barousse, amadeo - breve historia de la orden hospitalaria

7/31/2019 Barousse, Amadeo - Breve Historia de La Orden Hospitalaria

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BREVE HISTORIADE SU EXPANSINPOR EL MUNDO

ORDEN HOSPITALARIADE SAN JUAN DE DIOS

Dr. Barousse, Amadeo P.Dr. Gilberto, Daniel O.

AUTORES


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2 ORDEN HOSPITALARIA DE SAN JUAN DE DIOS


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Agradecimientos

Al Padre Antonio Prez que revis el original.

AMartha Sastre quien no solo tipe el trabajo,

sino que sugiri modifcaciones inteligentes.

A.P.B.

D.O.G.


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Prlogo

En el ao 1584, Francisco de Castro publica la primera bio-

graa de San Juan de Dios, en ella nos dibuja una escena

donde Juan est encarcelado en el hospital de Granada, te-

nido por loco luego de su conversin, en esa circunstancia ylugar especfco, alrededor del ao 1539, viendo castigar a

los enermos que estaban locos con l, deca: Jesucristo me

traiga a tiempo y me de gracia para que yo tenga un hospital,

donde pueda recoger los pobres desamparados y altos de

juicio, y servirles como yo deseo. El principal testimonio de

este libro consiste en el relato de lo que sucedi despus: porun lado elmisterio y la uerza de un carisma y por el otro lali-

bertadde los hombres que la asumieron siguiendo el ejemplo

y el testimonio de San Juan de Dios, la consecuencia de ello,

la presencia de la Orden Hospitalaria como protagonista

de la historia.

Con esta lectura he viajado 500 aos a travs del tiempo en

una hora y media. Las sensaciones y reexiones han sido

mltiples, me concentrar en dos de ellas:

la imaginacin recrea dierentes situaciones histricas:

martirio, revoluciones, guerras, intereses polticos, y trans-

versalmente a ellas una obra que testimonia caridad, mi-

sericordia, adaptaciones, cambios continuos, y sobre to-


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PRLOGO

do de una presencia viva que brinda hospitalidad, con

fdelidad a la visin original;

para los que trabajamos en la Orden, es tambin una toma

de conciencia de la historia a la que tambin nosotros per-

tenecemos, y tambin lleva implcita la invitacin a que

cada uno sume su libertad para continuar haciendo pre-sente la misin de San Juan de Dios en la circunstancia

histrica en que nos encontremos. Junto a los hermanos

hoy somos herederos y continuadores de lahospitalidad.

Quiero agradecer especialmente al Dr. Amadeo Barousse y

al Dr. Daniel Gilberto por este trabajo, considero que nos en-riquece a toda la amilia juandediana de la Casa Hospital San

Juan de Dios y a la Orden misma. No debera extraarnos

esta obra, ya que desde su trabajo asistencial cotidiano, am-

bos nos brindan un testimonio de adhesin al Carisma de la

Hospitalidad. Vindolos a diario se entiende porque en la tra-

dicin de la Orden, a los laicos que trabajamos en los centrosse nos llama colaboradores, ya que colaboramos desde la

historia cotidiana para testimoniar tambin la misin original

de la Orden.

Termino con una rase de la introduccin del libro:

Y ahora la historia contina () Ser. Sin dierencias

Dr. Gustavo Cantero


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Canad

Mjico

Colombia

Brasil

Ghana

Portugal

Espaa

Francia

Chile

Mapa de expansin a travs del mundo


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Rodesia

Australia

Filipinas

Corea del Sur


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PRESENTACIN


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El abordaje de la historia nos induce en una compleja trama

de relaciones de personajes y hechos. Por qu avanzar a

travs de la historia, a travs de lo pasado?

El principio flosfco IGNOTI NULLA CUPIDO, nos recuer-

da que amamos y queremos slo aquello que conocemos(Aquello que se ignora jams se ama).

Para eso es la historia; para conocer y amar.

Tambin para encontrar pertenencia a travs de un hombre

y su obra.

Slo basta pensar, que hombres de otras nacionalidades,colaboradores de la Orden, en lugares remotos como Viet-

nam, China o Canad entre tantos pases donde asienta la

Orden, conmemoran el mismo hecho, la vida y la obra de un

hombre, Juan Ciudad, luego canonizado.

No conocemos a aquellos; pero algo en comn nos une;

pertenecemos. Tambin para esto es la historia.

La historia de la Orden es la historia de una fdelidad a un

pensamiento, a una idea, a una orma de hacer las cosas.

Qu atributos habr tenido aquel hombre para sobrevivir a

su tiempo y despertar vocaciones cinco siglos despus?

Qu hechos histricos habrn permitido impulsar un movi-

miento que se proyecte al uturo y perdure ya 500 aos?


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PRESENTACIN

La vida de Juan Ciudad transcurri desde fnes del siglo XV

a mediados del XVI.

Una poca de transicin de la Edad Media a los Tiempos

Modernos.

Un tiempo de cambios en la orma de pensar y de vivir.Pocos momentos de la historia del hombre son equiparables

a aquella eervescencia.

Tal vez similar al que nos toca vivir en la actualidad, viajes

espaciales e Internet de por medio. Tiempos de un nuevo

orden de ideas y hbitos.

Si bien podemos considerar la cada de Constantinopla

(1453) como hito de divisin entre la Edad Media y Moder-

na, no olvidamos dos hechos relevantes ocurridos en 1492,

con peso propio para cambiar el carcter de los tiempos, la

expulsin de los Moros de la pennsula ibrica y el descu-

brimiento de Amrica. Estos momentos histricos, junto alfn de la guerra de los Cien Aos, constituyen hechos claros

demarcatorios de una poca de cambio.

Dierentes actores contribuyeron por evolucin al proceso

de quiebre del mundo medieval.

El momento de fn y resurgimiento ue dado, entre otros, por

los siguientes hechos: la extincin del eudalismo y del per-


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fl monstico del medioevo; el surgimiento de los estados;

el desarrollo de la clase media en los Burgos; las grandes

invenciones (imprenta, brjula, plvora, papel); la aplicacin

del mtodo experimental en los estudios; los descubrimien-

tos martimos y el impulso de la economa mundial con las

nuevas manuacturas y riquezas; el resurgir de obras clsi-cas; la diusin del saber; crisis religiosas, etc.

Algunos hechos permiten ubicarnos en los tiempos de vida

de Juan Ciudad:

Miguel ngel terminaba de esculpir La Piedad; Leonardo Da

Vinci pintaba la eterna sonrisa de la Monalisa; Nicols Ma-quiavello analizaba el arte de la poltica en El Prncipe; en el

nuevo mundo, Hernn Corts junto a un puado de hombres

conquistaba una civilizacin, la Azteca.

Eran tiempos intensos, de sueos, de aventura, de ideales.

Fueron los tiempos de Carlos V, el monarca de un reino don-

de no se pona el sol, tiempos de Teresa de Jess, de San Ig-nacio de Loyola y el nacimiento de una Orden, del humanista

Desiderio Erasmo, el hombre ms cultivado de su tiempo,

de Martn Lutero y una Reorma que provoc el cisma de la

Iglesia Catlica y un reordenamiento posterior, tiempos de

Papas guerreros como Alejandro VI, y de los conquistadores

espaoles en Amrica.


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PRESENTACIN

Eran los tiempos del Renacimiento, de la Reorma, de los

descubrimientos geogrfcos, del Siglo de Oro Espaol.

Quien haya vivido aquella poca habr recibido el uego de

cambios trascendentes.

Pero basta esto para proyectarse cinco siglos? No alcanza.

Tal vez, el valor agregado que lo dierenci, ue la fdelidada su pensamiento y la coincidencia entre ste, su sentir y su

accin por el prjimo.

El motor ue la COHERENCIA de un hombre, viviendo un

tiempo de cambio.

Lo trascendente, el carisma vivido con intensidad en su mo-

mento y proyectado en el tiempoY ahora la historia contina. Ahora nosotros, con el desao

de continuar un proceso en el hacer cotidiano y la pertenen-

cia a un lugar.

Ser. Sin dierencias.


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LOS INICIOS


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Los inicios

La vida pblica de Juan Ciudad comienza con la apertura

del Hospital de la calle Lucena en 1539, ocupando todas las

horas del da entre la oracin y la entrega al prjimo, espe-

cialmente el enermo.Una vida caracterizada por la asistencia a los enermos sin

descanso; una comida rugal en dosis necesarias slo para

sobrevivir, la aspereza de su hbito y sus pies descalzos; su

sumisin y obediencia al Arzobispo y al Maestro de vila.

Una vida abnegada.

Demuestra tambin su capacidad organizativa. Primero ad-mite en la casa alquilada a los menesterosos, lisiados y en-

ermos recogidos de la calle para su cuidado.

