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O R A C I O ND E P R E C A T O R IA , Y A SC E T IC A ,

Q U E

E L D I A 10. D E J U N I O D E 1794. Y S E G U N D O de las solemnes Rogativas con motivo de la justa Guerra contra los Franceses, en que algunos Ilustres Individuos de la dis­tinguida Nobleza de esta Ciudad de Valencia, pidieron al Dios

de los Exercitos su auxilio en la Parroquial Iglesia del Srao. CH R ISTO D E L S A L V A D O R

de la misma.

D I X O

E h M . R . P . M , Fr. N IC O L A S C H O R N É T T AÑ O del Orden de Ntra. Sra. del Carmen , Maestro en Artes

por esta Universidad, 'Do£Íor en Sagrada Tbeologiay y Confesor Ordinario de las Religiosas de

Sta. Ana de dicha Ciudad y Orden,

S A L E A t U Z

A so lic itu d , y expensas de unos D evo to s deseosos de la felicidad de las A rm as E spañolas, quienes lo dedi­

can al Excm o. c lim o . Señor D . A n to n io D espuig & c. A rzo b isp o eIe¿to de V alencia.

m í

E N V A L E N C IA * .

POR FRAN CISCO BüRG V E T E , IM PRESO R DEL SA N TO 01-‘ IC10,.

ANO I 7 P 4 .

Jppone autem cor ad doctrinam meam quae pulchra erit t ib i, cum servavcris eam in ventre tuo , et redundabit in labiis tuis. Ut sit in ^Domino ßducia tua, unde et osten- di eam tibi hodie.

E x Parab. Salom . cap .22. v . 1 7 .1 8 . et i p .

A L E X C E IL.*” ® SEÑ O R

D . A N T O N I O D E S P U IG Y D A M E T T O . del Consejo de S. M . Obispo de Orihuela, Prelado Dom estico de su Santidad , Asis­tente al Sacro Solio Pontificio, Caballero del Orden de S. Juan de Jerusalen , Gran C ru z de la Real Distinguida Orden Españo­la de C a r l o s iii. Arzobispo ele¿lo de V alen ­cia , & c. & c. & c.

E x c e l e n t í s i m o S e í í o r :

o la negra adu lac ió n , que reconoce su origen en corazones bastardos y serv iles, n i la sórdida so­lic itud de grangearnos las atenciones y respetos de V . E. han sido parre a lguna para publicar baxo sus auspicios la presente O rac ión , llena de celestial doc­trina , y unción sagrada , y por ello acreedora á los mas d istingu idos elogios.

El singular patriótico zelo con que V . E, pro­m ueve en sus enérgicas Pastorales el alistam ento de V o l u n t a r i o s baxo las banderas del mejor de los M onarcas del M u n d o , y el incesante esmero con que procura se d irijan al Todopoderoso plegarias, y sacrificios por la felicidad de las Armas Españolas, han sido los mas poderosos m otivos, que sin de- xarnos libertad en la e lecc ió n , nos han im pelido á

dedicar à V . E. con antelación à otro M ecenas la presente Pieza Oratoria.

Asi que V . E. por un efe£to de su notoria be­n ign idad se d ignará acogerla baxo su som bra,y pro- teccion, atendiendo ser unos mismos los sentim ien­tos è in tereses, que m utuam ente nos anim an y es­tim ulan , esto e s , hacer recuerdo à codo Guerrero E.'ípañül, que del expedito manejo de las armas es­pirituales (m ucho mejor que de las balas y del ace­ro ) pende principalm ente el feliz éxito de sus co m b ates, y m ilitares empresas.

Con la bondad que à V. E. le es tan natural, tendrá a bien disim ularnos el que om itiendo por esta vez el com ún estilo de las D edicatorias, pase­mos por alto los d istingu idos tim bres y blasones, que tanto engrandecen su ilustre G enealog ía , her­moseada con las frondosas ramas de los Damettosy Coconérs y otros Personages de la mas acendrada Nobleza , que seria largo referir.

No ya la principal de las islas Baleares, sino Es- pana to d a , y aun el m undo entero han adm i­rado con asombro los felices progresos en le tras , y armas de sus nobilísim os Ascendientes. Pero no es nuestro proposito texer aqui un com pleto elogio de los Abolengos de V . E . , ni de los honrosos en­cargos con que se vio prem iado su alto m érito en

la C ap ital del m u n d o , y en varias partes de nues­tra Península i solo si precendenios s ign if ica r , que entre las relevantes qualidades de que ha dotado el C ielo la grande alm a de V . E . , nos llevan las pri­meras atenc iones, (com o que son las mas caraóte- rísticas) la gen ialidad y dulzura de su tr a to , y el prudente manejo de los negocios peculiares de su Pastoral M inisterio . Prendas brillantes y encan ta­doras , que ya desde lexos, y com o en perspc¿\iva nos presagian el feliz gobierno de este Arzobispado en la acertada elección, que lia hecho en la Persona de V , E. el hijo P rim ogénito de la Iglesia C ar lo s

Q u a r t o (q u e Dios gu ard e).Oh 1 Q iiiera el Suprem o A rbitro de la suerte

de los M órcales, sea la nuestra tan vencurosa qual m uy en breve nos prometemos disfrutar. M ientras tanto no cesaremos de d ir ig ir al C ielo nuestros mas hum ildes v o to s , para que dispense a V .E . muchos y dilatados anos , llenos todos de felicidades y ben­diciones , para explendor de la M onarquía , orna- meneo de su ilustre Familia^ consuelo y proceccion del Pueblo V alenciano.

E x c e l e n t í s i m o S e n o » ,

B . L . M . (le V . E.

Unos Devotos deseosos de la felicidad de las Armas Españolas.

A L A S P E R S O N A S Q U E H A N S O L IC IT A D O L Á entrega de este Papel,

M

J . M . J.

.u y Señores mios de mí m ayor veneración y res­peto : M e resistí com o V V . SS. entienden á entregar el Serm ón , q u e se me confió , y prediqué d ía lo . de Ju ­nio , y tercero de Pentecostes en la Iglesia d el Santísim o Salvador , y a por las razones qu e insinué à boca , y son obvias , y a tam bién porque conozco le falta m ucho pa­ra ser com o una de aquellas piezas dignas de salir à luz, qu e producen los O radores eruditos , entre cu y o nú­m ero , ni me c u e n to , ni pienso pretender form ar ran­cho. Entré en el em peño , D ios sabe es a s í , por haberm e faltado ánim o para n e g a rm e , y debí al Señor (ayúd en ­me V V . SS. à darle gracias) el predicar no con el fin

•de q u e los O y en tes quedasen contentos del Predicador, sino con el de q u e oÍdo y m ed itad o , quedásem os rodos descontentos de nosotros mismos.

Sin e m b a rg o , com o es tanta mi miseria , aun qu an­do o y g o de personas tan piadosas è ilu stra d as, com o V V . SS. q u e confian será d el agrado de D ios se dé à la estam p a, quiere sacar la cabeza el am or propio apoyado en lo qu e d ixe al principio para resistir mas à las repe­tidas y preceptivas insinuaciones de V V . SS. y no se si hubiera podido hacer callar à tan continuo è im portuno d ecid o r, si no me h u b iera determ in ad o, asistido del que nos conforta , à sacarle à cam po de batalla , por tener el g u 5to de ver vencido à un enem igo m ayor q u e Sisara , y O lofernes por la mano de una m uger.

Esta J a e l, esta Ju d ith ha sido m i Seráfica D o ttoraSan-

Santa T eresa d e J e s ú s : ella le taladró la cajícza con el clavo , y m artillo de su d od trin a, ella le segó el cue­llo con el cuchillo de su p a la b ra , y no qu iero dexarla de expresar por si lá necesita com o y o algún otro de mí oficio. E l c ita d o , pues , Padre de la Iglesia con sus luces, y con sus escritos , ( con este term inante e logio la hon­ra (^ ) C lem en te X IV ). D ice en el cap. i 6 . de su v id a num . 2. de este m odo ; «H asta los Predicadores van or- jídenando sus Serm ones para no descontentar 5 buena in- » tención ternán, y la obra lo se ri, mas ansi se enmiendan »pocos. ¿M as cóm o no son m uchos los qu e por los Ser- am o n es dexan los vicios públicos? Sabe que me parece, » p o rq u e tienen m ucho seso los que los predican. N o es- » tá n sin cI con el gran fuego d el am or de D io s , com o « lo estaban los A p o ste les , y ansi calienta poco esta lla- « ma : no digo y o sea tanta com o ellos tenian , mas quer- » iria , que fuese mas de lo q u e veo . ¿Sabe V m , en qué « d eb e irm u c iio ? en tener y a aborrecida la v id a , y e n » p oca estim a la honra , q u e no se les daba mas á true- )ico de decir una verdad , y sustentarla para gloria de « D io s , perderlo todo , qu e ganarlo todo : qu e quien de «veras lo tiene todo arriscado por D io s , iguahnente lic- « v a lo uno qu e lo otro. N o d igo y o q u e io y esta , mas q u erria lo ser.«

A vista de pábulo de tan celestial d o d rín a , con la q u al y o estoy m u y obligado á nutrir mi corazon , de­biendo confesar con toda verdad lo que la Santa expre­so con hum ildad p rofun d ísim a, no digo yo quí soy éste'-, pero veo me es en todo tiem po indispensable quererlo ser,

y

(*) Tomo I , de cartas importantes del Señor Ganganeli carta 14.

y rogando al qu e concede mlserxcordíosamelite e l qué-» rcr , le perficione en m í , para coop eraren alguna , aun­qu e p eq u eñ a c o sa , á esta deseada g r a c ia , resueltam ente repito , q u e aunque conozco falta m ucho á este Serm ón para ser c a b a l, según todas las leyes qu e debe obser­va r un p a p e l, que va expuesto á ser m ira d o , y m edi­d o por e lla s , com o sea del agrado de D ios e l publicar­se según V V . SS. confian , ladre el am or propio , solicite en co n tra rio , gruñ a , resístase duro al freno , q u e h o y ha de qued ar en esta parte re n d id o , confuso , y traspa­sado con b espada de la doctrina qu e m ánejó una m uger am bidextra. S í , Señores m io s , á mí me hace ver esta buena M adre , M aestra y H erm ana , qu e ¡o qu e me im ­porta es buscar el provecho de las A lm a s , y arriscar por Dios á fin de lograr e l d ebid o fin q u e nos debem os pro­poner los de mi oficio , la honra de qu e la misma habla, y si fuese m enester tam bién la v id a .

L le ve n pues V V . SS. m u y enhorabuena el Serm ón, quando sobre rodo lo dicho ordena mi Prelado que y o condescienda con el d ifa m e n de V V . SS. y qu iera el qu e vence nuestra ciencia , sea una llu via qu e r ie g u e , y fecunde los co ra zo n e s, y q u e éstos reciban de D ios por m edio de las consideraciones, q u e ofrece esta hum ilde O ración de R o g a t iv a , e l aum ento de ascensiones espiri­tuales , qu e todos debem os procurár en ellos , mientras m ilitam os en este valle de lagrim as. D ios prospere á V V . SS, m uchos años. V alencia 2 1 . de Ju lio de 1 7 9 4 .

B.L.M . de V V . SS. su muy afeftocn Jesús y humilde Capellani r . Nicolás Chornét.

M u y Sres. m ios de m i m ayo r veneración y respeto,

__ _________________________________(*) En carta de 24. de Junio, que queda en mi poder.

s

J E S U S y M A R I A y J O S E F .

