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    Revista PICES DIGITAL

    REDACCIN

    Magdalena CmporaSusana Fernndez Sachaos

    Diego RibeiraLuis H. Biondini

    Luis ngel Della GiovannaRal Lavalle

    Editor responsable: Ral LavalleDireccin de correspondencia:

    Paraguay 1327 3 G [1057] Buenos Aires, Argentinatel. 4811-6998

    [email protected]

    n 1 - 2009

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    mailto:[email protected]:[email protected]
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    NDICE

    Dmitra Christofordou.Poesa griega actual: Hris Vlavians p. 3Ren Char.Lternit Lourmarin (trad. Magdalena Cmpora) p. 5

    Luciano Maia. Ode ao Bulevar de Chiinu p. 7

    Luis ngel Della Giovanna. Abalorios de Amanda Coronel p. 9

    Luis H. Biondini. Significados del exilio en La casa y el vientode Hctor Tizn p. 13

    Carlos Mara Romero Sosa.El poeta islands Gulaugsson yShakespeare traducidos en Salta p. 22

    Ral Lavalle.La verdadera riqueza (Valerio Mximo y otros) p. 29

    Comentarios de libros p. 33

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    POESA GRIEGA ACTUAL: HRIS VLAVIANS

    DMITRA CHRISTOFORDOU

    POESA

    Tambin la detesto;claro que existencosas ms necesarias en la vidaque este scrabble interminablecon repentinas crisis de euforia verbal.

    Pero leyndolacon repudio absoluto

    se descubreen sus pginas en blanco y negroun lugar destinado a lo autntico:un jardn fantsticocon verdaderas arboledasdonde el vestido plegado de la Sra. Moorearrastra con rtmica magnificencialas hojas muertas de nuestras vacilaciones.

    Traduccin: DMITRA CHRISTOFORDOU

    scrabble .

    : .

    .

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    La generacin de los 1980 de la poesa griega actual que abarcael perodo 1980-99 descarga con Hris Vlavians (Roma, 1957), poetaintelectual y reflexivo, terico y genuinamente romntico. Autor dellibro A quin concierne la poesa. Pensamientos acerca de un arte

    innecesario1, responde que la poesa concierne a una inmensaminora,evocando alpropio Juan Ramn Jimnez. 2

    Primer acercamiento, matemtico: Desplegar posibilidadesmediante la ley de las probabilidades. Acaso el mecanismo que coordinalos tiempos reales de la poesa hasta transformarla en praxis de logos,debera sintetizar el largo proceso potico en encarnecer, sinceramentetomar carnes, empezar a datar de la poca del espesor de sus races.

    Segundo acercamiento, semiolgico: Poema rotundo de laintertextualidad Poesa de Vlavians recupera el peso de la poesamisma ponindola en escena y devolvindole dotndola de? elautntico carcter de cmplice de la cotidianidad. Como MarianneMoore, versin verdadera de su poema Poetry3 o mscara de lavaliossima realidad potica.

    1 Atenas, Editorial Plis, 2007.2 Entrevista de Vlavians a la revistaIntellectum, 2007-2008, n 3: Hris Vlavians: Elterritorio frgil de la poesa, pp. 71-91.3 En Complete Poemsof Marianne Moore, New York: Macmillan, 1967.

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    REN CHAR, LTERNIT LOURMARIN

    Traduccin: MAGDALENA CMPORA

    Lternit Lourmarin1

    Albert Camus

    Il ny a plus de ligne droite ni de route claire avec un tre quinous a quitts. O stourdit notre affection ? Cerne aprs cerne, sil

    approche cest pour aussitt senfouir. Son visage parfois vientsappliquer contre le ntre, ne produisant quun clair glac. Le jour quiallongeait le bonheur entre lui et nous nest nulle part. Toutes les parties

    presque excessives - dune prsence se sont dun coup disloques.Routine de notre vigilance Pourtant cet tre supprim se tient dansquelque chose de rigide, de dsert, dessentiel en nous, o nosmillnaires ensemble font juste lpaisseur dune paupire tire.

    Avec celui que nous aimons, nous avons cess de parler, et cenest pas le silence. Quen est-il alors ? Nous savons, ou croyons savoir.

    Mais seulement quand le pass qui signifie souvre pour lui livrerpassage. Le voici notre hauteur, puis loin, devant.

    lheure de nouveau contenue o nous questionnons tout lepoids dnigme, soudain commence la douleur, celle de compagnon compagnon, que larcher, cette fois, ne transperce pas.

    Ren Char,La parole en archipel, 1962

    La eternidad en Lourmarin

    Albert Camus

    Ya no hay lnea recta ni ruta iluminada con un ser que nos dej.Dnde se aturde nuestro afecto? Ojera tras ojera, si l se acerca, es parahundirse de inmediato. Su rostro a veces se imprime sobre el nuestro,

    produciendo slo un destello helado. El da que alargaba la felicidadentre l y nosotros no est en ninguna parte. Todas las partes casi1 Albert Camus est enterrado en Lourmarin.

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    excesivas de una presencia se han dislocado de golpe. Rutina denuestra vigilancia Sin embargo ese ser suprimido se mantiene dentrode algo rgido, desierto, esencial en nosotros, donde nuestros milenarios,

    juntos, apenas tienen el espesor de un prpado cerrado.

    Con el que amamos, hemos cesado de hablar, y no es el silencio.Qu es entonces ? Sabemos, o creemos saber. Pero solamente cuando el

    pasado que significa se abre para darle paso. Aqu est a nuestra altura, yluego lejos, adelante.

    En la hora nuevamente contenida donde cuestionamos todo el peso de enigma, sbitamente comienza el dolor, el de compaero acompaero, que el hombre del arco, esta vez, no traspasa.

    ODE AO BULEVAR DE CHIINU

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    tefan, ouvi o vosso nomee o vosso vestigio me tocoue me seguiu tambm

    nos passos do homemtornado mendigoe cuja dignidade o impediude me dirigir una splica.

    Aquele homem, grande tefan-Voivodacarregaba sobre os ombrostodos os sculos da vossa Moldviainsubmissa. Hoje apenas

    uma nostalgiaperambulando pelo bulevarque ostenta o vosso nome.

    Pelo Bulevar tefan cel Mareescutei as vozes daquela lnguade pastores e soldados em luta intrpidapelos seus avs e pelos que hojeso caladas testemunhasda opresso de um povo.

    LUCIANO MAIA

    ODA AL BULEVAR DE CHIINU

    Esteban, o tu nombrey tus vestigios me tocarony me siguieron tambin,

    en los pasos de un hombreque se volvi mendigoy cuya dignidad le impididirigirme una splica.

    Aquel hombre, gran vaivoda Esteban,cargaba sobre sus hombrostodos los siglos de vuestra Moldaviano sometida. Hoy es apenasuna nostalgia,deambulando por el bulevarque ostenta tu nombre.

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    Por el Bulevar Esteban el Grandeescuch las voces de aquella lenguade pastores y soldados en lucha intrpida

    por sus abuelos y por los que hoyson callados testimoniosde la opresin de un pueblo.

    Luciano Maia, brasileo actual, hizo varios libros de poesa. Esmiembro de la Academia Cearense de Letras y de la Academia de Letrase Artes do Nordeste do Brasil; tambin, Comendador da Orden Nacionalda Romnia. Activsima figura de la latinidad, habla y escribefluidamente en varias lenguas neolatinas, incluso en rumano. Le

    agradecemos el habernos permitido reproducir este poema, publicado enPtria dos cataventos (Fortaleza, Expresso Grfica, 2007, p. 90). Encorreo personal de fecha 8 jun. 2008, respondi a mi pregunta sobre elcontexto. Me deca que, estando en Chiinu, capital de Moldavia, un

    pordiosero lo sigui, como preguntando algo que l no entendi. En estehecho vio como un resultado de la opresin rusa sobre Moldavia ylamenta aqu la permanente prdida de identidad rumana (quiere decirlatina) que experimentan los moldavos: Los moldavos casi no son msmoldavos Qu lstima!, me escriba.1 Esteban III de Moldavia,tambin llamado Esteban el Grande, fue prncipe de Moldavia entre1457 y 1504. Durante su mando, hizo de su patria un estado poderosoque mantuvo su independencia frente a Hungra, Polonia y el ImperioOtomano. El Bulevar Esteban el Grande est en Chiinu. Luciano veentonces una suerte de contrasentido entre el nombre de un apstol de laidentidad moldava y la falta de identidad de un moldavo actual, que

    pareca deambular sin un norte sin una cultura de arraigo. Mitraduccin al espaol no tiene vuelo potico, pero espero que sirva comoayuda para esta bella y sentida poesa en portugus. [R. L.]

