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Unasylva 207, Vol. 52, 2001 9 La revegetación de las minas de hierro en el estado de Minas Gerais, Brasil J.J. Griffith y T.J. Toy James Jackson Griffith es profesor del Departamento de Ingeniería Forestal, Universidad Federal de Viçosa, Viçosa, Minas Gerais, Brasil. Terrence Joseph Toy es profesor del Departamento de Geografía y Geología, Universidad de Denver, Denver, Colorado, Estados Unidos de América. L a minería de hierro en el estado de Minas Gerais, Brasil, tiene una historia de 300 años en un con- texto ambiental problemático. Algunas de las reservas más abundantes y de su- perior calidad del mundo se encuentran en la región del Quadrilátero Ferrífero en el sudeste del Brasil, zona montañosa pintoresca para los turistas pero difícil para la minería en gran escala. Las llu- vias de verano son torrenciales (precipi- taciones de hasta 1 200 mm al año), y los ecosistemas de la región son muy di- versos, comprendiendo bosques pluvia- les atlánticos, sabanas de «cerrados» y praderas muy elevadas (campo rupes- tre). Varias minas a cielo abierto produ- cen más de 15 millones de toneladas de mineral al año, lo que coloca al Brasil entre los primeros productores mundia- les de mineral de hierro. Por término medio, las minas de Minas Gerais pro- ducen alrededor de una tonelada de resi- duos por cada tonelada de mineral, lo que significa que esas enormes cantida- des de desechos deben transportarse y evacuarse de manera adecuada. En este artículo se explica cómo se han desarrollado las prácticas de rehabilita- ción en estos terrenos degradados en los últimos 25 años, haciendo ver cómo ra- mas de todas las disciplinas del saber se han combinado para promover el pro- greso en políticas empresariales, adelan- tos técnicos, nuevas reglamentaciones, fortaleza institucional y maduración de la filosofía medioambiental (Barth, 1989; Toy y Griffith, 2001). EVOLUCIÓN DE LAS PRÁCTICAS DE REHABILITACIÓN Las prácticas de rehabilitación de minas se han desarrollado paralelamente a la evolución general del interés empresa- rial por la ecología en el Brasil. Hoffman (1997) proponía dividir la historia de la actitud empresarial frente la ecología en un país en fases o períodos bien defini- dos. Los últimos 70 años de la minería de hierro brasileña en Minas Gerais pa- recen haber atravesado cuatro fases: desdén del medio ambiente, ecologismo industrial, ecologismo reglamentista y ecologismo estratégico. La acumulación Historia de las prácticas empresariales de rehabilitación de terrenos, desde la década de 1970 hasta el presente, para las minas de hierro a cielo abierto de Minas Gerais, el estado minero más importante del Brasil. Gran mina a cielo abierto cerca de la región metropolitana de Belo Horizonte, Minas Gerais J.J. GRIFFITH

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Unasylva 207, Vol. 52, 2001

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La revegetación de las minas de hierro en elestado de Minas Gerais, Brasil

J.J. Griffith y T.J. Toy

James Jackson Griffith es profesordel Departamento de IngenieríaForestal, Universidad Federal deViçosa, Viçosa, Minas Gerais, Brasil.Terrence Joseph Toy es profesor delDepartamento de Geografía yGeología, Universidad de Denver,Denver, Colorado, Estados Unidosde América.

La minería de hierro en el estadode Minas Gerais, Brasil, tiene unahistoria de 300 años en un con-

texto ambiental problemático. Algunasde las reservas más abundantes y de su-perior calidad del mundo se encuentranen la región del Quadrilátero Ferríferoen el sudeste del Brasil, zona montañosapintoresca para los turistas pero difícilpara la minería en gran escala. Las llu-vias de verano son torrenciales (precipi-taciones de hasta 1 200 mm al año), ylos ecosistemas de la región son muy di-versos, comprendiendo bosques pluvia-les atlánticos, sabanas de «cerrados» ypraderas muy elevadas (campo rupes-tre). Varias minas a cielo abierto produ-cen más de 15 millones de toneladas demineral al año, lo que coloca al Brasilentre los primeros productores mundia-les de mineral de hierro. Por términomedio, las minas de Minas Gerais pro-ducen alrededor de una tonelada de resi-duos por cada tonelada de mineral, loque significa que esas enormes cantida-des de desechos deben transportarse yevacuarse de manera adecuada.

En este artículo se explica cómo se handesarrollado las prácticas de rehabilita-ción en estos terrenos degradados en losúltimos 25 años, haciendo ver cómo ra-mas de todas las disciplinas del saber sehan combinado para promover el pro-greso en políticas empresariales, adelan-tos técnicos, nuevas reglamentaciones,fortaleza institucional y maduración dela filosofía medioambiental (Barth,1989; Toy y Griffith, 2001).

EVOLUCIÓN DE LAS PRÁCTICASDE REHABILITACIÓNLas prácticas de rehabilitación de minasse han desarrollado paralelamente a laevolución general del interés empresa-rial por la ecología en el Brasil. Hoffman(1997) proponía dividir la historia de laactitud empresarial frente la ecología enun país en fases o períodos bien defini-dos. Los últimos 70 años de la mineríade hierro brasileña en Minas Gerais pa-recen haber atravesado cuatro fases:desdén del medio ambiente, ecologismoindustrial, ecologismo reglamentista yecologismo estratégico. La acumulación

Historia de las prácticasempresariales de rehabilitación deterrenos, desde la década de 1970hasta el presente, para las minasde hierro a cielo abierto deMinas Gerais, el estado mineromás importante del Brasil.

Gran mina a cieloabierto cerca de la

región metropolitanade Belo Horizonte,

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gradual de repercusiones medioambien-tales durante cada fase ha terminado porsuscitar un cambio ambiental importan-te, lo que a su vez ha llevado a la fasesiguiente. Los ejemplos se encuentransobre todo en las grandes firmas quetienen más capital para invertir en pro-gramas ecológicos, poniéndose así en ca-beza del sector.

Fase I – Desdén del medio ambiente(1934 a 1977)Durante muchos años, las compañíasmineras se interesaban tan sólo por pro-ducir y negaban en general que hubieraproblemas de medio ambiente. La mine-ría empezó a cambiar cuando la Ley deMinas del Brasil de 1934 y las Constitu-ciones de 1937 y 1940 reservaron losderechos sobre los minerales del subsuelocomo propiedad pública y autorizaronconcesiones mineras. La expansión dela minería de hierro después de la Se-gunda Guerra Mundial empezó con lainauguración de las acerías de VoltaRedonda en 1946. El presidenteJuscelino Kubitschek incluyó en su Pro-grama de Objetivos un plan para elevarla capacidad de producción de lingotesde acero en Minas Gerais en

1 466 000 toneladas más en el períodode 1962 a 1965. Muchas de las primerasacerías se alimentaban con carbón vege-tal, y la expansión de la industria se tra-dujo en una deforestación enorme ydescontrolada (Dickenson, 1967).

En los terrenos de las minas, las conse-cuencias ambientales más visibles resul-taron de la práctica de vaciar los dese-chos en bota-foras (vertederos) encualquier lugar cómodo. Estas evacua-ciones ilimitadas de residuos y lodoscontaminó gravemente y a menudo lle-nó muchos kilómetros de corrientes deagua con sedimentos. La tierra circun-dante a las minas parecía demasiadoabundante para suscitar preocupación.La actitud general de los responsablesde las minas podría resumirse en un «de-jemos que la naturaleza cure las heridas»,y en efecto algunas especies vegetalescomo Vernonia polyanthes, Ricinuscommunis y otras pioneras terminaríanpor aparecer. Pero a menudo hicieronfalta décadas para que nuevas coloniasde plantas se establecieran en cortadurasescarpadas, vertederos, paredes profun-das de los pozos y depósitos de sedi-mentos. Muchas de estas zonas abando-nadas nunca se estabilizaron y siguieron

hundiéndose y deteriorándose, hacien-do imposible la aparición de plantas. Entierras más estables, plantas foráneasagresivas como Melinis minutiflora in-vadieron frecuentemente las zonas arra-sadas.

Fase II – Ecologismo industrial (1977 a1988)La rehabilitación de minas en el Brasilempezó sólo tras las protestas públicasen 1977 en Belo Horizonte, la capital deMinas Gerais. La queja fundamental erala degradación ambiental de la conocidaSerra do Curral por encima de la ciudad,causada por la extracción de mineral deuna gran mina a cielo abierto. Los prin-cipales diarios de la ciudad publicaronmuchos editoriales y artículos denuncian-do varios efectos de la minería. Las crí-ticas apuntaban a la deforestación reali-zada para ampliar un depósito desedimentos y a la alteración visual de lasilueta original de la cordillera. Muchosciudadanos sintieron que los efectos dela mina eran símbolo de un deteriorogeneral de la calidad de la vida.

Preocupadas por la posibilidad de inter-vención gubernamental, las compañíasmineras de toda la nación prestaron aten-ción al caso de Belo Horizonte. Variasempresas, especialmente en MinasGerais, pusieron en marcha voluntaria-mente medidas mitigadoras del impactoambiental, con inclusión de proyectos derevegetación. Las principales compañías

Vertedero incontroladode la capa derecubrimiento y dedesechos de minas dehierro en la región deItabira, Minas Gerais,típico de la década1980-1989 pero nopracticadoactualmenteJ.

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buscaron soluciones rehabilitadorasmediante su propia capacidad tecnoló-gica interna. La interferencia del Gobier-no o de la opinión pública, aunque nototalmente ignorada, se consideróintrusiva. Los ingenieros responsablesde estos programas iniciales recurrían aplantaciones para proteger trabajos bá-sicos de movimientos de tierras comopresas de contención de sedimentos ypara estabilizar los cortes hechos paralas carreteras. Muchas tierras no aptaspara la minería pero partes de una con-cesión general se plantaron con árbolescomerciales (Eucalyptus spp. y Pinusspp.) para evitar la invasión de ocupan-tes pobres sin títulos.

