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SALUD Y NOTICIABILIDAD: ESTUDIO CUALITATIVO SOBRE LAS
PERSPECTIVAS DE PERIODISTAS DE MEDIOS GRÁFICOS DE ARGENTINA1
GT5: Comunicación y Salud
Matías Loewy2 y Mónica Petracci3
Resumen
Siendo la salud y la comunicación dimensiones centrales en la agenda pública y
mediática de la sociedad contemporánea, el objetivo del estudio fue comprender
la perspectiva de periodistas especializados en salud sobre los atributos de
noticiabilidad preponderantes; la percepción del grado de acuerdo o desacuerdo
de los médicos con esos atributos así como la identificación de otras fuentes de
tensión entre ambas profesiones; la percepción de responsabilidad ante la
sociedad; y la opinión sobre la naturaleza del impacto de las notas de salud en
los públicos.
El diseño metodológico es cualitativo y exploratorio. Se entrevistaron diez
periodistas que cubren prioritaria o exclusivamente temas de salud en medios
gráficos de Argentina en 2012-13. Se eligieron periodistas de medios gráficos
1 El presente artículo es una versión preliminar de los hallazgos del Proyecto UBACyT “La salud en la trama comunicacional contemporánea” dirigido por la Dra. Mónica Petracci en el Instituto de Investigaciones Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, Argentina. 2 Farmacéutico (UBA). Periodista especializado en ciencia y medicina. Maestría Ciencias Sociales y Salud (CEDES-FLACSO), Argentina. matiasloewy@gmail.com 3 Dra. en Ciencias Sociales, UBA. Investigadora Instituto G. Germani, Facultad de Ciencias Sociales, UBA, Argentina. petracci@retina.ar
porque, en Argentina, siguen teniendo mayor capacidad de marcar agenda,
orientar la cobertura de otros medios e influir sobre las discusiones en la esfera
pública. La selección para ingresar a la muestra (no probabilística) consideró la
pertenencia a diferentes medios de distribución nacional y regional.
Palabras clave: Salud. Medios gráficos. Noticiabilidad. Periodismo científico.
En Madame Bovary, el farmacéutico y periodista aficionado Homais anuncia en un
diario del que era corresponsal un revolucionario método quirúrgico para curar
la estrefopodia o “pie deforme”, como elige llamar a la patología en la nota.
“No he puesto el término científico porque, ¿comprende?, en un periódico…,
quizás todo el mundo no entendería”, le explica Homais al autor de la cirugía, el
médico Charles Bovary. El reporte periodístico, destinado a “hacer una bola de
nieve” y darle fama y fortuna al médico que probó la técnica, celebra la
intervención y pronostica: “Todo hace creer que la convalecencia [del paciente]
será breve, ¿y quién sabe incluso si, en la primera fiesta del pueblo, no veremos
a nuestro buen hombre participar en las danzas báquicas (…) demostrando así, a
los ojos de todos, por su buen humor y sus cabriolas, su completa curación?”.
Por desgracia, sabremos al pasar algunas páginas, la evolución del paciente fue
desastrosa: en medio de fuertes dolores, la pierna operada se terminó
gangrenando hasta la rodilla y otro médico tuvo que amputarla. En la novela
de Gustave Flaubert4 no consta que hubiera aparecido un nuevo artículo en el
diario para corregir la primicia.
Aunque la historia es ficticia, pone de manifiesto varios rasgos, dilemas y
prejuicios aún vigentes alrededor de la cobertura de temas de salud en los
medios masivos de comunicación: la adaptación del lenguaje técnico a un registro
4 Flaubert, G. 2006 [1856]. Madame Bovary. Buenos Aires: Betina. Págs. 182-190.
comprensible para audiencias masivas; la difusión apresurada o sensacionalista
de novedades; el interés promocional a la par o por encima de un legítimo valor
periodístico; el impacto lineal de la información sobre la audiencia; la
responsabilidad singular que implica transmitir noticias falsas, Bovary son
“socios” en el despropósito, en muchas otras ocasiones, los médicos y los
periodistas interpretan de manera distinta qué novedades hay que comunicar y
cuál es la mejor manera de hacerlo.
En la Argentina, como en el resto del mundo, se ha verificado un aumento en el
espacio que los medios la asignan a los temas médicos: la gente quiere leer, oír
y ver notas sobre salud (Tabakman 2011: 2-3), interés acompañado por la
creación de secciones especiales de los medios y publicaciones especializadas
(Petracci y Waisbord 2011). Las notas de salud, como las de ciencia, ya forman
parte de la agenda diaria de los diarios argentinos (Polino et al 2006). Sin
embargo, sigue habiendo controversias sobre la calidad y el impacto de este tipo
de información sobre la audiencia. Desde la década del ´70, numerosos
trabajos en revistas médicas han denunciado que la cobertura de los medios en el
campo de la salud es sensacionalista, sesgada e imprecisa; que tiende a
difundir aquellos estudios de menor calidad metodológica; o que omite
aspectos tan relevantes como las limitaciones de los estudios, los conflictos de
interés y la dimensión económica (Shuchman et al 1997; Iaboli et al 2010;
Selvaraj et al 2014).