    ABALORIOS DE AMANDA CORONEL1 Sobre Moldavia, cf.:http://es.wikipedia.org/wiki/Moldavia.

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    http://es.wikipedia.org/wiki/Moldaviahttp://es.wikipedia.org/wiki/Moldaviahttp://es.wikipedia.org/wiki/Moldaviahttp://es.wikipedia.org/wiki/Moldavia
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    (IN MEMORIAM)

    LUIS NGEL DELLA GIOVANNA

    Tu paz es mi confianzaAmanda Coronel

    Amanda Coronel (1924-2008), poetisa pampeana que fueraconsiderada Mujer del ao en 1992 y 1993 por el InternationalBiographical Institute, de Carolina del Norte, USA, estudi Filosofa enla Universidad de Buenos Aires, ejerci la docencia a nivel secundario yse destac como crtica de arte en revistas especializadas. Una parte desu obra ha sido traducida al ingls, al francs y al griego y publicada en

    diversas revistas del mundo. Mereci el honor de ser incluida en laWorld Poetry Intercontinental, antologa de carcter universal editada enla India. Public tres libros de poemas: Piel errante (1964), Trnsitos(1983) y Maternidad(1994). En homenaje a su persona, recientementedesaparecida, invitamos a los lectores a reflexionar con los Abalorios,una serie de poemas muy breves pertenecientes a su texto Trnsitos,acerca de los cuales Arturo Cuadrado ha expresado: Ola y sol florecenlos Abalorios. Joyas transparentes y unidas al esplendor de la existencia.As, comprometido dogma, no habr ms que andar, obligarse a renacer,y quedarse extasiados ante los imprevistos, profundos y hermosos

    poemas de Amanda Coronel.1

    A modo de pequeas y coloridas cuentas de cristal, estosabalorios ensartados en el broche final del libro, constituyen el cierre deun poemario variado, por momentos complejo, maduro, de trasfondofilosfico, con un hbil manejo de la palabra. Desde los primeros versosse hace evidente la espiritualidad subyacente al mencionar el alma ymaterializarla a travs del agua, que es fuente vital, medio de

    purificacin y centro de regeneracin. Cabe recordar que el agua,

    smbolo de vida, en el Antiguo Testamento, se convierte en smbolo delEspritu en el Nuevo Testamento. Amanda cree en la pureza del almaque, como el agua pura, nos introduce en lo eterno.

    Alma,gota puradonde se muestrael cielo.

    1 Coronel, Amanda (1983). Trnsitos, Botella al Mar, Buenos Aires.

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    En otro de sus abalorios, esa accin purificadora del agua esanhelada por la poetisa con la esperanza de hallar su verdadero yo yas poder ver desde el alma:

    Lluvia,lava mi rostro.Quiero ver.

    Uno de los problemas en los que repara Coronel es latemporalidad: la finitud del tiempo humano frente al tiempo divinoinfinito. El tiempo interior posibilita encauzar el yo ntimo por loatemporal y lo intemporal, con lo cual el espacio pasa a un segundo

    plano y la incertidumbre se torna en esperanza implcita. Ya sea un

    minuto o un siglo se opondrn a la eternidad.Ms all de la distanciaquizs el tiempo se detenga,se d como latido de uno mismo,exista en uno...Siglo,Minuto,Eternidad.

    Aqu, la reiteracin de uno no es casual. No olvidemos que unoes el smbolo del ser y, por otra parte, el principio activo, a su vezopuesto al cero, signo numrico que carece de valor en s mismo. As, elcontraste uno-cero se ver acentuado por todo-nada en otro de sus

    poemas, en el cual, a travs de un juego de nmeros y cantidades, serecupera la unidad y, por lo tanto, la poetisa se reencuentra consigomisma (con uno mismo):

    Cero

    TodoNadaMe devuelves la unidad.

    En el prximo poema se observa cmo se enfatiza el manejo delos opuestos, con los adverbios temporales del primer verso y con lametfora que encierran los versos siguientes: sueo-realidad, luz-oscuridad, acentuados adems por la exclamacin.

    Nunca es siempreOh sueo de vida

    para luz

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    en tinieblas!

    A su vez, resulta significativo cmo los elementos sealados seunen, se reciclan, reaparecen en diferentes abalorios, cmo en ste en

    el que afloran la idea de cantidad, lo material vs. lo inmaterial, lotrascendente

    Cuntas manosPara un mismo objeto!Cuntas almasEn busca de una mano!

    En este barco de nufragos

    Cabran muchos msSi cada uno se despojaraDe sus pertenencias.

    En varios poemas de esta serie y tambin de otros textos,Amanda Coronel extiende su yo ntimo a la naturaleza, paraconsustanciarse con ella, para anidarse en espacios no convencionales o

    para reflexionar acerca del ciclo vital y recordarnos que el trmino escomienzo, como en estos versos en los cuales se enlazan los conceptosde arte, naturaleza y vida:

    Tus girasoles, Van Gogh!Gracias por obligarme a renacer.

    No olvidemos que, segn los chinos, el girasol es consideradocomo un alimento de la inmortalidad y esa especie de luz mvil quemana de la fuente solar tiene la virtud de iluminar al creador y al quecontempla la obra, al poeta y al lector. Pero tambin vale la pena repararen ese renacer, en el grano que muere y se multiplica. As, la semilla que

    vibra bajo la tierra como el ser humano en gestacin en el vientre de sumadre, nacer y vivir, como el hombre que, libremente, traza su propiorecorrido da tras da:

    Semilla,transparente vibracinen libre cauce.

    Ese paralelo implcito entre la semilla y la criatura que estar pornacer, se explicita en el siguiente poema en el que aparece la idea delinters del hombre por lo material, en la imposibilidad de dar como lohace la flor, como lo hace la naturaleza:

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    Una flor es esperade un ciclo muy pequeo.

    Nuestra vida es esperade eternas consecuenciassin saber dar un solo

    ptalosin deudores.

    Quizs, a modo de sntesis de los versos anteriores, los prximosnos invitan a tomar conciencia del valor del dar:

    DemosHay que empezar.

    Estos pequeos pensamientos cargados de fuerza y vitalidadrematan en un poemario nico, a partir del cual podremos interpretar yrecrear para que sea el texto mismo el que se exprese ante l de unamanera privilegiada. Para concluir, nada ms apropiado que permitirleal lector reflexionar sin abrumarlo con demasiadas palabras, pues, comoexpresa la poetisa

    Al igual que la lmpara,el silencio precisaquien lo encienda.

    LUIS NGEL DELLA GIOVANNA

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    SIGNIFICADOS DEL EXILIO EN LA CASA Y ELVIENTODE HCTOR TIZN

    LUIS H. BIONDINI

    Y carecer de patria es la nica penaOvidio

    Bloqueado y apesadumbrado por el destierro, un escritorargentino decide consultar a un psiclogo mientras est en Espaa; lassesiones de terapia se suceden, pero el escritor empieza a impacientarsey en una de ellas le comenta al analista el esfuerzo que le representatener que preparar lo que va a decir en cada encuentro. Ante esto, el

    terapeuta le solicita al escritor las notas; las lee atentamente y leaconseja: Usted no se ha dado cuenta pero eso es su novela; la tiene quepublicar (Da Costa, 2007, p. 162). El escritor es Hctor Tizn y la obrano es otra que La casa y el viento, la cual reescribe y termina cuandoregresa a nuestro pas en 1984.

    En el presente trabajo nos proponemos examinar los significadosdel exilio que aparecen en esta novela y estudiar el pathos del expatriadoen toda su complejidad. Para ello, creemos necesario descentrar elestudio de la novela de su dimensin poltica, que ya ha sidoampliamente estudiada (Lorenzano, 2001). No la vamos a interpretar

    como un acto de resistencia valorable o no, sin matices ni zonasgrises, haciendo de su autor un hroe poltico. Semejante uso de lanovela puede ser vlido, aunque conviene tener presente que un enfoquedemasiado centrado en el aspecto sociohistrico de una obra tiende areproducir cierta conceptualizacin de lo literario como meroepifenmeno de una poca elZeitgeistde los romnticos.

