argumentación didáctica y polémica en prensa política

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    ARGUMENTACIN DIDCTICA Y ARGUMENTACIN POLMICAEN LA PRENSA POLTICA DE LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX:

    ELANUARIO SOCIALISTAARGENTINO COMO ARTEFACTORETRICO

    DIDACTIC ARGUMENTATION AND POLEMIC ARGUMENTATION INTHE POLITICAL PRESS OF THE FIRST HALF OF THE 20THCENTURY:THE ARGENTINIAN SOCIALIST YEARBOOKAS A

    RHETORICAL DEVICE

    Laura EisnerUniversidad de Ro Negro

    (Argentina)

    [email protected]

    ResumenEn este trabajo presentamos un estudio longitudinal de las modalidades deargumentacin que predominan en el Anuario Socialista, publicacin de difusindoctrinaria editada por el Partido Socialista argentino entre 1928 y 1951, y que seinscribe en la tradicin genrica del almanaque popular. A travs del relevamiento de lasestrategias retricas que se ponen en juego en la publicacin, analizamos su ubicacin

    relativa en ese conjunto heterogneo que conforma el discurso social y, por otra parte,las tensiones entre las diferentes duraciones discursivas que la atraviesan y suscambios a lo largo del perodo estudiado. Abordamos el Anuario como un artefactoretrico complejo, conformado por mltiples componentes con configuracionessemiticas y funciones comunicativas diversas (crnicas, informes, relatos, estadsticas,manifiestos, biografas, poemas, fotografas, publicidades, por mencionar algunas). En

    primer lugar, por medio de un anlisis microdiscursivo, analizamos cmo, en unaprimera etapa de la publicacin, que se extiende hasta 1937, y apoyndose en suheterogeneidad compositiva, el Anuario construye argumentacin mediante unaoperacin de montaje, que involucra la seleccin, recorte, secuenciacin y enmarcadode artculos preexistentes, y permite desplegar un tipo de argumentacin didctica

    (Courtine, 1983), adecuada a los modos de interpelacin del Anuario respecto de sudestinatario, destinada a instalar y reforzar la tpica socialista de la poca (Angenot,1993, 2010). El anlisis de la segunda etapa de la publicacin (hasta su desaparicin en1951) nos permite identificar un fuerte contraste respecto de los dispositivos retricosutilizados, ya que se verifica una tendencia a la homogeneizacin genrica en torno alos artculos propiamente polticos y una exacerbacin de la dimensin polmica conmayor apelacin al pathos. Finalmente concluimos que estos desplazamientosrepercuten en el ethos del colectivo socialista en tanto construccin enunciativaasociada a las modalidades argumentativas que se ponen en juego en cada etapa.

    Palabras clave: Anuario Socialista - artefacto retrico - almanaque popular -argumentacin - ethos.

    mailto:[email protected]:[email protected]
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    AbstractThis article provides a longitudinal study of argumentative structures in the SocialistYearbook, published by the Argentine Socialist Party between 1928 and 1951 andinscribed in the genre tradition of popular almanac. Through the survey of the rhetorical

    strategies deployed in the publication, we analyze its location within social publicdiscourse and describe the tensions between the different discursive durations thatcompose the Yearboook and its gradual changes over the period under study. We definethe Yearbook as a complex rhetorical device, consisting of multiple components withdifferent semiotic configurations and various communicative functions (chronicles,reports, stories, statistics, manifestos, biographies, poems, photographs, advertisements,to name a few). Firstly, through microdiscursive analysis, we analyze how theYearbooks initial stage (1928-1937) leans on compositional heterogeneity to build itsarguments by means of selection, trimming, sequencing and framing of preexistingarticles imported from previous publications; thus, it displays a didacticargumentativeconfiguration (Courtine, 1983), allowing the Yearbook to adequately address a broad

    and diverse readership in order to better introduce and strengthen socialist topicaat thetime (Angenot, 1993, 2010). Moreover, analysis of the second stage of the publication(until its demise in 1951) reveals a striking contrast with the previous stage regardingrhetorical devices. At the ending of the 1930s, the Yearbookstarts to develop a tendencytowards generic homogenization around explicitly political genres, a strengthening of

    polemicargument and greater deployment of pathemic operations. Finally, we concludethat these shifts affect the ethosof the socialist group, considered as a rhetorical entity,strongly bound to the modes of argument developed at each stage.

    Keywords: Socialist Yearbook - rhetorical device - popular almanac - argument - ethos.

    INTRODUCCIN

    En su prefacio aEl discurso social, Marc Angenot plantea la necesidad de emprender la

    elaboracin de una historia retrica, en tanto estudio de la variacin histrica y

    sociolgica de los tipos de argumentacin, los medios de prueba, los mtodos de

    persuasin (Angenot, 2010b: 15). Esta lnea de indagacin permite un anlisis de los

    dispositivos retricos a lo largo de la historia de las diversas formaciones discursivas, enrelacin con su colocacin en la relacin de fuerzas en el campo discursivo, no solo en

    sus arsenales argumentativos sino ms medularmente en los dispositivos retricos

    desde los cuales la argumentacin se torna eficaz.

    La adopcin de una perspectiva histrica para abordar estos fenmenos

    frecuentemente considerados como construcciones universales e invariables permite

    reconstruir de manera genealgica cmo surge o se transforma una posicin de

    enunciacin. En este sentido, presentamos un abordaje longitudinal sobre una

    publicacin extensa en el campo de la prensa poltica argentina, el Anuario Socialista,

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    con el objeto, por una parte, de analizar su ubicacin relativa en ese conjunto

    heterogneo que conforma el discurso social y, por otra parte, de dar cuenta de las

    tensiones entre las diferentes duraciones discursivas que la atraviesan y sus cambios a

    lo largo del perodo estudiado.