El problema es particularmente inquietante, porque, desde la perspectiva de los
médicos, los medios “poseen un insuperable poder de inoculación en la mente de
las personas” (Barello 2006) y el rol de los periodistas que cubren temáticas de
salud podría ser homologable al de los de agentes sanitarios. Aunque la
realidad es que los profesionales de la salud tienden a sobredimensionar su
impacto sanitario real (una nota aislada no suele producir cambios dramáticos en,
por ejemplo, la conducta de un paciente respecto de determinado tratamiento),
está comprobado que los medios influyen sobre el uso de intervenciones médicas
y moldean de distinta manera las percepciones de salud y enfermedad (Young
et al 2008).
En este sentido, uno de los puntos que ha sido mencionado como fuente de
conflicto entre los periodistas y los médicos se relaciona con los valores de la
noticia o “atributos de noticiabilidad”: aquellos factores inherentes al
acontecimiento a comunicar que propician, o no, su selección e inclusión en la
pauta del medio, así como condicionan su extensión o espacio. El concepto
también alude a las formas discursivas de tratar y presentar periodísticamente los
acontecimientos para convertirlos en noticias que atraigan al lector. Algunos de
estos factores, valores-noticia o atributos de competencia periodística son la
novedad, la extensión o magnitud, la importancia, la proximidad geográfica o
cultural, la oportunidad, la controversia, la rareza o singularidad, y el interés
humano (Tello 1998).
Estos criterios que guían la selección de historias a ser publicadas o difundidas,
derivadas de la práctica periodística o la cultura organizacional de los medios, no
siempre son compartidos por los médicos, quienes preferirían que los
medios le dieran más relevancia al “valor sanitario” de la información por
encima de la fría ponderación de su valor noticioso. Así, por ejemplo, uno de los
maestros de la medicina argentina ha considerado el atributo de la novedad como
una “coartada” para producir una fuga de ideas y no dejar lugar a la reflexión
(Agrest 2002). Otros que trabajan en terrenos más básicos o experimentales
protestan por la presión de los periodistas por indagar sobre la eventual
“aplicación” o utilidad de las investigaciones (“No se le pregunta a un escultor
para qué sirve su obra cuando se la premian”, protestó una científica tras ganar
un galardón internacional que concitó la atención de los cronistas) (Weissman
2003). También se ha dicho que la pasión periodística por las controversias y la
asignación del mismo espacio a las partes involucradas coloca en pie de igualdad
a posiciones marginales, heterodoxas o con escasas evidencias de respaldo,
magnificando el grado de disenso que existe respecto de determinadas
cuestiones. O que cuando cubren casos de famosos con alguna enfermedad, no
la ponen en contexto y soslayan que esa condición puede ser muy rara
(Kamenova et al 2013).
En este artículo presentamos los resultados de un estudio cualitativo cuyo
objetivo general fue comprender la perspectiva de periodistas argentinos
especializados en salud, todos de medios gráficos, respecto de lo que ellos
consideran los atributos de noticiabilidad más utilizados en esta rama del
periodismo. También abordamos su percepción respecto del grado de acuerdo o
desacuerdo de los médicos con relación a estos criterios, así como otras fuentes
de tensión que ellos identifican entre ambas profesiones. Con referencia
al efecto de la información, interrogamos a los participantes sobre si ellos
interpretan que, como periodistas que cubren salud, tienen una responsabilidad
social mayor a la de colegas que se ocupan de otras áreas; y profundizamos
sobre la naturaleza del impacto que, según perciben, tienen las notas de salud
sobre las audiencias.
El artículo está organizado en las siguientes secciones. En primero y segundo
lugar se presentan, respectivamente, los lineamientos metodológicos y las
características sociodemográficas de los y las periodistas entrevistados. A
continuación se desarrolla el análisis de los atributos de noticiabilidad más
valorados; la percepción sobre el cambio de esos atributos en los últimos años; la
visión sobre las opiniones de los profesionales de la salud acerca de los
atributos preponderantes de noticiabilidad y del trabajo del periodismo en salud; el
grado de responsabilidad percibido; y el efecto percibido de la información en la
audiencia.
Método
El diseño de la investigación, dada la naturaleza exploratoria del objetivo general,
fue cualitativo. Fueron realizadas 10 (diez) entrevistas cualitativas
semiestructuradas a periodistas que cubren prioritaria o exclusivamente temas de
salud en medios gráficos de Argentina. Se eligieron periodistas de medios
gráficos porque, en Argentina, todavía siguen teniendo mayor capacidad de
marcar agenda, orientar la cobertura de los otros medios e influir sobre las
discusiones en la esfera pública. Asimismo, se excluyó de las entrevistas a
aquellos médicos que se definen como “periodistas médicos” o “periodistas
científicos”, dado que sus percepciones u opiniones podrían haber quedado
marcadas por los valores de su profesión de origen. La selección de los
entrevistados para el ingreso a la muestra (no probabilística) tuvo en cuenta la
pertenencia a diferentes medios de distribución nacional y regional.
Siguiendo a Glasser y Strauss (1967), el número de entrevistados cumplió con los
requisitos de relevancia (heterogeneidad y variabilidad), propósito teórico
(selección de criterios iniciales de muestreo sobre la base de la información
preexistente y el estado del debate teórico) y saturación teórica (suficiencia de las
categorías sobre las dimensiones relevantes).
