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    Sinopsis¿Dónde te puedes ocultar cuando todo el mundo sabe tu nombre?

    Em Watts es una prisionera:  Brandon Stark, heredero de la fortuna de lafamilia Stark, la tiene cautiva.

    Em Watts es una mentirosa:  Le dijo a todos sus amigos que le encantaBrandon, y que todo está muy bien.

    Em Watts está muy asustada: Realmente no sabe cómo va a salir de esta.

    Todavía está en estado de shock por el hecho de que la niña cuya vida se vioobligada a hacerse cargo cuando su cerebro fue trasplantado en su cuerpo está

    viva, viva y furiosa con ella por robar lo que dice era legítimamente suyo … … incluyendo a Brandon Stark, quien está decidido a averiguar cuál era el

    secreto de esa chica, y utilizarlo para vengarse de su padre. Pero eso no es todo loque Brandon quiere… quiere a Em. Y no solo utilizarla para engañar a Nikki paraque revele el secreto, sino ayudándolo a asegurar su lugar como cabeza deEmpresas Stark de una vez por todas.

    Pero Brandon no es el único que quiere algo de Em. Christopher la quiereusar para lastimar a Brandon… para llevarla lejos de él, y para destruir a EmpresasStark.

    Em Watts está cansada:  Está cansada de ser utilizada. Cansada de que lemientan. Cansada de que le digan a quién puede y no puede amar. Cansada de lasmentiras con la que está siendo forzada a vivir.

    Con todo el mundo que ama furioso con ella por cosas que no puede explicar,Em ha llegado al final de sus alternativas… ¿cuál es el punto de seguir?

    Pero cuando descubre la verdad sobre el secreto de Nikki, sabe que sólo hayuna persona a la que puede acudir.

    ¿Será Christopher capaz de poner a un lado sus sentimientos personales y

    ayudarla a exponer a su empleador al mundo? ¿Es incluso justo conseguir queChristopher se involucre, ya que si él está de acuerdo, hay muchas posibilidadesde que Empresas Stark trate de tener a los dos muertos, esta vez, de formapermanente?

    Tal vez sería mejor para Em simplemente seguir corriendo.

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    ÍndiceSinopsis

    Capítulo 1

    Capítulo 2

    Capítulo 3

    Capítulo 4

    Capítulo 5

    Capítulo 6

    Capítulo 7Capítulo 8

    Capítulo 9

    Capítulo 10

    Capítulo 11

    Capítulo 12

    Capítulo 13

    Capítulo 14

    Capítulo 15

    Capítulo 16

    Capítulo 17

    Capítulo 18

    Capítulo 19Capítulo 20

    Capítulo 21

    Capítulo 22

    Meg Cabot

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    Capítulo 1Traducido por karoru

    Corregido por LulaaMaddox  

    sí que de acuerdo a los revistas, estoy en una secreta, escapadaromántica, (no tan secreta ahora, ¿no?  Gracias,  Us Weekly) conBrandon Stark, hijo único y heredero del multimillonario Robert

    Stark, actualmente la cuarta persona más rica en el mundo, después de Bill Gates,Warren Buffett, e Ingvar Kamprad (quien fundó IKEA, por si no lo sabías).

    Hay paparazzis vigilando la mansión en Oceanside, donde Brandon y yoestamos atrincherados. Están escondidos en las dunas a lo largo de la playa.

    Tendidos en las cunetas y en el camino, sus teleobjetivos apuntando a través de lasmatas de algas marinas con la esperanza de capturarme en topless en un sillón junto a la piscina, (como si eso fuera a suceder).

    Incluso vi uno posado en un árbol, tratando de conseguir una foto de mí yBrandon Stark juntos en el momento que salimos de la casa para ir a tomar algopara llevar en el local de cangrejo.

    Es una gran noticia, supongo, el rostro de Stark y el heredero de la fortuna deStark enganchados a través de las fiestas. Mi compañera de cuarto, Lulu, me envióun mensaje que había escuchado que una foto de nosotros juntos podía ascender adiez mil dólares… mientras estuviera frente a la cámara y sonriendo.

    Hasta el momento, dice Lulu, no ha habido una sola toma de mí frente a lacámara y sonriendo. En ninguna revista o en ninguna web de cualquier parte.

    Sé que la gente se pregunta ahora cómo eso es posible. Soy la chica que lotiene todo, ¿verdad? El pequeño caniche blanco, bostezando delicadamente a mispies; el espeso, lujoso cabello rubio; el cuerpo perfecto; el magnífico novio con latarjeta de crédito sin límite, que parece preocuparse tanto de mí que va a comprar ala boutique para mujeres de la localidad sólo porque he dicho que no puedo ir a

    cenar porque no tengo nada que ponerme.Ese mismo precioso novio actualmente paseaba por el pasillo fuera de mihabitación, tan ansioso estaba para que me uniera a él, que no podía esperar aacompañarme a la mesa de acero y cristal moderno preparado suntuosamente.

    ―¿Cómo lo estás pasando? ―preguntó, dando golpecitos en la puerta porenésima vez esta hora por lo menos.

    A

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    ―No muy bien ―dije con voz ronca. Eché un vistazo a mi reflejo en el espejoque cuelga sobre el tocador delante de mí―. Creo que tengo fiebre.

    ―¿En serio? ―Brandon sonaba preocupado. El mejor novio que una chicapodría pedir―. Tal vez debería llamar a un médico. 

    ―Oh ―dije por la puerta―, no creo que eso sea necesario. Creo que sólonecesito líquidos. Y reposo en cama. Probablemente sería mejor si me quedo en mihabitación esta noche.

    Sabía que cualquier persona que pudiera haber estado mirando, por ejemplo,a través de un teleobjetivo de alta potencia, sólo podría haber estado pensando:¿Qué hay de malo con esta chica? Después de todo, estaba fingiendo estar enfermapara salir a cenar con el sexy hijo de uno de los chicos más ricos de América,durante su estancia en su ilustre mansión inspirada en Frank Lloyd Wright1. Secompletaba con una gran piscina climatizada al aire libre (con los bordes que

    desaparecen, por lo que el agua parecía estar cayendo hacia el horizonte). A lolargo de una de las paredes había un acuario lo suficientemente grande como paracontener las mascotas de Brandon, la raya y el tiburón (se imaginaron que BrandonStark tendría un tiburón mascota, ¿no?), un cine en casa construido para acomodara veinte, y un garaje para cuatro coches que albergaba la colección europea deautos deportivos de Brandon, con un nuevo botón oro amarillo LamborghiniMurciélago nuevo, un regalo de Navidad de papá, de los cuales Brandon estabainmensamente orgulloso.

    Cualquier otra chica habría intercambiado posiciones conmigo en un

    segundo.Pero no hay otra chica que tenga mis mismos problemas.

    Bueno… tal vez hay otra chica.

    ―No creas que esto significa que me gustas ―me informó Nikki, estallandoen mi habitación desde la puerta que conectaba con la de ella, llevaba un vestidolargo de colores brillantes, una chaqueta de cuero de motocicleta, cuñas con flecos,y un enorme collar de "declaración" enjoyado que parecía que un chico de unafraternidad borracho vomitó sobre su pecho.

    ―No te preocupes ―dije. Nikki había dejado más que claro que no legustaba, que no quiere pasar un minuto conmigo a menos que lo tenga que hacer.

    1  Frank Lloyd Wright:  Arquitecto norteamericano, considerado uno de los maestros de laarquitectura en el Siglo XX.

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    ―Es sólo que tu espejo es más grande que el mío ―dice, golpeteando a travésde mi habitación para revisar su reflejo en el espejo―, y quiero ver cómo me veoen esto.

    ―Te ves bien ―contesté.

    Estaba mintiendo.Nikki sonrió ante el cumplido que le había dado, sin embargo. Esto fue un

    alivio. Era la primera vez que me sonrió, o por lo menos en mi dirección, desde queel avión privado que tomamos para llegar a esta subtropical ciudad turísticaaterrizó unos pocos días antes.

    ¿Y quién podría culparla, en realidad? No se trataba sólo de que era aburridopara ella estar encerrada en esta casa como lo estaba. No podía ir a la ciudad, o unode los paparazzis podría conseguir una foto de ella.

    Y a pesar de que ellos no tienen idea de quién es ella si su foto aparece en unarevista, alguien que la conocía de su vida anterior podría reconocerla y mepregunto cómo diablos una chica que se supone que está muerta caminaba vivita ycoleando en collares feos.

    Debido a que, como yo, Nikki es miembro de Los Muertos Vivientes.

    Pero a diferencia de mí, se suponía que el cuerpo de Nikki estaba muerto yenterrado.

    ―¿Eso crees? ―Nikki se mira en el espejo de cuerpo entero en la pared delfondo de mi habitación, a través de una hilera de ventanas desde el piso hasta el

    techo que afrontaban a las olas que se encrespan del Atlántico, negro y de aspectosiniestro en este momento de la noche, a sólo unas pocas docenas de metros dedistancia.

    Entonces ella distraídamente metió un mechón de cabello castaño de medianalongitud detrás de su oreja e hizo una mueca.

    ―Ugh ―dijo―. ¿Cuál es el punto? ¿Por qué intentarlo?

    ―¿De qué estás hablando? ―pregunté―. Te ves increíble.

    Bueno, estaba exagerando. Pero sólo un poco. En realidad, ella había puesto

    maquillaje que cubría su nuevo tono de piel, dejo su cabello plano con la planchahasta que no tuvo atisbo de rizarse, y se puso algo de ropa que no eran de su tallade la boutique que Brandon había asaltado en mi nombre, no parecía darse cuentaque eran demasiado ajustadas y largas para ella, que habría sido totalmente lindo.

    Pero de ninguna manera iba a decirle todo lo que no era cien por cientopositivo. Quería a Nikki de mi lado, incluso más que Brandon.

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    ―Pero, ¿tú crees que a Brandon le gustaría esto? ―preguntó Nikki conansiedad.

    Ahora estábamos llegando a la raíz del problema: la única razón por la queestaba fingiéndome enferma…  así ella podía conseguir algo de tiempo de uno a

    uno con Brandon, sin que yo esté allí para acaparar su protagonismo.―Por supuesto que lo hará ―mentí.

     Más le vale.  Yo sabía lo desesperadamente que anhelaba la atención deBrandon.

    No es que podía culparla. Realmente, ¿quién no estaría enamorada deBrandon Stark? Tenía todo lo que la mayoría de las chicas podían desear en unhombre: atractivo, una colección de autos deportivos envidiable, una casa depiedra rojiza de Greenwich Village, y una casa en las playas en los trópicos, por nomencionar el acceso a un jet privado para ir de una a la otra.

    Brandon realmente sería un buen novio de una chica.

    A excepción de la parte de él que es una vil, serpiente de dos caras, porsupuesto.

    Me quedé mirando la nuca de Nikki cuando se volvió hacia el espejo denuevo. No podía dejar de levantar mi dedo a mi propio cuero cabelludo en el que,más de tres meses antes, los cirujanos del Instituto Stark de Neurología yNeurocirugía habían cortado mi cabeza, sacado el cerebro de Nikki, e insertado elmío.