    Partiendo del supuesto de que determinados dispositivos retricos se corresponden

    con determinadas conformaciones de la comunidad discursiva (Maingueneau et al.,

    1995) y con determinadas concepciones del debate y de los interlocutores en juego,

    consideramos que atender, de manera longitudinal, a las estrategias retricas

    desplegadas en la publicacin permitir reconstruir el modo en que esta interpela a su

    destinatario; sus gestos de inscripcin en determinadas memorias retricas; y la

    construccin y transformacin del ethos del colectivo en relacin con los tipos de

    argumentacin que se ponen en juego en cada etapa.

    1. EL ANUARIO SOCIALISTA, PUBLICACIN DE DIFUSIN DOCTRINARIA EN LAARGENTINA DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XX

    El Anuario Socialista resulta un objeto discursivo relevante para el estudio de las

    estrategias retricas del Partido Socialista, en tanto constituy el rgano partidario de

    mayor continuidad y envergadura del perodo estudiado (fuera del peridico LaVanguardia). Editado por la Comisin de prensa, fuertemente vinculada con el Comit

    ejecutivomxima instancia de decisin del partido mencionado, el Anuario fue una

    publicacin orgnica de la agrupacin durante las dcadas de 1930 y 1940. Desde el

    punto de vista compositivo, elAnuariose sita en el cruce de dos tradiciones genricas

    cuyas huellas pueden identificarse en la materialidad misma de la publicacin: por una

    parte, la tradicin de las lecturas popularesespecficamente el gnero almanaque que

    comienza a circular en Europa a partir del siglo XV como (en ocasiones) nico materialimpreso en mbitos de escaso contacto con la cultura letrada; por otra parte, la

    tradicin de la prensa poltica, y especficamente de izquierdas, en la que el Anuario

    forma parte de un complejo aparato de difusin doctrinaria que Angenot denomina la

    empresa retrica ms amplia de los tiempos modernos(2010b: 113).

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    En primer lugar, entonces, para poder situar las condiciones de surgimiento delAnuario

    es necesario tener en cuenta el intenso movimiento editorial que se despliega en la

    Argentina a partir de las primeras dcadas del siglo XX. Gracias a la extraordinaria

    difusin de gneros populares como el folletn o la gauchesca (Prieto, 2006), y

    estimulado por la sustitucin de importaciones de productos culturales a raz de la

    crisis europea por la Primera Guerra Mundial, el mercado editorial se ampla, dando

    lugar a una mayor estructuracin de la actividad y a una distincin entre funciones hastaentonces unificadas, como eran las del librero, el imprentero y la incipiente figura del

    editor. Ese contexto permite el surgimiento de diversos proyectos editoriales, que

    respondan a criterios a la vez poltico-culturales y comerciales, apuntando a abastecer

    la demanda de ese pblico lector que se va ampliando y diversificando a un ritmo

    sostenido (Aguado, 2006: 98). Aparecen as las colecciones, compuestas por

    materiales diversos que incluan tanto clsicos de la literatura como textos de

    divulgacin, desde la geografa y el folklore hasta los manuales de derecho yadministracin, pasando por los ensayos filosficos y las ineludibles biografas de

    figuras ejemplares; o las revistas culturales o poltico-culturales dirigidas a un

    pblico mltiple y heterogneocon una funcin difusora de ideas e informacin. Estas

    iniciativas presuponen, como lo plantea Montaldo, una idea de la cultura como

    abarcabilidadde saberes, es decir, una idea cuantitativa de lo cultural (1990: 427), que

    se adquiran a travs de un recorrido guiado por las intervenciones editoriales:

    seleccin y recorte de los materiales, secuenciacin, adiciones explicativas que

    proporcionan una orientacin de lectura, inclusin de ilustraciones.

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    De este modo, muchos de estos emprendimientos culturales recuperan, de distintos

    modos, la tradicin de las lecturas populares:en sus circuitos de circulacin quioscos

    de diarios y revistas o distribucin casa por casa realizada por vendedores

    ambulantes; en las selecciones genricas (que remiten a una determinada concepcin

    de cultura); o en las operaciones realizadas sobre los discursos procedentes de la

    denominada alta culturapara adecuarlos a las nuevas publicaciones, que otorgan a los

    editores una funcin mediadora entre estos saberes y los noveles lectores.

    Especficamente, como decamos, el Anuario se inscribe ya desde su

    denominacinen la tradicin discursiva del almanaque, un formato genrico plstico

    y adaptable a las ms diversas refuncionalizaciones, a partir de un ncleo invariable

    (centrado en la medicin del tiempo) y que hace de la heterogeneidad de contenidos su

    marca distintiva. Por ello, sobre todo en los inicios del Anuario, las ediciones se

    componen, en muchos casos, de materiales ya dados, importados de otras publicaciones,

    que implican una gran dispersin de formatos: crnicas, informes, relatos, estadsticas,

    manifiestos, biografas, poemas, fotografas, publicidades.

    Ahora bien, como dijimos ms arriba, si el Anuario puede vincularse con los

    proyectos culturales de mercado, presenta otros rasgos de especificidad que deben

    rastrearse en relacin con la tradicin de lecturas polticas de la que forma parte. A partir

    de la dcada de 1870, en la que los primeros inmigrantes europeos internacionalistas

    se agruparon en torno a la publicacin del semanario Vorwrts, se va consolidando en la

    Argentina una intensa actividad editorial de izquierda (Tarcus, 2007: 144 y ss.). Esta

    inclua, por una parte, la intervencin en el debate poltico a travs de publicaciones

    peridicas (en el caso del socialismo, se destaca como dijimos el diarioLa Vanguardia)

    y, por otra, una vasta labor de difusin doctrinaria, en la que la tarea de construccin

    cultural conjuga simultneamente las ideas socialistas con la cultura letrada.

    En este campo, el socialismo tambin recurre a los dispositivos genricos de laslecturas populares, como las colecciones de textos doctrinarios de la Biblioteca

    Socialistao los folletos compuestos por fragmentos o reformulaciones de textos ms

    vastos: captulos de libros, segmentos de conferencias, transcripciones de debates orales

    o versiones divulgadoras de textos fundacionales. Es en ese marco que la editorial La

    Vanguardia, adems de la publicacin del peridico homnimo, inicia en 1928 la

    publicacin delAnuario.

