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E D I C I Ó N D E L
D E P A R T A M E N T O
D E C U L T U R A Y
P U B L I C A C I O N E S
DE L
IN S T I T U T O P E D A G Ó G IC O
DE
C A R A C A S
D E P A R T A M E N T O D E C A S T E L L A N O , L I T E R A T U R A Y L A T Í N
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INSTITUTO PEDAGÓGICO
Caracas
Gustavo Bruzual Director
Gilberto Picón Medina
. .
Subdirector
Gisela Musíais de Falcón . . . Jefe del
Departamento de Biología y Química.
Luis
Qniroga
Torrealba . . .
Jefe
del
Departamento de Castellano, Literatura
y Latín.
Ramón Piña-Daza Jefe del
Departamento de Cultura y Publica-
ciones.
Manuel Gallegos Jefe del
Departamento
de Educación
Física.
Pedro Luis Diaz García . . . Jefe del
Departamento de Filosofía y Ciencias
de
la Educación.
Edmundo Marcano Jefe del
Departamento de Geografía e Historia.
Rafael Herrera Jefe del
Departamento de Idiomas Modernos.
Antonio José Medina . . . . Jefe de l
Departamento de Investigación y Exten-
sión Pedagógicas.
José Alejandro Rodríguez . . . Jefe del
Departamento de Matemáticas y
Física.
Ello Gómez Grillo Jefe del
Departamento de
Pedagogía.
Armando
Martínez
Pefiuela
. . Jefe
del
Departamento
de
Prácticas Docentes.
RE VI S TA TR I M ES TR AL
ÓRGANO DEL
DEPARTAMENTO
DE
C AS TEL L AN O,
D E C A R A C A S
ÍN DEL
I T E R A T U R A
Y L A T
I N S T I TU TO P E A G O G I C
opWam̂daOMNeM .-,
.
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¡nvettigaoioae*
Uiiiwstioas y Utewwa
ftndríi Bello
C A R A C A
LITIS
Director :
Lu is Quiroga Torrealba
-
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Arm;
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Jefe
d e
Redacc ión
MARIO TORREALBA
LOSSI
Consejo de Redacción
RAMÓN PINA DAZA
MARCO ANTONIO MART ÍNEZ
LUIS VALERO
MOSTOS
* ESTE
BO LETÍN
LO
EDITA TRIMESTRALMENTE
EL
DEPARTAMENTO DE
CULTURA
Y
PUBLICACIONES
DEL
DIRECCIÓN DE
CULTURA
DEL
INSTITUTO PEDAGÓGICO DE CARACAS
PARA
EL
DEPARTAMENTO
DE
CASTELLANO,
LITERATURA Y
LATÍN
DEL MISMO INSTITUTO,
A
CUYO CARGO ESTA
LA ADMINISTRACIÓN.
* SE
AUTORIZA
LA
REPRODUCCIÓN
DEL
MATERIAL
CONTENIDO
EN ESTA PUBLICACIÓN,
SIEMPRE QUE SE MENCIONE SU ORIGEN.
* LAS
OPINIONES
DE
NUESTROS COLABORADORES NO SON,
NECESARIAMENTE,
LAS DE LA DIRECCIÓN.
* VALOR DE LA
SUSCRIPCIÓN ANUAL Bs. 8,00
Portada,
Gráficas y
Diagramación:
RAMÓN P IÑA DAZA
S U M A R I O
GUSTAVO BRUZUAL
Discurso
LUIS
QU1ROGA
TORREALBA
La Clase de Latín 13
GUILLERMO SUCRE
La Estética de Vicente
Huidobro
2
DÓNALO A.
YATES
La Novela
Policial en las Américas
37
V MARISA VANNINI DE GERULEWICZ
Influencia Francesa en el
Pensamiento Político Vcnesolano
AUGUSTO
GERMÁN
ORiHUELA
ENERO
A
DIC IEMBRE
49
La ,
Enseñanza,
(le la
Literatura, 59
MARCO ANTONIO MARTÍNEZ
Do s Poetas en el Ca-ntar de Mió Cid
65
LUIS VALERO MOSTOS
La Creciente
75
*
MISCELÁNEA
GRAMATICAL 77
*
NOTICIAS
85
1963
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GUSTAVO B R U Z U A L
D i s c u r s o
C on particular complacen-
cia insertamos a continuación
el
discurso pronunciado por el
Profesor Gustavo Bruzual, Di-
rector del INSTITUTO PEDA-
GÓGICO, en la oportunidad
de l Acto Académico de Gra-
duación
de la Promoción de
Profesores "José
Damián Ra-
mírez Labrador" (N . de la D.).
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Al igual
que ustedes,
hubiéramos querido
que
este acto
tuviese
por
escenario
nuestro ya
viejo
y
familiar auditorio,
pero
el
vertiginoso crecimiento
de
nuestra población
estudiantil
ha desbordado
los
límites
de la capacidad física del plantel,
hasta
el
punto
de que los
profesores
que
este
año
egresan
de
su s
aulas, además de constituir la más numerosa promoción
en la
historia
del
Instituto, representan
una
cifra
que
supera
con
creces
el
número
total de
alumnos
con que
contaba
el
Pedagógico
para
el 23 de
enero
de
1958.
El que
hayamos
te-
nido
que
recurrir
a
este hermoso
y
ajeno
local
es,
pues,
más
bien un
signo alentador
qu e
debe hacernos
ver con
bien fun-
damentado optimismo el
porvenir
de nuestra digna profesión.
Acaban
ustedes
de
recibir
un
diploma
que
representa
el
final
exitoso de un apreciable recorrido en la amistosa compa-
ñía de sus
profesores. Celebramos
hoy así la
culminación
feliz
de una labor
conjunta,
ya que a
unos
y a
otros correspondió
dar su
aporte:
si a
ellos correspondió
dar el
estímulo guiador,
fruto de la experiencia, a ustedes estuvo
encomendado
el es-
fuerzo y el
trabajo
de realización.
Han escogido ustedes una profesión que si bien no com-
porta
las
eventuales
venta jas
económicas
de
otras carreras,
en
cambio depara cual ninguna
la
inmensa satisfacción
de
saberse
cumplidores de un deber en aras de los más legítimos
y
hermosos intereses de la colectividad.
L a
Venezuela
de
hoy, aquejada
por
muchos
y muy
gran-
de s
problemas,
con un
ambiente
envenenado por las
ambicio-
nes y las
pasiones desbordadas,
presenta a
nosotros,
los
edu-
cadores, un reto formidable que nos obliga a apelar a todo
nuestro caudal
de
energías
y de
valor para enfrentarnos
a
situaciones,
a
veces
de
increíble gravedad,
co n
sereno
y
firme
ánimo,
conscientes
de la
gran responsabilidad
que el
Estado
y la
sociedad
nos han
conferido
al confiarnos el
papel
de
orientar
y señalar el
camino recto
a las nuevas
generaciones.
Consideramos
que es
deber
de
todo educador
de
buena
fe
expresar
diáfanamente
la
intimidad
de su
pensamiento
delante
de la
juventud. Grave pecado contra
los
ideales
que han de
orientar
la
vida
de un
educador comete aquel
que
engaña
la
juventud
a su
cuidado.
Por ello
consideramos deber insosla-
yable aprovechar esta impar ocasión para hacer llegar nues-
tra voz de alerta y
advertencia
a
ustedes,
que a partir de hoy
se
inician
de
lleno
en el
ejercicio
de una
profesión,
cuyo cami-
no, en la
hora presente, luce erizado
de
toda suerte
de
difi-
cultades.