    Sonaba como algo salido de una cursi película hecha para la televisión, unaque sería increíble para acurrucarse y ver en una tarde lluviosa de domingo con ungran tazón de palomitas de maíz.

    Excepto por el hecho de que en realidad estaba pasando en mi vida.

    Y poco había sabido que en el mismo momento que mi cerebro estaba siendoinsertado en el cuerpo de Nikki, uno de esos neurocirujanos estaba tomandosecretamente el cerebro de Nikki y deslizándolo en la cabeza de esta chica de piedelante de mí.

    Nikki ―su cerebro, de todas formas― , se suponía que estaba muerta.Y se suponía que el secreto que se llevó murió junto con ella.

    Desafortunadamente para el Sr. Stark, pero por suerte para Nikki, Nikkiestaba todavía muy viva. Tanto su cerebro y su cuerpo. Sólo en dos lugaresseparados.

    ¿El secreto que ella sabe, sin embargo? Eso sigue siendo un secreto.

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    Y Brandon no ha hecho un muy buen trabajo en hablar dulcemente con ella … sobre todo porque ha estado demasiado distraído últimamente, tratando deengatusarme.

    Y Dios sabía, Nikki me odiaba demasiado debido a que apenas pronunciaba

    una palabra civilizada hacia mí, no importaba cuántas veces había tratado deconseguir que se abriera.

    Me pregunté cuánto de eso se debe a que la cicatriz todavía le pica a veces, enla forma en que lo hace la mía.

    ―Estoy segura de que tienes razón ―dijo Nikki, con la nariz en el airemientras salía de mi habitación―. A Brandon le gusta el color azul.

    ¿Le gusta? Esto era nuevo para mí.

    Pero estaba descubriendo que había mucho sobre el ex novio de Nikki

    Howard que era nuevo para mí. Su color favorito era lo de menos, en verdad.Y el hecho de que tiene una guarida secreta junto a la playa donde le gusta

    esconder a las niñas que ha secuestrado contra su voluntad, la forma en que metiene, o intenta seducir y luego chantajearme para conseguir lo que quiere, comohace con Nikki… 

    … que, en este caso, ¿es la información para usar en contra de su padre, por loque Brandon puede hacerse cargo de su compañía? ¡Súper!

    Sí. Si resultaba que a Brandon Stark también le gusta vestirse comoStrawberry Shortcake mientras juega al croquet con su colección de pony

    miniatura. Absolutamente no debería estar sorprendida.―¿Em? ―Brandon golpeó a mi puerta de nuevo.

    ―¿Qué? ―dije, más bruscamente de lo que pretendía. Tenía un dolor decabeza que realmente no estaba fingiendo.

    ―Creo que he encontrado una cura para lo que tienes ―dijo Brandon através de la puerta.

    Miré hacia arriba, sorprendida por esto.

    Debido a que no existe una cura para lo que tengo, ya que lo que tengo es

    cien por ciento falso.―¿En serio? ―dije―. ¿Qué es?

    ―Se llama será mejor que salgas aquí ―dijo Brandon, en un tono de vozdiferente―, o te vas a arrepentir.

    Oh. Cierto. Lo olvidé.

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    Porque las revistas se han equivocado.

    No estoy en una secreta, escapada romántica. Puede que no sea exactamentedetrás de las rejas.

    No estoy luciendo grilletes o esposas.

    No hay incluso hombres de traje negro de pie a cada lado de mí, hablando enpequeños mini-micrófonos en sus mangas.

    Pero soy prisionera de Brandon Stark, de la misma manera.

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    Capítulo 2Traducido por Apolineah17 y Karliie_j

    Corregido por Nanis

     brí la puerta y me quedé allí parada en el largo vestido de noche deterciopelo negro que Brandon había enviado para esas celebracionesnocturnas, una cena gourmet siendo preparada por el chef

    capacitado en la universidad Le Cordon Bleu que Brandon había robado de unhotel cercano de cinco estrellas para que viniera a trabajar con él durante lasemana.

    Una cosa sobre Brandon Stark: No pierde el tiempo cuando está tratando de

    impresionar a una dama.La pregunta era, ¿por qué no podía descubrir a la chica adecuada para

    impresionar? Era a Nikki a quien se suponía que estaría tratando de conquistar, noa mí.

    No es que él incluso tuviera que intentar demasiado fuerte con ella. Sihubiera empleado la mitad de energía en ella de la que seguía gastando en mí, latendría comiendo de su mano.

    ¿Por qué no podía entender eso?

    Probablemente por la misma razón que piensa que es genial pasar el rato encamisas de Ed Hardy2 con estrellas de reality shows en el yate de su papá. Él es unpoco estúpido.

    Y, sin embargo, al mismo tiempo, es completamente malvado.

    Resulta que las dos cosas combinadas son mortales. Bueno, para mí.

    Brandon no dijo nada durante un minuto. Sólo se me quedó mirando, con losojos en blanco como las rodantes y mortales pelotas de playa que los usuarios deMac siempre conseguían cuando una aplicación en su computadora no estabafuncionando.

    Lo cual era bueno. Significaba que el plan B ―que había ideado en caso deque el plan A, fingir estar enferma, no resultara―  estaba funcionando. Puedo

    2 Ed Hardy: es un tatuador estadounidense, fue el primer diseñador estadounidense en hacer sus

    diseños con técnica estética asiática, y es llamado el embajador de la cultura del tatuaje porimpregnar sus diseños con referencias a diversas culturas.

    A

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    parecer una rubia indefensa en el exterior, pero en realidad tengo algunas armasen mi arsenal.

    Una de ellas era el Armani que llevaba puesto. Me di cuenta en el momentoen que lo vi en el exhibidor de ropa que había sido enviado a través de la costosa

     boutique de diseño que Brandon decidió que iba a poner a mi disposición, queeste vestido en particular iba a ser completamente mi aliado.

    Puede que no haya sabido nada de moda hace unos meses cuando había sidola chica peor vestida en todo el onceavo grado en la secundaria TribecaAlternativa.

    Pero siempre había sido una rápida aprendiz.

    ―Brandon ―le dije. El largo pasillo, que de un lado era de cristal para quepudieras ver el océano y las dunas (cuando no estaba tan oscuro) estaba vacío,excepto por nosotros dos (y los paparazzi, por supuesto. Pero estoy bastante

    segura de que los guardias de seguridad privada que Brandon había contratado,que estaban patrullando fuera de la casa, habían ahuyentado a cualquierfotógrafo). Cerré la puerta de la habitación de invitados detrás de mí, así no habríaoportunidad de que Nikki escuchara lo que estaba a punto de decirle.

    Supuse que probablemente era inútil. Había tratado de razonar con él antes.

    Pero nunca en un Armani.

    ―Esto es ridículo ―continué―. Se supone que estás tratando de seducir aNikki, no a mí. Ella es la que guarda el secreto por el que tu papá intentó

    asesinarla. ¿El que quieres robar para que puedas echar a tu padre y asumir elcontrol?

    Brandon se me quedó viendo. No es más listo, en cierto modo, que JasonKlein, el rey de Los Muertos Vivientes (también conocidos como los deportistas) demi escuela secundaria.

    Sólo más rico y con menos moral.

    ―Lo cual es genial, pero tengo que regresar a la ciudad ―le dije. Estabaintentando hablar despacio y con claridad, así él se aseguraría de entenderme―.Tengo el desfile de modas Stark Angel en pocos días. Sabes que no me lo puedo

    perder. ¿Esta escapada romántica durante los días festivos con Brandon Stark? Laprensa la está devorando.

    Aunque la verdad era, que no me podía imaginar a mi madre estando muyfeliz por eso. No es que hubiera hablado con ella. Había estado dejando que susllamadas fueran al buzón de voz. Sabía que si hablaba con ella, el dolor que

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    escucharía en su voz: “De verdad, Em. ¿Pasando la semana con un chico? ¿Qué te pasa?” , sería como una puñalada en el pecho.

    Pero era peor que nadie más aparte de ella ―y, por supuesto, Lulu y miagente, Rebecca, quien me había llamado aproximadamente millones de veces― 

    me había dejado un mensaje de voz.Nadie más, lo que significaba la única persona por cuyos sentimientos estaba

    más preocupada por haber herido al escapar con Brandon Stark.

    Cierto: Christopher Maloney, el amor de mi vida, no había llamado.

    No sé por qué pensé que lo haría, después de lo que había hecho con él, quefue una mentira, decirle que ya no lo amaba… y que en lugar de ello, amaba aBrandon. No era que me mereciera  una llamada. O un correo electrónico o unmensaje de texto o nada en absoluto de parte de él.

    Supongo que pensé que él buscaría algún  tipo de contacto… incluso si sóloera para enviarme una carta, una amarga recriminación o algo. Claro, no habríadisfrutado el estar en el extremo receptor de un correo electrónico de: Querida Em:Gracias por arruinar mi vida.  Quiero decir, Christopher no sabía que Brandon mehabía obligado a decir lo que dije.

    Pero incluso una carta de Querida Em  habría sido mejor que este fríosilencio… 

    Pero no. Nada.

    Mejor no pensar en eso ahora.

    O nunca.

    ―Pero con el tiempo ―me obligué a seguirle diciendo a Brandon― , laspersonas a las que soy cercana van a empezar a sospechar. Ellos saben, Brandon,que tú y yo no somos… bueno, lo que estás tratando de hacerles creer que somos. 

    Estaba mintiendo, por supuesto. Las personas en mi vida no tenían idea deque no estaba enamorada de Brandon y que todo esto era falso. No lo sabían. ¿Sino hubiera sido la única yendo por ahí básicamente conectando con cada chicolindo con el que entraba en contacto desde que había conseguido que mi cerebro

    entrara en este nuevo cuerpo atractivo? ¿Cómo se suponía que cualquiera hubierasabido cuál de esos chicos era el que realmente me importaba y cuáles no? Cierto:yo había creado el lío en el que estaba metida en este momento.

    Y yo era la que tenía que conseguir salir de esto.

    Lo cual en realidad era lo que estaban intentando hacer en este momento. Apesar de que podría no haberlo parecido.

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    ―Tengo que regresar a la ciudad ―le dije a Brando de nuevo, ganandotiempo―. Sólo déjame… 

    Brandon levantó la mano para poner un dedo sobre mis labios. Y lo dejó allí.

    ―Shhh ―dijo.

    Oh-oh. Su reinicio de sistema estaba aparentemente completo. Sus pupilas sedetuvieron luciendo como dos pelotas gemelas, giratorias y mortales de playa. Élhabía dado un paso hacia adelante.

    Ahora estaba de pie a unos pocos centímetros de mí, mirándome con unaexpresión que no podía leer.

    Pero, al igual que un montón de cosas sobre él últimamente, me asustó unpoco.

    ―Todo va a estar bien ―dijo en lo que supongo que pensó que era una voz

    suave.Excepto que yo estaba tan calmada como un perrito dálmata en la casa de

    Cruella de Vil.

    ―Sé lo que estoy haciendo ―continuó.

    ―Uh ―dije desde detrás de su dedo―. En realidad, no creo que lo sepas.Porque Nikki no va a decirte nada si no comienzas a prestarme menos atención amí y le prestas más atención a… 

    Entonces quitó su dedo y comenzó a inclinar su cabeza hacia abajo para

    colocar sus labios donde un segundo antes había estado su dedo.Ugh, no. ¿En serio? ¿De nuevo?