Dentro de su pequea casa, cobij a los enermos, a quienes

separ en las habitaciones segn edad, sexo, naturaleza de

la enermedad y gravedad de la misma; realiz espontnea-

mente y con su razn e intuicin una verdadera clasifcacinde pacientes, digno del ms actual de los hospitales.

La asistencia mdica era realizada por mdicos llamados

por Juan.

Juan Ciudad entenda que el cuidado de cuerpo del enermo

era el medio para salvar sus almas.

Su solidaria accin en Granada, se ue conociendo y ex-

pandiendo, dando lugar al aumento de bienhechores de la


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LOS INICIOS

causa, llegando incluso a otras regiones como Andaluca y

Castilla.

En la Navidad de 1539, el Prelado de Granada, Obispo de

Tuy, le impuso el nombre Juan de Dios, como as tambin

el hbito que lo distinguiese en nombre de la Santsima Tri-nidad (un cossete, unos calzones de buriel y un capote de

sayal).

Primeros juandedianos

Con nombre y hbito, permaneci slo en la realizacin delas arduas tareas. Siete aos pasaron nicamente con la

ayuda de los propios enermos y algunos criados (1).

Es a fnes del ao 1546 que recibe e incorpora al Ministerio

Hospitalario a los dos primeros Hermanos, Antonio Martn y

Pedro Velasco, dos personas separadas por la brecha de la

venganza el primero y la culpa, el otro.Juan de Dios logra la unin de ambos y su acto convierte la

vocacin de ellos, constituyndose en los primeros conti-

nuadores de la obra, despus de la muerte del Santo.

En 1547 se mudan al ex convento de la calle de los Gomeles;

un lugar ms amplio que admiti 150 camas que rpidamen-

te ueron ocupadas por ms enermos.

Esta expansin requiri nueva solicitud de ondos para


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arontar los nuevos gastos, Juan sali a pedir ayuda por las

ciudades de Andaluca y Extremadura. En esta bsqueda,

que llega a Valladolid, asiento de la Corte, donde conoce

personalmente al Prncipe Felipe (uturo Felipe II), hijo del

Emperador Carlos V.

Logr el apoyo del Prncipe, sus hermanas las Inantas yotros cortesanos logrando nuevas donaciones que comenz

a utilizar con los pobres de Valladolid.

En su ausencia, el Hospital de Granada uncion correcta-

mente bajo la Direccin de Antn Martn.

Episodios como el incendio del Hospital Real y el acto heroi-

co en el Ro Genil, no hicieron ms que exaltar la vida singu-lar y de entrega de Juan Ciudad cuya muerte ocurri el 8 de

Marzo de 1550 en Granada.

Nuevos miembros perpetuaron la obra de Juan de Dios lue-

go de su muerte arrastrados por su vida ejemplar, abnegada,

desinteresada y con entrega absoluta al hombre enermo.

En los apuntes Fr. Luis Garca, a la muerte del Santo tomaron

el hbito seis personas: Antn Martn, Pedro Velasco, Fernan-

do Nuez, Simn de vila, Dominico Piola y Juan Garca.

Estos hombres se entregaron con ervor a las tareas de hos-

pitalidad, constituyndose en sus verdaderos apstoles.

Ellos elaboraron la primera Constitucin de la Orden, basa-


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LOS INICIOS

dos en las Normas Prcticas que Juan de Dios dej, tenien-

do como eje los actos de hospitalidad y ejercicios de la vida

asctica.

Este compendio ue sin duda, la base organizacional de la

Orden dada por el undador.

Antn Martn ue nombrado Hermano Mayor por el Arzobis-po Pedro Guerrero, siendo el responsable de esa comunidad

hospitalaria.

La ama ganada por el Santo y sus discpulos por la caridad

prestada a los enermos, ue de tal magnitud, que la casa de

la calle de los Gomeles prontamente qued pequea, para

recibir la masiva llegada de enermos de otras regiones.Por esta razn Antn Martn tramit la mudanza a otro predio

ms espacioso dependiente de los jernimos.

Los buenos auspicios del Arzobispado y del Maestro Juan

de vila hicieron el resto en 1552.

Este nuevo Hospital de Granada se und con el nombre de

Juan Ciudad.Antn Martn viaja a Madrid a postular para el Hospital de

Granada y no slo logra ese objetivo sino tambin la ayuda

y los auspicios del Prncipe Felipe y el Arzobispo de Toledo

para edifcar el Hospital de Madrid.

Esto se concreta en 1552 inaugurndose un nuevo Hospital

llamado de Nuestra Seora del Amor de Dios.


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La nueva generacin de Hermanos impulsores de la Herman-

dad Hospitalaria en el Hospital de Granada ueron Rodrigo

de Sigenza, Sebastin Arias, Melchor de los Reyes, Pedro

Soriano y Frutos de San Pedro.

Sin duda ue Rodrigo de Sigenza una fgura relevante en la

historia de la Orden por ser el gran organizador inicial de lamisma.

Logr ormar una congregacin religiosa, a punto de partida

de los Hermanos de Juan de Dios, diseminados ya en varios

hospitales.

Sigenza que en 1567 es nombrado Hermano Mayor asisti

como soldado del Emperador Carlos I y como enermero enla guerra de las Alpujarras.

Esta rebelin morisca ocurrida en 1568 en Granada requiri

la rpida intervencin de Felipe II y de su hermano Don Juan

de Austria para poner fn a la misma (1).

Sin duda fue Rodrigo de Sigenza una fi gura

relevante en la historia de la Orden por ser el gran

organizador inicial de la misma.

Los Hermanos Hospitalarios Rodrigo de Sigenza, Sebas-

tin Arias y Pedro Soriano, se orecieron y actuaron en los

trabajos sanitarios de la guerra.


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LOS INICIOS

Su magnfca labor ue premiada con el apoyo del Rey en

sus obras.

Episodio similar ocurri en la Batalla naval de Lepanto cola-

borando luego en la undacin del Hospital de Npoles.

En 1568 Po V emite la bula LUBRICUM VIATE GENUS, quepropone a personas religiosas que viven en comunidad a la

proesin solemne de los tres votos substanciales.

Rodrigo de Sigenza expres al Arzobispo Pedro Guerrero la

intencin de la Hermandad Hospitalaria de erigirse en Con-

gregacin religiosa.

Con las recomendaciones de Felipe II, Juan de Austria, elMarqus de Modejar y otros cortesanos de Granada enva a

los Hermanos Sebastin Arias y Pedro Soriano a Roma para

realizar la peticin a su Santidad.

En 1572 el Papa San Po V frma la bula LICET EX DEVITO

con la que se aprueba la Congregacin Hospitalaria, esto es

la ereccin cannica en Congregacin Religiosa Hospitalariay luego en Orden.

En 1576 Gregorio XIII emite la bula IN SUPEREMINENTI y al

ao siguiente la bula PROVISIONES NOSTRAE declarando

la autenticidad de bulas anteriores (LICET EX DEVITO) (1).


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EFERVESCENCIARELIGIOSA Y HOSPITALIDAD


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Efervescencia religiosa y hospitalidad

En el ao 2002 publicamos en Historia y Vida un artculo

que titulamos San Juan de Dios, un pionero de la medicina

cientfca, donde atribuamos a Juan Ciudad (14951550) el

mrito de haber humanizado la medicina en una poca pre-cientfca. En el 2003 publicamos en Labor Hospitalaria de

Ramos Meja, un breve trabajo en el que pretendamos de-

mostrar que ue tambin un adelantado de la reorma hospi-

talaria. Fue necesario que transcurrieran 1500 aos para que

apareciera en occidente un hombre que entendiera el men-

saje de Jesucristo y resolviera trabajar para vincular el amoral hombre con el arte de curar. El arte de curar se inicia con

el hombre porque el hombre encuentra allas en su cuerpo,

pero el ejercicio de este arte ue en un principio mgico y aun

religioso y ue humanitario cuando ue expresin del amor al

prjimo, amor personalizado y desinteresado. La expansin

de la Orden se produce a medida que la sociedad descubreel cambio de paradigma y entonces se genera en todo oc-

cidente una uerte apetencia por gozar de sus servicios. De

Espaa a Italia y a Francia y de all a Inglaterra, a Portugal y

explosivamente a Amrica.

Retomando y reafrmando en parte lo expresado al comien-

zo de este trabajo: 1500 ue un siglo de grandes testimonios

religiosos, tanto de catlicos como de disidentes: Ignacio de


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EFERVESCENCIA RELIGIOSA Y HOSPITALIDAD

Loyola crea la Orden de los Jesuitas en 1540; Santa Teresa

de Jess en 1562 unda el Convento de San Jos y em-

prende la Reorma del Carmelo para preconizar el ascetismo

religioso en coincidencia con la prdica simultnea de San

Juan de la Cruz, su conesor, quien preso en Toledo redacta

el Cntico Espiritual; Toms Moro pblica Utopa en 1516que es una de las obras ms importantes del humanismo in-

gls y muere decapitado en 1535 por negarse a traicionar su

testimonio religioso. Pero simultneamente Lutero publica

en 1517 su 95 Tesis en que critica a la Iglesia y se consti-

tuye en el padre del protestantismo; Erasmo de Rtterdam

edita en 1511 su libro Elogio de la Locura, obra aplaudidapor Lucero; Calvino desde Ginebra escribe Institucin de

la religin cristiana donde sostiene los preceptos de lo que

sentaran las bases de una nueva Iglesia.