L os
educadores tenemos
que
librar enérgica
y
dura
ba-
talla
por la
reconquista
del más
preciado derecho
a que
debe
aspirar todo ciudadano: el derecho a que se le deje cumplir
con
su
deber;
y no
decimos
esto con el
ánimo
de
acuñar
una
frase más o
menos efectista;
las
duras
y muy
recientes expe-
riencias que nos ha
tocado
vivir nos permiten afirmar que
fuerzas
e
intereses extraños
al
proceso educativo
han
estado
pugnando
por
arrancarnos
de las
manos
la
conducción
y la
orientación de los jóvenes encomendados a nuestro cuidado.
C on
profundo dolor hemos visto
una y
otra
vez cómo
tuvo
m ás
fuerza, en un
momento dado,
la
consigna originada
en extra-
ños
conciliábulos,
que los
consejos, advertencias
y
recomenda-
ciones que, con la mejor buena fe de maestros responsables,
dimos a
nuestros alumnos.
Ha
sido,
y
tendrá
que
seguir siendo, recia
la
batalla
que
hemos de librar contra muchos y poderosos adversos factores:
por una
parte, hemos
de
luchar contra aquellos
que
pretenden
aprovechar
la
generosidad
y la
espontaneidad
de
los
jóvenes
para ponerlos
al
servicio
de
inconfesables intereses,
y por la
otra, contra
la
ignorancia
o la
irresponsable indiferencia
de
muchos
padres
qu e
poco
o
nada saben
de las
actividades
de
sus hi jos y creen que su deber no va más allá de concurrir
al
comenzar
el año
escolar
a
estampar
su
firma
en la ma-
trícula
del
plantel.
Mas,
no debe flaquear nuestro
ánimo,
ni
podemos permitir
qu e
el desaliento determine la mengua de nuestros esfuerzos.
Cada
vez que la
violencia
y la
intimidación pretendan enseño-
rearse en el
campo de
la
acción
estudiantil hemos de levantar
co n
m ás
fuerza
nuestra
voz de
protesta
y
alertar
a la
juventud,
porque entre
la
violencia
y la
razón
no
cabe
ser
neutrales,
hay que tomar partido.
Jamás podemos perder
de
vista
que si en
alguna parte
se
conjugan el
presente
y el fu tu ro es
precisamente
en los
plan-
teles de enseñanza y que
todo
aquello que
desvirtúe
o desna-
turalice
la
actividad educativa refléjase
con
incalculables pro-
yecciones en el desarrollo de la vida del país.
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Afortunadamente, no
estamos solos
en la
lucha.
De
nues-
tra
parte
están las maravillosas condiciones de la juventud,
que a la
larga
se
impondrán como nuestras mejores aliadas.
Porque juventud y esperanza so n sinónimos; la j uven t ud sig-
nifica claridad, expansión, impulso creador,
y por
ello
en la
conciencia
del joven no podrá aposentarse defini t ivamente el
gesto del odio o siquiera del rencor.
Frente a la violencia, el odio, la crueldad, el desprecio
po r
el ideal,
hemos
de
enfrentar
a
nuestra juventud, enarbo-
lando la bandera del respeto por todos los grandes valores
humanos
y con la plena conciencia de lo que
significa
la lucha
por la justicia, el decoro y el af ianzamiento de las normas
democráticas.
E n las
manos
de los
adolescentes
que hoy se
confían
a
nuestro cuidado está lo que será la Venezuela de los próximos
veinte
o
treinta
años y es por ello muy grande la responsabi-
lidad qu e involucra nuestra condición de educadores, d e quie-
nes se
espera sepan señalar
el
rumbo cier to a
la
j uven t ud
y
se
opongan tenazmente
a
todo cuanto trate
de
quebrantar
su
fe y pretenda alejarla de los más nobles principios de hones-
tidad
ciudadana
y
solidaridad social.
A
la violencia y la intimidación hemos de oponer la per-
suasión y la
libre
discusión de las ideas, que son los medios
de educar para
la
Democracia.
A l
despot ismo
le
interesa educar
para
el
temor,
y así lo
hace;
mas no lo
hace
así la
Democracia,
y
no lo hace porque educar para el
temor
es
maleducar,
des-
orientar, sembrar el hábito de la simulación, crear la cobardía.
El hombre atemorizado no piensa, obedece. Como educadores
al servicio de la Democracia ha de interesarnos precisame nte
en la conciencia y en la conducta de los jóvenes el mutuo res-
peto y el
concepto
de lo que es la
categoría humana
y la
jerar-
quía de los valores.
Porque
la
Democracia
no es
solamente
un a
forma
de
estructura política, sino
un
método
de
vida estable;
no
puede
ser pasiva y debe librar una continua lucha, en la que a nos-
otros, los educadores, corresponde desempeñar el papel de sol-
dados
de primera fila para oponer todas las normas del es-
píritu,
que no
otras poseemos,
frente a la acción de aquellos
qu e
pretenden sofocarla.
Qu e
no
se crea que estamos sustentando aquí la tesis de
que la juventud no debe tener preocupaciones políticas. Cree-
mos
que el
educador debe respetar
más que
nadie
la
concien-
cia de los jóvenes y su derecho a adoptar el credo político
más acorde con sus ideales.
Precisamente por ello, los educadores estamos en el deber
de impedir la entronización de las luchas partidistas en el
ambiente emotivo e inmaduro que significa la población de pre-
adolescentes
y adolescentes de los
planteles
de
Educación
Me-
dia,
luchas que sólo han traído un
negativo
y
terriblemente
doloroso saldo de violencia y frustración de los más sanos y
democráticos principios educativos.
Duros por cierto han sido estos últimos años, en los que
los profesores
no s
hemos visto enfrentados
a
centros estudian-
tiles, desnaturalizados en su esencia misma por las pasiones sec-
tarias, debiendo soportar los irrespetos, imprecaciones y ame-
nazas de grupos juveniles desbordados.
Invadidos muchas veces
por
profundo desaliento,
nos
mantuvimos en tan desigual lucha porque nuestra vocación
de
maestros
no s
hacía
ver que
esos jóvenes enceguecidos
po r
la pasión, más que ningunos otros, necesitaban la voz serena
y persuasiva que les
señalara
el rumbo y
qu e
supiera
oponer
la razón y la verdad a la destructiva labor de los que preten-
dían usarlos como ciegos instrumentos.
Hasta que una noche de noviembre de triste e ingrata re-
cordación, sucedió
lo
increíble,
lo
inaudito, nuestro
querido
compañero de labores, José Damián Ramírez Labrador, cayó
asesinado mientras que,
co n
valor
y
dignidad ejemplares,
de -
fendía el
sagrado recinto
de l
aula ante
una
turba desbocada
y maldiciente, que una vez más pretendía mancillarlo.
Aquellos que tuvimos el privilegio de gozar de la compañía
y la amistad de Damián, como familiarmente le
llamábamos,
admiramos en él al hombre con verdadera vocación de maestro,
discreto y comprensivo, generoso y espontáneo a la vez qu e rec-
to
e inflexible para condenar todo cuanto se alejara
de
las es-
trictas normas
de
moral,
a las que
siempre supo a us ta r
su
com-
portamiento personal
y
profesional.
Con profunda emoción hemos de recordar siempre las ex-
presiones de aliento, de estímulo y de solidaridad que recibi-
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mos de
Damián
en las
muchas difíciles situaciones que
nos
tocó
vivir juntos en el Liceo "Andrés
Bello".
Frescas están también en nuestra memoria las intervencio-
nes de Damián en los Consejos de Profesores, claras e impreg-
nadas
de
hondo contenido moral:
"Los profesores
hemos de u-
nirnos, debemos deponer nuestras diferencias y luchar con to-
das nuestras
fuerzas por el rescate de la juventud
... A la
bar-
barie desatada debemos enfrentarnos sin temor, con las armas
que nos dan una conciencia limpia y el
sentimiento
de que esta-
m os
cumpliendo
co n
nuestro deber
de
educadores".
Así
hablaba Damián,
un
maestro consagrado
por entero a
su noble profesión, querido y respetado por todos, que nunca
supo
de l
odio
ni del
rencor,
y que
mur ió
sin un
reclamo
n i una
queja.