    Aunque procedentes de otras tradiciones discursivas, con diferentes objetivos ycondicionamientos, las publicaciones socialistas de comienzos del siglo XX buscan al

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    igual que en los emprendimientos comercialesnuevas formas de interpelacin a un

    pblico que se concibe heterogneo y novel en el campo de la lectura, a la vez que

    deben responder a las demandas y expectativas de una comunidad militante ya

    consolidada. Es en ese sentido que el Anuariopuede pensarse como la conjugacin de

    estrategias de diversas procedencias en funcin de sus mltiples destinatarios.

    2.ARTEFACTO RETRICO Y OPERACIONES DE PUESTA EN LIBRO

    A partir de la tradicin del almanaque en que se inscribe con reapropiaciones el

    Anuario, consideramos que este puede definirse como lo que, desde la historia de la

    lectura se ha denominado un gnero editorial(Chartier, 1996; Andries, 1994), es decir,un dispositivo textual complejo, compuesto por materiales de gneros discursivos

    diversos, cada uno con sus propias caractersticas enunciativas y compositivas, que a su

    vez se resignifican al integrarse en esta unidad mayor. El gnero editorial puede

    entenderse entonces como un artefacto retrico que construye sentido

    fundamentalmentemediante la seleccin y combinacin de textos diversos en funcin

    de una poltica editorial determinada, y por la instauracin de un circuito de circulacin

    y de recepcin determinado.Se produce por tanto un desdoblamiento entre la instancia textual (de cada artculo) y

    una especficamente editorial en la que la figura del editor/compilador ocupa un lugar

    central. En efecto, en la confeccin de materiales complejos integrados por textos de

    diverso gnero, origen y funcin, el compilador realiza lo que Chartier (1985) denomina

    genricamente operaciones de puesta en libro: seleccin, recorte, yuxtaposicin y

    presentacin; segn su mbito de circulacin, estas operaciones se orientan en funcin

    de criterios estilsticos, acadmicos, comerciales y/o ideolgicos.1

    2.1.BLOQUES TEMTICOSY OPERACIONES DE SECUENCIACIN

    Durante el perodo inicial, en que la publicacin se inscribe ms fuertemente en la

    memoria genrica del almanaque, se incluyen con frecuencia coexistiendo con textos

    propios de la prensa poltica, como la nota de opinin, la denuncia o el ensayo

    1Este funcionamiento puede verse, hoy, en dispositivos semiticos de lo ms diverso, desde los que ancirculan en soporte papel como publicaciones peridicas, antologas literarias o textuales y otrasrecopilacioneshasta los audiovisualesdonde la explotacin de los recursos de edicin es cada vez mscentral y cada vez ms exhibidao los hipertextuales, en especial, en las pginas web.

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    programticoartculos que no estn vinculados por s mismos con el campo poltico:

    relatos breves, caricaturas, datos curiosos referentes a proezas tcnicas o cientficas,

    consejos de higiene, recetas de cocina, partituras musicales. Sin embargo, en tanto

    artefacto retrico, el Anuario tambin construye argumentacin en base a estos

    materiales, si bien aqu se presenta bajo una modalidad poco evidente, subrepticia,

    que no se encarna en ningn discurso en particular, sino que se desarrolla como un

    efecto global de lectura.

    Mediante la operacin editorial de secuenciacin, en el Anuario se conforman

    bloques temticos, es decir, secciones -algunas, fijas; otras especficas de cada nmero,

    en ocasiones enmarcados paratextualmente con un subttulo englobador como Pginas

    rurales o Religin que ponen en relacin artculos diversos seleccionados en torno a

    un eje temtico. Este criterio organizador no se vincula directamente con la coyuntura

    poltica o econmica, sino ms bien con los ncleos profundos de la agenda socialista;

    en efecto, la periodicidad anual de la publicacin la hace ms adecuada para los gestos

    de balance o la difusin de las bases doctrinarias del movimiento, que para las

    intervenciones puntuales en la dinmica del juego poltico-partidario.

    Para analizar en detalle este funcionamiento, nos centraremos en un bloque temtico

    incluido en el Anuario 1933, vinculado con la cuestin pacifista (central en el

    discurso socialista y que se fortalecer pocos aos despus de cara a la Guerra Civil

    Espaola y la Segunda Guerra Mundial), integrado por cuatro artculos que aparecen

    uno a continuacin del otro, abarcando una extensin de 6 pginas. Si bien, como

    veremos enseguida, los materiales que lo componen portan sobre s las huellas

    discursivas de sus circuitos de circulacin y modos de interpelacin originales, su

    puesta en serie produce efectos de lectura que no se desprenden de ninguno de ellos

    individualmente, es decir que conforman nuevos sentidos por su orientacin

    argumentativa global.El bloque se inicia con una estadstica, titulada por el Anuario La paz armada

    (Anuario 1933: 93):

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    Estos datos se refieren, esencialmente, a los costos y volumen del equipamiento

    blico y por su pertenencia genrica portan un fuerte efecto de objetividad. La nica

    intervencin editorial es aqu la titulacin.

    Ahora bien, a continuacin de la estadstica, se adjunta un artculo de fuerte carga

    valorativa como lo es la tira cmica (un gnero que comienza a aparecer en el

    Anuariojustamente en esta edicin y se contina en nmeros posteriores a travs de la

    caricatura poltica).

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    En una lectura aislada, puede interpretarse que las vietas ironizan sobre la

    contradiccin entre la tutela de los nios frente a la cuestin sexual pero no frente a laviolencia explcita; es decir, no apuntan su crtica a la guerra sino a los medios de

    comunicacin de masas. Sin embargo, gracias a la insercin del ttulo-volanta Por la

    Paz, se establece una articulacin con el artculo anterior y se vincula a ambos con una

    conclusin general que se buscara demostrar. As, la intervencin editorial, a travs de

    la operacin de enmarcadodesde el paratexto, sobreimprime una interpretacin de los

    materiales originales en funcin de la orientacin global.