    Tampoco defendemos un concepto de lo textual como objetocerrado autnomo a la dimensin histrica. Nada de eso. Queremos

    en estas pginas destacar la mundanidad del texto, rescatando sufuncionamiento como operador de sentido en una experiencia personal,que seguramente encuentra analogas con otras tantas de la poca en ladescripcin poltica, pero que, ante todo, presenta una irreductiblesingularidad en cuanto la consideremos como plasmacin esttica. Si,como pensamos, esta obra perdurar, el motivo no ser tanto su relacincon el turbio momento de la historia argentina que provoca el exilio desu autor, sino, por el contrario, sobrevivir por el contenido emotivo yreflexivo que el autor desarrolla en ella. Se trata, en definitiva, deltrabajo de un escritor a partir de su pathos vital. Por ello nos

    preguntaremos cmo aparece este ltimo en la superficie textual, esdecir, cmo se plasma en la novela la inmediatez de los sentimientos a

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    travs de la mediacin de la palabra para darle un significado al dolor deldestierro.

    El largo adis

    Pero antes de huir quera ver lo que dejaba

    Hctor Tizn

    La novela es una figuracin del propio exilio, pues ste aparecetransformado en ella: el autor no realiz el viaje hacia la frontera de laPuna que realiza el protagonista-narrador, sino que parti en un avin delnea como la mayora de los expatriados del momento. La decisin deexiliarse no surge del propio autor, sino de su esposa, quien debido a la

    difcil situacin que atravesaba el pas tema por la seguridad de sushijos; Tizn duda al principio, pero termina accediendo al pedido de ella.En la ficcin, en cambio, el protagonista manifiesta que se entrega a lahuida motu proprio, no por circunstancias externas (Tizn, 1984, p. 364);an ms, en un momento refiere que su mujer y su hijo estn muertos(Tizn, 1984, p. 442).

    En la obra se difiere el momento de la partida definitiva, y se loprolonga en la narracin para revisitar los escenarios de la Puna y, sobretodo, los recuerdos del protagonista. Como si en la demora de ese pasofinal se hiciera posible una comprensin suprema del propio dolor. El

    personaje-narrador quiere ver lo que va a dejar. El motivo de la demoraaparece en la voz del narrador, quien dice que no estaba madura la

    partida y que tiene que completar el inventario del adis. Explica sufuga con motivos personales, y desestima la explicacin poltica: Enverdad, nadie deliberadamente me persegua (Tizn, 1984, p. 395).

    Tizn pens en un momento que se quedaba definitivamente sin patria entendida en el sentido primordial, como el lugar en el quedescansan los restos de los padres y que el retorno resultara imposible,

    por tanto, surge en l el proyecto de la novela como un acto de

    despedida.1

    El propio autor seala que en el libro aparece el estado de nimoque tena en ese momento (Da Costa, 2007, p. 163). Por un lado,

    podemos sealar en una serie negativa, el dolor, la nostalgia, laautocompasin y la clera. Aunque en la novela van apareciendo otrosestados relacionados con la esperanza, con las ganas de salvarse. Aunms, surge en el exiliado la pregunta respecto de la posibilidad deempezar de nuevo, en otro lado, lejos del hogar.

    1 La novela iba a titularse El largo adis, pero un amigo lo disuade, pues Chandlerhaba editado un libro homnimo: The long goodbye.

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    La paradoja del exilio radica en que para la tradicin occidental sepresenta la salida como una desgracia la desgracia por excelencia. Ypor otra parte, aparece el exilio dotado de caractersticas positivas; comosi la cada, la partida que implica, fuese indispensable para la realizacin

    del ser (Nancy, 1996, p. 34).En la tradicin griega y cristiana, el exilio aparece como algo

    transitorio, como el pasaje, en definitiva: para los griegos se lo asociacon el regreso, y para los cristianos con el trnsito entre la cada (falta) yla redencin. Es decir, se sale de lo propio para regresar a ello. El exilio,entonces, no vale por s mismo segn esta tradicin; se lo considera unsimple momento en una dialctica en la que est prefigurada lasuperacin de su carcter negativo: la redencin es el nico destino delexpatriado.

    Segn este enfoque habra un ncleo irreductible de expectativasen el exilio. El novelista jujeo describe su actitud con todo el peso de laparadoja que se establece entre la desdicha del destierro y su posiblesuperacin: As pasan los aos, unos detrs de otros, pero no como unasuma o como el tiempo cuyas cifras un preso escribe y anota en losmuros de una celda, sino como la soterrada, oscura y no dicha(desdicha?) esperanza de volver (Tizn, 2004, p. 123).

    Ahora bien, habra un segundo momento en la tradicin del exilioque lo considerara como negatividad pura y simple: la dureza y la

    desgracia del exilio que no conduce a nada, no se reconvierte en nada.La deportacin sin retorno (Nancy, 1996, p. 38). Exilio como lamxima de las desdichas. Es el caso de Ovidio, que inmortaliz su exilioen los Tristia: el regreso se mantiene diferido en el tiempo, pareceimposible. Se est relegado en tierras brbaras de por vida, y el froinvierno parece asediarlo todo, incluso el nimo del exiliado: Lejos demi patria ha de acabar mi vida, sobre el carro de Breas (Ovidio, Tr. IV,4 v. 41). El poeta de Ausonia lo entiende como una maldicin de losdioses, como una prdida de la gracia divina: yo tengo que carecer de la

    patria a perpetuidad, si no se calma la clera del dios a quien heagraviado (Ovidio. I, 3, v. 83-84). E incluso, en los momentos msaciagos, encuentra una oscura esperanza en la muerte, para acabar consus desdichas: La nica esperanza que me consuela en tanto extremo esque la muerte abreviar la duracin de mis tormentos (Ovidio, Tr. IV, 4v.v. 45-50).

    El mismo clima agobiante se respira en las pginas de la novelade Tizn. La vacilacin entre el miedo y la esperanza, presente en todoexiliado, se intensifica generando momentos de gran desasosiego y furia.Si a la noche siente tanto tristeza como temor, al da siguiente con laclaridad del cielo reaparece la esperanza: certeza de que todo vala la

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    pena y de que el hombre es, a la vez, muchos hombres (Tizn, 1984, p.381).

    Para el protagonista el viaje no es una ocasin para la aventura nipara la esperanza, sino que es una figura de negativa tristeza: Durante

    toda mi vida las mudanzas de lugares estuvieron ligadas en m, no a lacuriosidad, ni a la esperanza o el asombro, sino a las prdidas y lamelancola (Tizn, 1984, p. 428).

    El narrador se esfuerza penosamente por retener los ltimosmomentos que vive en la Puna: Quiero dejar atrs la estupidez y lacrueldad, pero en compensacin debo retener la memoria de este otro

    pas para no llegar vaco a donde vivir recordndolo (Tizn, 1984, p.428).

    El exiliado vive en el recuerdo de su patria prdida, por eso se

    cierra a la experiencia presente. El propio Tizn comenta cmo seobstinaba en apurar los das de la espera, esconder la cara y cerrar losojos para que aquellos meses se consuman y acortar as la distancia queme separaba del regreso conjetural (Tizn, 2004, p. 116).

    Pero, como el poeta latino, el protagonista de la novela tomaconciencia de que ya nada ser igual, luego de la partida; empieza acuestionar su propia identidad: como todos los que se van ya no podraser el mismo (Tizn, 1984, p. 370).

    El estar fuera de, el haber salido de se convierten enestructuras a travs de las cuales hay que descubrir la propia identidad.

    Como seala Nancy (1996), el exilio en la modernidad es subrayando ese ex, el momento de salida y del afuera, cuya existencia

    para el hombre es salida, estar fuera de lo propio. Debe ser pensadocomo constitutivo de la existencia, y no como una salida de lo propiocon vistas a un regreso posible o imposible, sino como ladimensin misma de lo propio (Nancy, 1996, p. 34, 39). Entonces, elyo es la salida misma; es una apertura, en tanto lo otro, lo ajeno, queencuentro en ese afuera, me constituye como husped. El propio yo seconfigura en esa vacilacin entre lo propio y lo ajeno absoluto.

    La distancia que provoca este movimiento centrfugo, enprincipio, es espacial: se cambia de ambiente, de hbitat. Este aire ya noes el que se respiraba; el paisaje se vuelve tan extrao como las personasdel pas que en el que se hospeda el expatriado. Pero tambin hay unadistancia temporal entre el yo anterior al exilio y el posterior: el yoexiliado. Es en esta dimensin en la que va a aparecer la rememoracincomo intento de salvar este hiato intrasubjetivo en un sentido dinmico:el yo exiliado se construye en la extenuacin del recuerdo de loabandonado para resguardar su identidad. No vive en el presente, sinoque muestra lo que todava est presente en el recuerdo, lo que notermina de morir del todo: la experiencia primera del lugar de origen. Enla novela hay varios pasajes que ilustran est indagacin en la memoria.