El
bárbaro asesinato perpetrado
en la
persona
de
Damián
que sacudió a Venezuela de
un o
a otro
confín —no
podía ser de
otro modo—
ha constituido punto de partida para una toma de
conciencia
y de angustiadas reflexiones sobre el tremendo da-
ño que se ha venido infligiendo a nuestra educación.
En medio del
terrible
dolor y desconsuelo causados por la
irreparable
pérdida
de tan
valioso
y
querido compañero, vemos
como
un
signo esperanzador
la
progresiva recuperación
de la
normalidad en los institutos de enseñanza, y ello nos hace
pen-
sar que el destino tenía reservado a Damián prestar invalora-
ble
contribución
al
desarrollo
de
nuestra educación, pagando
co n el
precio
enorme de su vida.
Jóvenes
profesores, que la
gran
lección que co n su vida
y con su muerte nos ha dado este hombre e jemplar , perdure
simpre
en sus
corazones,
y en las
situaciones duras
y
difíciles
qu e habrán de enfrentar , cuando s ientan que el án imo f laquea,
recuerden el grave compromiso para con la patria que significa
haber
tenido
el
honor
de pertenecer a la
Promoción "José
Da-
mián Ramírez Labrador" .
Señores.
.
LUIS QUIROGÁ T O R R E A L B A
La
Clase
de
Latín
"... Se ha creído sin fundamen to que
el aprendizaje de una lengua era ex-
clusivamente obra de la memoria. No
se puede construir una oración, ni
tra-
ducir bien de un idioma a otro, sin es-
cudriñar
las más
íntimas relaciones
de
las ideas, sin hacer un
examen
micros-
cópico, por decirlo así, de sus acciden-
tes y
m o d i f i ca c i o ne s . . . "
Andrés Bello
E n otra
oportunidad, hemos señalado
que las
dificultades
qu e ac tualmente confrontan los institutos de educación media
en la enseñanza del Latín provienen de la falta de un método
adecuado
qu e
es t imule
el
interés
de los
alumnos
y
conduzca
c on
acierto, dentro de un proceso gradual y riguroso, a resultados
eficaces
y definitivos.
Creemos que ese método debe estar orientado hacia un co -
nocimiento
lo
m ás completo posible
de la sintaxis
lat ina,
un a
vez adquirido, en la etapa inicial del aprendizaje, el mecanismo
de la
declinación
y de la
conjugación.
Para
ello,
el
desarrollo
de
las clases
se
cumplirá
de
preferencia sobre
el
análisis minucio-
so de la
estructura
de la
oración
a través del
reconocimiento
de
sus miembros y de las formas como ellos estén relacionados.
C on
tal procedimiento se
puede asegurar
un
medio eficaz
de
ejercitar
la
atención
y el
razonamiento,
de
aprender
a dis-
tinguir el enlace lógico de los elementos gramaticales y de com-
prender lo s principios de articulación sintáctica mediante las
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diversas coyun turas de los pensamientos que dan u nidad y sen-
tido
a los textos que se analicen.
E n el empleo de estos textos se ha de proceder progresiva-
mente, partiendo de construcciones gramaticales sencillas has-
ta verificar la aplicación de conceptos y recursos adquiridos
sobre textos
de
mayor complejidad sintáctica.
El método consiste pues, esencialmente, en alcanzar los
medios necesarios
qu e
permitan analizar
co n
acierto
lo s
textos
clásicos, tratando de determinar la estructura de las oraciones
y las
formas
como
sus
elementos
se
hallan articulados,
con el
fin de precisar plenamente el sentido de cada
frase
y lograr así
traducirlos sin mayores dificultades.
En este análisis se seguirán los siguientes pasos:
1 . Reconocimiento de las oraciones. Se empezará por se-
parar
las
partículas
o
elementos
de
coordinación
y
subordina-
ción: conjun ciones, pronomb res relativos
o
in terrogativos
y ad-
verbios, mediante
los
cuales
se han
establecido
las
dependen-
cias entre oraciones
o
proposiciones. Junto
co n
esta separación
se
subrayarán
los
verbos subordinados,
los
infinitivos
en
cons-
trucción
oracional
y
todos
los
verbos
en
modo personal
qu e
for-
men
parte
de las
oraciones principales
o
independientes.
Veámoslo en el siguiente texto, en donde el elemento de
enlace correspondiente a cada verbo, ha sido
colocado
entre pa -
réntesis
:
"Epaminondas
(cum) vicissel
Lacedaemonios apud Mantineam
(atque) ipse gravi vulnere exan imar i se
viderei,
(ut primun) dis-
pexil, quaesivil salvus(ne)
esset
clipeus. (Cum) salvum esse flen-
tes sui
respondissení, rogavií essenl(ne)
fusi
hostes. Cum)
id
quoque
(ut) cupiebai audivisset, evelli, iussit eam, (qua)
eral
Iransfixus,
hastam.
It a
multo sanguine
profuso m
laetitia
et
vic-
toria est mortuus" (Cicerón, D e f in. II , 30).
2.
Función
de los
Elementos
de
Enlace. Se procederá
lue-
go
a
reconocer
el
modo
d e
cada verbo
y a
f i jar
el
tipo
de
rela-
ción establecido por el elemento de enlace que lo subordina. Se-
gú n el modo de relación se irán caracterizando las proposicio-
ns, señalando sus dependencias de la manera siguiente:
Cum introduce a vicisset;
atque
relaciona a
vicisset
co n
videret;
videret se halla concertado con el infinitivo exanimari;
ut
introduce a dispexit;
quaesivit: verbo de la proposición principal;
ne introduce a esset;
cum introduce a
respondissent;
respondissent introduce
la
completiva
de l
infinitivo esse;
rogavit: verbo de la proposición principal;
ne introduce a essent fusi;
cum
introduce a
audivisset;
ut
introduce
a
cupiebat;
iussit introduce la completiva del infinitivo evelli;
qu a introduce a erat transjixus;
est. mortuus: verbo independiente.
A l
reconocer
los
elementos
de
enlace
y el
modo
del
verbo
correspondiente,
será
necesario distinguir la función de cada
nexo según la relación establecida con el verbo. Para ello se
considerarán todos
los
casos
de
subordinación o
de
coordinación
que sean propios de los elementos relacionantes empleados en el
texto, para determinar, en definitiva, el caso particular que les
pertenece dentro de cada oración o proposición. Se procederá
así:
Cum. Se emplea como preposición o conjunc ión . Como
conjunción, rige al verbo en modo indicativo o en modo
sub jun-
tivo. En las oraciones del texto, empleado con subjuntivo, le co-
rresponde significación temporal-causal (cum llamado histórico
o narrativo).
Atque. Es con junción copulativa, y en el texto enlaza las
proposiciones regidas por cum.
Ut . Se usa como conjunción y rige verbos en modo indica-
tivo y en modo subiuntivo. En el texto, empleado con indicati-
vo,
tiene significación adverbial.
Ne.
Puede
emplearse con
simple valor
de
adverbio:
inte-
rrogativo o negativo. Como conjunción, introduce proposicio-
nes completivas regidas por un verbo de voluntad, o adverbia-
les con
carácter
de
f inalidad;
o
también proposiciones interro-
gativas indirectas, que son las que se presentan en el texto.
Qua. Tiene significación adverbial
o de
pronombre rela-
tivo.
En el
texto
está empleado como relativo.
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Eli
Ar n
3 .
Orden Lógico
de las
Oraciones.
Conocidas a través de
los
elementos
de
enlace
y del
modo
del
verbo,
las
diferentes for-
mas de conexión de oraciones y proposiciones, es fácil organi-
zarías
en su
conjunto, siguiendo
el
orden lógico
y
atendiendo
a
cada
una de las articulaciones establecidas entre ellas. Para
ello
debe observarse la forma como están dispuestas las proposicio-
nes
en
latín, intercaladas unas
en
otras
y
precedidas indistin-
tamente
de los
nexos.
