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El desarrollo de la sociología en Centroamérica: la promesa incumplida* The development of Sociology in Central America: the unfulfilled promise Jorge Rovira Mas Dr. Sociología, Instituto de Investigaciones de la Universidad de Costa Rica. Email: [email protected] Fecha de recepción: agosto de 2007 Fecha de aceptación y versión final: diciembre de 2007 Resumen Se sintetiza la evolución de la sociología en esta región desde los años setenta hasta nuestros días. Se argumenta que la etapa fundacional se caracterizó por plantear la institucionalización de la disciplina como un proyecto regional. Este se debilitó pronto y luego se perdió. El reto ac- tual consiste en reinventar dicho proyecto desde el presente. Palabras clave: sociología, Centro América, América Latina, Edelberto Torres Rivas. Abstract This article is an overview of the development of sociology from the 1970s until present days. The main argument is that the originality of the foundational project of the sociology in Central America was its regional perspective, which first became weak and later almost com- pletely disappeared. The challenge now is about how to strengthen the discipline from this per- spective but grounded in the present. Keywords: Sociology, Central America, Latin America, Edelberto Torres Rivas. * Este artículo es un producto alcanzado gracias a la labor que su autor despliega en el marco del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad de Costa Rica. Iconos. Revista de Ciencias Sociales. Num. 30, Quito, enero 2008, pp. 65-74 © Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Sede Académica de Ecuador. ISSN: 1390-1249

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El desarrollo de la sociología en Centroamérica:la promesa incumplida*The development of Sociology in Central America:the unfulfilled promise

Jorge Rovira MasDr. Sociología, Instituto de Investigaciones de la Universidad de Costa Rica.

Email: [email protected]

Fecha de recepción: agosto de 2007Fecha de aceptación y versión final: diciembre de 2007

ResumenSe sintetiza la evolución de la sociología en esta región desde los años setenta hasta nuestrosdías. Se argumenta que la etapa fundacional se caracterizó por plantear la institucionalizaciónde la disciplina como un proyecto regional. Este se debilitó pronto y luego se perdió. El reto ac-tual consiste en reinventar dicho proyecto desde el presente.

Palabras clave: sociología, Centro América, América Latina, Edelberto Torres Rivas.

AbstractThis article is an overview of the development of sociology from the 1970s until present days.The main argument is that the originality of the foundational project of the sociology inCentral America was its regional perspective, which first became weak and later almost com-pletely disappeared. The challenge now is about how to strengthen the discipline from this per-spective but grounded in the present.

Keywords: Sociology, Central America, Latin America, Edelberto Torres Rivas.

* Este artículo es un producto alcanzado gracias a la labor que su autor despliega en el marco del Instituto deInvestigaciones Sociales de la Universidad de Costa Rica.

Iconos. Revista de Ciencias Sociales. Num. 30, Quito, enero 2008, pp. 65-74© Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Sede Académica de Ecuador.

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¿Cuál ha sido el itinerario seguido por lasociología en Centroamérica en su proce-so de institucionalización? ¿Cómo el esce-

nario sociopolítico de la región ha condicio-nado dicho derrotero? ¿Cuáles etapas puedenidentificarse hasta el presente? Desde queSolari, Franco y Jutkowitz (1976) escribieronsu notable obra sobre los primeros treintaaños de la sociología en América Latina, hastael trabajo más reciente de Trindade, Garre-tón, Murmis, de Sierra y Reyna (2007), la so-ciología latinoamericana ha ganado muchoen el conocimiento de sí misma. Pero todasestas contribuciones se han centrado priorita-riamente en la ruta seguida por la disciplinaen México y en el Cono Sur. El caso de Cen-troamérica, en cambio, es desconocido inclu-so para los propios centroamericanos.

Este ensayo pretende aportar una interpre-tación en torno al desarrollo de la sociologíaen esta región (aquí delimitada por las socie-dades situadas entre Guatemala y Costa Ri-ca). Su lógica analítica se articula alrededor dea) las etapas atravesadas por la disciplina enlos contextos históricos y sociopolíticos quelas condicionaron, y el perfil que adquirió en-tonces el quehacer sociológico, y b) las co-rrientes teóricas, los temas, así como las moda-lidades predominantes de practicarla en cadaetapa. Esto último remite a su dimensión es-trictamente académica, a la de crítica intelec-tual a partir de valores, o bien a su dimensiónprofesional.