El mrito de haber humanizado la medicina en una

poca precientfi ca.

Toda esta eervescencia religiosa produce importantes cam-

bios institucionales, pero Juan Ciudad permanece al margen

de los debates porque para poner en accin su proyecto le

basta con privilegiar el amor. Seguramente su conesor San

Juan de vila lo ayudara a ignorar los debates polticos que


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se derivaban en guerras supuestamente religiosas y de los

debates teolgicos que disimulaban el deseo de poder de

los obispos y lo alentara a encontrar el camino de la hos-

pitalidad. Pero en tiempo de eervescencia religiosa surgen

vocaciones para una vida de entrega de amor a Dios y al

prjimo.

Pero en tiempo de efervescencia religiosa surgen

vocaciones para una vida de entrega de amor a

Dios y al prjimo

La eervescencia espiritual a la que hacamos reerencia se

reeja en 2007 en las actas de la reunin de los Obispos

de Hispanoamrica en Aparecida. Nos encontramos con los

reclamos del clero por ocuparse del trabajo social y sus re-

clamos de ms educacin y ms salud para sus pueblos y

entonces aoramos un Juan de Dios que supo unir su amorpor los enermos a una gran capacidad de gestin innata en

l y transmitida a los colaboradores. Veamos lo que hizo:

La misin: etapa fundacional

Cuando Juan Ciudad unda su primer hospital en Granada en

1539 bajo el reinado de Carlos V (1) de Espaa (1500-1558),


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el pueblo espaol sura grandes penurias, porque su rey

comprometido en continuas guerras en Francia, Alemania,

Pases Bajos y Turqua, inverta en esas guerras grandes

sumas de dinero (incluido el oro que llegaba de Amrica)

y aunque una de sus motivaciones guerreras uera la recu-

peracin del cristianismo en Europa con su poder por serel Emperador del Sacro Imperio Romano germnico, poca

atencin prestaba a los conictos sociales espaoles. Au-

sente de Espaa por largo perodos, ignoraba los asuntos

de su pueblo.

Tambin debi enrentar la ragmentacin doctrinaria del

cristianismo y debate ideolgico con Lutero en 1521 quetermin en un racaso.

Los Habsburgos supieron precozmente de la existencia de

los Hermanos Hospitalarios y siempre expresaron aecto

por la nueva Orden y no obstante Felipe II, heredero de Car-

los V, cometi errores diplomticos con los religiosos, pero

al mismo tiempo permiti que se expandieran por toda Es-paa: en 1570 ya uncionaban ms de 5 casas espaolas.

Claro est que en esos aos haban ocurrido sucesos que

prestigiaban mucho a la Orden. Uno muy importante ue que

los Hermanos Hospitalarios ingresaran en calidad de ener-

meros en los ejrcitos de Felipe II y tuvieran una actuacin

muy reconocida en la Guerra de Alpujarras contra los Moros

(1568-70). Luego en 1571 acrecentaran su prestigio en la


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batalla de Lepanto en la que Don Juan de Austria venci a

los turcos. Tanto prestigi a los Hermanos Hospitalarios su

participacin en las uerzas armadas que Juan de Austria

les don 5000 ducados para satisacer el deseo del Herma-

no Pedro Soriano de undar un hospital en Npoles y as se

hizo. Tambin Felipe II los invit a recomponer el hospitalSan Lzaro de Crdoba, de su propia donacin.

Tal era la pujanza de esos religiosos que en ese mis-

mo ao en 1589 arribaron Hermanos Hospitalarios

a Mjico, primera puerta en Amrica.

Pero el verdadero gran suceso ue por entonces el viaje a

Roma de Pedro Soriano y Sebastin Arias, quienes consi-

guieron que el Papa Po V aprobara la Fraternidad el 1 de

Enero de 1572 y autorizara su uncionamiento no slo en

Italia sino tambin en el resto del mundo. Sixto V ratifcarala constitucin cannica el 1 de Octubre de 1586 y ya en

1587 se celebrara el Primer Captulo integrado por 7 voca-

les de Espaa y 5 de Italia. El 2 Captulo tendra lugar en

Roma en 1589.

Tal era la pujanza de esos religiosos que en ese mismo ao

en 1589 arribaron Hermanos Hospitalarios a Mjico, prime-

ra puerta en Amrica. (Ver Tabla 3. Hermanos Hospitalarios)


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No todo sera cil para la Hermandad Hospitalaria en esos

primeros tiempos. El empeo de los Obispos Ordinarios en

conservar su inuencia institucional, ms el reclamo de los

Jernimos que reclamaban el poder de gobierno del Hospi-

tal de Granada inuye sobre el nimo de el voluble Felipe II,

quien consigue que el Papa Clemente VIII limite la indepen-dencia de la Orden (1592).

El Papa ordena a los Hermanos Hospitalarios volver a la dis-

ciplina de los ordinarios y retrotrae a la Orden a la califca-

cin de Fraternidad, lo que signifcaba no poder acceder

a los votos agustinianos de pobreza, obediencia y castidad.

Era evidente que a Felipe II le molestaba que una Orden re-ligiosa nacida en Espaa uera gobernada desde Roma. Por

eso hasta 1608 no hubo General, ni Provinciales, ni nuevos

Captulos. Fue necesario que Felipe y su esposa Margarita

escucharan a Pedro Egipciaco para que las normas unda-

cionales volvieran a su curso aunque slo en Italia por rec-

tifcacin del mismo Clemente VIII. En el Captulo de 1596las cosas se haban arreglado parcialmente, sobre todo en

Italia.

Vale la pena imaginar ese tiempo de lucha por la expansin,

cuando pese a tener que respetar a las autoridades polticas

y al papado consigue la Orden atraer tal cantidad de voca-

ciones entre jvenes de todos los estratos sociales, incluso

de la nobleza, que en setenta aos de trabajo tiene presencia



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1539

GRANADA

ESPAA

1539

AMERICA

1587

ITALIA

1570

FRAN

CIA

1601

INGLATERRA

1880

PORTUGAL

1606

1590

Pais

esBajos

1587

Mejico

1601

Francia

1716

Can

ad

1880

Irlanda

(R)

1780

Asia

1601Pars

1603Cuba

(Habana)

1605Austria

1880Irlanda

1606

Portugal

1604Colombia

(Cartagena)

1627Polonia

1880Inglaterra

1603Filipinas

1606Per

(Australia)

Alemania

1613Bolivia

Hungra

DECANADA:

AUSTRALIA

1928Azores

G

HANA

1619Chile

Rumania

1946

1947Africa

1955

1620

Panam

1941

EE.UU

1959

CoreadelSur

1953

Brasil

1636Brasil

1951V

ietnam

1961Rodesia

1641Guatemala

1955Gh

ana(R)

1650Nicaragua

1662Honduras

Tabla 3. Hermanos Hospitalarios


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CANAD

M

JICO

COLOMBIA

ASIA

BR

ASIL

GHANA

PORTUGAL

RO

DESIA

AUSTRALIA

FILIPINAS

C

OREADELSUR

ESPAA

1590

1880

1606

1955

1961

1946

FRANCIA

PAISESBAJOS

1

928

A

ZORES

IRLANDA

1880

INGLATERRA

PARS

1780

AMRICA

1953

FRICA

1947

PER

1606

PANAM

1620

G

UATEMALA

1

641

HONDURAS

1641

NICARAGUA

1650

BOLIVIA

1606

1619

1959

1604

1636

CUBA

1603

1587

1716

1601

ITALIA

1570

AUSTRIA

1605P

OLONIA

1

627

1603

CHILE


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en Espaa, Italia (1570), Francia (1601), Pases Bajos (1590)

y en la lejana Amrica (1587).

Del desarrollo en Espaa, que es abrumador, no nos ocupa-

remos pero sabemos de las rpidas undaciones en Sevilla,

Mlaga, Antequera, Palencia, Pontevedra, Segovia, Madrid

y Barcelona la ciudad que tanta inuencia tuvo en toda lahistoria de la Orden, y en tantas otras localidades espaolas

antes del ao 1600.