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    Por ejemplo, mientras el narrador, recuerda a un amigo se su padre quese pareca al dueo de un burdel surge est reflexin:

    Los rostros de los hombres se repiten y yo soy,

    otra vez, un nio errante en busca de una casa. Estedescubrimiento me trajo la sbita alegra de noestar solo y vaco, de que tal vez existiese unaarmona universal que no comprendemos hastaalcanzar la propia; que huimos del dolor, peroluego sentimos la voluptuosidad de su recuerdo, ysu recuerdo nos enriquece. (Tizn, 1984, pg. 401)

    Si el exilio impone una esencial discontinuidad en la experiencia

    de s mismo, el personaje debe buscar una continuidad imposible pormedio de los recuerdos y la lengua (Lorenzano, 2001, p. 167 ). Labsqueda de identidad que se despliega en la novela consiste entre otrascosas en llenar el hiato entre lo que uno fue, que persiste dolorosamenteen el recuerdo, y lo que no se termina de formar: una identidad dedesplazado; ser un extrao en una tierra hostil.

    Entre la memoria y el olvido

    Busco en los versos el olvido de mis miserias, y si consigo este premio me dar por

    satisfechoOvidio

    En su viaje errante, el narrador innominado de la novela seesfuerza por retener los ltimos momentos que vivir en la Puna:Quiero dejar atrs la estupidez y la crueldad, pero en compensacindebo retener la memoria de este otro pas para no llegar vaco a dondevivir recordndolo (Tizn, 1984, p. 432). Como hemos mencionado,dentro de los motivos del viaje el narrador afirma que todava no estabamadura la partida, y que tiene que completar el inventario del adis

    (Tizn, 1984, p. 395).El propio escritor jujeo seala que se obstinaba en apurar los

    das de la espera, esconder la cara y cerrar los ojos para que aquellosmeses se consuman y acortar as la distancia que me separaba del regresoconjetural (Tizn, 2004, p. 116). La percepcin del momento presentese vuelve imposible; el exiliado vive entre los fragmentos de su pasadoque la memoria trae una y otra vez exigiendo coherencia y sentido.Adems de su marcada omnipresencia, el recuerdo emerge en diversosmomentos con insistencia, sin un esfuerzo voluntario del personaje.

    Irrumpe como un sueo, incluso no son escasos los pasajes en los que elnarrador se despierta y se encuentra llorando (Tizn, 1984, p. 365). EnLa casa y el viento estas reflexiones sobre la memoria aparecen entre la

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    noche y el da, como si se tratara de un territorio lmite que estuvieseentre el sueo y la vigilia; es decir, como una alucinacin. Si a la nochesiente tanto tristeza como temor, al da siguiente con la claridad del cieloreaparece la esperanza: certeza de que todo vala la pena y de que el

    hombre es, a la vez, muchos hombres (Tizn, 1984, p. 381).El recuerdo se vuelve casi patolgico, propio de la melancola. Si

    el autor considera la propia novela como perteneciente al trabajo delduelo es porque en ella se ve cmo se va aproximando el recuerdo a unacomprensin ms cabal de lo que se ha abandonado. Esta elaboracin delduelo se realiza pieza por pieza y necesita de un tiempo: el dolor de la

    prdida no se puede extinguir inmediatamente. En la melancola seagrega a este proceso las autoinculpaciones, reproches y, sobre todo, unodio contra s mismo. El personaje siente culpa por las personas que ha

    abandonado: haba defraudado la confianza de los otros (Tizn, 1984,p. 370). En la fuga hacia la frontera, piensa en los habitantes de supueblo. Se preocupa por aquello que van a pensar sobre su huida, que lmismo considera una estupidez sin enmiendas (Tizn, 1984, p. 370).

    El tpico del viaje como momento de descubrimiento essubvertido y aparecen errticos los desplazamientos ms vinculados aturbulencias metafsicas(Stockli, 2007, p. 52) que a una conciencia deun destino cierto.

    Lo que se ha perdido es parte de la subjetividad, pero como talhabr que descubrirlo para no perderse en esa ausencia. En la novelaaparece una conciencia de la conmocin que el desarraigo supone para la

    propia identidad: como todos los que se van ya no podra ser el mismo(Tizn, 1984, p. 370).

    En la melancola la persona sabe lo que perdi pero no lo queperdi en l(en su propia persona). Por eso Freud dice que la sombradel objeto cae sobre el yo (Freud, 1920 [1997], p. 1637). La prdida delobjeto ha sido sustrada de la conciencia, a diferencia del duelo, en elcual no hay nada oculto en lo que atae a la prdida.

    En la novela tenemos planteado un problema en cuanto a que lo propio se sustrae y desestabiliza de modo siniestro (Stockli, 2007,p.149). El narrador percibe las cosas con cierto aire de irrealidad, yaparece en l la sensacin de estar huyendo de s mismo como si laamenaza estuviese dentro de s (Tizn, 1984, p. 395). El narrador de lanovela tiene que encontrar lo que sobrevive en l de todo eso que est a

    punto de perder exilindose definitivamente:

    Cuntos das han transcurrido desde queabandon mi casa? Todo ha quedado atrs, muertotal vez, pero insepulto, porque nuestros recuerdos ynuestro olvidos conviven. Quiero convertirme en

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    uno de estos hombres, desprenderme de mi propiolenguaje, de mi piel, de la memoria de mi cuerpo,

    pero ahora slo consigo pensarlo, sabiendo quepensar es engaoso [...] Slo el fro, el calor, el

    hambre, las ganas, no mienten. (Tizn, 1984, p.403)

    Si el personaje quiere recordar lo que abandona no lo hace slodesde una idealizacin del pasado, sino para conservarlo de algunamanera. Le teme al olvido porque necesita de esos fragmentos paraconfigurar la silueta de lo que ha perdido. El yo que recuerda recuperarlas huellas del hombre que se traslada hacia la frontera para completaresa penosa tarea.

    El anlisis de estos recuerdos aparecer consignado en las notasque el narrador va tomando en su viaje; con esas pginas fragmentariasintentar conjurar el desarraigo y construir una memoria que le de algunacoherencia a su conmovida identidad. Tambin podramos aventurar siguiendo la teora de Bergson dos tipos de rememoracin en la novela:

    por un lado, aquella que surge de manera involuntaria y, por otro, la quesurge como proceso de evocacin voluntario.

    Dentro de la memoria involuntaria podemos incluir los recuerdosde la infancia que irrumpen en la narracin en las situaciones msdiversas. En un pasaje, el protagonista sale de cacera con Juan, un indio

    de la zona; pero no acierta ningn disparo, lo cual genera en l unasensacin de odio: senta ganas de gritar, de llorar y de pronto recordcuando era nio. Este sentimiento va a generar en el narrador elrecuerdo de un episodio en el que l y su padre perdieron un tren en unaestacin desconocida (cf. Tizn, 1984, p. 377). La impotencia y la furiade la cacera se relacionan con la angustia de ese momento pasado.

    Pero tambin, hay pasajes en los que el recuerdo se vuelveepifana, revelacin sbita de un principio que trasciende al narrador. Larepeticin de un rostro, de un paisaje, de una situacin, lo llevan a

    reencontrarse nuevamente con su yo infantil, la nica e irreductiblepatria. Su recuerdo trae dolor, pero, segn parece decirnos, tambin unalcida comprensin de su persona.

    Otro recuerdo paterno aparece unas pginas adelante, cuando elprotagonista narra un episodio en el que su padre lo haba castigado y seescap de su casa corriendo bajo la lluvia, luego volvi y se durmi:Entonces como ahora so inquieto y semidespierto, acorralado por unsentimiento de soledad en el mundo, entre los dems (Tizn, 1984, p.416-17).