    Tenía piel de gallina y no porque llevara un vestido sin mangas.

    Mira, no puedo culpar a Brandon. He estado mandándole señales mixtasdurante meses. Y honestamente, usándolo, básicamente. Esa es la clase de chica enla cual me transformé desde que me volví Nikki. No era agradable admitirlo, peroera la verdad.

    Pero las cosas eran diferentes ahora. Finalmente tenía la cabeza ― juego depalabras hecho intencionalmente― sobre mis hombros.

    Sin embargo, sabía lo que tenía que hacer. Lo que he tenido que hacerdurante toda la semana.

    Es lo que las modelos tenemos que hacer todo el tiempo: pretender que enrealidad estamos cómodas con lo que estamos usando, o disfrutando lo queestamos comiendo, o que no estamos congelándonos estando de pie en el océano,con las olas golpeando contra nosotras.

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    No es la cosa más difícil del mundo, de hecho me he vuelto muy buena enello.

    Y en este caso en particular, eso era algo realmente bueno.

    Porque a los prisioneros los tratan mejor cuando se llevan bien con sus

    carceleros.Y había mejores oportunidades de que su carcelero tuviera un desliz y bajara

    la guardia si él pensaba que a su prisionero en realidad pudiera gustarle un poco.

    Y eso podría permitirle al prisionero escapar.

    El problema es que no puedo escapar hasta que obtenga lo que necesito. Loque resulta ser lo mismo que Brandon necesita: la pieza de información que memetió en este lío en primer lugar.

    Lo que significa que no importa qué tan perra sea Nikki conmigo, tenía que

    aguantarla hasta que soltara la sopa.Entonces no importa qué tanto me repugne Brandon, tenía que aguantarlo.

    Nadie dijo que fuera fácil ser un prisionero.

    Por lo tanto hice lo que tenía que hacer: dejé que Brandon me besara.

    Afortunadamente, justo cuando veía que los labios de Brandon estaban cadavez más cerca, escuché que una puerta cercana se abría.

    Ese no era el plan C.

    Pero era suficiente.

    Retrocedí rápidamente, aliviada de tener una excusa, porque Brandon teníaque admitir que no podía permitirse que Nikki lo viera enrollándose conmigo.

    Pasos ―estruendosos, no el tippity-tap de unos zapatos de tacón― sonaronsobre el piso de mármol pulido, y me di la vuelta para ver al hermano mayor deNikki, Steven, venir hacia nosotros.

    ―Hola ―dijo, asintiendo hacia ambos.

    ―Hola ―dijo Brandon, su respuesta casi cómica por su falta de entusiasmo.Su actitud hacia Steven esta semana se podría decir que estuvo decente. Mientras

    teníamos que pretender que por lo menos nos entusiasmaba ver a Nikki cada vezque ella venía retumbando dentro de la habitación, él no tenía que pretender estarentusiasmado por ver a Steven.

    ―Entonces ―dijo Steven mientras caminaba hacia nosotros lentamente―.¿Qué pasa?

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    ―Van a servir la cena abajo en el comedor ―dijo Brandon fríamente. Su tonoclaramente sugería: Entonces, ¿por qué no bajas y nos dejas a solas?

    ―¿Sí? ―Steven no parecía tener ninguna prisa.

    ¿Y por qué no? Steven, al igual que su hermana, no podía dejar la casa por

    miedo a que él, también pudiera ser fotografiado y rastreado por Robert Starkquien se supone que no debe saber dónde se encuentran Steven o su madre…  opodrían ser eliminados también, de la misma manera en que habían tratado deeliminar a Nikki.

    ―¿Y con qué manjar culinario nos deleitaras esta noche, Brandon?―preguntó Steven.

    La parte divertida era que Brandon era lo suficientemente tonto como para nodarse cuenta que Steven estaba siendo totalmente sarcástico. Tuve que esconder misonrisa. A Steven no le importaba lo que tendríamos para cenar. El odiaba a

    Brandon tanto como yo. Nunca lo había dicho pero… 

    … yo lo sabía.

    ―Sopa de cangrejo ―dijo Brandon― , y alguna clase de ensalada de cangrejopeekytoe, creo, con foie gras o algo así.

    Mientras Brandon hablaba, Steven empezó a caminar por las escaleras haciael primer piso. Porque él usualmente dejaba la habitación mientras Brandonhablaba. Así de mucho odiaba a Brandon.

    En mi mente, estaba gritando: ¡Steven, no te vayas! ¡No me dejes sola con el! 

    Pero por supuesto no podía decir algo como eso. Tenía que ser respetuosa. Enla superficie.

    ―Y después ―continuó Brandon, en un tono aburrido― , filete mignon.También hay soufflé de chocolate de postre.

    ―Suena genial ―dijo Steven sobre su hombro. Estaba usando la ropa queBrandon había comprado para él, jeans negros y un suéter de cachemira grisoscuro, las mangas dobladas hasta los codos. Todos nosotros, a excepción de Nikkiy su madre, quienes tuvieron tiempo de meter algunas cosas en sus bolsos antes de

    dejar la casa del Dr. Fong, habíamos llegado a la casa de Brandon con nada másque la ropa que teníamos puesta (y nuestros perros…  aquellos de nosotros queteníamos perros), tratando de escapar de Robert Stark.

    Brandon había sido más que generoso al asegurarse de que Steven y sumadre tuvieran todo lo que necesitaban, ya que ellos no podían usar sus tarjetas decrédito por miedo a que Stark pudiera rastrearlos.

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    Pero podía sentir que Steven parecía molesto por estar endeudado con el hijodel hombre que había causado tantos dolores de cabeza a su familia. Nunca  lehabía dicho a Brandon nada que fuera abiertamente grosero.

    Pero sí hacía cosas que alguien que fuera más consciente de sí mismo que

    Brandon, podría encontrar irrespetuoso. Cosas como salir de la habitaciónmientras Brandon aún estaba hablando.

    ―Filete mignon otra vez, genial ―escupió Steven sobre su hombro mientras bajaba las escaleras―. Oh, oye, Brandon ―añadió casualmente― , ¿sabes?, tuLamborghini se está quemando.

    La mano de Brandon se aferró al barandal de acero y se congeló ahí.

    ―¿Qué?

    ―Tu nuevo Lamborghini ―dijo Steven―. Me di cuenta justo ahora que miré

    hacia la entrada. Está en llamas.Sí. Finalmente. Plan C en acción.

    Brandon miró hacia afuera por una de las ventanas que daban al frente de lacasa, con una expresión un tanto soberbia, como diciendo: Sí, claro, mi carro se estáquemando.

    Un segundo después su expresión cambió completamente. Dejó salir unamaldición que sonó como música para mis oídos.

    ―Mi carro ―lloró―. ¡Se está quemando!

    ―Eso fue lo que dije. ―Steven sacudió la cabeza, mirando hacia mí desde elpie de la escalera, como diciendo: Qué perdedor―. ¿No fue eso lo que dije?

    Brandon dejó salir otra maldición y, agarrándose el cabello con ambas manos,corrió junto a mí, casi empujándome por las escaleras en su prisa por salir, ydespués salió disparado cuando pasó junto a Steven.

    ―¡Llamen al 9-1-1! ―gritó.

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    Capítulo 3 Traducido por MaEx y Selene1987

    Corregido por Nanis

    ikki eligió ese preciso momento para salir de su habitación.

    ―¿Qué pasa con Brandon? ―preguntó mientras caminabahaciendo click en el pasillo hacia mí.

    ―Su coche está en llamas ―dijo Steven con un encogimiento dehombros.

    ―¿Qué? ―La voz de Nikki se elevó a un grito agudo―. ¡El nuevoLamborgini no!

    Tuve que aplanarme contra la pared con el fin de no ser derribada mientrasse apresuraba detrás de Brandon, sus tacones haciendo un gran ruido en el brillante suelo de mármol.

    ―Brandon ―exclamó, corriendo tras él―. ¡Espera! ¡Estoy yendo!

    Quería recordarle que no saliera a la calle o los paparazzi podrían conseguiruna foto de ella, pero ya era demasiado tarde. Ya se había ido.

    Cosabella, que me había seguido desde mi habitación, se precipitó por lasescaleras detrás de Nikki, sus garras deslizándose en el resbaladizo suelo. Dio unos

    excitados ladridos y luego, cuando Nikki cerró de golpe la puerta en su cara, se diouna buena sacudida y salió trotando de nuevo a la sala, pareciendo orgullosa de símisma por un trabajo bien hecho.

    ―Así que ―Steven se cruzó de brazos y miró hacia mí mientras caminabapor la larga escalera. Eran un poco peligrosas caminar en tacones y un ceñidovestido de noche de Armani―, ¿pusiste el coche del chico en llamas?

    Esto me hizo congelar en seco.

    ―¿Yo? ―Coloqué mi mirada en una adecuada expresión de shock―. ¿Qué tehace pensar que fui yo, y no uno de los paparazzi intentando atraerlo fuera paraque pudieran conseguir una foto?

    ―Porque encontré tu detonador ―dijo, sosteniendo lo que solía ser un collarde cuentas de madera mezclado que Brandon me había dado… 

    … al menos hasta que lo empujé en una mezcla que incluía agua caliente,azúcar y otra sustancia y la dejé secar toda la noche.

    N

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    ―Eres un mentiroso ―dije cuando llegué a la parte inferior de las escaleras.Arranqué el collar chamuscado de su mano―. Dijiste que viste el cochequemándose por las ventanas.

    ―En realidad ―dijo Steven― , lo hice. Y fui a investigar. Eso fue hace un rato.

    Lo encontré tan interesante, que pensé que lo dejaría seguir adelante para ver quépasaría. ¿De dónde, de todas las personas, has aprendido a hacer que una mechaarda lentamente?

    ―YouTube ―dije. Dejé caer el chamuscado collar en el cuello de una ánforagriega que está en la parte inferior de las escaleras―. Y me ofende la implicaciónde que una chica no sabría necesariamente manejar explosivos. Voy a un institutoalternativo, ya sabes.

    ―Por supuesto ―asintió Steven―. Estúpido de mí. Pero déjame hacerte unapregunta ―dijo mientras me seguía hasta el comedor, donde había ido a sentarme

    a la mesa maciza, ya establecida―. ¿Por qué querrías hacer estallar el coche nuevode Brandon Stark?

    Porque nos está manteniendo prisioneros aquí. Y Christopher no me quiere nuncamás.

    ―No va a estallar ―dije―. Solo hice un diseño decorativo en el capó conlíquido para encendedores. Y hay un montón de extintores allí. Lo comprobé. SiBrandon tiene algún sentido, detendrá el fuego antes de que haga algún dañopermanente a cualquier cosa excepto el trabajo de pintura.

    Y no había cronometrado bien el fuego. Se suponía que iba a aumentar antes de que tuviera la oportunidad de besarme.

    ―No era necesario que destruyeras su coche ―dijo Steven, uniéndose a míen la mesa―. El hombre es estúpido, pero esto ha ido un poco lejos, ¿no te parece?

    ―No ―dije brevemente. Cosabella se acurrucó a mis pies debajo de la mesa.