EXORDIO.e n o r , D io s , C ria d o r d e rodas las co sa s , T errib le ,

t u e r t e , V eracísim o y J u s to , cu y a naturaleza es bon­dad , cu ya vo lu n tad es p o d e r , y cu ya obra es miseri­cordia j ^no sois V os el q u e com o D ios Eterno nos dexas- teis escrito con vuestro dedo , q u e en los tiem pos de ca­lam idad y d e a flicció n , nos juntásem os à orar ( i ) im plo­rando vuestra piedad y m isericordia , para qu e aplacan­do con súplicas vuestra i r a , quedásem os llenos de las bendiciones de vuestra clem encia? ¿ N o sois V os el q u e diste im pulso à vuestro M inistro para e s cr ib ir , q u e la oración de un herm ano ayu dado por o tro herm ano , seria com o una CiiK iad de firm eza (2 ) c a p iz d e resistir q u an - tas invasiones cabile contra e lla el Enem igo Ì Buen Jesús, M ediad or Santísim o y F ie l , ¿no dixisteis V os m ism o(3 ) q u e si dos d e nosotros juntos pedíam os al Eterno Padre una cosa en vu estro nom bre (fuese la q u e fu e s e ) , la con­cedería ?

Pues S e íío r , este d evo to P u e b lo , qu e p or vuestra d ivin a m isericordia v iv e en la firm e creencia de vu estrai infalibles p a lab ras, sabiendo qu e la o ra c io n , y las súpli­cas son honor , obsequio y honra vuestra , y q u e por ser à s i , qu an to mas públicas son mas insignes , no sola­m ente os ha rogado con privadas oraciones , si q u e tie­ne hechas muchas solemnes plegarias por m edio de las

A Co-

Joël cap. 3. V. 16. ( a ) Proverb, cap. 18. vers. 19. j ) Matth« cap» 18. r . 19.

Com unidades eclesiásticas, seculares y-reJigiosás ( i ) , p idiéndoos com o en otro tiem po N e h e m ia s , (2) q u e afli­gieseis á los qu e nos o p rim en , y nos contum elian con sobervia ; inteligenciado con la lección del Eclesiaste's (3), qu e la Sabiduría ó Filosofía C h ris tia n a , es m ejor q u e las armas bélicas , ha insistido en sus súplicas con m u y ancorada esperanza por discurrir bien fu n d a d o , qu e sí á tan pocos, com o dos, qu e pidan en vuestro nom bre, ofre­céis la liberalidad , y segura concesion d el Padre de las lu c e s , mejor se d ebe esperar quando pidan m uchos con­gregados : finalm ente (no os enojeis. Señor, qu e y o hable a favor de este vuestro afligido P u e b lo ), finalm ente d igo, instruido por V os mismo (4 ), que os com padecisteis de una m uchedum bre de G e n te s , quando se trataba de ali­m en tarles, h a c r e id o , qu e vuestra benignidad al ver co- m ovida la tierra por la prim era de aquellas tres cosas, q u e causan estos estragos, com o dice la Escritura (5), á saber, por unos siervos, qu e quieren reynar , ha de hu­m illar su audacísima arrogancia, con la q u e am enazanálos H eles hijos de vuestra Iglesia , queriéndoles desposeer de su pan , de sus fr u to s , de su substancia , y de todo lo sa­grado , que form a sus mas verdaderas delicias.

S i , Jesús m ío , s i : la C on vención Francesa , id ó la­tra , m onstruo de h ere g ia s , Pueblo sin R e y , sin le y , y sin D ios , aspirando con d o d rin a d el im pío M ach iave- lo á un falso bien por la infam e senda del mas verdadero, y pernicioso m a l, ha jurado arrancar de España vuestra Santa F é , y plantar en ella el árbol de su soñada L ib e r-

______________________________________ tad;

(1) Empezaron el día 23. de Marzo de 1793.cn la Santa Iglesia Metropolitana, y se continuaron en todas las Parroquias, Conventos y demás Iglesias de Valencia y Arrabales. (2) a.de los M a c .c . i .v .2 8 . (3) C .9 .V .1 8 . (4)M arc.c.8.v.2.(y)Prov.c.3o,v.2i.

t a ¿ ; quiere, qu e rodos seamos enem igos de vuestra C ru z , q u e aborrezcam os vuestro Santísim o N om bre, q u e burle­mos de vuestra Santísim a M ad re , qu e despreciem os à los San tos, q u e destrozem os sus im ágenes, y qu e tributem os in cien sos, y doblem os la rodilla à una farsanta , à una m uger p ro stitu ta , à una p ública ramera : nosotros^ Señor, bien lo sabéis, antes querem os m o rirà los filos de una es­pada , q u e faltar à vuestra fé : pero al v e r los peligros q u e nos rodean, y al considerar la inescrutabilidad d e vuestros consejos, sin poder sacar de nuestro corazon la espada del gusano d e la conciencia qu e nos atraviesa , no podemos menos de acudir repetidam ente à V o s , y enteram ente rendidos , hablaros con toda el a lm a , com o en otra oca- sion m u y parecida à esta el piadoso Josafat ( i ) : Cum tg- noremus quid agere debeamus, hoc solum babemus resìdui, ut occuloj nostros dlrigamus ad te.

D ios M isericordiosísim o-, al m odo q u e una sierva fie l está siem pre atenta esperando q u é es lo qu e qu iere su Señora, con deseos v ivo s de com placerla, así nuestros ojos interiores y exteriores se ponen h o y atentos à V o s,p o rq u e ignoram os lo qu e debem os hacer , esperando com o d ic­tad o de V o s el m edio op ortuno para librarnos d e las des­gracias, co n q u e nos am enazan los iniquísim osG onvencio- nistas. ¿Lo deseáis asi, amados mios? ¿Juntáis vuestros vo ­tos con los d el M inistro de D io s , q u e aunque frágil co­m o v o so tro s , y vaso de barro os habla con credenciales de L ega d o d e Jesu Christo? ¿Quereis qu e y o os m anifies­te de parte d e nuestro am abilísim o S alvad or lo que es in­dispensablem ente necesario , para qu e extienda à noso­tros su misericordia , concediéndonos lo qu e le pedim os en esta solemne R o g ativ a ? ¿ L o quereis?

_________ A l ____________ Yo( i ) II. Párailpom. cap. 20. v. 12.

Y o asi lo creo de vuestra piedad. O id io p u e s , n o .co ­nio los que oían al q u e no creían M esías ( i) , con inten­ción de cogerle si podían en alguna palabra , sino con do­cilid ad de hijos de D ios : dad gloria à su D iv in a M ages- tad , q u e quien os habla no es e l hom bre qu e v e is , sino el D ios qu e no veis. Es , si : el prototipo de ese C ru cifi­cado Señor , es ese mismo hom bre D ios , qu e adoramos fisica , real y verdaderam ente presente , com o nos ense­ña el C atecism o , en el Santísim o Sacram ento d el A lta r: QuaeriU primum 'Regnum D e i , et juítitiam ejus , et haec om nía adjícientur vobis. Buscad prim ero el R e y n o de D ios, y su justicia , y tod o lo dem as se os añadirá. A s i nos ha­bla quien no puede en gañ arse , ni engañarn os, asi nos h ab laq u ien no tan solam ente o y e lo q u e pedim osde boca, sino que com prehende tam bién lo qu e nuestro corazon o- cu lta. D e esta palabra de Jesu C liristo , infiero y o dos con­sigu ien tes, cu ya inteligencia ofrecerá m ateria à nuestra hum ilde O racion . Prim ero : la causa de las aflicciones que nos oprim en por la presente G ucrra, pende de qu e no bus­cam os ante todas cosas el R e y n o de D ios, y su justicia. Se­gundo : en quanto nos determ inem os à buscar ante todas cosas el R e y n o de D io s , y su justicia, cesará lacau sad e las aflicciones qu e nos oprim en porla presente G uerra. A rodos nos im porta radicar en el corazon estas sencillas verdades.

O D iv in o Espíritu , generoso D istribuidor de los do­nes ce lestia les, V o s , que Inflamasteis à los A p o s te le s , y purificasteis al Profeta para q u e fuesen órganos dignos de vuestra adm irable palabra , alum brad mi entendim iento, santificad mi c o ra z o n , purificad mis labios , para que penetrado el prim ero de la verdad de vuestros oráculos, pueda y o anunciarlos dignam ente en este día de ruegos,

________________________________________^( i ) Matth. 2a, V. 15. Item Lue. 1 1 , v,

sy de hum illación. D a d , S e ñ o r , á mi v o z , v o z de v u tu d , y v irtu d tan poderosa com o de d ivin o trinchante , qu e se­páre ai hom bre hasta de si mismo , à fin de qu e causando e l deseado efefto : Dimitías nastra crimina et des quie­ta tempora $ perdoneis nuestros pecados , y nos concedáis tiem pos mas tranquilos. O s lo suplicam os todos por la in­tercesión poderosísim a de la H ija del Eterno Padre , M a­dre del D iv in o H i jo , y vuestra querida Esposa M aría Siin- tísim a nuestra R e y n a . Para inclinar la Soberana Empera­triz à este exercicio de su innata m isericordia , digam osla con m ucha devocion un A V E M A R I A ,

Quaerite primum Regnum D e l , et justitiam ejus , et baee omnia adjidentur vobis.

Buscad prim ero e l R c y n o de D ios , y su justicia , y todo lo dem as se os dará en añadidura. S.M atbeo cap. 6 . vers, 3 3.,

Lj i causa de las aflicciones, q u e nos oprim en por la pre­sente G uerra , pende de qu e no buscam os ante todas co­sas e l R e y n o de D ios , y su justicia. C . V . L . Y á no es tiem po de callar j el precepto de Jesu C h risto se ha de cum plir (2), lo q u e nos hace oír el Señor en secreto , de­bem os decirlo en público : es justo y necesario resuene en los Púlpitos la trom peta del E v a n g e lio , no tan sola­m ente para contrastar las blasfem ias > y los pérfidos em ­peños de una N ación ingrata , cu ya m alicia poco satisfe­cha en desconocer à D ios, pretende, aunque en vano, des­

truir

( I ) Breviario Carmelitano en el Hymjio del dia de Peniecos- tés à la hora de Tercia, (a) Matih. cap. 10. vers. 37.

tru ir la C h ristiana R e lig ió n en todo el m undo , y dester­rar d cl corazon d e l hom bre el N o m b re de Jesu C h risto , sino para radicar mas y mas la santa fé en los corazones ca tó lico s , á fin de qu e conociendo hum ildem ente con es­ta d ivina lu z sus p ropios e x tra v ío s , cubran e l rostro con su vergü en za 7 busquen con espíritu de penitencia el N om b re del Señor , persuadidos enteram en te de q u e la causa de las aflicciones qu e nos oprim en por la presente G uerra , pende de qu e no buscam os am e todas cosas el R e y n o de D io s , y su justicia^

Q u an do antiguam ente el P ueblo de D ios dexaba los cam inos de sus m andam ientos , les suscitaba e l Señ or un P ro fe ta , 6 m uchos , q u e encam inasen sus pasos , y mos­trasen e l trág ico fin q u e habia de tener, sino se endereza­ba -al térm ino de la v irtu d por la obediencia á la L e y . C o n este m o tiv o le anunciaban las calam idades, qu e habian de seguirse á sus pecados , para qu e por e l m iedo de es­tas im ágen es, se esforzasen á d eten er el curso de las aflic­ciones y calam idades p úblicas : entonces Jerusalcn se cu- bria d e cen iza y de c i l ic io , los Sacerdotes lloraban ante el A tr io y e l A l t a r , los A n cian os juntos en el T em plo anim aban su flaca v o z para invocar las m isericordias del D ios de sus P a d r e s , la recien casada arrojaba los ador­nos de su Juventud , y de sus dias de a le g r ia , las vírg i- nesdesconsoladas h ad a n resonar las P lazas públicas con sus gemidos-, hasta los p á rv u lo s , y aun los niños qu e no estaban d e steta d o s, eran congregados para qu e e n e l mo­do posible tomasen parte en el sentim iento y d o lo r , y el Señor m o vid o de sus la g rim as, y de su arrepentim iento dexabá caer de las manos el rayo destin ado á castigar las ingratitudes d e aquella C iu d a d infiel.