Nueve entrevistas fueron realizadas cara a cara, y una por vía telefónica.
Todas las entrevistas fueron implementadas por uno de los autores por
considerar que su condición de periodista científico favorecería la fluidez de la
situación de entrevista, la comprensión de las respuestas de los entrevistados y el
conocimiento necesario para la repregunta. La duración promedio de la entrevista
fue de una hora. Las entrevistas fueron desgrabadas y realizado un análisis
temático preliminar.
En cuanto al análisis de los datos –de acuerdo a Kornblit (2004), quien sigue las
formas de uso de los datos cualitativos de Demaziére y Dubar (1997)– se
emplearán los modos ilustrativo para ampliar una conclusión o una descripción, y
analítico para identificar cada entrevista en base a categorías para luego
compararlas con el resto. En ambos casos, y siguiendo a Kornblit (2004: 10): “[…]
se trata de un trabajo intensivo más que extensivo, con lo que se pierde la
posibilidad de generalizar. Sin embargo, ello no implica dejar de lado la aspiración
a llegar a un nivel de abstracción mayor que el de aquello que se describe. Al
establecer la significación que determinados contenidos o determinadas prácticas
tienen para los actores, se muestra simultáneamente algo sobre la sociedad a la
que ellos pertenecen, y es posible que eso pueda extenderse a contextos más
amplios”.
Las y los periodistas entrevistados
Diez periodistas de todo el país, ocho mujeres y dos hombres, dedicados en
forma exclusiva o prioritaria a la cobertura de salud y/o ciencia, tomaron parte de
la investigación. De ellos, cinco trabajan en diarios de la Ciudad de Buenos Aires;
uno, en un sitio web de salud cuyo contenido suele salir en un diario de la
Ciudad de Buenos Aires; cuatro en diarios del interior del país: Comodoro
Rivadavia, Córdoba, Rosario, y Salta.
En cuanto al número de años de orientación prioritaria o exclusiva al
periodismo en salud, la mediana es 6,5 años (rango: 3-30 años). Dos de ellos
escribían también para sitios web, seis tenían o habían tenido participación en
programas de radio, y uno actuaba como columnista de salud en televisión.
Atributos de noticiabilidad en salud: ¿cuáles son los más valorados por los periodistas?
El atributo de noticiabilidad más valorado o usado, según los periodistas de
salud entrevistados, resultó ser la extensión o magnitud: fue mencionada por
ocho entrevistados. Alude a la cantidad de personas afectadas por el
acontecimiento, lo cual, en el campo de la medicina, orienta la cobertura de
aquellas enfermedades o problemas de salud que tienen una mayor prevalencia.
La extensión se relaciona de algún modo con otros atributos citados por autores,
como la relevancia y la consecuencia: importan más aquellas noticias que recaen
sobre grandes sectores de la comunidad más que las que involucran a grupos
pequeños.
Noticia es lo que interesa o involucra a la mayor cantidad de
personas.(Periodista 10)
Si trabajamos en medios masivos, en principio debería ser
algo que incluya la mayor cantidad de gente posible, y no
que sea una cosa de nicho. (Periodista 7)
La gripe puede afectar a mucha gente, entonces la gripe
siempre va a ser noticia.
(Periodista 6)
Para algunos periodistas, esa valoración cuantitativa puede resultar una traba
frustrante a la hora de impulsar la cobertura de patologías menos frecuentes. U
obliga a iniciativas personales que entran en tensión con las lógicas periodísticas.
Tenemos un grave problema con las enfermedades que
siguen siendo olvidadas porque cuando a tu editor le decís
que afecta al uno o dos por ciento de la población argentina,
te dicen: “¿y con eso qué hacemos?”. Y eso te da un poco
de bronca (Periodista 8).
También se le da espacio a las enfermedades raras, pero
eso es algo que nosotros hacemos desde un interés de que
se conozcan (Periodista 6).
El atributo de magnitud o extensión es tan fuerte en el periodismo de salud que, en
palabras de uno de los periodistas, las asociaciones de pacientes con
enfermedades raras tienen que hacer un “lobby noble” para aumentar la
visibilidad de esas patologías. Pero la magnitud o extensión, por supuesto, no es
la única vara para incluir determinada temática en la pauta:
Es importante que, aun cuando [tal problema o enfermedad]
afecte a pocos, genere el interés de la mayoría (Periodista
4).
Uno de los participantes hizo una observación relevante: se supone que uno tiene
que tener en cuenta la extensión de un problema en el segmento de la audiencia
a la que apunta el medio. En ese sentido, no necesariamente existe una
correspondencia entre la importancia epidemiológica de un tema desde una
perspectiva nacional y desde el punto de vista de una porción determinada de la
población.
Hoy primero pienso en la audiencia adonde quiero llegar, o
adonde está planteado (que) el medio quiere llegar, y el
segundo criterio sí es la extensión dentro de esa audiencia.
Si estoy hablando de (una audiencia de) cuarenta años, de
nivel ABC15, sí voy a hablar de un tema que compete al 100
por ciento de la audiencia va a ser más importante que si
voy a hablar de un tema que compete al 10 por ciento de
esa audiencia (Periodista 9).