    ―Wow. ―Steven me miró fijamente―. De verdad lo odias.

    Me imaginé la cara de Christopher haciéndose más y más pequeña a ladistancia mientras la limusina a la que Brandon me había forzado a entrar,serpenteaba por la carretera.

    Usted no tiene, dijo la robótica voz de mi correo de voz en mi cabeza, una yotra vez, ningún mensaje nuevo.

    Sí. Supongo que odio a Brandon.

    ―Te lo dije ―dije―. Solo estaba tratando de estropear un poco el trabajo depintura.

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    Steven negó con la cabeza.

    ―No voy a caer en eso, Em.

    Por supuesto que no. El hermano de Nikki es un oficial de la marinaentrenado. No es estúpido.

    Pero amplié mis ojos y fui por el acto inocente de todos modos. Debido a loque Brandon dijo que pasaría si no lo hacía.

    ―No sé lo que quieres decir ―dije.

    ―Convincente ―dijo Steven―. Pero derrama ahora, mientras tenemos cincominutos juntos a solas por una vez. No estás enamorada de Brandon Stark. ¿Quéestá pasando, Em? ¿Por qué estas fingiendo estar enamorada de Brandon por unlado, y después pones su coche en llamas a sus espaldas?

    Lo que sea que ella sabe sobre Stark Quark, si vale la pena matar a Nikki Howard, y

    luego darle un trasplante de cerebro para mantener su imagen viva, vale la pena saberlo.Créeme. Y lo deseo, me había susurrado Brandon esa fría mañana gris de vuelta enNueva York hace apenas una semana.

    ¿Por qué debería ayudarte?, le había exigido.

    Porque, había dicho él, si no lo haces, le contaré a mi padre dónde está la verdaderaNikki Howard. Y había añadido sobre Christopher, y no más de ese otro chico, el únicode la chaqueta de cuero, que parece tan dentro de ti. Solo yo. Ahora eres mía. ¿Entiendes?

    Le había mirado como si estuviera loco.

    Pero ahora le conozco mejor. Brandon Stark no está loco. Estúpido, tal vez.Desesperado por dejar su huella en el planeta, el camino que su padre tiene, perosin ninguna real idea sobre cómo ir haciéndolo.

    Pero no loco.

    Y si les dices lo que estoy haciendo, le diré a mi padre sobre la chica.

    ¿Lo haría? ¿Le diría Brandon?

    Él ciertamente, no se preocupaba por Nikki, o por Steven o la señora Howard.Seguro, estaba dispuesto a alojarles, y vestirles, ya que no tenían otro lugar al queir, gracias a que la compañía de su padre esencialmente los acechaba.

    Pero solo estaba haciendo esto debido a lo que pensaba que iba a conseguirde ella: yo (no solo el verdadero yo. El yo que pensaba que era, esa chicamaquillada cuyo nombre ni siquiera se lo sabía bien, quien se parecía a NikkiHoward).

    Oh, y lo que fuera que Nikki sabía, él pensaba que iba a darle mucho dinero.

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    ―Em. ―Steven estaba mirándome fijamente; su cara, tan parecida a la queveía reflejada en el espejo cada mañana cuando me ponía el maquillaje, solo que enmasculino; apretada con ansiedad―. Lo que sea con lo que te haya amenazado, te juro, que puedo hacerlo mejor. Solo tienes que decirme lo que está pasando.

    Quería creerlo. Realmente lo hacía. Nunca había tenido un hermano mayorantes, pero estaba empezando a amar al de Nikki. Era tan reconfortante, con susanchos hombros y firme mirada. Casi creí que él podía hacerlo todo mejor.

    Pero por supuesto, no podía. Nadie podía.

    Y si les dices lo que estoy haciendo, le diré a mi padre sobre la chica.

    Excepto que Brandon no iba a decirle a su padre nada sobre Nikki. No podía.La necesitaba demasiado. Ella sostenía la llave de todo.

    Pero Christopher. Le diría a su padre sobre Christopher.

    ―Oh, ahí están ―llamó la madre de Nikki mientras bajaba las escalerasflotantes, sosteniendo cuidadosamente la barandilla mientras sus dos caniches, loshermanos de Cosabella, se deslizaban por las escaleras delante de ella―. ¿Estátodo bien? ¿Qué era todo ese alboroto que escuché antes?

    Hablar sobre ser salvados por la campana… una verdadera belleza sureña,como una cuestión de hecho: la mamá de Nikki y Steven tenía el acento y la bellezade uno desvaneciéndose suavemente. Podías ver de dónde, ambos, Nikki y Steven,habían sacado su buen aspecto. La señora Howard era todavía lo que mi padrellamaba un bombón.

    Pero antes de que nadie pudiera decir nada más, el ayudante del chef salió dela cocina sosteniendo una bandeja de plata.

    ―Su sopa de cangrejo ―dijo, tratando de ignorar a los caniches bailandoodiosamente a sus pies, toda esperanza en que ellos no podrían hacerle tropezar yderramar algo de lo que estaba llevando. Parecía más desconcertado por el hechode que solo había tres de nosotros que por los perros―. Oh ―dijo―. ¿Todavía noestá el señor Stark preparado para cenar?

    ―Hubo una pequeña emergencia ―dije―. Regresará en unos minutos. Creoque podrías decirle al chef de seguir adelante y servir.

    El ayudante asintió, sosteniendo la bandeja para Steven y su madre paraayudarlos para el primer plato, luego se retiró a la cocina, sus zuecos de goma sinhacer ruido en el piso de mármol negro. Cosabella y los perros de la señoraHoward, Harry y Winston, siguieron detrás de él, todavía esperando ansiosamenteque pudiera dejar caer algo.

    ―¿Qué tipo de emergencia? ―preguntó la señora Howard.

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    ―Em puso su coche en llamas ―dijo Steven.

    La señora Howard, a punto de levantar la copita de sopa a la boca, se quedósin aliento en su lugar.

    ―¡Em! ¿Por qué harías una cosa así?

    Me encogí de hombros. No le podía decir que lo había hecho porque Brandonera un gran falso mentiroso que había causado que mi novio y yo rompiéramospara siempre. Ella, como todos los demás, pensaba que estaba enamorada deBrandon, y que él estaba protegiéndola a ella y a su hija de su malvado padre.

    No quería preocuparla más de lo que ya estaba. Ella había dejado todo atrás―su negocio, su casa, sus amigos, su vida― por su hija.

    Quien, en realidad, no parecía agradecida por ello, si me preguntas.

    ―¿No deberíamos llamar a los bomberos? ―preguntó la señora Howard, aún

    impresionada. Justo cuando decía eso, una de las puertas de cristal se abrió, y Brandon

    entró, Nikki tropezando con sus talones.

    ―Te digo que fueron esos estúpidos de ¡Ok! ―dijo Brandon―. Y no voy aquedarme quieto. Ni un segundo más. Voy a llamar a mis abogados. Losdemandaré por el coste del reemplazo de mi coche.

    ―Tienes mucha razón, Brandon. ―Nikki se tambaleó detrás de él en susplataformas demasiado altas, y demasiado grandes para ella―. Tuvieron que serellos. ¿Quién más haría algo así?

    ―¿Está todo bien? ―preguntó la señora Howard―. Nadie ha salido herido,¿no? ¿Ya se ha ido el fuego? Nikki, nadie sacó una foto de ti ahí fuera, ¿no?

    ―Oh, se ha acabado ―dijo Brandon mientras Nikki meneaba su cabeza.Brandon tenía su iPhone pegado a su cara―. Y Nikki está bien. Pero la pintura demi coche está arruinada. ¡Arruinada! ¿Hola, Ken? ―empezó a gritarle a suteléfono―. Ken, soy Brandon. Han destrozado mi coche. ¿Qué? El Murciélago, ése.¿Por qué? ¿Por qué demonios sabría por qué? Para sacarme una reacción quepoder empapelar en sus malditas portadas de revista, por eso. ¿Qué más?

    ―No sé cómo se supone que comeremos ―dijo Nikki, con un suspiromientras se sentaba, desplegando su servilleta de lino blanco con un chasquido― ,después de lo que acaba de pasar. Los paparazzi se han salido de control. ¿Cómohan podido hacerle algo tan horrible al pobre Brandon?

    ―¿Qué te hace pensar que fueron los paparazzi? ―preguntó Steven, nomirando ya hacia mi dirección mientras el asistente del chef llegaba al comedor,

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    llevando otra bandeja. Intentaba con todas sus fuerzas no tropezar nuevamentecon los perros.

    ―No sé quién más podría ser ―dijo Nikki―. Brandon jamás le ha hechodaño a nadie. Es completamente dulce y adorable.

    Me atraganté un poco al sorber el agua que acababa de tragar. Si Brandon eradulce y adorable, yo era la novia de Satán.

    ―Quizás ―dije cuando me recuperé― , fue su padre.

    ―¿Qué? ―Nikki se veía confusa―. ¿Por qué su padre le enviaría un bonitocoche por Navidad, y luego incendiarlo?

    ―Porque ―dije― , quizás el señor Stark sabe que estás aquí.

    Nikki se puso visiblemente pálida.

    ―¿Crees que lo sabe? ―preguntó.

    Sí. Era malvada. Incendiaba coches, mentía a supermodelos. Lo que fuera. Yano me importaba. Ya me habían dado un trasplante de cerebro, habían hecho quedejara a mi novio, e iban a hacer que me pavoneara con un sujetador de un millónde dólares en la televisión nacional en un par de días. ¿Qué más podían hacerme?¿Matarme?

    Bueno, ¿saben qué? Ya estaba muerta.

    ―Podría sospecharlo ―dije―. Y si lo hace, no tenemos mucho tiempo.Tenemos que saber por qué ha intentado asesinarte. Así podremos obtener la

    prueba que necesitamos para procesar al padre de Brandon y mandarle donde yano pueda hacerte daño.

    La barbilla de Nikki se deslizó con obstinación.

    ―Como ya le dije a mi madre ―dijo, haciendo énfasis en la palabra madre― ,cuando lo sacó a relucir el otro día: el padre de Brandon no intentó que measesinaran. No sé de dónde sacas toda esta historia…

    ―Porque todos estábamos sentados en la misma habitación que el Dr. Fong―explicó la señora Howard, con paciencia―. Y le oímos revelar que no tenías unaembolia, Nikki…

    ―Pero le obligaron a hacer la operación de todas maneras ―interrumpióSteven―. Iban a tirar tu cerebro. Te salvó la vida trasplantándolo en el cuerpo quetienes ahora. ¿Por qué no lo entiendes? Sólo dinos por qué ibas a chantajear aRobert Stark, y podremos regresar a nuestra antigua vida.

    ―Oh. ―De repente, los ojos de Nikki brillaban con lágrimas noderramadas―. ¿Podemos hacerlo? ¿Podemos regresar a nuestra antigua vida,

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    Steven? Lo siento, pero pareces haber olvidado que eso no es posible para algunosde nosotros. Porque hay otra chica viviendo en mi antiguo cuerpo. 

    Me lanzó una mirada que me recorrió toda la espalda. Nadie, ni siquieraWhitney Robertson, de Tribeca Alternative, del que estoy completamente segura

    me aborrecía más que a cualquier otro humano de todo el universo, y sólo porquecuando estaba en su equipo de voleibol en Educación Física, a veces fallaba lapelota, me había lanzado una mirada de odio tan puro y sin adulterar.