P u e s , am ados m ios , nuestro m inisterio en estos diasde

d e sustos, de trib u lacion es, d e co n g o x a s, de tem ores, y de disgustos , aun es e l m ism o : com o toda la carne ha corrom pido su cam ino , y parece haberse borrado la fé, y el tem or de D ios de casi todos los h o m b res: com o se form ó e l cuerpo d el pecado , y una m alignidad casi ge­neral se in troduxo , y apoderó d el m undo : com o en es­tos siglos d e relaxacion anden los C hristianos com o ju ­gando los unos á los otros su re p u ta c ió n , y su eterna salud en las conversaciones, y e n e l com ercio de la v i­da , nos envia h o y a nosotros com o en otro tiem po á sus Profetas , para q u e os anunciem os no calam idades fu tu ­ras , no trabajos venideros os los hicim os t e m e r ( n o por m odo de profecía , sino fundados en las declaradas pala­bras de D io s) ha y a m uchos años 5 s i , soy buen testi­g o , y sé qu e no m iento. En esta mism a determ inada Iglesia , é in d ivid u al C áted ra d el E spíritu S a n to , ha­ciéndoos m em oria d e lo qu e debisteis al S eñ or e l año de los terrem otos ( i ) , y sintió entre otras partes M o n - tesa 5 de la indem nidad d e vuestros cam pos en el mas próxim o (2 ) de la la n g o sta , de haber sido preservados de trabajos tem ibles por in u n d ació n , quan do por igu al m o tivo (3) m urieron tantas personas en C h iv a , hacién­doos m em oria d e las lagrim as qu e derram ó Z aragoza (4) por el incendio de la casa de las C o m e d ia s , ¿no os exhor­tam os muchas veces á qu e entraseis dentro de vosotros m ism os, y escarmentaseis en cabeza agena? ¿N o os d ix i- mos con S. A g u stin , non te vu lt percutere , qui tibí dicit adverte\ M ir a , V a le n c ia , q u e el Señor te avisa como buen Padre; esta es para tí la v o z de sem ejantes estragos; cu idado V a le n c ia , cuidado 5 adverte: entra en t í , en-

mién-

( i ) 1748. día 23.de Marzo. (2) 1756. (3) 1776.(4) >778-

rc icn d a tc , p orque de otra form a van caer sobre t í los castigos de D ios. Pero com o no hicisteis caso de estos, ni otros avisos, nos e n v ia el Señor, vu e lv o á decir , no para qu e os anunciem os calam idades futuras, sino para poneros á v ista de ojos el azote d e la G uerra con q u e nos castiga, y la ;usta pe-nade nuestros d e lito s. Sin e m b a rg o , am a­das Valencianos míos , el D io s , q u e nos envia á hablaros en su nom bre , no es un Señor y a del todo irritado , y dispuesto á h acer llover sobre nosotros todo el fuego de su indignación y d e su Ira , sino un d ivin o N u m e n , qu e In­ten ta hacernos conocer (buscando santas trazas para com ­padecerse de nuestras desgracias), qu e la causa de las aflic­cion es, qu e nos oprim en por la presente G uerra , pende de qu e no buscam os ante todas cosas el R e y n o d e D ios, y su justicia.

¿ y será m enester otra lu z para entrar en este cono­cim ien to , qu e la de nuestras propias conciencias? ¿C ó m o hem os v iv id o hasta ahora? ¿En qu é se han pasado nues­tros dias y nuestros años? D esde qu e salimos de las manos d eD io s, ¿qué usohem os hecho de nuestro entendim ien to, de nuestro cuerpo, de nuestro corazon , y de todo lo qu e en nosotros está destinado á glorificar al Eterno A rtífice , qu e nos lo d ió? ¿Q u e uso hem os hecho d e la ju ventud , de los talentos , de las lu c e s , y d e i tiem p o, qu e debía ser el precio de nuestra eternidad? ¿ Q u é uso de los bienes, de ¡as r iq u e za s , d e los em pleos , de las dignidades , y de l'a buena o p in io n , en qu e d ebíam os hallar los socorros y k)s recursosde nuestra santificación eterna? ¿Que'uso de las aflicciones, de las pérdidas, de las enferm edades, y de las desgracias, las qu e en los fines de D ios debían ser para no­sotros lecciones de salvación , y m otivos de penitencia? ¿Q u e uso en fin de todos los m isterios, d e todas las so-

lem-

lem n id ad es, de todas las insrruccíofies, y de los dem as socorros , qu e nos ha ofrecido la R elig ió n , y en los que tantos justos han hallado los apoyos de su f é , los consue­los de su piedad con la proporcion para una vid a santa y fiel? M irem os un instante todos los d ia s, y auojs, qu e he­mos pasado hasta ahora. jO h ! y ¡q u e vacío! ¡que abis­mos! 4 que succesion tan continuada de excesos , de im ­piedades , de disoluciones! Y si se hallaron algunos in­tervalos de fé , algunos v is lu m b res, algunos m ovim ien­tos de g racia , algunas conversiones á D ios , ¿no lian sido conversiones ap aren tes, y sin efe£to? Si vino el caso de derram ar algunas lagrim as, ¿no es asi, qu e desde luego re­prim im os el torrente? Si pusimos la m ano en el arado, ¿no miramos neciam ente liácia atrás vo lvien d o á entrar en un estado tal v e z peor qu e el prim ero? ¿D e que nos ha servido todo esto , sino de añadir á los dem ás delitos el haber despreciado estos auxilios?

¿Q u e esperamos p u e s , amados m ío s , á tener com ­pasión de nuestra alma? ¿ Q u é esperamos para vo lvern os á D io s , para buscar su R e y n o de gracia , y congregar nuestro corazon en justicia y santidad? Despues de tan­tos avisos, con q u e su benignidad nos ha querido m over á penitencia , ¿qué le qu ed a q u e hacer al Señor? C astigar nuestros delitos con a fliccio n es, y calam idades públicas, derram ar sobre nosotros el terror d e su ira com o en otro tiem po sobre aquellas C iu d ad es ( i ) , qu e atraxeron sobre sí su indignación con los excesos de sus disoluciones, y de sus iniquidades. Este es el recurso, qu e quedaba á la mi­sericordia de D ios para m overnos. M uchas veces nos lia hablado en lo íntim o de nuestros corazones , ha queri­do nos diésem os por entendidos en las correcciones d i-

________ B _______________(i)> Génesis cap. 19. V. 2y.

lOlig id as á nuestros p ró x im o s: todo h i sido en v a n o , y por eso ahora nos castiga, para qu e sirviéndonos e l golpe de colirio abram os los ojos , y percibiendo lo qu e m iran­do no v e ía m o s, le escuchem os.

O íd , y ved la v o z de hecho con qu e nos habla: nues­tros enem igos nos insultan , los hijos de A m a lcch inten­tan acabar con el Pueblo de D io s , nuestras fronteras con la Francia por ser de tanta dilatación, no pueden estar por todas partes cerrad as, aquellos m uros de artillería Inac­cesibles , qu e teníam os situados por el valor , y pericia de nuestros G enerales en el cam po del B olou , en los que poniam os tanta co n fia n za , se vieron destituidos d-el es- perado e fcfto el 30. del pasado A b r i l , y i . de M a y o ( i ) por los varios sucesos de la guerra , en la qu e y a por una parte , y a por otra ensangrienta sus filos alternativam en­te la espada, cu y o acontecim iento, y funestas conseqüen- cias o p r im ió , com o sa b é is , nuestros co razo n es, y nos h izo y a derram ar lagrim as sentidas. L os Franceses m edi­tan la conquista de nuestras P ro v in c ia s, y parece , qu e reparten entre sí anticipadam ente nuestras posesiones, y nuestras casas. L a justicia de nuestras armas es acreedo­ra de m ayores v ic to r ia s , el azote de la guerra , y de lá desolación derram a el l u t o , y la miseria sobre algunos L u g a r e s , y campos de nuestra E sp añ a, el P ueblo gim e con el peso de los copiosos auxilios de g e n te , qu e la des­gracia de los tiem pos hace indispensables á un R e y e l mas am ante de sus vasallos. C ata lu ñ a se halla sepultada en los mas am argos d esconsuelos; s í , f ie le s , entraron en al­gunos Pueblos de aquel floreciente Principado las fieras sin D ios , y sin R elig ión , robaron á nuestros buenos her-

ma-_

( I) Consta de lac nociciai» publicas correspondientes á dichos dias.

alanos los C atalanes lo q u e cqo e l sudor de su rostro habían adquirido en m uchos años , violaron sus tálam os, y sin poderlo xem ediar, se vieron precisados à dexar à sus m ugeres , y à sus liijas en los brazos de la violencia , y de la brutalidad. ¿C óm o puede hallarse corazon católico , que considere sin lagrim as estas miserias?

|Y q u ál es la ra íz de estas pérdidas, y desgrácias? Y a lo he dicho : la ira de D ios se derram a sobre nuestros de­lito s , la enorm idad de nuestras culpas ha llegado hasta el trono de sus venganzas i el Señor nos mira desde lo alro de su eterna m orada, com o decía D a v ld ( i) , y h a visto las abom inaciones, que h a y entre nosotros, los fieles sin bue­nas co stu m b re s, los A n g e le s de la Ig le s ia , ja y de m íí con necesidad de reflexionar seriam ente , q u e somos constituidos lu z d cl m undo , y sal de la tierra : v ió , qu e la N o b le za debia contenerse en sus licencias , qu e la M a­gistratura d e b ía apartar la vista d e los d o n e s , q u e ciegan à los prudentes : v ió exercitad o el Com exclo en to­d o género de fra u d e s , los A n cianos d e l P ueblo transfor­m ados en m uchachos de cien a ñ o s , los Padres o lv id a ­dos de la cuenta , qu e han de dar à D ios por sus hijos, los H ijos m irando sin amor-, y tratando co n enfado à sus P adres, el Esposo sin m irar à la Esposa com o Jesu C h risto à su Iglesia , la Esposa sin am ar al E sp o so , com o aquella à C h risto i ha m irad o, y ha visto , q u e hem os llenado la m edida de los pecados de nuestros P a d re s , que se pro­paga una succesion de in iquid ad por m edio de una sem i­lla in fe rn a l, qu e cae à m odo de continua l lu v ia , pero llu v ia de fu ego , y fuego d el infierno j llu v ia q u e bas­ta para tener la tierra de los corazones tiernos no tan solam ente seca , sino llena de ven en o , y abrasada, l lu \ i i

B a de

( i ) Psalm. l O i . V. 20.

de palabras sucias, asquerosas, obscenas, soezes, y propias de la P lebe libre , y d iso lu ta , q u e sobre ser por lo menos ofensivas de oidos p iad osos, y escandalosas , se usa de ellas con tan afrentosa propagación, qu e las aprenden los hi)os de los Padres, antes que estos piensen en enseñarles la D o d rín a C hristiana , rom piendo el silencio en sus des­enfados , hasta los ra p a ces, con una palabra escandalosa.