Varios adelantos importantes en inge-niería ambiental y revegetación se reali-zaron en este período. Se publicó el pri-mer boletín universitario sobre prácticasde rehabilitación de tierras, que presentóvarios ejemplos de minas de hierro brasi-leñas (Griffith, 1980). En 1982 se instalóen una mina de la región de Mariana elprimer vertedero de residuos controladocon planificación del sistema de drenajey de la reconstrucción topográfica. Lasleyes exigieron a las compañías que me-joraran sus programas ambientales. Porejemplo, en 1986 se entabló una deman-da contra la compañía minera mayor delestado en la región de Itabira, denuncian-do que, como en el caso de Serra do Curralen 1977, las minas de hierro causabandaños en la vegetación original y desfi-guraban el terreno natural. En respuesta ala presión del tribunal estatal, la compa-ñía minera emprendió un amplio progra-ma de reforestación urbana, realizandoen dos años 212 000 trasplantes de unas200 especies. En 1987, el DepartamentoFederal de Producción Minera organizóun curso de formación en varias grandesciudades con el título «Control de la con-taminación en la minería» (Brasil, Depar-tamento Nacional de Producción Minera,1987).

Los proyectos de revegetación recu-rrieron con frecuencia a métodos desiembra hídrica (por ejemplo conBrachiaria decumbens, Melinis minuti-flora, Lolium multiflorum). También seplantaron árboles de leguminosas-mimosas y melastomatáceas, suministra-das muchas veces por viveros regenta-dos por la compañía. Se utilizó grama(Paspalum notatum) para proteger laspresas de contención de residuos y paraadecentar parajes muy visibles comodesmontes a los lados de las carreterascerca de las oficinas de la compañía.Frecuentemente se ocultaron las vistasno deseables desde la carretera de ope-raciones mineras plantando apretadasfilas de Eucalytus spp., Pinus spp. yCasuarina sp.

Varias compañías mineras patrocina-ron la primera evaluación general de lasprácticas de rehabilitación de minas bra-sileñas (Barth, 1989). La rehabilitaciónde algunas minas se calificó de exce-lente, comparable con las rehabilitacio-nes en cualquier parte del mundo. Noobstante, en más del 50 por ciento delas minas brasileñas no se practicabaforma alguna de rehabilitación en esaépoca. La conclusión general, basadaen el muestreo de minas de Barth de1987, revelaba una falta de planifica-ción a largo plazo para el uso de la tierradespués de la explotación minera. Otrasprácticas que necesitaban mejorarseeran las de recuperación de la capa detierra superficial, estabilización de la-deras, prevención de la erosión y lacompactación del suelo, preparación deplantaciones, análisis y fertilización delsuelo, selección de especies, técnicasde siembra, administración de parajestras la revegetación y organización deprogramas de investigación sobre reha-bilitación (Toy y Griffith, 2001). Elinforme señalaba que se reconocíanmuchos de estos problemas y que setrabajaba en ellos.

Fase III – Ecologismo reglamentista(1988 a 1999)La Constitución Federal de 1988 decla-ró en su artículo 225 que «Quienes ex-plotan los recursos minerales están obli-gados a rehabilitar el medio ambientedegradado, conforme a la solución téc-nica exigida legalmente por el organis-mo público competente». Esta exigen-cia específica inauguró otro períodohistórico, caracterizado por la observan-cia técnica por parte de las grandes com-pañías de las leyes federales, estatales ymunicipales (Hoffman, 1997). Lamen-tablemente, esta observancia tuvo esca-sos resultados, porque las leyes y losreglamentos sobre medio ambiente apro-bados después de 1988 para cumplir elmandato constitucional fueron muy laxosy la competencia legislativa estaba de-masiado dispersa entre varios organis-mos (Nascimento, 2001). En algunoscasos se solaparon las leyes. Por ejem-plo, el artículo 224 de la Ley MunicipalOrgánica de Belo Horizonte, promulga-da en 1990, protegía la Serra do Curralcontra nuevas alteraciones declarándolamonumento natural. Esta ley completa-ba, pero sobre todo simplemente reitera-ba, una medida federal similar tomadaen 1960 para proteger el mismo paisaje.

Se progresó, no obstante, en la reduc-ción de la contaminación del aire y elagua, el control de detonaciones (en es-pecial rebajando los niveles sonoros dela voladura de rocas cerca de zonas ur-banas) y la reconstrucción topográficade los pozos vaciados y los depósitos deescombros procedentes de la capa derecubrimiento (material geológico super-puesto al mineral). A ello contribuyeronnuevas disposiciones federales como undecreto de 1989 sobre preparación de unPlan de Rehabilitación de Áreas Degra-dadas (PRAD); un decreto de 1990 queautorizó a la agencia ambiental estatal aotorgar y controlar importantes licenciasmineras, incluido el PRAD; cuatro reso-

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luciones del Consejo Nacional para elMedio Ambiente (CONAMA) entre1990 y 1997 que dictaron nuevas nor-mas sobre licencias mineras y medioambiente; y la Ley de 1998 sobre Deli-tos Ambientales, que impone sancionesadministrativas y penales por actos oactividades que causen daños al medioambiente (Toy y Griffith, 2001). A partirde la experiencia en las minas de hierrode Minas Gerais, la Asociación Brasile-ña de Normas Técnicas formuló unanorma específica de aplicación generalsobre vertidos de residuos mineros(Associação Brasileira de Normas Téc-nicas, 1993).

En 1992 tuvo lugar en Curitiba, estadode Paraná, el primero de cuatro simposiosnacionales sobre rehabilitación de tierrasdegradadas, organizado por especialis-tas universitarios en rehabilitación. Loscuatro simposios celebrados hasta la fe-cha han venido a ser el foro principal deinvestigación sobre rehabilitación detierras en Brasil. Han incentivado ade-más a las compañías para que adoptenun enfoque más ecológico en los pro-yectos de revegetación. Aun así, la ma-yoría de los administradores de minasno pasaron de combatir la erosión a cor-

to plazo con fines estéticos (Toy, Griffithy Ribeiro, 2001). Tal vez para aplacar alos inspectores y otros visitantes optaronpor un sistema de «alfombra verde»,utilizando especies exóticas agresivas decrecimiento rápido para la pronta restau-ración de la cubierta vegetal (Griffith,Dias y Jucksch, 1996).

Los proyectos de revegetación duranteeste período se apoyaron cada vez másen la siembra hídrica con gran diversi-dad de especies (Cajanus cajan,Dolichos lab-lab, Avena strigosa,Glycine wightii). Se emprendieron tras-plantes de árboles y matorrales usándo-se especies nativas de crecimiento rápi-do (Senna machrantera, Tibouchinagranulosa, Vismia guianensis) y espe-cies introducidas (Acacia mangium,Leucaena sp.). Se prestó especial aten-ción a las leguminosas (Acaciaholosericea, Enterolobium contortisili-quum) como proveedoras de nitrógeno.En algunos casos, la capa superior de latierra retirada de minas recién abiertas seaplicó en parajes preparados para larevegetación. Científicos y administra-dores cooperaron en experimentos paradiseñar nuevas formas de dispersión depropágulos, desde la instalación de per-

chas para aves (que facilitaron la disper-sión de cecropiáceas, melastomatáceasy rubicáceas) hasta aplicación de des-perdicios forestales (Croton urucurana,Vanillosmopsis erytropappa) y la exten-sión, directamente en sustratos descu-biertos, de restos vegetales procedentesde la poda de jardines residenciales o delcorte de céspedes (Bougainvillea spp.,Calliandra brevipes, Calanthea spp.)(Toy y Griffith, 2001).

En las fases anteriores se olvidaban lasplantas una vez establecidas, pero ahoralas compañías empezaron a invertir enmantenimiento y protección contra elfuego, los insectos, el pastoreo ilegal ylas enfermedades de las plantas. Se pusode moda patrocinar programas de edu-cación ambiental para trabajadores de laindustria y alumnos de las escuelas, loque contribuyó a mejorar la imagen delas empresas.

Silva (1993) consiguió reverdecer ta-ludes muy inclinados en una mina dehierro en Conselheiro Lafaiete sujetan-do con estacas sacos de yute llenos contierra, fertilizante, material orgánico ysemillas de Brachiaria ruziziensis,Cajanus cajan, Stizolobium aterrimumy otras especies. A partir de esta expe-riencia inicial se desarrolló una industriaartesanal de fabricación de esterasbiodegradables, que son utilizadas hoypor departamentos de carreteras y ferro-carriles, además de las minas, para re-verdecer taludes de fuerte pendiente.Zonas circundantes a instalaciones in-dustriales y carreteras próximas a lasminas se adecentaron plantando especies

Revegetación detaludes en Viçosa,Minas Gerais,utilizando sacos deyute llenos con tierra,fertilizante, materialorgánico y semillas

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forestales urbanas corrientes comoBauhinia variegata, Caesalpinia pelto-phoroides y Callistemon citrinus. Seimpuso por ley a las compañías minerasla obligación de proteger áreas de reser-va natural dentro de sus concesiones, yvarias compañías encargaron inventariosde especies de los sectores forestalescomprendidos en sus terrenos.

Fase IV – Ecologismo estratégico (1999hasta el presente)En 1999 se concedió a una multinacio-nal dedicada a la minería de hierro en laregión de Mariana el primer Certificadode Calidad Ambiental 14001 de la Orga-nización Internacional de Normalización(ISO). Algunas otras compañías mine-ras iniciaron programas análogos, perono está claro que esta tendencia se con-firme. Este certificado requiere que seestablezca un Sistema de gestión ambien-tal mediante el cual la entidad estructuresus actuaciones en respuesta a los ries-gos ambientales y a las oportunidadesdel mercado de conformidad con su pers-pectiva institucional.

Esta fase se caracteriza por la apari-ción de nuevos actores en la organiza-ción de las compañías: inversores, ase-

guradores, competidores, comunidadeslocales, etc. (Hoffman, 1997). Esta ex-pansión obliga a las compañías a incor-porar consideraciones medioambienta-les en sus estrategias generales de gestiónen lugar de relegarlas a bajas prioridadesen sus jerarquías organizativas. Los pro-gramas de certificación exigen a las com-pañías aspirantes que presenten pruebasde participación de la comunidad; perohasta ahora hay pocos indicios de queesto ocurra. Otro problema importantees la falta persistente de planes a largoplazo para el uso de las tierras tras elcierre de las minas (Toy y Griffith, 2001;Nascimento, 2001; Barth, 1989; Toy,Griffith y Ribeiro, 2001).