En
este caso
se
establecerá
la
relación
de
la siguiente manera: la primera partícula de enlace irá con el
último verbo subordinado, la segunda con el penúltimo, la ter-
cera
con el
antepenúltimo,
y así
sucesivamente.
Ejemplo:
1 2 2 1
Cum id quoque ut
cupiebat
audivisset..
.
(Cum
va con
audivisset,
ut con
cupiebat).
El esquema en orden lógico de todo el texto será el si-
guiente:
16
cum vicisset Lacedaemonios apud Mantineam
atque
videret
Epaminondas
ipse gravi vulnere exanimari
quaesivit
ut primun dispexit
salvusne esset clipeus.
Rogavit
cum id quoque audivisset
salvum esse
ne essent fusi hostes.
lussit
cum id audivisset
ut
cupiebat
evelli hastam
eam,
qua erat
transfixus.
Ita multo sanguine profuso in laetitia et victoria
2.—
est
mortuus.
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4.
Análisis de las Oraciones en sus Elementos. Delimita-
da cada oración o proposición, se considerará en sí misma
para
analizarla
en sus
elementos partiendo
de l
sujeto
y del
predicado
y observando el siguiente esquema:
Núcleo del sujeto más sus modificativos.
Núcleo
del p redicado más sus modificativos.
Los
núcleos serán reconocidos previamente.
Los
modifica-
tivos
se
analizarán
en
forma separada: primero,
los de
carácter
simple; luego los de estructura
compleja.
Para
los primeros no
habrá
mayor dificultad. En los segundos, se señalarán sus di-
versas formas de construcción:
a) Construcciones nominales: especificativos, apositos,
construcciones
de
participio,
de
gerundio,
gerundivo
y supino.
b)
Régimen de las preposiciones.
c) Orden de colocación de las palabras en cada construc-
ción.
En el texto qu e venimos analizando, sólo en la pr imera y
segunda proposición,
y
también
en la
última oración,
se
presen-
tan modificativ os con características com plejas:En la primera
proposición: régimen
de apud con el
sustan-
tivo Mantineam.
En la segunda proposición: a) construcción de ablativo:
gravi vulnere; b) orden de colocación: el adjetivo gravi ante-
puesto al sustantivo vulnere. (E n latín, tanto el
adjetivo
como
el nombre en genitivo se anteponen al sustantivo).
E n
la
última oración: Participio
en
construcción
de
ablati-
vo
absoluto:
multo
sanguine profuso.
Deslindado todo el texto en sus unidades sintácticas y com-
probado el riguroso funcionamiento de sus miembros en orden
a las
articulaciones
de todos los elementos, el camino para la
traducción queda abierto en forma fácil y sencilla.
Literalmente
podría hacerse así:
C um
vicisset
Lacedaemo- Habiendo vencido a los lacedemo-
nios. nios
apud Mantineam cerca de Mantinea
atque
ipse
videret
se j viéndose él mismo
exanimari
morir
gravi
vulnere, ie
grave herida,
18
Epaminondas
quaesivit,
ut
primun dispexit,
ne clipeus esse salvus
Epaminondas preguntó,
luego qu e abrió los ojos,
si su
escudo estaba
en
buen
esta-
do,
Habiéndole respondido
los q ue lloraban
qu e estaba
en
buen estado,
preguntó
si
los enemigos habían sido
derro-
tados.
C um
audivisset quoque
id
Habiendo oído también esto
como
deseaba,
mandó a que
hastam,
qu a erat
transfixus
la
lanza
con la
cual había sido tras-
pasado
eam
evelli.
se la arrancaran.
Ita multo sanguine
profuso
Así, habie ndo derramado mucha
sangre,
in
laetitia
et
victor ia
en
medio
del
regocijo
y la
victoria,
est mortuu s. murió.
La
versión literaria queda, finalmente, en manos
de
los
alumnos,
bajo la orientación del Profesor.
Cum su i
respondissent
flentes
esse salvum,
rogavit
ne
hostes essent
fusi.
ut cupiebat,
iussit
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An
Jo
El
GUILLERMO SUCRE
La Estética
de Vicente
Huidobro
"Compadezco a los poetas a quienes sólo guía el instinto;
los creo incompletos. Es imposible que un poeta no contenga a
un crítico". Esta idea de Baudelaire parece dominar y aun ca-
racterizar gran parte de la poesía moderna.
Ella
implica una
"alianza" aparentemente paradójica. La unión, en el poeta, de
la intuición pura y la lucidez reflexiva, de la pasión creadora
en estado "natural" y la inteligencia crítica que dilucida el mis-
terio
de la creación y, al mismo tiempo, formula los lincamien-
to s
estéticos
de la
obra.
Uno de los rasgos más sobresalientes en la labor creadora
del
gran poeta
chileno
Vicente Huidobro
(1893-1948)
fue, pre-
cisamente, la cabal realización de esta "alianza". Su obra poé-
tica
no
sólo
es, en sí
misma,
de una rara y
deslumbrante cali-
dad, sino que a la vez esa obra estuvo
fundada
en una estética
personal que refleja las búsquedas más
importantes
y valiosas
de los movimientos de vangu ardia. E n ambos dominios —la pu-
ra
creación
y la
investigación
estética—
Huidobro reveló
una
brillante
y
precoz penetración. Veamos simplemente,
po r
ahora,
su
pensamiento estético.
Ya
en
1914,
en su
primer libro
de
prosa, Pasando y Pasan-
do ,
anunciaba
Huidobro
lo que sería el objetivo primordial de
toda su tentativa creadora: "En literatura me gusta todo lo que
es innovación. Todo
lo que es
original. Odio
la
rutina,
el
cliché
y lo
retórico".
Este gusto manifiesto por
lo
nuevo y lo renova-
dor aparece igualmente en otro texto suyo del mismo año y que,
en cierto modo, es su primer manifiesto: Non Serviam. Su idea
central
es la exaltación de la autonomía del poeta, la indepen-
dencia del artista frente a la naturaleza. En un primer paso,
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Ara
Huidobro señala y critica el grado de dependencia en que ha vi-
vido
el
poeta respecto
a la
realidad: "Hemos cantado
a la
na tu -
raleza (cosa que a ella bien poco le imp orta) . Nunca hemos crea-
do realidades propias, como ella
lo
hace
o lo
hizo
en
tiempos
pasados, cuando
era
joven
y
llena
de
impulsos creadores". Lue-
go
formula
los propósitos que
mueven
al
poeta
moderno: "No
he de ser tu esclavo, madre Natura; seré tu amo. Te servirás de
mí;
está bien.
N o
quiero
y no puedo evitarlo;
pero
yo
también
m e serviré de ti . Yo tendré m is árboles que no serán como lo s
tuyos, tendré
m is
montañas, tendré
m is
ríos
y mis
mares, ten-
dré mi cielo y mis estrellas". El poeta debe ser, pues, según Hui-
dobro, no un simple cantor de lo real, describiendo e imitando
lo real, sino un creador de nuevas realidades. Y esas realidades
no tienen
por qué
parecerse
a la
naturaleza;
ellas
t ienen
su
pro-
pia vida, su propia fuerza en la imaginación del poeta y aun del
lector. Do s
años después,
en su
libro
E l espejo de agua (1916) ,
Huidobro
da
cuerpo poético
a
estas ideas.
En el
poema titulado
Arte
poética,
condensa
d e
este modo
su
visión
de la
poesía:
Qu e el verso sea como un a llave
Que abra
m il
puertas.
Una
hoja cae; algo pasa volando;
Cuanto miren
los ojos
creado sea.
Y el
alma
de l
oyente quede temblando.