Q u is ie ra , amados míos, tener en mi auditorio à todos los M aestros de primeras letras, para suplicarles encareci­dam ente tuviesen à bien mandar à los niños , qu e quan­do las oyesen por esas ca lles, y plazas , ò en qualquiera parte qu e se encontrasen , dixesen gritando : A ve Mariaj y esta sería tal v e z para el rem edio acertada , y suficien­te providencia , y sino bastase , por ventura convendría im poner una corta pena pecuniaria , pero pena irrem isi­ble , cu yo m edio para los d u r o s , y tercos , seria sin duda de mas e fe d o . ¿ Y no m erecía otro tanto la reprehensible facilidad de juram entos, y blasfemias? ¿Quién no v e , q u e apenas h a y qu ien compra ò venda sin qu e interponga aun en cosas levísim as la religión del juram ento, llenando de im precaciones, y execraciones, lo q u e se afirm aò niega? D eshonrando torpem ente al R e d e n to r , añade el C on cilio T recense , con juram entos por su carne , por su sangre, por su m uerte , por sus lla g a s , por su cabeza , por sus e n tra ñ a s, ò por qualquiera otra cosa , qu e concierna à su H um anidad. Ei C on cilio M ogu n tin o ( i ) dice : qu e por su negligencia serán reos de estas faltas lo^ Padres , y el M agistrado.

M iró D ios desde lo alto del C ie lo , y v ió un luxo m on struoso, é insensato crecer , y aum entarse con la pú-

bli-

( t ) Véase Mervesio en su Suma christiana, tom.i.Prima se- cundae quaest. 42, por toda ella.

blica miseria , por hallarse en algunos v e s tid o s , com o y a lloraba Jerem ías ( i ) , la sangre de los p o b re s , ò con lo q u e por su uso se falta à las obligaciones d e justicia , ò con lo qu e por superfluo se debe dar à los necesitados de lim os­na , dignos por tanto de ser d estin ad o s, según la palabra de Isaías ( 2 ) , à la com bustión , y a set pábulo d e l fuego. N o es mi intento condenar absolutam ente e l uso de las galas, y adornos exteriores : se , qu e debe hacerse distin­ción de estados y personas ; qu e puede una Señora vestir ricam ente, porque su estado, ygra n d eza lo perm ite, y jun­tar con estos adornos una m odestia g ra v e , y honestidad e- xem plar. D eclam o por tan to contra lo q u e es a b u fo , con­tra la superfluidad, contra el exceso en atención à lo que pi­da en cada una, y en cada uno e l estad o , i cu yo punto dt- ficll de hallar, se llegará facilm ente una persona, si im itase no à las qu e se exceden en las m odas, sino à las mas conte­nidas entre las de su clase y esfera. D eclam o contra el mal uso aun de lo qu e está dentro de los térm inos d e galas mo­deradas , contra lo qu e no sirve sino para fom ento del pe­cado, llevándolo por pura va n id a d , ú otra peor intención: hablo en fin d el uso de tantas chispas de sensualidad , de tantas fraguas de concupiscencia, con las que no tan sola­m ente se presentan con engreim iento al Público , sino qu e por m asque loprohiban los C oncilios (3).,Santos Padres(4)

y

( i ) Cap. 2. V .3 4 . (2) Cap. 9 .v .f . (3 ) Concilio Pro­vincial Salisburgense, título de la prohibición de los vestidos de las Mugeres. Mediolanense V . parte 3. instrucc. para el Matri­monio : Y Tridentino ses. 22. en el Decreto de lo que se ha de observar , y evitar en la celebración de la Misa.

(4) S. Ambrosio sobre la primera epist. à Timoteo cap. 2. S.Bernardino de Sena tom. 3. serm. 3 6 . después de la Dom. de Quaresma.

y lardados ( 5 ) , no se repara de entrar en los T em plo^hurtando ta lv e z .à je s u C h risto Jos adoradores. ¿N q h a b ia de bastar à las.señoras m ugeres , y à las m ugeres Señoras para corregir estosexcesos<el conocim iento de qu e e l uso de

^us m odas en la m ayor parte tiene por madre à la Jfrancia?San Josef d eC alasan z habiendo em pezado à usar en la

enferm edad , de qu e m urió, un oportuno len itivo , qu e se k habia preparado para m itigar la aridez de las fa u ce s , y ■de la lengua , al decirle (queriéndole dar mas estim ación) qu e lo habia inventado, y usado Enrique v n i. R e y de In­g laterra , com o si esta noticia hubiese m udado repentina'- .m ente.en fuego el re fr ig e rio , se lo sacó.de la b o ca , y con im paciente violencia exclam ó resentido ( i ) : l à m ì t à m i cosa inventada , y usada de un rebelde de la santa Iglesia ? Fuera , fuera , arrojadla. N i se q u ieto hasta qu e arroja­ron por la ventana e l rem an en te , qu e se le habia prepa­rado. D exad m e pues hacer esta breve reflexión , p or un exem plo de quien nos.dexóJos mas puros de virtúd,(2) en esta nuestra C iu d a d . El .mismo Jesu Q u is to enseña (3), q u e el cuerpo im porta m a s, q u e e l vestid o : la E scritu­ra dice.(4), que la salud es m ejor q u e un censo inm enso, y siendo esto .a s í, ¿podrán en el día de Ja ira d e l S eñ or evitar su confusion.las q u e por e l vestido, qu e no es mas, q u e un sam benito del p e c a d o , è im porta m enos qu e la

s a -

(y) Los'Iliisirísimos Señores Arzobispos de Zaragoza, O- bispos de Barcelona,de Pamplona, de Calahorra, Orense, con Otros muchos de nuestra España , è Indias, y toda la Religión Seráfica en -un Capítulo G en eral, que celebró en Roma día 6, de Junio de i yoó. determinó , que ningún Confesor absolviese à las mugeres, que se presentasen profanamente vestidas en tres casos, que allí .expresa , baxo de privación de oir confesion de personas de este sexo, (r ) Compendio de la vida lib. 4 .c.9.5.2.(2) Ibid.Ub.i.c.2.n.3.(3)Matth.c.6.v.25’.(4)Eclesiástic0c.30.v.iI»

i rsalud , y qu e él cuerpo , llegän á ofender la vista has- tíi de aquellos m ismos, á quienes pretenden agradar, por­qu e lexos de q u erer arrojar de s i , a d m ite n , buscan , se afanan por h a lla r , se desvelan por com p on er, se mar­tirizan con com placencia d el D iablo por usar inm odestias en los trages , profanidades en los adornos , desnudezes in d e c e n te s e m a n a d a s de una K a cio n Idólatra , irreligio­sa, y sacrílegay^ual es generalm ente la Francia? ¿Es-tiem­po este , amadas m iasen JesuC hristo , es tiem po de pre­sentarse coronada la cabeza de flo res, no lo siendo sino de pedir al Señor agua para la misma cabeza , de con­vertir nuestros ojos en fuente de lagrim as , y de dar o í­do á los T h ren o s, y Lam entaciones'de los Jerem ias?

¡O H ijas de Sion! ¡6 H ijas de S ion ! Si ni'esto , ni la consideración de q u e la m uger vanam ente adornada es causa de la perdición de muchas a lm a s, por mas que ésta no sea su Intención , pues pata creerlo os debe bas­tar sa b e r , q u e esta verdad es c la r a , y expresa ( i ) en las Santas E scrituras, com o igualm ente,, q u e no es ne­cesaria la intención de dañar al próxim o para ser causa d el perjuicio en su alm a, según consta de la letra de S.Ge- rónim o(2), y leem os en las C onstituciones ApostólicasC^).

SI

( i ) Eclesiásticocap.9. v.S.g.y 1 1. (^) Epístola 43,00111- prehendiendo á hombres , y mugeres dice a s í: S i el hombre o ia> muger se adornare, de modo que con su adorno incitare á otros, aunque de aquí ningún daño se siga , padecerá no obstante la condenación eterna, porque en su ornato ofrecióel veneno, aun­q u e no hubiese quien le bebiera. (3) S. Clemente Papa lib.I .

de las Constituciones de los Apóstoles en lo perteneciente al ni­mio ornato de los hombres, dice por una Constitución del c. 4. no pondrás estudio en el ornato de tus vestidos' por el qual alguna muger pueda caer viéndote: porgue ó pecarás vencido de ella , y

pa-

Si el decir S. G rego rio ( i ) , e l C h risóstom o (2 ), y Santo T om ás de A q u in o (3 ), qu e no son consejo, sino precepto las p alab ras, con qu e S. Pedro { 4 ) , y S. Pablo (5) decla­rados enem igos de vuestras capilaturas, y vanos adornos, os ordenan vestir com o m ugeres christianas, cu ya hones­tidad os haría mas agradables , según doftrin a de S ta .T e- r¿;sa de Jesus(6), à aquellos hom bres, q u e desean una m u­ger, en cu yo corazon puedan santam ente descansar: si na­da de e s to , .ni todo junto os basta para urla to ta l refor­ma , abrid y a los ojos sin tem or de ser in m odestas, le­vantad la cabeza , y hallareis esta tarde el dia de vuestra red en ción , fixad la vista en esa Santísim a Im ágen de C h risto crucificado , ò m irad con la fé à su misma perso­na en el Sacram ento rem em orativo de su Pasión Sacro­santa , y com parad la intcncion , y uso de vuestros ata­víos , y lazos con Jos fines de nm:stra salud , por los qu e con g o z o , y con desprecio de toda ignom inia sufrió los co rd cle s , so g a s , azotes , espinas , clavos , y C ru z nues­

tro

padecerás la muerte eterna, que te està aparejada , y los crueles tor mentes del wfierm ò aunque no cometas esta maldad de modo que repelida no consientas en ella , te sucederá también lo mismo, por­que por razón de tu ornato fuiste lazo a la muger, y ocasion para que cayera deseándote, pues fuiste causa del escándalo, que padeció en la culpa en que cayó. Y otra Coastit. del cap. 6. hablando con las mugeres dice; aunque tu., no con ánimo de pecar sino solamen­te por tu ornato, y culto, hayas cometido el exceso en tus vesti­gios , no por eso huirás la pena, porque con tu ornato has sido cau sa de que alguno te haya deseado no pusiste remedio ^para que ni tu cayeras en el pecado, ni otros en el escándalo. (1 ) Hom. 6. sobre los Evangelios. (2) Hom. 21. sobre el Génesis. (3) Se­cunda secundae quaest. iÓ 9.art. i . (4.) Prima cap. 3. v. 3.

( f ) Prima ad Tiraot. cap. 2. v. 9. ( 6 ) Vida de la Sama cap. 5. n. 2.

tro am abilísim o R ed en tor. S í , m ugeres f ie le s , s í ; ese es C h risto , vosotras sois las christianas : por christianas debeis pareceros á C h risto i m irad y y m iraos en ese di­v in o E sp e jo , ¿q u é os parece? ¿Las vanam ente engalana­das , y prendidas le son sem ejantes? ; 0 fe ísim o , y afren­tosísim o paralelo I ¡ A h ! D ía ha de venir , (os lo prom eto con Isaías ( i ) , ) día ha de ven ir , en qu e las q u e no se den por entendidas para la en m ien d a, sufrirán en pena de lo q u e han adornado por vanidad su rostro con olores, un la- sufrible h e d o r , por las b o rd a d u ra s , y esm altes un cor­d el con q u e sean arrastradas, por la faxa 6 p eto con qu e ciñen ios pechos, un c ilic io , y por los rizos d e su cabeza, una afrentosísim a calva i nada menos entendem os de la palabra de D ios por su P rofeta.