La promesa (1966-1979)

En Centroamérica, al igual que ha sido regis-trado en la literatura teórica para otros paísesde América Latina (Solari, Franco y Jutkowitz1976: 21-34), a la “etapa fundacional” de lasociología como una ciencia social strictusensu la precedieron dos tipos de actividades alas cuales se puede calificar como sus antece-dentes: el ensayo de filosofía social1 y la ense-

ñanza de cursos de “sociología”, de índole te-órica, que se impartían complementariamen-te a la formación vertebral en algunas de laspocas carreras universitarias existentes hastalos años cincuenta del siglo pasado. Aquí seva a considerar como la etapa fundacional aaquella en la cual se institucionaliza la forma-ción sociológica bajo un cariz moderno (teo-ría y técnicas anudadas metodológicamenteen procura de aprehender la realidad empíri-ca) (Medina Echavarría 1982). Esto se inten-taría hacer en Centroamérica como un pro-yecto regional en la década de los setenta. Estaetapa discurre dentro del primer periodo his-tórico (1944-1979) de la región en la segun-da mitad del siglo XX. Dicho periodo co-menzó con la Revolución de Octubre deGuatemala (1944-1954), con la clausura devarios regímenes autoritarios personalistas(Hernández Martínez en El Salvador, 1944, yCarías Andino en Honduras, 1948), con laguerra civil de este año en Costa Rica quecondujo al poder a Figueres, pero también in-cluye la supervivencia, en el marco de estacorta ola democratizadora, del régimen deSomoza y sus descendientes (desde 1937 has-ta 1979).

Las dos cuestiones políticas primordialesen el comienzo de este periodo fueron la de-mocracia y el desarrollo, ambas con vigenciaefímera. El favorable entorno económicomundial de la Posguerra posibilitó altas tasasde crecimiento en casi todos los países e im-plicó un auge agroexportador, así como unaindustrialización sustitutiva de importacionesal amparo del Tratado General de IntegraciónEconómica (1960). Sin embargo, todo ello,que produjo cierta modernización económi-

1 Pueden mencionarse, entre otros: de Abel Cuenca, ElSalvador, una democracia cafetalera (1962); de MarioSancho, Costa Rica, suiza centroamericana (1935), unacrítica despiadada del orden liberal-oligárquico; y enGuatemala, de Rafaél Arévalo Martínez, ¡Ecce Pericles!(1945) y de Luis Cardoza y Aragón, Guatemala, las lí-neas de su mano (1955).

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ca, no se tradujo, salvo en Costa Rica, en unamejoría en la distribución del ingreso, ymucho menos en procesos conducentes a laconsolidación de la democracia representati-va. En realidad, tras el golpe a Arbenz en1954 en Guatemala, los sectores conservado-res, con la activa participación de las institu-ciones militares como cuerpo, dieron origen anuevas modalidades de regímenes autorita-rios, que se prolongaron según los países has-ta los 80s (Torres Rivas 1981: 71-112).

La excepción sobresaliente fue Costa Ricaporque la victoria de Figueres en 1948 y lapredominancia de su organización produjo elascenso de las clases medias modernizadoras,una transformación económica y desarrollosocial. Y conjuntamente con otras fuerzas po-líticas se logró tempranamente allí la consoli-dación del régimen político democrático. Pe-ro también en Honduras, tras el retiro de Ca-rías, se concretarían breves intentos democra-tizadores, si bien el Ejército se haría con elpoder del Estado desde 1963 hasta 1980 (conexcepción de 1971-1972), en una variantemoderada respecto a la de sus vecinos e in-cluso propiciando políticas agrarias de carác-ter distributivo para morigerar las tensionessociales. De suerte que en la Centroaméricade Posguerra se decantarían dos patrones po-líticos que habrían de condicionar los respec-tivos climas intelectuales y universitarios, asícomo la manera en que la práctica sociológi-ca experimentaría dificultades para desarro-llarse. Estos patrones se encuentran ejemplifi-cados en los casos de Guatemala, El Salvadory Nicaragua, de un lado, y en los de CostaRica y Honduras, por otro.

En general, la vida cultural y universitariacentroamericana en toda esta fase histórica seencontró decisivamente influida por el que-hacer de las universidades nacionales, una porpaís al menos, hasta que a partir de los añossesenta surgieron otras de carácter privado,varias de filiación católica jesuita. Se trató,con respecto a las primeras, de la U. de San

Carlos en Guatemala (USAC), de la U. de ElSalvador (UES), de la U. Nacional Autónomade Honduras (UNAH), de la U. NacionalAutónoma de Nicaragua (UNAN) y de la U.de Costa Rica (UCR), aunque en este paísdespués surgieron otras tres públicas, entreellas la U. Nacional Autónoma (UNA). Ellodio pie a que tempranamente se creara uno delos primeros organismos de integración cen-troamericana: el Consejo Superior de Univer-sidades de Centro América (CSUCA) en1948. Sobra decir, sin embargo, que se trata-ba de universidades con oferta académica po-co diversificada, escasa cantidad de docentes atiempo completo y casi inexistentes recursospara la investigación científica, y con palma-ria ausencia de las ciencias sociales.