    Como lo planteamos ms arriba, el efecto argumentativo surge de la articulacinentre dos instancias de encuadre genrico: la escena genrica que vara para cada

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    artculo del Anuario y la escena englobante poltica, que atraviesa y unifica toda la

    publicacin. Como se plantea en Charaudeau y Maingueneau, cada gnero discursivo

    implica () una escena especfica: roles para sus coparticipantes, unas circunstancias

    (en particular el modo de inscripcin en el tiempo y en el espacio), un soporte material,

    un modo de circulacin, una finalidad (2002: 516). Como efecto del solapamiento de

    esas dos dimensiones, esta escena genrica contina trabajando en la produccin de

    sentido pero, al mismo tiempo, la escena englobante proporciona la clave interpretativa

    que predominar.

    A continuacin, los lectores encontraban un artculo ms interpretativo, Las guerras

    y sus motivos, de Bernardo Delom, que se ubica genricamente entre el informe y la

    nota de opinin. Se trata del nico artculo del complejoque aparece con firma de autor

    y es tambin el nico escrito originalmente para elAnuario, en contraste con el resto de

    los artculos que como se plante ms arriba son reproducciones de otras

    publicaciones.

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    El artculo muestra una cierta complejidad en su distribucin autorial, ya que se trata

    de un dispositivo caracterstico de la difusin doctrinaria: la construccin de cadenas

    genricas que van descendiendo en su grado de teoricidad y aumentando su anclaje

    contextual. En este caso, se retoma una novela de tesis del escritor francs Paul Reboux,

    a su vez comentada por otro autor-fuente del artculo (Victor Margueritte), desde una

    perspectiva europea y centrada en el rechazo pacifista a la Primera Guerra Mundial,

    transformndola en la reformulacin en un anlisis que se propone develar las

    razones ocultas detrs de las guerras europeas a lo largo de la historia. La nota exhibe

    una lectura en clave econmica de la historia, de acuerdo con la interpretacin que el

    socialismo argentino hace de la teora marxista (plasmada en Teora y prctica de la

    Historia de Juan B. Justo [Tarcus, 2007]). Al explicitar (simplificando el planteo

    literario de la novela original) dos niveles: pretexto-razn, se pone en juego como

    categora explicativa el binomio ideologa-relaciones de produccin, entendiendo la

    poltica internacional como elemento superestructural (en el sentido marxista del

    trmino) que ocultara el funcionamiento de las estructuras econmicas.

    Hacia el final, se puede identificar una segunda operacin de apropiacin an dentro

    de los lmites del artculo: la tesis se reorienta hacia el final del texto en un movimiento

    argumentativo propio, al transpolar el planteo del autor francs a una situacin blica

    latinoamericana contempornea: Los pueblos de Bolivia y Paraguay,si meditaran un

    poco sobre estos hechos, podran encontrar fcilmente las razones que mueven a sus

    respectivos gobernantes en el conflicto del Chaco.

    Este ltimo artculo es el ms congruente con la escena englobante poltica y el que

    da el tono y orienta a todo el complejo. Sin embargo, en ninguno de los casos se

    despliega una toma de postura frente a la guerra; la tesis nunca termina de explicitarse.

    El encadenamiento conformado por los artculos subsumido cada uno de ellos en unnico enunciadotendra el valor de un entimema,2en tanto razonamiento incompleto

    que el lector debe reponer. Para reconstruir la estructura argumentativa del complejo, los

    artculos podran considerarse en funcin de la tesis La guerra es perniciosa (cuya

    derivacin dentica est explicitada en la frmula Por la paz que aparece, como

    2

    A los efectos de este anlisis entendemos entimemacomo un eslabn en una cadena de pensamiento,ms o menos desarrollada en todos sus elementos, cadena en la que la organizacin no es aleatoria nireversible, sino organizada segn una estrategia general de orden cognitivo. (Angenot, 1982: 31).

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    dijimos, en la volanta de uno de los textos). En funcin de ese eje, cada artculo

    constituye un argumento causal:

    - La guerra es cara (estadstica).

    - La violencia produce ms violencia (tira cmica).

    - La guerra responde a motivaciones econmicas ocultas (nota de opinin).

    Ahora bien, esta configuracin retrica no est exenta de ambivalencia, habilitada

    justamente por la falta de un desarrollo argumentativo explcito. La secuenciacin

    entimemtica que acabamos de describir desemboca, como cierre del bloque temtico,

    en un panorama importado sin duda de otra publicacin, al que se aade un ttulo

    propio: El militarismo en las Repblicas Soviticas Socialistas de Rusia:

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    La lectura global del complejo argumentativo exhibe cmo las tensiones producidas

    entre la funcin ejemplar que an se asigna a la Unin Sovitica (que terminar de

    quebrarse hacia 1939 [Bisso, 2000]) y la posicin antifascista en la que se ir fijando

    cada vez ms el Partido se resolvern discursivamente mostrando sin embargo su

    falla mediante una estrategia ambivalente: si por un lado se reproduce un informe

    dedicado (desde la escena genrica del artculo original) a la importancia del

    equipamiento militar en las prioridades de la URSS, al enmarcarlo por titulacin y

    secuenciacin en un encadenamiento orientado negativamente, se contrapesan las

    posibles interpretaciones positivas a las que esto podra llevar.

    Recuperando el efecto de heterogeneidad compositiva que caracteriza al Anuario, la

    seleccin de materiales que componen este complejo argumentativo podra entenderse

    como un gesto de puesta al alcance del lector de materiales para el debate sin

    condicionar las conclusiones. Sin embargo, la secuenciacin produce un efecto

    orientadoren favor de la interpretacin global que se privilegia.