¿M as qu e diré de los Inventores de las modas? ¿de los A rtista s y O ficiales, qu e m ezclan m al con su arte, e l arte de muchas invenciones? ¿D exarém os v i v i r á todos estos en sus crim inales ignorancias? C o n un rayo de lu z , qu e despide el A n gélico M aestro respondiendo á un argum en­to (2) pueden disiparse las tinieblas , q u e acaso tienen á m uchos sosegadam ente sentados baxo las sombras d e la m uerte. P regu nta el Sto. D o fto r , ¿si los Sastres pecan m ortalm ente en iiacer aquellas co sa s, cu y o uso es peca­d o m ortal ? y responde : qu e en todas las artes , quan do lo que e l A rtífice hace , no se puede usar sin pecado , pe­can : si de las cosas se puede usar m al 6 b ie n , com o de las esp ad as, y otras sem ejan tes, no pecan ; pero si son cosas de las qu e las mas veces se usará m a l, éstas por el oficio del Príncipe se han de extirpar de las R epúblicasj y contrayéndose á la dificultad enseña , que los Executores

__________________ _______ C _______________ ^

( i ) ( i ) Secunda secundae quaest.i 69.art.a.en la resp. al 4.

de los vestidos pecan en caso de inventar vestidos su p h - finos y curiosos^ y añade , como dice el Chrisóstomo del arte de los Zapateros y Texedores, que es menester prohibir mucho porque fomentan lalnxuria abusando de su necesidad, y corrompiendo su ojicio. Q u ed en instruidos con esta doc­trina an gélica , quantos por su parte con tribu yen en el uso d é la s modas sup érfluas, ex ced en tes, ó .p ro vo ca ti- vas , sino qu ieren sufrir las penas , qu e el justo J u ez tie­ne contra ellas fulm inadas.

¿Q ue mas? M iró desde su S olio excelso el S e ñ o r , y v io las pasiones llam adas en defensa de la R elig ió n , que las co n d e n a : v ió un R c y n o , qu e por su infinita mi­sericordia es una p orcionde las mas brillantes de su Igle­sia , sum am ente expuesto por la Ucencia de las con ver­sacion es, por el aburo de llevar entre manos libros ex- trangeros , qu e debían entregarse á los M inistros del Santo O f ic io , lu ego qu e conocen la perversa d o d rin a q u e contienen? por el em peño de retener en su poder los que el S an to T rib u n al ha m andado entregar por perni­ciosos 5 por la osadía de no liacer caso de las eclesiásti­cas cen su ras, qu e contra los que así proceden , están ciertam ente fulm inadas (s ie n d o la pena m a y o r , qu e la Iglesia puede im p o n er, com o dice un capítulo del D erecho ( i ) , horrorosa por sus e fe d o s , especialm ente por p rivar la Excom unión entre otras penas , y males de la particular ptcteccion de D ios, prom etida á los fieles, com o dixo el Papa San L eón ) ( 2 ) j y por la im piedad de los d idám cn es, qu e de tales lecciones se originan} v ió , di­g o , este R e y n o expuesto á ser el mas horroroso teatro de los Filósofos, é Incrédulos. ¿Qué apologías no oím os sobre Jas funciones tea tra le s , por mas qu e no se puedan mi­

rarCap.corripiatitur 3^qua«st. 3. 2 Kpist. 89.

rar s in horror aquellas desgraciadas v íd ím a s , á quienes los concurrentes van á oir? Y o , am ados m ios , esto y re­suelto a n o callar por S io n , y aunque me fa t ig u e , á no desistir por la gloria de Jerusalcn , para q u e por v irtu d de la palabra, q u e dá e l Señ or á los qu e evan gelizan , n az­ca en nuestros corazones el explendor del Justo , y a r ­da en ellos com o lám para su Salvad or. E l Predicador E - vange'Uco por su oficio debe alentar al cam ino de la v ir­tu d , y de la perfección christiana, a la que no h ay quien no esté tenido á a sp ira r: un ta l m inisterio no se llena sin co rre g ir , y reprehender lo qu e ten ga razón d e c u l­pa d e q u alq u ier m odo qu e lo sea , no edificando para este fin sobre a re n a , 6 gobernándose por su idea pro­p i a , sino fundando su palabra sobre piedra firm e, apo­yán d ola e n d o d r in a , q u e tenga clavadas sus raicesen la d ivin a E scritu ra ; de este m odo os hablo , y es com o me lo aconseja S ,G regorio ( i ) . Separém os p u e s , si q u iera por unos instantes toda preocupación de nuestro entendim ien­to , mirem os el particular, de qu e v o y a hablaros, com o lo verem os estando para iliorir , quando debilitada^ las pa­siones nos dexarán ver las cosas, com o son en sí. V osotros debeis á D ios unos entendim ientos persuasibles , preva­lezca pues siem pre el peso de la christiana razón.

P orqu e c r e o , qu e el M . Ilustre M agistrado mira la C asa d e C om ed las teniendo presente lo qu e dixo el Señor(2) quando hablaba de la tolerancia de M oysés sobre el ¿ b é lo de repudio , com o una cosa sin la q u al podian pru­dentem ente tem erse entretenim ientos mas dañosos : v e ­nero su perm isión, y tengo por justos los m otivos, en qu e se apoya para tolerarla > pero niego abiertam ente , qu e

C a el-

( i ) Lib, 18. de sus Morales. ( 1 ) Maith, cap.19. v. 8.

oe l concurrir à las C om edías com o en el día se represen­tan , aunque estén expurgadas de palabras obscenas, se­gú n lo ordenan los D ecretos perm isivos d e nuestros C a ­tólicos M onarcas , niego , qu e e l concurrir mas q u e una Ù otra v e z , y ésta con m otivo de algún r a r o , y espe­cia l re g o cijo , y aun entonces con la sa l, y pim ienta con q u e condim enta los m oderados b ayles S. Francisco de Sales ( i ) , à saber : considerando , q u e al mismo tiem po muchas almas arden en el Infierno , m uchas personas de­votas esrán delante de D io s , cantándole a la b a n zas, y otras padeciendo por D ios m uchos trabajos i niego abier­tam ente con T ertu lian o ( 2 ) , S . A g u stin (3 ), y otros Pa­dres (4 ) , q u e fuera de estos casos , y m odos el concur­rir à las C o m e d la s , sea una cosa en co n cien cia , y a los ojos de D ios lim pia , l 'c lta , y pura.

C a tó lic o s , los d iv e rtim ie n to s , q u e no pueden san­tificarse , esto es, dirigirse à un re d o , y santo fin, no pue­den ser Inocentes, ni à los C hristianos son lícitos otros d ivertim ien tos. ¿Podrá pues ordenarse à la honra, y g lo­ria de D io s , lo qu e según la m ente de los Santos Pa­dres tiene toda la verd ad de una de aquellas pom pas de S a ta n á s, qu e hem os renunciado solem nem ente en el Bau­tism o? R e fle x io n a d , ¿qu é Ideas quedan en vuestra al­ma , qu é Impresiones en vu estro corazon desp u esd e ha­ber visto representar à los hom bres enam orando à las mu­geres , a la s m ugeres e n g a ñ a n d o , y a los perversos ^con­sejando? ¿ N o es a s í , q u e se rum ia m uchas veces de no­

che

( i ) Vida devota parí. 3. cap. 33. (2) Lib. sobre los ex- l>eñáculos, cap. 17. Idem lib. 8. sobre el siglo. (3) Sobre el Psalm. 98. (4) S. Clemente Alexandrino el Pcdag. cap. 12. E l Chrlsost. Hom. 16. sobre el Génesis. Salviano lib. 6. sobr« el gobierno, &c.

nche lo q u e con tanta reflexión se o b servó en e l T ea tro de dia? ¿ N o es a s í, qu e son no pocos los q u e apren­den de veras lo q u e se representa en el T ea tro de burlas? Y con Ja experiencia de lo qu e sobre esto pasa por v o s o tr o s , ¿tendréis ánim o para decir á D io s , y o v o y á la C om ed ia , y ordeno á honra y gloria vuestra está mi d iversión? ¿O s atreveréis á hablar con esta con­fianza al q u e ha d e castigar hasta el m ínim o d e fe d o de una palabra ociosa?

P ero volvam os á la tolerancia de la C asa. El M agis­trado, A m ad os m ios, salva su perm isión en buena T h eo- lo g ía , p orque supuesta la relaxacion d el P ueblo , inten­ta evitar m ayores males 5 pero el Pueblo C h ristian o es­tá ob ligad o á no incurrir en m a y o re s , ni en menoresj el fuero exterior corrige de lo m alo lo q u e puede , pero la co n cien cia , y D ios obligan á om itir ó á obrar todo lo q u e se debe. U n C iru ja n o diestro, dice un insigne Prelado d e nuestra España ( i ) , no cierra m uchas veces del todo H llaga , y suele dexar de propósito alguna fís tu la , te^ m iendo , qu e la abundancia de malos hum ores acabe con e l enferm o. ¿Entendéis y a con esto la prudencia de qu e usa el M agistrad o? ¿Pero quién dirá , qu e la fís tu la , por mas q u e tenga menos expuesto al enferm o , dexé de ser llaga? E l concurrir á las C o m e d ia s , el concuirir digo, no el perm itir la C asa , supuesta la relaxacion consabida, e l concurrir á las C o m ed ia s, por lo menos es cosa peligro­sa , y nos consta de la palabra de D ios ( 2 ) , qu e el que am a el peligro , caerá en la culpa. O id com o habla de las C om ed ias el llustrjsim o y venerable Señor D . Juan de

_________ _____________________ Pa-Ei limo y Kevmo. Señor JJ. i*rancisco Valero y Losa,

Arzobispo de Toledo en su Carta Pastoral, motivo 1 1 . d. i 12 .( 2 ) Eclesiástico cap.j. y . 27*

Palafox : son d i c e ( i ) , la peste de la República el fuego de la virtud , el cebo de la sinsualìdad , el tribunal del De^ moniof el Consistorio del vicio., el Seminario de los pecados mai escandalosos, la senda de los pecadores, y en atención à lo qu e escribe e l mism o insigne Prelado con los Padres d e la Iglesia , y à lo q u e con expresión afirm a S , E lig ió (2), no reparo en d e c ir , qu e son e l cam ino real d el infierno.

A vista de e s to , no sintiendo y o el co n tristar, co ­m o contriste para el arrepentim iento , tem iendo s i , ver-» me expuesto à decir algún dia , a y de m í p orque callé, habiendo tenido una ocasion tan o p o rtu n a , com o la pre­sente, enseñado de S .A g u s tin (3 ), qu e la am argura de los Sern:iones es la m edicina de las almas, y m irando con indi­ferencia el injusto enojo de las cria tu ra s, p or prevenirm e aquel S e ñ o r , nuestro vexda-dero D io s , qu e si tal me su­cediese por predicar la verd ad , me consuele con la memo­ria , d e q u e antes q u e y o , fue".por la misma causa su D iv in a M agestad aborrecido : añado , tanto por los tres particulares puntos, q u e expresé, depalabras escandalosas, abuso en las m o d a s , y concurrencia à las C om edias , co­mo por tod o lo qu e sea digno d e rem edio , añado , q u e q u lc a d e b ie n d o , y pudiendo im pedir el m al no lo im ­pide , en cierto m odo lo manda , y al qu e así obre , ó en el cum plim iento d e tal deber sea o m is o , le d igo de parte de D ios con el P rofeta E zeq u iél (4), q u e será seguram ente castigado. Sí : el qu e obra m a l, no d e x a rá d e pagar su pe­na 5 pero de la mano del qu e p u d ien d o , y debiendo om ite poner rem edio , pedirá el D ios de las venganzas la sangre d el qu e ca yere . C u en ta pues con ello, M a g istrad o s, cuen- con e l lo , G obern adores d e l P ueblo.

________________________________________¿Qué( i ) T om .j.c.io.de su epist.exhortaloria. (2) Hom.f.dice:

sunt ista salvari cupientium, (3) Serm.33.de los Stos. (4.)C.33.v.6.