En la UCR, bajo el influjo de una profun-da reforma universitaria (1957), en su Facul-tad Central de Ciencias y Letras se establecióel primer plan de estudios (1966) de la carre-ra de sociología, a impartirse en el nuevo De-partamento de Ciencias del Hombre (1967).Mediante él se formaron los primeros profe-sionales con grado de bachillerato universita-rio en sociología (cuatro años de estudio, enversión similar a la de las universidades esta-dounidenses), los cuales empezaron a gra-duarse al final de esa década. El actor clave enla UCR fue Eugenio Fonseca Tortós (1930-1979), abogado que se graduaría en la prime-ra promoción (1958-1959) de la Escuela La-tinoamericana de Sociología (ELAS) de la Fa-cultad Latinoamericana de Ciencias Sociales(FLACSO). Más tarde, hacia 1974, tras elsurgimiento de la UNA se establecería una se-gunda carrera de sociología en ese país. Por suparte, en la UNAH, con un sentido similar alo acontecido en Costa Rica, se fundó en1960 el Centro Universitario de Estudios Ge-nerales (CUEG), dentro del cual apareció elDepartamento de Ciencias Sociales y se co-menzaron a enseñar materias sociológicas sinque inicialmente desembocaran aún en gradoprofesional.

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Pero es la década de los años setenta la dela institucionalización de la sociología enCentroamérica. En su transcurso apareció co-mo carrera en la UES y en las universidadesprivadas regentadas por los jesuitas enNicaragua y en El Salvador -la U. Cen-troamericana (UCA) y la U. Centroameri-cana José Simeón Cañas (UCA-JSC) respecti-vamente-, aunque en Guatemala hubo queesperar a 1978 para que se instituyera allí co-mo parte de la Facultad de Ciencias Políticas.

La promesa histórica de la sociología enCentroamérica, germinada en estos años, suparticularidad e importancia, consistió en elintento de institucionalizar la formación so-ciológica, a nivel de grado primero y de pos-grado después, concibiéndola como un pro-yecto regional, el cual consustancialmente pro-piciaría una perspectiva centroamericana co-mo telón de fondo significativo a la hora deprocurar conocer los distintos objetos. Estoquedaría apuntalado con un desarrollo para-lelo de la investigación y con un conjunto deinstancias complementarias.

Esta promesa dio sus primeros pasos con laprogresiva aparición de las carreras de sociolo-gía en las distintas universidades y graciastambién a la acción concertada entre elCSUCA y la UCR. Los actores que propicia-ron esto último fueron el guatemalteco Edel-berto Torres Rivas y el costarricense DanielCamacho Monge. Abogados ambos de forma-ción básica, Torres Rivas, graduado en FLAC-SO, se trasladó a partir de 1972 hacia CostaRica adonde llegó para dirigir el ProgramaCentroamericano de Ciencias Sociales desdela Secretaría General del CSUCA con sede enSan José, un programa concebido para dina-mizar estas disciplinas con clara perspectivaregional. Camacho Monge, a su vez, habíaconcluido su preparación como sociólogo enFrancia y dirigía entonces el Departamento deCiencias del Hombre en la UCR.

En ese mismo año (1972) se empezó a pu-blicar la revista Estudios Sociales Centroameri-

canos (ESCA), a la cual se sumaba la existen-cia de la Editorial Universitaria de CentroAmérica (EDUCA), ambas con asiento en elCSUCA.

A partir de 1973 se estableció la licencia-tura en sociología en la UCR con carácter cen-troamericano, así reconocido por el CSUCA2,un programa de dos años para bachilleres ensociología de la UCR o bien para egresadosde otras disciplinas, con la presencia de do-centes y de estudiantes provenientes de lospaíses centroamericanos. Por otra parte, en1974 se fundó la Asociación Centroameri-cana de Sociología (ACAS) y celebró su pri-mer congreso, y en julio de ese mismo añotuvo lugar también en San José el XI Con-greso de la Asociación Latinoamericana deSociología (ALAS) -cuyo presidente fue Da-niel Camacho-, un congreso muy relevanteen términos del debate teórico de aquellosaños en torno a la teoría de la dependencia(Camacho 1979). Al primer congreso de laACAS le sucedieron los siguientes: el II en1976 (en Panamá), el III en 1978 (Teguci-galpa), el IV en 1980 (Managua), el V en1982 (San José), el VI en 1985 (Panamá), elVII en 1986 (Tegucigalpa), el VIII en 1988por fin en Guatemala, tras el inicio de la tran-sición a la democracia en ese país a partir de1984-1985, y el IX en 1994, por primera vezen El Salvador tras el Acuerdo de Paz de1992. Pero para que tuviera lugar el más re-ciente, el de Antigua (Guatemala) en el 2006,fue necesario esperar más de una década.