Inventa mundos nuevos y cuida tu
palabra;
El adjetivo, cuando no da vida, mata.
Estamos en el ciclo de los nervios.
E l músculo cuelga,
Como recuerdo, en los museos;
Mas
no por eso
tenemos menos
fue rza :
E l
vigor verdadero
Reside
en la
cabeza.
Por qué
cantáis
la
rosa,
oh
Poetas
Hacedla florecer
en el
p oe ma ;
Sólo
para nosotros
Viven todas
las
cosas
bajo el
Sol.
El poeta es un pequeño Dios.
2 2
Pequeño Dios cuyo verdadero vigor reside en la cabeza:
esta imagen
no
sólo define
al
poeta
de nuestro
tiempo, sino
a
Huidobro mismo. C on este poema ya estamos en el camino del
movimiento qu e Huidobro bautizó con el nombre de creacio-
nismo,
cuya jefatura
le pertenece
plenamente,
al
menos
en el
ámbito de la poesía hispánica. A partir de ahora, la poesía de
Vicente Huidobro
(Dib. de
Picasso)
Huidobro, todavía
en
ensayos
y
experimentación, adquirirá
todo su poder inventivo y renovador. Entre 1917 y 1919, pu-
blica su s primeros libros creacionistas; algunos de ellos escri-
tos en
francés, bajo
la
influencia
de los por
entonces famosos
calligrames de Apollinaire.
Horizon carré
(1917) ,
Tour Eiffel
(1918),
Hallali
(1918) ,
Ecuatorial
(191»)
y Poemas árticos
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Jos
Ella
A n
Años más tarde, toda la experiencia acumulada en estos
últimos libros encuentra nueva formulación estética en textos
como La creación pura (1921) y Manifiestos
(1925) .
Dentro de
los
"manifiestos" aparece
un o
titulado, precisamente,
E l
Crea-
cionismo, en el que Huidobro revisa todo el proceso forma-
tivo
de este movim iento y establece con plena lucidez sus princi-
pios.
¿Qu é ent iende Huidobro
por un
poema
creado? "Es un
poe-
m a —dice— en el que
cada parte constitutiva,
y
todo
el
conjunto ,
mu estra un hecho nuev o, independiente del mu ndo externo, des-
ligado de
cualquier otra realidad
que no sea la
propia, pues toma
su
puesto en el
mu ndo
como un fenómeno singular,
aparte
y dis-
tinto de los demás fenómenos." Y añade de
seguidas::
"Dicho
poema es algo que no puede
existir
sino en la cabeza del poe-
ta. Y no es hermoso porque recuerde algo, no es hermoso
porque nos recuerde cosas vistas, a su vez hermosas, ni por-
que describa hermosas cosas que podarnos llegar a ver. Es
hermoso
en sí y no admite términos de comparación. Y tam-
poco puede concebírsele fuera del libro." En esta respuesta
se percibe al adolescente que ya había escrito No n Serviam,
indicio ello de una poderosa unidad en la actitud creadora
de Huidobro. Sólo que ahora su pensamiento revela mayorseguridad, mayor
fuerza
persuasiva y nuevos matices.
Pero,
¿es el creacionismo un movimiento equivalente a
los
demás movimientos europeos de vanguardia? El mismo
Huidobro
se encargó de establecer las diferencias, muchas de
ellas radicales. Tal como lo concibe su promotor, el creacio-
nismo es una
actitud poética superintelectual
y
supercons-
ciente. De ahí las críticas del poeta chileno al surrealismo en
relación con la "escritura automática", la cual arroja al poeta
al mundo del inconsciente y de los sueños,
perdiendo
así todo
dominio sobre sí mismo. Sus críticas al llamado futurismo son
más duras aún, negándole
a este
movimiento todo
aporte
ver-
daderamente nuevo. Además,
dice
Huidobro,
co n
ironía,
fu -
turismo es
"arte
del futuro" y al poeta moderno le toca
crear
el arte de su
presente.
Después de los
Manifiestos,
la actividad puramente re-
flexiva de Huidobro declina un poco, pero sólo para da r paso
a libros de poemas en los que su potencia creadora alcanza de-
finitiva consagración. Es así como aparecen Altazor (1931) ,
Ver y Palpar
(1941)
y E l
Ciudadano
de l Olvido ( 1941 ) . E s
cuando irrumpe, en todo su esplendor, la gran imaginería
huidobriana, inclinada siempre a lo
espacial
y a lo cósmico,
dominada
a
veces
po r
relámpagos proféticos.
E n
estos libros,
sin embargo, se continúa y se enriquece la misma estética de
antes, pero
no ya de
m anera conceptual sino
a
través
de l
vigor
incontaminado de la
palabra poética.
E n
Altazor, además,
la
estética creacionista se proyecta igualmente hacia una ética
y
hacia
un a filisofía de la
vida, hacia
una
concepción
d el
m un -
do.
El hombre que ha escrito
este libro
es ya, en medio de sus
contradicciones
mismas,
el
hombre-cósmico
que resume la
grandeza y la miseria, la plenitud y la duda de la humanidad
actual:
So y
todo el hombre
El hombre herido por quién sabe quién
Por una flecha
perdida
de l
caos
Humano terreno desmesurado
Sí desmesurado y lo
proclamo
sin
miedo
Desmesurado
por que no soy
burgués
ni
raza fatigada
Poeta
Anti poeta
Culto
Anti culto
Animal metafísico cargado
de
congojas
Animal
espontáneo directo sangrando sus problemas
So y
un
temblor
de
tierra
Lo s
sismógrafos registran
m i
paso
por el
mundo .
Al presentar el texto de Huidobro que aparece de seguidas
— y
estas notas no tienen otro valor que el de una "presenta-
ción"—,
nos han
movido
dos propósitos: El de
divulgar
el
pensa-
miento estético de un poeta cuya
obra
de creación ocupa lu-
ga r
privilegiado
en la
moderna poesía
de
lengua española.
Y
el de
poner
en
contacto directo
a
nuestros estudiantes
de Li-
teratura
con las fuentes mismas que han dado origen a los mo-
vimientos
de
vanguardia.
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EL
CREACIONISMO
E l
creacionismo
no es una
escuela
que yo
haya querido
im -
poner
a
alguien,
el
creacionismo
es una
teoría estética general
qu e
empecé
a
elaborar hacia 1912, cuyos tanteos
y
primeros
pa -
sos los hallaréis en mis libros y artículos escritos mucho antes
de mi primer viaje a
París.
E n
el núm ero 5 de la revista chilena Musa Joven,
yo
decía:
"E l
reinado
de la
literatura terminó.
El
siglo veinte verá
nacer
el
reinado
de la
poesía
en el
verdadero sentido
de la pa-
labra, es decir, en el de creación, como la llamaron los griegos,
aunque jamás lograron realizar su definición."
Más tarde, hacia 1913
ó
1914, yo repetía casi igual cosa
en una
pequeña entrevista aparecida
en la
revista
Ideales, en -
trevista que encabezaba mis
poemas.
También mi libro "Pa-
sando y Pasando", aparecido
en
diciembre
de
1913, digo
en la
página
270 que lo
único
qu e
debe interesar
a los
poetas
es el
"acto de la creación", y oponía a cada instante este acto de crea-
ción
a los comentarios y a la poesía alrededor de. La cosa
crea-
da
contra la cosa cantada.
E n
m i
poema
Adán, qu e
escribí durante
las
vacaciones
de
1914 y que fue publicado en 1916, encontraréis estas frases de
Emerson en el Prefacio, donde se habla de la constitución de l
poema:
"Un pensamiento tan vivo que, como el
espíritu
de una
planta o de un animal, tiene una arquitectura propia, adorna la
naturaleza con una cosa nueva".
Pero
fue en el Ateneo de Buenos Aires, en una conferencia
que di en junio de 1916, donde expuse plenamente la teoría.