La vista a Roma de Pedro Soriano y su relacin con Carlos

Borromeo y con Don Juan de Austria, no solo provoc des-

pertar el inters de esos personajes que como dijimos acili-

taron a los Hermanos Hospitalarios la undacin del Hospitalde Miln y de la atencin hasta en los pases bajos, donde

se afanzaron luego en 1590, sino que tambin despert la

admiracin de Mara de Mdici, esposa del rey de Francia

Enrique IV, quien solicit de los Hermanos Hospitalarios que

se instalaran en Pars y eectivamente, all ueron desde Italia

en 1601 a poner su impronta en un Hospital que aun existe,conocido hoy como Hospital de Cuidar o (la Charit/caridad)

en pleno centro de la ciudad. La presencia en Italia desde

1572 produjo la expansin a Austria en 1605 y luego en 1672

a Polonia, Alemania, Hungra y Rumania.

En Italia mientras tanto y por inuencia tambin de Carlos

Borromeo, Don Juan de Austria y del Papa Gregorio XIII, un-

dan el Hospital de Calibita en Roma en 1584, cuya historia


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merecera un artculo especial. En 1606 los Hermanos Hos-

pitalarios retornan a Portugal en un intento de comprar la

casa donde viviera Juan Ciudad. Por supuesto de inmediato

instalaron una pequea Iglesia y un pequeo Hospital. Lue-

go se afanzarn all en 1640.

En esos aos ocurrieron cosas inslitas para su tiempo, porejemplo: Margarita de Austria esposa de Felipe III solicita al

Padre Pedro Egipciaco, el mismo que introdujo la Orden en

Amrica y que tanto trabaj para mantener el carisma de la

Orden, le pide a los Hermanos Hospitalarios que vayan a Fi-

lipinas. Era el ao 1608 y all van los Hermanos Hospitalarios

por rutas martimas e intrpidas, y pretenden instalarse pesea la agresin continua de grupos de indgenas, acciones que

culminan con el martirio de tres religiosos (es mucho des-

pus, en 1750 que los Hermanos Hospitalarios volvern a

Filipinas desde Mjico).

Otro hecho inslito ue la llegada a Australia en 1605 (Aus-

tralia en homenaje a la Casa de Austria). Llegaron en barcosque partieron del Callao (Per) y all volveran para instalarse

defnitivamente en 1946 con xito.

Un tercer hecho inslito ocurri en 1636 cuando los Her-

manos Hospitalarios que estaban cumpliendo unciones de

enermeros en una ota espaola, conocen las costas bra-

sileras e intentan instalarse, pero tambin ueron resistidos

y varios religiosos ueron muertos. Esa ota espaola com-



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bata a piratas holandeses e ingleses que asolaban la zona.

Volveran a Brasil desde Portugal recin en 1953.

1630 ao histrico: Juan de Dios es beatifcado por Urbano

VIII, y el 16 de Octubre de 1690 es canonizado por Alejandro

VIII. La Iglesia ratifca as su admiracin por la Orden, lo que

en esos tiempos signifcaba un gran estmulo para las voca-ciones y un gran respeto en el mundo de la salud. En 1780

desde Portugal llegaron Hermanos Hospitalarios a Asia. Mu-

cho ms tarde, 1928, desde Portugal ueron a las Azores; en

1947 al rica y como dijimos en 1953 a Brasil. Francia que

tuvo el privilegio como ya dijimos de instalar Hermanos en

Pars en 1601, envi representantes a Canad en 1716 y en1877 y 1880 a Irlanda e Inglaterra, previendo las difcultades

que surgan a partir de la Revolucin Francesa.

1630 ao histrico: Juan de Dios es beatifi cado por

Urbano VIII, y el 16 de Octubre de 1690 es canoni-

zado por Alejandro VIII.


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35

LA EXPANSIN


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La expansin

La Etapa Fundacional iniciada en 1539 se extendi aproxi-

madamente hasta 1794. Durante esta etapa defnitoria la Or-

den consigui instalar 206 casas en el mundo, contando con

una abundancia de Hermanos Hospitalarios no igualada enetapas posteriores. Vale la pena mencionar datos, aunque

estos no sean rigurosamente exactos:

1539-1974 PRIMERA ETAPA DE EXPANSIN

ESPAA 60 Casas Religiosos: 5 a 30 por Casa

AMRICA 62 Casas Religiosos: 5 a 30 por Casa

FILIPINAS 5 Casas Religiosos: 6 a 16 por Casa

PORTUGAL 11 Casas Religiosos: 4 a 27 por Casa

Espaa: 60 casas, entre 5 y 60 religiosos por casa. Portugal: 11 casas, entre 4 y 27 religiosos por casa.

Amrica: 62 casas, entre 3 y 50 religiosos por casa.

Filipinas: 5 casas, entre 6 y 16 religiosos por casa.

(Luego veremos que para 1880 en Italia llegaron a ser 559 los

religiosos y para 1850 haba en Asia y rica 35 religiosos).

Antes de continuar con la historia de la expansin de la

Orden cabe una meditacin sobre el despertar de las vo-


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37

LA EXPANSIN

caciones que permiti esta gesta gigantesca. La vocacin

no slo signifca hacer bien lo que se hace por placer, en

este caso diramos por amor al enermo, sino tambin asu-

mir los riesgos de los viajes por mares poco conocidos a

tierras casi desconocidas. Un amor as expresado debe ser

considerado doblemente heroico. Despertar vocaciones im-plica sustentarlas, sostenerlas, alimentarlas con la doctrina

sin desviarla y orientarlas a los fnes misioneros ya que se

trataba de evangelizar por el servicio y desde el servicio a la

apetencia religiosa.

En la primera parte de este trabajo hemos intentado instalarla undacin de la Orden en su contexto histrico donde se

dieron el despertar de las ideas y de los compromisos del

hombre del Renacimiento, la uerza de la Fe de los hombres

en los nuevos mandatos de Dios. Ensead el Evangelio a

todos los hombres.

Volviendo a la historia, nos atrevemos a afrmar que Amricaue una hija dilecta de la Orden (6).

Se trataba de evangelizar por el servicio y desde el

servicio a la apetencia religiosa.

Como lo puntualizbamos en nuestro trabajo anterior (6) so-


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bre la gesta de la Orden en Argentina, Bolivia y Chile, la ac-

tuacin espaola en Amrica ue conquista porque una cul-

tura se impuso por la uerza a otra cultura; ue colonizacin

porque la nueva cultura impuso comportamientos propios

del pas de origen; y ue evangelizacin porque siendo Es-

paa un pas intrnsecamente catlico envi a Amrica juntocon los soldados al clero. Pero dierencibamos el clero

ofcial que portaba una cruz que las indgenas conundan

con una espada, de los religiosos de las rdenes monacales

que brindaron primero servicios, como salud y educacin y a

travs de ese testimonio avanzaron en la evangelizacin. (7)

Que en menos de 60 aos se expandieron por toda

Amrica.

Llegaron los Hermanos Hospitalarios con los barcos de la

conquista, asistieron sanitariamente a conquistadores yconquistados sin distincin, regentearon hospitales de la

corona y undaron los propios donde ueran necesarios. Tan

apreciados ueron sus servicios que en menos de 60 aos

se expandieron por toda Amrica. Estuvieron en la Habana

en 1603, en 1604 en Cartagena de Indias, en 1606 en El

Callao, Per, en 1613 en Potos, en 1615 en Oruro, en 1619

en La Concepcin de Chile, y ese mismo ao en Santiago,


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39

LA EXPANSIN

Cuzco y Arica, en 1620 en Portobelo de Panam, en 1625

en Cochabamba, en 1636 en Brasil, en 1642 en Guatemala,

en 1650 en Nicaragua y en 1662 en Honduras. En Mjico

haban recalado tres Hermanos en 1587 pero se instalaron

ofcialmente en 1611. A Argentina llegaron tarde y eso est

explicado en el trabajo ya citado. Basta ahora recordar queel Virreinato del Ro de La Plata se jerarquiza tarde en la his-

toria de la ocupacin espaola.

Tal vez no debiera hablarse de sincretismo en Am-

rica, sino de una religin cristiana enriquecida con

mitos y costumbres propios de una religiosidad

aborigen.

Muchos ms ejemplos podramos consignar para demostrar

la rapidez de la expansin en Amrica, pero el recuerdo de

esas radicaciones basta para apreciar el xito juandedianoen el nuevo continente y su contribucin a los resultados

ms respetados de la Conquista, los cuales ueron una mis-

ma religin con sus sincretismos y una sola lengua.

Tal vez no debiera hablarse de sincretismo en Amrica, sino

de una religin cristiana enriquecida con mitos y costumbres

propios de una religiosidad aborigen.