En 1978-1979 se organizó, en asocio conla UCR, una promoción con alcance regionalde la Maestría Itinerante en Sociología Rural

2 El CSUCA como tal no impartía programas de carre-ras universitarias. Lo que sí hacía, por acuerdo de lasuniversidades públicas que lo conformaban, era reco-nocerle el carácter de “programa centroamericano” alplan de estudios de alguna carrera que se enseñara enalguna de esas instituciones, lo que implicaba el reco-nocimiento automático de los títulos expedidos poruna de ellas en las restantes universidades incorpora-das al Consejo.

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patrocinada por el Consejo Latinoamericanode Ciencias Sociales (CLACSO). Finalmente,bajo el liderazgo de Oscar Fernández, jovensociólogo costarricense que había culminadosu formación en Francia, a partir de 1979 sefundó en la UCR el Programa Centroameri-cano de Maestría en Sociología, cuya acredi-tación como “centroamericano” volvería aaportarla el CSUCA, el cual en la actualidadlleva ya catorce promociones con ese mismoreconocimiento. Su objetivo era la prepara-ción con nivel de posgrado de nuevas genera-ciones de sociólogos, llamadas a consolidar lainstitucionalización de la disciplina en los di-ferentes países y universidades, especialmentepúblicas, de América Central.

Ahora bien, en materia de corrientes teó-ricas, la obra más influyente fue la de TorresRivas, Interpretación del desarrollo social cen-troamericano (1969 en Chile y 1971 porEDUCA). Al igual que Dependencia y desa-rrollo en América Latina de Cardoso y Faletto,aquella, gestada precisamente en el mismoambiente intelectual del cual salió la segunda(Chile) y al calor de su decisiva influencia, erauna propuesta interpretativa, bajo el paradig-ma de la dependencia, de la evolución segui-da por Centroamérica desde su independen-cia hasta los años sesenta del siglo XX. Perotambién circularon muchas de las obras desociólogos latinoamericanos editadas porSiglo XXI en México. En esta etapa igual-mente se descubrió el marxismo académico, aveces en variantes groseramente toscas, otrasel repensado desde Francia (en sus versionesestructuralistas à la Althusser y Poulantzas,principalmente).

El tema genérico más importante que in-teresaba era el del desarrollo del capitalismodependiente, uno relativamente especializadoque estimuló mucha dedicación fue al del de-sarrollo rural. Otros más fueron: el movi-miento obrero y el sindicalismo, la industria-lización y el Mercado Común Centroameri-cano analizados en clave sociológica, y la do-

minación de la burguesía y la forma del Es-tado capitalista en la región.

Un lastre que ha arrastrado entre sus ofi-ciantes desde su institucionalización la socio-logía en Centroamérica ha sido el de la debi-lidad en la formación metodológica y en lasdestrezas en técnicas de investigación social,especialmente las cuantitativas: poco valora-dos e incluso menospreciados ambos aspec-tos, a menudo debido a la insuficiente y débilformación adquirida en estos campos por lospropios docentes, así como a la suspicacia quegeneraba la influencia de la sociología norte-americana y la tradición empirista -en estotambién se experimentó lo que en otras par-tes de América Latina-.

Predominaron en la práctica de la sociolo-gía las dimensiones académica y de crítica inte-lectual de la disciplina entremezcladas, concasi inexistente desarrollo de su dimensiónprofesional más allá del espacio laboral quepara los graduados universitarios ofrecían lasuniversidades y algunas instituciones estata-les. Hubo mucha politización en ella desde laizquierda, en unos años en los cuales se evi-denciaban las consecuencias de largo plazo dela evolución de Centroamérica en la Posgue-rra sin contar la anomalía de Costa Rica: con-centración del ingreso y extendida pobrezapese al alto crecimiento económico, y siste-mático fraude en la competencia política porel poder del Estado a favor de regímenes au-toritarios en manos de la institución militar.Bajo este clima ideológico y político propen-so a la polarización, el anclaje científico de lasociología y su proyecto también como profe-sión se enfrentaron desde temprano a dificul-tades adicionales.