A nivel técnico siguen progresando lasprácticas de la ingeniería, con la instala-ción de controles de erosión de arcenes(colectores de sedimentos), la recons-trucción topográfica para la mejor inte-

gración de parajes y arroyos rehabilita-dos y naturales, y la creación de un hábitatpara la fauna (montones de rocas y can-tos rodados como refugio). La mayoríade las compañías promueven la recogi-da y el reciclaje de materiales de dese-cho industriales. Los materiales tóxicos(procedentes de pruebas de laboratorio,baterías, etc.) se aíslan ahora en zonasespeciales para hacerlos desaparecerdebidamente. Muchas compañías tienenprogramas de reciclaje de basuras, y al-gunas han hecho experimentos de utili-zación de residuos de cafetería comofertilizante en proyectos de revegetación.

Para los especialistas en rehabilitaciónde tierras, es fundamental actualmenteconvencer a los administradores de quelos proyectos de revegetación puedencontribuir de muchas maneras al sistemade gestión medioambiental de una com-pañía. Muchas innovaciones han mejo-rado el arraigo de plantas, a veces concolaboración de las universidades. Hoyse encuentran en el comercio sistemasde esteras biodegradables más sofisti-cados con semillas incorporadas y di-versos tejidos. Se han añadido a los in-gredientes de siembra hídrica otrosnuevos como estopa de filtros de cigarri-

Sustrato esquistoso muy erosionado einestable a lo largo de la vía férrea de una minade hierro en la región de Mariana, MinasGerais. A la derecha, el mismo talud de la víaférrea arreglado, plantado y protegido conesteras biodegradables

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llos y borra de algodón. Los especialis-tas están adoptando planteamientosecológicos más específicos para cadaparaje –una vegetación determinadaadaptada a las condiciones del lugar– envez de aplicar por todas partes una rece-ta uniforme. Se hacen ensayos para inte-grar las porciones conservadas de bos-que con espacios recién reverdecidos,propiciando relaciones sinérgicas entrecomunidades de flora y fauna. Se super-visan las zonas rehabilitadas para com-

probar que la nueva vegetación se man-tiene sana, a salvo de incendios, insec-tos, enfermedades y pastoreo ilegal.

CONCLUSIONESEste repaso de la evolución en la actitudde las empresas ante el medio ambiente,en el caso específico de las minas dehierro, permite extraer las siguientesconclusiones.

• Pese a las diferencias entre países,las fases de rehabilitación son a me-

Trabajos dereconstrucción delpaisaje en zonasmineras de la región deMariana, Minas Gerais

nudo paralelas a las de la evolucióngeneral de las empresas en materiade medio ambiente en cada país.

• Los programas de rehabilitación re-ciben la debida atención sólo cuan-do ha ocurrido algún acontecimien-to significativo para el medioambiente, de orden material o social,a resultas de las alteraciones medio-ambientales, en este caso produci-das por las minas.

• Históricamente, las compañías han

Zonas minerasreconstruidas yrecientementereverdecidas porsiembra hídrica en laregión de Mariana,Minas Gerais

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pasado del aislacionismo técnica-mente autosuficiente a la aceptaciónde influencias exteriores en las es-trategias medioambientales. La prác-tica actual de desarrollar sistemas degestión del medio ambiente requierela participación de la comunidad; noobstante, ésta es escasa hasta la fe-cha.

• Los daños causados a la vegetaciónnativa por las minas de hierro hansuscitado una gran alarma pública enel Brasil. En respuesta a las críticas,los administradores utilizan cada vezmás especies nativas en sus proyec-tos de revegetación.

• En los últimos diez años, un defectoimportante de los programas derevegetación ha sido la falta de pla-nificación a largo plazo. El proble-ma no parece que sea técnico, sinoinstitucional.

• Para tener éxito, los programas derevegetación deben aprovechar otrostipos de conocimientos y en particu-lar completarse con prácticas de in-geniería civil y sanitaria. Los espe-cialistas forestales desempeñan unpapel importante en la evolución delas prácticas ecológicas.

El ecologismo empresarial sigue desa-rrollándose en todo el mundo. Dadas lascomplejas diferencias en las condicio-nes físicas y socioeconómicas de cadapaís, es difícil predecir cuál será la próxi-ma fase en el Brasil o cómo afectará a lastécnicas de revegetación en las minas dehierro. Hoffman (1997) predice que enlos Estados Unidos la próxima fase his-tórica dependerá de la forma en que lasempresas, junto con otras partes intere-sadas, definan y asimilen el concepto dedesarrollo sostenible. En el Brasil, tal vezla mayor influencia sobre la organiza-ción de la minería es la consolidación dela propiedad de las grandes minas dehierro en una sola compañía. Las reper-cusiones de este hecho en la gestión

medioambiental, los programas de certi-ficación en las minas, y en especial lasprácticas de revegetación serán el próxi-mo capítulo en la historia de la rehabili-tación de tierras en el Brasil.

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Revista Árvore, 25(4). ◆

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Rehabilitación de los emplazamientos de las minasde níquel en Nueva Caledonia

J.-M. Sarrailh y N. Ayrault

Jean-Michel Sarrailh es el Directorde Programas del Institutagronomique néo-calédonien (IAC),Nouméa, Nueva Caledonia.Nathalie Ayrault es una trabajadoraen prácticas de la École Supérieured’Agro-Économie Internationale(ISTOM), que colabora con elDirector de Programas deRehabilitación Minera enTonghoué-Dumbéa, NuevaCaledonia.

Nueva Caledonia, un archipiéla-go del Pacífico Sur, es el cuartopaís del mundo por la impor-

tancia de sus yacimientos de níquel, quesuponen el 11 por ciento de las reservasmundiales (Grupo Internacional de Es-tudio del Níquel, 2000). En la actuali-dad, con la penetración en el país degrandes empresas mineras y la explota-ción de extensiones mediante el métodode extracción a cielo abierto, la rehabili-tación de las zonas mineras suscita inte-rés en la población del país. NuevaCaledonia posee una excepcional rique-za de animales y plantas silvestres endé-micos y debe poder controlar la carreradel oro verde, «Rey Nick» como se de-nomina en las islas.

El Gobierno, las empresas mineras ylos centros de investigación están estu-diando los principales problemas queplantea la rehabilitación de las zonasmineras, en un contexto en ocasionesdifícil desde el punto de vista económi-co, ambiental, científico y político.

EL NÍQUEL EN NUEVA CALEDONIA:UN DESAFÍO AMBIENTALNueva Caledonia tiene una superficie de19 000 km2 con una longitud de 500 kmy una anchura de 50 km. La mitad de laisla principal, Grande-Terre, está consti-tuida por rocas ultrabásicas (rocas conmuy bajo contenido de sílice y muy ricasen minerales ferromagnésicos), lo queda fe del deslizamiento de la placa cale-doniana sobre la corteza de la Tierra.Este estrato de roca está formado princi-palmente por peridotita, que se convier-te en mineral de níquel y hace de NuevaCaledonia el octavo productor más im-portante de níquel del mundo (despuésde la Federación de Rusia, el Japón, elCanadá, Australia, Noruega, Finlandiay China) (Grupo Internacional de Estu-dio del Níquel, 2001).

Desde 1950, la mecanización de losprocesos de la minería han permitidoaumentar notablemente los niveles deextracción. Los yacimientos, que se en-cuentran bajo una capa de suelo laterítico,

Aunque la legislación de NuevaCaledonia no exige todavía larehabilitación de las minas a cieloabierto, las empresas mineras,sensibles a la preocupaciónambiental de la población, estánrevegetando los emplazamientos delas minas de níquel.

La explotación minerade terrenos enpendiente, sin ningúntipo de reglamentaciónambiental, originó lasedimentación de loscursos de agua (abajoa la izquierda) quetransportan losdesechos laderaabajo; se aprecia unnuevo emplazamientominero en la crestasuperior (Monastir,Nueva Caledonia)

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son accesibles y en la actualidad existeuna producción en gran escala de mate-rial de desecho. Hasta mediados de losaños setenta, y ante la inexistencia decualquier tipo de reglamentación, lasempresas mineras quemaban la vegeta-ción cuando efectuaban las prospeccio-nes y vertían sistemáticamente montañaabajo el material de desecho (Jaffre yPelletier, 1992).

La preocupación de la poblaciónLa población de Nueva Caledonia tole-ró durante mucho tiempo los daños cau-sados al medio ambiente por la minería.Las zonas en las que se encuentran losyacimientos de níquel son muy infecun-das, con un suelo poco favorable paralos métodos agrícolas tradicionales, demanera que hasta los años setenta el sis-tema de vida aldeano o tribal apenas sevio afectado por las actividades mine-ras. Pero la población comenzó a sentiruna mayor inquietud cuando la contami-nación empezó a perturbar su forma devida. Los sedimentos comenzaron a blo-quear los ríos hasta el punto de que lastierras de cultivo aguas abajo comenza-ron a empobrecerse o incluso desapare-cieron, y finalmente contaminaron lalaguna. Grandes columnas de humo rojocubrían el cielo de Nouméa, y los bo-quetes abiertos en las laderas de lasmontañas, que antes se veían como sig-nos de riqueza económica, son conside-rados ahora como un grave problema.La preocupación de la población se hamanifestado especialmente en la accióncomunitaria.

También el sector turístico ha ejercidouna fuerte presión sobre las empresasmineras para que adopten medidas am-bientales. El turismo tiene gran impor-tancia económica en Nueva Caledonia y

los sedimentos rojos procedentes de lasminas de níquel comenzaron a plantearuna amenaza a sus blancas arenas decoral. Con el desarrollo paralelo de laindustria minera y del turismo (y, porende, del sector terciario) se ha plantea-do un conflicto entre ambos sectoreseconómicos.

La presión no ha dejado de aumentar.La población se siente inquieta por losdaños que pueden derivarse del estable-cimiento de dos emplazamientos mine-ros con un breve intervalo de tiempo:uno de ellos por parte de la empresa ca-nadiense Falconbridge en asociación conla Société Minière du Sud-Pacifique(SMSP) y la otra por parte de Inco. Cadauna de ellas tiene una capacidad de ex-tracción de 60 000 toneladas anuales, el80 por ciento de ferroníquel y el 20 porciento de una mezcla de níquel y sulfurode hierro que se forma durante la fundi-ción. El proyecto de Inco, Goro Nickel,está emplazado en la proximidad de unazona protegida. Las quejas expresadasacerca de las aguas de desecho vertidasen la laguna por la fábrica de Inco, queaplica procesos hidrometalúrgicos, es unclaro indicio de la preocupación que in-vade a la población.