Los siguientes atributos resaltados, cada uno por cinco de los periodistas, son
dos: la novedad y la oportunidad. La novedad implica una ruptura actual o muy
reciente de lo cotidiano. Lo urgente, lo inmediato, impacta más que la información
ya conocida o que se conoce mucho tiempo después de ocurrido.
La actualidad es (un atributo) básico (Periodista 6).
Lo novedoso sobre un tema, algún estudio que dice algo
nuevo… la novedad es lo que prima (Periodista 8).
Para uno de los participantes, la novedad era un criterio tradicional del
periodismo para construir una noticia, pero hoy cumple la función de gatillo o
excusa para hablar sobre algo que involucre a la audiencia a la cual se dirige el
medio (aunque no sea novedoso).
Yo necesito en algún lugar del discurso decir que hay algo
de novedad en lo que cuento, pero la novedad no es la
noticia (…) Yo uso la novedad como “coartada” para
pararme sobre esa novedad y contar algo que excede a la
novedad (Periodista 9).
5 ABC1 hace referencia a alto nivel socioeconómico y educativo. Se trata de una categoría, hoy muy difundida, que se emplea en los estudios de investigación de mercado.
Otro de los periodistas, por su parte, precisó una diferencia: si en el cuerpo
central del diario la actualidad es un criterio de noticiabilidad básico, dado que
tiene que captar el interés de un lector que navega entre otras muchas noticias, en
los suplementos de salud (que apuntan a un lector ya atraído a priori por la
temática) las notas no necesariamente tienen que partir de un hecho noticioso
concreto (Periodista 1).
También cinco periodistas entrevistados hicieron referencia a la oportunidad
como atributo de noticiabilidad. La oportunidad, vinculada con lo que en inglés se
llama “currency”, alude a aquella información que se relaciona con un tema que
está en la agenda de los medios y por ende en la preocupación colectiva. Un
caso emblemático serían las historias con foco en determinada patología que
acaba de ser diagnosticada en un famoso. O aquellas notas que se publican “a
propósito de” una fecha o aniversario, por ejemplo, el día internacional de lucha
contra tal o cual enfermedad, o cuando se cumplen los treinta años de la primera
operación de bypass coronario. Se percibe que ese mismo contenido informativo,
en otro momento, no tendría tanto atractivo para el lector. Ni para el editor.
Me pasó con una nota sobre epilepsia y embarazo, que
tenía hecha y estuvo en parrilla tres meses, porque [los
editores] me decían “¿y eso a quién le va a interesar?”. Era
superinteresante. La nota salió el Día Mundial de Lucha
contra la Epilepsia (Periodista 8).
De las entrevistas se desprende que, en muchos casos, el atributo de oportunidad
fue considerado por los participantes, precisamente, como una excelente ocasión
para hacer promoción de la salud sin vulnerar la lógica y las reglas de la práctica
periodística. En ese sentido, ciertas novedades, como el lanzamiento de una
campaña de concientización sobre una enfermedad, suele ser aprovechada para
profundizar en esa temática. El criterio de oportunidad parece ser, quizás, el que
mejor reconcilia el rol del periodista como productor de noticias y su aspiración
como agente educativo en salud.
Por ejemplo, el Día de la Hepatitis, que fue en mayo, hice un
informe sobre el avance de la hepatitis B y medidas
preventivas, pero por mi propia iniciativa, sino me parece
que pasaba desapercibido (Periodista 5).
Hay temas que se instalan en la agenda a nivel nacional,
cuando un hecho despierta interés por el motivo que sea.
Por ejemplo, cuando fue lo de la muerte súbita y que todo el
mundo habla de eso y uno por ahí siente la necesidad de
traer o convocar a un profesional y explicar con más
profundidad de qué se trata (Periodista 2).
La oportunidad es muy importante desde el medio y desde mi
punto de vista personal también es muy importante. Si
muere el hijo de una celebridad, es el tema del cual todo el
mundo, aunque no quiera, va a leerlo. Esa es la mirada del
medio, y me parece muy válida. Después está mi mirada
personal: todo foco de atención que sea masivo a mí me
sirve como coartada, como vehículo, en el cual tratar de
llegar a ese público que está sensibilizado por esa noticia,
para comunicarle un mensaje que a mí me interesa que es la
promoción de la salud (Periodista 9).
La importancia del tema apareció o se sugirió como valor noticia en cuatro
casos, aunque también es cierto que puede solaparse en algunos casos con el
atributo de extensión o utilidad (que veremos más adelante). En los manuales de
periodismo, la importancia o impacto social hace referencia a aquellos
acontecimientos con efectos, influencias, consecuencias o implicaciones para la
sociedad o amplios sectores sociales. Es importante enfatizar, de todos modos,
que la importancia, como otros atributos de noticiabilidad, está sujeta a la
subjetividad del periodista o del medio. ¿Un avance experimental contra el cáncer
que recién podría tener aplicación clínica en 20 años, es importante o no? Lo que
puede ser relevante para un medio puede no serlo para un médico, y viceversa.
[Son noticiables] los trasplantes, porque hay una gran
preocupación en la provincia con respecto a que está
estancada la tasa de donantes hace cinco años. (O) todo lo
que son epidemias, noticias preventivas, todo lo que sea
vacunación (Periodista 5).