Fue
allí
donde se me bautizó como creacionista por
haber
di-
cho
en mi conferencia que la primera condición del poeta es
crear, la segunda crear y la tercera crear.
Recuerdo que el profesor argentino
José
Ingenieros, que
era uno de los asistentes, me
dijo
durante la comida a que me
invitó con algunos amigos después de la conferencia:
"Su
sueño
de una poesía inventada en cada una, de sus partes por los poe-
tas me parece irrealizable, aunque usted
lo
haya expuesto en
forma
muy
clara
e
incluso
muy
científica".
26
Casi la misma opinión la tienen otros
filósofos
en Alema-
nia y donde quiera yo haya explicado las mismas teorías. "E s
hermoso pero irrealizable".
¿Y
por qué habrá
de
se r
irrealizable?
Respondió ahora
con las
mismas frases
con que
acabé
m i
conferencia
dada ante
el
grupo
de
Estudios
Filosóficos y
Cien-
tíficos
del
doctor Allendy,
en París, en
enero
de
1922:
Si
el hombre ha sometido para sí a los tres reinos de la
naturaleza,
el
reino mineral,
el
vegetal
y el
animal, ¿por
qu é
razón no podrá agregar a los reinos de l universo su propio
reino, el reino de sus creaciones?
E l
hombre
ya ha
inventado toda
un a
fauna nueva
qu e
anda, vuela, nada y llena la tierra, el espacio y los mares con
su s galopes
desenfrenados, con sus
gritos
y sus
gemidos.
Lo
realizado
en la
mecánica también
se ha hecho en la
poesía.
O s
diré
qu é entiendo po r
poema creado.
Es un
poema
en el que cada parte constitutiva, y todo el conjunto , muestra
un
hecho nuevo, independiente
de l
mundo externo, desligado
de
cualquiera otra realidad
que no sea la
propia, pues toma
su
puesto en el mundo como un fenómeno singular, aparte y dis-
tinto de los demás fenóm enos.
Dicho
poema es algo que no puede
existir
sino en la ca-
beza
de l
poeta.
Y no es
hermoso porque recuerde algo,
no es
hermoso porque nos recuerde cosas vistas, a su vez hermosas,
ni
porque describa hermosas cosas que podamos llegar a ver.
E s hermoso en sí y no admite términos de comparación. Y tam-
poco puede concebírselo fuera
de l
libro.
Nada se le parece
en
el mundo externo;
hace
real lo que
no existe, es
decir,
se
hace realidad
a sí
mismo. Crea
lo
maravi-
lloso y le da vida propia. Crea situaciones extraordinarias que
jamás podrán exist i r en
el
m un d o
objetivo, por lo que
habrán
de
existir
en el
poema para que existan
en
alguna parte.
Cuando
escribo:
"E l
pájaro
anida
en el arco-iris"
os
pre-
sento un hecho nuevo, algo qu e jamás habéis visto, qu e j amás
veréis
y
que,
si n
embargo,
os
gustaría mucho ver.
Un poeta debe decir aquellas cosas que nunca se dirían
sin
él.
Los poemas creados adquieren proporciones cosmogóni-
cas;
os dan a
cada instante
el
verdadero sublime, este sublime
del que los textos nos presentan ejemplos tan poco convin-
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Josi
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Ello
A ra
centes. Y no se trata del sublime excitante y grandioso, sino
de un sublime sin pretensión, sin terror, que no desea agobiar
ni aplastar al lector: un sublime de bolsillo.
El poema creacionista se compone de imágenes creadas,
de
situaciones creadas,
de
conceptos creados,
no
escatima nin-
gún elemento de la poesía tradicional, salvo que en él dichos
elementos son íntegramente
inventados,
sin
preocuparse
en
absoluto de la realidad no de la veracidad anteriores al acto
de
realización.
Así, cuando escribo:
El océano se
deshace
Agitado por el viento de los pescadores qu e silban
presento un a descripción creada; cuando digo: "Loa lingotes
de
la tempestad", os presento una imagen pura creada, y cuando
os
digo: "Ella era tan hermosa que no podía hablar",
o
bien:
•"La noche está
de
sombrero", os
presento
un
concepto creado.
En Tristán Tzara encuentro poemas admirables
qu e
están
m uy
cerca de la más estricta concepción creacionista. Aunque
en él la creación es generalmente m ás formal qu e fundamen-
tal.
Pero
el hombre que ha escrito los siguientes versos
es,
sin la
sombra
de una
duda,
un
poeta:
*
EN PORCELANA la canción pensada, estoy fatigado —
la canción de las reinas el
árbol
revienta de alimento como
un a
lámpara.
LLORO querer
alzarse
má s alto que el juego de agua
serpiente en el
cielo, pues
ya no
existe
la
gravedad terrestre
en la
escuela
y en el
cerebro.
* Cuando
el pez
rema
el discurso del lago
cuando toca el diapasón
el
paseo
de las
damas, etc.
A veces Francis Piccabia nos abre en sus poemas venta-
nas sobre lo insospechado, probándonos que no sólo es pintor:
* Encadenado sobre el porvenir del reloj
diversiones
en un imperio misal;
« El día agotado por un corto instante
parsimonioso
escapa a la sagacidad del lector
fino.
Las
jóvenes mujeres
compañeras del río
lógico llegan como un a mancha sobre el agua
para ganar como un monstruo ahumado
de amigos amables
en la orden de l suicida enrabiado.
Llevar
un a
historia,
para do s
a
fuerza
de alegría
en
la
cabellera
de las sílabas.
También
Georges Ribémont Dessaignes tiene versos qu e
no s sacan de lo habitual:
Mirar por la pupila de su amante
para
ver qué hay
dentro.
Y Paúl Eluard nos hace a menudo temblar como un sur-
tidor que nos golpeara la espina dorsal:
Hay mujeres cuyos ojos son como pedazos de
azúcar
hay
mujeres serias
como
los movimientos de l
amor
que
[uno sorprende
Otras como el cielo en vísperas de viento.
La tarde arrastraba golondrinas. Lo s buhos
Dividían el sol y pesaban sobre la tierra.
Los
do s poetas creacionistas españoles,
Juan
Larrea y
Gerardo Diego, han dado sendas pruebas de su talento. Cuan-
do Gerardo Diego escribe:
Al silbar tu cabeza se
desinfla
o
bien:
La
lluvia t iembla como
un
cordero
o
este
otro:
Una paloma despega
de l
cielo
nos da una sensación poética muy pura. Igual cosa sucede con
Juan
Larrea cuando dice:
U n pájaro cambia el tiempo
o
bien:
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Lechos
de
ladrillo
entre los
sonidos
y aú n
esto otro:
Tu recuerdo se
aleja
según la dirección de l viento.
Ambos poetas han
probado
a los españoles escépticos
hasta qué grado de emoción puede llegar lo inhabitual, de-
mostrando todo
lo que de
serio contiene
la
teoría
creacionista.
Nunca
han
hecho burlarse (como aquellos pobres
ultraístas)
a
las
personas
de
espíritu realmente superior.
Si para los poetas creacionistas lo que importa es pre-
sentar
un
hecho
nuevo,
la
poesía creacionista
se
hace tradu-
cible y universal, pues los hechos nuevos permanecen idénti-
cos en
todas
las
lenguas.
E s
difícil
y hasta imposible traducir un a poesía en la que
domina la importancia de otros elementos. No podéis traducir
la
música
de las
palabras,
los
ritmos
de los
versos
que
varían
de
una
lengua
a
otra; pero cuando
la
importancia
de l
poema
reside
ante
todo en el
objeto creado, aquél
no
pierde
en la
traducción nada de su valor esencial. De este modo, si digo
en
francés:
La nuit vient des
yeux
d'autrui
o si
digo
en
español:
La
noche viene
de los ojos ajenos
o en
inglés:
Night comes from others eyes
el
efecto
es
siempre
el
mismo
y los
detalles lingüísticos secun-
darios.