En el decenio de 1970, cuando comen-zaron las protestas, las compañías mine-ras se vieron obligadas a estabilizar losdesechos e investigar nuevas técnicas deprospección y extracción, y desde hacealgunos años los métodos utilizados sonmás respetuosos con la naturaleza. Lasnuevas técnicas adoptadas para estable-cer las minas y almacenar los desechosprotegen los emplazamientos contra laerosión (Jaffre y Pelletier, 1992). Actual-mente ya no se utilizan excavadoras y lacapa superficial del suelo se aparta parautilizarla posteriormente en las activida-

des de revegetación. Las principalesempresas han puesto en marcha progra-mas de revegetación, aunque no existentodavía disposiciones legales que lesobliguen a hacerlo. Por tanto, las com-pañías han adoptado distintas estrategiasde rehabilitación para mejorar su ima-gen ambiental y evitar conflictos con lascomunidades en las que desarrollan susactividades. En este momento se estáformulando un proyecto de vigilancia delas actividades mineras para garantizarel cumplimiento de la legislación deNueva Caledonia (que no ha sido adop-tada todavía) en el marco del Servicio dela Minería y la Industria. Es necesarioestablecer un marco jurídico lo más rápi-damente posible con el fin de que elcontrol pueda aplicarse también a lasactividades de revegetación.

Impacto de la minería en la vegetaciónLa flora de Nueva Caledonia cuenta conmás de 3 000 especies de plantasfanerógamas y tiene un nivel excepcio-nalmente elevado de endemicidad: másde dos tercios de las especies son endé-micas. Toda esa ingente variedad se con-centra en un espacio muy reducido, locual es causa de una enorme vulnerabi-lidad y algunas especies han desapareci-do antes incluso de ser catalogadas oestudiadas. En conjunto, 1 137 especiesson endémicas en el país y en las zonasmineras.

El 32,4 por ciento de las especies queforman los «matorrales de las minas», laformación arbustiva que aparece en lossuelos formados por rocas ultrabásicas(peridotita y serpentinita) está en peligrode extinción. Aun cuando hay variasreservas de vida silvestre vegetal y ani-mal, la gestión de este patrimonio de-pende básicamente de las medidas de

En Poya, NuevaCaledonia, se ha

intentado reducir elimpacto ambiental de

la minería con laconstrucción de

estanques dealmacenamiento, la

reconstrucción de losemplazamientos y laestabilización de los

desechos

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protección que adopten las empresasmineras en relación con la vegetación(Jaffre, Rigault y Sarrailh, 1994).

LAS INICIATIVAS DEREVEGETACIÓNLas técnicasEs difícil regenerar la vegetación destrui-da en los emplazamientos de las minas deníquel, porque el suelo es muy infecundo(generalmente tiene carencia de fósforo,potasio y nitrógeno), posee una gran con-centración de elementos tóxicos (níquel,magnesio) y es muy vulnerable a la ero-sión. El proceso natural de recolonizaciónpor las especies degradadas es extrema-damente lento y a veces no se produce.Sin embargo, la investigación realizadaprincipalmente por el Insitut de recherchepour le développement (IRD) y el Centrointernacional de cooperación en el fomen-to de la investigación agrícola (CIRAD)ha facilitado el desarrollo de técnicas ne-cesarias para la revegetación.

La labor de revegetación en gran esca-la no comenzó hasta mediados de los añosnoventa y la llevó a cabo la Société LeNickel (SLN) en 1993 y la SMSP en1997. Ante la inexistencia de obligacio-nes legales, cada una de las compañías

mineras ha elaborado su propia estrate-gia, tomando en consideración sus limi-taciones financieras.

Con objeto de reducir el daño causadoen los terrenos en pendiente por laescorrentía, las empresas que llevan acabo las tareas de revegetación han uti-lizado especies exóticas como las acaciaso gramíneas para obtener rápidamenteuna cubierta vegetal con un bajo costoque pueda frenar la erosión. Sin embar-go, es difícil impedir que las especiesintroducidas compitan con las especiesendémicas, que aseguran la revegetacióna más largo plazo.

Determinadas especies nativas de cre-cimiento rápido, como Acacia spirorbisy Casuarina collina, fijan el nitrógeno ymejoran las condiciones ambientales.El comportamiento de estas especies esbien conocido y su manejo es sencillo,desde la plantación a la recolección,debido a lo cual son las más comúnmen-te utilizadas. Al menos en las fases ini-ciales, sin embargo, impiden la regene-ración de las especies pioneras del«matorral de las minas».

La tendencia actual apunta cada vez mása la revegetación mediante la plantaciónde especies arbustivas endémicas de

Nueva Caledonia adecuadas al sustrato,con el fin de recuperar la biodiversidadoriginal. Se pueden propagar unatreintena de especies, aunque su lentocrecimiento exige una densidad de plan-tación elevada (10 000 plantas por hectá-rea) para que proporcionen la suficientecubierta vegetal. Algunos arbustos decrecimiento más rápido –como lasproteáceas (Grevillea spp.), las mirtáceas(por ejemplo, Carpolepis laurifolia) yvarias especies de la familia de lascasuarináceas (por ejemplo, Gymnostomadeplancheanum)– permiten aplicar den-sidades más razonables (2 500 plantas porhectárea).

La hidrosiembra –una técnica que uti-liza una mezcla de cobertera muerta,fijadores vegetales, nutrientes, fertilizan-tes minerales y orgánicos y semillas dedistintas especies, que se proyecta desdeuna hidrosembradora (una bomba mon-tada sobre un camión)– está comenzan-do a utilizarse en las laderas con unamezcla de gramíneas y ciperáceas endé-micas cuya germinación es lenta enmuchos casos (por ejemplo, Costulariacomosa, Schoenus juvenis). Esta técni-ca está todavía en estado embrionario ysu aplicación se ve obstaculizada por el

La práctica de lahidrosiembra enKoniambo, NuevaCaledonia, aplicadapor una empresaaustraliana paraFalconbridge/SMSP;la mezcla de lahidrosiembra incluyeuna pinturabiodegradable paraidentificar dónde se hautilizado coberteramuerta

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costo excesivo de las semillas y por lasdificultades para conseguirlas (se nece-sitan 5 000 semillas por metro cuadra-do).

Problemas existentesEl principal problema es la obtención delas semillas. Hasta la fecha el proceso nose ha organizado adecuadamente y losmomentos de recolección son variables.Además, no se han perfeccionado losmétodos de conservación, por lo cual elíndice de germinación desciende muyrápidamente y las semillas resultan in-servibles en un breve espacio de tiempo.Este problema constituye una limitaciónen todos los sistemas de revegetación,tanto la hidrosiembra como la plantación.

Además, las plántulas de crecimientolento deben permanecer en los viverosdurante más de un año. Otra de las difi-cultades consiste en que la plantaciónsiempre se realiza manualmente, porquelas plantas se producen en grandes bol-sas de polietileno. Este laborioso proce-so representa más de la mitad del preciode la plantación de una plántula. Todosestos factores determinan que la revege-tación tenga un costo desorbitado.

Las políticas de revegetación delas empresas minerasEn ausencia de un marco jurídico, lasempresas mineras han elaborado diferen-tes estrategias y prioridades.

La SLN realiza la rehabilitación a tra-vés de una empresa privada que utilizalos sistemas de plantación e hidrosiembray abarca todo el proceso desde la obten-ción de la semilla a la plantación, utili-zando una amplia variedad de especies.El presupuesto de la empresa para lasactividades de revegetación es limitado,por lo cual sólo se tratan zonas reduci-das; la empresa explica este hecho afir-mando que cuenta con una política vo-luntaria de protección de las especies.Desde 1993, ha plantado 300 000

plántulas, lo cual supone que ha tratadomenos del 10 por ciento de la superficiededicada a la minería.

La SMSP tiene su propio departamen-to de medio ambiente y trabaja conempresas pequeñas que se ocupan prin-cipalmente de plantar las plántulas. Ini-cialmente, se centró en la utilización deespecies locales de crecimiento rápido(Acacia spirorbis y Casuarina collina)para recolonizar zonas muy extensas.También se utilizan especies endémicas(Sarrailh, 1997). Desde 1997, la SMSPha plantado casi 50 000 plántulas en losemplazamientos mineros y a finales de2000 también realizó pruebas con elmétodo de la hidrosiembra.

El proyecto Goro Nickel de Inco se

encuentra con otro problema: su fundi-ción está situada en un lugar en el quehay numerosas especies endémicas queno aparecen en ningún otro lugar deNueva Caledonia ni del mundo y que,en consecuencia, deben ser conservadasa cualquier precio. Por ello, Goro Nickelha puesto en marcha un programa derevegetación anticipada para propagarespecies poco comunes (Retrophyllumminor y Araucaria muelleri) que resul-tarán destruidas por la actividad minera.

Falconbridge-SMSP ha iniciado unaexploración minera para establecer unafundición en el norte de NuevaCaledonia. Previendo que será necesa-rio rehabilitar zonas extensas, está tra-tando de encontrar un método de

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Recolección desemillas de Grevilleaexul var. exul,Koniambo, NuevaCaledonia

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revegetación de bajo costo para resta-blecer la biodiversidad original. Hamostrado gran interés por el sistema dela hidrosiembra para introducirgramíneas con el fin de crear un entornofavorable para la reintroducción artifi-cial y natural de especies endémicas.

Las iniciativas comunitariasLa mayor parte de las viejas minas (an-teriores a 1975) han quedado abandona-das, pues las empresas que las explota-ban han dejado de existir, y las comu-nidades locales están rehabilitando susemplazamientos. La Provincia Meridio-nal rehabilitó 8 ha en la mina de DeRouvray en 1993, y 13 ha en 1999. Lamina Odette, que ocupaba una superfi-cie de 10 ha, fue totalmente rehabilitadaen 2000. Sin embargo, existen todavía900 ha de viejas minas dispersas por todoel país.