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41

LA DECADENCIA


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Decadencia

Un tiempo de grandes difcultades comienza para la Orden

alrededor de 1775. Por un lado las vocaciones comienzan

a escasear y la propia expansin explosiva aecta la disci-plina en los prximos setenta aos aproximadamente. Por

otro lado los procesos histricos cambiaron el esquema

geopoltico de occidente: el surgimiento de las nuevas ideas

enciclopedistas con uerte acento laicista que prepara la re-

presin de las rdenes religiosas, entre ellas la expulsin de

los Jesuitas de Portugal, Espaa y Francia. La RevolucinFrancesa, 1789 que primero produce primordialmente un

gran desorden social; la invasin napolenica a Espaa en

1809; la independencia de las Colonias de Amrica y la con-

secuente interrupcin de las comunicaciones y directivas

desde Europa. Ya antes en Espaa se asista a la cada de la

Casa de los Austria y el trono espaol pasara a ser propie-dad de los Borbones que nunca simpatizaron con los juan-

dedianos. Respecto de este punto y como reconocimiento

a los valores morales de los Hermanos Hospitalarios, recor-

demos que siguieron undando hospitales, aunque en menor

nmero. No es nuestra intencin justifcar la conveniencia de

gozar del apoyo de los gobernantes y de los poderosos para

crecer y afanzarse, pero s afrmar que es deber de los que


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43

DECADENCIA

detentan poder ayudar en sus tareas a quienes ms contri-

buyen al bien comn que siempre benefcia al que recibe y

al que da.

Napolen orden luego directamente la extincinde las Ordenes Religiosas en su Imperio.

El enciclopedismo ue, con cierta razn, uertemente crtico

del poder temporal de la Iglesia, propuso el predominio de

la razn sobre la Fe y desprestigi la fgura del sacerdote y

del monje. El luteranismo, el jansenismo y el volterianismo(Voltaire ue un gran enemigo de la religin) introduca du-

das sobre la sinceridad de la Iglesia Catlica. La Revolucin

Francesa tard muchos aos en conseguir que su lema li-

bertad, igualdad y raternidad produjera mejoras en cuanto

a los derechos humanos y en ese intervalo destruy muchos

valores que mantenan la unidad del pensamiento europeo.Napolen orden luego directamente la extincin de las r-

denes Religiosas en su Imperio, al punto de desbastar los

hospitales juandedianos de Espaa (slo resistieron unos

pocos de Andaluca y uno en Murcia). En 1834 ueron su-

primidas todas las rdenes religiosas. Los Hermanos Hos-

pitalarios de las casas de Amrica quedaron a la deriva y se

enrolaron algunos en los ejrcitos espaoles y otros en los


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libertadores. Se interrumpi el arribo de Hermanos Hospita-

larios a Amrica y por supuesto no surgieron nuevas voca-

ciones. El laicismo impregn por un tiempo todas las mentes

juveniles, incluso la de algunos jvenes religiosos.

El laicismo impregn por un tiempo todas las mentes

juveniles, incluso la de algunos jvenes religiosos.

En Italia tambin se sintieron los mismos eectos provoca-

dos por las mismas causas, pero la Orden pudo conservar

all 16 hospitales y 160 religiosos. En Asia y en rica queda-ron slo 35 religiosos en total.

1775-1800 SEGUNDA ETAPA: DECADENCIA Y DESAPARICIN

ITALIA 68 CasasReligiosos: 4 a 60 por Casade 1700 a 559 Religiosos

ASIAAFRICA

Religiosos: 35 en total

1820 - 1914 TERCERA ETAPA: RESTAURACIN

El resultado provisorio ue la casi desaparicin de la Orden

en el mundo, por lo menos su desarticulacin.

Fueron tiempos de surimiento y desazn, pero Dios no

abandona al hombre y como prueba de ello recordemos por

ejemplo desde 1732 creca la orden de los Redentoristas


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DECADENCIA

undada por Alonso Mara de Ligorio y desde 1747 la de

los Pasionistas hijos de Juan Pablo de la Cruz y que la acti-

vidad de los Hermanos Hospitalarios era aorada en todos

los lugares en donde haban actuado. No todo era srdido.

La Iglesia toda examinaba su pasado y nuevos Papas con

menos ansiedad de poder temporal y gran deseo de revitali-zacin de la doctrina y de la conducta del clero acilitaron la

Restauracin.


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47

LA RESTAURACIN


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La restauracin

El Papa Po VII despus de cinco aos de destierro retorn

a su sede ante el jbilo de una Europa vida de reunifcacin

espiritual. En 1814 haba sido vencido Napolen y Fernan-

do VII al recuperar el trono devolvi los conventos. Pero, nosurgan vocaciones. Durante la posterior guerra de sucesin

en tiempos de Felipe V los pocos Hermanos Hospitalarios

que persistan se encontraron dispersos en ambos bandos.

La restauracin debi esperar en Espaa a que se superara

el duro golpe que recibiera la Iglesia en cuanto a la prdida

de sus bienes por obra de un movimiento de uerte inuenciamasnica que dio en llamarse la Amortizacin de Mendiz-

bal. El gobierno orden a la Orden cerrar aquellos hospita-

les en los que se desempearan menos de doce religiosos.

Fernando VII al recuperar el trono devolvi los con-

ventos.

A partir de 1850, pese a las situaciones sociales externas

que se desataron a partir de la Revolucin Industrial inicia-

da en Inglaterra en 1830 y replicada en Francia en 1848, el

hombre occidental ms consciente de su dignidad comenz

a reclamar educacin y salud. Una mnima educacin bsi-


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49

LA RESTAURACIN

ca para acceder al ahora trabajo mecanizado y a una salud

ms agredida por el trabajo industrial era el reclamo al que

muchas rdenes religiosas podan dar respuesta en sus ins-

tituciones.

Los Hermanos Hospitalarios de San Juan vuelven a ser ape-

tecidos y dignifcados.

El hombre occidental ms consciente de su dignidad

comenz a reclamar educacin y salud.

A partir de 1820 en Francia y 1867 en Espaa comienza real-mente la restauracin de la Orden. Pero el mrito mayor de

esa restauracin es de un italiano Benito Menni, descubierto

por otro grande en la historia de la Orden, Juan Alferi. Benito

Menni redefne la Orden, reagrupa la dispora, reunifca la

unidad de los Hermanos Hospitalarios Juandedianos, recom-

pone la disciplina, reactiva el crecimiento, viaja por el mundo,incluso llega a Amrica y aun visita brevemente la Argentina

en 1892, unda la rama emenina de la Orden (las Herma-

nas Hospitalarias del Sagrado Corazn de Jess) y muere en

1914 dejando en marcha una autntica restauracin.

En Amrica nunca se perdi el nimo de undar nuevas ca-

sas, aunque a un ritmo ms lento y nunca los Hermanos

Hospitalarios perdieron su actitud misionera y su vocacin


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sanitaria. Hay registros sobre la consolidacin de las casas

en 1914, previo a la primera guerra mundial, regidas por

1740 religiosos (con predominio de espaoles).

Los Hermanos Hospitalarios de San Juan vuelven a

ser apetecidos y dignifi cados.


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NUEVOS PROBLEMAS.PERSECUCIN Y MARTIRIO


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Nuevos problemas. Persecucin y martirio

No podemos dejar de destacar entre las circunstancias pro-

picias de la restauracin no slo en la Orden sino del catoli-

cismo en general, la eclosin en el seno de la Iglesia de los

grandes Papas que enarbolaron las banderas de la paz y dela justicia social, Po IX (1846-78) y Len XIII (1878-1903). De

all en adelante el Papado ue asumido por hombres imbui-

dos de una prounda espiritualidad y comprometidos con las

causas justas, entre otras del sistema democrtico basado

en la libertad, no en el orden. Estos ueron los papas que

alentaron las esperanzas de los hombres por un mundo me-jor pese a los acontecimientos que luego sobrevendran y

que nuevamente se opusieron a la restauracin juandediana.

La guerra civil espaola (1936-39) dividi a Espaa. Los Her-

manos Hospitalarios que quedaron en la zona roja surieron

persecucin y martirio. En Toledo 4 Hermanos Hospitalarios

ueron usilados, 15 en Tarragona, 7 colombianos en Bar-celona, 24 de la Comunidad de Ciempozuelos, (Madrid), 12

de la comunidad de Carabanchel (Madrid), 5 de Barcelona

(Sant Boi), 13 de la Provincia de Castilla, todos ellos declara-

dos Beatos, ms 28 de distintas casas ya designados Sier-

vos de Dios. Todos ueron usilados al no querer abandonar

las casas. Todos surieron graves vejaciones previas, como

tambin las surieron muchos otros Hermanos Hospitalarios


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NUEVOS PROBLEMAS. PERSECUCIN Y MARTIRIO

espaoles que salvaron a ltimo momento sus vidas en cir-

cunstancias inenarrables.

Bien dice la tradicin que sangre de mrtires semilla de

cristianos.

Quien visite hoy Espaa ser testigo de la vitalidad juande-

diana, de su ortodoxia, de su carisma y de la necesidad desu presencia en mundo de la salud.