    2.2.LA ARGUMENTACIN EN LOS INTERSTICIOS

    Como se vio en la exposicin anterior, la eficacia persuasiva del complejo

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    argumentativo se apoya en la puesta en serie de fragmentos, ms que en la estructura

    interna de cada uno de ellos; en funcin de ello, puede entenderse la secuenciacin

    como una operacin retrica. Retomando la distincin que seala Barthes para el arte

    retrica, entre un polo sintagmtico: es el orden de las partes del discurso, la taxiso

    dispositioy un polo paradigmtico: son las figuras de la retrica, la lexis o elocutio

    (1982: 14), es posible pensar la funcin de la secuenciacin en estos complejos

    argumentativos como un tipo de dispositiosin inventio,y casi sin elocutio.

    En efecto, en la mayor parte de los casos, la construccin interna de los artculos que

    funcionan como argumentos no depende delAnuario, dado que estos estn tomados sin

    modificacin de publicaciones anteriores. Por lo tanto, el sustento de la tesis no se logra

    por la creacin de los argumentos pertinentes sino por el ordenamiento de estos

    materiales ya dados, de modo que se produzca el encadenamiento argumentativo. En

    este proceso emerge, como dijimos, la figura del editor-organizador, quien dispone a los

    diversos enunciadores (entendidos como puntos de vista segn la propuesta de Ducrot

    [1984]) para conformar el macroenunciado del que l sera el locutor-responsable.

    En esta configuracin argumentativa, el contradestinatario (o destinatario negativo)

    no aparece explcitamente; si bien puede inferirse la existencia de un debate por el

    hecho mismo de construir complejos argumentativos sobre determinadas cuestiones

    (como la religin, la guerra o la cuestin agraria), la disputa no se pone en escena ya

    que no existe en estos una dimensin polmica. Este modo de argumentacin se

    acercara as, como lo plantea Vern (1987), a otros tipos de discursos, como el discurso

    didctico. En efecto, este se apoya en mecanismos retricos, del mismo modo que el

    poltico, pero no realiza un desdoblamiento del destinatario (Reboul, 1991: 116-117).

    Ahora bien, esto no implica considerar esta configuracin como exclusin de lo

    poltico; esta conclusin implicaradesde el anlisisuna concepcin de intervencin

    poltica limitada a la escenificacin polmica. Ms productivo resulta ampliar elespectro de modos de apelacin poltica de las masas que el socialismo pone en escena.

    Puede pensarse que, a travs de estas secuenciaciones, se buscara favorecer ciertas

    conclusiones ya previstas en el sistema interpretativo socialista y que el lector podra as

    asimilar y hacer propias.

    En la argumentacin por secuenciacin, la configuracin didctica que acabamos

    de mencionar remite a un sujeto que enuncia desde la certeza de un discurso totalizador,

    discurso capaz de explicar y poner en red elementos diversos a partir de un tamizanaltico ya definido. El enunciador se limita entonces a disponer los elementos del

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    razonamiento, que hablarn por s mismos y en ello radica precisamente su poder

    persuasivo.

    3.POLARIZACIN POLTICA,POLARIZACIN GENRICA

    La composicin genrica inicial del Anuario, fuertemente inscripta en la tradicin del

    almanaque popular, y cuyo correlato son las configuraciones argumentativas que

    acabamos de presentar, se mantiene sin grandes cambios hasta fines de la dcada de

    1930; no obstante, en ese punto comienza a detectarse un proceso gradual de

    polarizacin, por el cual la publicacin se va acercando cada vez ms a los formatos

    genricos y a los modos de argumentacin propios del campo poltico. Este procesoalcanza su culminacin a partir de 1944-1946, en que el Anuario se ha consolidado

    dentro del archignero de la prensa poltica.

    Un indicio de este desplazamiento genrico puede encontrarse en el contraste de los

    ndices delAnuario 1930y el de 1951:

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    (Anuario 1930)

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    (Anuario 1951)

    Como puede verse, en la segunda etapa la diversidad genrica inicial se reduce y

    homogeneiza en torno a los gneros interpretativos. En efecto, desaparecen o se reducen

    los artculos referidos a la medicin de tiempo, los incidentales, los artculos de

    divulgacin cientfica o cultural, los instruccionales y las colecciones de citas (sin

    embargo, se mantienen los retratos, biografas y semblanzas, que cumplen una funcin

    de refuerzo identitario). Paralelamente, cobran mayor fuerza las notas de opinin,

    anlisis, balances y panoramas y aparecen cada vez ms en mayor proporcin las notas

    con marca autorial (firmadas) que como sealamos son ms caractersticas de la

    prensa de opinin.

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    3.1.NUEVAS CONFIGURACIONES ARGUMENTATIVAS:EL IMPERIO DE LA POLMICA

    Las diferencias entre los ndices analizados funcionan como ilustracin de una

    tendencia progresiva al cambio en la composicin genrica de origen del Anuario, que

    se verifica a lo largo de las sucesivas ediciones. A su vez, este proceso conlleva tambindesplazamientos en las configuraciones argumentativas que predominan en el Anuario.

    Por un lado, al desaparecer gran parte de los gneros que no son propiamente polticos,

    los mecanismos de secuenciacin o enmarcado desaparecen y toda la dimensin

    argumentativa se concentra en el interior de los artculos interpretativos.