La cuestión sobresaliente que planteó estaetapa fundacional fue entonces la de un pro-yecto de institucionalización de la disciplina,con fuerte asiento en la UCR y con el respal-do de la Secretaría General del CSUCA, queaspiraría a realizarse como un proyecto regionalen los siguientes sentidos: a) se desarrollaría a

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partir de un trabajo formativo en el que con-vergerían profesores y estudiantes de diversospaíses de Centroamérica, y b) estaría alimen-tado por una docencia e investigación socio-lógica con perspectiva regional. Si bien enton-ces había muy poca investigación sociológica,y menos aún con dicha perspectiva, la exis-tente debía aprovecharse para estimular unaproducción (bajo la modalidad de proyectos,o bien de tesis de grado y posgrado), en lacual no se perdiera de vista ese contexto másamplio dentro del cual se insertaba la realidadque se buscaba analizar. Este quehacer acadé-mico debía culminar con investigaciones rea-lizadas por una nueva generación de sociólo-gos destinada a consolidar la disciplina y aampliar el conocimiento de la región. A todoello se esperaba que concurriesen las universi-dades públicas centroamericanas. Esta fue lapromesa que estuvo presente en la etapa ini-cial de institucionalización de la sociología enCentroamérica.

La diversificación precaria (1980-1994)

La segunda etapa de su desarrollo se inscribeen el periodo de la guerra civil enCentroamérica y de la transición hacia la de-mocracia representativa (1979-1996). Culmi-na con la realización del IX Congreso de laACAS (1994).

Con el triunfo de la Revolución Sandinis-ta en Nicaragua y el desplazamiento del régi-men de los Somoza se abrió para Centroamé-rica un nuevo ciclo histórico: el de crisis delos regímenes autoritarios, de insurrecciónpopular y de transición hacia la democracia.Se trató de un proceso complejo, lleno de in-certidumbres, resultante histórica de la accióny confrontación de múltiples actores políticosnacionales, regionales, latinoamericanos e in-ternacionales. Pero hubo que esperar a la si-guiente década para que la opción democráti-ca quedara validada por las principales fuerzas

comprometidas en el prolongado contencio-so. Tras el acuerdo de Esquipulas II (Guate-mala, 1987) entre los presidentes centroame-ricanos, fueron las elecciones de 1990 enNicaragua y las negociaciones entre sandinis-tas y la oposición victoriosa, la reiteración deelecciones en Honduras, los Acuerdos de Pazde Chapultepec (México) entre salvadoreñosen 1992, y la firma de los largamente nego-ciados Acuerdos de Paz en Guatemala (1996),dinámicas mediante las cuales se fue dandotérmino al prolongado conflicto armado.

Entretanto, en Centroamérica igualmentese asistía a una doble transición: una hacia laya mencionada hacia la democracia y otra ha-cia un cambio en el modelo de desarrollo,ahora bajo inspiración neoliberal, que venía areforzar el protagonismo del mercado en unaregión en donde el papel del Estado habíasido muy discreto. Esta etapa de la sociologíase va a caracterizar por lo siguiente: apenasdespuntaba su institucionalización, impulsa-da como un proyecto regional, los factorespolíticos del entorno en el cual se desenvolví-an las universidades habrían de condicionarsu evolución. La crisis económica junto conla crisis política debilitarían los recursos pú-blicos destinados a ellas, a su reproducción ya su expansión con calidad. En el caso de lasociología, a esto se le sumaría la politizaciónintensa que experimentarían estas institucio-nes, la persecución y asesinato de docentes yestudiantes, así como la incorporación demuchos de ellos al proceso político, especial-mente en los casos de Guatemala y El Sal-vador (en este país es obligado recordar algrupo de científicos sociales y sacerdotes je-suitas a un tiempo, entre ellos el sociólogoSegundo Montes, de la UCA-JSC, quienesfueron asesinados en 1989 por fuerzas milita-res). En el de Nicaragua, la actividad científi-co social quedaría incorporada, muy politiza-da también, al proyecto sandinista, aunquecon perfiles distintos. En Honduras y enCosta Rica, la vida académica, afectada tam-

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bién por algunos de estos factores, transcurri-ría sin tanta excitación ni asedio.