La segunda guerra mundial (1939-45) oblig a toda Europa a

poner todo el esuerzo sanitario en la asistencia de soldados

y civiles, porque a dierencia de la guerra del 14 que ue una

guerra de trincheras sta ue una guerra de ciudades. Mu-

chos Hermanos Hospitalarios tuvieron que prestar serviciosen las uerzas armadas, lo que a agrav el mantenimiento de

las casas.

Sangre de mrtires semilla de cristianos.

Durante esos aos en los pases dominados por la Alema-nia de Hitler se suprimieron todos los hospitales religiosos y

en la Italia de Mussolini pese a ser aliada fel de Alemania,

las casas pudieron seguir uncionando. Terminaba la guerra,

mediante el tratado de Yalta los pueblos ueron cruelmen-

te divididos quedando los hngaros, yugoslavos, rumanos

y polacos sujetos al dominio comunista que suprimi toda

expresin religiosa.


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Pero la Orden creci entonces en Irlanda, Canad y en al-

gunos pases de Amrica, sobre todo en Colombia y desde

Portugal se expandi a rica.

Los Hermanos Hospitalarios estaban en Irlanda desde 1880

y al ao de terminar la segunda guerra mundial ueron a Aus-

tralia a reactivar las casas (1946) y en 1959 se ueron a Costade Marfl y en 1961 a Rodesia. Los Hermanos Hospitalarios

portugueses que ya haban estado en Asia en 1780 y en las

Azores en 1928, se instalaron en 1947 tambin en rica y

en 1953 en Brasil (donde como ya lo consignamos haban

tenido una experiencia anterior rustrante en 1636 viajando

desde Espaa).

La Orden retoma el impulso y otros pases, an la

lejana China, apetecen su presencia.

Los ranceses tambin hicieron por entonces lo suyo des-

de Canad donde estaban desde 1716. Irradiaron su obraa Estados Unidos en 1941, en plena guerra, y en 1955 se

instalaron en Ghana.

Lo que pudiera seguir ahora es historia reciente. La paz vol-

vi a Occidente, que sin embargo se enreda en guerras le-

janas sin sentido. El comunismo ha racasado y los pueblos

recuperan la libertad religiosa. La Orden retoma el impulso

y otros pases, aun la lejana China, apetecen su presencia.


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NUEVOS PROBLEMAS. PERSECUCIN Y MARTIRIO

El progreso cientfco, la rpida transerencia a la tecnologa

de esos logros de la ciencia, el reclamo del derecho a la sa-

lud y el gerenciamiento de la medicina necesitan ms y ms

recursos econmicos para orecer asistencia y prevencin

pero tambin necesitan agentes sanitarios que trabajen por

amor al hombre.

Cincuenta mil colaboradores tratan de ayudar a

1500 religiosos a mantener 264 casas

Esos agentes deben asumir dos lealtades, una al enermo y

otra al fnanciador de las prestaciones, lo que expone al tra-bajador de la salud a perder el placer de ejercer su proesin.

Mucho ms que en otros tiempos el carisma de los Herma-

nos Hospitalarios, tendr que transerirse a laicos colabora-

dores que puedan dar respuesta a todos quienes ven en la

Orden juandediana una garanta de medicina humanizada.

Cincuenta mil colaboradores tratan de ayudar a 1300 religio-sos a mantener 264 casas. Esta historia de la expansin con

sus perodos de prosperidad y decadencia alternndose en

el tiempo fnaliza con una invitacin a releer el Sermn de la

Montaa y a creer en las Bienaventuranzas.


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Tabla 6. La expansin

Cronologa de la orden

1570 Aprobacin Po V

1592 ReduccinFelipe II

Clemente VIII

1608 RestauracinAustriasFelipe III

1702-1775 DetencinBorbones

206 hermanos

1789 ReduccinRev. Francesa

NapolenIndep. Amrica

1814 RestauracinVuelta de

Fernando VII

1835 Reduccin Mendizabal

1850 Restauracin Menni

1914 Consolidacin

1936 MrtiresGuerra

Espaola

1940 Resurgimiento

1962 Crecimiento 3600 Religiosos

1592 1608 1814 1835 1850 19621570

MenniMendizabalFernando VIIFelipe IIIFelipe II

Clemente VIIIPo VII


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EXPANSIN CONMENOS RELIGIOSOS


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Expansin con menos religiosos

El fn de la segunda guerra mundial y de la guerra ra, la ca-

da del comunismo, la incorporacin de China y la India al

comercio internacional acilitaron la recuperacin econmica

en Europa y Estados Unidos y el consiguiente inters de sushabitantes por la produccin, el lucro y el bienestar social. La

preocupacin por el dinero comenz a reemplazar el inters

por los valores espirituales. El hombre occidental comenz a

elegir diversas interpretaciones de la doctrina catlica segn

criterios individualistas, poco respetuosos de las normas re-

ligiosas establecidas desde antao por la Iglesia Catlica. Sibien se siguen observando los ritos de pasaje (bautismo, pri-

mera comunin, matrimonio, grandes estividades), las con-

ductas morales privadas y pblicas testimonian un alarmante

desinters religioso y concomitantemente una gran crisis de

las vocaciones religiosas. Las instituciones religiosas dedica-

das a la educacin y a la salud quedan involucradas en esteproblema y deben preparar a laicos comprometidos con sus

fnes para mantener sus casas. Han de ser laicos a quienes

Dios les regale una gran Fe, una frme esperanza en perma-

necer en una actitud testimonial y con capacidad de ejercer

la caridad sin dejar de ormar una amilia con cnyuge e hijos

con quienes compartan un gran deseo de servir.

Fray Donatus Forkan, Prior General de la Orden publica re-


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EXPANSIN CON MENOS RELIGIOSOS

cientemente un documento titulado El rostro de la Orden

cambia, Roma 2009, en el que expresa su reexin sobre el

uturo de la Orden. Forkan prev una renovacin que no es

otra cosa que la metanoia, transormacin de la mente, que

nos permita aceptar un cambio radical en nuestra manera de

pensar y de actuar en el camino que nos sealan las Bien-aventuranzas:

1. Mayor comprensin de la misin de Hospitalidad en la aldea

global que tiene de nuevo la gran variedad de maneras de

expresarse;

2. Hermanos y Colaboradores miembros de una misma amilia;

3. Redescubrimiento de San Juan de Dios.

Eectivamente, el mundo actual reclama asistencia humani-

taria para un sector de la poblacin no privilegiado por los

sistemas de salud y si privilegiado histricamente por San

Juan de Dios desde su misin: los pobres, los crnicos, los

minusvlidos, los terminales, los necesitados de cuidadospaliativos, aquellos a quien nadie ama. Ese reclamo uerza

aun en el 2009 la continua expansin de la Orden para cubrir

un trabajo mdico que la Orden viene realizando desde hace

ms de 500 aos.

(Ver Tabla 1. Expansin de la Orden - Pgina 59)

(Ver Tabla 2. Expansin de la Orden - Pgina 60)

Forkan quiere correr el riesgo de responder a ese reclamo


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con slo 1232 religiosos acompaados por 40.000 laicos

colaboradores en el seno de una amilia hospitalaria. En

La Paz, Bolivia, ya unciona el nuevo hospital que se vena

gestando desde hace varios aos. En Paraguay no tiene

la Orden ninguna institucin y sin embargo, de Paraguay

surgieron dos vocaciones. All se est gestando lentamenteun centro asistencial en la Dicesis de San Lorenzo, con

base en una capilla nominada San Juan de Dios, que da

asistencia espiritual a una vasta poblacin y que proveer

peridicamente atencin primaria de salud.

En Honduras desde el 2002 se trabaja con la ayuda de losgobiernos de Valencia, Vasco y Balera, en la construccin de

un centro comunitario para la salud mental que ya unciona

con la expectativa de asistir cada ao a 6000 pacientes.

Desde 1982 la Orden deseaba entrar a China desde Corea.

En 1999 el Director del Departamento de Salud local deYanji pidi a la Orden que estudiara la posibilidad real de

undar una unidad de cuidados paliativos en Yanji que est

uncionando desde el 2005, y actualmente las autoridades

chinas continan animando a la Orden a abrir ms centros

como el de Yanji. Es la primera vez que una Orden Religio-

sa Catlica es demandada por las autoridades chinas para

construir y gestionar un centro de salud.


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Desde el 2006 el Superior General pide colaboracin para

la construccin de un centro en Camern para la comuni-

dad de Donala y desde el 2008 avanza el proyecto de un

centro de rehabilitacin en Bien Hoa, Vietnam.

Al fn de la guerra en 1975 el rgimen comunista unifc elpas y nacionaliz las escuelas y hospitales. Los herma-

nos misioneros provenientes de Canad y junto con algu-

nos jvenes hermanos vietnamitas tuvieron que abandonar

sus casas y reugiarse en el sur. Ah en 1954 construyeron

un hospital en Tan Bien, Bien Hoa, Dong Nai a 40 km de

la ciudad de Raign (luego Hochiming), dando prueba deque amaban a Dios y a su vocacin ms que a sus propias

vidas. Hoy la Orden cuenta en Vietnam con cinco comuni-

dades con casi 100 miembros entre hermanos, novicios y

postulantes: una verdadera reundacin y el Gobierno re-

conoce a los hermanos como expertos en ese sector de la

medicina.