    En este pasaje aparece una sensacin de no pertenecer al mundo

    como si se estuviese en una intemperie absoluta, fuera del hogar. Quizesta sea una buena imagen para describir la salida del exiliado en toda su

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    complejidad: momento de estar afuera, solo en el mundo, peroreconociendo que esa falta de pertenencia el ex de la salida lejos de serabsoluta, convive en nuestra tradicin occidental con la esperanza de unavuelta al hogar. Por eso, en el ltimo captulo, el personaje nos dice

    desde el exilio:

    Tal vez volver a ver aqu, aquietado el dolor delexilio, el cantar obstinadamente olvidado y recordado,cuando, ahora, estoy pidiendo que este invierno no mesequ el alma, que no me impida ver entre el polvo, losescombros y la locura; que no destierre tambin mi almade esa luz de verano entre los sauces, patrimonio de losenamorados y de los viejos. (Tizn, 1984, p. 448)

    En el presente trabajo hemos intentado indagar algunos de lossentidos que Tizn da a su exilio valindose del distanciamiento que le

    permite la escritura de ficcin. El narrador protagonista se permite unltimo recorrido por la Puna a modo de ltimo adis, algo que a su autorle estuvo vedado, por el carcter abrupto de la fuga. En la novela, escritaen los tristes, oscuros tiempos del exilio, el escritor jujeo intentaconjurar el dolor de la partida. Como hemos visto, aparecen los tpicosreferentes al exilio de la tradicin occidental, pero no armonizados, sinoen toda su crudeza existencial.

    Tizn se permite transcribir las tonalidades afectivas delmomento del exilio, en toda su ambigedad y ambivalencia. Por eso,hemos considerado algunos pasajes en los que se entremezcla el estadode nimo del narrador con las reflexiones sobre el exilio. Esta transicinentre sentimiento y escueto anlisis nos ha parecido una de las clavesinterpretativas de la novela, pues su recurrencia permite abonar nuestrahiptesis de que la novela es en definitiva un intento de darle un sentidoa la catstrofe personal que representa el exilio.

    Por otra parte, hemos visto que el narrador encuentra en la

    memoria una memoria que se impone con melancola no slo elrecuerdo lacerante de lo que ha dejado, distante e irrecuperable, sinotambin la posibilidad de descubrir en l aquello del pasado que lo habitaen el presente, y que a la larga le resultar indispensable enfrentarlo parasuperarse.

    La esperanza que transmite La casa y el viento no es aquella queproviene de un acto ms o menos rgido de voluntad, o de unas cuantasproposiciones edificantes. No. Es ms bien un sentimiento del tipo quearrecia en tiempos de catstrofe. Si el hombre ha perdido todo lo que

    pareca definirlo: pas, hogar, amigos, lengua, al menos permanecen en

    su memoria los fragmentos dispersos de un rico pasado a los cuales

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    tendr que darle forma para darles un adis definitivo, y empezar asuna nueva vida a la distancia.

    LUIS H. BIONDINI

    FuenteTizn, Hctor (1998 [1984]).La casa y el viento. Buenos Aires: Perfil.

    BibliografaDa Costa, Ana (2007). Hctor Tizn: un ejemplar de frontera. BuenosAires: Ediciones de la Flor.Freud, Sigmund (1997 [1920]). Duelo y Melancola. En ObrasCompletas, vol. 14. Madrid: Losada.

    Lorenzano, Sandra (2001). Escrituras de sobrevivencia: Narrativaargentina y dictadura. Mxico: UAM.

    Nancy, Jean-Luc (1996). La existencia exiliada. Archipilago.Cuadernos de crtica de la cultura, N 2627, p. 34-40.Ovidio. Las Tristes [traduccin de Jos Quinez Melgoza (1987)].Mxico: UNAM.Stckli, Gabriela (2007). Hctor Tizn: El arte de prescindir. BuenosAires: Paradiso.Tizn, Hctor (2004).No es posible callar, Buenos Aires: Taurus.

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    EL POETA ISLANDS GUOLAUGSSON YSHAKESPEARE TRADUCIDOS EN SALTA1

    CARLOS MARA ROMERO SOSASorprende rastrear la labor intelectual que cumplieron varios

    extranjeros afincados en Salta. Aunque sobre los inmigrantes a laProvincia y ms all de alguna reticencia opuesta por Carlos Ibargurenen su libro Nuestra tierra, publicado de 1917, en el sentido de que Lainmigracin avalancha fecunda como gleba aluvial adolece de losdefectos de todo lo adventicio: falta de cohesin y heterogeneidad,hubo siempre consenso en destacar tanto su rpida asimilacin almedio cuanto en estimar la importancia econmica o cultural de

    muchos de sus emprendimientos.Claro est que no todos los forasteros alcanzaron en vida la

    plena valoracin de sus contemporneos; por lo menos de la manera enque fueron reconocidos, entre otros, el humanista alemn BenedictoLuft, de tanta influencia sobre Juan Carlos Dvalos y su grupo; el

    pintor italiano Aristene Papi, fundador de la primera escuela de dibujoy pintura provincial; el periodista espaol ngel Galarreta, director deldiario La Provincia, decano de la prensa saltea; el misioneroredentorista alsaciano Padre Luis Mara Lorber o el industrioso espaol

    Ildefonso Fernndez, dueo del bazar y tienda La Argentina, emplazadadurante dcadas en pleno centro de la ciudad.As el propio Juan Carlos Dvalos lleg a lamentarse y hasta

    hacermea culpa al recordar la suerte corrida por Santiago E. Meaney(1852-1913), un astrnomo irlands que se carteaba con Flammarion yotros cientficos ingleses e italianos y fue profesor del Colegio

    Nacional salteo durante los rectorados de Eliseo F. Outes, EduardoFigueroa y Juan Pablo Arias Romero. De los dichos de Dvalos sedesprende que sus penares en la docencia podran parangonarse en algocon los que sobrellev en el Colegio Nacional de Buenos Aires el

    francs Juan Mariano Larsen, aquel fillogo retratado por Miguel Canen Juvenilia, con sus clases interrumpidas por las mofas de loseducandos. Lo mismo pues que Larsen, cuenta el evocador que Elgringo Meaney, como le llamaban sus malos alumnos, fue en elColegio la ltima vctima de nuestra incultura. Y agrega: Tocle al

    pobre gringo pobre por lo dems solo por esto quin sabe por quazar de su destino, radicarse en Salta y ensear ingls a treinta hornadasde aldeanos bellacos que vean en el talentoso gentleman, no un

    1 Publicado en Claves, ao XVII, n 175, Salta, nov. 2008.

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    profesor, ni menos un amigo, sino un objeto ameno de burlas y chistesde la peor especie. 1

    Pero hubo tambin otros personajes forneos y aquerenciadosen Salta a quienes, sino la insolencia y la ignorancia, les cupo sufrir en

    cambio y adems de la inevitable nostalgia por sus patrias de origen, laconciencia de no hallar mayor eco en sus proyectos destinados a lacomunidad y al cabo presagiar el definitivo ocaso de lo que de esasmetas pudo realizarse. Fue el caso del dinamarqus oriundo deCopenhague Cristian Nelson (1867-1947)2. Un episodio infantil quesola memorar con simpata lo pinta de cuerpo entero: a los doce aoshuy de su hogar noble y hasta entroncado con la realeza del ViejoMundo hacia Groenlandia de donde fue regresado por pescadores alseno familiar. Aunque la aventura me sali mejor que a Julio Verne

    embarcado de incgnito como grumete de nio, y al que su padre hallen un puerto francs antes de que el barco cruzara el Atlntico,contaba risueo.

    Nelson, que con el tiempo lleg a ser un cientfico especializadoen geologa, en ciencias naturales y en las disciplinas del hombre,haba completado su formacin en universidades de Europa, entre ellasMunich, y vino a dar a Salta en 1912 cuando era gobernador AvelinoFigueroa. Antes recorri la pampa bonaerense y el Litoral, trabajcomo jardinero en Olivos, Buenos Aires, actu en el periodismosantafecino, instal una farmacia en Rosario, promovi en Esperanza laUnin Agrcola y organiz una de las primeras cooperativas lecherasdel pas sino la primera3. En Salta se gan la existencia en variasactividades hasta ser designado Subjefe de la Oficina de Estadstica conun modesto salario; recin en 1928 su amigo Daniel PolicarpoRomero, a la sazn legislador por el Departamento de Rivadavia yVicepresidente de la Cmara de Diputados, logr que se le asignara alcargo una mejor remuneracin, hecho que el beneficiario agradeci enuna carta de su puo y letra donde se advierte cierta contrariedad antela falta de reconocimiento que haba merecido hasta entonces su labor

    civilizadora: el aumento pedido est muy lejos de ser algoextraordinario, por cuanto de ninguna manera recompensa los muchos

    1 Colegio Nacional de Salta.Publicacin recordando el L aniversario, Salta, ImprentaC. Velarde, 1926.2 Al cumplirse el centenario de su nacimiento apareci una breve noticia biogrfica

    publicada enLa Nacin, el 12 de mayo de 1967 (p. 12). La redact Carlos GregorioRomero Sosa, uno de sus discpulos, su colaborador juvenil en el Museo de Fomentoy a quien Nelson inici en el estudio de las ciencias de su especialidad,

    principalmente en las investigaciones arqueolgicas. como que con ste realiztrabajos de campo en la zona de Chicoana y luego lo vincul con el Museo de

    Gotemburgo (Suecia).3 Ricardo Piccirilli, Francisco L. Romay y Leoncio Gianello. Diccionario Histrico

    Argentino, tomo V, pgina 418-419, Buenos Aires, 1954.