[Son noticiables] cuestiones que tengan que ver con cosas
que pueden venir como amenazas para la población en
general o algún sector (Periodista 3).
La importancia percibida, a su vez, ha sido mencionada como el principal factor
que determina la inclusión en el medio de determinada novedad:
Le damos importancia si es una novedad que marca un hito
en el tratamiento, o que mejora la calidad de vida de alguna
persona enferma (Periodista 1).
En quinto lugar, aparecen la utilidad o servicio y la proximidad, citadas por tres
periodistas en cada caso. La utilidad o servicio refiere a aquellas noticias que
ofrecen información práctica para el lector, como consejos o recomendaciones
para prevenir los ataques cardíacos o una intoxicación, sitios donde se realizan
campañas de detección de afecciones respiratorias o condiciones para acceder a
tratamientos de fertilidad. Las notas que los periodistas consideran “de servicio”
pueden no tener ninguna novedad y son, quizás, aquellas que los médicos
pretenderían ver publicadas más a menudo en los medios.
…noticias relacionadas con la atención médica o con
derechos de los pacientes a acceder a un determinado
tratamiento o diagnóstico. (Periodista 3)
Hay muchas notas que a veces las hacemos por servicio a
la comunidad. Por ejemplo, informar dónde pueden
realizarse tal o cual estudio, o dónde pueden conseguir
información sobre tal tema. Hace poco hicimos la nota
sobre el Día Mundial de la Lucha contra el Alzheimer y
fue una nota prácticamente de servicio porque justamente
no había ninguna novedad (Periodista 8).
La proximidad, en tanto, fue aludida por tres periodistas del interior del país. Un
hecho cercano cultural o territorialmente al lector es más susceptible de
transformarse en noticia que otro alejado de sus intereses o preocupaciones.
Por ahí aparecen noticias muy importantes a nivel nacional,
pero siempre tienen más peso las de salud que acontecen
en la provincia (…) porque la gente también se vincula a
esas noticias, le interesan cuando son cercanas (Periodista
5).
Finalmente, otros atributos o valores-noticia fueron mencionados sólo en una o
dos casos. Uno de ellos es la positividad, esto es, la percepción de que las
noticias “felices” sobre curas o nuevos tratamientos tienen más chance de
encontrar lugar en la pauta que aquellas historias sobre, por ejemplo, las
vivencias cotidianas de pacientes con enfermedades crónicas.
El Día del Niño propuse una nota sobre los niños
trasplantados y lo primero que [los editores] me dijeron es
que esa era una noticia muy triste, que teníamos que buscar
otra cosa más feliz (Periodista 8).
Hay muchas noticias de salud que son noticias de alguna
manera positivas: hay un nuevo tratamiento, un nuevo test,
de descubrió algún mecanismo por el cual se produce una
determinada enfermedad (Periodista 3).
Otro es la rareza o singularidad: el carácter atípico o extraordinario de
un acontecimiento.
A veces hay noticias que se incluyen que tienen que ver con
una enfermedad muy precisa o muy poco frecuente. (…) Es
como que a veces se la incluye por lo extraordinario de un
determinado tratamiento (Periodista 3).
¿Cambió el peso relativo de los distintos atributos de noticiabilidad en los últimos años?
Los atributos de noticiabilidad son pautas productivas dinámicas que pueden ir
modificándose en función del tiempo (Gans 1979). La opinión de los periodistas
entrevistados sobre si estos valores de la noticia se modificaron en el campo del
periodismo de salud no arrojaron un patrón de respuesta consistente, y, en varias
ocasiones, los participantes eligieron señalar cierto cambio en las temáticas o
rutinas productivas (por ejemplo, el mayor acceso a publicaciones médicas o la
incorporación de las notas de salud a la agenda diaria de los medios) en
lugar de alteraciones en los atributos que guían la selección de distintos
acontecimientos.
De todos modos, es posible destacar dos factores que fueron ocasionalmente
mencionados y que, de manera directa o indirecta, habrían podido reorientar el
foco de las notas y favorecer la selección de ciertos atributos en desmedro de
otros.
Mayor dependencia de las consultoras de comunicación
De acuerdo a lo que se desprende de algunos participantes, la dependencia
creciente del material ofrecido por las consultoras de comunicación,
contratadas a menudos por grandes empresas farmacéuticas o alimentarias, ha
favorecido la inclusión de noticias cuya novedad o importancia resulta
“interesada”. En algunos casos, el periodista manifiesta cierto grado de
desacuerdo o enojo frente a esa tendencia pero aparece como impotente para
romperla.
(…) Esos intereses comerciales tienen un rol fundamental y
eso a veces me da bronca, porque me doy cuenta que
quieren imponer, por ejemplo, la importancia de comer un
yogur por día (Periodista 1).
Ahora, por ahí, todas las semanas tenés alguna novedad
para contar y antes era más raro. Me parece que hay una
mayor presencia de notas que tienen que ver con adelantos
médicos. Se nota que la industria farmacológica y la
industria de los insumos médicos o de la aparatología
pugnan por estar presente en las noticias (Periodista 4).
Pérdida de inocencia
Uno de los periodistas identificó lo que definió como una pérdida de inocencia.