En el 2009 Forkan llama con insistencia y conviccin para

instalar un Hogar Clnica San Juan de Dios en Iquitos, Per,

donde estn los hermanos instalados precariamente desde

el 2000: pero Forkan quiere all un hospital con estructuras

para realizar operaciones quirrgicas y rehabilitacin.

Estos emprendimientos esperanzados enrentados con un


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nmero de religiosos relativamente escaso, testimonian la

valenta de la Orden de no detener la expansin. El testimo-

nio est dado por la calidad de las prestaciones en un rea

defcitaria. Nuevamente en la historia de la Orden se suce-

den las acciones de manera adecuada: primero el servicio

y por el servicio a la evangelizacin. As ocurri en Amricay as se repite en Asia, del testimonio cristiano a la predica-

cin evangelizadora. En Amrica el testimonio ue orecido y

en Asia ahora el testimonio es apetecido. Si Asia apetece la

presencia de los hermanos para asistir a crnicos y discapa-

citados en el seno de una sociedad evangelizada, Occidente

tambin los apetece por las mismas razones vigentes en unasociedad evangelizada pero descristianizada.

Dios proveer nuevas ormas de incorporarse a la Orden y

de mantener su organizacin. El catolicismo no es una re-

ligin europea. Naci en Oriente, se afanz en Europa, se

expandi en Amrica y penetra en rica y Asia predicandouna doctrina y brindando servicios sociales a grupos huma-

nos necesitados de asistencia personalizada.


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Romana (8)Aragn

(barcelona) (14)Vietnam (4)

Roma Curiageneral

LombardoVneta (14)

Castilla (15)Sudam.

Septentrional (9)Com. Interprov

Francesa (7) Irlanda (17)

America

Central (6)

Centros

de ormacin

Austraca (10) EE.UU (2)Sudamerica

Merid (8)Esc. de

enermera (27)

Bvara (13) Arica central (1) Aricana (9)Boletin-revista

(36)

Silesia (6) Holanda(1)Arica

Pampuri (5)

Hungra (3) Canadiense (3) Arica Menni (6)

Andaluza (15) Colombia (7) India (4)

BohemiaMoravia (7)

Inglesa (7) Corea del Sur (4)

Polaca (13)Australiana (6)

otros (9)China (1)

Portuguesa (12) Eslovaca (3)

Estados Unidos

Caliornia (3)Renana

(Alemania) (3)

Tabla 1. Expansin de la Orden


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PROVINCIA

Profesos

Solemnes

Profesos

Temporales

Novicios

Oblatos

1

ROMANA

29

3

3

1

DelocualesestnenlaDeleg.Prov.

DeFilipinas

9

3

3

1

2

LOMBARDO

-VNETA

50

1

0

0

3

FRANCESA

37

0

0

2

4

AUSTRACA

26

12

3

2

DelocualesestnenDeleg.Prov.

DeHungrayEslovaquia

6

0

0

0

5

BAVARESA

38

3

1

0

DeloscualesestanenlaDe

leg.

Prov.deJapn

5

0

0

0

6

SILESIANA

7

5

1

1

7

ANDALUZA

88

1

0

0

8

BOHEMO

-MORAVA

6

0

0

0

9

POLACA

61

12

4

1

10

PORTUGUESA

60

5

1

2

DeloscualesestnenlaDe

leg.

Prov.DeBrasil

11

3

1

0

11

ARGONESA

95

2

1

0

Tabla 2. Expansin de la Orden


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65


12

CASTELLANA

108

1

0

1

13

IRLANDESA

28

0

5

0

14

CANADIENSE

9

0

0

0

15

COLOMBIANA

32

4

2

0

16

INGLESA

12

1

0

0

17

AUSTRALIANA

41

9

3

0


leg.

Prov.DePapaN.G.

10

9

3

0

18

ETADOUNIDENSE

21

0

0

0

19

VIETNAMITA

55

20

3

0

20

SUDAMERICANASEPTENTRIONAL

29

9

3

0

21

MXICO

YCENTRO

AMRICA

27

3

2

1


leg.

Prov.DeCuba

10

1

2

0

22

SUDAMERICANAMERIDION

AL

33

8

2

0

23

INDIANA

34

10

5

0

24

COREANA

20

5

1

0

25

AFRICANA-SANAGUSTN

75

33

13

0

TOTAL

1072

163

62

12


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69/84

67

CRONOLOGA


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71/84

69


BIBLIOGRAFA


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Bibliografa

1. Compendio de Historia de la Orden Hospitalaria de

San Juan de Dios.Padre Juan Ciudad Gmez. Archivo In-

terprovincial. Granada (1963).

2. Carlos V, Emperador de dos Mundos. Jean Pierre Sois-son. Editorial El Ateneo 2005.

3. El reto de una aventura Planetaria: El Laberinto Impe-

rial. La Aventura de la Historia, ao 2, N 15, Enero 2000.

4. Baja Edad Media y Renacimiento: El Renacimiento

Italiano en el S XV. Plataorma social del Renacimiento, el

Humanismo y la defnicin de la Modernidad. Historia Uni-versal. Ed. Salvat. Tomo 11 (2005).

5. Las Luchas de Religin. La Reforma. Erasmo y Lute-

ro. Contrarreorma. Fundacin de la Compaa de Jess y

Concilio de Trento. Historia Universal Ed. Salvat. Tomo 13

(2005).

6. Breve historia de la Saga Juandediana en Argentina,Bolivia y Chile. A.P. Barousse (2001).

7. La Medicina en los Hospitales Juandedianos de Hispa-

noamrica en los Siglos XVI y XVII, A. P. Barousse. Historia

y Vida. Ao 23 N 128 (2004).


73/84

71

Addenda


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Addenda

Detenido este trabajo en el que hemos pretendido volver a

la memoria tantos esuerzos de la Orden para cumplir los

objetivos iniciales de San Juan de Dios, nos queda una in-

certidumbre: por qu tard tantos aos en concretarse suinstalacin en la Argentina?

Slo en 1940 arriban a Buenos Aires los Hermanos, que pri-

mero trabajaron en la localidad de Ramalln, vecino a Lujn

y luego, a partir de 1941 en Ramos Meja qu ue de los

cuatro railes que el gobernador Jos Martnez Salazar en

1664 propuso como probables undadores del primer hospi-tal de Buenos Aires?

Hay una reerencia muy concreta: en 1635 un vicario pro-

vincial de la Orden de San Juan de Dios, Fray Alonso de la

Cadena, hizo gestiones para ocupar y poblar el nosocomio

Es evidente que la Orden se expandi inicialmente y rpida-mente en Amrica siguiendo la ruta de los conquistadores.

No hay documentacin de la llegada al Ro de la Plata de

Hermanos Hospitalarios con la tripulacin de Juan de Garay,

el autntico undador de Buenos Aires.

Pudieron inuir en esta demora las sucesivas decisiones de

gobernantes de turno de prohibir el ingreso de nuevas rde-


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ADDENDA

nes religiosas, ni aun bajo el pretexto de undar hospicios y

hospitales?

En 1654 una cdula real del 1 de agosto as lo certifca y

pasado el tiempo, la Constitucin Argentina de 1853 esta-

blece la autorizacin de ingreso al pas de nuevas rdenesreligiosas, a ms de las existentes, requerir una ley del Con-

greso en cada caso y por el artculo 108 se prohibi a las

provincias tal autorizacin.

Qu sucedi con los religiosos que partiendo de Chile inten-

taron instalarse en Crdoba donde se sostuvieron de 1635a 1637 y en San Juan de Cuyo, por inuencia del General

San Martn, trabajaron de 1815 a 1820? Qu intimidades no

divulgadas nos impiden conocer qu pretenda San Benito

Menni en su paso por Buenos Aires en 1892?

Es intencin nuestra retomar las tareas de investigacin revi-sando los documentos que seguramente encontraremos en

los archivos de la Orden.

Mientras tanto y como adelanto a tal inquietud, incluimos

en esta publicacin que ser entregada a los Hermanos de

la Orden coincidiendo en echa con los actos de homena-

je al Bicentenario, una editorial del Dr. Samuel Finkielman


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publicado en la revista Medicina (Buenos Aires) en su N6/1,

noviembre diciembre de 1980, sugerido entonces por el Co-

mit de Redaccin de la revista cuando se conmemoraba el

Cuarto Centenario de la undacin de la Ciudad de Buenos

Aires, 1980, y que se titul La Historia del Primer Hospital de

Buenos Aires. Homenaje al Cuarto Centenario de la Ciudad.