Lo novedoso, empero, es que la situaciónpolítica propiciará el que, desde variadasfuentes (fundaciones, organizaciones religio-sas, organismos de cooperación internacio-nal), se incremente la oferta de recursos eco-nómicos dirigidos a apoyar iniciativas tantode investigación tradicional como de investi-gación-acción sobre la sociedad centroameri-cana. Será esto lo que habrá de favorecer elsurgimiento de organizaciones no guberna-mentales y de instancias diversas, entre éstas,algunos centros independientes de las univer-sidades.

En Nicaragua se fundarán varios de cen-tros interdisciplinarios con participación desociólogos, destinados a abordar distintos as-pectos considerados relevantes dentro delcurso que sigue esa sociedad bajo el gobiernosandinista: el Centro de Investigaciones yEstudios de la Reforma Agraria (CIERA), es-tablecido en 1980, el Instituto de Investiga-ciones Económicas y Sociales (INIES) a par-tir de 1981, que posibilitará luego instituir laCoordinadora Regional de InvestigacionesEconómicas y Sociales (CRIES), a la quetanto empeño le dedicó el sacerdote jesuitaXavier Gorostiaga. Pero también en ese paíssurge el Centro de Investigaciones y Docu-mentación de la Costa Atlántica (CIDCA),fundado en 1982. En Honduras se estableceel Centro de Documentación de Honduras(CEDOH) en 1980, justo en el año en el cualse inicia la transición a la democracia en esepaís. En Guatemala nace la Asociación para elAvance de las Ciencias Sociales en Guatemala(AVANCSO) a partir de inicios de 1986, traslas primeras elecciones presidenciales no frau-dulentas en mucho tiempo. En El Salvadorpuede mencionarse el Centro de Investiga-ción y Acción Social (CINAS), el cual traba-jaba desde México sobre la realidad centroa-mericana y salvadoreña en particular, en vistade los riesgos para hacerlo desde su propio

país (en esta nación, debilitada la UES, le to-cará al Departamento de Sociología y CienciaPolítica de la UCA-JSC, con su publicaciónEstudios Centroamericanos, la tarea de darleseguimiento al pulso de la coyuntura). Y enCosta Rica se funda el Centro de Estudios yPublicaciones Alforja, en 1980; el Centro deEstudios para la Acción Social (CEPAS), en1980; y la Asociación Servicios de PromociónLaboral (ASEPROLA), en 1985, entre varios.

Es también en esta etapa durante la cualdesde la Secretaría General de FLACSO (tras-ladada por Daniel Camacho a San José en1979 durante su periodo como Secretario,1979-1985), al llegar a ocupar dicha posiciónTorres Rivas (1985-1993) éste conseguiría lacreación de algunos programas el deGuatemala y Costa Rica llegarían luego a sersedes- en Centroamérica: FLACSO-Guate-mala (1987), FLACSO-Costa Rica (1992) yFLACSO-El Salvador (1992). En todos ellosse desempeñarían primordialmente sociólo-gos. Las instancias de FLACSO en Cen-troamérica deben ser consideradas como cen-tros académicos independientes.

En cuanto a corrientes teóricas, el plantea-miento de la dependencia y el marxismo si-guen presentes como parte del sentido comúnsociológico predominante. Pero dentro de lasdistintas temáticas específicas los abordajesapelan a una literatura teórica especializadasegún los asuntos, con lo que se empieza adescubrir un universo conceptual algo másdiverso. Y en cuanto a los temas, es el políti-co el que adquiere relevancia en esta etapa, enconsonancia otra vez con la dinámica quesigue entonces la sociología en AméricaLatina. La crisis de la prolongada dominaciónautoritaria de Posguerra, el incierto procesode democratización en curso (atravesado porla discusión en torno a las modalidades de de-mocracia, si burguesa o popular) y los princi-pales actores que se hallan involucrados en él(los militares, la burguesía, el movimientopopular, los actores internacionales), así co-

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mo los análisis sobre las coyunturas políticasen los países; el tema de las alternativas de de-sarrollo al margen del capitalismo para las pe-queñas naciones de la periferia; la pertinazcuestión del desarrollo rural (la reproduccióndel campesinado, el movimiento campesino,el Estado y las transformaciones agrarias enHonduras y Nicaragua); los estudios sobre so-ciología de la religión, que fueron numerosos(entre ellos muchas tesis en la Maestría Cen-troamericana en Sociología de la UCR); lasmigraciones y los refugiados, serán algunosasuntos sobre los cuales se trabajará (Aguilera1989: 20-21).

Por su parte, la ACAS, no obstante el di-fícil ambiente político regional, mantienecon regularidad entre 1980 y 1988 la realiza-ción de sus congresos, de los cuales tienen lu-gar cinco de los diez que se han llevado a ca-bo. Pero después de 1988 habría que esperarseis años para el siguiente (1994) y luego estaorganización se difuminaría por más de unadécada.