CONCLUSIONESDurante mucho tiempo, la explotaciónminera desfiguró determinadas regionesde Nueva Caledonia sin que la pobla-ción mostrara una gran oposición. El paísposee ahora una nueva Constitución (envirtud del Acuerdo de Nouméa de 5 demayo de 1998), que establece nuevasreglamentaciones. Probablemente, seimpondrá la obligación de rehabilitar losemplazamientos mineros. La revegeta-ción debe garantizar con unos mediospresupuestarios limitados una mínimarestauración ambiental y el tratamientode zonas extensas. La rehabilitación yaha comenzado a tomar en consideraciónla variedad de especies existentes en elmedio original y la conservación de es-pecies raras existentes en torno a lasminas.

Habida cuenta de la variada vida vege-tal existente en el «matorral de las mi-nas», la estrategia más adecuada consis-te en iniciar la sucesión ecológica normalutilizando técnicas de bajo costo, de

manera que el entorno pueda enrique-cerse de forma natural desde el punto devista de la biodiversidad y se pueda res-tablecer progresivamente la vida silves-tre animal y vegetal.

La utilización de Acacia spirorbis yCasuarina collina produce rápidos re-sultados, pero el Servicio de Minas yEnergía de Nueva Caledonia ha llegadola conclusión de que estas especies hande mezclarse con otras y no deben plan-tarse con un espaciamiento demasiadoreducido. Por ello se utilizan ahora prin-cipalmente en las márgenes de las pen-dientes por motivos paisajísticos.

Las especies de crecimiento más lentodel «matorral de las minas», comoGrevillea exul, Carpolepis laurifolia,Dodonea viscosa, Arillastrum gummi-ferum y Alphitonia neocaledonica, seutilizan generalmente en las partes lla-nas de las minas a cielo abierto. El pre-cio de estas plántulas no es mucho máselevado que el de Guaiacum officinale yCasuarina collina. Por consiguiente, estesistema es una buena solución interme-dia para conseguir una reconstrucciónrelativamente rápida de la vegetaciónoriginal (Sarrailh, 2001). A pesar delconstante descenso del precio de lasplántulas, la actividad de plantación si-gue siendo muy costosa. La siembra di-recta mediante la técnica de lahidrosiembra parece el único medio po-sible de reducir los costos de larevegetación. No se ha resuelto todavíael problema de obtener semillas de espe-cies locales en cantidad suficiente, peroeste problema se podría resolver esta-bleciendo semilleros y mejorando las téc-nicas de obtención. ◆

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Te Araroa

Río Waiapu

Bahía de Tolaga

Bahía de Tokomaru

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Distrito de Gisborne

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Río Waipaoa

David Rhodes es Analista dePolíticas en el Ministerio deAgricultura y Silvicultura,Wellington, Nueva Zelandia.

La costa este de la Isla Norte deNueva Zelandia se caracterizapor laderas con fuerte declive

cubiertas antaño por bosques autóctonosque fueron desbrozados para dedicar latierra sobre todo a la cría de ganado lanary vacuno tras la llegada de los coloniza-dores europeos en el siglo XIX. Despuésdel desbroce, las laderas sufrieron una gra-ve erosión con pérdida de la fertilidad delsuelo que terminó por poner en peligro laeconomía de la región. Ciertas partes dela región de Cabo Este se han presentado

como ejemplos de la peor erosión delmundo por pastoreo, y la herencia de ladeforestación subsiste hasta hoy. En esteartículo se exponen los esfuerzos para re-mediar los daños plantando árboles, ini-ciados por el Gobierno a mediados delsiglo XX y continuados, tras la priva-tización del Servicio Forestal en 1987,con el Proyecto forestal de Costa Este,plan que promueve las plantaciones pri-vadas. Se examinan los efectos medio-ambientales y sociales del proyecto, enespecial la protección del suelo y la crea-ción de empleo.

EL LUGAR Y SU HISTORIALa jurisdicción del gobierno local deGisborne en la costa este de la Isla Nortede Nueva Zelandia abarca unas 850 000hectáreas de tierra muy expuesta a la ero-sión. Los suelos están formados sobre todopor piedra arenisca y arcillosa, junto conalgo de piedra pómez volcánica. La inten-sa actividad geológica ha quebrado lapiedra, y el agua puede penetrar fácilmen-te. Las alternativas constantes de hume-dad y sequía hacen que se desintegre laroca, en especial la arcillosa.

Los veranos son cálidos y secos, contemperaturas a menudo por encima de30 oC, y las sequías son corrientes. Lapluviosidad anual oscila entre 1 000 y5 000 mm, y hay frecuentes aguaceros(100 a 300 mm en 24 horas) tanto enverano como en invierno. Unos dos ter-cios de la superficie y gran parte de lastierras de pastoreo corresponden a lascuencas de dos ríos, el Waipaoa y elWaiapu (véase el mapa).

Explotación de la tierraAntes de la llegada de los europeos lamayor parte de la tierra estaba cubierta debosques autóctonos constituidos porpodocarpáceos y frondosas diversas, so-bre todo en las laderas bajas. En alturasmayores predominaban los bosques dehayas rojas y plateadas. Incluso con los

Región deCosta Este

Rehabilitación de laderas con fuerte declivedeforestadas en la costa este de la Isla Norte,

Nueva Zelandia

D. Rhodes

La reforestación promovida por el Gobierno de tierras fuertemente erosionadas por la críade ganado lanar y vacuno da al suelo una segunda oportunidad.

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bosques la tierra estaba expuesta a la ero-sión, y se produjeron algunos grandesdeslizamientos y movimientos de tierras.

Los colonos europeos llegaron a finesdel XIX y, al crecer la inmigración, seaceleró la deforestación. La aparición deltransporte refrigerado contribuyó, entre1890 y 1900, al desmonte de más de lacuarta parte de los bosques de NuevaZelandia, sobre todo en beneficio de lagandería. Muchos de estos desmontes sehicieron en tierras marginales en declive.

La economía impulsó las explotacionesagropecuarias. También contribuyó lapolítica proteccionista del Gobierno des-de los años treinta, así como la difusiónde fertilizantes e insecticidas desde aviónen los cuarenta y el auge de la lana en loscincuenta. Desde los años sesenta, lossucesivos gobiernos trataron de compen-sar el menor rendimiento de las tierras conincentivos como subvenciones para ferti-lizantes, exenciones fiscales y préstamosen condiciones de favor. Un Plan de in-centivo ganadero subvencionó el aumen-to de cabezas de ganado (lo que llevó aalgunos ganaderos a criar más reses delas que sus tierras podían mantener). En1978 se puso en marcha un préstamo depromoción del desarrollo rural para au-mentar la producción de la tierra; el prés-tamo se cancelaría si la tierra se mantenía

productiva durante cinco años. Se dabaprioridad al desbroce de tierras montaño-sas no mejoradas o abandonadas (Minis-terio de Agricultura y Pesca, 1981). Elmismo año se aprobó también un plan deprecio mínimo suplementario que garan-tizaba durante varios años los precios paralos granjeros.

ConsecuenciasHacia 1900 eran visibles los efectos dela deforestación. Aparecieron o sereactivaron muchos corrimientos y hun-dimientos de tierras y empezaron a for-marse cárcavas (WSD, 1987). Desde1910 aumentó en volumen y distribucióngeográfica la agradación (modificaciónde los cauces por deposición de sedi-mentos). En los últimos años treinta losresidentes en zonas más bajas expresa-ban su inquietud por los efectos de laerosión incontrolada en las cabeceras deríos y arroyos. Un análisis de la sedi-mentación comprobada en un lago en elsur de Cabo Este reveló que el ritmo deerosión natural antes de la ocupaciónhumana era 2,1 mm al año, pero que en1990 había llegado a 14 mm al año(Trustrum y Page, 1991).

El material transportado río abajo aplas-tó muchas terrazas fluviales fértiles conla consiguiente pérdida de la tierra

sustentadora de la mayor parte del gana-do. Se registraron numerosas subidas de10 a 30 m del lecho del río después de laexplotación agrícola de las tierras (WSD,1987). Además de perderse mucha tierraproductiva, los efectos económicos fue-ron pérdidas de ganado y los costos dereconstrucción o reparación de carrete-ras, diques, instalaciones de depósito yconducción de agua, sistemas de riego,vallados, puentes y casas.

Hacia 1960 la región de Costa Estehabía quedado muy rezagada respecto ala posición socioeconómica de otras re-giones ganaderas del país. La regiónestaba castigada por la emigración, elestancamiento económico y el desem-pleo, en parte a causa de la pérdida defertilidad y la erosión del suelo. El aisla-miento relativo de la comarca, la inflexi-bilidad del régimen de propiedad de latierra, el latifundismo (con granjas de másde 800 ha) y los problemas de contrata-ción de mano de obra complicaban lasituación. En 1962 los valores reales dela tierra en las zonas más gravementeerosionadas eran la mitad de lo que ha-bían sido en 1919 (WSD, 1987). En losúltimos años sesenta todas las principa-les industrias secundarias (por ejemplo,industrias lácteas y refrigeradoras) en lasafueras de Gisborne habían cerrado, y

El aclareo de bosquesen la primera mitad delsiglo XX, básicamenteen beneficio de laganadería, dio lugar agraves deslizamientosde tierras en lascabeceras de lascuencas de pastoreo

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los servicios sanitarios, escolares, detransportes y otros estaban amenazados.

La situación tuvo efectos importantespara las tribus indígenas locales(maoríes). En Costa Este es donde haymayor proporción de maoríes entre to-das las regiones de Nueva Zelandia. Losmaoríes tienen importantes propiedadestribales y un fuerte vínculo cultural conla tierra. La falta de capitales y la propie-dad múltiple, sin embargo, restringen lasopciones de aprovechamiento de latierra. La situación se agrava por unosniveles de educación terciaria inferioresal promedio, un desempleo más alto yotros problemas sociales. La mayor par-te de la población maorí emigró a las ciu-dades en busca de trabajo.