    ―Así que no puedo regresar a mi antigua vida ―le dijo Nikki a suhermano―. Esa chica de ahí está viviendo en mi apartamento, utilizando midinero, haciendo mis conciertos; incluso a mi perro le gusta más que yo. ―Señaló através de la mesa de cristal a Cosabella, que estaba sentado a un lado de mi silla, jadeando hacia mí con impaciencia, esperando que le lanzara un trozo de cualquiercomida que estuviera a punto de servirse (que, tengo que admitir, he hecho alguna

    que otra vez)―. Así que perdóname ―siguió Nikki―, si no tengo prisa en salir deaquí. Resulta que me gustan las cosas tal y como son, teniendo en cuenta lasalternativas. Porque si piensas que voy a regresar a casa a vivir en el campesinoGasper, de Estados Unidos, contigo y mamá, Steven, bueno, puedes pensar denuevo. No volveré jamás. Jamás.

    ―Nikki ―dije. Me sentía fatal por lo que le había pasado. De verdad que sí.Aunque nada de eso hubiera sido mi culpa (oye, sin duda no había elegido ser elnuevo cerebro tras la Cara de Stark) sentía que le debía algo.

    Porque tenía que salir del control de Brandon Stark antes de que me volviera

    loca.O incendiara algo más de él. Como sus pantalones, por ejemplo.

    ―Quizás podamos pensar algo ― bajé mi voz sólo por si acaso Brandon,aunque pareciera atado a su llamada telefónica, resultara escuchar.

    Ella entrecerró los ojos.

    ―¿Qué quieres decir con pensar en algo?

    ―Bueno ―medio susurré―, por ejemplo podría devolverte el dinero. Eldinero de tu cuenta bancaria. También te ofrecería un poco de lo que gane en el

    futuro. Ya sabes, de trabajos futuros.Nikki se echó hacia atrás en su silla. El asistente del chef había preparado

    platos decorados de ensalada en frente de cada uno, incluyendo el asiento vacío deBrandon. Brandon aún iba y venía al pie de las escaleras, al teléfono con suabogado. De vez en cuando un trozo de su conversación nos llegaba. Sonaba enplan: “¿Qué quieres decir con que necesito pruebas?” y “No, ¡no sé por qué tendríaque hacer eso!”. Sin duda se había perdido en su pequeño mundo. 

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    ―Eso parece justo, Nikki ―dijo la señora Howard, moviendo un poco de suensalada sobre su plato―. Deberías considerarlo.

    ―No tengo nada que considerar ―dijo Nikki―. Me está ofreciendo algo queno tendría si nada de esto hubiera ocurrido en primer lugar. Me está ofreciendo

    menos, en realidad, de lo que hubiera tenido.―Pero arruinaste tu carrera ―dijo Steven, su voz subió un poco por la

    frustración―, intentando chantajear a tu jefe. Por lo que te podría haberdespedido. Pero en lugar de eso, intentó que te mataran. De cualquier manera,Emerson es quien estaría haciendo todo el trabajo.

    Nikki le miró como si fuera estúpido.

    ―¿Crees que hacer de modelo es trabajar? ―exigió ella―. ¿Qué te paguenpor estar de pie en vestidos de cinco mil dólares con personas maquillándote yhaciéndote cumplido mientras te toman fotografías? Eso no es trabajar. Eso es

     jodidamente divertido, amigo.

    No tenía ni idea de lo que estaba hablando. Hacer de modelo sin duda eratrabajar. Claro, no era estar de pie en una freidora en un McDonald’s en ununiforme de poliéster, sudando por todos lados, por un pago mínimo mientrastodos te gritan que quieren una Coca-Cola Light con su Big Mac, patatas,McNuggets y empanada de manzana. Y en tamaño grande.

    Pero jamás había trabajado tanto en mi vida en la mayoría de lanzamientosque había tenido. ¿Todo eso donde Tyra paseaba sonriendo con los ojos? Sí, no eratan fácil, al parecer, cuando no tienes nada salvo un corsé y una tanga y de pie conagua fría en tu culo y tiritando y lo único que quieres es ir a casa y llorar.

    ―Mira, Nikki ―dije, sintiéndome como si cambiara de tema―. Con esacantidad de dinero no tendría que vivir en Gasper. Podrías vivir en un dúplex conportero y un gimnasio interno en el SoHo.

    ―¿Y hacer qué? ―preguntó Nikki.

    ―Ir a la universidad ―dijo la señora Howard rápidamente.

    Nikki resopló nuevamente.

    ―Oh, claro, mamá ―dijo, dando la vuelta a sus ojos.―¿Qué le pasa a esa idea? ―preguntó su madre―. Hay muchas cosas en lasque podrías sacar tu diploma, cosas que ya sabes y que podrían darteconocimiento especializado por tu pasado… fotografía, diseño de moda onegocios, publicidad, medios de comunicación, leyes de entretenimiento…

    Nikki cortó a su madre en seco.

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    ―Sólo hay una cosa que quiero ―siseó.

    ―¿y qué es? ―pregunté.

    El perro no,  recé. No estaba segura si podría separarme de Cosabella. En losmeses que había podido conocerla, nos habíamos acercado bastante. Aunque era

    un poco irritante tener una sombra de cuatro patas persiguiéndome a donde quieraque iba.

    Pero como que ya me había acostumbrado.

    ¿Pero qué más podría querer Nikki? Ya le había ofrecido todo el dinero quetenía, y un poco de mis ganancias futuras. ¿Debería ofrecerle todas mis futurasganancias? Iba a ser difícil averiguar cómo iba a pagar la hipoteca de miapartamento…

    Espera. ¿Nikki quería el apartamento? ¿Iba a tener que mudarme? ¿Qué pasa

    con Lulu? Lulu me pagó alquiler para vivir en el apartamento.Bueno, supongo que íbamos a tener que buscar otro lugar para vivir.

    ―Lo que quiero ―dijo Nikki, con la voz más molesta que jamás había oído―, y eso incluye cuando Whitney Robertson solía preguntarme si alguna vez habíaoído hablar del acondicionador, es mi antiguo cuerpo.

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    Capítulo 4Traducido por maphyc y Apolineah17

    Corregido por Nanis

    turdida, miré el cuerpo del que Nikki estaba hablando. Su cuerpo. Elcuerpo en el que había despertado tantos meses atrás, en tantaconfusión. El cuerpo al que me había tenido que acostumbrar a ver, a

    caminar, a vivir. El cuerpo que me había provocado tanto dolor y angustia yasombro mientras había tratado de acostumbrarme a ello.

    El cuerpo que había odiado, contra el que había luchado, negándome a creerque ahora era el mío, y que había maldecido.

    El cuerpo que había estado convencida que estaba arruinando mi vida.Y más tarde, el cuerpo en el que había experimentado tantas risas, tenido

    peleas de nata batida con Lulu en la cocina. Y maravillarme, mientras sentía lo quepodía hacer en una caminata, realmente experimentando la euforia del corredorpor primera vez en mi vida (yo ciertamente nunca me ejercité en mi viejo cuerpo,especialmente en educación física… excepto para tratar de esquivar las pelotas devoleibol que Whitney Robertson disparaba a mi cabeza).

    Y, finalmente alegría, cuando había yacido bajo Christopher y sentí su bocamoviéndose sobre mis labios, su corazón golpeando contra el mío.

    Y me di cuenta, con un sobresalto, como el agua de mar fría que había sentidouna vez verterse sobre mí cuando me lancé hacia atrás desde un acantilado, que noiba a renunciar a este cuerpo.

    De ninguna manera.

    Pude haberlo odiado a veces, pude haber anhelado volver a mi antigua vida.

    Pero esta era mi nueva vida. Era la única vida que tenía.

    No estaba dispuesta a renunciar a ella.

    ―Por encima de mi cadáver ―estalló la Sra. Howard, básicamenteresumiendo mis sentimientos exactamente.

    ―Bueno ―dijo Nikki, mirando a su madre―. Menos mal que no es tu cuerpodel que estamos hablando, ¿no? Así que, ¿por qué no sólo te quedas al margen?

    ―Nikki ―dijo la señora Howard. Había empujado hacia atrás su silla ylevantado de la mesa con furia―. El Dr. Fong y yo pasamos semanas haciendo deenfermeros después de que estuvieses a punto de morir  la última vez que te

    A

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    hicieron la operación. Tu nuevo corazón no podía soportar el esfuerzo de estar bajoanestesia durante tanto tiempo. Fue un milagro que incluso sobrevivieses. Y sindaño cerebral.

    ―No estoy tan seguro de que ella no  sufriera daño cerebral ―comentó

    Steven, con el sarcasmo que sólo un hermano podría mostrar.―Cállate ―le espetó Nikki. Su barbilla estaba sobresaliendo de nuevo, un

    signo, me había dado cuenta de que había tomado una decisión. Mirando a sumadre, dijo―: Estoy dispuesta a correr el riesgo. Quiero mi vieja vida de vuelta.Entera. Eso incluye a mi viejo cuerpo. Dámelo, o no hay trato.

    Wow.

    Había visto a Nikki de muchos estados de ánimo, ya que nos habíamosmudado a dormitorios adyacentes… 

    … pero nunca la había visto tan firme sobre nada.―Estás siendo ridícula. No veo cómo esta cirugía va a ser incluso posible

    ―continuó la señora Howard, lanzando una mirada suplicante a Brandon― ,teniendo en cuenta el hecho de que los únicos médicos que lo pueden realizartrabajan para el padre de Brandon en el Instituto Stark de Neurología yNeurocirugía. ¿Y cómo va a poder conseguir que lo hagan sin que lo sepa supadre?

    ―El Dr. Fong puede hacerlo ―dijo Nikki―. Él lo hizo una vez por mí. Puedehacerlo de nuevo.

    Bueno. Eso era cierto.Miré hacia abajo a las manos elegantes a las que me había acostumbrado a ver

    en los extremos de las delgadas muñecas. Las manos que habían tembladotantísimo la primera vez que traté de comer sola. Las manos con las que me habíavisto obligada a aprender a escribir un nuevo nom bre ―Nikki, no el mío― entodas las hojas que los cazadores de autógrafos de papel habían empujado a mícada vez que ponía un pie en público. Las manos que se habían deslizado bajo lachaqueta de cuero de Christopher ―lo cual había sido realmente hace solo unasnoches atrás― y sintieron su piel quemando bajo la mía.

    Pero supongo que nunca habían sido realmente mis manos después de todo.Eran sus manos. Las manos de Nikki.

    Y ahora ella las quería de vuelta.

    Apreté las manos de Nikki en un puño.

    Es posible que hayan sido sus manos.

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    Pero era mi cerebro el que les había hecho hacer todas esas cosas.

    ―El Dr. Fong no tiene sus propias instalaciones para llevar a cabo unprocedimiento complicado como este ―estaba diciendo la Sra. Howard―. Sabesque no es así. ¿Por qué crees que tu recuperación llevó mucho más tiempo que la

    de Em, además del hecho de que estuviste a punto de morir durante el mismo, yaque el cuerpo que tienes ahora no es tan fuerte como el antiguo? Porque él no teníaacceso a…

    ―Bien ―dijo Nikki―. Sólo podemos establecer una sala de operaciones aquí.Si Brandon quiere esta información lo suficiente, va a pagar lo que cuesta darme loque quiero. ¿Verdad, Brandon?