    En esta etapa, la funcin que atraviesa todo el discurso del Anuario es la funcin

    polmica. Retomando el planteo de Vern,

    El campo discursivo de lo poltico implica enfrentamiento, relacin con unenemigo, luchaentre enunciadores. Se ha hablado, en ese sentido, de la dimensinpolmica del discurso poltico. La enunciacin poltica parece inseparable de laconstruccin de un adversario. (Vern, 1987: 16)

    Esto implica entrar en un dilogo explcitocon el adversario:

    La cuestin del adversario significa que todo acto de enunciacin poltica suponenecesariamente que existen otros actos de enunciacin, reales o posibles, opuestosal propio. En cierto modo, todo acto de enunciacin poltica es a la vez una rplicay supone (o presupone) una rplica. (Vern, 1987: 16)

    Si bien el socialismo, como todo discurso poltico en especial el discurso deizquierda, se articula desde sus orgenes sobre la construccin de un adversario, en los

    primerosAnuariosla estrategia no se centra, como vimos, en el dilogo polmico con el

    oponente sino en la difusin poltico-cultural y en la instauracin simblica de una

    comunidad socialista. En esta segunda etapa, en cambio, el eje organizador empieza a

    ser la rplica al discurso instaurado por el nuevo movimiento que est en el poder. As lo

    plantea Carlos Herrera en su anlisis del discurso de Ghioldi (figura determinante en la

    consolidacin de una discursividad socialista frente al fenmeno peronista): () la

    promocin de un modelo alternativo pasa pronto a ocupar en la pluma de Ghioldi menos

    lugar que la denuncia de peronismo, ahora [en 1946] cada vez ms en trminos de

    totalitarismo (Herrera, 2005: 352).

    Una lectura detenida del ndice de 1951 evidencia que en la formulacin de muchos

    de los ttulos aparece presupuestauna contraposicin de posturas: como ejemplos, la

    carga evaluativa implcita en Forja del hombre en el totalitarismo; la puesta en

    cuestin de la nocin de libertad como entidad unvoca en Las dos versiones de la

    libertad y el enfrentamiento doctrinario en Comunismo, catolicismo y socialismo. En

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    todos los casos, desde el ttulo mismo puede preverse que los artculos estarn

    determinados por su dimensin polmica.

    En otros casos, el indicio de la polmica es la variacin sintctica en los titulares:

    tradicionalmente, el Anuario, se mantena dentro de las convenciones que indicaban

    utilizar la denotacin temtica (Tucumn en 1946). A partir de 1947, los ttulos

    incluyen adems la asercin (El ao literario lo fue de definiciones y de militancia); la

    rplica (La emancipacin obrera no es cuestin de salarios); o incluso la pregunta

    retrica: (A cunto ascender el presupuesto real para 1947?). Este gesto es una

    desviacin de las convenciones de titulacin, que da cuenta de la necesidad de formas

    ms adecuadas para el enfrentamiento discursivo. Se trata, como lo seala Angenot, de

    las estrategias por las que el enunciado reconoce su posicionamiento en la economa

    discursiva y opera segn ese reconocimiento (2010a: 25).

    Se escenifica un discurso indignado, que por su despliegue injurioso por momentos

    toca lo panfletario. Angenot define esta matriz genrica (o configuracin ideolgica,

    como prefiere denominarla), como

    una polmica particularmente violenta, explosiva. El panfletario (...) reaccionafrente a un escndalo, una impostura, tiene el sentimiento de estar frente a unaevidencia y no poder compartirla, de estar en la verdad pero reducido al silenciopor un error dominante, una mentira esencial, un absurdo flagrante. (Angenot,1982: 21)

    En efecto, en esta etapa del Anuario prima un discurso de la develacin, que se

    propone desenmascararcomo veremosel engao peronista. Por ello, el gnero que

    va hacindose predominante es, precisamente, la denuncia:

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    (Anuario 1948)

    Por una parte, artculos como el de Solari son los ms frecuentes en la publicacin.

    Pero, por otra, muchas secciones fijas que no eran inherentemente polmicas (como los

    balances del ao o los panoramas) se conservan con sus ttulos y rasgos de

    genericidad caractersticos, pero van virando internamente hacia la denuncia. Son las

    referidas a la cuestin gremial o legislativa, en las que el Partido ha sufrido un drstico

    retroceso, al punto de no poseer, para 1946, ninguna representacin parlamentaria:

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    (Anuario 1947)

    El repli egue defensivo

    La polarizacin genrica, y los consecuentes cambios de configuraciones

    argumentativas, que analizaremos a continuacin, pueden entenderse como una

    reaccinfrente a un desequilibrio en el sistema (desde la Escuela Francesa de anlisis

    del discurso, el interdiscurso) causado por el ingreso de una nueva formacin

    discursiva.

    Desde el punto de vista argumentativo, puede plantearse que el peronismo adquiere

    el rol de proponente(Plantin, 2004), es decir, de actante que irrumpe en un estado de

    cosas con un planteamiento nuevo en su formulacin y adquiere as la iniciativa

    discursiva definiendo no solo sus referencias sino tambin los trminos de la

    intervencin de la oposicin.

    Frente a este cambio en el encuadre argumentativo, el Partido Socialista (al igual que

    otros partidos de izquierda en diferentes coyunturas histricas) se ve inmerso en una

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    disyuntiva, ya que el acto de oponerse genera una cuestin de rebote, establece una

    cierta cuestin de equivalencia entre discurso y contradiscurso. As, en cierto modo,

    contradecir un discurso es validarlo; pero no hacerlo, todava lo valida ms. (Plantin,

    1999: 12). En efecto, el socialismo necesita, por una parte, sostener las cuestiones que

    caracterizan al movimiento en tanto formacin discursiva, para preservar su propia

    matriz interpretativa; pero por la otra (a riesgo de quedar completamente fuera de la

    disputa poltica), debe participar en los debates planteados en el espacio pblico,

    adscribiendo necesariamente imperceptiblemente a los trminos de definicin

    instaurados por la formacin discursiva dominante.

    As, el socialismo queda fijado en el gesto discursivo de la rplica, como vimos ms

    arriba; al no poder determinar las cuestiones a discutir (ni siquiera en el seno de su

    propia produccin editorial) queda reducido a un rol de oponente, definido como aquel

    que en reaccin al Proponentedefiende el estado de cosas preexistente. Ahora bien,

    esto debe entenderse como una defensa, no de las modalidades de gobierno

    preperonistas, sino y es por eso que es concebible una alianza electoral con fuerzas

    polticamente contrapuestas como la Unin Democrtica de la distribucin de roles

    argumentativos preexistente, el esquema de adversarios ya establecido.