Por eso, y como homenaje al cuarto centenario de la fun-

dacin de Buenos Aires, contaremos brevemente la historia

del hospital San Martin, el primero que se estableci en el Ro

de la Plata, sin juicios ni adjetivos. Se parece a muchas otras

historias que terminaron por ser paradigmas de nuestra con-ducta social.

Un hospital lo mismo que un hospicio, crcel, presidio o bas-

lica, sola ser, en las ciudades europeas, un recinto grande de

tres naves con gente en las laterales, un paso por la central y

un sitial en el bside; si se agregan a este arreglo arcos de me-

dio punto que padecen la verticalidad tendremos el llamadoestilo gtico, cuya estructura tripartita simboliza la Santsima

Trinidad. Nada de esto se ver en Amrica, tierra nueva de

pauprrimas aldeas donde los edificios sern endebles y rs-

ticos montones de adobe y cuyos habitantes preferirn morir-

se en sus camas. Pero las leyes de indias prevean que toda

fundacin deba destinar un sitio de la planta urbana, contiguo

a un convento, para una casa de asistencia de enfermos indi-


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casa de Moneda- que esperamos ningn prximo intendente

haga demoler casi sobre el borde de la barranca desde don-

de sta descenda hacia el zanjn de la calle Chile o tercio de

Matorras. El hospital se construy rpidamente nombrndose

nuevo mayordomo al sargento mayor Sebastian de Ordua;

constaba de un rancho, el hospital propiamente dicho, y una

capilla adosada al rancho, que fue consagrada a nuestra Se-

ora de Copa Cabana. En los siguientes diez aos es posible

que nadie se haya asistido en el hospital que no tuvo, por otra

parte, ninguna dotacin mdica.

El primer cirujano que lleg a la ciudad fue Manuel Alvarez que

en 1605 concert un contrato formal con el Cabildo que noinclua la asistencia hospitalaria, mantuvo su cargo o ms bien

fue mantenido en l contra su voluntad por disposicin del Ca-

bildo - pues no se le pagaba su estipendio ni se lo autorizaba a

renunciar- por unos tres aos, segn una versin. Un da desa-

pareci, haba huido Dios sabe dnde. Segn otra versin, fue

despedido al cabo de un ao por los regidores cansados desus reclamaciones de que se le hiciesen efectivos sus haberes

oficiales y privados. Pero la historia de los mdicos de Buenos

Aires es otra historia; no pudieron ser satisfechas sus modestas

aspiraciones ni retenidos en la ciudad y poco o nada tuvieron

que ver con el hospital San Martin. Simtricamente, el hospital

no asistira enfermos; era sin embargo un tem para la recauda-

cin fiscal y una fuente de trabajo para su guardin.


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ADDENDA

En 1623 el Mayordomo Martn de Rodrigo pidi oficialmente

autorizacin para embarcar 1500 cueros que haba obtenido

como limosna de moradores y vecinos por no tener renta di-

cho hospital. Por esa poca parece que algn pobre infeliz o

indio tonto buscaba cobijo ocasional en el rancho. En 1635 un

vicario provincial de la Orden de San Juan de Dios, Fray Alon-

so de la Cadena, hizo gestiones para ocupar y poblar conve-

nientemente el nosocomio y lleg a capitular con el Cabildo

contraviniendo expresas disposiciones reales. Sin embargo,

hacia fines de ese ao se autoriz a otro mayordomo, Gaspar

Azebedo, ni mdico ni cirujano sino barbero como consta en

acta, a curandear, sangrar, echar ventosas y a hacer algu-na suruja. Un ao despus otro mayordomo, llamado Pe-

dro Gomez, requiri al Cabildo que se vendieran los esclavos

negros que tena a su disposicin por ser malos, de peores

costumbres y mal servicio y se compren otros. A Gmez si-

gui cierto Alonso de Garro que pretenda ser zurujano. En

1639 se orden que todo el que curara en el jido de la ciudadexhibiera su ttulo de mdico, cirujano barbero lo que fue rei-

terado al ao siguiente a raz de las protestas de quien puede

haber sido verdaderamente mdico, Andrs Geden, que se

haba marchado a Crdoba descontento de Buenos Aires y de

su gente. Alguien propuso en 1642 suplicarle por su retorno

con agasajes pero Geden no regres. Por ese entonces un

temporal derrib el rancho del hospital; qued en pie uno con-


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tiguo donde habitaban los esclavos del mayordomo que muy

pronto sufri la misma suerte.

Qu sucedi con el nueve y medio del diezmo destinado a

la salud de los pobres? La suma quizs no fuera desprecia-

ble- y se sigui recaudando y algunas rdenes religiosas co-

menzaron a disputarse la canonja pero una Real Cdula del 1

de agosto 1654 prohibi que se fundasen nuevos conventos

sin autorizacin real ni aun bajo el pretexto de hospicios y hos-

pitales, por ser tantos los religiosos que en algunas ciudades

hay tres partes ms que vecinos. En 1664 el gobernador Jos

Martnez Salazar notific al rey que del hospital slo queda-

ba la hermita de nuestra Seora de Copa Cabana y propusofundar uno nuevo con cuatro frailes de San Juan de Dios. El

rey deneg el pedido y recomend rehabilitar el hospital San

Martin. Pero en 1667 el obispo de Buenos Aires y el Cabildo

insistieron en la solicitud y el gobernador Salazar la despach

a Espaa con su visto bueno. Hubo despus algunas disputas

entre sectores del Cabildo que queran conservar el patrona-to del hospital y los partidarios de trasladarlo a la jurisdiccin

religiosa. Se produjo entonces el robo del libro de actas del

hospital por un ex alcalde anticlerical, su encarcelamiento, la

excomunin de carceleros y del alcalde ordinario por el obis-

po, reuniones apresuradas pero no tanto-del cabildo y el en-

vo de un auto de apelacin a la real audiencia de Charcas,

gastndose ms palabras que las que estaran escritas en el


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ADDENDA

libro del hospital. La autoridad civil gan el juicio y, en 1670,

el hospital fue reconstruido para albergar veinte camas. Hubo

as hospital pero no recursos para su funcionamiento y diez

aos despus de estos episodios el obispo informaba al rey

que no haba mdicos ni se asistan enfermos y que los bie-

nes asignados no alcanzaban para las reparaciones peridicas

del edificio y la celebracin de la fiesta anual consagrada a

Nuestra Seora de Copa Cabana. Solicitaba naturalmente un

aumento de las asignaciones que no fue concedido. En 1690

el gobernador Herrera y Sotomayor propuso que las rentas del

intil hospital fueran destinadas a las curas doctrineros. Lue-

go se produjo el intento de transformar el hospital en conventoa guisa de un recogimiento de doncellas pobres y hurfanas.

Esto de recogimiento- es decir, asilo u hospicio- confundi al

fiscal del consejo de Indias.

Quizs por la superposicin semntica y funcional que existe

entre hospital y hospicio; se asinti finalmente a que se re-

cogiesen las hurfanas en la casa del hospital pero como se-glares, antes de tomar sus votos, y que esto no se entendiera

como fundacin de un convento ni casa religiosa. Y mientras

el obispo y el gobernador Robles ampliaban con un beaterio

el carcter religioso del nuevo establecimiento se gestionaba,

al mismo tiempo, una autorizacin para transformar el hospital

en monasterio. Pero el rey dispuso en 1701 que el hospital vol-

viera a serlo. Un nuevo gobernador de Buenos Aires, Juan de


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Valdez, promovi un ruidoso escndalo al descubrir en 1702

que el beaterio no autorizado funcionaba en el hospital e hizo

ordenar su desalojo. As salieron las monjas y el hospital volvi

a ser habilitado. A partir de 1713 y durante los siguientes 30

aos puede seguirse su actividad cotidiana; qued a cargo

de un mayordomo-enfermero que resida en el hospital con

algunos esclavos y que administraba la asignacin destinada

a comida para internados y a cera para la capilla. A partir de

1740 se hizo cargo de la asistencia el Cirujano del Presidio- es

decir, se transform en un hospital militar- aunque sigui asis-

tiendo a la poblacin.

En 1748, de acuerdo a la transferencia ordenada por el go-bernador Andonaegui con autorizacin del Consejo de Indias,

seis monjes betlemitas se hicieron cargo del hospital que pas

a llamarse de Santa Catalina, de los Betlemitas o, vulgarmen-

te, de los Barbones.

Detalles de esta historia podrn ser hallados por el lector cu-

rioso en la Locura en la Argentina, de Jos Ingenieros, Tor,Buenos Aires, 1955, libro difcil de obtener, que trae una com-

pleta bibliografa, y en El primitivo Buenos Aires, de Hctor

Adolfo Cordero, Plus Ultra, Buenos Aires, 1978.

Samuel Finkielman


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barousse, amadeo - breve historia de la orden hospitalaria

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