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    servicios que con buena voluntad he prestado a esta provincia sinfijarme nunca en remuneraciones equitativas.1

    Es de imaginar por otra parte que no deban ser muchos los queadvertan su verdadera estatura intelectual, siendo que a la clase

    dirigente saltea la conformaban para el tiempo de su actuacinpersonas cultas, de buena formacin y algunas hasta eruditas pero lasms de ellas ajenas por completo al campo de sus inquietudescientficas. Apenas transitaron por esas materias el sacerdoteClodomiro Arce (1854-1909), el ingeniero Vctor Arias (1887-1925),descubridor de la llamada Cultura de la Candelaria e interlocutor deEric Boman, ms adelante Juan Carlos Dvalos autor del libroEnsayos biolgicos (1941) o el historiador y jurista Atilio Cornejo alque nada de lo humano ni de lo terreno le era indiferente. Sin olvidar

    por supuesto en el siglo XIX a Juan Martn Leguizamn (1833-1881),mencionado con elogio por Florentino Ameghino. Adems, muchossalteos progresistas como Miguel Tedn, un amigo de Jos Mart 2,Joaqun Castellanos Gobernador Constitucional que debi renunciaren 1921 amenazado con un juicio poltico, Luis y Adolfo Gemes,Indalecio Gmez, Manuel Alvarado o Carlos Serrey, en general haban

    buscado otros horizontes o actuaban en la poltica nacional radicadosen Buenos Aires. De tal modo Nelson, socialista utpico, positivista,con espritu algo esotrico y cosmovisin universalista una amalgamadel hombre rebelde de Albert Camus y del hombre desplazado deTzvetan Todorov no del todo a gusto en un medio conservador,cerrado, renuente al cambio y poco permeable a los vientos demovilidad social que soplaban justicieros o amenazadores -segn seviera-, reciba en los hechos ms consideracin personal a sus calidadesticas y su innato seoro que propiamente solidaridad y compaa ensus empeos democratizadoras del conocimiento.

    Con el ex Intendente Municipal de la Capital AgustnUsandivaras fund la Unin Saltea, institucin cultural cuya laborestudiaron y difundieron Ricardo N. Alonso y Gregorio Caro Figueroa3,

    y que entre otras iniciativas auspici y logr del gobernadorRobustiano Patrn Costas la creacin del Museo de Fomento que seestableci por decreto nmero 476 de 16 de junio de 1915 refrendado

    por el ministro Julio Cornejo. Aunque el texto de la norma trascriptapor Toms I. Gray en el libroNoroeste4no lo menciona, el organismofue puesto bajo la direccin honoraria de Nelson que con tesn reuni

    1Carta de Cristian Nelson a Daniel Policarpo Romero (original en poder del autor).2 Carlos Mara Romero Sosa: Jos Mart y el poltico salteo Miguel Tedn,Claves, ao XVII, n 169, Salta, mayo 2008.3 Ricardo N. Alonso y Gregorio Caro Figueroa. La Unin Saltea, el Grupo Salta yun proyecto inconcluso, La Provincia de Salta; Enfoques y perspectivas, Salta,CriSol Ediciones, 2004.

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    all colecciones zoolgicas, botnicas, arqueolgicas, etnolgicas,exhibi en una de las vitrinas una momia indgena que descubri ytrajo en mula desde Olapacato, en la Puna, y numerosas piezashistricas as como elementos referentes a las producciones de la

    provincia y del Noroeste todo, ya que Nelson fue un visionariopromotor de la integracin regional del NOA, regin que denomin enartculos con su firma la Zona Comercial del Norte.

    Este hombre de mltiples inquietudes que se reconoca a smismo simplemente Organizador, un ttulo que figuraba impreso

    bajo su nombre en los papeles de su correspondencia, descubri elCampo Magntico Calchaqu, redact una Memoria Descriptiva deSalta, reuni seudnimos de escritores locales y l mismo oculto trasel humorstico de Chimisapagua ejercit el aforismo de ndole moral

    no carente de un fondo de utilitarismo protestante o de pragmatismohasta en su forma de enunciacin con nmeros arbigos: Diezesfuerzos aislados producen 10. Diez esfuerzos unidos producen 100;y en dicho gnero las mximas filosficas en la lnea de Nietzsche oincisivas a lo La Rochefoucauld. Y hasta practic la poesa breve ycelebrante: Oh Salta generosa / como un panal de miel, / dichosas tusmontaas / en donde mora Ariel!

    Asimismo al promediar la segunda dcada del siglo pasado sedio a la tarea de traducir poetas dinamarqueses, noruegos e islandeses,no como un ejercicio de evasin y de vuelo aorante hacia las zonas

    boreales de la infancia sino con evidente nimo de divulgar visionesajenas del mundo y homenajear sensibilidades desconocidas en estaslatitudes, dado que ms all de los cuentos infantiles del dans HansChristian Andersen, de alguna pieza teatral del noruego Ibsen y de lasreferencias mitolgicas nrdicas presentes en Castalia brbara del

    boliviano modernista radicado en Tucumn Ricardo Jaimes Freire,pocos se interesaban aqu por las literaturas escandinavas; a excepcinquiz del tesofo Leopoldo Lugones, que en 1906 realiz un viajeinicitico por los pases del Norte de Europa. Faltaban varios aos para

    que Borges desde sus pginas convocara por igual las sagas y lasmilongas, los vikingos y los orilleros porteos, a Snorri Sturluson y aJacinto Chiclana, a Emmanuel Swedemborg y a Evaristo Carriego.

    Cristian Nelson tradujo al castellano varias obras del poeta y periodista islands Jnas Gulaugsson, un representante delneorromanticismo de su patria que se hallaba unida a la corona danesahasta independizarse en 1944. De ese movimiento esttico-patriticotambin formaron parte Einar Benediktsson, Sigurour Sigurosson,Stefn fra Hvtardal y el dramaturgo Jhann G. Sigurjnsson 1.

    4 Buenos Aires, Peuser, 1944. Hay un captulo que lleva por ttulo Una charla conNelson, p. 31-39.

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    Gulaugsson Nelson escribi Gudlausson, fue un lricoevocador de su helada tierra de giseres y montaas nevadas nacido en1887 en Stadarhraun (Hitardalur, Myra) y muerto en 1916, a losveintinueve aos, en Dinamarca, donde estudi agricultura. Era un

    trotamundos que sin duda como su propio intrprete al espaol en losmomentos de quebranto se lamentaba por lo irremediables y fatalesque resultaron ser sus impulsos errantes causales de privarlo de patriay hogar, como expresa el ltimo y amargo verso de Recuerdos de

    Islandia. En esa composicin, a partir de enumeraciones de accidentesy fenmenos de la naturaleza y descripciones geogrficas, todoselementos nacionalistas caractersticos del Nrmantik, se afila igualque una espada para el duelo mortal la idea angustiosa del desarraigo:

    Blancas montaas, ventisqueros virginales,Verdes parasos en valles encantados,Que altivos conquistan el humano pensar,Con fuerza extraa de divino poder.

    Humo azulado que sube de humildes casitas,Chasquidos de fustas, relinchos caballares,Aroma de henos y rumos de cascadas,Arreboles sobre los cerros y el mar.

    Noches norteas con aurora borealQue tie de rojo el mar y las playas,Sueos juveniles con ansias que buscanLos mundos lejanos del cosmos sin fin.

    Tierra sublime, jams volver a verTus valles hermosos, tus peascos de cristal,Porque el destino implacable hizo de m,Un bardo errante, sin patria, ni hogar.

    Esta y otras traducciones al castellano las verti CristianNelson en forma mecanografiada sobre hojas de papel impresas con elmembrete y el emblema de la Unin Saltea, as como sus divisas:Organizacin y Educacin, en el ngulo izquierdo, y Vivir y dejarvivir, en el derecho. Ambas, incitaciones al esfuerzo, la tolerancia y el

    progreso, indelebles sobre un fondo hoy amarillento. Aunque bienlegible y practicable...