    ―Oh, Nikki ―dijo su madre―. No seas tan… 

    ―¿Verdad, Brandon? ―dijo Nikki, interrumpiendo a su madre.

    Brandon, que había empujado su iPhone en el bolsillo y se acercó a sentarseen su silla en la cabecera de la mesa, levantó la vista de su plato y dijo las palabrasque enviaron un escalofrío a través de mi corazón… al corazón de Nikki:

    ―Uh… supongo.

    Espera… ¿en realidad estaba considerando  esto? ¿Incluso se dio cuenta de loque estábamos hablando?

    ―¿Ves? ―Nikki nos miró con ojos brillantes―. Todo está listo, entonces.―Sus ojos, vi, no brillaban porque estaban llenos de lágrimas. Estaban brillantespor el triunfo. Dios , sus ojos parecían decir: “Ahora que esto está arreglado”.

    ―Nikki ―dijo Steven, levantando la cabeza y girando para enviar unamirada férrea a su hermana―. No.

    La palabra era simple. Y definitiva. Simplemente no.

    Entonces me di cuenta de lo mucho que quería a Steven. Él podía ser elhermano de Nikki.

    Pero era mi héroe.

    ―¿Qué quieres decir con no? ―exigió Nikki, azotando su cabeza hacia suhermano. Nadie dijo nunca que no a Nikki. Yo debería saberlo―. Si lo quitaron,

    pueden volver a ponerlo de nuevo. Preguntaste lo que quería a cambio de decirlelo que sé, y eso es lo que quiero. Quiero mi cuerpo de nuevo.

    ―Bueno, no puedes tenerlo de vuelta ―dijo Steven. El tono de Steven era brusco―. Podría matarla. Y a ti. No puedes pedirle que arriesgue su vida. Ella yalo ha hecho una vez. No le puedes pedir que lo haga de nuevo.

    ―Sí  ―dijo Nikki, sus ojos entrecerrándose―. Sí puedo.

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    Y en ese Sí  ,  puedo por fin vi a la chica de la pequeña ciudad que estaba tandecidida a hacer algo grande que estaba dispuesta a romper el corazón de sumadre por ser declarada una menor emancipada antes de cumplir dieciséis años.

    Y había firmado su primer contrato millonario una semana después.

    ―No ―dijo su hermano, con la misma determinación. Y vi en él al hombrehecho a sí mismo, el soldado de quien mi compañera de piso, Lulu, estaba tanlocamente enamorada, y quien me preguntaba tan desesperadamente por él cadavez que llamaba―. Estás pidiendo demasiado.

    Ahora el brillo que veía en los ojos de Nikki eran realmente lágrimas. Miró atodos nosotros.

    ―Nadie piensa en mí  ―dijo. La determinación no se había ido. Simplementeestaba siendo redirigida a otro sitio. Obligándose a parecer simpática a través delllanto, sospechaba―. Cómo me siento. Quiero decir, ¿cómo crees que me siento al

    saber que voy a tener que ir por ahí por el resto de mi vida en este  cuerpo,pareciendo una bruja espantosa?

    Se lanzó a la silla más cercana, bajando la cabeza sobre la mesa, y estalló endramáticos sollozos.

    Brandon y Steven intercambiaron miradas incrédulas, mientras la señoraHoward se apresuró a consolar a su hija llorando.

    ―Nikki ―estaba diciendo la Sra. Howard―. ¿Cómo puedes decir eso? Eresuna chica normal, de aspecto saludable. No, no te ves como solías hacerlo. Pero no

    eres horrible. Todavía eres hermosa para mí, sólo eres diferente de lo que solías ser―¿Normal? ―Nikki se hizo eco, en un tono que sugería que su madre había

    usado una palabra sucia―. ¿De aspecto saludable?  ¿Es una broma, madre? Noquiero ser normal. No quiero tener un aspecto saludable , o hermoso para ti. ¡Quieroestar alucinantemente magnífica, como solía ser! ¡No quiero estar atrapada en estecuerpo rechoncho, con esta cara común y este inútil y feo cabello! ¡Quiero estar buena! ¡Quiero ser sexy! ¡Quiero ser Nikki Howard!

    No sé si fue mi imaginación o no, pero la frase “ Quiero ser Nikki Howard”parecía rebotar en las ventanas frías y duras que nos rodeaban y hacer eco por toda

    la habitación. ¡Quiero ser Nikki Howard! ¡Quiero ser Nikki Howard! ¡Quiero ser NikkiHoward!

    ―Bueno no puedes ―dijo la Sra. Howard exasperadamente―. No vas allegar a ninguna parte si no dejas de hacerte menos. Basta con mirar en esa ventanade allá y ver lo que veo: una chica joven y brillante, con mucho que ofrecer… 

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    Pero Nikki no levantó la mirada. Estaba demasiado ocupada llorando sobresu colgante por la declaración.

    Porque Nikki no levantaría la mirada, yo lo hice. Lo que vi fue mi propioreflejo… el reflejo que Nikki solía tener. 

    Perfecta. Sin un rasgo, ni siquiera el cabello fuera de su lugar. Exactamente loque esperarías ver en la portada de una revista o modelando un vestido caro o unapieza de joyería en un anuncio. Diciéndote qué comprar, a dónde ir o qué estaba demoda ahora.

    Y porque ella se veía tan perfecta ―o lo que nos habían estado diciendodurante tanto tiempo que una persona perfecta debería lucir― le creerías. Querríascomprar lo que fuera que ella te estuviera vendiendo, o irías a donde ella dijeraque fueras. Querrías asegurarte de que tuvieras lo que fuera que ella asegurabaque ahora estaba de moda.

    Si no fueras una de estas personas, como yo siempre había sido, que la odiabaa primera vista. ¿Para qué necesitaba a Nikki Howard diciéndome qué vestir, quécomprar, a dónde ir? Nunca había sido capaz de soportar la visión de sus perfectose insulsos rostro y cuerpo, elevándose sobre mí a los costados de los edificios oguiñando hacia mí desde las páginas de las revistas.

    Y ahora que ese rostro y ese cuerpo eran míos. No podía librarme de ellos. Noimportaba a dónde fuera, ni qué tan lejos tratara de correr. Su rostro era mi rostro.Lo que ella tocaba, yo lo tocaba. Lo que ella experimentaba, yo lo experimentaba.

    Pero la cosa era, no me podía imaginar no siendo ella. Ya no. Ella y yo éramosuna… 

    … y, tenía que admitirlo, me gustaba ser ella. Lo hacía. No siempre era fácil serNikki.

    Pero era yo. Yo era Nikki ahora.

    Debajo de mí, sentí a Cosabella ―dándose cuenta de que no le iba a dejarnada de comida esta noche―  renunciar a su puesto de vigilante a mi lado y seacostó a descansar su cabeza sobre mi pie con un suspiro. Era donde ella setumbaba en cada comida. Se sentía cálido y natural tener su cabeza allí, tan suave

    como el terciopelo… Mi corazón se sacudió.

    Si era lo que Nikki realmente quería que sucediera, nunca sentiría la cabezade Cosabella sobre mi pie de nuevo.

    Oh, se suponía que podría conseguir un nuevo perro… si sobrevivía a lacirugía. Ella no sería exactamente igual a Cosabella, pero iba a estar bien.

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    ¿No?

    Incluso si corría ―aunque saliera disparada con Cosabella―  ellos meencontrarían. ¿Dónde podría ir para que Brandon no pudiera encontrarme? Teníala cara más reconocible del mundo. Tal vez había alguna aldea tribal en la selva del

    Amazonas donde nunca habían visto a Nikki Howard antes.Pero, ¿cuánto tiempo iba a durar sin televisión por cable? Ni siquiera estoy

    hablando de los canales Premium, ¿sino Bravo y BBC América? Empezaba aenloquecer incluso después de un par de horas sin internet.

    Tenía que enfrentarlo: estaba jodida.

    ―No  ―dijo Steven de nuevo―. Nikki. No va a suceder. Es demasiadopeligroso. Y no es médicamente necesario. Ningún cirujano en su sano juicio loharía. Ni siquiera el Dr. Fong.

    ―¿Por qué ―sollozó Nikki, levantando la cabeza y revelando el rímel quehabía empezado a correr por su rostro― , todos me odian?

    ―Nikki ―dijo su madre―. Nadie te odia. No es eso. Es porque ustedes dosno… 

    ―No depende de ti ―gritó Nikki, justo cuando el ayudante de chef salió conuna bandeja para recoger los platos vacíos del segundo tiempo―. ¡Depende deBrandon!

    El ayudante se dio la vuelta y se dirigió directamente de regreso a la cocina,Harry y Winston lo miraron decepcionados. Al parecer, él se había dado cuenta de

    que no era el mejor momento para interrumpir la conversación.―Uh ―dijo Brandon, moviéndose en su asiento cuando se dio cuenta de que

    todos los ojos estaban puestos en él―. Si Nikki quiere su cuerpo de regreso,entonces eso es lo que Nikki va a conseguir. Ella es lo que importa aquí.

    Una frialdad ―como el frío de la mesa de cristal debajo de mis dedos―  seempezó a filtrar en mi corazón. Se sentía como si estuviera propagándose desde micorazón hasta cada uno de mis miembros. Pronto el único calor que mi cuerpotenía era el calor que irradiaba la cabeza de Cosabella recostada en mi pie.

    ―Y el Dr. Fong lo hará ―continuó Brandon―. O arrastraré su culo frente a laAME3  por violar diez mil diferentes tipos de ética médica haciendo todo estecambio en primer lugar. ¿De acuerdo, Nik?

    ¿Ahora?  ¿Él decide empezar a ser el mejor amigo de Nikki ahora, justocuando lo necesito más?

    3 AME: Asociación Médica Estadounidense.

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    Oh, Dios. Estaba segura de que iba a vomitar.

    Nikki dejó de llorar esta vez. En su lugar, gritó de emoción. Saltó de suasiento y corrió hacia donde Brandon estaba sentado, lanzándose hacia su regazopara poder lanzar sus brazos alrededor de su cuello.

    ―Oh, gracias, gracias ―exclamó―. ¡Te quiero tanto, Bran!―No creo esto ―murmuró Steven. Se puso de pie y salió sin decir otra

    palabra, subiendo las escaleras de regreso a su habitación.

    No te vayas, Steven, quería decir. No te vayas.

    Pero no podía hablar. Porque mis labios, al igual que el resto de mi cuerpo,estaban congelados.

    Nikki, notando que él se iba, preguntó confusamente:

    ―¿Steven? ¿No quieres quedarte por el filete miñón? Quiero decir… tenemos

    algo que celebrar.―No ―dijo Steven por encima de su hombro―. No lo tenemos.

    Unos segundos más tarde, todos escuchamos un portazo.

    Nikki, todavía en el regazo de Brandon, le lanzó una mirada acusadora a sumadre.

    ―¿Cuál es su problema?

