré tanto a mis amigas,
dejaremos la escuela, y tú…-Me detuve, sentía mi corazón estallar.
-No pasará nada malo Sofí, creo que tendremos muchas nuevas cosas
por hacer, creo recordar a alguien que me apoyaba en los partidos y pare-
cía ser muy alegre. No me gusta que estés triste –me dijo tomándome de
los hombros.
Ese gesto hizo que mi corazón brincara como lo había hecho muchas
otras veces, sólo el sentir que me tomaba de los hombros o de la mano,
me hacía sentirme extremadamente feliz.
-Sofí, tengo algo para ti.
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Lo miré sorprendida.
De su mochila saco una pequeña muñeca de fieltro, era una jugadora de
fútbol, con su uniforme de educación física, tenía una forma caricaturizada
de mi cabello y tenía pintada con plumón sus ojos y boquita, sonreí, quise
corresponderle, de mi bolsillo saqué la carta que había escrito para él, es-
taba muy nerviosa.
-Julio, esto es algo que quiero que leas, es muy importante que lo leas,
no me digas nada si quieres –Le dije apenada.
-¿Puedo leerla ahora? –Me dijo curioso.
-No, léela cuando yo no esté –me puse roja, no soportaría la vergüenza
de que la leyera frente a mí.
-Está bien Sofí, pero mi regalo no termina aquí –me dijo sonriendo, de
su bolsillo sacó un pequeño chocolate de esos que me encantaban- Sofí,
ten, este chocolate es muy especial, a mí no me gusta tanto, pero sé que
a ti te gusta el chocolate oscuro, éste es especial, porque…realmente he
aprendido a quererte mucho Sofí.
-¿Qué? –No lo podía creer, Julio aquél chico que me traía loquita, había
dicho que me quería.
-Sí, sabes, desde que nos vimos por primera vez me gustaste mucho, no
sé por qué te lo digo ahora, cuando la escuela termino, es sólo que tenía
pena de qué pudiera pasar, y siempre estabas con tus amigas y no podía
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acercarme, y siempre quise regalarte un chocolate –Me dijo mientras se
veía apenado.
-Creo que somos un par de tontos porque tú también me gustas mucho
–le dije con un poco más de confianza al saber que él lo había dicho prime-
ro, pero no dejaba de sentirme avergonzada, sonreí tímidamente mientras
él no dejaba de reír, parecíamos niños pequeños en el jardín de infancia,
sólo que nosotros tuvimos la mala fortuna de decirlo al final.
-Sofi, sabes que tengo que ir a hacer las pruebas a la escuela de fútbol,
no quiero que te pongas triste, ni creas que te olvidaré la verdad este cho-
colate que te doy es muy especial –dijo mientras desenvolvía el chocolate
y mordía un poco- Sofi, yo…
Yo estaba tan avergonzada, no sabía qué más podría decir sólo deseaba
besarlo, y si él no se apuraba, yo tendría que hacerme dueña de esos la-
bios, pero se fue acercando sentí mi cara enrojecer y mi corazón latir muy
fuerte, cuando estuvo cerca de mi pude sentir su respiración, el ruido de la
calle había desaparecido, mis ojos estaban hipnotizados en los de él, fue
cuando sentí algo muy cálido, el sabor de sus labios, que apretaban contra
los míos, me estaba besando. Julio el chico que me enamoró sin saberlo,
me estaba dando un tierno beso en los labios, abrimos un poco la boca
y supe el por qué había mordido el chocolate, el sabor se había quedado
en su boca, no podía pensar en otra cosa. El sabor del chocolate, inundó
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mi mente y mis sentidos, durante unos minutos no escuche nada, ni me di
cuenta de lo que estaba pasando en la calle, sólo pensaba en su labios, tan
suaves que hizo que por mi espalda corriera un escalofrío. Me encantaba
este niño, de verdad mi primer beso había sido encantador.