¿ Q u é mas v e nuestro buen D ios? íQ u é h a d e v é r l V e afrentada la R elig ió n con las costum bres y p or eso d erram ó sobre nosotros e l vaso de su indignación. Ha, hecho , qu e pereciesen á los filos d e lasespadaS'de nues­tros enem igos tantos de nuestros herm anos , de nuestros parientes , de nuestros am igos , de vuestros esposos, de vuestros h ijo s: ha desvanecido algunos de nuestros pro­yectos, haciéndonos sufrir la desgracia de pérdidas, de j er* írechos de guerra , y de qu ed ar m uchos de nuestros her­m anos prisioneros en poder de tan insolentes enem igos. H a perm itido , ¡oh ! y ;q u é dolor l ha perm itido destro­zasen , las Im ágenes de los Santos derram ásen por tier­ra los Santos O leos , y q u e con los Ornam entos , y V a ­sos d e l Santuario , h iciesen escarnio de las mas sagradas cerem onias en nuestro verdadero cu lto . ¿O s he de decir lo qu e resta ? ¿Tendréis corazon para oir lo q u e por nues­tros pecados ha perm itido en tierra de España la ines­crutable P rovidencia? H a perm itido y qu e la R e y n a en­tre las Esposas , la única Palom a sin h ie l , qu e la que fué concebida sin pecado j, qu e M aría Santísim a fuese trata­da en su Im ágen com o R ea de algún capital delito . H a p erm itido ( i ) , q u e la adorable Im ágen de iyíIM adre SS. d el C arm en fuese descabezada en una Plaza p ú b licas y q u e fuese llevad o entre p ie s , (Fieles horrorizéinonos d'¿ p en sarlo), q u e fuese llevad o entre p ies, (y o no sé cóm o lo d igo), e l mismo Jesu C h risto en su verdadera Persona, profanando e l SS.Sacram ento, ió maldad inexplicable con otra retórica , qu e la de las lagrim as! Señor , confesam os, q u e estáis castigando nuestras iniquidades j pero si las desgracias de tantas fam ilias, la sangre de nuestros parien­tes , y los clam ores de los P ueblos no bastan para dete­

ner( i ) En la V illa de Camprodón.

ner el b r a z o , q u e nos h ie r e , cese vuestrà i r a , para q u e n o veam os tales profanaciones , com o ocurren en la presente G uerra.

Y con todo , I son m uchas las a lm as, qu e al cercio^ larse de estas n o tic ia s , se h ayan llegado penetradas d e d o lo r , y sentim iento à los M inistros de D io s , com o los O y e n te s de S. Pedro , y dem ás A p ósto les convencidos d e ser el M e sía s , à quien hablan tratado tan m alam ente los J u d ío s , exclam ando com pungidos com o aquellos ( i ) ; quid faciemuj , v iri Jratres f H abéis ven id o à decirnos llenos de p e n a , carísim os h erm an o s, ¿qu e podrem os hacer en este caso para desarm ar la ira de D ios? jO ! y quán pocas son las almas ch ristlan as, q u e han procu^ rado este recurso en los dias de los m ayores co n flid os, para o ír de n osotros, com o aquellos O y e n te s de boca de S. Pedro (2 ) , poenitentiam agite \ haced p en ite n cia , y aplacareis la ira d el Seííor! L o qu e oím os , y cunde son quexas in ú tile s , terrores hum anos acerca de la incer-. tidum bre de los su ce so s, espantos por lo fu tu ro for­mándonos el mas am argo veneno de la v id a , p orque no sabemos contenernos en e l m om ento presente, accele- racion de pesares por el dia de mañana , com o si no bas- tára à cada dia su m a lic ia , inqu ietud es por las mise­rias , y necesarios a u x ilio s , qu e se nos piden , acaso m urm uraciones contra e l G o b ie rn o , vanas re flex io n es, y ctn tín u as censuras contra los q u e están à ia frente de los N ego cios P ú b lico s , inútiles clam ores contra los q u e es­tán encargados d e las em p resas, y p r o y e d c s , burlas, ta l v e z , pero entre los qu e tratan las armas por pura g a la , y a d o rn o , y q u e tem erían verse à la boca de un desm ontado cañón. T o d a v ía mas , canciones satíricas

fn( i 5 Hechos de los A p osr.^ p.a, v. 37. IbldTvTJa^

a?cfl tiem po qu e debíam os unicam ente m editar quánta es la dcsolacion de la tierra por falta d e conferir en e l co­razon las verdades d e la L e y : A m ad o s mios ¡cfué desa­tinados procedem os! N o s quexam os de los hom bres gó mo si ellos fueran los A u to re s de nuestras cálam idades, culpam os de nuestras desgracias à su poca precaución, à su im p ru d en cia , à su in a cc ió n , à sus e n g a ñ o s , ò à su ignorancia. Param os a i : y por no Volver ¡á vista ha­cia n o sotros, n o v e m o s , q u e los’ g o lp e s , q u e nos h ie­r e n , vienen del C ie lo . jP ára qu e es andar-m urm urando, y echándose la culpa Jos unos à los otros? M irem os nues­tras v id a s , así predicaba J e re m ía s(i) escudriñem os nues­tras conciencias, q u e «lias son e l o r ig e n d e todas nu^sttbs^ desgracias. Pongam os à D ios de nuestra p a ite , y nò ve­rem os a c c ió n , que na sea gloriosa. O b ligu em o s al Se­ñor con un sincero arrepentim iento à qu e pelee por no­sotros , busquem os ante todas cosa« el R e y n o d e D ios, y su ju stic ia , pues q u e esta om lsion es la causa de las a fliccio n es, q u e nos oprim en por la presente G uerra.

C esará la causa d e las aflicciones , q u e nos oprim en por la presente G u e r r a , en qu an to nos determ inem os á buscar ante todas cosas el R e y n o de D io s , y su jus­ticia . S í , C ató licos : tod a la H istoria d e las guerras de los H e b re o s , cu yas constantes inconstancias la texieron siem pre de c u lp a s , y arrep en tim ien tos, es una convin­cente p rü tb a de Ja verdad qu e os predico. Q uan do las culpas les tenian apartados de los cam inos de D ios , q u e­daban derrotados j quando airepentidos se vo lvian à stì D iv in a M agestad , salían viíioriosos. >> P ueblo mio , Ies « d ice por D a v id (2), y Barúch (3) e l Señ or quando eno-

______________ D ________________ ja-( i ) C ap.3.de sus Threnos VV.39.40.41.42. (2) Psalm.80,

V V. 1 2 . 13. ($) Cap. 3. V. 1 3. y 14.

cedìendónps Jo q u e le pedim os en esta solem ne R o g a ­tiv a ; ^segurémonos sobre el in d efeftib le ap o yo de la di­vin a paU bfa , qpe en qu an to nos determ inem os á buscar ^nte todas • cosas el R e y n o de D io s , y su ju s tic ia , cesará la causa de las afliccion es, qu e nos oprim en p or la pre­sente G u e rra ,

F ie le s , si vuestra conciencia mira à D io s , no podéis dexar de co n o ce r, qu e os he descubierto la verdadera causa d e nuestras a íiiccion es, y señalado la mas eficaz m edicina para nuestros males. Sea oída esta divina pa­labra para curar cada uno de su m a l, procurem os escon­derla en nuestro corazon para no pecar. Si asi la retene­mos , prevenidos con paciencia , cogcrgm os sin duda el fru to , qu e a: tules oidores ofrece D ios en e l libro de los p roverbios ( i ) , à saber : descansarémos sin terre i , y q u i­tado el tem or de los m a les, se nos añadirán todas las cosas necesarias con abu n d an cia , sin escasezes. N o lo d u d é is , pups nos lo ofrece el Señor en e l antiguo T e s- tamcnf», |^r; Us p alab ras, q u e acabáis d e o i r , y en el n u evo por é sta s , q u e salieron de la boca de la misma .verdi^d : Quaerite primúm 'Regnum Dei y et justìtìam ejuSy i t haec omnia adjícientur vohis.

Si después de haber hablado con tanta c la r id a d , (así predicaba el A p o sto l à los de C orin to (2.) ), teneis to­davía por obscuro nuestro E v a n g e lio , no m e detendré en añadir con el V aso de e le cc ió n , q u e lo será unica­m ente para los qu e perezcan , cu yos entendim ientos ha­brá dexado D ios en tinieblas» ò habrá cegado en pena d e sus m uchas cu lp a s , à fin de qu e no vean la ilum ina­ción d el E vangelio de la g loria de C h r is to , qu e es la Im ágen de D ios. Este es el tesoro de d o d r in a , lu z , y

__________________________________ me»^ ( i ) Cap. i . v . 33. (a) Segunda cap. 4. V. 3 .4 .

m edicina de nuestras a lm a s , q u e ha depositado su D i­vin a M agestad en hom bres flacos y deleznables , sem ejan­tes à v o so tro s , quales som os sus E m b axad o rcs, y M i­nistros , Ò cam p an as, qu e resuenan: se os propina en vaso de t ie rra , para qu e entendáis , qu e la sublim idad de su v irtu d no es nuestra , sino toda de Jesu Q irÍsto , q u e nos Ja hace anunciar qu ien puede (>iempre qu e gus­te por m edio de este inútil b a rro , y asqueroso Iodo) dar vista al mas ciego. Q u iera el O m nipotente sea la que os he p ropin ad o, proporcionada dosis para qu e logrem os la verdadera salud.

Q u e resta , am ados míos ? sino qu e en v irtu d de es»- ta misma determ inación à la observancia de la L e y , q u e nos m antenga en la j u s r i c l a y gu ie al R e y n o de Dios» L e y roda de caridad , por no hallarse, com o dice un San­to Padre ( i ) , precepto alguno , qu e en la caridad no se fun d e. ¿ Q u é resta? sino q u e dando desde lu ego exerci- c lo á e s t a misma ca rid a d , ayudem os de quantos m odos no5 sea posible en e l trabajo de la G uerra à nuestros her­manos , qu e estdn exponiendo sus vidas en e l E xército, para q u e nosotros vivam os tranquilos? A yu d ém osles con o racio n es, todos para el p r o y e d o , qu e sábia , y prudentem ente ordenó nuestro a m a d o , y Excm o. G en e­ral (a),con el doble ob geto , y a d e poder ayu d ar à nuestros V ecin os en caso necesario , y a principalm ente de poner à nuestra C iu d a d , y R e y n o en estado de defensa, (Evan­gélica prevención para qu e no llegue dia , en q u e'Ia mul­titu d enem iga nos ponga en la triste situación de h a b e i

de

( i ) San Grtgorio hcm. xy. sobre los Evangelios. (2) El Excmo.Sr. Duque de la Roca, Caballtro Gran Cruz de la Real distinguida Orden Española de Carlos IIL y de la insigne del Toysóo.

d e mandar legación con ruegos d e p a z). Es justo contri­b u yam os e l qu e pueda un poco en p o c o , el q u e m ucho en m u ch o , cada uno según sus p o sib les, y fuerzas. Pa­ra ponerse desde lu ego à la frente d e l e n e m ig o , d eb en llenarse d e un san to ardor los J ó v e n e s , y robustos , q u e n o sean necesark)s pata e l cu ltiv o d e las tie rra s , m anu­tención d e las Fábricas-, co n los dem ás o f ic io s , y minls^ terios ín d i^ n s a b le s para conservación d e las Repúblicas» co n e l coiiocim iento d e q u e nuestra guerra es justísi­m a , es guerra santa , es .guerra d e R e lig ió n , caracteri­zad a con el sagrado renom bre d e ^ e r r a d e Tiios^ y con la confianza d e qu e no v io la n d o aquellas L e y e s , q u e a l de­cir d e 5.A m b r o s io ( i) , d eb en guardarse h asta con lo s ene­m igos ; no usando d e asechanzas d e p alabra, { lo ad vier­te el A n g é lico M aestro(2)) prom etien d o, y n o cum plien­d o , au n q u e es li:cito, y d e ningún m odo contra josticia, ( lo ensena S . A g u s tin se practiquen en la o b r a , por exein pJo, con em boscadas o c u lta s , con artillerías encu­b ie r ta s , co n ataq u es fin gid os , con retiradas industrio­sas con llam adas fa lsa s , co n re s e rv a s , y cautelas sin m e n tira , para q u e el enem igo n o com prehenda lo q u e nuestros O eneralesdisp íM íen, y m e d ita n , p o r ser éstas com o aquellas , q u e m andó D io s à Josué (3) con los ha­bitadores d e H a ï , con la confianza, d ig o , de q u e pelean­d o oon esias p reven cion es, y sobre tod o co n intención reCta, y un a verdadera contrición d e sus pecados, si m u e­ren à tnatvos d el en em ig o , e l Señ or por su infin ita m i­sericordia les condonará la p e n a , q u e p or sus culpas g ra ­ves perdonadas, y conocidas fa lta s le v e s , e im perfeccio­nes debiesen sufrir e n e l P urgatorio ,

A n i-

( i ) E n «1 3ib .d e ofBc. ( 1 ) Secunda secundaequaest. 40. 3 * (3) Josué cap. 8. Y. ».