La
poesía creacionista adquiere proporciones interna-
cionales, pasa a ser la Poesía y se hace accesible a todos los
pueblos y razas, como la pintura, la música o la escultura.
Ha y en el
hombre
una
dualidad
que se
manifiesta
en to-
dos sus actos, dos corrientes paralelas en las que se engendran
todos los fenómenos de la vida.
Todo se r
humano
es un
hermafrodita frustrado. Tenemos
un
principio
o una
fuerza
de
expansión,
que es
femenino,
y
una fuerza de concentración, que es masculina.
En . ciertos hombres domina una en detrimento de la
otra. En muy pocos aparecen ambas en perfecto equilibrio.
En el fondo, es en
esto donde hallaremos soluciones para
el
eterno problema
de
románticos
y
clásicos.
30
Todo sigue en el hombre a esta ley de dualidad. Y si lle-
vamos en
nosotros
un a
fuerza centr ífuga, también tenemos
un a
fuerza centr ípeta .
Poseemos vías centrípetas, vías que nos traen como ante-
nas los hechos que ocurren a sus alrededores (audición, visión,
sensibilidad general),
y
poseemos
vías
centr ífugas,
qu e
semejan
aparatos de emisiones y nos sirven para emitir nuestras ondas,
para proyectar el mundo subjet ivo en el mundo objet ivo (es-
critura, palabra, movimiento).
E l poeta, como todos los hombres, tiene
dos
personalida-
des,
que no son, hablando co n propiedad, do s personalidades,
sino
por el
contrario
la
personalidad
en
singular,
la
única ver-
dadera.
La personalidad total se compone de % de personalidad in-
nata y de % de
personalidad
adquirida.
La personalidad innata es la que Bergson llama yo funda-
mental;
la
otra
es el
yo superficial.
También Cbndillac distinguía
entre
un yo pensante y un yo
autómata.
E n
el
creacionismo proclamamos
la
personalidad
total.
Nada
de parcelas de poetas.
El
infinito entero
en el
poeta,
el
poeta íntegro
en el
ins-
tante de proyectarse.
La obra de
arte
tiene como cuna estos dos elementos, que
también constituyen
una
dualidad paralela:
la
sensibilidad,
que
ea el
elemento afectivo,
y la
imaginación,
que es el
elemento
intelectual.
En el
dictado automático,
la
sensibilidad ocupa mayor
es-
pacio que la imagin ación, pues el elem ento afectivo se halla mu-
cho menos vigilado que el otro.
En
la
poesía creada,
la
imaginación arrasa
con la
simple
sensibilidad.
Nada me afirmó más en mis teorías que la crítica violenta,
que los com entarios burlescos de mis p oemas, sobre todo los he-
chos
a mi libro "L a
Gruta
del Silencio", publicado en 1913. To-
dos
los críticos sufrían una crisis nerviosa precisamente ante los
versos
que me
gustaban,
y sin
saber
tal vez por
qué.
Nadie adivinará nunca cuánto
m e
hizo pensar este hecho
importancia. Sin proponérselo, los críticos me ayudaron m u-
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Eli
Ar a
cho en mi
trabajo
al
recortar
co n
tijeras precisas versos
o
imá-
genes
como
las
siguientes:
En mi cerebro hay alguien que viene de
lejos,
o
bien:
Los horas
qu e
caen silenciosas como gotas
de agua por un
vidrio.
El estanque estañado.
Una tarde me aproximé
hacia
la orilla de l libro.
¿Sabéis
qu é
poetas citaba
yo en la
primera página
de ese
l ibro? Rimbaud, Hallarme.
¿Y
sabéis
qué
citaba
de
Rimbaud?
Y o ,
veces he visto lo que el hombre ha creído ver.
Después
qu e
apareció
m i
libro
"La Gruta del Silencio" di
también
gran
importancia
al
subconsciente
y
hasta cierta espe-
ci e
de
sonambulismo. Entregué
a la
revista "Ideales"
un
poema
que se
titulaba
"Vaguedad Subsconsciente" y
anunc ié
ese mis-
mo
año un
libro escrito íntegramente
en
aquel estilo, titulado
"Los Espejos
Sonámbulos"
(*).
Pero éste fue un paréntesis de pocos meses. Pronto sent í que
perdía
tierra y
caía, seguramente
por
reacción,
por una
reac-
ción violenta casi miedosa,
en ese
horrible panteísmo, mezcla
de
hindú
y de
noruego,
en esa poesía de
buey rumiante y,de abuela
satisfecha. Felizmente esta caída duró
poco y al
cabo
de
algunas
semanas retomé mi antiguo camino con mucho más entusiasmo
y
conocimiento
que
antes.
Luego vino
el
período
de las
confidencias
a los
amigos
y
de las
sonrisas equívocas
de los
unos
y
compasivas
de los
otros.
Las
burlas irracionales,
la
atmósfera irrespirable
que
iban
a o-
bligarme a dejar m is montañas nativas y a buscar climas m ás
favorables para los cateadores de minas.
A
fines de
1916
caía en París, en el ambiente de la
revista
"Sic".
Yo apenas conocía la lengua, pero pronto me di cuenta
de que se trataba de un
ambiente
muy
futurista
y no hay que
olvidar que dos años antes en mi libro "Pasando
y
Pasando", yo
había atacado al fu turismo como algo demasiado viejo, en el
preciso instante
en que
todos voceaban
el
advenimiento
d e
algo
completamente nuevo.
(*) Podéis verlo anunciado en la lista "Obras" del autor, de mi librito:
El
espejo
de agua ,
pubicado en
1916
en Buenos Aires.
32
Yo buscaba por todas partes esta poesía creada, sin rela-
ción
con el mundo externo y, cuando a veces creía hallarla,
pronto me
daba cuenta
de que era
sólo
m i falta de
conoc imien-
to de la
lengua
lo que me
hacía verla allí donde faltaba
en ab-
soluto o sólo se hallaba en pequeños fragmentos,
como
en mis
libros
más viej¡os de 1913 y 1915.
¿Habéis notado la
fuerza
especial, el ambiente casi creador
que rodea a las poesías escritas en una lengua que comenzáis
a balbucear??
Encontráis maravillosos poemas que un año después os ha-
rán sonreír.
En e l medio de Apollinaire se hallaban, aparte de él , que
era un poeta indiscutible, varios investigadores serios; desgra-
ciadamente gran parte de ellos carecía del
fuego
sagrado, pues
nada es más
falso
qu e creer que las dotes de poeta se hallan
tiradas
por las
calles.
Las
verdaderas dotes
de
poeta
son de lo
más escaso que existe. Y no le doy aquí al vocablo poeta el
sen-
t ido íntimo
q ue
tiene para mí, sino que su sentido habitual, pues
para mí nunca ha habido un solo poeta en toda la historia de
nuestro planeta.
Hoy afirmo rotundamente, tal
como
lo hice diez años atrás
en el Ateneo de Buenos
Aires:
"Nunca se ha compuesto un solo
poema en el mundo, sólo se han hecho algunos vagos ensayos
de
componer un
poema. La poesía está por nacer en nuestro
globo. Y su nacimiento será un suceso que revolucionará a los
hombres como el más formidable terremoto"
A veces me
pre-
gunto si no pasará desapercibido.
Dejemos, pues, bien establecido
qu e
cada
vez que yo
habió
de
poeta sólo empleo esta palabra para darme
a
entender ,
como
estirando un elástico para poder aplicarla a quienes se hallan
más cerca
de la
importancia
que a
ella le asigno.
E n
la
época
de la
revista
"Nord-Sud", de la que fui uno de
los fundadores, todos teníamos más o menos la misma orienta-
ción en nuestras búsquedas, pero en el
fondo
estábamos bastan-
te lejos unos de otros.