Un rasgo a enfatizar en esta etapa es que losespacios para la práctica de la sociología se di-versifican. Ello ocurre en general con estanca-miento o retroceso de los ámbitos universita-rios, justo de los que se esperaba que le dierancontinuidad con calidad al proceso de institu-cionalización de la disciplina como proyecto re-gional. Esto es grave en el caso de Guatemala,El Salvador y Nicaragua. Por su parte, los nue-vos espacios privados sobreviven con precarie-dad, dependientes del financiamiento forá-neo. Estas circunstancias, y el hecho de quecuando se presentó la crisis política la institu-cionalización de la sociología era un proyectoen ciernes, hacen que surjan pocos centros in-dependientes con cierta calidad.

Durante esta etapa, el ejercicio profesio-nal, si bien mal pagado e inestable, despunta.Esto obliga a una nueva generación de jóve-nes graduados a proyectar su práctica laboralbajo otra mirada distinta que la de la genera-ción precedente y que los formó, la que se

había instalado en el regazo de las universida-des públicas y el Estado. De modo que su di-mensión profesional aparece, a la vez que la decrítica intelectual continúa presente, estancán-dose o incluso debilitándose su dimensiónacadémica.

En suma, el proyecto de institucionaliza-ción de la sociología en Centroamérica comouna promesa a concretarse con el perfil de unproyecto regional en variados sentidos, se vedebilitado. La fragmentación política que vi-ve la región, dividida en proyectos políticosalternativos en pugna, afecta el desarrollo ins-titucional de la disciplina. Ni las universida-des de los distintos países, ni el CSUCA, queademás experimentaría contradicciones inter-nas en esta etapa, ni la UCR, la mejor posi-cionada, lograrían contar ni con los recursos,ni con los actores decididos a preservar el pro-yecto original de los años setenta en toda sucomplejidad. Si bien el Programa Cen-troamericano de Maestría en Sociología de laUCR, el único de posgrado en la disciplina,se mantendría con buena calidad docente, re-cibiría a muchos estudiantes de la región, gra-duaría a otros tantos, y bajo su alero se elabo-rarían numerosas tesis de grado pertinentes,lo que nunca logró fue articular un programade investigación con perspectiva y alcance re-gional que nutriera su principal dimensiónformativa.

Una diversidad débil e inconexa (1995 al presente)

La etapa actual por la que atraviesa la socio-logía se localiza en un contexto sociopolíticoe histórico distinto a los precedentes. Puedeafirmarse, con la debida cautela, que a partirde 1997 la sociedad centroamericana empie-za a cerrar la transición a la democracia re-presentativa. Los dos grandes temas políticosque desde entonces confronta la región son:la consolidación de la institucionalidad de

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este régimen y la concreción de un modelo decrecimiento económico, de inspiración neoli-beral, el cual se va concretando al impulso deuna nueva derecha política, la fuerza predo-minante en Centroamérica.

Pero el trasfondo en el cual se despliega laacción en torno a estas dos cuestiones es el deuna estructura social en plétora de déficit dedesarrollo humano, déficit acumulados enmuy distintas áreas (empleo, acceso a servi-cios de salud, a la educación, a la vivienda, ala posibilidad de acceder a una pensión míni-ma asegurada en la vejez, con amplios secto-res juveniles desclasados y beligerantes encontra de un orden social que los excluye, conuna emigración masiva y sus secuelas). Y nopuede perderse de vista tampoco que se tratade una sociedad con una mayoría de la po-blación pobre y con elevados grados de desi-gualdad y de concentración de buenas opor-tunidades de vida en una minoría. Hay quehacer notar, sin embargo, que el clima políti-co cambia: cesa en gran medida la violenciapor razones ideológicas, y la diversidad, ad-mitida por fin en el espectro de posicionespolíticas, se vuelve común. Las semillas delpluralismo y de la resolución pacífica de losconflictos por vía institucional empiezan agerminar.

Mientras tanto, ya desde la década de losaños ochenta pero sobre todo a partir de la delos noventa, las universidades públicas fueronperdiendo aquel papel casi monopólico quealguna vez tuvieron en el campo de la forma-ción de profesionales. Las universidades pri-vadas proliferan en casi todos los países; enCosta Rica, hasta extremos inimaginables(con más de cincuenta). Pero incluso más quepara las restantes ciencias sociales (la cienciapolítica, las ciencias de la comunicación,entre otras), para la sociología no hay cabidaen este mundo emergente de las privadas, apesar de que algunas de las regentadas por losjesuitas inicialmente le habían abierto suspuertas.