Señaló que, cuando empezó a cubrir temas de salud, existía cierta
subyugación por la novedad científica o médica y que hoy domina una mayor
tendencia a identificar el interés humano de una historia y acercarse más a las
necesidades de la audiencia. En ese sentido, otros también citaron una mayor
atención a la “impronta social” de la cobertura de salud: las consecuencias del
paro en un hospital puede tener más interés que un adelanto científico
publicado en un journal.
Había una idea naif de que todo lo que se contaba parecía
novedoso (…) desde la genómica, desde medicamentos que
prometían la cura contra el cáncer, medicamentos que
prometían combatir la disfunción eréctil, medicamentos que
permitían combatir la alopecia (…) Había una sensación de
que había mucho para contar. Pero con el tiempo, uno fue
tomando un poco de distancia, viendo cómo los temas se
asentaban y viendo que, bueno, sí, hubo grandes cambios,
pero al paciente en definitiva no le llegaban esas cosas. (…)
Por otro lado, hay un tema de los medios de querer
acercarse a lo que supuestamente desde los medios se
supone que a la gente le pasa. (…) Desde los medios hay
una percepción y un mensaje interno explícito de que nos
tenemos que acercar a la audiencia y que tenemos que
estar viendo qué es lo que le pasa a la audiencia (Periodista
9).
¿Cuál es el grado de acuerdo de los médicos con relación a los atributos de noticiabilidad usados por los periodistas de salud?
La pregunta para los periodistas participantes fue si, desde su perspectiva, los
criterios de noticiabilidad que utilizan los medios y lo que son las expectativas de
los médicos establecen una relación que se podría caracterizar como fluida o de
tensión. De nuevo, resulta difícil identificar una respuesta unificada ni enfocada
exclusivamente a esos criterios periodísticos. Algunos calificaron la relación
como “armónica”: señalaron que consensuaban con los profesionales aquellos
temas que merecían una mayor cobertura en los medios o hasta afirmaron que
los médicos más cancheros conocían a menudo los criterios de noticiabilidad
periodísticos, al punto de reconocer que determinada información no iba a tener
cabida en los medios pese a que ellos la consideraban importante.
La mayoría es como que saben cuál es la novedad y cuándo
no hay novedad. (…) Algunos también te dicen “esto no
afecta a tanta gente, pero la realidad es grave”. Es como que
admiten que quizás uno no lo pueda publicar, pero igual te
lo comentan (Periodista 8).
Sin embargo, varios de los entrevistados aludieron espontáneamente a las
clásicas tensiones culturales ya descriptas entre médicos y periodistas, como, por
ejemplo, la exigencia de leer las notas antes de su publicación, la reticencia a dar
notas por malas experiencias anteriores o la crítica por la falta de rigor de los
textos periodísticos (véase más abajo).
Y otros, en particular, deslizaron la dificultad de los médicos para entender el
valor de una novedad, esto es, la importancia periodística de que exista un hecho
noticioso concreto como “disparador” para poder transmitir una información de
salud. La misma incomprensión se verifica a la hora de ponderar otros
valores noticia seleccionados, como la importancia.
Muchas veces a los médicos les resulta importante hablar
sobre determinada temática que, a nivel noticia o a nivel
periodístico, es poco “vendible” a los lectores (Periodista 1).
Los médicos comunican “la meningitis, dos puntos, es una
enfermedad pum, pum, pum” y nosotros buscamos para
comunicar el dato duro (Periodista 6).
(Los médicos) tienen que entender que, por un lado, el
periodista es arbitrario y va a seleccionar lo que a él le
parezca más interesante, más curioso, a veces más
contradictorio, o más raro, porque esto en definitiva es la
noticia: es lo que sale fuera de lo común (Periodista 7).
En algunos casos, los periodistas atribuyeron los desencuentros no tanto a un
desconocimiento de los valores de la noticia sino a cierto “sesgo de especialidad”
que determina que los médicos sientan que lo “importante” para comunicar se
vincula a aquella disciplina en la que son expertos.
Es como que cada médico defiende su quintita, cree que el
campo o la especialidad que él ejerce es lo más
importante y merece mayor espacio en los medios
(Periodista 3).
(Si entrevisto a veinte médicos) veinte me van a decir que,
además de lo que yo le estoy preguntando, hay un tema (…)
que es más importante de lo que estamos hablando. A veces
tienen razón y a veces no (Periodista 9).
Tensiones culturales: ¿qué creen los periodistas de salud que piensan los médicos de ellos?
La discordancia en términos de lo que resulta “noticiable” o no se enmarca en
una serie de tensiones culturales, bien descriptas en la literatura, entre médicos y
periodistas. En términos generales, los periodistas de salud entrevistados en este
estudio perciben que existe a priori una desconfianza de los médicos respecto de
su capacidad para interpretar y transmitir de manera rigurosa el discurso
médico. También los médicos pueden sospechar que la selección de determinado
tema o fuente está guiada por intereses comerciales y no por legítimos valores
periodísticos. O que existe una tendencia al sensacionalismo. Sin embargo, esa
desconfianza, originada a menudo en “malas experiencias” anteriores, puede
atenuarse o disiparse a medida que los médicos conocen la trayectoria del
periodista o cuando lo ven desenvolverse con conocimiento del tema durante la
entrevista.