Mientras otros hacían buhardas ovaladas, yo hacía hori-
zontes cuadrados. He aquí la diferencia expresada en dos pala-
bras.
Como todas
las
buhardas
son
ovaladas,
la
poesía sigue
siendo realista. Como los horizontes no son cuadrados, el autor
muestra algo creado
por él.
3.—
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DÓNALO A. Y A T E S
La Novela Policial
en las
Américas
El
autor
de este
artículo, profesor
adjunto de francés y español en la
Universidad
de
Michigan,
donde s e doc-
toró
en
Filosofía,
es
especialista
en
Lingüíst ica
y Literatura Hispanoame-
ricana. Becado por la Comisión
Ful-
bright
para
un
trabajo
de
investigación
sobre los
orígenes
de la
literatura fan-
tástica
en la
Argentina, dictó durante
su
permanencia en aquel país una se-
rie de conferencias. Co-autor de "Ima-
ginación
y
Fantasía',
se
destacan de
su
copiosa
bibliografía
"E l
Cuento Poli-
cial Hispanoamericano", "El Cuarto
Cerrado" y "El Estilo Literario de Sar-
miento
en
Recuerdos
de Provincia",
amén
de una
serie
de
artículos, ensa-
yos,
traducciones
y monografías
sobre
literatura policial
y
l i teratura fantás-
tica
(N. de la
R.).
La novela policial, género literario que tiene ya más de
un siglo de
existencia,
fu e
creada
por un
poeta cuya prosa
osciló,
po r
razones
de temperamento
personal
que no
vienen
ahora
al
caso, entre
los
polos
de la más
caótica fantasía
y el
más riguroso racionalismo. En una época de preeminencia de
lo racional, Edgar Alian Poe escribió "Los
Asesinatos de la
Calle
Morgue" y lo publicó en abril de 1841 en una
revista
de
Filadelf ia, inaugurando
un a
nueva forma
de
prosa
(y , como
lo
señalara Borges,
una
nueva especie
de
lector).
Poe
dio,
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pues, a América el mérito de haber inventado la novela poli-
cial, fuente,
sin
duda,
de
satisfacción
que
América debía hacer
durar por casi un siglo. Porque, poco
tiempo
más tarde, la
iniciativa pasó por un breve lapso a manos de ingleses y fran-
ceses, para afincarse por muchos años en suelo británico. La
aparición
de
Sherlock
Holmes, en
1887,
fue
innegablemente
el
acontecimiento
más
importante
en la
historia
de la
novela
policial desde su creación por Edgar Alian Poe. Con Sherlock
Holmes
el héroe-detective se
hizo
menos intrínsecamente ce-
rebral,
intelectual, y adquirió los instrumentos y
las
técnicas
del hombre de ciencia.
Sólo
en 1930 los
Estados
Unidos ha-
brían de tomar nuevamente
la
iniciativa
con el
realismo
ca-
racterístico de la prosa de
Dashiell
Hammett,
sacando*
así a
la novela policial del mundo artificial, sofocante y, a menudo,
estéril, de la fabulación, las
pasiones
librescas y la destreza
puramente raciocinante
que
había acabado
por
convertirse
en
la marca de fábrica de la novela policial británica.
Los
años transcurridos desde 1930 hasta
las
vísperas
de
la
segunda guerra mundial podrían calificarse
con
justicia
como la Edad de Oro
de
la novela policial. Tanto en Inglaterra
como en los Estados Unidos aparecieron obras que, aún res-
petando las técnicas tradicionales, permitieron a sus perso-
najes el lujo de parecer algo más que máquinas, algo más que
meros términos
de una
ecuación cuya solución
no
dependía
del último capítulo. En otras palabras, sus autores introduje-
ron emociones humanas, consideraciones filosóficas y un es-
tilo narrativo colorido y ágil en un tipo de relato en el que,
habitualmente, había
predominado
hasta entonces
el
pensa-
miento abstracto. Para decirlo de otro modo, la "novela de-
tectivesca",
tal
como
la
cultivaron Ellery Queen, John Dickson
Carr, Agatha Christie, Nicholas Blake y muchos otros, había
comenzado
a
conceder paulatinamente menos importancia
al
"detective"
y más a la
"novela"
en sí, trataba de
acercarse
a la
novela moderna.
Después
de la
segunda guerra mundial
se
produjo
un
cambio interesante. La victoria aliada representó la victoria
de la humanidad. Como lo señalara el crítico e historiador de
la novela policial, Howard Haycraft , el hombre empezó a
creer, lleno de esperanzas, en el triunfo
eventual
del
espíritu
sobre todas las formas del mal. En el dominio de la novela
38
policial, el hombre, en conflicto con fuerzas criminales y des-
tructivas, adquiría un gran interés a expensas de una lucha
menos
real
que lo
enfrentaba
con las
complicaciones
de un
problema abstracto, intelectual. La consecuencia, inmediata
fue que el público de masas en las culturas occidentales — y
la novela policial, es obvio anotarlo, se ha dirigido siempre a
las
masas—parec ió desplazarse hacia aventuras en que el hé-
roe se movía libremente, tenía emociones personales y com-
Sir Ar thur Conan Doyle Edgar
Alian Poe
Los
dos grandes maestros de la novela policiaca
batía
el mal no
tanto
con
fórmulas
y
técnicas de laboratorio
como con sus propias fuerzas y debilidades humanas.
Este desplazamiento
del
interés popular t rajo como con-
secuencia una serje de modificaciones
que, eventualmente,
produjeron el fenómeno, hoy palpable e inconfundible, que po-
dríamos clasificar
como
"la
humanización
del
detective".
Los
aficionados a la novela policial saben de qué se trata. Las no-
velas policiales son hoy diferentes. Algunas cosas h an cambiado
en
ellas. Vemos
así
que, incluso
un
género sujeto
a
normas y
reglas tan
estrictas como
el
policial (reglas
que
son,
en sí
mismas,
los
rasgos característicos
que lo
separan
de
todas
las
otras
formas de f icción)
puede cambiar
y
adaptarse
a los
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tiempos y reflejar, en la práctica, en cierto sentido, la con-
cepción filosófica de las
naciones.
Pero, ¿qué decir
de los
países latinoamericanos? ¿Han
creado literatura policial las naciones de habla española? Y,
de ser
así, ¿refleja
esa
literautra
las
idiosincrasias nacionales?
E n
cuanto a las dos primeras preguntas la respuesta es
afir-
mativa. Con respecto a la última, examinemos brevemente
los
aportes hechos por los países
de
América Latina.
E n
primer lugar, habían pasado cien años desde que Poe
hiciera
su contribución
inicial
al género cuando
apareció
la
primera novela policial propiamente dicha escrita
por un la-
tinoamericano,
y
sucedió
en la
Argentina,
el único
país
de
América Hispana donde el género "prendió"
realmente. Pero
dejemos para el final el examen de las obras de los novelistas
policiales argentinos. Antes debemos considerar
la
naturaleza
de
la
literatura policial
de los
otros
tres
países
de
América
Latina donde ha sido cultivada.
El impulso motriz de la novela policial en México fue
dado
por An ton io Helú,
director
de una
revista local.
Fue él
quien,
ya en
1926, empezó
a
escribir, por primera
vez en su
país,
relatos
de
crímenes imaginarios. Creó
un
héroe,
un de-
tective-criminal
l lamado
Máximo Roldan, que a veces
se
bur-
laba de la policía mexicana y otras colaboraba con ella. Pero
la clave de la verdadera índole del personaje es dada por su
nombre ,
Roldan,
anagrama de ladrón. E, indudablemente,
cuando
Roldan se lo proponía, era un
máximo ladrón.
Roldan
no tenía antecedentes
en
ningún tipo
de
sabueso inglés
o
nor-
teamericano; descendía en
línea directa
del detective-hampón
fr