A n im o , V alencianos m io s; ayu dem os á nuestros tier- m a n o s,.q u e trabajan por causa de la P e ', qu e no5 es co­m ún. S e ñ o r , si V o s me co n ce d e is , q u e sea ú til á vues­tro P ueblo , seguiré llam ado por autoridad superior á los q u e m aniñesren ze lo de la L e y . O s d o y palabra , y fio cum plirla con vuestra a sisten cia , q u e no me acobarda­rán mis a ñ o s : m archaré con e l V alenciano E x é rc ito , no, no m e negaré a l trabajo. L a defensa de la R e lig ió n , del R e y , y de la P atria nos em peña á todos en esta G u erra. Sean las A rm as C a tó lica s com o la santa espada entre­gada en visión á Judas M acabéo por Jerem ías ; sean al m o d o , qu e la espada devastadora de los enem igos d e l P u eb lo de Isra e l, espada destinada para acabar con el fu ­ror de los im piísim os F ran ceses: C on vención id ó latra . A sam blea sacrilega , G en tes A te ís ta s , R e y n o perverso, qu e siguiendo en su fortaleza la concupiscencia de su co­razon , se han abandonado á todo género de extravagan ­cias , lo cu ra s , profanaciones, y sa crile g io s , y despues de haber m uerto á sus legítim os R e y e s , y haber renuncia­do á Jesu C h r is to , descargándose del suave y u g o de su Unicamente saJvífica L e y , audazm ente están diciendo en sus obras á toda la Europa , ¿quién nos sujetará por nues­tros hechos? ; 0 injustísima injusticia! jO inaudita pre­varicación! |0 L u ciferin a sobervia! Com padezcám onos de tan grande ceguera , y roguem os i su D iv in a M agestad, qu e les d é lu z , pues se hallan tod avía en estado de po­derla recibir : porque según la docl:rina de S .A g u s tin ( i) , de tal m odo qu ed a establecida la sentencia de la vo lu n ­tad de D ios sobre la P red estin ación , q u e si algunos no fueren llam ad os, debem os rogar por eJlos, para que lo sean , porque acaso de tal m odo son predestinados , que

____________________________ a( i ) Lib. I . del don de la perseverancia cap. 22.

à nuestras oraciones se conceda la g r a c ia , con la q u al quieran , y entren en el núm ero de los elegidos : sinta­m os vivam en te la p re te n d id a , y falsa felicidad de los Franceses, tanto mas digna de llorarse, qu an to ellos me­nos la lloran í no perdam os de v ista (para saber com pa­decernos) , esta senrencia d el mismo Santo D o d o r ( i ) ; Nullum tst enim feccatum y quod fecit homo quod non possit

facera alter home , si desit reBor^ à quo fa¿Íus est homo, y m anifestem os e-n la p rá c tic a , qu e el ze lo de la C a sa d el S e ñ o r , de su Ig le s ia , y -d e su Fé , nos consum e las en­trañas, trayin d on o s en un-continuo m ovim iento : qu e los o p ro b io s , con qu e la mas detestable Insurrección im pro­pera con sus blasfem as le n g u a s, y £on acciones dignas d e los m ayores anatem as 4 lo s S an to s, à M aría Santísim a, y a Jesu C h risto , han ven id o en efeCto sobre nosotros.

E ntretanto confesem os a g ra d ecid o s, y con hum ilde co n fia n za , <jue e l Señor aun conserva entrañas de cle­m encia , q u e no nos castiga según lo m erecen nuestros p ecad o s, qu e no nos re trib u ye según Ja exhorbitancia de nuestras in iq u id a d e s, y-delitos (2) : Non secundum.pec­cata nostra fe c it nobis , ñeque secundmn iniquitates nostras retribult nobis. L o qu e hace su D ivin a M agestad es cor­regirnos con m isericordia, p orque com o afirm a el A u ­tor d e ilm p e rfe d o ( 3 ) , así com o Ja justa ira no es i r a , si­n o diligencia ; así e l justo castigo no es c a s tig o , sino cor­rección . O rem os pues a l.S e ñ o r, para qu e no se aparte de nosotros-; orem os no solam ente con clam or , sino con ver­d adero amor , con espíritu d e penitencia , porque en otra form a Jas oraciones le irritan , las súplicas le son execra­

bles.

i ) L ib . 2. de la concordia de los Evangelistas cap. 79.J2) Psalm. 102. V. 10. (3) Véase Cornelio à Lapide so­

bre el cap. 24. de S. Matth. v, 49.

bles. Sí : ¿os m overíais vosotros à condescender en lo qu e os pidiese, aunque con muchas lagrim as, un pobre , si pe­netrando su in terior, conocieseis ciertam ente , q u e Icxos d e teneros amor , tenia urdida contra vosotros una trai­ción? Bien cierto es qu e no : le m andaríais tal v e z api*r- tar con desprecio de vu estra v ista . ¿ Y q u errem o s, que sea menos delicado el genio de nuestro D io s , q u e com- prehendiendo lo mas secreto de nuestro corazon, v é , qu e el hom bre le es trayd or m ientras no busca su R e y n o con algún amor, siquiera Inicial, detestando la culpa, y amati- dò à D io s com o fuente de toda justicia? D cm ósle gracias de qu e hasta ahora no nos ha arrojado de su presenciaj p orque suplicar à D ios sin detestar la culpa , es tentarle: m ucho se ha de fiar en D io s , pero no tanto , qu e le crea­mos injusto , y propicio à la m aldad : no quiere de otra m anera su D iv in a M agestad usar de m irerico rd ia , qu e baxo las L e y e s de su justicia. L a oracion hum ilde , que es là qu e nace de un corazon con a m o r , y los ayunos han sido siem pre las armas mas poderosas contra los enem igos de la Iglesia.

S ab ed , decía e l Sacerdote de D ios E liazím à los hijos d e Israel tem erosos por el grande poder del Exército de O lofernes ( i ) , sa b e d , q u e oirá D ios vuestras súplicas si sois constantes en los a yu n o s, y oracion en presencia del Señor. P u e s , C a tó lic o s , orém os , y ayune'm os, haga­mos penitencia. Esto núsm o nos predica en qu atro con­tadas palabras, pero llenas de grande énfasis, otro Sacer­dote del Señor , un Pastor q u e nos liabla desde los um ­brales de nuestra Iglesia : nuestros pecados son muchos. Es­ta es la expresión , que nos pone à vista de ojos nuestro venerado llustrísim o y Excelentísim o Señor A rzob isp o__________________________ E___________ Eler-

( i ) Judith cap. 4. V. 12.

E lw ¿ lo ( i) en la E x h o rta c ió n , qu e hace a los V alen cia­nos , anim indoles á tom ar partido en defensa de la R e ­lig ió n , y ofreciéndose á ser el prim ero , llevando delan­te el G u ión de la C ru z , señal de nuestra vi£toria. Nuestros pecados son rmtchosjno o lvidem os este im portante aviso ,q u e no e so tra nuestra enferm edad. ¿Y tiene rem edio? S í: V a ­lencianos mios , rem edio tiene , rem edio seguro , rem edio c ie r ro , pero cu idado no le om itáis , porque e l rem edio es ú n ic o , no lia y otro qu e la penitencia , lo tengo bien re p e tid o , y sino le to m a m o s, debem os tem er las ame­nazas de D ios por e l L e v jtlc o (2): » S i no me o y e re is , di- i'>ce la Divina Magestad , ni cum pliereis todos mis manda- « m ic n to s , . . . y o cam bien os trataré de esta manera : os »»visitaré prontam ente con carestías . . . en van o sem brá­is léis vuestros g ra n o s, porque los devorarán vuestros »»enemigos. Pondré mi rostro contra v o s o tro s , y caeréis »»delante de vuestros en em ig o s, y quedareis sujetos á « a q u ello s qu e os aborrecen. H uircis sin qu e ninguno »»os persiga, Pero si ni aun así me o b e d e ciere is . . . ni »»los árboles darán fru to . SI aun de este m odo no quU »»sléreis recibir mi corrección , . . . harc caer sobre voso- 5» tros Id espada vengadora de mi alianza. Y quando os »»refugiareis á las C iu d a d e s , enviare la peste en m edio í»de v o so tro s , y seréis entregados en manos de vuestros »»nem igos,. . . co m eréis, mas no os saciare'is.’ ' C o n estas am enazas aterra el Señor á Jos quebrantadores de su L e y , y ofrece no desistir hasta que confiesen sus mal­dades (3 ), se corran de v e rg ü e n z a , y arrepentidos p id aa perdón de sus culpas.

P u e s , A m ad os m io s, hijos de las p rom esas, si es- tais p ersu ad id o s, qu e el abuso de la m isericordia es otra

cul-

Í t ) El limo, y Excmo. Sr.D. Antonio Despuig, y Dametto,&c •2) c. 26. (3) Ibidem V. 40. y 41.

SSc u lp a , que m erece d ilación de castigo , pero mas espanto­so si se difiere , p orque el dlslmuJo de D ios , quaruo ma­y o r , es mas terrib le ; si con todo vu estro corazon estáis resueltos á buscar desde ahora ante todas cosas el R e y n o de D ios , y su justicia por el cam ino rc£ta de la observan­cia de la L e y 5 si habiéndole errado hasta h o y com o ovejas d escarriad as, qu e iban á p e re c e r , os vo lvéis al S e ñ o r , dando por señal de no haber o lv id a d o para siem­pre sus p recep to s, un gem ido de penitencia , un a¿to de verdadero dolor por vuestras culpas ; y en suma , si de­seáis , y a no solam ente de palabra , sino con verdad , y en la obra poneros en e s ta d o , qu e no os reprclienda vu estro corazon , ( disposición necesaria según S .J u a n (i) para confiar en D ios , y alcanzar seguram ente lo qu e p i­dam os) , acom pañad al M inistro de D ios , q u e á nom bre de todos , y con especialidad de los M . Ilustres C ab alle­ros V alencianos (2), q u e lexos d e aparecer engreídos por su distinguida nobleza com o los h ijos d e T r a já n o , y de S cipion, han ven ido llenos de fe á postrarse ante el T ro n o del fa v o r , y de la g ra c ia , esperanzados de conseguir dei D ios de ios Exe'rcitos la deseada m isericordia en un tiem ­po, qu e la conocida necesidad hace oportuno; acom pañad­m e todos en esta pública , hum ilde , y expresa R o g ativ a .