Nos separamos un poco para respirar, e inmediatamente nos abraza-
mos, no dijimos nada durante un ratito.
-Me gusta el sabor del chocolate –Le dije apenada.
-Sofía, de verdad ahora que estamos así, no quiero irme – Me dijo serio.
Lo miré de nuevo, me encantaban esos ojos cafés, lo besé de nuevo
pero esta vez solo fue un pico, sonreí de nuevo, quería que no pensara en
otra cosa más que en nuestro beso ¿Por qué los hombres no leían el am-
biente? Sorprendentemente creo que Julio, supo qué hacer y se acercó de
nuevo a mí para darme otro beso, estuvimos así durante un buen rato, no
quería separarme de él pero también mis papás me estaban esperando.
-Espero que te vaya bien en la escuela de fútbol – Dije con ojos llorosos.
-Sofi, -él bajó la mirada, creo que no sabía qué decir – por favor no llores,
esto no es el final, te prometo que este no es el final –Me dijo abrazándome.
Yo me aferre a él, no lo quería dejar ir.
-Mis papás me están esperando – Si iba a alejarme tenía que hacerlo sin
que se diera cuenta que no me gustaba saber que se iba a ir.
Él no dijo nada, bajé la mirada, comencé a caminar hacia la escuela de nuevo.
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-¡Te quiero sofí, espérame por favor! –Gritó mientras me alejaba corrien-
do de ahí.
Llegué con mi familia y amigas, sonriendo, Blanca y Belem me abrazaron
me dijeron que no me preocupara, que lo mejor era que se lo había dicho
y que no sufriera, yo sonreí y abracé a mi papá, seguimos nuestro camino
hacia la casa, donde desayunamos bastante rico.
Mi primera historia de amor, había terminado.
Recuerdo con mucho cariño la secundaria, ese momento cuando, mi
ahora novio, Julio se fue a la escuela de fútbol en el norte del país, me sentí
muy triste, pero la vida me lo devolvió justo a finales de mi preparatoria,
yo ya había salido con otros chicos pero creo que Julio siempre ha sido el
amor de mi vida, todavía me veo con Belem y con Blanca, la última ya se
casó y que ahora tiene una hermosa bebita, lo sorprendente es que cuan-
do las volví a ver, eran las mismas personas locas que me acompañaron
en la secundaria, las quiero mucho. Belem no estudió gastronomía por
problemas en su familia tuvo que estudiar enfermería pero dice que cocina
lo más que puede; Blanca que se fue para Monterrey se quedó a vivir allá
y estudió Arquitectura.
Yo no salí de mi ciudad, estudié Diseño Gráfico y trabajo en un estudio
de publicidad, y al leer mi diario de la secundaria, volteo a ver a mi novio,
que es ahora abogado, no la hizo nunca en el fútbol pero juega en un
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equipo los domingos, y recuerdo a esa pequeña niña llorona, al final de la
escuela secundaria, mis ojos se llenan de nostalgia y de amor. Quisiera re-
gresar en el tiempo a ese momento cuando sentí que mi corazón se rompía
al despedir a Julio, abrazarle y decirle que todo estará bien, los chocolates
que tanto nos gustan nos seguirán gustando y que también hemos apren-
dido que la vida y el amor son como el chocolate amargo.
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Material adicional:
Este fue el primer diseño de Sofía.
PinkStar estuvo indecisa al iniciar la his-
toria, por lo que en un principio la prota-
gonista era más jovial, este dibujo salió
como el prototipo de la portada. Ahora
Sofía es más tranquila y la historia, por
estar dirigida a las chicas, resulta ser
nuestro primer Shojo.
Me divertí mucho al dibujar a ambas So-
fis, por eso le pedí al equipo de diseño
que incluyera esta ilustración, aunque
por regla los Virals sólo llevan una ima-
gen, que es la portada.
~Laughtman.
CC 2013Virtual Bread Editorial Libre
Chocolate amargo
Hecho en México.
Licencia:Este obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 2.5 México.