    ―Está molesto, Nikki ―dijo la Sra. Howard, luciendo disgustada―. Yotambién estoy molesta. No creo que tú o Brandon hayan pensado bien esto. O

    considerado a la pobre de Em. Es completamente absurdo, por no mencionar pocoético, llevar a cabo una cirugía tan arriesgada y peligrosa en dos mujeres jóvenesperfectamente saludables debido a la vanidad… 

    ―No es vanidad, madre ―dijo Nikki fríamente―. Es mi vida. Y la quiero deregreso. Steven puede enojarse por ello todo lo que quiera, pero él nunca ha estadoen esta situación. No lo sabe. ¿Verdad, Brandon?

    ―Uh… ―dijo Brandon. Había estado enviando mensajes de texto conalguien por su celular a espaldas de Nikki mientras ella había estado hablando―.¿Qué fue eso, nena?

    Ella giró su cabeza.

    ―Brandon. ¿Estás enviando mensajes de texto?

    ―Lo siento ―dijo, sonriendo con su perfecta sonrisa infantil―. Es miabogado. Es sobre el carro. Él cree que podría ser capaz de proseguir en lostribunales civiles.

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    ―Oh. ―Nikki le dio una sonrisa frágil―. En lugar de ello, tal vez deberíamosllamar al Dr. Fong y empezar a organizar que los suministros médicos seanenviados hasta aquí.

    ―Uh ―dijo Brandon―. Claro. ¿Podemos comer primero?

    Nikki puso una mano amorosa a lo largo de su mejilla.―Claro, nene ―dijo y lo besó tiernamente en la boca.

    Me senté allí. Todo lo que podría pensar era en el peso y la calidez de lacabeza de Cosabella sobre mi pie. No me atrevía a permitirme pensar en nada más.Si lo hacía, sabía que simplemente comenzaría a sollozar, de la forma en que Nikkilo había hecho hace un par de minutos.

    En decir, si algo podía salir de mis conductos lagrimales congelados.

    No sabía lo que estaba esperando, la verdad. Era una prisionera, después de

    todo. Siempre lo había sido, desde la cirugía. Supongo que no me había dadocuenta de eso hasta ahora. No tuve ningún derecho, ni voz ni voto en lo que mesucedió. Si Brandon quería instalar algún tipo de quirófano improvisado en sucochera y tener a un cirujano removiendo mi cerebro y poniéndolo en el cuerpo deotra chica, supongo que tenía que dejarlo.

    ¿No es así?

    Bueno, ¿no lo hice?

    Si no me hubiera sentido tan aislada, tan rígida ―como el hielo que se habíaformado en mis venas― habría podido ser capaz de pensar con claridad.

    Pero mientras estaba sentada allí, mirando mi reflejo en los ventanales devidrio que daban a ese frío mar negro, no podía pensar en nada excepto locompletamente congelada y sola que estaba… 

    Estaba por mi cuenta, y no había nadie en absoluto que fuera a ser capaz deayudarme a salir de esta.

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    Salvo que si eso fuera cierto… si Christopher no me hubiera creído… ¿porqué no había llamado?

    Porque, una voz dentro de mi sueño me recordó, Christopher no te ama más. 

    Espera un minuto. No me estaba gustando este sueño después de todo.

    Abrí mis ojos con un jadeo para encontrar una mano presionada contra mi boca. Esto no era un sueño. Esto realmente estaba sucediendo.

    Sabía quién era, por supuesto. ¿Quién más podría haber sido? ¿Quién máshabía estado tratando con el pomo de mi puerta (sin éxito, ya que había sidocuidadosa sobre bloquearla todas las noches) toda la semana? La mano sobre mi boca era masculina. Podía decirlo solo por su tamaño y peso, aunque, en laoscuridad de mi habitación, no podía ver a quién le pertenecía.

    Así que por supuesto hice lo único de lo que era capaz: lo mordí tan fuerte

    como pude.¿Qué otra cosa iba a hacer? Brandon había entrado a hurtadillas en mi

    habitación en mitad de la noche para hacer lo que tipos como Brandon hacen a lasniñas cuando están dormidas. ¿Cómo se atreve a intentar aprovecharse de mícuando estaba soñando sobre alguien más? Alguien que realmente me gusta… 

    Mordí y no le dejé ir hasta que sentí crujir los huesos.

    ―Ow. ¡Jesús, Em! ―gritó la voz en un susurro ronco. La mano se arrancó demi cara, y por un segundo, escuché el sonido de piel frotándose en el cuero… unamanga elevándose del cuerpo de una chaqueta como si alguien ondeara su mano

    hacia atrás y adelante.Espera. Mi confuso sueño trató de darle sentido a esto. ¿Por qué iba Brandon

    a llevar una chaqueta de cuero dentro?

    ―¿Qué te hizo morderme? ―preguntó Christopher. 

    Mi mente daba vueltas. ¿Christopher? ¿En mi habitación? ¿Aquí, en la casa deBrandon? ¿Qué estaba haciendo Christopher aquí? ¿Cómo había llegado? ¿Nohabía estado soñando después de todo? ¿Realmente había estado besándome?

    Me senté tan rápido que empujé a Cosabella, que había estado acurrucada

    contra mi cuello.―¿Christopher? ―susurré―. ¿Eres realmente tú? Oh, Dios mío, ¿te hice

    daño? ¿Estás sangrando?

    ―Por supuesto que realmente soy yo ―susurró. Sonaba tan molesto, quequería agarrar su cara y volver a besarla, justo como en mi sueño… si esorealmente había sido un sueño, y no real. Solo Christopher podía sonar tan irritado

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    conmigo. Maravilloso, increíble, fácilmente molesto Christopher―. ¿Quién máspodría ser? Y no me digas que Stark ha estado colándose aquí. ¿Fue por eso que lapuerta estaba cerrada con llave? Tuve que usar mi tarjeta de la biblioteca paraforzar la cerradura. En serio, si él ha estado tratando de llegar aquí, voy amatarlo… 

    Olvidé que se suponía que tenía que estar dándole la espalda a Christopher, bajo la amenaza de Brandon de destruir todo y todos a los que amo.

    Me olvidé que se suponía que tenía que estar fingiendo que Brandon y yoéramos una pieza ahora.

    Estaba tan abrumada por Christopher sentado al lado de mi cama, al igualque en mi sueño, que lancé mis brazos a su alrededor, tirando de él cerca ymaldiciéndome a mí misma que nunca iba a dejarle irse. Ni siquiera me importabaque los remaches de metal y la cremallera de su chaqueta de cuero estuvieran

    heladas contra las partes de mi desnuda piel que no estaban cubiertas por la partesuperior de mi camiseta sin tirantes rosa y los boxers de dormir que estaballevando. Al igual que en mi sueño.

    ―Oh, Dios mío, Christopher ―susurré, respirando el fresco aire libre quetodavía se aferraba a su cabello corto―. Estoy tan contenta de verte. 

    ―Estoy contento de verte, también ―dijo, poniendo sus brazos alrededor demí para abrazarme otra vez. Duro―. Y no te preocupes por mi mano. Estoy segurode que solo es una herida superficial.

    Me eché a reír. Creo que estaba semi histérica.

    Pero no me importaba. Se sentía tan bien estar en su abrazo.

    Christopher. Christopher estaba aquí.

    ―Pero, ¿qué estás haciendo aquí? ―susurré. 

    Su dominio sobre mí se aflojó lo suficiente para que pudiera mirar hacia micara. En algún momento mientras había estado durmiendo, una parte de la lunadebe haber salido… podía ver su tenue resplandor a través de una grieta en   lascortinas en el lado opuesto de la habitación. No dejaba entrar la luz suficiente paraverlo, porque estaba de espaldas a él y arrojaba siluetas por su resplandor. Pero él,

    sabía, podía verme.―¿De verdad piensas que me había creído que tú, de entre todas las

    personas, estabas enamorada de Brandon Stark? ―preguntó con una vozsuavemente amonestadora―. Podía haberme tomado un tiempo para averiguarquién eres realmente ahora, Em. Pero dame algo de crédito. Y ahora que sé queeres tú, desde luego que no te voy a dejar ir tan fácilmente.

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    Mi corazón dio un pequeño salto mortal dentro de mi pecho. Seguíaferrándome a él. No creo que hubiera podido dejarlo ir, tampoco, incluso si él lohubiera querido. Lo cual, gracias a Dios, no hizo.

    Se inclinó y me besó, y me di cuenta, mientras nuestros labios se tocaban, que

    no había  estado soñando… que realmente había estado besándome. Besándomedespierta. No es de extrañar que hubiera estado tan caliente… 

    Y sus besos estaban haciendo otra vez lo que me habían hecho antes,haciéndome sentir caliente y protegida en una forma que no había sentido desde… bueno, desde la última vez que había estado en sus brazos, en pocas palabras, enmi habitación en el ático durante la fiesta de vacaciones de Lulu.

    Y al igual que entonces, antes de que estuviera totalmente consciente de loque estaba pasando, las manos de Christopher estaban acunando suavemente mirostro mientras sus labios se movían sobre los míos… 

    … y luego me estaba hundiendo… hundiendo lentamente hacia atrás contralas suaves almohadas detrás de mí, con Christopher encima de mí. De algunamanera, se había quitado la molesta chaqueta de cuero, y estaba en medio, enmitad de la cama.

    Pero definitivamente en medio de mí, una sensación que no podía decir queno encontraba agradable. Sabía que había cosas que necesitábamos decir. Cosasque yo necesitaba saber, cosas que necesitaba decirle.

    Pero, ¿cómo iba a hacerlo cuando sus labios estaban haciendo cosas taninteresantes en los míos? , y sus manos ―oh, sus manos― se habían movido de micara para tirar de mi… 

    ―Christopher ―dije sin aliento, tirando mis labios lejos de los suyos. Fue lacosa más difícil que creo que había tenido que hacer nunca. En la oscurahabitación, no había nada que quisiera hacer más que permitirle seguir haciendo loque estaba haciendo.

    Pero no pude. Alguien tenía que estar cuerdo. Y tenía una idea bastante claraque no iba a ser él.

    ―Tenemos que concentrarnos ―dije.

    ―Concentrarnos  ―repitió. Pude ver que sus ojos azules, tan cerca de losmíos, estaban medio cerrados y parecía aturdido―. Por supuesto. 

    Bajó la cabeza para besarme de nuevo.

    Pero por mucho que deseaba dejarlo, sabía que no podía.

    ―No. ―Me escurrí de debajo de él y me trasladé al otro lado de la cama,donde estaba sentada Cosabella, lamiéndose. La puse en mi regazo para usarla

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    como una especie de perrito escudo―. Lo digo en serio. Estoy feliz de verte. Perotenemos que hablar. ¿Qué estás haciendo aquí?

    Christopher pareció serenarse. Perdió su aturdida mirada, bueno, algo deella, y dijo, sentándose con la espalda recta:

    ―Creo que debería ser obvio lo que estoy haciendo aquí, Em. Estoy aquí pararescatarte.

    Mi corazón dio otra de sus cabriolas locas. En serio, todo lo que este chicodecía, ―e hicimos― estaba causando que mis órganos internos hicieranacrobacias.