    ***

    1 Mariano Gonzlez Campo. Fausto en Islandia: El Galdra-Loftur de JhannSigurjnsson, Universidad de Murcia.

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    Muy diferentes fueron las circunstancias de la extensa residenciaen Salta del religioso lateranense Benito J. Larracoechea Aguirrezabala,durante muchos aos profesor de ingls en el Colegio Belgrano, fundadoen 1900 luego de la llegada un ao antes de los primeros miembros de

    la orden a la dicesis saltea cuando la gobernaba Monseor CalixtoLinares, desempendose como primer rector del establecimientoeducativo el R.P. Eusebio Lardizabal (CRL).

    En cuanto al Padre Benito, naci un 24 de junio de 1894 enZeanuri (Vizcaya) e ingres en 1907 al Seminario de los CannigosRegulares de Alsasua. Ordenado como presbtero en Gazteiz (Vitoria) el22 de diciembre de 1917, entre 1928 y 1936 fue Director de las EscuelasMunicipales de Oati. Durante la Guerra Civil Espaola fue unantifranquista acrrimo, partidario del Lehendakari (Presidente) Jos

    Antonio de Aguirre y Lecube un social cristiano moderado y delEstatuto de Autonoma del Pas Vasco aprobado por las Cortes de laRepblica Espaola en 1936, antecedentes ideolgicos que debieronescandalizar bastante a la sociedad conservadora y sectariamente clericalde Salta, jugada en general durante la contienda espaola por el bandonacionalista y que poco entenda o quera entender de la antigua divisavascuence Dios y Fueros. Al Colegio Belgrano lleg destinado por sussuperiores en 1941, luego de una larga estada en Inglaterra y de otrams breve en el Uruguay. En virtud pues de su devocin y de su origenno era extrao que quien con gran vozarrn entonaba testimonial en lasceremonias el Himno a San Agustn, en la intimidad se entrecortaraemocionado al cantar las estrofas del Guernikako arbola de Iparraguirre.

    Este religioso y maestro de alma dueo de un temperamentomanso, del innato don didctico y predispuesto a la actitud persuasiva,nunca adscribi al dudoso mtodo seudo pedaggico basado en el

    precepto de que la letra con sangre entra. No en vano al celebrar en1967 las bodas de oro sacerdotales, particip de la recordacin unamultitud entre la que se destacaban en primera lnea muchos de susviejos ex alumnos de ingls. Uno de ellos era mi padre al que le haba

    dado clases particulares de ese idioma de su dominio. Carlos GregorioRomero Sosa, de paso por la Provincia al tiempo de ese aniversariomantena, ms all de su radicacin en Buenos Aires, un estrechovnculo con su antiguo educador.

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    El Padre Benito sola visitarlo cada vez que viajaba a la CapitalFederal. Entonces aqul le lea captulos de su libroEl Colegio Belgranode los Padres Lateranenses. Sus orgenes y significado en la cultura deSalta y estrofas de su Ronda de los sonetos del Colegio, labores ambas

    que permanecen inditas. Le contaba historias del Obispo Diocesano deSalta y Jujuy Monseor Jos Gregorio Romero y Jurez y sus gestionesen Europa durante el Concilio Plenario Latinoamericano convocado porLen XIII, en calidad de secretario de Monseor Linares al que sucedien el episcopado, para conseguir la llegada de los Lateranenses a laArgentina. Juntos recordaban a otros Cannigos Regulares de Letrn; alos padres Guillermo Anduaga, Ignacio de Beobide, Luis de Mallea(msico y creador del Coro Lagun Onak), Francisco de Madina, JuanIurritegui, Fidel Zuvira, a los Abades Fernando de Urqua y Ubaldo

    Abala y al Hermano Domingo Alberdi, la mayora de ellos vivos an enla dcada de los 60.Un da de 1971 el sacerdote le coment que se dispona a dejar

    Salta para pasar los ltimos aos en la Cannica de Oati, en Guipzcoa.Tambin que llevara all entre su escaso equipaje fiel al desafofranciscano de precisar muy poco de lo poco y de ser tan funcional comoaquel sabio griego practicante del omnia mecum porto sus traduccionesa la lengua euskera de las treinta y siete comedias de Shakespeare, tareaque para mantener y revalorizar la lengua materna prohibida por Franco,haba realizado en los ratos libres que le dejaban las actividades de susagrado ministerio y las obligaciones en la docencia saltea. Nada mssupo de l Romero Sosa durante un par de aos. Un da de milnovecientos setenta y tantos, una carta del mdico Gaspar Sol Figueroale trajo una buena noticia: el Padre Benito viva ms que nonagenario enOati y hasta le enviaba su direccin. As reestablecieron el contacto yen uno de los correos que se intercambiaron, el religioso le volvi ahablar de sus traducciones shakesperianas elaboradas en Salta y de suintenso deseo de que se publicaran pronto. Incluso le hizo saber queexista la posibilidad de ello, lo cual se concret entre 1974 y 1976, de

    acuerdo con datos aportados en un resumen biogrfico-conmemorativocompuesto por el Padre Manuel Mura y que a mi pedido rastre y meremiti el periodista y dirigente catlico Roberto V. Casas.

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    El tributo mayor que el Padre Benito Larracoechea supo rendirtanto al genio de Strattford-upon-Avon cuanto a su Euskalerria, fuereconocido y mereci distinciones conferidas por especialistas enWilliam Shakespeare y tambin por sus paisanos vascos: entre otros

    lauros la versin suya al euskera de El mercader de Venecia recibi un premio en Pars y l mismo ocup un sitial acadmico en laEuskaltzaindia, la Real Academia Vasca de la Lengua, fundada en 1919por Alfonso XIII. Su existencia se apag en Oati el 16 de julio de1990. El Euskaltegui local (una escuela de enseanza de la lenguaeuskera) lleva su nombre.

    CARLOS MARA ROMERO SOSA

    LA VERDADERA RIQUEZA (VALERIO MXIMO Y

    OTROS)

    RAL LAVALLE

    Casi todos pensamos mucho en el dinero pero existe tambin untpico que piensa que la verdadera riqueza no es el oro sino los bienesespirituales. Hay algo quizs mucho de cierto en ello y siempre enseoa mis alumnos lo que aprend de un profesor. Si regalo a alguien un duro,ya no lo tengo ms. Esas pelas estn irremediablemente perdidas. Pero si

    enseo a alguien quin fue Virgilio, nada pierdo de lo que doy; ms an,tengo ms de lo que antes tena. Pero escuchemos a Valerio Mximo,autor de comienzos de la era cristiana: Cornelia, la madre de losGracos, reciba como husped a una matrona de Campania. Ella lemostraba sus adornos, los ms hermosos de ese siglo; mientras tantoCornelia la entretuvo con la conversacin, hasta que sus hijos volvieronde la escuela. Estos son dijo mis adornos. 1

    Cornelia era hija de Publio Cornelio Escipin, el Africano mayor.Se haba casado con Tito Sempronio Graco y tuvo con l dos hijos, los

    tribunos Tiberio Graco y Cayo Graco, famosos por haber intentadoaudaces medidas sociales y econmicas; en especial, una reformaagraria. El latn dice ornamenta, adornos, que parece entenderse aquen sentido particular de joyas. Cornelia se sinti tocada por ciertaarrogancia de la mujer de Campania, una regin de gran fertilidad,debida quizs a su condicin volcnica y a su mar (los nobles romanossolan tener villas muy ricas all). En fin, no sin superbia, la severamatrona romana no se ech atrs: haec ornamenta mea sunt. Parece unaoposicin entre la gravitas antigua romana y una mentalidad como de

    nouveau riche.1 Valerio Mximo,Acciones y palabras memorables 4, 4.

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    Quinto Curcio, antiguo escritor latino, en su Historia de Alejandro Magno, cuenta que Parmenin, uno de los generales delconquistador, le aconsej aceptar la oferta de Daro y no proseguir con la

    guerra. El rey persa le ofreca una hija como esposa y, como dote, uninmenso territorio y gran cantidad de oro. Alejandro dijo palabras que sehicieron clebres: Tambin yo, si fuera Parmenin, preferira el dineroantes que la gloria.1 Indudablemente saba que, como rey, deba estar

    por encima de lo material, aunque la gloria inclua tambinpecunia; paral la verdadera riqueza era la gloria.