    El desequilibrio generado por la irrupcin de este nuevo discurso, que pone en

    cuestin todo el edificio ideolgico socialista, desencadena una crisis interna entre dos

    alternativas: profundizar la oposicin o reconfigurar las categoras analticas el

    principio de lectura de toda la formacin discursiva. Tal como lo plantea Carlos

    Altamirano,

    las ideologas en la sociedad moderna, aun la de los grupos que se reducen a lacomunidad de los militantes (...) estn expuestas al exterior, a los trastornospolticos y sociales del presente, a los desafos de los discursos rivales. Obligadas aresponder, o invalidan los datos que parecen perturbarlas, o se reinterpretan a smismas para dar cabida a los acontecimientos y coordinarlos con los principios de

    la doctrina. (Altamirano, 2001: 11)

    Si bien estas dos tendencias surgieron y se enfrentaron en el seno del Partido, en el

    Anuario slo se evidencian las estrategias para preservar la matriz interpretativa nuclear

    (exhibiendo cul es la fraccin dentro del socialismo que est representada por la

    publicacin). Y ello da lugar, desde el plano discursivo, a lo que hemos denominado

    repliegue defensivo.

    Para la refutacin del adversario poltico (mediante los formatos genricos que

    presentamos ms arriba) se pone en juego un arsenal argumentativo que ha

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    caracterizado al discurso socialista frente al fenmeno peronista; el siguiente editorial

    condensa dos de los tpicos a los que se apela:

    (Anuario 1946)

    En primer lugar, como lo mencionamos ms arriba, se define metafricamente al

    peronismo como estafa: Los aos que pudieron ser para nosotros de examen de

    perspectivas fueron para nosotros aosfalsos, aos estafados. Quin nos estafnuestra

    esperanza? [...] Lo sabe el pueblo. Su nombre se escribe con las letras delfraude y de la

    opresin. A lo largo del Anuario aparecen otras esquematizaciones que forman serie

    con la de estafa, entre otras falsedad, adulacin y fundamentalmente

    demagogia.

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    Es interesante analizar el fragmento refutativo: La democracia necesita solo del

    pueblo y el pueblo necesita la libertad. Quien no entienda este lenguaje no entiende al

    pueblo; lo estafa. El uso de la negacin pone en escena el discurso del adversario; as,

    permite visualizar la verdadera quaestio (o eje de la confrontacin): lo que est en

    disputa aqu es la inteligibilidadde la voluntad y el inters popular (es decir: quin

    interpreta la voz del pueblo).

    En segundo lugar, el peronismo es caracterizado como detencin o retroceso en

    el progreso social. En este caso, se explota la metfora de la marcha, que permite una

    variedad de formulaciones asociadas:

    los argentinos permanecen estacionarios;

    No hemos avanzado un paso. Hemos retrocedidocien;

    Argentina demoradaen los relojesdel mundo/de Amrica;

    Argentina al margen del camino de ascensin;

    la Argentina no puede regresara caminosperdidos, caminos de regreso;

    [frente a ello], el socialismo quiere apresurar los demorados relojes de la

    Argentina.

    La eleccin de este campo metafrico (de recorrido lineal a lo largo del tiempo) da

    cuenta de la matriz evolucionista en la que se concibe an el cambio social; en esta

    esquematizacin, el camino est prediseado y solo cabe recorrerlo hacia adelante

    (donde se sita el socialismo) o hacia atrs (donde queda ubicado todo otro modelo,

    incluida la Tercera Posicin postulada por el peronismo).

    Paralelamente, en la exacerbacin del discurso de rplica, a partir de 1944-46, se

    puede identificar una tendencia creciente a la patemizacindel discurso (Charaudeau,

    2000) en tanto clave de interpelacin al lector. En efecto, se ponen en juego tanto

    recursos lxicos (metforas y subjetivemas axiolgicos) como configuraciones

    sintcticas (como las preguntas retricas) que sin describir en s mismas lasemocionesfuncionan como gatillos que las desencadenan.

    As, en La democracia argentina en 1945, nota de opinin firmada por Amrico

    Ghioldi en el Anuario 1946, se despliega el campo semntico del fuegoen sucesivas

    formulaciones que forman una red: la hoguera de la revolucin, arden presidentes,

    el fuego devorador, proceso destructor y devastador:

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    Ahora bien, la bsqueda del efecto patmico es un rasgo caracterstico en el discurso

    de izquierdas (en particular del socialismo revolucionario y del anarquismo de

    principios del siglo XX) y est vinculado, en trminos de Angenot (2010b: 131), con suscondiciones de produccin, ya que el agitador se propone sacudir a las masas sordas y

    sacarlas de su apata generada por el discurso burgus.

    Sin embargo, esta tonalidad emotiva no se evidenciaba hasta ahoraen el discurso

    delAnuario, vinculado ms bien con una posicin gradualista o moderada (enfrentada a

    sectores ms radicalizados del espectro poltico nacional, que en muchos casos eran

    resultado de escisiones por izquierda del propio Partido). Esta lnea, fortalecida

    durante la dcada de 1930 por las victorias socialdemcratas en Europa, adoptaba

    como lo sealamos en apartados anteriores un carcter orientador, de totalizacin

    argumentada de todas las cuestiones sociales, convergiendo hacia una respuesta y por

    ende hacia una accin, nicas (Angenot, 2010b: 121).

    Es por ello que, en la economa retrica del movimiento que contrapone la va

    racional (logos) a la emocional (pathos) la tendencia a la patemizacin adquiere el

    estatuto de un viraje estratgico. Por otro lado, a diferencia de los discursos

    radicalizados de izquierdas, en elAnuariode fines de la dcada de 1940, el antagonista

    no es ya el burgus o el capitalista, sino el peronismo, caracterizado como vimos en

    trminos de autoritarismo y fascismo (ms que en trminos clasistas).