Los efectos sobre la tierra se hicieronsentir a la larga. Aun sin que continúe la

erosión, la recolonización para pastos delas laderas empinadas requiere unos 30años (Hicks, 1989), y la fertilidad delsuelo se recupera sólo hasta el 80 a 85 porciento de su nivel anterior incluso consiembra redundante y difusión de fertili-zantes desde avión. Los procesos de ero-sión en las tierras explotadas eran en ge-neral mucho más rápidos que los procesosde formación del suelo. El Ministerio deObras y Desarrollo (WSD, 1987) conclu-yó que «la ganadería no puede conside-rarse un uso sostenible de la tierra en granparte de este país montañoso».

PRIMERAS RESPUESTASFORESTALESLa junta local de la cuenca hidrográficade Poverty Bay inició la plantación ex-perimental de árboles en la zona en 1948.

Estas plantaciones pronto demostraronque, una vez formada una cubiertaarbórea, la escorrentía se reducía nota-blemente y se frenaban los corrimientosde tierras y la expansión de las cárcavas.No se consiguió, sin embargo, estabili-zar los lechos de los ríos y las cárcavas.

En atención a estos resultados, el Go-bierno encargó al Servicio Forestal deNueva Zelandia en 1960 la compra y laplantación de una extensión inicial de7 000 hectáreas de tierras en peligro. Seevaluaron entonces varias opciones parareducir la erosión, entre ellas la utiliza-ción conservadora del terreno. Un comitémultidisciplinario independiente reco-mendó en 1967 que se trazara una líneaentre los pastizales ribereños más fértiles(tierras bajas de pastos) y las cabecerascríticas de las cuencas, y que se reforestarala totalidad de estas últimas tierras, auncuando ello significara cerrar pastizales ala producción (Taylor, 1970).

El Gobierno respondió extendiendo elprograma del Servicio Forestal de Nue-va Zelandia para comprar y reforestarlas partes desarboladas de las cuencasaltas con objeto de limitar la erosión ypromover la productividad. Objetivossecundarios eran mantener la producti-vidad de la tierra, estimlar el desarrolloeconómico y social y establecer bosquesproductivos.

La simple disociación entre cuencasaltas y pastizales bajos no fue bien aco-gida por los granjeros locales, y las pri-meras plantaciones forestales se hicie-ron lentamente. A mediados del deceniode 1970 estaba claro que esta distinciónno era ya adecuada, y se establecieronlas siguientes categorías para decidirsobre el uso de la tierra (PBCB, 1978):

• Categoría 1: tierra con un largo futu-ro de pastoreo;

• Categoría 2: tierra con un largo futu-ro potencial de pastoreo sólo en con-junción con prácticas intensivas delucha contra la erosión;

Arroyos y sedimentoscubrieron las tierrasagrícolas al norte de labahía de Tokomaru;ejemplo de pérdida detierra productivaaguas abajo a causade la erosión aguasarriba

El puente deMangatuna al norte dela bahía de Tolaga,sumergido aconsecuencia de lasedimentación dematerial de erosiónacarreado por lacorriente

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• Categoría 3: tierra que podría tenerun futuro de pastoreo pero que en sumayor parte sería más adecuada parareforestación;

• Categoría 4: tierra sin potencial al-guno para la producción primaria(apta tan sólo para la silvicultura deprotección, en caso de plantarse ár-boles).

Estas categorías de tierras más defini-das encontraron una mayor aceptación.La reforestación oficial se reorientó ha-cia la Categoría 3, dividida en las siguien-tes subcategorías:

• Categoría 3a: tierra adecuada para laproducción forestal en gran escala,con baja prioridad para la protección;

• Categoría 3b: tierra muy adecuadapara la silvicultura de conservaciónen granjas y en gran escala, con prio-ridad media para la protección;

• Categoría 3c: tierra recomendadapara la silvicultura de conservaciónen gran escala, con alta prioridadpara la protección.

En 1984 la política del Gobierno cam-bió claramente hacia una mayor acepta-ción del mercado libre. El Gobierno cen-

tral empezó a salir de una serie de secto-res de servicios en favor de la privatiza-ción de éstos, salvo que se consideraraque el bien público requería la presenciagubernamental. Se adoptaron en conse-cuencia una serie de nuevas directricesgubernamentales. Se introdujo la recu-peración parcial del costo de los servi-cios, se suspendieron progresivamentepréstamos en condiciones de favor, seretiraron subvenciones y la protección alas importaciones se redujo notablemen-te. Se dio a los usuarios de la tierra másresponsabilidad para aceptar las conse-cuencias de sus decisiones de gestión.Se consideraron subvenciones tan sólocuando se requería una acción urgente ylos recursos excedían de la capacidadindividual. Desde ese momento el Go-bierno trató también de desprenderse dela propiedad de los bosques y de priva-tizar sus posesiones.

Después de 1984/85 el descenso tantode la ayuda oficial como de los preciosagrícolas tuvo importantes efectos. Eldesempleo registrado en Costa Este fuedel 14,3 por ciento en 1987, el más altodel país. Se calculó que la mitad de estosdesempleados perdieron sus puestos detrabajo entre 1985 y 1987 (WSD, 1987).El desarrollo forestal requirió gastos ini-ciales, mientras que los rendimientostardarían muchos años en aparecer. De-

cenios de descenso continuado de lastasas de rendimiento real empujaron alos granjeros a elevar en cambio la den-sidad de carga ganadera.

El programa de plantación terminó en1987, cuando el Servicio Forestal seconvirtió en sociedad por acciones. Lanueva Forest Corporation tenía una fi-nalidad comercial, y las tierras muy ex-puestas a erosión no se consideraroneconómicamente viables. Una revisióndel programa de plantaciones concluyóque los bosques habían ayudado a redu-cir la erosión y mantener la productivi-dad, pero aunque se habían plantado36 100 hectáreas en 16 años, por lomenos otras 110 000 necesitaban trata-miento (WSD, 1987). La reducciónaguas abajo de las tasas de agradación yde las crecidas era escasa. Se dieron lassiguientes razones:

• muchos de los pinos eran demasiadojóvenes para formar una cubiertaforestal cerrada;

• la reforestación era todavía limitada(más del 85 por ciento de las cuencas

Tierra de Categoría 3en el bosque deMangatu, hacia elinterior de Gisborne,en 1964

Una respuestaforestal temprana:

el bosque deMangatu en 1970

tras unareforestación

exitosa

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del Waipaoa y del Waiapu eran toda-vía pastizales);

• el ciclo de agradación desde las ca-beceras hasta la desembocadura delos ríos suele medirse en decenios.

La extracción de madera de los primerosbosques establecidos por decisión delgobierno empezó en 1990. Un lustrodespués el bosque de Mangatu(13 000 ha), por ejemplo, producía unas250 000 toneladas de madera al año.

La prueba definitivaTres meses después de la revisión de1987, la zona sufrió el embate de un in-tenso ciclón tropical llamado Bola, quellevó viento y lluvias en una medida sóloconocida una vez en un siglo. Durantetres días en marzo de 1988 gran parte delas montañas recibieron 600 mm de pre-cipitaciones. El epicentro estuvo tierraadentro de la bahía de Tolaga, donde seregistró un máximo de 900 mm.

Las consecuencias fueron dramáticas.Las montañas sufrieron extensas heri-das y los valles quedaron cubiertos desedimentos. El ciclón aumentó la tierraclasificada como «no productiva» de38 000 a 41 000 hectáreas (Hogan,1990). Sólo en la cuenca del Waihora, lasuperficie necesitada de reforestación sesextuplicó respecto a la situación de 1983(ECCB, 1998)

La erosión fue apreciablemente menoren las zonas reforestadas que en lasdesarboladas (Kelliher, Marden yWatson, 1992). Fotografías aéreas de laregión de la bahía de Hawkes al sur deCabo Este revelaron una inestabilidadde superficie en el 0,1 por ciento de lacuenca reforestada, frente al 0,9 por cien-to de los pastizales (Fransen y Brownlie,1996). El suceso demostró que los bos-ques comercialmente productivos eranuna opción viable para limitar la erosión.La bóveda arbórea completa, sin embar-go, es esencial, y los pinos menores deseis años (que no cierran la bóveda) no

protegen el suelo, ofreciendo a la ero-sión una resistencia no mayor que lospastizales (Marden y Rowan, 1993).

Después del ciclón Bola, el Gobiernoprestó ayuda financiera a corto plazo alos granjeros mediante un fondo de asis-tencia agrícola. Las compensacionesfueron del 60 por ciento de sus pérdidastotales no cubiertas por el seguro, y eluso del dinero se dejó a su discreción. Lamayor parte se utilizó para pagar deu-das, y pocos granjeros modificaron susprácticas de gestión de la tierra. Se gastópoco en prevención de la erosión. Seconcluyó que la ayuda financiera ape-nas había servido para propiciar cambiosy no impediría una catástrofe similar enel futuro (Webber et al., 1989).

EL PROYECTO FORESTALDE COSTA ESTEEl retroceso general de la ganadería la-nar y vacuna, junto con los efectos delciclón Bola, obligaron a un nuevo plan-teamiento. Los problemas de la erosiónse habían agravado, y era preciso intro-ducir grandes cambios en la administra-ción permanente de la tierra (Nield yKirkland, 1988). La zona entre la bahíade Tolaga y Te Araroa, en particular,había recibido poca atención, aparte dealgunas plantaciones forestales conser-vadoras, y la situación allí había empeo-rado. El Gobierno empezó a estudiarformas de acelerar el ritmo de plantacio-nes con el menor costo posible. Otrofactor necesitado de un nuevo enfoqueera que, en virtud de las reformas econó-micas, el Gobierno estaba renunciandoa sus propiedades forestales y estabavendiendo sus bosques en Costa Este.

En 1992 se aprobó el Proyecto forestalde Costa Este con el fin de promover lasilvicultura comercial en gran escalacomo medio de limitar la erosión, crearempleo, promover el desarrollo regionaly reconocer las necesidades medioam-bientales en propiedades particulares

(MOF, 1994). Se trataba de facilitar lasplantaciones en 200 000 hectáreas detierras expuestas a erosión moderada ograve en 28 años. Los objetivos del Pro-yecto concuerdan con los fines fijadosen el Plan de Distrito aprobado por elConsejo de Distrito de Gisborne en vir-tud de la Ley de Administración de Re-cursos (1991). Esta ley es la norma bási-ca de Nueva Zelandia sobre administra-ción del medio ambiente en todo tipo deterrenos, y la responsabilidad de su apli-cación se confiere a las autoridades lo-cales (consejos regionales y de distrito).El Consejo del Distrito de Gisborne in-terviene por lo tanto directamente en larealización del proyecto.