Esto significa para nuestra disciplina queel espacio para que logre de nuevo echar raí-ces académicas y procure prosperar es princi-palmente, otra vez, el de las universidades pú-blicas, unas instituciones, empero, que comoefecto del prolongado periodo de crisis políti-ca y de transición hacia la democracia, se en-cuentran muy disminuidas. Hay cuadros do-centes con buena voluntad pero con forma-ciones académicas débiles, y algunos de ellosque han conseguido posgraduarse en el ex-tranjero y disponen de una excelente califica-ción, llegado el momento deciden practicarsu oficio fuera de las universidades, habidacuenta de los bajos salarios y de las pobrescondiciones prevalecientes en ellas para la en-señanza y la investigación. En todo caso, laposible revitalización de la sociología en suseno bajo el diferente clima político se haceen condiciones muy adversas, con numerososdéficits arrastrados y sin recursos suficientespara atender las demandas del presente. Ade-más, no se dispone ya de aquella perspectivade desarrollo de la disciplina con visión re-gional, y no menos de la institucionalidadque la acompañaba, que había sido una ca-racterística medular del proyecto de los añossetenta.

Los programas de las FLACSOs centroa-mericanas en materia docente son modestos,con pocos vínculos con las universidades pú-blicas, e incluso con débiles relaciones entre sídesde el punto de vista sustantivo de la inves-tigación. Aunque una, la sede de Guatemala,puede haber tenido un efecto más significati-vo sobre la vida intelectual y científico socialde ese país que el de las otras sobre sus res-pectivas sociedades.

Este cuadro hay que complementarlo conla supervivencia de algunos de los otros cen-tros que se habían creado en la etapa previa,con la desaparición de muchos de ellos y conla creación de numerosas organizaciones nogubernamentales (ONGs) dedicadas a varia-dos asuntos. Entre los centros conviene desta-

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El desarrollo de la sociología en Centroamérica: la promesa incumplida

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car la permanencia de al menos dos muy im-portantes: el CEDOH de Honduras yAVANCSO de Guatemala.

Desde el punto de vista de las corrientesteóricas, la desaparición del socialismo comoalternativa política para el futuro inmediatode la región centroamericana conduce al de-clinar del marxismo y del enfoque de la de-pendencia conjuntamente, aunque el debateen torno a la globalización toma discretamen-te su lugar. Los nuevos temas (que estaránacompañados por planteamientos teóricosmás acotados en su interior) serán: las alter-nativas de desarrollo para los países centroa-mericanos dentro de su marco condicionante,la globalización en curso; el desarrollo local;las migraciones; la sociología de las desigual-dades, muy especialmente los estudios de gé-nero; la sociología ambiental; las vicisitudesde la consolidación de la democracia en pers-pectiva sociológica; los movimientos sociales;y la sociología de la violencia. Y hay que res-catar que ahora, desde los temas mismos peroen unos pocos casos (género, ambiente, mi-graciones muy incipientemente) es a partir dedonde se intenta recuperar la perspectiva re-gional.

En esta etapa la dimensión profesional dela práctica sociológica adquiere prelación conrespecto a sus otras dos, la académica y la decrítica intelectual, ésta muy venida a menos.Proliferan los llamados consultores, denomi-nación un tanto altisonante para designar unarealidad profesional con oportunidades dis-cretas para la mayoría. Pero es necesario pun-tualizar que mientras la segunda de las men-cionadas dimensiones, la académica, no sefortalezca, el destino de las otras, sobre todoel de la profesional, tampoco será alentador entérminos de su calidad.

Lo más característico de todo el panoramade nuestra sociología actual quizás no sea otracosa, además de las obvias limitaciones mate-riales y de la insuficiencia de recursos huma-

nos muy bien calificados, que la falta de unnuevo proyecto regional y la escasez, cuandono clara ausencia, de vínculos interinstitucio-nales dentro de Centroamérica, reflejado estoen que para realizar el más reciente congresode ACAS (2006) fue necesario esperar doceaños. La actual bien puede ser calificada co-mo una etapa de diversidad débil e inconexa.

El proyecto de institucionalización de lasociología en Centroamérica con alcance yperspectiva regionales, como se diseñó en ladécada de los años setenta del siglo XX,nunca logró arraigar y prosperar. El desafío esretomarlo y reinventarlo en las condicionesdel presente. ¿Podrá la sociología centroame-ricana cumplir su promesa?

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Jorge Rovira Mas