    Todos conocemos a San Lorenzo, dicono y mrtir de Hispania.Naci en Huesca en el s. III y lleg a ser dicono en la Iglesia de Roma.

    Tena a su cargo la administracin de las cosas sagradas y de los bienes.Durante la persecucin del emperador Valeriano, el prefecto le ordenentregar las riquezas de la Iglesia. El dicono pidi tres das, para poderreunir todo. Se present al cabo de ellos y sealndole el ejrcito decojos, de ciegos, de nios, de pobres y desgraciados que alimentaba laIglesia romana, con el mismo acento con el cual Cornelia mostraba al

    pueblo sus hijos, los jvenes Gracos, aadi: Estos son mis tesoros.Este rasgo heroico e irnico a la vez, este valor indomable y este gracejoaragons, encendieron la ira del magistrado.2 En efecto mandquemarlo a la parrilla. Segn la Enciclopedia catlica esta ancdota noes seguro que sea verdadera, pero nos importa aqu ms la ejemplaridadque lo que realmente pas.3Y vimos que tambin Prez de Urbel asocila historia de Lorenzo con la de Cornelia. Aurelio Prudencio, poeta latinocristiano del s. IV, as imagin parte de la respuesta al prefecto: Eccumtalenta, suscipe, / ornabis urbem Romulam, / ditabis et rem principis, /

    fies et ipse ditior.4

    Exista en tiempos antiguos la leyenda de la piedad de doshermanos de Catania, Sicilia. En una erupcin del Etna ellos, en vez de

    poner fuera de peligro algunos bienes materiales, salvaron losverdaderos. En efecto llevaron a horcajadas a sus padres; uno al padre yel otro a la madre. Varios autores antiguos se refirieron al hecho, perosolo menciono a Claudiano, poeta latino de finales del s. IV. En uno de

    1 Quinto Curcio,Historia de Alejandro Magno, 4, 11.2 Cito por: Fr. Justo Prez de Urbel. Ao cristiano, vol. III, 3 ed. Madrid, Fax, 1945.

    pp. 326-327.3The Catholic Encyclopedia, en el artculo St. LAWRENCE:http://www.newadvent.org/cathen/09089a.htm.4 He aqu los talentos, tmalos. / Adornars la ciudad de Rmulo, / enriquecers la casadel prncipe / y te hars t mismo ms rico (Himno en honor de San Lorenzo, vv.309-312). Cito por: Aurelio Prudencio. Obras completas. Madrid, BAC, 1981.

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    http://www.newadvent.org/cathen/09089a.htmhttp://www.newadvent.org/cathen/09089a.htmhttp://www.newadvent.org/cathen/09089a.htm
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    sus poemas1 elogia el desapego de Anfnomo y Anapis (tales susnombres), pues se hicieron notables por el venerando pondere,venerable peso, que llevaron (v. 1) y por despreciar las riquezas( spretis opibus, v. 29). Para ellos el blanco cabello de sus padres era

    sancta canities (v. 30).

    Y me vino a la mente un ltimo ejemplo, del tango. En efecto enEl retrato de mam, de Falero y Russo,2 el yo potico es un hombrehumilde que ha ido a visitar a su hermano rico. Admira su Cadillac enla puerta, sus cuadros y la decoracin a lo moderno. Pero entre tanta

    parada / falta la joya ms cara: / el retrato de mam. En cambio elhermano pobre se jacta de tener: en mi humilde bulincito / el retrato dela vieja, / que por vos todo lo dio. A muchos esto les parecer algo

    melodramtico, y creo que llevan razn. No obstante, creo tambin quetodos los textos que cit expresan una verdad profunda, la de los afectos.Dicen que el dinero hasta eso puede comprar Estoy en el grupo de losidealistas que piensan que no.

    RAL LAVALLE

    1 Claudiano, De los piadosos hermanos y de sus estatuas en Catania, Poemasmenores, 17; cito por: Claudii Claudiani Carmina, ed. John Barrie Hall. Leipzig,Teubner, 1985.2 Cf.:http://www2.informatik.uni-muenchen.de/tangos/msg01497.html.

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    http://www2.informatik.uni-muenchen.de/tangos/msg01497.htmlhttp://www2.informatik.uni-muenchen.de/tangos/msg01497.htmlhttp://www2.informatik.uni-muenchen.de/tangos/msg01497.htmlhttp://www2.informatik.uni-muenchen.de/tangos/msg01497.html
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    COMENTARIOS DE LIBROSPeter TREMAYNE. Cicuta al anochecer. Buenos Aires, Peuco, 2005,502 pp.

    No hay duda de que los temas clticos despiertan mucho inters.Argentina es tambin un caso especial, porque no pocos de sushabitantes tienen algo de esa ascendencia, sobre todo en la vertienteirlandesa. El libro que aqu nos ocupa narra diversos casos sabiamenteresueltos por la hermana Fidelma. Ella es una religiosa que vive en laIrlanda del s. VII, pero adems es una abogada de las Cortes de Justicia,que utiliza el antiguo sistema legal de los brehons (palabra que significajuez). Sobre su autor, PETER TREMAYNE is the fiction writing

    pseudonym of the Celtic scholar and author Peter Berresford Ellis.1Elttulo de todo el libro est tomado de uno solo de los cuentos, Hemlockat Vespers.

    No soy experto sino amante del gnero policial. Solo puedo decirque los casos del libro me parecieron muy buenos. En todo caso, megustara saber si, fuera de algn eclesistico de aficin detectivesca que

    alguna vez apareci en televisin,2 hay alguien ms adems de FatherBrown y la religiosa creada por Tremayne. Ella suele recurrir al

    procedimiento de juntar a los sospechosos al final; a veces no tiene todaslas cartas en la mano, pero el culpable no es raro que se traicione. Otrode sus principios es que la justicia no siempre se identifica con la ley, leyde la cual ella es eximia conocedora. No todos los cuentos transcurren enIrlanda: por ejemplo, El cliz envenenado se desarrolla en una

    pequea iglesia de los suburbios de Roma.

    1 Cf. http://www.sisterfidelma.com/, sitio de The International Sister Fidelma Society.2 Cf.:Father Dowling mysteries: http://members.aol.com/sherryberry88/dowling.html.

    No me imagino a un catedrtico inspirndose en la visio televisifica, pero en esa seriehaba tambin una Sister Steve, bonita como Fidelma.

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    http://www.sisterfidelma.com/http://www.sisterfidelma.com/http://members.aol.com/sherryberry88/dowling.htmlhttp://members.aol.com/sherryberry88/dowling.htmlhttp://www.sisterfidelma.com/http://members.aol.com/sherryberry88/dowling.html
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    Pero el punto fuertsimo del libro me parece es que, medianteel ameno gnero policial, aprendemos cosas sobre la Irlanda de entoncesy sobre el mundo celta. Entre diversos temas, en mi ignorancia destaco lagran labor cultural que misioneros y estudiosos irlandeses llevaron a

    cabo en abadas y focos culturales de Europa occidental; tambin, elavanzado sistema legal y judicial irlands de esa poca; no menos meinteres el debate entre Roma y la iglesia de Irlanda sobre el celibato,

    potestativo entonces. Para quienes poco sabemos de celtismo, soninapreciable ayuda la Introduccin del propio Tremayne (pp. ix-xiv), dosmapas (pp. xv-xvii) y un utilsimo glosario, que no solo trae nombresceltas sino tambin alguno latino (pp. 498-502).

    Solo una cosa para terminar. Est claro que en la narracinhistrica es muy difcil que el autor se libre del todo de la mentalidad de

    sus das. Pero aqu leemos: A pesar de que los religiosos irlandesessalan al mundo desarmados para predicar la Fe, la mayora conoca eltroid-sciathagid o combate por defensa, un mtodo a travs del cual

    podan defenderse sin el uso de armas (p. 380). La propia Fidelmaestaba entrenada en l; tanto que una vez haba dejado lesionado por tresdas y lleno de moretones a un agresor (cf. pp. 476-477). No dudo de laexistencia histrica de tales tcnicas, pero no es demasiadocinematogrfica una monja karateca? Si tal respuesta interesa, quede acargo de los conocedores. Lo que importa es lo dicho, que vale la penaconocer a este personaje y a su ireann, la cual no era solo tierra delabriegos y de bebedores de rubia cervisia (no est mal esto). Tambinnutri gramticos, fillogos, helenistas, filsofos, telogos y miinsipiencia lo desconoca un culto y prctico sistema legal y eminenteshombres de leyes. [R.L.]