Aspectos operacionalesA diferencia de anteriores iniciativasestatales, el Proyecto forestal de CostaEste estimula la plantación privada. Seutiliza un proceso de concurso en el quelos solicitantes presentan planes de des-arrollo forestal para ser financiados, y seofrecen subvenciones para la silvicultu-ra de especies comerciales aprobadas. Seestudian las solicitudes conforme a cier-tos criterios (por ejemplo la existenciade un plan de gestión forestal, un míni-mo de 5 hectáreas, cierto porcentajemínimo del terreno seleccionado para elproyecto y respeto de cualquier especiearbórea indígena que aparezca) y des-pués se clasifican por costo. Se da prefe-rencia a las que incluyen un mayor por-centaje del terreno seleccionado y/oretienen un mayor porcentaje de vegeta-ción indígena. Se requieren así ciertasmedidas mínimas de limitación de la ero-sión, y se escogen las ofertas más econó-micas. Se tienen también en cuenta losprecios del transporte y las distancias,para asegurar que no se vean desfavore-cidas las partes más remotas del distrito.Los detalles exactos de los parámetrosutilizados para seleccionar las ofertas delos concursantes tienen interés comercial,

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por lo que se consideran confidenciales.Cada año se fija un límite máximo de

cada subvención. Esta cifra es un valoractual neto obtenido por actualizaciónde los flujos de fondos en un ciclo de 29años. Los precios son los precios actua-les de la madera. El tipo de redescuentose basa en la tasa real de rendimientopara una inversión forestal determinadaen el sector privado y ha oscilado entreel 9 y el 12 por ciento. Un valor actualneto negativo indica la cuantía del pagonecesario para animar a un inversor aconsiderar la tierra expuesta a erosión encondiciones comparables a las de otrastierras. Este nivel se eleva entonces conuna suma adicional confidencial corres-pondiente al «riesgo» adicional, con loque se llega a un tope por encima delcual no se aceptarán ofertas. Cuando haysuficientes competidores, como ha ocu-rrido en los últimos años, no se precisa elmencionado valor.

Las subvenciones se pagan por partesa la realización satisfactoria del trabajo,y el procedimiento de concurso permiteal Gobierno seleccionar sólo las mejorespropuestas y limitar su desembolso fi-nanciero total a las subvenciones apro-badas. Al generalizarse la silvicultura,

se espera que los concursantes sean cadavez más competitivos, con la consiguien-te reducción de costos para el Gobierno.

Los bosques indígenas no pueden serdesmontados en virtud del proyecto y sepresta alguna asistencia para su protec-ción. Las zonas protegidas y las bandasribereñas se excluyen del desbroce.

SilviculturaEl pino de Monterrey (Pinus radiata) esla opción más rentable para la planta-ción, con más del 95 por ciento de todaslas plantaciones hasta la fecha. Sus tasasde crecimiento en Costa Este son de lasmás altas del país, y la altura media delárbol a los 20 años es 28 m. La mayoríade las demás especies crecen más despa-cio, y la regeneración natural puede serrelativamente lenta. Las especies Euca-lyptus y Acacia son más sensibles amovimientos de tierras y sequedad delsuelo. Sauces y álamos son aptos sólopara pequeñas extensiones. El abeto esuna alternativa en zonas más altas y frías.Ni el Pinus radiata ni el abeto son aptospara plantaciones en cárcavas muy acti-vas, pero ambos son adecuados paraplantaciones periféricas.

Una frondosidad cerrada y una red de

raíces en el suelo se consiguen más pron-to con mayor densidad de arbolado, porlo que se establecen unos mínimos dedensidad. Por ejemplo, un aclareo finalobligatorio ha de hacerse con una alturamedia de los árboles de 15 m, y con esaaltura la densidad debe ser del orden de250 a 500 árboles por hectárea. Los ren-dimientos son comparables a los de plan-taciones comerciales no subvencionadasen terrenos con menos pendiente, entorno a 600 m3 por hectárea. Sin embar-go, la calidad no es tan buena.

EFECTOS SECUNDARIOS DE LOSPROYECTOS DE REFORESTACIÓNLa revisión de 1987 del programa dereforestación del Gobierno (WSD, 1987)concluyó que se había dado empleo amás de 200 personas, principalmentemaoríes, comprendidos en especial enlos grupos de edad más jóvenes de losque salían el 50 por ciento de los emi-grantes. En los últimos años setenta eldescenso de la población fue menor, enparte gracias al desarrollo de la silvicul-tura. Se redujo la dependencia de la agri-cultura y se abrió una fuente de ingresosmás estable en una zona que se habíacaracterizado por la estacionalidad de losingresos (Aldwell, 1982). Pero era de-masiado pronto para medir los benefi-cios indirectos, máxime en vista del fuer-te descenso anterior.

Desde entonces se dispone de másdatos. El distrito vecino de Wairoa expe-rimentó la misma recesión económica aconsecuencia del ciclón Bola, y de 1992

Vista aérea de unaextensa plantación dePinus radiata de dosaños en el marco delProyecto forestal deCosta Este en lacabecera muyerosionada de lacuenca

D. R

HO

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S

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a 1995 sus tasas de plantaciones foresta-les fueron análogas a las del Proyectoforestal de Costa Este. La demanda depastizales elevó notablemente los preciosde la tierra. También los precios de lospastizales en el distrito de Gisborne su-bieron desde la mitad del promedio enNueva Zelandia en 1992 hasta más delpromedio en 1994 (MAF, 1999). El em-pleo forestal aumentó rápidamente en eldistrito de Wairoa entre 1992 y 1995, y eldesempleo total bajó más del 25 por cien-to (King, Krause y Butcher, 1997; J. King,comunicación personal). Sin embargo, elcrecimiento de la silvicultura tuvo algu-nos efectos negativos, en particular sobreactividades al servicio del sectoragropecuario (por ejemplo brigadas deesquileo, fabricantes de fertilizantes yproveedores de vallados) y sobre la es-tructura social rural, al menos desde elpunto de vista de los agricultores. El efec-to primario, de todos modos, fue aumen-tar el empleo. Para Wairoa, se calculó queaun cuando la tasa de plantaciones se re-dujera notablemente, y suponiendo queno hubiera instalaciones de elaboración,habría un aumento neto del 18 por cientoen los ingresos familiares y un aumento

neto de los puestos de trabajo cuando losbosques llegaran a la madurez (King,Krause y Butcher, 1997).

Una evaluación de Proyecto forestalde Costa Este en 1996 concluyó que,pese a la pérdida de empleo agrícola, elproyecto originaría un aumento constantedel empleo hasta 2005, e incluso antesde la recolección habría todavía máspuestos de trabajo que en ausencia delplan. Una vez que empiece la recolec-ción, se habrán creado 3 800 empleos,por encima de las pérdidas eventuales(Butcher Partners Ltd, 1996). De losnuevos trabajadores forestales que elproyecto tenía en 1997, el 62 por cientono habían trabajado en la silviculturaantes de 1993. El 90 por ciento vivían enla región o próximos a ella, aunque el 23por ciento habían vivido allí durantemenos de un año, lo que revelaba unafuerte afluencia desde fuera de la región.La participación maorí, con el 72 porciento, era bastante más alta que el pro-medio nacional (52 por ciento), y el 81por ciento de los maoríes procedían detribus comprendidas en la cuenca delproyecto (Cummins y Byers, 1997).

El desarrollo de una cierta industria de

transformación también ha creado em-pleo. De 1990 a 1999, el empleo en lasilvicultura y la industria de transforma-ción de primer grado en Costa Este casise sextuplicó pasando de 125 a 723 equi-valencias de jornada completa (Brown,2000). Las plantaciones subvencionadashan completado las no subvencionadasrealizadas en tierras menos pendientes,engrosando así la masa crítica necesariapara establecer instalaciones de transfor-mación. De las 50 000 hectáreas planta-das entre 1989 y 1993, por ejemplo,15 500 habían sido objeto de asistenciaoficial mientras que el resto eran no sub-vencionadas (MAF, 1999).

ENSEÑANZAS DEDUCIDASEs importante revisar y reorientar lasactividades de tiempo en tiempo, y des-pués de una revisión en 1998 se modifi-caron la política y las normas del Pro-yecto forestal de Costa Este (véase elrecuadro). El cambio fundamental fuecombinar los cuatro objetivos anterioresdel proyecto en uno solo: administraciónsostenible de la tierra sustituyendo su usopastoral por otro rentable. Una caracte-rística clave de la opción por la

Modificaciones fundamentalesen el Proyecto forestalde Costa Este

• El proyecto tiene ahora un solo objeti-vo: la administración sostenible de latierra.

• La tierra seleccionada se limita a las Ca-tegorías 3b, 3c y 4, mientras que se re-tiene el concepto de tierra tratable aso-ciada, con el fin de que la superficie totaltratada comprenda al menos el 50 porciento de la tierra seleccionada duranteun período de cinco años.

• Las opciones de tratamiento se amplíanpara incluir la plantación de cualesquieraespecies que garanticen la protección con-tra la erosión; la plantación en cárcavas;la y devolución de pastizales a bosques dematorrales o árboles indígenas.

• No se subvenciona ya directamente lapoda de árboles.

• La tierra con vegetación indígena queprotege ya eficazmente o es capaz deproteger contra la erosión no es tierraseleccionada y no puede ser objeto desubvenciones.

• Se estimula el vallado de reservas indí-genas para excluir el ganado medianteel reembolso de la totalidad de los costosuna vez terminado el vallado.

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reforestación es que puede producirmúltiples beneficios. No obstante, elGobierno concluyó que se precisaba unobjetivo explícito dominante para evitarconfusiones e incluso contradiccionesentre objetivos múltiples y medios dealcanzarlos. Dados los efectos de la ero-sión sobre las actividades económicas,el Gobierno decidió que la lucha contrala erosión era una justificación primariasuficiente para el proyecto. Los demásbeneficios se consideran importantes,pero secundarios.

La financiación es la misma, pero sereorienta hacia las 60 000 hectáreas detierras más gravemente erosionadas (Ca-tegorías 3b y 3c y plantaciones periféricasen la Categoría 4). La administraciónsostenible gracias a la reducción de laerosión actual y potencial del terrenoseleccionado deberá alcanzarse en 2020.