A priori hay una desconfianza, de creer que uno va a
distorsionar la información (Periodista 1).
Yo creo que hay una subestimación del trabajo periodístico
(…) cierto grado de desconfianza. Después, una vez que se
logra ese vínculo (…) quizás la cosa cambia, pero en un
primer momento (…) (se preguntan) “¿qué me viene a
preguntar este a mí?” o “¿cómo va a transmitir esto que yo le
estoy diciendo?” (Periodista 4).
En general deben pensar que somos ignorantes, y la
mayoría de las veces tienen razón. (..) Hay que ver, de
todos modos, qué ignora cada cual. (…) Cuando (la nota
publicada) está bien, ¡no lo pueden creer! (Periodista 7).
Siento que hay muchos que sienten que uno les puede llegar
a cambiar algo y tienen desconfianza del periodista
(Periodista 8).
Piensan que somos un buen vehículo que está
desaprovechado y que está en función de intereses que
ellos no terminan de entender cuáles son (…) que estamos
pagados por la industria, que estamos pagados por otra
asociación de médicos que no responde a la suya, o que
somos unos locos de mierda, pero que en definitiva (…)
estamos dejando pasar lo importante (Periodista 9).
Responsabilidad de los periodistas de salud: ¿es mayor que la de periodistas de otras áreas?
Independientemente de lo que los médicos piensen de ellos, los periodistas de
salud, en su amplia mayoría, asumen que tienen una responsabilidad social
especial por la naturaleza sensible de la temática que cubren y el potencial
impacto de la información sobre la audiencia.
Hay una responsabilidad distinta desde el punto de vista de
comunicar para no alarmar, no asustar, y comunicar el
mensaje claramente (Periodista 6).
No es lo mismo escribir sobre salud que escribir sobre
policiales, o lo que fuera. (…) Quizás en algunos lectores no
les genera nada, pero en otros puede despertar una acción
sobre eso (Periodista 1).
(…) no generar falsas expectativas en las personas, en
los lectores o en los públicos. También no dar información
falsa sobre tratamientos, pruebas de diagnóstico, porque
pueden llevar a que la gente se haga ciertas prácticas que
por el contrario son nocivas para su salud (Periodista 3).
En algunos casos, los periodistas enuncian de manera explícita que su objetivo no
se limita a informar y satisfacer las expectativas de su medio sino que procuran
educar a la población sobre salud, lo cual representa un rasgo que los diferencia
de colegas de otras especialidades.
Desde que me metí con el tema de la salud, siempre pensé
que el objetivo principal mío es educar sobre salud
(Periodista 2).
En lo personal, a mí me interesa mucho el tema de la
educación para la salud o la prevención, que sería lo mismo
(Periodista 10).
Creo que somos intermediarios entre los agentes de salud y
la sociedad (….) o sea, en algún punto sí podemos ser
considerados agentes de salud (Periodista 1).
Esa pretensión los obliga, en ocasiones, a confrontar o negociar con sus
propios editores, quienes parecen estar concentrados en los valores
periodísticos tradicionales y no toman en cuenta el carácter singular de las
noticias de salud. En algún punto, los periodistas de salud aparecen como una
especie de “guardianes” del valor sanitario de la información, velando por que no
produzca efectos negativos.
A mí me costó mucho convencer a los editores de que no
se podía titular (una nota de salud) con ese mismo estilo
ganchero una nota de que subió o bajó la papa. Estamos
hablando de un tema serio, en donde muchas veces
hay gente muy sensible a esos temas y hay que ser muy
cuidadoso (Periodista 5).
Cuando hay algo que se va a publicar en el diario y sé que
va a tener un impacto negativo (…) siento que tengo que ir y
convencer a los editores para decir “esto no tiene que ser
publicado porque por distintas razones está mal, porque es
incorrecto y porque puede tener un impacto negativo. Es
bastante desgastante (Periodista 3).
El efecto percibido de la información en la audiencia
No resulta extraño que, dado que la mayoría de los periodistas de salud
entrevistados consideran su área como “especial”, ellos asuman que la
información tiene un efecto concreto sobre su audiencia. ¿Pero qué tipo de
efecto? ¿Imaginan un impacto sanitario concreto? En la mayor parte de los casos,
los periodistas suponen que la información no cambia conductas per se sino que
puede despertar o generar “inquietud” sobre determinada enfermedad o práctica
preventiva, favoreciendo la consulta al respecto con los médicos.
Pienso que en principio despierta inquietudes y genera
inquietudes, ver de consultar o de querer acceder a más
información (Periodista 2).
Yo no creo que la gente sea tan fácil de convencer. (…) Yo
creo que la nota lo que le puede llegar a ocasionar a la
persona es la duda, la intriga o las ganas de consultar a un
médico. (…) Yo creo que sí les presenta la actitud
(Periodista 8).
Lo único importante es que en lo que uno haya estructurado,
escrito, pensado, haya algo que motive a la persona a tomar
eso y que le quede picando la idea (…) que a partir de esa
nota vaya a ver al médico (Periodista 9).
Hay notas que son para la gente una primera aproximación
sobre un tema (…) Entonces le despierta un interés
(Periodista 1).