    ―¿Rescatándome? ―Nunca en mi vida me había dicho algo tan dulce.¿Había venido todo el camino desde Nueva York a rescatarme? Justo cuando habíaperdido toda la esperanza de que nadie estuviera pensando en mí. Excepto Lulu ymi madre. Y mi agente, Rebecca, por supuesto―. Oh, Christopher… 

    Era todo lo que podía hacer para evitar arrastrarme de nuevo sobre la cama ya sus brazos.

    Pero eso, lo sabía, sería un gran error. Porque no tendría la fuerza paraalejarme de sus brazos otra vez… no hasta que las cosas hubieran ido más lejos delo que ninguno de los dos estábamos preparados para manejar…  al menos porahora.

    Empujando un poco de mi sueño, sacudiendo el cabello de mis ojos, decidíseguir mi propio consejo y me concentré.

    ―¿Cómo siquiera llegaste aquí? ―pregunté―. Brandon mantiene este lugar bajo llave más apretado que Fort Knox.

    Sacó una pequeña caja elegante del bolsillo de su abrigo.

    ―Código universal grabber ―dijo―. Sólo la más reciente de mi primo Félix ,uno de los muchos dispositivos hackeo hágalo usted mismo en los que ha estadotrabajando para mantenerse entretenidos. Éste puede ejecutar algo así como unpotencial de millones de combinaciones de código en un segundo antes de queencuentre la correcta. Lo usé para abrir la puerta del garaje de Brandon.

    Me quedé mirando la pequeña caja de metal en la mano. Bueno. Esto es sinduda algo que no se me ocurriría. No estaba tan segura de que el primo deChristopher, Felix, permanecía bajo arresto domiciliario en el sótano de su madre.Creo que tal vez pertenecía a una nómina de una corporación de alta tecnología enSilicon Valley.

    ―Supongo que así es como omitiste el sistema de seguridad, también ―dije. 

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    ―Oh, no ―dijo Christopher, casualmente deslizando la caja en el bolsillo―.Escribí la contraseña de Brandon una vez entré. Me imaginé que sería tan estúpidocomo para usar su propio nombre y no me equivoqué.

    No pude evitar sonreír ante eso.

    ―¿Así que se supone caminaremos fuera de aquí ―dije― , por el camino queviniste?

    ―Más o menos ―dijo―. ¿Estás lista? 

    Me tuve que reír. La idea de simplemente salir de la casa de Brandon conChristopher y lejos de mis problemas como, bueno, como si fuera tan fácil.

    ¿Dónde podríamos ir incluso? No era, como, con mi cara, que no seríareconocida al instante en cualquier lugar que fuéramos.

    ¿Y qué pasa con Steven, y Nikki, y su madre? Sé que no estoy relacionada con

    ellos, excepto por la sangre, pero les debía algo por el camino que habían luchadopor mí, incluso si no hubiera funcionado. Steven se había puesto tan enojado conBrandon por estar de acuerdo con el plan demencial de Nikki, que finalmente tuvoque abandonar el comedor del todo, por miedo ―me había dicho más tarde― , deque pudiera aplastar el rostro de Brandon. Más tarde, había entrado en mihabitación, y dijo que teníamos que salir de allí antes de que ambas, Nikki y yo,termináramos muertas.

    ¿Pero ir a dónde? Steven siempre podía reunirse con su unidad naval yvolver de nuevo bajo el mar en el submarino que había dejado cuando se había

    marchado en busca de su madre desaparecida. ¿Pero qué pasa con la señoraHoward, que ni siquiera podía usar sus tarjetas de crédito o pagar una factura portemor a que Empresas Stark la rastreara?

    ¿O Nikki, quien optó por permanecer tan ciegamente ignorante del papel quehabía desempeñado en la causa de toda esta angustia?

    Quería decirle a Christopher todas estas cosas.

    Pero primero, tuve que decirle lo más importante de todo, además del hechode que estaba locamente enamorada de él, que estaba bastante segura que ya sabíapor la sesión de besos de los últimos pocos minutos.

    ―Christopher  ―dije, sin aliento―, Nikki  nos dijo. Ella nos dijo con lo quetrató de chantajear al padre de Brandon. Lo que oyó que consiguió que lamataran… y me metió en este lío en primer lugar.

    Extendió su mano y alisó un poco de mi cabello de mi cara. Cerré los ojos porun segundo o dos, disfrutando de la calidez de sus dedos mientras recorrían mi

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    piel. Una oleada de deseo se estrelló contra mí con toda la fuerza de un balónlanzado por Whitney Robertson.

    Malo. Lo tenía mal con este tipo.

    ―Vamos ―dijo. 

    ―Es sólo que…  ―dije, abriendo los ojos de nuevo, cuando su mano cayólejos de mi cara―. No tiene ningún sentido, esa cosa. Nikki dice que escuchó al Sr.Stark y un puñado de sus compinches reírse en su oficina por el hecho de que losnuevos quarks Stark van a llegar con algún tipo de software espía indetectable,incluida la nueva versión de  Journeyquest, eso va a cargar todas la información delusuario, toda la información que alguna vez entre de cualquier sitios web dePriceline, Facebook, correos, ese tipo de cosas. Y todo ello se va a almacenar en launidad central de Stark Corporativa. Todo.

    Miré a Christopher y me encogí de hombros.

    ―¿Eso es todo? ―preguntó, enarcando las cejas. 

    ―Eso es todo ―dije, asintiendo ―. Nikki lo jura. No los escuchó decir nadamás. Dice que todos estaban felicitándose mutuamente y brindando. Quiero decir,supongo que un software de seguimiento indetectable está bastante avanzado,pero una de cada tres laptops en América tiene spyware ya y sus propietarios nisiquiera lo saben. ¿Cuál es el uso de tener toda esa información, y estamoshablando de datos de cientos de miles de hogares, tal vez millones, debido a queStark Quark va a ser la laptop más barato en la historia, si Stark sólo va aalmacenarlo en la unidad central? No es que ellos dijeron que iban a usarlo paranada. Y sabes que las personas que van a comprar los Quarks, son bastante bajos,al final no son ricos. No es como si Stark va a conseguir los números de las tarjetasde crédito, de millonarios ni nada. Es por eso que no entiendo cómo esto podríavaler la pena para matar Nikki Howard. ¿Cuál es el problema?

    La luna se había desplazado. Ahora un rayo de luz dio de lleno en el rostrode Christopher, y finalmente lo podía ver bien por primera vez desde que mehabía despertado para encontrarlo en mi habitación… y en mi cama.

    Y por un segundo, pensé que vi un atisbo del oscuro supervillano que había

    estado convencida en el que se convirtió luego de los reportes de mi "muerte" y sudecisión de tratar de vengarse…  ese supervillano que pensé se había ido parasiempre cuando se dio cuenta de que no estaba muerta después de todo.

    Pero no. La oscuridad, y el odio aún estaban allí. Tal vez nunca se irían.

    E iba a tener que vivir sabiendo que yo fui la que se encargó de eso.

    ―¿Por qué alguien comete un asesinato ―se preguntó en voz baja. 

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    ―Yo… ―Parpadeé―. ¿Cómo voy a saberlo? 

    ―Tres razones ―dijo Christopher. Levantó un dedo―. Amor. ―Otrodedo―. Venganza. ―Y, por último, un tercer dedo―. Beneficio. Ellos trataron dematar a Nikki Howard cuando amenazó con revelar la verdad sobre ellos.

    ―¿Y? ―Negué ―. Todavía no… ―Robert Stark definitivamente tiene un plan de cómo va a sacar provecho de

    la información que está robando a la gente que compra sus nuevas laptops ―dijoChristopher―. Lo que tenemos que hacer es averiguar qué es eso. Y cómo vamos ahacerle pagar. Tenemos mucho trabajo por delante. Mejor manos a la obra. Vístetey vámonos.

    Empecé a desenredar las piernas de las sábanas.

    ―Steven y su madre van a estar bien ―dije―. Es probable que pueda llegar a

    ellos y sacarlos, no hay problema. Pero no estoy seguro de cómo vamos aconvencer a Nikki de venir con nosotros de buena gana. Le gusta estar aquí. Y estáesperando un intercambio cerebral por la mañana.

    ―Espera ―dijo Christopher, poniendo una gran mano en mi hombro―. ¿Dequé estás hablando?

    ―Nikki―digo , mirándolo en la luz de la luna. Algo en su expresión me dijoque el maligno supervillano era no sólo pasado, sino que había llegado paraquedarse―. Ella no va a querer ir. Pero tiene que hacerlo, por supuesto. No esseguro para ella aquí.

    ―Em ―dijo Christopher. Su voz era fría―. Yo no me preocupo por NikkiHoward. Estoy aquí para rescatarte. No a ella.

    ―Pero ―parpadeé hacia él―, no podemos dejarla atrás.

    ―Oh, sí ―dijo―, podemos. 

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    Capítulo 6Traducido por Selene1987,

    apolineah17 y veroonoel

    Corregido por Nanis

    staba intentando aclarar mi mente en un mundo donde el chico quequería se negaba a ayudar a una damisela en apuros.

    Aunque era difícil pensar en Nikki como una damisela en apuros.

    ―Si quiere quedarse con Brandon ―dijo Christopher, con tono inflexible― ,déjala. Ahora ponte unos jeans para que podamos irnos de aquí.

    ―Es una persona bastante dañada ―dije―. No sabe lo que quiere. Ha

    pasado por mucho.―Tú también ―dijo Christopher―. Y no vas por ahí intentando chantajear a

    la gente. Aunque tengo que decir que estoy muy impresionado de ver cómo hasmanejado la situación hasta ahora.

    Le miré, herida.

    ―¿Qué se supone que significa eso? ―exigí.

    ―¿De verdad pensaste que iba a creer que huirías con Brandon Stark , de entretodas las personas, porque es endiablamente irresistible? ―Su tono tenía un poco

    de desprecio―. No soy un completo idiota, ¿sabes?Mi corazón me golpeó con advertencia en mi pecho. Uh-oh.

    Parecía enfadado. No sólo molesto. Sino enfadado, enfadado de verdad.

    Y además, quizás, bajo ese enfado, un poco herido.

    ―Christopher ―dije cuando pude encontrar mi voz― , puedo explicarlotodo. Brandon me dijo que si no fingía que él y yo éramos… ―tragué saliva. Uh-oh. Mocos. Y algunas lágrimas también. No eran buena señal―. Ya sabes. Que lecontaría a su padre dónde encontrar a Nikki.

    ―¿Y le creíste? ―exigió saber Christopher―. ¿Cuáles eran las probabilidadesde que pasara eso, cuando Nikki tiene la llave para que Brandon se vengue de supadre por quitarle su Super Soaker cuando era un niño, o lo que sea que le hizoRobert Stark a Brandon para que esté tan enfadado con él?

    Vaya. Christopher tenía razón ahí. ¿Por qué no había pensado en eso? Paraser una chica inteligente, podía ser realmente tonta a veces.

    E

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    Quizás pueda descubrir cómo hacer una fusta que queme lentamente enYouTube.

    ¿Pero chicos? Ahí es donde parece que tengo un vacío.

    ―Fue bastante convincente, Christopher ―dije. Las lágrimas empezaban a

    asomarse. Esperaba que no pudiera verlas en la oscur