Se reembolsan ahora los costos de es-tablecimiento de vallados en torno a re-servas indígenas. Siguen subvencionán-dose plantaciones y el aclareo final, perose ha excluido la poda porque no se con-sidera una actividad relacionada con laerosión. Además, una densidad unifor-me de plantas para el terreno selecciona-do (1 200 árboles por hectárea) ha susti-tuido una prescripción de densidadvariable según la magnitud de la erosión.Este último sistema resultó impractica-ble porque los terrenos de plantaciónsolían presentar niveles variables de ries-go de erosión dentro una misma área. Eluso de un sistema de clasificación detierras suficientemente afinado comobase para las decisiones sobre uso de latierra ha sido decisivo.

La reforestación ha demostrado ser unbuen instrumento para facilitar un cam-bio a largo plazo en el uso de la tierra.Sin embargo, el crecimiento de las raí-ces y del ramaje no debe quedarse atrásde las tasas de erosión, y es fundamentalel uso de especies de crecimiento rápidorelativamente baratas. El Pinus radiata

favorece la conservación del suelo du-rante unos 40 años y admite bien unarotación comercial de 30 años. Es deesperar que con el producto de la prime-ra rotación y el desarrollo de la infraes-tructura, la nueva plantación será unaopción económicamente lógica. No obs-tante, se pueden considerar ahora otrosmedios de lucha contra la erosión distin-tos de las plantaciones forestales comer-ciales en gran escala, por ejemplo lavuelta a la maleza indígena y las planta-ciones en cárcavas o barrancos.

La revisión de 1987 reconocía los im-portantes beneficios del control de laerosión para los objetivos y las priorida-des de las comunidades locales y reco-mendó que un comité local de coordina-ción administrara el programa. Aunqueel Proyecto forestal de Costa Este esadministrado por el Ministerio de Agri-cultura y Bosques en nombre del Go-bierno de Nueva Zelandia, tiene un co-mité asesor técnico interinstitucional delque forman parte el Departamento deConservación, el Ministerio de Desarro-llo Maorí y un Comité Asesor del Distri-to de Gisborne, que analiza las ofertaspara cada concurso y formula recomen-daciones al respecto.

PERSPECTIVAS Y CONCLUSIONESAlgunas partes de la región de Cabo Estepueden presentarse como ejemplos de lapeor erosión de pastizales del mundo, y laherencia de la deforestación está aún pre-sente. Algunos barrancos gravemente al-terados no se estabilizarán ni siquiera conplantaciones, y perdurarán como cicatri-ces permaentes, pero la reforestación hademostrado ser eficaz para detenercárcavas incipientes en terrenos geológi-camente similares. Una erosión localiza-da tan intensa como la experimentadadurante el ciclón Bola se produce durantetormentas de menor magnitud pero ma-yor frecuencia (Kelliher, Marden yWatson, 1992). No obstante, a medida

que se reduzca más la erosión gracias a laexpansión de la silvicultura, se seguiránpaliando los efectos de estas tormentas.

La proporción de plantaciones no sub-vencionadas ha aumentado constante-mente desde los años setenta, aunquemuchas de ellas se han limitado a lascategorías más fáciles (1, 2 y 3a) de lospastizales bajos al sur de la región. Enconjunto, entre 1993 y 1999 las nuevasplantaciones se dividieron aproximada-mente por igual entre el Proyecto fores-tal de Costa Este (45 por ciento) y em-presas privadas (55 por ciento) (R.C.Hambling, comunicación personal); peroen 1997, por ejemplo, las plantacionesprivadas fueron alrededor del 75 porciento de las nuevas plantaciones en eldistrito de Gisborne (MAF, 1999).

Se prevé que la madera extraída detodos los bosques plantados de la regiónse cuadruplicará pasando de 650 000 m3

en 2000 a 2,67 millones de m3 en 2010(MAF, 2000). Entre las instalaciones detransformación hay ahora una fáblica detableros laminados, dos serrerías de ca-pacidad media y tres serrerías pequeñas.El empleo actual generado directa o in-directamente por la silvicultura en CostaEste es el equivalente de 1 301 puestosde jornada completa, y se prevé que eldesarrollo relacionado con la silvicultu-ra habrá creado unos 2 300 nuevos em-pleos hacia 2010 (Brown, 2000).

Las modificaciones de esta magnitud enel uso de la tierra tienen varias repercu-siones sociales, no todas positivas. Lasprimeras plantaciones forestales en la zonaencontraron una fuerte oposición en agri-cultores y en autoridades locales, que te-mían que causaran una despoblación ru-ral, socavaran la viabilidad de lascomunidades locales y se tradujeran enpérdida de servicios rurales (Cocklin yWall, 1996). La distribución de la manode obra forestal suele favorecer las pobla-ciones de cierta entidad a expensas delvalle rural y de las comunidades agríco-

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las. Puede ser que las ganancias netas eningresos y empleos no se repartan equita-tivamente. Sin embargo, para gran partede la tierra el pastoreo era claramente in-sostenible a la larga, y se imponía un cam-bio. El cambio en el paisaje ha ido acom-pañado por un cambio en las actitudeslocales frente a los bosques, cuyos bene-ficios para el desarrollo económico regio-nal, el empleo y la conservación del suelose reconocen mejor a largo plazo (Cockliny Wall, 1996).

Una planificación a largo plazo es ne-cesaria para que se perciban localmentelos beneficios económicos de la extrac-ción de madera (Aldwell, 1982; King,Krause y Butcher, 1997). Las limitacio-nes energéticas, la escasez de personalespecializado, las distancias al puerto yla precariedad de las infraestructuras (enparticular carreteras no asfaltadas, nece-sitadas de arreglos) son importantes pro-blemas que el Gobierno y los ciudada-nos tienen que resolver ahora. Es sin dudauna buena señal el hecho de que se im-ponga este enfoque en lugar de las ante-riores dudas sobre si la tierra y las acti-vidades y los medios de vida de elladerivados tenían un futuro. ◆

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Proyecto de laFAO en laestepa para lamejora depastizales y lacreación de unareserva defauna silvestreD. Williamson

Desde febrero de 1996, la FAO y el Gobierno de la República Árabe Siria están ejecutando un

proyecto financiado por Italia en la estepa de la zona central de Siria, en las proximidades de

Palmira. El proyecto se centra en la mejora de los pastizales y la ordenación de la fauna silvestre.

La mejora de los pastizales es una tarea urgente dada la degradación de la estepa, que abarca

el 55 por ciento del país. Anteriormente, se satisfacían las necesidades nutricionales de los

rebaños de ovejas y camellos de la estepa alimentándolos con pastos naturales, que en la

actualidad sólo cubren el 20 por ciento de las necesidades del ganado ovino, cuyo censo ha

experimentado un aumento importante y al que ahora hay que alimentar básicamente con

residuos de cultivos y piensos complementarios a base de cebada subvencionada. Si la explo-

tación de la estepa se basara en principios modernos de gestión de pastizales podría cubrir una

proporción mucho más amplia de las necesidades alimenticias de la cabaña ganadera del país.

El proyecto pretende introducir sistemas modernos de explotación de los pastizales

utilizando métodos participativos para involucrar a los usuarios locales de los pastos,

mediante la capacitación de personal técnico nacional, la demostración de técnicas efi-

caces de mejoramiento de los pastizales y la puesta a punto de un sistema de control

ambiental. En todas estas esferas se han conseguido ya éxitos notables.

El personal nacional de extensión ha podido desarrollar la capacidad en los ámbitos de la

evaluación rural participativa, el fomento de la concienciación y la creación de empresas me-

diante la organización de talleres sobre enfoques participativos, la asistencia a cursos de

capacitación en el extranjero y la cooperación estrecha con los usuarios locales de los pastizales

bajo la supervisión de un experto nacional en materia de extensión. Varios funcionarios técnicos

nacionales han recibido en los Estados Unidos capacitación en la explotación de pastizales y

han adquirido conocimientos prácticos participando en actividades muy satisfactorias de de-

mostración sobre el mejoramiento de pastizales a través de la replantación con plantas autóctonas

y cooperando en el establecimiento y funcionamiento del sistema de control ambiental. También

se han conseguido buenos resultados en el componente de ordenación de la fauna silvestre del

proyecto, que era si cabe más urgente que el componente de mejora de los pastizales.

Hasta los años cincuenta, las gacelas eran un elemento habitual en la estepa siria, pero han sido

casi totalmente exterminadas desde que se ha extendido el acceso a los vehículos y a armas de

fuego modernas. Nadie recuerda haber visto en la zona órices, de cuya existencia da fe una

escultura de piedra de 2 000 años de antigüedad existente ante la puerta del museo de Palmira.

Las actividades relativas a la fauna silvestre se basan en la reserva de Talila, situada al este

de Palmira, que estableció el Gobierno sirio en 1991. Las principales actividades han consistido

en la capacitación de personal, la realización de un inventario de la biodiversidad, la introducción

de gacelas y órices y la formulación y aplicación de planes de gestión. El personal nacional ha

recibido formación práctica sobre la realización de inventarios de la biodiversidad, la captura y

cuidado de los animales y la gestión de la reserva. Se han impartido cursos de capacitación sobre

informática, ecología de la fauna silvestre y aspectos veterinarios de su manejo. El oficial

veterinario nacional que colabora con el proyecto asistió en el extranjero a un cursillo de capa-

citación de tres meses de duración sobre la reproducción en cautividad y sobre la reintroducción

especies de animales. Mediante la reintroducción de gacelas en la reserva de Talia, el personal

nacional ha adquirido una gran experiencia en el manejo de la fauna silvestre.

Se han integrado los componentes de mejora de los pastizales y ordenación de la fauna

silvestre mediante la elaboración conjunta de un plan para el pastoreo de ovinos y camélidos en

la reserva de Talia, y mediante la concertación de un acuerdo con los propietarios locales de

camellos que les permite acceder a los pastos de la reserva en los períodos críticos del año.

Douglas Williamson es Oficial de montes(Ordenación de la fauna y de zonasprotegidas) del Servicio de Conservación,Investigación y Enseñanza Forestales,Dirección de Recursos Forestales dela FAO.