A ltís im o D io s , y Señor de nuestros P a d re s , V osE 2 que

( i ) L E pist.cap .3 .v.2 i.22 . (2) A expensas de algunos indivi­duos de la Nobleza Valenciana, se celebraron tres dias de solem­nes Rogativas con Misa por la mañana, y Sermón por U tarde, y e n el día inmediato á estos, se cantó un Aniversario solemne por las almas de los que murieron en la G u erra , siguiéndose a la Misa una Oracion fúnebre. Iguales Funciones celebraron en la semana anterior algunas Señoras ilustres por su piedad y N o­bleza , en la Real Capilla de Ncra. Sra.de ios Desamparados.

qu e absoluto D u eñ o del C ie lo , sois el R e y d é lo s R e y e s , qu e por V os rigen la tierra , en cu yas manos está el p o - der„, y Ja fortaleza y. sin qu e h aya qu ien á ella se resista; V o § nos hicisteis la m isericordia de com unicarnos vues­tros p ad o s, mas firm es qu e la estabilidad del orbe, abnen-' donos la p uerta de vuestro sagrado A t r io , e infundiífndo-. nos vuestra santísim a fe en ci Bautism o. N osotros la admi-- tim os con acción de gracias, y juram os , si Jesús mió, jura-» m os, q u e asistidos con vuestra gracia , q u e nos conforta, ni la tribulación , ni la angustia , ni la ham bre , ni la des­nu dez , n i el peligro , ni la persecución , ni e l cuchillo, nos ha de apartar jamás de la f é , qu e os profesamos; o fre ce m o s, S e ñ o r , arm ar nuestra constancia contra la tenacidad de la d e sve n tu ra ; ¿cóm o pues ha de qu ed ar b u llad a nuestra esp eran za, si sabemos por la f é , qu e V o s atendeis á la oracion del herido? ¿C ó m o hem os de c r e e r , q u e sordo á nuestra invocación y penitencia , os hagan impresión nuestras cu lp a s , si V o s ofrecisteis ol­v id ad as en quanto las p urifique el dolor? A h o ra nos persiguen unas g e n te s , á quienes en m uchas ocasiones ( i ) nosotros hem os perdonado vencedores; unas gen tes, q u e habiendo debido á vuestra m isericordia los mas dilatados beneficios, esgrim en el injusto acéro con am agos de un in­fe liz exterm inio de vuestro P ueblo C a tó lico . España, no­ble porcion de vuestra pequeña g r e y , posee con inde­cib le gloria el T ro n o , en qu e rendidam ente os adoram os, T ro n o d el único , y verdadero sacrificio. España adora, y venera con espíritu y verd ad vuestro santo N o m b rci pues Señor , contra V o s vienen los Franceses , á borrar­le aspiran d el corazon de los m ortales , inclinad por_____ Vos

( I) Se observan en la Hisioria de España escrita por el Pa­dre Mariana, y en la de Duchesne notada por el P.Isia, Jesuítas,

V o s mismo vuestros oídos nuestros r u e g o s , ven gad vuestra c a u s a , vuestro es el em peño , y lo es por consi­guien te de la q u e al pie d e vuestra C r u z , y por orden vu estro nos recib ió por h ijo s , y fue recibida por M adrea lo es sin duda de esta Sacratísim a V irg e n M aria Santí­sima nuestra R e y n a : superior parece ai nuestro el poder de los F ran ceses, m edido por causas n a tu ra le s, pero 4 nosotros nos q u ed a firm e la v iv a esperanza en vuestras fu e rza s , y Sn e l auxilio de la qu e es tan terrible com o un E x ército bien ordenado : si nos envisten todas las tropas de la pésim a C on ven ción no nos hem os de aco­

b a rd a r, si todo el furor de esta G u erra vien e contra no­sotros , no dexarém os de esperar en V o s , y en la pro­tección de vuestra M ad re. O id p u e s , D io s clem entísi- mo , oid propicio al afligid o P ueblo V alenciano , qu e ar­repentido de sus cu lp a s , y considerindose desm erecedor p o : ellas de vuestros favores y gracias , interpone para alcinzarlas la m ediación poderosísim a de la qu e es tod^ encañas de m isericordia.

O M adre clem entísim a , piísim a , dulcísim a , ben ig- n ís in a , 6 sentidísim a M aría , ó hermosísima A x á ! jÑ o adveirís , qu e los Franceses intentan convertir en tierra seca vjestra heredad? D ad com o la antigua ( i ) un sus­piro , lad un suspiro en presencia d el verdadero C aleb, p a r a q ir m ovidas sus entrañas haga mas fcrtil vuestro P a tr im o á o , añada tierra fru d ífe ra á vuestra herencia, conceda . nuestros corazones superior agua de contri­ción , y a nuestros ojos agua inferior de te rn u ra , para q u e m ivido de nuestras la g rim a s, nunca perm ita entre en Valcicia la espada de la sacrilega F ran cia , con pre­tensión le substitu ir por V o s en ese T ro n o á una públi-

- -_____________ ca1-i/. üc ios Juecws cap, i . v.

cil R am era. A y M ad re m ía! ; A y M adre m ía! ¿Podrá por ven tura una m uger o lv id ar á su in fa n te , de m oda quc-tJo: se com padeaca d cl hijo d e su propio útero? Y o escóy enseñada á entender por unas palabras de Isaías ( i ), q u e si cabe en la m adre natural e l olvidarnos , jamás ol­vid areis V o s á los qu e recibisteis por hijos. Pues hasta esta confianza , G ran Señora , quieren robarnos los Fran­ceses , .atreviéndose con su in iquo proceder á querernos p ersu a d ir, qu e no h a y qu ien pueda librarnos de sus ma- Bos: mostrad pues. V o s, qu e sois nuestra M adre, válganos vuestra m ediación poderosísim a , para qu e por V os , (n o por nosotros indignos de ser oidos), para qu e por V os , el qu e queriendo entrar en e l C astillo d ¿l m undo con el fin de dar la verdadera p az á los qu e reynan sirviendo , y desaloxar al cruel Príncipe,que con se d u d ivo s alhagos fo­m enta U falsa Libertad,tnconixó d ignoh osp edage en vu es- n o vien tre, mire com pasivo nuestras afligientes penas,oy- g a con ternura nuestros c lam ores, y descienda contenien-r do con su d ed o la a ltiv e z , la injusticia , e l o rgu llo de un P u eb lo ,q u e y a no se a v e rg ú e n za d e se rco n V osdesveigon - zad o , ni de ser, y aparecer ingrato vuestro D L vinoriijo .

Y V o s , S eñ o r, R ed en tor d e nuestras almas, A vtor, yC onsum ador de nuestra t é , V o s sois nuestro R e y cu yospensam ientos sonde p a z , y los deseos de salvación reynaden nosotros, y os a lab arán os en vu estro R e y n o . Vos soisnuestro D io s , cu y a v irtu d nos dará fuerzas paa atacar,para com batir, para vencer á todos nuestros entrnigos, noq u eráis entregar a las bestias 6 S a y o n e s , los FieUs qu e oscon fiesan , y adoran ; conceded im perio de forta^za paravencer á sus en em igos, al obed ien te h ijo P rim oénito devuestra Esposa. S í , D ios m ió , salvad al R e y la R e y ­

na,

C a p .4 9 .v . ly .

na , al Príncipe , y R e a l Fam ilia 5 haced q u e la gloria h u ­mana de q u e ^ o za n , sea com o en los Fernandos y Luises com patible con la eterna , para que se confundan los qu e os aborrecen , viendo qu e sois nuestro auxilio ., y queréis llenarnos de consuelo 5 dadnos señales de v ic to r ia , bende­cid nuestros Exercitos , asistid á nuestros G enerales , lle­nad sus corazones del deseo de la g loria de vu estro N om ­bre , qu e ésta les m u e v a , qu e esta les una , que es­ta les d ir ija , quee'sta form e en la p riftica e l ob geto d e la G uerra 5 infundid valor á nuestras tro p a s, enseñadles el manejo de las armas , ceñidles de v irtu d , q u e ponga en sus brazos in flexibilidad , haced qu e se exerciten en los com bates (1) manu quidem pugnantes, sed Dominum cordibus orantes, trabajando con Volor, y rogando comofi.^IesM .a- cabeos al qu e lo puede to d o , para qu e les conceda un fe liz éxito j qu e no peleen por m otivo de encono contra la N ación , sino con miras á la defensa de la Patria , á ía jus­ticia , e intención retta d e l R e y , á la extirpación de la he-' regía , y exaltación de la Santa Fé j qu e no olvid en , qu e nuestros enem igos son próxim os , y qu e aun pueden ser parte de la predestinación j para qu e no guerreen por odio contra las personas , sino por aborrecim iento á la m aldad, no m aldiciendo á los qu e son criaturas de D ios , sino ven­gando con autoridad R e a l las im piedades de los q u e in­gratos le desconocen 5 no en fin m ovidos de sobervia , ni con implcicable ánim o de crueldad, (q u e esto lo reprueba San A g u stín (2 )) sino abrasados según el docum ento de S. G rego rio (3 ) en zelo por la R eligión , y su disciplina.

O buen J e sú s , Príncipe de la p a z , disipad las gentes, qu e quieren guerra contra vuestro N om bre. O buen Je-

_________________ _ sus,( i ) Lib. 2. de los Macabeos cap. 1 y. v. 17 . (2) Contra

Fausto. (3) Hom. 34. sobre los Evangelios.

s u s , P rospícíadon n u estra , escondednos dentro de vues­tras santísimas llagas. O buen J e sú s , Aposto] d el Eterno Padre , Pontífice M áxim o , qu e sin dexarnos huérfanos, penetrásté los Gifclos para set nuestro A b o g a d o , creem os firm em ente , q u e vuestra bendición es la qu e llena à las almas de todo lo qu e puede hacerlas verdaderam ente ri­ca s, y qu e aquellas à quienes se extien d a, quedarán esen- tasd e todos males, no,no s e r á n rodeadas de aflicciones.O id ^ot tanto la suma de todas nuestras súplicas dirigidas à .Vos con am oroso clam or , y lagrim as : O D iv in o O bispo de nuestras almas , bendecidnos à todos , sellad nuestro pecho con la v irtu d de vu estra C r u z , s«a ella ( i ) el con­suelo de los pobres, e l freno de los ricos, la destrucción de ló9 so b e rv io s , el p ed agogo de los J ó v e n e s , la cabeza d e los a d u lto s, e l fin d e los A n c ia n o s , la cautela d e la tierra, la perdición de los im p ío s, la gloria de los Sacerdotes. Sea finalm ente la esperanza de los C hristianos , nuestro uni­versal rem edio , y por am or à ella digam os à toda hora en el corazon para justificarnos , y con la boca para confe­saros : V i v a l a F á , y p o r. e l l a m u r a m o s , V iv a la Fé , y por ella m u ram o s, V iv a la Fé de Jesu C h ris to , y por ella preciosam ente m uram os. A m en .

Ipse Jesús Christus nos benedicat, quí cum P a tre , et Sptrítu Sáti^io v iv ít f et régnât Deus it% saecula saeculorum, Amen,

O . S. C . S. R . E.

( i ) Con este, y otros muchos elogios U reverencian SJuan Chnsóstomo Hom. de la C r u z , S. Efren Serm. de la C ru z , y el Pamascéno lib. 4. de la Fé cap. la .

Puede imprimirse. Imprímase.D r. Gil de la Cuesta, Camacho,

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