    Por ltimo, la operacin patmica de inscripcin de la afectividad en el lenguaje

    repercute tambin sobre la construccin del ethos en la publicacin.3 Si, segn

    3 Teniendo en cuenta el doble dispositivo enunciativo que constituye elAnuario, consideramos que, msall de la imagen de s que se construye en cada uno de los textos firmados, es posible relevar un ethoscolectivo(Charaudeau, 2005), entendido como la atribucin de una identidad que emana de una opinin

    colectiva de un grupo frente a otro (2005, 90). En todo caso, puede inferirse que el conjunto deconstrucciones de ethe que componen el Anuario en cada etapa son indicios de los imaginariossociodiscursivos de los que forman parte.

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    Maingueneau (2002), todo texto porta una voz enunciadora que funciona como

    garante, constituida y constituyente, de un mundo ethico compartido con el

    interlocutor, es posible observar que a partir del hecho peronista se produce una

    transformacin en el ethos discursivo del colectivo, que puede definirse como un

    cambio de tono. En esta ltima etapa delAnuariohasta su cierre definitivo en 1951la

    exacerbacin de la polmica, con el despliegue de metforas de fuerte impacto emotivo

    y la puesta en juego de un arsenal argumentativo destinado a la refutacin, construye un

    enunciador vulnerado en sus certezas, sorprendido por un fenmeno que no se encuadra

    en su aparato analtico ni se ajusta a las previsiones. Es as como, frente al avance y

    consolidacin del peronismo, el discurso socialista se transforma, como dijimos, en un

    discurso de rplica.

    CONCLUSIONES

    En las pginas precedentes, mediante el estudio longitudinal de las configuraciones

    argumentativas delAnuario Socialista, hemos mostrado cmoen una primera etapa de

    la publicacin, ms vinculada con los rasgos de genericidad del almanaque popular

    el Anuario constituye un artefacto retrico, que sobreimprime una escena englobante

    poltica sobre materiales discursivos que, en su escena genrica, no se inscriben en

    ese campo. En los complejos argumentativoscomo el que nos detuvimos a analizar, la

    secuenciacin habilita una argumentacin de tipo intersticial, que funciona en el terreno

    del efecto de lectura ms que en el despliegue de razonamientos explcitos.

    Puede proponerse entonces que, como estrategia de apelacin a un pblico

    compuesto, el Anuario se ubica bajo el signo de lo mltiple: multiplicidad de gneros

    discursivos y de referencias identitarias; mltiples apelaciones a un destinatario

    complejo; mltiples grados de autora y modos de intervencin sobre los materiales;

    pero sobre esa multiplicidad, la eleccin delAnuario como formato da lugar a mltiples

    modos de regular esa dispersin de sentidos posibles. En el caso analizado, las

    estrategias de agrupamiento para conformar bloques temticos con una orientacin

    argumentativa dan cuenta de un dispositivo de fuerte control de la produccin de

    sentidos, en este punto emparentado con las estrategias de difusin doctrinaria de la

    prensa poltica de izquierdas. Esto se refuerza si se tienen en cuenta los circuitos de

    circulacin previstos para estas publicaciones, los crculos partidarios, en los que la

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    lectura en voz alta y el comentario permitan explicitar los encadenamientos

    argumentativos evocados elpticamente por estas operaciones de disposicin grfica y

    de puesta en libro.

    En tanto gnero editorial, el Anuario (sobre todo en esta primera etapa) presenta un

    funcionamiento discursivo que puede sintetizarse en la operacin del montaje. En

    efecto, en su multiplicidad de sentidos posibles, esta es productiva como metfora

    interpretativa: en principio, montajeen tanto maquinaria discursiva, artefacto material

    que construye sentido; por otra parte, en su explotacin de la sucesividad, en la que el

    sentido se produce al asignar un orden a los materiales recibidos a lo largo del eje

    espacial (que se transforma en temporal cuando el texto se oraliza en la lectura). Y

    finalmente, el montajeen su dimensin de espectculo, como una puesta en escena en la

    que cada elemento tiene un lugar definido en funcin de una lgica rectora general la

    poltica editorialque responde a un posicionamiento ideolgico, en este caso, poltico

    y partidario.

    Ahora bien, a lo largo de los aos de publicacin, asistimos a un paulatino cambio en

    las modalidades de construccin del sentido en el Anuario. A partir de la Segunda

    Guerra Mundial (con el auge de la apelacin antifascista) y ms adelante frente al

    hecho peronista, se producir una transformacin perceptible en el sistema de

    gneros, que tiende a la homogeneizacin en torno a los gneros ms vinculados con la

    prensa poltica.

    El contraste entre los distintos momentos de la publicacin permite identificar, en

    cada caso, el ethosdiscursivo que se desprende de los enunciados y, sobre todo, de los

    mecanismos enunciativos dominantes en elAnuario. As, en la primera etapa en que

    predomina la modalidad de argumentacin por secuenciacin la configuracin

    enunciativa puede definirse como didctica (en el sentido de la ausencia de un

    adversario con el que se entabla un debate explcito) y esto remite a una imagen desujeto que enuncia desde la certeza, portador de un discurso eficaz en la explicacin y

    en la prediccin, avalado por las experiencias internacionales y con perspectivas de

    crecimiento futuro.

    Por el contrario, en la segunda etapa se produce un cambio de tono (como indicio de

    un cambio en el ethos discursivo) en la enunciacin del Anuario. En los artculos donde

    se desarrolla la polmicaentre los cuales la denuncia es el gnero ms frecuentela

    figura del enunciador aparece indignada (tono privilegiado del texto panfletario), sealde un quiebre en la eficacia interpretativa del propio sistema analtico. En efecto, los

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    despliegues argumentativos se concentran ahora casi exclusivamente en la derrota del

    adversario, perdiendo as la iniciativa discursiva como espacio de definicin de los

    propios trminos del debate: la pura rplica es as indicio y sntoma de un movimiento

    en situacin de repliegue defensivo.

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    RECIBIDO: 13/12/2013 - ACEPTADO: 25/11/2014

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