Si el periodista saca un informe respecto de que no hacer
ejercicio causa daño a la salud, posiblemente piensen,
aunque no lo hagan, en un cambio de conducta. Todavía
creo que hay esa influencia. (…) Por lo menos lo vas a
dejar pensando (Periodista 5).
En circunstancias precisas, los periodistas recordaron casos donde la información
de salud tuvo un “rebote inmediato” y favoreció la asistencia a determinado centro
de atención. O cuando los medios ayudaron a crear un “entorno favorable” para
determinada política pública, como las normas para el control del tabaquismo. De
todos modos, para algunos participantes, la información concita el interés y tiene
un efecto posible siempre que se ajuste a las necesidades puntuales de ese
lector.
La gente toma sólo aquello que le interesa. (…) Las
personas van a hacer uso (de la información de salud)
dentro del encuadre de sus necesidades. Uno puede tirar
ochocientos mensajes de salud, pero la información sólo se
va a “pegar” si en alguno de ellos hay un punto de conexión
con su realidad cotidiana. Es como un anticuerpo
monoclonal: sólo va a ir a buscar ese lugar (Periodista 9).
Aun asumiendo que la información de salud puede tener un impacto concreto
sobre la audiencia, los periodistas se jactan de revisar hasta “trescientas veces”
cada una de sus notas pero no se consideran responsables de una eventual
malinterpretación o “decodificación aberrante” del contenido.
Las malinterpretaciones están siempre, no sé si uno tiene
control en algún momento. (…) Mientras el tema esté
(tratado) serio y bien comunicado, no lo siento como una
mochila (Periodista 6).
Trato de ver las posibles decodificaciones, pero no
sobreactúo. Si la gente quiere interpretar cualquier cosa de
lo que pongo, lo va a interpretar igual (Periodista 7).
Uno de los participantes del estudio consideró que el efecto de la lectura es
distinto si la nota es una más de las que un lector encuentra en el diario o, por el
contrario, es el resultado de una búsqueda explícita en Internet.
Creo que muchas veces se leen con más atención los
artículos que se buscan a través de Internet, porque van
específicamente y se leen con mayor profundidad. En el
contexto de un diario se lee de modo oblicuo: títulos,
epígrafe, alguna bajada… la nota entera es realmente muy
difícil (Periodista 7).
Señalamientos y discusiones
Los señalamientos y las líneas de discusión son el resultado del análisis
“preliminar” previo, y buscan ser profundizadas en el debate de este XII Congreso
de la Asociación Latinoamericana de Investigadores de la Comunicación (ALAIC)
acerca de los desafíos contemporáneos en el marco de un pensamiento crítico
tan enriquecedor como fue el pensamiento latinoamericano en materia de
comunicación.
Un primer aspecto a señalar es la proliferación de líneas de investigación en
comunicación y salud a consecuencia de la centralidad del tema en las
sociedades contemporáneas, del aporte de estudios inter y transdisciplinarios, del
fortalecimiento de la formación de comunicadores y periodistas en las
Carrera de Comunicación, en este caso en el campo de la ciencia y la salud, y de
la creación de asociaciones profesionales. El criterio adoptado para realizar el
trabajo de campo y el análisis de la información relevada desde las experiencias
de un periodistas y una investigadora en ciencias sociales apuntó en esa
dirección.
Otro señalamiento se refiere a los aspectos paradigmáticos y metodológicos. No
se busca la generalización de los resultados propios de una investigación con
una muestra probabilística sino que, ubicados en el paradigma de la
comprensión, la búsqueda es la de reconstruir, a partir de diferentes modos, la
lógica de las perspectivas de los actores sociales investigados.
Un punto a discutir con relación al valor noticia de un acontecimiento es el
siguiente: es sólo uno de los factores que determinan y desencadenan el
despliegue con que un tema es cubierto en los medios.
También cabe preguntarse si es posible (o no) la construcción de un lenguaje
común entre periodistas por una parte, y médicos y profesionales de la salud en
general por la otra. Loewy (2011: 166) advierte al respecto que: “[…] Los médicos
e investigadores, en tanto, también deben revisar sus prejuicios y preconceptos.
Una mayor apertura hacia los medios de aquellos profesionales serios le quita
lugar a los charlatanes y aumenta la probabilidad de una cobertura equilibrada y
correcta de la información, lo cual, por ende, brinda un mejor servicio al lector o la
audiencia. Pero jugar ese juego implica aceptar sus reglas. Los médicos, por
ejemplo, deberían resistir la tentación de exigir o arrogarse la autoridad de revisar
y/o censurar el material periodístico antes de su difusión, porque desde la
perspectiva del periodista eso representa un menoscabo a su integridad
profesional, una apropiación indebida de información que le corresponde al
público y una interferencia con su rutina productiva…”.
Finalmente, otro punto de la discusión es la recepción, dimensión pionera en el
pensamiento latinoamericano a partir de los trabajos de Jesús Martín Barbero.
Como en otros temas, la centralidad del mensaje no debería hacer perder de
vista que la recepción del lector o la audiencia no es unívoca ni lineal el
proceso comunicacional (Loewy 2011, Petracci 1992, 2011, 2012) ni el rol del
periodista ante la comunicación de enfermedades y su impacto (Román 2011).
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